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6 Principios Bíblicos del Liderazgo Cristiano

El documento presenta seis principios bíblicos esenciales para el liderazgo cristiano: perseguir la gloria de Dios, priorizar la santidad personal, abrazar el liderazgo de servicio, cultivar el bienestar físico, desarrollar más líderes y administrar el tiempo. Estos principios buscan guiar a los líderes a cumplir con los propósitos eternos de Dios y a vivir de acuerdo con Su Palabra. La aplicación de estos principios es fundamental para establecer una filosofía de liderazgo saludable en cualquier contexto.

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El documento presenta seis principios bíblicos esenciales para el liderazgo cristiano: perseguir la gloria de Dios, priorizar la santidad personal, abrazar el liderazgo de servicio, cultivar el bienestar físico, desarrollar más líderes y administrar el tiempo. Estos principios buscan guiar a los líderes a cumplir con los propósitos eternos de Dios y a vivir de acuerdo con Su Palabra. La aplicación de estos principios es fundamental para establecer una filosofía de liderazgo saludable en cualquier contexto.

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LIDERAZGO

6 principios bíblicos para el liderazgo cristiano


Hebreos. 13: 17 - 21
El liderazgo es un aspecto importante en la vida de muchos cristianos. Ya sea en el lugar de trabajo, en el
hogar o en la iglesia, Dios confía a Sus hijos diversas responsabilidades de liderazgo para cumplir con Sus
propósitos eternos.

Sin embargo, no hay dos líderes cristianos que compartan la misma influencia o posición. Como
resultado, establecer una filosofía sana de liderazgo requiere que los líderes cristianos consideren una
serie de principios bíblicos que trascienden los detalles particulares de cualquier contexto.

Con ese fin, aquí busco hablar de seis principios bíblicos esenciales para ayudar a dar forma y enfoque a
tu liderazgo como cristiano.

1. Persigue la gloria de Dios.

A diferencia del liderazgo secular, la obra cristiana es medida en la eterna evaluación venidera de Jesús
(Mt 25:21). El éxito en el liderazgo cristiano no se trata de ganancias financieras o logros mundanos. El
objetivo principal del líder cristiano es glorificar a Dios al guiar a otra personas a parecerse más a Cristo
(Col 1:28-29; 2 Co 5:14-15).

Perseguir la gloria de Dios enfoca al líder hacia la eternidad, y este enfoque impacta el presente. Esto
permite a los líderes cristianos soportar las dificultades del liderazgo sin perder la motivación ni la
esperanza.

Dios, cuyo señorío es soberano y absoluto, nos guía a desempeñar nuestro liderazgo desde la
perspectiva de Su gobierno eterno (cp. Éx 15:18; 2 S 7:7). Es decir, un líder piadoso evalúa el valor
eterno de cada decisión, objetivo y prioridad temporal. Según Pablo, «la obra de cada uno se hará
evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada. El fuego mismo probará la
calidad de la obra de cada uno» (1 Co 3:13).

2. Prioriza la santidad personal.

En el paradigma del liderazgo espiritual, la santidad es primaria (1 Ti 4:12). A menos que mantengas tu
propia salud espiritual, no podrás guiar a otros en Cristo de manera efectiva (Jn 15:4-5; Hch 20:28). Por
ejemplo, casi a diario, las noticias descubren el fracaso moral y ético de algún líder religioso. La mayoría
de estos líderes caídos afirmaban públicamente la importancia de la santidad personal, pero su caída
pública reveló su fracaso en priorizar la santidad en el ámbito privado.
Esos casos deben motivarnos a tener un temor sano y a reconocer que todos somos vulnerables.
¡Ninguno de nosotros es inmune a descuidar su santidad personal! Ocurre de forma gradual, a medida
que nuestra búsqueda de Cristo sucumbe lentamente a la búsqueda de cosas menores. Por lo tanto, haz
de la santidad personal una característica de tu enfoque de liderazgo. Mata los deseos de la carne (Col
3:5), sé sobrio, transforma tu mente, ora en todo tiempo y protege tu pureza (1 P 1:13; Sal 119:11).

Permite que la intimidad con Cristo, el conocimiento de Su palabra y la devoción de Su gloria den forma
a cada aspecto de tu servicio. Para mantenerte en cada uno de estos objetivos, asegúrate de
congregarte regularmente con otros creyentes en la adoración corporativa de una iglesia local (He
10:25).

3. Abraza el liderazgo de servicio.

Muy a menudo, el prestigio comúnmente asociado con el liderazgo —autoridad, respeto y poder—
seduce el corazón de los líderes. En tales casos, el resultado final es un líder que descuida o abusa de los
seguidores de Cristo. Consciente de esta tendencia, Jesús invierte la jerarquía de liderazgo tradicional y
llama a Sus discípulos a imitar Su ejemplo de servicio (Mt 20:25-28).

Los líderes cristianos comparten un propósito común: imitar a Cristo, al poner las necesidades de los
demás antes que sus propias necesidades (2 Ti 4:6-7; Fil 2:3-4). En otras palabras, el liderazgo bíblico
abraza la servidumbre —a diferencia del liderazgo común en el mundo— para lograr un propósito
superior: el florecimiento de los portadores de la imagen de Dios (Col 3:23-24; 1 Co 9:19-23).

Los líderes espirituales desean presentar a toda persona madura en Cristo, servir voluntariamente con
humildad y gracia, y proporcionar un modelo de liderazgo como el de Cristo, digno de imitar por otros
(Col 1:28; 1 P 5:2-3; 1 Co 11:1).

4. Cultiva el bienestar físico.

¿Irías con un dentista que tiene mala dentadura? Probablemente no, pues parece obvio que no practica
lo que predica. De manera similar, muchos líderes cristianos socavan su liderazgo al no practicar lo que
predican (1 Co 9:27). Entonces, si nuestra tarea incluye enseñar sobre el dominio propio y el cuidado del
cuerpo (Gá 5:23; 1 Co 6:12-14), somos responsables de vivir lo que enseñamos.

Aunque las Escrituras no ordenan explícitamente el entrenamiento físico, no niegan su provecho


terrenal (1 Ti 4:6-8). Como criaturas finitas, los líderes deben cuidar su salud física para poder llevar a
cabo de manera efectiva sus responsabilidades. En pocas palabras, un equilibrio adecuado de disciplina
espiritual y disciplina física —una dieta saludable y ejercicio regular— glorifica a Dios, promueve una
productividad eficiente y brinda más credibilidad a la forma en que compartimos nuestro mensaje
verbal (1 Co 10:31).
5. Desarrolla más líderes.

La Escritura enfatiza la multiplicación del liderazgo como un principio central del liderazgo bíblico (2 Ti
2:2). Dios multiplica la influencia de Cristo a través de discípulos que buscan formar más discípulos (cp.
Mt 28:18-20). El desarrollo de liderazgo permite a los líderes aumentar Su alcance de influencia por
extensión.

Por ejemplo, de aproximadamente cien asociados de Pablo, según leemos en el Nuevo Testamento, él
desarrolló a treinta y ocho personas para que fueran sus compañeros de trabajo. Sigue el ejemplo de
Pablo: desarrolla líderes con los que puedas rendir cuentas, mantener relaciones constructivas,
colaborar en la expansión del evangelio y recibir aliento (Hch 15:32; 17:14-15; 2 Co 7:6-7; Gá 2:6-10;
4:19; Fil 2:25-30; 1 Ti 1:3; Tit 1:5).

6. Administra tu tiempo.

Por último, la aplicación adecuada de los principios anteriores dependerá, en parte, de una gestión
eficiente del tiempo. El tiempo es un recurso universal para todas las personas. No importa cuál sea el
alcance de su influencia, cada líder administra una cantidad igual de tiempo diario (Col 4:5-6; Ef 5:15-
17). Sin embargo, una diferencia importante entre los líderes excepcionales es su buen uso del tiempo (2
Ti 4:1-5).

Para glorificar a Dios y contribuir al florecimiento de aquellos a quienes ministramos, debemos


administrar nuestro tiempo adecuadamente. Evalúa las próximas tareas pendientes y toma decisiones
firmes para asumir la responsabilidad de aquellas que solo tú puedes y debes completar. Delega o
retrasa las que quedan (cp. Hch 6:1-15).

Por último, ¡descansa! El exceso de trabajo no es una virtud para admirar, sino un vicio que revela
nuestro orgullo. En resumen, reconoce que, si no administras tu tiempo, alguien o algo más lo hará por
ti.

Estos principios bíblicos generales nos ayudan a establecer una filosofía sana de liderazgo útil para todo
cristiano en todo ámbito donde Dios lo haya puesto. Los propósitos eternos de Dios se cumplen a través
de Su pueblo que vive a la luz de Su Palabra.

Gracias por su atención.

ATTE. Pastora. Miriam Echenique

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