República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria.
Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”
Área de Ciencias Políticas y Jurídica.
Programa Municipalizado de Formación en Derecho.
San Juan de Los Morros – Estado Guárico.
Cátedra: Derecho Internacional Público.
Otros
Sujetos
Profesor (a):
de Abg. Mariolinda Caballero
Derecho
3er año sección “11”
Bachilleres:
Basulto Pedro.V-5.276.483
Ferrer Krstean. V-30.313.562
Internaci Nieves Lorena. V-14.147.358
Palmares Dennys. V-17.091.092
Ortiz Katherine. V-30.080.139
onal. Revilla Jhonder. V-19.275.258
Vera Katherine. V-30.381.104
La tipicidad objetiva se refiere a los elementos materiales del delito, es decir, las
características externas y observables de la conducta delictiva. Incluye:
Conducta: La acción u omisión del sujeto.
Resultado: El efecto que produce la conducta (por ejemplo, el daño o el perjuicio).
Nexo causal: La relación de causa y efecto entre la conducta y el resultado.
Circunstancias: Las condiciones bajo las cuales se lleva a cabo la conducta.
Tipicidad Subjetiva
La tipicidad subjetiva se refiere a los elementos internos del delito, es decir, la
intención o el estado mental del autor al momento de cometer el hecho. Incluye:
Dolo: La voluntad de realizar el acto delictivo con conocimiento de que es ilícito.
Culpa: La falta de diligencia o cuidado en la conducta, que lleva a un resultado no
deseado.
Motivaciones: Las razones personales que pueden influir en la conducta delictiva.
San Juan de Los Morros, 15 de abril de 2024.
Otras organizaciones universales y regionales del derecho:
Toda aquella organización que se encuentre formada por sujetos de derecho
internacional público. Debe estar regulada, así como tener presencia internacional
como:
OECD: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
ONU: Organización de las Naciones Unidas
WTO OMC: Organización mundial del comercio
GBM: Grupo Banco Mundial
FMI: Fondo Monetario Internacional
FAO: Organización Mundial para la Agricultura y Alimentación
BID: Organización Financiera Internacional
OEA: Organización de los Estados Americanos
Celad: Comisión Española para Lucha Antidopaje en el Deporte
Mercosur: Mecanismo de Integración Económico y Comercial
OTROS SUJETOS DE DERECHO INTERNACIONAL:
En los sujetos de derecho internacional donde esté derecho manifiesta
marcadamente su evolución. Hasta el siglo pasado el estado era considerado el
sujeto por excelencia del derecho internacional, entendiendo como tal aquel a
quien en el derecho internacional atribuye un catálogo de derechos y obligaciones.
A principios del siglo pasado, cuando aparecen las primeras manifestaciones
de organizaciones internacionales (la primera organización internacional de que se
tiene conocimiento es la administración Generale de i'Octroi de navegación Du
Rhin de acuerdo con el tratado de la fecha del 15 de agosto de 1804), es el punto
de partida para terminar con el monopolio del estado como sujeto de derecho
internacional. Actualmente, la gama de sujetos de derecho internacional es amplia
y está en aumento:
La comunidad Beligerante, los movimientos de liberación nacional y el individuo
(persona física) como sujeto pasivo del derecho internacional, es que de él recibe
los derechos y las obligaciones (persona física) además pueden agregarse los
casos especiales como es el caso de la santa sede, la orden de malta y el
patriarcado de Constantinopla.
SUJETO DEL DERECHO INTERNACIONAL
PÚBLICO
SUJETO TIPICO SUJETO ATIPICO
LOS SUJETOS DEL DERECHO
INTERNACIONAL SON, TODO ENTRE
ESTADO ES AQUEL QUE SE APARTA DEL
FISÍCO O JURÍDICO QUE TENGA
MODELO DEL ESTADO, PERO ES
DERECHOS Y OBLIGACIONES DERIVADAS
PERSONA JURÍDICA TITULAR DE DERECHOS Y
DE UNA NORMA DEL DIP
POLITICAMENTE ORGANIZADA DE OBLIGACIONES INTERNALES
LA NACIÓN, DENTRO DE UN
TERRITORIO DETERMINADO
Elementos:
Elementos ideal
Pueblo
Territorio
Gobierno Imperium
Soberanía
Clasificación:
Los Estados con subjetividad jurídica internacional parcial.
Los Estados con capacidad de obrar limitada.
La santa Sede.
La ciudad del Vaticano.
La soberana Orden de Malta.
Los Beligerantes.
Los insurrectos.
La Santa Sede y el Estado Del Vaticano:
La ciudad Vaticano alberga la Santa Sede, máxima institución de la iglesia
católica. Aunque los dos nombres, ciudad del Vaticano y Santa Sede, se utilizan a
menudo como si fueran equivalentes, el primero se refiere a la ciudad y a su
territorio, mientras que el segundo se refiere a la institución que dirige la iglesia y
que tiene personalidad jurídica propia como sujeto de derecho internacional.
En rigor, es la Santa Sede y no el Estado del Vaticano la que mantiene
relaciones diplomáticas con los demás países del mundo. Por otro lado, el
Vaticano es quien da el soporte temporal (sustrato territorial) para la actividad de la
Santa Sede. La máxima autoridad del Vaticano y jefe de Estado es el Papa de la
iglesia católica, y es considerado la única monarquía absoluta y teocracia de
Europa. Y él sumo pontífice delega las funciones de gobierno en el secretario de
Estado.
La Soberana Orden de Malta.
La Soberana Orden Militar de Malta, nacida en el siglo XI, con fines
hospitalarios y militares (con una importante participación en las Cruzadas).
Después de cambios de sede, desde 1834 se estableció definitivamente en Roma.
La Soberana Orden es un fenómeno del derecho internacional; está constituida en
el nivel interno; tiene una Constitución que data del 24 de junio de 1961, y su
subjetividad internacional se manifiesta de la siguiente manera:
Tiene posibilidad de concertar tratados con la finalidad de llevar a cabo su
actividad hospitalaria y asistencial.
Mantiene relaciones diplomáticas con muchos estados, es decir, es titular.
Como antes se mencionó, la Soberana Orden es un fenómeno del derecho
internacional, pues por una parte su manifestación de la subjetividad internacional
es clara y, por otra, guarda cierta dependencia religiosa con la Iglesia católica, sin
embargo, ésta le otorga amplia independencia; por ejemplo, la Soberana Orden
tiene acreditado ante la Iglesia católica un representante de carácter diplomático.
Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR):
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) es una organización
humanitaria neutral e imparcial que tiene como misión proteger a las víctimas de
los conflictos armados y promover el cumplimiento del Derecho Internacional
Humanitario (DIH). En este contexto, el CICR interactúa con diversos actores,
incluyendo beligerantes e insurgentes, para garantizar la protección de las
personas y el respeto a las normas humanitarias.
El CICR trabaja en más de 90 países para ayudar a las personas afectadas por
el conflicto y la violencia armada. Fue fundado en 1863 y su sede se encuentra en
Ginebra, Suiza. Su misión es proteger la vida y la dignidad de las víctimas de los
conflictos armados y de otras situaciones de violencia, así como prestarles
asistencia. La acción del CICR se funda en los Convenios de Ginebra de 1949 y
sus Protocolos adicionales.
Las acciones del CICR se guían por siete principios fundamentales:
1. Humanidad: El CICR se esfuerza por aliviar el sufrimiento de las personas
afectadas por los conflictos armados y otras situaciones de violencia.
2. Imparcialidad: El CICR no toma partido en los conflictos armados y trata a
todas las víctimas por igual, sin distinción de raza, religión, nacionalidad o
afiliación política.
3. Neutralidad: El CICR mantiene su independencia de las partes en conflicto y
no participa en las hostilidades.
4. Independencia: El CICR conserva su autonomía financiera y operativa, lo
que le permite actuar de manera imparcial y neutral.
5. Voluntariado: El CICR es una organización de voluntarios que trabajan
desinteresadamente para cumplir con su misión.
6. Carácter universal: El CICR tiene una vocación universal y actúa en todo el
mundo, dondequiera que haya personas que necesiten su ayuda.
7. Unidad: El CICR es una organización única con una estructura global que
trabaja en estrecha colaboración con sus Sociedades Nacionales de la Cruz
Roja y de la Media Luna Roja.
El CICR trabaja en diversas áreas para cumplir con su misión, incluyendo:
Asistencia humanitaria: El CICR brinda asistencia humanitaria a las
personas afectadas por los conflictos armados y otras situaciones de
violencia, como alimentos, agua, refugio, atención médica y psicosocial.
Protección de las víctimas: El CICR trabaja para proteger a las víctimas de
los conflictos armados, como civiles, prisioneros de guerra y heridos.
Promoción del Derecho Internacional Humanitario: El CICR promueve el
conocimiento y el respeto del DIH entre las partes en conflicto, las fuerzas
armadas y la sociedad civil.
Búsqueda de personas desaparecidas: El CICR colabora en la búsqueda e
identificación de personas desaparecidas en el contexto de los conflictos
armados.
Promoción de la paz: El CICR trabaja para promover la paz y prevenir los
conflictos armados.
Beligerantes e insurgentes:
En el Derecho Internacional, los beligerantes son Estados que participan
activamente en un conflicto armado internacional. Se les reconoce la capacidad de
realizar actos de guerra y de ejercer derechos y obligaciones específicos bajo el
Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Características de los beligerantes:
Son Estados: Solo los Estados pueden ser considerados beligerantes.
Participan en un conflicto armado internacional: Deben estar involucrados
en un conflicto armado entre dos o más Estados.
Han declarado la guerra o la han reconocido: Deben haber hecho una
declaración formal de guerra o haber reconocido el estado de guerra
existente.
Controlan un territorio: Deben tener control efectivo sobre una parte
significativa del territorio en disputa.
Poseen un ejército organizado: Deben contar con un ejército organizado y
equipado para llevar a cabo operaciones militares.
Derechos y obligaciones de los beligerantes:
Derecho a realizar actos de guerra: Los beligerantes tienen el derecho de
atacar objetivos militares enemigos, utilizar la fuerza armada y ocupar
territorios enemigos.
Obligación de respetar el DIH: Los beligerantes están obligados a respetar
las normas del DIH, que protegen a los civiles, prisioneros de guerra y
heridos.
Derecho a establecer relaciones diplomáticas: Los beligerantes tienen
derecho a establecer relaciones diplomáticas entre sí.
Obligación de negociar la paz: Los beligerantes están obligados a negociar
la paz de buena fe cuando sea posible.
En el Derecho Internacional, los insurgentes son miembros de un grupo
armado no estatal que participan en un conflicto armado interno. No son
reconocidos como Estados, pero pueden tener ciertos derechos y obligaciones
bajo el Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Características de los insurgentes:
No son Estados: No son reconocidos como Estados por la comunidad
internacional.
Participan en un conflicto armado interno: Deben estar involucrados en un
conflicto armado entre un gobierno y uno o más grupos armados no
estatales.
Controlan un territorio: Deben tener control efectivo sobre una parte
significativa del territorio en disputa.
Poseen un ejército organizado: Deben contar con un ejército organizado y
equipado para llevar a cabo operaciones militares.
Tienen un objetivo político: Deben tener un objetivo político claro, como
derrocar al gobierno o lograr la independencia.
Derechos y obligaciones de los insurgentes:
Derecho a realizar actos de guerra: Los insurgentes pueden realizar actos
de guerra contra las fuerzas gubernamentales, siempre que respeten las
normas del DIH.
Obligación de respetar el DIH: Los insurgentes están obligados a respetar
las normas del DIH, que protegen a los civiles, prisioneros de guerra y
heridos.
Derecho a establecer relaciones con otros actores: Los insurgentes pueden
establecer relaciones con otros actores no estatales, como organizaciones
humanitarias o gobiernos extranjeros.
Obligación de negociar la paz: Los insurgentes están obligados a negociar
la paz de buena fe cuando sea posible.
Diferencias entre beligerantes e insurgentes:
Beligerantes: Estados que participan en un conflicto armado internacional.
Insurgentes: Grupos armados no estatales que participan en un conflicto
armado interno.
Es importante destacar que el concepto de beligerancia ha evolucionado en el
tiempo y que su aplicación en la práctica puede ser compleja. En algunos casos,
puede ser difícil determinar si un grupo o entidad cumple con todos los requisitos
para ser considerado beligerante.
El individuo como sujeto de Derecho Internacional
El individuo tiene una subjetividad jurídica muy limitada; sin embargo, no hay
duda que es un sujeto del derecho internacional. En primer término, en lo que
fueron las convenciones de Ginebra de 1949 y sus protocolos de 1977 protegen al
individuo; es decir, en este caso el individuo es titular de derechos reconocidos en
instrumentos internacionales.
Para que exista la subjetividad internacional se necesita que haya legitimidad
activa para reclamar el incumplimiento del derecho y legitimación pasiva para
sufrir los efectos por tal incumplimiento.
En el campo del derecho internacional contemporáneo es donde se ha
reconocido al individuo un pequeño grado subjetivo internacional que antes nunca
había llegado a poseer.
La subjetividad activa del individuo
La posibilidad de reclamar por violación de una norma ante los organismos
internacionales o ante los diferentes Estados es lo que determina la subjetividad o
capacidad internacional activa.
Actualmente, el particular no puede dirigir una reclamación directa en la esfera
internacional contra un Estado autor de un hecho ilícito, ni puede llevarlo ante una
jurisdicción u otro órgano internacional. En caso de que un extranjero sea victima
de una violación de su derecho internacional, éste no puede reclamar
directamente ante el Estado infractor ni ante una organización internacional, sino
por intermedio del Estado del cual es su nacional, el cual le presta, si lo considera
oportuno, la "protección diplomática", y así presenta el reclamo el Estado a favor
de su nacional, mas no éste directamente (Epps, 2011).
Sin embargo, en materia de Derechos Humanos, existen fórmulas o cauces que
permiten hablar con fundamento de una capacidad limitada del individuo dentro
del marco convencional, puesto que existe la práctica internacional que ha
admitido el locus standi o derecho de acceso de particulares ante órganos
jurisdiccionales internacionales, dentro de los cuales y como referencia histórica
tenemos:
a) El Tribunal Internacional de Presas, creado en la Conferencia de La Paz de
La Haya en 1907 entre cinco países centroamericanos, el cual ya no
subsiste, admitía las reclamaciones directas por los individuos, previo
agotamiento de los recursos internos.
b) Los Tribunales Arbitrales Mixtos, creados después de la Primera Guerra
Mundial para conocer las reclamaciones de los particulares a los antiguos
Estados enemigos.
Dentro del ámbito del derecho internacional contemporáneo tenemos que
existen casos aislados que permiten el acceso directo del individuo a los
organismos internacionales y a presentar reclamaciones directas ante los Estados,
como son:
El Tribunal Administrativo de las Naciones Unidas y el Tribunal de Justicia de
las Comunidades Europeas, que permiten el acceso de sus funcionarios,
exfuncionarios y causahabientes de los mismos a fin de que presenten sus
reclamaciones de carácter laboral directamente ante dichos organismos.
La Convención de Montego Bay de 1982 sobre Derecho del Mar admite la
posibilidad de que los particulares tengan acceso a jurisdicciones internacionales.
La Convención Europea de los Derechos del Hombre, o Convención de Roma,
firmada el 4 de noviembre de 1950, por medio de una cláusula facultativa permite
que los Estados miembros acepten la competencia de la Comisión Europea de los
Derechos del Hombre para que conozca las reclamaciones individuales, aunque
dicha Comisión no es un organismo jurisdiccional, sino que sólo posee poderes de
encuesta y conciliación, y si no obtiene un arreglo amistoso entre las partes, debe
enviar el problema al Comité de Ministros del Consejo de Europa o al Tribunal
Europeo de los Derechos del Hombre, instancias ante las cuales el individuo no
tiene acceso directo. El Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, aprobado por la Asamblea General. de la Organización de las
Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966, autoriza a los individuos, cuando
consideren violados sus derechos humanos, a comunicar dicha violación ante el
Comité de Derechos Humanos. de la Organización de las Naciones Unidas, la cual
debe transmitir dicha comunicación al Estado presuntamente infractor, que debe
contestarla en un plazo de 6 meses, y de acuerdo a ella, el Comité se puede
manifestar presentando sus observaciones al estado infractor y nada más.
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. (CIDH) de la OEA.
Integrada por personas de alta autoridad moral y versados en Derechos
Humanos., elegidos por la Asamblea General de la OEA por cuatro años y
pudiendo ser reelegidos por una vez. Reciben quejas por violación de la
Convención por Estados, personas u ONGs, reconocidas por uno o más Estados
miembros. Se necesitan los siguientes requisitos:
1. Agotamiento de recursos internos.
2. Presentación dentro de los 6 meses siguientes a la decisión definitiva del
recurso interno
3. Únicamente puede publicar el informe
La subjetividad pasiva
Esta equivale a la responsabilidad internacional del individuo por los delitos
internacionales en sentido propio, para lo cual se debe estudiar el trato de la
justicia internacional a la persona humana, puesto que ella constituye el sujeto
pasivo del derecho internacional, lo cual se observa en el campo del derecho
penal internacional, es decir, hay responsabilidad internacional de las personas
por la comisión de delitos internacionales.
Sin embargo, no existe una jurisdicción especial para juzgar esta clase de
delitos; únicamente el derecho internacional faculta a los Estados para juzgar,
independientemente de la nacionalidad de las personas y de acuerdo al derecho
internacional interno, las siguientes conductas delictivas, por considerarlas
contrarias a las exigencias más elementales de la convivencia internacional: la
piratería marítima y aérea, genocidio, crímenes de guerra, discriminación racial,
apartheid, esclavitud, servidumbre, trabajo forzoso e instituciones y prácticas
análogas y tráfico de estupefacientes (Simmons, 2008).
Sin embargo, el derecho internacional sólo tipifica dichos delitos, pero no prevé
una jurisdicción internacional para castigar directamente a las personas incursas
en ellos, sino que autoriza a cada Estado para su enjuiciamiento conforme a su
legislación interna.
Normas jurídicas internacionales aplicables al individuo.
Aceptado que los procesos de humanización y socialización del Derecho
Internacional, mediante acuerdos internacionales, los Estados han ido
estableciendo diversas normas dirigidas a la protección de intereses individuales o
de grupo. Este legado de normas tienen como beneficiario directo a los individuos,
es necesario distinguir que en un análisis de la subjetividad jurídica internacional:
la circunstancias de ser beneficiario directo de esas normas, no convierte de ipso
facto al individuo en sujeto del DI, tampoco se le puede reducir por ello a la
condición de mero objeto de este orden jurídico, además es oportuno volver sobre
la diferencia entre beneficiario de normas jurídicas y sujeto del DI, pues la
circunstancias de ser beneficiario de una norma, no implica sin más el poder
reclamar por su violación y es, tal posibilidad de reclamación la que determina tal
subjetividad internacional activa
En principio, si un Estado comete un hecho ilícito internacional en perjuicio de
un individuo que no ostenta su nacionalidad, persona física o jurídica, ello no varía
la regla general de no acceso del individuo a las instancias internacionales, es
decir, no habilita al perjudicado para entablar reclamación directa en la esfera
internacional contra el Estado infractor. El respaldo a esta regla, ha sido
consagrado jurídicamente en el Estatuto de la Corte de Justicia Internacional al
vedar el acceso del individuo al proceso contencioso, disponiendo en su Art. 34.1
que sólo los Estados podrán ser parte en los casos que conozca dicho Tribunal,
igual efecto se declara para la vía consultiva según su art. 65.
En estas circunstancias, el individuo afectado debe recurrir la violación por las
vías establecidas en el Derecho Interno del Estado infractor, y en el caso de no
satisfacer su pretensión, acudir al Estado de su nacionalidad para que sea este
quien reclame. En este caso, estaríamos en presencia de una protección
diplomática, mecanismo estatal mediante el cual, según Opinión Consultiva de la
antigua Corte Permanente de Justicia Internacional: el Estado hace valer el
derecho que tiene a hacer respetar en la persona de sus súbditos el Derecho
Internacional. Es una institución cuyo ejercicio depende de consideraciones de
oportunidad política, encontrándose limitada a la discrecionalidad del Estado del
individuo afectado, que de no acudir en su defensa, lo dejara en un estado de
desprotección y sin recurso alguno ante las instancias internacionales, por lo que
aún como posible último recurso, ya vemos que en la protección diplomática la
responsabilidad internacional está configurada en una relación de Estado a
Estado.
La protección internacional a la persona humana.
El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones
que los estados deben respetar. Al pasar a ser partes en los tratados
internacionales, los estados asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del
derecho internacional de respetar, proteger y realizar los derechos humanos. La
obligación de respetarlos significa que los estados deben abstenerse de interferir
en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos. L a obligación de
protegerlos exige que los estados impidan los abusos de los derechos humanos
contra individuos y grupos. La obligación de realizarlos significa que los estados
deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos
básicos.
Los derechos humanos.
Son el conjunto de derechos y libertades fundamentales para el disfrute de la vida
humana en condiciones de plena dignidad, y se definen como intrínsecos a toda
persona por el mero hecho de pertenecer al género humano.
Estos derechos, establecidos en la constitución y en las leyes, deben ser
reconocidos y garantizados por el estado.
Son universales, por ser derechos inalienables de todos los seres humanos.
Universales, porque son aplicables a todas las personas sin distinción alguna. No
importa la raza, el color, el sexo, el origen étnico o social, la religión, el idioma, la
nacionalidad, la edad, la orientación sexual, la discapacidad o cualquier otra
característica distintiva pues estos derechos son de y para todas y todos.
Inalienables, porque a nadie pueden cancelársele o destituírsele y al mismo
tiempo, nadie puede renunciar a ellos, puesto que son inherentes a las personas
Se centran en el valor igual de todos los seres humanos.
Son indivisibles e interdependientes.
Indivisibles e interdependientes. Es decir, los derechos humanos están
relacionados entre sí de tal forma que para ejercer plenamente determinado
derecho será necesaria la intervención de otro u otros. Por ejemplo, para ejercer el
derecho a la educación es necesario acceder también al derecho a la salud y al
derecho a la alimentación. En este mismo sentido, la violación de uno de ellos
puede afectar directa o indirectamente el ejercicio de otro u otros.
No pueden ser suspendidos o retirados.
Imponen obligaciones, particularmente a los Estados y los agentes de los
Estados.
Han sido reconocidos por la comunidad internacional.
Están protegidos por la Constitución y las leyes.
Protegen a las personas y a los grupos.
Instrumentos internacionales.
Los instrumentos internacionales, también conocidos como tratados
internacionales, son acuerdos formales entre estados soberanos o entre
organizaciones internacionales que establecen derechos y obligaciones mutuas.
Estos instrumentos pueden abarcar amplios temas incluyendo el comercio, el
medio ambiente, los derechos humanos, la seguridad, la cooperación económica,
entre otros.
Los instrumentos internacionales suelen ser negociados y firmados por
representantes autorizados de los estados u organizaciones participantes y una
vez ratificados, se convierten en parte del derecho internacional. Estos tratados
pueden adoptar diferentes formas como convenciones, acuerdos, protocolos,
cartas, entre otros, y su cumplimiento puede ser supervisado por órganos
internacionales designados para ese fin.
La importancia de los instrumentos internacionales radica en su capacidad para
regular las relaciones entre los estados y promover la cooperación global en áreas
de interés común. Además, proporcionan un marco legal para resolver disputas y
promover la paz y la estabilidad a nivel internacional. El desarrollo y la aplicación
efectiva de estos instrumentos requieren la participación activa y el compromiso de
los estados y las organizaciones involucradas, así como el respeto mutuo de las
obligaciones asumidas.
Organismos internacionales de supervisión.
Los organismos internacionales de supervisión son entidades especializadas
encargadas de vigilar, evaluar y garantizar el cumplimiento de normativas,
acuerdos y tratados a nivel global. Estos organismos desempeñan en la
supervisión de áreas como los derechos humanos, el medio ambiente, el
comercio, la salud, la seguridad nuclear, entre otros aspectos de relevancia
internacional.
Su labor incluye la recopilación de información, la emisión de informes, la
realización de inspecciones, la prestación de asesoramiento técnico, así como la
promoción de estándares y buenas prácticas. Además, algunos de estos
organismos pueden contar con facultades para imponer sanciones o medidas
correctivas en caso de incumplimiento de las normativas establecidas.
Estos organismos suelen estar vinculados a organizaciones internacionales,
como la organización de las naciones unidas (ONU), la organización mundial del
comercio (OMC), la organización mundial de la salud (OMS), entre otras, y están
integrados por expertos y representantes de los estados miembros. Su labor
contribuye significativamente a la promoción de la cooperación internacional, el
fortalecimiento del estado de derecho a nivel global y el fomento de estándares
que buscan el bienestar común y el desarrollo sostenible.
La lucha contra la impunidad de los crímenes internacionales
Desde los orígenes de la humanidad hasta la época contemporánea, la historia
de la impunidad es la historia de un conflicto perpetuo y de una extraña paradoja:
conflicto que opone el oprimido a su opresor, y que, liberado de sus cadenas,
asume a su vez la responsabilidad del Estado y se encuentra preso del engranaje
de la reconciliación nacional, terminando por relativizar su compromiso inicial
contra la impunidad.
La lucha contra la impunidad tiene su origen en la necesidad de que se haga
justicia, pero no puede centrarse únicamente en ese objetivo: castigar a los
culpables. Debe responder a tres imperativos: sancionar a los responsables, pero
también satisfacer el derecho de las víctimas a saber y obtener reparación y,
además, permitir que las autoridades desempeñen su mandato como poder
público que garantiza el orden público. La responsabilidad internacional de los
Estados se genera en forma inmediata con el ilícito internacional atribuido al
Estado y, para establecer que se ha producido una violación de los derechos
consagrados en la misma, no se requiere determinar, como ocurre en el derecho
penal interno, la culpabilidad de sus autores o su intencionalidad y tampoco es
preciso identificar individualmente a los agentes a los cuales se atribuyen los
hechos violatorios. Es en ese marco que la Corte efectúa la determinación de
responsabilidad internacional del Estado en este caso, la que no corresponde
condicionar a estructuras propias y específicas del derecho penal, interno o
internacional, definitorias de criterios de imputabilidad o responsabilidades penales
individuales; tampoco es necesario definir los ámbitos de competencia y jerarquía
o subordinación de cada agente estatal involucrado en los hechos.
Una de las más importantes aportaciones que se pueden encontrar en la nueva
estructura del sistema internacional tras la segunda guerra mundial es la idea de
una naciente comunidad internacional. Ésta encuentra su reflejo en el
ordenamiento jurídico, por un lado, a través de una serie de obligaciones que
todos y cada uno de los sujetos asume respecto al conjunto que integra esa
comunidad (las conocidas como obligaciones erga omnes) y por otro lado, en el
establecimiento de una jerarquía de normas internacionales, o si se prefiere, la
configuración de un grupo reducido de normas con carácter imperativo que
representan los intereses de esa naciente comunidad internacional y que, en esa
medida, no aceptan pacto en contrario (normas ius cogens).
Frente al enfoque del “pragmatismo político”, centrado en los conceptos de
estabilidad y seguridad, progresivamente fue emergiendo un enfoque basado en
las obligaciones internacionales de los Estados. Pero también la experiencia fue
enseñando que la impunidad de las graves violaciones a los derechos humanos se
convertía en un serio obstáculo para la consolidación del Estado de derecho y la
plena vigencia de los derechos y libertades fundamentales, uno de los propósitos
esenciales de las Naciones Unidas.
El concepto de Estado de derecho ocupa un lugar central en el cometido de la
Organización. Se refiere a un principio de gobierno según el cual todas las
personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado,
están sometidas a unas leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir
por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las
normas y los principios internacionales de derechos humanos. Asimismo, exige
que se adopten medidas para garantizar el respeto de los principios de primacía
de la ley, igualdad ante la ley, rendición de cuentas ante la ley, equidad en la
aplicación de la ley, separación de poderes, participación en la adopción de
decisiones, legalidad, no arbitrariedad, y transparencia procesal y legal.
Posteriormente, en 1991, se daría inicio a un estudio sobre la impunidad que
culminaría en un proyecto de Conjunto de principios para la protección y la
promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad21,
adoptado por la Subcomisión en 1997. Igualmente jugarían un importante papel la
Conferencia Mundial de Derechos Humanos, realizada en Viena bajo auspicios de
las Naciones Unidas en junio de 1993. Efectivamente, la Declaración y Programa
de Acción de Viena, adoptada por esta Conferencia, estipularía que “los gobiernos
deben derogar la legislación que favorezca la impunidad de los autores de
violaciones graves de derechos humanos, como la tortura, y castigar esas
violaciones, consolidando así las bases del imperio de la ley.
Asimismo, cabe destacar en este proceso la adopción de varios instrumentos
internacionales, que vendrían a cimentar el nuevo enfoque sobre el tema de la
impunidad. En primer lugar, figuran los Principios relativos a una eficaz prevención
e investigación de las ejecuciones extralegales, arbitrarias o sumarias, cuyo
principio 18 estipula que “los gobiernos velarán por que sean juzgadas las
personas que la investigación haya identificado como participantes en ejecuciones
extralegales, arbitrarias o sumarias, en cualquier territorio bajo su jurisdicción. Los
gobiernos harán comparecer a esas personas ante la justicia o colaborarán para
extraditarlas a otros países que se propongan someterlas a juicio. Este principio se
aplicará con independencia de quiénes sean los perpetradores o las víctimas, del
lugar en que se encuentren, de su nacionalidad, y del lugar en el que se cometió el
delito”.
La impunidad por las violaciones graves de los derechos humanos que podrían
constituir crímenes de lesa humanidad sigue siendo un enorme problema para la
comunidad internacional. Hay una tendencia cada vez mayor a dar prioridad a la
paz sobre la justicia lo que es comprensible en circunstancias excepcionales o
para superar períodos críticos de corta duración durante el proceso de paz, pero
desvirtúa el imperio de la ley y la continuidad del propio proceso de paz. La paz y
la justicia van de la mano y se apoyan mutuamente en el proceso de construcción
nacional. La paz no puede equipararse simplemente a la ausencia de conflictos,
sino que debe contener el elemento esencial de justicia. La comunidad
internacional tiene la obligación de acabar con la impunidad por todo crimen de
lesa humanidad. Esas graves violaciones de los derechos humanos tienen un
efecto en la vida de cada ciudadano del mundo y no deben por tanto verse como
delitos contra particulares o una sola nación.
Otro elemento que merece una reflexión en el marco de los crímenes
internacionales es la distinción entre la responsabilidad internacional penal y la
obligación de reparación del Estado. La obligación de reparación y la
responsabilidad de los Estados por los hechos de sus órganos durante los
conflictos armados internacionales fueron enunciadas de modo general en el
artículo 3 de la Convención H. IV de 1907: "La Parte beligerante que viole las
disposiciones de dicho Reglamento estará obligada a indemnización, si fuere el
caso, y será responsable de todos los actos cometidos por las personas que
hagan parte de su fuerza armada.
El artículo 91 del Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra de 1949
consagra una disposición similar sobre la responsabilidad de los Estados: "La
Parte en conflicto que violare las disposiciones de los Convenios o del presente
Protocolo estará obligada a indemnizar si hubiere lugar a ello. Será responsable
de todos los actos cometidos por las personas que formen parte de sus fuerzas
armadas".
En igual sentido, el artículo 75 numeral 6 del Estatuto de Roma preservó los
derechos de las víctimas a obtener una reparación por el daño causado y la
jurisprudencia de la Corte Penal podría verse inclinada a estudiar una actuación
judicial internacional de reparación contra el Estado, posterior a la sentencia, en
particular cuando los condenados sean miembros de órganos del Estado o hayan
actuado como órganos de facto: "Nada de lo dispuesto en el presente artículo
podrá interpretarse en perjuicio de los derechos de las víctimas con arreglo al
derecho interno o el derecho internacional.
En este sentido, la noción de "norma" se refiere en primer lugar a un
instrumento internacional suscrito con las formalidades del derecho de los
tratados, cuya expresión más acabada es el Estatuto de Roma (artículo 22-1 del
Estatuto de Roma). No obstante, el juez internacional goza de un amplio margen
para dinamizar la ley formal haciendo uso de las fuentes de derecho internacional,
en particular, los principios generales de derecho internacional y la costumbre
internacional, con el fin de adaptase a los cambios en las condiciones sociales
internacionales y responder al objetivo máximo de administrar justicia (artículo 21
del Estatuto de Roma). En 1998 la jurisprudencia del Tribunal Penal Internacional
para Ruanda afirmó que el objetivo último del derecho internacional aplicable a los
conflictos armados y del derecho internacional de los derechos humanos: la
protección de las víctimas, exige una interpretación menos restrictiva de las
personas susceptibles de cometer los crímenes internacionales.
La aplicación de la responsabilidad internacional penal ha autorizado una
excepción al principio de derecho internacional de la inmunidad de jurisdicción
penal de los altos funcionarios que ejercen la representación internacional de los
Estados. La inmunidad de jurisdicción penal y la responsabilidad internacional
penal son abordadas por el derecho internacional como conceptos de naturaleza
distinta, es decir, la inmunidad de jurisdicción reviste un carácter procesal,
mientras que la responsabilidad penal se refiere al derecho sustantivo. De tal
manera que la inmunidad de jurisdicción puede obstaculizar la persecución penal
durante un cierto tiempo, pero no exonera al individuo de su responsabilidad
penal: "Principio III. El hecho de que la persona que haya cometido un acto que
constituya delito de derecho internacional haya actuado como jefe de Estado o
como autoridad del Estado, no la exime de responsabilidad conforme al derecho
internacional.
La práctica internacional reciente en materia de principios de la responsabilidad
penal continúa siendo materia de debate en algunos sectores de la doctrina.
Temas como la validez de las leyes de amnistía e indulto o el alcance de las
inmunidades diplomáticas en el marco de acusaciones por crímenes
internacionales ocupan un lugar central. Sin embargo, la jurisprudencia se ha
venido unificando a partir del estudio de crímenes de genocidio, crímenes de
guerra y crímenes contra la humanidad, ocurridos en los territorios de la antigua
Yugoslavia, Ruanda y otros países bajo estudio de la CPI, como la República
Democrática del Congo, la República Centroafricana y Sudán, y por último la
República Bolivariana de Venezuela, que tiene un expediente abierto en la Corte
por presuntos crímenes de lesa humanidad.
Es importante recordar que el Estatuto de Roma debe ser interpretado en el
marco estricto del derecho de los tratados, con lo cual la actividad de la CPI se
mantiene, a diferencia de los tribunales ad hoc, estrechamente ligada a la
Convención de Viena de 1969 y sus disposiciones concordantes.
Los desarrollos futuros de la jurisprudencia internacional penal permitirán
mayores precisiones en materia de principios que rigen la responsabilidad penal
de los individuos en el plano internacional. Por el momento, la pertinencia de las
conclusiones de la jurisprudencia de la CPI en cuanto a la interpretación del
Estatuto de Roma se halla probada y confirmada por el mandato del artículo 21 del
propio Estatuto, lo cual no excluye profundas discusiones en el seno de la Corte
acerca de los límites de la imputación del hecho propio, con miras a consolidar
una teoría unificada de la responsabilidad internacional penal.
El Derecho Penal Internacional.
Se le denomina derecho penal internacional a parte del ordenamiento jurídico
internacional donde se regulan la protección de los bienes jurídicos mas
resaltantes socialmente para la comunidad internacional frente a las agresiones
que se le podrán realizar a estos. Ahora bien, podemos determinar que el derecho
penal internacional va a regular todas aquellas conductas consideradas
comúnmente graves para los países pertenecientes a la comunidad internacional.
Cabe destacar, que estos delitos considerados graves para el ordenamiento
jurídico interno de Venezuela no prescriben. Ahora bien, Los crímenes
internacionales son trascendencia que afectan a la comunidad internacional. Entre
los delitos internacionales tenemos los siguientes:
Genocidio: Se considera genocidio cualquier acto cometido con la
intención de destruir total o parcialmente a un grupo étnico, racial, religioso
o nacional. Estos actos pueden incluir asesinato, tortura, violación,
desplazamiento forzado de población, entre otros
Crímenes de Lesa Humanidad: Los crímenes de lesa humanidad son
actos inhumanos cometidos como parte de un ataque generalizado o
sistemático contra una población civil. Estos actos pueden incluir asesinato,
exterminio, esclavitud, deportación forzada, tortura, violación y otros actos
de violencia sexual grave. Estos crímenes se cometen con conocimiento del
ataque y forman parte de una política organizada.
Crímenes de Guerra: Los crímenes de guerra son violaciones graves del
derecho internacional humanitario cometidas durante conflictos armados.
Estos crímenes pueden incluir ataques deliberados contra civiles, tortura,
tratos inhumanos, uso de armas prohibidas, reclutamiento de niños
soldados y otros actos que causen sufrimiento innecesario o violen las
normas de guerra.
La Corte Internacional de Justicia
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) es el principal órgano judicial de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU). Fue establecida en 1945 por la
Carta de las Naciones Unidas y comenzó a funcionar en 1946. Su sede se
encuentra en el Palacio de la Paz en La Haya, Países Bajos. La CIJ tiene dos
funciones principales:
Arreglo de controversias: La CIJ tiene la responsabilidad de resolver las
controversias jurídicas que le son sometidas por los Estados. Estas
controversias pueden estar relacionadas con asuntos territoriales, derechos
humanos, tratados internacionales, entre otros. Los Estados que aceptan la
jurisdicción de la CIJ pueden presentar sus casos ante el tribunal.
Opiniones consultivas: La CIJ también emite opiniones consultivas sobre
cuestiones jurídicas que le son sometidas por órganos o instituciones
especializadas de la ONU. Estas opiniones no son vinculantes, pero
brindan orientación legal sobre temas específicos.
La CIJ está compuesta por 15 jueces que representan los principales sistemas
jurídicos del mundo. Estos jueces son elegidos por la Asamblea General y el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por períodos de nueve años. La
Corte tiene dos idiomas oficiales: francés e inglés.