3.
LA SITUACIÓN DE LA
MUJER
3.0. INTRODUCCIÓN
Aunque los mitos y el teatro griego
representen mujeres como Helena,
Clitemnesta, Medea, Antígona o Helena y Paris
Lisístrata, no debemos confundir mito y realidad. En primer lugar, habría que decir la posición de
las mujeres dentro de la sociedad fue evolucionando, de manera que en la época helenística no
es idéntica a la de la época clásica. Ya que se detecta una mayor libertad en la época helenística.
De igual modo, no es lo mismo hablar de la mujer campesina que de la mujer ciudadana, de la
pobre o de la rica. Aunque, en general, su situación, salvo la de la mujer espartana y las llamadas
heteras, es la de una eterna menor dependiente de un varón, ya sea el padre, el marido, el hijo,
el hermano mayor o el pariente más cercano.
La situación legal de las mujeres en Atenas era de
discriminación. Estaban aisladas de la vida social y
política. El único espacio en el que ejercían su
influencia era la casa. La mujer casada que gozaba
de la confianza de su marido gobernaba la casa con
autoridad y, para los esclavos, ella era la que tenía
el mando. Pero estaba privada de derechos civiles
Helena y Menelao, Ánfora figuras negras, y dependía totalmente del marido.
c.520 a.C.
La mujer, considerada a todos los efectos como menor de edad, es decir, a efectos legales
siempre estaba tutelada por un hombre: el padre cuando estaba soltera y el marido cuando se
casaba. Suele decirse con rotundidad que carecían de importancia, que estaban marginadas y
que no desempeñaban ningún papel fundamental en la vida ciudadana. Por otra parte, hay que
tener en cuenta que casi todas las fuentes que conocemos para estudiar a la mujer griega
proceden de varones.
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3.1. ETAPAS DE LA VIDA: INFANCIA, MATRIMONIO, MATERNIDAD.
La INFANCIA era el período donde se aprendían las actividades y roles asignados al
género masculino o femenino a través de la socialización. La identificación de género se
iniciaba con el nacimiento, se colgaba en la puerta de la casa una guirnalda de hojas de
olivo si el recién nacido era un niño y lana si era una niña. Esto indicaba para la niña un
futuro como esposa productora de telas.
En Atenas las niñas se educan recluidas en el hogar, con escasa formación cultural, y todo
lo aprendeν de su madre para sus futuras funciones de ama de casa. En Esparta, en
cambio, las niñas gozaban de amplia libertad e incluso participaban en los ἀγῶνες
atléticos.
En la comedia de Aristófanes Lisístrata, representada en Atenas a finales del siglo V a.C.,
un coro de mujeres ancianas recuerda los roles rituales que habían realizado cuando
eran niñas, de los siete a los quince años: “Al cumplir siete años fui arréfora (portadora
de objetos sagrados), después, a los diez, aletris, moliendo el grano para la diosa. Con
vestido azafranado fui osa en las fiestas de Braurón y canéfora cuando era una hermosa
doncella, llevando un collar de higos secos” (Lisistrata, 641-647).
Los rituales, al igual que la participación de las niñas en los coros de los festivales
religiosos, danzando y cantando, contribuían a la socialización y a la responsabilidad
colectiva de las niñas.
MATRIMONIO
Al cumplir los dieciséis años, los padres proceden a casarla
con algún varón de unos treinta o treinta y dos años, con
el que la han comprometido desde hace varios años; en
época clásica, además, el padre de la novia aporta una
cantidad como dote, que el marido deberá devolver en
caso de divorcio. Podemos suponer que, en general, la
relación marital no debía de ser muy gratificante por la
diferencia de edad (16 años ella, 25-30 él) y de nivel
cultural, aparte de que las relaciones extramaritales del
hombre estaban totalmente consentidas.
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El hombre podía divorciarse de su mujer; bastaba con devolverle la dote y ponerla en la
calle, sin alegar razones. La mujer lo tenía mucho más complicado, pues debía denunciar
al marido ante el arconte, con la intervención de un pariente varón ante el magistrado
y documentar su denuncia; en algunas ocasiones, solo los malos tratos podían hacer
prosperar para la mujer una demanda de divorcio. En cualquier caso, su reputación se
verá dañada y su imagen quedará puesta en tela de juicio.
El matrimonio ateniense, concertado por los padres, se compone de dos ceremonias:
A) La ἐγγύησις, ceremonia oral por la que el κύpιος (señor de la mujer) promete su
entrega al pretendiente. Este acto de la boda es totalmente privado, y se concibe como
un contrato o compromiso, en el que los padres solían tomar en consideración la
cuestión de las propiedades.
B) El γάμος, la boda propiamente dicha, entendiendo por tal el hecho de entregarla
al marido en matrimonio, seguido del envío de la dote (πpοίξ).
El ritual de la boda.
La novia consagra a la diosa Ártemis los juguetes y demás distintivos de su infancia, y
toma un baño purificador con agua tomada de una fuente especial, la fuente Calírroe
(de hermosos caños). Su casa y la de su novio están adornadas con guirnaldas; el padre
ofrece un banquete la víspera de la boda en su propio domicilio; a ese banquete, como
es lógico, asiste el novio y es allí donde se reciben los regalos de boda. Un carro lleva a
los recién casados del domicilio de la novia a su nueva casa; el cortejo discurre lento y
va acompañado de cantos. Una vez allí, la novia atraviesa el umbral con frecuencia en
brazos del novio y así es conducida hasta el tálamo o lecho nupcial donde se consuma el
matrimonio. La aparición de la estrella de la tarde representa el inicio de la ceremonia
nupcial. Durante la procesión que acompaña a la novia a la casa del novio, se canta el
himeneo, en el que uno de los temas recurrentes era la invocación a la estrella
vespertina.
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MATERNIDAD
El hombre ve en la mujer una madre para sus hijos y una administradora del hogar, el
amor, si llega, es algo secundario. El matrimonio y la maternidad constituyen el
fundamento de su situación social, pues su finalidad es concebir hijos legítimos que
reciban y trasmitan el derecho de ciudadanía y el patrimonio familiar del οἴκος. Por esto,
el adulterio punible era solo el cometido por la mujer legítimamente casada. Tras la
boda, la principal preocupación de la esposa y la presión social se centraban en la
necesidad de concebir, porque sin descendencia el matrimonio no estaba plenamente
justificado. Se consideraba muy importante el nacimiento del primer hijo, porque se
entendía que en este momento la mujer quedaba repuesta de la tristeza provocada por
haber abandonado u casa paterna1.
3.2 LA MUJER EN EL ESPACIO PRIVADO: LA FAMILIA.
En griego antiguo el término oikos designaba a la casa, sus ocupantes y las propiedades.
La unidad familiar formada por una pareja de esposos, unos hijos nacidos de ambos o
legalmente adoptados era la base legal y jurídica de la sociedad.
La ciudadanía implicaba unas responsabilidades políticas y militares para el hombre; en
cambio, los deberes de las mujeres consistían en ser buenas esposas y madres. Se
consideraba un importante adorno en la mujer el silencio, y el que no diera que hablar.
La política y la fama están reservadas a los hombres. Las mujeres son esposas y madres
de ciudadanos, viven en la ciudad, pero están reducidas a la vida hogareña y marginadas
de la pública, obedeciendo a sus padres y esposos. Por tanto, la mujer, hija o esposa de
un ciudadano, carece de derechos políticos y tenía escasos jurídicos y económicos:
-No realizaba actividad política alguna.
-No podía comparecer en justicia con personalidad propia.
-No podía suscribir documentos.
1
Esto mismo lo podemos ver en el discurso de Lisias Defensa de la muerte de Eratóstenes donde Eufíleto
confiesa que al casarse con su mujer estaba distante para no molestarla ni presionarla en exceso en su
nuevo hogar, pero que, después de nacer su primer hijo, confiaba plenamente en ella.
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-No podía heredar de su padre. Curioso es el caso de la hija ἐπίκλεpα, heredera única,
obligada a casarse con el pariente más próximo, para mantener el patrimonio de la
familia.
-Νο podía actuar como propietaria comprando o vendiendo bienes raíces.
Las tareas tradicionales de las señoras del oikos (οἶκος)
2consideradas mucho menos importantes que las tareas del hombre,
eran: elaboración de tejidos, actividad al que dedicaban mucho
tiempo y que era muy importante para la economía del oikos, pues
podían vender estos tejidos; preparación del alimento y del pan,
actividad muy importante porque la mujer debía moler el grano y
preparar el pan; limpiar el hogar, preparar remedios caseros, cuidar
de familiares enfermos, criar y educar a sus hijos, supervisar a la
Horno de patio servidumbre y ocuparse de las tareas funerarias de la familia. La
mujer era administradora de la casa; la llave de la despensa era su
atributo más relevante; el hombre podía retirársela si comprobaba que su mujer
despilfarraba o acaparaba en exceso.
Las labores de la mujer de un campesino eran parecidas a estas, pero en lugar de
organizar a los esclavos tenía que hacer el trabajo ella misma. El trabajo era interminable
y dejaba a las mujeres poco tiempo de ocio.
La separación de los sexos estaba perfectamente expresada en la arquitectura, con zonas
separadas para hombres y mujeres. La parte de las mujeres en la casa es el gineceo, que
son las habitaciones más alejadas de la calle y de las zonas comunes de la casa... Las
mujeres libres permanecían habitualmente recluidas de tal forma que no pudieran ser
vistas por los hombres, salvo que se tratara de familiares muy directos. Las esclavas, en
cambio, deben salir a realizar tareas.
2
Heródoto las llama ἔργα γυναικεῖα, Jenofonte (Económico) habla de basileia (reina de las abejas)
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En el gineceo transcurría casi toda su vida. Allí criaba la esposa a los hijos, reteniendo a
su lado a las niñas, mientras que los niños se educaban a partir de los siete años en las
escuelas y en los gimnasios. El marido actuaba como protector de su mujer y la mantenía
a salvo de los peligros de la vida que quedaban fuera de los dominios del oikos.
La mujer de clase media y alta sale a hablar con las vecinas -eso sí, acompañada siempre
de una sirvienta- y participa activamente en importantes festividades; con sus maridos
asistían a las Panateneas, de los Misterios de Eleusis y de las Fiestas Dionisíacas, y de
modo especial en festejos reservados exclusivamente a mujeres, como las Adonias o las
Tesmoforias -fiestas en honor de Deméter y Core. Las mujeres de clase baja también
deben muchas veces salir a trabajar, y del mismo modo las esclavas, que realizan tareas
como ir al mercado o a la fuente. Las mujeres de cualquier clase social salen también en
los funerales. Parece que también podían acudir a los festivales dramáticos.
A diferencia de la mujer ateniense, la espartana gozaba de una gran igualdad respecto a
los hombres. Era educada en el mismo régimen de dureza y privaciones que los hombres,
e incluso competía con ellos en los certámenes atléticos. Las muchachas espartanas
practicaban, al igual que los jóvenes, ejercicios gimnásticos y eran las únicas en toda
Grecia que podían asistir a los Juegos Olímpicos. En las fiestas dedicadas a Hera
competían en carreras en las que se premiaba a la vencedora con una rama de olivo.
Participaban en todas las fiestas públicas con cantos, danzas y juegos. Una vez casada, la
mujer espartana se encargaba del gobierno de la casa, sin quedar recluida.
3.3 LA MUJER EN EL ESPACIO PÚBLICO: SACERDOTISAS, PROFESIONALES,
PROSTITUTAS.
SACERDOTISAS
Las mujeres atenienses desempeñaban un papel
importante, tanto en los ritos familiares como en los
públicos. Tenían importantes funciones en los ritos
religiosos; eran sacerdotisas en más de cuarenta cultos Mujer oficiando en un
públicos, formaban coros y desempeñaban un papel importante altar, kílix de figuras rojas
por Chairias, c. 505 a. C.
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en las procesiones. La sacerdotisa hiereia (ἱέρεια), “mujer sagrada”, aunque no era una
autoridad espiritual o mística, sí tuvo autoridad cultural en ciertos contextos. En efecto,
los detalles conocidos del calendario festivo ateniense hablan de su activa participación
y protagonismo en muchas celebraciones (Tesmoforias, fiestas en honor a Deméter para
obtener una buena cosecha; Antesterias, a Dionisos donde se rememoraba a los muertos
y se celebraba la cosecha de vino; Arreforias, donde dos doncellas vivían un año en la
Acrópolis cuidando del olivo sagrado y tejiendo un peplo nuevo para Atenea; Misterios
de Eleusis; Panateneas…)
PROFESIONALES
Sabemos que las mujeres desempeñaban variados oficios, acompañando a los varones
en trabajos masculinos que no tenían ligación con las labores femeninas, aunque son
difíciles de ver en las fuentes: artesanas, banqueras, pintoras, aparecen como casos
excepcionales. Las comadronas y las nodrizas están relacionadas con labores de cuidado
y cura. En algunas escuelas filosóficas hubo algunas mujeres, como sucedió en el Jardín
de Epicuro.
Afrodita de Cnido. Praxíteles, 360 a.
PROSTITUTAS
C.
La prostitución florecía ya en Grecia desde el período
arcaico... Uno de los medios para hacer de Atenas una
ciudad atractiva fue el establecimiento de burdeles,
propiedad del Estado, que eran regidos por esclavas. No
sólo las esclavas eran prostitutas... muchas mujeres li-
bres, ciudadanas o no, practicaban la profesión. Tenían
que estar registradas y pagar un impuesto especial. Las
niñas expósitas, extranjeras y esclavas eran con
frecuencia dedicadas a esta actividad.
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Había diferentes tipos:
- Concubinas o παλλακαί. Algunos hombres tenían una concubina, que incluso podía ser
residente estable en la casa familiar, aunque la ley ateniense no permitía la bigamia. Los
hijos con ellas no podían ser considerados como ciudadanos. La violación de una
concubina acarreaba las mismas penas que los delitos cometidos contra una esposa
legítima. Eran las únicas mujeres de Atenas que ejercían control independiente sobre
importes considerables de dinero.
- Prostitutas o πορναί para el placer físico.
- Compañeras (heteras) o ἑταίραι. Eran cortesanas,
acompañantes profesionales educadas para el placer
físico e intelectual del varón, que gozaban de
independencia económica y cierto prestigio, tenían for-
mación intelectual y poseían talento artístico. No es
accidental que la mujer más famosa en la Atenas del siglo
V fuera Aspasia, mujer inteligente y culta, nacida en
Mileto, que empezó como hetera y terminó como esposa
de Pericles, y que reunía en la casa de ambos a la
intelectualidad de su época, además de ser logógrafa e
Ἀσπασία. (c. 470 a. C. -c.
investigar sobre ginecología. 400 a. C.)
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