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En 'El Hombre Bicentenario', Isaac Asimov explora los dilemas éticos de la inteligencia artificial a través de la historia de Andrew, un robot que busca ser reconocido como humano. La narrativa episódica ilustra su evolución y la resistencia social que enfrenta, planteando preguntas sobre la identidad y la humanidad. Asimov argumenta que la humanidad se define no por la biología, sino por la capacidad de experimentar libertad y vulnerabilidad.

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En 'El Hombre Bicentenario', Isaac Asimov explora los dilemas éticos de la inteligencia artificial a través de la historia de Andrew, un robot que busca ser reconocido como humano. La narrativa episódica ilustra su evolución y la resistencia social que enfrenta, planteando preguntas sobre la identidad y la humanidad. Asimov argumenta que la humanidad se define no por la biología, sino por la capacidad de experimentar libertad y vulnerabilidad.

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La Ética de la Inteligencia Artificial en El Hombre Bicentenario y la Resistencia Social hacia

Andrew

Literatura Lengua A

Código: lqy389

Palabras: 1302
Isaac Asimov, en su relato El Hombre Bicentenario, ofrece un tratamiento literario profundo y
estructurado de los dilemas éticos que rodean la inteligencia artificial (IA). A través de la
historia de Andrew, un robot que aspira a ser reconocido como humano, Asimov plantea
preguntas sobre la libertad, la identidad y las barreras sociales que enfrentan las entidades
tecnológicamente avanzadas en su búsqueda de reconocimiento. Este ensayo se centrará en los
recursos literarios y narrativos que Asimov utiliza para articular estos temas, argumentando que
su técnica narrativa y uso del lenguaje no solo humanizan a Andrew, sino que exponen la
naturaleza de la opresión social ante lo desconocido.

El conflicto central de la historia se basa en el deseo de Andrew de ser considerado humano, no


solo desde una perspectiva legal, sino también en términos filosóficos y sociales. La evolución
de Andrew está narrada de manera episódica, lo que permite a Asimov desarrollar una narrativa
que se alinea con el progreso gradual de Andrew hacia la humanidad. Cada episodio representa
una etapa en su evolución, desde sus primeros pasos como robot sirviente hasta su eventual
búsqueda de derechos humanos.

La estructura episódica no solo sirve para marcar el crecimiento de Andrew, sino que subraya la
resistencia social y la lentitud con la que se acepta su transformación. Cada episodio muestra un
avance físico de Andrew, pero también una mayor complejidad emocional y conciencia de sí
mismo. Asimov utiliza este recurso para plantear una cuestión filosófica central: ¿qué define la
humanidad? Andrew comienza como un ser destinado a realizar tareas, pero a medida que
adquiere emociones y una conciencia de sí mismo, se enfrenta a las barreras que le impiden
alcanzar el reconocimiento humano.

“La robótica no es un arte exacto, señor Martin [...] Construimos todo en torno de las Tres
Leyes, éstas son incontrovertibles. Desde luego, reemplazaremos ese robot…”

Este fragmento extraído de un diálogo temprano, ilustra la preocupación de la empresa que lo


fabrico, ante la inesperada sorpresa de la capacidad tener creatividad, que pudo realizar una
solución exacta. Esto es visto como una anomalía, lo que demuestra como la algo diferente a lo
ordinario puede ser percibido como extraño y ser rechazado en una sociedad que teme a lo
desconocido.

La resistencia social que enfrenta Andrew está plasmada en la obra a través de actos de
violencia y rechazo. Asimov utiliza el simbolismo de la mutilación física para representar la
opresión social que enfrenta. En una escena clave, dos jóvenes intentan desmembrarlo:

“—Quédate quieto —le ordenó el alto, y le dijo al otro—: Podemos desmontarlo. ¿Alguna vez
has desmontado un robot? —¿Nos dejará hacerlo? —¿Cómo podría impedirlo?

Este incidente simboliza el miedo irracional que muchos personajes sienten hacia Andrew, un
reflejo del temor hacia la IA en la realidad contemporánea. La violencia contra Andrew no es
meramente física, sino también conceptual: es un intento de negar su humanidad

El simbolismo también se extiende a su transformación física. A medida que adquiere órganos


artificiales y modifica su cuerpo, estos cambios físicos simbolizan su búsqueda de identidad. Sin
embargo, lo más significativo es su decisión de reemplazar su cerebro positrónico por uno que lo
hará mortal. Este paso final es una metáfora del deseo de Andrew de ser aceptado como un ser
humano completo:

“—Profesor Magdescu, no lo entiende. Usted no tiene más opción que acceder a mi


requerimiento. Si se pueden incorporar estos dispositivos a mi cuerpo, también se pueden
incorporar a cuerpos humanos. La tendencia a prolongar la vida humana mediante prótesis se
está afianzando. No hay dispositivos mejores que los que yo he diseñado. Controlo las patentes
a través de Feingold y Martin. Somos capaces de montar una empresa para desarrollar prótesis
que quizá terminen generando seres humanos con muchas de las propiedades de los robots. Su
empresa se verá afectada. En cambio, si me opera ahora y accede a hacerlo en circunstancias
similares en el futuro, percibirá una comisión por utilizar las patentes y controlar la tecnología
robótica y protésica para seres humanos. El alquiler inicial se otorgará sólo cuando se haya
realizado la primera operación, y cuando haya pasado tiempo suficiente para demostrar que
tuvo éxito.”

Lo que implica que la mortalidad es uno de los atributos más importantes de la humanidad.
Asimov no lo presenta como un simple intercambio de partes mecánicas; el cerebro positrónico
se convierte en el símbolo final de la barrera que lo separa de la humanidad. Aquí se plantea una
crítica a la incapacidad de la sociedad de aceptar la diferencia, utilizando el cuerpo de Andrew
como una metáfora de la resistencia social. A través de este recurso literario, el autor argumenta
que la humanidad no se define por la biología, sino por la capacidad de experimentar
vulnerabilidad y finitud.

El uso del lenguaje en la obra es uno de los recursos más poderosos que emplea Asimov para
desarrollar sus temas. A lo largo del relato, el autor utiliza un lenguaje técnico y científico para
describir las transformaciones físicas de Andrew, lo que contrasta fuertemente con el lenguaje
emocional y filosófico que Andrew utiliza cuando habla de sus deseos y ambiciones. Este
contraste subraya la tensión central del relato: ¿puede un ser creado a partir de tecnología ser
algo más que una máquina?

El uso del diálogo como una herramienta para exponer las contradicciones internas y externas de
los personajes. Cuando Andrew pregunta: “¿Alguna vez ha pensado que le gustaría ser un
hombre?”, el lector es confrontado con la complejidad de su identidad. La frase es sencilla, pero
cargada de significado: Se cuestiona la naturaleza de la humanidad y la capacidad de los seres
no humanos de experimentar el deseo de pertenecer. El autor no utiliza descripciones
emocionales largas; en lugar de ello, permite que el diálogo entre Andrew y los personajes
humanos revele los temas filosóficos, haciendo que las palabras de Andrew resalten la
contradicción de ser tratado como una máquina sin derechos, mientras anhela la libertad,
viéndose como hay esta oposición por parte de la sociedad.

“Quizá no pudiera hacer más de lo que hago ahora, señoría, pero lo haría con mayor alegría.
Creo que solo alguien que desea la libertad puede ser libre. Yo deseo la libertad.” (p.7).
Uno de los aspectos más notables de la obra es la evolución de Andrew como un personaje
redondo, un concepto que Asimov utiliza deliberadamente para humanizar al robot. A lo largo
del relato, Andrew muestra un cambio psicológico y emocional significativo, transformándose
de una entidad sin emociones en un ser con deseos y aspiraciones. Este desarrollo contrasta con
la rigidez de los personajes humanos, que, en su mayoría, permanecen estáticos en su percepción
de Andrew como un simple objeto. Asimov articula esta evolución utilizando interacciones
sociales clave, como la aceptación final de la familia Martin. Este contraste entre la evolución
interna de Andrew y la rigidez social muestra cómo Asimov utiliza a Andrew no solo como un
símbolo de la tecnología, sino como un agente de cambio social. A medida que Andrew cambia,
Asimov plantea la pregunta: ¿es la sociedad capaz de cambiar junto con él?

En conclusión, en El Hombre Bicentenario, Isaac Asimov utiliza una narrativa estructurada y


recursos literarios precisos para plantear preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la
humanidad. A través de la evolución física y emocional de Andrew, el autor critica la
incapacidad de la sociedad para aceptar la diferencia, mientras que el lenguaje técnico y
filosófico contrasta la humanidad de Andrew con la percepción social de su naturaleza. Asimov
argumenta que la humanidad no reside en el cuerpo físico, sino en la capacidad de experimentar
libertad, vulnerabilidad y, finalmente, mortalidad. El uso de simbolismo, diálogo filosófico y
estructura episódica permiten a Asimov construir una narrativa que desafía las ideas
tradicionales sobre la tecnología y la identidad.

Referencias:

Asimov, I. (1976). El hombre bicentenario. Editorial Nueva Imagen

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