Introducción
Contextualización del Problema Jurídico: Introduce el contexto en el que
se presenta el debate, situándolo en un conversatorio sobre violencia
intrafamiliar. Explica que, en Colombia, el Código Penal protege ciertos
bienes jurídicos como la vida, la integridad personal, la libertad
individual, la familia y la libertad sexual. En ese marco, surgen debates
sobre si ciertos delitos pueden configurarse mediante una omisión en
vez de una acción directa.
Presentación de los Panelistas y sus Posturas: Resalta que Pitágoras
Restrepo sostiene que los padres, como garantes de sus hijos, podrían
cometer violencia intrafamiliar mediante omisión, mientras que John
Maquiavelo se opone a esta idea, afirmando que no es posible maltratar
o lesionar a alguien por omisión.
Objetivo del Trabajo: Definir cómo el Código Penal y la doctrina en
Colombia abordan la posibilidad de la comisión de delitos mediante
omisión, especialmente en el contexto de la violencia intrafamiliar.
Importancia del Tema: Destacar que entender si se puede cometer
violencia intrafamiliar por omisión permite ampliar el alcance de
protección para los menores y otros integrantes vulnerables de la
familia, reforzando los derechos fundamentales de la infancia y la
familia.
1. Delimitación de los Bienes Jurídicos Protegidos y Delitos Relevantes
En el ordenamiento penal colombiano, los bienes jurídicos protegidos
representan los intereses fundamentales que el Estado y la sociedad
consideran dignos de tutela mediante sanciones penales. La Ley 599 de 2000,
o Código Penal colombiano, agrupa los delitos en función de los bienes jurídicos
que se ven afectados, lo que permite una sistematización que facilita su
comprensión y aplicación en la práctica jurídica. Los siguientes grupos de
delitos responden a la protección de algunos de los valores más fundamentales
para la convivencia y la cohesión social:
1.1 La Vida e Integridad Personal
La vida y la integridad personal son considerados los bienes jurídicos más
esenciales, pues sin ellos resulta imposible el goce de cualquier otro derecho.
La protección penal de estos bienes jurídicos responde a la necesidad de
garantizar el derecho fundamental a la vida, establecido en el artículo 11 de la
Constitución Política de Colombia, y el derecho a la integridad personal, que
abarca tanto la integridad física como psicológica de los individuos.
Delitos Contra la Vida: Dentro de este grupo, el Código Penal clasifica
delitos como el homicidio (Art. 103), el homicidio culposo (Art. 109), y el
feminicidio (Art. 104A), entre otros. Estos delitos tienen en común la
afectación directa y grave a la vida, castigando tanto las acciones
dolosas (con intención) como las culposas (por negligencia). El Estado
protege así el valor absoluto de la vida, con penas proporcionales a la
intencionalidad y las circunstancias de cada caso.
Lesiones Personales: Las lesiones personales (Art. 111) constituyen otro
de los delitos clave en la protección de la integridad personal. Este tipo
penal castiga cualquier acto que lesione la integridad física o mental de
una persona, aunque no implique necesariamente la muerte. En el
contexto del problema jurídico planteado, las lesiones personales
también son relevantes, ya que podrían configurarse por omisión cuando
existe un deber de protección, como ocurre en relaciones de parentesco
o custodia.
Importancia de la Omisión en Delitos contra la Integridad: En los casos
de lesiones personales, existe un debate sobre si una omisión puede ser
suficiente para tipificar el delito. Esto es especialmente relevante en
contextos familiares, donde un progenitor puede tener la obligación de
proteger a un menor. La omisión en cumplir este deber puede derivar en
daños físicos o psicológicos, encuadrándose en una posible comisión por
omisión.
1.2 La Libertad Individual y Otras Garantías
La libertad individual, entendida como el derecho de las personas a
autodeterminarse y a ejercer su voluntad sin coacción indebida, es un bien
jurídico protegido en el Código Penal colombiano. En una sociedad
democrática, el respeto a la libertad de los individuos es fundamental, y su
vulneración se sanciona con penas graves. La libertad individual incluye no
solo la libertad física, sino también la capacidad de actuar sin miedo a
represalias o violencia.
Secuestro y Privación de la Libertad: Entre los delitos más relevantes que
protegen este bien jurídico están el secuestro (Art. 168) y la
desaparición forzada (Art. 165). Estos delitos afectan directamente la
libertad de las personas y buscan restringir cualquier acto que limite la
capacidad de un individuo para decidir sobre su propio desplazamiento o
situación.
Amenazas y Coacción: El Código Penal también sanciona delitos que
implican la vulneración de la libertad de acción y decisión de una
persona, como las amenazas (Art. 347) y el constreñimiento ilegal (Art.
182). Estos actos pueden generar un entorno de coacción y miedo que
afecta la libertad psicológica de los individuos, interfiriendo en su
derecho a actuar sin temor.
Relación con la Omisión: En delitos que afectan la libertad individual,
como las amenazas, la omisión no suele ser el medio típico de comisión.
Sin embargo, la omisión de intervención en casos de coerción o violencia
en entornos familiares puede ser vista como un incumplimiento del
deber de proteger a quienes se encuentran en situación de
vulnerabilidad, como los menores.
1.3 La Familia
La familia, como institución fundamental en la sociedad y núcleo básico de
protección y desarrollo, es objeto de especial protección en el Código Penal
colombiano. El artículo 229, que tipifica el delito de violencia intrafamiliar,
refleja la necesidad de garantizar un ambiente de respeto y seguridad en el
entorno familiar. El Estado asume que la estabilidad y el bienestar dentro del
hogar son condiciones indispensables para el desarrollo integral de sus
miembros, especialmente de aquellos más vulnerables, como los menores.
Violencia Intrafamiliar: La violencia intrafamiliar (Art. 229) sanciona las
agresiones físicas, psicológicas o económicas ejercidas contra los
miembros de la familia. En Colombia, este delito incluye cualquier
comportamiento que afecte la integridad de uno de sus miembros,
destacando la protección de aquellos que están bajo el cuidado de un
garante (como los padres con respecto a sus hijos).
Comisión por Omisión en el Contexto Familiar: Este delito se destaca
porque admite la posibilidad de comisión por omisión, especialmente
cuando un miembro de la familia no interviene para proteger a otros en
situaciones de riesgo, pese a su deber de protección. La doctrina
colombiana ha discutido ampliamente si los padres pueden incurrir en
violencia intrafamiliar al omitir sus deberes de protección frente a
situaciones de abuso o maltrato entre familiares.
Aspecto Psicológico y Moral de la Violencia: La violencia intrafamiliar no
solo comprende agresiones físicas, sino también daños psicológicos y
emocionales, que pueden surgir de omisiones prolongadas, como la
negligencia emocional o la falta de intervención en situaciones de abuso.
En este sentido, la ley establece una responsabilidad activa en la
protección y el bienestar emocional de los miembros más vulnerables de
la familia.
1.4 Libertad, Integridad y Formación Sexuales
Los delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales se enfocan en
proteger la autonomía sexual y el desarrollo libre de la identidad sexual de las
personas, en especial de los menores. En el Código Penal colombiano, estos
delitos están fuertemente penados debido a su alto impacto en el bienestar
físico y psicológico de las víctimas.
Delitos Sexuales: El Código Penal colombiano tipifica una serie de delitos
que atentan contra la integridad sexual, como el acceso carnal abusivo
con menor de 14 años (Art. 208), el acto sexual abusivo (Art. 209) y la
explotación sexual (Art. 213). La ley penal busca prevenir y sancionar
conductas que vulneren la libertad sexual, especialmente de menores,
quienes requieren especial protección.
Protección a Menores: Estos delitos son particularmente sensibles
cuando involucran a menores, quienes por su condición de
vulnerabilidad tienen derecho a una protección reforzada por parte del
Estado. La jurisprudencia ha enfatizado que cualquier persona con deber
de protección que no intervenga ante situaciones de abuso sexual podría
estar incurriendo en una omisión reprochable penalmente.
La Omisión Impropia y el Deber de Protección: En delitos de índole
sexual, la omisión impropia también es relevante, especialmente en
contextos familiares. Los padres, en su rol de garantes, tienen un deber
ineludible de proteger a sus hijos frente a situaciones de abuso. Si no
actúan para evitar que se perpetren estos delitos en el entorno familiar,
podrían ser considerados penalmente responsables.
Argumento Conjunto de Protección Penal y Rol del Garante
En los grupos de delitos analizados, la omisión impropia es especialmente
relevante en el contexto de la violencia intrafamiliar y los delitos sexuales,
debido a la relación de parentesco o custodia entre el agresor potencial (por
omisión) y la víctima. La jurisprudencia colombiana y la doctrina penal han
subrayado que el rol del garante implica una responsabilidad activa para
proteger, prevenir y actuar frente a cualquier riesgo que amenace estos bienes
jurídicos. Así, el Estado no solo sanciona las acciones directas, sino también las
omisiones de aquellos que, teniendo un deber de cuidado, no actúan para
proteger la vida, integridad y desarrollo de los más vulnerables, especialmente
en el entorno familiar.
2. Contexto Jurídico del Delito de Violencia Intrafamiliar
El delito de violencia intrafamiliar, tipificado en el artículo 229 del Código Penal
colombiano, se configura como un acto que afecta la armonía y la seguridad
dentro del núcleo familiar. Este tipo penal se sustenta en la importancia de
proteger el bienestar físico, psicológico y emocional de cada uno de sus
miembros, especialmente de aquellos que se encuentran en una situación de
vulnerabilidad, como los menores. El Estado asume un rol protector de la
familia, dado que esta institución es el núcleo fundamental de la sociedad,
como lo establece el artículo 42 de la Constitución Política de Colombia. En este
contexto, la violencia intrafamiliar no solo se entiende como una agresión
física, sino que también abarca cualquier forma de maltrato psicológico,
emocional o económico que menoscabe la dignidad y los derechos de los
integrantes de la familia.
2.1 Definición del Tipo Penal de Violencia Intrafamiliar
El artículo 229 del Código Penal define la violencia intrafamiliar como un delito
que comete "el que maltrate física o psicológicamente a cualquier miembro de
su núcleo familiar". La redacción del tipo penal permite abarcar diversas
formas de maltrato, y su interpretación se ha extendido para incluir cualquier
acto de violencia, ya sea físico, psicológico o económico, que afecte a un
miembro de la familia. La jurisprudencia colombiana ha enfatizado que este
delito tiene un carácter de protección reforzada, dada la relación de cercanía,
confianza y dependencia que suele existir entre las personas que cohabitan en
un núcleo familiar.
Elementos Objetivos del Tipo Penal: Los elementos objetivos del delito de
violencia intrafamiliar incluyen la conducta de maltrato, que puede ser
tanto física como psicológica. Es relevante destacar que este delito no se
limita a agresiones físicas visibles, sino que incluye también daños
psicológicos, como el acoso emocional, la intimidación y la manipulación.
Este enfoque amplio del maltrato permite que el sistema penal responda
de manera más adecuada a las distintas formas de violencia que pueden
ocurrir dentro de una familia.
Elementos Subjetivos del Tipo Penal: El delito de violencia intrafamiliar
requiere que el agente actúe con dolo, es decir, con conocimiento y
voluntad de causar daño a otro miembro de su familia. No obstante,
cuando el acto violento se da por omisión, surgen desafíos adicionales
en la interpretación de la responsabilidad, ya que debe probarse que el
sujeto omitió una acción que estaba obligado a realizar y que tenía
conocimiento de las consecuencias dañinas de su inacción.
El Ámbito de Protección del Bien Jurídico Familiar: La ley no solo busca
castigar la agresión individual, sino también proteger el ambiente de
seguridad y respeto que debe existir dentro de la familia. El bien jurídico
protegido es, en este caso, el derecho a una vida libre de violencia
dentro del hogar, donde cada miembro pueda desarrollarse en
condiciones de dignidad y bienestar.
2.2 La Figura de la Omisión Impropia en el Delito de Violencia Intrafamiliar
La omisión impropia, también conocida como comisión por omisión, es una
figura jurídica que amplía la responsabilidad penal al castigar la falta de acción
cuando el sujeto tenía la obligación de intervenir para evitar un daño. Esta
figura cobra especial relevancia en el delito de violencia intrafamiliar, donde los
padres y otros adultos que ostentan la figura de garantes de protección sobre
los menores de edad u otros familiares vulnerables pueden ser responsables
penalmente por no actuar frente a situaciones de riesgo o maltrato.
Rol del Garante en el Contexto Familiar: Según la doctrina penal, una
persona asume el rol de garante cuando tiene un deber de protección
hacia otra. En el contexto familiar, los padres son considerados garantes
de la integridad de sus hijos, lo cual implica que deben actuar para
protegerlos de cualquier forma de violencia o maltrato. Este deber se
extiende a situaciones en las que el peligro proviene de otros miembros
de la familia o de ellos mismos. La omisión de intervenir en estos casos
podría constituir violencia intrafamiliar por omisión impropia.
Requisitos para la Comisión por Omisión: La doctrina penal establece
varios requisitos para que se configure la comisión por omisión. Primero,
debe existir un deber jurídico de actuar, como el que tienen los padres
respecto de sus hijos. Segundo, el sujeto debe tener la capacidad de
intervenir para evitar el daño, es decir, que debe estar en condiciones de
hacerlo. Tercero, la omisión debe tener un resultado lesivo, como el daño
psicológico o físico al que estaba expuesto el familiar vulnerable.
Finalmente, se requiere que el resultado producido sea atribuible a la
omisión, es decir, que, si el garante hubiera actuado, el daño
probablemente no se habría producido.
El Deber de Protección en el Derecho Penal Colombiano: La Corte
Suprema de Justicia y la Corte Constitucional colombiana han señalado
en varias sentencias la importancia de la figura del garante en casos de
violencia familiar. En particular, la omisión de los padres frente a
situaciones de maltrato puede ser interpretada como una falta de
cumplimiento de sus obligaciones de protección y cuidado. Esta postura
busca fortalecer la protección de los menores y otros familiares
vulnerables, afirmando que la violencia no solo puede ser cometida por
actos activos, sino también por la omisión de actuar cuando la ley exige
hacerlo.
2.3 Análisis Doctrinal y Jurisprudencial sobre la Omisión Impropia en Violencia
Intrafamiliar
El debate sobre la aplicabilidad de la omisión impropia en el contexto de la
violencia intrafamiliar ha sido ampliamente discutido tanto en la doctrina como
en la jurisprudencia colombiana. Las posiciones doctrinales y jurisprudenciales
coinciden en que la relación de parentesco o convivencia implica una
responsabilidad adicional para ciertos miembros de la familia, quienes tienen la
obligación de garantizar la integridad de aquellos que dependen de ellos.
Doctrina sobre la Responsabilidad Parental y la Omisión Impropia: Los
estudios doctrinales en derecho penal subrayan que el deber de
protección de los padres hacia sus hijos no es solo una obligación moral,
sino también una obligación jurídica que, al incumplirse, puede dar lugar
a responsabilidad penal. La omisión impropia en violencia intrafamiliar
se sustenta en que, al ignorar situaciones de maltrato, el progenitor está
permitiendo de manera indirecta el daño y, por ende, incumpliendo su
rol como garante.
Jurisprudencia Relevante: La Corte Constitucional colombiana ha
enfatizado en diversas ocasiones el derecho de los niños a un ambiente
familiar libre de violencia y ha determinado que la responsabilidad de los
padres incluye actuar para prevenir cualquier situación de riesgo. La
Corte Suprema de Justicia también ha adoptado esta postura,
destacando que el abandono o la falta de acción en situaciones de
maltrato pueden interpretarse como una forma de violencia. Estos
pronunciamientos son clave para entender cómo los jueces colombianos
abordan el papel de los padres y la figura de la comisión por omisión.
Casos Internacionales y su Influencia: En derecho internacional, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido que los Estados y,
por extensión, sus ciudadanos tienen un deber de protección hacia los
menores. Los casos en los que se ha reconocido la omisión impropia han
servido de base para fortalecer la protección de los derechos de los
niños y enfatizar el deber de actuación en contextos de violencia
intrafamiliar. En este sentido, Colombia ha adoptado estos lineamientos
para asegurar que los derechos de los menores estén plenamente
garantizados.
2.4 Implicaciones Éticas y Jurídicas de la Omisión Impropia en el Delito de
Violencia Intrafamiliar
El reconocimiento de la omisión impropia como una forma de comisión en el
delito de violencia intrafamiliar tiene implicaciones significativas tanto a nivel
ético como jurídico. La omisión de los padres o tutores en contextos de
maltrato familiar puede considerarse como un incumplimiento grave de sus
deberes, que va en contra de los principios de solidaridad y protección familiar
consagrados en la Constitución.
Implicaciones Éticas: Desde un punto de vista ético, la omisión en
situaciones de maltrato familiar es reprochable, pues implica una
indiferencia hacia el sufrimiento de un ser querido. La ética de la
responsabilidad impone a los garantes el deber de proteger a aquellos
que dependen de ellos, y su incumplimiento es una traición a la
confianza y a la protección que el vínculo familiar debería proporcionar.
Implicaciones Jurídicas y Necesidad de Claridad Normativa: La inclusión
de la omisión impropia en el delito de violencia intrafamiliar también
plantea desafíos jurídicos. En primer lugar, requiere una precisión
normativa para evitar que el concepto sea aplicado de manera
indiscriminada o ambigua. Esto es importante para asegurar que solo se
sancione penalmente a aquellos que realmente tenían la obligación y la
capacidad de actuar, evitando excesos en la aplicación de la ley.
Protección de los Derechos Fundamentales de los Menores: Al permitir la
responsabilidad penal por omisión, se refuerza la protección de los
derechos fundamentales de los menores y otros familiares vulnerables.
El deber de los padres de proteger a sus hijos adquiere así un respaldo
jurídico sólido que no solo sanciona las agresiones directas, sino también
el abandono o la negligencia que permite la perpetuación de la violencia.
3. Análisis de las Posturas de Pitágoras Restrepo y John Maquiavelo
El debate entre Pitágoras Restrepo y John Maquiavelo ilustra dos perspectivas
contrastantes sobre la responsabilidad penal en casos de violencia intrafamiliar
cometida por omisión. Este intercambio de ideas se centra en si es posible
configurar el delito de violencia intrafamiliar bajo la modalidad de comisión por
omisión en el caso de los padres o tutores de menores, en quienes recaen
deberes específicos de protección. En este sentido, la discusión aborda el
núcleo de la figura de la omisión impropia y plantea importantes
cuestionamientos sobre el alcance de la responsabilidad penal en el contexto
familiar, especialmente en situaciones en las que la inacción de los padres o
adultos responsables permite la ocurrencia de daños a la integridad de los
menores.
3.1 Postura de Pitágoras Restrepo: La Omisión Impropia como Forma de
Violencia Intrafamiliar
Pitágoras Restrepo sostiene que el delito de violencia intrafamiliar puede
configurarse por omisión en el caso de los padres, quienes, al ser garantes de
sus hijos, deben intervenir cuando exista cualquier amenaza a la integridad de
los menores. Restrepo argumenta que la relación parental impone un deber
jurídico de protección que, al no cumplirse, puede dar lugar a responsabilidad
penal bajo la figura de la omisión impropia. Este punto de vista se fundamenta
en el concepto de deber de garante, el cual, en el contexto familiar, atribuye a
los padres la obligación de salvaguardar el bienestar de sus hijos. Desde esta
perspectiva, la omisión no es una simple falta de acción, sino un
incumplimiento de un deber esencial que la ley penal busca proteger para
asegurar los derechos fundamentales de los menores.
Responsabilidad de los Padres como Garantes: Para Restrepo, el rol de
los padres como garantes implica que estos deben actuar activamente
para evitar cualquier situación que ponga en peligro a sus hijos. En este
sentido, el deber de garante implica que el incumplimiento de una
obligación de protección podría ser equivalente, en términos jurídicos, a
una agresión directa. Esto se traduce en una visión amplia de la
responsabilidad penal, que no solo castiga actos de agresión física, sino
también situaciones de negligencia que permitan la perpetuación del
daño.
Fundamento Jurídico y Ético: La posición de Restrepo se apoya en el
principio ético y jurídico de protección de la dignidad humana,
consagrado en la Constitución Política de Colombia. Desde esta
perspectiva, cualquier inacción que atente contra la seguridad de los
miembros más vulnerables de la familia, especialmente los menores, es
éticamente reprochable y jurídicamente sancionable. Esta postura
encuentra respaldo en el derecho internacional de los derechos
humanos, que sostiene que los Estados y sus ciudadanos tienen un
deber de protección especial hacia los menores y otros grupos
vulnerables. La omisión, por lo tanto, se interpreta como una violación
de esta obligación de protección.
Aportes de la Jurisprudencia Colombiana: La jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de Colombia ha afirmado la aplicabilidad de la
omisión impropia en casos de violencia familiar, argumentando que, en
situaciones de convivencia, ciertos miembros de la familia, como los
padres, asumen un rol de protección especial hacia otros. Este enfoque
permite, en el caso de los menores, sancionar a los padres que omiten
actuar frente a un riesgo evidente para la integridad de sus hijos,
calificando esta omisión como una forma de violencia intrafamiliar.
3.2 Postura de John Maquiavelo: Imposibilidad de Configurar Violencia
Intrafamiliar por Omisión Impropia
Por otro lado, John Maquiavelo argumenta que no es posible configurar el delito
de violencia intrafamiliar bajo la modalidad de omisión impropia, sosteniendo
que la omisión carece de los elementos necesarios para constituir una agresión
física o psicológica directa. Para Maquiavelo, la violencia intrafamiliar se basa
en un acto positivo de maltrato, y la omisión, al no implicar una acción directa,
no podría equipararse con un acto de violencia. Esta postura se centra en la
interpretación estricta del tipo penal de violencia intrafamiliar, que, según
Maquiavelo, requiere de un acto material o verbal que cause daño, lo que
excluye la posibilidad de que el delito se cometa por inacción.
Argumento de la Falta de Acción Directa en la Omisión: Maquiavelo
considera que la violencia intrafamiliar, en su concepción tradicional,
implica una agresión directa y observable, como el maltrato físico o el
abuso psicológico activo. Desde su perspectiva, la omisión no puede
configurar el delito porque no genera un daño inmediato o visible en los
términos tradicionales de la violencia. Maquiavelo fundamenta su
postura en el principio de nullum crimen sine lege, que exige que los
delitos estén claramente definidos en la ley. La falta de claridad respecto
a la omisión en el tipo penal de violencia intrafamiliar le lleva a sostener
que esta no puede ser equiparada con un acto violento.
Posición Crítica frente a la Omisión Impropia: Para Maquiavelo, la figura
de la omisión impropia es aplicable únicamente en casos en los que
exista una relación causal clara entre la inacción del sujeto y el daño
producido. Argumenta que, en el caso de la violencia intrafamiliar, es
difícil establecer esta relación causal de manera directa, ya que el daño
psicológico o físico causado por la omisión es indirecto. De este modo, la
omisión impropia sería inaplicable en el contexto de violencia
intrafamiliar, donde el tipo penal se construye en torno a una acción
positiva de maltrato.
Limitaciones Interpretativas: Maquiavelo plantea que la interpretación
amplia de la omisión impropia podría llevar a una criminalización
excesiva de los padres y tutores en situaciones familiares. Desde su
perspectiva, el derecho penal debe intervenir solo en casos de violencia
directa, evitando ampliar su alcance a situaciones de omisión que
podrían responder mejor a un marco de protección civil o administrativo.
Maquiavelo se alinea con la noción de que el derecho penal debe ser la
ultima ratio, y que la sanción penal solo debe emplearse en casos de
violencia explícita, evitando interpretaciones extensivas de los tipos
penales.
3.3 Evaluación Crítica de Ambas Posturas
El análisis de ambas posturas revela una tensión entre dos concepciones del rol
de los padres en el contexto familiar y de la aplicación del derecho penal en
situaciones de omisión. La posición de Restrepo enfatiza la responsabilidad
protectora y el deber de los padres de intervenir para evitar cualquier daño a
sus hijos, argumentando que la omisión puede ser tan lesiva como un acto de
agresión directa. Esta visión responde a un enfoque amplio del derecho penal,
en el que la omisión de los padres se penaliza por representar una forma de
abandono de sus deberes de protección. La doctrina penal colombiana y la
jurisprudencia de la Corte Constitucional también apoyan esta perspectiva,
reconociendo que los derechos de los menores y otros familiares vulnerables
demandan una protección reforzada.
En contraste, la postura de Maquiavelo aboga por una interpretación restrictiva
del tipo penal, centrada en la exigencia de una acción material o verbal de
maltrato. Esta visión subraya el principio de legalidad y busca limitar la
aplicación del derecho penal a conductas activas de violencia. Maquiavelo
argumenta que el castigo por omisión impropia puede resultar en una
expansión excesiva de la responsabilidad penal, vulnerando los principios de
intervención mínima y claridad del derecho penal. Este enfoque presenta un
argumento sólido en favor de la interpretación literal de los tipos penales,
evitando la subjetividad en la atribución de responsabilidad penal en casos de
omisión.
La posición de Pitágoras Restrepo, que defiende la responsabilidad por omisión
en casos de violencia intrafamiliar, responde a una visión protectora de los
derechos de los menores, en la que los padres asumen un rol activo de
garantes de la seguridad de sus hijos. Este enfoque es coherente con el deber
de protección especial consagrado en el derecho constitucional colombiano y la
jurisprudencia de la Corte Constitucional, que enfatiza la obligación de los
padres de intervenir en situaciones de riesgo. Sin embargo, la postura de John
Maquiavelo aporta un argumento relevante sobre los límites de la
interpretación penal, recordando la importancia de un marco legal claro y
restrictivo que evite una expansión desmedida de la responsabilidad penal.
En última instancia, el debate sugiere la necesidad de una interpretación
equilibrada del tipo penal de violencia intrafamiliar en la que se reconozcan
tanto los derechos de los menores como la importancia de aplicar el derecho
penal con cautela, evitando configuraciones extensivas que puedan resultar en
una criminalización excesiva de conductas de omisión en el ámbito familiar.
4. Doctrina y Jurisprudencia sobre la Omisión Impropia en Delitos
Familiares
La figura de la omisión impropia ha sido objeto de un desarrollo doctrinal y
jurisprudencial significativo en el derecho penal colombiano, especialmente en
el contexto de los delitos familiares. La omisión impropia, también conocida
como comisión por omisión, permite imputar responsabilidad penal a quien, sin
realizar una acción directa, incumple un deber de evitar un resultado lesivo.
Este deber de acción surge de la posición de garante, la cual, en el ámbito
familiar, se entiende con mayor rigurosidad, en virtud de la relación de
dependencia y protección que caracteriza a los miembros del grupo familiar,
especialmente en el caso de los menores y personas vulnerables.
4.1 Doctrina sobre la Omisión Impropia y su Aplicación en el Contexto Familiar
Desde la perspectiva doctrinal, la omisión impropia en delitos familiares se
fundamenta en el principio de posición de garante, el cual se aplica a personas
que, debido a su relación de cuidado y protección hacia otras, están obligadas
a actuar para evitar la comisión de un delito. Este deber de actuar adquiere
especial relevancia en el contexto familiar, donde los padres, tutores y
personas con responsabilidades de cuidado poseen una obligación positiva de
proteger a sus hijos y otros miembros vulnerables de la familia. Los teóricos del
derecho penal coinciden en que la omisión impropia debe interpretarse en
función de la protección de los bienes jurídicos más sensibles, tales como la
vida, la integridad física y la libertad de los miembros de la familia.
Estructura del Tipo Penal y Omisión Impropia: La doctrina penal
colombiana plantea que el tipo penal de violencia intrafamiliar no se
limita únicamente a conductas de acción directa, sino que también
puede comprender omisiones que generen un daño físico o psicológico
en el núcleo familiar. Esta interpretación responde a la teoría de la
equivalencia funcional, según la cual una omisión en el contexto de
deberes de cuidado puede tener efectos similares a los de una acción
directa. De esta forma, en situaciones de riesgo dentro del hogar, la
pasividad de un garante equivale a un acto de violencia si existe una
vulneración de los derechos de un miembro de la familia.
Doctrinas Europeas de la Omisión Impropia: A nivel internacional, el
derecho penal europeo ha sido pionero en reconocer la omisión impropia
en el ámbito de la familia. Juristas alemanes como Claus Roxin han
argumentado que el deber de garante dentro de la familia no solo se
fundamenta en normas legales, sino también en principios éticos y
sociales, que exigen a los padres intervenir activamente en situaciones
de riesgo. En este sentido, el modelo de responsabilidad parental en el
derecho alemán ha influido en la doctrina penal latinoamericana, que ve
en la omisión una forma activa de vulneración de los derechos de los
menores cuando los padres permiten situaciones de violencia o abuso
por omisión.
4.2 Jurisprudencia Colombiana sobre Omisión Impropia en Violencia
Intrafamiliar
En Colombia, la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional han
abordado la aplicabilidad de la omisión impropia en delitos familiares en
diversos fallos, reconociendo la posición de garante de los padres y otros
familiares en situaciones de riesgo. La jurisprudencia ha establecido que los
padres, como principales responsables de la protección de sus hijos, pueden
ser imputados penalmente por omisión cuando no intervienen para evitar que
un tercero o la misma dinámica familiar afecte la integridad de sus hijos. La
figura de la omisión impropia se convierte así en un mecanismo de protección,
dirigido a evitar que el contexto familiar se convierta en un espacio de
vulnerabilidad y desprotección.
Sentencia C-024 de 1994: En esta sentencia, la Corte Constitucional
subrayó la especial protección que el Estado debe brindar a los menores
de edad en el ámbito familiar, aludiendo a la importancia del deber de
protección por parte de los padres. La Corte estableció que la familia es
el primer espacio de formación y cuidado de los menores, y, por tanto,
los padres tienen una responsabilidad especial en evitar situaciones de
maltrato o abandono. Aunque esta sentencia no se refiere de manera
directa a la omisión impropia, refuerza la idea de que el incumplimiento
de los deberes de protección familiar puede ser objeto de sanción penal.
Sentencia T-282 de 2010: En este fallo, la Corte Constitucional desarrolló
una interpretación integral del principio de dignidad humana y la
protección de los derechos de los menores en el ámbito familiar,
reforzando el rol de los padres como garantes. La Corte consideró que
los padres tienen una obligación de acción que va más allá de evitar el
daño físico directo, e incluye la protección psicológica y moral. Este fallo
ofrece un sustento importante para la aplicación de la omisión impropia,
ya que reconoce que la falta de acción de los padres en situaciones de
riesgo psicológico o moral puede configurar una vulneración de los
derechos de los menores.
Sentencia SP-1241 de 2016: En esta sentencia, la Corte Suprema de
Justicia reconoció que la omisión de los padres o tutores en el contexto
familiar puede ser sancionada penalmente bajo la figura de la omisión
impropia, especialmente cuando el riesgo para los menores es evidente
y los padres no actúan para protegerlos. La Corte destacó que el
incumplimiento de los deberes de cuidado en situaciones de riesgo
grave o inminente puede constituir un acto de violencia intrafamiliar por
omisión, argumentando que la pasividad de los garantes, en este
contexto, equivale a una participación activa en el daño.
4.3 Relevancia de la Omisión Impropia en la Protección de los Bienes Jurídicos
Familiares
La incorporación de la omisión impropia en el ámbito de la violencia
intrafamiliar responde a la necesidad de proteger los bienes jurídicos más
vulnerables en el contexto familiar, como la integridad física y psicológica de
los menores y otros miembros de la familia. La aplicación de la omisión
impropia en estos casos implica un reconocimiento de que los vínculos
familiares generan deberes de protección, y que estos deben ser cumplidos
activamente para evitar cualquier daño. El hecho de que los padres, como
garantes, puedan ser sancionados por omitir su deber de protección resalta el
compromiso del derecho penal colombiano con la prevención de la violencia
intrafamiliar en todas sus formas.
Análisis de la Protección Penal Ampliada: La figura de la omisión
impropia permite al derecho penal responder no solo a actos de violencia
activa, sino también a situaciones de negligencia que, en el contexto
familiar, pueden tener efectos devastadores para las víctimas. Este
enfoque preventivo amplía la protección penal a comportamientos
omisivos, contribuyendo a un sistema de justicia que no solo sanciona
agresiones físicas directas, sino también las fallas en el deber de
cuidado. Este desarrollo es especialmente importante en una sociedad
que busca prevenir todas las formas de violencia intrafamiliar,
incluyendo aquellas que se configuran por omisión.
Refuerzo de los Derechos Fundamentales de los Menores: La
jurisprudencia y la doctrina sobre la omisión impropia han ayudado a
consolidar la protección de los derechos de los menores en el ámbito
familiar. Al permitir sanciones penales en casos de omisión, el derecho
colombiano refuerza el principio de interés superior del menor y asegura
que los padres cumplan con su rol de garantes, de modo que el ámbito
familiar sea un entorno seguro y libre de violencia. La omisión impropia
se convierte así en una herramienta para fortalecer la justicia familiar y
la protección de los menores como sujetos de derechos.
En conclusión, la doctrina y jurisprudencia colombiana sobre la omisión
impropia en el ámbito de la violencia intrafamiliar han avanzado hacia un
modelo de responsabilidad ampliada, en el que los padres y otros familiares
asumen un rol activo en la protección de los derechos fundamentales de sus
hijos y otros miembros vulnerables del grupo familiar. Este enfoque refuerza la
idea de que el derecho penal no solo sanciona agresiones directas, sino
también la inacción en situaciones de riesgo. La omisión impropia, por lo tanto,
se convierte en un mecanismo esencial para garantizar el respeto a los
derechos humanos y la seguridad en el núcleo familiar, promoviendo un
sistema de justicia que reconoce tanto el valor de la familia como el deber de
proteger a sus integrantes más vulnerables.
La doctrina penal colombiana ha consolidado así un marco conceptual y ético
que exige a los padres y garantes responder por las omisiones que permitan la
configuración de un daño en el entorno familiar, subrayando que el derecho
penal tiene la facultad de intervenir en situaciones de inacción cuando estas
ponen en riesgo la vida, integridad o libertad de los miembros de la familia. La
jurisprudencia ha reforzado este marco, promoviendo una interpretación
protectora de los derechos de los menores y otros integrantes vulnerables del
grupo familiar, en línea con los compromisos de Colombia en materia de
derechos humanos y protección de los derechos de la infancia.
Conclusión
Resumen de Argumentos: Resume las posturas de Pitágoras Restrepo y
John Maquiavelo, destacando la conclusión a la que llega el análisis.
Reflexión sobre la Omisión Impropia en Violencia Intrafamiliar: Reflexiona
sobre la importancia de la figura del garante y su relación con el deber
de los padres en contextos de violencia intrafamiliar.
Consideraciones para la Política Penal en Colombia: Propone algunas
consideraciones sobre cómo el sistema penal colombiano debería
abordar el tema, ya sea reafirmando la protección en casos de omisión o
limitándola para evitar ambigüedades.
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