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Liturgia de Apertura del Jubileo

Ambientación
Guía: El Santo Padre Francisco, nos dice: Es bueno que esa modalidad
“extendida” de celebraciones jubilares continúe, de manera que la fuerza
del perdón de Dios sostenga y acompañe el camino de las comunidades y
de las personas.

Guía: Sitúa el actual año jubilar en el maro de dos acontecimientos: El Año


Santo 2025 está en continuidad con los acontecimientos de gracia
precedentes. En el último Jubileo ordinario se cruzó el umbral de los dos
mil años del nacimiento de Jesucristo.

Guía: Luego, el 13 de marzo de 2015, convoqué un Jubileo extraordinario


con la finalidad de manifestar y facilitar el encuentro con el “Rostro de la
misericordia” de Dios, anuncio central del Evangelio para todas las
personas de todos los tiempos.

Guía: Ahora ha llegado el momento de un nuevo Jubileo. Por eso, estamos


reunidos en asamblea junto al Obispo y su presbiterio, para dar inicio como
“Pueblo de Dios” al tiempo jubilar de la esperanza.

Guía: El Papa Francisco, no solo contextualiza el actual jubileo, también lo


proyecta hacia el futuro: Al mismo tiempo, este Año Santo orientará el
camino hacia otro aniversario fundamental para todos los cristianos: en el
2033 se celebrarán los dos mil años de la Redención realizada por medio de
la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús.

Guía: Nos encontramos así frente a un itinerario marcado por grandes


etapas, en las que la gracia de Dios precede y acompaña al pueblo que
camina entusiasta en la fe, diligente en la caridad y perseverante en la
esperanza (cf. 1 Ts 1,3).

Guía: Comencemos esta celebración, abriendo para la Iglesia Diocesana de


Catamarca el año de Gracia, Misericordia y Esperanza.

Cantamos: Himno del Jubileo.

Ritos Iniciales
El obispo, vuelto al pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos responden: Amén.
A continuación, saluda al pueblo reunido:
El Dios de la esperanza, que en el Verbo hecho carne nos llena de toda
alegría y paz en la fe, por el poder del Espíritu Santo, esté con todos
ustedes.
1
Todos responden:
Y con tu espíritu.

Invitación a la Bendición y Alabanza


Guía: el Obispo nos invita a la bendición y a la alabanza, respondamos:
“Bendito el Señor, nuestra esperanza”.

El Obispo:
D. Bendito el Padre: que enviando su Verbo, lo ha hecho signo de
esperanza y sacramento de redención para la humanidad.
R. Bendito el Señor, nuestra esperanza.

D. Bendito el Hijo: que naciendo de la Virgen María, nos ha abierto


la puerta de la esperanza a una vida nueva.
R. Bendito el Señor, nuestra esperanza.

D. Bendito el Espíritu Santo: que manifestado en la Encarnación,


nos ha hecho herederos por el Bautismo de la esperanza en la vida
eterna.
R. Bendito el Señor, nuestra esperanza.

Exhortación al Año Jubilar


Guía: Ahora se nos exhortará a dar apertura a este año de Gracia y de
consuelo, escuchemos.

El obispo se dirige al pueblo con estas palabras:


Hermanos y hermanas, el Misterio de la Encarnación de nuestro
Salvador Jesucristo, conservado en la comunión de amor de la Sagrada
Familia de Nazaret, es para nosotros fuente de profunda alegría y de
certera esperanza.
En comunión con la Iglesia universal, mientras celebramos el
amor del Padre manifestado en la carne del Verbo hecho hombre y en
el signo de la cruz, ancla de salvación, abrimos solemnemente el Año
Jubilar para nuestra Iglesia Diocesana de Catamarca.
Este rito es para nosotros el preludio de una rica experiencia de
gracia y misericordia, siempre dispuestos a responder a cualquiera
que nos pregunte por la esperanza que hay en nosotros, especialmente
en estos tiempos de guerra y desorden.
Cristo, nuestra paz y nuestra esperanza, sea nuestro
compañero de viaje en este año de gracia y consuelo. El Espíritu
Santo, que hoy comienza en nosotros y con nosotros esta obra, la lleve
a término hasta el día de Cristo Jesús.

Terminada la exhortación y tras un breve momento de silencio, el


Obispo pronuncia la siguiente oración:

2
Oh Padre, esperanza que no defrauda, principio y fin de todas las
cosas, bendice el inicio de nuestra peregrinación tras la cruz gloriosa
de tu Hijo en este tiempo de gracia; venda las heridas de los corazones
rotos, afloja las cadenas que nos mantienen esclavos del pecado y
prisioneros del odio y concede a tu pueblo la alegría del Espíritu para
que camine con renovada esperanza hacia la meta deseada, Cristo tu
Hijo y nuestro Señor. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Proclamación del Evangelio


Guía: Con serenidad y confianza somos invitados a la casa de Dios por el
camino que es Cristo, nuestra esperanza. Escuchemos.

Cantemos: Yo Soy el Camino firme, Yo soy la Vida y la Verdad por Mí


llegarán al Padre y al Santo Espíritu tendrán.

A continuación, el diácono proclama el Evangelio.

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan (14,1-7)

«No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi


Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes.
Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un
lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté,
estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy». Tomás le
dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?».
Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al
Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya
desde ahora lo conocen y lo han visto».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Tras la proclamación del Evangelio, se hace una breve pausa de silencio.

Bula de Convocatoria
Guía: A continuación, escucharemos un párrafo de la bula pontificia
que nos convoca a celebrar este Jubileo.

Lector: De la bula de convocación del Jubileo


Ordinario

La esperanza efectivamente nace del amor y se funda en el amor que


brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz: «Porque si siendo
enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo,
mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su
3
vida» (Rom 5,10). Y su vida se manifiesta en nuestra vida de fe, que
empieza con el Bautismo; se desarrolla en la docilidad a la gracia de
Dios y, por tanto, está animada por la esperanza, que se renueva
siempre y se hace inquebrantable por la acción del Espíritu Santo. En
efecto, el Espíritu Santo, con su presencia perenne en el camino de la
Iglesia, es quien irradia en los creyentes la luz de la esperanza. Él la
mantiene encendida como una llama que nunca se apaga, para dar
apoyo y vigor a nuestra vida. La esperanza cristiana, de hecho, no
engaña ni defrauda, porque está fundada en la certeza de que nada ni
nadie podrá separarnos nunca del amor divino.

Al final de la lectura, el obispo pone incienso en el incensario y el


diácono inicia la procesión con estas palabras:
Hermanos y hermanas, avancemos en nombre de Cristo: camino que
conduce al Padre, verdad que nos hace libres, vida que ha vencido a
la muerte.

Peregrinación
Guía: Con esta invitación, demos inicio a la peregrinación hasta la Catedral
Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle, donde tendrá lugar la
apertura de la Puerta Santa, símbolo de Cristo “Puerta de Salvación”.

Guía: Durante la peregrinación observaremos el siguiente orden


procesional:
 En primer lugar irá el turiferario con el incensario.
 La Cruz.
 Los presbíteros avanzaran rodeando la Cruz.
 El diacono con el Evangeliario.
 El Obispo Diocesano.
 De tras del Obispo avanzara todo el pueblo de Dios precedido por su
pastor.

Cantemos: Soy Peregrino. Comienza el desplazamiento desde el interior


de la Iglesia Franciscana. El canto se prolongará hasta que la
peregrinación este ordenada en la calle.

Guía: La esperanza constituye el mensaje central del Jubileo. En esta


mañana como Iglesia Diocesana damos inicio a este “Año de Gracia del
Señor” manifestándonos como “Peregrinos de la Esperanza”.

¡Viva Cristo, nuestra esperanza! ¡Viva el Pueblo de la esperanza! ¡Vivan


los peregrinos de la esperanza!

Cantemos: Iglesia Peregrina.

4
Guía: Terminado el “Sínodo de la Sinodalidad” por una Iglesia en
comunión, participación y misión donde se nos invita a estar a la escucha de
lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia estamos abriendo este
tiempo jubilar como tiempo de esperanza.

¡Viva el Espíritu Santo! ¡Viva el Espíritu Santo que habla a la Iglesia!


¡Viva la Iglesia que escucha al Espíritu Santo!

Cantemos: Si el Espíritu de Dios.

Signos de Esperanzas
Guía: El documento de convocación del jubileo nos dice: Los signos de los
tiempos, que contienen el anhelo del corazón humano, necesitado de la
presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de
esperanza.
La Paz
Guía: Se nos pide, que el primer signo de esperanza se traduzca en paz para
el mundo, el cual vuelve a encontrarse sumergido en la tragedia de
la guerra.

Guía: Dejemos que el Jubileo nos recuerde que los que «trabajan por la
paz» podrán ser «llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). La exigencia de paz nos
interpela a todos y urge que se lleven a cabo proyectos concretos. Que no
falte el compromiso de la diplomacia por construir con valentía y
creatividad espacios de negociación orientados a una paz duradera.

¡Viva Cristo nuestra Paz! ¡Viva la Iglesia mensajera de la Paz! ¡Vivan


los hijos de Dios que trabajan por la paz!
Cantemos: Mensajeros de la Paz

La trasmisión de la vida
Guía: El segundo signo de esperanza es trasformar la pérdida del deseo de
transmitir la vida.

Guía: La comunidad cristiana, por tanto, no se puede quedar atrás en su


apoyo a la necesidad de una alianza social para la esperanza, que sea
inclusiva y no ideológica, y que trabaje por un porvenir que se caracterice
por la sonrisa de muchos niños y niñas que vendrán a llenar las tantas cunas
vacías que ya hay en numerosas partes del mundo.

¡Viva Jesucristo Vida para el mundo! ¡Viva el Espíritu Santo Señor y


dador de Vida! ¡Vivan los cristianos que luchan por la vida!

Los presos

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Guía: Tercer signo, en el Año jubilar estamos llamados a ser signos
tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en
condiciones de penuria. Pienso en los presos.
Guía: Que los creyentes y los pastores, reclamen con valentía condiciones
dignas para los reclusos, respeto de los derechos humanos y sobre todo la
abolición de la pena de muerte, recurso que para la fe cristiana es
inadmisible porque es aniquilar toda esperanza de perdón y de renovación.

Oremos por los privados de libertad: Padre Nuestro…

Los enfermos
Guía: Cuarto signo, que se ofrezcan signos de esperanza a
los enfermos que están en sus casas o en los hospitales.

Guía: Que sus sufrimientos puedan ser aliviados con la cercanía de las
personas que los visitan y el afecto que reciben. Las obras de misericordia
son igualmente obras de esperanza, que despiertan en los corazones
sentimientos de gratitud.

Oremos por los enfermos: Padre Nuestro…

Los jóvenes
Guía: Quinto signo, también necesitan signos de esperanza aquellos que en
sí mismos la representan: los jóvenes.

Guía: Por eso, que el Jubileo sea en la Iglesia una ocasión para
estimularlos. Ocupémonos con ardor renovado de los jóvenes, los
estudiantes, los novios, las nuevas generaciones. ¡Que haya cercanía a los
jóvenes, que son la alegría y la esperanza de la Iglesia y del mundo!

¡Viva el Cristo joven! ¡Viva el Espíritu Santo que rejuvenece a la


Iglesia! ¡Vivan los jóvenes esperanza de la Iglesia!
Cantemos: Cristo Joven.

Los migrantes
Guía: Sexto signo, no pueden faltar signos de esperanza hacia
los migrantes, que abandonan su tierra en busca de una vida mejor para
ellos y sus familias.

Guía: Que a los numerosos exiliados, desplazados y refugiados, a quienes


los conflictivos sucesos internacionales obligan a huir para evitar guerras,
violencia y discriminaciones, se les garantice la seguridad, el acceso al
trabajo y a la instrucción, instrumentos necesarios para su inserción en el
nuevo contexto social.

Oremos por los migrantes: Padre Nuestro…


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Los abuelos
Guía: Séptimo signo, signos de esperanza merecen los ancianos, que a
menudo experimentan soledad y sentimientos de abandono.
Guía: Valorar el tesoro que son, sus experiencias de vida, la sabiduría que
tienen y el aporte que son capaces de ofrecer, es un compromiso para la
comunidad cristiana y para la sociedad civil, llamadas a trabajar juntas por
la alianza entre las generaciones. Que sean sostenidos por la gratitud de los
hijos y el amor de los nietos, que encuentran en ellos arraigo, comprensión
y aliento.

¡Viva San Joaquín y Santa Ana los abuelos de Jesús! ¡Vivan nuestros
abuelos! ¡Viva la familia!

Los Pobres
Guía: Octavo signo, imploro, de manera apremiante, esperanza para los
millares de pobres, que carecen con frecuencia de lo necesario para vivir.

Guía: Haciendo eco a la palabra antigua de los profetas, el Jubileo nos


recuerda que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos
privilegiados, sino a todos. Es necesario que cuantos poseen riquezas sean
generosos, reconociendo el rostro de los hermanos que pasan necesidad.
Pienso de modo particular en aquellos que carecen de agua y de alimento.
El hambre es un flagelo escandaloso en el cuerpo de nuestra humanidad y
nos invita a todos a sentir remordimiento de conciencia.

Oremos por nuestros hermanos pobres: Padre Nuestro…

La sinodalidad
Guía: Noveno signo, concretar la sinodalidad. El Año jubilar podrá ser una
oportunidad significativa para dar concreción a esta forma sinodal, que la
comunidad cristiana advierte hoy como expresión cada vez más necesaria
para corresponder mejor a la urgencia de la evangelización: que todos los
bautizados, cada uno con su propio carisma y ministerio, sean
corresponsables, para que por la multiplicidad de signos de esperanza
testimonien la presencia de Dios en el mundo.

Cantemos: Juntos como hermanos.

Apertura de la Puerta
Llegados a la catedral, la procesión se detiene en la puerta principal.

Guía: Hermanos, ha llegado el momento de un nuevo Jubileo, para abrir de


par en par la Puerta Santa una vez más y ofrecer la experiencia viva del
amor de Dios, que suscita en el corazón la esperanza cierta de la salvación
en Cristo.
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Guía: Que esta Iglesia jubilar, durante este año pueda ser oasis de
espiritualidad en el cual revitalizar el camino de la fe y beber de los
manantiales de la esperanza, sobre todo acercándose al sacramento de la
Reconciliación, punto de partida insustituible para un verdadero camino de
conversión.

Guía: acompañemos a nuestro Obispo Luís que abrirá para la Iglesia que
peregrina en Catamarca la Puerta Santa del amor de Dios, de la alegría y la
esperanza.

Cantemos: Abran las puertas al Redentor.

Presentación de la Cruz
En el umbral, el Obispo, tomando la cruz que ha sido llevada en procesión
la levanta y, de cara al pueblo, invita a venerarla con la siguiente
aclamación u otra similar:

Guía: En esta peregrinación, los peregrinos de la esperanza hemos


avanzado tras el “Signo de la Cruz”, porque la esperanza nace del amor y se
funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz.

Guía: Nuestro Obispo nos presenta y nos invita a adorar la Cruz,


respondamos: “En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para
siempre”.

El Obispo
Salve, cruz de Cristo, única esperanza.
Todos responden:
En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre.

Ingreso de los Peregrinos


Guía: Invitamos al Pueblo Santo de Dios a cruzar el umbral de la
Esperanza. Ingresemos cantando expresando nuestra alegría jubilar.
¡Viva Jesucristo, Señor de la Historia! ¡Viva Jesucristo, el Señor! ¡Viva
Jesucristo, Rey del universo!

Comienza el ingreso de la asamblea atravesando el umbral de la


esperanza. Al final ingresará el presbiterio con el Obispo llevando la Cruz.
La Cruz será entronizada al costado del Altar. Los sacerdotes y el Obispo
ingresaran al presbiterio venerando el Altar.

Cantemos: Que lindo llegar cantando - Que alegría cuando me dijeron.


No se interrumpirá el canto hasta que el Obispo llegue a su Catedra.

Memoria del Bautismo


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Llegado el Obispo a la sede, se realizará la memoria del santo Bautismo.

Guía: La vida de Cristo se manifiesta en nuestra vida de fe, empieza con el


Bautismo; se desarrolla en la docilidad a la gracia de Dios. Hagamos
memoria de nuestro bautismo donde el Espíritu Santo encendió en nosotros
la luz de la Esperanza.

El Obispo invita a la oración con estas o parecidas palabras:


Queridos hermanos y hermanas, invoquemos a Dios, Padre
todopoderoso, para que bendiga esta agua, que va a ser derramada
sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo y pidámosle que nos
renueve interiormente.

Todos oran unos instantes en silencio. Después el Obispo, con las manos
extendidas, prosigue:
Dios todopoderoso, fuente y origen de la vida del alma y del cuerpo,
bendice X esta agua, que vamos a usar con fe para implorar el perdón
de nuestros pecados y alcanzar la ayuda de tu gracia contra toda
enfermedad y asechanza del enemigo. Concédenos, Señor, por tu
misericordia, que las aguas vivas siempre broten salvadoras, para que
podamos acercarnos a ti con el corazón limpio y evitemos todo peligro
de alma y cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén

El obispo se rocía a sí mismo, a los concelebrantes, a los ministros y al


pueblo, atravesando la nave de la catedral precedido por el evangeliario y
la cruz.

Cantemos: Esta es el agua viva.

Volviendo a la cátedra, el Obispo dice:


Que Dios todopoderoso nos purifique del pecado y, por la
celebración de esta Eucaristía, nos haga dignos de participar del
banquete de su reino.

R. Amén

Guía: En este tiempo de Navidad, contemplando a la Sagrada Familia de


Nazaret nos unamos al canto jubilar de los Ángeles de Belén.

A continuación se canta el Gloria. La celebración continúa como de


costumbre, utilizando el formulario de la misa de la fiesta de la Sagrada
Familia de Jesús, María y José.

Cantemos: Gloria
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Oración Colecta

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Liturgia de la Palabra
Primera Lectura: Una familia pide y recibe el “Don de la Vida”, lo reconoce y se pone
en camino para agradecer. Escuchemos.

Salmo: El deseo, es parte de la liturgia del corazón que busca encontrarse con el Señor.
Participemos del salmo.

Segunda Lectura: En el misterio de la Encarnación del Verbo recibimos la condición


de hijos amados del Padre. Escuchemos.

Evangelio: La Sagrada familia hace una peregrinación en un momento fuerte para


alimentar y robustecer la esperanza. Nos ponemos de píe.

Homilía
Credo

Oración de los Fieles


Guía: Respondamos: “Que seamos peregrinos de esperanza”.

 Por la Iglesia peregrina, en permanente estado de salida hacia la meta de


encontrarse con el Señor.

 Por el Papa y por el Obispo junto a quienes caminamos como testigos de la


esperanza.

 Por la Patria y sus gobernantes, para que reciba la alegría de la esperanza que no
defrauda.

 Por el Pueblo Cristiano, para que descubra que ponerse en camino es el gesto de
quienes buscan el sentido de la vida y felicidad.

 Por la familia, Iglesia Domestica y Santuario de la Vida donde se educa y se


forma para la esperanza.

Liturgia de la Eucaristía
Ofertorio
Guía: En la presentación de los dones eucarísticos, la liturgia asume la creación que
anhela en la esperanza ser liberada para participar en la manifestación de los hijos de
Dios.

Cantamos: Ofrenda de Amor – Pan de nuestra juventud.

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Comunión
Guía: Mirar el futuro con esperanza equivale a tener una visión de la vida llena de
entusiasmo para compartir con los demás. Nos acercamos a compartir la Vida de
Cristo en la Eucaristía.

Cantamos: Signo de Esperanza – Jesucristo Señor de la Historia.

Saludo a la Virgen
Guía: La Madre de Dios viene en nuestro auxilio, nos sostiene y nos invita a confiar y
a seguir esperando. Saludemos a la Virgen del Valle al inicio de este año jubilar, con
el compromiso de hacer de su santuario un lugar santo de acogida y espacio
privilegiado para generar esperanza.

Cantamos: Santa María de la Esperanza - Madre de los Peregrinos.

Despedida
Guía: Hermanos, con esta liturgia hemos comenzado a vivir el “Año Jubilar”, que la
Gracia de Dios nos sostenga y acompañe en este camino que transitaremos como
sembradores de esperanza.

Cantemos: Somos un Pueblo que camina.

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