Unidad 2. Procesal.
Unidad 2. Procesal.
1- Proceso. Concepto.
El vocablo proceso (deriva del latín "procedere") significa avanzar, marchar hasta un fin determinado, no de una sola
vez, sino a través de sucesivos momentos.
Se puede analizar a través de sucesivos momentos desde 2 puntos de vista:
Desde el punto de vista de la Teoría General del Derecho: aquella expresión denota la actividad que despliegan
los órganos del Estado en la creación y aplicación de normas jurídicas, sean estas generales (ej.: un ley) o
individuales (ej.: una sentencia).
Desde el punto de vista de la Terminología jurídica tradicional: utiliza la designación como sinónimo de proceso
judicial, aunque no excluye a la actividad que se desarrolla por y ante los árbitros y amigables componedores,
siempre que estos cumplan esa actividad dentro del mismo ámbito de competencia en el que pueden intervenir los
órganos judiciales. Tiene como fin la creación de una norma jurídica individual (sentencia, se aplica a las partes de
un proceso, por eso es individual).
Según la doctrina: define al proceso como le conjunto de actos que tienen por objeto la decisión de un conflicto o
de un litigio, y existen autores que incorporan expresamente a sus definiciones las ideas de acción, pretensión y
jurisdicción.
Según Lino Palacios: Conjunto de actos recíprocamente coordinados entre sí de acuerdo con reglas
preestablecidas, que conducen a la creación de una norma individual destinada a regir un determinado aspecto de
la conducta del sujeto o sujetos, ajenos al órgano, que han requerido la intervención de este en un caso concreto,
así como la conducta del sujeto o sujetos, también extraños al órgano, frente a quienes se ha requerido esa
intervención.
“Conjunto de actos recíprocamente coordinados entre sí…” porque el proceso no es solo un acto individual, sino
un conjunto. Los actos no son aislados, están unidos con otros.
“…de acuerdo con reglas preestablecidas…” hay normas que establecen el orden de los actos, el momento en que
deben organizarse, etc. Estas son las normas procesales.
“…conducen a la creación de una norma individual…” ya que el proceso está orientado a la creación de una
resolución judicial que ponga fin al conflicto dado entre dos partes. Será individual porque es obligatoria solo para las
partes, y no para terceros. Tiene fuerza de ley para estas.
“…destinada a regir un determinado aspecto de la conducta del sujeto o sujetos, ajenos al órgano, que han
requerido la intervención de este en un caso concreto, así como la conducta del sujeto o sujetos, también
extraños al órgano, frente a quienes se ha requerido esa intervención”. Tres partes intervienen en todo el proceso,
y las partes pueden estar integradas por una o más personas. Hay un tercero imparcial ajeno a las partes, que es el
órgano.
Proceso, juicio y procedimiento
A veces se utilizan como sinónimos los términos proceso y juicio, mientras que estos se encuentran en una relación de
género especie. Lo mismo pasa con los términos proceso y procedimiento. El proceso representa un conjunto de actos
que son necesarios para obtener la creación de una norma individual, mientras que el procedimiento constituye cada
una de las fases que el proceso comprende.
Proceso (género) a) Juicio (especie)
b) Procedimiento (especie)
a) Tiene que haber hechos contradictorios y un conflicto. Puede que haya un proceso contencioso pero que no sea
juicio por la falta de controversia.
b) Se inicia con una demanda y termina con una sentencia definitiva. Puede terminar en primera instancia (implicar un
solo procedimiento) o más. El proceso es la totalidad de actos procesales que se divide en procedimientos
(instancias). Puede tener 1, 2 o 3.
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1. Proceso contencioso sujetos primarios: órgano judicial (titular del poder público) y las partes (subordinadas
por el órgano judicial). Con respecto a las partes, existen dos tipos: la actora (persona que formula la pretensión
que debe ser satisfecha por el órgano) y la parte demandada (persona frente a quien se formula dicha pretensión).
Mientras que estas se encuentran por debajo del órgano judicial, entre ellas se encuentran jerárquicamente
iguales. Sin embargo, como consecuencia de la acumulación subjetiva de pretensiones, la intervención de terceros,
la acumulación de procesos y la sucesión procesal, el proceso contencioso puede desarrollarse mediante la
participación de varios autores o demandados.
2. Proceso voluntario los sujetos primarios que se encuentran por debajo del órgano judicial, pudiendo ser uno
o más, denominándose peticionarios. El cumplimiento de las funciones procesales requiere la intervención de otras
personas que actúan en el proceso como auxiliares del órgano, o de las partes o peticionarios (sujetos
secundarios).
En cuanto al órgano y sus auxiliares, estos cumplen sus actividades en ejercicio de un deber de oficio que tienen hacia
el estado y hacia los litigantes, por lo que la omisión del acto o su cumplimiento defectuoso aparejan la imposición de
sanciones. En cuanto a las partes y peticionarios, no se encuentran sujetas a sanciones, sino a cargas procesales.
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Estos no permanecen estáticos, sino que se modifican a través del tiempo por cuestiones políticas, culturales, sociales,
etc.
Principio dispositivo.
Se confía a la actividad de las partes tanto el estímulo de la función judicial como la aportación de los materiales sobre
los cuales ha de versar la decisión del juez. La vigencia de este principio se manifiesta en los siguientes aspectos:
Iniciativa: el proceso civil solo puede iniciarse a instancia de parte.
Disponibilidad del derecho material: una vez iniciado el proceso, el órgano judicial se halla vinculado por las
declaraciones de voluntad de las partes relativas a la suerte de aquel o tendientes a la modificación o extinción de
la relación del derecho material en la cual se fundó la pretensión. Es así como el actor se encuentra facultado para
desistir de la pretensión. También el demandado está facultado para allanarse a la pretensión del actor y ambas
partes para transigir, conciliarse o someter el pleito a la decisión de los jueces árbitros o de amigables
componedores.
Cuadra señalar que cierta clase de relaciones jurídicas, en las cuales existe un interés social comprometido,
imponen la necesidad de que respecto de los procesos en que ellas se controvierten prevalezcan los poderes del
juez sobre las facultades dispositivas de las partes. Tal es lo que sucede con los procesos relativos a "derechos en
los que está comprometido el orden público" y a "derechos irrenunciables".
Impulso procesal: actividad que es menester cumplir para que, una vez puesto en marcha el proceso mediante la
interposición de la demanda, aquel pueda superar los distintos periodos de que se compone y que lo conducen
hasta la decisión final.
Delimitación del "thema decidendum": impone que sean las partes, exclusivamente, quienes determinen el
thema decidendum, debiendo el juez, limitar su pronunciamiento a las alegaciones formuladas por aquellas en los
actos de constitución del proceso.
Aportación de los hechos: la aportación de los hechos en que las partes fundan sus pretensiones y defensas
constituye una actividad que le es privativa, estando vedada al juez la posibilidad de verificar la existencia de
hechos no afirmados por ninguno de los litigantes. Igualmente le está vedado el esclarecimiento de la verdad de los
hechos afirmados por una de las partes y expresamente admitidos por la contraria.
No ocurre lo mismo con la determinación de las norma jurídicas aplicable al caso, pues este aspecto debe atenerse
a su conocimiento del orden jurídico vigente.
Iura novit curia: el juez conoce el derecho ¿para qué se lo voy a explicar?
Aportación de la prueba: la posibilidad de aportar la prueba necesaria para acreditar los hechos controvertidos se
confiase exclusivamente a la actividad de las partes, aun las leyes procesales más firmemente adheridas a ese
principio admiten, en forma concurrente con dicha carga, aunque subordinada a ella, la facultad de los jueces para
complementar o integrar, ex oficio, el material probatorio del proceso.
Principio de contradicción
Llamado también de bilateralidad o de controversia, deriva de la cláusula constitucional que consagra la inviolabilidad
de la defensa en juicio de la persona y de los derechos (art. 18 CN). Implica la prohibición de que los jueces dicten
alguna resolución sin que previamente hayan tenido oportunidad de ser oídos quienes pudieran verse directamente
afectados por ella. Es sobre esa idea fundamental que las leyes procesales estructuran los denominados actos de
transmisión o comunicación, como son los traslados, las vistas y las notificaciones.
La índole de ciertos procesos impone la necesidad de que las resoluciones jurídicas que en ellos deben recaer se
dicten, sean sin la previa audiencia de la parte a quien afectan, sea mediante una audiencia restringida. Así, tanto
razones de urgencias como obvios imperativos de efectividad, requieren que las medidas cautelares se decreten
inaudita parte e igualmente, la misma naturaleza del proceso de ejecución excluye la posibilidad de que en el se
deduzcan defensas o excepciones atinentes a la relación de derecho sustancial o fundadas en circunstancias
anteriores a la creación del título ejecutivo o ejecutorio. No media una derogación del principio examinado, sino un
aplazamiento o postergación de la facultad de ser oído o de controvertir con amplitud, ya que las medidas cautelares
pueden ser cuestionadas mediante los recursos de reposición o de apelación una vez llevadas a cabo; y en el caso de
los procesos de ejecución la ley acuerda, tanto al ejecutante como al ejecutado, la facultad de promover un juicio de
conocimiento posterior en el que no rigen las restricciones precedentemente señaladas.
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a) Los expedientes que contengan actuaciones administrativas que tengan carácter reservado
b) Los expedientes referentes a cuestiones de derecho de familia.
Los particulares que deseen ver un expediente en el que no sean partes, deberán hacerse acompañar por alguna de
las personas mencionadas en el (art. 63 inc.b), o solicitarlo especialmente al secretario (art.66).
En la actualidad, el principio de publicidad de las causas judiciales y las pautas expuestas que lo regulan debe ser
adaptado a los nuevos formatos de consulta de tramite vía web.
Principio de preclusión:
Tiene su raíz histórica en el proceso romano canónico y es el que domina en nuestro ordenamiento jurídico, el proceso
se halla articulado en diversos periodos o fases dentro de cada uno de los cuales deben cumplirse uno o más actos
determinados, con la consecuencia de que carecen de eficacia aquellos actos que se cumplen fuera de la unidad de
tiempo que les está asignada.
Así, por ejemplo, la falta de agregación de la prueba documental o de ofrecimiento de todas las demás pruebas en los
escritos de la demanda, impide la aportación de tales elementos en una oportunidad posterior, salvo que se trate de
documentos de fecha posterior o anteriores 22 desconocidos; a falta de interposición de un recurso dentro del plazo
respectivo genera la extinción de la facultad pertinente y lo decidido por la resolución impugnada adquiere carácter
firme, etc.
Tras definir a la preclusión como la pérdida o extinción, o consumación de una facultad procesal, Chiovenda explica,
que tales situaciones pueden ser consecuencia de:
No haberse observado el orden señalado por la ley para su ejercicio;
Haberse realizado una actividad incompatible con el ejercicio de la facultad;
Haberse ejercitado ya válidamente una vez la facultad.
El concepto de preclusión no debe confundirse con el de cosa juzgada. Es inherente a esta última, la incontestabilidad
futura del derecho reconocido por una sentencia definitiva; incontestabilidad que puede hacerse valer en el proceso en
el que aquella se dictó o en cualquier otro proceso. Pero el carácter definitivo de la sentencia supone una preclusión,
que se halla representada por la pérdida o consumación de las impugnaciones de que aquella puede ser objeto.
Principio de economía procesal
Este principio es comprensivo de todas aquellas previsiones que tienden a la abreviación del proceso, evitando que su
irrazonable prolongación haga inoperante la tutela de los derechos e intereses comprometidos en él. Constituyen
variantes de este principio los de concentración, eventualidad, celeridad y saneamiento.
El principio de concentración apunta a la abreviación del proceso mediante la reunión de toda la actividad
procesal en la menor cantidad de actos, y a evitar, la dispersión de dicha actividad.
El CPN lo consagra con carácter general, en tanto instituye como uno de los deberes de los jueces el de "concentrar en
un mismo acto o audiencia todas las diligencias que sea menester realizar". Ej.: audiencia preliminar prevista en el art.
360, en la cual el juez, luego de invitar a las partes a una conciliación, fracasado ese intento debe aquel recibir las
manifestaciones de las partes acerca de la oposición a la apertura a prueba y resolver la incidencia para fijar los
hechos conducentes sobre los que debe versar la prueba, recibir la prueba confesoria, proveer las restantes pruebas
que se estimen admisibles, disponer la concentración de la prueba testimonial en una sola audiencia y, eventualmente,
decretar que la cuestión se resuelva como de puro derecho.
El principio de eventualidad: es aquel en cuya virtud todas las alegaciones que son propias de cada uno de los
periodos preclusivos en que se divide el proceso deben plantearse en forma simultánea y no sucesiva, de manera
tal que, en el supuesto de rechazarse una de ellas, pueda obtenerse un pronunciamiento favorable sobre la otra u
otras, que quedan planteadas in omnen eventum.
El principio de celeridad: está representado por las normas que impiden la prolongación de los plazos y eliminan
trámites procesales superfluos u onerosos.
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El principio de saneamiento: es aquel en virtud del cual se acuerdan al juez facultades suficientes para resolver, in
limine, todas aquella cuestiones susceptibles de entorpecer el pronunciamiento sobre el mérito de la causa, o de
determinar, en su caso, la inmediata finalización o la abreviación del proceso.
Principio de adquisición
Si bien las cargas de la afirmación de la prueba se hallan atribuidas entre cada una de las partes, los resultados de la
actividad que aquellas realizan en tal sentido se adquieren para el proceso en forma irrevocable, revistiendo carácter
común a todas las partes que en el intervienen.
De acuerdo con el principio todas las partes vienen a beneficiarse o a perjudicarse por igual con el resultado de los
elementos aportados a la causa por cualquiera de ellas. La vigencia del principio enunciado impide, por ej. Que alguna
de las partes que produjo una prueba desista luego de ella en razón de serle desfavorable; que el ponente de las
posiciones pretenda eventualmente desconocer los hechos afirmados en el pliego respectivo; que el actor niegue los
hechos expuestos en la demanda en el caso de que el demandado los invoque en su beneficio; etc.
Principio acusatorio e inquisitivo
El principio acusatorio asegura que el ejercicio del poder de acción estuviera siempre en cabeza de su titular y que este
pudiera disponer la cesación de la persecución penal, archivando las actuaciones y aun promoviendo el sobreseimiento
sin formular acusación en sentido técnico.
En cambio el inquisitivo se muestra con toda evidencia a partir de la figura de un juez de la instrucción con funciones de
instar la persecución penal del imputado y la investigación sumarial por su propio y solo impulso. Bien puede deducirse
que no solo se presentaba como parcial sino que, hacía del Ministerio Publicó Fiscal un órgano debilitado. El juez de la
instrucción terminaba siendo el auténtico actor penal: él ordenaba medias sumariales de investigación y de persecución
del imputado que le hacían, al mismo tiempo, era juez y parte.
Otros principios procesales:
El principio de inmediación
Es aquel que exige el contacto directo y personal del juez o tribunal con las partes y con todo el material del proceso,
excluyendo cualquier medio indirecto de conocimiento judicial. El CPN impone la asistencia del juez a la audiencia
preliminar. Las dificultades materiales que se oponen a la presencia del juez o del secretario en las audiencias de
prueba han generado empero una costumbre contra legem que suele desvirtuar la vigencia del principio analizado.
El principio de legalidad de las formas
Excluye la posibilidad de que las partes convengan libremente los requisitos de forma, tiempo y lugar a que han de
hallarse los actos procesales. Esta limitado por la existencia de normas dispositivas, y es inaplicable en los procesos de
árbitros y de amigables componedores.
3-Principios constitucionales del derecho procesal penal
ARTÍCULO 1.- (Texto según Ley 14543) Juez natural y juicio por jurados. Juicio previo. Principio de inocencia. Non bis
in idem. Inviolabilidad de la defensa. Favor rei. Nadie podrá ser juzgado por otros jueces que los designados de
acuerdo con la Constitución de la Provincia y competentes según sus leyes reglamentarias; ni penado sin juicio previo
fundado en ley anterior al hecho del proceso y sustanciado conforme a las disposiciones de este Código; ni
considerado culpable mientras una sentencia firme no lo declare tal; ni perseguido penalmente más de una vez por el
mismo hecho. La competencia y el procedimiento para el juicio por jurados en causas criminales se ajustarán a las
normas de este Código. Es inviolable la defensa de las personas y de los derechos en el procedimiento. En caso de
duda deberá estarse siempre a lo que sea más favorable al imputado. La inobservancia de una regla de garantía
establecida en beneficio del imputado no se podrá hacer valer en su perjuicio. La imposición de medidas de seguridad
en los términos del artículo 34 inciso 1º del Código Penal requiere la previa observancia de las normas relativas al juicio
previstas en el Libro III de este Código.
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La garantía está asegurada por el art 75 inc 22 CN que ha incorporado a su texto un art de la declaración americana de
los derechos y deberes del hombre y la convención americana de derechos humanos.
c) Garantía del juicio previo: el art 18 CN agrega al sistema de garantías individuales la de que la aplicación de una
pena solo puede válidamente derivar de un “juicio previo” que ponga fin al proceso. Dice “juicio previo” y con ello
alude al dictado de un fallo ya que éste no es otra cosa que el resultado lógico-jurídico que emerge de todo lo
ocurrido en el proceso para determinar qué es lo que en derecho corresponde decidir conforme la prueba
producida en el proceso durante la etapa del juicio oral y público. La garantía asegura el derecho de todo habitante
de la nación a que, si le van a restringir sus derechos, se lo haga en el marco de un debido proceso y a través del
dictado de una sentencia que determine su culpabilidad. Por lo tanto, la penalidad solo puede ser impuesta por la
sentencia firme que ponga fin a un debido proceso.
d) Garantía del “non bis in idem” o de no ser perseguido más de una vez por el mismo hecho: la cosa
juzgada: implica que nadie podrá ser perseguido más de una vez por el mismo hecho delictivo penal. Quien se vea
amenazado por una nueva persecución penal en razón de un hecho que ya haya sido anteriormente decidido a su
respecto o con relación a otros pero con efectos determinantes en relación a él, o en cuanto a un hecho porque
está siendo perseguido actualmente, puede defenderse con la excepción relativa a la exclusión de la doble
persecución penal a efectos de lograr una decisión jurisdiccional inmediata de finalización del proceso y de la
cesación de la actividad judicial en su contra. La garantía se refiere a la cosa juzgada, pero, cuando un individuo
está siendo perseguido penalmente y se pretende volver a hacerlo en el marco de otro proceso distinto, en forma
contemporánea, también funciona como excepción a la doble persecución penal impidiendo que se formule un
nuevo caso de la imputación en razón del mismo supuesto ilícito. La doctrina y la jurisprudencia han determinado
que la existencia de la cosa juzgada solamente se podrá concretar cuándo entre uno y otro caso penal existan tres
identidades: a) identidad del sujeto (individualización); b) identidad del objeto: deberá coincidir el hecho motivo del
proceso en los dos casos: circunstancias tempo-espaciales y modalidades particulares (datos fácticos); c) identidad
de causa: se refiere a casos complejos referidos en muchas oportunidades a problemas de concurso de delitos o
calificación legan se absuelve por un delito de acción pública pero queda pendiente el juzgamiento de otro acción
privada que compone la misma conducta.
e) Garantía de la inviolabilidad de la defensa en juicio de la persona y de los derechos: otro de los pilares
indispensables de la validez de cualquier proceso y, muy particularmente, del proceso penal. Las normas de los
arts 17, 18,33,43, y 75 inc 22 CN y de sus concordantes arts 10, 11, 15, 20 inc 1 de la constitución de la provincia
de buenos aires tienen en este terreno especial aplicación. La garantía que tratamos es de una extensión casi no
susceptible de limitación. Es demasiado difícil su precisión con grado de exactitud. Empezaremos afirmando que la
inviolabilidad de la defensa en juicio se refiere, en una primera aceptación, a la defensa de una persona que
aparezca como imputada en un proceso penal, a la posibilidad y al otorgamiento de los medios que le permitan
fulminar la acción emprendida reduciéndola inmediatamente a su fin, descargar dicha imputación y, aún más,
avanzar sobre la misma trocando el rol del imputado por el de víctima del hecho. En una segunda aceptación, el
concepto se refiere a la defensa de los derechos en el sentido amplio de cualquier otra circunstancia relativa a
bienes jurídicos, tanto del imputado como de terceros, entre los cuales aparece como la mayor relevancia en
relación al proceso penal la cuestión relativa a los derechos indemnizatorios que nacen con motivo del hecho ilícito
penal y que tiene su último referencia en la garantía de la inviolabilidad de la propiedad privada cuyo contenido
ellos integran conforme dispone el art 17 CN.
La realidad nos arroja casos de extrema injusticia en los cuales no se hace cierta la vigencia de esta garantía, tal como
sucede respecto de las víctimas de ilícitos penales en casos en que no resulta asegurado o mínimamente imaginable el
cobro de la indemnización económica respectiva. Ciertamente, el mismo procesal penal de la provincia de buenos aires
no facilita a estos individuos un abogado que les patrocine en su pretensión de asumir el rol de particulares
damnificados, siendo de destacar que el rol del defensor oficial no resulta el indicado porque su función está destinada
a la defensa de los imputados penales y, en estos casos, se trata de la víctima o los terceros damnificados por el
hecho, seguramente sus contrapartes en el mismo proceso penal. En este terreno, obligan a defender gratuitamente a
los pobres. Pero, ello es indudable que nadie puede ser compelido a asistir jurídicamente a cuanto menesteroso toque
a la puerta de su estudio, pues ello significaría condenarle a él mismo a la miseria, empleando todo su tiempo en
dichas tareas. La ley establece la obligación de cada colegio de abogados departamental de hacer funcionar en su
respectivo ámbito un consultorio jurídico gratuito en el cual se atiendan y asistan personas carentes de recursos
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económicos, situación en la que se incluyen necesariamente las personas que se hallan en la situación que venimos de
describir.
La garantía de la inviolabilidad de la defensa en juicio exige una determinación clara y precisa de la imputación, desde
los primeros momentos del proceso, puesto que resulta imposible defenderse si no se sabe a ciencia cierta respecto e
qué situación jurídica y fáctica concretas debe hacérselo.
Con la incorporación del texto de CADH y PIDCP a la CN, extendió la garantía en forma explícita a aspectos que, si
bien integran necesariamente, resultan absolutamente positivo que ahora se hubieran detallado a través de diversos
incisos y sub-incisos que exponen claramente tales aspectos en su integridad. En efecto, la garantía rige desde los
primeros actos de la investigación preparatoria del juicio y su asunción concreta lo más temprano posible, a través de la
designación de abogado de la matrícula o de la intervención del defensor oficial, facilitará las mayores probabilidades
de éxito. En su desarrollo, el letrado es soberano de decidir sobre la modalidad de su ejercicio pues él es quien habrá
de resolver sobre silencio o acción exteriorizada, sobre proposición de diligencias o solo observancia de las dispuestas
por el investigador fiscal.
f) Derecho a ser oído: garantía esencial al ejercicio de la defensa en juicio desde que constituye la manifestación
más profunda de la defensa material y que solamente puede producir el mismo imputado. Resulta inconstitucional
impedir al imputado que sea oído por su juez natural en el proceso penal. Una vez oído el imputado, el fiscal
deberá continuar con el desarrollo de la investigación e, inmediatamente, evacuar las citas formuladas en el relato
pues ellas forman parte insoslayable de la defensa, constituyendo muchas veces el camino más trascendente para
la obtención del sobreseimiento.
g) Derecho a la comunicación previa y detallada de los cargos: vinculada a la garantía de la defensa en juicio, se
encuentra explicitada la referente al derecho a la comunicación previa y detallada de los cargos en el art 8 inc 2
letra b) de la CADH Y 14 inc 3 letra a) de PIDCP integrados al texto del art 75 CN. Se refiere a la concreción de las
condiciones específicas del proceso penal para que todo imputado pueda defenderse. Para ello resulta
indispensable que éste conozca los cargos pues no es concebible que se le otorgue un derecho de hacerlo
respecto de una situación de la que no hubiera podido informarse, sencillamente porque ello sería imposible. La
garantía debe ser entendida como comprensiva en todas las etapas del proceso.
h) Derecho a la asistencia gratuita de un traductor o intérprete: quien no entiende el idioma en que se le formulan
los cargos es indiscutible que no puede defenderse, de la misma manera que quien entiende el idioma pero no
conoce los cargos tampoco puede hacerlo. Por ello es que todo imputado tiene derecho a conocer los elementos
de convicción generados en la investigación en su contra y que resulta inconstitucional que el acto penal oculte a la
defensa elementos convictivos relacionados con la imputación que se formula.
i) Derecho a contar con un tiempo y los medios adecuados para la defensa: resulta indispensable para la
posibilidad de ejercicio de la defensa que ésta disponga de un tiempo y de los medios adecuados para hacerla
efectiva. Es impensable hablar de inviolabilidad de la defensa en juicio si, a pesar de hacerle conocer los cargos,
no se permitiera a la parte imputada actuar en tiempo oportuno o no se le dieran los medios y condiciones
adecuados para el ejercicio de la defensa. Se refiere también a la posibilidad de que todo imputado pueda valerse
de las mismas armas, en calidad y número suficiente.
j) Derecho a la defensa personal o técnica y derecho de comunicación con su defensor: no hay garantía de la
defensa en juicio si el imputado no tiene posibilidad de enervar la actuación fiscal, para lo cual resulta
indispensable que posea los conocimientos técnicos jurídicos del actor penal. La igualdad de armas entre las
partes es determinante de la vigencia del debido proceso y es evidente que, si se debe actuar para descargar la
actividad investigativa y persecutora de un ministerio público fiscal integrado por abogados, para que sea posible la
defensa ese ejercicio debe ser llevado adelante por quienes posean la misma condición de letrados. La ley
procesal admite la llamada autodefensa, aunque es indispensable que ésta cumpla con el requisito sine qua non de
acreditar su capacitación jurídica a través del título de abogado y de la matriculación colegial correspondiente. El
defensor debe poder actuar desde el inicio mismo del proceso. La ley procesal prevé la intervención de un defensor
oficial quien actuará hasta tanto un defensor de confianza fuera propuesto por el imputado, y una vez designado
por el fiscal, hubiera aceptado el cargo constituyendo domicilio legal. El imputado y su defensor tienen derecho de
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comunicarse libremente, en todo momento y las autoridades que sean responsables del encierro deben
posibilitarlo. Implica la posibilidad de hacerlo fuera de la vista y el oído de un tercero, en lugar seguro.
k) Derecho de hacer comparecer e interrogar a testigos, peritos y otros terceros: nos indica la posibilidad de
proponer medidas procesales y de participar en los actos que impliquen su producción para introducir elementos de
descargo durante la preparación del juicio o ya concretamente medios de prueba si nos hallamos en la etapa del
propio juicio.
l) Derecho de no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable: el art 18 CN determina que
nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo y ello expone otro lado de la misma garantía de la
inviolabilidad de la defensa en juicio. Con la reforma de 1994 se introdujo el texto de la CADH, PIDCP y CD del
niño, todos haciendo referencia a la misma garantía. La CN garantiza a todo imputado en proceso penal no solo la
posibilidad de negarse a declarar sino, también, el derecho de hacerlo del modo y con el contenido que quiera, elija
o prefiera en sus distintas opciones. El imputado penal puede hasta mentir porque la garantía implica la
imposibilidad de cualquier forma de obligarle a hacerlo en un sentido determinado, excluyendo la exigencia de
pronunciarse con verdad porque ello significaría lo contrario de lo que impone la garantía de que goza. Toda
insistencia sobre la declaración como promesa de beneficio llevan a derogar la garantía. Nuestro sistema difiere del
de EEUU, del que abrevaran directamente nuestros constituyentes de 1853, en donde el imputado está obligado a
decir la verdad.
Hay que hacer referencia a la garantía con respecto a otros actos que exigen o implican la participación del imputado
indispensablemente, como por ejemplo un análisis de sangre, estudios médicos o actos procesales como un
reconocimiento en rueda de personas. Algunos autores opinan que el estado tiene derecho de imponer al imputado su
sumisión a la realización de un acto procesal para el que resulte indispensable su participación como órgano de
prueba. Pero, ¿hasta qué punto? Siempre y cuando no se usen metodologías violentas ni engañosas, siempre deben
hacerlo en apego a la ley.
m) Derecho del imputado al “doble conforme”: la garantía reside en que el imputado tenga la oportunidad procesal
de recurrir la sentencia definitiva de la causa u otra que sea equivalente pues, si no lo hace y la deja firme, aquella
igualmente habría funcionado pues se trata de eso: de una posibilidad que puede o no ser usada. Supone que para
otorgar a un fallo de condena validez y que este pueda afectar la esfera de privacidad de los individuos, es
necesario garantizar a quien resulta declarado culpable en el juicio la revisión del fallo por un tribunal superior, para
que lo modifique si contiene errores o vicios que lo invaliden.
Otras garantías: derecho a no ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes;
derecho de todo encarcelado a ser alojado en una cárcel sana y limpia, para su seguridad y no para su castigo;
derecho de todo procesado detenido de estar en un lugar separado de los penados y de recibir tratamiento
adecuado a su condición de no condenado; garantía de la inviolabilidad de domicilio; garantía de la
inviolabilidad de la correspondencia epistolar y, en general, de las comunicaciones privadas.
Texto de Carlos Carbone con respecto a las garantías constitucionales en el proceso penal.
El imputado como “medio de prueba”: no hay ninguna duda de que el imputado no puede ser obligado a declarar
contra sí mismo, ni de que su silencio o su negativa a contestar alguna pregunta, incluso su abstención a declarar, no
puede ser tomado como un indicio en su contra como postulan otros códigos. Hay entonces otros actos procesales del
imputado que nada tienen que ver con su derecho a la abstención o a la prohibición de declarar contra si mismo, y por
lo tanto es erróneo ampararlos bajo el art 18 de la CN.
Maier afirma que ésta garantía, que se refiere a la autoincriminación, solo se refiere al amparo que se le da a una
persona como sujeto u órgano de prueba, o sea, como quien con su relato incorpora al procedimiento un conocimiento
cierto o probable sobre un objeto de prueba. Por lo tanto, no lo ampara cuando ella misma es objeto de prueba, esto
es, cuando es objeto investigado, como cuando, por ejemplo, se extrae una muestra de sangre, o se lo somete al
reconocimiento por otra persona.
Identificación dactiloscópica y antecedentes prontuariales. Con respecto a lo primero, la negativa del imputado a
identificarse genera una perplejidad en el proceso penal. La propia Corte Suprema de Justicia sostiene que el
imputado puede ser forzado oa identificarse y nunca puede comprenderse su negativa en la cláusula constitucional
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que se refiere a no declarar contra sí mismo, ya que se trata de un razonable ejercicio de la facultad estatal
investigatoria de los hechos delictuosos. Lino Palacios hace una crítica a esto, diciendo que trae más problemas
que ventajas.
En cuanto a los antecedentes prontuariales, solo deben contar a los fines de la graduación de la pena y la aplicación de
los arts 40 y 41 del CP ya que sosteniendo otra posición estaríamos entrando en caminos de los regímenes autoritarios
y eventualmente lesivos al respecto de los derechos humanos.
Exámenes médicos. Hay ciertas patologías de las personas que pueden ser simuladas como por ejemplo la
depresión, las cuales al ser detectadas por un médico forense pueden ser valoradas con relación al hecho
investigado. Pero, ¿qué pasa con los procedimientos sobre el interior del cuerpo humano? La jurisprudencia
descarta por completo que lo ampare la garantía constitucional. Por ejemplo, la toma de radiografías para prevenir
que la persona lleve en su organismo sustancias estupefacientes.
Reconocimiento de personas. si bien no puede obligárselo a que reconozca a nadie, puede ser obligado a
someterse al reconocimiento por parte del sujeto pasivo del delito, de un testigo, o de otro imputado que desee
hacerlo. La Corte Suprema de Justicia reconoce su constitucionalidad.
Pruebas periciales y la conducta del imputado ante la extracción de fluidos (sangre, esperma, saliva, orina) o
elementos corpóreos (muestras epiteliales, toma de cabellos, vellos pubianos). ¿puede disponerse de modo
compulsivo la colaboración del imputado para estos actos procesales? Se sostiene que cuando el imputado actúe
como objeto de prueba podrá ser obligado y nada tiene que ver con la prohibición de declarar contra sí mismo ni el
principio de inviolabilidad de la defensa en juicio. No es posible aceptar la negativa del imputado, ya que esto
significaría una grave restricción a la facultad estatal de investigar conductas delictivas.
Debemos aclarar que no viola el derecho a disponer del cuerpo propio y su relación con la esfera de la intimidad del art
19 CN, ya que no se encuentran afectados derechos fundamentales, como la vida, la salud, o la integridad, al, por
ejemplo, extraer sangre. La extracción de sangre como la revisión corporal del imputado puede ser autorizada en
contra de su voluntad cuando el examen médico sea realizado por una persona idónea y por lo tanto, no conlleva a
ningún peligro para la persona. No viola las garantías constitucionales.
Nuestro máximo tribunal sostiene que lo que prohíbe la Constitución es compeler física y moralmente a una persona
con el objeto de obtener comunicaciones o expresiones que debieran provenir de su voluntad, pero no incluye estos
casos.
La extracción de sangre, de cabellos y/o vello pubiano, muestras epitelares, es legitima en contra de la voluntad del
imputado sí se cumplen los requisitos indispensables de razonabilidad, proporcionalidad, necesidad, utilidad y
pertinencia no violan su derecho a la intimidad, integridad física ni tampoco a su dignidad humana.
Puntos importantes a saber:
Causa probable de que la persona cometió el delito, o sea, indicios previos;
Vinculación de la prueba con el objeto;
Proporcionalidad a la gravedad del hecho;
Orden judicial fundada;
No debe implicar un riesgo a la salud de la persona;
Personal idóneo.
Unidad 2. El proceso.
El proceso de ejecución tiene por finalidad hacer efectiva la sanción impuesta por una anterior sentencia de
condena que impone al vencido la realización u omisión de un acto, cuando éste no es voluntariamente realizado u
omitido por aquel. Puede agotar de forma autónoma el cometido de la función judicial. Es el caso de los títulos
ejecutivos extrajurídicos, a los cuales la ley les da efectos equivalentes a los de una sentencia de condena,
regulando un proceso similar al de ejecución de sentencias.
Estos en argentina constituyen procesos mixtos, ya que constan de un periodo declarativo de conocimiento destinado
al planteamiento y examen de ciertas defensas.
El proceso cautelar tiende a impedir que el derecho cuyo reconocimiento o actuación se pretende obtener a través
de un proceso pierda la virtualidad o eficacia durante el tiempo que transcurre entre su iniciación y el
pronunciamiento de la sentencia que le pone fin. Estos carecen de autonomía, ya que su finalidad es la de
asegurar el resultado práctico de la sentencia que debe recaer en otro proceso.
Proceso ordinario y procesos especiales
El proceso ordinario art 319 CPN “todas las contiendas judiciales que no tuvieran señalada una tramitación
especial, serán ventiladas en juicio ordinario, salvo cuando este código autoriza al juez a determinar la clase de
proceso aplicable”.
Este es siempre contencioso y de conocimiento, y la ley asigna la posibilidad de que en él se planteen y decidan la
totalidad de las cuestiones jurídicas que pueden derivas de un conflicto entre partes, definitivamente.
Se compone de tres etapas: introductiva, probatoria y decisoria.
Etapa introductoria: comienza con la interposición de la demanda de la cual corre traslado al demandado por el
plazo de 15 días. En la contestación el demandado deberá oponer las excepciones de previo y especial
pronunciamiento, así como las restantes excepciones y defensas.
Etapa probatoria: Tiene lugar cuando se hayan alegado hechos conducentes acerca de los cuales no hubiese
conformidad entre las partes. (art 359) y previa celebración de una audiencia en la cual, luego de intentar una
conciliación y resolver las alegaciones de las partes acerca de la oposición formulada a la apertura de prueba, el
juez debe fijar los hechos sobre los cuales versara, reabrirá la prueba confesoria y proveerá a los restantes que
considere admisibles, ya ofrecidas por las partes en los escritos de demanda, reconvención y contestación de
ambas, fijando un plazo de 40 días a fin de que dichas pruebas se produzcan. Vencido el plazo de prueba, las
partes pueden presentar un alegato sobre su mérito y luego de presentarlo, el secretario pondrá el expediente a
despacho, agregara los que se hubiesen presentado y el juez llamara a autos para sentencia.
Etapa decisoria: Queda cerrada toda discusión y no podrán presentarse más escritos ni producirse más pruebas,
salvo las que el juez dispusiere. El juez debe dictar sentencia dentro del plazo de 40 días contando desde que
quede firme el allanamiento de autos para sentencia. 166 Contra la sentencia definitiva proceden los recursos de
aclaratoria ante el juez que la dicto, los de apelación y nulidad ante cámaras de apelaciones. En segunda instancia
se desarrolla un procedimiento que consta de una etapa introductoria y una decisoria, y hasta puede haber uno
probatorio. En ciertos casos se da el recurso extraordinario y del de inaplicabilidad de la ley. En los códigos
provinciales se dan las mismas etapas pero con ciertas variantes: En la primera el plazo es de 10 días, la prueba
debe ofrecerse en los escritos de demanda, reconvención y contestación de ambas y las excepciones oponerse
juntamente a la contestación de demanda; en la segunda etapa los plazos lo fijara el juez y en la tercera es de 30
días, etc. El proceso sumarísimo varia en que no son admisibles la reconvención, las excepciones de previo y
especial pronunciamiento, ni la presentación de alegatos, el plazo es de 5 días para contestar demanda y la
apelación procede contra sentencia definitiva en efecto devolutivo.
Los procesos especiales son aquellos procesos judiciales contenciosos que se encuentran sometidos a trámites
específicos, distintos a los del proceso ordinario. Se caracterizan por la simplificación de sus dimensiones temporales y
formales, y, en consecuencia, por la mayor celeridad con que son susceptibles de sustanciarse y resolverse
plenarios rápidos o abreviados y sumarios propiamente dichos.
Son plenarios rápidos aquellos cuya simplicidad formal no obsta al conocimiento judicial exhaustivo del litigio, el
cual resulta decidido en forma total y definitiva. Solo se diferencial de los ordinarios desde el punto de vista de la
Unidad 2. El proceso.
simplicidad formal, la cual está dada por la escasa cuantía de las cuestiones debatidas o por la facilidad con la que
pueden resolverse.
A esta categoría pertenecen los procesos sumario y sumarísimo.
Responden a esta estructura la declaración de demencia, inhabilitación, rendición de cuentas, etc.
Los procesos sumarios propiamente dichos tienen simplicidad de las formas en el sentido de la fragmentariedad
o por la superficialidad impuesta por el conocimiento judicial.
Fragmentariedad procesos de conocimiento como los interdictos y todos los procesos de ejecución en los que no se
agota el planteamiento y resolución del conflicto en su totalidad.
Superficialidad procesos cautelares, en los que solo se requiere la justificación de la apariencia o verosimilitud del
derecho invocado.
Procesos singulares y universales
Los procesos singulares tienen por objeto una o más pretensiones o peticiones referentes a hechos, cosas o relaciones
jurídicas específicamente determinadas. Los universales, versan sobre la totalidad de un patrimonio, con miras a su
liquidación o distribución.
Son procesos universales los procesos sucesorios y concursales.