LIBRO VIII
Ética a Nicómaco
1. Naturaleza de la amistad
Después de esto, podría seguir una discusión sobre la amistad, pues la amistad es una virtud o
algo acompañado de virtud y, además, es lo más necesario para la vida. En efecto, sin amigos
nadie querría vivir, aunque tuviera todos los otros bienes; incluso los que poseen riquezas,
autoridad o poder parece que necesitan sobre todo amigos; porque ¿de qué sirve esta abundancia
de bienes sin la oportunidad de hacer el bien, que es la más ejercitada y la más laudable hacia los
amigos? ¿O cómo podrían esos bienes ser guardados y preservados sin amigos? Pues cuanto
mayores son, tanto más inseguros. En la pobreza y en las demás desgracias, consideramos a los
amigos como el único refugio. Los amigos ayudan a los jóvenes a guardarse del error; y ayudan
a los viejos, los cuales, a causa de su debilidad, necesitan asistencia y ayuda adicional para sus
acciones; y los que están en la flor de la vida les prestan apoyo para las nobles acciones. Dos
marchando juntos, pues con amigos los hombres están más capacitados para pensar y actuar.
Además, parece darse de un modo natural en el padre para con el hijo, y en el hijo para con el
padre, no sólo entre los hombres, sino también entre las aves y la mayoría de los animales, y entre
los miembros de una misma raza, y especialmente, entre hombres; por eso, alabamos a los
filántropos. En los viajes, también puede uno observar cuán familiar y amigo es todo hombre para
todo hombre. La amistad también parece mantener unidas las ciudades, y los legisladores se
afanan más por ella que por la justicia. En efecto, la concordia parece ser algo semejante a la
amistad, y a ella aspira sobre todo, y en cambio procuran principalmente expulsar la discordia,
que es enemistad. Y cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de justicia, pero, aun
siendo justos, sí necesitan de la amistad, y parece que son los justos los que son mas capaces de
amistad.
Pero la amistad es no sólo necesaria, sino también hermosa. En efecto, alabamos a los que aman
a sus amigos y el tener muchos amigos se considera como una de las cosas mejores, y hasta
algunos opinan que hombre bueno y amigo son la misma cosa.
Por otra parte, no es poco el desacuerdo que existe. Unos la consideran como una especie de
semejanza, e identifican semejantes y amigos, y por eso se dice “tal para cual”, “grajo con grajo”
y otras expresiones por el estilo. Otros, por el contrario, afirman que dos de un mismo oficio no
se ponen de acuerdo. Otros, todavía, buscan causas para estas cosas más elevadas y científicas,
como Euripides que dice: “la tierra reseca ama la lluvia”, y “el excelso cielo lleno de lluvia ama
caer en la tierra”, y Heráclito que dice: «lo opuesto es lo que conviene, y a la armonía más hermosa
procede de tonos diferentes, y a todo nace de las discordias. Y al contrario que éstos hay otros, y
entre ellos, Empédocles, que dice: lo semejante aspira a lo semejante. Pero dejemos los problemas
que pertenecen a los físicos (pues no son propios de la presente investigación), y consideremos,
en cambio, los humanos, relacionados con el carácter y las pasiones; por ejemplo, si la amistad
se da en todos, o si no es posible que los malos sean amigos, y si hay una clase de amistad o varias.
Los que creen que hay una sola, porque admiten el más y el menos, basan su convicción en una
indicación insuficiente, pues también cosas de distinta especie admiten grados. Pero sobre esto
hemos hablado ya antes.