TAREA III
Cambios en el
corazón del adulto
mayor y su relación
con ciertas patologías
CARDIOLOGIA
Catedráticos:
DR. GUILLERMO ORDOÑEZ TOQUERO.
DRA. MARGARITA CARMINA LOPEZ
GUEVARA.
Liliana Rocha Domínguez
grupo 1 a
Cambios en el corazón del
adulto mayor y su relación con
ciertas patologías
El proceso de envejecer se caracteriza, sobre todo, por pérdidas en los mecanismos de reserva del
organismo y, en relación con ello, por un aumento de su vulnerabilidad ante cualquier forma de
agresión. Este principio determina que, con la edad, las posibilidades de enfermar (y de fallecer)
sean cada vez mayores. La probabilidad de enfermar (de claudicar) aumenta con la edad, y los
estímulos nocivos para que ello ocurra pueden ser de menor intensidad. Además, las
enfermedades se presentan con manifestaciones más anómalas (atípicas), plantean mayores
problemas para su manejo terapéutico, tienen peor pronóstico, generan mayor deterioro funcional,
se asocian unas a otras en proporciones más elevadas que en edades más jóvenes, se potencian
entre sí y favorecen la aparición de problemas y de situaciones de dependencia. todas estas
afirmaciones son aplicables al conjunto del organismo y también a sus distintos componentes,
entre ellos, el aparato cardiovascular.
Causas del envejecimiento. En la génesis de los cambios que tienen lugar durante el proceso de
envejecer intervienen varios mecanismos. En primer lugar, están los condicionantes responsables
del envejecimiento intrínseco, primario o fisiológico. Estos cambios son consecuencia del paso del
tiempo y del uso continuado que se va dando al organismo. Son universales, en la medida en que
conciernen a todos los individuos y a cada uno de sus componentes. Vienen programados
genéticamente, afectan a todo el organismo y sus mecanismos íntimos de actuación se conocen en
parte. Pueden tener una cadencia de aparición distinta en cada persona y en sus distintos órganos
o aparatos, y actualmente admiten muy pocas posibilidades de actuación preventiva.
Es necesario interpretar los cambios que se
producen derivados tanto del
envejecimiento primario como del
secundario, e identificarlos como
fenómenos facilitadores cuando aparece
cualquier forma de patología cardíaca.
todos ellos suponen una pérdida de los
mecanismos de reserva cardíaca y hacen
más vulnerable el corazón ante cualquier
forma de agresión, lo que determina que no
siempre esté clara la frontera entre lo
normal y lo patológico. Estos cambios han
sido calificados como socios de los
mecanismos fisiopatológicos de la
enfermedad. De hecho, los cambios
fisiológicos asociados al proceso natural de
envejecer son superponibles a los que
ocurren en las fases iniciales del fallo
cardíaco a cualquier edad. De la misma
manera, coinciden los mecanismos a través
de los cuales el corazón anciano intenta
adaptarse al sobreesfuerzo durante el
ejercicio intenso, así como los sistemas
utilizados para luchar contra las primeras
fases del fallo cardíaco a cualquier edad.
Cambios en la morfología del corazón
Cambios en la función del corazón
Los cambios funcionales son difícilmente
separables de los morfológicos y se resumen
en la tabla 2. Las pérdidas puramente
fisiológicas vinculadas al envejecimiento
afectan esencialmente a la relajación
cardíaca, así como a la duración de la
diástole, que se hace más corta. Desde una
perspectiva clínica, este fenómeno contribuye
a explicar la mayor frecuencia relativa con la
que se describe un fallo cardíaco diastólico en
el paciente mayor. La principal fuente de
información sobre los cambios funcionales
cardíacos durante el envejecimiento procede,
igualmente, del BLSA.
La función sistólica (la capacidad del corazón
para contraerse) se mantiene bastante bien
en el anciano sano, sin que en reposo se
hallen modificaciones en los parámetros
utilizados para evaluarla, como el volumen de
eyección o el volumen minuto o fracción de eyección.
Esto hace que el sujeto que envejece sano pueda satisfacer adecuadamente sus necesidades. La
novedad más importante y con mayor trascendencia a la hora de interpretar los cambios
funcionales cardíacos durante la vejez se refiere al acortamiento de la diástole cardíaca. Se trata
de un hecho que carece de trascendencia clínica en circunstancias normales. Sin embargo, en
situaciones de estrés o de enfermedad puede afectar al llenado del ventrículo y limitar la irrigación
coronaria. La propia taquicardia (aceleración del ritmo cardíaco), cualquiera que sea su causa, va a
acentuar este acortamiento de la diástole y, en consecuencia, va a añadir una limitación más al
llenado ventricular. Esta limitación para el llenado diastólico precoz explica la necesidad que tiene
el corazón anciano de recurrir a la ayuda auricular. La mayor dificultad en el llenado del ventrículo
obliga a un esfuerzo adicional en su fase final, momento en el cual entra en juego la contracción
auricular.
La presencia de enfermedad favorecida por los cambios en el corazón
Las principales consecuencias clínicas de todos estos cambios pueden resumirse de la siguiente
forma:
• Mayor facilidad para el fallo cardíaco y para sufrir insuficiencia cardíaca ante cualquier forma de
agresión, con un peor pronóstico y con mayores posibilidades de presentar todo tipo de
complicaciones.
• Aumento progresivo del riesgo de que el corazón enferme, de manera que tanto la ya
mencionada insuficiencia cardíaca, como la enfermedad coronaria o la hipertensión arterial,
aumentan su incidencia y prevalencia con la edad, hasta el punto de convertirse en enfermedades
típicamente de personas mayores. Por ejemplo, la hipertensión arterial afecta a dos terceras partes
de la población mayor de 65 años, lo que hace de este proceso una situación de, digamos,
normalidad estadística en este grupo de edad.
• Presencia de formas atípicas a la hora de manifestarse estas enfermedades, tanto en lo que
respecta a los síntomas y los signos físicos, como en la valoración de las pruebas complementarias
correspondientes (radiología, ecografía).
• Necesidad de adoptar una actitud diagnóstica y terapéutica muy cuidadosa, que tome en
consideración el factor de la edad y, en consecuencia, evite al mismo tiempo cualquier sesgo o
discriminación en su función.
¿Cuáles son las enfermedades cardíacas que pueden aparecer con la edad?
Las más frecuentes son: la hipertensión arterial, que, a su vez, puede generar otras muchas; la
enfermedad de las arterias coronarias, que puede dar lugar a infartos de miocardio y anginas de
pecho; y la estenosis de la válvula aórtica. todas ellas tienen tratamientos adecuados y su aparición
no tiene por qué ser obligatoria en todos los ancianos.
Cuando los padres o abuelos han tenido un problema cardíaco, como un infarto, ¿existe mayor
riesgo de padecerlo al hacerse mayor?
En algún caso es posible que la respuesta sea afirmativa, pero la herencia nunca es el factor de
riesgo más importante. nos hábitos de vida saludables pueden compensar sobradamente el
eventual riesgo de una carga genética negativa.
¿Existen soluciones para los problemas cardíacos del anciano? afortunadamente sí. La edad en sí
misma no contraindica ninguna de las medidas que han demostrado ser eficaces para el
tratamiento de cualquier forma de patología cardíaca, incluyendo aquellas que tienen que ver con
la cirugía o con la cardiología intervencionista (cateterismos). En todo caso, la edad obliga a tomar
en mayor consideración el papel que puedan tener otros procesos asociados, y a llevar a cabo un
seguimiento más global y cuidadoso.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:
Hall, J. E. y Hall, M. E. (2021). Guyton y Hall. Tratado de fisiología médica. 14a ed. España:
Elsevier.
Recuperado de: https://www.fbbva.es/microsites/salud_cardio/mult/fbbva_libroCorazon_cap21.pdf