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El documento 'El Significado Oculto del Perdón' de Sergei O. Prokofieff explora la importancia del perdón en la evolución espiritual de la humanidad, destacando su relevancia en el contexto de la Antroposofía. A través de un análisis de la relación entre culpa y perdón, el autor argumenta que el desarrollo del perdón es esencial para la transformación moral y espiritual del individuo en la actualidad. El texto también establece conexiones entre el perdón y las etapas de la evolución cultural postatlante, enfatizando su papel en la relación del Yo humano con los demás y el mundo espiritual.
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El documento 'El Significado Oculto del Perdón' de Sergei O. Prokofieff explora la importancia del perdón en la evolución espiritual de la humanidad, destacando su relevancia en el contexto de la Antroposofía. A través de un análisis de la relación entre culpa y perdón, el autor argumenta que el desarrollo del perdón es esencial para la transformación moral y espiritual del individuo en la actualidad. El texto también establece conexiones entre el perdón y las etapas de la evolución cultural postatlante, enfatizando su papel en la relación del Yo humano con los demás y el mundo espiritual.
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SERGEI O.

PROKOFIEFF

EL SIGNIFICADO OCULTO DEL PERDON

Dedicado al LXVI Aniversario de la


Conferencia de Navidad 1923/24

Editorial Rudolf Steiner S.A.


Guipúzcoa, 11-1º izda
28020 Madrid - España

Telf. 91-553-14-81

Editorial Antroposófica
El Indio 1837
1607 Villa Adelina
Buenos Aires - Argentina
Título original: The Occult Signifacance of Forgiveness
Traducción del ruso por Simón Blaxland de Lange
Traducción del inglés por Mercedes Duarri Portada "Regreso del hijo pródigo". Rembrandt - Museo Hermitage

©1991 - Verlag Freies Geistesleben


©1991 - Temple Lodge Publishing ©1995 - Editorial Rudolf Steiner S.A. Primera edición
©2001-Editorial Rudolf Steiner S.A. en coedición ©2001- Editorial Antroposófica de Argentina.
Segunda edición revisada por Mercedes Duarri y Paul Corman

ISBN: 84-89197-62-8
Depósito Legal: M-22243-2001
Impresión: Sarabia, S.L.
Fotomecánica: Montytexto
Diseño portada: Guillermo Costa
Maquetación: Lola López de Cuéllar
ÍNDICE

Prefacio 7

Prefacio a la segunda edición 9

Parte Primera

I. La urgencia del problema del perdón en nuestro tiempo 11

II. La quinta petición del Padrenuestro y la quinta época post-atlante 15

III. Siete ejemplos de perdón 27

IV. La naturaleza del perdón desde el punto de vista científico- espiritual 59

V. El perdón como parte esencial en el camino crístico moderno 69

1. Primera fase

2. Segunda fase

3. Tercera fase

4. Cuarta fase

5. La redención de las fuerzas opositoras

6. El particular significado de la redención de Lucifer en nuestro tiempo

VI. El significado oculto del perdón 103

1. Las condiciones fundamentales del perdón

2. El perdón y la actividad kármica del Cristo

3. El arquetipo cósmico del perdón

4. La influencia del perdón sobre la vida del hombre después de la muerte

5. El perdón como poder formativo social

VII. La naturaleza del perdón y los siete pasos de la Iniciación maniquea 157

Parte segunda

I. El impulso maniqueo en la vida de Rudolf Steiner 177

Postdata 219

Apéndice 1

El texto de una "Llamada a la Reconciliación" por María Steiner 229

Apéndice 2

El texto de respuesta a la "Llamada" escrita por Ita Wegman 235

Notas adicionales 237


PREFACIO

El presente tratado está basado en el contenido de dos conferencias dadas por el autor en la Rama Vidar de
Bochum y en la Rama del Goetheanum en Dornach, los días 26 de Febrero y 5 de Julio de 1989
respectivamente, de las cuales, la última fue incluida en el tema general "Aspectos futuros de la
Antroposofía".

En contestación a las numerosas demandas del auditorio y ante la propuesta de la casa editora, "Verlag
Freies Geistesleben", en Stuttgart, el autor decidió presentar dicho contenido por escrito, decisión que supuso
un considerable desarrollo y profundización del tema en su conjunto¹.

Aparte de la urgencia de este tema en particular, se verá que, trabajando sobre él de modo
científico-espiritual, (como en las páginas del presente trabajo), puede darnos una prueba todavía más clara
del verdadero significado de la Antroposofía para nuestra época. Porque sólo ella tiene la capacidad de
contestar a muchas preguntas candentes de los tiempos modernos y también puede dar una base firme para
una verdadera comprensión de esas fuerzas morales y espirituales, de cuyo desarrollo tanto depende el
destino del impulso crístico en nuestra época.

¹ Solamente cuando se terminó de hacer esta obra, se planteó al autor la pregunta de si estaba, y en ese
caso, cómo, este camino del perdón relacionado con la biografía de Rudolf Steiner. Lo que resultó tras
investigar este asunto, se encuentra en la segunda parte del libro, titulada "El impulso en la vida de Rudolf
Steiner".

Y el "Perdón" pertenece sin duda a esas fuerzas moral-espirituales vitalmente importantes que se deben
desarrollar en la humanidad en el futuro inmediato.

El tema del "Perdón" es de particular importancia para los antropósofos, tanto más cuanto que éstos tienen la
misión de desarrollar una relación consciente entre los impulsos centrales y los signos de la época. En el
ejemplo de la vida de Rudolf Steiner y en la conferencia de Navidad de 1923/24, (cuyo sesenta y seis
aniversario se cumple cuando se escribe esta obra), se puede discernir el significado de este tema, no sólo
para la anterior evolución del Movimiento Antroposófico y de la Sociedad Antroposófica, sino también y, en
particular, para su presente y futura evolución.

En este sentido, (y sobre esto hablaremos ampliamente en el último capítulo), tenemos en la Conferencia de
Navidad un reluciente y profundamente enraizado arquetipo para la evolución espiritual, no sólo dirigido a la
Sociedad Antroposófica, sino, en sentido más amplio, hacia la humanidad en su totalidad.

Navidad 1989. Sergei O. Prokofieff


PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN

La necesidad de publicar una segunda edición inglesa de este libro en tan breve tiempo, es testimonio del
vivo interés que ha suscitado en numerosos lectores el tema del perdón a la luz de la ciencia espiritual.

Para preparar esta segunda edición, mi empeño ha sido formular ciertos pensamientos de manera más
precisa y añadir algunas breves aclaraciones en relación con preguntas que me han sido formuladas desde la
publicación de la primera edición.

También aparecen dos ampliaciones que representan aspectos adicionales del presente tema.

Por lo demás el texto de esta segunda edición ha sido revisado y en todo lo esencial permanece sin cambios
con respecto a la primera edición.

Edimburgo, Mayo 1992 Sergei O. Prokofieff


PRIMERA PARTE

La urgencia del problema del perdón en nuestro tiempo

"El que realmente conoce a Dios, no


encontrará necesario perdonar a su hermano.
Sólo necesitará perdonarse a sí mismo por no
haber perdonado mucho antes"

LEON TOLSTOI

Si volvemos al camino de desarrollo de la humanidad en los tiempos presentes y esencialmente a la historia


del siglo XX, (posiblemente el siglo más doloroso y trágico de toda la existencia terrestre de la humanidad)
podemos darnos cuenta del alcance de la preocupación por el pro- blema de la "culpa".

En nuestro siglo, se ha discutido una y otra vez, en todos sus aspectos, comenzando por la "culpa" de una
persona ante otra y terminando con la "culpa" de una nación con respecto a otra. La Sociedad Antroposófica
no es una excepción al respecto, porque en ella también se han suscitado debates durante años, incluso
décadas, acerca del problema de la "culpa", en los trágicos acontecimientos que acaecieron tras la muerte de
Rudolf Steiner, acontecimientos cuyas consecuencias permanecen con nosotros incluso hoy día.

La mayoría de las discusiones suscitadas sobre este tema en todo el mundo, tanto dentro como fuera de la
Sociedad Antroposófica, generalmente han supuesto un rotundo fracaso a la hora de tener en cuenta la
contraposición de la concepción negativa de la "culpa", es decir, la positiva concepción del "perdón". Esta
circunstancia se ha asociado en particular al hecho de que el problema de "culpa" o "inocencia" es, ante todo,
un asunto legal, mientras que el del "perdón", es una cuestión ética o moral. En la época actual de
materialismo e intelectualismo partidista, la humanidad está conducida a una gran cantidad de asuntos
legalistas abstractos (asuntos sociales y de conducta individual) más que hacia impulsos morales y
espirituales. En este sentido, los "mandamientos" o "leyes" que se dan a un individuo o a un grupo social,
juegan, en nuestra sociedad, un papel más importante que el que ejercen las intuiciones morales sobre el
individuo y que, brotando de lo más íntimo de su ser, proceden del desarrollo individual, al nivel que Rudolf
Steiner, en su libro "La Filosofía de la Libertad", denomina como individualismo ético(1).

El logro de este nivel de desarrollo interior está, sin embargo, conectado de una manera muy directa con el
potencial del segundo concepto positivo a que antes nos referimos como el "perdón" surgiendo entre la
humanidad.

La polaridad que hemos señalado entre los conceptos de "culpa" y "perdón" es al mismo tiempo una especie
de barómetro entre su mutua relación, la que nos indica con precisión la amplitud en la que actúa el verdadero
impulso crístico en nuestra civilización. También podemos decir que el contraste entre la manera de pensar
basada exclusivamente, por un lado, en los "mandamientos" del Antiguo Testamento y las leyes del Derecho
Romano y por otro en los futuros ideales crísticos de libertad y amor, se nos presenta aquí con absoluta
claridad.

Sin embargo, a pesar del hecho de que semejante estado de cosas es tan claro y evidente, hay que decir con
profundo pesar que las fuerzas internas del perdón están muy poco desarrolladas dentro del alma del hombre
moderno. Lo anterior tiene que ver, sobre todo, con el hecho de que el principio de la "prédica moral" y el
"imperativo moral" (que la humanidad ha practicado durante siglos) han perdido progresivamente su poder, a
medida que ha comenzado el desarrollo del alma cons- ciente en nuestra época. Y el alma consciente se
alcanza dentro del hombre mediante una abrumadora necesidad, surgida de un conocimiento de los más
profundos impulsos espirituales de la época, para encontrar los fundamentos y las fuerzas para una relación
libre e individualmente moral con uno mismo y con el mundo y no rindiéndose a ciegas o acatando
pasivamente cualquier imperativo moral que se nos presente desde fuera.
Esta es la necesidad central del hombre moderno, para alcanzar también los impulsos morales de la
evolución humana, a través del conocimiento espiritual que la Antroposofía, la moderna ciencia del espíritu,
está llamada a satisfacer (entre muchas otras).

Por eso la Antroposofía es tan pertinente, podríamos incluso decir indispensable, para aquellos que a través
de una correcta comprensión de los "signos de los tiempos", aspiran a mantenerse al corriente del nivel
moderno de la evolución espiritual del mundo y de la humanidad.

13
II

La quinta petición del padre nuestro y la quinta época postatlante

"Y perdónanos nuestras deudas, así como


nosotros perdonamos a nuestros deudores".

Mateo 6:12

Para poder conseguir un verdadero entendimiento del problema del perdón, considerándolo desde un punto
de vista más espiritual u oculto, empezaremos desde su relación central con la presente quinta época
postatlante.

El prominente antropósofo y fundador de la Comunidad de Cristianos, Friedrich Rittelmeyer, que fue uno de
los más próximos y avanzados pupilos esotéricos de Rudolf Steiner, explicó esta relación (que es de extrema
importancia para todo lo que sigue) en un pequeño libro que escribió acerca de la oración fundamental de la
cris- tiandad, el "Padre Nuestro".

En el capítulo introductorio, titulado "En Oración", podemos ver una profunda exposición de la relación interna,
que existe entre las siete peticiones del Padre Nuestro y las siete épocas culturales postatlantes de la
evolución humana. Así la primera época postatlante (la antigua civilización Hindú) se fundó sobre la
capacidad que tenían los antiguos hindúes de ver, tras la maya de lo físico, los últimos vislumbres de la gran
revelación de la humanidad, una experiencia directa de la actividad del Espíritu o el Nombre de la Divinidad
que se mantuvo en secreto por todas partes. La antigua época Persa tiene como principal misión la de
permear la evolución terrestre, incluso la existencia física del hombre sobre la Tierra, con las fuerzas del
divino Reino de la Luz, las fuerzas del Dios-Sol Ormuz, en cuyo semblante, los antiguos persas, bajo la
dirección de Zaratustra, aprendieron a reconocer que era Cristo quien tenía que venir. La evolución de la
tercera época, la Egipcio-Babilonia, Asirio-Caldea, estuvo bajo la dirección de los sacerdotes de los Misterios,
quienes procuraron discernir en los movimientos regulares de las estrellas fijas y móviles, la Voluntad de los
más altos Dioses que gobiernan el universo y basándose en esa Voluntad, dotar al pueblo confiado a ellos, de
las leyes capaces de dirigir su vida personal y social. "Sólo en la cultura Greco-Romana llegó el hombre del
todo a la Tierra" (2). El problema del "Pan de cada día" es consecuencia directa de este proceso en la cuarta
época. Es un reflejo de la nueva y objetiva relación que alcanzó la humanidad como un todo, frente al mundo
terrestre circundante.

Finalmente Friedrich Rittelmeyer escribe sobre nuestra quinta época cultural: "Las culturas alemana y
anglosajona tienen la misión de unirse al Yo humano dentro del alma consciente. Con esto empieza a
destacarse una nueva cuestión, por la que lucha el destino personal, que abarca también la relación de un Yo
humano con los Yoes individuales humanos de los otros y la relación del Yo humano con el mundo espiritual,
El hombre se siente a sí mismo como involucrado de manera más libre y más consciente que hasta entonces
en la batalla entre el Bien y el Mal".

La llave de esta época es la quinta petición del Padre Nuestro: "Y perdónanos nuestras deudas, así como
nosotros perdonamos a nuestros deudores"; ésta es la llave de todo el conjunto que se va a presentar aquí.

Para terminar la secuencia existen la sexta y la séptima épocas culturales (la Eslava y la Americana) que aún
están por venir. La primera de ellas producirá el dualismo que, especialmente desde nuestra quinta época
Postatlante en adelante, está inherente en el ser humano por primera vez, completamente manifiesto, no sólo
en la vida interior sino también exteriormente, en la vida social. Lo que Rudolf Steiner describe como la futura
división de la humanidad en dos razas, la buena y la mala, encontrará su inicial expresión embrionaria en la
época Eslava (3). Es significativo que en las pinturas de la cúpula pequeña del primer Goetheanum, el
"hombre Eslavo" esté representado junto a su oscuro doble (4). Así esta condición futura del ser humano se
puede caracterizar mejor con la ayuda de la sexta petición del Padre Nuestro: "Y no nos induzcas a la
tentación". Esto quiere decir: No nos permitas sucumbir bajo las oscuras fuerzas del doble en nosotros. Lo
mismo que la séptima petición: "Mas líbranos del Mal", es una indicación del carácter fundamental de la
séptima época, la que se asociará con el comienzo de "la guerra de todos con- tra todos", el final del ciclo de
las siete épocas postatlantes y el tiempo anterior al comienzo de un gran período nuevo de la evolución
terrestre (5).

Ahora examinaremos con más detalle la quinta petición del Padre Nuestro. Friedrich Rittelmeyer (6) lo
caracteriza de manera que nos posibilita ver la amplitud con que esta petición de la oración fundamental de la
Cristiandad está directamente relacionada con nuestro tiempo.

Existen cuatro problemas en particular que podríamos contemplar como los puntos centrales de nuestra edad
moderna:

- El problema del Yo.


- El problema de las relaciones sociales (es decir, la relación de un Yo con otro).
- El problema de las relaciones conscientes con el Karma.
- El problema del Mal.

Estos cuatro problemas están íntimamente relacionados con la frase del Padre Nuestro que ahora estamos
considerando.

Primeramente, el problema del Yo está conectado a esta quinta petición ya que (y esto se verá claro más
adelante) sólo partiendo de las fuerzas de un Yo completamente evolucionado, como se hace manifiesto en el
alma consciente y que posteriormente busca el camino con el Yo superior, puede un acto de verdadero
perdón ser consumado en la Tierra. Es a esta relación del yo inferior con el Yo superior en el acto del perdón
a lo que se refiere la primera parte de la quinta petición "Y perdónanos nuestras deudas". Estas son las
palabras con que el yo inferior de cada hombre se dirige interiormente hacia su Yo superior.

En segundo lugar, el problema social como tal es la relación de un Yo con otro Yo. Con esto, no sólo se
relaciona la segunda parte de la quinta petición "como nosotros perdonamos a nuestros deudores" sino
también la interpretación que nos da Rudolf Steiner. En sus conferencias sobre la oración fundamental de la
Cristiandad (7), habla en cierta medida de la conexión entre la quinta petición del Padre Nuestro con el cuerpo
etéreo del hombre y, a través de esto, su conexión con el medio ambiente social. Porque es a través de
ciertas cualidades del cuerpo etéreo, cómo el hombre entra en conexión con otros colectivos en la Tierra, bien
sea familia, nación o incluso una época entera: "Uno pertenece a una comunidad a través de ciertas
cualidades del cuerpo etéreo... por lo que ese cuerpo etéreo tiene la misión de adaptarse a otros cuerpos
etéreos... Una disarmonía individual con la comunidad representa un encogimiento del cuerpo etéreo" (8). Y lo
que procede de defectos en el cuerpo etéreo, es designado por una comunidad como deuda o culpa (9). Así,
si no hacemos esfuerzos constantes para aportar salud a la vida social, surgida de un verdadero espíritu de
perdón, es actualmente imposible que se forme un organismo social sano en nuestra época actual. Porque
toda tendencia hacia la venganza o el rencor, ejercen sobre ella el efecto de un fuerte veneno.

En tercer lugar, el problema del karma en la vida humana tiene también su expresión en la misma petición del
Padre Nuestro que estamos considerando. Por un lado está el karma individual del hombre asociado con el
Yo y por otro lado, el karma que conecta a un hombre con otro a través de la evolución terrestre (el Yo
humano individual con el colectivo social al que karmicamente pertenece).

Y en cuarto lugar, la quinta petición del Padre Nuestro tiene una relación directa con el problema central de la
quinta época postatlante, el problema del Mal. Porque justo en la cuarta época postatlante, el principal
problema interno del alma humana fue, junto con la necesidad de un soporte físico para el organismo
terrestre, el de nacer y morir a través de la existencia terrenal que deriva de ello, implícito en la petición: "El
pan nuestro de cada día dánoslo hoy". El principal problema interno para el alma humana en la actual quinta
época, es la confrontación con el Mal y la manera de encontrar una correcta relación con él (10). Mientras que
las tres primeras peticiones del Padre Nuestro se refieren al mundo divino espiritual y la cuarta petición se
refiere a la Tierra y a la naturaleza esencial de la encarnación física del hombre, las tres últimas peticiones
están en relación directa con el problema del Mal y se dirigen a la necesidad de una oposición más activa y
consciente hacia él. Porque sólo a través de una lucha consciente con el Mal, lucha que sólo empieza con el
florecimiento de la quinta época postatlante, (a través de vencer las fuerzas de oposición y del Mal desde
dentro de uno mismo y después en el mundo exterior) el hombre podrá progresivamente alcanzar la meta que
se le ha preparado como finalidad de la evolución y que es: llegar a ser, con el tiempo, la nueva Décima
Jerarquía espiritual, la guía de la libertad y del amor en el cosmos (11).

El camino que nos lleva a conseguir ser la Décima Jerarquía, a través de la superación de las sucesivas
fuerzas del Mal, se desarrolla en la quinta petición del Padre Nuestro que, como hemos visto, se refiere a la
presente quinta época postatlante. Por esta razón es esta petición de tanta importancia para nosotros, porque
representa el principio del camino evolutivo cristiano de la humanidad, si tenemos que alcanzar
verdaderamente la meta que se nos ha propuesto a través de las fuerzas conductoras del mundo. A partir de
aquí, la única petición del Padre Nuestro a la que Cristo añade un comentario, es esta quinta petición. Así,
inmediatamente después de que Cristo Jesús ha dado a sus discípulos la oración fundamental del
Cristianismo, la explica como sigue: "Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre
perdonará vuestras ofensas". (Mateo 6: 14-5). Más aún, el significado esencial que va unido a estas palabras
de la oración en el Evangelio, está ampliamente confirmado en la verdadera y fundamental situación, que
conlleva la quinta época en la evolución postatlante. Ya que, de acuerdo con la investigación científico
espiritual de Rudolf Steiner, la quinta época cultural es de la que depende todo; (el camino del perdón) es algo
nuevo que se ha añadido y que debe de ser llevado hasta la sexta época. La sexta época cultural se hundirá
en la decadencia, será una cultura en declive y en la séptima época cultural aún se hará más evidente (12).

Y finalmente, una consideración sobre la total evolución cósmica de la Tierra bajo la luz del contenido
esotérico del Padre Nuestro, nos puede hacer ver el significado de esta quinta petición desde otro aspecto. Ya
que si comparamos las siete peticiones de la oración con la evolución cósmica, surgen las siguientes
interrelaciones. Las tres primeras peticiones acerca del Nombre, el Reino y la Voluntad, son expresión de las
principales fuerzas formativas de las tres condiciones planetarias previas a la Tierra. Así el antiguo Saturno se
formó como consecuencia del sacrificio cósmico de los Espíritus de la Voluntad; la formación, de las
condiciones del Antiguo Sol tuvo lugar gracias a que los Espíritus de la Sabiduría establecieron un Reino
Solar de Sabiduría, y por consiguiente, ejercieron su autoridad sobre la encarnación del Sol de nuestra Tierra.
En la antigua Luna, con el despertar de la conciencia imaginativa entre la humanidad terrestre (13), la
revelación del Nombre divino que fue enviado desde el Sol a través de los Espíritus del Movimiento, se hizo
incluso más accesible para todos los seres y procesos que le rodearon.

La cuarta petición del Padre Nuestro da expresión a la tendencia fundamental de la primera mitad de la
evolución terrestre, que continúa hasta el Misterio del Gólgota y que está guiada prioritariamente por las
fuerzas de Marte. Su misión consistía en dirigir a la humanidad hacia todo lo físico, a la experiencia directa del
significado "del pan de cada día" para la vida terrestre. Mientras que la quinta petición expresa la tendencia
fundamental de la segunda mitad de la evolución terrestre, la Crística, la que tiene como misión dirigir a la
humanidad, a través de su ser permeado por el impulso Crístico, desde el mundo de la materia hacia el
mundo del espíritu, desde el mundo de la necesidad natural, donde todavía imperan las "leyes" y los
"mandamientos", hacia la total libertad moral y el pa- raíso, que son los frutos de la consciencia humana
afanándose por conseguir los mundos superiores a medida que va ascendiendo desde el yo inferior al Yo
superior. Esta ascensión se logrará completamente, sólo al final de la total evolución de la presente Tierra y
servirá como base para su posterior transición de la Tierra (Mercurio) hacia su inmediata encarnación
cósmica, Júpiter. El comienzo de este proceso ha de ser el desarrollo de toda la humanidad como un conjunto
de fuerzas espirituales, surgiendo de la capacidad de auténtico perdón.

Deberíamos, en este punto, observar brevemente, que el aspecto más importante del conflicto entre el Bien y
el Mal que tendrá lugar en nuevo Júpiter, se tiene que encontrar en la sexta petición del Padre Nuestro (14).
Finalmente, la consiguiente división cósmica entre el Bien y el Mal sobrevendrá en nuevo Venus y es a esto a
lo que se refiere la última petición de la oración (15).
Así se deduce, de todo lo dicho anteriormente, que en la quinta petición del Padre Nuestro no hay solamente
un principio guiador para toda la quinta época postatlante, sino que hay también una indicación del camino
espiritual que toda la Cristiandad andará en el transcurso de la segunda mitad de la evolución terrestre,
manteniéndose bajo el signo de Mercurio y que tomará como punto de partida el Misterio del Gólgota. Una de
las fases más importantes (el logro del hombre de adquirir la capacidad de verdadero perdón) debe ser
explicada ahora con más amplitud. Sin embargo hay que subrayar que la capacidad del perdón no es la
primera fase, ni la última, ni la más alta de las que ha de alcanzar el hombre.

En el ciclo moderno de la evolución terrestre, podemos distinguir cuatro etapas de este camino, una la que
precede y las otras dos que son posteriores a la del "perdón". Es un camino que, aunque tiene su origen en el
Misterio del Gólgota, no es sólo un camino Crístico en el sentido moral o ético, sino que ante todo es un
camino oculto de conoci- miento, que al mismo tiempo, conduce a una experiencia más directa del Ser Cristo,
y a un conocimiento más profundo de Él. Sólo eso posibilitará al hombre moderno llegar a ser un colaborador
consciente al servicio del Cristo en el proceso de adecuar Su trabajo en la Tierra y esto significa convertirse
en Su amigo, en el sentido de Sus pala- bras en el Evangelio de San Juan: "Ya no os llamo siervos, porque el
siervo no sabe lo que hace su amo, a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre
os lo he dado a conocer". (15:15)

Según estas palabras, la diferencia más importante entre "siervos" de Cristo y Sus "amigos" es que los
primeros, los "siervos", continúan dirigidos por "leyes" y "mandamientos" dados desde fuera, mientras que el
trato distinguido que se da a los segundos, los "amigos", es ante todo y sobre todo el conocimiento de lo que
el Cristo espera de nosotros en cada nuevo período de la evolución terrestre; para nosotros significa lo que Él
espera ahora en esta quinta época cultural postatlante. Pero es precisamente lo que la Antroposofía, con su
proclamación del evento espiritual central de nuestro tiempo, (la aparición del Cristo en el cuerpo etéreo) está
llamada a hacer saber a la humanidad.

En este sentido, podemos ver la Antroposofía, no sólo como un compendio de conocimientos sobre los
mundos espirituales, sino también como un verdadero lenguaje que el hombre moderno puede dirigir
directamente al Cristo Etéreo (quien incluso ahora está trabajando entre la humanidad) para poder
preguntarle acerca de las cosas más importantes que Él "oyó venidas del Padre" en relación con nuestra
propia época. Rudolf Steiner se refiere a este parti- cular significado de la Antroposofía o moderna ciencia del
espíritu, con las siguientes palabras: "Entonces tratemos de hacer de la ciencia espiritual algo nuestro, no
como una simple enseñanza, sino como un lenguaje y después, esperemos hasta que encontremos en este
lenguaje, las preguntas que podamos formular al Cristo. ¡Él contestará, sí, Él contestará! Y abundantes serán
las fuerzas del alma, el refortalecimiento del alma, los impulsos anímicos que nacerán para aquellos que, lejos
de las grises profundidades espirituales, que son características de la fase actual de la evolución humana
presente, recibirán las indicaciones del Cristo (y en el futuro próximo se las dará a aquellos que las buscan)"
(16). Porque en nuestra época es la bús- queda de la relación consciente con la nueva revelación del Cristo
en el reino etéreo, con todas las tareas espirituales y sociales que emergen de ella, lo que puede trans-
formar al hombre de individuo humano de hoy en amigo de

Cristo en el verdadero sentido de la palabra. Y la capacidad más importante que el hombre debe desarrollar
interiormente (aparte de estudiar la ciencia espiritual, el lenguaje espiritual en el que el Cristo Etéreo desea
hablar al alma humana moderna) es la del verdadero perdón, una capacidad que, como se verá más tarde,
tiene en su naturaleza oculta una relación bastante particular con la experiencia del Cristo Etéreo y es al
mismo tiempo parte del camino que conduce desde su moderna revelación etérea hasta Su más alta
revelación en el futuro. Sin embargo, antes de volver a una descripción más detallada del camino que hemos
perfilado, y sobre todo, a una valoración más completa de los fundamentos ocultos y de la naturaleza
espiritual del proceso del perdón, es necesario explicar su significado para la época moderna, a través de
ejemplos concretos que nos permitirán apreciar cuán ampliamente la humanidad necesita el perdón, pero ya
no bajo la forma de una prédica abstracta, sino como un directo conocimiento científico-espiritual.
III

Siete ejemplos de perdón

El problema del perdón ha surgido, quizás de una manera más aguda y patente para nuestra época, en el
libro de Simon Wiesenthal "El girasol. Una historia de culpabilidad y perdón" (7). La historia que se relata en
este original libro es como sigue. Durante la segunda guerra mundial, el autor de esta obra se encontraba en
el campo de concentración nazi de Lemberg. Las condiciones de vida en ese campo eran terribles. Cada día
se golpeaba y fusilaba a alguien; el trabajo, de la mañana a la noche, sobrepasaba la capacidad de la gente,
ya disminuida por el hambre. El más mínimo acto de insubordinación suponía la muerte, y las enfermedades y
el agotamiento llevaban a otros a la muerte.

Sucedió que el grupo de prisioneros al que pertenecía Simon Wiesenthal fue enviado a trabajar a un hospital
de campaña cerca del campo de concentración, en lo que había sido el Colegio Técnico Lemberg. En el
transcurso de este trabajo, se acercó una enfermera a Wiesenthal, que le preguntó si era judío y le invitó a ir
con ella a una de las salas del hospital. Le condujo a una pequeña y mal iluminada habitación, donde le dejó
solo al lado de un inválido que estaba vendado de la cabeza a los pies y que, a parte de sus labios, nariz y
macilentas manos, no se le podía ver nada más. Y Simon Wiesenthal, que estaba en constante peligro de
muerte, escuchó de labios de aquel moribundo la siguiente confesión todavía joven, de no más de veintiún
años. Era alemán, pero ya desde su más temprana juventud se había alistado al movimiento de las
juventudes Hitlerianas a través de la propaganda nazi, ingresando más tarde en las fuerzas de las S.S. siendo
enviado poco después al frente del Este.

El crimen del que el hombre moribundo quería hacer partícipe al prisionero judío, había sido decretado en
Dnyepropetrovsk (Ucrania). Una vez abandonada esta ciu- dad, los rusos habían minado muchas casas y
calles. Las explosiones se sucedían en la ciudad y algunos soldados del ejército alemán habían muerto. La
venganza no se hizo esperar. Ese mismo día, se envió a la subdivisión en la que servía el joven a la otra parte
de la ciudad, donde se había hecho la matanza. Hicieron entre ciento cincuenta y dos- cientos prisioneros
judíos, que sacaron de entre la pobla- ción civil de la ciudad, incluyendo a muchas mujeres, niños y ancianos
y los condujeron a un pequeño edificio que previamente habían llenado con bidones de gasolina. Cerraron
herméticamente las puertas de la casa y los sol- dados de las S.S. que lo rodeaban, recibieron la orden de
prender fuego a los bidones a disparos y de disparar sobre cualquiera que intentara salir por las ventanas. Y
fueron muchos los que intentaron así escapar de aquel infierno.

Una imagen en particular se le grabó en la memoria al moribundo: era la de un hombre sosteniendo a un niño
en sus brazos. Con las ropas en llamas y tapándole los ojos al niño, salta por la ventana. La madre salta
inmediatamen- te después.

"Abrimos fuego, pero nunca olvidaré a aquella familia, especialmente al niño..." Con estas palabras el
moribundo acabó su terrible relato.

Después de perpetrar ese crimen, la subdivisión de las S.S. a la que pertenecía fue enviada al sur. Había
fuertes
28

combates en la región sureste de Ucrania y en Crimea. Sin embargo, el recuerdo de aquel crimen no le
dejaba en paz. "Era mucho antes de que yo me diera cuenta de toda la culpa en que estaba incurriendo".

Poco a poco continuó diciendo a su interlocutor "Yo no nací asesino, he hecho de mí un asesino". Entonces
se fue dando cuenta. Pero poco después, durante un ataque, la consciencia de lo que había hecho se le
quedó grabada en el alma. El moribundo relató a Simon Wiesenthal lo que le sucedió a continuación: "Me
quedé inmóvil como si hubiera echado raíces en el suelo. Algo se acercaba a mí. Mis manos, que sostenían
un rifle con la bayoneta calada, empezaron a temblar. Entonces vi con total claridad a aquella familia
ardiendo, el padre con el niño y la madre detrás, que venían hacia mí. 'No, no les voy a disparar por segunda
vez, este pensamiento pasó por mi cabeza... Entonces una granada explotó a mi lado. Perdí la cons- ciencia.
Cuando recobré el conocimiento en la enfermería, me percaté de que estaba ciego. Toda mi cara estaba muti-
lada y la parte superior de mi cuerpo había sido grave- mente dañada. Sólo era un montón de heridas. Una
her- mana me explicó que el médico había extraído una gran cantidad de metralla de mi cuerpo. Es un
milagro que esté vivo. Valgo lo mismo que un muerto..."

Sin embargo, esos inmensos sufrimientos físicos no eran nada comparados con los tormentos morales y los
remorñlidimientos que, ahora que había recobrado la consciencia, experimentaba día y noche sin cesar, como
una lenta tor- tura que no paraba ni un momento: "Pero mi conciencia me remordía más aún. La casa en
llamas y aquella familia saltando por la ventana, no me dejaban en paz".

Finalmente, después de una breve pausa, el moribundo pronunció las siguientes palabras: "Yo sé que lo que
he contado es terrible. En las largas noches que he pasado

29

esperando la muerte, he tenido una y otra vez la necesi- dad de hablar con un judío de todo esto y rogarle su
per- dón... Ya sé que lo que pido es demasiado para usted. Pero sin una respuesta, no puedo morir en paz".

Se hizo el silencio después de estas palabras. La cuestión que se planteó tenía un significado profundo y
verdadero no sólo para los dos hombres que se hallaban en aquella habitación, sino para toda la humanidad y
su futura evo- lución. Sin embargo, para aquellos dos hombres que el destino había juntado de manera tan
extraña, la cuestión no se pudo resolver. Y Simon Wiesenthal, en silencio y sin una palabra de respuesta, dejó
la habitación. Al día siguiente, cuando fue a trabajar a la enfermería, se enteró que aquél joven con el que
había hablado el día anterior, había muerto esa misma noche. Así la historia encontró (al menos en
apariencia) su lógico final.

No obstante, para Simon Wiesenthal, éste sin duda no fue el caso. De hecho, lo que describe en su libro y
testifi- ca es que este aparentemente "insignificante" episodio, (incluso comparado con todos los horrores y
sufrimientos de los cuales fue testigo y experimentó en el campo) des- pués de transcurridos muchos años,
en cierto sentido fue para él el problema moral más importante de su vida. Un hombre que vivió el terrible
infierno de varios campos de concentración nazis, acostumbrado a contemplar la muer- te cada día y que en
más de una ocasión fue testigo de la muerte inocente de decenas, incluso de cientos de hom- bres, mujeres,
niños y ancianos, un hombre que después dedicó los últimos años de su vida a la búsqueda de cri- minales
nazis, para que fueran entregados a la justicia humana: este animoso y valiente hombre perdió todo su poder
cuando se confrontó con el problema moral a que había llevado el destino, un problema que, en cierto senti-
do, se plantea a toda la humanidad.

30

También podríamos decir que, a través del velo karma personal de Simon Wiesenthal, se ha manifestado algo
que roza con la verdadera esencia del karma de la humanidad actual. Así surge de un sentimiento entera-
mente interior que, en la búsqueda de resolver el proble- ma con el que se enfrenta, dirige su historia a todos
los hombres y mujeres. La segunda mitad de su libro consis- te en una serie completa de observaciones que
reflejan los muchos intentos de resolver este problema, por parte de gran variedad de personas.

Sin embargo, si uno se familiariza con esos intentos, se llega a sentir una y otra vez que el nivel de
compromiso adquirido le predestina al fracaso. En efecto, los argumen- tos "para" y "contra" el perdón que se
aducen en este nivel, pronto forman una especie de círculo cerrado del que no se puede salir. Con seguridad
un hombre sólo puede perdonar en nombre propio ¿Podría realmente per- donar en nombre de otros? O bien:
como cristiano consi- dero que el autor de la historia debería de haber perdona- do al hombre moribundo en
vista de su arrepentimiento. Pero como el autor no profesa la fe cristiana, el problema se vuelve irresoluble.
Se podrían argumentar muchas cosas sobre la segunda parte del libro. Si uno lee todas las cartas de los
lectores citadas en el libro, es imposible librarse de la impresión de que (en esta cuestión específi- ca como
puede que en ninguna otra), por un lado, se manifiesta una cierta debilidad espiritual en la humani- dad actual
y por otro, (y esto llega a ser una firme con- vicción) el de que la ciencia espiritual o Antroposofía puede y
debe tener algo que decir al respec- to. la misión de dar a conocer este nivel tan diferen- [karma] que sólo
puede brotar en nuestros días de los fru- te de entendimiento del ser humano (su vida y su destino tos de la
investigación espiritual).

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Habiendo sucumbido en el campo militar a un serio ata- que de neumonía que le tuvo bastante tiempo entre la
vida y la muerte, George Ritchie tuvo una serie de expe- riencias suprasensibles fuera de su cuerpo físico.
Estas experiencias, a pesar de ser a menudo de naturaleza exa- geradamente material y terrena,
consecuencia de la total falta de preparación de la conciencia necesaria para reci- birlas y también del enorme
alejamiento de todo lo espiri- tual en la vida de George Ritchie antes de la enfermedad, desde un punto de
vista antroposófico eran bastante vera- ces (no necesariamente siempre en su forma, pero en cual- quier caso
en su contenido).

32

Cristo suprasensible, sino ofrecer un comentario sobre su descripción. Baste decir que esta experiencia fue
en ade- lante decisiva para toda su vida y que cambió completa- mente su curso. De ser un joven moderno y
típicamente materialista, pasó a ser para el resto de su vida un cristia- no en el más profundo sentido,
convencido personalmen- te de las verdades fundamentales de la Cristiandad, no por las tradiciones
religiosas, sino por el mismo mundo espiritual.

Sin embargo, la experiencia suprasensible que le fue concedida a George Ritchie por su karma tuvo para él
otra consecuencia bastante diferente. Porque después de esto que sin duda fue el momento culminante de su
vida, cuando el mismo Cristo se le apareció en aquella visión clarividente, no hubo ningún deseo que
embargara su alma con tanta fuerza como el de experimentar otro encuentro suprasensible con Él: "La
soledad que sentí aquel año, la alienación del mundo circundante y las cosas que sucedían ¿no sería todo
una nostalgia de volver al momento en que me vi en Su presencia?" escribe Ritchie en su libro.tvinity

Sin embargo, George Ritchie tuvo que vivir todavía muchos meses con ese interrogante en su alma, esa pre-
gunta al mundo espiritual, hasta que pasado un año de aquel encuentro suprasensible con el Cristo, llegó una
res- puesta del mundo espiritual, que le indicó la posibilidad de una más amplia y a la vez diferente
experiencia del Cristo, aspiración que, desde entonces, se convirtió en el elemento más importante para el
resto de su vida, Nos describe ese nuevo conocimiento como sigue: "De repen- te, vi que no era bueno
buscarle en el pasado, incluso cuando ese pasado sucedió sólo quince meses antes. Aquella tarde supe en la
carretera de Rethel que, si quería sentir la proximidad del Cristo (y yo lo quería por encima

33

de todo), la tenía que encontrar en la gente con la que enfrentaba cada día". Esto fue para George Ritchie un
camino completamente nuevo hacia el Cristo y habla de sus comienzos con la sencillez americana
característica en él: El primer paso que di fue parar de intentar revivir aquella visión sobrenatural de Jesús y
comenzar a buscar- le en los rostros que tenía frente a mí en la mesa donde comíamos el rancho. Él me

Posteriormente cita algunas ocasiones en su libro, acerca de las experiencias directas con el Cristo a través
de las otras personas con las que se encuentra. Porque la mayor parte de estos encuentros fueron con
personas a quienes, en recuerdo de su experiencia clarividente, él podía asegurar, con absoluta certeza: Sí, a
través de los ojos de esta perso- na que tengo ante mí, Cristo mismo me está mirando y en los rasgos de la
cara de esta persona, se manifiesta ante mí el semblante del mismo Cristo. Por otra parte, el nivel de
conciencia de la persona con quien se encontraba George Ritchie en ese sentido, no tenía importancia
decisiva.
De los encuentros descritos por George Ritchie, hay uno en particular que tuvo una relación directa con
nuestro tema. Sucedió en Mayo de 1945, al final de la guerra, cuan- do Ritchie fue enviado como parte de un
grupo de médi- cos a un campo de concentración nazi, que justo entonces había sido liberado, en el territorio
alemán, no muy lejos de Wuppertal, para prestar urgente ayuda médica a los prisioneros que allí se habían
encontrado. Miles de perso- nas procedentes de algunos países europeos, muchos de ellos judíos, estaban al
borde de la inanición. Para muchos ya era inútil cualquier ayuda. Así a pesar de todos los esfuerzos médicos
y del incremento de alimentación, la gente continuaba muriéndose todos los días. Lo que Ritchie vivió como
testigo en el campo, fue más terrible que todas las experiencias de la guerra. Sin embargo,

34

ahora que había recibido una respuesta a lo que para él era la cuestión más importante, procuró también en
esta nueva prueba descubrir por todas partes la presencia del Cristo. Escribe acerca de esto: "Entonces
necesitaba verda- deramente mi nueva intuición. Cuando la repugnancia se hizo imposible de aguantar, hice
lo que había aprendido a hacer. Fui de un lado a otro de aquel cercado de alambre de espinos mirando a la
cara de los hombres hasta que vi la cara del Cristo mirándome". Y continúa: "Y así es como conocí a Wild Bill
Cody". No era su verdadero nombre, le llamaban así por la estupidez de los soldados americanos. Era de
origen judío polaco, pero George Ritchie difícil- mente pudo descifrar su verdadero nombre en sus docu-
mentos y finalmente no lo pudo recordar. Sin embargo, lo que le conmovió desde el principio fue el hecho
absoluta- mente incomprensible de que, comparado con el resto de los prisioneros del campo (cuya mayoría
casi no podía andar) Bill Cody era bastante diferente: "Su postura era erguida, sus ojos brillantes, su energía
infatigable". Y como hablaba cinco idiomas diferentes y era una especie de intérprete informal en el campo, su
ayuda para clasifi- car los papeles y documentos y averiguar las identidades de vivos y muertos era
indispensable. Sin embargo, el asombro de Ritchie se hizo aún mayor cuando se enteró del modo en que Bill
Cody trabajaba. Esto es lo que escri- be sobre el proceso: "A pesar de que Bill Cody trabajaba de quince a
dieciséis horas al día, no daba muestras de cansancio. Mientras que el resto de nosotros nos caíamos de
cansancio, él parecía aumentar su fuerza, "Todavía tenemos tiempo para este viejo", solía decir, "Ha esperado
todo el día para vernos". La compasión por sus compañe- ros del campo de concentración brillaba en su cara
y a ese calor vivo acudía yo en mis horas más bajas".

En resumen, George Ritchie fue incapaz de encontrar

35

otra explicación para aquellas excepcionales fuerzas físi- cas y anímicas de Bill Cody que la suposición de
que, a diferencia de los otros prisioneros, debía de llevar poco tiempo allí. Qué grande tuvo que ser su
asombro cuando descubrió entre los documentos de Bill Cody, que se guardaban en los archivos, que este
hombre había pasado ya seis años en el campo." ¡Mi perplejidad fue enorme, cuando los documentos de Wild
Bill nos fueron presenta- dos y comprobé que había estado en Wuppertal desde 1939! Durante seis años,
vivió en la misma dieta de ham- bre, durmió en las mismas barracas sin aire y llenas de infecciones y
enfermedades, como todos los demás, sin el más mínimo deterioro físico o mental. Y posiblemente más
asombroso aún, todos los grupos del campo le consi- deraban como a un amigo. Era el que arbitraba todas
las peleas entre los presos. Sólo después de pasar en Wuppertal unas cuantas semanas, me di cuenta de la
sin- gularidad de un puesto así en un conjunto donde los pri- sioneros de las diferentes nacionalidades se
odiaban entre sí tanto como odiaban a los alemanes". Y en las muchísi- mas situaciones de agudo conflicto
que surgían una y otra vez en el campo y más allá de sus límites... "De nuevo era Wild Bill nuestro gran
asesor", escribe Ritchie, "razonan- do con los diferentes grupos, aconsejando el perdón".

Durante bastante tiempo quedó sin resolver el enigma de este hombre singular para George Ritchie, hasta
que un día, en respuesta a una observación suya, algo que es tan difícil de olvidar para alguien que ha
soportado la prisión y todos los horrores de un campo de concentración, por- que muchos de ellos han
perdido a miembros de su fami- lia en los campos, Bill Cody relató finalmente su propia historia.
Este corto episodio es verdaderamente uno de los más significativos testimonios del potencial de poder que
tiene

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el perdón. Por la extrema importancia que tiene para nuestra posterior discusión, se citará textualmente tal
como se cuenta en el libro de George Ritchie: "Vivíamos en la zona judía de Varsovia", así comenzó
lentamente las primeras palabras que escuché hablando de sí mismo, "mi mujer, nuestras dos hijas y nuestros
tres chicos. Cuando los alemanes alcanzaron nuestra calle, pusieron a todo el mundo contra la pared y
comenzaron a disparar. Yo rogué que se me permitiera morir con mi familia, pero como hablaba alemán, me
confinaron a un grupo de trabajo". Hizo una pausa, quizás visualizando de nuevo a su mujer y sus cinco
niños. "Yo tenía que decidir en aquel mismo momento" continuó, "si me dejaba llevar o no por el odio hacia
aquellos soldados que habían hecho aquello. Realmente, fue una decisión fácil. Yo era abogado, en mis
prácticas había visto demasiado a menudo lo que el odio podía acarrear a las mentes y a los cuerpos de las
perso- nas. Justamente el odio había matado a las seis personas que más me importaban en el mundo.
Entonces decidí que me pasaría el resto de mi vida (tanto si duraba unos días como si fueran muchos años)
amando a cada persona con la que me encontrara".

Y Ritchie añade a esta terriblemente trágica historia las siguientes palabras de su propia cosecha: "Amar a
cada persona... ésta era la fuerza que había permitido a este hombre mantenerse bien ante tantas
privaciones. Era el Poder con que por primera vez me encontré en la habita- ción de un hospital de Texas y
aprendí a reconocerlo poco a poco donde fuera que quisiera brillar, independiente- mente de que el ser
humano fuera o no consciente de Él."

Aquí tenemos dos aspectos de esta historia que tienen un especial significado para la siguiente exposición de
nuestro tema. Ante todo la, a primera vista, asombrosa y a la vez incomprensible decisión de Bill cuando
decide

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perdonar y a esas extrañas palabras "realmente fue una decisión fácil de tomar" y después, la segunda
decisión que tomó junto con la primera, la de "amar a todas las personas con las que tome contacto".
Hablaremos más tarde acerca de las fuerzas anímicas de las que surgió semejante "fácil decisión" y acerca
del significado oculto de la segunda decisión.

Antes de volver a los ejemplos de perdón que están conectados directamente con la historia de la sociedad
antroposófica de nuestro siglo, comentaremos un ejemplo de la historia de la Rusia del siglo XIX, que se
relaciona con el significado del impulso del perdón, no sólo para el destino de los seres humanos a nivel
individual, sino tam- bién de sociedades y de naciones enteras.

El día 1 de Marzo de 1881 en San Petersburgo, el Zar Alejandro II fue asesinado por un grupo de terroristas
revolucionarios. La corte condenó a los cinco asesinos (de los cuales uno era una mujer) a morir ahorcados.
La eje- cución pública de los condenados se fijó para el 3 de Abril del mismo año. Sin embargo, (al final del
proceso judicial y después de haberse dictado sentencia) la última palabra la tenía el hijo del asesinado Zar,
Alejandro III, que justo entonces había ascendido al trono. Según la ley, sólo él tenía el derecho de perdonar a
los criminales en el último momento, o de realizar la sentencia de la corte.

En aquella época, dos dirigentes representantes de la vida espiritual en Rusia en la segunda mitad del siglo
XIX, apelaron directamente al Zar, prácticamente al mismo tiempo y sin que ninguno de ellos tuviera
conocimiento de la apelación del otro, pidiendo clemencia para aquellos que habían sido condenados. Estos
hombres eran Vladimir Solovyev y León Tolstoi. Solovyev dio una lectura pública de su apelación en el salón
de la Sociedad de Crédito de San Petersburgo, después de lo cual se le prohibió conti-

38
nuar sus enseñanzas en la Universidad y promover actos públicos. Temiendo que el contenido de aquella
lectura pública le hubiera sido enviado al Zar de forma distorsio- nada, Solovyev envió al Zar una carta
personal en la que le escribía lo siguiente: "En la creencia de que sólo el poder espiritual de la verdad de
Cristo puede conquistar el poder del Mal y de la destrucción que se está manifestando en tan alto nivel sin
precedentes, creyendo también que la nación rusa vive y se mueve enteramente a través del Espíritu de
Cristo y en el convencimiento de que el Zar de Rusia es el representante y la expresión del Espíritu del
Pueblo, el soporte de todas las mejores fuerzas de la nación, he deci- dido confesar mi Fe desde una tribuna
pública. Al finalizar mi discurso declaré que estos momentos tan dolorosos de hoy darán al Zar de Rusia una
oportunidad sin preceden- tes para desarrollar el poder del principio cristiano de per- dón absoluto y al mismo
tiempo completarlo con un edic- to moral supremo que elevará su autoridad a un nivel nunca antes alcanzado
y consolidará su poder en una base firme y verdadera. Demostrando clemencia a los enemigos de la
autoridad, a pesar de los sentimientos naturales del corazón humano, de todos los cálculos y consideraciones
del saber terrenal, el Zar será ensalzado a una altura supra- humana y por este decreto dará a conocer el
divino signifi- cado de la autoridad del Zar; mostrará que está investido con el más alto poder espiritual de
todo el pueblo ruso, porque no existe nadie en toda esta nación que pudiera hacer más por el futuro. (19) M

Independientemente de Solovyev, también León Tolstoi envió una carta al joven Zar. Desgraciadamente, no
fue conservado el original y su contenido se conoce sólo a tra- vés de un chapucero borrador que dejó el
autor. En él, el famoso escritor de cincuenta y tres años se dirige a Alejandro III (como lo describe él mismo)
no como hacia

39

un señor, sino simplemente de hombre a hombre (20), Y entonces, haciendo alusión a los Evangelios, Tolstoi
califi- ca "el deseo del Zar como exacta retribución terrena que autoriza un nuevo asesinato, guiado sólo por
los intereses del Estado", "La más terrible tentación", mientras que perdonar a los asesinos significaría
vencerlos..." "Y usted (si perdona) habrá realizado el acto más grande del mundo, habrá vencido a la
tentación y usted, Zar, habrá dado al mundo un ejemplo supremo del cumplimiento de las enseñanzas de
Cristo, devolviendo Bien por Mal." Y Tolstoi continúa así: “Si usted no perdona, si ejecuta a los criminales, se
las arreglará para ejecutar a otros tres o cua- tro de entre unos cientos, pero el Mal se convierte en Mal y ya
no serán tres o cuatro, sino treinta o cuarenta y habrá perdido para siempre aquella ocasión que, en sí misma,
es más preciosa que todo un siglo, el momento en que podría haber cumplido la voluntad de Dios y no lo hizo;
y habrá pasado para siempre esa encrucijada en la que podía haber elegido el Bien, en lugar del Mal y con la
que se le relacionará para siempre, ligado a los asuntos del Mal y, por otra parte, conocido como un hecho
público...". "Si perdona, si devuelve Bien por Mal, algunos entre cientos de villanos se dirigirán, no hacia
usted, no hacia sí mismos (eso no es lo importante) sino que se dirigirán desde el Mal hacia Dios y miles y
millones de corazones temblarán de alegría y tierna emoción ante el ejemplo de bondad dado desde el trono
en un momento tan terrible, por hijo de un padre asesinado. Mi señor, si usted hiciera esto, el si escribiera un
manifiesto encabezado con estas palabras: "Y yo os digo, amad a vuestros enemigos..." Yo sé cuanta bondad
y amor fluirían en toda Rusia a través de estas palabras. Las verdades del Cristo están vivas en los cora-
zones de los hombres y solamente están vivas y sólo ama- mos a los demás en nombre de esas verdades".

40

Con estas palabras, León Tolstoi expresa su sentimiento verdaderamente profético, que se convierte en
certidum- bre invencible, de que, "responder al Mal con el Mal, san- gre con sangre, no llevaría a Rusia a la
curación, sino por el contrario, se vincularía con las fuerzas del Mal, lo que significaría nuevo Mal y nueva
sangre (en lugar de tres o cuatro, serían treinta o cuarenta) y que esa sangre de ven- ganza ocasionaría tarde
o temprano la ruina de la Rusia cristiana". Tolstoi prosigue así: "No es el número (de revo- lucionarios) lo que
cuenta, no es cuestión de destruirles o exiliarles en incluso mayor número, sino de destruir su influencia,
dando un nuevo y diferente estímulo. ¿Qué son los revolucionarios? Continúa en su carta al Zar. "Son pue-
blos que odian el actual orden de cómo están las cosas, lo encuentran malo y tienen en sus mentes las bases
para una futura situación para que las cosas vayan mejor. Puede destruirles, matarles, pero no puede luchar
con ellos. No es el número lo que importa, sino mucho más lo que piensan. Para luchar contra ellos, uno
necesita de la lucha espiri- tual. Su ideal es que hubiera suficiente igualdad y libertad para todos. Para luchar
contra ellos, es necesario poner por encima un ideal más alto que el suyo y que incluyera además su ideal.
Sólo hay un ideal que podría más que ellos. Y el ideal del que deriva el suyo, aunque no lo sepan y blasfemen
contra él, el que incluye el suyo, es el del amor, el perdón y la devolución de Bien por Mal. Sólo una palabra
de perdón y amor cristiano, pronunciada y ejecu- tada desde las cumbres del trono y el camino del reino
crístico que usted está a punto de comenzar, puede des- truir todo ese Mal que está atacando a Rusia".

Cuando leemos estas palabras, transcurrido ya más de un siglo, es imposible no sentirnos impactados por su
raro significado profético y a la vez por el profundo conoci- miento, tanto de Tolstoi como de Solovyev, de esas
debili-

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dades morales, junto con los defectos a que aludían, sobre las bases reglamentarias de la sociedad rusa que
fueron las bases internas sobre las que el golpe bolchevique a tó sus raíces y sus posteriores frutos
sangrientos.

Como ya sabemos, Alejandro III no fue capaz de alcanzar las cumbres morales que se necesitaban. Bajo la
influencia de sus más íntimos consejeros no alzó la voz de la más alta consciencia, de la que le habían
hablado Solovyev y Tolstoi. Así, en el último momento previo a la inminente caída del Imperio, el ideal de un
Zar cristiano (que fue el verdadero representante del pueblo cristiano) de conse- guir restablecer la
menoscabada y decadente moralidad de la dinastía Romanov, quedó fuera de su alcance. Alejandro III ni
siquiera contestó a las cartas que le enviaron el gran filósofo ruso y el gran escritor ruso y se limitó a
"decretar... este Solovyev... que sea reprendido por los juicios inapro- piados que se atrevió a emitir en su
conferencia pública", "y que a ese Conde León Nikolayevich Tolstoi... se le diga que, si algún agravio ha
recibido en su vida, es libre de per- donarlo, pero que no tiene el derecho de perdonar al asesi- no de su
padre" (21).

Sin embargo, si miramos hacia atrás desde nuestra época, podemos afirmar con bastante certeza que lo que
aquellos grandes genios del siglo XIX requirieron al penúltimo de los zares de Rusia, representaba posible-
mente la última oportunidad real, la última ocasión de impedir al gran imperio del Mal, que se estableciera en
la Europa oriental en el primer cuarto del Siglo XX (22). Por ello, treinta y siete años más tarde, el último Zar
de Rusia y toda la nación tuvieron que pagar tan cruelmente por la debilidad moral de su predecesor, por
haber rehusado el consejo de los dos representantes del verdadero Espíritu del Pueblo ruso, por la negación
del perdón, es decir, por e rechazo a permanecer veraces a la más alta llamada espi- el

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ritual de Rusia. Porque si en aquella época se hubiera rea- lizado un acto de perdón, habría proporcionado,
sin duda, un considerable fortalecimiento de la moral en la persona del Zar y entre su pueblo, cuya autoridad
había declinado mucho para entonces, hasta el punto que los bolcheviques que aparecieron dos décadas
después no encontraron nin- guna oposición del pueblo a sus planes.

Por consiguiente, este es un ejemplo que nos muestra con toda claridad que el problema del perdón puede
ser decisivo para toda una nación y hacerse extensivo a toda la humanidad a través de un siglo entero.

Si pasamos ahora a la historia del Movimiento Antroposófico y de la Sociedad Antroposófica en el siglo XX y


especialmente a los trágicos sucesos en su evolución después de la muerte de Rudolf Steiner y si nos
familiari- zamos con todas las memorias, artículos polémicos, car- tas, conferencias taquigrafiadas, actas de
reuniones, etc., dedicados a estos eventos, entre toda la variedad de mate- rial destaca un documento de
particular importancia para nuestro tema. Porque en este documento, a diferencia de la abrumadora mayoría
de tratados parecidos, el énfasis más importante no está puesto en el concepto negativo de "culpa", sino en el
concepto positivo de "perdón". En vez de hacer hincapié en preguntarnos a quién hay que cul- par, que por su
propia naturaleza va dirigido al pasado y desde un punto de vista espiritual, sin ningún fruto posi- tivo, lo que
hace es hablar del diferente y único camino positivo que es capaz de ir hacia el futuro, surgido del espíritu de
la Antroposofía.

Este documento es el "Versöhnungsappell" (Una llama- da a la reconciliación) publicado por María Steiner en
el

43

"Nachrichtenblatt" (Newssheet) para los miembros de la Sociedad Antroposófica, el 12 de Diciembre de 1942


(2)

Siguiendo las palabras de María Steiner. ¿Qué es lo c ella vio como única solución a la profundamente trágica
que situación a la que habían llegado en la Sociedad Antroposófica?. Fue que el modo más seguro de
resolver los problemas de la Sociedad Antroposófica era el de reforzar su substancia moral por todos los
medios a su alcance. Esto se podría lograr, para empezar, a través de un acto de perdón, de verdadero
perdón. María Steiner escribe acerca de esto en su "llamada": "Y todavía pueden ocurrir milagros y estos
suceden cuando la substancia moral tiene tanta fuerza que puede hacer posible un mila- gro. ¿Qué podemos
hacer para recuperar nuestra substan- cia moral?"

"Podemos perdonar! Cada uno puede perdonar lo que permanece en su interior pendiente de perdonar; pode-
mos olvidar todo lo que debe ser olvidado, en vez de revolver entre todas las injusticias pasadas; podríamos
trazar una barrera por encima de las viejas historias que nos hacen hundirnos y que, o bien porque seamos
jóvenes, o quizás porque no nos involucramos demasiado, no esta- mos en situación de llegar hasta el fondo
de las mismas."

Semejante acto de perdón, (en el más alto sentido de la palabra) según María Steiner, puede reali- y
verdadero zarse en esa forma. Se refiere a esa condición fundamental con toda la claridad que le da su
naturaleza: "La resolu- ción de vencerse a sí mismo deberá ser tomada consciente- mente y mantenida por la
comunidad con claridad voluntariedad." Y después, al finalizar su "llamada", escribe dirigiéndose a todos los
miembros de la Sociedad Antroposófica: "Rescatemos su trabajo (el de Rudolf Steiner) y su cultura sobre el
ser humano superándonos a nosotros mismos y adquiriendo reconciliación, abriendo

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nuestras puertas a aquellos que buscan ese trabajo y esa cultura."

A medida que leemos esas palabras y nos vamos impreg- nando del contenido espiritual que subyace tras
ellas, nos llega un fuerte sentimiento de que si la substancia moral que contienen fuera en este crítico
momento acogida por gran número de almas relacionadas con la Antroposofía y que si la voz que se oye
entre ellas fuera oída por un gran número de corazones que laten sinceramente por la Antroposofía, podría no
haber ocurrido la última y más seria catástrofe en la Sociedad Antroposófica, cuyas conse- cuencias todavía
no se han superado incluso en el día de hoy. Incluso en esta eventualidad, el destino de la Sociedad
Antroposófica podría haber cambiado completamente.jp

De este documento surge una impresión particularmen- te fuerte, porque María Steiner lo caracteriza como un
tes- tamento espiritual que estaba dejando a todos los miem- bros de la Sociedad Antroposófica y, en primer
lugar por supuesto a sus más allegados amigos y compañeros. Escribe acerca de ello como sigue: "Me
parece a mí que esto (olvidar y perdonar) nos ofrece la única posibilidad de purificarnos como sociedad y
como individuos. Y lo digo dándome perfecta cuenta de que, en términos humanos, tendré que aparecer en
breve ante Rudolf Steiner en forma espiritual" (24). Es, posiblemente, una de las más serias características de
la historia de la Sociedad Antroposófica desde la muerte de Rudolf Steiner, que esta "Llamada" todavía no
haya sido suficientemente escuchada por los miembros de la Sociedad Antroposófica. Curiosamente tampoco
fue escuchada ni siquiera por los amigos y segui- dores de María Steiner. Ni siquiera entre ellos hubo la gente
suficiente, ni en aquel tiempo ni después, que adqui- riera el conocimiento del impulso moral interno que
conte- nía aquel "testamento espiritual", ni entre los más íntimos

45

amigos de Rudolf Steiner, quienes intentaron transformar aquel testamento en realidad.

De esta manera, la "Llamada" de María Steiner quedó sin ser oída durante varias décadas y su voluntad
espiri- tual está todavía esperando ser cumplida. Porque el signi- ficado y el contenido espiritual de esta
"llamada" no ha perdido ni su poder ni su relevancia en nuestros días, (y esto se verá más tarde) ya que su
substancia moral surge del impulso espiritual central de la Antroposofía.

En 1942, había dos personas en particular que experi- mentaron con marcada intensidad el impulso espiritual
que subyacía en esa "llamada". La primera persona era la compañera más cercana a Rudolf Steiner, Ita
Wegman, quien en su carta a María Steiner hablaba de "las enormes y amplias posibilidades para el futuro"
(25) y la segunda, el tan conocido antropósofo suizo F. Eymann que, cuando leyó esa "llamada" en aquel
crítico momento, tomó la deci- sión de hacerse miembro de la Sociedad Antroposófica.

Si ahora pudiéramos comprender con más profundidad las fuentes espirituales de las que María Steiner se
sirvió para dirigir esa "llamada", (y para poder escribirla en pri- mer lugar tuvo que encontrar dentro de sí
misma las fuerzas que le permitieron ser capaz de perdonar) sería necesario que recurriéramos a un lejano y
bastante importante ejem- plo de perdón en la historia del Movimiento Antroposófico y de la Sociedad
Antroposófica. Este ejemplo, que se yergue ante todos los miembros de la Sociedad Antroposófica un
arquetipo superior, es el acto de Rudolf Steiner en la Conferencia de Navidad de 1923/24. Esto lo
comentaremos más ampliamente en la segunda parte de este trabajo. En este momento lo mencionaremos
brevemente. como

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En primer lugar, contemplemos la profundamente trági- ca situación de Rudolf Steiner en los últimos años de
su vida y de su trabajo y en particular el año que precedió a la Conferencia de Navidad de 1923. El
movimiento para la triformación social de 1918-1919 había fracasado con las consecuencias que tuvo para la
Europa Central y su desti- no histórico y en un sentido más amplio para toda Europa (25), Las dos
"Hochschulkurse" que tuvieron lugar en el primer Goetheanum en 1920 y 1921, en virtud de su con- tenido
(según palabras de Rudolf Steiner) se hicieron en muchos aspectos en total desacuerdo con el espíritu del
edificio. Porque en vez de que la ciencia fuera fructificada por la Antroposofía, sucedió todo lo contrario: La
antro- posofía se vio invadida por maneras de pensar científico- naturales. Se formó gradualmente lo que
conocemos como el "sistema de Stuttgart" lo que se convirtió en un muro burocrático que separaba cada vez
más a Rudolf Steiner de los miembros de la Sociedad y sus contactos con ellos se hacían cada vez más
difíciles. Finalmente, la destruc- ción del Goetheanum por el fuego fue un aterrador sínto- ma de la creciente
división dentro de la Sociedad Antroposófica misma. Del mismo modo, las ruinas de la colina de Dornach en
1923 eran un símbolo visible de las ruinas de la Sociedad Antroposófica, como ya lo indicó el propio Rudolf
Steiner en la lectura de introducción en el primer día de la Conferencia de Navidad.

La causa que subyacía en todo esto y también en otros muchos trágicos sucesos era, (aparte de la extrema
hostili- dad que desde fuera se había renovado) el creciente número de errores cometidos en todas las áreas
por los mismos miembros de la Sociedad Antroposófica, en la mayoría de los casos sin una adecuada y
entrenada facul- tad de juicio y sin ambición personal. En una ocasión, Rudolf Steiner habló acerca de ello
como sigue: " Se me

47

hará responsable de todos los errores cometidos por la Sociedad to" (27) y las consecuencias las pagará el
Movimien-
Más aún, desde el principio de los años veinte, e incluso antes, una especie de "oposición interna" había
empezado a formarse gradualmente entre los miembros de la Sociedad Antroposófica, dirigida contra Rudolf
Steiner mismo y, hacia fuera, contra el impulso antroposófico que lo apoyaba. Especialmente en 1923, Rudolf
Steiner se refirió una y otra vez a esta oposición interna. Por ejemplo, en la penúltima conferencia del ciclo
que dio en el verano de 1923 en Dornach bajo el título "La historia y circunstancias del movimiento
antroposófico en relación con la Sociedad Antroposófica" (28). "En este período [1918-1923] se empezó a
formar lo que podría llamarse una oposición interna hacia mi compromiso personal con la Sociedad
Antroposófica. Naturalmente, mucha gente se asombra cuando hablo de esta oposición interna, porque, sin
duda muchos de ellos, no se han percatado de su existencia. Pero yo diría: peor para ellos. Porque esta
oposición interna ha comenzado, en este tercer período, a trabajar con mucha fuerza en el campo del
sentimiento" (29).

En el año 1923, la situación general para Rudolf Steiner dentro de la Sociedad Antroposófica y su propia
posición dentro de ella se había hecho tan insoportable que estuvo tentado de abandonarla del todo y
continuar su trabajo en solitario, contando sólo con la colaboración de un peque- ñísimo círculo de personas
compuesto por sus más avan- zados y fieles discípulos. Es verdad que en conversaciones privadas, Rudolf
Steiner ya había mencionado esta posibi- lidad mucho antes. En 1926, María Steiner recordó al res- pecto:
"En las repercusiones de la guerra, en un momento tan difícil de fracaso, ante la encarnizada lucha de los
ene- migos, ante la indiferencia frente al fanatismo destructivo,

48

Rudolf Steiner ha hecho las siguientes declaraciones: 'Quién sabe si no sería mejor dirigir el Movimiento hacia
adelante prescindiendo de la Sociedad'00)". Sin embargo, este estado de cosas llegó a su culminación en
1923. Ya en Abril, en la asamblea general de la Sociedad Antroposó- fica en Suiza, Rudolf Steiner señaló con
absoluta claridad que si no se producían cambios esenciales en la Sociedad en un futuro inmediato y cada
uno volvía a ser como era antes, se vería obligado a interrumpir su actividad para con la Sociedad
Antroposófica y trazarse un objetivo de naturaleza puramente personal (31).

Después, en Noviembre del mismo año, durante su estancia en La Haya con ocasión de la fundación de la
Sociedad Nacional Holandesa, Rudolf Steiner, en presen- cia de un gran número de dirigentes antropósofos
holan- deses, pronunció las siguientes palabras con franca amar- gura, casi con desesperación: "Los
miembros no lo quie- ren... están llenos de buenas intenciones, pero... ¿qué voy a hacer yo?, ¿podría fundar
una orden?(32)". Willen Zeylmans Van Emmichoven, que estaba presente, conti- núa la descripción de
aquella noche diciendo:

"Nos quedamos completamente destrozados; no podía- mos evitar el sentir la profunda aflicción que le había
invadido y la pesada carga de preocupación que había caído sobre sus hombros. Paulatinamente la
conversación fue serenándose y el Dr. Steiner explicó más claramente hasta qué punto estaba en desacuerdo
en todo, una y otra vez, desilusionado con la Sociedad y lo que veía que falta- ba en ella. Incluso dijo que
había dado propuestas termi- nantes... y ahora, en lugar de mantener lo que se había propuesto, la gente
venía con propuestas completamente distintas, inapropiadas".

La gravedad con la que Rudolf Steiner reflexionó acerca de todo esto en 1923 se puede discernir del hecho
de que

49

cuando volvió la vista atrás, hacia lo que consideró necesario mencionarlo en la apertura de la Conferencia de
Navidad: "Se trata en realidad de tenemos que tomarnos las cosas muy seriamente, porque si no, lo que les
he dicho ya en otras ocasiones (que tendría que retirarme de la Sociedad Antroposófica) tendría hacerse
realidad" (33). que había sucedido, que
A pesar de todo esto, Rudolf Steiner no dio ese paso, sino que hizo todo lo contrario, es decir, tomó a su
cargo la pre- sidencia, en la Conferencia de Navidad, unió su destino totalmente y sin reservas al destino de la
Sociedad Antroposófica general. Es decir, acogió a todos los miem- bros de la recién fundada Sociedad, en la
esfera de su pro- pio karma, incluidos aquellos que se oponían internamente a él. Aquí tenemos que
considerar con toda la claridad posible que, en la Conferencia de Navidad, Rudolf Steiner tomó la decisión de
no "oponerse" a la Sociedad, de no esquivarla dejando a cada uno con sus propios recursos, sino al con-
trario, uniéndose él mismo a la Sociedad, juniéndose él mismo a la oposición! y desde un punto de vista
esotérico, esto sólo pudo realizarse a través de hacer del principio de perdón una realidad en el más alto
sentido cristiano perdo- nando a todos los miembros de la Sociedad Antroposófica por todos sus pasados
errores e incluso por su oposición hacia él, y las consecuencias de cuyas acciones y actitudes, Rudolf Steiner
tuvo que soportar personalmente una y otra

vez, tanto en sentido interno como externo. Este acto de absoluto perdón sin reservas, que Rudolf Steiner
realizó la víspera de la Conferencia de Navidad, formó la substancia espiritual actual, la Tierra moral-espi-
ritual de la que después pudo surgir el impulso de la Conferencia de Navidad, donde podía crecer el impulso

moderno de los Nuevos Misterios Cristianos. De estas profundas bases, de este impulso antroposófico

50

central, fue de donde María Steiner se sirvió para escribir su "Llamada a la Reconciliación" en 1942. Y fue en
ese mismo sentido y hasta el final de su vida, cómo ella enten- dió la idea y los objetivos del "Vorstand
Esotérico" que Rudolf Steiner había imaginado: "Podría ser de un esote- rismo de lo más profundo, el tomar
los antiguos y hasta ahora divergentes lazos espirituales y transformarlos en un armonioso equilibrio, a través
de algunos de los repre- sentantes actuales". María Steiner escribió estas palabras en el prólogo a la primera
edición del resumen taquigra- fiado de la Conferencia de Navidad, en 1944 (34).

La realización de este "armonioso equilibrio", tanto en el pasado como en el presente y aún más
especialmente en el futuro, sólo será posible si preservamos y fortalecemos la "substancia moral" que sólo
puede obtenerse a través de las cualidades del perdón, la voluntad de perdón y recon- ciliación que tienen
sus raíces en la capacidad de vencerse a sí mismo; éstas eran las cualidades que María Steiner contemplaba
por encima de todo, para apelar a ellas en su "Llamada" de 1942.

Por todo ello, se puede comprender cómo esta "Lla- mada" causó tan "profunda impresión" a los más cer-
canos a Rudolf Steiner, como fue a Ita Wegman, cuyas pre- guntas a Rudolf Steiner acerca de los "Nuevos
Misterios" jugaron tan importante papel en la decisión final de Steiner de inaugurar la Conferencia de Navidad.
Porque, en las palabras de María Steiner, Ita Wegman vio no sólo un llamamiento a la conciencia moral, hacia
aquellos miembros de la Sociedad "que eran fieles al trabajo y a la persona de Rudolf Steiner", sino, por
encima de todo, una presencia viva y una manifestación concreta del impulso central de la Conferencia de
Navidad. Sólo en este sentido profundo podemos entender verdaderamente la observa- ción de Ita Wegman
de que "la Llamada de María Steiner

51

es grande y está llena de posibilidades para el futuro". Sin embargo, sólo será así si la gente se apoya en la
Sociedad Antroposófica y, a través de un genuino espíritu de auto- superación, tiene el deseo de llevarlo a
cabo realmente.

Uno de los ejemplos de semejante realización de aquellas palabras es el de un hecho llevado a cabo, desde
el impulso central de la Conferencia de Navidad, por Zeylmans Van Emmichoven, cuando unificó la Sociedad
Nacional Holandesa con la Sociedad Antroposófica General y con el Goetheanum en la Pascua de 1960,
después de veinticinco años de separación. En la carta oficial que escribió en honor formar parte de este
evento, en Septiembre de 1959, encontramos las siguientes palabras: "Si estamos ya listos para de la
Sociedad General es porque somos de la opinión de que el tiempo apremia y querríamos ofrecer al menos
nues- tra contribución para edificar la Sociedad Antroposófica, que puede justificar su nombre de "General"
por el hecho de que incluye a todos los que se consideran sinceros alum- nos de Rudolf Steiner" (35).

Especialmente las últimas palabras de este extracto, tie- nen mucho que ver con el contenido de la "llamada a
la reconciliación" de María Steiner. Y ante la pregunta de por qué tomó aquella decisión, Zeylmans Van
Emmichoven contestó simplemente "porque queremos". Y más tarde, en conversación privada añadió: "¡Para
complacer a Rudolf Steiner!" (36). También en Alemania, cuando se terminó la II Guerra Mundial, prominentes
antropósofos como Emil Bock, Fritz Götte, Clara y Rudolf Kreutzer y otros estaban trabajando según las
indicaciones del impulso central de R. Steiner. Los esfuerzos combinados de estos últimos fueron
particularmente responsables de la aparición del "Círculo Scheveninger" que representó un paso importante
en el camino hacia una nueva consolidación de la Sociedad Antroposófica alrededor del Goetheanum de
Dornach (37).

52

El significado del impulso del perdón en la vida de Rudolf Steiner, como lo describimos antes, tiene su más
profunda base en el hecho de que el Nuevo Camino de Iniciación que hizo público a toda la humanidad, se
des- cribe en "¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?" y "La Ciencia Oculta". Es al
mismo tiempo la forma moderna de ese Camino de Iniciación que se origi- nó en la figura central del
esoterismo cristiano y que ya en el siglo XIV usó el nombre de Christian Rosenkreutz(38). Así, en la vida de
Rudolf Steiner (que desde su juventud fue un discípulo directo de Christian Rosenkreutz; y que, más tarde, en
sus libros y conferencias señaló en más de una ocasión que el camino del desarrollo espiritual indica- do en
ellos era al mismo tiempo su propio camino espiri- tual) podemos encontrar muchas de las características de
la omniabarcante misión de su maestro. Y el impulso del perdón es una de sus características principales.

Las siguientes palabras de Rudolf Steiner, que hacen referencia a la principal misión de Christian Rosenkreutz
en el presente y en el futuro, pueden ayudarnos a com- prender el significado del impulso del perdón en la
vida de este maestro y líder de la Cristiandad Esotérica: "Aquellos que poseen algún conocimiento sobre esta
individualidad, saben también que Christian Rosenkreutz es el más gran- de mártir entre los hombres, aparte
del Cristo, que sufrió como un Dios. Los sufrimientos que le hicieron llegar a ser un gran mártir tuvieron como
causa el hecho de que sólo muy pocos toman la resolución de mirar dentro de su pro- pia alma para buscar el
desarrollo de su individualidad y admitir el incómodo hecho de que la verdad no se le va a ofrecer a uno así,
en bandeja, sino que tiene que adquirirse a través de intensas luchas y esfuerzos: no se puede pedir

53

Según uno se va familiarizando con estas sorprendentes palabras, antes que nada es necesario preguntarse
a sí mismo: ¿de dónde va a brotar este gran dolor de Christian Rosenkreutz en la evolución futura de la
humanidad? Su principal fuente será la falta de voluntad de los seres humanos para luchar en solitario por su
propia indivi- dualidad, su propio yo, en pro de la búsqueda de la ver- dad espiritual y también su falta de
voluntad para aceptar su propia responsabilidad en su desarrollo superior. Uno podría decir que en cierto
sentido Christian Rosenkreutz, en el futuro (que sin embargo está comenzando ya en nuestro tiempo),
asumirá voluntariamente parte del karma del yo individual en evolución. Incluso en la pre- sente época en la
que impera el materialismo, la humani- dad en su conjunto no estará para nada proclive a una independencia
interior, ni hacia una búsqueda individual de las verdades espirituales, sino que por el contrario ten- derá más
hacia una pasividad interior con respecto al ver- dadero conocimiento espiritual, misión kármica que Christian
Rosenkreutz asumió voluntariamente y que será para él la fuente de los mayores sufrimientos. Estos sufri-
mientos serán especialmente dolorosos porque, una vez asumida su misión de acuerdo con las leyes del
mundo espiritual, Christian Rosenkreutz no podrá renunciar hasta que esa misión haya sido realizada
completamente.

54
dual espiritual. Sin embargo, sólo sigue siendo posible para Christian Rosenkreutz permanecer con la humani-
dad bajo semejantes condiciones (hasta el momento en que los seres humanos despierten su actividad
individual interior) a fuerza de un acto espiritual constante de abso- luto perdón hacia todas aquellas personas
que tengan algu- na deuda, manifiesta o no, incluso la más mínima actitud interior, en el sentido de las citadas
palabras de Rudolf Steiner (40),

Desde un punto de vista oculto, estas personas pueden ser tratadas de dos maneras diferentes: Una puede
ser, retirarse espiritualmente de ellas, lo que, visto desde un punto de vista superior, equivaldría a no
perdonarlas por su consciente y, más frecuentemente, por su inconsciente oposición al verdadero camino de
evolución y la otra sería perdonarlas por ello, haciendo posible así el permanecer con ellas y continuar
perdonándolas una y otra vez, pacientemente, esperando hasta que a través de su liber- tad interior se
hicieran conscientes de, la necesidad abso- luta de la iniciativa espiritual, para la futura evolución, que es la
condición básica previa para que Christian Rosenkreutz las pueda incluir entre sus discípulos.

Aquí tenemos una imagen del Camino de la Cruz que ahora sigue Christian Rosenkreutz y en el que entró
Rudolf Steiner con la Conferencia de Navidad. Por tanto, cuando se le preguntó a Rudolf Steiner acerca de su
relación con Christian Rosenkreutz contestó con una Imaginación en la que, ante un altar en el mundo
espiritual, se erguía a la izquierda de éste la figura de Christian Rosenkreutz reves- tido con una estola azul y
a la derecha se alzaba Rudolf Steiner con una estola roja (41).

55

En este sentido, ambos maestros del cristianismo esoté- rico permanecen, en sentido espiritual, uno al lado
del y otro, como sucesores directos e imitadores del Ser divino del Cristo. Porque en los tres años de Su vida
terrenal Sus sufrimientos en la Cruz, fue dado a la humanidad el más alto arquetipo del camino del
omniabarcante perdón que siguen tanto Christian Rosenkreutz como Rudolf Steiner.

Este arquetipo superior encuentra su expresión en las palabras de Cristo Jesús desde la Cruz en el Gólgota:
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". (Lucas 23:34). Desde entonces, cada hombre que ha
alcan- zado la verdadera Iniciación Cristiana y que, como resul- tado, se está esforzando con todo su ser, con
todas las fuerzas de su alma, hacia una imitación del Cristo (42), tarde o temprano tendrá que emprender ese
espinoso camino en el que (siguiendo la estela de Christian Rosenkreutz y Rudolf Steiner) será llamado a
convertirse en "el más grande mártir entre los hombres" y, al mismo tiempo, estará plenamente imbuido de
ilimitadas fuerzas de perdón, porque en sentido espiritual son inseparables una de otra. Christian Rosenkreutz
y los maestros espiri- tuales conectados con él, junto con sus discípulos inicia- dos, soportarán esta pesada
cruz de sufrimiento y perdón mientras exista gente en el mundo "que no sabe lo que hace" y que necesitará
continuamente ser perdonada, al menos hasta que sus ojos se abran al "conocimiento" de las verdaderas
realidades del mundo espiritual; esto for- mará sólo parte de un proceso de mayor desarrollo de la actividad
espiritual interior de sus almas.

56
Si consideramos en su conjunto los siete ejemplos de perdón descritos en este capítulo, ejemplos que dan
forma al problema del perdón en sus más diversos aspectos, desde los tiempos modernos hasta su más
sublime arque tipo, podemos ver que en el último de todos, en las pala- bras que se oyeron desde la Cruz
acerca de perdonar a toda la humanidad en su conjunto y a cada individualidad en el pasado, presente y
futuro, podemos ver una indica- ción del fundamental misterio del perdón, que tiene que ver con la esfera del
conocimiento.

En este sentido, la naturaleza esencial del perdón como pro- blema de conocimiento no es solamente una de
las cuestio- nes vitales de nuestro tiempo sino, además, el problema más importante que la Antroposofía, la
moderna ciencia del espíritu, tiene que tratar. Porque solamente esta cien- cia del espíritu, estando como está
por encima de los resultados de la búsqueda suprasensible, es verdadera- mente capaz de dar soluciones, en
un sentido que pueda satisfacer la consciencia actual de nuestra época.
57
IV

La naturaleza del perdón desde el punto de vista científico-espiritual

Sobre la naturaleza del perdón, y desde un punto de vista científicoespiritual, podríamos considerar las carac-
terísticas de los miembros que aparecen en los seres humanos en el segundo capítulo del libro de Rudolf
Steiner, "La Ciencia Oculta" y es como sigue: "Olvidar es para el cuerpo astral lo que la muerte para el cuerpo
físi- co, o dormir para el etéreo. O, lo que es lo mismo: La vida se corresponde con el cuerpo etéreo, la
consciencia con el cuerpo astral y la memoria con el Yo" (43).

En este sentido, podemos comprender las palabras de Rudolf Steiner: el cuerpo físico del hombre se
convierte en cadáver en el momento en que sus miembros superiores lo abandonan. Entonces se suceden
una serie de procesos que podemos ver por todas partes dentro del mundo mineral. Substancias minerales
como éstas, están despro- vistas de vida. La vida entra en ellas a través del cuerpo etéreo, como en el caso
de las plantas. Pero aunque las plantas no poseen consciencia y, en ningún caso, en for- mas conocidas para
el hombre común, en su inconsciencia podemos hablar de la planta como si estuviera constante- mente
sumergida en un sueño profundo, como el sueño sin sueños de un ser humano.

El despertar sólo tiene lugar en el siguiente y superior nivel de existencia natural, a través del cuerpo astral, el

59

soporte de la consciencia cuando se une con el cuerpo eté- reo. Esta estructura interior, que contiene los
elementos básicos de la consciencia, la tienen los animales. Así en su vida encontramos por ejemplo una
rítmica y constante interacción entre los dos estados de consciencia (el estado de vigilia y el de sueño,
aunque ambas condiciones han marcado diferencias con las condiciones humanas con las que se asemejan).
Porque el estado de "vigilia" de un ani- mal, que se puede constatar por la presencia del cuerpo astral, sólo se
asemeja al estado de sueño del hombre, porque la consciencia del cuerpo astral únicamente puede alcanzar
el grado de claridad del sueño.

Sin embargo, lo que al animal (cuyo cuerpo astral es el que trabaja y domina) le falta, es un lazo continuo de
memoria y la autoconsciencia individual que se encuentra en el hombre. Sólo el hombre, que además de
poseer un cuerpo astral es el portador de un Yo individual, tiene esa autoconsciencia. Rudolf Steiner, aparte
de esto, habla de la conexión entre el cuerpo astral y el Yo, "...que una y otra vez, el cuerpo astral dejaría que
todo se disolviera en el olvido si el Yo no rescatara el pasado trayéndolo al pre- sente" (44).

Sólo en algunas condiciones particulares de enfermedad puede suceder que, cuando el hombre despierta del
sueño, su conciencia de sueño (que tiene su fuente en el cuerpo astral) esté bastante envuelta e irradiada por
influencias de impresiones exteriores producidas por los sentidos. Entonces tiene lugar un del cuerpo astral y
la parcial inundación por las fuerzas de las éste y, por encima de todo, por la voluntad y el deseo injustificado
"burbujeo" mínimamente teñido de sueño que vive dentro, en la esfe- ra interior de actividad del despertar del
hombre a la auto- consciencia. Acto seguido el cuerpo astral, en un sentido aparentemente intencionado,
corta el hilo de la memoria

60

que constantemente permea y sostiene al Yo y da como resultado que el despertar de la consciencia del
hombre es sustituido por otra clase de consciencia, la confusa baja conciencia del cuerpo astral, que solo es
comparable con la experiencia de soñar mientras se está despierto.

Rudolf Steiner, en sus conferencias, nos pone a menudo un ejemplo para dilucidar este proceso que, sacado
de su propia vida, nos da una impresión particularmente clara de ello. En su juventud conoció a cierta persona
que per- dió la memoria de repente. Cuando se levantó por la mañana, sin la menor idea de lo que estaba
sucediendo, dejó su familia y su hogar, se montó en un tren y se mar- chó a otra ciudad completamente
distinta. Una vez allí compró un billete y viajó a una segunda ciudad. De allí a una tercera y así
sucesivamente. Viajó así durante varias semanas por toda Europa, sin tener la más mínima idea de lo que
estaba haciendo. La conciencia de su cuerpo astral, junto con los hábitos que interiormente le habían sido
inculcados por la anterior actividad de su Yo, hicieron que exteriormente siguiera comportándose de manera
com- pletamente "normal", (se compró los billetes, consultó los horarios de los trenes, respetó todas las
normas de viajar en tren, etc.) pero su autoconsciencia, es decir, la cons- ciencia de su Yo no estaba presente
en todo ello. Y todo esto continuó hasta que, finalmente, la continuidad de su memoria individual volvió a él y
se dio cuenta de que estaba en una ciudad completamente extraña para él, en un albergue para vagabundos
(45).

Rudolf Steiner prosigue haciendo la siguiente observa- ción acerca de este suceso, desde un punto de vista
científi- co-espiritual: "En un sentido, mantenemos nuestra memo- ria con nosotros como un tesoro ganado a
nuestras expe- riencias (en el mundo exterior). Y si en algunos casos pato- lógicos (de los que ya les hablé
anteriormente) parte de esa

61
memoria se pierde, es debido a un doloroso ataque hacia el Yo" (46). Por ello, la absoluta injustificabilidad de
esta influencia del cuerpo astral sobre el Yo (como miembro inferior del ser humano) cuando su actividad
ilícita invade la esfera de un miembro superior, socavando así su correc- ta actividad, se hace completamente
evidente¹.

Después de familiarizarnos con estos pensamientos pre- paratorios, podemos ahora empezar a considerar
este pro- ceso de perdón desde el punto de vista de la moderna ciencia espiritual. Porque en el acto de
perdón sacamos de ello (siempre que lo hagamos con plena consciencia y por voluntad propia) una especie
de "interrupción" o momen- to de "olvido" en el hilo de la memoria que es base del despertar de nuestra
consciencia del Yo. La única diferen- cia entre un acto de perdón, de consciente olvido y el hecho descrito
anteriormente es que, en el caso precedente, el Yo humano individual no sufre el más mínimo daño. Por el
contrario, sus fuerzas están, como resultado, significativa- mente fortalecidas y el mundo interior del hombre
se purifica y se hace mucho más espiritual. Como conse- cuencia, sucede que el poder espiritual que se
manifiesta en cada acto de verdadero perdón, por cuya naturaleza sólo puede fortalecer al yo humano, no
podría surgir del cuerpo astral, que trabaja sobre el Yo de forma negativa, como es el oscurecer su
consciencia.

Pero, ¿qué puede influir en el yo de manera positiva? La ley pedagógica fundamental, formulada por Rudolf
Steiner en la segunda conferencia del "Curso de edu- cación especial" (47) nos da respuesta a esta pregunta.
En esencia, esto viene a constatar que una influencia positiva

1 Hablaremos más extensamente en el capítulo VI, acerca del aspecto positivo del "olvi- do" -"absoluto
perdón", del que se habla en "La Ciencia Oculta" y en la conferencia del 2 de noviembre de 1908, "El ser del
hombre y su futura evolución". RSP 1981.

62

ejercida de un miembro superior sobre otro inferior, nunca al contrario. Así, por ejemplo, si un maestro quiere
aportar un cambio positivo en el cuerpo físico de su alum- no o de alguien a su cuidado tiene que ejercer su
influen- cia hacia las fuerzas de su cuerpo etéreo. Para ejercer una influencia positiva sobre el cuerpo etéreo
de su discípulo son requeridas las fuerzas de su cuerpo astral y para una influencia positiva sobre el cuerpo
astral, se requieren las fuerzas del Yo. Y finalmente, Rudolf Steiner describe la siguiente fase o etapa, la que
corresponde con nuestra pre- gunta, como sigue: "... Un yo solo puede ser influido por lo vive en el Yo
Espiritual". Hay que añadir que ley es en sí misma sólo un reflejo terrenal de la mutua acti- que esta vidad en
los mundos espirituales de todas las Jerarquías hasta llegar a la más alta, tanto entre ellas como en rela- ción
con el hombre.
Y por eso sólo el Yo superior o Yo Espiritual es capaz de influir en el yo ordinario del hombre, en sentido
positivo, porque únicamente él tiene la capacidad, no sólo de no causar daño ni perjuicio a este miembro
inferior, sino de fomentar su crecimiento y evolución. Aquí tenemos una indicación de la más profunda
naturaleza del proceso de perdón: A saber, que el hombre es capaz de perdonar ver- daderamente, esto es,
voluntariamente y sin el más míni- mo daño hacia sí mismo al interrumpir el hilo de la memo- ria que sostiene
a su yo individual, sólo si da paso a que la luz de su Yo superior pueda iluminarlo; o, en otras pala- bras, si se
ha capacitado para permearlo con las fuerzas del Yo Espiritual. Esto quiere decir que las verdaderas y
completas relaciones del Yo superior y el yo inferior en el ser humano tienen sus raíces en el problema del
perdón como tal, por lo que sin entrar a fondo en la naturaleza y significado del perdón es absolutamente
imposible com-

63

prender esta relación en toda su extensión. Porque lo que el Yo superior realiza en relación con su yo inferior
a tra- vés de la vida terrena, se puede expresar en palabras humanas como un continuo proceso de perdón,
perdón por todos los incontables errores y equivocaciones que come- te el yo inferior que, casi siempre o en
la mayoría de los casos, está en una situación de completa o parcial igno- rancia (olvido) con respecto a los
verdaderos impulsos del Yo superior que le guía constantemente.

Si en este punto rememoramos la indicación de Rudolf Steiner sobre el Yo superior (Yo Espiritual) de cada ser
humano en el ciclo actual de su evolución, que está soste- nido en los mundos espirituales por su Ángel
Guardián y que, por otro lado, desde un cierto punto de vista no supo- ne una gran diferencia si lo llamamos
Yo espiritual o su ángel que trabaja sobre él (48), lo que acabamos de decir puede aportar cierta luz en la
naturaleza esencial de la rela- ción entre el hombre y su ángel, que le guía y le protege. Porque toda relación
que un ángel tiene con el hombre al que guía, está en absoluta concordancia con las palabras de Cristo antes
citadas: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Generalmente se da el caso de que, en la
conciencia ordinaria de cada día, el hombre no sabe prácticamente nada acerca de esas intenciones, esas
deci- siones importantes del plan ideal para su vida futura en la Tierra, que él mismo ha acordado y elaborado
bajo la guía de su ángel, en su Yo superior, antes de su nacimiento en la Tierra. Pero como no sabe, ni tiene
recuerdo alguno de ello, lleva a cabo acciones en su vida y abriga sentimientos y pensamientos en su alma
que en su mayor parte le son ajenos. Por otro lado, sin embargo, es precisamente esta falta de conciencia
(podríamos también llamarlo olvido) lo que fundamenta esas casi infinitas fuerzas de perdón que el ángel
envía constantemente hacia el ser humano al que

64

guía, porque sin estas fuerzas, es decir, sin esa capacidad de perdonar una y otra vez, o sin las palabras del
Cristo Jesús mismo: "Setenta veces siete", no podría guiar correctamente al ser humano al que se halla ligado
de encarnación en encarnación, sin abandonarle ni un solo momento.

Así, el hombre es conducido por su ángel a través de las vidas terrestres y en los períodos de su vida
después de la muerte, como parte del incesante servicio al Ser Cristo, cuyo impulso, los ángeles que
siguieron el correcto cami- no de evolución, tomaron sobre sí mismos mucho antes de alcanzar su estado
humano, durante la transición del Cristo a través de la esfera de los ángeles, en su camino hacia su
encarnación terrenal en Jesús de Nazaret (49).

Desde esta descripción del perdón como expresión de la relación entre el Yo superior y el yo inferior, se hace
posi- ble comprender la conexión (descrita en el capítulo ante- rior) de un líder iniciado del Esoterismo
Cristiano, como Christian Rosenkreutz, con el Yo superior del hombre. Porque la naturaleza de esta conexión
se asemeja a la que tiene el ángel guardián con el hombre, del mismo modo que los grandes iniciados de la
humanidad están ya ahora

1 Mateo 18:22. El número que se da aquí, se refiere a siete encarnaciones humanas suce- sivas, cada una de
setenta años de duración (setenta es la edad de un patriarca, es decir, de una sola vida humana desde un
punto de vista oculto). Al final de dicha serie de encarnaciones, un hombre debe haber expiado
completamente todas las equivocaciones y deudas kármicas perpetradas con respecto a otros hombres o
incurrido en su comienzo, de manera que para su "octava" encarnación ha de estar libre de todas las
omisiones e insuficiencias de la "primera" y así sucesivamente. Si todas estas deudas kármicas y todas las
consecuencias de las equivocaciones, surgirán inevitablemente dificultades entre el ser humano y el Angel
que le guía, que impedirán a este último guiarle más allá.

65

anticipando en su desarrollo esta condición que el resto de la humanidad no alcanzará hasta su vida en
Júpiter.

En la conferencia del 18 de Octubre de 1905, Rudolf Steiner caracteriza esta relación entre un Iniciado y el Yo
superior de otro hombre con las siguientes palabras: "El Yo superior del hombre es algo que vive, no dentro
de noso- tros, sino alrededor de nosotros. Las individualidades más evolucionadas son Yoes superiores. El
hombre tiene que tener muy claro que el Yo superior está fuera de él; si lo tuviera que buscar dentro, nunca lo
encontraría. Tiene que buscarlo entre aquellos que ya han recorrido el camino que nosotros queremos
tomar... Si nos familiarizáramos real- mente con el Yo superior, deberíamos buscarlo donde ya está hoy (entre
las individualidades superiores). Este es el intercambio de los discípulos con los maestros" (50),

Si leyéramos las numerosas memorias de Rudolf Steiner escritas por sus discípulos, podríamos apreciar, a
través de algunas descripciones, que la impresión que les produjo en una u otra ocasión fue que el tomar
contacto con él repre- sentó el primer contacto con su Yo superior (que experi- mentaron por primera vez en
su vida gracias a Rudolf Steiner).

Hasta tal punto los grandes Iniciados representan al Yo superior entre la humanidad, que deben de cumplir
cons tantemente ese compromiso, que a su vez el hombre debe transmitir a su yo inferior, a saber,
perdonándole constan temente para poder tener la posibilidad de continuar per- maneciendo con él,
ayudándole en el camino hacia la evo- lución ascendente en vez de la involución. Los verdaderos Iniciados
actúan exactamente así en su relación con la humanidad.

66

Si todo lo que se ha dicho en este capítulo lo contempla- mos desde un único prisma, podemos decir que el
"meca- nismo" oculto del perdón es como sigue. Como resultado del esfuerzo de voluntad moral que un acto
de perdón (esto es, de olvido consciente de algún mal o injusticia que se nos haya infligido) evoca, partiendo
de ciertos estados del yo individual (para entendernos, dentro del flujo ininte- rrumpido de la memoria que
permea nuestro Yo y sostie- ne nuestra auto-consciencia) un "espacio desprovisto de memoria" cuya
substancia pertenece al Yo superior o Yo Espiritual, y entonces puede fluir la fuerza que transforma todo el
Mal¹.

Esta substancia del Yo espiritual, que ha emanado del flujo de la memoria, penetra por su mediación en el yo
humano, transformándolo y espiritualizándolo. Como resultado surge, no un estrechamiento, sino al contrario,
un ensanchamiento siempre creciente de la auto- consciencia y al mismo tiempo, su impregnación de las
fuerzas morales superiores que nos acercan aún más a una experiencia de su propio arquetipo, a un
encuentro con el Cristo en el mundo espiritual más próximo a la Tierra.

1 Aquí no se refiere solamente al poder del perdón, sino a todas las relaciones subjetivas, como las quejas
internas, o las antipatías, que deben ser transformadas con perfecta ecua- nimidad y aceptación del destino.
La memoria negativa y dañina tiene que atravesar una especie de muerte (olvido), en base a poder resurgir
como perdón, esto es, como la fuerte voluntad acciones. que devuelva el bien al mundo, del que ha sido
privado a causa de las malas

67
V

El perdón como parte esencial en el camino crístico moderno

Las revelaciones de Cristo se manifestarán en niveles cada vez más altos. Este es el misterio de la evolución
de Cristo.

Rudolf Steiner (Conferencia del 17 de Junio de 1910)

1. Primera Fase

Al principio de nuestro estudio, (capítulo I) hemos hablado de cómo el perdón es en sí mismo nada mas que
una parte de este particular camino de desarrollo espiri- tual que posibilita dirigir al hombre moderno hacia
una verdadera experiencia del Cristo y, al mismo tiempo, a una transformación completa de su propio ser.

Inicialmente, este camino consta de cuatro fases. La pri- mera de ellas es esencialmente previa al acto de
perdón mismo, aunque a pesar de todo juega un importante papel en nuestras vidas. Esta primera etapa
consiste en el desa- rrollo de la tolerancia auténtica y también lo podemos catalogar como una especie de
"perdón a pequeña escala".

Vamos a intentar ahora examinar esta cualidad interna desde un punto de vista científicoespiritual. Porque,
ante todo, tenemos que tomar en consideración lo siguiente: como sabemos a través de la ciencia espiritual,
estamos ligados en gran medida a nuestro cuerpo físico por nues-

69

tra auto-conciencia de vigilia o, para ser más exactos, esta- mos ligados por las impresiones del mundo
exterior que penetran en nosotros a través de los sentidos. Podríamos decir que el yo humano, trabajando
desde dentro, está continuamente yendo en contra de los sentidos y está diri gido una y otra vez hacia un
darse cuenta de su propia naturaleza. Esto se hace manifiesto de manera sorpren- dente en el momento de
despertarnos del sueño. Por regla general, es en estos casos, cuando las impresiones del mundo exterior,
penetrando en nosotros a través de nues tros sentidos, producen el acto del despertar, la manifes tación del
despertar, dentro de nosotros, de la autocon- ciencia.

Y por lo tanto, desde un cierto punto de vista, el acto del despertar se produce como resultado de la
interacción entre el yo humano y el cuerpo físico y, en particular, sus órganos de los sentidos. Algo parecido,
aunque de otra forma, sucede con el desarrollo de la verdadera tolerancia. Aquí también, es la interrelación
entre el yo humano y los órganos de los sentidos la que juega el papel principal. Un ejemplo sencillo nos
ayudará a clarificar esto.

Imaginemos que hay alguien que no nos gusta, puede ser que cuando nos encontremos cerca de ese alguien
experimentemos que su presencia nos irrita a través del conjunto de nuestros órganos sensoriales. Puede
irritarnos su apariencia, su manera de comportarse, sus ideas y movimientos, (en otras palabras, todos sus
atributos per- sonales incluyendo el timbre de su voz o el olor de su aliento que pueden aparecer ante
nosotros como algo bas- tante repulsivo). En el transcurso de una más sutil y dis- criminadora observación,
puede incluso surgir que esos influjos irritantes, que experimentamos como "negati- vos", penetren en nuestro
Yo a través de, prácticamente, los doce sentidos, especialmente a través de los siete que

70

están más directamente dirigidos hacia el mundo exterior (el sentido del Yo, el del pensar y el de la palabra,
los sen- tidos del oído, el térmico, la vista y el gusto)(51).
Semejante estado de cosas se basa en que en la presente época de la evolución terrestre del yo humano,
que conti- núa bajo la oscura y poderosa influencia del cuerpo astral, los órganos de los sentidos exteriores
son utilizados de tal modo que mayormente proporcionan al yo la información sobre las cualidades negativas
del ser humano, o de cual- quier evento del mundo exterior. Esta es la fuente de la intolerancia general que
está tan extendida entre la moderna civilización y que definitivamente debe ser superada en el camino que ya
hemos descrito. Pero, ¿cómo puede ser superada? Lo que por encima de todo se necesita es una educación
totalmente distinta de los mis- mos sentidos. Y si una persona no ha tenido la suerte de recibir esa educación
en su juventud, en una escuela Waldorf, en su familia o de cualquier otra forma, puede y debe compensar
esta carencia, en su vida posterior, con la ayuda de los esfuerzos conscientes de su yo. Así, en los años de
madurez, su propio yo ha de convertirse en el educador de sus sentidos, entrenándolos gradualmente para
percibir en cada ser y cada proceso del mundo exte- rior, en primer lugar, su lado positivo y sus cualidades. Y
si uno lo desea de verdad, puede encontrar esos aspectos en cada proceso, hecho o ser. Sin embargo, esto
únicamen- te es posible a través del desarrollo de un intenso pensa- miento moral, porque sólo él es capaz de
llegar a ser ese ins- trumento que necesita nuestro yo si se trata de reeducar gradualmente nuestros sentidos
como se ha indicado.

En sus artículos sobre el "Misterio de Micael", Rudolf Steiner se refiere al carácter interno de ese pensamiento
moral diciendo: "El hombre piensa en verdad con su cabe- za, pero su corazón siente el resplandor de las
sombras de

71

un pensamiento"62). La intensa actividad pensante, que va dirigida hacia la transformación moral del pensar y
a su purificación de cualquier elemento de egoísmo o amor propio, puede transformarse en el mejor "profesor"
de nuestros órganos de los sentidos, percibiendo en primer lugar los aspectos positivos de todos los sucesos
y seres del mundo externo; puede, a la vez, servir como base funda- mental del desarrollo de la verdadera
tolerancia.

En el libro de Rudolf Steiner que se titula "Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores", habla
de esta condición previa y esencial del alma para el discipulado espiritual, como sigue: "Si encuentro a un
hombre y le culpo por sus debilidades, me quito a mi mismo la capacidad del conocimiento superior, pero si
trato de penetrar con amor en sus cualidades, aumento esa capacidad. El discípulo tiene que conservar esta
idea cons- tantemente en su mente, los experimentados investigado- res espirituales saben cuanta fuerza le
deben al hecho de buscar y mirar lo bueno una y otra vez en todas las cosas y negarse a todo juicio crítico"
(53).

Puede ser que el más fuerte, espiritual y pedagógico ejemplo y a la vez artístico, de todo esto sea el del
Grupo de la escultura tallada por Rudolf Steiner en el primer Goetheanum, describiendo al Cristo como el
Repre sentante de la Humanidad entre Lucifer y Ahriman. Cuando uno lo contempla puede experimentar lo
que sigue. Al principio, uno lo mira, de manera aparentemen- te natural, completamente atraído por la figura
central: esta impresión de un encuentro directo puede alcanzar tanta fuerza e intensidad que, mientras uno lo
observa, no ve al principio, más que al representante de la humanidad enfrente de uno. Sólo después de
cierto tiempo, cuando esta primera impresión onmiabarcante se va permeando de consciencia, parece como
si dos corrientes o chorros se

72

abrieran ante los ojos, corrientes que fluyeran desde la región del corazón de la figura central hacia sus
brazos, uno extendido hacia arriba y el otro hacia abajo; y sólo siguiendo esas corrientes se va uno dando
cuenta gradual- mente de la presencia de los seres en oposición, alrededor del Representante de la
Humanidad. Así cuando contem- plamos el Grupo tratando únicamente de percibir su influencia artística y
espiritual, se nos revela primero el central misterio del Bien y sólo después, el misterio del doble aspecto del
Mal. En otras palabras, nuestra contem- plación está inicialmente dirigida hacia lo que es objetiva- mente
bueno en el mundo y en el hombre y sólo después (cuando nuestra alma ha sido fortalecida por ello) hacia el
Mal, para su subsiguiente transformación en Bien, en una nueva fuerza positiva. Por otro lado, si tuviéramos
que comenzar por la percepción del Mal en un ser en particu- lar o en un objeto, sin haber antes fortalecido el
alma bus- cando su lado bueno, esto es, sin detectar el funciona- miento y la presencia de las fuerzas del
Cristo, podríamos (aunque posiblemente ni nos diéramos cuenta de ello al principio) llegar con demasiada
facilidad a ser interior- mente atrapados por las fuerzas del Mal. Estas últimas fuerzas por consiguiente tratan
de mostramos en el mundo que nos rodea sólo lo que se refiere al Mal, lo que nos impediría encontrar en los
seres y hechos exteriores el Bien que está escondido dentro de ellos.

Así, en la escultura del Grupo, una moderna clarividente consciencia nos da no sólo una notable obra de arte,
sino también una herramienta educativa muy importante, que puede despertar dentro del hombre las más
profundas fuerzas de tolerancia y, en adelante, posibilitarle la entrada al camino del que hemos hablado en
este capítulo.

Este camino empieza con el desarrollo de un verdadero interés hacia la persona, cosa que sólo es posible si
la

73

propia atención va sólidamente dirigida hacia las cualida des positivas de bondad que permanecen vivas
dentro de él. Unicamente un interés de este tipo, que se puede mani- festar a través de los doce sentidos,
puede conducimos a alcanzar una verdadera y omniabarcante tolerancia, que Rudolf Steiner caracteriza para
nuestra época como "el camino hacia el Cristo a través del pensar" (54), Y en la misma conferencia lo
denomina la llamada interior, que resuena en el mundo para cada oído abierto espiritual- mente, para
perdonar una y otra vez (incluso las cosas más pequeñas) al ser humano que está a nuestro lado, como sí
emanara directamente del Cristo Etéreo mismo: "Y así habla Él hoy a los que quieren oír: -"En todo lo que
pien- se el menor de tus hermanos, habrás de reconocer que mi pensamiento está dentro de él y que mi
sentimiento está unido al tuyo siempre que pongas el pensamiento de otro en relación con el tuyo, siempre
que sientas un fraternal interés por lo que ocurre en el alma de la otra persona. Cualquier opinión, cualquier
actitud en la vida que descu- bras en el más pequeño de tus hermanos en Cristo, en ese respecto lo estás
buscando en Mí". Así nos habla el Cristo sobre la vida del pensar, Él, que quiere revelarse a Sí mismo de una
forma nueva (se está acercando el tiempo para ello) al hombre del siglo XX" (55). Y Rudolf Steiner con- tinua
aclarando: "No encontraremos al Cristo si permane- cemos egoístamente unidos a nuestros propios pensa-
mientos, sino sólo si relacionamos estos con los de los demás hombres, si expandimos nuestro interés hacia
una tolerancia interior por todo lo humano..."

El Cristo Etéreo, en su nueva revelación, está instando a la humanidad para que alcance en la época
presente la educación progresiva de los sentidos, comenzando por "sentido del Yo", el "sentido del pensar",
incluyendo des- el pués todos los demás, conduciéndolos hacía la gradual

74

adquisición de una verdadera tolerancia con respecto a todas las manifestaciones del Yo individual, maneras
de pensar y todos los demás aspectos de la naturaleza huma- na, especialmente en la vida social¹. Esta es la
manifesta- ción concreta en nuestro tiempo de la profunda verdad científico-espiritual que dice "El Impulso
Crístico nos con- duce directamente a la línea del pensamiento evolutivo" (56), Todo lo que hemos dicho se
puede resumir en el siguiente diagrama:

Dibujo
Yo

Cuerpo astral

Cuerpo etéreo
Cuerpo físico

1 Mucha gente que se acercó a Rudolf Steiner para pedir consejo sobre su desarrollo inte- rior, o sobre alguna
dificultad en sus vidas, experimentó esa tolerancia y profundo inte- rés, abarcando todo su ser (esto es, a
través de los doce sentidos). Cada visitante sintió que era completamente aceptado y comprendido, no
únicamente en sus fallos y debilida- des, sino también en todas sus aspiraciones y esfuerzos espirituales.

75

2. Segunda Fase

Volviendo a la segunda etapa de este camino, nos acer- camos de nuevo al tema principal del presente
trabajo, (la naturaleza esencial del perdón). Porque en cierto sentido, el verdadero perdón no es otra cosa que
un acto superior de tolerancia, podríamos incluso decir, un acto de poten- ciada tolerancia. En este sentido,
las dos etapas están rela- cionadas como aspectos de la transformación moral de la personalidad que busca
un nuevo conocimiento y una nueva experiencia del Ser Cristo.

Como se ha mostrado en el capítulo anterior, un verda- dero acto de perdón (más adelante se hablará sobre
sus rasgos característicos) resulta algo imposible si no se tiene al menos una impregnación del yo humano
terrestre con la substancia de su Yo superior o su Yo Espiritual. Sin embargo, justo en la primera etapa, el Yo
(a través del pen- samiento moral) es capaz de purificar los sentidos y edu- carlos para poder percibir todo lo
que hay de bueno y de bello en el mundo y, de ese modo, en la segunda etapa el Yo Espiritual (permeando
así al yo humano) es capaz de fortalecerlo e inspirarlo internamente hasta tal punto que con el tiempo podría
percibir el mundo no solo con los sentidos físicos, sino también con los órganos de percep- ción del cuerpo
etéreo. En otras palabras, igual que el yo del hombre terrenal necesita los órganos de los sentidos del cuerpo
físico, (que se han formado fuera y durante el período de desarrollo embrionario) para su estado de exis-
tencia consciente, el Yo Espiritual necesita los órganos de percepción del cuerpo etéreo para su existencia
conscien- te dentro del hombre. Esto se empieza a formar interior- mente en el momento en que penetra en el
yo terrestre. Igual que el Yo Espiritual permea al yo terrestre en el acto de perdón, al mismo tiempo se
convierte en "educador",

76

aunque ahora el cuerpo etéreo ocasiona la gradual disolu- ción interna de todas aquellas "durezas y grumos
de oscu- ridad" que surgen continuamente como consecuencia últi- ma de los errores terrenales, las
insuficiencias morales de nuestro temperamento, pensamientos equivocados y especialmente rencores y
envidias. En un sentido espiri- tual, la envidia es una de las formas del rencor.

A través de las numerosas explicaciones de Rudolf Steiner, sabemos que en todos los procesos de
recordación y olvido, el cuerpo etéreo juega un papel decisivo. Así en el momento del perdón, cuando bajo la
influencia de nues- tro Yo superior "borramos" conscientemente de nuestra memoria todos los resultados del
Mal que se haya perpe- trado contra nosotros, liberamos al cuerpo etéreo de todos sus elementos
destructivos y obscurecededores; de ese modo, al mismo tiempo que los disolvemos en un acto de perdón a
través de la fuerza del Yo Espiritual, hacemos que nuestro cuerpo etéreo se vuelva más y más radiante y
transparente, en el transcurso de una posterior purifica- ción, también visible en el mundo elemental (astral)
que nos rodea. Porque se produce una gran actividad por parte del Yo Espiritual dentro de nuestro yo, que se
hace perceptible a las impresiones externas, no sólo a través del cuerpo físi- co sino también a través del
cuerpo etéreo o vital. Podemos ilustrar estas palabras con el siguiente diagrama:

Dibujo
Yo

espiritual
Yo

Cuerpo astral

Cuerpo etéreo

77

Lo que ha sido revelado al hombre de forma clarividen te en el primer ejemplo, (a través de los órganos de
per- cepción despertados de su cuerpo etéreo) es una contem- plación directa del Cristo Etéreo en el mundo
espiritual más próximo a la Tierra. Así nos explica Rudolf Steiner acerca de la conexión directa que en nuestro
tiempo comienza a existir entre la progresiva entrada de las fuer- zas del Yo Espiritual en la conciencia
humana (aunque la culminación de este proceso se realizará únicamente en la siguiente sexta época cultural)
y la percepción suprasensi- ble del Cristo Etéreo: "Pero tenemos que tener muy claro que estamos ahora...
trabajando progresivamente desde la vida del alma consciente hacia la vida del Yo Espiritual. He señalado
frecuentemente en qué modo se manifiesta la penetración en el Yo Espiritual. He indicado que las per- sonas
que experimenten la aparición del impulso Crístico en los próximos tres mil años aumentarán en número, que
el hombre se hará gradualmente capaz de experimentar el impulso Crístico en los mundos espirituales" (57).

Dependiendo de la disposición individual de la persona, de su karma y de las circunstancias actuales de su


vida, este proceso de la influencia de un yo (que haya sido for- talecido por el Yo Espiritual) sobre el cuerpo
etéreo, puede que al principio no se dirija a los órganos suprasensibles en formación que son el requisito
previo y esencial para despertar dentro de sí mismo las nuevas facultades clari- videntes, pero sí a su
transformación en una dirección algo diferente, es decir, haciéndole especialmente recepti- vo para percibir
las fuerzas macrocósmicas de la vida eté- rea universal. En ciertos casos, incluso pudiera ocurrir que, en una
persona que a través de un acto de perdón haya conseguido una considerable purificación de su cuerpo
etéreo, al principio no se le desarrolle una clarivi- dencia etérea, sino en cierto sentido, su opuesta (esto es,
no

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Lo que ha sido revelado al hombre de forma clarividen te en el primer ejemplo, (a través de los órganos de
per- cepción despertados de su cuerpo etéreo) es una contem- plación directa del Cristo Etéreo en el mundo
espiritual más próximo a la Tierra. Así nos explica Rudolf Steiner acerca de la conexión directa que en nuestro
tiempo comienza a existir entre la progresiva entrada de las fuer- zas del Yo Espiritual en la conciencia
humana (aunque la culminación de este proceso se realizará únicamente en la siguiente sexta época cultural)
y la percepción suprasensi- ble del Cristo Etéreo: "Pero tenemos que tener muy claro que estamos ahora...
trabajando progresivamente desde la vida del alma consciente hacia la vida del Yo Espiritual. He señalado
frecuentemente en qué modo se manifiesta la penetración en el Yo Espiritual. He indicado que las per- sonas
que experimenten la aparición del impulso Crístico en los próximos tres mil años aumentarán en número; que
el hombre se hará gradualmente capaz de experimentar el impulso Crístico en los mundos espirituales" (57).

Dependiendo de la disposición individual de la persona, de su karma y de las circunstancias actuales de su


vida, este proceso de la influencia de un yo (que haya sido for- talecido por el Yo Espiritual) sobre el cuerpo
etéreo, puede que al principio no se dirija a los órganos suprasensibles en formación que son el requisito
previo y esencial para despertar dentro de sí mismo las nuevas facultades clari- videntes, pero sí a su
transformación en una dirección algo diferente, es decir, haciéndole especialmente recepti- vo para percibir
las fuerzas macrocósmicas de la vida eté- rea universal. En ciertos casos, incluso pudiera ocurrir que, en una
persona que a través de un acto de perdón haya conseguido una considerable purificación de su cuerpo
etéreo, al principio no se le desarrolle una clarivi- dencia etérea, sino en cierto sentido, su opuesta (esto es,
no

78
una contemplación suprasensible del Cristo sino una receptividad superior a la percepción de las fuerzas de
vida macrocósmicas procedentes de Él). Como resultado de esto, aunque la persona no pueda contemplar
clarivi- dentemente al Cristo, así y todo estará trabajando inte- riormente sobre su cuerpo etéreo, (y las otras
personas que le circundan podrían, bajo ciertas circunstancias, experimentar Su presencia directa, a través de
esa persona) mientras la persona misma logra el acceso a las fuentes inagotables y verdaderas de la vida
cósmica.

Podemos reconocer ese fenómeno en la figura de Bill Cody, como se describe en el libro de George Ritchie.
En esto consiste la explicación de sus asombrosas fuerzas físi- cas y anímicas, que se nutrían por la
presencia de las fuer- zas Crísticas en su cuerpo etéreo y también por el hecho de que otras personas fueron
capaces, a través de él, de encontrarse con el Cristo Etéreo, como le fue otorgado al propio George Ritchie.
De este ejemplo se deduce con par- ticular claridad que, para nuestro tiempo, el camino del per- dón es el
más seguro y directo en el que pueden fluir las fuerzas espirituales del Cristo Etéreo hacia la moderna
civilización terrena, mientras que las propias personas, tarde o temprano, se capacitan para alcanzar una
expe- riencia clarividente de Él.

Todo lo que se ha dicho hasta ahora nos acerca más al enigma del problema fundamental de Simon
Wiesenthal, problema que se le planteó ante la presencia del moribun- do de las S.S. y que le persiguió
durante toda su vida. Para Simon Wiesenthal la diatriba de si debía perdonar o no aquel tremendo crimen que
se había cometido (y del que aquel joven se había arrepentido tan profundamente) es sobre todo la expresión
externa del problema central de cada hombre moderno, el problema del Cristo. El perdo- nar en una situación
tan difícil de la vida como la que se

79
encontró Simon Wiesenthal, habría significado el acerca- miento a la experiencia directa del Cristo Etéreo,
mientras que el no perdonar, hubiera significado el apartarse de Él. Simon Wiesenthal no escogió ni lo uno ni
lo otro. Escuchó la confesión del moribundo hasta el final y sólo después, abandonó la habitación sin decir
una sola palabra y con ello dejó la cuestión pendiente. Sin embargo, el mismo hecho de la irresoluble
naturaleza de este problema y sus posteriores dudas acerca de ello, le atormentaron tanto durante muchos
años, que al final le llevó a escribir todo un libro como testimonio de que nunca le abandonaron esos
sentimientos, (aunque quizás esto nunca penetró completamente en su conciencia) y el hecho de que, al pie
de la cama del arrepentido criminal, perdió la más grande oportunidad de toda su vida, la oportunidad de
encon- trarse con Él, que estaba invisiblemente presente, como una Tercera Persona, en aquel hospital militar
de Lemberg. Y como este encuentro no se pudo realizar entonces, el hecho de que éste continuara
atormentando a Simon Wiesenthal por el resto de su vida, nos habla de como llevó la lucha interior para
solucionarlo, cómo fueron plantadas en su alma las semillas que, tarde o temprano (en esta vida o en la vida
después de la muerte) brotarán para el despertar espiritual de su conciencia como un pro- blema, ¡cómo un
anhelo del Cristo!

3. Tercera Fase

Si volvemos a considerar los pasos del camino que esta- mos describiendo, deberemos observar que,
mientras que el segundo de ellos puede, en principio, ser recibido por todos, los dos siguientes ya no se
refieren al desarrollo general de la humanidad contemporánea, sino al camino

80

de Iniciación que conduce más allá de sus límites(8), Sin embargo, desde un nivel más avanzado de este
camino, como discípulo del espíritu, también es posible para cada ser humano de nuestro tiempo, aunque
sólo como un pequeño comienzo, emprender el trabajo que conduce a alcanzar este tercer nivel.

El esfuerzo inicial consiste en desarrollar un sentido superior de responsabilidad por las acciones de un ser
humano, de una comunidad, de un pueblo o incluso de toda la humanidad. Semejante responsabilidad de
todo lo que sucede en el mundo, aceptada libremente por una persona, puede prepararle incluso en la vida
ordinaria para la tercera etapa de este camino.

Ya no se trata de una simple cuestión de perdón, sino de tomar conscientemente sobre sí mismo el karma de
otra persona¹ o incluso el de todo un grupo de personas. El discípulo espiri- tual, y aún en mayor escala el
moderno Iniciado, es capaz de acceder a esto, como resultado de las fuerzas superio- res de su Yo. Esto
solamente es posible si está permeado, no sólo con el principio del Yo Espiritual, sino del siguien- te estado
superior del ser espiritual del hombre, su Espíritu de Vida. En la terminología oriental se conoce como el
principio del Budi, o el principio onmiabarcante del amor. En este sentido, al "Budi cósmico" se le puede
denominar Cristo (59), quien trajo a la Tierra la substancia del amor cósmico, en pro de que toda la evolución
de la humanidad pudiera ser permeada por Él, tomando sobre Sí mismo el karma de toda la humanidad en el
"Misterio del Golgota".

En esta etapa también el discípulo espiritual trata de seguir este Arquetipo central de la evolución terrestre,
tra-

1 ΕΙ proceso de unirse con el karma de otro hombre, aunque sólo sea en sus primeras eta- pas, comienza
como se verá más adelante, con un acto de auténtico perdón.

81

bajando en el desarrollo consciente no sólo de su Yo Espiritual, sino también de su Espíritu de Vida, esto es,
de este totalmente desinteresado y espiritualizado amor hacia los seres, humanos que sólo le pueden dar las
fuer- zas necesarias para tomar sobre sí el karma de los demás

Y cuando Rudolf Steiner, después de la Conferencia de Navidad de 1923/1924, habla de la recientemente


funda- da Sociedad General Antroposófica, como de una comu nidad kármica que tiene como misión principal
la trans- formación del antiguo karma y la creación de un nuevo karma "Micaélico", él tiene en mente dar el
primer paso en esta dirección. Porque lo que en nuestra época es toda- vía muy difícil de lograr para cualquier
ser humano indi- vidual, se puede conseguir en un más alto nivel por una sociedad espiritualmente luchadora
de hombres y muje- res. La permeación del hombre con la substancia del Espíritu de Vida, tiene además otra
consecuencia enorme- mente importante. Porque cuando el yo individual está fortalecido por el Espíritu de
Vida puede, gradualmente, formar órganos de percepción suprasensible, no sólo en el cuerpo etéreo, sino en
el cuerpo astral superior. El siguien- te diagrama nos lo puede hacer ver más claro:

Dibujo
Espíritu de vida Yo espiritual

Yo

Cuerpo astral

82

Como resultado de todo esto, el hombre, eventualmente podrá tener acceso a una nueva e incluso más
onmiabar- cante revelación del Cristo, que Rudolf Steiner caracteriza como Su manifestación para el vidente,
en el cuerpo astral, en el Devacán inferior o en las regiones inferiores de los Mundos Espirituales, como algo
diferente de Su previa revelación en el cuerpo etéreo sobre el plano astral o, lo que es lo mismo, en el mundo
del Alma.

Por otra parte, únicamente esta experiencia todavía más elevada del Cristo, puede dar al hombre la fuerza, no
sólo de censurarse a sí mismo, sino también de soportar en el futuro el karma de otro hombre. Porque así
como el Cristo Etéreo interviene en el acto del perdón, así también el Cristo Cósmico (Astral) interviene en
cada acto conscien- te, e incluso inconsciente, de asumir sobre uno mismo el karma de otro hombre.
Podríamos incluso decir que, el recibir y soportar el karma de otro, es absolutamente impo- sible para el
hombre, sin tener al menos un primer contac- to con la esfera superior de la revelación del Cristo.

4. Cuarta Fase

Finalmente, la cuarta parte y en cierto sentido, la etapa superior es algo que no consiste sólo en tomar, sobre
sí mismo el karma de otra persona, o de un pequeño grupo de personas, sino de participar en asumir el
karma de toda la humanidad. En la descripción dada anteriormente (capí- tulo III) sobre los enormes
sufrimientos de Christian Rosenkreutz, tenemos un testimonio directo del logro que él alcanzó de esta etapa
en concreto, del camino que esta- mos considerando. Porque a través del continuo perdón a la humanidad
por todos los tormentos que se le están infli- giendo en nuestros días, (y que en el futuro se incrementa-

83

rán en un grado mucho mayor) de ese modo, se ha capa- citado para permanecer incansablemente unido a
ese tor mento, sin abandonarlo ni un solo momento, para a través de ese sufrimiento poder participar aún más
en soportar el karma del Yo individual en evolución, siguiendo constan- temente en este sentido a su Divino
Maestro, El mismo Cristo.

Desde un punto de vista oculto, esta cuarta etapa sólo puede ser alcanzada por el Iniciado como resultado de
ese desarrollo más amplio de las fuerzas internas de su Yo individual, lo que le capacitará para formar en sí
mismo los órganos de percepción suprasensible directamente de su propia substancia, sin necesidad de
ninguna actividad mediadora de los tres cuerpos inferiores o envolturas (el cuerpo físico, el etéreo y el astral).
Esto es posible para el Yo del Iniciado cuando puede (incluso en un grado pequeño) permearse a sí mismo,
no sólo con la substancia del Yo Espiritual y el Espíritu de Vida, como en las etapas anteriores, sino con la
substancia del Hombre Espíritu:

Hombre Espíritu Espíritu de vida Yo espiritual

Yo Sol interior del alma

La etapa de desarrollo interior del Iniciado que acaba- mos de describir le da acceso a la siguiente y, por el
actual ciclo de evolución, la tercera y más alta revelación del Cristo, a saber, Su revelación en el Devacán
superior como

84

el Yo onmiabarcante de nuestro cosmos. Sólo ahora apa- rece el Cristo directamente frente al hombre en su
más intima esencia y sin ninguno de los velos que, respetando antes las deficiencias de la capacidad humana
para la per- cepción espiritual, Él tuvo que adoptar en los planos infe- riores de la existencia, Su manifestación
en el plano astral, con una envoltura etéreo y, en el Devacán inferior, con una envoltura astral. Ahora, todas
estas envolturas media- doras disminuyen hasta desaparecer y el Iniciado se encuentra en situación de
percibir al Cristo desde su pro- pio Yo, que se ha hecho clarividente, como su verdadero Arquetipo, el Yo
universal Cósmico.

Lo que en las etapas anteriores consistió en el conoci- miento del Ser Cristo, alcanzado a través de la
transfor- mación del pensar, a través de lo que Rudolf Steiner llama "clarividencia intelectual", esto es, un
pensar que ha sido elevado a la Imaginación que conduce a la contemplación del Cristo Etéreo (60) y lo que
fue entonces revelado como un sentimiento que se transformó en capacidad de Inspiración, ahora culmina, a
través de una transforma- ción total de la voluntad humana, en una experiencia de Él en forma de Intuición y,
como consecuencia, el Yo Cósmico es directamente percibido por el Yo humano al que al mismo, tiempo
permea, porque es esa la naturaleza del conocimiento intuitivo (60-A).
Rudolf Steiner habla acerca de toda esta serie de revela- ciones suprasensibles del Cristo, culminando con la
reve- lación de Su Yo superior, con las palabras siguientes: "Así podemos ver cómo, empezando por una
entidad humana física y terrestre, el Cristo que ha descendido a la Tierra, toma gradualmente la envoltura de
Cristo Etéreo, Cristo Astral y Cristo Yo para, como Cristo Yo, convertirse en el Espíritu de la Tierra, que
entonces alcanza niveles supe- riores junto con toda la humanidad" (61).

85

Hemos observado ya que la individualidad que dirige a la cristiandad esotérica, Christian Rosenkreutz y
también algunos de sus más avanzados compañeros y discípulos, están ya en un nivel de desarrollo interior
tal, que les per- mite participar en soportar el karma del yo en desarrollo de toda la humanidad. Esto está
inevitablemente asociado a una aceptación voluntaria de los tremendos sufrimientos que le son inherentes por
la pasividad interior y los nume rosos abusos de libertad a los que los hombres son pro- pensos en estos días.
Para resistir este sufrimiento, el Iniciado necesita verdaderas e inmensas fuerzas internas. Los Iniciados
sacan estas fuerzas de la contemplación cons- tante de la tercera revelación suprasensible del Cristo, en la
que Él se les aparece como el nuevo Espíritu Guardián o Yo de la Tierra, Quien ha tomado sobre Sí mismo
todo el karma de la humanidad.

5. La redención de las fuerzas opositoras

Esta etapa de evolución interior, abre al Iniciado un adi- cional y muy importante reino de actividad. Habiendo
lle- gado a esta cuarta etapa puede tomar parte, en una forma totalmente diferente, no sólo en la liberación y
perfeccio- namiento de la raza humana, sino también en la progresi- va redención de las fuerzas opositoras
que han participa- do en la evolución terrena que, en la ciencia espiritual moderna, se llaman fuerzas
luciféricas y ahrimánicas. y

En épocas antiguas, en el lejano pasado de la evolución de la Tierra, estos seres hicieron una especie de
sacrificio tomando la decisión de apartarse de la evolución general de los seres como ellos para que, a través
de resistir conti- nuamente sus influencias y vencer los obstáculos que ellos creaban, los hombres pudieran
desarrollar en su interior

86

fuerzas completamente nuevas y capacidades superiores de las que hubieran podido desarrollar sin esos
esfuerzos, sobre todo, la capacidad de experimentar la libertad inte- rior (62), Pero aquí tenemos otro aspecto
de la participación de los espíritus opositores en la evolución terrestre. Y es que, como consecuencia de su
separación de los Seres de evolución correcta que eran como ellos, se vieron forzados a cambiar el campo de
su actividad a otro reino cósmico diferente, por lo que fue imposible ninguna evolución adi- cional para ellos
mismos. En el cuadro de la lucha del Arcangel Micael con el dragón, se hace referencia a este hecho oculto,
en el que el Arcángel le obliga constante- mente a permanecer bajo su pie.

Una posterior evolución para estos seres únicamente es el que posible a través de que su ser se una al
impulso central de nuestro cosmos, al impulso Crístico. Pero no son capaces de conseguirlo por sí mismos, el
único modo por pueden regresar al camino de la evolución correcta, es el lograr el acceso al impulso Crístico,
lo que sólo es posible para ellos en el presente, desde dentro del hombre. Esto quie- re decir que el potencial
para la redención de los seres opo- sitores y su concomitante futuro regreso al seno de la evo- lución general
del mundo, en cierta medida se ha puesto en manos de los hombres por las fuerzas supremas.

El proceso de su liberación consistirá en que, como con- secuencia de un proceso consciente de evolución
interior, el hombre será capaz de oponerse a cada influencia lucifé- rica o ahrimánica en su propia alma, con
otra influencia, que procede directamente del Ser Cristo. Utilizando el ejemplo de los seres luciféricos, Rudolf
Steiner nos descri- be este proceso de la siguiente manera: "Borrando, con y sólo con la ayuda del Cristo,
todas aquellas características humanas que proceden de Lucifer, nosotros, como seres humanos, también
liberamos gradualmente a las fuerzas
87

luciféricas. Llegará un tiempo en el que las fuerzas lucifé- ricas (las que en el transcurso de la evolución de la
Luna y para la salvación de la libertad humana, tuvieron que dejarse caer a un nivel inferior de evolución y no
tuvieron la oportunidad de experimentar el poder del Cristo en la Tierra) podrán experimentar el poder del
Cristo y serán redimidas a través de los seres humanos. El hombre podrá redimir a Lucifer si recibe la fuerza
del Cristo de la mane- ra correcta" (63).

El proceso de esta progresiva "liberación" de las fuerzas luciféricas ha sido guiado por los grandes Iniciados
de la humanidad (a los que Rudolf Steiner llama "Los Maestros de la Sabiduría y de la Armonía de los
Sentimientos") durante al menos dos mil años, desde el momento en que el Misterio del Gólgota fue
consumado en la Tierra. Desde el siglo XV, una segunda tarea se añadió a la primera poco a poco y fue la de
"redimir" también a los seres ahrimani- cos. Pero mientras que en nuestros días cada hombre (aun- que sólo
en un mínimo sentido) es capaz de participar en la "liberación" de Lucifer a través del impulso Crístico que
reciba en su alma, el trabajar hacia la liberación de Ahriman incluso en un pequeño grado, sólo es posible
para una comunidad social de seres humanos. El poder alcanzar esto como ser individual, únicamente es
posible para los más altos Iniciados.

Debemos de recalcar claramente, que estamos hablando de redención o liberación y no simplemente de


expulsar a los seres opositores de uno u otro campo de actividad dentro del hombre. Esto fue posible para
algunas indivi- dualidades y en concreto, para comunidades esotéricas estrictamente cerradas en todos los
tiempos, incluso antes del Misterio del Golgota. En las conferencias sobre el Quinto Evangelio, Rudolf Steiner
nos hace una demostra- ción de ello con tremenda fuerza e intensidad a través del

88

ejemplo de la Orden de los Esenios, a cuyas puertas, Jesús de Nazaret tuvo una experiencia espiritual que
fue decisi- va para él: Él vio espiritualmente a Lucifer y Ahrimán huyendo de los recintos de la Orden y correr
hacia otras personas, sumergiéndolas en las mayores desgracias y sometiéndolas a tentaciones de mayor
alcance.

Por otro lado, su redención presupone, por encima de todo, un conocimiento mucho más profundo y compren-
sivo de sus naturalezas, de su posición en el cosmos y de las características totales de su actividad en el
hombre y en el mundo. Por una vez, este conocimiento, que tiene su fuente en el verdadero esoterismo
cristiano y que ahora se hace saber a toda la humanidad gracias a la Antroposofía, ha sido recibido por la
conciencia humana, y podrá servir como punto de partida del principio del proceso de reden- ción de esos
seres.

De conformidad con la ciencia espiritual, cada una de las categorías de los mencionados seres opositores
tiene, una esfera legítima de actividad en nuestro cosmos. Lucifer, por ejemplo, en el reino de "la belleza de
las apa- riencias", en la fantasía y el arte; Ahrimán en la frontera donde trabajan las fuerzas de la muerte y
también en la esfera de las ciencias y, sobre todo, en la tecnología. Sin embargo, en esas regiones de
legítima actividad, los Dioses superiores les condenaron a un continuo e inso- portable sufrimiento, que
consiste en una total imposibi- lidad de una posterior evolución por su parte. En sentido espiritual, su situación
podría compararse a aquella tor- tura medieval que consistía en encerrar a una persona mientras era niño en
una apretada armadura y según iba creciendo físicamente esto le producía más y más inso- portables
sufrimientos. Las palabras de Strader en el ter- cer Drama-Misterio, "El Guardián del Umbral", pronun- ciadas
mientras contempla a Ahrimán en su reino, hacen

89

referencia a esta desesperada situación de las fuerzas opositoras en su propio reino:


"En tus ásperas palabras suena el dolor Venidas de ti en mí también son dolor

Mirándote sólo puedo... lamentarme y llorar."(64)

Experimentando continuamente insoportables sufri- mientos en su propio campo, las fuerzas opositoras bus-
can cualquier posibilidad para liberarse de ellos, aunque fuera por un momento, para encontrar alguna clase
de alivio. En otras palabras, de cualquier forma a su alcance, tratan incesantemente de traspasar la frontera
de "lo que está permitido", de atravesar la frontera de su propio dominio, como originalmente les fue dado por
las Jerarquías Superiores, invadiendo la evolución humana y trabajando en su interior como tentadores y
como espíri- tus obstaculizadores de todas las maneras posibles. Aquí, liberados por un tiempo de sus
sufrimientos, aparecen, o bien como injustificadamente soberbios, o como seres superinteligentes, ofreciendo
al hombre por todas partes sus seductores "regalos", pero realmente dando sólo des- trucción y ruina. (65)

Strader hace referencia a este hecho en la misma escena como sigue:

"Pero ¿qué es lo que acongoja mi alma? Las palabras que pronuncio me destruirían, si en la Tierra las
pudiera encontrar verdaderas".

Esto significa que fuera del reino de Ahrimán, esto es, en la esfera de la propia evolución humana, el hombre
está obligado a resistir a Ahrimán, (y lo mismo cuenta para Lucifer) con todas sus fuerzas, aunque no en el
sentido de

90

oponer Mal o violencia contra Mal, sino a través de una oposición con verdadera bondad. Desde un punto de
vista oculto, esto sólo se puede lograr resistiendo consciente- mente a los espíritus opositores no a través de
las débiles fuerzas de los seres humanos, sino recibiendo el hombre el impulso Crístico en su propio ser, de
manera que cada vez que Lucifer y Ahrimán tratan de ir más allá de los límites de su legítima actividad dentro
del ser humano buscán- dole para seducirlo, encuentren en él las fuerzas del Cristo. Entonces no será el
hombre mismo, sino el Cristo en él, el que será capaz de reconducir a Lucifer y Ahrimán hacia el Bien; en esto
reside la verdadera esencia de todos los auténticos Misterios Maniqueos.

Todo este proceso está representado en la vidriera norte del primer Goetheanum, la de color de flor de
melocotón. El tema central representa el encuentro del hombre con el Cristo en el mundo etéreo más próximo
a la Tierra y la recepción de su Ser dentro de sí mismo. En los paneles, a izquierda y derecha, se muestran
las consecuencias de este acto de recepción: La redención de Lucifer por el Cristo, que ha permanecido
atrás, en la antigua Luna; y la reden- ción de Ahrimán, que ha permanecido en una etapa ante- rior, en
antiguo Sol. Los símbolos de Luna y Sol hacen referencia a sus orígenes y también al cuerpo astral (Luna) y
al cuerpo etéreo (Sol) del hombre, en el primero de los cuales entraron las fuerzas luciféricas en la época
Lemúrica y en el segundo las fuerzas ahrimánicas en la época Atlante. (66)

Sólo después de haber alcanzado la cuarta y, para la época presente, la superior etapa del camino que
estamos estudiando, y habiendo permanecido en la esfera de la tercera revelación suprasensible del Cristo,
esto es, expe- rimentar Su constante presencia en el propio Yo, con total consciencia, como el verdadero
cumplimiento de las pala-

91

bras: "No yo, sino Cristo en mí", sólo entonces, el Iniciado moderno puede llegar a ser el libertador, no sólo de
la raza humana, sino también de los Seres opositores. Porque ahora, los seres opositores que se presenten a
ese Iniciado, encontrarán al Cristo en su interior, pero ya no en su envoltura etérea o astral, sino en Su
esencia primi- genia, como el Yo onmiabarcante de nuestro cosmos y al mismo tiempo como el nuevo Espíritu
Guardián de toda la Tierra. (67)
Así, lo que en las etapas anteriores no era más que un trabajo preliminar y bastante rudimentario de cara a la
liberación de los seres opositores, que preparó a su ser para encontrarse interiormente con el Cristo no
directa- mente con su esencia primigenia, sino sólo a través de la mediación de Sus envolturas etéreas y
astrales, ahora, de esta etapa en adelante, comienza el proceso consciente de su total y final redención.
Ahora, permeado por el Cristo, el Yo del Iniciado comienza a resplandecer como un sol en las tinieblas de sus
envolturas exteriores, creando "luz" en su cuerpo astral, "vida" en su cuerpo etéreo y "resurrec- ción" en su
cuerpo físico, es decir, repitiendo a escala microcósmica lo que se narra en aquellos primeros versos del
Evangelio de San Juan que hablan del macrocósmico descenso del Logos hacia la humanidad. También
podría- mos decir que, desde ese momento, el impulso crístico flu- yendo del Yo humano, ha permeado sus
envolturas de tal manera que las palabras: "No yo, sino Cristo en mí" se han realizado, primero en su cuerpo
astral, después en el etéreo y finalmente (como perspectiva de la evolución

futura) en su cuerpo físico. El trabajo esotérico de todos los Iniciados cristianos que llevan el Sol de Cristo en
su Yo, aquellos a los que Rudolf Steiner llamaba "Maestros de Sabiduría y de la Armonía de los
Sentimientos", se dirige en este sentido. En términos

92

concretos, significa que al ser permeados por su luz, Su luz astral, dan a Lucifer la oportunidad de encontrar
la reden- ción al ponerse en contacto con ella. Después, a través de permear su cuerpo etéreo con la vida que
fluye desde el Sol de Cristo hacia su Yo, hacen gradualmente posible para Ahrimán el conseguir su redención
a través del contacto directo con ella. Solamente en el más lejano futuro, cuando se impregne su cuerpo físico
con las fuerzas del amor que provienen del Cristo Sol hacia su Yo, podrán también abrir el camino hacia la
tercera categoría de los seres opositores, los Asuras. Esto es, sin embargo, sólo el principio de este trabajo
de redención; su realización eventual en la evolu- ción humana sólo será un hecho cuando toda la humanidad
haya alcanzado los niveles en los que los grandes Iniciados de la Tierra están viviendo y trabajando ahora.
Así en la perspectiva de la evolución mundial en su conjunto, no habrá seres humanos como tales en sí
mismos, sino el Cristo en ellos (en el sentido de las palabras: "No yo, sino Cristo en mí"), Quien será el gran
liberador de las tres cate- gorías de espíritus opositores.

Poniéndolo en palabras del lenguaje de la ciencia espiri- tual, podríamos decir que el proceso de redención de
Lucifer consistirá en la penetración en el cuerpo astral del hombre, de las fuerzas del Yo Espiritual que han
emana- do del impulso Crístico; la redención de Ahrimán, a través de la penetración en el cuerpo etéreo de
las fuerzas del Espíritu de Vida emanadas del impulso Crístico y la futu- ra redención de los Asuras, a través
de la penetración en el cuerpo físico de las fuerzas del Hombre Espíritu ema- nadas del impulso Crístico, es
decir, por las fuerzas de la "resurrección de los cuerpos" (phantom modelo a imi- tar). (68)

Todo lo anterior está conectado a la vez con la encarna- ción, la vida en la Tierra, la muerte y la resurrección
del

93

Ser solar del Cristo. Todo esto fue introducido en la evo- lución terrestre para tener la posibilidad de trabajar
en la redención de los seres opositores a través de los tres años de la vida del Cristo en la Tierra y a través
del Misterio del Golgota que ha dado como resultado, que los frutos de esta vida de tres años hayan
penetrado en el conjunto de la evolución terrestre. Así, durante el primer año, a través de su Yo Cósmico, el
Cristo transformó el cuerpo astral de Jesús de Nazaret en Yo Espiritual; durante el segundo año, Él transformó
completamente su cuerpo etéreo en Espíritu de Vida; y durante el tercer año, que culminó en el Misterio del
Golgota, Él transformó totalmente su cuer- po físico en Hombre Espíritu, que después resurgió del sepulcro
del Gólgota como la nueva Resurrección del cuerpo (phantom). De este modo, se puso la base en la
evolución humana para la posterior liberación por los pro- pios seres humanos, de las fuerzas luciféricas,
ahrimani- cas y asúricas, en la medida en que luchen para lograr que los frutos de estos tres años de vida del
Cristo se hagan realidad.
6. El particular significado de la redención de Lucifer en nuestro tiempo

En la línea de desarrollo que hemos expuesto, el aspecto más importante para nuestro tiempo es la redención
de Lucifer. Como resultado del trabajo realizado al respecto por los Maestros de la Sabiduría y de la Armonía
de los Sentimientos a través de los dos últimos milenios, prácti- camente su redención ha progresado
suficientemente hasta el punto de posibilitar a Rudolf Steiner, en el princi- pio de nuestro siglo, para hablar
abiertamente en sus con- ferencias sobre este misterio oculto tan importante; sobre

94

todo, lo explicó de la manera más notable en la conferen- cia que dio en Berlín el 22 de Marzo de 1909. (69)
Poniendo las condiciones necesarias para que la luz del

Cristo-Sol que alumbra a su Yo pudiera poner en comple- ta armonía su cuerpo astral, estos Iniciados crearon
en su interior las condiciones que se necesitaban para que Lucifer pudiera ponerse en contacto con ella. Esto
condu- ce inevitablemente a una situación por la que Lucifer, habiendo tomado contacto con la luz del Cristo,
de ahí en adelante pudiera voluntariamente convertirse en Su servi- dor: es decir el nuevo portador de Su luz
en el cosmos; lo que en los tiempos antiguos significaba "Lucifer" o "Fósforo", el "portador de la luz". Después,
habiendo dirigido todo su ser hacia el Cristo, se transformará en un nuevo Ser, totalmente diferente, en un Ser
penetrado por el Espíritu Santo. Y de ahí en adelante, como portador cós- mico de la luz del Cristo-Sol, a su
servicio, se convertirá en el guía de cada ser humano que lucha por el conocimien- to superior, que está
esforzándose por penetrar en los más profundos misterios ocultos del cosmos en relación con su Misterio
central, el Misterio del Cristo.

En el discurso de despedida del Cristo, tal como lo narra el más esotérico de los cuatro Evangelios, el de San
Juan, aparece una referencia a este misterio de la futura reden- ción de Lucifer. Allí el mismo Cristo llama al
redimido Lucifer, como el Paráclito o Espíritu de Consuelo (14:16). Desde un punto de vista esotérico, no es
otra cosa que una referencia al Lucifer redimido, quien, a las órdenes del Cristo, podrá entonces conducir el
Impulso del Espíritu Santo hacia la humanidad, el que podrá revelar a los hom- bres el verdadero
conocimiento del Cristo¹.

1 Ver las notas 68, 71 y 72.

95

De todo lo anterior, se hace fácil entender por qué el pri- mer ciclo de conferencias (aquellas que fueron dadas
expresamente, sólo para los miembros de la Sociedad) que Rudolf Steiner, en 1921, decidió publicar bastante
amplia- mente en la revista "Die Drei", fue el ciclo "El Oriente a la Luz del Occidente. Los niños de Lucifer y los
hermanos de Cristo". Conferencias que había dado doce años antes, en Agosto de 1909 en Munich, en
relación con la obra de tea- tro de Edouard Shuré, titulada "Los niños de Lucifer". En esta obra, el tema de la
redención de Lucifer ocupaba el sitio central. Al mismo tiempo y en el mismo ciclo, se des- cribían las fuentes
del esoterismo cristiano rosacruz, fuen- tes que se remontan a uno de los más importantes conci- lios en los
mundos espirituales de la era cristiana, que tuvo lugar en el siglo IV. Cuatro de los más importantes Maestros
de la Sabiduría y de la Armonía de los Sentimientos, tomaron parte en este concilio: Manes, Skythianos,
Zaratustra y Buda. Todos ellos (a los que se unió después Christian Rosenkreutz), tomaron parte y continúan
jugando un papel esencial en la redención de Lucifer. Desde esta perspectiva, se dibujó un detallado plan
para su redención en el citado concilio, por lo cual, la sabiduría de los Bodisatvas, que proviene de la esfera
cós- mica del Espíritu Santo, habría de fluir, en el futuro, hacia la evolución de la Cristiandad esotérica
Rosacruciana en la Tierra, para que pudiera surgir un conocimiento aún más profundo del Ser Cristo y del
Misterio del Golgota (70),

Incluso el nombre del periódico que Rudolf Steiner publicó a principios de siglo bajo la égida de la Sociedad
Teosófica, "Lucifer-Gnosis", adquiere un profundo signi- ficado oculto. Porque a través de este periódico, la
huma- nidad recibió un nuevo conocimiento cósmico del Cristo, conocimiento que provenía de un Lucifer que
había vuel- to a Cristo y que desde entonces le servía como el nuevo

96

"Portador de la Luz": "El recién nacido Lucifer, el Lucifer que regresó al Bien, enarbolando la antorcha del
Cristo. Él lleva al Cristo Mismo. Es el portador de la Luz, Cristo es la Luz" (71).

Sin embargo, el hecho de que Rudolf Steiner revelara a los antropósofos el misterio de la redención de
Lucifer, que hasta entonces había sido guardado en secreto por los Maestros de la Sabiduría y de la Armonía
de los Sentimientos y por sus más cercanos discípulos, también tuvo un posterior y bastante diferente
significado. Y es que, en la nueva era de la luz, que comenzó con el final de la era oscura del Kali Yuga en
1899, el trabajo consciente sobre su futura redención ha de ser llevado a cabo no sólo por los Iniciados que
permanecen ocultos para el mundo y por sus discípulos esotéricos, sino también por todos los seguidores de
la ciencia espiritual moderna que luchan por un conocimiento auténtico del Cristo, no sólo como ser terrestre,
sino por encima de todo, como abarcante Ser cósmico: "¡Pero el hombre puede, si así lo elige, reconocer al
Cristo incluso ahora! Ahora es el momento de recopilar toda la sabiduría que necesita para reconocer al
Cristo. ¿Qué es lo que consigue con esto? ¡Algo bastante conside- rable! Cuando el hombre reconoce al
Cristo, cuando real- mente penetra en la sabiduría que se necesita para perci- bir quién es el Cristo, se libera
a sí mismo y a la vez libera a los Seres luciféricos a través de este conocimiento del Cristo" (72).

Por otro lado, cuando Rudolf Steiner habla acerca de la redención de Ahrimán, se refiere sobre todo a las
indica- ciones más generales (realmente son sólo consejos) (73). Porque en la presente época de evolución,
sólo los Iniciados que están en el nivel de los Maestros de la Sabiduría y de la Armonía de los Sentimientos, o
en cual- quier caso, muy próximos a ellos, pueden trabajar en un

97

sentido verdadero sobre la redención de Ahrimán, mien- tras que para el resto de la humanidad, por otro lado,
es necesario hacer todos los esfuerzos posibles para resistir a todas las formas de su injustificada influencia
sobre la evolución terrestre; esto sólo es posible a través de círcu- los cada vez más amplios de la humanidad
actual que adquieran un conocimiento real de Ahrimán, de su natu- raleza y del lugar y carácter de su
actividad en el mundo y en el hombre. Esto será especialmente necesario con vis- tas a su encarnación en la
Tierra, que tendrá lugar en el comienzo del tercer milenio y a los terribles sufrimientos que conllevará para
toda la humanidad. (74)

En cuanto a la tercera categoría de seres opositores, ni siquiera los Maestros de la Sabiduría y de la Armonía
de los Sentimientos se han acercado completamente a la misión de su redención, porque la actividad de estos
seres, los más peligrosos de todos, junto con las tentaciones inherentes en ellos, es algo que aún está en
perspectiva para la humanidad terrena. Así cuando Rudolf Steiner habla acerca de ellos tiene en mente una
condición futura, a largo plazo, de la humanidad (75). Aunque los primeros síntomas de su gradual incursión
en la evolución terrestre se dejan sentir aquí y allá en la civilización moderna, a pesar de todo, la misión
principal de nuestro tiempo está, por encima de todo, en el conocimiento y en la oposición a los poderes
ahrimánicos, a los que Rudolf Steiner hace referencia una y otra vez al final de su vida terrena. (76)

Como podemos ver, del camino de desarrollo interior descrito en este capítulo como un conjunto, podemos
des- tacar su peculiar conexión con el camino fundamental de

98
la Iniciación Cristiano-Rosacruz, como lo antepone Rudolf Steiner en su libro "La Ciencia Oculta" y en muchas
confe- rencias y ciclos de conferencias (77). Podríamos decir inclu- so que lo que aquí se ha descrito es una
especie de meta- morfosis de este camino central de Iniciación moderna.
Como conclusión de este capítulo, plantearemos esta relación en una imagen única. La primera etapa de la
Iniciación Cristiano-Rosacruz ("El estudio de la ciencia espiritual con la ayuda de las facultades de juicio
ordina- rias, como las que se han conseguido en el mundo físico") correspondería a la aspiración humana de
lograr, por medio de estos estudios, una transformación total de su manera de pensar, lo que incluye el
adquirir la facultad de considerar cada acontecimiento y a cada ser con el que nos encontremos en la vida,
desde los doce puntos de vista. Porque únicamente tal incesante proyección en nuestro pensar (y esto se
basa en una educación de los doce senti- dos) nos servirá como base para una verdadera tolerancia con
respecto a todo lo que nos llega de los demás.

La segunda etapa, el "alcanzar el conocimiento imagina- tivo", correspondería a la práctica del camino del
perdón, que conduce a una experiencia Imaginativa del Cristo Etéreo en el mundo suprasensible más próximo
a la Tierra (en el plano astral).

La tercera etapa, la del "conocimiento Inspirativo" correspondería al hecho de asumir el karma de otra per-
sona, una persona o un grupo pequeño, como tiene lugar de manera notable en el caso de la relación
individual entre un maestro espiritual y sus discípulos. Rudolf Steiner nos amplía esta etapa de desarrollo con
las pala- bras de Benedictus en el tercer Drama-Misterio, "El Guardián del Umbral":

99
"Tengo que acompañar a cada uno de los que recibieron de mí en la Tierra la luz del espíritu,
independientemente de que sepa o no que se convirtió en mi discípulo."

"Tengo que conducirlo más allá en el camino por el que, a tra- vés de mi, comenzó a caminar en espíritu" (78)

La cuarta etapa, la del "conocimiento Intuitivo", corres- ponde al hecho de tomar sobre sí, no sólo el karma de
otra persona o de un pequeño grupo, sino el de toda una socie- dad que, entre sus diversos componentes,
contiene repre- sentantes de toda la humanidad, con el resultado de que esto representa el comienzo de la
participación del Iniciado en cargar con el karma de la humanidad. El cono- cimiento superior de Cristo como
el nuevo Espíritu de la Tierra y, en suma, como el Yo macrocósmico que está pre- sente y trabaja dentro de su
propio Yo, que se le revela en esta etapa, le hace capaz, una vez que ha alcanzado este nivel de desarrollo
espiritual, de comenzar el trabajo cons- ciente de liberar a las tres categorías de espíritus oposito- res a través
del poder del Cristo-Sol que le ha sido dado. Sin embargo, aunque la posibilidad de todo esto se le reve- la al
Iniciado en la cuarta etapa, con todo, solamente puede acceder a una verdadera participación en este pro-
ceso en posteriores y superiores etapas de desarrollo espi- ritual.

Así, alcanzando la quinta etapa del camino Cristiano- Rosacruz, se realizará un verdadero "conocimiento de la
relación entre el microcosmos y el macrocosmos", como resultado de la unión del Ser macrocósmico del
Cristo con el ser microcósmico del hombre, Jesús de Nazaret, (unión que se culminó en el Misterio del
Gólgota) el iniciado con- seguirá el poder que hará posible que Lucifer se vuelva hacia el Bien.

100

En la sexta etapa, adquiriendo (mientras aún está en el cuerpo físico) la capacidad de "llegar a ser uno con el
macrocosmos" y viviéndolo consciente e interiormente, sin por ello perder la conciencia de la propia
individualidad, ni siquiera por un momento, (y esto sólo es posible si el Yo humano ha sido permeado por el
Impulso Crístico) (79), el Iniciado adquiere la fuerza que, más adelante, hará que Ahrimán también regrese al
Bien.

Finalmente y para todavía un más lejano futuro habien- do adquirido las condiciones que Rudolf Steiner
describe como las de la última etapa del Camino Cristiano- Rosacruz, (de las que dice que están más allá de
los lími- tes de lo que el moderno lenguaje terrestre puede expresar y la razón humana puede entender) (80),
el Iniciado estará en posición de ejercer una cierta influencia sobre la terce- ra categoría de los seres
opositores. Esto sólo será posible cuando el impulso Crístico que ha recibido en su Yo pene- tre también en
su cuerpo físico, transformándolo en un grado aún más alto, en la "nueva resurrección del cuerpo" y al mismo
tiempo conduzca a su consciencia clarividente hasta el Reino del Padre, que se extiende sobre todo el mundo
material. En otras palabras, cuando las palabras del Cristo "Nadie viene al Padre sino por Mí" (Juan 14:6)
sean para él una realidad oculta, directamente experimen- tada.

Ahora que hemos descrito en este capítulo la posición que ocupa el Perdón en el contexto de este camino
espiri- tual del que forma parte integrante, podemos seguir ade- lante con nuestro estudio.

101
VI

El significado oculto del perdón

1. Las condiciones fundamentales del perdón

Según nos aproximamos al problema del perdón desde un punto de vista oculto, antes que nada, es
necesario señalar aquellos signos por los que el verdadero perdón puede, sin lugar a equivocarnos,
distinguirse de los muchos disfraces y apariencias en que a menudo aparece en la vida y que no contienen
ninguna afinidad con su esencia verdadera. En este sentido, el perdón es a menudo considerado de manera
demasiado simple, ya que muchas veces en la vida, lo que a primera vista y de forma preci- pitada aparece
como perdón es en realidad, sólo una forma particular de egoísmo consciente o inconsciente, (un escondido
deseo de aparentar ser tan provechoso y brillante como sea posible, para dar una imagen de falsa virtud). Lo
que llamamos "perdón" en este sentido, no precisa de grandes exigencias internas, incluso hasta puede
utilizarse para conseguir algún tipo de propósito egoísta.

En contraste con este pseudo-perdón, el perdón verda- dero se caracteriza, por encima de todo, por dos
cualida- des o signos; los hemos evidenciado en los ejemplos segundo y cuarto del capítulo tercero. Ahora
vamos a con- siderarlos en orden inverso. En el caso del cuarto ejemplo, se hizo referencia a la "Llamada a la
reconciliación" que

103

María Steiner escribió en 1942. En este documento, la pri mera propiedad básica de un acto de verdadero se
menciona en varias ocasiones. Es muy importante dar- nos cuenta de esto, porque precisamente es lo que
hace tan difícil el perdón auténtico. María Steiner escribe al respec- to: "La solución para vencerse a sí mismo
debe de ser adop- tada conscientemente por la comunidad. Claramente por propia voluntad" (81) y de nuevo,
al final de la "Llamada": "Rescatemos su trabajo (el de Rudolf Steiner) y su cultura de la humanidad,
venciéndonos a nosotros mismos y logrando la reconciliación...". y

Para que podamos comprender mejor la necesidad de vencerse a sí mismo en cada acto de auténtico perdón,
tenemos que tomar en consideración lo que ya hemos dicho acerca de cómo, en un acto de perdón, tiene
lugar la penetración en el yo inferior de las fuerzas y substancias del Yo superior. Esto va siempre asociado a
la necesidad del hombre de vencer simultáneamente todas las tenden- cias de su yo inferior que le hacen
hundirse. Porque sólo cuando las fuerzas de éste último (el yo inferior) se hayan vencido en grado suficiente
por medio de la voluntad moral del hombre, podrá el Yo superior desplegar su acti- vidad. Esto significa que el
perdón tiene siempre carácter de sacrificio.

La importancia de esta potencialidad oculta (de la que hablaremos ampliamente más adelante) está
determinada, en primera instancia, precisamente por la trascendencia de su sacrificio, como se explica en el
vencimiento (aunque sólo parcial) del Yo superior sobre el yo inferior. Porque el yo inferior, a través de las
fuerzas del egoísmo que cons- tantemente luchan dentro de él, se resiste al perdón de todas las maneras
posibles y se agarra a cada oportunidad o excusa para evitar aceptar este paso interior. Por su naturaleza
propia, el yo inferior del hombre está siempre

104

proclive al rencor y nunca está dispuesto a perdonar "por propia voluntad"; ve cada acto de olvido como algo
que hiere su integridad puramente egoísta (ver capítulo IV).

La segunda cualidad principal del verdadero perdón es su propia actividad interior. El verdadero perdón, (a
dife- rencia del otro falso) nunca puede tener carácter pasivo. Porque no tomamos simplemente la decisión de
"perdo- nar" el daño o la injusticia que nos hayan inferido, sino que además tomamos sobre nosotros la
obligación interna de rectificar ese daño objetivo que la mala acción ha pro- ducido, no solo en nosotros, sino
en el mundo. En otras palabras, en el verdadero perdón, voluntariamente ema- nado de nuestra libertad
interior, tomamos sobre nosotros la obligación interna (hasta donde nuestras fuerzas nos lo permitan) de dar
al mundo tanta compasión, amor y bon- dad como el hecho dañino haya quitado (81-A),

Esta segunda condición de verdadero perdón, aparece con especial fuerza en el segundo ejemplo en la
historia de Bill Cody. "El odio mató exactamente a las seis personas que más me importaban en el mundo",
relataba George Ritchie. "Yo decidí pasar el resto de mi vida (tanto si eran pocos días como muchos años)
amando a cada persona con la que me encontrara". Aquí tenemos un hecho bas- tante significativo: Esta
segunda condición es al mismo tiempo mucho más difícil y a la vez inmensurablemente más fácil que la
primera; más difícil desde el punto de vista del yo inferior, pero muchísimo más fácil desde el punto de vista
del Yo superior. Porque, para cumplir la primera condición (una verdadera superación de sí mismo) uno tiene
que esforzarse mucho y trabajar duro para conseguir la victoria en la lucha entre el Yo superior y el yo inferior;
mientras que en el caso de la segunda con- dición, se puede conseguir (si, desde luego se puede reali- zar en
un caso determinado y en una situación especial de

105

la vida) sólo después de haber conseguido esta victoria, e decir, si emana del Yo superior. Si ahora tenemos
en cuenta que pertenece a la naturale-

za del Yo superior el hecho de perdonar constantemente al yo el mundo circundan- inferior (siempre, claro
está, dentro de la vida terre- na) y de ofrecerse en sacrificio para te, permeando al yo inferior, haciendo
posible la comu- nión con el mundo, podemos empezar a entender aquellas asombrosas palabras de Bill
Cody, palabras que parecen casi imposibles de pronunciar para la conciencia ordina- ria: "Fue una decisión
fácil, realmente". Realmente, lo que parece imposible y sencillamente incomprensible para el yo inferior, es
para el Yo superior algo que se basa en la razón, algo que es perfectamente fácil. Así estas palabras de Bill
Cody acerca "de la facilidad de perdonar" son el testimonio más seguro de que el Yo superior estaba viviendo
y trabajando en su alma.

Lo que también se desprende de este ejemplo, es la "difi- cultad" o "facilidad" que tiene una persona
interiormente activa para lograr realmente el perdón, ya que está deter- minado, por encima de todo, por la
trascendencia de la presencia actual y de la actividad interna de su Yo supe- rior, lo que significa el nivel de la
dominación de su yo inferior. En este sentido, cada persona tiene un camino exacto en la vida (a través de su
capacidad para el perdón) para comprobar la amplitud y la madurez de la presencia interior del Yo superior.

En un sentido muy exacto y muy a destacar, este anhelo del Yo superior de sacrificarse por el mundo con el
que tiene contacto en el acto del perdón, encuentra su reflejo en el mundo correspondiente en el idioma
alemán: Es la palabra "vergeben" ("perdonar" en el sentido de "rega- lar") en la que se contienen a la vez el
gesto interno de "geben schenken" ("dar, conferir") y el "sich hingeben"

106

("entrega, renuncia") que significa la total donación de sí mismo al mundo en un acto de amor y sacrificio. En
esta relación el idioma alemán toma una posición intermedia entre el Oeste y el Este. Así, tenemos en inglés,
francés, ita- liano y español una palabra que por su contenido y mor- fología, equivale exactamente a la
palabra "vergeben": En inglés "to forgive", en francés "pardoner", en italiano "perdonare", en español
"perdonar". El verbo ruso "pros- chschatj" significa hacer naif, simple, natural, ingenuo, significa una renuncia
voluntaria a todo lo que es compli- cado. Dicho de otro modo, la persona que perdona vuelve a la armonía
original con Dios que, en la tradición medie- val mística, a diferencia del mundo existente que se com- pone
de múltiples cosas separadas, es un Ser simple, no agregado. Y esotéricamente quiere decir que no tiene
karma. El alejamiento de la creación entera es un efecto de las leyes kármicas cada vez más enmarañadas,
que com- plica este mundo cada vez más. Como expresión del hecho que el hombre en alto grado está libre
del karma individual que surge de fallos e imperfecciones humanas, esta sencillez la tenía originalmente
Parsifal, que por eso ha sido también llamado el santo simple, tonto, ingenuo.
Hasta cierto grado, lo que cada ser humano vivencia, es la sensación de alivio y liberación que siempre va
unida con "el hacer el karma sencillo" en cada acto de perdón verdadero. En cambio el rencor pesa en el alma
como un pesado fardo. Si volvemos a fijarnos en la primera condi- ción del perdón, anteriormente descrita,
encontraremos su correspondencia en otra palabra alemana, que también significa "perdón", pero enfatizando
otro aspecto diferen- te: Es la palabra "verzeihen" ("perdonar" en el sentido de "disculpar") que se deriva de la
palabra "verzichten" ("renuncia") expresando un repudio voluntario hacia las fuerzas egoístas y anhelantes del
yo inferior, lo que sólo es

107

posible como resultado de un proceso auténtico de auto- superación.

Así, en estas dos palabras alemanas, que significan ambas perdón, descubrimos que el genio del lenguaje
nos ha dado una impresión de los dos principios característi- cos del verdadero perdón: "verzeihen" (la
superación del yo inferior por el Yo superior; autosuperación) y "verge- ben" la total efusión (darse a sí mismo)
del Yo superior hacia el mundo.

Aproximándonos más a ellas, es posible discernir que las dos condiciones fundamentales están, en cierta
medi- da, en relación diametralmente opuesta la una de la otra. La primera consiste en la necesidad de olvidar
lo malo a lo que el hombre se ha visto sujeto, lo que es absolutamente irrealizable sin una verdadera
autosuperación. La segun- da (como en el caso de Bill Cody) consiste, como contras- te, en la incesante
recordación de aquella promesa interior, que a su vez es inseparable de cualquier acto verdadero de perdón y
que consiste en tomar sobre sí mismo volunta- riamente, la obligación de restituir al mundo tanto amor y
bondad como se le haya quitado objetivamente con cada acto inmoral.

Estas dos condiciones fundamentales para el perdón (olvidar lo malo a lo que uno haya estado sometido y
recordar la necesidad de dar amor y bondad al mundo con el propósito de superar las consecuencias del Mal
en el mundo) equivalen en la vida al nivel de Iniciación moderna que el discípulo espiritual alcanza en su
camino de desarrollo interno, cuando llega al "templo conoci- miento superior" y recibe la "corriente del olvi-
do total" y la "corriente de la recordación". "Esto significa

108

que ha sido iniciado en el secreto de cómo actuar sin per- mitir sentirse continuamente conturbado por la
memoria inferior.. Tiene que ser capaz de eliminar el velo de la memoria que le envuelve en cada momento de
su vida" (82).

Y, a través de la segunda "corriente", "adquiere el poder de mantener los misterios superiores,


constantemente pre- sentes en su conciencia... Tienen que llegar a ser práctica, hábito, inclinación".
Ciertamente, estas palabras caracteri- zan las experiencias actuales del Iniciado moderno, en esta etapa. En
el proceso del perdón, aparece una especie de metamorfosis que significa el comienzo de lo que Rudolf
Steiner llama "un cierto nivel de Iniciación que se ha adquirido plenamente consciente en la vida ordinaria"
(83). El efecto de la primera corriente se manifiesta en el interior del hombre en forma de olvido evocado
conscien- temente, de anulación de todas las inclinaciones negativas de su yo inferior, especialmente todos
los aspectos de ren- cor y envidia; el efecto de la segunda, igualmente evocada conscientemente, se
manifiesta recordando sin cesar la presencia del Yo superior dentro de su alma, de las fuer- zas del Yo
superior, de su anhelo de ofrecerse al mundo en amor y sacrificio.

Finalmente, tenemos además un elemento que pertene- ce, sin lugar a dudas, a un verdadero acto de perdón
y es el conocimiento (o Intuición). Aparece con particular clari- dad en la historia de Bill Cody. En esa historia,
George Ritchie explica: "Yo era abogado. En mi experiencia como tal, había visto demasiado a menudo lo que
el odio podía producir en las mentes y los cuerpos de las personas".
Para que podamos comprender esas palabras y también el papel fundamental que juega el conocimiento en
el pro- ceso del perdón, es necesario dirigimos otra vez a su arquetipo central, la más alta expresión de amor
cognosciti-

109

vo en la Tierra, a las palabras del Cristo en la Cruz: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen". "No
saben..." porque, estando totalmente sumergidos bajo el dominio de la actividad del yo inferior
exclusivamente, están com- pletamente privados del conocimiento de Quién tienen ante ellos. Ni siquiera
sospechan que el hombre al que han crucificado es en realidad el que sostiene al Yo del Mundo, el Soporte
del más alto arquetipo cósmico de su propio Yo (el del hombre). Lo que podría haber llegado a ser, para ellos,
el significado y el contenido de toda su vida, no lo comprenden, porque en su insensibilidad interior están, en
ese momento, totalmente separados de toda influencia de su Yo superior, con cuyos ojos podrían solamente
ser capaces de vislumbrar a Quién tenían delante en realidad. En esta histórica escena del Monte Golgota (en
donde hay gente que, en completa ignorancia de Quién está ante ellos, está crucificando a Cristo Jesús,
Quien les perdona desde la Cruz porque sabe que si hubieran reconocido de Quién se trataba al que
colgaban de la Cruz, como al arquetipo de su propio Yo, nunca Le hubieran crucificado, sino que lo habrían
reverenciado y se habrían convertido en sus discípulos), tenemos un arquetipo a la vez místico e histórico de
la relación entre el yo inferior y el Yo supe- rior en cada hombre que todavía no ha adquirido el cono- cimiento
posterior. Porque al no tener este conocimiento y estar ligado solamente al yo inferior egoístas, dicha persona
(siguiéndolo ciegamente) e culpable ante su Yo superior que ante cualquier otro ser humano. Podríamos decir
incluso y sus motivaciones sólo a las fuerzas de su yo inferior, en esencia está crucifi- que, cando a su Yo
superior en un sentido espiritual, incluso a pesar de que es perdonado por éste, ya que la persona es más
abandonándose misma, en su conciencia ordinaria, no sabe nada acerca de este estado de cosas.

110

Por otro lado, cuando una persona perdona, en un sen- tido más oculto, tiene lugar lo contrario. Como su Yo
superior está trabajando en un acto de perdón y permea al yo inferior con su propia substancia, comienza a
condu- cirle hacia un despertar espiritual, le trae a la memoria aquellos propósitos y tareas que su Yo superior
le mostró justo antes de nacer en la Tierra, pero que olvidó comple- tamente en el momento en que se
encarnó en un cuerpo físico¹

Platón (en el "Menón") llamó una vez al total y verda- dero conocimiento, recuerdo (anamnesis). Y si
considera- mos el proceso del perdón desde un punto de vista ocul- to, esta antigua verdad puede adquirir
para nosotros un significado totalmente distinto.statin ndoa

Es, desde luego, en la existencia preterrestre donde el hombre se marca las más diversas metas y misiones
para su nueva encarnación. ¿Cuál de ellas recuerda especial- mente en el proceso del perdón? Inicialmente
recuerda aquello que se manifiesta entonces en el acto mismo del perdón. De este modo recuerda la
necesidad de la cons- tante autosuperación en la vida terrena, (autosuperación de su yo inferior) y también la
necesidad de ofrecerse a sí mismo en sacrificio, para el mundo, con amor. Sin embar- go, en la existencia
suprasensible en la que el hombre se debate antes de su nacimiento en la Tierra, en contraste con su estado
terrestre, todas las metas que se han marca- do desde su Yo superior no existen en forma de ideales
abstractos, preceptos morales o imperativos sino que apa- recen en forma de seres auténticos del mundo
espiritual, los que personifican a los respectivos impulsos en su esen- cia plena.

1 La razón por la que el hombre olvida su misión terrena cuando nace, será explicada más extensamente en
la parte 4. de este capítulo.

111
Por eso, las motivaciones para esas dos condiciones fun- damentales del verdadero perdón las adquiere el
hombre en el mundo espiritual, no de manera abstracta, sino por la contemplación directa de esos seres
(antes citados) que cada hombre de nuestro tiempo encuentra en los mundos superiores antes de su
encarnación en la Tierra: Cristo y su "Angélica representación", Micael (84),

Antes de su nacimiento en la Tierra, el hombre se encuentra con Micael, este Espíritu jerárquico superior que
está siempre y en todas partes desafiando al dragón. Como resultado de este encuentro, se le revela al
hombre el poder que necesitará en la Tierra y que tendrá que con- seguir por sí mismo, en su propia alma, la
victoria de su Yo superior sobre el inferior, con tal de que sea su deseo permanecer leal a este arquetipo; éste
es el poder de auto- superación, que conduce a la constante victoria del Yo superior sobre el inferior y a su
representante en nuestro cosmos: Micael. Como "paladín espiritual de la liber- tad" (85), representa, en el
mundo espiritual este poder que podríamos expresar mejor con las palabras del idioma humano, del
inacabado poema de Goethe, titulado "Secretos":

"En esta tormenta interior, en esta lucha externa,

El espíritu escucha lo que apenas comprende:

El hombre que se supera a sí mismo, encuentra la libertad, Desde el poder que aglutina a todas las criaturas
vivientes".

Estas palabras hacen alusión al camino que tomaremos un día (mientras permanezcamos en la existencia
terrena) hacia la llamada de Micael, que en nuestra época va diri- gida a cada ser humano antes de su
nacimiento.

Después de Micael, es el Cristo quien se aparece ante el hombre en su existencia preterrestre. Como
resultado de

112

Su contemplación, se le revela al hombre otro poder, (muy superior aún), que necesitará su alma en la Tierra
si tiene el deseo de seguir a este cósmico arquetipo superior. El que tiene este poder en nuestro Cosmos es
el Cristo: el poder del amor en sacrificio. Así, Rudolf Steiner, extra- yéndolo de la corriente central del
esoterismo Cristiano, Le llama el "gran sacrificio", el "Cordero Místico del sacri- ficio" (86),

Como ya hemos visto, el verdadero perdón en el mundo terrenal sólo es posible sobre la base de esos dos
poderes actuando microcósmicamente en el interior del hombre. Por ello, cuando perdonamos de verdad, al
mismo tiempo nos acercamos al origen cósmico de esas fuerzas, de las que nuestro Yo superior preserva
para nosotros un recuer- do, porque antes de nuestro nacimiento era ya un siervo de Cristo-Micael (87) y
quiere, a través del perdón, conti- nuar el camino a Su servicio en la Tierra.

2. El perdón y la actividad kármica del Cristo

A través de un acto de perdón, también nosotros pode- mos, en la Tierra, devenir los siervos y mediadores de
Cristo-Micael en otra dirección bastante diferente. Para entenderlo mejor, imaginemos que, desde un

punto de vista oculto y en sentido contrario, tiene lugar un

hecho de no-perdón. Si se inflige un daño o se perpetra algo malo, dañino, sobre alguien por parte de otro ser
humano, las omnia- barcantes leyes del karma entran en acción instantánea- mente. Su misión consiste en
provocar unas veces en esta

113
vida, pero más frecuentemente en la vida posterior, situación en la que ambos seres humanos se encuentren
de nuevo, aunque esta vez de tal forma que la última perso- na, la que aparece como culpable ante la
primera, tendrá ahora que reparar su acción de un modo u otro, es decir, de aportar a la primera persona
tanta bondad en la nueva situación, como maldad le produjo en la situación ante- rior. una

Si uno tiene en cuenta el polifacético y complejo entra- mado de los destinos humanos individuales en la
Tierra, en lo que atañe la "culpa" a las dos personas, una frente a la otra, un aspecto que requiere (como
absoluta necesidad) una compensación kármica y también todas las conexio- nes kármicas que, relacionan al
ser humano individual con su gente y con la humanidad como un todo (con su época), no es difícil imaginar la
misión verdaderamente colosal (que abarca a todo nuestro cosmos) que las fuerzas del karma tienen que
emprender para que cada acto huma- no, sentimiento o pensamiento, pueda tarde o temprano, con férrea
necesidad, recibir su correcta compensación.

Así, para el cumplimiento de esta ley omniabarcante de la férrea necesidad del karma, que es al mismo
tiempo la ley de la justicia más alta del cosmos, todas, las nueve jerarquías divino-espirituales deben
participar en el mundo espiritual en su cumplimiento. Rudolf Steiner habla así sobre ello: "El karma humano"
es en principio como un velo, como una cortina. Si miramos al otro lado del velo podemos vislum- brar el
entramado de los actos e influencias de los Principados, Arcángeles y Ángeles; Dominaciones, Virtudes y
Potestades; Serafines, Querubines y Tronos" (88). Sin embargo, para todas estas Jerarquías no les es sin
duda indi- ferente que el hombre perdone al culpable que aparece ante él, o que ha perpetrado algún mal
contra él. Si él no perdo- na, de ese modo (es una forma de hablar) "fuerza" a las

114

Jerarquías a formar un karma futuro en toda la futura evo- lución del mundo y la humanidad que depende de
ella, en total correspondencia con la ley de férrea necesidad que reclama tarde o temprano su justa
compensación para cada acto de maldad cometido. Los poderes infinitos y espiritua- les de las nueve
Jerarquías, tienen que utilizarse, en este momento, en la formación de situaciones que propicien esta
compensación, para conseguir su ejecución (cumplimiento, realización) en la evolución humana terrena. Por
lo tanto, podemos afirmar que cada negativa de perdonar supone el fortalecimiento del entramado de la férrea
necesidad del karma que envuelve todo nuestro cosmos.

Por otro lado, si un hombre perdona en el sentido en que se ha descrito en este libro, está, de ese modo,
renuncian- do voluntariamente a aquella recompensa a la que, objeti- vamente, tiene derecho en el cosmos
por haber sufrido las consecuencias del mal ocasionado por otras personas en su comportamiento. Y por el
hecho de renunciar a la recompensa que, con toda seguridad, le hubiera corres- pondido en una de sus vidas
posteriores, este hombre al dar este paso, libera fuerzas ilimitadas y verdaderas de las Jerarquías Superiores,
desde la necesidad de crear, en el futuro, en la Tierra cada vez más situaciones nuevas para la compensación
del karma del pasado.

En el hecho del perdón, de este modo, las fuerzas de las Jerarquías Superiores se hacen libres, lo que quiere
decir que se pueden utilizar, no en el sentido de las leyes de la férrea necesidad kármica, sino como fuerzas
espirituales superiores que (por el hecho de ser sacrificadas libremen- te en favor del mundo) trabajan desde
dentro de manera totalmente diferente, lo que desde un punto de vista de la evolución terrestre podríamos
llamar "gracia". En otras palabras, la parte esencial de las fuerzas espirituales que fueron anteriormente
adoptadas por las Jerarquías para el

115

cumplimiento de la omniabarcante ley del karma, es libe- rada de su misión y hasta podría s ser utilizada tido,
a saber, en el espíritu de las intenciones y proyectos en otro sen- Él está construyendo progresivamente del
Cristo, como las piedras fundamentales para el nuevo cosmos moral del que que Rudolf Steiner habla al final
de su Ciencia Oculta" (89). A causa de todo esto, comienza a sur- y gir poco a poco en el mismo corazón de
este reino de férrea necesidad kármica, necesidad que penetra nuestro cosmos, un nuevo reino, un reino
donde el karma se convierte en gracia, donde la necesidad se trasforma en libertad espiritual y donde el
Mismo Cristo actúa como el Señor del Karma. Porque, como resultado de cada acto de verdadero perdón, es
como si el hombre formara, en el entramado del karma, un espacio que no está ocupado por substancia
kármica y en el que el Cristo, entonces puede penetrar y actuar en él y aún más, al que ni Lucifer ni Ahrimán
tienen acceso. libro, "La en todo

De este modo, con cada acto de perdón el hombre trans- forma una parte del campo mundial del karma, que
envuelve a nuestro cosmos con una espesa red de necesi- dad férrea y lo convierte en un nuevo campo de
actividad del Cristo, como Señor del Karma. Así como sucede en nuestros días, que el Cristo se convierte en
el Señor del Karma (90), también sucede que el perdón, tanto en nuestra época como en su extensísimo
futuro, tiene un significado inmensurable para la evolución humana.

En cuanto a la persona que perdona, surge para él, en el acto de perdón, una nueva conexión de devenir
gradual- mente y siempre de manera más consciente, un compañe ro de Cristo en la esfera del karma, esto
es, en el proceso de transformación de todo nuestro cosmos. Y al mismo tiem- po, el propio Cristo penetra en
la esfera formadora del karma individual y actual de esa persona, mucho más pro-

116

fundamente que antes. Por ello podemos decir que, en el momento del perdón, el principio de "No yo, sino
Cristo en mi" se empieza a manifestar en el hombre, mientras que en el caso de noperdón aparece en su
lugar el principio contrario que dice: "No yo, sino Yahveh en mí". De esto se desprende que es precisamente
de acuerdo con su capaci- dad de perdón, que cada hombre puede establecer como realidad viva, (y no
simplemente en el reino del pensa- miento abstracto) o bien lo que abarca al hombre del Antiguo Testamento,
el que vive solamente bajo las leyes de la necesidad kármica, sin perdonar nada ni a nadie, ("A mí me toca la
venganza y el pago", Deuteronomio 32:35), o lo que abarca al hombre que se compromete en el camino de su
transformación en hombre del Nuevo Testamento, abriéndose como una flor al Sol de la libertad, al amor y la
gracia del Cristo.

Esto está directamente asociado con el poderoso cambio que está teniendo lugar hoy en día en el mundo
espiritual "colindante con la Tierra", en el que el Cristo Etéreo está llegando a ser el Señor del Karma de la
evolución terres- tre. Rudolf Steiner nos caracteriza este cambio del modo siguiente.

En los tiempos antiguos, cada individualidad pertene- ciente a la civilización occidental encontraba, después
de la muerte y antes de entrar en el kamaloka, dos figuras suprasensibles: Un Querubín con una flameante
espada, parecido a aquél que condujo a Adán y Eva fuera del Paraíso, el representante de la justicia cósmica
a la que va unido; y Moisés con las Tablas de la Ley que ponen de manifiesto de manera visible las fuerzas de
la férrea nece- sidad kármica.

En concordancia con el testimonio de la ciencia espiri- tual moderna, desde nuestra época en adelante,
aparecerá una tercera figura (El Cristo) (90-A) que gradualmente irá

117

juntándose con las otras dos y finalmente ocupará el lugar de Moisés. Sin embargo, la aparición de Cristo en
el lugar de Moisés significa que "nuestro karma entra en relación con Cristo, Cristo crece junto con nuestro
propio karma" (90-B). Esta es la transición del Antiguo Testamento a antes hicimos referencia (no en sentido
abstracto sino en sentido espiritualmente concreto). El desarrollo libre y consciente de la capacidad de
perdonar, que puede acele- rar significativamente esta transición, es un elemento esencial en este proceso.
Esta conexión se hace claramente discernible a través de un hecho en particular. que

Una de las consecuencias más importantes, para el alma humana, de la transformación de la figura de Moisés
en la de Cristo en los mundos suprasensibles será que, durante la vida terrestre, experimentará lo que Rudolf
Steiner des- cribe como la nueva clarividencia kármica. Esto representa una metamorfosis y un más amplio
desarrollo de lo que habitualmente se llama consciencia. Porque lo que en la mayoría de los seres humanos
es audible como una más o menos débil voz de la conciencia, se transforma en imáge- nes llenas de vida
imaginativa que revelan al individuo lo que debe realizar en el futuro, desde un punto de vista más alto, esto
es, desde el punto de vista de su Yo supe- rior, para compensar las consecuencias de los hechos, sen-
timientos y pensamientos incorrectos.

Como resultado de semejante visión suprasensible, el ser individual, si es capaz de entenderlo correctamente
(y esto será posible a medida que la ciencia espiritual se extienda más ampliamente), se dirá a sí mismo:
"Ahora he cometi- do esto (algún tipo de acción equivocada). Se me mostrará lo que tengo que hacer para
compensarlo, y también lo que me detendrá en mi perfeccionamiento en desarrollo, si no

realizase esa compensación." (90-C) Semejante experiencia está asociada directamente con lo

118

que se mencionó en el capítulo anterior como la segunda condición previa para el verdadero perdón: Aportar
al mundo tanto bien como le fue sustraído a causa del acto de maldad cometido, y el empeño por parte de
este último por compensarlo. Sin embargo esto no es otra cosa que la ampliación y la profundización del
impulso de la cons- ciencia en la dirección de la nueva clarividencia kármica de la que habla la ciencia
espiritual. Así como para la pri- mera condición, es la superación del yo inferior y el sacri- ficio consciente,
hacia el Yo superior, de todos sus deseos e inclinaciones, lo que el individuo necesariamente tendrá que
hacer para desarrollar las fuerzas internas que necesi- ta para realizar en la Tierra lo que se le mostró en la
visión imaginativa. Estas dos condiciones previas para el perdón están directamente relacionadas con el
misterio moderno de la consciencia humana, con su progresiva transforma- ción en la nueva visión kármica y
con la capacidad de vivir en concordancia con ella.

Así, cuando el hombre perdona, alcanza gradualmente niveles más allá de su karma personal y se va
haciendo libre progresivamente. Y al mismo tiempo, se convierte en la Tierra, en el órgano a través del cual
(como en el caso de Bill Cody) el mismo Cristo, como Señor del Karma, actúa directamente entre la
humanidad en forma etérea. Porque el karma de alguien que ha perdonado, que no lo ha vivi- do hasta el fin y
que sigue intentando su realización final está en el proceso del perdón, siendo penetrado por una nueva
substancia moral y adquiere algo como si fuera un nuevo contenido. Finalmente, el hombre no queda de ese
modo liberado de las consecuencias kármicas de los erro- res o actos de maldad de los que haya sido
responsable en otras ocasiones, sino que, a través de la manifestación acti- va en su interior del impulso
Crístico, como una "fuerza ordenadora del destino", todos los sufrimientos, pruebas

119

y conmociones del destino que necesariamente esa persona, se convierten en parte integrante del karma
general del mundo y de la humanidad, e la propósitos e intenciones del Cristo y al mismo tiempo están
dirigidos por Él en tal forma que, para misma, sólo sirven para adelantar el despertar y el creci- persona
miento en su interior de las fuerzas del Yo superior.

El arquetipo cósmico del perdón

Muy a menudo, Rudolf Steiner hace referencia en sus conferencias al problema del perdón en relación con los
tres años de vida de Cristo-Jesús en la Tierra y particular- mente en los estudios sobre los cuatro Evangelios
que dio a los antropósofos. En estas últimas conferencias, Rudolf Steiner comenta sobre las escenas del
Nuevo Testamento que se relacionan con este tema. Por ejemplo, la historia de "la mujer sorprendida en
adulterio" (Juan 8:1-11), la esce- na de la curación del paralítico (Mateo 9:2-8) y finalmente, la conversación
de Cristo-Jesús con el ladrón que fue cru- cificado a su derecha en el Gólgota (Lucas 23:9-43) (91).

En todas estas escenas del Evangelio en las que Cristo- Jesús, como arquetipo cósmico del principio del Yo,
reali- za el "perdón de los pecados"; lo que ocurre desde un punto de vista científico-espiritual es que, como
resultado de su encuentro con Cristo, el yo ordinario de estas perso- nas, es permeado por su Yo superior por
un tiempo más o menos largo. Así, en la primera de las escenas a que nos hemos referido, el poder del Cristo
contenido en las pala- bras "el que esté libre de culpa, tire la primera piedra", hace un llamamiento a todos
aquellos que acusaron a la mujer, para despertar su Yo superior, es decir, un débil darse cuenta de su culpa
ante su propio yo inferior.

120

Después de esto, el Evangelio nos dice: "Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro" (Juan
8:9). Aquí la voz de la conciencia no es otra cosa que la voz de su Yo superior dentro de sus almas y cuyas
fuerzas (una vez despertadas por el Cristo) comienzan desde entonces a prevalecer sobre su yo inferior (que
todavía continúa viviendo en la esfera de la ley: "Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres"
(Juan 8:5) permeándolo y transformándolo. Como resultado, no hay "uno solo" entre aquellos "que
condenaran" a la mujer (Juan 8:10); todos, en clara contradicción con la ley, la perdonan.

De forma parecida, también Cristo despierta las fuerzas del Yo superior del paralítico. En las palabras que Él
emplea cuando se dirige a él: "Ten confianza, hijo mío" (Mateo 9:2) la palabra misma "hijo" se refiere al
comienzo de la actuación de su Yo superior dentro del hombre enfer- mo. Porque el Hijo de Dios, Cristo, como
representante del Yo macrocósmico y, como el Hijo del Hombre, representa al Yo de cada hombre. Entonces,
no es el Cristo Mismo, sino el Yo superior del paralítico, permeado por la fuerza que proviene de Él, quién
realiza en él, una vez más, lo que cada hombre en su primera infancia logra antes del des- pertar de su Yo
consciente individual; el "levantarse y andar" (Mateo 9:5) es lo mismo que para un niño significa estar
capacitado para erguirse y caminar en posición verti- cal durante el resto de su vida.

El contraste más absoluto entre la conducta de un hom- bre que actúa por impulso de su Yo superior y el que
actúa por los impulsos de su yo inferior, aparece con claridad especial en la escena de la crucifixión misma,
en la rela- ción de los dos criminales con Cristo-Jesús: uno, dirigién- dose a Él y el otro hablando mal de Él.
En esta escena tenemos una Imaginación altamente profética de la divi- sión futura de la humanidad en dos
razas, la buena y la

121

mala, que se está preparando en nuestra época, pero que se manifestará en toda su amplitud tural y que
alcanzará su culminación la base de esta división se configura la relación directa de cada ser humano
individual con el Cristo. Ya en nuestra época aunque más exactamente desde la sexta época en adelante,
(como ya hemos observado), un número de per- sonas cada vez más numeroso será honrado con la visión
directa y suprasensible de Cristo en su cuerpo etéreo y se le planteará en total libertad la elección de recibir o
recha- zar a Cristo. Y es esta libre decisión la que determinará el futuro camino de cada alma, dependiendo
de si quiere pertenecer a la raza del Bien o del Mal. en la sexta época cul- en Júpiter (92), Sobre

Rudolf Steiner considera este caso del "perdón de los pecados" en cierto sentido, en la penúltima conferencia
del ciclo "Cristo y el Alma Humana", en la que, con esa escena de fondo, revela a su auditorio uno de los más
cen- trales hechos de la Cristología antroposófica. Dice lo siguiente: Los dos criminales que han sido
crucificados, uno a la izquierda y otro a la derecha del Cristo, han cometido crímenes idénticos y ambos, en
concordancia con la inexorable ley del karma, tendrán, en sus futuras vidas terrestres, que borrar todas sus
consecuencias, ínte- gramente. ¿Cómo puede ser, entonces, que el Cristo per- done a uno de ellos?. Para
responder a esta pregunta, Rudolf Steiner señala la naturaleza dual de las consecuen- cias kármicas que
surgen como resultado del actuar humano. En primer lugar, están aquellas acciones que se relacionan con el
hombre y que, poco a poco, serán expia- das por el propio hombre a través de la actuación de las leyes del
karma; y en segundo lugar está el Mal objetivo que produce daño en el mundo con cada acto injusto. Un
pequeño ejemplo podrá servir para explicarlo: Si un ser humano ha atormentado e infligido daño a otro en la
vida,

122
entonces, de acuerdo con la ley del karma, en una de sus encarnaciones siguientes tendrá que dar a aquella
perso- na, tanto bien como mal le hizo en la vida anterior. Sin embargo, como hecho objetivo, el propio hecho
de que un hombre someta a otro a tormento se ha convertido ya en parte del proceso del mundo. Como todo
esto ha sido ins- crito en los anales akásicos para toda la eternidad, en la imborrable memoria espiritual de
nuestro cosmos, conti- núa actuando en el mundo (aunque en pequeño grado) como un centro de fuerzas
destructivas. Y si nada más, aparte de esto, tuviera que suceder, entonces, para el final de nuestra fase actual
de evolución terrena, tendría lugar lo que sigue: Incluso si todos los seres humanos indivi- duales fueran
capaces de borrar su karma personal subje- tivo, la Tierra misma, sobrecargada por el peso de las fuer- zas
destructivas preservadas dentro de los anales akási- cos, como consecuencias objetivas de los actos de
maldad, sentimientos y pensamientos del hombre, no podría ser capaz de realizar la transición a Júpiter:

"Entonces los hombres llegarían al final del período terrestre con su karma compensado, pero la Tierra no
esta- ría preparada para desarrollar las condiciones necesarias para Júpiter; por tanto, la totalidad de la
humanidad de la Tierra se quedaría sin morada, sin la posibilidad de desa- rrollarse hacia Júpiter" (93). Más
aún, la persona en cuestión tendría que contemplar continuamente todas sus malas acciones, con las
consiguientes consecuencias destructivas para la Tierra y todo el cosmos y, experimentando así la visión de
esos actos en los anales akásicos y en especial desde la total imposibilidad de expiarlos, sufriría los más
grandes tormentos. Esto quiere decir que, mientras el hom- bre puede redimirse a través del karma, es
incapaz con sólo sus propias fuerzas de redimir a la Tierra (lo que es abso- lutamente indispensable para toda
evolución posterior).

123

Sin embargo, es precisamente aquí donde viene el Cristo en ayuda del hombre. Porque, al haberse unido El
mismo con la Tierra a través del Misterio del Golgota y con toda la humanidad, Cristo, el nuevo Espíritu de la
Tierra está, a través de su sacrificio cósmico, en situación de asumir literalmente las consecuencias objetivas
para el mundo de nuestros pecados y errores, y por lo mismo, destruir todas sus huellas, incluso la propia
memoria de ellos en los ana- les akásicos. "Porque, a través del hecho de la muerte de Cristo en el Gólgota,
los hombres no verán las losas de su culpabilidad y sus pecados, sino que le verán a Él, que ha tomado sobre
Sí mismo; verán junto con el Ser de Cristo, todo lo que de otra manera se habría desparrama- do y extendido
en los anales akásicos. En lugar de los ana- les akásicos aparece el Cristo ante ellos habiendo asumido todo
sobre Sí mismo" (94).

Y de este modo, a través del poder de Su sacrificio, Cristo crea en los anales Akásicos, en el sitio donde que-
daban inscritas las malas acciones y sus consecuencias, lo que podríamos describir como "espacios vacíos"
que ΕΙ rellena entonces con Su Espíritu de redención de la Tierra. Así, en la escena donde estos dones de
redención objetiva de la Tierra son derramados sobre los Apóstoles antes de enviarlos por todo el mundo, el
mismo Cristo "exhala" en ellos el Espíritu Santo, renovando con ello el misterio de la creación primordial del
hombre, como está descrito al principio del Antiguo Testamento (Génesis 2:7). En el Evangelio de San Juan,
este evento se relata como sigue: "Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A
quienes perdonéis los pecados, les quedarán per- donados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos".
(20:22-23). Rudolf Steiner hace las siguientes observacio- nes sobre esta nueva actuación del Espíritu Santo:
"¿Qué significa para el alma humana cuando puede hablar así en

124

el nombre de Cristo, y dice: Tus pecados te son perdona- dos?" Significa que está capacitado para afirmar:
"En ver- dad tienes que esperar las consecuencias kármicas de tus actos, pero Cristo ha transformado tu
culpa de tal manera que más tarde (en nuevo Júpiter) no tendrás que soportar el terrible dolor de contemplar
tu culpabilidad y ver que a través de ello, has destruido parte de la existencia de la Tierra" (95). Y entonces
Rudolf Steiner nos explica que estas palabras del Evangelio acerca del perdón de los pecados por el poder de
Cristo ya no tienen significado kármico, sino cósmico.T You
Sin embargo, el hombre debe, (de ahora en adelante) par- ticipar conscientemente en esta transición
paulatina de los vínculos o leyes "kármicas" a las "cósmicas", o lo que en este caso es lo mismo, de la Tierra
hacia Júpiter. Tiene que aprender a ocuparse no sólo de su propia redención, a inte- resarse no sólo de su
karma individual (y subjetivo), sino también responsabilizarse de la redención de toda la Tierra, que está
inseparablemente ligada con la compensa- ción de su karma objetivo por medio del poder del impulso Crístico
que ha recibido. Para ello, el hombre necesita tras- cender los vínculos de su propio karma individual, lo que
significa por encima de todo aprender a perdonar.alben

Al mismo tiempo, tiene que luchar con todas sus fuerzas para conseguir lo qué se hará completamente
manifiesto sólo en Júpiter, cuando el "sentimiento de comunidad con el mundo... sea de fundamental
importancia" (96) y cuando en la vida que el hombre empiece a tener en común, lo que Rudolf Steiner
denomina como la "superior comunidad del espíritu", se haga realidad, (donde la felicidad y el bienestar de
todo ser humano individual sea imposible sin la felicidad y el bienestar de todos) (97).

Con esto, estamos ahora preparados para responder a la pregunta principal de este capítulo: ¿Dónde
encontramos

125

el arquetipo cósmico del proceso interno que tiene lugar en ese acto moral que en la Tierra se llama perdón?
Ya hemos hablado (ver capítulo IV) de cómo en el pro-

ceso del perdón el hombre borra conscientemente, con el esfuerzo moral de su voluntad, aquellos recuerdos
de las injurias y malos actos que se le han hecho, los borra desde la corriente de la memoria que fluye
continuamente a tra- vés de su yo ordinario y que sustenta todo lo que hace en la normal vida de vigilia. Si por
otro lado, ha de efectuar- lo sin dañar a su propio yo, tiene que actuar a partir de su Yo superior o Yo
Espiritual. En la Teosofía, Rudolf Steiner llama a este último miembro "el espíritu de vida como un Yo" (97-A),
la substancia con la que rellena los espacios inte- riores de la memoria que son así liberados de las impre-
siones negativas del pasado y que, llevándolo con sus intuiciones morales, esta substancia proporciona la
posi- bilidad de transformar el mal en bien.

Pero el Cristo realiza este mismo proceso continuamen- te aunque en el macrocosmos, ya que Él actúa en el
aura de la Tierra desde el Misterio del Gólgota. El también, como representante del Yo superior de nuestro
cosmos, borra una y otra vez de la corriente de la memoria cósmi- ca (de los anales akásicos) las
consecuencias de todo el mal objetivo infligido por los seres humanos al mundo, lo que podríamos decir,
contra el Cristo mismo, Quién (como el nuevo Espíritu de la Tierra) desde el Misterio del Golgota ha tomado
sobre Sí mismo el karma de toda la humani- dad. El "espacio" en el que esto se libera, en los anales akásicos,
el Cristo lo rellena con Su Espíritu, el nuevo Espíritu Santo que proviene de Él¹, y el cual transforma

1 Teniendo en cuenta la relación interna del Espíritu Santo con el principio humano del Yo Espiritual, ver por
ejemplo, la conferencia del 25 de marzo de 1907, (Festividades de las estaciones, APC y AP 1928).

126

todos los hechos "kármicos" en hechos "cósmicos" y a la Tierra en Júpiter. Por todo ello, podemos decir:
Cuando perdonamos, rea-

lizamos a pequeña escala, lo que el Cristo realiza constan- temente a gran escala. Porque así como Cristo
está borran- do continuamente de los anales akásicos las consecuencias de nuestros malos actos,
sentimientos y pensamientos para el mundo, de la misma manera cuando nosotros perdona- mos nos
hacemos como Él en este acto, ya que borramos de la corriente de la memoria de nuestro yo ordinario a
través de nuestro Yo superior, todo el mal que se nos ha hecho.
Mientras que el Cristo rellena con Su Espíritu los huecos que ha liberado dentro de los anales akásicos y
comienza a preparar el futuro espacio moral de Júpiter, el hombre, imitándole, incluso está aprendiendo ahora
con cada acto de verdadero perdón a vivir en las condiciones del Nuevo Júpiter, en las condiciones de su
espacio moral.

Así cada hombre que comprende el significado y el pro- pósito de la evolución del mundo y de la humanidad,
en el espíritu de las intenciones del Cristo viviente, está lla- mado a responsabilizarse no sólo de las metas de
su pro- pia existencia limitada, sino también de "promover los propósitos divinos designados para la Tierra"
(98), desarro- llando dentro de él aquellas fuerzas de perdón que le con- vierten en participante del proceso
cósmico formativo que realiza Cristo (en el corazón de la evolución terrestre) del embrión del Nuevo Júpiter.

4. La influencia del perdón sobre la vida del hombre después de la muerte

En cualquier conflicto humano donde, por un lado, se ha cometido un acto injusto o de maldad y por otro lado
su

127

polarización interna perdón, surge inmediatamente una que consiste en el fortalecimiento de las fuerzas del
yo inferior de uno de los participantes y el fortalecimiento del Yo superior en el otro participante. Y al mismo
tiempo, de acuerdo con la ley pedagógica fundamental antes descri- ta, emerge la posibilidad de una
influencia directa del Yo superior (Yo Espiritual) de uno de ellos sobre el rior del otro, haciéndose incluso
extensivo a las últimas yo infe- puede manifestar raíces kármicas. Incluso si esto no se exteriormente en la
vida terrena a través de un encuentro la persona personal entre esos dos seres humanos, el acto de perdón,
en cualquier caso, independientemente de que que ha sido perdonada se de cuenta o no en su conciencia
ordinaria, tendrá un enorme significado para su vida des- pués de la muerte.

Para poder entender mejor la naturaleza del perdón, su influencia sobre la vida y la muerte del hombre, es
nece- sario recordar lo que Rudolf Steiner dice acerca de los efectos, en nuestro tiempo, de las dos clases de
cuerpos etéreos de los muertos, en los mundos espirituales más próximos a la Tierra. Pertenecen a la primera
categoría los cuerpos etéreos de los hombres que en su última vida terrena estuvieron bajo la influencia
predominante de la moderna civilización materialista, especialmente los cuer- pos etéreos de aquellos
hombres que se volcaron hacia las ideas y pasiones nacionalistas. Porque nada produce tanto
obscurecimiento y endurecimiento sobre el cuerpo etéreo del hombre, como cualquier forma de nacionalismo
que viva en su alma. Sin embargo, un efecto parecido se pro- duce sobre el cuerpo etéreo de un hombre que
no perdo- na por nada del mundo, bien sea bajo la forma del rencor o la envidia, y sufre un gran
endurecimiento y una influencia endurecedora y oscurecedora sobre su cuerpo etéreo. Porque al igual que el
nacionalista, la persona llena

128

de rencor vive con y dentro de ideas negativas y a pesar de estar permeado por fuerzas de voluntad
concentradas, está completamente fijo y esto tiene un enorme efecto sobre su cuerpo etéreo; y con el tiempo,
estas ideas se con- vierten, en el cuerpo etéreo, en centros alrededor de los cuales se produce una
"densificación" de la substancia etérea continuamente. Por ello, después de la muerte de una persona de este
tipo, su cuerpo etéreo no se disuelve enseguida en el mundo circundante, sino que (al igual que los cuerpos
de los nacionalistas) pueden ser utilizados por los espíritus ahrimánicos en su batalla contra la aparición del
Cristo Etéreo en el mundo espiritual más próximo a la Tierra (99). Por contraste, las personas que están
especial- mente proclives al perdón producen tal influencia sobre su cuerpo etéreo que, cuando mueren, éste
se disuelve rápidamente dentro del mundo etéreo general. Por ello estas personas, en su existencia después
de la muerte, son capaces de encontrar fácilmente el camino hacia los ejérci- tos de Micael, que luchan bajo
su dirección en el mundo espiritual más próximo a la Tierra, para la auténtica y justa aparición del Cristo a la
humanidad y para la conso- lidación de Su autoridad entre los hombres, y contra los cuerpos etéreos
humanos sin disolver, antes menciona- dos, y los demonios ahrimánicos que actúan a través de ellos.
En toda la serie de conferencias que Rudolf Steiner dio durante la Primera Guerra Mundial, se refirió especial-
mente a la gente de la Europa Oriental como a los seres cuyos cuerpos etéreos se disolvían con especial
rapidez después de su muerte en el ambiente etéreo de la Tierra, lo que les conducía a formar parte de los
ayudantes prin- cipales de Micael en su batalla por la aparición del Cristo Etéreo(100). Esta observación de
Rudolf Steiner, encuentra su total confirmación en el carácter totalmente antinacio-

129

nalista de la Europa del Este, de su gente, (con relación a esto, Rudolf Steiner habla del elemento
"excepcionalmen te cosmopolita" de los rusos) (101) y también de su capaci dad especial para el perdón,
como una de las cualidades más importantes de su carácter, (como ya se ha demostra- do repetidamente en
el curso de la historia, incluyendo nuestro siglo actual).

Si una vez más recordamos que, en el proceso del per- dón, el Yo superior de una persona (su Yo Espiritual)
o, lo que es lo mismo: su Ángel Guardián, ejerce una influencia sobre su yo inferior mucho más directa,
empezamos a comprender por qué en aquellas individualidades que en su vida pasada a través de una
encarnación en la Europa del Este, su cuerpo se posibilitó después de la muerte, "a identificarse
conscientemente con su Ángel, a contemplar los mundos espirituales... como si tuviera los ojos del Ángel"
(102). Y continúa: "Para aquellos que pertenecen al pueblo ruso, es perfectamente natural estar en
permanen- te compañía de su Ángel... crecer con su Ángel...".

Sin embargo, una relación de este tipo con su Ángel des- pués de la muerte, es algo que no solo existe para
las almas "rusas", sino, bajo la luz de todo lo que se ha dicho, se podría relacionar con la existencia de cada
hombre des- pués de la muerte, sin importar a qué nación pertenezca, con tal de que hayan desarrollado en
su alma la capacidad del verdadero perdón o, (para decirlo más sencillamente) que hayan perdonado tanto en
su previa vida terrestre.

En la vida, existe otra forma de perdón aún mucho más importante, que no va dirigida hacia una persona o un
grupo de seres humanos, sino hacia el destino cruel que ha recaído sobre alguien y que podemos describir,
por

130

ejemplo, en una enfermedad grave e incurable, o en una desgracia cuyas consecuencias tienen que ser
soportadas hasta el final de esa vida. Podría servir como ejemplo, una persona inocente pasando muchos
años en prisión o en un campo de concentración.

Experiencias como éstas nos pueden llevar a una queja interior en nuestra alma, a la indignación, a la
desespera- ción, o a la resignación interior; o por otro lado, nos pue- den conducir a una total reconciliación
con nuestro propio destino, tomándolo como una prueba que se nos ha envia- do de las alturas. Esta
aceptación sin reservas del propio destino puede transformarse, dentro del alma, en un sen- timiento de
gratitud en relación con los poderes superio- res de la existencia. Aquí nos encontramos con otra forma
totalmente particular de perdón, que (teniendo en cuenta, desde luego, la insuficiencia de nuestro lenguaje
terreno, para describir ciertos conceptos) podríamos llamar "el perdón del propio destino". En el caso de una
aceptación plena del propio destino, al igual que con el auténtico per- dón, tiene lugar una permeación muy
intensa del Yo supe- rior sobre el inferior. Porque una enfermedad incurable que surge como resultado del
karma individual de una persona, así como una desgracia que cambia abruptamen- te el curso de la vida de
uno, son resultado directo de aquellas decisiones superiores que uno mismo tomó en los mundos espirituales,
cuando uno permanecía en el Yo superior (Yo Espiritual) antes de descender a una encar- nación terrestre. En
ese momento uno tomaba esas deci- siones contemplando, por un lado, toda la belleza y subli- midad del
cosmos divino-espiritual y, por otro, a través de contemplar todas las imperfecciones e insuficiencias del
propio ser, emergiendo de vidas pasadas, para poder con ello repararlas voluntariamente, (desde el punto de
vista del Yo superior) sufriendo en la próxima vida futura las
131

pruebas purificadoras y ennoblecedoras del espíritu. Y así, ahora en la Tierra, aceptando voluntariamente y
reconciliándonos con esas pruebas y venciendo el temor a pesar del rechazo de nuestro yo inferior, uno es
recondu- cido por el Yo superior que nos aporta estas pruebas. En adelante, sólo el propio impulso actúa
interiormente, (como también podríamos llamarlo) el impulso del Ángel Guardián de uno mismo, con el que
una persona que se ha superado a sí misma y ha aceptado su destino, participa en ese tipo de relación
directa que antes describimos en el ejemplo de la existencia después de la muerte, en el pue- blo ruso
(Europa Oriental).

Aquí dentro se halla una de las más profundas razones históricas que justifican la enorme cantidad de
sufrimien tos, tormentos y trágicas pruebas que han recaído sobre el conjunto de pueblos de la Europa
Oriental a través de su historia y en especial en el siglo XX. Porque los sesenta millones de muertes
sacrificiales en una sola nación durante los setenta y dos años de gobierno "Bolchevique" en la Europa
Oriental es una tragedia nunca vista en toda la historia previa de la humanidad en la Tierra. Ahora podemos
entender por qué el auténtico perdón, así como la aceptación total del propio destino, están tan a menudo
conectados con enormes dificultades. Porque en cualquier acto de auténtico perdón uno ha de pasar
necesariamente por una experiencia de especial agonía que puede durar poco o mucho, pero que es
inevitable y es una experiencia de impotencia interior. Este sentimiento brota del hecho de que cualquier acto
de verdadero perdón está ligado con un auténtico repudio del "deseo de venganza", o lo que es lo mismo, con
cualquier "ayuda" por parte del karma del mundo. Podríamos decir también que, en el perdón, viene a
expresarse con mucha más fuerza la repulsa total de cualquier forma de "pretensión de poder" en la esfera
del

132

destino (karma) por lo que uno se vuelve, con el tiempo, completamente indefenso ante sus golpes y ante el
mundo que le rodea.ste

Desde un punto de vista científico-espiritual, estas cir- cunstancias surgen a través del hecho de que en el
proce- so de perdón aparece como una ley, un momento en que todas las fuerzas del yo inferior se han
retirado y aún no se experimentan las fuerzas del Yo superior (ya que toda- vía no se ha manifestado
plenamente). Surge una situa- ción en la que uno intenta alcanzar, en el proceso de per- dón, desde el nivel
terrestre, el nivel celeste (desde el yo inferior hacia el Yo superior) pero es incapaz de lograrlo. Esta
circunstancia supone un absoluto tormento. Pero si uno continúa esforzándose y trabajando sobre su volun-
tad moral, se vence interiormente el sentido de impoten- cia, como los rayos del Sol atraviesan las densas
nubes y la victoriosa actividad del Yo superior se manifiesta dentro del alma.

Lo que después tiene lugar en el interior del hombre es una especie de experiencia microcósmica
anímico-espiri- tual del Misterio del Golgota, de lo que resulta que el hombre empieza a sentir la presencia
directa del Cristo viviente dentro de su alma. Rudolf Steiner describe este paso a través de una condición
interna de impotencia y resurrección con estas palabras: "...Pero si somos capaces de experimentar la
impotencia y recuperarnos de ella, se trasluce que tenemos la suerte de tener una relación ver- daderamente
real con el Cristo-Jesús... Y el hombre capaz de hablar de estos dos sucesos, la impotencia y la resu- rrección
de esta impotencia, está hablando de una expe- riencia real del Cristo".(103) Además el propio acto del per-
dón puede conducirle a una experiencia real del Cristo en su propia alma.

133
Cuando volvemos a considerar este particular aspecto del perdón que se manifiesta en forma de aceptación
abso luta del propio destino, debemos observar que esta rela ción es posible no sólo para una persona en
particular, sino también para todo un pueblo. Porque t persona o un pueblo, sino un conjunto de pueblos
pueden aceptar y reconciliarse con una prueba que se les manda de las alturas, teniendo siempre en cuenta
su origen en el karma de la humanidad en su conjunto, con el resultado de que el trágico destino de estas
gentes se transforma en un auténtico camino al servicio del Yo superior de toda la humanidad terrena, al
servicio del mismo Cristo. Cada nación que acepta y soporta su destino histórico sin rebe larse, por más
oneroso que éste sea, está siguiendo el camino de imitación de Cristo (104). no sólo una

En cuanto al ser humano individual, la capacidad de perdón para poder aceptar el propio destino, tiene para él
una consecuencia mucho más importante: la persona que ha desarrollado en su interior esta capacidad tiene,
des- pués de la muerte, un tránsito fácil en el período de puri- ficación, un kamaloka especialmente suavizado.
Porque lo que esto último significa, no es otra cosa que el romper todas las ataduras hacia las inclinaciones
equivocadas, erróneas, con el mundo puramente físico, en una especie de "olvido" de todas ellas; y una
persona que ha perdo- nado mucho mientras estuvo en la Tierra, ha desarrollado una inmensa capacidad
interior de "olvido anímico", por- que un olvido desde el punto de vista del Yo superior (en el que el hombre
vive después de la muerte) no debe per- manecer más tiempo en su alma.

Para dicha persona, una vez que su cuerpo etéreo se ha separado y con él sus recuerdos subjetivos de la
vida

134
terrestre que ahora pertenecen al pasado, estos desapare- cen y las consecuencias objetivas de su vida han
sido reve- ladas en el kamaloka (de las cuales hasta el mas minucio- SO detalle ha sido conservado en los
anales akásicos), (105) surge la siguiente experiencia: Mientras contempla su pasada vida terrena en los
anales akásicos percibe, en lugar de cada acto de perdón que haya realizado en la Tierra, un lo que
podríamos describir como la aparición de "espacio" vacío que, observándolo muy de cerca, se va llenando
progresivamente de la substancia del Cristo. Simplificando podríamos decir que, en el lugar de cada acto de
perdón realizado por él en el transcurso de su vida terrena, se aparece ante él el mismo Cristo. Y este
encuen- tro directo con el Cristo puede conducir a esa persona a transformarse después de la muerte y ya en
el kamaloka en Su siervo y enviado, en el emisario de Su voluntad y cle- mencia con respecto a otras almas
humanas para las que su propio kamaloka es especialmente difícil y, sobre todo, hacia aquellos a los que él
perdonó con todo su corazón en la Tierra, independientemente de que aquellos que fueron perdonados por él
lo supieran o no en la vida física.

Porque en cada auténtico acto de perdón comienza ya un proceso por el que la persona que perdona asume
el karma de aquél a quien ha perdonado. Esto posibilita al primero, después de la muerte de ambos, a
convertirse para el segundo, (durante su período de kamaloka) en una radian- te estrella que le guíe en su
tenebroso horizonte espiritual. Por tanto, a la orden del propio Cristo, un alma se presen- ta frente a la otra
para guiarla hacia un despertar, a la luz espiritual del autoconocimiento; porque el alma que no quiere
reconocer su culpa y asumir todas las consecuencias de sus equivocaciones, errores, actos de maldad, senti-
mientos y pensamientos, está condenada a experimentar los más grandes sufrimientos en el kamaloka. Pero
es pre-

135

cisamente por un real autoconocimiento (desde el de vista del Yo superior y del cosmos espiritual) y por una
que en su inte la vida física, que otra alma que le haya perdonado en la verdadera valoración de todo lo
Tierra, puede venir a ayudarla. Ahora, presentándose ante ella a las órdenes del Cristo, esto es, portando en
la otra alma una clara rior el arquetipo del Yo superior de cada hombre puede, como Su embajador, despertar
consciencia de todas sus equivocaciones, errores y malos actos y hacer brotar de esa consciencia, la
creciente facul- tad de la percepción de la luz espiritual.

Más aún, al aparecerse en el kamaloka al alma de la per- sona que fue perdonada, el alma del que perdonó
puede, como resultado del acto de perdón realizado en la Tierra, indicar a la otra alma el camino hacia la
esfera cósmica del Cristo. Porque así es el poder espiritual del verdadero perdón: Da al alma del que perdona
el poder, después de la muerte, de llevar en su interior la luz de Cristo, esa luz que despierta las fuerzas del
Yo superior en todas las almas, no sólo en aquellas que permanecen en el kamalo- ka sino también en
aquellas que todavía viven en la Tierra.
Así, en el perdón, uno recibe el impulso Crístico dentro de su alma mientras todavía está en la Tierra, de tal
forma que (como sucedió en el caso de Bill Cody) uno puede enviar una bendición sobre todo lo que le rodea
y después de la muerte puede conducir las fuerzas del Cristo Sol hacia una existencia espiritual como un todo
(envueltas como están, por un entramado de leyes kármicas) partici- pando y colaborando en su
transformación progresiva en bendición y amor.

136

Hay todavía otro aspecto del efecto de las fuerzas del perdón después de la muerte que debemos considerar
en este capítulo y es que las malas acciones, equivocaciones y errores que se han cometido en la Tierra,
hacen surgir del interior del hombre una mayor preponderancia del yo inferior sobre el superior, una especie
de eclipse anímico espiritual. Esto significa que el Ángel Guardián que actúa dentro del hombre a través de su
Yo superior, poco a poco deja de ser capaz de guiar a los seres humanos con- fiados a él. Esto sucede con
especial fuerza, inmediata- mente después de la muerte de la persona que ha cometi- do la mala acción y que
está en ese momento (de todas formas por cierto período) casi completamente privado de guía superior.

De acuerdo con las leyes pertenecientes al mundo espi- ritual, el Ángel Guardián, después de la muerte de la
per- sona, tiene la principal misión de armonizar su vida des- pués de la muerte, al menos hasta un cierto
grado en correspondencia con el cosmos espiritual como un todo (esta es la condición principal para la
correcta vida del alma humana después de la muerte). Sin embargo, si el alma humana en su existencia
postmortem está sobrecar- gada de karma negativo y más aún (como a menudo suce- de en estos casos) se
resiste al autoconocimiento, (es decir, a la contemplación de sus propias culpas) con todas sus fuerzas, está
amenazada con el sufrimiento, con intermi- nables tormentos interiores que son provocados por su continua
disarmonía con el cosmos.

Subjetivamente, esta nueva situación se experimenta de tal forma que es como si a través del mundo
espiritual que ahora le rodea, el alma le condujera hacia las regiones más oscuras del kamaloka, lo que el
Evangelio llama de "extre- ma oscuridad" (Mateo 8:12). Como resultado, sus últimos tormentos y sobre todo la
"soledad cósmica" que se pro-

137

duce en su entorno al ser separado de su Ángel continúa siendo más y más intensa y puede llegar a alcanzar
tal fuerza que el alma se ve a la vez privada de toda noción del tiempo, es decir, de todo sentido de un
ascenso gra- dual a las regiones superiores del mundo espiritual y su situación se experimenta
subjetivamente como "eterna". En cierta medida puede ser comparado con una experien- cia de un infinito y
total vacío, de un espacio sin vida donde no hay movimiento, ni desarrollo, un espacio com- pletamente
desprovisto de tiempo. Este es el origen de la idea medieval sobre "condenación eterna" o de "eternos
sufrimientos" después de la muerte, que desgraciadamen- te no ha sido todavía revisada o considerada bajo
la luz de la ciencia espiritual, ni por las iglesias orientales, ni por las occidentales.

El sentido del tiempo después de la muerte, que va aso- ciado a la experiencia de un constante y armonioso
desa- rrollo hacia más anchos y elevados círculos (esferas) del cosmos espiritual, es una cualidad que le es
conferida al alma por su Ángel, ya que es el aspecto más esencial de su protección del alma después de la
muerte. Sin embargo, si uno, durante su vida terrena, ha cometido un gran núme- ro de malas acciones (o los
peores crímenes) no puede su Ángel aproximarse a él, por lo que se ve privado de la posibilidad de realizar la
misión que se le ha confiado. Por ello, como no puede guiar a la persona a través de los niveles de acceso a
las esferas superiores del mundo espi- ritual, su Ángel (para decirlo en lenguaje más de la Tierra) olvida por
un tiempo a la persona cuyo cuidado le había sido confiado. En esta situación, siendo privadas de toda
orientación en los mundos espirituales, esas almas (esfor- zándose en hacer todo lo posible para escapar de
los inter- minables tormentos a que antes nos hemos referido) a menudo se dirigen en petición de ayuda a los
seres demo-
138

níacos y, a cambio de una disminución parcial de sus sufrimientos, pronto se encuentran completamente bajo
su poder y entonces tienen que servirles en la esfera espi- ritual más cercana a la Tierra, introduciendo y
extendien- do en el mundo físico enfermedades, epidemias, desgra- cias y en especial, fomentando la difusión
de todo tipo de malas inclinaciones en las almas de los hombres que están en la Tierra. (106)

Así, en el propio proceso del Ángel en el olvido temporal después de la muerte del alma que ha sido confiada
a su cuidado, se produce una repetición, en menor escala, de lo que una vez (en la época Lemúrica) tuvo
lugar en el con- junto de la humanidad en la Tierra como resultado de la llamada "Caída". Lo que en el caso
descrito sucede en rela- ción con el alma después de la muerte, ocurrió en el lejano pasado de la evolución
terrestre en todo el conjunto de la humanidad en el plano físico, como un hecho auténtico. Por ello al describir
(en la conferencia del 14 de Agosto de 1917) las consecuencias de esa "Caída" en la época Lemúrica para la
humanidad en su conjunto, Rudolf Steiner nos explica cómo debemos los hombres, desde los tiempos
antiguos hasta el Misterio del Golgota, pronunciar estas trágicas palabras: "Y los Dioses se olvidaron de los
hombres". (107) Y si el misterio del Golgota no hubiera teni- do lugar, la humanidad hubiera perdido
gradualmente el recuerdo de las Jerarquías divino-espirituales y hubiera terminado por sucumbir para siempre
a las influencias de los espíritus luciféricos y ahrimánicos, como sucede en nuestros días (aunque en una
creciente mayoría de los casos, sólo temporalmente) con almas especialmente malas, después de su muerte.
Sin embargo, Rudolf Steiner sigue diciendo en la misma conferencia: "Tenemos que decir, para la época
desde el Misterio del Golgota: Y los Dioses quieren recordar una vez más a la humanidad".

139

Lo que se ha dicho hasta ahora, podemos expresarlo de su conexión con el espi- la manera siguiente: Como
resultado del olvido de la humanidad por parte de los Dioses, los hombres tienen merecido perder
completamente ritual correr del tiempo y se han transformado en la Tierra en seres exclusivamente espaciales
(que serán después abandonados a una degradación interna aún mayor e incluso a su propia extinción física).
Pero Cristo, al des- cender a la Tierra desde las alturas, (en palabras de Rudolf Steiner) "ha devuelto el
tiempo a los hombres" (108). Según la moderna investigación espiritual, el mismo Cristo habló a "sus más
íntimos discípulos" acerca de ello con la siguientes palabras: "Yo... debo deciros, que provengo del Sol...
desde el momento en que el Sol recibe al hombre sólo cuando muere", es decir, desde la "corriente del
tiempo" que fluye "de eternidad en eternidad". (109)

Es precisamente esta introducción del tiempo en la evo- lución terrestre hecha por Cristo a través del Misterio
del Golgota, la que ha hecho surgir entre los Dioses la volun- tad de recordar, de nuevo, a la humanidad
terrestre y con ello, el deseo de unirse con aquellos seres humanos que, desde entonces, (a través de recibir
en su interior el impul- so Crístico) han podido ver la relación directa que hay con la corriente del tiempo
espiritual que permea todo el mundo de las Jerarquías Superiores.

Otra consecuencia importante del olvido de los hombres por parte de los Dioses fue que el hombre perdió
toda la memoria sobre su existencia en los mundos espirituales antes de su nacimiento en el mundo físico.
Porque aquí hay dos procesos que están íntimamente relacionados: los Dioses se olvidaron del hombre y, en
consecuencia, el hombre se olvidó de su vida en el mundo espiritual antes de nacer. Sin embargo, este
estado de cosas tiene su lado positivo. A través de este olvido, el hombre adquirió en la

140

Tierra la base necesaria para la experiencia de la libertad y también una predisposición a olvidar en su vida
ordina- ria. Así, desde la época Lemúrica y especialmente desde el fin de la época Atlante, la memoria del
hombre ha entra- do en un declive cada vez mayor. Esto juega un papel ver- daderamente importante que
contribuye a la salud de nuestra organización física y que continuamente aporta fuerzas regenerativas y
renovadoras, derivadas de aque- llas fuerzas internas que se han liberado en nuestros cuer- pos etéreos por
nuestro continuo olvido de todo lo que nos ha sucedido en el pasado. Desde entonces ese "olvi- do", que
tanto nos molesta y que tanto nos dificulta en lo que concierne a nuestro ordinario yo, es realmente benefi-
cioso para nuestro cuerpo físico(110). Después de todo, si los Dioses no nos hubieran olvidado, nosotros
recordaría- mos todo lo concerniente a nuestro pasado en la vida terrena o, lo que es lo mismo, tendríamos
constantemente ante nosotros el panorama de nuestra vida pasada, la cual de otra manera, el hombre sólo
puede contemplar en los primeros días que siguen a su muerte, en el período que transcurre hasta la final
disolución de su cuerpo etéreo en el mundo etéreo. Semejante circunstancia, si se experi- menta ya en la vida
terrestre, no sólo será destructiva para cuerpo físico (que en nuestra época, como consecuencia de la
civilización materialista moderna, se ha hecho sólido y frágil y que necesitará por ello una preparación interior
especial para semejantes experiencias, a las que sólo ten- drá acceso mediante la moderna Iniciación) sino
que con- dicionará las posibilidades de que el hombre encuentre la libertad individual en la Tierra (uno de los
más importan- tes logros de la evolución terrestre).

Mas aún, si los Dioses no hubieran olvidado a la huma- nidad, es decir, si no hubieran perdido su conexión
con ellos, como se expresa a través de su consciencia, la

141
memoria del hombre continuaría difuminándose no sólo a través de las condiciones de su alma, como el de su
vida en los días que siguen a su muerte, sino tam panorama bién a través de las condiciones posteriores,
como el kamaloka. En otras palabras, todo lo que el hombre e rimenta inconscientemente durante el sueño,
como una expe especie de kamaloka preparatorio,(1) entraría directa- mente en su consciencia durante el día.

Los últimos vestigios de semejante experiencia conscien te del kamaloka, estaban todavía preservados en la
evolu ción general de la humanidad, hasta el primer período de la evolución de la cultura griega. Para los
antiguos griegos, esta experiencia se manifestaba en visiones clarividentes de Seres espirituales como
Erynias, Furias y Eumenides, que perseguían a todo aquél que había cometido un c men, no después de la
muerte, sino durante la misma vida terrena, como fue el caso, por ejemplo, de Orestes Similares
descripciones que han llegado a nosotros a través de la antigua mitología griega, son para nosotros un ejem
plo de los restos de la "memoria" de los Dioses sobre la humanidad, aunque a menudo percibida de forma
distor- sionada. (112) Se pueden encontrar ejemplos del mismo tipo en gran medida, en el Antiguo
Testamento. (113)

Por consiguiente, esta "memoria" de los Dioses continuó viviendo entre la humanidad pero de forma mucho
más débil y abstracta, como la "voz de la conciencia" que era necesaria para que el hilo de conexión entre el
hombre y los Dioses no se rompiera del todo.(114) Sin embargo, de ahora en adelante, el proceso de
recordación de los Dioses sobre la humanidad, que comenzó con el Misterio del Gólgota, podrá, gracias a la
penetración del Cristo Etéreo en la evolución terrestre, extenderse a la consciencia humana, transformándose
gradualmente capacidad de visión kármica.(115) Sólo a través de esta en una nueva

142
nueva facultad de visión, el hombre será capaz de trans- formarse, con el tiempo, en colaborador consciente
del Cristo en la esfera del karma (ver capítulo VI -5).

Como resultado de la realización del Misterio del Golgota por el Cristo y Su posterior unión con la Tierra y con
la humanidad, los Dioses han adquirido un interés en los hombres; en otras palabras, en el transcurso de su
con- templación del Misterio del Golgota y sus consecuencias, la voluntad ha brotado en ellos para recordar a
los seres humanos terrenales. Sin embargo, mientras esta voluntad se encendió en ellos a través de la
contemplación del sacri- ficio del Cristo, el establecimiento de las condiciones para su realización, esto es,
para que el surgimiento de una nueva unión y de una colaboración consciente entre los Dioses y los hombres
se diera en el mundo, dependía de estos últimos. Y de que los hombres deseen o no alcanzar este despertar
de la voluntad de los Dioses para que cola- boren con ellos, dependerá toda la futura evolución y el futuro
destino de la humanidad. Como el surgimiento de la consciencia conjunta de Dioses y hombres sólo es posi-
ble sobre la base del desarrollo progresivo de estos últi- mos, de las fuerzas del Yo superior, la moderna
ciencia espiritual o Antroposofía juega un papel esencial y central en este proceso. Por esta razón Rudolf
Steiner lo caracteri- zó con las siguientes palabras: "La Antroposofía es un conocimiento que se forma y surge
del Yo superior". (116)

Por ello, el significado total del papel que está llamado a jugar el auténtico perdón en el acercamiento
progresivo entre los Dioses y los hombres, se hace más comprensible aún ya que está, como hemos visto,
asociado de manera muy directa con el despertar y el actuar dentro del hom-

143

que, al perdonar, a posibilidad real y las más bre de su Yo superior. Podríamos decir la humanidad crea a la
vez una favorables condiciones para que los Dioses la recuerden. Es en este sentido como deberíamos
entender las palabras del Evangelio de San Mateo, que representan la explica- ción de la frase de Cristo en el
"Padrenuestro" que Él había dado a Sus discípulos: "Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; pero si no perdonáis a los hom- bres, tampoco vuestro
Padre perdonará vuestras ofensas" (6:14-15). En otras palabras, si perdonas los pecados de los otros, el
Padre celestial, que en este caso es la totalidad de las jerarquías divino-espirituales¹, podrá recordarte y reci-
birte así en Su esfera, mientras que si no perdonas, el acto de recordación no se realizará y entonces tendrás
que per- manecer fuera de la existencia divino-espiritual.

Si uno tiene en mente que el proceso del olvido de los Dioses hacia los hombres surgió en primer lugar con la
"Caída" del hombre, estará claro que en el auténtico per- dón, el alma humana misma empieza a vencer
gradual- mente las consecuencias del pecado original. Porque en el perdón, una vez más recuperamos en
nuestra alma y en el mundo que nos rodea, el orden superior de Cristo que se había perdido como
consecuencia de la Caída. Y lo que el alma de la persona que ha perdonado es capaz de realizar después de
su muerte, en relación con la persona a la que ha perdonado en la Tierra y se encuentra ahora en el
kamaloka, se convierte en una continuación de este proce- so de recuperación del orden Crístico, sólo que de
dife-

1 En el texto del Padrenuestro Macrocósmico, la última línea dice: "Vosotros, Padres en los cielos". Según
Rudolf Steiner, la palabra "Padres" significa la totalidad de las Jerarquías divino-espirituales, que gobiernan a
la humanidad (ver las conferencias del 20 de septiembre de 1913, "Guía para el entrenamiento esotérico",
RSP 1977 y del 6 de octubre y 17 de diciembre de 1913, "El Quinto Evangelio", EK)

144

rente manera. Esta alma puede entonces, bajo las órdenes de Cristo, aparecer como Su mensajero y al
mismo tiempo como representante del Yo superior, ante el alma que sufre en el kamaloka y devolverle los
lazos de conexión que había perdido con el Reino divino del tiempo, con el reino de las elevadas Jerarquías
divino-espirituales, y como resultado de esto, su Ángel puede acercarse de nuevo (podríamos decir que es
capaz de "recordarle"). Esto significa que el alma que, a través del perdón, ha logrado una conexión
especialmente profunda con el Reino de los Ángeles es ahora capaz de ayudar a otra alma, que
temporalmente había perdido esa conexión, a encontrarla de nuevo.

Por ello, en la vida después de la muerte, las fuerzas del perdón pueden servir de puente entre el alma
humana que, a causa de sus malas acciones, ha sido privada de la guía superior y de su Ángel en los
mundos espirituales, esas fuerzas le devuelven la posibilidad de que su alma sea guiada por este Ángel a
quien le fue confiada de encar- nación en encarnación hacia un camino de elevada evolu- ción. Por todo esto,
el perdón adquiere un significado no solamente para la existencia humana, sino también para la vida de los
Ángeles.

5. El perdón como fuerza formativa social

La influencia más importante que un acto de perdón puede ejercer en la vida terrena de la humanidad es su
influencia en la esfera social. Esto ha sido ya brevemente comentado en el capítulo II, con respecto a la
cuarta peti- ción del "Padrenuestro", al que Rudolf Steiner, en sus comentarios científico-espirituales sobre la
más importan- te plegaria de la Cristiandad, se refería como actuando de

145

manera definitiva sobre todas las relaciones humanas sociales. Más aún en la esfera social en que, en la
primera manifestaban con sidad las tres cualidades principales del auténtico perdón, parte de este capítulo, se
dando fuerza a la vida del organismo social y permeán- dole de nuevas fuerzas.

En primer lugar tenemos un elemento de conocimiento (visión interior) que contiene el perdón; totalmente
consciente de por qué sucede es necesario ser que cuando persona comete un acto de maldad, siempre lo
hace tan poco libremente, sometiéndose a sí mismo a las fuerzas más bajas de su naturaleza; más aún,
incluso en el más insignificante movimiento pernicioso de su alma, su voluntad pierde inmediatamente su
libertad, convirtién- dose en instrumento ciego de los impulsos egoístas de su yo inferior. Porque el hombre es
libre(117) únicamente cuan- do su voluntad está guiada y procede de su Yo superior. Sólo es posible perdonar
realmente, cuando se experimen- ta consciente o inconscientemente al Yo superior de la otra persona en su
relación con el Cristo, en su afinidad con la substancia de Cristo, Quien (en palabras de Rudolf Steiner)
penetra en la humanidad en el punto de la transición de los tiempos como un especial Yo Espiritual
Cósmico(118) que desde entonces ha actuado en la evolución terrestre como el Arquetipo del Yo superior de
cada hombre. Esto signifi- ca que se puede encontrar y percibir, en cada hombre que ha superado todas las
influencias negativas del yo inferior a través de las fuerzas del Yo superior, ese Arquetipo. Esto es lo que el
mundo espiritual muestra a George Ritchie, quien al principio sólo persigue una repetición de la expe- riencia
clarividente del Cristo, como la que se le dio: Busca Su nueva revelación en otras personas. Desde el punto
de vista de la Antroposofía podríamos añadir: a través de per- cibirle a Él en el Yo superior de los demás. una

146

En este sentido, perdonar significa experimentar con toda intensidad el hecho de que un hombre que comete
una mala acción, asume una gran cantidad de culpabili- dad con respecto a su propio Yo superior y con
respecto al Yo Espiritual de Cristo que actúa en él. Esto contiene una verdad esotérica, en las siguientes
palabras de Cristo en el Evangelio de San Juan: "El que cree en El (el Hijo de Dios) no es juzgado, pero el
que no cree está ya juzgado porque no ha creído en el Nombre (es decir, el Yo Espiritual)¹ del Hijo único de
Dios" (3:18). En otras palabras, una persona que no cree, es decir, que se ha apartado de Cristo (y esto
sucede con cada mala acción cometida por el hombre, cuando el yo inferior se aparta del Yo superior) de ese
modo se juzga a sí mismo severamente, privándose asi- mismo de la relación con su Yo superior y con el
Cristo que actúa en y a través de él. Semejante consciencia de la necesidad del perdón en nuestro mundo,
nos hace verda- deros hermanos de Cristo. Este auténtico perdón tiene, como uno de sus requisitos previos
más importantes, una auténtica comprensión y a través de esto (aunque a veces sólo parcialmente) un
compartir el destino de otra perso- na (que puede ser culpable ante nosotros o ante otros y que, puede que ni
siquiera sea conocido por nosotros) haciéndose así parte del propio destino (como fue el caso de Bill Cody,
quien, junto con el perdón, tomó sobre sí la obli- gación de "amar a cada persona con la que me encontra-
ra"). Porque "Cristo quiere (sólo) reconocer como Su her- mano a aquél que reconoce al otro ser humano
como su hermano" (119). Estas palabras de Rudolf Steiner aparecen en relación directa con las siguientes
palabras de Cristo:

1 Iston bab Ver los comentarios científico-espirituales de Rudolf Steiner sobre "El Padrenuestro", en las
conferencias del 28 de enero de 1907 (El Padrenuestro, AP 1970), del 4 de febrero de 1907 (La estructura del
Padrenuestro, RSP-1971) y del 6 de marzo de 1907 (GA 97)

147

"En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros" (Juan 13:35).
Aquí tenemos las verdaderas fuentes de la nueva comu- nidad social, la futura comunidad del Espíritu Santo,
de este Espíritu que, como substancia del amor cósmico, fue derramado sobre la comunidad de los primeros
Apóstoles en el día de Pentecostés, despertándoles del profundo sueño espiritual en el que estaban sumidos
desde la Ascensión de Cristo. (120)

Así, en el camino de los Apóstoles, que en cierto sentido es un arquetipo de toda la futura evolución de la
humani- dad, tenemos el cumplimiento profético de lo que Rudolf Steiner definió con estas palabras: "Primero
sabiduría, después amor, más tarde un conocimiento calentado a tra- vés del amor". (121) En el caso de los
Apóstoles, esto signifi- ca, primero, la sabiduría de la Iniciación, lo que estos ínti- mos discípulos de Cristo
alcanzaron de sus previas encar naciones y que más tarde profundizaron mediante el estu- dio de los escritos
proféticos de los antiguos judíos, acerca de la inminente venida del Mesías. Este conocimiento les posibilitó
más tarde el convertirse en Sus discípulos. Después, en el transcurso de los tres años que pasaron con
Cristo, fueron permeados progresivamente de Su amor, como una fuerza cósmica, hasta que finalmente, en
Pentecostés, fueron irradiados por lo que podríamos des- cribir como una síntesis superior de amor y
sabiduría, como "conocimiento calentado por el amor" o el Espíritu Santo, que se revela entre los hombres
como su Yo

Espiritual. Irradiado por este Espíritu de amor cognoscitivo, se posi- bilita al hombre a poner las bases de una
nueva comuni- dad social en la Tierra, apoyándose en la verdadera her- mandad; comunidad en la que el
hombre se a sí mismo como miembro del organismo viviente de la experimenta

148

humanidad, en continua consciencia de la plena responsa- bilidad de su destino y de todo lo que tenga lugar
en ese organismo. (122) Esta relación con todo lo que existe y esa responsabilidad sobre todo lo que ocurra
en el mundo es lo que siente el hombre cuando se despierta su Yo supe- rior o Yo Espiritual dentro de su ser.
Por otro lado, es pre- cisamente en nuestra quinta época postatlante cuando, en conexión con el desarrollo
del alma consciente entre la humanidad, están penetrando en el hombre los impulsos fuertemente
antisociales y divergentes. Rudolf Steiner nos describe la oposición a esas fuerzas con las siguientes
palabras: "El Yo Espiritual actuará socialmente con la misma fuerza que el alma consciente actúa
antisocialmen- te en el transcurso de su evolución. Entonces podemos decir: en esta época (la quinta) el
hombre desarrolla un elemento antisocial surgido de los más profundos impul- sos de su alma; pero detrás de
todo esto está actuando un elemento social-espiritual. Y este elemento social-espiri- tual que actúa detrás de
los hechos se manifestará com- pletamente cuando la luz del Yo superior irradie en el período de la sexta
época post-atlante".(123)

Con estas palabras tenemos una indicación precisa de la enorme importancia del umbral que la humanidad
está atravesando de ahora en adelante, el umbral que se sitúa entre los miembros superiores del alma y los
miembros espirituales del ser humano.(124) Y sólo en la medida en que gradualmente toda la humanidad
cruce este umbral, se hará posible una auténtica fraternidad espiritual (una señal de la sexta época cultural
que se avecina), entre los hombres (125), Por esta razón, en el Libro de la Revelación se le da el nombre de
"comunidad de Filadelfia", es decir, la comunidad del "amor fraterno".

Sin embargo, en la sexta época, la humanidad no será simplemente una sociedad de seres humanos unidos
fra-

149
ternalmente, sino que, en el más profundo sentido de la palabra, será una comunidad kármica. Rudolf Steiner
descri- be, en su penúltima conferencia del ciclo El Evangelio de San Mateo (126) lo que es una comunidad
de este tipo: "El karma individual del hombre debe unirse al karma de las comu- nidades". Y también: "El
karma ha de estar interrelaciona- do de tal manera que la comunidad pueda ayudar a sopor- tar el karma
individual del hombre. "Concretando, esto se realizará de tal modo que si una determinada persona que
pertenezca a una determinada comunidad (y en la sexta época, esto incluirá a una importante parte de la
humani- dad) la de todos aquellos que pertenecen a la "raza del bien", (127) fuera a cometer una mala acción,
sería posible encontrar dentro de esa comunidad a "otro ser que dijera: Te voy a ayudar a soportar tu karma".
El karma debe ser cumplido por uno mismo (esto es, las consecuencias de los actos han de nacer y ser
redimidas por la misma persona que las cometió), pero puede ser también ayudado por otro". Y esto se puede
realizar por medio de uno o varios miembros de esa comunidad, o por toda la comunidad en su conjunto. En
este último caso, toda la comunidad podría decirle: "¡Tú, como individuo, has actuado equivocada- mente,
pero nosotros intervenimos en tu lugar! Nosotros

vamos a responsabilizarnos de nivelar el karma". Sucede que semejante esfuerzo de una comunidad con
respecto a uno u otro de sus miembros, establecerá gra- dualmente un karma completamente nuevo entre la
humanidad. Con las siguientes palabras Rudolf Steiner nos describe este proceso con el más amplio perfil:
"Así, a través de los hilos que el karma individual teje en el karma de toda una comunidad, se hila una trama.
Y a través de lo que Cristo ha hecho descender desde las alturas espiri- tuales, esta trama ha de sostener
una especie de reflejo del orden que prevalece en el cielo, esto es, el karma indivi-

150

dual se une al karma del todo, en concordancia con el orden que prevalece en el mundo espiritual, no de
mane- ra casual, sino en tal forma que el organismo de la comu- nidad se transforma en el reflejo del orden
que prevalece en el cielo"¹. En otras palabras, lo que se ha dicho aquí no es otra cosa que una penetración
directa en las relaciones kármicas humanas de la "fuerza del Sol y del cosmos", que "el Cristo ha hecho
descender de las alturas espiritua- les" y que actuando más allá, en la Tierra, en los hombres individualizados
y en las comunidades, es lo único capaz de poner orden en el karma de la humanidad, es decir, de
transformarlo en un reflejo de "el orden que prevalece en el mundo espiritual", este mundo espiritual del cual
el mismo Cristo descendió a la Tierra en el Punto de Transición de los Tiempos.

Poniéndolo en palabras de Rudolf Steiner, esto sería "el fundamento de la humanidad del futuro, una
humanidad basada en la naturaleza del yo en el hombre", cuando toda la humanidad (aceptado de antemano
que vive los desafíos y dudas de su evolución) esté capacitada para unirse y for- mar una nueva comunidad,
basada en un desarrollo supe- rior y completo de la verdadera naturaleza del yo humano totalmente
permeada por las fuerzas del Yo superior o Yo Espiritual.

Entonces, el mismo Cristo podrá actuar más directa- mente en el seno de dicha comunidad, como su nuevo
Yo superior grupal. "Porque el impulso Crístico puede reali- zarse en toda la humanidad o puede ser un acto
personal en cada individuo".(128) Así, en una comunidad de este

1 Este es otro aspecto del proceso que se describe en el Capítulo VI.2. Porque por más perturbaciones donde
que sucedan en la trama de la necesidad kármica, ahí es precisamente surgen a través del perdón las bases
o fundamentos para el nuevo karma Crístico (Solar), que es un reflejo del orden que prevalece en el cielo.

151

tipo, la afiliación social con Cristo podrá combinarse c una libertad individual total y con un enorme desarrollo
espiri de todas las cualidades internas y de las posibilidades de especial, creatividad de cada individuo. Y el
camino que conduce hacia este alto ideal será inseparable del desarrollo e tual que ya describimos en el
capítulo quinto y cuyo comienzo está señalado por la tolerancia y, en por la capacidad de perdón. Rudolf
Steiner se refiere a ello en tal forma que, en las palabras siguientes, ya anticipa la descripción que hemos
citado de alcanzar por parte de la humanidad gradualmente una nueva trama kármica meada por el impulso
Crístico: "Si comprendemos el sig. per- nificado de "ligadura" y "desarraigo" en este sentido, podríamos, con
cada acto de perdón de los pecados, consi- derar el compromiso que esto entraña por parte de la
comunidad". Cuando consideramos la historia de Bill Cody, estuvimos hablando del tajante "compromiso" que
una sociedad de seres humanos asumen en primer lugar con respecto a uno de sus miembros que haya
cometido una falta, es decir, que supone un sacrificio donado al mundo en la misma medida de fuerzas de
bondad y amor, como se hayan substraído por la falta cometida.
Esto supondrá el comienzo de la realización de lo que el Apóstol Pablo nos describe como la única "Ley de
Cristo": "Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo" (Gálatas 6:2). Con estas
palabras se nos da a entender, por supuesto, que no se trata de una ayuda externa o de cargar un "fardo"
externo, sino de una verdadera ayuda en la esfera del karma tal como conlleva el que uno asuma para sí el
karma de otra persona, o incluso de un grupo de personas.

152

Lo que aquí se ha descrito es un ideal de futuro, la pri- mera etapa en la realización de lo que, dentro del
contex- to de la humanidad como un todo, es accesible solamente en la sexta época y debe de prepararse ya
en nuestra época, por aquellos que se esfuerzan por unirse a la Sociedad Antroposófica General. Es
precisamente por esto que en el período de su regencia sobre la evolución terrestre, Micael, en su calidad de
Espíritu del Tiempo y a las órde- nes del, Cristo, como Su representante, quiere dotar a los seres humanos de
una nueva fuerza espiritual que les posibilite a aspirar conscientemente a poner orden, a res- tablecer el
karma: Pero ¿cómo es que, entonces, también existen fuerzas que actúan de tal forma que los hombres hoy
día encuentran su camino bajo principios puramente espirituales, cuando en el mundo ordinario del día a día
son completamente extraños los unos a los otros? "¿En qué consisten esas fuerzas que conducen a un
hombre a encontrar al otro? En que, a través del comienzo de la regencia de Micael, a través de la era
Micaélica en la que vivimos, con la entrada de Micael en su regencia terres- tre... Micael introduce la fuerza
que ha de restablecer el orden del karma de aquellos que le han seguido. Por tanto, podríamos preguntar:
¿Qué es lo que une a los miembros de la Sociedad Antroposófica? La misión de restablecer el orden en su
karma". (129)

Esto explica también el especial significado del desarro- llo de la capacidad de perdón entre los antropósofos,
por- que si no se desarrolla, la Sociedad Antroposófica nunca podrá convertirse en lo que tiene que ser
después de la Conferencia de Navidad: Un campo de trabajo consciente en el sentido de la lucha espiritual
por parte de los seres humanos para poner en orden el karma. En un sentido oculto significa que, después de
la Conferencia de Navidad, el trabajo de superar el antiguo karma de la

153

Luna y crear el nuevo karma Solar, habrá de comenzarse a gran escala entre los miembros de la
recientemente fun- dada Sociedad General Antroposófica. El Karma Lunar es el que cada hombre deja atrás
des-

pués de la muerte, en la esfera de la Luna, que es la más próxima a la Tierra (de aquí su nombre) para poder
unir- se de nuevo a él inmediatamente antes de su nueva encar- nación en la Tierra. (130) También están
íntimamente conec- tadas con este karma las consecuencias de sus malas accio- nes, pensamientos y
sentimientos de todas sus encarna- ciones anteriores. Por esta razón cuando en su vida des- pués de la
muerte el hombre penetra en la esfera del Sol, donde el mal no puede existir, tiene que dejar atrás su karma,
en la esfera lunar. El Karma Solar, por otro lado, es con el que el hombre trabaja después de la muerte, junto
con los seres de las Jerarquías Superiores en la esfera del Sol (en el Devacan). Sin embargo, en
contraposición con el Karma Lunar, que en el transcurso del nuevo nacimiento del hombre, penetra con él en
la vida terrestre como férrea necesidad, el Karma Solar puede ser realizado por el hombre en la Tierra sólo en
completa libertad, basándose en sus propios esfuerzos espirituales. Por esta razón fue su Karma Solar, el que
le indujo a su común participación en la suprasensible Escuela de Micael en la esfera Solar entre los siglos
XV y el XVII, lo que se planteó ante los miembros de la Sociedad Antroposófica después de la Conferencia de
Navidad; porque sólo a través de una rela- ción más consciente con el pasado cósmico de todos los
auténticos antropósofos, se puede generar una fuerza que conduzca a la superación progresiva del Karma
Lunar (o karma del yo inferior) que divide e impide la total evolu- ción y de la encarnación (realización) en la
Tierra (y, sobre todo en la Sociedad Antroposófica misma) del Karma Solar (o karma del Yo superior) que les
une. Y su realiza-
154

ción en la Tierra, como resultado directo del impulso de CristoMicael en nuestra época, servirá como base
para la comunidad del espíritu a que antes nos hemos referido, la que en la sexta época postatlante ha de
formar la parte buena de la humanidad.

Si este Karma Solar ha de realizarse en la Tierra dentro de la Sociedad Antroposófica General, en primer
lugar existe la necesidad de preservar y reforzar lo que fue dado por Rudolf Steiner en la Conferencia de
Navidad en forma de "La piedra de fundación dodecaédrica de amor", (131) de la nueva substancia espiritual
sobre la que María Steiner escribe en su "Llamada a la reconciliación" de 1942; por- que esta substancia
moral es lo que se necesita para poder verdaderamente poner orden y restablecer el karma. María Steiner
escribe en este sentido: "Y todavía pueden producirse milagros. Se producen cuando la substancia moral
tiene tanta fuerza que puede producir un milagro. ¿Qué podemos hacer para rescatar nuestra substancia
moral? ¡Podemos perdonar! Cada uno puede perdonar lo que subyace en él por perdonar".babilis

Estas palabras no han perdido su carácter de urgencia ni siquiera hoy día. Porque a cada acto de perdón va
unido un sacrificio, la efusión sacrificial de la más alta substan- cia moral del alma, en el mundo; y esto nos
lleva a esta- blecer en el mundo este Karma Solar que supera al Karma Lunar; el Karma Solar, cuya finalidad
es ser el auténtico contenido esotérico de la Sociedad Antroposófica desde la Conferencia de Navidad y de la
que (aunque con palabras distintas) María Steiner habla en su "Llamada"¹.

Para terminar este capítulo, citaremos aún una observa- ción de Rudolf Steiner que testifica el significado de
la ver- dadera fraternidad como la base social fundamental para

1 Ver el texto de la "Llamada" en el apéndice de este trabajo.

155

todo trabajo antroposófico, cualidad que, como hemos visto, sólo se adquiere a través del desarrollo de una
ver- dadera capacidad para el perdón: "La Antroposofía requiere como cualidad esencial una verdadera
fraterni- dad que abarque hasta las regiones más profundas del alma. Por otro lado, podríamos decir: la
fraternidad es un precepto. En el caso de la Antroposofía, debemos decir: Solamente crecerá basándose en la
fraternidad, desarrollarse fuera de ella, como sucede cuando el indivi- no duo da en la medida de lo que tiene
y de lo que puede" (132) Por la necesidad de "dar al otro lo que uno tiene y puede", es necesario entender y
comprender no sólo el conoci- miento de la experiencia espiritual, sino también esa subs- tancia
moral-espiritual a la que hace referencia el genio del idioma alemán, en la palabra "vergeben" (perdonar).
puede

Sólo cuando, a través de ese "dar" continuo, la Sociedad Antroposófica y todas las ramas y grupos de trabajo
de que se compone, haya hecho suyo ese principio de fraternidad en su seno, las palabras del moderno
investigador espiri- tual se harán realidad: "Y por el hecho de unirnos, en aso- ciaciones fraternales, para
dedicarnos a nuestra ciencia espi- ritual, estamos preparando lo que habrá de permear a la sexta época
postatlante como cultura, como civilización... El trabajo que estamos llevando a cabo en nuestros grupos fra-
ternales de trabajo, fluye hacia las fuerzas de crecimiento que han sido preparadas para el Yo Espiritual"
(133).

Por ello, la Sociedad Antroposófica, en esta época, está llamada a preparar la cultura espiritual de la sexta
época postatlante; está llamada a ser la pionera en el camino que conduce a la futura penetración del Yo
Espiritual en la humanidad y de las nuevas formas sociales mentarán sobre ella. que se funda-

156
VII

La naturaleza del perdón y los siete pasos de la iniciación maniquea

Para la época moderna, existen tres problemas especial- mente característicos: el problema del yo, el
problema social y el problema del mal. La relación que existe entre estos dos primeros y el problema del
perdón, ya lo hemos tratado con cierta intensidad en el presente trabajo. Ahora es necesario dirigirnos al
último y quizás el más difícil de estos problemas.

Al final de la cuarta conferencia del ciclo "De los sínto- mas a la realidad en la Historia moderna", (134) Rudolf
Steiner habla con especial intensidad acerca del significa- do del problema del mal y la necesidad de su
verdadera comprensión en nuestra quinta época postatlante. Se refie- re primero a cómo los rasgos más
característicos de la cuarta época cultural Greco-Latina eran la experiencia que cada hombre tenía en su alma
del problema del nacimien- to y la muerte. Pero lo que en aquél tiempo experimenta- ba el hombre
internamente se ha convertido en la quinta época en un asunto externo. Por ello, en nuestra época, nos
topamos constantemente (a pequeña y a gran escala) con las manifestaciones del incesante proceso
alternativo del nacimiento y la muerte, nos hacemos seres humanos al nacer y nos deshacemos al morir,
todos por igual, en el mundo que nos circunda y especialmente en la vida social, en la esfera donde los
hombres viven y trabajan juntos

157

(esta situación tiene tal influencia que se extiende a todos los eventos humanos de la historia). Para poder
compren der realmente este proceso, necesitamos familiarizarnos con la idea de las repetidas vidas
terrenales, sin conocimiento el problema de nacer y morir será cada vez cuyo más como una pesadilla que
nos perseguirá por todas par tes: "Pero ahora que la consciencia humana sobre el nacer y el morir ha pasado
de ser una experiencia interna a un fenómeno externo es por lo que en la quinta época post- atlante debe el
hombre desarrollar en su interior algo que en la sexta época postatlante (en el cuarto milenio) experi- mentará
de nuevo de forma externa. Y este algo, es el mal". (135) sup

De la misma manera que en la cuarta época cultural toda la humanidad en su conjunto tuvo que vivir
interiormen- te el proceso del nacer y el morir, en la quinta época debe pasar por la experiencia interna del
encuentro consciente con el mal. Porque para estas dos auténticas experiencias fundamentales para la
humanidad terrestre se han inser- tado en la evolución humana dos eventos centrales, que sirven para indicar
al hombre la relación correcta con la muerte, por un lado y, por el otro, con el mal. Uno de esos eventos es el
Misterio del Gólgota, que tuvo lugar históri- camente (es decir, en el plano físico) en la época en que el
problema del nacer y especialmente el del morir eran los más importantes para la humanidad. El segundo
evento es la aparición suprasensible del Cristo en cuerpo etéreo, desde el siglo XX en adelante, evento que
está asociado a una especie de renovación del Misterio del Gólgota, aun- que esta vez no sobre la Tierra, sino
en el mundo supra- sensible más próximo a ella. Rudolf Steiner nos lo explica así: "Hoy día, en que el Cristo
ha de manifestarse en cuer po etéreo, cuando una especie de Misterio del Golgota ha de experimentarse de
nuevo, el mal tiene un significado

158
aquél del nacer y morir que tuvo para la cuarta análogo a aquél del época postatlante... Así, por extraña
paradoja, la humani- dad está abocada a experimentar de nuevo el Misterio del Golgota en la quinta época, a
través de las fuerzas del mal. A través de la experiencia del mal, será posible que el Cristo aparezca de
nuevo, igual que apareció en la cuarta época postatlante a través de la experiencia de la muerte".

¿Cómo vamos a entender esas palabras que parecen tan enigmáticas: "La humanidad está abocada a una
expe- riencia renovada del Misterio del Gólgota... a través de las fuerzas del mal" y también que "a través de
la experiencia del mal será posible que el Cristo aparezca nuevamen- te..."? Podemos encontrar respuesta en
otra de las confe- rencias de Rudolf Steiner, una que dio cinco años y medio antes que la anterior. En ella nos
describe cómo, desde el siglo XVI en adelante, un número cada vez mayor de seres humanos penetraban en
el mundo espiritual por el portal de la muerte, llevando los impulsos puramente materia- listas que habían
asimilado en la Tierra, cuyo efecto en el mundo espiritual más próximo a la Tierra fue como un
obscurecimiento cada vez más intensificado del Sol. Este proceso alcanzó su culminación en la segunda
mitad del siglo XIX, época que Rudolf Steiner caracteriza frecuente- mente como el punto más alto en la
evolución del mate- rialismo en toda la evolución histórica de la humanidad. Así, en el último tercio del siglo
XIX, una región de oscu- ridad espiritual en forma de aro se formó en el mundo espiritual más próximo a la
Tierra, circundándola, y tuvo como resultado un verdadero peligro de que la edad oscu- ra del Kali Yuga, que
tenía que terminar en 1899, fuera alargada y extendida artificialmente en la época de la luz. En otras palabras,
el poderoso flujo de impulsos espiritua- les nuevos que tenía que recibir la humanidad desde el siglo XX en
adelante, podría haber sido retenido por este
159

anillo de oscuridad espiritual que rodeaba la Tierra. El resultado habría sido que la nueva junto con las nuevas
facultades clarividentes que están asociadas a esa consciencia, podrían no haber sido c de desarrollarse
dentro de la humanidad en el momento capaces necesario. Para prevenir este hecho, tuvo lugar un

en el mundo espiritual más próximo a la Tierra, e mo tercio del siglo XIX, que Rudolf Steiner denomina como
"la repetición suprasensible del Misterio del Golgota" que rescató a la humanidad de este peligro: "Las
semillas del materialismo terrestre, que desde el siglo XVI han ido naciendo en el mundo espiritual en
creciente medida, en las almas que atravesaban el portal de la muer- te y que iban incrementando dicha
oscuridad en su des- pertar, formaron la "esfera negra del materialismo". Esta esfera negra fue recibida por
Cristo en Su Ser, (en el senti- do del principio Maniqueo) para que Él pudiera transfor- marlo... Este sacrificio
del Cristo en el siglo XIX es compa- rable con el sacrificio en el plano físico del Misterio del Gólgota y que
podemos describir como la segunda Crucifixión de Cristo en el plano etéreo... Cristo ha sido ahora crucificado
una vez en el plano físico, en el comien- zo de nuestra era y una segunda vez, espiritualmente, en el siglo
XIX, como describimos anteriormente. Podríamos decir que la humanidad experimentó la resurrección de Su
cuerpo en esa época pasada y experimentará la resurrec ción de Su consciencia, desde el siglo XX en
adelante". Así, la consciencia Crística puede unirse a la consciencia terre- na del hombre desde el siglo XX en
adelante: "Desde el siglo XX en adelante, la vida Crística será sentida cada vez más como una experiencia
personal en el alma del hom- bre". (136) poderoso evento en el últi-

Como resultado de este hecho Crístico, que tiene su ori-

160

gen en el mal forjado por el hombre y en la introducción de sus efectos en los mundos espirituales, se abre un
cami- no para la humanidad, a partir del siglo XX, hacia una nueva y completa experiencia de Su Ser como la
única base sólida para la evolución terrestre en el futuro.

La principal misión de nuestra época consiste en que las fuerzas del mal han de penetrar en el mundo interior
del hombre. Pero no deben introducirse para forzar o seducir a los seres humanos hacia actos de maldad,
sino para que el hombre sea capaz de desarrollar en su interior una ver- dadera vida espiritual: "El hombre
debe asimilar esas fuerzas del mal que ejercen su autoridad en el universo. Haciéndolo, introduce en su ser
las semillas que le permi- tirán experimentar la vida del espíritu a través del alma consciente". (137)

Sin embargo, la pregunta de si dicha necesaria experien- cia del principio del mal dentro del hombre (138)
(desde un punto de vista superior) contribuirá al avance o la des- trucción de la humanidad, dependerá de los
esfuerzos humanos de desarrollar dentro de sí mismos la nueva "consciencia Crística", a través de la cual
podrán encon- trar el camino hacia la experiencia clarividente del Cristo Etéreo. Los medios para este
desarrollo se ofrecen en la ciencia espiritual moderna (el único lenguaje espiritual que posibilitará a la
humanidad de hoy dirigirse cons- cientemente hacia el Cristo Etéreo). (139)

Así, en la repetición del Misterio del Golgota, que es la fuente suprasensible de la aparición del Cristo a los
seres humanos en la esfera etérea para todas las épocas futuras (sólo si quieren luchar por ello a través de la
ciencia espi- ritual moderna) no se dan únicamente los medios para una orientación espiritual moderna, sino
también un auténtico poder espiritual con cuya ayuda la necesaria recepción del mal en uno mismo se
traducirá en un proce-

161

so de alcanzar una capacidad completamente nueva para percibir al "Espíritu que procede del universo", para
que, a través de este Espíritu, que permeará toda la cultura moderna, pueda ser ésta espiritualizada: "Si el
hombre no recibe en su interior estas inclinaciones hacia el mal... será capaz de desarrollar el impulso, desde
su alma cons- no ciente, para alcanzar al Espíritu que debe fructificar en lo sucesivo en toda la vida cultural, si
es que no sucumbe, es decir, el "Espíritu que procede del universo". (140)

Este "Espíritu que procede del universo" es el que sos- tiene y mantiene que esta nueva revelación ahora, con
el final del Kali Yuga, debe fluir en toda la humanidad (posi- bilidad que el Cristo hizo brotar a través de Su
transfor- mación de "la negra esfera del materialismo" alrededor de la Tierra).

En las anteriores palabras de Rudolf Steiner acerca de la repetición del Misterio del Gólgota, hay un
significado especial en la indicación que dio sobre "en el sentido del principio Maniqueo". Aquí tenemos un
arquetipo superior de la misión fundamental del Maniqueísmo entre la humani- dad (no un repudio, o un
escapar del mal, sino, por con- traste, un total "recibir" al mal "dentro de uno mismo" y entonces, su
"transformación" en bien por las fuerzas que brotan de la nueva experiencia clarividente del Cristo). Aquí
tocamos un profundo secreto oculto en el que se unen los dos procesos tratados por nosotros, la
transformación de las leyes del karma a través del perdón verdadero y la transformación del mal objetivo en
bien a través de la repe- tición del Misterio del Golgota en el mundo etéreo. Según Rudolf Steiner, a los
instintos y deseos que los Seres Luciféricos han creado en el ser del hombre, las fuerzas superiores han
contrapuesto los sufrimientos y las enfer- medades; y al mal frío e intelectual de Ahrimán se le ha puesto
límites a través de las férreas leyes del karma.(140-A)

162

Esto significa que el hombre, trabajando desde las fuer- zas del perdón en la transformación del karma, repite
a nivel microcósmico lo mismo que Cristo realiza en los mundos suprasensibles cuando Él realizó en ellos el
Misterio etéreo del Golgota y a través de eso alcanzó la posibilidad de actuar en el proceso del karma terrenal
de la humanidad, de otra manera diferente a la de antes, esta- bleciendo así una relación de la que Rudolf
Steiner dice que "el Cristo se ha hecho el Señor del Karma".

En el capítulo V ya hemos hablado ampliamente acerca de la relación existente entre el proceso del perdón y
la nueva capacidad de contemplar al Cristo en la esfera eté- rea. Ahora debemos considerar esta relación
desde un punto de vista algo diferente, es decir, desde el punto de vista del problema del mal y su
transformación en bien de los Misterios Maniqueos. Según R. Steiner, estos misterios no pueden revelarse del
todo a la humanidad en nuestra época actual. Ahora es posible decir sólo un poco acerca de estos misterios
en el presente trabajo. Para el objetivo de nuestro tema, tenemos que referirnos a un proceso en particular al
que podríamos llamar "respiración moral".

Para que podamos comprender mejor su naturaleza, consideremos por un momento el proceso común de la
respiración en el ser humano. ¿Qué sucede cuando respi- ramos? En primer lugar, por medio de la
respiración introducimos en nuestro organismo, del mundo que nos rodea, oxígeno saturado de fuerzas de
vida y después exhalamos hacia ese mundo dióxido de carbono, poseedor de las fuerzas de la muerte que
mata todo lo viviente. Así, podríamos decir que el hombre está constituido de tal manera que continuamente
inhala vida y exhala muerte.

163
El proceso contrario tiene lugar en las plantas. Esta es la razón por la que el contraste entre la planta y el
hombre juega un papel tan importante en la meditación funda-

Sin embargo en el futuro, que comienza ya en nuestra época, el hombre (como resultado de su propio
progreso en el camino del desarrollo interior al que ha tenido acce- so por la ciencia de la Iniciación) podrá
gradualmente adquirir la facultad de inhalar dióxido de carbono en plena consciencia y exhalar oxígeno. En
muy pequeña medida, casi imperceptible, sucede esto en un trabajo de intensa meditación. Pero en la sexta
época cultural, este proceso de espiritualización de la respiración se intensifi- cará en grado tal que será
posible en cierta medida hablar acerca de los primeros niveles de superación de las fuer- zas de muerte en la
evolución humana. (142)

Del mismo modo, en el futuro el hombre será capaz de desarrollar dentro de sí mismo una facultad diferente,
más interna, que llamaremos la "respiración moral". Será capaz de "inhalar" el mal y de "exhalar" el bien, del
mismo modo que ahora aprende en la meditación a convertir el dióxido de carbono en oxigeno. Este proceso
de transformación interior del mal en bien a través de la "respiración moral" (cuyo arquetipo es la "repetición
del Misterio del Gólgota") se desarrollará entre la humanidad en el trans- curso de la sexta época postatlante;
mientras que en la sép- tima, en la cumbre de la "Guerra de todos contra todos", comenzará la superación
gradual del mal, que será en su sentido más amplio la tarea del próximo gran período¹ (el sexto) de la
evolución terrestre, que dará testimonio del

1 o que aquí nos referimos no es a las épocas culturales, sino a los grandes períodos, A lo cada uno de los
cuales abarca siete pequeños períodos, correspondientes a las sucesivas culturas. A los grandes períodos
pertenecen el Polar, el Hiperbóreo, el Lemúrico, el Atlante, el actual Post-atlante y, siguiéndole, el sexto.

164

más alto florecimiento y de la más amplia difusión en la Tierra de los Misterios Maniqueos.

Así, en la conferencia del 11 de Noviembre de 1904, sobre el tema del Maniqueísmo, Rudolf Steiner habla de
cómo esta corriente esotérica fundada por Manes, o Mani, en el siglo III de la era Cristiana era "una corriente
espiri- tual aún más importante que la Rosacruz". Y continúa así: "La intención de Mani es crear una corriente
espiritual que vaya más allá de la corriente Rosacruz, que conduzca mucho más lejos que la Rosacruz. Esta
corriente de Mani fluirá sobre la Sexta Raza Raíz que se ha ido preparando desde la fundación de la
Cristiandad".(143) En la misma conferencia, Rudolf Steiner formula la tarea esencial de esta corriente como
sigue: "La Sexta Raza Raíz tendrá la misión de hacer retroceder al mal tanto como pueda, den- tro de la
corriente continua de evolución a través de la mansedumbre. Entonces habrá nacido una corriente espi- ritual
que no se opone al mal, incluso cuando aparezca en el mundo en sus más demoníacas formas" y que tendrá
la consciencia de que... "el mal ha de ser incluido de nuevo en la evolución y será superado no en la lucha,
sino sola- mente a través de la mansedumbre. Esta es la tarea de la corriente Maniquea, prepararse para ello
haciendo vigo- rosos esfuerzos".

Desde luego, cuando los Misterios Maniqueos se vayan manifestando hasta su totalidad, entre la humanidad
de la séptima época y en adelante, este proceso de "respiración moral" tendrá un carácter mágico. Rudolf
Steiner se refiere a ello cuando habla de cómo los representantes de la "raza de buena voluntad" (para el
propósito de volver hacia el bien a aquellos que han sucumbido a las fuerzas del mal y que por tanto forman
la "raza del mal") comprendan cómo establecer y conjuntar las fuerzas ocultas en movi- miento". (144)

165

Sin embargo, es posible prepararse uno mismo para estas futuras tareas de "humanidad buena" ya en
nuestro tiempo. Y el camino para ello es el de tolerancia y perdón. Especialmente en este último es donde
tenemos las verda- deras semillas para ese proceso de "respiración moral" del que hemos hablado. Porque
en cada caso en que hemos estado sometidos al mal, lo recibimos, podríamos decir, lo "inhalamos"
espiritualmente de tal modo que sus conse- cuencias continúan trabajando o actuando dentro de nues- tra
alma; mientras que en un acto de auténtico perdón, (a través de superarnos a nosotros mismos) primero
trans- formamos esas consecuencias en bien y después enviamos ese bien al mundo, "exhalando"
espiritualmente, para poder devolver al mundo tanto bien y amor como fue substraído como resultado de la
mala acción.

En esta conferencia sobre el "Maniqueísmo", Rudolf Steiner señala especialmente esta cualidad del alma, que
en alemán se refiere a "milde" (dulzura, mansedumbre) (145) como a la herramienta moral más efectiva para
capacitar a los seguidores de Manes para ganar la batalla contra el mal en la evolución terrestre. Esta palabra
no solo está relacio- nada por su significado, sino también por sus raíces etimo- lógicas, con la palabra
"perdón" ("Verzeihen"). Incluso en la vida ordinaria presuponemos con bastante facilidad que una persona
cuyo carácter podemos denominar con la palabra "suave" está más próxima a tener una considera- ble
capacidad para el perdón. (Más aún, la mansedumbre, en el verdadero sentido Maniqueo es a todas luces un
signo de debilidad del alma, pero también una fuerza de la más grande especie, completamente capaz de
transformar el cuerpo etéreo del hombre, como fue el caso, por ejemplo, de Bill Cody). Etimológicamente, la
palabra alemana "milde", suave, se deriva de la antigua "milt" del alto ale- mán, que significa "bueno",
"gracioso" y que en su origen

166

se remonta al Indio Antiguo "mardhati", que significa "olvida, deja plantado". En otras palabras, tenemos aquí
una evolución surgida del genio del idioma mismo, desde el "olvidar" hasta la "bondad" y la "gracia"; y es este
"genero- so olvido" el que llega hasta el alma humana en el proceso del "perdón" ("Verzeihen"), palabra que
se deriva de "ver- zichten", que está a su vez asociada con la noción de renun- ciación voluntaria y, en un
sentido más profundo, con el olvido voluntario.

Por otra parte, la palabra "suave, manso", "milde", está relacionada con la virtud que Parsifal tenía que
desarrollar en el camino hacia su Iniciación.(146) Wolfram von Eschenbach, para referirse a esto usa la
palabra "saelde", una palabra que está relacionada con el Gótico "selei", que significa "bondad,
mansedumbre" y también con el anglo- sajón "saelig" afortunado, bueno, bendito ("altamente favorecido",
"bienaventuradamente feliz"). misonda

Desarrollar en nuestro interior "saelde" significa, ade- más, crear en nuestra alma las condiciones con las que
se puede facilitar al Espíritu cósmico a descender hasta nues- tro yo, como el Yo-Espíritu, es decir, el Espíritu
con el que Cristo dota proféticamente a sus Apóstoles, cuando Él les envía hacia el mundo para perdonar a
los hombres en Su nombre y remitir sus pecados. (147) Rudolf Steiner define la palabra "saelde" en el mismo
sentido que la "vida... que derrama el conocimiento espiritual sobre el alma cons- ciente" y "que, sólo a través
de eso... el desarrollo del alma humana puede realizar una auténtica y provechosa tran- sición de la quinta
época a la sexta". (148)

Por ello, en las palabras "milde" y "saelde", en su rela- ción con el, principio del perdón, podemos discernir el
sentido y la dirección del desarrollo que, en el futuro, per- mitirá la fundamentación de los verdaderos
Misterios Maniqueos entre la humanidad.

167

En el capítulo V describimos un camino que es una metamorfosis especial del Camino Rosacruz de las siete
envolturas. Sus principales etapas eran: tolerancia, per- dón, tomar sobre uno mismo el karma de una
persona o de toda una sociedad, participación en soportar el karma de la humanidad, y, finalmente, la
redención progresiva de los seres opositores. Ahora, después de todo lo que se ha dicho en el presente
capítulo, este camino puede, en justicia, llamarse el camino Maniqueo, aunque no estamos obligados a
identificarlo directamente con los Misterios Maniqueos del futuro lejano, que tendrán un carácter mágico. Aún
así, a pesar de todo, este camino les conduce y prepara su futura revelación ya en nuestra época; esto no es
sólo una manifestación en el ámbito interior del conocimiento, sino que también aparece en el ámbito del
sentimiento, en el ámbito de la voluntad y en el ámbito de la intuición.
En el capítulo V se dijo que el camino que hemos deno- minado como Maniqueo es "el camino hacia el Cristo
a través del pensar". De modo parecido, el camino moder- no Rosacruz puede denominarse como "el camino
hacia el Cristo a través de la voluntad". Sus inicios y sus cimientos (en palabras de Rudolf Steiner) son lo que
constituye el nuevo idealismo que el hombre desarrolla dentro de sí mismo, conscientemente, (149) sin lo cual
es materialmente imposible atravesar la primera etapa del camino Rosacruz, la etapa del estudio de la ciencia
espiritual, que tiene su origen en una investigación directa del mundo

suprasensible.bog nong bab Ambos caminos, el Rosacruz y el Maniqueo, están muy unidos entre sí en su
naturaleza interior. Se pueden com parar con dos serpientes que ascienden por el báculo de

168

Mercurio (los Caduceos). En efecto, todos los elementos principales que contiene uno de los caminos se
pueden encontrar en el otro y viceversa. Su diferencia consiste, sobre todo, en un cierto énfasis interno y en
sus diferentes puntos de partida.

El camino Rosacruz está desde su comienzo comprome- tido en introducir el impulso de la voluntad en la
esfera del conocimiento: el estudio y los niveles Imaginativo, Inspirativo e Intuitivo y tres niveles posteriores de
conoci- miento.

Por otro lado, el camino Maniqueo empieza con la tole- rancia, esto es, con aportar el pensar (entender,
compren- der) dentro del reino de la voluntad (para la conciencia ordi- naria inicialmente oscuro); y este dar
lugar a la consciencia dentro de los impulsos de la voluntad, posibilita un inme- diato comienzo que ha de
realizarse con "la creación de la forma social externa", "la forma de vida externa" (150) en la que todas estas
nuevas y cada vez más elevadas revela- ciones de Cristo, de las que hemos hablado en el presente trabajo,
habrán de ser percibidas en el futuro. En relación con esto, Rudolf Steiner dice: "Esto es por lo que el
Maniqueísmo está luchando. No es tanto el cultivar la vida interior (en el sentido del conocimiento) porque la
vida podrá fluir afuera por otros canales, sino sobre todo cultivando la forma externa de la vida". Y aquellas
fuerzas del alma sobre las que se ha de asentar esta "forma de vida" (como entidad social) es sobre las que
han de esta- blecerse las dón que hemos denominado como tolerancia, per-

y empeño de tomar sobre sí el karma de los demás. La conexión interna y al mismo tiempo la diferencia entre
los puntos de partida de los dos caminos espiritua- les, se puede discernir con especial claridad en el ejemplo
de la "respiración moral" descrita anteriormente. Como fue explicado, el proceso de transformación del mal en

169

bien a través de la "respiración moral" tiene su arquetipo en el "segundo Misterio del Golgota en cuyo
transcurso Cristo inspiró" en Su Ser, en el mundo espiritual colin- dante con la Tierra, toda la oscuridad de los
pensamientos materialistas de las almas afines al materialismo del siglo diecinueve que traspasaban la puerta
de la muerte, y "expiró" luz espiritual, la que despierta una nueva con- ciencia Crística, posibilitando el pensar
espiritual y que conducirá en el futuro al hombre hacia una experiencia consciente del Cristo etéreo. (150-A)

Algo similar, aunque sólo al principio y en muy peque- ño sentido, sucede cuando se trabaja con la
Antroposofía. Porque el hombre de hoy día que nace y vive dentro de la civilización materialista moderna,
está constantemente obligado, lo quiera o no, a "inspirar" en su alma los pen- samientos materialistas, ideas,
sentimientos e impulsos de la voluntad producidos por esta civilización. Y si no cam- bia, el contenido
materialista de la civilización moderna actúa como una substancia venenosa que constantemente mina o
socava su alma. abiding seab madol ald

Ahora a través de la Antroposofía, es posible oponerse a este proceso de destrucción por medio de una
actitud inte- rior del alma, buscando por todas partes al espíritu en lo material. Al principio esto tiene lugar en
el plano del pen- samiento, para aquellos que asimilan la investigación antroposófica. Entonces tiene como
resultado que los hombres que anteriormente habían "inhalado" continua- mente los conceptos materialistas
de la civilización moderna, aprenden siempre en mayor medida a "exha- lar" los pensamientos de la moderna
ciencia espiritual en esta civilización, y a profundizar y extender este proceso hasta la esfera del sentir y
finalmente hasta el actuar con- creto, lo que da como resultado la renovación de práctica- mente todos los
ámbitos de la vida, y la actividad huma-

170

na (arte, ciencia (goetheanismo) educación, agricultura, medicina, banca, orden social, etc.) se manifestará
desde el impulso del espíritu. Porque cuando el hombre se esfuer- za continuamente (a través de la
Antroposofía) en pensar espiritualmente en todas las áreas de la moderna civiliza- ción materialista y después
en hacer realidad sus impul- sos transformadores, está ya actuando dentro de la corriente de las fuerzas
suprasensibles que provienen del Misterio etéreo del Golgota. No por nada caracterizó Rudolf Steiner la
Antroposofía como el "lenguaje" espiri- tual en el que la humanidad actual puede dirigirse direc- tamente al
Cristo Etéreo, (150-B)

Un ejemplo especialmente importante del proceso de "respiración" en el ámbito del conocimiento, se puede
encontrar en la vida de Rudolf Steiner cuando acogió den- tro de sí mismo la tan materialista "antropología"
de Ernest Haeckel y después de transformarla interiormente por medio de la actual Iniciación
Crística-Rosacruz, la elevó al mundo espiritual de los Dioses, a Micael, y la vol- vió a recibir como el profundo
contenido de su libro "La Ciencia Oculta". Él mismo describe este proceso de la manera siguiente: "Si hoy...
estudian ustedes las ideas de Haeckel, con todo su materialismo, y al mismo tiempo se dejan permear con los
métodos de conocimiento que se presentan en "¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos
superiores?" aprenderán que a través de la moderna ciencia natural se pueden aprender y después ofrecerlas
a los Dioses (y llegarán a lo que está descrito en mi libro "La Ciencia Oculta". (150-C)

Según leemos estas palabras, hay que tener claro que este proceso (en su forma moderna) sería
absolutamente imposible sin el segundo Misterio del Golgota. En este sentido, Rudolf Steiner, actuando en
plena consciencia, lo hizo desde estas fuerzas. En las escuelas espirituales de los

171

Rosacruces, ya se hacían tales intentos en tiempos recien tes, aunque como Rudolf Steiner relata en la citada
confe- rencia, incluso un iniciado tan alto como Christian Rosenkreutz solo fue capaz de conseguir esto en un
esta- do de conciencia (clarividente) rebajado antes del segundo Misterio del Gólgota. (150-D) ns abugaob v
steinho

Aquí se cruza el camino Rosacruz con el Maniqueo. La diferencia se deriva solamente de que el último, como
hemos visto, no tiene su punto de partida en el elemento cognoscitivo, sino en el elemento volitivo, que ante
todo está dirigido hacia la transformación del mal en bien en la esfera moral, y esto quiere decir que también
este camino (en su forma actual) tiene su origen en la repetición del Misterio del Gólgota.no lob otidmi is
"nomiq

Siguiendo este camino en plena consciencia, sólo será posible de ahora en adelante, y para estar seguros, a
través de las cualidades de mansedumbre, tolerancia y capacidad del perdón que eran las semillas para la
verdadera Iniciación Maniquea que eran, en su origen, comunes a todas las corrientes espirituales que, en
uno u otro nivel, estaban bajo su influencia, como, por ejemplo, las corrien- tes de los Albigenses, los
Valdenses, los Cátaros, Búlgaros y otros. Su principal aspiración no era primordialmente la búsqueda de
conocimiento, sino establecer comunidades donde los preceptos primordiales del Evangelio pudieran
realizarse y por encima de todo aquellos que, en su opi- nión, estuvieran más permeados del verdadero
espíritu Maniqueo, entre los que deberíamos señalar los preceptos del Evangelio acerca de la "no resistencia
al mal (violen- cia)", "devolviendo bien por mal", "amando a los propios enemigos" y, finalmente, las palabras
de Cristo acerca del "perdón". (151) Fueron perseguidos con toda crueldad por la Iglesia Católica Romana
oficial, impulso que podemos identificar con el conflicto entre el Padre de la Iglesia,
172

Agustín y el obispo Maniqueo, Fausto. Rudolf Steiner habla de ello como sigue: Dos polaridades opuestas se
con- frontan, la una con la otra, Fausto y Agustín: Agustín, que basó su trabajo en la Iglesia, en la forma
propia de su tiem- po y Fausto, que lucha para preparar en el hombre el sen- tido y lo que significaba para la
forma del futuro. Este fue el contraste que se desarrolló en el siglo III y IV después de Cristo. Todavía está
presente y encuentra su expresión en la lucha de la Iglesia Católica contra los Caballeros Templarios, los
Rosacruces, Albigenses, Cátaros, etc." (152) La Iglesia Católica Romana, al someter a estas corrientes a una
cruel persecución, que en la mayoría de los casos ter- minó con su aniquilación en el aspecto físico, manifestó
con especial intensidad características diametralmente opuestas no sólo a las sectas que fueron nombradas
ante- riormente, sino también al verdadero espíritu de la Cristiandad. Bastará aquí con poner un ejemplo muy
cono- cido.

Después de que el Papa Inocencio III, en 1209, se decla- rara a favor de una "cruzada" contra la "herejía
Albigense", un ejército católico, (acompañado por el lega- do del Papa, Abbot Arnaud, Amalric), llegó en aquél
mismo año a la ciudad de Béziers que queda en el sur de Francia con el objetivo de limpiarla de los "herejes"
que se escondían allí. Antes de la toma de la ciudad, (únicamen- te una parte de cuyos habitantes eran
Albigenses, último reducto perteneciente al catolicismo ortodoxo que perma- neció fiel) preguntó al Legado
Papal que cómo se podían distinguir los católicos de los "herejes". Éste respondió: "Tuez les tous, Dieux
reconaîtra les siens" (Matadles a todos, Dios reconocerá a los suyos). Después de esto se libró una terrible
batalla que dio como resultado que prác- ticamente todos los habitantes de la ciudad fueron elimi- nados y la
misma ciudad destruida y quemada, hasta sus

173

cimientos. Sólo en la iglesia de Santa Magdalena (donde muchos de los habitantes de la ciudad se habían
refugia- do) fueron asesinados aquel día cerca de siete mil perso- nas, incluyendo un gran número de niños,
mujeres y ancianos. (153) SIG Sin embargo, ni siquiera la aniquilación de los Cátaros y

los Albigenses en el siglo XIII y de los Templarios en el siglo XIV, fue capaz de ahogar el impulso espiritual
Maniqueo que permanecía detrás de ellos: "Han sido eli- minados del plano físico, pero su espíritu continúa
acti- vo" (154) Ahora este espíritu interior, sin embargo, empieza a actuar esotéricamente. Porque el fruto del
concilio supe- rior de los guías de los Iniciados Cristianos del Oeste, con- vocado por Manes en el siglo IV, fue
la fundación, poco después del 1250, completamente oculta para el mundo exterior, de la corriente Rosacruz,
que absorbió mucha de la sabiduría Maniquea y también de la sabiduría de los Misterios del Grial (cuyo
origen se remonta a los siglos VIII y IX). (155) La relación espiritual y la sucesión interna de estas corrientes,
las más importantes de la Cristiandad esotérica, se convirtió en una realidad externa a través del hecho de
que la individualidad superior de Manes no sólo participó personalmente en la evolución posterior de los
Misterios del Grial en el siglo IX, sino que en los siglos siguientes fue uno de los Maestros conductores de los
Misterios Rosacruces. (156) slider any

Por todo ello, podemos ver con claridad que una gran parte de la sabiduría oculta Maniquea ha sido también
heredada por la ciencia espiritual o Antroposofía, que representa la forma moderna del esoterismo Cristiano,
ya que originariamente surgió de los Misterios del Grial (de los que la corriente Rosacruz se convirtió en su
continua- ción al comenzar la época moderna). eol eobot sim

Aún así, Rudolf Steiner habla notablemente poco en sus

174

numerosas conferencias acerca de los Misterios mani- queos, o acerca del Camino de Iniciación que conduce
hasta ellos. Y es por esta misma razón que habla tan poco acerca del perdón (por lo que incluso los primeros
niveles de este camino espiritual son tan dificiles para el hombre moderno). Él nos señala esto en la
conferencia octava del ciclo sobre el "Apocalipsis": "Aunque en estos días los principios de Manes han tenido
que retroceder mucho en su educación a causa de que para el trabajo espiritual son poco comprensibles,
estos magníficos y elevados princi- pios Maniqueos ganarán más y más discípulos a medida que nos
vayamos acercando a una comprensión de la vida espiritual". (157)

Estas palabras del fundador de la Antroposofía nos ayu- dan a apreciar la amplitud con que el camino
Maniqueo (a toda costa en sus pasos iniciales) llegará a ser, al final de nuestro siglo, una necesidad vital para
la Sociedad Antroposófica, sobre todo porque su misión principal no será la de "un acercamiento a la
comprensión de la vida espiritual sino la de cultivar esa vida en la civilización moderna. Así, en este camino,
existe la necesidad de desa- rrollar cualidades internas bastante concretas, un esfuerzo que le será requerido
especialmente a la Sociedad Antroposófica, a medida que la humanidad lleve a cabo la transición hacia el
tercer milenio de la era Cristiana (con tal que la Sociedad Antroposófica misma intente verdade- ramente
llevar a cabo las elevadas misiones espirituales que le han sido encomendadas por su fundador).

En nuestro tiempo (y esta tendencia crecerá cada vez más fuerte en el futuro inmediato) los impulsos del mal
se han hecho tan poderosos a lo largo de la evolución terres- tre que las fuerzas interiores más allá de lo que
común- mente llamamos bien, o moral, tendrán que hallarse, que ser encontradas, si la humanidad va a ser
capaz de poder

175

especialmente necesario (y urgente) en relación con esto, es el dominio de este pro- vencer esos ceso
espiritual que ha sido definido como "respiración moral", cuyo principio es el perdón.

La trascendencia inmediata en el tema del perdón para nuestra época se deriva primordialmente de su
conexión (como ya hemos dicho y descrito) con la nueva aparición del Cristo en la esfera etérea. Por ello,
podemos decir hasta un cierto punto: Si hasta ahora han sido tan pocos los honrados con una experiencia
clarividente real del Cristo Etéreo esto no está, de ningún modo, desconectado del hecho de que las fuerzas
del perdón (y con ello el impulso maniqueo que subyace en ellas), no han sido, hasta ahora, desarrolladas
con fuerza suficiente por la humanidad. Y por otro lado, si tenemos, en el perdón, una importante condición
superior para contemplar al Cristo Etéreo Quien, desde nuestro tiempo en adelante (y duran- te el transcurso
del tercer milenio) está convirtiéndose gra- dualmente en el Señor del Karma, (158) sucede que los
Antropósofos (a quienes se han dado las llaves del cono- cimiento superior y, con ello, la posibilidad del
trabajo consciente en lo que al Karma se refiere) deben hacer espe- ciales esfuerzos para desarrollar esas
tres cualidades, la tolerancia, el perdón y el asumir el karma de otra persona. Porque sólo a través de la
presencia de estas tres auténti- cas facultades Maniqueas y la "substancia moral" que está basada en ellas, la
Sociedad Antroposófica podrá adquirir el derecho interno de conducir a la humanidad como un todo, hacia la
resolución de los problemas más importan- tes de la época moderna: El problema del Yo, el problema social y
el problema del mal.

176
SEGUNDA PARTE

El impulso maniqueo en la vida de Rudolf Steiner

Incluso una precipitada familiaridad con la descripción de Rudolf Steiner sobre su juventud, en su
autobiografía, "El curso de mi vida", le hace a uno darse cuenta de la abundancia y variedad de
conocimientos propios que tenía y de los numerosos amigos con que contaba. En aquella época, Rudolf
Steiner aparece en los más diversos círculos, cuyos participantes, con frecuencia no tienen nada en común
entre sí.

Tomemos, por ejemplo, su vida en Viena, a finales de los ochenta. En aquella época se relaciona y ofrece su
amistad al alumno de Goethe, Karl Julius Schröer, visita la casa de la gran poetisa Marie Eugenie della
Grazie, a la que ro- dean profesores de la facultad de Teología Católica, con la que se reúnen con regularidad.
Más tarde, también en Viena, empieza a ser conocido, junto a un pequeño grupo interesado en Teosofía,
agrupado alrededor de María Lang y, a través de ella, con Rosa Mayreder, a quien le rodea una atmósfera de
libre pensamiento y celosa bús- queda del verdadero puesto e importancia de la mujer en la sociedad... Y al
mismo tiempo mantiene corresponden- cia, y más tarde conocimiento personal, con el filósofo del
inconsciente, Edouard von Hartmann. b blata

El círculo de conocidos de Rudolf Steiner se va amplian-

177

do incluso mucho después de trasladarse a Weimar. Entonces aparecen su relaciones con el crítico cientifico
Ernst Haeckel, el filósofo Nietzsche, el crítico literario Hermann Grimm y el declarado anarquista Henry
Mackay, que llegó a tener un especial significado para él. ¡Qué sor- prendentes personalidades, a pesar de
ser completamente incompatibles en sus convicciones internas!. Finalmente, el círculo de conocidos de
Rudolf Steiner alcanza la culmina- ción de su apertura en Berlín, donde, en 1897, figura como editor de dos
revistas y como miembro de dos sociedades: la "Literario Liberal" y la "Dramático Liberal". Ahora el cir- culo
de amistades incluye prácticamente todo el espectro de la vida cultural de Alemania de aquél momento, exter
diéndose incluso al individualismo extremo de Max Stirner y a contactos directos con la clase trabajadora de
Berlin (desde 1899 hasta 1904, Rudolf Steiner trabaja como profe sor enseñando varias asignaturas en la
Liebknecht Workers Training School, Escuela de Educación para Trabajadores).

Pero ¿cuál era la actitud interior de Rudolf Steiner, que consiguió sentirse "como en casa" (159) entre
personas tan diferentes, de tan diversas formas de pensar, de tan dis- tintas corrientes espirituales que a
menudo eran totalmen te incompatibles? El mismo nos responde a esta pregunta de la siguiente manera:
"Pero yo nunca me sentí inclinado a privar de mi admiración e interés a lo que se me presen- taba como
grande, incluso si con respecto a su contenido, estaba en directa oposición conmigo. Sí, me diría a mi mismo:
semejante antítesis debe ser armonizada de un modo u otro. Y esto me permitió desarrollar una com prensión
sobre lo que era contrario a mi propio camino como si estuviera totalmente en consonancia con mi acti- tud
interna". Esta facultad de sumergirse con comprensión interior en
las concepciones del mundo que eran extrañas que eran extrañas para sí

178

mismo, desde el Catolicismo hasta el Marxismo, desde el Goetheanismo al Anarquismo, no era solamente
natural en Rudolf Steiner en su juventud, sino que fue consciente y consistentemente alimentada por él a
medida que pro- gresaba en su desarrollo interior, progreso que fue conse- cuencia de su inmersión espiritual,
siempre en aumento: "Porque sólo me sentía como en casa en el mundo espiri- tual que estaba
contemplando, y podía sentirme igual- mente "como en casa" en todos los demás mundos",

Fue a través de su particular sentido de "sentirse como en casa" en el mundo espiritual, como Rudolf Steiner
fue capaz de experimentar las concepciones del mundo que tenían otras personas, como reflejos de uno y el
mismo objeto, aunque llegó a esas conclusiones a través de dife- rentes aspectos y de diversos puntos de
vista. La naturale- za esencial del tema, él la experimentaba a través de la con- templación suprasensible y se
le revelaba la relativa pro- bidad de incluso las más ajenas ideas: "Pero uno que posee una directa percepción
del mundo, tal como el mundo espiritual debe ser, ve la justificación de los más variados "puntos de vista"
(160) Así, cuando pasó personalmente por esa experiencia, Rudolf Steiner se sintió plenamente justi- ficado
para hablar en sus conferencias antroposóficas acerca de los doce puntos de vista desde los que se puede
tomar en cuenta cada cosa, si ha de hacerse un juicio ver- daderamente comprensivo sobre algo.

Toda la relación de Rudolf Steiner, no sólo con las con- cepciones del mundo que se le presentaron, sino
también con las personas que eran sus portadoras, se basó en la siguiente actitud: "Mi don de observación
residía princi- palmente en aceptar, en mi percepción, en sentido total- ivibni il cdstestinem am se bleiv ani
sbel

1 Todos los entrecomillados que pertenecen a la autobiografía titulada "El curso de mi vida", son expresiones
de Rudolf Steiner.

179

mente objetivo y puro, el para qué estaban los demás, Estaba ansioso por evitar el enredarme en críticas de
lo que los demás hacían, o conceder simpatía o antipatia a la influencia de mis relaciones con ellos; quería
(dejar actuar sobre mí a la otra persona tal y como era)".(161) El tipo de relación que expresaban las palabras
del joven Rudolf Steiner, con prácticamente todas las personas que conocía, se puede caracterizar con
justicia como resultado directo de haber desarrollado la cualidad de la tolerancia en muy alto grado (tolerancia
no sólo en el sentido moral común, sino en el más concreto sentido oculto). Porque, según palabras de Rudolf
Steiner, "pronto vi que aquél modo de observar el mundo, conduce indefectiblemente al mundo espiritual". Por
ello llamó a este camino "el camino hacia Cristo a través del pensar". oovib aby oben

Sin embargo, puesto que Rudolf Steiner tuvo desde su niñez el don de la clarividencia y por ello vivía más
inten samente el mundo espiritual más cercano a la Tierra que el mundo físico que le rodeaba, (162), fue
necesario para él cultivar una más abarcante y mucho más difícil y superior cualidad del alma, la cualidad del
perdón. El empezar a ali- mentar conscientemente esta cualidad se remonta, aproxi- madamente, al período
entre los dieciocho y veintiún años (1879-1882) en que su capacidad de penetración clarivi- dente en el
mundo espiritual alcanzó el nivel que podría- mos describir como la primera experiencia consciente del Yo
superior, o la "individualidad espiritual" que va más allá de los límites del nacimiento y la muerte, tanto para
los demás como para sí mismo. (163) En su Rudolf Steiner nos habla de ello como sigue: "Pero yo con-
templaba el mundo espiritual como una realidad. En per- autobiografía fecta clara visión, se me manifestaba
la individualidad espiritual de cada persona. Su cuerpo físico y sus acciones en el mundo físico eran
solamente su expresión externa. A

180

ello se unía lo que le había sido legado como germen físi- co por sus padres. Seguí a un difunto en su camino
hasta el mundo espiritual. (164)

Cuando más tarde Rudolf Steiner trató de describir este proceso escribiendo a uno de sus profesores en la
escuela secundaria¹, aquél le contestó con absoluto silencio sobre este particular. Rudolf Steiner continúa: "Lo
mismo me sucedía siempre, en aquella época, con respecto al tema de mi percepción del mundo espiritual.
Nadie le prestaba atención". Y continuó igual en los años siguientes: "En aquella época, a mitad de los
dieciocho, no encontré a nadie con quien poder hablar de aquellas percepciones". Esta fue la fuente de donde
surgió aquella soledad interior que acompañó a Rudolf Steiner desde su más tierna infan- cia y que, (como él
decía) "pesó tanto" en su alma: "En todo lo que concernía a mis percepciones espirituales, me dejaron
completamente solo. Yo vivía en el mundo espiri- tual; no me siguió nadie de mi círculo de conocidos. Mi trato
social consistía en excursiones a los mundos de los otros".
*

Al sufrimiento de Rudolf Steiner por su aislamiento espiritual hay que añadir la siguiente circunstancia que,
sumergiéndose en los mundos suprasensibles cada vez más profundamente, en la esencial naturaleza del Yo
superior, tuvo que ver (cada vez que regresaba del mundo espiritual al físico) casi exclusivamente con
personas cuya consciencia sólo estaba activa en el plano del yo común de cada día y que no querían saber o
escuchar nada sobre la

1 N.del T. Rudolf Steiner asistió a la "Realschule" donde el énfasis se centraba en las ciencias y en las
lenguas modernas (en oposición a las humanidades como tal).

181

existencia y experiencias del Yo superior. En otras pala bras, con cada "regreso"bdel mundo espiritual y cada
penetración en el mundo terrestre, Rudolf Steiner tuvo que experimentar aquella polarización, aquél abismo
entre el Yo superior y el yo inferior del que, en cierta medida, hablamos ya en el capítulo IV. Y esa disonancia
torturadorapesa intolerable contradicción que surgía en cada ocasión de este tipo para Rudolf Steiner, le
condena- ba una y otra vez no sólo a la soledad más absoluta, sino también al más intenso sufrimiento
interior, comparable con un hostigamiento interior que le atacaba en cada con- tacto con la esfera del yo
inferior de aquellos que le rodea- ban (sólo consiguió superar esta contradicción a través de un continuo
perdón hacia la falta de entendimiento rodeaba por todas partes).

“Esta era la naturaleza de mi "soledad" en Weimar en aquella época, donde llevaba una amplia vida social.
Pero no achacaba a aquellas personas la culpa de que me con- denaran a tanta soledad". En estas palabras
de la autobio- grafía de Rudolf Steiner, esta última frase, es esencialmen- te, una señal del proceso de perdón
que continuamente tuvo que realizar desde su más temprana juventud, en adelante. Porque sin esta
capacidad para el perdón, la vida de un Iniciado en medio de sus coetáneos (la mayo- ría de ellos, con
tendencias materialistas) sería simple- mente imposible. (En el capítulo III, donde consideramos el ejemplo de
Christian Rosenkreutz y su relación con la humanidad, hemos examinado este problema en cierta medida).

Finalmente, podemos encontrar, en el período de la vida de Rudolf Steiner, antes de convertirse en maestro
espiritual

182
tual, una serie completa de actos que corresponden a la tercera etapa del camino que estamos considerando
(parti- cipar en el karma de otra persona, incluso tomándolo sobre sí mismo en algunas ocasiones, aunque en
pequeño grado).

Podemos citar aquí algunos ejemplos. Los dos primeros niveles están relacionados con nombres que ya
hemos mencionado en este capítulo: Nietzsche y Haeckel. Con ellos, Rudolf Steiner se acercaba a los dos
representantes más importantes de la moderna visión del mundo. Conoció a los dos personalmente, a
Nietzsche en su lecho de enfermo, y a Haeckel en su sesenta cumpleaños, y experimentó a los dos en su
esencia espiritual. Y si por un lado, el extremo materialismo de Haeckel y el anticristia- nismo militante de
Nietzsche eran profundamente ajenos a su propia visión del mundo, completamente enraizada en la
contemplación espiritual, por otro lado, la experien- cia directa de los principales impulsos de la época (como
actuaron a través de ellos aunque de forma muy polariza- da) le capacitó no sólo a percibir aquellos impulsos
exte- riormente, sino, en sentido oculto, a unirse con ellos inclu- so en sus fundamentos kármicos, para poder
entonces adquirir la posibilidad de transformarlos desde su inte- rior, de construir un puente (basado en
fundamentos sóli- dos) que condujera desde la ciencia natural hasta la cien- cia del espíritu.

De esta forma, en los dos casos de Nietzsche y Haeckel, Rudolf Steiner decidió conscientemente unirse con
su karma para poder adquirir la posibilidad de cambiar ambas direcciones hacia el espíritu.(165) Porque
solamente a través de compartir verdaderamente sus destinos y su visión del mundo, fue capaz de adquirir el
conocimiento genuino de la profundidad del abismo que confrontaba a la humanidad cuando la edad oscura
del Kali Yuga llegó a

183

término y también pudo darse cuenta de la necesidad de vencerla en el transcurso hacia una nueva era de
luz. Sus libros, Nietzsche, un luchador contra su

Haeckel y sus opositores (1900), fueron el fruto de su experien cia. En ambos trabajos, Rudolf Steiner nos
señala los aspec tos de la época orientados hacia el futuro, que vivían como potencial en sus concepciones
del mundo y que tenían o ser evitados a la humanidad para su futura evolución. Sin embargo, para el mismo
Rudolf Steiner, esta participación en su karma hizo que, por muchos años (especialmente a los ojos de sus
numerosos enemigos y de los malintencionados) apareciera como un Haeckeliano materialista para unos y
como un Nietzscheano nihilista para otros. A pesar de ello, Rudolf Steiner continuó soportando este karma
hasta el final de su vida, esto es, a través de su actividad como maestro ocultista empeñándose en iluminarlo
y espiritualizarlo a tra- vés de su ciencia espiritual. (166) que época (1895) y

Un ejemplo posterior, de lo más impresionante, es el entretejido particular (desde más allá de su lejano
pasado kármico) de los destinos de Rudolf Steiner y su maestro, Karl Julius Schröer. Como resultado de su
encuentro y de la amistad que surgió después, Rudolf Steiner supo con toda claridad que la misión de
reasimilar y presentar al público en general, a finales del siglo XIX, todos los traba jos científico-naturales de
Goethe, era la misión kármica primordial de Schröer. Más aún, la realización de esta misión que habría
requerido en este último la unión de la plenitud del platonismo espiritual, que mantuvo en el fondo de su alma,
con el intelectualismo del pensar cienti- fico moderno en su forma espiritualizada, caso de Goethe, habría
podido servir de base para toda la como fue el

edificación futura de la Antroposofía. (167) Sin embargo, esto no sucedió. A pesar de su amor y su interés 5
por Goethe, Schröer fue incapaz de acceder a com-

184

prender sus escritos científico-naturales. Entonces, Rudolf Steiner tomó la decisión de realizar esta misión en
lugar de Schröer, tomando sobre si parte de su karma y con ello, posponiendo conscientemente el
cumplimiento de su pro- pia misión durante varios años. "Decidí entonces vivir el destino de Schröer como si
fuera el mío propio y renunciar a mi propio camino del destino" (168). Así lo explicaba Rudolf Steiner a Walter
Johannes Stein en La Haya, en abril de 1922. De forma parecida en las relaciones de Rudolf Steiner con los
poetas Robert Hamerling y Ludwig Jakobowski y más tarde con su legado literario, es posible percibir los
elementos de una participación interior con el karma de éstos. El mismo impulso aparece de nuevo en la vida
privada de Rudolf Steiner, especialmente en su deci- sión de encargarse de la educación de los niños de la
fami- lia Specht en Viena y de la familia Eunike en Weimar.

En grado aún mayor fue llamado Rudolf Steiner a desa- rrollar estas tres cualidades, después de su unión a la
Sociedad Teosófica, hecho que fue el resultado de una sugerencia por parte del último de los dirigentes de la
sec- ción Alemana. Será suficiente llamar la atención sobre el contraste entre Rudolf Steiner, el autor de La
filosofía de la Libertad con su frescor de aire de montaña y la claridad que le impregnaba, con una libre y pura
espiritualidad y per- meado con la más alta actividad espiritual, y la mística y pasiva atmósfera de ensoñación
que prevalecía en la Sociedad Teosófica en aquella época. Friedrich Rittelmeyer se percató enseguida de
este pesado y a veces repulsivo estado de ánimo que más tarde describió en sus reminis- cencias acerca de
Steiner: "Cuando entré en la habitación, me sorprendió la atmósfera que allí reinaba. El auditorio,

185
en su mayor parte, daba la impresión de extrañeza. Una especie de contagiosa sensación de mentalidad
pasiva, me inquietó. Especialmente cuando vi hombres de cabellos largos tuve el impulso de echar a correr.
Más tarde estas sensaciones cambiaron para mejor cuando los "caparazo- nes teosóficos" se dejaron a un
lado y Rudolf Steiner comenzó a atraer más y más hombres hacia un cambio de pensamiento científico.
Realmente, él libró una dura bata- lla en aquellos días..." (169), 916q smot 9

A Rudolf Steiner se le exigió un elevado nivel de tole- rancia, para que pudiera vivir y actuar en semejante
ambiente. Refiriéndose a sí mismo en los comienzos de su actividad dentro de la órbita de la Sociedad
Teosófica decía: "Por encima de todo quiero ser completamente posi- tivo en todo lo que haga... positivo en
todo". (170) Y ser autén- ticamente positivo, presupone una tolerancia en todas las manifestaciones del
esfuerzo humano en su entorno.

Sin embargo, una aún mayor dificultad residía en el hecho de que toda la Sociedad Teosófica, desde los tiem-
pos de su fundadora, H.P. Blavatsky, estaba orientada exclusivamente hacia la sabiduría Oriental de la India y
mantenía una actitud arrogante y de desprecio total hacia la Cristiandad, como si fuera un último e inferior
nivel de la evolución humana. Por supuesto, todo esto era comple- tamente ajeno a Rudolf Steiner. A pesar de
todo, él tomó la decisión, con plena responsabilidad, de unir su destino con el de la Sociedad Teosófica. La
razón para ello fue que en 1875, en su fundación, había tenido un carácter "Occidental" en sus estructuras y
verdades en el primer gran trabajo de Blavatsky, "Isis sin contenía una serie de velo", que habían sido
"inspiradas... por los grandes Iniciados del Oeste, que también son los iniciadores de la sabiduría Rosacruz".
(171) monist ab 601900

En relación con todo esto, la misión principal de Rudolf

186

Steiner fue empeñarse en restaurar el Movimiento Teosófico, (que había sucumbido a consecuencia de la
influencia polarizada y el conjunto de intereses de los ocultistas Orientales que se habían dedicado a
experimen tos espiritistas) hasta devolverlo a sus verdaderos oríge nes espirituales, es decir, a su misión
humana universal. La mayoría de las primeras conferencias de Rudolf Steiner dan fe de ello.

A pesar de todo uno solamente puede imaginar la mag- nitud de los sufrimientos internos de Rudolf Steiner en
este período de su asociación con la Sociedad Teosófica. Él mismo describió más tarde aquel período
"Teosófico" de su actividad como un "martirio". Pero una vez dado el sí, Rudolf Steiner no tenía la intención de
dejar la Sociedad Teosófica por su voluntad y consideró que era su deber trabajar y actuar dentro de ella, a
través de hacer constan- tes esfuerzos para dirigir su evolución por el camino correcto. Los ataques, cada vez
más intensos y después la campaña de calumnias desencadenada abiertamente por Annie Besant como
respuesta a la postura que él adoptó al principio en el asunto "Alción" (campaña que terminó con su expulsión
oficial de la sociedad) hicieron imposible, para Rudolf Steiner, continuar trabajando dentro de ella. El hecho es
que no fue él mismo, sino el líder de la socie- dad quien cortó su conexión con ella(172).

De cualquier modo, las consecuencias del papel que jugó soportando el Karma de la Sociedad Teosófica,
tuvie- ron que ser soportadas por el Movimiento Antroposófico hasta incluso nuestros días. A pesar del hecho
de que incluso dentro de la órbita de la Sociedad Teosófica Rudolf Steiner trabajase invariablemente sólo en
sentido antroposófico (y esto continúa así también en nuestros días), mucha gente que se mantenía fuera del
movimiento (y no solo sus enemigos) continuó confundiendo la

187

corriente central de la Cristiandad Esotérica como se representa en la Antroposofía, con la Teosofía de orienta
ción oriental de Blavatsky y Besant y por e la Antroposofía entre las corrientes "no-Cristianas" poniendo a
tiempos modernos. Esta fue la consecuencia de la partici pación de Rudolf Steiner en el difícil karma de la
Sociedad de los Teosófica, que no sólo no lo aceptó, sino que repudió el único impulso que podría haberla
salvado. olla hy ello
Lo que continúa siendo tan notable es la magnitud con que Rudolf Steiner fue capaz de demostrar su
capacidad para el perdón, precisamente en el momento de su adhe sión pública a la teosofía. Por haberse
ganado (desde p cipios de siglo) un nombre y una reputación Prin Goetheanista, filósofo, escritor, periodista y
crítico, al comenzar como teósofo tuvo que renunciar a todo su pasado, incluyendo la mayoría de sus
relaciones humanas y conocidos: la abrumadora mayoría de sus antiguos ami- gos, no sólo no quisieron
seguirle, sino que ni siquiera quisieron mantener su vieja amistad con él, sobre todo por temor a verse
"comprometidos" por asociarse a un "teó sofo", "ocultista", "clarividente", o simplemente porque no
entendieron el paso que él había dado.ondiale

Así por ejemplo, cuando Ernst Haeckel regresó de un largo viaje y oyó acerca del paso que Rudolf Steiner
había dado, simplemente registró en relación con este hecho que "mientras tanto, se convirtió en teósofo", e
inmediata- mente cortó todo tipo de relaciones con él. Y muchos de sus antiguos amigos hicieron lo mismo.
Sin embargo, a pesar del íntimo dolor que le produjo, Rudolf Steiner per donó a todos aquellos que le
volvieron la espalda. Más aún, incluso perdonó más tarde a aquellos que le persi guieron y calumniaron
dentro de la Sociedad Teosófica, propagando deliberadamente, tanto dentro de la sociedad como en todas
partes, falsos rumores de que era un "dis-

188

cípulo de los jesuitas", o un "espía alemán". Basta con leer la caracterización que hace sobre Annie Besant en
su auto- biografía, donde enfatiza sus especiales virtudes y sus tan evidentes capacidades espirituales, sin
hacer referencia en absoluto a todo el sufrimiento al que le sometió.

Ejemplos de tolerancia y perdón, en un nivel cada vez más alto, se pueden encontrar por todas partes en la
vida de Rudolf Steiner. Se han aportado ya numerosos ejem- plos en el capítulo III: Su perdón a los
antropósofos por el fracaso del movimiento con respecto a la triformación social y también de los dos
"Hochschulkursen" de 1920 y 1921; su perdón por el llamado "sistema de Stuttgart" y, en especial, su continuo
perdón por la actitud despectiva hacia él que fue desplegada cuando fue solicitado una y otra vez para
aconsejar aunque luego no seguían sus con- sejos (circunstancia que contribuyó a aumentar sus difi- cultades
con la Sociedad Antroposófica y su relación con el mundo exterior). Y a pesar de todo ello, "allí donde los
falibles seres humanos se equivocaban o les faltaba algo, él volvía a recomponer la situación en el sentido
correc- to" (173) 90

Sin embargo, hubo ocasiones en las relaciones entre él y los miembros de la Sociedad Antroposófica (que a
veces se convirtieron en una "oposición" interna) que le lleva- ron a la desesperación. Así, según Fred
Poeppig, en cierta reunión en la Casa de Cristal en 1923, Rudolf Steiner, con mirada de profunda tristeza,
repitió varias veces las pala- bras siguientes: "Por tanto, no soy más que "une quantité négligeable" (una cosa
despreciable) y abandonó la sala" (174) Y en algunas ocasiones, (incluso cuando había muchos discípulos)
se definió a sí mismo de manera aún

189

más cruda, acerca de las relaciones entre otros antroposo- fos y él no tad sinnA dos oond oup moionsh

perdonandoa A pesar del dolor y la desilusión a que estuvo sometido, continuó esforzándose por todo y
mundo. bitsmoe al sup Is otsimittue is obot Deberíamos mencionar su constante toma de c a todo el

cia, que aumentaba con los años, del abismo interior que, a conscien- Steiner, pesar de todo el sufrimiento
interior de Rudolf S continuaba su existencia invariablemente entre todo lo que sacó a la luz en sus
conferencias por medio de una nueva sabiduría y alto conocimiento, directamente de los mun- dos
espirituales (de aquellas regiones que quedaban más allá del Umbral a donde iba una y otra vez con su Yo
supe- rior) y la conciencia ordinaria terrena de la mayor parte de los que le escuchaban. Esto se hacía mucho
más evidente al final de sus conferencias. Rittelmeyer solía contar que "uno sentía la tragedia de la soledad
del gran hombre, pero él, a su vez, tampoco fue capaz de hacer nada por ello. Rudolf Steiner no dejaba ver
nunca su desilusión y llevó consigo este peso con dulce paciencia" (175) Esta polarización se manifestó con
más fuerza todavía en aquellos innumera- bles casos en que, en sus incansables esfuerzos por ayudar a
unos y otros, Rudolf Steiner se encontraba una y otra vez en una situación en que..."emanaba todo lo mejor
de sí mismo para el otro y era respondido con lo más mezquino del otro". En esta descripción, Friedrich
Rittelmeyer nos hace destacar que este problema surgía fuera de la vida misma, de la antítesis y la
polarización entre el yo inferior y el Yo superior, un problema que sólo se puede resolver mediante el
constante cumplimiento de un proceso interno

de perdón." sup ahm you on ofnist to ans Finalmente, es imposible olvidar aquellos sufrimientos que Rudolf
Steiner experimentó a lo largo de su vida, especialmente en los últimos años, como resultado de los

190

interminables ataques de que fue objeto, de las calumnias y burlas por parte de sus enemigos de fuera, como
los fanáticos religiosos, científicos dogmáticos y muchos otros más. Friedrich Rittelmeyer relata lo siguiente:
"El hecho de que los antropósofos no le hubieran protegido como debían, le produjo un sufrimiento mucho
mayor de lo que nosotros pudimos saber. Sus opositores le cubrieron de mofa y desprecio y los antropósofos
lo dejaban pasar con demasiada facilidad y se preocupaban tan solo de disfru- tar de sus conferencias. Él no
se daba cuenta de esto en lo referente a su propia persona, sino sólo al daño y a los desastrosos efectos que
estos ataques podían producir en su trabajo. Era totalmente consciente de que sus oposito- res arrastraban
su personalidad hasta el fango, para des- truir su trabajo. Y veía que los antropósofos no se daban cuenta de
esto; ellos se retiraban a su ciudadela y no veían el incendio que se había producido alrededor de sus
murallas". Soul are ob obriga

Este fuego invisible que durante muchos años rodeó a la ciudadela espiritual de la Antroposofía, salió a la luz
física en la víspera de Año Nuevo en 1922; y el primer Goetheanum dejó para siempre el plano físico envuelto
en llamas. Pero éste, el más trágico de los eventos sucedidos en toda la historia del Movimiento Antroposófico
y de la Sociedad Antroposófica, requirió de Rudolf Steiner un aún más alto y generoso desarrollo de la
tolerancia y del perdón. Porque también en este caso y a pesar de todas las adver- tencias y llamadas
urgentes de Rudolf Steiner, la Sociedad Antroposófica no estuvo lo bastante despierta espiritual- mente, para
defender el edificio ni para defenderla interna- mente de los numerosos y poderosos enemigos, (y menos de
la catástrofe que le sobrevino). Rudolf Steiner se refirió a este estado de cosas con especial claridad en una
amplia reunión de los "Dreissiger-Kreis", el 22 de enero de 1923, tres sema-

191

nas después del incendio. Allí, después de haber hablado de la necesidad de "consolidar la Sociedad", lo
antes posible, comenzó a decir lo siguiente, acerca del primer Goethea num: "Porque lo que, en cierto
sentido, le faltó al edificio de Dornach (y de lo cual habló alto y claro a todo el mundo) fue la protección de la
Sociedad Antroposófica. Básicamente, la Sociedad Antroposófica dejó de hacerlo desde el mismo momento
en que empezó a construirse el edificio". (176) "Diez años... un montón de ruinas" estas palabras de

Rudolf Steiner, encontradas en su cuaderno de notas de 1923 son, en su profunda tragedia, posiblemente la
más clara indicación del estado de su alma después del incen- dio, pero no expresan completamente la
enorme tragedia que fue para él ese incendio. Porque Rudolf Steiner, como su creador, estaba ligado al
Goetheanum, este extraordi- nario edificio que había de convertirse en la revelación visible y externa del ser
Antroposofía, una "Casa de la Palabra" surgiendo de sus fuerzas etéreas, no solo en sen- tido exterior, sino
también kármico. Después de todo, para que pudiera llegar a ser un ser, él había sacrificado parte de sus
propias fuerzas etéreas, que en cierto sentido misterioso se entrelazaban con la esencia viva del edificio. Por
ello, el incendio supuso, al mismo tiempo, un estalli- do para su propio cuerpo etéreo. (177) lab
En relación con esto, escribió una carta a María Steiner: "M.d.M., hace tiempo te dije que desde enero de
1923, la conexión de los miembros superiores de mi propio ser con mi cuerpo físico ya no era la misma: en mi
vida en los rei- nos espirituales tuve una sensación de haber perdido la conexión directa con mi organización
física. No con el mundo físico". (178) Al no haber sido capaz de proporcionar protección espiritual para
proteger al primer Goetheanum, la Sociedad Antroposófica se vio igualmente incapaz de proteger el cuerpo
etéreo de su maestro. A pesar

192

Rudolf Steiner perdonó todo a sus miembros, incluso en la adversidad. Más aún, estuvo presente (junto con
Albert Steffen) personalmente en el funeral del único hombre que pereció en el incendio y que fue,
aparentemente, quien lo provocó.

"Durante aquellos días, él estaba como una gran herida abierta" (Friedrich Rittelmeyer cita estas palabras de
cier- to antropósofo como medio de describir su propia impre- sión sobre Rudolf Steiner en los últimos días de
su vida). Y continúa así: "Y desde ese estado, uno puede tornar a la calma translúcida y al espíritu sosegado
con el que escribió El curso de mi vida". (179) él

No encontramos ni una sombra de tristeza, amargura o reproche hacia nadie en esta excepcional historia de
su vida, permeada con la atmósfera de la más profunda buena voluntad y la más radiante gratitud hacia todas
aquellas personas que conoció en su vida, hacia todo lo que experimentó.

El escritor austríaco Max Hayek, (que era simpatizante de la Antroposofía y que en más de una ocasión
escuchó las conferencias públicas de Rudolf Steiner en Viena) le conoció en el verano de 1922. Nos describe
su impresión sobre el encuentro, con las siguientes palabras: "Era una persona que soportaba el dolor... en la
Tierra, un mártir del espíritu, soportaba una cruz". (180)

El año de 1923 que siguió al incendio, fue en muchos aspectos el más crítico, no sólo para la Sociedad
Antroposófica, sino para el mismo Rudolf Steiner. Como ya se ha dicho en el capítulo III en aquella época,
pensó más de una vez y habló claramente acerca de su intención de dejar la Sociedad, de abandonarla junto
con un peque-

193

Ño grupo de sus más fervientes y avanzados discipulos, y todavía, a pesar de la creciente "oposición interna"
hacia s mismo y hacia sus aspiraciones, decidió unirse a ella com pleta e irrevocablemente. (181) La última
decisión al respec to, la tomó unas pocas semanas antes de la Conferencia de Navidad.nu omopedi 19 anib
sollups sis

Así, el dar lugar a la Conferencia de Navidad, que va ligada a la completa renovación espiritual del
Movimiento Antroposófico y a la fundación de los Nuevos Misterios en la Tierra, sólo fue posible gracias a un
altísimo acto de perdón por parte de Rudolf Steiner, quien perdonó a todos los miembros de la Sociedad
(incluyendo a sus por todo ante El, Quien dijo estas palabras: "Mira, Yo hago un mundo nuevo" (Apocalipsis
21:5). Sólo a través de ese paso pudo Rudolf Steiner traer el impulso antropo- sófico a la Tierra, con una
fuerza sin precedentes hasta entonces, como una efusión directa de las nuevas revela- ciones del mundo
espiritual. s opositores)

Se puede decir que Rudolf Steiner, con este acto, ha cumplido, en el sentido más alto, la demanda del
Guardián Mayor del Umbral, al que describe en su libro "¿Como se alcanza el conocimiento de los mundos
superiores?" casi veinte años antes del Congreso de Navidad. Dice así: "Si el discípulo espiritual se decide a
seguir las exigencias de la figura luminosa superior (supremo ser de luz), entonces será capaz de participar
en la liberación de la humanidad. Él ofrece sus dones en el altar del sacrificio de la humanidad... Ofrendando
su trabajo, lo hace renun- ciando de antemano a lo que, desde el lugar de su actuar futuro, podría obtener
para sí mismo... lo que reciba el hombre en las regiones suprasensibles superiores no es nada para él sino
sólo algo que sale de él: el amor al

mundo le rodea.". sinasal oldad y soy nu que Desde este puro amor al mundo que le rodea, Rudolf

194

Steiner ha colocado, con el más profundo significado eso- térico de este amor, el Congreso de Navidad en el
mundo.

Durante la mayor parte del año 1923, que precedió a la Conferencia de Navidad, Rudolf Steiner se ocupó de
fun- dar sociedades nacionales por todas partes en Europa, para que pudieran unirse en Navidad y formar la
Sociedad Antroposófica General, que en sus ramas indivi- duales se pretendía que representaran a la
humanidad, que fueran, en cierto sentido, un reflejo en miniatura de ella.

Así, uniéndose con esa Sociedad en la Navidad de 1923, en el ámbito de su propio karma, Rudolf Steiner
tomó sobre sí mismo parte del karma de toda la humanidad. Mientras que antes de la Conferencia de
Navidad, seme- jante conexión a nivel kármico, sólo existió con individua- lidades esotéricas, discípulos de los
pequeños grupos de miembros de la escuela esotérica fundada por él en 1904 y que continuó existiendo
hasta 1914, ahora ya existía una gran Sociedad internacional, que tenía como misión repre- sentar
abiertamente el impulso antroposófico ante toda la humanidad y, al mismo tiempo, representar a la humani-
dad ante el mundo espiritual y ante el nuevo Espíritu del Tiempo. Fue esta conexión con la recién fundada
Sociedad a nivel kármico, lo que permitió a Rudolf Steiner ya durante la Conferencia de Navidad (en las
conferencias nocturnas) revelar su propio karma a los antropósofos allí presentes y más tarde (durante las
conferencias sobre el karma en 1924) también su karma (el de ellos) en conexión con el karma de la
Sociedad Antroposófica y con la corriente suprasensible de Micael.

La inauguración del Vorstand (en el que las principales corrientes espirituales que en su conjunto forman la
confi- guración interna de la Sociedad Antroposófica, tenían que encontrar su unión, su reconciliación y
síntesis superior)

195

fue realizada por Rudolf Steiner en la Conferencia de en la fundación Navidad con ese mismo espíritu. Fue lo
que llamamos la "concepción del Vorstand", el Vorstand como una reali dad esotérica: la unión de todas las
corrientes kármicas asociadas al Movimiento Antroposófico del impulso central de la Conferencia de Navidad
y de su espíritu. María Steiner describió la idea como sigue. "Podría ser un esoterismo de lo más profundo el
potenciar las hasta ahora divergentes corrientes espirituales anti- guas hacia un armonioso equilibrio a través
de algunos de sus representantes aquí presentes". (182)

La misión espiritual que se revelaba a través de estas palabras, constituye incluso hoy día la misión principal
del Vorstand en el Goetheanum y sólo a través de llevarla a cabo se podrá trabajar esotéricamente en el
mundo, podrá ser un "Vorstand esotérico".

El sacrificio de tomar sobre sí mismo el karma de la Sociedad Antroposófica General y, a través de ella, parti-
cipar directamente en soportar el karma de toda la huma- nidad, hizo de nuevo evidente que Rudolf Steiner
era, en el sentido más profundo, el colaborador más íntimo de Christian Rosenkreutz. Y la Imaginación, que
poco des- pués de la Conferencia de Navidad, dio a Ita Wegman como respuesta a su pregunta acerca de su
relación con Christian Rosenkreutz, en la que describe un altar en el mundo espiritual a cuyos lados
aparecen, en uno Christian Rosenkreutz con estola azul y en el otro Rudolf Steiner con estola roja, da
testimonio de ello. En el contex- to del tema principal de este trabajo, podemos entender esta Imaginación de
la manera siguiente: El altar del sacri- ficio en el centro es el símbolo de Cristo, Quien, como Señor del
Karma, soporta el karma de toda la humanidad y a Sus lados están, uno a la izquierda y otro a la derecha,
Sus dos grandes colaboradores en esta misión. Porque

196

igual que Christian Rosenkreutz, en su imitación a Cristo y a su servicio, participa en soportar el karma de la
huma- nidad, tomando sobre si todo aquello que tiene su origen kármico en la pasividad espiritual humana
con respecto al mundo espiritual (ver capitulo III), con la Conferencia de Navidad, Rudolf Steiner toma sobre
sí el otro aspecto de este proceso, es decir, todas las consecuencias kármicas de un esfuerzo sin purificar y
sin luz de cara al mundo espi- ritual como es el continuar bajo la influencia de ambicio- nes personales y
deseos egoístas. Esto se hizo evidente en que las consecuencias de tal relación egoísta con los mun- dos
espirituales por parte de muchos miembros de la Sociedad Antroposófica, aparecieron bajo la forma de
aquellos terribles latigazos ocultos que le sobrevinieron a Rudolf Steiner inmediatamente después de la
Conferencia de Navidad e incluso durante ella.

Sólo una vez y entonces sólo de manera impersonal, hizo alusión a la trágica naturaleza de su situación. Esto
sucedió en las "palabras de recuerdo" que pronunció en Dornach el 3 de mayo de 1924 en memoria de su
discípula y colega Edith Maryon, que justamente acababa de morir. A pesar de la envergadura de la cita, (por
la importancia que tiene) sus palabras se citan aquí íntegramente: "Y por eso podrán ver que si quieren
contribuir en un sentido auténtico, esto es, contribuir hacia lo que el Movimiento Antroposófico ha llegado a
ser desde la Conferencia de Navidad, Uds. han de descubrir en estos pensamientos lo que significa ser res-
ponsable del Movimiento Antroposófico ante el mundo espiritual... Naturalmente, con aquellos que están
involu- crados con el Movimiento Antroposófico, existe un gran número de asuntos personales que aparecen
aquí. Cualquier cosa de naturaleza personal que pueda surgir en la Tierra, si está mezclado con lo que se
necesita realizar con respecto a la Antroposofía, (si consiste en un asunto

197

personal) no puede ser defendido ante el mundo a tual. Y las dificultades que surgen para aquel que tiene que
ser responsable ante el mundo espiritual de cualquier en ello. El resultado e asunto especial, a veces tiene
que unirse con aquello de lo que es responsable, con lo que procede de las aspiraciones personales de los
que participan algo de lo que deben, al menos, darse cuenta. Produce los es semejantes circunstan más
terribles azotes por parte del mundo espiritual si uno se acerca al mundo espiritual en cias."obivo oxirl se
ofedesteingo 2002aby alon espiri

-"Por ejemplo, una persona está trabajando dentro del Movimiento Antroposófico. Trabaja dentro de él, pero
introduce ambiciones personales, intereses personales, cualidades personales en todo lo que hace. Estas
ambicio- nes personales, tendencias personales, han de tenerse en cuenta. Casi siempre sucede que la gente
no se da cuenta de que son personales; la mayoría consideran lo que están haciendo como algo no personal,
porque se engañan a sí mismos sobre lo que es personal y lo que no lo es. Y esto se tiene que sobrellevar
con todo lo demás. Y sus efectos son de lo más terrible, desde el mundo espiritual, para aquél que tiene que
ofrecer al mundo espiritual este tipo de cosas que conllevan como origen el elemento perso- nal." (183)tus
obitne nu ne iuditto stup le sup

Los "más terribles... más tremendos latigazos", que des- pués de la Conferencia de Navidad ejercieron su
influen- cia sobre el propio revestimiento físico de Rudolf Steiner (porque las fuerzas kármicas siempre actúan
a través de nuestro cuerpo físico) sirvieron como la más profunda y oculta razón para su muerte prematura.
Sin embargo, Rudolf Steiner (al igual que Christian Rosenkreutz) en su servicio e imitación al Ser Cristo, no
pensó ni por un momento en defenderse de aquellos golpes internos, sino que los soportó con la mayor
tolerancia hasta el final,

198
como perdonó antes a aquellos que (la mayor parte de ellos sin ser conscientes de lo que hacían) le privaron
de la posibilidad de permanecer en la Tierra y terminar la labor que había comenzado después de la
Conferencia de Navidad.

Y si las dos más estrechas colaboradoras de Rudolf Steiner, María Steiner e Ita Wegman nos dicen, en
conso- nancia con su propio testimonio, que la causa de su muer- te prematura fue que él había tomado sobre
sí el enorme y pesado karma de la Sociedad Antroposófica, (184) entonces éste (puede que sea el más
profundo misterio de la vida de Rudolf Steiner y al mismo tiempo del Movimiento Antroposófico y de la
Sociedad Antroposófica) está asi- mismo conectado en un sentido muy directo con el miste- rio del perdón.
Podemos también expresar este pensa- miento en un sentido más religioso, en el lenguaje de la oración
cristiana fundamental, como lo ha hecho Friedrich Rittelmeyer: "Rudolf Steiner murió a manos de los "peca-
dos" de los hombres... Toda la ayuda que él brindó libre- mente, le ha llevado a la muerte". (185) También
podríamos decir "su ayuda perdonadora", consecuencia de haber per- donado tanto, una y otra vez. Esto es
lo que María Steiner tenía en mente cuando escribió, en su "Llamada a la Reconciliación", acerca del
"sacrificio" de Rudolf Steiner y acerca de su "muerte" "de la que con seguridad todos somos culpables como
individuos y como Sociedad". (186)

El mismo pensamiento y las mismas palabras (aunque llevándolo a una dimensión cósmica) podría decirse de
Cristo "Quien tomó sobre Sí Mismo los pecados del mundo" (Juan 1:29) y Quien, para la posterior ayuda a la
humanidad permaneció con ellos hasta Su muerte en la Cruz y desde entonces en espíritu para todas las
épocas venideras.

199

que se ha dicho aquí acerca de Rudolf Steiner en ese constante Todo lo tiene también una relación directa
con sus discípulos ( sólo con aquellos que fueron sus contemporáneos, sino con los que se suceden
después). Porque e perdón que le acompañó durante toda su vida, no sólo tenemos un alto ejemplo, sino
también una especie de "alianza" espiritual. Si realmente queremos acercamos espiritualmente a él, no basta
con simplemente saber acer- ca de sus logros, o tener un deseo común de servir a su causa: es bastante más
necesario hacer todos los esfuerzos posibles para seguir su camino, no importa lo difícil que sea, seguirle de
verdad en una pequeña medida, de la misma manera que él, en una escala mucho mayor, siguió al más alto
Arquetipo: el Camino del Mismo Cristo.

Esto significa un esfuerzo consciente de unir el propio destino, incluso el propio karma (en un sentido más
pro- fundo no puede ser de otra manera) (187) con la Sociedad Antroposófica General, a la que Rudolf
Steiner, sacrificó literalmente todo. Tanto si nos alejamos como si ignoramos todas las primeras dificultades (o
aquéllas que aún existen actualmente), problemas sin resolver y evidentes errores, o bien olvidamos o nos
permitimos continuar en la igno- rancia acerca de su verdadera y trágica historia, incluse por encontrarnos
dentro, (contemplándolo desde el punto de vista de las superiores tareas humanas universales planteadas a
la Sociedad por Rudolf Steiner en la actual época de Micael), debemos tratar de realizar ese proceso de la
"respiración moral" de la que hablamos anterior- mente: Recibiendo o "inhalando" su trágico pasado y su
difícil presente, no importa cuán arduo y desgarrador pudiera ser, y "exhalando" aquellas nuevas fuerzas espi-
rituales, esa substancia moral (cuya presencia en la

200

Goetheanum visible físicamente, (la expresión visible del ser Antroposofía), los hombres y mujeres que hasta
ahora habt- an pertenecido a las diversas corrientes kármicas tenían que encontrar una unidad armónica a
través de alcanzar pro- gresivamente el conocimiento de su karma común, de la misma manera después de
su transformación lo hace el "Espíritu del Goetheanum", surgiendo de la voluntad cós- mica para ser el
Espíritu inspirador de lo nuevo y mucho más consciente, uniéndose a esas corrientes que descansan sobre la
base de un pleno conocimiento del karma celestial de la Sociedad Antroposófica en su relación con la
corriente cósmica de Micael. orlar ovitudesh yoonin

En este sentido, la "relación" de "intercambio" con el "Espíritu del Goetheanum" puede llegar a ser una posibi-
lidad para cada antropósofo si (en adición a su firme esfuerzo de mantenerse fiel al impulso fundamental de la
Antroposofía en todo lo expuesto en la Conferencia de Navidad y en todo lo que siguió después) él, al mismo
tiempo, dirige sus esfuerzos internos hacia el desarrollo de aquellas cualidades iniciales del Camino
Maniqueo, consideración científico-espiritual de lo que ha significado el objetivo de este libro. & sugash supy
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Ya hemos observado y constatado (capítulo VI, 4) que todo verdadero acto de perdón es tan difícil bre
moderno porque su cumplimiento está ineludible- mente conectado con atravesar una situación de total para
el hom- impotencia ante el destino, de total indefensión ante el mal que ha de ser perdonado. Aquí dentro
yace lo que puede que represente la dificultad principal para respon- der al mal no con violencia, sino con
perdón y manse dumbre.cles suprotn

202

Por otro lado, ésta es precisamente la esencia auténtica del Misterio del Golgota, cuando, desde una
auténtica falta de fuerza, desde una impotencia e indefensión total, (culminando con la Crucifixión del Dios
que se había hecho hombre, junto con los dos ladrones) hace renacer un nuevo impulso, el impulso de la
Resurrección que transfor- ma todo el conjunto del ser terrestre.

Encontramos un reflejo de este profundo misterio, en el misterio de la Conferencia de Navidad, para cuyo
origen Rudolf Steiner tuvo que efectuar algo cuyas consecuencias eran desconocidas incluso para sí mismo.
Porque al tomar sobre sí la dirección de la recientemente fundada Sociedad Antroposófica y por lo tanto
también la responsabilidad de sus asuntos terrenos, en efecto estaba arriesgando toda su misión espiritual y
estaba actuando en plena consciencia de que había una verdadera posibilidad de que el mundo espi- ritual o,
para ser más precisos, los Seres Espirituales que actuaban sobre la sabiduría antroposófica pudieran no
aceptar su acción y pudieran cerrarle las fuentes de las reve- laciones que hasta ahora habían alimentado
infatigable- mente al Movimiento Antroposófico. Este momento fue realmente el más difícil y dramático en el
destino de Rudolf Steiner como maestro de la humanidad, e hizo de la Conferencia de Navidad un evento que
fue para él como el Misterio del Golgota, (190) pasando, con la más profunda humildad y sumisión, a través
de una total impotencia interna e indefensión, ante la esperada respuesta del karma del mundo, ante la
decisión del mundo espiritual. En efec- to, por el hecho de unirse a la organización terrena de la Sociedad,
Rudolf Steiner estaba penetrando en la esfera de actividad de las más concentradas fuerzas de muerte en la
evolución de la Tierra, de las que nadie puede escapar por sus propias fuerzas, a no ser que fuera guiado
fuera de ellas por el único Ser divino, que venció a la muerte.

203

Ya mucho antes, en la conferencia del 16 de octubre d 1918, Rudolf Steiner se refirió a dos decisivos hechos
inter nos que le habían conducido a la experiencia espiritual del de Misterio del Golgota en su propio destino.
El los calificó de "impotencia" y "resurrección desde la impotencia": "Esta doble experiencia realmente nos
conduce hacia el Misterio del Golgota", (191)
Y cuando, desde el abismo de la impotencia, finalmente llegó una respuesta desde el mundo espiritual,
sostenien- do, trayendo fuerzas de resurrección, revelaciones p vas, aún más poderosas y omniabarcantes a
las que Tue- Rudolf Steiner hizo referencia una y otra vez en sus con- ferencias sobre el karma, sólo entonces
sus pudieron expresar lo que realmente tuvo lugar e alma: "Pero cuando podemos experimentar la absoluta
impotencia y nos recobramos más tarde, experimentamos que estamos bendecidos con una auténtica
relación con Cristo-Jesús... Y cualquiera que es capaz de hablar de las dos experiencias de impotencia y de
su resurrección, está hablando de la verdadera experiencia de Cristo. Porque ha encontrado su camino hacia
el Misterio del Golgota a lo largo de un camino suprasensible, ha descubierto para sí mismo las fuerzas que
mueven a ciertas facultades supra- sensibles a una actividad y le conducen hasta el Misterio del Golgota".
palabras en su

Esto significa que Cristo era la fuerza suprema y que habiéndola seguido, Rudolf Steiner penetró conscien
temente en ese reino de impotencia y muerte que por con siguiente, (en respuesta al sacrificio que realizó,
cuya pro- fundidad sólo podemos imaginar) el Mismo Cristo lo guió como discípulo Suyo ya que había
sacrificado todo en su camino de Iniciación.

204

Para concluir debemos mencionar otro aspecto de la misión de Rudolf Steiner entre la humanidad, que se
rela- ciona con los tres niveles superiores del Camino Maniqueo que fue descrito en el capítulo V.

Como ha sido explicado ya por el autor en el libro "Rudolf Steiner y la Fundación de los Nuevos Misterios", la
experiencia central en el desarrollo interno de Rudolf Steiner fue su encuentro con el Ser Cristo en la esfera
de la Intuición, como el Arquetipo Cósmico de cada yo huma- no. Esta experiencia fundamental de la vida
interior de Rudolf Steiner tuvo lugar alrededor del año 1899. El hace referencia a este hecho al final del
capítulo XXVI de su autobiografía, "El curso de mi vida" y nos da una des- cripción científico-espiritual de esto
en el capítulo titulado "El conocimiento de los mundos superiores" de "La Ciencia Oculta". (192)

Desde un punto de vista oculto, este evento significó que desde entonces en adelante el Cristo era capaz de
estar presente dentro del Yo superior de Rudolf Steiner y actuar a través de él, y esta relación con el Cristo le
dio el dere- cho interno de aparecer a principios del siglo XX, como el maestro espiritual y representante de la
corriente central del esoterismo Cristiano. En su sentido final, el nivel que había alcanzado de la experiencia
consciente del Cristo, correspondía al más alto cumplimiento de las palabras de Pablo el Apóstol "No yo, sino
Cristo en mí". Desde enton- ces, llevando el Sol Espiritual en lo más profundo de su ser, en su Yo, Rudolf
Steiner fue capaz progresivamente de lle- nar sus envolturas con su luz, su vida y su amor. Se podría sacar
una reflexión externa de este proceso, en el sentido de que pudo participar en la redención de las fuerzas
opo- sitoras.

205

La misión inmediata que se le planteó a Rudolf Steiner en este sentido fue determinada por el hecho de su
adhe sión a la Sociedad Teosófica en 1902. Porque, desde que H.P. Blavatsky escribió su "Doctrina Secreta",
la principal característica oculta de esta sociedad había sido la convic ción interior en los círculos dirigentes de
la misma, de la superioridad espiritual de Lucifer sobre Yahveh y, por lo tanto, sobre el Cristo, Quien había
actuado en los tiempos más antiguos a través de Yahveh. Esta fue la razón que dio lugar a la marcada
predisposición anticristiana de la Sociedad Teosófica, que se orientó completa y exclusiva mente hacia el
ocultismo oriental Tibetano-Hindú, último remanente de la antigua sabiduría luciférica de la huma nidad (193).
Así, Blavatsky fue guiada por ciertos Seres que tenían interés en seducirla para que colocara a Lucifer en el
lugar del Cristo... (194) "De ahí viene la aserción que se hace en la "Doctrina Secreta" de que uno no debe
apegar- se a Yahveh... (y que) el verdadero benefactor de la huma- nidad es Lucifer. Toda la "Doctrina
Secreta" está formada de tal modo que esto brilla en toda ella, e incluso se dice explícitamente. Así, H.P.
Blavatsky había de ser prepara- da para odiar a Cristo-Yahveh por razones ocultas" (195) Desde el principio,
Rudolf Steiner se opuso a esa tenden- cia anticristiana, (tras la que se ocultaban bastantes grupos específicos
de intereses nacionalistas de ciertos círculos de ocultistas Tibetano-Hindúes), (196) a través de la sabiduría
CristianoRosacruz, sabiduría que perseguía sólo aspira- ciones humanas universales y cuya fuente no era el
Lucifer que lucha contra Cristo, sino el Lucifer que está

transformado por el Cristo y que Le sirve. (197) Esto hizo posible, en sentido esotérico, a través de colo- car la
luz del Cristo Sol por encima y contra Lucifer en su cuerpo astral, que Rudolf Steiner pudiera participar direc-
tamente en la redención de ese Ser. Por esa razón se habla

206

mucho más a menudo de Lucifer y en mayor medida, en las primeras conferencias (hasta aproximadamente
1909) que de Ahrimán.

La siguiente fase fue representada por los primeros pasos del camino hacia la redención de Ahrimán. Sin
embargo, se puede iniciar ya su redención, no por el esfuerzo individual de los seres humanos sino por la acti-
vidad social que tienen en común. Aquí podemos encon- trar la fuente oculta de las iniciativas prácticas de la
Antroposofía, para cuya fundamentación nos guían aque- llas actividades que la gente lleva a cabo en
conjunto: el movimiento para la triformación social del organismo social, la aparición de las escuelas Waldorf,
el Movimiento para la Renovación Religiosa, y, por encima de todo, todos los fundamentos para la Sociedad
Antroposófica indepen- diente de 1913 y en otoño del mismo año la colocación de la Piedra de Fundación del
primer Goetheanum en Dornach, como su centro visible. allomeb

En todas estas diferentes empresas están las semillas de ese esfuerzo humano compartido que tiene el poder
de transformar y espiritualizar la cultura moderna y que, en la medida de su difusión entre la humanidad, será
capaz de ofrecer los medios de ayuda en base a la concepción antroposófica del mundo, por lo que la
encarnación física de Ahrimán en la Tierra, (198) que de todas formas, no está muy lejana, pudiera estar
dirigida hacia el bien de una evolución posterior y así hacia la futura y final redención de la misma.

Rudolf Steiner se encontraba en posición de poder fun- dar todos los movimientos descritos anteriormente,
sólo gracias al hecho de que podía dejar que las fuerzas del

207

Cristo Sol (que habían penetrado en su Yo con el cambio de siglo) fluyeran hacia su cuerpo etéreo, donde se
con vertían en vida. Esta vida Crística la interpuso sobre y con tra Ahrimán en todas las áreas de la
creatividad humana (que pudieron por consiguiente basarse en una actividad del cuerpo etéreo permeado por
las fuerzas del Cristo Este trabajo fue desarrollado con especial intensidad des pués del final de la Primera
Guerra Mundial y continu hasta los últimos meses de la vida terrena de Rudolf Steiner. Entre todas estas
iniciativas, había: Medicina Antroposófica, Agricultura Biodinámica, el comienzo de la renovación de las
ciencias según el espíritu del Goetheanismo y la Educación Waldorf.

En aquél tiempo, el tema de Lucifer y su redención se va retirando cada vez más a un segundo plano,
mientras que aparece en primer plano la necesidad de una sabiduría tan comprensiva como sea posible del
ser, ambiciones y com portamiento característico de Ahrimán y de los espíritus que están a su servicio.
Comenzando con las conferencias tituladas "Estudios históricos. El Karma de la mentira", este tema se
desarrolla ampliamente y llega a toda su ple- nitud en el ciclo "Los fundamentos espirituales del mundo
externo. La caída de los espíritus de las tinieblas", que fueron dadas en Dornach en el Otoño de 1917. En
esas conferencias, el tema central es la descripción del Espíritu del Tiempo, Micael, en su lucha con los
espíritus ahrimá- nicos.

En cierto sentido podríamos decir que la progresiva transición de un tema al otro se lleva a cabo de tal forma
que el primero, (el tema del "conocimiento de Lucifer") llega a una relativa culminación en el ciclo de
conferencias "El hombre a la luz del ocultismo, teosofía y filosofía", fueron dadas en el verano de 1912,
mientras tema (el del "conocimiento de Ahrimán") emerge en cone- que que el nuevo
208

xión con el hecho de la colocación de la Piedra de Fundación del Primer Goetheanum en septiembre de 1913.
De nuevo, el más activo desarrollo del primero de ellos aparece, principalmente, en el periodo anterior de la
actividad cientificoespiritual de Rudolf Steiner mientras que el desarrollo del segundo, tiene lugar en un
período posterior. Entre estos dos polos se extiende la época inter- media, el período de más intenso
desarrollo del arte antroposofico (en el que ambos temas mantuvieron un equilibrio interior).
Aproximadamente hacia la mitad del período intermedio llegaron las conferencias de Rudolf Steiner sobre "El
Quinto Evangelio".

Primer artículo en la revista Lucifer (más tarde llamada Lucifer-Gnosis)

1909

Ciclo de conferencias "Oriente a la luz de occidente. Los niños de Lucifer y los hermanos de Cristo".

1 Ya en el primer artículo de la revista Lucifer (más tarde llamada Lucifer-Gnosis), que editó en Berlin en junio
de 1903 con el mismo título, y que tenía como objetivo caracte rizar toda la dirección espiritual de la revista,
Rudolf Steiner se forzó en mostrar que el hombre tiene la obligación de crear un contrapeso a ese espíritu en
su alma a través de su conexión con el impulso crístico. (Ver GA 34 y la conferencia de 18 de octubre de
1915, "El Movimiento oculto de s.XIX" EAA).

209
1912/1913

ab andma

1917

im Ciclo de conferencias "Los fundamentos espirituales del mundo exterior". "La caída de los espíritus de
19/ni oogslas tinieblas" for ob 20

lob ollConferencia sobre la Fiesta de Micael.

1923

nu nosivutram emot admis sup is m Is Entre los logros artísticos de esta época intermedia podemos incluir
todos los Dramas-Misterio, la creación de la Euritmia y desde luego, todas aquellas iniciativas artis- ticas en
los más diversos ámbitos que tomaron forma en la construcción del primer Goetheanum.
En el contexto de nuestro tema, las siguientes palabras pronunciadas por Rudolf Steiner sobre la
caracterización del edificio son de especial importancia: "Consideren las formas de nuestro edificio: por todas
partes, la línea recta deriva en una curva, se ha buscado el equilibrio; se ha intentado, por todas partes,
disolver lo que está fijo, en el elemento fluido; por todos los sitios se ha creado el movi- miento, en las partes
que no lo tenía. Esto es lo que es ver- daderamente espiritual en nuestro edificio. Nosotros debemos, como
personas del futuro, esforzarnos en crear en el arte y en la vida algo que ya conocemos: Por debajo está
Ahrimán, que quiere convertirlo todo en algo rígido, por encima está Lucifer, que trata de llevarlo todo afuera...
Por ello, nuestro edificio se ha convertido en un punto de equilibrio en el universo, que ha sido arrancado a
duras penas y liberado del reino de Ahrimán y del reino de Lucifer" (199). Este estado de equilibrio consigue
su más alta manifestación en el Grupo escultural de la talla que repre senta en forma artística al
Representante de la Humanidad,

210

el Cristo, como el Arquetipo del yo grupal de la humani- dad y al mismo tiempo, del Yo superior de cada ser
humano individual, entre Lucifer y Ahriman: "Todo llega a culminar en la figura central del Grupo, en este
Representante de la Humanidad, en Quien todo lo que pertenece a Lucifer y Ahriman ha de ser aniquilado".

En este punto, es apropiado introducir la sorprendente historia, transmitida por Heinz Müller, acerca del modo
en que Rudolf Steiner creó el grupo escultórico. Müller cuenta "que había obligado tanto a Ahrimán como a
Lucifer a posar para la escultura. En el caso de Ahrimán, se llevó a cabo con un enorme grado de compulsión,
mientras que en el caso de Lucifer, éste se conformó más fácilmente". (200) Ambos espíritus tuvieron que
servir de modelo durante todo el tiempo que necesitó hasta termi- nar su obra. Sólo entonces, Rudolf Steiner
puso fin al modelado, porque, según sus propias palabras: "En nues- tros días actuales, la humanidad tendrá
que intentar for- mar claras imágenes de las fuerzas opositoras y a través de ello, privarlas de su poder". En
aquel tiempo, en una de sus conferencias en Dornach, Rudolf Steiner dijo áspera- mente: "¿Cuál es la más
profunda característica de nues- tra época y de la evolución del alma consciente? La más profunda
característica de esta época es que el hombre deberá conocerse a sí mismo lo más posible y con toda
intensidad y estar de lo más alerta en cuanto a las fuerzas opositoras que amenazan la armonía de la
humanidad en su conjunto y conocerlas en profundidad. Por esta razón, un conocimiento consciente de las
fuerzas luciféricas y ahrimánicas que actúan contra el hombre, ha de ser pro- gresivamente divulgado en
nuestros días". (201)

Para que podamos comprender esta increíble historia de Heinz Müller, desde un punto de vista oculto es
necesario tener en cuenta que sólo la luz del Cristo Sol actuando en

211

el cuerpo astral del Iniciado, puede tener encerrado el poder de Lucifer, igual que sólo la vida del Cristo Sol,
actuando en Su cuerpo etéreo puede mantener encerrad En otras palabras, la creación del Grupo escultórico
fue el poder de Ahrimán.

la consecuencia directa del logro conseguido por Rudolf Steiner, el Iniciado Cristiano de los tiempos
modernos, de los niveles superiores del Camino Maniqueo, descrito en esta obra, un camino que se
concentra (como es también el caso del Camino moderno Rosacruz), en la experiencia consciente del Cristo
en el propio Yo y, como resultado, la posibilidad de un encuentro directo con espiritual. Y por eso, Rudolf
Steiner pudo (según su pro- pio testimonio) tanto en el Grupo escultural como en el motivo o tema central de
las pinturas de la cúpula peque ña del Goetheanum representar al Cristo tal como se le revela en nuestros
días al Iniciado, en el mundo etéreo más próximo a la Tierra. Heinz Müller nos lo cuenta ast "Entonces Rudolf
Steiner se puso a hablar sobre la simili tud entre su estudio y el Semblante de Cristo. Si uno se le encontrara
en el mundo espiritual, la primera impresión sería que cambia de forma sorprendente con cada pensa- miento,
sentimiento o impulso de la voluntad... Ahora como Su Ser mora en las cumbres etéreas, libre del cuerpo de
Jesús de Nazaret, este cambio constante de Su sem blante se incrementa más aún. Sin embargo y a pesar
de ello (nos aseguró Rudolf Steiner) las formas y también los colores del Representante de la humanidad
estaban mode lados de forma tal que si uno tuviera un encuentro con El (en el mundo etéreo) le reconocería
inmediatamente. En cuyo caso uno también podría hablar de una cierta verosi militud". en el mundo

Del mismo modo, Rudolf Steiner le dijo al antropósofo suizo Willi Aeppli (quien fue a visitarle a su estudio en

Dornach), como respuesta a una pregunta que le conmo cionaba pero que nunca llegó a plantear, hacia la
figura de Cristo en el Grupo escultórico: "Sí, así es como yo Le vi", (202) Y en la conferencia del 29 de junio
de 1921, que fue dedicada a una minuciosa y detallada descripción de las formas esculturales y pictóricas del
primer Goetheanum, él explicó la procedencia de la figura de Cristo en la cúpula pequeña, de la manera
siguiente: "Uno puede imaginar que (el Representante de la Humanidad) es el Cristo. Lo he formado todo
proviniendo de mi percepción clarividente, como la figura de Cristo... Naturalmente, no necesito que nadie lo
crea, pero es el propio Cristo tal y como se pre- sentó en mi visión del Espíritu... Cristo se yergue allí como la
encarnación del amor".(203)

En general, Rudolf Steiner habla notablemente poco acerca de las últimas jerarquías de fuerzas opositoras,
las llamadas Asuras. Aparte de algunas fugaces referencias en sus primeras conferencias, (204) la única
información detallada que se puede encontrar está en la conferencia del 22 de marzo de 1909 (ver nota 69).
La siguiente (y muy breve) referencia a estas fuerzas se encuentra en la confe- rencia del 15 de diciembre de
1919 en Dornach, (en el ciclo Die Sendung Michaels, GA 194) después de la cual, hasta el final de su
actividad terrena, Rudolf Steiner nunca más habla de ellas (la razón era que él concentraba todos sus
esfuerzos en alcanzar un nivel de conocimiento y de resis- tir a las fuerzas de Ahrimán a la vista de su
inminente encarnación entre los hombres).

Con respecto a los espíritus asúricos, Rudolf Steiner (en la última de las conferencias a que nos hemos
referido) los describe como Seres que soportan "la enfermedad cultu-

213
ral, la muerte cultural" (205) dentro de la civilización terres tre, influencia que la humanidad podrá contemplar
solo en la medida en que las aspiraciones de los Nuevos Misterios sean llevadas a efecto en la Tierra. "En
nuestra época, el mundo debe encontrar el modo de

recibir una vez más el principio de la Iniciación así como los principios de la civilización" (206). En estas
palabras, los únicos medios de resistir a la tentación asúrica que se dan al conjunto de la humanidad y,
especialmente a los antro pósofos, son las fuerzas contrapuestas que al mismo tiem po son el camino que
conduce a su redención, que sólo comenzará cuando los Nuevos Misterios y el principio de Iniciación
asociado a él, se hayan extendido por toda la Tierra y hayan tomado el liderazgo de la civilización terre- na.
Estos serán los Misterios en los que el Cristo Sol brilla- rá no sólo como una luz confiriendo un conocimiento
superior a los cuerpos astrales de los hombres, no sólo como una nueva vida en Imaginaciones, que
alcanzará entonces a los cuerpos etéreos de los hombres y de alli fluirá a la vida social, formando y
transformándola, sino que serán los Misterios los que se manifestarán penetran- do en el cuerpo físico y
permeándolo con las fuerzas de resurrección del amor del Cristo, que es el único capaz de vencer
"enfermedad y muerte" dentro del hombre tanto, en la cultura terrena en todo su conjunto. y por

La fundación de esos nuevos Misterios Cristianos fue trazada por Rudolf Steiner en la Conferencia de
Navidad de 1923/1924. Desde entonces, como una semilla para su progresiva evolución entre la humanidad,
se dio la posi- bilidad a los corazones y las almas de todos los verdade- ros antropósofos del pasado,
presente y futuro, de intro- ducir en su interior la Piedra de Fundación que fue for- mada por Rudolf Steiner el
25 de Diciembre de 1923 en el mundo etéreo más próximo a la Tierra, sacada de las fuer-

214
zas de la Santísima Trinidad (del Espíritu Santo, del Hijo y del Padre) actuando en nuestro cosmos: "Desde
esas tres fuerzas: desde el Espíritu de las cumbres, desde las fuer- zas del Cristo en la circunferencia y desde
la actuación del Padre, la actividad creadora del Padre que emerge desde las profundidades, demos forma en
este momento, en nuestras almas, a la Piedra Fundamental dodecaédrica que bajamos hasta la base de
nuestras almas para que permanezca allí como signo poderoso de los fuertes fun- damentos de nuestra
existencia anímica y para que en el futuro trabajo de la Sociedad Antroposófica podamos per- manecer en
esta firme Piedra de Fundación".(207)

La Piedra de Fundación, que desde entonces ha servido como base de la vida del alma de cada verdadero
antro- pósofo, fue formada por las fuerzas del Espíritu, que pro- ceden de las alturas y que conducen a la
victoria y supe- ración del poder de Lucifer; por las fuerzas de Cristo, que actúa alrededor de la Tierra y
conducen a la victoria y superación del poder de Ahrimán entre los hombres; y por las fuerzas del Padre, que
proceden de las profundi- dades y conducen a la victoria y superación del poder de los Asuras en la evolución
terrena. (208) Sin embargo, el hombre puede colocar esta "dodecaédrica Piedra de amor", esta "dodecaédrica
Imaginación de amor" dentro de su propio corazón, en su propia alma, (y entonces penetrar en el camino de
los Nuevos Misterios) sólo si aspira con todo su ser hacia la

"Luz Divina,

Cristo-Sol"

que relumbra hacia el Punto de la Transición de los Tiempos y de cuyas fuentes, el mundo de luz, el mundo
de Imaginaciones portadoras de vida (209) y el mundo de

215

amor, (expresión cósmica del mundo de la Trinidad) pue dan fluir y penetrar al ser humano. (210) Y de la
misma manera que en el universo se lucha siem

que pre hacia adelante, así este mundo de la Trinidad puede ser recibido en la Tierra sólo a través de la
triplicidad le es análoga: por la luz humana, por la capacidad huma na para la vida en Imaginaciones y por el
amor humano. Porque si llevamos hasta Cristo la luz espiritual del cono- cimiento superior que surge de la
experiencia no egoísta de pensamientos científico-espirituales: Si llevamos a Él nuestra facultad de vivir en
Imaginaciones, que se adquie- re por el trabajo de la meditación y cuya influencia se extiende por nuestro
entorno social; y, finalmente, si lle- vamos a Él nuestro amor sacrificial, espiritualizado y puri- ficado de todo
egoísmo, nuestra luz humana será fortale- cida por su mundo de luz, nuestras Imaginaciones huma- nas
serán fortalecidas por Su mundo de Imaginaciones y nuestro amor humano espiritualizado será fortalecido por
Su mundo de amor. Entonces surgirá en la Tierra "una verdadera comunidad de seres humanos para la Antro-
posofía", a la que ni Lucifer (quien acapara luz sólo para sí mismo) ni Ahrimán, (que oscurece las
Imaginaciones y congela todo lo que tiene vida) ni los Asuras, (que llevan la muerte a todo lo que es amor),
podrán tener acceso.

"Entonces brillará la Piedra de Fundación ante los ojos de nuestra alma, esta Piedra de Fundación que ha
recibi- do su substancia, del amor universal y del amor humano; su imagen (su forma) de la Imaginación
universal y de la Imaginación humana; y su brillante radiación, de los pen- samientos universales y de los
pensamientos humanos (su brillante resplandor que en cualquier momento en que lo recordemos, podrá brillar
e iluminarnos con suave luz, con luz que estimulará nuestros actos, nuestros pensa mientos, nuestros
sentimientos y nuestra voluntad)".

216

"Este bien puede llegar a ser" lo que fundamos en el mundo a través de nuestros actos, que proceden de un
pensar permeado de tolerancia, de un sentimiento que es capaz de perdonar y de una voluntad que se
esfuerza por participar en la creación de una nueva comunidad kármica de seres humanos en la Tierra.
Entonces, el "Espíritu que rige en la resplandeciente luz de pensamientos alrededor de la dodecaédrica
Piedra de Amor" como el Espíritu de los nuevos Misterios de Micael, que es el único capaz de conducir a la
humanidad hacia el futuro en el sentido de las intenciones de Micael-Cristo, será capaz de fluir y derramarse
en toda la evolución humana, "donde dará su luz y su calor para el progreso de las almas humanas, para el
progreso del universo".

De esta manera, podemos encontrar en la Conferencia de Navidad el arquetipo y, a la vez, la quintaesencia


de este camino que nos hemos esforzado en delinear en la presente obra. Se deduce de ello que un
acercamiento a su esencia espiritual no va a llegar a través de pensamientos abstractos, como uno querría,
en el caso de un evento pasado, sino a través de una verdadera actividad interior, a través de ir
transformando interior y progresivamente toda la humanidad propia, desarrollando las cualidades de la
tolerancia, el perdón y la capacidad de soportar el karma de otros. Porque la Conferencia de Navidad sólo
revela su esencia espiritual a aquél que se afana por apro- ximarse a ella mediante la ayuda de los mismos
impulsos espirituales que fueron establecidos 66 años antes "en la corriente del ser humano" por su inspirador
y creador, Rudolf Steiner.

217
POSDATA

La necesidad de la posdata que viene a continuación, ha surgido como resultado de las preguntas planteadas
al autor en sus conferencias sobre el significado oculto del perdón, que se dieron en varias ciudades de
Europa mien- tras la presente obra se estaba escribiendo.

Ante todo, es necesario señalar con absoluta claridad que el perdón, en el sentido Maniqueo, no significa en
absoluto simplemente la no resistencia al mal. Al contra- rio, si uno ha de eludir el uso de cualquier forma de
vio- lencia, tanto interna como externa, frente a otra persona, cualquier equivocación o error (y especialmente
algún mal o falsedad) por su parte debe de ser contrarrestado con una fuerte voluntad hacia lo que es bueno
y verdade- ro y ha de ser dirigido (en la medida de las propias fuer- zas y posibilidades) hacia la rectificación
de lo que se ha hecho. En otras palabras, a menudo se encuentra uno en la vida ante situaciones en las que
el perdón necesita ser un acto puramente interno, mientras que exteriormente, ante el mal o la falsedad se ha
de dar una respuesta valiente y sin temor, contundente.

Una situación muy diferente se presenta cuando el per- dón se refiere a nuestros propios errores y
equivocaciones. Rudolf Steiner escribe acerca de esto en ¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos
superiores?: "Normalmente tra- tamos de buscar excusas para cualquiera de nuestras debi- lidades, con ello
colocamos una piedra en el camino que

219

ha de conducirnos hacia arriba", (1) Esto quiere decir que para el mundo espiritual, sólo tiene significado
ficación de los errores cometidos o de los defectos perso- una recti nales, realizada sobre la base del
auténtico autoconoci miento o, en cualquier caso, un esfuerzo por conseguirlo.

Lo mismo podemos decir acerca de las "excusas", Mientras no vayan acompañadas de una verdadera volun-
tad de rectificación de lo que se ha hecho mal, no tienen el menor significado para el mundo espiritual. Y si
también tenemos en cuenta que esa tendencia a buscar justificacio- nes es una expresión externa de ese
proceso del alma c llamamos "remordimiento", más vale que entendamos lo que Rudolf Steiner nos dice
acerca de ello: "El remordi miento no tiene valor alguno. Uno debe hacer el bien; esto acorta el kamaloka",
(212) que

Desde luego, si el "remordimiento" se entiende como parte de un verdadero autoconocimiento tiene un impor
tante significado para el hombre, porque todas las equivo caciones y errores han de ser, ante todo,
comprendidos objetivamente antes de comenzar a corregirlos. Sin embar go el remordimiento que se deriva
de la autoflagelación y de la autotortura y que de alguna manera oscurece el hori- zonte de nuestra alma con
sofocantes nubes, y que por último nos conduce a la vileza interna e incluso a la deses peración, no sólo daña
al alma del hombre, sino que, como acabamos de ver, no tiene significado positivo para el mundo espiritual.
En general se puede decir: Si el hombre que ha cometido un acto malo se arrepiente verdadera- mente,
entonces entra así en el camino de compensar e karma negativo del pasado, (karma lunar) de aquel karma
que él mismo ha generado por su mala acción. Un acte malo, destruye, en sentido oculto, la configuración
moral del mundo, disminuye la perfección de lo espiritual en el Cosmos. rel

220

Por eso el hombre que trabaja en el mejoramiento con creto de todas las consecuencias de los actos malos,
puede devolver a lo espiritual del cosmos, aquel grado de per- fección que tuvo anteriormente.

Pero en cambio, en el acto del verdadero perdón de un hombre que es capaz de perdonar plena y
completamente a quien le ha infligido el mal, surge el karma nuevo, posi- tivo o karma solar. Con el
arrepentimiento comienza la compensación del pasado, con el perdón, la creación del futuro. En el último
caso no sólo se restituye el grado de perfección perdido del cosmos espiritual, sino que será elevado a un
nivel superior que no ha tenido antes del acto del perdón.
En consecuencia, el cosmos espiritual con todas sus jerarquías se acerca un grado más a aquella perfección
que culmina con la semejanza con su creador.

Sin embargo, mientras que el autoperdón simplemente nos frena en nuestro propio desarrollo interior, no
signifi- ca que el alcanzar el perdón (o expresado de una manera más tradicional) el "perdón de los pecados"
sea imposible, en un sentido puramente espiritual, como un misterio interno del alma. El proceso espiritual,
que en este caso tiene lugar en el alma, es una de las experiencias más importantes del hombre moderno.
Vamos a explicar lo que esto quiere decir.

En la actual época del alma consciente, la meta principal para la humanidad occidental es conseguir, para un
número de personas siempre en aumento, una total e indi- vidual y completamente consciente relación con el
Ser Cristo. Como se ha explicado en este libro, uno de los medios de alcanzar esa meta es el "camino hacia
el Cristo a través del pensar", que nos lleva a los niveles de tole- rancia, perdón y tomar sobre uno el karma
de otra perso- na. Este camino está relacionado con la nueva experiencia

221

suprasensible Maniquea del bien y del mal en relación con la repeticion del Misterio del Golgota en el mundo
próximo a la Tierra, y con la nueva aparición del Cristo m forma Etérea, en la que El, desde ahora en
adelante, se revelará gradualmente a la humanidad. Gracias a estoy en completa armonía con el carácter
fundamental de liber tad de nuestra época actual, el ámbito de participación de hombre en el proceso de
redención (espiritualización) de sí mismo y del mundo deberá aumentar significativamen te, y sólo será
posible a través del logro de una relación personal y consciente con el Ser Cristo.

En este proceso jugará un papel decisivo "la Ciencia Espiritual permeada por el Cristo" o Antroposofia, que en
su naturaleza esotérica es el lenguaje en que la humanidad actual puede conversar directamente con el Cristo
Etéreo (ver capitulo II) que significa entrar en una íntima y per- sonal relación interna con Él como la que nos
puede per mitir, en meditación, recibir de El, el auténtico "perdón de los pecados". Rudolf Steiner explica
acerca de esta posibi lidad, como sigue: "Aquellos que asimilen la ciencia esp ritual permeada por el Cristo en
el sentido correcto y no simplemente en un sentido externo, pueden, con toda seguridad, convertirse en sus
propios confesores. A través de la ciencia espiritual, aprenderán, con seguridad, a conocer al Cristo tan
intimamente, y se sentirán tan inti mamente conectados con El, que podrán ser conscientes de Su presencia
espiritual. Y cuando hayan hecho solem nes votos a El, como Principio cósmico, podrán dirigir su confesión
hacia El en espíritu y, en callada meditación podrán pedirle a El perdón de los pecados... Puede que esto sea
un ideal en la vida humana, pero al menos los

antropósofos podrían ir en pos de este ideal", (13) Sin embargo, sólo será posible las dos condiciones
principales para un verdadero acto de acercamos a este ideals

222

Maniquea del bien y del mal en relación con la próximo a la Tierra, y con la nueva aparición del Cristo en
adelante, del Misterio del Golgota en el mundo suprasensible mis repeticion forma Etérea, en la que El, desde
ahora en revelará gradualmente a la humanidad. Gracias a estoy en completa armonía con el carácter
fundamental de liber- tad de nuestra época actual, el ámbito de participación del hombre en el proceso de
redención (espiritualización) de sí mismo y del mundo deberá aumentar significativamen te, y sólo será
posible a través del logro de una relación personal y consciente con el Ser Cristo.

En este proceso jugará un papel decisivo "la Ciencia Espiritual permeada por el Cristo" o Antroposofía, que en
su naturaleza esotérica es el lenguaje en que la humanidad actual puede conversar directamente con el Cristo
Etéreo (ver capítulo II) que significa entrar en una íntima y per- sonal relación interna con Él como la que nos
puede per- mitir, en meditación, recibir de Él, el auténtico "perdón de los pecados". Rudolf Steiner explica
acerca de esta posibi- lidad, como sigue: "Aquellos que asimilen la ciencia espi- ritual permeada por el Cristo
en el sentido correcto y no simplemente en un sentido externo, pueden, con toda seguridad, convertirse en
sus propios confesores. A través de la ciencia espiritual, aprenderán, con seguridad, a conocer al Cristo tan
íntimamente, y se sentirán tan inti- mamente conectados con Él, que podrán ser conscientes de Su presencia
espiritual. Y cuando hayan hecho solem- nes votos a Él, como Principio cósmico, podrán dirigir su confesión
hacia El en espíritu y, en callada meditación podrán pedirle a El perdón de los pecados... Puede que esto sea
un ideal en la vida humana, pero al menos los

antropósofos podrían ir en pos de este ideal", (213) Sin embargo, sólo será posible acercamos a este ideal si
las dos condiciones principales para un verdadero acto de

222

perdón se cumplen suficientemente: autosuperación, es decir, vencer todas las inclinaciones egoístas del yo
infe rior, y entregarse a sí mismo con amor al mundo, una buena disposición para el servicio sacrificial. Estas
dos cualidades del alma también juegan un papel importante, eminentemente central, en el moderno
discipulado espiri tual. Así, en un elevado nivel de desarrollo interno, estas dos cualidades preparan al
discípulo para los encuentros con el Guardián Menor y el Guardián Mayor del umbral. Porque el primero de
estos Guardianes exige continua- mente, para su purificación, el superar (a través del ver- dadero
autoconocimiento) todas las influencias del yo inferior que le hunden, mientras que el segundo personi- fica
con todo Su Ser este servicio al mundo, que está per- meado del amor sacrificial. (214)

Puestas juntas, estas dos cualidades forman el requisito previo para una "remisión de los pecados" interna del
Cristo en el sentido de las palabras anteriores de Rudolf Steiner. Porque sólo aquél que posee ambas
cualidades, es decir, el que es capaz de perdonar verdaderamente, puede a su vez esperar el perdón por
parte del Cristo, como se indica con absoluta claridad en la quinta petición del Padre Nuestro: "Y perdona
nuestras deudas así como no- sotros perdonamos a nuestros deudores".

El segundo tema que surge una y otra vez en relación con el tema del perdón es: ¿Es que el hecho de
perdonar a la persona que ha realizado algo malo tiene algún signifi- cado, si él, exteriormente, no tiene
conocimiento de ello? (tal vez porque se ha trasladado de lugar o porque hubie- ra muerto). En primer lugar,
debemos tener en cuenta que el perdón tiene, en cualquier hecho, una importancia deci-

223

siva para el encuentro entre ambos seres humanos en el mundo espiritual después de la muerte de ambos, n
en el sentido de que cada acto de perdón que se ha lleva do a cabo, alivia y acorta el tiempo que la persona
que ha perdonado pasa en el kamaloka, sino también y especial mente porque la nueva relación con Cristo
que ha surgido mediante el acto de perdón posibilita a la persona que ha perdonado a penetrar después de la
muerte en una rela ción completamente diferente con la persona que ha sido perdonada, de la que hubiera
sido de no mediar este acto de perdón. (Ver capítulo VI, 4). Por otro lado, el no nar hace la relación de una
persona muerta con una viva, sobre la que se ha infligido algún mal mientras estaba la Tierra, muchísimo más
difícil. Mientras que contempla su mala acción en el kamaloka en todo su significado cós- mico, la persona
que ha fallecido dirige naturalmente su mirada hacia la persona ante la cual se siente culpable. Pero si esta
última no le ha perdonado, el fallecido es inca- paz de tener acceso en su alma al ansia de reparar el mal
cometido. Esto aumenta sus sufrimientos en el kamaloka, y agrava el karma de los dos, reforzando de este
modo la fuerza de la férrea necesidad en el mundo espiritual. en perdo no sólo

Con respecto a la vida terrestre siguiente, un acto de ver- dadero perdón que va acompañado por la decisión
de devolver al mundo tanto bien y amor como le fue subs- traído mediante la mala acción, puede, después de
la muerte, guiar al alma hacia la decisión de encontrar a la otra persona, a la que le ha infligido el mal, de
nuevo en la Tierra, aunque ahora no para kármicamente se le debe, sino para ayudar a la persona "recibir" de
ella el bien que que hizo el mal, para que consiga de nuevo el grado a perfección interior que había perdido
como consecuencia de haber cometido el mal. De esta forma, el encuentro de una persona con una
individualidad o con un grupo de de
224

personas a las que hubiera perdonado puede significar en la vida siguiente no sólo el pago de la deuda
anterior (como sucedió, para dar un ejemplo clásico, en el caso de Pestalozzi) (215) sino que también puede
ser el comienzo de un nuevo karma, asumido libremente, en el sentido de las altas intenciones del Cristo
como Señor del Karma. Es también una especie de "respiración moral" (Ver capítulo VI) que extendiera su
influencia no sólo a través de una, sino de varias vidas sucesivas terrenales.

Desde luego, una persona que ha hecho daño a otra no es liberada, por el perdón, de la necesidad kármica
de aportar al otro en la vida siguiente (o vidas sucesivas) tanto amor y bien como mal hubiera cometido. La
ley del karma continúa actuando con férrea necesidad. Pero a través del perdón (que desde un punto de vista
espiritual está siempre asociado a una renuncia voluntaria de una futura "compensación") los modos en los
que el karma es compensado, pueden llegar a ser totalmente diferentes. Porque todo el amor y la bondad que
una persona (que en una vida terrenal anterior hubiera cometido una mala acción en el caso de noperdón)
tendría que devolver a la otra en la vida siguiente, a través del perdón, podría ser utilizado en el cosmos
espiritual de un modo totalmente diferente, como bondad y amor que serían libremente ofrecidos al mundo y a
su posterior evolución en el espí- ritu de los objetivos e intenciones del Cristo como Señor del Karma. "Para
asegurar que en el futuro nuestra cuen- ta kármica pueda ser compensada (es decir, cuando en el futuro
hayamos encontrado nuestro camino hacia Cristo, esto será aceptado en el orden cósmico en tal forma que el
proceso de compensación de nuestro karma pueda aportar el bien más grande posible a la humanidad para el
resto de su evolución humana) esto será responsabili- dad del Cristo, Quien desde ahora en adelante será el

225

Señor del Karma", dijo Rudolf Steiner en relación con el

Finalmente, quedan aquellos casos en los que el hombre, durante una cierta parte del camino de su vida, no
tiene enemigos ni personas a las que perdonar alguna cosa. "No tengo nada que perdonar a nadie", es algo
que podemos oír de vez en cuando. Por supuesto, semejante observación puede ser el resultado de un
autoconocimiento insuficien te. Pero se podría dar el caso (especialmente si una situa ción así en la vida, está
combinada con una realización completa del propio destino) de que una situación como ésta pudiera ser el
resultado de un karma particularmente favorable, por ejemplo, el resultado de numerosos actos de perdón en
vidas pasadas. Es verdad que períodos de la vida como éstos sólo se dan temporalmente y las dificulta des y
problemas surgen tarde o temprano. Sin embargo, semejante "período kármico feliz" puede y debe ser utili-
zado para el desarrollo de un sentido más alto de gratitud hacia todo lo que sucede alrededor de una persona,
un sen- timiento que se transforma en lo que Rudolf Steiner llama "el amor omniabarcante" hacia el
mundo.(217) Este amor absoluto guiará como una especie de fuerza espiritual al hombre en la próxima vida
terrenal, o en algunos casos ya en esta vida terrena, hacia aquellas situaciones de la vida que necesitan de
una manera especial la "respiración moral" Más aún, esta persona será capaz de ayudar a los demás de una
manera mucho más eficaz y especialmente a aquellos que en la vida terrena presente, son menos capa- ces
de perdonar. Sin embargo, todo esto podrá suceder no a través de la necesidad de su karma personal, sino
"bajo las órdenes" de los poderes superiores.

tema. (216)

Un sentido tan conscientemente desarrollado de grati- tud hacia el propio destino y a todo lo que le sucede a
uno, se convierte en una fuerza espiritual dinámica y especial-

226

mente poderosa en el caso de un karma particularmente difícil, o como resultado de soportar sufrimientos
excep- cionalmente grandes y malos. Porque es un reto el mante- ner este sentimiento en circunstancias
difíciles de la vida. Lo único que puede ayudar en este caso es el verdadero progreso en el camino del
discipulado espiritual, por estar relacionado con el desarrollo de la capacidad de transfor- mar el mal que se le
ha infligido a uno, en sabiduría inter- na, en un anhelo constante de encontrar en los sufrimien- tos, injusticias
y golpes que uno ha sufrido un "significa- do espiritual superior". Lo que tradicionalmente se ha lla- mado la
"Providencia Divina" puede (para un hombre que sigue el camino del discipulado espiritual moderno y se ha
familiarizado, a través de la Antroposofía, con la esencia espiritual de las leyes del karma y la reencarna-
ción), convertirse en una Iniciación Maniquea consciente- mente experimentada, que conduce a una
experiencia de la presencia y de la actuación del Cristo Etéreo como Señor del karma, tanto en el destino
individual como en el destino espiritual de toda la humanidad.

Desde luego, cuanto más fuerte sea la relación kármica entre las personas y grupos de gente, tanto más difícil
se volverá el hecho del perdón. Por otro lado, cuantas más fuerzas internas se necesiten para el perdón, más
impor- tantes serán los frutos del perdón para la vida de la per- sona después de la muerte, y para todas sus
encarnaciones posteriores. Porque la situación que causó la aparición del perdón con la fuerza con que se
manifestó en el caso de Simon Wiesenthal siempre surge de las más profundas bases kármicas; en su
esencia espiritual, no es otra cosa que una cuestión interna acerca del Cristo, fruto de un acercamiento
consciente a Su esfera espiritual.

En este sentido, podemos decir: la agudeza del proble- ma del perdón en nuestra época es a la vez un reflejo
de la

227

necesidad de una nueva y consciente relación con el Crist y de la revelación de su significado superior
espiritual, y la misión del perdón que está asociada a ella (revelación que ahora es posible gracias a la ciencia
espiritual mode na o Antroposofía).

228
APÉNDICE 1

Texto de la "Llamada a la Reconciliación", por María Steiner¹

Dornach, 12 de Diciembre 1942

A los miembros de la Sociedad Antroposófica en Suiza.

Uno oye muchas cosas acerca de los problemas que con- ciernen a los miembros de nuestra Sociedad. Y
¿cómo podría ser si no? Para más seguridad, aparecen ante nues- tros ojos por todos lados, algunos son de
naturaleza exter- na, otros, de naturaleza interna; en cierta medida son incluso interdependientes, unos de
otros. Como son de naturaleza interna y tienen, por tanto, un alma y un aspec- to individual proceden del
juicio del propio individuo. Su manifestación externa está fuertemente relacionada con la más brutal y
destructiva dureza de los eventos contempo- ráneos. Porque todo lo que es de naturaleza productiva, todas
las iniciativas de cualquier clase, son progresiva- mente aplastadas y suprimidas por los poderes actuales.
Estamos ante la destrucción despiadada de lo que ya se ha creado y realizado.

1 Tomado de María Steiner: "Briefe und Dokumente vornehmlich aus ihrem letzten Lebensjahr (Cartas y
Documentos del último año de su vida). Dornach 1981.

229

"En esta tormenta interior y lucha exterior, el espíritu escucha algo que apenas comprende: el hombre que se
supe ra a sí mismo encuentra la libertad en el poder que une a todas las criaturas".

O que en los últimos siglos pudo realizarse en la con Lo ciencia del propio individuo, ha de ser dominado p
sivamente por los grupos, por progre las comunidades. Pero no hay tarea más difícil, porque una comunidad
es una masa fluctuante; cambia constantemente no sólo su aspecto exterior, sino también su figura interna.
Cuando ardus mente se ha logrado, a través de muchas luchas y expe- riencias, un estrato de humanidad con
un nivel más maduro de consciencia, entonces la generación siguiente (o aquellos que anteriormente habían
permanecido apar- tados en alguna forma) se lanza con ardor, como sus suce- sores que ahora tienen que
comenzar de nuevo con acu- muladas experiencias y que, como consecuencia, dirigen la fase de madurez, de
una madurez que había sido alcan zada en una etapa anterior, menos madura. Cuando los viejos problemas
han de ser confrontados por esta joven generación, se hacen juicios muy a la ligera; están muy dispuestos a
decir lo que piensan (pero la mayor parte de ellos no tienen la base necesaria para juzgar). En algunos casos
muy complicados son absolutamente incapaces de resolver la situación. Se extiende todo tipo de rumores, y
esto significa que no sólo toman formas diversas, sino que su misma esencia es falsificada, tergiversada, los
hechos se cambian a menudo por los opuestos. Como se han ido cre- ando problemas durante años y
décadas, se ha perdido su auténtico valor a través de simpatías y antipatías y tam bién por haber sido
sometidos a los deseos de las perso- nas. Cualquiera que no haya participado pleno conocimiento desde el
principio, pronto se verá en todo con

230

enredado en una impenetrable maraña y verá espectros, no realidades. Andará a tientas en la oscuridad, la
verdad se alejará de él.

Actualmente cada nueva generación es más inteligente que la anterior (porque aprovecha el progreso de
aquéllos que ya se fueron y ese progreso les conduce hacia delan- te). Pero no por ello se hacen más sabios,
porque la sabi- duría se gana o adquiere por el trabajo particular que uno lleva a cabo y por la experiencia que
uno ha ido acumu- lando a lo largo de muchas encarnaciones y de la vida pre- sente que uno vive en plenitud.
Es muy instructivo expe- rimentar lo ingenua, o incluso necia, que puede ser la gente superinteligente, y ¡qué
imprudentes aquellos que tienen brillantes talentos! vil opgedot

Y ¿qué relación tiene esto con la verdad? Queda como algo a lo que aspira la humanidad. Nunca la tenemos
com- pletamente. ¡Qué cantidad de autodecepciones y desilu- siones nos proporciona, incluso cuando
pensamos que ya la tenemos, que la hemos hecho nuestra! ¡Cómo una y otra vez se hace trizas a través de
la pasión, de la honra perso- nal, de la vanidad y de la ambición! Pero si pervive como una lucha, como un
anhelo del alma, siempre hay una base fundamental en el alma sobre la que uno puede cons- truir más
adelante, incluso si todo parece inseguro. Entonces, no se ha perdido todo; uno no debe desesperar- se. Pero
incluso aunque pudiera ser sofocante por un tiempo, este anhelo ha de estar presente como una fuerza
conductora dentro del hombre, como una aspiración a la verdad. Si uno no mantiene la sangre fría, con
perfecto conocimiento del hecho, y si ese impulso no actúa cons- cientemente en la vida de la comunidad,
sería ilusorio poner esperanzas sobre su salud. bot sb of

Aún así, estas son raras ocasiones, y han de ser verifica- das por inquebrantables y firmes hechos si han de
contar

231

como tales. La realidad actual no se debe ensombrecer p opiniones surgidas de la pasión, por simpatías o por
rumo res de autoperpetuidad avivados por la emoción. Cualquier cosa de esta especie conduce a
conclusiones erróneas. ¿Qué es lo que se tiene que hacer si una comunidad, que por

mantiene dentro de ella una sagrada obligación que ha sido asumida en nombre de la historia del mundo, que
tiene una misión que proteger y llevar hacia adelante y sin la cual en el futuro la humanidad se convertiría en
algs totalmente decadente, desarrolla problemas que no se pueden resolver internamente? Ha de hacerse
justicia ante la obligación que se ha contraído con el destino (y a pesar de ello es incapaz de liberarse de las
cadenas y cargas que le estorban, porque los individuos responsables capaces de autosuperarse). El ciego
discipulado, sin embargo, no resuelve los problemas. ¿Qué hay que hacer? La resolución de autosuperación
ha de ser tomada cons- cientemente por la comunidad. Clara y voluntariamente. no son

Como Sociedad permanecemos ante la cuestión de ser o no ser. Las catástrofes que nos han sucedido a
causa de la Guerra Mundial, el aislamiento de los países, el empobre- cimiento, etc., hace que parezca casi
imposible que poda- mos preservar nuestra identidad como un cuerpo externo, y todavía pueden suceder
milagros. Estos suceden cuando la substancia moral es de tal fuerza que puede hacer posi- ble un milagro.
¿Qué podemos hacer para salvar nuestra substancia moral?

¡Podemos perdonar! Todos podemos perdonar lo que permanece interiormente sin perdonar. Podemos perdo-
nar lo que ha de ser perdonado, en lugar de revolver entre las viejas injusticias. Podríamos trazar una línea
por deba- jo de todas las viejas historias que nos hunden y que, o bien porque somos jóvenes, o bien porque
ya no estamos involucrados, no estamos en situación de penetrar en todo

232

su sentido. Podemos sostener rápidamente la idea de que sólo lo que es fructifero es verdadero. Debemos
ser capa- ces de trabajar juntos de nuevo, en armonía y sin excluir a la gente que no nos gusta, sin impedir a
los demás partici- par, a quien es honesto con el trabajo y con Rudolf Steiner; sin cerrarnos ni ponernos
barricadas ante aquellos que buscan el conocimiento espiritual como sólo Rudolf Steiner puede darlo; sin
echar fuera a las almas que bus- can, por cuya causa él escogió conscientemente el camino del martirio,
surgido del amor hacia la humanidad, por la totalidad de la humanidad equivocada. El amor se convir- tió en él
en conocimiento (y podría convertirse también para nosotros si seguimos ese camino). Andrea Cristofore

Nos encontramos ante el vigésimo aniversario de aquel fuego que le quitó la vida terrestre, incluso aunque
duran- te casi dos años continuó brillando como un radiante fuego sacrificial y nos proporcionó tesoros
inimaginables a través de sus llamas. A la vista de este sacrificio y de esta muerte, de la que con seguridad
todos somos culpables, tanto a nivel individual como a nivel de Sociedad (porque él asumió sobre sí mismo
nuestro karma) ¿no podemos olvidar, reconciliarnos y abrir nuestras puertas a aquellos que lo buscan?

Me da la impresión de que esto nos ofrece la única posi- bilidad para purificarnos, como Sociedad y como
indivi- duos. Digo esto en plena consciencia del peso de estas palabras, consciente del hecho de que según
la valoración humana, tendré que presentarme en breve ante la forma espiritual de Rudolf Steiner.
Rescatemos su trabajo y su cultura humana superándonos a nosotros mismos y reconciliándonos, abriendo
nuestras puertas a aquellos que lo buscan.

María Steiner

233
APÉNDICE 2

Texto de la contestación escrita de Ita Wegman a la "Llamada"

Ascona, 15 de Febrero del 43 Kur-und Erholungsheim Casa Andrea Cristoforo

Querida Señora Steiner,

Por favor, disculpe que le escriba. He leído su artículo a los miembros, que Ud. escribió poco antes de la
Navidad de 1942, en el suplemento del Goetheanum.

Su artículo se puede leer de muchas formas. No me voy a permitir juzgarlo. Simplemente deseo hacerle
saber, con estas líneas, que sus palabras me causaron una profunda impresión; son importantes y están
llenas de posibilidades para el futuro. Por ello le quiero dar, mi estimada Sra. Steiner, las gracias.

Respetuosamente suya,

Ita Wegman

235
NOTAS ADICIONALES

Excepto los que ya se indican, todos los trabajos a que hacemos referencia, son de Rudolf Steiner. El
Gesamtausgabe (GA) o número de volumen, aparece sólo cuando no hay traducción publicada. La lista com-
pleta de los pertinentes títulos alemanes GAs, se encuen- tran en la última página.

RSP: Rudolf Steiner Press, Forest Row. AP: Anthroposophic Press, New York.

RSPC: Rudolf Steiner Publishing Co. London.

APC: Anthroposophical Publishing Co. London. CBG: Código de la biblioteca del Goetheanum.

ERS: Editorial Rudolf Steiner, Madrid.

EAA: Editorial Antroposófica, Buenos Aires. EAM: Editorial Antroposófica, México. EK: Kier, Buenos Aires.

CCA: Comunidad de Cristianos, Buenos Aires. E: Epidauro, Buenos Aires.

BMW: Boletín de Metodología Waldorf. EMW: Editorial Waldorf México.

ED: Editorial Dédalo, Buenos Aires.

ABPN: Asociación Benéfica Proniño, Lima.

AEWB: Publicacions de l'Associació d'Escoles Waldorf, Barcelona.

EDAF: Editorial EDAF, Madrid.

LO: Librería Ocultista, Buenos Aires.

237
RIA: Revista de Iniciativas Antroposóficas, Barcelona. BMA: Biblioteca del Más Allá, Madrid BO: Biblioteca
Orientalista, Barcelona. BPD: Branca Pau de Damasc, Barcelona, SAE: Sociedad Antroposófica de España.

Excepto en los casos indicados las notas son del autor 1. "La Filosofía de la libertad". ERS 1986, ch IX

2. F.Rittelmeyer. "Das Vaterunser. Ein Weg zur Menschwer- dung", "El Padrenuestro", Edit. Comunidad de
Cristianos.

3. Se refiere a la división de la humanidad en las dos razas "los buenos" y "los malos" que comenzará en la
sexta época, ver la conferencia de 25 de junio de 1908 "El Apocalipsis de San Juan", EAA.

4. Ver la descripción del "Hombre Eslavo" en las pinturas de la cúpula pequeña del primer Goetheanum, en la
conferencia de 29 de junio de 1921, "La concepción arquitectónica del Goetheanum", RSP/AP 1983 y también
el apéndice I del presen- te libro "Die geistigen Quellen Osteuropas und die Künftigen Mysterien des Heiligen
Gral", Dornach, 1989. Ver también H.Raske, "El lenguaje del color en el primer Goetheanum", Dornach, 1983.
Relativo a la relación del hombre ruso con su doble, ver la conferencia de 16 de noviembre de 1917 "Medicina
geográfica y el Misterio del doble". Epidauro A aonaud

5. Ver nota al pie y también la conferencia de junio de 1908.

6. Ver nota 2.
7. Ver las conferencias de 28 de enero de 1907, "El Padrenuestro", AP1970; de 4 de febrero de 1907, "La
estructura del Padrenuestro", RSP 1971, y 6 de marzo de 1907 (GA97)

le 1907. (Ver en n°7) 8. Conferencia de 4 de febrero de 1907. 9. Conferencia de 28 de enero de 1907. (Ver
n°7)

10. Ver la conferencia de 25 de octubre de 1981 "Desde los síntomas a la realidad en la historia moderna",
RSP 1976, capítulo VII.

238

11. Ver la conferencia de 18 de abril de 1909, "Las jerarquías espiri tuales y su reflejo en el mundo físico".
EAM.

12. Conferencia de 23 de marzo de 1915, (GA 174a)

13. Ver la conferencia de 21 de noviembre de 1911, "Realidades

internas de la evolución", RSPC 1953. 14. Ver "La Ciencia Oculta", ERS 2000, el capítulo titulado "Estado

actual y porvenir del mundo y del hombre". 15. Ibid. Así como los grandes períodos de la evolución terrestre
se reflejan en los pequeños, igualmente existe una conexión entre la futura encarnación de Júpiter y el sexto
gran período de la Tierra, que dará comienzo después de la "guerra de todos con- tra todos" (Ver nota nº5), y
también con la sexta época cultural (la Eslava). Más aún, las siete peticiones del Padrenuestro no son
solamente las llaves de las siete épocas culturales, sino tam- bién de los siete grandes períodos. Así, el
primero de éstos, el período Polar, representa la expresión de la Voluntad del mundo espiritual, guiando al
mundo terrestre a su manifesta- Ición física. En la época Hiperbórea, cuando se separó el Sol de bla Tierra, la
relación que hubo entre las fuerzas del Reino solar y los Seres superiores que lo habitaban, con la Tierra, está
total- mente definida. Después de la separación de la Luna, en la época Lemúrica, el hombre aparece por
primera vez como po- seedor del Nombre divino, (el yo individual). Más tarde, en la época Atlante, aparece
por fin en la Tierra como un ser físico. El problema del "pan de cada día" aparece por vez primera como un
asunto de bastante urgencia. En la época postatlante, el pro- blema del "perdón" (como se ha estudiado en el
presente traba- jo) se convierte en lo fundamental para el hombre. Los períodos sexto y séptimo vendrán
caracterizados por una lucha con el mal siempre en aumento y cuya conquista será una necesidad para la
futura espiritualización de la Tierra. Las dos últimas peticiones del Padrenuestro son, por tanto, las
mencionadas lla- ves para esas dos épocas. (Una detallada caracterización de las grandes épocas que se
han enumerado, aparece en la "Crónica del Akasha", EAA y "La Ciencia Oculta", ERS). oostA

239

16. Conferencia de 6 de febrero de 1917, "Metamorfosis cósmicas humanas", Spiritual Research Editions,
(Garber), Blauvelt 1999

17."Die Sonnenblume. Eine Erzählung von Schold and Vergebung" Frankfurt 1984. En relación con los
ejemplos de perdón citados en este capítulo, tenemos que tener en cuents que el autor se sintió obligado a
limitarse a ejemplos "tomados de la vida" y a excluir ejemplos literarios, que abundan tanto en el mundo
literario, ya que habría aumentado significativamen te el tamaño del libro. En las obras de los autores rusos
clásicos, (Tolstoi, Dostoievsky, Chejoy, y otros) y, en el siglo veinte, espe cialmente en las obras de Albert
Steffen, podemos ver cómo este tema ha sido profundizado y desarrollado en forma de arte.

18. George G. Ritchie, Elisabeth Sherill: "Regreso del futuro", Kingsway Publications Ltd. Eastbourne 1978;
publicado en el original en USA por Chosen Books 1978 y actualmente por Spire Books. En castellano EAA
2000.
19. La carta está publicada según apareció en el artículo "Suceso del

1 de marzo y Vladimir Soloviev" en la edición de 1988 (n°11) de

la revista "Nasche Nasledije", ("Nuestra Herencia").

20. La versión de la carta se ha valorado según el texto de las Obras Completas de L.N.Tolstoi en 22
volúmenes, Moscú 1984, volu- men 17, carta nº 378.

21. La reacción de Alejandro III ante la carta de Soloviev está en el artículo titulado "Suceso del 1 de marzo"
(Ver nota n°19), y hacia Tolstoi en las notas de su segunda carta, impreso con el n°380 (Ver nota n°20).

22. Se puede ampliar en la actual obra del autor, "Die Geistigen Quellen Osteuropas und die künftigen
Mysterien des Heiligen Gral", partes II y III, Dornach 1989.

23. Nachrichtenblatt "Was in der Anthroposophischen Gesellschaft vorgeht", publicado para los miembros de
la Sociedad Antroposófica como apéndice en el semanario "Das Goetheanum, Wochenschrift für
Anthroposophie". En el apén- dice 1 se da el texto de la "Llamada para la reconciliación".

240

24. Ver María Steiner, "Briefe und Dokumente", Dornach 1981, parte III junto con dos posteriores "Llamadas
para la reconcilia- ción" de María Steiner en 1943 y 1945, en 1946, se sugirió formar la "Nachlassverein,
sección separada de la Escuela de la Ciencia Espiritual" en el Goetheanum, cuyo contenido se puede ver en
la vida de este impulso.

25. Ver el texto completo de la carta de Ita Wegman en el Apénd. 2.

26. Ver nota 22.

27. En el artículo de María Steiner, "Erinnerungsworte" ("Palabras de recuerdo") escrito en septiembre de


1926 y publicado en "Nachrichten der Rudolf Steiner Nachlassverwaltung", n°23, Dornach 1968.

28. Conferencia de 16 de junio de 1923, "El Movimiento Antroposófico", Collison 1933.

29. Rudolf Steiner habla también acerca de "la ferviente oposición...

que en verdad ha surgido con tanto vigor hacia mis intenciones

(en la Sociedad)" en una reunión de miembros en Stuttgart el 4

de septiembre de 1921, ver L.Kolisko, "Eugen Kolisko, ein

Lebensbild", 1961.

30. Ver nota 27.

31. Ver "María Steiner. Briefe und Dokumente". Dornach 1981, parte I.

32. Cita de E. Zeylmans, "Willem Zeylmans van Emmichoven. Ein Pionier der Anthroposophie", Arlesheim.
1979. La cita que sigue es de la misma fuente.

33. Ver nota 31.


34. "El final del año y el cambio del año". Prefacio de María Steiner a la primera edición estenográfica de la
Conferencia de Navidad, publicada en inglés como "La Conferencia de Navidad para la Fundación de la
Sociedad Antroposófica General", 1923/1924, (AP 1990).

35. Ver nota 32.

36. Ibid.

241

37. Ver Clara Kreutzer, "Starke Einheit in der freien Vielheir Stuttgart 1986, el capítulo titulado "Der
Scheveninger Kreis".

38. Conferencia de 6 de junio de 1907, "Teosofía del Rosacruz, ERS. 39, Conferencia de 20 de junio de 1912,
"Hombre cósmico y terres-

tre", RSPC, 1948.

40. La posición especial de Christian Rosenkreutz (caracterizada por las palabras de Rudolf Steiner citadas
anteriormente) como "el más grande mártir entre los hombres", posición que es con- secuencia de su
participación en asumir el karma del yo huma- no en evolución, se reflejó en tal medida de desarrollo espiritual
que alcanzó después de su Iniciación en 1459, como se describe en el libro de Valentín Andreae, "Las bodas
químicas de Christian Rosenkreutz", año 1459. Más aún, el alcance de su nivel superior se asoció con esa
Iniciación especial hacia "la fun- ción del mal" que recibió al mismo tiempo de Manes (ver nota 143).

Al final de "Las bodas químicas" este nivel de Iniciación está representado por la imagen de Christian
Rosenkreutz asumien- do la misión de Guardián "en su hábito azul cielo", y que se alza en el sublime portal
de las verjas que separan el mundo terrestre del mundo espiritual (en la imaginación que Rudolf Steiner dio a
Ita Wegman, Christian Rosenkreutz aparece vestido de azul). (Ver nota 41). Christian Rosenkreutz lleva a
cabo voluntaria- mente este acto y lo describe así: "Pensé que nada podía merecer tanto la pena como
demostrar alguna noble virtud en honor de mi orden; y no había nada entonces que me pareciera más loable
y más absolutamente desgraciado que la gratitud. Aún así podia haber deseado algo más agradable para mí
mismo, superé mis propias reticencias y decidí, haciendo caso omiso del peligro al que me enfrentaba, a
liberar al Guardián, mi benefactor". En estas palabras podemos encontrar una vez más los elementos del
auténtico perdón: la auto-superación y el darse a sí mismo en sacrificio al mundo, lo que, hace posible la
liberación de la huma- nidad. Entonces, las "Bodas Químicas" prosiguen diciendo que la realización de un
sacrificio semejante y el asumir una tarea tan difícil no fue asunto fácil ni siquiera para alguien tan avanzado

242

como la individualidad de Christian Rosenkreutz, al que le supuso un auténtico esfuerzo. Para que realmente
podamos entender el significado de la

misión del Guardián de la humanidad que Christian Rosenkreutz asumió, necesitamos dirigimos a la
conferencia del 27 de marzo de 1913, titulada "Los efectos del desarrollo espiritual" de Rudolf Steiner, RSP
1978. En ella encontramos una descripción de cómo con el paso consciente del umbral, la celestial contrai-
magen de lo que se describe en el Antiguo Testamento a través de la historia de Cain y Abel, le es revelada al
Iniciado. La substan- cia de esa contraimagen es que el Iniciado debe unirse, en los mundos espirituales, con
su principio espiritual superior (el Yo superior) que aparece allí como un ser espiritual independiente. Y cómo
al mismo tiempo está en este ser espiritual superior la corporalización del sacrificio absoluto, cuya unión sólo
puede ser realizada por el Iniciado, si da el mismo paso que dio Christian Rosenkreutz.

Este paso consiste en que, habiéndose unido con ese ser espiri- tual, Christian Rosenkreutz no permaneció
en el mundo espiri- tual, sino que, bajo la dirección de las altas Inspiraciones, que se pueden comparar a
aquellas que se originaron a través del gran Guardián del Umbral, descendió de nuevo a la Tierra (Ver el
último capítulo de la "Ciencia Oculta", ERS) para allí convertir- se en el Guardián de este ser dentro del
hombre, es decir, el Guardián de la evolución del Yo superior dentro de la humani- dad. En la conferencia
anterior, Rudolf Steiner describe la Inspiración que el Iniciado recibe en ese momento, de la mane- ara
siguiente: "Gracias a que has encontrado el camino hacia el otro (ser espiritual) y te has unido a su generoso
sacrificio, ahora puedes regresar a la Tierra con él, en él, y yo te haré su guardián en la Tierra". Así, como
resultado de su Iniciación en 1459, Christian Rosenkreutz alcanzó una medida en su desarrollo individual que
era diametralmente opuesta a la que tenía Caín en el principio de la evolución terrestre de la humanidad. En
aquellos lejanos tiempos, Caín dio la siguiente respuesta a aque- lla voz de Inspiración superior: "¿Acaso soy
yo el guardián de mi hermano?" (Génesis 4:9). Con ello dirigió necesariamente la subsecuente evolución de la
humanidad hacia el desarrollo del yo individual terrestre, y hacia la siempre creciente alienación

243
de los seres humanos (incluso a la eventual posibilidad de la "Guerra de todos contra todos", surgiendo entre
ellos), que se deriva de este hecho. Por contraste, Christian Rosenkreutz se convirtió voluntariamente en el
"Guardián" de sus hermanos y hermanas humanos en su esfuerzo por desarrollar en el interior de ellos el Yo
superior, que conduce a la unión futura de los seres humanos a un nuevo conjunto espiritual y social (Ver más
adelante en "El ciclo del año como camino de iniciación que conduce a la experiencia del Ser Cristo", de S.O.
Prokofieff, Parte VI capítulo 6, Temple Lodge Press. London 1991). También podríamos decir respecto al
"Guardián" de la huma- nidad en evolución, en que se convirtió Christian Rosenkreutz, (en cierto sentido) que
asume al mismo tiempo el karma de Cain o, para ser más precisos, el Karma del desarrollo del yo de la
humanidad que fue consecuencia de aquel acto, para dirigirlo (en el espíritu Maniqueo) hacia el bien. En el
sentido del cando- roso escrito, podemos caracterizar esta misión de Christian Rosenkreutz como la
transformación progresiva de las fuerzas

de Escorpio en las fuerzas del Aguila.

41. Ver M. y E. Kirchner-Bockolt, "La misión de Rudolf Steiner, e Ita Wegman", publicado privadamente en
1977, el capítulo titulado "La misión de Rudolf Steiner".

42. Ver S.O. Prokofieff "Rudolf Steiner y la fundación de los Nuevos Misterios", RSP 1987.

43. "La Ciencia Oculta", ERS, el capítulo titulado "Integración de la Entidad Humana".

44. Ibid.

45. Conferencia de 8 de febrero de 1924, ("Antroposofía" EDAF 1987 Colección "Tabla esmeralda").

46. Conferencia de 10 de febrero de 1924, (ver nota 45). 47. Conferencia de 26 de Junio de 1924, "Curso de
educación espe cial", ERS 1999.

244

48. En la conferencia de 20 de febrero de 1917, "Metamorfosis humana y cósmica", Spiritual Research


Editions (Garber), Blauvelt, 1989, Rudolf Steiner formula un pensamiento: en lugar de utilizar la complicada
expresión "Estamos en conexión con la jerarquía de los Ángeles", podemos decir simplemente: "Estamos en
conexión con lo que va a venir en el futuro (nues- tro Yo Espiritual)".

49. Ver la "Conducción espiritual del hombre y de la humanidad", capítulo III, Epidauro.

50. "Fundamentos de Esoterismo", RSP 1983.

51. Conferencia de 8 de agosto de 1920, "Reseñas Antroposóficas" volumen 3 n°2, verano de 1981.
52. "Antroposofía, Pensamientos Guía", ERS, el artículo "Los pen- samientos del mundo en la actuación de
Micael y en la actua- ción de Ahriman" (16/11/1924) (GA26)

53. "¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?"

ERS.

54. Conferencia del 11 de febrero de 1919, "El aspecto interno de la cuestión social", ERS. Rudolf Steiner
habla también acerca de la necesidad de desarrollar la "tolerancia" en el camino del disci- pulado espiritual
moderno en "¿Cómo se alcanza el conoci- miento de los mundos superiores?", en relación con el desarro- llo
de la flor de loto de doce pétalos (ver el capítulo titulado "Algunos efectos de la Iniciación")

55. Ibid, también la cita siguiente.

56. "¿Cómo puede la humanidad encontrar de nuevo al Cristo?", AP 1984, conferencia del 1 de enero de
1919.

57. Conferencia de 20 de mayo de 1912 ("Hombre terrestre y cós- mico", RSPC 1948). Si, como dice Rudolf
Steiner, la aparición de Cristo en la esfera etérea, que comienza en el siglo veinte, va a durar tres mil años, su
final, y al mismo tiempo su culminación, será hacia el 4900-5000 D.C. que corresponderá a la segunda mitad
de la sexta época (3573-5733 D.C.). Salon

245

58. Esto se basa en el hecho de que, mientras que proceso de perdón, son las fuerzas del Maras ( las que
participan, en el proceso de tomar sobre karma de otros, son las fuerzas del Budi (p que en nuestro tiempo
han de adquirirse sales on discipulado espiritual (ver la conferencia de 24 1905, "Los fundamentos del
Esoterismo", RSP 1983)

59. Conferencia de 4 de noviembre de 1904, "La leyenda de plo", RSP 1985.

60. Rudolf Steiner dice en relación con esto: "Se podrá progra este sentido sólo cuando el hombre desarrolle
una fuer lectual muy avanzada, no simplemente para sí mismo, ha de alcanzar hasta el mundo astral. A través
de tal ca cia intelectual, el Cristo etéreamente visible podrá y al ser humano que haya avanzado por este
camino, más claramente en el transcurso de los próximos tres mil afor ferencia de 18 de noviembre de 1911,
"Cristiandad esta misión de Christian Rosenkreutz", RSP 1984.

60-A. Estos dos últimos niveles o etapas los describe Rudolf Se como el encuentro con el Guardián Mayor del
Umbral (GA 10) y con el Cristo en la Intuición (ver GA 13).

61. Conferencia de 21 de Septiembre de 1911 "De Buda a Criss AP, RSP 1987.

62. Ver la conferencia de 18 de abril de 1909, "Las Jerarquias

Espirituales y su reflejo en el mundo físico", EAA.

63. Ibid.

64. "Los cuatro Dramas Misterio", RSP 1982, "El guardián del Umbral", escena 8. La próxima cita es de la
misma fuente. El pre- mer Drama Misterio "El portal de la Iniciación", traducido pr Miguel López Manresa,
BPD.
65. Para apoderarse del dominio sobre el ser humano, y afirmar su autoridad sobre él, las fuerzas opositoras
persiguen un propis to más amplio. Es como sigue: lo que en vida constituye la natu raleza interior humana,
después de su muerte se convierte como resultado de un proceso de "cambio de dentro a fuera, en

246

todo el cosmos planetario (Ver, por ejemplo, la conferencia de 28 de agosto de 1923, "La evolución del mundo
y de la humani- dad", Spiritual Science Library (Garber), Blauvelt, 1989. Y de ello surge la posibilidad de que
las fuerzas opositoras puedan extender su autoridad, que han ganado sobre el hombre, y tam- bién sobre
todo el cosmos.

66. Ver nota 68. La relación entre el cuerpo astral con la Luna y del cuerpo etéreo con el Sol, proviene del
hecho de que los rudi- mentos del primero de ellos se formaron dentro del hombre en la Antigua Luna, y los
del segundo en Antiguo Sol. Ver también "La Ciencia Oculta", ERS, el capítulo titulado "Estado actual y
porvenir del mundo y del hombre".

67. Rudolf Steiner dice acerca de esto: "El yo (del hombre) sólo podía aparecer en la Tierra en cuerpos
suficientemente prepara- dos para ello y entonces desarrollarse más allá bajo las influen- cias educadoras del
impulso crístico, porque Cristo es, a escala macrocósmica, lo que nuestro yo es (y significa para nosotros los
hombres) a escala microcósmica", (conferencia de 18 de noviembre de 1911, "Cristiandad esotérica y la
misión de Christian Rosenkreutz", RSP 1984). Y después, en otra confe- Srencia: "Así pues, todo estaba en
consonancia con la evolución del Ser Cristo, una vez que Él descendió a nuestra Tierra desde el
macrocosmos, para traernos el gran impulso desde el Yo macrocósmico para que el yo microcósmico, el yo
humano, pudiera recibir ese impulso y más adelante pudiera adentrarse 9b en su evolución" (conferencia de 9
de enero de 1912, "Yo Humano y Yo Cósmico", RSPC, AP 1941). Referente a Cristo como el nuevo Espíritu
de la Tierra, ver la conferencia de 26 de mayo de 1908, "El Evangelio de San Juan", (Kier).

68. En relación con la Resurrección del cuerpo o "modelo", ver las conferencias de los días 10 y 11 de octubre
de 1911, "De Jesús a Cristo", Kier. Rudolf Steiner describe a los Seres luciféricos como habiéndose quedado
retrasados en la Antigua Luna, per- teneciendo originalmente a la jerarquía de los Ángeles, y a los seres
ahrimánicos como retrasados en el Antiguo Sol, lo que es como decir que pertenecían a la Jerarquía de los
Arcángeles. (Ver, por ejemplo, la conferencia de 22 de mayo de 1910, "Las

247

manifestaciones del Karma", Kier). Caracteriza después a le Asuras como seres que quedaron retrasados en
Antig Saturno, y que pertenecían a la Jerarquía de los Principados Espíritus de la Personalidad. (Ver la
conferencia de 2 de junio de 1907, "Teosofía del Rosacruz", ERS). En relación con esto, y en respuesta a una
cuestión sobre los Asuras en abril de 1000 Rudolf Steiner dice: "Los Asuras (los malos) son seres de un grado
superior en su voluntad hacia el mal, que los seres ahe mánicos que a su vez están dos grados por encima de
los se luciféricos."

Para que podamos entender mejor este proceso de redención de estas tres categorías de Espíritus
opositores, es necesario que caractericemos brevemente los correspondientes espiritus correctamente
evolucionados, es decir, los Ángeles, los Arcángeles y los Principados. Como ya sabemos, los Ángeles son
los portadores de un Yo Espiritual completamente evolu cionado, cuyo revestimiento más externo es el cuerpo
etéreo y su miembro superior, el octavo, está por encima del Hombre- Espíritu. Los Arcángeles son
portadores de un Espíritu de Vida totalmente evolucionado, y su envoltura más externa es el cuer po astral y
cuyo miembro más elevado es el noveno. Los TO Principados son portadores del Hombre-Espíritu totalmente
toevolucionado, su miembro inferior corresponde al yo humano y el más alto es el décimo. Estos tres
miembros superiores, el octa- arvo, el noveno y el décimo, que forman el ideal más alto de los seres de la
Tercera Jerarquía, del mismo modo que el ideal más alto para la humanidad terrestre es alcanzar el nivel de
Hombre-Espíritu (el séptimo miembro), son conocidos en el eso- terismo Cristiano como el Espíritu Santo, el
Hijo y el Padre (leer con respecto a esto la conferencia de 2 de Junio de 1907 indica- da arriba).
(Naturalmente, esto en sí mismo no constituye la Trinidad "Absoluta", sino sólo su reflejo en un plano cósmico
superior).

De ello se deduce que los Ángeles son seres que, en su Yo Espiritual, viven constantemente en
Imaginaciones del Espíritu Santo; que los Arcángeles, en su Espíritu de Vida, están pene- trados por las
Inspiraciones del Hijo, y los Principados, en su Hombre-Espíritu, por las Intuiciones del Padre. De esta
manera, los podemos ver como los servidores y embajadores de la

248

Santísima Trinidad en el mundo espiritual. De la misma mane- ra, los Ángeles, Arcángeles y Principados
retardatarios portan en su interior, respectivamente, un evolucionado Yo Espiritual, Espiritu de Vida y Hombre
Espíritu. Pero la relación de estos tres miembros espirituales con la Santísima Trinidad (esto es, con los
miembros octavo, noveno y décimo) se ha roto comple- tamente. Así, Lucifer no anhela de su Yo Espiritual su
octavo miembro, sino que se separa de él convirtiéndose en antagonis- ta del Espiritu Santo en el cosmos. De
la misma manera, Ahriman aparta sus ojos de su noveno miembro y se convierte en el adversario del Hijo
(Cristo), mientras que los Asuras, sepa- rándose de su décimo miembro, se convierten en los oponentes del
Padre.

Sólo teniendo en cuenta lo dicho, podemos entender más pro- fundamente el proceso de su redención
(descrito más arriba). Porque al encontrarse el Yo Espiritual de Cristo (que lleva den- tro de sí las fuerzas del
Espíritu Santo) en el cuerpo astral del hombre, los seres luciféricos encuentran otra vez una correcta relación
con su octavo y superior miembro, y a través de ello con el cosmos lícito o bueno, que es en sus orígenes
esencial- mente un reflejo de la Santísima Trinidad. Los espíritus ahrimá- nicos, al encontrarse con el Espíritu
de Vida de Cristo (que porta en su interior las fuerzas del Hijo) en el cuerpo etéreo del hom- bre, encuentran
de nuevo una relación con su noveno y superior miembro, y a través de ello, con el bien cósmico. Y
finalmente, los Asuras, al encontrarse en el cuerpo físico del hombre la "substancia del Elevado" que proviene
del Hombre-Espíritu de Cristo, el portador de las fuerzas del Padre, adquieren una nueva relación con su
décimo miembro, y a través de ello pene- tran de nuevo en la vida del bien del cosmos. En otras palabras,
regresan de nuevo a las fuerzas de la Santísima Trinidad y se hacen sus servidores, de la misma manera que
todas las otras Jerarquías correctamente evolucionadas.

Al final de la segunda parte del libro, se explicará algo acerca del camino moderno que surge de la
Antroposofía, en el que el hombre puede incluso ahora aprender a participar en este pro- ceso de redención.

249

69. "El hecho de Cristo y las fuerzas espirituales opositor Steiner Book Center, Vancouver, 1976.

70. Ver la conferencia de 31 de agosto de 1909, "El oriente a la del occidente", Spiritual Science Library
(Garber) Blauvelt, 10 Rudolf Steiner habla acerca del trabajo de los verdader Rosacruces para la redención de
Lucifer en la conferencia de 3 de agosto de 1909 (Ibid). En tiempos todavía antiguos, este tra bajo se llevó a
cabo en los círculos esotéricos de los Misterine de Grial, y la leyenda acerca de la piedra preciosa de la que
Sagrado Cáliz fue formado, como perteneciente a la corona de Lucifer, es una indicación de esto (ver las
conferencias de 25 27 de agosto de 1909. Ibid)

71. Conferencia de 22 de marzo de 1909, "El hecho de Cristo y las fuerzas espirituales opositoras", Steiner
Book, Centre Inc. North Vancouver, 1976. Existe un antiguo manuscrito, cuyo original guarda en la Biblioteca
del Vaticano y es uno de sus más atese rados secretos, que habla de la redención de Lucifer y tambien I del
Misterio de Pentecostés (que va unido a aquél). La única persona que poseía una copia, era el conde de Saint
Germain, en el siglo XVIII (ver la conferencia de 23 de mayo de 1904, "La leyenda del templo", RSP 1985)

72. Conferencia de 22 de marzo de 1909 "El hecho de Cristo y las fuerzas espirituales opositoras", Steiner
Book Centre, North Vancouver, 1976.
73. Ver, por ejemplo, el monólogo final de Benedictus en el cuarto Drama-Misterio, "El despertar del Alma".
"Cuarto Drama- Misterio" RSP 1982, "Cuatro Dramas-Misterio", Steiner Book Centre, North Vancouver, 1973.

74. Rudolf Steiner habla en las siguientes conferencias acerca de la encarnación de Ahrimán en la Tierra que
ha de tener lugar en los comienzos del tercer milenio Crístico: 1, 4 y 15 de noviembre de 1919, "Las
influencias de Lucifer y Ahrimán. La responsabi- lidad del hombre hacia la tierra", Steiner Book Centre, North
Vancouver 1976; 26 de octubre de 1919, "La decepción Ahrimánica", AP 1985; y de 28 de diciembre de 1919,
"El año nuevo cósmico", RSP 1938.

250

75. Ver nota 22.

76. Esto nos permite entender por qué Rudolf Steiner dice tan poco acerca de los Asuras. En primer lugar, es
porque su tentación pertenece a una perspectiva futura para la humanidad, (ver nota 72), y en segundo lugar,
porque el potencial para dependerá directamente de la dirección que tome la evolución resistirles humana,
como resultado de la inminente encarnación de Ahriman; en otras palabras, dependerá de la amplitud con que
la humanidad se prepare para su venida y para superar las enormes tentaciones que provendrán de él.

77. Este camino de iniciación de los siete grados, es de naturaleza Rosacruz, afirma Rudolf Steiner en "La
Ciencia Oculta", ERS, y en muchas otras conferencias. Ver, por ejemplo, la de 11 de diciembre de 1906 (GA
97) y de 6 de junio de 1907, "Teosofía del Rosacruz", ERS.

78. "El Guardián del Umbral", escena 6, Cuarto Drama-Misterio. En la conferencia de 9 de abril de 1924,
"Relaciones Kármicas", volumen 6, RSP 1971, Rudolf Steiner describe esta ley por medio de la conexión
kármica entre Garibaldi, que en su última encar- nación fue un sacerdote de los Misterios de Hibernia, y tres
de sus discípulos de entonces, que en el siglo XIX se encarnaron en Cavour, Mazzini y el Rey Victor Manuel.

79. Con relación a este sexto nivel, ver en la obra de S.O.Prokofieff "El ciclo del año como camino de
Iniciación que conduce a la experiencia del Ser Cristo", parte X, capítulo 2, Temple Lodge press, London
1991.

80. Por esta razón, Rudolf Steiner, en sus múltiples explicaciones sobre los siete grados de Iniciación
Rosacruz, raramente habla acerca del séptimo y más alto nivel, que en sus primeras confe- rencias denomina
"Divina Bienaventuranza" (ver nota 77) y en "La Ciencia Oculta" más generalizadamente "la experiencia
combinada de lo que ya se ha aprendido como un estado de ánimo básico".

81. Ver el texto completo de la "Llamada a la Reconciliación".

251
81-A. Una ayuda importante en este camino será la futura transfo mación de la conciencia en la nueva
facultad de ver las conse cuencias de los propios actos, clarividentemente (ver GA 116, 8/5/1910). Esta
metamorfosis de la conciencia está relacionada directamente con la aparición del Cristo en el plano etéres
Entonces el hombre será capaz de ver clarividentemente (visión kármica) lo que tendrá que hacer en su vida
para fortalecer las fuerzas del bien en la Tierra, en el sentido del principio Maniqueo (la transformación del mal
en bien). Así se convierte en un colaborador del Cristo mismo en el proceso de la trans formación del karma.

82. "Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores" ERS, el capítulo titulado "Iniciación".

83. Ibid.

84. Ver la conferencia de 19 de noviembre de 1922, "Esferas plane- tarias y su influencia en la vida del
hombre en la tierra y en los mundos espirituales", RSP 1982.
85. Conferencia de 13 de Enero de 1924, "Rosacrucianismo e inicia-

ción moderna", RSP 1982.

86. Ver la conferencia de 27 de enero de 1908, "La influencia de los seres espirituales sobre el hombre", AP
1961, y S.O. Prokofieff, "Las doce noches santas y las Jerarquías Espirituales", Temple Lodge Press, London,
1988.

87. Rudolf Steiner emplea esta expresión en el artículo titulado "La experiencia Cristo-Micael para el hombre",
(2 de noviembre de 1924) "Pensamientos-Guía. Antroposofía", ERS - RSP 1985.

88. Conferencia de 8 de Junio de 1924, "Relaciones Kármicas", volu- men 8, RSP 1973.

89. "La Ciencia Oculta", ERS. Capítulo titulado "Estado actual y

porvenir del mundo y del hombre".

90. Ver las conferencias de 14 de octubre de 1911, "De Jesús a Cristo", Kier, y de 2 de diciembre de 1911,
"Fe, Amor, Esperanza", Steiner Book Centre, Vancouver 1986.

90-A. Ver la conferencia de 2 de Diciembre de 1911.

252

90-B. Conferencia de 21 de Septiembre de 1911 "De Buda a Cristo", AP/RSP 1978.

90-C. Conferencia de 8 de Mayo de 1910 "El impulso del Cristo y el desarrollo de la autoconciencia", AP
1976; ver también la confe- rencia de 14 de Octubre de 1911.

91. Ver por ejemplo, las conferencias de 26 de mayo de 1908, "El Evangelio de San Juan" (Kier), 7 de julio de
1909, "El Evangelio de San Juan en relación con los otros tres Evangelios", AP 1982; 26 de Septiembre de
1909, "El Evangelio de San Lucas", Kier; y 1516 de julio de 1914, "Cristo y el alma humana", EAM.

92. Ver nota 3 y "La Ciencia Oculta" (ver nota 89).

93. Conferencia de 15 de julio de 1914 "Cristo y el alma humana", EAM.

94. Ibid.

95. Ibid.

96. Conferencia de 19 de Marzo de 1918 "Muerte terrena y vida

cósmica", Spiritual Research Editions (Garber) Blauvelt, 1989.

97. Conferencia de 24 de marzo de 1908 "La influencia de los seres espirituales sobre el hombre", AP 1961;
ver también capítulo VI, parte 5.

97-A. La definición completa del Yo-Espíritu en "Teosofía" es como sigue: "El espíritu envía sus rayos hacia el
interior del yo y vive en él como en una "vaina". Este espíritu que forma a un yo y vive como un yo, se puede
denominar "Yo-Espíritu" porque se mani- fiesta como el yo o "yoidad" dentro del hombre". Y: "El Yo- Espíritu
es una revelación del mundo espiritual que se manifiesta dentro del hombre." Estas palabras sobre todo se
relacionan con la actuación del Yo-Espíritu durante la presente encarnación de la Tierra, en la que sus fuerzas
son capaces de manifestarse den- tro del hombre sólo como una revelación de las alturas. Sin embargo, esta
"revelación" del Yo-Espíritu no es algo abstracto, sino que está asociado con su actual penetración de su
substan- cia dentro del yo. Más aún, la palabra "revelación" es en este caso una indicación de que el
Yo-Espíritu no es una propiedad del

253
hombre en este nivel, sino que su yo no está todavía completamen te rodeado, abarcado por él (como será en
nuevo Júpiter) sino que solamente "resplandece por encima" del yo humano "desde arriba", mientras que su
ser esencial permanece en el mundo espiritual (ver conferencia de 20 de Febrero de 1917, "Metamorfosis
cósmica y humana", Spiritual Research Editions (Garber), Blauvelt 1989).

También podemos caracterizar este proceso por medio de las palabras con que Rudolf Steiner describe la
bajada del Yo- Espíritu en la sexta época cultural: "Así, cuando el Yo-Espíritu penetre en los seres humanos
durante la sexta época cultural, un Sol espiritual estará realmente presente ante el cual se inclinarán todos los
hombres y ante el que podrán encontrar la armonía Esta sexta época cultural será muy importante; porque
traerá paz y fraternidad a través de la sabiduría común. Paz y frater- nidad, porque no sólo el yo superior
podrá descender hasta cier- tas escogidas individualidades, sino que descenderá para aque- lla parte de la
humanidad que atraviese una evolución normal. (Este Yo superior en su forma más inferior inicialmente, como
Yo-Espíritu o Manas (las formas superiores a que nos referimos son el Espíritu de Vida y el Hombre Espíritu)).
Entonces tendrá lugar una unión del yo humano gradualmente evolucionado con el Yo superior. Podemos
llamarlo unas bodas espirituales, que es como se denominó en el esoterismo cristiano a la unión del yo
humano con el "Manas o Yo-Espiritual". (Conferencia de 30 de Mayo de 1908 (1) "El Evangelio de San Juan",
AP 1962, KIER).

98. Conferencia de 16 de julio de 1914, "Cristo y el alma humana", EAM

99. las conferencias de 9 de noviembre de 1914 GA 158 (origi- nal mecanografiado Z144) y de 3 de diciembre
de 1914 (GA

174a)

100. Conferencia de 9 de noviembre de 1914 (como se ve más arri- ba). 101. Conferencia de 16 de
noviembre de 1917, "Medicina geográfi-

ca y el misterio del doble", Epidauro

102. Conferencia de 9 de noviembre de 1914 (GA 158)

254

103. Conferencia de 16 de octubre de 1918 (GA 182) "¿Cómo encuentro yo al Cristo?" EAA.

104. Ver S.O.Prokofieff: "Die geistigen Quellen Osteuropas und die Künftigen Mysterien des Heiligen Gral",
Dornach 1989, parte III, capítulo 20.

105. Ver la conferencia de 2 de noviembre de 1908, "El ser del hom- bre y su evolución futura", RSP 1981.

106. Ver la conferencia de 4 de febrero de 1913, "Los misterios del oriente y de la cristiandad", Spiritual
Science Library (Garber), Blauvelt, 1989.

107. Conferencia de 14 de agosto de 1917, "El karma del materialis-

mo", RSP/AP 1985.


108. Conferencia de 4 de junio de 1924, "Las fiestas y su significa- do", RSP 1981.

109. Ibid.

110. Ver la conferencia de 2 de noviembre de 1908, "El ser del hom-

bre y su evolución futura", RSP-1981.

111. Conferencia de 26 de agosto de 1923, "La evolución del mundo y de la humanidad", Spiritual Science
Library (Garber), Blauvelt, 1989.

112. Subsecuentemente, todavía cercanos a la transición de los tiempos, eran en general solo Dioses malos
(luciféricos y ahri- 1st mánicos) los que "recordaban" a la humanidad. De ahí la idea de la "envidia de los
Dioses" que fue tan extendida en la anti- ongüedad (conferencia de 31 de diciembre de 1923, "La historia
universal bajo el aspecto de la Antroposofía" Epidauro.

113. Por ejemplo, la voz del "Bath-Kol" (mencionada en ocultismo judío) en el original, forma sin distorsionar
en la que se inspiró el profeta Elías. Rudolf Steiner habla acerca de ello en la confe- rencia de 5 de octubre de
1913, "El quinto Evangelio", Kier.

114. Conferencia de 2 de mayo de 1910, "El impulso de Cristo y la conciencia del Yo", EAA.

115. Conferencia de 8 de mayo de 1910 (como arriba).

255

116. Citado en la conferencia de Carl Unger titulada "¿Qué e Antroposofía?" Trabajos de Carl Unger
recopilados volúmenes; volumen 1, Stuttgart 1964. en tres

117. Este elemento de conocimiento con respecto a todo aquello que es malo e imperfecto en el mundo, juega
un importante papel en el moderno discipulado espiritual. Rudolf Steiner escribe sobre ello en su libro "¿Cómo
se alcanza el conocimiento de los more dos superiores?", ERS:

"El discípulo suprime toda crítica superficial sobre cualquier cosa que sea imperfecta, mala y equivocada, y en
cambio trata de enten- der todo lo que le llega a él".

118. Ver las conferencias de 16 de enero de 1916, GA 165 (Original mecanografiado NSL 193) y de 27 de
agosto de 1924 "Relaciones kármicas", volumen 8, RSP-1975.

119. Conferencia de 15 de junio de 1915 "Preparándonos para la sexta época", AP 1957. 120. Conferencia de
2 de octubre de 1913 "El quinto Evangelio",

Kier.

121. Conferencia de 24 de marzo de 1908, "La influencia de los seres

(respirituales sobre el hombre", AP 1961.

122. Esta condición es también parte muy importante del camino moderno del discipulado espiritual. En su
libro "¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?" ERS, Rudolf Steiner se refiere a esto
como la segunda condición del discipulado, que está asociada con el cuerpo etéreo, y lo expre- sa así: "La
segunda condición consiste en sentirse a sí mismo como miembro de la humanidad, como un todo". Y
continúa hablando sobre la necesidad del sentimiento siguiente que ha de alcanzar el discípulo: "... que soy
sólo un miembro de la humanidad como un todo y comparto la responsabilidad de todo lo ocurre". que
123. Conferencia de 7 de diciembre de 1918, "El desafío de los tiem- pos", AP 1941.

124. Rudolf Steiner habla en repetidas ocasiones en sus conferen- cias acerca de las posibilidades de
prepararnos ya en nuestro

256

tiempo, para el Yo Espiritual y para la sexta época en la evolu- ción humana. Ver por ejemplo, las conferencias
de 7 de febrero de 1913, "Los misterios del oriente y de la cristiandad", Spiritual Science Library (Garber)
Blauvelt, 1989 y de 15 de junio de 1915 "Preparándonos para la sexta época", AP 1957.

125. Ver las conferencias de 30 de mayo de 1908, "El Evangelio de San Juan", Kier, y de 20 de junio de 1908,
"El Apocalipsis de San Juan", EAA, disponible en ERS.

126. Conferencia de 11 de septiembre de 1910 "El Evangelio de San Mateo", Kier. Las citas que se hacen a
continuación provienen del mismo sitio.

127. Ver la conferencia de 25 de junio de 1908, "El Apocalipsis de San Juan", RSP/AP 1977.

128. Conferencia de 23 de noviembre de 1919, "La misión del arcán- gel Micael", EAM.

129. Conferencia de 8 de agosto de 1924, "Relaciones kármicas",

Volumen 3, RSP 1977

130. Conferencia de 15 de septiembre de 1922, "Filosofía,

Cosmología y Religión", EAA.

131. Ver S.O.Prokofieff, "Rudolf Steiner y la fundación de los nue- vos misterios" RSP 1987 Capítulo VII, parte
III.

132. Conferencia de 11 de junio de 1922 (GA 211) (original mecano- grafiado Z234).

133. Conferencia de 11 de junio de 1915, "Preparándonos para la

sexta época", AP 1957.

134. Conferencia de 25 de octubre de 1918 "De los síntomas a la rea- lidad en la historia moderna", RSP
1976.

135. Ibid. La siguiente cita proviene de la misma fuente. 136. Conferencia de 2 de mayo de 1913, "Ciencia
Oculta y desarro- llo oculto", RSP 1966. (Una gran parte del extracto citado por el autor, no aparece en la
edición inglesa ni en la alemana, en la

257

que se basa, y sólo se puede encontrar en la edición alemana de agosto de 1980. Nota del traductor). 137.
Conferencia de 26 de octubre de 1918, "De los síntomas a la realidad en la historia moderna" RSP 1976.

138. En la conferencia de 26 de octubre de 1918, Rudolf Steiner hace referencia a esto, diciendo: "Aquél que
atraviesa el umbral del mundo espiritual, descubre que no hay un solo crimen para el que cada hombre,
mientras pertenece a la quinta época post atlante, no esté subconscientemente propenso. El que en un caso
particular esta inclinación hacia el mal se dirija hacia una cat acción externa, no depende de esta inclinación,
sino de factores absolutamente diferentes".

139. En la conferencia de 6 de febrero de 1917, "Metamorfosis cós- mica y humana", Spiritual Research
Editions (Garber-Blauvelt 1989, Rudolf Steiner habla acerca de la ciencia espiritual moder- na como el
lenguaje espiritual en que la humanidad del te y del futuro podrá dirigirse al Cristo etéreo; de la misma forma,
en la conferencia de 1 de octubre de 1911, "La eterización de la sangre" RSP 1971, nos indica que la unión de
las dos corrientes de sangre eterizada (fluyendo en el interior del hom- bre desde el corazón a la cabeza), que
nos conduce a una expe- riencia clarividente del Cristo etéreo, sólo puede tener lugar si hay una verdadera
comprensión del impulso crístico, como ahora se da a la humanidad a través de la ciencia espiritual. presen

140. Conferencia de 26 de octubre de 1918, "De los síntomas a la realidad en la historia moderna" RSP 1976.

140-A. Ver GA107, 22 de marzo de 1909.

141. Ver la descripción de la meditación de la Rosacruz en "La Ciencia Oculta", ERS, en el capítulo titulado
"Conocimiento de

los mundos superiores", y también la "Meditación del Grial", en la conferencia de 6 de junio de 1907, "La
teosofía del Rosacruz",

ERS. 142. El comienzo de esta progresiva superación de la muerte por parte de la humanidad, (de todos
modos en su forma moderna) también se corresponderá con un proceso de nacimiento, com-

258

pletamente diferente. Rudolf Steiner hace referencia a esto en la conferencia de 28 de octubre de 1917 ("La
caída de los espíritus de las tinieblas", EAM) (GA 177) original mecanografiado R 35 y describe a la séptima
época postatlante como la época de su difusión en la Tierra.

142-A. El proceso de la "respiración moral" ya puede ser alcanzado en el nivel precedente del camino
iniciático maniqueo descrito en este libro. Este proceso comienza desarrollando las fuerzas de la comprensión
y la tolerancia ante los pensamientos y pun- tos de vista de otras personas hasta llegar a, podríamos decir,
"inspirar" los pensamientos materialistas de la civilización moderna y en cambio, "expirar" pensamientos
espirituales. Hoy día, aparte de muchas otras cosas, esto es una de las tareas más importantes de los
antropósofos. El propio Rudolf Steiner describía una imagen arquetípica para este proceso: Él llevaba la
teoría de la evolución de Hegel, después de haberla "inspira- do"en su alma, a través de los métodos
iniciáticos descritos por él, al mundo espiritual y los "expiraba" como la imagen abar- cante de la evolución del
cósmos como lo describe en su libro "La Ciencia Oculta". (ver GA 233A, 13-1-1924).

143. Conferencia de 11 de noviembre de 1904, "La leyenda del Templo", RSP 1985. La cita siguiente proviene
de la misma fuen- te. Lo que aquí se ha dicho, se ha confirmado más adelante por el hecho de que, según
Rudolf Steiner, Manes mismo inició a (Christian Rosenkreutz en 1459, en los Misterios maniqueos del
conocimiento sobre el mal (ver el "Manuscrito-Barr", en "Correspondencia y documentos 1901-1925", Rudolf
Steiner- María Steiner von Sivers, RSP/AP 1988).

144. Conferencia de 25 de junio de 1908, "El Apocalipsis de San Juan", RSP/AP 1977.

145. En su libro "¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?" ERS, Rudolf Steiner habla
acerca del significado preciso de esa cualidad del alma necesaria para el camino del discipulado moderno
Cristiano-Rosacruz, describiendo "man- sedumbre" como "uno de los factores principales de toda for- mación
esotérica", que "abre los ojos del espíritu (ver el capítu- lo titulado "Aspectos prácticos").
259

146. Según la investigación científico-espiritual de Rudolf Steiner, existe una relación directa entre el fundador
del Maniqueismo, que vivió en el siglo III y Parsifal, que vivió en el período de transición de los siglos VIII y IX,
y que este Parsifal es una de las posteriores encarnaciones de Manes (ver GA 264, pag. 230). 147. Rudolf
Steiner hace referencia a esto en la conferencia de 16 de

con que envió Cristo a sus julio de 1914, "Cristo y el alma humana", EAM: "Pongamos todo esto junto, mis
queridos amigos, y reflexionemos desde este punto de vista, con las palabras discípulos por el mundo para
proclamar Su Nombre, y en Su Nombre perdonar los pecados. ¿Por qué perdonar los pecados en Su
Nombre? Porque el perdón de los pecados está relaciona- do con Su Nombre... Sólo en dos Evangelios, el de
San Lucas y el de San Juan, se menciona el don del perdón de los pecados e la escena en que fueron
enviados los Apóstoles al mundo, por el Resucitado. En el primero de ellos, este don está enlazado al nombre
de Cristo (24, 27) y en el segundo, al Espíritu Santo que fue enviado por El (20-22-23). Así, podemos decir:
Lucas descri- be más el aspecto externo de ese evento, cuando habla del per- dón de los pecados por el
poder del Yo Espiritual (el nombre) del Cristo, mientras que Juan habla del aspecto esotérico, des- cribe el Yo
Espiritual del Cristo como la revelación del Espíritu Santo (ver también nota 68).

148. Ver conferencia de 7 de febrero de 1913, "Los misterios del oriente y de la cristiandad", Spiritual Science
Library (Garber) Blauvelt, 1989.

149. Con respecto a estos dos caminos hacia Cristo, el punto de par- tida de uno de ellos es la tolerancia, y
del otro, el nuevo idea- lismo. Ver la conferencia de 11 de febrero de 1919, "El aspecto interno de la cuestión
Social", ERS. Y, para el Camino Rosacruz como Camino de Iniciación para la voluntad, ver la conferencia de
19 de junio de 1908, "El Apocalipsis de San Juan", RSP/AP 1977, EAA.

150. Conferencia de 11 de noviembre de 1904, "La leyenda del Templo", RSP 1985. La cita siguiente proviene
de la misma fuente.

260

150-A. Ver a continuación en "El ciclo del año como camino de ini- ciación", Temple Lodge Press, Londres
1991, parte XII,

Capitulos 2 y 3.

150-B. Ver la conferencia de 6 de Febrero de 1917, "Metamorfosis cósmica y humana", Spiritual Research
Editions (Garber), Blauvelt 1989. 150-C. Conferencia de 13 de Enero de 1924, "Rosacrucianismo y

moderna iniciación", RSP 1965.

150-D. Ibid.

151. Ver Mateo 5: 39-41-44; 18:21-22; Lucas 6:29, 27-28, 35-37. 152. Conferencia de 11 de noviembre de
1904, "La leyenda del Templo", RSP 1985.

153. Citado por Fernand Niel, "Albigenses y Cátaros", Presses Universitaires de France, Paris 1959.

154. Conferencia de 11 de noviembre de 1904, "La leyenda del tem-

plo", RSP 1985.

155. Se refiere al concilio esotérico convocado por Manes en el siglo IV (en los mundos espirituales) en el que
no sólo él participó sino también Skytianos, Zaratustra y Buda. Ver la conferencia de 31 de agosto de 1909,
"El oriente a la luz del occidente", Spiritual Science Library (Garber), Blauvelt, 1986; respecto a la iniciación de
Christian Rosenkreutz en el siglo XIII, ver la con- ferencia de 27 de septiembre de 1911, "El cristianismo
Rosacruz", EAM; y respecto a los Rosacruces como los guardia- nes de los misterios del Grial en los tiempos
modernos, la con- ferencia de 24 de junio de 1909, "El Evangelio de San Juan en relación con los otros tres
Evangelios", AP 1982. (Ver también la nota 77 y "La Ciencia Oculta", ERS, en el que se describe el camino
moderno Rosacruz de Iniciación, como el que conduce a la "ciencia desde el Grial", y a cuyos iniciados se les
llama "ini- ciados del Grial").

156. Rudolf Steiner habla en la conferencia de 31 de agosto de 1909, "El oriente a la luz del occidente",
Spiritual Science Library (Garber, Blauvelt, 1986) acerca de los que participaron en el con-

261

cilio del siglo IV (ver nota 155), y que fueron los princip maestros esotéricos en las escuelas de los verdad
Rosacruces (ver también la conferencia de 31 de mayo de "De Buda a Cristo", AP/RSP 1978). 157.
Conferencia de 25 de junio de 1908, "El Apocalipsis de S Juan", EAA.

158. Ver las conferencias de 14 de octubre de 1911, "De Jess Cristo, Kier, y de 2 de diciembre de 1911, "Fe,
Amen Esperanza", Steiner Book Centre, Vancouver, 1986

159. "El curso de mi vida", Epidauro. Las dos citas siguientes, p vienen del mismo sitio. 160. Ver "El
pensamiento humano y el cósmico", EAA. Mistak

Rudolf Steiner habló y escribió acerca de la necesidad de de rrollar conscientemente esta facultad, en el
camino del disco lado espiritual moderno. Por ejemplo, en el libro "¿Cómo se alcanza el conocimiento de los
mundos superiores?" ERS, podemos leer: "Los discipl reúnen a ciertas horas, para escuchar, como
entrenamiento, los más contradictorios puntos de vista, teniendo que acallar e interior todo argumento positivo
a favor y eliminar toda cri adversa". (Del capítulo titulado "Preparación").

161. "El curso de mi vida", Epidauro.

162. Ver la conferencia de 4 de noviembre de 1913, (GA 148) pub cada en "Escritos de Rudolf Steiner",
volumen 1 Dornach 196 y S.O. Prokofieff, "Rudolf Steiner y la fundación de los nues misterios", RSP 1987.

163. La facultad de percibir el Yo superior de otra persona, es deci seguir a su alma después de la muerte en
plena consciencia, fue el resultado de la enseñanza oculta que Rudolf Steiner recibió e aquel tiempo, de su
maestro esotérico. Según su propio test- monio, el punto de partida para aquella enseñanza oculta que
entonces recibió, fueron los trabajos de Fichte, el filósofo del "yo".

262

164. "El curso de mi vida", Epidauro. Las citas que le siguen pro-

vienen de la misma fuente. 165. "El curso de mi vida", ERS, capítulo XVIII; el "Manuscrito Barr", capitulo 1
"Documentos y correspondencia" 19-01-1925. Rudolf Steiner-Maria Steiner von Sivers, RSP/AP 1988; y tam
bién las referencias a Nietzsche y Haeckel en las conferencias sobre el karma de 15 y 23 de Marzo de 1924,
"Relaciones Kármicas", volumen 1, RSP 1972.

166. Ver también lo que se dice acerca de Nietzsche y Haeckel en las conferencias de 20 de julio de 1924,
"Relaciones kármicas" volumen 6, RSP 1971, y de 13 de Enero de 1924, "Rosacrucianismo e iniciación
moderna", RSP 1982.

167. Conferencia de 23 de Septiembre de 1924, "Relaciones kármi- cas" volumen 4, RSP 1983. 168. Ver la
denominada "Conversación Hague" publicada en W.J.
Stein/Rudolf Steiner. "Dokumentation eines wegweisenden

Zusammenwirkens", Dornach 1985.

169. Ver Friedrich Rittelmeyer "Rudolf Steiner entra en mi vida",

Floris Books 1963 (traducción de D.S. Osmond).

170. De una carta a W. Hübbe-Schleiden, publicada en "Relatos de Rudolf Steiner", volumen 2, Dornach
1953.

171. El "Manuscrito Barr" capitulo III ("Correspondencia y docu- mentos" 19-01-1925, Rudolf Steiner-María
Steiner von Sivers, RSP/AP 1988).

171-A Ver GA 10, capítulo "Vida y Muerte, el guardián mayor del

umbral".

172. Ver "El curso de mi vida" capítulo XXXI, Epidauro. 173. Ver Friedrich Rittelmeyer, "Rudolf Steiner entra en
mi vida",

Floris Books, 1963.

174. F. Poeppig, "Rückblick auf Erlebnisse, Begegnungen und Persönlichkeiten in der anthroposophischen
Bewegung" 1923- 1963, Basilea, 1964.

175. Ver nota 173 (Igualmente la cita siguiente).

263

176. Citado en Christoph Lindenberg, "Rudolf Steiner.

Chronik", Stuttgart 1988.

177. Ver S.O. Prokofieff, "Rudolf Steiner y la fundación de los vos misterios", RSP 1987, partes I y II. 178.
"Correspondencia y documentos", 19-01-1925. Rudolf Steiner

María Steiner von Sivers, RSP/AP 1988, carta n°210

179. Ver Friedrich Rittelmeyer, "Rudolf Steiner entra en mi vide 180. Las Memorias de Max Hayek fueron
publicadas por prime vez en Abril de 1925 en "Österrichischen Blättern für f Geistesleben".

Floris Books, 1963.

181. Podemos encontrar un arquetipo superior en los eventos de Palestina, también para un hecho como éste
de volverse a uni con la "oposición interna" dentro de la Sociedad. Según Quinto Evangelio, Cristo Jesús no
venció o superó completa mente la tercera tentación de Ahrimán, en la que el demonio Le mostró la magnitud
de su poder, justo en la esfera social, sin que Él le permitió conscientemente permanecer a su lado. Esto fue
necesario para que Su misión se llevara a cabo completa- mente, porque, permaneciendo a su lado, Ahrimán
podría más tarde actuar sobre judas, (ver la conferencia de 18 de noviembre de 1913, GA 148, original
mecanografiado R46). A través de este hecho, Cristo Jesús también rompió con las tradiciones y las prácticas
ocultas de los Esenios, quienes trataron a toda costa (incluso a costa de otros pueblos) de mantener a las
fuerzas ahri- mánicas lejos de ellos (ver la conferencia de 5 de octubre de 1913, "El Quinto Evangelio", Kier).
182. Ver "El final del año y el principio del año", María Steiner von Sivers, el prefacio de "La Conferencia de
Navidad para la Fundación de la Sociedad Antroposófica General", 1923/1924, AP 1990.

183. "Palabras en rememoración de Charlotte Ferreri y Edith Maryon", Dornach, 3 de mayo de 1924 (GA 261).

184. En su artículo "En memoria de la fundación del Congreso de Navidad", Ita Wegman dice con respecto a
esto: "Entonces el

264

maestro cayó enfermo. Al principio sólo era cansancio físico, pero después se hizo evidente que la
enfermedad tenía causas más profundas, que el karma estaba pasando factura. Desde enero de 1925, en
adelante, él no volvió a hablar de agotamien- to, sino de las actuaciones del karma". ("An die Freunde",
Arlesheim, 1960). Ver también su artículo de 7 de junio de 1925. Del mismo modo, María Steiner habla sobre
ello en algunos sitios. Ver las notas 27 y 34 y el texto de su "Llamada" en Apéndice 1.

185. Ver Friedrich Rittelmeyer, "Rudolf Steiner entra en mi vida", Floris Books, 1963.

186. Ver Apéndice 1.

187. Después de la Conferencia de Navidad, Rudolf Steiner habla acerca de esto, como sigue: "Uno no puede
entrar en la Sociedad Antroposófica (al menos, no puede entrar de manera absoluta- mente sincera, movido
realmente por su alma) sin haber sido profundamente y fundamentalmente influido por el propio des- tino".
Conferencia de 3 de agosto de 1924, "Relaciones kármi- cas" volumen 3, ERS.

188. "La Conferencia de Navidad para la fundación de la Sociedad Antroposófica General", 1923/1924, AP
1990, "En nombre de los miembros".

189. En la conferencia de 27 de abril de 1924, "Relaciones kármi- cas", volumen 2, ERS, Rudolf Steiner habla
de cómo las formas contemplativas del Primer Goetheanum se pusieron así para facilitar en el espectador el
poder llegar a una percepción direc- ta de las relaciones kármicas.

190. Ver S.O. Prokofieff, "Rudolf Steiner y la fundación de los nue- vos misterios", RSP 1987.

191. Conferencia de 16 de octubre de 1918 (GA 182) "¿Cómo encuentro yo al Cristo?" EAA; la siguiente cita
corresponde a la misma conferencia.

192. Respectivamente, AP 1970 y RSP 1969. Ver también S.O. Prokofieff, "Rudolf Steiner y la fundación de
los nuevos miste- rios", RSP 1987.

265

193, Rudolf Steiner habla en un número de conferencias, acerca de encarnación de Lucifer en Asia, en el
tercer milenio antes de Cristo, cuyo resultado fue una intensa "Luciferización de toda la sabiduría del Oriente.
(ver nota 74).

194. Conferencia de 27 de noviembre de 1916, "El Karma de voca

195. Conferencia de 18 de Octubre de 1915, "El movimiento oculto en el siglo XIX", EAA. Annie Besant
mantenía la misma lines

Esto se puede ver en el titulo de su principal libro sobre Cristiandad: "Cristiandad esotérica, o los misterios
menores comparación con la Cristiandad esotérica, que ella denomina "Los misterios menores", ella
caracteriza los misterios Precristianos (del Este) (que son de carácter luciférico) comes "mayores". El mismo
libro contiene un error fatal (el confundir a Cristo Jesús con Jeshu ben Pandira, quien vivió un que sirvió como
base fundamental para todo el asunto del muchacho indio Krishnamurti-Alcyone (ver "El curso de mi vida",
Epidauro, capítulo XXXI). Entonces, cuando Annie Besant sugirió a Rudolf Steiner que tomara el libro
mencionado anteriormente como base para el trabajo con la sección Alemana de la Sociedad Teosófica, fue
totalmente rechazada por él. siglo antes

196. Ver la conferencia de 18 de octubre de 1915, "El movimiento oculto en el siglo XIX" y también el
"Manuscrito Barr", III, ("Correspondencia y documentos", 19-01-1925: Rudolf Steiner- María Steiner von
Sivers, RSP/AP 1988).

197. Ver capitulo V (parte VI).

198. Ver nota 74.

199, Conferencia de 21 de septiembre de 1918 (GA 184) (original mecanografiado Z 362). La cita siguiente
corresponde al mismo texto.

200. Heinz Müller, "Spuren auf dem Weg. Erinnerungen", Stuttgart 1976. La cita siguiente proviene del mismo
libro.

201. Conferencia de 7 de diciembre de 1918 "El desafío de los tiem pos", AP 1941.

266

202. Relatado por Will Appli al comienzo de la asamblea para señalar el sesenta aniversario de la
Engelberger Branch. Enviado al autor por Rex Raab.

203. Conferencia de 29 de junio de 1921 "La concepción arquitectó- nica del Goetheanum", RSP/AP 1938.

204. Ver por ejemplo, las conferencias de 17 de octubre de 1905,

"Los fundamentos del esoterismo", RSP 1983, y de 2 de junio de

1907, "Teosofía del Rosacruz", ERS y también la nota 68.

205. Conferencia de 15 de Diciembre de 1919, "Los misterios de la luz, del espacio y de la tierra", AP/ RSPC
1945.

206. Conferencia de 13 de Enero de 1924 "Rosacrucianismo y la ini- ciación moderna", RSP 1982.

207. "La colocación de la Piedra de Fundación de la Sociedad Antroposófica General a través de Rudolf
Steiner, 25 de diciem- bre, 10 de la mañana", "La Conferencia de Navidad", AP 1990.

208. La superación dentro del hombre, de las tres categorías de los

espíritus opositores a través del poder de Cristo, es al mismo tiem-

po el comienzo de su redención (lo que se explicó en la nota 68).

209. Rudolf Steiner habla en su conferencia de 13 de junio de 1915, GA 159/160 (original mecanografiado
NSL 240), acerca de cómo las "Imaginaciones del mundo" dibujadas por el hombre cada noche, provenientes
de las esferas espirituales, se convierten en fuerzas de vida en su cuerpo etéreo.
210. Las fuerzas espirituales con las que Rudolf Steiner formó la "Piedra de Fundación" en la Conferencia de
Navidad, también sirven de base para la "Meditación de la Piedra de Fundación", con cuya lectura él inició y
terminó la Conferencia de Navidad (Ver "Conferencia de Navidad", AP 1990). El trabajar esta medi-

Nota del Traductor: Las versiones de las "Bodas Químicas" se pueden encon- trar en "La Boda de Christian
Rosenkreutz" Minerva libros, Londres y en "Un comentario de las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz"
por Margaret Bennel e Isabel Wyatt, Temple Lodge Press, London 1989. "Una antología de Christian
Rosenkreutz" por Paul M. Allen, Libros Steiner, NU 1981. Existe una versión española editada por Muñoz y
Montraventa, Colección Biblioteca Esotérica.

267

tación tiene como objeto el profundizar y fortalecer las fuerzas espirituales a las que nos hemos referido. Así,
su estructura corresponde en cada detalle a la esencia y naturaleza de la "Piedra de Fundación". Desde el
punto de vista de nuestras actuales consideraciones, quiere decir que la primera parte de la Meditación puede
ayudar al hombre a vencer a los Asuras, la segunda parte a Ahrimán y la tercera a Lucifer. Sin embargo, sólo
puede ser así, si el Cristo Sol irradia dentro del yo humano. bilita que incluso la influencia de las fuerzas
opositoras mismas puedan dirigirse hacia el bien: "este bien pueda llegar". *

211. Op. cit., el capítulo titulado "Aspectos prácticos".

212. Respuesta a una cuestión planteada después de la conferencia de 2 de septiembre de 1906, "En el
umbral de la ciencia espiri- tual", EAM.

213. Conferencia de 16 de julio de 1914, "Cristo y el alma humana"

EAM.

214. Ver la descripción de los dos guardianes del umbral en los últi- mos capítulos del libro "¿Cómo se
alcanza el conocimiento de los mundos superiores?" ERS.

215. En la conferencia de 15 de junio de 1924, "Relaciones kármicas", Volumen 7, ERS, Rudolf Steiner habla
de cómo la individualidad que había de llegar a ser Pestalozzi, en su encarnación en el siglo I antes de Cristo,
fue el supervisor de un grupo de esclavos que en el siglo XIX se reencarnaron como grandes educadores. De
este modo, Pestalozzi fue capaz, con su bondad y cuidado, de compensar el mal que anteriormente había
infligido.

216. Conferencia de 2 de diciembre de 1911, "Fe, amor y esperan- za", Steiner Book Centre, Vancouver, 1986

217. Ver "¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos supe- riores?" RSP 1969, el capítulo titulado "Las
condiciones para el aprendizaje esotérico: la descripción de la sexta condición".

268

Lista de GAS a los que se refieren las notas

GA 97

Das Christliche Mysterium.

GA 148 Aus der Akasha-Forschung. Das Fünfte Evangelium. Conferencias de 1 al 6 de octubre y de 1718 de
diciembre de 1913 publicadas en "El Quinto Evangelio", Kier. Conferencias de 21 de octubre, 4 y 18 de
noviembre de 1913, 6 y 13 de enero, 10 de febrero de 1914 en original mecanografiado R46, en "El Quinto
Evangelio". 185 AD
GA 158 Der Zusammenhang des Menschen mit der elementaris- chen Welt. Conferencias de 9, 14 y 15 de
noviembre de A 1914 en original mecanografiado Z 144, "La conexión entre el hombre y el mundo elemental",
"Finlandia y la Kalévala".

GA 159/60 Das Geheimnis des Todes. Conferencia de 13 de junio de 1915 en original mecanografiado NSL
240 "El cuerpo eté- reo como reflejo del universo".

GA 165 Die Geistige Vereinigung der Menschheit durch den Christus-Impuls. Conferencia de 16 de enero de
1916 en original mecanografiado NSL 193, "La relación entre el mundo de los conceptos y el verdadero
mundo de la rea- lidad".

GA 174a Mitteleuropa zwischen Ost und West. Extracto de la con- ferencia de 3 de diciembre de 1914, en
"Periódico de noti- cias antroposóficas", sexto año, número 37.

269

GA 177 Die spirituellen Hintergründe der Ausseren Welt. Der octubre de 1917 en original mecanografiado R
35, "La Sturz der Geister der Finsternis. Conferencias de 14-28 de

GA 182 Der Tod als Lebenswandlung. Conferencia de 16 de Octubre de 1918 en "Publicación trimestral
antroposofi- ca" Volumen 15. Número 2.

GA 184 Die Polarität von Dauer und Entwickelung im Menschenleben. Conferencia de 21 de septiembre de
1918 en original mecanografiado Z 362, "Las eras cósmico pre- históricas de la humanidad".

GA 211 Das Sonnenmysterium und das Mysterium von Tod und Auferstehung. Conferencia de 11 de junio de
1922 en ori- ginal mecanografiado Z 234 "Antroposofía: Una lucha por la comprensión espiritual de la
naturaleza permeada por Cristo".

GA 261 Unsere Toten. Ansprachen, Gedenkworte und Medita- tionsprüche 19-06-1924.

GA 264 Zur Geschichte und aus den Inhalten der ersten Abteilung der Esoterischen Schule von 1904 bis
1914.

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