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El documento analiza la prevalencia de trastornos alimentarios en bailarinas de danza, destacando la presión estética y el control del peso como factores de riesgo significativos. Se identifican comportamientos alimentarios disfuncionales y se propone la implementación de programas de prevención y apoyo psicológico en academias de danza. Los resultados sugieren la necesidad de fomentar una cultura que priorice el bienestar integral sobre la apariencia física.
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El documento analiza la prevalencia de trastornos alimentarios en bailarinas de danza, destacando la presión estética y el control del peso como factores de riesgo significativos. Se identifican comportamientos alimentarios disfuncionales y se propone la implementación de programas de prevención y apoyo psicológico en academias de danza. Los resultados sugieren la necesidad de fomentar una cultura que priorice el bienestar integral sobre la apariencia física.
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FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES EDUCACIÓN COMERCIAL Y DERECHO

CARRERA DE PSICOLOGÍA EN LÍNEA – C2

SEPTIMO NIVEL
AUTORES:
Arreaga Cedillo Yesly Naomi
Endara Aguirre Erika Sofia
Mejía mora Nola Gisella
Reyes Maldonado Odalis
Silvera Estévez Alex Vicente
ASIGNATURA:
Psicología del deporte

DOCENTE:

Msc. Orozco Moreno Zaida Lorena

TEMA:

OBJETIVO:

Exponer y analizar un tema, y demostrar los conocimientos y opiniones de diferentes autores

MILAGRO-ECUADOR
Abril 2025
TRASTORNOS ALIMENTARIOS EN DEPORTES QUE EXIGEN UN
CONTROL ESTRICTO DEL PESO: DANZA
Resumen:

Los trastornos alimentarios representan un grave problema de salud mental,

especialmente en disciplinas tan exigentes como la danza, en las que el control del peso corporal

es crucial. En este contexto, el cuerpo se convierte no solo en una herramienta de expresión

artística, sino también en un objeto de constante evaluación estética, lo que puede llevar a

comportamientos alimentarios de alto riesgo.

Este estudio se centra en determinar la prevalencia y los factores que se relacionan con

dichos trastornos en bailarinas de nivel semiprofesional y profesional, donde el rendimiento

físico y la apariencia se asocian íntimamente a un ideal de delgadez. El objetivo principal de la

investigación es analizar la conexión entre la práctica de la danza y la aparición de conductas

alimentarias disfuncionales. Para ello, se llevó a cabo una metodología cuantitativa mediante

encuestas estructuradas, recolectando información de bailarinas activas.

Los resultados obtenidos indican una alta incidencia de prácticas preocupantes, como la

restricción calórica, el uso de laxantes, una preocupante obsesión por la imagen corporal, y la

presión ejercida tanto por las instituciones formativas como por el entorno social. Estas

conclusiones son consistentes con investigaciones anteriores que señalan que entre el 20 % y el

50 % de las bailarinas manifiestan síntomas que podrían ser indicativos de trastornos

alimentarios (Ramírez y Contreras, 2020).


Por lo tanto, se hace urgente la necesidad de implementar programas de prevención,

apoyo psicológico y educación nutricional en las academias de danza, así como fomentar una

cultura que valore el bienestar integral por encima de la apariencia física. Crear entornos seguros

y saludables se vuelve esencial para el desarrollo artístico y mental de las bailarinas.

Introducción

La danza, como expresión artística y disciplina de alto rendimiento físico, demanda no

solo habilidades técnicas y emocionales, sino también una imagen corporal que se ajusta a

estándares estéticos estrictos. En este contexto, las bailarinas se enfrentan a una constante

evaluación externa que puede afectar significativamente su percepción corporal y su salud

mental. Este entorno, en el que el cuerpo se convierte tanto en instrumento de trabajo como en

objeto de juicio, incrementa el riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria (TCA),

especialmente cuando se valora la delgadez como sinónimo de éxito artístico.

Diversos estudios han demostrado que las bailarinas, en comparación con otras

deportistas, presentan una mayor vulnerabilidad a sufrir TCA, debido a la presión institucional,

la competencia interna y los ideales corporales que imperan en academias y compañías de danza

(Ramírez & Contreras, 2020). Conductas como la restricción calórica severa, el uso de laxantes,

la obsesión por el peso y el ejercicio excesivo son prácticas comúnmente reportadas en estos

contextos, muchas veces normalizadas por el entorno.

Comprender las causas y manifestaciones de estos trastornos es esencial para

implementar estrategias de prevención y acompañamiento psicológico. Más allá del rendimiento

físico, se hace imprescindible replantear los modelos pedagógicos dentro del ámbito de la danza,

priorizando el bienestar integral de las bailarinas. Como señala González et al. (2018), “la
exposición constante a ideales estéticos inalcanzables, sumada a una escasa educación emocional

y nutricional, contribuye a que las bailarinas internalicen prácticas que comprometen gravemente

su salud”.

Este trabajo busca contribuir al análisis de este fenómeno, promoviendo una reflexión

crítica sobre la cultura de la delgadez en la danza y abriendo espacio para el desarrollo de

políticas más humanas y saludables en la formación artística.

Planteamiento del Problema

En el mundo de la danza, el cuerpo es considerado no solo como una herramienta de

trabajo, sino también como un objeto que está constantemente bajo juicio estético. Esta dinámica

ha llevado al surgimiento de trastornos alimentarios en un porcentaje notable de bailarinas,

quienes enfrentan presiones rigurosas en cuanto a su peso y figura.

Justificación de la Investigación

Abordar este fenómeno es fundamental para generar estrategias que faciliten la

prevención y la intervención en el ámbito de la danza, lo cual contribuirá significativamente a la

salud mental y física de las bailarinas, al mismo tiempo que se promueven prácticas saludables

en el deporte.

Objetivos Generales y Específicos

 Objetivo General:

Analizar la presencia de trastornos alimentarios en bailarinas que se enfrentan a

exigencias estrictas en cuanto al peso corporal.

 Objetivos Específicos:
- Identificar las conductas alimentarias de riesgo más frecuentes entre las bailarinas.

- Examinar el vínculo entre la presión estética y los comportamientos alimentarios.

- Proponer estrategias de prevención en contextos de danza profesional.

Preguntas de Investigación

1. ¿Cuáles son los comportamientos alimentarios más comunes entre bailarinas que

están sometidas a un control estricto de su peso?

2. ¿Existe una relación significativa entre la presión estética y el desarrollo de

trastornos alimentarios?

3. ¿Qué estrategias preventivas se podrían implementar en academias de danza para

reducir este riesgo?

Marco Teórico

Definiciones Clave

Trastornos alimentarios: Son alteraciones psicológicas que se manifiestan en patrones

de alimentación disfuncionales, incluyendo la anorexia nerviosa, la bulimia y el trastorno por

atracón.

Danza: Se trata de una disciplina artístico-deportiva que fusiona movimiento, ritmo y

expresión corporal, exigiendo altos estándares de presentación física.

Conductas alimentarias de riesgo: Se refieren a comportamientos, tales como la

restricción calórica, el uso de laxantes, el ejercicio excesivo y otras prácticas nocivas

relacionadas con la alimentación.


Revisión de literatura sobre el tema

Estudios recientes revelan una elevada prevalencia de trastornos alimentarios entre

bailarinas clásicas, siendo la anorexia nerviosa la más frecuente. La presión ejercida por el

entorno y los estándares corporales promovidos en las escuelas de danza se consideran factores

de riesgo fundamentales. Investigaciones cuantitativas llevadas a cabo en Europa y América

Latina indican que entre el 20% y el 50% de las bailarinas presentan síntomas asociados con

trastornos de la conducta alimentaria (Ramírez y Contreras, 2020). Asimismo, se ha observado

que la idealización del cuerpo delgado como sinónimo de éxito artístico propicias conductas

disfuncionales (Martínez y Valdés, 2019).

Principales teorías psicológicas aplicadas al deporte

La teoría del aprendizaje social de Bandura sugiere que las bailarinas suelen imitar a

modelos exitosos que promueven la delgadez como un estándar de belleza y disciplina (González

et al., 2018).

Desde la perspectiva de la teoría de la disonancia cognitiva de Festinger, estas

bailarinas experimentan tensiones psicológicas cuando sus comportamientos no se alinean con

las expectativas del entorno.

Por último, el modelo de motivación autodeterminada de Deci y Ryan demuestra que

una motivación extrínseca, basada en la aprobación o presión externa, se correlaciona con un

aumento de comportamientos de riesgo, como la restricción alimentaria (López y Salazar, 2021).

Metodología

Diseño de la investigación (cualitativo, cuantitativo o mixto)


La investigación se diseñó como un enfoque mixto, combinando

metodologías cualitativas y cuantitativas. Se abordó el análisis de trastornos alimentarios en

deportes que requieren un control estricto del peso, específicamente en la práctica de la danza.

La necesidad de indagar en este tema surge de la preocupación por el bienestar físico y

psicológico de los bailarines, quienes pueden ser particularmente vulnerables a desarrollos

negativos en su relación con la alimentación.

Esta investigación partió desde necesidad de indagar sobre este tema relevante en el

ámbito deportivo, se revisó algunos medios de información como revistas de carácter científicas,

de esta forma complementamos a través de encuestas a sujetos que practican este deporte o

disciplina. Entre los medios de los que dispusimos para la ejecución de esta investigación, el

principal instrumento de comunicación fueran estos cuestionarios.

Población y Muestra

 Población: La población objetivo consistió en individuos que practican danza, una

disciplina en la que la imagen corporal y el control del peso son de gran relevancia.

 Muestra: Se seleccionó una muestra de 22 personas que practican danza. Este tamaño de

muestra permite recoger una variedad de perspectivas mientras se mantiene un enfoque

manejable para el análisis y la interpretación de datos.

Instrumentos de Recolección de Datos

El principal instrumento utilizado para la recolección de información fue

un cuestionario diseñado para evaluar actitudes, comportamientos y experiencias relacionadas


con la alimentación y la imagen corporal en el contexto de la danza. Las encuestas incluyeron

preguntas tanto cerradas como abiertas, permitiendo obtener datos cuantitativos y cualitativos

que complementen la investigación.

Procedimiento de Análisis de Datos

 Diagramas de barras: Se utilizaron para representar visualmente las respuestas a

preguntas cerradas, facilitando la comparación entre diferentes variables.

 Diagramas de pastel: Se desplegaron para mostrar la distribución porcentual de

respuestas, especialmente en cuestiones que involucraban elecciones múltiples.

 Además del análisis cuantitativo, las respuestas cualitativas de las preguntas abiertas se

codificaron y categorizaron para identificar temas recurrentes y entender mejor la

experiencia de los participantes con respecto a los trastornos alimentar.

Resultados e interpretación de los datos

Luego de aplicar la encuesta a varias bailarinas, pude ver algunos patrones interesantes
sobre cómo viven su relación con su cuerpo, su alimentación y la presión que sienten en el
ambiente de la danza. A continuación, explico lo que hallazgos encontrados:

Edad de las participantes

La mayoría de las bailarinas que respondieron tienen entre 14 y 18 años (40,9%), aunque
también hubo muchas que están entre los 18 y 22 años (31,8%) y algunas entre los 22 y 26 años
(27,3%). Esto confirma que estamos haciendo investigaciones principalmente de chicas jóvenes,
en etapas donde es muy común que la percepción corporal sea más vulnerable y esté
construyéndose todavía.

Años de experiencia en danza


Sobre el tiempo que llevan practicando danza, según los resultados que casi la mitad
(40,9%) lleva entre 4 a 6 años bailando, mientras que otro 27,3% ha estado involucrada más de 6
años, siguiéndole 18,2 % con 1 a 3 años reflejando que, aunque no lleven mucho de experiencia,
le dan la misma dedicación y disciplina que sus compañeras con más tiempo. Esto demuestra que
muchas de ellas tienen una trayectoria seria y comprometida en la danza, no son principiantes.
Apenas un 13,6% lleva menos de un año en este mundo.

Horas de entrenamiento semanal

La mayoría entrena entre 5 a 10 horas por semana (40,9%), seguido de un 27,3% que
dedica entre 11 y 15 horas, y menos de 5 horas 27,3 %. Es decir, la danza no es solo un
pasatiempo, sino una actividad que ocupa varias horas de su vida semanal, lo cual también
implica una carga física y emocional importante.

Presión relacionada con el peso

Un dato que llamó mucho la atención fue que un 40,9% de las bailarinas dijo que sí siente
presión por mantener cierto peso en su entorno de danza, y otro 31,8% dijo “tal vez”. Solo un
27,3% relataron no sentir presión. Esto deja claro que el tema del cuerpo puede llegar a ser
controversial dentro de su experiencia siendo bailarinas.

Comentarios sobre el cuerpo

Más de la mitad (54,5%) mencionó que a veces recibe comentarios sobre su forma
corporal o su peso, y un 18,2% dijo que esto sucede con frecuencia, con ese mismo porcentaje
otros respondieron “rara vez”, por finalizar un 9,1% agregó que “nunca”. Estos comentarios,
aunque no siempre son con malas intenciones, sí tienen un impacto, ya que refuerzan a que ellas
se vean en una constante comparación o autoevaluación del propio cuerpo.
Cambios en la alimentación por eventos importantes

La mitad de las encuestadas (50%) reconoció que ocasionalmente ha dejado de comer o


cambiado su dieta antes de presentaciones o clases relevantes, un 22,7% respondió “rara vez”,
por otro lado, un 18,2% “nunca”, finalmente 9,1% “frecuentemente”. Esto nos parece un
indicador preocupante, porque muestra cómo la presión a veces por el rendimiento o la
apariencia puede llegar a modificar hábitos alimentarios, a veces de forma que no es saludable.

Sentir que no encajan con el ideal corporal

Un 40,9% de las bailarinas expresó que algunas veces siente que su cuerpo no encaja con
el ideal esperado en su disciplina, y un 27,3% dijo sentirlo frecuentemente, un 22,7% respondió
“nunca” y finalmente 9,1% “siempre”. Esto asegura que no solo podemos presenciar una presión
externa, sino también existe una presión interna que puede llegar a afectar su autoestima y
confianza.

Restricción alimentaria para mejorar apariencia o rendimiento

Aquí el grupo estuvo dividido: el 45,5% dijo que sí ha restringido su alimentación con
este objetivo, y el mismo porcentaje dijo que no, agregando que el 9,1% decidió no responder.
Me parece importante destacar esto, porque refleja que, aunque no todas recurren a estas
prácticas, sí es un recurso que muchas consideran para lograr sentirse mejor en su desempeño.

Dietas estrictas recomendadas

La gran mayoría (63,6%) dijo que no ha seguido dietas estrictas impuestas por profesores
o instituciones, aunque un 27,3% sí lo ha hecho, finalizando con un 9,1% que “no recuerdan”. Si
bien no es la norma, sigue habiendo casos donde desde la autoridad se transmiten mensajes que
pueden reforzar la preocupación excesiva por el peso.

Ansiedad al comer alimentos prohibidos

Sobre la ansiedad por la comida, un 31,8% nunca la ha sentido y otro 31,8% dijo sentirla
rara vez. Sin embargo, un 27,3% indicó que le ocurre ocasionalmente, y un pequeño 9,1%
admitió sentirla siempre. Esto muestra que para algunas bailarinas la relación con la alimentación
no es totalmente relajada, sino que está mediada por culpa o miedo.

Métodos extremos para controlar el peso

Aquí, afortunadamente, la mayoría (86,4%) respondió que nunca ha usado laxantes,


diuréticos o ha inducido el vómito para controlar su peso. Solo un 4,5% admitió haberlo hecho, y
un 9,1% prefirió no responder. Aunque el porcentaje es bajo, sigue siendo importante poner
atención, porque habla de conductas de riesgo.

Frecuencia de pesaje

Más de la mitad (54,5%) se pesa una vez a la semana, lo cual ya indica que el peso es
algo que monitorizan regularmente. Un 27,3% lo hace tres veces por semana, y un 4,5% todos
los días. Solo un 13,6% dijo que nunca se pesa, lo que confirma que, para la mayoría, el control
del peso sigue siendo una preocupación.

Consulta con profesionales

Un 59,1% nunca ha hablado con un profesional sobre su imagen corporal o su


alimentación, mientras que un 40,9% sí lo ha hecho. Esto nos muestra que aún falta mucha
educación y apoyo en el ambiente de la danza para tratar estos temas que son importantes de
manera profesional.

Espacios seguros para hablar de estos temas

Sobre si tienen espacios seguros para hablar de su cuerpo o sus emociones, solo un 36,4%
respondió que sí, mientras que otro 36,4% dijo no saberlo y un 27,3% directamente dijo que no.
Esto resalta la necesidad urgente de crear ambientes donde las bailarinas puedan expresarse sin
miedo a ser juzgadas.

Impacto emocional de la presión estética

Respecto a cómo la presión corporal ha afectado su salud emocional, el 40,9% respondió


que “algo”, el 31,8% “poco”, el 22,7% “nada” y un 4,5% dijo “mucho”. Esto nos afirma que,
aunque el impacto puede variar, el peso de estas presiones logra sentirse, y no es un tema
pequeño o inferior en su bienestar psicológico.

Acceso a profesionales de salud en el entorno de danza

Finalmente, el 45,5% de las bailarinas manifestó no tener acceso a un psicólogo,


nutricionista o médico en su entorno de danza, mientras que un 36,4% sí cuenta con ese apoyo.
Un 18,2% no sabe si existe esa posibilidad. De nuevo, presenciamos que no siempre existe un
soporte profesional cercano, lo cual puede dificultar el abordaje de problemas físicos o
emocionales.

Comparación con estudios previos

Los resultados de este estudio están en línea con estudios previos de psicología deportiva.
Por ejemplo, Bruin et al. (2011) identificaron que las disciplinas deportivas y artísticas asociadas
con una alta exposición corporal, como la danza, generalmente ejercen más presión sobre la
imagen del cuerpo, especialmente en las mujeres jóvenes. Del mismo modo, Penniment y Egan
(2012) concluyeron que la presión estética en la danza aumenta el riesgo de trastornos
alimentarios, lo que coincide con el hecho de que una proporción significativa de bailarines en
este estudio reconoció que habían cambiado su dieta debido a los requisitos estéticos.

Por otro lado, estudios como el Castillo de Sundgot y Tostveit (2004) han demostrado
que la falta de acompañamiento profesional (psicólogos deportivos o nutricionistas) es un factor
de riesgo para el desarrollo de la insatisfacción corporal y los problemas emocionales, la
situación también se refleja en los datos obtenidos en este estudio. Influencia práctica en el
camino deportivo

De estos descubrimientos, creo que es importante tomar actividades específicas en el


entorno de entrenamiento de danza:

• Promover la educación emocional y corporal en las academias de danza mediante


la enseñanza del valor de la diversidad del cuerpo y promoviendo una imagen corporal positiva.
• Formar a los entrenadores y maestros en una comunicación deliberada y evite
comentarios que fortalezcan los estereotipos del cuerpo dañinos. Incluya profesionales de la
salud (expertos en nutrición deportiva y psicólogos) en las salas de estudio para brindar apoyo y
prevenir el comportamiento de riesgo.

• Promover salas de diálogo seguras donde los bailarines pueden expresar sus
preocupaciones relacionadas con el cuerpo, la comida y la salud emocional. Dé sus prioridades a
la salud y es bueno tener la apariencia física de la evaluación del rendimiento artístico.

Conclusión

Resumen de hallazgos claves:

 Concordancia con investigaciones anteriores: Los hallazgos son coherentes con

estudios previos que vinculan la práctica de la danza con un mayor riesgo de desarrollar

trastornos alimentarios.

 Presión estética tanto institucional como social: La mayoría de las participantes

admitió experimentar una presión para conservar una cierta imagen corporal, influenciada

por el ambiente educativo y expectativas sociales externas.

 Relación problemática con la imagen corporal: Un gran número de bailarinas

indicó que no se sienten satisfechas con su cuerpo o piensan que no se ajustan al ideal físico

impuesto por el mundo de la danza.

 Acceso limitado a apoyo profesional: Una porción considerable de las

participantes carece de acceso a psicólogos, nutricionistas o entornos seguros donde puedan

discutir sobre su cuerpo y emociones.

 Elevada incidencia de conductas alimentarias de riesgo: Un alto porcentaje de

bailarinas informó sobre comportamientos preocupantes, tales como la restricción calórica,


alteraciones en la dieta antes de eventos significativos y ansiedad relacionada con alimentos

considerados "prohibidos".

 Frecuencia de control de peso y pesaje: Más de la mitad de las encuestadas realiza

un pesaje al menos una vez cada semana, lo que pone de manifiesto una vigilancia continua

sobre su cuerpo.

 Acceso limitado a apoyo profesional: Una porción considerable de las

participantes carece de acceso a psicólogos, nutricionistas o entornos seguros donde puedan

discutir sobre su cuerpo y emociones.

 Educación nutricional y emocional deficiente: La mayor parte de las bailarinas no

ha recibido una capacitación adecuada en relación con una alimentación saludable, el manejo

de emociones o la promoción de una imagen corporal positiva.

Limitaciones del Estudio:

 Muestra limitada en tamaño: Únicamente se incluyeron 22 bailarinas, lo que

restringe la posibilidad de extender los resultados a poblaciones más extensas.

 Dependencia del autoinforme como fuente principal de información: Los datos se

basan exclusivamente en lo que las participantes reportaron, lo que puede estar afectado por

prejuicios sociales o emocionales.

 Falta de evaluación profesional clínica: No se llevaron a cabo diagnósticos

formales por parte de especialistas en salud mental, por lo que la información refleja

tendencias, pero no establece trastornos clínicamente validados.

 Enfoque dirigido a mujeres jóvenes: La investigación no abordó otras identidades


de género ni considerados grupos de edad más amplios, lo que podría acotar la diversidad de

la comprensión del fenómeno.

 Ambiente geográfico no determinado: La ausencia de información sobre la

localización (país, región, tipo de institución) disminuye la contextualización de los

resultados.

Sugerencias para futuras investigaciones:

 Investigar el papel de los educadores y las academias: Examinar de qué manera

las metodologías de enseñanza y los discursos de los instructores impactan en la percepción

corporal de las bailarinas.

 Evaluar intervenciones preventivas: Desarrollar programas piloto que aborden la

educación emocional y nutricional, y analizar su efectividad para la disminución de

comportamientos de riesgo.

 Explorar factores protectores: Identificar aspectos que podrían ayudar a prevenir

la aparición de trastornos de la conducta alimentaria, tales como el apoyo familiar, la

autoestima, la resiliencia o las prácticas educativas inclusivas

 Ampliar la muestra y la diversidad demográfica: Incluir bailarines de diversos

géneros, estratos socioeconómicos, estilos de danza y países para lograr una perspectiva más

amplia y representativa.

 Incorporar entrevistas exhaustivas: Combinar encuestas con entrevistas

cualitativas para profundizar en las experiencias subjetivas de las bailarinas.

 Realizar evaluaciones clínicas especializadas: Trabajar junto a expertos en salud


mental para identificar con mayor exactitud los casos de trastornos de la conducta alimentaria

y su severidad.

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