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INTRODUCCIÓN A LA BIOÉTICA
1.1 ANTECEDENTES Y DEFINICIÓN DE BIOÉTICA
La bioética tiene sus orígenes en Egipto y la Mesopotamia. Fue allí en donde se
detectaron las primeras regulaciones vinculadas a la medicina. Es a Hipócrates
(Grecia, 460-370 a.C) y a quien se le adjudica el Juramento Hipocrático, esto es,
una guía obligatoria que orienta a los médicos en su labor.
Por otra parte, la escolástica avanzó en una teología moral que aborda las
cuestiones de las leyes naturales, así como también la conservación de la vida.
Desde el siglo XVII se empezaron a registrar libros y textos que abordaban, de
manera conjunta, a la moral y a la medicina. Estas ideas, al poco tiempo, dieron un
salto al mundo laico, y se las considera los orígenes de la Deontología Médica.
Más allá de estos orígenes, en los que el término “bioética” como tal no existía, en
general, la historia de esta disciplina se divide en dos grandes etapas: antes de
Potter y después de Potter.
La etapa Antes de Potter incluye los dos ítems antes mencionados: el Juramento
Hipocrático y la Deontología Médica. La etapa denominada Después de Potter se la
ubica dentro del período que va desde el Código de Núremberg hasta el primer
trasplante de corazón, que llevó adelante Christian Barnard en 1967.
En pocas palabras, el Código de Núremberg es un conjunto de principios que
regulan la experimentación con seres humanos y fue el resultado de los Juicios de
Núremberg que se llevaron adelante una vez finalizada la II Guerra Mundial.
Habitualmente se dice que el término bioética fue acuñado por Van Rensselaer
Potter, destacado bioquímico, investigador en el área de la oncología básica en la
Universidad de Wisconsin, quien lo utilizó por primera vez en Estados Unidos en
el año 1970, en un artículo publicado en la revista Perspectives in Biology and
Medicine, editado por la Johns Hopkins University Press, titulado Bioethics: The
Science of Survival. Sin embargo, fue el pastor protestante y filósofo alemán Fritz
Jahr quien en 1927 usó el término Bio-Etnik refiriéndose a la relación ética entre el
ser humano, los animales y las plantas.
No obstante, esta palabra no entró efectivamente al vocabulario científico hasta la
publicación del libro de Potter titulado Bioethics: Bridge to the Future, aparecido
a principios de 1971 a instancias de Carl Swanson, quien dirigía la colección
Biological Sciencies Series para el editor Prentice Hall, y donde se compilan 13
artículos de Potter escritos entre 1962 y 1970. Potter, preocupado por los hechos a
que daban lugar las nuevas tecnologías y la confusión resultante, propuso crear
un puente interdisciplinario entre ciencias y ética, entendida la disciplina como
aplicación del conocimiento para mejorar la calidad de vida.
En la obra exponía su visión: “El objetivo de esta disciplina, como yo la veo, sería
ayudar a la humanidad en dirección a una participación más racional, más
cautelosa, en el proceso de la evolución biológica y cultural. Escribo ‘bio’ para
representar el conocimiento biológico, la ciencia de los sistemas vivientes, y
‘ética’ para representar el conocimiento de los sistemas de valores humanos.
En el mismo año, sostenía: “El problema moral surge porque la ciencia médica ha
alcanzado un éxito parcial en el mantenimiento de la maquinaria sin mantener a la
persona”.
La causa de que la bioética se extendiera sobre todo al terreno biomédico se debió
a André Helleggers (ginecoobstetra de origen holandés, experto en fisiología fetal),
quien, entusiasmado con la propuesta, divulga la palabra bioética y en ese año
(1971) funda un centro de investigación en bioética en Washington DC, el
Kennedy Institute of Ethics, vinculado actualmente a la Universidad de Georgetown.
Más tardíamente, al ver el rumbo que había tomado su idea, Potter declaraba: “De
acuerdo a mi punto de vista, la bioética, como una ciencia para la supervivencia
humana, tiene que establecer puentes para las ideas éticas sociales ya existentes
y orientaciones anticipadas”… y “la función de la bioética puente se transforma así
en una construcción de puentes hacia cada una de las especialidades y de puentes
entre las especialidades, con el fin de desarrollar más a fondo una bioética global
que considere el bienestar humano en el contexto del respeto de la naturaleza”.
Potter se refería no sólo al hombre sino a toda la naturaleza, a la relación de
éste con los animales, plantas y medio ambiente, estando preocupado por las
generaciones presentes y también por las futuras. En esos años introdujo el
concepto de una bioética global como respuesta a que hasta entonces se había
reducido la bioética al ámbito de la biomedicina: “En el momento actual, los eticistas
médicos deberían ir más allá del monitoreo de los avances tecnológicos para los
más privilegiados. Deberían colaborar con los eticistas sociales y deberían
demandar medidas sanitarias para los no privilegiados en el propio país y en el
mundo en vías de desarrollo, donde la pobreza se combina con el SIDA, la malaria,
el parasitismo y la tuberculosis” (citado por Spinsanti)
Hans Martin Saas, en sus estudios sobre Jahr, nos muestra que éste extendió el
imperativo moral kantiano a todas las formas de vida; modificó la estructura
categórica inflexible de Kant convirtiéndola en un modelo pragmático y situacional
de equilibrio entre las obligaciones morales, los derechos y las visiones morales.
Jahr se expresaba: “Respeta por principio a cada ser viviente como un fin en sí
mismo y trátalo, de ser posible, como a un igual”
La bioética ha sido definida por W. Reich en la Encyclopedie of Bioethics, en
1978, del siguiente modo: “El estudio sistemático de la conducta humana en el
área de las ciencias de la vida y la atención de la salud, en tanto que dicha
conducta es examinada a la luz de principios y valores humanos”. En la
segunda edición de dicha Encyclopedie, del año 1995, la definición aparece
modificada: “Bioética es un término compuesto derivado de las palabras
griegas bios (vida) y ethike (ética). Puede ser definida como el estudio
sistemático de las dimensiones morales, incluyendo visiones, decisiones,
conductas y políticas morales de las ciencias de la vida y atención de la salud,
empleando una variedad de metolodologías éticas en un contexto
interdisciplinario.
Según Mainetti, “el campo bioético involucra mucho más que el estudio de la
filosofía moral, para abarcar todo el campo de la filosofía práctica; es un área
interdisciplinaria donde la dimensión ética no puede o no debe ser abstraída de las
dimensiones social, económica, política, religiosa, etcétera”
En la práctica es una rama de la ética aplicada, que en el campo de la medicina
ayudará en especial en el momento de la toma de decisiones, donde no solo se
tomarán en cuenta las consideraciones clínicas, sino que también aparecerán
juicios de valor de la persona o paciente y del equipo sanitario.
La idea central de la bioética es el respeto de la vida humana, idea que está
presente en todas las corrientes del pensamiento ético. La libertad humana, la
igualdad de derechos y la solidaridad son los principios rectores de la disciplina en
torno a los cuales parece haber consenso universal.
Gracia Guillén dice que Potter entendía la bioética como una nueva cultura, como
el encuentro necesario de los hechos, tal como hoy los plantea la ciencia, en
especial las ciencias de la vida y los valores, o si se quiere entre las Ciencias y las
Humanidades, como un nuevo paradigma intelectual y cultural consistente en la
confrontación entre hechos y valores. No es un azar que el propio Potter, un tanto
desengañado por los derroteros excesivamente médicos de la bioética en las
décadas de 1970 y 1980, haya acuñado otro término feliz, Global Ethics, que en su
opinión expresa mejor que el anterior su verdadero pensamiento”.
Surgimiento de la bioética
La aparición de esta disciplina en los años 70 reconoce múltiples causas, entre las
que se destacan:
a) el carácter cada vez más científico de la medicina
Con el transcurso del tiempo el discurso médico se encaminó hacia el discurso
científico, logrando la máxima objetividad científica mediante la exclusión del
sujeto, al cual convierte en un simple “objeto” de estudio.
En el campo del conocimiento médico existe un sujeto cognoscente (médico) y un
sujeto observado (paciente) que pasa a ser “objeto”. En el afán de objetivar cada
vez más el estudio convierte el paciente en una “cosa”; se estudia la enfermedad,
no al enfermo, con lo cual se pierde la visión de su humanidad, de su integralidad.
A medida que crece la ciencia, en su gran expansión, se comienza a afirmar una
corriente adversa a la cosificación del objeto de estudio; se inicia la reflexión sobre
el “objeto”, que no es un simple objeto de estudio, el cual no puede ser abordado
solo por la ciencia. Von Weizsäcker encontró que el rasgo más característico de
la medicina del siglo XX ha sido la “introducción del sujeto”. Coincide Laín
Entralgo al señalar: “El sujeto enfermo y el potencialmente enfermo se rebelaron
clínica y socialmente contra la expresión del diagnóstico y la terapéutica de la
medicina, que sólo en la ciencia natural encuentra su fundamento: cosificación del
enfermo”. Es así que vemos surgir el sujeto moral como ser racional,
autónomo, que exige conocer, participar en las decisiones que sobre él
tomará el médico. Y la medicina científica, con el aporte de la reflexión y el estudio
de los valores del hombre que le provee la ética, reencuentra en la época actual su
verdadera finalidad.
Pellegrino, una de las figuras prominentes de la ética médica norteamericana,
refleja así lo anteriormente explicitado: “La medicina es la más humana de las
ciencias y la más científica de las Humanidades”
b) el enorme avance de las tecnologías médicas
El avance de las tecnologías y su aplicación trajo importantes cambios en los
parámetros de la vida, sobrepasando los límites naturales de la misma,
cuestionando los fundamentos de la vida y de la muerte humanas. Es así que en la
década de 1960-1970 dichos adelantos suscitan debates públicos con
intervención de diferentes disciplinas profesionales donde además participa
la sociedad civil. Casos sumamente publicitados, como el uso de respirador en
pacientes en estado vegetativo persistente (caso de Karen Quinlan) o de
mantenimiento de alimentación parenteral (caso de Nancy Crouzan), ambos en
Estados Unidos, produjeron intensos intercambios sobre lo que se debería o no
actuar ante determinadas circunstancias. Igualmente, en 1967 el avance en materia
de trasplantes provocó polémicas sobre los criterios de muerte, al mantener a los
donantes de órganos en respiradores. Los avances tecnológicos acaecidos en esos
años fueron múltiples y a los ya citados, como los soportes vitales, se agregaron
otros como la diálisis, adelantos en cuidados intensivos; avances en el campo de
la genética que hicieron posible el acceso al conocimiento de los mecanismos
vitales, planteando la posibilidad de intervenir y modificar el genoma humano. Se
tornarían viables la modificación y la transformación de la vida, desconociéndose de
antemano los beneficios o daños posibles para las generaciones futuras. Frente a
estos avances de la ciencia y sus aplicaciones, la sociedad enfrenta el dilema de la
corrección y oportunidad de estos métodos.
c) la socialización de la atención de la salud.
El cambio sucedido en la asistencia médica, que en su socialización se evade de la
atención personalizada, individual y privada. Se producen nuevas formas de
relación médico-paciente, lo que condujo a su despersonalización y
deshumanización; todo ello agravado por la crisis en la asistencia médica originada
en el desborde de los costos económicos y sociales.
Gafo sostiene que el principal problema bioético es cómo humanizar la relación
entre aquellas personas que tienen conocimientos médicos y el ser humano, frágil
y frecuentemente angustiado, que vive el duro trance de la enfermedad que afecta
hondamente a su ser personal
A todo lo anterior se agrega un progresivo cambio del sentido del accionar
médico, el cual evoluciona del acto de curar hacia la prevención de la
enfermedad; el proceso del diagnóstico clínico pasa a ser dominado por una
creciente automatización tecnológica.
En Estados Unidos la bioética surgió en los años 70 teniendo en sus orígenes
eventos moralmente perturbadores que sensibilizaron a las comunidades de
ese país cuando los mismos se hicieron públicos; se inicia la preocupación de cómo
se deben hacer los experimentos con seres humanos, del uso de las altas
tecnologías y de los usos sociales de la medicina.
Estos casos fueron los siguientes:
• En 1963, a un grupo de pacientes terminales del Hospital de Enfermos
Crónicos Judíos de Brooklin, Nueva York, se les inyectó células
cancerosas para observar la sobrevida de las células en dichos pacientes.
Esto se realizó sin el consentimiento de los pacientes o de los subrogantes.
• El segundo caso ocurrió en 1967 en una escuela para niños con retardo
mental, en Willowbrook State School, Nueva York. Les inyectaron el virus
de la hepatitis a los niños de dicha institución; aunque se requirió el
consentimiento de los padres, de hecho no fueron libres para otorgarlo, dado
que existieron elementos de coacción, si no daban el permiso para entrar en
el estudio, no se les aceptaba en dicho centro; lo que agravaba la situación
era la falta de otras escuelas especiales en la zona.
• Las investigaciones llevadas a cabo en Tuskegee, Alabama, proyecto de la
US Public Health Service, donde desde 1932 a 1972 se estudió la evolución
natural de la sífilis en una población negra y de condición socioeconómica
baja; en la década de 1940, al aparecer la penicilina, los pacientes no
recibieron tratamiento y siguieron siendo observados sin comunicarles
acerca de la existencia de esa terapia eficaz y segura. En 1972 se hace
pública la información en una portada del New York Times, concluyéndose
que esta investigación era totalmente injustificable
Analizando los factores que permitieron estos abusos morales destacamos tres
hechos importantes:
• El imperativo del progreso médico: por este se justifican los abusos y
transgresiones a los derechos humanos.
• La autoridad moral no cuestionada en asuntos médicos.
• Prejuicios raciales y sociales.
El racismo clarificó en dos puntos el origen de la bioética:
Cuando se dieron estos hechos previamente ya existían claras declaraciones
sobre las exigencias éticas que se debían cumplir para realizar
investigaciones con seres humanos. Luego de la Segunda Guerra Mundial,
donde ocurrieron aberrantes violaciones a los derechos humanos en las
investigaciones realizadas, se condenaron a los autores y se redactó el Código de
Nuremberg en 1947. Posteriormente, la Asociación Médica Mundial redacta en
1964 la Declaración de Helsinki. A pesar de que las declaraciones explicitaban
claramente los requisitos éticos para realizar investigaciones, las mismas no fueron
respetadas. Estas situaciones actuaron como un elemento detonador, dado que en
años previos ya habían sido denunciadas otras situaciones violatorias de los
derechos de las personas, y se produjo una gran conmoción pública en Estados
Unidos.
Especialmente en respuesta a la investigación de Tuskegee, el gobierno de
Estados Unidos crea en 1974 la National Commission for the Protection of
Human Subjetcs por ley pública. Esta comisión nacional estaba conformada por
investigadores y otras personas que trabajaban en el campo de protección de los
derechos humanos, pertenecientes a disciplinas jurídicas, filosóficas, ciencias
sociales, teológicas e historiadores. Para muchos, este fue el primer paso de
entrada de la perspectiva ética en el estudio de las investigaciones, como el preludio
de lo que más tarde se llamó bioética. Se podría considerar esta National
Commission como el primer antecedente de los comités de ética. El objetivo
de esta comisión era determinar los requisitos éticos que debían regir las
investigaciones en seres humanos. Cuatro años más tarde esta comisión se
expide y sus conclusiones se presentan en el Informe Belmont (1978), donde
aparece por primera vez lo que se conocerá como principios bioéticos: Ethical
Principles and Guidelines for Protection of Human Subjects in Research.
En este informe, que evidentemente se realizó teniendo en cuenta el caso de
Tuskegee, se definieron tres principios que habían sido violados:
• Beneficencia, ya que no se buscó el mayor bien de los pacientes en la
investigación.
• Autonomía, al no haber obtenido el consentimiento de los sujetos en base a
una información adecuada y llevando a cabo actuaciones bajo engaño.
• Justicia, pues no hubo una selección equitativa de los sujetos y se utilizó
una población tan vulnerable como eran las personas de raza negra e
indigentes.
El informe contenía recomendaciones: todas las instituciones que reciben fondos
del gobierno federal deben establecer un Institutional Review Board (IRB); se debe
incluir en el mismo a investigadores, juristas, filósofos, teólogos, historiadores y
sociólogos.
Posteriormente, Beauchamp y Childress publican Principle of Biomedical
Ethics en 1979, (ambos formaron parte de la comisión presidencial que redactó el
Informe Belmont, siendo Beauchamp el presidente de la misma). No cabe duda que
el trabajo en dicha comisión influyó a los autores en la redacción de esta obra, pero
extendieron la aplicación de los tres principios que se redactaron para las
investigaciones hacia todas las actividades con seres humanos, no sólo en la
investigación. Y a los principios de beneficencia, autonomía y justicia, que del
Informe Belmont se deducían, agregaron el principio de no maleficencia,
resultando:
• Principio de beneficencia (operativizado en ponderación de riesgo/beneficio).
• Principio de autonomía - respeto a las personas (operativizado por el
consentimiento informado).
• Principio de justicia - equidad, comportamiento justo con los demás
(operativizado en la elección de la muestra).
• No maleficencia - no dañar (diferente al de beneficencia), y conocido en el
ejercicio de la medicina desde los tiempos hipocráticos.
Todos estos movimientos y discusiones públicas llevaron a crear con gran ímpetu
el campo interdisciplinario de la bioética. El movimiento bioético se gestó en todos
los antecedentes que convergieron en su aparición, dada la necesidad de llegar a
un acuerdo en estas delicadas cuestiones, ya que la sociedad consideró que no se
podían dejar las decisiones exclusivamente en manos del grupo médico.
Los factores sociales ayudan a moldear estas cuestiones y las soluciones a que
llegan dependen del moralismo de la sociedad, de factores políticos y de la profesión
médica en sí misma. Se hizo evidente que las cuestiones médicas requieren
respuestas médicas y que las cuestiones que suceden en la atención de la
salud no son exclusivamente de naturaleza médica. Existen cuestiones sobre
los valores individuales, del significado personal de la vida y muerte, acerca de
equidad y justicia, que no pueden ser resueltas solo por el equipo médico. La
medicina, por los motivos enumerados anteriormente, comienza a ser cuestionada
en su ejercicio por una sociedad que ha cambiado, que posee el conocimiento de
sus derechos y exige el uso de los mismos.
Campo de la bioética
Siguiendo los conceptos de Mainetti, los tópicos de la bioética abarcan tres grandes
capítulos:
a) Ética médica, b) Bioética general, c) Bioética especial
a) En la ética médica o biomédica podemos comprender la ética profesional o
médica en su sentido más restringido, tratándose entonces de la denominada ética
deontológica. Esta incluirá el conjunto de normas que establecen los
profesionales de la salud por las que rigen sus modelos de conducta
profesional.
Reconocemos que actualmente la acepción ética médica posee un significado más
extenso, abarcando la reflexión bioética en el terreno de la relación médico-paciente
o, mejor dicho, de la relación de todos los intervinientes en la relación sanitaria.
La aplicación de los principios y reglas morales en la medicina clínica tiene como
objetivo primordial la mejoría de la calidad de esta relación. Por tanto, los temas que
la bioética privilegiará en esta relación serán el estudio de los principios morales de
no maleficencia, beneficencia y autonomía de los pacientes; de las normas morales
de confidencialidad, veracidad, privacidad, y consentimiento informado; todo ello
dentro de un contexto deontológico de derechos y deberes médico-paciente.
b) La bioética general ocurre en un plano superior al de las relaciones médico-
paciente, interesándose en las decisiones sobre la moral pública, la población,
medio ambiente e investigación científico-tecnológica. En la eticidad de la atención
de la salud se interesará en las políticas de la micro y macroasignación de recursos.
c) La bioética especial tiene que ver con la intervención biotécnica en la vida
humana desde el nacimiento a la muerte y comprende los siguientes temas:
• Genética, contracepción, esterilización, aborto y tecnologías reproductivas
(inseminación artificial, fertilización in vitro, donación de gametos, bancos de
esperma, clonación).
• Los temas de experimentación humana y animal, control de la conducta
(psicofarmacología y psicocirugía).
• Los temas de definición de la muerte, eutanasia, suicidio asistido y
prolongación de la vida.
1.2 ÉTICA, DEONTOLOGÍA Y BIOÉTICA
Moral
La moral es el conjunto de reglas que se generan de manera individual o grupal
y que se aplican a los actos de vida cotidiana de los ciudadanos. Estas normas
guían a cada individuo, orientando sus acciones y sus juicios sobre lo que es
moral o inmoral, correcto o incorrecto, bueno o malo. La moral se refiere a las
creencias y prácticas de primer orden que implican un conjunto de juicios
establecidos que originan y siguen los individuos, las familias o sociedades para
orientar sus acciones y comportamiento en la vida diaria.
Estos códigos morales pueden servir de referencia a instituciones, grupos y
sociedades enteras, impregnando procesos esenciales de socialización y de pautas
de actuación.
Ética
Se define como manera de ser, carácter. El hombre construye su ethos o forma de
ser a partir de la repetición progresiva de actos que dan lugar a la formación de
hábitos y son precisamente estos los que expresan la conducta humana.
En un sentido práctico, los propósitos de la ética y de la moral son muy
similares. Ambas son responsables de la construcción de la base que guiará la
manera de ser, la conducta de la mujer y el hombre, determinando su carácter, su
altruismo y sus virtudes y de enseñar la mejor manera de actuar y comportarse en
sociedad.
Ambos términos están destinados a distinguir a las buenas y malas
conductas. Sin embargo, la ética es más reflexiva al cuestionarse el por qué
se consideran válidas algunas conductas y otras no, es decir, busca y analiza
el fundamento de cada comportamiento.
La ética, como ciencia, es un conjunto de conocimientos derivados de la
investigación de la conducta humana al tratar de explicar las reglas morales de
manera racional, fundamentada teórica y científicamente. Es una reflexión sobre la
moral. Provee la base teórica para valorar el por qué algo es bueno o malo.
Entonces, la ética, obliga a la reflexión sobre nuestras creencias, prácticas y juicios
morales. Por tanto, comprende un proceso de valoración y provee las razones para
evaluar el por qué algo es bueno o malo. Es una actividad consciente del ser
humano que influye y a la vez refleja su realidad personal y contextual, una reflexión
disciplinada sobre las decisiones que toman las personas y las instituciones. Sin
embargo, la ética no solo estudia lo que se hace, sino también lo que deja de
hacerse por negligencia, mala planeación y falta de previsión. En este sentido,
conviene recordar que la ética no consiste en la aplicación mecánica de principios
o de normas morales de un código establecido, sino en la justificación racional y
argumentada de los cursos de acción preferibles entre varias alternativas.
No se trata simplemente de hacer lo que se cree ético, porque aparentemente se
tiene en cuenta una regla o principio ampliamente aceptado, sino de garantizar en
lo posible que el desenlace sea el que más beneficia a los actores, atendiendo a las
circunstancias y a los detalles relevantes de la situación real, en donde es preciso
valorar la aplicación ciertos principios.
Los profesionales del área de la salud tenemos el privilegio y la responsabilidad de
atender al ser humano en todo lo relativo a su salud en los aspectos biológicos,
psicológicos y sociales. Así, el paciente nos permite entrar en contacto con aspectos
íntimos y relevantes de vida para atender un problema de salud relatando su historia
familiar, describiendo la sintomatología, los detalles de inicio, el sitio del dolor,
realizar un procedimiento invasor o quirúrgico, ser atendida por trabajo de parto,
realizar un tacto rectal, buscar consejo sobre problemas psicológicos individuales o
sociales. En todos los casos cada paciente confía en que el profesional hará lo
necesario para resolver su problema de salud. Esta intervención biológica, psíquica
y social que nos autoriza el paciente merece un comportamiento cuidadoso, ético y
científico, de cada profesional que participa en su estudio y atención. Esto es ética
aplicada, ética práctica.
Deontología
Otro concepto relacionado es el de Deontología, del griego δ¿ον “debido” + λóγοζ
“tratado”; término introducido por Jeremy Bentham en su Deontology or the
Science of Morality/Deontologia o la ciencia de la moralidad en 1889.
Hace referencia a la rama de la ética cuyo objeto de estudio son los fundamentos
del deber ser y las normas morales que lo dirigen. Se refiere a un conjunto
ordenado de deberes y obligaciones morales que tienen los profesionales de
una determinada materia.
Ya comentamos que la ética estudia el acto humano y analiza si es bueno o malo y
en el caso de la ética médica se circunscribe al acto médico. En cambio, la
deontología determina los deberes que han de cumplirse en circunstancias
particulares. Por tanto, dentro de cada profesión se habla de sus aspectos
deontológicos. De manera general se acepta que el cumplimiento del deber es hacer
aquello que la sociedad ha impuesto, desde los puntos de vista ético y científico, en
bien de los intereses colectivos y particulares.
Bioética
Según la definición propuesta por la Encyclopedia of Bioethics: "La bioética es el
estudio sistemático de la conducta humana en el campo de las ciencias de la
vida y la salud, a la luz de los valores y los principios morales"
El concepto de bioética hace alusión a la ética de la vida o de la biología. De
origen griego, el término bios significa “vida” mientras que ethos quiere decir “ética”.
1.3 ÁREAS CONSTITUTIVAS DE LA BIOÉTICA
1.4 ÁREAS DE IMPACTO EN EL ESTUDIO DE LA BIOÉTICA
Se pueden identificar cuatro campos en los que la bioética como disciplina debería
ser aplicada y tienen que ver con la regulación en los avances científicos. La bioética
establece que no todo aquello que científicamente es posible, necesariamente es
éticamente admisible.
Los cuatro campos a considerar son los siguientes:
• Regulación de los avances de la genética. Aquí se incluye todo aquello que
tenga vínculos con el nacimiento, incluso la clonación.
• Regulación de aquellos avances que pongan en riesgo al medio ambiente
y al planeta Tierra. En este caso, se debe tener control de todas aquellas
prácticas que pongan en peligro los hábitats naturales, el aire o el agua, así como
también limitar todo lo que conlleve al calentamiento global.
• Regulación en aquellos avances y conocimientos que tengan que ver con
la procreación. Esto incluye el aborto, los métodos anticonceptivos, la
fecundación asistida y las regulaciones natales.
• Regulación en los centros de salud. Esto tiene que ver con prácticas como la
eutanasia, paliativos e incluso los cuidados que se le otorgan a personas que se
encuentran en terapia intensiva.
1.5 LA BIOÉTICA COMO UNA ACTIVIDAD MULTIDISCIPLINARIA
El carácter interdisciplinario de la bioética se reconoce porque se apoya en varias
disciplinas: biológicas, humanistas, económicas, filosóficas, políticas y
legislativas, para producir el bien social en el presente y futuro de las
generaciones.
La bioética se ha consolidado como un espacio de reflexión multidisciplinario
necesario para abordar con éxito los problemas complejos suscitados en el ámbito
específico de la atención sanitaria y ha ido ampliando progresivamente su enfoque
para estudiar los factores naturales, tecnológicos y sociales que pueden tener
repercusiones sobre la salud humana y la biosfera en su conjunto. A pesar de ser
una disciplina joven y en continuo desarrollo, se ha convertido en una herramienta
de trabajo fundamental para los comités y organismos que, con funciones
predominantemente consultivas son requeridos, además desarrolla y realiza tareas
de formación de profesionales de la biomedicina y la bioética.
Desde el punto de vista práctico, por ejemplo, la bioética aborda los conflictos éticos
que surgen en las ciencias biológicas como puede ser el caso de la investigación
en animales, la manipulación de la estructura genética, problemas derivados del uso
de combustibles fósiles, contaminación de los suelos y el agua con productos
químicos, uso irracional de insecticidas, entre otras importantes y variadas
situaciones.
BIBLIOGRAFÍA:
Fundamentos de la bioética | RPBC. (s. f.). RPBC.
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Hardy-Pérez, A. E., & Rovelo-Lima, J. (2015). Moral, ética y bioética. Un punto de
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Equipo editorial, Etecé. (2021, 5 agosto). Bioética - Concepto, principios, historia,
usos y ejemplos. Concepto. https://concepto.de/bioetica/
ELABORADO POR ELVA MARIA TORRES ALBA
BIOÉTICA PROFESIONAL
NOVENO CUATRIMESTRE