Garabana, Teresita (2017) - Imágenes y Textos Sobre Moda en Buenos Aires La Construcción de La "Mujer Frívola"a Finales Del Siglo XIX
Garabana, Teresita (2017) - Imágenes y Textos Sobre Moda en Buenos Aires La Construcción de La "Mujer Frívola"a Finales Del Siglo XIX
Facultad Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, 2017.
Garabana, Teresita.
Cita:
Garabana, Teresita (2017). Imágenes y textos sobre moda en Buenos
Aires: la construcción de la “mujer frívola”a finales del siglo XIX. XVI
Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de
Historia. Facultad Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata,
Mar del Plata.
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Mesa 65: publicaciones gráficas en los siglos XIX y XX: actores, públicos,
lenguajes y métodos
A su vez, consideramos que estas imágenes y textos sobre moda, que en última
instancia incitaban el consumo de vestimenta –coincidente con el surgimiento y
consolidación de las grandes tiendas de Buenos Aires- convivían, en las mismas
publicaciones, con otros discursos. Estos, precisamente, mostraban preocupación por
el consumo conspicuo y el deseo de lujos de las mujeres, quienes fácilmente podían
1
“ser víctimas” de la frivolidad, en detrimento de valores considerados claves, como
la protección de la familia y su economía.
2
regularidad, publicados en todo el país.1 Algunas de estas publicaciones, a medio
camino entre el periódico y la revista, se dirigían total o parcialmente a mujeres.
1
PRIETO, Adolfo. El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna. Sudamericana,
Buenos Aires, 1988.
2
ROCCHI, Fernando. “Consumir es un placer: la industria y la expansión de la demanda en Buenos
Aires a la vuelta del siglo pasado”, en Desarrollo económico, vol. 37, Nº 148 (enero-marzo 1998).
3
y una nueva estructura”.3 Dentro de esta “Argentina plural”, el problema de la
ubicación social estaría en el centro de las preocupaciones.4 La alta sociedad
buscaría fortalecerse, cerrarse y, de ser necesario, construir las distancias sociales.
La conformación de las jerarquías implicaba, por un lado, la auto identificación de
cada grupo con ciertos referentes que los distingan y, luego, de incorporación de
todos ellos en un escalafón que implicaba una más elevada posición social cuanto
más cerca estuviese de los ideales de belleza, prestigio y elegancia que fuesen
establecidos como cánones.5 Así, como plantea Leandro Losada, desde fines del
siglo XIX la alta sociedad porteña sufrió una profunda transformación, un giro de lo
criollo hacia lo cosmopolita, y a diferencia de las élites de épocas anteriores, se
caracterizó por un afán renovado de distinción y refinamiento. A ello se sumó,
además, un particular interés por expresar y mostrar ese status, que se hizo visible en
un conjunto de pautas culturales, ritos, pasatiempos y consumos por medio de los
cuales se forjaban lazos de pertenencia entre sus integrantes, al tiempo que se
creaban límites y fronteras de admisión.6
Mientras la élite refinaba su estilo de vida, los sectores que se ubicaban por
debajo de ella experimentaban transformaciones también intensas.7 La inmigración,
la proliferación de los centros urbanos, la diversificación económica, la movilidad
social, el avance de la alfabetización, comenzaron a hacer surgir una clase media en
la que, como señala Eduardo Miguez, tienden a fusionarse los nuevos sectores
sociales en ascenso y algunos sectores marginales de la vieja élite que intentan
frenar su vertiginosa caída.8 Dentro de este grupo nuevo, los sectores medios,
predominaron los inmigrantes, que habían cruzado el Atlántico movidos por
aspiraciones de mejora individual o familiar; con valores de impronta burguesa,
como la respetabilidad, el ahorro y el esfuerzo.9
3
GERMANI, Gino. Política y sociedad en una época de transición. Paidós, Buenos Aires, 1974.
4
DEVOTO, Fernando y Marta Madero. Historia de la vida privada en la Argentina. Tomo 2: La
Argentina plural 1870-1930. Taurus, Buenos Aires, 1999.
5
Ibidem.
6
LOSADA, Leandro. La alta sociedad en la Buenos Aires de la Belle époque. Siglo XXI, Buenos
Aires, 2008.
7
HORA, Roy y Leandro Losada. “Clases altas y medias en la Argentina, 1880-1930. Notas para una
agenda de investigación.” En Desarrollo Económico, vol. 50 Nº 200 (enero-marzo 2011).
8
MIGUEZ, Eduardo. “Familias de clase media: la formación de un modelo” en DEVOTO, Fernando
y Marta Madero. Historia de la vida privada en la Argentina. Tomo 2: La Argentina plural 1870-
1930. Taurus, Buenos Aires, 1999.
9
Íbidem.
4
Junto a estas transformaciones sociales, otras novedades que no podemos
dejar de señalar fueron las modificaciones que tuvieron lugar en torno a la
modernización de la ciudad de Buenos Aires. Para mencionar sólo dos de los
avances claves de este momento histórico, el alumbrado y el sistema de transporte
público –los tranvías con tracción a sangre existieron desde 1870- permitieron que
algunas de las calles de la ciudad se volvieran más fácilmente transitables. 10 Estos
cambios urbanos crearon las condiciones para la existencia de una gran diversidad
de negocios en el centro, acompañados por un creciente interés de los porteños por
la vestimenta: la Gran Guía de Buenos Aires de 1885 da cuenta de la existencia más
de quinientos negocios de ropa, diecisiete casas importadoras de “paños y
casimires”, sesenta y dos casas introductoras de artículos para tiendas y mercerías,
veinticinco depósitos de máquinas de coser, cerca de cien modistas y más de
trescientas sastrerías.11 Desde 1875, año de la fundación de la “Tienda San Juan”,
este tipo de comercios no hicieron más que multiplicarse. En 1878, los hermanos
Brun fundan la tienda “A la Ciudad de Londres”, negocio de gran importancia por su
paso de ser una tienda de telas a devenir la primera tienda departamental de la
ciudad, que llegó a contar con su propia revista de modas, La elegancia, a la que nos
referiremos más adelante. En 1883 se fundó “Gath & Chaves” y en 1889 “A la
ciudad de México”, descripta en un diario de la época como “el espléndido templo
de la moda”. Sumado a ello, desde fines del siglo XIX aparecieron las primeras
casas de moda que ofrecían la confección de vestidos y trajes a medida.
Para centrarnos en el asunto del que nos ocuparemos en este trabajo, diremos que
a la transformación económica y social que venimos describiendo se sumó una
efervescencia editorial digna de destacarse: para 1882, la Argentina se ubicaba en el
tercer lugar entre los países de mayor circulación de periódicos por habitante, con un
total de doscientos veinticuatro títulos de diversa regularidad, publicados en todo el
país.12 La variedad de los títulos, las temáticas tratadas, los públicos adeptos y
regularidad de estas publicaciones vuelve difícil e inadecuado generalizar. Había
revistas literarias y de teatro, gremiales y especializadas, destinadas a comunidades
de inmigrantes, etc. Mientras algunos periódicos sostuvieron un ritmo de
10
SCOBIE, James. Buenos Aires, del centro a los barrios, 1870-1930, Solar/Hachette, Buenos Aires,
1977.
11
KUNTZ, Hugo et. Alt. Gran guía de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1885. Pp. 908-927.
12
PRIETO, Adolfo. El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna. Sudamericana,
Buenos Aires, 1988.
5
crecimiento constante gracias a la presencia de publicidades, otros tuvieron una
existencia efímera o un ritmo muy irregular de aparición.
Como anticipábamos al comienzo, las últimas décadas del siglo XIX fueron
testigos del crecimiento abrupto del número de lectores porteños, proceso que puede
fácilmente vincularse con el proyecto “modernizador” que tenía como uno de sus
principales baluartes la alfabetización por medio de la educación básica obligatoria,
pública y gratuita. El crecimiento de este público lector generó una demanda
suficiente y constante que dio sentido a la existencia de las publicaciones a las que
nos referiremos en este trabajo, ya que el público estaba, en parte, compuesto por
mujeres.
13
Cf. Por ejemplo HALLSTEAD, Susan. Fashion nation: the Politics of Dress and Gender in 19th
Century Argentine Journalism (1829-1880). Tesis de Doctorado en Letras, defendida en la
Universidad de Pittsburgh, 2005; VICENS, María. “Pasiones prohibidas: lectoras, consumo y
periodismo en la Argentina de 1880” en Badebec, Vol. 4 Nº 7, Buenos Aires, 2014.
6
Los años 1868 a 1874, están ausentes. Esta situación se reitera en varias
oportunidades con diferentes revistas.
A su vez, ninguna de las colecciones consultadas para la realización de este
trabajo está completa. Teniendo en cuenta la revolución editorial que caracterizó a
esta época, con una diversidad temática sin precedentes, es necesario aclarar que a la
variedad de temas se sumó, en muchos casos, la inestabilidad. Muchos de los
periódicos funcionaban por suscripción, y no todos los proyectos editoriales
conseguían perdurar en el tiempo o sostener una misma periodicidad durante toda su
existencia. Por estos dos motivos –inestabilidad editorial y falta de colecciones
completas en los lugares de resguardo- carecería de sentido realizar análisis
cuantitativos a partir de estas fuentes.
Como es posible imaginar, no todas las revistas que se dirigían a mujeres
eran iguales: María Vicens precisa que si bien La Ondina del Plata, La Alborada del
Plata y El Álbum del hogar –tres de las principales publicaciones que analizaremos
en este trabajo- se autodefinían como “revistas literarias”, apuntaban a un público
similar, compartían temas e incluso en ocasiones sus colaboradores dialogaban entre
sí, los perfiles de sus directores y las intenciones que manifestaban tener diferían
bastante entre sí14; y estas revistas a su vez se diferenciaban de otras también
dirigidas a mujeres y más orientadas específicamente a estimular el consumo, como
El Cronista: modas, paseos, teatro y literatura, La Elegancia y La Moda
Hispanoamericana. Con respecto a La Ondina del Plata, tuvo una existencia
ininterrumpida de seis años (1875-1880) y estaba dirigida por Luis Telmo Pintos,
hijo de un conocido tipógrafo porteño. La Alborada del Plata tuvo un origen
posterior (el primer número de la segunda época data del 1 de enero de 1880) y una
inclinación claramente literaria; estaba a cargo de la escritora uruguaya Lola
Larrosa. El Álbum del Hogar tuvo también una existencia duradera para la época,
aunque interrumpida (se publicó de 1878 a 1880 y de 1886 a 1887), su director era
Gervasio Méndez, un poeta entrerriano que había publicado libros propios y cuyo
objetivo era, mediante El Álbum, asegurar su susbsistencia.15
Con respecto al Correo del Domingo, publicación que existió desde 1864 y
cuya existencia probamos hasta 1880, se autodefinía como un “periódico semanal de
14
VICENS, María. P. 88.
15
El Álbum del Hogar, 7/7/1878.
7
literatura, ciencias y artes” y estaba a cargo de José María Cantilo. Si bien esta
revista no se dirigía específicamente a mujeres, la incluimos en nuestro trabajo
porque contaba con una columna de modas a cargo de una cronista que firmaba
como “Lola”, quien describía hasta el más mínimo detalle la vestimenta que se
consideraba “correcto” llevar, como también, por oposición, aquello que podría no
ser adecuado.
16
La Moda Hispanoamericana, sin fecha exacta, año 1874.
17
La Nación, suplemento especial en ocasión del Centenario, 1910, pp. 186,187.
18
El Álbum del Hogar, 7/7/1878.
8
Como señaló Georg Simmel, la moda se encuentra intrínsecamente ligada a
las aspiraciones y a la imitación.19 En tal sentido, al deseo de imitación de clase
marcada por Simmel es posible agregar la cuestión de la imitación cultural que tenía
como modelos a Francia e Inglaterra, la búsqueda de adoptar estilos europeos como
caracteres claves al momento de distinguirse dentro de la sociedad de cada contexto
latinoamericano.
19
SIMMEL, Georg. “Filosofía de la moda”, en Cultura femenina y otros ensayos, Bs.As, Espasa
Calpe, 1938. P. 65.
20
SENNETT, Richard. El declive del hombre público. Barcelona, Anagrama, 2011.
21
Cf. OTERO CLEVES, Ana Maria. “Jeneros de gusto y sobretodos ingleses: el impacto cultural del
consumo de bienes ingleses por la clases alta bogotana del siglo XIX”, en Historia Crítica, N° 38,
Bogotá, mayo-agosto de 2009, pp. 20-45; SURIANI DA SILVA, Ana Cláudia. “Proposta de uma
metodologia para o estudo da relação entre literatura e moda no século XIX numa perspectiva
transnacional a partir de revistas de moda e de fotografías” en A Circulação Transatlântica dos
Impressos - a Globalização da Cultura no Século XIX, 2012-08-27 - 2012-08-29, Sao Paulo, Brasil.
9
aquel en el que fueron creados.22 Para explicar esto, algunos científicos sociales han
recurrido a conceptos tales como la “traducción cultural”, la “hibridación” y la
“creolización”.23 Este último concepto que retoma Otero Cleves, ha sido empleado
por los historiadores para comprender cómo los productos extranjeros son re-
contextualizados por la cultura receptora. Este paradigma sostiene que los
significados otorgados a un objeto, una vez que ese objeto cambia de contexto, se
modifica también, de acuerdo con los valores de la cultura receptora.24
22
OTERO CLEVES, Ana Maria. Op. Cit.P. 27-31.
23
HOWES, David. “Introduction: commodities and cultural borders” en Cross-cultural consumption:
global markets, local realities. Londres y Nueva York, Routledge, 1996.
24
OTERO CLEVES, Op. Cit. P. 40.
25
RODRIGUEZ LEHMANN, Op. Cit. P. 41.
10
Acaso hay una sola de nosotras que mire con indiferencia el espejo, los
perfumes, los adornos, las cintas, las joyas, y todas esas encantadoras chucherías
de la moda, que muchas veces nos hacen perder el sueño?26
-Anoche fui á dar unas vueltas por la calle de la Florida […] y llegué hasta la
Ciudad de Londres.
-¿Qué hay de nuevo?
-Especialidades que llegan de Europa por cada paquete. Allí podemos acudir,
bien provistas […] las que tengamos deseos de darnos un corte en los próximos
bailes.
-¿Viste a alguien?
-En la tienda había algunas compradoras y un regular número de esas bestias
negras de los dependientes que piden y rechazan y vuelven y revuelven y se
agitan y charlan hasta por los codos y concluyen por tomar el portante sin
comprar nada… 27
26
El Album del Hogar, 7/7/1878
27
El Album del Hogar, 7/7/1878.
11
[…] lo más fácil para mí sería aconsejar al que quiera ver los vestidos que se van
ha [sic] usar este invierno que fueran a la tienda A la Ciudad de Londres; pero
para dar una idea de los que a mi juicio son de mejor gusto y que me alegraría
me regalasen uno […] Tú que eres amiga de nouveauté, puedes ir al Progreso,
que encontrarás satisfechos todos tus caprichos.28
MODAS […] Me pides una idea mía para hacerte un vestido de paseo
pues aquí lo tienes: has de saber que el escosés [sic] es el que está de
moda; y que a ti te sienta a las mil maravillas.
El género escosés [sic] es verde oscuro; para la pollera de abajo me
gustaría de paño verde oscuro, adornado con un bolado [sic] del mismo;
este debe ser de media vara de ancho [ilegible] la bata se hará del género
escosés [sic] con chaleco y mangas de paño verde, estas adornadas con
unas botas escocesas hasta el codo y tanto la bata como las mangas
llevarán botones dorados. En el caso de que así lo hagas pasa por A la
Ciudad de Londres que allí encontrarás todo lo necesario.30
Como vemos, la crónica –de la que, por cuestiones de espacio, solo citamos
algunos párrafos- contiene las instrucciones básicas para hacerse un vestido de paseo,
y señala que en la gran tienda encontrará todo lo necesario para hacerlo. Aquí es
posible vislumbrar que, en esta época, incluso en los sectores medios y altos, las
mujeres acostumbraban a confeccionar su propia vestimenta, o al menos, tenían un
contacto muy cercano y cotidiano con las modistas que los hacían. De todos modos,
está claro que estas crónicas excluían a las mujeres de los sectores menos pudientes.
28
El Cronista, 1/6/1879.
29
Rodríguez Lehmann, Op. Cit. Pp. 74-75.
30
El Cronista, 8/6/1879
12
Así como algunas revistas hicieron uso de este tipo de crónicas para estimular
el consumo entre las mujeres porteñas, otras recurrieron insistentemente a la imagen.
Es el caso de La Ondina del Plata, que incorporó de forma sistemática figurines
iluminados –coloreados- importados de Francia. Esta revista, como otras, aspiraba a
gozar de un status literario y, como veremos, tenía una posición francamente crítica
respecto de la vanidad y el lujo. No obstante, era la única publicación del período
1876-1878 que contaba con figurines coloreados franceses. Si bien la sección
“modas”, dentro de la cual se encontraban los figurines, era presentada como una
parte menor de la revista, que contenía muchas secciones, la presencia del color en
los figurines como ventaja al momento de imponer un patrón visual entre las lectoras
tiene que haber sido, al menos, nada despreciable.
El lujo en los trajes de las señoras aumenta cada día, sin embargo que es tan
fácil á una mujer joven y elegante seguir la moda sin arruinar a su familia.
31
La Ondina del Plata, 30/01/1876.
13
Traje de paseo- Vestido de cachemir azul marino con rayas de colores, falda de
cola, rodeada de tablados. Delantal formando punto y recogido de un solo lado
con un moño. Coraza con talle muy largo, con cordón alrededor. Sombrero
redondo adornado de terciopelo azul, con el ala levantada por detrás, y encajes
de hilo color crema.32
32
La Ondina del Plata, 28/05/1876.
14
descompusiera, la descifrara y ofreciera sus claves de lectura, ante el peligro de que
las lectoras malinterpretaran los signos que la imagen mostraba.33
Como señalamos hasta aquí, las crónicas de modas, con sus detalladas
descripciones, sus figurines y las referencias a las tiendas estimulaban ansiedades
vinculadas con el consumo de vestimenta. No obstante, el consumo conspicuo fue
también objeto de críticas por parte de muchos cronistas, quienes mostraron
preocupación por la economía de las familias y por el deseo de lujos que “sufrían”
las mujeres. Como consecuencia, observamos en las crónicas de modas algunas
estrategias y recomendaciones como la que sigue:
La inquietud ante los problemas que podría traer para las familias el consumo
de vestimenta fue una idea recurrente; unida, en ocasiones, a estrategias para “vestir
elegantemente” sin gastar demasiado. A continuación, vemos un ejemplo similar
referido a los sombreros:
-No ha de faltar quien sostenga á las dos, porque es más probable que cierren
sus puertas los establecimientos de primera necesidad, que las tiendas de lujo.
33
RODRIGUEZ LEHMANN, Op. Cit. P. 74.
34
El Album del Hogar, 28/7/1878.
35
El Album del Hogar, 14/9/1879.
15
Es muy doloroso morirse de hambre, pero no lo es tanto cuando se tiene la
esperanza de morir con vestido de terciopelo.36
Voy a deciros unas palabras sobre los trajes más en moda hoy, que son los de
percal. ¿Habéis visto esos trajes hechos con elegancia y buen gusto cuán
preciosos son? El gusto de género que se prefiere es el de bastones o liso, a mí
me agradan en estremo [sic] pues se hallan resumidos en ellos la sencillez y la
economía: Dios quisiera que se adoptasen telas como esta, de poco precio, para
así derrotar al más terrible enemigo de la mujer: el lujo, que tantos sacrificios
cuesta a padres y esposos […] Sí, queridas mías, ¡guerra al lujo! ¡guerra a esa
mísera vanidad!37
Por ostentar un costoso traje, un valioso aderezo, ¡qué privaciones tendrá que
sufrir el interior del hogar! Todos los días tienen disgustos con sus maridos
porque estos no pueden satisfacer sus exigencias, esa inagotable sed de lujo.
En el caso de la última cita, una vez más, se condena la “sed de lujo” de las
mujeres que no pueden permitírselo, y se ofrece como alternativa confeccionar los
mismos modelos presentados en los figurines, pero con telas más económicas. Lo
importante, en todo caso, no era ignorar o dejar de lado las modas, sino ser capaces
de aparentar elegancia, a pesar de no contar con los recursos suficientes para
hacerlo.
36
El Album del hogar, 01/09/1878.
37
La Ondina del Plata, 19/03/1876.
38
La Ondina del Plata, 02/04/1876. El subrayado nos pertenece.
16
Palabras finales
La recepción de las modas europeas, como vimos, no era una admisión literal
de todo lo francés, sino que estaba atravesada por el discurso de autoras locales.
17
Estos textos cumplían diferentes funciones: “explicar” el contenido de las
imágenes, dirigiendo de esta manera la mirada hacia una lectura “correcta” de las
mismas; brindar información sobre las últimas modas de París, incitar a las mujeres a
encontrarse con amigas en las tiendas. Esos discursos que acercaban a las mujeres a
la moda, sin embargo, se tensionaban con otros que remarcaban la necesidad ahorrar
“siendo su propia modista” o eligiendo telas más económicas al momento de hacerse
vestidos. Por un lado, entonces, se daba por sentado que la moda era una especie de
“debilidad” femenina, que la mujer estaba intrínsecamente fascinada por la belleza
de lo superfluo. Por otro, se advertía que el lujo y la vanidad actuaban en detrimento
de aquellos “verdaderos valores” que las damas debían tener: el cultivo del intelecto,
los modales correctos, el ahorro y el esfuerzo propio. En consecuencia, las mujeres
porteñas tenían permitido un cierto interés por su aspecto y por las modas parisinas,
siempre y cuando no olvidaran su rol central, el de protectora de la familia, célula de
una patria en plena consolidación.
Bibliografía:
HALLSTEAD, Susan. Fashion nation: the Politics of Dress and Gender in 19th
Century Argentine Journalism (1829-1880). Tesis de Doctorado en Letras, defendida
en la Universidad de Pittsburgh, 2005; VICENS, María. “Pasiones prohibidas:
lectoras, consumo y periodismo en la Argentina de 1880” en Badebec, Vol. 4 Nº 7,
Buenos Aires, 2014.
KUNTZ, Hugo et. Alt. Gran guía de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires,
1885. Pp. 908-927.
18
LOSADA, Leandro. La alta sociedad en la Buenos Aires de la Belle époque. Siglo
XXI, Buenos Aires, 2008.
SCOBIE, James. Buenos Aires, del centro a los barrios, 1870-1930, Solar/Hachette,
Buenos Aires, 1977.
19