Extranjerismo
expresión que un idioma toma de otro
Un extranjerismo es una expresión que un idioma toma de otro, sea para llenar un vacío
semántico o como alternativa a otras expresiones ya existentes. Puede mantener su grafía y
pronunciación original, en cuyo caso en gramática tradicional se le da el nombre de barbarismo,
o puede adaptarse a la lengua que lo toma.
En español, los manuales de estilo suelen recomendar que, si el extranjerismo se escribe sin
adaptación o se desea escribir el extranjerismo crudo, entonces este se escriba en cursiva o
«entrecomillado».
Clasificación por su origen
A los préstamos del griego y latín sin apenas cambios se le denomina cultismo. Al préstamo
tomado del idioma francés, se le denomina galicismo o francesismo; al del inglés, anglicismo; al
del náhuatl, nahuatlismo; al del alemán o el germano antiguo, germanismo; al del griego,
helenismo; al del latín, latinismo; al del italiano, italianismo; al del árabe, arabismo; al del
portugués, portuguesismo, lusitanismo o lusismo; al del catalán, catalanismo, al del gallego,
galleguismo, al del guaraní, guaranismo; al del valenciano, valencianismo; al del euskera,
vasquismo; y en el caso del préstamo del español a otros idiomas se le denomina hispanismo o
castellanismo.
Clasificación por su forma
1. Préstamo léxico: se incorpora al idioma receptor la morfología y el significado de una
palabra perteneciente a otra lengua extranjera. Esta adopción implica una adaptación de la
pronunciación original y casi siempre de la representación ortográfica. Por ejemplo, del
inglés scanner al castellano ‘escáner’. De football a ‘fútbol’ o 'futbol'. De whisky a 'güisqui'.
De jazz a /yas/, conservando la ortografía original. Si se reproduce respetando enteramente
tanto su sonido como su escritura, se denomina xenismo[1] o extranjerismo crudo[2] y debe
ser escrito en cursiva para advertir al lector de que no debe pronunciarse siguiendo las
normas de pronunciación del español (por ejemplo, pizza, ballet o blue).
2. Préstamo semántico: cuando una misma palabra existe en dos idiomas, y en la imitada
posee un significado o acepción que en la otra no existe, y se copia esa acepción o
significado en la lengua que no lo posee, se está realizando un préstamo semántico, por
ejemplo, las palabras ‘ordenador’, ‘computadora’ y ‘computador’ ya existían en español, pero
no con el significado de «máquina de cómputos». Estos cambios semánticos proceden del
francés ordinateur y del inglés computer.