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Dialnet RestosDePinturasRomanasEnLaProvinciaDeZamora 7611994

El documento presenta un análisis sobre los hallazgos de pinturas romanas en la provincia de Zamora, destacando la escasa atención que ha recibido este tema en la arqueología hispano-romana. Se mencionan varios sitios con restos pictóricos, aunque muchos se encuentran en un estado lamentable de conservación. La comunicación también resalta la importancia de la villa de Requejo, donde se han encontrado numerosos restos pictóricos en buen estado.

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El documento presenta un análisis sobre los hallazgos de pinturas romanas en la provincia de Zamora, destacando la escasa atención que ha recibido este tema en la arqueología hispano-romana. Se mencionan varios sitios con restos pictóricos, aunque muchos se encuentran en un estado lamentable de conservación. La comunicación también resalta la importancia de la villa de Requejo, donde se han encontrado numerosos restos pictóricos en buen estado.

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PRIMER CONGRESO DE HISTORIA

DE ZAMORA
PRIMER
CONGRESODEHISTORIA
DE ZAMORA
TOMO II

PREHISTORIAE HISTORIAANTIGUA

INSTITUTODE ESTUDIOSZAMORANOS«FLORIANDE OCAMPO»


DIPUTACIONDE ZAMORA
1990
ISBN: 84-86873-13-4. Obra Completa
ISBN: 84-86873-14-2. Tomo II
Depósito Legal: S. 733 - 1989

Fotocomposición:
11,, Fotocomposición Láser , s.!. Ronda del Corpus , 38
Teléf. 2115 43 - Fax 27 07 33 - 37002 Salamanca

Imprim e:
HERALDO DE ZAMORA
Santa Clara , 25
Teléf. 53 17 22 - Zamora
HISTORIA ANTIGUA
COMUNICACIONES
Restos de pinturas romanas en la provincia
de Zamora

Fernando Regueras Grande

La pintura ha sido y sigue siend o la ce nicienta de los estudi os arq ueo lóg icos hjspano -ro manos .
El esta do d e sum a degradaci ón y fragmentac ió n en la que habitu alm ent e se la encu entra , las
dificultade s d e su restaurac ión - deb ido , mu cha s veces, a defi ci ncias en el pro ceso excavado r-
cond ición sine qua non para Lm estudi o que sup ere la mera cuantifi cac ión invent aria !, explica n
más que justifican tal situ ac ión . P ero ha sido, sin duda , la escasa prestanc ia artísti ca qu e pr esentan
los m al denominad os «es tuco s» (fajas geo métri cas, simpl es enlu cidos mon ocro mos, ere. ), los qu e la
han convertido en la pari ent e p obr e de los estudi os roman istas no sup erad o todavía el «peca d o
o riginal» de la arqueo logía clásica siempr e pend ienre ele la «beUeza», del ú1/lrnm, tanto más si el
términ o ele referenc ia es, p o r ejemplo , la villa dei Misteri'.
No han faltado apro ximacion es puntuales: Carmona, Baelo, Astorga, Bóve da " nunca compl eta-
dos co n traba jos de m ayo r emp eño crítico o gráfico o bi en recop ilaciones ge nera les desde la ya
vetusta de Ce án (1832) al Ars Hispcmiaede Taracena y Batile ; ha habid o tambi én co mpromi sos
p ara un a mejo r co mp rensi ó n h istó rico-artística del fenómeno p ictó rico antiguo co mo la Pintura
helenística y romana ele BaLl dentro de un proyecto m ás ambicioso de puesta al día d e la arqueología
clásica esp aiiola , pero ha falrado siempre una visió n ge nera l sistemática y catalográf ica ele la
p intura hispa no- romana. Sólo el rec iente Lbro d e Abad Casa l, P1ú tur a romana e11Espaiia, ha
servicio para colm ar ral vacío y asentar sob re ba ses firmes la elaborac ión d e un Corpus d e pinturas
mura les en España. A él no s atenemos en la pr esent e comuni cac ión .
A pesar de qu e en la meseta orte se conservan algun os de los co njunto s m ás significat ivos
(Asto rga y Clunia) qu eda pr áctic ament e tocio por hacer y los restos pictór icos de las vi!lae, por
las esc uáLd as noticias pubhcadas, se hall an en lament ab le estado de conse rvac ió n. En la prov incia
de Zamora la indi ge ncia , no ya ele tra bajos, sino de noricias de hallazgos raya en el más cabal
desco noc imiento. En el catálogo ele Abad Casa l se citan só lo cua tro resrirno nios a partir de las
escuetas refe rencias d e Gómez Mor eno y Martín Vail -D elib es: Gema , Villama yo r de Campos ,

' Sobre los prob lemas de la pintura romana en general y la hispano -romana en pani cular cfr.. AHAD
CASAL,L.: Pi111ura romana en Espa1ia, I, Universidad de Alicante-U niversidad ele Sevilla, 1982, pp. 19-2-l
y 267-271.
' Para una b ibliografía particular al respecto y exhaustiva sobre la pinrura romana hasra principio s ele
los 80, ABAD CASAL: Op. cil., pp. 267-271 y 465--19-l.

697
Petavomúm (Ros in os de Vidriale ) y Lo Villa res (V illanu eva de Azoague) . El propósito de nuestra
comu ni cac ión cons iste por una parre en dejar constanc ia de nuevos vac imientos _por poco
«artíst icos» que sean los vest igios allí encont rados y por otra perfilar una aproximac ión al esplénd ido
co njunto de la villa de Requejo cuyo e tudio ólo podrá realizarse una vez se conso liden y restauren
sus pinturas .

HALLAZGOSPICTÓRICOSEN LAPROVINCIA DE ZAMORA(Fig . 1).


l. Villa de Gema (Toro).
Bibliografía:MARTiNV ALLS, R.: «Ha ll azgos arqueo lógicos en la prov incia d e Zamora», BSAA,
XXXIX, 1973 , p . 405. Advierte que se detectan « restos de estucos».
ABAD CASAL, L. : Pi11turaromana e11Espaíia, (I ), Universidad de Alicante-Universidad de
Sev iUa, 1982, p. 259 .

2. Villamayor de Campos (SO . del pueblo, corcando por el Valderadue y).


Bibliografía: M ARTÍN VALLS, R. y DELIBES DE CASTRO, G .: «Ha lJazgos arqueológicos en la
provincia de Zamora», (II), BSAA, XLI, 1975, p. -!72.
Indican que se recoge T.S.H. alt o imp eria l, tardía y ce rámica medieval. Con ocasión d e ob ras
para excava r w1 pozo «apa reciero n restos de estucos pintados en rojo y abundantes tég ulas».
ABADCASAL, L.: Ibzdem., p . 259.
3. Sansueíia (C iudad eja), Petavonil1111
(Rosinos de Vidria les).
Bibliografía: GóMEZ MoRENO, M.: Catálogo Mo11ume11talde la proui11ciade Zamora, Ed.
Facsímil , Nebrija , Leó n , 1980, p. 48.
Di ce que vio «un departamento arrimado al muro del rec int o al Oriente , hecho con delgadas
tapias de hormi gó n enlucida s de co lor rojo, a modo de alb erca, pero con abertura para entrada». Se
trata , de la cisterna dese combrada hac e algunos años d o nd e e confirmó la ap reciació n ele Górnez
Moreno aunque ningún resto d e pintura se co ns erva en la actualidad.
ABADCASAL, L. : Jbidem., p. 259.

4. Los Vi/lares (V illanu eva d e Azoague).


Bibliografía:MAR-iiN VALLS, R. y D ELIBESDE CA -rno, G.: Hallazgos... (II), 1975, p. -!73.
Recoge n la noticia de la ex istenci a de «fragme nto s de estucos pintados».
ABADCASAL, L.: Jbidem., p. 259.
LóP EZ RODRÍGUEZ,J. R. y REGUERAS, F.: «Las cerámicas tardo rroma nas de Vill a nueva de
Azoague», BSAA, Llli , 1987 (en prensa).

5. Santa Eugenia (Mora les d e Rey) .


Bibliografía:R EGUERA, F.: «Resto y noticias ele mosaicos romanos en la provincia de Zamora»,
Anuario del Instituto de Estudios Zamora11os«Florián de Ocampo», II , 1985, n .º -!7.
Indi ca que se documentan «Restos de estuco s pintados».

6. El Alba (Villala zá n).


Bzhliografía:L AGOALONSO, J.: « Una ciudad romana en el país de los Vetones», BSAA , XXV-
XVII, 1940-41 , pp. 222-223. Se basa en la memoria d e excavac ion es d e V. F . ev iUano.
SEVTLLANOCARBAJAL,V. F.: «T estimonio Arqu eo ló gico de la provincia de Zamora», IEZ
«Florián de Ocampo», Zamora, 1978 , p. 326.
Refiere el d esc ubrimiento d e dos muros co n pinturas , uno situado en una cámara subte rr ánea
co n esca lera de d esce nso en la que se encontraban dos sarcó fago a uno d e lo s cuales co nsid era post-
romano . Sus par ed es estaban estucadas con las «capas de m ateriales qu e solían ha ce rlos los

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rom an os». D omin aban lo s colo res verd es, negro , rojo y amarill o . Los dibuj os era n de form a
arquit ect ónic a.
El otro muro estab a a flor de tierra ... y sus colo res eran id énti cos al ant erior.
7. Morales de las Cuevas (Fu ent es de Rope ]).
Yacimi ent o rep etid as veces pro spectand o y excavado pa rcialm ent e en 1984. A unqu e no se
ha d ado cu ent a de hall azgo s pict óricos esto s no suelen ser infr ecuent es .
Los dos qu e a continu ación se describ en form an part e de la colección d e don Ni casio Rodrí guez
(Bena vent e).
Fragmentos núm. 1 (Lám . I , n ." 1). Fo rm a irre gular de 8,5 x8 cm . Esp eso r 1, 8 cm. m áximo. La
capa d e reve stimi ento mu estra un mort ero d e cal y arena con intru sión d e mu cho guijo . Sobr e
él se alisó la zona sup erior p ara servir de capa pictórica. Esta imita un «márm ol moteado» : sobr e
fo nd o gris claro mota s blanco -rnárfil neg ras, oc revin oso y oc re-a marill ent o.
Un fragmento semejant e con asp ersió n de mo tas d e colo res par ece docum ent arse en Clunia, e/
P u1G Ü CHOA, M. R.: «Pintur a rom ana de Cluni a (Bur gos )», Ac tas del XI V CNA (Vitoria , 1975),
Za ragoza , 1979, pp . 869-870.
Fragmento núm. 2 (Lám . I , n .º 1). Mid e 7,5x6 cm. Mo rtero semejant e al ant erio r de 2,5 cm. de
esp esor. Di vidid o por un filete d e l cm . d e anch o en dos b anda s, la supe rior de color ro jo
vino so y la inferior verd e azulado claro.
8. Pozarcón (Ar cos d e la Polv oro sa).
In édito . Se rastr ean pequ eño s restos de color rojo .
9. Paradores de Castro (Cas trop ep e).
Situ ado a ambos extrem os de la carr etera N- VI M adrid -Corui'ia en la p endi ent e qu e co muni ca el
valle del E sla co n la campiñ a de Ti erra de Camp os, elyacimi ento ha d esapar ecido prá cticam ent e con
el pro gresivo ensanchamient o d e la calzad a. In édito. Se recog ieron fragment os de pintura s de
color roj o-ocre y otro s co n franja s p aral elas separad as po r filetes d e di stinto colo r. Tambi én se
detec tan tegulae con el cono cido epí graf e L D F U S.
10. Fuente de S Pedro (Villafáfila).
Bibliografía: RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, J.: «Una po sible villa roman a en Villafáfila (Za mora )»,
Zephirus, 1978, pp. 259 -263.
M ARTÍN VALLS, R. y D ELIBES DE CASTRO, G .: Hallazgos , VI , 1979, pp . 42-47.
REGUERAS, F .: Restos y noticias..., p . 43.
Se recoge n fra gment os d e color rojo.
D el conjunt o de lugar es de hallazgos , cinco son con ce rteza vitlae (G ema , F uent e de S. P ed ro,
Los Villar es, Sta. Eu genia y P oza rc ón ), tr es, pequei'ios enclaves urb anos - co n las reservas qu e
esta d eno min ación co nlleva- (El Alb a, Mo rales d e las C uevas , Petavonium) y dos , difícilment e
d eterminabl es ha sta tanto no existan m ás sólido s element os d e juicio .
In vent ario misérrimo , se observará, qu e amplía , no ob stant e, el con oc ido hasta el moment o
y qu e, con seg urid ad , pu ede multipli carse a toda s la s habit acion es ro man as qu e con ciert o rigo r
deben ser co nsid erada s vzltae p ero qu e no han sido pro sp ec tada s esc rupul os am ent e.

LASPINTURAS DE LAVlLLA DE REQUEJO


En la villa d e Requ ejo (Santa Cristin a de la P olvorosa) ' tant o en pro specc ió n co mo , p arti cular-
ment e, du rant e la excav ació n se loc alizaro n gra n cantid ad d e restos pictór icos , mu y fragment ados
p ero , p o r lo com ún , en excelent e estad o de co nservac ió n".

' In fo rm ac ión general en R EGUE RAS, F.: Los mosaicos de la villa romana de R equejo (Sa11ta Cristina de
la Polvorosa), co muni cación a esre Prim er Congreso de Hi sto ria d e Za mora ; e/ especialment e la int ro d ucció n .
' Sobr e la deco ra ción p ictó rica de casas y villae, AB AD CASAL: Op. cit., pp . -12-1--126 con múltiples
refe rencias.

699
Por su lugar de halla zgos y tipo de decora ción pu ede hablarse de distintos ambi ent es:
a) Pinturas de ámbitos no termal es. Pr áccicament e todas las habita ciones debiero n llevar un
enlu cido pictórico, en especial las del mosaico n." 1 (oecus) y n." 4, vinculada al /rigidarium a
través del acceso más solemn e de los docw11entad os en la vivienda .
b) Pintura s estucadas del hipocaustum. Aunque no presentan decorac ión, su espesor y la
importancia de la capa de revescirniento estucada les otor ga ciert o inceré .
c) Pinturas del frigidarium . Conjumo má coherente, mejor conservado y ún ico figurado de
toda la construcción .
d) Pinturas de las solera s de los mo saicos. Reducid o elenco debido sin duda a la ex igüidad de
las áreas excavadas; no obsta nte, alguno s fragmentos qu izás a la «encaús tica» mu estra n un signifi-
cado técnico excepcional.
D e las descrip cion es y br eve análisis que a continuación se detallan se despre nd e la pre encía en
Req uejo de un equipo o taller de artesanos especializado s en las distinta s modalid ades pictór icas:
(pictor) imaginarius para las par ede y bóveda (?) del balneum, parietarius pa ra los espac ios no
termale s, dealbatores para las salas calefactada s y sin duda colora/ores que realizaría n las operac iones
menos compromecidas '.
Por otra part e la presenc ia de restos ele pintura s en los estrat os de relleno de las soleras de
los mosaicos, norm alment e similar es en técnica y deco ración - alvo uno- a los de la mansión
tardía , perm ite ajustar una crono logía relativa para los mismos sin otra s posibles cons id erac ionesº.
a) Pinturas de ambientes no termales (Láms. III , IV y V, n." 1) .
Se conservan varios cientos de fragmentos de dim ensione en ningú n caso super iores a los
30x 10 cm., por lo común reducid os. Provi enen fundam entalm ent e de las salas orn adas por los
mosaicos n.º 1 y 4 y, en menor medida , de las otras. Una vez limpi os y restaura dos posibil itarán la
configurac ión de amplios pan eles significativos. La decora ción es sobre todo geo métr ica y de
imitacion es de mármol es -nunc a br oca teles- ; mucho menos abund ant es son los mot ivos vegetales
estilizado s, ca i codos exhum ados en las inmediaci ones de balneum. Unos y otros parec en proceder
por deco ració n' bien de zócalos o (es más difícil precisarlo) de las parres medias de las pared es.
In situ sólo se hallaron br evísimos vestigios blanqu eciJ1os - o quizás descoloridos por la
humedad- , rodapi és de las habitacion es de los mosaicos n." 1 y 3. El pequeño fragmento de la
prim era (Lám. II , n.º 1 y 2) tanto durant e la excavac ión como la extra cción de los pavimenros
nos ha servido parn conocer el procedimiento ele la decoración pictórica. Id éntico al segu ido
en La Olm eda (Peclrosa de la Vega, Pal encia)8 , cons istirí a en la colocació n primero de los mosaicos
para despu és dispon er el enlucid o de pinturas que cabalgaría sobre alguna ele las teselas como
puede tambi én observarse en restos de teselad os extraído s del río.
En cuanto a los mort eros, suelen presentar entr e dos y eres capas: A, B y C de fuera a
denrro y qu e a veces se confund en en una sola (B) aunque aplicada en di cincas directiones id énticas
(Bl, B2, B3).
a) Estuco. Relativamente frecue nte p ero no general. Mid e en tre 0,2 y 0,-l cm. Co lor blanque-
ciJ10. Se pre sta a confusiones con el alisamiento ele la capa B9 •

' ABADCASAL,L.: Arte y artistas en la Espa1iaromana, BeUas Arres , 1977, 55, pp. 29-3 l.
• REGUERA: Op. cit., cf análisis de las soleras de los mosaicos n.° l y 2.
ABADCASAL: Op. cit., pp. 401-403.
• PALOL,P. DE y CORTÉS,J.: «La villa ro mana de la Olmeda , Ped rosa de la Vega, (Palencia )», AAT-i,
Madrid , 1974, p. 29.
' Sobre la técn ica de la pintura hispano-roma na, ABADCASAL:Op. cit., pp. 272-27 -1(mortero s y revestimien-
tos); 274-278 (trazado previo de las decoraciones , superpos iciones ele enlucidos y técnica pictórica prop iamente
d icha). Ver también: ABADCASAL,L.: Aspectos técnicosde lapintura mural romana, Anale s de la Universidad de
Alicant e, l , 1982.

700
b ) Arga masa de cal y are na co n escasís imas intru siones de elementos extra ños. 3 a 4 cm. de
esp eso r. Apa rece sistemáticam ent e. Color bl ancu zco .
c) Muy poco habitu al, añade a los mat er iales anter iores tiesto molid o que le proporciona
un colo r rosado. E n ocasiones ex tr emad amente rara s se do cu mentan restos de sistemas de trabazón
sobre los qu e no se pued e hac e r mayores precis iones.
No se ob servan repiqu es ni reves timi ento s ·sobre una vieja capa pic tó rica para ap licar otra
nu eva de pintura . E n do s casos , sin embar go, sí se detectaron repint es dir ectame nt e sobre el
ant iguo enlucido. Las pinturas , pues, que además presenta n un exce lent e estado de co nservac ión
- salvo las h alladas sobre el mosa ico n .º 1, con múltipl es ad herencias calizas - debiero n ser
conte mp oráneas d e la casa e inmediat ament e poste riores a los mosa icos co mo se despre nd e de
su encaba lga mien to sobr e éstos.
b) Estucos. Revestimientos del área del hipocaustum.
Entr e los escombro s del hz'-pocaustum"'
se loc'alizaro n 13 enor mes fragmentos de revest imiento
estuca do especialmente notabl es por su inu sitado groso r. Todo s ellos mu estra n seme jantes caracte -
rísti cas técni cas y d e moldura ción por lo que só lo desc ribir emos el más gra nd e y significat ivo del
conjunto (Lá m . I , n.º 2).
Mid e 5 1X44 cm . y tien e cinco capas clara m ent e dife renci ad as que de fuera a dentro son las
siguientes :
A) Capa de estu co de 20 m .
B), C) y D ) son de id éntic a composic ió n a la E. Mid en sucesivament e: 5 cm. co n 50 mm. ,
2 cm., 2 cm. co n 50 mm.
E) Capa mu y fina compuesta de tiesto molid o, cal , arena y chin arr illo de l cm. D esgajada
del muro debía ser en realid ad much o más gru esa. No se observa en su reverso nin gú n sistema
de traba zó n con la trullissatio qu e, quizás, fuera esca misma capa .
Descripción. Superficie mo no crom a de color grisáceo blancu zco . Par ece qu e el estuco iba
rec ibi do simplemente d e un enjalb ega do; no obstant e, presenta a med ia altura un estr echo filete
negro. Como el resto de los fragmentos está moldurad o apa re ntando en este caso formar parte
d e un recodo o esquina.
Consideraciones.Por el espeso r y la i11diferenciac ión de las cap as, salvo la últim a y la p rim era, se
traca de un co njunto de difícil clasificación dentro de los mo rteros y revest imient os de las p int uras de
la villa. Es po sible qu e su groso r se deba can sólo a un a func ión de aislamiento térmi co ya que
estu cab an una sala calefaccada dond e, po r otra parte , no se encontr ó el más mínim o i11dicio de
parietes tubulati.
c) Pinturas estucadasdel balneum
Se conservan en torno a 300 fragment os (la mayo ría todavía sin reco mp o ner entr e sí) de
desigual tamaño: desde 40X50 cm. a 5 x7 cm.
Forman parte de un revestimiento un itar io de las paredes y bóveda de l balneu111 co n decoración
d e p ece so br e un fondo marino . Ha sta 1978 el co njunt o se mantu vo intacto dent ro de la piscina ,
sellado por el suelo vegeta l. La aven ida d el O rbi go de l año siguient e d esc uajó cas i entera mente
la mitad septent riona l de la estructura d esb ar~tand o gran cantid ad de fragment os p ictó ricos
qu e, en parte y mu y maltrat ado s, debiero n ser recog idos de l río. A parcir de este mo ment o, la
pare d verti cal del /rigidarium, convert ida en verciem e de l río , con sus llamativos «estuc o », fue
periódicament e saqueada. Limpia y d isimul acla en lo pos ible para evitar su definit iva desapar ició n el
área del balneum sólo pu do ser excavado, debido a co ntinu os probl ema s co n el duá io de la
finc a, en julio de 1982.

10 RE GUERAS : Op. cit., ver Introduc ció n y análisis de los mosaico s n." 12 y 13.

70 1
Así pu es, los mat eriales pictó ricos objeto del pr esent e aparrado p rovienen:
D e la recup eración de las márgenes y lecho del Orbi go, arr ancados en la riada de 1979.
Del desescomb ro efectu ado en la misma vertiente del río dur ant e la limp ieza de aqu el año.
D e la excavación de 1982 en la que se exhum aro n los restos más completos y en mejor
estado de conservación.
E ste tipo de decora ción marina 11 pr esent a siempre un ord en compos itivo aleato rio con un
abigarr amiento de especies ícticas más acusado en época tardía pero , en njngún caso sometid o
a unas pautas norm alizad as. Tal falta de esqu ema compli ca más si cabe la ya árdu a restaurac ión del
conjunt o figurado . Aparr e la mu y prob able reco mp osición de ciertos trozos hoy fragment ados,
pu eden consid era rse algunos criterios de ord en:
D e la docu mentación de unos restos deco rad os con band as monocro mas pa ralelas se
colige la existencia de un zócalo inferior , inm ediato a las p aredes teseladas del ba/neum (Lám.
V, n.º 2),
por la for ma de orientar se las hu ellas del sistema de tr abazón, determin ar la hip otética
disposición de las imágenes del anverso, teniend o en cuent a qu e aquellas suelen pr esent arse
para lelas y en dir ección perp endicul ar al suelo de las hab itaciones (Lám . VI , n.º 2),
por las cur vatur as de algunos fragment os, el pr esumibl e grado de inclinación de la bóveda y
su p osible tr azado (Lám. XI , n .º 2).
Desde un punt o de vista material toda s las pintura s muestran , sin excepc ión , ere direction es de
mort ero de desigual groso r segú n ocupase n registro s más bajos o elevados infe rior de fuera a dent ro :
A) Capa p ictórica, finísima, de estu co blanqu ecino . Mid e entr e 0,1 y 0,2 mm .
B) Argamasa de cal, arena y china rrillo con la intru sión de trozos de ceja y ladrill o de hasta 6
cm . de largo, 4 cm . con 50 mm. de espe sor.
C) Cap a de tiesto molido, cal y arena de color ladrillo. Tiene estrías para lelas en disposición
vertical de las hu ellas de cañizo desaparecido con el qu e se asegur aban a la trullissatio tratand o
así de evitar hum edades p rovenient es del muro 12 • Mid e 2 cm. con 50 mm. si bien oscila debid o
al desgar ro sobr e la trullissatio.
Los de la zona sup erior:
A) y C) son id énti cas a sus homónim as ant eriores.
B) Mu estra dos difere ncias respecto a la de abajo : menor espesor (2 cm. con 60 mm . y
falta de intru sión de material cerámico.
El /ri gidarium
La estancia u debía ser la úni ca construida de sólida fábri ca dent ro de lo que se p uede vislumb rar
en los ámbi tos excava dos de la villa. N o sólo se asent aba sobr e un zócalo o solera rectangular
por fuera y ochavado en el interior de opus caemen ticium, revestido de mosa ico, sino q ue las
paredes super iores, rec ibid as de pintur a, serían de ladrillo -n o de tap ial como el resto - de los
que han quedado algunos vestigios tumbad os en la esquin a SE. sobr e el te elado 11. 4. Además
0

tendr ía un acceso solemn e a través de unos escalones -d esap arecido, pero cuyas hu ellas pudim os
rastrear- cal vez flanqu eado por column as, un a de las cuales se encontr ó vencid a sob re el mismo
p aviment o . El rejado , quizás a cua tro aguas , con óculo cent ral para la evaporac ión de hu medades
- indemostrable en términ os arq ueológicos - con viguería de mad era sobr e la bóveda. En el fondo
de la p iscina se han encont ra do algunas tegulae comp letas, fragment os de imb rices y variados
restos metáljcos de clavazón qu e abogarían en favor de esta hipo tética reconstru cción.
D e cualqui er form a las dim ensiones no en exceso amplias y la decorac ión de tonos predomin an-
temente apagados y oscuro s, crearían un a atmósfera bastant e lóbrega en el/ri gidarium, semejant e a

" AB AD C ASAL: Op. cit., pp. 37 1-375 e i11/ra


.
12 AB AD C ASAL: Op. cit., p . 274.
" RE GUE RAS: Op. cit., análisis del mosaico n." JO.

702
aquellos baños estr echos y oscuros «ex consuetudine antiqua», qu e Seneca (Ep., 86, -1-11) describe al
referirse a la villa de Escipión en Literno .
L a decoración pictórica
Sobre el revestimiento pictórico propiam ente dicho, pocas cosas se pu eden decir mientra s
no se realice un aná lisis fís ico-químico de los panele s. No se ha loca lizado rastro d e tra zado s
previos incisos que aunque habituale s en los siglos I y II perduran in cluso hasta época altomed ievaJ
(Santullano ).
La definición de la técnica pictórica se pre sta siempre a dificultade s si bien , por e tado de
conservación y modo d e ap licación es probable qu e se utiLzaban simultán eament e fresco y templ e 1°.
Aquel para fondos y superficies amplias d e cuerpos de peces, se presenta más estro p eado y
liso, éste , para detalles de escamas, ojos , bocas y, a veces, contornos, tiene una est ructura má s
pastosa.
Los colores emp leados no son mu y abundantes , siempr e de acu ado sabor anrinaturalista ,
particularm ent e para las especies má s convencionales como el delfín , unas veces azul, otra s oc re-
amarillento con la aleta cauda l rojo-vinosa . Las tinta s mu y frías. Para el fondo , siste 111áticamenre el
negro, tal vez en origen azul-negruzco; los peces son de variado cromatismo con tonos que m atizan
de forma sumaria sus particularid ades : se util iza el azul , un azul celeste claro , no tan bello co mo en
otras pinturas geométricas; el rojo tinto vinoso para d etaUes, apénd ices y alguna al111ejacypraea;
el rosa asaL11onado; mu y común el ocre amariUento, menos el b lanco marfil " .
En Ja ap licación del colo r se observa que primero se pintaba el fondo dejando espacios de
reserva para los animales . Una vez pintados éstos se rellenaría la zo na int ermedia entr e el fondo y los
peces con pinceladas amplias que siluetearían Ja forma de los mismo s.
D esd e los camarines de los pi ciformes ma gdalenienses d e Nerja o La Pi leta (Málaga) a las
exóticas rep resentac iones de p eces del país del Punt , en el te111plo de Haps ep sut en Deir el
Bah arí , el tema íct ico no ha dejado nunca de fascinar la imaginación artística de los ho mbr es.
Es, sin embargo, en el mundo minoico con la ex hub eranc ia de los vasos de l estilo marino o
los frescos ele delfines de l megaron de la reina en Cnossos cuando las imágenes de pec es o mol u cos
sobre un fondo marino adqui eren carta de naturaleza .
El arte geomét rico gr iego con su rigor forma ] se adaptaba mal al di seño ictiográfico , p ero
aun así se documentan pece s ocasionalmente como ambientación de rep resentacion es marin as:
batallas navales de la copa ele Konigsberg , crátera de l Lou vre, ánfora protoática ele Atenas 1".
En forma ele friso apa recen de spu és en los vasos rodios y proco co rint ios y son relat ivamente
abundantes en la producción vascular laconia y cakíd ica, en algunos kylix ele Clitias y Ergótimos y
en especia l en un vaso de Exe quias donde adquieren un cierro carácter autónomo.
En contraste con este tratamiento , no por existente menos e porádi co, casi siempr e accesor io ,
los llamados platos de peces italiotas, recuerda Beca tt i, reproducen las espec ies con mi1110de scrip-
tivo y un mayor interés natura Lsta 1; .

14 ABADCASAL: Op. cit., p. 278.


1' Ver noca n.º 43 .
16 BAUL, A.: «A rre helenístico en el Levante espai'iol : mosaico co n representaciones de peces haUado en
Arnpurias», BRAH , CXLVI, 1960 , II , p. 274.
Además de Balil otros autores se han pr eo cupad o -parc ial o ge nérica mente- por el terna de los peces
en el mosaico: L EVJ,D.: Antioch MosaicsPavements, Pr inceton 1947 , pp. 596-603; GuLLINI, G. I.: I mosaicidi
Palestrina,Roma , 1952, pp. 20-32 (parcialmente ); BECATTl, G.: Scavidi Ostia, I V Mosaicie pavil?lentil?larmorei,
Roma , 1961 , pp. 342-345; D E P UMA, R. D.: The Roman Fish Mosaic, tesis xerocop iada , Michi ga n, 1970
(estud io y catá logo); ACUÑA,F., en vario s trabajo s, sobre codo en Mosaicosromanos de F-l ispama Citerior, II ,
Conventus Lucensú, SA, 24, Santiago -Vallado lid, 1973; PICAR.D, G. Ci1. et alii: Recherches Archéologiques
Franco-Tunisiensa Mactar, I. La Maison de Venus, Pari s, 1977, pp. 26-35; F rnNANDEZGALJANO, D.: Comp/11-
tum, II , Mosa icos, EAE, 138, Madrid , 1984, pp. 102-1 10.
Para la p intura -co n referencias ta mbién al mo sa ico en Españ a- cf ABADCASAL:Op. cit., pp. 371-375.
17 BECATTJ: Op. cit., p. 342.

703
En el siglo IV las fuentes, atentas al verismo que parecía transformar los viejos modelos de
belleza arque típi ca del arte griego, citan a un tal Androcydes de Cizico cuyo esmero naturalista
en la rep resenta ción de peces sorprendía a sus contemporáneos 18,sorpresa que como Balil dice , era
sínt oma también de la nunca muy extendida costumbre del tema marino entre los griegos' •.
Pero será sobre todo en el helenismo con su apertura de horizontes cuando la ictiografía
adquiera una importanci a singular. De las composiciones helenísticas , especialmente alejandrinas,
se pensaba que derivarían directamente los emb!emata de Pompe ya, Roma y Palestrina y de ahí
toda la tradición íctica romana posterior . Sin embargo, a pesar de la importancia de la escuela iralo-
helenística , algunos mosaicos de Delo s, Pergamo y Zliten y otros posteriores del N. de Africa ,
parecen seguir una tradición no itálica sino genéricamente helenística acusándose una cierta
diversidad de orígenes 2º.
En cualquier caso, la popularidad del tema de los peces en la escuela itálica de épo ca helenística
es un hecho irrefutable , tanto que según D. Levi21 el repertorio de especies revelaría la fauna
marina típica de las costas italianas repi tiéndose después los motivos mediterr áneos cuando se
extiendan por otras partes del Imperio con sólo pequeños añad idos.
Bien dentro de escenas naturalistas, de enorme viveza ilusionística , xenia en otros casos,
escenas de género o mitológicas con pescadores , erotes , pigmeos y grullas (tema nilótico) etc.,
que pueden matizar el tono de la composic ión, el gusto ictiográfico adquir ió en el mundo romano
una enorme difusión tanto en la pintura como, singularmente, en el mosaico. De Puma 22 hace
ya casi 20 años inventarió 334 (más otros en los apéndic es) de semejante asw1to que hoy podrían
ampliarse.
El interés por este tipo icon ográfico se debe a razones tanto de oportunidad funcional como
puramente decorativas pues muchos teselados pavimentaban imp!uvia , ninfeos , fuentes o ámbitos
termales que normalmente estaban cub iertos por agua. Otras veces las pinturas de cúpulas o
bóvedas reflejaban ilusionísticamen te los peces sobre la superficie movediza de las piscinas evo-
cando amb ientes marinos. No hay que olvidar tampoco el valor ornamental que se desprendía
de estos contrastes y el que la dieta de pescado no fuese extraña entre los pueblos mediterráneos por
lo que los mosaicos de peces también se encuentran en triclinia; inclu so, como se ha notado " ,
a veces el repertor io faunístico más parece sacado de un manual de cocina que de un texto
ictiográfico.
A partir del cristianismo la asociación Cristo/pez y agua/bautismo suministraría una lectura
simbólica a tales imágenes perpetuándose durante toda la Edad Media.
En la época romana pinturas y mosaicos de peces parecen llevar una evolución paralela aunque
el contraste numérico entre unos y otros es más que notable a favor de los segundos.
Como indica Becatti 2• la tradición blanquinegra del mosaico en el siglo II tendió a vaciar las
relaciones espaciales y sintác ticas de las figuras pues la bicromía se avenía mal a los efectos
ilusionísticos. Se fragmentó así el viejo repertorio en una serie de tipos aislados , adecuados
después a los más variados repertorios decorativos.
Este proceso de abstracción de la fauna marina puede seguirse en el siglo II en Ostia ,
paralelamente en el mosaico y la pintura (Termas de los Siete Sabios y del Foro ). Los peces
pierden los tonos difuminados y las medias tintas para tratarse mediante pinceladas amplias y
paralelas de color contorneándose su parte inferior por una larga y marcada línea negra que
acentúa el contraste con el fon do alejándole de roda referencia ilusionística.

18 REINA CH , A.: La Peinture Anciann e, («Recueil Milliet»), Paris, 1985, n." 303, 304 y 305 , p. 245.
19 B A LIL: Op. cit., pp. 275-276.
'º F ERNÁNDEZ GALIAN O : Op. cit., p. 102.
21 L EVl: Op. cit., p. 597.
22 D E PUM A : Op. cit., p. 70.
23 B A LIL: Op. cit., p. 292.
" B ECATI J: Op. cit., p. 343.

704
Si todavía en Ostia la identificación de las especies se mantu vo en la primera mit ad del
siglo II en manos de «artistas » de primer orden, progresivamente el n úmero de aq uellas se redujo a
las de fácil silueta (delfín, calamar, etc.). La desinte gració n definitiva, sin embar go, de las formas
natural es del pe z en otras geométricas de valor puramente decora tivo se produ cirá más tardíam ent e,
según Levi25 , en algunos mosaicos de Aquileya.
Este proceso es menos notabl e en el N. de Africa donde los mo aicos policromos de peces
mantuvi ero n cierras constantes anatómicas de las diferentes espec ies hasta principios del siglo IV.
Es justam ente además en A/rica e Hispania secundariamente , al contrari o de lo que ocurre
en otras provincia s occidenta les dond e esta temá tica goza de una predilección desconocida en el
resto del Imp erio26 .
No obstante , si en la musivaria la ictiografía se extendió por doqu ier, en la p intura , las bóvedas,
cúpulas y parede s con este asunto son much o más escasas. En el inventari o general de Abad
Casal 27 sólo algw1as paredes en P omp eya, H erculan o, Ostia y Roma, poca s bóvedas en Pietra
Papa , Ostia , Hercu lano , Ni edergéisgen, Hol srein y sobre todo Münsing en (Suiza), qui zás el
mejor conocido de todo s los ambientes termales con este tipo de decorac ión, a las que se podría n
sumar las más reciente s de Langon (Francia ) y Sourhwell (In glaterra) 28 • En Hispania el elenco
es aún más reduc ido: delfin es con sentid o funerario aparecen en Carmena , peces decoran los
muro s del pulpitum del teatro en Itálica y el impluvium de la villa Fortunatus de Fraga y sobre
tod o las termas junto a la casa del Mirreo en Mérida 29 . En ella existiría una bóveda decorada con
paisaje marino con p eces de colores de tamaño diverso, muy juntos entr e í, superponiéndose en
ocasiones.
El tema ícrico, pues, se inscrib e tanto en la pintura como en el mosa ico en una larga tradici ón que
en aque lla se documenta desde el siglo I d.C. apareciendo las esp ecies siemp re de forma suelta
y en núm ero relati vamente escaso en relación con la supe rficie a decorar. En el siglo II se utilizan
como moti vo de relleno en composiciones paisajísticas y mitol ógicas de asunto marino tanto en
bóvedas como especiaLnente en parede s, alcanzando su apogeo a fines de esta centuria y prim era
mirad de la siguiente, coincidiendo con la disolución de los esquemas arqu itectónicos trad icionales.
A mediad os del siglo III , el pez como elemento orname ntal par ece, segú n Abad Casal, pasarse
de moda siendo su tituido por motivos geomé tricos}".
Como pued e observarse , por tanto , para encontrar paralelos a las pintura s de Requejo , aisladas
totaLnente en el cont exto de la meseta y ca i en el propio peninsu lar, debemos recurr ir a los
mosaicos del mismo argumento que , si bien menos tardíos, parecen , sin emb argo, ofrecer cierta
familiaridad estilística con nue stra s representac iones.
Me refiero en primer lugar al conjunto de pav imentos de tema ictiográfico que desde Ga!laecia,
dond e tal vez resultaran obra de un mismo raller}1, extendiero n su rad io de acción al occident e

" LEVl: Op. cit., p. 602: mosaicos jun to a la basílica S y pavimento con peces del ciclo de Joná s.
26 No es momen to de pasar revista a los innum erables teselados africanos con este tema; en el caso
tunecino la visita de cualquiera de sus museos arqueológicos (Bardo , Susa, E l Djem, Sfax, etc.) o el simple
ojeo de cualquiera de los Co,pora (ThuburboMaius, Utica,etc.), lnventaires (Susa, El Djem) u otras publicacio-
nes lo evidenciaría sobradame nte. Idem. para la antigua Numidia y Caesariana.Para /-lispa11ic1 bastaría n los
siete Corporapublicados hasta el momento.
27 ABAD CASAL: Op. cit., p. 371-375.
28 RoYET,R.: «Un monument gaLio-roma in en Armor ique , la Chape lle de Langon», Archaeologia, 157,
agosto 198 1, pp. 16-21 y LrNG, R. J.: «Wa llpainting in Roman Britain», Britannia monograph, Series, n." 3,
198 1, pp. 115-198.
29 ABADCA A L: Op. cit., pp. 37 1-375 y 64-67 , vol. II , figs. 77-86. C/ Abad Casal, L. : «Pintura roma na
en Mérida, Augusta Emerita», A ctas del Bimilenario de Mérida, Mad rid, 1976, p. 168.
'° ABADCASAL: Op. cit., p. 373.
' 1 BALTL,A. : «Sobre los mosaicos de Ga licia», Actas del 11." Colloque sur !a Mosaique greco-romain,
(Vienne, 1971), París , 1975 , pp. 259-263, láms. CIU -CVl .

705
de la Tarraco nense para alcanzar , por lo menos , las tierras de León ;' . En la mi sma me eta y
con una cierta co herenc ia espac ial y cronológ ica, pece s convertidos en esqu emas puram ent e
ornamenta les pueden docum entarse en la villa de l Campo de Villavid el (Leó n) y en las proxim ida-
d es d e Astorga acompañando probabl emente una cabeza d e Okéanos en el fragment ado mosa ico de
Milla de l Río ". En Pa lenci a se les conoce por do s veces en Qu int anilla de la C ueza ", en el
prim ero de lo s casos mu y similares a los del apody !erium de la vill a ele Du eña s (Pal enc ia) " .
Recient es son los motivos ele pec es encontrados en AL11enara ele Adaja (ValJad oLd ) -aun sin
pubLcar- y más al E. , al N. de Bu rgos, como relleno ele un mosaico d e octógonos aparecen en
S. MartÚl de Losa ' 6 -mu y pró ximos a los d el Campo d e Villavidel- por no hab lar ele los pav im ent os
má p erif éricos de Memorana (Asturias )37 , o el presunto cr istiano ele Satervas de l Bur go
(So ria )38, etc .
La temática cle]frigidarium de Requ ejo no era pues desconocida a fine d el siglo IV y p rinc ipios
d el V cuando, en el mi smo ambient e geográfico e histó rico, se realizan la ma yo ría d e los antedichos
tese lados.
P or otra part e, el ofic io ele rno saista (111usaearius/musivarius y lessellarius) y el ele pintar (piclor
imaginarius , parietarius, etc.), artesanos per egrinii por d efinición , esta ba estr ec ham ent e rela ciona do
y mucho s tema s geo métric os y figurados so n comune a ambas pr o fes io nes aunqu e los p intar es
debían cobrar más por su trabajo.
Según el Edictum de Pretiis ele D iocleciano, el pictor imaginarius cobraba 150 denario s al
dí a, el doble qu e el parietarius, simp le coloreaclor ele sup erficies o tramas geo mét ricas , pero éste
recibía un salari o superior al d el musivarius (60 denarios), di señad o r ele composiciones y del
tessellarius o pa virnentad o r qu e só lo llega ba a los 50'º.
En cualqui er caso, la exce pciona liclacl del conjunto pictórico de las termas de Req uejo , apa rt e lo
qu e deba a un albur arqu eo lóg ico , más qu e una ex tra vaga ncia «de mod ée» hay que co nsidera rla
como u na reminiscencia o empecinamiento, prop io de ambie nte pr ov inciales ultra co nse rva dor es
qu e si en el aniconismo musivo sinton izaban con tend en cias al dí a, en un árnbita tan «ro mano »
como los baño s, manti enen gustos desde hacía mu cho tiemp o olvidad os. Inclu so podría vincularse a
tal reca lcitrancia la bicromía de los pavimentos que tapizaban estas estancia s"' .
En cuanta a las espec ies rep resentada s" su tra zo esqu emático, linea l, cas i in fanü l en ocas io ne ,
las hac e hasta t ant o no se re tauren - en el mejor d e los casos - difíc ilm ent e clasifica bles . D e tod as

" MAÑANES , T.: «E l mosa ico romano de la Cate dral ele Leó n», en Estudios sobre 111osa icos m111(1110s,
VII , SA, 59, Valladol id, 1980, pp. 25-27, lám. I.
" MrNGAIU<O, F. el alii: La villa romana de Campo de Villavidel (León). Arqueología. simetrí(l color} '
petrografía de los mosaicos. Univers idad ele Leó n-Un.iversidacl Comp lut ense, Madrid , 1986, pp. 26-27, láms.
V, Vla , VIIa, VIII a y b.
MAÑANES, T.: Astorga romana y su e11tomo. Estudio arqueológico. Un iversidad de Valladolid-Museo de
los Ca minos, Asrorga (León), ValJaclolicl, 1983, pp . 1-12- l-15, lám. XA'VIII .
'" GARdA G u 1NEA, M. A.: Guía de la villa /'O/ll ana ele Qui11ta11ill
a de la Cueza, Palencia, 1982, lám. LO
y 25. No he podido cons ultar la comu nicación presentada po r el mismo autor en la mesa redonda sobre
mosa icos romanos en Espaiia los días 23-24 de ab ril ele 1985: Los 111osai cos de la villa tardo-romana de
Quin/anilla de la Cueza (Palencia), en espec ial aquellos ele temas acuát icos.
" PALOL, P. E: Das Okea11os -Mos{/ik in der Romischcn Villa Zll D11 e1ias, MM , 8, 1977, pp. 196-225,
lám. 2.
36 ABÁSOLO,J. A.: «Excavac iones en San Martín de Losa (Burgos)», NA // , 15, Madrid , 1983 , pp. 2-18-
253, fig. 14.
" DrEGO SANTOS, F.: E-I útoria de Asturi(IS.Asturias romana y visigoda, láms. pp. 170 y 172, pp. 17 1-17-1.
38 Bu\ ZQUEZ,J. M. y ÜRTEGO, T.: «Mosa icos romanos ele So ria», Co,pus de mosaicos ro111 ,111os
de Espt11 ia,
fase. VI, CSIC, Madrid , 1983, pp . 49-50 , lám. 38.
" ABAD CASAL: Op. cit., 1977, pp. 29-32 y op. cit., 1982, pp. 23-24 sobre los salarios en el Eclic/11111 ele
Diocl eciano y legislación posterior. Respecta a los problemas que suscita la interp retación ele aquel , véan e
las muy ajustadas precisiones ele Bt1uL , A.: «El oficio ele musivario», BSAA, lám. II , 1986, pp. 15 1- 152.
'º REGUERAS:Op. cit., especi aL11ente las cons ideraciones finales.
" Para la identificación ele espec ies, KELLER, O.: Die A111tk e Tierweft, II , 1913, pp. 232-293 (peces) , 507-
568 (moluscos ); para la taxonomía icriológica, J ACOMO, L.: Note di anheologút maritti11 a, Nea polis, I, 19 U ,

706
formas, por los fragmentos recuperados , el tipo más frec uent e es el delfín (Delphinus delphis)
(Láms. VII, VIII , XII , n .º l ; figs. 2, 3) que pre enta el perfil estereotipado de las figuracione s
tar d ías con su volumin osa cabeza , ojo casi hum ano ide, aleta dorsal prominente y cauda l tripartita
cur vada h acia arriba y colores conve n ciona les, siempr e ant in atu ralistas .
D e cerca le sigue la aLneja cypraea (sp.), (Láms. VI, X, n." 1), lugar común también ele la
ictiografía bajoimperial.
Más problemático es el resto. Uno ele los peces mejor conservados (Lá m. IX , 1, Fig. 4), de
color azu lado podría ser un ju rel o ch ich arro (Trachurus /rachurus) pescado comestib le d e color
verde azulado qu e alcanza los 35/40 cm. y que por el tamañ o del fragmento podría acomo d arse al
nu estro; otro de color saL11ón anaranjado qujzás se trate de un salmon ete (Mullus surmuletus),
conoc ido por su vivo color y favo rito de muchas recetas ele Ap icio" (Lám. IX, n." 2; fig. 5).
De los otros tipos , demasiado fragmentarios , es mu y arriesgado siqu iera vislu mbrar una cierta
aprox imación taxo nómica.
el) Pinturas de las soleras de los mosaicos
D ent ro de los mosaicos de Santa Cr ist ina de la P olvorosa se excavaro n dos soleras que
sumini str aron material pictórico: las d e lo teselados n.º 1 v 2. Para su contexto arqueo lógico y
otras cons id erac iones estrati gráficas véanse los anáLsis de las camas ele los mosaico s correspondien-
tes en nu estra co muni cació n a este Primer Congreso de Histo ria de Za mora: Los mosaicos de la
villa rornanade Requejo.
En la primera de las soleras (mos . n ." 1) se local izaron restos de distintos tamaños en todos
los niveles tanto del estrato de relleno bajo los pav imentos tardoimp er iales como en el infrayacente
del piso de signinurn de la villa altoimperial. Muy de leznables estos últimos y de color roj izo , los
supe rio res, en cam bio, más numeroso , pr ese nt an una d ecorac ión de bandas hor izo ntal es, uno
ligera m ente convexo, ot ros tr es, por su parte , llevan motivos de gotas de agua. Los colores vivos,
azules y rojos.
En la segu nd a solera y dentro de su últim a capa fért il se docume nt aro n tres vestigios pictó ricos
que for mab an parte de un sólo fragmento ele 9x7 cm. y un mort ero blancu zco - rad icalment e
diferente al resto de los hallazgos- d e l cm. de espesor máx imo. Excepciona l en el conjunto
de la villa y de la prov in cia, es d e color rojo ocre y tacto ceroso y aterc iopelado salvo un trazo
blanquecino d e 0 ,5 cm. que lo divide long itudina lmente; presenta también mora s del mismo
color a la derecha , formando parte quizás de un motiv o floral esquema tizado. Mientras que la
pintura roja contrasta con el resto de las pinturas de la villa, el trazo se asimila al carácter rugoso del
temp le de aqué llas.
Sólo un anális is quím ico podría demo strar si no s encontram os realmente ante un fragmento
a la «en caúst ica» corno en apariencia semeja. De cualquier forma su singular idad cro mática , táctil y
de capa d e revest imiento permite sospechar que se trate de un resto en el que se ha uriJjzado el
cinabrio como colorante rojo q ue se correspondería con la ausenc ia de yeso en el mortero pues
este podría hidrolizarse , convert irse en ácido sul fúrico y atacar el pigmento dañando la bella
mna lid ad carmesí a la que el cinabrio debía su fama. Su co lor era el más apreciado p ero tambi én el
más inestable por lo que Virrubi o (De Arch., VII, 9, 3) -a quien en lineas generales siguen
Favent ino o Isidoro de Sevilla- reco mendaba su revestimi enm con cera derretida al fuego con
un poco de ace ite despu és estr ega da (gánosis) para evitar que el Sol chupase el co lor de la pared

pp . .368 y ss. Sobre el rema d e los peces en Pompeya , P ,\LOMBI, A.: La Jau11 a marina nei mosaici e nei dipi11ti
pompei,mi, Pornpeiana. Racco lt e di stucli per iJ seco nd o cente nario degli scavi di Pompei, Nápoles , 1950 , pp.
425-455.
" Ar1c 10: La cocinaen la Antigua Roma, Ana ya, Madr id , l 985. Traducción y come ntari os ele P. Flores y E.
Torrego, pp. 143, 151-152 . Ver tambi én BoBADlLLt\, M.: «El mosaico de peces de la Pineda (Ta rragona)» ,
Pvrenae, 1969 , p. 152.

707
pintada. Quizás la prestancia colorística y tacto cerulento se deban a esta prescripción vitrubian a; su
rareza, sin embar go, en el aLjo de hallazgos podría hip otéticamente atribuirs e al hecho de formar
parte de un cuadro de mejor caLdad que el resto dentro de una par ed organ izada a la manera
de un esquema pró ximo al III estilo (po mp eyano) 4 ' .

43 Sobre la utilización de color es en la pintura hispano-romana , e/, ABAD CA SAL: Op. cit., pp. 277-278;
idem. : «Algu nas consideracion es sobre los co lores romano s y su empleo en la pintura », Homenaje a Sáenz de
Buruaga, Madrid , 1982 , 397-407 , (con extensa bibliografía ). Para su e tudio físico -quími co y min eralóg ico,
G A RdA RAM O et alii: «Estud io físico-químico y min eraló gico de pintura s y revestimientos murales de Itálica
(Sevilla)», AEArq, 49, 1976 , pp . 153-157.
Respecto a la «encaús rica» , BORD A, M .: «La pirrura romana », MiJan , 1954 , pp . 39 l -392 ; C AG l 1\NO DE
AzEVEDO , M.: «Encau sto», en EAA , III, p . .3.31-.3.35 (1960). Tambi én los comenta rios a Plinio Nat. f-list.
XXXV , 149, ele CROI SJLL E, J. M .: Les Belles L ettres, Paris , 1985 , pp. 258-260 con bibli ografía co mentada.

708
LlM l. n." l. Morales de las Cuevas (Fuentes de Rope/); n. " 2.

709
LlM II. n ." l. Rodapié sobre teselas el/ el mome11to del hallazgo del mosaico (198 l!; n." 2. \lista después de
la extracción (] 982).

710
Ll J\1 llf . n." l. ; n." 2.

711
L\ ~1IV. n." l. ; n." 2.

712
LAM V. n." l. ; n." 2.

713
Lvv, VI. n.° l. ; n.º 2.

714
LAMVII. n." l.; n. 2.

715
\

LlM VIII. n. " l.; n." 2.

7 16
Ll J\1 IX. n. ' l.; n." 2.

717
LíM X. n." J.; n." 2.

718
L ü,t XL n." l. Capasde revestimiento. Fri gidarium ; n." 2 . Fragmento con ligera concavidad.Fri gidarium .

719
UM XII. n." l. ; n." 2.

720
INDICE

PREHISTORIA
P oNENClAS

El Paleolítico tú/erior en la provincia de Zamora


Lur s B EN IT O DEL R.Ev: ll
G ERMÁN D EuBES DEL V AL R ECLO: Prehistoria recie11/e:::.amorc111a:
DE CASTRO , J Esús

del Megalitismo al Bronce .......................................................................................... 53


ANGEL EsrARZA ARROYO: La Edad del Hierro e11Zamora ............................................. 101
J ORGE J UAN FERNANDEZ , H ORTENS IA L ARRÉ •: Historia de la i11vesligació11 arqueológica
en la provincia de Zamora. Situación actual ............................................................... 127

COMUNICA Cl ONES

J oSÉ IGNA C IO M ARTÍN B ENITO: El achelenseen los valles 11orteiiosdel D11 ero zamorano .. 155
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HISTORIA A TIGUA

Po ENCIAS

ANTON I NO GoNzALEZ La cristianizaciónde Zamora


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ciones de época romana 7-t7

APÉND ICE

Figuras de los arrículos de Fernando Regueras Grande, referentes a los mosaicos de la villa
romana de Requejo (Santa Cristina de la Polvorosa), y los restos de pinturas romanas en la
provincia de Zamora.

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