No.
396
MISTICISMO | CIENCIA | ARTE
VOLUMEN TRIMESTRAL
OCTUBRE • NOVIEMBRE • DICIEMBRE 2024
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No. 396 | Volumen trimestral
Octubre - Noviembre - Diciembre 2024
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El Egregor 3
Contenido Influyendo el destino
La Experiencia Mística
10
19
El mayor poder del hombre 29
No. 396
2
No. 396
El Egregor
JOSÉ BOTELLO F.R.C.
U
na gran mayoría tiende definir el egregor como una
creación mental colectiva, aunque ha habido muchas
otras versiones de su significado. Algunas son tomadas
de los textos bíblicos apócrifos, otras de la literatura esotérica
y, más recientemente, versiones extraídas de la psicología y de
la neurociencia. El término egregor no está registrado en el
Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española.
Sin embargo, Wikipedia define al egregor “como un concepto
propio del ocultismo que viene a representar una forma de
pensamiento o mente colectiva de grupo, esto es, una entidad
psíquica autónoma capaz de influir en los pensamientos de un
grupo de personas”. Además, Wikipedia afirma que egregor es
una palabra del idioma de la Grecia antigua que significa “ángel”.
Está comprobado que cuando Un egregor también es
dos personas o más comparten un un concepto místico y,
mismo pensamiento impregnado en términos generales,
de una emoción fuerte y, además se define como una
de una intención o propósito, energía creada por
ese pensamiento se proyecta los pensamientos,
energéticamente, se convierte emociones e ideales de
en una entidad autónoma (egre- un grupo de individuos,
gor). Conforme las personas van resultando en una
alimentando y manteniendo ese conciencia colectiva.
pensamiento, esta entidad puede La palabra egregor
ir adquiriendo cada vez más proviene del griego que
fuerza. Inclusive regresarse las literalmente significa
personas que lo han creado para “vigilia” o “estado de
influir en ellas y también afectar o alerta”, por lo cual
influir en otros, a tal punto que es el egregor puede
capaz de perdurar en el tiempo, interpretarse también
aunque los creadores originales como “vigilante” o “el
hayan ya desaparecido. que vigila”.
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Entonces, el egregor es una entidad energética con una carga
de conciencia y acción que lo mantiene sujeto a la intención
original con la que fue creado y que va a hacer todo lo posible
por subsistir. Esto significa que al regresar a quienes lo crearon
está, en realidad, retroalimentándose, manteniéndose. El
egregor siempre va a actuar con esa intención original, por lo
cual, si el pensamiento y la emoción originales que crearon la
entidad son de tipo negativo o de baja vibración, compuestas
por emociones negativas, como el enojo, la ira, el odio, el
miedo o la frustración, el egregor que se crea es negativo y
va a seguir influyendo negativamente sobre las personas que
lo crearon, e incluso podría afectar a otros que se encuentren
bajo su energía. Debo aclarar que únicamente afecta a otros si
los otros lo permiten o creen en el propósito de ese egregor;
en otras palabras, debe tener el consentimiento, consciente o
inconsciente, de aquéllos que serán afectados por el egregor.
Esto mismo sucederá en la creación de un egregor con una
energía positiva.
Los egregores son inevitables, ya que lo formamos todo el
tiempo. Algunos son débiles y temporales, mientras otros son
muy fuertes, poderosos y se mantienen a lo largo del tiempo,
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inclusive mucho después de que sus creadores originales hayan
desaparecido. Las naciones, las instituciones religiosas, los
equipos deportivos, las organizaciones, las compañías, forman
egregores. El matrimonio es un egregor, un grupo de amigos es
también un egregor.
Algunos tienden a confundir el término egregor con la expresión
tulpa, adaptada y heredada por los teósofos del siglo xx del
budismo tibetano, y significa “manifestación” o “emanación”; es
decir, un ser mental creado con poderes espirituales. La tulpa
se entiende como la creación de un amigo espiritual imaginario
con voluntad, pensamiento y opinión propia, que implica cierta
autonomía del ser creado. La diferencia principal con el egre-
gor radica en que la tulpa se refiere a la creación mental de
un solo individuo, mientras que el egregor se refiere a dos o
más individuos o entidades espirituales que se unen con un solo
propósito.
Otro concepto generalizado del egregor es que su existencia
sobrevive a las entidades espirituales o individuos que original-
mente lo crearon. Esto sucede siempre y cuando haya personas
que continúen la tradición o herencia espiritual, alimentando
esta entidad con su energía psíquica. Así, el poder del egregor
dispone de la fuerza de sus miembros pasados y presentes y,
más aún, futuros. Además, se considera que cuanto más antigua
sea la colectividad y cuanto mayor sea el número de miembros
que la componen, más antiguo sea su origen, más poderoso
será el egregor.
En el caso de las escuelas místicas, el
Es como si una
egregor está relacionado con el plano
idea o una causa
espiritual, y en la religión se asocia
adquiriera vida
al reino angélico. En la psicología se
propia para
relaciona con los arquetipos y con
ayudar al grupo.
el inconsciente colectivo, donde un
elemento del inconsciente colectivo En el caso de un
adquiere cierto nivel de conciencia y equipo deportivo,
se transforma en un egregor; cuando el egregor está
un arquetipo deja de ser un modelo, relacionado con
adquiere conciencia, y se transforma la victoria, y así
en una entidad colectiva. sucesivamente.
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Otro detalle importante al estudiar el egregor es que si es
creado y potenciado por un grupo sin una visión clara, y sin una
intención sincronizada entre todos sus miembros, la entidad se
debilitará y desaparecerá, no tendrá una dirección visible sobre
la cual actuar. Esto también sucederá si el egregor es creado en
torno a una personalidad terrestre en particular, ya que al morir
el individuo, y con el tiempo, el egregor se disolverá.
Es bueno mencionar que existe egregor tanto positivo como
negativo. Ambos se ven directamente afectados por la moral
y la ética de sus participantes, dependiendo no sólo de las
intenciones y las acciones de quienes lo crearon, sino también
de los medios que se utilizaron para crearlo. Cuando un grupo
corrupto moralmente, con miembros con una ética deficiente,
crea un egregor negativo, se genera un poder, pero éste afec-
tará de forma negativa a los que estén bajo su influencia directa,
traerá resultados no deseados para la colectividad. Incluso
afectará colateralmente a los que estén fuera de esta energía,
pero que estén relacionados mental o emocionalmente con los
participantes. Esto sucede también en forma indirecta.
Antes de asistir a constituir o afiliarse a un grupo, debe ten-
erse en cuenta que al hacerlo ayudará a sustentar al egregor
de ese colectivo. Por esta razón es peligroso pertenecer a un
egregor que haya sido construido rápidamente y de forma casi
inconsciente, en especial si la energía no es guiada de manera
correcta. Debido a ello, este tipo de grupos puede terminar en
catástrofes o violencia. Por ejemplo, en un partido de futbol, la
energía mental de los espectadores que se crea, se sincroniza
con el evento. En ocasiones, este tipo de evento puede terminar
en catástrofes o violencia colectiva, ya que en cierta forma es
un ritual de varios, donde confluye la energía de manera masiva.
Si las personas que participan de esta energía se enojaran a la
vez, el egregor se alimentaría con esa ira y alteraría la energía
de todos los presentes, sean miembros del egregor o no. Desde
luego, algunos se verían menos afectados que otros, todo en
función de la influencia energética que ejerza el egregor sobre
ellos, pero también habrá quienes se verían profundamente
alterados. Por esto es tan importante tanto la calidad moral de
los participantes como los códigos éticos de los miembros en la
creación y mantenimiento de un egregor.
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Desde el punto de vista místico, y a razón de la ley del trián-
gulo, la energía producida por el egregor obedece a una ley
que corresponde a los tres mundos, que son el físico, psíquico
y espiritual. En algunas filosofías orientales, al mundo psíquico
se le llama astral.
En tiempos modernos, las redes sociales son propicias a ello,
y reúnen las condiciones para la creación y existencia de un
egregor, y aunque los métodos pueden ser diferentes a los
tradicionales, el resultado es el mismo. Los expertos en este
tema aseguran que cada red social tiene su propio egregor, y
lo que es más importante, las redes sociales han sido creadas
con ese propósito, influyendo sobre el comportamiento de sus
usuarios, ganando poder e influencia de manera muy rápida a
nivel mundial. Es decir, cuando una tendencia se vuelve viral
en las redes sociales, ésta está creando su propio egregor con
base en la energía emocional y en la creencia de sus usuarios.
Sin embargo, al formarse muy rápido, también se diluye muy
rápido, pero mientras existe tiene una influencia enorme y real
en millones de personas.
El egregor es un concepto El término egregor se define en
muy importante para el el Manual Rosacruz, editado en
mundo del esoterismo Francia, como una asamblea de
y del misticismo, entidades terrestres y espirituales
especialmente para el que conforman una jerarquía
estudiante rosacruz, activada por energía mental. El
ya que toda nuestra egregor, cuando se utiliza en
herencia material y una orden tradicional e iniciática
espiritual está contenida como la orden rosacruz, se refiere
dentro de nuestro a un campo de energía que une a
egregor. ¿Pero qué es el todos los rosacruces a un mismo
egregor rosacruz? ideal simbolizado por la rosacruz.
Este campo energético es extremadamente poderoso, mani-
festándose a través de dos energías complementarias. Mientras
que una polaridad de la energía es responsable de protección, la
polaridad opuesta es fuente de intuición, inspiración e ilumina-
ción. Cito a Mateo 19. “Además os digo, que, si dos de vosotros
se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la
tierra, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” Mateo
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20. “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos.” Dentro del Egregor cada uno tiene
su lugar, la ley de la armonía trabaja a este nivel con más inten-
sidad que en cualquier otro estado de la consciencia del Ser.
Ahora bien, el hecho de pertenecer al grupo no es sufici-
ente para obtener inspiración, influjo cósmico y protección.
Sabemos que en el seno del egregor cada quien hace su lugar,
de acuerdo con su nivel de conciencia. El individuo que se
armoniza con el conjunto llevará su contribución y, al mismo
tiempo, recogerá su protección de la fuerza común. Aquéllos
que se manifiesten indiferentes o en desacuerdo con las leyes y
reglamentos, causando desarmonía dentro del cuadro general,
se eliminarán a sí mismos y ya no serán parte del egregor. Lo
mismo sucede con los que sean desleales a los principios e
ideales del egregor. Algunos miembros no se dan cuenta que
su retiro del grupo es debido a un impulso originado por sí
mismos y no por el egregor. La ley de las armonías en este nivel
de conciencia es mucho más fuerte dentro del egregor que en
otro lugar de nuestro plano de conciencia, debido al esfuerzo
conjunto de todas las mentes que lo componen.
En el caso específico de nuestra orden, la energía dirigida por el
egregor proviene de dos fuentes complementarias. La primera
de estas fuentes corresponde al trabajo espiritual realizado por
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todos los rosacruces de todo el mundo, ya sea en la privacidad
de su hogar o en un organismo afiliado. Es decir, cada vez que
estudiamos una lección, hacemos un experimento, participa-
mos en un ritual, una meditación, una iniciación, por el Consejo
de Solaz o a través de una experiencia mística personal, esta-
mos contribuyendo al trabajo espiritual del egregor. Esta fuente
energética está representada por un triángulo con la punta
hacia arriba. Podemos describir este triángulo de la siguiente
manera: la cúspide corresponde a la jerarquía visible.
La segunda fuente Esta fuente energética está
energética corresponde representa por un triángulo
al influjo espiritual que con la punta hacia abajo en
se recibe de la jerarquía cuyo centro se encuentra una
invisible de nuestra rosacruz. Aclaro que el sím-
fraternidad, es decir, a través bolo físico del egregor se rep-
de los maestros cósmicos resenta sin dibujar el triángulo
que trabajan al servicio de la superior, ya que pertenece al
tradición rosacruz. mundo invisible.
Todos nosotros formamos parte de una fraternidad universal,
en la cual somos discípulos y pertenecemos a diferentes grupos
que están divididos en función de la evolución adquirida y de
lo que debemos aprender en cada encarnación. No obstante,
aunque todos somos diferentes, estamos unidos por ciertas
tendencias y afinidades que nos juntan en ciertos senderos
espirituales, seamos o no miembros de alguna organización
religiosa, filosófica o mística. Pertenecer a un grupo u organi-
zación espiritual es una decisión personal que viene determi-
nada por muchos factores, tanto del presente como del pasado.
A medida que avanza nuestro nivel de conciencia, se observan
automáticamente cambios importantes en nuestras actividades.
Así, vemos que lo negativo se va haciendo cada vez menos
atractivo y menos aceptable, el conocimiento reemplaza a la
crítica. Dada la importancia del egregor de nuestra orden para
la existencia continua de su filosofía y sus ideales místicos, cada
miembro debe contribuir a su pureza y su poder. Por ello es
vital, para el fortalecimiento del egregor, respetar las reglas
establecidas y aplicar conscientemente las enseñanzas recibi-
das y, sobre todo, ser leal siempre.
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Influyendo
el destino
POR RALPH M. LEWIS, F.R.C.
E
l destino es una tela de acontecimientos tejida en el telar
del tiempo. En todas las edades ha habido hombres que
creyeron que el futuro estaba predestinado. Se concebía
que el curso de la vida fuera establecido para cada hombre. Se
pensaba que había un plan cósmico o designio con cada cosa
que existe, el que tenía un lugar y función integral en sí mismo.
Aquéllos que creían de este modo no pensaban en la naturaleza
de la vida como una cadena continua de causas y efectos.
Pensaban, más bien, que había habido sólo una causa, con un
solo propósito divino y que todo era el efecto de tal propósito.
Se pensaba que los efectos, como ser de las cosas y los
acontecimientos, habían entrado en existencia de una sola vez,
10
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incluyendo el orden en el que debían ocurrir. En tal filosofía,
el pasado, el presente y el futuro están fundidos dentro de un
gran panorama. Se pensaba que el Hombre no tuvo parte en su
creación; se le permite sólo revisar su relación a ella, mientras
pasa ante su conciencia.
Millones de individuos han buscado conocer tal destino. Han
deseado atravesar el velo del tiempo. Han consultado oráculos,
adivinadores y profetas como lo hacen aún. Sin embargo, esto
es paradójico, pues si, como tales hombres lo creen, el futuro
fue predestinado, entonces no está dentro de su poder el
alterarlo. Por otro lado, millones de personas se han rendido
a su idea particular de predestinar, y manifiestan convencidos:
“que venga lo que venga”, como parte de su filosofía personal.
Sin embargo, el destino es un concepto falso cuando se piensa
que es predeterminado.
Realmente, el destino no tiene forma o calidad fija. Es plástico. Es
formado por dos grandes variables: las fuerzas de la naturaleza
y la mente humana. Las fuerzas de la naturaleza no tienen
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intención dentro de sí. No son ni benévolas ni malévolas. Tanto
sus choques estruendosos como su rítmica armonía se originan
de su existencia y función. La naturaleza no trata de aplacar ni
hostigar al Hombre con sus fenómenos.
La naturaleza, figurativamente, Su única guía es su
es un mar de corrientes, mareas propio poder, que es su
y olas. En este mar hay, a la vez, regalo cósmico. Él debe,
precipicios y cimas de monta- en todo momento, incitar
ñas. Como ser consciente, el este poder propio en
Hombre llega a darse cuenta de contra de las indiferentes
que está en ese mar de fuerzas fuerzas de la naturaleza
naturales. para formar su destino.
En lo que concierne al Hombre, el destino es su atracción
consciente y repulsión de las fuerzas de la naturaleza,
dependiendo en cómo le afectan. Es la asimilación en sí de
lo que está en armonía con él y el rechazo de lo que no lo
está. Física y biológicamente, no tiene ninguna dificultad en
determinar qué es lo que es armonioso para él. La enfermedad
y el daño traen dolor; la congoja mental ocasiona angustia. La
satisfacción de los apetitos y el cumplimiento de las funciones
corporales traen placer. Pero es en sus conceptos y objetivos
que el humano ejercita su más grande influencia sobre la
naturaleza. Es en éstos que el destino puede asumir una forma
a su gusto. Los conceptos y objetivos que tiene, en cuanto
concierne a sus efectos sobre él, son de dos clases generales:
positivos y negativos.
Los conceptos positivos
Consideremos algunos de estos conceptos positivos que
influyen en el destino del humano. El concepto que él tiene de
su relación con la vida es importante. Primero, es esencial que
se dé cuenta de que el fenómeno de la vida no existe para él
solo. El humano no es más que una de las muchas creaciones
de la vida. No todo ha sido diseñado exclusivamente para él,
como las viejas teologías querían que él creyese. El hecho de
que nace, no quiere decir que haya alguna obligación que se
le deba. Dios, el Cósmico o lo que sea que podamos concebir
12
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como la causa básica de todo, no tiene ninguna deuda con los
seres humanos.
La mayoría de nosotros queremos presumir, desde el punto
de vista filosófico o religioso, que la causa primaria de toda
realidad es la mente, y que esta mente universal o cósmica sea
una conciencia. No podemos separar la mente de la conciencia.
Esta mente o conciencia, llamémosla Dios o el Cósmico, es
igualmente una energía que todo lo atraviesa, pues todo es de
ella. Esa mente cósmica es autoconsciente, es la conciencia del
ser. Por esto queremos decir que está consciente de sí misma.
Desde que todo ser o toda la creación es de ella, obviamente
entonces está consciente de todo lo que existe.
Místicamente, cada átomo está inspirado, hasta cierto grado,
con esta conciencia del ser. En la materia inanimada (como
dijeron los estoicos hace mucho tiempo), esta conciencia se
manifiesta en lo que llamamos las leyes físicas de la naturaleza.
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Constituye lo que los hombres definen como orden, pese a
que este orden no es tan permanente ni invariable como tantas
veces se ha sospechado. En las cosas vivientes, la conciencia
del ser es más extensiva. No es simplemente una conciencia de
su propia naturaleza, es también una relación gradual del ser a
las otras cosas de la existencia.
En el ser humano, esta conciencia del ser toma gradualmente la
forma de una acrecentada indagación dentro de la naturaleza
del universo. Esta conciencia del Hombre se rebela contra el
aislamiento. Más y más, el humano desea percibir y conocerse
como parte del cosmos total. Esto puede hacerlo solamente
comprendiendo más acerca del cosmos. El humano se
transforma en la verdadera imagen de su Dios sólo al extender
su conciencia individual.
Hemos dicho que la esencia de la conciencia universal, o Dios,
es la realización completa que tiene de su propia naturaleza.
En consecuencia, si el Hombre más trata de admitir una com
prensión de lo que es él y el universo a su alrededor, más
semejante se hace a Dios.
Este desarrollo personal de la conciencia es dejado enteramente
al ser humano. Es una responsabilidad humana. Es un ideal que
el humano se ha puesto para sí, y que debe realizar por sí solo. Él
no tiene el privilegio de tener una clase única de conciencia. La
conciencia que tiene está de acuerdo con el orden cósmico. En
otras palabras, el humano ha alcanzado ese nivel de desarrollo
orgánico en el que tiene un gran grado de conciencia del ser.
Él sabe, porque ha alcanzado este estado, pero sabe que aún
hay más por conocer. En consecuencia, el buscar aprender más
y cómo hacerlo es la misión de todo mortal en la Tierra. Sería
igualmente la misión de todo ser vivo inteligente que pudiese
existir, en cualquier parte, en el más grande universo.
La extensión de la conciencia no puede ser confinada a
explicar meramente el universo físico. El humano debe también
escudriñar racionalmente lo que ha sido llamado lo psíquico y
el mundo espiritual. En este aspecto, puede seguir el ejemplo
de la ciencia moderna. La ciencia no está interesada solamente
en el macrocosmos, el universo en expansión de las galaxias,
14
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estrellas y sistemas. Está también indagando el microcosmos,
el universo que puede ser puesto en la cabeza de un alfiler. Ése
es el universo invisible del átomo y de sus subpartículas. En
consecuencia, ningún Hombre está verdadera y correctamente
influyendo en su destino si descuida la expansión interna de su
conciencia.
Religión
Otro factor positivo para influir en el destino es el concepto
personal de religión. La religión puede ser el más grande origen
de inspiración para experimentar otro aspecto de realidad, el
universo interior. No obstante, también puede convertirse en la
influencia humana más degradante, pues puede evocar todas
las emociones bajas de la naturaleza animal del Hombre.
Puede pervertir su razón y sus Tal individuo piensa que
lentamente evolucionadas sus ideales y sus creencias
facultades mentales y psíquicas. son la absoluta y verda-
La religión, que es el objetivo dera naturaleza de Dios.
primario de un individuo, se Si otros piensan diferente,
hace posesiva, especialmente si puede considerar eso
está confinada a un dogma y a como un sacrilegio y una
una tradición. ofensa en contra de su fe.
Hay ciertas características psíquicas y psicológicas por las
cuales se reconoce el verdadero espíritu religioso. Primero,
hay una intensa admiración por lo majestuoso de la naturaleza.
Segundo, hay un profundo sentido de humildad, que no es, sin
embargo, un sentido de insignificancia. El ser humano tiene
orgullo por el hecho de poder usar y dirigir ciertos fenómenos de
la naturaleza, pero es igualmente consciente de su inhabilidad
de comprender todo lo que percibe. A esto le sigue, entonces,
un temor reverencial a un irresistible poder. Él asume que
detrás de toda la naturaleza hay una fuerza suprema, directiva
y trascendente.
Así, los individuos experimentan un deseo interior por atarse a ese
poder. Es una sensación de querer ser reconocido; es un deseo
de estar seguro de poder comulgar con ese poder supremo.
15
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En este sentido, el espíritu religioso es una combinación de
temor o miedo, seguido por el deseo de ser resguardado por
la bondad del concebido poder supremo. Este espíritu religioso
tiene que ser objetivado en varios modos, si se busca que los
deseos sean satisfechos. Hay una sola forma objetiva de religión
que satisfaga la conciencia religiosa o espiritual de todos. La
variable expansión de la conciencia del humano es simbolizada
por sus diferentes imágenes, costumbres y prácticas. Es parte
del destino de cada uno encontrar su propio dios. Debemos
darnos cuenta de que la religión que elegimos refleja solamente
nuestra concepción personal. Tratar de forzar una religión
universal es interferir en el destino de los demás.
Hay también conceptos negativos que tienen una influencia
tremenda sobre el destino de los individuos. En particular, existe
uno que ensombrece grandemente la vida de mucha gente, y es
el temor a la vida venidera. Por supuesto, es instintivo temerle a
la muerte, en tanto es inherente de la vida luchar para ser, para
continuar, para permanecer. La muerte es la rotura violenta de
16
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la vida y de todos aquellos valores que las personas han llegado
a atribuirle. Claro, millones de hombres y mujeres no le temen a
la muerte tanto como le temen a lo que se imaginan qué sigue
a ella.
El total de la existencia después de la muerte lo consideran
como una retribución, castigo o recompensa. Esta vida (la
de aquí, ahora) debería considerarse como una oportunidad
gloriosa para reflejar en nuestra conciencia la grandeza del
universo. Sin embargo, para la mayoría, esta vida es solamente
una temerosa preparación para la próxima. La hace temerosa
el pensamiento de no poder ser capaces de expiar todos los
pecados. En realidad, algunos están asidos a este temor, y por
ello viven más en la próxima vida que en la presente.
Deberíamos darnos
Los efectos de tales causas
cuenta que aquí es
redundarán mañana. Aquel
donde tiene lugar el
mañana puede ser esta vida
gran juicio, aquí es
o alguna otra existencia aquí.
donde principalmente se
Las causas que establecemos
experimenta el cielo y el
determinan los efectos que han
infierno. Se nos ha dado la
de experimentarse. Esta vida
facultad de crear felicidad
ha de vivirse correctamente.
o tormento para nosotros.
No es menos importante que
Todo pensamiento y acto
cualquier otra existencia.
es una causa.
No debemos considerar nuestro destino aquí como limitado en
anticipación de uno mejor en cualquier otra parte.
En conclusión, deseo citar a continuación algo de uno de los
escritos del Dr. H. Spencer Lewis:
“El primer requisito para la felicidad en años
avanzados es una filosofía de la vida,
una perspectiva lo suficientemente comprensiva
para incluir cada aspecto de la vida
en toda su abundancia”.
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18
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La Experiencia
Mística
CLAUDIO MAZZUCCO F.R.C.
U
nos momentos antes de comenzar a escribir este mensaje
miré a través de mi ventana desde mi oficina en la Gran
Logia Italiana, en Ornano Grande, y vi el jardín recién pre-
parado por miembros voluntarios. Una simple insinuación mía
sobre la conveniencia de tener un pequeño huerto fue suficiente
para los voluntarios, quienes, siempre muy presentes, habían pre-
parado el terreno, traído algunas plantas pequeñas y las habían
dispuesto cuidadosamente en orden en pequeños surcos.
Ahora, lo que me gustaría hablar y reflexionar con ustedes es
de cómo la Naturaleza puede revelar su orden intrínseco al
ser humano, un orden del que nosotros mismos formamos
parte y que los rosacruces llamamos el Cósmico, y de cómo
el desconocimiento de este orden ha generado los problemas
ambientales que estamos presenciando. Al mirar hacia abajo
desde arriba de mi oficina (ubicada en el segundo piso) pude
apreciar realmente cómo la fuerza vital de la vida impregna la
Tierra y alimenta la vida. Esas plantas que ahora puedo ver en el
huerto son el resultado de procesos fundamentalmente ligados
a la fotosíntesis. Es una forma maravillosa, inventada por la
Naturaleza, de capturar y utilizar la energía positiva irradiada
por el Sol en nuestro planeta.
Si miráramos con una lente ese pequeño pedazo de tierra
donde ahora crecen los diversos vegetales, podríamos ver
una infinidad de otros seres vivos, como bacterias, insectos y
gusanos. Toda una red viva con sus propios procesos vitales
interconectados en un todo armonioso. Y si amplío mi mirada
más allá del jardín, hacia las colinas, la percepción es clara.
Esa vida se extiende por toda la superficie del planeta, lo que
la hace similar a un ser vivo, un planeta vivo o Gaia, como lo
definió el químico inglés James Lovelock. Y como “ser vivo”,
nuestro planeta ha encontrado su equilibrio homeostático a
través de una infinidad de procesos interconectados.
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A modo de ejemplo, pensemos en este ciclo: las rocas silíceas,
como los granitos o los basaltos, son descompuestas por
hongos, bacterias y líquenes, liberando el calcio y el silicio que
las componen. Con el dióxido de carbono (CO²) presente en el
aire se forman carbonatos, que son los principales componen-
tes de la estructura de las microalgas y las conchas. Cuando
mueren caen al fondo del mar y forman gruesas capas de car-
bonatos. Las placas tectónicas empujan estos carbonatos hacia
las profundidades de la Tierra, donde la temperatura es muy
alta. Finalmente, bajo la acción de este calor, los carbonatos se
descomponen de nuevo, produciendo así el dióxido de carbono
inicial. Esto luego es expulsado por los volcanes a la atmósfera
desde donde se originó, y así es como comienza todo el ciclo
de nuevo.
Ahora bien, nosotros, que observamos toda esta vida y los pro-
cesos vitales que impregnan el suelo, el aire y el agua del pla-
neta, también somos el resultado de este proceso. Los átomos
que nos componen se generaron en los primeros momentos
del Big Bang (que corresponde a miles y miles de años desde el
20
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comienzo del universo; por ejemplo, se calcula que la luz apa-
reció 380,000 años después de este acontecimiento). Después
de un largo viaje de miles de millones de años, estos átomos
formaron nuestro planeta (hace unos 4,500 millones de años),
luego de aquí surgieron las primeras formas de vida (hace unos
3,800 millones de años), y así sucesivamente hasta hoy.
Estamos formados a partir de esos mismos átomos del Big Bang
y de otros producidos posteriormente. Estos átomos se reinte-
gran en nuestro cuerpo a través de la nutrición y la respiración.
Los átomos que antes pertenecían a los cometas, a las estrellas
y a las nebulosas (¿quién sabe?), ahora forman plantas como
las que yo estoy mirando, y también mi propio cuerpo que está
mirando. ¡Átomos mirando átomos! Así que en las células de mi
cerebro que estoy usando ahora para escribir este mensaje hay
átomos que hace poco tiempo eran parte de la tierra, algunas
bacterias, un insecto, tal vez, o un animal. Quizá pertenecían al
agua que se evaporó del mar, viajando miles de kilómetros en las
nubes para luego caer en forma de lluvia, en un ciclo productor
de vida que vincula a todas las especies vivas con el planeta.
Primo Levi escribió un hermoso texto sobre el átomo de car-
bono, uno de los átomos fundamentales para la vida, ilustrando
la saga de este átomo de una manera casi poética. Observar
este proceso vital nos hace percibir cómo somos la parte del
planeta que piensa, siente, imagina y sueña.
Es una verdad indiscutible que somos En cierto sentido,
el planeta, aunque la mayor parte del la Tierra nos
tiempo nos percibamos como algo generó de la
separado y diferente de él. Con cierta misma manera
presunción nos vemos a nosotros que lo hicieron
mismos como superiores a otros seres nuestras madres. Y
vivos, cuando en realidad nuestra como tal, muchas
vida está íntimamente ligada a la culturas se han
vida de todas las demás especies del referido a la Madre
planeta y al planeta mismo. Tierra.
La discusión sobre la ecología hoy en día se ha convertido
en una gran importancia, prácticamente una emergencia,
aunque también sabemos que no puede haber un verdadero
pensamiento ecológico sin una correspondiente expansión
21
No. 396
de la conciencia. En otras palabras, una cosa es llegar a una
comprensión ambiental científica y filosóficamente bien fun-
damentada, pero otra muy distinta es vivir y sentir de acuerdo
con lo que decimos saber sobre ella. Tal vez éste sea el límite de
la experiencia humana en este planeta: a estas alturas, muchas
personas comprenden racionalmente nuestro vínculo con
el planeta y con la vida, pero entre pasar de aquí a un nuevo
enfoque ético hay un abismo que sólo puede ser superado por
la experiencia espiritual. Al usar la palabra espiritual me refiero a
una experiencia integral, completa, marcada y transformadora.
Una experiencia que una vez que una persona la ha tenido ya no
vuelve a ser como era antes, y se nota en la forma como vive. La
persona sigue haciendo las mismas cosas que hacía antes, pero
no de la misma manera. Esta experiencia no tiene necesaria-
mente una cualidad religiosa, porque la experiencia espiritual
precede a la experiencia religiosa. Ciertamente, también puede
suceder a través de la religión, pero ninguna religión tiene la
prerrogativa exclusiva de producirlo.
¿No les parece extraordinario, o más bien maravilloso, algo
que despierta una sensación de asombro, que seamos una
aglomeración particular de átomos que piensa, estudia, percibe
y experimenta emociones, y que ahora plantea la cuestión de
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No. 396
cómo tal sistema de átomos (es decir, nosotros) es capaz de
producir pensamiento? Pero, ¿podría un átomo o un grupo
de átomos producir el pensamiento por sí solo, o también se
requiere algún otro elemento inmaterial para este propósito?
Hermann Joseph Muller, quien ganó el Premio Nobel de
Medicina en 1946, escribió: “Decir que el hombre está hecho de
elementos químicos es una descripción satisfactoria sólo para
aquellos que quieren usarlo como fertilizante”.
Una experiencia que por su propia
¿Y qué otra naturaleza produce una sensación de
experiencia totalidad, de correspondencia a una
humana podría realidad que nos abruma y que está
conectar nuestro más allá de quienes la perciben, pero
conocimiento que al mismo tiempo te hace sentir una
científico de todo sensación de pertenencia. El ganador
este proceso con del Premio Nobel de Literatura Romain
su significado Rolland le llama el sentimiento oceá-
más profundo y nico, el psiquiatra canadiense Richard
trascendente sino Bucke la denomina conciencia cósmica,
con la experiencia el filósofo Lao Tse le nombra Tao y el
mística? físico Werner Heisenberg le dice orden
de la Naturaleza.
23
No. 396
Los rosacruces tenemos en nuestra herencia el compromiso y
las herramientas para construir las condiciones con las cuales
vivenciar momentos de armonía que nos permitan vivir esta
experiencia mística en diferentes intensidades. Nuestras ense-
ñanzas tienen como objetivo ensanchar la conciencia del ser
humano, expandiendo nuestra visión hacia dimensiones más
amplias de la realidad.
El alcance de las enseñanzas no es entrenarnos para hacer dis-
cursos finos. El tiempo para hablar de esta forma ha terminado.
Además, obviamente, no son una búsqueda de nuestro tiempo
libre, ni un sistema para adquirir poderes de ningún tipo. Las
enseñanzas no son una actividad reservada a quienes permane-
cen encerrados en su habitación y que cesan cuando salen de
ella. Más bien, las enseñanzas rosacruces nos llevan a una nueva
forma de entender la vida a través de diversas experiencias y así
desarrollar una nueva actitud hacia los acontecimientos de la vida.
En esta reflexión, quiero destacar un aspecto importante de
la experiencia mística o espiritual, el que se relaciona con el
sentido moral. La palabra moral no debe entenderse aquí como
un conjunto de reglas impuestas, por ejemplo, por una cultura
religiosa. El sentido moral debe entenderse como la escucha de
la voz de la conciencia que se manifiesta en el silencio interior,
haciéndonos percibir lentamente lo que es correcto, para que
nuestra existencia beneficie a los demás y a la vida de los seres
que comparten el entorno con nosotros.
Permítanme citar a Vito Mancuso, filósofo y teólogo italiano,
quien señala: “Se siente como una llamada indistinta pero real y
te fascina. Y cuando decimos ‘sí’ a esta misteriosa llamada, ten-
demos en su dirección, y a esta dulce tensión dentro de noso-
tros la llamamos ética”. La falta de esta escucha es la tragedia de
nuestra experiencia como seres humanos en este planeta. Esta
sordera en particular es mucho más que una simple pérdida
auditiva, es un marchitamiento generalizado de la percepción,
que hoy es estimulada por impulsos tan violentos y agresivos
que tiende a dejar de ser sensible a la voz sutil que habla dentro
de cada uno de nosotros cuando las condiciones son propicias.
El sentido moral es esa voz interior que nos dicta las reglas de
comportamiento que nunca podríamos transgredir, aunque
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No. 396
estuviéramos solos y cuando nadie pudiera vernos. Es un sen-
tido que da a la vida de los individuos una cualidad refinada en
la medida en que los aleja de comportamientos viles, vulgares,
deshonestos y egoístas, y al mismo tiempo los eleva hacia la
percepción de la armonía de la Naturaleza y a la empatía hacia
los seres vivos, invitándolos a actuar con benevolencia y justicia.
Esta acción es la base del verdadero pensamiento ambiental.
Llegados a este punto, podríamos preguntarnos si el sentido
moral puede desarrollarse o si es innato. Ésta es una pregunta
importante que ha ocupado a muchos filósofos a lo largo de
la historia del pensamiento humano, y hoy en día también es
un tema de estudio en neurociencia. Esto se debe a que, como
simple observación, sabemos que hay seres humanos que
parecen carecer totalmente de sentido moral, mientras que
otros lo manifiestan en un grado mucho mayor. Desde el punto
de vista rosacruz, este significado corresponde precisamente
a la evolución espiritual. De hecho, es una condición que no
se caracteriza por conferir poderes extraordinarios, aunque
puedan estar presentes, sino por una capacidad de discerni-
miento profundo, un sentido moral refinado y un alto grado
de empatía. Una condición que debe alcanzarse gradualmente,
pero que a menudo parece frágil y en riesgo de perderse bajo la
influencia del ego.
Según el pensamiento Para no quedarnos en el plano
rosacruz, esta teórico cuando hablamos de
evolución es una de una experiencia espiritual o
las potencialidades mística, te invito a recordar una
de los seres humanos; experiencia que debiste haber
tenemos una confianza tenido. Es posible que hayas
inquebrantable en vivido, tal vez cuando eras niño,
ella y canalizamos la experiencia de ser llevado por
nuestras energías para las olas del mar, como surfear
favorecer la creación pero sin tabla, simplemente
de las condiciones en dejarte llevar y ser llevado por el
las que cada uno pueda flujo del agua, o incluso simple-
experimentar, aunque sea mente ser arrullado de un lado
por unos momentos, esta a otro por las olas antes de que
voz dentro de sí mismos. se rompan.
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No. 396
En esos momentos en los que somos arrastrados por las olas
sentimos una sensación de placer que no se puede describir. No
hay diferencia entre nosotros y el mar. Y mientras esto sucede,
sentimos el profundo deseo de que no termine, de que la ola
nos arrastre lo más posible. El agua toca todo nuestro cuerpo y
tenemos la percepción de ser el mar, porque perdemos la per-
cepción de los límites de nuestro propio cuerpo. Somos el mar,
nos fundimos con él, pero también somos el cielo azul arriba y
la arena abajo. Es una mezcla de impresiones que produce la
percepción de unidad, marcada por una sensación de felicidad
y por el deseo de que no se acabe, de que dure el mayor tiempo
posible. Pues bien, tal vez se trate de una experiencia que en su
sencillez infantil pueda insinuar lo que describen los místicos de
todas las épocas, y que constituye la experiencia iniciática por
excelencia y nuestro destino espiritual: experimentar la unidad.
Así como las olas que llegan a la playa y regresan al mar, tal
vez también nosotros descubramos en dicha experiencia que
siempre hemos sido parte del Cósmico, redescubriendo nues-
tra propia eternidad.
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No. 396
Cierro con lo siguiente:
La experiencia del mar es demasiado global,
demasiado mística, para reducirse a una
interacción intersubjetiva, que tiene lugar en un
espacio cultural, y lo que uno siente cuando está
solo en el mar bajo el cielo estrellado, conmovido
por el esplendor y la inmensidad del cosmos, con
la sensación de estar completamente inmerso
en este espacio global, sin poder hacer otra cosa
que tomar parte en ella, sin poder encontrar las
palabras para describirla. En el mar, ya no soy yo
mismo, soy el Cosmos.
HENRI LABORIT
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No. 396
El mayor poder
del hombre
DR. H. SPENCER LEWIS F.R.C.
H
emos escuchado muchas cosas acerca de los maravillosos
poderes creadores del Hombre, pero probablemente no
más de lo que hombres y mujeres han oído en cualquier
otro periodo de la historia de la civilización. Aproximadamente
cincuenta millas al norte de donde nos hallamos, se encuentra
la gran Puerta de Oro, o sea, la entrada a la magnífica Bahía de
San Francisco.
Los que vivimos tan cerca de esta Puerta, y millares de personas
de todo el mundo que viven lejos pero que estudian y observan
los progresos humanos, estamos llenos de entusiasmo por esta
tentativa del Hombre que se esfuerza en vencer los obstáculos
de este mundo. Allí, en esa Puerta de Oro, un día el Hombre
planeó construir un puente. Durante varios siglos la gente ha
soñado con ese puente, y por muchos años se hacían planes y
se hablaba del asunto. El mero hecho de proyectarlo constituía
un monumento al insaciable deseo del Hombre de vencer las
condiciones físicas que lo limitaban. Este puente es un monu-
mento al espíritu invencible del Hombre o, quizás, a su maestría
de conquistador. Representa la obra creadora más estupenda
jamás emprendida por el Hombre.
Cuando echamos una ojeada a los planos y consideramos las
grandes fuerzas, elementos y circunstancias que se deben
vencer para construir semejante puente, nos sentimos inclina-
dos a levantar los ojos en adoración a esa misma esencia que
faculta al Hombre para soñar de esa manera. Experimentamos
el deseo de rendir homenaje a los constructores y reverenciar a
los ingenieros y arquitectos que lo diseñaron.
En tiempos pasados, hombres y mujeres rindieron el mismo
homenaje, el mismo respeto, a quienes construyeron las pri-
meras cabañas de madera y barro a orillas de los ríos, creando
así las primeras ciudades y aldeas. Homenaje y admiración se
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No. 396
le rindieron al primer genio que concibiera, y después cons-
truyera, un cable de fibras trenzadas y madera que, suspendido
sobre un arroyo, permitiría cruzar la invencible corriente.
El genio del poder creador humano parecía haber alcanzado su
cenit cuando se construyó la Gran Pirámide de Gizeh. Cuando
el Hombre conquistó el océano con buques de autopropulsión
y luego aniquiló distancias con máquinas de autopropulsión
que arrastraban coches de pasajeros, parecía que el Hombre
hubiera superado a la Naturaleza y alcanzado el pináculo de su
obra creadora. Al rendir nuestro homenaje al poder creador del
Hombre, no dejamos de hacer lo mismo con las fuerzas crea-
doras del universo, de las cuales nos servimos, utilizándolas con
inteligencia y eficiencia sistemática.
Átomos
El primer gran poder del universo que pudo someterse con éxito
al control y dirección fue el calor y la luz del Sol. El Hombre
fue guiado al descubrimiento de las posibilidades que ofrecían
los rayos solares, por el poder que encontró en la fricción. Por
este sencillo procedimiento pudo producir y originar fuego y
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luz. Después, el Hombre descubrió el poder que residía en el
peso de las aguas y, en consecuencia, el poder resultante de
su movimiento.
Y de la combinación de calor y del agua se obtuvo luego una
de las mayores energías del mundo, la del vapor. Más tarde vino
el poder de la electricidad, extraída de las energías invisibles
del universo, que podía acumularse en baterías o producirse
mediante métodos de fricción y enviarse a través de alambres
por las tierras y los mares.
Una tras otra, Lo que podía hacer el vapor, no
podía hacerse mediante fuerzas
el Hombre ha ido
eléctricas; y las posibilidades que
descubriendo otras
ofrecían las fuerzas eléctricas no
grandes fuerzas
podían ser igualadas por las del
universales y las ha
vapor. En el átomo más pequeño, el
utilizado. Cada fuerza
Hombre fue descubriendo un poder
parece tener sus
estático que, hasta la fecha (1933),
propias posibilidades
no se utiliza, pero que puede ser
potenciales, pero
todavía más grande que todas las
acompañadas de
fuerzas energéticas que hasta ahora
ciertas limitaciones. se han utilizado.
Nervios
El Hombre se ha acostumbrado a considerar su cuerpo físico
como algo que en sí mismo posee gran poder y energía. Con el
debido desarrollo y entrenamiento, el golpe del puño, el tirón
del brazo y el empuje del cuerpo constituyen energías y poderes
que le han permitido al Hombre hacer funcionar grandes maqui-
narias, y mover cuerpos pesados por medio de una palanca.
El Hombre ha inventado dispositivos por medio de los cuales la
pequeña cantidad de poder contenido en la energía nerviosa de
su cuerpo físico puede utilizarse para multiplicarse por medios
matemáticamente diseñados y realizar cosas maravillosas.
Utilizando una sierra, empuñando un hacha, golpeando con un
martillo o sirviéndose del yunque, el Hombre ha creado mucho de
lo que consideramos necesario en la vida, y casi todos sus lujos.
Pero cada uno de estos instrumentos, y cada aplicación de las
energías físicas del Hombre, han tenido sus limitaciones, que
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No. 396
no han podido ser superadas por el hombre más fuerte, mejor
entrenado, o por el operario mejor equipado.
Mente dinámica
El Hombre tiene a su alcance, sin embargo, otro poder o energía
mayor que cualquier poder físico que el individuo físicamente
más fuerte haya ejercido jamás, o que jamás las fuerzas natura-
les del universo hayan manifestado. Esa fuerza, suprema sobre
todas, es el poder creador de la mente humana.
Si reflexionamos tan sólo un momento, nos impresiona el hecho
de que el poder creador de la mente humana es el único poder
en el universo al alcance del Hombre que es total y completa-
mente ilimitado. No está restringido, en sus aplicaciones físicas,
por el tiempo o el espacio, por la fortaleza o la resistencia. No
está restringido en su aplicación direccional por ninguna de las
limitaciones físicas de la materia, ni por alguna de las cualidades
dimensionales de la materia. No está restringido por las tradi-
ciones del pasado, las posibilidades del presente o los recursos
del futuro. Es ilimitado en su alcance, más dinámico mientras
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No. 396
más se usa, e inagotable en su abastecimiento. Es más tangible
para quienes lo usan que cualquiera de las otras fuerzas del uni-
verso. Por otra parte, es invisible e intangible en sus procesos.
Mientras que los ojos físicos del
El poder creador de
Hombre, y la mayor de sus crea-
la mente humana
ciones, apenas pueden ver oscura
no necesita canales
y débilmente a través de las cosas
mecánicos para
materiales de la vida. Así, tenemos
difundirse, no requiere
que el poder creador de su mente
acumuladores
le permite ver a través de las pare-
artificialmente creados
des más gruesas, de los objetos
para contenerlo, y está
más opacos, de la materia más
disponible noche y día
densa, a través de aquello que aún
en todo lugar y para
los rayos del Sol y los rayos de la
todo propósito.
electricidad no pueden penetrar.
Si bien, el Hombre debe estar físicamente presente en cualquier
lugar para ejercer la energía física de su cuerpo, puede estar
ausente y distante de un objeto en que desea influir con el poder
de su mente. Aunque el Hombre físicamente sólo puede tratar
con las cosas que ha creado o que está creando, o con aquellas
cosas que ya existen, el poder de su mente puede tratar con
cosas no creadas en el mundo físico.
Constantemente puede crearlas en forma mental y trabajar
con ellas, aunque sean invisibles e inaccesibles al ojo físico.
Las creaciones físicas del Hombre siempre han de tomar en
consideración las leyes físicas, como la del peso, el empuje y
la tracción de la fuerza de gravedad, las tres dimensiones de la
materia y la naturaleza química de las cosas, aunque el poder
creador del Hombre no sea afectado por estas leyes y principios.
La mente creadora del Hombre puede hacer cosas que parecen
imposibles desde el punto de vista de los sentidos físicos. Este
poder mental maravilloso puede construir un castillo de piedra
y acero, y suspenderlo en el aire con estabilidad y seguridad.
El poder creador de la mente humana puede cruzar los océanos
en un abrir y cerrar de ojos; puede aniquilar el espacio y neu-
tralizar el tiempo. Puede proyectarse a través de las creaciones
más imponentes y resistentes del mundo físico. Puede ver con
anterioridad y crear desde antes las cosas del mañana y las cosas
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No. 396
del siglo venidero. Puede borrar instantáneamente, y sin vacilar
un momento, las creaciones falsas del pasado y las cosas que el
Hombre tardó años en construir. Puede contemplar un objeto
material y negar su existencia y hacer que desaparezca de su
visión interna. Puede crear belleza donde la belleza no existe.
Puede pintar con colores donde ningún color se ve. Puede
transmutar los metales y cambiar una forma en otra. Puede
tomar la riqueza del mundo y ponerla a los pies del necesitado.
Puede curar enfermedades. Puede unir huesos rotos. Puede
restaurar miembros perdidos y levantar a los muertos. Puede
resolver todos los problemas terrenales, disolver montañas en
valles y hacer de los valles altiplanos. Puede neutralizar pruebas
y tribulaciones transformándolas en alegría y en canciones
o himnos de felicidad. Puede convertir el odio en amor y la
enemistad en la amistad, la envidia en admiración y de lo malo
producir lo bueno. Y, más aún que todo esto, puede tener una
realización de Dios; puede ver a Dios, conocer a Dios y vivir y
amar con Dios.
Entonces, ¿por qué el Hombre
Inclusive puede el
no ha logrado convertirse
Hombre servirse de ese
en conquistador del mundo
mismo poder para vencer
y divino maestro de toda su
lo que le ha impedido
vida? Si el Hombre posee este
usarlo. Si no es más que el
poder sublime y supremo,
conocimiento del poder
¿por qué lo encontramos en
y el modo de utilizarlo lo
agonía y sufrimiento, pobre
que falta en la vida del
y necesitado? No se debe a
Hombre, entonces puede
que ese poder mental falte en
recurrir a este mismo
algunos, o que las multitudes
poder para superar esos
nunca puedan aprovecharlo,
obstáculos, derrumbar
sino a que el Hombre no le da
esas barreras y destruir
suficiente reconocimiento a
esas limitaciones.
ese poder y a su aplicación.
Cualquiera que sea la situación en que se encuentre el Hombre,
el poder creador de su mente está a su alcance si tan sólo lo
invoca en su ayuda para remover las barreras que se levantan
entre él y su utilización provechosa.
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No. 396
Hacia la maestría
Mi mensaje, a todos ustedes, en este momento, es un men-
saje que quisiera que recorriese todo el mundo y llegase a la
humanidad entera. ¡Elévense a la maestría que puede ser suya
mediante el uso de este poder magnífico! ¡Dejen que la mayor
de todas las fuerzas del universo les sirva y obedezca sus man-
datos! Tal como ustedes piensan y crean en su mente, así han
de constituir, hacer y realizar. Si en ustedes surge la creencia
de que no pueden convertir en realidades actualizadas sus
creaciones mentales, aún pueden usar el poder creador mental
para vencer esa falsa creencia, y probar por sí mismos que lo
que ustedes quieren que sea, se manifestará.
El mundo necesita hoy, en este nuevo ciclo de civilización
progresista, es una nueva raza o pueblo, y una nueva era de
gentes que crearán, con este supremo poder creador, las cosas
que son supremas y más especiales en la vida del Hombre. Lo
que el Hombre necesita hoy, más que nada, es la maestría de
sí mismo, para que no siga siendo un esclavo que sufre bajo las
limitaciones de sus posesiones y que necesita las cosas que le
parecen imposibles de poseer. Así, el nuevo anhelo de sus vidas
que sea un anhelo de control y predominio mediante la creación
ilimitada, y por medio de la aplicación de este poder ilimitado.
De todas las criaturas vivientes y que tienen su existencia en la
vida de Dios, sólo el Hombre tiene este supremo poder creador.
No puede ser que Dios haya dado al Hombre esta facultad de
crear mentalmente, de prever mentalmente y de preconstruir
las cosas del mañana sin haber tenido la intención de que esas
cosas se realizasen en toda su plenitud.
Si en el pasado, el Hombre ha basado su fe en el mundo material
y ha creído que sólo aquellas cosas hechas de materia y creadas
por fuerzas o energías de la naturaleza son reales y actuales, no
redunda en su enaltecimiento haber limitado voluntariamente
de ese modo su mundo de existencia reduciéndolo a formas
meramente físicas. Es tiempo ya de que se eleve por encima del
mundo físico y descubra que en el mundo espiritual, mental, en
la existencia etérea que lo rodea, puede crear y construir, tener
y disfrutar las cosas que están más allá de lo físico, las cosas
que son más esenciales, más reales y seguras que cualesquiera
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No. 396
que los átomos de la naturaleza o los electrones del espíritu
puedan crear.
Es hora de que el Hombre se libere de lo ficticio e irracional,
carente de base cósmica, que son creaciones inadecuadas del
mundo físico.
Las cosas más agradables, más gratificantes, más seductoras
y necesarias de nuestra existencia física no son nada más que
placeres de la carne. Actúan de manera lisonjera hacia la parte
sensual de nuestra naturaleza. El Hombre ha ignorado el hecho
de que la única risa que jamás le haya proporcionado verdadera
alegría, la única felicidad que le haya hecho sentir la belleza de
la vida, el único alimento que jamás haya satisfecho su hambre
real, la única riqueza que jamás le haya proporcionado alguna
salvación de la pobreza, ha sido aquello que sirve de estímulo al
espíritu y a la mente interna, en lugar de la carne de su cuerpo.
Entonces, ¿por qué no han de elevarse por encima de sí mismos
y por encima de la continuada satisfacción de necesidades físi-
cas, mientras están sufriendo por las limitaciones de las cosas
físicas, y por qué no han de usar el gran poder interno con
el fin de crear efectivamente y convertir en realidad aquellas
cosas que traerán vida verdadera, felicidad verdadera y maestría
verdadera? Dejemos que, de aquí en adelante, la vida sea una
vida de realismo vivo mediante el poder creador que cada uno
lleva dentro, y que no conoce límites, pues tiene su fuente en la
bondad y en el amor de Dios.
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Libro inhédito del Frater Pablo (bolsillo) Moneda de los ciclos:
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No. 393 3
“Reunión anual del Consejo Supremo en la Morada
del Silencio, Curitiba, Brasil”