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Devocionales de Media General Enero1

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Lunes 24 de Enero 2022

El nombre importa, y mucho


«Moisés respondió: “Pero si voy y les digo a los israelitas: ‘Nuestro Dios, es decir, el Dios de Abraham, de
Isaac y de Jacob, me ha enviado a libertarlos’, seguramente van a decirme: ‘A ver, dinos cómo se llama’. Y
entonces, ¿qué les voy a responder?”». Éxodo 3:13, TLA

Nunca olvidaré el día que aprendí la importancia que tiene el nombre de una persona. Viajaba con mi mejor
amigo. Nuestro país atravesaba una guerra, así que había mucha violencia en todas partes. En un recodo
solitario de la carretera, el autobús que nos transportaba se detuvo bruscamente. Inmediatamente subieron
hombres uniformados y armados hasta los dientes.
—¡Todo el mundo abajo! —gritó uno de ellos—. ¡Documento en mano!
—fue la siguiente orden.
Nos colocaron en fila y de inmediato otros uniformados iniciaron el proceso de revisión de los documentos.
Quienes pasaban la «prueba» eran regresados al autobús.
Todos regresaron, excepto yo. Se llevaron mi documento para una revisión más rigurosa. El uniformado a
mi lado me dijo:
—Muchacho, estás en serios problemas, tu nombre aparece en la lista negra.
Con eso se refería a la lista de personas buscadas por el Gobierno.
Le ordenaron al conductor del autobús que se marchara, así que echó a andar el motor. Mi amigo bajó
corriendo y preguntó:
—¿Qué pasa con él? No me puedo ir si no va conmigo.
—¡Cállese y súbase! —le gritó uno de aquellos hombres.
El vehículo comenzó a andar y a través de las ventanillas pude ver la angustia y la tristeza de mi amigo. De
repente, otro uniformado llegó corriendo y gritó:
—¡Está limpio!, ¡está limpio!, mi comandante ordena que lo dejen ir.
Llegó al lado de la persona que me custodiaba, le mostró algo en la pantalla del aparato satelital, verificó
con mi cédula y mirándome a los ojos dijo:
—Jovencito, tienes que darles gracias a tus padres por haberte puesto un segundo nombre. La persona que
estamos buscando tiene tu primer nombre y tus dos apellidos, la única diferencia es que él no tiene
segundo nombre.
El nombre es importante, nunca lo he dudado. Por eso, cuando Dios le encargó a Moisés la misión de
liberar a su pueblo de Egipto, este le pidió un nombre para identificarlo ante ellos. Mañana veremos el
nombre personal de @Dios, pero hoy, saber que el Señor tiene un nombre propio me dice que él es real, es
un Dios personal con quien puedo relacionarme individualmente y eso me llena de confianza. Los nombres
importan, ¡y el de Dios más!
Martes 25 de Enero 2022

El nombre propio de Dios


«Dios dijo a Moisés: «Así dirás a los hijos de Israel: ‘Jehová […] me ha enviado a vosotros’. Este
es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos’’». Éxodo 3:15, RV95

Casanova fue un famoso aventurero, libertino, escritor, diplomático y bibliotecario. Pero se lo


conoce más como el seductor por antonomasia.
Se le atribuyen 132 conquistas amorosas. Este célebre galán italiano tenía la costumbre de utilizar
nombres falsos en sus frecuentes aventuras. Esta costumbre hizo que un juez le preguntara con
qué derecho se tomaba él la libertad de usar nombres ajenos en lugar del suyo. Casanova
respondió:
—¡Con el derecho que todo hombre tiene sobre las letras del alfabeto!
Su nombre propio era: Giacomo Girolamo Casanova.
Quizás te estás riendo ante la gran astucia de Casanova, pero lo cierto es que muchos escogemos
nombres falsos, tal vez para aparentar lo que no somos o simplemente para no ser nosotros
mismos. Esto se ve muy a menudo en las redes sociales. Todos conocemos a alguien que ha
asumido un nombre distinto en Facebook o Instagram.
Ayer vimos que Moisés le preguntó a Dios por su nombre para poder representarlo en Egipto. Hoy
leímos la respuesta del Señor: «Jehová […]. Este es mi nombre para siempre; con él se me
recordará por todos los siglos». Este, estrictamente hablando, es el único nombre propio de Dios,
aunque debo aclarar aquí que en el idioma original este nombre no contaba con vocales, y los
judíos por respeto no lo pronunciaban, así que no sabemos a ciencia cierta cómo se pronunciaba
el tetragrámaton (YHWH).
Lo que sí sabemos es que el nombre personal de Dios es una conjugación del verbo «ser/estar»,
por eso algunas versiones bíblicas presentan Éxodo 3:14 como «YO SOY EL QUE SOY». De
manera que el nombre de Dios transmite la idea de que él está presente, accesible, cerca de
aquellos que lo buscamos. Él es y él está. Hoy, aquí, ahora. Conmigo mientras escribo estas líneas
y contigo mientras las lees. Su nombre no solo indica quién es él, sino lo que él quiere ser en
nuestra vida. Me gustaría traducir el nombre de @Dios como una declaración: «Yo estoy contigo,
listo para salvarte y para actuar, como siempre lo he estado».
¿Te gusta el nombre de Dios? A mí me trae paz y me da seguridad al iniciar este nuevo día.
Miércoles 26 de Enero 2022

¿Quién le puso el nombre a Dios?


«Y el nombre que Adán dio a los seres vivientes, ese es su nombre». Génesis 2:19, RV95

Dios me ha bendecido con cuatro hijas preciosas. Una de las tareas que más disfruté previo al
nacimiento fue la de escoger un nombre para cada una de ellas. Inicialmente decidí combinar el
primer nombre de mis dos mejores amigos, pues pensaba que sería un varón, pero un estudio de
ultrasonido mostró que sería una niña, así que nos decidimos por Paola Andrea.
Un día, cuando tenía ocho años, Paola me dijo que después de haber comparado su nombre con el
de sus hermanas, había llegado a la conclusión de que no le gustaba y quería cambiárselo.
¡Imagínate mi sorpresa! Después de insistir, decidí ir a la oficina del registro civil y averiguar cuál
era el procedimiento correcto para hacer el cambio. Era sencillo, solo había que pagar una
pequeña suma de dinero y llevar el nombre nuevo. Así que invité a Paola a que me acompañara a
hacer el trámite.
En el camino me preguntó qué nombre nuevo le daría. Le dije que ya había hecho mi tarea al
ponerle el nombre original y dado que ella era quien deseaba el cambio, entonces ella debía
elegirlo.
—Si le pusiste nombre a mis hermanas, debes ponerme uno a mí también.
¡No me esperaba esa respuesta!
—Bueno —le dije—, ya te asigné uno igual que a ellas, y como no te gusta debes elegir uno nuevo
ahora.
Se negó rotundamente.
—Tú eres mi papá y debes ponerme un nombre.
Así que le propuse «Dolores». Escandalizada, me preguntó el porqué de ese nombre. Le dije que
Dolores le quedaría bien, porque se estaba quejando demasiado. ¿Sabes qué paso? Decidió
quedarse con su nombre original y hoy se siente orgullosa de llamarse Paola Andrea.
Ponerle nombre a un recién nacido es tarea de quienes le anteceden, especialmente los
progenitores. También es una señal clara e inequívoca que indica jerarquía y autoridad de quien
pone el nombre sobre quien lo recibe. Por eso, Dios presentó ante Adán todos los animales de la
tierra para que les pusiera nombre y por eso es Dios quien nos ofrece un nombre nuevo a ti y a mí.
Y a Dios, ¿quién le puso el nombre? Bueno, nadie le pudo poner nombre a Dios, porque la Biblia
dice que él es eterno y esa palabra significa «perpetuo, que no tiene ni principio ni fin» (ver Salmo
90:2). ¡El @Dios eterno es nuestro amigo y Salvador! Comencemos el día pidiendo su dirección.
Jueves 27 de Enero

Cuando Dios se presentó por primera vez


«Respondió Dios a Moisés: «Yo soy el que soy”». Éxodo 3:14, RV95

El libro de las tinieblas a la luz en Polinesia muestra cómo el evangelio llegó a las islas del pacífico
y en una de las interacciones que presenta este libro hallamos un fenómeno interesante.
El 15 de junio de 1824, dos maestros y evangelizadores tahitianos llegaron a la isla de Mangaia. La
gente se mostró sorprendida porque los forasteros que llegaron a su isla, antes de disfrutar del
festín que se les había preparado, cerraban los ojos.
—¿Qué hacen? —preguntaron los nativos.
—Dar gracias a Dios por sus dádivas —respondieron.
—¿Y dónde vive su Dios?
—En el cielo.
—¿Su Dios come?
—Dios es Espíritu. No es como nosotros. Vive eternamente. Fue él quien hizo la Tierra, el cielo y
todas las cosas. También nos creó a nosotros.
Los isleños se quedaron asombrados ante estas sencillas verdades y preguntaron a los recién
llegados qué los traía por aquellos lugares. Su respuesta fue muy directa:
—Venimos a darles a conocer al Dios verdadero y a su Hijo Jesús, nuestro Salvador.
¿Por qué estos isleños mostraron tanta curiosidad hacia la religión cristiana? Permíteme decirte
que el deseo por conocer sobre Dios no es nuevo ni pertenece solo a los nativos de alguna
pequeña isla en el Pacífico. En las religiones paganas antiguas, cuando una persona conocía el
nombre de algún dios, se suponía que por ese conocimiento adquiría privilegios y poder sobre esa
deidad. Por eso las personas dedicaban mucho tiempo a tratar de conocer más sobre los dioses.
Pero en la Biblia el ser humano no tiene que hacer ningún esfuerzo por buscar a Dios o descubrir
cómo es él. ¡Dios mismo sale al encuentro de sus criaturas! Esa es la historia de la Biblia: Dios
busca al ser humano y se da a conocer. Por eso, cuando invocamos el nombre de Dios aludimos a
todo lo que él es y ha revelado sobre sí mismo.
Es alentador saber que Dios está interesado en conocerte y en darse a conocer. Él desea que tú lo
conozcas. Por eso, hoy te invito a elevar una oración a él: Gracias, @Dios, porque te has dado a
conocer, porque nos invitas a tener una relación más estrecha contigo y, sobre todo, porque nos
has mostrado quién eres y lo que deseas hacer en nuestra vida.
Viernes 28 de Enero 2022

El Dios que me ve
«Como el SEÑOR le había hablado, ella le puso por nombre: “Eres el Dios que me ve”, porque
como ella dijo: “En realidad he visto aquí a Aquel que me ve”». Génesis 16:12-14, PDT

¿Has tenido uno de esos días en los que todo parece conspirar contra ti? En algunos lugares se
dice que te levantaste con el pie izquierdo. Pues algo parecido le estaba pasando a Agar. Ella no
había decidido acostarse con Abram, todo había sido idea de Sarai. Pero ahora era Agar la que
tenía que sufrir los malestares de un embarazo que ella no había planificado. Y por si fuera poco,
ahora su ama, que la había metido en ese problema, estaba celosa de ella y la afligía. Bastante
tenía con las náuseas, la hinchazón, las constantes molestias, los deseos de ir al baño y los
cambios hormonales. ¿Y también soportar a su ama? No. Estaba cansada de que nadie viera su
sufrimiento, de que nadie notara su dolor. Y fue así como Agar decidió huir.
Pero a Agar le sucedió lo mismo que me ha sucedido tantas veces: las decisiones que tomamos
en momentos de apuros, en vez de mejorar nuestra situación terminan empeorándola. Pronto Agar
se vio sola en el desierto, sin agua, sin comida y, para colmo, sin que nadie la estuviera viendo,
por lo tanto nadie podría socorrerla. Bueno, en realidad Alguien la estaba viendo. Alguien lo había
visto todo. Y no solo lo había visto todo, ¡también comprendía su situación!
El Ángel del Señor habló con ella y la consoló. Como resultado de aquella experiencia ella le puso
por nombre: «el Dios que me ve» (Gén. 16:13, RV95). ¡Sí, Dios te ve! Él está pendiente de ti, él te ve
en los buenos y en los malos momentos. Cuando todo parece perdido, cuando la soledad te
embarga, cuando estás desanimado, él es el Dios que te ve. Elena G. de White escribió: «El que
tiene contados los cabellos de tu cabeza no es indiferente a las necesidades de sus hijos […].
Nada que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeño que él no lo note […]. Ninguna
calamidad puede ocurrirle al más humilde de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltarlo, ningún
gozo alegrarlo, ninguna oración sincera surgir de los labios, sin que el Padre celestial lo perciba y
sin que él se tome en ello un interés inmediato» (El camino a Cristo, pp. 148,149). @Dios te dice
hoy: «Te veo y me preocupo por ti».

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