ACIDOS NUCLEICOS
Los ácidos nucleicos son macromoléculas o polímeros biológicos presentes en las células de los
seres vivos, es decir, largas cadenas moleculares compuestas a partir de la repetición de piezas más
chicas (monómeros). En este caso, son polímeros de nucleótidos unidos mediante enlaces
fosfodiéster.
Existen dos tipos conocidos de ácido nucleico: ADN y ARN. Dependiendo de su tipo, pueden ser
más o menos vastos, más o menos complejos, y pueden presentar diversas formas.
Estas macromoléculas están contenidas en todas las células (en el núcleo celular en el caso de los
eucariotas, o en el nucleoide en el caso de las procariotas). Incluso agentes infecciosos tan simples
como los virus poseen estas macromoléculas estables, voluminosas y primordiales.
Los ácidos nucleicos fueron descubiertos a finales del siglo XIX por Johan Friedrich Miescher
(1844-1895). Este médico suizo aisló del núcleo de distintas células una sustancia ácida que
inicialmente llamó nucleína, pero que resultó ser el primer ácido nucleico estudiado.
Gracias a eso, científicos posteriores pudieron estudiar y comprender la forma, estructura y
funcionamiento del ADN y el ARN, cambiando para siempre el entendimiento científico sobre la
transmisión de la vida.
Tipos de ácidos nucleicos
Los ácidos nucleicos pueden ser de dos tipos: Ácido Desoxirribonucleico (ADN) y Ácido
Ribonucleico (ARN). Se diferencian por:
Sus funciones bioquímicas. Mientras uno sirve de “contenedor” de la información genética, el otro
sirve para transcribir sus instrucciones.
Su composición química. Cada uno comprende una molécula de azúcar pentosa (desoxirribosa
para el ADN y ribosa para el ARN), y un conjunto de bases nitrogenadas levemente distinto
(adenina, guanina, citosina y timina en el ADN; adenina, guanina, citosina y uracilo en el ARN).
Su estructura. Mientras el ADN es una cadena doble en forma de hélice (doble hélice), el ARN es
monocatenario y lineal
Función de los ácidos nucleicos.
El ADN contiene toda la información genética utilizada por el ARN.
Los ácidos nucleicos, a su manera respectiva y específica, sirven para el almacenamiento, lectura y
transcripción del material genético contenido en la célula.
En consecuencia, intervienen en los procesos de construcción (síntesis) de proteínas en el interior
de la célula. Este proceso ocurre siempre que la célula fabrica enzimas, hormonas y otros péptidos
indispensables para el mantenimiento del cuerpo.
Por otro lado, los ácidos nucleicos también participan en la replicación celular, o sea, la generación
de nuevas células en el cuerpo, y en la reproducción del individuo completo, ya que las células
sexuales poseen la mitad del genoma (ADN) completo de cada progenitor.
El ADN codifica la totalidad de la información genética del organismo a través de su secuencia de
nucleótidos. En ese sentido, podemos decir que el ADN opera como un molde de nucleótidos.
En cambio, el ARN sirve como operador a partir de dicho código, porque lo copia (lo transcribe) y lo
lleva a los ribosomas celulares, donde se procede al ensamblaje de las proteínas. Es un proceso
complejo que no podría darse sin estos compuestos fundamentales para la vida.
Estructura de los ácidos nucleicos
Cada molécula de ácido nucleico se compone de la repetición de un tipo de nucleótidos,
compuestos cada uno por:
Una pentosa (azúcar). Es un monosacárido de cinco carbonos, que puede ser desoxirribosa o
ribosa.
Una base nitrogenada. Deriva de ciertos compuestos heterocíclicos aromáticos (purina y
pirimidina). Puede ser adenina (A), guanina (G), timina (T), citosina (C) y uracilo (U).
Un grupo fosfato. Deriva del ácido fosfórico.
La composición estructural de cada molécula, además, se da en forma helicoidal de cadena doble
(ADN) o de cadena simple (ARN), aunque en el caso de los organismos procariotas, es común hallar
moléculas de A
¿Qué es la estructura del ADN?
La estructura del ADN es la configuración tridimensional que adoptan los átomos de la molécula de
ácido desoxirribonucleico, o ADN.
La forma molecular específica del ADN fue descubierta en 1950, a pesar de que la existencia de
ácidos nucleicos se conocía desde antes. Su descubrimiento se le atribuye principalmente a los
científicos James Watson, estadounidense, y Francis Crick, británico, quienes propusieron el
modelo de doble hélice de la estructura del ADN. la información obtenida previamente por la
británica Rosalind Franklin, experta en la cristalografía de rayos X.
Gracias a una imagen particularmente nítida que Franklin obtuvo mediante esta técnica (la célebre
“Fotografía 51”), Watson y Crick pudieron deducir y formular un modelo tridimensional para el
ADN.
Otros tipos de ADN
Existen otros tipos de ADN, que se conocieron luego de que se descifrara la estructura de doble
hélice del ADN.
Estos son:
ADN-B. Es el tipo de ADN más abundante en los seres vivos y el único que sigue el modelo de doble
hélice propuesto por Watson y Crick. Su estructura es una hélice regular, que deja surcos
denominados “surco mayor” y “surco menor”.
ADN-A. Es un tipo de ADN que se encuentra bajo condiciones de escasa humedad y baja
temperatura. Presenta, al igual que la B, surcos recurrentes aunque de proporciones distintas (más
amplias y menos profundas para el surco menor). Se caracteriza por tener una estructura de hélice
más abierta.
ADN-Z. Es un tipo de ADN con una doble hélice que forma giros hacia la izquierda, en lugar de
hacerlo hacia la derecha. Esta característica hace que se forme un esqueleto en zigzag muy
particular. La estructura de ADN-Z es común en porciones del ADN que tienen secuencias que
alternan purinas y pirimidinas (GCGCGC). Es una doble hélice más estrecha y alargada que las
anteriores.
Estructura del ARN
El ARN (ácido ribonucleico) es un ácido nucleico con una estructura más sencilla que el ADN. Se
trata de una molécula que no tiene una estructura de doble hélice sino que está formada por una
secuencia de nucleótidos, que mantiene una estructura de cadena simple y lineal. Consiste en una
única cadena de nucleótidos, cuya composición general es la siguiente:
Un azúcar. Es un carbohidrato de 5 carbonos, llamado ribosa.
Una base nitrogenada. Es un compuesto cíclico rico en átomos de nitrógeno. Las bases
nitrogenadas del ARN pueden ser de cuatro tipos: adenina (A), citosina (C), uracilo (U) o guanina
(G).
Un grupo fosfato. Es un grupo de átomos rico en fósforo y oxígeno.
Los nucleótidos que forman el ARN son distintos a los del ADN. Se diferencian en el tipo de azúcar
que los compone y en la utilización de una base nitrogenada llamada uracilo (U), en lugar de timina
(T).
El ARN (Ácido Ribonucleico) es uno de los ácidos nucleicos elementales para la vida, encargado
junto al ADN (ácido desoxirribonucleico) de las labores de síntesis de proteínas y herencia genética.
Este ácido está presente en el interior de las células tanto procariotas como eucariotas, e incluso
como único material genético de ciertos tipos de virus (Virus ARN). Consiste en una molécula en
forma de cadena simple de nucleótidos (ribonucleótidos) formados, a su vez, por un azúcar
(ribosa), un fosfato y una de las cuatro bases nitrogenadas que componen el código genético:
adenina, guanina, citosina o uracilo.
Por lo general, es una molécula lineal y monocatenaria (de una sola cadena), y cumple con una
variedad de funciones dentro en la célula, lo cual lo convierte en un versátil ejecutor de la
información contenida en el ADN.
El ARN fue descubierto junto al ADN en 1867, por Friedrich Miescher, quien los llamó nucleína y los
aisló del núcleo celular, aunque luego se comprobó su existencia también en células procariotas,
sin núcleo. El modo de síntesis del ARN en la célula fue descubierto posteriormente por el español
Severo Ochoa Albornoz, ganador del Premio Nobel en Medicina en 1959.
Entender cómo opera el ARN y cuál es su importancia para la vida y la evolución permitió el
surgimiento de diversas tesis sobre el origen de la vida, como la que intuye que las moléculas de
este ácido nucleico fueron las primeras formas de vida en existir (en la Hipótesis del mundo de
ARN).
Tanto el ADN como el ARN están formados por una cadena de unidades conocidas como
monómeros, que se repiten y se denominan nucleótidos. Los nucleótidos están unidos entre sí por
enlaces de fosfodiéster cargado negativamente. Cada uno de estos nucleótidos se compone de:
Una molécula de azúcar pentosa (azúcar de 5 carbonos) llamada ribosa (distinta de la desoxirribosa
del ADN).
Un grupo fosfato (sales o ésteres de ácido fosfórico).
Una base nitrogenada: adenina, guanina, citosina o uracilo (en esto último se diferencia del ADN,
que presenta Timina en lugar de Uracilo).
Estos componentes se organizan en base a tres niveles estructurales:
Nivel primario. Consiste en la secuencia lineal de nucleótidos que definen las siguientes
estructuras.
Nivel secundario. El ARN se pliega sobre sí mismo debido al apareamiento intramolecular de bases.
La estructura secundaria es la forma que adquiere durante el plegado: en hélice, bucle, bucle en
horquilla, bucle múltiple, bucle interno, protuberancia, pseudonudo, etc.
Nivel terciario. Aunque el ARN no forma una doble hélice como el ADN en su estructura, sí suele
formar una hélice simple como estructura terciaria, a medida que sus átomos interactúan con el
espacio circundante.
Función del ARN
El ARN cumple con numerosas funciones. La más importante es la síntesis de proteínas, en la que
copia el orden genético contenido en el ADN para emplearlo de patrón en la fabricación de
proteínas y enzimas y diversas sustancias necesarias para la célula y el organismo. Para ello acude a
los ribosomas, que operan como una suerte de fábrica molecular de proteínas, y lo hace siguiendo
el patrón que le imprime el ADN.
Tipos de ARN
Existen varios tipos de ARN, dependiendo de su función primordial:
ARN mensajero o codificante (ARNm). Se ocupa de copiar y llevar la secuencia exacta de
aminoácidos del ADN hacia los ribosomas, donde se siguen las instrucciones y se procede a la
síntesis de proteínas.
ARN de transferencia (ARNt). Se trata de polímeros cortos de 80 nucleótidos, que tienen la misión
de transferir los aminoácidos a los ribosomas, que van a actuar como máquinas ensambladoras
ordenando a lo largo de la molécula de ARN mensajero (ARNm) a los aminoácidos correctos en
base al código genético.
ARN ribosómico (ARNr). Se encuentran en los ribosomas de la célula, donde están combinados con
otras proteínas. Operan como componentes catalíticos para “soldar” los enlaces peptídicos entre
los aminoácidos de la nueva proteína que se está sintetizando. Así, actúan como ribozimas.
ARN reguladores. Son piezas complementarias de ARN ubicadas en regiones específicas del ARNm
o del ADN, y que pueden ocuparse de diversas labores: interferir en la replicación para suprimir
genes específicos (ARNi), inhibir la transcripción (ARN antisentido), o regular la expresión génica
(ARNnc largo).
ARN catalizador. Son piezas de ARN que operan como biocatalizadores sobre los propios procesos
de síntesis para hacerlos más eficientes. Además, velan por el correcto desenvolvimiento de estos
procesos.
ARN mitocondrial. Dado que las mitocondrias de la célula poseen su propio sistema de síntesis
proteica, tienen también sus propias formas de ADN y ARN.