KILIG
KILIG
Donde Felix es un omega con un bebé y Hyunjin quiere ser su nuevo alfa.
PRÓLOGO.
KILIG: palabra de origen tagalo, de Filipinas, que es la sensación de que te derrites cuando hablas
con alguien que te guste. O, en otras palabras, sentir mariposas en el estómago.
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Felix siempre había creído que tenía mala suerte.
Nacer como un omega era la clara prueba de que su fortuna nunca sería buena, y todo el mundo se
empeñó en recalcárselo desde el principio.
Luego de que su madre muriera en el parto, y haber sido criado por un agresivo padre alcohólico
que le echaba la culpa por haber matado a su madre, confiar en las personas nunca estuvo en su
naturaleza.
Por supuesto, frente a las personas, se comportaba como correspondía debido a su condición:
sonriente, alegre, bromista. Sumiso. Obediente. Pero, por dentro, se sentía morir un poquito más
cuando algún alfa daba un paso hacia él, aun con la más pura de las intenciones.
Debido a ello, creció completamente rodeado por la soledad, tanto la impuesta en su pequeño
hogar como la que se impuso él mismo en el colegio. Apenas había conocido lo que era el cariño,
la ternura, el calor, y creía firmemente que esos sentimientos no eran para él.
Más aún cuando ocurrió su primer celo a los trece años, y se sintió tan asqueado de sí mismo por
lo ocurrido. Eso aumentó en el momento en que su padre le gritó que era un maldito omega
asqueroso, que sólo pensaba en abrirse de piernas para los demás.
Su celo fue, además, el detonante para que su padre decidiera dejarlo abandonado meses
después.
Felix podía comprenderlo, a medias: un alfa no podía hacerse cargo de un omega en su celo, sin
importar si éste fuera su padre, y de alguna manera entendía que, quizás, su padre lo echó para
protegerlo de él mismo.
Por lo que, a punto de cumplir los catorce años, se convirtió en un omega vagabundo que trataba
de sobrevivir como fuera, abandonando toda zona de confort, incluida la escuela.
A Felix no le importaba tampoco. Nunca se había destacado como alumno, y al no tener amigos
tan cercanos, no era como si fuera a echarlo de menos.
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Su vida era una mierda, sin embargo, seguía sonriéndole a la gente como si nada, a pesar de que la
gente lo mirara con desagrado al ver a un omega sucio y con las manos llenas de tierra. Felix
pasaba todo el tiempo en el parque mirando, acariciando, oliendo, las flores que allí crecían.
Le encantaban todas las flores de ese lugar, todas las flores que podía encontrar. De alguna triste
forma, se sentía identificado completamente con ellas: pequeñas, bonitas, pero frágiles, capaces
de recibir daño por cualquier parte.
Fue brutal, porque Felix había olvidado su celo, no tenía inhibidores, no había alcanzado a llegar a
su escondite bajo uno de los puentes, y un alfa lo descubrió escondido en un callejón gracias al
rastro de feromonas que dejó.
El alfa lo marcó allí mismo, a pesar de sus súplicas, de su llanto, y lo declaró como suyo desde ese
día en adelante. Por supuesto, poco podía hacer en esa situación. En esa sociedad donde el alfa
regía y el omega era pisoteado, sólo debía asentir ante cualquier orden dada.
Felix recordaba esa calurosa tarde en que firmó su contrato de bodas, de forma inerte, mientras su
recién declarado alfa lo sostenía por la cintura.
Tardes después, mientras ambos yacían recostados desnudos sobre la cama luego de haber
follado, su alfa le dijo que lo quería y sus mejillas eran, para él, encantadoras.
Su corto matrimonio había sido así: palabras suaves de vez en cuando, encuentros amorosos
pocas veces, sexo rudo la mayoría del tiempo, y cuando Felix se portaba mal, cuando cometía un
error…
No era una mala vida, si lo pensaba de forma perspectiva mientras estaba sentado en su lindo
jardín que su alfa le dejó tener, acariciando su pequeño estómago de cinco meses. No era una
mala vida, porque tenía una casa, una cama donde dormir, comida diaria, pequeños caprichos que
podía cumplir si se portaba bien, y un alfa que lo satisfacía la mitad del tiempo. Podía
acostumbrarse a ello, entrar en esa rutina diaria, ceder a ese aburrido hábito.
Con un bebé de un año, cachetón y sonrisa encantadora, recibió una llamada del hospital
avisándole que su marido fue atropellado mientras caminaba por la calle. Luego de ir a beber a un
bar, y murió inmediatamente.
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Para Felix fue como si un balde de agua fría cayera sobre su espalda, y Seungmin, su pequeño
bebito, pareció notarlo porque comenzó a llorar de forma desconsolada.
Pero lo peor no era que su esposo hubiera muerto- a Felix, por muy frío que sonara, podía
importarle menos-, sino el tema del dinero. El trabajo. Los gastos.
Un omega no solía trabajar, y si lo hacía, no eran buenos trabajos. Y Felix no podía trabajar, porque
tenía dieciocho años, un bebé en brazos, y no había terminado jamás sus estudios. Podía
sobrevivir unos meses, por supuesto, pero entonces iban a embargar su casa, sus muebles, todo, y
se quedaría sin nada.
Ese breve pensamiento irracional cruzó su cabeza, pero lo eliminó cuando Seungmin llamó su
atención otra vez, acurrucándose en sus brazos, y un pequeño calorcito recorrió su triste corazón.
Ese bebé era suyo, de nadie más, y jamás podría hacer algo como conseguirse otro alfa.
Buscar un nuevo alfa era sacrificar a ese pequeño bebito en sus brazos, bebé que le había dado
más felicidad que nadie en la vida.
Conservó todos los ahorros de su esposo. Vendió el coche de su marido, sacando un buen dinero
de allí que depositó enseguida en su cuenta. Además, vendió también toda la ropa de su alfa, la
cama matrimonial, compró una pequeña cama de una plaza y se deshizo de todos los objetos que
consideraba inútiles en ese momento.
Con ese dinero podía sobrevivir bien un año. Ya pensaría después qué hacer.
Estaba en el patio trasero de su casa, jugando con su pequeño Seungmin que estaba aprendiendo
a caminar, cuando lo sintió.
Levantó la cabeza, viendo el momento exacto en el que la puerta de la cocina de la casa frente a
su patio se abría. Apareció un hombre mayor que él, pálido, de cabello castaño, con una fría mirada
que se posó sobre el omega y su bebé.
Su nuevo vecino se presentó como Hwang Hyunjin, de veinticinco años, médico cirujano de una
clínica privada. Felix sólo le dio su nombre, sonriendo con nerviosismo ante la escrutadora mirada
del alfa.
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Iniciaron de esa forma una pequeña relación de vecinos, sin conversar demasiado, viéndose en
pocos momentos.
Pero una tarde, mientras arreglaba su jardín, con Seungmin caminando por entre las flores, Hyunjin
apareció por la pequeña cerca que separaba ambos jardines. Dijo algo de que se quedó fuera de
su casa y si podía esperar allí mientras llegaba el cerrajero.
Felix quiso negarse, pero al ver la expresión compungida de Hyunjin, se encontró diciendo que no
había ningún problema.
Al principio, fue incómodo. Apenas se dirigían palabra alguna, ya que Felix no permitía que le
hicieran preguntas demasiado personales. Sin embargo, cuando Hyunjin comenzó a jugar con el
pequeño Seungmin, algo pareció relajarse entre ellos.
A pesar de su constante expresión de disgusto, Hyunjin lucía como alguien verdaderamente cálido.
Dijo mami, y para Felix fue el momento más hermoso de su vida, por lo que se permitió reírse con
verdadera alegría. Tomó en brazos a su pequeño bebito, dándole besos por todo el rostro y sin
percatarse de los ojos oscuros puestos sobre él.
Pero ese pequeño momento quedó oscurecido cuando Hyunjin se puso de pie y lo tomó de la
cintura, susurrándole al oído que su sonrisa era la cosa más preciosa que alguna vez había visto
en la vida.
Y, entonces agregó con sumo cuidado, sin perder el toque suave en su voz:
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CAP1 .
Hwang Hyunjin sabía que Felix lo estaba evitando.
No era tonto. No era ciego. Desde esa tarde en que le había propuesto matrimonio, Felix apenas
salía de su casa, ni siquiera a su patio, y era claro el por qué.
El pobre omega había negado con la cabeza, demasiado aturdido, y sin dirigirle otra mirada tomó
en sus brazos al rechoncho Seungmin, entrando a su casa y cerrando con un portazo.
Hyunjin se apoyó en la barra del balcón, mirando hacia el patio del omega mientras exhalaba el
humo del cigarrillo. Sabía que debía verse como un depredador, como un psicópata esperando a
su víctima, pero si era sincero, no le interesaba mucho.
Quería a Felix. Lo quería a su lado, compartiendo su casa con él, acostándose a su lado todas las
noches, mirándolo con esa preciosa sonrisa con la que observaba a su hijo.
Sabía que era soltero porque no había visto a nadie más en esa enorme y vacía casa. Además, le
preguntó a Minho y Jisung, amigos de él y pareja que vivía a su lado, quién era el omega que vivía
allí.
Nunca antes se sintió tan atraído por un omega: normalmente, detestaba lo empalagosos y
pegajosos que eran, pero Felix era distinto. Lo podía ver en su triste mirada, en su comportamiento
tímido.
Le llamaba la atención, y verlo cuidando el jardín, cantándole a su bebé, le hacía desear más
cercanía, más contacto.
Pero, por otro lado, sabía el motivo del rechazo de Felix. Seungmin era todo lo que le quedaba al
omega, su mundo entero, y aceptar un compromiso con otro alta era renegar de eso.
La tercera, y no menos importante, era deshacerse de tu hijo si quedabas solo y otro alfa te quería
para sí. Porque un hijo de otro matrimonio era la clara prueba para el nuevo alfa de que el omega le
perteneció a otro, y los celos podían provocar un desastre.
Jisung le había dicho eso cuando hablaron sobre Felix, que luego de la muerte de su alfa, el omega
no parecía interesado en buscarse otra pareja. No cuando tenía a Seungmin.
Sin embargo, Hyunjin no era tonto, y sabía que tarde o temprano Felix lo iba a necesitar. Sabía que
el omega no trabajaba, por lo tanto, el dinero iba a escasear en algún momento. Y Felix no era
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idiota, no podía permitirse quedar en la calle con un bebé, siendo una presa fácil para el resto de
alfas que ni siquiera le preguntarían si quería ser su omega.
Por supuesto, Hyunjin pensaba jugar todas sus cartas allí y lograr seducir a ese pequeño y tierno
omega que parecía haberse metido en su piel como nadie.
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Felix quería fingir que todo estaba bien, así que ese día se dijo que nadie lo iba a arruinar.
Se puso de pie, frotando sus ojos y viendo a su pequeño Seungmin todavía dormido al lado de su
cama. Le revolvió el fino cabello oscuro, dándole un besito en la frente sin querer despertarlo.
Desde lo que pasó con Hyunjin, días atrás, que podía a notar a Seungmin nervioso, y sabía que era
porque percibía que algo con su mami no estaba bien. Felix no quería asustarlo, así que se estaba
enfocando sólo en él para no dar rienda suelta a la histeria.
¿Qué podía hacer? Mudarse no estaba en sus planes, aún tenía un crédito hipotecario que cubrir y
terminaba ese mismo año. Si lograba pagarlo, la casa sería para él y no tenía que marcharse si
quedaba sin dinero.
Sin embargo… Para fin de año quedaban todavía cinco meses, y el dinero se le estaba acabando.
Con suerte podría sobrevivir dos meses bien, ¿y luego qué vendría?
Podría salir a trabajar. Pero era arriesgarse demasiado, porque Felix no era alguien habilidoso. Era
más bien torpe, un inútil- como su padre lo había llamado muchas veces- y ni siquiera tuvo buenas
calificaciones en el colegio. Las matemáticas se le confundían, la historia la encontraba aburrida,
las lenguas eran demasiado difíciles, literatura era odiosa y en artes fallaba miserablemente.
Y, sumado a eso, si salía y un alfa se enteraba que no tenía pareja, que era soltero…
Si Hyunjin decidía declararlo como suyo, poco podía hacer. Las autoridades lo obligarían a matar a
Seungmin, o el mismo Hyunjin lo podía hacer en cualquier momento.
Bajó a la cocina a buscar algo para comer, apretando los puños al ver el refrigerador medio vacío.
Él podía pasar hambre, después de todo, la mayor parte de su vida apenas tuvo algo que comer,
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pero no se podía permitir que Seungmin no comiera. Le gustaba así, con sus mejillas regordetas y
siempre sonriente.
No sabía de dónde había sacado su bebé esa enorme sonrisa. Felix no sonreía muy a menudo, y su
alfa tampoco solía hacerlo.
Miró la televisión, pensando críticamente si debía o no venderla, junto con el conjunto de sillones
para así sobrevivir otros meses, cuando tocaron el timbre de la casa.
Se crispó ante el sonido, pero trató de calmarse, respirando profundamente, y abrió con su mejor
sonrisa falsa. Casi suspiró de alivio al ver que era Jisung, su vecino.
-¡Lix! -saludó con entusiasmo Jisung, un beta que vivía en la casa contigua a la suya con su
esposo, Minho, y sus dos hijos adoptados, Jeongin y Chan.
-¡Tío Lix! -gritó entonces detrás Jeongin, de cinco años, saludando totalmente entusiasmado.
Felix soltó una risa al ver al pequeño niño lanzarse a sus brazos, tomándolo en brazos, y le revolvió
el cabello.
-¡Mira que estás grande! -le elogió-. Pasa, Jisung, todavía no he tomado desayuno y si quieres-
-Oh, no te preocupes- Jisung hizo un gesto despreocupado-. Ocurre que Minho salió de compras
con Chan, y quise venir a compartir un pedazo de torta que sobró de un cumpleaños al que fuimos.
-¿Quieres tomar un té, entonces? -Felix hizo un gesto para que entrara, dejando al niño en el suelo.
-Está durmiendo, Jeonginnie, pero si quieres, puedes despertarlo con cuidado -Felix señaló al
segundo piso-. Estoy seguro que a Minnie le gustará verte.
El niño se rió, contento, y desapareció segundos después, sin perder un poco la emoción.
-Te ves más estresado -señaló de pronto Jisung, dejando el pedazo de torta sobre la mesa-. ¿Ha
pasado algo?
Felix tembló, sabiendo que era fácil de leer, más para alguien como Jisung que, al ser mayor, sentía
un innato deseo de proteger a los amigos que quería.
-Es amigo de Minho, ha ido algunas veces a la casa -respondió cuidadosamente el beta.
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-Te propuso matrimonio.
Por supuesto que Jisung lo adivinaría con facilidad al notar su ansiedad, su creciente nerviosismo
Felix nunca había sido bueno en ocultarlo, sus sentimientos eran demasiado transparentes. Eso
mismo le trajo muchos problemas en el pasado, pues solían aprovecharse de él por ello.
Felix se quebró.
-¡No pienso sacrificar a Seungmin por mi felicidad! -sollozó con los ojos llenos de lágrimas-. ¡No
permitiré que lo toque! ¡No a Minnie, no a él! -de pronto, los brazos de Jisung lo rodearon,
abrazándolo con fuerza-. Voy a... Voy a cri-criarlo, seré la… la madre que yo quería tener, no. nadie
le hará daño a mi bebé.
-Sí -Jisung le acarició el cabello-. Tranquilo, Lixie, tranquilízate. Hyunjin no va a tocarte, él no es así,
no es como los otros alfas. No hará algo sin tu consentimiento.
Los años le habían enseñado que confiar en los alfas era lo más estúpido que uno podía hacer,
porque ellos se ponían a sí mismos siempre primero, y nadie les podía negar algo que quisieran
con tanto anhelo.
No sabía qué veían en él: era torpe, débil, pequeño, con unos pómulos marcados, sus ojos eran
pequeños, y además de sus horribles pecas. Su papá siempre se lo decía, los niños en el colegio
igual, todo el mundo se burlaba de él.
-¡Minnie quería verlo, tío Lix! -chilló Jeongin, cargando torpemente al bebé de casi un año y medio.
Lo agarró entre risas, comenzando a llenarle el rostro de besos mientras le sonreía con amor, y lo
atrajo a su pecho, cerrando sus ojos.
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Hyunjin dejó el auto en el estacionamiento cuando vio a Minho y Jisung fuera de su casa, como si
lo estuvieran esperando, y supo que nada bueno podía salir de eso. No cuando andaban de la
mano con sus pequeños demonios, mejor conocidos como mocoso uno y mocoso dos.
Murmuró por lo bajo, apagando el vehículo, antes de salir con una expresión indiferente.
-¿Qué ocurre? -preguntó, mirando a Minho- ¿Quieren que cuide a estos mocosos? No pienso-
-No, señor amargado- le interrumpió Jisung- Felix es lo bastante amable para cuidar a nuestros
bebés si se lo pedimos, no necesitamos de ti para eso.
-¡El tío Lix es tan divertido! -apoyó el mocoso dos, sonriendo-. ¡Y Minnie es muy lindo, quiero darle
besos todo el día!
-Basta, basta niños -regañó Minho-. Vamos, queremos hablar contigo un momento -no le dio
tiempo a responder porque se giró hacia los menores-. ¿Por qué no van con el tío Lix? Pasen por el
patio de Hyunjin y entren por la cocina, estoy seguro de que estará feliz de verlos.
Los niños aplaudieron con emoción, pero Hyunjin quiso decirles algo sobre que no hicieran un
desastre con su comportamiento. Sin embargo, antes de poder hacerlo, desaparecieron como un
rayo gritando.
La pareja entró con calma, contemplando el interior de la fría casa que sólo el alfa habitaba.
Definitivamente le hacía falta algo de compañía, alguien que le diera un poco de color a su
monótona vida.
Hyunjin podía lucir como el típico alfa desalmado que se limitaba a pensar en sus sentimientos,
pasando por sobre los demás, pero por dentro era algo así como una dulce bola de algodón que
necesitaba de cariño y amor. Además, era completamente fiel a sus amigos, preocupándose de
ellos aunque no lo demostrara mucho.
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Jisung miró a su esposo con una ceja enarcada, preguntándole quién sería el primero en hablar.
Su marido rodó los ojos, bufando, en tanto Hyunjin levantó la cabeza con repentino interés.
-Te tiene miedo -declaró Jisung con seriedad-, pero no porque quieras ser su alfa, sino porque
teme que mates a su bebé.
-Es mi deber -dijo sin placer alguno-, Felix lo sabe muy bien.
-Es tu deber si lo tomas como omega- recalcó Minho, poniendo una expresión cansada-. Lo único
que tienes que hacer es…
-Lo quiero como omega -gruñó Hyunjin, entrecerrando sus ojos-. No voy a dejar que se me escape.
La pareja lo observó en silencio unos segundos, esperando que se calmara lo suficiente para
seguir con la conversación.
-Felix no va a ceder fácilmente. Puede que nunca lo haga. Si no lo hace, vas a seguir insistiendo,
cometerás un error y créeme que Felix jamás podrá perdonarte y aceptarte por completo si le
quitas a su bebé -dijo Jisung tranquilamente.
-Le daré más bebés -replicó Hyunjin con impaciencia-. Todos los que él quiera.
Los dos betas lo miraron en shock un momento, demasiado sorprendidos por las palabras de
Hyunjin, que seguía luciendo calmado y serio.
Minho abrió la boca para decir algo, pero Jisung habló primero:
-No lo entiendes -regañó como una madre haría con su hijo-. Lixie no permitirá que toques a su
Minnie, porque su bebé representa todo lo que nunca tuvo -Jisung le dio un suave golpe en la
nuca-. No conoces a Felix, nosotros apenas lo conocemos, pero está claro que tuvo una infancia
difícil y que todavía hay cosas que no ha superado. Su Minnie es su única fortaleza, así que no
permitirá que se lo lleven.
Hyunjin arrugó los labios, haciendo un puchero de forma inconsciente, y frotó la zona donde
Jisung le dio el manotazo.
-Pero lo quiero como omega -dijo de forma lastimosa, como un niño pequeño haciendo un
berrinche.
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La pareja volvió a quedarse en silencio unos segundos, pensando, y luego Minho sonrió de forma
minúscula mientras Jisung le decía con la mirada que no era una buena idea.
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Felix podía escuchar todo el griterío que venía del comedor mientras preparaba algo para cenar,
sintiéndose más relajado al escuchar la risa estruendosa de Seungmin. Jeonginnie y Channie eran
unos pequeños demonios, lo tenía claro, pero siempre que se ponían a jugar con su Minnie eran
cuidadosos, así que no se preocupaba mucho de ellos.
Limpió sus manos con el mantel, bajando el fuego del horno, y caminó hacia la puerta para abrirla,
esperando ver a Jisung o Minho buscando a sus hijos.
Por supuesto que se tensó al ver a Hyunjin de pie frente a él, inexpresivo, tranquilo.
-¿Puedo pasar? -dijo de forma suave-. Me gustaría hablar algo contigo, Felix.
Mordió su labio inferior, pero se limitó a asentir, haciéndose a un lado para dejarlo entrar. Hyunjin
no dijo nada más, se quedó observando la cocina con una expresión curiosa, antes de voltearse
hacia el omega que seguía un poco cohibido.
-¿Cuántos años tienes? -le preguntó, mirando sus rechonchas mejillas, conteniendo el deseo de
acariciarlas.
-Estoy por cumplir los diecinueve -respondió Felix un poco incómodo bajo la escrutadora mirada
del alfa-. ¿Por qué, señor Hwang?
-Llámame Hyunjin -dijo sin perder el tono suave-. Quiero que trabajes para mí.
Tosió, incrédulo, para terminar mirándolo con los ojos abiertos y la boca en forma de O, en clara
señal de sorpresa.
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-No -Hyunjin se encogió de hombros-. No paso mucho tiempo en casa y necesito que alguien se
haga cargo de ella y del jardín- le señaló con un dedo-. Necesito que vayas tres días a la semana,
los que más te acomoden, y te pagaré mil dólares por día.
Lo que estaba diciendo el alfa era realmente increíble para Felix. Con todo ese dinero podría,
realmente podría, sobrevivir sin problemas durante mucho tiempo, hacerse cargo de las cuentas
sin tener que privarse de algo, regalarle muchas cosas a su Minnie y más.
-¿Hay... hay alguna trampa en esto...? -miró al alfa desconfiado, esperando que le dijera lo que
tanto temía.
-No- Hyunjin humedeció sus labios-. Aún quiero casarme contigo, Felix, pero no quiero presionarte
y deseo conocerte mejor. Así que por ahora te ofrezco esto.
Pensó que lo iba a besar a la fuerza, que lo tomaría en sus brazos, y Felix estaba listo para agarrar
la sartén y darle un golpe, pero Hyunjin se limitó a acariciarle la mejilla.
-Deberías sonreír más, Lix -le dijo en un susurro-. Tienes una sonrisa hermosa.
Y tan rápido como llegó, se marchó como si nada, dejando a Felix con su corazón latiendo a mil y
las mejillas ruborizadas.
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CAP2.
Felix estaba nervioso en la cocina de Hyunjin, mientras sostenía contra sí a Seungmin durmiendo.
Después de todo, eran las ocho de la mañana y su bebé necesitaba descansar, así que no lo iba a
despertar porque no era necesario.
Trató de concentrarse en la voz de Hyunjin, pero era imposible. No cuando el alfa se veía hermoso,
excitante, con esa camisa blanca y pantalones negros, bebiendo una taza de café, sus labios
moviéndose con rapidez y sin dejar de hablar.
-... puedes decorar el jardín como quieras, es todo tuyo, sólo quiero que se vea decente- estaba
diciendo el alfa, apresurado-. Una última cosa, supongo que vas a ordenar la pequeña oficina que
tengo aquí abajo. Si lo haces, por favor, no desordenes los papeles, me cuesta un culo buscarlos si
los necesito y no los encuentro donde los dejé. Creo que no se me olvida nada, ¿cierto?
Hyunjin bajó la taza de café, enarcando una ceja, y negó con la cabeza.
-Mi nombre es Hyunjin, pequeño sol, utiliza mi nombre -regañó el alfa con suavidad.
Trató de pasar por alto el apodo que le puso, queriendo fingir que no le había afectado en nada, a
pesar de que se sentía cohibido y nervioso.
-Te dejé una copia de la llave sobre la mesa -prosiguió, dejando la taza en el lavamanos-, junto con
mi número de celular. Ante cualquier emergencia, no dudes en llamar, siempre voy a contestarte.
Felix asintió, sin dejar de mirarlo, arrebujando más a Seungmin en sus brazos que no dejaba de
dormir.
-Nos vemos, Felix -Hyunjin se quedó quieto unos segundos, pareciendo querer decir algo más, pero
a último momento se arrepintió porque se marchó apresuradamente del lugar.
Sólo cuando la puerta de la casa se cerró, Felix pudo relajarse un poco, mirando a Seungmin con
ansiedad.
-Es una buena idea, ¿cierto, Minnie? -le preguntó, sabiendo que no iba a obtener respuesta alguna-.
Con lo que Hyunjin va a pagarme podremos estar bien, ya verás, voy a comprarte todos los
juguetes que quieras y más que eso. Lo prometo.
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No importaba. El silencio siempre era el que contestaba luego de dieciocho años de vida.
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Hyunjin se quitó la mascarilla que cubría su rostro, cansado, y echó los guantes a la basura antes
de humedecer su cara para tratar de relajarse un poco. Acababa de realizar una operación de alta
complejidad que duró cinco horas, así que lo único que deseaba en ese momento era descansar, a
pesar de que no pudiera hacerlo.
Se quitó la bata de operaciones, mientras las enfermeras betas se le acercaban a felicitarlo, por
supuesto, con la intención de conseguir algo más, pero Hyunjin se limitó a asentir ante sus falsas
palabras.
Minutos después ingresó a su oficina, viendo el montón de carpetas sobre su escritorio, e hizo una
mueca sentándose en su silla giratoria.
Necesitaba que alguien le hiciera un buen masaje en los hombros para olvidar toda la carga laboral
que tenía en ese momento. Maldito fuera el momento en el que decidió entrar a estudiar Medicina,
pero era eso o hacerse cargo de la empresa familiar, y por ningún motivo iba a permitir que
manejaran su vida. Se había ganado el odio de su madre con eso, sin embargo, poco le importaba.
Haber permanecido en esa casa infernal habría provocado que enloqueciera y terminara casado
con una omega sólo por la buena posición familiar que ganarían.
Y, hablando del rey de Roma, en ese momento su celular vibró y vio que era su bendita madre.
Pensó seriamente si contestarle o no, y terminó por dejar que el celular vibrara sobre su mesa,
mirando por la ventana.
Estaba tan aburrido de tener que ser el que arreglaba los problemas familiares.
Por supuesto, su celular volvió a resonar en la oficina. Hyunjin sabía que su mamá insistiría hasta
que le contestara, así que terminó por tomar aire.
-Acabo de salir de una operación y tengo otra en una hora. No tengo tiempo para esto, ¿qué
quieres? -contestó con frialdad.
-Adiós.
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Por supuesto, luego de sus palabras no cortó la llamada.
-Yo no tengo una prometida -escupió-, así que deja ese tema ya. Jamás acepté ese compromiso.
-¡Hwang Hyunjin!
No le dio tiempo a responder: apretó el botón rojo para acabar con la llamada y soltó un gruñido.
No era posible que, a pesar de sus veinticinco años recién cumplidos, siguieran tratando de
meterlo en una empresa que no lo necesitaba y en la que no estaba interesado. Que siguieran
buscándole una esposa con la que hacer tratos para mejorar más aún su posición económica y ni
siquiera fueran capaces de preguntarle si estaba de acuerdo o no.
A pesar de que no lo conociera bien y el omega lo esquivara. Lo quería a él, a nadie más. Si debía
incluso aceptar a su bebé, lo haría. Si tenía que ir lento, lo haría. Si incluso tenía que ir contra todo
el mundo para estar con Felix, lo haría.
Nadie, absolutamente nadie, impediría que Felix fuera suyo, por muy obsesivo que sonara eso.
Su lado alfa reconocía a Felix como omega, y sabía que el lado omega de Felix lo reconocía a él, a
Hyunjin, como su alfa.
Lo vio cuando le pidió matrimonio, lo notó cuando hablaron sobre el trabajo de Felix y lo volvió a
ver esa mañana. Ambos se reconocían mutuamente, así que no se permitiría perder a ese tierno
omega por nada, nada del mundo.
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Al principio temía romper algo, cambiar las cosas de su lugar, cometer un error que significaría
hacerse cargo de ello, pero mientras el tiempo avanzaba, comenzó a sentirse más y más cómodo
en esa enorme y vacía casa.
Incluso le prendió la televisión a Seungmin cuando despertó, dejándolo en su silla móvil con la que
se movía por todo el comedor, gritando y riéndose al ver la pantalla.
Decidió que ese sería el último lugar que limpiaría, así su bebé no haría un desastre apenas
pudiera.
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Por lo que, durante gran parte de la mañana, se dedicó a limpiar el jardín, ya que cuando volviera
iba a sacar toda la maleza. Luego, limpió el segundo piso, ordenando la habitación de Hyunjin y su
baño privado con esmero.
No lo confesaría jamás en la vida, pero cuando estaba echando al canasto de ropa sucia las
camisas de Hyunjin, no pudo evitar llevarlas a su nariz para olisquearlas, sintiendo el suave aroma
del alfa en ellas.
Completamente seductor, estremeciéndolo por dentro, haciéndolo sentir con los nervios en punta.
Mientras la ropa se lavaba, limpió el resto de las habitaciones, y al acabar bajó al primer piso,
almorzando algo, y continuando con su labor. La cocina era enorme, por lo que fue lo que limpió
inmediatamente, siguiendo con el baño del primer piso y la oficina de Hyunjin, llena de libros,
papeles, información que no le interesaba en absoluto.
A eso de las cinco de la tarde sólo le quedaba el comedor, así que comenzó a quitar el polvo de las
repisas. Notó, eso sí, la mirada aburrida de Seungmin, por lo que se sintió un poco culpable.
Normalmente pasaba esas tardes jugando con su bebé, descansando en el jardín, así que
comprendía un poco su aburrimiento.
Le cambió el canal, poniendo uno de música, y el rostro de Seungmin pareció animarse al escuchar
la música. A su bebé le encantaba bailar también, gritar al ritmo de la música.
Negó con la cabeza, riéndose, mientras pasaba la aspiradora y Seungmin lo miraba, apuntando a la
televisión donde la música se seguía reproduciendo. Comenzó a bailar también, causando que el
bebé aplaudiera entre risas, saltando en su silla.
-¡Maaaaaaaaami!
Obviamente fue corriendo hacia el comedor, pensando que pudo ocurrirle algún accidente a
Seungmin.
-¡Mami, mami, bala! -ordenó Seungmin, golpeando sus manitos contra la pequeña mesita de la silla
móvil
La risa de Seungmin resonaba en todo el comedor, mientras Felix seguía bailando y cantando,
riéndose también por la estúpida situación en la que se encontraban.
Fue tanta la sorpresa que Felix se cayó de culo al suelo, causando que Seungmin se riera con más
fuerza. Levantó la vista, encontrándose con la mirada divertida de Hyunjin, apoyado en el marco de
la entrada y con una ceja enarcada en señal de curiosidad.
-¿Así que te gustan los traseros grandes, Lix? -se burló Hyunjin, sonriendo con mofa.
-Está bien -Hyunjin hizo un gesto despreocupado-. Me gusta verte reír, eres precioso riendo -Felix
quiso esconderse de sus ojos, desaparecer por completo-. Además, bailas increíble -el alfa le guiñó
un ojo y quiso que la tierra se lo tragara.
Felix no sabía realmente cómo reaccionar, estaba demasiado avergonzado por haber sido
descubierto bailando twerking frente a su hijo y cantando una canción grosera que hablaba sobre
traseros y chicas. Era un padre horrible, lo sabía, pero a Seungmin le encantaba ver bailar a su
mami y más aún si así hacía el ridículo.
El niño gritó emocionado, pero Felix se tensó, asustado, pensando lo peor inmediatamente. Toda
su mente parecía gritar que esa era la oportunidad perfecta para que Hyunjin le arrebatara a su
bebé, se deshiciera de él, y lo tomara como omega. Pero Hyunjin sólo atrajo a Seungmin,
acariciándole el cabello.
El omega sonrió débilmente, poniéndose de pie. Seungmin aplaudió, sin dejar de sonreír, antes de
tomar las mejillas de Hyunjin y apretarlas bajo sus pequeñas manitos.
Felix sintió su estómago pesado, en tanto Hyunjin ponía una expresión sorprendida.
17
Hubo un pequeño silencio entre ellos.
-No sé por qué él está diciendo eso- se apresuró a excusar el omega con una expresión
mortificada, temblando al notar la intensa mirada de Hyunjin sobre él, mientras el niño seguía
gritando la misma palabra.
Si sabía, en realidad. Seungmin solía ver durante mucho tiempo a Jisung y Minho cuando iban a
verlo, notando el comportamiento que tenían con Chanie y Jeonginie, oyéndolos hablar todo el
tiempo, y Felix notaba de vez en cuando la mirada de su bebé sobre él.
Seungmin era pequeño, pero no tonto. Notaba la diferencia, y muchas veces parecía buscar con la
mirada la faltante presencia paterna.
Dos semanas atrás, su bebé dijo papi por primera vez, preguntando por él con esa simple palabra.
Felix había querido llorar por la impotencia, por el dolor.
-No pasa nada -Hyunjin le acarició la mejilla a Seungmin, llamando su atención, y el bebé le sonrió-.
Esa palabra suena bien- el alfa lo volvió a observar-. Si Seungmin lo dice, está bien.
Aquello lo enterneció por completo, y se sintió derretir, se sintió aliviado, pero también confundido.
No entendía. Si Hyunjin lo quería como omega, ¿entonces por qué... por qué no simplemente...?
Se obligó a alejar esos pensamientos, a no pensar en esa idea que lo horrorizaba por completo.
Felix hizo amago de ir a abrir la puerta, pero Hyunjin hizo un gesto de despreocupación.
-Iré yo, puedes marcharte si quieres -el alfa esbozó una pequeña mueca, poniéndose de pie y
entregándole a Seungmin, que borró su sonrisa. Caminó hacia la puerta de entrada.
-Tú y yo vamos a tener una seria conversación -regañó en voz baja, llamando su atención. Pero
Seungmin se limitó a mirarlo con inocencia.
En tanto, Hyunjin soltó un suspiro, pensando que, quizás, Jisung había ido a verlo para saber cómo
iba avanzando el plan que hizo su esposo. Sin embargo, se encontró con una visión total y
absolutamente desagradable.
18
Su prometida.
La omega lo miró con una sonrisa suave, luciendo bonita y dulce, pero Hyunjin no sintió por ella
nada más que desprecio.
-¿Qué quieres?
La muchacha era mayor que Hyunjin por dos años, aunque no lo demostraba gracias a su rostro
juvenil y tierno. Su cabello era negro, largo, su rostro bronceado, con labios finos y ojos grandes. De
alguna forma, le recordaba a alguien.
La omega suspiró, negando con la cabeza, y entró a la casa como si fuera la suya propia.
-¿Podemos hablar, por favor, Hyunjin? Soy tu prometida, hace tiempo no nos vemos y sé que si
ambos nos relacionamos un poco más… -se detuvo al entrar al comedor, viendo a una persona de
espalda que parecía buscar algo, sosteniendo un bebé-. Oh, no sabía que tenías visita.
-Chaewon.
La omega jadeó.
-¿Felix?
El aludido retrocedió y Seungmin se puso a llorar. Hyunjin los miró con confusión.
-¿Se conocen?- preguntó con voz grave. Chaewon le dirigió una mirada rápida a Felix, diciéndole un
montón de cosas con los ojos, antes de voltearse hacia Hyunjin y tratar de llamar su atención.
-Es un excompa-
-Somos hermanos.
Felix comenzó a mecer a Seungmin para calmarlo, porque el bebé parecía notar, sentir, todas las
emociones que estaba sintiendo su mami en ese momento. El omega lucía como si se hubiera
recuperado, luciendo tranquilo, sin embargo, por dentro era un mar de sentimientos que parecían
desbordarse en cualquier momento.
19
Necesitaba huir de allí.
-¿Es tu hijo? -Chaewon lo miró de forma grosera, fastidiada por las palabras de Felix-. Mierda, no
sabía que te habías convertido en una puta.
Felix se mantuvo tranquilo, fingiendo que las palabras no le habían dolido. Sin embargo, Hyunjin
era otro tema.
Ante sorpresa de todos, Hyunjin tomó a Chaewon del cuello, tirándola contra la pared, y la sostuvo
mientras ponía una expresión de rabia en su rostro.
-¡Suéltala, Hyunjin! -pidió Felix, antes de que Seungmin comenzara a llorar otra vez.
-¡No! -Hyunjin apretó un poco más, sus ojos teñidos de ira y levantando la voz-. Le pedirás perdón
ahora mismo.
La chica se tensó al sentir la voz alfa de Hyunjin impregnando cada palabra, diciéndole que
obedeciera o saldría golpeada.
Hyunjin la soltó.
Hyunjin lo miró.
-No es necesario-
-Iré.
Se observaron un momento, y Hyunjin pareció leer todo el dolor detrás de esos ojos.
Tomó todo su esfuerzo para no ir a abrazarlo para decirle que estaba bien, que lo tenía a él, que no
se preocupara por nada, que lo protegería del mundo entero.
-Bien -Felix se giró, tratando de calmar a Seungmin, y se marchó a la cocina para irse a su casa.
20
Apenas la presencia del omega desapareció, se instaló un silencio en el comedor entre Chaewon y
Hyunjin.
-Nunca antes mencionaste a un hermano, Lee Chaewon -dijo Hyunjin con cuidado.
Las alarmas se instalaron en Chaewon, que frotó su cuello, donde el alfa había apretado sin
consideración alguna.
-¿Y para qué? -respondió con brusquedad-. Ya lo viste. Es un omega patético, tiene dieciocho años
y ya tiene un hijo -escupió-. ¿Qué hacía Felix en tu casa?
-No te debo ninguna respuesta -replicó Hyunjin, dando un paso. Chaewon retrocedió, temerosa de
pronto-. Por la expresión de Felix, pareciera que no se ven hace mucho tiempo. ¿Cuándo fue la
última vez que lo viste? -Chaewon frunció los labios, en un gesto demasiado parecido al de Felix,
pero no dijo nada-. Responde, maldita perra.
El alfa se quedó quieto a los pies de la escalera, apretando su mandíbula un momento y tratando
de no voltearse a golpear a la omega, que utilizaba un tono lastimero para demandar su
compasión.
-No me pienso casar contigo, Chaewon -respondió, fríamente-. No me interesas para nada, desde
que te conocí supe que no eres más que una aprovechada que busca escalar a lo más alto
pisoteando a los demás -la miró con desprecio-. No te pareces en nada a Felix.
-¿Quieres casarte con mi hermano, Hyunjin? -soltó de pronto-. ¿Crees que no me fijé en la forma en
la que lo tratabas, el por qué lo defendiste así? Estás interesado en él -la chica dio un paso-. Pero
Felix tiene un hijo, un horrible bebé del que te tienes que deshacer, ¿o no? ¿Por qué no lo has
hecho? ¿No te importa su bebé? -otro paso más-. ¿Qué ocurrirá si tus padres se enteran de eso?
21
-Con quien me case yo, no es de tu importancia, Chaewon -respondió-. Ya no dependo más de mis
padres y puedo hacer lo que desee con mi vida. Y si no te marchas ahora, voy a romperte el cuello
con mis propias manos.
No hizo falta que dijera más: Chaewon lo miró con rabia mal disimulada, aferrándose a su cartera,
y se giró para irse.
22
CAP3.
La última vez que Felix había visto a su hermana, fue cuando tenía seis años y los dos vivían en la
triste y deprimente casa con su padre borracho, que todas las noches solía llegar a golpear a
alguien.
Normalmente, Felix se ponía a defender a Chaewon, de entonces quince años, y se llevaba gran
parte de los golpes.
Pero al pequeño omega no le importaba para nada, porque Chaewon era su linda hermanita que
nadie debía tocar. La única en ese mundo que lo protegía y le sonreía todavía con cariño. Ese fue el
único cariño que Felix conocía, así que lo debía cuidar totalmente, a pesar de que muchas veces
Chaewon le gritara que por su culpa se quedaron sin mamá, que por él estaban en esa situación.
Felix siempre le perdonaba todo lo que le gritaba cuando las cosas iban mal, porque creía que
Chaewon no lo decía en serio. Le perdonaba todo, porque Chaewon a veces le llevaba comida, le
daba una caricia en el cabello, y se sentía querido con esos simples gestos.
Sin embargo, Chaewon un día llegó saltando, diciendo que le ofrecieron un puesto de trabajo en
una fábrica, y que debía irse de ese lugar. Felix había llorado, gritó, hizo un berrinche diciendo que
no quería que se fuera, pero no sirvió de nada.
Chaewon hizo sus maletas cuando su padre no estaba, y Felix la dejó ir bajo la promesa de que ella
volvería por él y tendrían la vida que siempre quisieron.
Por supuesto, Chaewon nunca volvió. Pero Felix lo entendió siete años después, cuando su padre
lo echó de la casa, y no tuvo a nadie más en el mundo.
Seungmin gimoteaba en sus brazos, sin comprender un poco el estado de shock en el que estaba
su mami luego de volver a casa y echarse sobre el sillón. Sin embargo, Felix se limitó a apretarlo
más, buscando aferrarse a algo desesperadamente.
Ver a Chaewon hizo que algo dentro de él se removiera. Ese pasado que creía enterrado estaba
saliendo a flote otra vez, y no quería eso. Cualquier cosa menos eso. Y escuchar a Chaewon decir
que era prometida de Hyunjin hizo que un dolor sordo se instalara en su pecho, como si algo lo
hubiera atravesado, lo hubiera roto por completo.
No sabía por qué se sentía así, considerando que no quería casarse con Hyunjin, considerando que
ellos no eran nada. Considerando que apenas lo conocía. Pero Hyunjin lo había tratado tan bien, lo
miraba con tanto cariño, que Felix no podía evitar querer ansiar un poco más de eso. Buscar un
poco más de ternura.
23
-¡No estoy triste! -mintió, comenzando a darle besos en sus regordetas mejillas-. Es sólo que me
entró algo en el ojo.
Seungmin lo miró con expresión de no creerle nada, sin embargo, no dijo algo tampoco, sólo ocultó
su rostro en el cuello del omega.
Felix sabía que su bebé iba a ser un omega, como él. No era necesario hacerle exámenes para que
se le dijeran, se notaba en su forma de comportarse, en la manera en que todo el mundo alrededor
de él actuaba. El sólo hecho de que Jeongin y Chan le prestaran más atención de la debida, decía
ya lo que era.
Felix se hizo bolita, tratando de ignorar los toques que volvieron a resonar. Ver a Hyunjin en ese
momento no era lo mejor, porque se sentía triste, asustado, y cuando se sentía así, solía buscar
cariño en todas partes.
Pero la puerta no dejaba de ser tocada. E, incluso, podía oír a Hyunjin hablando, pidiéndole que
abriera la puerta, haciéndolo sentir mal.
Nunca un alfa le había pedido algo. Siempre eran órdenes, gritos, exigencias.
Felix lo miró.
Pero Seungmin negó con la cabeza, terco, molesto, y Felix suspiró poniéndose de pie. Lo sentó en
el sillón, diciéndole que se quedara allí, antes de ir a la cocina a abrirle a Hyunjin y así hablar con él.
Hyunjin dio un paso, acercándose, pero por primera vez desde que se conocían, el omega no
retrocedió.
La mano del menor tembló un momento mientras pensaba en la chica, en las horribles palabras
que le dijo para herirlo, en su mirada llena de desprecio dirigida hacia él y Seungmin. Queriendo
fingir que no lo conocía.
24
Los omegas solían tener vidas difíciles normalmente si no tenían la compañía de algún tutor o
amigo alfa. Sin embargo, quienes la pasaban peor eran los hombres omegas, a quienes se les
consideraba lo peor de lo peor, lo más bajo, seres despreciables que sólo pensaban en sexo.
Felix había tenido un poco de suerte, aunque aun así el resto lo despreciaba por ello.
-No hay nada que perdonar -respondió Felix, sonriendo tensamente-. Es sólo que... me agarró
desprevenido que fuera tu prometida.
Hyunjin ladeó la cabeza, sin dejar de observarlo con esa intensa mirada, su labio inferior
sobresaliendo un poco en un extraño puchero, y tuvo el loco pensamiento de querer darle una
pequeña mordida.
-No estamos comprometidos -contestó, suspirando-. Mis papás quieren que me case con ella,
Chaewon ha sido la asistente de mamá desde hace cinco años y cree que casándome con ella
lograré manejar mejor la empresa que poseen -Hyunjin dio otro paso-. Ella no me interesa. Me
gustas tú.
Ahí, otra vez. Diciendo esas cosas con total convicción, como si él se sintiera cómodo con eso,
como si no hubiera un bebé entre ellos impidiendo una relación más allá.
Un escalofrío recorrió toda la espina dorsal de Felix, y su omega interior soltó un chillido de
emoción ante sus palabras. Nunca nadie le había dicho algo tan intenso antes, por lo que aquella
declaración caló hondo en su interior.
-Me gustas tú -repitió Hyunjin, inclinándose un poco-. Todos los otros omegas pueden irse a la
mierda si te tengo a ti, Lee Felix.
Ahora no sólo sus mejillas estaban coloreadas de rojo, sino todo su rostro, su cuerpo entero, y
quiso por un momento acurrucarse al lado de Hyunjin, ocultar su cara en su cuello como hacía
Seungmin con él, y quedarse allí por siempre.
25
-No puedes hacerlo -susurró con rapidez-, está establecido que…
-Si así te hago feliz, lo aceptaré -Hyunjin, de pronto, lo tomó de la cintura y lo atrajo a su cuerpo,
oyendo su respiración acelerada-. Quiero hacerte feliz. Es lo único que quiero.
-¿Mami?
Se alejó bruscamente.
Hyunjin hizo una pequeña mueca, comprendiendo el repentino empuje, sin hacer nada, en tanto
Felix se giraba hacia la puerta de la cocina donde un tambaleante Seungmin se asomaba. El rostro
infantil del niño se iluminó al ver a Hyunjin apoyado en la barra de la cocina.
-¡No! -Seungmin se retorció, repentinamente disgustado-. ¡No quelo! -extendió una manito hacia
Hyunjin, desesperado-. iMami!
Felix miró a Hyunjin con una muda súplica, y sin decir nada más, el alfa se marchó pronto de allí,
mientras el niño lloraba sin control ahora.
-Minnie, por favor, tranquilo -murmuró Felix levantando una mano para acariciar la mejilla del bebé,
pero Seungmin la manoteó con los ojos llenos de lágrimas.
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26
-¿Qué pasó, entonces?
Hyunjin soltó un suspiro, mientras soltaba el humo del cigarrillo de sus pulmones, negando con la
cabeza. Minho enarcó una ceja.
-Al parecer, la omega con la que mi madre quiere casarme es hermana de Felix -gruñó en voz baja,
antes de dar una nueva calada-. Pero eso no es lo peor. Seungmin ha decidido que soy su padre,
Felix está vuelto loco, y no contesta mis llamadas ni mensajes.
Minho se apoyó en el barandal a su lado, bufando por las palabras que le había dicho su amigo.
-¿Y?
-Tal vez Jisung tiene razón -dijo amargamente-. Tal vez debería dejar a Felix en paz, olvidarlo, y
buscar otro omega menos complicado. Mierda, no somos algo todavía, pero mira todos los
problemas que ya tengo -en ese momento, su móvil comenzó a sonar, y miró el número con una
mueca-. Mamá no ha dejado de llamarme desde que Chaewon se marchó.
Minho cortó la llamada, dejando el móvil a un lado, antes de prender el cigarrillo que el alfa le había
ofrecido momentos antes. No dijo algo por varios segundos, pareciendo meditar bastante su
respuesta. Lo que menos deseaba en ese momento era decir algo fuera de lugar.
-Por favor, lo único que ha hecho es rechazarme cada vez que me acerco -respondió, sin mostrar
un poco lo dolido que se sentía por eso.
-No -Minho sacudió la cabeza-. Si no le gustaras, no habría aceptado meterse en la casa de un alfa
que podría aprovecharse de él en cualquier momento.
-Claro que no -el beta hizo un gesto despreocupado-. Por eso es que Felix no ha renunciado. Si
realmente te odiara, no hablaría un poco contigo.
El alfa soltó un bufido, ignorando el nuevo llamado de su madre, y apagó el cigarrillo contra la
baranda, pensativo.
-En ese caso, ¿qué debería hacer? -Hyunjin hizo una mueca-. Sabes bien que no soy de perseguir
las cosas. Me gusta Felix, sí, pero también sé cuando rendirme.
27
-Oh, relájate un poco -Minho lo miró con una pequeña sonrisa-. Te ves demasiado tenso y tienes un
aspecto horrible. Así no lograrás enamorar a nadie.
Hyunjin lo miró de forma grosera, mostrándole su dedo medio sin disimular un poco su molestia
por el comentario del beta.
Miró el número, poniendo ahora una expresión sorprendida, pero antes de que Minho pudiera hacer
alguna pregunta, respondió a la llamada.
Al otro lado de la línea hubo un pequeño silencio. Iba a volver a hablar cuando la temblorosa voz
del omega sonó:
-Hyunjin… -era un susurro quedo, bajito. Podía notar su tono quebrado-. ¿Po-podrías... venir, por
favor...? -el omega sollozó-. Se-Seungmin está…
No lo dejó terminar.
Pero Hyunjin ignoró por completo sus palabras, preocupado más del pequeño llanto que escuchó
al otro lado de la línea que de otra cosa. Se apresuró en salir de su casa por la cocina, cruzando el
patio y entrando al de Felix, que llevaba un tiempo abandonado. Aun así, seguía teniendo mejor
aspecto que el suyo propio.
Tocó la puerta de la cocina, impaciente. Segundos después, un deplorable Felix abrió la puerta.
Sus ojos estaban hinchados y rojos por el llanto, y sorbía por su nariz, conteniendo las ganas de
quebrarse.
-¿Qué ocurre, Lix? -preguntó con suavidad, sin atreverse a entrar al lugar.
Para su total sorpresa, Felix se lanzó a sus brazos, arrebujándose a su lado mientras sollozaba en
silencio.
28
-Es... es Seungmin -gimió contra su cuello-. M-me o-odia.
-Pero, ¿qué estás diciendo? -Hyunjin se alejó un poco, tomándolo por sus bonitas mejillas, y lo
observó a los ojos-. Seungmin no te odia, eres su mami.
Felix sacudió su cabeza, sin querer que Hyunjin lo viera en ese estado, pero el alfa lo tenía
fuertemente agarrado, y tragó saliva para tratar de calmarse, aunque fuera un poco.
-Él... me lo di-dijo… -tartamudeó, sin soltarlo un poco-. No… no me habla, no quiere nada de mí, me
odia -Hyunjin le quitó las lágrimas de su rostro, asintiendo-. Por… por favor, Hyunjin… ¿pu-puedes…
hablar con él?
La expresión del alfa se suavizó ante sus palabras, dichas con total timidez y nerviosismo, y
asintió, buscando tranquilizarlo. Felix pareció percatarse entonces que lo había estado abrazando
con desespero, por lo que murmuró unas disculpas, alejando sus manos segundos después.
Hyunjin lo único que hizo fue revolverle el cabello y darle un beso suave en la mejilla.
En silencio, Felix lo guió al interior de la casa, subiendo al segundo piso con Hyunjin detrás. El alfa
notó los pasillos vacíos, lo frío que se sentía el ambiente en el hogar, sin embargo no dijo nada
para no hacer sentir avergonzado al chico. Felix se detuvo ante una puerta blanca, y la abrió con
cuidado.
-Minnie -la voz de Felix sonaba más animada, tratando de disimular su estado-, ¿sigues enojado?
No seas así con mami -como respuesta, hubo silencio, y Hyunjin enarcó una ceja. El omega
suspiró, derrotado-. Te traje una sorpresa. Te traje a… papi.
-¿Eeeeeeeeeeeeeeeeeh?
El alfa nunca había sido muy bueno con los niños: es más, estaba bastante seguro que los
detestaba un poco, con todo su llanto, sus gritos histéricos, sus exigencias para ser felices, sus
risas escandalosas. Siempre concibió la idea de que, si llegaba a casarse alguna vez y a tener
hijos, él no se haría cargo de ellos en momento alguno. Después de todo, eso era tarea del omega.
Pero Seungmin era... era un bebé demasiado encantador para su propio gusto. Con sus ojitos
oscuros que desaparecían al momento de sonreír, sus mejillas rechonchas que le daban un
aspecto encantador, y su risa dulce y emocionada, no podía evitar sentir cariño por el bebé apenas
jugó con él. Y el hecho de que Felix fuera su madre, fuera quien lo cuidara, quien lo protegiera, lo
hizo sentir más enternecido.
Cualquier otro omega no habría dudado en darle su bebé al nuevo alfa para que lo matara,
convencido de que era lo mejor. Felix, en cambio, protegía a Seungmin de todo lo que le pudiera
hacer daño, aunque eso significara condenarse a sí mismo.
29
-¡Paaaaaaapi! ¡Papi! ¡Papi!
Y que Seungmin lo llamara de esa forma, con total convicción, aprobándolo indirectamente para
que estuviera con Felix, lo hacía sentir más cálido y emocionado. Nunca había creído que llegaría a
sentirse de esa forma por un omega y su bebé.
-¿Cómo estás, Minnie? -le preguntó, caminando hacia la mesa mientras el niño se ponía de pie,
estirando sus bracitos. Hyunjin no dudó en tomarlo en brazos, causando que se riera y se aferrara
a él.
No hacía falta que dijera más: después de todo, Seungmin sólo sabía pronunciar bien algunas
palabras, el resto todavía se le hacía difícil de decir.
-Iré a preparar la cena, puedes jugar con Minnie si quieres, Hyunjin -dijo, desviando la vista.
A pesar de haber utilizado sólo tres palabras, estaba claro lo que Seungmin quería: que Hyunjin se
quedara a cenar.
Felix pareció querer decir que no por un momento, pero luego suspiró para mirar al alfa.
-No -Seungmin se rió cuando Hyunjin le apretó la mejilla-. Por mí está bien.
El omega se limitó a asentir, marchándose del cuarto con un dolor en el pecho debido a la escena
que había presenciado entre Hyunjin y Seungmin.
Su antiguo alfa no se comportó, en los breves meses que estuvo con Seungmin, de esa forma,
como un padre orgulloso y contento de pasar tiempo con su hijo. Tenía claro, por supuesto que de
haber estado todavía presente, tampoco habría tomado en cuenta mucho a Seungmin. Felix
siempre deseó, en lo profundo de su corazón, que Seungmin tuviera una figura paterna a quien
admirar, a quien tener como ejemplo. Que tuviera lo que él jamás tuvo.
Mierda, estaba agotado de eso. No de Minnie, pero sí de todos los problemas que tuvo en menos
de una semana.
El mocoso lo miró, inquisitivo, preguntándole qué era lo que necesitaba, y Hyunjin le pellizcó la
mejilla.
-Tienes que ayudarme con tu mami -le dijo-, quiero casarme con él.
Seungmin puso una expresión de sorpresa, dejando el juguete de lado, antes de fruncir los labios.
Hyunjin parpadeó.
Ay, carajo, ¿realmente le dijo eso? ¿Realmente acababa de actuar como un niño de cinco años?
¡Pero no era justo! Seungmin estaba actuando de forma infantil.
-¡Soy tu papi, puedo hacer lo que quiera! -respondió, y quiso volver a golpearse por lo que dijo.
¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué estaba discutiendo eso con Seungmin?
-¡Papi fe-o! -Seungmin hizo amago de pegarle en la pierna, pero Hyunjin puso una mano en su
cabello y lo detuvo-. iMami mía, míaaaaaaa!
Seungmin detuvo sus intentos de darle un golpe a Hyunjin, y cuando se miraron, el alfa notó que el
niño se estaba poniendo rojo por la rabia. Sin embargo, segundos después, el labio del niño
tembló.
Oh no, oh no…
-¡No llores!
Por supuesto, eso sólo hizo que Seungmin llorara con más fuerza.
31
Hyunjin estaba seguro de que ahora el niño no lo iba a querer más como papá y todos sus planes
de conquistar a Felix se habrían ido por el tacho.
Minutos después, Felix se apareció y Hyunjin podía sentir como algo dentro de él se derretía al
verlo con un mandil de flores. El omega contempló la escena atónito, pero su rostro se iluminó al
ver a Seungmin caminando hacia él, extendiendo sus bracitos en clara señal para que lo tomara en
brazos.
-Mami mía -sollozó Seungmin, y Hyunjin contempló de primera mano la maldad del niño cuando
Seungmin lo miró con una sonrisa burlona, sin despegarse del pecho de Felix.
Hyunjin iba a explotar de celos en ese momento. Iba a agarrar a ese mocoso y lo tiraría por la
ventana.
Pero se limitó a fruncir los labios, entrecerrando los ojos, enviando mil amenazas mentales hacia
el niño.
-La cena ya está lista, por si acaso -dijo de pronto Felix, mirándolo.
Hyunjin gruñó en respuesta, todavía medio enfadado por haber caído en la trampa de ese mocoso
rechoncho, haciendo sobresalir su labio inferior en un puchero inconsciente.
-No pongas esa expresión -le pidió Felix-. Hace que quiera…
Pero Felix no completó la frase, notando que iba a decir algo que no correspondía en ese
momento. Continuaron observándose en silencio, Hyunjin todavía notando la suave caricia sobre
su labio, y deseo que no hubieran sido los dedos del omega los que lo acariciaron.
-Si tu cena no me gusta, tendrás que completar esa frase -jugueteó de pronto Hyunjin, saliendo
detrás de Felix. Seungmin lo seguía mirando de forma ganadora, y el alfa le hizo una expresión
grosera.
-¿Y si te gusta? -Felix, para su sorpresa, le siguió el juego mientras bajaban la escalera.
Felix se detuvo.
El bebé ocultó su rostro en el cuello de su mami, confundido, pero sin decir nada.
Felix siguió caminando, ignorando las palabras del alfa, y sentó a Seungmin en su sillita para
comer.
-Traeré los platos, puedes sentarte si quieres -dijo Felix, sin mirarlo todavía.
Hyunjin soltó un suspiro, mirando a Seungmin que tomaba una cuchara entre sus manitos y
observaba hacia la puerta, expectante.
Seungmin lo miró de mala forma y Hyunjin le sacó la lengua, sintiéndose un poco ridículo por su
actuar.
-¿No quieres un hermanito, Minnie? -dijo de pronto, con toda intención de persuadirlo.
Y lo logró, por supuesto. El rostro del niño se iluminó ante la palabra hermanito, sus ojos brillando
con emoción, y sonrió ampliamente.
-Si me caso con tu mamá, te daré todos los hermanitos que quieras -prosiguió, sin pensarlo.
Seungmin soltó la cuchara, que cayó al suelo, y abrió sus manitos, extendiendo todos sus dedos,
formando puños y volviendo a abrirlas en señal de la cantidad que quería.
Pero antes de poder decir algo, Felix apareció cargando los platos, dejándolos en la mesa.
Felix miró al bebé, confundido, en tanto Hyunjin sentía que podía matar al bebé por no ser claro
con su mensaje.
El bebé golpeó la mesita de su silla con sus pequeños puños, fastidiado por no ser comprendido, y
señaló a Felix y luego a Hyunjin.
33
-¡Papi y mami! -chilló.
Ese mocoso era el diablo en persona, sin embargo, seguía agradándole. Debía estar loco como
para creer eso, pero si era honesto, necesitaba llevarse bien con el niño para lograr su objetivo.
Nadie se esperaba que Seungmin agarrara el tenedor de Felix y lo lanzara hacia Hyunjin, aunque
claro, como era un bebé, el lanzamiento fue débil y ni siquiera cruzó la mesa.
Sin embargo, seguido de sus palabras, le acompañó una risa escandalosa que Hyunjin jamás
había oído en su vida. Una risa divertida, alegre.
Los ojos de Felix se arrugaron, mientras Seungmin lo veía con una expresión de sorpresa, y
comenzó a reír también, siguiéndole el juego a su mami.
Y Hyunjin lo único que podía hacer era observarlo en silencio, sintiendo como su corazón se
derretía ante la expresión feliz de Felix, como algo dentro de él parecía enloquecer por la risa del
omega frente a él.
Felix pareció darse cuenta de su mirada y cubrió su boca, tratando de controlarse un poco, pero
fallando miserablemente. Sólo luego de unos minutos logró quedarse en silencio, ruborizándose y
poniendo una expresión de disculpa.
34
¿Por qué Hyunjin decía esas cosas de la nada, tan improvisadamente, como si fuera lo más normal
del mundo? ¿No sabía lo que le provocaba a su pobre estómago?
-No seas tonto -Felix lo miró-, sé que debo lucir horrible, todos me lo decían.
Seungmin parecía un poco fastidiado de haber perdido la atención de su mami, pero se limitó a
fruncir los labios, en tanto Felix seguía riéndose.
Hyunjin quería hacerle un gesto ganador a Seungmin, sin embargo, llegó a la conclusión de que era
demasiado infantil para alguien como él.
Aun así, le sacó la lengua aprovechando que Felix no lo miraba, quien todavía trataba de
controlarse para callarse.
Lo podía notar más relajado, más tranquilo, y eso lo alivió un montón. Conseguir que el omega no
estuviera tenso a su lado era el primer paso para empezar a ganarse su confianza.
-Eres horrible con los piropos -prosiguió Felix, comenzando a cortar la pasta para alimentar a
Seungmin, que se veía impaciente por comer algo-. Minnie, no te pongas pesado, que luego andas
llorando porque te duelen los dientes.
Seungmin infló sus mejillas en actitud enfurruñada, pero se calmó y esperó que su mami le diera
de comer.
-Felix -el aludido levantó la mirada, chocando con la intensa mirada de Hyunjin-, realmente eres
hermoso para mí. Como un rayo de sol.
Felix iba a morirse en ese mismo momento, sin embargo, no le importaba mucho.
¿Por qué Hyunjin tenía que ser tan directo? ¿Acaso no veía lo avergonzado que lo hacía sentir?
La leve sonrisa que tenía Hyunjin en su rostro se congeló un momento, como si estuviera
procesando lo que dijo Felix. El omega no lo había pensado mucho, no realmente, sólo buscó
alguna excusa para esos piropos, porque una parte de él no creía que Hyunjin quería ser su alfa.
¿No era eso un título muy grande, para alguien que ya fue usado, como lo era Felix?
Una pequeña parte del chico creía que el alfa sólo hacía todos esos esfuerzos para acostarse con
él y luego dejarlo.
35
Sin embargo, la expresión que puso Hyunjin en ese momento, seria y con los labios levemente
apretados, le dijo que no fue una buena elección de palabras.
-Por dios, Felix, no digas eso -dijo Hyunjin, su voz un poco grave-. Me haces ver como… -hizo una
pausa, sacudiendo su cabeza-. Sé honesto conmigo, ¿está bien? Si no tengo alguna oportunidad
contigo, entonces dímelo hora para no seguir con este cortejo.
La repentina declaración hizo que el aire escapara de sus pulmones, su omega temblando en
pánico. Nunca antes sintió esa parte suya de esa forma, con ese miedo de que las cosas acabaran
de esa forma.
Hyunjin le observaba expectante, sus ojos puestos en él, pero Felix no sabía qué contestar por el
susto de echar todo eso a la basura. ¿Qué se suponía que debía decir? ¿Aceptarlo? ¿Y si las cosas
salían mal?
El silencio pareció ser suficiente respuesta para Hyunjin, que, pasados unos minutos, suspiró. Se
puso de pie, murmurando las gracias por la comida, antes de voltearse para marcharse de allí.
Seungmin se removió en los brazos de Felix, incómodo, sin embargo no dijo nada, pareciendo
notar que no era el momento.
Felix sentía su corazón latiendo a mil, su estómago encogido, su boca seca. Por un breve
milisegundo, se imaginó la mirada cálida de Hyunjin sobre él, su voz suave hablándose sin exigirle
nada, y algo pareció doler en su interior.
Hyunjin lo había hecho sentir amado con esos simples gestos, algo que nadie más había hecho.
¿Cómo se sentiría volver a la oscuridad luego de ver por unos segundos la luz?
-Espera.
Hyunjin se detuvo.
Felix jadeó, sintiendo sus mejillas húmedas, y sólo supo que estaba llorando cuando Seungmin le
tocó un cachete con expresión de pena.
La lógica le estaba diciendo que se callara, que se detuviera, que no era una buena idea. Que si
aceptaba, las cosas iban a acabar muy, muy mal.
Pero otra parte estaba muy desesperada por el cariño, el amor, que alguien le podía entregar.
A la mierda la lógica.
-Por fa-favor... Hyunjin… -Felix tomó aire- Quédate. Por favor. Por mí. Por Seungmin.
36
Hyunjin seguía sin decir algo, con el rostro inescrutable.
-Yo no… -el omega bajó la vista-. Quiero sentirme amado. Hazme sentir amado.
Aquellas palabras sólo escaparon de su boca sin pensarlas un poco y sus labios volvieron a
temblar, esperando que Hyunjin se marchara. Pero, luego de unos segundos, escuchó los pasos
acercarse, sin embargo, tampoco levantó la vista.
Felix soltó una risa baja, mientras Hyunjin fulminaba con la mirada al bebé, que lo observó con
inocencia.
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Felix había dicho que sí, pero primero le pidió ir lento para conocerse mejor.
El alfa, por supuesto, pareció reticente al principio para luego suspirar y ceder, diciéndole que
aceptaría sólo si Felix accedía salir a todos los lugares donde lo invitara.
Enfurruñado, contestó que estaba bien a cambio de que continuara limpiando la casa de Hyunjin.
El mayor había protestado, estuvo a punto de hacer una pataleta como un niño pequeño, pero Felix
no había cedido y de mal humor Hyunjin aceptó.
Así que en ese momento se encontraba arreglando el jardín del alfa con sumo cuidado,
observando por el ventanal a Seungmin. El niño estaba mirando la televisión, mientras masticaba
un juguete de plástico, y le sonrió con cariño.
Seungmin parecía el más feliz con toda esa situación, y bueno, Felix se encontraba calmado
también. Había pasado una semana desde que cenaron juntos y, todos esos días, Hyunjin no lo
tocó nunca más de la cuenta, hablándole con cariño, con cuidado, jugando también con Seungmin.
Su bebé no cesaba de decirle "papi".
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Felix observó su celular, que soltó un tono de notificación, y leyó el mensaje de Hyunjin diciéndole
que llegaría más temprano. Minutos después, el timbre de la casa resonó.
Frunció el ceño, quitándose los guantes llenos de tierra y sacudiendo su jardinera para no lucir tan
sucio, entrando a la casa. Seungmin lo observó sin dejar de chupar su juguete, así que le revolvió el
cabello, y el niño le sonrió ampliamente, antes de volver su atención a la pantalla.
Tratando de no ensuciar mucho la alfombra, Felix abrió la puerta de entrada encontrándose con
una mujer.
Una alfa de cabello negro, piel pálida, ojos castaños. Delgada, con una expresión de disgusto al
verlo, vistiendo ropas que se veían carísimas.
-¿Así que tú eres el hermano de Chaewon? -preguntó la mujer, quitándose los lentes de sol con la
nariz fruncida-. No te pareces en nada a ella. Pero, ¿qué más puedo esperar de un asqueroso
omega aprovechado?
Felix se tensó cuando nombró a su hermana, ante su tono irritado y lleno de desprecio. Quería
cerrar la puerta en el rostro de esa mujer, pero los ojos furiosos de la alfa le decían con claridad
que se quedara quieto.
-Felix, ¿no? -la mujer dio un paso-. Si no te alejas ahora de mi hijo, voy a romperte el cuello.
-Adentro.
Su cuerpo se movió contra su voluntad al oír la voz alfa de la mujer dándole una orden clara. Felix
estaba desesperado por librarse de esos hilos tirando de él, pero no podía hacerlo, porque todo su
instinto estaba demandando obedecer.
Así que caminó hacia el interior, sintiendo a la mujer detrás de él, y se quedó quieto al llegar al
comedor. Seungmin se giró hacia él con una sonrisa enorme que desapareció con rapidez al ver a
la alfa.
Se giró quedando cara a cara frente a ella, sacando de su vista a Seungmin, que lucía temeroso, y
trató de lucir amable y suave.
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-Si está buscando a su hijo…
-No lo estoy buscando -la alfa lo miró con desprecio-. Vine a deshacerme de una pequeña basura
que está interfiriendo en mis planes.
Felix tembló.
-Dame a tu cachorro.
Las manos del omega se movieron contra su voluntad, y quiso romper a llorar por la horrible
situación en la que estaba, de la que no podía escapar. Dio unos pasos, mirando con desespero a
Seungmin, que lo observaba con ojos asustados.
Cuidadosamente, Felix lo tomó de las axilas y lo levantó. Seungmin soltó su juguete, que cayó al
suelo con un estrepitoso sonido, y estiró sus bracitos, buscando abrazar a Felix por el cuello, pero
no pudo hacerlo.
La alfa miró a Seungmin con odio y asco, en tanto el bebé se quedaba quieto, apenas
pestañeando, pareciendo adivinar que algo no estaba yendo bien.
-Qué asco -la señora Hwang arrugó la nariz-. Un cachorro omega. De seguro será igual de puta que
su madre.
Felix quería defenderse, decir algo, quitarle a Seungmin y protegerlo como fuera, pero los ojos de la
mujer le decían que no se moviera, y no podía hacerlo. No cuando algo dentro de él lo estaba
haciendo quedar quieto.
-Podría romperle el cuello tan fácilmente -meditó la mujer sin acercar a Seungmin, sólo
sosteniéndolo de las axilas-, quizás así aprendes cuál es el lugar de una basura como tú -el rostro
de la mujer se iluminó-. O podría llevármelo y venderlo, ¿sabes lo bien que pagan por los niños
omegas? -se rió entre dientes-. Hay algunos alfas a los que los niños les van muy bien, si supieras-
Hyunjin estaba de pie con una mirada gélida, aunque sus ojos refulgían debido a la rabia y al odio.
Felix quería romper a llorar.
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El alfa observó a su madre primero, gruñendo en advertencia, y luego se giró a mirar al bebé que
sostenía. Seungmin lo miró con desespero, moviendo sus piecitos. Entonces, Hyunjin desvió la
vista hacia Felix.
-Dame a Minnie ahora mismo -ordenó, sin un poco de amabilidad en su voz y en su expresión.
-¿Te estás oyendo? ¡Te estoy aliviando la carga! -la señora Hwang miró al bebé con desagrado-. Si
lo mato, tú podrás-
-Le pones un dedo encima a mi hijo y te romperé el cuello con mis dientes.
La alfa se quedó quieta por la sorpresa ante la repentina declaración de palabras de su hijo, en
tanto Felix ponía una expresión atónita. Los ojos de Hyunjin se suavizaron y parecieron decir que
confiara en él.
No había voz alfa pidiéndoselo, pero aun así, obedeció. Casi parecía correr a los brazos de Hyunjin,
que lo sostuvo por la cintura, mientras ocultaba su rostro en su cuello.
Hyunjin lo soltó y sin mirarlo, se acercó a su madre. La mujer lo miró con burla, esperando algo,
pero con cuidado, el alfa tomó al bebé en brazos y lo atrajo a su pecho.
-¿Recuerdas que hace más de dos años -dijo Hyunjin calmado, y le entregó el bebé a Felix, que se
apresuró a sostenerlo para consolarlo- me acosté con un omega en una fiesta? Tú enloqueciste.
Toda expresión desapareció del rostro de la mujer ante las palabras de su hijo.
-Sí -Hyunjin humedeció sus labios-, te dije que le pagué el aborto. Mentí -señaló a Felix con la
cabeza-. Le entregué dinero a Lix y le dije que desapareciera, que hiciera lo que quisiera.
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-No puedes estar hablando en serio, Hwang Hyunjin.
-¿Bromearía con eso? -La voz de Hyunjin era inexpresiva-. Lix se casó con un alfa que creía que ese
bebé era suyo, su alfa murió, y ahora nos volvemos a encontrar -puso ahora una expresión
amenazante-. Ese bebé es mío y nadie me lo va a quitar. Nadie me quitará a Felix ni a Seungmin,
¿lo tienes claro?
Su madre se quedó quieta un momento, todavía demasiado atónita por lo que su hijo había dicho,
para terminar bufando, agarrando con más fuerza su bolso.
-Como quieras.
La mujer no les dirigió otra mirada al salir de la casa, cerrando la puerta de entrada con un portazo.
Apenas estuvieron a solas, Hyunjin se acercó hacia Felix, que lucía demasiado aterrado y aturdido
como para hacer algo. Estaba abrazando a Seungmin con desespero
-Lix -Hyunjin lo llamó con suavidad-, está bien, mi amor, todo está bien.
Felix hipó, mirándolo con las pupilas dilatadas, y Hyunjin lo tomó de los hombros cuidadosamente,
sin querer asustarlo un poco. Podía sentir su miedo, su terror por lo que le acababan de hacer, así
que el alfa no quería que también le tomara algo de miedo. No podía vivir con Felix mirándolo
aterrorizado.
-Ella no te hará daño -Hyunjin lo sentó, tomándolo de la barbilla-. Eres mi omega y te protegeré
como tal.
Los ojos de Felix se movieron, fijándose en la pequeña bola que era Seungmin en sus brazos,
tratando de lucir pequeñito para que no lo alejaran de su mami.
-Tienes que ayudarme a sostener esta mentira -dijo Hyunjin en voz baja-, sólo así puedo
protegerlos a ambos. Alteraré las pruebas de ADN, tengo contactos en la clínica, eso no es
problema alguno -Hyunjin se inclinó, quedando a su altura-. Voy a protegerte a ti y a Seungmin,
Felix, te lo prometí. ¿Puedes confiar en mí?
Felix lo observó a los ojos, todavía un poco alterado y sintiéndose enfermo por la horrible situación
que tuvo que enfrentar.
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CAP4.
Hyunjin miró el mensaje que Felix le había enviado en la mañana, sonriendo de lado al ver la
imagen adjunta de un rechoncho Seungmin Ileno de tierra después de ayudar a su mami en el
jardín. Le contestó con un emoticón antes de volver a concentrarse en la operación que haría en
media hora. Sin embargo, el hecho de que Felix le dejara de vez en cuando mensajes tímidos, le
hacía ver que el omega estaba poniendo de su parte para que las cosas funcionaran, y eso le
aliviaba un montón.
Luego de lo que había hecho su mamá temía que Felix lo rechazara sin pensarlo un poco. Pero el
omega seguía a su lado, nervioso, asustadizo, aunque seguía allí junto a él, y se estaba
encariñando demasiado rápido. Sin embargo, no le importaba mucho.
Minho se asomó con una ceja enarcada. Su amigo era pediatra y solían juntarse para fumar o
comer algo de vez en cuando.
Su amigo negó con la cabeza, sin embargo, sus ojos tristes demostraban que estaba mintiendo
con claridad, y Hyunjin se inclinó un poco. Cada vez que Minho y Jisung tenían una pelea, el mayor
solía ir a buscarlo para pedirle que fueran a tomar algo, tratando de despejarse.
-¿Por qué todo el mundo cree que fui yo el que hice algo? -se quejó Minho, sentándose en la silla
frente al escritorio-. ¡Jisung igual puede cagarla!
-Eh…
-Le dije que había engordado -soltó Minho, atormentado-. Ni siquiera lo pensé, lo dije porque
mientras lo abrazaba-
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-... le apreté su rollito y se lo dije -Minho continuó como si nada-. Me echó de la cama y hoy en la
mañana no me dijo nada -siguió lamentándose como un niño pequeño-. Por favor, Hyunjin,
tengamos una noche de machos.
-Estoy seguro de que eres cualquier cosa menos un macho en este momento, Minho -se burló
Hyunjin, recostándose en la silla.
-No puedes decirme cuando estás como un perrito enamorado detrás de Lix -replicó Minho.
-"Oh, ¿por qué Lix no me acepta? ¿Por qué Lix le presta más atención a su bebé? Odio a Minnie, lo
odio tanto, quiero ser un bebé para que así Lixie me mime" -imitó Minho con una voz patética.
Hyunjin lo fulminó con la mirada, convenciéndose a sí mismo de que no había forma alguna de que
él actuara de esa forma alrededor del omega. Minho estaba exagerando, que dijera esas cosas era
imposible.
-Saldré a tomar contigo sólo porque hace mucho no lo hago -contestó de mal humor.
Hyunjin respondió con un gruñido, conteniendo las ganas de lanzarle su lápiz a su amigo, y se
limitó a sacar el móvil viendo la nueva notificación que llegó minutos atrás. Felix le envió una foto
de él, poniendo una expresión de asco mientras señalaba la tierra llena de lombrices, y su rostro le
sacó una sonrisa pequeña en tanto le contestaba.
Bueno, quizás Minho tenía razón y si estaba actuando como un perrito enamorado alrededor de
Felix, pero no lo iba a admitir nunca en la vida.
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Había recibido minutos atrás un mensaje de Hyunjin, diciéndole que no iba a alcanzar a llegar y
que se fuera a su casa sin dudarlo, que se verían al día siguiente, y luego de terminar de arreglar el
patio, tomó en brazos a Minnie, saliendo del hogar del alfa para dirigirse a su casa.
Seungmin estaba lleno de tierra porque quiso ayudarlo en el jardín, así que lo primero que hizo al
llegar, fue darle un baño. Eso resultó siendo un desastre, porque a su bebé no le gustaba bañarse y,
aprovechando cualquier distracción de Felix, salía de la bañera sin importarle si estaba desnudo
para escapar corriendo entre risas y gritos.
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Así que Felix terminó con la ropa mojada, con un dolor en el estómago debido a las risas y agotado
por el largo día. Seungmin parecía igual de agotado que él, porque cuando lo recostó en su cuna,
no protestó un poco pidiéndole dormir con él, y se quedó dormido en unos minutos.
Felix soltó un bostezó, entrando a su cuarto y cayendo dormido apenas su cabeza tocó la
almohada.
Sin embargo, su sueño placentero se vio interrumpido por unos fuertes golpes en la puerta,
seguidos de timbrazos y gritos.
Maldiciendo por lo bajo -y rogando que Seungmin siguiera durmiendo-, observó la hora antes de
ponerse las pantuflas con una bata. Eran las tres de la mañana, ¿quién podía venir a esa hora?
Esperen.
Tomó aire, frunciendo los labios, y abrió la puerta. Alcanzó a agarrar a Hyunjin antes de que cayera
al suelo, y pudo sentir olor a cigarro y alcohol en su chaqueta.
-¿Por qué me miras con tu puchero malvado? -gimoteó como un niño pequeño-. Quiero besarte,
Liiiiiixieeeee -y extendió los labios en una trompita.
Felix quería seguir luciendo enfadado por haber visto su sueño interrumpido, pero la actitud de
Hyunjin le estaba enterneciendo contra su voluntad.
-Noooooooooooooooo -Hyunjin se aferró con más fuerza a él-. No te he visto en todo el día, bebito.
-Pero nunca es suficiente -protestó Hyunjin con pena-. Podría verte todo el día y nunca sería
suficiente, Lixie.
El omega sintió sus mejillas ruborizadas, y mordió su labio inferior de forma indecisa. Observó el
sofá en el comedor, antes de voltearse a ver el rostro un poco rojo de Hyunjin. Bueno, podía dejarlo
durmiendo en el sofá, estaba seguro de que, en el estado de Hyunjin, daba lo mismo.
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-¿Dónde estabas, Hyunjin? -le preguntó, acariciándole el cabello.
Hyunjin le sonrió, feliz por su atención, y Felix sintió su corazón latir con más fuerza al ver la bonita
sonrisa del alfa.
-Minho me invitó a beber porque estaba peleado con Jisung -se quejó Hyunjin-, es horrible
escuchar sus quejas, pero dijo que debía hacerlo, porque él siempre me escucha cuando me quejo
de ti.
-Sí -Hyunjin sonrió de forma perezosa-. Me quejo siempre de lo lindo, adorable y tierno que eres,
Lix. Eres como... ah... como mi cama.
Felix estaba seguro que iba a morir pronto por las dulces palabras que Hyunjin le decía debido a su
borrachera. Era demasiado para él, nunca nadie antes le había dicho cosas tan dulces en tan poco
tiempo.
-Entonces fuimos a beber con Minho y me contaba toda su vida sexual con Jisung -siguió Hyunjin-.
¿Sabes lo que hacen en la cama? -el rostro del alfa se iluminó-. Mi amor, ¿eres elástico?
-Fue a seducir a Jisung -Hyunjin lo abrazó por la cintura-, aunque estoy seguro de que Jisung le
dará un golpe -el alfa hizo un pequeño puchero-. Quiero dormir contigo, Lixie, abrazadito a ti y
decirte lo lindo que eres. Mi omega -soltó un suspiro-. Mi bonito omega.
Felix iba a negarse, pero ver la mirada insistente de Hyunjin le hizo ver que no podría librarse de
ella.
-Perra, perra, eres una perra, tengo novio pero igual te caliento la sopa porque soy una perra. ¡Perra,
perra, perra!
Felix lo miró de forma inexpresiva cuando terminó de cantar. Hyunjin lo miró con una amplia
sonrisa.
Unos segundos después, Felix comenzó a reírse sin control alguno, sosteniéndose de su estómago
para no caerse, en tanto Hyunjin se reía también, encantado al ver al omega riéndose con tanta
libertad y bajando su guardia totalmente.
Felix asintió, sonriendo, permitiendo que los brazos de Hyunjin lo sostuvieran esa noche.
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Hyunjin se sentía en el paraíso a pesar del dolor en su cabeza que parecía romperlo en dos.
Pero qué le importaba, porque cuando abrió los ojos y vio a Felix acurrucado a su lado, durmiendo
con tranquilidad, todo lo demás desaparecía. Todo lo demás podía irse al diablo, si despertaba
cada día del resto de su vida con su omega abrazándolo, durmiendo entre sus brazos como si
fuera el lugar más seguro del mundo.
Su omega.
Apretó sus ojos brevemente, haciendo una mueca ante el nuevo dolor de cabeza, pero no se
movió, sólo atrajo más a Lix en sus brazos. Podía recordar toda la conversación que mantuvo con
Minho durante las noches, sus quejas, el verlo cantar karaoke, cuando salieron del bar a
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tropezones, caminando por la calle mientras gritaban, cantaban y se reían de estupideces. Su
amigo había caminado a su casa con la intención de seducir a Jisung para arreglarlo todo, pero
Hyunjin estaba seguro de que fracasó, porque una de las cosas que más amaba Jisung era dormir.
Y luego él había caminado hacia la casa de Felix con la desesperada necesidad de verlo, de
sentirlo, de acariciarlo, y cuando lo vio a los pies de la puerta, con su pijama junto con el rostro
amodorrado por el suelo, supo que quería a Felix como no había querido a ningún omega en su
vida.
Supo que Felix era suyo, y él era de Felix, y nadie en el mundo iba a cambiar eso.
Se había comportado como un idiota, lo sabía muy bien, por lo que se estaría atormentado hasta la
muerte por ser como un niño pequeño cuando se emborrachaba. Aunque, siendo sincero, no le
importaba en ese instante, porque había hecho reír a Felix, e incluso logró meterse a su estrecha
cama.
Cuando comenzaran a vivir juntos, Hyunjin le regalaría una cama enorme, donde ambos pudieran
dormir cómodamente y, por qué no, hacer otras cosas.
Haría todo lo posible para que Felix tuviera siempre esa sonrisa preciosa que pocas veces
esbozaba, aquella sonrisa que parecía iluminar su día.
Entre sus brazos, Felix se removió, abriendo sus ojos con lentitud.
Enarcó una ceja, viendo el momento exacto en el que el chico parecía recordar lo que ocurrió horas
atrás. Sin embargo, contra todo pronóstico, no comenzó a gritar escandalizado como se esperaba,
sólo ladeó la cabeza.
Antes de que pudiera decirle algo, Hyunjin hizo un movimiento rápido, dejándolo bajo su cuerpo,
impidiendo que se moviera.
Felix lo observó con ojos enormes, su boca entreabierta, y se inclinó para darle un beso. Al menos,
eso pretendía.
-¡Maaaaaaaaaaaaami!
Felix lo echó a un lado cuando la puerta se abrió de un portazo y un rechoncho bebé entró
tambaleándose, sonriendo enormemente.
-¿Papi?
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Seungmin se detuvo, mirando desde Felix hacia Hyunjin sin comprender un poco lo que estaba
pasando. Felix quiso darse un golpe contra la pared, porque la cuna de Seungmin tenía un sistema
fácil de abrir, que el pequeño descubrió sólo unas semanas atrás. Como no era muy alta, además,
se bajaba con facilidad e iba a buscarlo cuando no lo veía cerca. Era una fortuna que todavía no
descubriera cómo abrir la reja que tenía en la cima de la escalera, y a veces el bebé la agarraba y la
sacudía, gritándole para que lo fuera a buscar.
-¡Mami! iMami! -chilló Seungmin, yendo a la cama y comenzando a subirla con esfuerzo. Una vez
logró hacerlo, gateó hacia ellos-. ¡Mía, mía, mía! ¡Papi feo!
-¡Minnie! -exclamó Felix cuando el bebé lo abrazó por el cuello, abrazándolo como si fuera un
mono-. ¡Esa no es forma de saludar a Hyunjin!
Pero Seungmin sólo le sacó la lengua a Hyunjin, que fruncía el ceño debido al dolor de cabeza por
los gritos del niño.
-¿Eh? -Felix lo miró atónito, pero antes de poder preguntar a qué se refería con ello, Hyunjin se puso
de pie y tomó a Seungmin por la tela del pijama en la espalda, levantándolo en el aire.
El niño chilló por la sorpresa, en tanto Felix se sobresaltaba por completo. Hyunjin arrugó los
labios, sin soltar a Seungmin, para caminar hacia la ventana.
-¡HWANG HYUNJIN! -gritó Felix, horrorizado, cuando Hyunjin sacó a Seungmin por la ventana.
-¡HYUNJIN, ¿QUÉ DEMONIOS TE PASA?! ¡DAME A SEUNGMIN! -gritó Felix, poniéndose de pie.
-No hasta que éste mocoso aprenda -gruñó Hyunjin, fulminando con la mirada a Seungmin-. ¡Tu
madre es mía!
-¡NO! ¡NO, NO Y NO! -exclamó Seungmin, pataleando y moviendo sus brazos en el aire.
-¡HYUNJIN!
Hyunjin levantó la vista, chocando con la alterada e histérica mirada de Felix frente a él. Su
expresión se quedó congelada, comprendiendo con rapidez el motivo de lo que hizo y el porqué el
omega le observaba con ojos llenos de lágrimas.
-Felix, era… -se sobresaltó cuando el chico le quitó a Seungmin de los brazos, respirando
aceleradamente.
-¡Eres un idiota! -sollozó Felix, ante la sorprendida mirada del alfa por su arrebato-. ¡Creí que... yo
pensé que..! -Felix no pudo seguir hablando por el llanto, pero no era necesario que lo hiciera para
saber lo que quería decir.
Felix se sentó en la cama, apretando a Seungmin en sus brazos, que los contemplaba con
expresión asustada. Hyunjin tomó aire.
A pesar de que Hyunjin podía comprender parte del arrebato de Felix, le dolió ver la repulsión con
la que habló. Con la que lo llamó.
-¿Tan poco confías en mí como para creer que pensaba matar a Minnie? -le preguntó Hyunjin, su
expresión cansada.
Se miraron en silencio, los ojos de Hyunjin estaban agotados, mientras los de Felix se hallaban
colorados por el llanto.
-Está bien que desconfíes, Felix -continuó el alfa-, pero tuve muchas oportunidades para
deshacerme de Seungmin antes, y no lo hice. Pensé que ya habíamos pasado esta etapa -lo vio
tragar saliva-. Si cada vez que me acerque a Minnie vas a reaccionar así, entonces no sé por qué
estoy aquí -Hyunjin se giró hacia la puerta-. Es suficiente por hoy, Felix.
Pero Hyunjin no se giró cuando salió de la habitación, decepcionado y un poco enojado. Estaba
tratando de contener toda la molestia y el dolor que lo ahogaba, en ese momento, debido a lo que
significó para él que Felix todavía no le tuviera la confianza suficiente como para estar a solas con
Seungmin. Que todavía dudara de sus intenciones, a pesar de que ya le había demostrado varias
veces que no pensaba hacerle algo malo a su bebé.
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Si Felix no confiaba en él, entonces ellos dos no tenían futuro alguno.
-¡Hyunjin!
Se giró mientras bajaba las escaleras, viendo a un deplorable Felix lanzarse a sus brazos, sin
dudarlo un poco. El alfa tuvo que agarrarse al pasamano para no caerse provocando así un
accidente, en tanto Felix enterraba el rostro en su cuello, temblando.
-Lo siento -murmuró Felix a su oído-, lo siento, yo no... Sí confío en ti, lo prometo, es sólo que… cedí
al pánico y... y Seungmin es todo lo que me queda…
Felix asintió sin mirarlo, aspirando el aroma que el alfa exhalaba, tranquilizandose con su toque
dulce y amable.
-Vamos a tener una cita mañana en la tarde -le dio un beso en la frente-, y comenzarás a utilizar el
anillo de compromiso que pienso comprarte, mi amor.
Asintió, dándole un beso a Hyunjin en la mejilla y volviendo a aferrarse a él, sin soltarlo un poco.
Felix temía que Hyunjin desapareciera un día y tuviera que volver a la triste oscuridad a la que ya
estaba acostumbrado.
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Hyunjin sabía que estaba en problemas cuando abrió la puerta y vio a su padre bajo el umbral de
ésta con una expresión helada.
Al parecer, no bastaba con la terrible resaca que tenía en ese momento, sino también tendría que
lidiar con sus inacabables problemas familiares.
-Si es por lo de Chaewon y mamá, ya puedes irte -le gruñó, haciéndose a un lado para darle la
pasada.
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Por supuesto que tendría que darle la pasada, después de todo, su padre era también un alta, lo
que significaba que Hyunjin era un alfa puro al ser hijo de dos alfas, algo poco común en ese
mundo. Le otorgaba un puesto de más categoría, se le consideraba superior por ese simple hecho,
y ponía más responsabilidades sobre su espalda.
Además, sus padres solían ser más duros con él por eso, esperando siempre lo mejor de Hyunjin.
Olvidaban, a veces, que su hijo era un alfa y, por lo tanto, no podían obligarlo a algo que no quería.
-Tu madre está histérica porque comentó que su hijo quiere… casarse con un omega que luce más
como un prostituto que como una persona decente -dijo su padre a modo de saludo.
Hyunjin apretó sus manos mientras fruncía los labios, disgustado totalmente.
-¿Quieres que me haga cargo de ella? -gruñó-. Vienes a perder el tiempo, no pienso casarme con
Chaewon ni hacer lo que mamá diga.
-Es una chica linda, Hwang Hyunjin -la voz de su papá se endureció-, y es una omega. ¿Qué más
quieres? Es inteligente, agradable y tiene buen cuerpo. Follar con ella no te costará nada, y si lo
deseas -hizo una pequeña pausa, antes de sonreír burlonamente-, puedes llevarte a ese omega que
quieres y tenerlo como un amante. Estoy seguro de que a los dos no les molestará follar contigo al
mismo tiempo.
Hyunjin sintió su piel ponerse de gallina, mientras una insana y horrible rabia lo llenaba ante lo que
su padre había dicho con tanta calma.
-Felix será mi único omega y lo respetaré como tal -dio un paso, sonriendo burlonamente-. Que tú y
mamá tengan miles de amantes no significa que yo seré como ustedes, ¿lo tienen claro?
El alfa frente a él se quedó un momento en silencio, sus fríos ojos examinando el rostro de su hijo
de forma analítica.
-No voy a permitir que te cases con un omega hombre, Hwang Hyunjin, y menos con un omega que
ya tiene un hijo -advirtió su padre.
Hyunjin mantenía esa sonrisa burlona, pero el resto de su rostro seguía siendo helado y
despectivo.
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-Ese bebé es mi hijo también, ¿o acaso mamá no te lo dijo? -dio otro paso.
-No -el menor humedeció sus labios-. Mi familia desde ahora es Felix y Seungmin, nadie más, así
que, o me dejan en paz, o nunca más me verán en sus vidas.
Su padre lo miró con desprecio, sin agregar algo más, y terminó por salir de la casa despotricando
en voz baja. Apenas se quedó solo, la sonrisa desapareció de los labios de Hyunjin, convertidos
ahora en una fina línea apretada en señal de molestia.
Si bien no era la primera vez que desafiaba a sus padres, si era la primera vez que los había visto a
ambos de acuerdo con el hecho de que tuviera a una pareja que ellos no aprobaran. Lo que
significaba una cosa peligrosa: los dos se pondrían de acuerdo para impedir que estuvieran juntos.
Tendría que apurar sus planes, a conciencia de que las cosas con Felix todavía no eran serias, y
cualquier paso en falso podría arruinarlo todo. Podía ocurrir que si Felix se enteraba de que el estar
comprometido con Hyunjin, haría que la integridad de su hijo corriera peligro, acabaría con todo lo
antes posible.
Hyunjin no quería pensar en esa alta probabilidad, porque quería desesperadamente a Felix como
su omega, como su esposo, como su pareja por toda la vida.
Se dejó caer en el sillón, frotando su frente con irritación, y se dedicó a mirar la pared en blanco,
pensando en alguna solución a todo lo que estaba pasando.
─────❀◦❀◦❀─────────❀◦❀◦❀─────────❀◦❀◦❀─────────❀◦❀◦❀──
-¿Hoooooola? ¿Jisuuuuung?
-Ah... Ho-hola…
-¿Estás bien, Jisung? -Felix arrugó los labios, sosteniendo el móvil contra su oreja-. Suenas
agitado.
Hubo un pequeño momento de silencio entre ellos dos, y luego se escuchó un gemido de dolor al
otro lado de la línea.
Felix miró a Seungmin, que estaba jugando con las piezas de un juego, concentrado en ello.
-Te quería pedir un pequeño favor, si podrías cuidar a Seungmin por el resto de la tarde -preguntó
con súplica.
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-Ah… -Jisung soltó una risa nerviosa-. No... no creo poder, Lix.
Jisung tosió.
-Vale, no quiero saber, adiós, pasen una linda noche -y antes de que Jisung pudiera decirle algo
más, Felix cortó la llamada suspirando, pensando en lo que podía hacer.
Dentro de unos minutos Hyunjin vendría para ir a buscarlo y tener su cita, ¿y con quién iba a dejar a
Seungmin? Jisung era la única persona en la que confiaba lo suficiente para hacerlo, la única
persona que no lo juzgaría, y estaba ocupado con su esposo. Podría contratar una niñera, sin
embargo, conocía muy bien a Seungmin para saber que su pequeño bebé podía lucir tierno y
amoroso, pero era un pequeño demonio cuando no estaba cómodo.
¿Y si lo llevaba a la cita? No quería pensar en eso, no quería que Hyunjin cambiara sus planes o las
exigencias de Seungmin estuvieran de por medio. No quería que Hyunjin se sintiera presionado a
aceptar más a su hijo.
Tocaron al timbre de la casa y soltó un quejido en voz baja. Fue hacia la puerta y la abrió,
encontrándose con un ramo de flores y a Hyunjin relajado frente a él.
Parpadeó, sonrojándose.
-Vamos, Lix, no me arruines nuestra primera cita -se quejó Hyunjin, entregándole el ramo-. ¿ Estás
listo o deberé esperarte para que te arregles como hacen las chicas?
Felix soltó una risa baja, haciéndole pasar mientras negaba con la cabeza.
-No, es sólo que… -bufó-, llamaré a una niñera para que cuide a Seungmin, ¿podrías esperarla?
-Claro -Hyunjin se encogió de hombros, entrando al comedor-, pero, ¿no quieres llevarlo con
nosotros?
Felix volvió a parpadear, observando a Hyunjin tomando en brazos a Seungmin como si nada,
haciéndolo reír.
-Por favor, Seungmin no me molesta -Hyunjin lo observó, sonriendo de lado-. Lix, somos una
familia, ¿no es así?
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Familia. Que bien sonaba la palabra en su mente, en los labios de Hyunjin. Significaba algo
totalmente importante para él, algo que le calentaba el corazón de formas inimaginables y le
hacían pensar que, quizás, las cosas podían mejorar a pesar de todo.
-No digas eso -Hyunjin se acercó, cargando a Seungmin-. No pienses en mí, Felix, piensa en ti.
¿Quieres que Seungmin nos acompañe?
Felix lo miró a los ojos, mordiendo su labio inferior, antes de sonreír ampliamente. Tomó la mano
de Hyunjin.
-Vamos, entonces.
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Felix se había esperado la típica cena en un restaurante caro, por lo que no pudo esconder su
expresión de sorpresa y entusiasmo cuando Hyunjin se estacionó fuera del parque de diversiones.
Seungmin se quedó mirando los juegos con expresión embobada, en tanto Felix comenzaba a
caminar al lado de Hyunjin.
-Te caerás de allí y quedarás hecho masita en el suelo -le dijo como si nada, tratando de asustarlo.
Felix también se rió, llenando de besos las mejillas de Seungmin, y Hyunjin le tomó la mano sin
dejar de sonreír, sintiéndose satisfecho por haber pensado en que ir a ese lugar sería una buena
idea.
-¿A cuál quieres subirte, Lixie? -le preguntó Hyunjin, ignorando a Seungmin deliberadamente, que
berreó en señal de protesta.
-¿Oh? -Felix puso una expresión de horror-. Oh no, ni loco pienso subirme a una montaña rusa.
-¿Qué? ¿Les tienes miedo acaso? -La voz de Hyunjin sonó incrédula.
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-¡Podría salirse un tornillo como en esa película y moriríamos!
-¡MORIRíAMOS!
-Felix…
-¡Volveríamos a morir!
-…
-La estoy jodiendo, ¿cierto? -Felix pareció retraerse con su propio comentario-. Bueno, si quieres
subirte a algo.
-No -Hyunjin hizo una mueca de diversión-. Es sólo que... me gusta verte así, tan relajado. Tan tú.
Me gusta que seas así, Lixie.
Felix sintió sus mejillas ruborizadas y quiso decir algo, pero los nervios se lo impedían en ese
momento.
Hyunjin lo ayudó a relajarse más, apuntando entonces al edificio donde estaba la pista de hielo, y
le dijo que Seungmin podía jugar allí sin terminar hecho papilla. El omega asintió, tomando aire
para relajarse, y siguió a Hyunjin por entremedio de la multitud de personas.
Una vez en el interior del lugar, Felix le puso un casco a Seungmin, que estaba entusiasmado por
entrar a la pista. Hyunjin, en tanto, iba a buscar algo que le ayudara a sostenerse y no caer al suelo,
regresando con un caballito que se impulsaba si se rebotaba en su lomo.
Seungmin dijo que el caballito lucía como su mami, haciendo que Felix se enfurruñara, y Hyunjin
llevara al niño al borde de la pista hasta que el berrinche se le pasara a Felix. El muchacho se
acercó segundos después para sentar a Seungmin sobre el pequeño caballito con cuidado,
mirándolo con una expresión de temor a que algo le pasara.
El niño, en cambio, lo único que quería era que lo dejaran para poder avanzar solo por la pista de
hielo.
-No le pasará nada, Lix -le dijo Hyunjin, apoyándose en la barrera que separaba la pista de hielo del
resto.
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-Mhn…
El omega suspiró, negando con la cabeza, y empujó a Seungmin suavemente por la pista, que
chilló de la emoción mientras rebotaba en el asiento, haciendo que el caballito avanzara sin
ninguna dificultad. Seungmin se rió sin control alguno, demasiado feliz de estar allí metido, y Felix
sonrió, ubicándose al lado de Hyunjin.
-No era necesario que viniéramos aquí, Hyunjin- le dijo de pronto Felix, sin dejar de mirar a
Seungmin, que seguía patinando con el caballito en la pista, ajeno al resto-. Sé que querías una cita
sólo los dos, tuvimos que-
-No te preocupes, Lix -Hyunjin le tomó la mano, dándole un apretón-. Me gusta pasar tiempo
contigo y Minnie. Podemos tener una cita los dos solos en otro momento, no importa.
Felix mordió su labio inferior, observándolo ahora a la cara mientras Hyunjin le devolvía la mirada
con calma.
-¿De qué? -Hyunjin enarcó una ceja-. ¿De qué estés más pendiente de Minnie? ¿Debería estarlo? -el
alfa se acercó unos centímetros-. Eres su mamá, Lix, es normal que le prestes más atención a tu
bebé que a tu pretendiente.
- Novio -Felix hizo un gesto nervioso-. Si me voy a casar contigo, eres mi novio.
-¿Lo somos? -humedeció sus labios, llevando una mano a su bolsillo y sacó una cajita pequeña-.
Pensaba proponértelo esta noche, Lix -la abrió, revelando un anillo de oro puro-. Quiero que seas
mi prometido. No pretendiente ni novio. Prometido- ladeó la cabeza-. Quiero que fijemos una fecha
para la boda, cuando quieras, me da lo mismo.
Felix enrojeció por completo, sin saber qué decir ante las repentinas palabras de Hyunjin, dichas
sin vergüenza alguna. Miró del anillo al rostro del alfa, sintiendo sus piernas como gelatina, sin
saber cómo sentirse con respecto a ello.
Sabía que era muy rápido, considerando que sólo lo conocía desde hace semanas. Sin embargo,
en esa realidad omega-alfa, los instintos se reconocían y se enlazaban con facilidad. Además, el
hecho de que le preguntara, cuando simplemente podía tomarlo.
-Yo…
-Si crees que es muy apresurado, está bien -Hyunjin hablaba con seriedad-, podemos hablarlo más
adelante, no quiero que te sientas presio-
-Está bien.
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Hyunjin se quedó en silencio antes las palabras dichas por el omega con rapidez, que sentía sus
mejillas rojas todavía, sin levantar su vista del suelo.
A Felix le gustaba mucho Hyunjin, le gustaba la forma en la que lo trataba, como si fuera un
diamante, aunque no llegara ni a los pies de uno. Le gustaba la forma en la que lo miraba, la forma
en la que le hablaba, la forma en la que se comportaba alrededor de Seungmin. Todavía tenía sus
pequeños resquemores, pero estaba aprendiendo a confiar de a poco en el alfa y a sentir que las
cosas podían ir bien por primera vez en su vida.
Que Hyunjin podía enseñarle a confiar en una persona sin problema alguno.
-¿Estás seguro, Lixie? -La voz de Hyunjin se suavizó y puso un dedo en su barbilla, levantándole el
rostro.
-Hwang Felix suena bien, ¿no crees? -se atrevió a decir el omega sonriendo débilmente.
-Hwang Felix suena perfecto -respondió, deslizando una mano por la nuca de Felix y empujándolo
para darle un beso en los labios.
Felix cerró sus ojos, sintiendo la respiración de Hyunjin contra sus labios, y cuando abrió la boca,
se escuchó un grito:
-¡MAMI!
Se alejó al ver a Seungmin echado en el suelo, acostado boca arriba, moviendo sus brazos y pies
como una tortuga, el caballito tirado a su lado.
Hyunjin quería reírse al ver a Seungmin luchando por ponerse de pie, pero sabía que no era lo
correcto cuando Felix chilló con horror, entrando a la pista de hielo a pesar de que no llevaba
patines.
¿Y para rematar la situación? Por supuesto, Felix resbaló y golpeó el suelo estrepitosamente con
su trasero.
Pero Hyunjin no podía dejar de reírse, mostrando una amplia sonrisa, arrugando sus ojos y
sosteniéndose de la pared para tratar de calmarse un poco. Felix, desesperado, se arrastraba hacia
Seungmin que había dejado de lloriquear, para quedarse echado con una expresión enfurruñada.
Todavía se podían oír las risas del castaño cuando Felix salió con esfuerzo de la pista, arrastrando
a un malhumorado Seungmin entre sus brazos.
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Por supuesto, la risa se le acabó cuando Seungmin le hizo un gesto grosero, que decía claramente
"me caí a propósito para quitarte la atención de mamá, estúpido".
Ese engendro…
Soltó un gruñido de celos, ayudando a Felix a ponerse de pie, que tenía otra vez esa expresión
enfurruñada en su rostro, ese gesto raro que hacía con sus labios que indicaba que estaba
disgustado.
Trató de controlar la pequeña risa que quería salir de su boca, pero resultó imposible.
-Me has mentido todo este tiempo -dijo de pronto, haciéndolo callar. Hyunjin lo miró con una ceja
enarcada-. Tú tienes la sonrisa más hermosa del mundo, Hyunjin.
No pudo evitarlo: ahora fue el turno del alfa de ruborizarse. Sus mejillas se sentían repentinamente
calientes y desvió la vista, avergonzado por las palabras de Felix dichas con cariño, con ternura.
Quería comérselo a besos de pronto, pero sabía que si se acercaba, Seungmin comenzaría a
protestar. Ese bebé era del diablo.
Se limitó a tomarle la mano y pasar un brazo por su cintura, dándole un pequeño beso en la mejilla.
Aunque, por supuesto, apenas se subieron a algunos: primero, porque Seungmin era demasiado
pequeño, y segundo, debido al miedo de Felix por los juegos de alta velocidad. Hyunjin lo aprendió
de la peor forma luego de dejar al bebé con un guardia, en tanto la pareja se subía a una montaña
rusa y el alfa terminó sordo de un oído al escuchar los gritos del pobre de Felix.
-Creo que salimos muy bien en esta fotografía -dijo el omega cuando iban de regreso a casa.
Hyunjin se detuvo en un semáforo, observando la fotografía que Felix mostraba, y sonrió de lado.
Por supuesto que salían bien, con la rueda de la fortuna de fondo, Felix riéndose mientras sostenía
entre sus dedos un algodón de azúcar, en tanto Seungmin aplaudía, sentado en los hombros de
Hyunjin. El alfa miraba a Felix con una minúscula sonrisa, agarrando su mano fuertemente. El
omega llevaba unas orejas de panda y Hyunjin portaba unas de gato.
-La familia Hwang -comentó Felix, abrazando el oso de peluche que Hyunjin le había conseguido
en uno de los juegos.
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La pareja se miró sin dejar de sonreír, y minutos después, Hyunjin se estacionó fuera de la casa de
Felix.
-No es necesario, estoy acostumbrado… -hizo una pequeña pausa- a que todo vaya rápido, Hyunjin.
-Se llamaba Kim Younghoon -dijo el omega, apoyándose en el respaldo de la silla con una mueca
en los labios-. Yo vivía en las calles desde los trece años, por lo tanto, cuando tenía mis celos, solía
esconderme bajo algún puente de Seúl para… para que nadie me oliera -Hyunjin le dio un suave
apretón-. Pero a los dieciséis no alcancé a llegar y... y Youngie me encontró escondido en un
callejón.
-Abusó de ti.
-Sí -Felix mordió su labio inferior-. Me marcó ahí mismo y dos semanas después nos casamos. Así
que ya ves... nunca tuve una cita con mi alfa -el mayor comenzó a hacer círculos con su dedo
pulgar en la palma de la mano de Felix, haciéndole saber con eso que estaba allí-. Youngie
trabajaba como asistente del director de una compañía de autos, así que ganaba mucho, lo
suficiente como para... para mantenerme contento, como él solía decir. Era guapo, muy guapo, no
tanto como tú, claro. Era de... de estos alfas conservadores, por lo que no me dejó trabajar, y
tampoco quiso que terminara mis estudios ya que no los iba a necesitar, según él.
Con las últimas palabras, Hyunjin sentía que se crispaba levemente. La gran mayoría de los alfas
eran conservadores en muchos sentidos, en especial en cuanto al lugar que le correspondía al
omega dentro de la sociedad: creían que debían quedarse en casa todo el día, limpiando y
teniendo la cena lista, cuidando a los niños y siempre sonriendo.
-Por lo que... me quedaba en casa la gran mayoría del tiempo y tuve que aprender a cocinar. Las
primeras veces todo me quedaba horrible -soltó una risa amarga-, y cuando eso sucedía, Youngie
se encargaba de hacerme saber con un buen golpe para no cometer el mismo error. Le tenía un
miedo horrible, a pesar de que sabía que era mi alfa, pero no podía evitarlo. En especial cuando la
noche llegaba y él quería follarme, porque sólo buscaba su propio placer.
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Hyunjin lo atrajo, sintiendo ganas de vomitar, de matar a ese alfa que había osado hacer sufrir a
Lixie.
-Pero de todas formas... fue un matrimonio normal. Siempre que yo asintiera en todo, las cosas
iban a estar bien porque Youngie así lo quería. ¿Te confieso algo? -Felix lo miró-. Me... me alegro de
que hubiera muerto.
-No -le interrumpió Felix-. Estoy alegre de que muriera porque… porque si siguiera vivo, yo no podría
estar contigo, Hyunjin. No habría podido ser tu omega -el menor ocultó su rostro en su pecho-.
Quiero ser tu omega.
Las palabras de Felix hicieron que su estómago diera vueltas, su corazón se acelerara en unos
segundos, y una increíble sensación de felicidad y calidez se extendiera por todo su cuerpo.
Estrechó a Felix en sus brazos, levantando su cabeza, chocando con sus ojos, y le acarició la
mejilla.
Los labios de Felix eran suaves, tiernos y dulces. Se acoplaban perfectamente a los suyos sin
ningún problema, y deseó poder quedarse allí todo el tiempo del mundo.
Pero, por supuesto, necesitaban respirar, así que se alejó luego de unos segundos.
-Y yo quiero ser tu alfa, Lix -le susurró, antes de volver a darle otro beso.
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CAP5.
-Los resultados estarán mañana en la mañana.
Felix levantó la vista, quitando sus ojos de Seungmin para fijarlos en el doctor Choi, amigo de
Hyunjin y quien iba a llevar a cargo el examen de sangre para corroborar que Hyunjin era el padre
de Seungmin. Felix nunca había sido bueno mintiendo, pero esa situación lo ameritaba, y si Hyunjin
estaba seguro de lo que hacía... iba a confiar en él.
-¡Chuetín! -chilló Seungmin, sentado sobre la mesa del doctor cuando Beomgyu le tendió el dulce
con una sonrisa amable.
-Me entregarás los resultados sólo a mí, ¿cierto? -le preguntó Hyunjin a su amigo.
-¿Qué clase de amigo crees que soy? -se burló Beomgyu-. Vamos, quiero hablar un momento
contigo.
Hyunjin soltó un bufido, mirando a Felix que estaba mirando a Seungmin chupar el dulce que le
dieron, antes inclinarse y darle un beso en la mejilla, murmurándole que volvería enseguida. El
omega se limitó a sonreírle dulcemente, asintiendo y poniéndose a cantarle a Seungmin.
-Vaya -los ojos de su amigo brillaron con burla-. Quién habría dicho que el dulce y adorable Hwang
Hyunjin terminaría enamorado.
-¿Tu madre...?
-Está en contra de esto -Hyunjin hizo una mueca-, pero sabes que nunca me ha importado su
opinión -suspiró-. Lo que realmente me preocupa es esto. Felix... no estaba dispuesto a perder a
Seungmin para ser mi omega.
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-Bien pudiste forzarlo -el tono de su amigo era ahora suave-. Sabes que un omega no puede hacer
nada ante un alfa. Sabes que, si hubieras querido, podrías haber matado a su bebé, para después
declarar al omega como tuyo a pesar de que no quisiera.
Hyunjin pensó si eso hubiera pasado. Si ese día que vio a Felix en el jardín de su casa, arreglándolo
mientras le hablaba a Seungmin, se hubiera acercado con dobles intenciones hacia el bebé. Si le
hubiera roto el cuello ese día a Seungmin, tomando luego a Felix como suyo.
El sólo pensamiento de esa situación era algo demasiado grotesco para él.
-Felix merece a alguien que lo ame y lo cuide, no a alguien que lo haga sufrir -respondió
tranquilamente.
Hyunjin quería borrarle la sonrisa burlona a Beomgyu con un puñetazo. Pero se limitó a rodar los
ojos.
-Así que harás pasar a ese bebé como tuyo para que nadie sospeche -Beomgyu negó con la
cabeza-. Es un buen plan, lo sabes, pero... si el Gobierno llega a enterarse.
-Nadie va a enterarse.
-Seré el único que haga y vea los resultados prometió su amigo, antes de abrir la puerta de la
oficina.
Felix levantó la vista, mientras le seguía cantando a Seungmin una canción sobre las partes del
cuerpo a lo que el niño balbuceaba para seguirle el ritmo, y le sonrió para calmarlo, diciéndole que
todo estaba bien.
Y cuando el omega le dio a Seungmin un pequeño beso en la nariz, haciéndolo reír, supo que las
cosas estarían bien siempre que Felix sonriera.
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-¡Puuuuuuuuudíííín!
-¡Qué dices! -Felix le dio un suave golpe en el brazo-. ¡Seungmin siempre será mi bebito!
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Seungmin comenzó a reírse con la boca llena de pudín, fijando después su mirada en el dibujo que
estaba coloreando. Lo miraba de manera concentrada para no salirse de las líneas, y Felix se
recostó al lado de Hyunjin, con una expresión satisfecha en tanto el alfa lo rodeaba con un brazo.
-Podríamos fijar la boda en dos meses -comentó Hyunjin, mientras hojeaba un catálogo de trajes-,
y hacerla en el patio de mi casa, ¿qué te parece?
Sintió a Felix tensarse levemente bajo su toque, pero luego de unos segundos, relajó su cuerpo.
-Para mí está bien todo lo que digas -le dijo de forma dulce.
Hyunjin miró a Felix con una ceja enarcada, encontrando el temor levemente marcado en sus ojos.
Luego de salir de la clínica decidieron ir a comer algo, por lo que ahora se encontraban en la
terraza de un restaurante, comiendo el postre y Seungmin coloreaba para no aburrirse. A su
alrededor, el resto de las mesas estaban llenas también.
-Lixie -le dijo Hyunjin con calma-, me encantaría escuchar tu opinión, ¿lo sabes, bebé? -le acarició la
nuca-. Quiero saber siempre lo que piensas, así que no me tengas miedo. No actúes como el
omega que esperan que seas. Actúa como el omega que me tiene loco.
-Te odio, eres demasiado dulce conmigo -regañó de pronto Felix, avergonzado.
-Dos meses está bien -cedió Felix repentinamente-, pero.. ¿en el patio de tu casa? ¡Es horrible!
-¡Eso no es verdad!
-¡Si lo es, Hyunjin! -regañó-. No lo arreglaré en dos meses, ¡ese jardín necesita cuidado y amor!
Hyunjin refunfuñó por lo bajo, pero volvió a sonreír cuando Felix se rió y le dio un pequeño beso en
los labios.
Le gustaba que Felix bajara sus defensas con él, que le tomara la mano, que le buscara sin
vergüenza. Que le sonriera como si él pudiera hacerlo feliz sólo con unas pequeñas palabras.
-No -Felix frunció el ceño-. Esa casa... uh. Podríamos venderla luego del matrimonio, ¿no? Es tan
fría, tan solitaria…
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-O podríamos venderla la próxima semana y te vienes a vivir conmigo -comentó Hyunjin como si
nada-. Compraré una cama más grande para que puedas dormir allí todo el tiempo.
-¡Esas no existen!
Felix comenzó a reírse sin control, sin importarle si estaba llamando la atención, y Hyunjin le dio
otro beso pequeño, sintiendo los suaves labios del omega acoplarse a los suyos.
-Podríamos… -susurró Felix al separarse-. Cuando era pequeño, Chaewon noona me llevó al
estanque Anapji.
Hyunjin se le quedó mirando en silencio, dejando que el omega hablara, sin presiones.
Era la primera vez que Felix nombraba a su hermana desde que descubrió que era su prometida.
Antes, se limitaba a ignorarlo cuando quería hablar de ella, de su pasado.
-Me encantó tanto que... que le dije a noona que me quería casar allí cuando encontrara un alfa
que me quisiera, que... que un alfa me amaría tanto que nos casaríamos en ese lugar, cuando
estuviera atardeciendo.
Hyunjin, con calma, lo atrajo contra su cuerpo, sintiendo cómo ambos se complementaban
perfectamente, como la comodidad y la calidez los invadía en unos segundos. El alfa había sabido,
cuando lo miró por primera vez, que Lee Felix era su omega, era la persona que nunca buscó, pero
era perfecta para él.
-¿Sabes que me dijo ella? -La voz de Felix se volvió triste-. Chaewon sólo se rió como si yo
estuviera bromeando y me dijo que... que nunca un alfa iba a quererme tanto como para casarse
conmigo. Que... que era un omega hombre y debía conformarme siempre con ser una segunda
opción. Y que si encontraba un alfa que me quisiera... si lo encontraba, jamás querría casarse en el
estanque Anapji, porque era demasiado para tan poco -Felix parpadeó, enfocando sus ojos en
Hyunjin otra vez, antes de sonreír tímidamente-. Podríamos arrendar una iglesia pequeña para-
Felix enmudeció, abriendo sus ojos con sorpresa. Luego, negó con la cabeza.
-Hyunjin, no es necesario…
-Esta misma tarde llamaré para fijar la fecha -replicó Hyunjin, volviéndolo a callar-. ¿Y sabes que
más, Lix? Invitaremos a Chaewon a la boda. La invitaremos para que vea que un alfa te quiere
tanto que se casará contigo. La invitaremos para que vea que tú siempre serás mi primera opción,
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a pesar de ser un omega hombre. La invitaremos para que vea que casarnos allí es poco para una
persona tan hermosa como tú. ¿Entendido, Lixie?
El omega asintió con los labios temblando, como si estuviera a punto de llorar, y Hyunjin le dio un
beso en la frente haciéndole saber que estaba allí, con él, que nunca lo dejaría y que iba muy en
serio con sus intenciones.
-Te quiero, Hyunjin -dijo de pronto Felix, mirándolo a los ojos-. Te quiero, Alfa.
-Te haré mío esa noche -respondió sin vergüenza, sin pudor-. Te marcaré y serás mi omega
completamente -sus ojos se oscurecieron un poco-. A menos que quieras que lo haga antes, Lixie.
Con cualquiera de las dos opciones estoy bien -le acarició el labio inferior-. Así que... ¿A dónde
quieres que vayamos de luna de miel?
Le encantaba ver las mejillas de Felix teñidas de rojo, tan colorado, tan tímido, tan avergonzado.
Eso lo hizo pensar cuando estuvieran a solas, cuando las ropas no los molestaran, cuando se
unieran de una forma tan íntima que nadie podría separarlos.
-La noche de bodas estaría bien para que... para que me marques -concedió Felix nerviosamente-.
Y... y podríamos... Quizás ir a la costa, a la playa…
-¡Paia, paia! -gritó Seungmin de forma distraída, frunciendo el ceño en señal de concentración
mientras seguía coloreando.
-En la playa podría deshacerme de este mocoso más fácilmente -murmuró Hyunjin.
Felix comenzó a reírse, terminando de comer el postre, y Hyunjin recordó algo de pronto.
De forma automática, Felix miró a Seungmin, que se echó más pudín a la boca, y pensó en los
meses de embarazo, en el parto.
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A pesar de que quisiera mucho a Seungmin, de que fuera casi su vida entera, tenía que admitir que
fue muy difícil. Porque Felix tenía sólo dieciséis años cuando quedó preñado, y tanto los meses de
embarazo como el parto los vivió prácticamente solo.
Recordó los ojos de Youngie cuando Felix le decía que no, cuando no le hacía caso, cuando se
negaba a ceder, cuando hacía todo mal.
Recordó el primer golpe, tan de improvisto que se quedó en el suelo por minutos, sin poder
reaccionar ni entender la situación.
Youngie se había enojado porque Felix no se estaba cuidando con la comida, y cuando le dijo al
omega que tenía que ser delgado, bonito, tierno -como se esperaba de los omegas-, Felix le replicó
que le daba lo mismo ser delgado, que prefería comer a pasar hambre. Una estupidez, pensó Felix,
mientras miraba su reflejo en el espejo esa noche, acariciando su mejilla hinchada, y fue la primera
lección de muchas que aprendió.
-Si quieres un hijo tuyo, entonces está bien -dijo, estirando los labios hacia arriba, en una sonrisa
mecánica y falsa.
-Lix…
-Por favor, mi amor, si no quieres más hijos, lo puedo entender... -Hyunjin le tomó el mentón,
levantándoselo-. Te prometo que está bien. Además… -hizo una mueca-, suficiente tengo con
compartir tu atención con Seungmin.
-Quiero más -dijo, ahora con decisión- Quiero... quiero hijos tuyos, quiero que... que anudes en mi
interior -sus mejillas se sintieron rojas otras vez-. Seungmin tendrá muchos hermanitos para jugar.
-Pero... -Felix mordió su labio inferior-, Hyunjin, tú... ¿tú me dejarías.… -tragó saliva, nervioso. Si
Hyunjin le decía que no, se sentiría muy triste, aunque sabía que no debía sentirse así-. permitirías
que yo... terminara mis estudios? -ahora se sentía humillado, idiota, inútil-. Youngie decía que no
era necesario, pero yo... de verdad yo quiero…
-Por supuesto que sí, Lix -Hyunjin le sonrió y Felix quería besarlo todo el tiempo, nunca separarse
de su lado-. Buscaremos un colegio, podría ser con enseñanza nocturna, para que termines tus
estudios -le pellizcó la nariz-. Incluso si quieres, Lixie, podrías seguir estudiando después. Yo te voy
a apoyar en cualquier decisión.
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Felix sonrió ampliamente, dándole otro beso, antes de que Seungmin decidiera que quería la
atención de su mamá de vuelta y se pusiera a berrear.
Pero Hyunjin se limitó a sonreír, revolviendole el cabello al bebé, mientras Felix lo regañaba por
comer de forma tan desastrosa, y le dio un beso en la mejilla al omega.
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-Señora Hwang.
Hwang Hyeyon levantó la vista del informe de acciones del último mes que estaba leyendo,
encontrándose con los ojos castaños de su asistente.
-¿Qué ocurre, Chaewon? -le preguntó la alfa, quitándose los lentes de lectura.
La chica levantó una carpeta que traía el nombre del hermano de la chica, Lee Felix, en una
esquina, y con calma Hyeyon tomó los papeles que le tendió Chaewon. Sin apresurarse
demasiado, aunque notando la ansiedad de la omega, comenzó a leer lo que el detective privado,
que contrató para espiar a ese asqueroso chico con el que su hijo se quería casar, le decía sobre lo
que descubrió.
Primero que todo, información sobre su alfa muerto, Kim Younghoon. Familiares, trabajo, amigos.
Poca información que no le servía.
Frunció el ceño.
Los escuché hablar sobre planes de boda. Pensaban fijar una fecha de aquí a dos meses.
-Sí, señora Hwang -pudo notar el tono rencoroso que utilizó, su voz teñida de odio. Una sonrisa
juguetona bailó en sus labios-. Una boda.
Hyeyon se puso de pie, quitándose la chaqueta oscura y aflojando la blusa que llevaba ese día, sin
dejar de mirar a Chaewon. La chica se enderezó, cerrando la puerta con llave.
-Una boda entre mi hijo y tu hermano, quién lo diría -la alfa hizo una pequeña mueca, recostándose
sobre el escritorio-. Quiero a su bebé muerto, y a ese omega… -puso una expresión pensativa-.
Estoy segura de que la prostitución sería suficiente castigo para él.
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Chaewon pensó en su hermanito de seis años, tan inocente, tan sonriente, tan tierno. Un omega
hombre que mató a su mamá en el parto.
Por culpa de Felix se quedaron sin mamá. Por culpa de Felix su padre se volvió un borracho. Por
culpa de Felix su padre los golpeó. Por culpa de Felix ahora estaba perdiendo a su prometido.
Eso no se lo iba a permitir. Chaewon no permitiría que su estúpido hermano menor le quitara algo
por lo que había luchado toda su vida.
Chaewon quería verlo destruido, quería verlo como la maldita puta que era, siendo usado sólo para
entretención de alfas, sin nadie que lo quisiera. Sin que Hyunjin lo quisiera.
Hyeyon hizo un gesto con su mano, indicándole que se acercara, y Chaewon obedeció, chocando
sus labios con los de la alfa.
La omega tenía claro, desde que fue contratada como una simple oficinista en las empresas
Hwang, lo que debía hacer para poder triunfar en la vida. Y cuando Hwang Hyeyon la vio trabajando
arduamente, y le ofreció un puesto como su asistente, no dudó en aceptarlo, sabiendo también las
consecuencias que traería para su vida.
Pero acostarse con Hyeyon no era nada comparado con todo lo que podría obtener.
En primer lugar, el matrimonio con su primogénito, Hwang Hyunjin, a quien estuvo observando
desde lejos.
Hyunjin era un alfa hecho y derecho, un alfa que tenía el mundo el mundo entre sus manos si se lo
proponía, el heredero del imperio Hwang. Un alfa que podría llevarla a la cima del mundo si se
convertía en su omega. Chaewon estaba dispuesta a someterse por completo a él, siempre y
cuando fuera su única esposa omega.
Nunca planeó encontrarse con Felix de esa forma. Con su estúpido hermanito menor, que siempre
acaparó la atención por su comportamiento tan dulce y amable.
¿Acaso Hyunjin no podía ver que Felix no era más que una basura?
Chaewon no iba a permitir que Felix le quitara a Hyunjin por nada del mundo, y si tenía que
destruirlo por completo, lo haría.
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69
Felix levantó la vista de la caja donde estaba guardando los discos que tenía en el comedor, viendo
a Jeongin y Chan escondidos en el mueble que sostenía la televisión, tratando de no reírse cuando
Seungmin dejó de contar y empezó a buscarlos con expresión enfurruñada.
Seungmin farfulló unas palabras incoherentes, comenzando a buscarlos por debajo de la mesa.
Felix sonrió, divertido, siguiendo con su misión. Miró la fotografía que estaba sobre el mesón,
donde Youngie y él salían en su boda. Todo fue tan apresurado, tan rápido, que lo único que le
compró Youngie para la boda fue un traje blanco, con un horrible ramillete de rosas blancas.
Felix decidió que botaría esa fotografía y la reemplazaría por una de su matrimonio con Hyunjin.
El alfa, días atrás, le preguntó si no quería mudarse definitivamente a su casa, y Felix no pudo
decirle que no. No cuando el olor alfa de Hyunjin lo envolvía por completo, lo hacía sentir feliz y
contento, cuando lo único que quería era acurrucarse todo el día contra él. Felix no sabía si estaba
enamorado, porque enamorado era una palabra demasiado grande, pero sí se sentía tranquilo,
amado, alegre, de que Hyunjin fuera su alfa. Se sentía correcto. Se sentía bien.
-¡Loh vi! -gritó Seungmin de pronto, y comenzaron a escucharse risas en todo el salón, mientras los
hermanos peleaban por salir de su escondite en tanto el menor se reía.
Jisung y Minho le pidieron que cuidara a sus niños, porque ellos iban a comer algo debido a su
aniversario, y Felix aceptó ya que Seungmin extrañaba a sus amiguitos. Además, Hyunjin estaba
trabajando, no tenía algo que hacer, y cuidar a Jeongin y Chan lo iba a entretener por el resto de la
tarde.
Cerró la caja con cinta adhesiva, tarareando y escuchando la pelea que comenzó entre los niños.
-¡No, no y no! -respondió Chan-. Jeongin y yo podemos jugar a eso mientras tú nos observas,
Minnie.
Felix suspiró, negando con la cabeza, pensando en los dos pequeños alfas que miraban con
adoración a Seungmin. Ahora no quería preocuparse demasiado, pero cuando crecieran, cuando
empezaran a ser alfas territoriales y el olor omega de Seungmin comenzara a ser más fuerte…
Felix sabía que lo seguirían protegiendo, sin embargo, comenzarían a verlo también como una
posible pareja, y eso lo asustaba por completo.
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-¡Que-o pium, que-o pium! -Seungmin infló sus mejillas, buscando con los ojos a su mamá para que
lo apoyara, pero en ese instante tocaron el timbre de la casa, y Felix se puso de pie.
Podía seguir escuchando los reclamos de los menores, pero sólo rodó los ojos, abriendo la puerta
con una sonrisa amable.
La sonrisa quedó congelada en su rostro cuando se encontró con la cara de la persona al otro lado
de la puerta.
-Dongyul.
El aliento borracho de Dongyul llegó a su nariz, y arrugó los labios en un gesto de desagrado,
nervioso repentinamente. Miró hacia atrás, esperando que los niños no se asomaran.
Notó la botella de cerveza a medio beber en la mano de su padre, su parada tambaleante, y tomó
aire.
-Le dije el mes pasado que no me seguiría haciendo cargo de sus deudas -dijo, tratando de lucir
enfadado-. No tengo el suficiente dinero-
Recibió una bofetada que volteó su rostro, pero reprimió el impulso de correr lejos.
-A mí no me hablas así, puto -gruñó Dongyul, furioso-. Además, ¿creíste que nunca iba a enterarme
que ahora conseguiste un nuevo marido? Dos alfas en tu vida, perra, quién lo habría dicho. Quizás
tuve que haberte vendido a un prostíbulo, habrían pagado bien por ti.
Felix luchó contra las ganas de cerrar la puerta y esconderse, o de llamar a Hyunjin para que viniera
a ayudarlo. Ese asunto era entre él y su padre, y nadie iba a meterse en eso.
-Mi dinero -Dongyul dio otro paso, sonriendo horriblemente-. Necesito pagar muchas cuentas,
Lixie.
Felix se odiaba por ser tan débil, por permitir que su padre siguiera manejándolo de esa forma a
pesar de todo lo que le hizo.
No sabía cómo, pero luego de su matrimonio con Youngie, un día su padre llegó a su casa,
borracho como una cuba. Le pidió dinero para poder cubrir el montón de deudas que tenía,
diciendo que se lo debía porque él era su hijo y lo había cuidado durante trece años. Que era lo
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mínimo que podía hacer por él. Y Felix no pudo negarse, porque ver a su padre en tan miserable
estado, de alguna forma lo conmovió.
Además, aunque jamás lo dijera en voz alta, Felix tenía la leve esperanza de que algún día Dongyul
lo mirara sin odio, que le comentara que estaba orgulloso de que fuera su hijo.
Sin embargo, Felix comprendió de forma tardía que eso nunca ocurriría, y ahora no podía quitarse
de encima esa maldita carga.
-No me mientas, putito -gruñó Dongyul, sin ocultar su molestia-. Sé de buena fuente que ahora
tienes un alfa mejor que el anterior. De la familia Hwang, ¿no es así? Quiero más dinero, o se va a
enterar que de santo no tienes nada.
Felix se puso pálido al recordarse a los diez años, encerrado en su habitación con los amigos de
su padre, de rodillas frente a ellos. Recordando lo que se veía obligado a hacer para que su padre
pudiera conseguir su preciado alcohol. Recordando el terror, el asco, el odio que sentía.
Y Felix no quería que Hyunjin se enterara de eso, de lo que hacía, de cómo su boca estaba sucia.
No quería que lo mirara con repulsión, que se alejara, que incluso cancelara su compromiso,
porque... porque eso lo destruiría por completo.
Asintió, derrotado, murmurando que se quedara esperando en la puerta, mientras iba a buscar el
dinero suficiente como para pagar las deudas de su padre.
Dongyul se retiró diez minutos después, diciéndole que volvería el mes siguiente por lo que
correspondía.
Felix trató de no lucir afectado cuando volvió al comedor, viendo a Jeongin y Chan pelear por un
beso de Seungmin, y continuó guardando las cosas en las otras cajas que tenía. Pensó en que
estaba metido en un montón de problemas que podían arruinar esa pequeña burbuja de felicidad
que tenía, y eso le provocaba demasiado miedo.
Horas más tarde, cuando Jeongin y Chan se marcharon, y Seungmin estaba durmiendo luego de
haber jugado tanto, pensó en cómo solucionar todo eso.
Lo más sensato era decirle la verdad a Hyunjin, pidiéndole perdón por estar sucio, y acto seguido,
rogarle que lo follara. Que lo marcara, lo follara, lo hiciera suyo, para así demostrar que Hyunjin era
su dueño, su único alfa, que le pertenecía por completo.
Pero Felix todavía se sentía nervioso de dar ese paso. Además, pedírselo así, estando obligado…
estaba seguro que se sentiría como una violación. Como cuando Youngie llegaba estresado y lo
ponía en cuatro, teniendo que callar los reclamos para no ser golpeado.
Y él no quería que su primera vez con Hyunjin fuera así, sin consenso, obligado por las presiones
de la sociedad.
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Se sobresaltó cuando las manos de Hyunjin lo acariciaron de pronto en la cintura. Tan perdido
estaba en sus pensamientos que no lo sintió llegar.
Y Felix no tuvo que darse vuelta, no sin pensar en una mentira para decir, pero necesitaba a Hyunjin
desesperadamente en ese instante que no estaba pensando bien.
Hyunjin acarició el moretón en su mejilla con suavidad, aunque sus ojos estaban oscurecidos por
la rabia.
-Oh, ¿eso? -soltó una risita falsa-. Me di un golpe con el mueble mientras lo ordenaba, sabes que
soy demasiado torpe.
-Ya te dije que pasó -siguió mintiendo, forzándose a lucir calmado. Hyunjin bajó la vista, apretando
su mandíbula, pero tratando de relajarse a pesar de todo.
-Sabes que puedes contarme todo, Lixie, ¿no es así? -razonó Hyunjin, mirándolo a los ojos-. Soy tu
alfa, y mi deber es protegerte de todo si alguien quiere hacerte daño.
El omega asintió en silencio, sintiéndose miserable por ocultarle cosas a Hyunjin, quien, a pesar de
todo, le estaba dando total libertad para dejarle elegir si contarle o no. Cualquier otro alfa se habría
impuesto con su voz, obligándolo a decir la verdad sin importar si quería o no.
Hyunjin se sentó en el sillón más cercano, atrayendo a Felix contra él y sentándolo en sus piernas.
Felix se arrimó sobre él, dejando que los brazos del alfa lo envolvieran con cariño, sintiéndose más
tranquilo ahora que lo tenía a su lado.
El toque de Hyunjin era perfecto, lo tranquilizaba de una forma que nunca habría creído posible.
-¿Puedes… uh... -Felix lo miró, tratando de poner una expresión inocente-, ayudarme con las cajas
mañana?
-Mañana tengo una operación en la mañana, pero vendré a comer contigo, ¿te parece? -Felix
asintió, contento-. Voy a tratar de evitar que te des otro golpe.
Voy a seguir averiguando quién te golpeó, Lixie, parecía decir su verdadero mensaje, pero a Felix no
le importaba.
Lo único que quería Felix en ese momento era que Hyunjin lo mimara por todo el resto del día,
haciéndole olvidar todas las cosas horribles de su infancia.
Haciéndole olvidar que, quizás, no merecía ser el omega de Hyunjin luego de todo lo que había
vivido.
74
CAP6.
Hyunjin arrugó los labios cuando la alarma del móvil sonó, y se revolvió en la cama, apagando su
celular antes de suspirar.
Sus ganas de ir a trabajar eran inexistentes, y se sintió peor cuando de pronto Felix lo abrazó por la
cintura, acurrucándose a su lado y dándole un pequeño beso en el cuello. Hyunjin lo miró,
chocando con sus ojos castaños y sonriéndole al notarlo amodorrado, aunque con una ligera
sonrisa.
Era la primera noche que Felix pasaba a su lado como su pareja, durmiendo en su cama, luego de
mudarse definitivamente. Y la sensación era más que perfecta: era única.
-No... -Felix escondió su rostro en su pecho, como un niño pequeño-. Quédate conmigo y sigue
durmiendo. Eres muy cómodo.
Hyunjin soltó una pequeña risa ronca, negando con la cabeza, para después mirar el techo
pensando en lo bien que se sentía Felix en sus brazos. En lo cómodo que era tenerlo así, protegido
totalmente, sin nadie que pudiera hacerle daño.
-Lixie -se miraron a los ojos, y Hyunjin le besó en los labios con lentitud, llenándose con ese simple
gesto-, puedes quedarte durmiendo, ¿sabes? No es necesario que te levantes conmigo a esta hora.
-Pero…
-Nada de peros -le dio otro beso, sonriendo de lado-. He vivido solo desde los dieciocho años, Lix,
sé preparar un desayuno.
-Yo también, bebé -Hyunjin se quitó las mantas de encima, revolviendole el cabello-. Iremos a cenar
fuera, ¿te parece? Para celebrar tú llegada a casa.
-Eres demasiado lindo conmigo -Felix sonrió, dejando que Hyunjin lo arrebujara entre las sábanas-.
Siento que no... que no merezco esto de ti.
Hyunjin le pellizcó las mejillas, sin soltarlo un poco, antes de besarle la punta de la nariz.
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-Te mereces esto y más -Felix sonrió tímidamente-. Ahora duerme, te llamaré durante el día, ¿bien?
-Está bien -Felix se acurrucó entre las sábanas, sin dejar de mirarlo-. Te quiero, Hyunjin.
Minutos después, salió de la ducha, notando que Felix se quedó dormido, y se quedó unos minutos
admirándolo. Notó su suave perfil perfecto, su desordenado cabello castaño, sus pecas en sus
mejillas abultadas, su labio inferior sobresaliendo en un puchero inconsciente, los pequeños
resoplidos que soltaba.
Dios, Felix era hermoso. Era el omega más hermoso que vio alguna vez en su vida, y se sentía
demasiado afortunado de haber sido elegido como su alfa.
Quería tenerlo siempre en sus brazos, riendo, siendo el único lugar al que Felix iba a mirar siempre.
-Voy a protegerte de todo, lo prometo -le susurró, antes de marcharse del cuarto.
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Como era verano, Jeongin y Chan estaban de vacaciones, por lo que los tenía en la casa con la
misión de cuidarlos y evitar así que hicieran un desastre, lo que no estaba pasando en ese
momento.
Jisung siempre quiso hijos, pero gracias a esos dos demonios, estaba replanteándose el hablar
con Minho para devolverlos.
-¡Ustedes dos, pequeños diablos, bájense del sillón y vean la maldita película en paz si no quieren
que les pegue con la varilla! -gritó entrando al comedor, viéndolos pelear con los cojines de los
sillones, de pie sobre ellos, chillando mientras una de las tontas películas de Iron Man se
reproducía en la televisión.
-¡Eso es mentira, tú comenzaste! -negó Chan, pegándole a Jeongin con el cojín sobre la cabeza.
-¡¿Quieren la varilla o no?! -les espetó, levantando la varilla que guardaba en la cocina.
Los dos alfas pusieron cara de espanto y se sentaron sobre el sofá rápidamente.
Jisung dejó salir una maldición baja, entrando a la cocina para seguir preparando el almuerzo y
suspirando cuando escuchó la discusión que sus dos hijos comenzaron otra vez.
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Sus bebés podrían estresarlo un montón, pero de todas formas, jamás le diría a su esposo que los
devolvieran al orfanato de dónde los adoptaron tres años atrás, cuando eran sólo unos niños de
dos años. Según lo que le había contado la directora del lugar, la madre beta de Jeongin murió en
el parto y el padre no se quiso hacer cargo, y a Chan lo abandonaron en la entrada del lugar cuando
tenía cinco meses. Ambos niños crecieron juntos, y cuando Jisung y Minho fueron y los vieron
jugando solos, coloreando un dibujo como si fueran hermanos... no pudieron resistirse un poco.
Aunque ahora Jisung estuviera estresado y con ganas de matarlos.
-Papi -Jeongin entró a la cocina, seguido de Chan, y lo miró con expresión inocente-, ¿podemos ir a
jugar en la tarde con Minnie? preguntó el niño sonriendo.
-¿Por qué? -Chan puso un puchero, cruzándose de brazos-. Queremos jugar con Minnie, huele muy
rico.
-Porque si lo siguen asfixiando de esa forma, el pobre bebé va a morir -les dijo, sin una gota de
suavidad.
Los ojos de Jeongin se abrieron por el shock, en tanto Chan entreabría los labios de forma atónita,
sin decir nada.
Jisung se arrepintió cuando ambos hermanitos se miraron y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-¡Vamos a matar a Minnie! -gritaron al mismo tiempo, antes de abrazarse y romper a llorar.
Si la situación no hubiera sido tan tonta, de seguro Jisung se habría permitido reír.
-Mis amores, tranquilos, era una broma -les dijo, poniéndose de cuclillas para abrazarlos-. Pero
piensen que el tío Lix acaba de mudarse, debe estar cansado, y Seungmin igual. Mañana iremos a
jugar con él, ¿está bien? -los niños asintieron, todavía medio llorosos-. Ahora vayan a ver televisión,
papá está cocinando y ustedes no quieren que la varilla les llegue a sus traseritos, ¿cierto?
Jisung siguió preparando el almuerzo, que ese día consistiría en bibimbap y kimchi, cuando
tocaron al timbre de la casa. Exasperado por ser interrumpido por quinta vez en el día, bajó la
intensidad del horno, yendo a la puerta para gritarle a quien fuera que lo estuviera molestando. Se
encontró con una chica omega.
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-Soy yo, ¿con quién tengo el placer? -respondió Jisung.
-Buenas tardes, soy Lee Chaewon, asistente de la directora de empresas Hwang- saludó la omega,
extendiendo una mano, sin dejar de sonreír.
Jisung le tomó la mano para saludarla, aunque frunció el ceño en señal de confusión.
-¿Está buscando a Hyunjin? Él vive en la casa de al lado, pero ahora debe estar trabajando…-
comentó Jisung, sin querer mostrar un poco la desconfianza que estaba empezando a sentir.
-Oh, no, no, vengo a hablar con usted -dijo Chaewon, sin borrar esa sonrisa que tenía en su rostro.
-Ah... -Jisung miró hacia el interior de la casa, suspirando-. Bueno, ¿quiere pasar? Estoy un poco
ocupado, pero si me espera…
Jisung se hizo a un lado, dejando que la omega entrara a la casa, para luego señalarle el comedor,
donde Jeongin y Chan miraban la película mientras jugaban con unos autitos de carrera.
-Ellos son mis hijos, el dientón es Jeongin y el raro es Chan -presentó Jisung.
Los dos niños miraron a su padre de forma grosera, enfurruñados por la forma en la que los
presentó ante la omega desconocida. Incluso Chaewon no sabía cómo reaccionar ante ello, pero a
Jisung realmente no le importaba.
-Sí, están con nosotros desde los dos años -Jisung caminó a la cocina-. ¿Un vaso de agua?
Sí lo es, pensó Jisung un poco enfurruñado, revisando la olla y el horno donde estaba cocinando
para verificar que todo estuviera bien. Una vez listo, le llevó el vaso con agua a Chaewon,
sentándose frente a ella para que comenzara a hablar.
Chaewon se tomó su tiempo, observando la casa hogareña, a los pequeños niños que volvieron a
jugar sin prestarles un poco de atención.
-Señor Han, tengo entendido que usted tiene un título en cocina internacional -le dijo Chaewon,
entrando inmediatamente en su papel de mujer de negocios.
-Oh, sí… -contestó un poco vacilante-. No he podido ejercer mi título, porque luego me casé con mi
esposo y al poco tiempo adoptamos a Innie y Chanie, así que los he estado cuidando yo. No me
gustan... mucho las niñeras.
Además, cuando lo plantearon y Jisung quiso salir a buscar trabajo, Jeongin y Chan se asustaron
un montón, porque temían volver a ser abandonados otra vez. Ambos podían portarse mal y ser
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unos demonios, pero cuando se trataba de tener el amor de Jisung y Minho, cuando se trataba de
ser mimados por ellos… podían portarse mejor que nadie.
-... Pierre Gagnaire a Seoul -terminó de decir Jisung, con una expresión de sorpresa en su rostro.
-Exacto -Chaewon le miró con falsa dulzura-. Hace unos días se despidió al último chef del
restaurante debido a su incompetencia, por lo que estamos buscando a una nueva persona que se
haga cargo del lugar.
Cuando Jisung estudiaba en la universidad, todos sus compañeros soñaban algún día con ser el
chef del restaurante de la cadena de empresas Hwang, debido al prestigio y honor que se podía
alcanzar sólo con ese puesto. A dicho restaurante iban las personas más exclusivas e importantes
a comer, sirviéndose sólo los mejores platillos de comida coreana y francesa, ganando una fortuna
increíble cada día que estaba abierto.
Jeongin y Chan levantaron la vista al mismo tiempo, poniéndose de pie para correr a los brazos de
su papi. Jisung, de forma suave, sentó a los niños en cada pierna, atrayéndolos a su cuerpo para
sostenerse de algo en ese momento.
-Claro -Chaewon le sonrió a los niños, pero los menores no le devolvieron la sonrisa-. Vamos a ser
muy flexibles con sus permisos para salir y tomarse días, si usted lo requiere. Tendrá total libertad
para administrar su tiempo, no lo andaremos sobreexplotando, así que no se preocupe por eso, no
deberá descuidar a su hermosa familia por este trabajo.
Jisung sintió como perdía el color de su cara ante lo que estaba diciendo la omega frente a él, sin
saber cómo reaccionar por ello. Prácticamente, le estaban dando su trabajo soñado con un sueldo
enorme que recibiría y total libertad para hacer lo que quisiera.
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Sin embargo, Jisung era inteligente: esas cosas no eran gratis.
-No eres sólo un buen chef según lo que tengo entendido, Jisung, sino que también tienes... algo
de lo que me gustaría que te hicieras cargo -Chaewon se inclinó un poco-. Necesito que separes a
Hwang Hyunjin de Lee Felix.
Si hubiera estado bebiendo algo, Jisung de seguro lo habría escupido sobre el bonito rostro de la
omega frente a él debido a sus palabras.
-Yo no…
-Sé que eres amigo de Felix -continuó Chaewon, interrumpiéndolo-, y sé que quieres lo mejor para
él y su... su bebé. Debes saber entonces que lo mejor para tu amigo es alejarse de Hwang Hyunjin
en este instante.
Jisung cerró su boca, sintiendo como la mujer frente a él se convertía en nada más que una víbora
para lograr lo que sea que buscara.
Recordó, también, las últimas conversaciones que había mantenido con Felix, y el pedido que le
hizo.
-¿Por qué tendrían que separarse? -preguntó amablemente Jisung-. Si Hyunjin es el padre de
Seungmin, ¿no es bueno que Hyunjin haya encontrado otra vez a su omega? -Jisung se puso de
pie, dejando en el suelo a Jeongin y Chanie-. Bebés, ¿por qué no van a jugar a su pieza un ratito?
Los llamaré cuando el almuerzo esté listo.
-Debo entender, entonces -dijo Chaewon lentamente-, ¿qué estás rechazando la oferta de la familia
Hwang?
-Si mis amigos son felices, yo no soy quién para meterme en eso -respondió con frialdad.
-¿Prefieres que tu amigo sufra por lo que le haremos más adelante? -la omega dio un paso-.
Considéralo, Jisung: si no intervienes tú, intervendremos nosotros, y tu amigo terminará muerto
junto a su bebé.
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-Fuera de mi casa -espetó Jisung, tratando de mantener la compostura, a pesar de que quería darle
un golpe a la omega frente a él.
-Dejaré mi tarjeta por si cambias de opinión -gruñó Chaewon, dejando un papelito sobre la mesa
del comedor-. Llámame cuando decidas hacer lo correcto para tu amigo y para tu familia.
Sin decir otra cosa, Chaewon se giró y caminó hacia la puerta, saliendo tan rápido como pudo.
-¡Innie, Chanie, les doy permiso para usar una bombita de agua si es con la omega de afuera!
Escuchó sus chillidos de emoción, seguido de pasos y unos segundos más tardes, en toda la
población resonó un grito de odio y furia.
Jisung quiso relajarse, sin embargo, sabía que se avecinaban un montón de problemas para
Hyunjin y Felix, y eso lo asustaba a más no poder.
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-¡Nooooooooooooo! -chilló Seungmin cuando Felix lo tomó en brazos y lo metió a la tina -. ¡No
queiooooooooo!
-¡Vamos, Seungmin, es sólo un baño! -protestó Felix fastidiado, poniéndose de pie para tomar las
ropas llenas de tierra del niño, que se ensuciaron cuando fue a ayudarlo con el jardín-. ¡Si te sales
de la ducha, voy a darte unos azotes!
Seungmin le sacó la lengua, enfurruñado, aunque sabiendo que su mami jamás le levantaría la
mano. Por eso, cuando Felix salió del baño para ir a la lavadora para echar las ropas, se puso de
pie, luchando por salir de la tina sin importarle si estaba desnudo. Iba a esconderse en el fondo del
enorme armario de su nueva habitación para que mami no lo encontrara. Por supuesto, su plan no
sirvió de nada: cuando salió del baño, su mamá ya iba de regreso al cuarto, y pegó el grito al cielo
al verlo fuera de la bañera.
-¡NO! -gritó Seungmin, comenzando a correr para no ser alcanzado, dejando todo el suelo lleno de
agua-. ¡No queio, no queio!
Seungmin comenzó a reírse, entrando al comedor, pero antes de poder esconderse bajo la mesa,
sintió de pronto que alguien lo agarraba.
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-¡Papi! -chilló Seungmin, abrazándolo por el cuello.
Hyunjin soltó una risotada al ver a Seungmin desnudo y húmedo, abrazándolo como si nada, en
tanto Felix entró respirando aceleradamente, con el rostro rojo por el enojo. Su expresión cambió
por completo al ver a Hyunjin, pero en lugar de cambiar a una de alegría, Hyunjin notó el temor y el
miedo en sus ojos.
-Ho... hola, Hyunjin -saludó Felix acercándose, extendiendo sus brazos para que le pasara a
Seungmin, pero el bebé lo miró con el ceño fruncido.
Hyunjin miró al bebé, comprendiendo entonces el por qué estaba sin ropa y mojado.
Suspiró, notando que su camisa estaba húmeda también, y pensando que se iba a arrugar si no se
la sacaba pronto.
-¡Prometo limpiar ahora mismo tu camisa! -gritó de pronto Felix llamando su atención-. ¡No... no te
preocupes por eso, Hyunjin, la voy a lavar otra vez y trataré de que... de que Seungmin no vuelva a
hacer esto!
Oh. Oh.
Arrugó los labios, pensando que si Felix estaba reaccionando así, debía ser porque en su antiguo
matrimonio tuvo que ser castigado por un error que cometió.
-Lixie, mi amor, tranquilo -le dijo con calma en la voz, acercándose para acariciarle la mejilla-. No
importa, de verdad, es sólo una camisa. Además, llegar a casa y ver a Seungmin corriendo
desnudo vale la pena por completo -bromeó, logrando que Felix sonriera con timidez-. Ahora dame
un beso de bienvenida.
El omega soltó una risa en voz baja, abrazando a Hyunjin por el cuello para darle un beso en los
labios, tomando después a Seungmin en brazos y seguir dándole un baño, a pesar de sus
protestas y chillidos.
-¡Te daré unos buenos azotes, Seungmin! -escuchó decir a Felix, mientras desabotonaba la camisa
para llevarla a la lavadora, quedando sólo con el pantalón puesto.
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Cuando iba de vuelta, se quedó en el umbral del baño, viendo al omega bañar al bebé con cuidado
y cariño, y luego se acercó. Se inclinó y lo abrazó por la cintura, besando su cuello suavemente.
Felix soltó una risa baja por las cosquillas que le causó el toque.
Iba a hablar, pero entonces Seungmin les lanzó agua con una expresión grosera.
Seungmin comenzó a jugar con sus barquitos, en tanto Felix se ponía de pie, girándose para
abrazar a Hyunjin por la cintura. Se arrebujó a su lado.
-Un día estaba arreglando el jardín -dijo Felix tranquilamente-, y cuando sentí a Youngie entrar a
casa, fui a saludarlo sin darme cuenta que mis manos y rostro estaban llenos de tierra. Entonces lo
besé, y lo siguiente que supe es que estaba en el suelo con la mejilla ardiendo, con Youngie
gritándome que no lo tocara si estaba sucio, que había manchado su camisa favorita y ahora tenía
que lavarla -Felix lo miró-. Lamento haber reaccionado así, es sólo que…
-Que recordaste eso -Hyunjin le dio un beso suave-. Está bien, lo comprendo, bebé.
-Sé que tú nunca me pegarías -insistió Felix, tomándole la mano-. Es sólo que... fue un breve
momento en el que mi instinto me gobernó, nada más -Felix le sonrió, tímido-. Eres el mejor alfa
que he conocido, Hyunjin -entonces, Felix se percató de algo.
Su rostro se coloreó de rojo ante el torpe descubrimiento, al sentir la piel de Hyunjin bajo sus
manos, y de pronto se sintió un poco acalorado. No sabía por qué estaba reaccionando de esa
forma, como si sus hormonas estuvieran tan alborotadas, y sospechó que quizás se debía a que
su celo estaba cerca. Si mal no calculaba, su celo debería ser en dos semanas más.
-¿Estás nervioso? -le preguntó de pronto Hyunjin en voz baja, sintiendo cosquillas en su cuello
debido al movimiento de los labios del alfa contra su piel.
Su omega pareció estremecerse de felicidad al notar tal cercanía, casi ronroneando por un
contacto más cercano.
Hyunjin siempre fue el que daba los primeros pasos si se trataba de su relación, dejando las
decisiones en sus manos, confiando plenamente en lo que era capaz de hacer.
Quizás era el momento de devolverle la mano. ¿Y por qué no? Felix no quería engañarse más: lo
deseaba completamente.
83
Alejó su rostro para luego darle un pequeño beso, sin importarle si Seungmin estaba viendo.
-Tengo un celo en dos semanas -le susurró, mirándolo a los ojos-, y quiero pasarlo contigo, Hyunjin.
Quiero que me marques en ese momento.
Pensó que Hyunjin iba a saltar de alegría, que le devolvería el beso, que lo abrazaría por horas y
horas. No que enrojeciera como si estuviera avergonzado totalmente, como si fuera un colegial
enamorado.
Hyunjin tosió.
-Es que... -lo notó tragar saliva-, nunca... nunca he pasado un celo con… con un omega… -Hyunjin
levantó la vista, con una expresión torturada-. ¿Y si lo hago mal? ¡Debería ser perfecto para ti, Lixie!
Entonces, rompió a reír, abrazándolo a pesar de notar su ceño fruncido, demasiado enternecido por
lo que dijo.
-Hyunjin, no deberías preocuparte -le dijo, pellizcándole la mejilla-. Sabes bien que no soy virgen-
Hyunjin gruñó, posesivo, celoso, pero Felix se limitó a rodar los ojos.
-... sólo… -Felix le dio un pequeño beso-, está bien, ¿bueno? No me voy a dar cuenta de... de si es
bueno o malo porque… -entonces, el omega se removió, incómodo, enrojeciendo por completo-.
Mira, Youngie sólo llegaba y me follaba, ¿lo entiendes? -Hyunjin frunció el ceño-. No es nada del
otro mundo, así... así es como se los enseñan a ustedes, ¿no es así?
Hyunjin asintió, pero sentía que no estaba correcto de esa forma. Sí, en los colegios les decían que
la época de celo era sólo para tener sexo con el omega, que éste siempre pensaba en esos días en
bajar su calentura, pero…
Pensó en unos viejos amigos que tenía, Rowoon y Chanhee. Se conocieron en la universidad: el
primero era alfa, en tanto el segundo omega, y luego de unos meses, comenzaron a salir juntos
hasta que decidieron formalizarlo todo. Eran... una pareja un tanto extraña, si se tomaban los
cánones de la sociedad, porque Rowoon siempre parecía demasiado pendiente de Chanhee, de
cumplir sus caprichos y nunca hacerlo sentir mal, a pesar de ser un omega macho.
Preocupándose demasiado de cómo se sentía, mimándolo sin pensarlo, siendo más un alfa con
personalidad de omega que un alfa completo, como lo calificarían muchos.
Pero, a pesar de eso, Hyunjin podía ver el amor en la pareja, la forma en la que se hablaban, como
todo parecía brillar alrededor de ellos cuando se miraban.
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Hyunjin quería eso definitivamente con Felix.
-Además -siguió Felix, ajeno a los pensamientos de Hyunjin-, sí lo haces tú, entonces está bien para
mí -Felix sonrió, dándole un pequeño beso-. Será perfecto si eres tú quien me marca, Hyunjin.
Hyunjin parecía derretirse por completo cuando Felix le decía esas cosas, y asintió, dispuesto a dar
todo para que el omega siguiera sonriéndole de esa forma sólo a él.
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CAP7.
Hyunjin frunció el ceño mientras miraba la carta del restaurante, sin decidir todavía lo que quería
comer. Suspiró, exasperado, levantando la vista y encontrándose con la divertida mirada de
Chanhee, que le observaba con cierta fascinación.
-¿Ese bobo? -Chanhee rodó los ojos-. Rowoon está estacionando el auto, ya sabes lo lento que es
para algunas cosas -el omega lo miró, guiñandole un ojo-. ¡Te ves fantástico, Hyunjin!
-Si Rowoon se entera de que me estás coqueteando… -dijo con advertencia Hyunjin, aunque
sonreía con leve diversión.
-Bah, no me haría jamás nada -Chanhee observó la carta-. Ugh, todo suena mal y horrible.
-Bebé, no digas eso -Rowoon apareció de pronto, sonriéndole a Hyunjin-. ¿Cómo estás, Hwang?
saludó, tendiéndole la mano.
-Pero quiero una sandía, amor, y acá no tienen sandía -los ojos de Chanhee se pusieron llorosos, y
Hyunjin dio vuelta los ojos, sabiendo que estaba actuando sólo para que cumplieran sus
caprichos-. Estoy esperando a tu hijo, y el pequeño tiene hambre.
-Oh, ¿así que decidieron agrandar a la familia? -se burló Hyunjin, llamando su atención-. Espero ser
el padrino.
-¡Jamás! -Chanhee se cruzó de brazos-. No queremos que nuestro bebé sea amargado y aburrido
como tú.
Hyunjin lo miró ofendido, mientras Rowoon tapaba su boca para ocultar la risa que quería salir.
A eso se refería Hyunjin cuando pensaba en lo extraña que era la pareja para esos tiempos.
Normalmente, el omega solía ser más callado, sumiso y complaciente con su pareja alfa, sin
querer interponerse, hablando sólo cuando era conveniente. Chanhee era todo lo contrario:
grosero, fastidioso y bromista, y a Rowoon realmente no le importaba su actitud, siempre
asintiendo en todo lo que dijera o pidiera.
Pero Hyunjin los envidiaba, en especial cuando Chanhee se recostaba contra Rowoon con total
confianza, no por obligación, y el alfa lo rodeaba con un brazo, sonriendo automáticamente, como
si fuera feliz con ese simple gesto.
Ordenaron algo para comer, y mientras esperaban, Hyunjin decidió sacar el tema que tanto lo había
estado estresando los últimos días.
86
-¿Cómo? -Chanhee lo observó de forma incrédula-. ¿Tú, Hyunjin? ¿El mismo Hyunjin que decía que
no quería un omega porque quitaban mucho tiempo? ¿El mismo Hyunjin que rechazaba a las más
lindas omegas de la universidad?
-Porque lo eres -secundó Rowoon, limpiando la comisura de la boca de Chanhee-. Bueno, no tan
así, pero de todas formas... No estabas demasiado interesado en omegas, Hyunjin.
El alfa soltó un bufido, aunque no pudo evitar darles la razón porque, efectivamente, lo que menos
quería en la universidad era relacionarse con omegas o crear un lazo con ellos.
-Bueno, cambié de opinión -rezongó, mientras servían los platos de comida-. Felix es un omega
demasiado irresistible, si tan sólo lo vieran -sonrió de forma inconsciente-. Algún día lo conocerán
y verán de qué les hablo.
Rowoon y Chanhee se miraron, ambos enarcando una ceja al ver la expresión soñadora de Hyunjin,
pero prefirieron no burlarse o con toda probabilidad recibirían algún golpe. En cambio, sólo miraron
con curiosidad a Hyunjin.
-Me van a joder toda la vida si no es así -murmuró Hyunjin, frotando su frente-. Será el tres de junio
en el estanque Anapji.
-¿Dónde? -Rowoon lo miró incrédulamente-. ¡Eso debió haberte salido un ojo de la cara!
-¡Yo quería casarme allí! -chilló Chanhee, mirando a su esposo de forma acusadora-. ¡Pero este
tacaño dijo que era demasiado caro!
-Felix quería casarse allí y no le voy a negar eso -respondió como si nada-. En realidad, quería
hablar sobre un asunto que incluye a Felix.
-Lix me comentó unos días atrás que... bueno, su celo sería en dos semanas -dijo, un poco
avergonzado-. Entonces él me pidió que... que lo marcara esos días, que era el motivo perfecto
para que lo hiciera mío -bajó la vista, ruborizado-. El punto es que…
-No tienes idea del celo omega, ¿no es así? -se burló Chanhee sin piedad.
-Lo que quiero decir -prosiguió Hyunjin entre dientes-, es que Felix no es... No es un omega que
sólo piense en follar y hacerme feliz. Digo, sé que si se lo pido, esos serían sus únicos
pensamientos, pero también quiero hacerlo feliz, no quiero que… no quiero que sea como todos los
omegas que hemos conocido.
Chanhee dejó de reír, repentinamente interesado por el rumbo que estaba tomando la
conversación. Rowoon asentía en señal de comprensión.
-Sí, entiendo lo que quieres decir -dijo Rowoon-. Siempre me pareciste un alfa distinto a los otros,
Hyunjin. No piensas con el pene.
-Mira, lo que debes comprender primero es que el celo no es como nos lo han enseñado todos
estos años, ¿no? -Hyunjin asintió, prestando atención a lo que decía Rowoon-. Sí, los omegas
suelen dejarse dominar por su instinto natural, por lo que van a sentir durante esos días un
irreprochable deseo sexual, así que tendrás que atender a sus necesidades -Chanhee le tomó la
mano a Rowoon, sonriendo de lado-. Pero lo que muchos alfas parecen olvidar es que los celos no
se tratan de ellos, sino del omega. Se dejan llevar por el olor y follan como loco al omega, pero no
se detienen a pensar un poco que quizás… el omega debe tomar el control entonces.
Hyunjin frunció el ceño, levemente confundido, pero Chanhee rodó los ojos.
-Lo que trata de decirte, cabeza de chorlito -regañó el omega-, es que puedes follar a tu omega
como loco, pero pregúntale si le gusta. Haz que su parte racional conecte con su parte omega, así
de simple. Puede que lo estés follando, pero no se siente a gusto con la posición, quizás quería
que le hicieras una mamada antes, tal vez quiere que haya un juego previo, en una de esas desea
que-
-Está bien, está bien, estoy entendiendo -farfulló Hyunjin, rogando que nadie estuviera escuchando
esa conversación.
-Eso espero -Chanhee lo miró solemnemente-. Si haces eso, Felix se dará cuenta de que realmente
lo tomas en cuenta como persona y no lo ves sólo como un objeto que cuidar y follar.
-Otra cosa -Rowoon miró con diversión a Hyunjin -, como ves, el lado omega lo estará dominando,
así que no te sientas presionado si de pronto Felix se pone demasiado cariñoso. Tú deber como
alfa es mimarlo y hacerlo feliz, así que si quiere abrazos después del sexo, aunque estén
pegajosos, dale muchos abrazos. Si quiere sólo besitos, dale besos. No vayas con segunda
intención, porque él puede sentir que no quieres darle mimos, y dejará de buscarte en ese sentido,
y, entre nosotros, Hyunjin -bajó la voz, a pesar de que Chanhee pudiera escucharlo claramente-, es
demasiado lindo cuando tu omega quiere que lo mimes. Tal vez deberías grabar eso. Chanhee le
dio un golpe a Rowoon, que soltó un quejido en voz baja.
88
-El lado omega es como un bebé -añadió Chanhee como si nada-, así que es muy probable que
Felix no diga frases muy coherentes, sólo palabras sueltas y sonidos extraños. Si está disgustado,
con toda probabilidad va a gruñirte. Hasta puede querer jugar como un niño pequeño, quien sabe.
-¿Cómo?
-Ah, sí, en los primeros celos, Chanhee tendía a morderme el brazo o el hombro -comentó Rowoon
como si nada-. No de forma dolorosa, sólo para jugar, ya sabes, como un niño que está
jugueteando contigo. Si puedes, juega con él también, quizás así no se sienta tan avergonzado
cuando el celo acabe -Rowoon lo miró con gravedad-. Ten eso en cuenta, Hyunjin. Cuando el celo
acabe, Felix recordará muy bien todo lo que hicieron, y si llegas a gritarle o golpearle, quedará
marcado de por vida. Es muy probable que si haces eso, Felix no será capaz de tenerte nunca más
confianza y comience a querer vivir sus celos sin tu ayuda, aunque eso se le haga doloroso.
Hyunjin puso una expresión de seriedad, comprendiendo claramente lo que le querían decir con
ello. El celo era una etapa demasiado emocional, donde sólo el instinto gobernaba, y si el lado
omega de Felix no lograba confiar plenamente en él durante esos días, jamás podría hacerlo, a
pesar de que lo marcara.
Quizás a ello se debía el rencor con el que hablaba Felix de su antiguo alfa. Hyunjin no quería
imaginar lo que Felix había vivido en esos celos con Youngie, en especial ahora que recordaba lo
que le comentó de sus antiguos celos.
No me voy a dar cuenta de... de si es bueno o malo porque.. Mira, Youngie sólo llegaba y me follaba,
¿lo entiendes?
Se imaginó a Felix echado en la cama, dejando que su alfa hiciera lo que quisiera con su cuerpo,
sin disfrutarlo realmente a pesar de que supuestamente estaba en celo.
-Alimenta y baña a tu omega, y háblale para que vea que lo estás acompañando -dijo Chanhee,
calmado-. Y pasen esos días solos, sin nadie que reviente su pequeña burbuja, Hyunjin -el omega
bajó la voz-. En nuestros celos, a veces, nos sentimos demasiado vulnerables, y una presencia
desconocida o que consideramos amenazantes nos altera un montón, quizás hasta el punto de
hacernos llorar.
El rubio no preguntó, pero no era necesario hacerlo para saber a qué se refería Chanhee con ello:
con toda seguridad, una persona desconocida o amenazante los interrumpió en su celo, y eso lo
asustó como el infierno.
-Más que nada, Hyunjin -prosiguió Rowoon-, disfruta esos días con tu omega. No lo veas como una
obligación, sino como unas mini-vacaciones, así que no vayas a trabajar y concéntrate en las
necesidades de tu pareja. Lo puedes pasar realmente bien, y no lo digo sólo por el sexo -Chanhee
le dio un golpe en la espalda, haciéndolo reír-, sino también porque si conectas con tu omega...
bueno, es increíble, ¿no lo crees?
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Hyunjin miró a Chanhee y Rowoon, analizando cuidadosamente lo bien que se veían uno al lado del
otro, como se complementaban, como parecían hablarse con la mirada, y sonrió de lado.
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Felix estaba jadeando cuando se apoyó en la pared en medio de la noche, cansado, agotado,
sintiendo todo su ser caliente, y al dar un paso, pudo sentir el lubricante saliendo de su entrada
deslizarse por su entrepierna.
Su ano palpitó, ansioso de tener algo en su interior, y cubrió su boca, metiéndose a un callejón
cercano, yendo al fondo, ocultándose tras unos basureros para tratar de soportar el inicio del celo. Si
podía sobrevivir esa noche, mantenerse entero para luego ir a esconderse en el puente, entonces
todo estaría bien.
Abrazó sus piernas, controlando sus manos para no llevarlas a su miembro ya medio erecto. Si
comenzaba a masturbarse, no podría detenerse después tan fácilmente.
-¿Omega?
Pero la parte racional de Felix gritaba que no quería, que huyera, que escapara lo más rápido de allí.
Jadeó en voz baja, pero no tuvo que hacerlo. Los sentidos de los alfas eran desarrollados, podían oír
cosas que los betas no, y más aún cuando un omega estaba en celo.
-Te encontré, omega -dijo el alfa, asomando su cabeza por el borde del basurero.
Felix quiso chillar, escapar, pero de pronto las manos del alfa estaban en sus hombros, empujándolo
contra el suelo, impidiendo que pudiera huir.
Era guapo, con piel blanca como la nieve, cabello castaño, ojos cafés y expresivos, alto, más que él.
Sus labios eran color rojos y tenía unos pómulos un poco marcados.
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-Oh, un omega hombre -dijo con sorpresa el alfa desconocido, y su voz envió unas vibraciones por el
cuerpo de Felix. Su entrada se humedeció más al escucharlo hablar-. Vaya, esto no me lo esperaba.
"Suéltame", quiso decir Felix, pero sólo escapó de su boca unos balbuceos sin sentido. Tenía la leve
esperanza de que el hecho de ser hombre lo espantara, hiciera que lo rechazara, sin embargo, no fue
así.
No lo fue, se dio cuenta de eso cuando lo volteó con facilidad, dejándolo boca abajo, y levantó su
trasero, bajando sus pantalones y ropa interior. Chilló, retorciéndose por el miedo, pero un gruñido
del alfa le ordenó quedarse quieto.
-¿No? -el hombre lo soltó, aunque no se relajó, escuchando el sonido de sus pantalones al ser
abiertos-. ¿No quieres que te marque, omega? ¿A pesar de que estés todo mojado y húmedo para
mí? ¿A pesar de que tu entrada esté latiendo por mí pene? ¿No quieres, pequeña puta?
Sollozó, negando con la cabeza, balbuceando torpes "no". Sin embargo, no sirvió de nada cuando de
una estocada el alfa entró en su interior, reclamándolo como suyo.
Dolió, no porque no estuviera listo -contra su pesar, su entrada ya estaba preparada para recibirlo,
lubricada y dilatada-, sino porque no quería eso. Porque estaba siendo forzado, violado, y no podía
hacer nada para evitarlo, sólo gimotear y sollozar, tratando de luchar débilmente contra el alfa que lo
estaba penetrando sin compasión alguna. Su cuerpo se estremecía de placer, su pene estaba erecto,
reaccionando contra las embestidas, pero su mente, su lógica, todo gritaba dentro de él que eso
estaba mal, que no quería, que lo estaban abusando una y otra y otra vez.
Felix quería morirse en ese momento, más cuando el alfa tiró de él, enterrando sus dientes en su
cuello, marcándolo mientras anudaba en su interior.
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Parpadeó, confundido, pensando por un breve momento que Youngie estaba acostado a su lado,
durmiendo como si nada, que estaba en esa fría casa en la que vivió por dos años y que Seungmin
todavía no nacía.
Cuando se volteó, se encontró con la preocupada mirada de Hyunjin, y algo pareció relajarse al
verlo allí, a su lado.
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-¿Tenías una pesadilla? -le preguntó, enderezándose un poco.
Era domingo, el día libre de Hyunjin, así que ninguno de los dos estaba preocupado por levantarse
temprano. Según el reloj de mesa, eran recién las nueve de la mañana, así que podían quedarse
unas horas más en cama.
-Sí, pero todo está bien -le murmuró contra su pecho-. Tú estás aquí, así que estoy bien.
-Claro que sí -le sonrió, besándole la nariz-. Cuando estás conmigo, todo parece ir bien. Los ojos de
Hyunjin brillaron ante sus palabras, y le revolvió el cabello de forma distraída.
-Mañana iremos al juzgado para empezar a tramitar el cambio de apellido de Seungmin -le dijo
Hyunjin, llamando su atención.
Felix lo observó unos segundos, para luego acurrucarse a su lado, con expresión un tanto
avergonzada.
-Todavía no sé... cómo agradecerte por esto… -le dijo en voz baja, sin mirarlo a los ojos-. Tú no
tenías por qué hacerlo.
Hyunjin le acarició la nuca, mirando el techo de la habitación con una cara pensativa.
-No tenía qué hacerlo -concedió Hyunjin dulcemente-, pero quise hacerlo. Felix, quiero que tú y yo
tengamos... una relación bonita, ¿entiendes? Quiero hacerte feliz y verte sonreír siempre, así que si
debo aceptar a tu bebé, lo voy a hacer y lucharé por él.
¿Por qué eres así conmigo?, quiso preguntar cuando los labios de Hyunjin acariciaron su boca. ¿Por
qué me quieres? No soy bonito. No soy obediente. No soy inteligente. No soy ni siquiera virgen para
ti. ¿Por qué quieres estar conmigo, cuando ya estoy usado?
Pero esas palabras no salieron de su boca, no cuando de pronto Hyunjin estaba sobre él, sin dejar
de besarlo, sus manos acariciando su costado, sus piernas, enviando escalofríos por todo su
cuerpo.
-Omega -murmuró Hyunjin contra su piel, sus labios bajando por su mentón-. Tan lindo, tan
bonito... tan dulce. Mi omega.
Felix jadeó, sus piernas abriéndose automáticamente, dejando que Hyunjin se acomodara entre
ellas. Podía sentir el bulto del alfa contra su entrepierna, y gimió en voz baja, casi en anticipación,
en señal de excitación.
-Tuyo -susurró Felix, antes de que Hyunjin volviera a devorarle la boca-. Tuyo, alfa.
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Hyunjin gimió contra sus labios, embistiéndolo por sobre su ropa, y Felix arqueó su espalda,
demasiado perdido en el placer, en las corrientes eléctricas que estaba sintiendo en su cuerpo.
Su alfa había muerto hacía más de un año, y nadie en todo ese tiempo lo estaba tocando de la
forma en la que Hyunjin lo hacía.
El alfa deslizó una mano por debajo del pantalón de su pijama, acariciándole el miembro de forma
superficial, y gimió más fuerte.
-¿Mami?
Hyunjin soltó un quejido, pero Felix no lo miraba, estaba contemplando la puerta abierta donde un
somnoliento Seungmin se asomaba, frotando uno de sus ojitos en señal de sueño.
-¿Qué ocurre, bebé? -preguntó Felix con el rostro ruborizado, sin mirar a Hyunjin, mientras se ponía
de pie e iba a tomar a Seungmin en brazos, que se acurrucó en ellos.
-Pea-ila -murmuró el bebé cerrando sus ojos, calmado en los brazos de su mamá.
Murmurando maldiciones, Hyunjin se puso de pie con expresión malhumorada, acostándose al ver
que Felix se echaba en la cama, y le acariciaba el cabello a Seungmin. El niño volvió a dormir
segundos después.
-Podrías dejarlo en su pieza otra vez y nosotros seguir con lo nuestro -comentó Hyunjin, sin ganas.
-No me gusta dejarlo solo cuando tiene pesadillas -dijo Felix con un tono de disculpa-. Desde lo de
tu mamá que tiene sueños feos una vez a la semana.
Hyunjin puso una expresión culpable, observando a Seungmin durmiendo en los brazos de Felix, y
acurrucó a los dos contra él.
-Llegaste, y eso es lo importante -contestó Felix, besándole la mejilla-. Ahora, ¿no quieres dormir?
-Felix le pellizcó la nariz, sonriendo-. Siempre te quejas de que te gustaría dormir todo el día, así
que podemos hacer eso.
Hyunjin sonrió, divertido, antes de besar una vez más al omega y dejar que el sueño lo alejara de la
realidad.
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Felix siempre solía mirar un punto lejano cuando Youngie tenía ganas de sexo. Se acostaba boca
arriba o ponía en cuatro según el alfa quisiera, se abría de piernas y dejaba que Youngie se
descargara sobre él como deseaba, yendo después al baño y tomar una pastilla que no lo dejara
embarazado, no luego del parto de Seungmin.
Además, se bañaba para quitarse el sudor y la esencia del alfa, volviendo después a la cama
donde Youngie ya dormía.
Así que esa noche, cuando salió de la ducha y se encontró a Youngie todavía despierto, no pudo
evitar poner una expresión de sorpresa.
Youngie parpadeó.
-Claro que sí -contestó como si nada, sonriendo dulcemente, como se esperaba de él.
Felix frunció el ceño levemente, confundido, sin embargo, al ver la mirada grave de su esposo, trató
de suavizar su expresión. Un omega no podía mirar a su alfa de esa forma, lo sabía.
-Porque tengo una casa -respondió, volviendo a sonreír-. Porque tengo una cama. Porque tengo
comida. Porque tengo un bebé. Porque puedo servirte a ti, mi alfa.
Sabía que su voz sonaba a un robot, sonaba falsa, pero esa era la respuesta que se esperaba de él, y
debía decirla a pesar de todo.
Al menos, eso creía hasta que de pronto su mejilla ardió y su rostro fue volteado con la palma de la
mano de Youngie.
Tragó saliva, volviendo a mirar al alfa, tratando de evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.
Youngie lo observaba con gravedad, todavía con la mano levantada.
-Si te estoy preguntando, Felix dijo Youngie duramente-, es para que me contestes con la verdad -lo
tomó de la barbilla, apretando sus mejillas, y contuvo el grito de dolor-. ¿Eres feliz?
Quería retorcerse, llorar, pero no podía hacerlo. A Youngie no le gustaba cuando lloraba, porque decía
que se ponía feo.
94
Más feo de lo normal.
Tembló.
Recibió otra bofetada, pero se quedó quieto, sintiendo el sabor a sangre en su boca.
Felix quería volver a mentirle para tranquilizarlo, sin embargo, sabía que Youngie notaría su mentira
enseguida.
-Porque no te amo -balbuceó, antes de que el alfa lo tomara de las mejillas otra vez.
-¿No me amas a pesar de todo lo que te he dado? -interrogó Youngie, sin dulzura en su voz.
-Omega inútil -gruñó Youngie soltándolo, tirándolo a la cama-. Te he dicho mil veces que no me gusta
que llores.
Asintió, limpiándose las lágrimas lo más rápido que pudo, pero no pudo volver a detenerlas cuando
el alfa lo puso boca abajo, levantando su trasero y quitando la bata de su culo.
Lo único que pudo hacer fue cubrir su boca para que no escuchara su llanto cuando lo embistió.
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Hizo una pequeña mueca cuando los brazos de Hyunjin lo rodearon por la cintura, atrayéndolo a su
cálido cuerpo. Medio dormido, medio despierto, contempló a Seungmin jugando en el suelo con
sus peluches, ajeno a ellos.
Para su sorpresa, el alfa no insistió, aunque podía adivinar que quería seguir preguntando, quería
saber qué ocurría.
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-¿Mami? -pregunto Seungmin, curioso.
Pero Felix no se volteó. No quería ver a Seungmin, ver sus ojos, que se parecían tanto a los de
Youngie.
-Mami no se siente bien, Minnie -dijo Hyunjin con ternura-. Anda, sigue jugando.
El niño hizo un sonido extraño, pero obedeció, llevando su atención al peluche de zorrito que había
apodado como Innie y al de un cangurito al que llamó Chanie.
Felix no quería separarse de la calidez de Hyunjin, de sus brazos que lo apretaban con cariño y
amor, sin embargo, algo en el fondo de él temía que todo eso fuera una ilusión, que se iba a romper
apenas llegara su celo.
Le mintió descaradamente a Hyunjin: quiso quitarle importancia al celo, decirle que iba a estar
bien, pero no pudo evitarlo porque así se lo enseñaron.
Felix temía que el día de su celo Hyunjin lo tomara sin miramientos, de forma salvaje, tal y como
hizo Youngie esa noche fatídica de años atrás. Que se aprovechara de su estado e hiciera lo que
quisiera con su cuerpo, le ordenara hacer cosas que no quería hacer.
No quería que su relación fuera sólo sexual, lo que quería era que entre ellos hubiera amor.
Confianza. Cariño.
Pero, ¿cómo iba a existir algo así entre ellos si Felix le ocultaba cosas a Hyunjin?
Un breve y horrible pensamiento cruzó por su cabeza. ¿Y si Hyunjin se enteraba de la verdad luego
de estar casados? Hyunjin lo odiaría para siempre.
Hyunjin podría vengarse diciendo que Seungmin no era hijo suyo. Y ahora que los trámites
comenzaron, ahora que en menos de un mes Seungmin sería declarado hijo de Hyunjin, ¿cómo
podría...?
Tragó saliva.
El omega sabía que estaba soltando de forma inevitable feromonas de miedo, lo que hacía que el
alfa en Hyunjin enloqueciera, quisiera consolarlo de alguna forma.
Tomó aire.
-Hyunjin… -dijo tímidamente. El rubio lo miró con calma-. Tú… tú me quieres, ¿cierto?
Hyunjin frunció el ceño levemente ante la pregunta, un poco confundido, pero asintió con lentitud.
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-Claro que sí -Hyunjin besó su nariz, causándole cosquillas-. Creo que… eres la persona que más
quiero en el mundo.
-Si yo te contara algo... ¿Tú no me odiarías? -su voz tembló-. ¿No terminarías con nuestro…
compromiso?
-¿De qué estamos hablando, Felix? -le preguntó, y el omega quiso llorar porque lo llamó con su
nombre, no con un apodo de cariño.
Se removió, aunque el fuerte agarre del mayor impidió que pudiera alejarse.
-No, no -no lo estaba mirando a los ojos, se sentía incapaz de hacerlo. No quería ver el odio allí, el
asco, la decepción-. Cuando... cuando era niño y vivía con papá, él... él tenía muchas deudas -podía
sentir su garganta apretada, sus ojos llorosos ante los recuerdos-, así que… que para pagarlas… él
me... él dejaba que sus amigos me tocaran.
Hyunjin permanecía en silencio, sin embargo, podía sentir como su agarre se tensaba, como la
rabia exhalaba de su cuerpo.
-A ellos... a ellos les gustaba que usara mi boca para… para satisfacerlos -estaba llorando, pero no
podía parar, no podía evitarlo-, y me... me obligaban a tragarlo, entonces... entonces estoy sucio,
Hyunjin. Lo siento. Lo siento mucho. Perdóname.
Hubo un pequeño silencio en el que sólo sus hombros se sacudían por el llanto. Sin embargo,
mordía su labio para no llorar como desquiciado. Eso de seguro asustaría a Seungmin, que seguía
jugando en el suelo, sin tomarlos en cuenta.
La mano de Hyunjin tomó su barbilla, obligándolo a mirarlo, pero no en un toque brusco, duro, sino
de forma suave y cariñosa.
-¿Por qué pides perdón? -le preguntó con voz grave-. ¿Acaso fue tu culpa?
-Porque…
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-No era tu culpa -Hyunjin le dio un pequeño beso en los labios-. No me importa, Lixie, realmente no
lo hace -el alfa frunció levemente el ceño-. Bueno... si me importa, pero no de la forma en la que tú
crees -suspiró, atrayéndolo a su regazo, revolviendole el cabello-. Lo que quiero decir es que… Odio
que te hayas visto expuesto a eso cuando no lo merecías y necesito hacer pagar a todo aquel que
te tocó. Pero no podría odiarte a ti -besó su frente-. Jamás podría odiarte a ti, mi amor.
-¿Aunque sea tonto y no sea bonito y sea muy chillón a veces? -le preguntó suspirando.
-Primero que todo -Hyunjin le pellizcó la nariz, haciendo que se quejara-. No eres tonto, eres el
chico más inteligente que haya conocido alguna vez. Segundo, eres el omega más hermoso del
mundo, sólo verte hace que mi día sea mejor. Y tercero -Hyunjin volvió a levantar su rostro-, quiero
hacerte chillar todo el tiempo.
Felix se ruborizó por completo, pero en respuesta, sólo abrazó a Hyunjin con una sonrisa suave.
-Te quiero, Hyunjin -le dijo sin soltarlo, dejando que sus brazos lo sostuvieran esa tarde.
-¡Io tamen te queio, mami! -gritó de pronto Seungmin, abrazando a sus dos peluches.
Hyunjin miró al bebé con mala cara, en tanto Felix se reía, contento de tener ese pequeño y feliz
momento junto a las dos personas que más quería en ese mundo.
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Felix recordaba muy bien que Youngie no lo había ido a ver los tres días que pasó en el hospital,
luego de que Seungmin naciera.
Pero no podía importarle menos, si era honesto. No cuando tenía en sus brazos a ese bebé llorón y
rechoncho, que con sólo un balbuceo era capaz de hacerle sonreír por horas. No, realmente no le
importaba un poco que su alfa casi lo hubiera dejado abandonado en el hospital.
Sólo lo vio otra vez cuando lo fue a buscar para regresar a casa, preguntando por el nombre de su
cría, asintiendo con aprobación al escuchar que lo llamaría Seungmin. Apenas miró al
bebé,ignorándolo a los dos, sin embargo, a Felix seguía sin importarle. Sólo tenía ojos para mirar
dormir a Seungmin, para mirar sus mejillas regordetas, sus pequeñas manitos.
A Youngie, por el contrario, su actitud terminó por cabrearlo pronto. En especial cuando llegaron a
casa y Felix seguía pendiente de Seungmin, pasando de él, preocupado más de que Seungmin
comiera y durmiera abrigado y bien.
Así que cuando salió del cuarto de Seungmin, dispuesto a ir a dormir, Youngie lo agarró
sorpresivamente del cabello y tiró de él. Su lado omega le dijo que se dejara hacer, y a pesar de estar
asustado, nervioso y aterrado, se dejó arrastrar. Sabía que si comenzaba a resistirse, sería peor,
porque físicamente era más débil que un alfa.
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Esa fue la primera vez que su alfa lo golpeó hasta el punto de dejarlo casi inconsciente. La primera y
única vez, porque fue suficiente como para que Felix comprendiera que tenía que poner a su alfa
primero siempre, en lugar de su bebé.
Lo comprendió, por supuesto, pero una cosa era comprenderlo y otra era hacerlo.
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Jadeó al abrir los ojos, pero no por el recuerdo fugaz que cruzó su mente, sino porque su cuerpo
estaba ardiendo.
Miró la hora, gimiendo al ver que eran las diez de la mañana. Como si hubiera sido un sueño,
recordaba a Hyunjin levantándose para ir a trabajar, besándole al despedirse, murmurando algo de
que olía muy dulce ese día, y no lo relacionó al principio.
Pudo sentir el pantalón de su pijama húmedo, y cuando se movió, un líquido caliente se deslizó por
su ano, empapando más sus ropas.
-A... alfa… -susurró, abrazando otra vez la almohada como si fuera Hyunjin.
Jadeante, sin soltar un poco el objeto, estiró su mano y marcó el primer número disponible, que
siempre tenía en caso de emergencia.
Gimió por un nuevo calambre, pensando en Hyunjin sobre él, haciéndolo suyo, besándolo por todas
partes, sus manos acariciándolo, su miembro anudando en su interior.
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-¿Felix? ¿Qué ocurre? -Jisung inmediatamente sonó preocupado-. ¿Necesitas ayuda en algo?
¿Quieres que llame a Hyunjin?
Asintió como un niño pequeño, y se dio cuenta de que Jisung no podía verlo.
Lloriqueó, necesitado.
-Celo -gimoteó, llevando la almohada contra su entrepierna, comenzando a frotarse contra ella.
-Celo. Estoy en celo -fue capaz de decir apenas- Jisung, necesito… necesito a Hy-Hyunjin… -sollozó
descontrolado-. Lo necesito. Estoy en celo.
100
CAP8.
Hyunjin estaba subiendo por las escaleras lentamente cuando Jisung comenzó a bajarlas, llevando
en brazos a un dormido Seungmin junto con un bolso, donde echó ropa con algunos juguetes que
lo mantuvieran entretenido esos días en los que se quedaría con él.
-Prefiero no acercarme, sus feromonas son algo fuertes -dijo el beta intranquilo, para luego seguir
bajando-. Hyunjin, no te preocupes por Seungmin, yo me encargaré de todo. Tú sólo… disfruten
estos días, ¿está bien?
El alfa asintió con expresión ausente, sin voltearse para ver a Jisung salir de la casa con paso
presuroso. Si hubiera tenido un oído normal, sólo habría escuchado el silencio, pero al ser alfa,
pudo percibir los jadeos bajos viniendo de su habitación.
Terminó de subir la escalera, caminando lentamente hacia el cuarto, y antes de entrar inhaló
profundamente.
Un perfume que conocía muy bien, porque era el olor que solía emanar Felix cuando se acurrucaba
a su lado para ser mimado, sólo que ahora era mucho más fuerte, más atrayente y más intenso.
Abrió la puerta de golpe, encontrándose una agradable vista que lo excitó enseguida. Felix
acurrucado, abrazando su almohada, murmurando el nombre de Hyunjin en voz baja, vistiendo.
¿acaso era su camisa esa?
Debía serla, porque le quedaba grande y holgada, pero se le veía hermosa a más no poder.
Hyunjin dio unos pasos, y el omega, de forma automática, soltó la almohada, poniéndose en cuatro
de manera torpe, dejando a la vista su pequeño y apretado ano lubricado.
La polla del alfa dio un respingo ante la visión tan excitante que tenía.
Haz que su parte racional conecte con su parte omega, así de simple.
Hyunjin no quería sólo llegar y follarlo. No quería que todo se redujera a un plan netamente sexual,
donde Felix sólo estuviera disfrutándolo porque estaba en su celo, mientras su parte racional
101
estaba desconectado de ello. Hyunjin quería que Felix también lo disfrutara, lo guiara, le dijera si le
gustaba o no.
Con lentitud, llevó un dedo a la espalda de Felix, delineando su espina dorsal hacia abajo,
sintiéndolo temblar bajo su toque.
Hyunjin se inclinó, subiéndose a la cama, llevando sus labios hacia el cuello del omega,
comenzando a dar pequeños y cortos besos sobre su piel. Felix gimoteó, confundido, levantando
la vista, y Hyunjin lo aprovechó para darle un beso en los labios, profundo, sincero, lleno de cariño y
ternura.
Felix se volteó, recostándose de espaldas sobre la cama, por lo que Hyunjin se subió sobre su
cuerpo, llevando una mano hacia la cintura de Felix y la otra a su rostro.
-Voy a hacerte el amor, Lee Felix -le murmuró Hyunjin, acariciándole la mejilla-. ¿Entendido?
Felix asintió, sus mejillas ruborizadas, sus ojos llorosos, y gimió en voz baja cuando los labios del
alfa volvieron a besarlo, deslizándose unos segundos después sobre su mandíbula, dejando un
rastro de besos mientras bajaba.
Hyunjin podía sentir la caliente piel del omega bajo su tacto, temblando al ser tocado de forma tan
tierna y dulce, y gruñó posesivamente, en tanto sus dientes mordisqueaban suavemente su cuello,
dejando marcas que serían notorias al día siguiente. Quería marcarlo por todas partes, reclamar
cada lugar de su cuerpo como suyo, hacerle el amor hasta llevarlo al cielo mismo y nunca bajar de
allí.
El menor soltaba sonidos adorables de su boca, confundido, caliente, envuelto en una nube de
placer y deseo, murmurando que siguiera, que continuara, que necesitaba a su alfa más que a
nada en el mundo, y chilló como un niño pequeño cuando los dientes de Hyunjin atraparon su
pezón, mordiendo con suavidad y una de sus manos le acariciaba el pezón libre.
-¿Te gusta esto... mi amor..? -susurró Hyunjin, llamando su atención antes de chupar con más
fuerza.
-S-sí... sí... A-alfa... -asintió, con lágrimas de placer acumulándose en la comisura de sus ojos.
Hyunjin volvió a gruñir, separándose y echando la camisa a un lado, quedando con su pálido pecho
desnudo. Volvió a los labios de Felix, besándolo de forma posesiva y acomodándose entre las
piernas sin prenda alguna del omega, rozando la erección del menor contra sus pantalones. Felix
apretó su hombro, gimoteando, y Hyunjin se sintió derretir al ver el rostro sonrojado del omega, sus
ojos llorosos, sus labios abiertos, rojos e hinchados por los besos que se dieron y el cabello
despeinado.
102
Quizás, cuando lo hicieran después, podría grabarlo y guardarlo para siempre. Era, simplemente,
demasiado hermoso para este mundo.
Sonriendo de forma tranquilizadora, volvió a bajar, sus labios ahora besando su estómago, y su
mano agarró la base del miembro del omega, oyéndolo jadear cuando apretó suavemente. El
omega separó más sus piernas, notando lo húmeda que se sentía esa zona, y besó delicadamente
sus muslos, dejando más chupones y marcas, pudiendo oír ahora con mayor claridad los
balbuceos torpes y dulces que Felix soltaba.
-Bebé -llamó su atención, chocando con los necesitados ojos del omega-. ¿Alguna vez… te han
hecho una mamada?
Felix lo observó, aturdido, y negó con la cabeza tímidamente. No, claro que no, una mamada era
demasiado denigrante y humillante como para que un alfa se lo hiciera a un omega. El omega era
el único que lo debía hacer, porque su posición siempre estaba por debajo del alfa.
Pero Hwang Hyunjin mandó eso a la mierda, y sin esperar un poco más, agarró el miembro de Felix
y se lo llevó a la boca.
El menor gimió sonoramente, sin resistirse un poco, por lo que Hyunjin se sintió orgulloso de lo
que había hecho. Se alejó unos milímetros, besando la polla de Felix a lo largo, sintiendo el sabor
del pre-semen contra su lengua. Volvió a lamer lentamente, desde las bolas hasta la base, donde
sus labios se cerraron otra vez alrededor de su glande, chupando superficialmente mientras su
mano subía y bajaba.
Sentía los pantalones demasiado apretados en ese momento, así que con su mano libre, se
desabrochó la prenda, bajándolos lo suficiente junto con su ropa interior, dejando al aire su
miembro erecto, y lo comenzó a masturbar lentamente.
-Alfa... Alfa, por... por fa-favor.… -gimoteó Felix, moviendo sus caderas, tratando de lograr una
penetración más profunda en la boca de Hyunjin.
Pensó que le diría que quería correrse, que quería liberarse en su boca, por eso no pudo evitar
sorprenderse cuando dijo lo siguiente:
-A ti... a ti dentro de mí... -Felix lo miró, necesitado, desesperado-. Quiero… qui-quiero correrme
contigo… Hyunjin... Juntos… Por favor, Hyunjin.
Gruñó, alejándose de la erección de Felix, para separar más sus piernas, levantándolas y
ubicándolas en sus hombros. Acomodó su polla contra la pequeña y lubricada entrada del omega.
Bendita fuera la elasticidad de los omegas.
Hyunjin respiró contra la boca de Felix, mirándolo a los ojos y pidiéndole permiso para moverse
con ese simple gesto. Felix asintió, jadeante.
El alfa se retiró de su interior, y cuando Felix estuvo a punto de quejarse y llorar por el repentino
vacío que lo invadió, el miembro de Hyunjin volvió a adentrarse en él. Golpeó su próstata
directamente, mandándolo al cielo mismo con ese simple gesto. Volvió a arquearse, enterrando
sus uñas en los hombros del mayor.
-Ahí... ahí, Alfa... ¡Ah! -el gemido que se escapó de sus bocas era todo necesitado y sonoro al
recibir otra embestida, y Hyunjin decidió que, definitivamente, la próxima vez grabaría todo eso
para verlo cuando estuviera aburrido.
Los labios del alfa comenzaron a besarlo por todas partes mientras seguía moviéndose, saliendo y
entrando de su ahora abierta entrada, el miembro del omega rozándose contra el estómago del de
cabello rubio. La habitación se llenó de ruidos sucios, del rechinar de la cama, del morboso sonido
que hacían las bolas de Hyunjin al golpear contra el culo de Felix, de los jadeos y gemidos que
ambos soltaban con cada nueva penetrada.
Hyunjin tuvo mucho sexo con otros omegas y betas antes, pero ninguno se sintió tan bien, tan
placentero, tan correcto, como el que estaba viviendo ahora. Tan perfecto como los gemidos y
sonidos chillones que Felix soltaba contra sus labios. Algún día haría una compilación de todos
esos ruidos agradables que salían de su boca.
Estaba por alcanzar el clímax, lo tenía claro, y aceleró sus embestidas cuando Felix chilló,
corriéndose en su estómago, el semen manchando su piel. El omega curvó su espalda, echando su
cuello hacia atrás, mostrando ese lugar, exponiendo su piel para ser marcada.
Hyunjin gruñó al ver la marca vieja del antiguo alfa de su omega, y sin dudarlo, enterró sus dientes
cuando dejó de moverse, la base de su pene hinchándose, anudando dentro del apretado y cálido
agujero de Felix. El omega jadeó por el dolor, cerrando sus ojos, sin embargo, movió sus caderas
para que Hyunjin llegara más profundo, y el alfa enterró un poco más sus dientes, el lazo
conectándolos en ese preciso instante.
El alfa alejó sus dientes, mirando de forma satisfecha la marca sangrante que dejó, y luego lamió,
quitando los rastros de sangre. Gruñó posesivamente mientras su nudo permanecía dentro del
omega.
-¿Se siente bien, Lixie? -preguntó Hyunjin, besando la marca en su cuello, frotando su nariz contra
la piel del omega-. ¿Se siente correcto?
Felix sollozó.
-Se siente bien -concedió Felix, tembloroso-. Se si-siente... tan, tan bien.
104
Hyunjin comenzó a liberar su semen dentro de Felix, gimiendo contra su oído, y Felix se sintió
extraño, porque llevaba mucho tiempo sin que alguien lo tocara de esa forma, llena de deseo, de
cariño. Quizás nunca nadie lo tocó de esa manera.
Pasados unos minutos, cuando el nudo acabó, Hyunjin salió de su interior, echándose sobre la
cama. Iba a sugerir que fueran a bañarse, porque estaban llenos de sudor, pegajosos, pero
entonces, Felix gimoteó como un cachorro pequeño.
Antes de poder hacer algo, el omega se arrastró sobre su cuerpo como si fuera un mono,
quedando colgado de su cuello, besándolo repetidas veces en el rostro.
Hyunjin frunció el ceño levemente, observando la necesitada mirada que Felix le dirigía.
La ducha podía esperar, así que lo abrazó por la cintura, atrayéndolo a su cuerpo.
Entonces, Felix sonrió ampliamente, contento, feliz, y se acurrucó en los brazos de Hyunjin,
frotando su cabeza contra el cuello del alfa, llenándose con ese masculino y envolvente olor alfa
que soltaba de forma natural.
-¿Tienes hambre, pequeño príncipe? -le preguntó enderezándose levemente, llamando su atención.
Felix frunció los labios, ocultando su rostro en el hombro de Hyunjin, soltando un pequeño ruido
lastimero.
Felix negó con la cabeza, tímido, y le dio pequeños besos en el cuello, pasando una de sus piernas
por la cintura de Hyunjin y apegándose más. Hyunjin soltó una risa baja, que luego se transformó
en un quejido al sentir los dientes de Felix enterrándose en su hombro, seguido de un gruñido del
omega.
-Oye, oye, no seas salvaje... -se quejó Hyunjin, pero Felix volvió a gruñir en voz baja, sin alejarse-.
Lix, ¿no quieres dormir? Podemos jugar después.
-Eres un mocoso mimado -se quejó Hyunjin, aunque sus labios se curvaron en una sonrisa tierna.
Antes de que Felix pudiera alejarse, lo tomó de la cintura y lo giró sobre la cama, dejándolo bajo su
cuerpo mientras también gruñía de manera juguetona. Felix soltó un chillido seguido de un
gruñido, tratando de quitarse de encima al alfa, pero Hyunjin soltó una risa baja antes de morderle
suavemente la piel del hombro, oyendo el nuevo grito de Felix.
Felix comenzó a reírse cuando los labios de Hyunjin empezaron a besar con besos cortos y
esporádicos, y no dudó en morderle un dedo sin fuerza, cuando quiso acariciarle la mejilla.
-¡Ow! Eres un chico malo, Lixie -le dijo Hyunjin, viendo la hermosa sonrisa del omega-. ¿Vas a jugar
rudo? Yo igual puedo hacerlo.
El omega se quejó cuando Hyunjin lo volteó, dejándolo boca abajo sobre las sábanas, y soltó más
risas cuando el alfa mordisqueó su nuca, para después chupar con la intención de dejar una marca
que se viera los siguientes días. Felix pataleó, queriendo quitarse de encima a Hyunjin, pero no lo
logró y soltó un sonido lastimero, como si fuera a llorar, pero el alfa no le creía nada y mordió ahora
la piel de su cadera, bajando, bajando…
Felix jadeó al sentir los dientes de Hyunjin enterrándose en una de sus nalgas, marcándolo en esa
sensible zona.
-Alfa…
Hyunjin levantó la vista con la intención de decir algo tonto, pero entonces sus ojos chocaron con
la húmeda entrada de Felix, viendo como el semen escurría de allí, manchando la acanelada piel
del omega. Su semen, saliendo del apretado, cálido ano de Felix.
Felix chilló por la sorpresa al sentir la lengua de Hyunjin pasando por su agujero.
Hyunjin se puso duro en unos segundos, sin embargo, su calentura se bajó inmediatamente
cuando vio a Felix levantar su trasero, ocultando su rostro entre las sábanas.
Hyunjin se tragó las ganas de volver a penetrarlo, y subió otra vez sobre la cama, atrayendo a un
confuso Felix a su regazo. Le besó la frente de manera cariñosa, sonriendo con suavidad.
-Eres demasiado tierno para este mundo, Lixie -le dijo Hyunjin.
El omega soltó un gruñido bajo, agarrando la mano del alfa, comenzando a mordisquearla con
suavidad
-¿Voy a tener que comprarte acaso un peluche para que lo muerdas durante el celo? -regañó
cariñosamente.
106
Felix sonrió, soltándolo, volviendo a abrazarlo como si fuera un koala, ajeno al hecho de que
ambos estuvieran desnudos y pegajosos. El menor se limitó a recostar su cabeza contra el pecho
del alfa, suspirando con total comodidad.
Hyunjin sonrió, dándole un pequeño beso, y cubrió el cuerpo del omega con la sábana,
acurrucándolo a su lado.
-Yo igual te quiero... -le murmuró al oído como si fuera un secreto-, te quiero tanto, Omega.
Felix le dirigió una última bella sonrisa antes de caer dormido, y Hyunjin nunca se sintió tan feliz en
su vida como en ese momento.
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Hyeyon salió de la oficina hecha una furia, llevando una carpeta con documentos y fotos que no
dudó en dejar sobre la mesa de Chaewon de golpe, sobresaltando a la chica.
Todos en el lugar observaron la escena con incredulidad, sin embargo, se voltearon a seguir con
sus trabajos al notar la creciente furia que emanaba del cuerpo de la alfa. Incluso algunos se
alejaron del lugar, sin querer que por alguna casualidad la rabia de Hyeyon se enfocara en ellos.
No fue capaz de decir algo más cuando una bofetada iracunda de la mujer volteó su rostro,
haciéndola caer al suelo. Chaewon quiso ocultarse, desaparecer, arrastrarse hasta quedar bajo el
escritorio, pero sabía que eso sería peor conociendo el horrible humor que tenía la alfa. Además,
por mucho miedo que sintiera, no quería mostrarlo.
-Mira esta mierda -gruñó Hyeyon, dejando la carpeta que llevaba sobre el escritorio.
Leyó el último mensaje que el detective, que Hyeyon contrató, les dejó, y sus ojos se abrieron por la
sorpresa.
Al parecer, Lee Felix entró en celo y Hwang Hyunjin no ha salido de su hogar en todo lo que va del
día.
107
-¿No estabas trabajando en alejarlos, Chaewon? -gruñó Hyeyon, sin compasión en su voz.
El labio de la omega tembló bajo la fría mirada de la mujer, así que se limitó a asentir
temerosamente. Hyeyon frunció el ceño, con una expresión tan parecida a la de su hijo, que
Chaewon volvió a estremecerse.
Chaewon se puso de pie con debilidad, sin querer verse ofendida o molesta por lo que estaba
ocurriendo. En definitiva, contestarle a Hyeyon no sería una buena idea, no si quería salir ilesa.
Una marca era eterna. Una marca no podía desaparecer, a menos que uno de los dos muriera. Y
aun así, si el lazo era fuerte, si Felix moría... muy bien Hyunjin nunca querría tomar a otro omega o
podría suicidarse para seguir el camino de su omega.
Y Chaewon no era tonta, sabía que el lazo que esos dos tenían era muy fuerte. fuerte.
-¿Trabajando en ello? -Hyeyon parecía dispuesta darle otro golpe, pero se controló lo suficiente
para no hacerlo-. Quiero a ese omega lejos de mi hijo, pagando por haberlo mirado, y a su cría
muerta. ¿Entendido, Chaewon? Y quiero eso antes de que se casen.
Chaewon bajó la vista, asintiendo de forma sumisa, y los tacones resonaron mientras la alfa se
alejaba del lugar, sin borrar esa mueca de ira de su rostro. Temblando, Chaewon se sentó tras el
escritorio, tratando de que su cabeza ideara algo para poder solucionar el lío en el que se estaba
metiendo.
Si Felix no hubiera aparecido, si se hubiera mantenido lejos, si Hyunjin jamás lo hubiera conocido,
quizás eso no estaría ocurriendo. Quizás Hyunjin se habría rendido de una y la hubiera aceptado
como omega. Pero el imbécil de su hermano tuvo que haberse cruzado. ¿Acaso jamás la dejaría
en paz? ¿Acaso siempre tenía que arruinarle la vida de alguna forma?
Chaewon lo quería lejos, pero ya no porque le hubiera quitado a Hyunjin -después de todo, ella
tampoco amaba al alfa, sólo lo deseaba por los beneficios que podría traerle-, sino porque le
estaba arrebatando más que un buen puesto. Le estaba arrebatando al alfa que ella quería, la vida
que ella deseaba, lo que quería para su futuro. Le estaba robando la dignidad, sus sueños, todo. Y
Chaewon quería hacerlo pagar por eso, quería verlo destruido, lejos, siendo humillado, teniendo lo
que merecía.
La mente de Chaewon comenzó a idear un plan, algo que se aseguraría que no fallara nunca.
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108
Hyunjin murmuró una maldición cuando sintió algo húmedo rodeando su polla, y abrió los ojos con
sorpresa para luego bajar la vista, encontrándose con una visión totalmente erótica.
A Felix chupándole el miembro como si se tratara de una paleta, sonriendo, mientras sus mejillas
estaban ruborizadas.
-Mierda... Felix.. -jadeó Hyunjin, cuando el omega comenzó a subir y bajar su mano.
El menor hizo un ruido proveniente de su garganta, como un gemido preguntando si quería que
siguiera o no.
Hyunjin agarró el cabello de Felix, empujándolo con suavidad contra su miembro, oyendo el sonido
de atragantamiento que brotó de su boca y sólo lo excitó más. Era el maldito paraíso, lo tenía
claro.
El alfa soltó un gemido bajo, moviendo sus caderas para lograr una penetración más profunda,
jadeando cuando Felix comenzó a mover su cabeza de arriba hacia abajo. Chupó su glande para
después bajar, lamiendo sus bolas cuidadosamente, volviendo a tomarlo todo de golpe.
Estaba por correrse, lo tenía claro, pero entonces Felix se alejó, sonriendo de manera juguetona.
Hyunjin soltó un quejido bajo, controlándose para no agarrar al omega y follarlo.
No fue necesario tampoco: el omega se subió a horcajadas de él, frotando la polla del alfa contra
su trasero, sin llegar a penetrarlo, subiendo y bajando con lentitud. Hyunjin lo agarró por las
caderas, excitado totalmente, gimiendo de manera sonora al sentir como el ano de Felix tomaba su
miembro de golpe. El omega también gimió, inclinándose para besar a Hyunjin golosamente, en
tanto empezaba a mover sus caderas, saltando sobre la entrepierna del alfa.
-¡Ah! ¡Mhn! ¡Lixie! -jadeó Hyunjin contra los labios del menor-. iMi-mierda!
Felix sonreía orgulloso, contento de poder estar logrando esas reacciones en su alfa, y gimoteaba
al sentir que el miembro en su interior golpeaba su próstata.
Tener a Felix montándolo se sentía como el mismo cielo, ver su expresión lujuriosa y ruborizada,
pudiendo observar cómo se autopenetraba y movía sus caderas para así lograr que el miembro de
Hyunjin fuera más profundo.
El alfa lo atrajo, besándolo una vez más, y empujó sus caderas hacia abajo, corriéndose en el
interior del omega, que gimoteó al sentir el nudo formándose dentro de su ano. Luego soltó un
chillido cuando los dientes se enterraron en su cuello, sobre su nueva marca, y se corrió sobre
ambos pechos, jadeando y sollozando tanto por el placer como por el dolor.
Hyunjin lamió la mordida, todavía anudando dentro de su agujero, y lo abrazó por la cintura,
acurrucándolo sobre su pecho.
-¿Quieres llevar a mis bebés, Lixie? -le gruñó al oído de forma posesiva, sin alejarlo un poco-
¿Quieres que te llene de mi semen hasta que quedes preñado?
109
Felix gimió como un cachorrito, balbuceando palabras afirmativas mientras se presionaba un poco
más contra el nudo, y no se movió tampoco una vez que Hyunjin dejó de anudar dentro de él.
Felix lo observó, frotando su mejilla contra su pecho, asintiendo mientras cerraba sus ojos para
dormir un poco más.
Pero Hyunjin estaba pegajoso, sucio, y recordó que no comieron nada desde varias horas atrás,
además de que Felix estaba sin ducharse.
-No te duermas, pequeño príncipe -reprochó Hyunjin, pellizcándole la mejilla-, vamos, quiero
bañarte.
Felix gruñó en señal de disgusto, sin abrir sus ojos, abrazándolo con más fuerza para que no se
moviera.
-Ya veo de dónde sacó Seungmin su disgusto por el baño -murmuró Hyunjin, comenzando a
moverse-. ¡AH! ¡FELIX!
El menor estaba gruñendo, sin soltarse, abrazándolo con las piernas por la cintura, y volvió a
morder un poco más fuerte, diciéndole de esa forma que no quería ir a la ducha.
-Me estás dando jaqueca -masculló Hyunjin, antes de agarrarlo por los muslos, poniéndose de pie
para que así no se cayera. Felix soltó un quejido, aferrándose a la espalda del alfa-. Sabes, cuando
termine de ducharte voy a grabar todo lo que hagas, para mostrarte tu comportamiento apenas el
celo acabe. Me las vas a pagar, Lixie.
Felix soltó un nuevo quejido cuando entraron al baño, frotando su mejilla contra el cuello de
Hyunjin. El alfa lo sentó sobre la taza del baño con la intención de separarse y abrir la llave de agua
caliente, pero el omega no lo quiso soltar un poco, y tuvo que meterlo en la tina, sentarlo y recién
ahí hacer correr el agua.
El menor se acurrucó en los brazos de Hyunjin mientras fruncía el ceño a medida que la tina se iba
llenando, y el mayor lo atrajo a su regazo, relajándose cuando el agua caliente tocó sus músculos.
-Te estás comportando así conmigo porque confías en mí, ¿no, bebé? -le murmuró Hyunjin,
mirando el techo del baño-. ¿Cómo eran antes tus celos, con tu otro alfa?
-Hyunjin bueno -agregó Felix, abrazándolo por la cintura-. Me gusta. Hyunjin es buen Alfa para mi
Omega.
-Sí -Felix asintió, dejando que el alfa le lavara el cabello-. Cálido. Mi corazón... se siente cálido
contigo. Te quiere. Mi Omega te quiere.
Hyunjin comenzó a limpiarle la espalda con premura, siguiendo con su estómago y quitándole los
restos de semen.
El alfa sonrió con cariño, revolviéndole el cabello lleno de shampoo, y le dio un pequeño beso en
los labios.
-Vamos, ahora ponte de pie, tengo que limpiar tu culo -le dijo de forma juguetona.
-No digas eso -protestó Hyunjin, mordiéndole el hombro-. Luego, cuando el celo pase, me vas a
golpear por no protegerte. Vas a estudiar primero y después tendremos bebés.
-Sí, tendremos -le susurró Hyunjin, comenzando a limpiarlo con cariño-. Tendremos muchos bebés,
Lixie, y podrás mimarlos el tiempo que quieras mientras yo te mimo a ti, mientras te sostengo
siempre a mi lado. No voy a dejarte caer más, mi amor.
111
Felix lo miró, sin dejar de ladear la cabeza, y terminó por sonreír ampliamente, mostrando todos
sus dientes mientras sus hoyuelos se marcaban en su rostro, y Hyunjin se sintió enamorado de ese
simple gesto.
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-Chicos, dejen de pelear, harán llorar a Seungmin -regañó Jisung entrando al comedor, donde
Jeongin y Chan rodaban por el suelo, gruñéndose entre ellos, en tanto Seungmin estaba sentado
en el sillón con los ojos llorosos-. A ver, ¿qué ocurrió?
Jisung los fulminó con la mirada mientras Seungmin hipaba, frotando sus ojitos.
-Minnie, ya te dije que tu mamá no puede cuidarte por ahora -le dijo Jisung, llamando su atención.
En ese instante, Minho regresó del trabajo, encontrándose con la escena de Seungmin llorando
sobre los brazos de su esposo, en tanto los dos demonios que tenía por hijos trataban de
consolarlo de alguna manera.
-¿Qué ocurre, Minnie? -le preguntó Minho amistosamente, tomando al bebé en brazos- ¿Jisung te
hizo llorar?
-Que-o a mami -balbuceó Seungmin, abrazando a Minho por el cuello-. A mami y papi.
-Oh, claro que sí, mi vida -concedió Minho, sentándose en el sillón-, pero, ya sabes, mamá y papá
están ocupados, ¿sabes por qué? -Seungmin negó con la cabeza, curioso-. Tienen que hacerte un
hermanito, Minnie.
112
Jisung se atragantó con su saliva y Seungmin abrió la boca, sin saber qué decir en ese momento.
-Claro -Minho le revolvió el cabello-, y para eso, necesitan un tiempo a solas, para conversar sobre
cómo le van a poner y cuándo llegará a la familia. Es una sorpresa para ti -le guiñó el ojo-, así que
no puedes decirles que te conté esto, no vamos a arruinarles tu regalo.
Jisung quería regañar a Minho por ilusionar de esa forma al bebé, pero decidió cerrar su boca al
ver que las palabras del mayor sirvieron para calmar a Seungmin, que aplaudió contento. Fue
dejado en el suelo y se marchó a jugar con Jeongin y Chan, felices de tener su atención otra vez.
Jisung soltó un suspiro, recostándose al lado de Minho, quién lo abrazó por la cintura para darle un
pequeño beso en la frente.
-Fue un infierno -murmuró Minho-, pero no por los niños, ya sabes, estoy acostumbrado a ello -bajó
la voz para que los menores no escucharan lo que estaban hablando-. La hermana de Felix se pasó
por la clínica exigiendo hablar con el doctor Hyunjin e incluso me detuvo y trató de persuadir para
separarlos.
-Me gustaría no estar preocupado, aunque no puedo evitarlo -Jisung miró a Minho enarcando una
ceja, preguntándole qué quería decir con ello-. Si la madre de Hyunjin o la hermana de Felix se
enteran de que Seungmin no es hijo de Hyunjin… Las cosas pueden complicarse un montón.
-No tienes que pensar en eso, estás llamando a la desgracia -regañó Jisung, mordiendo su labio
inferior.
-Pero no puedo evitarlo -insistió Minho-. Su plan tiene muchas fallas... Digo, nosotros no diremos
nada, sin embargo, no éramos los únicos en saber la verdad. ¿Los padres de Younghoon?
-Felix dijo que cuando Younghoon murió, perdió contacto con ellos -señaló Jisung, nervioso.
-Él perdió el contacto, pero puede que Chaewon averigüe quiénes son y vaya a preguntarles. ¿Los
amigos de Younghoon? Todos sabían que Seungmin era hijo de Younghoon, sabían que Felix
nunca tuvo otro alfa antes.
113
-Hay una prueba de ADN de por medio que podría probar lo contrario -masculló Jisung, observando
al bebé sentado sobre la espalda de Jeongin, mientras Chan le hacía muecas y fingía ser un
monstruo.
-Pruebas alteradas -añadió Minho-. Chaewon no acusará a Hyunjin con el gobierno, pero puede
usarlo para chantajearlos o…
-Pero no entiendo -la voz de Jisung ahora se tornó triste, aunque también enfadada y molesta-
¿Qué importa si Seungmin no es hijo de Hyunjin? ¿Por qué es tan necesario seguir esa tonta regla?
Minho le hizo un gesto para que no siguiera hablando y Jisung obedeció. Todo el mundo creía que
Minho era mandoneado y hacía siempre lo que Jisung quería, sin embargo, la verdad es que
ambos eran bastante competitivos con el otro, aunque también sinceros, por lo que a Jisung no le
costaba admitir que Minho era una persona muy inteligente y sabia, a pesar de que muchas
personas creyeran que no era así.
Ambos, como betas, recibieron una educación completamente distinta a la de omegas y alfas, por
lo que había varias cosas que no entendían en su totalidad. ¿Las reglas básicas? Por supuesto, se
las decían a todas las personas, pero los motivos no. Felix tampoco las sabía, porque fue al
colegio sólo hasta los trece años, aprendió las cosas básicas que se le enseñaban al omega, nada
más, por lo que nunca tuvo una respuesta para ello.
-Hyunjin me lo explicó cuando le pregunté -dijo Minho en voz baja-, va por una cosa más de
territorialidad y poder, de apariencia para la sociedad -Jisung lo observó, atento-. Los alfas son la
raza más fuerte, Jisung, ¿no es así? Y dentro de cada manada, o familia considerada como
"correcta", debe existir un alfa capaz de proteger a los que considera como suyos, cuidarlos y
protegerlos.
-Pero sí somos una manada, si vamos a la organización nacional -contestó Minho-. Piénsalo,
somos gobernados por alfas, los trabajos más duros los realizan ellos, son quiénes organizan y
protegen las fronteras. Nosotros sólo somos pequeños núcleos familiares dentro de la "Gran
Manada", aportamos y nos dejamos proteger. Se espera, por lo tanto, que el resto de alfas sean
como los que nos gobiernan y protejan -su esposo le acarició la mejilla, sin perder ningún detalle-.
Pero los omegas, Jisung... ¿Qué son los omegas para el Gobierno?
Jisung observó a Seungmin, que se reía mientras se dejaba querer por los dos pequeños alfas. A
simple vista, un omega era sólo alguien más dentro del país, pero si se escarbaba más profundo, si
veía los pilares de la sociedad…
-Un objeto -susurró, recordando la triste mirada de Felix cuando estaba al lado de Younghoon-. Un
recipiente para llevar bebés.
-El omega no es una persona, aunque el resto diga que sí. Los alfas ven al omega como un objeto
que les pertenece, que debe hacer lo que se le ordene y cargar con las crías de su dueño -Minho
114
frotó su frente-. Desde que nacen, están bajo el cuidado del alfa mayor de la familia. Cuando se
comprometen y casan, pasan al cuidado de su nuevo alfa. Si el alfa muere, y el omega sigue vivo.
Debe esperar a que un nuevo alfa lo reclame, es su máxima aspiración: vivir para y por el alfa.
"Pero el bebé de un omega... es la clara prueba de que el omega tuvo a otro alfa, le perteneció, y
jamás le podrá pertenecer a su nuevo alfa por completo. Te lo explicaré de una forma muy burda,
Jisung: supongamos que yo tengo un juguete, un oso de peluche, y lo quieres para ti. Por cosas del
destino, el osito de peluche se me rompió, y yo ya no lo quiero, así que lo echo a la basura, pero tú
decides tomarlo, y al verlo roto, ¿qué es lo primero que harías?”
-El gobierno tiene claro que, entre un bebé y un nuevo alfa, el omega se inclinaría por su bebé, y no
puede permitirse que un objeto que ahora está roto decida su propio futuro -Minho se veía
estresado a más no poder-, y tampoco puede permitirse un alfa que no es capaz de marcar su
territorio ante un omega, que lo deja decidir y poner un bebé, que es reemplazable según los
términos del gobierno, sobre un alfa hecho y derecho.
-Eso no es lo peor -Minho sonrió amargamente-. Según varias investigaciones llevadas a cabo, el
omega necesita cuidar a alguien. Lo natural es que se enfoque en cuidar a su alfa, pero si éste
muere y lo deja con una cría, cuidará a su bebé como fuera. Con la llegada de un nuevo alfa, el
omega se seguirá centrando en su bebé, y no verá tan necesaria la copulación debido a que ya
tiene una cría. Pero para el alfa… ver a su omega enfocado en una cría que no es suya, además…
-Minho hizo un gesto desagradable-. El alfa querrá que el omega tenga un bebé suyo, de su sangre,
y no a un bebé que no le pertenece a él, así que lo asesina para generar un nuevo instinto materno
en el omega, además de aumentar la intensidad de sus celos para quedar embarazado.
Miró a Seungmin, que mordía a Chan en el cuello de forma juguetona mientras Jeongin se reía al
escuchar los quejidos de su hermano, y pensó en Hyunjin tomándolo en brazos para luego
quebrarle el cuello de forma fría, sólo porque se sentía celoso y quería la atención de Felix.
-El gobierno no querrá que Felix conserve a su bebé, porque eso reduce las posibilidades de un
nuevo embarazo, hace ver a Hyunjin como un alfa débil y expone a Felix como un omega con voz y
voto -terminó de decir Minho, cansado-. Por eso nadie puede enterarse de esto.
Jisung asintió en silencio, tratando de calmar la mala sensación que se asentó en su estómago.
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115
La lubricación natural que el ano de Felix producía, chorreaba por sus piernas, y para Hyunjin no
había visión más caliente que esa en ese instante. No cuando el omega estaba sentado sobre la
mesa, con las piernas abiertas, mientras podía ver con claridad sus muslos húmedos por el
pegajoso líquido.
Felix ladeó la cabeza, mirándolo con una pequeña sonrisa, antes de deslizar un dedo en su interior,
gimoteando.
Hyunjin se acomodó entre sus piernas, agarrándolo de la cintura, y humedeció sus labios cuando
escuchó el ronroneo de Felix.
Felix soltó una risa suave, sin importarle un poco que también se hubieran bañado minutos atrás, y
atrajo a Hyunjin para besarle. Gimoteó contra su boca cuando sintió su interior siendo invadido por
el miembro del alfa, pero se sobresaltó al escuchar como el timbre de la casa resonaba en el lugar.
Hyunjin gruñó en voz baja, pero trató de controlarse al escuchar el lloriqueo de Felix. El omega ya
no estaba excitado ni juguetón, parecía querer desaparecer de allí, así que Hyunjin lo agarró de la
cintura, las piernas del omega enredándose en su cintura, y lo llevó al segundo piso. Lo dejó sobre
la cama, acurrucándolo entre las sábanas.
Felix se escondió entre las sábanas cuando el timbre volvió a resonar, atemorizado.
Hyunjin soltó un suspiro, poniéndose los primeros pantalones que encontró, para volver al primer
piso con una expresión de completo fastidio y odio hacia la persona que estuviera interrumpiendo
en ese instante. ¿Acaso la casa no olía suficiente a las feromonas de Felix como para advertir que
un omega estaba en celo?
Al abrir la puerta, lo primero que hizo fue fruncir el ceño debido al fuerte olor a alcohol que llegó a
su nariz. Y lo segundo, fue sentir como la rabia se acumulaba en su cabeza.
Conocía muy bien el rostro borracho del hombre frente a él. ¿Cómo no lo haría, si lo mandó a
investigar y vigilar luego de que Felix le contara lo que su padre hizo con él?
-Esto apesta a omega en celo -se burló Dongyul como si nada-. ¿El putito de mi hijo está haciendo
un buen trabajo para complacerlo, señor alfa?
Su mano tembló debido a las ganas que tenía de darle un golpe en toda la boca.
116
-Seré amable y le daré dos minutos para irse de aquí -gruñó, con el odio rezumando de su voz.
-Parece que a esa zorra le falta entrenamiento para hacer feliz a su alfa -comentó el padre de Felix
como si nada, y sonrió de forma sucia-. Ah, tuve que haberlo entrenado yo. Una mierda que fuera
mi hijo, podría habérmelo quedado y enseñarle lo que se merece, enseñarle que siempre tiene que
esperar a su alfa con su agujero abierto.
Hyunjin le dio un golpe en el rostro, tan fuerte que lo botó al suelo, mientras la cólera salía de sus
poros sin ninguna dificultad. En ese instante estaba dejando salir todo su instinto alfa, que gritaba
que protegiera y defendiera a su omega como fuera posible, que debía cuidarlo y asesinar a
cualquier persona que se atreviera a hacerle daño o simplemente a hablar mal de él.
-Mira, pedazo de mierda -gruñó Hyunjin, tomando a Dongyul de su playera y acercando su rostro-, si
vuelves por acá, si se te ocurre seguir molestando a mi omega, voy a cortarte la polla con mis
manos y haré que te la tragues, ¿entendido?
-¿Así como él se tragó la polla de todos mis amigos? -se burló Dongyul, sin sentirse intimidado.
Hyunjin levantó su mano para darle otro golpe,pero un gimoteo bajo lo detuvo.
Se volteó, encontrándose a Felix al pie de la escalera, envuelto en una sábana, temblando y con
los ojos llenos de lágrimas.
Hyunjin soltó a Dongyul, entrando otra vez a casa, cerrando con un portazo, y caminó hacia el
omega. Felix retrocedió, asustado, antes de soltar un chillido, soltando la sábana. Se giró e inclinó.
Tómame, decía el cuerpo de Felix, las feromonas que soltaba, tómame, Alfa, no importa si yo no
quiero, tómame.
Tomó la sábana entre sus manos, envolviendo con ella otra vez a Felix, y lo acurrucó en sus brazos,
oyéndolo sollozar.
-Está bien, mi amor -le murmuró, tomando aire-. Alfa está contigo. Alfa no te dejara, Lixie, jamás
en la vida.
-No -Hyunjin lo sostuvo, besando su hombro, su marca recién hecha-. Jamás estarás sucio para mí,
cariño. Tú para mí eres mi pequeño príncipe.
117
El omega se frotó contra Hyunjin, sollozando, y dejó que los cálidos brazos del alfa lo sostuvieran,
ajenos por completo al desastre que iba a desatarse en algún momento.
118
CAP9.
Felix tomó una respiración profunda, sus ojos abriéndose lentamente cuando despertó, y se
encontró con el rostro tranquilo y dormido de Hyunjin frente a él. Frotó sus párpados, somnoliento,
para después fijar su vista en el cuerpo del alfa, y no pudo evitar ruborizarse al ver todas las
marcas y mordidas que dejó la noche anterior, cuando volvieron a hacer el amor, y más
tarde, cuando se puso todo cariñoso y juguetón.
Todavía se sentía débil, un poco caliente, sumiso y pequeño, como un cachorro necesitado de
atención, sin embargo, estaba consciente de sus acciones, a diferencia de los últimos cuatro días.
Eso sólo significaba que el celo ya estaba acabando por completo.
Delineó una de las marcas que hizo en el cuello de Hyunjin, avergonzado por la forma en la que
había actuado, marcándolo por todas partes como un animalito territorial que no quería que nadie
más mirara lo que consideraba como suyo. Era la primera vez que actuaba así, porque con
Youngie, siempre su omega se sometió ante el miedo que sentía, y tenía claro que comportarse de
esa forma implicaría ser golpeado o abusado.
Era el primer celo que pasaba en su vida con alguien a quien quería. No, más que eso, era el primer
celo que realmente disfrutaba como tal.
Se removió entre los brazos de Hyunjin, notando entonces que lo estaba abrazando como un koala,
y luego notó algo que lo hizo ponerse colorado.
Claro, luego de la tercera vez que lo hicieron la noche anterior, Hyunjin estaba demasiado cansado
como para irse a bañar, y murmuró antes de quedarse dormido algo sobre echarse a dormir como
estaban.
Felix se sentía pegajoso, un poco sucio, pero por sobre todo, era capaz de sentir todavía el semen
de Hyunjin dentro de su ano, y eso lo hizo cavilar un momento sobre las claras probabilidades de
un embarazo.
-En lo mucho que te quiero -contestó, dándole un pequeño beso en los labios.
Hyunjin sonrió de medio lado, sin abrir sus ojos, atrayéndolo más contra su cuerpo. Felix jadeó al
sentir su interior siendo invadido más profundamente, sintiéndose ahora húmedo debido al
lubricante que comenzó a soltar.
-Yo igual te quiero, Lixie -le respondió Hyunjin con voz profunda.
119
Felix, un poco vacilante, se movió en la cama, tomando fuerza para sentarse sobre la cadera de
Hyunjin, y lo montó con un jadeo. Hyunjin dejó salir un gemido gutural, abriendo sus ojos ahora,
chocando con la mirada ruborizada del omega. Enarcó una ceja.
Felix dejó salir una risa baja, comenzando a mover sus caderas con suavidad y gimiendo al sentir
como el pene dentro de su ano se ponía duro gracias a sus movimientos. Su propio miembro
también comenzó a reaccionar ante la estimulación que estaba sintiendo, al rozar contra el
estómago de Hyunjin.
El alfa lo agarró de la cintura, simulando pequeñas embestidas, y Felix se mordió el labio inferior
para no gritar de placer.
Hyunjin soltó un gruñido, empujándolo para que ambos pechos se chocaran y así poder besarlo de
forma profunda, llevando una de sus manos a la polla de Felix para masturbarlo sin dejar de
embestirlo.
Así no duraron mucho: Felix se corrió en ambos pechos mientras gemía al sentir el miembro de
Hyunjin hinchándose en su ano. Por otro lado, los dientes de Hyunjin se deslizaron a su cuello,
mordiendo sobre su marca y sosteniéndolo de la cintura para que no se alejara.
Minutos después Felix se volvía a acurrucar a su lado, pensativo, y Hyunjin comenzó a repartir
besos por su rostro.
-Anudaste muchas veces en mi interior -comentó, sin reproche alguno en su voz-, así que es muy
probable que quede embarazado.
El sólo pensamiento de que eso ocurriera hizo que el corazón de Hyunjin latiera por la emoción. Sin
embargo, al ver el ceño fruncido de Felix, decidió no mostrar su alegría.
Hyunjin desvió la vista, asintiendo con el rostro en blanco en tanto pensaba en Seungmin, el bebito
de Felix. Hyunjin sabía que tener a Seungmin reducía las probabilidades de que Felix quisiera más
120
bebés tan pronto, porque así el omega se centraba en las necesidades de su bebé. Después de
todo, era una de las primeras cosas que le enseñaban a los alfas.
Hyunjin lo entendía, por supuesto. Además, Felix era joven, tenía ya dieciocho años, debía querer
hacer varias cosas antes de volver a tener otro bebé que ocuparía gran parte de su tiempo, pero
aun así, Hyunjin no pudo evitar sentirse celoso.
Celoso de que Felix quisiera a Seungmin y no un bebé con él, su nuevo alfa.
Felix soltó un gemido lastimero de su garganta, que hizo que todos sus sentidos se activaran.
-Pero... pero si tú quieres un bebé, Alfa -susurró Felix con temor-, entonces podemos tenerlo.
Mierda.
Ahora que estaba marcado, ahora que había una conexión más profunda entre ellos, Felix tuvo que
haber sentido su intranquilidad y malos sentimientos. Y lo asustó por completo.
-Está bien -dijo, dándole un pequeño beso-, te prometo que está bien, Lixie.
Decidió que era momento de distraerlo. No quería atormentarlo con sus malos pensamientos y
malas vibras.
-¿Quieres que vaya a buscar a Seungmin? -le preguntó-. ¿Te sientes bien como para cuidarlo?
Hyunjin le dio un último beso antes de ponerse de pie para ir a darse una ducha.
Media hora más tarde, volvía al cuarto encontrándose con Felix vestido con la bata, todavía
acostado, pero ya limpio. Seungmin, en los brazos de Hyunjin, iba medio dormido, sin embargo,
pareció reaccionar al estar tan cerca de su madre.
-¡Mami! -gritó emocionado, abrazando a Felix apenas pudo-. Mami, mami, te etane…
Felix comenzó a reírse al notar la mejilla de Seungmin frotándose contra su cuello en forma
posesiva, y le llenó el rostro de besos, causando que se riera.
Sin embargo, unos segundos después, Seungmin dejó de reírse y lo miró con el ceño levemente
fruncido.
-No le gusta que huela a ti, así que ahora está tratando que huela de forma maternal -le explicó,
frotando su mejilla contra el cabello desordenado del bebé, que seguía trabajando duramente en
su tarea-. Eres un bebé todo celoso, ¿no, Seungmin?
Hyunjin le sacó la lengua, acostándose al lado de Felix para poner una expresión mimada.
El omega volvió a reírse, recostándose contra Hyunjin, y se acurrucó a su lado, sin alejar a
Seungmin. El bebé estaba ahora estaba un poco más calmado, cómodo de estar en los brazos de
su mami.
El alfa parpadeó, sin alejar sus ojos de la tierna mirada que el menor le dedicaba, llena de amor y
cariño, que algo se estremeció en su interior.
La sonrisa no desaparecía del rostro de Felix, y nunca quería que desapareciera de allí, eso lo tenía
claro.
-Por quererme -le dijo feliz-. Gracias por quererme a pesar de que esté usado y sea un desastre.
Hyunjin asintió, queriendo decirle que no lo era, que jamás sería un desastre, pero sólo le dio un
dulce beso, esperando que supiera con ese simple gesto cuánto lo estaba queriendo en ese
instante.
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Hyunjin le pidió a su secretaria, un día después que recalendarizada todas las citas que dejó
pendiente, y se dio cuenta de que tendría un montón de trabajo extra por las próximas semanas.
Suspiró con cansancio, forzándose a pensar en que, quizás, al llegar tarde, Felix lo esperaría con
mimos, y eso fue lo único que le hizo seguir adelante con todas las operaciones que tendría que
llevar a cabo durante los siguientes días.
122
Comenzó revisando la ficha del primer paciente cuando la puerta de su oficina se abrió, y levantó
la vista, encontrándose con la disgustada mirada de su mamá.
Iba a tener que conversar seriamente con su secretaria sobre permitirle el paso a cualquier
persona.
Su mamá apretó los labios, queriendo decirle que se comportara, pero mantuvo la compostura.
-Espero que se te haya pasado el capricho por ese omega -dijo con voz despectiva.
-No lo creo -contestó, sin interés alguno-, ahora es mi omega -sonrió, divertido-. Lo marqué hace
unos días, mamá.
-Por otro lado -prosiguió como si nada, abriendo un cajón y sacando unos papeles-, hace unos días
llegó la notificación del Juzgado, declarando que Seungmin sí es hijo mío, y por lo tanto, tu nieto su
sonrisa ahora se volvió burlona-. Felicitaciones mamá, eres abuela.
La furia llenó el rostro de Hyeyon, una mueca rabiosa asentándose en sus finas y preciosas
facciones. Aún enojada, su madre seguía conservando una hermosura helada que dejaría loco a
cualquiera.
-Me estás provocando, Hyunjin -advirtió Hyeyon-. Es mi última advertencia: o te alejas ya de ese
omega, o alguien lo va a pasar muy mal -sus labios se curvaron en una sonrisa fría-. Y no serás
precisamente tú, hijo mío.
Hyunjin se crispó ante el tono de su madre, porque tenía claro que quien pagaría los platos rotos
sería Felix, no él. Porque él era un alfa, y Felix sólo el omega de quien se encaprichó y enamoró.
Hyeyon lo notó, así que lo golpearía donde más le doliera.
-Si vuelves a amenazar a mi pareja -gruñó, poniéndose de pie-, voy a decirle a todo el mundo que la
gran empresaria Hwang no es más que una perra sin corazón -su tono se tornó más oscuro-.
Desvelaré todos tus malditos secretos, madre. Ahora, fuera. No quiero verte por aquí nunca más.
La mujer soltó un bufido, girándose sin añadir otra palabra, y cuando la puerta se cerró detrás suyo,
sus ojos escanearon el pasillo de la clínica de forma fría y calculadora.
Se detuvo sobre el conocido rostro Beomgyu, un viejo amigo de su hijo a quien conocía muy bien, y
estaba hablando con una enfermera. Quién, casualmente, era también tecnólogo médico en esa
clínica.
Tranquilamente, se marchó de ese lugar, con un plan que se aseguraría que no fallaría.
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Cuando Felix salió del probador, Jisung fingió limpiar una lágrima de su rostro antes de aplaudir,
orgulloso al ver la expresión tímida del omega. Chan y Jeongin también aplaudieron, aunque
parecían más pendientes de tener la atención de Seungmin, que tenía una expresión aburrida,
sentado en el coche.
-¡Se ve muy bien, señor Hwang! -dijo Jeongyeon, sonriendo dulcemente-. Ese traje de bodas queda
perfecto para usted.
Felix se miró al espejo, acariciando la tela del traje negro que llevaba, imaginándose en el altar,
sosteniendo la mano de Hyunjin frente a él, sonriéndole con esa preciosa sonrisa que tenía, y no
pudo evitar ruborizarse al pensar en ello.
En su boda.
-Podrías llevar un ramo de rosas blancas -sugirió Jisung, acercándose para arreglarse el corbatín-.
Incluso un velo, ¡te verías hermoso! Pero aún no entiendo por qué no quisiste un traje blanco, Lix.
-El blanco se supone que es para representar la pureza y virginidad, Jisung -recordó Felix, sin dejar
de reír.
-Me gusta verte feliz, Felix -le dijo, como una madre haría con su hijo-. Te lo mereces mucho.
-Soy feliz -admitió, mirando otra vez su reflejo-, y hasta creo que estoy empezando a verme guapo.
-Sí, pero no tanto como yo, claro -bromeó Jisung-. Jeongyeon, cariño, ¿crees que Felix se vería bien
con un vestido de novia?
124
La muchacha observó críticamente el cuerpo de Felix, en tanto el omega soltaba un grito en señal
de regaño.
-¡No, no! -balbuceó Felix, enrojeciendo-. Este traje está bien, ¡además, a Hyunjin no le haría mucha
gracia!
Los tres adultos se giraron hacia la puerta donde Hyunjin estaba apoyado con una ceja enarcada,
poniendo una expresión divertida en su rostro.
-¡Fuera de aquí, se supone que no puedes ver el traje de la novia antes de la boda! -regañó Jisung.
Hyunjin ignoró los gritos, entrando al local con calma. Saludó a la dependienta y se acercó a Felix,
arreglándole el corbatín que llevaba. Le dio un beso pequeño en los labios.
-Tal vez deberíamos pensar seriamente en lo del traje de novia -pareció cavilar-. Digo, así sería más
fácil ponerme entre tus piernas.
Jisung comenzó a toser, en tanto Felix enrojecía, frunciendo los labios y dándole un golpe en señal
de regaño a Hyunjin. El alfa sólo se quejó, frotando su cabeza.
-Ve a probarte tu traje -soltó Felix, enfurruñado-. Me voy a llevar este, falta sólo el tuyo
.
-¡Pero aún debemos probarle más trajes, señor Hwang! -señaló Jeongyeon.
-Este me queda bien, así que me quedo con este -contestó Felix, cruzándose de brazos-. Además,
soy todavía el señor Lee, no Hwang.
-No, ahora que tienes mi marca, eres para todo el mundo el señor Hwang -corrigió Hyunjin,
agarrando los trajes que Jeongyeon le tendía-. ¿Tantos debo probarme?
-Claro, claro -dijo Jisung-. ¿Por qué no vas a pasear por allí, Felix? Puedes llevar a los demonios, se
están aburriendo un poco.
-No, conociendo a Hyunjin, querrá llevarte al probador para que le chupes la polla -dijo Jisung,
distraído.
-Touché -comentó Hyunjin, para después mirar a Felix-. Anda, ve a dar una vuelta, luego nos
juntamos.
El omega soltó un murmullo bajo, asintiendo para caminar hacia el coche de Seungmin y
comenzar a empujarlo. Los dos pequeños alfas no dudaron en seguirlo, contentos por salir de ese
aburrido sitio e ir a comer algo.
Así que Felix los llevó a un puesto de comida rápida, pidiendo unas papas fritas para Jeongin y
Chan, en tanto le compró a Seungmin helado, dándole de comer con cuidado para que no
terminara todo sucio como siempre.
Mientras los dos pequeños alfas se peleaban entre ellos por una papa frita, Felix aprovechó de
comenzar a tararearle a Seungmin.
-¡Sí, sí! -gritó Seungmin, emocionado-. Mami ‘eli. Me yu-a mami 'eli.
-¿Lee Felix?
Levantó la vista cuando alguien lo nombró a su lado, encontrándose con unos oscuros ojos.
Parpadeó, en señal de desconocimiento, encogiéndose un poco al notar que era un alfa. Luego
recordó que ya estaba marcado, así que no tendría que reaccionar de esa forma, debido a que un
alfa no tendría por qué cortejarlo.
El desconocido sonrió en señal de diversión, pasando una mano por su cabello café.
Abrió los ojos ahora por la sorpresa, para terminar por sonreír ampliamente, poniéndose de pie.
-¡Soobin!
126
Abrazó al alfa sin dejar de sonreír, recordándose a los doce años, asistiendo al colegio, sentándose
al lado de un alfa más alto que él que le protegía cuando algunos chicos querían pegarle para
reírse de él. Soobin fue algo así como su mejor amigo, a pesar de que Felix hubiera sido sólo un
omega triste que todos rechazaban, y le cuidó lo mejor que pudo.
Aunque cuando su padre lo echó de la casa y dejó de asistir al colegio, dejó de verlo de forma
inevitable.
-Mira que estás guapo -comentó Soobin, separándose-. ¿Son tus hijos? -preguntó, señalando a los
niños, que observaban la escena en silencio.
-No, no, cómo crees -Felix se rió, sentándose para hacerle un espacio a Soobin-. Sólo este bebito
lindo es mi hijo -tomó en brazos a Seungmin, que fruncía los labios-. Se llama Seungmin. Jeongin y
Chan -continuó, apuntando a los pequeños alfas-, son hijos de un amigo, los estoy cuidando ahora.
-El pequeño Seungmin -dijo Soobin, mirando al bebé con una sonrisa dulce-. Me alegra verte, Lixie,
cuando dejaste de ir al colegio me puse muy triste -el alfa apoyó su mejilla en una mano, luciendo
curioso-. ¿Puedo saber qué ocurrió?
Felix volvió a alimentar a Seungmin al notar como miraba a Soobin, sin dejar de arrugar sus labios,
así que estaba un tanto confundido por ello.
-Oh, ya sabes... -esbozó una sonrisa triste-, llegó mi celo y papá me echó de la casa, así que me vi
obligado a irme.
-Lo siento mucho, Lixie -le dijo el alfa-. Mierda, si me hubieras dicho, estoy seguro de que mis
papás te habrían dado alojo -Soobin elevó su mano, acariciándole la mejilla fugazmente-. Ellos te
querían mucho.
El omega recordó a los padres betas de Soobin, sonriéndole dulcemente cuando iba a la casa del
chico a hacer algún trabajo o sólo a jugar, preocupándose de que comiera bien y de curarle las
heridas cuando eran tan obvias y difíciles de ocultar. Sí, Felix los recordaba de forma vaga, porque
había muchos recuerdos que deseaba reprimir de esos años.
-No habría podido aceptarlo -dijo Felix con tranquilidad-, así que no es necesario que te
atormentes, Soo -Felix le observó, curioso-. ¿Estás solo por aquí? ¿O viniste con alguna pareja?
Las mejillas del alfa se tornaron de un color un tanto colorado, como si estuviera avergonzado.
-Ah, sí, vine por una cita a ciegas pero al parecer me dejaron plantado -soltó una risa nerviosa,
encogiéndose de hombros.
-¿De verdad? Lo siento, no fue mi intención recordártelo -dijo, limpiándole la boca a Seungmin-.
Qué pena más grande, ¡si eres un chico tan lindo! Ah, esa persona no sabe lo que se pierde.
127
Soobin comenzó a reírse, negando con la cabeza, para después observarlo sin borrar una sonrisa.
-Me estás humillando -bromeó Soobin, señalando a Seungmin-. ¿Puedo tomarlo en brazos? Es un
bebé muy lindo.
El omega soltó una risa de disculpa, acariciándole el cabello a su bebé, mientras observaba a
Jeongin y Chan jugando con los juguetes que traía la comida.
-Seungmin es lindo, pero también muy malcriado -dijo, abrazando al pequeño con más fuerza.
-No te preocupes, mi hermana también tiene un bebé y es igual de mimado -dijo Soobin, moviendo
su mano en un gesto suave-. Sabes, Lixie... cuando éramos pequeños, siempre pensé que tú serías
mi omega.
Felix parpadeó por la sorpresa, pero antes de poder contestar, alguien más habló:
Se volteó con rapidez, encontrándose con el impasible rostro de Hyunjin, de pie detrás de él. Su
alfa se veía tranquilo, sin embargo, podía leer en sus ojos que se notaba celoso y posesivo.
Pero Felix no se asustó, porque aprendió que, por mucho que Hyunjin se molestara, jamás le
levantaría la mano o lo castigaría como hizo su anterior alfa. Hyunjin era distinto. Hyunjin no le
haría daño.
-¡Papi! -gritó Seungmin feliz, extendiendo sus bracitos para que lo tomara en brazos.
-Sí, Jisung aprovechó de pasar una tienda a ver ropa ahora que está sin sus demonios -dijo
Hyunjin, sentándose al lado de Felix y pasando un brazo por su espalda-. Te extrañé mucho, bebé
-añadió en voz alta, mirando a Soobin.
-Y futuro esposo -agregó Hyunjin, extendiendo una mano-. Diría que es un gusto, pero siendo
sincero, no lo es.
128
Soobin soltó una risa baja, tomando la mano de Hyunjin, y le dio un apretón con el rostro tenso.
-Un gusto, espero que cuides muy bien de Lixie -dijo Soobin, antes de agregar con voz filosa-. Ya
sabes, Felix es un omega muy lindo y no merece pasarla mal.
-Bueno, ya que hemos terminado, podemos volver a casa -dijo en voz alta, llamando la atención de
Hyunjin.
-Sí, ya quiero tenerte dentro del cuarto para marcarte por todas partes -comentó como si nada, y
Felix le dio un golpe en la nuca-. ¡Auch! ¿Acaso dije algo que no debía?
El omega acomodó a Seungmin en su coche, diciéndole a los pequeños alfas que se pusieran de
pie. Chan y Jeongin comenzaron a pelear por quien llevaba el coche, llegando al acuerdo de
empujar cada uno una barra.
Soobin se puso de pie también, inclinándose para darle un beso en la mejilla, y Felix casi pudo por
el gruñido posesivo de Hyunjin.
-¿No te importaría darme tu número de teléfono? Me gustaría seguir en contacto contigo -dijo
Soobin, ignorando la mirada fulminante de Hyunjin.
-Sí, le importaría, adiós -dijo Hyunjin antes de dejarlo contestar, agarrándolo por la cintura y
arrastrando de él-. Estúpido alfa enorme -masculló por lo bajo.
Felix miró hacia atrás, haciéndole un gesto de despedida a Soobin, quien sólo sonreía
irónicamente.
Mientras caminaban en silencio, Hyunjin no lo soltó de la cintura, pegándolo a su lado. El coche iba
por delante, así que Felix miró a su alfa, notando sus labios apretados.
Hyunjin lo observó.
129
Con tranquilidad, Felix apoyó su mejilla contra el hombro de Hyunjin, quedando bien debido a que
era unos centímetros más bajo que el alfa. Siempre le había gustado eso de Hyunjin, que fuera
más alto que él.
-Sí, se lo iba a dar, fue mi amigo cuando era pequeño -respondió Felix-, pero no tienes que ponerte
celoso, Hyunjin.
-Claro que no -Felix lo detuvo para tomarlo de las mejillas, dándole un pequeño beso en los labios-,
porque yo soy sólo tuyo, de nadie más, ¿lo sabes, Hyunjin?
-Sólo tuyo. Soy tu omega y tú eres mi alfa -Felix se rió-. Mi alfa malhumorado, pero te quiero así
como eres.
Hyunjin sonrió, orgulloso, pero no pudo decir nada porque entonces Seungmin gritó:
-¡Mami mía!
Felix sólo comenzó a reírse, sin poder decir nada, y Hyunjin soltó un bufido.
Pero se sentía aliviado, porque Felix lo quería y aceptaba como si alfa, y eso era todo lo que
necesitaba para poder ser feliz.
130
CAP10.
Hyunjin estacionó el auto fuera del edificio, mirando a un nervioso Felix que jugueteaba con las
correas de la mochila, en tanto Seungmin los observaba, confundido.
-Tal vez será mejor devolvernos -dijo Felix, llamando la atención de Hyunjin-, ni siquiera sé por qué
estamos aquí, digo, quizás no debería continuar mis estudios y dedicarme sólo a Seungmin y
nuestros futuros hijos, así no-
-Lixie -le llamó la atención Hyunjin-, por favor, respira cariño -el omega obedeció, tomando aire
ybotándolo varias veces-. No pienses esas cosas, ¿está bien? Sé que quieres seguir estudiando y
terminar la secundaria como corresponde, así que por favor, no te estreses -le dio un pequeño
beso en los labios-. Seungmin y yo confiamos en ti.
Felix sonrió de forma temblorosa, para después tomar aire una vez más y abrir la puerta. Antes de
salir, se giró hacia Seungmin, que estaba cerrando sus ojos por el sueño.
Sonrió para luego voltearse hacia Hyunjin, dándole otro beso en los labios.
Felix asintió.
Felix cerró la puerta, dejando el calor del auto y caminando hacia el edificio donde ya varias
personas entraban en camino a las salas de clase. Felix miró su horario, indeciso, y comenzó a
buscar el salón donde tendría Literatura, la primera clase en la escuela nocturna a la que asistiría
durante dos años para terminar sus estudios. Luego, Hyunjin le dijo que si quería estudiar otra
cosa podría hacerlo, pero Felix no quería adelantarse.
Entró al salón, nervioso, y con la vista baja se sentó adelante, su olfato notando a betas y omegas
entre el resto de estudiantes, todos mayores de dieciocho años, y no se sintió tan fuera de lugar.
-Hola.
131
Parpadeó, dejando de morder su labio inferior, y levantó la vista, encontrándose con la mirada de
una dulce chica que le sonreía amablemente.
-Soy Im Yeojin -dijo la chica, sentándose a su lado-. Eres nuevo por aquí, ¿no es así?
-Sí, yo.. Yo soy Lee Felix -volvió a morder su labio inferior, sin perder el nervio.
-Lee Felix -repitió Hyerin con ternura-, eres un omega muy asustadizo, ¿no es así? No te preocupes,
aquí todos somos betas y omegas, no tienes que reaccionar con tanto miedo -le revolvió el cabello,
con confianza, volviendo a sonreír-. Además, por tu olor, parece que tienes un alfa muy celoso y
sobreprotector.
-Entonces no te estreses demasiado -Yeojin soltó una sonrisa baja-, los profesores son muy
buenos y no nos discriminan a pesar de no haber terminado la secundaria. Oh -puso una expresión
pensativa-. ¿Cuántos años tienes, Felix?
-Dieciocho.
-¡Soy tu noona! -Hyerin parecía feliz-. Ya no soy la menor de aquí, ¡gracias, Lixie!
Se dejó contagiar por la risa tierna de Yeojin y se rió también, sintiendo como el nervio parecía irse
de su cuerpo, relajándose por tener un rostro amistoso a su lado.
Entonces, el profesor de Literatura entró para dar comienzo a la clase, y Felix parpadeó con
sorpresa al ver la conocida cara de Soobin.
Felix le devolvió la sonrisa, aunque sintió su estómago un poco apretado por los nervios.
-Hola -saludó-. No sabía que eras profesor aquí, ¡eres tan joven!
-Tranquilo, el programa de estudios lo hizo mi papá y me ofreció empezar mis prácticas aquí -se
encogió de hombros-. No creí verte en este lugar, esto es muy raro.
132
-¿Se conocen? -interrumpió Yeojin con admiración.
-Eso es muy lindo -suspiró Yeojin-. A la mayoría de mis amigas las terminé odiando.
-Bueno, creo que comenzaré la clase -dijo Soobin-. Seguimos hablando después Lixie, ¿te parece?
Asintió en silencio, sacando de su mochila un cuaderno y los lápices que Hyunjin le compró.
Yeojin, a su lado, se inclinó unos centímetros.
Felix sintió sus mejillas rojas, pero no dijo algo, empujando a la chica que se reía en voz baja.
Sin embargo, cuando Soobin le miró de pronto, sonriendo como si nada, Felix sabía que Yeojin
tenía razón, y realmente no tenía idea de cómo reaccionar ante ello.
Horas más tarde, Hyunjin le estaba esperando en su auto, y subió saludándolo con un pequeño
beso que hizo sonreír al alfa. Eran cerca de las doce de la noche, por lo que se acurrucó al lado de
Hyunjin.
-No debiste venir a buscarme -le dijo mientras el alfa conducía-, podría haber llamado a un taxi
tienes que dormir para que descanses bien.
Hyunjin le acarició el cuello, sus dedos tocando superficialmente la marca con cariño.
-No puedo dormir si no estás en cama -le dijo con calma-, se siente frío y extraño.
El calor subió hacia las mejillas de Felix, que se acurrucó más contra Hyunjin, sintiéndose un poco
culpable.
-Muy bien -contestó-. La gente allí es muy simpática, ¡soy el menor de los alumnos! Hay algunas
mamás que me trataron como un bebé por eso -soltó una risa baja-. Me sentí feliz. Me haces muy
feliz, Hyunjin, gracias.
Hyunjin aprovechó que estaban en una luz roja para inclinarse y darle ahora un profundo beso a
Felix en los labios, sintiendo como se derretía por ese simple toque y su alfa ronroneaba por el
gusto de que su omega estuviera contento a su lado.
Felix nunca sintió su corazón latir con tanta fuerza, así que se limitó a darle otro beso a Hyunjin.
Omitiendo el número de Soobin que había guardado en el bolsillo y que pesaba como un ladrillo
debido a la culpa.
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Chaewon levantó la vista, encontrándose con la helada mirada de Hwang Hyeyon, que bebía café
de su taza, y suavizó su expresión, negando con la vista.
-No, porque no es normal que un alfa engañe a su omega -Hyeyon se encogió de hombros,
indiferente-. Si logras que Hyunjin haga tu marca en ti, tu hermanito menor va a sufrir mucho,
porque el vínculo que lo une a Hyunjin se rompería por completo. Tendría suerte si logra sobrevivir.
Chaewon parpadeó, comprendiendo lo que Hyeyon quería decirle, y asintió otra vez en silencio,
poniendo una expresión pensativa.
-Pero Hyunjin es prudente también -dijo meditabunda la alfa-, no sale a beber a menos que esté
acompañado, y aún así, borracho... -miró a Chaewon-. Pero te pareces mucho a tu hermano, quizás
si logre confundirte.
-No necesitamos la marca -dijo de pronto Chaewon-, sino algo que me ate a él, así el resto se hará
solo -mordió su labio inferior-. Si logro que Hyunjin me deje esperando un bebé, Hyunjin tendrá que
hacerse cargo, y además… -Chaewon sonrió con burla-, Felix no aceptará jamás que su alfa lo haya
engañado. Conozco a mi hermano. Puede ser un idiota necesitado, pero jamás podrá perdonar una
infidelidad.
Hyeyon soltó una risa baja, divertida, y se inclinó tomando la barbilla de Chaewon, que parpadeó
lentamente, liberando feromonas de atracción.
-Yo sigo trabajando en lo mío -ronroneó Hyeyon contra los labios de la omega-, ya verás, lograré
atar a Hyunjin de manos y pies para que haga lo que yo quiera. Y en cuanto a tu hermanito -le dio
un beso superficial, lamiendo sus labios-, aprenderá cuál es su lugar.
Chaewon sonrió con tranquilidad, dejando que los labios de la alfa se deslizaran por su cuello en
un beso posesivo, y se permitió imaginar el futuro que estuvo construyendo todos esos años,
futuro que iba a ser realidad muy, muy pronto.
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Jisung quería tomar a sus dos hijos por el cuello y ahorcarlos dulcemente para que así lo dejaran
en paz, pero se limitó a darles un golpe en el trasero con la escoba, causando que gritaran en señal
de protesta y huyeran hacia el patio, mientras escuchaba la risa descontrolada de Seungmin.
Soltó un suspiro, tomando la bandeja donde sirvió unos vasos con jugo, y fue también al patio,
viendo a Felix sentado en una banca, mientras observaba a los niños jugando, en tanto Hyunjin y
Minho se encargaban de preparar la carne en la parrilla.
-La mitad del sueldo de Minho a que queman la carne -dijo Jisung, dejando los vasos sobre la
mesita.
-No le digas a Hyunjin, pero creo lo mismo -susurró Felix, agarrando un vaso para beber de él-.
Jesús, necesitaba este descanso, la escuela me está estresando -puso una expresión
enfurruñada-. Olvidé lo malo que era en todo, no sirvo para estudiar.
-No digas eso, siempre quisiste volver a la escuela a pesar de ser malo en ella porque no querías
sentirte un inútil, así que ahora le pondrás todo tu esfuerzo y te graduarás con honores -dijo Jisung
solemnemente.
-Estás hablando como las mamás omegas de ese lugar -se quejó Felix, antes de comenzar a reírse
al ver la mirada indignada de Jisung.
-¡A mí me respetas, Lee Felix! -Jisung le dio un manotazo, escuchando su grito medio quejido y
medio risa.
-Es Hwang Felix -dijo de pronto Hyunjin, cargando a un enfurruñado Seungmin por las axilas que
pateaba el aire queriendo soltarse, pero sin lograr nada-. El demonio estaba tirándole tierra a los
ojos de Chan y Jeongin.
Jisung se atoró con el vaso de jugo y Seungmin puso una expresión de inocencia. Felix lo tomó en
brazos, cambiando su rostro para comenzar a regañarlo.
-¡Mis bebés! -gritó Jisung, poniéndose de pie para ir a ver a sus hijos, que estaban sentados en el
suelo mientras lloraban y frotaban sus ojos.
-¡Seungmin! -llamó la atención Felix-. ¿Cómo se te ocurre hacer eso? ¡No puedes ir por la vida
tirándole tierra a tus amigos!
135
-¡Co-e tela! -chilló Seungmin, y antes de que Felix pudiera seguir regañándolo, el bebé pasó su
mano llena de tierra sobre el rostro de Felix, dejándolo todo sucio.
Por supuesto, Seungmin comenzó a reírse mientras el omega gritaba y se ponía de pie, escupiendo
tierra y regañándolo, sin dejar de escupir. Escuchó las carcajadas de Minho y Hyunjin, y los fulminó
con la mirada, con Seungmin tratando de soltarse del agarre de Felix, pero sin lograr mucho.
Terminó por inflar sus mejillas con enojo.
Felix caminó a tientas al baño, donde Jisung le quitaba la tierra de los ojos a Chan y Jeongin, y
cuando vio el rostro del omega soltó una risa baja.
-Tú hijo es el Anticristo -dijo Jisung, dándole espacio para que Felix pudiera limpiar su cara.
-No pienso comprarte más dulces por un mes, Seungmin -castigó Felix, con sus labios fruncidos
en esa mueca que a todo el mundo llamaba la atención.
-¡Mami mala! -acusó Seungmin, para luego chillar cuando Felix comenzó a limpiarle las manos-.
¡Malo, malo, malo!
Felix soltó un bufido, echándole jabón a las manos de Seungmin, mientras Chan y Jeongin salían
del baño para volver a jugar, ahora limpios. Jisung se sentó en el inodoro, pensativo.
-Estás muy malcriado, Seungmin -dijo Felix, llamando la atención del bebé, que seguía pataleando
para soltarse-. ¿Qué ocurre, Minnie?
Felix suavizó su expresión, limpiándole las manitos rechonchas al bebé. Luego, le sonó la nariz,
suspirando.
-Yo también los extraño -dijo Felix-, pero son sólo unas horas, Minnie, nada más, no tienes por qué
ponerte así -le pellizcó la mejilla, ganándose un puchero del bebé.
-Le daré clases de canto, entonces. ¿Eso estaría bien? -Seungmin asintió, no muy convencido, y
Felix lo bajó-. Ahora anda a jugar y pórtate bien. Si lo haces, te daré un dulce.
Seungmin sonrió y salió del baño a tropezones, directo al patio para seguir jugando, y Felix miró a
Jisung, que le observaba en silencio.
-Le gustas a ese alfa -señaló Jisung, bufando y poniéndose de pie-, y te has estado mensajeando
con él sin decirle a Hyunjin -Jisung cerró la puerta del baño-. Incluso has quedado en ir a tomar un
café con él. ¿Eso podría considerarse una infidelidad?
El omega tuvo que controlar su mano para no darle una bofetada a Jisung, que seguía tranquilo,
aunque en sus ojos podía leer la acusación.
-No es una infidelidad porque no pienso en Soobin de una forma romántica -escupió Felix en un
gruñido bajo-. Y si no le digo a Hyunjin, es porque sé que reaccionará de forma celosa y quiero
evitar ese problema, ¿entendido?
-Pero él te mira de una forma romántica -prosiguió Jisung-. Felix, estás comenzando una nueva
vida, no invites los problemas a ella.
Felix abrió la puerta, molesto, pero se giró una vez más hacia Jisung.
No estoy haciendo nada malo, se repitió cuando entró al patio y abrazó a Hyunjin por la cintura,
apoyando su cabeza contra su hombro, y el alfa le sonrió para luego darle un beso en la mejilla.
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Hyunjin dejó la taza de café sobre la mesa, cerrando sus ojos brevemente mientras suspiraba para
tratar de relajarse un poco, y a su mente vino la imagen de Felix durmiendo en la cama, acurrucado
a su lado, apenas haciendo ruido alguno.
Pero en lugar de sentir la típica sensación de felicidad que normalmente habría experimentado,
sólo sintió un poco de molestia y disgusto al recordar que dos días atrás le pidió a Felix faltar a
clases para tener un poco de tiempo en pareja, y el omega se había negado con rotundidad. Le dijo
que no faltaría ningún día ahora que estaba recuperando el ritmo. Además, parecía más
concentrado, cuando él estaba en casa, en hacer sus tareas y pasar tiempo con Seungmin, que
estaba más grosero y exigente esos últimos días con todo el mundo.
Quedaba menos de un mes para su boda y no quería imaginar cómo sería la vida matrimonial
luego de eso.
Su móvil sonó, pero cuando vio el número, soltó un chasquido de desaprobación. ¿Acaso su padre
no dejaría de joderlo en algún momento?
137
Al menos agradecía que fuera su padre y no su madre, porque ella era mil veces peor que su
progenitor.
-¿Qué ocurre? -preguntó con voz dura-. Estoy en mi descanso, así que más te vale que sea
importante.
-Necesito hablar algo urgente contigo -respondió su padre con tranquilidad-. Juntémonos en el
café de siempre, Hyunjin. Si no llegas en media hora, iré a buscarte a la clínica, ¿entendido?
Bufó, poniéndose de pie para salir de la oficina con una mirada de muerte. Por lo menos, podría
comer algo más consistente fuera de la cafetería de la clínica, se consolaba con disgusto mientras
tomaba el ascensor y marcaba el subterráneo, donde estaba
el estacionamiento.
Cinco minutos después estaba saliendo de la clínica, tratando de contener la creciente molestia en
su interior, y cuando se estacionó fuera de la cafetería elegante donde se juntaba con sus padres,
suspiró para tratar de relajarse un poco. No quería espantar a las personas del lugar con su olor de
alfa furioso, por lo que se forzó a pensar en algo que pudiera tranquilizarlo, como en el olor que
liberaba el cuello de Felix cuando lo abrazaba por las noches y le sonreía, contento de estar a su
lado.
Notablemente más tranquilo, Hyunjin se bajó y entró a la cafetería, buscando con los ojos a su
padre. Como siempre, estaba en una mesa un tanto alejada, lejos de las miradas del resto, pero
con la posibilidad de que ellos pudieran observar lo que ocurría en el local sin ser demasiado
obvios.
Se sentó a su lado, aunque antes de dirigirle una palabra, pidió algo para almorzar.
-¿Tu omega no está haciendo un buen trabajo quitándote la tensión? -se burló su padre como si
nada, bebiendo de su taza de café.
-Mi vida sexual con Felix no es de su incumbencia -respondió Hyunjin duramente-. Ahora, ¿qué
quieres hablar conmigo?
Kyunghoon entrecerró los ojos, negando con la cabeza, para terminar haciendo una mueca con sus
labios.
-¿Cuáles son las probabilidades de que rompas la marca que tienes sobre ese omega? -Hyunjin
enarcó una ceja.
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-¿Así que me están vigilando? No creí que caerías tan bajo -bufó Hyunjin, cruzándose de brazos
mientras el mozo llegaba con la comida-. Ninguna probabilidad. Felix es mi omega y se quedará
así por siempre.
-¿Por qué no puedes ver qué sólo queremos lo mejor para ti y la familia? -gruñó Kyunghoon-.
¿Cuándo dejarás de ser un chico malcriado e insolente?
-Cuando mamá y tú dejen de ser un dolor en el culo -contestó Hyunjin con expresión aburrida.
-El respeto se gana -replicó el alfa menor, y soltó un bufido, desviando la vista hacia la calle-. De
verdad, padre, ¿realmente creías que-?
Se interrumpió a sí mismo al ver a un alfa conocido sentado en una de las mesas en el exterior,
poniéndose de pie y dándole un beso a la mejilla a Felix.
A su Felix.
El omega le sonreía a Soobin como si nada, sentándose a su lado, y comenzó a hablarle de quién
sabe qué.
A Hyunjin no le importaba ver a Felix hablando con otro alfa. No, lo que realmente hizo hervir su
sangre fue el hecho de pensar que Felix no le contó algo de eso, porque no le habló en ningún
momento de salir a comer con Soobin.
-¿Si realmente creía qué? -preguntó su padre frente a él, sin saber el motivo de su repentino
silencio.
-Vete a la mierda -murmuró, causando que su padre se indignara más, pero omitió eso por
completo.
Hyunjin
¿Almorzamos juntos hoy?
Observó de reojo a Felix sacando el celular de su bolsillo, en tanto Soobin le platicaba de algo. El
chico frunció levemente el ceño, tecleando con rapidez una respuesta que llegó a su móvil unos
segundos después.
Lixie
Almuerzo con Jisung, Seungmin se está portando mal ):
139
Apretó su móvil con fuerza ante la descarada mentira de Felix.
¿Qué mierda estaba haciendo su omega con ese alfa? ¿Acaso no le dejó claro semanas atrás que
no lo quería cerca de él? ¿Y cómo mierda se comunicaron? ¿Por qué demonios no le dijo que se
estaban viendo?
Hyunjin vio a Felix reír a través de la ventana y sintió que era suficiente, en especial cuando Soobin
se inclinó, deslizando una mano por la pierna del omega.
Se puso de pie, los celos y la rabia bullendo en su interior como un volcán, ignorando lo que fuera
que su padre estuviera hablando, y sin dudarlo un poco, salió del local.
-Felix.
Felix se tensó de forma irremediable ante el tono exigente de una persona que conocía.
Temblando, sintiendo a su omega gemir en su interior, se giró tratando de componer una sonrisa
dulce. Pero no pudo hacer nada al ver el rostro lleno de furia de Hyunjin.
Sin embargo, el golpe no cayó sobre él, sino sobre la persona a su lado.
Hyunjin se lanzó sobre Soobin sin dudarlo un poco, su puño descargándose sobre el rostro del
alfa. A pesar de ser un poco más bajo y delgado que Soobin, Hyunjin lucía como una bestia en ese
instante, sus labios componiendo una mueca de cólera y sus ojos siendo invadidos por su alfa
inundado con saña.
Felix se puso de pie, y sin dudarlo, agarró a Hyunjin por la cintura, tratando de alejarlo.
-¡Hyunjin! -chilló, dejando que su omega lo dominara, usando esa voz que suplicaba que lo
escuchara-. ¡Por favor, Hyunjin!
Por supuesto, el alfa se dejó envolver por la voz omega de Felix, apaciguando su rabia lo suficiente
como para soltar a Soobin.
-¡No te atrevas a acercarte a mi omega otra vez! -gruñó Hyunjin, antes de voltearse y ver los ojos
llenos de lágrimas de Felix.
Pero en lugar de conmoverlo como hubiera hecho antes, sólo sintió como el enojo crecía un poco
más.
140
Agarró a Felix de la muñeca sin cuidado alguno, tirando de él ante la atónita y asustada mirada de
todo el mundo. Felix iba avanzando a tropezones detrás de él, pidiéndole que lo soltara, que le
dolía, que le iba a seguir, sin embargo, Hyunjin no hizo caso, seguía tirando de él hasta llegar al
auto, abrir la puerta del copiloto y empujar de él para sentarlo.
Cuando se sentó a su lado, Felix gemía en voz baja debido al dolor, frotando su muñeca para
calmar la irritación.
-Almorzando con Jisung, ¿no es así? -gruñó, casi llegando a un tono alfa, exigiendo respuestas.
Hyunjin soltó un nuevo gruñido, encendiendo el auto y conduciendo lo más rápido que pudo hacia
su casa. Un viaje desde el centro hacia su hogar tardaría normalmente una media hora, pero
ahora,debido a la velocidad que conducía, tardó cerca de diez minutos.
Se estacionó fuera, bajando con rapidez, y abrió la puerta de Felix, agarrándolo otra vez de la
muñeca y obligándolo a seguirlo.
Podía oler las feromonas de miedo que envolvían a Felix, su súplica muda en su rostro, pero
estaba demasiado cegado por la rabia y el odio como para ver sus acciones desde fuera.
Tiró de Felix sobre el sofá, apoyando sus manos en el respaldo, e inclinó su rostro para no dejarle
escapatoria alguna.
-¿Desde cuándo estás saliendo con él? -preguntó con ese tono que no llegaba a ser alfa, pero
exigía respuestas.
-No estoy saliendo con él, alfa -sollozó, queriendo bajar la vista, pero los ojos de Hyunjin le decía
que si lo hacía, todo iba a empeorar.
-¿Por qué me mentiste entonces, omega? -gruñó Hyunjin, acercándose un poco más.
-No quería ponerte celoso -volvió a lloriquear Felix-, y Soobin es sólo un amigo, nada más, él
no…
-Si es sólo tu amigo -dijo en voz baja Hyunjin ¿por qué no me dijiste nada? -agarró la barbilla de
Felix, levantando su vista, y se inclinó-. ¿Quieres acostarte con él, omega? ¿Abrirte de piernas y
dejar que llene tu sucio y abierto agujero? ¿Acaso la polla de tu alfa no es suficiente para ti?
-apretó un poco su agarre, haciéndolo gemir-. Respóndeme, zorra.
-No, alfa -sollozó Felix, humillado-. No quiero eso con él, yo te quiero sólo a ti, a nadie más. Lo
siento, Hyunjin, lo siento mucho, no quería mentirte, es sólo que…
141
-No soy Hyunjin -gruñó el de cabello ceniza-, soy Alfa.
Felix sollozó.
-¿Cómo lo contactaste? -volvió a preguntar Hyunjin, sus dedos deslizándose sobre el lloroso rostro
de Felix, sintiendo como la calma de a poco parecía volver a él.
-Las clases nocturnas -hipó Felix-, Soobin es profesor, ahí nos encontramos otra vez.
Hyunjin se alejó, sintiendo como la ira volvía a inundarlo, aunque estaba en ese instante lo
suficientemente lúcido como para saber que debía alejarse de Felix, o seguiría buscando formas
de humillarlo y herirlo por haberle mentido y dañado.
-No vas a volver allí -dictó con voz dura-, ahora sólo te dedicarás a tu bebé y a mí.
Hyunjin se giró.
-No me esperes -fue lo único que escupió Hyunjin antes de salir de casa, dejando el aire cargado
de hormonas llenas de rabia y odio en el aire, causando que Felix rompiera a llorar ahora sin
control alguno.
Lamentándose por completo por haber ignorado la clara y cierta advertencia que Jisung le dio.
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Hyunjin sabía que debía llevar muchas copas como para estar en ese deplorable estado, pero si
era sincero, no quería dejar de beber.
Se sentía herido, abandonado como un perro callejero, pero por sobre todo, traicionado e idiota por
confiar en Felix y darle tantas libertades. Todo el mundo decía que había que tener bien sujetados
a los omegas para que aprendieran cuál era su lugar, y Hyunjin nunca creyó esas cosas por
completo, pero ahora, como estaba la situación.
No podía evitar sentirse aterrado de perder a Felix por concederle tantas cosas.
Se sintió más miserable aún al recordar la mirada asustada del omega sobre él, como se encogía y
sollozaba cuando le obligaba hablar, y quiso salir de allí para ir a buscarlo, tomarlo en sus brazos,
murmurándole que no lo dejara, que lo quería demasiado.
-¿Aburrido, Hyunjin?
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Levantó la vista, enfocando su mirada en la omega frente a él, e hizo una mueca de disgusto.
La chica hizo un puchero leve, y de pronto sintió como si Felix estuviera frente a él.
-¿Qué pasó? ¿Mi hermanito no se ha portado bien? -Chaewon ladeó la cabeza, inclinándose-. Lixie
siempre ha sido un omega malcriado.
-Pero lo conozco -ronroneó Chaewon de forma malintencionada-, siempre poniendo una expresión
inocente y llorosa para que los alfas cayeran a sus pies y lo mimaran -sonrió con burla-. ¿Sabes
cómo sobrevivimos tantos años sin ayuda de nuestro padre, Hyunjin? Felix iba donde los vecinos
alfas y se dejaba tocar para conseguir comida.
El vaso de vino se quebró debido a su agarre, salpicando su rostro, pero poco le importó. El dolor
de la herida que se hizo apenas lo sintió también, sintiendo a su alfa gruñir con disgusto al
imaginarse toda esa escena.
-Buscará un alfa que lo haga sentir seguro -prosiguió Chaewon como si nada, tomando su mano
herida, llena de vino y sangre-, por lo que no dudará en hacerse marcar por otro alfa cuando ya no
le sirvas.
Sentía sus pensamientos nublados, su vista borrosa, pero aun así pudo ver con claridad a
Chaewon llevándose sus dedos a su boca, lamiendo la sangre y el vino mezclados.
-¿Por qué no vamos a mi casa? Necesito curarte esto -dijo Chaewon, tomando una servilleta-.
Además, a Lixie no le haría gracia verte llegar así.
Hyunjin se puso de pie, mareado, sintiendo su estómago apretado, y dejó que la omega pasara su
brazo por su cintura, sosteniéndolo para no caerse.
-No dejaré a tu hermano -farfulló apenas, saliendo del bar con Chaewon a su lado-. Es mi omega, y
lo amo.
-Claro que sí -concedió Chaewon como si nada, deteniéndose y pasando sus dedos por el cabello
de Hyunjin, antes de ponerse de puntilla, sus labios comenzando a acariciar su cuello-, así que
tranquilo, Hyunjin, sigue amando a Lixie todo lo que quieras, no me importa.
Hyunjin trató de empujarla, pero se sentía cansado, derrotado, y sobre todo, abrumado por todas
las sensaciones negativas que llenaron su interior, por lo que no alejó a Chaewon lo suficiente de
su cuerpo, y la omega siguió pegada a él, sin dejar de tocarlo.
Parpadeó, dejando que sus ojos se acostumbraran a la luz, y los recuerdos del día anterior
parecieron llegar a su cabeza de golpe. Gimiendo en voz baja por el dolor, se giró sobre la cama, su
nariz percibiendo entonces un olor dulce que conocía bien.
Chaewon.
Gruñó en voz baja, recordando a la chica sobre él, sus labios besando su cuello, su pecho, mientras
mecía sus caderas encima de él, jadeando y gimiendo sin control alguno.
Hyunjin lo podía recordar muy bien, así como podía recordar bien las crueles palabras que le dijo
a Felix producto de la rabia, junto con sus ojos asustados y llorosos.
Mierda. Mierda.
Se enderezó, sentándose sobre la cama, antes de buscar su camisa por entre las ropas en el suelo.
Al mirarse al espejo, notó su piel con marcas, y sintió a su alfa interno gruñendo en señal de
rechazo y asco, sin querer aceptar que se hubiera acostado con un omega que no fuera el suyo.
Hyunjin desvió la vista, caminando al baño, y se dio una ducha rápida, sacándose el olor y restos
que pudieran delatarlo, sintiendo su estómago contraído por el asco hacia sí mismo.
Una vez vestido, salió del cuarto, olisqueando el aroma a tocino y café. Al entrar al comedor, se
encontró a Chaewon sentada en la mesa, con su cabello tomado y vistiendo ropa interior junto con
una camisa. La chica le sonrió, aunque no veía diversión en sus ojos.
-No le diré nada a mi hermanito -le dijo con burla, ladeando la cabeza, mostrando su cuello-,
después de todo, ni siquiera fuiste capaz de marcarme.
Sintió el alivio recorriéndolo al ver que no fue tan insensato como para romper su enlace con Felix.
-Pero no creas que esto te saldrá barato, Hwang Hyunjin -Chaewon se recostó en la silla,
pensativa-, bien puedo acusarte cuando sea si así me place.
-Fue un jodido polvo de borrachos, nada importante. No te quiero ni me importas -contestó con
desdén.
-Dile eso a Felix, entonces -la chica hizo un gesto con la mano-. Ahora vete, no quiero verte más.
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Hyunjin no tuvo que hacerle caso dos veces, saliendo del departamento a paso apresurado.
Fuera del edificio estaba su auto estacionado, así que entró, viendo su celular y notando que había
sólo dos llamadas perdidas de Felix, una a las ocho de la noche y otra dos horas más tarde. Por un
breve momento, se sintió un tanto ofendido por no ver la bandeja de entrada llena de llamadas, sin
embargo, luego pensó que Felix no quería irritarlo con su desesperación, porque un omega no
podía comportarse con su alfa de una forma tan controladora.
Media hora después, estacionó fuera de su casa, viendo la fachada del hogar tranquilo, aunque
con cierto aire deprimente.
Tomó aire al escuchar el sonido de la televisión encendida en el comedor, sin embargo, al entrar
se llevó una decepción al ver a Seungmin sentado en su sillita móvil. Estaba viendo caricaturas
con el ceño levemente fruncido, chupando un peluche entre sus manos.
Seungmin lo miró con desaprobación, volviendo sus ojos hacia la televisión, y Hyunjin caminó por
el pasillo. Subió las escaleras y siguió el rastro de feromonas de dolor y abandono.
Se detuvo frente a su cuarto, pero se tensó cuando volvió a caminar hasta llegar al cuarto de
invitados.
Abrió la puerta, viendo el bulto sobre la fría cama de aquel cuarto, y se sintió más desdichado, de
ser posible, al percatarse que Felix no durmió en la habitación matrimonial.
-Lo siento... -dijo Felix con la voz quebrada-, lo siento, alfa, lo siento. Prometo ser un buen omega,
alfa, lo prometo.
145
No. Eso no estaba bien.
Dio unos pasos, arrodillándose ante la cama, y sus dedos quisieron agarrar las manos de Felix,
pero Hyunjin podía oler que Felix estaba asustado, temeroso, vulnerable a cualquier brusco
movimiento que alterara su lado omega.
-No, cariño, perdóname tú a mí -le dijo en tono bajo-, perdona a este idiota por... por haber
reaccionado como una bestia contigo ayer, por todo lo que te dije, por hacerte daño, por... por
dejarte solo. Lo siento, bebé, lo siento mucho.
-Prometo ser un buen omega, alfa -repitió, tratando de sonreír, pero fallando miserablemente.
-Hice todo mal -sollozó el omega-, soy horrible, lo siento tanto, no quise hacerlo, sólo tenía tanto
miedo de arruinarlo, lo siento, lo siento, lo siento mucho, Hyunjin…
-Está bien, mi vida -Hyunjin, cuidadosamente, se puso de pie y abrazó a Felix, envolviéndolo en un
cálido abrazo-, ya pasó, no te preocupes más de eso, yo también lo lamento mucho. Te dije cosas
horribles, reaccioné como un animal celoso y te abandoné por completo. Lo lamento, Lixie, lo
lamento con todo mi corazón.
Podía sentir su hombro húmedo por las lágrimas de Felix, y se sintió enfermo al imaginarse al
omega llorando toda la noche, sin compañía alguna, sumido en la soledad del cuarto, sólo el
abandono consolándolo. Su alfa gimió en señal de lástima por aquello, sin querer pensar en su
omega sufriendo.
-Te demostraré que seré un buen omega -sollozó Felix, sorbiendo por su nariz-. Prometo no pedirte
nada más y te daré todos los bebés que quieras.
Su estómago se apretó ante las palabras del menor, que lucía perdido y destrozado todavía, y no
pudo evitar sentirse culpable porque aquello era su culpa. Porque haberle gritado a Felix, haberlo
tratado de forma tan denigrante, hizo que su lado omega saliera para protegerse lo mejor que
pudiera.
Tomó las mejillas de Felix, levantando su rostro. Chocó con esos tristes y llorosos ojos que lo
enamoraron desde el principio.
-No -le dijo con dulzura-, no tienes que demostrarme nada. Ya eres el omega perfecto para mí, así
como eres -le dio un pequeño beso en los labios-. Y podrás seguir estudiando y haciendo lo que
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quieras porque no eres un objeto, Lix, eres una persona libre y que puede decidir por sí misma -otro
beso, sintiendo los labios temblar del omega-. ¿Quieres seguir estudiando, bebé?
Felix hizo un sonido extraño, algo que no supo identificar bien, como si fuera un jadeo de sorpresa
mezclado con un gemido lastimero. Al menos, pensó, ya no estaba derramando lágrimas.
-Lo que yo quiero no es importante -gimoteó Felix con el tono tembloroso-, ahora sólo voy a… voy a
complacerte…
Tantos avances, tanto esfuerzo, pensó Hyunjin con amargura, para que lo destrozara en unas horas.
Pero si tenía que comenzar a reconstruirlo todo de nuevo lo haría, no importaba cuánto tardara en
ello.
-No, no lo hagas -le susurró dulcemente-, sólo dime la verdad. ¿Quieres seguir en el colegio
nocturno? -Felix no respondió enseguida, y Hyunjin tragó saliva-. Bebé, prometo no gritarte ni
levantarte la voz sea cuál sea tu respuesta. Lo juro.
Felix hipó, aferrándose a la camisa de Hyunjin. En ese instante, lucía como un chiquillo pequeño y
perdido en los brazos de su mamá.
-A mí... yo quiero... -farfulló, sin dejar de temblar-, seguir estudiando... pero sólo si... si Alfa es feliz
con eso…
-Soy muy, muy feliz, con el hecho de que estés cumpliendo tus sueños, Lixie -le ronroneó, soltando
hormonas de cariño y sintiéndolo ya más tranquilo-. ¿Y tú quieres seguir hablando y conversando
con Soobin?
Decir eso significó tragarse su orgullo y admitir a regañadientes que haber reaccionado de esa
forma estuvo mal. Felix no hizo algo malo; bueno, sí, ocultarle esa información fue su error, pero
podía comprender un poco el motivo por el que actuó así.
Ahora deberían construir su relación otra vez en base a la confianza y el cariño, lo tenía claro.
Tragó saliva.
-Soobin es mi amigo -murmuró Felix con timidez, sin levantar la vista y jugando torpemente con el
dobladillo de la camisa de Hyunjin-, pero si a Alfa no le gusta, entonces… entonces no lo veré más.
No quiero poner a Alfa triste -el omega se arrebujó más a su lado-. No quiero verte triste, Hyunjin.
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Hyunjin lo miró, sintiendo su estómago apretado al ver los ojos todavía un poco temerosos de
Felix, pero ahora con un pequeño brillo de tranquilidad, y se sintió una basura por haberse dejado
llevar por el alcohol y la soledad.
Por haber hecho algo tan horrible y despreciable como engañar a Felix.
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Minho levantó la vista de la taza de café que estaba bebiendo, observando brevemente a Jisung
frente a él. Unos segundos después, dirigió su vista a sus pequeños hijos que miraban la televisión
con expresiones concentradas, demasiados pendientes del programa infantil que daban a esa hora
como para escuchar otra cosa.
-Estoy preocupado -admitió con un suspiro-, tengo un mal presentimiento y ver ayer a Felix cuando
vino a buscar a Seungmin me dejó asustado. Si lo hubieras visto, Minho… No dejaba de sollozar y
temblaba sin control. Hasta Seungmin notó que no estaba bien, porque apenas Felix lo tomó en
brazos, comenzó a frotar su cabecita contra el cuello de su mamá mientras le dejaba pequeños
besitos.
Minho dejó la taza sobre el plato, acomodando los lentes que llevaba sobre sus ojos, para luego
apoyar su mejilla en su mano.
Su esposo levantó una mano en señal de paz, causando que Jisung soltara un bufido, antes de
señalar a los dos niños, que los observaban con los ojos abiertos por la sorpresa.
Jisung trató de relajar su expresión en tanto Minho se ponía de pie, tomando en brazos a Chan,
mientras Jeongin corría y abrazaba la pierna de Jisung, llamando su atención. Por supuesto,
Jisung tomó al pequeño también en sus brazos, sentándolo sobre sus piernas.
-Claro que no estamos peleando -dijo Minho, revolviéndole el cabello a Chan-, sólo que papá Jisung
me quiere pegar.
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Jisung se atragantó con su saliva.
Jisung parecía dispuesto a replicar, pero escuchó un gemido viniendo de Jeongin, y al verlo notó
que el menor estaba llorando. Preocupado, lo abrazó con más fuerza, acurrucándolo contra su
pecho.
-¿Qué pasa, Innie? -preguntó Jisung, tocando su mejilla-. ¿Por qué lloras?
-Innie, tu padre no dejará de quererme -dijo Jisung, llamando su atención-. Mírame, soy demasiado
maravilloso como para que me deje.
-Pueden separarse -dijo Chan de pronto-. Y luego no veré más a Innie y Minnie. ¿Qué haré sin Innie
ni Minnie?
Jisung observó otra vez a Minho, diciéndole con la mirada que dijera algo para consolar a los
menores.
-No nos vamos a separar -dijo Minho, pellizcándole la nariz a Chan-, y no vamos a dejar de
querernos, Channie e Innie, así que no se preocupen -le besó la frente, sonriendo-. ¿Qué otra
persona puede soportar tanto a papá Jisung, excepto yo?
-¡Oye!
-¡Innie!
-¿Está bien? -los dos niños asintieron, más tranquilos-. Ahora vayan a jugar, ¿bueno?
Tanto Jeongin como Chan asintieron, poniéndose de pie para volver frente a la televisión donde
habían estado jugando con sus figuritas de acción, pero antes de marcharse, Chan se volteó hacia
sus papás.
-Papás -preguntó, tímido-, si tío Hyunjin y tío Lix se dejan de querer, ¿Minnie puede quedarse con
nosotros?
Jisung parpadeó, mientras la expresión suave de Minho desaparecía de su rostro, cambiada a una
de preocupación.
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-¿Dejar de quererse? ¿Por qué dices eso? Ellos no van a dejar de quererse -dijo Minho con tono
grave.
-¡Hoy una señora se nos acercó cuando jugábamos en la calle! -dijo Jeongin como si nada-. Nos
ofreció un dulce y nos preguntó si Minnie era un bebé lindo. ¡Le dijimos que estamos enamorados
de Minnie desde que lo vimos, ¿cierto, Chanie?!
Minho miró a Jisung, que lucía pálido y enfermo, como si estuviera a punto de vomitar.
-¡Sí! -contestó Chan con emoción-. Y luego nos preguntó si tío Hyunjin y tío Lix se querían aún
cuando Minnie no es hijo de tío Hyunjin.
Ambos adultos sintieron como la enorme mentira parecía estarse desmoronando de a poco, pero
aún así, trataron de no ceder al pánico, al miedo.
-Dijimos que Minnie une a tío Hyunjin y tío Lix y los tres son muy felices juntos -respondió Jeongin,
sonriendo.
-Se tuvo que ir, pero antes de irse dijo que deberíamos cuidar mucho a Minnie si tío Hyunjin y tío
Lix dejaban de quererse -Chan puso una expresión compungida-. No queremos que ellos se dejen
de querer, se ven muy lindos juntos.
Jisung mordió su labio inferior, pero trató de lucir relajado, aunque por dentro estaba asustado.
-No dejarán de quererse -contestó Minho-, así que tranquilos, no tienen por qué asustarse. Y…
-Si alguien desconocido se vuelve a acercar -le interrumpió Jisung con dureza-, ustedes no van a
hablarle, aunque les ofrezca un dulce. Entrarán enseguida a casa, ¿entendido?
Los dos se miraron, asustados ante el tono de su papá, y terminaron por asentir y salir corriendo
hacia el comedor, huyendo lo más rápido de allí.
Pero Jisung no los regañó, sólo miró a Minho, pensando en el triste panorama que se avecinaba
por todo el desastre que sus amigos crearon.
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La puerta le indicó que Hyunjin ya estaba en casa, y se arrodilló sobre la alfombra, acomodando a
Seungmin en su sillita de juego. Sintió las manos de Hyunjin en su cintura, su aliento contra su
cuello, y se estremeció.
Miró hacia atrás, encontrándose con el rostro preocupado de Hyunjin, y curvó sus labios en una
sonrisa nerviosa.
Pasaron tres días desde que tuvieron esa horrible, desastrosa pelea, y las cosas se tornaron
incómodas y extrañas entre ellos.
-No, sólo estaba jugando con Seungmin -respondió Felix como si nada-. ¿Cómo te fue en el
trabajo?
Hyunjin no lo soltó, por el contrario, se aferró un poco más a él, sus labios besando su marca.
-Agotador -contestó Hyunjin, cansado-. He tenido que reacomodar varias citas y operaciones por
haber faltado…
Su frase quedó incompleta, apagándose a medida que seguía hablando, y un silencio tenso se
instaló entre ellos.
Felix jugueteó con uno de los juguetes de Seungmin, sin voltearse, en tanto Hyunjin seguía sin
soltarlo.
-Quizás... -habló el menor-, tal vez… deberíamos retrasar un poco la boda, Hyunjin…
Fue como un golpe duro para el alfa, que sintió como su instinto parecía lloriquear en protestar,
como un animal herido.
-No es eso, Hyunjin -respondió Felix con la voz apenada-, pero… estoy asustado, mi amor… Tú… -su
tono se quebró por completo.
Felix no sabía cómo decírselo sin lucir patético. No sabía cómo decirle que vio los chupetones en
su cuello, las marcas violáceas en su pecho. Cómo decirle que encontró pintalabios en su camisa
y un olor de omega femenino en sus ropas.
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Porque no quería oír su respuesta.
Podía quedarse callado, ser tímido y estar gran parte del tiempo nervioso, pero si había algo que
no era, era ser un tonto, aunque mucha gente lo mirara en menos y creyera que no podía pensar
por sí mismo.
Así que era bastante obvio que Hyunjin tuvo un encuentro con una omega esa noche. Si fueron
sólo unos besos o un revolcón, todavía no lo sabía.
Pero un engaño.
-¿Yo qué? -preguntó Hyunjin con seriedad-. ¿Dudas que te amo? Porque lo hago -su voz se convirtió
en un susurro temeroso-. Eres mi omega, Lixie, y te amo.
-No llores, mi amor -murmuró Hyunjin con sus ojos llenos de dolor-. Por favor, me rompe el corazón
verte así.
Felix levantó la vista cuando sintió una suave caricia en su mejilla, y se encontró con los
afectuosos y dulces ojos de Seungmin, frente a él, con ese simple toque calmándolo, relajándolo
un poco, lo suficiente para que no colapsara entre lágrimas.
-Estaba borracho -contestó Hyunjin, con la voz apagada-, pero sé que no es una justificación para
lo que ocurrió -tragó saliva-. Ella... ella me besó. Sólo fue eso, unos besos sin sentidos, pero… pero
la alejé antes de que pasara a mayores. No la conocía. Ni siquiera recuerdo su nombre.
-¿Lo prometes? -susurró Felix, sin girarse todavía-. ¿Lo juras, Hyunjin?
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El alfa tragó saliva.
-Te amo -dijo Felix, quieto-, pero esto... Un engaño no es aceptable para mí, Hyunjin.
Felix suspiró.
-Sigo siendo tu omega -prosiguió Felix, tranquilo-, a menos que marques a otro omega o yo me
deje marcar por otro alfa -las manos de Hyunjin picaron y su alfa sollozó por las palabras del
menor, gimiendo en señal de perdón-. ¿Quieres que nos separemos de forma definitiva, Hyunjin?
-No -su respuesta fue rápida y definitiva, sin duda alguna-. No, no quiero eso.
-Yo tampoco lo quiero -contestó Felix-. Yo… he aprendido a quererte y amarte. Mi omega te ama.
Pero también está herido -tomó la mano de Hyunjin, apoyándola en su pecho-. Aquí, duele mucho.
-Haré lo que sea -habló entonces Hyunjin de forma lastimosa, como un cachorro siendo
abandonado-, lo que quieras.
Porque esperaba que Hyunjin se impusiera, que le dijera que debía perdonarlo, que sacara su lado
alfa y lo sometiera. No que prácticamente estuviera arrodillado frente a él, pidiéndole, rogándole,
su amor. Su cariño. Su perdón.
Felix nunca tuvo esa clase de poder sobre otra persona, y le asustaba por lo que significaba.
Hyunjin lo miró.
Y Felix pensó que le levantaría la voz, que se reiría en su cara por sus palabras, que lo ignoraría y
se iría. Felix temía que llegara el día en que Hyunjin se diera cuenta de que no valía la pena estar
con él y se fuera.
Pero Hyunjin sólo extendió sus brazos, suavizando su expresión, mirándolo con completa ternura y
cariño.
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-Ven, Lixie -susurró.
Y lo amó.
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CAP12.
-Yo no habría perdonado a mi alfa por una infidelidad. ¡Eso es humillante! Yo le habría roto el pene
y obligado a que se lo comiera.
-No tengo pareja porque nadie es lo suficientemente digno para mí -replicó Hyewon, mirando sus
uñas con interés.
Yeojin suspiró, rodando los ojos mientras observaba a Felix, que ese día llevó a Seungmin a las
clases porque su alfa tuvo una operación de emergencia y no tenía a nadie que pudiera cuidarlo. El
bebé, en brazos de Felix, estaba mirando concentradamente un cubo rubik, tratando de girarlo con
sus rechonchas manitos, ajeno a todo el mundo en tanto Felix masticaba una manzana.
-Deberías averiguar con quién te engañó -siguió picando Hyewon-, así le das una paliza.
-De verdad, ¿no te cansas de ser mala? -regañó Yeojin-. Lo que menos necesita ahora Felix es que
no lo apoyemos.
-Es sólo que no puedo entenderlo -respondió Hyewon-. Una infidelidad... ¿cómo puedes soportarlo?
Varias noches se sorprendió a sí mismo, mientras Hyunjin le hacía el amor con total dedicación y
ojos llenos de ternura y cariño, si esa omega de rostro desconocido que Hyunjin besó no sería
mejor que él. Si no tenía mejores cualidades más acordes a las necesidades de Hyunjin. Si no
podía darle ese bebé que Hyunjin tanto parecía querer.
Esa mañana botó al basurero la tercera prueba de embarazo que se hacía desde que Hyunjin lo
marcó con el mismo triste resultado: negativo.
Felix era fértil, lo sabía, pero sabía también que sus hormonas no estaban en sintonía con las
necesidades de su alfa, porque estaban más preocupadas de envolver a Seungmin para que
estuviera bien y feliz. Sólo cuando Seungmin fuera más independiente recién podría quedar
preñado otra vez, pero para eso todavía faltaba, y no sabía cómo sentirse respecto a aquello.
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-¿Estás seguro de que un día no aparecerá esa omega a decir que quedó en cinta? -preguntó sin
maldad Hyewon.
-Y el infierno es sólo un sauna -replicó Hyewon, antes de ganarse otro golpe-. Deberías sacarle
celos con Soobin. Nuestro pobre profesor te mira como un cachorrito -agregó Hyewon como si
nada.
Felix la miró con reproche, pero antes de poder hacerlo, Seungmin se adelantó:
-No gu-a Él -miró a Hyewon con grandes ojos inocentes y la beta no pudo resistirse: a pesar de lucir
como una chica despectiva con el mundo, tenía un corazón de oro, y no dudó en tomar a Seungmin
en brazos.
-No me acercaré a Soobin -le dijo a Yeojin, mientras su amiga se dedicaba a balancear a Seungmin,
sacándole carcajadas-. Hyunjin me está dando mi espacio, y yo también respetaré su pedido.
-No -Felix se encogió de hombros, viendo como los estudiantes entraban al salón para el inicio de
la siguiente clase-, pero sé que no quiere que lo haga. No más mentiras. No más celos. No más
problemas.
Ambos amigas se miraron, tratando de no soltar un comentario que pudiera herir más a Felix de lo
que ya estaba, y se limitaron a suspirar. Se acomodaron en sus asientos cuando el pequeño receso
terminó, el resto de los estudiantes entrando al salón.
-¿Hyewon? -la beta se giró, quedando encandilada ante la dulce mirada de la omega frente a ella-.
¿Puedo sostenerte un ratito a Seungmin?
Eunbi soltó una risita baja, inclinándose para tomar en brazos a un feliz Seungmin, en tanto Felix se
giraba a mirar a Yeojin con una ceja enarcada.
-Seungmin es un bebé tan lindo, Lixie -comentó Eunbi encantada, frotando su mejilla contra el
desordenado cabello del pequeño-. Me gustaría tener uno.
-¿No hay ningún alfa que te corteje, Eunbi? -preguntó Felix, mirando a Hyewon.
Felix se estaba riendo cuando su móvil sonó, contestó la llamada, observando a sus amigas
bromear.
-Hola bebé -contestó el alfa al otro lado de la línea-. ¿Cuánto te queda en el colegio?
-Mi operación acaba de terminar y estaba pensando en ir a buscarte -respondió Hyunjin con
cuidado, tomándose su tiempo-. Ya sabes, para qué…
-Hyunjin -le interrumpió Felix, su voz un poco dura-. ¿No hablamos esto? Acordamos que no
vendrías a dejarme ni a buscarme. Puedo pagar un taxi.
-Pero mi amor… -gimoteó Hyunjin, y Felix casi podía imaginar el rostro del alfa, como si lo estuviera
frotando contra su pecho.
Suspiró.
-No, Hyunjin.
-Sólo iré a buscarte, me quedaré dentro del auto y no le gruñiré a nadie. No golpearé a Soobin.
-No quiero verte afuera -le advirtió Felix-. Nos vemos en casa, Hyunjin.
-Pero…
Cortó la llamada.
-Uh, problemas en el paraíso -se burló Hyewon, pero antes de poder darle un golpe, Soobin ingresó
al salón.
El alfa le dirigió una mirada de pena, sin embargo, Felix le ignoró por completo, cargando a
Seungmin para que estuviera tranquilo en las horas que quedaban.
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Pudo oír el suspiro bajo que el alfa dejaba salir, pero no le miró, fingiendo observar a Seungmin
atentamente, que en ese momento agarró un lápiz rojo y se puso a colorear en el cuadernito que
tenía.
-Los trabajos ya están revisados -dijo Soobin, callando a todo el mundo-. Me alegra ver resultados
positivos. Son poemas muy buenos.
Comenzó a entregar los trabajos uno por uno, dando unas pequeñas palabras de aliento, y cuando
Felix recibió el suyo, no hubo frase alguna.
Aunque bajo el enorme Diez que Soobin había escrito, se leía una nota pequeña.
Negó con la cabeza, dejando el trabajo a un lado, y sostuvo con más fuerza a Seungmin. El niño lo
miró y sonrió, mostrando sus dientecitos, aunque todavía faltara para tenerlos todos.
La clase pasó sin contratiempo alguno, a pesar de las constantes miradas que Soobin le dirigía,
pero las ignoró por completo. Por mucho que quisiera hablar con él, recordar el rostro rabioso, los
ojos llenos de ira de Hyunjin, lo seguía estremeciendo por dentro.
Debería haber estado acostumbrado a la furia y la saña: su padre estaba enojado casi todo el
tiempo, y Youngie también se enojó con él en diversos momentos de su matrimonio, pero un
omega nunca estaba listo para lo que era ser receptor de rabia y cólera.
Si podía evitarlo, Felix lo evitaría. Además, no quería tener otra pelea con Hyunjin, no quería que su
amor se transformara en miedo.
Cuando la clase terminó, se apuró en acomodar a un ya somnoliento Seungmin en sus brazos, que
no dudó en recostar su cabeza en el hombro del omega, cerrando sus ojos, y Felix lo cubría con
una manta. A pesar de ser primavera, por las noches seguía haciendo frío y lo que menos quería
era que el bebito se resfriara.
-Deberíamos fijar ya tu fecha para tu despedida de soltero -dijo Yeojin, saliendo a su lado-. ¿En
cuánto te casas? ¿Tres semanas?
-Te haremos una fiesta enorme -ignoró Hyewon, bostezando-. Con alfas que te hagan un
striptease. Quizás alguno quiera tener una noche loca contigo, Lixie.
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-¿Oyes eso, Yeojin? -Hyewon se llevó una mano a su pecho-. Felix es el menor de la clase, pero es
toda una madre.
-Si no tuviera a Seungmin en brazos, te daría un buen golpe -dijo ofendido Felix.
Los tres se rieron, saliendo del edificio, y Felix llamó a un taxi, despidiéndose de sus amigas.
Mientras esperaba, sin embargo, sintió una presencia a su lado, y se giró encontrándose con el
triste rostro de Soobin.
Soobin suspiró.
-Soobin, lamento mucho lo que hizo Hyunjin -se disculpó Felix, desviando la vista-, no tengo excusa
para su reacción, así que espero que sepas perdonarlo -tomó aire-, pero también te pido que me
des mi espacio por ahora. Hyunjin y yo… necesitamos arreglar nuestras diferencias, porque lo amo
y él me ama, y nos casaremos pronto. No necesito más problemas por ahora.
Soobin le observó unos segundos en silencio, sin decir cosa alguna, antes de morder su labio
inferior.
Admitía haber cometido un error al ocultarle información tan importante a Hyunjin, algo que no
tuvo que hacer, sin embargo…
Sin embargo, Hyunjin estuvo a punto de descontrolarse sólo por eso, y no quería imaginar cómo se
comportaría si seguía juntándose con Soobin, con o sin su aprobación.
Los alfas eran salvajes, posesivos y celosos por naturaleza. Si ellos sentían que algo o alguien
amenazaban a su pareja, no iban a controlarse un poco para marcar lo que creían que era suyo, y
Felix, muy a su pesar, ahora le pertenecía de una forma cruel al instinto alfa de Hyunjin. Y Hyunjin
sabía que Soobin sentía algo más por Felix, su omega, y no iba a ser racional para dejar en claro
que Felix era ahora suyo.
Hyunjin podría aceptar que siguiera viendo a Soobin por un tiempo, pero ¿qué ocurriría después?
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-Cuando tengas a tu omega, podremos seguir siendo amigos, Soobin -dijo Felix con suavidad,
observando como el taxi que pidió se acercaba. Dio un paso, pero antes de poder alejarse, el alta
lo agarró del hombro.
-Tú eres mi omega -declaró en voz baja, a su oído, y se estremeció por ello.
El instinto de Felix demandó que corriera lejos de allí, así que no dudó en subir al taxi, dando la
dirección de la casa, en tanto Seungmin se quejaba por el repentino movimiento.
Soobin nunca dijo algo tan declarativo con respecto a sus sentimientos. Siempre dio pequeños
indicios, suaves coqueteos, pero decirle directamente que lo veía como su pareja y omega, era
algo que siempre se reservó.
Sin embargo, ahora que lo dijo, el estómago de Felix sólo se contrajo en ansiedad y susto. Tal vez
sí iba a decirle a Hyunjin que lo fuera a buscar por las noches.
Minutos más tarde entró al hogar, pero antes de poder dar dos pasos, unos cálidos brazos
seguidos de un gruñido de placer lo envolvieron por completo, a él y a Seungmin. El bebé soltó un
ruido de aprobación, a gusto por el ambiente familiar que lo rodeó, y se acomodó una vez más,
dispuesto a dormir por el resto de la noche.
Felix soltó un jadeo de satisfacción cuando unos suaves labios le besaron el cuello.
-Te extrañé -murmuró Hyunjin, sin soltarlo un poco y arrebujándose a su lado-. Te extrañé tanto, mi
pequeño príncipe.
-¿Me perdonas? -preguntó Hyunjin, bajando el rostro con expresión compungida-. No quería ser tan
insistente, pero realmente te eché de menos.
Felix suspiró.
-No pasa nada -le dijo Felix-. Perdóname a mí por haber sido tan cortante -le pellizcó la nariz,
haciendo que la arrugara-. Voy a pensar si puedes ir a buscarme, ¿está bien?
-No te merezco -Hyunjin lo olisqueó, haciendo una mueca-. ¿Cómo está Soobin?
-Deja que acueste a Seungmin -le dijo, señalando al pobre bebé que cayó dormido por completo-,
luego, podemos hacer el amor si quieres -Hyunjin sonrió, y Felix le dio un beso suave-. Vamos a
hacerle ese hermanito a Seungmin que tanto quiere.
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Hyunjin no dijo algo, pero Felix estaba seguro que podía escuchar su grito de emoción.
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Hyeyon sonrió mientras ladeaba la cabeza, complacida al leer unos papeles frente a ella con total
gusto, en tanto Chaewon, calmada, le servía un vaso de vino.
Indiferente, Hyeyon asintió, y en ese instante tocaron a la puerta de la oficina. La alfa se tomó su
tiempo, Chaewon yendo a sentarse al sofá con tranquilidad, y sólo cuando Hyeyon se puso a
acomodar los papeles dejó que la persona que tocó la puerta pasara.
Era uno de sus guardias privados, haciéndose a un lado para mostrar al alfa que quería ver desde
hace mucho tiempo.
Su sonrisa se transformó en una de completo gusto cuando Choi Beomgyu le devolvió la mirada
con frialdad.
-¿Cómo están tus padres, querido? -preguntó Hyeyon como si nada-. Anda, siéntate, tenemos
mucho de qué hablar.
-¿De qué quería hablar conmigo, señora Hwang? -preguntó Beomgyu con la mandíbula apretada.
-Directo al grano, ¿no, Beomgyu? -suspiró exageradamente, negando con la cabeza-. Verás, cariño,
¿cuánto te pagó Hyunjin por alterar los exámenes de ADN? ¿O lo hiciste gratis?
Beomgyu parpadeó.
Hyeyon bufó, mirando a su guardia, y le hizo un gesto con los dedos. Unos segundos después,
Beomgyu estaba siendo golpeado en el rostro con brutal fuerza, cayendo al suelo con un jadeo de
dolor.
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El alfa levantó la vista, su nariz rota, y contempló de forma incrédula a Hyeyon. La mujer estaba
calmada y con expresión aburrida.
-Verás, Beomgyu, no tengo tiempo para jugar al escondite contigo, así que tienes dos opciones: me
dices la información de buena gana o tendré que sacártela a la fuerza
Beomgyu escupió al suelo la sangre en su boca, sus ojos fríos ante la alfa frente a él.
-Vas a decirme todo quieras o no -prosiguió Hyeyon con falsa dulzura-, pero los únicos que saldrán
afectados si decides resistirte es tu familia. Uno de mis hombres está listo para degollar a tu
pequeña hija de dos años y al dulce Taehyun si no colaboras, cariño.
Los ojos de Beomgyu se abrieron por el horror mientras se enderezaba, pero antes de lograr
ponerse de pie, el guardaespaldas de Hyeyon lo empujó otra vez, poniendo su pie sobre la espalda
del hombre para impedir que se levantara.
-¡Por favor! -pidió aterrado, pálido por el miedo y la desesperación-. ¡Ellos no te han hecho nada!
-Claro que no -dijo Hyeyon amablemente-, por eso no quiero mandar a matarlos. Así que si me
ayudas, haremos como que esto no ocurrió y te dejaré en paz, ¿está bien? -Beomgyu mordió su
labio inferior, temblando, luciendo enfermo y afectado.
-¿Por qué...? -farfulló en tono débil-. El omega no te ha hecho nada, ¿por qué...?
-Quiero lo mejor para mi hijo -contestó Hyeyon, apoyando su mejilla en su mano-, y ese asqueroso
omega no es nada. Sólo una pequeña basura que no merece llevar el apellido Hwang ni
relacionarse con mi familia, con un alfa puro como lo es Hyunjin-la alfa suspiró-. Me estoy
cansando de esperar tu respuesta, Beomgyu, ¿sabes? No tengo demasiada paciencia.
Beomgyu pensó en la promesa que le hizo a su amigo, en su rostro suplicante, en su mirada hacia
el omega que lo conquistó, y sintió como su estómago se contraía por el dolor y la pena.
-Yo no…
-Chaewon, cariño -la omega, que hasta el momento permaneció sentada con una mirada de
indiferencia, se puso de pie, observando a su jefa-. ¿Por qué no llamas a Cho para que remate a la
familia de nuestro querido Beomgyu?
-¡Está bien! -gritó Beomgyu, rompiendo a llorar-. Te lo diré todo, maldita sea.
Pidiéndole perdón a Hyunjin por no poder cumplir con lo prometido, Choi Beomgyu comenzó a
hablar.
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Felix soltó un gemido mientras enterraba sus uñas en la espalda de Hyunjin, sintiendo como el
semen del alfa lo llenaba y anudaba con un gruñido contra su garganta, sus dientes enterrándose
en su marca.
-Mi omega -masculló Hyunjin, repartiendo besos mariposa por el cuello de Felix-. Mío, mío, mío. Mi
Lixie….
Se estremeció, cerrando sus ojos, y de pronto la imagen de esa omega desconocida llegó a su
mente, besando a Hyunjin y tocándolo sin pudor alguno.
Sin embargo, por primera vez desde la pelea, el rostro de esa omega se transformó en la cruel cara
de Chaewon, y sin poder soportarlo, rompió a llorar.
Hyunjin, alarmado, separó su rostro del cuello del omega, mirando a Felix con preocupación
mientras éste sólo sollozaba en voz baja.
No lo soportaba, no podía hacerlo: amaba a Hyunjin demasiado, pero lo que hizo, haberlo
engañado de esa forma... Todavía dolía, todavía lo estremecía por completo y lo hacía sentir sucio
y pequeño y una basura que no era suficiente para su alfa.
Lo hería en lo más profundo de su orgullo, pero por sobre todo, le hacía pensar que era desechable
para Hyunjin.
-¿Te hice daño? -susurró Hyunjin, saliendo de su interior, sus manos tomándolo de la cintura para
atraerlo a su pecho, pero Felix soltó un chillido de disgusto y le empujó-. ¿Bebé?
-No me toques -murmuró Felix girándose, sin importarle si estaba sudado, manchado con su
esencia en el estómago, con el semen de Hyunjin en su interior-. No me toques, Hyunjin.
Podía sentir la vacilación del alfa, pero para su fortuna, le dio su espacio y se quedó en silencio, sin
acercarse.
¿Cuánto pasó desde esa pelea y ese engaño? Dos semanas. Sin embargo, seguía doliendo.
¿Cómo podía ignorar lo que había ocurrido y fingir superarlo? Un engaño era... era... Era algo que lo
enloquecía por completo.
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-Si yo… -susurró con tono quebrado-, si yo me hubiera ido, y hubiera permitido que un alfa me
hubiera besado, me hubiera tocado, ¿qué habrías hecho, Hyunjin?
-Lo habría buscado para matarlo -contestó Hyunjin con tono oscuro.
-¿Ella era más linda que yo? - preguntó Felix en voz baja.
El estómago del alfa dolió ante la pregunta, su respiración cortándose cuando Felix se giró,
mirándolo con ojos brillantes, y su boca se sintió seca, su garganta apretándose.
Quería llorar, abrazar a Felix, decirle la verdad que lo estaba carcomiendo por dentro, pedirle que
jamás lo dejara, que lo necesitaba desesperadamente a su lado por toda la vida. Que volviera a
confiar en él, aunque no lo mereciera.
Pero por sobre todo, que le mirara otra vez como si Hyunjin fuera capaz de salvarlo de todo lo malo
en el mundo, aunque fuera todo lo contrario: para Hyunjin, Felix era la persona que lo salvó e hizo
vivir.
-No -dijo Hyunjin con seriedad, sin una pizca de mentira en su voz-. Ella jamás se podrá comparar
contigo, Felix. Jamás podrá llegar siquiera a los talones. Tú... tú eres un ángel.
Las mejillas pálidas de Felix se tornaron de rojo, pero aun así siguió impasible.
-Cuando te besaba, ¿sentías algo? -siguió preguntando Felix, sus dedos acariciando la sábana.
Hyunjin trató de rememorar esa noche, los besos de Chaewon en su cuello, su pecho, sus caderas
meciéndose en su cintura y el gemido que soltó la chica al llegar al clímax. Lo demás estaba
borroso, un recuerdo lejano que no quería desentrañar.
-Era como si estuviera lejos -contestó Hyunjin, tomando la mano de Felix-, como si no hubiera sido
yo. La alejé antes de que pasara a mayores.
Abrió la boca para decir algo más, sin embargo, Felix se enderezó, con el ceño un poco fruncido.
Se puso de pie, vistiéndose con su bata. Hyunjin le miró, confundido.
-Es Seungmin -murmuró Felix, sin mirarle-. Creo que no está durmiendo bien.
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Sin decir otra cosa, el omega salió del cuarto.
Lo primero que hizo Felix al entrar al cuarto de Seungmin fue ir directo a la cama del bebé, donde el
pequeño soltaba quejidos bajos y lloraba en silencio. El omega no tardó en tomarlo en brazos,
preocupado totalmente, comenzando a mecerlo y hablarle para tratar de calmarlo.
Hyunjin también se acercó, sabiendo que si el bebé estaba asustado, un ambiente familiar sería lo
mejor para relajarlo.
-Tranquilo, Minnie -susurró Felix, dejando que Hyunjin lo abrazara por la cintura-, mami está aquí,
contigo. No pasará nada, bebé, lo prometo.
En silencio, los dos adultos salieron del cuarto, volviendo a la habitación matrimonial. Una vez allí,
Felix se acostó con Seungmin en sus brazos, que no parecía querer alejarse de él, en tanto Hyunjin
abría la ventana para que el olor a sudor y sexo desapareciera del cuarto.
Al volver a la cama, se encontró con el bebé más calmado, chupando su dedo, mientras Felix lo
arrullaba, cantándole en voz baja.
-Mami no taba -murmuró el bebé-. Taba feo y ocu-o y mami no taba. Mami, ¿no te i-as?
-Qué dices, Minnie -le dijo con cariño-. Jamás me iré, ¿está bien? Siempre estaré a tu lado, mi
pequeño bebé. Jamás voy a abandonarte, estaremos juntos por toda la vida.
Felix siguió murmurándole cosas dulces al bebé para que volviera a dormir, y mientras lo hacía,
Hyunjin pensó en lo que dijo Felix. Era normal que lo dijera, por supuesto, porque su bebé acababa
de tener una pesadilla, pero…
Pero por algún motivo que quería espantar, aquellas palabras sonaron a mentira y a una promesa
que pronto sería rota.
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CAP13.
Negativo.
Rabioso, tiró la prueba de embarazo al basurero, mirando su reflejo en el espejo, y se encontró con
su cara haciendo una mueca molesta y de ira.
Era la cuarta prueba de embarazo con resultado negativo y estaba a punto de romper algo debido
a la frustración y la pena. ¿Por qué su cuerpo no podía quedar preñado? ¿Por qué no podía darle un
bebé a Hyunjin?
Prácticamente hacía el amor con Hyunjin cada noche, dejando que anudara y se corriera en su
interior, permitiendo incluso que permaneciera dentro de él para aumentar las probabilidades de un
embarazo, pero no había nada. Su cuerpo no respondía. Su omega se negaba a otro bebé por
ahora.
Su triste, herido y frágil omega no quería un bebé de Hyunjin, no hasta perdonarlo por completo.
Iba a casarse en una semana. Luego vendría la luna de miel. Y después… ¿después qué? Hyunjin
iba a querer bebés. Bebés que Felix no podía darle. Bebés que podía buscar en otra persona.
¿Qué pasaría si a Hyunjin su alfa le decía que quería bebés y buscara a alguien más?
Felix tenía miedo de que eso fuera a ocurrir. Que lo abandonara por alguien que pudiera suplir sus
necesidades. Por alguien que no llorara por un engaño, ni a veces le hiciera el quite por el
sentimiento de traición que le embargaba.
Existían alfas que buscaban más de un omega como pareja, y temía que Hyunjin fuera uno de
ellos.
Felix no quería compartir a Hyunjin con nadie, lo quería sólo para él, para nadie más.
Suspiró, sentándose en la tapa del baño, y apoyó su cabeza entre sus manos. Segundos después,
la puerta del baño se abrió.
-No, no, ven cachorrito -murmuró Felix, causando que el bebé abriera los ojos y le sonriera,
tambaleándose hacia él con sus manos extendidas.
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-Minnie Minnie -balbuceó el bebé, apoyándose en las rodillas de Felix-. U-e-mos.
Tomó a Seungmin en brazos, sentándolo en su regazo, y le besó la mejilla regordeta, causando que
riera.
-¿A qué quieres jugar? -preguntó Felix, poniéndose de pie, y Seungmin se abrazó a su cuello como
un mono-. Mmm... ¿y si vamos a jugar con Innie y Chanie?
Seungmin no lo diría, lo negaría, pero Felix se dio cuenta de que su bebé estaba comportándose
groseramente con Hyunjin, e incluso le hacía más pataletas que nunca.
Recordó de forma superficial la noche que pelearon, cómo Seungmin pas sus manitos por las
mejillas llenas de lágrimas de Felix para después llenarlo de besos, diciéndole llorando también
que no llorara, que no quería verlo triste, y que le sonriera con esa bonita sonrisa que tenía.
Seungmin parecía más vengativo que él mismo con respecto a la pelea que tuvo con Hyunjin, pero
si era sincero, no pensaba reprochárselo un poco.
-¿Y a qué quieres jugar? ¿A las escondidas? Mmm... -bajaron las escaleras lentamente, viendo a
Seungmin ir saltando escalón por escalón-. Oh, pero ahora que lo recuerdo, teníamos que ir a
retirar tu traje para la boda, Seungmin.
-¡Seungmin!
-Nooooooooooooooooooooooooooooo.
Antes de poder agarrarlo, el bebé salió corriendo o tambaleándose, mejor dicho- y se metió bajo la
mesa. Felix no alcanzó a agarrarlo, el pequeño aprovechando eso para meterse por entre las patas
de la silla para así no ser atrapado, y le sacó la lengua a Felix.
-¡Seungmin! -regañó Felix, inclinándose-. ¡Sal de ahí, ahora! Mientras más rápido vayamos,
podremos jugar antes.
-No -Seungmin lo miró por entre las sillas, poniendo mala cara-. ¡Fuchi fuchi!
-¡FUCHI!
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Iba a hablar, pero sintió unas conocidas manos agarrándolo de la cintura, y soltó un chillido por la
sorpresa, causando que Hyunjin detrás de él se riera. Pudo sentir su entrepierna medio despierta
contra su pelvis, y movió automáticamente su trasero, causando que ahora el alfa dejara salir un
gemido bajo.
-No pensé que ibas a recibirme así luego del trabajo -dijo Hyunjin en un gruñido bajo.
-En realidad, pensaba recibir a mi amante así -dijo Felix sin voltearse, mirando a Seungmin bajo la
mesa, que ahora se arrastraba para salir por el otro lado-. ¡Regresa aquí, niño!
-Qué suerte tiene tu amante de tener tan bonito culo bajo sus manos -gruñó Hyunjin, sin moverse.
-Ya, no seas exagerado -Felix lo manoteó, riéndose-. Anda, ayúdame a atrapar a Seungmin, no
quiere ir a probarse su traje para la boda.
Hyunjin miró al niño, que en ese momento estaba gateando por detrás de los sillones con el
objetivo de que no lo atraparan, pero antes de que pudiera ponerse de pie para salir corriendo, lo
agarró por la cintura y lo levantó.
-¡Seungmin! ¡No le digas popo a tu papá! -regañó Felix, limpiándose sus rodillas.
El bebé abultó sus mejillas, enrojeciendo y pegándole ahora a Hyunjin, que hacía muecas de
disgusto.
Antes de que Hyunjin pudiera regañarlo, Felix tomó al pequeño en brazos. Inmediatamente
Seungmin se calmó, abrazando a Felix por el cuello, mirando a Hyunjin con el ceño fruncido y
sacándole la lengua.
-Dios, Seungmin, no puedes hacer eso más -dijo Felix, mirando al bebé, que lucía tranquilo-. Tienes
que respetar a tu papá, ¿entendido? Si vuelves a decirle así, voy a castigarte. Ahora discúlpate.
Hyunjin suspiró, negando con la cabeza. Sabía, de alguna forma, que la actitud de Seungmin se
debía a la pelea de semanas atrás, y si era sincero consigo mismo, que el bebé le tratara así le
ayudaba a reducir un poco la culpa por la mentira enorme que se negaba a confesar,
-¡No que-o!
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-Felix, no es necesario.
El bebé puso ahora una expresión de horror, antes de mirar a Hyunjin con odio.
-¿Acabas de...? -Felix dejó al bebé en el suelo, que bajó la vista-. ¿Lo llamaste por su nombre,
Seungmin?
-Um…
-Seungmin.
Hyunjin sintió como algo dentro de él moría por las palabras del bebé.
Sabía que no debía tomárselo a pecho, que el enojo del pequeño desaparecería en algún momento,
pero que ahora no lo considerara su padre por lo ocurrido…
-Seungmin -dijo Felix con extraña calma en su voz-, Hyunjin es tu papá, lo quieras o no. Sé que
sigues enojado con él, pero no es para tratarlo de esa forma, entendido? Ahora, pídele disculpas
como corresponde.
Seungmin infló sus mejillas, pero ya no parecía enojado, sino sólo triste. Miró a Hyunjin con la vista
baja y los ojos llenos de lágrimas.
Hyunjin suspiró, negando con la cabeza, y tomó al bebé en brazos, que no dudó en abrazarlo por el
cuello, sin dejar de sollozar.
-No pasa nada, Minnie -le dijo Hyunjin, revolviéndole el cabello y besándole la mejilla-. No estoy
enojado. Cuando salgamos, te compraré un helado, ¿está bien?
-No te pases de listo -se rió Felix, alzándose para darle un beso a Hyunjin en los labios-. Le pondré
sus zapatillas y salimos, ¿bien? Cámbiate y ponte algo más cómodo.
Hyunjin negó con la cabeza, atrayendo otra vez a Felix para darle un segundo beso.
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-Se supone que yo soy el jefe de familia, yo debería dar las órdenes -se quejó Hyunjin, dejando a
Seungmin en el suelo, que salió corriendo de allí.
-Para afuera serás el jefe de familia, pero aquí dentro, yo mando -replicó Felix-. Ahora, si no vas a
cambiarte, el que se quedará sin helado serás tú. Hyunjin.
El alfa se marchó refunfuñando, causando que Felix volviera a reírse, y por dentro tratara de
repetirse que tener otro bebé no era necesario por ahora.
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Dos días después, decidieron ver los últimos detalles de la boda, yendo al estanque Anapji para
dejar todo listo. Después de todo, en cinco días, iban a casarse.
La señora Song estaba hablándoles sobre la disposición de las sillas mientras apuntaba hacia el
pabellón donde estarían de pie ante el público, pero Hyunjin fingía oírla mientras miraba de reojo a
Felix. El chico estaba a varios metros alejado junto a Seungmin, ambos de pie ante la laguna para
alimentar a los patos y cisnes.
El omega estaba riéndose al ver a Seungmin imitando a los patos, lanzándoles pedacitos de pan
entre chillidos de emoción.
-¿Señor Hwang? -preguntó la beta, que era responsable de organizar la boda en ese lugar.
-Quería hablarle sobre la comida que quieren llevar después en el salón principal, como usted
dispuso…
Felix se arrodilló ante Seungmin, quitándole la sudadera debido al calor que hacía, y se sintió un
poco más enamorado cuando el omega le miró, sonriendo como si nada para saludarlo. Seungmin
le imitó segundos después, gritando entre risas.
-... una vez ustedes se marchen para su noche de bodas, se dejará que los invitados…
Felix y Seungmin se subieron al puente, quedando en medio para asomarse por la barandilla, y el
bebé chilló cuando Felix hizo amago de tirarlo al agua.
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No era sólo que su alfa estuviera completa e irrevocablemente atraído por el omega de Felix, sino
que también su lado racional, su mente y corazón, amaban por completo a Felix, necesitaban de él
y deseaban verlo siempre feliz, sonriente y contento. El amor que sentía por Felix era... era
inexplicable, era algo que no podía decirlo en palabras, pero que tampoco se molestaba en
controlar.
Su alfa siempre supo lo que quería, y cuando vio al omega en el jardín de la casa con su pequeño
bebé, su instinto gritó que lo quería a él y a nadie más, así que no le negaría eso por nada en el
mundo. Por supuesto, le pareció raro que se encaprichara con un omega que ya fue marcado y
tenía un bebé, pero no le dio demasiadas vueltas al asunto.
Y como se lo esperaba, su alfa no se equivocó para nada: Felix era todo lo que estuvo buscando y
quiso alguna vez, por lo que ahora no lo dejaría ir para nada en el mundo.
Pensar en tener a un montón de niños correteando por allí antes le habría desagradado, pero si
eran hijos de Felix y él, entonces no le importaba tener a diez niños, más incluso. Todo por ver a su
omega preñado y radiante.
-Eso serían los puntos más importantes, señor Hwang -terminó de decir la beta, ajena al hecho de
que Hyunjin apenas le prestó atención.
-No se preocupe, me encargaré de eso -farfulló Hyunjin, viendo a Felix acercándose para tomarle la
mano.
-Todo perfecto.
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-Ugh, Hyunjin.
-¿Mmm...?
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Felix soltó un chillido cuando Hyunjin presionó contra su próstata, sin dejar de masturbarlo, y
gimoteó en voz baja al sentir como se corrió en la mano del alfa, quién todavía seguía
penetrándolo como si nada.
-Eres... eres el diablo… -jadeó Felix, el agua humedeciendo su cabello, y volvió a chillar cuando
sintió el nudo de Hyunjin en su interior-. Yo… yo sólo quería ducharme!
El alfa soltó una risa baja, negando con la cabeza, y besó su hombro, eyaculando dentro del
omega.
Sostuvo a un tembloroso Felix por las caderas, sin salir todavía de su ano, para después quitarle
los restos de champú del cabello.
-Mañana no me podré mover bien -se quejó Felix sin moverse, enfurruñado-, y es la despedida de
soltero. Hyewon no dejará de molestarme si me ve cojeando.
-Has estado más cariñoso -comentó Felix como si nada, soltando un gemido bajo cuando Hyunjin
se deslizó fuera de su agujero-. ¿O… ocurre algo?
-Es sólo que... -caviló Hyunjin volteando al omega, apoyando su cabeza sobre la cabeza de Felix y
acurrucándose junto a él. Le gustaba que Felix fuera más bajo con él, porque así podía envolver su
cuerpo y dejar que lo mimara todo el tiempo.
-Estoy tan feliz de que me quieras -murmuró Hyunjin avergonzado, con las mejillas coloradas.
Hubo un pequeño silencio entre ellos, metidos bajo el agua de la tina. Debía ser cerca de las once
de la noche, por lo que Seungmin estaba durmiendo y sin interrumpirlos en ese momento, lo que
Hyunjin agradecía internamente. Quería un momento a solas con Felix, decirle todo lo que sentía,
hacerle saber lo mucho que lo amaba.
-De que me quieras y... y me hayas perdonado -agregó con la voz rota.
Hyunjin no era idiota o iluso: sabía que a veces Felix se tensaba de la nada, especialmente cuando
hacían el amor, y podía ver una sombra de duda y pena en sus ojos. De seguro pensaba en esa
falsa omega que inventó para no decirle la triste verdad.
Cometió muchos errores en su vida, pero lo que hizo con Chaewon fue el peor de todos. Por
mucho que tratara de recordar esa noche, el alcohol nubló su mente por completo y sólo podía
recordar a la chica sobre él, besándole el pecho, sus caderas meciéndose y gimoteando su nombre
para después sólo ver la oscuridad.
Pero al día siguiente despertó desnudo por completo y con su olor envolviendo a Chaewon. ¿Qué
otra prueba quería?
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-Hyunjin, no…
-Escúchame, bebé -le interrumpió Hyunjin con la voz amable-, sé que todavía te duele, y está bien,
lo entiendo, te comprendo y no te echo la culpa. Lo que ocurrió ese día, la pelea, los gritos… Todo
se descontroló, tú no tuviste la culpa, el único culpable fui yo, y sólo quería decirte que... que lo
lamento mucho, no hay día que no lo haga. Te mereces a alguien mejor, pero soy egoísta, porque
sólo quiero que me pertenezcas a mí, a nadie más.
Felix le miró en silencio mientras hablaba, sin dejar de abrazarlo. Pasados unos segundos, se alzó
y le dio un pequeño beso.
-Yo también te amo, Hyunjin -le murmuró, pellizcándole la nariz, causando que la arrugara-. Y sí,
todavía duele, pero... pero sé que estás arrepentido, ahora sólo queda seguir adelante con nuestro
amor y tratar de repararlo todo -le sonrió con timidez, dándole un beso-. Yo te pertenezco, así
como tú me perteneces -luego, sus ojos le miraron de forma burlona-, y si me vuelves a gritar otra
vez como hiciste ese día, Hyunjin, te vas a quedar sin sexo por tres meses.
El alfa le miró incrédulo, y ante esa expresión, Felix rompió a reír. Hyunjin no tardó en seguirlo y
terminó por besarlo.
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Rowoon estaba sirviéndole una cerveza y miró el líquido con el ceño fruncido, en tanto Minho, a su
lado, le limpiaba la nariz a Chan.
-¿Cómo es que terminamos cuidando a nuestros hijos y sus madres están pasándola bien?
-preguntó Rowoon, sin poder creerlo un poco.
Minho suspiró.
-Porque Seungmin dijo que quería cuidar a Youngkyun -contestó Minho, por décima vez en la
noche.
-¿No quieres jugar con nosotros, Minnie? -le preguntó Chan a Seungmin.
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-No -contestó como si nada, volviendo su vista al pequeño Youngkyun, que comenzó a chupar los
deditos de su pie.
-Sí -concedió Minho-, pero nadie quería cuidar a cuatro niños llorones.
Hyunjin asintió, distraído y pensando en el beso que le dio de despedida a Felix cuando salió de
casa hacia el departamento de Rowoon, con una sonrisa de felicidad por compartir unas horas con
sus amigos. Se sintió extraño, con una sensación rara en el estómago.
Quedaban dos días para la boda, todos los detalles estaban listos, ahora sólo quedaba esperar.
Su móvil vibró y vio el mensaje que Beom le envió. Le extrañó un poco que llegara tarde cuando su
amigo solía ser tan puntual, pero no le tomó mucha importancia.
Beomgyu
Lamento la tardanza, ¿dónde estás?
Hyunjin
Departamento de Rowoon.
-De seguro Chanhee contratará un stripper -seguía quejándose Rowoon-, dice que siempre ha
querido ir a una despedida de soltero para ver a un stripper.
-Felix dijo que no habría nada de eso -dijo Hyunjin, poco convencido.
-No le creas -contestó Minho-, Jisung me ha dicho lo mismo. Dice que un stripper puede bailarle
bien.
Minho enrojeció.
-Eh... no, no, no sé de qué hablas -tosió, mientras Rowoon rompía a reír.
Hyunjin ocultó una sonrisa bajo su mano, poniéndose de pie cuando el timbre del departamento
resonó en el lugar. Rowoon se seguía riendo del pobre de Minho, que trataba de justificarse entre
balbuceos, y abrió la puerta.
Su sonrisa desapareció.
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Beom estaba de pie ante él, pero…
Mierda, ¿qué demonios hacía su mamá detrás de su amigo, que además estaba con el rostro
amoratado y el labio roto?
Sintió como el alma salía de su cuerpo, su estómago contrayéndose por esas simples palabras.
-¿Podemos entrar a tu despedida de soltero, Hyunjin? -dijo su madre con una falsa dulzura.
En el comedor, Minho y Rowoon estaban de pie, con expresión de sorpresa ante las dos visitas.
-Seré breve y rápida -dijo su madre, mirando a sus amigos de forma despectiva, antes de dirigir sus
ojos a los niños, que retrocedieron con expresiones de miedo. Acto seguido, sacó un papel-. Aquí,
Hyunjin. Déjame felicitarte por darme un nieto por fin.
Hyunjin parpadeó, sin decir nada, demasiado aturdido como para poder pensar en algo coherente.
-¿Nieto? -habló Minho como si nada-. ¿De qué está hablando, vieja bruja?
La mujer no se inmutó ante la ofensa de Minho, sólo le observó como si fuera una cucaracha fácil
de aplastar.
-De Chaewon -contestó con placer en su voz-. Hyunjin la dejó embarazada. Y cómo nuestro querido
Beomgyu me dijo que Seungmin no era hijo de Hyunjin, mi querido retoño me ha dado un nieto
después de todo.
Los ojos estaban sobre él, pero no era capaz de formar un pensamiento real ante la situación.
Beomgyu golpeado. Su madre ante él, diciendo que sabía que Seungmin no era su hijo. Chaewon.
Oh, Chaewon…
Tenía que ver a Felix. Oh, dios, lo tenía que ver para poder explicarle todo, para poder decirle-
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-No te preocupes por nuestro querido Lixie -añadió su madre, riéndose-, Chaewon le está contando
todo ahora, con lujo de detalles.
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Yeojin estaba discutiendo acaloradamente con Jisung, peleando sobre cómo preparar el pollo de
forma correcta, y Chanhee se inclinó ante él, preocupado.
-¿Deberíamos meternos? No quiero que esto acabe en un asesinato -dijo con real aflicción.
Felix negó, divertido, en tanto Hyewon añadía comentarios a la pelea de vez en cuando para avivar
la discusión y Eunbi a su lado trataba de controlarla, fracasando miserablemente, por supuesto.
-Deja que peleen -dijo Felix, moviendo su mano-, Jisung necesita gritarle a alguien más que no sea
Minho o sus demonios.
-Yo no sé cómo ha podido con dos hijos -contestó Hyewon, sacando papas fritas de un bol-, los
niños son como Satanás encarnado, pero más chillones, cagones y llorones.
-Felix siempre habla mal de ellos en clases -provocó Yeojin como si nada.
-¡¿Qué?! -gritó Felix-. ¡Yo sólo he dicho que no dejan a mi bebé en paz, son asfixiantes!
-¡Lee Felix! -gritó Jisung, escandalizado-. ¡Pues Seungmin tampoco es el bebé perfecto, es un niño
malcriado, llorón y gordo!
-Chicos, por favor, no peleen -trató de tranquilizar Eunbi mientras Hyewon seguía comiendo papas
fritas.
-Tranquila, Eunbi, si se agarran a golpes siempre podemos llamar a la policía -dijo Yeojin, pendiente
de la discusión por el bebé más bonito.
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-¿Crees que si tengo un bebé será bonito? -le preguntó a la beta con pena en su voz.
-Si tienes un bebé, ese bebé le daría mil patadas a los mocosos de estos idiotas -contestó Hyewon
como si nada, sintiendo sus mejillas coloradas.
Felix soltó un bufido, mascullando maldiciones en voz baja, mientras iba a atender a quien fuera
que le estuviera molestando. Si era un jodido stripper, no iba a dudar en gritarle a Jisung por hacer
cosas sin su permiso.
Le observó, incrédulo, pensando en lo que podía estar haciendo Lee Chaewon fuera de su casa esa
noche.
Chaewon le sonrió, aunque esa sonrisa carecía de felicidad o cariño. Era una sonrisa como una
cuchilla, helada, dura y filosa.
-Venía a hablar contigo -dijo sin moverse, sacando un papel de su cartera-. ¿Por qué no lo lees,
rayito de sol?
Que usara el apodo que le decía cuando eran más pequeños envió un escalofrío por su espina
dorsal.
-¿Por qué no te vas a la mierda? -espetó, tomando la manija de la puerta para cerrar.
-No te quitará más de un minuto. Estoy segura de que será de tu interés -dijo con voz suave y falsa
compasión.
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Felix chasqueó la lengua, pensando en las posibilidades de empujarla y mandarla al diablo, pero no
quería hacer un escándalo que arruinara su buena noche con sus amigos.
Así que agarró el doblado papel, extendiéndolo, sus ojos leyéndolo con el ceño fruncido en
confusión.
Positivo.
¿Qué?
-¿Estás embarazada? -preguntó con un bufido, levantando la vista-. Pues felicitaciones, no esperes
que Seungmin sea amigo de tu hijo. Ahora, si no te molesta-
-No espero que tu bastardo sea amigo de mi bebé -le interrumpió Chaewon, ladeando la cabeza-,
aunque sí podría ser algo así como su hermano.
Parpadeó.
-¿Qué?
-¿Acaso Hwang Hyunjin es un pobre desgraciado, Lixie? -replicó Chaewon, sin borrar esa sonrisa.
Dejó de escuchar los ruidos externos, sólo podía concentrarse en su hermana frente a él, de pie,
orgullosa y satisfecha.
-Yo fui la omega con la que pasó la noche en que te trató como la puta que eres, rayito de sol
-respondió Chaewon-, y un beso fue lo único que no nos dimos. No quiso besarme mientras me
follaba y anudaba en mi interior, dejándome embarazada de un hijo que tú no puedes darle, Felix.
178
CAP14.
A pesar de ser casi verano, Hyunjin nunca sintió tanto frío como esa noche, cuando abrió la puerta
de su casa y la encontró a oscuras.
Sintió su respiración cortándose cuando entró y sus zapatos pisaron cerámica rota junto a flores
destrozadas. Los jarrones estaban rotos.
Su estómago se tornó más pesado aún cuando subió las escaleras, siguiendo el rastro de
feromonas que había en el aire, su cuerpo temblando en anticipación en el momento en que se
detuvo fuera de la habitación matrimonial.
Recordó a su madre frente a él, sonriéndole mientras le decía que Chaewon esperaba un hijo suyo
y decía que descubrieron toda la verdad de Seungmin. Y ahora Felix debía saberlo todo, y tenía
claro que eso jamás el omega se lo perdonaría.
Entró al cuarto, viendo inmediatamente a Felix de rodillas ante el armario, una maleta a medio
hacer a su lado.
Dio dos pasos con la intención de ir a consolarlo, sin embargo, antes de poder hacerlo, Felix habló:
-No me acerques.
Felix puso unas cosas más en la maleta antes de cerrarla, y luego se volteó, su rostro destrozado,
sus ojos rojos e hinchados, sus labios temblando.
Sin embargo, Hyunjin nunca lo encontró más hermoso y lejano que esa noche.
Felix asintió. Comenzó a caminar hacia la puerta, dispuesto a irse de allí y nunca volver.
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Ante ese pensamiento que llegó a su mente, Hyunjin lo tomó del brazo, deteniéndolo.
-De todas las omegas en este mundo -sollozó Felix-, ¿por qué con mi hermana, Hyunjin? -su
expresión se quebró-. Me mentiste a los ojos. Me dijiste que sólo fueron unos besos, que no la
conocías…
Hizo el amago de abrazarlo, pero Felix no se quedó quieto: lo empujó bruscamente, su rostro
todavía lloroso, pero sus ojos con una rabia que no vio allí antes.
Entonces, Felix hizo algo que nunca habría imaginado posible en la vida.
Felix lo abofeteó en la mejilla, soltando ya no hormonas de pena, sino también de odio, desprecio e
ira.
-¿Tan... tan idiota e iluso me creías como para que jamás lo fuera a descubrir, Hyunjin? -gruñó
dando un paso, haciéndolo retroceder por el aturdimiento-. ¿Tan patético me consideras, Hyunjin?
Porque no sólo engañó a su omega, a la pareja que escogió, sino que también destrozó a Felix, el
hombre que amaba, por un par de copas y su actitud.
Sintió su rostro húmedo por las lágrimas cuando notó que lo perdió. Que perdió a Felix para
siempre.
-Seungmin y yo nos iremos -escupió Felix, volteándose-. Hemos roto, Hyunjin -lo miró por sobre el
hombro sin expresión alguna-. No te quiero como alfa. Reniego de ti.
Tomó aire de forma brusca, su garganta apretándose ante las palabras de Felix, su estómago
contrayéndose debido a la desesperación que sentía, y sollozó como un niño pequeño. Quería que
Felix se volteara, lo tomara en brazos, le llenara de besos y le perdonara.
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Pero sabía que era imposible.
Antes de darse cuenta, lo abrazó por la cintura, poniéndose de rodillas, aferrándose a las ropas de
Felix.
-No... no te vayas… -sollozó Hyunjin, sin importarle si lucía patético-. Por favor... Lixie... t-te lo
ruego...
-¡Suéltame, Hyunjin! -repitió Felix, queriendo avanzar, pero sin poder lograrlo.
-Eres... eres mi omega… eres mi bebé… No me a-abandones… Por favor, por favor, por favor…
-¡Me engañaste! -Felix lo empujó bruscamente, haciéndolo caer de espalda-. ¡Me engañaste con mi
jodida hermana! ¡Te la follaste, te la jodiste, y sólo porque yo fui a comer con Soobin! ¡Me hiciste
sentir como una mierda mientras te la follabas!
Gimoteó al verlo girarse y salir corriendo de allí, bajando las escaleras de forma presurosa,
queriendo huir pronto de ese lugar.
Hyunjin, a tropezones, se puso de pie también, siguiéndole. Alcanzó a agarrarlo otra vez,
balbuceando que no se fuera, que no se alejara, mientras Felix le seguía gritando que lo soltara,
que no lo tocara.
Pero, por supuesto, no pudo seguir avanzando: Hyeyon, la madre de Hyunjin, estaba fuera con una
mirada despectiva. Y detrás suyo…
Hyunjin soltó a Felix, que no dudó en dirigirse a su hermana, quitándole al bebé de sus brazos. El
pequeño Seungmin no dudó en colgarse del cuello de Felix, desesperado, aferrándose a su
progenitor y frotando su cabecita contra su mejilla mientras rompía a llorar.
-No le iba a- -comenzó a decir Chaewon con tono fastidiado, cuando Felix la golpeó también en la
mejilla.
181
Chaewon parecía dispuesta a lanzarse sobre Felix también, sin embargo, Hyunjin se interpuso
entre ellos, agarrando a Chaewon por las muñecas y gruñéndole de forma amenazadora. Le
importaba poco lucir destrozado a esas alturas, con sus mejillas húmedas y sus ojos rojos e
hinchados, porque lo único de lo que se preocupaba era de que Felix no saliera más herido por sus
errores.
-Pueden irse a la mierda, todos ustedes -escupió Felix, detrás de él-. Lograste lo que querías,
Chaewon. Ahora déjenme en paz, prometo no volver a acercarme a su jodida familia de mierda.
Dio un paso, sin embargo, se quedó quieto cuando Chaewon comenzó a reírse de forma divertida.
Seungmin se arrebujó en sus brazos, diciéndole con ese simple toque que se fuera de allí, pero no
pudo hacerlo. No cuando Chaewon se reía con tanta burla y desprecio.
-¿Lo que quería, rayito de sol? -se mofó Chaewon-. Todavía falta mucho para tener lo que quiera.
Se alejó con otro paso, sin embargo, antes de poder hacerlo, uno de los guardias de Hyeyon se
interpuso, impidiéndole que avanzara.
Se giró, dispuesto a decirles que se fueran al diablo, sin embargo, Hyeyon le observaba de manera
helada, con una sonrisa cruel en su rostro.
-Vamos adentro, aún hay cosas de las que hablar -dijo Chaewon con falsa amabilidad.
Hyunjin le tomó de la cintura, pidiéndole que se calmara, pero su toque envió una sensación de
electricidad y desesperación por su cuerpo. Terminó por alejarse, gruñéndole que no lo volviera a
tocar otra vez.
Seungmin sollozó en sus brazos, por lo que trató de calmarlo de alguna manera.
Hyeyon se sentó en el sofá, con Chaewon a su lado, sin embargo, él permaneció de pie, con
Hyunjin sin alejarse.
-Verás, Felix... -comenzó a decir Chaewon, humedeciendo sus labios-, voy a quitarte lo que más
quieres, ¿sabes?
-Ya lo tienes -escupió con desprecio-. Acabaste con mi compromiso. Tómalo, es tuyo -miró a
Hyunjin con rabia-. No quiero a Hyunjin. Cásate con él y dale a ese jodido bebé.
182
-Eres tan estúpido, Lixie -continuó Chaewon, su voz tornándose llena de rabia ahora-. Una puta
idiota -la chica le miró con desprecio-. Me quitaste a mamá. La mataste con tu estúpido
nacimiento. ¿Por qué no te podías morir tú? -dolor sacudió su cuerpo ante su tono, recordándose a
los cinco años, cuando Chaewon le decía esas cosas también-. Y no sólo eso. La mataste e hiciste
que papá se volviera loco por el dolor. ¡Es tu jodida culpa! Me quitaste a mi familia, me quitaste mi
felicidad, ¿y ahora querías quitarme mi sueño?
Quiso retroceder, huir de allí, pero la puerta estaba bloqueada por los guardias de Chaewon.
-Cierra la boca, Chaewon -ordenó Hyunjin con tono tembloroso-. Ya lo lograste. Arruinaste nuestra
relación, ahora déjalo en paz.
-Sí, lo hice -se puso de pie, orgullosa-, pero no quiero sólo eso -dio un paso, decidido-. Me darás a
Seungmin ahora mismo, ¿lo tienes claro? Seungmin es ahora mío.
Algo helado y duro se instaló en el estómago de Felix ante las palabras de su hermana mayor.
Pensó en reírse, pero sólo el pánico se apoderó de él cuando notó su expresión seria y dura,
diciéndole que no era broma alguna lo que estaba hablando.
Volvió a retroceder, Seungmin rompiendo a llorar una vez más, pero fue incapaz de consolarlo.
Sólo podía pensar en sostenerlo cerca suyo para que no se lo alejaran.
-Habla -comenzó a decir Hyeyon lentamente-, que ese bebé ya no es más de Felix, Hyunjin. Es tuyo
-Hyeyon también se puso de pie-, después de todo, ¿no le diste tu apellido?
Hyunjin se volteó hacia Felix, que lucía pálido y aterrado, sin dejar de sostener a Seungmin en sus
brazos, temblando con desesperación.
-Por supuesto que sí -ronroneó Chaewon-. Pensé al principio denunciarlos, ¿sabes? Decirle a todo
el mundo que falsificaste papeles y que Seungmin en realidad no es tu hijo, para que así lo
mataran frente a Felix -Chaewon dio otro paso, riéndose-. Pero luego pensé que es mejor
quitártelo, ¿no es así, Lixie? Si Seungmin moría, tú ibas a enloquecer y probablemente acabarías
también muerto, después de todo, es tu pequeño bebé. Y si morías... -hizo una mueca de falsa
pena-, bueno, eso es muy aburrido, ¿no crees? -su tono se volvió frío-. Quiero verte sufrir por todo
lo que me has hecho, Felix. ¿Y qué mejor que quitándote a tu alfa y a tu bebé? ¿Qué mejor que
alejándote de ellos, quitándote todo lo que amas, y dejándote solo, sin nadie?
-¡Seungmin es mío! -gritó Felix, con los ojos llenos de lágrimas-. ¡No te pertenece! ¡No es tuyo ni de
Hyunjin! ¡Es mío! ¡Yo lo di a luz, lo crié, lo tuve a mi lado siempre! ¡Es mío, de nadie más! Seungmin
sollozó con más fuerza contra su cuello.
Se giró, queriendo salir corriendo de allí, pero un estúpido guardia beta lo sostuvo del brazo,
impidiendo que se moviera. Seungmin gritó, desesperado.
-Si no me lo das ahora, Felix -gruñó Chaewon fríamente-, entonces iré a hacer la denuncia de que
no cumpliste con la ley establecida, ¿y sabes qué va a pasar? Van a matarlo frente a tus ojos
-sollozó-. No es como si me interesara que tu asqueroso mocoso siga vivo, pero entonces te
obligarán a tener un bebé de Hyunjin para demostrarle a todo el mundo que cumplirás con la ley,
quieras o no -le sonrió, mostrando sus dientes-. ¿Ves que todos ganamos? Bueno... todos menos
tú.
-Chaewon, por favor... -y quien habló no fue Felix, sino Hyunjin-, no es... no es necesario que hagan
esto -miró a su madre, desesperado-. Me casaré con Chaewon, lo prometo. Heredaré la empresa si
quieres. Marcaré a Chaewon. Haré lo que quieras, lo juro, pero por favor... -su tono se quebró-. Por
favor, no le hagan esto a Felix. Por favor, mamá.
Hyunjin podía verlo, podía notarlo por su vínculo destrozado, todo lo que Felix estaba sintiendo en
ese instante. Desesperación, ira, pena, tristeza, odio, pero por sobre todo... por sobre todo, terror y
dolor de que le quitaran la única cosa buena que tuvo en esa vida.
Hyunjin ya lo destrozó con su actuar, sin embargo, tenía que seguir impidiendo que le hicieran más
daño. No importaba si él se condenaba, si se veía obligado a aceptar una vida que no quería, a
estar con una persona que odiaba: si de esa forma lograba salvar un poco la felicidad de Felix,
entonces lo haría.
Podía condenarse mil veces, Hyunjin lo aceptaría feliz, siempre y cuando Felix estuviera bien.
-Hyunjin, cariño -ronroneó Hyeyon-, harás todo eso, y tú serás el encargado de criar a Seungmin
junto a Chaewon. Dejaremos a Felix en paz, pero a cambio, tendrás que cumplir con todo lo que te
ordenemos -se rió-, y Seungmin está dentro de esas órdenes. Ahora, quítale el bebé a Felix o no
dudaremos en llamar a las autoridades para que lo maten.
-No... -sollozó Felix, queriendo retroceder, pero sin lograrlo-. No, por fa-favor… No a Seungmin. S-se
los ruego…
-No te preocupes, rayito de sol -dijo Chaewon con falsa amabilidad-, Seungmin no va a recordarte.
Su mamá seré yo desde ahora en adelante, así que no sufrirá porque no estás.
Felix negó con la cabeza, sus ojos llenos de lágrimas, mientras Seungmin seguía llorando en sus
brazos, y chocó con la mirada burlona de Chaewon, con los fríos ojos de Hyeyon, y por último, con
el suplicante, aterrado y penoso rostro de Hyunjin.
Todo estaba mal. Todo salió horriblemente mal por querer ser feliz cuando la felicidad no era para
una persona para él.
Así, entremedio de esa bruma de dolor y desesperación, Felix tuvo que tomar una decisión.
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Im Yeojin suspiró por décima vez esa noche, removiéndose incómoda en la mesa de la cocina
mientras su compañera de departamento, Hyejoo la miraba con una expresión de curiosidad.
Yeojin suspiró.
-Estoy preocupada por Felix -respondió, distraída-. No tuvimos que haberlo dejado solo, pero
estaba tan destrozado y desesperado que nos echó de su casa antes de que pudiéramos
procesarlo todo, y ahora no contesta sus llamadas y…
-Pero... ¿pero no les dijo por qué las echó? -preguntó, frunciendo el ceño.
-¡No! Sólo de pronto apareció llorando y pidiendo que nos fuéramos y no quiso decirnos nada, ni
siquiera a Jisung, que es su mejor amigo -le miró, mordiendo su labio inferior-. Hyejoo, estoy
preocupada, ¿y si le pasó algo realmente malo?
Hyejoo le tomó la mano, tratando de tranquilizarla un poco, porque notaba que su mejor amiga
estaba algo histérica por la situación. Conocía a Yeojin desde pequeña porque ambas habían
vivido en un barrio pobre, pero a diferencia de su mejor amiga, ella sí pudo asistir a un colegio y
tener clases normales. Sin embargo, ahora que Yeojin era más grande y era independiente, decidió
continuar con sus estudios para poder ser alguien en la vida, como solía decirle al menos dos
veces al mes.
A Hyejoo no le importaba realmente: mientras su mejor amiga fuera feliz, eso estaría bien.
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-Felix me preocupa bastante -dijo en cambio.
Hyejoo no sabía el porqué, pero también se puso de pie, siguiendo a su mejor amiga.
-¿Felix?
Yeojin alcanzó a agarrar a un destrozado y perdido Felix, que no dejaba de llorar, su voz rota y
quebrada, sus mejillas húmedas y encharcadas por las lágrimas.
-¡Felix! ¡Demonios, entra, entra! -se apuró a decir Yeojin, sosteniendo a su amigo por la cintura.
Yeojin llevó a Felix a rastras al comedor, donde lo sentó en el sofá, murmurándole que se calmara.
Segundos después, Hyejoo llegó llevando un vaso con agua y azúcar, preocupada por todo lo que
estaba pasando.
Felix sollozó con más fuerza. Yeojin notó, entonces, que llevaba un bolso colgando de su hombro.
Yeojin contuvo el grito de horror que quería salir de sus labios, mientras Felix siguió llorando en
sus brazos sin detenerse.
186
CAP15.
Cuando despertó, su cabeza dolía tanto que soltó un gemido bajo en señal de queja, sus manos
deslizándose por la sábana, buscando el pequeño bultito a su lado para acurrucarlo contra su
cuerpo y no soltarlo nunca más.
Abrió los ojos, enderezándose bruscamente, y notando que no estaba en su cuarto. En la pieza
matrimonial. En su casa.
Recordando el llanto de Seungmin cuando Hyunjin lo sostuvo, moviendo sus manos y pies,
queriendo librarse del agarre del alfa mientras Felix sólo caminaba, alejándose, alejándose, las
lágrimas cayendo por su rostro, su corazón rompiéndose con cada nuevo grito de Seungmin,
pidiéndole -rogándole- que se no fuera, que no lo dejara allí, que lo quería, lo necesitaba.
Los guardaespaldas de Hyeyon le dijeron que lo llevarían a un hotel donde podría alojarse, sin
embargo, los ignoró por completo y se marchó caminando, aturdido, perdido, incapaz de saber
exactamente a dónde dirigirse. Tuvo el fugaz pensamiento de ir donde Jisung, sin embargo, no iba
a poder soportar estar en la casa al lado de Hyunjin. No, necesitaba alejarse lo más pronto de allí
para no enloquecer por completo.
Así que sus pies se dirigieron al pequeño departamento de Yeojin que conoció semanas atrás,
cuando la chica lo invitó a comer algo luego de clases.
Recordaba haber llorado todo el camino hacia ese lugar, ignorando las miradas que las personas le
dirigían, su mente en otro lado, incapaz de procesar correctamente lo ocurrido.
No, no fue un estúpido: en el fondo, sospechaba que Hyunjin hizo algo más que besar a esa omega
supuestamente desconocida de la que habló, pero fingió que no era importante. Y como decía el
dicho, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y eso terminó por empeorar todo.
Si hubiera tenido un poco de orgullo, no habría seguido con esa tonta farsa, con ese estúpido
matrimonio, y le habría pedido a Hyunjin que marcara a otra omega para acabar con ese enlace.
Pero fue incapaz de hacerlo, porque amaba a Hyunjin, porque creyó que podían solucionarlo, pero
por sobre todo, porque Hyunjin fue durante muchos meses seguridad y amor para él.
Y no quería perderlo, no quería quedar solo y triste otra vez, sin nadie que lo amara por lo que era.
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Sin embargo, si lo hubiera hecho, si hubiera actuado guiado por su mente y no por su corazón,
Seungmin seguiría en sus brazos.
Felix se quebró.
Cayó de rodillas, sollozando por el dolor, por la pena, por el sufrimiento, sintiendo un vacío enorme
en su corazón y que parecía engullirlo con cada segundo que pasaba lejos de esa pequeña criatura
que tuvo y cuidó con tanto esmero, para que nada malo le pasara.
Su Seungmin.
Si no hubiera estado tan ciego de amor por Hyunjin, si no hubiera confiado en un alfa, eso no
estaría pasando.
Los alfas eran crueles. Eran malos. Eran unas personas egocéntricas que se dejaban dominar por
su instinto de dominación y posesión, que sólo pensaban en su propio placer y necesidad,
importándole poco el omega. Usando al omega sólo para satisfacerse.
Hyunjin lo usó lo necesario para dejarlo como un trapo sucio después y le arrebató lo que más
amaba en el mundo.
Cubrió su boca con su mano, tratando de no soltar un sollozo de dolor, pero fallando
miserablemente, y pronto la puerta de la habitación fue abierta. Una preocupada Yeojin entró,
asustada, temerosa, sin embargo, la omega no dudó en abrazarlo con cariño, tratando de
sostenerlo.
Lloró en el hombro de su amiga, sin dejar de ver el rostro triunfal de Chaewon, la sonrisa burlona
de Hyeyon y la mirada avergonzada de Hyunjin sobre él.
Ahora sólo quedaba rogar para que le devolvieran a su pequeño bebé, pero en el fondo, Felix sabía
que eso sería imposible.
No, porque la expresión de Chaewon delataba todos los sentimientos enfermizos y tóxicos que
sentía hacia él, y el odio, el desprecio, eso no era fácil de eliminar. Chaewon lo odiaba tanto, que
estaba dispuesta a convertirlo en lo más miserable del mundo para sentirse satisfecha, y si tenía
que quitarle a su Seungmin, lo haría sin dudarlo.
Se aferró al abrazo de Yeojin, tratando de controlarse un poco, aunque sabía que esa herida jamás
podría ser curada.
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Aun cuando estaba durmiendo, no dejaba de gimotear, lagrimear y retorcerse en su cuna, sin dejar
de apegarse contra la almohada de Felix, frotándose contra ella con desesperación, como si fuera
el cuello de su mami.
-¿Puedes callar a ese pequeño bastardo? -gruñó Chaewon, con ojeras bajo su rostro.
Hyunjin la miró sin inmutarse, aunque su mano temblaba con las ganas de estampar su cabeza
contra la pared.
-No dejará de llorar -contestó, oyendo el nuevo sollozo de Seungmin-. Es un bebé que necesita de
su madre, y lo quieras o no, ese papel le pertenece únicamente a Felix.
El nombre del omega quemó en su lengua, recordando su expresión rota, sus mejillas llenas de
lágrimas, sus labios temblando, las sacudidas incontrolables en su cuerpo mientras se alejaba,
tratando de no mirar hacia atrás.
El alfa en su interior se estaba comportando, en ese preciso instante, como Seungmin también:
sollozaba, gemía y se estremecía al recordar al omega mirándole sin amor en su expresión, sólo la
rabia, la pena, la traición allí.
Costó todo el esfuerzo del mundo no quitarle la almohada a Seungmin para acurrucarse contra
ella, queriendo percibir el olor omega de Felix, buscando tranquilizarse un poco, pero cuando
Seungmin comenzó a golpear su cabecita contra los barrotes de la cuna, sin dejar de llorar a gritos,
no tuvo más remedio que entregarle la almohada.
El bebé la abrazó con total angustia, sin dejar de murmurar por su mami.
Hyunjin no sabía cómo arreglarlo, cómo solucionarlo, sus manos estaban atadas en su espalda y
esa felicidad efímera que creó junto a Felix desapareció por completo.
Tenía claro que Felix no le iba a perdonar eso jamás, y si lo hacía, era porque Felix era sólo un
ángel que él no merecía. Pero, por mucho que quisiera ser positivo, era también realista, y ese
engaño, meterse con Chaewon y dejarla embarazada, no se lo perdonaría nunca en la vida. Y
provocar que le quitaran a Seungmin…
Hyunjin no quería su perdón en ese instante, porque no era algo que podría obtener enseguida. No,
lo que necesitaba era darle otra vez a su bebé, porque podía notar por el débil vínculo que todavía
lo unía a Felix, que el omega estaba colapsando, estaba en un estado de desesperación y pena
total, que tarde o temprano lo consumiría.
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-Chaewon -la chica frente a él, sentada cómodamente en el sofá, le miró con expresión de
aburrimiento-, ¿qué tengo que hacer para que Seungmin vuelva con Felix? Haré lo que quieras. Lo
prometo.
-Márcame -exigió, con la voz baja como un ronroneo-. Fóllame, márcame, y Seungmin podrá volver
con su asquerosa madre.
-Si rompo el vínculo, Felix podría morir -dijo con la voz temblando.
-No lo hará, su vínculo con su pequeño monstruito es más fuerte -contestó con burla, pero terminó
por hacer una mueca ante el llanto renovado de Seungmin-. Le romperé el cuello a ese jodido-
Antes de que pudiera continuar, Hyunjin dio dos pasos, la agarró por el cabello, y tiró de ella
levantándola bruscamente, sin importarle el grito de dolor que soltó.
-Le haces algo a Seungmin -dijo con tono frío y helado, pero lleno de furia-, y voy a sacarte el
corazón con mi propia mano, Chaewon, lo juro.
¿Está claro? -Chaewon soltó un gemido de miedo al escuchar al alfa de Hyunjin hablar, y Hyunjin
tiró con más fuerza de su cabello-. ¿Está claro?
Hyunjin la soltó, asqueado, y decidió salir del cuarto directo a la habitación de Seungmin, que
lloraba ahora con más fuerza. Estaba recién despierto, notando que su mamá no se hallaba a su
lado.
-Mami, mami, mami... -jadeaba Seungmin, abrazando la almohada, las lágrimas cayendo por su
rostro cuando Hyunjin entró al cuarto. Sus ojos parecieron iluminarse, buscando la figura de Felix
detrás-. ¿Mami?
Hyunjin se inclinó con intención de tomarlo en brazos, sin embargo, la expresión de Seungmin
cambió.
-¡No! ¡No! ¡NO! -le gritó, manoteando sus manos y volviendo a llorar, pero ahora por la rabia- ¡Mami!
¡Mami! ¡MAMI!
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-Seungmin, mami no está aquí ahora -dijo con suavidad-. Ven, deja que te cambie, debes comer
algo.
Hizo amago de volver a tomarlo en brazos, sin embargo, Seungmin hizo algo que hasta el
momento no hizo nunca antes: Seungmin soltó un gruñido bajo en señal de advertencia, como si
quisiera atacarlo.
Se detuvo, mirando al bebé, que le observaba con odio, sin dejar de gruñir como si…
Como si…
-Mami -ordenó Seungmin, abrazando la almohada y sus ojos llenándose con lágrimas al captar el
olor de Felix-. Mami, mami…
Hyunjin necesitaba que Seungmin se duchara y comiera algo. Necesitaba cuidarlo, porque sabía
que si algo le pasaba, Felix no podría recuperarse jamás en la vida. Él ya lo destrozó con su actuar,
sin embargo, iba a hacer lo posible para que no siguiera sufriendo tanto.
-Seungmin -dijo con la voz suave, callándolo unos segundos-, mamá dijo que vendría a verte luego
de que te bañes y comas, ¿está bien? -el bebé lo miró con desconfianza, sin soltar la almohada-.
Solo cuando estés listo, mamá vendrá a mimarte.
Su estómago se apretó, y bajó la vista, incapaz de sostenerle la mirada al pequeño niño, que lucía
frágil y perdido en ese instante.
Seungmin no peleó ni lloró cuando lo tomó en brazos con cuidado, atrayéndolo a su pecho, y
saliendo del cuarto, Hyunjin le dio un pequeño beso en la frente. Era consciente de que se vendrían
unos duros días, donde tendría que hacer lo posible para mantener a salvo a Felix y Seungmin.
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Hwang Kyunghoon miró a su esposa con una ceja enarcada, riéndose entre dientes cuando la alfa
terminó de contarle todo lo ocurrido el día anterior con una mirada de satisfacción.
-Así que nuestro retoño decidió aceptar su lugar en la familia -se burló con tono satisfecho,
bebiendo de su copa de vino.
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-Aceptó heredar la empresa y mantener el imperio Hwang siempre y cuando no tocáramos a ese
tonto omega -dijo con voz despectiva Hyeyon-, así que no podré hacer lo que pensaba con ese
patético chico -suspiró, decepcionada.
-Preñada y lista para casarse, esperando que nuestro hijo tenga las pelotas para marcarla y acabar
con ese enlace de mierda -puso una expresión pensativa-. Aunque me sorprendió que decidiera
mantener con vida al crío. Estoy segura de que ese mocoso le traerá nada más que problemas,
pero bueno, si ella desea eso, ¿quién soy yo para negárselo? Después de todo, a Chaewon se le
ocurrió la idea perfecta para arruinar ese estúpido compromiso.
Sí, porque Hyeyon sólo planificó deshacerse del omega y su tonto bebé para que Hyunjin decidiera
ceder a sus peticiones, pero Chaewon fue quién le dijo que era mejor destruir emocionalmente a
los dos, para que así Hyunjin fuera manipulable para ellos.
Como estaba la situación, su hijo no iba a rebelarse. No cuando tenían en sus manos la vida de
ese tonto bebé. No cuando podían hacer que Felix desapareciera con un chasquido de dedos.
Hyunjin se convirtió en un alfa blando, tonto y enamoradizo, un alfa que ellos no criaron por culpa
de su capricho por ese omega, y era momento de que las cosas volvieran a su lugar.
-Ese mocoso nos podría servir también, Hye -le dijo de pronto Kyunghoon, llamando su atención-.
Considera que ahora ese bebé es de la familia Hwang y Chaewon lo va a criar como su hijo. ¿No
tienes ahí a un nuevo heredero? Hyunjin ha demostrado no ser de confianza, así que puedes
centrar tus nuevos esfuerzos en hacer de ese bebé un Hwang ejemplar.
-Sabes que la sangre vale una mierda -dijo, moviendo la mano de manera desdeñosa-, lo
importante es si alfa, beta u omega. Si llegara a ser alfa…
-Su bebé. Claro. Pero, ¿cuáles son las probabilidades de que ese bebé sea alfa? En caso de que no
lo sea, y el otro mocoso si… -Kyunghoon se inclinó-. Tienes que pensarlo de esta forma, Hyeyon:
Hyunjin no volverá a acostarse con Chaewon. Si bien lo tienes en la palma de tu mano, Hyunjin no
192
va a marcarla o dejarla preñada otra vez porque simplemente la odia, y bueno, un alfa que odia a
un omega traería consecuencias desastrosas para nuestra empresa, más considerando que
piensas en los dos como futuros herederos de nuestro negocio -Hyeyon asintió en silencio-. Tienes
que tomar todas las cartas posibles y jugarlas maestramente.
-Nos estamos adelantando a los hechos -dijo con suavidad Hyeyon, poniéndose de pie cuando la
puerta del cuarto fue tocada-. Veamos cómo avanzan las cosas.
Asintiendo, el alfa se acomodó en el sofá, sirviéndose una nueva copa de vino cuando Chaewon
entró con una mueca de molestia, sentándose en una silla con aspecto de enojo.
Los dos alfas la miraron con una ceja enarcada, haciendo una pregunta silenciosa que la chica
contestó segundos más tarde:
-No me marcará -dijo con el descontento marcando su voz-. Ese maldito bastardo no va a
marcarme porque teme que su tonto omega muera -su rostro se deformó por la ira-. Lo quiero
muerto. Ahora.
-¿Muerto? Bastaría con que otro alfa lo marque, quiera o no -contestó Kyunghoon.
-Que sea la puta que es -dijo con una sonrisa sádica-. Que cientos de alfas lo follen y marquen a la
fuerza.
Hyeyon comenzó a reírse sin control, causando que Chaewon le mirara con incredulidad.
-Me encantaría eso, Chaewon -contestó Hyeyon, sin dejar de reírse-, pero lamento decirte que
Hyunjin me obligó a jurar que no le tocaríamos un pelo al omega, que lo dejaríamos en paz -la alfa
la miró calculadoramente-. Y si bien lo quiero muerto, también, tengo bastante claro que hacer eso
sería provocar a mi hijo, y estaría jugando con fuego entonces -Hyeyon señaló a Chaewon-.
Después de todo… ¿no es mi hijo un alfa puro? Podría destrozarte con un movimiento de manos,
Chaewon, lo sabes bien. Si no lo ha hecho, es porque a Hyunjin la violencia nunca le ha agradado
mucho.
La sonrisa de Chaewon desapareció de su rostro, molesta otra vez mientras se cruzaba de brazos
con irritación. Permanecieron en silencio varios segundos, cada uno sumido en sus propios
pensamientos, y de pronto, el rostro de Chaewon se iluminó, sacando su móvil y marcando un
número.
-Tengo a la persona perfecta que me ayudará sin pedir nada a cambio -dijo, sonriendo astutamente
para comenzar a hablar con el alfa al otro lado de la línea.
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Yeojin miró con preocupación a Felix frente a ella, silencioso, pequeñito, mirando la taza de café
humeante con una mirada vacía que la asustó por completo. Lavando los platos a un lado estaba
Hyejoo sin decir cosa alguna, aunque se notaba en su mirada que lucía inquieta también.
Las dos chicas no sabían qué decir para que Felix pudiera animarse un poco, para distraerlo de
alguna forma.
-Podríamos salir más tarde a comprar algo fuera -dijo Yeojin con voz nerviosa.
Yeojin quería tomarlo en sus brazos, apretarlo contra su pecho y decirle que todo iba a estar bien,
pero sabía que no debía hacerlo, porque sería mentir.
-Tenían razón -dijo Felix de pronto-. Tú y Hyewon. No tuve que haberlo perdonado. Tuve que
haberme ido sin mirar atrás -el tono de Felix se quebró-. Seungmin está llorando, está llorando
tanto, y no puedo tomarlo en mis brazos para calmarlo…
-No digas eso, Felix -balbuceó Yeojin con voz temblorosa-. No es tu culpa. Tú no hiciste nada para
que tu hermana te odiara tanto, para que la madre de Hyunjin…
-Hallarás una forma de recuperarlo -dijo Hyejoo con firmeza-. Seungmin volverá a tus brazos, Felix,
es tu bebé y no de tu hermana. No de Hyunjin. Es tuyo, sólo tuyo.
-¿Y cómo? -preguntó entrecortadamente-. No tengo poder legal sobre él ahora que lleva el apellido
Hwang, ahora está a cargo de Hyunjin, no mío. Y Chaewon... ella…. ella no cambiará de opinión.
Ella quiere verme siendo miserable, quiere…
-Tienes que convencerla de que deje ir a Seungmin -insistió Hyejoo-. ¿Qué quiere ella además de
Seungmin? Quiere a Hyunjin, pero él sigue siendo tuyo. Tú sigues siendo su omega hasta que…
hasta que la marca en tu cuello…
-Hasta que la marca desaparezca -completó Felix en voz baja-. Si me dejo marcar por otro alfa… -el
omega hizo una mueca de rabia-. Pero no quiero a otro alfa. No quiero más alfas en mi vida. Quiero
sólo a Seungmin -Felix cerró sus ojos un momento-, y aunque me dejara marcar... eso... eso no
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asegura nada. Me libraría de Chaewon. Pero... pero tendría un nuevo alfa, y ese alfa quizás no
querría a Seungmin y al final.
Las palabras no fueron dichas, pero el mensaje estaba implícito en su triste silencio.
Los ojos de Felix brillaron un poco más, aunque una parte de él, ese pequeño omega en su interior,
se retorció ante la idea de perder a Hyunjin también, aunque ya lo había perdido.
Su marca ardió.
Si bien renegó de Hyunjin como alfa, si bien una parte suya lo odiaba y no quería saber nada más
de él luego de lo que hizo, otra mínima parte de él quería volver a los brazos de Hyunjin,
acurrucarse contra su pecho y pedirle que se fueran lejos de allí, sólo los tres, sin nadie a su
alrededor que quisiera hacerles daño.
Una parte suya estaba dispuesta a perdonar a Hyunjin a pesar de todo el daño, y se odiaba por
eso.
-Iré a hablar con él -murmuró, distraído-. Voy a… voy a decirle que marque a Chaewon y veré a
Seungmin y…
-No molestas -le interrumpió la omega-. Somos amigos. Los amigos hacen eso.
Asintiendo, Felix fue a ponerse las zapatillas, volviendo segundos después listo para salir. Yeojin le
tendió el brazo y lo agarró, sabiendo que iba a necesitar algo con lo que estabilizarse en el camino
hacia la casa de Hyunjin.
Minutos más tarde estaban caminando por la ciudad: Yeojin trataba de que Felix no fuera
corriendo hacia la casa de Hyunjin, pudiendo notar su ansiedad y desesperación por llegar pronto
allí.
-Jisung podría sacar a Seungmin, Lix -le estaba diciendo Yeojin, tratando de calmarlo.
195
-Él ya tiene mucho con sus dos hijos -murmuró Felix-. Además, Minho y él podrían meterse en
problemas si se ponen contra la familia de Hyunjin. Ellos nos han apoyado y se negaron a cooperar
con Chaewon. No puedo pedirles que me ayuden sin arriesgar sus vidas.
-Pues Jisung no dudaría en quitarle las pestañas a esa estúpida perra -masculló Yeojin. Felix la
observó en silencio, y soltó una risa nerviosa-. No sé cómo una víbora como ella puede ser tu
hermana, Lix.
-Oh... -Felix la miró de reojo, sonriendo tristemente-. Me gustaría decir que Chaewon en el fondo no
es así, pero.… pero siempre ha sido así conmigo. Cuando… cuando éramos más pequeños, solía
pegarme, ¿sabes? Si yo hacía algo mal, si hacía demasiado ruido, si ensuciaba algo, ella se
enojaba y me golpeaba, no con fuerza, pero sí para hacerme llorar. Aun así, yo la quería tanto,
porque. porque no conocí a otra especie de hermana y madre que pudiera suplir la falta de figura
materna en mí -hizo una mueca, distraído.
-Pues espero que le pase algo horrible -dijo Yeojin con rabia en la voz-. Que se caiga de las
escaleras y pierda a ese bebé.
-Ese bebé no tiene la culpa de lo ocurrido -contestó en voz baja-. Ese pobre niño no tiene la culpa
de todo lo que está pasando.
Los dos omegas se quedaron quietos cuando una tambaleante figura se asomó por un callejón.
Arrugó los labios, repentinamente nervioso, sintiendo su estómago doler cuando los ojos de
Dongyul se posaron en él.
Sin embargo, no dio dos pasos cuando su padre se puso frente a él, y al tratar de retroceder, se dio
cuenta de que otras dos personas estaban detrás suyo, impidiendo que pudiera alejarse.
-¿Para dónde vas tan rápido, Lixie? ¿No quieres pasar tiempo con tu padre? -se burló el alfa con
aliento borracho-. Ah, y estás con una amiga, ¡mejor para mí! Dos omegas bonitos y dispuestos,
¿qué mejor?
Felix apretó sus dientes, alterado y asustado, pero sin tratar de demostrarlo.
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-Me están esperando en casa, papá -dijo con voz suave-, para otro día-
-Cierra la boca, bastardo -le espetó-. Tuve que haberte vendido a un prostíbulo en lugar de echarte,
me habrías dado un buen dinero, así que ahora no te me escaparás.
Felix estaba listo para chillar por el miedo, sin embargo, antes de poder hacerlo, otra persona
habló:
-¿Felix? ¿Yeojin?
-¡Soobin!
El alfa estaba bajando de un auto recién estacionado a un lado con el ceño fruncido, viendo las
figuras de los omegas encogidas, en medio de esas otras personas que lucían agresivas.
Yeojin parecía a punto de llorar por el alivio mientras Felix seguía mirando a su padre, que lucía
molesto y a punto de estallar.
-Vengan, los llevo donde quieran -espetó, observando al padre de Felix de forma desafiante.
El hombre ni sus amigos parecieron moverse cuando los dos omegas se alejaron lo más rápido de
allí, moviéndose hacia el auto de Soobin, que no dudó en arrancar una vez las puertas se cerraron.
Sólo una vez que estuvieron a bastantes cuadras lejos pudieron respirar con calma.
El alfa no contestó.
Media hora después, Soobin se detuvo fuera de la casa de Hyunjin, pero Felix no se bajó
enseguida, se quedó mirando las ventanas con expresión ausente.
-Soobin, ¿podrías… podrías esperarme? -preguntó, vacilante-. Yo... sólo vengo a hacer algo y me iré.
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Soobin le observó con sorpresa, sin comprender, para después asentir.
Felix le dijo a Yeojin que le esperara también, bajando del auto y caminando hacia el hogar de
Hyunjin. Su corazón parecía estar latiendo a mil por hora. Tocó la puerta, temblando.
Entonces, lo escuchó.
No le importaba nada más, sólo quería llegar hacia su bebé, tomarlo en brazos y decirle que todo
estaría bien, que nada malo iba a pasar; por eso, cuando Hyunjin abrió, diciendo su nombre con
total sorpresa, lo ignoró por completo. Lo hizo a un lado, para correr hacia el cuarto de Seungmin,
su corazón latiendo de forma desbocada.
-Minnie.
Sólo cuando Felix lo tuvo así, seguro, pudo respirar con calma, su herido corazón tranquilizándose
ante el toque de su bebé, ante el hecho de tenerlo allí, entre sus brazos.
-Te extrañé, cachorrito -le murmuró con la voz temblando, llorando también.
-Mami, te amo, te amo... -mascullaba el bebé sonriendo, dándole pequeños besos en la mejilla.
-¿Sí? Yo también te amo, Minnie -le dijo, llenándole de besos también y causando que soltara risas
entrecortadas.
Se volteó, observando su expresión cansada, las ojeras bajo su rostro y la mueca en el rostro.
El alfa parecía dispuesto a hablar, pero antes de poder hacerlo, Felix lo interrumpió con voz fría y
una mirada helada.
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Lo decidió. Ya no había vuelta atrás.
Hyunjin parpadeó.
-No.
A Hyunjin no le importaba que Felix lo odiara: si Felix quería, podía romper el enlace dejándose
marcar por otro alfa, pero en cuanto a Hyunjin, él no iba a marcar a otro omega que no fuera Felix.
Hyunjin no le pertenecía a otra persona que no fuera Felix, y no iba a romper con ese enlace,
aunque las cosas ya estuvieran arruinadas entre ellos.
199
CAP16.
Seungmin no lo soltó por dos horas completas, ni siquiera para ponerse a dormir, a pesar de que
sus ojitos se estuvieran cerrando por el sueño. Pero se sentía tan feliz de estar en los brazos de su
mami que no podía evitarlo, y temía cerrar los ojos para luego despertar y no encontrarlo.
Felix le acarició el cabello, sonriendo a pesar de todo, tratando de no pensar en el hecho de que
Hyunjin estaba frente a él con una mirada calculadora.
-Te amo, te amo, te amo… -canturreó Seungmin, sin dejar de aferrarse a su cuello y frotar sus
cabellos contra el cuello de Felix.
El omega le dio varios besos en la frente, pero antes de poder hablar, Hyunjin se le adelantó:
-Huyamos -le dijo en voz baja, llamando su atención. Felix le miró bruscamente, poniendo una
expresión de sorpresa en su rostro-. Vámonos, Lixie, podemos irnos a otro lado y…
-¿Podemos? -preguntó con tono helado-. Ya no hay un nosotros, Hyunjin. Nunca más habrá un
nosotros.
Seungmin se quedó en silencio, sin voltearse, sólo abrazándolo por el cuello, y Felix se puso de pie.
Miró por la ventana, observando el auto de Soobin estacionado fuera, todavía esperándolo, y algo
se crispó en su interior.
-Felix…
-Me engañaste -su voz se quebró, pero se obligó a permanecer firme a pesar del dolor lacerante en
su interior-. Te acostaste con mi hermana y la dejaste embarazada. Me mentiste. Pensaste que no
iba a darme cuenta y lo ocultaste… -se giró, mirándolo y notando los ojos llorosos de Hyunjin-. Pero
lo peor de todo es que rompiste tu promesa, Hyunjin. No protegiste a Seungmin. Te lo... te
entregué mi confianza, te di todo lo que tenía, y no pudiste protegernos a los dos -dio un paso,
titubeante-. Por favor, por favor, marca a Chaewon y devuélveme a Seungmin.
Hyunjin sacudió la cabeza, tratando de contenerse para no abrazar a Felix y decirle lo mucho que
lo amaba, lo mucho que lo necesitaba, porque sabía que eso sólo empeoraría las cosas.
Una parte suya, esa parte racional, quería asentir y obedecer, prometerle marcar esa misma noche
a Chaewon, pero su alfa interno se volvía loco con la imagen de enterrar sus dientes en el cuello de
otra persona que no fuera Felix.
Sin embargo, ¿no consideraba también que engañar a Felix era algo que no podía hacer? Pero lo
hizo, se acostó con otra omega y provocó todo ese desastre.
200
Felix soltó un sollozo bajo, sintiendo su marca arder con el pensamiento de que Hyunjin rompiera
el enlace, sin embargo, ¿qué otra cosa podía hacer? Chaewon lo tenía entre la espada y la pared.
Hyunjin quiso hablar, pero antes de poder hacerlo, se escuchó una risa baja viniendo de la entrada
del comedor.
Chaewon estaba de pie con expresión aburrida, aunque sus ojos refulgían con molestia al ver a
Felix.
-Oh, rayito de sol -ronroneó Chaewon, entrando-, Seungmin no te pertenece más, ahora es mío.
Hyunjin gruñó.
-Pues cambié de opinión -replicó Chaewon-, quiero a Seungmin, ahora es mío y de nadie más -miró
a Felix, sus ojos crueles llenos de burla-. ¿Acaso no ves que eso es lo mejor para ti, bastardo?
-soltó una risa mordaz-. Te voy a decir lo que ocurrirá contigo si te llevas a ese mocoso llorón: otro
alfa te verá, te va a desear, te marcará y matará a Seungmin. Listo. Estarás enlazado con otro alfa
que te tendrá como su puto criadero de bebés y Seungmin estará bajo tres metros de la tierra por
tu culpa.
Felix se estremeció ante ese pensamiento, una parte suya dándole la razón a Chaewon por sus
palabras, porque había una alta probabilidad de que eso ocurriera. Si no tenía una marca, un alfa
podría encapricharse con él, lo marcaría, y luego quebraría el cuello de Seungmin con facilidad,
porque así se lo ordenaban las leyes naturales del Gobierno.
Esas tontas, horribles leyes construidas sólo para someter al omega y satisfacer al alfa.
Pensar en eso hizo que algo amargo se instalara en su boca, porque Felix no estaba cansado sólo
de todos los golpes que le dio la vida, sino también de la poca esperanza que existía para omegas
como él, que sólo debían sonreírle al resto por una condición que ellos no pidieron.
-Basta -pidió, con la voz temblando mientras Seungmin sollozaba en sus brazos.
-Pues entonces que el Gobierno se lo quite y no seas tú, perra -gruñó Hyunjin.
-Por favor, Chaewon... -pidió con la voz temblando-, te lo ruego, te lo pido como tu hermano.
-No seas idiota -ella le miró con desprecio-, no eres para mí más que una mierda fácil de aplastar.
Chaewon parpadeó, su mejilla picando cuando Hyunjin la observó con ojos refulgentes de ira, y
retrocedió notando entonces como el aire se cargaba de hormonas alfas, pero no de celo, sino de
rabia.
Sin embargo, no llegó lejos, no cuando de pronto la mano de Hyunjin la agarró por el cuello y
empujó de ella contra la pared, su cabeza golpeando contra la pared en un ruido seco
-Podría matarte, Chaewon, con sólo un movimiento -dijo con voz suave Hyunjin-, podría
deshacerme de todos los putos problemas que me has traído en un segundo.
-¿Quieres desafiarme? -gruñó Hyunjin, acercando su rostro y apretando un poco más su tráquea, su
respiración volviéndose errática-. ¿Quieres casarte conmigo, Chaewon? Bien, tendrás eso de mí.
Pero voy a hacerte la vida imposible de mil formas que desearás no haber nacido. Ahora, deja en
paz a Felix y a Seungmin, no los metas en esto.
Chaewon soltó una risa entrecortada, antes de volver a jadear cuando Hyunjin presionó más.
-Mátame, hijo de puta, hazlo, y mata también a tu cría -gruñó Chaewon-. ¿Yo seré miserable? Pues
tú también lo serás, porque tu omega ya no te quiere más -sus ojos se movieron hasta posarse en
Felix-. ¡Y si Seungmin sale por esa puerta, te juro que acabará muerto, y no será por mi mano!
Felix miró a Seungmin, que gimoteaba en sus brazos, y algo se rompió en su interior cuando se dio
cuenta de cuál sería la decisión que tendría que tomar.
Aunque doliera. Aunque algo pareciera morir en su interior ante el pensamiento de hacerlo, pero
Felix no podía permitirse ser egoísta consigo, por mucho que deseara serlo. Porque la vida de
Seungmin valía mucho más que su estabilidad emocional.
202
Tenía que proteger a Seungmin, porque sólo así podía seguir viviendo.
-Hyunjin, por favor, suéltala -pidió con voz suave, con ese tono omega que usaba cuando
necesitaba calmar a su alfa y deseaba ser mimado.
Pudo notar como Hyunjin se tensaba, soltando un gruñido más bajo, y dio un paso.
Hyunjin soltó bruscamente a Chaewon para después voltearse, caminar hacia él y abrazarlo con
tanta fuerza que por un instante, un breve instante, pudo sentir como las partes rotas de su
corazón podían ser reparadas si Hyunjin lo abrazaba de esa forma por el resto de su vida.
-Yo también -admitió, antes de mirarlo a los ojos-. Prométeme que vas a cuidar a Seungmin con tu
vida, Hyunjin. Prométemelo.
El alfa parpadeó, abriendo su boca en una mueca de horror, y la bilis subió a su garganta.
-Tienes que jurarlo -presionó, necesitado- tienes que cuidarlo con tu vida y hacerle saber todos los
días que lo amo mucho, ¿está bien? No puedes permitir que nada le pase, porque... porque si algo
le pasa, me muero, Hyunjin.
-Sé que lo harás -Felix le sonrió, aunque sus labios temblaban-, pero Seungmin tiene que quedarse
contigo, Hyunjin, así que júralo -su tono se quebró-. Júralo por el amor que me dices tener. Hyunjin
apretó su mandíbula.
-Minnie -le murmuró, limpiando los rastros de lágrimas de sus mejillas-, te vas a portar bien con tu
papá, ¿está bien?
-¿Eh?
-¡No, no! -gritó llorando-. ¡No, mami! ¡Mami mía! ¡Te amo, te amo! ¡No! ¡Pótale ien! ¡Lo pometo,
mami!
203
-No llores, mi amor, por favor -Felix lo apretó contra su cuerpo, tratando de no romper a llorar-.
Prometo que volveré por ti, lo juro, Minnie, pero tienes que quedarte un tiempo con papá, y cuando
regrese, bebé… Te juro que iremos a comer todo el helado que quieras y te compraré todos los
peluches del mundo, pero tienes que portarte bien.
-Te llamaré todos los días, lo juro, mi vida -Felix miró a Hyunjin, que no dudó en tomar en brazos a
un titubeante bebé-. Papá te cuidará bien y te leerá cuentos todas las noches así como yo hago
contigo -le dio un beso en la mejilla, sonriéndole para calmarlo-. ¿Puedes hacer eso por mí,
Seungmin? ¿Puedes ser un buen niño para mí?
Seungmin sollozó, pero sólo abrazó a Hyunjin, asintiendo, y le dio un último beso en la frente antes
de enderezarse, caminando hacia la salida.
Chaewon le devolvió la mirada, su mano en su cuello con marcas, y la omega no lo miró mientras
salía de la casa, tratando de controlarse para no volver al interior y llevarse a Seungmin de allí.
Por eso, se apresuró en entrar al auto, donde un preocupado Soobin le observó en silencio,
mientras Yeojin permanecía callada.
Enterró su rostro entre sus piernas, sintiendo como una parte de él quedaba para siempre en esa
casa.
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Jeongin y Chan querían salir a jugar, pero Jisung les negó la salida, nervioso y alterado por todos
los recientes hechos que ocurrieron en su vida.
-No van a ir a jugar con Minnie ni con el tío Lix hasta que las cosas se calmen -suavizó su voz-. Con
el tío Hyunjin no están pasando un buen momento, ¿está bien?
-Pero Minnie lloró mucho anoche -sollozó Chan-, no me gusta que Minnie lloré. Y llora y hacer llorar
a Innie -Chan abrazó a su hermano adoptivo, cuyas mejillas se tornaron rojas.
-¡Y si Innie y Minnie lloran, yo también lloro! -gritó Chan con ojos llenos de lágrimas.
204
Jisung suspiró, arrodillándose ante los niños para limpiar sus mejillas encharcadas, y les dio un
beso a cada uno en la frente, sabiendo que estaban asustados por la situación.
Cuando Minho llegó el día anterior con los dos niños de la mano, asustados, contándole lo que
ocurrió en el departamento de Rowoon, Jisung no tardó en atar cabos acerca del llanto repentino
de Felix luego de ir a abrir la puerta, en su despedida de soltero, y la forma desesperada en la que
los echó de la casa.
Hyunjin engañó a su omega, dejó embarazada a su hermana, y ahora todo era un caos.
Jisung quería llamar a Felix, quería hablar con él, preguntarle cómo estaba la situación, pero no se
sentía capaz de hacerlo porque, de alguna forma, sabía que las cosas se tornaron peligrosas para
cualquiera que mantuviera contacto con el omega o con Hyunjin.
Sobre todo cuando, esa mañana, Jisung revisó el correo y entremedio de las cuentas vio una carta
con procedencia desconocida, con un simple mensaje escrito en una elegante caligrafía:
No había firma alguna, pero no tenía que ser muy inteligente para adivinar quién fue el emisario.
Después de todo, Han Jisung sabía que se ganó a un enemigo cuando se negó a cooperar con
Chaewon y la madre de Hyunjin.
Y, por mucho que quisiera a Felix, tenía que cuidar también a su familia, y no podía hacer que
Jeongin y Chan estuvieran bajo la mira de esas horribles personas.
-Minnie está bien -les prometió, suspirando-, pero ahora deben mantenerse alejados un tiempo,
¿está bien? Apenas puedan, les dejaré ir a jugar con él, pero por ahora no pueden hacerlo.
-Pero nada -se puso de pie, pellizcándoles la nariz-. Ahora vayan a ordenar su cuarto, cuando lo fui
a ver estaba hasta con comida de hace una semana.
Jisung volvió a suspirar, cruzándose de brazos, antes de voltearse cuando la puerta de entrada se
abrió y Minho apareció con una expresión agotada.
Sintió como su estómago se contraía ante la declaración de Minho, que dejó su maletín en la
entrada para soltar el aire de su boca.
-¿Qué? -Jisung le miró sin comprender, y Minho apretó el puente de su nariz, farfullando por lo bajo.
-El director de la clínica me llamó hoy y me ofreció un traslado a Seúl en un mejor puesto.
-La madre de Hyunjin nos quiere lejos de su hijo -el beta miró a Jisung, suspirando-. Le dije que lo
pensaría, pero me dijo que era un cargo urgente que estaban solicitando, y me dio hasta mañana
para responder. Y temo que si me niego…
-Te van a despedir -gimoteó Jisung espantado, comprendiendo la situación-. Mierda, esto…
Carajo…
-No sólo me van a despedir -masculló Minho-, si no nos vamos, probablemente ellos hagan lo
imposible para jodernos, y eso afectaría a Jeongin y Chan.
Jisung tomó aire, su cabeza doliendo con toda la situación que estaban pasando, y tuvo que
acercarse a Minho para abrazarlo, sostenerse un pequeño instante por todo lo que estaba
ocurriendo.
Las cosas se desarmaron en menos de veinticuatro horas y ambos no sabían qué hacer para que
nada siguiera empeorando.
-Nos vamos a ir -dijo con la voz quebrada, y Minho sólo pudo asentir, silencioso.
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Felix miró con agradecimiento a Soobin, que le ofreció la taza de café con una expresión amable,
revolviéndole el cabello.
206
-No tenías que hacerlo -murmuró Felix, mirándolo de reojo.
Soobin se encogió de hombros, quitándole importancia al hecho de haberle dado alojo la noche
anterior.
-No me gusta verte triste, Lixie -le dijo Soobin, con tono apenado en su voz.
El alfa deslizó una mano por su mejilla, acariciándosela con suavidad, y Felix se echó hacia atrás,
escalofríos recorriendo su cuerpo.
-No dormiste nada anoche, se nota en tu rostro -comentó Soobin, como si Felix no le hubiera
rechazado de forma sutil segundos atrás.
Felix asintió, frotando sus ojos debido al cansancio, y tomó un poco de café, haciendo una mueca
ante el sabor amargo en su garganta.
Yeojin le dijo que podía quedarse con él un par de días, pero Felix no quería molestarla, no cuando
en su pequeño departamento había sólo dos cuartos y estarían todos apretados. Soobin le ofreció
quedarse en su casa, que no le molestaba, y Felix estaba demasiado cansado como para negarse.
-Tengo algo de dinero -dijo en voz baja-, cuando vendí la casa de Youngie logré sacar un buen
dinero de eso, así que... bueno, supongo que los primeros meses estaré bien…
-Si quieres quedarte aquí, Felix, no tengo problema alguno con ello -sugirió Soobin.
Las cejas de Soobin se arrugaron, confundido, para después mirarle como un cachorro necesitado
de cariño.
-Porque no quiero que me marques -replicó, perdiendo la suavidad-. Porque no quiero a ningún otro
alfa en mi vida. He terminado con ellos.
207
Hubo un silencio en el comedor mientras se observaban en silencio, Felix sin mostrar expresión
alguna en su rostro ni arrepentirse de sus palabras, a pesar de la expresión algo herida de Soobin.
No, Felix no sentía pena ni culpa por lo que dijo. Lo único que sentía era algo parecido al odio por
todo lo que estaba pasando, por la traición de Hyunjin, por haber perdido a Seungmin, por ser un
omega en un mundo que estaba hecho sólo para alfas.
-Estás perdiendo el tiempo -su mano se deslizó hacia su marca, sintiéndola arder-. Ningún otro alfa
va a tocarme de esa forma. Ningún otro alfa va a marcarme. Pueden irse todos a la mierda. Mi
padre, Youngie, Hyunjin... Pueden todos joderse y dejarme en paz.
De pronto, estaba contra la pared, con Soobin frente a él y frunciendo los labios en señal de
disgusto. Pero, lejos de sentirse aterrado como habría ocurrido antes, sólo dejó salir un bufido
molesto y de irritación.
Su mayor miedo los últimos años era perder a Seungmin, y ahora que ya no lo tenía, que se lo
quitaron, ¿qué le quedaba?
-Es una falta de respeto dejar hablando solo a un alfa, Felix -dijo con suavidad Soobin.
-No seré tu omega, Soobin -contestó con tono plano-. No a menos que me violes.
-Vamos a dejar esta conversación hasta acá -murmuró Soobin, marchándose del comedor a paso
presuroso.
Felix apoyó su espalda en la pared, deslizándose hasta el suelo, y se sentó abrazando sus rodillas,
incapaz de soltar lágrima alguna por la situación en la que estaba.
Después de todo, llorar no iba a traer a Seungmin de regreso ni retrocedería el tiempo hacia esos
meses con Hyunjin donde sólo sentía felicidad.
208
CAP 17.
Los primeros meses de convivencia fueron buenos, a pesar de que muchas veces Youngie tuviera
que abofetearle cuando hacía o decía algo que no correspondía. Felix aprendió, a base de miedo y
terror, que desafiar a su alfa no era algo bueno, no si quería terminar con su rostro con un golpe y
siendo violado sobre la cama matrimonial, para remarcar la supremacía del alfa sobre su omega.
Pero, para su propia fortuna, cuando quedó preñado, las cosas parecieron cambiar un poco: Youngie
podía ser agresivo con él, pero no era tan estúpido como para pegarle o abusar de él estando con un
bebé en camino. Después de todo, a los alfas les encantaba tener a sus omegas preñados,
demostrando que cargaba con su cría y le pertenecía por completo.
A Felix realmente no le importaba, no cuando sintió las primeras pataditas de Seungmin, y su instinto
maternal conectó con el bebé, haciéndolo sentir feliz, cálido, contento, de tener algo a lo que
aferrarse.
Incluso Youngie suavizó la forma de tratarlo, soportando sus antojos, berrinches y llantos como si
nada, aceptando que todos esos cambios venían del hecho de llevar a Seungmin en su vientre.
Aunque, si Felix lo pensaba en retrospectiva, su alfa le cobró después su comportamiento por puro
placer
-Felix, deja de trabajar en el jardín -dijo Youngie una tarde que llegó del trabajo, encontrándolo
inclinado sobre el rosal, su abultado estómago de cinco meses notándose por debajo de las
enormes ropas que llevaba-. No le hará bien al bebé.
Felix asintió, distraído, entrando al comedor luego de limpiar sus zapatos para no ensuciar, y se
sentó al lado de Youngie, su instinto omega buscando protección del alfa a pesar de que no le
quisiera.
Pero todo el mundo siempre le dijo que un omega necesitaba de un alfa, así que estaba
acostumbrado a comportarse de esa forma, por mucho que despreciara a Youngie en el fondo.
El alfa pasó un brazo por sus hombros, atrayéndolo, y Felix ronroneó por el gusto, sintiendo la
sonrisa de orgullo que esbozaba el alfa.
Arrugó los labios, disgustado, pero trató de no mostrarlo, porque sabía que eso no le haría mucha
gracia al alfa.
-Seungmin. Rima bien con Kim -hizo una pausa-. Kim Seungmin. ¿Te gusta, Youngie?
209
-Suena bien.
-Además, es un nombre lindo -prosiguió como si nada-. Podría usarlo un niño. ¿Qué te gustaría que
fuera?
Youngie le observó.
Por supuesto, claro que sí, ¿no era obvio? Todo el mundo quería bebés alfas, porque así tenían su
vida asegurada.
-Será alfa, estoy seguro de ello -acarició su vientre, sintiendo una patadita, y se rió-. ¿Lo ves? A
Seungmin le gustaría ser alfa.
-Que no debo hacerlo -murmuró sumiso-. Que... no puedo reírme con la boca abierta.
-¿Y eso por qué? -siguió insistiendo Youngie con tono demandante.
Ahora sus ojos estaban llorosos, pero trató de controlarse, porque a Youngie no le gustaba que
llorara.
-Porque muestro mis dientes, y si los muestro, no soy bonito -contestó complaciente.
Escuchó el ruido de satisfacción de Youngie, sin embargo, no le miró, siendo consciente de que sus
ojos seguían llorosos por la situación.
-Así me gusta -Youngie, por supuesto, no hizo caso de la pena de su omega-. Sabes, cuando tengas a
Seungmin, he pensado que podemos mudarnos.
-Me están ofreciendo un traslado a China -prosiguió Youngie, satisfecho-, ya estoy haciendo los
trámites para comprar un departamento. Pensé en ir yo solo, pero luego me dije que no te quiero
lejos de mí -Youngie le miró, brillo cruel en sus ojos-. De seguro, si te dejo solo, te abrirás de piernas
a otro alfa.
210
Se estremeció, pero no reclamó.
Putas. Los omegas eran putas, eso decía todo el mundo. Pensando sólo en follar, en ser dominados,
en tener un alfa que le dejara lleno de semen y preñado. Sin sueños, sin metas, sin otro objetivo en la
vida.
-Iré donde tú quieras que vaya - respondió, como si las palabras de Youngie no le hubieran afectado.
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Despertó agitado, el sudor recorriendo su frente mientras cubría su boca para contener las ganas
de vomitar, y apoyó sus pies en el suelo, respirando aceleradamente para tratar de recomponerse.
Tragó la bilis, el repugnante sabor dejándolo enfermo, para después salir del cuarto que Soobin le
prestó una semana atrás. Se dirigió al baño para poder tener un vaso con agua y relajarse un poco.
Sabía que era su omega el que estaba reaccionando de esa forma debido a la lejanía con Hyunjin,
debido a que ya no tenía un alfa que lo protegiera, y frunció el ceño a su reflejo en el espejo.
Observó su rostro ojeroso y pálido, sus labios rotos por haberlos mordido tanto tiempo, su pelo
sucio y como paja.
Felix siempre se cuidó mucho para tratar de lucir bonito y decente, aunque a él no le gustara
demasiado su propia imagen. Pero Youngie le metió todas esas ideas a la fuerza, para poder
cumplir los estándares de lo que consideraban el omega ideal.
Se esforzó también por ser ese omega ideal para Hyunjin, pero las cosas acabaron igual de mal
que la primera vez, sólo que ahora ya no tenía a nadie ni nada a lo que aferrarse.
Perdió a su alfa. Perdió a Seungmin. Perdió sus cosas, su vida, su felicidad, su…
NO.
Felix no perdió nunca ese sueño que tuvo desde que era pequeño, y pudo comprender, por fin, la
dura vida que le tocaba vivir por ser un simple omega.
211
Una pequeña parte suya seguía anhelando esa libertad, que todos le negaron sin darle una
segunda mirada.
Felix se sentía como un inútil, como un perdedor en ese instante, pero sabía, muy en el fondo de su
corazón, que todo eso se debía al hecho de que estaba acostumbrado a depender de un alfa
porque así se lo enseñaron, porque todo el mundo lo convenció de que eso era lo correcto, y ahora
que perdió todo lo que amó, ¿qué otra cosa le quedaba?
Su omega no necesitaba un alfa, aunque toda la gente quisiera decirle que tenía que haber un alfa
a su lado.
Humedeció su rostro, frotando sus ojos, para luego salir del baño. Pensó en el sueño que tuvo, en
esa conversación que mantuvo con Youngie, y una idea vaga llegó a su mente mientras caminaba
hacia la cocina, las luces del comedor encendidas.
Se echó para atrás, volviendo al pasillo oscuro, cuando escuchó la voz de Soobin.
Felix cubrió su boca con sus manos para que su respiración no sonara con tanta fuerza, y presionó
su espalda contra la pared, tratando de calmarse para no soltar hormonas omegas de miedo.
Trató de agudizar su oído, pero Soobin estaba hablando por celular, así que no podía oír a la
persona al otro lado de la línea.
-Puedes irte a la mierda -espetó Soobin entonces, con tono furioso-, cuando me dijiste que podía
recuperar el contacto con Felix, no pensé que ibas a ser tan hija de puta, Chaewon.
Oh.
Felix observó la oscura pared frente a él, sus manos todavía presionando sus labios, y sintiendo
como una rabia insana se apoderaba de su interior al comprender todo en cinco rápidos segundos.
Toda esa última mierda no podía ser una jodida casualidad. Soobin, la cafetería, su padre…
Chaewon tomó el pasado que creía muerto y lo obligó a volver a él para destruirlo.
Tan inteligente, esa pequeña perra era tan inteligente, y él fue incapaz de verlo.
-¡Lo quiero! -espetó Soobin-. ¡Pero no de esta forma! ¡Si él va a quererme, que sea por decisión
propia, no porque lo forcé!
212
Soobin se quedó quieto mientras Felix entraba al comedor, tranquilo, calmado, su voz helada y fría.
Miró a la persona que fue su mejor amigo girarse, su rostro lleno de pavor, y sólo pudo sentir
desprecio por Soobin, por haber sido parte de todo ese juego del gato y el ratón que su hermana
inició.
-¿Te acercaste a mí desde el principio gracias a Chaewon? -dio un paso, su boca haciendo una
mueca-. Ese día en el que estaba con Seungmin, Jeongin y Chan, ¿ibas dispuesto a hacer de mi
vida una miseria por un simple capricho de niños?
Soobin, en ese instante, no lucía imponente o poderoso como todos los alfas; por el contrario, lucía
avergonzado, bajando la vista ante cada palabra que soltaba, como queriendo desaparecer de allí.
-No pensé que... Creí que... Quería mostrarte que Hyunjin no era correcto para ti, que…
-Chaewon me buscó.
Felix soltó una risa entrecortada, sacudiendo con la cabeza, sintiéndose aturdido y herido porque
todo era una mierda, todo era una completa mierda.
-No quiero verte nunca más en mi vida -le gruñó-. Si te acercas, Soobin, prometo matarte con mis
propias manos.
──────❀◦❀◦❀─────────❀◦❀◦❀───────❀◦❀◦❀─────────❀◦❀◦❀───
Hyunjin estaba en el patio de la casa, observando las flores que con tanto esfuerzo Felix estuvo
regando los últimos meses, cuando se giró para ver a Seungmin jugando con dos autitos
pequeños, haciendo que chocaran entre sí mientras arrugaba los labios y fruncía el ceño.
Normalmente, no habría tomado en cuenta esa acción, pero algo no parecía bien.
213
Seungmin lo ignoró, golpeándolos con más fuerza, haciendo ahora una mueca con su boca.
No habló con Felix desde hace tres días atrás, cuando el omega lo llamó para conversar unos
minutos con Seungmin. No quiso intercambiar muchas palabras con él, además de que ambos
sabían que, si Chaewon se llegaba a enterar de eso, iban a estar en problemas. Desde entonces, su
móvil permaneció en total silencio, y Seungmin parecía más y más frustrado con el pasar de las
horas.
Por otro lado, hace cuatro días también, se dio cuenta de que Jeongin y Chan ya no aparecían, y
notó que Minho y Jisung decidieron mudarse.
Deseaba conversar con ellos, pero su madre le advirtió que, si pensaba retomar su antigua vida,
iba a decir toda la verdad sobre el padre de Seungmin y haría que lo mataran, para asesinar a Felix
después.
Y Hyunjin no podía permitir eso, así que aceptó cada condición que su madre y Chaewon le habían
impuesto con la boca cerrada y una mirada rabiosa, todo fuera para proteger, para mantener a
salvo, a Felix y Seungmin.
Se suponía que debía estar trabajando, tomando su puesto como jefe de la empresa de sus
padres, pero no se atrevía a dejar a Seungmin solo, no se arriesgaría a que le hicieran algo porque
no estaba a su lado.
Seungmin golpeó una vez más los juguetes antes de tirarlos, rabiando también. El bebé lo miró con
ojos llenos de furia.
-Estos juguetes te los compró mamá con mucho esfuerzo, no los rompas de esta manera -regañó
con tono duro.
214
El alfa trató de tomarlo en brazos, pero Seungmin se sacudió, enojado y manoteando sus brazos
para impedir que lo levantara.
-No ipola -contestó Seungmin-. Lo od-o. Od-o a mamá, od-o a Inni, od-o a Cha -el niño lo miró-. Te
od-o.
Hyunjin apretó sus labios en una mueca de rabia, tratando de contenerse para no zarandear a
Seungmin y hacerle entender que reaccionar así no estaba bien, que no ayudaría en nada a superar
el dolor que sentía, que debía comprender que, si Felix no estaba a su lado, no era por decisión
propia, sino porque lo obligaron.
Abrió la boca para decirle algo, pero en ese momento tocaron al timbre de la casa. Sabía que no
era Chaewon, porque se apropió de ese lugar como si fuera suyo desde siempre, y su instinto sabía
también que no era Felix, porque no reconoció la presencia omega que tanto amó. Con una última
mirada de advertencia hacia Seungmin, diciéndole con los ojos que no hiciera un desastre, caminó
para abrir la puerta.
Tuvo que contenerse para no soltar un gruñido de odio al ver a Soobin frente a él.
Sin embargo, antes de poder hablar para mandarlo a la mierda, Soobin hizo un gesto con los
labios, pidiéndole que se mantuviera en silencio.
En cualquier otra situación, Hyunjin habría cerrado la puerta sin dudarlo, pero considerando que
Felix se estaba quedando con Soobin, y el alfa realmente lucía desesperado por hablar con él, lo
hizo pasar.
Soobin observó el interior de la casa unos segundos, y caminó en dirección al patio, Hyunjin
siguiéndole, y cuando ambos estuvieron fuera, cerró la puerta de vidrio que daba al interior del
hogar.
Seungmin se puso de pie, sus manos sosteniendo los dos carritos que antes estuvo golpeando.
Los últimos días, Seungmin pasó a convertirse de un niño cálido, hablador y juguetón, en un niño
callado, agresivo y frío con todo el mundo. Hyunjin sabía que era un mecanismo de defensa ante la
falta de su figura materna, ante la falta de Felix a su lado, pero no sabía qué hacer para evitarlo.
-Te están vigilando -murmuró Soobin entonces, llamando su atención-. Chaewon y tus padres, te
han estado vigilando todo este tiempo.
-Felix se marchó -confesó-, hace tres días, Felix se fue de mi departamento y no ha regresado.
Guardó sus cosas y no dijo nada más.
Hyunjin le miró, parpadeando, y antes de darse cuenta, tenía agarrado a Soobin de la camisa,
importándole poco si era más bajo: su alta interno estaba furioso por la incapacidad de Soobin
para cuidar a Felix, así que debía desquitarse con algo.
Hyunjin le observó, atónito, sorprendido, sin poder creer todo lo que estuvo pasando los últimos
meses, reprochándose a sí mismo por su incapacidad para ver lo que estaba ocurriendo a su
alrededor.
Estuvo tan cegado por cuidar y mimar a Felix que no vio más allá de sus propias manos, que fue
incapaz de notar esa terrible realidad.
Antes de darse cuenta, golpeó la mejilla de Soobin, un crack seco resonando en el patio, y volvió a
levantar su puño, dispuesto a descargarlo sobre la nariz del alfa frente a él. Una mierda que fuera
más pequeño: Hwang Hyunjin era un alfa puro y estaba por sobre Soobin, por sobre todos esos
otros alfas patéticos.
-Voy a destrozarte -gruñó Hyunjin-, y me encargaré de que seas tan miserable que desearás no
haber nacido.
-¡Hyunjin, espera, por favor! -pero al ver que el más bajo no iba a detenerse, tuvo que continuar-.
¡Ese hijo de Chaewon no es tuyo!
Confusas imágenes volvieron a su mente de lo ocurrido esa noche, con Chaewon a su lado,
susurrándole cosas odiosas al oído, sosteniéndolo mientras lo llevaba a su departamento, y lo
desnudaba para echarlo a la cama boca arriba.
216
Chaewon también estaba desnuda, sobre él, montándolo, gimiendo y susurrando su nombre con
deseo.
-Qué. Mierda. Estás. Diciendo. -Su voz salió pausada, dura, helada, un bloque de hielo capaz de
estremecer a cualquiera, y Soobin no fue la excepción.
-Mierda.
Hyunjin lo soltó, asqueado, pensando en la sonrisa creída de Chaewon, en sus ojos llenos de
victoria, en su expresión triunfadora por haber sabido manejar sus cartas tan bien.
Se recordó a los dieciocho años, jugando póker con una joven Chaewon, y la forma en la que la
chica siempre le derrotaba, porque era una pequeña víbora inteligente que podía engañar a todo el
mundo con sólo unas pocas palabras.
-Chaewon apareció al día siguiente en mi departamento, gritando que no pudo follar contigo
porque tú... Tú no dejabas de sollozar el nombre de Felix y te quedaste dormido apenas tocaste su
cama -Soobin humedeció sus labios, avergonzado-. Dijo que lo intentó, que quiso ponerte duro,
pero tú. Tú ya tenías un omega y no querías otro.
Por supuesto que no iba a querer a otro. ¿Cómo buscar a otro omega si ya tenía a Felix? Y su alfa
amaba a Felix con tanta fuerza que imaginarse follando a otro omega le resultaba imposible.
-Pero Chaewon necesitaba a ese bebé para atarte, así que me exigió tener sexo con ella, y así lo
hice, y también lo intentó con tu madre, ella quería asegurarse.
Hyunjin apoyó sus manos en sus rodillas, bajando su cabeza y tratando de controlarse para no
comenzar a destrozar lo primero que tuviera a mano. Respiró profundamente, sus ojos llenos de
lágrimas.
-¿Dó-e mamá?
Levantó la vista, encontrándose con el confuso rostro de Seungmin, sin dejar de sostener esos
autitos de juguete que Felix le compró tiempo atrás, cuando los tres salieron a pasear, y su
garganta se apretó.
Felix estaba desaparecido. Felix no sabía la verdad. Felix creía que el hijo de Chaewon era suyo.
217
Necesitaba encontrarlo y contarle todo, hacerle saber que ellos todavía podían…
Ignorando sus gritos, sus golpes en su pecho, Hyunjin salió de la casa, yendo donde Jisung y
Minho. Tocó la puerta con fuerza, siendo abierta segundos después, y Jisung le observó con
incredulidad.
-Necesito que lo cuides -le dijo con tono helado, y Jisung tuvo que hacer malabares para atrapar a
Seungmin cuando Hyunjin se lo tendió.
Pero Hyunjin no se giró, no podía girarse en ese instante, porque si lo hacía, decidiría no seguir
adelante y aceptaría que Felix se marche para siempre.
Y no sabía que sería de su vida una vez Felix no estuviera más en ella.
218
CAP 18.
Hyunjin estaba a punto de tener un colapso nervioso cuando marcó por décima vez el número de
Felix mientras conducía, siendo mandado al buzón de voz y diciendo que el celular del omega
estaba fuera de servicio o apagado. Terminó dirigiéndose a una de las direcciones de los amigos
del chico, rogando a cualquier Dios que Felix estuviera allí para que así pudiera hablar con él y
contarle toda la verdad.
Decirle que nunca lo engañó, que ese hijo no era suyo, que Chaewon estaba mintiendo y que ellos
podían, de alguna forma, salvar su relación.
Hyunjin necesitaba verlo a los ojos y contarle toda la verdad, para que así el dolor que sentía
pudiera desaparecer, aunque fuera un poco.
Tocó la puerta del departamento, desesperado, y una chica -¿Yeojin?- abrió con una expresión de
sorpresa.
-¿Lix? No, él… -arrugó el ceño-, Felix no ha estado aquí desde que se fue con Soobin.
Asintió, girándose, pero antes de poder seguir caminando, la chica volvió a hablar:
-¿Para qué lo buscas? -preguntó Yeojin bruscamente-. Creo que ya has hecho suficiente por él.
Su primera reacción habría sido mandarla al diablo, gruñirle en voz baja e intimidarla para que no le
estuviera jodiendo, sin embargo, trató de controlarse y asintió, dándole la razón porque la omega
frente a él no mentía.
¿Decirle que?
Le iba a contar la verdad, por supuesto, ¿y luego qué? ¿Qué le iba a decir? ¿Qué le perdonara?
219
Puede que Hyunjin no se hubiera acostado con Chaewon, pero de todas formas, también le mintió
a los ojos, le dijo cosas horribles, y quiso fingir que nada malo pasó entre ellos cuando la relación
no estaba bien.
Sí, a veces simplemente amar no era suficiente. Pero trató de ignorar esa vocecita en su interior
que le decía que se rindiera y salió del edificio, caminando hacia su auto.
Observó el número.
-Necesito verte -se apresuró a decir atropelladamente, tan rápido que sus palabras eran apenas
claras-, necesito estar a tu lado, mi amor…
-Lo sé -admitió, apoyando su frente en el manubrio-, lo sé, bebé, pero por favor... por favor, déjame
verte.
-Te enviaré la dirección por mensaje -dijo Felix con tono duro-, pero lleva a Seungmin. Necesito
verlo también.
No le importó que no dijera que necesitaba verlo a él: a Hyunjin le bastaba sólo con saber que
podría verlo en un par de horas.
220
Eso era suficiente por ahora.
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Seungmin estaba sentado en el suelo con una expresión en blanco, mientras Jeongin y Chan le
miraban frente a él con ojos expresivos y enormes, esperando que el bebé les sonriera como antes,
para ponerse a jugar.
Pero Jisung notó que Seungmin, realmente, no parecía interesado en hacer vida social con sus
amiguitos.
-Minnie -dijo Chan, llamando su atención-, ¿y si juyamos a las escondidas? ¡Podemos mandar a
Innie a contar!
-¡Oye! -se quejó Jeongin, e infló sus mejillas-. Bueno, está bien.
-No -la voz del niño salió dura y extrañamente helada-. No -miró a los niños con una expresión
extraña-. No los que-o.
Jisung pudo adivinar el momento en que el desastre inminente iba a desatarse en su casa, en
especial cuando los ojos de Jeongin se pusieron brillantes.
Así que, para evitarlo, entró al comedor con los cupcakes que se puso a cocinar una vez Hyunjin
desapareció por la calle.
Minho no estaría feliz una vez regresara a casa y lo viera con el bebé, ya llegaron al acuerdo de
cortar toda relación con los Hwang, y eso ponía todo lo planeado patas arriba. Además, era el
último día de trabajo de Minho en el hospital y en una semana más iban a marcharse, las cosas ya
estaban decididas, y la repentina aparición de Hyunjin desestabilizaba todo por completo.
Jisung jamás lo iba a admitir en voz alta, pero realmente le temía a la familia Hwang, sobre todo
cuando Minho apareció con Beomgyu ensangrentado, murmurando que sos golpes eran cortesía
de los guardaespaldas de los padres de Hyunjin.
Ayudar a un amigo era una cosa, pero proteger a tu familia era otra completamente diferente que
no podían dudar en hacer, aunque eso acabara con una amistad.
-¡Miren lo que hice! -dijo Jisung, llamando la atención de Jeongin y Chan. Por otro lado, Seungmin
sólo desvió la mirada, observando la puerta de entrada con los labios arrugados-. Hice sus
favoritos, chicos, vengan a probarlos.
221
Seungmin no se movió.
Jeongin lo agarró de la tela de la camisa poniendo una expresión triste y compungida, y Chan,
distraído, le tomó la mano a su hermano, queriendo decirle con ese simple gesto que estaba a su
lado.
A Jisung realmente le preocupaba un poco Jeongin, porque notó lo tímido que era con todo el
mundo y como se cohibía en ambientes desconocidos, aun cuando Chan estaba a su lado. Y,
bueno, si algo no parecía gustarle o se sentía demasiado presionado, solía romper a llorar como si
tuviera dos años todavía, actitud que Chan no tenía en ningún momento.
Sin embargo, ambos tenían características de niños alfas, así como Seungmin poseía rasgos de
niño omega que daban alguna pista sobre lo que podrían llegar a ser a futuro, cuando se
presentaran a los doce años como chicos pertenecientes a alguna raza.
Pero a Jisung algo no terminaba por convencerlo completamente. ¿Sería la actitud confiada con
su alrededor pero tímida y casi ansiosa con el resto que tenía Jeongin? ¿Sería la enfermiza
posesividad que Seungmin presentaba muchas veces con Felix, una sobreprotectora actitud que
podía igualarse al comportamiento de alfas ya adultos? Algo no le cuadraba en su totalidad, pero
pensar eso le provocaba dolores de cabeza que prefería evitar.
-Minnie está enojado -murmuró Jeongin, mordiendo su labio inferior-. No nos vayamos, papá
Jisung. Minnie nos necesita.
Jisung bajó la vista, pensando en el cruel rostro de Chaewon, en los indiferentes ojos de su madre,
y algo se estremeció en su interior, porque sabía que esas personas eran capaces de matarlos si
así lo deseaban.
-Los proteyeré -dijo Chan, inflando su pecho-, a Innie y a Minnie, pero quedémonos, papá Jisung.
Ambos parecían dispuestos a discutir, pero Jisung se acercó a Seungmin, tendiéndole un cupcake.
Jisung suspiró, recordando la expresión sonriente de Felix cuando le ofrecía un dulce a Seungmin
que el bebé no dudaba en aceptar, siempre feliz de tener la atención de su mami sobre él.
222
No quería ni imaginar cómo estaría Felix con todo esto.
Se puso de pie, mordiendo el interior de su mejilla cuando sintió la puerta de la casa siendo
abierta. Sabía que era Minho sólo por sus pasos, pero los gritos de los niños lo confirmaron
cuando fueron a recibirlo.
Minho no dijo algo cuando apareció, observando a Seungmin con muda sorpresa. Jisung le miró
con gesto nervioso.
Minho no parecía feliz, pero tampoco dijo algo, porque no iba a pelear frente a sus hijos.
Minho no hizo amago alguno de volver a intentarlo, aunque lucía preocupado también.
Jisung iba a decirle algo, sin embargo, antes de poder hacerlo, la puerta de entrada fue tocada con
desesperación.
El olor alfa de Hyunjin invadió sus fosas nasales por lo intenso que era en ese instante, así que se
apuró en abrirlo. El de mayor estatura lucía apurado, por lo que saludó apenas y entró, sus ojos
buscando a Seungmin
El niño le miró.
Seungmin hizo un gesto de desagrado, pero se quedó quieto cuando Hyunjin lo tomó en brazos.
-¿Se puede saber qué mierda ocurre? -preguntó Minho con el ceño fruncido,
Jisung no pudo evitar sentirse mal, porque ¿qué culpa tenía Hyunjin de tener una familia tan
obsesiva y manipuladora?
-No, no se preocupen -insistió Hyunjin-, lamento haberlos metido en todos estos problemas. Si
hubiera sabido que... -hizo una pequeña pausa, sacudiendo la cabeza-. Sólo quiero darles las
gracias por todo. Han sido buenos amigos.
223
Jisung apretó sus labios. ¿Por qué eso se sentía como una despedida?
-Ya han hecho suficiente -le interrumpió Hyunjin a Minho con amabilidad-, es momento de que
piensen en ustedes, también -los miró con una triste sonrisa-. Nos vemos, chicos.
No les dio tiempo a decir algo más, porque ya se había girado para irse.
Jisung tuvo que sostenerse de Minho, porque una extraña sensación le dijo que las cosas iban a
acabar de un momento para otro. Pero si era para bien o mal, eso no podía saberlo.
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Felix contempló el boleto frente a él en frío silencio, antes de guardarlo en el bolso, mirando el
techo como si hubiera algo terriblemente interesante allí.
No sabía cuánto tiempo estuvo así, mirando a la nada, cuando la puerta fue tocada y su omega
interior pareció activarse. Pero, en lugar de abrir, se quedó un momento en silencio.
Ladeó la cabeza, poniéndose de pie para abrir la puerta, viendo al desastroso y ojeroso alfa frente
a él, sosteniendo a Seungmin.
-¿Mami?
Sonrió, ignorando al alfa para tomar en brazos a Seungmin, que no dudó en arrumarse en sus
brazos desesperadamente, llorando en silencio. Lo sostuvo contra su cuerpo, sintiendo como su
omega parecía calmarse con tener al pequeño abrazándolo por su cuello, por un momento a salvo
de todo lo malo que estaba ocurriendo.
-¿Cómo te has portado, precioso? -susurró Felix entrando, diciéndole de forma indirecta a Hyunjin
que entrara también.
-¿Sí? -se sentó en el viejo sofá, sin soltarlo un poco-. También es feo y horrible si no estás conmigo,
Minnie.
Felix miró a Hyunjin de reojo, viéndolo de pie frente a él y observándole con ojos tristes.
224
Seungmin asintió, cerrando sus ojitos al sentir feromonas maternas en el aire que lo estaban
adormeciendo inevitablemente, además que el hecho de poder estar entre los brazos de la
persona que más amaba lo estaba relajando como nunca antes.
Hyunjin, por supuesto, no dijo nada mientras Felix hacía dormir a Seungmin, observándolo en
silencio, admirando sus rasgos suaves y hermosos que no se cansaba de mirar.
Unos veinte minutos después, Seungmin estaba dormido profundamente, y Felix lo recostó en el
sofá, poniéndose de pie y caminando hacia el cuarto.
Hubo una pequeña pausa mientras Felix volvía al comedor, cubriendo a Seungmin con la manta
para que no pasara frío.
Hyunjin miró la habitación del motel donde Felix se estaba alojando, observando lo lúgubre y triste
que lucía todo, y tragó saliva, siendo consciente de que el omega no tenía los medios suficientes
como para buscar algo más decente para alojar. Pensó en entregarle dinero, ayudarlo con algo,
pero sabía también que Felix lo rechazaría, e incluso sería capaz de devolverle todo.
-Tenías razón -Felix levantó la vista sin emoción alguna, casi indiferente, y algo dolió en su interior-,
sobre Soobin. No tuve que haberme acercado a él -hizo una pequeña pausa -. Si hubiera sido un
buen omega, lo habría mandado al diablo.
225
Todos los puntos se estaban uniendo, ¿cómo no pudieron verlo? ¿Tan cegados estuvieron, tan
ilusionados de armar su sueño, que fueron incapaces de ver las sombras alrededor de su castillo?
-Sí importa -insistió Felix, mirándolo a los ojos-. Si hubiera sido un buen omega, te habría hecho
caso porque eres mi alfa. Pero no soy un buen omega -Felix sonrió con amargura-. Nunca he sido
un buen omega, Hyunjin, ¿sabes por qué? -la voz de Felix se endureció-. Porque no me interesa ser
un buen omega.
-Eso suena bonito, Hyunjin, pero es mentira -Felix le acarició el rostro-, tú y yo sabemos que es
mentira.
Hyunjin quiso replicarle, sin embargo, antes de poder hacerlo, Felix se inclinó y le dio un beso en
los labios, su boca acoplándose a la suya pertectamente, su alfa gruñendo con satisfacción al
sentir a su omega tan cerca, tan al alcance.
Se fue enderezando, sin separar su boca de la del omega, profundizando más el contacto, y sus
manos acariciaron el rostro de Felix. Sus dedos delinearon sus mejillas mientras lo empujaba
sobre la cama, subiéndose sobre él.
-Eres más que mi omega -le murmuró Hyunjin, separándose por algo de aire-, siempre has sido
algo más que mi omega- hubo una pausa, dándole otro beso corto-. No quiero que seas un buen
omega. Quiero que seas Lee Felix.
El menor le miró en silencio, el cálido aliento de Hyunjin contra su boca, y lo agarró del cuello,
empujándolo un poco más para abajo.
-Hazme el amor entonces, Hwang Hyunjin- pidió Felix, antes de besarlo una vez más.
Hyunjin soltó un gruñido bajo, sus manos comenzando a acariciar la cintura del chico bajo su
cuerpo, y podía sentir el aire cargado de hormonas sexuales para excitarlo (aunque si era sincero,
sólo con tener a Felix de esa forma bastaba para endurecerlo). Dejó que el omega le quitara la
camisa, su estómago agitándose de forma descontrolada cuando observó los ojos de Felix, y
comenzó a besar su cuello, deslizándose hacia abajo, echando a un lado todas las prendas de
ropa.
Fue lento, sin ningún apuro, tomándose su tiempo para saborear y marcar cada pedazo de piel que
el omega le ponía. Oía sus jadeos y gimoteos suaves, sus sollozos de placer cuando quitó su ropa
interior y liberó su miembro.
Hyunjin siempre se sentía bendecido de ser la única persona capaz de observar el cuerpo desnudo
226
de Felix, de ser el hombre que podía tocarlo sin pudor alguno.
Se inclinó, separando sus piernas, y comenzó a besar sus muslos, subiendo a su vientre, sus
dedos toqueteando su ano de forma superficial. Sus labios se deslizaron por esas pequeñas
estrías de embarazo que marcaban el cuerpo de Felix, importándole poco que el muchacho bajo él
gimoteara que lo hacían ver feo.
Para Hyunjin, Felix era el ser más hermoso del planeta, y esas estrías eran parte de su encanto.
Felix se arqueó cuando Hyunjin comenzó a penetrarlo lentamente, su miembro abriéndose paso en
su lubricado ano, besando las lágrimas de placer que se deslizaban por el rostro del omega, y
volvió a atacar sus labios cuando empezó a embestirlo sin perder el ritmo, jadeando contra su
boca, oyendo sus gimoteos suaves de placer.
Felix se sentía como si estuviera en las nubes mientras Hyunjin lo penetraba una y otra vez, su
miembro golpeando su próstata, sus ojos devorándolo sin descanso alguno. Gimió en voz alta
cuando su cuerpo comenzó a estremecerse, su pene eyaculando en ambos pechos, echando su
cabeza hacia atrás.
Pero no le importaba. No le importaba que Hyunjin se inclinara, sus colmillos abriéndose paso en
su piel, punzante dolor haciéndolo quejarse cuando el alfa reavivó la marca, y anudó en su ano,
semen caliente llenándolo.
Minutos después Hyunjin se derrumbó en sus brazos, acurrucándose en su pecho, y Felix miró el
techo mientras le acariciaba el cabello.
-Iré a ver si Seungmin sigue durmiendo -le dijo, mirándolo por sobre su hombro-, ¿quieres un vaso
con agua? Te ves agotado.
Cinco minutos más tarde, Felix estaba volviendo a la cama, dejando el vaso sobre el velador, y se
recostó a su lado. Con la garganta seca, Hyunjin bebió el agua de una para después atraer al
omega a su pecho, pensando en decirle entonces lo que descubrió.
227
-Soobin nos enseñaba Literatura y Lenguas -murmuró Felix, llamando su atención-, y nos estaba
hablando sobre los poemas. Decía que muchas culturas tenían sus propias palabras para expresar
sentimientos que sólo podían describirse en poemas.
-Me gustó como sonaba Gigil -dijo Felix, contra su oído-, que es cuando quiero apretar a alguien
porque lo amo.
Felix sonrió.
-¿Sabes que sentí la primera vez que te vi? -continuó Felix, cubriéndose con una sábana-. Sentí
mariposas en el estómago. Muchas mariposas. Y cuando jugaste con Seungmin. O cuando me
propusiste matrimonio. Estaba asustado, pero también habían mariposas en mi estómago -las
mejillas de Felix se tornaron coloradas-. Eso es Kilig. Mariposas en el estómago cuando estoy con
la persona que amo. Siempre me has hecho sentir así, Hyunjin.
El alfa lo miró con la garganta apretada, atrayendo el rostro de Felix contra el suyo, y volvió a
besarlo, oyendo su suspiro bajo.
Hyunjin miró el rostro adormilado de Felix, sin dejar de acariciarle el cabello, y besó su frente,
pensando que cuando volviera a despertar podrían hablar con más calma.
-Bueno, cuando me sonríes siempre siento mariposas en todo mi cuerpo, Lixie- le dijo en voz baja,
y cerró sus ojos, dispuesto a dormir por el resto de la noche con el omega a su lado.
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No cuando se puso de pie una hora después, observando el rostro dormido de Hyunjin, y en
silencio fue al baño. Luego de varios minutos salió ya duchado, sin rastro alguno del alfa, y miró su
reflejo en el espejo, observando la marca reciente en su cuello, sus dedos contorneando la piel
expuesta.
228
Recogió el bolso hecho que ocultó bajo la cama, observando las pocas ropas que tenía, y lo cerró
para buscar poco después los pantalones de Hyunjin.
Observó su celular, viéndolo vibrar por la quinta llamada de Chaewon, y lo dejó sobre la mesa para
después sacar la billetera del alfa, su mano temblando cuando guardó la tarjeta de crédito con la
que pensaba sacar algo de dinero.
Sintió a Hyunjin removerse en la cama, pero no se alarmó, porque sabía que el calmante que puso
en el agua de Hyunjin era efectivo por completo.
Caminó hacia el pequeño comedor, viendo a Seungmin durmiendo sobre el sofá, y comenzó a
recoger las pocas cosas que sacó en el motel.
-¿Qué ocurre, cachorrito? -le dijo en tono bajo, mientras lo acurrucaba contra su pecho, entrando
otra vez al cuarto.
-Sólo cocinaré algo, mi vida -le dijo, su voz rompiéndose-, ahora, ¿por qué no sigues durmiendo con
papá? Vas a tener que cuidarlo mucho, Minnie. Yo volveré enseguida.
-Promesa, Seungmin.
Felix cubrió su boca para ahogar el sollozo que moría por escapar de sus labios.
Se enderezó, cubriendo a Seungmin con la sábana, y luego se acercó a Hyunjin, dándole también
un beso en la frente mientras dejaba una carta sobre el velador. No tardó en sacar el boleto de
avión que partiría en una hora y media.
Antes de salir del cuarto, miró una vez más la escena, y sintió su corazón quebrándose cuando se
dio cuenta de que ya no tenía vuelta atrás.
229
Todavía podía volver, desnudarse y acostarse al lado de Hyunjin, quedarse allí por el resto de la
noche fingiendo que no pasó nada, y continuar con esa patética vida que llevó por tantos años,
fingiendo que era feliz con la condición que todo el mundo le impuso.
¿Y después qué?
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Hyunjin se volteó, sus manos buscando una conocida presencia, pero atrapando nada, y abrió sus
ojos pesadamente, confundido cuando sintió un pequeño cuerpo a su lado que no reconocía.
Se enderezó, gruñendo por el sol que se colaba por la ventana y no lo dejaba seguir durmiendo, y
se quedó en silencio un instante, tratando de aclarar sus pensamientos.
Porque era un silencio pesado, triste, sin ruido alguno, sin algo cómodo en el aire. Porque no podía
escuchar ruidos en el baño, en el comedor, en alguna parte del lugar. Porque no podía percibir a
través del vínculo si su pareja estaba cerca.
Se giró, mirando a Seungmin durmiendo a su lado como si nada, y hubo algo pesado en su
estómago cuando sus ojos recorrieron la habitación, notando que no vio las cosas de Felix
regadas por algún lado, porque todo parecía perfectamente en su lugar.
Todo excepto un sobre en el velador, siendo sujetado por un vaso con agua.
Su mano tembló mientras agarraba el sobre, el vaso cayendo al suelo, y pudo sentir a Seungmin
removiéndose a su lado.
Hyunjin:
Si estás leyendo esto, es porque ya me encuentro lejos, muy lejos, tan lejos que espero que tu alfa
sea incapaz de localizarme para siempre.
Lamento si he sonado duro. Lamento haber desaparecido sin más. Lamento haberme ido sin decir
adiós. Lamento haber dejado a Seungmin atrás.
230
De alguna triste forma, a pesar de todo el odio, hay una parte mía que puede comprender el actuar
de Chaewon porque ella es omega al igual que yo. Porque ella tiene los mismos miedos que todos
los omegas tenemos de no ser nadie en la vida y limitarnos a no ser nada más que animales de cría
para el resto de las personas. Porque ella sabe lo que es ser mirado en menos por el resto y fingir
que no te afecta cuando en realidad algo parece morir cada día un poquito más. Si Chaewon ha
actuado así, es porque la sociedad en la que estamos la ha obligado a eso.
Pero eso no justifica sus acciones. He descubierto que no importa cuánto me aleje, ella seguirá
queriendo verme destrozado, y he decidido irme por eso. Si permanecía en el mismo lugar que ella,
Chaewon iba a asegurarse de que terminara siendo devorado por todos los alfas posibles sólo para
su satisfacción personal, y soy lo suficientemente inteligente como para rendirme cuando mi poca
integridad personal está en peligro.
Habría querido llevarme a Seungmin conmigo, pero tú y yo sabemos que eso no es posible. Como
ahora tiene tu apellido, iba a necesitar tu autorización para sacarlo del país, y tengo bastante claro
que no ibas a otorgarme eso porque además Chaewon está encaprichada con él.
Así que Hyunjin, tienes que jurarme que lo vas a proteger con tu vida. Seungmin es lo único bueno
que he hecho en esta vida y si él llega a morir, Hyunjin, yo también me muero. Puedes marcar a otro
omega, creo que seré capaz de soportarlo, pero si algo le pasa a Seungmin, entonces mi vida habrá
acabado.
Promételo, Hyunjin.
Y dile que lo amo. Dile que mamá lo ama, tienes que decírselo todos los días, y tienes que entregarle
las cartas que le escribiré a futuro. Y tienes que pedirle perdón de mi parte y rogar que sea capaz de
perdonarme por haberlo dejado solo. Por no haber sido capaz de protegerlo. Pero es por su bien,
aunque eso no me consuele por completo.
Y te amo, Hyunjin, te amo a pesar de todo, pero una parte en mi interior también te odia, y lo siento
por eso, pero no puedo evitarlo.
Gracias por haberme amado hasta el punto de que fui realmente feliz por un tiempo.
Gracias, Hyunjin.
No se dio cuenta de que estuvo llorando hasta que las lágrimas humedecieron el papel que
sostenía con manos temblorosas.
Leyó otra vez la última línea, sollozando, sin saber qué hacer en ese instante, sin ser capaz de
moverse porque su alfa estaba roto, estaba destrozado, y pedía ir detrás del omega, de correr a
buscarlo, aunque sabía que no podría encontrarlo.
Porque sólo había silencio tras el vínculo, frío y horrible silencio. Hyunjin sabía que, por mucho
que tratara de buscar al omega, no podría encontrarlo.
Por supuesto, podría contratar detectives privados, averiguar su paradero, ¿y entonces qué
ocurriría? ¿Iría tras él a pedirle una nueva oportunidad, cuando Felix ya tomó su decisión?
Y la verdad, oh, la verdad que no le pudo decir porque Felix no se lo permitió, porque se estaba
despidiendo de él, hizo que soltara un jadeo bajo de dolor.
-Mamá... mamá… -su voz temblaba, se sacudía con cada nueva sílaba-, volverá, Seungmin.
Seungmin asintió, aunque Hyunjin sabía que el niño no terminaba de comprenderlo. Pero ¿cómo
podía explicárselo sin provocar un desastre?
-No lo-es -dijo entonces Seungmin-, mamá i-o yo cu-i-a-te -Seungmin asintió, arrugando el ceño, y
Hyunjin soltó una risa entrecortada, aturdido.
232
EPÍLOGO.
En el sueño, había una figura inclinada sobre su cama, sonriendo dulcemente mientras le miraba
con ojos llenos de cariño.
Seungmin recordaba haber visto ese rostro antes, pero no sabía de dónde era.
-Jamás me iré, está bien? Siempre estaré a tu lado, mi pequeño bebé. Jamás voy a abandonarte,
estaremos juntos por toda la vida.
Extendió su mano para poder tocar a la persona frente a él, sin embargo, el cuerpo pareció
desvanecerse entre sus dedos como si sólo fuera humo y vapor, disolviéndose en el aire.
Entonces, despertó.
Jadeando, en busca de aire, sudor pegándose a su rostro mientras los últimos vestigios de sueño
desaparecían, y miró la hora, pensando en lo que podría haberlo despertado.
Los gritos.
Por lo menos una vez a la semana, sus padres peleaban a gritos en mitad de la noche por el tema
de siempre, así como tenía ese sueño disperso al que ya se acostumbró.
-¡Esta es tu maldita casa, Hwang Hyunjin! -gritaba mamá con tono quebrado-. ¡¿Por qué no puedes
entenderlo?!
-Vete a la mierda, Chaewon -gruñía papá, sin una pizca de compasión en su voz-, tú y yo sabemos
que nunca seremos una familia.
Y luego el portazo.
Seungmin se recostó en la cama otra vez, suspirando y sintiendo el aire cargado de una tensión
que lo hundía un poco más con cada día que pasaba.
La puerta de su cuarto se abrió y Seungmin miró a Hwang Chaewon entrar con ojos llorosos y
aspecto agotado.
233
Chaewon sonrió débilmente.
-¿Ansioso porque mañana es tu primer día de clases? -la mujer entró a la habitación, sentándose
en el borde de la cama, y despeinó su cabello de forma amorosa. Seungmin soltó una risa baja,
aunque algo no parecía del todo correcto con esa imagen.
Siempre sentía algo que no parecía correcto, pero no podía descifrar el por qué.
-Claro que sí -mintió, para después tomar valentía-. ¿Por qué peleaban tú y papá?
-Ha llegado borracho otra vez -dijo Chaewon como si nada, su mano acariciando su cuello.
Seungmin observó la piel de la mujer, notando su boca apretada en un rictus de pena, porque era
bastante obvio lo que estaba mal: no se veía ninguna marca sobre el cuello de su madre.
Sólo piel limpia, sana, ninguna cicatriz o mancha que marcara que pertenecía a su alfa.
No, la única prueba de que ellos estaban juntos y eran un matrimonio feliz era él, Seungmin, y su
hermana menor, Hwang Yongsun.
Seungmin no podía recordar alguna vez si hubo palabras o una mirada de amor entre ellos.
Quizás de su madre sí, porque ella parecía siempre dispuesta a satisfacer a su padre, aunque
nunca lo vio sonreírle. Su padre, el callado y gruñón alfa, sólo era frialdad, desprecio, percibiéndose
casi un odio profundo hacia su mamá que, a veces, realmente le asustaba.
Bueno, aunque una parte suya parecía comprenderlo, porque sabía que ellos se casaron obligados.
Sabía que su padre nunca quiso casarse con su madre. Sabía que existía otra persona ocupando el
corazón de Hwang Hyunjin.
Lo descubrió varios meses atrás, a mitades de septiembre, cuando su padre llegó apestando a
alcohol y sollozando en silencio. Seungmin nunca antes vio a su padre llorar, por lo que no supo
cómo reaccionar al principio.
Luego, sólo pudo acercarse a sostenerlo, cerrando la puerta, y escuchó sus murmullos:
-¿Crees que él volverá? -susurraba con tono quebrado-. ¿Crees que él todavía me ama, Minnie?
Hyunjin le miró.
-Felix.
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Pero antes de poder preguntar quién era Felix, su madre apareció con una mirada de furia y se
pusieron a pelear.
Seungmin no tuvo valor más adelante para preguntarle a su padre sobre esa persona, pero sólo
pensó lo suficiente como para concluir que debía ser un antiguo amor que su padre tuvo y de quién
estuvo enamorado. Está enamorado.
-Deberías ir a ver a Yongsun -sugirió Seungmin entonces-, si se ha despertado, debe estar asustada
por los gritos.
Chaewon asintió, pensativa, y se puso de pie, cubriéndolo con las mantas y dándole un beso en la
frente.
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Todo el mundo creyó, hasta los doce años, que Seungmin iba a presentarse como un omega.
Después de todo, Seungmin siempre presentó rasgos que eran característicos de los omegas: un
rostro tierno, dulce, casi amable; ojos suaves y mirada tranquila; un silencio calmante y relajante,
un cuerpo delgado; voz sumisa y dócil. Incluso ahora, a los quince años, muchos desconocidos
pensaban en un primer momento que el chico frente a ellos era un omega.
Por eso, fue una total sorpresa que Seungmin se hubiera presentado como alfa, en especial para
su abuela Hwang, que no se lo esperó para nada. Ella nunca le prestó suficiente atención a su nieto
mayor, sólo a Yongsun, que parecía una niña alfa y quién iba a heredar el Imperio Hwang. Eso, por
supuesto, hasta que se presentó como omega.
Fue todo un revuelo, porque los papeles se invirtieron de un día para otro, y Seungmin comenzó a
ser educado para recibir las empresas de sus abuelos.
A Yongsun no parecía importarle, porque ella parecía más interesada en jugar con sus amigos y no
ser educada en los negocios.
A Seungmin en realidad no le costó adaptarse a su nueva vida, porque ahora sus abuelos parecían
estar prestándole una atención que durante muchos años no tuvo, y eso le gustaba bastante.
Además, ¿quién no estaría feliz de poder recibir a futuro una de las mejores empresas del país?
Pero algo faltaba. Seungmin siempre sentía que algo faltaba, en especial cuando su mamá le
sonreía y decía que estaba orgullosa de él.
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Suspiró, guardando sus cosas en el casillero antes de caminar hacia el salón, saludando a sus
compañeros de clase, y escuchó un quejido.
-¡Eres la nueva omega! Pero que cosita más linda hay aquí, ¿no quieres follar con nosotros?
Se detuvo, girándose, y observó a tres de los simios que tenía por compañeros acorralando a una
pequeña omega, que era nueva en ese lugar.
¿Cómo se llamaba?
Lee Soojin.
Sus compañeros le miraron con expresiones de sorpresa, porque Seungmin no solía hablar
demasiado con todo el mundo, y debido a ello, se miraron sin saber qué hacer.
Hizo una mueca de disgusto, a punto de comenzar a hablar sobre los derechos omegas y que ellos
no debían ser vistos como objetos, pero sabía que esos idiotas no lo comprenderían. Después de
todo, habían personas que creían que el hecho de que los omegas pudieran votar ya era derecho
suficiente para que estuvieran satisfechos.
En Corea, la lucha por los derechos omegas todavía no alcanzaba un punto crítico como en China
o Japón, pero sabía que tarde o temprano las cosas iban a cambiar.
Pero para Soojin si fue mucho, porque estuvo detrás de él por todo el resto del día, tratando de
conversar con él aunque Seungmin no fuera de muchas palabras (pero eso a la chica no parecía
importarle, porque hablaba sin descanso), y a la salida de clases, ella le tomó la mano.
Creyó que Soojin estaba tomándose atribuciones que no correspondían, e iba a detenerla para
aclararle que no la veía de esa forma, sin embargo, ella le arrastró por en medio de la multitud.
Un chico estaba de pie frente a una moto, cabello rubio cubriendo sus ojos mientras tecleaba algo
por su celular.
Seungmin lo reconoció como un alfa, pero eso no fue lo que lo desconcertó en ese momento.
-¡Channie oppa! -gritó Soojin, deteniéndose-. ¡Tienes que darle las gracias a Seungmin porque me
protegió, oppa!
-Éramos amigos -hubo una pausa-, aunque tú sólo tenías dos años, Minnie.
La voz grave, ronca del alfa, envió un escalofrío por su espina dorsal.
-Oh... -no sabía por qué, pero se sentía nervioso, ahogado, extrañado-, pues... Hola.
-Tú… -otra pausa-, ¿cómo estás? ¿Cómo está tu mamá? No recuerdo bien..
-Estoy bien, gracias -Seungmin no sabía por qué, pero quería que esa conversación terminara en
ese instante, porque algo extraño se estaba asentando en su estómago.
Porque tenía una sensación ahogada de que algo iba a estallar pronto.
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-Tu mamá, el tío Felix.
-Yo no sé…
-¿Se separó de tío Hyunjin? -Chan desvió la vista-. Recuerdo que estuvieron peleando esos últimos
días, pero…
-No conozco a ningún Felix -farfulló Seungmin, y luego agregó con falsa convicción-. Mi mamá se
llama Chaewon.
-Oh, mierda.
Sí, Seungmin se sentía cómo la mierda en ese instante, porque algo pareció hacer click en su
interior.
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