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CLASE 4

Las luchas contra la impunidad

Introducción a la clase

La sentencia del Juicio a las Juntas legitimó la perspectiva de que lo ocurrido durante la
dictadura había sido un plan sistemático de exterminio y la incansable lucha de los organismos de
derechos humanos por lograr justicia. Pero a pesar de estos avances, el círculo de la impunidad
iniciado con las leyes de obediencia debida y punto final cerró bajo el gobierno de Menem.

En la clase anterior abordamos las narrativas sobre la dictadura que emergieron durante los
primeros años de democracia y finalizamos con los indultos y el comienzo de la etapa de
impunidad.

En los años inmediatos a los indultos, los temas en torno a la dictadura militar retrocedieron de
la agenda pública atizada por las tensiones y problemáticas del presente en el marco de las
reformas neoliberales. Sin embargo, no pudieron detener el reclamo por Verdad y Justicia que
resurgió con fuerza a mediados de los años 90.

Las luchas contra la impunidad


Marcha de repudio al golpe militar en conmemoración de los 20 años. (1996)

Luego del indulto a los comandantes, las reivindicaciones y demandas vinculadas a la lucha por
los derechos humanos ligadas a la dictadura perdieron fuerza y la sensación de derrota fue
generalizada.

La Argentina parecía haber dejado atrás su pasado y estar sumergida en el presente continuo. La
reconciliación nacional proclamada como necesaria reclamaba olvido. Los acuciantes problemas
económicos y la crisis social vivida durante la hiperinflación definieron las prioridades de la
agenda política. La cuestión del pasado reciente argentino dejaba de tener predominancia.

Sin embargo, el movimiento de derechos humanos, en sus múltiples expresiones, no abandonó


la denuncia pública de los crímenes ni la demanda de justicia. Así se fueron asentando las bases
para la nueva etapa que comenzó a transitarse a partir de 1994, donde el pasado, aletargado,
retornó a escena.

En octubre de 1994 el Senado de la Nación rechazó el ascenso propuesto por el ejecutivo a dos
miembros de la Marina, los capitanes de navío Antonio Pernías y Juan Carlos Rolón, por su
probada participación en grupos de tareas a cargo de la represión. La decisión del Senado fue
promovida por la eficaz acción de los organismos de derechos humanos y de un periodista muy
vinculado con el movimiento, Horacio Verbitsky, que denunció públicamente el prontuario que
obraba en la CONADEP de estos dos represores alcanzados por la ley de Obediencia Debida.
Pernías hizo declaraciones de alto impacto en la opinión pública: reconoció ante los senadores
que en “la guerra contra los subversivos”, una guerra especial, todos los oficiales de la Armada
habían intervenido en las operaciones clandestinas. Unos meses después Adolfo Scilingo, otro
miembro de la Armada, confesaba a Verbitsky que los detenidos-desaparecidos en la ESMA
(Escuela de Mecánica de la Armada) fueron arrojados adormecidos a las aguas del Río de La Plata,
desde aviones en vuelo que él mismo había piloteado. 1 El horror tomó estado público
nuevamente.

A partir de allí, se desplegaron en el seno de la sociedad argentina una serie de acciones que, si
bien tenía como protagonistas al movimiento de derechos humanos, es cierto que ahora se abría
y convocaba a otros sectores sociales, sobre todo jóvenes. Entre otros tomaron preeminencia los
actos de homenaje a los desaparecidos: placas recordatorias, actos masivos de recordación en
diversos espacios públicos como plazas, escuelas u universidades se sucedieron en una especie
de escalada. Las primeras se realizaron en La Plata, una de las ciudades más golpeadas por la
represión. En su Universidad, durante los años 1995 y 1996 se constituyeron comisiones por la
memoria integradas por graduados y ex estudiantes de las distintas casas de estudio con el
objetivo de homenajear y recordar a los desaparecidos de cada una de ellas en actos
conmemorativos que tuvieron una masiva participación del estudiantado. En algunos casos, se
produjeron conmovedores encuentros entre viejos compañeros de aula y los hijos de los
desaparecidos.

Si no hay justicia, hay escrache

Sin dudas el acto más revelador fue el del 24 de marzo de 1996 que colmó la Plaza de Mayo para
el 20º aniversario del golpe.

1
La entrevista que Horacio Verbitsky a Adolfo Scilngo fue publicada en el libro El Vuelo, editado por la editorial Planeta en 1995
Volante convocando a la marcha por el vigésimo aniversario del golpe. Fondo DIPPBA - Comisión Provincial por la Memoria

Ese día hizo su primera aparición pública la Agrupación H.I.J.O.S, que aglutina a hijos e hijas de
desaparecidos. H.I.J.O.S introdujo otra modalidad de protesta: el “escrache”, que consiste en
organizar un acto de señalamiento y repudio en las viviendas donde viven libres los represores,
marcando la situación de impunidad y generando la condena y el repudio social. “Si no hay
Justicia, hay escrache” sostiene la consigna.

La Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), registró


actividades, recogió volantes e informó sobre la conmemoración de los 20 años del Golpe.
Algunos de éstos pueden verse acá:

ttps://www.comisionporlamemoria.org/archivos/archivo/publicoyconfidencial-
II/seleccion7.html

Desde múltiples espacios y expresiones la mirada volvió sobre el período más sombrío de la
historia argentina. Se editaron textos escolares donde se incluyó la temática y libros testimoniales
sobre los años setenta reconstruyendo la historia de la militancia. Los programas que se
emitieron en televisión vinculados al terrorismo de estado tuvieron un gran impacto de rating.
Viejos luchadores por los derechos humanos adquirieron protagonismo en la escena política.
Graciela Fernández Meijide, militante activa de la APDH, miembro de la CONADEP y madre de un
desaparecido y Alfredo Bravo, histórico luchador del movimiento, entraron como diputados al
Congreso Nacional por el FREPASO, una nueva expresión política que nucleaba a dirigentes de
centro izquierda de distintas procedencias partidarias y sociales. En la ciudad de Buenos Aires
comenzaron iniciativas para crear en el ex Centro Clandestino de Detención “Olimpo” un Museo
de la Memoria.

Se sancionaron las leyes que establecen clases alusivas para el 24 de marzo en las escuelas, el
tema se incorporó en la currícula escolar, surgieron iniciativas como hacer de la ESMA un museo
o lugar de la memoria, se llevó adelante el proyecto Parque de la Memoria en la costanera de la
ciudad de Buenos Aires. En la Provincia de Buenos Aires se creó la Comisión por la Memoria. En
definitiva, el pasado fue rehabilitado: la memoria adquirió legitimidad pública y reconocimiento
como valor social.

La vuelta de la Justicia

Esta especie de escalada incluyó a la Justicia. Nuevamente, los tribunales judiciales se


constituyeron como espacios desde donde resolver cuestiones aún pendientes con el pasado,
abriéndose fisuras en el denso muro levantado por la impunidad.

En abril de 1996 el juez español Baltasar Garzón Real comenzó con los procedimientos para
procesar a militares argentinos que actuaron durante la última dictadura por los presuntos
delitos de genocidio, terrorismo y tortura.

Paralelamente, surgieron los Juicios por la Verdad donde se le reconoció a los familiares de los
desaparecidos el derecho a la verdad y al duelo, por lo cual varias Cámaras Federales abrieron
procesos para esclarecer cada caso. Si bien estos juicios no pueden penalizar, sirvieron para
seguir acopiando información y pruebas y mantener el tema en la opinión pública. Lo que
reclamaron los familiares, expresados por Emilio Mignone, fue que el tribunal tutelara esos
derechos y arbitrara las medidas necesarias para determinar el modo, tiempo y lugar del
secuestro y la posterior detención y muerte, y el lugar de inhumación de los cuerpos de las
personas desaparecidas. Los juicios se iniciaron en distintas ciudades del país.

En La Plata, el 30 de septiembre de 1998, comenzó el primero de ellos, a partir de una resolución


de la Cámara Federal de esta ciudad que daba lugar a un amparo presentado por la Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos y familiares de 18 desaparecidos.
Les compartimos el documental producido por la Comisión Provincial por la Memoria con motivo
de la conmemoración de los 20 años del inicio del Juicio por la Verdad en La Plata: “Caminos de
la Justicia”
https://www.youtube.com/watch?v=qFCc-Gq2dWo

La característica de los Juicios por la Verdad es que se sostuvo la formalidad de un proceso


judicial (audiencias públicas, presencia del tribunal en la sala y de la parte acusadora,
comparecencia de testigos, presentación y pedidos de prueba, etc.) pero adquirieron
características particulares: mucha presencia de público en la sala, carencia de parte defensora.

Por otro lado, avanzaron otras causas como la del plan sistemático de secuestros y apropiación
de niños, delito por el que no habían sido juzgados los comandantes y que se excluyó de los
alcances de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, por lo cual en 1998 y 1999 Videla y
Massera, entre otros, volvieron a prisión.

Sin embargo, la imposibilidad de juzgar a los criminales que actuaron durante la represión siguió
marcada por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, un escollo enorme que sin embargo
contó con muchas acciones para doblegarlo. En marzo de 1998, por iniciativa de un grupo de
diputados del FREPASO, se derogaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, un hecho
simbólico contra la impunidad pero que no tuvo efecto penal retroactivo.

(Foto: Jorge Rafael Videla es trasladado a prisión)

Dos años más tarde el juez Gabriel Cavallo declaró la


“inconstitucionalidad y la nulidad insanable” de las leyes
de Punto Final y Obediencia Debida, un fallo histórico, que
posibilitaría la condena de los militares represores y cuya
resolución sigue pendiente frente a una apelación nunca
resuelta en la Corte Suprema de Justicia.

Durante el primer año del gobierno de Néstor Kirchner se


produjeron dos medidas centrales que luego permitirían
la reapertura de la vía punitiva para el tratamiento de las
violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la
dictadura. El 11 de agosto de 2003 el Poder Ejecutivo
ratificó la adhesión de Argentina a la “Convención sobre la
Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y los Crímenes de Lesa Humanidad” y envió un
proyecto de ley al Congreso para otorgarle jerarquía constitucional. Fue aprobado por
unanimidad de los legisladores. En septiembre de 2003 se sancionó, luego de un intenso debate,
la ley N° 25.779 que anuló las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que a diferencia de la
derogación permitía que se continuaran los juicios. Tales normativas fueron convalidadas por la
Corte Suprema de la Nación.

Así, se establecieron las bases jurídicas para la reapertura de los juicios de lesa humanidad que
aún continúan abiertos.

Reapertura de los Juicios de Lesa Humanidad

El 4 de agosto de 2006, el ex policía federal Julio Simón fue el primer condenado de esta nueva
etapa. El segundo sería Miguel Etchecolatz, ex director de Investigaciones de la Policía
Bonaerense, condenado a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad en el marco del
genocidio, constituyéndose así en la primera sentencia que reconoce esta figura.

En este sitio de la Secretaría de DDHH de la Nación se encuentra información detallada sobre los
procesos judiciales por delitos de lesa humanidad en la Argentina

http://www.juiciosdelesahumanidad.ar/

y también una línea de tiempo con los hitos del proceso de Memoria, Verdad, Justicia y
Reparación argentina que les invitamos a visitar:

http://www.juiciosdelesahumanidad.ar/linea-de-tiempo

Desde la reapertura de los juicios de lesa humanidad ha habido: 2

● 323 Juicios con sentencia

● 1179 represores condenados

● 15 Juicios orales en curso

Compartimos algunos Gráficos elaborados por el Ministerio Público Fiscal de la Nación

2
Datos actualizados a julio de 2023. Fuente: Secretaría de Derechos Humanos de la Nación
La narrativa militante

En los años noventa, post indulto, cuando había caducado la acción punitiva por parte del Estado
sobre los militantes y se desplegaron nuevos repertorios de acción colectiva contra las reformas
neoliberales del gobierno de Carlos Saúl Menem (1989-1999), las narrativas en torno a la
dictadura y los desaparecidos se distanciaron de aquellas que los demonizaban (teoría de los dos
demonios) u ocluían su identidad política (mito de la inocencia)

Como contrapunto del “mito de la inocencia”, podemos identificar tempranamente la


configuración de relatos en clave militante pero que no tuvieron alta difusión pública por
contraponerse a las narrativas hegemónicas. Estos relatos inscriben la violencia del Estado en
relación con un proyecto político y un modelo económico a imponer, ligado con los intereses de
sectores económicos concentrados y de las minorías privilegiadas. Al mismo tiempo, reivindican
a los desaparecidos como militantes políticos claramente posicionados contra este modelo de
país.

Uno de los documentos más relevantes de esta narrativa es la Carta Abierta a la Junta Militar de
Rodolfo Walsh, escrita en el año 1977. Posteriormente, la película Cazadores de Utopías
(Blaustein, 1996) expresará el testimonio de sobrevivientes de la dictadura, quienes exponen las
ideas y posiciones políticas que en gran medida no se explicitaron en los relatos canónicos que
dominaron la escena de la transición, como el Informe Nunca Más y la Noche de los Lápices. 3

En 1996, en torno a las conmemoraciones de los 20 años del golpe militar se comienza a
conformar HIJOS, que aglutina a hijos e hijas de desaparecidos, cuyo relato sobre los años 70 y
la represión de la dictadura recupera las militancias y elecciones políticas de sus padres y
madres. Las historias de los detenidos desaparecidos son narradas no solo como víctimas sino
reivindicadas en el contexto de las militancias políticas revolucionarias de los años 70. De esa
manera la agrupación HIJOS se inscribe en esas narrativas militantes. (Cueto Rua, 2010)

Las políticas de memoria impulsadas por los gobiernos kirchneristas adscribieron a esta narrativa
reivindicando de manera genérica a la generación de los setenta. “En línea con las “memorias
militantes” construidas desde mediados de la década del 90, esta narrativa desplazó la
centralidad que durante los 80 adquirió la representación de los desaparecidos como víctimas

3
La Noche de los lápices trama en un único relato el secuestro de adolescentes, estudiantes secundarios, que
habían luchado por el boleto estudiantil. Los hechos ocurrieron en la ciudad de La Plata.
inocentes para acentuar su carácter de “luchadores populares” de acuerdo con determinados
valores y convicciones” 4 (Balet, 2023, pág. 45)

El nuevo prólogo escrito para la reedición del Informe a propósito de la conmemoración de los
30 años del Golpe lo expresa con claridad:

“Por otra parte, el terrorismo de Estado fue desencadenado de manera masiva y


sistemática por la Junta Militar a partir del 24 de marzo de 1976, cuando no existían
desafíos estratégicos de seguridad para el statu quo, porque la guerrilla ya había sido
derrotada militarmente. La dictadura se propuso imponer un sistema económico de tipo
neoliberal y arrasar con las conquistas sociales de muchas décadas, que la resistencia
popular impedía fueran conculcadas. La pedagogía del terror convirtió a los militares
golpistas en señores de la vida y la muerte de todos los habitantes del país. En la aplicación
de estas políticas, con la finalidad de evitar el resurgimiento de los movimientos políticos
y sociales, la dictadura hizo desaparecer a 30.000 personas, conforme a la doctrina de la
seguridad nacional, al servicio del privilegio y de intereses extranacionales. Disciplinar a
la sociedad ahogando en sangre toda disidencia o contestación fue su propósito
manifiesto. Obreros, dirigentes de comisiones internas de fábricas, sindicalistas,
periodistas, abogados, psicólogos, profesores universitarios, docentes, estudiantes,
niños, jóvenes, hombres y mujeres de todas las edades y estamentos sociales fueron su
blanco. Los testimonios y la documentación recogidos en el NUNCA MÁS son un
testimonio hoy más vigente que nunca de esa tragedia” (CONADEP, 2006; pág. 33)

Los nuevos juicios reabiertos por crímenes de lesa humanidad se constituyeron en un nuevo
“escenario de memoria” (Feld, 2002) donde los testimonios de los sobrevivientes en los estrados
judiciales repusieron en gran medida su pertenencia política (Barbero, 2015). En los sitios de
memoria, en las recorridas guiadas se narran las trayectorias militantes de quienes estuvieron
allí secuestrados (Paganini, 2020) dando cuenta de la prevalencia de esta forma de narrar por
sobre otras.

Bibliografía citada en la clase

Balet, C. (2023). Militar la memoria en el Estado: perfiles, prácticas y lógicas de identificación

4
Este desplazamiento de las narrativas de los ochenta podrían explicarse en gran medida por la crisis de 2001, tal
como lo plantea Bazcko en la cita reproducida más arriba.
del. Astrolabio , 32-60.
Barbero, H. (2015). La dictadura como genocidio. Articulaciones de sentido y tensiones de la
memoria en el juicio a la Fuerza de Tareas 5. La Plata: Tesis de maestria.
Cueto Rua, S. (2010). El surgimiento de la agrupación HIJOS-La Plata: La discusión por quiénes
son las víctimas del terrorismo de Estado. Sociohistórica , 137-163.
CONADEP (2006) Informe Nunca Más, Buenos Aires, Ministerio de Cultura de la Nación
Feld, C. (2002). Del estrado a la pantalla. Imágenes del juicio a las juntas. Madrid: Siglo XXI.
Paganini, M. (2020). Experiencia y transmisión intergeneracional : La construcción de
significados en los y las jóvenes visitantes del Espacio para la Memoria y la Promoción de los
Derechos Humanos ex CCDTyE "Olimpo" (2015-2017). La Plata: Tesis de maestria.

¡¡A leer!!!!
Varios países en Latinoamérica, a partir de los años 80, han vivido procesos de justicia
transicional. Esto ha traído aparejado lo que mencionan Sikkink y Walling (2008) 5: la existencia
de la cascada de justicia.

Cada vez más, los Estados están responsabilizando penalmente a quienes atentaron
contra los derechos humanos durante regímenes anteriores por esas violaciones a los
derechos humanos. Esta marcada tendencia en aumento de los juicios por derechos
humanos sugiere que no es probable que su trayectoria sea fácilmente revertida, si
bien es probable que la proporción entre los diferentes mecanismos de justicia
transicional que se utilizan continúe variando.

No han sido procesos sin trabas, debates e incluso con multimecanismos en el camino hacia la
justicia. Los modos han sido complejos y muy variados, de acuerdo a las realidades y alcances
vividos en cada país. Quizás la pregunta central que les proponemos para seguir reflexionando
es ¿qué impacto tienen los juicios de derechos humanos sobre las democracias?

5
Kathryn Sikkink. Doctora en Ciencia Política (Columbia University),profesora Regents y titular de la Arleen Carlson
Chair in Political Science,University of Minnesota

Carrie Booth Walling. Master en Economía con especialización en Estudios Estratégicos (University of Wales),
candidata a doctor en Ciencia Politica (University of Minnesota).
Les proponemos la lectura del texto “La cascada de justicia y el impacto de los juicios de derechos
humanos en América Latina” de Kathryn Sikkink y Carrie Booth Walling (de la Universidad de
Minnesota), quienes analizan los mecanismos de justicia transicional utilizados por los Estado
para abordar las violaciones a los derechos humanos. A su vez hacen un recorrido por diferentes
especialistas en el tema y los debates en torno a las miradas pesimistas u optimistas del impacto
de los juicios en las democracias. Marcan a su vez una vacancia en el tema, son pocos estudios
empíricos que abarquen varios países y que tengan la meta de poner a prueba estas afirmaciones,
en parte por falta de una base de datos sobre este tipo de juicios.

Además, el texto de Enrique Andriotti Romanin 6 analiza los Juicios de la Verdad, centrándose en
el origen de la modalidad jurídica y las tensiones que estos juicios suscitaron. Estas tensiones
permiten seguir reflexionando sobre en qué medida estos juicios, como otras modalidades de
justicia transicional, permitieron transitar los conflictos sobre cómo lidiar con los hechos del
pasado reciente.

Por otro lado, y para también pensar otras experiencias, el texto de Cath Collins examina el caso
chileno en términos de qué políticas públicas y medidas oficiales en materia de justicia de
transición se desplegaron desde 1990. La pregunta es si ese avance gradual ha sido una política
oficial, sostenida, o si es resultado de las luchas de la sociedad civil.

Bibliografía sugerida

● Collins, Cath. (2013). Chile a más de dos décadas de justicia de transición. Política. Revista
De Ciencia Política, 51(2), pp. 79–113.

Collins, C. (2013). Chile a más de dos décadas de justicia de transición.

● Sikkink, Kathryn; Walling, Carrie Both. (2008) La cascada de justicia y el impacto de los
juicios de derechos humanos en América Latina. CUADERNOS DEL CLAEH n.° 96-97
Montevideo, 2." serie, año 31, 1-2[SSN 0797-6062 Pp. 15-40

Sikkink, Walling_ La cascada de justicia y el impacto de los juicios de dd hh en Aca Latina.

6
Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de General Sarmiento/ Instituto de Desarrollo Económico y Social
(UNGS-IDES). Investigador Asistente del CONICET donde además se desempeña como profesor en la Carrera de Sociología. Es
Licenciado en Sociología y Magíster en Filosofía y Ciencia Política por la Universidad Nacional de Mar del Plata.
● Andriotti Romanin, Enrique (2013) Decir la verdad, hacer justicia: Los Juicios por la Verdad
en Argentina. pp. 5-23 ERLACS No. 94 April

Enrique Andriotti Romanin. Decir la verdad, hacer justicia

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