“APROXIMACIÓN A LA INVESTIGACIÓN FILOSÓFICA EN AMÉRICA LATINA”
Edward F. Morón Tone.
Jhon Jairo Losada Cubillos.
Área Temática:
Filosofía Latinoamericana y Colombiana
Universidad de San Buenaventura
RESUMEN: La investigación en filosofía constituye un eje fundamental del trabajo filosófico, por
ello es importante que se ajuste también a las exigencias de cada tipo particular de pensamiento,
el cual debe responder a partir de las diferentes labores investigativas a las exigencias de su
entorno, de manera que cumplan la función de contextualizar los proyectos y poder responder
así a los problemas del saber y de la realidad. Con la necesidad de mostrar un ejemplo específico
de la forma cómo ha de proceder esta tarea en temas relacionados con la filosofía
latinoamericana, se procede a plantear unos puntos clave para el desarrollo de la labor
investigativa.
PALABRAS CLAVE: Investigar, filosofía latinoamericana, desideologizar, interpretar, proyectar.
INTRODUCCIÓN
Es grato poder compartir experiencias en el cotidiano quehacer filosófico en estos días, más aún
cuando el interés por la filosofía latinoamericana se acentúa en diversos ámbitos geográficos no
sólo de América Latina, sino también desde otros continentes. Es en este sentido que se presenta
un significativo estudio como aproximación a la investigación filosófica en América Latina. Por lo que,
nuestro principal objetivo será el de ofrecer una propuesta que va encaminada a considerar que
la investigación en filosofía latinoamericana se puede diferenciar por tres rasgos característicos,
a saber, desideologizar, interpretar y proyectar, los cuales, a nuestro modo de ver, son los más
apropiados para justificar, más concretamente, una filosofía latinoamericanista.
Hemos querido dividir este estudio en dos partes: la primera, mostrar rasgos característicos de
la investigación en filosofía latinoamericana sobre la interpretación de Fernando González
Ochoa. La segunda, evidenciar –a manera de ejemplo– que la obra de Francisco Miró Quesada
se ajusta a dichos rasgos mencionados. Por lo mismo, se ha recurrido a tres textos básicos: De la
repetición a la investigación en ¿Qué es eso de filosofía latinoamericana? de Germán Marquínez Argote
y, Despertar y Proyecto del Filosofar Latinoamericano y su continuación Proyecto y realización del
Filosofar Latinoamericano de Miró Quesada.
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Nuestro trabajo está dirigido a estudiantes, profesores y seguidores de la filosofía desde su
aspecto investigativo, sobre todo, en el contexto del pensamiento y crítica latinoamericanista de
la actualidad que se siente constantemente interpelado por lo que significa la realidad de esta
nuestra América Latina.
1. ¿QUÉ ES INVESTIGAR?: UNA MIRADA DESDE GERMÁN MARQUÍNEZ ARGOTE AL
PENSAMIENTO DE FERNANDO GONZÁLEZ OCHOA
En la tarea de responder con argumentos sólidos el hecho de poder investigar en estas tierras, se
encuentran pensadores de este tipo que no sólo demuestran la posibilidad, sino también la
legitimidad de realizar esta labor en el campo del pensamiento filosófico. Para empezar, se
puede dejar por sentado que cuando la filosofía ha sido original ha partido siempre de la realidad,
que para cada filósofo es la circunstancia concreta que le ha tocado vivir.
Como dijera Marquínez Argote, estamos habituados a repetir, mal que bien, lo que en otras
partes se piensa, aquerenciados al viejo vicio de la repetición que constituye nuestra pobre
tradición. Frente a esto es preciso instaurar la costumbre de la investigación y de la creación que
nos libere de la ingenuidad escolástica, de la inercia imitativa y del pensamiento desarticulado
de la realidad[1].
En la tarea de ubicarnos en el plano del “investigar en filosofía”, Marquínez Argote, proporciona
los “modelos de filosofar defectivos”. Advierte en primera medida –siguiendo la obra de
González Ochoa– que “investigar no es repetir escolásticamente”; con respecto a esto añade, que:
Se trataba de un juego que no pretendía enfrentar a problemas o explicar
realidades, sino, en el mejor de los casos, mejorar la memoria en el aprendizaje
de letanías, afilar el intelecto con sutilezas y distingos formales o formar la
voluntad en la brega de anacrónicas ejercitaciones tales como la ‘disputatio’. En
tales condiciones, la filosofía no empezaba por ser un surtidor de problemas o
una problemática, sino por el contrario era una ‘solucionática’ abstracta,
anacrónica y dogmática[2].
Razón por la cual concluye esta primera parte diciendo que, “si queremos saber qué no es
investigar en filosofía, tenemos un buen ejemplo en el modelo escolástico”[3]. Más que la crítica
a un periodo, más que decir que en la época que se encierra bajo el modelo escolástico no hubo
investigación, lo que importa aquí es el señalamiento de la concepción mecanicista de la
filosofía que no da lugar a interpretaciones, ni muchos menos a ideas divergentes que permitan
explicar realidades desde diferentes puntos de vista.
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Continúa con su advertencia, y anuncia que “investigar no es importar acríticamente”; alude que
este modelo se inaugura hacia el siglo pasado, el cual consiste en importar pensamiento alemán,
anglosajón, ruso, entre otros. Pero lo grave, no es precisamente el hecho de importar el
pensamiento, sino, hacerlo acríticamente, es decir, sin naturalizarlo ni referirlo a la realidad
colombiana.[4] Seguidamente anuncia que, “cuando la importación es mera importación,
cuando se piensa el pensamiento y no la realidad desde el pensamiento, esto se convierte en un
ejercicio idealista desarticulado de la realidad de hecho y, por lo mismo, inoperante”[5].
Extiende su exposición Marquínez Argote, pero ahora, proporcionando los “modelos de filosofar
investigativos”. Como primer punto, indica que, “investigar es desideologizar”; lo cual, citando a
González Ochoa, es equivalente a desnudar. Desnudar personas, sociedad, política e historia de
simuladoras caretas, de apariencias vanas, de complacientes mentiras, de falsos prestigios, de
ídolos y tabúes. Desideologizar quiere decir, “alzar el vestido”, “des-cubrir”, “des-velar” la
realidad, bella o fea, que la ideología cubre o vela[6]. Marquínez Argote ejemplifica lo anterior
diciendo que, “ya en el Génesis la primera pareja después de pecar, se cubre con hojas, bello
símbolo, de todo encubrimiento ideológico”[7]. Lo dicho, apunta a una crítica, una crítica en
donde no se cree en “santos vestidos”, en donde se concibe la realidad sin supuestos ideológicos,
una crítica que en Frenando González se dirige a lo que él llama “apariencias”, representado por
la vanidad, hecho eminentemente social y que a su vez tiene su contra en la “egoencia”, hecho
muy personal. Pasando esta cuestión al campo investigativo, se entiende que hay que dejar atrás
las creencias que ocultan el verdadero valor de la realidad.
Pero al igual que el anterior argumento a favor de la investigación filosófica, Germán Marquínez
anota que, “investigar es interpretar”, es decir, comprender los hechos desde lo que Fernando
González llama “ideas generales o ideas madres” sólo desde las cuales es posible retornar los
hechos para conocerlos en forma comprensiva, desde donde se puede encontrar la dimensión de
sentido del mundo. Es en Mi compadre donde González Ochoa dice:
Los primeros meses parecía ahogarme en las libretas, perdido en un montón de
anécdotas. Ahora tengo las ideas madres y dentro de mí un organismo pugna
por salir… es como en las excursiones a pie, que se ven riachuelos y cañadas y
nos parece que estamos perdidos y, cuando trepamos a la cima, tiembla el alma
al comprender que todo corre hacia un río. Es la liberación que causan las ideas
madres… las ideas generales nos libertan de las libretas, o sea de la
multiplicidad de los hechos inconexos. La única libertad posible la da la
filosofía[8].
En otras palabras, se trata de una hermenéutica, no como interpretación de textos, sino como
interpretación de la realidad; es la forma de comprender la realidad actual de los pueblos
latinoamericanos. Pues es importante al comenzar la investigación analizar el contexto y la
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situación a la cual se piensa imbuir.
Para finalizar su exposición, Marquínez Argote señala que “investigar es proyectar”, lo cual al
parecer para este pensador, es una consecuencia necesaria de las dos características anteriores.
Respecto a esto afirma que el hombre vive proyectando y proyectándose, eligiendo y eligiéndose
en forma de realidad que él decide ser. Investigar es proyectar, imaginar lo que vamos a ser. Nos
encontramos aquí ante el sentido metafísico de la investigación, metafísico en tanto que es la
capacidad del hombre para “ir más allá” (meta-) de la physis o realidad actual. Es decir, después
de la crítica y de la hermenéutica de la realidad, sobreviene una metafísica que elabora
categorías[9] sin las cuales la crítica no pasaría de ser un tábano molesto y la hermenéutica una
inquisición arqueológica para comprender el presente desde la historia o tradición[10].
“Investigar al nivel metafísico consiste en señalar aquellos puntos últimos en referencia a los
cuales se pueden definir los intereses emancipatorios del hombre en una situación dada”[11]. Por
ello, es necesario definir unos puntos claros sobre los cuales trabajar, antes de adentrarse en un
horizonte vago sin conocer tan siquiera el norte.
2. “UN MODELO DE INVESTIGAR EN FILOSOFÍA LATINOAMERICANA”
Asumiendo el concepto de investigar para Fernando González Ochoa, según la exposición de
Germán Marquínez Argote en ¿Qué es eso de Filosofía Latinoamericana?, como desideologizar,
interpretar y proyectar, colocamos a continuación una muestra de investigación en Filosofía
Latinoamericana, concretamente desde el pensador peruano Francisco Miró Quesada en sus dos
obras ya conocidas: Despertar y proyecto del filosofar latinoamericano y, Proyecto y realización del
filosofar latinoamericano. Obras, por cierto, que forman parte de la tradición filosófica en América
Latina.
Y es que si damos una lectura crítica a las obras ya mencionadas de Francisco Miró Quesada
caeremos en cuenta de la compatibilidad y consonancia con lo que González Ochoa quiere
expresar con eso que llamamos investigar en sus tres acepciones ya aludidas.
Miró Quesada y la “proyección”.
Realizando un estudio preliminar sobre la historia del pensamiento latinoamericano el autor
expone y reconoce como interés fundamental en los primeros pensadores la preocupación por
hacer filosofía auténtica. Notando que, sobre todo, en la generación –por él expuesta– de los
polígrafos (o época de la “normalidad filosófica” como la denomina Francisco Romero) fue donde
estos pensadores se percataron de los “efectos del desenfoque” en el que se hallaban sumergidos.
Es cuando el interés por una filosofía auténtica evidencia, con toda claridad de conciencia, un
“despertar”. Pero un despertar que ha cobrado conciencia de sí mismo en los filósofos requiere
asimismo de un “proyecto”: “Querer ser auténtico significaba haber ya formado un proyecto
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sobre la manera de cómo debamos ser nosotros mismos y este proyecto influía de manera
decisiva en todas las manifestaciones de nuestro filosofar”[12].
Ahora bien, como señala el filósofo, “la condición necesaria –aunque no suficiente– para
comprender el proyecto latinoamericano de filosofar es percatarse de su curioso nacimiento”[13].
Con esto último, nuestro autor quiere mostrarnos un aspecto elemental para realizar esta
comprensión: es recurrir a la herramienta que nos ofrece la perspectiva histórica. De modo que
para entender este proyecto de filosofar en nuestras tierras hemos de tener muy presente
–desde su nacimiento– su carácter eminentemente histórico.
Es en este sentido y sin descuidar el proceso histórico del pensamiento latinoamericano que
Francisco Miró Quesada expone el dilema en el que se encuentra la tercera generación (a la que él
pertenece) frente a la exigencia de hacer filosofía auténtica; había que tomar una decisión y
ofrecer una respuesta:
…en la elección de la solución positiva es donde la tercera generación se divide
en dos grupos irreconciliables. Ambos grupos reconocen que la autenticidad es
la meta del movimiento, pero para uno de ellos (grupo afirmativo), la
autenticidad puede ya realizarse, y en verdad está ya realizándose; en cambio
para el otro (grupo asuntivo), se sitúa aún en el futuro[14].
Es interesante notar cómo a lo largo del texto el autor analiza de manera crítica la historia del
pensamiento latinoamericano y presenta con lucidez un proyecto (incluyéndose en él, y
ubicándose como miembro de la tercera generación desde el grupo asuntivo) en esta misma
circunstancia geográfica.
Al final de su obra presenta el aporte de dos pensadores en el desarrollo de este proyecto del
filosofar latinoamericano: Francisco Romero, a quien expone desde la obra escrita y la obra no
escrita, “quien ha tenido una visión tan grande y unitaria del proyecto”[15]. Y, por otro lado,
Leopoldo Zea y el Hiperión quien se constituyó en la figura de referencia del grupo afirmativo.
Y aunque Miró Quesada es claro en su postura como filósofo asuntivo al reconocer –como
integrante de la tercera generación– que aún no se ha llegado a la madurez filosófica. No
obstante, su compromiso en perseguir la autenticidad en el tratamiento de las ideas, resalta la
necesidad de ser prudentes en nuestro estudio serio y riguroso si lo que buscamos es hacer
filosofía auténtica: “Lo que se persigue no es la improvisación, ni la brillantez, es la superación
progresiva y sistemática para que surja y prospere a su tiempo una filosofía original”[16].
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De manera que si investigar es proyectar entonces no queda duda de que el trabajo del pensador
peruano está en consonancia con los ideales de González Ochoa, en cuanto a investigación seria
y auténtica se refiere. Luego del despertar se es consciente de un proyecto, y este proyecto exige de
por sí su consecuente realización.
Miró Quesada y la “interpretación”.
Considerando que la toma de conciencia o nacimiento del “proyecto”, propugnado por el filósofo,
parte del desenfoque es que se puede observar la lectura que realiza Miró Quesada como
auténtica interpretación: “La filosofía es comprensión espiritual y la comprensión espiritual sólo
puede hacerse, aunque trascienda la historia, desde una perspectiva histórica. La filosofía es, en
cierto sentido, su historia”[17].
Ahora bien, la clave que nos descubre el sentido del filosofar latinoamericano ya nos la ofreció el
autor: “impulso para pasar del desenfoque a la nitidez”[18]. Y una vez conseguido el impulso y la
conciencia de este proyecto ya podemos desarrollar los momentos del mismo:
a. Momento inicial o “recuperativo”: comprensión cabal de los más difíciles aspectos del
pensamiento occidental.
b. Momento segundo o de “participación”: plena conciencia de que el momento recuperativo
es sólo un estado preparatorio y que el momento presente corresponde a una total
instalación en la historia.
c. Momento tercero o de “creación”: desarrollo de la filosofía auténtica.
Es claro que estamos ante el discurso de las ideas de un autoproclamado filósofo asuntivo de la
tercera generación, puesto que la interpretación ofrecida en torno al Proyecto del filosofar
latinoamericano es de carácter eminentemente asuntiva, aunque él procura siempre mostrar las
diversas facetas o posturas que hay en el mismo proyecto y su realización. “La originalidad del
filosofar latinoamericano se concibe como la culminación de un largo proceso asimilativo, como
el resultado personal inevitable a que tiene que llegar quien ha comprendido hasta sus últimos
fundamentos el pensamiento filosófico en su expresión histórica”[19].
Por otro lado, Miró Quesada asume un tipo de interpretación histórica, contextualizada, es
decir, no totalizadora, universalista o abstracta. Por ello va a mirar no ya la posibilidad sino la
realización del “proyecto” a partir de principios historicistas y perspectivistas, notándose con
esto último la influencia recibida, sobre todo, del español y transterrado José Gaos. De modo que
la interpretación histórica de la realidad latinoamericana ha de conducir necesariamente a
considerar al filósofo latinoamericano como un hombre eminentemente responsable dentro de
su circunstancia particular. Se deduce de la interpretación del pensador –en sintonía con el
pensamiento de Leopoldo Zea– que, “es pues absurdo hacer filosofía hispanoamericana para
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oponerla a la europea y negar el valor de ésta. Debe por eso ser una filosofía que reconozca su
proveniencia, su tradición, pero cuyo interés primordial sea la interpretación de nuestra propia
circunstancia”[20].
De manera que si investigar es interpretar cómo negar que el trabajo del pensador peruano sea
verdadera investigación. Una consecuente realización del “proyecto” demanda, por fuerza
mayor, una labor seria y comprometida de interpretación, pero de una interpretación histórica.
Miró Quesada y la “desideologización”.
Es evidente que una interpretación histórica de la realidad es ya la apertura de un proceso de
desideologización. El “proyecto” se va configurando a sí mismo como desideologizador:
La tercera generación ha seguido avanzando hacia la realización del proyecto y
ha llegado al cenit de su trayectoria. Sus realizaciones son, hoy en día, tan
numerosas y significativas que no podemos tener ya la menor duda sobre el
éxito de la empresa: el proyecto se ha transformado en realidad. Hoy en día hay
una auténtica filosofía en América Latina[21].
Y es que Miró Quesada no se queda en la sola enunciación del éxito de la empresa, sino que en su
interpretación histórica asume una postura prometedora en la realización del proyecto del
filosofar latinoamericano: se ha entrado en lo que podría llamarse etapa de la naturalidad
filosófica, donde se hace filosofía sin tener ya duda de que pueda hacerse. La preocupación de
varios pensadores, por él estudiados, va a desembocar, a través del estudio de la historia de las
ideas y pasando por una filosofía de lo americano, en una de las manifestaciones más
características y originales del pensamiento latinoamericano, la filosofía de la liberación. Todo
esto con el intento de entender en qué consiste el ser del latinoamericano. Por lo mismo, “…los
pensadores latinoamericanos han mostrado que no puede entenderse si no se tiene en cuenta la
condición de región excolonial que caracteriza a América Latina”[22].
Además, nos informa Miró Quesada que, en el trabajo de reconstrucción de la historia, muchos
miembros de la tercera generación (y diremos que otros muchos hoy en día) intentan llegar a la
modernidad para, de este modo, saber a qué atenerse sobre el verdadero significado del
pensamiento occidental. Es cuando el proceso desideologizador hace ver sus frutos.
Pensamos que el filósofo peruano no se equivoca cuando se mencionaba lo dicho líneas arriba.
Pues, hoy pensamos –con algunos autores– que ese “intento de llegar a la modernidad” a través
de la filosofía de la liberación (iniciada por Leopoldo Zea y desarrollada sistemáticamente por
Enrique Dussel) ha tenido una influencia importante en la conformación de dos visiones
contemporáneas de mucha relevancia para el pensamiento crítico de la actualidad: la filosofía
intercultural y la crítica postcolonial. “Naturalmente, el proyecto asuntivo choca contra la
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dominación de las potencias occidentales, especialmente contra la inmensa fuerza de los
Estados Unidos. Y esto plantea nuevamente el proyecto libertario, la lucha por la segunda
independencia de que hablara Martí”[23].
Y, por fin, si investigar es desideologizar estamos ante un filósofo latinoamericano que apuesta
por un proyecto asuntivo en sí mismo desalienatorio, denunciante de dejar de mirarnos en el espejo
eurocéntrico donde nuestra imagen es siempre, necesariamente, distorsionada. Porque, lo
decimos con Aníbal Quijano, es tiempo, en fin, de dejar de ser lo que no somos.
A MODO DE CONCLUSIÓN
En el estudio realizado a la obra de Miró Quesada, encontramos que los rasgos propuestos
–desde la interpretación sobre Fernando González Ochoa– se ajustan adecuadamente para la
identificación y diferenciación del proceder de la investigación en filosofía latinoamericana.
Por tanto, no nos queda más que terminar este escrito, con una invitación y motivación al
compromiso de la tarea investigativa que, como estudiantes de filosofía, estamos llamados a
ejercer desde estos mismos espacios académicos para que, sobre todo, la apliquemos a nuestra
misma realidad latinoamericana:
[…] los amantes de la filosofía en estas tierras tienen el elemental deber de reunirse
como en estos simposios para discutir sus ideas, formularlas y reformularlas,
transmitirlas y dar a conocer también las de otros que no piensan de manera
idéntica, para formar nuevas generaciones con suficiente pensamiento crítico. Y
sobre todo deben ser enjuiciadores críticos de la realidad que demanda ser
superada, y no sólo de la teoría. Los formuladores de mejores propuestas de
organización social y ecológica, deben ser dignos continuadores de lo mejor de la
labor humanista y desalienadora de los pensadores latinoamericanos más
auténticos”[24].
BIBLIOGRAFÍA
GONZÁLEZ OCHOA, Fernando. Mi compadre. Medellín: Bedout, 1934.
________________________, Los negroides. Medellín: Bedout, 1970.
GUADARRAMA, Pablo. Humanismo en el pensamiento filosófico latinoamericano. La Habana: Editorial
Ciencias Sociales, 2002.
MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán. De la repetición a la investigación: El problema de la filosofía en Colombia visto
a través de la obra de Fernando González. En: ¿Qué es eso... de filosofía Latinoamericana?, Bogotá: El búho, 1986,
MIRÓ QUESADA, Francisco. Despertar y Proyecto del Filosofar Latinoamericano. Primera edición. F.C.E.:
México, 1974.
______________________, Proyecto y Realización del Filosofar Latinoamericano. F.C.E., México, 1981.
8
NOTAS
[1] MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán. De la repetición a la investigación: El problema de la filosofía en Colombia
visto a través de la obra de Fernando González. En: ¿Qué es eso... de filosofía Latinoamericana?, Bogotá: El búho,
1986, p. 137.
[2]Ibíd. p.138.
[3] Ibíd. p.139.
[4] Ibíd. p 140.
[5] Ibíd. p.140.
[6] Ibíd. p.142.
[7] Ibíd. p.142.
[8] GONZÁLEZ OCHOA, Fernando. Mi compadre, citado por MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán. Óp. Cit.,
p., 143.
[9] La llamada “metafísica de la autoexpresión”, elaborada por Fernando González, presenta unas
categorías que le da unidad a su obra como son: individualidad-personalidad, corporeidad-conciencia,
necesidad-libertad, vanidad-egoencia, educación-cultura, sociedad-estado.
[10] Ibíd.147-148.
[11] Ibíd. p. 148.
[12] MIRÓ QUESADA, Francisco. Despertar y Proyecto del Filosofar Latinoamericano. Primera edición. F.C.E.:
México, 1974, p.10.
[13] Ibid. p. 25.
[14] Ibid. p. 80.
[15] Ibid. p. 123.
[16] Ibid. p. 144.
[17] Ibid. p. 26.
[18] Ibid. p. 36.
[19] Ibid. p. 57.
[20] Ibid. p. 219.
[21] MIRÓ QUESADA, Francisco. Proyecto y Realización del Filosofar Latinoamericano. F.C.E., México, 1981. p.
16.
[22] Ibíd. p. 31.
[23] Ibíd. p. 179.
[24] GUADARRAMA, Pablo. Humanismo en el pensamiento filosófico latinoamericano. La Habana: Editorial
Ciencias Sociales, 2002, p. 259.