Hollywood, ideología y consenso en la historia de Estados Unidos.
Fabio Nigra
La hipótesis central del autor se enfoca en cómo el cine, como medio de comunicación
masivo, actúa como una herramienta de reproducción ideológica, contribuyendo a la
construcción de una narrativa histórica que refleja los intereses de la clase dominante. El
autor sostiene que el cine, a través de sus representaciones de eventos históricos, no solo
ofrece una visión del pasado, sino que moldea el sentido común de la sociedad,
transmitiendo creencias y valores que perpetúan las estructuras de poder existentes.
Además, el cine refleja hegemonía, en tanto que legitima y justifica las posiciones
dominantes mediante el consenso y la persuasión, no solo a través de la coerción.
Análisis y desarrollo de la hipótesis:
El cine como herramienta ideológica: El autor explica cómo las representaciones
cinematográficas de eventos históricos, como la conquista del oeste en los Estados Unidos,
la expansión territorial o las luchas durante la Guerra Fría, están impregnadas de ideología.
Estas representaciones no son solo recreaciones visuales del pasado, sino construcciones
ideológicas que sirven para transmitir y justificar visiones dominantes de la historia. De esta
forma, el cine no solo refleja la realidad, sino que la construye desde una perspectiva
determinada.
El caso de la conquista del oeste: Un ejemplo destacado es la construcción ideológica de la
conquista del oeste en los Estados Unidos, que se presenta como un proceso de civilización
y progreso. Se menciona cómo esta narrativa fue impulsada por la clase dominante
estadounidense para justificar su expansión territorial y consolidar el mercado interno,
alineándose con el concepto de destino manifiesto, la creencia de que era el destino divino
de Estados Unidos expandirse hacia el oeste. Esta idea no solo se presentó en libros de
historia, sino también en películas y otras representaciones culturales, que ayudaron a
consolidar un sentido común en la sociedad estadounidense sobre su identidad nacional y
su derecho a expandirse.
La hegemonía y la interpretación histórica: Siguiendo las ideas de Antonio Gramsci, el autor
sostiene que la hegemonía no se mantiene solo a través de la fuerza, sino también a través
de la construcción selectiva del pasado y la creación de narrativas que naturalizan las
relaciones de poder. El cine, al ofrecer una versión del pasado que favorece los intereses de
la clase dominante, contribuye a la legitimación de su poder y a la reproducción de una
estructura social desigual. Esta construcción de la historia a través del cine ayuda a
mantener un consenso social sobre el estado actual de las cosas, y a justificar las políticas y
acciones del presente.
La relación entre cine e historia: El autor también analiza cómo las películas históricas,
como Pandillas de Nueva York o El Álamo, ofrecen representaciones que no solo buscan
reflejar hechos históricos, sino que interpretan y moldean la visión del pasado. Al hacerlo, el
cine no solo entretiene, sino que educa y transmite valores ideológicos. Por ejemplo,
Pandillas de Nueva York destaca los conflictos sociales y étnicos de la ciudad durante la
Guerra Civil, pero presenta una visión de los eventos que se alinea con una interpretación
particular de la historia. Igualmente, El Álamo no solo recrea una batalla histórica, sino que
la utiliza para simbolizar la lucha de los texanos por la libertad, y por ende, justifica la
expansión estadounidense y el destino manifiesto.
El cine como discurso ideológico: El autor concluye que el cine, como parte de la industria
cultural, no es un reflejo neutral de la historia, sino que está profundamente interrelacionado
con la ideología y actúa como un dispositivo de poder. A través de la manipulación de los
hechos y la construcción de relatos visuales y narrativos, las películas transmiten y
refuerzan ideologías dominantes, contribuyendo a la reproducción de las estructuras
sociales y políticas que benefician a las clases dominantes.
En resumen, la hipótesis del autor es que el cine no solo funciona como un medio de
entretenimiento o educación, sino como una herramienta crucial para moldear la ideología y
las percepciones sociales. Al presentar la historia de manera seleccionada y a menudo
idealizada, el cine contribuye a la legitimación del poder y a la reproducción de la
hegemonía. A través de ejemplos históricos y películas específicas, el autor demuestra
cómo el cine ha sido utilizado estratégicamente para justificar las acciones y narrativas de
las clases dominantes a lo largo del tiempo.
Explicación más detallada de los ejemplos mencionados en el análisis, para entender cómo
el cine actúa como una herramienta ideológica y cómo se construyen narrativas históricas
con fines específicos. Los ejemplos clave que el autor menciona son la conquista del oeste
en los Estados Unidos, las películas Pandillas de Nueva York y El Álamo, y Rocky IV.
1. La conquista del oeste en los Estados Unidos
Este es un ejemplo de cómo el cine y la cultura popular construyen una narrativa histórica
que legitima el poder de la clase dominante. Durante el siglo XIX, la expansión hacia el
oeste de los Estados Unidos fue justificada con la doctrina del "destino manifiesto", que
sostenía que era el derecho divino y casi inevitable que los estadounidenses se
expandieran hacia el oeste. La expansión territorial hacia el oeste no solo se vio como una
conquista, sino como una misión para llevar la democracia, la civilización y los valores
estadounidenses a los territorios que habitaban los pueblos indígenas y otras naciones.
El cine jugó un papel crucial en la reproducción de esta ideología, a través de películas del
género western. Estas películas mostraban a los colonos como héroes luchando contra los
"bárbaros" o las fuerzas del mal (a menudo representadas por los nativos americanos). Así,
el avance hacia el oeste se interpretaba como un proceso natural y positivo, y se ocultaban
o justificaban las atrocidades cometidas, como el desplazamiento forzado de los pueblos
indígenas. Películas como "Cómo se ganó el oeste" reflejan esta visión, donde el proceso
de colonización se presenta como un progreso civilizador.
2. Pandillas de Nueva York
En este caso, el cine se utiliza para explorar un periodo histórico complejo de los Estados
Unidos, pero también para transmitir una interpretación ideológica de los hechos. Pandillas
de Nueva York (2002), dirigida por Martin Scorsese, está ambientada en el Nueva York de
mediados del siglo XIX, durante los disturbios sociales y étnicos previos a la Guerra Civil.
En la película, los conflictos entre inmigrantes irlandeses, los nativos y las clases altas
reflejan tensiones sociales de la época.
La película presenta estos conflictos de una forma que resalta la lucha entre diferentes
grupos sociales y étnicos, mientras al mismo tiempo critica las condiciones de explotación y
marginación de las clases bajas. Aunque la película es una representación dramática, se
puede ver cómo el cine histórico adapta los hechos para transmitir un mensaje ideológico
sobre la opresión social y la lucha por la justicia, dando una versión de la historia que puede
influir en cómo los espectadores entienden las luchas sociales en el pasado y cómo esas
luchas se conectan con las desigualdades del presente.
3. El Álamo
La batalla del Álamo (1836), en la que un grupo de texanos luchó y murió defendiendo su
territorio frente a las fuerzas mexicanas, se ha convertido en un símbolo de la lucha por la
libertad y la independencia. Sin embargo, las representaciones cinematográficas de este
evento, como en la película El Álamo (1960), presentan una narrativa muy específica sobre
los texanos como héroes patrióticos, luchando contra lo que se percibe como una tiranía (el
gobierno mexicano de Santa Anna).
El autor explica que la batalla del Álamo se ha convertido en un símbolo de la identidad
estadounidense, y las películas que la representan hacen énfasis en estos valores de
libertad y democracia. Sin embargo, al hacerlo, estas películas omiten o minimizan otros
aspectos de la historia, como el hecho de que la expansión de Texas también significaba la
explotación de los pueblos indígenas y la expansión de la esclavitud. Así, la representación
cinematográfica del Álamo no solo transmite una versión romántica de la historia, sino que
también ayuda a consolidar una visión de la identidad nacional estadounidense que justifica
ciertas prácticas políticas y sociales del presente.
4. Rocky IV
Este ejemplo se refiere a cómo el cine puede ser utilizado como herramienta de propaganda
para reforzar la ideología dominante, en este caso, durante la Guerra Fría. Rocky IV (1985)
muestra un enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética, a través de un
combate de boxeo entre el héroe estadounidense, Rocky Balboa, y el luchador soviético
Iván Drago.
El análisis del autor destaca cómo esta película utiliza el enfrentamiento deportivo como
metáfora de la lucha entre dos sistemas políticos y sociales: el capitalismo estadounidense
(representado por Rocky) y el comunismo soviético (representado por Drago). Al principio
de la película, Drago es mostrado como una máquina de guerra, casi invencible, lo que
simboliza la supuesta superioridad física y tecnológica de la URSS. Sin embargo, Rocky, un
trabajador común, representa los valores de la clase media estadounidense: coraje,
sacrificio y determinación.
La película culmina en la victoria de Rocky, lo que refuerza la idea de que los valores
democráticos y capitalistas de Estados Unidos son superiores al sistema comunista. Este
tipo de narrativas, tan comunes en la época de la Guerra Fría, tienen un fuerte componente
ideológico, ya que no solo muestran la rivalidad política, sino que venden la idea de la
superioridad moral y física de Estados Unidos sobre la URSS. Además, la victoria final de
Rocky está marcada por un discurso de reconciliación, sugiriendo que si los pueblos de
ambos países se entienden mejor, se pueden superar las diferencias.
Resumen del papel del cine en estos ejemplos
En todos estos ejemplos, el cine no solo busca recrear el pasado, sino que también moldea
la manera en que entendemos la historia. A través de la selección de eventos, personajes y
elementos narrativos, las películas transmiten mensajes ideológicos que justifican ciertos
puntos de vista y promueven ciertos valores. Así, el cine se convierte en una herramienta
poderosa para la construcción de sentido común en la sociedad, ayudando a mantener o
desafiar las estructuras de poder existentes.