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Contrato de Una Sociedad Civil

El contrato de sociedad civil en Guatemala es un acuerdo entre dos o más personas para realizar una actividad económica conjunta sin fines mercantiles, regulando derechos y obligaciones. Este tipo de contrato permite a los socios aportar bienes, dinero o trabajo y repartir ganancias, pero conlleva una responsabilidad civil ilimitada. La formalización del contrato es crucial para evitar conflictos y establecer condiciones claras en caso de disolución o insolvencia.
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Contrato de Una Sociedad Civil

El contrato de sociedad civil en Guatemala es un acuerdo entre dos o más personas para realizar una actividad económica conjunta sin fines mercantiles, regulando derechos y obligaciones. Este tipo de contrato permite a los socios aportar bienes, dinero o trabajo y repartir ganancias, pero conlleva una responsabilidad civil ilimitada. La formalización del contrato es crucial para evitar conflictos y establecer condiciones claras en caso de disolución o insolvencia.
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Universidad Mariona Gálvez de Guatemala

Nombre: Brandon Neftaly Cojtin Sosof

No de carné: 8050-22-3585

Curso: derecho civil V


Catedrático: Lic. Augusto Estacuy

Extensión Santiago Atitlán


INTRODUCCION
El contrato de sociedad civil en Guatemala es un acuerdo legal entre dos o más
personas que deciden asociarse para llevar a cabo una actividad económica de
manera conjunta, con el objetivo de obtener beneficios o utilidades. Este tipo de
contrato no tiene fines mercantiles como las sociedades comerciales, sino que se
enfoca más en la colaboración entre los socios para alcanzar un propósito común.

De acuerdo con el Código Civil de Guatemala, una sociedad civil es un acuerdo


privado que regula las relaciones entre los socios, sus derechos y obligaciones
dentro de la actividad que se ha pactado. En este sentido, los socios se
comprometen a aportar bienes, dinero o trabajo para la consecución del objeto de
la sociedad, y se reparten las ganancias o pérdidas según lo estipulado en el
contrato.

El contrato de sociedad civil: el nacimiento de una sociedad


La Sociedad Civil es un contrato privado de colaboración entre dos o más
personas que desean realizar conjuntamente una actividad con ánimo de lucro.

Estas personas podrán optar entre aportar trabajo, lo cual les convierte en “socios
industriales”, y/o bienes o dinero, lo que les convierte en “socios capitalistas.

Los emprendedores con ganas de comenzar con su empresa sin un capital inicial
extraordinario se deciden con frecuencia por una sociedad civil como forma legal.
El coste necesario para fundarla es mucho menor que el que se requiere para
constituir una sociedad de capital, puesto que el Código Civil no establece ningún
capital inicial obligatorio ni tampoco es necesario darla de alta en el Registro
Mercantil. Todo esto hace que el proceso sea más ágil y por eso resulte una forma
más atractiva en muchas circunstancias. No obstante, en una sociedad civil los
socios quedan más expuestos por una responsabilidad civil que entraña un riesgo
mayor, ya que responden con su patrimonio personalmente de forma ilimitada.
Solo por esto conviene estimar todas las eventualidades y fijarlas por escrito en un
contrato de constitución de sociedad civil, también conocido a menudo como
estatutos, que pueden (no deben) registrarse ante notario.

El contrato de constitución constituye el pilar fundamental de tu sociedad. Con él


estarás cubierto incluso en el caso de una hipotética disolución de tu sociedad.
¿Por qué es importante fijar los estatutos de una sociedad civil por escrito y qué se
fija en ellos?

¿Qué es el contrato de sociedad civil?

Con un contrato de constitución de sociedad civil se fijan por escrito algunas


especificidades que podrían cobrar relevancia más tarde, al depender de ellas lo
que los socios están autorizados a hacer. En él se recogen los derechos y las
obligaciones de los socios tanto ante la sociedad, como entre ellos, y puede
realizarse de cualquier forma, a no ser que se hayan aportado bienes inmuebles o
derechos reales, en cuyo caso es necesario firmar un inventario y formalizar el
contrato con escritura pública ante notario (art. 1667, Código Civil, CC). El Código
Civil no menciona formalidades concretas al respecto del contrato, de modo que
bastaría un contrato privado escrito y firmado por las partes.

En el contrato de constitución de una sociedad civil deben concurrir todos los


requisitos generales de consentimiento, objeto y causa y los específicos de este
tipo de contratos, como son la supervivencia de la sociedad en caso de defunción,
de baja voluntaria o de disolución.

El contrato de la sociedad civil cobra toda su relevancia como testimonio


escrito cuando concurren las siguientes situaciones:

Mala situación financiera. En fases críticas, los estatutos pueden servir de apoyo
a la hora de regular el reparto de competencias. Al fin y al cabo, en esos
momentos se han de tomar decisiones difíciles y el contrato puede especificar qué
comunero (socio) se encargará de ello de forma oficial o qué decisiones se
tomarán por común acuerdo.

Conflictos internos. Los conflictos de intereses y las diferencias personales


pueden poner en peligro la subsistencia de una sociedad. Los estatutos son
también en este caso un instrumento para resolver este tipo de conflictos, sobre
todo si están motivadas por motivos de índole económica.

Reparto de ganancias. Si el objetivo de la sociedad civil es obtener beneficios y


estos se han de repartir entre los socios, es imprescindible fijar por escrito cómo
se hará.

Insolvencia. Si llegase el momento, el contrato de sociedad civil regula la gestión


de la insolvencia, así como de las deudas o el beneficio restante en caso de
disolución.
Disolución. A menudo no está claro para los socios de una sociedad cuál es el
proceso por seguir en caso de disolución pactada y, si el acuerdo no fuera
unánime, los socios se encontrarían en un callejón sin salida. En un contrato de
sociedad civil se establecen las condiciones en caso de disolución y liquidación.

Qué se fija por escrito en el contrato de constitución de una sociedad civil

El Código Civil atestigua el papel fundacional del contrato al afirmar que “[…] La
sociedad comienza desde el momento mismo de la celebración del contrato, si no
se ha pactado otra cosa.” (art. 1679, CC). Con ello, si bien no especifica en
profundidad cómo se ha de celebrar este contrato, subraya que sin contrato no
hay sociedad. Pero ¿qué aspectos conviene fijar en los estatutos de una sociedad
civil? Con la vista puesta en el propósito de la sociedad, el contrato puede recoger
todas las medidas que apoyen a este propósito y protejan a los socios de
conflictos y disputas en los peores escenarios. Pasemos a verlos en detalle.

Denominación y domicilio

Tras describir el propósito del documento y reflejar las personas que celebran el
contrato con nombre, NIF y domicilio, se especifica la información básica de la
sociedad, como son su nombre y su domicilio. El nombre de una sociedad civil se
compone de su denominación y del sufijo Sociedad civil o las siglas SCP de
Sociedad Civil Particular. Puede añadirse que la sociedad se regirá por las
cláusulas enumeradas en el contrato y por las disposiciones legales del Código
Civil.

Objeto social

Una sociedad civil queda definida por su objeto o propósito, ya que este es el
motivo de que dos o más personas pacten una unión (y así queda recogido en el
Código Civil). Tras los datos obligatorios, esta es la información que aparecerá en
primer lugar para describir el credo de la sociedad. Para ello deberá encontrarse
una formulación que represente a todos los comuneros. En el objeto se describe,
de forma breve y concisa, lo que la sociedad quiere conseguir (normalmente
ocupa una frase). También puede escribirse en el primer párrafo junto con el
nombre y el domicilio.

Inicio y duración de la sociedad

Generalmente se utiliza esta cláusula para fijar el momento exacto en que


comienza a existir la sociedad, que suele determinarse por la presentación del alta
en el Impuesto de Actividades Económicas.

La duración de la sociedad puede ser definida o indefinida. Esta definición es


determinante a la hora de permitir la baja voluntaria de un socio y las condiciones
para hacerlo, puesto que la baja voluntaria solo viene autorizada en el Código Civil
si la sociedad es de duración indefinida (art. 1705, CC). Si se permite en caso
contrario, se ha de regular en los estatutos de la sociedad.

Capital social y reparto de ganancias y pérdidas

En este punto se define cuál ha sido la aportación de cada uno de los socios y
cómo se repartirán las ganancias. Puede enumerarse de forma detallada si la
aportación ha sido desigual o en un párrafo sencillo si este formato permite
explicarlo sin dejar lugar a dudas. Al especificar cuál ha sido su aportación y cómo
se repartirá el beneficio, también se sientan las bases para unas hipotéticas
disolución y liquidación sin disputas.

No obstante, y al contrario de lo que manda una sociedad de capital, para fundar


una sociedad no es necesario aportar un capital líquido inicial. También es válido
aportar capital en forma de bienes o industria (trabajo). Esto también determinará
cómo se regulan las pérdidas y ganancias y las deudas pendientes en caso de
liquidación (el socio de industria queda eximido de responsabilidad en caso de
pérdidas según el art. 1691 del Código Civil), de modo que aquí se recogerá por
escrito cuál ha sido la aportación de cada socio, sea de la naturaleza que sea.

Si no se pactara en el contrato el reparto de las pérdidas, el art. 1689 del Código


Civil establece que entonces se haría en función de lo acordado en las ganancias.
Si no se hubiera pactado en absoluto, entonces la parte de cada socio en las
ganancias y las pérdidas será proporcional a lo aportado. Al socio de industria le
correspondería una parte igual al que menos haya aportado, pero si hubiera
aportado también una parte en capital entonces recibiría una parte proporcional.

Administración y representación

En el contrato social también se especifica la forma de administración que regirá la


sociedad y el alcance de los poderes de administración y representación de los
socios. Se distinguen tres formas de administrar una sociedad:

Administrador único: tiene poder para ejercer cualquier acto administrativo incluso
con la oposición de sus socios (siempre que actúe en bien de la sociedad). Este
poder es irrevocable si se le nombra como tal en el contrato social.

Administradores mancomunados: dos o más administradores que necesitan el


consentimiento de los demás para actuar.

Administradores solidarios: dos o más socios que pueden ejercer sus tareas sin el
consentimiento de los demás. Pero el resto de socios puede oponerse antes de
que las acciones tengan validez legal.

Si en las cláusulas no se definen cargos, el legislador considera que todos los


socios tienen el mismo poder de decisión, pero también de oposición. Los socios
podrían realizar operaciones que obligaran a los demás, pero estos podrían
oponerse antes de que produjeran efecto legal. También puede utilizar el fondo
social siempre que no lo haga para actuar en contra de la sociedad o de los
derechos que comparte con el resto de los comuneros. Pero necesita el
consentimiento de sus compañeros para hacer cambios que afecten a los
inmuebles de la sociedad.

Para evitar las disputas que esto pueda generar, en el contrato de la sociedad civil
puede definirse qué acciones pueden realizar los socios en solidaridad, qué
decisiones se toman en mancomunidad, y si alguien ocupará el cargo de
administrador (y se remunerará). Una forma posible de definir la organización de la
sociedad autorizaría a los socios a tener libertad en lo que respecta a los asuntos
ordinarios de administración y gestión como contratar actos y negocios,
representar a la firma o despedir personal, pero obligaría a reunirse en asamblea
para representar a la sociedad ante los tribunales o la Administración o conferir y
revocar poderes a terceros.

Si se nombra a un administrador, esto no quiere decir que este tenga que tomar
todas las decisiones. Tampoco sería lo más conveniente, porque, en ese caso,
cualquier proceso, hasta el menos relevante, tendría que obtener el visto bueno
del administrador. Por eso, tiene sentido distribuir las competencias de una forma
más razonable. Por ejemplo, podría fijarse un importe de negocio a partir del cual
se requiera el acuerdo con el administrador o la aprobación por parte de la
mayoría. Por otra parte, también pueden definirse cláusulas para controlar al
administrador, por ejemplo, estableciendo que las grandes operaciones requieran
un acuerdo por asamblea general del resto de comuneros.

Los administradores deben rendir cuentas de su gestión a la sociedad (art. 1104,


CC) y responder frente a los socios y terceros si su actuación ha provocado daños
a la sociedad. Sus derechos y obligaciones se rigen por las leyes del mandato,
recogidas en el código Civil (arts. 1709-1739, CC), mientras no entren en conflicto
con la naturaleza societaria del acuerdo.

Asamblea general

El legislador no especifica cómo y cuándo han de reunirse los socios en asamblea.


En principio, la sociedad es libre de tomar las decisiones de la forma más
conveniente, incluso de forma oral. No obstante, no es raro que las sociedades
establezcan en los estatutos al menos una asamblea anual de socios, incluso
cuando son solo dos los que componen la sociedad, para ponerse al día de las
cuestiones más importantes. En el caso de una sociedad compuesta por varios
socios, la asamblea es el instrumento con el que hacer uso del derecho a voto.
También puede definirse en el contrato social cuántas asambleas ordinarias y
cuántas generales se celebran al año y quién está obligado a estar presente en
ellas.

Un contrato social podría especificar los siguientes aspectos de la asamblea de


socios:

¿Con qué fines se ha de convocar la asamblea general de socios y cuándo?

¿Cuántas veces al año se ha de convocar la asamblea? ¿Qué tipo de decisiones


requiere convocarla? Entre estas pueden incluirse: cambios en el contrato, en la
administración o en las relaciones laborales de los socios; en qué se emplearán
las ganancias; la reserva de provisiones, o la oposición a transacciones legales.
Un momento propicio para convocar una asamblea general puede ser el cierre del
ejercicio fiscal.

Cómo se convoca la asamblea general


¿Quién la convoca y cómo? ¿Pueden los socios solicitar que se convoque una
asamblea? ¿Cómo se gestionan estas solicitudes?

Invitar a la asamblea general

¿Cuándo informa la administración a los socios sobre la convocatoria? ¿Cómo se


formaliza la invitación? ¿Se incluye en la invitación la agenda del día y la
documentación necesaria?

Formalización de acuerdos en la asamblea

¿Cuánta mayoría es necesaria para llegar a acuerdos? ¿Qué método de votación


se elige en cada caso? En las asambleas, es muy recomendable levantar acta de
reunión y hacerla firmar a cada socio antes de poner en marcha las medidas que
se han acordado, porque esto asegura su validez legal y proporciona libertad de
acción al órgano de gestión de la sociedad.

Ausencia de los socios

Si un socio se ausenta de la asamblea, pierde la posibilidad de hacer valer su


opinión en la votación. Pero en los estatutos de la sociedad civil puede
establecerse si se permite a un socio hacer uso de su derecho a voto por escrito,
por vía digital o autorizando a un apoderado a hacerlo en su nombre.

Prohibición de concurrencia

En el contrato de sociedad civil, también puede incluirse una cláusula que prohíba
a los socios realizar, por sí mismos o mediante mandato, negocios o actividades
comerciales que puedan constituir competencia desleal respecto de las
operaciones propias de la sociedad.
Disolución y liquidación

Esta es una de las cláusulas más importantes del contrato, porque en ella se fijan
las condiciones que determinarán si una sociedad se ha de disolver y cómo. Sin
perjuicio de las causas de extinción recogidas en el art. 1700 del Código Civil
(expiración del término; finalización del objeto; deceso, insolvencia, incapacitación,
prodigalidad de algún socio; baja voluntaria), los socios también pueden
establecer las condiciones que consideren oportunas, como, por ejemplo, que el
negocio no resulte rentable en un plazo determinado. También es posible fijar si,
tras el fallecimiento de uno de los socios, los herederos ocupan su lugar en la
sociedad, evitando así su disolución.

Disuelta la sociedad, la liquidación es el siguiente paso. En ella se saldan posibles


deudas con terceros y se reparten los bienes entre los socios. La liquidación de
una sociedad civil sigue las normas de la partición de las herencias (art. 1780,
CC), pero puede ser sustituida por pactos entre los socios que se recogen en el
contrato social.

Regulación

El último punto comprenderá la declaración de sumisión legal a las cláusulas del


contrato y a la normativa legal (Código Civil o Código Mercantil).
CONCLUSION

Es importante destacar que, a diferencia de las sociedades mercantiles, las


sociedades civiles no están orientadas a la realización de actividades comerciales,
sino a la prestación de servicios, actividades profesionales o incluso la realización
de proyectos no necesariamente lucrativos. Sin embargo, pueden formalizarse
como una entidad jurídica con personalidad propia, permitiendo que los socios
puedan actuar de manera independiente ante terceros.

En resumen, el contrato de sociedad civil en Guatemala es una herramienta


flexible que permite a los socios colaborar para alcanzar metas comunes, sin los
requisitos formales y regulatorios de las sociedades comerciales, pero con un
marco legal que asegura la responsabilidad y el cumplimiento de las obligaciones
pactadas entre las partes.
BIBLIOGRAFIA

https://www.ionos.es/startupguide/creacion/contrato-de-sociedad-civil

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