INTRODUCCION
La obesidad es uno de los trastornos nutricionales mas frecuentes, como una acumulación
anormal excesiva de grasa, tiene grabes implicación sobre la salud y la estetita, siendo también una
enfermedad en condición heterogénea. Al igual que crónica compleja y multifactorial que suele
inciarse en la infancia y en la adolescencia; esta relacionada con el proceso también de urbanización
que han generado ciudades donde se prioriza la movilidad motora siendo esto en la actualidad
importante y presente en el problema en la población.
La obesidad no es solo un problema estético. Es un problema médico que aumenta el riesgo
para muchas otras enfermedades y problemas de salud. Estos pueden incluir enfermedades cardíacas,
diabetes, presión arterial alta, colesterol alto, enfermedad hepática, apnea del sueño y determinados
tipos de cáncer. El objetivo de nuestra investigación es dar a conocer lo que abarca la obesidad que
tipo de tratamientos cosméticos podrían ayudar a esta patología y cómo podemos ayudar a las
personas que padecen de esta posible enfermedad.
En primer lugar, es crucial comprender que la obesidad no es simplemente una cuestión de
falta de voluntad o autocontrol. Si bien los hábitos dietéticos y el nivel de actividad física juegan un
papel importante, la obesidad también está influenciada por una variedad de factores genéticos,
metabólicos, ambientales y socioeconómicos. La disponibilidad de alimentos altamente procesados,
ricos en grasas y azúcares, junto con un estilo de vida no saludable.
La obesidad, un problema de salud pública que ha alcanzado proporciones epidémicas en
todo el mundo, es mucho más que un simple exceso de peso corporal. Se ha convertido en un desafío
multifacético que afecta a individuos de todas las edades, géneros y grupos socioeconómicos. Este
ensayo pretende abordar este complejo fenómeno desde diversas perspectivas, explorando sus
causas, consecuencias y posibles soluciones. Las repercusiones de la obesidad son vastas y abarcan
tanto aspectos físicos como psicológicos.
2. DESARROLLO
La obesidad es una condición crónica y compleja que se caracteriza por un exceso de
acumulación de grasa en el cuerpo. Este fenómeno ha experimentado un aumento alarmante en las
últimas décadas, convirtiéndose en un problema de salud pública global de proporciones epidémicas.
Para comprender adecuadamente este fenómeno, es crucial explorar su desarrollo desde diversas
perspectivas, que incluyen causas, consecuencias y estrategias de prevención y tratamiento.
El sobrepeso y la obesidad constituyen un importante factor de riesgo de disfunción, con una
mortalidad de alrededor de 3 millones de adultos al año. La clasificación actual de Obesidad
propuesta por la OMS está basada en el Índice de Masa Corporal (IMC), el cual corresponde a la
relación entre el peso expresado en kilos y el cuadrado de la altura, expresado en metros. De esta
manera, las personas cuyo cálculo de IMC sea igual o superior a 30 kg/m 2 se consideran obesas
Según informes de la OMS, en el año 2010 alrededor de 43 millones de niños menores de
cinco años de edad tenían exceso de peso. Si bien el sobrepeso y la obesidad tiempo atrás eran
considerados un problema propio de los países de ingresos altos, actualmente ambos trastornos están
también aumentados en los países de ingresos bajos y medianos, en particular en las zonas
urbanas. En los países en desarrollo existen cerca de 35 millones de niños con sobrepeso, mientras
que en los países desarrollados esa cifra es de 8 millones.
A nivel mundial, el sobrepeso y la obesidad están relacionados con un mayor número de
funciones que el déficit ponderal. Hoy en día, el 65% de la población mundial vive en países donde
el sobrepeso y la obesidad cobran más vidas que el déficit ponderal (estos países incluyen a todos los
de ingresos altos y la mayoría de los de ingresos medianos).
2.1 Causas de la obesidad
La obesidad es el resultado de una interacción compleja entre factores genéticos, ambientales,
sociales y comportamentales. Entre las causas más comunes se incluyen una dieta poco saludable,
rica en alimentos procesados y altos en calorías, combinada con un estilo de vida sedentario.
Factores socioeconómicos, como la falta de acceso a alimentos saludables y la publicidad agresiva de
alimentos poco saludables, también desempeñan un papel significativo en su desarrollo.
En su etiopatogenia se considera que es una enfermedad multifactorial, reconociéndose
factores genéticos, ambientales, metabólicos y endocrinológicos. Solo 2 a 3% de los obesos tendrían
como causa alguna patología endocrinológica, entre las que destacan el hipotiroidismo, síndrome de
Cushing, hipogonadismo y lesiones hipotalámicas asociadas a hiperfagia. Sin embargo, se ha
descrito que la acumulación excesiva de grasa, puede producir secundariamente alteraciones de la
regulación, metabolización y secreción de diferentes hormonas.
Por lo tanto, podemos considerar a la obesidad una enfermedad crónica, multifactorial en su
origen y que se presenta con una amplia gama de fenotipos.
Los estudios epidemiológicos han detectado una serie de factores asociados con el sobrepeso
y la obesidad en la población.
Una vez que los pacientes aumentan de peso, se ha podido observar que existe una tendencia
a mantener y defender este nuevo peso, a través de diversos mecanismos tanto biológicos como
psicológicos. Se postula que en las etapas iniciales, una serie de factores -tanto conductuales como
ambientales- serán los responsables del desarrollo de la obesidad en aquellos sujetos con
predisposición genética, en quienes se desarrollan cambios en el metabolismo del tejido adiposo, que
tendencia a perpetuar la condición de obesidad ya favorecer el desarrollo de muchas de las
comorbilidades asociadas a la obesidad.
Se considera que, en las primeras etapas de la obesidad, la presencia de mínimos
desequilibrios del equilibrio energético puede llevar a una acumulación gradual y persistente de
grasa en la composición corporal. Estos desequilibrios se observan habitualmente en una serie de
situaciones de la vida cotidiana en las cuales se disminuye la actividad física, cuentos como el dejar
de practicar un deporte o cambiarse a un estilo de vida más sedentario al que tenía previamente.
2.2 Consecuencias de la obesidad
La obesidad está asociada con una amplia gama de problemas de salud, que incluyen
enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades musculoesqueléticas y
ciertos tipos de cáncer. Además de las implicaciones físicas, la obesidad puede tener un impacto
negativo en la salud mental, aumentando el riesgo de depresión, ansiedad y baja autoestima.
También puede contribuir a la discriminación y el estigma social.
La obesidad se considera un importante factor de riesgo para enfermedades no transmisibles,
tales como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes mellitus tipo 2, los trastornos del aparato
locomotor y algunos cánceres (endometrio, mama y colon). El riesgo de contraer estas enfermedades
no transmisibles aumenta con el mayor grado de obesidad.
Por otro lado, se ha estimado que las consecuencias -tanto sicológicas como sociales-
deterioran enormemente la calidad de vida de los pacientes obesos.
Los niños que presentan obesidad tienen una mayor probabilidad de obesidad, muerte
prematura y discapacidad en la edad adulta. Además de estos mayores riesgos futuros, los niños
obesos presentan mayor dificultad respiratoria, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, y
marcadores tempranos de enfermedad cardiovascular, resistencia a la insulina, diabetes mellitus tipo
2 y efectos psicológicos eliminados.
2.3 Estrategias de prevención y tratamiento
Abordar la obesidad requiere un enfoque integral que abarque medidas de prevención y
tratamiento. Las estrategias de prevención pueden incluir la promoción de una alimentación
equilibrada, la educación nutricional, la creación de entornos que fomenten la actividad física y la
regulación de la publicidad de alimentos poco saludables. En cuanto al tratamiento, es crucial
adoptar un enfoque multidisciplinario que incluya cambios en la dieta, ejercicio físico regular, apoyo
psicológico y, en algunos casos, intervenciones médicas o quirúrgicas.
2.4 Desafíos y futuras direcciones
A pesar de los esfuerzos por abordar la obesidad, persisten desafíos significativos. Estos
incluyen la falta de conciencia pública sobre los riesgos de la obesidad, la disponibilidad limitada de
alimentos saludables en ciertas comunidades y la dificultad para mantener cambios de
comportamiento a largo plazo. En el futuro, es fundamental continuar investigando y desarrollando
estrategias efectivas para prevenir y tratar la obesidad, así como abogar por políticas públicas que
promuevan entornos saludables y equitativos para todos.
2.2 PATOLOGIA
Obesidad significa pesar más de lo que es saludable para una determinada estatura. La
obesidad es una enfermedad grave y crónica. Puede llevar a otros problemas de salud, incluyendo
diabetes, enfermedad cardíaca y algunos cánceres.
La obesidad no es solo un problema estético. Es un problema médico que aumenta el riesgo
para muchas otras enfermedades y problemas de salud. Estos pueden incluir enfermedades cardíacas,
diabetes, presión arterial alta, colesterol alto, enfermedad hepática, apnea del sueño y determinados
tipos de cáncer.
Todas las causas de muerte (mortalidad)
Presión arterial alta (hipertensión)
Colesterol LDL alto, colesterol HDL bajo o niveles altos de triglicéridos (dislipidemia)
Diabetes tipo 2
Enfermedad coronaria
Ataque o derrame cerebral
Enfermedad de la vesícula
Osteoartritis (descomposición del cartílago y el hueso dentro de una articulación)
Apnea del sueño y problemas respiratorios
ENFERMEDADES PULMONARES
La acumulación de grasa trastorna la ventilación, tanto en adultos como en niños. La
restricción torácica de la obesidad, habitualmente moderada, se atribuye a efectos mecánicos de la
grasa sobre el diafragma y el tórax. La fuerza de los músculos respiratorios se compromete en la
obesidad, debilidad atribuida a una ineficiencia muscular de la pared torácica o a reducidos
volúmenes pulmonares. Sin embargo, no está clara la asociación entre la disnea y la obesidad. La
obesidad incrementa el trabajo de la respiración por reducciones en la distensión pulmonar y de la
fortaleza de los músculos respiratorios, y esto provoca un desbalance entre la demanda de los
músculos respiratorios y su capacidad para generar tensión. Además, la disnea de los pacientes con
obesidad pudiera enmascarar otras condiciones, como las enfermedades pulmonares y las cardíacas.
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA Y ASMA
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es un trastorno progresivo que se
acompaña de bronquitis crónica y enfisema caracterizado por un limitado flujo aéreo, además de una
respuesta inflamatoria anormal de los pulmones a partículas nocivas como el humo del tabaco. Los
pacientes con EPOC son más sedentarios, y esto puede contribuir al desarrollo de la obesidad. La
EPOC es un factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, con un incremento de 2 a 3
veces.
El asma bronquial provoca una obstrucción aérea reversible e incremento de la respuesta de
estas vías a diversos estímulos, aunque el asma de larga duración puede llevar a un limitado flujo de
aire parcialmente reversible. La asociación entre el asma bronquial y la obesidad es más evidente en
niños, aunque existen datos contradictorios.
La obesidad modifica las propiedades mecánicas del sistema respiratorio. La reducida
expansión pulmonar compromete las fuerzas que mantienen las vías aéreas abiertas y puede
incrementar la respuesta contráctil del músculo liso. El tejido adiposo produce plétora de mediadores
inflamatorios, lo que sugiere un vínculo inmunológico entre obesidad y asma. Esta hipótesis se
sustenta en la presencia de elevadas concentraciones de proteína C reactiva (PCR), factor de necrosis
tumoral (TNF-a) e interleuquina 6 (IL-6) en sujetos obesos. El aumento en la secreción de leptina en
la obesidad puede involucrarse específicamente en el desarrollo del asma por modulación de la
inflamación de la vía aérea.
La relación entre el índice de masa corporal y el asma es mayor en las mujeres que en los
hombres debido a factores hormonales. Los estrógenos modulan la respuesta inmune e incrementan
el riesgo de asma.7 Estos resultados son relevantes en la obesidad, donde se favorece la
aromatización de la testosterona a estrógenos por el tejido adiposo y disminuyen los niveles de
globulina fijadora de hormonas sexuales, con incremento de la disponibilidad tisular de estrógenos.
Estudios prospectivos indican que la obesidad es un factor de riesgo de asma, aunque los
mecanismos que vinculan ambas no se comprenden. El asma es una enfermedad inflamatoria crónica
de las vías aéreas. La obesidad actúa como un factor de riesgo del asma por medio de diversos
mecanismos. Uno de ellos puede ser el papel de la obesidad en el remodelado característico del
asma, con la creación de un microambiente inflamatorio de las vías aéreas. El TNF-a se expresa en
las vías aéreas y puede incrementar la contractilidad de la vía aérea, es decir, aumenta la
hiperreactividad aérea. El TNF-a y la IL-6 se expresan en los adipocitos y se asocian con la masa
grasa.
APNEA OBSTRUCTIVA DEL SUEÑO
La apnea obstructiva del sueño se caracteriza por la obstrucción intermitente de la vía aérea
superior por la incapacidad de la musculatura faríngea para mantenerla abierta, en presencia de
alteraciones de la forma y el diámetro de la vía aérea.Esto provoca una disminución del contenido de
oxígeno arterial, una elevación de los niveles de dióxido de carbono y un incremento del esfuerzo
inspiratorio, que trastorna profundamente el sueño. La obesidad es un factor de riesgo de apnea
obstructiva del sueño. El incremento del depósito de grasa tisular en la región faríngea y los
reducidos volúmenes pulmonares en la obesidad reduce el calibre de la vía aérea superior, modifican
la configuración de la vía aérea e incrementan su colapsibilidad.
SÍNDROME DE HIPOVENTILACIÓN PULMONAR
En la obesidad se observa con frecuencia el síndrome de hipoventilación pulmonar. Los
síntomas más comunes son la insuficiencia respiratoria, la hipoxemia severa (falta de oxígeno), la
hipercapnia (aumento del CO2) y la hipertensión pulmonar. Además, la mayoría de estos pacientes
presentan apnea obstructiva del sueño.
SÍNDROME METABÓLICO
Las más frecuentes comorbilidades de la obesidad son la diabetes mellitus tipo 2 (DM-2), la
dislipidemia y la hipertensión arterial (HTA). El incremento en la obesidad se vincula con el
aumento paralelo de la DM-2, lo que sugiere una etiopatogenia que asocia la diabetes con la
obesidad. Aunque la obesidad es la principal causa de resistencia a la insulina (RI), también existen
evidencias de su papel central en la patología de otros trastornos del SM, como la tendencia a la
formación de coágulos sanguíneos (trombosis).El estado inflamatorio y la dislipidemia que
acompañan a la obesidad explican la mayoría de las manifestaciones del SM. Las células adiposas
son unidades endocrinas, que en la obesidad producen sustancias inflamatorias que causan RI. La
excesiva liberación de TG y ácidos grasos libres (AGL) contribuyen a la dislipidemia, además del
incremento de renina y angiotensinógeno de estos depósitos que producen HTA. Otras adipoquinas
protrombóticas y proinflamatorias también contribuyen a la aterosclerosis y la enfermedad
cardiovascular (ECV) en personas con obesidad.
ENFERMEDADES CARDÍACAS
La obesidad provoca debilidad del corazón como bomba y lleva a la insuficiencia cardíaca
congestiva. Los ácidos grasos en el corazón producen lipotoxicidad (daño) en modelos animales.
Además de los ácidos grasos, el tejido adiposo libera adipoquinas que pueden contribuir a esta
cascada.
La obesidad favorece la formación de coágulos en los vasos sanguíneos (trombosis) y un bajo
grado de inflamación crónica que acelera la aterosclerosis, es decir, el depósito de placas de ateromas
en los vasos, lo que dificulta el flujo de sangre a los tejidos. Cuando este proceso ocurre en las
arterias coronarias que irrigan al corazón se produce la cardiopatía isquémica, un estado en que
disminuye el riego de sangre al propio corazón y produce la necrosis o muerte de las células
cardíacas por falta de oxígeno y nutrientes, cuyos eventos más graves son la muerte súbita y el
infarto del miocardio agudo, además de la angina de pecho, patologías que se observan con más
frecuencia en las personas con obesidad. La trombosis puede ocurrir en alguna de las arterias que
irrigan al cerebro y producir un infarto cerebral por un mecanismo similar.
Otro factor de riesgo de cardiopatía, común en obesos, es la disminución de los niveles de
lipoproteínas de alta densidad (HDL), debido al efecto de la proteína transferidora de ésteres de
colesterol sobre estas partículas, que favorece su eliminación del árbol circulatorio y su reducción en
la sangre. La principal función de las HDL es eliminar el exceso de colesterol de los tejidos y de los
vasos sanguíneos para su excreción por la bilis, por lo que tienen una función protectora. El
colesterol, unido a estas partículas, es el «colesterol bueno».
DIABETES MELLITUS
La diabetes es un trastorno heterogéneo como consecuencia de una deficiente secreción o
acción de la insulina. La más importante causa de resistencia a la insulina es la obesidad; sin
embargo, la mayoría de los obesos (80 %) no desarrollan DM-2 porque se requiere una base genética
favorable para que esta tenga lugar. En la medida en que el peso corporal aumenta, disminuye la
sensibilidad a la insulina. La respuesta es un incremento en la secreción de insulina por un aumento
en la masa de células beta del páncreas. En las personas con predisposición genética para la diabetes,
este mecanismo falla a largo plazo y lleva a una disfunción de las células b, que es atribuida a una
disminución de la regeneración de estas células y al incremento de la apoptosis (muerte celular
programada); este último constituye un factor muy importante.
La confluencia de la DM-2 y la obesidad tiene consecuencias catastróficas, aunque el
mecanismo preciso no se ha determinado. Por una parte, la obesidad favorece su aparición y
desarrollo, mientras que, por otra, amplifica sus consecuencias. El riesgo de daño vascular es mayor
y, por lo tanto, el de desarrollo de la enfermedad coronaria, carotídea, cerebral y vascular periférica,
así como el de HTA.
CÁNCER
Los principales tipos de cánceres relacionados con la obesidad son: mama, útero, cérvix,
próstata, riñón, colon, esófago, estómago, páncreas e hígado. La International Agency for Research
on Cancer (IARC) encontró una correlación entre el sobrepeso, la obesidad y muchos cánceres.El
tejido adiposo es un activo órgano endocrino y metabólico que influye sobre la fisiología de otros
órganos. En respuesta a señales de otros órganos, el tejido adiposo aumenta o disminuye la liberación
de AGL para proporcionar energía a los tejidos. El síndrome de RI, frecuente en personas con
sobrepeso y obesidad, puede contribuir a la formación de tumores, aunque se comprenden poco los
mecanismos biológicos específicos.
ENFERMEDADES DEL HÍGADO
Las principales afectaciones del hígado relacionadas con la obesidad son la esteatosis
hepática no alcohólica (hígado graso), esteatohepatitis y la cirrosis hepática. La grasa anormal
acumulada en exceso libera una gran cantidad de ácidos grasos a la sangre. La llegada masiva de
estos ácidos por la vena porta al hígado, incrementa la síntesis de TG en este órgano y su
almacenamiento en exceso, con la aparición del hígado graso, tan frecuente en personas obesas. 13 El
incremento de la grasa hepática favorece la inflamación y fibrosis del órgano, con la aparición de
cirrosis. La cirrosis hepática es una enfermedad crónica donde se altera la estructura del órgano,
caracterizada por una insuficiencia hepática e hipertensión portal (un aumento de presión en uno o
más puntos de la circulación hepatoportal) con graves complicaciones como las hemorragias
digestivas, la ascitis (líquido en la cavidad abdominal) y edemas (líquido entre las células), que
disminuye la calidad y expectativa de vida.
TRASTORNOS GINECOLÓGICOS
Las alteraciones ginecológicas relacionadas con mayor frecuencia con la obesidad son las
anormalidades menstruales, infertilidad y síndrome de ovario poliquístico. El síndrome de ovario
poliquístico (PCOS) es el trastorno endocrino más frecuente en mujeres en edad reproductiva. Se
mantiene como la causa más frecuente de infertilidad, y afecta entre el 4 y el 8 % de las mujeres
premenopáusicas y hasta el 28 % de las féminas obesas o con sobrepeso antes de la menopausia.
La obesidad se relaciona con un incremento del riesgo de PCOS, de acuerdo con los
resultados de un estudio multicéntrico. Se conoce que la obesidad influye en la expresión fenotípica
del PCOS y puede estar implicada en al patofisiología del hiperandrogenismo (incremento de
hormonas sexuales masculinas o andrógenos en mujeres) y la anovolución crónica (en la que no se
liberan óvulos, por eso la mujer no puede tener embarazos). Una modesta pérdida de peso mejora el
desenlace reproductivo, endocrino y metabólico de estas mujeres. Estas mujeres también presentan
un incremento de la RI en dependencia del fenotipo de PCOS y el grado de obesidad de las
pacientes.
ENFERMEDAD VENOSA CRÓNICA
Se ha confirmado la asociación entre la obesidad y las várices, en especial en las mujeres. La
causa de las úlceras varicosas es de carácter multifactorial y es probable que no solo la
incompetencia venosa pudiera explicar algunas recurrencias ocurridas después del tratamiento
quirúrgico; el aumento de la presión intraabdominal favorece el éstasis venoso y la inactividad física
de estos pacientes limita el vaciamiento venoso de los miembros inferiores, probables factores
contribuyentes.
ENFERMEDAD PERIODONTAL
El periodonto, soporte de diente, está integrado por el hueso alveolar, el cemento dentario, el
ligamento periodontal y la encía. Se ha clasificado como periodonto de protección el más superficial,
integrado por la encía y periodonto como inserción, el más profundo constituido por el cemento, el
hueso alveolar y el ligamento periodontal. La función del periodoncio de protección es resguardar las
estructuras subyacentes, constituido por la encía o gingiva que forma parte de la mucosa bucal y
presenta características similares al resto de ella.
Entre un diente y otro existe un espacio en forma de una pirámide cuadrangular que en los
individuos jóvenes y sanos está ocupada por una prolongación de la encía y se denomina papila
gingival. Con el avance de la edad o por causas patológicas, se retrae, la punta se redondea y
disminuye su altura.
El cemento forma parte del periodonto de inserción, donde se insertan las fibras del
ligamento periodontal, un tejido altamente especializado constituido principalmente por fibras
colágenas y se orientan en distintos planos del espacio, y tiene por misión sostener al diente para
evitar su extrusión o intrusión y resistir las fuerzas de la masticación y los traumatismos. El otro
componente del periodonto de inserción es el hueso alveolar, el cual sostiene los dientes y se
reabsorbe y desaparece cuando estos son extraídos.
Las enfermedades gingivales y periodontales se encuentran entre las afecciones más comunes
del género humano. Constituyen un grupo de cuadros clínicos de origen multifactorial que afectan a
las estructuras del periodonto en forma de procesos inflamatorios únicos o asociados con procesos
destructivos.Dichas enfermedades están producidas por acumulación de bacterias (placa dental), que
actuarían sobre un huésped susceptible. La gingivitis, periodontitis o ambas afectan
aproximadamente a más del 70 % de la población adulta. Se han realizado estudios que muestran que
la pérdida en las estructuras de soporte producidas por las periodontopatías en adultos, son de
carácter irreparable y en la tercera edad son una de las principales causas de la pérdida dentaria.
La pérdida del hueso alveolar, característico de la periodontitis, es la causa fundamental de la
pérdida del diente. El hueso alveolar en todo individuo se encuentra en constante remodelación en
función de las cargas que recibe por la oclusión. La remodelación tiene una base de destrucción
(osteólisis) y otra de aposición o formación (ontogénesis) para adecuar las estructuras de soporte a
las diversas situaciones generadas por las fuerzas oclusales.
La enfermedad periodontal, específicamente, afecta las estructuras de inserción del diente y
se caracteriza por una exposición bacteriana que puede fomentar una respuesta destructiva del
huésped, lo que lleva a la pérdida de inserción periodontal, ósea y por último la caída de los
dientes.17 Se relaciona con la inflamación sistémica y diversas enfermedades como las ECV,
cerebrovasculares, HTA y DM2, entidades más frecuentes en personas con obesidad.
En resumen, la relación de las enfermedades periodontales con la obesidad no parece causal,
aunque el exceso de peso corporal contribuye a las primeras debido al efecto inflamatorio sistémico
de la obesidad que favorece la aparición de diversas enfermedades en los pacientes afectados.
2.2.1 CLASIFICACION Y TIPOS DE OBESIDAD
Tabla 1. Clasificación de la obesidad según la oms
Clasificación IMC (kg/m 2 ) Riesgo Asociado a la salud
Peso normo 18,5 - 24,9 Promedio
Exceso de peso ≥ 25
Sobrepeso o Pre Obeso 25 - 29,9 AUMENTADO
Obesidad Grado I o moderado 30 - 34,9 AUMENTO MODERADO
Obesidad Grado II o severa 35 - 39,9 AUMENTO SEVERO
Obesidad Grado III o mórbida ≥ 40 AUMENTO MUY SEVERO
Clasificación IMC (kg/m 2 ) Riesgo Asociado a la salud
Se puede observar que, para una determinada talla y peso, el porcentaje de grasa corporal es
alrededor de un 10% más alto en mujeres que en hombres. Lo anterior sugiere que las mujeres tienen
una mejor adaptación a la grasa corporal que los hombres, debido a que gran parte de la grasa se
distribuye en compartimentos subcutáneos y periféricos (mamas, glúteos, muslos), mientras que en
los hombres el exceso de grasa. tiende a depositarse en el abdomen, tanto grasa subcutánea como
grasa intraabdominal.
Por otro lado, se ha podido establecer que a medida que las personas envejecen, aumenta su
contenido de grasa corporal, a pesar de mantener el peso estable.
Sin embargo, para catalogar de obesidad en la práctica a un sujeto, utilizamos la medición del
peso corporal o el cálculo de índices basados en el peso y la altura (IMC), de acuerdo a como se ha
establecido en Consensos Internacionales. Un IMC igual o superior a 30 kg/m 2 es el indicador
clínico utilizado universalmente para diagnosticar obesidad en ambos sexos
Medición de la grasa corporal
La medición precisa de la grasa corporal es un procedimiento difícil y caro de realizar en la
práctica clínica. Se han utilizado diferentes métodos para medir la grasa corporal. Entre los métodos
utilizados se encuentran la medición de los pliegues subcutáneos en distintos puntos (bicipital,
tricipital, subescapular y suprailíaco), cuya suma se considera un indicador de la grasa
subcutánea. Sin embargo, es un método de alta variabilidad Inter observador y difícil de realizar en
pacientes obesos con pliegues cutáneos muy grandes.
obesidad abdominal
Ya en la década de los años 40, el médico francés Jean Vague planteó que la distribución
anatómica de la grasa corporal determinaba en forma distinta el riesgo de salud asociado a la
obesidad.
Se ha establecido que la acumulación preferencial de grasa en la zona toracoabdominal del
cuerpo se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y metabólica. Por esta razón, se
han planteado desde entonces el empleo de una serie de mediciones e índices para determinar la
distribución de la grasa corporal. Entre los más utilizados se encuentran la índice cintura cadera y la
medición exclusiva de la circunferencia de cintura, que se plantea que estiman con la misma
exactitud la grasa intraabdominal como lo hace la relación cintura cadera. Por lo anterior, hoy en día
se considera a la medición de la circunferencia de cintura un buen predictor clínico del riesgo
cardiovascular asociado a la obesidad abdominal.
Factores de riesgo de la Obesidad
La obesidad no es simplemente el resultado de comer en exceso. Los estudios
epidemiológicos han detectado en la población una serie de factores asociados con la obesidad.
Edad. A medida que se envejece, los cambios hormonales y un estilo de vida menos
activo contribuyen a la aparición de la obesidad.
Sexo femenino. Principalmente asociado al embarazo y la menopausia. La obesidad también
se presenta en mujeres que tienen síndrome de ovario poliquístico, que es una afección endocrina que
impide la correcta ovulación.
Raza. La obesidad tiene un alto grado de incidencia en los afrodescendientes y las personas
de origen hispano.
Alimentación poco saludable. En los últimos 50 años hay una tendencia universal a comer
alimentos ricos en grasa, sal y azúcares. Se consumen demasiadas calorías, se abusa de las comidas
rápidas y de las bebidas con alto contenido calórico.
Sedentarismo. Existe una disminución de la actividad física debido a un estilo de vida
sedentario por la automatización de las actividades laborales, de los medios modernos de transporte
y de una mayor vida urbana.
Factores socioculturales. La obesidad está asociada a un menor nivel educacional y menor
nivel de ingresos vinculado a un acceso limitado a establecimiento recreativos y la falta de dinero
para comprar alimentos saludables.
Factores conductuales. Un consumo de alimentos incorrecto, el tabaquismo y la ingesta de
alcohol.
Factores genéticos. Algunos estudios genéticos han determinado que la obesidad puede ser
hereditaria con genes que influencian en la cantidad de grasa corporal y en su distribución.
Ciertos medicamentos. Algunos medicamentos pueden provocar ganancia de peso sino se
compensa con dieta o ejercicio. Entre estos medicamentos están algunos antidepresivos,
anticonvulsivos, esteroides, antipsicóticos, medicamentos para la diabetes y betabloqueantes.
Tipos de obesidad
El Indice de Masa Corporal se usa como medida del nivel de grasa corporal y se calcula
según esta fórmula:
IMC = peso/estatura² , medida en Kg/m².
Los grados de obesidad se clasifican de este modo:
Obesidad grado 1 (de bajo riesgo), si el IMC es de 30 a 34,9
Obesidad grado 2 (riesgo moderado), si el IMC es de 35 a 39,9
Obesidad grado 3 (de alto riesgo, obesidad mórbida), si el IMC es igual o mayor a 40
Obesidad grado 4 (obesidad extrema), si el IMC es igual o mayor a 50
Tipos de obesidad según la distribución de la grasa
La distribución de la grasa también sirve de clasificación del tipo de obesidad que se padece.
En este caso, la medida de la cintura y la cadera son una referencia.
Obesidad central, abdominal o androide (forma de manzana): La grasa se acumula
principalmente a la altura o por encima de la cintura, localizándose el exceso de grasa en la cara,
cuello, tórax y abdomen. Son personas obesas con el perímetro de la cintura más grande que el de las
caderas. Es el tipo de obesidad más grave, ya que se relaciona con un mayor riesgo de diabetes,
dislipemias y enfermedades cardiovasculares.
Obesidad periférica o finoide (forma de pera): La grasa se acumula principalmente por debajo
de la cintura, en la cadera, glúteos y muslos. Son personas obesas con un perímetro de caderas mayor
que el de la cintura. Se asocia a problemas de salud como varices y artrosis de rodilla.
Obesidad homogénea, donde el exceso de grasa no predomina en ninguna zona concreta del
cuerpo, sino que se reparte de manera uniforma en todo el cuerpo.
2.2.2 CAUSAS DE LA OBESIDAD
Con el tiempo se puede desarrollar sobrepeso y obesidad si se consume más calorías de las
que se usan. Eso se describe también como desequilibrio de energía: cuando la energía que entra
(calorías) no es igual a la energía que sale (calorías que el cuerpo usa para acciones como respirar,
digerir alimentos y hacer actividad física).
El cuerpo utiliza ciertos nutrientes, como los carbohidratos o azúcares, proteínas y grasas, de
los alimentos que ingerimos para producir y almacenar energía.
Los alimentos se transforman en energía para el uso inmediato a fin de sostener las funciones
corporales y la actividad física de la rutina diaria.
Los alimentos se almacenan como energía para uso futuro en el cuerpo. Los azúcares se
almacenan en forma de glucógeno en el hígado y los músculos. Las grasas se almacenan
principalmente en forma de triglicéridos en el tejido adiposo.
Un desequilibrio de energía hace que el cuerpo almacene más grasa de la que se puede usar
ahora o en el futuro. Pero el riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad está determinado por algo
más que la cantidad de alimentos que comemos. También incluye los tipos y la cantidad de alimentos
y bebidas que consumimos cada día, el nivel de actividad física (por ejemplo, si se realiza un trabajo
de oficina sentado frente a un escritorio o si se pasa todo el día de pie) y la cantidad. de horas de
sueño de buena calidad por noche.
Conclusiones
El alarmante crecimiento de la prevalencia de obesidad en nuestra sociedad nos indica que
debemos estar muy alerta, para el diagnóstico precoz de esta patología de alta repercusión en la salud
de las personas y en los costos asociados a ella. El uso de indicadores como el IMC y la medición de
la circunferencia de cintura representan estrategias de detección clínica, que nos permiten una
adecuada clasificación de la severidad de la enfermedad y del riesgo asociado a ésta, para establecer
así medidas de prevención o de manejo tanto. de la obesidad como de sus enfermedades asociadas,
especialmente en las poblaciones genéticamente susceptibles.
3. REFERENCIAS
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