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Mesti Mod 02 Ud 05

El documento aborda las alteraciones de la piel, incluyendo hiperpigmentaciones, tumores cutáneos no melanoma, acné y rosácea. Se detalla la clasificación y características de diversas lesiones cutáneas, así como su diagnóstico y tratamiento. Se enfatiza la importancia de la identificación temprana de condiciones como el melanoma y los carcinomas cutáneos para un manejo adecuado.

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El documento aborda las alteraciones de la piel, incluyendo hiperpigmentaciones, tumores cutáneos no melanoma, acné y rosácea. Se detalla la clasificación y características de diversas lesiones cutáneas, así como su diagnóstico y tratamiento. Se enfatiza la importancia de la identificación temprana de condiciones como el melanoma y los carcinomas cutáneos para un manejo adecuado.

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V.

ALTERACIONES DE LA
PIEL
Máster en Medicina Estética
¬¬ Índice
1. Introducción 3

2. Hiperpigmentaciones cutáneas 4
2.1 Lesiones pigmentadas localizadas por aumento de melanina 4

3. Tumores cutáneos no melanoma 8

4. Acné 11
4.1 Tipos de acné 11
4.2 Tratamiento 12

5. Rosácea 14

6. Otras alteraciones de la Piel: Cicatrices y Estrías 16


6.1 ¿Qué es una cicatriz? 16
6.2 Diferencias entre los distintos tipos de cicatrices 16
6.3 Estrías 18
6.4 Tratamiento 18
Dermatología y anatomía facial básica

1. Introducción
El color de la piel varía de un individuo a otro según la raza y puede ser cambiante incluso en
individuos de la misma etnia. Además, la coloración de la piel puede verse modificada según la
región corporal en la que se encuentre, siendo las zonas descubiertas, el área de los genitales
y las areolas mamarias las zonas más pigmentadas del cuerpo.

Cada individuo presenta un ‘color constitucional’ distinto, que está marcado genéticamente
y que se evidencia en la piel no expuesta. Sin embargo, este color está modulado tanto por
factores internos de tipo hormonal, como por factores externos. La radiación solar se considera
el factor externo más importante. Todo lo anterior dará lugar al ‘color facultativo’ observable
en la piel expuesta.

Recordemos que la melanina es el principal pigmento de la piel y está producida por los
melanocitos, considerados células dendríticas presentes en la unión dermoepidérmica.
Las enfermedades que cursan con cambios en el color normal de la piel se conocen como
discromías. Si los cambios de color se producen por exceso o por un defecto de la melanina
se denominan discromías melánicas y pueden dar lugar a hiperpigmentaciones o hipopig-
mentaciones o acromía.

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CENTRO EUROPEO DE MÁSTERES Y POSGRADOS

2. Hiperpigmentaciones cutáneas
Las alteraciones en el pigmento de la piel se diagnostican frecuentemente de manera clínica;
no obstante, en algunas ocasiones es necesario el estudio mediante la Luz de Wood.

Las discromías melánicas con hiperpigmentación se deben a un exceso de melanina en


nuestra piel, localizándose a nivel epidérmico, a nivel dérmico o en la unión dermoepidérmica.
Este exceso de melanina puede deberse a factores tales como la exposición a radiaciones
ultravioleta, las reacciones postinflamatorias propias del acné o de la enfermedad del LUPUS
o también se puede observar en quemaduras originadas tras la fotodepilación.

Es fundamental saber identificar si las lesiones pigmentadas se encuentran localizadas o por


el contrario están generalizadas. En la práctica clínica habitual nos encontramos en la mayoría
de los casos con lesiones pigmentadas localizadas que se dividen según el nivel donde se
encuentren, es decir, a nivel epidérmico, a nivel dérmico o en la unión dermoepidérmica.

Las hiperpigmentaciones a nivel epidérmico son de color marrón, mientras que las hiperpig-
mentaciones dérmicas adquieren una tonalidad azul o grisáceo.

2.1 Lesiones pigmentadas localizadas por aumento de


melanina
A nivel epidérmico:

¬¬ Lentigos: Máculas bien delimitadas que pueden encontrarse de manera aislada o


agrupadas y que se localizan en áreas fotoexpuestas.

• Lentigos simples: Pequeñas máculas de origen en la infancia o en la adolescen-


cia. No tienen un lugar preferente de localización, pudiendo aparecer inclusive en
las mucosas. Su aparición no está relacionada con el sol.

• Lentigos solares: Máculas marronáceas que surgen a partir de los 40 años y que
se localizan en áreas fotoexpuestas. Son frecuentes en la cara, en el dorso de las
manos y en los brazos.

¬¬ Queratosis seborreica: Máculas o pápulas de color amarrillo parduzco con una


superficie ligeramente sobreelevada y de consistencia áspera, untuosa y verrucosa.
Se localizan principalmente en el pecho, en la espalda y en la cara. Suelen aparecer a
partir de los 40 años y son consideradas una neoplasia benigna muy común. Si con
el diagnóstico clínico no fuera suficiente, podemos apoyarnos en la biopsia y, una vez
seguros del diagnóstico, proceder a tratarlos de manera ambulatoria. Entre las opciones
de tratamiento se encuentran el Láser CO2, la criocirugía o la electrocoagulación.

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Dermatología y anatomía facial básica

¬¬ Queratosis Actínica: Lesiones eritematoescamosas, rugosas y de tamaño variable (de


0.5 a 1 cm), íntimamente relacionadas con el sol. Es frecuente encontrar múltiples
lesiones eritematosas o hiperpigmentadas, especialmente en el cuero cabelludo, donde
la exposición solar es directa y el paciente olvida la aplicación de protección solar
en dicha zona. Al ser considerada como una lesión precancerosa, puede derivar a un
carcinoma epidermoide. Se recomienda la confirmación diagnóstica con la biopsia.

El tratamiento va encaminado a extirpar la lesión o quitar la mancha. Para ello nos


apoyaremos en la crioterapia para congelar cualquier lesión visible y, además, podremos
aplicar quimioterapia tópica en toda la superficie afectada con el fin de asegurarnos
un mejor resultado.

¬¬ Efélides o ‘pecas’: Pequeñas y múltiples máculas de color marrón localizadas en áreas


fotoexpuestas, que oscurecen en verano y se atenúan en invierno. El tratamiento de
elección será el uso de fotoprotector a lo largo de todo el año.

¬¬ Manchas café con leche: Son manchas redondeadas u ovales bien delimitadas con
bordes regulares y de color marrón claro homogéneo. Pueden encontrarse de forma
aislada o formando agrupaciones. Aparecen poco después de nacer y desaparecen
con la edad.

¬¬ Nevus de Spilus: Mácula bien delimitada con pigmentación clara y con puntos
pigmentados más oscuros en su interior.

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A nivel dermoepidérmico:

¬¬ Melasma

El melasma, también conocido como cloasma, consiste en una hiperpigmentación


difusa y simétrica localizada principalmente en la región centrofacial. En concreto
suele aparecer en la zona malar, en la frente, en el labio superior y también a la altura
del mentón.

Se ha relacionado principalmente con la exposición solar, con el embarazo y con


la toma de anticonceptivos. Además, es más frecuente en las mujeres hispánicas
y en las asiáticas. El tratamiento se basa en el uso de fotoprotectores y productos
despigmentantes. Hoy en día se ha convertido en un motivo de consulta cada vez
más frecuente.

¬¬ Nevo de Becker: No es un nevo sino un hamartoma. Se presenta como una placa de


gran tamaño hiperpigmentada y unilateral que puede afectar al hombro, a la mama o
a la espalda. Suele aparecer hipertricosis alrededor de la pubertad y se puede asociar
con hipoplasia del tejido mamario o de la extremidad.

A nivel dérmico:

¬¬ Nevus de Ota: Mácula gris-azulada unilateral que se distribuye entre la 1ª y 2ª rama


del trigémino. Pueden verse afectadas las mucosas ocular, oral, nasal y la membrana
timpánica. Aunque no se afecta la agudeza visual, puede existir glaucoma en un 10%
de los casos y pigmentación de la esclera, de la córnea y de la retina. Este nevus
persiste a lo largo de la vida.

¬¬ Nevo de Ito: Similar al nevo de Ota, pero distribuido a lo largo del nervio supraclavicular
y branquial.

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Dermatología y anatomía facial básica

¬¬ Nevus azul: Mácula adquirida de color azulado-negruzco que se encuentra en miembros


inferiores y nalgas. Se debe hacer diagnóstico diferencial con el melanoma.

¬¬ Nevus de Sutton o halo nevus: Nevus melanocítico adquirido, rodeado de un halo


blanquecino ‘halo nevus’.

Otras causas de hiperpigmentación:

¬¬ Hiperpigmentación focal postinflamatoria: Es la forma más frecuente de hiperpig-


mentación adquirida y se produce tras la resolución de un proceso inflamatorio.

¬¬ Erupción fija medicamentosa: Consiste en placas eritematovioláceas y descamativas


que vienen seguidas por una fase marrón-grisácea, reactivándose con la misma
distribución con cada nueva exposición al fármaco responsable. Puede afectar a la
mucosa bucal y anogenital, y ocasionar ampollas. Entre los fármacos más habituales
que producen esta lesión encontramos las tetraciclinas, las sulfonamidas, los AINEs
y los barbitúricos.

MELANOMA

El melanoma cutáneo es un tumor maligno que se origina como consecuencia de la trans-


formación neoplásica del melanocito. Puede originarse en cualquier lugar del cuerpo, con
exposición solar previa o sin ella.

Para poder determinar la probabilidad de padecer cáncer de piel, la clasificación de Fitzpatrick


resulta de gran utilidad. Esta clasificación estudia los diferentes tipos de piel, su capacidad de
broncearse y la tendencia a quemarse tras la exposición solar. Por tanto, los fototipos claros
presentarán un mayor riesgo en desarrollar melanomas, frente a los fototipos más oscuros,
que nunca se queman.

Los rasgos clínicos de una lesión pigmentaria que orientan hacia el diagnóstico de melanoma
se recogen en la denominada “regla ABCD”: Asimetrías, contorno irregular, coloración abigarrada
y diámetro superior a 6 mm. Además, debe contemplarse si existe riesgo de ulceración o de
sangrado.

El melanoma lentiginoso acral es una forma infrecuente de melanoma en la raza blanca. Sin
embargo, es el tipo de melanoma más frecuente en la raza negra. Se localiza en áreas no
expuestas, tales como las palmas de las manos, las plantas de los pies, la zona del lecho
ungueal y en la matriz de la uña. Se observa como una mácula de color negro-marrón bien
delimitada.

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3. Tumores cutáneos no melanoma


Se emplea el término de cáncer cutáneo no melanoma para referirse a los carcinomas
basocelulares y a los carcinomas epidermoides de la piel.

El cáncer cutáneo no melanoma es el más frecuente de todos. El 80% de ellos son carcinomas
basocelulares y el 20% son carcinomas epidermoides. A diferencia del carcinoma basocelular,
el carcinoma epidermoide cutáneo tiene riesgo de originar metástasis, especialmente a
ganglios regionales.

En este apartado haremos un breve repaso de cada uno de ellos.

CARCINOMA BASOCELULAR

El carcinoma basocelular es considerado como el tumor cutáneo maligno más frecuente en


la raza blanca. Se denomina así debido a que está compuesto por células similares a las de
la capa basal de la epidermis y de los anexos cutáneos.

El factor principal causante de este tumor epitelial es la exposición solar y suele presentarse
a partir de los 40 años. No obstante, en la literatura se han descrito que la predisposición
genética, la inmunodeficiencia y la presencia de cicatrices pueden considerarse factores
predisponentes en desarrollar esta enfermedad.

No debemos olvidar que su crecimiento es muy lento y que esto ayudará al profesional a poder
tratarlo de forma precoz, reduciendo el riesgo de extensión superficial y profunda del tumor.
No obstante, se considera al carcinoma basocelular un tumor de buen pronóstico.

A continuación, describiremos los dos subtipos más frecuentes:

¬¬ Carcinoma basocelular noduloulcerativo o nodular: Este tipo de carcinoma basocelular


es el más frecuente. Se presenta como un nódulo, un quiste o una úlcera, de aspecto
brillante-perlado, con finas telangiectasias en su superficie que pueden llegar a
ulcerarse. Su localización principal es la cara, especialmente en el canto interno del
ojo, en la nariz y en la frente.

En las lesiones ulceradas, la costra puede llegar a desprenderse, originando una


superficie sangrante. Su evolución puede dar lugar a una destrucción del tejido. No
obstante, su evolución es lenta.

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Dermatología y anatomía facial básica

¬¬ Carcinoma basocelular superficial: Mácula superficial de coloración rojiza y descama-


tiva que presenta un crecimiento expansivo en la periferia. En ocasiones se pueden
observar bordes ligeramente sobreelevados y pigmentados. Son frecuentes las lesiones
múltiples y se pueden observar principalmente en el tronco.

¬¬ Carcinoma basocelular pigmentado: Pápula o nódulo pigmentado con el aspecto clínico


del carcinoma basocelular nodular. Es importante realizar el diagnostico diferencial
con el melanoma, a través de la biopsia.

CARCINOMA ESCAMOSO

El carcinoma escamoso, o también denominado carcinoma epidermoide, es una tumoración


epitelial maligna derivada de los queratinocitos de la epidermis. Representa el segundo cáncer
de piel más frecuente.

Su principal etiología es la exposición solar de manera crónica, incidencia que va en aumento


con la edad. Además, se conoce que el hábito tabáquico y el consumo de alcohol están
relacionados con la presencia del carcinoma epidermoide en la mucosa oral.

Se producen sobre lesiones inflamatorias crónicas y en raras ocasiones aparecen sobre piel
sana. Se presentan como una lesión eritemato-descamativa, sobreelevada y con una depresión
central.

Distinguimos las formas anatomoclínicas del carcinoma epidermoide cutáneo en:

1) Lesiones precursoras: La más frecuente es la queratosis actínica.

2) Carcinoma epidermoide in situ: Progresa a enfermedad invasora si no se trata co-


rrectamente. Por ejemplo, la enfermedad de Bowen.

3) Queratoacanctoma: Tumoración de crecimiento rápido de forma redondeada y de


aspecto crateriforme, con un centro costroso.

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4) Carcinoma verrucoso: Aspecto papilomatoso, pudiendo localizarse en la boca, en las


plantas de los pies y en la región genitoanal.

5) Carcinoma epidermoide invasor: Nódulos tumorales ulcerados con tendencia al san-


grado. Alto potencial metastásico. Si su diagnóstico tras la biopsia confirma que es-
tamos ante un carcinoma escamoso invasivo, debemos hacer una exploración de los
ganglios linfáticos y realizar pruebas diagnósticas complementarias para detectar si
existiera un cuadro metastático.

En resumen, es fundamental conocer el origen, el tipo de carcinoma y su localización para poder


tratarlo precozmente y evitar así su riesgo metastásico. Realizaremos un estudio hispotalógico
de la lesión y, posteriormente, su extirpación quirúrgica completa.

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Dermatología y anatomía facial básica

4. Acné
Según el diccionario de términos médicos de la Real Academia Nacional de Medicina, el acné
“es una enfermedad inflamatoria crónica de la unidad pilosebácea que se caracteriza por la
obstrucción al flujo del sebo por el conducto pilosebáceo’’.

Se considera una patología muy frecuente que podemos observarla especialmente en


adolescentes y adultos. Cabe destacar la repercusión a nivel psicológico del acné, ya que en
ocasiones puede repercutir en su autoestima y autopercepción. El Propionibacterium acnes es
el microorganismo predominante, además de otros factores que pueden propiciar un cuadro
acneico, como son el consumo de tabaco, el estrés, los cambios hormonales, etc.

El comedón es la lesión inicial del acné y consiste en una estructura compuesta por sebo
y queratina, que puede clasificarse en comedón cerrado o comedón abierto. Las lesiones
inflamatorias que se originan posteriormente pueden ser superficiales (pápulas o pústulas)
o profundas (nódulo indurado y doloroso que puede evolucionar a abscesos o quistes).

La localización y extensión de las lesiones es variable, pero casi todos los pacientes con acné
presentan lesiones en la cara y, aproximadamente, la mitad de ellos las desarrollan además
en espalda y/o pecho.

4.1 Tipos de acné


Preacné o acné grado 0: Aparece en la pubertad en ambas mejillas y en la frente. La piel
presenta un aspecto seborreico y se pueden observar algunos comedones cerrados.

El acné vulgar grado 1 o acné comedogénico: Aparece tras las lesiones de preacné, coexistiendo
lesiones no inflamatorias (comedones cerrados y abiertos) con lesiones inflamatorias (nódulos
o pústulas). Es característico la presencia de múltiples comedones abiertos o ‘puntos negros’
en la zona malar y en la frente.

El acné de grado 2 o papulopustuloso: Está definido por la aparición de pústulas foliculares


profundas.

Al acné de grado 3 o pustulonodular: Como su nombre indica, se pueden observar lesiones


nodulares junto al resto de lesiones propias del acné.

Por último, el acné vulgar grado 4 o noduloquístico: Podemos encontrar quistes y/o abscesos
de gran tamaño que pueden dar lugar a cicatrices.

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El acné suele mejorar de manera espontánea; sin embargo, los cuadros graves de acné
pueden dar lugar a lesiones permanentes, como cicatrices atróficas o hiperpigmentaciones
postinflamatorias. En la consulta de Medicina Estética debemos estar preparados para su
tratamiento y corrección mediante terapias combinadas a base de medicación oral, láseres,
peelings químicos y cosmética.

4.2 Tratamiento
El tratamiento del acné tendrá como objetivo regular la producción de sebo y disminuir la
población bacteriana. En ocasiones será necesaria la combinación de tratamientos orales y
tópicos.

Tratamiento tópico: Es aconsejable el uso de tratamientos combinados como el Peróxido


Benzoilo con capacidad bactericida y comedolítica, y los antibióticos de uso tópico, como la
Eritromicina o la Clindamicina. No obstante, hoy en día la aplicación de retinoides de manera
tópica está muy extendida y se encuentra principalmente indicada en las formas más come-
dogénicas. La Isotretinoína y el Adapaleno son los más utilizados.

Tratamiento sistémico: Nuestro objetivo estará encaminado a conseguir una acción antibac-
teriana directa sobre el P. acnes y, además, antiinflamatoria. Se utiliza en los casos de acné
moderado a grave.

¬¬ Antibióticos orales: Son la primera opción de tratamiento, siendo los antibióticos como
la Doxiciclina y la Eritromicina los más utilizados.

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Dermatología y anatomía facial básica

¬¬ Terapia hormonal: La mayoría de los anticonceptivos combinados (estrógeno +


progestágeno) tienen la capacidad de mejorar el acné y se utilizan cuando el tratamiento
antibiótico no ha dado resultado.

¬¬ Isotretinoína: Derivado de la vitamina A que suprime la producción de sebo y la infla-


mación. Es teratogénico y requiere de un control mensual por parte del especialista.
Se indica en los casos de acné grado 3 y 4, y como alternativa a los casos de acné
grado 2 que no responden a tratamientos previos. Además, su aplicación más conocida
se encuentra en los pacientes con tendencia a formar cicatrices tras un cuadro de
acné severo.

¬¬ Cirugía: En el caso de las cicatrices.

¬¬ Terapia lumínica: Se basa en el calentamiento fototérmico de la glándula sebácea


para la posterior destrucción de P. acnes.

Como conclusión, el acné es un cuadro muy frecuente en la adolescencia y que puede resolverse
alrededor de los 25 años, inclusive sin tratamiento. Sin embargo, el componente psicológico que
presenta el acné para los pacientes implica que sea necesario un diagnóstico médico precoz
y un tratamiento efectivo desde su inicio. Con todo ello evitaremos posibles complicaciones
como serían las formas moderadas o graves del acné y su tendencia a formar cicatrices.

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5. Rosácea
La rosácea es una enfermedad crónica del folículo piloso caracterizada por lesiones faciales
tales como rubor facial, eritema, telangiectasias e incluso se pueden observar en casos más
avanzados pápulas y pústulas. Predomina en el sexo femenino de mediana edad y en los
fototipos 1 y 2. Se diferencia del acné en que la rosácea queda limitada a la región facial y no
existen comedones.

Podemos clasificar la rosácea en 4 formas clínicas:

¬¬ Rosácea eritematotelangiectásica o prerosácea: Es la forma más frecuente de rosácea


y suele iniciarse entre los 20 y 30 años. Se caracteriza por episodios repentinos de
rubor facial o ‘flushing’, desencadenados por múltiples factores. Entre los factores
desencadenantes más frecuentes podemos encontrar los cambios extremos de
temperatura, las bebidas alcohólicas, el estrés o el ejercicio, entre otros. Cuando el
eritema es persistente se pueden observar telangiectasias principalmente en la zona
malar y en el mentón.

¬¬ Rosácea pápulopustulosa: Sobre el ertitematotelangiectásico aparecen brotes de


pápulas y pústulas.

¬¬ Rosácea fimatosa: Engrosamiento de la piel de las mejillas y en especial de la nariz,


denominado rinofima. Este cuadro es más frecuente en varones y se considera una
fase tardía de la enfermedad.

¬¬ Rosácea Ocular: Algunos pacientes pueden manifestar signos y síntomas de afectación


exclusivamente ocular, de ahí que el diagnóstico de la rosácea ocular pueda llegar a
ser más complejo. Podemos observar ojo seco, blefaritis, conjuntivitis y queratitis,
entre otros.

Las fases de la rosácea no tienen por qué ser secuenciales y pueden aparecer directamente
en el estadio inflamatorio o papulopustuloso, sin pasar antes por los estadios previos.

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Dermatología y anatomía facial básica

El abordaje terapéutico debe basarse en tres premisas:

1) Educar al paciente sobre qué es la rosácea y detectar posibles factores desencade-


nantes si los hubiera. Conocemos que en los pacientes con rosácea su piel es muy
sensible y que la exposición solar la empeora; por tanto, deberemos informar al pa-
ciente de la importancia del uso diario de fotoprotectores.

2) A nivel psicológico la rosácea puede tener un impacto emocional en el paciente, y,


por tanto, en su calidad de vida.

3) Tratamientos médicos: Los tratamientos médicos irán enfocados en tratar los sig-
nos y síntomas de la rosácea, siendo frecuentes la recidiva de estos al ser una enfer-
medad crónica que cursa con brotes. En el caso del rinofima, su tratamiento estético
será la cirugía.

Dentro de los tratamientos tópicos encontramos a los agonistas alfa adrenérgicos, la Briomidina
y la Oximetazolina, que producen una vasoconstricción, disminuyendo el eritema centrofacial
persistente. Sin embargo, estos fármacos no son efectivos para la eliminación de las telan-
giectasias. Pudiendo apoyarnos en la terapia lumínica (IPL o láser) para su eliminación.

Otros tratamientos tópicos efectivos serán los antiparasitarios tópicos, como la Ivermectina
y la Permetrina, y los antibióticos tópicos como el Metronidazol.

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6. Otras alteraciones de la Piel:


Cicatrices y Estrías

6.1 ¿Qué es una cicatriz?


Una cicatriz se identifica como una marca permanente en la piel tras un traumatismo o una
herida. La piel produce colágeno para reparar el tejido dañado; sin embargo, el resultado puede
no ser idéntico al resto de la piel, produciéndose una alteración en el aspecto.

La mayoría de las cicatrices son de aspecto plano y de color pálido; sin embargo, pueden
cambiar, originando cicatrices sobreelevadas o hundidas.

6.2 Diferencias entre los distintos tipos de cicatrices


En este apartado hablaremos de las diferencias entre los distintos tipos de cicatrices.

Las cicatrices hipertróficas y queloideas se caracterizan por un crecimiento excesivo del tejido
fibroso como consecuencia de un traumatismo, una herida o un proceso inflamatorio. En la
cicatriz hipertrófica, el tejido proliferativo se ciñe a la zona de la piel dañada; en cambio, el
queloide se extiende más allá de la zona de la piel dañada.

Entre los factores predisponentes encontramos un aumento de la incidencia en individuos de


raza negra, en el sexo femenino o tras una quemadura, etc. Pueden originarse en áreas donde
la piel es más gruesa y presenta una mayor tensión, como ocurre en la zona de la espalda, en
los hombros y en la región preesternal. Las lesiones pueden causar dolor, prurito e hiperestesia.

Cicatriz hipertrófica: Queloide: Coloración rosada sobreelevada de bordes sobreelevados y enrojecidos,


bien delimitados pero irregulares

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Dermatología y anatomía facial básica

Otro tipo de cicatrización anómala serían las cicatrices atróficas, la cicatriz de contractura y
las estrías.

Las cicatrices atróficas se ven representadas por hundimientos y depresiones en la piel. Este
tipo de cicatrices son muy habituales en personas que han sufrido un acné severo o un cuadro
de viruela.

Las cicatrices de contractura se originan tras una quemadura. La piel se contrae y se engruesa,
dificultado la movilidad en dicha zona. Pueden verse afectados los músculos y los nervios.

Resumen de tipos de cicatrices

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6.3 Estrías
Las estrías son un tipo de cicatriz dérmica que aparece cuando las fibras de colágeno y de
elastina se rompen tras un proceso inflamatorio de la dermis o un estiramiento de la piel.

Puede ocurrir tras el embarazo, principalmente en la zona abdominal, por cambios bruscos de
peso en pacientes con sobrepeso, por un aumento de la masa muscular en atletas, y también
en pacientes con una predisposición genética, entre otros factores.

Distinguiremos dos tipos de estrías, según la fase en la que se encuentren:

¬¬ Fase inflamatoria: Estría inicial de coloración eritematosa, violácea o púrpura de


consistencia blanda. Su color indica que aún existe riego sanguíneo en el área y, por
tanto, con un tratamiento adecuado pueden llegar a mejorar.

¬¬ Fase cicatricial: Estría tardía que tiende a generar una depresión en su superficie. La
epidermis se adelgaza y la estría adquiere una coloración blanquecina propia de una
cicatriz, sin riego sanguíneo.

6.4 Tratamiento
En lo referente al tratamiento médico de las cicatrices hipertróficas, queloideas y atróficas
debemos aceptar que no existe ningún tratamiento que consiga corregirlas por completo; por
tanto, es fundamental para el médico educar al paciente en la prevención de su desarrollo.

Hoy en día podemos mejorar el engrosamiento de la lesión, así como su sintomatología,


infiltrando corticoides intralesionales en sesiones repetidas cada 2 a 3 semanas. En los
queloides de gran tamaño se puede realizar escisión quirúrgica y presoterapia posterior a
la cirugía. La radioterapia postquirúrgica puede ayudarnos a disminuir las recidivas de un
nuevo queloide, pero se utilizará únicamente en casos severos debido a los posibles efectos
secundarios a largo plazo.

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Dermatología y anatomía facial básica

También se han descrito mejoras en este tipo de lesiones con la inyección intralesional de
Bleomicina o con el manejo de algunos tipos de láseres y geles que contengan silicona.

El láser de colorante pulsado (PDL) es el que tiene mayor rendimiento tanto en la prevención
como en el tratamiento de las cicatrices hipertróficas. Sin embargo, el láser de CO2, al presentar
un nivel de penetrancia mayor, será el más adecuado para el tratamiento del contorno irregular
de la cicatriz.

Para el tratamiento de las cicatrices atróficas propias del acné severo podemos infiltrar rellenos
dérmicos de uso inmediato, consiguiendo reponer el volumen de las lesiones deprimidas. Entre
ellos se hallan el ácido hialurónico, el ácido poliláctico o la hidroxiapatita cálcica, entre otros.
Sin embargo, al ser estos materiales reabsorbibles, es probable que el paciente requiera de
una segunda sesión pasados 12 meses desde el tratamiento.

Si nuestro propósito es conseguir una corrección permanente, debemos enfocarnos en realizar


tratamientos que estimulen la síntesis de colágeno y de elastina en la dermis. Estos tratamientos
serán los láseres fraccionados (ablativos o no ablativos) y los peelings intermedios y profundos
(químicos o mecánicos). Su efecto no es inmediato y serán necesarias varias sesiones para
lograr el grado óptimo de mejoría.

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Bibliografía
¬¬ Ferrándiz. Dermatología Clínica. 5ª Edición, 2019 de Isabel Bielsa Marsol. Elsevier
España S.L.U., 2019.

¬¬ Vidurrizaga, Esparza, Deltell, Amselem. Medicina Estética, Abordaje Terapéutico. 1ª


Edición, 2011. 7ª Reimpresión, octubre de 2022. Editorial Médica Panamericana, 2022.

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