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Modernismo y Vanguardias Poéticas

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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2 PROFESORA SIERRA CASTRO

LA POESÍA DESDE EL MODERNISMO A LAS VANGUARDIAS


(FUTURISMO, ULTRAÍSMO, SURREALISMO), AUTORES Y OBRAS
REPRESENTATIVOS

MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98


A principios de siglo, muchos de los escritores jóvenes se enfrentaron a la literatura anterior.; a
estos jóvenes se les llamó modernistas. Posteriormente, se empleó también la denominación de
Generación del 98 para referirse de entre los nuevos autores a aquellos que mostraban
una actitud crítica en el terreno social y político. La mayoría de los modernistas y de los
noventayochistas tienen en común su actitud rebelde frente a los valores burgueses. En su
oposición al industrialismo capitalista, estos artistas jóvenes adoptaron diferentes posturas, no
sólo estéticas, sino también ideológicas, por ejemplo, el socialismo de Unamuno, el anarquismo de
Baroja y Azorín, o el carlismo de Valle-Inclán.
El Modernismo nace prácticamente a la vez en Europa y en América, aunque es cierto que los
primeros fueron los autores hispanoamericanos, representados fundamentalmente por Rubén
Darío. Considerado en muchos casos un neorromanticismo, utiliza un nuevo lenguaje basado
en una sensibilidad que rechaza el prosaísmo y la retórica vacía de la literatura anterior, y para
encontrar
un modelo se deja influir por dos movimientos literarios franceses de la segunda mitad del siglo XIX:
el Parnasianismo (con su búsqueda de la perfección poética desde un punto de vista formal), y el
Simbolismo (recurre a los símbolos para expresar los significados ocultos de la realidad).
Muchos de estos escritores buscan a toda costa la originalidad, con la que manifiestan no sólo
su deseo de provocación, sino su oposición al asfixiante conformismo. El artista, heredero del
espíritu romántico, se sentía al margen de la sociedad, rebelde ante ella, y protestaba contra el
orden burgués al tiempo que rechazaba la indeseable realidad, en la que ni podía ni quería
integrarse.
Igual que los románticos, los modernistas vuelven los ojos hacia el pasado: la Edad Media, la Grecia
clásica…. Este primitivismo los lleva a revalorizar lo antiguo y a buscar la verdad en lo
imperecedero.
Otro mito que defienden algunos de estos escritores del fin de siglo, los considerados
como miembros de la Generación del 98, es el de la austera y espiritual Castilla, en la que ven la
esencia de España y donde buscan antiguos valores en trance de desaparición con el desarrollo
de la nueva sociedad burguesa y urbana.
El decadentismo es otro rasgo del arte modernista, que se complace en lo mortecino y ruinoso,
en las miserias humanas, la enfermedad y la muerte. Se extiende una sensación general de
cansancio vital, que se expresa en el escepticismo, el pesimismo, la insatisfacción, el
descontento, la desconfianza en los gobernantes, el desánimo, la melancolía y la abulia.
Al lado de la angustia, el dolor y la muerte, es muy frecuente en la literatura modernista la
aparición del erotismo, afirmación del deseado vitalismo. Existe también cierta atracción
hacia lo marginal: prostitutas, bebedores, delincuentes…
El rechazo de la vulgaridad de la sociedad de su tiempo se manifiesta asimismo en el gusto por lo
exótico, que se busca en las civilizaciones asiáticas, en el mundo musulmán y en las antiguas
culturas. Ese deseo de huir de la mediocridad más próxima explica, además, otro rasgo
modernista: el cosmopolitismo; es común el gusto por los viajes, sobre todo a París, por conocer
gentes y lugares distintos.
La insatisfacción con el mundo es también la causa de la angustia que lleva a estos escritores a buscar
lo trascendente y espiritual, o a interesarse por el esoterismo: espiritismo u
ocultismo.
Y sobre todo se exalta la Belleza, puesto que el arte empuja a los seres al terreno de lo ideal y el
artista se siente capaz de penetrar en lo eterno e infinito. El esteticismo es, así, un culto casi
religioso a la Belleza. La poesía se considera el arte supremo y se concibe como la búsqueda de la
armonía, de lo absoluto.
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2 PROFESORA SIERRA CASTRO

2.2. La poesía de principios del siglo XX.


Los jóvenes poetas modernistas pretenden sugerir con las palabras las sensaciones que otras artes
consiguen a través de la luz, el color o el sonido. Así, en sus poemas se alude a colores llamativos o
delicados, sea directamente o a través de objetos preciosos: azul, violeta, granate, oro,
plata, rubí, zafiro, ébano, nieve… Los efectos sonoros son también muy frecuentes con el
uso de aliteraciones y referencias a instrumentos musicales: arpas, liras, claves, pianos
Asimismo, se recrean en la poesía modernista olores exquisitos y aromas refinados, insinuados por
medio de flores y plantas: rosas, claveles, lirios, nardos, nenúfares, sándalo, incienso.

Todo ello explica la abundancia de adjetivos ornamentales, imágenes sugerentes, símbolos


variados, y atrevidas sinestesias; el léxico se enriquece con palabras exóticas, cultismos,
neologismos, acumulación de esdrújulas o vocablos extravagantes. Los ambientes son
característicos por su valor simbólico y evocador: jardines, fuentes, surtidores, animales elegantes o
fabulosos: cisnes, unicornios, ruiseñores, pavos reales, dromedarios, dragones o personajes reales o
mitológicos: princesas, caballeros, ninfas, bacantes, sirenas.
El ansia de renovación y el deseo de musicalidad llevan a una gran variedad métrica: se
experimenta con estrofas, versos, acentos y rimas; típicos versos modernistas son los alejandrinos,
los dodecasílabos, los eneasílabos y también los versos libres. En cuanto a las estrofas, predominan
los sonetos, silvas, serventesios, y, dado el interés por la lírica popular de muchos de estos poetas,
abundan coplas, seguidillas, romances, cuartetas.

Los autores modernistas más destacados fueron los hispanoamericanos JOSÉ MARTÍ, poeta
de versos aparentemente sencillos, pero en realidad, muy elaborados; JOSÉ ASUNCIÓN SILVA, de
poemas románticos, en los que predomina el gusto por la fatalidad, la sugerencia y la musicalidad
de los versos; y sobre todo, RUBÉN DARÍO. Éste es considerado como el fundador del
Modernismo desde la publicación en 1880 de su libro Azul
…, y además fue el autor que trajo el
movimiento a España. Sus obras fundamentales fueron la ya citada Azul…, en la que se
exaltan los placeres, el amor y lo americano; Prosas profanas, con un marcado
aristocratismo, y Cantos de vida y esperanza, donde aparece el desengaño vital y poético.
Rubén Darío pretendía revelar el significado del mundo a través de los símbolos poéticos, y rescatar
la magia de la creación.

En España, hubo precursores del movimiento, como SALVADOR RUEDA, MANUEL REINA y RICARDO
GIL, pero ya en representación del Modernismo podemos citar a MANUEL MACHADO, que se
enmarca en el Simbolismo (como su hermano Antonio) y el andalucismo tradicional, con poemas
de tema pictórico de gran perfección técnica; a FRANCISCO VILLAESPESA, amigo de Rubén Darío y
uno de los iniciadores del movimiento en España; a RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN, bohemio y rebelde,
gran literato que representa el simbolismo francés y usa un rico léxico en Aromas de leyenda o en La
pipa de kif, y por último, a MIGUEL DE UNAMUNO, que también destaca en otros ámbitos literarios,
pero que tiene una poesía exquisita, donde expone los mismos temas que le preocupan en su prosa: la
religión, el paisaje castellano, y la regeneración nacional.
Los más importantes poetas modernistas españoles son ANTONIO MACHADO y
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, del cual hablaremos más adelante.

ANTONIO MACHADO

Nació en Sevilla en 1875, aunque en 1883 toda su familia se trasladó a Madrid; allí recibió una
educación liberal, ya que estudió en la Institución Libre de Enseñanza. A fines del siglo XIX estuvo
en París, donde conoció de primera mano las nuevas corrientes literarias del momento: Simbolismo y
Parnasianismo, que ya iban formando parte del Modernismo. Desde 1907 ejerció como profesor de
francés en un instituto de Soria, donde se casó con Leonor Izquierdo , una muchacha de dieciséis
años que murió tres años después de la boda, lo cual dejó una honda huella en el poeta, Entonces
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decidió marcharse a Baeza (1912-1919) y más tarde a Segovia y a Madrid. Partidario de la República, a
medida que las tropas nacionales de Franco avanzaban hacia el este durante la Guerra Civil (1936-
1939), vivió sucesivamente en Valencia, Barcelona y, finalmente, en Collioure (Francia), un pueblecito
cercano a la frontera española, donde murió.
Antonio Machado se educó en la estética modernista y en el empleo de un lenguaje simple y
conmovedor. En su poesía se observa una doble influencia: Romanticismo, sobre todo de Bécquer y
Rosalía de Castro, y Simbolismo; esto lo sitúa entre los autores modernistas, aunque él no considera
la palabra poética como un simple juego estético, sino que la define como una “honda palpitación del
espíritu”, la auténtica expresión de la emoción humana. Así, en 1903 publica Soledades, libro
plenamente modernista en el que predomina un tono melancólico y doliente, y los temas serán
propios del modernismo intimista: el amor, el paso del tiempo, la soledad, la infancia perdida, los
sueños.

Es muy característico el uso de símbolos, con los que el poeta explora el misterio de lo escondido: el
camino, el espejo, el laberinto, la fuente, el río, el mar, la tarde, el crepúsculo, y sus significados
varían entre deseos e ilusiones, pero también de rutina de la vida (en el caso del agua), o de
decadencia y muerte, o bien meditación ( en el caso de la tarde y el crepúsculo). En 1907 se publica
con numerosos cambios y con el título de Soledades. Galerías. Otros poemas.
En 1912 aparece por primera vez Campos de Castilla; obra en la que se atenúa el modernismo
para dar paso a la descripción de paisajes reales que se pueblan de presencias humanas o aluden a
circunstancias históricas. Machado pretende superar el intimismo de Soledades y vuelve, en
cierto modo, a la poesía realista del siglo XIX. Abundan en el libro poemas que reflejan los paisajes y
las gentes de Castilla, poniendo de relieve el contraste entre el pasado glorioso de esas tierras y su
alicaído presente. Y junto a ellos, la prematura muerte de Leonor le inspira composiciones dedicadas
a su recuerdo; y también se encuentran visiones nostálgicas e idealizadas desde Baeza de la tierra de
Castilla, y poemas de paisajes y tipos andaluces, en los que Machado, después de haber observado el
mundo de latifundios, señoritos y miseria, critica la España tradicional, conservadora y religiosa. El
tratamiento de estos temas sociales lo ha asociado con otros autores llamados de la Generación del
98, coincidentes en estas preocupaciones del denominado “problema de España”, y de
otras de tipo religioso y metafísico, como la búsqueda de Dios o el paso del tiempo. Esta obra se
completa con una sección de poemas breves, llenos de sabiduría popular, titulados “Proverbios y
cantares”, y con el largo romance “La tierra de Alvargonzález”.
En 1924 apareció su último libro de poemas: Nuevas canciones, donde adopta los metros cortos
populares, la copla tradicional y los recursos expresivos del cante jondo, elementos que retomarán casi
inmediatamente autores como Alberti o García Lorca. Hasta el final de su vida continuó
componiendo textos poéticos, entre los que destacan sus “Canciones a Guiomar” y las poesías
escritas durante la Guerra Civil.
En prosa publicó en 1936 un volumen muy interesante: Juan de Mairena, colección de textos
diversos, editados antes en la prensa. Y en colaboración con su hermano Manuel, escribió siete obras
teatrales, como la titulada La Lola se va a los puertos.

2.3. Las Vanguardias europeas y su desarrollo en España

En el primer tercio del siglo XX aparecen en Europa una gran cantidad de movimientos culturales y
artísticos basados en la provocación, la ruptura con lo anterior y el intento de buscar caminos nuevos
al arte; niegan todo valor al pasado artístico, reaccionan contra la sensibilidad romántica y
manifiestan un marcado antisentimentalismo y un gran desprecio al público y a la burguesía, a la que
escandalizan con actitudes insolentes. Son las vanguardias, también conocidas como los
ismos, que exaltan la imaginación sin límites, se oponen a la lógica, experimentan
constantemente y llevan a cabo un Arte alejado de la realidad. Su carácter fue minoritario y elitista, y
por ello, efímero.
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En literatura, los movimientos vanguardistas más relevantes son el Futurismo,


Cubismo, Dadaísmo y Surrealismo, más tardío.
En el primero, el italiano Marinetti publica en 1909 su Manifiesto futurista, en el que cambia la
mitología literaria al sustituir los objetos bellos por nuevos motivos de la vida moderna: el avión, el
automóvil, las fábricas, la luz eléctrica, los deportes, en una palabra: los futuristas exaltan los
avances técnicos de la civilización y prescinden de la puntuación y de la sintaxis. Entre los
autores españoles, SALINAS y ALBERTI, del grupo del 27, compusieron poemas futuristas.

El Cubismo fragmenta la realidad y la reelabora creativamente, como en la pintura. Cuidan los


aspectos visuales, como el tipo de letra, la disposición tipográfica de los textos, y escriben los
llamados “caligramas”, o poemas visuales, ya que sus letras forman dibujos alusivos al contenido. El
principal escritor cubista fue el francés Guillaume Apollinaire.

El Dadaísmo critica las razones que han dado lugar al desatino de la guerra (Primera Guerra
Mundial) y propone la liberación de la fantasía, el regreso a la pureza infantil y el uso de un lenguaje
incoherente. Su importancia radica en abrir el camino al Surrealismo, que se desarrollará en los años
veinte y treinta. TRISTÁN TZARA.

La penetración en España de las vanguardias se produce a partir de 1910, y coincide la difusión del
Vanguardismo con el desarrollo del Novecentismo, que se manifestará sobre todo en la prosa. Hubo
un autor que sirvió de impulsor de estos movimientos ayudado por la revista Prometeo: Ramón
Gómez de la Serna, creador de la “greguería” (frase breve que refleja una metáfora insólita a través
del humor, el lirismo y el juego verbal), y que participó y defendió las nuevas tendencias.

Sin embargo, hasta el final de la Primera Guerra Mundial, en 1918, no surge en España un
movimiento vanguardista organizado, y fue el Creacionismo, (GERARDO DIEGO) que recurre a la
metáfora para establecer asociaciones ilógicas entre las realidades, y que estuvo en el origen del
Ultraísmo, mezcla
de Futurismo y Cubismo, que utiliza el verso libre, las imágenes y los poemas visuales. Los poetas de
la Generación del 27 fueron los que más rendimiento sacaron de estas nuevas tendencias.

2.4. La poesía de los años diez y veinte: JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Como ya hemos señalado, la poesía de los años diez y veinte busca diversos caminos que la alejen
del Modernismo: eliminación de la retórica superficial (poesía pomodernista), freno del
sentimentalismo y acentuación del componente intelectual (poesía novecentista), reelaboración de la
poesía tradicional (poesía neopopularista) o ruptura radical con la práctica poética anterior (poesía
vanguardista)
Pero, sin duda, el esfuerzo de renovación más importante en la lírica española de su tiempo es el
que lleva a cabo desde esta época y durante mucho tiempo JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.
Nació en 1881 en Moguer (Huelva). Fue desde adolescente un ávido lector de poesía.
Muestra síntomas de una salud débil, lo cual se agrava con la muerte de su padre. Ya en Madrid
desde 1900, donde había ido “a luchar por el Modernismo”, mantuvo estrechas relaciones con
Francisco Giner de los Ríos y otras figuras de la Institución Libre de Enseñanza, cuya huella perduró
en él para siempre. Pronto fue reconocido como gran poeta. En 1916, se casó con Zenobia
Camprubí, mujer de notable finura intelectual. Durante los años veinte era ya considerado guía y
maestro por los jóvenes poetas que entonces comenzaban, pero, no obstante, llevó una vida social
apartada, lo que, unido al tipo de poesía que escribía, cada vez más intelectual, contribuyó a su fama
de escritor solitario encerrado en su torre de marfil. Al comienzo de la Guerra Civil, Juan Ramón y su
mujer marcharon a Estados Unidos y después a Cuba, lugares donde el poeta expresó su
solidaridad con la República española. Acabada la guerra, permaneció en el exilio hasta su muerte. Se
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estableció en 1951 en Puerto Rico y en 1956 le concedieron el Premio Nobel de Literatura. Murió en
1958.
Fue un hombre muy sensible, impresionable, amante de la Belleza y la perfección, que dedicó toda
su vida a la Poesía, que era su refugio frente al mundo y sus miedos.. Por ello, es difícil clasificarlo
dentro de un movimiento literario determinado; sus obras muestran características neorrománticas,
modernistas, novecentistas y vanguardistas, y esta evolución nos hace pensar en un poeta en
constante experimentación, con una poesía de creciente dificultad, dedicada “a la minoría, siempre”.
Sin embargo, él mismo dividía en tres etapas su obra poética:

La primera etapa o época sensitiva llegaría hasta 1915. Sus primeros libros, Ninfeas, Almas de
violeta, influidos por Bécquer y por los simbolistas franceses, muestran un tono decadente y
neorromántico. En la órbita del Modernismo intimista, e inspirado en Rubén Darío, se encuentran Arias
tristes y Jardines lejanos, en los que comienza su búsqueda de lo Absoluto a través de la poesía.
Presentan una atmósfera doliente, sentimientos de soledad y melancolía, presencia de la muerte,
recuerdos, jardines, flores, crepúsculos, importancia de lo musical y un léxico decadente. Pronto se
apartará de esta estética, que acaba con Sonetos espirituales, y anuncia su etapa posterior.

La época intelectual se inicia con Diario de un poeta recién casado, de 1917, libro
importantísimo que rompe definitivamente con el Modernismo a la busca de una poesía pura o
desnuda, poesía que persigue la expresión de lo inefable casi a la manera de los antiguos
místicos. Elimina el poeta los adornos innecesarios, el argumento o el sentimiento, y sus
poemas son cada vez más cortos y densos. Se incluyen en esta etapa libros como Eternidades, Piedra
y cielo, Belleza., en los que el mundo de las ideas da forma al mundo natural, y ello se manifiesta en
la libertad de la forma de las composiciones. La obra La estación total, que recoge poemas
escritos entre 1923 y 1936, sirve de puente con la tercera etapa, ya que en ella se encuentran
poemas de carácter metafísico, en las que el poeta desea escapar de la muerte alcanzando un
estado de conciencia que se asocia a plenitud, desnudez, armonía, eternidad o inmensidad.

∙ La última etapa de la poesía de Juan Ramón –época suficiente o verdadera- sería la de sus años de
exilio. Obras como En el otro costado, o Dios deseado y deseante acentúan la naturaleza
metafísica de La estación total y aparecen poemas más profundos y herméticos, con un dios que
representará la “propia conciencia del poeta”. Llegará a expresar ideas acerca de la poesía conciencia
antes que palabra en el poema en prosa Espacio.

El más conocido de sus escritos en prosa, en prosa poética, naturalmente, es Platero y yo (1914). En
él, con un estilo en el que abundan los rasgos modernistas, muestra su anhelo de armonía con la
Naturaleza, pero el orden y la armonía cósmicas se ven amenazados de continuo por la violencia, el
odio, la injusticia, el dolor y la muerte. Por ello, esta obra ni es didáctica ni un libro para niños.

2.5. El Surrealismo
Tras la desaparición de la mayoría de las corrientes vanguardistas, desde finales de los años
veinte y hasta la Segunda Guerra Mundial, la vanguardia más importante es el Surrealismo, nuevo
movimiento impulsado por André Breton. Los surrealistas muestran especial interés por el
subconsciente, los sueños y por aspectos del pensamiento humano no sometidos a la lógica y a la
razón: la obra de arte debe ser el lugar donde aflore todo aquello que, reprimido por las normas
morales o sociales, se encuentra oculto en el interior de las conciencias. Se presenta como un
movimiento emancipador de los seres humanos para liberarlos de las ataduras de la lógica
racional. Ello tiene como consecuencia la renovación estilística al dar entrada a imágenes
visionarias, sorprendentes metáforas, relaciones insospechadas entre los seres y las cosas, y el cultivo
de nuevos temas, como el sueño, la magia, los fetiches y lo misterioso.
El Surrealismo contribuyó a la rehumanización de las vanguardias al insistir en el compromiso
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social y en la revolución moral. Los surrealistas superarán la concepción del arte como juego
intrascendente y la literatura ganará bastante con ello. POETAS QUE DEJAN VER SU INFLUENCIA
SURREALISTA: LUIS CERNUDA, RAFAEL ALBERTI, VICENTE ALEIXANDRE, LORCA…

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