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Proyecto Formativo Final

El documento analiza el caso de Charles Cullen desde la perspectiva del derecho penal boliviano y la psiquiatría forense, destacando su iter criminis y la aplicación de la teoría del delito. Se concluye que Cullen es imputable a pesar de sus antecedentes psiquiátricos, ya que su conducta se ajusta al tipo penal de asesinato agravado según el Código Penal boliviano. El informe forense determina que, aunque presenta un trastorno depresivo mayor y rasgos de personalidad antisocial, esto no afecta su capacidad de comprender la ilicitud de sus actos.

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Proyecto Formativo Final

El documento analiza el caso de Charles Cullen desde la perspectiva del derecho penal boliviano y la psiquiatría forense, destacando su iter criminis y la aplicación de la teoría del delito. Se concluye que Cullen es imputable a pesar de sus antecedentes psiquiátricos, ya que su conducta se ajusta al tipo penal de asesinato agravado según el Código Penal boliviano. El informe forense determina que, aunque presenta un trastorno depresivo mayor y rasgos de personalidad antisocial, esto no afecta su capacidad de comprender la ilicitud de sus actos.

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UNIVERSIDAD PRIVADA DOMINGO SAVIO

CARRERA DE DERECHO

“PROYECTO FORMATIVO FINAL”

Asignatura : Psiquiatría Forense

Docente : Dr. Pinto Villarreal Christian Orlando

Universitaria : Lucia Deidamia Blanco Autilio

La Paz, mayo del 2025


ANÁLISIS DEL CASO CHARLES CULLEN A LA LUZ DEL DERECHO
PENAL BOLIVIANO Y LA PSIQUIATRÍA FORENSE

I. IDENTIFICACIÓN Y ANÁLISIS DEL ITER CRIMINIS

El caso de Charles Cullen se presenta como una secuencia criminal


meticulosamente organizada, en la cual se pueden distinguir
claramente las fases internas y externas del iter criminis, conforme a
la dogmática penal.

En la fase interna, se identifica la génesis de la idea criminal, basada


en una interpretación subjetiva y distorsionada de la compasión.
Cullen desarrolla una convicción ideológica centrada en "aliviar el
sufrimiento" de los pacientes, lo que psicológicamente se traduce en
una racionalización del homicidio. Esta ideación se encuentra
precedida por múltiples eventos psiquiátricos documentados, como
intentos de suicidio, cuadros depresivos mayores y conducta
autolesiva, lo cual configura un contexto de vulnerabilidad psíquica,
sin llegar a excluir, sin embargo, la imputabilidad.

La fase externa se manifiesta en actos preparatorios, ejecutivos y de


consumación. Entre los primeros, se identifica el acceso no autorizado
a fármacos letales a través del sistema automatizado Pyxis, mediante
el uso de credenciales hospitalarias, lo cual constituye un acto de
instrumentalización de su posición de poder. En cuanto a los actos
ejecutivos, se observan múltiples instancias en las que administró
insulina, digoxina o lidocaína sin prescripción ni justificación médica.
Finalmente, la consumación se verifica en los casos de fallecimiento,
siendo paradigmático el de Ana Martínez, cuya muerte fue provocada
mediante hipoglucemia inducida artificialmente.

II. APLICACIÓN DE LA TEORÍA DEL DELITO SEGÚN LA


LEGISLACIÓN PENAL BOLIVIANA

Desde una perspectiva dogmática, la conducta de Charles Cullen se


analiza conforme a los elementos de la teoría del delito: acción,
tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad.
La acción, entendida como manifestación exterior de la voluntad, se
halla presente mediante la administración voluntaria de sustancias
mortales. La conducta es dolosa en tanto el autor actúa con
conocimiento y voluntad de causar la muerte.

La tipicidad se configura objetivamente bajo el artículo 252 del


Código Penal boliviano, que define el asesinato como la muerte
causada con alevosía, ensañamiento o medio insidioso. En el caso de
Cullen, concurren estos tres agravantes: alevosía por el
aprovechamiento de la indefensión de los pacientes; ensañamiento
por la multiplicidad de actos y el sufrimiento prolongado infligido; y
medio insidioso por el uso de fármacos disfrazados de tratamiento
médico. Desde el punto de vista subjetivo, el dolo se presenta en su
forma directa, dado que el sujeto conoce el carácter letal de las
sustancias y dirige su acción a la producción de ese resultado.

La antijuridicidad resulta evidente, dado que no existe causa de


justificación válida en el ordenamiento jurídico. La pretensión del
autor de actuar por piedad no puede ser considerada eximente, pues
no está prevista como tal en el artículo 11 del Código Penal boliviano.
Más aún, la actuación se aparta de toda praxis médica ética o legal.

En cuanto a la culpabilidad, se parte del principio de que toda


persona es penalmente responsable si actúa con capacidad de
culpabilidad, lo que implica imputabilidad, conciencia de la
antijuridicidad y exigibilidad de otra conducta. En este caso, si bien
existen antecedentes psiquiátricos, los mismos no alcanzan el umbral
de inimputabilidad previsto en el artículo 18 del Código Penal, el cual
establece que sólo se exime de responsabilidad a quien, por
enfermedad mental o trastorno mental grave, no pueda comprender
la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión.

Las conductas clandestinas de Cullen, su tendencia al ocultamiento y


la planificación metódica de los homicidios son indicios claros de su
comprensión de la ilicitud del acto. Tampoco concurren circunstancias
que excluyan la exigibilidad de otra conducta, ya que no se observa
coacción, miedo insuperable ni error invencible.

III. ANÁLISIS CONFORME A NORMAS BOLIVIANAS Y


JURISPRUDENCIA

El tipo penal aplicable es el artículo 252 del Código Penal boliviano,


que sanciona con treinta años de presidio sin derecho a indulto al que
mate a otro:

1. Con alevosía;

2. Por medio de veneno u otro procedimiento insidioso;

3. Con ensañamiento, aumentando deliberada e inhumanamente


el dolor del ofendido.

Estos tres agravantes concurren simultáneamente en el caso de


Cullen. Además, el artículo 38 del mismo cuerpo legal establece
agravantes generales, entre las cuales se contempla el abuso de
confianza y la utilización de conocimientos técnicos para facilitar el
delito.

La jurisprudencia nacional ha reafirmado la aplicación de estas


agravantes en contextos hospitalarios. En el Auto Supremo 298/2017-
RRC se reconoció la configuración de la alevosía en un entorno clínico
al considerar la indefensión del paciente como agravante objetiva.
Asimismo, el Auto Supremo 214/2014 valoró el uso de un medio
insidioso como factor de agravación, especialmente cuando se actúa
con ocultamiento y premeditación.

La Sentencia Constitucional Plurinacional 1642/2012 recordó que los


funcionarios de salud están sujetos a un deber reforzado de
protección de la vida, y que cualquier transgresión a este deber debe
ser sancionada de forma ejemplar.

IV. EVALUACIÓN FORENSE EN BASE AL DSM-5 Y CRITERIOS


PSIQUIÁTRICOS
La evaluación psiquiátrica forense debe ceñirse a los criterios
diagnósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales (DSM-5-TR), así como a la normativa boliviana sobre pericias
psicológicas y psiquiátricas.

En el caso de Cullen, el análisis retrospectivo permite inferir la posible


existencia de un trastorno depresivo mayor recurrente, con síntomas
como ideación suicida, anhedonia y baja autoestima. Sin embargo, no
se han documentado síntomas compatibles con un trastorno psicótico
persistente, como alucinaciones, delirios o desorganización cognitiva,
que permitirían invocar una inimputabilidad plena.

Por otro lado, existen signos consistentes con un trastorno de


personalidad antisocial o psicopático, caracterizado por falta de
remordimiento, manipulación interpersonal, impulsividad y conducta
predatoria. Este tipo de trastorno, si bien clínicamente relevante, no
excluye la responsabilidad penal, ya que no afecta la capacidad de
comprensión ni autodeterminación, tal como lo exige el artículo 18
del Código Penal.

El rol del psiquiatra forense, conforme a los estándares del Instituto


de Investigaciones Forenses (IDIF), consiste en emitir un informe
técnico que determine si el sujeto comprendía la ilicitud de sus actos
y podía actuar conforme a esa comprensión. Este informe debe incluir
entrevistas clínicas estructuradas, aplicación de escalas psicométricas
validadas y evaluación del historial clínico y forense.

V. FUNDAMENTACIÓN JURÍDICA Y DOCTRINAL DEL TIPO PENAL


APLICADO

El tipo penal de asesinato, tal como lo prevé el artículo 252 del Código
Penal boliviano, exige como elementos constitutivos la acción dolosa
de dar muerte, la existencia de uno o más agravantes específicos y la
ausencia de causas de justificación. La doctrina penal nacional e
internacional ha destacado que los delitos cometidos por
profesionales de la salud contra sus pacientes constituyen una
infracción particularmente grave del deber de cuidado.

La doctrina alemana y española, que ha influido en la dogmática


boliviana, considera que el asesinato por medios insidiosos y con
abuso de la confianza depositada en un profesional, constituye una
violación directa al principio de confianza legítima y al deber positivo
de protección de la vida humana.

En el caso analizado, la conducta de Cullen reúne todos los elementos


del tipo penal: es una acción típica, antijurídica y culpable. Además,
se configura una circunstancia agravante conforme al artículo 38
numeral 1) del Código Penal boliviano por el abuso de la calidad de
enfermero.

VI. VALOR PROBATORIO E IMPLICACIÓN PROCESAL DEL


INFORME FORENSE

El informe forense psiquiátrico tiene el carácter de prueba pericial


conforme al artículo 179 del Código de Procedimiento Penal boliviano.
Su valor probatorio debe ser analizado de acuerdo con las reglas de la
sana crítica, esto es, la lógica, la psicología y la experiencia.

Este informe tiene especial relevancia cuando versa sobre la


capacidad del imputado para comprender la antijuridicidad de su
conducta. Si el informe establece que el sujeto era imputable, el juez
está obligado a aplicar la sanción penal correspondiente, sin
posibilidad de sustitución por medidas de seguridad. En caso
contrario, si se constata una inimputabilidad total o parcial,
correspondería una medida de seguridad, como el internamiento en
un centro psiquiátrico.

En la práctica, el informe forense constituye una herramienta esencial


para determinar la culpabilidad, especialmente en delitos de
naturaleza compleja y en casos donde se alegan trastornos mentales.

VII. CONCLUSIONES
El caso de Charles Cullen, aunque originado en otro país, ofrece un
escenario adecuado para aplicar rigurosamente la teoría del delito y
la legislación penal boliviana. El iter criminis evidencia planificación,
ocultamiento y ejecución dolosa reiterada, con empleo de medios
insidiosos y abuso de función profesional.

La conducta encuadra plenamente en el tipo penal de asesinato


agravado del artículo 252 del Código Penal, con agravantes
adicionales conforme al artículo 38. El análisis clínico y forense,
basado en el DSM-5 y las reglas periciales bolivianas, permite concluir
que el imputado poseía capacidad de comprensión y
autodeterminación, siendo por tanto plenamente imputable.

El informe psiquiátrico forense, debidamente sustentado, tiene un


peso probatorio determinante en el juicio penal, y permite al tribunal
fundar la sentencia conforme a derecho. Por tanto, corresponde la
imposición de la pena máxima prevista por la legislación nacional:
treinta años de presidio sin derecho a indulto.

PERITAJE PSIQUIÁTRICO FORENSE DEL SUJETO: CHARLES


CULLEN

I. DATOS DE IDENTIFICACIÓN DEL PERICIADO

Nombre: Charles Edmund Cullen


Sexo: Masculino
Profesión: Enfermero
Nacionalidad: Estadounidense
Edad al momento de los hechos: 41 años
Antecedentes médicos relevantes: Intentos de suicidio múltiples,
hospitalizaciones psiquiátricas, diagnóstico previo de trastorno
depresivo mayor.

II. OBJETO DE LA PERICIA

Establecer si el evaluado, al momento de la comisión de los hechos


investigados (homicidios múltiples mediante la administración de
fármacos letales a pacientes hospitalarios), presentaba una alteración
psíquica que afectara su imputabilidad, es decir, su capacidad de
comprender la ilicitud del acto y de actuar conforme a esa
comprensión, conforme al artículo 18 del Código Penal boliviano.

III. METODOLOGÍA

 Análisis retrospectivo documental del expediente clínico-


psiquiátrico.

 Revisión de entrevistas realizadas por peritos del ámbito penal


internacional.

 Aplicación teórica de criterios diagnósticos del DSM-5-TR.

 Valoración pericial con base en los parámetros normativos del


Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF).

 Consideración doctrinal y jurisprudencial boliviana en materia


de inimputabilidad.

IV. ANÁLISIS CLÍNICO FORENSE

El sujeto presenta antecedentes psiquiátricos de relevancia: múltiples


intentos autolíticos desde la adolescencia, internaciones en unidades
psiquiátricas por episodios depresivos graves, y manifestaciones
conductuales de aislamiento, ideación suicida y autolesiones. Estos
elementos permiten inferir la existencia de un trastorno depresivo
mayor recurrente, con episodios de curso variable.

Sin embargo, en los momentos de ejecución de los delitos —


prolongados en el tiempo, sistemáticos y ocultos— no se documenta
la presencia de episodios psicóticos ni de sintomatología que
comprometa la realidad (alucinaciones, delirios, disgregación del
pensamiento), ni trastornos de conciencia, lo que descarta un estado
de alienación mental.

Asimismo, el patrón conductual del sujeto presenta rasgos


compatibles con un trastorno de personalidad antisocial,
caracterizado por:
 Violación persistente de normas sociales.

 Engaño y manipulación constante.

 Incapacidad de remordimiento genuino.

 Uso instrumental de su rol profesional para perpetrar actos


delictivos.

 Planificación minuciosa de los hechos delictivos con


ocultamiento activo.

Este tipo de alteración de la personalidad, si bien clínicamente


relevante, no afecta los elementos de imputabilidad penal según
la normativa boliviana, dado que no impide la comprensión de la
ilicitud ni la autodeterminación voluntaria.

V. CONCLUSIONES PERICIALES

1. El sujeto no presenta trastorno mental grave o


enfermedad mental que anule su capacidad de comprender
la ilicitud del acto ni de actuar conforme a dicha comprensión.

2. Se establece la existencia de trastorno depresivo mayor en


remisión parcial, y trastorno de personalidad antisocial,
ninguno de los cuales excluye la imputabilidad penal.

3. El comportamiento criminal del evaluado demuestra plena


capacidad de planificación, disimulación y conciencia
delictiva, lo que evidencia la existencia de imputabilidad
plena conforme al artículo 18 del Código Penal boliviano.

4. No se evidencian elementos que permitan recomendar la


sustitución de la pena por una medida de seguridad de
internación psiquiátrica.

VI. DIAGNÓSTICOS CLÍNICOS (DSM-5-TR)

 Trastorno depresivo mayor, recurrente, en remisión parcial


(F33.41)
 Trastorno de personalidad antisocial (F60.2)

VII. OPINIÓN PERICIAL

Desde el punto de vista psiquiátrico forense, Charles Cullen poseía al


momento de los hechos plena capacidad de culpabilidad. Por
tanto, puede ser considerado penalmente responsable por los actos
que se le atribuyen, sin que concurra causal de inimputabilidad o
semi-imputabilidad.

El presente informe se emite con fines estrictamente técnicos y


legales, y podrá ser valorado conforme a las reglas de la sana crítica

MEMORIAL

SEÑOR FISCAL DE MATERIA

I. DATOS GENERALES DEL ACUSADOR PARTICULAR

Yo, Dra. Lucía Blanco, boliviana, mayor de edad, con cédula de


identidad Nº 6830188 L.P., abogada en ejercicio legal de la profesión,
con domicilio procesal en calle Lucas Jaimes 1825, zona Sopocachi de
esta ciudad, en mi calidad de acusadora particular dentro del proceso
penal seguido contra el ciudadano CHARLES CULLEN por la presunta
comisión del delito de ASESINATO, previsto y sancionado por el
artículo 252 del Código Penal, ante su autoridad me presento,
expongo y solicito:
II. OBJETO DEL MEMORIAL

En ejercicio de los derechos conferidos por el artículo 11 del Código


de Procedimiento Penal y el artículo 223 de la Constitución Política del
Estado, formulo formal ACUSACIÓN PARTICULAR en contra del
ciudadano CHARLES CULLEN, por la comisión del delito de ASESINATO
con agravantes, solicitando se disponga la apertura del juicio oral,
público, continuo y contradictorio, y se dicte sentencia condenatoria
imponiendo la máxima sanción prevista por el ordenamiento jurídico
vigente.

III. RELACIÓN FÁCTICA CIRCUNSTANCIADA DE LOS HECHOS

Durante el período comprendido entre los años 2003 y 2004, en


instalaciones del Hospital Parkfield Memorial y otras entidades
hospitalarias del mismo sistema de salud, el acusado CHARLES
CULLEN, quien ejercía funciones de enfermero titulado, valiéndose del
acceso irrestricto a sustancias farmacológicas y aprovechando la
condición de vulnerabilidad física de pacientes internados, procedió a
administrar de manera deliberada, clandestina y sin prescripción
médica, fármacos de alta toxicidad y potencial letal, tales como
digoxina, insulina y lidocaína, en dosis significativamente superiores a
las terapéuticas.

Este accionar, reiterado de manera sistemática y serial, tuvo como


consecuencia la muerte de por lo menos 29 personas, siendo el caso
de la señora Ana Martínez (67 años) uno de los más ilustrativos, ya
que ingresó al hospital por una patología respiratoria menor y falleció
de manera repentina tras sufrir una hipoglucemia severa inducida
artificialmente mediante la administración de insulina. La necropsia
legal practicada reveló concentraciones plasmáticas de insulina
incompatibles con la historia clínica documentada.

La conducta del acusado no solo vulneró el derecho fundamental a la


vida (art. 15 CPE), sino también constituyó un abuso flagrante del rol
sanitario conferido por el Estado y la sociedad, transgrediendo
principios bioéticos esenciales como la no maleficencia y la confianza
institucional.

IV. FUNDAMENTO JURÍDICO DE LA ACUSACIÓN

Los hechos narrados encuadran en la previsión legal contenida en el


artículo 252 incisos 1), 2) y 3) del Código Penal, que tipifican el delito
de ASESINATO cuando concurre:

1. Alevosía: El acusado atacó a sus víctimas sin que estas


pudieran prever o resistir la agresión, encontrándose internadas
y bajo sedación o vigilancia médica.

2. Ensañamiento: Se utilizó un medio progresivo, prolongado y de


sufrimiento innecesario para provocar la muerte, como son las
sobredosis de digoxina e insulina.

3. Medio insidioso: El empleo oculto de sustancias farmacológicas


de uso hospitalario con intención homicida, constituye un medio
de difícil detección.

Asimismo, concurre la agravante genérica prevista en el artículo 38


del mismo cuerpo legal, al haberse cometido el delito:

 En ejercicio de una función o profesión que exige un grado


superior de ética, confianza y responsabilidad.

 Aprovechando su conocimiento técnico y acceso privilegiado a


recursos hospitalarios para causar la muerte sin dejar huellas
evidentes.

Doctrinalmente, el tipo penal se configura cuando existe acción


dolosa con representación y voluntad de causar la muerte, mediando
circunstancias agravantes. En el presente caso, el dolo está
plenamente acreditado a partir de la sistemática planificación,
selección de víctimas y ocultamiento de las pruebas.

V. JURISPRUDENCIA APLICABLE
A efectos de reforzar la pretensión acusatoria, se invocan los
siguientes precedentes jurisprudenciales nacionales y comparados:

1. Auto Supremo Nº 298/2017-RRC de 6 de abril, que


establece: "La alevosía se configura cuando el agente actúa
contra la víctima que está en condición de indefensión, como
ocurre en contextos hospitalarios cuando el paciente está
sedado o inconsciente".

2. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº 1642/2012, que


define el derecho a la vida como el "fundamento de todos los
derechos fundamentales", siendo su vulneración por agentes
sanitarios una agravante moral y jurídica.

3. Auto Supremo Nº 214/2014 de 19 de mayo, que establece


que "el uso de medio insidioso o traicionero constituye una
modalidad de agravación autónoma del tipo penal de asesinato,
y el dolo puede inferirse del comportamiento secuencial y
planificado".

4. Caso comparado: State v. Shipman, Corte Suprema de


Nueva Jersey (2004), donde se condenó a cadena perpetua a
un enfermero por administración deliberada de fármacos
letales, estableciendo jurisprudencia sobre el uso de insulina
como medio insidioso y el rol agravante de la función
hospitalaria.

VI. PRETENSIÓN PUNITIVA

En virtud de lo dispuesto por el artículo 252 del Código Penal,


corresponde imponer al acusado la pena de:

 Treinta (30) años de presidio sin derecho a indulto, al haberse


demostrado la existencia del tipo penal de asesinato en su
forma más agravada.

VII. OFRECIMIENTO DE PRUEBA

1. Prueba documental:
 Certificados de defunción de las víctimas.

 Informes de necropsia emitidos por el Servicio Forense.

 Historiales clínicos de los pacientes fallecidos.

 Registros de acceso al sistema Pyxis de dispensación de


medicamentos.

 Reportes toxicológicos que evidencian concentraciones letales.

2. Prueba testifical:

 Declaración de la enfermera Amy Loughren.

 Declaraciones del personal médico de guardia.

 Testimonios de familiares directos de las víctimas.

3. Prueba pericial:

 Dictamen del perito forense sobre mecanismo de muerte.

 Informe pericial informático sobre manipuleo del sistema de


medicación.

 Análisis psicopatológico del acusado.

VIII. PETITORIO FINAL

Por los fundamentos expuestos:

1. Téngase por presentada la acusación particular en contra de


CHARLES CULLEN.

2. Se disponga la apertura del juicio oral, público, contradictorio y


continuo.

3. Se declare la culpabilidad del acusado y se imponga la pena


máxima de treinta (30) años sin derecho a indulto.

Otrosí 1º. Acompaño la prueba documental pertinente. Otrosí 2º.


Señalo domicilio procesal el ya indicado. Otrosí 3º. Solicito la
remisión de antecedentes ante el Juzgado de Instrucción Penal
correspondiente.

Es justicia que pido en estricta observancia del debido proceso.

La Paz, 31 de mayo de 2025

Dra. Lucía Blanco

Abogada

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