“Querida Cristina,
Tenía la intención de poner como dirección “para la casita de campo poliamorosa en la Tierras
de las Hadas”, pero luego me di cuenta de que tal vez nunca te llegaría :) Vale, vale, estoy de
coña. Te la envío al instituto de Nueva York —Clary dice que te la guardará. Sé que Jules y yo
hemos estado de aquí para allá como bolas de ping pong, pero finalmente nos hemos instalado
en Londres durante al menos un par de meses, así que puedes –y deberías– escribirme de
vuelta al instituto de Londres. Aunque no estoy muy segura de sin tan siquiera tiene una
dirección concreta. (Y sí, podría haberte enviado un mensaje de fuego, pero tengo mucho que
contarte. Prepárate.)
Bueno, hace un tiempo Jules y yo estábamos en Manaos, Brasil, estudiando al Curupira,
cuando nos llamaron del Instituto de Rio. Tenían un mensaje para Julian. Su tía abuela (sí, a la
que él estaba visitando cuando viniste por primera vez a Los Ángeles) había muerto. Muy triste.
Y luego, ¿te acuerdas de la casa tan bonita en Sussex donde ella vivía? Bueno, se la dejó a un
primo del que nadie ha oído hablar, pero le dejó Blackthorn Hall a Julian. La cual es una ruina
en Chiswick (como un suburbio de Londres). Así que tuvimos que venir aquí por un codicilo de
testamento (ejem, según el diccionario, eso es “un añadido o suplemento que explica, modifica
o revoca un testamento o parte de este”). Así que Julian tendrá que arreglarla en menos de
cinco años para que sea un lugar donde se pueda vivir o tendrá que donarla a la Clave. Aun
así, ya sabes como es Julian. Toma decisiones rápido. Llegamos a Londres a través de un
portal un día después de recibir la noticia.
Yo estaba ya lista para comer bizcochitos, beber té, e ir al Ojo de Londres (todo lo que no pude
hace la última vez que vine a Londres, ya que estábamos siendo perseguidos por guerreros
hada y esas cosas). Pero eso fue antes de coger un taxi del Instituto hacia Chiswick y ver la
casa.
Desde fuera parece un museo o una antigua biblioteca —ya sabes, grandes columnas de
mármol, unas escaleras enormes, y una cúpula gigante que da la sensación de que debería
tener un telescopio en ella. No, es más, parece algo hecho por hadas. O que ha salido de una
película de niños. Es uno de esos cuentos de hadas donde un palacio en ruinas duerme
durante mil años. Tuvo su punto romántico… durante cinco minutos. Después vimos a la
primera rata, mordisqueando la borla de unas cortinas.
Es una mezcla rara de historia interesante, arte viejo y extraño, y completa ruina. Hay cuadros
bastante guais de ancestros de los Blackthorn, la mayoría intactos. Julian dice no reconocer la
mayoría de las caras. Algunos tienen escrito nombres detrás de los lienzos o en los marcos
pero aparte de “Blackthorn”, ninguno de los nombres significa mucho para nosotros. Hay baúles
de madera llenos de libros y papeleo antiquísimos, y un terreno cubierto de vegetación precioso
que estoy segura alguna vez fueron jardines. Aunque ahora es la versión inglesa de una jungla.
Hay un viejo invernadero y como una pequeña estructura hecha de ladrillo que no tenemos ni
idea de que puede ser. (¿Un almacén? ¿Una habitación de armas muy pequeña?). Todo en si
está hecho un desastre, y la mayor parte de la casa se encuentra inhabitable. Alguien creó un
apartamento con cosas más modernas en un ala de la casa, seguramente en los sesenta. (Por
cierto, me recuerda a esa tienda vintage de Topanga a la que te llevé. ¿Te acuerdas?). Quien
haya vivido aquí ha dejado un armario lleno de todo tipo de ropa vintage además de un tapiz
con muchos patrones florales y arte moderno por todas partes. Al menos el piso tiene
electricidad, agua corriente y calefacción, pero el resto de la casa definitivamente parece no…
Ya estoy de vuelta. Perdona tuve que parar de escribir un momento. Julian me estaba
llamando. Estaba en lo que parecía ser un salón de baile. Aunque bueno, pisó mal y su pie
atravesó el suelo. (No del todo, lo que es un alivio. Pero definitivamente hizo un agujero). El
salón de baile es grande y está lleno de polvo, pero se nota que hace mucho tiempo tuvo que
ser precioso, y muy sofisticado. Tiene estas enormes puertas francesas que se abren hacia
balcones de mármol. Aunque la mayoría de los cristales de estas han desaparecido. Una vez
hube liberado a Julian del suelo roto me di cuenta de que era mi única oportunidad de hacerle
entrar en razón, así que le comenté que esto es un proyecto gigantesco para dos personas que
nunca han arreglado una casa; que ya tenemos un sitio perfecto donde vivir. Y que el tiempo es
mejor allí.
Jules, siendo Jules, se tomó su tiempo para contestarme, sopesando lo que le había dicho.
Luego dijo:
—Si no quieres hacer esto, no tenemos por qué. Tú eres más importante para mí que una
casa. Que cualquier casa.
—No es que no quiera hacerlo —dije—. Es que no se ni por dónde empezar.
Julian me explicó con calma que había estado en contacto con algunos constructores hada.
¿Duendes tal vez? Que estarían el próximo lunes para echar un vistazo. Luego me rodeó con
sus brazos y dijo:
—Sé que siempre podremos vivir en el instituto de Los Ángeles. Me encanta ese sitio. Pero
mientras exista un legado de los Blackthorn, esto es lo único que queda. Estos papeles viejos,
cualquier secreto que esconda la casa, son la historia de nuestra familia. Quiero dejarle el
legado a Dru y Ty y Tavvy. Quiero darles lo que yo nunca tuve.
Ante eso, ¿Qué le podía decir? Lo entiendo. Tengo a Jem como mi legado histórico viviente. Y
Jules no tiene nada parecido. Mientras tanto Aline y Helen dirigen el instituto de Los Ángeles, lo
cual puede que no sea siempre, y además, pertenece a la Clave. Por lo que entiendo que no
pueda deshacerse de su historia familiar sin ofrecerles una elección sobre el asunto.
Así que le dije:
—Está bien. Veremos qué podemos hacer. Si alguna vez vemos que es demasiado, podemos
organizar una gran reunión familiar y que todos voten. Quedarse o no con Blackthorn Hall.
Me levantó y empezó a dar vueltas conmigo en el aire. Luego nos empezamos a besar. Seré
piadosa en no contarte los detalles.
Así que he decido tomarme esto como Una Aventura. Es como un sitio arqueológico, y somos
historiadores intrépidos. Más tarde veré si puedo convencer a Jules y ponernos un abrigo de
tweed y un salacot mientras sorteamos a través de escombros. Porque quien viviese aquí antes
tenía mucha cosa. Es una casa grande, y cada habitación tiene muebles con cajoneras y
armarios, todos hechos un desastre. Armas llenas de polvo, libros dañados por el agua,
pequeñas cajas con más suciedad en ellas, joyas para disfraces, fotos de gente desconocida,
tazas de té rotas… Y recuerda que lo hemos visto todo solo con piedras de luz mágica.
En fin. Quería que supieses en que ando y donde hemos estado. Nuestro año de viaje se había
terminado de todas maneras, así que esto es una forma de extenderlo y pasar más tiempo
juntos. Esa parte la verdad que no me desagrada. Me lo estaba pasando realmente bien
preparándome mentalmente para excavar en historia Blackthorn hasta esta mañana.
Sé que he dicho que esta casa parece estar encantada, pero estaba bromeando. En su mayor
parte. No soy Kit; no puedo ver fantasmas al menos que ellos quieran que me van, y hasta
ahora no me he cruzado con ningún espíritu ectoplasmático con mensajes del más allá. Pero
este sitio me da malas vibras. No paro de imaginarme que me doy la vuelta al final de largos
pasillos llenos de telarañas, como si esperase ver algo en las sombras. O me imagino que veo
algo sobre mi hombro en el espejo. He asumido que eran solo nervios hasta esta mañana,
cuando entré en el comedor y vi las palabras “IROS DE AQUÍ” escritas en el polvoriento
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Salté, literalmente. Estaba agarrando a Cortana antes que a mí misma. “No seas ridícula”,
pensé. Ese mensaje podría haber sido escrito en cualquier momento, mucho antes de que
nosotros llegásemos. Podría haber estado escrito en el polvo durante años, intacto. Aunque sí
que tengo que confesar algo. Borré el “IROS DE AQUÍ” con mi pie. No quería que Julian lo
viese. Ya se preocupa de por sí. No quería que pasase por la misma sorpresa que yo, y sobre
todo por algo tan poco importante.
Me siento mejor contándote toda la verdad. Ay querida, Julian me vuelve a llamar. No puedo
esperar para ver en qué lugar ha metido su pie esta vez. Te escribiré de nuevo pronto. De
mientras, ¡adiós desde Londres!
Mucho amor para ti y los chicos,
Emma.”
Queridísimo Magnus, de Tessa
“Queridísimo Magnus,
Jem, Kit y yo estamos esperando ansiosos vuestra visita. Mientras tanto, Kit ha intentado
enseñar a Mina como decir tu nombre. Casi lo ha conseguido, pero deberás conformarte con
que te llame “Agnes”, ya que tiene problemas con la M. Un gran intento por su parte ya que ha
avanzado mucho con su habla, lo mismo que nos comentas de Max. Deberías haberles
escuchado en la cocina esta mañana. “¿Quién viene a visitarnos, Mina?” “¡Agnes!“ Creo que tu
alter ego, Agnes, se vestiría con lentejuelas y sería letal en el whist[1].
Gracias por tus consejos sobre los hechizos de protección. Buscaré labradorita en la tienda de
gemas en Exeter. Intenté lo que me sugeriste con las gallinas… Pude coger un Orpington
azul[2] de un vecino en la última media luna. Desde entonces las gallinas evitan a Kit por ahora,
por lo que también puede que funcione con demonios. (Aunque, ¿realmente puedes diferenciar
cuando una gallina evita a alguien en lugar de ser solo una gallina?)
Jem y yo nos estamos esforzando, creando una fina línea entre mantener a Kit a salvo y
escondido mientras le intentamos dar la vida más normal que podemos. No queremos
encerrarle en una torre como una princesa de un cuento de hadas… acabaría desolado. Y Mina
igual. Le adora, y siempre va en sus hombros a caballito, agarrándose a su camisa con sus
manitas. Me recuerda a como James y Lucie solían hacer lo mismo en los hombros de Will.
Supongo que los tiempos cambian, pero los niños no.
Intentamos darle libertad a Kit en cualquier ocasión que podemos. Está apuntado en la
pequeña escuela de la villa, donde algunos de sus amigos saben acerca del Mundo de las
Sombras y otros que no. Hay una manada local de hombres lobo con la cual hemos establecido
amistad, y algunos de sus hijos van con él a clase. Tengo la sospecha de que Kit tiene novia,
pero es muy reservado con esas cosas. (Supongo que eso es otra cosa que no cambia en los
niños… lo reservados que son. Espero que sepa que puede contarnos cualquier cosa.
Especialmente las relacionadas con demonios, o en el caso de Kit, las hadas. Ciento diez años
más tarde y me sigo poniendo igual de nerviosa).
Es un puzle, nuestro Christopher Jonathan Herondale. Se ha abierto con cierta cosas, y está
dispuesto a hablarnos a Jem y a mí sobre estas libremente. Su padre, lo que fue para él crecer
siendo capaz de ver toda clase de cosas peculiares, pero sin entender el porqué. Sobre cómo
le enseñaron a temer a los Cazadores de Sombras, su preocupación por su legado…. Lo que
significa, el poder que pueda llegar a tener. Creo que el no saber las cosas le frustra.
Y hay otras cosas de las que no habla. Le hemos preguntado por Ty, tal y como tú y yo
hablamos, pero es como una pared de ladrillo sobre su amistad con él. Sea lo que fuera que
pasó, no habla de ello. Creo que la muerte de Livvy también le afectó más de lo que creímos.
Le he oído llamarla cuando duerme, y siempre de una forma muy desesperada. A veces dice
“No si haces esto. No si haces esto, Ty”. Creo que, sea lo que fuere de lo que discutiesen, ha
debido ser horrible. Aunque ya sabemos que la gente puede ser terrible cuando están pasando
por el luto. Ambos lo sabemos.
Seguro que te habrás dado cuenta por lo mucho que te he contado cuanto quie— cuanto
queremos a Kit. Le amo como si fuese mi propio hijo, Magnus. Es mi hijo. Mataría a cualquiera
que intentase hacerle daño, igual que protegería a Mina o Jem con mi vida. Nunca pensé que
tendría esto de nuevo; esta familia perfecta que duele de lo mucho que la amo. Es raro ver
como, después de tantos años, tus propios sentimientos te tomen por sorpresa. Pero imagino
que a ti te pasara lo mismo, ¿verdad? Hablando de eso, espero que tu, Alec y los niños estéis
bien. Por favor, dile a Max que hemos encontrado su capa de superhéroe; estaba dentro del
piano. Me despido con esta foto de la última vez que nos visitasteis. ¡Qué adorables que son!
Con amor,
Tessa.”