7. LA GENERACIÓN DEL 27: CARACTERÍSTICAS. AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES.
7.1. La generación del 27: definición, características generales y evolución.
Generación del 27 es la denominación con que se agrupa a un conjunto de poetas que
se convirtieron en el más notable grupo literario de la época. Integran esta generación
Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Federico García
Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Es frecuente
incluir también a Dámaso Alonso, aunque sus más importantes libros de poesía los publicó
en la posguerra. La elección de la fecha de 1927 tiene su origen en que en ese año se
reunieron en Sevilla gran parte de ellos para homenajear a Góngora en el tercer centenario
de su muerte. Sus relaciones personales son habituales: parecida procedencia social,
habitual colaboración en las mismas revistas poéticas, la convivencia en la Residencia de
Estudiantes, etc.
En cuanto a los RASGOS GENERACIONALES, destacamos:
-Nacimiento en fechas próximas: Hay apenas 15 años de diferencia entre el mayor,
Salinas, y el más joven, Altolaguirre.
- Formación, ideología, aficiones: casi todos tenían estudios universitarios, y varios
fueron profesores y críticos literarios de gran prestigio. Se mostraron en su mayoría afines
a la República.
-Relaciones personales: eran amigos y compartieron experiencias vitales similares. Se
les ha llamado Generación de la amistad.
-Suceso generacional que los une: la celebración del homenaje a Góngora supuso el
redescubrimiento de una literatura que tuvo su base en la libertad de la imaginación, del
ingenio, y en la supremacía de la metáfora.
-Un guía: en la primera etapa tomarán como maestro a Juan R. Jiménez, cuyo concepto
de “poesía pura” se constituye en referente. Destaca también la importancia de Ortega y
Gasset por su apoyo al grupo a través de la Revista de Occidente y por sus teorías acerca
de la deshumanización del arte y la importancia de la metáfora. A partir de 1928, en el
proceso de “rehumanización”, Antonio Machado y Pablo Neruda, serán los referentes.
-Afinidades estéticas: aunque no se puede hablar de estilo único, sí encontramos un
estilo de época. Podría señalarse cierta tendencia al equilibrio entre lo intelectual y lo
sentimental, entre la pureza estética y la autenticidad humana, entre lo oscuro y minoritario
y la poesía social, entre lo universal y lo español…
Junto a su cosmopolitismo y apertura hacia las aportaciones que llegaban de Europa
y América, los poetas del 27 valoraron el pasado y rescataron autores y estilos diversos,
realizando una verdadera síntesis de vanguardia y tradición. Del pasado literario español
rescataron formas de la poesía tradicional (canciones, villancicos, romances), en la
tendencia llamada neopopularismo; de la poesía del Siglo de Oro prestaron especial
atención a Góngora, en quien reconocían la capacidad de crear una realidad poética propia
y de renovar la retórica, pero también a Garcilaso, San Juan, Lope de Vega o Quevedo; de
la poesía del siglo XIX recibieron la influencia del intimismo de Bécquer, de las innovaciones
métricas y el uso de las imágenes de Darío, de la concepción de la realidad como algo que
puede ser pensado, soñado o imaginado de Unamuno y Machado, y establecieron relación
con la poesía simbolista. La estancia de muchos de ellos en países europeos y el dominio
de otras lenguas les permitió conocer a los grandes poetas contemporáneos (Valéry,
Aragon, Apollinaire…). De las vanguardias incorporaron diferentes temas y recursos.
Entre los TEMAS más utilizados destacan:
-La naturaleza: predomina una naturaleza cercana a la ciudad.
- El amor: se presenta como la plenitud del individuo y admite todas las manifestaciones
posibles, con un sentido de libertad (amor hetero y homosexual, amor carnal, vivido). Sin
embargo, el choque entre la realidad y el deseo, el desamor o el olvido, se traducen en
dolor.
-El tiempo perdido: es frecuente la nostalgia por el paraíso perdido: geográfico (por el
exilio) o temporal (la infancia o juventud perdidas).
-Lo intrascendente: el arte como juego que rompe con la monotonía de lo cotidiano.
Todo puede convertirse en materia poética: las máquinas, el cine…
-La soledad, la incomunicación y el compromiso: conllevan la angustia del hombre que
no encuentra sentido a su vida. Es más frecuente tras la Guerra Civil, que les hace tomar
conciencia de la muerte y el dolor.
En cuanto al ESTILO, los poetas del 27 aportaron a la lengua poética profundas
novedades. Nos hemos referido a su búsqueda de una lengua "distinta". El gran instrumento
de esa lengua es la metáfora, con audacias novísimas, deslumbrantes, que aprendieron de
los vanguardistas (Gómez de la Serna, ante todo), pero también de los poetas barrocos.
Cultivaron tanto la imagen como la imagen visionaria, que relaciona los objetos, no por su
semejanza física, sino por las emociones que despiertan. En cuanto a la métrica, renunciaron
a muchas de las brillantes y sonoras formas del Modernismo. Pero, junto a formas
tradicionales y clásicas, adquieren un amplio desarrollo el verso libre y el versículo (también
en esto contaron con los precedentes de Juan Ramón y los vanguardistas).
Podemos distinguir TRES ETAPAS en la evolución de esta generación:
-1ª etapa: desde sus inicios hasta 1927. Es una época de influencia becqueriana y
modernista. Se produce el influjo de las Vanguardias (Ultraísmo, Creacionismo…) y de la
poesía pura de Juan Ramón Jiménez y la deshumanización. Utilizan metáforas audaces
que dan como resultado una poesía hermética. El ansia de perfección formal les lleva a los
clásicos y al fervor por Góngora.
-2ª etapa: de 1927 a la Guerra Civil. Junto a la expresión de angustias personales, pronto
aparecerá en los versos la protesta social, aspecto que alcanzará mayor desarrollo en los
años de la República y de la Guerra Civil. Se inicia el proceso de “rehumanización” que
coincide con la llegada del Surrealismo. Poco a poco el sentimiento se introduce de nuevo
en la poesía que se hace más humana, transcendente y apasionada. Una poesía impura
como propugnaba Pablo Neruda desde su revista Caballo verde para la poesía.
- 3ª etapa: Lorca ha muerto (ha sido asesinado). Varios de los miembros del grupo están
exiliados. En España, la poesía deriva hacia un humanismo angustiado (Dámaso Alonso) o
solidario (Aleixandre). En el exilio, la protesta y la nostalgia de la patria perdida son algunas
de las notas dominantes.
Concluimos aquí nuestra exposición sobre las características, temas más relevantes y
etapas de la Generación del 27, destacando su recepción del vanguardismo internacional,
con todos sus rasgos esenciales, unida a la tradición literaria española
7.2. La tendencia a la deshumanización en la poesía de la Generación del 27. Poesía
pura, vanguardista, neopopular, clasicista… Autores y obras más destacados.
Generación del 27 es la denominación con que se agrupa a un conjunto de poetas que
se convirtieron en el más notable grupo literario de la época. Integran esta generación
Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Federico García
Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre Y Dámaso
Alonso. La elección de la fecha de 1927 tiene su origen en que en ese año se reunieron
en Sevilla gran parte de ellos para homenajear a Góngora en el tercer centenario de su
muerte. La vinculación entre los distintos miembros del grupo es bastante estrecha. Sus
relaciones personales son habituales: parecida procedencia social, habitual colaboración
en las mismas revistas poéticas, la convivencia en la Residencia de Estudiantes, etc.
Varias tendencias se suceden en los inicios poéticos de los autores de la Generación del
27:
Poesía vanguardista
Tras unos comienzos en los que intentan desligarse de las tendencias modernistas, los
jóvenes poetas del 27 se sienten atraídos por los movimientos de vanguardia,
especialmente, por el ultraísmo y el creacionismo. El interés que muestran por esa estética
renovadora les hace colaborar en diversas revistas de vanguardia, y en sus composiciones
muestran un gran interés por la imagen y la técnica del caligrama, a la vez que tratan temas
relacionados con los inventos del mundo moderno (futurismo). Entre los rasgos de esta
poesía destacan: la consideración del arte autónomo, la supresión de la anécdota, la
aversión a lo sentimental y subjetivo (deshumanización), la actitud lúdica, temas
relacionados con los avances técnicos, revalorización de la imagen y la metáfora,
neologismos, innovaciones tipográficas, ausencia de puntuación, eliminación de la rima…
A esta tendencia pertenecen los siguientes libros: Imagen y Manual de espumas, de
Gerardo Diego; Cal y canto de Rafael Alberti; y algunos poemas de Pedro Salinas, como
los dedicados a la máquina de escribir, el teléfono o la bombilla eléctrica.
Poesía pura
A partir de 1926 disminuye su entusiasmo por las vanguardias y encaminan su quehacer
literario hacia la poesía pura, hermética, desprovista de toda anécdota y desvinculada de lo
sentimental y humano. Se sitúan en esta corriente: Cántico, de Jorge Guillén; Presagios,
Seguro azar y Fábula y signo, de Pedro Salinas; Ámbito, de Vicente Aleixandre; Perfil del
aire de Luis Cernuda…
Neopopularismo
Posteriormente, comienzan a cultivar la poesía popular, aunque conviene subrayar que
los poetas del 27 no entienden lo popular en el sentido del costumbrismo fácil y superficial,
sino como expresión del sentimiento más profundo y humano, que encuentra su cauce en
la máxima condensación afectiva y conceptual. Destacan obras como: Marinero en tierra
de Rafael Alberti, Poema del cante jondo, Canciones y Romancero gitano de Federico
García Lorca, Romancero de la novia y Soria, de Gerardo Diego…
Clasicismo
De forma paralela a la poesía pura y al neopopularismo se ven impregnadas sus obras
de un clasicismo formal perceptible en el esmero con que algunos integrantes del grupo
cultivan las formas métricas consagradas por nuestra tradición literaria de los Siglos de Oro
(Garcilaso de la Vega, san Juan de la Cruz, Lope de Vega). Asimismo, la conmemoración
del centenario de Góngora consagra al poeta cordobés como modelo de estilo por la
exuberancia y brillantez de su lenguaje, y su huella se detecta en las creaciones de estos
años (neogongorismo): en libros como Cal y canto de Alberti, Égloga, elegía, oda de
Cernuda o Romancero gitano de Lorca, irrumpen con frecuencia metáforas de raíz
gongorina junto a imágenes vanguardistas.
La historia no estaría completa si no destacáramos que, dentro del Grupo del 27,
existieron, crearon y triunfaron una generación de mujeres pintoras, poetas,
novelistas, ilustradoras, escultoras y pensadoras, de inmenso talento que no sólo
gozaron en su tiempo de éxito nacional e internacional. Son las que se encuentran dentro
del grupo de las sinsombrero: Concha Méndez, Marga Gil, Josefina de la Torre, Maruja
Mallo, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, María Teresa León...
Las creaciones pictóricas, poéticas, escultóricas y teatrales de estas mujeres modernas
están a la altura, y en algunos casos superan, a la de sus compañeros varones. Si a Rafael
Alberti, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Luis Cernuda, Jorge Guillén y demás
poetas del momento se les considera parte de la Edad de Plata de la literatura
española (masculina), se afirma que ellas conformaron la Edad de Oro de la literatura
femenina.
Ponemos aquí punto y final a nuestra exposición sobre las diferentes orientaciones
poéticas que marcaron la tendencia a la deshumanización en la poesía de la Generación
del 27, destacando los autores/as y obras más relevantes.
7.3. La tendencia a la rehumanización en la poesía de la Generación del 27. Poesía
surrealista, neorromántica, social… Y etapa de posguerra. Autores y obras más
destacados.
Generación del 27 es la denominación con que se agrupa a un conjunto de poetas que
se convirtieron en el más notable grupo literario de la época: Pedro Salinas, Jorge Guillén,
Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis
Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre y Dámaso Alonso. La elección de la
fecha de 1927 tiene su origen en que en ese año se reunieron en Sevilla gran parte de ellos
para homenajear a Góngora en el tercer centenario de su muerte. La vinculación entre los
distintos miembros del grupo es bastante estrecha. Sus relaciones personales son
habituales: parecida procedencia social, habitual colaboración en las mismas revistas
poéticas, la convivencia en la Residencia de Estudiantes, etc.
La década de los años treinta constituye un periodo convulso en las sociedades
occidentales: la crisis provocada por el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en 1929, la
irrupción en Europa de regímenes totalitarios, como el nazismo y el fascismo, o el
enfrentamiento cívico que padece la España republicana, sacuden las conciencias de los
escritores. Estos manifiestan ahora un renovado interés por los temas humanos y adoptan
una actitud de compromiso con los problemas de su tiempo. Así, en su producción poética
se intensifica el proceso de rehumanización iniciado tímidamente en la etapa anterior.
Poesía surrealista
Este nuevo interés por lo humano hace que los escritores miren hacia el surrealismo,
movimiento de vanguardia que, al sumergirse en las profundidades del yo, indaga en los
más íntimos sentimientos del hombre: la frustración por la imposibilidad de satisfacer los
deseos, la desazón existencial, el amor… Esta tendencia se nutre de dos corrientes de
pensamiento: la teoría del psicoanálisis de Freud y la doctrina de Marx. Ambas pretenden
la liberación del ser humano. La primera, en el ámbito individual, mediante la exploración
del subconsciente, donde se alojan los impulsos más primarios, reprimidos por la razón. Y
en el ámbito económico y social, el marxismo, que persigue salvar al hombre de la
explotación capitalista.
El surrealismo pretende revelarnos una realidad superior o suprarrealidad,
ofreciendo una imagen totalizadora del ser humano, no sola la perceptible por los sentidos
sino también la que se esconde en el subconsciente y escapa al control de la razón. Para
alcanzar este objetivo se recurre a técnicas como la escritura automática o la transcripción
de los sueños. Los libros más representativos de esta tendencia poética son: Espadas como
labios, La destrucción o el amor de Vicente Aleixandre; Sobre los ángeles de Rafael Alberti;
Los placeres prohibidos, Un río, un amor de Luis Cernuda; Poeta en Nueva York de Lorca…
Neorromanticismo
Por otro lado, se mantiene el interés por la tradición clásica, centrado en la figura de
Bécquer, poeta que alienta la poesía amorosa de Salinas y Cernuda. Para Pedro Salinas,
el amor es un acontecimiento gratificante y jubiloso que enriquece a los enamorados y los
colma de plenitud. En sus libros La voz a ti debida y Razón de amor, sus obras maestras,
concibe la pasión amorosa como una experiencia intelectual, distante del sentimentalismo
romántico. El carácter intelectual de su poesía se manifiesta en rasgos conceptistas como
juegos de palabras, paradojas o metáforas ingeniosas.
La poesía amorosa de Luis Cernuda, aparte de sus obras de influencia surrealista
aparece en Donde habite el olvido. Esta obra debe su título a un verso de la una de las
Rimas de Bécquer: en ella nos muestra cómo el olvido de fracasadas experiencias
amorosas, lejos de proporcionar la tranquilidad de espíritu, deja en el ánimo desesperación
y amargura. Otros poetas que cultivan esta tendencia son: Federico García Lorca con
Sonetos del amor oscuro, Emilio Prados con Cuerpo perseguido….
Poesía social
El compromiso con la realidad conflictiva del momento se manifiesta en esta
tendencia. Durante la Guerra Civil, algunos de ellos adoptan posturas muy activas a favor
de la causa republicana, contribuyendo con sus poemas a la creación de un cancionero y
romancero de guerra: El poeta en la calle, de Alberti. Tras el conflicto bélico abandonan,
salvo Alberti, esa posición beligerante; otros poetas, que no lo habían hecho antes, tratan
el tema de la guerra española: Hijos de la ira de Dámaso Alonso, o la Segunda Guerra
Mundial El contemplado, de Pedro Salinas.
Etapa de la posguerra
Al finalizar la Guerra Civil el grupo se dispersa: Lorca ha sido asesinado, la mayoría
marcha al exilio y solo permanecen en España Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente
Aleixandre.
La poesía clasicista de Gerardo Diego influirá en la poesía arraigada de posguerra.
El resto de los integrantes de la Generación del 27 padece un profundo sentimiento de
desarraigo, ya sea el exterior del exilio americano, o el interior de quienes se quedan en
España.
Los que sufren el destierro, alternar en sus composiciones las críticas contra los
vencedores, la condena de los horrores de la guerra y la denuncia del materialismo del
mundo moderno con la evocación nostálgica de la patria perdida, la añoranza de los amigos
y las ansias de regresar: es el caso de Alberti, Coplas de Juan Panadero, Baladas y
canciones del Paraná, de Pedro Salinas Todo más claro, y de Jorge Guillén, Clamor y
Homenaje. Dentro de España, Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de
Vicente Aleixandre muestran una profunda desazón existencial que enlaza con la caótica y
desesperanzada visión del mundo de la poesía desarraigada de posguerra.
La historia no estaría completa si no destacáramos que, dentro del Grupo del 27,
existieron, crearon y triunfaron una generación de mujeres pintoras, poetas, novelistas,
ilustradoras, escultoras y pensadoras, de inmenso talento que no sólo gozaron en su tiempo
de éxito nacional e internacional. Y ellas son las que se encuentran dentro del grupo de las
sinsombrero: Concha Méndez, Marga Gil, Josefina de la Torre, Maruja Mallo, Rosa Chacel,
Ernestina de Champourcín, María Teresa León... Las creaciones pictóricas, poéticas,
escultóricas y teatrales de estas mujeres modernas están a la altura, y en algunos casos
superan, a la de sus compañeros varones, por lo que en ocasiones se afirma que ellas
conformaron la Edad de Oro de la literatura femenina.
Ponemos aquí punto y final a nuestra exposición sobre las diferentes orientaciones
poéticas que marcaron la tendencia a la rehumanización en la poesía de la Generación del
27, destacando los autores/as y obras más relevantes.