Diego S.
González Porras
Fascistas de
Latinoamérica en los
años 30’
Cuadernos de Urgencia No. 5
Fascistas de Latinoamérica
en los años 30’
Diego S. González Porras
Ministro del Poder Popular Para la Cultura
Ernesto Villegas Poljak
Viceministro de Cultura Audiovisual
Sergio Arria Bohórquez
Presidente del Centro Internacional de Estudios para la
Descolonización “Luis Antonio Bigott”
Humberto J. González Silva
Se permite la copia de este libro, en cualquier formato, mecánico o
digital, siempre y cuando no se modifique el contenido del texto, se
respete su autoría y esta nota se mantenga.
© Diego S. González Porras
© Centro Internacional de Estudios para la Descolonización
“Luis Antonio Bigott”, 2024
Edición:
Diego S. González Porras
ISBN: 978-980-7998-08-6
Depósito Legal: DC2024001760
[Edición en Línea]
Índice
Presentación............................................................................ .5
La internacional fascista de los años 30’....................... .17
Nacistas (con “c” porque somos chilenos)......................33
La Ação Integralista Brasileira......................................... .45
Los Enemigos del MNR boliviano.....................................49
Del sinarquismo mexicano.................................................59
Presentación
Sobre Fascismos
El fascismo es un fenómeno ubicado históricamente en
Europa en el período entre las dos Guerras Mundiales, las
condiciones para su surgimiento y desarrollo son en estricto
sentido irrepetibles. No obstante, la visión totalitaria que en
defensa del capital echa a un lado las formas democráticas
permanece en el repertorio de la dominación y la profunda
crisis del capitalismo que estamos viviendo hoy, nos obliga a
revisar aquel período.
El fascismo histórico (o más precisamente el nazi-fascismo)
quedó marcado en el imaginario de la humanidad por el
régimen de odio instaurado por Hitler y Mussolini. Cuando las
fotografías de los campos de concentración y las pilas de
cadáveres amontonados en ellos se divulgaron, cuando
llegaron a documentarse los innumerables crímenes del
nazismo, el fascismo llegó a identificarse con el mal,
expresado en genocidio orientado por el supremacismo
racista (la creencia de que una “raza” o una nación era
superior a las demás y que, por tanto, los “inferiores tenían
que ser eliminados o esclavizados), el totalitarismo y la
violencia.
Aimé Cesaire, el formidable intelectual y político nacido en
Martinica, recordaba, sin embargo, que los horrores del
nazismo se habían ejercido por las potencias europeas, sin
disimulo y con saña, contra sus colonias, especialmente
cuando se levantaban o se mostraban ariscos a la dominación.
Por supuesto, uno tiene que mencionar el inconmensurable
crimen cometido por las potencias europeas contra los
pueblos originarios de América. Pero el asunto no paró allí, las
barbaries se practicaron igualmente en África y Asia, contra
vietnamitas o malgaches (colonias francesas hasta mediados
del siglo XX), contra congoleses o chinos (en el Congo el
exterminio y la explotación fue encabezado por el rey de los
belgas y en las masivas masacres en China participaron con
igual entusiasmo, estadounidenses, japoneses, alemanes,
británicos y, en general todas las potencias coloniales que se
disputaban el botín).
Y no paró en formas tampoco en América, donde el genocidio
siguió siendo una práctica. Para solo mencionar un caso,
recordemos que en El Salvador en 1932 (antes de los peores
horrores del nazi-fascismo), fueron exterminados decenas de
miles de personas después de una rebelión campesina. La
práctica de obligar a quienes después serían fusilados, a cavar
sus propias tumbas, fue generalizada y está claramente
documentada. Casi toda la población indígena hablante del
nahua fue exterminada.
8
Dice Cesaire, que para las “buenas conciencias” esas masacres
de millones de personas, la expropiación de tierras, la cruel
explotación o el secuestro masivo de personas para ser
vendidas como esclavos, no existió, fue menor o fue
normalizado, cubierto por un velo de racismo, por la
consideración de los colonizados como menos que humanos.
Y dice de la burguesía europea que “en el fondo lo que no le
perdona a Hitler no es el crimen en sí, el crimen contra el
hombre, no es la humillación del hombre en sí, sino el crimen
contra el hombre blanco, es la humillación del hombre blanco,
y haber aplicado en Europa procedimientos colonialistas que
hasta ahora solo concernían a los árabes de Argelia, a los
coolies de la India y a los negros de África”. Ese es el tono de su
discurso sobre el colonialismo.
El fascismo y el nazismo surgen como reacción a la rebelión
de sus pueblos. Parece tapado por la historiografía que olvida
lo que no le conviene, pero la Primera Guerra Mundial
(asquerosa matanza entre potencias coloniales que
disputaban como botín a los pueblos sometidos del mundo) no
sólo tuvo entre sus consecuencias la Revolución Rusa de
1917… Bajo el mismo esquema, asumiendo su organización en
soviets o consejos de obreros y soldados, hubo revoluciones
frustradas en Alemania, Austria e Italia, llegó a formarse la
República Soviética de Hungría, acciones revolucionarias
ahogadas en sangre en todos esos países europeos.
El fascismo italiano nace de obreros desempleados y soldados
sin esperanza de encontrar un lugar en la Italia destruida por
la guerra; con la simpatía de los sectores medios que
9
despertaron su pánico ante la revolución. Comienza como
grupos de choque contra las huelgas y consejos de fábrica,
contra los comunistas y socialistas; a palos se imponen y se
colocan al servicio de la burguesía. No en balde, Mussolini
llegó a decir que: “el fascismo no tiene una ideología
totalmente definida, su filosofía es la acción”. “Fasci” se
denominaban los grupos de choque, de ahí viene el nombre
de fascistas. La gran burguesía llega a ser la mejor aliada del
fascismo (o más bien, recurre a sus sicarios) para preservar su
poder y sus riquezas, para aplastar al pueblo rebelde. Una
trayectoria similar siguen Hitler y los nazis. Franco en España
se alza contra la República y la amenaza que significaba para
las fuerzas que tradicionalmente habían dominado en
aquellas tierras.
En Nuestra América, asumida por el gran capital y las
potencias o superpotencias como colonias, semicolonias o
neocolonias, el recurso de la violencia, el exterminio o la
represión tiene una diferencia. Y es que el apoyo fundamental
a estos regímenes es el del imperialismo. Después de la
Segunda Guerra Mundial, cuando se anunciaba el fin del
colonialismo y el reino de las “democracias occidentales”, los
regímenes de fuerza bruta no dejaron de proliferar en
América Latina.
En un rápido e incompleto recuento, recordamos que:
En los años cincuenta, no sólo fue derrocado en
Guatemala Jacobo Arbenz para imponer un largo ciclo de
dictaduras, sino que en Cuba estaba Fulgencio Batista, en
República Dominicana Rafael Leónidas Trujillo (conocido
10
como “Chapita”), en Venezuela Pérez Jiménez, en Nicaragua
“Tacho Somoza y después su hijo “Tachito”;
En 1964 se impone la dictadura militar en Brasil y se inicia
el reino de Francois Duvalier (“Papa Doc”) en Haití;
En los años setenta se imponen por sangrientos golpes de
Estado las dictaduras en Chile, Argentina, vuelven a
Uruguay, siguen en Paraguay, Brasil, Bolivia…
El principal apoyo a estas dictaduras antes de la Primera
Guerra Mundial se repartía entre las potencias coloniales
(Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia…). Después de la
Segunda Guerra Mundial, con la consolidación de los Estados
Unidos como potencia imperialista hegemónica, el apoyo a las
dictaduras en América Latina ya no se reparte, todas son
apadrinadas por el gobierno estadounidense (que sólo llaman
a otros países como comparsa o socios menores). No por
casualidad, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) fue creada
después de la Segunda Guerra Mundial.
Tal vez por esa diferencia entre los gobiernos criminales no
electos de América Latina y aquellos de Hitler o Mussolini,
algunos autores se negaron a designar a las dictaduras
militares latinoamericanas como “fascistas”, pero igual
hicieron todos los méritos para esa designación.
Desde la imposición del nazi-fascismo de entreguerras, varios
autores intentaron identificar rasgos comunes al fascismo: el
culto a la violencia, el desprecio por las reglas de la
democracia burguesa, la postulación de la supremacía de un
grupo humano sobre los demás (por ejemplo, el llamado
11
“supremacismo blanco” que intenta revivir Trump, o la
supremacía de la “gente decente”), el racismo, la invención de
un “enemigo de la humanidad” (como los judíos o los
comunistas) y otra larga lista.
Dentro de sociedades signadas por la desigualdad y el
resentimiento, algunos grupos asumen estos rasgos. Dentro de
Estados Unidos, por ejemplo, existen cientos de grupos
calificados como “extremistas”, grupos muchas veces armados
que convierten el odio en religión. Un ejemplo de ellos es el
Ku-Klux-Klan, aunque hoy ni siquiera sea el más importante.
Algunos de estos grupos intentan disimular sus inclinaciones;
otros toman para sí francamente, la simbología o los rituales
del nazismo alemán o del fascismo.
En este texto se presentan algunos de los grupos que se
identificaron con el fascismo en América Latina,
particularmente en cuatro países: Chile, Bolivia, Brasil y
México. Claro, eso fue durante el auge de los gobiernos de
Hitler y Mussolini, hacia los cuales hubo manifestaciones de
simpatía o de franco respaldo en Estados Unidos, Inglaterra y
otros países imperialistas.
Prescott Bush (padre y abuelo de los dos presidentes
estadounidenses del mismo apellido) se desempeñó en el
Directorio de la Union Banking Corporation entre 1934 y 1943,
entidad controlada principalmente por la familia Harriman,
que financió a Hitler. Entre 1939 y 1942, Prescott Bush estuvo
completamente involucrado en la economía alemana durante
12
lo peor del régimen de trabajo esclavo, y se benefició de ello.
La información no es secreta, puede hallarse en Wikipedia.
Henry Ford, el mismo creador de la gran industria
automovilística estadounidense, fue un declarado antisemita,
publicó el libro “El judío universal: el mayor problema
mundial”. Hitler llegó a colgar la foto de Ford en la pared y
basó varias secciones de su libro Mi Lucha en los escritos del
americano, al que decía “reverenciar”: “Solo Ford mantiene su
total independencia frente a los judíos (...). Haré lo que pueda
para poner sus teorías en práctica en Alemania”, dijo el señor
Hitler. En 1938 el cónsul alemán en Cleveland otorgó a Ford la
condecoración de la Gran Cruz de la Orden del Águila
Alemana, la condecoración más alta que la Alemania nazi
podía otorgar a un extranjero.
Y, continuando con Wikipedia, “… el economista británico
Antony C. Sutton afirma que, sin el apoyo de la banca y el
mundo financiero e industrial americano, no habría existido
Hitler, o al menos no habría logrado llevar al mundo, en 1938,
al borde del abismo. Sutton ofrece testimonios y pruebas de la
financiación del Partido Nazi desde sus mismos orígenes, y
más tarde del ambicioso programa de obras públicas y rearme
del Tercer Reich, por parte de diversos gigantes corporativos y
grupos bancarios estadounidenses.”
13
Cuenta Jesús Eloy Gutiérrez* que “En Iberoamérica,
inmediatamente después de la Marcha sobre Roma, el ideario
fascista empezó a conocerse y a ganar adeptos”, aunque es
después de la crisis mundial de 1929, con la consolidación del
fascismo, cuando éste gana mayor popularidad: “Los
sentimientos progermanos, japoneses e italianos eran parte de
la cotidianidad de la región”. Y la difusión que facilitó la
expansión de esas ideas encontró dos fuentes principales en
Latinoamérica: En primer lugar, claro está, en los agentes
nazis y fascistas, a los que después se les sumaría el
franquismo. En segundo lugar, la difusión estuvo a cargo de la
Iglesia Católica, cuya jerarquía mostraba entonces una
preferencia por los regímenes fuertes, opuestos a la
democracia, el liberalismo, el socialismo y el comunismo.
El diario La Religión, vocero de la Iglesia Católica venezolana,
publicaba en 1927 editoriales alabando a Mussolini, donde se
refiere al italiano como: “… ilustre estadista”, “esclarecido” y
“famoso jefe de Estado italiano cuya personalidad llama
poderosamente la atención del mundo entero de nuestros días
[y que] es de aquellos cerebros privilegiados, que dotados de
las más envidiables dotes de regenerador de pueblos,
sacrifican sus propias comodidades y personales
conveniencias para enrumbar los altísimos destinos de su
patria…”**
*
Jesús Eloy Gutiérrez (2010). Catolicismo y fascismo en la prensa católica
hispanoamericana durante las entreguerras: Venezuela y España.
Procesos Históricos, núm. 17, enero-junio, 2010, pp. 19-32,
https://www.redalyc.org/pdf/200/20013216003.pdf
**
“Un raro fenómeno del siglo XX”, La Religión, 11 de junio de 1927, pág. 1
14
Como marco de referencia para el surgimiento de estas
agrupaciones, Diego González presenta también una reseña
sobre la Internacional Fascista. Estamos seguros de que este
trabajo agrupado en este Cuaderno de Urgencia contribuye a
generar un acervo, sobre la actual discusión sobre fascismos y
neo fascismos que se desarrolla hoy en Venezuela y el mundo.
Centro Internacional de Estudios para la
Descolonización “Luis Antonio Bigott”
Caracas, septiembre 2024
15
Miembros del Partido Nazi de Estados Unidos
marchando por las calles de Manhattan
16
La internacional fascista de los años 30’
Los avances electorales de la extrema derecha a nivel
internacional son innegables. La victoria electoral de
Fratelli d’Italia en las elecciones legislativas en el país de la
Bota en 2022, o el surgimiento de VOX, o la victoria
electoral de Javier Milei en Argentina son algunos ejemplos
de la preocupante situación en que se encuentra el mundo,
donde estos partidos y personas, catalogadas como
“fascistas” por muchos, tienen una fuerza política
importante.
Esto nos trae a la memoria el período entre las dos guerras
mundiales, aquel en que nació el fascismo en Europa,
época que tiene muchos parecidos a la situación mundial
actual. La crisis del capital se muestra a todos en forma
innegable, y las clases medias, medio-privilegiadas antes de
la crisis, han perdido toda promesa de algún ascenso social.
Pero no es sólo eso que algunos llaman “la situación
objetiva” la que se parece a aquel período. Desde el 2021 se
está construyendo una especie de “internacional fascista”,
el primer acto fue el acuerdo entre VOX y el Partido de
Acción Nacional (PAN), con la adhesión del partido
mexicano a la Carta de Madrid, que acusa que una parte de
la “Iberosfera” (forma extraña de llamar al conjunto
Iberoamérica y España) está “secuestrada por regímenes
totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el
narcotráfico y terceros países.” Dice que todos estos están
“bajo el paraguas del régimen cubano” y que utilizan
iniciativas como el Foro de São Paulo o el Grupo de Puebla
para “imponer su agenda ideológica”.
Esta “amenaza” no es única de los países “que sufren del
yugo totalitario”, reza la carta, sino que “el proyecto
ideológico y criminal (…) tiene como objetivo introducirse
en otros países y continentes con la finalidad de
desestabilizar las democracias liberales y el Estado de
Derecho.”
Con la firma de la carta, el PAN se comprometía en la
cruzada para frenar “el avance del comunismo”, defender
“el Estado de Derecho, el imperio de la ley, la separación de
los poderes, la libertad de expresión y la propiedad
privada”, además de “todas nuestras libertades”, lo que
implica la defensa de las instituciones, la sociedad civil, los
medios de comunicación, la academia, etc. Todos
supuestamente amenazados.
18
Adheridos a la Carta de Madrid se encuentran personas
como Giorgia Meloni, Presidenta de Fratelli d’Italia;
Antonio Rodiles, opositor cubano; Eduardo Bolsonaro, hijo
de Jair Bolsonaro; Lorenzo Montanari, Director Ejecutivo
de Property Rights Alliance (Estados Unidos), o María
Corina Machado.
La última reunión de estos “líderes patriotas” (como los
describe el portal web de VOX), firmantes de la Carta de
Madrid, fue en mayo de 2024. Reunión que contó con la
participación de “el presidente de la República Argentina,
Javier Milei; el ministro de Asuntos de la Diáspora de Israel
y combate contra el Antisemitismo, Amichai Chikli; el
exprimer ministro polaco y diputado, Mateusz Morawiecki;
la diputada de la Asamblea Nacional de Francia y
candidata a la presidencia de la República, Marine Le Pen;
el presidente de Chega y diputado, André Ventura; o el
diputado chileno y líder del Partido Republicano, José
Antonio Kast.”
A ellos se suma otro grupo, quizás un poco más mentado en
Venezuela, en que se encuentran Elon Musk, Donald Trump
y Javier Milei. Todos estos conforman lo que hoy llamamos
la internacional fascista.
Incluso en esto la historia se está repitiendo, cual relato
circular, el tiempo dando vueltas en redondo, como
pensaba Úrsula en Cien años de Soledad.
19
Muy conocido es el trabajo del Ministerio Imperial para la
Ilustración Popular y Propaganda que dirigía Goebbles, que
hizo un esfuerzo propagandístico importantísimo para
propagar el nazismo no sólo en Alemania, sino también en
el extranjero, donde la División Extranjera del Partido
Nacionalsocialista Alemán, utilizaba lo producido por el
Ministerio de Goebbles para impulsar el nazismo en
Europa, Estados Unidos y América Latina.
Mientras que en la América del Norte los simpatizantes
nazis se reducían a grupos de desconocidos —que no
necesariamente estaban en el Partido Nazi Estadounidense—,
como Henry Ford, condecorado por los nazis en 1938 y
escritor de un libro llamado El judío internacional, en el que
mostraba su claro antisemitismo. En América Latina nacían
partidos nazis en Argentina (7 de agosto de 1931), Paraguay,
(20 de agosto de 1931), y Brasil, (5 de octubre de 1931),
todos ellos con contacto directo con el Partido Nacional
Socialista Alemán.
Pero, quizás, lo más parecido a la situación actual sean los
esfuerzos del fascismo italiano por crear su propia
internacional fascista, que surgió luego de uno que otro
intento fallido del fascismo italiano de proyectarse
internacionalmente. Pues, durante la década de 1920 el
fascismo italiano buscó expandirse y ubicarse como el
movimiento más importante de Europa dentro de los
demás movimientos de corte fascista. Había sido recibido
en Europa con alabanzas, a decir de Chabod: “En el
20
extranjero […] se elevan voces, a veces bastante
importantes y autorizadas, en alabanza del fascismo. Sin
duda no de los ambientes de izquierda, sobre todo
franceses, sino por parte de los conservadores europeos.”1
Ese empuje inicial quería ser aprovechado por el régimen
fascista italiano. Rápidamente el régimen difundió las
“ideas” y la imagen de la “Nueva Italia” de Mussolini. En un
inicio lo hizo a través de instituciones dedicadas a la
difusión de la cultura italiana en todo el mundo, como la
Società Dante Alighieri o los distintos Institutos de Cultura
Italiana —que fueron convertidos rápidamente en órganos
de expansionismo cultural—. En ambos casos, la gestión
era cuestión exclusiva de personal italiano que, en su
mayoría, dedicaba esfuerzos a difundir la cultura fascista
como italiana.
Mas, a juicio del régimen fascista, faltaba
… una dimensión universal e internacional, un centro de
estudios gestionado de modo aparentemente objetivo e
independiente por parte de exponentes destacados de la
cultura internacional, que ilustrase con iniciativas y
libros los principales aspectos históricos, políticos,
programáticos e ideológicos de un fenómeno que ya
asumía dimensiones transnacionales.
1
F. Chabod, L’Italia contemporanea (1918-1948), Einaudi, Turín, 1961, p. 82.
En Marco Cuzzi, (2020), “Fascistern: Orígenes, desarrollo y ocaso del
fascismo internacionalista”, pp. 271-303 de Enric Ucelay-Da Cal; Xosé
M. Núñez Seixas; Arnau González i Vilalta (eds.), Patrias diversas,
¿misma lucha? Alianzas transnacionalistas en el mundo de entreguerras
(1912-1939), Ediciones Bellaterra, Barcelona. Todas las citas de este
capítulo están extraídas del mismo artículo
21
Es así que en 1926 el Ministro de Exteriores de Italia,
Giovanni Capasso Torre di Pastene, envía telegrama a las
embajadas en Washington, Berlín y Budapest, donde le
pedía a los embajadores italianos que enviasen nombres y
direcciones de “personalidades” a las que les pudiesen
encargar tal proyecto.
Es así que se crea en 1927 el Centro Internacional de
Estudios sobre el Fascismo (CINEF), financiado directamente
por Italia y conformado por gran cantidad de intelectuales
y profesores filofascistas de universidades de Europa como
la Universidad de Paris, la Universidad de Londres o la
Universidad de Barcelona.
Se escogió al señor Hermann de Vries de Heekelingen (“un
intelectual nacido en Groninga (Países Bajos) en 1878
(según otras fuentes, 1880) y naturalizado suizo, con
residencia en Friburgo”, que estudiaba al fascismo desde
1919 y “quedó fascinado por él”2) como presidente del
recién nacido centro. La sede del CINEF fue colocada en
Suiza, casa de la Sociedad de Naciones, lo que tenía por
objeto que no fuese el fascismo el que le hablase a Europa,
sino que fuese un grupo de exponentes autorizados y
conocidos de la intelectualidad europea los que se
aprestaban a difundir el fascismo.
En su corta existencia el CINEF publicó una serie de
estudios en los que los “beneméritos” del centro hablaban
2
Marco Cuzzi
22
acerca de los espíritus fascistas de Francia o Alemania,
mientras que habían otras publicaciones en que se hacía la
primera recopilación de datos y estudios “sobre la difusión
del fenómeno fascista en Europa, y comprendía
documentación sobre el desarrollo de movimientos que
imitaban al modelo italiano en España, Holanda, Checos-
lovaquia, Alemania, Hungría, Francia, Bélgica, Gran
Bretaña, Letonia, Irlanda, Rumanía, Suiza, Bulgaria,
Polonia, Portugal e incluso Rusia.”
El centro se convirtió en poco tiempo en un gasto
innecesario para el régimen fascista. En 1930 ya el CINEF
había sido disuelto y tanto de Vries como su trabajo
(desprestigiado por el ministro italiano en Berna, que dijo
que éste no valía un ochavo y que un niño en Roma podía
hacer lo que el profesor) fueron desechados.
Pero que el CINEF naufragara no significaba que el
universalismo e internacionalismo fascistas se hundiesen
con él, pues éstos, por los que el régimen había trabajado
durante toda la década de los 20’, tomaron incluso más
fuerza tras la disolución del CINEF, del que quedaron los
contactos hechos por el profesor suizo-holandés.
No fue casual, por tanto, que de las cenizas del CINEF
naciesen los Comités de Acción por la Universalidad de
Roma, que a partir de la experiencia internacionalista de
Lausana y los planteamientos de precursores como
Barnes y de Vries, intentaron crear una auténtica central
del fascismo internacional, para sentar los cimientos de
23
una futura ‘Internacional Fascista’ similar sus
competidores socialdemócrata y, sobre todo, comunista.
Los Comités de Acción por la Universalidad de Roma
(CAUR) serían los que llevarían a cabo esa tarea de
construir la “Internacional Fascista”.
Las pruebas para la construcción de la internacional
fascista comienzan en la década de 1930, años en que el
nacionalsocialismo comienza a tener más influencia en los
movimientos fascistas del resto de Europa, desplazando a
Italia como centro del fascismo europeo.
Los nazis no eran afectos al fascismo italiano y construían
su propia “ideología”, lo que llevó a que, en las elecciones
en Alemania, Italia apoyara a partidos y grupos más
próximos al fascismo italiano, como el Partido Nacional-
Popular Alemán (DNVP) de Alfred Hugenberg, los
excombatientes del Stahlhelm, y algunas ligas de antiguos
miembros del Freikorps, todas ellas declaradamente
fascistas.
A pesar del apoyo italiano, estos movimientos fueron
rápidamente incorporados a la órbita nacionalsocialista y
se vio en Italia la necesidad de distinguir entre nazismo y
fascismo. Los CAUR servían para este propósito.
Eugenio Coselschi es quien se encargó de la organización
de estos comités. Abogado italiano que había llegado al
congreso, encargado en algún momento de apoyar a los
24
separatistas macedonios, y que tenía amistad con Mussolini
y otras altas figuras del fascismo italiano. En 1932 fundó la
Liga Imperialista Italiana, rebautizada un año después
como Liga Latina, encargada de promover el primado
cultural y político de la Italia fascista en el mundo. A partir
de ésta creó los CAUR, a los que se podían afiliar tanto
italianos como extranjeros, y que rápidamente tuvieron
una gran importancia.
Para septiembre de 1933, cuando ya los CAUR tenían
incidencia en Suiza, Alemania, Francia, Tunicia, Hungría,
Rumanía, Grecia e incluso Estados Unidos, Coselschi le
solicitó a Mussolini fondos para poder organizar una
asamblea en Suiza para reunir por primera vez a los jefes y
representantes de los varios fascismos (que califica de
“extranjeros y corrientes”) que simpatizaban con la Italia
fascista o que estuviesen inspirados por ella. Los CAUR se
convierten así en promotores de la Internacional Fascista.
Entonces los comités se dedicaron a forjar redes y a
contactar y vincular a distintos movimientos fascistas. Los
miembros de los comités visitaron rápidamente países
como Austria, Rumanía, Bulgaria, Hungría, Checoslovaquia,
Polonia, Grecia, España, Portugal, Dinamarca, Lituania,
Letonia, Estonia, Francia, Bélgica, Suiza, Irlanda, Suecia,
Noruega, Finlandia y Holanda. Mientras cerraban acuerdos
de colaboración con agrupaciones fascistas de los distintos
países; se cuentan la Falange de José Antonio Primo de
Rivera, las Camisas Azules de O’Duffy, la Heimwehr
25
austríaca, la Legión del Arcángel San Miguel de Codreanu,
el Reagrupamiento Nacional de Quisling, el Partido
Francista de Bucard, la Organización Revolucionaria
Interior Macedonia de Mihajlov, el Partido Socialnacional
griego de Mercouris, el danés Cuerpo Nacional de
Damsgaard Schmidt, la Federación Fascista Suiza, el
Movimiento Nacionalsocialista Holandés de Mussert, la
Ação Escolar Vanguarda portuguesa de Ernesto de Oliveira
e Silva, la Unión Nacionalista lituana de Tamosciatis, la
Unión Nacional de la Juventud Sueca de Essen, y la Legión
Nacional belga de Hoornaert. Así mismo, lograron
consolidar relaciones con dirigentes políticos de primer
nivel, como los generales griegos Kondylis y Metaxas, el
economista corporativista rumano Manoilescu, el académico
portugués De Castro, el ministro de Exteriores polaco Beck,
así como los políticos franceses de derecha y radicales
Philippe Henriot, Édouard Crocikia, Charles Trochou o
Édouard Herriot.
A partir de entonces los miembros de los CAUR destinados
a los países visitados previamente comenzaron a escribir
informes detallados de las situaciones políticas en que se
encontraban, y los comités financiaban a los movimientos
afiliados. Destacan los fondos destinados a los fascistas
españoles, griegos, belgas, franceses, austríacos y rumanos.
La primera reunión convocada por los CAUR para construir
la Internacional Fascista se llevó a cabo en diciembre de
1934, en Montreux, Suiza. Participaron en el encuentro
26
doce delegaciones de catorce movimientos distintos:
Austria (Dr. Rinaldini, de la sección cultural de la
Heimwehr); Bélgica (Paul Hoornaert, de la Legión Nacional,
y Charles Somville, de la Liga Laboral Nacional-
Corporativa); Dinamarca (Thomas Damsgaard Schmidt, de
los Cuerpos Nacionales, y Frits Clausen, del Partido
Nacional Socialista de los Trabajadores); Francia (Marcel
Bucard, del Partido Francista); Grecia (Gheorghes Mercouris,
del Partido Social-Nacional); Irlanda (Eoin O’Duffy, de la
Liga de la Juventud); Lituania (Dr. Tamosciaitis, delegado de
la dirección de la Unión Nacionalista); Noruega (Vidkun
Quisling, de la Agrupación Nacional); Países Bajos (Arnold
Meijer y Wouter Lutkie, del Frente Negro); Rumanía (Ion
Moţa, delegado de la Legión del Arcángel San Miguel-
Guardia de Hierro); Suecia (Rütger Essen, de la Unión
Nacional de la Juventud) y Suiza (Arthur Fonjallaz, de la
Federación Fascista). A la Internacional Fascista también se
habían incorporado la Falange española y la dictadura
portuguesa de Salazar. Posteriormente se incorporaron el
Movimiento Nacionalsocialista holandés y el Partido
Fascista argentino.
En la reunión de Montreux se acordaron tres cosas. La
primera, que los CAUR fuesen el centro del fascismo
europeo; la segunda, una definición del fascismo universal,
que se podría reducir en un movimiento de fuerzas
fascistas y “revolucionarias independientes” aliadas contra
“las internacionales capitalistas”, como la Sociedad de
27
Naciones, y marxistas, como la Internacional Obrera
Socialista; la tercera fue la lucha contra los judíos parte de
la “secta internacional”, “destructora de las ideas de la
patria y de civilización cristiana”.
Asimismo se instauró una Comisión de Coordinación del
Fascismo Universal, con sede en Roma, que fungiría como
secretaría general de la asamblea de los partidos fascistas
europeos. Lo que implicaría “en la práctica, una
reproducción de los secretariados de las tan aborrecidas
internacionales.”
Finalmente, la internacional fascista tuvo apenas dos
sesiones más, en enero-marzo y septiembre de 1935, en las
cuales sus miembros no llegaron a acuerdos claros. Sin
embargo, Coselschi logró su objetivo principal en la tercera
reunión, pues “Hoornaert y Bucard, propusieron la
creación de una Internacional explícita que (…) fuese
‘joven, viril, militar y cristiana’. El nombre finalmente
sancionado fue (…) el ‘Nuevo Orden de las Naciones’.” En la
misma sesión el “Nuevo Orden de las Naciones” decidió
apoyar a Italia, finiquitado en una declaración que
denunciaba la “alianza monstruosa contra la Italia de
Mussolini por parte del capitalismo plutócrata y la
Internacional del marxismo” y apoyaba el derecho de Italia
de encontrar su “lugar al sol”.
Así, los movimientos parte de la Internacional Fascista se
convirtieron en parte del aparato de propaganda italiano
28
en Europa. Organizaron iniciativas en favor de la
intervención militar italiana en Etiopía y contra la Sociedad
de Naciones. Aunque a los CAUR se les prohibió participar
en la Guerra Civil Española, e Italia tampoco envió
financiamiento ni hizo propaganda, miembros de la
Internacional enviaron tropas a España. En total no eran
un número considerable, sólo 300 “Blueshirts” irlandeses y
siete legionarios rumanos liderados por Moţa.
Posteriormente hubo una participación de los CAUR en el
congreso antisemita de 1937 en Efurt, organizado por el
Servicio Mundial nazi, en un intento por aproximarse a la
Alemania nazi, de quien intentaba alejarse en un principio
los CAUR y, por ende, la Internacional.
La aproximación a Alemania significó el fin de los CAUR,
primeramente creados para mantener a Italia como el
centro de los movimientos fascistas en Europa, ya no
tenían sentido con la creación de un Eje conjunto, lo que
ocurrió con el Pacto Roma-Berlín de 1936. Así que todo lo
hecho por éstos para primar sobre los nazis, como la
Internacional Fascista, perdía el sentido, por lo que en una
rápida decisión del Ministerio de Exteriores de Italia se
disolvieron los CAUR y se abandonó la Internacional.
Esto, como sabemos, no llevó a un final en que los
movimientos juntados por la Internacional se disolvieran
en poco tiempo. Tuvo que llegar la Segunda Guerra
Mundial y la acción de la Unión Soviética para acabar con
29
el nazi-fascismo en Europa. Sin embargo, estos dejaron
esporas regadas por el mundo, que a día de hoy florecen
con otra internacional que junta a los “líderes patriotas de
todo el mundo”.
30
Bibliografía
Cuzzi, Marco (2020). “Fascistern: Orígenes, desarrollo y
ocaso del fascismo internacionalista”, pp. 271-303 de Enric
Ucelay-Da Cal; Xosé M. Núñez Seixas; Arnau González i
Vilalta (eds.), Patrias diversas, ¿misma lucha? Alianzas
transnacionalistas en el mundo de entreguerras (1912-
1939), Ediciones Bellaterra, Barcelona.
García Fernández, Javier. La internacional Fascista se reúne
en España… Y aprovecha la ocasión para atacar al gobierno
de los españoles, Sistema Digital, 23 de mayo de 2024.
https://fundacionsistema.com/la-internacional-fascista-se-
reune-en-espana-y-aprovecha-la-ocasion-para-atacar-al-
gobierno-de-los-espanoles/
Santiago Abascal reúne en Madrid a los principales líderes
patriotas de todo el mundo, VOX España, 14 de mayo de
2024. https://www.voxespana.es/noticias/santiago-abascal-
reune-en-madrid-a-los-principales-lideres-patriotas-de-
todo-el-mundo-20240514
Carta de Madrid: en defensa de la libertad y la democracia
en la iberosfera, Fundación Disenso,
https://fundaciondisenso.org/carta-de-madrid-en-defensa-
de-la-libertad-y-la-democracia-en-la-iberosfera/
31
Nacistas (con “c” porque somos chilenos)
Siempre que se busca un caso de fascismo en América
Latina aparece el Chile de Pinochet, aquel dictador que, en
conjunto con los Estados Unidos, orquestó el golpe de
Estado contra el presidente Salvador Allende y destruyó
todo el proyecto revolucionario que se había construido en
Chile, antes de eso siempre gobernado por tecnócratas, que
gestionaban el país cual si fuese una empresa privada.
Este período pinochetista, el más conocido por todos, es un
claro ejemplo de fascismo, un fascismo propio de América
Latina, fascismo de bombardeo y asesinatos masivos del
levantamiento militar.
Sin embargo, poco se dice del nacimiento del fascismo en
América Latina desde antes de aquellos fatídicos años del
Plan Cóndor en que la izquierda fue perseguida en cada
rincón del continente por aquellos gobiernos autoritarios.
De esta época anterior, esa de los años de 1930-1940, en que
llegaba a América Latina la influencia del fascismo italiano,
el nacionalsocialismo alemán o el franquismo de La
Falange española, época en que florecieron los movimientos
de ese tipo en el continente.
Muestras de esa época en Chile nos las da Gabriela Gomes,
que en un artículo que escribe sobre estos movimientos
hace breves reseñas de cada uno. Repasando dicho artículo
nos damos una idea de la variedad de fascistas chilenos de
aquella época. Menciona como grupos anticomunistas al
Movimiento Nacional Socialista de Chile, a la Milicia
Republicana, a la Falange Nacional de Chile, al grupo de la
revista Estanquero, al Partido Agrario Laborista y al
Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista; todos
movimientos con influencia, bien fuese de Italia, España o
Alemania, aunque ninguno relacionado directamente con
ellos.
No hace falta ver cada uno de los movimientos fascistas
chilenos de los años de 1930 para encontrar sus puntos
comunes, o su escasa ideología —más de acción que de
letras, al mero estilo del fascismo italiano—. Basta con sólo
dos, hablemos, pues, del Movimiento Nacional Socialista de
Chile y la Falange Nacional de Chile.
Una reseña corta sobre el Movimiento Nacional Socialista
de Chile es hecha por “memoriachilena”, un portal de la
Biblioteca Nacional de Chile. Esta breve reseña cuenta que
el partido fue creado en 1932 como un apéndice del partido
alemán; que buscaba la creación de un Estado autoritario,
34
reemplazar la democracia por un “sistema corporativo”, el
control estatal de la economía, fomentar la pequeña y
mediana propiedad, y crear una política de industrialización.
A esto añade que el movimiento tenía una estructura
fuertemente jerarquizada y militarizada, que tenía su
propia milicia, las “Tropas Nacistas de Asalto”, que hacía su
propaganda a través del periódico Trabajo, que sus análisis
de la situación chilena salían en la revista Acción Chilena, y
que se llamaban a sí mismos “nacistas”, con “c” para
diferenciarse de los alemanes y reivindicarse chilenos.
Además, se resalta que el movimiento tuvo su importancia
dentro de las alianzas políticas que se hacían en esos años.
Finalmente se dice que, tras el fallido intento de golpe de
Estado que llevó a cabo el partido, el movimiento comenzó
a apoyar la alianza Frente Popular, que dejaron en 1940.
Dos años después se extingue.
Si se hurga un poco más en la historia del Movimiento
Nacional Socialista (MNS), encontramos que sus dos
miembros más importantes son Jorge González von Marées
y Carlos Keller. El primero de ellos es llamado “el Jefe” por
los nacistas, y el segundo resulta el autor más importante
del movimiento. A nivel organizativo no hay mucho que
definir, el movimiento seguía al calco al nazismo alemán en
ese nivel, con las Tropas Nacistas de Asalto y la figura de “el
Jefe” como líder máximo, a quien debían hacer caso en
todo momento: todo pasa por el Jefe y todas las acciones del
movimiento son dirigidas por el Jefe.
35
El MNS captó la atención, sobre todo, de jóvenes de clase
media y militares retirados de las Fuerzas Armadas.
Fascista como era, el movimiento se inclinaba más por la
acción que por la construcción ideológica, en palabras de
Sznajder:
El nacismo chileno, al igual que sus contrapartes
europeos, es partidario de la acción directa y por lo tanto
se establece como movimiento y no como partido,
rechazando el parlamentarismo de la democracia liberal,
que implica, desde el punto de vista estructural, el
compromiso político.1
Sin embargo, tanto Keller como González von Marées
construyeron unas bases ideológicas de las que no se
separaron en ningún momento.
El componente ideológico que primaba por encima de los
demás era el de la espiritualidad. Según el MNS el Estado es
“una comunidad racial y espiritual”, racial porque toda la
nación chilena pertenece a una misma raza: la raza
chilena, que es una mezcla de sangre mapuche y española;
espiritual porque contiene todos los valores occidentales,
que le son propios, también, a la raza chilena, valores que,
dicen, se perdieron, cosa que llevó al “mundo occidental” a
una crisis. Esta crisis radica en la absolutización económica
que desarrolló el liberalismo, el cual “empezó a destruir la
1
Sznajder, Mario (1990). El Movimiento Nacional Socialista Nacismo a la
chilena, EIAL – Estudios Interdisciplinarios de América Latina y El
Caribe, Vol. 1, No. 1, pp. 41-58.
https://eialonline.org/index.php/eial/article/view/1310
36
religión, el arte, la vida espiritual y el mismo Estado”,2
mercantilizando estos valores y negándoles su significado,
lo que los destruye progresivamente.
El MNS predica que “el liberalismo, al imponer sus valores
a la sociedad (…) habría estimulado las diferencias de clase
entre poseedores y desposeídos, generando la lucha entre
unos y otros, de donde surgió el marxismo”,3 que, en
esencia, contiene los mismos valores materialistas y, por
tanto, también contribuye a la destrucción de los valores
espirituales, que son la esencia de occidente. Para los
nacistas, ambos, el liberalismo y el marxismo, son caras de
la misma moneda, por lo que ambos tienen que ser
rechazados.
El movimiento también era partidario de la construcción
de un Estado fuerte, que esté involucrado en cada una de
las actividades económicas del país y que eduque a su
población en el fascismo. Dice Sznajder que en los textos
del MNS,
El individuo es presentado como el servidor de un Estado
basado en los principios de autoridad y disciplina. El
Estado, a través de sus funciones reguladoras, se
encuentra en una posición de control casi total y cumple
su función de regulación socio-económica, encauzando a
2
Carlos Keller, Ideología y programa nacista, Acción Chilena, N° 2, p. 90. En
Corvalán Márquez, Luis (2015). Identidad, ideología y política en el
Movimiento Nacional Socialista de Chile, 1932-1938, Revista Izquierdas,
No. 25. https://journals.openedition.org/izquierdas/477
3
Corvalán Márquez, Luis (2015)…
37
la iniciativa privada con el objeto de hacerla rendir el
máximo de eficiencia en beneficio colectivo.
Este Estado autoritario no puede sino estar dirigido por “el
Jefe”, quien mantendría unida a la nación chilena bajo un
sistema presidencialista autoritario como el de la
constitución de 1833 de Diego Portales, “pasado glorioso”
de Chile, cosa necesaria para cualquier partido fascista de
la época.
En la “política práctica”, el MNS tenía todos los rasgos
fascistas. Mientras que “el Jefe”, González von Marées,
tenía mítines recurrentes en varios lugares de Chile, a los
cuales asistían uniformados los miembros del movimiento,
y en el que se mantenía la organización cuasimilitar, las
Tropas Nacistas de Asalto tenían enfrentamientos con
grupos socialistas o comunistas. Si bien son muchos los
enfrentamientos y las acciones políticas que llevó a cabo el
movimiento, sólo tres requieren de una especial mención:
1. El movimiento nunca dejó de participar en las
contiendas electorales. Sus mejores resultados
electorales los recibieron 1937; con el 2,08% de los
votos lograron llevar a tres diputados al parlamento
2. Una vez en el parlamento, el movimiento llevó a cabo
un intento de magnicidio al entonces presidente, Jorge
Alessandri Rodríguez, representante del liberalismo al
que el MNS criticaba. Los miembros de las Tropas
38
Nacistas de Asalto pusieron una bomba en la entrada
del Congreso, sin embargo esta no estalló.
3. En 1938, en su momento más álgido, el MNS realizó un
intento de golpe de Estado. En palabras de González
von Marées el golpe era necesario, ya que “no quedaba
en ese entonces otra posibilidad de impedir la
perpetuación de la dictadura plutocrática, que la de
arriesgar un golpe de audacia en contra de ella.”4
El movimiento planeó el golpe en conjunto con sectores
del ejército, al cual debía movilizar coronel Caupolicán
Clavel, militante nacista y ex-director de la Escuela
Militar. Los jóvenes nacistas tomaron la casa central de
la Universidad de Chile y los pisos superiores del
Seguro Obrero, que se ubicaba a pocos metros de La
Moneda. Sin embargo, los militares no se movilizaron y
el golpe fue desmantelado.
Una vez el golpe fue desmantelado, el Congreso le dio
facultades extraordinarias al gobierno, que procedió a
detener a más de 200 personas que eran miembros del
MNS. A partir de allí el Movimiento Nacional Socialista, ya
desligado del fascismo internacional por considerar que
éste se vendió a la causa materialista del liberalismo, no se
recuperó y pronto desapareció.
4
Jorge González von Marées, El mal de Chile, sus causas y sus remedios.
Talleres Gráficos Portales, Santiago, 1940, p. 53. En Corvalán Márquez,
op. cit.
39
El año del golpe aparecía en Chile otro movimiento fascista:
la Falange Nacional. Nacido de la Juventud Conservadora
de Chile, el grupo pronto se diferenció de la derecha
tradicional y, como el MNS, se declaró anticomunista y
antiliberal.
Este otro movimiento tenía mayor cercanía con el fascismo
internacional que el MNS, ya que sus miembros solían
participar en conferencias en el Viejo Continente en que
tenían contacto con sus contrapartes europeos:
… militantes y futuros dirigentes falangistas como
Eduardo Frei y Manuel Garretón viajaron a Europa con
ocasión de la celebración en Roma del Congreso
Iberoamericano de Universitarios Católicos, en 1933. Allí
no sólo participaron de la recepción de esas novedades
doctrinales, sino que escucharon a Mussolini, se
contactaron con Gil Robles, Renovación Española y
Falange Española.5
Su visión de la situación chilena no distaba mucho de la de
los nacistas.
Los falangistas ponderaron una visión decadentista del
mundo occidental contemporáneo, causada por el
avance del comunismo y del capitalismo. Para “salvar” a
Occidente de su “decadencia”, los falangistas plantearon
la construcción de un “nuevo orden” mediante una
revolución de “carácter espiritual y cristiana”, donde la
5
Gomes, Gabriela (2014). El anticomunismo de la Juventud Conservadora
Chilena: El caso de la Falange Nacional (1935-1957), Mediações, Vol.
19, No. 1, pp. 170-186. http://dx.doi.org/10.5433/2176-
6665.2014v19n1p170
40
juventud tendría un rol protagónico. La primacía de lo
espiritual por sobre lo material, la dignidad del hombre
como “supremo valor de la vida cívica”, la defensa de la
educación católica, la santidad de la familia y la
aproximación cristiana a los temas sociales fueron los
elementos que configuraron la ideología falangista.6
Sus concepciones eran, pues, muy cercanas a las de la
Falange Española. Otra cosa en la que congeniaban con la
Falange —y con el MNS— era en la proposición de un
Estado autoritario que fuese más allá de los partidos y que
tuviese pleno control del país.
A pesar de estar inspirados por la Falange española y por
los movimientos fascistas europeos, la Falange Nacional
chilena no tenía su principal fuerza en la acción de calle y
los enfrentamientos contra los grupos socialistas; su
accionar era electoral. Eso sí, la Falange Nacional siempre
mantuvo su postura anticomunista y, cuando se votó en el
Congreso la Ley de Defensa de la Democracia, que le
permitiría al Partido Comunista de Chile participar en las
elecciones, la única fuerza que se opuso fue la Falange.
Con el final de la Segunda Guerra Mundial, ya los ideales
que defendía la Falange chilena eran mal vistos por el
grueso de la sociedad, y a pesar de sus esfuerzos por
mantenerse, el movimiento terminó convirtiéndose en el
Partido Demócrata Cristiano de Chile, y pasó a ser un
movimiento de democracia cristiana, en 1957.
6
Ibidem
41
Ninguno de estos movimientos chilenos fue apoyado por la
oligarquía chilena, que prefirió mantenerse del lado de sus
partidos tradicionales, con los cuales gobernó hasta 1970.
La victoria de Salvador Allende significó la ruptura con
aquellos gobiernos tecnocráticos, cosa que no gustó ni a la
oligarquía chilena, ni a los Estados Unidos, que construyeron
un golpe de Estado en su contra y llevaron al poder a
Pinochet, que, junto al ejército, condujo a una época
fascista en el país, ahora sí apoyada por la oligarquía
chilena, que a día de hoy es altamente pinochetista.
42
Bibliografía
Sznajder, Mario (1990). El Movimiento Nacional Socialista
Nacismo a la chilena, EIAL – Estudios Interdisciplinarios de
América Latina y El Caribe, Vol. 1, No. 1, pp. 41-58.
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https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-
96317.html
En Corvalán Márquez, Luis (2015). Identidad, ideología y
política en el Movimiento Nacional Socialista de Chile,
1932-1938, Revista Izquierdas, No. 25.
https://journals.openedition.org/izquierdas/477
Gomes, Gabriela (2014). El anticomunismo de la Juventud
Conservadora Chilena: El caso de la Falange Nacional
(1935-1957), Mediações, Vol. 19, No. 1, pp. 170-186.
http://dx.doi.org/10.5433/2176-6665.2014v19n1p170
43
En Rio Grande do Sul, sedes de la Ação Integralista Brasileira
y el Partido Nazi de Brasil una al lado de la otra
44
La Ação Integralista Brasileira
A pesar de ser objeto de estudio en Brasil desde 1970 y ser
“el movimiento fascista de mayor éxito en Latinoamérica”,
no hemos conseguido mayor información sobre el
integralismo brasileño.
Si comenzamos por una breve reseña histórica, podemos
decir que el movimiento fue formado en 1932, su jefe era
Plínio Salgado, llamado o Chefe (el jefe) por los miembros
del partido. Salgado siempre tuvo una faceta nacionalista y
conservadora, que fue afincándose en él a lo largo de su
formación. Viajó a Italia en 1930, donde tuvo contacto
personal con Benito Mussolini, y donde forjó su simpatía
por el fascismo. Tras observar a los movimientos de
extrema derecha en Europa, Salgado quiso construir algo
parecido para Brasil.
La Ação Integralista Brasileira (AIB) tenía las características
típicas de un movimiento fascista. Era un movimiento
nacionalista, que combatía contra el comunismo y el
liberalismo. Tenía una fuerte jerarquía, en la que o Chefe
estaba por encima de todos, y pretendía la instalación de
un gobierno “centrado en el liderazgo del gran líder, capaz
de contener a las oposiciones y de provocar la movilización
social necesaria para el progreso de la nación.”
La crítica a cualquier costumbre que pareciera extranjera,
las manifestaciones públicas y mítines, los combates contra
los movimientos obreros y los comunistas tampoco podían
faltar en su marco de acción.
Con una base de apoyo de jóvenes, las clases medias
urbanas y una pequeña parte del gremio militar, los
integralistas lograron reclutar entre 500 mil y un millón de
miembros, que acudían permanentemente a las marchas y
concentraciones del partido. Allí, saludaban vestidos en sus
camisas verdes con el saludo fascista.
En 1937 el movimiento fue declarado ilegal por el Estado
Novo brasileño, y comenzó a decaer. Aunque no se
extinguió. Mantuvo sus actividades en Brasil y en Portugal,
y en 1945 se reorganizó como Partido de Representação
Popular, cuando añadieron el espiritualismo a su discurso y
lo convirtieron en “elemento fundamental de su propuesta
política”. Tuvieron un perfil político bajo hasta el golpe de
Estado de 1964 y el fin de los partidos políticos de 1965,
cuando la mayoría de los integralistas se unieron a la
Aliança Renovadora Nacional (ARENA). Y, con la muerte de
46
Plíneo Salgado en 1975, terminó por desaparecer cualquier
atisbo de la AIB.
Bibliografía
Firoucci, Rodolfo (2016). O papel do periodismo “verde” na
expansão da Ação Integralista Brasileira (anos 1930): uma
revisão, História Revista, Vol. 21, No. 2, pp. 140-156.
https://doi.org/10.5216/hr.v21i2.35646
Pereira Gonçalves, Leandro (2017). Un ensayo bibliográfico
sobre el integralismo brasileño. Ayer. Revista de Historia
Contemporánea, Vol. 105, No. 1, pp. 241-256.
https://doi.org/10.55509/ayer/105-2017-10
Gonçalves Sousa, Rainer. Ação Integralista Brasileira,
Mundo Educação.
https://mundoeducacao.uol.com.br/historiadobrasil/acao-
integralista-brasileira.htm
Bezerra, Juliana. Ação Integralista Brasileira, Toda Matêria.
https://www.todamateria.com.br/acao-integralista-
brasileira/
47
Los Enemigos del MNR boliviano
En el año 2019 el mundo vio como en Bolivia un golpe de
Estado fascista derrocaba al gobierno de Evo Morales. Las
multitudes santracuzanas lideradas por Camacho hicieron
gala de su inhumanidad en las calles, atacando
directamente a diputados y alcaldes indígenas. Una
alcaldesa siendo desnudada, bañada en pintura y hecha
caminar descalza por las calles es una de las imágenes más
horrendas de la situación.
El fascismo reaparecía en Bolivia, contra un gobierno
indigenista por segunda vez en la historia. Sí, no es la
primera vez que el fascismo ataca a Bolivia, ni la primera
vez que el país tenía un gobierno indigenista.
Entre 1952 y 1964 gobernó en Bolivia el Movimiento
Nacional Revolucionario (MNR). Fundado en 1941 bajo una
doctrina nacionalista y antiimperialista, mientras que
estuvo trabajando en la clandestinidad consiguió apoyo de
diversas capas de la sociedad. Lo conformaban
… jóvenes políticos y empresarios provenientes de las
familias poderosas que ya no creían en la viabilidad de
un proyecto oligárquico; (…) excombatientes de la guerra
[del Chaco], lo cual le permitía tender puentes con los
jóvenes oficiales nacionalistas; y, finalmente, (…) el
proletariado minero gracias a que fue, en efecto, el único
partido que denunció la masacre en la mina de Catavi en
1942.1
A todos estos grupos los unió bajo la bandera del
Nacionalismo Revolucionario. Éste se basaba en la
recuperación de la idea de nación, que es “históricamente
dominada por el yugo colonial español y luego oligárquico,
pasa a ser identificada con el pueblo y, por extensión, como
un segundo proceso de liberación de cualquier forma de
dominación colonial.”2 En este aspecto, la oligarquía pasaba
a ser la detractora de la nación, la que la vende al
imperialismo, y todas las demás fuerzas son el pueblo,
conformado por indígenas, campesinos y obreros mineros,
que son los protagonistas de la lucha nacional y, por tanto,
quienes hacen la revolución.
Pues bien, tanto era el apoyo popular que tenía el MNR que
en 1951 ganó las elecciones presidenciales. Poco después, la
oligarquía minera, junto con el ejército boliviano, maquinó
1
Estévez Rubín de Celis, Juan Ignacio (2019). La hegemonía revolucionaria
en Bolivia: el MNR y La Revolución de 1952, Reflexión Política, Vol. 21,
No. 43. https://www.redalyc.org/journal/110/11063245011/html/
2
Dujovne, Carlos / Entrevistado por Pandolfi, Rodolfo Mario (1956), Bolivia:
revolución nacional, una conversación con Carlos Dujovne, Revista del
Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos
Aires. http://revistas.filo.uba.ar/index.php/centro/article/view/909
50
un golpe de Estado e instaló una Junta Militar, que inició la
persecución contra el MNR, tanto que el líder del
movimiento tuvo que exiliarse en Argentina.
Una vez consumado este golpe, comienza una movilización
de mineros y campesinos, que derrotaron y desmantelaron
al ejército en La Paz y en Oruro e iniciaron las milicias de
obreros y campesinos, que con dinamita ahuyentaban a los
militares, que salían despavoridos dejando armas y
equipamiento, recogido por los revolucionarios.
Finalmente, el 16 de abril de 1952, instalados en el Palacio
Quemado, las masas esperaban a Víctor Paz Estenssoro,
ganador de las elecciones de 1951 y legítimo presidente de
Bolivia.
El nuevo gobierno fue el de la Revolución Nacional. En una
entrevista, Carlos Dujovne, argentino que apoyaba al
gobierno del MNR, al punto de ser asesor del Consejo de
Planeamiento de la Revolución Nacional, explica qué es
una revolución nacional. “En sustancia, debe entenderse
por Revolución Nacional, ante todo, la independencia de los
pueblos coloniales y semi-coloniales respecto de la
dominación de las potencias imperialistas, tal como ocurrió
en nuestra gesta en América Latina…”
Explica que las clases interesadas en mantener el dominio
extranjero siempre han sido las oligarquías terratenientes
y que la clase que lucha por la independencia de la nación
es “el proletariado”, que hace “todas aquellas acciones de
51
liberación que culminan con la recuperación de la
soberanía política nacional”. Este proceso lleva
inevitablemente a “un proceso de transformaciones
sociales que se expresan en reformas agrarias, en una
política económica que encara las realizaciones mediante
empresas mixtas y en una nueva política social tendiente a
mejorar la situación de las masas laboriosas.”
En Bolivia, según Dujovne, la Revolución Nacional se
expresó no tanto en la recuperación de la soberanía
política,
… sino de la expulsión de tres empresas mineras
monopolistas, cuyo daño no consistía tanto en el
monopolio que ejercían en el mineral —principalmente
el estaño— como en el hecho de que impedían el
desarrollo de todo lo nuevo en el orden de la
industrialización del país, y sobre todo en el de la
agricultura en las nuevas regiones fértiles del Oriente. 3
Con la victoria de la Revolución Nacional en Bolivia se
nacionalizaron estas minas y, además, se hizo la mayor
reforma agraria de América Latina. Se declaró que del 60 al
70% de la tierra era de los campesinos, y se esperaba que
para 1957 se hubiesen repartido entre el 30 y 40% de las
mismas.
Durante todo su período de vida la Revolución Nacional
tuvo a un enemigo que llevaba el mismo nombre del
movimiento de un tal Franco en España.
3
Ibidem
52
…
Fundada en Chile en 1937 por Óscar Únzuga de la Vega, la
Falange Socialista Boliviana (FSB) fue una de las fuerzas
políticas más importantes de Bolivia durante veinte años
(1954-1974), siendo la segunda fuerza política del país la
mayor parte de ese tiempo.
En sus inicios apoyó al Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR) a derrocar a las oligarquías
bolivianas, cosa que lograron en 1952, año en que rechazó
ser parte de la coalición de gobierno.
Nada más natural para un movimiento que se identificaba
abiertamente con el fascismo italiano y el falangismo
español, y que, además, tenía su principal fuerza entre los
jóvenes de clase media alta, y al que, tras la Revolución de
1952, se unieron antiguos latifundistas y miembros de las
élites bolivianas. Tuvo una importante presencia en La Paz
y, sobre todo, en Santa Cruz.
En una entrevista, ante la pregunta de “¿Qué intereses
respaldan a la contrarrevolución? La Falange Socialista,
¿qué características tiene?”, Carlos Dujovne responde:
La Falange Socialista Boliviana es una agrupación
reaccionaria y fascista. El jefe lo dispone allí todo y exige
sumisión. Su lema es, aparte de uno relativo a la
obediencia al jefe, (…) Dios, Patria, Hogar. Es un calco de
la Falange Española de Franco. Aspira a la re-
organización del ejército y, en caso de arribar al poder,
no cabe duda que devolverían las tierras a los
53
terratenientes. Creen en el culto de la violencia y de la
fuerza, pese a que encubren su naturaleza íntima con
frases sobre libertad y democracia. En la reciente
elección, los partidos tradicionales se han abstenido de
intervenir, pero se han cobijado bajo el ala de la Falange,
integrada por la juventud dorada y la llamada gente bien
del país.4
Luego, el entrevistado sigue con la artimaña que preparaba
la FSB:
El complot que prepara la Falange, junto con otros
partidos reaccionarios lamentablemente parece contar
con la aquiescencia de algunos sectores que se mueven
cerca del gobierno argentino y que influyen para que los
“golpistas” tengan plena libertad operativa en territorio
argentino.5
Este apelativo de golpistas era el que más se acoplaba a las
acciones de la Falange, que en diversas ocasiones intentó
golpes de Estado contra el gobierno del MNR, de los que,
evidentemente, no hay el recuerdo tan vívido como el de
2019 contra Evo Morales. Lo que podemos decir es que el
último de estos intentos golpistas sería en 1959, cuando la
Falange intentó tomar el Cuartel Sucre, cosa que terminó
en un enfrentamiento en que murieron la mayoría de los
líderes de la FSB. El mismo día, 19 de abril de 1959, se
encontró a Óscar Únzuga muerto en su casa junto a su
ayudante Rene Gallardo, en un suicidio colectivo. Sin
4
Ibidem
5
Ibidem
54
embargo, la FSB seguiría existiendo hasta 1993, aunque sin
la fuerza que tuvo en las décadas de 1940-1950.
A nivel ideológico la Falange no dista mucho de otros
fascistas latinoamericanos de la época. Los puntos más
importantes de su acta fundacional son la refundación
moral y espiritual de la nación boliviana, como lo expresan
los apartados 1, 2 y 11 de su Programa, en que hablan de la
construcción de una Bolivia que resurga en América,
enaltecida y gloriosa, de la creación de un “alma nacional
inspirada en la tradición de las grandezas y virtudes
colectivas”, y de que el relajamiento de los principios
morales del individuo son los que llevaron a Bolivia a su
catástrofe.
Para cumplir con estas tres cosas han de reforzar los
principios morales y espirituales de la sociedad, basados en
la familia, “célula matriz de la organización social” y la
religión, que no es otra que la religión cristiana, que juran
defender y en la que expresan que se basa su filosofía y su
moral.6
Junto con la FSB hubo otro que buscó derrocar a la
Revolución Nacional: Estados Unidos. Aunque en este caso
no utilizó sus métodos más comunes, el país del norte
6
Falange Socialista Boliviana (1937). Programa de Principios del Nuevo
Estado Boliviano, wikisource.
https://es.wikisource.org/wiki/Acta_fundacional_de_Falange_Socialista_
Boliviana
55
No utiliza contra Bolivia el arma del no reconocimiento
como lo hiciera en otras oportunidades para presionar a
un gobierno que consideraba hostil hacia sus intereses.
El reconocimiento al nuevo gobierno se hizo rápida-
mente y se incrementó la asistencia financiera al país
hasta el límite que la “ayuda” a Bolivia fue la mayor
otorgada a un país del continente.7
En todos los años que “ayudó” al gobierno del MNR,
Estados Unidos incitó a la reconstrucción del ejército
boliviano e hizo que el país le pidiese préstamos al Fondo
Monetario Internacional para hacerlo depender económica-
mente de sí.
Finalmente, entre la pujanza del FSB y las maquinaciones
de Estados Unidos, el ejército boliviano derrocó al gobierno
del MNR y retomó el poder.
7
Bartolini, Augusto Alberto (2007). Bolivia: El Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR) entre los años 1952 y 2003, triunfo y derrumbe
entre dos revoluciones, XI Jornadas Interescuelas/Departamentos de
Historia, Universidad de Tucumán, San Miguel de Tucumán.
https://cdsa.aacademica.org/000-108/1000.pdf
56
Bibliografía
Estévez Rubín de Celis, Juan Ignacio (2019). La hegemonía
revolucionaria en Bolivia: el MNR y La Revolución de 1952,
Reflexión Política, Vol. 21, No. 43.
https://www.redalyc.org/journal/110/11063245011/html/
Bartolini, Augusto Alberto (2007). Bolivia: El Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR) entre los años 1952 y 2003,
triunfo y derrumbe entre dos revoluciones, XI Jornadas
Interescuelas/Departamentos de Historia, Universidad de
Tucumán, San Miguel de Tucumán.
https://cdsa.aacademica.org/000-108/1000.pdf
Falange Socialista Boliviana (1937). Programa de Principios del
Nuevo Estado Boliviano, wikisource.
https://es.wikisource.org/wiki/Acta_fundacional_de_Falange_So
cialista_Boliviana
Dujovne, Carlos / Entrevistado por Pandolfi, Rodolfo Mario
(1956), Bolivia: revolución nacional, una conversación con
Carlos Dujovne, Revista del Centro de Estudiantes de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires.
http://revistas.filo.uba.ar/index.php/centro/article/view/909
57
Del sinarquismo mexicano
En uno de los intentos del Estado mexicano por separar
Estado de Iglesia, se desató en el centro de México una
guerra entre campesinos y gente que defendía a la Iglesia y
el gobierno de México, ya gobernado por Plutarco Elías
Calles, partícipe de la Revolución Mexicana, que aún se
hacía sentir. Los cristeros, como llamaban a los defensores
de la Iglesia, se alzaron en contra de las medidas
anticlericales y empujaron al gobierno a hacer un acuerdo
con las autoridades eclesiásticas, para luego reducir al
movimiento cristero.
Sin embargo, no terminó con el fin de la Guerra Cristera,
pues los cristeros formaron un gran aparato de defensa de
la religión cristiana en el interior de México, con el fin de
“detener al enemigo y reconquistar la libertad religiosa y
las demás libertades que dimanan de ella”, bajo la consigna
del “derecho [de] los mexicanos para (…) vivir como
católicos y que nadie en una república democrática puede
poner en tela de juicio.”1
La Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa fue
fundada en 1925, antes de la Guerra Cristera y fue la que
enfrentó al gobierno mexicano durante ese período, y se
mantuvo activa hasta 1933; sin embargo, el espíritu se
mantuvo. Romo de Alba fundó “las Legiones” en el centro y
occidente del país, donde tenía más fuerza la Liga, y eran
una continuación de la misma. Estas legiones “se
organizaron por secciones, así, por ejemplo, la sección uno
era la sección patronal; la dos era la obrera; la tres era la
campesina…”2 De la legión número 11, la sinarquista (que
etimológicamente significa “con gobierno” o “contra la
anarquía”), creada en 1933 con cierta identificación con La
Falange española, nace la Unión Nacional Sinarquista
(UNS).
González Flores, en el primer párrafo de su artículo, Los
Motivos del Sinarquista, resume de gran manera lo que fue
la Unión Nacional Sinarquista: “Para doña Adelina Boyzo
González, mujer sinarquista de las décadas de 1950 y 1960,
el sinarquismo había sido un movimiento muy grande de
1
Aguilar Casas, Elsa (2022). La Liga Nacional Defensora de la Libertad
Religiosa, historia de un conflicto anunciado, Instituto Nacional de
Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
https://inehrm.gob.mx/es/inehrm/La_liga_nacional_libRel
2
González Flores, José Gustavo (2015). Los motivos del sinarquista. La
organización y la ideología de la Unión Nacional Sinarquista, Culturales,
Vol. 3, No. 1. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S1870-11912015000100002
60
gente católica que luchaba para que no se propagara el
‘comunismo’ en México.” Y remata declarando al sinar-
quismo como un “movimiento masivo de inspiración
católica y de ideología anticomunista.” Estas pocas palabras
bastan para definir al movimiento sinarquista en términos
generales. Sin embargo, no son sólo términos generales los
que buscamos.
En 1937 esta legión se separa de la Liga Nacional y se funda
la UNS; los líderes de este movimiento crearían el Partido
de Acción Nacional (PAN) en 1938. Basada en la encíclica
Finissiam Constantia de Pío XI, por la cual se llamaba a la
organización política de los católicos para defender sus
derechos ciudadanos, con sólo dos restricciones: la de que
no apareciera la institución eclesiástica públicamente con
el movimiento, a pesar de que le diese apoyo, y la de no
incurrir en la lucha armada.
En la construcción de ambas organizaciones participó
activamente la derecha mexicana anticardenista, que
convirtió a la UNS en una organización de masas de apoyo
al PAN, el partido político. En esta mecánica ideada por la
derecha mexicana, la UNS existía únicamente como una
organización cívica, que servía “de instrumento de presión
para el servicio de la jerarquía en su definición frente al
Estado durante estos años (1937-1944)”, mientras que el
PAN era el partido político, que luchaba por los puestos de
gobierno, la dirección de dicho partido se planteó lejos de
las masas.
61
Esta diferencia clara se hace notar en la composición de sus
integrantes. Mientras que la UNS
… reunió entre sus miembros a la pequeña burguesía
‘más tradicional’ y encontró adeptos entre los
campesinos, el PAN recogió a sus miembros en el sector
de la burguesía, con adeptos en la clase media; o sea,
reunió sus cuadros entre los profesionales liberales
(abogados, ingenieros) y rentistas e inclusive encontró
partidarios entre personajes de la banca y las sociedades
anónimas.3
A pesar de esta clara diferencia, la ideología panista es la
que imperó en la UNS. Estaban, pues, integrados a la
bandera del nacionalismo conservador “que significaba
añoranza hacia España, antiyanquismo y anticomunismo”,
además de ser “los herederos de los planteamientos
liberales que perseguían un sistema de enseñanza libre —si
no católica—, a la vez que la disminución de la
intervención del Estado en la economía.”
El sinarquismo consiguió su mayor fuerza en el centro de
México, epicentro de las guerras cristeras y del movimiento
cristero, movimiento al cual el sinarquismo quería reducir
por actuar en contra de la encíclica de Pío XI, al ser un
movimiento que se decantaba por la lucha armada.
En total, podrían expresarse estas tres situaciones que
dieron vida a la Unión Sinarquista:
3
Ludlow, Leonor (1977). La Unión Nacional Sinarquista (mayo de 1937-
marzo de 1944), Estudios Políticos, Vol. 3, No. 10.
https://ru.historicas.unam.mx/handle/20.500.12525/1167
62
1. La supervivencia de los grupos clericales más reacios;
2. La fuerza de los grupos de derecha durante el sexenio
cardenista;
3. La desorganización y pobreza en la zona del centro de
México, no obstante la labor de pacificación y
homogenización que realizó Cárdenas.4
En su primera etapa los sinarquistas se dedicaron a
conseguir integrantes para el UNS en las zonas del centro
de México, proceso durante el que tuvieron enfrenta-
mientos contra los guardias rurales, que dejaron varios
“mártires”, que aprovecharon en su propaganda.
Una vez tuvieron suficientes miembros, en la UNS comenzó
el proceso de construcción del “ejército sinarquista”. Éste se
basaba en una fuerte jerarquía, en la cual todas las
directrices de la organización eran dadas por los “jefes”,
directrices incuestionables por los miembros del movimiento
sinarquista. Como dice Ludlow: el movimiento tenía “Su
fuerza motriz (…) en la incuestionable obediencia a los
jefes y en la gran confianza de que la ‘Providencia’ los
guiaba.”
La construcción de una estructura paramilitar se hizo poco
después. Esta fue lograda desde las bases:
… a través de los comités sinarquistas, se organizaron
cuadros, centurias y compañías, que eran permanentes,
no solamente como método para las movilizaciones de
4
Ibidem
63
masa. La composición de un cuadro constaba del jefe, un
subjefe y treinta soldados, en seis filas de cinco hombres;
la centuria se componía de tres cuadros y la compañía
estaba formada de tres centurias.5
En este orden los sinarquistas asistían a los mítines y
movilizaciones, en los cuales se hacía el saludo sinarquista
y se cantaba el himno. A pesar de su desprecio por la lucha
armada, muchas de las distintas marchas terminaron en
enfrentamientos sangrientos.
El sinarquismo dio un vuelco en sus bases ideológicas tras
la salida de Salvador Abascal como jefe nacional de la UNS.
Esto fue con la colonización de Baja California, en la cual
alrededor de 1400 miembros de la Unión Sinarquista
fueron, bajo el mando de Abascal, a colonizar la Baja
California ante un intento estadounidense de colocar una
base militar en el sitio.
Mientras Abascal estaba en Baja California, la Iglesia
cambió su postura neutral ante la guerra mundial por una
en la cual condenaba los regímenes totalitarios —como el
que buscaba imponer la Unión Sinarquista—, mientras que
Estados Unidos, junto con el gobierno mexicano se llevaba
a cabo una campaña antisinarquista, en el marco de la
lucha contra el fascismo. El sinarquismo se adaptó y logra
sobrevivir hasta el día de hoy, sin mucha fuerza, pero bajo
el ala del PAN, firmante de la Carta de Madrid.
5
Ibidem
64
Bibliografía
Ludlow, Leonor (1977). La Unión Nacional Sinarquista
(mayo de 1937-marzo de 1944), Estudios Políticos, Vol. 3, No.
10. https://ru.historicas.unam.mx/handle/20.500.12525/1167
González Flores, José Gustavo (2015). Los motivos del
sinarquista. La organización y la ideología de la Unión
Nacional Sinarquista, Culturales, Vol. 3, No. 1.
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S1870-11912015000100002
Aguilar Casas, Elsa (2022). La Liga Nacional Defensora de la
Libertad Religiosa, historia de un conflicto anunciado,
Instituto Nacional de Estudios Históricos de las
Revoluciones de México.
https://inehrm.gob.mx/es/inehrm/La_liga_nacional_libRel
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