Capítulo 2:
las emociones... están en nuestro cerebro
«Educar la mente sin educar el corazón,
no es educar nada en absoluto».
(Aristóteles).
E n cada uno de los procesos de enseñanza y
aprendizaje de nuestros estudiantes, están presentes
sus emociones.
Como educadores necesitamos que estas
emociones estén niveladas en cada uno de nuestros
estudiantes al momento de desarrollar los procesos de
enseñanza y aprendizaje.
Cada docente desea llegar, en las mentes de sus
alumnos, a sus redes cognitivas racionales, pero si
no conoce las emociones, dónde se encuentran, cómo
influyen en el aprendizaje y cómo sienten sus estudiantes,
seguramente la comprensión y el aprendizaje no se
darán en forma apropiada o deseada.
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Según Paul Ekman, psícologo que estudió la
expresión facial de las emociones, todas las personas
nacemos con seis emociones básicas para sobrevivir,
tanto en el mundo pasado como en el actual, y ellas se
activan ante cualquier situación de nuestro contexto.
Estas emociones básicas, también conocidas
como “emociones primarias”, son: MIEDO, AVERSIÓN,
SORPRESA, ALEGRÍA, IRA Y TRISTEZA.
Si observamos cada una de estas emociones
con las que nacemos, veremos que cuatro de ellas son
negativas, una es positiva y otra neutral (el asombro o
sorpresa, dado que depende de la situación).
Cuando se clasifica a las emociones como positivas
o negativas, no se refiere a que las emociones sean
buenas o malas sino que las reacciones a partir de ellas
serán positivas, negativas o neutrales.
Estas emociones están presentes en cada uno de
nuestros aprendizajes y en los procesos de enseñanza,
influyendo en ellos de manera positiva o negativa, es
decir motivando o bloqueando nuestros aprendizajes y
el de nuestros estudiantes.
Si un estudiante se encuentra en un estado
emocional negativo, la emoción funcionará como
bloqueadora del aprendizaje, y lo contrario,
si el estudiante se encuentra en un estado
emocional positivo, la emoción funcionará como
motivadora del aprendizaje.
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Para comprender de qué modo las emociones
influyen en el aprendizaje es importante diferenciar
los conceptos de EMOCIÓN, SENSACIÓN y
SENTIMIENTO, así como enseñarle esto a nuestros
estudiantes.
El común de las personas confunde la emoción
con el sentimiento, y la verdad es que son y significan
conceptos muy diferentes.
Las emociones son reacciones psicofisiológicas
que representan modos de adaptación a ciertos estímulos
del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar,
suceso o recuerdo importante. Éstas ocurren en 125
milésimas de segundos, es decir en medio parpadeo de
ojo, y nos preparan para un reacción.
Sabemos que las emociones son inevitables y
necesarias para la supervivencia y que se encuentran
en el llamdo “sistema límbico” o cerebro emocional,
también conocido como cerebro medio, que se sitúa
inmediatamente debajo de la corteza cerebral y que
comprende regiones como el tálamo, el hipotálamo, el
hipocampo y la amígdala cerebral.
En el ser humano estos son los centros de la
afectividad, es aquí donde se procesan las emociones y
se experimentan penas, miedos y alegrías.
El sistema límbico está en constante relación con
la corteza cerebral. Una transmisión de señales a alta
velocidad permite que el sistema límbico y el neocortex
trabajen juntos y podamos tener control de nuestras
emociones.
Las sensaciones son las reacciones fisiológicas
que se manifiestan en nuestro cuerpo inmediatamente
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después de sentir la emoción como respuesta a ellas, son
inevitables y se hacen presentes a través del sonrojo, la
palidez, las palpitaciones, el sudor, etcétera.
Podríamos decir que la sensación es la
representación fisiológica de la emoción y que
ambas son inevitables.
En cambio el sentimiento es opcional. Si
aprendemos a reconocer, a través de la sensación en
nuestro cuerpo, la emoción que estamos sintiendo,
podremos elegir con qué sentimiento manifestarla, es
decir que podremos ponerle a esa emoción un nombre,
una cualidad y una intensidad, dado que en el sentimiento
estamos usando nuestros lóbulos prefrontales para
interpretar la emoción que estamos transitando.
Esto sería comenzar a desarrollar en los
estudiantes autoconocimiento y, de esta manera,
introducirlos en la senda de la inteligencia emocional.
Si lo decimos con otras palabras: estaríamos
comenzando a gestionar las emociones.
Resumiendo, decimos que:
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Históricamente las personas hemos vinculado
nuestras emociones, sensaciones y sentimientos con el
corazón, pero la verdad es que el cerebro es el órgano que
comanda y dirige todo lo relacionado con ello, mientras
que el corazón sólo manifiesta, con la acelaración y
las palpitaciones, lo que ocurre “allí arriba” en nuestra
cabeza.
Podemos preguntarnos entonces: ¿quién controla
nuestras emociones?
La respuesta es sencilla: es nuestro sistema
límbico, compuesto por un conjunto de estructuras que
se consideran muy primitivas en términos evolutivos,
situándose en la parte superior del tronco cerebral, por
debajo de la corteza.
Dichas estructuras son las que están
fundamentalmente implicadas en el desarrollo de muchas
de nuestras emociones y motivaciones, en particular
aquellas relacionadas con la supervivencia, como son el
miedo y la ira.
Dentro de toda la complejidad del sistema límbico
encontramos ciertas estructuras importantísimas
involucradas con la memoria: la amígdala y el
hipocampo. La primera es la responsable de determinar
qué recuerdos se almacenan y en qué parte del cerebro
lo hacen, mientras que el hipocampo se encarga
de enviar estos recuerdos a la parte apropiada del
hemisferio cerebral que los almacenará a largo plazo,
para que luego sean recuperados cuando sea necesario,
por ejemplo, cuando hacemos un examen.
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En resumen, el sistema límbico es la parte de
nuestro cerebro donde se forman nuestras
emociones y nuestros sentimientos, donde
almacenamos todos los buenos y malos
recuerdos de nuestra vida. Entre otras funciones
de gran importancia también rige nuestra
percepción sensorial.
Comparto algunos tips que ayudarán a tus
emociones o sistema límbico:
• 1- SIENTE TU EMOCIÓN Y ELIGE EL
SENTIMIENTO: ya sabes la diferencia entre
emoción, sensación y sentimiento, entonces manos
a la obra: comienza a autoconocerte, siente en tu
cuerpo la emoción a través de la sensación y trata
de elegir con tu cerebro racional el sentimiento para
transitarla.
De esta manera tendrás mayores respuestas emocio-
nales y menores reacciones emocionales; estarás ges-
tionando lo que llamamos inteligencia emocional.
• 2- RODÉATE DE OLORES AGRADABLES: el
sistema límbico es la parte del cerebro que procesa
directamente nuestro sentido del olfato. Por esto nos
atraen los perfumes y los jabones de olor exquisito,
y nos repelen los olores corporales desagradables.
LLENA DE OLORES RICO TU ESPACIO.
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• 3-HAZ TU LISTA DE RECUERDOS FELICES:
haz una lista de los diez momentos más felices de
tu vida. Descríbelos de forma detallada, utilizando
los cinco sentidos tanto como puedas. ¿Qué colores
recuerdas? ¿Qué olores percibías en el aire? ¿Había
música?
Intenta darle vida a esa imagen y colócala en un
lugar visible de tu casa para verla regularmente.
• 4-REALIZA EJERCICIO FÍSICO: el ejercicio físico
puede producir un efecto muy beneficioso para el sis-
tema límbico profundo. Libera endorfinas (crea sen-
sación de bienestar) y aumenta el flujo sanguíneo en
el cerebro (se nutre para funcionar adecuadamente).
• 5-EVITA EL PENSAMIENTO RUMIANTE
Sufrimos más por lo que pensamos e imaginamos que
realmente por lo que ocurre.
Este tipo de pensamiento lo generamos nosotros
mismos y nos hace sentir ansiosos, desolados, tristes
y nerviosos, nos impide disfrutar momentos.
Es importante pensar en lo que pensamos y darnos
cuenta que tal vez imaginamos más que la realidad
misma.
Una manera de combatir este tipo de pensamiento es
por medio de la aceptación del problema y el planea-
miento de una posible solución.
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Estas actividades propuestas anteriormente te
ayudarán a sentir mayores situaciones de placer en vez
de amenaza y, de esta manera, tu sistema límbico se
encontrará más motivado y nivelado.
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