POLICIA NACIONAL DEL
PERÚ
ESCUELA NACIONAL DE FORMACIÓN
PROFESIONAL POLICIAL
ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR
TÉCNICO PROFESIONAL – TARAPOTO
TEMA:
DELITO DE DESOBEDIENCIA
CURSO :
CATEDRÁTICO :
A1 PNP :
SECCIÓN :
TARAPOTO– PERÚ
2025
DEDICATORIA
A la EETS. PNP. Por su indefectible contribución en nuestra formación.
Y a mis padres por su esfuerzo para darme una buena educación.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................................4
CAPITULO I...............................................................................................................................5
1.1. DELITO DESOBEDIENCIA......................................................................................5
1.2. GENERALIDADES SOBRE EL DELITO DE DESOBEDIENCIA Y
RESISTENCIA A LA AUTORIDAD.....................................................................................6
CAPITULO II..............................................................................................................................8
2.1. DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD.......................................................................8
2.2. RESISTENCIA A LA AUTORIDAD.............................................................................9
CAPITULO III...........................................................................................................................10
3.1. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN EL DELITO DE DESOBEDIENCIA Y
RESISTENCIA A LA AUTORIDAD...................................................................................10
3.2. SUJETOS INTERVINIENTES....................................................................................12
CAPITULO IV...........................................................................................................................13
4.1. DIFERENCIAS ENTRE LA DESOBEDIENCIA Y RESISTENCIA A LA
AUTORIDAD........................................................................................................................13
4.2. TIPICIDAD SUBJETIVA..............................................................................................14
4.3. CONSUMACIÓN Y TENTATIVA...............................................................................15
4.4. EXCEPCIÓN DE PUNIBILIDAD................................................................................16
CAPITULO V............................................................................................................................16
5.1. ¿QUÉ CONDICIONES DEBEN DARSE PARA QUE EXISTA DELITO DE
DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD?...........................................................................16
5.2. ¿CUÁLES SON LAS SANCIONES POR EL DELITO DE DESOBEDIENCIA
A LA AUTORIDAD?............................................................................................................17
5.3. OTROS CASOS DE DESOBEDIENCIA...................................................................18
CONCLUSIONES..........................................................................................................................19
BIBLIOGRAFIA........................................................................................................................20
ANEXOS......................................................................................................................................21
INTRODUCCIÓN
El delito de desobediencia y resistencia a la autoridad se encuentra previsto
en el artículo 368 del Código Penal, que sanciona la conducta del agente que
no cumple u obstruye la orden impartida por la autoridad en el ejercicio de
sus funciones. Estas figuras penales tienen como finalidad combatir las
conductas obstruccionistas de las personas frente a los actos ejecutivos de la
administración pública, que pone en marcha el aparato estatal para lograr el
buen funcionamiento de la administración pública y el bien común de las
personas. Entre las figuras de la desobediencia y resistencia existe una
marcada diferencia. La primera de ellas se produce cuando el agente no
cumple a través de una conducta negativa una orden emitida por la
autoridad. En cambio, la modalidad de resistencia se suscita cuando el sujeto
activo con un accionar positivo se opone ante la ejecución de la orden.
Producto de la práctica diaria, en el presente trabajo se han escogido algunas
jurisprudencias y casos prácticos que se suscitan en el diario trajín de la
administración pública y la sociedad. Asimismo, estos delitos se invocan con
frecuencia en todas las instituciones y se denuncian ante el Ministerio
Público; sin embargo, en la vida práctica para su configuración se requieren
ciertas formalidades, como que la orden legalmente impartida se encuentre
establecida de manera adecuada y que sea de pleno conocimiento del
obligado.
CAPÍTULO I
1.1. DELITO DESOBEDIENCIA
Conforme se puede observar al revisar en el código penal peruano en
adelante el capítulo concerniente a los delitos contra la administración pública
contempla no solo aquellos ilícitos penales en los que pueden incurrir los
funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, sino también las
figuras delictivas que atentan contra la correcta administración pública,
cometidos por sujetos particulares. El delito de desobediencia y resistencia a
la autoridad forma parte de los delitos contra la administración pública
cometidos por particulares entendidos estos como personas naturales que
actúan como tal o en representación de una persona jurídica, pero también
puede ser cometido por funcionarios o servidores públicos, siempre que estos
se encuentren obligados de acatar la orden determinada impartida por un
funcionario público en el ejercicio legal de sus funciones.
Es decir, se trata de un ilícito penal que puede ser cometido tanto por
particulares o extraneus que no tienen relación funcional con la
administración pública como también por funcionarios o servidores públicos
distintos extraneus de la autoridad que imparte una orden o mandato de
cumplimiento obligatorio; para cuya configuración es condición necesaria la
existencia de una orden o mandato impartidos por funcionario competente en
ejercicio legítimo de sus funciones y que necesariamente debe ser de cabal
conocimiento y cumplimiento por parte del sujeto activo, quien, pese a
conocer su deber de acatamiento, incumple el mandato emanado por el
funcionario estatal con poder de decisión.
Al sancionar la conducta rebelde frente a un mandato emanado de la autoridad
estatal pertinente, se concluye entonces que la finalidad del tipo penal de
desobediencia y resistencia a la autoridad es proteger el correcto desarrollo de
la administración pública, procurando evitar que los ciudadanos entorpezcan la
función ejecutiva de una orden emanada de la administración pública
funcionario público dotado de poder de gobierno o mandato sobre los
miembros de la sociedad. Es así que la administración pública impone su
fuerza coactiva racional frente a los ciudadanos obligados a cumplir un
mandato, por encontrarse dentro de una sociedad jurídicamente organizada.
Pues, si acaso las decisiones órdenes de la administración pública no llegasen
a materializarse o ejecutarse debido a la contraria voluntad de los
administrados, el orden jurídico público se convertiría en un caos,
produciéndose el desgobierno. La existencia del tipo penal de desobediencia y
resistencia a la autoridad no solo obedece a un hecho social, que es el
comportamiento marginal ciudadano que dificulta la plena labor directriz,
organizativa y ejecutiva de la administración pública, tipificando ello como un
tipo de criminalidad cometido por un ciudadano frente a la administración
estatal y sus componentes funcionariales dotados de mandato, que conllevaría
al desgobierno y el caos; sino también se pretende dotar a la administración
pública de una norma que garantice la efectividad de la ejecución de sus
órdenes. Se trata pues de una figura penal muy frecuente en la práctica judicial,
tanto a nivel de la investigación como del juzgamiento, por lo cual es de mucha
importancia contar con un profundo análisis del injusto penal materia de
comentario, a fin de poder distinguir en la praxis entre un hecho típico respecto
del delito de desobediencia y resistencia a la autoridad, y un hecho que no lo
es
1.2. GENERALIDADES SOBRE EL DELITO DE
DESOBEDIENCIA Y RESISTENCIA A LA AUTORIDAD.
TIPICIDAD OBJETIVA
La creación de los injustos penales que reprimen los actos que atentan
contra la administración pública y, específicamente, la creación del tipo penal
de desobediencia y resistencia a la autoridad que protege concretamente
la actividad funcionarial ejecutiva entendida esta como parte de la actividad
de la administración pública tiene como objeto de protección penal, el efectivo
cumplimiento de los mandatos u órdenes emanados por la autoridad
competente en el legítimo ejercicio de la función pública.
En efecto, la desobediencia contiene una omisión o rehusamiento frente al
mandato legítimamente emitido por la autoridad pertinente, en tanto que la
resistencia implica una conducta activa tendiente a impedir u obstaculizar la
ejecución de un mandato. En la desobediencia, hacer algo o no hacer algo
es una situación fáctica cuya ejecución solo la debe realizar el sujeto al cual
va dirigida la orden; en otras palabras, el acto de la ejecución de la orden no
es una labor que deba realizar la administración pública o quien la
represente, sino el mismo destinatario de la orden; pero sí, en caso de
resistencia a la autoridad, la administración pública es quien ejecuta la orden,
donde surte el acto obstruccionista de parte del agente.
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la República a través de la
ejecutoria recaída en el R. N. Nº 1337-2013-Cusco de fecha 20 de enero de
2015, en su fundamento jurídico quinto señaló que “El artículo 368 del
Código Penal sanciona al que desobedece o resiste la orden legalmente
impartida por un funcionario público en el ejercicio de sus atribuciones’, de
ello se desprende que son dos las modalidades típicas que se regulan en el
citado dispositivo, la primera supone el desacato del administrador de la
orden impartida, esto es, la negación a obedecer; mientras que la segunda
importa una conducta obstruccionista por parte del agente, en cuanto a la
realización de los actos que traban la actuación funcionarial”. Desobedecer y
resistir son actos exteriores y físicos pasibles de ser observados en la
realidad circundante que realiza el sujeto activo; estos nunca permanecen en
el pensamiento o en la ideación del agente, sino que los utiliza o encamina
para la comisión del delito.
Calidad de la orden y su incumplimiento Conforme se ha expresado
previamente, el delito de desobediencia y resistencia a la autoridad requiere
como condición necesaria para su configuración, la existencia de una orden
administrativa o judicial legítima y de posible cumplimiento.
La orden debe responder a una situación fáctica y jurídica determinada, que es
la cuestión en la que el funcionario con poder se sustentará motivadamente
para dictarla; de lo contrario, podríamos estar hablando de una arbitrariedad.
Por eso, a nuestro criterio, hablamos de una orden legalmente impartida, no
solo cuando esta cuenta con todas las formalidades específicas que le
corresponden para ser expedida, sino también cuando tras ella tiene un
respaldo fáctico.
Asimismo, la orden siempre debe estar dirigida a alguien, esto es, contar con
un destinatario específico, es decir, el receptor o cumplidor de la misma; por
ello se dice que toda orden genera una relación entre dos personas, el
funcionario que la dicta y la persona que la debe cumplir. O sea, en este
último caso, se trata de un receptor debidamente identificado, quien
necesariamente debe conocer la orden impartida por la autoridad estatal. En
ese sentido, el funcionario que emite la orden debe asegurarse de que su
orden sea oportunamente conocida por el administrado. Este destinatario,
como ya se dijo anteriormente, no siempre será una persona particular,
pudiendo ser también un funcionario público o una persona jurídica. En caso
de este último, para identificarse al responsable del delito de desobediencia o
resistencia a la autoridad, se deberá tomar en cuenta lo previsto en el artículo
27° del CP. El plazo es un modo que puede estar presente en la orden, esto
quiere decir que la orden debe mencionar el plazo en el que deberá ser
cumplida. Sin embargo, cuando este no consta expresamente, se estará al
cumplimiento inmediato, para lo cual deberá indicar que se ejecute de manera
inmediata.
CAPÍTULO II
2.1. DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD
Desobedecer quiere decir no hacer caso a un mandato o a una orden
impartida, ya sea para que el destinatario debidamente individualizado realice
una conducta positiva (hacer) o para que no la realice (no hacer).
En este caso, el agente dice: “Hagan lo que hagan, no voy a hacer caso a lo
que se me pide, así me lo rueguen”, configurando una conducta reacia. La
doctrina nacional cuando se refiere a esta modalidad delictiva, la define como
no aceptar, conducta omisiva, no acatar, conducta omisiva. Por otra parte, no
obedecer lo ordenado por la autoridad, pudiéndolo hacerlo (por ejemplo
cuando una Fiscalía Especializada en Corrupción de Funcionarios, en una
investigación preparatoria, seguida contra un exalcalde, una Municipalidad,
ordena al alcalde actual entregar la documentación que sustenta la
realización de una obra, dentro del plazo de 5 días de notificado,
poniéndole en conocimiento que en caso de no entregar la documentación
solicitada se procederá a denunciar por el delito de desobediencia a la
autoridad, y se configura el delito de desobediencia a la autoridad cuando,
pese al requerimiento de la Fiscalía, la autoridad edil pudiendo hacerlo no
cumple con remitir lo solicitado).
Además, la posibilidad de realización del mandato por parte del agente
(destinatario de la orden) implica también que este pueda adoptar un
comportamiento físicamente real de hacer algo o de no hacer algo, esto es,
que permita al agente realizar una acción positiva, como realizar una acción
negativa, esto es, dejar de hacer algo. Esto último, necesariamente está
vinculado al tipo de orden emitida por el funcionario que se pretenda
ejecutar; por ejemplo, cuando se exige que el agente se retire de
determinado lugar o que se le prohíba que pase por determinado lugar.
Sobre la posibilidad de cumplimiento frente a una orden, el derecho
jurisprudencial señala que “en cuanto al delito de desobediencia si bien en el
sub judice se cursó un mandato legítimo y con las formalidades internas
correspondientes, la desobediencia presupone, de un lado, la posibilidad real
de su cumplimiento y, de otro lado, el conocimiento efectivo de la orden de
parte de quien debe obedecerla; que el mandato cursado por el juzgador no
era de posible cumplimiento porque el vehículo ya no estaba en el poder del
imputado, y, además no existe prueba que establezca que tal orden llegó a
su conocimiento efectivo pues el imputado ya había cambiado de
domicilio, que en todo caso, no está acreditado fehacientemente que
recibió la notificación o que conoció de dicho mandato”.
2.2. RESISTENCIA A LA AUTORIDAD
Resistir la orden emitida por el funcionario público es cuando el agente se
opone abiertamente para que no se ejecute materialmente la orden. La
resistencia puede dar como consecuencia que la orden no se ejecute o que
esta se ejecute de manera distinta a la que supone su materialización o que
suponga un obstáculo con la consecuente dilación en la ejecución de la
orden. Cuando la orden no se ejecuta
debido a los actos de resistencia, el servidor que la ejecuta termina por
retirarse del lugar, sin lograr la ejecución de la orden, momento en el que se
perfecciona esta modalidad delictiva.
Tal como sucede en el supuesto de la desobediencia, se podría cometer el
delito de resistencia a la autoridad, siempre que la orden que se ejecuta sea
factible de ser oponible según los recursos con que cuente el agente
opositor, ya que, según creemos, no podríamos estar hablando de
resistencia si la acción del servidor que ejecuta la orden es avasalladora
debido a la intervención de un número considerable de miembros de la fuerza
pública, frente a un solo sujeto que se resiste a la ejecución, por ejemplo,
cuando el dueño de una tienda no deja que se lleve a cabo la clausura, pese
a que existe la orden de clausura expedida por la gerencia municipal, por no
cumplir con normas de salubridad y, pese a la negativa del destinatario de la
orden, se lleva a cabo su ejecución, ya que es imposible la obstaculización
por la gran cantidad de los servidores de la Municipalidad que la ejecutan.
En el delito de resistencia a la autoridad, podemos diferenciar un sujeto
pasivo del delito y otro sujeto pasivo de la acción. El funcionario público que
sufre los embates materiales del sujeto activo es sujeto pasivo de la acción;
sin embargo, este no es sujeto pasivo del delito, pues no es quien emite la
orden, siempre que no concurran severa violencia o amenaza no justificadas
por las circunstancias contra esta última, lo que podría configurar otras
figuras penales.
Lo que no se puede permitir es que el agente ejerza dicha violencia o
amenaza haciendo uso de algún tipo de arma blanca, de fuego, etc., pues,
esta da gravedad al hecho, y hace que se configure otro delito. Por su parte,
la jurisprudencia nacional ha señalado que “es la rebeldía u oposición
abierta, hostil y maliciosa, acompañada de actos de contradicción, decidida y
resuelta al cumplimiento de una mandato u orden en curso de ejecución,
expreso y personal de la autoridad en el ejercicio de sus funciones”
CAPÍTULO III
3.1. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN EL DELITO DE
DESOBEDIENCIA Y RESISTENCIA A LA AUTORIDAD.
Pensamos que los tipos penales que reprimen los actos que afecten a la
administración pública protegen la correcta administración en las entidades
del Estado; y el tipo penal de desobediencia y resistencia a la autoridad,
conforme ya se ha expresado previamente, en concreto protege la
ejecutabilidad de la orden funcionarial que es una parte de la actividad de la
administración pública. Existe una relación entre lo genérico y lo específico,
ya que, al vulnerarse los aspectos vinculados a la actividad funcionarial
ejecutiva, tiene una repercusión en el buen funcionamiento de la
administración pública.
Lo importante es identificar el bien jurídico que subyace dentro de un caso
específico, pues este es el motivo de la imposición del reproche a
determinada conducta, de tal suerte que, si la conducta no abate al bien
jurídico protegido o, en su caso, no lo amenaza, no encontraría justificación
alguna el imponerse una sanción. Por ejemplo, no podemos decir que se ha
ocasionado perjuicio al bien jurídico protegido penalmente por el artículo 368°
del CP con la actitud de una persona dueña de un local de expendio de
productos de limpieza de no acatar el requerimiento de colocar el precio a
cada producto con números de color rojo, sino que los exhibe en un pizarrón
ubicado dentro de su puesto de venta, para continuar con la venta. Resulta
por tanto insignificante para el derecho penal la desobediencia mostrada por
el comerciante. Como aquí no se ha afectado abiertamente la bien jurídica
efectividad en el cumplimiento de la orden funcionarial de autoridad, no se
podría perseguir a la persona que omitió cumplir la orden.
En tanto no se ha vulnerado el bien jurídico penalmente protegido, la acción
del sujeto no perjudicó sustancialmente la orden dada por la autoridad, en
este caso la autoridad podría requerir su cumplimiento otorgando un plazo
razonable al sujeto, teniendo en cuenta los costos y el tiempo que podría
demorar etiquetar todos los productos. Sin embargo, se podría buscar otras
alternativas penales menos gravosas contra la conducta desobediente
demostrada por el agente, la que por su insignificancia bien podría
corresponderse con una falta contra la tranquilidad pública sancionada por el
numeral 3 del artículo 452° del CP, en cuanto señala que será reprimido con
prestación de servicios comunitario de veinte a cuarenta jornadas o con
sesenta a noventa días- multa, el que desobedece las órdenes que le dicte
(la autoridad), siempre que no revista mayor importancia.
Por ende, resulta de mucha importancia conocer e identificar el bien jurídico
que subyace en estos tipos de delitos, analizar si la conducta realizada por el
sujeto activo ha vulnerado o puesto en peligro de alguna manera; solo así
podríamos reprochar el comportamiento de las personas y colocarlas dentro
de la figura delictiva de la desobediencia y resistencia a la autoridad (art. 368
CP).
Porque no cualquier acto que se diga desobediente o de resistencia puede
ser catalogado necesariamente como efecto indiscutible contra el
cumplimiento de una orden de autoridad. Los autores nacionales, bajo este
mismo temario utilizando versos muy parecidos, decantan este rol del
derecho penal en relación a los bienes jurídicos, hacia la actividad
funcionarial resolutiva, es decir, hacia la eficacia de los mandatos del
funcionario; lo que se quiere como precisa García Navarro es que la
autoridad no encuentre obstáculos durante su desenvolvimiento funcionarial,
y los mandatos los podrá concretizar debidamente.
A nivel de resistencia, o sea, el comportamiento que linda con colocar alguna
actividad física por parte del agente opositor a la orden, el bien jurídico
protegido es puesto en tela de juicio de otra manera, por ejemplo, cuando el
agente ejecutor intenta colocar el aviso de clausura del local, el sujeto activo
se lo impide; si la oposición del agente fuere insignificante pues se ejerce una
fuerza mínima o se recurre a los insultos y no es suficiente para impedir que
el agente cumpla con la ejecución de la orden, entonces no se habría
vulnerado el bien jurídico que protege el delito de resistencia a la autoridad,
empero, las acciones que paralizan la ejecución, que también pueden llegar
al extremo de los golpes, insultos o amenazas recibidos por el servidor
ejecutor de la orden, constituyen otro delito.
3.2. SUJETOS INTERVINIENTES
a) Sujeto activo
Puede ser cualquier persona, un particular, otro funcionario público o servidor
público contra quien vaya dirigida la orden y esté obligado a cumplirla,
también un colegiado o colectivo de personas. Puede cometer el delito
cualquier persona, siempre que sea el destinatario de la orden y que esté
legalmente obligado a cumplirla. Por ejemplo, cuando existe una sentencia
ordenando al representante de la Oficina de Normalización Previsional el
pago de derecho de jubilación, al incumplirse dicha orden, el sujeto activo
será el jefe de la ONP (funcionario público). La acción del sujeto activo ataca
directamente la orden aun cuando muchas veces su mensajero resulte con
algún tipo de perjuicio, inclusive el físico; es ella la que se ve neutralizada, no
el agente encargado de hacer cumplir, quien solo es su vocero, su repetidor;
por eso en el caso del delito de desobediencia o resistencia a la autoridad el
objeto material del delito no es la autoridad, como según parece, sino, la
orden que este emite. La orden es pues el centro del andamiaje típico, ya
que su existencia clara, expresa, exigible dentro de un plazo, y su
consecuente desobediencia o resistencia, determinan la comisión del delito.
En este caso, el sujeto activo no desea que la orden legalmente impartida
llegue a materializarse o, lo que es lo mismo, a ejecutarse; por lo tanto, el
agente tiene el pleno dominio sobre el acontecer de la acción opositora.
b) Sujeto pasivo
En lo que se refiere al sujeto pasivo diremos que como este delito protege el
cumplimiento y acatamiento de las órdenes de los entes, instituciones y
organismos estatales que tienen entre sus funciones la de emitir una orden,
al ponerse en peligro o vulnerarse dichas órdenes funcionariales se infringe
el bien jurídico protegido cuyo titular es el Estado; por lo tanto, en el delito de
desobediencia o resistencia a la autoridad, el sujeto pasivo no es el
funcionario público que goza de mandato, sino el Estado, representado por el
sector correspondiente. Por ejemplo, cuando se desobedece una orden dada
por el policía de tránsito en ejercicio de sus atribuciones, el agraviado es el
Estado; sin embargo, para este supuesto el afectado es exclusivamente la
Policía Nacional del Perú.
CAPÍTULO IV
4.1. DIFERENCIAS ENTRE LA DESOBEDIENCIA Y
RESISTENCIA A LA AUTORIDAD
El delito de desobediencia y resistencia a la autoridad, como su propio
nombre lo indica, puede ser cometido por un sujeto que efectúa actos de
desobediencia o actos de resistencia a una orden. Estos dos
comportamientos son distintos, cuya característica es que no se pueden
desenvolver simultáneamente, sino que se dan en contextos muy diferentes,
de tal modo que un sujeto no podría desobedecer y resistir una orden al
mismo tiempo. En ese sentido, podemos válidamente hablar de un sujeto
activo del delito de desobediencia a la autoridad y de otro sujeto activo del
delito de resistencia a la autoridad, ambos diferenciados por el verbo que los
individualiza, así como la intensidad de una modalidad frente a la otra. Así,
sería más potente la acción de resistencia frente a la desobediencia, pues la
primera implica en algunos casos cierta acción física frente a los actos del
funcionario público que pretende imponer la orden dada; en cambio, la
desobediencia, se constituye en una mera inacción del agente. Asimismo,
cabe poner el énfasis en que la diferencia esencial entre estas dos
modalidades es la relación entre la forma en que se ejecuta la orden y la
consecuente respuesta del destinatario.
4.2. TIPICIDAD SUBJETIVA
Desobedecer o resistir no son palabras difíciles de conceptualizar, mucho
menos de entender; basta que el sujeto activo sea una persona de cualquier
nivel educacional para que lo sepa, ya que su definición obedece al común
conocimiento de cualquier persona. Esto es, no se requiere recurrir a
intrincadas fórmulas legales o discutibles interpretaciones para saber cuándo
estamos ante una desobediencia o frente a una resistencia. Para que se
externalice el supuesto de hecho contenido en el primer párrafo del artículo
368° del CP, no basta con la sola verificación de la materialización de los
elementos objetivos del tipo en comento, sino que también se exige como
condición necesaria la concurrencia de la conciencia y voluntad en el ámbito
subjetivo del agente. Es decir, el delito bajo comentario, en sus dos
modalidades, sea resistencia o desobediencia, requiere de dolo, esto es, el
conocimiento por parte del agente infractor respecto del contenido de la
orden emitida por un funcionario público que dispone que realice o deje de
realizar un comportamiento determinado y la voluntad de realizar la
desobediencia o la resistencia a dicha orden, o sea, el agente, conociendo la
orden, se resiste a la disposición funcionarial. Para que exista dolo, el agente
tiene que haber conocido plenamente la orden, con todos sus componentes
(la obligación a realizar, el plazo, que se encuentre plasmado de manera
clara, expresa y exigible).
4.3. CONSUMACIÓN Y TENTATIVA
El momento delictivo de la resistencia se demarca durante los actos
ejecutivos de la orden, pero no antes de su inicio ni mucho menos después
de que la orden se hubiere cumplido. En nuestra opinión, los actos materiales
de la resistencia se dan en el mismo lugar y momento en que se pretende
ejecutar la orden. Trae consecuencias directas contra el funcionario que
ejecuta la orden. En cambio, “tratándose de los actos de desobediencia, el
momento comisivo parte desde el instante en que el destinatario toma
conocimiento de su deber de acatamiento hasta el vencimiento del plazo
señalado para dar cumplimiento a lo ordenado, incluidas las prórrogas del
plazo debidamente ordenadas”. Por ende, se configura el delito de
desobediencia cuando el sujeto activo no cumple con la orden en el tiempo
exigido para ello.
En consecuencia, en ambas modalidades no se requiere de un resultado,
pues basta la mera actividad del sujeto activo para su consumación, aunque
en verdad la comisión del delito siempre se apreciará en relación a que si lo
mandado se cumplió o no. La resistencia se consuma con la conducta
opositora siempre que se haya generado una efectiva obstaculización, por lo
menos de la función de ejecución de la orden, y a lo mucho, su impedimento.
La desobediencia se consuma en el momento en que el destinatario incumple
la orden dispuesta. Como se ha visto, la norma penal no exige nada adicional
para la consumación del delito, por tanto, no es necesario la existencia de
perjuicio o no, ni mucho menos que la orden hubiere sido reiterada bajo
apercibimiento de entablarse denuncia por el presente delito; sin embargo,
como menciona Salinas Siccha, este último es un requisito de procedibilidad
que ha impuesto la jurisprudencia nacional que se viene acatando de manera
vinculante, pero que no es parte constitutiva del delito, sino un requisito para
ejercer la acción penal.
4.4. EXCEPCIÓN DE PUNIBILIDAD
Es importante resaltar que al legislar sobre el delito de desobediencia o
resistencia a la autoridad, consideró que no revisten mayor lesividad social
aquellas conductas tendientes a impedir la propia detención, lo cual, a decir
de Alonso Raúl Peña Cabrera Freyre, responde a un criterio de racionalidad,
razonabilidad y ponderación en la reacción punitiva, según el principio de
mínima intervención, a fin de evitar una doble amenaza sobre quien pende
un mandato de detención, de ser privado de su libertad personal: por un lado,
la supuesta comisión de un hecho punible y, por otro lado, por cometer el
delito de desobediencia y resistencia a la autoridad.
Al respecto, la ejecutoria suprema se ha pronunciado de la siguiente manera:
en modo alguno puede constituir elemento probatorio de la comisión del
delito ni su responsabilidad, conforme erróneamente se concluye en el
considerando de la recurrida, pues la sustracción a la acción de la justicia de
cualquier inculpado representa un derecho natural a conservar su propia
libertad, que tiene sustento legal en el artículo 368 del código penal,
cuando prescribe que no comete delito de desobediencia o resistencia a
la autoridad aquel que evita su propia detención”.
CAPÍTULO V
5.1. ¿QUÉ CONDICIONES DEBEN DARSE PARA QUE EXISTA
DELITO DE DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD?
Para que se configure el delito de desobediencia a la autoridad, deben
combinarse las siguientes condiciones:
Una orden de una autoridad competente. El hecho de que se
hable de “desobediencia”, implica que existe una orden directa que el
infractor debe acatar y se niega a hacerlo. Esta orden habrá sido
dictada por una autoridad o sus agentes en funciones y se ajustará a
los procedimientos que establece la ley.
La orden debe imponer una acción concreta. Una orden tiene que
disponer hacer o no hacer algo, es decir tiene que tener un contenido
concreto y realizable.
Notificación a la persona que debe cumplirla. El destinatario de la
orden debe estar en conocimiento de que debe cumplirla. Si el
supuesto infractor no conoce la orden, no existe delito penal.
Negativa a acatar la orden y cumplirla. La negativa puede
expresarse explícitamente o solamente ignorarse.
Gravedad en la desobediencia. La gravedad en el acto de
desobediencia es una condición que determinará la sanción. El juez
analizará si existe algún elemento que marque esa gravedad. Si no
existe gravedad, aunque se desobedezca la orden, se considerará
desobediencia leve.
5.2. ¿CUÁLES SON LAS SANCIONES POR EL DELITO DE
DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD?
El Código Penal se desprende una diferencia entre la desobediencia
grave y la desobediencia leve.
Desobediencia grave a la autoridad
Queda claro que no es necesario que exista agresión para que se cometa
delito de desobediencia. Basta la oposición intencional a obedecer el
mandato de la autoridad.
Desobediencia leve
Se menciona la desobediencia leve. Es pasible de sanción penal, que será
de menor intensidad. Esta desobediencia leve se puede manifestar como
falta de respeto y de consideración a la autoridad.
LA GRAVEDAD DE LA DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD
DETERMINA SI SE CONSIDERA UN DELITO
En esta resolución judicial el Tribunal da a entender que no considera
delito de desobediencia el caso en el que “no se ha apreciado una actuación
firme y contumaz de oposición al ejercicio de la labor policial”.
El Tribunal reconoce que, aunque exista la falta de respeto y de
consideración a los agentes que ostentan la autoridad, se trata de una
desobediencia leve a sus indicaciones si no posee la intensidad necesaria
para que se constituya delito.
Los casos de desobediencia que no revistan un carácter grave, no serán
considerados delito y constituyen una infracción administrativa.
“Las faltas de respeto y consideración cuyo destinatario sea un miembro de
la Policía Nacional del Perú, cuando estas conductas no sean constitutivas de
infracción penal”.
NEGARSE A ACATAR LA ORDEN DE AUTORIZAR LA ENTRADA AL
DOMICILIO ES UN DERECHO QUE LA LEY PROTEGE
La inviolabilidad del domicilio está contemplada en el de este precepto se
desprende que ninguna autoridad o agente podrá ordenar que se le permita
entrar a un domicilio cuando no hay una orden judicial específica.
Por lo tanto, si una persona no acata una orden en este sentido, no está
cometiendo delito de desobediencia.
En los únicos casos en los que un agente del orden puede entrar a un
domicilio particular es con consentimiento voluntario del titular, si en ese
momento se está cometiendo un delito o si existe una autorización policial.
En caso de que el titular de la vivienda no acate la orden judicial de permitir el
acceso a su domicilio, entonces sí estaría cometiendo delito grave.
5.3. OTROS CASOS DE DESOBEDIENCIA
Existen muchas variantes de la desobediencia a la autoridad. Es una
infracción bastante frecuente en materia de seguridad vial, en el
relacionamiento de los funcionarios públicos con sus jerarquías en la
desobediencia a la convocatoria a comparecer ante una comisión de
investigación.
Además de las normas jurídicas generales, existen otras específicas que
regulan cada caso y que serán tenidas en cuenta.
En todas las situaciones en las que se juzgue la desobediencia a la
autoridad, el bien jurídico protegido es el orden público constitucional, es
decir, la normalidad en el ejercicio de los derechos fundamentales y en el
cumplimiento de las normas jurídicas.
CONCLUSIONES
Siendo nuestro país un Estado Democrático de Derecho, tal y como lo precisa la
Constitución en su artículo 43, es admisible y compatible con nuestro
Ordenamiento Jurídico la figura de la desobediencia civil, pues a través de la
aplicación de esta se puede hacer posible ese futurible llamado Democracia, ya
que se permite el involucramiento de la población en la vida pública, como
defendiendo la Constitución, más aún cuando el mismo poder público transgrede
la Constitución.
BIBLIOGRAFIA
https://www.dexiaabogados.com/blog/delito-desobediencia-autoridad/
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ANEXOS