Comienzo de una Nueva Era ¿De la Nueva Museología a la
Museología de la Posmodernidad?
Virginia González, María Margaretić - Museo Histórico Nacional del
Cabildo y de la Revolución de Mayo - Argentina
Modernidad:
Reacción, crítica, ruptura
Trofeos de guerra, colecciones, galerías, gabinete de curiosidades, museos
nacionales, es un largo camino recorrido para llegar al concepto de Museo,
como reservorio de objetos y así se mantuvo por largos años, parte del siglo
XVIIII, todo el siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Estamos hablando del
museo tradicional, cerrado, elitista y sacralizado, seria en cierta manera (con
algunas salvedades) los llamados actualmente Museos Contemplativos, que
pueden visitarse pero la comunicación entre los objetos y el visitante está
ausente, la selección de los mismos se hace por estética o nobleza y esta
valoración se realiza unilateralmente prescindiendo de su significado cultural y
contexto físico.
A partir de la segunda guerra mundial se dan algunos cambios sustanciales en
cuanto al concepto social de los museos, M. Inmaculada Pastor Homs nos dice
que ello se debe a que:
• Comienzan a ser considerados instituciones públicas, accesibles, de
disfrute y con un mensaje para la comunidad. El cambio es principalmente
una respuesta a la demanda social, consecuencia de un más amplio
acceso a la educación y por otro lado se comienza a dar una incipiente
democratización cultural, que ve que los museos pertenecen a la
sociedad y al prestigio cultural de una nación.
• Va apareciendo un “nuevo público” nuevo por sus opiniones y por su
procedencia, que es producto del desarrollo político, económico (boom
de posguerra) y social de países europeos como americanos. Debemos
destacar principalmente el rol museístico que toma Estados Unidos.
A consecuencia de la guerra, que no respeto vidas ni patrimonio (sustracción
de obras de arte, saqueos, perdidas) se dio lugar a la creación de un
organismo internacional en noviembre de 1946, la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), su
misión será entre otras, promover los valores culturales de los diversos
países, mejorar la enseñanza, contribuir al intercambio cultural y a la
libertad de información. A ella ingresan como miembros activos muchas
organizaciones no gubernamentales, y otras se crean, como el Consejo
Internacional de Museo (ICOM) que desde 1947, lleva adelante una política de
promover y fomentar la función científica, cultural, conservativa y educativa de
los museos.
El nuevo reagrupamiento mundial y el crecimiento económico traen aparejado
cambios culturales, dentro de ellos las nuevas teorías museológicas y nuevas -
concepciones sobre museos, haciendo su pico más alto a finales de los
sesenta y por supuesto en los setenta, tanto para Europa como Latinoamérica.
En la primera el foco cultural es Paris (Francia) donde se introduce el concepto
de museo-centro, como ser Pompidou, Miro y otros, donde no solo se exponen
obras sino que permite incorporar a su oferta otras disciplinas (danza, música,
teatro, cine), algo impensado para un museo tradicional. Y la gran ruptura la
hace George H. Riviere al crear los Ecomuseos, más bien orientados a la
defensa del medio ambiente y la ecología. Lo novedoso de los mismos es que
participa la comunidad en la elaboración del proyecto y se tienen en cuenta las
necesidades del lugar, por lo tanto la exhibición responde al patrimonio cultural
y natural de esa comunidad. Si realizamos un análisis objetivo los Ecomuseos
produjeron cambios, que señalaron el camino a seguir, como ser:
• Desplazamiento del objeto como icono
• Incorporación de objetos cotidianos, rurales, comunales o sociales
• Primeras nociones de Patrimonio colectivo y comunitario
• Incorporación del Patrimonio Natural
• Incorporación de la Conservación “in situ”
• Respeto y/o incorporación de los valores culturales de la comunidad
• Relación de la cultura con el poder político
Como dicen los filósofos los procesos siempre se dan universalmente por lo
tanto la coyuntura europea es parte también de Latinoamérica, donde se dio
lugar a replanteos y críticas a la política cultural occidental imperante y con ello
nuevas propuestas. Comenzaron los cuestionamientos al orden colonial, cuyo
proyecto de museo contempló por muchos años lo estético, la preservación y la
legitimación de los valores de la cultura clásica, para entrar en un proceso
donde el museo se transforma en un instrumento de cambio social, donde los
grupos son identificados y fundamentalmente se basa en tres principios:
• Valoración arqueológica – etnográfica
• Concepto de Nación. Importancia de los Museos Históricos
• Concepto de identidad. Conformación de pueblo – comunidad – etnia
Con este recorrido museológico llegamos al punto de partida de nuestra
ponencia y es el encuentro de la Mesa Redonda de Santiago de Chile de 1972,
donde se instaura un nuevo orden en la historia museística americana con
impronta propia.
Nacimiento de la Nueva Museología
La Mesa Redonda de Santiago tiene que ver directamente con la relación del
museo y la comunidad, al decir que es una institución al servicio de la
sociedad y las resoluciones abarcaron el medio rural, el medio urbano, el
desarrollo científico y tecnológico, y la educación permanente. A modo de
ejemplo citamos algunas de las resoluciones:
• Es necesario la apertura del museo hacia las otras ramas que no le son
específicas para crear una conciencia del desarrollo antropológico, socio
económico y tecnológico de las naciones de América Latina
• Actualizar los sistemas museográficos tradicionales a fin de mejorar la
comunicación entre el objeto y el espectador
• Que los museos establezcan sistemas de evaluación para comprobar su
eficiencia en relación con la comunidad
A partir de aquí se da inicio a una nueva etapa de la museología conocedora de
su patrimonio cultural, natural y museístico a lo que se denomino Nueva
Museología, y es, la que nos rige a nosotros. Hoy en día la museología no solo
incorporo estos tres puntos sino que ha evolucionado y abierto sus puertas a la
comunicación, a la gestión cultural, a los curadores, a la tecnología, y a la
exposición que va a instaurar una nueva relación de: objeto-visitante-saber.
Esta última es un medio de transmisión cultural, por ello las exposiciones
deben ser teóricamente y empíricamente desarrolladas, para generar un
discurso (no una mera sucesión de objetos) y con ello la incorporación de
conceptos como: amplitud teórica, diversidad temática, selección de objetos y
de público, escenificación del espacio, planificación de actividades, difusión-
comunicación, gestión. El medio que llevara a cabo todo lo expuesto, es la
museografía.
Museografía
La museografía como herramienta, ya sea en exposiciones permanentes,
temporarias o itinerantes, se ha ido modificando a lo largo de la historia, dejo
de ser estática e incuestionable, para ser dinámica y refutable (de hecho se ha
llegado a plantear que el museo no debería tener exposiciones permanentes):
Pasó de ser una disposición arbitraria y sin un sentido ”lógico” a ser una
herramienta indispensable del museo, no solo para la atracción del potencial
visitante y el visitante asiduo, sino además como un elemento mediante el cual
el museo se inventa a sí mismo y a su entorno. No solo desde el lugar del
curador, sino también desde el público, no todos los visitantes tienen la misma
percepción de una idéntica exposición, y esto no solo depende de las diversas
herramientas, lingüísticas, artísticas, históricas y simbólicas, que se hayan
utilizado para transmitir un mensaje, además tiene que ver con el bagaje
cultural que cada uno de esos actores- visitantes trae consigo.
Hoy la museografía busca una fuerte interacción del público mediante
disparadores o dispositivos que invitan a ser parte activa, ser parte de una
historia, su historia, o la historia de los otros, que por oposición reafirma la
propia. En los Museos Argentinos podemos ver varios ejemplos de ello, como
ser Museo Sivori, Museo de Bellas Artes, Museo Histórico Nacional del Cabildo
y de la Revolución de Mayo, Museo Participativo de Niños, Museo de la Afip.
Museo y tecnología
En esta era de lo virtual, el objeto físico ha ido perdiendo la fuerza como
elemento simbólico que tenía anteriormente, frente al avance de nuevas
técnicas, como son la web, la información y la comunicación, las cuales operan
con distintos signos, números e imágenes y no con los objetos
tridimensionales, los cuales son el bastión de los museos. A partir de este
planteamiento, el museo tiene un gran desafío; el de pensar la museología
desde un punto de vista distinto, buscando la combinación de arte, ciencia y
tecnología (museos virtuales), logrando a través de esta conjunción un juego
de tradición- innovación. Debemos incorporar a estos espacios irreales, como
una herramienta, seduciendo así a una amplia franja de potenciales visitantes.
Las herramientas informáticas no deben ser vistas como un enemigo, frente a
la tradicionalidad que el “concepto museo” emite y este es uno de los caminos
que nos lleva a plantear que estamos frente a la museología de la
posmodernidad.
Museo y posmodernidad
El museo a pesar de tener una alta competencia, como tv, cines, teatros,
bienales, tiene primordialmente dos ventajas, en primer lugar posee lo
“vivencial”, un espacio donde como ha mencionado Deirdre Stam (1993) “se
establece un diálogo entre curadores y el público que allí asiste, donde la
experiencia del visitante se ha vuelto la entidad más tangible” y donde la --
“satisfacción” juega un rol ineludible. Y es esa satisfacción en términos de
cliente lo que el museo busca hoy, y lamentablemente en esta desesperada
búsqueda de ser el elegido, es lo que muchas veces va en contra de la
concepción misma de museo: “no importa si el visitante se lleva algo, lo
importante es que sea feliz y vuelva”. Esto no debe obnubilarnos, no podemos
perder de vista al objeto y su mensaje. En segundo lugar las historias que
conforman al relato museológico sea histórico, estético o social siempre es
“verídico” por ello se dice que el museo es un sitio de cultura, donde la
imaginación está puesta en la escenificación de cómo cuento la historia a
través de los objetos.
Podemos decir que a pesar de que, el museo no es una entidad educativa
formal, juega un rol importante, elevando el nivel de vida de un espacio social
determinado, ayudando al ejercicio de la memoria, por ello y a pesar de que
Estudiante- Visitante sean distintos, como ha expresado Hooper Greenhill a
partir de su metáfora sobre el museo moderno, museo educacional (centro
museal) y su mutación a post museo, el modelo interpretativo (centro del
visitante), existe un punto de unión entre ambos, y justamente es esto lo que
no debemos perder de vista en nuestra búsqueda en la “aceptación mediática
contemporánea” . A pesar de que este rol del visitante se haya transformado de
estudiante a cliente.
En estas disyuntivas el museo juega a dos puntas, muchas veces opuestas
Comercio y Cultura.
CONCLUSIÓN
A lo largo de estos últimos 30 años, la nueva museología ha ido cumpliendo
lentamente con las propuestas planteadas. Por ello podemos afirmar que ya
estamos moviéndonos en la museología de la posmodernidad, que ve al museo
inserto plenamente en la industria de la cultura, y con ello podemos hablar de
marketing sin sentirnos avergonzados, nuestro público es visitante y cliente a la
vez, por lo cual se plantean estrategias de seducción, servicios y producto
cultural. Otro elemento distintivo de ella es la diversidad temática de las
exposiciones, que parten de un enfoque distinto en cuanto a patrimonio y
sociedad, hoy se trabaja con patrimonio tangible, intangible, viviente, como así
también la diversidad cultural, la inclusión social, derechos humanos y la
incorporación de la museología virtual. Los museos en la actualidad plantean
sus paradigmas desde una misión y visión dinámicas y muy pensadas.
Hoy el museo, inserto en la posmodernidad esta transitando por un proceso de
profunda transformación, podemos hablar sin equivocarnos, del fin de la
dialéctica museo-modernidad, no es simplemente el custodio de tesoros del
pasado, es parte de la espectacularización de la cultura y el entretenimiento de
masas, sus exhibiciones y actividades se anuncian como importantes eventos,
que otorgan beneficios a sus patrocinadores. Los grandes centros turísticos
son impensados sin un museo que atraiga grandes hordas de turistas ávidos
por la historia del lugar.
Esto motiva a que el museo se convierta en un lugar con fecha de caducidad, y
para que esto no ocurra constantemente busca “apresurarse”, y esto trae
consecuencias no solo en las exposiciones tanto permanentes como
temporarias las cuales son cada vez más efímeras, sino al contemplador que
pasa aceleradamente por estos espacios, para ser parte de esta nueva
dinámica cultural.
Aquí es donde cada individuo puede volver la mirada al objeto, puede tener
conciencia de materialidad, frente a lo etéreo y efímero que la televisión y la
informática nos dan. Mientras tengamos en claro cada uno de los postulados
museales podremos jugar libremente en este espacio de la posmodernidad.
Por todo lo expuesto es que proponemos otra vez en Santiago de Chile un
debate abierto, dirigido a todos los colegas latinoamericanos para analizar
nuestra realidad museológica y cual será el papel en la cultura de los museos
del futuro.
BIBLIOGRAFÍA
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