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Clas. Climática. Cga. Hidrología

Los climas de altas latitudes se caracterizan por temperaturas extremadamente bajas, con climas polares donde la temperatura media del mes más caliente no supera los 0º C, y subpolares con temperaturas entre 0º y 10º C. La persistencia del frío y la amplitud térmica anual son notables, con diferencias significativas entre regiones oceánicas y continentales. Además, los vientos en estas áreas son fuertes y turbulentos, influenciados por la topografía y la circulación atmosférica, lo que genera un sistema climático complejo.

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Clas. Climática. Cga. Hidrología

Los climas de altas latitudes se caracterizan por temperaturas extremadamente bajas, con climas polares donde la temperatura media del mes más caliente no supera los 0º C, y subpolares con temperaturas entre 0º y 10º C. La persistencia del frío y la amplitud térmica anual son notables, con diferencias significativas entre regiones oceánicas y continentales. Además, los vientos en estas áreas son fuertes y turbulentos, influenciados por la topografía y la circulación atmosférica, lo que genera un sistema climático complejo.

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CLASIFICACION CLIMATICA

ESTIENNE Y GODARD. “CLIMATOLOGIE”.


Síntesis del texto: Prof. Laura Sánchez.

l) CLIMAS DE ALTAS LATITUDES


Los climas de Altas Latitudes están delimitados por la isoterma de 10º C para el mes más
caliente. En el sector Artico, el límite se extiende al sur del círculo polar en el medio oceánico
y en las regiones continentales al norte del paralelo de 70º. En el hemisferio sur dicho límite
llega hasta el paralelo de 55º. Dentro de estos climas encontramos los Polares y subpolares.
-Polares: la temperatura media del mes más caliente no sobrepasa los 0º C, corresponde a la
región del Inlandsis.
-Subpolares: Entre la isoterma de 0º y la de 10º para el mes más caliente. Corresponde al
sector de la tundra.
El frío es el elemento dominante de los climas de altas latitudes. La energía solar que llega al
suelo es reducida debido a la inclinación de los rayos solares y al albedo sobre un tapiz níveo
muy persistente, con un alto grado de reflexión. Pero según las regiones, el frío no tiene la
misma intensidad ni la misma duración y los mayores contrastes se dan en los regímenes
térmicos estacionales. Al rol de la latitud se añade el de la altitud. Sólo las regiones oceánicas
subpolares ubicadas bajo la influencia moderadora de las corrientes marinas como la zona de
Aleutianas, N de Islandia, NO de Noruega, poseen temperaturas medias anuales positivas.
En las regiones con climas polares o Árticos y Antárticos las temperaturas medias son
negativas. En los climas Árticos las temperaturas oscilan entre -3 y -30º, como al norte de la
isla de Ellesmere y en el centro del Inlandsis Groenlandés. En el continente Antártico,
centrado sobre latitudes polares (meseta elevada a gran altura), las temperaturas son las más
bajas del globo. A excepción de una estrecha franja marítima, casi todo el continente tiene
una temperatura media anual inferior a -25º C. La isoterma de -50º C envuelve toda la parte
central de Antártica Oriental (más maciza) y la estación soviética de Vostok ha registrado las
medias anuales más bajas del planeta, entre -55º y -58º C. Las medias de julio en Antártica
Occidental varían entre -30º y -45º C y entre -42º y-70º C en el sector oriental. En el polo sur a
2.800 metros de altura se registró en 1965 una temperatura récord de -95º C.
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En el hemisferio norte, debido a su configuración geográfica, las temperaturas más bajas se


registran en el interior de los continentes en invierno y no en las zonas polares de altas
latitudes que son oceánicas. En Groenlandia el mínimo absoluto registrado fue de -70º C en
North Ice a 78º de latitud norte, cifra muy similar a los mínimos registrados al NE de Siberia y
en el centro de la cuenca del Yukón en Alaska. En estas regiones, así como en el Archipiélago
Nor-Canadiense la temperatura del mes más frío (febrero) es inferior a -35º C; entre -30º y -
12º C en los Archipiélagos soviéticos y Spitzberg; y entre -10º y 0º C en las regiones
subpolares. La estación siberiana de Verkhoiansk tiene el récord absoluto del frío, sin
embargo, gracias a sus veranos tiene una temperatura media anual de -15º C.
A la intensidad del frío se suma la persistencia del mismo. En el polo sur, el 60% de las
temperaturas en marzo están comprendidas entre -50º y -65º C; en diciembre que es uno de
los meses menos frío, el 90% de las temperaturas oscilan entre -23º y -34º C. Sobre la franja
siberiana, las costas están heladas durante 250 días al año. En el límite sur del dominio
Ártico, la Bahía de Ungava a 60º de latitud a principios de julio aún sigue cubierta por la
banquita.
Otro aspecto a considerar es el número de días con heladas. A excepción de las regiones
subpolares oceánicas, la helada es posible casi todo el año. En el Archipiélago Nor-
Canadiense se dan 300 días de heladas anuales. La duración de la helada continua se da por
ejemplo, en la desembocadura del Lena durante 7 meses (de octubre a mayo); en la isla
Wrangel 8 meses; al norte de Ellesmere, en Eureka 10 meses. En los lugares donde además
interviene el factor altura, las posibilidades de deshielo disminuyen o se anulan.
La amplitud térmica anual aumenta con la latitud; por lo que los climas polares y subpolares
tienen una amplitud térmica anual superior a la amplitud térmica diaria. De todos modos
existen variaciones, por ejemplo, en la Isla Macquarie la amplitud media anual es de 4º C, por
el contrario en Vostok (Antártica Oriental) de 40º C.
En los climas continentales fríos como NE de Siberia la diferencia entre el mes más caliente y
el más frío excede los 60º C, como el caso de Verkhoiansk. Las variaciones diurnas son más
débiles, del orden de 10º C y algunos más, como 20º en el borde del Inlandsis Groenlandés,
34º en la Tierra de Grahan (Antártica). Estas variaciones son aperiodicas, dependen de
advecciones de aire marítimo relativamente suave.

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En invierno se dan los mayores contrastes de temperatura, con diferencias entre 30º y 40º C
entre las medias de los meses más fríos del mundo subpolar oceánico y el de la región polar
continental en Antártica. En el interior de las regiones continentales en invierno se sitúan
anticiclones de origen térmico, y la altura, a su vez, puede intensificar el rigor del frío.
En el Estrecho de Davis se observa una marcada disimetría entre sus dos riveras en invierno;
por un lado los fríos intensos del Ártico Canadiense, y por otro, las temperaturas más suaves
del sector Groenlandés. En Antártica, el contraste invernal es más marcado entre las regiones
costeras beneficiadas por aire marino más suave y el interior continental que conoce un rigor
extremo. A lo largo de la franja costera el régimen térmico invernal está caracterizado por una
amplitud más moderada y por una gran irregularidad de las temperaturas ligadas al pasaje de
perturbaciones. Por el contrario, en el centro del inlandsis la atmósfera es menos turbulenta y
pueden originarse fuertes inversiones térmicas, favorecidas por situaciones meteorológicas
estables, por ejemplo, en Vostok se registró una diferencia de 38º sobre una vertical de 350
metros (-78º C a nivel del suelo y -40º C a 350 m de altura).
Dos rasgos caracterizan el régimen térmico de las regiones polares en invierno:
*El mes más frío está desplazado respecto al solsticio, (febrero en el hemisferio norte); este
retardo es causa de la intensa pérdida de calor que se produce durante la noche polar.
*La curva de las temperaturas medias y más la de los mínimos, muestra el decrecimiento
rápido de otoño y el aumento brusco de primavera, y un largo período donde las temperaturas
varían poco y donde no aparece un mínimo bien centrado como en las regiones templadas.
Este aspecto particular de la curva donde el invierno está desprovisto de centro, refleja la
importancia de la ausencia de de la radiación solar durante 6 meses. En verano los contrastes
térmicos son menos acusados. En el Ártico, los sectores ubicados bajo la influencia marítima,
conocen un leve calentamiento. De este modo, la disimetría del Estrecho de Davis tiene
tendencia a invertirse a favor del Archipiélago Nor-Canadiense menos frío que Groenlandia. Al
mismo tiempo las regiones continentales con inviernos muy rigurosos (Canadá, Siberia)
conocen un calentamiento estival que le permite escapar del mundo polar. En Antártica, en el
período estival, la media del mes menos frío, no llega a sobrepasar los 2º C. El calentamiento
es limitado en las regiones bajas costeras y en el centro del continente el calentamiento no se
produce por los efectos de la latitud, la altitud y la presencia del Inlandsis, por ejemplo, Vostok
(3.500 m de altitud) la temperatura de enero es de -30º C.

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Vientos y Circulación Atmosférica


1) Frecuencia e intensidad de los vientos. A diferencia de las regiones continentales frías,
que conocen en invierno períodos de calma, las regiones polares y subpolares son turbulentas
con fuertes vientos. La velocidad media anual sobrepasa los 20 km/h en el Ártico, a excepción
del N de Groenlandia, NE del Archipiélago Nor-Canadiense y N de Siberia central. Las zonas
más ventosas son las subpolares, tales como la extremidad meridional de Groenlandia,
Islandia o polares oceánicas tales como Spitzberg.
En el hemisferio sur, las velocidades medias de vientos son más fuertes y los valores mayores
se dan en los Archipiélagos australes, como por ejemplo Islas Kerguelen, y sobre todo en el
borde del continente Antártico, donde pueden alcanzar 35km/h y hasta 75km/h (Tierra de
Adelaida). Estas regiones costeras conocen los vientos más intensos del planeta, (récord en
Adelaida, 300km/h). La frecuencia de los vientos violentos disminuye hacia las regiones
continentales polares o hacia los mares helados de altas latitudes. En el Ártico, los vientos
fuertes o tempestades, son raros en el polo y en el centro del Inlandsis Groenlandés, pero
mucho más intensos en el S de Groenlandia. En cambio en el hemisferio sur, estas
tempestades, se producen mucho más en los bordes del continente Antártico, que en el centro
del Inlandsis. En los mares libres subpolares predominan los vientos del oeste, mientras que
en el borde del Inlandsis predominan los vientos del este.
2) Circulación en superficie en la región del Inlandsis: Vientos de Gravedad. En las
capas bajas de la atmósfera, las extensas zonas de los continentes helados tienen un sistema
de vientos radiantes según la pendiente y divergentes. En Groenlandia, se dan vientos de
superficie provenientes del centro de la calota glaciaria y con una dirección divergente. Estos
vientos dependen de la topografía general del Inlandsis, el viento sopla de acuerdo con la
línea de mayor pendiente en la parte central del mismo, luego es desviado progresivamente
en los bordes, por la fuerza de Coriolis. Para la Antártica, la desviación se ejerce hacia la
izquierda y el viento que en su origen sopla del sur, toma una dirección sureste. Estos vientos
divergentes son muy fríos, ya que en superficie son acompañados por una fuerte inversión
térmica, y se caracterizan por una gran intensidad en los bordes a medida que aumenta la
pendiente. Hay que destacar que la intensidad depende también de la estación; en invierno,
los gradientes horizontales de temperatura y presión son muy marcados, por lo cual los
vientos son más fuertes. En las zonas oceánicas, de acuerdo a la ubicación de las

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depresiones, los vientos asociados a las perturbaciones y los vientos provenientes del centro
del Inlandsis pueden enfrentarse o por el contrario reforzarse. De este encuentro de masas de
aire, nacen ráfagas muy violentas, pero de poca duración. Las particulares condiciones
geográficas de las zonas polares cubiertas de hielo (topografía convexa), sumado a la
marcada inversión térmica sobre el Inlandsis durante la noche polar, determinan vientos
divergentes, catabáticos de aire frío y denso que se desliza por la pendiente desde los
anticiclones peliculares de origen térmico, motivados por la acción de la fuerza de gravedad.
No se deben confundir estos vientos catabáticos de espesor débil y limitados a las capas
bajas de la atmósfera, con la expulsión de aire Ártico o Antártico que afectan a toda la
tropósfera, por detrás de una familia de perturbaciones.
3) Caracteres de la Circulación Atmosférica. La pérdida de calor en las regiones polares y
los balances radiactivos negativos, exigen poderosos movimientos meridianos de
compensación, con advección en los niveles medios y altos de la tropósfera.
Ninguna región del Ártico escapa a la trayectoria de las perturbaciones. En invierno centros
anticiclónicos forman poderosas barreras, como en el centro y norte de Groenlandia, sur de
Yukón, sur de Siberia central y oriental; pero esos anticiclones son térmico-peliculares y
desaparecen en altitud antes de los 500 mb, por lo que en altura el conjunto del Ártico está
dominado por una circulación de tipo ciclónica y con un flujo zonal del oeste. Las
perturbaciones pueden cabalgar los anticiclones de superficie. Las trayectorias seguidas por
las depresiones son muy frecuentes, una de las más importantes es la que pasa al sur de
Groenlandia, proximidades de Islandia, mar de Noruega, mar de Barents, hasta el mar de
Leptev. Esta trayectoria coincide con la bande de anomalías térmicas positivas materializada
por el ascenso de aguas tibias de la Corriente Nord-atlántica, que penetra en la cuenca Ártica.
Respecto a los factores dinámicos, las bajas presiones permanentes de Islandia corresponden
a un valle planetario en el flujo del oeste; el obstáculo de Groenlandia, determina una cresta
planetaria con curvatura anticicónica. Esta banda de perturbaciones no hacen más que seguir
el trazado habitual del “frente ártico atlántico” que separa la masa de aire fría continental
formada sobre los glaciares, de la masa polar oceánica más tibia y húmeda. Este frente
funciona vigorosamente en invierno. En altura se suceden dos grandes tipos de circulación:
*uno zonal, con flujo del oeste y paso de perturbaciones. Las depresiones de tipo dinámico,
se refuerzan en altitud (contrariamente a los anticiclones térmicos) y el tiempo es inestable.

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*otro meridiano, llamado de “bloqueo”; ya que una dorsal de altas presiones orientada de
N-S bloquea la circulación zonal.
El “frente ártico pacífico” tiene una posición similar al frente ártico atlántico. Desde la
extremidad sur del Mar de Bering y el Archipiélago de las Aleutianas hasta la entrante al sur
de Alaska, que es una zona de convergencia de la trayectoria de las perturbaciones.
En verano el campo barométrico en el Ártico es mucho más contrastado que en invierno. En el
centro del mar Ártico helado, las altas presiones de superficie están coronadas por una
inversión térmica débil, delgada y discontinua que se acompaña de nieblas. En altitud, el
movimiento es ciclónico y las depresiones más atenuadas, atraviesan la cuenca polar con
trayectorias menos definidas.
En el hemisferio sur, los contrastes geográficos no son tan marcados como en el Ártico, por lo
tanto la circulación atmosférica es más poderosa pero más simple. El aire superficial muy frío
en el centro de la Antártica determina la ubicación de un anticiclón, y a su alrededor, se ubica
un anillo de bajas presiones, donde el aire marino del océano austral es más tibio. Ambas
masas de aire determinan el “frente antártico”. El movimiento centrífugo, divergente del aire
continental muy frío, en superficie, es compensado por la afluencia de aire, convergente en
altitud; y se observa también una importante inversión térmica. En superficie, existe un anillo
casi permanente de bajas presiones animadas de un movimiento ciclónico, y es en el gran
flujo del oeste donde se desplazan activas perturbaciones, que pueden derivar hacia el sur y
abordar el continente antártico. La localización de núcleos de bajas presiones sobre los mares
de Ross y de Wedell, traducen la influencia de factores térmicos y dinámicos (valles y crestas
en el flujo del oeste). En la superficie del continente Antártico se estaciona un anticiclón de
origen térmico, que ocasiona los vientos catabáticos divergentes del sureste. Estas altas se
debilitan en altitud, y a partir de los 500 mb el flujo del este es reemplazado por una
circulación ciclónica. Esta depresión en altura situada sobre el corazón del Inlandsis determina
la advección de aire marítimo, proveniente del Atlántico o del Pacífico.
Al igual que en el Ártico, se distinguen dos tipos de circulación:
*una zonal, con depresiones que circulan en el flujo del oeste, y afectan preponderantemente
a las regiones subpolares. En las islas Kerguelen, se confirma la existencia en altitud de un
flujo zonal muy violento con velocidades de 300 km/h en la dirección del Jet.
*otra meridiana, con bloqueo a todos los niveles y descargas de aire antártico frío.

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En síntesis, los anticiclones que cubren las regiones frías están cabalgados por
perturbaciones de altitud, las cuales son responsables de los cambios térmicos entre las altas
y medias latitudes y las precipitaciones que alimentan los Inlandsis.
En altas latitudes las precipitaciones son mínimas, inferiores a 250 mm; esto se debe a que,
con baja temperatura la evaporación es débil y la capacidad higrométrica del aire reducida.
Los sectores con más precipitaciones corresponden a la zona subpolar y están ligados a la
trayectoria de las perturbaciones. El total anual es de 1.000 mm en las Aleutianas, en el
extremo de Groenlandia, Islandia y norte de Noruega, y en las islas y archipiélagos australes.
Las precipitaciones se distribuyen en un gran número de días, sin meses secos, pero son más
abundantes en la estación fría. Las regiones más frías son al mismo tiempo las más secas. Se
sitúan a mayores latitudes, en los bordes de los mares helados o en el interior de los
continentes y coinciden con un régimen anticiclónico persistente durante gran parte del
invierno. Por ej a 70º N, en el centro de Groenlandia se registran 150 mm, mientras que en la
isla de Jan Mayen al oeste de Noruega a igual latitud 735 mm. En Barrow, al borde del Mar de
Beauford 110 mm; Eureka 69 mm; el centro del continente Antártico menos de 100 mm;
perteneciendo estos sectores a la categoría de zonas áridas. Las bajas temperaturas inhiben
las precipitaciones, sumado a la presencia del anticiclón de superficie e inversión térmica en
altitud. El tipo de precipitación de nieve no es exclusivo del mundo polar. En el sur de
Groenlandia, norte de Noruega, las precipitaciones sólidas se producen una de cada dos. En
Vostok (Antártica Oriental) todas las precipitaciones son en forma de nieve. En el Ártico, por
encima de los 80º de latitud y hasta las proximidades del polo norte, la nieve no es la única
forma de precipitación en verano. Los regímenes estacionarios de nevadas dependen de los
tipos de tiempo dominantes:
-en las regiones polares y subpolares húmedas, las nevadas de invierno son aportadas por
los vientos del sector caliente de las perturbaciones. Las tormentas de nieve durante las otras
estaciones se deben a invasiones de aire Ártico por detrás de las familias de perturbaciones.
-en las regiones más secas, de inviernos rigurosos, como el norte de Siberia o el norte del
Archipiélago Nord-Canadiense, los meses más nivosos se dan en la estación lluviosa de
verano. Las nevadas más frecuentes están asociadas a la advección de aire marítimo. En
invierno el régimen estable anticiclónico no favorece la precipitación. Durante el período
estival, las precipitaciones caen frecuentemente en forma de lluvia. Las mayores nevadas no

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se dan, ni en las regiones muy frías (precipitaciones escasas), como N de Siberia; ni en las
regiones hiperoceánicas muy lluviosas con temperaturas suaves, debido a que las
precipitaciones son de tipo líquidas, por ej Cabo de Hornos. En el Ártico, las mayores nevadas
se ubican entre el mundo polar y subsolar. En Antártica, en los bordes continentales. A escala
mundial, las regiones polares no son muy nivosas en conjunto. La nieve no es muy
abundante, pero sí es muy durable e incluso persistente de un año a otro. Tenemos dos tipos
de regímenes:
*En las regiones subpolares oceánicas, la duración del suelo cubierto de nieve, es corto
(de 3 a 6 meses), pero el espesor medio sobrepasa un metro, por ejemplo: S de
Groenlandia, Pla. de Alaska, E del Labrador, Islandia, NO de Noruega y en el hemisferio sur la
Pla. Antártica, Islas Orcadas y Shetland del Sur.
*En las regiones polares secas de inviernos muy rigurosos, como N de Siberia, N de
Groenlandia, Arch. Nor-Canadiense, el tapiz nivoso es muy durable, pero a su vez
delgado. El suelo permanece cubierto 8 meses y hasta 10 meses, como en el N de Ellesmere
o N de Groenlandia. En los bordes de la Antártica es permanente. En contraposición, el
espesor medio es débil, no sobrepasa los 20 cms.
Las nieves persistentes, presentan un interés particular, porque su almacenamiento favorece
la formación de glaciares. El límite de las nieves persistentes, está a menor altura a medida
que nos dirigimos hacia las altas latitudes. En el hemisferio norte el límite de las nieves
permanentes no llega al nivel del mar. En todo caso la nieve se funde temporalmente en las
regiones costeras en verano. En el hemisferio sur, más frío y ampliamente influenciado por el
océano (precipitaciones abundantes con máximo invernal), el límite de las nieves persistentes
está a 800 o 1.000 m de altura en latitudes relativamente más bajas como las Islas Kerguelen
(49º lat sur). A los 70º d lat sur, las nieves llegan al nivel del mar, de manera que la casi
totalidad de Antártica se ubica en un dominio de suelos cubiertos de nieve en forma
permanente.
Tipos de climas
a) Subpolar oceánico: Comprende las regiones que se ubican en el área de la trayectoria de
las depresiones; Beneficiadas por el aire marino suave, alternado con expulsiones de aire
polar más frío. Los pasos sucesivos de las perturbaciones explican la fuerte nubosidad, el
tiempo inestable, los vientos variables pero fuertes y los continuos cambios de temperatura.

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Los inviernos son suaves y el deshielo es posible todo el año. La temperatura media anual es
positiva y a veces supera los 5º C. La temperatura del mes más frío, suele llegar a -5º C.
Las precipitaciones son abundantes en todas las estaciones, pero predominan en el período
de activa ciclogénesis. En invierno nieva frecuentemente, pero el rápido mejoramiento del
tiempo no permite que la nieve se mantenga de manera durable, salvo fines de otoño,
principios de primavera cuando el tiempo es más frío y seco. El suelo está sometido a la
alternancia de hielo-deshielo. Este tipo de clima está presente en el Atlántico N, a lo largo de
una diagonal que se extiende desde las costas orientales del Labrador hasta las costas del N
de Noruega, pasando por el S de Groenlandia, N de Islandia, Jan Mayen y la Isla de Ours.
Esta banda climática ubicada aproximadamente a los 65º de latitud N, es oblicua en relación
con los paralelos; debido a la influencia de la deriva nor-atlántica y la trayectoria de las
perturbaciones.
En el Pacífico N se ubica en las Aleutianas y la mitad sur del Mar de Bering.
El hemisferio sur, es donde mejor representado está este clima, bajo su forma hiperoceánica
fría, con tiempo húmedo y muy agitado, débil amplitud térmica anual y poca insolación.
Este tipo de clima forma un anillo completo entre los 50º y 60º de lat S, abarcando parte de
Tierra del Fuego, Georgias del S, Kerguelen e islas al sur de Nueva Zelanda como
(Macquarie).
b) Polar Oceánico: La temperatura media del mes más frío desciende por debajo de -10º C y
la media anual es siempre negativa. La dinámica está regida por el paso de las
perturbaciones, por lo que reina un tiempo turbulento, con variaciones de presión y descensos
bruscos de temperatura relacionados con expulsiones de aire Ártico y Antártico. Al borde del
Inlandsis, se siente la acción de los vientos de gravedad. Las precipitaciones son de 300 a
500 mm repartidas en todas las estaciones, en verano bajo la forma de lluvia o nieve. En
invierno el manto níveo delgado es más durable y es necesario esperar a principios de verano
para que el derretimiento de lugar a pequeños cursos de agua muy activos.
En síntesis es un clima frío, severo y húmedo; representado en Spitsberg; borde del Mar de
Barent en el sector ruso, desde la isla de Kola hasta Nueva zembla; Groenlandia Central y
entrada del estrecho de Bering, en Alaska Occidental. En el hemisferio Sur, afecta los Arch.
De las Orcadas del Sur, Shetland del Sur, isla de Grahan y regiones costeras de Antártica
Oriental.

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c) Artico Continental: Se localiza sólo en el hemisferio norte, considerado una variedad


ártica del clima continental frío, con un calentamiento menos pronunciado en verano y una
menor estabilidad de la atmósfera en invierno. Se dan contrastes térmicos muy acusados, con
inviernos crudos y largos (8 a 9 meses con temperatura media inferior a 0º C). El
calentamiento en verano es leve, las precipitaciones son pobres agrupadas en los meses
menos fríos. El delgado manto nivoso muy durable en invierno, solamente se amplia al final
del invierno. Las perturbaciones escasas ya que predomina el régimen anticiclónico, con débil
nubosidad y vientos moderados. Estos climas de carácter continental ocupan parte de las
tierras que dan al Mar Glaciar Ártico, en Siberia Central-Oriental, franja norte de Groenlandia,
Arch. Nor-Canadiense y en latitudes más meridionales, el borde de la Bahía de Hudson, que
al helarse en invierno, no ejerce ninguna influencia mitigadora.
d) Polar de Tiempos Contrastados: Los inviernos son rigurosos, largos y el recalentamiento
estival es mediocre; la amplitud térmica anual es reducida y las precipitaciones no se
presentan concentradas. La diferencia esencial con los regímenes continentales consiste en
los pasajes de depresiones, acompañadas de precipitaciones, vientos y variaciones térmicas
rápidas de un día a otro. En invierno, al paso de una perturbación, poderosas advecciones de
aire marino y elevación de la temperatura puede sentirse hasta las proximidades del polo
norte en el Ártico o en el corredor que une el Mar de Wedell con el Mar de Ross en Antártida.
Por ejemplo: en la estación americana de Bird (Antártica Occidental) el día 15 de julio de
1958, un flujo de aire oceánico hizo ascender la temperatura a -10º C. Dos semanas más
tarde, con situación anticiclónica, el termómetro descendió a -63º C.
En síntesis: es un clima original, sin verdadero verano, fuertemente contrastado. Se observa
en islas y Arch. Nor-soviéticos –desde la Tierra de Francois-Joseph hasta la isla de Wrangel-
también a lo largo del Mar de Beaufort sobre la costa norte de Alaska. En Antártica se localiza
sobre la pendiente de las mesetas que forman el Inlandsis, pero los vientos catabáticos
impulsan borrascas heladas acompañadas de “viento blanco”.
e) Clima continental del Centro del Inlandsis: Son los más fríos del planeta, ya que
representan climas de altitud en altas latitudes. El casquete de hielo de miles de metros de
espesor, modifica las condiciones del aire en contacto con él; ya sea por su superficie cubierta
de nieve de enorme poder reflectante, como por su función de meseta elevada. Ninguna
temperatura media mensual sobrepasa los 0º C, y a partir de los 2.000 m no es posible el

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deshielo. La helada es permanente. En el centro del Inlandsis los meses menos fríos son muy
rigurosos: -12º C en el centro de Groenlandia, -30º C y a veces menos en la parte más
continental de Antártida del Este. A nivel superficial, el régimen barométrico es estable, con
altas presiones permanentes y vientos débiles. La inversión térmica de altitud es muy
marcada. Como la nubosidad es escasa –la fracción de insolación puede superar el 50 %- y el
tapiz nivoso persistente tiene un albedo muy elevado, las pérdidas de energía son intensas.
Es en este tipo climático donde se observa “el invierno desprovisto de centro” durante la
noche polar. Las precipitaciones predominantemente de tipo nivoso son escasas, pero lo
suficiente como para mantener el estado de equilibrio del Inlandsis. Este tipo de clima frío y
seco todo el año, ocupa una buena parte de Groenlandia (Amundsen, Scott) y reina sobre la
inmensa meseta que se extiende entre 2.500 y 4.000 m en Antártica Oriental.

II) CLIMAS TEMPLADOS


Los climas templados corresponden a las zonas de latitudes medias, recorridas por la
circulación zonal de vientos del oeste. Hacia los sectores tropicales, los límites de esta
circulación coinciden con los de las células de APST; del lado polar los contornos del flujo del
oeste están menos marcados. La posición del flujo zonal del oeste varía con las estaciones,
se desplaza hacia los polos en verano y hacia el trópico en invierno. Esta circulación es
continua todo el año, en las latitudes 45º-50º de lat N, 40º-45º de la S; por el contrario, las
zonas ubicadas al N y S del flujo zonal, sufre importantes variaciones estacionarias en latitud.
Por consiguiente, existe una estrecha banda afectada todo el año por la circulación del O y en
las márgenes del la misma, el clima tiene una fluctuación estacionaria muy marcada. A nivel
del suelo, este flujo del O está influenciado por las variaciones del campo de presión,
esencialmente por los desplazamientos de las APST al este de los océanos. Esas dorsales
tienen tendencia a desviar el flujo zonal del O y a provocar importantes movimientos de aire
en sentido meridiano. La zona de BPSP de origen dinámico, que apenas existen en el
hemisferio norte, contribuyen a la orientación del flujo zonal del O; mientras que los
anticiclones peliculares que se forman en invierno sobre los continentes sobreenfriados,
tienden a retardar la corriente del O y a desplazarla en altitud, donde el campo de presiones
es más homogéneo.

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En el hemisferio sur, donde dominan las superficies marinas, el origen de las perturbaciones
que transporta el flujo zonal del oeste es dinámico. En el hemisferio norte, la alternancia entre
tierras y mares juega un rol considerable sobre todo en invierno, debido a que, cuando el flujo
zonal del O atraviesa el este de Canadá y de los EE.UU, el aire frío continental llega a un
océano muy cálido, ya que sus aguas superficiales (Corriente del Golfo) provienen de zonas
tropicales; De este modo, aire muy frío llega a una superficie caliente provocando una
“ciclogénesis” rápida. Este mismo fenómeno se repite al E de Asia, o cuando aire frío de
origen polar llega a la cuenca del Mediterráneo. Las grandes corrientes oceánicas producen
una transferencia masiva de calor desde las bajas latitudes. El flujo zonal del O, barre
superficies marinas tibias, cargándose de calor y humedad, abordando luego la costa oeste de
los continentes con características atemperantes; existe aquí, una tibieza del clima que no
corresponde al balance radiactivo de esas latitudes.
A esta latitud, el clima está influenciado por el desplazamiento del aire en sentido meridiano.
Las transferencias más frecuentes se deben al pasaje de perturbaciones tropicales,
relacionadas con las variaciones del campo de presión y las “sinuosidades de la Corriente en
Chorro”; por ej, en el pasaje de cada perturbación del oeste, se establece una doble corriente
meridiana, de norte a sur y de sur a norte. Estas transferencias determinan oleadas de calor
desde los trópicos y oleadas de frío desde los polos. Estas células de desplazamiento
meridiano, no afectan por igual a toda la zona templada, ya que son menos numerosas en el
hemisferio sur, donde se desdibujan rápidamente por encima de las superficies marinas
dominantes a esas latitudes. Por el contrario, su frecuencia aumenta en el hemisferio norte.
Las coladas frías son mucho más numerosas al oeste de los océanos que al este de los
mismos; como ocurre por ej, con la marcada diferencia entre la costa oriental canadiense (con
clima muy riguroso) y la fachada atlántica europea.
Cuando las altas presiones relativas en altitud coronan una zona depresionaria, el volumen de
las precipitaciones es escaso; mientras que las precipitaciones se tornan muy abundantes
cuando hay un vaguada (baja) en altura por donde ingresa una colada de aire frío,
superponiéndose a una circulación superficial de tipo perturbada. En el caso de un flujo zonal
rápido en toda las altitudes, vemos alternar rápida y regularmente una sucesión de vaguadas
y dorsales que se desplazan de O a E, con una alternancia rápida de aire calientes y frías,
separadas por discontinuidades netas y sucesiones de períodos de lluvia y cielo despejado.

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La variabilidad del tiempo en zonas templadas esta ligada a este tipo de circulación. Esta
variación de las condiciones meteorológicas se ve reforzada sobre los continentes por la
influencia del relieve, debido a que, una perturbación que enfrenta un cordón montañoso
produce fuertes precipitaciones a barlovento, mientras que las zonas a sotavento no.
Sintetizando:
-los tipos de tiempo ligados a las circulaciones meridianas son muy frecuentes.
-las circulaciones meridianas son las responsables de las temperaturas extremas en las
latitudes medias de zonas templadas, olas de calor y frío breves, pero que se repiten con
mucha frecuencia.
-las situaciones anticiclónicas son a veces responsables de los extremos térmicos acentuados
(anticiclones peliculares fríos de invierno) y también de los prolongados períodos de
sequedad.
-la “variabilidad” del clima es el rasgo esencial; a escala diurna, en las rápidas sucesiones de
los tipos de tiempo; a escala estacionaria, en los frecuentes contrastes muy acusados; a
escala anual, en la alternancia de años secos y húmedos o calientes y fríos.
Tipos de Climas
a) Oceánico de la fachada oeste de los continentes. (oceánico verdadero): Este clima
tiene una gran extensión el sentido latitudinal, entre los paralelos 40º-60º, sobre la costa oeste
de los continentes; pero hacia el interior su desarrollo se ve obstaculizado por barreras
montañosas. Excepto en Europa Occidental, este clima marítimo se reduce a una pequeña
franja costera. El aire que invade el oeste de los continentes es de origen marítimo, por lo
tanto es húmedo, inestable, suave en invierno y fresco en verano, lo que explica la escasa
amplitud térmica estacional. Las perturbaciones que llegan a las costas Europeas, han sido
originadas al O de los océanos y han recorrido un largo trayecto marítimo. Las coladas
meridianas a nivel del suelo son breves, explicando de esta manera los golpes de frío
pasajeros y de débil intensidad.
La brevedad del frío está ligada a la inestabilidad del tiempo, el cual cambia por término medio
cada 2 o 3 días. Los vientos son fuertes, sobre todo en la estación fría, al paso de una
perturbación presenta bruscos cambios de dirección.
Respecto a las precipitaciones, el volumen de las mismas es muy desigual ya que depende de
la orientación de la costa en relación a la trayectoria de las perturbaciones, a la latitud y a las

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rugosidades del relieve costero. Los sectores menos lluviosos son los próximos a latitudes
subtropicales, los más lluviosos cercanos a altas latitudes; por ej: 2 m en Bergen, 3 m en el S
de Alaska, 4m al S chileno. Los record se sitúan en los litorales montañosos, en Escocia, se
han registrado a 200 m de altura 2900 mm; en Gales 4400 mm a 800 m de altura. Pero el total
de lluvias más elevado se registró al O de la isla de Nueva Zelanda, situada al nivel del mar,
con 6 m de precipitaciones. El régimen pluviométrico anual no es muy variable, llueve casi
todo el año, presentándose los máximos en la estación invernal. La abundante pluviosidad se
traduce en una nubosidad superior a la media y una insolación reducida.
Otro rasgo característico son las “nieblas” muy frecuentes, por efecto de las advecciones de
aire frío sobre una superficie marina cálida. Las nieblas muy densas son escasas debido a las
condiciones meteorológicas, ya que el vigor del viento no favorece su formación ni su
persistencia. Su frecuencia se acentúa a medida que nos acercamos a las altas latitudes y
puede intensificarse por efectos de las condiciones topográficas.
Los regímenes térmicos del clima oceánico, se ven influenciados por factores como, el flujo
constante de aire marítimo húmedo y la fuerte nubosidad que tienden a disminuir las
amplitudes térmicas diurnas. La nubosidad evita la evasión de calor por irradiación nocturna.
Sobre las costas, la alternancia de brisas de mar y de tierra amortiguan los extremos térmicos,
particularmente las máximas diurnas.
Las amplitudes térmicas estacionales son débiles, inferiores a 10º C como ocurre en
Tasmania (Nueva Zelanda). En el hemisferio N los meses extremos son febrero y agosto, a
causa del efecto retardador del océano cuyas aguas se calientan lentamente. El invierno
nunca es verdaderamente frío, inclusive en latitudes muy elevadas como por ejemplo
Reykiavik a 64º de lat N tiene una media de enero inferior a 0º C. El trazado de isotermas de
enero en Noruega, muestra a las mismas, paralelas a la línea de costa, mientras que sobre el
continente se trazan respecto a la latitud, conforme al balance radiactivo general. En verano,
para el mes más caliente La Coruña (España) no alcanza los 19º C de media; estaciones
Neozelandesas más favorecidas pueden alcanzar 20º C. En verano los extremos térmicos son
poco acusados, no se han registrado temperaturas inferiores a -10º C, excepto algunos casos,
como Bergen que la mínima absoluta a comienzos del siglo XX fue de -15º C; más al norte,
Bodó -20º C; de la misma manera los mínimos absolutos en Vancouver son de -17º C. Los

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máximos absolutos de verano no son elevados, pero excepcionalmente, en Bergen por ej se


llegó a 34º C.
Las heladas son de una intensidad muy leve, el número de días de helada es de 4 en
Ouessant; 17 días en Brest; 45 en Bergen; Victoria (costa pacífica canadiense) 15 días de
helada; Nueva Zelanda 32. La nieve es fugaz y poco abundante, en Noruega es necesario
elevarse a 200 o 300 m para encontrar la isoterma de 0º C, las nevadas son más fuertes en
invierno. Sobre las costas bretonas hay menos de 5 días de nieve por año. Principe Ruperto
11 días al año y donde el manto níveo es de 2,5 cm de espesor. Es necesario llegar al límite
de los climas subpolares para encontrar un manto nivoso continuo. Las precipitaciones
nivosas pueden desbordar sobre regiones menos habituales como Escocia, las cuales están
ligadas a invasiones de aire Ártico, frecuentes a fines de invierno.
Las variaciones regionales existentes se deben fundamentalmente al balance radiactivo, por
consiguiente a la latitud. A medida que nos alejamos del polo, la sequedad del verano se
acrecienta, como ocurre en la costa oeste norteamericana; en este caso concreto es causa de
la ubicación sobre el océano próximo de una vasta zona de altas presiones, que no solo
bloquea la circulación de las perturbaciones, sino que determina vientos del N y una corriente
fría costera de superficie que tiende a estabilizar el aire. La influencia de estas altas presiones
en verano se siente hasta Alaska; en otoño cuando se desplazan hacia el sur, proporciona un
libre acceso a las perturbaciones, explicando las grandes lluvias de esta estación, mientras
que más al sur las lluvias se concentran más en invierno (por la retirada del anticiclón del
Pacífico).
El mismo fenómeno se observa en las costas europeas, y su degradación hacia el sur en el
clima Mediterráneo seco en verano. Se pueden distinguir así, tres matices de clima oceánico:
-Oceánico fresco: se localiza en Alaska, Columbia Británica, S de Islandia, Escocia,
Noruega, S de Chile y Nueva Zelanda. Las precipitaciones son siempre muy copiosas y existe
un máximo a principios de invierno.
-Oceánico verdadero: en Irlanda, Inglaterra, NO de Francia, Bélgica y los Países Bajos;
buena parte de Nueva Zelanda y Chile meridional. Se caracteriza por veranos un poco más
cálidos (mes más caliente de 15º a 18º C); atenuación de las lluvias en la estación más cálida
y reforzamiento del máximo de otoño-invierno. El volumen de lluvias, salvo por efecto del
relieve, es relativamente débil (1 m por año).

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-Oceánico con sequedad acentuada en verano: Entre 2 a 4 meses el balance hídrico se


torna deficitario, esto coincide con veranos más calientes, con temperaturas medias en julio,
agosto de 18º C, como por ej, la costa cantábrica en España. En la costa O de EE.UU, la
sequedad de verano es absoluta, las temperaturas moderadas y la frecuencia de nieblas
suple en parte la falta de lluvia. La corriente fría costera es la responsable de esta situación
anormal que se percibe a todo lo largo de la costa californiana. En el hemisferio sur, el
invierno no es muy diferente, en contraposición, el verano es más fresco y con más
perturbaciones; la estrechez de las superficies continentales, determinan una mayor
sensibilidad a la influencia de las masas marítimas frescas, y la circulación del oeste es más
vigorosa en todas las estaciones.
b) Las márgenes oceánicas. Clima de Transición: En los climas de las fachadas marítimas,
la influencia del océano es determinante. Frecuentemente un relieve montañoso se interpone,
como en Canadá y EE.UU, por lo que el clima queda limitado a una estrecha franja costera.
Pero en las extensas planicies europeas, donde los relieves presentan una orientación
diferente, no se pasa abruptamente al clima continental, sino que existe un clima de transición
evolucionando en función de dos factores: la continentalidad progresiva hacia el este y el
escalonamiento en altitud hacia el sur. La degradación hacia el clima continental, se da
sensiblemente a través de las planicies europeas. Respecto a los regímenes térmicos, el
verano se torna más caliente y más largo, pero es necesario llegar a la planicie de Moravia
para que la Tº alcance 20º C. Por el contrario el invierno se vuelve más frío, las temperaturas
de enero son negativas. Las amplitudes térmicas estacionales se acrecientan. El número de
días de helada aumenta. Son frecuentes en invierno las nieblas por radiación, bajo la forma de
“nieblas escarchadas”, debido en parte al apaciguamiento progresivo de los vientos. Los
regímenes pluviométricos varían, las lluvias de invierno disminuyen, y se acrecientan en
primavera-verano.
Este clima de transición presenta variaciones térmicas moderadas y lluvias suficientes.
c) Clima Templado Continental: Se localiza en extensas superficies, como gran parte de
Canadá y EE.UU; Europa Oriental y la mayor parte de Siberia. Este clima está prácticamente
ausente en el hemisferio sur, con excepción de un sector de la Pampa Argentina.
Estas latitudes son barridas por la circulación zonal del O, pero sus efectos son más limitados
que en el clima oceánico. En verano el calentamiento del aire marino sobre el continente,

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provoca un gradiente térmico elevado favorable a los movimientos convectivos del aire y al
desarrollo de tormentas. En invierno, el continente muy frío, tiende a estabilizar el aire al
invertirse el gradiente térmico, ya que anticiclones peliculares fríos se forman sobre ellos
(Manitota, Siberia). Los contrastes térmicos estacionarios son muy acentuados, los inviernos
son fríos y los veranos calientes y lluviosos.
El pasaje del clima marítimo al clima continental se efectúa por transiciones lentas en Europa
Central; en otros sectores, la existencia de relieves en sentido meridiano, produce una
discontinuidad entre las dos zonas climáticas, actuando como verdaderas “barreras
climáticas”, y sin existir ninguna transición. En la Pla Escandinava, sobre la costa noruega, al
N del paralelo 60º, la temperatura de enero es de 1,5º C en Bergen; penetrando hacia los
fiordos, los contrastes térmicos se acentúan. Las precipitaciones disminuyes
considerablemente (2 m en la costa, menos de 500 mm en el interior). Más al sur, en el
Macizo Central Francés, se constata una oposición semejante entre Limousin y la depresión
de Limagne. En los valles montañosos se produce un clima de abrigo y las precipitaciones
disminuyen.
En América, si nos dirigimos desde la costa O de EE.UU hacia el interior del continente, la
amplitud térmica estacional pasa de: 8º C en San Francisco a 28º C en Salt Lake City. Las
precipitaciones mayoritariamente invernales del clima oceánico disminuyen, y es necesario
llegar a las grandes llanuras centrales para que la pluviosidad se torne predominante en
verano.
Entre las características generales del clima continental, se pueden mencionar: la latitud, el
alejamiento del mar, presencia de altas presiones invernales y el relieve.
En un medio continental frío, la inversión térmica invernal en las capas bajas de la atmósfera
es general, por lo que el aire es estable y el frío se agudiza. En Siberia Oriental en la cuenca
del Kolyma, las temperaturas son muy bajas y la humedad es escasa, lo que favorece la
irradiación o pérdida de calor de la tierra; la temperatura más baja se registró en la alta
cuenca del Indighirka (-71º C); Verkhoiansk, tiene una media de -48º C en enero.
En invierno las inversiones térmicas son generalizadas. En Verkhoiansk, es necesario
ascender a 6.000 o 7.000 m de altitud para encontrar temperaturas tan bajas como a nivel del
suelo. La generalización de las inversiones en zonas de clima continental, explica porqué en
la montaña el clima es más clemente que en la llanura, encontrándose rara vez, suelos

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permanentemente helados, mientras que éstos si son frecuentes en la llanura; un ejemplo de


esto, son los montes Altai, en Siberia Central. Las temperaturas medias de un lugar de clima
continental, son tanto más bajas, cuando este está protegido o al abrigo del viento y la
atmósfera es estable.
Los inviernos rigurosos son a la vez muy secos, debido a la presencia de altas presiones en
los continentes. El manto nival es muy irregular; puede ser muy delgado, como en Siberia
Oriental, en la pradera canadiense o americana; o por el contrario, más denso, como en
Québec o el NO de Rusia. El derretimiento es tardío y muy lento, debido a que el mismo está
bloqueado por invasiones Árticas frías, generadoras a su vez, de nuevas tempestades de
nieve. Con el deshielo el albedo del suelo se modifica totalmente, la insolación se torna eficaz,
las nieblas de inversión desaparecen y la nubosidad disminuye, entonces, la temperatura se
eleva bruscamente. El clima continental se caracteriza de este modo por la ausencia o
brevedad de la primavera. Las transformaciones del balance radiactivo, disminución de
invasiones frías y disminución del manto nival, demuestra como se pasa muy rápidamente del
invierno al verano. La estación lluviosa es el verano, pero el volumen de las lluvias es débil en
regiones continentales o que se ubican al abrigo de los vientos. Cuando el verano se prolonga
el balance de agua es deficitario, el cual se ve agravado por la acción de los vientos
desecantes ligados a la subsidencia anticiclónica.
Las heladas pueden producirse en cualquier estación de año, como ocurre en el valle del
Yukón, al N de la pradera canadiense y en las regiones del lago Baikal (100 días sin heladas).
Clima de Montaña de la zona Templada: En las montañas de la zona templada,
independientemente del enfriamiento provocado por la altura, se observan modificaciones de
los regímenes térmicos y del volumen de las precipitaciones. La circulación de las
perturbaciones es intensa en altura. En las llanuras continentales, la montaña escapa en
parte, al efecto de los anticiclones térmicos peliculares; el frío es menor y la nieve más
abundante. El frío es mayor en el fondo de los valles que en la cima de la montaña, debido a
las fuertes inversiones térmicas observadas en la llanura en invierno.
La sensibilidad de la montaña a la circulación del oeste se expresa en la “disimetría” que se
observa en la ladera expuesta al viento y la de abrigo del mismo. Las masas de aire húmedo
al enfrentarse con las montañas, están obligadas a elevarse, se enfrían, condensan y
precipitan grandes cantidades de lluvias. El relieve retarda el avance de los frentes, por lo que

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a veces se observa, un bloqueo de frentes en los macizos montañosos, con lluvias


persistentes, como ocurre frecuentemente en Suiza Occidental. Al contrario, en la ladera de
abrigo, el aire desciende y se calienta mucho más rápido, debido a que ha descargado su
humedad. Son precipitaciones de tipo orográficas.
Las cantidades de nieve acumulada son importantes. En los Alpes, a partir de los 4.000 m de
altura, la nieve es la forma de precipitación general, al descender en altura, a los 2.000 m la
precipitación en forma de nieve disminuye al 50 %. En cuanto a la altura de nieve acumulada
durante el invierno, están relacionadas a la abundancia de las precipitaciones. Los valores
máximos se han registrado en las cadenas costeras americanas del Oeste, (región de Seattle)
con 20 m y en montañas Neozelandesas del Sur.
La altura de las nieves persistentes varia con la latitud, por ejemplo en Noruega, se ubica a
1500 m de altura; en los Alpes, en la ladera de umbría, a 3.000 m de altura. La capa
superficial del manto nival se descongela durante el día por efecto de la radiación solar y se
vuelve a congelar por la noche. Cuando una nueva capa de nieve cae sobre esta superficie
helada, los riesgos de desprendimientos sobre las pendientes, originan avalanchas de nieve.
El rol de los vientos, salvo el efecto Fhon, es limitado. Con excepción de aquellos valles
alineados en el sentido de los vientos dominantes. Pero sí se torna muy importante en la parte
alta de las montañas, donde los vientos soplan con violencia. A su vez, en las montañas, se
observan fenómenos de circulación propia; como son las “brisas de valle y las brisas de
ladera”.
Las brisas de valle se desarrollan con tiempo estable, sobre todo en verano; durante el día el
aire remonta los grandes valles, desde el mediodía hasta la puesta de sol; durante la noche
una corriente inversa dirige el aire frío desde las partes altas del valle, hacia las partes más
bajas. Los mecanismos de las brisas son sobre todo térmicos, por lo tanto la brisa diurna
tiende a retardar el calentamiento interior de la montaña y así, disminuir el gradiente térmico y
la posibilidad de formaciones tormentosas. Las brisas de ladera están estrechamente ligadas
a las anteriores. Durante el día, el aire asciende por las laderas recalentadas y durante la
noche el aire frío desciende. Esto determina que el aire esté en constante movimiento y evite
heladas, muy comunes en tiempo calmo, en comparación con lo que sucede por debajo de las
cimas.

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Los contrastes entre las laderas montañosas son muy importantes. En los valles que se
orientan de E-O, cuando la oblicuidad de los rayos solares es máxima en invierno, y las
laderas tienen mayor pendiente, los contrastes son más marcados. De esta manera se
oponen solana (ladera que recibe sol) y umbría donde el sol en invierno puede faltar por
varias semanas, mientras que en el verano las diferencias desaparecen. La ladera de umbría
es más fresca y húmeda, la evaporación es menos intensa y la radiación solar es más débil.
El manto nival persiste por más tiempo, por lo que son muy explotadas para el turismo. Las
características de la montaña, varían según la latitud, la orientación y el volumen de los
mismos.

III) CLIMA MEDITERRANEO


El Mediterráneo es un clima de transición entre la zona templada y la zona tropical o cálida.
Su desarrollo se limita a una estrecha franja costera en la fachada O y SO de los continentes,
entre los paralelos de 30º y 40º; se localiza en Europa Mediterránea; en Chile Central; zona
del Cabo en África del Sur; SO de Australia y California. Este clima adquiere su mayor
extensión en Europa y Asia Occidental, alrededor del Mar Mediterráneo y con escasas
prolongaciones continentales, debido a la presencia de obstáculos montañosos próximos al
litoral. Durante el verano, esas regiones están sometidas a la influencia de las altas presiones
subtropicales, las cuales proporcionan tiempos calientes y secos. En invierno, el
desplazamiento de las altas presiones hacia latitudes bajas, deja expuesta totalmente esta
zona a los vientos zonales del O, por lo que el tiempo es más fresco y más húmedo.
En la cuenca Mediterránea se producen frecuentemente “circulaciones meridianas”, al nivel
del suelo y en altitud, y son las que permiten explicar los tiempos en el medio mediterráneo.
Las perturbaciones activas que afectan esta zona son debidas a circulaciones meridianas de
aire polar frío, que al entrar en contacto con aguas más cálidas (Mediterráneo) provocan una
ciclogénesis activa (frentes). La invasión de aire frío es mucho más marcada en altitud, por lo
que el gradiente térmico es fuerte y la inestabilidad favorece los procesos convectivos. Sólo
una parte de las perturbaciones originadas en el Mediterráneo Occidental alcanzan la zona de
la Mesopotamia (E del Mediterráneo). La mayor parte de las perturbaciones, están asociadas
a las ondulaciones de la Corriente en Chorro, y producen importantes precipitaciones cuando

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son remontadas en altura por una vaguada de aire frío. Este tipo de situación de tiempo se
produce cada vez menos, a medida que nos dirigimos hacia el sur del Mediterráneo.
El verano es más monótono y las invasiones de aire frío son muy raras. La sequedad es el
rasgo dominante en esta estación, varía de acuerdo a la latitud y al alejamiento progresivo del
mar. Las altas presiones responsables de esta sequedad, no son generales a nivel superficial;
ya que en Asia se forman depresiones térmicas peliculares, que provocan un movimiento de
aire de norte a sur, al que se denomina vientos Etesios; estos son de poco espesor,
acompañados de una inversión caliente de altitud, por lo que moderan poco los máximos
térmicos, pero sí acrecientan la evaporación.
Características generales: El volumen total de precipitaciones anuales es inferior a 1 m y se
concentran en la estación fría. Estas disminuyen hacia los trópicos y hacia el este continental
a medida que las perturbaciones pierden intensidad. Las regiones de abrigo reducen las
posibilidades de lluvias; por el contrario, los efectos orográficos provocan un aumento del
volumen de las mismas; por ejemplo, el Rif Occidental (África), recibe 2 m de precipitaciones
anuales. La preponderancia de las precipitaciones en invierno, explica la abundancia de nieve
en las montañas mediterráneas.
Las lluvias caen bajo la forma de chaparrones violentos; esto se debe a los fuertes gradientes
térmicos provocados por invasiones frías de altitud, las que ocasionan ascendencias
generalizadas de aire muy caliente, saturado de humedad. El número reducido de días de
lluvia explica la escasa nubosidad y la alta insolación.
Los regímenes térmicos, muestran fuertes contrastes entre el invierno y el verano. El invierno
es suave (temperatura media del mes más frío es superior a 10º C), excepto en el norte de la
cuenca mediterránea donde los golpes de frío son más frecuentes y más durables. Estos
golpes de aire frío pueden llegar hasta el límite de los desiertos calientes. El número de días
de helada es reducido, salvo en las regiones que bordean la zona templada; los riesgos de
helada están limitados a la estación fría, de diciembre a marzo.
El verano es muy caliente, con máximos que pueden sobrepasar los 40º C. Las amplitudes
térmicas anuales son superiores a las del clima templado oceánico, pero inferiores a las del
clima continental. La amplitud térmica anual se acrecienta desde la costa hacia el interior. En
cuanto a la amplitud térmica diaria, estas son elevadas, excepto en las zonas litorales; y
siempre más fuertes en verano que en invierno.

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El régimen de vientos es menos uniforme, variando de una región a otra. En los extremos
norte y sur del dominio Mediterráneo el viento es constante, excepto en los sectores más
abrigados. Estos vientos contribuyen a acrecentar la evaporación; por lo que en verano el
déficit hídrico es general, por lo que es necesario recurrir a la irrigación para los cultivos de
verano.
Tipos de Clima
1) La simplicidad de las Franjas Litorales: Las franjas litorales tipo Californiano y Chileno,
son en general muy simples, con alternancia de veranos secos y de inviernos suaves y
húmedos. Las olas de frío, están acompañadas de heladas en el interior. Existe una neta
oposición entre el borde del mar, más fresco y el interior, donde la amplitud térmica es mayor.
La sequedad del verano, no está ligada solamente a los desplazamientos de los anticiclones
subtropicales; sino también a una estructura térmica de la atmósfera, prolongación de la de
los desiertos frescos costeros; desde el océano anormalmente fresco (12º C en superficie en
Valparaíso), sopla hacia el continente una brisa continua que aporta frescura y humedad; la
capa de aire superficial, es más fresca que la capa que se eleva hacia los 1500 m. Esta
inversión térmica en las capas bajas, inhibe los procesos convectivos. Mientras se mantiene la
inversión, produce un efecto de concentración de la contaminación sobre las grandes
ciudades, como el caso de Santiago, Los Ángeles. Estos climas mediterráneos de franjas
costeras, son más frescos, secos en verano, pero donde el aire está algo más húmedo debido
a las nieblas.
Durante la estación lluviosa la inversión térmica desaparece.
Este tipo de clima también se ubica en las costas de África del S (Provincia del Cabo), SO de
Australia y Marruecos; con inviernos menos frescos y veranos mucho más calientes. África del
sur está expuesta a fuertes vientos del SE durante el verano austral, que proporcionan un
cielo cubierto, particularmente sobre los relieves, pero sin lluvias. En la llanura costera del SO
de Australia no se dan estos vientos, pero se da un régimen de brisas marinas, que producen
un descenso de Tº. Estas brisas no son permanentes, por lo que los días frescos alternan con
los cálidos durante todo verano; mientras que el invierno es suave y muy lluvioso.
b) La Complejidad del Dominio Mediterráneo Propio: El mayor desarrollo en latitud, las
invasiones frías de origen polar, la configuración del relieve, la complejidad de las relaciones
entre la tierra y el mar, la presencia de un mar caliente, son factores que contribuyen a

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determinar una variedad de matices en el clima Mediterráneo, con variaciones en sus


características, como la duración de la sequedad, la intensidad y la repartición estacionaria de
las lluvias, la intensidad del viento, etc. Por ejemplo, a lo largo del litoral mediterráneo francés,
Rosellon (zona de abrigo), posee veranos calientes y secos y se registran menos de 500 mm
de lluvia por año. En Languedoc, la influencia del Mistral se vuelve tiránica. En esta zona la
insolación es máxima, con más de 3.000 horas por año.
Al contrario, el sector de Niza está más protegido; la brisa de mar se ve reforzada por la brisa
de valle de montañas próximas, las lluvias se acrecientan sobrepasando los 800 mm en el
litoral y las temperaturas son más suaves; la media de enero en Marsella es de 6º, en Toulon
8,3º, Mónaco 10º C. El calor estival es soportable por la frecuencia de las brisas de mar, la
media de julio es de 28º en Antibes, 26º C en Mónaco.
c) Degradación del Clima Mediterráneo: Se observan dos tipos de degradación.
-Las primeras indiferentes a la latitud, están ligadas a la continentalidad. El clima mediterráneo
se limita a una estrecha franja litoral, ya que la costa se encuentra bordeada de montañas,
que detienen la propagación del clima hacia el interior.
Cuando la penetración de las influencias mediterráneas es posible, la degradación es rápida;
por ej, la Meseta Ibérica con un clima más rudo; inviernos fríos, heladas frecuentes y
sequedad casi total en verano. La misma degradación se da en la meseta de Anatolia; la
continentalidad determina inviernos muy fríos, a lo que se suma la influencia de la altura; en
verano se producen algunas tormentas, mientras que las lluvias de invierno se hacen más
raras, dando lugar a las precipitaciones de primavera y otoño.
Al E del Mediterráneo la degradación es más compleja; los contrastes térmicos se acentúan,
con severas heladas en invierno, veranos muy calientes (tanto como el desierto tropical), Y las
lluvias de invierno aportadas por las perturbaciones mediterráneas, se prolongan hacia el
este, disminuyendo su intensidad y volviéndose más irregulares: por ejemplo, Mosul recibe
380 mm; y Teheran, 200 mm anuales.
-Las degradaciones ligadas a la latitud, pueden ser hacia el norte, al clima oceánico. El S de
Portugal, posee clima mediterráneo bien definido. Más hacia el N, Oporto, tiene dos meses
secos, las precipitaciones alcanzan 1200 mm, contra Lisboa con 700 mm. La Tº media anual
desciende a 14º C (en lugar de 16º C).

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La transición al clima árido, se da por una degradación progresiva; disminución importante de


las precipitaciones, ampliación de la sequedad estival (verano), y mayor irregularidad
interanual.
El pasaje del clima mediterráneo a los climas tropicales de la fachada E de los continentes, se
produce únicamente en África del Sur (entre El Cabo y East-London); el cual se va
modificando lentamente, hasta que la sequedad de verano desaparece y en Port-Elizabeth,
las lluvias se reparten en todas las estaciones.
d) Clima Mediterráneo de Montaña: En las proximidades del mar, las zonas montañosas son
húmedas, inclusive, con lluvia en verano; en las zonas desérticas continentales (si bien el
Alto-Atlas, conoce una sequedad absoluta en verano), el resto del año la montaña es mucho
más húmeda que las llanuras y mesetas circundantes. Las cadenas Dinámicas por ejemplo,
poseen un récord de lluvias que contrasta con las llanuras vecinas. El máximo pluviométrico
en la estación fría, permite que en la montaña la cobertura nivosa sea importante, permitiendo
la irrigación de las llanuras. La ubicación latitudinal de la montaña mediterránea, explica la
elevación de la Tº, la atenuación de los contrastes entre laderas y el ascenso progresivo de
los límites de la vegetación y los cultivos.

IV) CLIMAS DE LA ZONA INTERTROPICAL


Los climas intertropicales y subtropicales ocupan América Central y Antillas; la mayor parte de
América del Sur y África; el Subcontinente Indio y el SE Asiático; Insulindia y buena parte de
Australia. El rasgo común es la alta temperatura la mayor parte del año (el mes más fresco,
tiene una temperatura superior a 18º C), reflejo de los balances energéticos positivos de las
zonas de bajas latitudes. Entre los climas ecuatoriales lluviosos y los subtropicales secos, se
sucede una gama intermedia de climas tropicales, caracterizados por la alternancia de una
estación lluviosa y otra seca, de duración y extensión variable. Este ritmo pluviométrico deriva
del juego de los vientos alisios y es de una gran sencillez: el período de lluvias tiene lugar en
verano y coincide con el desplazamiento de la vaguada ecuatorial en dirección al polo y el
arrastre por los alisios de masas de aire marítimas muy inestables; el período seco se da en
invierno, por la acción de los alisios continentales y por el desplazamiento de los anticiclones
subtropicales hacia las bajas latitudes con su efecto estabilizador de la atmósfera. Esta
explicación claramente zonal, puede verse modificada por mecanismos de circulación de tipo

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meridiana, bajo el efecto de factores geográficos. En las fachadas orientales de los


continentes e islas las condiciones descritas se modifican por su buena exposición a los
vientos oceánicos e inestables del E y las precipitaciones son abundantes todo el año, al igual
que en el clima ecuatorial, aunque con distinta génesis; así, durante unos meses se
encuentran bajo dominio de la vaguada ecuatorial y el resto del año están sometidas a la
acción de los alisios húmedos. Esto se da en las costas del Caribe, en la fachada SE de
Brasil, en las costas orientales de África Meridional o en las islas del Océano Índico y NE de
Australia. En estas regiones, la constancia de los alisios, unida a las perturbaciones de las
Ondas del Este y las violentas tempestades de los huracanes, conducen a registros
pluviométricos superiores a 1.000 mm.
Sin embargo, las lluvias aportadas por el alisio tienen carácter orográfico y favorecen a las
vertientes de barlovento frente a las de sotavento, donde, al abrigo de los vientos y con
subsidencia de aire cálido y seco, las lluvias son más débiles. Por Ej, el caso de Panamá,
donde Colón en el Atlántico recibe 3.000 mm de lluvia anual y Balboa, en la costa occidental
1.800 mm; y mayor disimetría aún existe en la Isla de Hawai, donde el observatorio de Hito
recibe 3.500 mm por su buena exposición, frente a los escasos 500 mm de Honolulu, en la
costa opuesta. La inestabilidad atmosférica que acompaña al alisio oceánico, disminuye a
medida que nos aproximamos a las altas subtropicales situadas en la mitad oriental de los
océanos, haciendo que el clima sea cada vez más seco, en marcado contraste con la orilla
oceánica opuesta. La subsidencia anticiclónica provoca una fuerte Inversión Térmica de
algunos centenares de metros de espesor, conocida como inversión de los alisios, que actúa
como barrera de los movimientos verticales e impide las precipitaciones.
El alisio no es igual en toda su masa: en superficie es aire fresco procedente de latitudes
templadas, en proceso de calentamiento al desplazarse hacia latitudes ecuatoriales y
progresivamente más húmedo por su trayecto oceánico; en altura está formado por aire
tropical que al estar sometido a la acción subsidente de las altas presiones es cálido, seco y
estable; en consecuencia, en medio de ambas capas de aire se crea una capa de inversión,
cuya temperatura llega a ser entre 5º-10º C superior a la que existe en el suelo. La altura de
esta inversión se sitúa a 500 m en las márgenes orientales de los anticiclones subtropicales,
donde la subsidencia del aire es mayor, y se eleva en dirección hacia el ecuador, conforme

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nos alejamos del dominio anticiclónico. De este modo se posibilita la actividad convectiva y el
desarrollo de sistemas nubosos, que producen intensas precipitaciones al O de los océanos.
Otra consecuencia destacable de la presencia de esta capa de inversión es el importante
cambio en la distribución de la precipitación con la altura que se observa en algunas
montañas tropicales. Cuando la altura del relieve supera la superficie de discontinuidad del
alisio, la parte superior de la montaña es seca, mientras que la más baja recibe cuantiosas
lluvias. Un claro ejemplo, se observa en el Archipiélago de las Islas Canarias: en las islas más
altas, el ascenso del alisio en la vertiente NE posibilita el desarrollo de sistemas nubosos
hasta la base de la inversión, situada entre los 900 y 1.500 m, haciendo que aquí la humedad
y las lluvias sean abundantes; por el contrario, por encima de este nivel, la estabilidad
atmosférica y la sequedad del aire, dan origen a condiciones de extrema aridez.
El cinturón de Altas Presiones Subtropicales (APST) entre los paralelos de 30 y 40º Norte y
Sur, es discontinuo. Son estacionales sobre los continentes (altas en invierno), y sobre los
océanos alcanzan su máxima potencia al E de las grandes superficies marinas. Por el
contrario, al O de los océanos no oponen resistencia a los desplazamientos meridianos entre
la zona templada y el dominio intertropical. En la región de las Antillas, las invasiones de aire
frío son frecuentes en invierno. La zona Intertropical está recorrida por los vientos Alisios que
no afectan más que a las capas bajas y medias de la atmósfera, alcanzando su máximo
espesor en la zona ecuatorial y decreciendo en potencia a ambos lados del ecuador. La
zonalidad de la franja intertropical, se ve perturbada en la fachada este de los continentes
(oeste de los océanos) por los intercambios meridianos de aire y las invasiones de aire polar.
La corriente del Alisio es poco densa; el aire marítimo húmedo es remontado a poca altura,
por una capa más seca y más caliente, que bloquea los movimientos ascendentes en la
atmósfera. Los cúmulos que tienden a formarse detienen su desarrollo al nivel de la “inversión
térmica caliente”; solo reforzamientos del espesor del Alisio o deformaciones verticales, por
ejemplo, al enfrentarse a un relieve, pueden permitir una convección más activa. La corriente
del Alisio es ante todo oceánica, más intensa al E de los océanos y sigue las fluctuaciones
estacionarias de toda la zona Intertropical. Durante el invierno, que es el período de máxima
intensidad de los anticiclones, pueden llegar hasta el ecuador y traspasarlo. En este caso la
trayectoria del Alisio cambia de dirección por efecto de la fuerza de Coriolis. La zona de
convergencia de los alisios del norte y del sur, se denomina ZCIT (Zona de Convergencia

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Intertropical) y aquí se da el ascenso generalizado del aire. La ZCIT se desplaza en latitud


como todo el sistema de presiones, según el movimiento aparente del sol. Se ubica por
término medio, al norte del ecuador. La ZCIT, no es continua, hay sectores donde la
convergencia es difusa, la presión es relativamente baja y estable (pantanos barométricos), la
atmósfera está saturada de humedad, la convección térmica es generalizada y los vientos
Alisios son débiles e irregulares. Es la zona denominada de “calmas ecuatoriales”.
Además de lluvias convectivas, se dan otros tipos. La llegada de invasiones de aire polar
provoca temporalmente la aparición de zonas frontales, que degeneran rápidamente. La
mayor intensidad de estas invasiones polares es al O de los océanos donde las APST están
poco desarrolladas, como por ejemplo en el Mar de las Antillas. En la circulación del Este, se
ha demostrado la existencia de perturbaciones denominadas “Ondas del Este”; donde se
suceden altas y bajas en el flujo general. En la Onda del Este, un núcleo de baja presión,
precede a un núcleo de alta presión. Al paso de una alta, se da divergencia, estabilidad y
tiempo bueno; al paso de la baja, convergencia, convección térmica marcada, inestabilidad y
lluvias.
Donde sopla el alisio, la inversión de altitud impide la lluvia convectiva. Para romper esta
inversión y permitir lluvias importantes es necesario, el efecto orográfico; fuertes
convergencias ligadas a perturbaciones internas de los alisios e invasiones de aire polar. Sin
embargo, las precipitaciones más copiosas en la zona de los alisios, están ligadas al pasaje
de depresiones tropicales, de las cuales algunas pueden transformarse en Ciclones
Tropicales.
Ciclones Tropicales: También llamados huracanes o tifones. Se forman sobre mares
calientes con temperaturas del agua de 27º C. Se producen al E de los continentes al finalizar
el verano, cuando la temperatura del mar es más elevada. En su origen son depresiones
tropicales, que pasan al estado de tormenta tropical y cuando el viento alcanza velocidades de
120 Km/h, a huracán o tifón. Su dimensión normalmente es de 60 a 200 Km de diámetro.
Respecto a su estructura: el centro del ciclón o “el ojo del huracán”, constituye una zona de
subsidencia, con vientos débiles y cielo poco nuboso; por el contrario, alrededor, los vientos
son muy fuertes, girando en sentido ciclónico. Las bruscas ascendencias, son responsables
de la violencia de las precipitaciones, correspondiendo a una divergencia acentuada en altitud.
La presión es muy baja (895 mb). Los vientos son continuos durante varias horas, con

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velocidades superiores a 200 Km/h. Las velocidades más frecuentes son 120 a 150 Km/h.
Estos se desplazan de E a O, sobre la fachada ecuatorial de las APST, siguiendo una
trayectoria casi rectilínea. La trayectoria luego se incurva hacia el norte (fuerza de Coriolis), a
partir de ese cambio de dirección, se acelera y tiende a ganar latitudes templadas, pasando
sobre la fachada polar de las APST. Estos se desarrollan sobre el mar; al pasar por tierra se
incomunica de su fuente energética y el viento se debilita rápidamente; solo las lluvias
torrenciales perduran en el continente por efecto de la inercia de las nubes, desplazadas por
los fuertes vientos. Los ciclones tropicales se originan por encima de los 6º de latitud, debido a
que en el ecuador es nula la fuerza de Coriolis. También es raro que se formen en el Atlántico
Sur y al E del Pacífico, debido a la existencia de corrientes marinas frías (excepto en
presencia de fenómeno del Niño).
Su estructura vertical muestra una chimenea, con fuerte convergencia en la base y
divergencia en la cima y a su alrededor, se organizan fuertes remolinos. Los ciclones
tropicales están ligados a perturbaciones internas de la corriente del este; a la formación del
remolino por ascenso de aire caliente y húmedo por convergencia en la superficie marina. Las
regiones geográficas a las que afecta son, zona de las Antillas, Golfo de Bengala, Océano
Índico Austral, Golfo Arábigo y Pacífico Central y Occidental. La mayor frecuencia de ciclones
tropicales, es en el Pacífico Occidental (20 por año); Antillas (8). En los últimos años, se ha
intensificado el número de ciclones tropicales, y se observa, un adelanto de la época en la que
ocurren.

V) CLIMAS ECUATORIALES Y SUBECUATORIALES


Los climas Ecuatoriales y Subecuatoriales dominan en las Cuencas del Amazonas y del
Congo; en amplias zonas del Golfo de Guinea; en buena parte de Insulindia e islas del
Pacífico Centro-Occidental. Presentan una disposición zonal a lo largo de la vaguada
ecuatorial, entre los 10º-15º al N y S del ecuador. Se caracterizan por una gran uniformidad
térmica, con medias mensuales y anuales próximas a los 27º C, con débiles contrastes
estacionales y diarios. Estas características se deben a la incidencia de la radiación solar
durante todo el año, a la casi igual duración entre día-noche, a la ausencia de invasiones
polares frías y a la elevada humedad del aire que atenúa las variaciones térmicas. La
temperatura media anual es de 27º C. Los contrastes estacionales son débiles, 3º C en

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Gabón; 2º C en Manaos (Brasil). La insolación es baja debido al predominio de días con


nubosidad. La presión baja es constante, el gradiente barico es mínimo y por consiguiente, los
vientos son débiles. Las brisas de mar y tierra son regulares, lo que determina que el clima
costero sea más agradable que en el interior. La brisa marina penetra ampliamente en el
continente hasta los 70-80 Km.
La precipitación abundante todo el año (originada por los mecanismos de convergencia de
vientos y convección térmica), sobrepasa los 2 m (2000 mm). Los máximos volúmenes se
registran en las zonas costeras y en el interior, en la Cuenca Amazónica. El número de días
de lluvia es elevado, puede alcanzar excepcionalmente, hasta 300 días. En la región
ecuatorial, el tiempo está controlado por la ZCIT y su desplazamiento estacional. En Belem
(Brasil) 250 días. Lo normal oscila entre 150 y 200 días. En la zona costera de Dahomey,
Togo, Ghana, el volumen de precipitaciones disminuye, por ej a 750 mm en Accra, con sólo
54 días de lluvia. Aquí, se puede observar el efecto de la disposición de la costa, que es casi
paralela al flujo del SO que sopla en la costa del Golfo de Guinea. Pero, es más probable que
la responsabilidad sea de las aguas frías del Golfo, cuya temperatura disminuye de 28º C en
mayo a 20º C en septiembre, provocando la estabilidad del aire marino por enfriamiento.
Pueden aparecer también, islotes de sequedad favorecidos por el relieve, en depresiones
abrigadas; así, en el valle meridiano del Cauca (detrás de la costa colombiana, saturada de
humedad); o la depresión interior de Sepik, en Nueva Guinéa. Por el contrario, las costas
sometidas a las brisas de mar, o dominadas por cadenas montañosas, pueden encajonar
chubascos enormes: 4 o 5 m en las islas Marshall; 5 m en Monrovia; 4 m en Vogelkop (Nueva
Guinea). El récord es la costa Pacífica de Colombia: entre 9 y 10 m de lluvia por año en
Quibo. El régimen de precipitaciones, presenta ciertos matices. Se producen dos cortos
períodos de sequedad, correspondientes a los solsticios, con una larga estación seca, ligada a
la invasión en altitud de aire tropical muy caliente que bloquea los movimientos convectivos
diurnos. En Indonesia, Nueva Guinea e Islas Marshall las precipitaciones son constantes todo
el año. En Quibo (Colombia), 450 mm para el mes menos lluvioso, 1.400 mm para el mes más
lluvioso. En estos climas muy húmedos, sin estación seca y temperaturas constantes, es,
donde las condiciones de habitabilidad se tornan difíciles para el hombre.
La montaña reproduce, con las variaciones térmicas debidas a la altitud, los regímenes que se
dan en latitud en regiones bajas. Cuando abordamos los Andes Ecuatoriales a partir de la

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llanura Amazónica, las precipitaciones aumentan. Se atraviesa sucesivamente una foresta


ecuatorial de montaña, empobrecida en especies; luego, coincidente con el techo de nubes
bajas, una vegetación de prados de altura; más allá, donde la humedad decrece, se observa
la aridez: a 4.000 m, las altas mesetas peruanas reciben menos de 500 mm de lluvia por año.
Se encuentra también, esta sequedad de altura en el Monte Kenya (ladera expuesta al alisio),
el máximo de precipitaciones se registra a 2.500 m de altura, con más de 2.000 mm de lluvias,
mientras que en la cima (a 5000 m), totaliza 700 mm. En el Kilimanjaro la disminución es aún
más marcada: pasamos de un máximo de 1800 mm (a 3000 metros de altura), a 200 mm, a
los 4.000 m y a la aridez casi absoluta en la cima, a los 5.900 m de altura.
El régimen térmico es más uniforme que en la llanura y las variaciones estacionales son casi
nulas. Quito y Bogotá no tienen diferencias térmicas entre invierno y verano. Las temperaturas
descienden con la altitud y se pasa sin transición de la zona donde no hiela nunca, a aquella,
donde hiela todas las noches y de la zona donde la nieve es ocasional, a aquella donde es
persistente. Existen importantes diferencias de temperatura a igual altitud, de una montaña a
otra. Las montañas aisladas como Kenya o Kilimanjaro son relativamente frías. En altitud,
como consecuencia de una intensa radiación solar y de una cierta sequedad de la atmósfera,
las amplitudes térmicas diarias son más elevadas que en la zona templada. En Kenya, por
ejemplo, es de 14º C a los 3.000 m; 8º C a 4.200 m y 5º C a los 5.000 m. La denominación
“verano todos los días, invierno todas las noches”, expresa el carácter pseudo-templado de
los climas ecuatoriales de altura. Existen diferencias, teniendo en cuenta la orientación en la
zona del alisio, donde la ladera de barlovento, e inclusive alejada del mar como el monte
Kenya, recibe muchas más precipitaciones que la de sotavento. En la montaña tropical, se
encuentran rasgos de las laderas templadas: inversiones térmicas en el fondo de los valles,
brisas de ladera o de valle y fenómenos de abrigo. Pero, los contrastes de ladera son más
reducidos, debido a la débil inclinación aparente del sol sobre el horizonte (umbría y solana).

VI) CLIMA MONZÓNICO


Este clima se caracteriza por la inversión estacional de los vientos alisios y la alternancia de
un período seco y otro húmedo. Monzón, significa estación. La expresión monzón, se refiere,
al flujo de los vientos alisios que atraviesan el ecuador y pasan de un hemisferio a otro, como
sucede en Asia y África. El mecanismo del monzón, combina procesos térmicos y dinámicos,

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en los que interactúan de forma compleja, la distribución de superficies marinas y terrestres, la


orografía y la circulación atmosférica de las latitudes tropical y templada. En principio, la
diferente aptitud de la tierra y el mar para calentarse o enfriarse, es la responsable del
gradiente térmico y de presión entre el océano y el continente. En verano se une a ellos, el
fuerte calentamiento de la meseta del Tibet, que desempeña un importante papel al actuar
como fuente de calor, y por otra, el desplazamiento excepcional hasta los 25º N sobre la India
de la ZCIT; mientras en la tropósfera superior soplan fuertes vientos del E, con una
pronunciada corriente en chorro a 150 hPa, extendida desde el mar de la China meridional
hasta el sur de Arabia, cuyo efecto dinámico resulta decisivo para el tiempo y el clima del
área.
Con el comienzo del otoño la situación comienza a cambiar. Los contrastes térmicos entre el
mar y la tierra decrecen, debilitándose los flujos del sur; los vientos del O de latitudes medias,
inician su migración hacia el sur, soplando en la vertiente S del Himalaya, desorganizando la
circulación tropical. En altura, la corriente en chorro del E, es reemplazada por fuertes vientos
del O, divididos en dos corrientes que circulan al N y S respectivamente, del Tibet-Himalaya, y
en superficie el anticiclón de aire frío siberiano ocupa el interior del continente. Con este
cambio, se rompe el sistema de circulación estival y los vientos empiezan a fluir del N o NE.
Este modelo persiste hasta la primavera. En verano, tan pronto como los vientos del O se
mueven hacia mayores latitudes y el flujo al sur de la barrera orográfica del Himalaya cesa, se
reestablece nuevamente la corriente en chorro ecuatorial del E y el monzón de verano
comienza. Con él, el ambiente fresco y las condiciones secas son sustituidas por otras cálidas
y húmedas y las lluvias se hacen continuas.
La circulación monzónica se hace más pronunciada en las regiones en torno al Océano Índico
y en menor grado en Asia Oriental (China centro y N de Japón). Existen también, otras zonas
con marcado giro estacional del viento, aunque presentan condiciones y mecanismos
particulares según la región. De modo general, en verano reciben los flujos oceánicos que
aspiran las bajas presiones peliculares ubicadas en el Sahara y Arabia, el NO de la India y
Asia Central; y en invierno están afectadas por las masas de aire tropicales de los alisios
continentales, térmicamente frescas en ocasiones, cuando el núcleo anticiclónico de
procedencia está reforzado por advecciones polares. Bissau, la capital de Guinea Bissau,
representa el clima monzónico de África occidental. La estación seca se extiende desde

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diciembre a abril y está caracterizada por el dominio de la circulación sahariana y la


intervención del alisio continental (es el viento seco del NE llamado Harmattan). La lluvia
empieza a fines de mayo, precedidas por fuertes tormentas cada vez más intensas, llueve
casi todos los días y los volúmenes son importantes. Esta regularidad cesa en octubre.
Una de las regiones más conocidas por su régimen alternante, la encontramos en Asia
Meridional. En este amplio territorio la variable intensidad y extensión de los monzones, unida
a las condiciones topográficas, permiten observar diferencias pluviométricas tan acusadas
como la seca llanura del río Indo (en Lahore, por Ej., la precipitación es de 500 mm) y los
húmedos relieves de Assam conocen las mayores cantidades de agua (Cherrapunji, 11.500
mm).
No todas las regiones monzónicas se circunscriben al área ecuatorial o tropical; el régimen y
los mecanismos del monzón, pueden desplazarse más allá del mundo tropical y como ocurre
en el este de Asia, sus procesos pueden seguirse hasta latitudes templadas, donde en
invierno hiela con frecuencia; aunque se trata de climas de transición, difíciles de clasificar.
La ausencia o el debilitamiento de las APST al este de los continentes, permite grandes
desplazamientos estacionarios en latitud; durante el verano el aire ecuatorial reemplazado al
norte por aire tropical marítimo, invade ampliamente la zona templada aportando hacia el N de
Japón, más allá del paralelo de 40º, calor y humedad; en invierno, el aire polar avanza en
dirección a los trópicos, introduciendo contrastes térmicos importantes. En invierno, el viento
sopla del continente aportando sequedad y aire frío; es el Monzón de invierno. En verano, el
aire oceánico húmedo y cálido, llega al continente; es el Monzón de verano.
En 1686, Halley formula una teoría del Monzón: en invierno el continente muy frío, sede de
altas presiones térmicas peliculares, emite aire seco y frío en dirección al mar, que está más
caliente, y sobre el cual el aire se eleva; en verano, el continente se recalienta, generando
bajas presiones térmicas que aspiran el aire marítimo. La situación descripta por si sola, es
insuficiente para explicar los monzones. El factor esencial es el desplazamiento anormal en
latitud de la masa de aire ecuatorial. Simultáneamente, el aire polar se encuentra desplazado
hacia las altas latitudes en verano y en invierno, avanza hasta el trópico. El Himalaya y las
mesetas de Asia Central juegan un rol muy importante, desplazando en el verano la
circulación del oeste al norte de los sistemas montañosos, permitiendo la invasión de aire

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ecuatorial. El Himalaya aisla al subcontinente Indio del resto de Asia, siendo responsable de
importantes diferenciaciones en el clima monzónico.
Monzón Japonés: Es el que más se aproxima al esquema de Halley. En invierno las AP
siberianas ocupan todo el continente, al menos a nivel del suelo (hasta los 2000 m) y dirige
hacia el SE aire ártico o polar continental muy frío y seco, que invade China del N, Manchuria,
Extremo Oriente Soviético y buena parte de Corea, donde las temperaturas invernales son
siempre negativas. Este aire frío y seco en su pasaje por el Mar de Japón, se calienta por la
existencia de una rama de la corriente cálida de Kuro Shivo y cargándose de humedad,
produce precipitaciones al NO de los Alpes Japoneses (la nieve es frecuente). Pero estas
irrupciones son temporarias, la mayor parte de las precipitaciones que afectan a Japón en la
estación fría están ligadas al pasaje de perturbaciones del O sobre la fachada SE del
anticiclón siberiano.
En verano, el anticiclón subtropical pacífico dirige hacia Japón y N de China un flujo del sur,
que es el alisio del SE poco espeso y estable que produce pocas precipitaciones en la parte
SE de los Alpes Japoneses.
Monzón de Indochina: Abarca China del Sur y Península de Indochina. La circulación de
invierno está regulada por empujes de aire frío siberiano, coladas que degeneran
progresivamente hacia el sur hasta el paralelo de 20º, ellas se producen por detrás de las
perturbaciones del Frente Polar; por lo tanto, al N del paralelo de 20º los mecanismos
frontales provocan lluvias de invierno, con cambios bruscos de temperatura y olas de frío a
veces severas. Al S del paralelo de 20º, el aire proveniente del N y atraído por las bajas
presiones térmicas australianas (verano en el hemisferio S), es un poco más caliente y se
humidifica en su corto trayecto por mar, produciendo precipitaciones en Laos, Camboya.
En verano, una circulación lenta del sur, regida por las altas presiones térmicas australianas,
proporciona un tiempo cálido y húmedo. Las abundantes precipitaciones son producidas por
“valles fríos de altura” que desencadenan una convección generalizada, ya sea por
perturbaciones del E o por ciclones tropicales.
Monzón de la India: Es totalmente diferente a los anteriores. En invierno, el Himalaya no
permite la llegada directa del aire siberiano sobre la India (el anticiclón siberiano es térmico,
pelicular; el Himalaya, tiene mayor altura, por lo tanto el aire del anticiclón pelicular, no puede
trasponer la pared del Himalaya). Las depresiones que circundan al Himalaya están ligadas al

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Jet- Stream que pasa entonces al sur de la cadena montañosa; ellas aportan al NO de la India
aire fresco y húmedo con algunas precipitaciones; hacia el extremo S, es dominio del clima
ecuatorial, con circulación del E. El invierno es un período de tiempo bueno y seco, que se va
recalentando progresivamente hacia la primavera. A principios de junio se produce la brusca
invasión del monzón de verano: el monzón se acompaña de una ligera disminución de
temperatura. El aire ecuatorial que alimenta el flujo del monzón tiene un espesor considerable,
es el alisio austral que cambió de dirección (por efecto de la fuerza de Coriolis) al atravesar el
ecuador atraído por las bajas ubicadas al N de la India. El flujo del monzón es fuerte y regular,
pero esta corriente húmeda aporta más lluvias cuando el relieve se interpone: lluvias
orográficas de la costa oeste de la Península del Dekan; lluvias ligadas al estrechamiento del
corredor de Assam, forzando a las masas de aire a elevarse (Tcherrapundji). El flujo del
monzón puede ser afectado por perturbaciones complejas; unas provienen del Mar Arábigo,
otras se forman sobre el Golfo de Bengala, otras ligadas a la circulación del E que persiste en
altura por encima del flujo del monzón y las invasiones frías de altitud, capaces de acentuar la
convección.
El monzón que irrumpe en la India por el O, se incurva por encima de la llanura Indo-
Gangética, siguiendo un valle depresionario (talweg del monzón), siempre ubicado al S del
Himalaya y cuya posición en latitud parece determinar las lluvias. Este flujo, llega
empobrecido a la zona del Punjab, y casi no afecta al O del Himalaya.
La corriente del monzón, muy sensible a las influencias del relieve (la meseta del Dekan está
al abrigo de los Gates Occidentales), es irregular de un año a otro sobre la mayor parte de la
India (retardo del monzón, sequías prolongadas). La configuración de la tierra y el mar, juega
un rol importante, particularmente en el Golfo de Bengala. En otoño, las depresiones nacidas
en el golfo, cuando el verdadero monzón ya se retiró, aportan aire húmedo hacia el Dekán
Oriental, donde las lluvias conocen su máximo estacionario. El Himalaya constituye para el
monzón de la India una barrera infranqueable. Los valles interiores de abrigo son
subdesérticos y la agricultura sólo es posible con riego, que proviene del derretimiento de
nieve y glaciares. El O del Himalaya está poco influenciado por el monzón. El centro y el E del
Himalaya son alcanzados por el monzón de verano y la caída de nieve es más abundante a
mayor altura. Existe una disimetría fundamental entre la ladera Tibetana, abrigada y seca; y la
ladera S, más lluviosa por efecto del monzón.

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Todos estos climas de Monzón del SE Asiático, manifiestan un contraste entre invierno y
verano. La estación de verano se caracteriza por la invasión al continente de aire ecuatorial
caliente y húmedo, alcanzando la zona templada hasta el N de Japón; las lluvias están ligadas
aquí, a mecanismos frontales de las perturbaciones de la corriente del O.
La duración de la estación lluviosa es variable: 4 meses en Bombay, 6 meses en Calcuta, 7 a
8 meses en Saigón, con 150 días de lluvia. Las lluvias invernales, allí donde tienen lugar, son
más irregulares aún, salvo en Japón. Las lluvias están ausentes en la mayor parte de la India,
Birmania, Tailandia, parte de China. Las lluvias invernales son las más relacionadas a las
perturbaciones de la zona templada y se acompañan de pulsos de frío.
Los extremos térmicos son acentuados, por ejemplo en Nueva Delhi oscila entre 0º y 45º C; -
2º y 47º C en Hong Kong a pesar de la situación insular; -12º y 40º C en Shangai.
Las lluvias de invierno, salvo sobre la costa N de Japón, son siempre más débiles que las
ligadas al monzón de verano. El clima monzónico difiere del clima tropical por la frescura del
invierno (excepto la India), por la mayor intensidad de las lluvias y por su ritmo que opone una
estación húmeda y caliente a una estación seca y más fresca.

VII) CLIMAS SECOS (ÁRIDOS) A DISTINTAS LATITUDES


En marcado contraste con los climas húmedos ecuatoriales, están los climas secos, que
afectan un tercio de la superficie continental en diversas latitudes. La característica esencial
es la extrema aridez, consecuencia de las escasas precipitaciones y la elevada evaporación,
que crean un balance deficitario casi todo el año. Las causas son varias: 1) subsidencia
atmosférica bajo la acción de potentes anticiclones dinámicos, 2) estabilidad del aire en
contacto con superficies marinas frías, 3) efecto de la continentalidad y 4) subsidencia
orográfica por efecto de abrigo frente a los flujos dominantes portadores de lluvias. La
sequedad puede combinar varias de estas causas y se da tanto en latitudes tropicales, con
climas secos sin invierno; como en latitudes templadas, con un período frío muy marcado.
1) Cimas Tropicales Secos: están vinculados a las extensas células anticiclónicas en torno a
los trópicos de Cáncer y Capricornio, cuya constancia origina los mayores desiertos del
mundo: Sahara, Arabia, Irán, Kalahari y parte de Australia. La estabilidad y la subsidencia en
el seno de las altas presiones, son responsables de elevados valores de insolación, extrema
sequedad del aire y precipitaciones débiles. La falta de vapor de agua y de nubes, explican las

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bruscas variaciones diarias de la temperatura, que llegan a alcanzar diferencias de 30º C


entre el día y la noche; e igualmente contrastados son los ritmos estacionales, desde registros
máximos de 50º C en verano hasta mínimos de menos de 0º C en invierno. Las lluvias son
inferiores a 200 mm, y en los desiertos más rigurosos no superan los 100 mm.
2) Desiertos Costeros o Litorales: Dentro de los desiertos cálidos, un caso particular lo
constituyen los desiertos litorales de las costas occidentales de los continentes, donde la
sequedad es debida, entre otros factores, a la subsidencia del borde oriental de los
anticiclones oceánicos y a la presencia de corrientes oceánicas frías que estabilizan el aire en
contacto con la superficie del agua. Es el caso del desierto de Atacama (corriente de
Húmboldt); Namibia (corriente de Benguela) y los de California y Costa Marroquí (corrientes
de California y Canarias); localizados dentro del área tropical, pero a su vez, extendidos a lo
largo de latitudes muy diversas y con diferentes grados de aridez. La proximidad del océano,
favorece el aumento de la humedad del aire, que no llega a dar precipitaciones considerables,
pero sí, abundantes nieblas; al mismo tiempo, se atenúa la oscilación térmica, de modo que
son desconocidas tanto las heladas como las altas temperaturas. Estos rasgos son típicos de
la costa Chileno-Peruana, donde la sequedad es extrema, desde el paralelo de 6º hasta el de
30º. Por Ej. Lima, tiene una precipitación de 35 mm y la humedad relativa anual es del 86%;
por otra parte, la temperatura del aire es suave, a pesar de la latitud, y durante el año el
régimen térmico es uniforme.
3) Desiertos Continentales Fríos de Abrigo: Estos se localizan en latitudes medias, en
áreas interiores de los continentes, alejadas de la acción de los vientos del Oeste. Su origen
se debe a: la estabilidad atmosférica en regiones afectadas por las altas presiones
subtropicales; a la acción de abrigo ejercida por las barreras montañosas frente a los vientos
húmedos y al efecto de continentalidad, que trae consigo el debilitamiento progresivo de las
perturbaciones y su pérdida de humedad. En Asia ocupan una extensa franja desde Irán hasta
Manchuria y en América se alargan en sentido meridiano, a sotavento de las montañas
Rocosas y los Andes, donde forman los desiertos de la Gran Cuenca y de la Patagonia. Las
lluvias son débiles e irregulares y los regímenes térmicos son los propios de la zona
continental, agravados por la constante sequedad de la atmósfera, con inviernos muy fríos,
veranos tórridos y amplitudes absolutas en ocasiones superiores a 80º C.

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TEXTO: “SINGULARIDADES CLIMÁTICAS DE AMÉRICA DEL SUR”


Enrique Bruniard. Bs. As. 1986.

Los términos anomalía y singularidad, aluden a situaciones irregulares o únicas, en


comparación con algún esquema generalizado que sirve de patrón espacial, o bien con algún
cánon teórico-explicativo. La trama climática mundial tiene “una base zonal” pero, existen
distintos factores geográficos como distribución de tierras y mares, relieve que tienden a
romper la zonalidad, introduciendo climas intrazonales o azonales.
La Anomalía climática está referida al esquema zonal y significa una ruptura local con
respecto a las condiciones medias que caracterizan a la zona en que se sitúa. La Singularidad
climática define situaciones únicas dentro del esquema regional.

1) Diagonal Árida Sudamericana: Franja árida que se extiende desde las proximidades del
ecuador en las costas del Pacífico; hasta el extremo meridional sudamericano, en el litoral
Atlántico. Esta diagonal que va de un océano a otro sin interrupción, es un fenómeno único en
el mundo, producido por una combinación singular de influencias geográficas. Esta diagonal
árida formada por el desierto costero Chileno-Peruano y el desierto de abrigo Patagónico, es
un fenómeno multicausal, y por su gran extensión latitudinal está influenciada por distintos
tipos de circulación, como los alisios y los vientos del Oeste. El desierto costero se extiende
hacia el océano Pacífico, hasta las Islas Galápagos a pocos grados del Ecuador. Ente sus
causas:
a) El relieve es uno de los principales responsables del dispositivo meridiano de las
tierras áridas de América del Sur. La cordillera de los Andes se extiende sin interrupciones
desde un extremo a otro del continente, como una gran barrera que corta las zonas de
circulación de los alisios y de los vientos del Oeste. La altura de la cordillera de los Andes
influye en la circulación general, ya que el lado occidental yace a la sombra eólica de los
Alisios; de igual manera, que el lado oriental, está al abrigo de los vientos del Oeste.
El efecto orográfico de sotavento o de subsidencia orográfica, pareciera tener más influencia
para el caso del desierto patagónico, que para el desierto costero pacífico. La duda se plantea
en el tramo al sur de los 35º de lat, debido al brusco descenso de la altura de la cordillera.
Esta no es su causa exclusiva, sino que se funda en la circulación general de la atmósfera en

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estas latitudes. En la tropósfera media, el anticiclón del Pacífico, se extiende más al SE, no
sólo en primavera sino también en verano; ello explicaría la falta de lluvia en la Patagonia y
sector adyacente del Atlántico en esa época.
Nuestro país se ve afectado frecuentemente por empujes de aire polar provenientes del
Pacífico Meridional, que contienen muy poca agua precipitable debido, a su baja temperatura,
a que la mayor parte de la humedad está concentrada en una capa de poco espesor (1.000 a
2.000 m) adyacente al suelo y esta humedad restringida a las capas bajas, es quitada cuando
el aire cruza la cordillera, la cual en el Sur tiene la altura de esa capa húmeda. La singularidad
patagónica parece residir en una combinación de factores meteorológicos y geográficos:
marcada zonalidad de los vientos del O, cuya frecuencia e intensidad se acentúa hacia
el S correlativamente con una disminución de la temperatura; disposición meridiana de
la barrera orográfica, cuya altura disminuye a medida que se intensifican los vientos del
O y a la presencia continental única en estas latitudes oceánicas del Hemisferio Sur.
b) Factores dinámicos asociados a la circulación general de la atmósfera. La tendencia a
la divergencia de los vientos en las capas bajas de la atmósfera, sobre el borde polar de los
alisios. Esta divergencia exige que la subsidencia de la columna de aire se produzca en el
seno de la baja tropósfera donde está concentrado el vapor de agua. El recalentamiento
dinámico (adiabático) asociado a esta subsidencia tiende a bajar la humedad relativa y a
disipar las nubes; ello se traduce igualmente por la creación de una fuerte estabilidad
hidrostática que tiene por efecto impedir las corrientes convectivas y las precipitaciones.
Sobre el mar, los alisios presentan una delgada capa de aire húmedo, sobremontada por una
capa estable o una inversión, por encima de la cual el aire es muy seco. Divergencia en
superficie más subsidencia general, determina baja humedad, ausencia de convección y
escasa precipitación.
c) Las aguas frías que bañan las costas de América del Sur. El aire húmedo más frío, al
llegar al continente no puede recalentarse. Los vientos recogen poca humedad sobre las
aguas frías de la corriente de Húmboldt y se alejan del punto de saturación al llegar al
continente.
d) La surgencia de aguas profundas. Las aguas frías que se dirigen hacia las bajas
latitudes, se calentarían poco a poco si no fuera por los continuos ascensos de aguas frías a
lo largo de la costa. El ascenso de aguas más frías hace que las temperaturas del mar sean

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inferiores a las del aire adyacente. El aire cede su calor al agua y por consiguiente se hace
más frío, pesado y más estable; y con ello inhibe los movimientos de ascenso y las
precipitaciones. Entre el aire frío de los niveles inferiores y el más caliente de altura se forma
una Inversión Térmica, ya que el gradiente vertical no indica un descenso gradual de la
temperatura con la altura, sino una ruptura a la que se denomina “Inversión del Alisio”.
e) La circulación de masas de aire en sentido meridiano. Las masas de aire circulan en
forma paralela a las líneas del relieve y la costa. El aire que proviene del anticiclón del
Pacífico, avanza hacia las bajas latitudes, por efecto del rozamiento sobre el continente éste
se frena más que el que se desplaza por mar, como consecuencia se produce un vacío entre
ambos flujos de aire que debe ser ocupado por aire subsidente, el cual inhibe las
precipitaciones.
Las células anticiclónicas marítimas subtropicales son inherentemente secas en sus bordes
orientales. La circulación en estas células es tal que el aire de los bordes occidentales va
descendiendo a medida que se desplaza hacia fuera de las células, con lo que se calienta
adiabáticamente y se reduce la humedad. El resultado son masas de aire seco y estable que
dan lugar a zonas áridas no sólo en las costas sino también en un gran sector mar adentro.
Los vientos alisios del E son débilmente desviados, tomando una componente hacia el
ecuador. Esta componente crea sobre la tierra en rotación una débil divergencia y por
consiguiente un movimiento descendente de donde resulta la “Inversión del Alisio”, potente y
constante a alturas de 1.000 o 2.000 m; este movimiento descendente se refuerza hasta la
línea ecuatorial.
Esta inversión sería debida a una subsidencia en gran escala de aire descendente de altitud
en el sector oriental de los núcleos de alta presión subtropicales. Representaría el límite
inferior de una corriente descendente. Según esto, más que al enfriamiento desde abajo, la
causa obedecería a razones de dinámica atmosférica.
El tramo de costa situado al norte de los 28º S, que se encuentra todo el año en el flanco
septentrional del anticiclón del Pacífico, es la región de origen de los alisios que soplan con
regularidad todo el año y son causa de la sequía absoluta de la ladera occidental de la
cordillera. La estratificación de la atmósfera sumamente estable, se halla intensificada por la
baja temperatura del mar, provocada por la corriente del Perú. Se atribuye también la
excesiva aridez de estas costas, al efecto de corrientes del sur divergentes que contornean el

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borde oriental de los anticiclones oceánicos. El efecto oceánico pasaría a ser un complemento
frente a la primacía de las condiciones de circulación.
F) Trazado de la costa. El alargamiento anormal de estos desiertos sudamericanos hacia el
ecuador, se explica por el trazado de la costa; esta se incurva de tal manera, que el alisio la
sigue muy de cerca, y contornea el núcleo anticiclónico del Pacífico dejándolo a su izquierda.
Este alisio es fuertemente subsidente y da lugar a una inversión muy marcada, a su vez, se ve
reforzada por la presencia de una corriente marina fría. Al N de Guayaquil, la costa cambia de
dirección, deja de sentir esa influencia directa y el desierto desaparece. El cambio de
dirección coincide prácticamente con la línea ecuatorial, es decir, hasta donde alcanzaría la
subsidencia dinámica de los alisios sudhemisféricos. Esta evolución en la interpretación de los
procesos climáticos; efecto general de sotavento, corriente marina fría, surgencia de
aguas profundas, efectos de la inversión del alisio; muestra la existencia de fenómenos
de interacción entre la atmósfera, la tierra y el mar.
Comentario adicional sobre algunos conceptos.
Los conceptos de convergencia y divergencia constituyen fenómenos muy importantes.
Para que se produzca precipitación se requiere como condición necesaria movimientos
ascendentes (convección), del mismo modo que la sequía o aridez requiere descenso o
subsidencia. Los movimientos verticales del aire adquieren importancia decisiva en la génesis
de los climas.
Existe convergencia cuando se produce una acumulación neta de aire en un lugar, y
divergencia cuando se registra un déficit de masa. Los movimientos horizontales del aire
pueden producir a través de la convergencia o de la divergencia, movimientos ascendentes o
subsidentes, sea porque cambia su dirección o su velocidad. La confluencia de corrientes
horizontales y la consecuente acumulación de aire, producirá convergencia y de ello resultará
un movimiento ascendente. La difluencia de dos corrientes que se alejan, producirá una
pérdida de masa atmosférica, que es propio de la divergencia. El calentamiento por
compresión del aire que baja desde niveles superiores disolverá las nubes y provocará
sequía.
La confluencia de los alisios de ambos hemisferios sobre la zona ecuatorial determina la CIT.
La diferencia de velocidad de los vientos, puede producir efectos análogos. Una corriente que
se frena, producirá una acumulación de aire desde atrás, y ese exceso se resolverá a través

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de un movimiento ascendente. A la inversa, un flujo que se acelera, generará un vacío


relativo, que debe ser llenado por subsidencia. Casos semejantes pueden producirse por el
efecto diferencial del roce del aire sobre la superficie terrestre; por ejemplo, un viento marino
al ingresar al continente, disminuirá su velocidad por la mayor rugosidad del sustrato y con
ello habrá convergencia sobre la línea de la costa; inversamente, un flujo de origen continental
se acelerará al deslizarse sobre la superficie marina determinando divergencia.
La fuerza desviadora o fuerza de Coriolis que afecta a los flujos de aire, es más acentuada
cuanto mayor es la velocidad del viento (desviación y velocidad son proporcionales). Por lo
tanto, un sistema de vientos paralelo a la costa puede ocasionar fenómenos de Convergencia
y Divergencia sobre el litoral. En el hemisferio norte, hay convergencia cuando la tierra queda
a la derecha del viento y divergencia cuando la tierra queda a la izquierda. En el hemisferio
sur es a la inversa, convergencia cuando la tierra queda a la izquierda del viento y divergencia
cuando la tierra queda a la derecha del viento. Ello ocurre porque los flujos sobre el mar son
más veloces y por lo tanto actúa con mayor vigor la fuerza de Coriolis. El flujo de vientos al ser
más acelerado sobre el mar sufre una mayor desviación que el viento continental más lento,
ello se traduce en una acumulación de aire sobre la línea de la costa que se resolverá en un
movimiento ascendente. Para el hemisferio sur, cuando la tierra queda a la izquierda del
viento se produce convergencia y divergencia cuando la tierra se sitúa a la derecha. Este
efecto debe disminuir a medida que nos acercamos al ecuador, donde la fuerza de Coriolis se
anula.
En síntesis: la convergencia en niveles bajos de la atmósfera significa ascenso, enfriamiento,
saturación y mal tiempo; y la divergencia se traducirá en subsidencia, calentamiento
adiabático del aire (por compresión), disolución de nubes, descenso de la humedad relativa y
sequia.
Respecto a la subsidencia del alisio; los alisios del SE en el hemisferio sur, pueden ser
descompuestos en sus dos componentes, meridiana y zonal; es decir, hacia el norte y hacia el
oeste. Los efectos de la componente hacia el ecuador: supongamos que los alisios parten del
paralelo de 30º S hacia la línea ecuatorial, dada la forma de la tierra se advierte que los
meridianos a partir del polo sur se van separando hasta alcanzar el ecuador, o lo que es lo
mismo, los paralelos aumentan su longitud hasta llegar al ecuador, que es el paralelo más
largo.

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Se advierte que si el aire se mueve desde los 30º hacia latitudes más bajas, con paralelos
cada vez más largos, el mismo debe expandirse lateralmente, lo que traerá aparejado un
descenso un proceso de divergencia. Un flujo divergente disminuye su espesor al extenderse
y el aire superior se desploma por encima del flujo divergente. Al llegar al ecuador el aire
ocupará un espacio mayor, de manera que su altura deberá reducirse, lo que implica un
descenso o subsidencia del aire. Esta expansión lateral y el correlativo descenso serán más
acentuados en los tramos iniciales del movimiento, donde la diferencia en la longitud de los
paralelos es más marcada. La mayor subsidencia se dará entonces en el mismo punto de
inicio de los alisios.
Considerando la otra componente del alisio, hacia el oeste, se producirá también una
tendencia generalizada a la subsidencia. El aire en movimiento hacia el oeste, como es el
caso de los alisios (en sentido contrario a la rotación terrestre), para que se sienta como
viento del Este deberá tener una velocidad inferior a aquella de la tierra subyacente y también
una fuerza centrífuga menor. En este caso la fuerza de gravedad al estar menos compensada
por aquella, hará que el alisio tienda a caer, a ser más pesado. El alisio subsidente de un
hemisferio al traspasar el ecuador geográfico e ingresar al hemisferio opuesto, sufrirá un
efecto inverso, de convergencia creciente hacia latitudes más altas.
Un segmento de aire de la baja atmósfera limitado al E por una pared vertical (los Andes),
determinará que el flujo de aire hacia el oeste origine un vacío, que sólo podrá ser
compensado por aire subsidente, ya que la pared lateral impide la advección desde el este.
Los flujos atmosféricos superficiales del SE, son sobremontados por una fuerte subsidencia;
sobre el mar las aguas de superficie son arrastradas mar adentro según el efecto de Ekman,
lo que trae aparejado el ascenso de aguas frías profundas. El aire húmedo y neblinoso, por
enfriamiento desde abajo, presenta una estructura estable con un gradiente térmico vertical no
gradual sino quebrado por una inversión en su contacto con el aire superior, caliente, seco y
subsidente. Esta masa de aire tropical marítimo del Pacífico afectado por tres factores
(Anticiclón Pacífico, enfriamiento por contacto con aguas frías y estancamiento delante de la
cordillera costera), es la sede de una estratificación térmica de la baja tropósfera, lo que causa
una permanente represión de los movimientos convectivos que son condición previa para el
origen de las precipitaciones. La estratificación se materializa en una capa de inversión
termodinámica a unos 1.000 m de altura con un claro efecto de bloqueo.

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Sintetizando: La aridez de la diagonal sudamericana se extiende mar adentro hasta las


islas Galápagos, por lo que no se trata de un fenómeno exclusivo del litoral, sino que
en él está agravado. Puede pensarse que la causa básica tiene un alcance más amplio y
está asociada a la subsidencia generalizada de los alisios en su desplazamiento hacia
el ecuador y hacia el oeste. La constancia de este efecto obedece a la permanencia de
su generador, el anticiclón del Pacífico, que sobre el litoral sudamericano se encuentra
bloqueado o contenido por el murallón andino. La subsidencia del alisio, es más
marcada en el origen de los mismos y especialmente sobre el borde oriental de la célula
anticiclónica, en las mismas costas sudamericanas. Sobre la franja litoral esa
subsidencia generalizada se vería exacerbada por el efecto de la pared andina sobre la
componente este de los alisios, que obligaría a una divergencia en niveles bajos, a lo
que se agregaría el efecto diferencial de los flujos superficiales sobre la línea de costa.
El enfriamiento de la superficie oceánica, por ascenso de aguas profundas o por el
traslado de aguas frías mediante la corriente de Húmboldt, completarían el cuadro
genético.
No se trata de causas aisladas ni antagónicas, sino de un complejo de causas
interrelacionadas único en el mundo. Incluso la misma línea de costas del perfil
sudamericano acompaña favorablemente el esquema de los movimientos atmosféricos hasta
la misma línea ecuatorial. El dispositivo de la Diagonal Árida Sudamericana, resulta
exageradamente submeridiano y en claro contraste con los modelos teóricos zonales.

2) Regiones Secas de Bajas Latitudes: Los otros dos casos de áreas áridas o semiáridas en
latitudes muy bajas son: la fachada Caribe de Colombia y Venezuela (Pla de la Guajira) y
el Nordeste de Brasil (zona del Sertao).
*El angosto litoral que se extiende desde Cumaná hasta Santa Marta y de las islas
correspondientes, desde Margarita hasta Aruba, es una franja seca bien marcada en los
extremos de las penínsulas de Guajira y de Paraguaná y en las pequeñas Antillas de
sotavento. La falta extrema de lluvias, pero con aire cálido y húmedo, ha sido incluida en el
llamado clima de Sahel”, es decir, el que corresponde al borde del desierto. Sobre el litoral
norte de Venezuela existen regiones con apenas 20 días de precipitación anual y un monto
total de 200 mm. Esta franja seca sobre el paralelo de 12º N, y en el mismo borde marítimo

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del Caribe, plantea problemas que hacen tanto a su condición zonal como al origen de la
aridez.
Los primeros ensayos de interpretación de esta franja árida se referían a ciertos factores
localizados, sea en el mar próximo o en las características de las costas y del relieve del
lugar. a) La existencia de anomalías negativas de la temperatura superficial del mar en
las costas de Venezuela y Colombia, con valores inferiores en 2º a 3º C, respecto de las
aguas de mar adentro, debida sin duda a la afluencia de aguas profundas. El área desértica
se desarrolla sobre el tramo más zonal de la costa, de manera que los alisios del E podrían
generar, en virtud del efecto Ekman, un fenómeno de ascenso de agua fría con
consecuencias semejantes a las señaladas para los desiertos costeros del Pacífico.
b) El factor relieve, combinado con el factor oceánico. El fondo de la depresión de la cubeta
estructural del Maracaibo, hacia el sur, es cálido y húmedo, cubierto por una densa selva,
pero hacia el norte a medida que nos acocamos a la costa, que aquí está a sotavento,
resguardada del alisio, predomina el calor seco. Maracaibo ya es árido; más al este, Coro
sobre el litoral, es casi desértico. El alisio del este pasa por el océano, descendiendo de la
Sierra de Mérida y trae sequía; esta es a su vez agravada por la estabilidad resultante del
Upwelling de agua fría.
c) Las características propias de las corrientes atmosféricas. Sobre las zonas áridas
soplan los alisios del NE, a los que se atribuye una fuerte tendencia descendente. Sobre las
Antillas de barlovento, hay un marcado contraste entre las islas altas y lluviosas y las islas
llanas, secas.
La convergencia en altitud produciría divergencia en niveles inferiores y con ello sequía. La
fricción inducida por el contacto océano-continente puede producir divergencia en sectores
como la costa de Venezuela de orientación O-E, lo que estaría en relación con la aridez.
La sequedad es originada por la inmunidad anticiclónica con la altura. La superficie de 500 mb
expresa claramente el desplazamiento hacia el sur del sistema de altas presiones Caribes
invernales a medida que se aleja del nivel del mar. El anticiclón venezolano de altura no es
otra cosa que el núcleo Caribe conocido por su efecto inhibidor sobre las Antillas.
Se observa una evolución en los estudios de las causas de estos desiertos, en la que se
comienza invocando factores geográficos locales (efecto oceánico, efecto orográfico) y

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luego se recurre a causas más generales, como es la subsidencia del alisio y los
efectos de divergencia.
*Para el caso de las tierras semiáridas del NE de brasil, se observa una evolución
semejante. Este paisaje de agudas sequías, situado entre 5º y 12º de lat S, es conocido
también como región del Sertao y de las Catingas. Este clima con tendencias desérticas es
bastante difícil de explicar a esta latitud. Constituye una región semiárida de posición
marcadamente azonal, son una excepción en relación a los climas zonales. Respecto a las
causas invocadas para explicar este caso anómalo del litoral brasileño:
a) Factor orográfico. Estas regiones están como a la sombra de la lluvia que las corrientes
del SE descargan sobre las sierras litorales. El régimen de invierno del litoral oriental no afecta
el sector, pues las respectivas lluvias son de carácter orográfico y la humedad de la corriente
inferior es depositada a barlovento de las montañas. Del doble efecto de los alisios del SE, en
invierno produciendo lluvias sólo en la costa en verano impidiendo la aproximación de la
masa lluviosa ecuatorial, resultaría la aridez interior.
b) Existencia de un anticiclón muy potente sobre el Atlántico. Este anticiclón se ubica
muy cerca de las costas del Brasil; muy cerca por dos razones: por una parte, la posición del
anticiclón es anormalmente distante hacia el norte y hacia el oeste (NO); y por otra parte, la
costa se adelanta netamente dentro del océano. De esta célula salen vientos de fuerte
estabilidad y de marcada inversión. El efecto decisivo de divergencia dentro del alisio
explicaría la aridez. Para la explicación de estos casos anómalos, podría pensarse en la
concurrencia de varios factores.
Comentario adicional sobre la terminología y un intento de explicación geográfica.
En las explicaciones se mencionan factores relacionados con convergencias de altura
anticiclones de altura. Los fenómenos de convergencia y divergencia en capas bajas de la
tropósfera, repercuten en altura mediante movimientos verticales, hasta alcanzar niveles
determinados por la propia intensidad de los mismos, o bien hasta llegar a un nivel máximo
que es el indicado por la tropopausa, cuya gran estabilidad la convierte en un techo para los
movimientos convectivos. La convergencia en superficie genera un movimiento de
ascenso de carácter dinámico (no térmico), que al llegar a los niveles superiores de la
troposfera produce divergencia al encontrar este techo estable que es la tropopausa. Este
fenómeno de convergencia en la base, ascenso y divergencia en altura, produce una baja

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presión, es decir, un ciclón dinámico, como son los casos de las depresiones del Frente Polar
(surco subsolar de bajas presiones donde confrontan las masas de aire tropicales y polares).
Un ciclón dinámico puede tener gran duración, dado que la fricción del aire sobre el suelo
reduce su velocidad en niveles bajos, mientras que en altura, al fluir libremente, las corrientes
son más veloces y podrán mantener o profundizar aún más la depresión, ya que es más lo
que escapa en altura que lo que entra en su base.
La divergencia en la base genera subsidencia a partir de una convergencia en altura.
Una convergencia en altura producirá descenso y divergencia en superficie. Estas condiciones
caracterizan a los anticiclones dinámicos, tal como son aquellos que forman la banda
subtropical de altas presiones, de fundamental importancia en la circulación atmosférica
planetaria. Son anticiclones profundos de gran altura, a los que se ha llamado también
“anticiclones cálidos”. El libre desplazamiento del aire en altura hacia la zona de
convergencia y la menor pérdida en la base de estos anticiclones dinámicos los hace muy
persistentes. La subsidencia generalizada del aire en los anticiclones puede tener varios
orígenes; puede estar producida por la corriente en chorro en su flanco ecuatorial, por
subsidencia de aire desde bajas latitudes o por bocanadas de aire polar. Los alisios que
convergen en la CIT ascienden y la divergencia en altura produce un flujo semejante al de los
contralisios en altos niveles de la troposfera. La componente meridiana de ese flujo de altura,
desde el ecuador hacia los polos, deberá producir un proceso de convergencia creciente
debido a la reducción en el largo de los paralelos; es decir, un proceso inverso al de los alisios
en niveles inferiores. Los contralisios convergentes en altura no logran alcanzar altas latitudes,
ya que el techo que significa la tropopausa hará que tal convergencia o acumulación del aire,
se resuelva en un movimiento subsidente y de divergencia en la base.
Las células de altas presiones se encuentran situadas a ambos lados del ecuador, los alisios
se originan en el flanco ecuatorial y los Oestes en el flanco polar de dichas células. Las
anomalías térmicas negativas que se dan en los flancos orientales, se debe a los vientos más
fríos que proceden de latitudes mayores y las anomalías positivas en los flancos occidentales
por el efecto opuesto. Las corrientes marinas de superficie, son impulsadas por los mismos
vientos, el circuito de esas corrientes vendrá a reforzar la deformación del campo térmico.
Esto explica que se puedan distinguir dentro de las mismas células de alta presión, sectores
de aire más caliente en el O; y sectores más fríos en el E. La presión atmosférica disminuye

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con la altura, en cuanto al ascender quedan abajo las capas más densas. Pero esa
disminución es más rápida en aire frío, cuya masa se concentra en las capas bajas, que en el
aire caliente dilatado.
En síntesis: dado que el gradiente barico vertical es más intenso en el aire frío, el campo
barico de superficie se invierte con la altura. (Ej. De las columnas de aire). Ocurrirá que a una
cierta altura la presión será más alta en los sectores cálidos que en los fríos; es decir, el
anticiclón de superficie se debilitará más rápido sobre el sector frío, y tenderá a mantenerse
sobre el sector cálido, de modo, que a medida que ascendemos el anticiclón se inclinará hacia
el ecuador y hacia el oeste. Los anticiclones de altura se encuentran a 3.000 m. Los campos
de viento de altura se superpondrán a los de superficie y en determinadas latitudes, los
vientos del oeste de niveles elevados cabalgarán sobre los alisios. La inclinación de los
centros en altura respecto a la superficie, representa un desplazamiento hacia el ecuador de
10º de latitud. La presencia de estos anticiclones a 3.000 m de altura, constituye un factor
inhibidor de las precipitaciones; en cuanto la divergencia que los caracteriza genera
subsidencia y bloquea los posibles movimientos ascendentes del aire.
En el caso de los desiertos costeros, se señaló la divergencia de los alisios en niveles
bajos de la troposfera como generadora de sequía, sobre el flanco oriental del
anticiclón. Ahora, mediante el desplazamiento de los anticiclones de altura se manifiesta
otro factor inhibidor de las precipitaciones sobre el flanco ecuatorial y occidental. A este
último efecto se agregaría el hecho de que en estos flancos occidentales de las células los
contralisios son más marcados y por lo tanto su convergencia en altura produciría una
subsidencia más intensa. Estos esquemas de movimientos en superficie y en altura
permiten comprender que las áreas secas no coinciden con el dispositivo de las altas
presiones de superficie, sino que se encuentran desplazadas hacia el ámbito de desarrollo de
los alisios.
Existe una yuxtaposición de las células de altura con los sectores áridos de bajas latitudes.
Esta es la inmunidad anticiclónica que se observa para la fachada Caribe. Para el NE de
Brasil, una aproximación anormal del anticiclón del Atlántico Sur hacia el ecuador, produciría
las terribles sequías que de tanto en tanto, afectan esta región.

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Las diversas opiniones dirigidas a explicar total o parcialmente las áreas secas de bajas
latitudes, no son excluyentes sino que se complementan; y podría admitirse también, una
adición de factores concurrentes.
Durante el verano austral, cuando las regiones circundantes reciben copiosas lluvias, en el NE
brasileño reina la sequía. El contraste estival es sorprendente y nada fácil de explicar. Esta
posición de enclave nos remite a la búsqueda de factores locales dentro de esos mismos
enclaves o en sus proximidades, sea el efecto de sotavento o de abrigo orográfico, el efecto
oceánico, la orientación del relieve y de las líneas de costa, las divergencias localizadas, etc.
Si se toma en cuenta la distribución geográfica de las precipitaciones en un ámbito mayor, que
exceda los límites del continente americano, cambia la perspectiva del problema, ya que se
observa el esquema sudamericano, pero con su entorno. En el caso del NE Brasileño, su
aridez se continúa en iguales latitudes del Océano Atlántico, por lo que deja de ser la
excepcionalidad. Las islas del Atlántico Sur se encuentran durante casi todo el año bajo el
efecto del alisio. Esto explica la existencia de una vasta región árida oceánica que llega muy
cerca del ecuador y alcanza incluso las márgenes occidentales del océano. La isla Ascensión
en pleno océano Atlántico, a 8º de lat. S, tiene una precipitación anual de 110 mm y en
Fernando de Noroña isla más próxima al Cabo San Roque, la estación lluviosa se limita al
otoño y principios de invierno.
Al parecer esta región de sequía constituye el final de la gran zona de poca precipitación que
se extiende, bajo el dominio de los vientos alisios, desde Sudáfrica hasta la región
mencionada, con una desviación hacia el norte sobre el Atlántico, siendo interrumpida solo por
lluvias orográficas (que sobrepasan 2.000 mm anuales) a barlovento de las montañas
costeras brasileñas.
Un razonamiento similar puede realizarse para el caso de la fachada Caribe; ella representa la
franja meridional del “desierto” tropical Atlántico-Caribe; el borde o franja del Sahel.
En el caso de las Islas Canarias; las mismas se ubican dentro del área con precipitaciones
inferiores a 100 mm, pero la presencia de estas islas, estimulando el ascenso de los alisios
subsidentes, produce precipitaciones algo mayores, apareciendo como un núcleo más
húmedo dentro de la aridez generalizada. Algo semejante se advierte en el caso de las
Azores.
Los rasgos de la circulación atmosférica que alteran el modelo teórico zonal y simétrico son:

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-El eje promedio de la cintura anticiclónica del Hemisferio Sur está más próximo al ecuador
que su homólogo del Hemisferio Norte. Esta falta de simetría sería un primer indicio para
reconocer una Zonalidad climática sudhemisférica diferente de aquella del Hemisferio Norte.
-Los anticiclones del Atlántico y del Pacífico Sur, tienen sus ejes más próximos al ecuador,
que el anticiclón del Índico; de manera que aún dentro del esquema del Hemisferio Sur la
Zonalidad presentaría rasgos anómalos.
-Los ejes de las bajas presiones ecuatoriales sobre ambos litorales sudamericanos se
mantienen todo el año al norte del ecuador.
-De la cintura anticiclónica del Hemisferio Norte, el tramo que más se aproxima al ecuador es
el que corresponde al anticiclón de las Azores-Bermudas, y este es el que más afecta la
fachada septentrional de América del Sur. En efecto, este anticiclón, al ajustar su contorno a
la forma del océano Atlántico Norte proyecta su flanco suroccidental hacia el Caribe.
-La baja presión continental sudamericana se mantiene durante todo el año y se profundiza,
en el verano del Hemisferio sur, en latitudes bastante distantes del ecuador.
Si a este esquema se agrega el carácter netamente oceánico del Hemisferio Sur, el
dispositivo de sus masas continentales y la presencia del murallón andino, afectando la
circulación en superficie y en altura, se obtienen los elementos de explicación más
importantes de este “modelo sudamericano de casos anómalos”.

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CLIMATOLOGIA

APUNTES DE CATEDRA. (Material de apoyo para los alumnos).

Prof. Laura Sánchez de Rovetta.

CIRCULACION GENERAL ATMOSFERICA Y SU PAPEL FUNDAMENTAL EN EL CLIMA


DEL PLANETA.
La Circulación Atmosférica General (CAG) ejerce un papel clave en el equilibrio climático
mundial, al redistribuir la energía planetaria desde las excedentarias latitudes bajas a las
deficitarias latitudes altas.

I) PRESION ATMOSFERICA Y VIENTOS


La presión y el viento son dos elementos atmosféricos relacionados entre sí. El motor que
impulsa al aire a moverse es la diferencia de presión existente entre los distintos lugares del
planeta, por lo que el aire se pone en movimiento para paliar estos desequilibrios.

1) Variación vertical de la Presión Atmosférica (PA). La PA disminuye con la altura. Este


proceso de disminución de la presión no es un proceso lineal. La masa atmosférica es atraída
por la fuerza de la gravedad hacia las proximidades de la superficie terrestre; por otro lado, las
capas bajas de la atmósfera tienden a comprimirse por el peso de las capas superiores que
descansan sobre ellas. Es por esto que la mayor parte de la masa atmosférica se concentra
en sus capas inferiores, en las cuales la densidad del aire es muy elevada, en tanto que esta
disminuye cuando ascendemos en altura. Ello determina, que la disminución de la presión con
la altura sea muy brusca en las capas bajas de la atmósfera y vaya haciéndose más suave a
medida que ascendemos hacia los niveles superiores. En la atmósfera real las variaciones de
la presión con la altura no son rígidas ni fijas, sino cambiantes, siendo uno de los elementos
determinantes de este cambio la temperatura del aire, de forma tal que la disminución de la
PA con la altura es más brusca en el aire frío y más suave en el aire cálido. A presión
constante, el aire es tanto más denso cuanto más frío, y tanto más ligero cuanto más cálido.
Si nos elevamos en altura, a un mismo nivel, la PA será más alta en el aire cálido que en el
aire frío; de ahí, que el aire cálido genere zonas de alta presión en altura y el aire frío zonas
de baja presión. Respecto a esto, se deben aclarar aspectos que podrían parecer

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contradictorios: Primero, la asociación entre aire denso-alta presión y aire ligero-baja presión,
solo se produce a igualdad de temperatura, pero una vez, que las temperaturas son
diferentes, esta asociación no tiene por qué verificarse. Segundo, la asociación aire frío-denso
y aire cálido-ligero sólo se produce a igualdad de presiones; por eso, esta relación solo se
aplica para los mismos niveles atmosféricos y no para niveles diferente. Esto permite
entender, por ejemplo, que dentro de una columna de aire las capas superiores estén más
frías que las inferiores y, sin embargo, sean menos densas que éstas; la razón es que la
presión no es la misma en ambos niveles. Por eso, cuando se habla de A o B presiones y se
realizan comparaciones entre ellas, se hace referencia siempre a un mismo nivel atmosférico:
el nivel superficial, el de 5.000 m, etc.

2) Variación horizontal de la presión. Estas variaciones se deben esencialmente a dos tipos


de mecanismos: térmicos y dinámicos. Los mecanismos térmicos determinan que en las
capas de aire en contacto con la superficie, los procesos de calentamiento se acompañan de
bajas presiones y los procesos de enfriamiento de altas presiones; al contrario de lo que
sucede en las capas altas de la atmósfera. Por eso, en ausencia de otros mecanismos, la PA
en superficie es más alta en aire frío y más baja en aire cálido. Pero también los mecanismos
dinámicos, (asociados al movimiento del aire), contribuyen a configurar variaciones
horizontales de la presión, debido a que estos movimientos pueden conducir a agolpamientos
de aire en ciertos puntos (éstos aumentan su presión) o a vacíos de aire en otros (disminuye
su presión). El resultado de todo esto es que la distribución horizontal de las presiones en los
distintos niveles de la atmósfera no es nunca homogénea, sino que dibuja zonas de altas y
bajas presiones. Para el análisis de estas distribuciones barométricas, se recurre a la
representación gráfica en algunos niveles seleccionados. Un nivel con gran significación es el
nivel superficial o nivel del mar, y los mapas que representan la distribución de la presión en
este nivel se denominan Mapas de Superficie. Los restantes niveles atmosféricos dan lugar a
los denominados Mapas de Altura.
a) Mapas de Superficie. La representación gráfica de la distribución de las presiones al nivel
del mar se realiza mediante el trazado de mapas de isobaras a ese nivel. Las presiones
indicadas por las isobaras están reducidas al nivel del mar, no tienen en cuenta la altura.
Entre las configuraciones isobáricas más usuales se destacan: anticiclones o altas;

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ciclones, depresiones, borrascas o bajas; dorsales, cuñas, lomas, crestas, puentes;


talweg, valles, vaguadas, senos, surcos; cuellos o collados; pantanos barométricos.
b) Mapas de Altura. En estos niveles se registran la altura sobre el nivel del mar en la que se
sitúa una presión fija (800 hPa, 500 hPa, etc), uniendo luego mediante líneas los puntos que
tienen una misma altura. Así, lo que se cartografía es la topografía de una superficie isobara,
es decir los distintos desniveles de altura registrados en una superficie en la cual existe una
misma presión. Estas líneas se denominan isohipsas y lo que representan es el relieve de
una determinada superficie isobara, aquí, se utilizan metros y no milibares. El trazado de
estos mapas, lo que refleja es la distribución de las presiones en los distintos niveles
atmosféricos. Por ejemplo, el trazado de la topografía de 500hPa, consigna en cada
observatorio la altura a la cual se localiza este valor de presión, en condiciones normales, los
500hPa se alcanzan a los 5.600 m; al trazar el mapa nos encontraremos con que habrá
puntos en los cuales los 500hPa se encontrarán a más de 5.600 m de altura, y otros a menos
de esa altura. En el primer caso hablamos de alta presión, en el segundo de baja presión. La
topografía de la superficie isobara de 500hPa, divide a la tropósfera en la mitad; y la
topografía de la superficie isobara de 250hPa, coincide aproximadamente con el nivel de la
tropopausa. El conocimiento combinado de las variaciones horizontales y verticales de la
presión, nos permite conocer el campo de presiones en la atmósfera en un momento dado.
Las variaciones horizontales de la presión para un nivel fijo, superficial u otro, son un
fenómeno cotidiano, con lo cual las superficies isobaras nunca son planas, sino curvas,
presentando amplias ondulaciones. Estas ondulaciones cambian de sentido cuando nos
situamos sobre un anticiclón (A) o sobre una depresión (D, B). Sobre un A las superficies
isobaras presentan forma de campana, en tanto que sobre una B aparecen conformando
embudos. Estas superficies isobaras no presentan siempre la misma pendiente, dependiendo
ésta de la temperatura del aire, de forma tal, que el campo de presiones y su variación con la
altura de penderán de que nos encontremos ante A o D cálidos o fríos.
-Anticiclones Cálidos. En un AC constituido por una masa de aire más cálida que la que
existe a su alrededor, el núcleo del A presenta la máxima presión y la máxima temperatura, de
forma que el gradiente de presión y el de temperatura apuntan en la misma dirección. Sobre él
las superficies isobaras se organizan en forma de campana, y la pendiente de las superficies
isobaras se acrecienta con la altura, puesto que en el aire frío (en este caso el situado en los

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alrededores del núcleo del A) la disminución de la presión con la altura es más acusada que
en el aire cálido (el núcleo del A en este caso). El resultado es la configuración de una
campana cada vez más acusada con la altura y que se prolonga hasta la tropopausa. Existe A
en todos los niveles de la atmósfera (en cualquier nivel, el núcleo es la zona de mayor
presión). El AC se potencia o se refuerza en altura. Es un A dinámico.
-Anticiclones Fríos. En los AF (formados por una masa de aire más fría que la de los
alrededores), el núcleo del A es el punto de máxima presión, pero las temperaturas son más
bajas que las de los alrededores, con lo cual los gradientes de presión y temperatura apuntan
en dirección contraria. Como consecuencia, las superficies isobaras van a reducir
progresivamente su pendiente a medida que subimos en altura. Dichas superficies estarán
cada vez menos inclinadas; en un determinado nivel llegarán a ser horizontales y, por último,
en los niveles altos de la atmósfera, se invertirá su inclinación, pasando a disponerse en forma
de embudo. Estos A con núcleo frío se invierten en altura, y dan lugar a la aparición de una
depresión D a la altura de la tropopausa, sobre el núcleo del A superficial, tenemos ahora la
zona de mínima presión, rodeada por superficies isobaras de valores más altos. El AF se
debilita y se invierte en altura. Es un A térmico.
-Depresiones Frías. En estas depresiones el núcleo tiene la mínima presión y la mínima
temperatura, con lo cual el gradiente térmico y el barométrico son coincidentes. Las
superficies isobaras se disponen en forma de embudo y su pendiente se va incrementando
con la altura. Como consecuencia de ello, la disposición en forma de embudo permanece
hasta la tropopausa. En altura nos encontramos con una prolongación de la depresión. La BF
se refuerza en altura. Es una B dinámica.
-Depresiones Cálidas. Aquí el núcleo de la depresión o la B tiene la mínima presión y la
máxima temperatura, siendo contrarios los gradientes térmico y barométrico. Las pendientes
de las superficies isobaras se van reduciendo a medida que ascendemos hasta un nivel dado,
en el que se hacen horizontales, para invertirse a partir de dicho nivel y configurarse en forma
de campana. El resultado es que sobre la vertical de una B nos encontramos con un A. Las
DC o BC se debilitan y se invierten en altura. Es una B Térmica.
En síntesis: *Las AC y las BF se mantienen hasta los niveles altos de la tropósfera, lo
cual les otorga una gran potencia. Se los llama Anticiclones y Depresiones Dinámicas o
Permanentes. *Las AF y las BC se invierten en altura, por lo que tienen muy poca

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potencia y espesor. Se los llama también Anticiclones y Depresiones Térmicas o


Peliculares, porque solo se mantienen en una delgada capa de la atmósfera.
El aire cálido genera A en altura, mientras que el aire frío da lugar a la aparición de B
presiones en las capas altas de la atmósfera.
Respecto a las superficies Isobaras, en zonas de aire muy denso, el espesor entre dos
superficies Isobaras será reducido; y en las zonas de aire ligero, el espesor que separa las
sup. Isobaras será mucho mayor. La densidad del aire está estrechamente relacionada con su
temperatura, siendo el aire cálido más ligero y el aire frío más denso.

II) VIENTOS
El viento se define como el movimiento horizontal del aire. La tierra realiza un movimiento de
rotación alrededor de su eje en dirección O-E y la atmósfera realiza simultáneamente ese
mismo movimiento acompañando a la tierra. Solo cuando el movimiento horizontal del aire es
diferente en dirección o velocidad al realizado por la superficie terrestre, adquiere para
nosotros la categoría de viento. La velocidad del viento se mide en m/seg., km/h o nudos. El
nudo equivale a una milla marina por hora o, lo que es lo mismo, 1,833 km/h.

1) Fuerzas determinantes de la dirección y la velocidad del viento. Todo cuerpo que se


pone en movimiento lo hace en respuesta a una fuerza que lo impulsa. En la génesis del
viento intervienen cuatro fuerzas fundamentales:
-a) La fuerza del gradiente de presión: La primera fuerza que impulsa al aire a moverse es
la fuerza del gradiente de presión, según la cual entre dos puntos con diferente presión, el aire
se dirigirá desde el punto de mayor a menor presión, y a una velocidad tanto mayor cuanto
más acusado sea el gradiente barométrico existente entre ambos puntos en relación con la
distancia horizontal que los separa. En las zonas de A presión existe una acumulación de aire
que ejerce presión hacia el exterior; en las B presiones, por el contrario determinan un déficit
de aire o vacío. Ante esta situación el aire se pone en movimiento para intentar paliar estos
desequilibrios, por lo cual el aire de las AP se dirige hacia las BP.
-b) La fuerza desviadora de Coriolis: Esta es una fuerza que actúa modificando la
trayectoria inicial del viento. El origen de esta fuerza se encuentra en el movimiento de
rotación de la tierra alrededor del eje de los polos. Esta fuerza desvía los vientos de su

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trayectoria inicial hacia la derecha en el HN y hacia la izquierda en el HS. La fuerza de


Coriolis, depende de la latitud, siendo máxima en los polos y nula en el ecuador; y de la
velocidad lineal del viento, siendo tanto más intensa cuanto más veloz sea el viento. Esta
fuerza comienza a actuar sobre el viento desde el mismo momento en que este se inicia,
impulsado por la fuerza del gradiente. Lega un momento en que la fuerza de Coriolis y la
fuerza del gradiente consiguen anularse mutuamente, al adoptar la misma intensidad, pero
direcciones opuestas. Esta situación se produce cuando el viento fluye paralelo a las isobaras
y sin sufrir nuevas aceleraciones. Tal flujo de viento se denomina viento Geostrófico y fluye
paralelo a las isobaras, dejando las AP a su derecha y las BP a su izquierda en el HN o a la
inversa en el HS, AP a la izquierda y BP a la derecha. En las capas bajas de la atmósfera, el
rozamiento interfiere en este sistema de fuerzas e impide la aparición de viento Geostrófico.
-c) La fuerza del rozamiento terrestre: En las capas bajas de la atmósfera, la circulación del
aire se ve sometida al efecto ejercido sobre ella por el rozamiento de la superficie terrestre.
Este rozamiento, en zonas continentales con relieve accidentado y fuerte rugosidad, implica
que existe una cierta adherencia entre esta superficie rugosa y el aire que va circulando por
encima de ella. La fuerza de rozamiento frena el movimiento del aire y actúa en dirección
contraria al movimiento de éste; además, debilita el efecto de la fuerza de Coriolis, de forma
tal que cuando compongamos las tres fuerzas actuantes sobre el aire, el viento fluirá oblicuo a
las isobaras.
El grado de oblicuidad del viento dependerá de la intensidad que presente la fuerza de
rozamiento. Cuando el rozamiento es máximo, el viento formará un ángulo de 90º con las
isobaras (la fuerza de Coriolis queda anulada y el viento sigue la trayectoria marcada por la
fuerza del gradiente); cuando el rozamiento es nulo, la fuerza de Coriolis equilibra a la fuerza
del gradiente y se producen vientos Geostróficos paralelos a las isobaras.
-d) La fuerza centrífuga: El aire se ve sometido también al efecto de la fuerza centrífuga,
fuerza que tiende a alejar a las partículas de aire de su centro de giro. Por lo tanto, el
movimiento del aire es el resultado del equilibrio entre las tres fuerzas actuantes (gradiente,
Coriolis, centrífuga), denominándose a este, viento del gradiente. Lo que sucede es que el
resultado es ligeramente diferente en el caso de los A y de las B: En las D, la fuerza del
gradiente se dirige hacia el centro de la baja y a ella se oponen tanto la fuerza de Coriolis
como la centrífuga, que actúa siempre hacia fuera del centro de giro. En una B o D el viento

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del gradiente es inferior al viento Geostrófico. En las A la situación es inversa a la anterior y el


viento del gradiente es superior al viento Geostrófico. Todo esto determina diferencias en la
circulación del viento en torno a los A y las B presiones:
*En ausencia de rozamiento, en un A (anticiclón) el aire circula paralelo a las isobaras, girando
en torno a él en sentido horario en el HN y en sentido contrario en el HS.
*En una D o B (depresión) el aire circula en sentido horario en el HS y antihorario en el HN.
A igualdad de gradiente de presiones, el aire circula a mayor velocidad en torno a los
anticiclones que en torno a las depresiones.

2) Variación vertical del viento. El viento se intensifica con la altura por dos razones:
primero, por el proceso de disminución de la densidad del aire que se registra al ascender, lo
cual contribuye a que aumente la fuerza del gradiente; y segundo, por la disminución de la
fuerza del rozamiento terrestre. Este último efecto determina un ligero cambio en la dirección
del viento a medida que se asciende, transformándose en viento Geostrófico una vez que la
fuerza de rozamiento ha desaparecido, lo cual sucede normalmente a los 1.000 m de altura.
Esto permite establecer una distinción entre:
*los vientos superficiales, más débiles y oblicuos a las isobaras y
*los vientos del aire superior, más fuertes y Geostróficos.
3) Brisas Costeras y de Montaña. Ver fotocopias.
4) Modificaciones originadas en el viento por una barrera orográfica. Cuando un flujo de
aire superficial encuentra un obstáculo en su recorrido, tiene que remontarlo, o ascender, esto
origina corrientes ascendentes en la ladera de barlovento y descendentes a sotavento,
acompañadas de desviaciones horizontales de los flujos de aire tendentes a remontar el
obstáculo. Cuando el obstáculo tiene dimensiones reducidas, predominan los movimientos
horizontales y el viento tiende a contornear el trazado del obstáculo. Cuando el obstáculo es
amplio, sobre todo en anchura, se imponen los movimientos verticales y con ello
modificaciones en el flujo del viento. Estas modificaciones determinan la aparición de
remolinos de eje horizontal en la ladera de barlovento, que conducen a flujos ascendentes;
estos remolinos aparecen cuando las pendientes de las laderas son muy marcadas, estando
ausentes en los casos de pendientes suaves. Pero además, el flujo se ondula al atravesar la
cresta, generando un conjunto de ondas sucesivas.

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5) Modificaciones originadas en el viento por los valles encajados. Los valles estrechos y
encajados constituyen pasillos por los cuales el viento se canaliza modificando su dirección e
intensidad. En la zona de máximo estrangulamiento se produce una acumulación de aire que
conduce a una aceleración de los vientos y a una ondulación con ascenso vertical. Cuando el
valle se abre se produce un descenso compensatorio y una expansión horizontal del aire que
da lugar a remolinos dirigidos hacia las laderas del valle.

6) El viento en las capas altas de la atmósfera. En los niveles altos de la tropósfera la


distribución de las presiones se expresa a través del trazado de las isohipsas, las cuales
muestran la altura alcanzada en los distintos puntos del mapa por una superficie isobara. El
viento va reduciéndose con la altura, pudiendo llegar a hacerse nulo e invertirse en los niveles
altos de la atmósfera. El comportamiento de la circulación del aire en los A y D cálidos y fríos:
*Anticiclones Cálidos (AC): El aire dotado de mayor presión y mayor temperatura se
encuentra en el núcleo, en la periferia se sitúa el aire más frío y de menor presión. El
gradiente de presión y de temperatura presenta el mismo sentido, con lo cual los vientos se
intensificarán con la altura manteniendo la misma circulación anticiclónica. La potencia de
estos A es tal, que se mantienen, intensificándose hasta el nivel de la tropopausa.
Recordemos que en un AC los espesores mayores se sitúan en el centro del A (donde está el
aire cálido) y los más delgados espesores en la periferia (en el aire frío). En consecuencia, a
medida que subimos van aumentando las pendientes de las superficies isobaras, con lo cual
también se incrementa la velocidad del viento Geostrófico. Al subir en la vertical de un AC, los
gradientes horizontales de presión aumentan, con lo cual el viento se intensifica.
*Anticiclones Fríos (AF): En un AF el núcleo posee el aire con mayor presión, pero menor
temperatura. El gradiente de presión y el de temperatura presentan sentidos opuestos, con lo
cual los vientos se van debilitando con la altura. En el AF los mayores espesores se
encuentran en la periferia y los más débiles en el núcleo, con lo cual las pendientes de las
superficies isobaras van a ir disminuyendo con la altura hasta un determinado nivel en el cual
la pendiente se hará nula y aparecerá una superficie isobara horizontal. Por encima de ese
nivel, las pendientes de las superficies isobaras se invierten para adoptar la forma de embudo
típica de una B. Como consecuencia, el flujo del viento se va a invertir adoptando una

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circulación ciclónica debido al nuevo gradiente horizontal de presiones que se ha generado en


estos niveles altos de la atmósfera. Sobre la circulación anticiclónica de superficie nos
encontramos con una circulación ciclónica en altura, lo que explica la escasa potencia de
estos AF
*Depresiones Cálidas (BC o DC): En la DC el núcleo es cálido y de baja presión. Los
gradientes de presión y temperatura van en sentido opuestos y los vientos disminuyen con la
altura hasta invertirse en un determinado nivel, dado que las pendientes de las superficies
isobaras van disminuyendo con la altura. Por encima de la depresión superficial nos
encontramos con un anticiclón.
*Depresiones Frías (BF o DF): En este caso los gradientes de presión y temperatura
apuntan en la misma dirección y hacia el núcleo de la depresión en el cual se encuentra el
aire más frío y de menor presión. Las pendientes de las superficies isobáricas se van
incrementando con la altura y los gradientes horizontales de presión se van intensificando.
Los vientos aumentan en altura y la circulación ciclónica es cada vez más rápida. La D se
mantiene y se intensifica hasta el nivel de la tropopausa. Podemos concluir que: *Los AC y
las DF se refuerzan con la altura, intensificándose las respectivas circulaciones
anticiclónica y ciclónica. *Los AF y las DC se debilitan los vientos con la altura hasta
invertirse.

7) Viento y movimientos verticales del aire. Convergencia y Divergencia. En la atmósfera


todos los movimientos se encuentran conectados y son estrechamente interdependientes, de
forma tal que cualquier movimiento horizontal conduce a un movimiento vertical y viceversa.
Como resultado de un movimiento horizontal el aire puede agolparse en un punto determinado
(este aire tenderá a escapar a través de movimientos verticales), o generar un vacío de aire
en un punto dado; pero siempre habrá un movimiento vertical que tienda a restaurar el
equilibrio. Estos casos de vacío o acumulación de aire se conocen con los términos de
Divergencia y Convergencia. Hay divergencia de aire en un punto cuando en ese punto se
registran más salidas que entradas de aire. La convergencia se registra cuando en un punto
dado el flujo entrante de aire es superior al flujo de salida. Estos dos procesos que se pueden
producir en cualquier nivel de la atmósfera, se originan básicamente por dos tipos de
mecanismos: disfluencia y confluencia de líneas de flujo hacia un punto dado, o los cambios

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de velocidad que se registren en estos mismos flujos. La divergencia de aire en un punto se


puede producir: bien porque el flujo de viento tienda a escapar de ese punto, bien porque el
viento se acelere en ese punto, manteniéndose más lento el aire que circula detrás; en ese
caso el aire que circula delante del punto se escapa de éste a gran velocidad y el que circula
detrás, mucho más lento, no consigue alcanzarlo, generándose así una pérdida de aire en el
punto considerado. La convergencia se genera en situaciones contrarias, es decir, cuando
los flujos de viento confluyen en un punto, o cuando en ese punto disminuye la velocidad del
aire, con lo cual en él se va agolpando todo el aire que circula detrás a mayor velocidad. Los
procesos de divergencia en superficie conducen a un vacío de aire en ese nivel que tiende a
rellenarse con aire procedente de las capas altas de la atmósfera; se genera así, una columna
de aire descendente o subsidente que compensa la pérdida de masa en superficie. La
convergencia en el suelo produce un agolpamiento de aire que se resuelve mediante una
columna de aire ascendente que escapa hacia los niveles más altos de la atmósfera. La
divergencia en superficie conduciría a un vacío de aire en altura y este se resolverá mediante
un proceso de convergencia en ese nivel. El aire ascendente desde la convergencia
superficial agolpa gran cantidad de aire en las capas altas, el cual genera divergencia en ese
nivel. Los anticiclones van asociados a divergencia de aire superficial y subsidencia, en tanto
que las depresiones se asocian a convergencia superficial y ascenso de aire. En un A,
tendremos una convergencia en altura que se desarrolla libremente y una divergencia en el
suelo más lenta por la fuerza de rozamiento; la emisión de aire desde las capas altas de la
atmósfera supera a su salida en las capas inferiores, con lo cual el aire se acumula en el suelo
y se eleva la presión. En las B el proceso es inverso, la convergencia en el suelo se ve
dificultada, en tanto que en altura el aire escapa libremente desde el núcleo de la divergencia;
sale más aire desde la cumbre del que entra por la base de la columna y la presión disminuye.
El A constituye una columna de aire descendente en espiral anticiclónica, divergente en el
suelo y dotada de AP. La D constituye como una columna de aire ascendente en espiral
ciclónica, convergente en el suelo y dotada de BP
Se debe establecer una distinción entre los anticiclones y las depresiones generados por
mecanismos térmicos y dinámicos. Los centros térmicos serían AF y DC porque, en
efecto, un enfriamiento del aire en superficie da lugar a un aumento en su densidad que
puede traducirse a su vez en un aumento de la presión; del mismo modo que un

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recalentamiento del aire superficial disminuye su densidad y puede dar lugar a una bajada de
presión. Los centros dinámicos serían, por el contrario aquellos generados por el movimiento
del aire (convergencia en altura y descenso en los A y divergencia en altura y ascenso de aire
en las D) e independientes de la temperatura, pudiendo ser cálidos o fríos indistintamente. AC
y BF. Los A y D peliculares se invierten rápidamente en altura. En ellos la inversión ya se ha
producido normalmente en el nivel de 500hPa, encontrándose el nivel de no divergencia en
torno a los 700hPa. Los A y D dinámicos, se mantienen y se refuerzan hasta el nivel de la
tropopausa. En ellos la inversión y el nivel de no divergencia se sitúan en la estratósfera, con
lo cual mantienen una potencia y un espesor mucho más acusado.

III) LA CIRCULACIÓN GENERAL ATMOSFÉRICA


La CAG cumple un rol fundamental en el funcionamiento del Sistema Climático Mundial.

1) Los cinturones de presión y de viento medios en el planeta. Tanto la presión como el


viento son magnitudes muy fluctuantes de unos instantes a otros. Pero, dentro de estas
fluctuaciones se puede encontrar una cierta regularidad, que es la que caracteriza el
comportamiento habitual de las presiones y los vientos sobre el planeta. Se pueden establecer
distintas bandas latitudinales respecto a la presión y el viento.
-a) Aproximadamente, es los paralelos 20º-30º de latitud Norte y Sur se observa una franja
de núcleos de Alta Presión (AP) en torno a los cuales el aire gira con sentido anticiclónico.
No se trata de una bande continua, sino que aparece fragmentada por la existencia de cuellos
que separan los distintos núcleos anticiclónicos, y que suelen situarse en el límite entre los
océanos y continentes. La regularidad de este cinturón de AP, al que se conoce
genéricamente como Altas Presiones Subtropicales (APS), está mucho más marcada en el
HS, oceánico que en el HN, donde la alternancia de grandes masas oceánicas y continentales
determina la aparición de configuraciones de presión mucho más complejas e irregulares. En
el invierno de cada hemisferio los cinturones de APS, como todo el sistema de la circulación
atmosférica general, se desplazan hacia las bajas latitudes, en respuesta al desplazamiento
que experimenta la incidencia de la radiación solar sobre la superficie terrestre. En el HN en
invierno los A oceánicos se prolongan por extensos núcleos anticiclónicos situados sobre los
continentes americano y euroasiático, que experimentan un intenso enfriamiento que

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contribuye a incrementar la densidad del aire. En el HS (verano), la ausencia de grandes


masas continentales impide la formación de depresiones térmicas lo suficientemente
importantes como para fragmentar la continuidad de la banda anticiclónica. Durante el verano,
se asiste a un desplazamiento de las APS hacia las altas latitudes ocupando los paralelos 30º-
40º de latitud N. En el HN se observa una fragmentación de este cinturón, por la formación de
depresiones térmicas en el interior de los continentes recalentados. El continente euroasiático,
más extenso, genera una intensa y extensa depresión térmica con centro en el N de la India,
cubre todo el corazón de Asia y se prolonga mediante una dorsal a lo largo del Golfo Pérsico y
Africa Sahariana. Por lo que la banda de APS queda reducida a dos grandes células
anticiclónicas en los océanos Atlántico (Azores) y Pacífico (Hawai). Los mapas de altura
muestran la existencia de AP en esta banda latitudinal, las cuales presentan una gran
continuidad por la ausencia de elementos perturbadores de la superficie terrestre. En altura,
los Núcleos Anticiclónicos se encuentran ligeramente desplazados hacia el ecuador, respecto
a la posición que ocupan en el nivel superficial, siendo ello atribuible a la relación existente
entre la variación de la presión atmosférica con la altura y la temperatura del aire. La
disminución de la presión con la altura es más acusada en el aire frío que en el aire cálido,
generándose así, en las capas altas de la atmósfera anticiclones (A) sobre las masas de aire
cálido y depresiones (D) sobre las masas de aire frío. Las AP de altura se desplazan hacia el
lado cálido de los A y no a la inversa. Así pues, en los niveles altos de la atmósfera las APS
se prolongan hasta las proximidades del ecuador, presentando sus núcleos en torno a los
paralelos 15º N y S. Alrededor de estos núcleos el aire gira en sentido anticiclónico,
constituyendo vientos Geostróficos, lo cual determina vientos del O en el flanco polar de los A
y vientos del E en su flanco ecuatorial. La persistencia de los A hasta los niveles más altos,
los sitúa como potentes anticiclones cálidos de origen Dinámico solo interrumpidos por las
dos depresiones térmicas que se configuran en los continentes durante el verano. Estos
caracteres dotan a estas latitudes de un alto grado de estabilidad atmosférica que viene
determinada por la subsidencia generalizada del aire desde las capas altas de la atmósfera.
En estas latitudes se sitúan los grandes desiertos cálidos del planeta.
-b) En las latitudes intertropicales, entre las APS y el ecuador, se sitúa una franja de claro
predominio de vientos de componente E, NE en el HN y SE en el HS. Se trata de los vientos
Alisios constantes y regulares que recorren estas latitudes. Están constituidos por aire

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divergente desde las APS. El alisio, se compone de dos capas verticales claramente
diferenciadas: una capa inferior muy humidificada por su trayecto oceánico, y otra superior,
más cálida y seca, que se separa de la anterior por una inversión térmica (IT). Esta
inversión, interna al propio alisio, traduce la subsidencia generalizada del aire en la región
manantial de estos vientos: los APST. El mecanismo generador de la IT a partir de la
subsidencia es el siguiente: cuando el aire desciende en vertical se va calentando
adiabáticamente, pero además, se va comprimiendo en las capas bajas, con lo cual el aire
superior desciende más que el inferior. Así, el proceso de calentamiento de las capas
superiores es más intenso que el de las inferiores y en consecuencia, el gradiente térmico
vertical se va haciendo cada vez menos acusado y por ende más estable. Cuando el
descenso del aire es lo suficientemente importante, esta progresiva estabilización del
gradiente puede dar lugar a la aparición de una IT, que se situará precisamente en el nivel en
que se detiene la subsidencia, nivel en el que se va agolpando el aire procedente de las capas
superiores. La IT será tanto más marcada y tanto más baja cuanto más importante sea el
movimiento subsidente del aire. Por el contrario, si el movimiento subsidente se débil y los
procesos convectivos desarrollados desde la superficie son importantes, la IT se elevará en
altura y perderá intensidad. En el alisio tiene lugar un mecanismo de este tipo, que es el que
propicia la formación de la IT que separa sus dos capas verticales. Sin embargo, esta IT no
es constante a lo largo de todo su recorrido, sino que varía en latitud y longitud. La IT es
intensa al E de los océanos y cerca de los trópicos, donde se suele situar en torno a los 500 m
de altura y alcanza una magnitud de unos 5º C. A medida que nos desplazamos hacia el O de
los océanos y hacia el ecuador la IT va elevándose en altura y perdiendo intensidad; al O de
los océanos (O de las células anticiclónicas) la IT suele situarse por encima de los 2000 m y
rara vez supera la magnitud de 1º o 2º C. La variación latitudinal de la IT se explica por el
alejamiento progresivo que el alisio experimenta en su recorrido hacia el ecuador respecto a
su fuente de origen. En las inmediaciones de los núcleos de AP la subsidencia es fuerte y
generalizada; sin embargo, a medida que el alisio se dirige hacia el ecuador y se aleja de
estos núcleos anticiclónicos, la subsidencia se va debilitando y van incrementándose, por el
contrario, los movimientos convectivos superficiales (latitudes muy recalentadas), con lo cual
la IT será cada vez menos intensa y más elevada. Para explicar las variaciones longitudinales
hay que recurrir a causas ¨termodinámicas¨ y ¨orográficas¨. En el flanco E de las células A el

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aire superficial es más frío que el aire de flanco O; en primer lugar, por su procedencia polar y
con vientos de componente norte (HN), frente a la procedencia tropical y con vientos S (HN)
que caracterizan el flanco O del A; en segundo lugar, por la naturaleza de las corrientes
marinas que se sitúan en cada uno de los flancos, frías al E de los A (Canarias, California) y
cálidas al O de los A (del Golfo, Kuro Chivo). La consecuencia inmediata que deriva de esto
es, que en el flanco E del A el aire superficial, más frío, se densifica y se estabiliza, lo cual
inhibe los movimientos convectivos y facilita el desarrollo de la subsidencia. Lo contrario
sucede en el flanco O, donde el calor superficial favorece el desarrollo de la convección y la
inestabilidad del aire, lo cual debilita los movimientos subsidentes desde las capas altas de la
atmósfera. A esto hay que añadir las diferentes circunstancias orográficas que se registran en
cada uno de los flancos del A. En el flanco O el alisio, cargado de humedad tras su recorrido
oceánico, se enfrenta a áreas continentales con cadenas montañosas que interceptan este
flujo de aire y lo obligan a elevarse, favoreciendo su inestabilización. Esto no tiene lugar en el
flanco E, donde los vientos siguen una trayectoria orientada desde el continente hacia el
océano. Todo lo anterior, permite entender las marcadas disimetrías que se registran en estas
latitudes entre las fachadas O y E de los continentes, siendo las primeras mucho más
húmedas y lluviosas que las segundas. En cualquier caso, el alisio constituye un viento
estable e inhibidor de las precipitaciones. Por ello, en las latitudes recorridas por estos vientos
suelen predominar los cielos despejados o la presencia de bandas de estratocúmulos, que
traducen el desarrollo de brotes convectivos que quedan detenidos en el nivel en el que se
registra la IT. En ocasiones, la IT puede llegar a desaparecer, predominando entonces los
ascensos del aire hasta las capas altas de la atmósfera y la aparición de cúmulonimbos y
lluvias abundantes. Esto suele suceder en las costas orientales de los continentes cuando
están dotadas de barreras montañosas que interceptan perpendicularmente el flujo del alisio.
En estos casos, el efecto de disparo ejercido por el relieve sobre el aire se une a los procesos
convectivos superficiales y puede desencadenar la ruptura de la IT. También sucede en las
cercanías del ecuador, cuando ya la subsidencia del aire superior es muy débil o inexistente.
Por último, las perturbaciones que pueden desarrollarse en el interior de este flujo general de
los vientos alisios, perturbaciones que responden a ciertos mecanismos genéticos (ondas del
este, ciclones tropicales) y que en todos los casos alteran el comportamiento ¨habitual¨ de la
atmósfera en estas latitudes. En las capas altas de la atmósfera y sobre estos alisios

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superficiales suelen registrarse muy diversas situaciones, en función del desplazamiento


latitudinal que experimentan los cinturones de presión y viento a lo largo del año. Los alisios
pueden estar sobremontados tanto por vientos del E como del O, correspondientes en cada
caso a los límites ecuatorial y polar de las células A de los niveles altos de la atmósfera.
-c) Entre los cinturones de vientos alisios de ambos hemisferios y la latitud en que
tienden a confluir, se sitúa un cinturón de bajas presiones que se conoce con el nombre
genérico de Bajas Presiones Ecuatoriales (BPE). Este cinturón se origina por la confluencia
de los alisios de los dos hemisferios, la cual se resuelve mediante el ascenso masivo del aire
en vertical, al que también contribuye la importante convección térmica que se desarrolla en
este aire cálido y húmedo. En estas latitudes ecuatoriales la IT del alisio ha desaparecido
totalmente y lo que predominan son los movimientos de ascenso del aire en el seno de toda la
atmósfera. Esta confluencia no se desarrolla de un modo homogéneo a lo largo de toda la
franja ecuatorial, sino que adopta dos formas básicas diferentes: *En el centro de los océanos,
la oposición simétrica entre los dos anticiclones subtropicales norte y sur determina una
confluencia brutal de los alisios de ambos hemisferios, dando lugar a lo que se conoce como
Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT). En ella tienen lugar ascensos muy bruscos del
aire hasta el nivel de la tropopausa y se asiste a la formación de importantes cumulonimbus
que producen lluvias abundantes y violentas. *Al E de los océanos (de las células
anticiclónicas), en lo que constituyen las regiones manantial de los alisios, la oposición entre
los vientos de ambos hemisferios no es tan brutal, registrándose una zona de calma del viento
y un ascenso más suave y sostenido del aire, el cual también da lugar a la formación de
nubes y lluvias pero con mucha menor intensidad. A estas zonas se las conoce como Zona
de Doldrums o Calmas Ecuatoriales. El cinturón de BPE cambia de posición a lo largo del
año en consonancia con el desplazamiento de todo el sistema de la CAG. Durante el invierno,
ocupa la posición ecuatorial, si bien en los continentes australes América del Sur y Africa, se
incurva hacia el HS, siguiendo las depresiones térmicas que entonces se configuran en estos
continentes recalentados. Durante el varano, el cinturón de bajas presiones se desplaza hacia
los 10º de latitud N, siendo este desplazamiento muy marcado en el continente euroasiático,
en el cual puede llegar hasta los 20º de latitud, coincidiendo con el núcleo de la importantísima
depresión que ahora se genera en este continente recalentado. Este fenómeno es mucho
más relevante, que un mero desplazamiento de la ZCIT hacia el HN, porque se registra una

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alteración profunda de todo el sistema de la circulación atmosférica en estas latitudes, en las


cuales los alisios del HS atraviesan el ecuador, y se encaminan como vientos del SO hacia las
depresiones térmicas continentales. Existe una migración del sistema de vientos del HS hacia
el HN, lo cual constituye el rasgo más característico y distintivo de este fenómeno, conocido
como Monzón.
-d) En las latitudes medias la circulación del aire superficial se organiza en torno a dos
franjas anticiclónicas fundamentales: las APST y las Altas Presiones Polares (APP),
centradas sobre las cuencas polares de ambos hemisferios y originadas por el intenso frío que
reina en estas latitudes. Se trata de Anticiclones de origen térmico. Las APST emiten vientos
de componente O hacia las latitudes medias; las APP emiten aire polar hacia estas mismas
latitudes. En esta zona resultan vientos predominantemente de componente O a los que se
conoce como Westerlies. Son vientos constantes y más intensos que los alisios, sobre todo
en el HS, si bien en su interior están agitados por continuos remolinos y torbellinos que
perturban el flujo general del viento. Estos torbellinos resultan de la continua formación de
frentes y perturbaciones frontales que tiene lugar en esta zona como consecuencia de los
contrastes térmicos que se producen entre masas de aire diferentes; entre las masas de aire
cálidas procedentes de las APST y las masas muy frías procedentes de las APP; de ahí, que
a estas perturbaciones se las conozca como Perturbaciones del Frente Polar (PFP).
Además, existen contrastes entre masas de aire oceánicas y continentales, particularmente en
el HN. Estas perturbaciones viajan en sentido O-E arrastradas por los vientos del O
predominantes en esta zona, y su paso repetido por esta franja latitudinal genera en ella un
cinturón de bajas presiones conocido como Bajas Presiones Subsolares (BPSP); Este
cinturón se sitúa en medio de las dos bandas anticiclónicas y es la zona de convergencia de
las masas de aire de las mismas. Durante el invierno el desplazamiento estacional de todo el
sistema determina que este cinturón de BP se sitúe en una posición muy meridional, hacia el
paralelo de 45º en el HN y hacia el paralelo de 60º en el HS. Las perturbaciones se muestran
muy intensas y activas en el hemisferio invernal debido a que, la cuenca polar muy enfriada y
con un anticiclón muy potente, envía continuas coladas de aire frío que presionan sobre el aire
tropical de las latitudes más bajas y también, porque en esta estación son más bruscos los
contrastes térmicos entre el aire frío continental y el aire oceánico, con temperaturas más
suaves. Recordemos, que el intenso enfriamiento de las masas continentales genera

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anticiclones de origen térmico. Estos A interrumpen la circulación de los vientos del O, e


impiden el paso hacia el interior de los continentes de las perturbaciones del FP. En el HN, en
esta estación las BPSP quedan reducidas a los enclaves oceánicos, constituyendo dos B muy
persistentes, mínimo de Islandia y de Aleutianas. Durante el verano las BPSP se elevan en
latitud, situándose en torno a los paralelos de 55º-60º N, al mismo tiempo que pierden
intensidad. El AP de la cuenca ártica pierde potencia y envía menos coladas de aire frío hacia
el sur; por otro lado, el contraste térmico entre el océano y el continente se suaviza. La
consecuencia es que se originan menos perturbaciones frontales, a pesar de ello, su
extensión superficial aumenta dado que ahora se prolongan hacia el interior de los continentes
por las depresiones térmicas que se originan en ellos. Sintetizando: durante el invierno las
PFP y las B asociadas a ellas registran su máxima actividad, pero su mínima extensión
espacial. En verano, la actividad de las PFP es mínima, pero ahora éstas pueden penetrar
hacia el interior de los continentes canalizadas por las depresiones térmicas que se instalan
sobre ellos. El HS, que apenas cuenta con enclaves continentales en estas latitudes, no
registra una variación estacional similar. La diferencia entre invierno y verano se limita a un
desplazamiento latitudinal. En las capas altas de la atmósfera se registra sobre estas
latitudes un gran flujo circumpolar del oeste en ambos hemisferios. Este gran flujo resulta de
la circulación del aire en torno a los dos grandes centros de acción que ocupan estos niveles
atmosféricos: las Altas Presiones (AP) que se sitúan sobre las latitudes bajas y las Bajas
Presiones (BP) que sobremontan los casquetes polares. Así, la circulación atmosférica en
estos niveles es bastante simple: sobre el aire cálido de las latitudes bajas se configuran
potentes núcleos de AP; sobre las masas frías de los polos se instalan núcleos BP, y
entre ambos se organiza un Viento Geostrófico que recorre el planeta de O a E. Dentro
de este flujo del Oeste se debe destacar: Primero, en ciertas latitudes, el viento se acelera
extraordinariamente, pasando a formar lo que se denominan Corrientes en Chorro o Jets,
los cuales constituyen flujos de viento muy rápidos (superiores a 200 km) y con el eje de sus
máximas velocidades en el nivel de la tropopausa. Estas corrientes son muy variables en
posición de unos días a otros, pero se pueden establecer dos corrientes en chorro
fundamentales: la corriente en chorro subtropical que se sitúa en el flanco polar de las
APST, en torno al paralelo de 30º y la corriente en chorro polar o jet stream situada en
torno al paralelo de 50º, sobremontando las PFP en superficie y separando el aire frío y de

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BP de las latitudes altas, del aire cálido y AP de las latitudes bajas. Esta Corriente en Chorro
se sitúa en la zona de discontinuidad que separa la tropopausa de las masas de aire
tropicales de la tropopausa del aire polar. Esta discontinuidad que en el suelo se
manifiesta en el FP, en altura se traduce en este flujo de vientos intensos
constituyentes del Jet Stream. Frente Polar (FP) y Jet Stream (JS) resultan
estrechamente asociados y coprotagonistas de la CA en las latitudes medias del
planeta. Segundo, este flujo circumpolar del oeste no siempre es rectilíneo, sino que
configura ondas de longitud variables, a las que se denomina Ondas de Rossby. El flujo
oscila entre dos tipos de circulaciones extremas: Un alto índice de circulación, que se
caracteriza por un flujo zonal intenso y con pocas ondas de gran longitud. En este caso, en
superficie se asiste a un régimen de fuertes vientos del oeste y al paso rápido y sucesivo de
perturbaciones, las cuales barren estas latitudes en esta misma dirección, O-E. y Un bajo
índice de circulación, que se traduce en la formación de ondas muy profundas y de pequeña
longitud. En estos casos cada cresta del flujo constituye en altura un potente AC, que se
conoce con el nombre de Anticiclón de Bloqueo; a su vez, las vaguadas generan DF que
pueden en casos extremos, desprenderse del flujo general, constituyendo núcleos de B muy
potentes. Ambos fenómenos se traducen rápidamente en el nivel superficial y dan lugar
también a A y D muy potentes que interrumpen el paso de las perturbaciones frontales y
alteran el flujo zonal de vientos del oeste, determinando flujos meridianos que comportan
advecciones frías o cálidas según la dirección del flujo. Normalmente, el sistema oscila de
un estado a otro en un lapso de 20 a 60 días y ello origina importantes cambios de tiempo en
las zonas afectadas por esta oscilación. Hay que señalar, que existen lugares preferenciales
para la formación de crestas y vaguadas en el flujo zonal. En el HN las crestas tienden a
constituirse con máxima frecuencia sobre los continentes, en tanto que las vaguadas, en el
borde occidental de los océanos, coincidiendo aproximadamente con el trazado en el suelo de
los mínimos de Islandia y Aleutianas. En síntesis: A nivel superficial, en lo que respecta al
viento, se dan dos zonas o franjas extremas, en las que predominan los vientos del E (zona
intertropical y zona polar) y una zona central en la que predominan los vientos del O (latitudes
medias). En cuanto a presión, esta se distribuye entre zonas anticiclónicas con predominio de
subsidencia del aire (APST, APP) y zonas depresionarias y de ascenso del aire en vertical
(BPE, BPSP). En altura, el comportamiento es también latitudinal, pero más simple que el de

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superficie. Aquí la presión configura dos grandes anillos, uno anticiclónico en latitudes bajas y
otro depresionario en las latitudes altas. Entre ambos se instalan vientos circumpolares del
oeste acelerados en ciertas latitudes y solo aparecen vientos dominantes del este en latitudes
ecuatoriales.

2) Los mecanismos reguladores de la Circulación General Atmosférica (CGA). El


mecanismo fundamental de génesis de la CGA es la radiación solar, que es la fuente de
energía primordial que mueve al sistema. Sin esa energía y sin los desequilibrios de calor que
se registran entre las distintas latitudes, el aire no se pondría en movimiento. Otro mecanismo
relevante, son las fuerzas que actúan sobre el viento. Pero los movimientos del aire a gran
escala, se ajustan también a determinados principios. Entre estos se destacan:
a) El principio de conservación del momento de rotación alrededor del eje de los polos.
b) El principio de conservación del torbellino absoluto.
a) Cuando un cuerpo está animado de un movimiento de rotación uniforme alrededor de un
eje se denomina momento de rotación o momento angular de ese cuerpo al producto de su
velocidad lineal por su radio de giro, y en virtud del principio de inercia todos los cuerpos
tienden a mantener constante su momento de rotación, de forma que, si su radio de giro se
acorta, su velocidad lineal aumenta y viceversa. Por ejemplo, si realizamos un simple
experimento: si atamos una bolita a un hilo y la hacemos girar con la mano, cuando la
velocidad de giro de la bolita es pequeña, el radio de giro es grande. Si le damos más impulso
a la bolita y aumentamos su velocidad, el radio de giro se acorta. Como sabemos, la tierra
realiza un movimiento de rotación alrededor del eje de los polos, y la atmósfera realiza ese
mismo movimiento, lo cual determina que cualquier masa de aire está dotada de un
determinado momento de rotación. Dado que el radio de giro de la tierra disminuye a medida
que avanzamos en latitud, la velocidad lineal de giro también varía en esa dimensión. La
máxima velocidad de giro se alcanza en el ecuador, y la mínima en el polo. Las masas de aire
no permanecen estáticas sobre la tierra, sino que se desplazan sobre ella y en estos
desplazamientos tenderán a conservar constante el momento de rotación adquirido en su
posición inicial. Por ejemplo, cuando una masa de aire ecuatorial se desplaza hacia latitudes
más elevadas va acortando su radio de giro, y tiende a aumentar su velocidad O-E, el
resultado es que esta masa adquiere un movimiento relativo hacia el oeste. El caso contrario,

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son los desplazamientos de las coladas polares hacia el ecuador. El aire al avanzar hacia el
ecuador reduce cada vez más su velocidad para compensar el aumento del radio de giro. La
consecuencia es que la masa de aire se convierte en un viento del este. Sintetizando, las
coladas ecuatoriales tienden a constituir coladas del oeste y las coladas polares en coladas
del este.
b) Se denomina torbellino absoluto de un cuerpo al movimiento de rotación que este
realiza alrededor de su propia vertical y vorticidad al doble del torbellino. Todas las
porciones de la superficie terrestre y todas las porciones de la atmósfera gozan de un
determinado Torbellino Absoluto. La magnitud del torbellino varía con la latitud, siendo
máximo en los polos y mínimo en el ecuador. Por ejemplo, cuando una masa de aire
estancada en el polo norte inicia una trayectoria hacia bajas latitudes, en su inicio esta masa
tiene un torbellino de carácter ciclónico. Un caso inverso tiene lugar cuando el flujo de aire se
desplaza desde el ecuador hacia el polo, el torbellino es cero en el ecuador, cuando la masa
se desplaza adquiere un torbellino anticiclónico. El resultado de estos procesos es que: las
coladas meridianas polo-ecuador se descomponen en una serie de columnas con
torbellino ciclónico; en tanto que las coladas ecuador-polo se descomponen en
columnas con torbellino anticiclónico.
En virtud del principio de conservación del torbellino absoluto todas las coladas meridianas,
tanto las ecuatoriales como las polares, deben tender a convertirse durante su trayectoria en
coladas del oeste. El aumento de la altura de las columnas turbillonares se asocia a la
convergencia. Cuando una columna de aire se expansiona en vertical por presiones laterales,
adquiere mayor altura y disminuye su radio, esta disminución del radio se acompaña de un
aumento de su velocidad de giro ciclónico o lo que es lo mismo de su torbellino inicial. La
disminución de la altura de las columnas se asocia a la divergencia, la cual determina un
descenso del aire y una expansión en horizontal de las columnas, la nueva columna de aire
adquiere una menor altura pero un radio mayor, el cual propicia una disminución de su
velocidad de giro ciclónico, una disminución de su torbellino inicial. Como norma general, el
principio de conservación del torbellino absoluto provoca una desviación de las coladas
meridianas hacia el este, pero los movimientos verticales de las columnas (scensos,
descensos) pueden acentuar, debilitar o anular estas tendencias dependiendo de su tipo y de

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su intensidad, con lo cual son posibles todo tipo de situaciones. Finalmente, todos estos
principios se combinan para determinar el mantenimiento de la CAG.

3) Integración de todos los mecanismos en el mantenimiento de la CAG. Existe una


estrecha interconexión entre los diversos cinturones de presión y viento que componen la
CAG. Si nos ubicamos en la latitud ecuatorial donde se instalan de manera casi permanente
las BPE, estas bajas resultan de un triple efecto: de la convergencia de los alisios de los
dos hemisferios, la cual se resuelve mediante ascensos de aire en vertical; de la
convección térmica que tiene lugar en estas latitudes, debido a un balance de radiación
excedentario; de las grandes cantidades de calor latente que se liberan en la atmósfera de
esta zona como consecuencia de la condensaciones de humedad que tienen lugar por los
ascensos de aire. La convergencia de los alisios y la convección térmica inician un potente
movimiento de ascenso del aire en esta zona, que se traduce en importantes condensaciones
y en el desarrollo de inmensas torres de cumulonimbos, que van liberando calor latente que
elevan aún más la temperatura del aire, contribuyendo a inestabilizarlo. Estos ascensos se
perpetúan hasta el nivel de la tropopausa. Este proceso se traduce también, en la
acumulación de grandes cantidades de aire muy caliente en los niveles altos de la atmósfera;
este aire se verá obligado a diverger desde estas zonas por dos motivos: porque todo
agolpamiento de aire en un determinado sitio se resuelve mediante la divergencia; porque
esta acumulación de aire caliente en las capas altas genera un A muy potente desde el
cual diverge el aire. Las APST tienen también una causa dinámica: el aire superior
ecuatorial, en su divergencia hacia las latitudes polares, tiende a conservar su momento de
rotación alrededor del eje de los polos (muy fuerte) y su torbellino absoluto inicial (muy débil),
y ambos fenómenos lo obligan a desviarse hacia el este con fuerte curvatura anticiclónica,
convirtiéndose en un potente viento del oeste. Se explican así la constitución del A subtropical
de altura y la formación de la corriente en chorro subtropical, que inhiben la consecución de la
trayectoria hasta el polo del aire ecuatorial superior y lo obligan a descender en espiral
anticiclónica hacia las capas bajas de la atmósfera en estas latitudes. Esta subsidencia
generalizada del aire es la responsable de la formación de las APST de superficie casi a la
misma latitud, y estas a su vez determinan el origen de los vientos alisios, como vientos
divergentes desde estos núcleos anticiclónicos. Cuando los alisios de ambos hemisferios

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convergen en el ecuador se generan de manera inmediata las BPE. Se forma así, en las
latitudes intertropicales, un circuito de aire que conecta todos los niveles atmosféricos y según
el cual el aire superficial converge en el ecuador y asciende hasta las capas altas de la
atmósfera; desde ellas diverge hacia las latitudes subtropicales donde desciende,
agolpándose en el suelo y divergiendo de nuevo hacia el ecuador. Este circuito recibe la
denominación de célula de Hadley y sintetiza lo esencial del comportamiento del aire en
estas latitudes intertropicales. Conviene señalar que este circuito, no presenta un
comportamiento tan esquemático, sobre todo en las capas altas de la atmósfera. En estas
capas el aire no se dirige linealmente hacia las latitudes subtropicales en sentido ecuador-
polo; lo que predomina en altura es un flujo de vientos del Este correspondiente al flanco
ecuatorial de las APST. Este flujo comporta una advección de aire desde el ecuador hacia los
trópicos, realizándose esta advección a través de los cuellos que a veces se instalan sobre
los núcleos anticiclónicos y a través de las ondulaciones que se originan en este flujo del
este, las cuales permiten los intercambios meridianos del aire. Las distintas bandas
latitudinales se comunican entre sí y existen continuos trasvases de aire entre esta banda
intertropical y la banda de las latitudes medias. En las latitudes medias y altas toda la
circulación se organiza en torno a los centros de acción que se ubican en latitudes medias y
polares. En los polos el intenso frío reinante se traduce en la aparición de un anticiclón de
origen térmico en el suelo, que se halla sobremontado por un núcleo de bajas presiones. En
las latitudes intertropicales los núcleos de alta presión son la nota dominante tanto en
superficie como en altura. Esta configuración de las presiones determina en el suelo un
predominio de los vientos de componente oeste, recorridos por las perturbaciones del FP, y
en altura, la existencia de un flujo circumpolar del oeste, acelerado en torno al paralelo 50º,
justo por encima de las trayectorias más frecuentes seguidas por estas perturbaciones, lo que
traduce el acoplamiento que existe entre ambos fenómenos. La intensificación del gradiente
térmico en esta banda latitudinal es atribuible a las perturbaciones del FP. Estas resultan
precisamente de los profundos contrastes térmicos que se producen entre el aire tropical
procedente de las APST y el aire muy frío de las APP y de los grandes bloques continentales
durante el invierno. La puesta en contacto de estas dos masas de aire genera zonas frontales
en las que el gradiente térmico horizontal es muy acusado. Además, estas perturbaciones
constituyen remolinos de carácter ciclónico que contribuyen a la mezcla del aire en estas

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latitudes. Las coladas polares se mezclan con el aire de las latitudes medias y dotan a toda
esta zona de una temperatura muy fría en conjunto. En torno al paralelo 50º, se encuentra la
banda que delimita la zona de influencia de las coladas polares y de la mezcla del aire
ejercida por las perturbaciones del FP. Por encima de esta zona se genera una aceleración de
los vientos del oeste que da lugar a la aparición de la Corriente en Chorro Polar. Los vientos
se van acelerando a medida que ascendemos hacia las capas altas hasta que alcanzan su
mayor velocidad al nivel de la tropopausa. El Jet Stream, gran corriente tubular que separa
el aire frío y depresionario de las latitudes altas del aire cálido y anticiclónico de las latitudes
bajas. Esta aceleración de los vientos del oeste responde también al fuerte torbellino ciclónico
que presenta el aire en estas latitudes y del que son responsables las coladas de aire polar.
Se explican así, tanto las corrientes en chorro del oeste en altura, como el hecho de que
numerosas coladas polares en superficie se conviertan en coladas del oeste y no del este,
como cabría esperar del giro anticiclónico del aire en torno a las APP. Se deduce así, la
estrecha relación que existe entre el FP y la CCP. La influencia que la CCP ejerce sobre los
fenómenos de superficie se manifiesta a través de las ondulaciones que el chorro presenta
en su trayectoria, y que se van a reflejar en el comportamiento del aire en el suelo. Los A de
Bloqueo asociados a las crestas del chorro y las B asociadas a sus vaguadas, son los
ejemplos más característicos. El anticiclón de bloqueo en altura, constituye un
embolsamiento de aire cálido y con sentido de giro anticiclónico; esto produce una
subsidencia generalizada y una estabilización progresiva de toda la columna de aire, lo que
resulta en la formación de un potente anticiclón en superficie. Las bajas asociadas a las
vaguadas, constituyen embolsamientos de aire frío con sentido de giro ciclónico; la columna
atmosférica se inestabiliza y los ascensos de aire se intensifican produciéndose una profunda
depresión en superficie. Las ondulaciones del chorro, determinan además, fenómenos de
convergencia y divergencia en altura, que ejercen una fuerte repercusión en los niveles
bajos de la atmósfera. La convergencia en altura se resuelve mediante descensos del aire
que determinan altas presiones en superficie; la divergencia al generar un vacío de aire en
altura, ejerce un efecto de succión sobre el aire de las capas bajas, obligándolo a subir y
excavando una depresión superficial. Ambos fenómenos tienen lugar en el chorro por dos
tipos de mecanismos distintos, la confluencia o disfluencia de los vientos en su interior y
los cambios de velocidad que se producen en su recorrido. Los fenómenos de confluencia y

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disfluencia se originan siempre que el chorro en sus ondulaciones se bifurca en dos


ramales. La confluencia de los ramales propicia la subsidencia y la subida de presión en
superficie. En tanto que la disfluencia favorece el ascenso del aire y la bajada de presión en
superficie. Los cambios de velocidad se registran en el flujo de viento cuando éste se ondula.
Las ondulaciones del Jet generan B en sus vaguadas y A en sus crestas; y se sabe además,
que a igualdad de gradiente de presión el viento fluye más de prisa en torno a los anticiclones
que en torno a las depresiones. Como consecuencia de esto, se va a producir una marcada
disimetría en el comportamiento del aire en los flancos E y O de la vaguadas.
*En el flanco E de las vaguadas, el aire circula lentamente en torno a la depresión, en tanto
que el anticiclón situado en la cresta que la precede genera vientos más rápidos. La
consecuencia es que el aire delantero escapa rápidamente mientras que el que circula detrás
va más lento y no puede alcanzarlo, generándose así una divergencia importante en este
flanco oriental de la vaguada. Esta divergencia atrae al aire situado en las capas bajas de la
atmósfera, el cual comienza a ascender en espiral ciclónica, produciendo una depresión en el
suelo. Cuando este fenómeno se superpone a una zona de fuerte contraste térmico superficial
la espiral ciclónica dibujada por el aire en su ascenso determina una ondulación del frente y la
aparición consecuente de perturbaciónes. Estas perturbaciones suelen ubicarse siempre en la
parte delantera de las vaguadas, viajando con ellas en dirección O-E.
*En el flanco O de las vaguadas, se genera un agolpamiento de aire, una convergencia,
como consecuencia de la lenta circulación en torno a la depresión y la circulación más rápida
en el anticiclón de la cresta que le sucede. Por ello en esta zona suele predominar la
subsidencia del aire acompañada de estabilidad atmosférica y alta presión en el suelo. Las
perturbaciones del FP tienden a constituirse allí donde predominan las vaguadas de la CCP;
la cual, tiende a configurar crestas sobre los continentes americano y euroasiático y vaguadas
en sus costas orientales. La persistencia de estas se debe a causas orográficas y térmicas
simultáneamente.
El efecto hidrodinámico del relieve es el primer agente de este tipo de ondulación, y se deriva
del hecho de que, cuando un flujo de aire atraviesa perpendicularmente una cadena
montañosa importante, se ve obligado a comprimirse en la cumbre, expandiéndose en
horizontal. La columna de aire, que en el inicio de su recorrido presentaba una altura elevada,
en la cumbre reduce su altura y aumenta su radio de giro. Sufre, en suma, una divergencia

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que disminuye su velocidad de giro ciclónico, dotándola de un torbellino anticiclónico. En


respuesta a esto, la columna adopta una curvatura anticiclónica y configura una cresta. Tras el
paso de la cadena montañosa, la columna de aire gana de nuevo altura, disminuyendo su
radio de giro. Esto le obliga a incrementar su velocidad de giro ciclónico y la dota de un
torbellino relativo ciclónico, que se traduce en una curvatura ciclónica para la corriente y en la
configuración de una vaguada. Las montañas Rocosas y el Himalaya ejercen este efecto
hidrodinámico sobre la corriente de aire superior. Y ello explica la formación muy frecuente de
crestas anticiclónicas sobre ambos continentes y vaguadas depresionarias en sus
extremos orientales. Además, las corrientes cálidas que bañan las costas orientales de estos
continentes propician la inestabilidad en las columnas de aire que se sitúan sobre ellas. Esta
inestabilidad provoca ascensos de aire que aumentan aún más la altura de las columnas y,
por ende, su rotación ciclónica. Este mecanismo térmico refuerza la vaguada. La vaguada de
la CCS se limita a ondular el frente y a generar la perturbación. Por eso, la mayor parte de las
perturbaciones frontales se generan en las costas orientales de los continentes y viajan
acopladas a las vaguadas de la CCP en sentido W-E, terminando por afectar las costas O de
los continentes.
Sintetizando: el comportamiento de la CAG en las latitudes medias, consiste en la alternancia
entre zonas donde predomina el ascenso de aire y otras en las que predomina el descenso. El
ascenso se da en la banda correspondiente a las perturbaciones del FP, las cuales generan
nubosidad y lluvias, y una gran acumulación de aire en altura. Sin embargo, esta acumulación
no se traduce en la aparición de un cinturón de altas presiones, sino en la formación de una
veloz corriente en chorro en altura. El aire acumulado en estas latitudes diverge, tanto hacia
los polos, donde desciende sobre las AP de superficie, como hacia las latitudes subtropicales,
en las que reforzará la subsidencia generalizada del aire. El resultado es que en estas
latitudes medias y altas, se constituyen dos nuevas células atmosféricas (la de Ferrel y la
Polar). Los trasvases de aire hacia el polo y los trópicos en las capas altas de la atmósfera no
son tan esquemáticos. El aire en altura no fluye linealmente en dirección N y S. Lo que se
producen son advecciones desde las latitudes medias hacia las tropicales y polares, siendo
el agente de esta advección las ondulaciones de la CCS; cada cresta de la corriente implica
una advección de aire cálido desde las latitudes bajas hacia las altas y cada vaguada, una
advección de aire frío polar hacia latitudes bajas. Existen profundas interconexiones entre las

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distintas células atmosféricas. Las APST están alimentadas simultáneamente por aire tropical
y aire polar; y algo parecido sucede en las BPSP que resultan de perturbaciones en las que
intervienen masas de aire tropical y polar. El resultado es una estrecha comunicación entre las
bandas latitudinales, la cual es atribuible a tres protagonistas principales: *Los cuellos que
separan a las distintas células AST, por los cuales son posibles los flujos N-S y S-N, que
intercambian el aire entre las bandas intertropicales y medias; *Las PFP, que constituyen una
mezcla de aire procedente de distintas latitudes; *Las ondulaciones de la CCS, que ejercen el
mismo efecto.
La CAG se nos muestra como un claro reflejo de las interdependencias existentes entre todos
los componentes del sistema climático mundial, siendo además, la responsable última de su
equilibrio global y de la estabilidad de los climas de la tierra.

IV) MASAS DE AIRE, FRENTES Y PERTURBACIONES ATMOSFERICAS


Una masa de aire se define como un volumen de aire de gran extensión cuyas propiedades
físicas, sobre todo temperatura y humedad, son uniformes en el plano horizontal. Su tamaño
cubre por lo general centenares y miles de kilómetros cuadrados, verticalmente pueden
alcanzar espesores de varios kilómetros y sus caracteres los adquiere por contacto
prolongado sobre extensas áreas oceánicas o continentales con unas condiciones
superficiales homogéneas, a las que se denomina regiones manantial o fuente. La
formación de masas de aire en zonas de latitudes medias, es muy difícil debido a que el
tiempo experimenta continuos cambios; por el contrario, son regiones manantial aquellas
donde se encuentran sistemas barométricos casi estacionarios, como por ejemplo, el cinturón
subtropical, dominado por potentes células anticiclónicas, las tierras de Siberia y norte de
Canadá donde se forman en invierno persistentes anticiclones continentales, o las regiones
Ártica y Antártica, cuando en ellas imperan las altas presiones. Las masas de aire se
clasifican de acuerdo a dos criterios: por su temperatura, determinada por la posición
latitudinal en el globo y da origen a las masas de aire ártico, antártico, polar, tropical y
ecuatorial y por su humedad, la naturaleza continental u oceánica de la superficie de la región
de origen de la que dependerá la humedad del aire, por lo que habrá masas continentales y
oceánicas. En sus regiones manantial, las masas de aire son un ejemplo de atmósfera
barotrópica (superficies de presión y temperatura son paralelas), pero cuando abandonan el

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lugar de origen en virtud de la circulación atmosférica, sus propiedades se modifican


gradualmente a consecuencia de los intercambios de temperatura y humedad con la
superficie situada por debajo de ellas y por los movimientos del aire en sentido vertical. A lo
largo de su recorrido las capas inferiores sufren una lenta transformación por calentamiento o
enfriamiento, pérdida o ganancia de humedad, variaciones de su grado de estabilidad, etc,
que las convierten en masas de aire secundarias Las áreas que se encuentran de modo
permanente dentro de los límites de las masas de aire, como son las tropicales o polares,
mantendrán condiciones de tiempo bastante uniformes; pero las áreas ubicadas fuera de las
regiones fuente, en las latitudes medias, tendrán variaciones continuas de tiempo, por el paso
de masas de aire cálidas o frías y por los efectos del encuentro de ambas.
-Masas de aire ártico y antártico. Se originan en la proximidad de los polos sobre las aguas
heladas del océano Ártico y los casquetes de hielo de Groenlandia y Antártica. Se
caracterizan por sus bajas temperaturas y su bajo contenido de humedad, con lo cual
nubosidad es escasa y la posibilidad de precipitaciones muy reducida. Constituyen masas de
aire muy estables, debido a la marcada inversión térmica que crea el fuerte enfriamiento de
los estratos inferiores de la atmósfera y la propia subsidencia del aire en las regiones de alta
presión. A medida que se trasladan hacia latitudes más bajas, el grado de transformación que
sufren depende de las condiciones reinantes en la superficie sobre la que se mueve. Por
ejemplo, las invasiones de aire ártico que a menudo afectan a Europa occidental a fines de
invierno o comienzos de primavera se inestabilizan en su recorrido por el océano Atlántico y
ocasionan fuertes nevadas además de anormales descensos de temperatura.
-Masas de aire polar. A pesar de su nombre, las regiones fuente de estas masas de aire se
localizan en zonas alejadas de los polos, en una franja entre los 55º y 70º de latitud. Las
masas polares continentales son frías, secas y de estratificación estable porque se forman en
las regiones de AP del interior de Asia central y Canadá. Las áreas de procedencia alcanzan
su máxima amplitud en invierno, en correspondencia con los anticiclones continentales;
durante el verano, el aumento de temperatura de las tierras continentales limita
considerablemente su extensión y la superficie ocupada por las masas de aire polar queda
muy reducida. No existen manantiales en el HS por el dominio oceánico en estas latitudes.
Cuando abandonan sus lugares de origen y fluyen sobre regiones terrestres más calidas,
aumentan su temperatura y tienden a inestabilizarse. Por el contrario, cuando avanzan sobre

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superficies oceánicas llevadas por los vientos del oeste, la naturaleza de los cambios es
mucho mayor, y el aire se transforma en aire polar marítimo. Este aire en contacto con aguas
frías tiende a formar nieblas y lloviznas; sobre aguas cálidas, el calentamiento del aire por sus
capas inferiores genera en el seno del mismo, movimientos convectivos, turbulencia y
precipitaciones de tipo tormentoso.
El aire polar marítimo se origina en el norte Atlántico y Pacífico y en las regiones oceánicas
frías del HS, donde forma un cinturón continuo alrededor de la Antártica. El movimiento de
estas masas hacia zonas más cálidas y húmedas acrecienta su inestabilidad; en cambio,
cuando avanzan tierra adentro sobre un suelo frío, el aire se estabiliza.
-Masas de aire tropical. Sus manantiales son las células de APST en ambos hemisferios. El
aire de tipo continental procede de las extensas áreas desérticas y es por ello seco, cálido y
estable. En verano, el intenso calor que emana el suelo propicia la aparición de remolinos y
tormentas de arena, pero las ascendencias del aire son limitadas porque la inestabilidad
queda restringida a las capas superficiales de la atmósfera. Cuando estas masas de aire
abandonan el continente y discurren sobre superficies marinas, se cargan rápidamente de
humedad y se inestabilizan. Por ejemplo, el aire que atraviesa el mar Mediterráneo
procedente del norte de África, en contacto con las aguas cálidas absorbe gran cantidad de
vapor, adquiere instabilidad convectiva y forma tormentas violentas, sobre todo, cuando en las
capas medias de la tropósfera coincide con la presencia de gotas frías. El aire tropical
marítimo es muy húmedo; por esta rezón cuando es arrastrado por los vientos del oeste hacia
latitudes superiores, el enfriamiento en su base tiende a producir nieblas de advección,
asociadas a nubes estratiformes de poca altitud y lluvias débiles, como ocurre por ejemplo en
las costas de California y Terranova en primavera y verano. Distintas son las características
del tiempo cuando el aire se mueve hacia el ecuador, porque en cuanto se aleja de las
regiones dominadas por la inversión de los alisios, se hace cada vez más inestable y el nuevo
gradiente vertical permite el progresivo desarrollo de tormentas.
-Masa de aire ecuatorial. En latitudes bajas los contrastes térmicos son débiles y la noción
de masa de aire es de difícil empleo, por eso el aire ecuatorial no siempre se incluye en las
clasificaciones. Se caracteriza por tener elevadas temperaturas, alto contenido de humedad y
gran inestabilidad, circunstancia esta última que la diferencia del aire tropical, sujeto a la
inversión en altitud que crea la subsidencia anticiclónica y que desaparece en dirección a la

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zona de ZCIT. Esto posibilita ascensos de aire vertical, que dan origen a cúmulonimbus,
lluvias intensas a causa del elevado contenido de humedad que posee el aire cálido.
Cuando se juntan dos masas de aire con diferentes características se producen los frentes.
Las masas de aire tienen límites muy bien definidos y siempre la más fría se desliza por
debajo de la más cálida generando entre ambas una superficie de discontinuidad o
separación a la que se denomina frente. En estas zonas de discontinuidad es donde se
producen las bruscas variaciones de tiempo. El frente constituye una zona de transición de 1
a 2 km de espesor en la vertical, según sea el contraste entre las masas de aire (cuanto
mayor sea el contraste, mayor es el espesor), y cuya anchura horizontal es aún más grande,
entre 80 y 320 km. La región frontal tiene un acusado gradiente de temperatura que depende
de la disparidad térmica existente entre las dos masas contiguas. Además, puesto que el aire
frío penetra en cuña por debajo del cálido, se deduce que, a lo largo de una línea vertical
trazada a través del frente, debe existir una inversión térmica, cuya potencia está relacionada
con la diferencia existente entre las masas de aire. Entre ambos márgenes limitantes de la
zona frontal, y por encima de los 700 hPa, se observa la presencia de una lengua de aire
subsidente muy seco. Los frentes se diferencian entre sí, según sea el movimiento de las
masas involucradas. Se clasifican en: fríos, cálidos, estacionarios y ocluidos.
-Frente frío. Corresponde a la separación de dos masas en la que el aire frío avanza y
empuja al aire cálido por delante de él. La masa fría, al ser más densa, permanece pegada al
suelo y la masa cálida es obligada a ascender por encima suyo a lo largo de la superficie
inclinada de separación, de pendiente alta, por la que el aire se eleva violentamente dando
lugar a nubes tipo cúmulonimbus que producen tormentas en una estrecha banda de mal
tiempo.
-Frente cálido. Zona de separación entre dos masas en la que el aire cálido avanza y fuerza
al aire frío a retirarse. En este caso la superficie frontal configura una rampa de pendiente más
suave, por la que asciende el aire cálido menos denso, lo que provoca la formación de nubes
estratiformes, nieblas o lluvias continuas en una banda de mal tiempo mucho más amplia que
la del frente frío. Los sistemas nubosos y las lluvias que se asocian al frente cálido, son fruto
de la inestabilidad condicional generada en la tropósfera media. Es evidente que la débil
inclinación que presenta la zona frontal no es suficiente por si misma para provocar ascensos

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rápidos de aire y lluvias constantes y fuertes; en cambio sí, puede considerarse como el
mecanismo de disparo de la inestabilidad a gran escala que se crea en el seno del aire cálido.
-Frente ocluido. Constituye el solapamiento de un frente frío y otro cálido. Los frentes fríos
suelen desplazarse con mayor velocidad que los frentes cálidos, razón por la cual, cuando
ambos existen simultáneamente en el mismo lugar, el frente frío alcanza al frente cálido y se
forma un frente ocluido, en donde la masa de aire cálido es elevada y desplazada totalmente
del suelo. La oclusión puede ser cálida o fría, según sea la relación de temperaturas entre
las dos masas de aire frío que ahora entran en contacto: si el aire que sucede al frente frío es
más caliente que el aire que antecede al frente cálido, entonces tenemos una oclusión de
carácter frío; cuando ocurre a la inversa, la oclusión tiene carácter cálido.
-Frente estacionario. Los tres tipos anteriores constituyen frentes móviles y son los más
importantes desde el punto de vista meteorológico; pero existen también frentes
estacionarios, que se forman cuando las superficies frontales que separan dos masas de aire
están en reposo y ninguna de ellas empuja a la otra. Si se ponen en movimiento, pueden
convertirse en frentes fríos y cálidos según sea la masa de aire fría o la cálida la que se hace
activa y desplaza a la otra.

1) Perturbaciones atmosféricas en las latitudes medias y altas. Se habla de perturbación


atmosférica cuando en una región dada y en un momento determinado, los elementos
meteorológicos como temperatura, humedad y dirección e intensidad del viento se alejan de
sus valores normales. A ellas van estrechamente unidas las variaciones de tiempo en las
latitudes medias. En estas, el tiempo atmosférico y sus cambios se asocian a las masas de
aire y sus movimientos, con la formación de superficies frontales y torbellinos circulares de
diverso sentido giratorio, como son las A y B móviles, que se desplazan de O a E dentro del
sistema de vientos dominantes del O, entre el cinturón de APST y BPSP.

Depresiones frontales. Las depresiones, borrascas, bajas o ciclones, son áreas de presión
baja, constituida por isobaras cerradas, en forma circular o elíptica y de diámetro variable de
1.000 a 2.000 km, que se originan a partir del crecimiento y ampliación de las ondulaciones
existentes en la superficie frontal que separa dos masas de aire distintas. Las depresiones
nacidas de estas ondas atmosféricas siguen un ciclo evolutivo, las cuales pasan de pequeñas

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perturbaciones a grandes ondas de cientos o miles de km de amplitud. Para ello, son


necesarias condiciones favorables en la tropósfera superior y contrates acentuados entre las
masas de aire, de modo que cuanto mayores sean sus diferencias físicas y más opuestos sus
movimientos, más activas serán las depresiones. El sistema frontal de mayor importancia por
el marcado contraste de sus masas de aire es el frente polar (FP), donde se forman las
ondas inestables de las que nacen la mayor parte de las depresiones que afectan a las
latitudes medias, a las que se conoce como borrascas ondulatorias del FP o borrascas
extratropicales.
Génesis y evolución de las borrascas. La ciclogénesis o proceso de desarrollo de las
borrascas a lo largo de la zona frontal, tiene un ciclo de vida bien definido: frontogénesis
(formación y madurez), frontólisis (oclusión y desaparición).
-Etapa de formación .El torbellino ciclónico se inicia con una leve onda en el frente
preexistente en estado de equilibrio, donde los vientos convergen en direcciones opuestas. La
ondulación surge por impulso de aire frío hacia el S o las bajas latitudes y empuje del aire
cálido hacia el N o altas latitudes en el HN, de modo que cada uno penetra en el dominio del
otro; la combinación de los dos flujos esboza entonces el movimiento giratorio depresivo
alrededor del centro de la onda, que dará nacimiento a un núcleo de baja presión. La posible
causa primera de tal perturbación puede radicar en irregularidades de tipo orográfico, como
una cordillera, remolinos de origen térmico o en factores que afectan al aire superior;
cualquiera de ellos puede retrasar localmente el desplazamiento del frente. La perturbación
produce sobre la superficie del frente, una ondulación que afecta no solo el suelo, sino que se
propaga a lo largo y hacia arriba de la pendiente de la superficie frontal. Este paso del estado
de equilibrio, a la ondulación, y luego a la depresión puede realizarse en 24 horas.
-Etapa de madurez. La amplitud de la onda aumenta y la presión desciende aún más en su
centro. El dinamismo de las dos masas de aire termina por establecer distinción entre un
frente cálido y un frente frío, que limitan una lengua de aire cálido encajada en forma de cuña
en el aire frío. A esta tendencia en el plano horizontal, se une otra en el plano vertical que
consiste en el ascenso del aire cálido por encima del aire frío situado más al este de la
depresión, a la vez que el aire del sector frío posterior se hunde en cuña bajo el aire cálido.
-Etapa de oclusión. Mientras la depresión sigue evolucionando y moviéndose hacia el este,
el frente frío atrapa al frente cálido, y se produce un frente ocluido. La oclusión se inicia cerca

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de la cima de la onda (donde la distancia entre ambos frentes es menor), se extiende al resto,
hasta que el aire cálido es obligado a ascender y pierde contacto con el suelo.
En esta etapa final, la depresión se convierte en un torbellino de aire frío que al faltarle el
aporte de energía y humedad de su región de origen, se colmata gradualmente hasta
restablecerse la forma original del frente. La vida media de una borrasca ondulatoria aislada
es de 4 a 7 días. Es frecuente, que en las últimas fases de la oclusión se forme otra nueva
baja por detrás de la primera, de modo que a lo largo de un frente estacionario extenso es
habitual la sucesión de tres o cuatro borrascas en diferentes estados de evolución, lo
que en conjunto recibe el nombre de familias de borrascas. Las depresiones secundarias
que suceden a la depresión original suelen madurar rápidamente, a la vez, cada una de ellas,
sigue una trayectoria situada más al sur de la primera, debido al empuje del aire polar
subsidente, de manera que el último individuo de la familia es seguido por una amplia cuña
anticiclónica de aire frío en dirección de las APST y se interrumpe la serie. Estas depresiones
imponen grandes variaciones de tiempo, que se manifiestan en la formación de nubes y
precipitaciones, en los bruscos cambios de temperatura y en la modificación de los sistemas
de vientos al existir una clara diferencia de presión y de gradiente en los dos lados opuestos
de una superficie frontal.
En estas depresiones donde el movimiento vertical del aire dentro del sector cálido es
ascendente, los frentes tienden a ser muy activos y la lluvia es fuerte y prolongada, a estos
sistemas frontales se los denomina anafrentes o frentes catabáticos. Por el contrario,
cuando en los niveles medio y alto de la tropósfera existe aire seco subsidente y relativamente
cálido, la actividad de los frentes es mucho menor debido a que el movimiento descendente
del aire provoca la estabilidad de la atmósfera y limita el ascenso vertical de las nubes hasta
el nivel de la inversión térmica creada, los frentes de este tipo se denominan catafrentes o
frentes catabáticos, y aparecen cuando el sistema frontal se está moviendo cerca de la
periferia de un A. Tanto en el frente catabático cálido como el frío la precipitación es en forma
de llovizna.

Zonas de formación y trayectorias. Los frentes y las borrascas a ellos asociadas se


desarrollan en zonas de confluencia habitual de masas de aire y se desplazan hacia el este
movidos por los flujos dominantes del oeste característicos de las latitudes medias. La

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trayectoria varía en latitud con las estaciones, siguiendo el dinamismo del conjunto de las
masas de aire y la influencia de las propias fluctuaciones de las corrientes en chorro de la
tropósfera superior. Por su relevancia sobre las variaciones del tiempo, la más importante
zona frontal de las latitudes medias es el FP, que divide el aire frío polar del aire cálido
tropical. En invierno el sistema se traslada hacia las bajas latitudes. Durante el verano los
contrastes térmicos latitudinales se atenúan y los sistemas frontales aparecen desplazados
hacia las regiones polares. En el HS en cambio, la intensidad de las depresiones frontales es
fuerte en verano y en invierno, debido al predominio oceánico y al manantial permanente de
aire frío que representa el continente antártico. En altas latitudes se localiza otra zona frontal
que es el Frente Ártico y Frente Antártico, que divide el aire ártico o antártico del aire polar.
En invierno las borrascas que se forman en él, dibujan largas trayectorias, una sobre América
del Norte y otra entre Islandia y norte de Asia. En verano se desplazan hacia las altas
latitudes. En este frente la energía de la ciclogénesis es menor que la del FP, porque también
lo es, el contraste entre las masas de aire enfrentadas.

Relación entre las perturbaciones en superficie y los flujos de aire en altitud. La


formación de A y B presiones y el tiempo reinante en superficie guarda estrecha relación con
el flujo de vientos del oeste y las ondas de Rossby de la tropósfera media y alta. Al
superponer una amplia vaguada de las capas superiores sobre una zona frontal, se
comprueba que la parte anterior de las dorsales en altitud se corresponde con un anticiclón a
nivel del suelo y que delante de las vaguadas se desarrollan bajas en superficie. A igualdad
de gradiente de presión, el aire circula a más velocidad en los anticiclones que en las
depresiones. El aire que fluye horizontalmente en el tramo entre la dorsal y la vaguada se
desplaza a velocidad cada vez menor y se agolpa en este sector, porque es alcanzado por el
aire más rápido que circula detrás; en cambio, en el tramo entre la vaguada y la dorsal el aire
se desplaza más veloz que el situado detrás, por lo que aquí disminuye la cantidad de aire.
Estos procesos dan lugar, respectivamente, a situaciones de convergencia y divergencia del
aire. La convergencia horizontal del aire en altura obliga a este a descender hasta niveles
inferiores, a la vez que genera una espiral anticiclónica; por el contrario, cuando en las capas
altas existe divergencia, en compensación asciende aire desde el suelo hacia el eje del flujo
superior con desarrollo de una espiral ciclónica. Se entiende así, que la divergencia en altura

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es la causa principal de la ciclogénesis en superficie y que el movimiento del aire superior


controla tanto la formación e intensidad de los sistemas atmosféricos como su dirección y
movimiento. Todo el proceso guarda también estrecha conexión con la corriente en chorro
polar, porque a ella va asociado el FP y las vaguadas principales de las ondas de Rossby.

Depresiones no frontales. No todas las depresiones que se forman en las latitudes medias y
altas tienen origen frontal. De muy distinta naturaleza son las depresiones a sotavento, las
bajas polares, las bajas térmicas o las gotas frías, cuya presencia es ocasional, pero igual
responsables de cambios de tiempo.
-Depresiones a sotavento o depresiones orográficas. Estas borrascas se forman a
sotavento de un obstáculo montañoso que se interpone al paso del viento. El ascenso forzado
en la vertiente a barlovento origina la contracción vertical del flujo de aire en la cima, mientras
se expande y diverge lateralmente; en la vertiente contraria, el movimiento descendente
permite la expansión vertical del flujo, al mismo tiempo que sufre contracción y convergencia
lateral. Se crea así, convergencia con formación de circulación anticiclónica en la parte
superior de la cordillera y divergencia con curvatura ciclónica a sotavento.
-Bajas polares. Se desarrollan sobre superficies oceánicas relativamente cálidas, durante los
meses de invierno y primavera, cuando masas de aire polar o ártica marítima, inestables, se
mueven hacia el sur a lo largo del borde oriental de una cuña de alta presión extendida en
sentido meridiano. En el HN es común su presencia al este de los océanos Atlántico y
Pacífico, cuando las coladas de aire frío descienden de latitud y coinciden con un flujo
ascendente del SO desplazando aguas marinas cálidas de bajas latitudes; con esto se
acentúa la inestabilidad general del aire frío y se registran abundantes precipitaciones, que
por lo general son de nieve.
-Bajas térmicas. Son depresiones casi exclusivas del período estival, que resultan de las
elevadas temperaturas del aire provocadas por el fuerte calentamiento de la superficie
terrestre bajo el influjo de la radiación solar. Tienen escasa profundidad y un centro bastante
difuso cuyos valores de presión son un poco más bajos que las áreas vecinas. Su presencia
se limita a las capas de aire próximas al suelo y desaparecen pronto con la altura donde son
sustituidas por un anticiclón. Dentro de esta categoría se pueden incluir: las pequeñas bajas
térmicas que se crean en los núcleos urbanos, o las de origen litoral que causan las brisas

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marinas, las bajas que se asocian con la formación de los monzones en verano o las
borrascas con una extensión de unos cientos de kilómetros, como las que se originan a
menudo en NO de India, Irán o el desierto de Arizona. Cuando esto ocurre, si existe, suficiente
humedad, la inestabilidad que genera la depresión puede llegar a provocar chubascos y
tormentas.

Gotas de aire frío. Son depresiones cerradas de aire frío que se encuentran en las capas
medias y altas de la tropósfera, son escasamente perceptibles en superficie, donde el campo
de presión es poco definido. Su génesis va asociada a índices de circulación bajos, y tiene
lugar cuando la corriente general del oeste se ondula acusadamente, trazando una amplia
vaguada con aire polar que acaba por estrangularse; en este momento el aire frío pierde
contacto con su masa original de latitudes más bajas y forma una depresión aislada con
circulación cerrada, que persiste por lo general de uno a tres días antes de se desaparición
por absorción de aire caliente de alrededor. Estas borrascas se mueven a poca velocidad, con
predominio de la componente este, y en menor grado, sur y provocan mal tiempo persistente.
Esta situación es característica de la región Mediterránea en otoño y origina precipitaciones
torrenciales.
Anticiclones. (A). Los anticiclones, constituyen regiones de la atmósfera donde la presión es
más elevada que la de sus alrededores a la misma altura. Su persistencia es mayor que la de
las bajas presiones, el gradiente de presión en la zona central es débil y la circulación del
viento en torno al núcleo es divergente y en sentido horario (HN); antihorario (HS). El tiempo
es bueno y estable. La estructura dinámica de un A presenta convergencia horizontal en
niveles altos y divergencia horizontal en las capas inferiores, con subsidencia o movimiento
descendente del aire a través de buena parte de la tropósfera, especialmente en la zona
central. En su descenso el aire se comprime, se calienta adiabáticamente, disminuye la
humedad relativa y se da frecuentemente la formación de una potente inversión térmica en
altura. Esto determina una marcada estabilidad atmosférica. No obstante, estas situaciones
incluyen matizaciones: en verano, las AP formadas sobre el océano producen brumas o
nieblas en las regiones costeras por su alto contenido de humedad; pero las situadas en áreas
continentales originan tiempo muy seco y cálido cerca de los trópicos. En estos casos el fuerte
y continuado calentamiento del suelo llega a provocar las B térmicas superficiales. En

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invierno, la presencia de un A supone tiempo frío y seco, acentuado por la radiación nocturna,
con frecuentes nieblas y heladas, a las que se une la presencia de inversiones en superficie
ocasionadas por el enfriamiento del suelo. La situación anticiclónica crea condiciones
propicias a la alta contaminación, sobre todo cuando quedan atrapadas las partículas
contaminantes bajo la inversión, como ocurre en las grandes ciudades o áreas industriales.
Cuando en superficie el aire es húmedo, por debajo de la inversión se puede formar una capa
de nubes estratos, bastante persistente y difícil de dispersar, debido en parte a que la
circulación es débil. El origen de las A puede ser dinámico o térmico: de origen dinámico
son las potentes células permanentes de AP que circundan los trópicos; y térmicos, las A que
en invierno se originan en las masas continentales de Siberia y Canadá (Manitoba). Su
tamaño es variable; y se diferencian, los grandes centros anticiclónicos que forman parte de
los sistemas de presión planetarios, de las altas presiones a escala sinóptica, donde se
destacan los anticiclones móviles que evolucionan con los sistemas frontales y los
anticiclones de bloqueo.
-Anticiclones móviles. Aparecen de manera embrionaria entre los miembros individuales de
las familias de borrascas, dando lugar a un período de tiempo claro y despejado detrás de
cada uno de ellos. La formación de altas y bajas en superficie, mantiene estrecha
correspondencia con las ondulaciones del flujo de aire superior, de modo, que delante de las
vaguadas en altitud, donde el viento diverge, se desarrollan células de BP; y en el sector
anterior de las dorsales, donde el flujo es convergente, se originan AP, que se mueven con la
corriente general de vientos del oeste. Este es un proceso continuo de formación y
desaparición, en el que, mientras se crea y profundiza una borrasca, simultáneamente se
refuerza un anticiclón.
-Anticiclones de bloqueo. Se forman en las latitudes medias cuando el índice de circulación
es bajo y las grandes ondas que trazan los vientos del oeste se fragmentan en un conjunto de
células. Aquellas que nacen en las vaguadas componen profundas depresiones frías, y las
que surgen en las dorsales constituyen potentes anticiclones cálidos, a los que se
denomina anticiclones de bloqueo; porque la localización de los mismos en latitudes altas y
su lento movimiento constituyen un obstáculo que impide la evolución normal de oeste a
este de las perturbaciones atmosféricas. La presencia de un alta de bloqueo afecta a la
circulación del viento en altura, de modo que la corriente en chorro se bifurca en dos

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ramas: una que se dirige hacia latitudes altas y otra hacia las bajas, desplazando consigo las
trayectorias de las borrascas en superficie. A ambos lados del A, aparecen activas vaguadas
o centros de BP y se establece una clara circulación meridiana, con ascenso de aire cálido por
su lado izquierdo hacia el norte y descenso de aire frío por su lado derecho hacia el sur. Este
tipo de situaciones atmosféricas se presenta en cualquier época del año, aunque es más
frecuente en primavera y otoño, y cuando aparecen tienen tendencia a permanecer durante
varias semanas, siendo por ello un componente significativo del clima de las latitudes medias.
En el HN las principales zonas de bloqueo se encuentran preferentemente sobre los
continentes, como por ejemplo, península Escandinava, Alaska, Groenlandia, lo que sugiere la
posibilidad de cierto control de la orografía en el desarrollo de los anticiclones de bloqueo; En
el HS se localizan en el área de Australia-Nueva Zelanda, el océano Indico y el SE de
Sudáfrica.

2) Perturbaciones atmosféricas en los trópicos y el ecuador. Las perturbaciones en los


trópicos y el ecuador son diferentes de las zonas templadas porque no tienen carácter frontal
y van ligadas a discontinuidades de origen dinámico. Las perturbaciones son causadas por las
ondulaciones de los vientos del Este y a los ciclones.
-Ondas del Este. Son vaguadas de baja presión en el seno de los vientos alisios, junto con
los cuales se desplazan. Sus dimensiones son del orden de 2.000 a 4.000 km de longitud, se
mueven de este a oeste y presentan divergencia de aire delante de la depresión y
convergencia detrás de la misma, que ocasiona la perturbación. Por delante de la onda existe
una componente de flujo dirigida hacia el ecuador, a la vez que el aire diverge y experimenta
un lento movimiento de subsidencia, que lo hace cada vez más seco y sitúa la inversión de los
alisios a muy poca altitud, entre 1.200 y 1.800 metros. Al paso de la ondulación el viento
adquiere componente polar, mientras se produce convergencia y ascenso del aire que da
lugar a la formación de potentes masas nubosas de cúmulo y cumulonimbos, con tormentas
que localmente se pueden intensificar por la acción del relieve o los contrastes térmicos
litorales entre la tierra y el mar. Las ondas se forman entre los 5º y 20º de latitud y tienen una
duración de una o dos semanas. Su origen no es del todo preciso, sobre el Atlántico parecen
desarrollarse cuando la inversión de los alisios es débil, esto ocurre hacia el SO de los
potentes anticiclones subtropicales, al alejarnos de sus áreas de máxima subsidencia y sobre

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todo durante el período de mayor calentamiento superficial en verano. También se ha


señalado que su inicio se debe a las ondulaciones de la corriente del oeste de latitudes
templadas y la penetración de frentes fríos cuando se desplazan muy hacia el sur. En áreas
como el Caribe, donde son frecuentes, su influencia sobre las características del clima es
determinante, porque una parte importante de las lluvias que reciben proceden de este tipo.
-Ciclones tropicales. En la zona tropical existen varios tipos de formaciones ciclónicas, que
se identifican según su intensidad en tres categorías: depresiones tropicales, tormentas
tropicales y ciclones tropicales. De ellas las más espectaculares y violentas son los Ciclones
Tropicales, que se los conoce también como Huracanes, Tifones, Ciclones, Baguíos o Willy-
Willies.
Su estructura típica es la de una borrasca circular de 200 a 500 km de diámetro, con una
presión en su centro inferior a 950 hPa, que puede descender hasta 900 hPa y vientos
superiores a 120 km/h, que en ocasiones han sobrepasado los 450 km/h. En los huracanes
maduros se forma en la zona central un núcleo cálido, de aire subsidente que disipa las
nubes, donde los vientos permanecen en calma, llamado ojo del huracán, cuyo diámetro
oscila entre 10 y 50 km. En torno a este centro, la enorme actividad convectiva del sistema
crea un anillo de nubes de desarrollo vertical, con células organizadas en bandas en forma de
espiral, cuya cima se sitúa por encima de los 12.000 m de altura. En su origen, se conjugan
varios factores:
*Es un fenómeno exclusivamente oceánico, que necesita la presencia de grandes extensiones
marinas con temperaturas superiores a 27ºC, que faciliten tanto la convección como el
constante aporte de calor y de grandes cantidades de humedad. *Son inexistentes en latitudes
inferiores a 5º, donde la fuerza de Coriolis es nula y no puede impulsar el desarrollo del
torbellino ciclónico. Lejos del ecuador, cualquier flujo de aire que converge hacia una
depresión es desviado por la fuerza de Coriolis y crea una estructura espiral. *Contrariamente
a las depresiones frontales de las latitudes medias, este requiere una atmósfera donde la
temperatura, presión, gradiente térmico y humedad sean uniformes (atmósfera barotrópica) en
áreas muy extensas. *Necesita fuerte convergencia de aire y flujo ciclónico en superficie, así,
como divergencia y flujo anticiclónico en altura, por lo que es probable que el ciclón nazca a
expensas de una perturbación inicial (se trataría de las ondas del este), a partir de la cual
inicia su crecimiento, que puede culminar en la formación del huracán, o por el contrario,

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desaparecer en pocos días. *Su ciclo evolutivo, permite diferenciar tres etapas: inicio,
madurez y decadencia.
Inicio: El ciclón comienza con una perturbación de tipo ondulatorio que crece hasta convertirse
primero en una depresión tropical y después en una tormenta tropical. En los primeros
momentos, el viento en torno a la baja presión es moderado. La progresiva intensificación del
vórtice ciclónico, con descenso de la presión en su interior, incrementa la velocidad del viento,
que puede alcanzar los 120 km/h, y conduce a la formación de un sistema de nubes, en
bandas espirales, muy potentes. Simultáneamente se liberan grandes cantidades de calor
latente por condensación del vapor de agua, que constituyen la fuente de energía básica de la
perturbación. Con la liberación de calor, el aire se hace todavía más caliente, razón por la cual
se eleva muy deprisa, y esto a su vez atrae nuevo aire húmedo desde la superficie, que se
eleva, y libera más calor. De este modo se pone en marcha un proceso dinámico, alimentado
por la constante aportación de aire muy húmedo, en el que se contempla la continua
generación de energía potencial a partir del calor latente y su transformación en energía
cinética.
Madurez: Durante esta fase el ciclón experimenta un rápido crecimiento, adquiere una
configuración circular y el centro activo del mismo alcanza su máxima violencia. En el interior
del vórtice se forma ahora una zona tranquila y sin ascendencia del aire, conocida como el ojo
de la tormenta, en torno al cual se disponen las nubes girando en espiral. Cuando está bien
formado, el ciclón presenta una caída brutal de la presión, desde la periferia al interior, que
origina un acentuado gradiente bárico y vientos de gran velocidad, cada vez más violentos
hacia el núcleo, donde su intensidad puede ser muy alta. A la vez que el viento gira alrededor
de la perturbación, el aire sube casi en vertical por el centro, al igual que una chimenea con
fuerte tiro, lo que motiva el rápido enfriamiento de la masa de aire húmeda ascendente y su
inmediata condensación en forma de nubes, tipo cumulonimbos en el interior. La fuerte
actividad convectiva se refleja en el extraordinario desarrollo vertical de las nubes hasta las
proximidades de la tropopausa, y en las grandes cantidades de vapor de agua que se elevan.
En el ojo del ciclón, en cambio, domina la calma, el cielo despejado o con algunas nubes y el
aire es húmedo y cálido, con temperaturas que en sus capas medias son de 10º a 18º C más
altas que en el aire circundante. La presencia de este núcleo cálido, creado por el calor latente
de condensación, parece fundamental en la existencia del huracán por dos razones: primero,

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supone la existencia de divergencia en la tropósfera superior, que ejerce el efecto de bomba


de succión, llevándose el aire que asciende y haciendo que la convergencia a nivel del mar
sea más intensa y continua; Segundo, al ser aire cálido y de menor densidad que el aire frío,
constituye un núcleo de BP que mantiene la afluencia de vientos a la base del mismo.
Decadencia. Una vez desarrollado puede persistir alrededor de una semana, mientras se
mueve a velocidades inferiores a 25 km/h a través de la corriente de los alisios. Si permanece
en los trópicos y se desplaza sobre superficies continentales, se desvanece por colmatación;
en caso de alcanzar latitudes de 20º-30º suele curvarse hacia el polo, pudiendo entrar en el
dominio de los vientos del oeste, donde desaparece o se transforma en una depresión de
latitudes medias. El ciclón tropical constituye una máquina térmica que funciona en virtud de
las diferencias de temperatura existentes entre un núcleo cálido y una periferia más fría, y que
la energía necesaria para que se transforme en un sistema de tan inmenso potencial, procede
del continuo suministro del calor latente de condensación aportado por los vientos cargados
de humedad, que impulsan su desarrollo y lo mantienen activo. Mientras persiste el calor y
aire húmedo, se autoalimenta, pero, cuando avanza hacia el interior del continente o sobre la
superficie de un océano frío, se debilita y desaparece. La formación de ciclones tropicales se
da sobre todo a finales del verano. Las áreas de desarrollo, se vinculan con la posición
estacional de la ZCIT. De esta relación se explica la inexistencia de huracanes en el Atlántico
y Pacífico Sur, donde la ZCIT nunca se sitúa al sur de los 5º de latitud S; siendo frecuentes,
en cambio, en el sector O de los océanos Atlántico, Pacífico e Indico.

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HIDROLOGIA CONTINENTAL
TEXTO: “Hidrografía”. Procesos y tipos de escurrimiento superficial. E. Bruniard. 1992.

1) CUENCA HIDROLÓGICA. (ver cap II. E. Bruniard. Pag. 21).


Es la Superficie que abarca un Río Principal con todos sus Afluentes y Subafluentes, desde
su nacimiento hasta su desembocadura. Las cuencas fluviales, en cuanto superficies más o
menos extensa, presentan caracteres topográficos, litológicos, fitogeográficos y climáticos,
propios del ambiente geográfico en que se desarrollan, y tales condiciones actúan sobre la
alimentación y el escurrimiento. El caudal de un río se mide en metros cúbicos por segundo
(m3/seg).

2) FACTORES QUE INFLUYEN EN LA CUENCA.


a) Factor Topográfico: Para delimitar una cuenca es necesario trazar la línea divisoria de
aguas o divisoria interfluvial, separando las cabeceras de los afluentes que convergen a un
colector común mediante una línea que coincida con las crestas mayores (líneas de cimas).
En ámbitos montañosos las divisorias son más definidas, pero en las planicies pueden
aparecer desdibujadas, y en épocas de lluvia se producen fenómenos de trasvasamiento de
una cuenca a otra, como ocurre por ejemplo, en las regiones Chaqueña y Pampeana.
El mayor efecto de la extensión de una cuenca, está relacionado con los caudales ya que, a
iguales condiciones de alimentación, las cuencas extensas recibirán un volumen de agua
mayor. El sistema de cauces que compone la cuenca, se divide por jerarquías. El cauce
principal tiene el primer orden, donde se une con un afluente, este es de segundo orden y así,
sucesivamente. La extensión de la cuenca también se relaciona con los tipos de alimentación
ya que en grandes superficies es más factible un régimen ponderado, sea porque cubre áreas
climáticas con ritmos de alimentación complementarios; o bien porque las lluvias y sequías
excepcionales no alcanzan a afectarla sino parcialmente. Las cuencas pequeñas, por el
contrario, presentan máximos y mínimos más contrastados.
Otra característica planimétrica que influye sobre el escurrimiento es la forma de la cuenca y
el trazado en plano de la red (diseño de avenamiento). Dos ejemplos opuestos permiten
ilustrar el alcance de esta influencia: una cuenca de forma aproximadamente circular, con
afluentes de igual longitud y confluencias próximas sobre un punto central, favorecen la

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llegada al mismo tiempo de los aportes elementales al centro de confluencia y ello se traduce
en crecientes muy notables. Por el contrario, una cuenca alargada con afluentes cortos y
confluencias alejadas entre sí, produce una secesión en el tiempo de la llegada de las aguas y
esa discordancia hidrológica conduce a crecidas mediocres.
La altura de la cuenca tiene incidencia directa en el escurrimiento fluvial a través del sistema
de pendientes, e indirectamente influye en las condiciones cllimáticas mediante el efecto de
condensación de la orografía y la disminución de la temperatura, que opera sobre las formas
de precipitación, sobre la acumulación de nieve, glaciares y también en los procesos de
fusión. Esta acción indirecta es de vital importancia en la alimentación.
El efecto de la orografía sobre las precipitaciones tiene su manifestación más destacada en el
contaste que se observa entre las zonas húmedas de barlovento y las secas de sotavento. La
presencia del obstáculo orográfico genera diversos fenómenos relacionados con el origen de
las lluvias: en primer lugar la inestabilidad, por el mayor calentamiento de las laderas o por
forzar el movimiento ascendente; también puede causar convergencia y elevación, por el
efecto de embudo de los valles sobre los vientos; y una tercera acción consiste en frenar la
velocidad de los ciclones móviles e incrementar así las lluvias de origen frontal. En los flancos
de sotavento, el descenso del aire y los procesos opuestos generan la escasez, es decir, la
zona de “sombra eólica” o de “sombra pluviométrica”. (ver ejemplos de pagina 28).
El efecto orográfico genera diversa consecuencias en cuanto la disminución de la temperatura
con la altura, implica una reducción de la evaporación, un incremento de la proporción de
precipitación nival y, eventualmente, la retención de nieve y la formación de glaciares; es
decir, aportes hídricos que quedan inmovilizados durante el periodo frío y que son liberados
total o parcialmente en la estación cálida, lo que impone la necesidad de conocer las
distribuciones y variaciones altitudinales de las condiciones térmicas.
Las condiciones de escurrimiento están sujetas al sistema de pendientes y si se trata de
cuencas extensas es necesario determinar el perfil longitudinal, que ilustra sobre las diversas
alturas del plano de agua, desde el nacimiento hasta la desembocadura. (ver Ej. Pag 32)
En ríos de llanura las pendientes oscilan generalmente entre 5 y 20 cm/km, mientras que en
montaña alcanzan decenas de metros por km; el río Santa Clara, por Ej., con una longitud
próxima a los 30 km, salva un desnivel de 3.400 m. También interviene “el perfil transversal “
del cauce, es decir, sus proporciones entre ancho y profundidad. Si el curso se encuentra

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definido por altas barrancas que impiden los desbordes, se acelera la propagación; pero si el
perfil es amplio y el lecho mayor muy extenso, el agua se explayará en los “campos de
inundación”, reduciendo su pico de crecida y retardando su propagación. Por ejemplo, la
combinación de un perfil longitudinal suave y un campo de inundación extenso, como es el
caso del río Paraguay en el Pantanal, hace que la creciente estival de su curso superior
demore 4 o 5 meses en llegar al río Paraná. También la presencia de lagos en el curso fluvial,
ejerce un efecto semejante de retardo de crecidas. Se advierte, que los diversos caracteres
topográficos de la cuenca constituyen un complejo de factores que actúan en forma conjunta o
sucesiva sobre el escurrimiento.
b) Factor Litológico: Se refiere al papel que desempeñan las características físicas de las
capas superficiales de la corteza sobre el régimen del escurrimiento fluvial, en cuanto
contribuyen a mantener el caudal y a asegurar su continuidad en el tiempo; es decir, ríos con
presencia permanente. La alimentación producida por las precipitaciones es discontinua,
debido a que no llueve todos los días, sien embargo los cursos de agua (excepto en zonas
áridas), no se agotan totalmente y mantienen su caudal a pesar de la sequía. También en los
cursos que se alimentan de nieves o glaciares, cuya alimentación queda retenida por el frío
invernal, se mantiene el escurrimiento durante todo el año. Se atribuye al factor litológico la
absorción y almacenamiento de una porción del agua meteórica en el momento en que se
produce y su restitución a la superficie cuando escasea. Para cumplir esta función
compensadora de modo eficaz, se requiere que esa verdadera esponja haya almacenado un
volumen suficiente y ello ocurre cuando la permeabilidad del suelo es alta, cuando ese manto
absorbente tiene un espesor considerable y su extensión cubre buena parte de la cuenca
fluvial.
Los ríos que drenan cuencas impermeables adquieren caracteres torrenciales y reproducen
fielmente las irregulares condiciones del aporte pluvial; mientras que los terrenos permeables
juegan un papel retardador.
Al registrarse una precipitación sobre la cuenca fluvial el agua puede seguir distintas vías
hasta llegar al colector:
-Escurrirse directamente sobre e suelo (escurrimiento superficial o subaéreo).
-Infiltrarse y correr por debajo de la superficie (escurrimiento susuperficial o hipodérmico).
-Penetrar a mayor profundidad y resurgir sobre los valles fluviales (escurrimiento subterráneo).

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En un suelo arcilloso, las finas partículas que la forman se dilatan, los orificios se taponan y
esto genera mayor escorrentía superficial; mientras que en un suelo arenoso la capacidad de
retención es más baja y la infiltración es mayor. (ver Ej. Pág. 41)
c) Factor Vegetativo: El efecto de la vegetación sobre la hidrología fluvial puede ser:
interceptando las precipitaciones y la insolación o bien mediante la transpiración del agua que
absorbe el suelo, y estas variables dependen del tipo de formación fitogeográfica y del grado
de cobertura sobre la superficie de la cuenca. El bosque es la forma de cubierta vegetal que
ejerce la acción más notable y allí donde hay bosques habrá drenaje, pero no porque exista
una relación causal directa entre ambos elementos del paisaje, sino porque los dos dependen
de una causa común que es el exceso de agua, el factor climático preponderante.
La acción propia de la vegetación aún no es bien conocida por cuanto su determinación
requiere comparar los comportamientos de cuencas con o sin bosques, situadas en el mismo
clima, con superficies, alturas, pendientes y permeabilidad semejantes, que permitan aislar el
efecto específico de la cubierta vegetal y evaluarlo como tal en forma independiente.
Los efectos de la cubierta vegetal sobre la proporción de agua escurrida respecto de la
alimentación meteòrica, no pueden extenderse a las grandes cuencas ya que, por un lado la
vegetación arbórea favorece las pérdidas por transpiración y evaporación y, por otro, protege
por su sombra la evaporación física del suelo; y ambos efectos varían según la cobertura, la
densidad de la vegetación y la profundidad alcanzada por las raíces. Pero debe advertirse que
esta evaporación fisiológica varía más en función de los valores climáticos y del poder
evaporante de la atmósfera. La vegetación tiene un efecto amortiguador, ya que intercepta el
agua; pero cuando el bosque se satura su efecto regulador es nulo. En el caso de lluvias
excepcionales, cuando el suelo se satura, el efecto de la vegetación es impotente y no atenúa
las inundaciones.
La cuenca fluvial a través de sus propios caracteres topográficos, litológicos y fitogeográficos
cumple la función de recibir, almacenar y devolver el agua al circuito hidrológico, en
proporciones y condiciones que varían según sea la combinación de esas características en
sus relaciones con el clima.
d) Factor Climático: Las condiciones climáticas son esenciales en el origen del escurrimiento
fluvial y en las características que adquieren los regímenes estacionales, mientras que los
factores antes mencionados intervienen introduciendo solo diferencias menores o internas,

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dentro de cada gran “dominio hidroclimático”. La consideración del cuadro climático es lo que
distingue la hidrología genética de los geógrafos de la hidrología aplicada de los ingenieros.
El efecto directo de los climas sobre el origen del escurrimiento fluvial constituye un fenómeno
de gran escala que se expresa a través de las condiciones medias anuales, mientras que su
influencia en la modelación de los diversos regímenes estacionales deriva del ritmo de las
precipitaciones y de la temperatura.
La mayor o menor riqueza hidrológica de una cuenca depende de la alimentación y de las
pérdidas por evaporación física y fisiológica, o evapotranspiración.
Una parte importante del agua precipitada sobre la cuenca no llega al colector en cuanto se
pierde por evaporación directa o por intermedio de la vegetación. Esta evaporación física y
fisiológica integra lo que se denomina déficit de escurrimiento, pero este valor no puede ser
medido directamente, como en los casos del caudal o la precipitación, en cuanto no es posible
registrar con aparatos un valor representativo del agua evaporada directamente del suelo, de
los cuerpos de agua superficiales, de los diversos tipos de vegetación y de toda la gama de
variantes que se presentan en el ámbito de una cuenca fluvial.
El exceso de humedad atmosférica es inversamente proporcional a la evaporación. La
capacidad de la atmósfera para absorber vapor es limitada y cuando la precipitación alcanza
ciertos valores, tanto el suelo como el aire se saturan; de modo que cuanto más llueve menos
agua se pierde y así aumenta la eficacia de la precipitación. El déficit crece con la
temperatura, o sea que el poder evaporante de la atmósfera es una función térmica y entre los
restantes factores, propios de cada cuenca, cabría agregar las condiciones topográficas,
como la altura, en cuanto reduce la temperatura y con ello la evaporación, o la escasa
pendiente y los perfiles transversales amplios con lechos de inundación que favorecen las
pérdidas; y también los factores litológicos y fitogeográficos. Cabe advertir, que en cuencas
muy extensas estos factores locales pueden neutralizarse entre sí.
En términos generales el coeficiente de escurrimiento es alto en áreas muy lluviosas, en las
regiones frías y en las altas montañas. (ver Ej. Pag. 56).
Los ritmos anuales de la temperatura y de la precipitación presentan variadas formas de
combinación en las diversas regiones del planeta y cada combinación produce un régimen
fluvial diferenciado. En bajas latitudes, donde las variaciones térmicas durante el año son
poco significativas, las diferencias hidrológicas estacionales derivan de los regímenes

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pluviométricos; mientras que en climas continentales y en latitudes elevadas es el efecto


térmico el que se impone al determinar la forma de precipitación -lluvia o nieve- y también los
procesos de retención y de fusión. En latitudes medias y sobre los flancos montañosos, en
determinadas alturas, ambos factores, térmico y pluviométrico, pueden superponerse y de su
interacción resultan los llamados regímenes mixtos. Esta diferenciación de gran escala
permite tratar por separado la influencia climática sobre los cursos de agua en dos grandes
grupos, según predomine la alimentación líquida o sólida.
En los organismos fluviales de alimentación líquida no siempre la marcha de las lluvias
modela el régimen hdrológico. Si las temperaturas no varían mucho durante el año, como
ocurre en la zona intertropical, la curva de los caudales será un reflejo aproximado del
régimen pluviométrico; pero si la marcha de las lluvias es ponderada y las variaciones
térmicas acusadas, estas se impondrán en el diseño del régimen fluvial en cuanto la
evaporación puede invertir la curva de los caudales en relación a las precipitaciones.
Si después de un período de sequía prolongado se producen lluvias que superan a la pérdida
por evaporación, el agua sobrante no se escurrirá hasta que el suelo no haya alcanzado la
saturación. (ver Ej. Pag. 58-59)
En cuencas pequeñas, con pendientes marcadas y escasa permeabilidad, el retardo será
menor y los caudales se ajustarán más al ritmo estacional del clima.
El factor térmico es contradictorio en la Hidrología Fluvial ya que, en bajas latitudes o en
verano, actúa directamente sobre el déficit de escurrimiento incrementando las pérdidas por
evaporación; pero cuando la temperatura es baja asegura la precipitación nival, su retención y
acumulación y, finalmente su liberación por fusión cuando llega la estación cálida. Se
advierten así, tres efectos diferenciados: el primero determina la forma de precipitación; el
segundo actúa sobre la retención y el tipo de acumulación; y el tercero en el proceso de
fusión; factores que en conjunto aseguran un escurrimiento diferido.
La nieve resulta de una condensación lenta y progresiva del vapor de agua atmosférico a una
temperatura de 0º C, pero se trata de temperaturas de la masa de aire en la que se forma la
nieve y no de la temperatura a nivel del suelo, que puede ser mayor. En términos generales
las precipitaciones nivales se registran en tres dominios climáticos particulares: en clima polar
o de altas latitudes, en los interiores continentales con invierno frío y en regiones montañosas
con temperatura reducida por la altura. En estos dominios se pueden diferenciar, por su

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importancia hidrológica, los mantos de nieve temporarios o estacionales y los mantos


permanentes.
Cuando la capacidad de fusión, considerada en un largo período de tiempo, es inferior en
promedio a la acumulación de sucesivas nevadas, el manto nival no se reduce y persiste
indefinidamente; estas son las nieves persistentes o mantos permanentes. La altura o la
latitud a la que se produce este equilibrio constituye el “límite climático” de las nieves
persistentes; en ámbito montañoso ese límite desciende en general a medida que aumenta la
latitud, pero no en forma gradual por cuanto las precipitaciones abundantes pueden provocar
un descenso notable.
La nieve caída directamente o acumulada en niveles superiores al límite climático de
persistencia, es la principal fuente de alimentación de los glaciares. La superposición anual de
nuevas capas, el asentamiento y la expulsión del aire, la fusión superficial y la recristalización
transforman progresivamente la nieve en hielo, en un proceso lento que puede apreciarse en
décadas. Cuando el hielo ha alcanzado un espesor considerable adquiere plasticidad y se
desplaza pendiente abajo como un glaciar activo. El movimiento de las lenguas glaciarias le
permite descender por debajo del límite inferior de las nieves persistentes hasta aquellas
alturas en que la ablación (fusión + sublimación) iguala a la alimentación.
En síntesis, el factor climático actúa sobre la Hidrología Fluvial en cuanto proporciona el agua,
la quita o la retiene en proporciones variables que dependen de las condiciones medias y del
ritmo estacional propio de cada cuenca.

3) REGIMENES FLUVIALES.
El régimen fluvial es la variación o distribución anual del caudal de un río. La variación está
determinada por las crecidas y las bajantes de una cuenca en un año. Los ríos tienen distintas
formas de alimentación; pluvial, nival y glaciar.
Los regímenes fluviales se clasifican en: Simples; Mixtos o Compuestos y Complejos.
1) Simples: Los regímenes simples se caracterizan por tener dos fases hidrológicas, una de
abundancia y otra de bajas aguas, que derivan de un solo modo de alimentación
preponderante, que puede ser glaciaria, nival o pluvial, lo cual presupone una cuenca
homogénea desde el punto de vista climático. En realidad es raro encontrar una sola forma de
alimentación sobre toda una cuenca, especialmente si es extensa. Pero, el régimen simple

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deriva de un solo modo de alimentación cuya preponderancia es suficiente para impedir que
otras influencias secundarias se destaquen en las variaciones estacionales. Por ejemplo, el
Río Cuarto, presenta un régimen de alimentación simple, pluvial estival. Su período de crecida
coincide con el período de máximas precipitaciones de verano.
2) Mixtos o Compuestos: Los regímenes compuestos derivan de dos o más formas de
alimentación combinadas. Presentan dos o más períodos de crecida. Por ejemplo, los ríos de
la Patagonia Argentina, presentan un régimen de alimentación pluvio-nivo-glaciar, ya que se
alimentan de agua de lluvia en invierno (período de máximas precipitaciones); del
derretimiento de nieve en primavera y de glaciares en verano.
3) Complejos: Se trata de aquellos organismos hidrográficos cuya cuenca se desarrolla sobre
dos o más regiones climáticas diferenciadas, de manera que distintos regímenes de
alimentación simple o mixto se suceden aguas arriba y se combinan en el colector para dar
lugar a una marcha compleja, que cambia desde el curso superior al inferior. Para que esta
combinación de influencias sea posible se requiere, que la cuenca sea extensa, generalmente
en latitud; ya que existen casos excepcionales como la cuenca del Volga, que no obstante
superar el millón de km2, cambia muy poco su régimen desde las nacientes a su
desembocadura, al desarrollarse en un dominio climático homogéneo desde el punto de vista
hidrológico. Ejemplos concretos de régimen complejo, cada uno con sus propias
particularidades son: la cuenca del Mississippi, del ródano, del Danubio, del Amazonas, del
Nilo y la Cuenca del Plata. Esta última por su gran extensión en latitud, se desarrolla sobre
distintas regiones climáticas; aunque sus principales ríos tengan un régimen de alimentación
simple. La sucesión de modificaciones en sus distintos tramos, evidencia su condición
compleja y cambiante. El caso del Nilo, este nace en una zona de grandes precipitaciones y
atraviesa todo el desierto del Sahara como río alóctono (que no recibe aportes), en su
recorrido hacia el Mar Mediterráneo.

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