Revista Alquimia
Revista Alquimia
Alquimia 1|1
mayo • julio | 2011 | año 14 | núm. 42
Alquimia
José antonio Rodríguez | Editor
iSSN 1405-7786
Índice
No podía ser de mejor manera. Con este número Alquimia, el órgano de difusión del
Sistema Nacional de Fototecas, finaliza con catorce años de trabajo y comenzamos
a celebrar nuestros quince años. Durante todo este tiempo en Alquimia se han leí-
do muchas historias y hemos terminado por involucrar a distintos profesionales de
diversas ramas del saber, lo mismo a arquitectos que a cineastas, a artistas que a
conservadores de la fotografía, así como a los responsables de acervos fotográfi-
cos públicos y privados y, desde luego, a los historiadores de la imagen. Sin faltar
las instituciones museísticas o académicas que han hecho diversas contribuciones
al conocimiento sobre lo fotográfico. En todo ello siempre hemos tenido abiertas las
páginas a jóvenes investigadores que han indagado por las muy diversas historias
de nuestra fotografía. Es este el caso. Una inmejorable forma de llegar a la década
y media de trabajo.
En charla con Rebeca Monroy Nasr, alberto del Castillo y Deborah Dorotinsky —
nuestros editores invitados en este número, y además responsables del Semina-
rio de la Mirada Documental, de la Dirección de Estudios históricos del iNah, del
instituto Mora - CONaCYT y del instituto de investigaciones Estéticas de la UNaM,
de donde han salido muy diversos historiadores de la imagen— nos propusieron
publicar los trabajos de un grupo de investigadoras que han realizado estudios
de posgrado en relación a la fotografía. Ellas son Liliana Nava Diosdado, Claudia
Pretelin Ríos, Mayra Uribe Eguiluz, Paulina Millán, Raquel Navarro Castillo, Oralia
García Cárdenas, acacia Maldonado, Beatriz argelia González y Mónica Morales
Flores. En sus trabajos podemos ver la diversidad de intereses que han surgido
en los estudios sobre la fotografía, sobre todo en la que se dio en el siglo XX. Sus
textos y sus análisis son una muestra de cuánto han madurado las investigaciones
y cómo la historia fotográfica es un campo ya plenamente profesional. Eso es sin-
tomático, porque hace apenas unos cuantos años los investigadores que aborda-
ban a la fotografía eran unos cuantos. Pero hoy, debido a la labor de académicos
como nuestros editores invitados que han impulsado estos estudios, tenemos un
panorama mucho más amplio en relación a los sucesos en nuestra fotografía. Las
investigaciones que ahora publicamos son muestra de ello. Nuevas plumas de nue-
vas historiadoras. Alquimia quiere, así, agradecerle a ellas y a nuestros editores
invitados quienes las convocaron. Ya lo decíamos: es bueno celebrar con nuevas
generaciones de analistas.
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La representación del apache en el
imaginario fotográfico a finales del
siglo XIX
Liliana Nava Diosdado*
La visión sobre los pueblos indios durante el ocaso del siglo XIX en México, res-
ponde a las políticas nacionales que el Estado poseía. Las naciones modernas
—que se empiezan a construir en este momento— son un parteaguas cargado de
ideologías y visiones en plena búsqueda de una identidad propia y, sobre todo,
de una identidad nacional. México, siguiendo los cánones mundiales, se inscribe
a los nacionalismos, y empieza a construir una de las fases más relevantes de su
conformación: la homogenización de los integrantes del territorio, los ciudadanos
mexicanos.1
Para ello, el problema más grande era la diversidad étnica del país. Si el indio había
sido una enorme molestia en México, el denominado nómada de la frontera norte
fue una traba todavía mayor para continuar con la modernización que se busca-
ba, pues los llamados “apaches” estaban en constante movilidad y no habían sido
adoctrinados con cánones occidentales. Los indios conservaban —se decía en la
prensa— su “rebeldía”, su “atraso” y su “salvajismo”. además —y para añadir un
nuevo ingrediente al llamado “problema apache”—, se integra el Estado norteame-
ricano a este episodio de lucha entre “civilizados” y “salvajes”. Los norteamerica-
nos, en este lapso, tenían una política de urgente expansión hacia el oeste, lo que
causó que los apaches se replegaran hacia territorio mexicano en búsqueda de
alimento, ya que los norteamericanos empezaron a arrasar con el búfalo, parte de
la dieta básica del nómada. El robo de ganado, de los dos lados de la frontera, y las
estrategias de venganza de estos indios, en respuesta al constante desplazamiento
de sus tierras ancestrales por parte de los nuevos colonos, alcanzaron su clímax en
el último tercio del siglo XIX, lo que ocasionó la lucha entre un grupo étnico y dos
naciones.
PÁGiNa aNTERiOR
El también llamado “indómito del norte” se representó a través de la fotografía; por Autor no identificado
Chah, Apache de White
lo general se le retrataba rodeado de símbolos que denotaban salvajismo y atraso. Mountain con castor, ca. 1890
Col. archivo General
hay varios aspectos para reflexionar en torno a la visión sobre el apache, sin em- de la Nación (aGN)
Fondo: indios de los Estados
bargo, sólo mostraré algunos casos que permiten vislumbrar la manera en que se Fronterizos de México y EU.
le representó.
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hojas y hojas, en la prensa y la literatura, narraban ampliamente el “ataque de
los bárbaros” a los colonos norteamericanos y nacionales; la fotografía no podía
quedarse atrás y también dirigió su encuadre hacia este grupo étnico. La “caja
de luz”, como herramienta de representación visual, tuvo en su génesis una gran
credibilidad, de hecho, lo que la hacía inigualable era su carácter “objetivo”,
aspecto que en la actualidad ha quedado caduco debido a las más diversas
alteraciones que, con las nuevas tecnologías, se pueden hacer a una imagen.
La particularidad de representar “fielmente” a los objetos o sujetos a través de
la lente fue en este primer momento2 una singularidad que debemos de analizar
para comprender por qué se representaba de tal o cual manera a determinado
grupo de sujetos, en este caso a la “nación apache”. Respecto a la forma de
representar a los indígenas —reiteradamente fotografiados en esta época—, se
puede decir que en muchos de los casos se usaron esas imágenes para generar
Autor no identificado
Jicarilla, apache, Sguaws
un imaginario nacional indígena. Ejemplo de ello son todas esas tarjetas de visita
ca.1900-30 o postales que se hicieron representando a los indios en México, muchas de las
Col. archivo General
de la Nación (aGN) veces folclorizados, y que, a lo largo de los años, han quedado como estereoti-
Fondo: indios de los
Estados Fronterizos de pos nacionales.3
México y EU.
núm. de inv. id. 095
Autor no identificado El apache y la representación que se tuvo de éste, es un caso que tiene varias
Mescalero, apache
ca.1900-30 aristas. Por un lado podemos decir que, en el momento del conflicto,4 estos eran
Col. archivo General
de la Nación (aGN) vistos como salvajes, bárbaros, atrasados y rebeldes. Y por otro, a partir de su
Fondo: indios de los
Estados Fronterizos de pacificación o rendición, la visión de la opinión pública cambió y también la de
México y EU.
núm. de inv. id. 051 las imágenes, las cuales identificaron a los apaches como grupo heroico, gue-
rrero y fuerte, respetando aspectos románticos como la desnudez enmarcada
en escenarios desérticos o boscosos, sin olvidar la relación del sujeto con la
animalidad. Digamos que, a partir de las imágenes, se configuró un imaginario
fronterizo, que, a lo largo del siglo XX, fue predominante.
Un claro ejemplo sobre cómo se representó al apache en el último tercio del siglo
XIX está plasmado en un álbum fotográfico albergado en el archivo General de la
Nación que lleva por nombre indios de los Estados fronterizos de México y EU. El
álbum contiene 112 imágenes correspondientes a “naciones indias” fronterizas,
que fueron hechas en los primeros años del siglo XX. imágenes sin orden aparente
y sin autoría, si acaso, poseen algunas pistas que hacen mención de la pertenen-
cia a un grupo étnico determinado, son los únicos datos de las fotografías y sus
condiciones de producción. Llama la atención una serie de retratos salidos del Autor no identificado
Jefe Chiricahua, apache
álbum que tienen la misma escenografía, pero con matices distintos. Los objetos, ca.1900-30
Col. archivo General
que tienen la función de “decorar” o de “recrear”, sirven para dar volumen a la de la Nación (aGN)
Fondo: indios de los
escenografía de fondo; una tela a la que se le pintó algunos árboles. El retrato, tal Estados Fronterizos de
México y EU.
y como lo podemos ver en esta selección de imágenes, fue característico en este núm. de inv. id. 031
periodo, el uso de escenografías con telones de fondo, en las que se plasma algún
paisaje, fue una práctica común de los estudios fotográficos de entre siglos. Autor no identificado
Jefe Chiricahua, apache
ca.1900-30
Col. archivo General
Los elementos que conforman la toma se distribuyen dependiendo lo que el fo- de la Nación (aGN)
Fondo: indios de los
tógrafo quería capturar: imágenes grupales o retratos individuales impregnados Estados Fronterizos de
México y EU.
de una parafernalia teatral sobre el apache que muestra varias características núm. de inv. id. 032
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que van desde el “buen salvaje” al hombre “silvestre”, “guerrero” y “bárbaro”;
siempre rodeado de armas: arcos y flechas, cuchillos y animales muertos en
referencia a la caza. La vegetación agreste es también uno de los elementos
representativos que rodean a los apaches ya pacificados; ramas secas, piedras
y cactus recrean el imaginario territorial donde habitaba este pueblo.
Todos los objetos que aparecen en el encuadre fotográfico fueron puestos para
generar una visión en torno a este grupo. El indio ya pacífico es expuesto en esta
serie de imágenes como un hombre “civilizado” que, a partir de su rendición, fue
adoctrinado para ser parte de la nación norteamericana. Estas imágenes mues-
tran que la civilización triunfa sobre la barbarie, y que los Estados Unidos, al ser
una nación civilizada, debía remediar o aniquilar el salvajismo de los apaches.
Las fotografías de los indios caracterizados como occidentales plantean la idea
de que han sido transformados en seres civilizados. ahora bien, el uso de la
imagen fotográfica en las construcciones nacionales genera imaginarios que son
usados para sustentar, por ejemplo, un mito fundacional. Las fotografías de los
apaches en el estudio fotográfico de Randall evidencian el interés de la nación
norteamericana por mostrar y recrear a este pueblo que, ya pacificado, sería
parte del sustento de la nacionalidad estadounidense.
En este mismo álbum existen imágenes que muestran al apache como un indio
guerrero, habitante de zonas agrestes, violento, salvaje y que hacen notar una
mezcla entre elementos de la cultura de los pueblos indios norteamericanos y la
vestimenta perteneciente a los vaqueros de estas zonas, clásico estereotipo que es
observable en las películas westerns ya entrado el siglo XX.
Las escenografías hacían referencia al desierto: los cactus rodean a un nativo semi- Autor no identificado
Jicarilla, apache
desnudo; muestra del imaginario fronterizo apoyado por los relatos de viajeros que ca.1900-30
Col. archivo General
describieron al nómada como bárbaro y salvaje, y que ponían especial atención de la Nación (aGN)
Fondo: indios de los
en el torso desnudo del indio “indómito”: el apache. Las fotografías de Randall Estados Fronterizos
acentúan también la ausencia de prendas superiores en algunos de sus modelos. de México y EU.
núm. de inv. id. 057
ahora bien, los aspectos geográficos en las escenografías revelan al cactus, a la Autor no identificado
San Carlos, apache
arena que simula el desierto; la desnudez y las pieles de animales, como elemen- ca.1900-30
Col. archivo General
tos que conforman una idea o ambiente de aridez, de carencia, de penuria, para de la Nación (aGN)
Fondo: indios de los
acrecentar con ellos la idea de salvajismo de estos personajes. asimismo, en varias Estados Fronterizos de
México y EU.
de estas imágenes, los animales muertos son parte de una narrativa visual que con- núm. de inv. id. 039
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firma la visión que, desde la conquista, tenían los frailes y los misioneros sobre los
nómadas del norte. La estrecha relación con el mundo animal o la animalidad, fue
una característica que evidenció, en las crónicas y los discursos, la idea del apa-
che salvaje. Este imaginario, representado en las fotografías, reafirma las nociones
sobre este pueblo vertidas en el siglo XIX y principios del XX.
Las armas, los animales, los objetos que adornan al indio, lo acompañan en una
imagen que pareciera salida del museo de cera o del museo de historia natural.
Son fotografías que evidencian que en algún momento existieron indios que eran
considerados salvajes porque vivían en zonas áridas llenas de plantas cactáceas,
no precisamente las más bellas, rodeados de animales salvajes, y habituados al
uso de armas. apaches fotografiados con arco y flecha, con rifles; retratos que
resignifican el imaginario sobre este grupo.
El bárbaro que fue vencido por la civilización, el salvaje que se rindió ante el pro-
greso de dos territorios cuyas fronteras se encontraban en pugna, imágenes que
muestran de manera pictórica la existencia de un pueblo remoto. Estas imágenes
son parecidas a las de los indios en México, retratos construidos en el estudio que
muestran la mirada que occidente y el fotógrafo tienen de ellos.
* R. Liliana Nava Diosdado, Estudiante del Doctorado en historia y Etnohistoria de la Escuela Nacional de antropología e historia.
1. Vid., Ernest Gellner, Naciones y nacionalismo, alianza Editorial, Madrid, 1983. Eric hobsbawm, Naciones y nacionalismos desde
1780, Crítica, Barcelona, 1991. anderson, Benedict, Comunidades imaginadas, FCE, México, 2007.
2. Vid., Philippe Dubouis, El acto fotográfico, de la representación a la recepción, Paidós Comunicación, núm. 20, Barcelona,
España, 1986.
3. a mediados del siglo XIX varios fotógrafos representaron a los indios de México: Carl Lumholtz, León Diguet, Edward Thompson,
John L. Stephen Catherwood, Désiré Charnay, Maler, auguste Le Plongeon, Frederick Starr, entre otros. Vid., Nava Diosdado, R.
Liliana, Carl Lumholtz: Etnógrafo y fotógrafo al acecho del indio mexicano de mediados del siglo XIX. Historia gráfica de una visión
extranjerizante, tesis de licenciatura en historia y Etnohistoria, Escuela Nacional de antropología e historia, México, 2008.
4. Conflicto que duró varios años desde el virreinato, aquí sólo trataré el último momento, el de su rendición y reserva.
6. Dicho rastreo o búsqueda de la autoría, se dio gracias a la revisión exhausta en varias bases de datos de bibliotecas y fototecas
norteamericanas, especialmente en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de américa.
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Usted apretaba un botón,
Kodak hacía el resto
Claudia Pretelin Rios*
El nombre Kodak surgió como un juego de palabras, pero para Eastman repre-
sentó la marca que podía quedar en la mente de los consumidores.4 Gracias a las
exitosas campañas publicitarias lanzadas por la compañía fotográfica, la palabra
Kodak llegó a ser tan popular que se usó no sólo para designar los productos de la
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empresa, pues se sabe que algunos otros distribuidores de cámaras fotográficas
aprovecharon el rápido posicionamiento de la marca y la usaron para referirse a
sus propios productos fotográficos. Kodak se utilizó como verbo, adjetivo o adver-
bio en variedad de usos: “La chica Kodak”, “La ciudad Kodak”, “Kodak calidad”,
“Kodak conveniencia”, “Una navidad Kodak es una navidad feliz”, “El camino Ko-
dak”, “El Kodakero en el extranjero”, “Vacacionar significa más si haces Kodak” y
“Cualquiera puede hacer Kodak”, fueron algunos de los eslogans que la compañía
utilizó para promocionar el acto de fotografiar.5
La frase que popularizó las cámaras Kodak: You press the button, we do the rest
(Usted apriete el botón, nosotros hacemos el resto) se convirtió rápidamente en
una exitosa campaña publicitaria y el inicio de una nueva concepción del acto fo-
tográfico. Los fotógrafos amateurs se apresuraron a enviar sus rollos a revelar a la
espera de sus cien fotografías y su cámara cargada con película nueva, remitiendo
también cientos de cartas a la compañía para saber más acerca del nuevo aparato
y sus recursos.6
Uno de los mayores éxitos comerciales de la Eastman Kodak Company fue la cá-
mara Brownie, introducida al público en 1910 a precio de venta de un dólar. Ésta
innovadora cámara alcanzó a una cantidad mayor de consumidores por su bajo
costo. Pensadas para el público infantil, las Brownies tomaban el nombre de unos
populares personajes de libros para niños creados por Palmer Cox. Una de sus
características más notorias fue el empaque en el que se vendía: una caja de color
llamativo (amarillo) con la imagen de un pequeño elfo que sostenía una cámara
fotográfica.
La publicidad, dirigida a los niños, promovía la fotografía como un juego lleno de di-
versión para los pequeños de la casa, pues la compañía fotográfica tenía claro que
sembrar la semilla en el público infantil atraería una inversión a futuro.7 Los anuncios
apostaron por vincular sus productos entre las clases acomodadas, donde la edu-
cación era parte obligada del refinamiento desde la edad temprana; a sabiendas
de que la propia idea de la niñez está ligada a la idea del juego, el común denomi-
nador era la cámara, ese pequeño artículo que proporcionaba entretenimiento y, a
la vez, educaba al infante.
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Los diferentes productos Kodak ocuparon los lugares más importantes en estas
publicaciones y la compañía tuvo a bien identificar las estrategias publicitarias a
partir de la introducción de figuras como la Kodak Girl y los Brownie Boys. Con el
tiempo, los anuncios se fueron haciendo más específicos respecto del público al
que iba dirigido: mujeres y niños.
Las mujeres que ilustraron los anuncios de la cámara Kodak copiaban el modelo
de la chica Gibson como muchos otros anuncios que aparecían en publicaciones
como Ladies Home Journal, Woman’s Home Companion o Cosmopolitan, por men-
cionar algunos, que se encargaron de difundir la idea de lo que debía ser la mujer
estadunidense.10 Esta nueva figura gozaba de cierta independencia y realización
personal, pero sin liberarse por completo de las funciones que la condicionaban
como género: madre o esposa que habitaba el hogar con sumisión, pureza y ab-
negación, que asumía el vínculo matrimonial y la maternidad como medios donde
refugiarse, o formas de obtener poder en el espacio social bajo un rol uniforme.
Tanto la Gibson Girl o la Kodak Girl, se convirtieron en estereotipos de la mujer bur-
guesa, sin que alguna contara con un nombre real. En el caso de la chica Kodak,
la compañía se abstuvo de revelar el nombre de la modelo que posaba para sus
anuncios, quizá como estrategia publicitaria, asegurando que ella misma había
firmado un contrato de exclusividad con la Eastman Kodak Company donde acor-
daba no revelar su identidad.
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tivo de las imágenes publicitarias, por el bajo costo de la Hemerografía
Frank Brownell Mehlenbacher, “Frank a. Brownell:
producción fotográfica, el fácil manejo de las cámaras o
Mr. Eastman’s Camera Maker”
porque se constituyó como una nueva forma de empleo,
la producción fotográfica hecha por mujeres fue la imagen Rochester, publicado en iMaGE, Vol. 26, Núm. 2,
junio, 1983, p. 9.
más promovida por la compañía de George Eastman, que
continuó por lo menos hasta los años ochenta del siglo Reese V Jenkins, “Technology and the Market:
George Eastman and the Origins of Mass amateur
pasado. Sin duda representa una forma de entender la
Photography”, en Technology and Culture, Vol. 16,
producción fotográfica de muchas mujeres alrededor del núm. 1, Estados Unidos, The Johns hopkins Uni-
mundo y la forma en la que la fotografía amateur rebasó versity Press, 1975, p. 19.
personajes eran anónimos y no obedecían a característi- Claudia Pretelin, Usted apriete un botón, nosotros
cas especiales de identificación como la Chica Kodak, sí hacemos el resto. Anuncios de cámaras fotográfi-
cas Kodak 1888-1910, México, UNaM, 2011, 118 pp.
dicen mucho del rol del hombre estadunidense en la épo-
ca. La imagen masculina se caracterizaba por practicar
las actividades propias de su género: el cazador, el au- * Claudia Pretelin. Maestra en historia del arte por
la Universidad Nacional autónoma de México,
tomovilista, el militar en servicio vieron reflejado su interés actualmente cursa estudios de doctorado en la
por registrar el paso de la vida cotidiana en los anuncios Facultad de Filosofía y artes de la UNaM.
de cámaras Kodak.
1. Después de la guerra civil estadunidense
(1861-1865), la ciudad de Rochester, ubicada
La cámara se convirtió en el “testigo ocular” de la socie- en el condado de Monroe, perteneciente al es-
tado de Nueva York, experimentó un periodo de
dad, y a través de sus imágenes, el fotógrafo amateur tuvo extensa actividad industrial gracias a su localiza-
la posibilidad de plasmar su intencionalidad como refe- ción geográfica, cercana al canal Erie, abierto
en 1825, el cual facilitó el transporte de bienes y
rente de la época, quizá no siempre con una visión auto-
suministros en esa localidad. a principios del si-
ral, si así lo consideramos, pero sí con una visión vincula- glo XX, en palabras del historiador Reese Jenkins,
da con las preocupaciones de su tiempo. Las imágenes Rochester fue conocida como la capital mundial
de la fotografía debido a la creciente industria de
se volvieron muestras comparativas de bienestar social y aparatos y productos fotográficos que se generó
económico que obedecieron a patrones que aun hoy de- a mediados del siglo XIX.
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en Technology and Culture, Vol. 16, núm. 1, EU, The Johns ho-
pkins University Press, 1975, p. 1.
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La Compañía México Fotográfico
en la política de turismo nacional
de los años veinte1
Mayra N. Uribe Eguiluz*
a mediados de los años veinte del siglo pasado, en México, en un contexto político
e ideológico posrevolucionario de grandes cambios y con un fuerte sentido nacio-
nalista, fue fundada una de las más importantes empresas nacionales productoras
de tarjetas postales, la Compañía México Fotográfico (MF).
Si bien la México Fotográfico tuvo como gestor, director y primer fotógrafo al señor
Demetrio Sánchez Ortega, ésta fue una empresa de tipo familiar en la que estuvie-
ron involucrados todos los hijos de Demetrio Sánchez Ortega y Tomasita Pedrero:
alfredo, Eustolia, Teresa, Demetrio, y alfonso, quienes desarrollaron principalmen-
te funciones del laboratorio fotográfico y de la reproducción técnica de las posta-
les, y, una vez mayores, los varones participaron también como fotógrafos.
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se ampliaba la cobertura de la compañía y su éxito comercial. En un artículo de
José aguirre Zertuche,8 publicado por la Sociedad Mutualista de agentes Viajeros,
en diciembre de 1923, se define al agente viajero como “[…] una novedosa y efec-
tiva estrategia de difusión y propaganda comercial por encima de los anuncios im-
presos, quien, de viva voz, convence a los consumidores y abre nuevos mercados,
incluso en las regiones más remotas y apartadas del país”. En este artículo también
se mencionan ciertas cualidades del agente viajero que lo distinguen del simple
comerciante ambulante, por el ser representante de una casa comercial; por llevar
sólo un muestrario, una lista de precios y un catálogo, y no directamente la mer-
cancía, como lo hace el comerciante ambulante; concretarse a tomar pedidos que
remite a la casa que representa para que ésta, a su vez, los distribuya, además de
tener la ventaja de vender en grandes cantidades y a plazos.
Los primeros años de la empresa México Fotográfico se distinguen por ser momen-
tos de experimentación y crecimiento, en los que la compañía estuvo dedicada
principalmente a la producción y comercialización de tarjetas postales con vistas
de distintos pueblos y ciudades del país.10 Es decir, una empresa de fotografía
regional en la República Mexicana, ya que las series de tarjetas postales con vistas
fotográficas realizadas por la compañía México Fotográfico fueron diversas y abar-
caron la totalidad de los estados del país. Estas imágenes retomaban los aspectos
más representativos de los poblados y regiones visitadas, pues, a través de la
mirada, los temas y los ángulos de las tomas fotográficas, se nos develan aquellos
elementos que los fotógrafos y la propia editora MF consideraban digno de ser
representado. Rasgos que no sólo nos generaban una idea de lo que existía en un
poblado, sino también a construir un imaginario colectivo de los lugares represen-
tados a través de la imagen fotográfica y la circulación de la tarjeta postal11
México Fotográfico encontró en la promoción del turismo, a mediados del siglo XX,
un nicho importante en el que pudo insertarse, pues esta nueva actividad necesitó
de imágenes que, como apoyo visual, fomentaran la visita a diversos lugares al in-
terior del país, pero también de imágenes fotográficas que sirvieran de constancia
o testimonio a los turistas y viajeros, de haber estado en los sitios fotografiados; de
los cuales existía la posibilidad de llevarse una pequeña muestra como recuerdo,
un pedacito del lugar a manera de tarjeta postal.
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del turismo nacional, imprimiendo artículos, viñetas e imágenes para incentivar al
viajero a recorrer el país.
No fue sino hasta la edición de la 16ª sección, dedicada al estado de Veracruz, pu-
blicada el 12 de mayo de 1927, que se haría evidente la estrecha colaboración de
México Fotográfico y el suplemento Jueves de Excelsior; la cual consistía en la pu-
blicación periódica de diversas imágenes realizadas por la empresa de postales,
posiblemente a cambio de la inserción de viñetas publicitarias en dicho semanario.
En esta sección del estado de Veracruz, aparecen algunas vistas fotográficas dedi-
cadas a Papantla, Villa del Mar, huatusco y el camino carretero de este último hacia
Coscomatepec; todas ellas realizadas por la firma México Fotográfico.17 Resulta
interesante observar la primera inserción de la viñeta publicitaria utilizada por la
empresa de postales; además de la publicación del retrato de Demetrio Sánchez
Ortega, “Fundador gerente de la negociación México Fotográfico, establecida en
Guadalupe hidalgo, México, DF”.18 Situación que no es nada casual, teniendo en
cuenta que el gerente, fundador y principal fotógrafo de la compañía MF, era origi-
nario del poblado de huatusco, Veracruz; lo cual explica, en parte, que el primer
despliegue publicitario de la empresa MF y la primera colaboración formal de ésta
con Jueves de Excelsior, se dieran en coincidencia con la edición de la 16ª sección
del estado de Veracruz.
a partir de ese momento y una vez esclarecidos los criterios de las colaboraciones
de México Fotográfico con Jueves de Excelsior, la publicación de vistas de la co-
lección MF en la sección “México en Rotograbado” serían constantes e incluirían
un buen número de poblaciones y regiones de todo el territorio mexicano, de tal
modo que, fácilmente, la México Fotográfico publicó su amplia colección de vistas
fotográficas de todos los estados de la República Mexicana, impresas y distribui-
das hasta ese momento como tarjetas postales.
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grafía inauguraron nuevos modos de aproximación y visibilidad de las poblaciones
periféricas y de provincia, lo que derivó en la creación de un imaginario de nación
idílico, propio de los años veinte del siglo pasado.
Por último, hemos de destacar que el discurso nacionalista de esos años veinte,
aunado a la promoción del turismo nacional y al interés por dar a conocer distintas
regiones de nuestro territorio, contribuyó en el posicionamiento y éxito comercial
de la empresa MF. Puesto que dicha compañía estaba dedicada a destacar y di-
fundir mediante la imagen fotográfica las bellezas naturales y los sitios más pinto-
rescos y representativos de cada uno de los estados de la República Mexicana,
al mostrar con imágenes no sólo lo tradicional y típico de éstos, sino que, también,
subrayaba el proceso modernizador por el que algunos de los poblados fotogra-
fiados atravesaban de manera simultánea.
Por otro lado, el despliegue masivo de turistas nacionales al interior del país, a par-
tir de la década de los años veinte, trajo como consecuencia diversos beneficios
a la compañía México Fotográfico, pues su amplia producción de tarjetas postales
abarcaba desde las pequeñas poblaciones hasta las ciudades más importantes
de todos los estados de la República Mexicana, lo que le garantizó un éxito comer-
cial que la sostuvo en activo por más de cincuenta años.
* Mayra Uribe Eguiluz, Maestra en historia del arte por la Facultad de Filosofía y Letras, UNaM y Licenciada en artes Visuales por la
ENaP, UNaM. Gestora Cultural independiente y Jefa de Registro y Préstamo de Obra en el Museo Colección Blaisten.
1. Este ensayo forma parte de una investigación más amplia que se expone en la tesis de maestría: Una aproximación a la Compañía
México Fotográfico y la promoción del turismo a finales de los años veinte, Facultad de Filosofía y Letras, UNaM, 2011, dirigida por la
Dra. Rebeca Monroy Nasr. Puede consultarse en la Biblioteca Samuel Ramos de la Facultad de Filosofía y Letras y en la Biblioteca
Central de la UNaM.
2. Datos obtenidos en entrevista al señor armando Sandoval, nieto de Demetrio Sánchez Ortega, hecha por Mayra Uribe Eguiluz,
ciudad de México, 10 de septiembre de 2009.
3. La figura del agente viajero es una estrategia de difusión y propaganda comercial muy popular en las primeras décadas del siglo
XX. Vid. revista El Agente Viajero, diciembre de 1923, Dir. antonio J. Valdés, Ciudad de México.
4. La Cervecería Moctezuma fue fundada en 1896, y su fábrica y casa matriz se localizaba en Orizaba, Veracruz.
5. algunos huatusqueños que le conocieron recuerdan la habilidad con que Demetrio Sánchez Ortega ejecutaba sus espectáculos
de prestidigitación y magia, utilizando cartas, botellas y otros objetos. Datos que coinciden con la información proporcionada en la
entrevista a Marcelino López Páez por Mayra Uribe Eguiluz, huatusco, Veracruz, el 28 de julio de 2009, y la información proporcio-
nada por armando Sandoval, nieto de Sánchez Ortega, en la entrevista antes citada.
6. información proporcionada en la entrevista realizada a armando Sandoval, por Mayra Uribe Eguiluz, Ciudad de México, el 21de
octubre de 2009.
7. La carta se localiza en el Fondo 182, Presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, expediente 814.M.211 del archivo General
de la Nación (aGN).
8. alumno de la Escuela Superior de Comercio y administración, quien obtuvo, en diciembre de 1923, el premio de $100,000 otor-
gado por la Sociedad Mutualista de agentes Viajeros, por un artículo publicado en la revista mensual ilustrada de esa Sociedad.
Véase: revista El Agente Viajero, op. cit.
9. Entrevista realizada al doctor Reynaldo Sandoval González, por Mayra Uribe Eguiluz, Ciudad de México, el 13 de mayo de 2010.
10. así nos lo dejan ver algunos anuncios publicados por la empresa desde 1927, en el suplemento Jueves de Excelsior,del 30 de
junio de 1927, el 23 de agosto de 1928, el 3 de enero de 1929, el 21 de octubre de 1930 y 17 de septiembre de 1931, entre otras
fechas.
11. Véaseentre otras fuentes: Beatriz Eugenia Malangón Girón. “La fotografía de Winfield Scott. Entre la producción comercial y la
calidad estética de la fotografía”, tesis doctoral, México, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional autónoma de México,
2003. María Teresa Matabuena Peláez, La Ciudad de México a través de la Compañía Industrial Fotográfica, México, Universidad
iberoamericana, 1994. Lilia Laureano Martínez, “Fotorretratos de artistas de 1918 a 1926. Una mirada a la compañía industrial Foto-
gráfica”, tesis doctoral, Universidad autónoma del Estado de Morelos, Facultad de artes, Casa Lamm a.C., 2010. Revista Artes de
México, núm. 48, La Postal Mexicana: ecos diversos, 1999.
13. Robert Smith, “El triunfo temporal de la diplomacia financiera, 1925- 1932”, Historia económica de México, México, Fondo de
Cultura Económica, 1994, p. 314.
14. La Comisión Mixta Pro-Turismo a partir de 1929 quedó establecida en el Departamento de Comercio, que más tarde se converti-
ría en la Secretaria de Economía Nacional. Vid., Salazar Chiappini, Gloria, Memoria Genealógica, México, s/e 1984.
15. El suplemento semanal Jueves de Excelsior comenzó a editarse en 1923. Véase: aurelio de los Reyes, “Bajo el cielo de México”,
en Cine y sociedad en México,1896- 1930, Vol. 2, México, instituto de investigaciones Estéticas, UNaM, 1993, p. 216
16. Entre los fotógrafos locales y regionales que colaboraron en Jueves de Excelsior entre 1927 y 1928 enviando vistas fotográficas,
se han detectado entre otros, los fotógrafos Llerenas y Madrid en Manzanillo, Colima; los Olmedo Salazar en Baja California; Foto
Segura en Chiapas; Foto Reynoso en Guanajuato; Foto Ponce de León en Guerrero; Foto Guerra en Yucatán; Eugenio Espino Barros
en Tamaulipas y Nuevo León, y la casa Foto Tehuacán- Foto Supply, en Puebla. Ver imágenes publicadas en Jueves de Excelsior
el día 29 de septiembre de 1927, 3ª sección del estado de Colima; 6 de octubre de 1927, 3ª sección del estado de Baja California;
12 de octubre de 1928, 6ª sección del estado de Chiapas; 19 de julio de 1928, 7ª sección del estado de Guanajuato; 4 de octubre
de 1928, 2ª sección del estado de Guerrero; 18 de octubre de 1928, 3ª sección del estado de Yucatán; 1º de diciembre de 1927, 7ª
sección del estado de Tamaulipas y 28 julio de 1927, 8ª sección del estado de Puebla.
18. Idem.
19. Nota de Carlos Polo, diario El Porvenir, Periódico de la Frontera, 29 de mayo de 1932.
Alquimia 28|29
Juan Rulfo y sus trabajos
en la cuenca del Papaloapan
Paulina Millán*
La trayectoria fotográfica del escritor Juan Rulfo abarca treinta años, de 1932 a
1962, y consta de una producción de aproximadamente siete mil negativos de
fotografías de paisaje, arquitectura y retrato. Sus imágenes se publicaron, entre
1949 y 1964, en las revistas América, Mapa, Mexico This Month, Sucesos Para To-
dos, Guía de Caminos, Ferronales y Acción Indigenista, así como en el suplemento
“México en la Cultura” del periódico Novedades.1
Entre 1955 y 1957, cuando trabajaba en las tierras de la cuenca del Papaloapan,2
Juan Rulfo realizó uno de sus trabajos fotográficos más sugerentes, pues incursio-
nó en la fotografía aérea, en el retrato indígena y en el uso de la película a color.
además, utilizó algunas de sus fotografías para ilustrar un texto de su autoría titula-
do “The Papaloapan”, publicado en 1958 en la revista Mexico This Month.3
Varias de sus imágenes fueron publicadas entre 1955 y 1977 en las revistas Mexi-
co This Month, Sucesos para Todos y Acción Indigenista, en el suplemento domini-
cal “México en la Cultura”, en el informe de labores de la Comisión del Papaloapan
de 1962 y en algunas publicaciones del instituto Nacional indigenista. Es decir,
estamos ante el trabajo fotográfico más difundido de Juan Rulfo.
En Ciudad alemán, Veracruz, el 1 de febrero de 1955, el señor Juan Rulfo Vizcaíno
quedó contratado como director “G” por la Comisión del Papaloapan, representa-
da por su vocal ejecutivo, el ingeniero Raúl Sandoval Landázuri, y el Vocal Secre-
tario, el ingeniero José Ramos Magaña. El sueldo estipulado para el escritor fue
de $2,800 pesos mensuales, más dinero extra para gastos de permanencia y los
traslados que hiciera fuera de la residencia oficial.4
Ocho meses atrás, Rulfo había concluido su segundo periodo como becario del
Centro Mexicano de Escritores. Entre julio y agosto de 1954, entregó al Centro una © Juan Rulfo
Mujeres recogiendo café,
copia al carbón del borrador final de la novela Pedro Páramo, con lo que el apoyo Zacatepec, Mixes,
Oaxaca, 1955.
económico llegaba a su fin. Para septiembre, los editores del Fondo de Cultura Col. Fundación Juan
Rulfo
Económica tenían en sus manos el segundo libro del escritor, que terminaría de Propiedad de Clara aparicio
de Rulfo. Prohibida su repro-
imprimirse en marzo de 1955, con el número 19 de la colección Letras Mexicanas. ducción sin la autorización
correspondiente.
© Juan Rulfo
No enclavado en una vocación y sin una entrada fija de dinero, fue invitado por Mujeres de Tlahuitoltepec
barbechando, Mixes,
el ingeniero Sandoval a sumarse a la vasta lista de especialistas —ingenieros, ar- Oaxaca, 1955.
Col. Fundación Juan
quitectos, economistas, agrónomos, biólogos, geógrafos, antropólogos y fotógra- Rulfo
Propiedad de Clara aparicio
fos—, que conformaban el equipo de la Comisión del Papaloapan. El señor Rulfo de Rulfo. Prohibida su repro-
ducción sin la autorización
correspondiente.
Vizcaíno se integró al proyecto desarrollador durante el sexenio de adolfo Ruiz
Cortines, cuando ya tenía por lo menos ocho años de haberse creado. PÁGiNa aNTERiOR
© Juan Rulfo
Campanario frente al
Zempoaltépetl, Mixes,
Tras la gran inundación ocasionada por el desbordamiento del río Papaloapan, en Oaxaca, 1955.
Col. Fundación
1944, el gobierno de Manuel Ávila Camacho vio la necesidad de crear un organis- Juan Rulfo
Propiedad de Clara aparicio
mo secretarial consultivo que estudiara las necesidades básicas de los habitantes de Rulfo. Prohibida su repro-
ducción sin la autorización
de la cuenca fluvial del Papaloapan. Pero fue hasta febrero de 1947, en los inicios correspondiente.
del sexenio de Miguel alemán Valdés, cuando se creó por decreto presidencial la © Juan Rulfo
Niño y tambor,
Comisión del Papaloapan, un organismo dependiente de la Secretaría de Recur- Tlahuitoltepec, Mixes,
Oaxaca, 1955.
sos hidráulicos que se encargaría de planear, diseñar y construir todas las obras Col. Fundación
Juan Rulfo
requeridas para el desarrollo integral de la comarca y frenar los constantes desbor- Propiedad de Clara aparicio
de Rulfo. Prohibida su repro-
ducción sin la autorización
damientos del Río de las Mariposas. 5
correspondiente.
Alquimia 30|31
El gobierno del licenciado alemán tomó como ejemplo la
Comisión del Valle de Tennessee6 para crear el primer pro-
yecto de cuenca fluvial en México, con el cual se haría la
primera inversión pública a gran escala en el trópico, y se
llevaría a cabo “el proyecto de desarrollo regional de mayor
relevancia durante el periodo posrevolucionario en Méxi-
co”.7
Viajé con Juan Rulfo por la sierra de Oaxaca. Él llevaba su cámara, era bue-
no…, casi no hablaba. Trabajaba en la Comisión del Papaloapan. No sé qué
hacía, pero un día llegamos a un pueblo porque la comisión quería una pelí-
cula de 16 milímetros de las danzas de los indios mixes.14
Durante este trayecto, Rulfo se dedicó a fotografiar el paisaje, pero sobre todo la
arquitectura característica de cada uno de los sitios visitados. Como en años pasa-
dos enfocó su lente a las construcciones, a la serranía y a los valles, con la notable
diferencia de que en esta ocasión implementó el uso de la película a color; con lo
que captó el Convento de Santo Domingo, la iglesia de Santa María del Tule, el
sabino milenario y el Palacio de las Grecas en Mitla.
Fue hasta Santa María albarradas cuando Rulfo empezó a dirigir la cámara de
manera directa a los indios, donde, además de hacer fotografía del paisaje, realizó
un retrato en el que el rostro de un hombre zapoteco ocupa casi la totalidad de la
imagen. Por primera vez, Rulfo capta de frente a un hombre, aunque sus ojos miran
hacia fuera del cuadro fotográfico.
a veces a pie y otras a lomo de mula, cineasta y fotógrafo recorrieron nueve de los
dieciséis municipios que comprende el distrito mixe, mientras Walter Reuter filmaba
Alquimia 32|33
con película a color sus travesías por la sierra, Juan Rulfo tomaba fotografías.
La relación visual existente entre las imágenes de Juan Rulfo y el documental
Danzas mixes filmado por Reuter es por demás sugerente. al ver el filme, pare-
ciera que se están mirando las fotografías en movimiento y a color; a su vez, al
observar las imágenes de Rulfo pareciera tenerse frente a los ojos los stills de la
película del alemán.
Los recorridos por el distrito mixe y la interacción con sus pobladores resultaron
fundamentales para que el fotógrafo se interesara en el retrato indígena, pero, so-
bre todo, para que rompiera las barreras que años atrás le impedían tomar a los in-
dígenas de frente. En más de una ocasión, los mixes miran directamente a la lente
de Rulfo, a diferencia de su trabajo anterior, en donde evitaba captarles la mirada.
El rostro de cada una es anónimo. En esta ocasión Rulfo no está interesado en una
mujer en particular, ahora ha quedado perplejo ante tal número de mujeres barbe-
chando en una coordinación insospechada, tanto en el ritmo de trabajo como en
su vestir, todas ellas podrían ser la misma, los bordados y los colores de sus ropas
quedan unificados por la escala de grises de la fotografía.
En otra región de la cuenca, en Valle Nacional, Oaxaca, realizó una serie fotográfica
de los procesos que implica la producción del tabaco, en la que también captó a
los indígenas mirando a la cámara. inspirado, muy probablemente, por el Méxi-
co Bárbaro del periodista estadounidense John Kenneth Turner, escrito en 1908,16
Rulfo tomó alrededor de treinta imágenes, en las que captó a niños y hombres
trabajando el tabaco, a veces cortando la planta de la tierra y en otras ocasiones
colgándola y exponiéndola al sol para su secado. Retrató en varios momentos a una
niña, que con su instrumento de trabajo en la boca, posó para su lente.
Alquimia 34|35
En el área cercana a su residencia oficial, a cuatro kilómetros de Ciudad alemán,
a un lado del poblado Papaloapan, en la frontera entre los estados de Veracruz y
Oaxaca, cruza el río un puente ferroviario de estructura metálica al que Rulfo no
dudó en fotografiar. Realizó cuatro tomas del puente; en una de las imágenes se
ve al ferrocarril avanzando sobre uno de los ríos más peligrosos del país, el que
año con año causa terribles inundaciones, a veces tan graves como aquella en la
que Tuxtepec, Oaxaca, quedó bajo el agua y que le hizo perder toda su arquitec-
tura antigua. Juan Rulfo metió al cuadro fotográfico la naturaleza salvaje del agua
en combinación con el progreso, representado por la locomotora de vapor.
De pie sobre las vías, captó por dentro y por fuera la gran estructura metálica del
puente, enmarcando la secuencia geométrica que forman los marcos cuadrados
que la componen. Rulfo nos traslada a la fotografía de vanguardia al estilo de
agustín Jiménez, interesado sólo en la forma y en cómo las cosas cotidianas po-
dían convertirse en objetos estéticos cuando son captados por la lente fotográfica
desde cierto ángulo, cierta distancia y un enfoque preciso.17
Las imágenes que Juan Rulfo realizó en la cuenca del Río de las Mariposas son las
de un fotógrafo consumado, ya tenía por lo menos veinticinco años trabajando con
la cámara con una técnica precisa y con gustos definidos, y se atrevió a practicar
la fotografía desde una avioneta, a meter a la cámara los ojos de los indígenas y
a usar película a color en su Rolleiflex. Con ello podemos anotar que el escritor
Juan Rulfo no fue un aficionado de la fotografía, sino que la ejerció como todo un
profesional; de modo que logró espléndidos resultados en la práctica de escribir
con luz.
* Paulina Millán, Estudiante del Doctorado en historia del arte, en la Facultad de Filosofía y Letras, UNaM.
Colabora en la organización del archivo fotográfico de Juan Rulfo, en la Fundación que lleva su nombre.
1. Para mayor información sobre la trayectoria fotográfica de Juan Rulfo, y en específico de sus trabajos
en la Comisión del Papaloapan, véase Paulina Millán, Trayectoria fotográfica de Juan Rulfo: una visión
panorámica (1917-1962), tesis de licenciatura en historia, Universidad Nacional autónoma de México-Fa-
cultad de Filosofía y Letras, México, 2008. Paulina Millán, Las fotografías de Juan Rulfo en la Comisión del
Papaloapan, tesis de maestría en historia del arte, Universidad Nacional autónoma de México-Facultad
de Filosofía y Letras, México, 2010.
3. Juan Rulfo, “The Papaloapan”, Mexico This Month, Vol. V, núm. 5, mayo de 1958, pp. 12-13, 18-19, 26.
4. Contrato de Prestación de Servicios celebrado por la Comisión del Papaloapan y el Sr. Juan Rulfo
Vizcaíno, resguardado por la Fundación Juan Rulfo.
5. Informe que rinde la comisión de CC. Diputados y Senadores que visitó la Cuenca del Papaloapan,
México, S/E, 1954, p. 8.
6. Valeria E., Estrada Tena, Gestión de cuencas fluviales en México. Un acercamiento a la historia de la
Comisión del Papaloapan, 1947-1988, tesis de licenciatura en historia, Universidad Nacional autónoma
de México-Facultad de Filosofía y Letras, México, 2003, pp. 42-43
7. Ricardo Pérez Montfort, “Plátano, caña y piña (1910-1940). Economía y política regional durante la
consolidación del Estado posrevolucionario mexicano”, presentado en el Seminario de investigación
Fronteras interiores: desarrollo regional y resistencia en la cuenca del Papaloapan, Tepoztlán, Morelos,
octubre de 2005.
8. “Juan Rulfo: pescador de mares profundos. Entrevista a Walter Reuter”, México indígena, iNi, núm.
extraordinario, 1986, p. 57.
9. alfonso Villa Rojas, “El secreto de don Juan”. México indígena, iNi, núm. extraordinario, 1986, p. 34.
10. En la Fundación Juan Rulfo se conservan dos proyectos de revista para la Comisión del Papaloapan.
11. En la Fundación Juan Rulfo se conserva un documento de seis cuartillas en el que Rulfo anotó datos
correspondientes al reacomodo de los indígenas mazatecos afectados por la construcción de la presa
Miguel alemán.
12. Danzas mixes, Fotografía de Walter Reuter y guión de Juan Rulfo, México, Producción comisión del
Papaloapan, 1955.
13. Walter Reuter desde 1951 había sido contratado por el ingeniero adolfo Orive alba, presidente de la
Comisión entre 1947-1952, para hacer un informe fotográfico sobre la cuenca y un documental sobre el
río Temazcal titulado historia de un río (1953).
14. John Mraz y J. Vélez. “Walter Reuter. Entrevistas realizadas en la ciudad de México (enero-marzo de
1992). Walter Reuter. El viento limpia el alma, Barcelona, Lunwerg, 2009, p. 22.
15. La reconstrucción de la ruta seguida por Juan Rulfo y Walter Reuter para llegar al distrito mixe del
estado de Oaxaca, se realizó a partir de un mapa resguardado por Reuter sobre los puntos a cruzar
para llegar al Zempoaltépetl. La información arrojada por el mapa se corroboró en uno de los primeros
estudios antropológicos realizados sobre los mixes, Salomón Nahmad en el libro Los mixes. Estudio social
y cultural de la región del Zempoaltépetl y del Istmo de Tehuantepec registra de mera exacta el camino al
área mixe y los trayectos en kilómetros y distancias entre un pueblo y otro.
16. John Kenneth Turner, México Bárbaro, México, Editores Mexicanos Unidos, 2007.
17. Para mayor información sobre el fotógrafo agustín Jiménez véase Carlos Córdoba, Agustín Jiménez y
la vanguardia fotográfica mexicana, México, RM, 2005.
18. Fernando hiriart, “La muerte de un joven mexicano”, México en la cultura, 20 de enero de 1957, núm.
407, p. 2.
19. Juan Rulfo, Pedro Páramo, 1 Ed., Gallimard (La Croix du sud), 1959, pp. 7-8.
Alquimia 36|37
La semana ardiente a través
del Ojo! de Héctor García
Raquel Navarro Castillo*
La extensa obra de héctor García tiene uno de sus momentos más significativos
en el conjunto de imágenes a través de las cuales registró los acontecimientos
referidos a las vastas movilizaciones de trabajadores sindicalizados y estudiantes
universitarios, en el coyuntural año de 1958.
De esta forma, los trabajadores despertaban de un largo letargo en el que los había
sumido la estrategia alemanista, iniciada en 1948, de imponer por la fuerza, en los
principales sindicatos, a líderes apegados a las disposiciones gubernamentales y
patronales, principalmente en materia de contención salarial, en una táctica cono- Todas las imágenes de
este artículo son de
cida como “charrismo”. Ojo! Una revista que ve
Alquimia 38|39
así, desde el inicio de ese año, diversos sindicatos organizaron paros y huelgas
con la exigencia de un aumento salarial que les ayudara a remontar la carestía.
al mismo tiempo, desconocieron a sus dirigencias sindicales por pactar con las
autoridades los topes salariales que minaban su capacidad de consumo y, en
consecuencia, iniciaron procedimientos autónomos para elegir líderes que lucha-
ran por la satisfacción de sus demandas. La negativa gubernamental frente a sus
peticiones los llevó a incrementar su combatividad y se lanzaron a las calles a
refrendar sus exigencias.
De esta forma, en la última semana del mes de agosto, los estudiantes fueron los
principales protagonistas de las movilizaciones en las que, acompañados de pe-
troleros, ferrocarrileros, maestros y otros grupos de la sociedad, confrontaron a las
autoridades gubernamentales, quienes echaron mano de los aparatos represivos,
a consecuencia de los cuales la ciudad vivió momentos de intensos enfrentamien-
tos que fueron registrados por la lente de héctor García. Dicho fotógrafo, con ho-
racio Quiñones, los mostraría en Ojo! Una revista que ve, bajo la connotación de La
semana ardiente, por la algidez que alcanzaron los hechos.
Alquimia 40|41
cuenta del amplio despliegue de miembros del ejército y de la policía capitalina,
lo hacen con un carácter meramente preventivo: acostados, vigilando, leyendo,
patrullando, resguardando Palacio Nacional… es decir, a la expectativa. incluso en
las imágenes que los muestran en acción, recuperando autobuses, por ejemplo, lo
hacen de forma pacífica.
De igual forma, mientras otras revistas como Jueves, Revista de Revistas e Impac-
to, ya estaban atendiendo otros sucesos y, con ello, desapareciendo mediática-
mente a quienes en ese momento seguían manifestándose en las calles, a causa
de un trato represivo por parte del Estado, Ojo!... daba cuenta, por un lado, de
lo justo de las demandas enarboladas y, por otro, de la respuesta represiva del
gobierno. De esta forma, los movimientos ferrocarrilero, magisterial, petrolero y es-
tudiantil encontraron voz y presencia visual a través de las destacadas imágenes
de esta propuesta editorial.
Por su parte, los dos espacios dedicados a la marcha de los maestros “Maestros
apaleados por ‘órdenes superiores’” (pp. 8 y 9) y “El respeto al derecho es la paz”
(pp. 12 y 13) sintetizan la brutal represión sufrida por los docentes, y recalcan el
Alquimia 42|43
rompimiento del orden constitucional por parte de las autoridades al impedir, de
manera violenta, el derecho a la libertad de manifestación y de expresión de estos
trabajadores de la educación.
Por su tono discursivo, tanto el textual como el icónico, la revista no fue bien re-
cibida por la autoridad. a tal grado causó descontento que los niños voceado-
res encargados de distribuirla en las calles fueron perseguidos por la policía para
arrebatarles la publicación.8 El impreso vio así su nacimiento y al mismo tiempo su
desaparición, ya que no saldría a la luz ningún número más. Contradictoriamente,
héctor García recibiría el Premio Nacional de Periodismo 1959, por una de las se-
ries aparecidas en Ojo!...
Las imágenes que forman parte de Ojo!... son muestra del estilo documental y de la
calidad estética del autor. Una característica sobresaliente de estas fotografías es
su claro acercamiento a los sucesos, de forma tal que se logra evidenciar múltiples
detalles que en lo compositivo y en lo informativo le dan representación a quienes,
por lo general, aparecen en el anonimato de las congregaciones.
Varios son los aspectos que se pueden destacar de las imágenes que componen
la revista, además de la temática abordada y de su sentido general. Por un lado,
muestran una notable plasticidad y, al mismo tiempo, un alto grado de simbolismo.
Varias son las fotos que encierran estas características de manera notable, como
aquella en la que un estudiante se lanza de una escalera en un mitin en el Zócalo,
su composición y punto de fuga en relación con el objeto central de la imagen, es
decir, el estudiante en vuelo hacia la multitud, expresivo, extasiado, remite a un
sentido tridimensional que delinea los trazos de los grandes muralistas mexicanos,
en este caso, en particular, a los de David alfaro Siqueiros, con lo que quedan de
manifiesto las influencias de la cultura visual de la época.
Alquimia 44|45
así, la revolución bajo humo y fuego que se simboliza en la imagen es aquélla que
sólo estaba representada en el discurso, que cobijaba y revestía gobiernos “revolu-
cionarios” que en realidad no lo eran, pues bajo las inercias del proceso de moder-
nización e industrialización iniciado en los años cuarenta, se hacía más claro que
nunca el gradual alejamiento de las reivindicaciones sociales. En otras palabras,
las movilizaciones de 1958 fueron unos de los primeros actos importantes que
desnudaban las contradicciones y las debilidades del modelo de acumulación es-
tablecido y que, en consecuencia, provocarían las primeras fisuras en el régimen.
La relevancia histórica de Ojo! Una revista que ve radica en que forma parte sobre-
saliente de un proceso histórico coyuntural, y no sólo da cuenta de los hechos, sino
que se constituye como parte de una visión contestaria hacia un régimen que, cada
vez más alejado de las premisas revolucionarias, emprendía una serie de políticas
de carácter económico y social encaminadas a privilegiar a reducidos sectores de
la sociedad mexicana.
además, resulta una fuente importante para conocer uno de los movimientos es-
tudiantiles que ha sido escasamente estudiado, más en su comparación con los
acontecimientos de 1968, que en función de un análisis puntual de su significación
dentro de su contexto.
Las fotografías de héctor García mostradas en esa publicación son muestra y pro-
ducto de su personalidad, tanto de su sensibilidad estética como social. Su visión
crítica de la realidad en la que se desenvuelve es un elemento importante para
comprender la intencionalidad, el contenido y la significación
de su producción fotográfica. Sin embargo, es necesario
señalar que, dentro de su particularidad, García comparte
no sólo oficio y andares, sino también las premisas de una
cultura visual y periodística de la época con otros fotoperio-
distas como los mencionados Moya y Mangel, además de
los hermanos Mayo, entre otros. Situación que los llevaría a
coincidencias en sus respectivas obras, lo cual no sólo se
evidencia en los registros que realizaron de los sucesos re-
feridos, sino también en los correspondientes a una década,
después durante el movimiento estudiantil de 1968.
2. John Mraz, “Ojo!, una revista que ve”, en Luna Córnea, México, DF, núm.
26, mayo-agosto de 2003, p. 74
4. Meses más tarde, Bordes Mangel logró publicar la fotografía con la que
ganó el Premio Nacional de Periodismo en 1959 en la categoría de la fotogra-
fía más oportuna, Mi pelotón de fusilamiento, tomada el 28 de agosto 1958 en
el marco del desalojo de los trabajadores petroleros que se encontraban en
huelga en el edificio de PEMEX y publicada en Rototemas año 1, núm. 2, 15
de noviembre de 1958.
8. Esto fue mencionado por Marco antonio Cruz en la presentación del libro
de Norma inés Rivera, Pata de Perro. Biografía de Héctor García, en el Palacio
de Bellas artes, el 19 de abril de 2009.
Alquimia 46|47
El 68 desde otra óptica.
La Colección Manuel
Gutiérrez Paredes
Oralia García Cárdenas*
Para objeto de este análisis vale la pena mencionar que la temática se ha aborda-
do desde otro tipo de representaciones gráficas, como las imágenes publicadas
en la prensa. Tal es el caso de El Heraldo de México, El Universal, El Sol de Méxi-
co, Excelsior, El Día, La Prensa, y ¿Por qué?, entre otros. Debemos aclarar también
que el historiador alberto del Castillo se ha dado a la tarea de investigar las imáge-
nes en su contexto editorial, el análisis discursivo de los pies de foto, y que incluso
ha recogido algunos testimonios de los fotógrafos en su quehacer fotoperiodís-
tico.4 También se han dado a conocer importantes archivos fotográficos, como el
archivo inédito del periódico El Universal,5 que publicó una serie de imágenes en
el 40 aniversario del movimiento, y el archivo de los fotógrafos del Departamento
del Distrito Federal, a cargo del entonces regente alfonso Corona del Rosal, que
se encuentran en el Museo archivo de la Fotografía (MaF).6
Alquimia 48|49
servar en las distintas colaboraciones que hizo para publicaciones de deportes y
espectáculos en Revista de América (1955-1959), Ídolos del Deporte (1964-1966),
y para el periódico Siga. Sirviendo a la verdad.
En 1964, conoció al licenciado Luis Echeverría Álvarez (poco antes de ser nombra-
do Secretario de Gobernación, durante el gobierno del presidente Gustavo Díaz
Ordaz), y se convirtió en su fotógrafo personal y de su entera confianza. Colaboró
con él durante todo su periodo como secretario, de 1965 a 1970.7 incluso, llegó
a cubrir la campaña electoral de Echeverría para la presidencia de la República,
pero interrumpió su actividad con la lente debido a la discapacidad motriz que
adquirió después de un accidente que sufrió durante un mitin del candidato en
el estado de Quintana Roo, en febrero de 1970. Para ese momento, Mariachito,
debido a sus limitaciones físicas (antes ya había padecido una hepatitis mal cui-
dada), instaló en su casa un laboratorio fotográfico y trabajó durante algún tiempo
para la Oficina de Prensa de la Presidencia de la República. Finalmente murió en
la Ciudad de México el 20 de noviembre de 1982.
Alquimia 50|51
acompañados por el calificativo de “agitadores”.9 O bien, la serie que corresponde
a estudiantes de la Escuela de arte Dramático del iNBa, detenidos el 31 de julio. En
este caso, logré identificar a varios actores de teatro que pude entrevistar, lo que
me permitió reconstruir el suceso,10 a partir de las imágenes y los testimonios, un
diálogo entre la imagen y la historia oral.11
Sin duda, la parte más numerosa de la sección del movimiento estudiantil que con-
forma la colección de Mariachito es la que he denominado “Movilizaciones”, entre
las que destacan la marcha del 13 de agosto, la del 27 de agosto, y la llamada
Marcha del silencio, el 13 de septiembre. En las dos primeras, el fotógrafo se co-
locó en un balcón del desaparecido hotel del Prado y fue captando el devenir de
los contingentes que pasaban por avenida Juárez. Por el formato medio de los
negativos (6x6 cm), digitalizados en alta resolución, se puede analizar con detalle,
e identificar personajes; leer el contenido de las mantas y las pancartas, incluso,
se pueden observar las placas de los automóviles. al respecto, es importante men-
cionar que también se encuentran imágenes con un formato más pequeño (de
35 mm), tomadas desde otros sitios, como avenida Paseo de la Reforma o la Plaza
de la Constitución, lo que hace suponer que el propio Mariachito contaba con uno
Ocupación del Casco También vale la pena mencionar otra serie de imágenes que corresponden al mitin
de Santo Tomás. Instituto
Politécnico Nacional, organizado por la Unión Nacional de Mujeres (UNM) frente a la Cámara de Dipu-
23 de septiembre de 1968.
iiSUE/ahUNaM/ tados, el 30 de septiembre, y que se menciona poco en la historiografía sobre el
Col. Manuel Gutiérrez
Paredes, MGP2703 movimiento. En ellas, se puede observar a varias mujeres dirigiéndose hacia la
cámara fotográfica, o bien, tomas generales donde se aprecia un grupo numeroso
de manifestantes que portan algunas mantas que dicen: “MÉXiCO, las madres
estamos de luto”, o “¡SEÑOR PRESiDENTE, pedimos la libertad de nuestros hijos!”,
y fotografías donde aparece, como oradora, la madre de un estudiante muerto.12
Otro aspecto del movimiento estudiantil que documentó Mariachito con su cámara
Rolleiflex, no menos importante que los anteriores, fue el de los actos represivos
más significativos que se suscitaron durante los enfrentamientos entre los estudian-
tes, la policía, y el ejército. Como ejemplo de ello, se puede observar un valioso
conjunto de imágenes sobre el desalojo a la guardia estudiantil en la Plaza de la
Constitución durante la madrugada del 28 de agosto, o bien, las fotos del llamado
acto de Desagravio a la Bandera Nacional, transcurrido unas horas después, en
el mismo escenario.
Por otra parte, se rescatan de manera gráfica dos episodios importantes: la ocupa-
ción militar de Ciudad Universitaria (UNaM), y del Casco de Santo Tomás (iPN), el
18 y el 23 de septiembre, respectivamente.
El segundo episodio, la toma del Casco de Santo Tomás, fue mucho más violento.
De ello, destacan algunas imágenes en las que aparecían, por primera vez, sujetos
vestidos de civiles, portando maracas y pañuelos blancos en la mano, lo que hace
suponer que eran miembros del Batallón Olimpia, aparato de seguridad del Estado
que fue creado por el gobierno del presidente Díaz Ordaz, supuestamente, para
resguardar la seguridad durante los Juegos Olímpicos. al igual que en Ciudad
Universitaria, se pueden ver escasas imágenes del ejército irrumpiendo en las ins-
talaciones y sólo unas cuantas del enfrentamiento entre estudiantes y granaderos
en el exterior del Casco.
Alquimia 52|53
ciembre de 2001. La fotografía que se convirtió en un ícono del movimiento fue la
publicada en la portada del primer número, donde se muestra al líder estudiantil
Florencio López Osuna, uno de los oradores del mitin en la Plaza de las Tres Cul-
turas, que fue detenido y trasladado al Campo Militar número 1. Es una imagen
brutal, que impacta al espectador por la situación en la que se encontraba el
personaje; semidesnudo y fuertemente golpeado. La imagen recorrió el mundo y
causó tal polémica que provocó una gran afectación, sobre todo, para su prota-
gonista que, por extrañas razones, murió días después de la publicación de esas
imágenes.14 Fueron anunciadas como una serie inédita de “[…] imágenes de un
fotógrafo del gobierno”, sin revelar su autoría ni su procedencia, al tiempo que se
hacía un llamado al público lector para que se reconociera en éstas. Varios de
los sujetos retratados respondieron y se logró identificar a algunos de ellos. Sin
embargo, la revista manejó la versión de que esas fotografías le llegaron a la en-
tonces corresponsal en España, la periodista Sanjuana Martínez, en un sobre sin
remitente, y que, posteriormente, recibió una llamada telefónica anónima donde
se le decía que era muy importante que se difundieran esas imágenes porque
eran documentos históricos de gran valor que podían contribuir a “que se hiciera
justicia”.15 Fue un año más tarde cuando Proceso, en la edición especial número
11, del mes de octubre, reconoció públicamente que estas fotografías fueron
tomadas por un fotógrafo de gobernación, llamado Manuel Gutiérrez Paredes,
Mariachito, y que formaban parte de una colección más amplia que pertenece al
archivo histórico de la UNaM, entonces dependiente de Centro de Estudios sobre
la Universidad (CESU), hoy, instituto de investigaciones sobre la Universidad y la
Educación (iiSUE).
al margen de toda esta discusión, lo relevante de estas fotografías que dan cuen-
ta de lo ocurrido el 2 de octubre en Tlatelolco, es que evidencian, por primera vez,
la participación del Batallón Olimpia en la represión de la que fueron objeto los
estudiantes. Se muestran, así, a estos sujetos vestidos de civiles, con un pañuelo
o un guante blanco en la mano izquierda, que contradice la versión del gobierno
que, durante mucho tiempo, negó su intervención en los actos represivos.
1. herman Bellinghausen y hugo hiriart (coords.), PENSaR EL 68, Cal y arena, México, 1988, entre otros.
2. Ramón Ramírez, El movimiento estudiantil de México, (julio-diciembre de 1968), Editorial ERa, tomos 1
y 2, México, 1998. Daniel Casez, Editorial Plaza y Valdés, México, 1993.
3. arnulfo aquino y Jorge Pérez Vega, Imágenes y símbolos del 68. Fotografía y gráfica del movimiento
estudiantil, UNaM, México, 2004.
4. Vid. alberto del Castillo Troncoso, “Fotoperiodismo y representaciones del Movimiento Estudiantil de
1968. El caso del Heraldo de México”, en Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales, instituto Dr.
José María Luis Mora, núm. 60, 2004, pp.137-172. Y del mismo autor, “historias del 68. La cobertura foto-
periodística del Excélsior el periódico de la vida nacional” en historias, Dirección de Estudios históricos
del instituto Nacional de antropología e historia, Núm. 59, 2004, pp. 62-88.
6. Eduardo ancira, “68 inédito, el ojo del poder, en imágenes”, en Diario de Campo, Boletín interno del
Área de antropología, Conaculta, iNah, México, 2008.
8. De acuerdo al dictamen elaborado por el historiador José Roberto Gallegos, técnico académico del
ahUNaM-iiSUE, el fotógrafo tenía la obligación de entregar todos los negativos y copias en positivos de
su trabajo.
10. Es un hecho poco mencionado en la cronología del movimiento estudiantil de 1968. Sólo se encon-
traron escasas referencias en la prensa. algunos ejemplos de esto son: “Detienen a 73 alumnos de la
Escuela de arte Dramático”, en El Universal, México, segunda sección a, jueves 1 de agosto de 1968, p.
27, y en la crónica de Ramón Ramírez. El movimiento estudiantil de México (julio-diciembre de 1968), ERa,
México, 1998, tomo 1, pp. 183-184.
11. Oralia García Cárdenas. “Entre la imagen y la historia oral. La detención de estudiantes de teatro del
iNBa en 1968”, ponencia presentada durante el Primer Coloquio, del Seminario La Mirada Documental,
en agosto de 2010.
14. Para mayores referencias de esto, se puede consultar el texto de alberto del Castillo “La frontera
imaginaria. Usos y manipulaciones de la fotografía en la investigación histórica en México”, en Cuicuilco,
Nueva Época, Vol. 14, Núm. 41, septiembre-diciembre, México, 2007, pp.193-215.
15. “Tlatelolco 68. Las fotos ocultas”, en Proceso, núm. 1310, 9 de diciembre de 2001, pp. 8-17.
Alquimia 54|55
La mirada disidente
de Rodrigo Moya: representaciones
fotográficas de marchas y
protestas políticas (1958-1967)
Acacia Maldonado Valera*
Desde que me inicié en el periodismo entendí que los temas que atraían mi
sensibilidad no tendrían cabida en los periódicos para los cuales trabajaba. Por
un lado estaban las órdenes de trabajo y, por el otro, un mundo contradictorio
que iba descubriendo en mi ambular de reportero: vivienda infrahumana, mise-
ria, niños abandonados y sin escuela, marginación, violencia social, explosión
demográfica, descontento por doquier. Creo que poco después de iniciado mi
trabajo acepté que tenía dos cámaras en la mente: una para cumplir la infor-
mación de mi patrón en turno, y otra para captar lo que empezaba a entender
con la claridad y profundidad que instruye la realidad y una conciencia rebelde.
Creo también que mi ojo se educó al mismo tiempo que mi ideología, o que entre
ambas cosas —ver y pensar— existió una retroalimentación que configuró mi
manera de captar la vida, la gente y las cosas a través de una cámara.3
Los años 1958 y 1959 fueron de convulsión política en México, dado que se
presentaron conflictos y enfrentamientos directos con los sectores educativo,
PÁGiNa aNTERiOR
petrolero, ferrocarrilero y estudiantil que, desde los años cuarenta, se habían Rodrigo Moya
Represión contra maes-
convertido en parte fundamental de los soportes político y social del Partido Re- tros, obreros petroleros y
ferrocarrileros, al pie de
volucionario institucional (PRi).4 a través del control de organizaciones como el la glorieta
de El Caballito,
Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), el Sindicato de agosto, 1958.
Alquimia 56|57
Petroleros Mexicanos (STPRM) y el de los ferrocarrileros (SNTFRM), el Estado trató
de limitar al máximo la acción política de los trabajadores a través de un fuerte
aparato burocrático que dejaba poco espacio para la creación de un sindicalismo
independiente.5 No obstante, desde 1956 comenzaron a surgir sectores disidentes
dentro de estas organizaciones, como el que se dio al interior de la sección iX del
magisterio, liderado por el maestro Othón Salazar, que empezó con una demanda
de aumento salarial y llegó convertirse en un movimiento político enraizado en la
formación del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM).6 El MRM fue creado
en oposición al liderazgo oficial de la correspondiente sección del sindicato que se
encargaba de pactar los acuerdos con el gobierno, haciendo caso omiso de las
demandas reales de los maestros. Por ello, realizó diversas acciones como la toma
de las oficinas de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en mayo de 1958, así
como varias manifestaciones, con el fin de que se cumplieran sus demandas y se
les reconociera como los verdaderos representantes de su sección ante el SNTE.7
al mismo tiempo que tuvieron lugar los movimientos de los maestros y los trabaja-
dores petroleros, los estudiantes universitarios se manifestaron en una marcha ma-
siva en contra del alza de tarifas del transporte colectivo, el 27 de agosto de 1958.
Como parte de la protesta, un grupo secuestró el mismo día cerca de sesenta
autobuses de una central camionera.8 Rodrigo Moya conserva en su archivo el se-
guimiento fotográfico que le dio a esas protestas, que van desde la manifestación
que culminó en el Zócalo, hasta el resguardo de los autobuses en Ciudad Universi-
taria, donde se llevaban a cabo las asambleas estudiantiles. Por la magnitud de las
protestas, la prensa se enfocó sobre todo en el aspecto escandaloso del asunto, y
publicó sus imágenes de los “actos vandálicos” de los estudiantes como la quema
y destrucción de varios autobuses. Por su parte, Moya nos ofrece un mirada foto-
gráfica desde adentro, es decir, hecha desde el interior de los mítines, que muestra
lo que, en términos de James C. Scott, correspondería a una parte sustancial del
Bajo un cartel del Taller
discurso oculto de los sectores disidentes,9 que surge como respuesta y en opo- de la Gráfica Popular, los
maestros normalistas se
sición al discurso público u oficial, es decir, aquel que predomina en los espacios plantan frente el Palacio
Nacional en protesta por
públicos —como la prensa—, desde el cual se defienden las normas que sostienen la corrupción y el fraude
electoral en el seno
al orden político social vigente. El discurso oculto o silenciado funciona en distintos del Sindicato Nacional
de Trabajadores de la
niveles pero, en términos generales, se caracteriza por ostentar una crítica indirecta Educación. ca. 1958.
Alquimia 58|59
al poder a través de prácticas y acciones como la destrucción o quema de objetos
como banderas, pancartas o muñecos que simbolizan el poder. Este tipo de dis-
curso se manifiesta en espacios sociales íntimos o propios del grupo en cuestión,
en los que predomina un ambiente de confianza, así como actitudes que revelan
cierta soltura; así, este discurso permanece ajeno a los ámbitos o lugares en donde
necesariamente predomina el discurso público. Las fotografías de Moya consiguen
transmitir la actitud de los estudiantes que, en esos momentos, debía oscilar entre
la exaltación, la calma y la expectativa; mientras unos observan con atención a
la cámara y otros pasan inadvertidos. Las imágenes sugieren una comunicación
directa entre el fotógrafo y los estudiantes, lo que le permitió ingresar al interior de
Ciudad Universitaria, en donde fueron destruidos los autobuses.
de 1967, con motivo de la llamada “Semana del Vietnam”, marcha en contra de la invasión nor-
teamericana a la isla de Cuba, discurso
organizada por el Partido Popular Socialista (PPS) y el Parti- pronunciado por el ex presidente de Mé-
xico, Lázaro Cárdenas,
do Comunista Mexicano (PCM) en donde militó el fotógrafo. El 18 de abril de 1961.
Alquimia 60|61
al centro, el periodista y director de la revista Po-
lítica, Manuel Marcué Pardiñas, sosteniendo una
pancarta que denunciaba la violencia de la que
estaba siendo víctima la población infantil de Viet-
nam. Detrás de él, encontramos un muñeco hecho
de cartón que simboliza al Tío Sam, ridiculizado y
marcado con el signo universal del dinero. Tanto la
mirada de la mujer ubicada a la izquierda como la
sonrisa del periodista nos revelan que no debieron
sentirse intimidados por la cámara, probablemente
porque pertenecía a un amigo que los había es-
tado acompañando durante el recorrido. De igual
forma, Moya buscó hacer retratos individuales de
la gente afiliada al PCM, quizá con la intención de
ponerle rostro a los que eran referidos en la prensa
como “rojos”16, así como mostrar la presencia de
distintos grupos sociales como estudiantes, inte-
lectuales y trabajadores. Se podría decir que este
grupo de imágenes está vinculado con un ambien-
te de disidencia política, dado que la marcha fue
organizada por un partido, el PCM, que durante
esos años no tenía reconocimiento oficial por parte
de la Secretaría de Gobernación.17 En ese sentido,
el ser militante del partido comunista significaba
pertenecer a una asociación considerada como
clandestina, por lo que militar en él implicaba ser
un disidente y permanecer alejado de cualquier
asunto relacionado con lo oficial.
1. hasta el momento existen pocos textos sobre Rodrigo Moya; entre éstos destacan la reciente
investigación de alberto del Castillo Rodrigo Moya. Una mirada documental, instituto de investiga-
ciones históricas/Ediciones El Milagro, México, 2011, y la investigación de Mónica Morales Flores,
“Rodrigo Moya fotorreportero y el frente guerrillero Edgar ibarra”, tesis de maestría en historia
Moderna y Contemporánea, México, instituto Mora, 2007). a estos recientes estudios se suman
los textos pioneros de alfonso Morales y Juan Manuel aurrecoechea publicados en Rodrigo Moya.
Foto insurrecta, Ediciones El Milagro, 2004, y el número 54 de la revista Cuartoscuro, correspon-
diente al periodo de mayo-junio de 2002.
2. Este aspecto ha sido señalado por alfonso Morales en el libro Rodrigo Moya. Foto insurrecta,
op. cit.
3. Rodrigo Moya, “Las imágenes prohibidas”, en Rodrigo Moya. Foto insurrecta..., op. cit. p. 23.
4. Tiziana Bertaccini, “La corporativización de las clases medias en el Partido Revolucionario ins-
titucional (1940-1964)”, en Itinerarios: cultura, memoria e identidades en América Latina, México,
iNah, 2004, y Olga Pellicer y José Luis Reyna, Historia de la Revolución Mexicana, 1952-1960: el
afianzamiento de la estabilidad política, México, El Colegio de México, 1978.
5. Vid. Olga Pellicer y José Luis Reyna, Historia de la Revolución Mexicana, 1952-1960: el afianza-
miento de la estabilidad política, México, El Colegio de México, 1978, p. 131.
6. aurora Loyo Brambila, El movimiento magisterial de 1958 en México, México, Era, 1979.
9. James C. Scott, Los dominados y el arte de la resistencia, México, ERa, 2000, p. 20.
10. alfonso Morales, “La Venus se fue de juerga: ámbitos de la fotografía mexicana, 1940-1970”,
en Imaginarios y fotografía en México, 1839-1970, México, Conaculta/Lunwerg, 2005, p. 201.
11. Revista fundada en 1960 por un grupo de intelectuales encabezados por Manuel Marcué
Pardiñas, Jorge Carrión, Carlos Fuentes, Vicente Lombardo Toledano, Francisco López Cámara,
Salvador Novo, Víctor Rico Galán y Emilio Uranga, entre otros. El objetivo editorial de la revista
fue unificar a la izquierda y propiciar una lucha por las mejores causas nacionales, así como de-
fender las causas de la Revolución cubana. Rodrigo Moya figuró en los créditos de los servicios
fotográficos de 1961 junto con otros, como los hermanos Mayo, Prensa Latina y Bordes Mangel.
Para mayores detalles Vid. Gabriel Careaga, Los intelectuales y la política en México, México,
Extemporáneos, 1971, pp. 75 a 84.
12. Para más detalles ver Rodrigo Moya. Foto insurrecta, op. cit.
13. Vid. Mónica Morales Flores, Rodrigo Moya fotorreportero y el frente guerrillero “Edgar Ibarra”,
tesis de maestría en historia Moderna y contemporánea, op. cit.
15. Vid. “¿Ser comunista? Una manera de ser”, en Philippe ariès y Georges Duby, Historia de la
vida privada, Madrid, Taurus, 1991, volumen 2, p. 403.
16. Por ejemplo, el encabezado de la nota referida un día antes de que se efectuara la marcha en
el periódico Excelsior decía “Que desfilen pero en orden los rojos”, Excelsior, 14 de marzo 1967,
p. 1
17. Miguel Basañez, La lucha por la hegemonía en México, 1968-1980, México, Siglo XXI, 1982,
p. 112.
Alquimia 62|63
Enrique Metinides: narrador de
historias, voyeur del 68 mexicano
Beatriz Argelia González*
Luego de que las autoridades afirmaran que los estudiantes no eran sino vehícu-
los de una conjura del comunismo internacional2 para boicotear los XIX Juegos
Olímpicos, que por vez primera se llevarían a cabo en una nación latinoamericana,
el régimen autoritario encabezado por Gustavo Díaz Ordaz cerró filas y optó por
la represión, acompañada de un discurso nacionalista que tenía como fin contra-
rrestar a la izquierda mexicana representada, en una primera etapa, por la figura
del Partido Comunista y, más adelante, por la del Consejo Nacional de huelga. El
mensaje se dirigía también a todo aquel identificado como disidente político.
Alquimia 64|65
Enrique Metinides fue el primer fotógrafo de “El periódico que dice lo que otros
callan” que capturó lo ocurrido en la Plaza de La Ciudadela el 22 de julio, cuando
los alumnos de la Escuela Preparatoria isaac Ochoterena se enfrentaron a los de
las Vocacionales 2 y 5.3 había sido enviado por Francisco Picco —entonces jefe
de Fotografía del rotativo— a cubrir “los desmanes ocasionados por los jóvenes”.4
hasta ese lugar llegó con una cámara propiedad del diario que, en 1964, había
iniciado un proyecto de modernización tecnológica que implicó la instalación de
cuartos de revelado y la compra de artilugios fotográficos de marcas Contax, Gon-
tarex y Voigtlander, además de lentes de diversos tamaños, como los angulares de
21 milímetros y los telefoto.5
Lo anterior, con el fin de explicar la relevancia del trabajo con imágenes pertene-
cientes a los archivos hemerográficos y su pertinencia para la investigación históri-
ca acerca del movimiento estudiantil de 1968.
Cinco décadas de ejercicio fotoperiodístico. El sello que caracteriza a las imá-
genes producidas por Metinides puede identificarse en la lógica empleada para
cubrir un hecho noticioso y su capacidad para plantearlo desde las propias coor-
denadas del lenguaje visual. Las fotografías de su autoría son consustanciales a
la obsesión que lo persigue desde niño, cuando en la oscuridad de una sala cine-
matográfica el mundo se le reveló en secuencias que exhibían a al Capone y sus
secuaces. En su mente, la escuela del delito llevada a la pantalla no podía enten-
derse sino desde la narrativa discursiva que sostiene al séptimo arte, y es bajo esta
perspectiva que habría de experimentar con la fotografía, actividad a la que llegó
precozmente, cuando tenía doce años.
Alquimia 66|67
a los deudos); algún aspecto del lugar de la acción, y, por último, la imagen del
autor intelectual o material de los hechos junto con el arma o “la prueba” del delito.
Sus casi cinco décadas de labor fotoperiodística las ejerció sobre un código de
ética en el que la premisa fundamental era el respeto al dolor de la familia de la
víctima y la memoria del desgraciado. Tal vez por eso se obligó a buscar con la
cámara un ángulo desde donde la muerte no “golpeara” visualmente al lector. El
más grande de los fotógrafos de nota roja afirma que él fue el primero de su gremio
en colocar la cámara al ras de suelo para lograr encuadres originales, otros puntos
de vista gráficos.8 Lo que a él le interesaba era captar el drama de la vida misma,
más allá de la circunstancia sangrienta en la que alguien fenecía. En innumerables
ocasiones solicitó a los dolientes imágenes de su familiar en pleno gozo de la exis-
tencia, para evitar así la imagen burda, roja, obvia.
Cuando el caso cubierto era un suicidio, apostaba por brindarle al lector algún
otro elemento visual que lo remitiera a los hechos sin la necesidad de mostrar el
cadáver. Para ello recurría a alguna carta póstuma o una prenda emblemática,
como cuando, en 1958, fotografió, con la autorización de sus familiares, el vestido
de novia y un pequeño baúl de recuerdos de una joven que iba a casarse y cuyo
prometido no llegó nunca a la iglesia.9
Este enfoque, oscilante entre el crimen y el castigo “denotaba una clara dimen-
sión política, ya que se entendía como desorden cualquier acción que pusiera en
cuestión el régimen establecido”12 en correspondencia con la legislación vigente,
el delito de disolución social y la propia relación de la prensa con el poder. En La
Prensa se señaló a los activistas y se intentó persuadir a los lectores acerca de su
responsabilidad en los cargos imputados.13
Alquimia 68|69
realidad el florecimiento de la industria permitió la consolidación de las clases alta
y media en detrimento de la vida rural.
La puesta en marcha de estas fotografías en las planas del diario se adapta al dis-
curso maniqueo que, en 1968, empleó La Prensa. Su tratamiento se complementa
con el uso de los pies de foto añadidos para editorializar el mensaje enviado a la
opinión pública: “la manera en que la imagen puede adquirir una dirección ideo-
lógica (palabra ahora tan en desuso) se vuelve infinita, y este sentido termina por
despertar muy diversas ilusiones —o impulsos ilusorios— frente a las, digamos,
realidades originales”.15
La Prensa fue, en 1968, uno de los medios que reprodujo las versiones oficialistas
debido a la cercana relación que mantenía con el poder, del cual recibía dádivas
consistentes en el embute y cuya máxima expresión es la columna “Granero Po-
lítico”, concebida para denostar a actores sociales como el rector Javier Barros
Sierra, el catedrático heberto Castillo, el escritor José Revueltas, el líder priísta
Carlos Madrazo y, desde luego, a los activistas del movimiento y a sus simpatizan-
tes, entre otros.
Las fotografías de ese diario fueron publicadas en blanco y negro; hoy día se sabe
que la autoría de algunas de ellas corresponde a Enrique Metinides gracias al
crédito autoral concedido en las páginas principales y en las contraportadas, lo
que no ocurre en interiores, donde los nombres de los fotógrafos asignados a la
cobertura ocupan un espacio colectivo que no especifica a quién pertenece (en
ese sentido vale la pena señalar que el consignar los créditos de autor no era lo
característico en la época).
10. Entrevista realizada a Enrique Metinides por alberto del Castillo… op.
cit.
12. Marco Lara y Francesc Barata, Nota roja, México, Debate, 2009, p.
153.
13. Vid. S.a., Los Procesos de México, 1968, la criminalización de las vícti-
mas, México, Comité 68 P, 2008, p. 41.
Alquimia 70|71
La revolución sandinista
en el unomásuno. La mirada
de Pedro Valtierra en Nicaragua
Mónica Morales Flores
La insurrección del pueblo nicaragüense de 1979 fue uno de los movimientos ar-
mados con mayor cobertura mediática. Desde el inicio del conflicto, en enero de
1978, con el asesinato Joaquín Chamorro, periodista de oposición y director del
diario La Prensa de Nicaragua, se inició un primer periodo de enfrentamientos en-
tre el FSLN y la Guardia Nacional que culminó en septiembre de ese año con la
toma del Palacio Nacional. Este primer periodo de lucha no logró que la prensa
internacional se desplazara a Nicaragua ya que, por lo prolongado y esporádi-
co de los combates, se dificultaba la estancia de los enviados extranjeros. En el
caso mexicano, las publicaciones nacionales prefirieron utilizar los servicios de las
agencias internacionales de noticias para informar sobre los acontecimientos. Fue
hasta septiembre que el diario unomásuno, dirigido por Manuel Becerra acosta,
envió a Marta Zarak a Managua, con lo que ésta se convirtió en la primera fotógrafa
mexicana en la zona de conflicto. El acto final de la primera ofensiva quedó regis-
trado en las páginas del periódico en treinta fotografías de Zarak publicadas del 1
al 28 de septiembre; un mes más tarde arribó a Nicaragua Pedro Meyer —fotógrafo
enviado por el mismo diario—, el fotorreportaje titulado “Cristo se detuvo en Nica-
ragua”, publicado el 4 de noviembre en el suplemento Sábado, fue el resultado de
su estancia en aquel país.
El otro factor fue el discurso escrito que se caracterizó por manejar dos niveles de
información: el noticioso, formulado a partir de los boletines cablegráficos de las
agencias, y el que le da a la cobertura, ésta sería un sello particular del diario; se
obtenía a partir de las notas y crónicas urbanas escritas por sus reporteros Guiller-
mo Mora Tavares, Marco aurelio Carballo, Jaime avilés y Carmen Lira quienes, sin
perder el filón periodístico, retratan la cotidianidad de la guerra y rebasan los datos
informativos para encontrar el lado humano del conflicto —característica propia
del diario, que se preocupaba por dar voz a los sectores marginados de la socie-
dad— y quienes, en contados momentos, entablan un dialogo armónico con las
fotografías, particularmente, Jaime avilés.
Alquimia 72|73
do y dirigido por Manuel Becerra acosta. Su trabajo anterior
le permite afianzar sus conocimientos técnicos pero es en el
unomásuno donde aprende a mirar a través de la lente, inicia
un estilo propio de fotografiar que se ve plasmado en cada
una de las imágenes registradas en Nicaragua.3
Alquimia 74|75
El éxodo de la población en abril, los
saqueos de mayo, los enfrentamientos
de junio, la caída de Somoza y el triunfo
sandinista en julio... Este último episo-
dio registra diferentes ángulos: la sali-
da de Somoza de su búnker, la toma
del aeropuerto Las Mercedes por los
sandinistas, la Plaza de la Revolución
repleta de nicaragüenses festejando, y
el desfile de los guerrilleros por las ca-
lles de Managua. Una secuencia com-
puesta por cinco negativos muestra
un grupo de combatientes en su paso
por el Palacio Nacional, la fotografía
publicada en primera plana nos remi-
te a las famosas fotografías de la toma
del Reichstag de Yevgueni Chaldej y a unomásuno, 20 de julio de 1979
76|77 Alquimia
militares, como el miliciano que camina por los patios de la
fortaleza castrense cargando sobre sus hombros pertrechos,
armas, botas y todo lo que encuentra a su paso, o sus com-
pañeros que destrozan el cuadro de Somoza que, momentos
antes, fue sacado de su despacho, imagen con una carga
negativa del guerrillero, ya que puede relacionarlo con actos
violentos, de saqueos y destrucción. O el retrato close up del
militar somocista que, de manera directa y contundente, ob-
serva a la cámara con una mirada intimidante, incluso violen-
ta, que, si bien pudo ser publicada para mostrar una imagen
negativa de las fuerzas somocistas, se optó por omitirla en el
discurso narrativo del diario.
PÁGiNa SiGUiENTE
Col. (AFPV)
con una educación visual que le per- guerrilleras, y que, un año más tarde, Pedro Valtierra inmorta-
mitía priorizar aquellas imágenes con liza en un retrato con una calidad estética notable. Esta mujer,
contenido estético y documental. Por su una de las tantas idalias “nicas”, es protagonista de una se-
parte, tanto el jefe de fotografía —aarón rie fotográfica compuesta por cinco negativo. La secuencia
Sánchez— como el director del diario inicia con el beso de la madre en la mejilla de la pequeña;
—Manuel Becerra acosta— fueron sen- fracciones de segundo separan un disparo del otro, el niño
sibles y perceptivos al trabajo de Pedro en primer plano no estorba a la composición, es más, enmar-
Valtierra, con lo que lograron un diálo- ca la escena, la tercera toma de la secuencia —el negativo
go que no se había visto en la prensa número 22 de un rollo de 36— es el seleccionado por su
mexicana hasta la irrupción del unomá- autor para ser enviado a México, Valtierra no se equivoca:
suno en la arena periodística.10 Ejemplo la fuerza visual, estética, documental e incluso histórica que
de esto es el colofón de la cobertura: contiene la imagen es una síntesis de la lucha del pueblo ni-
cuatro días después del triunfo, se pu- caragüense, del reencuentro de un pueblo consigo mismo y
blicó en primera plana una imagen que el retrato del triunfo sandinista, así parecen entenderlo en el
nos acerca a diferentes niveles de aná- periódico y la fotografía es publicada sin edición, sin cortes,
lisis del conflicto. Con esta fotografía, sin transformar el formato original. Esta fotografía simboliza
el unomásuno cierra prácticamente su el broche de oro de un discurso visual que priorizó la figura
cobertura y sintetiza su postura perma- del pueblo nicaragüense en lucha sobre otros actores, como
nente frente a la revolución sandinista. Comandancia Sandinista o los detentadores del poder.
La guerrillera sandinista, la madre nica- En términos generales, las imágenes publicadas en el uno-
ragüense, regresa del campo de bata- másuno representan la visión que del mundo y que, en parti-
lla a reencontrarse con su hija, tal vez cular, de la revolución sandinista tenía en ese momento Pedro
se trata de idalia, aquella joven que, Valtierra, y que encontró, en la preocupación de Manuel Be-
desde algún lugar de Nicaragua, escri- cerra acosta por la fotografía y el conflicto centroamericano,
be una carta a su madre y que Jaime a un interlocutor. Esto debe verse como elemento básico para
avilés retoma en su crónica del 11 de entender el interés del diario por enviar a su propio fotorrepor-
junio para dar nombre a las mujeres tero y dar mayor peso al trabajo de Valtierra sobre el servicio
78|79 Alquimia
de las agencias informativas. Prioridad que nos permite
hablar de una mirada de autor, escasa en la época, para
cubrir una nota periodística de alcances internacionales.
2. Excelsior publicó 152 fotografías, de las que únicamente 21 fueron de sus enviados: ignacio Castillo, antonio Reyes Zurita y
Eduardo Zepeda. a Francisco Picco (jefe de Fotografía) y a Gildardo Solís les publicaron 15 fotografías, de las 82 que formaron el
registro visual de La Prensa.
3. Pedro Valtierra, en 1984, fue uno de los tantos que salen del unomásuno para fundar La Jornada, donde llega a ser jefe del De-
partamento de Fotografía. Fundó la agencia Cuartoscuro en 1983 y la revista Cuartoscuro, diez años más tarde; hasta la fecha tiene
el cargo de director.
4. Este esquema de clasificación lo encontramos también en el aFPV con un par de rubros más: “Nicaragua en México”, que corres-
ponde a los negativos utilizados en otros ámbitos diferentes al primigenio, tales como exposiciones y publicaciones, y otra sección
sin título donde se encuentra otra serie de negativos tomada en viajes posteriores de Valtierra a Nicaragua.
5. John Mraz y ariel arnal, La Mirada inquieta. Nuevo fotoperiodismo mexicano, 1976-1996, México, CNCa-Centro de la imagen, 1997.
6. Todas las imágenes del texto son autoría de Pedro Valtierra, las publicadas en el unomásuno pertenecen al acervo hemerográfico
de la Biblioteca de México José Vasconcelos y las de archivo pertenecen al archivo Fotográfico Pedro Valtierra, a.C.
7. Entrevista realizada a Pedro Valtierra por Mónica Morales, 10 de junio de 2009, México, DF.
8. El antecedente más destacado lo encontramos en los fotorreportajes realizados por Rodrigo Moya a las guerrillas guatemalteca y
venezolana, publicados en la revista Sucesos para todos en 1966 y 1967.
9. Entrevista realizada a Pedro Valtierra por Mónica Morales el 25 de junio de 2009, México, DF.
10. Este diálogo entre el fotógrafo-jefe de Fotografía-director del diario, es una característica más del fotoperiodismo mexicano moder-
no, que se inauguró con el 0 en 1977. El caso de las revistas ilustradas es destacable, particularmente, las dirigidas por José Pagés
Llergo, quien tenía una preocupación por la imagen y, en sus publicaciones, buscó siempre este diálogo entre la imagen y el texto,
y en las cuales, en algunos casos, priorizó el papel de la fotografía.
80|45 Alquimia
35 años
de Fototeca Nacional
del INAH
Alquimia 81
DE IZQUIERDA A DERECHA A su vez, la Fototeca Nacional es referencia obligada para numerosas instituciones en
Y DE ARRIBA HACIA ABAJO
Nacho López Estados Unidos, Europa y América Latina en la promoción del valor de la imagen como
Estructura de depósito
petrolero en la refinería de
patrimonio cultural, sobre todo por su propuesta de organización interna y el manejo de
Salamanca, Guanajuato, las técnicas de conservación aplicadas, así como por sus programas de difusión y su
ca. 1965
Col. SINAFO-FN-INAH, vocación de servicio al público.
núm. de inv. 383796
Guillermo Kahlo Sin duda, esta es una entidad que ha crecido no sólo en instalaciones y número de
Telón del Teatro Nacional
(en construcción), colecciones, sino también en la especialización técnica de las diferentes áreas que la
Ciudad de México, 1910
Col. SINAFO-FN-INAH,
conforman; así como en la integración de estrategias de difusión para insertar la cultura
núm. de inv. 843464 fotográfica en un público cada vez más amplio.
Autor no identificado
Salón Internacional
del automóvil
Quienes la conocen, saben bien que no se trata sólo de un reservorio de fotografías histó-
Ciudad de México, 1956 ricas, sino de un centro especializado en la conservación, documentación, investigación
Col. SINAFO-FN-INAH,
núm. de inv. 844068 y difusión no sólo de su rico y basto acervo, sino también de la cultura de la fotografía
Guillermo Kahlo
mexicana en general.
Casa particular del Sr. D.
Rosendo Rivera,
Querétaro,1912
Col. SINAFO-FN-INAH,
núm. de inv. 843494
En los primeros treinta y cinco años de vida institucional de la Fototeca Nacional han sido Agustín Víctor
Casasola
apoyadas e impulsadas cientos de publicaciones, exposiciones y programas audiovisua- Exhibición aérea en
los campos de Bal-
les, así como múltiples proyectos de investigación provenientes de instituciones públicas y buena, ca. 1911
privadas, sobre aspectos sociales, artísticos y técnicos relacionados con la fotografía. Col. SINAFO-FN-INAH,
núm. de inv. 129621
Si bien a lo largo de este tiempo se han rebasado las expectativas generadas en su origen, el
reto continua y es mayor, ya que la visión institucional que se tiene de la Fototeca Nacional nos
lleva a trabajar por ser un archivo fotográfico nacional que resguarde y acreciente de manera
constante sus acervos para confirmar su posición como el archivo más importante del país,
siempre con vocación de servicio.
Es así que les invitamos a participar en nuestra celebración y que todos los interesados pue-
dan consultar nuestro catálogo en línea, mismo que se enriquece constantemente.
www.fototeca.inah.gob.mx
Alquimia 82|83
Mayra Mendoza Avilés
PÁGINA ANTERIOR
De las muestras fotográfica presentadas durante el encuentro, la exposición Botánica, de Cannon Bernáldez,
Botánica,
Cannon Bernáldez, un libro-objeto enraizado en los antiguos libros de viajes, logró introdu- en el Segundo
Encuentro
cirnos en la travesía por la naturaleza ficcional de la autora. Mientras que Platinos, de Javier Internacional de
Hinojosa, dio muestra de las cualidades estéticas del proceso en imágenes de diversas zonas Procesos Fotográ-
ficos Alternativos,
arqueológicas del país. Xalapa,Veracruz,
julio 2011
Como corolario del evento, en el Puerto de Veracruz, se realizó una mesa de discusión con la
participación de tres atinados conferenciantes, Francisco Mata Rosas, Daniel Mendoza Alafita y
Eric Jervaise. Un divertimento lúcido sobre lo que se considera “alternativo” y el propio proceso
fotográfico. Jervaise habló sobre los usos y abusos de las técnicas alternativas, lamentablemente
no fue del todo comprendido por la mayoría de los asistentes, por su habitual tono sarcástico al
charlar; Francisco Mata Rosas compartió inteligentes reflexiones sobre el oficio fotográfico y cerró
la discusión Daniel Mendoza, con su manifiesto estenopéico, publicado previamente en Face-
book, mostrando al público, una urna funeraria con su nombre, objeto que, mientras aguarda la
fecha señalada, será usada como cámara estenopéica.
Una reunión de especialistas, estudiantes y público en general, que más allá de llegar a con-
clusiones absolutas, abre nuevos intersticios en el desarrollo e investigación de esta forma
de producción visual.
Alquimia 84|85
Además, aborda con gran habilidad los casos de Manuel
Ramos, quien se hizo famoso por el ranger del vagón de
ferrocarril; de Ezequiel A. Tostado, y el del alemán de filas
John Mraz, Fotografiar la Revolución zapatistas, Hugo Brehme. Encontramos también refe-
mexicana. Compromisos e iconos rencias sobre Ignacio Herrerías, sobre el muy bien
INAH, México, 2010, 241 pp. ubicado obregonista en la década de 1920, Eduardo
Melhado, y de los míticos Casasola (que cuentan con
un capítulo aparte). No faltan las alusiones al carrancis-
ta Fernando Sosa (primer socio de Enrique Díaz) y al
John Mraz fue uno de los primeros especialistas dedi- obregonista Jesús H. Abitia.
cados a historiar con imágenes. De sus artículos y libros
emerge gran cantidad de datos que alimentan la historia Por otro lado, John Mraz conoce a fondo el testimonio
de la fotografía moderna y contemporánea en México. creado desde suelo estadounidense. Nos colocamos
frente a lo que se produjo en México en 1914, cuando
Su más reciente libro es una muestra del conocimien- la invasión de las barras y las estrellas se dejó sentir en
to que tiene acerca de la lucha armada que se libró de el puerto jarocho. Además, el investigador realizó una
1910 a 1920. En sus páginas, además de ubicar las imá- revisión historiográfica profunda de autores como Ariel
genes en su época y forma, contribuye a crear una línea Arnal, Olivier Debroise, Ricardo Pérez Montfort, Rosa Ca-
del tiempo a partir de la cámara como testigo parcial, y sanova, Daniel Escorza, Miguel Ángel Morales, Miguel
a establecer la red de información histórica entrelazada Ángel Berumen, Alberto del Castillo, Laura González,
con la autoría de las imágenes: quién era quién en el Marion Gautreau, Ignacio Gutiérrez, Samuel Villela e in-
escenario nacional con la cámara al hombro. Además, cluso de la que estas líneas escribe.
explora otra veta importante: la de la rapiña, la coautoría,
la adjudicación, la compra, la venta, el coleccionismo y El historiador desarrolla una revisión ardua de fuentes,
todas aquellas prácticas que nos llevaron a tener imáge- con un aparato crítico muy sólido y con mirada incisiva.
nes registradas por más de un fotógrafo. Quienes conocen a John Mraz no se extrañan por esta
manera de mirar y de atreverse a contraponer su visión.
Mraz se acerca de manera puntual a establecer más en Así es la fotografía: sencilla y compleja, una huella y un
firme la autoría de las imágenes, y lo hace cruzando la índice, un documento y una falsificación, una obra de
información hemerográfica y gráfica con los datos que arte o un sencillo comprobante, todo ello por la multivo-
provienen de sus fuentes de trabajo. En su defecto, lo- cidad de la imagen.
gra señalar claramente las dudas autorales que surgen
de los negativos reproducidos. Me parece que es uno de Un gran acierto es la presencia de las mujeres en las imá-
los métodos de trabajo mejor sustentados en los últimos genes y en las batallas fotográficas. Importante su andar
años, siempre con probabilidades de error, pero con la detrás y delante de la cámara, como las va presentan-
certeza de haber revisado una amplia gama de negativos do el mismo autor, de modo que es posible comprender
y positivos poco conocidos. a esa otra mitad del elenco que conformó y sostuvo la
Revolución mexicana. Ahí están las hermanas Strauss,
Casi todos los profesionales de la cámara aparecen en las que acompañaron en sus batallas veracruzanas a los
estas páginas: el pictorialista Antonio A. Garduño, el foto- mexicanos derribados; también Sara Castrejón, quien
diarista Samuel Tinoco, el grabador y fotógrafo Ezequiel desde su natal Guerrero, volcó la cámara para capturar
Tostado, el fotógrafo y coleccionista Sabino Osuna y las escenas que circundaron su propia revuelta arma-
Ezequiel Carrasco con sus imágenes en la Decena Trá- da. No se hace referencia a La Graflex, porque poco se
gica publicadas en Revista de Revistas. sabe de ella. Por su parte las telefonistas, las guerreras
86|87 Alquimia
y soldados, las cocineras, niñas, jóvenes, abuelas, apa-
recen en una recuperación de género necesaria en esta
historia Matria (retomando aquí este concepto de Samuel
Villela). Creo que en gran medida se lo debemos a su
compañera de vida, Eli Bartra, porque nunca ha cejado
en su intento de rehacer la historia de las mujeres, para
que tengamos el lugar justo en el firmamento político, so-
cial, cultural y económico que nos corresponde.