Maltrato, abuso y adicciones y cómo afectan a la
primera infancia
18 de febrero de 2025
Introducción
El maltrato infantil, el abuso y las adicciones representan problemáticas sociales de gran
impacto que afectan significativamente el desarrollo integral de la niñez. En el contexto
educativo, específicamente en la educación inicial y parvularia, es fundamental que los
docentes y profesionales de la educación comprendan a profundidad estas situaciones para
poder identificarlas, prevenirlas y actuar adecuadamente cuando se presenten.
Este documento aborda tres aspectos fundamentales que pueden comprometer el bienestar
y desarrollo de los niños y niñas de 0 a 8 años. En primer lugar, se analiza el maltrato y
abuso en sus diferentes manifestaciones, incluyendo el maltrato físico, psicológico, la
explotación y el abandono. Posteriormente, se explora el fenómeno de las adicciones,
abordando de forma específica la adicción al alcohol, a las drogas y a las Tecnologías de la
Información y Comunicación (TIC), así como sus efectos directos e indirectos en el entorno
educativo y el desarrollo infantil.
La comprensión de estas problemáticas es sumamente clave para desarrollar estrategias de
prevención e intervención efectivas que garanticen entornos seguros y saludables para el
aprendizaje y desarrollo de la primera infancia.
Maltrato y abuso
El maltrato infantil es "toda forma de perjuicio, castigo, humillación o abuso físico o
psicológico, descuido, omisión o trato negligente, malos tratos o explotación sexual,
incluidos los actos sexuales abusivos y la violación, y en general toda forma de violencia o
agresión sobre el niño, la niña o el adolescente por cualquier persona".
El maltrato infantil pueden ser ataques físicos, psicológicos, abuso sexual, negligencia,
explotación y cualquier comportamiento que cause un daño o perjuicio en el desarrollo de la
niñez. Puede ser clasificado como físico, psicológico o emocional, sexual, explotación y
negligencia-abandono.
Maltrato físico
Es toda forma de agresión no accidental infligida al menor producido por el uso de la fuerza
física, incluyendo dos categorías:
A. Traumas físicos que producen lesiones severas entre las que se incluyen
quemaduras, hematomas, fracturas, envenenamientos y otros daños que
pueden llegar a causar la muerte, y El abuso o maltrato de menores abarca toda
forma de maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono o trato negligente,
explotación comercial o de otro tipo, de la que resulte un daño real o potencial para
la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño en el contexto de una
relación de responsabilidad, confianza o poder.
B. Traumas físicos provocados por palmadas, sacudidas, pellizcos o prácticas
similares que a pesar del daño psicológico, no constituyen un riesgo
substancial para la vida del niño.
El castigo físico es un tipo de maltrato usado por muchos padres como método de
disciplina. La mayoría de las personas que golpean a sus hijos con la intención de
corregirlos no son conscientes de que los golpes son poco eficaces para educar y que
producen daño real o potencial sobre la salud, desarrollo, la dignidad y la autoestima del
niño. La mayoría de los padres ni siquiera se da cuenta que por culpa de los golpes que
recibieron de sus progenitores, tienen conductas agresivas o dañinas para la sociedad. El
uso regular del castigo físico como forma de disciplina es maltrato.
Maltrato psicológico o emocional
Es el daño que de manera intencional se hace contra las actitudes y habilidades de un niño.
Afecta su autoestima, su capacidad de relacionarse, la habilidad para expresarse y sentir,
deteriora su personalidad, su socialización y, en general, el desarrollo armónico de sus
emociones y habilidades. Existen varias categorías de maltrato psicológico y emocional:
A. Ignorar al niño, lo que hace referencia al niño fantasma. Sus emociones,
ansiedades, miedos y necesidades afectivas son totalmente imperceptibles para sus
padres o cuidadores.
B. El rechazo por parte de los adultos de las necesidades, valores y solicitudes del
niño.
C. El aislamiento. Cuando el niño es privado de su familia y/o comunidad, negándole
la necesidad de contacto humano.
D. El terrorismo. El niño está expuesto a ataques verbales y amenazas con objetos,
creando un clima de miedo, hostilidad y ansiedad
E. La corrupción. Cuando el niño está expuesto a situaciones que transmiten y
refuerzan conductas destructivas y antisociales, alterando de esta manera el
desarrollo adecuado de conductas sociales.
F. La agresión verbal, que es el uso continúo de una forma de llamar al niño de
manera áspera y sarcástica. Día a día va disminuyendo su autoestima.
G. La presión, que es la constante exigencia para lograr un desarrollo rápido
esperando logros y aprendizajes a un nivel que no corresponde con su desarrollo
neurológico ni mental. Este niño sentirá que nunca será lo suficientemente bueno.
Explotación
La explotación comercial o de otro tipo se refiere a la utilización de menores en el trabajo o
en otras actividades en beneficio de otras personas. Esto incluye, aunque no se limite a ello,
el trabajo infantil y la prostitución infantil. Estas actividades van en detrimento de la salud
física y mental del niño, de su educación o de su desarrollo espiritual, moral o
socio-emocional.
Abandono y trato negligente
Se produce abandono cuando en el contexto de los recursos razonablemente disponibles
de la familia o los cuidadores, no se proporciona al niño lo necesario para su desarrollo en
todas las esferas: salud, educación, desarrollo emocional, nutrición, protección y
condiciones de vida seguras. Como consecuencia de ello, se perjudica o se corre un alto
riesgo de perjudicar la salud del niño o su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.
Cabe incluir aquí el hecho de no vigilar a los niños y no protegerlos de daños en la medida
de lo posible.
Consecuencias
El daño que puede generar el maltrato infantil en la víctima puede ser:
● Sensación de culpa y confusión en el menor porque no entiende lo que ocurre.
● Dificultad para hablar de lo que pasa debido a que los maltratadores pueden ser los
padres, un familiar o amigo.
● Es necesario poder identificar a un niño o niña que sufre de maltrato infantil, para
esto podemos estar atentos a señales como:
● Se aísla, no quiere salir de casa ni relacionarse con nadie.
● Cambia su forma de actuar, se enfada o es agresivo.
● Baja su rendimiento escolar o no quiere ir a clases.
● Muestra falta de autoconfianza, ansiedad, estrés y hasta depresión.
● Intenta huir de casa, roba dinero o alimentos.
● Presenta moretones, quemaduras u otras lesiones físicas.
Factores de riesgo de maltrato
Para una adecuada intervención, es fundamental conocer algunos factores de riesgo ya que
predisponen a que se presente el maltrato. Algunos de los principales son:
● Factores inherentes al niño: niños no deseados, prematuros, bajo peso, con
enfermedades crónicas, hiperactivos, etc. El discapacitado tiene mucho riesgo para
ser maltratado y por lo tanto, se debe ser extremadamente cuidadoso en buscar
signos en ellos. Usualmente, estos niños son irritables o por su discapacidad, no
realizan la función que el adulto espera y son causa de frustración o culpabilidad en
muchos padres o cuidadores, lo que lleva a maltratarlos.
● Factores inherentes a la familia: padres jóvenes, familia monoparental, embarazo
no deseado, exposición precoz a la violencia, abuso de substancias, atención
prenatal inapropiada, enfermedad física o mental, problemas relacionales, familia
numerosa conviviendo en un espacio reducido, aislamiento social, situación de
estrés, etc.
● Factores inherentes a la comunidad y a la sociedad: leyes de protección al niño
inexistente o incumplidas, disminución del valor de los hijos (discapacidad, sexo),
desigualdades sociales, violencia organizada, alta aceptabilidad social de la
violencia, normas culturales, etc. Tradicionalmente, el personal de salud ha
presentado poca atención al problema del maltrato y abuso sexual. Los casos son
detectados y reportados sólo cuando se producen lesiones muy severas.
El abuso es el uso indebido o excesivo de algo o alguien, aprovechándose de una situación
de poder, confianza o vulnerabilidad. Implica causar daño físico, emocional, psicológico o de
otro tipo a una persona, ya sea de manera intencional o negligente. El abuso ocurre en
contextos donde existe un desequilibrio de poder, como en relaciones personales, laborales
o institucionales.
El abuso infantil ocurre cuando un niño sufre daño físico, emocional, sexual o negligencia
por parte de un cuidador. Este maltrato puede dejar secuelas emocionales duraderas,
incluso después de que el daño físico haya sanado.
Existen diferentes tipos de abuso:
● Físico: Golpes, sacudidas, empujones, estrangulamientos, entre otros.
● Sexual: Contacto sexual inapropiado, exposición a contenido sexual o coerción
mediante manipulación.
● Negligencia: Falta de provisión de necesidades básicas como alimentación, vivienda,
cuidados médicos y educación.
● Emocional: Insultos, amenazas, menosprecio o rechazo que afectan la autoestima
del niño.
● Médico: Exceso de tratamientos innecesarios que pueden causar daño.
Los agresores suelen ser personas cercanas al niño, como familiares o cuidadores.
Factores como antecedentes de abuso, consumo de drogas o alcohol pueden aumentar el
riesgo de maltrato.
Abuso sexual
El abuso sexual de menores consiste en la participación de un niño en una actividad sexual
que no comprende plenamente, a la que no es capaz de dar un consentimiento, o para la
que por su desarrollo no está preparado y no puede expresar su consentimiento, o bien que
infringe las leyes o los tabúes sociales. El abuso sexual de menores se produce cuando
esta actividad tiene lugar entre un niño y un adulto, o bien entre un niño y otro niño o
adolescente que por su edad o desarrollo tiene con el una relación de responsabilidad,
confianza o poder. La actividad tiene como finalidad la satisfacción de las necesidades de la
otra persona. Puede incluir diversas prácticas sexuales con o sin contacto físico tales como
exhibicionismo, tocamientos, manipulación, corrupción, sexo anal, vaginal u oral,
prostitución y pornografía.
Adicción
Adicción
La adicción es un trastorno crónico y recurrente caracterizado por la búsqueda y consumo
compulsivo de una sustancia o realización de una conducta, a pesar de las consecuencias
negativas asociadas y los cambios duraderos que produce en el cerebro. Se caracteriza
principalmente por la pérdida de control, el deseo dominante de consumo, la tolerancia
(necesidad de aumentar la dosis para conseguir los mismos efectos) y la aparición de
síndrome de abstinencia al interrumpir el consumo.
Adicción al alcohol
La adicción al alcohol, también denominada alcoholismo o trastorno por consumo de
alcohol, es una enfermedad crónica caracterizada por el consumo incontrolado de bebidas
alcohólicas, preocupación por obtenerlas, desarrollo de tolerancia y presencia de síntomas
de abstinencia cuando se interrumpe su consumo. Esta adicción interfiere significativamente
en la vida personal, familiar, social y laboral del individuo, pudiendo provocar graves
problemas de salud física (cirrosis hepática, pancreatitis, cardiopatías) y mental (depresión,
ansiedad, psicosis), además de problemas sociales como violencia, accidentes o pérdida
del empleo.
Adicción a las drogas
La adicción a las drogas, o trastorno por consumo de sustancias, implica un patrón
problemático de uso de sustancias psicoactivas que conduce a un deterioro o malestar
clínicamente significativo. Se caracteriza por la incapacidad para controlar el consumo, el
desarrollo de tolerancia, la presencia de síndrome de abstinencia, el abandono progresivo
de actividades importantes y la persistencia en el consumo a pesar de reconocer los
problemas que causa. Las sustancias más comúnmente asociadas a la adicción incluyen
cannabis, cocaína, opioides, anfetaminas, sedantes y alucinógenos, cada una con sus
propios patrones de consumo y efectos específicos.
Adicción a las TICs
La adicción a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) o adicción
tecnológica, es un patrón de uso excesivo y desadaptativo de diversos dispositivos y
plataformas digitales (internet, redes sociales, videojuegos, celulares) que interfiere
significativamente en la vida cotidiana del individuo. Este tipo de adicción conductual se
caracteriza por la preocupación constante por el uso de la tecnología, la incapacidad para
controlar el tiempo dedicado, la aparición de malestar cuando no se puede acceder a ella, y
el deterioro en las relaciones interpersonales y el rendimiento académico o laboral. Aunque
no está formalmente reconocida como un trastorno en los manuales diagnósticos, existe
creciente evidencia de sus efectos negativos, especialmente entre adolescentes y jóvenes.
Efectos de la adicción al alcohol
Impacto indirecto (cuando padres o cuidadores son los afectados)
La adicción al alcohol en el entorno familiar tiene efectos devastadores en el desarrollo
educativo de los niños pequeños:
● Alteración del ambiente de aprendizaje: Los niños que viven en hogares donde
existe alcoholismo suelen experimentar un entorno inestable, impredecible y a veces
caótico, lo que dificulta establecer rutinas de estudio y aprendizaje.
● Problemas de atención y concentración: El estrés constante generado por la
convivencia con un adulto alcohólico puede manifestarse en dificultades para
mantener la atención en clase y problemas de concentración.
● Absentismo escolar: Pueden presentar faltas frecuentes a la escuela, ya sea
porque el cuidador no los lleva debido a su estado de embriaguez o porque el niño
debe quedarse en casa cuidando de hermanos menores.
● Alteraciones emocionales: La ansiedad, depresión y miedo que experimentan
estos niños afectan significativamente su capacidad de aprendizaje y socialización
en el entorno educativo.
● Retraso en el desarrollo cognitivo: La falta de estimulación adecuada y apoyo en
el hogar puede resultar en retrasos en la adquisición del lenguaje y otras habilidades
cognitivas fundamentales.
Impacto directo (exposición prenatal al alcohol)
En casos de exposición prenatal al alcohol, los niños pueden desarrollar Trastornos del
Espectro Alcohólico Fetal (TEAF), que se manifiestan en el ámbito educativo como:
● Dificultades de aprendizaje específicas: Problemas para la adquisición de la
lectoescritura, razonamiento matemático y comprensión.
● Déficits en las funciones ejecutivas: Problemas con la memoria, planificación,
organización y autorregulación.
● Retrasos en el desarrollo psicomotor: Afectan la coordinación, el equilibrio y las
habilidades de motricidad fina necesarias para la escritura.
Efectos de la adicción a las drogas
Impacto indirecto (entorno familiar)
Cuando los cuidadores principales tienen adicción a las drogas, los efectos educativos en
los niños pequeños incluyen:
● Negligencia educativa: Frecuentemente se observa falta de supervisión en tareas
escolares, ausencia en reuniones con docentes y desatención general de las
necesidades educativas.
● Inestabilidad habitacional: Los cambios frecuentes de domicilio o situaciones de
precariedad habitacional provocan interrupciones en la escolarización y dificultades
para establecer vínculos educativos estables.
● Estigmatización social: Estos niños pueden sufrir rechazo o aislamiento en el
entorno escolar, lo que afecta su autoestima y motivación para el aprendizaje.
● Exposición a modelos de conducta inadecuados: La normalización de conductas
asociadas al consumo dificulta la interiorización de normas y valores promovidos en
el ámbito escolar.
Impacto directo (exposición prenatal)
La exposición prenatal a drogas puede resultar en:
● Trastornos del neurodesarrollo: Dependiendo de la sustancia, pueden presentarse
alteraciones atencionales, hiperactividad o impulsividad que interfieren
significativamente en el proceso educativo.
● Dificultades de regulación sensorial: Estos niños pueden mostrar
hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos sensoriales, complicando su
adaptación al entorno escolar.
Efectos de la adicción a las TICs
En niños de 0 a 8 años, el uso excesivo y descontrolado de dispositivos tecnológicos tiene
importantes repercusiones educativas:
● Retraso en el desarrollo del lenguaje: La sustitución de interacciones cara a cara
por pantallas reduce las oportunidades de adquisición natural del lenguaje,
afectando la competencia comunicativa necesaria para el aprendizaje.
● Déficit de atención y concentración: La exposición constante a estímulos digitales
dinámicos y cambiantes puede generar dificultades para mantener la atención en
actividades educativas tradicionales que requieren concentración sostenida.
● Reducción de la creatividad e imaginación: El consumo pasivo de contenidos
limita el desarrollo de la capacidad creativa e imaginativa fundamental para el
aprendizaje constructivo.
● Problemas de socialización: La preferencia por la interacción digital sobre la
presencial afecta el desarrollo de habilidades sociales básicas necesarias para el
trabajo colaborativo en el aula.
● Alteraciones del sueño: El uso de pantallas antes de dormir interfiere con la
calidad del sueño, afectando la consolidación de memorias y el rendimiento cognitivo
al día siguiente.
● Dificultades en la alfabetización tradicional: El uso excesivo de aplicaciones y
juegos puede interferir con el interés y la adquisición de la lectoescritura
convencional.
● Problemas posturales y de motricidad: El sedentarismo asociado al uso
prolongado de dispositivos afecta el desarrollo psicomotor y puede generar
problemas posturales que dificultan la adaptación al entorno escolar.
Conclusión
El análisis realizado sobre el maltrato, abuso y adicciones revela la complejidad y el alcance
de estas problemáticas en el desarrollo y bienestar de la niñez, especialmente en las etapas
cruciales de 0 a 7 años. Para los profesionales de la educación inicial y parvularia es
importante entender el impacto de las diferentes formas de maltrato infantil, desde el físico
hasta el psicológico, así como sus factores de riesgo y consecuencias.
Las adicciones, ya sean al alcohol, las drogas o las TIC, demuestran tener un impacto
profundo en las distintas áreas del desarrollo infantil, tanto de manera directa como
indirecta. Es particularmente preocupante cómo estas problemáticas pueden afectar el
ambiente de aprendizaje, el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños, así como
su capacidad para establecer relaciones saludables y participar efectivamente en el proceso
educativo.
La identificación temprana de señales de maltrato o efectos de las adicciones en el entorno
familiar resulta crucial para la intervención oportuna. Los docentes, como agentes
fundamentales en la vida de los niños, tienen la responsabilidad de estar alertas ante estos
indicadores y conocer los protocolos adecuados para responder a estas situaciones de
forma inmediata. Solo mediante un abordaje integral, que incluya la prevención, la detección
temprana y la intervención apropiada, podremos garantizar entornos seguros y propicios
para el desarrollo óptimo de la primera infancia.
Este conocimiento no solo es esencial para la práctica educativa, sino que también
representa una herramienta vital para la protección y el resguardo de los derechos
fundamentales de los niños y niñas, asegurando así su desarrollo integral en ambientes
seguros y nutritivos para su aprendizaje y crecimiento.