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SEMINARIO TEOLóGICO CRISTO REY
Nombre: Maria Gabriela Andrade Barreiro.
Materia: Comunicación oral y escrita.
Profesor: Pastor Jose Gary Andrade Cuadros. MGS.
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La vida de José
José nació en una familia que era marcada por el conflicto y las rivalidades. Era el hijo de Jacob
y Raquel. Jacob quien estaba profundamente enamorado de Raquel hizo muy evidente su
favoritismo hacia José, un gesto que no pasó desapercibido por sus otros hijos. Como símbolo de
ese amor único, Jacob le regaló a José una túnica de muchos colores, una prenda que no solo
representaba afecto, sino también estatus.
Esta preferencia de Jacob solo logró discordia y sembrar la semilla de la envidia en el corazón de
los demás hermanos de José. El joven, por su parte, no ayudaba a calmar las tensiones. Con
apenas diecisiete años, comenzó a tener sueños proféticos en los que las gavillas de sus hermanos
se inclinaban ante la suya, o donde las estrellas, el sol y la luna, al igual que el sueño anterior, se
inclinaban ante él. Al contar estos sueños, lejos de despertar algo de admiración, solo avivó el
resentimiento de sus hermanos, quienes vieron en él no solo el favorito de su padre, sino
también, alguien que se creía superior a ellos.
Un día, Jacob envió a José a buscar a sus hermanos, quienes pastoreaban los rebaños lejos de
casa. Al verlo acercarse, ellos planearon matarlo. Sin embargo, Rubén, el mayor, intervino y
propuso que lo arrojaran a una cisterna seca, pensando secretamente rescatarlo después. Mientras
Rubén estaba ausente, los otros hermanos decidieron venderlo a unos mercaderes ismaelitas por
veinte piezas de plata. Para encubrir su traición, mancharon su túnica rasgada con sangre de un
animal y le dijeron a Jacob que una bestia salvaje lo había devorado.
José fue llevado a Egipto, donde fue vendido como esclavo a la casa de Potifar, capitán de la
guardia real. A pesar de ser esclavo, su integridad y sabiduría lo llevaron a destacar. Potifar, al
ver que todo lo que José tocaba prosperaba, le puso a cargo de su casa y todos sus bienes. Sin
embargo, la esposa de Potifar quería seducirlo pero en varias ocasiones fue rechazada lo que
provocó la ira de aquella mujer. Acusó falsamente a José de intentar abusar de ella y su esposo le
llegó a creer mandando a José a prisión.
En la cárcel, José nuevamente fue favorecido debido a que el carcelero empezó a notar su
sabiduría y honestidad, y le dio la responsabilidad de supervisar a los demás prisioneros. Fue allí
donde José interpreta los sueños de dos antiguos siervos del faraón: el copero y el panadero. Al
primero, le predijo que sería restaurado a su puesto, en cambio al segundo, que sería ejecutado.
Su interpretación de ambos sueños se hizo exactamente como él las dijo.
Dos años después, el faraón comenzó a tener sueños inquietantes que nadie podía interpretar. En
ese momento el copero recordó a José y habló de él al faraón, quien enseguida lo llamó a la corte
real a escuchar sus sueños –siete vacas gordas salieron del río pero tras estas otras siete vacas
flacas que se devoraron a las primeras siete. Siete espigas llenas salieron de la tierra pero otras
siete espigas marchitas consumieron a las siete espigas sanas–, explicó que Dios le revelaba que
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vendrían siete años de abundancia sobre la tierra seguidos por siete años de una terrible
hambruna. El faraón, impresionado por su sabiduría, lo nombró gobernador de Egipto,
colocándolo solo por debajo de él en autoridad. Le dio un anillo real, ropas finas y una esposa
egipcia llamada Asenat. Durante los siete años de abundancia, José organizó la recolección y
almacenamiento de granos en las ciudades, preparando al país para la escasez que vendría.
Cuando la hambruna llegó, Egipto tenía provisiones listas, y personas de todas partes acudieron a
comprar alimento, incluyendo a los hermanos de José. Ellos no lo reconocieron, pues era un
hombre poderoso vestido como un egipcio, pero él sí los reconoció. José decidió ponerlos a
prueba para ver si habían cambiado. Acusó a sus hermanos de ser espías y exigió que trajeran a
su hermano menor, Bejamín, como prueba de su honestidad. Tras varias idas y venidas, Jacob
por temor de perder a otro hijo, los hermanos regresaron a Egipto. José, viendo la lealtad de sus
hermanos hacia su padre y el dolor genuino que mostraban no pudo contenerse más y se reveló
ante ellos en lágrimas diciendo:
–Yo soy José, vuestro hermano, a quien vendisteis a Egipto.
El asombro y el miedo ante el pasado llenaron a sus hermanos, pensando que José buscaría
venganza. Pero él les aseguró:
–No os preocupéis ni os pese haberme vendido, porque Dios me envió delante de vosotros para
preservar la vida.
José los perdonó, reconociendo que lo que ellos planearon para mal, Dios lo usó para el bien.
Invitó a su padre Jacob a mudarse a Egipto, estableciéndose en la región de Gosén, donde
prosperaron.
José vivió hasta los 110 años, viendo a los hijos de sus hijos. Antes de morir, les recordó a sus
hermanos y a sus descendientes que algún día Dios los llevaría de vuelta a la tierra prometida, y
les hizo jurar que llevaran sus huesos con ellos cuando eso sucediera.
Así, la vida de José fue marcada por la traición y el sufrimiento, pero también por la redención y
el perdón. Pasó de ser un joven despreciado y vendido como esclavo a convertirse en el salvador
de una nación entera. En cada prueba, José nunca perdió la fé, logrando ser un recordatorio de
que incluso en las circunstancias más oscuras, puede haber un propósito detrás de ellas.