Trabajo Práctico: Regiones de Argentina
Trabajo Práctico: Regiones de Argentina
Cuadernillo de
actividades de
GEOGRAFÍA
3ER AÑO
Colegio Secundario
”SAGRADO CORAZÓN DE
JESÚS”
La Republica Argentina
En el extremo Sur del continente americano se encuentra la República Argentina, así es la denominación
oficial que el país recibe en la Constitución Nacional, sancionada en 1853.
Con una superficie de 3.761.274 Km², el territorio argentino posee un paisaje variado, en el que conviven
campos de hielos y zonas áridas, se alternan relieves montañosos con mesetas o llanuras, se comunican
cursos fluviales o áreas lacustres con la amplitud oceánica, y la vegetación esteparia no opaca el escenario
de bosques y selvas. Desde el punto extremo norte hasta el punto extremo sur posee 3.799 km, mientas que
en su parte más ancha posee 1423 km.
Por su extensión -que corresponden al Continente Americano; al Continente Antártico (incluyendo las Islas
Orcadas del Sur) y las islas australes (Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur)- ocupa el cuarto
lugar entre los países americanos (después de Canadá, Estados Unidos de América y la República
Federativa del Brasil) y el séptimo a nivel mundial.
Limita al norte con las Repúblicas de Bolivia y del Paraguay; al sur limita con la República de Chile y el
Océano Atlántico; al este limita con la República Federativa del Brasil, República Oriental del Uruguay y el
Océano Atlántico; y al oeste con la República de Chile. La Antártida Argentina está comprendida entre los
meridianos 25° y 74° de Longitud Oeste, al sur del paralelo 60° Sur.
En el país encontramos cuatro tipos de clima (cálido, templado, árido y frío) cuyas variaciones están
determinadas por la extensión del territorio y los accidentes del relieve.
Capital Federal
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es la capital nacional. Limita con la provincia homónima, posee una
superficie de 202 km² en donde viven 2.890.151 habitantes. Sus límites son: al este, el Río de la Plata; al
sur, el Riachuelo; y se encuentra bordeada de norte a oeste por la Av. General Paz.
Población Argentina
Con una población de 40.117.096 habitantes, la República Argentina se caracteriza por ser un “crisol de
razas” que define la esencia de la argentinidad. Los primeros pobladores del actual territorio argentino
fueron indígenas quienes, congregados en diversas tribus, desarrollaron sus respectivas culturas en grado
diverso. Con el arribo de los conquistadores, en el siglo XVI, las costumbres y los valores propios de los
españoles generaron un perdurable encuentro cultural y el inicio del mestizaje de blancos e indios. A estos
se sumaron los mulatos y zambos para afirmar así la conformación de la población criolla.
El último importante caudal inmigratorio se produjo en la segunda mitad del siglo XIX y la primera del
XX. De origen predominantemente europeo, constituyen otro pilar fundamental de este verdadero “crisol de
razas”.
Religión
En la Argentina existe una total libertad de culto. La religión católica es profesada mayoritariamente pero
también se practican otros cultos como el protestantismo, el judaísmo, el islamismo, la religión ortodoxa
griega, la ortodoxa rusa y otras.
Unidad monetaria
Idioma
El idioma oficial es el español. Traído por los conquistadores sufrió cambios a lo largo del tiempo, producto
de la convivencia con los pueblos indígenas nativos que lo enriquecieron y las sucesivas inmigraciones que
hicieron su aporte a la lengua de los argentinos.
Sin embargo, aún perduran otras lenguas amerindias como el mapuche, el guaraní y el quechua, entre otras.
Fiestas Nacionales
25 de mayo - Ese día los cabildantes reconocían la autoridad de la Junta Revolucionaria y así se formaba el
Primer Gobierno Patrio.
La Revolución de Mayo fue un cambio crucial que marcó la historia argentina. Su momento crítico fue
durante la llamada Semana de Mayo, del 18 al 25 de ese mes del año 1810.
Hora oficial
División Política
La República Argentina está formada por veintitrés provincias, y un distrito federal, que es la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (CABA) ¿Por qué es autónoma? Porque tiene su propio gobierno, su
constitución y poder para tomar decisiones sobre los asuntos locales. En ella residen tanto las autoridades
de la Ciudad de Buenos Aires (el jefe de Gobierno, la Legislatura y el tribunal Supremo de Justicia) como
las autoridades nacionales. Estas tienen su sede en: Congreso (Poder Legislativo) Edificio de Casa Rosada
Tribunales (Poder Ejecutivo) (Poder Judicial) Las provincias son autónomas y cada una tiene una ciudad
capital donde residen las autoridades provinciales. Cada provincia se divide en departamentos, excepto la
División por departamentos de la provincia de Buenos Aires, que se divide en partidos, a su vez, los
departamentos están divididos en territorios administrativos más chicos que son los municipios. En la
provincia de Buenos Aires, cada partido equivale a un municipio. En el resto de las provincias puede haber
más de un municipio por departamento. Cada municipio tiene un gobierno local, la municipalidad, que
tiene la función de garantizar el alumbrado y barrido de las calles, el mantenimiento de los hospitales, entre
otras. Todas estas subdivisiones internas tienen la finalidad de lograr una mejor administración del
territorio.
1. Leo el texto y realizo un resumen del mismo. Realizo lo mismo con las demás descripciones en la
carpeta.
2. ¿Cuál es la ubicación geográfica de la República Argentina?
3. En un mapa Planisferio colorear a la República Argentina y señalar la línea del ecuador y el
meridiano de Greenwich.
4. En un mapa del Continente Americano señalar los países limítrofes y colorea a nuestro país.
5. En un mapa de la Argentina señalar los puntos extremos y la extensión del territorio.
6. En un mapa de la Argentina señalo las provincias y sus capitales.
7. En un mapa de la Argentina señalo y coloreo las diferentes regiones.
8. Responder las siguientes preguntas:
¿Qué una Nación?
¿Qué es un estado? ¿Cuáles son sus elementos? Descríbelos.
¿Los términos Nación y Estado son sinónimos? Justifica la respuesta.
Los límites son un elemento del Derecho internacional que sirve para diferenciar los ámbitos territoriales en
los que los Estados ejercen su soberanía. Son una construcción política, debido a que, generalmente, surgen
de los tratados y los acuerdos celebrados por los Estados con el objetivo de definir su ámbito territorial.
Estos acuerdos entre países marcan los lugares por los que pasan los límites, es decir, su recorrido. En
algunos casos, estos acuerdos de límites entre los Estados estuvieron precedidos por difíciles conflictos e,
incluso, por guerras.
Habitualmente, el criterio utilizado en la demarcación de los límites es seguir los accidentes geográficos,
como cordones montañosos, ríos, entre otros; por ejemplo, la cordillera de los Andes es el límite entre la
Argentina y Chile. Otras veces, el trazado de los límites internacionales toma como referencia los paralelos
y los meridianos que atraviesan la zona limítrofe, como ocurre, por ejemplo, en un tramo del límite entre la
Argentina y Bolivia. Estas divisiones se extienden, también, en forma vertical, es decir, definen un espacio
aéreo y un subsuelo sobre los cuales el Estado ejerce su soberanía. El espacio terrestre de nuestro país
limita con Chile, Bolivia, el Paraguay, el Brasil, Uruguay y el Mar Argentino.
❚ Al oeste, en su mayor extensión, el límite entre Chile y la Argentina es orográfico, pues se traza sobre la
cordillera de los Andes: desde el extremo norte hasta la provincia de Santa Cruz. En la provincia de Tierra
del Fuego, el límite pasa a ser geodésico, pues se corresponde con el meridiano de 68º 36’ longitud oeste,
hasta el canal Beagle, que constituye el límite sur. En casi todo el recorrido, el límite trazado sobre la
cordillera de los Andes une los picos más elevados. Estas altas cumbres generan un línea divisoria de aguas.
Esto significa que, a partir de ella, el agua de deshielo cae hacia uno u otro lado de la montaña. Es decir, los
ríos que nacen al este de esta línea desembocan en el océano Atlántico, y los que nacen al oeste desaguan
en el océano Pacífico. Para establecer estos límites fue necesario, en varias ocasiones, recurrir a arbitrajes
internacionales. El 1978, Chile y la Argentina reclamaban la soberanía sobre el canal Beagle. El papa Juan
Pablo II intervino para evitar un conflicto bélico. Sólo en 1999 la cuestión limítrofe con Chile quedó
resuelta, una vez que ambos países acordaron la soberanía sobre los hielos continentales.
❚ Al noroeste, la mayor parte del límite que separa la Argentina de Bolivia es el resultado de tratados o
acuerdos entre ambos países. El recorrido del límite internacional coincide con algunos de los paralelos que
atraviesan la zona (límite geodésico) y el resto de los límites se ha trazado sobre algunos ríos,
principalmente, el Bermejo y el Grande de Tarija (límite fluvial).
❚ Hacia el nordeste, la Argentina limita con el Paraguay. Este límite lo constituyen los ríos Pilcomayo,
Paraguay y Paraná. La división internacional por el lecho fluvial se denomina línea media de cauce, porque
pasa por el centro de cada uno de los ríos, es decir, a igual distancia de cada una de las márgenes. Sin
embargo, para definir el recorrido de las líneas divisorias internacionales sobre el río Paraná, se utilizó otro
criterio. Mediante un pacto entre la Argentina y el Paraguay, se acordó que las islas Cerrito y Apipé fueran
asignadas al territorio argentino –pese a estar fuera de los límites internacionales–, y la isla Yacyretá, al
Paraguay. Las restantes islas ubicadas sobre el río Paraná pertenecen al país cuya costa se encuentra más
cerca de ellas
❚ Al este, nuestro país limita con el Brasil y Uruguay. En el primer caso, los ríos Iguazú y Uruguay sirven
de límites. Sobre este límite fronterizo, se ubica el punto extremo este de nuestro país –es decir, el que está
situado al este de la localidad de Bernardo de Irigoyen, en los 26º 15’ latitud sur y los 53º 38’ longitud
oeste. Como el trazado de este límite no se realiza sobre el curso del río, recibe el nombre de frontera seca.
Ésta se extiende a lo largo de 30 kilómetros. El límite con Uruguay también es de tipo fluvial: pasa por el
río Uruguay y el Río de la Plata. En el caso de la zona limítrofe sobre el río Uruguay, la línea divisoria pasa
por el canal navegable del río, es decir, su zona más profunda. Esta zona, por donde navegan los barcos,
también recibe el nombre de thalweg o vaguada. En el caso del Río de la Plata, el procedimiento de trazado
del límite es más complejo. En la desembocadura del río, la Argentina y Uruguay lo dividen por su parte
media. Luego, se ha establecido el límite exterior del Río de la Plata; es decir, una línea imaginaria que une
la costa uruguaya –a la altura de la ciudad de Punta del Este– con la costa argentina a la altura de Punta
Rasa. A su vez, esta línea divisoria separa el río del mar. También se acordó que la isla Martín García es
argentina por tradición histórica, aunque, a partir del trazado del límite, quedó del lado uruguayo.
LAS FRONTERAS
Las fronteras son las áreas geográficas que se extienden a ambos lados de un límite internacional.
Históricamente, los límites han representado rígidas separaciones entre los países limítrofes y, en
consecuencia, entre las poblaciones que vivían en las zonas fronterizas. En el siglo XX las fronteras
adquirieron una nueva dimensión: un área que, en vez de separar, se convierte en una zona de integración e
intercambio en la que se establecen vinculaciones comerciales y laborales entre los pueblos vecinos. Otra
idea acompaña este cambio: la que expresa que los países vecinos ya no son vistos como potenciales
enemigos, sino como partícipes de una integración que hace posible el intercambio, tanto comercial como
cultural. El límite sigue existiendo, pero se amplió la posibilidad de circulación de mercancías y personas
entre países que se integran. Es lo que ocurre, por ejemplo, entre los pobladores de La Quiaca, en la
provincia de Jujuy y los de Villazón, localidad situada en Bolivia. Idéntico fenómeno se observa en la
vinculación existente entre los habitantes de la ciudad de Paso de los Libres, en la provincia de Corrientes,
y los de Uruguayana, en el Brasil; y la población de la ciudad de Posadas, en la provincia de Misiones, y los
de Encarnación, en el Paraguay. En los dos últimos casos, la construcción de puentes que atraviesan los ríos
que sirven de límites ha favorecido la integración de las poblaciones de las áreas fronterizas. En el caso del
límite con Chile, la construcción y el mantenimiento de las rutas de acceso es fundamental para el
desarrollo de los intercambios.
El actual territorio de la Argentina es el resultado de un largo proceso histórico que se inició al desmembrarse
el Virreinato del Río de la Plata, y que concluyó con el perfil que presenta actualmente nuestro país, tanto en lo
relativo a la superficie que ocupa como a la forma de organización territorial vigente; es decir, un Estado federal,
tal como lo establece la Constitución nacional en su artículo 1º.
El proceso que dio lugar a la República Argentina es de gran interés para la geografía, ya que involucra
cuestiones relacionadas con la integración territorial.
En estas etapas, se produjeron significativos cambios y reestructura- ciones territoriales, ya que, con el paso del
tiempo, las sociedades evolucio- naron y modificaron el papel del Estado argentino en el contexto mundial.
La particular forma que tuvo la ocupación espacial, que centró su interés en determinados sectores del actual
territorio de nuestro país, obedeció a una combinación de factores: la organización política, las aptitudes del
medio natural y, en especial, los intereses económi- cos que prevalecieron en cada etapa de la conformación del
territorio.
La etapa aborigen
El territorio que en la actualidad pertenece a la Argentina fue poblado hace unos 12 000 años. Allí se
desarrollaron grupos aborígenes que ocuparon, organizaron y transformaron el espacio. Tenían diversas for-
mas de asentamiento y organización social, y en todos los casos, un vín- culo indispensable con los recursos
naturales que ofrecía el territorio.
Los diaguitas habitaron en la actual región del Noroeste de nues- tro país y utilizaron técnicas adecuadas para
cultivar en esa región con rasgos de aridez. Esto motivó su sedentarización y, por lo tanto, una mayor
concentración poblacional. Otros grupos, como los guaraníes, los tobas, los pampas, los tehuelches y los
selk’nam, no lograron el desarrollo de técnicas tan apropiadas como los diaguitas y, debido a esto, no pudieron
nuclearse en poblaciones de gran densidad.
Se calcula que el número total de población aborigen en lo que actual- mente es el territorio argentino oscilaba
entre 300 mil y 900 mil personas. Cuando se inició la conquista y la colonización española –a partir del siglo
XVI–, se produjo un impacto cultural avasallador, que sometió y modificó las culturas de los primeros habitantes
del territorio.
La etapa colonial
A partir del siglo XVI, en el proceso de la conquista que siguió al descubrimiento de América, la Corona de
España dividió los territorios de sus colonias en unidades político-administrativas denominadas virreinatos.
Este sistema organizativo permitió a la metrópoli administrar las vas- tas extensiones de los territorios
americanos.
De esta manera, la superficie de la actual Argentina formó parte, durante la etapa colonial, del Virreinato del
Perú y, a partir del año 1776, del Virreinato del Río de la Plata. En esa fecha, la Corona española modificó la
composición de los virreinatos con el objetivo de lograr una mejor organización administrativa, y un mayor
control interno y externo sobre sus dominios. Asimismo, introdujo diversos cambios en la organización política
del Virreinato del Río de la Plata, que fue subdividido en ocho intendencias, las que, a su vez, estaban
compuestas por unidades adminis- trativas llamadas partidos. De esta manera, se buscaba neutralizar la amenaza
que representaba el Imperio Lusoportugués, cuyas colonias se localizaban en el actual Brasil, y que aspiraba
anexar los territorios de la región del Río de la Plata.
La valoración que los españoles realizaron de estos espacios no fue igual en todas las regiones, ya que su
interés estaba centrado en los recursos naturales que podían explotarse mediante las actividades mineras y
ganaderas. En el transcurso de las exploraciones, los españoles fundaron las primeras ciudades de nuestro país,
muchas de las cua- les aún conservan sus nombres originarios. En forma conjunta, comenzaron a trazarse en
estos territorios las primeras rutas y caminos.
Este proceso de colonización urbana, posterior a la conquista,
impregnó el territorio de la actual Argentina con los variados rasgos de la cultura hispana, los que han
permanecido en las obras arquitectónico cas construidas durante la etapa colonial; por ejemplo, las iglesias, los
cabildos y las plazas centrales.
La etapa independentista
A partir de 1810, y luego de independizarse de España, los primeros gobiernos patrios organizaron la
administración y la distribución territorial. Una vez disuelto el Virreinato del Río de la Plata, la organización
política se entretejió a partir de las ciudades ya fundadas y comenzaron a formarse las primeras provincias.
Cuando se independizaron las intendencias de Buenos Aires, Córdoba y Salta, se formaron las provincias de
Jujuy, Salta, Tucumán, Córdoba, Catamarca, La Rioja, Mendoza, San Juan, San Luis, Santiago del Estero,
Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe. Sus límites se fueron modificando hasta que quedaron fija-
dos los actuales.
La etapa de la organización nacional
Con posterioridad a la independencia respecto de España, nuestro país atravesó una eta- pa de
tensiones entre Buenos Aires y las otras provincias, causadas por divergencias de intereses políticos y
económicos; en especial, el manejo de la Aduana del puerto de Bue- nos Aires, y la propiedad de los
recursos fiscales provenientes de su recaudación.
Este enfrentamiento impidió la integración de los territorios de las provincias que, en la actualidad,
forman parte de la Argentina. En 1862, luego de la batalla de Pavón, esos territorios se unificaron bajo un
único poder soberano y una forma federal de Estado, regidos por la Constitución nacional que había
sido sancionada en 1853.
La Conquista del desierto
Los conquistadores españoles sólo habían logrado realizar algunas exploraciones en el nor- deste y el
sur del actual territorio de nuestro país. Durante la etapa independentista y el período de la organización
nacional, los pueblos aborígenes continuaron habitando esas regiones.
Las incursiones en el territorio indígena se intensificaron, posteriormente, durante la denominada
Conquista del desierto. En 1879, cinco columnas del Ejército argentino al mando del general Roca, con
un total de 6000 soldados, avanzaron desde la extensa línea de frontera con los indígenas hacia el río
Negro y el denominado país de las manzanas (actual provincia del Neuquén), en la que se dio en llamar la
Expedición al río Negro, que pasó a la historia como el momento más paradigmático de un prolongado y
despiadado conflicto armado entre la sociedad blanca y los habitantes originarios de la Pampa y la
Patagonia. Esta lucha –en la cual debe incluirse la llamada Conquista del Chaco– se extendió hasta 1885,
cuando el caci- que Sayhueque se rindió junto con su tribu en el fuerte de Junín de los Andes.
En lo que respecta a las sociedades indígenas, la Conquista del desierto provocó su des- estructuración y,
en gran medida, su eliminación. La población indígena estimada entre la Pampa y la Patagonia era de 20
mil personas. Las incursiones militares previas a la campaña, realizadas durante 1878, resultaron en la
captura de tres caciques principales, cuatrocientos indígenas muertos y cuatro mil prisioneros. En 1879,
según el Ministerio de Guerra y Marina, las operaciones militares tuvieron como resultado un cacique
principal muerto, cinco caciques principales prisioneros, 1113 combatientes indígenas muertos, 10 513
indígenas no combatientes prisioneros y 1049 indígenas reducidos, es decir, que se habían entregado
voluntariamente.
El objetivo de la Conquista del desierto era que el Estado nacional ampliara su control territorial. En este
sentido, los efectos inmediatos del avance militar fueron dos: la elimina- ción de las fronteras interiores y
la consolidación de la soberanía territorial del país por medio de la incorporación efectiva de 550 000
km2. De esta forma, se completó la instau- ración de un orden político y social, y la formación del Estado y
de sus instituciones.
Una de las consecuencias económicas más importantes del proceso de conquista fue el reparto
especulativo de las nuevas tierras. Para financiar la campaña de 1879, el gobierno del presidente Nicolás
Avellaneda suscribió un prés- tamo, que fue pagado mediante la entrega de propiedades en los territorios
ocupados.
La etapa de la integración territorial y nacional
Luego de la independencia respecto de España, el proceso de aunar las tendencias políticas y los intereses
que tenían los diversos sectores sociales hizo que nuestro país se denominara, en primer término, Provincias
Unidas del Río de la Plata. A partir de 1862, con la integración de la provincia de Buenos Aires a la
Confederación Argentina, quedó conformado el Estado nacional. Desde ese momento se empleó la
denominación República Argentina.
Nuestro país se constituyó, entonces, en un Estado organizado e integrado en la economía mundial. Durante
la década de 1880, se produjeron cambios territoriales y políticos. La ciudad de Buenos Aires fue declarada
Capital Federal del país y sede del gobierno nacional.
En el año 1884, se dictó la llamada Ley de los Territorios Nacionales, referida a las regiones que aún no
habían sido incorporadas al territorio ocupado. Esta ley obedeció a motivos estratégi- cos, políticos y
económicos. Principalmente, fue una forma de definir que esos territorios perte- necían al Estado nacional,
aunque todavía no se hubiera realizado su ocupación efectiva. En esta situación estaban los siguientes territorios
nacionales: de Misiones, del Chaco, del Bermejo (en la actual provincia de Formosa), de La Pampa, del
Neuquén, de Río Negro, del Chubut, de la Patagonia (en la actual provincia de Santa Cruz), de Tierra del
Fuego, y posteriormente, el de los Andes (en la parte occidental de las actuales provincias de Jujuy, Salta y
Catamarca).
Luego, se continuó con la denominada Conquista del desierto, con la que, paulatinamen- te, se efectivizó la
ocupación de nuevas tierras, y se firmaron los primeros tratados limítrofes con los países vecinos.
El gran aluvión de inmigrantes europeos (principalmente italianos y españoles) llegados
a nuestro país entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX tuvo, necesariamente, una gran influencia en
las medidas tomadas por el gobierno y en la organización espacial del territorio.
El territorio argentino abarca tres tipos de espacios que guardan íntima relación uno con otro: el terrestre, el
marítimo y el aéreo. Sobre ellos, el Estado argentino ejerce la soberanía, es decir, que es la máxima
autoridad de esos territorios. El espacio terrestre es la superficie continental e insular que pertenece a
nuestro país. El espacio marítimo en el que la Argentina ejerce su soberanía exclusiva se denomina mar
territorial, y se extiende a continuación de la línea de costa hasta una distancia de 12 millas marinas. El
Estado tiene soberanía plena en el mar territorial, el espacio aéreo por encima de éste, el lecho y el subsuelo
de ese mar y los recursos que allí se encuentren. El espacio aéreo comprende la atmósfera que se extiende
sobre los espacios terrestre y marítimo, hasta una altura de 100 kilómetros, aproximadamente, contados
desde el nivel del mar. El espacio terrestre La superficie total del territorio de la Argentina es de 3 761 274
km2, de los cuales 2 791 810 km2 corresponden a la parte situada en el continente americano y, el resto, a
la porción ubicada en el continente antártico y en las islas australes. La Argentina ocupa el octavo lugar en
el orden que indica, de manera decreciente, las superficies de los territorios de la totalidad de los países del
mundo. En América, ocupa el cuarto lugar, después de Canadá, los Estados Unidos y el Brasil. Existen 950
kilómetros de distancia entre Tierra del Fuego y la península Antártica, y 500 kilómetros entre la costa
patagónica y las Islas Malvinas.
El espacio marítimo
A lo largo de la
historia, los Estados
han utilizado el
espacio marítimo –
conformado por los
mares y los océanos–
para navegar,
comerciar y extraer
sus riquezas. Luego
de la Segunda Guerra Mundial, por una propuesta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se
realizaron las Conferencias del Mar. En estas reuniones, la comunidad de países comenzó a tratar los
derechos marítimos en el ámbito internacional, para aunar los criterios y definir las zonas que les
corresponderían a cada país. Finalmente, y luego de muchos enfrentamientos de opinión entre los países, se
llegó a la elaboración de un documento denominado Ley del Mar, que entró en vigencia en el año 1994.
La Argentina presenta un amplio litoral marítimo, que se extiende sobre el océano Atlántico, desde Punta
Rasa –en la bahía de Samborombón–, en la provincia de Buenos Aires, y se prolonga hasta el cabo de
Hornos, en la provincia de Tierra del Fuego. Su longitud asciende a 4500 kilómetros, aproximadamente. A
lo largo de ese litoral se localiza el espacio marítimo argentino. En este sector, se distinguen tres
componentes: las tierras emergidas – es decir, las islas localizadas en el sector marítimo–, los fondos
oceánicos –también denominados plataforma marina–, y las masas oceánicas, es decir, las aguas
propiamente dichas. Las jurisdicciones dentro del sector marítimo se miden en millas, la unidad de medida
que usaban los navegantes antiguamente. Ésta equivale a 1,852 kilómetros. Las mediciones se efectúan a
partir de la línea de base recta. Esta línea imaginaria se traza en la costa para emparejar los diversos
accidentes geográficos (los cabos, los golfos, las penínsulas y las bahías). Asimismo, se considera que las
mediciones deben comenzar a partir de la línea de bajamar. Estos criterios permiten medir la extensión de
cada jurisdicción del sector marítimo, desde una costa más uniforme. Existen diversas jurisdicciones dentro
del sector marítimo de nuestro país, que se diferencian por la amplitud del ejercicio de soberanía que el
Estado argentino está autorizado a desplegar en cada una de ellas: el mar territorial, la zona contigua, la
zona económica exclusiva y la plataforma continental. El mar territorial se extiende a continuación de la
línea de costa. Su extensión es de 12 millas. El Estado tiene soberanía plena en el mar territorial, el espacio
aéreo por encima de éste, su lecho y su subsuelo, así como también sobre los recursos naturales que allí se
encuentren. La zona contigua se presenta como una porción adyacente al mar territorial. Se mide a partir de
allí y tiene una extensión de 12 millas. En este sector, nuestro país ejerce una soberanía restringida, ya que
sólo puede actuar con poder de policía, reprimiendo las infracciones aduaneras, sanitarias y migratorias. La
zona económica exclusiva abarca una extensión de 200 millas medidas desde la costa. El poder del Estado
ribereño en la zona se limita a la exploración, la explotación y la administración de los recursos. En materia
de explotación pesquera, puede establecer los límites de la captura máxima permisible de especies, pero no
puede negar a otros Estados el permiso de navegar y sobrevolar los espacios marítimos y aéreos
correspondientes a la zona económica exclusiva. La plataforma continental está comprendida por el área
submarina que se extiende hasta el borde exterior del margen continental –es decir, a continuación del
continente, por debajo del mar– o hasta 200 millas marinas medidas desde las líneas de base, en los casos
en que el margen continental no alcance esta distancia. Su superficie es de aproximadamente 1 000 000
km2. En esta zona, el Estado nacional ejerce su soberanía para explorar y explotar los recursos naturales.
Argentina anunció su nuevo límite marítimo que se extiende a 350 millas. La noticia surge de un estudio de
documentación ratificado por expertos de la ONU, otorgándole la soberanía a 150 millas más de las que
contaba anteriormente el país. Con este anuncio, se abre un nuevo panorama en lo que refiere a la defensa
por la soberanía de las Islas Malvinas y las islas del Atlántico Sur.
El geógrafo mendocino Rolando Lucero, docente de geografía de la Universidad Nacional de Cuyo, explicó
que “la Convención de las Naciones Unidas nos ha dado la razón a nosotros. Nos ha dado el aval pero no ha
dicho que las Malvinas son argentinas. Sí ha dicho que las aguas son argentinas. Son dos etapas diferentes.
Sin embargo, no caben dudas que es un espaldarazo para la Argentina, y no solo por Malvinas, sino
también Sandwichs y Sector Antártico Argentino. Nos da una buena carta de negociación”.
Además, el docente detalló que “La plataforma no se ha extendido. Lo que sí se ha extendido es el derecho
a soberanía. El ecosistema que se genera allí, riqueza alimenticia y demás, que se ha generado más allá de
las 200 millas es de soberanía argentina y esto es lo importantísimo”.
La Argentina formó parte, en el seno de las Naciones Unidas, de la Convención por el Derecho al mar. En
esta conferencia, que se dio en 1980, se reconoce a los estados ribereños el espacio marítimo, llamando a
las primeras 12 millas “mar territorial”, y las 188 siguientes, o sea hasta la milla 200, “zona económica
exclusiva”, lo que nosotros conocemos como mar argentino. Según este anuncio, Argentina extiende su
plataforma marítima hasta las 350 millas.
1- ¿Cómo está conformado el territorio de las islas Malvinas? ¿Por qué Argentina sostiene su soberanía
sobre ellas?
2- Realiza una breve cronología del descubrimiento, exploración y explotación de las islas Malvinas
3- ¿De dónde proviene su nombre?
4 - En la actualidad que sucede con la soberanía de las islas.
Las llanuras
Las llanuras ocupan el este del territorio del país (Ver mapa). Se formaron sobre un antiguo basamento de
rocas duras, modificadas por los diferentes agentes naturales, sobre las cuales se depositaron sedimentos de
origen marino y continental. la más importante por extensión y ocupación, es la llanura chaco-
pampeana , que se extiende desde la frontera con Bolivia y Paraguay hasta el río Colorado. Se trata de un
zona baja y llana, interrumpida por una zona de sierras como las de Tandil y de la Ventana, ubicadas en la
provincia de Buenos Aires. Esta extensa planicie se formó como consecuencia de un largo proceso de
sedimentación que duró miles de años y que aún continua.
y que aún continua.
Observa que en general la fisonomía de la llanura es plana, con pocas irregularidades. Sin embargo, existen
zonas con algunos desniveles como la llanura ondulada, el delta del Paraná y otras.
Las mesetas
Las mesetas son zonas planas situadas a mayor altura que las llanuras. En el sur del territorio argentino se
extiende la meseta patagónica, un relieve muy antiguo y erosionado, que se elevó como consecuencia de
movimientos de ascenso y descenso de la corteza terrestre. Estos movimientos epirogénicos generaron
formaciones rocosas escalonadas, cuya pendiente desciende hacia el océano Atlántico formando abruptas
costas, llamadas acantilados.
En el nordeste del país se halla la meseta misionera, otra formación muy vieja. Esta meseta es un
afloramiento del Macizo de Brasilia, una de las estructuras más antiguas del planeta. El mismo macizo
también aflora en la isla Martín García, ubicada en el río de la Plata, y en las Sierras de Tandil, en la
provincia de Buenos Aires.
Tipos de relieve
Montañas: su origen se debe a plegamientos o fallas del terreno generados por el movimiento de placas
tectónicas. Las montañas son de considerable altura, con importantes irregularidades y pendientes bruscas.
Se encuentran en cordilleras o cordones. Son erosionadas permanentemente por los agentes externos
(lluvia, vientos, ríos, nieve y también por la acción humana). Las más antiguas se han convertido en sierras
por efecto de la erosión. - Mesetas: tienen más de 500 m de altura con pocas -o ninguna- irregularidades.
Cuentan con pendientes en forma de barrancas y pueden estar acompañadas por montañas. Cuando superan
esa altura, se las denomina altiplano. - Llanuras: su altura varía entre los 0 y 500 m sobre el nivel del mar.
Son prácticamente planas y su pendiente es muy suave. -
Valles: su origen puede ser la erosión de un río o de un glaciar. Tienen forma de “V” o de “U”, según el
agente que los haya formado. Se encuentran entre cordones montañosos.
La variedad de tipos de clima de Argentina es una de las características más salientes del territorio
argentino. Comenzando por climas húmedos o secos, hasta el calor tropical o frío nival, pasando por
diferentes tipos de templados, Argentina lo tiene todo. Nada queda fuera de las posibilidades que ofrece
nuestro país en materia climática.
¿Por qué decimos “pronóstico del tiempo” y no “del clima”? Cotidianamente, antes de ir a la escuela o de
salir de casa, solemos averiguar cómo va a estar el tiempo durante el día. Entonces consultamos algún
medio donde un meteorólogo o un periodista nos informa los datos del tiempo para la jornada y para los
próximos días. Así, nos enteramos del valor de la temperatura, de la presión atmosférica, de la humedad, de
la velocidad y dirección del viento y de las probabilidades de lluvia. A partir de esa información, tomamos
decisiones; por ejemplo, qué ropa usaremos, si llevaremos o no paraguas y otros accesorios para evitar
mojarnos, o si podremos usar la bicicleta. También, el pronóstico del tiempo puede anticipar si habrá
probabilidad de lluvias en los próximos días y esa información puede ser útil, por ejemplo, para planificar
qué haremos el fin de semana. En cambio, cuando nos referimos al clima de un lugar, no consideramos las
condiciones del tiempo de un solo día, sino los datos de más de diez años. A partir de estos datos, se
deducen las condiciones habituales de ese lugar, es decir, su clima. Por ejemplo, cuando decimos que un
determinado lugar tiene un clima árido o seco, no significa que no llueve en todo el año, sino que en la
mayor parte del año no se registran precipitaciones. El clima no cambia de un día para el otro; en tanto, el
tiempo, sí.
Factores geográficos que determinan el clima Debido a su amplio territorio, la Argentina presenta una gran
diversidad de climas, en este sentido, distintos factores geográficos inciden en forma directa, determinando
las características climáticas de las diferentes regiones.
Frío nival: se caracteriza por heladas permanentes, precipitaciones que superan los 800 mm y vientos
del oeste. El clima frio nival prevalece en la Antártida.
Clima árido
Según la altura y latitud, este clima presenta cuatro variedades
Árido de alta montaña: cuya temperatura depende de la altura y con una amplitud térmica muy
grande. Las nevadas equivalen a 800 mm de lluvia, pero se mantienen en estado sólido. Predominan
vientos del Oeste y Sudeste.
Árido de sierras y campos: con una temperatura media aproximada de 18º C. Las precipitaciones son
inferiores a 600 mm. Los vientos dominantes son del Norte y Noreste.
Árido de estepa: tiene una temperatura media mensual de 15º C aproximadamente, presenta
frecuentes heladas y se dan incluso en el verano. Precipitaciones escasas, no alcanzan los 500 mm.
Predominan los vientos del Noroeste y Suroeste.
Árido frío: con una temperatura media de alrededor de los 10º C, presenta una amplitud térmica
bastante grande y las heladas se producen durante todo el año. Las precipitaciones son inferiores a 300
mm y prevalecen en invierno. Los vientos son del Oeste y Suroeste
CONSIGNAS: LEE ATENTAMENTE LOS TEXTOS Y LOS MAPAS Y COMPLETAS LAS SIGUIENTES
ACTIVIDADES
En nuestro país existen numerosas cuencas hidrográficas. La más grande es la cuenca del Plata, que abarca
más de la tercera parte de la superficie argentina y cuyos colectores principales son los ríos Paraná y de la
Plata. Otras cuencas importantes son: las de los ríos Colorado, Negro, Chubut y Santa Cruz, en la
Patagonia; las cuencas del río Salí o Dulce, en Tucumán y Santiago del Estero; y la cuenca del
Desaguadero, en la región de Cuyo, que es el colector de varios afluentes, como Ios ríos Atuel, Diamante,
Tunuyán, Mendoza, San Juan o Jáchal.
La parte argentina del Paraná es profunda y navegable. Sus afluentes principales son el Paraguay, Salado
del Norte, Carcarañá, Arroyo del Medio, Arrecifes e Iguazú, que también nace en Brasil y forma, a 20 Km.
de su desembocadura, las cataratas homónimas, descubiertas en 1541 por Alvar Núñez Cabeza de Vaca. El
Paraguay, el mayor de sus afluentes, nace en Mato Grosso (Brasil) y recibe las aguas de los ríos Pilcomayo
(1.100 Km.) y el Bermejo (1.060 Km.). El Pilcomayo y el Bermejo se originan en Bolivia y son
escasamente navegables. La cuenca del Paraná es de 4.350.000 km2. El río Uruguay, que nace también en
Brasil, forma el límite de este país y el Uruguay con la Argentina su curso es de 1.600 Km. y es navegable e
dos tramos, separados por grandes rápidos de los cuales el mayor es el llamado Salto Grande.
Cuenca endorreica:
Formada por los ríos que desaguan en mares interiores, lagos o lagunas. Los ríos de las cuencas
endorreicas pertenecen a la Puna, a las Sierras Pampeanas y al Sistema del Desaguadero. Se caracterizan
por ser cortos y de régimen torrencial. El Chaco árido configura un área endorreica que con excepción del
río Tercero que alcanza al Paraná con el nombre de Carcarañá. El río Cuarto, en los años lluviosos, logra
incorporarse al Tercero. Ninguno de los ríos originados en las Sierras Pampeanas alcanza los 100 m3/S
como promedio anual. De todos, el denominado sucesivamente Salí, Hondo o Dulce es el de mayor
longitud y caudal. Estos ríos son utilizados para el riego; se forman pequeños oasis debido a la escasez del
recurso hídrico y para la obtención de energía hidroeléctrica.
Cuencas arreicas:
Existen algunas áreas del territorio argentino que carecen de cursos de agua o en las que es muy difícil
determinar la divisoria de agua debido a su lento escurrimiento. Se las llama cuencas arreicas y las más
conocidas son las de las zonas semiáridas de las provincias del Chaco y La Pampa, así como también las
mesetas patagónicas del origen basáltico y la Puna en el Noroeste.
El sistema del río Desaguadero, donde desembocan los ríos de los Andes centrales y las sierras de San
Juan, Mendoza y el noroeste de La Rioja. Los principales ríos son: Jáchal, San Juan, Mendoza, Tunuyán,
Diamante y Atuel. Son ríos muy poco caudalosos e irregulares debido a la aridez de la región.
El sistema de la gran laguna
salada de Mar Chiquita, en
Córdoba, que recibe las aguas de
los ríos Dulce, Primero o Suquía
y Segundo o Xanaes. La laguna
Mar Chiquita se comunica de
manera subterránea con las
aguas atlánticas, a más de 900
km de distancia.
El río Quinto, que nace de la
sierra de San Luis, se deshace en
una serie de esteros y pantanos
en el sur de Córdoba, donde las
aguas se comunican, de manera
subterránea, con las fuentes del
río Salado (de Buenos Aires).
Biomas de la Argentina
Como bien sabemos, gracias a las dimensiones que el país Sudamericano tiene, sumado a la gran diversidad
de climas y relieves que predominan, son posible diferenciar 10 Biomas que hacen único y característico al
país.
Algunos de estos con gran importancia y predominio de las actividades económicas como otras que
presentan atractivos turísticos durante todo el año.
La selva misionera abarca la provincia de Misiones, donde el clima cálido y húmedo, predominan gran
parte del año. Las lluvias suelen ser abundantes y pueden llegar a superar los 2000 milímetros anuales. En
estas tierras predominan el color rojizo de las mismas, producto de la descomposición de las rocas de
origen volcánico. El color rojizo se debe a la presencia de hierro en forma de óxido férrico, producto de la
gran cantidad de humedad.
Esta región cuenta con una gran cantidad y variedad de flora y fauna característica de la zona. La flora
abunda los arboles como el quebracho, el lapacho negro, la yerba, el cedro misionero, los helechos,
cañaverales y diversas cantidades de plantas florales como las orquídeas. La fauna es también abundante,
existen monos carayá, osos hormigueros y yaguaretés, estos últimos controlados por la gran amenaza que
sufren frente a la caza.
El bosque chaqueño, es el segundo bioma más importante del país luego de la Selva Misionera. Se sitúa en
la región norte del país, donde predomina el clima cálido y humero, pero con precipitaciones anuales de
1000 milímetros. Hacia el oeste de la región, las temperaturas cálidas se mantienen presentes, pero escasean
las lluvias, lo que convierte a esta parte de la región, en una zona más seca. El árbol predominante es el
quebracho y junto con el palo borracho, decoran la región del bosque. Su fauna está compuesta por una
diversidad de animales como el tatú carreta, yaguaretés, quirquinchos, zorros, osos hormigueros y una gran
variedad de reptiles.
La selva tucumana oranense, se extiende sobre las sierras subandinas de Jujuy, Salta y Tucumán. Esta
región serrana proporciona climas que varían de acuerdo a las alturas de los diferentes lugares. En general
posee un clima cálido y húmedo. El quebracho colorado y el quebracho blanco, son los arboles típicos de la
región. Su fauna está compuesta por zorros, tapires y pumas, y una gran variedad de reptiles e insectos.
La zona cordillerana, desde el norte de la provincia de Jujuy hasta el sur de la provincia de Neuquén, se
extiende el desierto Andino. Esta zona en el extremo más norte se denomina, PUNA, y se encuentra
situada a unos 3400 msnm. El clima de esta región es árido y seco, con temperaturas bajas durante la noche
(amplitud térmica) vientos fuertes y lluvias escasas. La flora de la región se adapta al clima y a la falta de
agua, por lo que las hojas son pequeñas y poseen espinas, como los cactus. Los zorros, los hurones, las
vicuñas, las llamas y las alpacas son originarios de esta región.
Los montes ocupan una franja que comienza en el sur de la Salta y llega hasta la costa atlántica, a la
provincia de Chubut, más precisamente la península Valdez. El clima de esta región es cálido y seco, con
precipitaciones anuales que no superan los 800 milímetros en la zona costera y en la zona cordillerana los
200 milímetros anuales. La vegetación crece de forma despareja, con arboles bajos y arbustos que se
adaptan a los suelos secos, de por ejemplo las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis.
En el sur de la Provincia de Corrientes, norte de Entre Ríos, centro de Santa Fe y Córdoba, sur de San Luis,
centro de la Pampa y sur de la provincia de Buenos Aires, se encuentra la región del Espinal. Zona de
algarrobos, talas y chañares, tiene una fauna diversa, con carpinchos, vizcachas, gatos montes, pumas y una
gran variedad de aves. Con un clima cálido y húmedo, esta región tiene, en su parte sur, una región
templada y seca.
Los pastizales pampeanos, representan aquella área o zona agrícola-ganadera, conocida mundialmente y
de gran importancia para la economía Argentina. Ocupa el sur de las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y
Córdoba, norte de la Pampa y casi toda la provincia de Buenos Aires. En cuestiones de relieves, es una gran
llanura que decrece hacia la costa y en donde la provincia de Buenos Aires, se topa con las sierras de Tandil
y Ventana. El clima templado y húmedo, con abundantes precipitaciones, ayudan a los suelos fértiles y
cultivados por el hombre, lo que la convierte en una zona de poca vegetación.
El bosque Andino Patagónico o Bosque austral, se extiendo por una franja de alrededor de unos 2000
kilómetros que recorre junto a la cordillera de los Andes, desde la provincia de Neuquén hasta la provincia
más austral del país, Tierra del Fuego. Los zorros, pumas, ciervos, halcones, son algunos de los animales
que se encuentran en la región. Como bien lo define su nombre, esta región está compuesta por extensos
bosques de araucarias, alerces entre otros que sobreviven a las bajas temperaturas y las abundantes
precipitaciones que rondan desde los 900 a los 3500 milímetros anuales.
Por otra parte la estepa patagónica, es un bioma semidesértico que va desde el centro y sur de la provincia
de Neuquén, Rio Negro, parte de Chubut y el norte de la isla de Tierra del Fuego. El clima es árido, con
fuertes vientos que soplan a lo largo del año, y temperaturas anuales inferiores a los 10 °C. Esta zona, de
gran importancia para la economía Argentina, posee una gran cantidad de recursos minerales, energéticos,
gas, carbón y petróleo.
Por último el desierto antártico, que son aquellas zonas en donde el clima es muy frió y las temperaturas
son inferiores a los 0°C, esta zona abarca las tierras antárticas y las ubicadas dentro del sector antártico.
Esta zona presenta hielos permanentes lo que hace imposible la vida vegetal y animal, excepto en aquellas
zonas costeras donde los lobos marinos, orcas y ballenas son los protagonistas.
Actividad:
Localización
geográfica Observa
Bioma Clima Vegetación Fauna
(provincias ciones
que abarca)
Los
alumnos
recabarán información sobre el concepto de bioma a través de la bibliografía. Luego, elaborarán un
resumen con las principales características de cada uno de los biomas investigados, organizándolos en
una tabla que permita presentar la siguiente información.
El estudio de la población
La población de un país está compuesta por todas las personas que habitan en su territorio. En el marco de
las ciencias sociales, se realizan estudios de población, también llamados demográficos, que consisten en
describir y analizar determinadas características de la población, con el objetivo de relacionarlas con sus
aspectos sociales, económicos, políticos y culturales.
Las principales características de la población de un país son su tamaño –o volumen poblacional–, su
composición por sexo y edad, y su distribución espacial. Estos tres elementos definen la dinámica
demográfica de una sociedad. Esta dinámica está determinada por los comportamientos de los individuos y
las familias, principalmente, los vinculados a la nupcialidad, la fecundidad, la mortalidad y las
migraciones (internas e internacionales). Estos comportamientos involucran algunos de los derechos
humanos fundamentales; por ejemplo, la libertad de casarse, tener hijos o desplazarse libremente dentro del
país y hacia otros países. Las posibilidades de ejercer estos derechos efectivamente dependen, en gran
medida, de las condiciones sociales, económicas, políticas y culturales de una población en un momento
histórico determinado.
Responder:
El crecimiento de la población
La cantidad de habitantes de un país aumenta y disminuye con el tiempo. Esta evolución depende del
crecimiento vegetativo o natural de la población, y de su crecimiento migratorio. El crecimiento
vegetativo representa la diferencia entre el número de las personas que nacen y el de las que mueren en un
período determinado. El crecimiento migratorio representa la diferencia entre la cantidad de inmigrantes y
la de emigrantes que hubo en un país durante un cierto lapso.
Existen dos formas de medir el crecimiento demográfico: en valores absolutos y mediante la tasa de
crecimiento medio anual. El crecimiento se mide en valores absolutos cuando se calcula la diferencia entre
las cantidades de población correspondientes a dos períodos determinados. El ritmo con el que aumenta o
disminuye una población también puede expresarse mediante la tasa de crecimiento medio anual, que
expresa el número de personas que, en promedio, se agregan por año a una población, cada mil habitantes.
Sin embargo, la natalidad no ha disminuido en igual proporción en todo el territorio de la Argentina. Las
estadísticas muestran que las mujeres que viven en algunas provincias tienen, en promedio, más hijos que
las que habitan en otras. Asimismo, los indicadores varían cuando se comparan las poblaciones rurales y las
urbanas. La fecundidad es más alta en las áreas rurales; las mujeres que viven en el campo tienen, en
promedio, más hijos que las que viven en las ciudades. Además, estas diferencias de comportamiento se
relacionan con las características sociales y económicas de la población; por ejemplo, la fecundidad es más
alta en los sectores sociales más pobres.
El crecimiento vegetativo de la población
El crecimiento vegetativo o natural de una población en el tiempo depende de dos fenómenos: los
nacimientos y las defunciones. Si nacen más personas de las que mueren, la población crece; en cambio, si
el número de las muertes supera al de los nacimientos, el crecimiento vegetativo es negativo.
El crecimiento vegetativo de la población argentina siempre ha sido positivo, aunque cada vez es menor
debido a la disminución de la tasa de natalidad y al estancamiento de la tasa de mortalidad.
La natalidad indica los nacimientos que se producen en una población. La tasa bruta de natalidad (TBN)
es el indicador que mide el aumento anual de la población que se produce por efecto de la natalidad. La
TBN de la Argentina, en el año 2003, fue de 18,4 ‰; es decir, que durante ese año nacieron 18,4 niños
cada mil habitantes de nuestro país.
La natalidad de una población está condicionada por la fertilidad y por la fecundidad de los habitantes que
la integran. La fertilidad es la capacidad biológica de procrear, es decir, de tener hijos. La fecundidad se
refiere al hecho de tener hijos; es decir, el modo en el que la fertilidad se concreta.
La TBN está afectada por la estructura de la población por sexo y edad. Este indicador es mayor en
poblaciones donde hay una gran proporción de mujeres en edad reproductiva (entre los 15 y los 49 años de
edad).
En la Argentina, a fines del siglo XIX, las mujeres tenían, en promedio, cerca de siete hijos. Hacia fines del
siglo XX, este promedio había disminuido a menos de tres hijos por mujer. Estas estadísticas muestran que,
en nuestro país, la fecundidad y la natalidad han descendido; es decir, el número de hijos que tiene cada
mujer, en promedio, se ha reducido progresivamente a lo largo de último siglo, y los nacimientos son
menos frecuentes. Esto se debe a cambios culturales y sociales, como por ejemplo, el acceso, cada vez
mayor, de las mujeres al mercado de trabajo.
La mortalidad
La mortalidad humana depende de dos tipos de factores: los biológicos –referidos exclusivamente a los
individuos– y los socioeconómicos, relacionados con las condiciones de vida que las sociedades brindan a
las personas. Los factores biológicos son las características físicas de las personas, que disminuyen sus
posibilidades de vida; por ejemplo, la edad y el sexo. El riesgo de muerte en los seres humanos –es decir,
las probabilidades que tienen de morir– es mayor durante su primera semana de vida y en la vejez. Por otra
parte, las estadísticas indican que las mujeres viven, en promedio, una mayor cantidad de años que los
varones.
Los factores socioeconómicos o ambientales son la alimentación, las condiciones de la vivienda, el acceso
a los servicios de salud, las condiciones laborales, etcétera. Definen las condiciones de vida de la población
y, por lo tanto, sus posibilidades de sobrevivir. Estos factores son los que mayor influencia ejercen sobre el
nivel de la mortalidad de una población.
El indicador más simple del nivel de la mortalidad de una población es la tasa bruta de mortalidad
(TBM). En el año 2003, la TBM de la Argentina fue del 8‰, lo que significa que durante ese año murieron
8 personas cada mil habitantes de nuestro país.
La estructura de edades de una población influye sobre la tasa bruta de mortalidad. Las sociedades con
gran proporción de ancianos tienen altas tasas brutas de mortalidad, porque el riesgo de muerte de las
personas durante la vejez es mayor.
Otro indicador del nivel de la mortalidad es la esperanza de vida al nacer. Este criterio estima la cantidad
de años que vivirá una persona recién nacida, siempre que se mantenga constante la tendencia del nivel de
mortalidad.
En 1914, la esperanza de vida de la población argentina era de 48,5 años. A principios del siglo XXI, había
superado los 74 años. El nivel de mortalidad se redujo debido a que las condiciones de vida –en especial,
las relacionadas con la salud– de la mayor parte de la población mejoraron.
El nivel de mortalidad depende de las condiciones socioeconómicas de la población. Como estas
condiciones son, en general, peores en el campo que en las ciudades, el nivel de mortalidad es mayor en las
áreas rurales. Además, los factores ambientales desfavorables –falta de acceso a los servicios de salud, a
una vivienda digna y a una buena nutrición, entre otros– hacen que la mortalidad sea mayor en los sectores
sociales que tienen menores recursos económicos.
La composición de la población
Una de las características básicas de las poblaciones es su composición por sexo y edad. Conocer este dato
permite estimar el porcentaje de la población que es económicamente activa, y el de grupos con
necesidades específicas, como los niños en edad escolar, las mujeres en edad reproductiva y los ancianos.
a. ¿Por qué resulta útil conocer la composición por sexo y edades de una población?
b. ¿Qué factores determinan la composición por edades de una población? Expliquen cómo interviene
cada uno de ellos.
c. Se afirma que la población argentina está envejecida. ¿Qué significa esta afirmación? ¿Todas las
provincias del país tienen una población envejecida? ¿Por qué en una población envejecida es mayor la
proporción de mujeres que la de varones?
El proceso de urbanización
El crecimiento urbano es el aumento de la población que vive en áreas urbanas. La urbanización, en
cambio, es el aumento del porcentaje de población que vive en áreas urbanas. Este proceso implica, a su
vez, la disminución del porcentaje de la población rural en relación con el total de los habitantes del país.
En la Argentina, el proceso de urbanización se inició a partir de 1870, y fue favorecido por las corrientes
migratorias europeas que llegaron a nuestro país. Desde el año 1930, el proceso de urbanización acompañó
al proceso de industrialización.
La Argentina es uno de los países más urbanizados de América latina, junto con Uruguay y Venezuela.
Casi 9 de cada 10 argentinos viven en pueblos y ciudades. De ellas, 29 tienen más de 100 mil habitantes.
En los últimos treinta años, las ciudades cuya población es inferior a los 500 mil habitantes crecieron más
rápidamente. Sin embargo, una sola aglomeración urbana, la del Gran Buenos Aires, reúne casi la tercera
parte de la población del país. Este fenómeno
de concentración de habitantes en una gran ciudad se denomina macrocefalia urbana.
Las migraciones internas
Se denominan migraciones internas los desplazamientos de la población que se realizan dentro de
las fronteras de un país. La mayor parte de estos movimientos son causados por motivos laborales.
Algunos migrantes se desplazan con el objetivo de cambiar su lugar de residencia de modo
permanente. Otros migrantes, en cambio, se desplazan de modo temporario, de acuerdo con la
estacionalidad de sus actividades. Éste es el caso de los trabajadores rurales durante la época de las
cosechas de algunos cultivos, y el de los trabajadores vinculados al turismo, que retornan a sus
lugares de origen una vez que la temporada turística ha concluido.
Las migraciones internas de carácter permanente son un factor relevante para explicar la distribución
de la población en el territorio argentino. Este tipo de migraciones adquirió importancia a partir de la
década de 1930, cuando se inició en el país un proceso de industrialización basado en la sustitución
de importaciones.
La actividad forestal
La explotación forestal en la Argentina no está plenamente desarrollada. Tuvo épocas históricas en las que
su valoración era muy importante para utilizar la madera como combustible. En la actualidad, los recursos
forestales explotados se utilizan, fundamentalmente, en la industria de la construcción, en la fabricación de
muebles y en la producción de pasta celulosa, materia prima empleada en la elaboración del papel.
Áreas forestales
La base natural de la Argentina presenta áreas diferenciadas, según los biomas que en ellas se desarrollan.
Por la importancia de sus recursos forestales, se destacan la selva misionera, las yungas o selvas de
montaña, el bosque chaqueño, el bosque andino patagónico y el Delta del río Paraná. En la selva misionera,
se destacan el pino Paraná, el guatambú, el petiribí y varias especies de palmeras. Estas especies se utilizan
en la industria maderera y en la fabricación de pasta celulosa para el papel. En las yungas o selvas de
montaña, ubicadas en la ladera oriental de las sierras Subandinas, la especie principal es el cedro. También
se encuentran tipas y laureles. La zona está limitada por sus pisos de altura, que al llegar a los 2500 metros
dan paso a la formación gramínea. Los avances agrícolas en la zona explican la escasa participación de esta
región en la producción forestal argentina. El bosque chaqueño se caracteriza por sus especies de quebracho
colorado. La madera de estos árboles se explota para obtener el tanino, sustancia que se utiliza para curtir
los cueros. Otras especies de gran valor comercial, de madera dura, son el algarrobo y el quebracho blanco.
El bosque andino patagónico presenta una gran riqueza en coníferas. Las lengas, los álamos, las araucarias,
los cipreses y los alerces son sus especies más explotadas. Sus maderas son semiblandas y permiten un alto
aprovechamiento económico. El Delta del Paraná es la zona de producción de maderas blandas (sauces y
álamos) más importante del país. Éstas son utilizadas en la elaboración de pasta celulosa y la fabricación de
cajones, en los cuales se envasa la producción de frutas. La región está favorecida por su localización
cercana a los centros de consumo.
La preservación de los recursos forestales
Las leyes aplicables a la explotación de los recursos forestales tienen como objetivo preservar los bosques
de nuestro país. Las normas vigentes exigen que las empresas forestales planten nuevos ejemplares antes de
talar los árboles existentes, pero no exigen plantar ejemplares de la misma especie que los árboles talados ni
reforestar la misma región geográfica. Por estos motivos, se han producido en la Argentina grandes
pérdidas de biodiversidad. Nuestro país tiene, aproximadamente, nueve mil especies de plantas superiores y
ocupa el décimo séptimo puesto entre los países con mayor biodiversidad vegetal en el mundo. Sin
embargo, en la actualidad, 240 especies vegetales de la Argentina se encuentran en peligro de extinción
Industria
La actividad industrial argentina está atravesando un período particularmente complicado marcado por la
suba de costos internos, la caída del consumo, la imposibilidad de importar insumos indispensables para
producir y la falta de financiamiento. Estancado desde 2012, el sector representa tan sólo el 15,5% de la
economía nacional.
Distribución de actividad industrial
El patrón de distribución de la actividad industrial argentina tiene una marcada concentración en el frente
fluvial Paraná-Plata lo que configura el Eje Industrial SanLorenzo-La Plata. En el resto del país la
concentración se da en torno a las grandes ciudades generando los Centros Industriales de Córdoba,
Mendoza, San Miguel de Tucumán, y en los núcleos regionales agroindustriales como el Centro Industrial
de Alto Valle del Río Negro.
Polo Industrial Paraná-Plata
Este frente se extiende desde San Lorenzo en el norte de la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fe,
hasta la ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires. En esta región sobresalen los puertos
de Buenos Aires, La Plata, Santa Fe y Rosario. La ubicación de este eje industrial está determinada por la
proximidad de los ríos por donde históricamente se exportaron los productos agropecuarios y se importaron
maquinarias e insumos. Otro factor fundamental es, que el eje industrial esta en el punto central del
esquema radial de comunicaciones de Argentina lo cual facilita la interacción con el resto del país. Además
en esta zona se ubica la tercera parte de la población total argentina, lo que implica un gran mercado
consumidor y una gran fuente de mano de obra. Este frente fluvial pampeano también se caracteriza por la
disponibilidad de energía, la cual se obtiene de las usinas termoeléctricas, la usina nuclear de Atucha y las
centrales hidroeléctricas de Salto Grande y Yaciretá, principalmente. Sobre esta y otras fuentes de energía
se puede consultar el informe sobre Minería y energía argentina. En el Gran Buenos Aires se ubican las
industrias textiles y del calzado; fábricas de electrodomésticos y automotrices; producción de pinturas,
químicos y curtiembres;plantas frigoríficas, lácteas y molinos harineros. En Campana, Ensenada y San
Lorenzo se encuentran importantes industrias petroquímicas; en Ramallo las siderúrgicas y en Río Santiago
astilleros. En la provincia de Santa Fe en general se ubican frigoríficos, plantas procesadoras de aves,
industrias lácteas, molinos harineros, textiles, automotrices y metalúrgicas.
Áreas protegidas
Según el Artículo 2° del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), un área protegida es un “área
definida geográficamente que ha sido designada o regulada y es administrada a fin de alcanzar objetivos
específicos de conservación”.
Brindar el marco ideal “in situ” para la investigación científica, la educación y la capacitación
ambiental.
Proporcionar valores culturales, emocionales y espirituales obtenidos de las relaciones del ser
humano con los ecosistemas.
Existen en Argentina 533 áreas protegidas registradas que integran el Sistema de Federal de Áreas
Protegidas (SiFAP). Las áreas protegidas continentales, que incluyen también áreas costero-marinas, no
estrictamente marinas, cubren una superficie de 40.185.345 hectáreas. Representan el 14,45 % del territorio
nacional continental.
Las áreas protegidas que integran el SiFAP fueron inscriptas voluntariamente por la autoridad competente –
nacional o provincial–. Incluyen 57 áreas protegidas de jurisdicción nacional bajo la Administración de
Parques Nacionales y 476 áreas protegidas reconocidas por las provincias bajo alguna categoría de gestión
provincial, municipal, universitaria, privada o de gestión mixta, con respaldo normativo provincial o
municipal. Entre las 57 áreas protegidas nacionales existen 3 áreas marinas protegidas: Namuncurá-Banco
Burwood, Banco Burwood II y Yaganes, creadas en el marco del Sistema Nacional de Áreas Marinas
Protegidas (SNAMP) establecido por Ley n.º 27037. También algunas áreas protegidas cuentan con
designación internacional: 15 reservas de biósfera (Programa El Hombre y la Biósfera, MaB-
UNESCO), 23 sitios Ramsar (humedales de importancia internacional), 5 bienes de patrimonio mundial
natural – UNESCO (Parque Nacional Los Glaciares, Parque Nacional Iguazú, Península de Valdés, Parque
Nacional Los Alerces y el conjunto Parque Provincial Ischigualasto - Parque Nacional Talampaya)
y 3 bienes de patrimonio mundial cultural – UNESCO (Cueva de las Manos -Río Pinturas, Quebrada de
Humahuaca y el Sistema Vial Andino –Qhapaq Ñan–). (Datos actualizados a enero de 2022).
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/contenidos/areas-protegidas