El siglo del
prejuicio confrontado
Continente Negro
Fanny Blanck-Cereijido
(compiladora)
El siglo del
prejuicio confrontado
Colecci6n Continente Negro
A CARGO DE ALEJANDRO CERDA RUEDA
Primera publicaci6n 2014 por editores de Pradiso
Publicado 2018 por Routledge
2 Park Square, Milton Park, Abingdon, Oxon OX14 4RN
52 Vanderbilt Avenue, Nueva York, NY 10017
Routledge es una impronta de! Grupo Taylor & Francis, un negocio de informes
Primera edici6n: 2014
D.R.© 2014 Taylor y Francis
Cuidado de la edici6n: Fanny Blanck-Cereijido y Juan Carlos H. Vera
Diseiio de portada: Luis Hori Gonzalez
Diseiio editorial: Alejandra Torales
Imagen de portada: Restraint© 2009, Kara Walker
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ISBN 13: 978-607-96080-8-8 (pbk)
Prologo. El siglo del prejuicio confrontado
Entendemos por prejuicio las ideas discriminatorias y despectivas
frente a un sujeto, una comunidad, un pais o grupo social. El tema
de la discrimination abarca el psiquismo individual y el imaginario
social, ya que cada sociedad se constituye con sus valores, su con-
cepto de justicia, de logica y de estetica, de modo que parece ser
que la inferioridad del Otro resulta el reverso de la afirmacion de la
propia verdad; de aqui a que a los otros se les adjudique una esencia
malvada y perversa existe una corta distancia.1 El prejuicio arruina
la calidad de vida humana y hasta cabe la posibilidad de que tenga
facetas positivas: hay que estudiarlo. Asi, un grupo ad hoc de psicoa-
nalistas2viene haciendolo sistematicamente desde hace una decada
y ha presentado sus conclusiones en varios congresos intemaciona-
les de psicoanalisis.3 Este libro incluye capitulos de la mayoria de
dichos profesionales, a quienes se unen el psicoanalista Juan Vives
Rocabert y otros destacados especialistas en disciplinas distintas.
El termino prejuicio implica la idea de un juicio que precede a la
propia experiencia, que corresponde al a priori kantiano, recoge las
creencias, los valores y categorias de referencia del mundo de cada
sujeto y depende de las palabras y los conceptos en que ese sujeto
nace inmerso. Asimismo, proporciona un orden y una discrimina
cion de los hechos y factores que cada persona debe evaluar para su
comprension del mundo que lo rodea, por lo que es indispensable
1 Cornelius Castoriadis, "Reflexiones en tomo al rarismo", en Memorias del coloquio
"Inconsciente y cambio social". Paris, Assoriation pour la recherche et ^intervention
psychologique, 1985.
2 Silvia Amati Sas, Fanny Blanck-Cereijido, Myriam Grynberg Robinson, Viviane
Mondrzak y Janine Puget.
3 IPA Committee on prejudice (including anti-semitism), presidido por Janine
Puget, Berlin 2007, Chicago 2009 y Mexico 2011.7
7
Prologo
para el pensamiento, y ayuda a proteger la autodefinicion y los
propios limites. Esta clasificacion previa al juicio individual ubi-
ca a las creencias y convicciones en un sistema de valores acepta-
dos o rechazados por la familia y la sociedad que preceden a ese
individuo. De esta manera lo condicionan en sus creencias y va
lores por su pertenencia familiar y social, que a su vez son efecto
de la transmision transgeneracional consciente e inconsciente.
Las certezas que aportan los prejuicios son creencias incor-
poradas de modo acritico, tradiciones inamovibles.4 En cambio,
el juicio descrito por Freud como "juicio de atribucion y de exis-
tencia" permite discriminar, atribuir valores, establecer catego-
rias, distinguir un objeto externo de uno deseado, ademas de
que es modificable por conocimientos o razonamientos nuevos.
El ser humano siempre ha sido prejuicioso, pues hay factores
evolutivos y culturales que lo condicionan a ser asi, y no se tiene
noticia de sociedad alguna que no lo haya sido. Cuando algtin
atributo estructural o conductual se observa en todos los pue
blos de la Tierra y a traves de todas las generaciones desde los
amaneceres de la historia, se otorga alguna ventaja importante a
quienes lo expresan, de lo contrario la seleccion natural no lo hu-
biera ido escogiendo y globalizado. Aun asi, el prejuicio siempre
a padecido de mala prensa, pues en general se lo conoce a traves
de las consecuencias negativas que indudablemente causa, y es-
tas son tantas, tan graves y dolorosas, que han preponderado y
se ha tendido a ocultar las ventajas que tiene el prejuicioso que
justifiquen por que se ha seleccionado con tanta eficacia.5
La herramienta humana por excelencia para luchar por la
vida, surge de una descomunal hipertrofia de la capacidad de
conocer, cuyo desarrollo ha ido acompanado por la co-seleccwn
del creyente,6 pues ser creyente le permite a cada nuevo indivi-
4 Janine Puget, Correspondance. IPA Committee on prejudice (including anti
semitism), Working Group, 2009.
5 Sin embargo, el ilustre evolucionista Ernst Haeckel ha lamentado: "Pasion y
egoismo, he ahi el secreto de la vida".
6 Marcelino Cereijido, La ciencia como calamidad. Barcelona, Gedisa, 2009.
Prologo
duo heredar a traves de la crianza, la education y la vida en
sociedad todo lo aprendido por generaciones anteriores. Gra
cias a que hemos sido seleccionados por ser creyentes, seremos
depositarios y continuadores del conocimiento y pensamiento
universal, pero tambien de una carga de prejuicios que acaso
tendran alguna ventaja como dije al comienzo, pero por ahora
resaltan lo deleznable. Darwin opinaba: "Una creencia inculca-
da constantemente durante los anos tempranos de la vida, cuan-
do el cerebro es muy impresionable, adquiere casi la naturaleza
de un instinto: es obedecido independientemente de la razon".
Hace poco mas de una decada, con motivo del paso del si-
glo xx al xxi, abundaron los intentos por caracterizar al siglo xx
poniendole subtitulos. "Fue el siglo del atomo", pues a pesar de
que el presocratico Democrito de Abdera habia asegurado que
el atomo era indivisible, los fisicos del siglo xx lo fueron des-
menuzando en subparticulas de pequenez tan inconcebible, que
dando rienda suelta a su frustration por no encontrarla, el Pre-
mio Nobel de Fisica, Leon Max Lederman, quiso denominarla
"la maldita particula" (the goddam particle)/ pero —cobardon y
pusilanime— el editor de la revista no se lo permitio y acabaron
bautizandola "la particula de Dios", apodo mas de acuerdo con
sus prejuicios. "Fue el siglo del genoma", pues se decodifico el
mensaje genetico que encierra el secreto de la vida. "Fue el siglo
del universo", pues nos percatamos de que en lugar de vivir
en una galaxia dnica, la Via Lactea, vivimos en un universo en
el que esta es una mas entre millones y millones de nebulosas
similares. "Fue el siglo de la cirugia", pues a fines del siglo xix
los grandes medicos habian predicho que el cerebro, el corazon
y el abdomen jamas podrian ser intervenidos quinirgicamente.
"Fue el siglo de la comunicacion", pues hoy vemos desde un
sillon de nuestra casa un partido de ftitbol jugado del otro lado
del planeta. "Fue el siglo del inconsciente", pues si bien los des-
cubrimientos y desarrollos de Freud habian comenzado en el7
7 Tambien conocido como el boson de Higgs.
Prologo
10
siglo xix, el psicoanalisis invadio la esfera psiquica, la medica,
la artistica, la educativa, la interpretation de la sociedad y de la
historia entre muchas otras. "Fue el siglo de la mujer", pues si
bien en el siglo xix no votaban ni se les permitia ingresar a las
universidades, en el siglo xx florecen las cientificas, escritoras,
compositoras, atletas, mandatarias. "Fue el siglo del nino", por-
que pasaron de ser "locos en miniatura", como los llamo Joan
Manuel Serrat, a tener una mente desarrollada en etapas que co-
menzo a encontrar, caracterizar y descifrar Jean Piaget, porque
en ninguna etapa son locos ni tontos; por el contrario, elimina-
dos los prejuicios mas daninos, se constato que los ninos tienen
en todo momento una logica apabullante.
No se trato de una simple competencia de rotulos, sino de
dejar constancia de que por momentos, esto de evolucionar se
va pareciendo al "progresar", porque vamos haciendo cosas so-
bre las que si tenemos cierto timon. Podriamos, por ejemplo, pu-
lir un poco mas cuidadosa y velozmente nuestra capacidad de
saber interpretar la realidad, y ahi aparece el prejuicio en nues-
tro camino, como algo que deberiamos estudiar y hacer algo. De
pronto, por una conjuncion de factores en cuyo detalle no entra-
remos, el siglo xx pone a viajar no ya al osado aventurero a bor-
do de su carabela, sino al ciudadano comiin, al comisionista de
negocios, turista, becario, boxeador mexicano que va a disputar
un titulo contra un filipino, o al ajedrecista que va a jugarle a
un gran maestro hindii; la comunicacion, el cine, la literatura,
las migraciones, las guerras intercontinentales, los juegos olim-
picos, los campeonatos mundiales pusieron cara a cara a seres
humanos extremadamente diversos, y los obligaron a vender,
comprar, visitar, convivir, reunirse en congresos y sociedades
intemacionales, competir al futbol, natation, exhibir sus pintu-
ras y esculturas y mostrarles las suyas, ademas de debatir en los
mismos foros. No seria exagerado decir que a lo largo del siglo
xx los seres humanos pasamos de imaginamos y suponemos
unos a otros a vemos, oimos e interactuar directamente. Kant
se habra salido con la suya, pues jamas conoceremos la realidad
noumenica del "otro", jpero vaya que el siglo xx nos ha acer-
Prologo
11
cado lo suficiente hasta tenerlo cara a cara! Es, entonces, cuan-
do descubrimos que para entendemos tenemos que tratar de
liberarlo de la marana de confusiones, ignorancias y prejuicios
con que lo habiamos ido distorsionando a traves de milenios.
Ahora, la enorme tarea humana consiste en ver hasta que punto
la realidad coincide con lo que habiamos pre-imaginado y de-
cidir que haremos con las discrepancias. Tenemos que apresu-
ramos a desmantelar los prejuicios, por lo menos para cuando
seamos nosotros quienes lleguemos a la tierra de ellos, y sean
ellos quienes intenten obligamos a aceptar la idea que se habian
hecho de nosotros. El siglo xx nos arrojo a una nueva situation,
un escenario lleno de "otros", y ahora, en el siglo xxi tenemos
que aprender a rescatarlos de esa nube de prejuicios en que vi-
viamos inmersos, de cambiar con toda premura el-cristal-con-
que-se-mira. En este sentido, creemos que podriamos subtitular
al siglo xx como "el siglo del prejuicio confrontado". Desgracia-
damente, eso no quiere decir que confrontar las ideas que nos
habiamos hecho con las nuevas realidades vaya a curamos de
ser prejuiciosos. Despues de todo, alguna vez se llego a quitarle
las medallas olimpicas a un atleta porque se descubrio que era
indigena, se excluyeron las mujeres de la education superior, se
encarcelo a un poeta por ser homosexual, se siguen lapidando
a las mujeres porque un varon las violo, pero un jurado (inte-
grado por machos, huelga decir) dio por sentado que ese varon
virtuoso se vio forzado por la irresistible e imperdonable seduc-
tora, y todavia, en pleno siglo xxi en cuanto un pueblo lo juzga
conveniente sigue masacrando poblados enteros por razones
fraguadas. Estos bochomosos horrores emanan de prejuicios
que tienen componentes inconscientes y cuya solution no esta
exclusivamente al alcance de la education y la cultura.
Puesto que el siglo xx ya ha transcurrido, podemos afirmar
que el titulo de este libro no ha sido una suerte de esperanza-
do vaticinio: la confrontation entre el prejuicioso, que tiene no
solo los prejuicios, sino tambien el poder para imponerlos, con
el Otro, la victima, ya ha comenzado, y al llegar al siglo xxi con-
timia en todo su fragor. Pero es obvio que el analisis multidis-
Prologo
12
ciplinario y la lucha social han logrado replantear el criterio y
la estrategia con que se enfoca el prejuicio. En primer lugar, ya
no se lo restringe al campo de la consciencia, ni de la etica, y
se ha demostrado que el pre- de prejuicio puede no aludir a un
uso chapucero del razonamiento, sino, por el contrario, a una
logica fina taimadamente disenada para confundir el juicio del
prejuicioso (entimema). En segundo lugar, el prejuicio configu-
ra lo que hoy en dia se llama un "sistema complejo". Se trata de
un nuevo andamiaje teorico para enfocar sistemas que incluyen
objetos y procesos de diversa naturaleza, por ejemplo, la salud
depende del conocimiento medico, pero tambien del dinero dis-
ponible, de la organizacion social, sindical, normas administra-
tivas, sistema politico, creencias religiosas, etcetera.8
Algo analogo se presenta cuando enfocamos la educacion, el
comercio, el deporte, la guerra. Adviertase que la complicacion
no basta. Asi, el famoso reloj de la catedral de Estrasburgo tiene
del orden de cinco mil piezas que marcan la hora, el dia, las fases
de la luna, las estaciones, y un sinmimero de variables mas. Con
todo no se lo considera complejo, sino meramente complicadof
pues su funcionamiento puede ser explicado por una sola disci-
plina: la mecanica. En cambio, los sistemas "complejos" requie-
ren que sus diversas facetas deban ser tratadas por diversas dis-
ciplinas, y es obvio que la confrontacion descerrajada en el siglo
xx tiene aspectos biologicos, educativos, economicos, politicos,
de clases, legales, de genero, etcetera. En el capitulo 8 veremos
que los sistemas complejos exhiben tambien propiedades emergen-
tes, es decir, que no podrian haberse previsto a partir del estudio
de sus componentes por separado, pero las traemos a colacion
porque es posible que al menos una parte de los motivos del
rechazo violento e irremisible del Otro, radique en el esfuerzo
8 A pesar de que el maximo adelanto medico de todos los tiempos surge del
enfoque evolucionista, en las escuelas de medicina del Tercer Mundo no se
ensena la materia Evolucion porque entraria en conflicto con las culturas
basadas en el creacionismo religioso. En otros paises se prohiben las autopsias,
en otras las transfusiones de sangre, etcetera.
Prologo
13
por evitar que contamine los grupos humanos que se concentran
con un proposito y generan propiedades emergentes.
Por eso crei oportuno invitar a otros destacados especialistas
en disciplinas distintas, como la sociologia, la filosofia, el dere-
cho y la biologia, que vienen estudiando el prejuicio con otras
opticas. Si bien este enfoque es imprescindible dado el caracter
de sistema complejo que adquiere el fenomeno del prejuicio,
evita de paso el tipico parroquialismo que tarde o temprano
opaca las disciplinas que se atrincheran en sus criterios.
El hecho de que las raices del prejuicio se hundan en un pa-
sado evolutivo biologico y que tengan un fuerte componente
inconsciente no presagia que podamos erradicarlo en un futu-
ro previsible. Pero asi y todo la confrontacion llevada a cabo
durante el siglo xx ya ha logrado derrumbar situaciones huma-
nas inadmisibles debidas al prejuicio. Puesto que a finales del
mismo siglo muchas de esas situaciones se han ido resolviendo,
indica que el esfuerzo en el analisis multidisciplinario y la lucha
social han tenido logros significativos por primera vez en mu-
chos milenios.
Fanny Blanck-Cereijido
Capitulo 1. El pensamiento y la realidad en el prejuicio,
la superstition y el delirio colectivo
Juan Vives Rocabert
Introduction
El prejuicio es una forma aprioristica —en terminos kantianos— de
abordar el mundo. Dado que no podemos someter a escrutinio e
investigation cientifica todas y cada una de las creencias con las que
nos conducimos en la vida, la gran mayoria de nuestros conceptos
derivan de un creer (doxa) y no de un conocer (episteme). En otras pa-
labras, en la vida diaria nos orientamos en funcion de una serie de
juicios de los que no tenemos corroboration alguna, es decir, juicios
no racionales, pre-juicios. Como Freud ya habia dejado asentado
en un famoso ejemplo, cuando discurria sobre la verdad o no de la
existencia de Alejandro Magno, seria sumamente impractico si cada
persona tuviese que corroborar, de nueva cuenta, en cada genera
tion, todos y cada uno de los conocimientos que posee.1El principio
de autoridad —incluyendo la casi indiscutible autoridad que confe-
rimos a la palabra escrita— es, despues de todo, la opinion de otros,
y priva, mucho mas de lo que deseariamos admitir, en casi todos los
aspectos practicos de la vida cotidiana.
En estricto sentido, los prejuicios, como las supersticiones y
los delirios, no tienen otro origen que dichas creencias e implican
un mecanismo psiquico de gran economia en terminos practicos.
Como veremos mas adelante, las supersticiones no son mas que un
caso especial de prejuicios, y las religiones son formas organizadas
y sistematizadas de supersticiones, es decir, son sistemas delirantes
culturales, tal como Freud propuso en su momento. De ahi que casi
1 Sigmund Freud, "Lecriones introductorias al psicoanalisis", en Obras completas, t.
ii. Trad, de Luis Lopez-Ballesteros. Madrid, Biblioteca Nueva, Ano, pp. 2123-2412.
15
Juan Vives Rocabert
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todos los autores esten de acuerdo que el prejuicio forma parte
de la naturaleza humana, de los procesos psiquicos llamados
normales. En estricto sentido, forman parte de esa tendencia a
dirimir las cuestiones relativas al pensamiento en mas estrecho
contacto con el principio del placer —mas acordes con nuestros
deseos—, que con el principio de realidad.
Los prejuicios y las supersticiones —como los pensamien-
tos religiosos— se transmiten, primordialmente, a traves de la
familia, el grupo social y la cultura a la que pertenece el suje-
to. Esto es posible dado que, en principio, consideramos que
lo que la familia nos ensena no solo es cierto sino que, ademas,
tambien es bueno. Esta creencia constituye un medio particular-
mente economico —en terminos metapsicologicos— de condu
cive por la vida. La aceptacion e incorporacion de las creencias
del grupo social y cultural en el que se ha nacido da una suerte
de garantia de verdad de gran economia psiquica en relacion a
nuestra vision del mundo y de las personas que nos rodean, de
los cercanos y conocidos, asi como de los lejanos y extranos. El
funcionamiento de los grupos, en el seno de los cuales nacemos,
dicta taxativamente que lo del endo-grupo es bueno, seguro, sa-
ludable y es verdad; por el contrario, lo que proviene del exo-
grupo es malo, peligroso, inseguro y debe de combatirse para
conservar la seguridad. De ahi la proverbial desconfianza en el
extranjero. Basta con que una persona extrana no se comporte
ante la muerte de su madre como dictan las normas sancionadas
por la costumbre para que su conducta sea censurada y se le
considere como inadecuado y peligroso, como bien sabia Ca
mus.2
Entendemos que la transmision de los prejuicios y las su
persticiones, junto con otros criterios y formas de pensamien
to, valores culturales, eticos, esteticos, religiosos y politicos
puede darse por medios conscientes, pero tambien desde el in-
consciente. La transmision generacional de dichos contenidos
2 Albert Camus, El extranjero . Mexico, Promesa, 1979.
El pensamiento y la realidad en el prejuicio, la superstition y el delirio colectivo
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conceptuales puede ocurrir sin que ni los transmisores ni los
receptores de dichos prejuicios tengan advertencia del proceso
de comunicacion inconsciente. Es muy probable que los meca-
nismos psiquicos de identificacion introyectiva e identificacion
proyectiva, descritos por Melanie Klein, sean los responsables
de esta forma de transmision generacional inconsciente.3 Esta
modalidad de transmision implica para la generation que re-
cibe lo transmitido un enorme ahorro de energia, pues no tiene
que aprender experimentalmente y por su cuenta lo que las ge-
neraciones anteriores le transmiten; sin embargo, estos conoci-
mientos incluyen toda suerte de prejuicios, conceptos erroneos,
falsos o distorsionados, supersticiones, mitos religiosos, ideolo-
gias politicas, preceptos eticos, fabulas, todo tipo de animismo y
pensamiento magico, etcetera. Parte muy importante de la Wel
tanschauung —la cosmovision— con la que nos orientamos en
la existencia incluye una larga lista de estas adquisiciones. Hay
autores que, desde el punto de vista de la transmision de las
ideologias, piensa que este tipo de transmision esta al servicio
de los intereses del Estado; de esta forma —como dice Althus
ser— la religion, la escuela, pero principalmente, la familia, son
aparatos ideologicos del Estado al servicio de la clase dominan-
te y sirven para perpetuarla.4
Pese a la universalidad de lo dicho anteriormente, la gran
mayoria de los estudiosos de este fenomeno, basados princi
palmente en los prejuicios raciales o sociales, han senalado que
la ignorancia es deudora del prejuicio y que el conocimiento
disuelve los prejuicios; sin embargo, el hecho es que con gran
frecuencia el prejuicio reemplaza al conocimiento. Hablando en
terminos de Aristoteles, la doxa sustituye al episteme: la opinion
—la creencia— se coloca en vez del conocimiento. El prejuicio,
basado en la opinion, es casi la regia en la vida cotidiana, y cons-
3 Hanna Segal, Introduction a la obra de Melanie Klein. Buenos Aires, Paidos, 1970.
4 Louis Althusser, "Ideologia y aparatos ideologicos del estado", en La filosofia
como arma de la revolution. Mexico, Cuademos de Pasado y Presente, 1979, pp.
97-141.
Juan Vives Rocabert
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tituye una modalidad para ahorrarse el arduo eamino que im-
plica la adquisicion del conocimiento, mas bien escaso y dificil
de adquirir.
Por otra parte, es claro que a nuestras creencias las conside-
ramos correctas, veraces o, por lo menos, adecuadas; de lo con-
trario no creeriamos en ellas con la certeza con que lo hacemos.
De esto se desprende la eventualidad de que, hablando en ter-
minos muy generates, cada persona piensa y esta convencida de
que sus criterios, normas, etica y, en general, todo su proceso de
pensamiento es el correcto. Mas alia de cualquier consideration
en tomo del narcisismo, lo frecuente es que en la vida cotidiana
nadie suele sostener o considerar que sus criterios, frecuente-
mente basados en prejuicios, sean erroneos, equivocados o que
atentan en contra de la etica. Lo anterior implica la complicacion
de que el pensamiento del otro, si es distinto o divergente del
nuestro, automaticamente puede caer bajo la sospecha de que
sea equivocado, falso o erroneo. ^Como conciliar este estado de
cosas? La respuesta obvia es que si el sujeto emplea su pensa
miento critico —su juicio— estara en condiciones de acceder a
los pros y contras tanto de su pensamiento, criterio, etica, etce
tera. como del pensamiento del otro. Empero, esto no ocurre
tan frecuentemente como seria deseable dado que los prejui
cios frecuentemente anidan en el inconsciente; lo contrario es
lo cierto, y lo coimin es manejamos con juicios aprioristicos sin
prestar atencion a la posibilidad de examen o escrutinio de los
argumentos en los que dichos prejuicios o creencias se sostie-
nen. Si tenemos en cuenta que la ciencia no cuenta con verdades
absolutas y que, por el contrario, sus postulados son siempre
transitorios y en espera de mayor investigation o information,
entonces nos daremos cuenta de que en la vida diaria los meca-
nismos mentales que sostienen a los prejuicios son no solo coti-
dianos sino absolutamente indispensables.
Otra complicacion tiene que ver con la impresion que alber-
gamos que los pensamientos, criterios o conceptos distintos, di-
ferentes o poco comunes tienen que caer, hasta no demostrarse
lo contrario, bajo la sospecha de ser peligrosos o potencialmente
El pensamiento y la realidad en el prejuicio, la supersticion y el delirio colectivo
19
daninos. Por tanto, lo no cormin nos pone en alerta, lo extra-
no despierta cierto estado de alarma expectante. Gracias a esta
forma de paranoia fisiologica —si se me permite llamarla de esta
manera— y vigilancia de cualquier predador potencial, muchas
especies han sobrevivido en el curso de la evolucion. El otro
puede ser mirado, concretamente, con desconfianza hasta que
se evidencian signos fehacientes de que no pretende nuestro
dano o no es amenazante. Incluso si se trata de desigualdades
minimas sabemos, desde que Freud acuno la nocion de narcisis-
mo de las pequenas diferencias, que no es necesario que el otro
sea distinto en la realidad. El vecino desconocido, aunque sea
muy semejante a nosotros mismos, puede caer en el campo de
nuestros prejuicios, simplemente por pertenecer al exo-grupo
familiar. No es necesario que el color de la piel sea diferente,
incluso el otro puede pertenecer a la misma nacion o comuni-
dad, como sabemos que ocurre con las luchas entre los diversos
regionalismos de un mismo pais. Es cormin que el otro, en todo
semejante a nosotros mismos sea, sin embargo, el depositario de
esa parte de nosotros de la que no deseamos damos cuenta y de
la que no queremos responsabilizamos; de ahi la frecuencia del
mecanismo de la proyeccion en la aparicion del prejuicio.
Lo anterior tambien tiene que ver con el hecho de que noso
tros somos extranos frente a nosotros mismos, ya que una par
te de nuestro psiquismo —el inconsciente— es ajeno a nuestra
conciencia y, por tanto, extrano. No tenemos conocimiento de
los deseos y fantasias inconscientes que nos habitan, de ahi la
necesidad de depositaries, proyectivamente, en el otro. Esto re-
suelve la incomodidad que provocan ciertos contenidos menta-
les de los que no deseamos responsabilizamos por resultar em-
barazosos, contradictories con otras partes de nosotros mismos,
o conflictivos con los estandares eticos que hemos incorporado.
El mecanismo de la proyeccion hace que veamos estas represen-
taciones en el otro, sin advertirlas, simultaneamente, en noso
tros. Por eso es tan litil que el otro sea muy parecido a nosotros
mismos: se facilita el mecanismo gracias al cual nos desembara-
zamos de lo indeseable, pudiendo asi verlo en el afuera.
Juan Vives Rocabert
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Recordemos que Freud establecio que en el curso del desa-
rrollo el infante tiende a incorporar todo aquello que considera
bueno y dtil, mientras que escupe aquello que no es bueno, que
no le alimenta. Estos prototipos biologicos son la base de sus-
tentacion de los ulteriores mecanismos yoicos de introyeccion
y proyeccion. A su vez, la introyeccion sera la plataforma del
mecanismo central de la identificacion, mecanismo fundamen
tal para la constitution del sujeto. De esta forma, incorporation,
introyeccion e identificacion forman un continuum desde lo bio-
logico hasta lo emotional; desde lo corporal hasta lo psiquico. Si-
guiendo esta linea de pensamiento, Freud establecio que todo es-
timulo del afuera que penetra en el psiquismo es incomodo para
el sistema y debe de ser desalojado lo mas pronto posible: esta es
la base reflexologica freudiana del principio del displacer-placer.
El problema es cuando el estimulo proviene de las profundida-
des de lo somatico e ingresa al psiquismo; son las pulsiones ins-
tintivas. En este caso, o bien entran en action los mecanismos de
defensa —principalmente la represion de la presion instintiva—
o bien se hace una adecuacion siguiendo las normas del princi
pio de realidad, para poder satisfacer la demanda instintiva.
A partir de estos mecanismos elementales de incorporation
o rechazo, tendemos a considerar todo lo bueno como adentro
de nosotros, mientras que calificamos a todo lo extemo de malo
o potencialmente danino. Desde el razonamiento de Freud y los
ulteriores desarrollos sobre el narcisismo, solo hay un paso para
entender el intimo convencimiento de que nosotros, cada uno
de nosotros, somos buenos; mientras que los otros, cada uno
de los semejantes, son malos. La gran economia de la modali-
dad esquizo-paranoide del pensamiento crea esta sensation de
certeza. Sera necesario recorrer un largo camino en el curso del
desarrollo de nuestra capacidad de raciocinio para que emerja
la posibilidad de entender y tolerar que el otro, siendo distinto,
no es malo por definition y tiene partes buenas; y, consecuen-
temente, que tambien nosotros, al lado de nuestras virtudes y
bondades, podemos albergar partes malas, agresivas y destruc-
tivas, distorsionar la realidad o estar equivocados.
El pensamiento y la realidad en el prejuicio, la superstition y el delirio colectivo
21
Tolerar nuestras diferencias con el otro forma parte funda
mental de la convivencia social, lo que no anula la dinamica que
se da entre el endo- y el exo-grupo. El otro, con su manera de
ser, sus opiniones, sus criterios, sus propias creencias y convic-
ciones, etcetera, puede cuestionar frontalmente partes sustan-
tivas de nuestra propia identidad, puede hacemos ver nuestra
estrechez de miras al mostramos panoramas nunca antes vistos,
criterios jamas contemplados con anterioridad, formas de pen
samiento —incluso maneras de sentir— que resultan ineditos
en nuestra experiencia. En estricto sentido, este mecanismo tam-
bien nos explica un elemento central para la constitution del
self] como es la autoestima, asi como la estructuracion del ideal
de yo, depositario del narcisismo secundario.
Como Blanck-Cereijido ha senalado con tino, los prejuicios
suelen ordenar los hechos y forman parte de un sistema de va-
lores preexistentes al individuo mismo y se transmiten gene-
racionalmente de manera consciente e inconsciente; aceptados
por la familia y la comunidad en que crecemos, condicionan
acriticamente sus creencias y cosmovision. Forman parte de la
tradition de la cultura en la que crece el sujeto.5 Dicho en otras
palabras, lo que incorporamos generacionalmente de nuestros
may ores —prejuicios incluidos— organiza nuestro pensamien
to de cierta manera, de ahi la fijeza y estabilidad con la que los
prejuicios y las supersticiones permanecen en las profundida-
des de nuestro psiquismo: estan ensamblados en nuestros ηύ-
cleos de identidad, forman parte de ese universo conceptual
heredado que nos orienta en nuestra comprension del mundo y
sus relaciones.
El supuesto de que los prejuicios y la potencialidad del pen
samiento para adherirse a prejuicios es universal, de amplia
base empirica, nos orienta para tratar de explorar lo que ocurre
en el pensamiento y en la capacidad de juicio de los seres hu-
5 Fanny Blanck-Cereijido, "Prejuicio, intolerancia y odio al otro", en Revista de
Psicoandlisis de Guadalajara, niim. 4, 2009, pp. 65-74.
)uan Vives Rocabert
22
manos; como se dan los prejuicios raciales, sociales, de clase;
de que estan formadas las supersticiones y tabdes con las que
la cultura dicta sus normas; cual es la materia intima de esos
delirios compartidos —llamados religion— con los que los se
res humanos intentan sentirse seguros, cuidados y amparados
bajo sistemas donde la negacion de la muerte suspende, bien sea
temporalmente, la angustia ante la nada, el evento mas seguro
pero tambien el mas aterrorizante.
Pero hay que admitir, por otra parte, que los prejuicios im-
plican una seria distorsion de la funcion de percepcion: una vez
que una persona cree que los negros o los judios, o los france-
ses, o los estadounidenses son malos, perversos o peligrosos,
esta creencia tiende a ser refractaria ante las evidencias de la
percepcion. De hecho, la realidad objetiva o se niega o se distor-
siona. Una vez que una persona esta convencida que un eclipse
de luna puede provocar que el feto de una gestante nazca con
labio leporino y el paladar hendido, pareceria que no hay argu-
mento o demostracion que rectifique dicha creencia, por lo que
se prefiere un amuleto que evite el maleficio. El prejuicio —y las
supersticiones— vienen a ser, por tanto, una suerte de interpre-
tacion delirante de lo que se percibe. Por eso el prejuicio com-
parte con las supersticiones y los delirios un grave compromiso
del juicio de realidad, y es frecuente que resulte irreductible a
la constatacion de las percepciones que, a su vez, imponen una
seria desventaja para la capacidad del pensamiento y formas de
razonamiento del proceso secundario, que implican un proceso
de demora y una inhibition del yo de la tendencia a la descarga.
Como ya mencionamos, desde motivaciones que tienen que ver
con los deseos inconscientes, los prejuicios atentan en contra del
funcionamiento del principio de realidad y se abonan a la dina-
mica del principio del placer. En este sentido, los prejuicios, las
supersticiones y los delirios religiosos comparten una dinamica
muy semejante.
El pensamiento y la realidad en el prejuicio, la supersticion y el delirio colectivo
23
Psicoanalisis y juicio
Dado que hablamos de los prejuicios y del juicio de realidad,
se hace necesaria un revision, bien sea somera, de lo que el psi
coanalisis define como pensamiento judicativo. Una de las cues-
tiones mas importantes en relation a la funcion del juicio tiene
que ver con la forma como procesamos nuestras percepciones
y los datos contenidos en la memoria. Freud, desde 1895, en el
Proyecto de psicologia, establecio la distincion entre el pensamiento
reproductivo y el pensamiento judicativo. Este liltimo "es un pro-
ceso ψ que solo se toma posible merced a la inhibition ejercida
por el yo y que es provocado por la desemejanza entre la ca-
texia desiderativa de un recuerdo y una catexia perceptiva que le
sea similar",6 en otras palabras, el juicio se establece al ser capa-
ces de distinguir entre nuestros deseos y los datos ofrecidos por
nuestra funcion perceptiva.
Freud establecio los dos tipos distintos de situaciones que
pueden suceder en el yo. La primera ocurre cuando el yo, en es-
tado de deseo recatectiza la huella del objeto y promueve el pro-
ceso de descarga; obviamente, con esta descarga no se alcanza la
satisfaction dado que el objeto no existe en la realidad, solo se le
ha alucinado. Al principio, ψ no puede hacer la distincion y re-
quiere de una ayuda para distinguir entre una perception y una
representation. En la segunda situation, ψ necesita de un signo
que dirija su atencion a la recatectizacion de la huella mnemica
hostil y, de esta manera, le permita prevenir el desencadena-
miento de displacer, gracias a las catexias colaterales. Por tan-
to, para distinguir la perception de la representation (elemento
central para el juicio de la realidad) se necesita del auxilio de las
neuronas perceptivas φ que suministren el signo de realidad.
En cada perception exterior se produce en las neuronas ω una
excitation cualitativa. Y es justamente esta descarga perceptual
que llega a φ procedente de las neuronas ω la que constituye el
signo de cualidad o realidad para ψ.
6 S. Freud, "Proyecto de una psicologia para neurologos", en op. cit., 1 .1, p. 237.
Juan Vives Rocabert
24
Cuando la huella mnemica del objeto deseado es catectiza-
da se produce una alucinacion, y da un signo de descarga o de
realidad, como si fuera una percepcion exterior. Aqui fracasa
la diferenciacion entre percepcion y huella mnemica o repre-
sentacion. Pero si la catexia sobre el objeto deseado es inhibida,
entonces no producira un signo de cualidad, a diferencia de la
percepcion del objeto externo. Esta diferencia estriba en que en
la percepcion del objeto externo, el signo de cualidad aparece
siempre, no importando la intensidad de la catexia; mientras
que el que proviene de ψ solo ocurrira cuando la investidura
sea muy intensa.
Por tanto, es la inhibicion desde el yo lo que facilita el crite-
rio para poder hacer una distincion entre percepcion y recuerdo.
Cuando el yo esta es estado de deseo en el momento en que surge
el signo de realidad, promovera que la descarga se dirija en el sen-
tido de la accion especifica. Por el contrario, si el signo de realidad
coincide con un incremento del displacer, ψ producira una defen-
sa con el fin de evitar el dolor, merced a una catexia colateral. La
catexia del deseo llevada hasta la alucinacion y el desencadena-
miento total de displacer, que promueve el despliegue completo
de la defensa, son los fenomenos a los que Freud se refirio como
procesos psiquicos primarios. Los procesos posibilitados por una
buena catexia de ψ, es decir, aquellos que son variaciones atenua-
das de los procesos psiquicos primarios son los procesos psiquicos
secundarios, los que implican una correcta utilizacion de los signos
de realidad, de la inhibicion por parte del yo (aspectos que expli-
cara con mayor claridad en La interpretacion de los suenos).
Como podemos ver, esta seria, desde la terminologia freu-
diana empleada en el Proyecto de psicologia, la distincion exis-
tente entre el pensamiento desiderativo —ligado al principio del
placer y al proceso primario— y el pensamiento judicativo —liga
do al principio de realidad y al proceso secundario—. Por esto
hemos afirmado anteriormente, que el prejuicio —asi como las
supersticiones y el delirio— son formas de pensamiento cerca-
nas al proceso primario, ya que tienen que ver mucho mas con
el pensamiento desiderativo que con el judicativo.
El pensamiento y la realidad en el prejuicio, la superstition y el delirio colectivo
25
Cuando la catexia de deseo en la huella mnemica se acom-
pafta de la percepcion del objeto del recuerdo en la realidad,
entonces se superponen las catexias y surge en las neuronas ω
un signo de realidad que lleva a una descarga eficaz, teorizacion
que sera complementada por las consideraciones plasmadas en
"La negacion". Cuando la catexia de la huella mnemica del de
seo no concuerda completamente con la de la percepcion del ob
jeto, entonces se establece una funcion que es el juicio. El juicio
establece, por un lado, la semejanza que realmente existe entre
el micleo del yo y lo percibido; y, por el otro, entre los elementos
distintos. En este sentido, Freud distingue entre "la cosa" y su
actividad o atributos, su predicado.
Asi, el juicio es el proceso que permite distinguir —gracias
a la inhibicion ejercida por el yo— entre la catexia desiderativa
de un recuerdo y la catexia perceptiva de algo similar. La coin-
cidencia entre las catexias proporciona una senal biologica que
pone fin al pensamiento (el acto cogitativo) e inicia la descar
ga. Por el contrario, cuando las catexias no coinciden, surge el
proceso del pensamiento. Freud ejemplifica lo anterior cuando
un bebe mira al pecho de frente y de lado, de manera que pen
samiento y accion (mover la cabeza) se combinan para lograr
la identidad requerida entre dos imagenes que, aparentemente,
podrian referirse a objetos distintos. La finalidad de lo anterior
es llegar a lograr la sensation de identidad. Esto se consigue
desplazando la cantidad Qr\ por todas las vias posibles. "La lu-
cha entre las facilitaciones fijas y las catexias fluctuantes caracte-
riza el proceso secundario del pensamiento reproductivo".7
Para el desarrollo y establecimiento del juicio de realidad
tambien es fundamental el concepto del complejo del semejan-
te, lo que nos conduce a la posibilidad de establecer la cercania
entre "la cosa" (el afuera) y el recuerdo de "la cosa" en el cuerpo
(el adentro). Este proceso, consistente en analizar un complejo
perceptivo, conduce a un (re)conocimiento del objeto e implica
7 Ibid., p. 238.
Juan Vives Rocabert
26
un juicio, y llega a su termino una vez conseguido este liltimo
fin. Como podemos ver, es el primitivo interes en establecer la
situacion de satisfaction lo que lleva, en un caso, a la reflexion
reproductive, y, en el otro, al juicio.
A1 concluir su ensayo, Freud dejo establecido que tanto el
pensamiento reproductivo como el judicativo persiguen una
identidad con una catexia corporal. El pensamiento reproducti
vo persigue la identidad con una catexia psiquica (una vivencia
del sujeto), mientras que el pensamiento judicativo opera antes
que el reproductivo. Si al concluir el acto cogitativo se le agrega
a la percepcion el signo de la realidad, se logra un juicio de reali
dad, una creencia. Este juicio primario implica un menor grado
de influencia por el yo catectizado que los actos reproductivos
del pensamiento.
Mas tarde en sus teorizaciones complementarias, sobre
todo en "La negation", Freud puntualizo la distincion, dentro
del pensamiento judicativo, entre el juicio de atribucion y el
juicio de existencia. El primero determina acerca de lo que se
atribuye al sujeto: bueno si tiene que ver con el adentro, malo si
pertenece al mundo extemo. No es otro el origen de considerar
al otro, al extrano o desconocido, potencialidades de peligroso
hasta no demostrarse lo contrario. Los estudios sobre el desa-
rrollo de Spitz confirman este postulado al describir la angustia
del octavo mes del infante ante una figura que le resulta extrana,
distinta de la familiaridad de las figuras parentales. Cuando el
bebe reacciona ante un extrano, con quien nunca ha tenido una
experiencia desagradable, lo hace por el mero hecho de que di-
cha figura es distinta de la de la madre y, por tanto, potencial-
mente peligrosa.8
El juicio de existencia, por su parte, es el que otorga estatuto
de existente a otro que no sea yo mismo, y el que distingue tam-
bien entre una percepcion que proviene del afuera como distin
ta de la percepcion de la memoria, de la huella mnemica dejada
8 Rene Spitz, El primer ano de vida del nino. Mexico, fce , 1969.
El pensamiento y la realidad en el prejuicio, la superstition y el delirio colectivo
27
por el objeto. El juicio de existencia nos hace posible distinguir
entre la perception y el recuerdo.9 Como han constatado los es-
tudiosos del prejuicio racial, principalmente de los que se han
abocado al estudio del anti-semitismo, los argumentos racistas
se apoyan en un mecanismo gracias al cual se logra un juicio de
no existencia en el otro, que es transformado en una cosa o un
numero. Este mecanismo opera deshumanizando al otro, decla-
randole inexistente desde la perspectiva del ser. Este mecanis
mo fue prototipico, en el siglo pasado, de la propaganda nazi en
relation a los judios, deshumanizandolos y convirtiendolos en
material para ser usado y desechado.
Como podemos advertir, Freud dejo establecida, en el Pro-
yecto de psicologia, la distincion entre el proceso primario y el pro-
ceso secundario; en el primero se da la alucinacion del objeto y la
descarga, mientras en el segundo se establece la demora gracias
a la inhibition del yo. Toda proportion guardada, es como si en
el prejuicio no hubiera habido la oportunidad de distinguir entre
la alucinacion del mundo intemo —nuestro deseo y los dictados
heredados— y la realidad objetiva. Las caracteristicas del otro se-
ran las que nuestro mundo intemo y nuestras creencias determi-
nen, algo mucho mas cercano a lo que nos ensenaron consciente
e inconscientemente nuestros padres, maestros u otros modelos
habidos durante la adolescencia; y no las que podemos advertir,
si queremos hacerlo, en la realidad objetiva. Por tanto, podemos
entender al prejuicio como un mecanismo mental muy cercano
al proceso primario, que no se beneficia de las consideraciones
que habitualmente toma en cuenta el proceso secundario.
En virtud de lo explorado anteriormente, entendemos que
las creencias (doxa) estan fuertemente tamizadas por nuestros
deseos y determinadas por el principio del placer, mientras que
los conocimientos (episteme) derivan de las aproximaciones que
hacemos a la objetividad guiados por el principio de la realidad.
Si el hombre se define por sus deseos, entonces podemos aven-
9 S. Freud, "La negacion", en op. cit., t. hi, pp. 2884-2886.
Juan Vives Rocabert
28
turar la conjetura de que los prejuicios definen al hombre. El
hombre es sus prejuicios, es decir, sus deseos.
El prejuicio
Habitualmente suele definirse al prejuicio como una forma de
"juzgar de las cosas antes del tiempo oportuno, o sin tener de
ellas cabal conocimiento".101Ferrater Mora lo define "como un
juicio previo al, o antes del, conocimiento adecuado o cabal de
una cosa".11 Es interesante, nos dice este autor, como numerosas
corriente filosoficas han concluido que los prejuicios son practi-
camente insoslayables, incluso, imposibles de evitar, llegandose
al extremo de afirmar que la tinica forma de evitarlos es abs-
teniendose de hacer cualquier tipo de juicio. Ortega y Gasset,
quien prefiere hablar de creencias como sinonimo de prejuicios,
establece que estas se formulan antes o con independencia del
juicio; por tanto, el conocimiento —eventualmente— puede des-
hacer las creencias o los prejuicios, al menos desde la perspecti-
va de una filosofia que contempla al psiquismo solo como con-
ciencia. Gadamer, por su parte, piensa que el hombre se instala
en el prejuicio dado que ha nacido y se ha desarrollado dentro
de una tradicion historica. Una forma particularmente frecuente
de sustentar y defender los prejuicios tiene que ver con la pala-
bra escrita; "lo escrito tiene la estabilidad de una referenda, es
como una pieza de demostracion" —dice Gadamer— y agrega:
"Hace falta un esfuerzo critico muy grande para liberarse del
prejuicio generalizado a favor de lo escrito, y distinguir... lo que
es opinion de lo que es verdad".12 Para este discipulo de Heide
gger, el prejuicio es una forma de conocimiento del sujeto, y nos
ensena que mas que cerramos al conocimiento nos abre al mun-
do subjetivo de quien emite dicho prejuicio, punto de vista muy
semejante al que el psicoanalisis sostiene, por ejemplo, en rela-
10 Encidopedia Salvat Diccionario, 1 .10. Barcelona, Salvat, 1971, p. 2745.
11 Jose Ferrater Mora, Dicdonario de Filosofia , t. 3. Madrid, Alianza, 1979, p . 2672.
12 Hans-Georg Gadamer, Verdad y mitodo. Salamanca, Sigueme, 1996, p. 339.
El pensamiento y la realidad en el prejuicio, la superstition y el delirio colectivo
29
cion a la mentira: la mentira devela, sobre el sujeto y su mundo
intemo, mucho mas de lo que este supone. Gadamer concluye
que "los prejuicios de un individuo son, mucho mas que sus
juicios, la realidad historica de su ser".13 Desde esta perspectiva,
casi podriamos acunar la frase: "dime cuales son tus prejuicios,
supersticiones y religion, y te dire quien eres".
Aunque los prejuicios mas conocidos y mencionados son los
de corte racista, social, de clase y religioso, es claro que practica-
mente cualquier asunto puede caer bajo las creencias prejuicio-
sas, incluyendo el propio concepto de prejuicio. Para Gadamer,
la revolution representada por el pensamiento de la Ilustracion
implied, secundariamente, un prejuicio en contra de los prejui
cios, dado que para Gadamer, los prejuicios son una fuente fun
damental del conocimiento sobre el sujeto.
Por otra parte, los prejuicios son formas de pensamiento de
tipo emocional cercanos al proceso primario (y por tanto, no
fundados en la experiencia o la funcion judicativa) emparenta-
dos de alguna manera con la intuition y aspectos aiin mal defi-
nidos de la perception del mundo intemo. Con el fin de tratar de
acercamos a su comprension desde un angulo diferente, puede
ser litil recurrir al analisis ciertas formas del lenguaje popular.
Cuando nuestros jovenes hablan de una buena onda, o de la bue-
na o mala vibra como reaction ante una determinada persona,
estan describiendo la oscura perception de una reaction interna
ante la presencia del otro, forma pre-verbal que tiene que ver
con el yo corporal y con el funcionamiento del proceso primario.
La vibra es una forma metaforica —pero muy cercana a la reali
dad— de referimos a vibraciones corporales, a temblores cuta-
neos y tonos musculares con los que reaccionamos instintiva-
mente ante un semejante. La mala vibra es una forma lingiiistica
para referimos a una respuesta corporal ante un sujeto que nos
provoca, primero, una ligerisima elevation del tono muscular
—cuya funcion tiende a preparamos para el ataque o la fuga—,
13 Ibid., p. 344.
Juan Vives Rocabert
30
y segundo, una muy discreta respuesta cutanea de piloereccion
y vasoconstriccion; en otras palabras, cuando se habla de una
mala onda o de una mala vibra, se esta intentando describir una
forma atenuada y discreta de lo que conocemos como "reaccion
general de alarma", una especie de aviso discreto sobre un peli-
gro potencial ante la presencia de un extrano, del otro incognito.
Como podemos ver, estamos describiendo un mecanismo del yo
corporal que es un equivalente del sentimiento de angustia per-
cibido por el yo psiquico y que nos prepara ante algo potencial-
mente peligroso. Es importante senalar, empero, que este tipo
de reaccion eminentemente corporal e inconsciente tiene que
ver con las identidades que —sin darnos cuenta— establecemos
entre lo percibido —en este caso una persona determinada— y
nuestro bagaje experiencial; por ello podemos decir que compo-
nentes importantes de nuestra reaccion de alarma depende mas
de nuestro mundo intemo que de la realidad objetiva
Este tipo de proceso corporal puede ayudamos a entender
lo elemental y primario de la reaccion ante el extrano y desco-
nocido, asi como la posibilidad de captar que esta reaccion ante
el peligro que el otro significa, puede tener una correspondencia
con las caracteristicas reales de dicho objeto extemo —las que
provocan dicha reaccion— o, por el contrario, responder a un
estado de aprehension derivado de un objeto persecutorio en el
mundo intemo del sujeto que siente la reaccion de alarma. En
este liltimo caso, el objeto intemo persecutorio sera, primero, es-
cindido del yo y, posteriormente, proyectado en el otro. Este me
canismo intrapsiquico es el que se lleva a cabo en el caso del pre-
juicio etnocentrico y/o racial. Siguiendo los conceptos de Pichon
Riviere y Pampliega de Quiroga "ya sea favorable o desfavora-
ble, el prejuicio es una creencia de intensidad exagerada y esta
asociada a una categoria. Su funcion consiste en justificar por
racionalizacion nuestra conducta en relacion a esas categorias".14
14 Enrique Pichon Riviere y Ana Pampliega de Quiroga, Psicologia de la vida
cotidiana. Buenos Aires, Galema, 1970, p. 145.
El pensamiento y la realidad en el prejuicio, la superstition y el delirio colectivo
31
De lo anterior se desprende que, en la dinamica del pre
juicio, estan operando los mecanismos de escision (entre los
objetos buenos y los objetos malos del mundo intemo), iden
tification proyectiva e identification introyectiva (con el fin de
poner en el otro los aspectos no deseados, peligrosos y per-
secutorios del propio sujeto, a la vez que puede apropiarse e
incorporar a los componentes admirados y/o envidiados del
otro), y la negation (gracias a la cual se evita la perception de
las partes de la realidad que pudieran cuestionar o poner en
duda los reacomodos realizados desde la dinamica del deseo).
El resultado final de esta constelacion defensiva es semejante a
la position maniaca —descrita por Klein— gracias a la cual se
escinden y niegan las partes internas persecutorias del sujeto,
que se colocan en el otro. De esta suerte, el objeto es denigrado
y repudiado.
Una de las caracteristicas mas relevantes del prejuicio racista
tiene que ver, justamente, con esa intensidad emocional exage-
rada y la racionalizacion de que la que hablan Pichon-Riviere y
Pampliega, el mecanismo de denigration del objeto —hasta su
cosificacion como pudo verse en la justification de la llamada so-
lucion final de la Alemania nazi—, y con el total convencimiento
del sujeto —la citada racionalizacion— de poseer los atributos
y caracteristicas del objeto bueno, ser ario era sinonimo de ser
bueno y justo. De esta forma, el sujeto logra la etema aspiration
narcisista del ideal del yo —ya que la raza a la que pertenece es
la buena, original o prototipica— y se acerca a la vivencia del yo
Ideal, hedonico, a ese yo dorado del narcisismo infantil. De ahi
la importancia que los sujetos conceden a enfatizar lo diferente
en el otro, de que las otras razas son solo variantes disminuidas
y bastardas de la verdadera, que es la propia; y, a traves de ello,
afirmar la identidad, la solidez de la mismidad (el self) y los limi-
tes del yo en relation al otro. Por el contrario, cuando se asume
que el otro es un semejante, el sujeto puede entrar en ansieda-
des graves de corte confusional o simbiotico, ya que entonces se
siente amenazado por la posibilidad de fusion y confusion con
Juan Vives Rocabert
32
el otro, por la difusion de su identidad, en terminos de Erikson.15
Por ello la necesidad de sostener con toda energia las pequenas
diferencias, narcisismo en el que ancla y del que se alimenta el
prejuicio racista, creencia al servicio de la separacion-individua-
cion y la posibilidad de afirmacion autonoma ante el otro, defi-
nido como un casi-semejante y, por fortuna, diferente, inferior,
denigrable. De esta forma, gracias a la proyeccion, la indefension,
la angustia y la castracion estan, finalmente, en el otro.
Sabemos tambien que los prejuicios pueden ser fomentados
desde el nacionalismo y patriotismo, o mejor dicho, la patrio-
teria. Un evento del pasado no tan remoto, cuando el 31 de di-
ciembre de 1958 el gobierno guatemalteco de Miguel Ydigoras
Fuentes ordeno un ataque aereo en contra de unas embarcacio-
nes pesqueras mexicanas que solian violar las aguas del veci-
no pais, ataque que termino con un saldo de tres pescadores
muertos y 14 heridos, hubo una situacion de grave tension entre
los dos paises hermanos (conocida como Conflicto Mexico-Gua-
temala 1958-1959) que, en cuestion de pocos dias y en virtud
de la posibilidad de una guerra con los vecinos, creo un prejui
cio anti-guatemalteco de serias proporciones, fomentado por el
gobierno e instrumentado por los medios. La poblacion mexi-
cana, hermanada por mas de un motivo con nuestros vecinos
del sur —y que dificilmente sabia anteriormente el nombre del
presidente de Guatemala— desarrollo el mas virulento de los
prejuicios en contra del pais hermano, llamando a su presidente
con la deformacion de "idiotigoras" y desarrollando, en cues
tion de dias, un intenso e irracional odio en contra de los otrora
"hermanos guatemaltecos", aunque tambien es cierto que luego
de pasada la crisis diplomatica las aguas volvieron a su cauce
con bastante rapidez. Casi no es necesario recordar lo facil que
resulta para los gobiemos la manipulacion de sus ciudadanos
para alentar o desalentar actitudes prejuiciosas en contra de
pueblos enemigos o minorias de su propia poblacion.
15 Erik Erikson, Infancia y sociedad. Buenos Aires, Horme, 1970.
El pensamiento y la realidad en el prejuicio, la supersticion y el delirio colectivo
33
Un transparente ejemplo del pasado reciente, ilustrativo en
cuanto a las posibilidades de estimulacion y develaeion del pre
juicio racial latente, lo constituye la Propuesta 187 con la que el
otrora gobemador Pete Wilson manipulo a los califomianos con
el fin de hacer recaer en los llamados migrantes ilegales toda
la responsabilidad de la crisis laboral y financiera del estado
de California en los anos noventa del siglo xx. De hecho, la de-
mostracion palmaria de que se trato de una manipulation de la
sociedad con fines estrictamente electorales pudimos verla en
el hecho de que la misma persona, cuando era senador, habia
luchado por el establecimiento de leyes que tuviesen una am-
plia tolerancia hacia la migration ilegal ya que, en aquel tiempo,
estas leyes ayudaban a los terratenientes e industriales quienes,
de esta forma, podian explotar inmisericordemente a estos tra-
bajadores al pagarles salarios muy por debajo de lo que la ley
establecia y tener ganancias extras con facilidad. Podemos ver
como el potential del prejuicio racial era el mismo en 1994 que
antes: solo se le utilizo con fines distintos. Asi como al principio,
Pete Wilson no tuvo ningdn empacho en recibir substanciosos
"regalos" de sus poderosos magnates beneficiados, con el fin
de justificar la denigration que se llevaba a cabo con los inmi-
grantes ilegales al someterles a una forma de trabajo de corte
esclavista; ahora la misma persona recibio ayuda y atractivos
regalos para aplicar el racismo con otra finalidad: la de crear un
chivo expiatorio en el cual la sociedad pudiera proyectar todo lo
malo que ocurria en el estado californiano de los Estados Uni-
dos.16 Como podemos ver, los estadounidenses, desde las mis-
mas determinantes economicas, emplearon tambien las mismas
tacticas que la Alemania de Hitler uso en su momento.
La repetition de la crisis laboral y economica de nuestros
vecinos del norte, repite tambien la aparicion del prejuicio racis-
ta, pero ahora impulsado por la gobemadora republicana Jan
16 Juan Vives, "Motivos y consecuencias de la Propuesta 187", en Pdgina Uno
(suplemento del Unomasuno), mim. 688, 11 de diciembre de 1994, p. 14.
Juan Vives Rocabert
34
Brewer en el estado de Arizona donde, en 2010, y amparada en
una pseudo-justification legalista (lo que conocemos como ra
tionalization), aprobo una ley (SB-1070) en contra de los antes
aceptados —y explotados— trabajadores migrantes, ley secun-
dada, con modificaciones, por los estados de Alabama, Georgia,
Indiana, Carolina del Sur y Utah. Los pretendidos argumentos
legales encubren, en la realidad, el fomento de un prejuicio anti-
migrante, como ha mostrado con claridad Joe Arpaio, el alguacil
del condado de Maricopa, cuya actuation hasta la crueldad y la
falta de empatia total por las vidas deshechas, las familias sepa-
radas y la deportation de personas que habian dedicado toda su
vida a la productividad del estado, ha ganado la admiration de
los republicanos estadounidenses mas retrogrados.
^Que tipo de resortes psicologicos y sociales fueron los que
movilizaron los asesores politicos de los gobemadores de Cali
fornia, Arizona y otros estados de los Estados Unidos de Nor-
teamerica, con el fin de canalizar la potencialidad de prejuicio
anti-latinoamericano, en general, y anti-mexicano, en particular,
entre la ciudadania de dichos estados? Como ocurrio con los
judios de la Alemania nazi, la dinamica del chivo expiatorio es
uno de los resortes mas socorridos cuando hay una crisis socio
economica en un Estado. Desde la Biblia sabemos que la fun-
cion del chivo expiatorio es cargar con la culpa de una situation
social desfavorable y pagar con los platos rotos. En los breves
casos resenados de California y Arizona, a la minoria de hispa-
nos ilegales se les ha cargado con la responsabilidad de las di-
ficultades economicas. La propaganda de ambos gobemadores
republicanos tuvo el efecto de canalizar el descontento popular
ciudadano hacia los migrantes ilegales haciendoles aparecer
como los causantes de un gasto pxiblico enorme e innecesario
en materia de atencion medica y presupuesto de education. El
pretexto espurio del gasto estatal potencialmente economizable
solo pudo sostenerse mediante la negation flagrante de otros
factores opuestos esgrimidos en tiempos de bonanza, cuando se
propicio la migration de los espaldas mojadas para que trabajaran
en los campos o en empleos que estadounidenses no deseaban