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U1 Adames Mayorga

El artículo de Enoch Adames Mayorga en la revista Tareas discute la relación entre hegemonía y cultura científica, enfatizando cómo la ciencia está influenciada por estructuras de poder y relaciones sociales. Se plantea la necesidad de criticar no solo el conocimiento científico, sino también la forma en que se valida y aplica en la sociedad, cuestionando su capacidad para abordar problemas sociales como la desigualdad. Además, se reflexiona sobre la responsabilidad de la ciencia en los problemas sociales y la importancia de establecer vínculos adecuados entre el sistema científico y la sociedad.
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U1 Adames Mayorga

El artículo de Enoch Adames Mayorga en la revista Tareas discute la relación entre hegemonía y cultura científica, enfatizando cómo la ciencia está influenciada por estructuras de poder y relaciones sociales. Se plantea la necesidad de criticar no solo el conocimiento científico, sino también la forma en que se valida y aplica en la sociedad, cuestionando su capacidad para abordar problemas sociales como la desigualdad. Además, se reflexiona sobre la responsabilidad de la ciencia en los problemas sociales y la importancia de establecer vínculos adecuados entre el sistema científico y la sociedad.
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Tareas

E-ISSN: 0494-7061
[email protected]
Centro de Estudios Latinoamericanos
"Justo Arosemena"
Panamá

Adames Mayorga, Enoch


HEGEMONIA Y CULTURA CIENTIFICA. Base para un debate entre ciencias
Tareas, núm. 125, enero-abril, 2007, pp. 5-28
Centro de Estudios Latinoamericanos "Justo Arosemena"
Panamá, Panamá

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=535055617002

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Número completo
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Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
En la sección “Cultura” de este número de Tareas se presentan
dos trabajos de crítica literaria que rescata la obra de dos grandes
escritores panameños. Por un lado, la obra clásica de César A.
Candanedo que es tratada con maestría por la docente universita-
ria Margarita Vásquez. Por el otro, el poeta César Young Núñez
recorre las calles y los imaginarios que dan forma a la obra de HEGEMONIAS
Ernesto “Neco” Endara, clarín de la vida urbana panameña.
La sección “Tareas sobre la Marcha” cierra las páginas de este
número de la revista con tres trabajos. En primera instancia, un
testimonio de la geógrafa panameña, Ligia Herrera, quien aborda la
obra de la investigadora Dolores Piperno quien convierte en histo-
ria lo que hace poco era prehistoria. A su vez, se publica el último HEGEMONIA Y
editorial de la más exitosa revista virtual panameña Buscando Ca-
mino que se refiere a la muerte trágica de un elevado número, aún CULTURA CIENTIFICA
desconocido, de personas víctimas de medicamentos envenena-
dos. El tercer trabajo es la “Carta de intención” gubernamental ya Base para un debate entre ciencias*
reseñado.

Enoch Adames Mayorga**

Un ejemplo del Plan de


Desarrollo Nacional del Gobierno:

20 ISLAS PANAMEÑAS AL
MEJOR POSTOR*
Introducción
“Unas veinte islas panameñas están a la venta Para la ciencia en general (incluyendo a las ciencias so-
en un sitio de internet. El precio va de B/. 395 mil ciales) toda su práctica, como se sabe, está encaminada a
a B/.4 millones. Las islas ofrecidas en venta es-
producir conocimientos. Sin embargo, la estructura de la cien-
tán ubicadas en el archipiélago de Las Perlas, en
Bocas del Toro, Colón, Chiriquí y Darién. La venta
cia como la de sus objetos de conocimiento es un armazón
de islas en el país está regulada por la ley 2 de que se configura a partir de un conjunto de convenciones so-
2006, conocida como la “ley insular”. La norma bre el cual se funda una comunidad científica institucionali-
contempla concesiones de hasta 90 años”. zada y con el cual ella está de acuerdo. Los discursos científi-
cos son, entonces, discursos avalados institucionalmente, no
*Tomado de el “Resumen de Noticias Vamaga”, del 12 solo porque ellos son discursos de conocimiento, sino porque
de diciembre de 2006, que reproduce información del
también son discursos performativos, esto es, discursos ten-
Panamá América.
*Conferencia presentada en el XI Congreso Nacional de Ciencia y Tec-
nología, organizado por la Asociación Panameña para el Avance de la
Ciencia (APANAC), realizado del 4 al 7 de octubre de 2006.
**Profesor de Sociología de la Universidad de Panamá, miembro del Co-
mité editorial de Tareas.

5
dientes a producir el acontecimiento del que hablan, y esto nocimiento esté en un vínculo de “exterioridad” con la socie-
es lo crucial en el discurso científico. (Derrida, Jacques, dad en la cual está inscrito y por cuanto también, él es un
2005:52). producto social. Esta inserción en relaciones sociales y de
Es por lo anterior, que en la moderna estructuración de significación (cultura) son, a su vez, complejas relaciones de
la ciencia, nada preexiste, excepto el conocimiento acumu- poder, marcadas por una determinada historicidad social, don-
lado, siempre puesto a prueba, y las condiciones sociales e de las mediaciones culturales e institucionales, y en ella los
institucionales en las cuales se realiza el proyecto científico proyectos políticos de convivencia y conflicto, preexisten a la
moderno. Todo lo que contiene la ciencia es siempre un pre- labor del científico. Recordemos que el científico e inventor
sente sometido a crítica en función de un futuro, que en la del Renacimiento aún en su aislamiento, no escapaba a esta
performativa del discurso científico hace que los acontecimien- red de relaciones, como tampoco escapa a ello el científico
tos por ella anunciados, sobrevengan. Sin embargo, en este contemporáneo (el Da Vinci colectivo moderno).
proceso de estructuración de la ciencia, el sujeto que conoce Teniendo en cuenta esta perspectiva de encaje en redes
no estaba simplemente ahí, esperando para comprender y institucionales y empresariales de conocimiento, es que la
explicar, tenía que ser construido a igual que su objeto. En moderna comunidad científica- dotada de un cierto capital
esta construcción del proceso del conocimiento se exigía, ade- intelectual y cultural, según el caso- se inscribe en comple-
más de los instrumentos del conocimiento (la ciencia mis- jas redes de poder que generalmente se ocultan o se disimu-
ma), un componente esencial, el acoplamiento del sujeto que lan. Relaciones de poder que la lanzan también a un campo
conoce, elemento co-constitutivo de todo el programa institu- de luchas “científicas” para detentar los no muy simbólicos
cional de la ciencia moderna. capitales económicos y de financiamiento. No obstante lo
Denominamos moderno a este conocimiento, especial- anterior, el positivismo como tradición cognoscitiva enmar-
mente en referencia a aquellas formas del mismo que se han ca estos procesos dentro de una racionalidad formalmente
constituido en hegemónicas, tanto por su orientación episté- altruista, simulando una desconexión entre conocimiento e
mica, su estructura de valores, como por sus modos de insti- “interés” e intentando con ello, esterilizar con sus prácticas
tucionalización. Nos estamos refiriendo a aquel cuerpo de las condiciones históricas e institucionales de nuestro críti-
conocimientos que estructurados y orientados al control y co momento científico actual.
dominio de la naturaleza y de la sociedad han adquirido legi- Del siglo XIX y XX hemos heredado la discusión, si la
timidad gracias a la aceptación que tanto la comunidad cien- ciencia por su propia capacidad de movimiento y de arrastre
tífica tiene de su orientación cognoscitiva como de la percep- pueda tirar o remolcar una sociedad resolviendo en ella los
ción que la sociedad tiene de él. En ese sentido el científico o problemas más urgentes de desigualdad y del medio ambien-
la comunidad científica no solo organiza y respalda el conoci- te, en definitiva, de la sociedad y de la relación sociedad y
miento que de ella emerge, sino que la inscribe como una naturaleza. Sin embargo, como se ha planteado de manera
relación de fuerza en su vínculo con la naturaleza a través de reiterada en la literatura especializada, la tecnología cientí-
la sociedad, formando parte también de una estructura cog- fica sólo puede satisfacer las necesidades y los propósitos para
noscitiva de carácter hegemónica. los cuales fue diseñada y esos propósitos están dispuestos y
No está demás recordar, que en este proceso de institu- delineados por las necesidades de una organización socio-
cionalización, el sujeto del proceso de conocimiento (el cien- económica mediada por estructuras de poder y de domina-
tífico) está inserto en determinadas relaciones sociales de ción. ¿Es posible que una sociedad fundada en una desigual e
poder y de dominación culturalmente situadas. Estas relacio- injusta distribución de recursos de poder (social, económica,
nes sociales que de alguna manera lo anteceden no permi- política, cultural y simbólica) pueda diseñar adecuadas es-
ten en ninguna de sus formas posibles, que el sujeto del co- tructuras de conocimiento y tecnología, para tratar eficazmen-

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dientes a producir el acontecimiento del que hablan, y esto nocimiento esté en un vínculo de “exterioridad” con la socie-
es lo crucial en el discurso científico. (Derrida, Jacques, dad en la cual está inscrito y por cuanto también, él es un
2005:52). producto social. Esta inserción en relaciones sociales y de
Es por lo anterior, que en la moderna estructuración de significación (cultura) son, a su vez, complejas relaciones de
la ciencia, nada preexiste, excepto el conocimiento acumu- poder, marcadas por una determinada historicidad social, don-
lado, siempre puesto a prueba, y las condiciones sociales e de las mediaciones culturales e institucionales, y en ella los
institucionales en las cuales se realiza el proyecto científico proyectos políticos de convivencia y conflicto, preexisten a la
moderno. Todo lo que contiene la ciencia es siempre un pre- labor del científico. Recordemos que el científico e inventor
sente sometido a crítica en función de un futuro, que en la del Renacimiento aún en su aislamiento, no escapaba a esta
performativa del discurso científico hace que los acontecimien- red de relaciones, como tampoco escapa a ello el científico
tos por ella anunciados, sobrevengan. Sin embargo, en este contemporáneo (el Da Vinci colectivo moderno).
proceso de estructuración de la ciencia, el sujeto que conoce Teniendo en cuenta esta perspectiva de encaje en redes
no estaba simplemente ahí, esperando para comprender y institucionales y empresariales de conocimiento, es que la
explicar, tenía que ser construido a igual que su objeto. En moderna comunidad científica- dotada de un cierto capital
esta construcción del proceso del conocimiento se exigía, ade- intelectual y cultural, según el caso- se inscribe en comple-
más de los instrumentos del conocimiento (la ciencia mis- jas redes de poder que generalmente se ocultan o se disimu-
ma), un componente esencial, el acoplamiento del sujeto que lan. Relaciones de poder que la lanzan también a un campo
conoce, elemento co-constitutivo de todo el programa institu- de luchas “científicas” para detentar los no muy simbólicos
cional de la ciencia moderna. capitales económicos y de financiamiento. No obstante lo
Denominamos moderno a este conocimiento, especial- anterior, el positivismo como tradición cognoscitiva enmar-
mente en referencia a aquellas formas del mismo que se han ca estos procesos dentro de una racionalidad formalmente
constituido en hegemónicas, tanto por su orientación episté- altruista, simulando una desconexión entre conocimiento e
mica, su estructura de valores, como por sus modos de insti- “interés” e intentando con ello, esterilizar con sus prácticas
tucionalización. Nos estamos refiriendo a aquel cuerpo de las condiciones históricas e institucionales de nuestro críti-
conocimientos que estructurados y orientados al control y co momento científico actual.
dominio de la naturaleza y de la sociedad han adquirido legi- Del siglo XIX y XX hemos heredado la discusión, si la
timidad gracias a la aceptación que tanto la comunidad cien- ciencia por su propia capacidad de movimiento y de arrastre
tífica tiene de su orientación cognoscitiva como de la percep- pueda tirar o remolcar una sociedad resolviendo en ella los
ción que la sociedad tiene de él. En ese sentido el científico o problemas más urgentes de desigualdad y del medio ambien-
la comunidad científica no solo organiza y respalda el conoci- te, en definitiva, de la sociedad y de la relación sociedad y
miento que de ella emerge, sino que la inscribe como una naturaleza. Sin embargo, como se ha planteado de manera
relación de fuerza en su vínculo con la naturaleza a través de reiterada en la literatura especializada, la tecnología cientí-
la sociedad, formando parte también de una estructura cog- fica sólo puede satisfacer las necesidades y los propósitos para
noscitiva de carácter hegemónica. los cuales fue diseñada y esos propósitos están dispuestos y
No está demás recordar, que en este proceso de institu- delineados por las necesidades de una organización socio-
cionalización, el sujeto del proceso de conocimiento (el cien- económica mediada por estructuras de poder y de domina-
tífico) está inserto en determinadas relaciones sociales de ción. ¿Es posible que una sociedad fundada en una desigual e
poder y de dominación culturalmente situadas. Estas relacio- injusta distribución de recursos de poder (social, económica,
nes sociales que de alguna manera lo anteceden no permi- política, cultural y simbólica) pueda diseñar adecuadas es-
ten en ninguna de sus formas posibles, que el sujeto del co- tructuras de conocimiento y tecnología, para tratar eficazmen-

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te los problemas de la sociedad, entre ellas la desigualdad y la ¿La crisis es el efecto de inadecuados vínculos ins-
exclusión? titucionales y comunicacionales entre el sistema
Salvador Edward Luria, premio Nobel de Medicina 1969, científico-tecnológico y la sociedad?
plantea en su libro, Autobiografía de un hombre de ciencia “que ¿Qué canales son los más apropiados para que fluya
la ciencia ni es responsable ni puede ser absuelta de los pro- una información científica adecuada para la toma de
blemas de la sociedad. Las preocupaciones de la sociedad, aún posiciones críticas frente al sistema científico-tecno-
las que se originan por los avances de la ciencia, como las lógico?
armas nucleares y el agotamiento de materiales esenciales,
reflejan males estructurales que causan unas aplicaciones Se trata de ejercer la crítica en el conocimiento pero tam-
imprudentes del conocimiento científico”. Por supuesto que bién en el reconocimiento que una determinada sociedad le
el impacto de estas “aplicaciones imprudentes del conocimien- concede a un conjunto de ciencias institucionalmente organiza-
to” y las percepciones que desde la sociedad se construyan en das como asimismo a sus agentes, sean estas instituciones
torno al desempeño de la ciencia, no son ajenas a la concep- científicas y/o académicas, incluyendo a sus científicos/as.
ción que la ciencia tiene de sí misma. Sin embargo, este hegemónico reconocimiento -para situar-
Delineados los contornos del problema, el propósito de este lo como problema- es un reconocimiento históricamente cons-
trabajo, es el de problematizar o deconstruir (en el código de truido que obliga a ejercer la crítica sobre el concepto mismo
Derrida), esos “males estructurales” a los cuales hace men- de ciencia, como también sobre la noción de crítica, inscrita
ción Luria, y que pesan como una impronta perversa en la en la estructura explicativa y cuestionadora de la ciencia
aplicación social y productiva de los productos científicos. Sin misma. Se trata en definitiva de determinar, de cómo sabe-
embargo, es importante implicar como lo hemos manifesta- mos que lo que sabemos es una información científica apro-
do, que parte del problema es la misma estructura del conoci- piada para legitimar y no para ejercer la crítica reflexiva so-
miento científico, que sesga desde su génesis la posible orien- bre las prácticas de científicos y especialistas.
tación e intencionalidad de su producto. Se desprenden de lo La construcción conceptual del problema, descansaría
anterior, un conjunto de interrogantes: sobre tres líneas de pensamiento:

¿Cuál es el papel de la ciencia y su relación con a. Sobre la validación del conocimiento científico por
la sociedad de la cual forma parte? las estructuras que lo producen;
¿La aplicación de los productos de la ciencia y la b. la validación de las relaciones sociales asumidas
tecnología, satisfacen necesidades sentidas o deseadas implícitamente en las lógicas del pensamiento
socialmente? científico, y legitimadas por la comunidad de cien-
¿Qué es lo que está en crisis, una forma de hacer tíficos y
ciencia o una modalidad hegemónica de ciencia aso- c. la validación que “desde afuera”, esto es desde la
ciada a una forma concreta de demandas socioeconó- sociedad, se elaboran sobre la ciencia: sus conoci-
micas y de estilo de crecimiento y de desarrollo? mientos, habilidades, usos y competencias, des-
¿Existe conciencia ciudadana de derechos o de mo- empeños y responsabilidades de sus practicantes
dalidades de resistencia que lo preserven de las lla- o agentes.
madas consecuencias “no intencionales o no desea-
das” de la aplicación de determinadas tecnologías?, I. Las estructuras del conocimiento científico
¿Existe alguna percepción de riesgo por la instrumen- El concepto que nos permite elaborar una concepción crí-
tación o el desarrollo de determinadas tecnologías? tica de la práctica científica hegemónica, -esto es la de sus

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te los problemas de la sociedad, entre ellas la desigualdad y la ¿La crisis es el efecto de inadecuados vínculos ins-
exclusión? titucionales y comunicacionales entre el sistema
Salvador Edward Luria, premio Nobel de Medicina 1969, científico-tecnológico y la sociedad?
plantea en su libro, Autobiografía de un hombre de ciencia “que ¿Qué canales son los más apropiados para que fluya
la ciencia ni es responsable ni puede ser absuelta de los pro- una información científica adecuada para la toma de
blemas de la sociedad. Las preocupaciones de la sociedad, aún posiciones críticas frente al sistema científico-tecno-
las que se originan por los avances de la ciencia, como las lógico?
armas nucleares y el agotamiento de materiales esenciales,
reflejan males estructurales que causan unas aplicaciones Se trata de ejercer la crítica en el conocimiento pero tam-
imprudentes del conocimiento científico”. Por supuesto que bién en el reconocimiento que una determinada sociedad le
el impacto de estas “aplicaciones imprudentes del conocimien- concede a un conjunto de ciencias institucionalmente organiza-
to” y las percepciones que desde la sociedad se construyan en das como asimismo a sus agentes, sean estas instituciones
torno al desempeño de la ciencia, no son ajenas a la concep- científicas y/o académicas, incluyendo a sus científicos/as.
ción que la ciencia tiene de sí misma. Sin embargo, este hegemónico reconocimiento -para situar-
Delineados los contornos del problema, el propósito de este lo como problema- es un reconocimiento históricamente cons-
trabajo, es el de problematizar o deconstruir (en el código de truido que obliga a ejercer la crítica sobre el concepto mismo
Derrida), esos “males estructurales” a los cuales hace men- de ciencia, como también sobre la noción de crítica, inscrita
ción Luria, y que pesan como una impronta perversa en la en la estructura explicativa y cuestionadora de la ciencia
aplicación social y productiva de los productos científicos. Sin misma. Se trata en definitiva de determinar, de cómo sabe-
embargo, es importante implicar como lo hemos manifesta- mos que lo que sabemos es una información científica apro-
do, que parte del problema es la misma estructura del conoci- piada para legitimar y no para ejercer la crítica reflexiva so-
miento científico, que sesga desde su génesis la posible orien- bre las prácticas de científicos y especialistas.
tación e intencionalidad de su producto. Se desprenden de lo La construcción conceptual del problema, descansaría
anterior, un conjunto de interrogantes: sobre tres líneas de pensamiento:

¿Cuál es el papel de la ciencia y su relación con a. Sobre la validación del conocimiento científico por
la sociedad de la cual forma parte? las estructuras que lo producen;
¿La aplicación de los productos de la ciencia y la b. la validación de las relaciones sociales asumidas
tecnología, satisfacen necesidades sentidas o deseadas implícitamente en las lógicas del pensamiento
socialmente? científico, y legitimadas por la comunidad de cien-
¿Qué es lo que está en crisis, una forma de hacer tíficos y
ciencia o una modalidad hegemónica de ciencia aso- c. la validación que “desde afuera”, esto es desde la
ciada a una forma concreta de demandas socioeconó- sociedad, se elaboran sobre la ciencia: sus conoci-
micas y de estilo de crecimiento y de desarrollo? mientos, habilidades, usos y competencias, des-
¿Existe conciencia ciudadana de derechos o de mo- empeños y responsabilidades de sus practicantes
dalidades de resistencia que lo preserven de las lla- o agentes.
madas consecuencias “no intencionales o no desea-
das” de la aplicación de determinadas tecnologías?, I. Las estructuras del conocimiento científico
¿Existe alguna percepción de riesgo por la instrumen- El concepto que nos permite elaborar una concepción crí-
tación o el desarrollo de determinadas tecnologías? tica de la práctica científica hegemónica, -esto es la de sus

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“arreglos” institucionales, modalidades organizativas, estruc- este concepto de cultura científica, nada dice sobre el con-
turas teóricas de conocimiento, como también de sus practi- tenido cognoscitivo de las teorías, sino sobre la configuración
cantes, competencias, desempeños e impactos de sus pro- de un determinado “hábito reflexivo e ilustrado” en los agen-
ductos dominantes en una sociedad determinada-, es el con- tes individuales de las producción científica, asentada en con-
cepto de racionalidad. venciones institucionalmente decantadas.
Recordemos que Max Weber elabora el concepto de racio- En otra línea de argumentación, Michel Foucault define
nalidad, específicamente el de “racionalidad con arreglo a fi- estos procesos en lo que él denomina voluntad de verdad, pro-
nes”, para caracterizar al capitalismo como sistema, particu- cesos que descansan en un soporte institucional que, como
larmente la dinámica e intensidad de su actividad económi- todo sistema delimita, acota y excluye prácticas. Este arma-
ca, el intercambio social presidido por el derecho privado bur- zón institucional tiene a su vez, como elementos que lo soli-
gués y la dominación racional-legal burocrática. Sin embar- difican, un conjunto de prácticas de naturaleza formativa,
go, en lo que concierne a este trabajo, nos interesa hacer sistemas de referencia bibliográfica, bibliotecas y centros de
extensivo el concepto a la aplicación de criterios de decisión documentación, laboratorios e institutos de investigación,
racional en el ámbito de las estructuras del conocimiento cien- además de los clásicos y vidas ejemplares dignos de imitar.
tífico. Se hablará entonces de una racionalidad instrumental. Sin embargo, esta voluntad de saber es escoltada por una es-
En una concepción “dura” de ciencia, esta se constituye tructura de poder, que tiene que ver con la forma en que ese
a partir de un conjunto sistemático y coherente de conoci- saber se relaciona con la sociedad, y por la manera en que es
mientos cuya validez es de carácter universal, ya que se legitimado, valorado, socializado, distribuido y por supuesto, a
construye en articulación con una metodología única y fia- que instituciones o prácticas esa “verdad” es atribuida
ble, cuya capacidad instrumental es la de extraer del caos (Foucault,1999:22).
circundante una racionalidad que de cuenta del orden subya- En ese sentido, hablar de cultura científica, exige hacer
cente a todas las cosas. Entenderemos, entonces, por racio- referencia a un conjunto de representaciones colectivas,
nalidad científica a la organización de una determinada es- creencias que penetran la matriz básica de una estructura
tructura de conocimiento articulada a una modalidad de ac- de conocimiento, estilos cognitivos y giros semánticos y de
ción, que es racional con respecto a sus fines. Se desprende lenguajes, que una comunidad científica institucionaliza
de lo anterior, y como efecto de la creciente y escalonada “ra- como parte de su identidad. Sin embargo, esta cultura cientí-
cionalización” de la sociedad, que esta sería también el re- fica tal como la entendemos aquí rebasa en parte a la misma
sultado de las consecuencias “benéficas” de la institucionali- comunidad científica porque está anclada en las propias es-
zación de la modernidad científico-técnica. tructuras del conocimiento. De manera que los efectos del
No obstante lo anterior, “las aplicaciones imprudentes del progreso científico-técnico, considerados en los análisis de la
conocimiento científico” de la cual nos habla Luria, solo se- propia ciencia, no conllevan una perspectiva crítica-reflexiva
rían “perturbaciones” que se interpretarían como consecuen- del proceso social que da origen a la relación sociedad-natu-
cias no deseadas o no intencionales, y no tendrían porqué raleza. De esta forma es prácticamente imposible a juicio de
contradecir la objetividad de la ciencia y su “espíritu” altruis- Habermas, que se pueda derivar de la propia ciencia “un con-
ta. Veamos este aspecto. trol autoconsciente” (Habermas, 1989: 60).
El contexto societal entendido como un proceso de insti- En realidad, parte de la crisis de la ciencia no está solo,
tucionalización de relaciones sociales mediadas por una cul- como dice Luria, en “las aplicaciones imprudentes del cono-
tura cuyo contenido es el de la modernidad científica técnica, cimiento científico”, sino en la estructura del proceso del
obliga analíticamente a conectar el concepto de racionalidad conocimiento mismo. Dicho de otra manera, no solo es una
con el concepto de cultura científica. Habermas expresa que crisis de vínculos de la ciencia con la sociedad (interés), sino

10 11
“arreglos” institucionales, modalidades organizativas, estruc- este concepto de cultura científica, nada dice sobre el con-
turas teóricas de conocimiento, como también de sus practi- tenido cognoscitivo de las teorías, sino sobre la configuración
cantes, competencias, desempeños e impactos de sus pro- de un determinado “hábito reflexivo e ilustrado” en los agen-
ductos dominantes en una sociedad determinada-, es el con- tes individuales de las producción científica, asentada en con-
cepto de racionalidad. venciones institucionalmente decantadas.
Recordemos que Max Weber elabora el concepto de racio- En otra línea de argumentación, Michel Foucault define
nalidad, específicamente el de “racionalidad con arreglo a fi- estos procesos en lo que él denomina voluntad de verdad, pro-
nes”, para caracterizar al capitalismo como sistema, particu- cesos que descansan en un soporte institucional que, como
larmente la dinámica e intensidad de su actividad económi- todo sistema delimita, acota y excluye prácticas. Este arma-
ca, el intercambio social presidido por el derecho privado bur- zón institucional tiene a su vez, como elementos que lo soli-
gués y la dominación racional-legal burocrática. Sin embar- difican, un conjunto de prácticas de naturaleza formativa,
go, en lo que concierne a este trabajo, nos interesa hacer sistemas de referencia bibliográfica, bibliotecas y centros de
extensivo el concepto a la aplicación de criterios de decisión documentación, laboratorios e institutos de investigación,
racional en el ámbito de las estructuras del conocimiento cien- además de los clásicos y vidas ejemplares dignos de imitar.
tífico. Se hablará entonces de una racionalidad instrumental. Sin embargo, esta voluntad de saber es escoltada por una es-
En una concepción “dura” de ciencia, esta se constituye tructura de poder, que tiene que ver con la forma en que ese
a partir de un conjunto sistemático y coherente de conoci- saber se relaciona con la sociedad, y por la manera en que es
mientos cuya validez es de carácter universal, ya que se legitimado, valorado, socializado, distribuido y por supuesto, a
construye en articulación con una metodología única y fia- que instituciones o prácticas esa “verdad” es atribuida
ble, cuya capacidad instrumental es la de extraer del caos (Foucault,1999:22).
circundante una racionalidad que de cuenta del orden subya- En ese sentido, hablar de cultura científica, exige hacer
cente a todas las cosas. Entenderemos, entonces, por racio- referencia a un conjunto de representaciones colectivas,
nalidad científica a la organización de una determinada es- creencias que penetran la matriz básica de una estructura
tructura de conocimiento articulada a una modalidad de ac- de conocimiento, estilos cognitivos y giros semánticos y de
ción, que es racional con respecto a sus fines. Se desprende lenguajes, que una comunidad científica institucionaliza
de lo anterior, y como efecto de la creciente y escalonada “ra- como parte de su identidad. Sin embargo, esta cultura cientí-
cionalización” de la sociedad, que esta sería también el re- fica tal como la entendemos aquí rebasa en parte a la misma
sultado de las consecuencias “benéficas” de la institucionali- comunidad científica porque está anclada en las propias es-
zación de la modernidad científico-técnica. tructuras del conocimiento. De manera que los efectos del
No obstante lo anterior, “las aplicaciones imprudentes del progreso científico-técnico, considerados en los análisis de la
conocimiento científico” de la cual nos habla Luria, solo se- propia ciencia, no conllevan una perspectiva crítica-reflexiva
rían “perturbaciones” que se interpretarían como consecuen- del proceso social que da origen a la relación sociedad-natu-
cias no deseadas o no intencionales, y no tendrían porqué raleza. De esta forma es prácticamente imposible a juicio de
contradecir la objetividad de la ciencia y su “espíritu” altruis- Habermas, que se pueda derivar de la propia ciencia “un con-
ta. Veamos este aspecto. trol autoconsciente” (Habermas, 1989: 60).
El contexto societal entendido como un proceso de insti- En realidad, parte de la crisis de la ciencia no está solo,
tucionalización de relaciones sociales mediadas por una cul- como dice Luria, en “las aplicaciones imprudentes del cono-
tura cuyo contenido es el de la modernidad científica técnica, cimiento científico”, sino en la estructura del proceso del
obliga analíticamente a conectar el concepto de racionalidad conocimiento mismo. Dicho de otra manera, no solo es una
con el concepto de cultura científica. Habermas expresa que crisis de vínculos de la ciencia con la sociedad (interés), sino

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que es también una crisis desde adentro, de la propia estruc- analíticas, está en esa caracterización que el eminente his-
tura del conocimiento y que descansa en ese conjunto de toriador argentino Rodolfo Puiggrós señalaba al manifestar
creencias que hunden sus raíces en la matriz básica de la que el “positivismo sumaba el empirismo al racionalismo y
ciencia (conocimiento). Sin embargo, el análisis de la interre- ofrecía a sus adeptos un frío instrumento de investigación
lación entre conocimiento e interés desarrollado por Habermas, que divorciaba la ciencia de la vida y hacía del cosmos un
se apoya en la concepción de que una crítica radical del cono- gigantesco cadáver” (Puiggrós, 1972: 54). Esta concepción
cimiento solo es aceptable en cuanto teoría de la sociedad científica que con fruición describe Puiggrós, compromete una
(Habermas, 1989: 9). Descifrando el problema, este comenza- actitud teórica que exime al conocimiento científico (parti-
ría en la aparente desconexión que se produce entre conoci- cularmente a su estructura) de la fastidiosa presencia de los
miento e interés (Habermas, 1984:161). intereses habituales o prácticos del mundo de la vida. Con-
Para desarrollar la idea de la desconexión, Habermas cla- cepción que como dijera Bruno Latour, configuró la solución
sifica a las ciencias en tres categorías: moderna e inscribió el conocimiento como un conocimiento
Las ciencias empírico-analíticas, que contienen a las cien- de seres vivos y de cosas, en donde el primero pertenece a la
cias de la naturaleza y segmentos de las ciencias sociales sociedad y el segundo a la naturaleza (Latour, Bruno, 2001:231).
con pretensiones nomotéticas, cuyo propósito es el de produ- Este conocimiento al describir conceptualmente sus
cir, obviamente, conocimiento nomológico. Dado el carácter universos de acuerdo a un orden compatible con la enuncia-
lógico de este conjunto de ciencias, el interés que las orienta ción de determinaciones, invariantes y leyes, entendía que
es técnico, tendientes al cálculo y control de la realidad tanto lo que describía es tal como es. Bajo el rótulo de la “neutrali-
natural como social, orientación que bajo determinadas condi- dad valorativa” se codificó, en su praxis, la moderna ciencia y
ciones permiten hacer pronósticos. Por tanto, la intención de se sancionó un compromiso incondicional de la ciencia con
estas ciencias es someter la realidad a la voluntad humana. la ciencia misma que descansaba en una premisa epistemo-
Las ciencias histórico-hermenéuticas, que comprenden a las lógica que separaba el conocimiento del interés; y con ello
humanidades, en ellas, a las ciencias históricas y a las simuló haber develado el orden esencial de las cosas en co-
“gramáticas” simbólico culturales y del lenguaje, cuyo objetivo nexión ideal con la naturaleza y la sociedad. En el plano lógi-
es el conocimiento ideográfico. Estas disciplinas están conce- co esto corresponde, siguiendo a Habermas, a una tajante
bidas y orientadas por un interés práctico, ya que su propósito distinción entre enunciados descriptivos y normativos, dis-
es la comunicación, el reconocimiento y la interacción social. tinción semántica que segrega los contenidos propiamente
Y las ciencias de la acción sistemáticas (las ciencias so- cognitivos de los afectivos o simbólicos expresivos. Insertas
ciales) que como ciencias configuradas en torno a la crítica, estas estructuras de conocimientos en la cotidianidad de
tienen como finalidad un interés emancipador. Estos sabe- nuestras sociedades, se construía de manera paralela y yux-
res científicos, en tanto se orientan hacia la crítica de los tapuesta una “realidad de excepción” que contraponía “al puro
sistemas de alienación y dominación, lo hacen por medio de ser a un abstracto deber” (Habermas, 1984:163). Esta utopía
una razón cuya conciencia es esencialmente autoreflexiva. objetivista dispara hacia delante un imaginario científico que
(Habermas, 1984:169-171). Para los propósitos de este trabajo ha configurado realidades que son duras, porque están es-
vamos a prestarle atención a la primera, ya que a diferencia tructuradas de acuerdo a leyes concebidas como inmanen-
de las ciencias de la acción cuya razón está vinculada explí- tes a la realidad misma.
citamente al interés emancipador, en las ciencias empírico- Por supuesto que con este modo de presentar el conocimien-
analíticas este vínculo con el control y la dominación a través to en relación con la sociedad, el positivismo disfraza y disimula
del cálculo, se nos presenta escamoteado. el carácter esencialmente social de las experiencias científi-
La concepción preeminente de las ciencias empírico- cas, ya que estas se constituyen de manera previa a nuestra

12 13
que es también una crisis desde adentro, de la propia estruc- analíticas, está en esa caracterización que el eminente his-
tura del conocimiento y que descansa en ese conjunto de toriador argentino Rodolfo Puiggrós señalaba al manifestar
creencias que hunden sus raíces en la matriz básica de la que el “positivismo sumaba el empirismo al racionalismo y
ciencia (conocimiento). Sin embargo, el análisis de la interre- ofrecía a sus adeptos un frío instrumento de investigación
lación entre conocimiento e interés desarrollado por Habermas, que divorciaba la ciencia de la vida y hacía del cosmos un
se apoya en la concepción de que una crítica radical del cono- gigantesco cadáver” (Puiggrós, 1972: 54). Esta concepción
cimiento solo es aceptable en cuanto teoría de la sociedad científica que con fruición describe Puiggrós, compromete una
(Habermas, 1989: 9). Descifrando el problema, este comenza- actitud teórica que exime al conocimiento científico (parti-
ría en la aparente desconexión que se produce entre conoci- cularmente a su estructura) de la fastidiosa presencia de los
miento e interés (Habermas, 1984:161). intereses habituales o prácticos del mundo de la vida. Con-
Para desarrollar la idea de la desconexión, Habermas cla- cepción que como dijera Bruno Latour, configuró la solución
sifica a las ciencias en tres categorías: moderna e inscribió el conocimiento como un conocimiento
Las ciencias empírico-analíticas, que contienen a las cien- de seres vivos y de cosas, en donde el primero pertenece a la
cias de la naturaleza y segmentos de las ciencias sociales sociedad y el segundo a la naturaleza (Latour, Bruno, 2001:231).
con pretensiones nomotéticas, cuyo propósito es el de produ- Este conocimiento al describir conceptualmente sus
cir, obviamente, conocimiento nomológico. Dado el carácter universos de acuerdo a un orden compatible con la enuncia-
lógico de este conjunto de ciencias, el interés que las orienta ción de determinaciones, invariantes y leyes, entendía que
es técnico, tendientes al cálculo y control de la realidad tanto lo que describía es tal como es. Bajo el rótulo de la “neutrali-
natural como social, orientación que bajo determinadas condi- dad valorativa” se codificó, en su praxis, la moderna ciencia y
ciones permiten hacer pronósticos. Por tanto, la intención de se sancionó un compromiso incondicional de la ciencia con
estas ciencias es someter la realidad a la voluntad humana. la ciencia misma que descansaba en una premisa epistemo-
Las ciencias histórico-hermenéuticas, que comprenden a las lógica que separaba el conocimiento del interés; y con ello
humanidades, en ellas, a las ciencias históricas y a las simuló haber develado el orden esencial de las cosas en co-
“gramáticas” simbólico culturales y del lenguaje, cuyo objetivo nexión ideal con la naturaleza y la sociedad. En el plano lógi-
es el conocimiento ideográfico. Estas disciplinas están conce- co esto corresponde, siguiendo a Habermas, a una tajante
bidas y orientadas por un interés práctico, ya que su propósito distinción entre enunciados descriptivos y normativos, dis-
es la comunicación, el reconocimiento y la interacción social. tinción semántica que segrega los contenidos propiamente
Y las ciencias de la acción sistemáticas (las ciencias so- cognitivos de los afectivos o simbólicos expresivos. Insertas
ciales) que como ciencias configuradas en torno a la crítica, estas estructuras de conocimientos en la cotidianidad de
tienen como finalidad un interés emancipador. Estos sabe- nuestras sociedades, se construía de manera paralela y yux-
res científicos, en tanto se orientan hacia la crítica de los tapuesta una “realidad de excepción” que contraponía “al puro
sistemas de alienación y dominación, lo hacen por medio de ser a un abstracto deber” (Habermas, 1984:163). Esta utopía
una razón cuya conciencia es esencialmente autoreflexiva. objetivista dispara hacia delante un imaginario científico que
(Habermas, 1984:169-171). Para los propósitos de este trabajo ha configurado realidades que son duras, porque están es-
vamos a prestarle atención a la primera, ya que a diferencia tructuradas de acuerdo a leyes concebidas como inmanen-
de las ciencias de la acción cuya razón está vinculada explí- tes a la realidad misma.
citamente al interés emancipador, en las ciencias empírico- Por supuesto que con este modo de presentar el conocimien-
analíticas este vínculo con el control y la dominación a través to en relación con la sociedad, el positivismo disfraza y disimula
del cálculo, se nos presenta escamoteado. el carácter esencialmente social de las experiencias científi-
La concepción preeminente de las ciencias empírico- cas, ya que estas se constituyen de manera previa a nuestra

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práctica, al insertarse en un mundo social que nos antecede y hemos aludido. Recordemos que la idea de la selección natural
que moldea culturalmente nuestras orientaciones de acción. de Charles Darwin o de la “gravedad” como fuerza de Isaac
Con ello obscurece y escamotea la posibilidad que la concien- Newton, son metáforas. Igualmente es la idea de la “mano
cia científica devele la íntima conexión “del conocimiento con invisible” de Adam Smith.
los intereses del mundo de la vida” (Habermas, 1984: 165). En su trabajo, El uso trascendente de las metáforas en la
Esta orientación de acción que en la esfera del conoci- ciencia, nos dice Galaty, que en el esfuerzo del conocimiento
miento científico designamos como racionalización, tiene en por abarcar y explicar la realidad de las cosas más allá de los
el ámbito de la acción colectiva de los grupos o sectores de la límites que establece la estructura del conocimiento científi-
sociedad el calificativo de ideología. Una “ideología científi- co, la ciencia recurrirá a la metáfora y desarrollará un len-
ca” que se exterioriza en “la irreflexiva vinculación a intere- guaje que poco tiene que ver con la experiencia sensorial
ses por parte de una conciencia solo en apariencia autóno- directa; experiencia sensorial que, como se sabe, está me-
ma” (Habermas, 1984: 173). Con Habermas entendemos por diada instrumentalmente por la tecnología. La metáfora es
objetivismo a la concepción que de manera candorosa identifi- entonces el lenguaje que nos permite articular lo conocido
ca los enunciados con el estado de las cosas. Dicha concep- con lo desconocido.
ción equipara los modelos matemáticos o las magnitudes Volviendo a algunos de nuestros ejemplos, la metáfora de
empíricas que se personifican en los enunciados teóricos, la idea de la gravedad como fuerza, descansa en el concepto
como existentes “en sí”. En consecuencia, los productos cien- de fuerza como un “empuje activo”, donde la fuerza se entien-
tíficos se desencajan del marco cultural de la sociedad, al haber de a modo de un movimiento físico como en el fútbol, a la
dispensado al conocimiento de cualquier vínculo con la so- manera que el balón sale disparado por la determinación y
ciedad de la cual forma parte. energía de una “patada”. Pero la idea de una fuerza de la
Esta ilusión objetivista inscribe en la estructura de la cien- gravedad, como expresa Galaty, sin un mecanismo físico es
cia la idea de que existe en la realidad “un en-si de hechos en realidad una metáfora. También es famosa la metáfora de
estructurados conforme a leyes”, escamoteándole al conoci- Galileo, al manifestar con la ingenua convicción de un cientí-
miento la posibilidad de descifrar procesos sociales en la cons- fico de época (renacentista) en Il Saggiatore, que el libro del
titución de estos hechos, al no permitirle tomar conciencia universo “está escrito en lengua matemática y los caracteres
de la profunda interrelación que tiene el conocimiento con son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, en las cua-
los intereses prácticos de la sociedad. Dice Habermas: “El error les es imposible entender humanamente algo. Sin esta lengua
está al alcance de la mano: si la teoría, en el sentido de la todo es un agitarse vanamente en un oscuro laberinto”.
gran tradición, incidió en la vida, es porque fingió haber des- Como se sabe, esta idea de que el lenguaje de la natura-
cubierto en el orden cósmico una conexión ideal del mundo”. leza es el lenguaje de las matemáticas, es el fundamento de
(...) “La teoría no quedaba instalada en la cultura por haber una cientificidad que ha orientado el quehacer y desarrollo
emancipado al conocimiento respecto del interés, sino, in- de las ciencias hasta ahora. La idea que la estructura de la
versamente, por tener que agradecer el encubrimiento de su naturaleza ( y de la sociedad para algunos científicos sociales
propio interés a una fuerza pseudo normativa”. (Las cursivas positivistas) es intrínsecamente matemática, -algo así como
son del autor) (Habermas, 1984:165-166). su código oculto que permite leerla científicamente-, está
fuertemente implantada en algunas de las corrientes mas
Las metáforas: Herramienta analítica o duras y ortodoxas de la ciencia. Por supuesto, que el problema
instrumento de mistificación no es la mediación matemática en la estructura del conoci-
El uso acrítico de metáforas en la ciencia ilustra este pro- miento, el problema es creer que la estructura interior, in-
ceso de fetichización o cosificación del conocimiento al que herente a la naturaleza de las cosas, es realmente el de las

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práctica, al insertarse en un mundo social que nos antecede y hemos aludido. Recordemos que la idea de la selección natural
que moldea culturalmente nuestras orientaciones de acción. de Charles Darwin o de la “gravedad” como fuerza de Isaac
Con ello obscurece y escamotea la posibilidad que la concien- Newton, son metáforas. Igualmente es la idea de la “mano
cia científica devele la íntima conexión “del conocimiento con invisible” de Adam Smith.
los intereses del mundo de la vida” (Habermas, 1984: 165). En su trabajo, El uso trascendente de las metáforas en la
Esta orientación de acción que en la esfera del conoci- ciencia, nos dice Galaty, que en el esfuerzo del conocimiento
miento científico designamos como racionalización, tiene en por abarcar y explicar la realidad de las cosas más allá de los
el ámbito de la acción colectiva de los grupos o sectores de la límites que establece la estructura del conocimiento científi-
sociedad el calificativo de ideología. Una “ideología científi- co, la ciencia recurrirá a la metáfora y desarrollará un len-
ca” que se exterioriza en “la irreflexiva vinculación a intere- guaje que poco tiene que ver con la experiencia sensorial
ses por parte de una conciencia solo en apariencia autóno- directa; experiencia sensorial que, como se sabe, está me-
ma” (Habermas, 1984: 173). Con Habermas entendemos por diada instrumentalmente por la tecnología. La metáfora es
objetivismo a la concepción que de manera candorosa identifi- entonces el lenguaje que nos permite articular lo conocido
ca los enunciados con el estado de las cosas. Dicha concep- con lo desconocido.
ción equipara los modelos matemáticos o las magnitudes Volviendo a algunos de nuestros ejemplos, la metáfora de
empíricas que se personifican en los enunciados teóricos, la idea de la gravedad como fuerza, descansa en el concepto
como existentes “en sí”. En consecuencia, los productos cien- de fuerza como un “empuje activo”, donde la fuerza se entien-
tíficos se desencajan del marco cultural de la sociedad, al haber de a modo de un movimiento físico como en el fútbol, a la
dispensado al conocimiento de cualquier vínculo con la so- manera que el balón sale disparado por la determinación y
ciedad de la cual forma parte. energía de una “patada”. Pero la idea de una fuerza de la
Esta ilusión objetivista inscribe en la estructura de la cien- gravedad, como expresa Galaty, sin un mecanismo físico es
cia la idea de que existe en la realidad “un en-si de hechos en realidad una metáfora. También es famosa la metáfora de
estructurados conforme a leyes”, escamoteándole al conoci- Galileo, al manifestar con la ingenua convicción de un cientí-
miento la posibilidad de descifrar procesos sociales en la cons- fico de época (renacentista) en Il Saggiatore, que el libro del
titución de estos hechos, al no permitirle tomar conciencia universo “está escrito en lengua matemática y los caracteres
de la profunda interrelación que tiene el conocimiento con son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, en las cua-
los intereses prácticos de la sociedad. Dice Habermas: “El error les es imposible entender humanamente algo. Sin esta lengua
está al alcance de la mano: si la teoría, en el sentido de la todo es un agitarse vanamente en un oscuro laberinto”.
gran tradición, incidió en la vida, es porque fingió haber des- Como se sabe, esta idea de que el lenguaje de la natura-
cubierto en el orden cósmico una conexión ideal del mundo”. leza es el lenguaje de las matemáticas, es el fundamento de
(...) “La teoría no quedaba instalada en la cultura por haber una cientificidad que ha orientado el quehacer y desarrollo
emancipado al conocimiento respecto del interés, sino, in- de las ciencias hasta ahora. La idea que la estructura de la
versamente, por tener que agradecer el encubrimiento de su naturaleza ( y de la sociedad para algunos científicos sociales
propio interés a una fuerza pseudo normativa”. (Las cursivas positivistas) es intrínsecamente matemática, -algo así como
son del autor) (Habermas, 1984:165-166). su código oculto que permite leerla científicamente-, está
fuertemente implantada en algunas de las corrientes mas
Las metáforas: Herramienta analítica o duras y ortodoxas de la ciencia. Por supuesto, que el problema
instrumento de mistificación no es la mediación matemática en la estructura del conoci-
El uso acrítico de metáforas en la ciencia ilustra este pro- miento, el problema es creer que la estructura interior, in-
ceso de fetichización o cosificación del conocimiento al que herente a la naturaleza de las cosas, es realmente el de las

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matemáticas. La realidad de las cosas humanas y no huma- despliega como si fuera parte de su propia estructura, el con-
nas se ha mistificado en virtud de la metáfora y la vida se ha trol y dominio sobre la naturaleza o sobre la sociedad, me-
inmolado en el altar de la cuantificación. diante una institucionalización de saberes y controles que
Este proceso de mistificación y desencaje de la ciencia con hace irreconocible, por tanto, el dominio de lo político. El reco-
respecto a la sociedad tiene como corolario la última de las nocimiento de la naturaleza como sujeto y no como objeto, tal
metáforas científicas trascendentes, que es la de la ciencia como lo argumenta Morin, requiere de un proyecto alternati-
desplegada no en la estructura de la sociedad, sino en sí mis- vo que inscriba la acción en una nueva estructura científica,
ma. Otra lectura de esta metáfora, en una perspectiva des- de una ciencia con conciencia y con ética. (Morin, 1984: 35).
mistificadora, es el enunciado de que “ciencia es todo aquello Como se ha argumentado, la concepción tradicional de la
que hacen los científicos social y culturalmente situados". ciencia éticamente reflexiva es impensable dada la existen-
Sin embargo esta sólo puede ser comprendida en el marco de cia de una estructura de conocimiento cuyas determinacio-
las concepciones constructivistas que, cómo reacción anti- nes y relaciones (de causalidad) están siempre afuera, como
positivista, no consideran al conocimiento científico como un causas externas. Inscrita en una estructura monológica de
dato exterior que bastaría observarlo para aprehenderlo, en pensamiento, la concepción tradicional de la ciencia “se basa
tanto esté el resultado de la interacción del científico con su en la firme convicción de que hay algo completamente objetivo
medio social. Sobre esto nos referiremos al final del trabajo. ‘ahí afuera’ (por ejemplo las leyes sociohistóricas) y que la mente
podrá comprenderlas sólo si se inventan las teorías adecuadas
II. La comunidad de científicos. y se inventan los métodos adecuados”. (Heller.2000. 15)
Es importante subrayar la necesidad de construir una cien- Desde las perspectivas de la ciencia tradicional, esto es
cia crítica en el ejercicio de una crítica de la ciencia, para que del canon clásico, el científico tenía que descomponer la ma-
esté en capacidad de develar siempre las específicas conexio- teria y examinar sus componentes uno tras otro. Este proce-
nes existentes entre las reglas lógico-metódicas e intereses der denominado como analítico, proporcionaba una visión de
que guían el conocimiento. En ese sentido, hay que interpre- la realidad en su estado puro. El fundamento de este progra-
tar que el saber empírico-analítico, es continuamente “un ma de investigación de la ciencia clásica descansaba en el
saber de posibles pronósticos” cuya viabilidad técnica no sólo axioma de la progresión inexorable hacia el saber absoluto
está en las pretensiones de dominio y control de la realidad, que aunado a la certeza de que los logros son acumulativos,
sino que se expresa también, y no siempre de manera expli- iluminaba tanto los objetivos como los procedimientos de la
cita, en el protocolo implícito de la estructura del conocimiento investigación científica, siempre en una relación de exterio-
mediante la cual aplicamos la teoría a la realidad. Lo anterior ridad con respecto al objeto de conocimiento.
sólo puede ser comprendido en la perspectiva de una crecien- Hoy disponemos de una nueva perspectiva que rompe con
te racionalización de la sociedad como sociedad moderna y que el canon clásico y en su lugar propone como objeto de estudio
depende por ello, de la institucionalización del incesante y lo que en la ciencias de la complejidad denominan sistemas
expansivo progreso científico técnico. La referencia en este dinámicos, que se caracterizan por un comportamiento irre-
acápite es expresa, es ahora la referencia a las comunidades gular, variable y discontinuo, dado que estos sistemas conlle-
científicas organizadas institucionalmente. van niveles más crecientes y complejos de organización. Como
En este progresivo y creciente proceso de institucionali- se sabe, la física clásica tenía en sus aspiraciones descifrar
zación de saberes, tecnologías y sistemas, la racionalidad que las regularidades, expresión de lo inmutable y afirmación del
se impone, es una racionalidad que es sospechosa de ocultar comportamiento estable y ordenado. Esta concepción newto-
el dominio de lo político, a través de una razón técnica que al niana del universo conllevaba la concepción de entender el
encajar con un tipo de acción racional (con arreglo a fines) desorden como destructor versus el orden como creación.

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matemáticas. La realidad de las cosas humanas y no huma- despliega como si fuera parte de su propia estructura, el con-
nas se ha mistificado en virtud de la metáfora y la vida se ha trol y dominio sobre la naturaleza o sobre la sociedad, me-
inmolado en el altar de la cuantificación. diante una institucionalización de saberes y controles que
Este proceso de mistificación y desencaje de la ciencia con hace irreconocible, por tanto, el dominio de lo político. El reco-
respecto a la sociedad tiene como corolario la última de las nocimiento de la naturaleza como sujeto y no como objeto, tal
metáforas científicas trascendentes, que es la de la ciencia como lo argumenta Morin, requiere de un proyecto alternati-
desplegada no en la estructura de la sociedad, sino en sí mis- vo que inscriba la acción en una nueva estructura científica,
ma. Otra lectura de esta metáfora, en una perspectiva des- de una ciencia con conciencia y con ética. (Morin, 1984: 35).
mistificadora, es el enunciado de que “ciencia es todo aquello Como se ha argumentado, la concepción tradicional de la
que hacen los científicos social y culturalmente situados". ciencia éticamente reflexiva es impensable dada la existen-
Sin embargo esta sólo puede ser comprendida en el marco de cia de una estructura de conocimiento cuyas determinacio-
las concepciones constructivistas que, cómo reacción anti- nes y relaciones (de causalidad) están siempre afuera, como
positivista, no consideran al conocimiento científico como un causas externas. Inscrita en una estructura monológica de
dato exterior que bastaría observarlo para aprehenderlo, en pensamiento, la concepción tradicional de la ciencia “se basa
tanto esté el resultado de la interacción del científico con su en la firme convicción de que hay algo completamente objetivo
medio social. Sobre esto nos referiremos al final del trabajo. ‘ahí afuera’ (por ejemplo las leyes sociohistóricas) y que la mente
podrá comprenderlas sólo si se inventan las teorías adecuadas
II. La comunidad de científicos. y se inventan los métodos adecuados”. (Heller.2000. 15)
Es importante subrayar la necesidad de construir una cien- Desde las perspectivas de la ciencia tradicional, esto es
cia crítica en el ejercicio de una crítica de la ciencia, para que del canon clásico, el científico tenía que descomponer la ma-
esté en capacidad de develar siempre las específicas conexio- teria y examinar sus componentes uno tras otro. Este proce-
nes existentes entre las reglas lógico-metódicas e intereses der denominado como analítico, proporcionaba una visión de
que guían el conocimiento. En ese sentido, hay que interpre- la realidad en su estado puro. El fundamento de este progra-
tar que el saber empírico-analítico, es continuamente “un ma de investigación de la ciencia clásica descansaba en el
saber de posibles pronósticos” cuya viabilidad técnica no sólo axioma de la progresión inexorable hacia el saber absoluto
está en las pretensiones de dominio y control de la realidad, que aunado a la certeza de que los logros son acumulativos,
sino que se expresa también, y no siempre de manera expli- iluminaba tanto los objetivos como los procedimientos de la
cita, en el protocolo implícito de la estructura del conocimiento investigación científica, siempre en una relación de exterio-
mediante la cual aplicamos la teoría a la realidad. Lo anterior ridad con respecto al objeto de conocimiento.
sólo puede ser comprendido en la perspectiva de una crecien- Hoy disponemos de una nueva perspectiva que rompe con
te racionalización de la sociedad como sociedad moderna y que el canon clásico y en su lugar propone como objeto de estudio
depende por ello, de la institucionalización del incesante y lo que en la ciencias de la complejidad denominan sistemas
expansivo progreso científico técnico. La referencia en este dinámicos, que se caracterizan por un comportamiento irre-
acápite es expresa, es ahora la referencia a las comunidades gular, variable y discontinuo, dado que estos sistemas conlle-
científicas organizadas institucionalmente. van niveles más crecientes y complejos de organización. Como
En este progresivo y creciente proceso de institucionali- se sabe, la física clásica tenía en sus aspiraciones descifrar
zación de saberes, tecnologías y sistemas, la racionalidad que las regularidades, expresión de lo inmutable y afirmación del
se impone, es una racionalidad que es sospechosa de ocultar comportamiento estable y ordenado. Esta concepción newto-
el dominio de lo político, a través de una razón técnica que al niana del universo conllevaba la concepción de entender el
encajar con un tipo de acción racional (con arreglo a fines) desorden como destructor versus el orden como creación.

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Para la visión del cientista del siglo XVII y XVIII, el reloj definición operativa, no puede concebirse como sistema so-
es la metáfora perfecta de este universo mecanizado, es la cial. (Maturana, 1997:15-18)
imitación ideal de una naturaleza que se despliega mediante Pero también significa tomar conciencia de que en un
automatismos y cuyo orden es inmutable, condición dada en mundo cada vez más complejo, heterogéneo e interdependien-
conformidad con las leyes de su movimiento. Sin embargo, el te entre los sistemas de seres vivos, ya sean los de la natura-
siglo XIX va a reemplazar esta imagen por la máquina de va- leza o de la sociedad, la aplicación de modelos de conocimien-
por que va a inscribir en la visión del mundo una representa- to fundamentados en teorías mecanicistas o no centradas en
ción del movimiento fundado en una energía transformadora el ser humano y en los seres vivos en general, representa
que se desborda en un tiempo irreversible y que expresa el una ruta segura hacia nuevas y más peligrosas frustracio-
fundamento de una nueva potencia que es creadora y des- nes. De igual manera, no pueden subsistir los territorios ins-
tructora a la vez (Balandier, 1993: 45-55). titucionales del conocimiento, configurados más como espa-
Es con la aparición de los paradigmas evolutivos en el si- cios corporativos que académicos y que con sentido de propie-
glo XIX de ciencias como la biología y la termodinámica, cuan- dad y feudo legitiman la acriticidad, la abulia, y la inercia
do se muestra, como se ha manifestado, la necesidad de re- académica.
plantear el concepto del tiempo. Lo que los sistemas evoluti- Un enfoque sobre instituciones de saber, producción de
vos han redefinido es el concepto de sistemas cerrados, pro- ciencia y tecnología, discusión y participación ciudadana sobre
pios de la física clásica, proponiendo en su sustitución el de la orientación social de la ciencia (conocimiento e interés), debe
sistemas abiertos; es decir aquellos sistemas que intercam- concederle suma importancia a la apropiación del conoci-
bian materia y energía con el mundo exterior. Estos son los miento como un saber útil en la resolución de cuestiones prác-
sistemas más numerosos y por ende los más complejos, ya ticas. Este debe necesariamente partir de la directriz episte-
que son los constituidos fundamentalmente por los sistemas mológica que reconozca no sólo las limitaciones de la racio-
vivos. nalidad instrumental, sino que asuma el programa emanci-
No olvidemos que con la termodinámica se cuestionan pador de la ciencia y la tecnología desde la conciencia práctica
principios básicos de la física clásica. Ya la segunda ley de la del mundo.
termodinámica establece una clara distinción entre proce- Sin embargo, estos obstáculos que emergen de la racio-
sos reversibles e irreversibles; estos últimos adquieren im- nalidad del poder y del dinero, se constituyen en infranquea-
portancia decisiva ya que con ellos entran el tiempo y el cues- bles, dada también su imposibilidad ética de decidir sobre
tionamiento al mundo determinista de la ciencia clásica. La cuestiones humanas y no humanas, en la medida en que por
ciencia evoluciona y con ella la aparición de nuevas interro- ejemplo, no se consideran los traslados sociales o generacio-
gantes y desafíos. La existencia de contradicciones en la es- nales (externalidades) de los costos económicos y ecológicos
tructura del conocimiento no es hoy signo de error en el razo- no deseados (o deseados) en la reflexión científica. Ello como
namiento, sino señal que hay hechos que no son reducibles lo hemos argumentado, es el producto de una lógica subordi-
a la lógica clásica, a sus axiomas de identidad y de no-contra- nada a un orden social instrumental que regula las relaciones
dicción. (Morin, 2001.18). sociales por la racionalidad del intercambio mercantil y el
No hay duda de que el desarrollo del conocimiento cientí- poder.
fico desde perspectivas alternativas, nos ha planteado un di- Las concepciones sobre el contenido colonial de las es-
lema ético, absolutamente intrínseco a la misma producción tructuras de saber/poder afirmadas en un sistema-mundo,
de conocimiento: el agregado de seres humanos que no in- no sólo obligan a introducir desde lo social la política como
corpore a través de los soportes materiales e institucionales sentido crítico de las políticas públicas en las orientaciones
la conservación de la vida de sus miembros como parte de su de la ciencia y de la tecnología, sino que también deben defi-

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Para la visión del cientista del siglo XVII y XVIII, el reloj definición operativa, no puede concebirse como sistema so-
es la metáfora perfecta de este universo mecanizado, es la cial. (Maturana, 1997:15-18)
imitación ideal de una naturaleza que se despliega mediante Pero también significa tomar conciencia de que en un
automatismos y cuyo orden es inmutable, condición dada en mundo cada vez más complejo, heterogéneo e interdependien-
conformidad con las leyes de su movimiento. Sin embargo, el te entre los sistemas de seres vivos, ya sean los de la natura-
siglo XIX va a reemplazar esta imagen por la máquina de va- leza o de la sociedad, la aplicación de modelos de conocimien-
por que va a inscribir en la visión del mundo una representa- to fundamentados en teorías mecanicistas o no centradas en
ción del movimiento fundado en una energía transformadora el ser humano y en los seres vivos en general, representa
que se desborda en un tiempo irreversible y que expresa el una ruta segura hacia nuevas y más peligrosas frustracio-
fundamento de una nueva potencia que es creadora y des- nes. De igual manera, no pueden subsistir los territorios ins-
tructora a la vez (Balandier, 1993: 45-55). titucionales del conocimiento, configurados más como espa-
Es con la aparición de los paradigmas evolutivos en el si- cios corporativos que académicos y que con sentido de propie-
glo XIX de ciencias como la biología y la termodinámica, cuan- dad y feudo legitiman la acriticidad, la abulia, y la inercia
do se muestra, como se ha manifestado, la necesidad de re- académica.
plantear el concepto del tiempo. Lo que los sistemas evoluti- Un enfoque sobre instituciones de saber, producción de
vos han redefinido es el concepto de sistemas cerrados, pro- ciencia y tecnología, discusión y participación ciudadana sobre
pios de la física clásica, proponiendo en su sustitución el de la orientación social de la ciencia (conocimiento e interés), debe
sistemas abiertos; es decir aquellos sistemas que intercam- concederle suma importancia a la apropiación del conoci-
bian materia y energía con el mundo exterior. Estos son los miento como un saber útil en la resolución de cuestiones prác-
sistemas más numerosos y por ende los más complejos, ya ticas. Este debe necesariamente partir de la directriz episte-
que son los constituidos fundamentalmente por los sistemas mológica que reconozca no sólo las limitaciones de la racio-
vivos. nalidad instrumental, sino que asuma el programa emanci-
No olvidemos que con la termodinámica se cuestionan pador de la ciencia y la tecnología desde la conciencia práctica
principios básicos de la física clásica. Ya la segunda ley de la del mundo.
termodinámica establece una clara distinción entre proce- Sin embargo, estos obstáculos que emergen de la racio-
sos reversibles e irreversibles; estos últimos adquieren im- nalidad del poder y del dinero, se constituyen en infranquea-
portancia decisiva ya que con ellos entran el tiempo y el cues- bles, dada también su imposibilidad ética de decidir sobre
tionamiento al mundo determinista de la ciencia clásica. La cuestiones humanas y no humanas, en la medida en que por
ciencia evoluciona y con ella la aparición de nuevas interro- ejemplo, no se consideran los traslados sociales o generacio-
gantes y desafíos. La existencia de contradicciones en la es- nales (externalidades) de los costos económicos y ecológicos
tructura del conocimiento no es hoy signo de error en el razo- no deseados (o deseados) en la reflexión científica. Ello como
namiento, sino señal que hay hechos que no son reducibles lo hemos argumentado, es el producto de una lógica subordi-
a la lógica clásica, a sus axiomas de identidad y de no-contra- nada a un orden social instrumental que regula las relaciones
dicción. (Morin, 2001.18). sociales por la racionalidad del intercambio mercantil y el
No hay duda de que el desarrollo del conocimiento cientí- poder.
fico desde perspectivas alternativas, nos ha planteado un di- Las concepciones sobre el contenido colonial de las es-
lema ético, absolutamente intrínseco a la misma producción tructuras de saber/poder afirmadas en un sistema-mundo,
de conocimiento: el agregado de seres humanos que no in- no sólo obligan a introducir desde lo social la política como
corpore a través de los soportes materiales e institucionales sentido crítico de las políticas públicas en las orientaciones
la conservación de la vida de sus miembros como parte de su de la ciencia y de la tecnología, sino que también deben defi-

18 19
nir las directrices fundamentales para la reconstrucción on- ceptualización de la ciencia” no debe reducirse a lo que las
tológica de sus objetos de estudio y de su nueva orientación comunidades de científicos puedan establecer sobre la cien-
epistemológica. cia, sus estructuras y propósitos; sino que deben incorporar-
Hemos intentado poner en evidencia para nuestro medio se, también, las llamadas visiones “desde afuera”, es decir,
que, de los objetos de la reflexión científica, la reestructura- las imágenes que desde la sociedad se edifican entorno a la
ción de los dominios del saber es la que constituye una línea ciencia, sus prácticas, instituciones y agentes.
de fuerza política de primer orden, no sólo en su episteme sino En cualquier caso, en este debate, existen dos circuns-
también en lo que tiene de implicancia para los ordenamien- tancias nuevas que hacen que este debate se mueva de
tos institucionales del conocimiento en la configuración de perspectiva en lo concerniente a las relaciones, ciencia-tec-
disciplinas, la orientación de la investigación y la docencia, y nología-sociedad. Por una parte, los profundos cambios produ-
la metodología de la enseñanza de la ciencia. cidos en el ámbito de la actividad científico-tecnológica du-
No obstante, en la ruta hacia una ciencia crítica que rante la segunda mitad del siglo XX; y por la otra, la percep-
problematice la fragmentación del conocimiento en saberes ción crítica o de riesgo que de la actividad científica o de la
especializados inconexos, se exige como condición indispen- instrumentación de ciertos artefactos tecnológicos tienen
sable develar la escondida estructura de conocimiento que determinados sectores de la sociedad.
corresponde a nuestro período histórico particular de produc- Los cambios en el carácter organizativo de la producción
ción de verdad, y que teje una red de suposiciones y prejui- científico-tecnológica, especialmente en la estructura corpo-
cios casi siempre inconscientes, organizando y limitando ob- rativa de los procesos de investigación, además del vínculo
jetivamente el pensamiento tanto en el tiempo histórico como cada vez más estrecho con los sistemas de poder y de dinero,
social. Como lo ha manifestado Foucault, “el problema no es han mercantilizado pero también burocratizado dichos proce-
‘cambiar la conciencia’ de las gentes o lo que tienen en la sos en los últimos decenios. Esta nueva concepción de cien-
cabeza, sino el régimen político, económico e institucional cia requiere de una dimensión organizativa distinta a las
de producción de la verdad”, de la cual las comunidades cien- organizaciones profesionales propias de las fases de institu-
tíficas son armazones legitimadores. (Foucault, 1992: 189). cionalización de las disciplinas y de las prácticas profesiona-
les. Surge a su vez, una nueva concepción organizativa que
III. La validación desde “afuera” supera el individualismo y la organización profesional, para
El llamado paradigma científico propio de la civilización colocarse como la gestión necesaria y requerida por las com-
occidental se constituye fundamentalmente como un campo plejas demandas de la sociedad y de las grandes empresas.
articulado y coherente, más o menos estable durante deter- Siguiendo a Habermas, estaríamos frente a una “coloni-
minados períodos de tiempo, de modelos de problemas y solu- zación del mundo” de la ciencia por procesos, cuya racionali-
ciones, que una determinada comunidad científica define y dad económica y administrativa desnaturalizan o distorsio-
reconoce como realizaciones científicas. Esta visión de cien- nan el objetivo originario de la modernidad, esto es, la de su
cia como se admite, debe ser consistente con la perspectiva carácter emancipatorio. Sin embargo, es de esta resonancia,
histórica que la comunidad científica experimenta en cada de este eco de una modernidad que se anuncia como proyecto
sociedad en particular y afecta por lo tanto, en dimensiones de la “razón” y de una promesa incumplida de valores eman-
sociales variadas, no solamente el desarrollo de nuestras so- cipatorios, de donde se alimentan los cada vez más numero-
ciedades, sino también la manera en que una determinada sos movimientos sociales y ambientales preocupados por los
sociedad percibe el conocimiento científico, su aplicación y impactos “no deseados o no intencionados” de las actividades o
sus resultados en la sociedad. de las aplicaciones de los productos de la ciencia y de sus
Sin embargo, pareciera que el debate en la llamada “con- artefactos tecnológicos.

20 21
nir las directrices fundamentales para la reconstrucción on- ceptualización de la ciencia” no debe reducirse a lo que las
tológica de sus objetos de estudio y de su nueva orientación comunidades de científicos puedan establecer sobre la cien-
epistemológica. cia, sus estructuras y propósitos; sino que deben incorporar-
Hemos intentado poner en evidencia para nuestro medio se, también, las llamadas visiones “desde afuera”, es decir,
que, de los objetos de la reflexión científica, la reestructura- las imágenes que desde la sociedad se edifican entorno a la
ción de los dominios del saber es la que constituye una línea ciencia, sus prácticas, instituciones y agentes.
de fuerza política de primer orden, no sólo en su episteme sino En cualquier caso, en este debate, existen dos circuns-
también en lo que tiene de implicancia para los ordenamien- tancias nuevas que hacen que este debate se mueva de
tos institucionales del conocimiento en la configuración de perspectiva en lo concerniente a las relaciones, ciencia-tec-
disciplinas, la orientación de la investigación y la docencia, y nología-sociedad. Por una parte, los profundos cambios produ-
la metodología de la enseñanza de la ciencia. cidos en el ámbito de la actividad científico-tecnológica du-
No obstante, en la ruta hacia una ciencia crítica que rante la segunda mitad del siglo XX; y por la otra, la percep-
problematice la fragmentación del conocimiento en saberes ción crítica o de riesgo que de la actividad científica o de la
especializados inconexos, se exige como condición indispen- instrumentación de ciertos artefactos tecnológicos tienen
sable develar la escondida estructura de conocimiento que determinados sectores de la sociedad.
corresponde a nuestro período histórico particular de produc- Los cambios en el carácter organizativo de la producción
ción de verdad, y que teje una red de suposiciones y prejui- científico-tecnológica, especialmente en la estructura corpo-
cios casi siempre inconscientes, organizando y limitando ob- rativa de los procesos de investigación, además del vínculo
jetivamente el pensamiento tanto en el tiempo histórico como cada vez más estrecho con los sistemas de poder y de dinero,
social. Como lo ha manifestado Foucault, “el problema no es han mercantilizado pero también burocratizado dichos proce-
‘cambiar la conciencia’ de las gentes o lo que tienen en la sos en los últimos decenios. Esta nueva concepción de cien-
cabeza, sino el régimen político, económico e institucional cia requiere de una dimensión organizativa distinta a las
de producción de la verdad”, de la cual las comunidades cien- organizaciones profesionales propias de las fases de institu-
tíficas son armazones legitimadores. (Foucault, 1992: 189). cionalización de las disciplinas y de las prácticas profesiona-
les. Surge a su vez, una nueva concepción organizativa que
III. La validación desde “afuera” supera el individualismo y la organización profesional, para
El llamado paradigma científico propio de la civilización colocarse como la gestión necesaria y requerida por las com-
occidental se constituye fundamentalmente como un campo plejas demandas de la sociedad y de las grandes empresas.
articulado y coherente, más o menos estable durante deter- Siguiendo a Habermas, estaríamos frente a una “coloni-
minados períodos de tiempo, de modelos de problemas y solu- zación del mundo” de la ciencia por procesos, cuya racionali-
ciones, que una determinada comunidad científica define y dad económica y administrativa desnaturalizan o distorsio-
reconoce como realizaciones científicas. Esta visión de cien- nan el objetivo originario de la modernidad, esto es, la de su
cia como se admite, debe ser consistente con la perspectiva carácter emancipatorio. Sin embargo, es de esta resonancia,
histórica que la comunidad científica experimenta en cada de este eco de una modernidad que se anuncia como proyecto
sociedad en particular y afecta por lo tanto, en dimensiones de la “razón” y de una promesa incumplida de valores eman-
sociales variadas, no solamente el desarrollo de nuestras so- cipatorios, de donde se alimentan los cada vez más numero-
ciedades, sino también la manera en que una determinada sos movimientos sociales y ambientales preocupados por los
sociedad percibe el conocimiento científico, su aplicación y impactos “no deseados o no intencionados” de las actividades o
sus resultados en la sociedad. de las aplicaciones de los productos de la ciencia y de sus
Sin embargo, pareciera que el debate en la llamada “con- artefactos tecnológicos.

20 21
Estas diversas organizaciones de intelectuales y científi- dades de científicos sociales e intelectuales que promueven
cos como también los diversos grupos ecológicos y ambienta- su uso seguro y acorde a las necesidades sociales más inme-
les, tanto locales como internacionales, han dejado patente diatas de la sociedad. No perdamos de vista que esta disposi-
su preocupación y alarma por la orientaciones que una cien- ción de científicos sociales y humanistas los anima el recono-
cia burocratizada y mercantilizada, sin capacidad de reacción cimiento de que la ciencia y la tecnología son factores decisi-
frente a los riesgos y peligros que su actividad pueden engen- vos en la estructuración de las sociedades contemporáneas.
drar. Ulrich Beck el sociólogo de la “Sociedad del Riesgo” ante Sin embargo, este clima debe tener alguna receptividad
estas insuficiencias de la ciencia, manifiesta: en la sociedad, en el hombre y mujer de la calle que de algu-
na manera está expuesto a la circulación y al consumo de
Mi tesis es que el origen de la crítica y del escepticismo de objetos, conceptos e imágenes que emanan de los ámbitos
la ciencia y de la tecnología no yace en la “irracionalidad” científicos y que se incorporan de algún modo como orienta-
de los críticos, sino en la negación de la racionalidad tecno- ciones o percepciones sobre dichas actividades y agentes.
científica, teniendo en cuenta el incremento de los riesgos Ahora bien, la ciencia y las tecnologías se relacionan con
y de los peligros de la civilización”. Más adelante, en un
la sociedad de formas diversas y asumen para su estudio dis-
sentido de prevención, expresa: “Tampoco es la negación
individual de científicos o disciplinas, sino que se halla tintos niveles o dimensiones analíticas. Ya sea en sus varia-
fundamentada sistemáticamente en la intervención metódi- das dimensiones (económicas, políticas o culturales); en sus
co-institucional de las ciencias sobre los riesgos. Las cien- diferentes espacios institucionales (producción, salud, edu-
cias, tal como están concebidas -en su división sobre-es- cación); o en las diversas disposiciones u orientaciones (co-
pecializada del trabajo, en su comprensión metódica y teó- nocimientos, valores, creencias, sentimientos y actitudes).
rica, en su abstinencia práctica ajenamente determinada- Estas dimensiones y disposiciones relacionan a los diversos
, no están en situación de reaccionar adecuadamente ante individuos y diferentes grupos, con los objetos y artefactos de
los riesgos de la civilización, ya que se forman y participan la ciencia y las tecnologías que impactan a la sociedad de las
de manera notable en el crecimiento de los riesgos. Más
más variadas formas. Todas ellas constituyen de manera re-
bien las ciencias devienen –en parte, con la buena con-
ciencia de “cientificidad pura”, en parte con el creciente ciente, un amplio espectro de preocupaciones no solamente
remordimiento de conciencia- en un proyecto legitimador del para los productores o gestores de conocimientos especializa-
embrutecimiento y envenenamiento industriales a escala dos de naturaleza científica, como también para quienes di-
mundial del aire, agua, alimentos, etc., así como de la ca- señan y ejecutan políticas públicas. (Vogt, Carlos y Polino,
quexia y muerte generalizadas y vinculadas a ello de plan- Carmelo. 2005: 28).
tas, animales y seres humanos. (Las cursivas son del au- Estas preocupaciones anteriormente mencionadas orga-
tor en el texto citado) (Beck, Ulrich,1998:66). nizan un importante campo de estudios que bajo la denomi-
nación de percepción pública de la ciencia y de la tecnología,
Hemos citado en extenso a Beck, tanto por su prominen- indagan sobre la imagen que la ciencia y la tecnología origi-
cia institucional como por su importancia intelectual, sien- nan en la sociedad y que configuran a su vez, un imaginario
do además autor de una obra que, por su importancia, se culturalmente situado de representaciones sociales, a nivel
inscribe en una de las líneas de crítica que pone entre parén- de los proceso sociales, a nivel de instituciones de saber y de
tesis el tiempo y el espacio de la ciencia y de la tecnología, políticas públicas y a nivel de individuos y colectivos.
como también la de sus agentes. Esta atmósfera crítica en Este imaginario culturalmente situado de representacio-
relación a la ciencia y la tecnología no sólo tiene receptivi- nes sociales construye o produce, modelos de “quehacer cien-
dad en las instituciones del saber (en universidades e insti- tífico”; formas de legitimación y/o confianza de la ciencia,
tutos de investigación) como en el hábitat de algunas comuni- sus productos y agentes; actitudes en torno los criterios de

22 23
Estas diversas organizaciones de intelectuales y científi- dades de científicos sociales e intelectuales que promueven
cos como también los diversos grupos ecológicos y ambienta- su uso seguro y acorde a las necesidades sociales más inme-
les, tanto locales como internacionales, han dejado patente diatas de la sociedad. No perdamos de vista que esta disposi-
su preocupación y alarma por la orientaciones que una cien- ción de científicos sociales y humanistas los anima el recono-
cia burocratizada y mercantilizada, sin capacidad de reacción cimiento de que la ciencia y la tecnología son factores decisi-
frente a los riesgos y peligros que su actividad pueden engen- vos en la estructuración de las sociedades contemporáneas.
drar. Ulrich Beck el sociólogo de la “Sociedad del Riesgo” ante Sin embargo, este clima debe tener alguna receptividad
estas insuficiencias de la ciencia, manifiesta: en la sociedad, en el hombre y mujer de la calle que de algu-
na manera está expuesto a la circulación y al consumo de
Mi tesis es que el origen de la crítica y del escepticismo de objetos, conceptos e imágenes que emanan de los ámbitos
la ciencia y de la tecnología no yace en la “irracionalidad” científicos y que se incorporan de algún modo como orienta-
de los críticos, sino en la negación de la racionalidad tecno- ciones o percepciones sobre dichas actividades y agentes.
científica, teniendo en cuenta el incremento de los riesgos Ahora bien, la ciencia y las tecnologías se relacionan con
y de los peligros de la civilización”. Más adelante, en un
la sociedad de formas diversas y asumen para su estudio dis-
sentido de prevención, expresa: “Tampoco es la negación
individual de científicos o disciplinas, sino que se halla tintos niveles o dimensiones analíticas. Ya sea en sus varia-
fundamentada sistemáticamente en la intervención metódi- das dimensiones (económicas, políticas o culturales); en sus
co-institucional de las ciencias sobre los riesgos. Las cien- diferentes espacios institucionales (producción, salud, edu-
cias, tal como están concebidas -en su división sobre-es- cación); o en las diversas disposiciones u orientaciones (co-
pecializada del trabajo, en su comprensión metódica y teó- nocimientos, valores, creencias, sentimientos y actitudes).
rica, en su abstinencia práctica ajenamente determinada- Estas dimensiones y disposiciones relacionan a los diversos
, no están en situación de reaccionar adecuadamente ante individuos y diferentes grupos, con los objetos y artefactos de
los riesgos de la civilización, ya que se forman y participan la ciencia y las tecnologías que impactan a la sociedad de las
de manera notable en el crecimiento de los riesgos. Más
más variadas formas. Todas ellas constituyen de manera re-
bien las ciencias devienen –en parte, con la buena con-
ciencia de “cientificidad pura”, en parte con el creciente ciente, un amplio espectro de preocupaciones no solamente
remordimiento de conciencia- en un proyecto legitimador del para los productores o gestores de conocimientos especializa-
embrutecimiento y envenenamiento industriales a escala dos de naturaleza científica, como también para quienes di-
mundial del aire, agua, alimentos, etc., así como de la ca- señan y ejecutan políticas públicas. (Vogt, Carlos y Polino,
quexia y muerte generalizadas y vinculadas a ello de plan- Carmelo. 2005: 28).
tas, animales y seres humanos. (Las cursivas son del au- Estas preocupaciones anteriormente mencionadas orga-
tor en el texto citado) (Beck, Ulrich,1998:66). nizan un importante campo de estudios que bajo la denomi-
nación de percepción pública de la ciencia y de la tecnología,
Hemos citado en extenso a Beck, tanto por su prominen- indagan sobre la imagen que la ciencia y la tecnología origi-
cia institucional como por su importancia intelectual, sien- nan en la sociedad y que configuran a su vez, un imaginario
do además autor de una obra que, por su importancia, se culturalmente situado de representaciones sociales, a nivel
inscribe en una de las líneas de crítica que pone entre parén- de los proceso sociales, a nivel de instituciones de saber y de
tesis el tiempo y el espacio de la ciencia y de la tecnología, políticas públicas y a nivel de individuos y colectivos.
como también la de sus agentes. Esta atmósfera crítica en Este imaginario culturalmente situado de representacio-
relación a la ciencia y la tecnología no sólo tiene receptivi- nes sociales construye o produce, modelos de “quehacer cien-
dad en las instituciones del saber (en universidades e insti- tífico”; formas de legitimación y/o confianza de la ciencia,
tutos de investigación) como en el hábitat de algunas comuni- sus productos y agentes; actitudes en torno los criterios de

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autoridad que la ciencia elabora y la relación que ella esta- neralmente, a una relación de fuerza, a la tradicional rela-
blece con el poder y el bienestar de la sociedad; como tam- ción episteme versus doxa. En la medida en que esta concep-
bién, con las formas de distanciamiento crítico (o meramen- ción omite como dimensión importante en el conocimiento
te intuitivo) ) que actores de la sociedad establecen con la que ella produce el soporte social del mismo, desconoce a su
ciencia, sus productos, instituciones y agentes. No obstante vez dos elementos esenciales del conocimiento. En primer
lo anterior, estos estudios sobre un imaginario cultural e his- lugar, puesto que si el registro cognoscitivo que se hace
tóricamente situado de representaciones sociales sobre cien- desde el mundo social no lo reconociera en algunas de sus
cia y tecnología, rozan de manera inevitable otro espacio de formas como un conocimiento legítimo este sería incapaz de
representaciones sociales orientadas científicamente. Estas convertirse en un conocimiento operativo. Y en segundo lu-
se subsumen de manera inadvertida en la identificación y gar, porque lo que la comunidad científica olvida es que la
construcción conceptual de la cuestión cultural. Nos estamos representación subjetiva que la sociedad tiene del mundo
refiriendo a los conceptos de cultura en general (como pauta social, es parte integrante de la verdad completa de ese mun-
de significaciones o percepciones) y el de cultura científica, ya do (Bourdieu, 2000: 27).
problematizado en el acápite I. En términos de alternativas nos interesa acercarnos, a
Diversos análisis sobre los estudios de percepción públi- las valoraciones que la sociedad realiza sobre el desempeño
ca de la ciencia, han alertado de los riesgos analíticos que que las instituciones y agentes asociados a la ciencia y la
conlleva un tratamiento indeterminado o indiferente de los tecnología tienen localmente, desde un conjunto socialmen-
contenidos a los que se refieren las denominaciones de per- te determinado de pautas de significaciones. Esto se haría
cepción pública de la ciencia y los de cultura científica. El entre variadas opciones (investigaciones cualitativas y de
concepto de percepción pública se ocupa básicamente de los análisis de contenido) por medio de encuestas de percepción
procesos de producción, difusión y circulación de contenidos que produzcan insumos aunadas a las decisiones de los res-
de naturaleza simbólica y se relacionan fundamentalmente, ponsables del diseño y gestión de políticas públicas, desde
con disposiciones u orientaciones que tienen que ver conoci- perspectivas críticas y autoreflexivas socialmente. De esta
mientos, valores, creencias, sentimientos, predisposiciones, forma, es posible aproximarnos de manera crítica al conteni-
actitudes y expectativas que los miembros de una sociedad do hegemónico de la ciencia y la tecnología, a través de los
tienen sobre el papel de la ciencia y la tecnología. niveles o grados de legitimidad, confianza, receptividad, pre-
El concepto de cultura científica, como lo hemos expresa- disposición, de los miembros de la sociedad.
do, tiene una estructura distinta, imputable a un proceso for- Este desempeño de la ciencia y la tecnología se hace a
mativo de naturaleza reflexiva e ilustrada que una comuni- través del ejercicio que de sus productos cognoscitivos, acti-
dad científica elabora y certifica. Esta concepción de cultura vidades, instituciones y agentes, tienen para la sociedad dado
científica en tanto convención y hábitos reflexivos, puede ser los impactos que producen en la satisfacción de sus necesi-
asimilada a alguna de las tantas acepciones que Thomas dades sociales. Ahora bien, la adopción de esta perspectiva
Kuhn tiene del concepto de paradigma, pero poniendo siem- conlleva también la crítica a una modalidad de cultura cien-
pre de relieve en su contenido, una concepción hegemónica tífica que dado el carácter hegemónico de la misma, discipli-
tanto en lo cultural como en lo institucional. Como se sabe, na y normaliza determinadas percepciones sobre el quehacer
esta concepción de ciencia, como la de sus instituciones y de la ciencia y la tecnología a nivel de la sociedad.
prácticas está generalmente legitimada por una sociedad La anterior perspectiva es también una manera de esta-
determinada históricamente. blecer los niveles de implantación cultural y consolidación
Sin embargo, esta representación “reflexiva e ilustrada” institucional de los modelos hegemónicos de naturaleza orga-
que la comunidad científica tiene de lo social se reduce ge- nizativa de las estructuras de saber e investigación científi-

24 25
autoridad que la ciencia elabora y la relación que ella esta- neralmente, a una relación de fuerza, a la tradicional rela-
blece con el poder y el bienestar de la sociedad; como tam- ción episteme versus doxa. En la medida en que esta concep-
bién, con las formas de distanciamiento crítico (o meramen- ción omite como dimensión importante en el conocimiento
te intuitivo) ) que actores de la sociedad establecen con la que ella produce el soporte social del mismo, desconoce a su
ciencia, sus productos, instituciones y agentes. No obstante vez dos elementos esenciales del conocimiento. En primer
lo anterior, estos estudios sobre un imaginario cultural e his- lugar, puesto que si el registro cognoscitivo que se hace
tóricamente situado de representaciones sociales sobre cien- desde el mundo social no lo reconociera en algunas de sus
cia y tecnología, rozan de manera inevitable otro espacio de formas como un conocimiento legítimo este sería incapaz de
representaciones sociales orientadas científicamente. Estas convertirse en un conocimiento operativo. Y en segundo lu-
se subsumen de manera inadvertida en la identificación y gar, porque lo que la comunidad científica olvida es que la
construcción conceptual de la cuestión cultural. Nos estamos representación subjetiva que la sociedad tiene del mundo
refiriendo a los conceptos de cultura en general (como pauta social, es parte integrante de la verdad completa de ese mun-
de significaciones o percepciones) y el de cultura científica, ya do (Bourdieu, 2000: 27).
problematizado en el acápite I. En términos de alternativas nos interesa acercarnos, a
Diversos análisis sobre los estudios de percepción públi- las valoraciones que la sociedad realiza sobre el desempeño
ca de la ciencia, han alertado de los riesgos analíticos que que las instituciones y agentes asociados a la ciencia y la
conlleva un tratamiento indeterminado o indiferente de los tecnología tienen localmente, desde un conjunto socialmen-
contenidos a los que se refieren las denominaciones de per- te determinado de pautas de significaciones. Esto se haría
cepción pública de la ciencia y los de cultura científica. El entre variadas opciones (investigaciones cualitativas y de
concepto de percepción pública se ocupa básicamente de los análisis de contenido) por medio de encuestas de percepción
procesos de producción, difusión y circulación de contenidos que produzcan insumos aunadas a las decisiones de los res-
de naturaleza simbólica y se relacionan fundamentalmente, ponsables del diseño y gestión de políticas públicas, desde
con disposiciones u orientaciones que tienen que ver conoci- perspectivas críticas y autoreflexivas socialmente. De esta
mientos, valores, creencias, sentimientos, predisposiciones, forma, es posible aproximarnos de manera crítica al conteni-
actitudes y expectativas que los miembros de una sociedad do hegemónico de la ciencia y la tecnología, a través de los
tienen sobre el papel de la ciencia y la tecnología. niveles o grados de legitimidad, confianza, receptividad, pre-
El concepto de cultura científica, como lo hemos expresa- disposición, de los miembros de la sociedad.
do, tiene una estructura distinta, imputable a un proceso for- Este desempeño de la ciencia y la tecnología se hace a
mativo de naturaleza reflexiva e ilustrada que una comuni- través del ejercicio que de sus productos cognoscitivos, acti-
dad científica elabora y certifica. Esta concepción de cultura vidades, instituciones y agentes, tienen para la sociedad dado
científica en tanto convención y hábitos reflexivos, puede ser los impactos que producen en la satisfacción de sus necesi-
asimilada a alguna de las tantas acepciones que Thomas dades sociales. Ahora bien, la adopción de esta perspectiva
Kuhn tiene del concepto de paradigma, pero poniendo siem- conlleva también la crítica a una modalidad de cultura cien-
pre de relieve en su contenido, una concepción hegemónica tífica que dado el carácter hegemónico de la misma, discipli-
tanto en lo cultural como en lo institucional. Como se sabe, na y normaliza determinadas percepciones sobre el quehacer
esta concepción de ciencia, como la de sus instituciones y de la ciencia y la tecnología a nivel de la sociedad.
prácticas está generalmente legitimada por una sociedad La anterior perspectiva es también una manera de esta-
determinada históricamente. blecer los niveles de implantación cultural y consolidación
Sin embargo, esta representación “reflexiva e ilustrada” institucional de los modelos hegemónicos de naturaleza orga-
que la comunidad científica tiene de lo social se reduce ge- nizativa de las estructuras de saber e investigación científi-

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ca, de las normas de excelencia y calidad que la rigen, las fine como hemos argumentado, por la exclusión de quienes
formas de reclutamiento y formación de su personal, como no están formalmente habilitados o certificados según los
también -y de manera preeminente- su pertinencia en rela- códigos hegemónicos de la ciencia; se desdobla a su vez, como
ción con las exigencias y demandas sociales. La utilidad de una concepción lineal e ideológica de la producción, circula-
esta perspectiva se mostrará en el foco de atención colocado ción y socialización de las pautas de significación y valora-
en torno a tres ejes analíticos: ción de los atributos del conocimiento científico.
Es una concepción lineal porque asume el proceso de ma-
1. Medir el interés que el ciudadano común tiene de nera unidireccional en términos de la existencia de un “polo”
algunas manifestaciones calificadas de la ciencia activo equivalente a episteme, que descansa en un principio
y la tecnología, como forma de acceder a la impor- de autoridad y de conocimiento “verdadero”. Este “polo” hace
tancia que se le concede a las concepciones y a fluir conocimientos e información científica al “polo” del sen-
los temas de investigación y desarrollo en la so- tido común y de la tradición (doxa), que es por definición pasi-
ciedad. vo. Es ideológico, porque representa una estructura jerárqui-
2. Establecer niveles de comprensión que el gran ca que se adjudica la capacidad de interpretar y anticipar las
público tiene de algunos objetos científicos esta- necesidades “sentidas” o “deseadas” de la sociedad, a través
blecidos convencionalmente como básicos. Dife- de un único lenguaje del cual fluyen objetos de conocimiento,
rencias entre el conocimiento científico y el que conceptos y artefactos (Vogt, Carlos y Polino, Carmelo).
no lo es (intuición, tradición, etc.); tipos o modali- Este discurso que tiene una forma y un destino para am-
dades de investigación (pura y aplicada), etc. bientes especializados, asume de manera inadvertida, -por-
3. Codificar actitudes que se relacionan con aspec- que es acrítica-, que el gran público debe ser portador de sa-
tos de naturaleza pública, asociadas a la viabili- beres y modalidades de razonamiento propio de la comunidad
dad de los procesos de producción científica y tec- científica, y en caso de no exhibirlos, “el otro razonamiento”
nológica, como son la de su financiamiento, el tipo se interpretaría como de distancia cultural en términos de
de investigaciones y su relación con la agenda déficit o ignorancia. Lo anterior solo resalta, el carácter li-
nacional de necesidades, y las percepciones sobre neal, cientificista y hegemónico de este tipo de concepción
eventuales beneficios. (Vogt, Carlos y Polino, Car- que no hace más que subrayar una distorsión mistificadora
melo. 2005: 48). que la comunidad científica y especializada reitera en aras
de su identidad y no para el conocimiento de la sociedad.
Comentarios finales
Ante la permanente referencia que hace el discurso cien- Bibliografía
- Balandier, Georges, 1993, El desorden. La teoría del caos y las ciencias
tificista a “objetos científicos establecidos convencionalmente
sociales, Barcelona, Gedisa Editorial.
como básicos”, es importante reconocer entre otras cosas, el - Beck, Ulrico, 1998, La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad,
carácter hegemónico de una concepción de ciencia que hace Madrid, Paidos Ibérica.
valer en los estudios de la ciencia y la tecnología sobre per- - Bourdieu, Pierre, 2000, Cuestiones de sociología, Madrid, Ediciones
Istmo.
cepción pública, un discurso de “ciencia dura” solamente com-
- Derrida, Jacques, 2005, “El Futuro de la profesión o la universidad sin
prensible para el profesional o académico especializado. Este condición” en Cohen, Tom, (Coord.), Jacques Derrida y las humanidades,
discurso se estructura fundamentalmente a partir de hechos México, Siglo XXI.
científicos y de artefactos técnicos, utilizando usualmente un - Foucault, Michel, 1992, Microfísica del poder, Madrid, Ediciones La
Piqueta.
lenguaje de carácter hermético e impenetrable para el hom-
- Foucault, Michel, 1999, El orden del discurso, Barcelona, Tusquets
bre o la mujer “común”. Sin embargo, esta concepción se de- Editores.

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ca, de las normas de excelencia y calidad que la rigen, las fine como hemos argumentado, por la exclusión de quienes
formas de reclutamiento y formación de su personal, como no están formalmente habilitados o certificados según los
también -y de manera preeminente- su pertinencia en rela- códigos hegemónicos de la ciencia; se desdobla a su vez, como
ción con las exigencias y demandas sociales. La utilidad de una concepción lineal e ideológica de la producción, circula-
esta perspectiva se mostrará en el foco de atención colocado ción y socialización de las pautas de significación y valora-
en torno a tres ejes analíticos: ción de los atributos del conocimiento científico.
Es una concepción lineal porque asume el proceso de ma-
1. Medir el interés que el ciudadano común tiene de nera unidireccional en términos de la existencia de un “polo”
algunas manifestaciones calificadas de la ciencia activo equivalente a episteme, que descansa en un principio
y la tecnología, como forma de acceder a la impor- de autoridad y de conocimiento “verdadero”. Este “polo” hace
tancia que se le concede a las concepciones y a fluir conocimientos e información científica al “polo” del sen-
los temas de investigación y desarrollo en la so- tido común y de la tradición (doxa), que es por definición pasi-
ciedad. vo. Es ideológico, porque representa una estructura jerárqui-
2. Establecer niveles de comprensión que el gran ca que se adjudica la capacidad de interpretar y anticipar las
público tiene de algunos objetos científicos esta- necesidades “sentidas” o “deseadas” de la sociedad, a través
blecidos convencionalmente como básicos. Dife- de un único lenguaje del cual fluyen objetos de conocimiento,
rencias entre el conocimiento científico y el que conceptos y artefactos (Vogt, Carlos y Polino, Carmelo).
no lo es (intuición, tradición, etc.); tipos o modali- Este discurso que tiene una forma y un destino para am-
dades de investigación (pura y aplicada), etc. bientes especializados, asume de manera inadvertida, -por-
3. Codificar actitudes que se relacionan con aspec- que es acrítica-, que el gran público debe ser portador de sa-
tos de naturaleza pública, asociadas a la viabili- beres y modalidades de razonamiento propio de la comunidad
dad de los procesos de producción científica y tec- científica, y en caso de no exhibirlos, “el otro razonamiento”
nológica, como son la de su financiamiento, el tipo se interpretaría como de distancia cultural en términos de
de investigaciones y su relación con la agenda déficit o ignorancia. Lo anterior solo resalta, el carácter li-
nacional de necesidades, y las percepciones sobre neal, cientificista y hegemónico de este tipo de concepción
eventuales beneficios. (Vogt, Carlos y Polino, Car- que no hace más que subrayar una distorsión mistificadora
melo. 2005: 48). que la comunidad científica y especializada reitera en aras
de su identidad y no para el conocimiento de la sociedad.
Comentarios finales
Ante la permanente referencia que hace el discurso cien- Bibliografía
- Balandier, Georges, 1993, El desorden. La teoría del caos y las ciencias
tificista a “objetos científicos establecidos convencionalmente
sociales, Barcelona, Gedisa Editorial.
como básicos”, es importante reconocer entre otras cosas, el - Beck, Ulrico, 1998, La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad,
carácter hegemónico de una concepción de ciencia que hace Madrid, Paidos Ibérica.
valer en los estudios de la ciencia y la tecnología sobre per- - Bourdieu, Pierre, 2000, Cuestiones de sociología, Madrid, Ediciones
Istmo.
cepción pública, un discurso de “ciencia dura” solamente com-
- Derrida, Jacques, 2005, “El Futuro de la profesión o la universidad sin
prensible para el profesional o académico especializado. Este condición” en Cohen, Tom, (Coord.), Jacques Derrida y las humanidades,
discurso se estructura fundamentalmente a partir de hechos México, Siglo XXI.
científicos y de artefactos técnicos, utilizando usualmente un - Foucault, Michel, 1992, Microfísica del poder, Madrid, Ediciones La
Piqueta.
lenguaje de carácter hermético e impenetrable para el hom-
- Foucault, Michel, 1999, El orden del discurso, Barcelona, Tusquets
bre o la mujer “común”. Sin embargo, esta concepción se de- Editores.

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- Galaty, David, 2001, “El uso trascendente de las metáforas en la cien-
cia, en Vega, M., C.E. Maldonado y A. Marcos, coord., Racionalidad
científica y racionalidad humana. Tendiendo puentes entre ciencia y socie-
dad (Valladolid: Universidad de Valladolid).
- Heller, Ágnes, 2000, Historia y futuro. ¿Sobrevivirá la modernidad? Bar-
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- Vogt, Carlos y Carmelo Polino, 2003, Percepción pública de la ciencia,
Sao Paulo, Editora Unicamp.

Más allá de su historia previa, el concepto de hegemonía


se encuentra ineludiblemente ligado a las teorizaciones de
Antonio Gramsci.1 De hecho, fue durante la segunda posgue-
rra cuando, a través de un trabajo de exégesis de su obra (en
especial de sus Cuadernos de la Cárcel), se avanzó en la teori-
zación de la hegemonía, convirtiéndose en una piedra angu-
lar de la teoría marxista de la política y la ideología, al tiempo
que un concepto sumamente utilizado por diversas corrien-
tes de las ciencias sociales. Paradógicamente, algunas de las
más agudas observaciones acerca de la obra gramsciana aca-
baron tomando una distancia crítica con respecto a sus posi-
ciones. Así por ejemplo, la minuciosa lectura de los Cuader-
nos que emprendiera Perry Anderson (1978) terminó en cier-
ta desvalorización de la utilidad del concepto de hegemonía
para dar cuenta de la dominación en las sociedades capitalis-
*Universidad Nacional de Quilmes y Universidad Nacional de La Plata,
CONICET, Argentina.

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