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Adn Bautismo Infantes

El documento argumenta a favor del bautismo infantil basándose en la continuidad del pacto de Dios desde Abraham hasta el Nuevo Testamento, donde el bautismo reemplaza a la circuncisión como señal del pacto. Se sostiene que los niños deben ser incluidos en la promesa de salvación, ya que la fe de los padres no sustituye la fe personal del niño, pero el bautismo es un signo de su inclusión en la comunidad de creyentes. Se presentan ejemplos bíblicos de familias que fueron bautizadas, sugiriendo que es razonable inferir que los niños también fueron incluidos en esos bautismos.

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Adn Bautismo Infantes

El documento argumenta a favor del bautismo infantil basándose en la continuidad del pacto de Dios desde Abraham hasta el Nuevo Testamento, donde el bautismo reemplaza a la circuncisión como señal del pacto. Se sostiene que los niños deben ser incluidos en la promesa de salvación, ya que la fe de los padres no sustituye la fe personal del niño, pero el bautismo es un signo de su inclusión en la comunidad de creyentes. Se presentan ejemplos bíblicos de familias que fueron bautizadas, sugiriendo que es razonable inferir que los niños también fueron incluidos en esos bautismos.

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ADN Bautismo de niños – Hechos 2.38,29

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el


nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros
hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro
Dios llamare.

Es muy común en nuestros días hacer pruebas de ADN para demostrar la


paternidad de los bebes, las cuales al nacer no traen un sello en la frente con el
nombre del padre, pero un examen científico puede demostrar a quien
corresponde su paternidad.

Lo mismo ocurre con el bautismo infantil; lo único, que en este caso no podemos
mandarle a hacer un ADN. La prueba aquí tiene que ser bíblica. Y esto nos lleva
inmediatamente a establecer como autoridad, la única base de fe y obediencia
del cristiano: Las Sagradas Escrituras. Sin embargo, es necesario clarificar,
que entendemos, que la Palabra de Dios comprende tanto el Antiguo como el
Nuevo Testamento. Y que ambos testamentos constituyen una
revelación histórica y progresiva, y por lo tanto, una unidad sin errores ni
contradicciones, ya que “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo
3:16).

Lo próximo es despejar el camino de algunos prejuicios o ideas erróneas:

El bautismo de infantes no se realiza por creer que la fe de sus padres va a tomar


el lugar de la que no tiene el niño, y lo va a salvar. En otras palabras, no se
pretende que él niño será salvo por la fe de sus padres. La fe tiene que ser, y
siempre es personal.

No bautizamos a nuestros niños porque presumimos que son salvos.


No bautizamos a nuestros niños por una simple tradición eclesiástica,
denominacional o familiar.
No bautizamos a nuestros niños para que sean regenerados o para lavarles la
mancha del pecado original.
No bautizamos niños, si ninguno de sus padres es cristiano en el sentido bíblico
de la palabra. Por lo menos, uno de ellos tiene que serlo.

Entonces, ¿por qué los bautizamos?

Buen, aquí comienza la prueba del ADN escritural. Concretamente, podemos


comenzar con el Pacto de Dios con Abraham. Los detalle los encontramos en
Génesis 12, 15, 17 y 22.

Génesis 12:2-3 -“Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu


nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los
que te maldigan; ¡por medio de ti serán benditas todas las familias de la
tierra!” Esta promesa basada exclusivamente en la gracia de Dios, y no en
ninguna obra humana, es el corazón del Pacto con Abraham.
2

Génesis 15 - Aquí encontramos la actualización de este pacto de gracia. Dios le


promete un hijo y una descendencia a Abraham como las estrellas del cielo. Lo
cual, Abraham le creyó a Dios a pesar de que su esposa Sara era estéril y hasta
ese momento no habían podido tener hijos. En otras palabras, Abraham le creyó
a Dios contra toda experiencia y pronóstico humano. “Su fe, le fue contada por
justicia” (“y el Señor lo reconoció a él como justo”). El pacto era de gracia,
mediante la fe, no por obras. No había nada que Abraham pudiera hacer, que no
fuera confiar en la palabra y el poder de Dios.

Génesis 17 - Aunque Dios le había prometido a Abraham descendencia, y por


medio de ésta bendecir a todas las naciones, esto vendría como parte de un
proceso histórico a través de una nación, el pueblo de Israel(la iglesia visible del
Antiguo Testamento). A los noventa y nueve años Dios confirmó su pacto con
Abraham y su descendencia, y como señal del pacto, ordenó la circuncisión de
toda su casa en ese momento, y de todo varón que naciera en su descendencia
sucesivamente. Dios, sería su Dios, y ellos serían el pueblo de la promesa. Todo
hijo varón de los miembros de la familia del pacto (la iglesia visible del Antiguo
Testamento) debería ser circuncidado al octavo día. Evidentemente, todos los
niños del pueblo de Dios eran considerados e incluidos como partícipes de la
promesa marcándolos con el sello de Dios, la circuncisión, desde su temprana
infancia. ¿Eran los niños creyentes? ¿Habían hecho profesión de fe?
¿Permanecían todos en el pacto al llegar a adultos? No. Pero, igualmente,
deberían de ser circuncidados porque era el mandato de Dios para poder ser
contados como su pueblo, de lo contrario, estaban excluidos de la bendición, lo
cual de por sí, ya era una maldición (Génesis 17:9-14).

La verdadera descendencia de Abraham (Gálatas 3:7-9)

“Por lo tanto, sepan que los descendientes de Abraham son aquellos que viven
por la fe. En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a
las naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: “Por medio de ti
serán bendecidas todas las naciones.” Así que los que viven por la fe son
bendecidos juntamente con Abraham, el hombre de fe.”

¿Por la fe en quién? No por la fe en Abraham sino por la misma fe de Abraham, es


decir, por la fe que tuvo Abraham en que Dios bendeciría a las naciones por
medio de Jesucristo- “en tu simiente (“ descendencia”)..., que es Cristo” -Gálatas
3:16. “Si fueran hijos de Abraham harían lo mismo que él hizo. Abraham, el padre
de ustedes, se regocijó al pensar que vería mi día; y lo vio y se alegró” –Juan
8:39,56.

En Jesucristo, la simiente de Abraham, y por medio de él se cumple la


promesa. La Ley no invalidó la Promesa.

“Lo que quiero decir es esto: La ley que vino cuatrocientos treinta años
después, no anula el pacto que Dios había ratificado previamente; de
haber sido así, quedaría sin efecto la promesa. Si la herencia se basa en la ley, ya
no se basa en la promesa; pero Dios se la concedió gratuitamente a Abraham
mediante una promesa.” -Gálatas 3:17-18
3

La vigencia y continuidad del pacto en el Nuevo Testamento

“ En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los
extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera
llamar.” – Hechos 2:39

“ En efecto, a partir de Samuel todos los profetas han anunciado estos días.
Ustedes, pues, son herederos de los profetas y del pacto que Dios estableció con
nuestros antepasados al decirle a Abraham: “Todos los pueblos del mundo serán
bendecidos por medio de tu descendencia.” –Hechos 3:24-25

CUMPLIMIENTO, CAMBIO DE ADMINISTRACIÓN Y MARCAS DEL PACTO.

El Nuevo Pacto es el mismo que Dios le hizo a Abraham en el Antiguo


Testamento, pero en el Nuevo Testamento, manifestado plénamente en Cristo.
Además, hay un cambio de administración; ahora el nuevo administrador es
Cristo por medio del Espíritu Santo. Y, también, hay un cambio de marcas o
sacramentos –“Además, en él fueron circuncidados, no por mano humana sino
con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo de pecado. Esta
circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el
bautismo” – Colosenses 2:11-12.

Ya la circuncisión no tiene sentido porque corresponde a la anticipación de


Cristo. El bautismo se convierte en el nuevo sello que reemplaza a la
circuncisión en la iglesia visible de Dios. “Todos ustedes son hijos de Dios
mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en
Cristo se han revestido de Cristo.” –Gálatas 3:26. El bautismo en Cristo
corresponde a nuestra realidad espiritual y a la insignia exterior de nuestra unión
y revestimiento de Cristo.

Y mediante la unión o incorporación a Cristo, simbolizada por el bautismo,


pasamos a formar parte de la descendencia verdadera de Abraham, y por ende,
herederos de la misma promesa y bendición. Somos un solo y mismo pueblo de
Dios en Cristo, llamado Israel en el Antiguo Testamento, y la Iglesia en el Nuevo
Testamento, sin importar raza, sexo, ni condición social. – “Ya no hay judío, ni
griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en
Cristo en Cristo Jesús. Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de
Abraham y herederos según la promesa.” -Gálatas 3:28-29.

Ahora, ¿Qué prueba esto en cuanto al bautismo infantil?

Mucho, porque es el examen que se impone para probar el bautismo infantil.


Porque sin este examen no se puede llegar a las conclusiones correctas. ¿Cuáles
son estas conclusiones correctas para probar el bautismo infantil?

Que toda la Biblia es la Palabra de Dios.


Que la Biblia es una revelación histórica, progresiva y coherente acerca del plan
de salvación.
Que Dios ha revelado nuestra salvación en el contexto y términos de un pacto.
4

Que ese pacto de salvación es por gracia de principio a fin.


Que es en esencia un solo y mismo pacto de gracia con continuidad en ambos
testamentos.
Que en Cristo se cumple y tiene su plenitud ese pacto.
Que los niños fueron incluidos desde el principio como herederos de la promesa
en el Pacto.
Que la circuncisión fue una marca que Dios mando a poner en Abraham, toda su
descendencia y toda su casa como señal de inclusión en el pacto.
Que quien no llevara la marca de la circuncisión no formaba parte del pueblo, ni
participaría de la promesa.
Que la iglesia del Nuevo Testamento y el pueblo de Dios del Antiguo Testamento
son un solo y mismo pueblo de Dios por la fe en Cristo.
Que la nueva señal de incorporación al Pacto es el bautismo
Que así como se aplicaba a los niños la circuncisión en el A.T. para entrar al
pacto, en el N.T. los niños entran al Pacto con el bautismo.

Entonces, ¿Por qué excluir a los niños del Nuevo Pacto? ¿Hay algún mandamiento
en el Nuevo Testamento que los excluya? Si la circuncisión dejó de ser la señal
desde Jesucristo en adelante, ¿qué señal o sacramento tomó su lugar? Si es el
bautismo, entonces, ¿por qué no bautizamos a nuestros niños siguiendo el patrón
de la circuncisión? ¿O es que hay dos señales del pacto: la presentación para los
niños y el bautismo para los creyentes? ¿No es eso contradictorio con la
enseñanza bíblica del N.T. que admite solamente dos sacramentos: el Bautismo y
la Cena del Señor?

Cuando Pedro predica en Pentecostés este mensaje a los judíos: “Arrepiéntase y


bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus
pecados... y recibirán el don del Espíritu Santo”, seguramente que estaba
apelando a los judíos adultos. Pero, cuando añade: “En efecto, la promesa es
para ustedes, y para sus hijos, y para todos los extranjeros... a quienes el Señor
nuestro Dios quiera llamar.” ¿No entendieron perfectamente el contenido pactual
de este llamamiento? La promesa hecha a Abraham era personal, pero también
extensiva a toda su familia y a todas las naciones en Cristo. No era raro para un
judío convertido entender con este mensaje que sus niños estaban incluidos en la
promesa, y que el bautismo era la señal del pacto. Dentro de los tres mil
bautizados, ¿usted piensa que no había ningún niño? ¡Qué raro sería que esos
judíos que habían venido de todas partes del imperio a celebrar la fiesta nacional
de Pentecostés en Jerusalén, todos fueran adultos y hubieran dejado a sus hijos
en casa! Y si los trajeron, ¿usted cree, que con ese llamamiento incluyente de los
hijos, los iban a dejar sin bautizar?

El desarrollo bíblico entre la circuncisión y el bautismo no lo permite. La unidad y


continuidad del pacto no lo permite. Las sanas y necesarias consecuencias de la
interpretación bíblica no lo permiten. Si los niños eran parte de la iglesia del
Antiguo Testamento, ¿por qué no lo van a ser ahora de la del Nuevo Testamento?

¿Hay algún caso de bautismo infantil en el Nuevo Testamento?


5

Para negar el bautismo infantil tendrías que asegurar categóricamente y fuera de


toda duda, que en los bautismo masivos y familiares que se registran en el Nuevo
Testamento, no había un solo niño. Y sería el colmo atreverse a asegurar que en
ninguno de esos hogares había niños pequeños. Sobre todo, si se considera que
el concepto “oikos” o casa, se extendía para los esclavos y sus hijos.

Primer caso: Los tres mil del día de Pentecostés

Para esta celebración se reunieron en Jerusalén multitudes de judíos y prosélitos


procedentes de todas partes del Imperio Romano. Entre los cuales tuvo que
haber mujeres y niños, aunque no se mencionen explícitamente. Pedro predica
un mensaje de contenido “profético-pactual” que culmina con su cumplimiento
en Cristo, a quien la nación había crucificado.

En consecuencia, Pedro les hace un llamamiento al arrepentimiento y al bautismo


(de Cristo), no a la circuncisión, y enfatiza: “En efecto, la promesa es para
ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, y para todos aquellos a
quien el Señor nuestro Dios quiera llamar.” -Hechos 2:39. Póngase en la
mentalidad de un judío, que conocía perfectamente bien el concepto y práctica
de la circuncisión, y juzgue si dentro de esos tres mil bautizados se pudo haber
bautizado algún niño. Tampoco hay una alusión explícita a mujeres en ese
bautismo. Es más, Pedro se dirigió a los “varones” o “hermanos”, y sin embargo,
no objetamos que entre esos tres mil había mujeres. ¿A qué lado se inclina la
balanza: a favor o en contra de la inclusión de los niños en el bautismo y su
integración juntamente con sus padres a la membresía de la iglesia visible?

Segundo caso: Lidia en Filipos

“Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al


mensaje de Pablo. Cuando fue bautizada con su familia...” – Hechos 16:14-15.
Pregúntese usted, si en la familia de esta mujer judía no había ningún niño. ¿O los
niños no eran parte de su familia? Pero, aún más. En la casa o cobertura familiar
(oikos) de una mujer de negocios y con un aventajado estatus social, ¿no debió
haber sirvientes y sus hijos? Lo más probable es que sí. ¿Fueron incluidos en el
bautismo o no? La balanza se inclina hacia el sí.

Tercer caso: El Carcelero de Filipos

En ese mismo capítulo 16 de los Hechos, encontramos al carcelero


preguntado: “Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?”-(vers.30) A lo que
Pablo y Silas le responden: “Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán
salvos”-(vers.31). Y luego de haberle expuesto la palabra a él y a todos los demás
que estaban en su casa, “fueron bautizados él y toda su familia”(vers.33).

¿Hubo niños entre “toda su familia”? No lo dice explícitamente el texto.


Suponemos que sí. Tal vez usted piense que no hay como probarlo. Perfecto. Lo
mismo digo yo, ¿pruébeme lo contrario?

Cuarto caso: La familia de Estéfanas – 1 Corintios 1:16


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Pablo, con notable indignación porque los corintios habían sacado de contexto el
bautismo, y le habían dado más prominencia a quiénes los había bautizado que al
bautismo mismo, recuerda con desdén a algunos que él había bautizado. Dentro
de ellos recuerda: “también bauticé a la familia de Estéfanas.”

¿Es que acaso en esta familia tampoco había niños? Con toda honestidad, yo creo
que es más lógico y probable pensar que sí. Solamente el prejuicio, nos puede
hacer llegar a la conclusión de que en ninguna de estas familias había niños. Y si
los había, ¿fueron excluidos del bautismo? Si usted cree que sí, con toda
honestidad, ¿puede probarlo? ¿Usted no se ha dado cuenta que en el Nuevo
Testamento predominan más los bautismo familiares (oikos) y masivos, que los
individuales? ¿Por qué será?

El pastor Robert R. Booth, ex Bautista, resume los argumentos que lo llevaron a


aceptar y practicar el bautismo infantil así, en su libro Children of the Promise:

La Teología Pactual, a diferencia de la Dispensacionalista, provee el marco o


contexto correcto para interpretar las Sagradas Escrituras.
La Continuidad del Pacto de Gracia demuestra que hay una misma y sola forma
de salvación en ambos Testamentos.
La Continuidad del Pueblo de Dios en ambos Testamentos, los verdaderos hijos
de Abraham son los creyentes de todos los tiempos.
La Continuidad de las señales o signos del Pacto, en el que el bautismo del Nuevo
Testamento toma el lugar de la circuncisión del Antiguo Testamento.
La Continuidad de la inclusión familiar en el pacto redentivo.

Pero, si es importante el bautismo de nuestros hijos, también lo es lo que


hacemos con ellos y por ellos luego del bautismo como padres e iglesia. Cuando
el niño llega a la edad de la discreción procede la confirmación pública de su fe
en Cristo. Amén.

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