Antro Apdx
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Título Página
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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006
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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006
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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006
Incorpórea
Consciente
irreversible
Estado intermedio
Bendito Atormentado con castigo continuo
Con Cristo Separado de Dios
“descansando” pero reinando
Salvo Condenado
Absolución pública a base de la Condenación pública
Juicio Final
justicia de Cristo
Recompensado (premiado), según Atormentado con grados de castigos
sus obras (a lo mejor incluye recibir según sus obras
responsabilidades conmensurables
con estas).
Corpórea
Consciente
irreversible
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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006
Arminiano: Adjetivo usado para alguien o una doctrina que exhibe características del
Arminianismo.
La baja creación: El resto del universo creado con la excepción de los seres humanos y
los seres celestiales (ángeles y otros espíritus).
Evolución: El desarrollo sobre el transcurso del tiempo de entidades de tal manera que
las formas originales se convierten en nuevas formas con nuevas características. Se usa
más comúnmente para referirse a la evolución de animales, con el resultado del
surgimiento de nuevas especies, siendo el hombre una de las especies más recientemente
producida. Sin embargo, se puede hablar de la evolución de animales, o bien la evolución
de galaxias y cuerpos celestiales.
Escatológico: se refiere a algo que apunta hacia o tiene su cumplimiento en los fines del
tiempo.
Pelagianismo: La escuela de teología que en el siglo cuatro y cinco antes de Cristo fue el
oponente de la doctrina Reformada (en aquel entonces la perspectiva Reformada, aunque
no conocida por el nombre “Reformada,” fue representada por Agustín). Pelagio creía que
el pecado de Adán no contaminó a su descendencia, cada persona nace con la habilidad
de obedecer o desobedecer a Dios.
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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006
Pelagiano: Adjetivo usado para alguien o una doctrina que exhibe las características del
Pelagianismo.
Psiquiatra: Uso este término en su sentido más común en Estados Unidos: es un doctor
médico (“M.D.”) que especializa en las llamadas “enfermedades mentales” y que pueden
recetar medicamentos, algo que generalmente no pueden hacer los llamados psicólogos.
Reformado: Uso este término básicamente como sinónimo por Calvinista. Es decir, se
refiere a los que creen que los seres humanos son totalmente depravados y por ende, solo
creerán el evangelio aquellos quienes Dios ha elegido y regenerado.
Revelación: Un acto en el que Dios se hace conocido por el hombre. El hombre sólo
conoce a Dios en cuanto Dios se revele, el conocimiento del hombre de Dios siempre es
incompleto. Se acostumbra hablar de dos tipos de revelación, la general y la especial
(explicadas en la lección 1).
Yavé: El nombre propio de Dios, escrito para reflejar la pronunciación correcta del hebreo.
El nombre “Jehová” refleja una pronunciación incorrecta a lo mejor basada en falta de
entendimiento del hebreo. Los judíos escribieron el nombre de Dios, con los puntos, o
sea las vocales añadidas y equivocadas a propósito para dejar la palabra no pronunciable,
porque creían que era demasiado santo para pronunciarlo en voz alta.
1
“Oriente Próximo” artículo en http://es.wikipedia.org/wiki/Pr%C3%B3ximo_Oriente.
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“Cronología del Antiguo Oriente Próximo”
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La Cronología en Génesis 1
Vern S. Poythress, Primavera de 1992
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creación ocurre en una pauta de seis días, seguidos por un séptimos día de reposo. Los
lectores israelitas rápidamente debieron haber notado lo que Éxodo 20:10-11 señala
explícitamente, esto es, que hay un paralelo entre las acciones de Dios y las acciones de
los israelitas. La pauta del reposo entre los israelitas (seis días de trabajo y uno de
reposo) es análoga a la pauta del reposo en Génesis 1:2-3.
Además, Génesis 1:11-12 y 2:9 describe el crecimiento de plantas y árboles. De
nuevo, cualquier israelita podría sentir que este crecimiento es análogo al crecimiento
agrícola que él veía a su alrededor. De hecho, como dice Génesis 1:11, es la palabra de
Dios el fundamento que gobierna el crecimiento de las plantas para la posteridad.
Génesis 2:9 tiene que ver con un área especial, el jardín del Edén. Sugiere lo que el
hombre, como un imitador de Dios, puede hacer al cultivar un jardín e incrementar su
belleza y productividad. Dios es siempre el que causa que las cosas crezcan (Sal.104:14),
pero el hombre puede ser un facilitador del proceso cuando cuida un jardín (Gn 2:15). En
resumen, el crecimiento de las plantas, como es descrito en Gn 1:12 y 2:9, es análogo al
crecimiento de las plantas que un israelita podía observar a su alrededor.
Ahora preguntémonos cuánto tiempo llevó todo esto. Entre los israelitas, el
crecimiento de un árbol duraba años. Por lo que, por analogía, un lector pudiera concluir
que el crecimiento del jardín del Edén llevó años. La pauta de reposo israelita tomaba
siete días de 24 horas para completarse. Por lo que, por analogía, un lector pudiera
concluir que los siete días de creación fueron de 24 horas cada uno, y que en total fueron
168 horas (24 x 7).
Ninguna de estas dos conclusiones puede ser correcta. Entonces, ¿cuánto
tiempo tardó? En principio, muchas opciones son posibles para Dios. Dios pudo, por
supuesto, crear en un momento árboles totalmente desarrollados. Pero no es lo que
Génesis 1:12 y 2:9 describen. Dios pudo milagrosamente acelerar el crecimiento de los
árboles, para que todo el jardín del Edén estuviera listo en 24 horas. Dios pudo
milagrosamente alentar los días de creación, para que cada día tomara un tiempo largo en
completarse. Pero si decimos que Dios estaba obrando milagrosamente, parece imposible
poder capturar su obra al invocar las "leyes científicas" contemporáneas o la experiencia
de los israelitas. Las leyes científicas son simplemente resúmenes de la manera en que
Dios obra actualmente. La experiencia de los israelitas sólo cubre la manera en que Dios
obró durante ese tiempo. La manera actual en la que Dios obra fue subsiguiente a la
conclusión de la creación. La creación durante seis días puede ser análoga a los eventos
subsecuentes, como ya hemos dicho. Pero no es idéntica. La creación es única por
definición.
Todavía hay una dificultad adicional. ¿Cómo medimos el tiempo? En nuestro
ambiente tecnológico actual, medimos el tiempo al comparar un conjunto de eventos (los
eventos que serán medidos) con otro conjunto de eventos (el estándar con el cual
haremos la medición). Por lo tanto, comparamos el cocimiento de un huevo con el
movimiento de un reloj. Y para medir si los movimientos del reloj son exactos, los
comparamos con el movimiento de los cuerpos celestes o por las vibraciones de la luz
emitida por ciertas transiciones atómicas. Podemos comparar todas estas cosas con el
sentido "psicológico" del tiempo que tenemos los seres humanos cuando estamos
despiertos.
Pero estas comparaciones fallan cuando tenemos en la mira la obra milagrosa
de la creación. No hubo seres humanos sino hasta el sexto día. Por lo tanto, no había un
sentido psicológico de tiempo hasta el sexto día. No hubo cuerpos celestes que pudieran
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ser usados para medir el tiempo sino hasta el cuarto día (Gn 1:14). Además, en el
contexto moderno, el crecimiento de los árboles provee un tipo de "reloj" que es a veces
usado para extrapolar una medición del pasado. Sin embargo, de acuerdo con Génesis
2:9 y 1:12, el "reloj" obtenido del crecimiento de las plantas no necesariamente concuerda
con el "reloj" obtenido de la experiencia humana normal subsiguiente al séptimo día de
creación.
Regresemos a nuestra información primaria. Génesis nos presenta una pauta
de reposo en el capítulo 1. Y Génesis 1:12 y 2:9 nos presenta eventos en los que las
plantas crecieron gradualmente en un período de tiempo. En ambos casos, los israelitas
tuvieron que razonar por analogía basada en su experiencia (del crecimiento de las plantas
y de la pauta semanal del reposo). En ambos casos los milagros especiales o acciones de
la providencia especial de Dios pudieron haber roto la supuesta analogía entre Génesis 1 y
2 y la experiencia de los israelitas. En ambos casos, la creación en Génesis 1-2 es única,
y los otros eventos son edificados sobre esta base. (Los días de reposo posteriores
existen debido a este primer reposo; el crecimiento de las plantas existe debido a la
Palabra de Dios inicial en 1:11).
Es común en los que proponen una creación de días de 24 horas, apelar a los
milagros y decir que el crecimiento mencionado en 1:12 y 2:9 puede haber ocurrido
rápidamente, virtualmente en un momento. Estoy de acuerdo con esa posibilidad. Pero
también pienso que estamos en una posición similar cuando venimos a la pregunta de la
pauta del reposo y los días. Si los eventos de 1:11-12 y 2:9 no son análogos en maneras
cruciales al crecimiento de las plantas para las cuales determinaron la pauta, de manera
similar, todo el esquema de los días en Génesis 1:1-2:3 puede no ser análogo, aunque
haya establecido las bases para la pauta de los reposos en la historia subsiguiente de
Israel.
¿Puedes entender mi razonamiento? Las reglas que usamos para entender la
pauta de reposo en Génesis 1, no deben ser arbitrariamente más flexible que las reglas
que usamos con respecto a 1:12 y 2:9. Por supuesto, los israelitas tuvieron que tratar con
ambos textos. El entendimiento de un conjunto de datos debió haber informado y dirigido
su entendimiento del otro conjunto de datos. El efecto debió haber sido dejar al lector
israelita responsable en una situación de precaución. La situación inicial fue una
disparidad aparente entre el cuadro sugerido en 1:12 y el cuadro sugerido por la pauta de
días. Tal disparidad, cuando fuera reconocida, serviría como una advertencia dentro del
texto mismo de que (1) el texto está enfocado en otros asuntos diferentes a la duración de
tiempo, (2) algunas veces la correspondencia analógica y no la de uno a uno con la
experiencia israelita, debe ser invocada para darle su lugar justo al papel fundamental de
los eventos de la creación. Y (3) por lo tanto, no es seguro dogmatizar con respecto a qué
versículos utilizan más relaciones analógicas y cuáles usan más correspondencias uno a
uno.
¿Qué podemos hacer con respecto a estas cosas? El material dado a nosotros
en Génesis 1 y 2 no provee una base firme para establecer extrapolaciones confiables
acerca de las medidas de tiempo. Génesis 1 y 2 enseñan firmemente que hay analogías
entre los siete días de la creación y la obra subsiguiente de los seres humanos. Pero
éstas son analogías, y no cosas idénticas, como se puede ver en el hecho de que el
hombre es hombre y no Dios. Génesis 1 y 2 no nos proveen un "reloj" fijo del tipo al que
esta acostumbrada la ciencia moderna.
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ligado al carácter del descanso de Dios, así que es artificial intentar separar la duración del
día de la duración del descanso.
Segundo, como argumenté en el ensayo, el acto de Dios de plantar el jardín del
Edén en Gn 2:9 es paradigmático para la actividad agrícola del hombre. El crecimiento de
los árboles del Edén nos lleva en una dirección diferente si tratamos de calcular el tiempo
de su duración.
Tercero, ahora creo que la creación de las luminarias en el cuarto día pone un
obstáculo para la creación de 24 días, pero no exactamente lo que Kline y sus seguidores
piensan. El obstáculo es que las luminarias son dadas para que los seres humanos
puedan medir el tiempo en sus propios términos. ¿Cómo entonces uno incluso puede
proponer medir la duración del primer día, cuando el estándar de medición, como Dios lo
ordenó, no aparece en la escena sino hasta el cuarto día? Me parece que hay un elemento
que intenta ir demasiado lejos en la misma propuesta de intentar medir la duración de los
primeros días. Al hacerlo uno indica que se está saliendo del orden de creación que Dios
ordenó, y está tratando de pasar por alto las limitaciones humanas.
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La Imagen de Dios
C. René Padilla
Toda la narración de la creación en el capítulo 1 de Génesis está caracterizada por una
admirable sobriedad. Sin elaboración ni adorno enumera los actos de la creación por
media de los cuales, paso a paso, Dios prepara el escenario para la vida humana. Todo lo
que Dios hace es «bueno», puesto que se adapta cabalmente al propósito divino. Y todo
apunta a un clímax que da sentido a cada acto que lo precede: la creación del Hombre
('adam = humanidad)4 en el sexto día.
También los animales (a excepción de los peces y las aves) corresponden al sexto día y
eso pone en relieve la solidaridad del Hombre con el reino animal. No por eso la creación
del Hombre deja de ser un acto especial de Dios, lo cual se echa de ver en el contraste
entre la forma verbal en el versículo 24 («Produzca la tierra seres vivientes») y la que
aparece en el versículo 26 («Hagamos al Hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza»). Dios dialoga consigo mismo y proyecta crear al Hombre como la imagen de
sí mismo. Esto coloca a la humanidad en una categoría aparte entre todos los seres
creados: le da su carácter distintivamente humano. El Hombre es por definición Imago Dei.
En la historia de la interpretación bíblica se ha discutido mucho sobre el significado de la
expresión «a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». La exégesis tradicional,
especialmente en artículos católico-romanos, en el pasado pretendió construir toda una
antropología basada en la distinción entre «imagen» (tselem) y «semejanza» (demuth). De
acuerdo con ella, el Hombre fue creado, por un lado, con una conformidad innata con Dios,
la cual era un don natural y, por otro, con una capacidad de desarrollarse y llegar a ser
como Dios, la cual era un don sobrenatural. Sin embargo, el uso que se hace de los dos
términos en Génesis no apoya esta interpretación. Hoy se admite ampliamente que las
dos palabras apuntan a una misma realidad que la versión popular Dios llega al hombre
expresa en lenguaje sencillo: «Ahora hagamos al Hombre. Se parecerá a nosotros.» El
texto sugiere que entre todos los seres creados por Dios, este solo—hombre—se parece a
Dios, pero no dice explícitamente en que consiste la semejanza del hombre con Dios.
Esto es algo que se tiene que deducir del contexto literario e histórico del texto.
……………………………..
La investigación del significado que tenían las imágenes antiguamente en el Medio Oriente
ha arrojado resultados positivos para la interpretación de Génesis 1.26-28. La conclusión
es que según la «ideología real» difundida en el mundo antiguo, especialmente en Egipto,
el rey es la imagen de Dios y como tal lo representa ante sus súbditos. La imagen del rey,
por otro lado, representa a éste en la tierra conquistada. Estas ideas no están lejos del
texto bíblico: el Hombre es la imagen de Dios porque lo representa y está investido de su
autoridad.
4
El término 'adam, que aparece veintiséis veces en los tres primeros capítulos de Génesis, tiene un sentido ambiguo: se
refiere a la humanidad en sentido genérico (y este es el uso más común en el Antiguo Testamento) ose usa como nombre
propio del primer hombre. En ocho casos de los veintiséis, Reina-Valera traduce el término como nombre propio, y en
dieciocho casos le da un sentido genérico. En el presente trabajo usa Hombre (con mayúscula) para referirme al ser
humano en sentido genérico.
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La figura de la imagen cobra aun más fuerza cuando se toma en cuenta que la expresión
aparece en un contexto en el cual se destaca la trascendencia de Dios. El Dios a quien se
parece el Hombre es el Dios que crea el universo y los seres vivientes por medio de su
palabra, pero luego hace una imagen de sí mismo y la coloca en el mundo como su
representante; es el Creador que implanta en el Hombre su propia creatividad y lo hace su
propio lugarteniente, le encomienda la mayordomía de su creación. Para la ideología real
oriental sólo el rey representa a Dios; para la revelación bíblica el Hombre (y
consecuentemente todos los hombres y todas las mujeres) es la imagen del Creador en el
mundo.
Así, pues, el significado esencial de la descripción del Hombre como la Imago Dei es el
carácter representativo que el Hombre tiene respecto a Dios. Esta interpretación que se
desprende del contexto histórico del pasaje bíblico es ratificada por la conexión que el
texto establece entre la intención divina respecto a la creación del ser humano en Génesis
1.26 «<Hagamos al Hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
señoree...») y la narración misma de la creación en Génesis 1.27-28 «<Y creó Dios al
hombre a su imagen ...y ...dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y
señoread...»). Al Hombre como su imagen—su representante—le da la facultad de
reproducirse y le encomienda la mayordomía del mundo. La tarea humana fundamental es
el gobierno de la realidad creada, en representación de Dios y bajo su autoridad. Este es el
«mandato cultural», en cuyo cumplimiento el ser humano manifiesta que en efecto es
Imago Dei. El Hombre completo—el Hombre como ser somático y espiritual—se asemeja a
Dios porque a él le ha sido encomendada la mayordomía de la creación. Y allí radica la
base de la responsabilidad humana en el uso y cuidado de los recursos naturales, y en el
desarrollo científico y tecnológico.
En relación con nuestro tema cabe destacar, sin embargo, que Génesis 1.2ó-28 no deja
lugar a dudas acerca de la diferenciación sexual entre el hombre y la mujer, la identidad de
los dos miembros del binomio como Imago Dei, y su común vocación en el mundo. Las
tres verdades fundamentales para la relación hombre-mujer quedan comprimidas en pocas
palabras.
En primer lugar, el Hombre a quien Dios crea no es asexual ni andrógino sino el ser
humano varón y el ser humano hembra. La diferenciación entre la sexualidad masculina y
la sexualidad femenina no es, pues, resultado de la caída, sino un elemento constitutivo de
la creación arquetípica. Cuando Dios creó al Hombre a su imagen, «varón y hembra los
creo» (v. 27b).
En segundo lugar, tanto el hombre como la mujer son creados a imagen y semejanza de
Dios. De su semejanza con Dios derivan los dos su dignidad humana. La Imago Dei está
en la esencia misma de su ser de tal modo que ni aun el pecado puede destruirla (cf. Gn.
9.ó; Stg. 3.9). Cuando Dios creó al Hombre como varón y hembra, «a imagen de Dios los
creó» (v. 27a). El mismo pensamiento es confirmado de nuevo más adelante, en Génesis
5.1-2: «El día en que creó Dios al Hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra
los creo; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán [Hombre], el día en que fueron
creados.»
…………………………………
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“Que reinen”:
El Reinado de Dios en Génesis 1-3
Associate Professor Douglas Green
OT131: Biblical Theology I, September 23, 2003
1. Introducción
Quiero definir “Reino de Dios.” La frase “Reino de Dios” ocurre más frecuentemente en los
evangelios de Marcos y Lucas. Mateo tiende a usar la frase “Reino del Cielo.” Las dos quieren decir
básicamente lo mismo.
La palabra “evangelio” (“buenas nuevas”) es las buenas nuevas acerca de la venida del esperado
“Reino de Dios.”5 ¿Qué quiere decir Jesús con la frase “Reino de Dios”? La respuesta viene a través
de recontar el cuento del Reino de Dios en el AT. No tan solamente relataré la historia
veterotestamentaria del Reino de Dios para dar un trasfondo para el entendimiento de los evangelios,
sino que además hilaré textos en un gran narrativo (en lo cual participamos) para que lo reflejemos
en cómo usar el AT en nuestras devocionales.
2. Génesis 1
2.1 El Reinado de Dios (o la realeza de Dios)
Génesis 1 empieza con las sencillas palabras “En el principio, Dios creó el cielo y la tierra.” En esta
sencilla pero majestuosa declaración, nos dice que Dios rige sobre el cielo y la tierra, lo cual se
puede representar en este diagrama:
Dios
-------
Cosmos ("El Cielo y la Tierra")
Quiero sugerir que este versículo no tan solamente presenta al Señor (Yavé) como Él que crea el
cosmos sino como él que ejercita dominio sobre ello. Este retrato—Yavé como Rey y Yavé como
Creador—es confirmando mientras lees el capítulo. Si estás familiarizado con otros relatos de la
creación en el Antiguo Oriente Próximo, verás otros datos que indican que esto es como los lectores
originales probablemente hubieran entendido el texto.
Entonces vemos esta conexión entre crear y ser rey. Sólo Yavé es Señor de toda la tierra. Esto es la
énfasis principal de Génesis 1: a través de Su obra de creación, vemos su divina maestría, su
dominio, su realeza sobre lo creado. Yavé es Rey sobre toda la creación: el cielo y la tierra (es decir,
el cosmos) y todo que habita en ellos.
5
"Reino de Dios:" Mt 12:28, 19:24, 21:31, 43. Mc 1:15, 4:11, 26, 30, 9:1, 47, 10:14, 15, 23, 24, 25, 12:34, 14:25, 15:43.
Lc 4:43, 6:20, 7:28, 8:1, 10, 9:2, 11, 27, 60, 62, 10:9, 11, 11:20, 13:18, 20, 28, 29, 14:15, 16:16, 17:20 (2x), 21, 18:16,
17, 24, 25, 29, 19:11, 21:31, 22:16, 18, 23:51. "Reino del cielo:" Mt 3:2, 4:17, 5:3, 10, 19 (2x), 20, 7:21, 8:11, 10:7,
11:11, 12, 13:11, 24, 31, 33, 44, 45, 47, 52, 16:19, 18:1, 3, 4, 23, 19:12, 14, 23, 20:1, 22:2, 23:13, 25:1.
6
Entendida como una bóveda sólida, que detiene las aguas profundas del cosmos. Para hacerlo sencillo, podemos usar la
palabra "atmósfera" como una aproximación científica.
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Dios
---------------------------
La tierra y sus habitantes (i.e., creación)
Como Salmo 24:1 dice: " Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella,
el mundo y cuantos lo habitan."
Necesito aclarar que la palabra traducida “hombre” aquí es la palabra Hebrea adam (). Como la
palabra en español, "hombre," adam se puede usar como un sustantivo colectivo: "hombre" en el
sentido de "los hombres" o "la humanidad." Es cómo se usa en Génesis 1: para referirse al colectivo,
la especie, conocido como "hombre." (Así que yo preferiría traducir v. 26, "Hagamos la
humanidad…" etc.). Pero en Génesis 2, la misma palabra – adam – se usa para describir la creación
de un individuo: "el hombre," "el humano" o sencillamente "Adam." Así que, en el comienzo, Dios
creó “el hombre” (>adam) pero esta primera creación es definida ambos como un pueblo
(humanidad, la especie humana) y una persona (y, es justo decir, una persona masculina – el Varón,
el Humano)…mientras adam se refiere a la humanidad, también se refiere a una persona en quien
el grupo es incorporado, concentrado, o individualizado:7 Adam por ende, es el humano puro, el
humano.
Dios
---------------------------
Creación, incluso la humanidad
7
Quizás otra manera de relacionar los dos sería en términos más biológicos. Adam es el primer "humano" pero en él
(i.e., en sus lomos) toda la humanidad se encuentra (claro que Eva "se encuentra" en su costado): la multitud
(humanidad) se contiene en el uno (el humano)…
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Esto es lo que el filósofo Reformado Cornelius Van Til llamó la "distinción entre Creador-criatura."
Esta distinción – "Hay un Dios, ¡y tú no lo eres!" – es básica a toda teología ortodoxa, Judía y
Cristiana.
2.3.2 El Reinado como Reyes de la Humanidad sobre la Creación
No tan solamente es que Gen 1:26-27 identifica la humanidad como una criatura, separada
de Dios, sino que también lo pone aparte del resto de la creación (Ahora leo para enfatizar
semblanza a Dios): (26) y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que
tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales
domésticos, sobre los animales salvajes, sobre todos los reptiles que se arrastran por el
suelo.» (27) Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y
mujer los creó, (28) y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense;
llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los
reptiles que se arrastran por el suelo.»
Los primeros humanos aunque sean criaturas, son criaturas con semblanza a Dios. Sea lo que sea ser
creado a la imagen de Dios, mínimo quiere decir que hay una cualidad “divina” de la primera
humanidad. Más específicamente, esta cualidad de ser como Dios se puede ver en el reinado de la
humanidad sobre la creación. Igual como Dios reinó sobre todo el cosmos, Dios tenía el propósito de
que la humanidad reinara sobre todo el cosmos, la humanidad iba a ser una imagen como un reflejo
en un espejo por medio de reinar sobre “el reino terrenal:”
Forma básica:
Dios
--------------------
Humanidad/Adam
---------------------
Creación
Modificado para expresar la naturaleza de las dos relaciones (La primera Humanidad/Adán entre los
dos mundos):
Dios
---------------------
(A Dios el hombre es una criatura) Humanidad/Adán (a la creación el hombre es un "dios"8)
---------------------
Creación
8
Una criatura “comó dios” (portador de su imagen) reinando.
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Modificado para expresar la vicegerencia humana (Dios reina sobre el reino terrenal a través de la
humanidad:
Dios
Humanidad/Adán
Creación
Esto es clave para entender la idea del reino de Dios. La humanidad original fue creada para reinar
sobre la creación de parte de Dios, pero para hacerlo bajo Dios.
2.4.2. El Rey-Jardinero
Gen 2:15: " Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo
cuidara. “En otras palabras, Adán es identificado como un jardinero, alguien que labra la tierra y
cuida el jardín. (No pienses de un pequeño jardín de verduras detrás de tu casa cuando escuchas la
palabra "jardín." Significa más bien algo como un "huerto botánico" o "parque" – con una rica
diversidad de plantas exóticas y árboles. De hecho, la palabra Hebrea, usualmente transliterada como
"Edén," según la luz arrojado por varios hallazgos arqueológicos del último siglo, se debe traducir
“El Huerto de Abundancia o Fecundidad.")
Aunque nos parezca sorprendente, a los lectores antiguos, el retrato de Adán como jardinero les
mandó una señal más que él estaba siendo identificado como un rey.
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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006
arroyos fluyendo, era la muestra del papel del rey como alguien que “daba vida,” como un
“jardinero”—la prueba visible que su dominio sabio aseguraría la fertilidad y productividad de la
tierra entera.
…
2.4.2.3. Eclesiastés 2:4-6
Aparte de Génesis 2, hay atisbos en el AT que los Israelitas hicieron la misma conexión entre el
reinado del rey y las actividades hortícolas. Un ejemplo basta: Eclesiastés 2:4-6. El autor claramente
se identifica como el rey – él es "hijo de David, rey en Jerusalén" (1:1). En Ecl. Cap. 2 él
inspecciona sus “grandes obras” que lo señalaron como un gran rey: "Y me construí casas [i.e.,
palacios], me planté viñedos, cultivé mis propios huertos y jardines, y en ellos planté toda clase de
árboles frutales. También me construí aljibes para irrigar los muchos árboles que allí crecían…" (Ecl
2:4-6) Predicador está comprobando que él era el gran rey por medio de presentarse como un gran
jardinero.
Igual como los reyes asirios… los reyes israelitas se veían a sí mismos como hacedores de paraíso.
La creación de un espacio bien regado, fértil, y fructífero—como el Huerto de Edén—era una de las
marcas del reinado verdadero.11
2.4.2.4. Resumen
Así que nos dice que Dios puso a Adán en el huerto para labrarlo y cuidarlo, imágenes reales son
evocadas: Adán es el Rey-Jardinero, el prototipo de todos los reyes que le seguirían.
¿Ves la conexión aquí? Decir que Set es el hijo de Adán es decir también que está a la imagen y
semejanza de Adán. Esto sugiere una interpretación interesante del hecho de que la Primera
Humanidad /Adán es creada a la imagen y semejanza de Dios. Otra manera de decirlo es que la
Primera Humanidad /Adán puede ser entendido como el hijo humano de Dios. (Admito que Gen 1-3
11
La referencia a "los huertos del rey" en 2R 25:4, también testifica a las tradiciones antiguas Israelitas que conectaron el
rey monárquico y la horticultura.
12
Gen 3:19 – "del polvo eres y al polvo regresarás"– refiere a que Adán fue quitado como rey.
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no usa explícitamente la palabra “hijo” para hablar de la Primera Humanidad /Adán, pero creo que el
concepto está en el trasfondo.)
13
Este análisis provoca la pregunta: ¿Es Ro 1:21 la análisis de Pablo de la naturaleza del pecado de Adán? Si la es, es
interesante que esta análisis dual: no glorificar a Dios como Dios y no darle gracias– parece ir más profundo que la mera
desobediencia a un mandato.
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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006
JESÚS proclamó que el reino de Dios o reino del cielo estaba presente. En la literatura rabínica decir
“el reino del cielo" era equivalente a decir "Dios reina". Muchos estudios sobre el reino de Dios han
mostrado que el reino que Jesús proclamó no es una soberanía geográfica o un adelanto ético
causado por la sumisión de los hombres a Dios; es el gobierno o el reino dinámico de Dios, el
ejercicio terrenal de su soberanía.
¿De qué manera estaba el reino de Dios sólo apenas "presente"? Esos mismos estudios también
muestran que en el AT Dios ya es rey, no sólo de Israel (Jueces 8:23; 1S 8:6) sino también de la
tierra entera (Sal 22:28: "porque de Jehová es el reino y Él regirá las naciones"; cf. Amos 9:7; Dn 4:
17). Su poder soberano es manifiesto tanto en los tiempos del AT como en los posteriores: "Jehová
estableció en los cielos su trono y su reino domina sobre todos" (Sal 103:19; cf. también los que así
llaman Salmos de "entronización": 47, 93, 96, 97, 99).
Hay también por el otro lado, una expectativa en el AT de una manifestación futura de la soberanía
de Dios, Abdías 21: ¡Y el reino será de Jehová!" Dn 2:44: Dios "levantará un reino que no será
jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo." ¿Así cómo puede decir el AT que la
soberanía de Dios ya es absoluta, y todavía espera un reino futuro de Dios?
¿Cómo puede proclamar Jesús que el reino de Dios está cercano o ha llegado, implicando que
previamente no estaba cercano o presente?
La respuesta normalmente dada es que cuando el reino de Dios llega, Dios ejerce su dominio
soberano para cumplir sus promesas, dominando poderes malos opresivos e injustos en el mundo y
estableciendo justicia y paz en tierra. La cruz y la resurrección y el envío del Espíritu han cumplido
las promesas del AT. No obstante, hay todavía poderes malos en el mundo, hay todavía opresión e
injusticia, y hay poca paz en la tierra. Por lo tanto la pregunta—“¿En qué sentido empieza el reino
con Jesús"?—se torna aún más exigente. ¿En qué manera se ejerce el dominio soberano de Dios
ahora que no se ejerció antes de la venida de Jesús?
Debemos buscar una solución por medio de considerar la soberanía de Jesús. En la resurrección y
ascensión Jesús recibe soberanía, un hecho que presupone que en algún sentido él no la tenía
previamente. Cristo se sienta a la mano derecha del Padre ahora (Hechos 2:32-36). Ahora él ha
recibido el nombre que es sobre todo nombre (Fil 2:9 11). Pero ¿en que sentido no era Cristo
soberano anteriormente? ¿No era el Hijo eterno, la segunda persona de la Trinidad, soberano desde
el principio?
La respuesta a estas últimas preguntas es que Jesús recibió el reino como un humano. Antes de su
encarnación, el Hijo eterno no era un hombre, y así no gobernó como un hombre. Filipenses 2, por
ejemplo, habla del Cristo pre-encarnado como igual con Dios. Sin embargo, Cristo recibió el
"nombre sobre todo nombre" y el homenaje de cada rodilla y lengua sólo después de, y como premio
para, su encarnación, sufrimiento, y muerte. Semejantemente, Colosenses 1:15, 20 habla de Cristo
como el primogénito de toda la creación porque todas las cosas fueron creadas en él, etc., pero él es
la cabeza de la iglesia porque él es el "primogénito de entre los muertos...porque al Padre
agradó...por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las
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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006
que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz." Hebreos 2:9 declara que
Jesús "fue hecho un poco menor que los ángeles" para que todo pudiera ser sujeto a él, él que fue
coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte. Y Romanos 1:3- 4 habla de
Jesús siendo declarado Hijo de Dios con poder que, como J. Murray señaló, no es una declaración de
su estado de ser Hijo eterno sino su instalación como hombre a la posición de soberanía.
Esta exaltación de Jesús como hombre sugiere una explicación para nuestra primera pregunta, acerca
de la manera en que el "reino de Dios" ha venido aquí ahora donde no estaba antes. La venida del
reino, la llegada del reinado soberano de Dios, no es una reinstalación del ejercicio soberano de Su
poder para lograr sus propósitos (qué siempre era verdad). La llegada del reino de Dios es la
reinstalación del orden divino originalmente intencionado para la tierra, con el hombre
propiamente situado como el vicegerente de Dios.
Para defender esta tesis, primero mostraré la conexión del concepto del gobierno divino (el reino de
Dios) y la vicegerencia del hombre en el AT, y luego veré cómo la persona y la obra de Jesús en el
NT cumplieron esa vicegerencia. Ésta no es en absoluto un estudio exhaustivo de todos los pasajes
pertinentes, pero yo confío que será suficiente para convencer al lector que esta reinstalación de la
vicegerencia humana en la persona de Jesús es de hecho la llegada del reino de Dios.
I. El Antiguo Testamento
Dios creó al hombre a su imagen (Gn l: 27, 28). Como vemos en Gn 5: 3, ser la imagen está
relacionado con ser hijo. El hombre como imagen significa el hombre como hijo, y el hijo de Dios es
un rey. Por consiguiente, incluido como una función de ser la imagen estaba el dominio del hombre
(Gn l:28). El gobierno de Dios de la tierra era, en el orden original de la creación, logrado por medio
de la vicegerencia del hombre. Cuando el hombre cayó, él estropeó su vicegerencia; el hombre fue
expulsado del jardín, y la tierra ya no fue dócil en someterse a él.
La restauración de la vicegerencia del hombre empezó con los pactos de Dios con los patriarcas. La
idea del pacto como un tratado con el vasallo implica que Dios es el rey "emperador" y que aquellos
con quienes él hace el pacto son reyes subordinados. Un aspecto importante del pacto con Abraham
es la promesa del dominio sobre de la tierra. Abraham y su descendencia serán restaurados a una
soberanía bajo Dios como Señor sobre todo.
En la teocracia Davídica, una vicegerencia humana tipológica e imperfecta fue reinstalada como
cumplimiento parcial de la promesa a Abraham. El rey de Israel fue ungido en Sión como el hijo de
Dios (Sal 2:7; 89:27f.). A pesar de la imperfección del rey de Israel, recordó al pueblo de Dios del
estado escatológico apropiado de las cosas, y apuntó hacia un futuro cuando el Hijo mayor de David
gobernaría sobre un reino perfecto como el vicegerente de Dios (Sal 80:17: "Sea tu mano sobre el
varón de tu diestra, sobre el hijo de hombre que para ti afirmaste" cf. 2S 7: 14). Por consiguiente, el
trono de David también se puede llamar el trono real de YHWH (1Cr 28:5; 29:23; 2Cr 9:8). Cuando
el hijo de David rija en Sión, el reino de Dios estará propiamente en la tierra.
Muchos salmos llevan esta noción de vicegerencia humana. Tres de éstos desarrollan este tema
particularmente, y son aplicados a Jesús en el NT.
Salmo 2, como ya se ha mencionado, hace referencia al "ungido del Señor" como vicegerente
representante del Señor soberano. YHWH instala a su vicegerente en Sión, lo declara ser "el Hijo," y
le da los extremos de la tierra como su dominio. Aunque esto tiene cumplimiento tipológico en
David y Salomón, ni siquiera ellos tenían la soberanía extensa y total pintada aquí, y así el NT
entiende el salmo propiamente como refiriendo últimamente a Jesús el Hombre Ungido (Heb 1:5).
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Salmo 8 empieza con una exultación en Dios como creador y soberano, y expresa asombro de que
Dios siquiera haga caso al hombre. No tan sólo hace caso Dios al hombre, sino que Él le "corona" y
le da dominio sobre esta creación. Este salmo se cita y se desarrolla en 1Co 15:27 y Heb 2:69:
aunque nosotros no vemos a la humanidad en dominio total todavía, sí vemos al Hombre
representativo ya coronado.
Salmo 45 es identificado en su título como una canción de la boda, aparentemente para el rey. Aquí,
también, las expresiones hiperbólicas apuntan más allá de quienquiera que fuera el rey original,
enfatizando que este rey se pone en el lugar de Dios, puesto allí por Dios para dominio sobre el
mundo. Hebreos también cita este salmo cuando habla de Jesús como el que cumple el papel del
vicegerente de Dios (Heb 1:8, 9).
La vinculación de la majestad de Dios con la vicegerencia Davídica continúa en los libros de los
profetas. El profeta que proclamó YHWH como rey (Is 6:5) también relacionó el reino de YHWH
con el del Hijo de David en 9:6-7:
Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros,
y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se
extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin.
Esta restauración de la vicegerencia humana es efectuada por el ungimiento del Espíritu, según Is
11:2: "El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de
consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor." Los versículos 6-8 reflejan la
restauración de la armonía en el orden creado, particularmente ilustrada por medio de la soberanía
restaurada del hombre sobre el reino animal: "un niño pequeño los guiará… Jugará el niño de pecho
junto a la cueva de la cobra, y el recién destetado meterá la mano en el nido de la víbora." El niño
no se refiere a Jesús, pero sí ilustra el estado de las cosas bajo este dominio restaurado. Dentro del
cuadro general de la paz universal, los humanos, incluso los niños, tendrán dominio sobre la
creación.
El fortalecimiento por el Espíritu es el porqué de que el vicegerente de Dios es "el ungido," el Cristo.
Dios mismo no es el rey ungido; Dios es el que unge. Ungir a alguien es designarlo y encargarlo para
actuar en el lugar de Dios. J. Gris observa: "El ungimiento era conocido en Egipto como un rito por
medio del cual se delegaba la autoridad del Faraón a los oficiales y a los reyes vasallos en Siria en el
siglo XV adC., y se ha argumentado que simbolizaba el fortalecimiento con habilidad especial de la
persona ungida. " Más adelante en Isaías 42, la canción del siervo empieza con ese siervo
reestableciendo justicia (gobierno, de mispat) en la tierra (42:4), lo cual él hace por el Espíritu de
Dios que ha sido puesto en él (42:1).
El siervo ungido de los cantos del siervo (Isaías 42-53) ocupa el lugar del rey ungido antes del exilio.
Muchos intérpretes creen que el siervo aquí es Israel corporativo. El uso de verbos y pronombres
singulares no es incompatible con una interpretación corporativa, ni son los detalles aparentemente
biográficos de la última canción decididamente antitéticos a tal interpretación. No obstante, el hecho
que Israel no es el sufridor justo, es el destinatario del beneficio del sufrimiento redentor
sacrificatorio, indica que algo más que Israel corporativo está en vista como el siervo del Señor.
Nota los contrastes particularmente entre "él" y "nosotros" en Cap. 53: "Ciertamente él cargó con
nuestras enfermedades. ... pero nosotros lo consideramos herido,.. Él fue traspasado por nuestras
rebeliones… Todos andábamos perdidos, como ovejas;..[él] fue arrancado de la tierra de los
vivientes, y golpeado por la transgresión de mi ["su" según IQIsa] pueblo" (vv. 4-8). En cualquier
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caso, si el texto correcto es "mi" o "su," la referencia debe ser a Israel como el pueblo de Dios.
Además, ¿que sería la sepultura con los ricos (v. 9), si Israel colectivo estuviera en vista? Tampoco
puede uno apelar, como J. Gris hace, a la idea que son las naciones que están hablando sobre el
Israel justo en Isaías 53, porque en Caps. 51 y 52 Israel es el destinatario de redención, no el
redentor. Y otra vez, nota v. 8: no sería "su" pueblo, o "mi" pueblo, si las naciones todavía estuvieran
hablando. Esto es la razón que muchos teólogos del AT que no pueden aceptar que este pasaje es una
profecía real de Cristo sugieren a varios otros individuos como el siervo de Isaías 53.
Semejantemente, Jer 23:5-6 profetiza: "Vienen días afirma el Señor, en que de la simiente de David
haré surgir un vástago justo; él reinará con sabiduría en el país, y practicará el derecho y la justicia.
En esos días Judá será salvada, Israel morará seguro. Y éste es el nombre que se le dará: El Señor es
nuestra salvación." De nuevo, la venida del rey Davídico prometido está ligado al cumplimiento de
las promesas del reino de Dios en justicia. Para que este reino sea completo, el rey Davídico tiene
que ser investido (instalado).
El libro de Daniel es crucial para la expectativa del NT. En Daniel 2 el sueño de Nabucodonosor se
interpreta para mostrar que los reinos subsiguientes del mundo serían aplastados por "la piedra no
cortada por mano alguna," qué es el reino de Dios que crecerá hasta que llene toda la tierra para
siempre (Dn 2:34-35, 44-45). Y en Daniel 7: 13, 14 "uno como un hijo de hombre," es el
representante de la humanidad que compadece ante el Anciano de Días y recibe dominio sobre toda
la tierra para siempre.
¿Por qué esta figura en Daniel 7 se llama "uno como un hijo de hombre"? Porque se contrasta con las
bestias mencionadas antes en el capítulo. Ya hay una indicación indirecta de deidad, porque él viene
en las nubes, como YHWH en Sal. 68:4, y el "como" indica que esta figura tiene atributos humanos,
en la manera que "como un hijo de Dios" en Daniel 3:25 implica atributos divinos.
Como es en el caso de Isaías 53, este pasaje se ha interpretado también como una referencia al
pueblo corporativo de Dios. De hecho, vv. 18 y 27 hablan de los santos del Altísimo recibiendo el
reino y poseyéndolo para siempre. Sin embargo, hay algunas diferencias entre la visión de Dn 7:13 y
la investidura con dominio a los santos más adelante en el capítulo. Daniel 7: 13 es una visión de
investidura por medio de apariencia ante el "Anciano de Días," pero 7:18, 27 presentan la promesa
que los santos recibirán este reino que es el resultado de la destrucción o juicio de los reinos
terrenales. Aun si "uno como el hijo de hombre" en 7: 13 es paralelo a "los santos del Altísimo" en
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vv. 18 y 27, todavía es el hijo de hombre que propiamente tiene el derecho a ser calificado como el
santo del Señor que representa su pueblo.
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ustedes" (Mt 12:28; Lc 11:20). Éste es uno de las declaraciones más claras de Jesús que el reino ya
ha llegado (ephthasen en lugar de angiken, el verbo más usual). Cuando Jesús como hombre,
capacitado por el Espíritu, ejercita autoridad sobre los demonios, la vicegerencia apropiada del
hombre bajo Dios se restaura. Jesús hizo lo que Adán debe de haber hecho; él expulsó la serpiente
del jardín.
(3) Sanando. También curación es asociado con el reino de Dios (Lc 9:1-6; Mt 9:35; 10:1, 9 11;
Mr 6:6-12), porque la enfermedad, como la posesión por demonios, era una ruptura del orden
apropiado en la creación en lo cual el hombre está encima de la creación. "Sanando implicó así la
victoria del Rey Divino en el conflicto cósmico y la Creación como un aspecto de la imposición de
Su gobierno." El orden apropiado con el hombre encima de la creación estaba siendo restaurando.
(4) Poder sobre la naturaleza. Especialmente notable aquí es Mt 8:27, "¿Qué clase de hombre es
éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?" Aunque los discípulos pueden ver claramente que
Jesús es un ser humano, también está claro que Jesús está ejerciendo autoridad divina sobre los
elementos, así como se dice que el Señor hace en varios salmos (18:15; 65:7; 89:9; 107:29). Aquí se
demuestra que Jesús, un hombre, ejerce vicegerencia sobre la naturaleza.
(5) La imagen del pastor. J. Jeremías nota que cuando Jesús se llamó Pastor, él probablemente
estaba usando una imagen real. Como Gray señala, Salmo 100 probablemente es un salmo de la
entronización, Israel es el rebaño que Dios pastorea, y el pastor es bien conocido en textos reales del
Cercano Oriente Antiguo (COA) como una figura que representa al rey. Así que en Israel el rey
como pastor (Mi 5:4) es apropiadamente el vicegerente del Rey Divino, el Pastor de Israel. Así que
en la visión de la restauración después del Exilio David, el siervo de Dios que es príncipe de la línea
de David, es declarado ser un pastor de Su rebaño (Ez 34:23). Este pasaje es además citado
explícitamente por Jesús en Su declaración que le enviaron a la oveja perdida de la casa de Israel (Mt
15:24ff) con referencia particular a Ez 34:15.
(6) las declaraciones del límite de tiempo. La restauración de la vicegerencia al hombre Jesucristo
es así la "venida del reino de Dios." Esto puede explicar las llamadas declaraciones de "límite del
tiempo" tales como Marcos 9:1 (Lc 9:27): "algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin
antes haber visto el reino de Dios llegar con poder." Los discípulos presenciaron la ascensión, y así
vieron dominio completo restaurado al Hombre; alcanzaron ver la venida del reino de Dios con
poder. Semejantemente, Mt 10:23: "no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que
venga el Hijo de Hombre." Si estos textos particulares se entiendan de esta manera o no, la
exaltación del Hijo de Hombre a Su reino a la diestra del Padre es ciertamente una venida del reino
en poder. La restauración del Hombre a la vicegerencia es la venida del reino en poder. Incluso la
declaración al Consejo que "ustedes verán al Hijo de Hombre sentado a la derecha del
Todopoderoso, y viniendo en las nubes de cielo" es una referencia a la restauración venidera de
Jesús a la vicegerencia, si esto se entiende como su cumplimiento parcial en el año 70 o su
cumplimiento total al fin de la historia. Por lo menos algunos miembros del Consejo vieron esta
vicegerencia a la vez positivamente en el crecimiento de la iglesia y negativamente en la disolución
de su propio poder en el juicio de la destrucción de Jerusalén, y todos tendrán que someterse a ella
en el Juicio Final (Fil 2:10-11).
(7) Las declaraciones de Juan. Juan ama la ironía, y frecuentemente reporta las palabras de
personas quienes dan testimonio a la verdad sin saberlo. El ejemplo más famoso es la profecía no
intencional de Caifás acerca de que muera un solo hombre por el pueblo [11:50]. Esta ironía
también se nota en la presentación de Jesús por Pilato en 19:5 donde dice, "¡Este es el hombre!" [en
Latín, es “Ecce homo.”] La ironía es aun más clara más adelante en v. 14 cuando otra vez él
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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006
presenta a Jesús y dice sarcásticamente, "¡Aquí tenéis a vuestro Rey!" Juan reporta estas palabras
porque él reconoce la verdad que se está comunicado inconscientemente. Jesús es "el Hombre" quien
es, desconocido por Pilato, el Rey verdadero. Cuando los Judíos rechazaron a Jesús, declarando que
no tienen ningún rey sino César (19:12), se cortaron a sí mismos del reino de Dios, porque han
rechazado la vicegerencia de Jesús, la vicegerencia cual es ese reino. Juan además nota que Pilato
rehúsa cambiar el letrero que dice "Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos."
2. El uso del "Hijo del hombre" por Jesús
Parece que huios tou anthropou es una traducción literal del término Arameo bar nasha, lo cual se
traduce más sencillamente ho anthropous, “el hombre.” Nota el paralelismo en Sal 8:4 y 144:3 donde
“hombre” y “hijo de hombre” son equivalentes. Pero ya notamos que Hebreos 2 refiere al “hijo de
hombre” de Sal 8 y lo aplica al “Hombre” representativo cuya vicegerencia de su pueblo es
restaurada. “El Hombre” quiere decir más que meramente “un ser humano.”
Uno de los casos del uso de esta frase por Jesús se encuentra en Mt 9:6 [= Mr 2:10], "El Hijo del
hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados." Esto definitivamente localiza a Jesús en la
posición del vicegerente humano de Dios en la tierra (nota Mt. 9:8, donde la gente glorificó a Dios
"que había dado tal potestad a los hombres"). Por otro lado, del Mesías esperado no se dice que
perdona pecados, porque, como los Fariseos correctamente percibieron, sólo Dios puede perdonar
pecados. Así, el ejercicio de esta autoridad también trae consigo una demanda a las prerrogativas de
deidad.
….
Todas estas líneas de testimonio de Jesús como el punto de enfoque y la encarnación del reino de
Dios son vinculadas con la restauración de la vicegerencia humana en su persona. Pero si es la
vicegerencia humana que se restaura, ¿por qué se llama el reino o dominio de Dios? Se llama el
reino de Dios porque el correcto orden creado de su reino soberano en la tierra es con el hombre
como vicegerente. El reino de Dios se da a Jesús (Lc 22:29-30) y así se vuelve su reino, el reino del
Hijo del hombre (Mt 13:41).
La enemistad antigua es entre el reino de Satanás y el reino de Dios (Mt 12:26). Satanás expresa esta
enemistad antigua por su enemistad contra el hombre (Gn 3: 15). Por medio de destronar al hombre
en tierra, Satanás intentó destronar el reino de Dios en la tierra. El hecho de que Cristo el Hombre ha
derrotado el reino de Satanás quiere decir que el reino apropiado de Dios es restaurado.
3. Otros Autores Neotestamentarios
(2) Pablo. Pablo también reconoce que ahora Cristo gobierna el reino. Con la sujeción de los poderes
cósmicos y los principados (Col 2:15; Ef 4:8 10; el cf. Ef 1:20-22), la vicegerencia apropiada del
hombre Jesucristo se restaura. El entendimiento de Pablo de Cristo como el hombre ungido que
gobierna como el vicegerente de Dios se hace particularmente claro en 1Co 15:24-28.
El reino o el reinado se da a Jesús, hasta el fin cuando él haya logrado su vicegerencia
completamente y la presenta al Padre lo cual ocurrirá en la ocasión de su apariencia final (cf. 1Ti 4:
1). Nota que Pablo también cita Salmo 8 que refiere a la exaltación por Dios del hombre, poniendo
todas las cosas bajo sus pies. Pablo entiende que Cristo es el hombre representante, por medio de
quien el Salmo 8 ya es cumplido.
Así el reino de Dios y el reino de Cristo son la misma entidad (Ef 5:5, 21), no sólo porque Cristo es
Dios, porque siendo Dios, Cristo siempre ha reinado con el Padre. Es porque Cristo es ahora un
hombre, y como hombre reina como vicegerente humano.
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Además, de inmediato después de que Jesús da a sus discípulos poder para "atar y desatar" (Mt 18:
1920), él explica que esta vicegerencia es en imitación de la manera en que gobierna el Padre: como
Dios perdona, así sus vicegerentes deben perdonar (Mt 18:23-25).
Pablo, quizás aún más que los escritores de los Evangelios, enfatiza la restauración de los creyentes.
Según Pablo, la humanidad perdió su vicegerencia en Adán, pero la gana de nuevo en Cristo. En
Romanos 5: 17, el pecado de Adán resultó que el "reino" de la muerte reemplazó al hombre, pero por
medio de un hombre Jesucristo, aquéllos que han recibido la gracia abundante reinarán en vida. En
igual manera en 1Co 15:45: “El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente," el postrer
Adán, “espíritu que da vida." Pablo sigue en v. 49 que "así como hemos llevado la imagen de aquel
hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial."
Por consiguiente Pablo no habla de creyentes como carne perecedera y sangre (v. 50) sino como
aquellos que se han revestido con lo incorruptible (v. 53), como aquéllos que, a diferencia de los
injustos, están heredando el reino de Dios (v. 50; el cf. 1Co 6:9f; Gál 5:21) y tienen "una herencia en
el reino de Cristo y de Dios" (Ef 5:21). Porque nosotros heredamos este reino, nuestra vicegerencia
se restaura; nosotros ya estamos sentados con Cristo en lugares celestiales (Ef 2:6), que implica
entronización y dominio.
Esto ha pasado porque nosotros somos "coherederos con Cristo" (Ro 8:17). Heredar quiere decir
tomar una posición de dueños o de soberanía. Antes de heredar, los herederos no son mejor que los
esclavos, aunque ellos son señores del terreno entero. Pero según Gálatas 4, los Cristianos han
venido a su mayoría, y así han heredado su herencia. En este caso, quiere decir que no son jamás
bajo el aprendizaje de la ley. Así como el Hijo del hombre era Señor del Sabát como verdadero
vicegerente, en la misma manera aquellos en Cristo también están en un cierto sentido "encima de"
la ley. La ley se restaura a su lugar debido para el Hijo del hombre y su pueblo.
Por supuesto, para nosotros la restauración a la vicegerencia no está todavía totalmente aquí (cf.
Hebreos 2). Pero es nuestra esperanza. "Si sufrimos también reinaremos con él" (2Ti 2:12). Nota Ro
8: 15-23: "No habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra v en temor, sino que habéis
recibido el Espíritu de adopción [es decir, reinado, porque]...y si hijos. también herederos, herederos
de Dios y coherederos con Cristo." Como herederos de Dios y coherederos con Cristo, esperamos un
tiempo cuando la herencia será totalmente nuestra. Esto es la razón que Pablo considera "las
aflicciones del tiempo presente" como "no comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de
manifestarse."
Como el dominio apropiado del hombre sobre la creación fue arruinado por la Caída en Génesis 3, se
restaurará en nuestra adopción plena como hijos. Otros libros del NT también llevan a cabo este
tema. Implícito en Heb 2:5-9 es el pensamiento que; aunque ahora vemos a Jesús solamente con todo
en sujeción a él, hay un tiempo esperado cuando la humanidad en general tendrá tal dominio.
Semejantemente, 12:28 dice que los creyentes deben tener esperanza porque ellos están o estarán
recibiendo "un reino inconmovible." Indudablemente esto recuerda Daniel 2, el reino que no se
puede quitar, y otra vez marca a los creyentes como co-soberanos con Jesús quien ya "se sentó a la
diestra del trono de Dios" (Heb 12:2).
Apocalipsis, tratando de la historia redentora hasta la consumación, testifica de la restauración de
humanidad a la vicegerencia plena. Los creyentes son un reino y sacerdotes (Ap 1:6; 5:10), y el libro
concluye con la observación que los creyentes reinarán con Cristo en toda la tierra (22:5; el cf. 5:10
y 20:4-5).
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V. Conclusión
Hemos visto que la "venida" del reino de Dios que se espera en el AT involucra una reinstalación de
la humanidad a la posición apropiada de vicegerente, quien ejerce el dominio de Dios en la tierra.
Este reino del vicegerente es inminente, de hecho ya está aquí, en la predicación y acciones de Jesús
y el testimonio de los Evangelistas. Ya está aquí, en medida aún mayor, sin embargo no todavía en
su llenura, en las palabras de Pablo y los otros apóstoles, cuando ellos proclaman la exaltación de
Cristo y su recepción del dominio como el rey ungido, el Hijo de Dios. También está creciendo en
cuanto la vicegerencia del Hombre se da a los elegidos de Cristo, los santos del Altísimo (Dn 7: 18,
27), quiénes también son ungidos por el Santísimo (1Jn 2:20) quienes entonces ya reinan con Cristo
en los lugares celestiales (Ef 2:6). Al fin de todo, en "aquel día" se realizará en su plenitud la
vicegerencia de todos que están en Cristo, y el reino de Dios será todo en todo.
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Igual como Cristo, la imagen perfecto de Dios, funcionaba en tres relaciones—hacia Dios,
hacia el prójimo, y hacia la naturaleza—así también tiene que funcionar el hombre.
Ser un ser humano es estar dirigido hacia Dios. Esta relación domina y rige todas las otras.
Toda la vida se tiene que vivir coram deo, es decir, ante el rostro de Dios. “El hombre está
ligado a Dios como un pez al agua. Cuando un pez busca estar libre del agua, pierde tanto
su libertad como su vida. Cuando buscamos estar librados de Dios, llegamos a ser
esclavos al pecado.
Esta relación vertical del hombre hacia Dios es básica a una antropología cristiana, y toda
antropología que niegue esta relación se tiene que considerar no tan solamente no-
cristiano sino anti-cristiano.
Además, esto quiere decir que somos responsables a Dios en todo que hagamos. La
intención de Dios es que el hombre haga los que sea que haga en obediencia a Dios y
para la gloria de Dios, y que utilice todos sus poderes, dones, y capacidades al servicio de
Dios.
Ser un ser humano es estar dirigido hacia su prójimo. Al decir en Génesis 1:27 que “varón
y hembra los creó” no se está señalando la diferenciación sexual, porque esta también se
encuentra en los animales. Está diciendo que la persona humana no es un ser aislado
completo en sí, sino que es un ser que necesita de la compañía de otros, un ser que no
está completo aparte de otros. La palabra en el Hebreo traducida “idónea” (Gn 2:18) quiere
decir “correspondiendo a.” Se implica que la mujer le complementa, le suplementa, y le
completa al hombre, que es fuerte en cuanto él sea débil, y suple sus deficiencias. El varón
es incompleto sin la mujer. Igual, la mujer es incompleta sin el varón. La relación
hombre’mujer entonces implica la necesidad de compañerismo entre seres humanos. Los
varones y las mujeres no pueden llegar a ser la humanidad verdadera en aislamiento;
necesitan el convivio y la estimulación de otros. Somos seres sociales. El hombre no
puede ser verdaderamente humano aparte de otros hombres.
Solo en contacto con otros llegamos a saber cuáles son nuestras fortalezas y debilidades.
Solo en convivencia con otros crecemos y maduramos. Solo en asociación con otros
desarrollamos plenamente nuestras potencias. Nos enriquecemos. Cada persona no debe
ver a sus dones y talentos como medio de engrandecerse a sí misma sino como medios
para enriquecer las vidas de otros.
Ser un ser humano es regir sobre la naturaleza. Algunos teólogos han pensado en el
dominio del hombre como meramente un efecto colateral de haber sido creado a imagen
de Dios, no como un aspecto esencial de la imagen. Sin embargo, la mayoría de los
intérpretes creen que el dominio sobre la tierra es un aspecto esencial de la imagen de
Dios. Dios se revela como rigiendo sobre toda l creación, así el hombre es presentado
como el vicegerente de Dios, que rige sobre la naturaleza como representante de Dios.
Tener dominio sobre la creación entonces es esencial a la existencia del hombre.
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El verbo para “sojuzgar” nos dice que el hombre debe explorar los recursos del mundo,
cultivar su tierra, minar sus tesoros. No debemos pensar solo en la tierra, las plantas, y los
animales; el hombre es llamado por Dios a desarrollar todas las potencialidades
encontradas en la naturaleza y la raza como una totalidad. Debe buscar desarrollarse no
tan solamente en la agricultura, la horticultura, y la ganadería, sino también en la ciencia,
la tecnología y la arte. Esto se llama el mandato cultural, el mandato a desarrollar una
cultura que glorifica a Dios.
La otra palabra usada en Génesis 1:28 para describir la relación del hombre con la
naturaleza se traduce “tener dominio.” Nota lo que Dios dice a Noe, el representante de la
humanidad después del diluvio: “Todos los animales de la tierra sentirán temor y respeto
ante ustedes: las aves, las bestias salvajes, los animales que se arrastran por el suelo, y
los peces del mar. Todos estarán bajo su dominio.”
Sin embargo, la relación del hombre con la naturaleza no es una de sencillamente regir
sobre ella, sino que a Adán Dios le dio el trabajo específico de “cuidarla.” Dice Génesis
2:15, “Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y
lo cuidara.” La palabra aquí traducida “cultivara” es la palabra hebrea abad que quiere
decir “trabajar.” No hay una invitación a explotar los recursos naturales irresponsablemente
sino un mandato a trabajar y preservar a la tierra, además de regir sobre ella. Así que el
hombre debe regir sobre la naturaleza en tal manera que seamos su siervo. Debemos
preocuparnos para conservar a los recursos naturales y darles el mejor uso posible.
Debemos preocuparnos por la prevención de la erosión de la tierra, la destrucción
temeraria de los bosques, el uso irresponsable de la energía, la contaminación de los ríos
y lagos, y la contaminación del aire que respiramos. Debemos procurar ser mayordomos
de la tierra y todo que ella contiene, y promover lo que sea para preservar su utilidad y
belleza para la gloria de Dios.
Podemos llamar la primera de estas relaciones la relación vertical. La vertical y las
horizontales son inter-relacionadas. La relación vertical es la primera y más importante, sin
embargo, esta relación no existe sin las otras dos. Nuestra relación al prójimo es una
forma en que nuestra relación con Dios se realiza., mostramos nuestro amor por Dios por
medio de amor al prójimo. Nuestro amor para con Dios y el prójimo debe mostrarse en
nuestro dominio sobre y cuidado de la creación de Dios. Cuando amamos al prójimo y
trabajamos responsablemente en la creación, estamos a la vez sirviendo a Dios. Cuando
decimos que los seres humanos han sido nombrados por Dios para gobernar y cuidar la
creación, atribuimos al hombre una relación no encontrada en ninguna otra criatura, ni
siquiera en los ángeles.
Como es en el caso de Cristo, el funcionamiento propio de la imagen de Dios debe ser
canalizado a través de estas tres relaciones, con Dios, con el hombre, y con la naturaleza.
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quejas, antes del desanimo—existía el trabajo. En el comienzo, en un mundo que Dios declaro
"bueno", en un mundo en que el hombre y la mujer encontraban plena satisfacción y gozo en todo
momento, existía el trabajo.
A pesar de ser obvio, esta realidad debe ser repetida y absorbida. En una cultura que desprecia el
trabajo a menudo como un mal, necesitamos recordar que la maldición que vino después no fue el
trabajo en sí. EI trabajo es bueno, es asignado por Dios. Es una vocación gloriosa del Creador.
"Tomo pues, Jehová dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo
guardase" (Gen. 2:15). Aun el matrimonio, instituido por Dios, estaba relacionado con la vocación
del trabajo. La mujer es creada como ayuda idónea para el hombre (Gn 2:18). El hombre y la mujer
era compañeros no solo para amarse, sino para trabajar juntos: "Y los bendijo Dios, y les dijo,
'fructificad y multiplicaos, llenad la tierra, y sojuzgadla...'" (Gen. 1:28). Tenían el mandato de
cultivar la creación al ejercer dominio en medio de ella. Dios les había dotado de mentes y músculos,
y añadió el fruto de recompensa para sus labores.
La verdad simple que el trabajo formaba parte de la creación original y buena es una verdad
importante, pero no la más grande. Otro hecho obvio, pero a menudo ignorado, es descubierto
cuando hacemos la siguiente pregunta: "¿Cuál es la primera persona que encontramos trabajando en
la Biblia?" La respuesta no es Adán. "Y acabo Dios en el día séptimo la obra que hizo..." (Gen. 2:2).
Aprendemos que no solo es el trabajo ordenado por Dios, sin es divino. Estrechamente relacionado
con la intención de Dios de crear al hombre a su imagen (Gen. 1:26a) es el propósito de Dios que el
hombre señoree sobre la creación (Gen. 1:26b). En otras palabras, Dios no solo hace al hombre
semejante a El, sino que le delega también, una tarea semejante a la de Él.
Cuando se nos viene la tentación de despreciar el trabajo, debemos recordar que el trabajo no es solo
un deber, sino un privilegio y una bendición. Cualquiera que ha soportado una camilla en el hospital
durante una semana o más podrá confirmar esto. Pero mejor testimonio que las llagas de cama o las
ansias de levantarnos a caminar, tenemos la Palabra de Dios en la cual Dios nos revela que El es un
Dios que ama el trabajo y toma placer en el trabajo. Y para su criatura digna, Dios le da la gloriosa
responsabilidad de trabajar en la creación.
En esta tarea deleitosa de cultivar la creación, el hombre seguramente encontraba gran placer.
Podemos estar seguros que en el tiempo antes de que entrara el pecado en el mundo, Adán y Eva
nunca pensaron que su trabajo fuera vació, sin propósito ni aburrido. Al contrario, fueron creados
como Dios, y estaban felices en su tarea semejante a Dios. Tenían trabajo que Dios había llenado de
propósito y sentido. En estas labores, realizados para su Señor, ellos veían la gloria del trabajo.
¿Cómo puede ser posible que una institución de tan sublime valor hay yazca en las profundidades
del desprecio? ¿Por que tan pocos piensan del trabajo como alga placentero, de dignidad, que
satisface, que es glorioso?
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Pero la misericordia de Dios es también evidente aquí. Sus castigos no dejarían a la mujer sin hijos,
ni al suelo sin cosecha. No, la vida gena preservada. Pero el trabajo ahora sería difícil y tedioso,
plagado con dolor, sufrimiento, frustraciones. Aún la relación matrimonial, tan importante para el
trabajo, seria afectada (Gen. 3:16). Tomando todo esto en cuenta, podemos ver que "un día duro de
trabajo" tiene una larga historia.
El pecado afectó no sólo la esfera del trabajo, sino afectó a los trabajadores mismos. Nuestras
dificultades como trabajadores se extienden más allá que suelos difíciles; corazones endurecidos
fueron otro producto de la rebeldía del hombre. Cuando chocan estas dos casas -el hombre obstinado
y suelos duros—se da una combinación peligrosa. Los gases venenosos que se levantan toman dos
formas diferentes: derrota u orgullo.
Cuando el hombre rebelde se encuentra con el suelo maldito, una de sus respuestas a esta lucha
tediosa es rendirse. EI hombre pronto se da cuenta que la tierra no va a entregar su fruto sin una
lucha. Sacude el árbol de la creación con todas sus fuerzas, pero la cosecha es pequeña. Se pegunta
si vale la pena. Cansado de tanto esfuerzo, agravado por la resistencia que encuentra, termina
rindiéndose en derrota. Se acuesta debajo del árbol y se rinde. "Pasé junto al campo del hombre
perezoso, y junto a la villa del hombre falto de entendimiento; y he aquí que por toda ella habían
crecido loS espinos, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida"
(Prov. 24:30-31).
La presencia de tal rendimiento boy es patente. Casi todo patrón puede contar de empleados
aburridos, apáticos y perezosos. Desafortunadamente, los cristianos no son inmunes a esta
enfermedad. En su libro Principles of Conduct (Principios de conducta), John Murray observa este
punto en su capitulo sobre el trabajo, "El principio que muy a menudo nos impulsa no es buscar más
trabajo, sino el mínimo necesario para evitar censura publica y para preservar nuestra dignidad."
Murray no para aquí. Lanza la acusación, "Tan lejos se ha desviado nuestros pensamientos de los
principios bíblicos del trabajo, y tanto nos posee el deseo por una vida fácil con diversiones, que la
pereza y flojera han invadido las vocaciones más sagradas." (Y para aquellas personas que desean
los detalles, Murray los satisface. Habla de pastores flojos que tienen los gustos demasiado
refinados, y les llama 'parásitos' para la iglesia).
Una actitud derrotista es una forma de responder al trabajo, pero no la (mica. No todos se echan para
atrás. Algunos se lanzan hacia adelante en sus propias fuerzas. Esta segunda reacción, que también
ignora al Creador, es una reacción de orgullo. Con esta actitud el hombre pecador ataca la creación
resistente con confianza en sí mismo. Alza su bandera de guerra y grita, "¡Yo venceré!" Aunque los
patrones le dan la bienvenida a tanta ambición, y aunque las revistas de negocios saludan tal empuje,
a Dios no le place.
En la providencia perfecta de Dios, los malos a menudo prosperan. Parece como si su fuerza y
empuje ganaran: "Por tanto, la soberbia los corona... Los ojos se les saltan de gordura, logran con
creces los antojos del corazón. Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con
altanería. Ponen su boca contra el cielo, y su lengua pasea la tierra" (Salmo 73:6-9). Por medio de la
experiencia del Salmista, los creyentes aprendemos que este éxito aparente es definitivamente de
corto plazo, porque la destrucción es su destino final (Salmo 73: 18). Es extraño, entonces, que a
veces envidiamos a los ricos y tratamos de seguir las huellas de su éxito. Nosotros también a menudo
luchamos en nuestros trabajos poniendo nuestra esperanza en nuestro propio esfuerzo humano. Y
aunque esta actitud no tiene la misma estigma que la pereza, esto no la hace menos ofensiva ante
Dios.
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Sin embargo existe una esperanza. El alivio para el desorden bipolar de pereza o arrogancia se
encuentra en la cruz de Jesucristo.
Restaurados a nuestra gloriosa vocación
Dios envió su Hijo a este mundo desordenado para trabajar. Jesucristo vino a cumplir una tarea que
el Padre le había asignado. Evitando las trampas de la pereza y del orgullo, soportando dolor y
tremenda resistencia más allá de nuestra comprensión, trabajó con sus ojos fijados en su Padre
celestial. Al final podía decir, "Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que
hiciese" (Juan 17:4). Para nuestro Salvador, 'sangre, sudor y lágrimas' no era un mero decir; fue su
modo de vivir. Por medio de su lucha, el Siervo Sufriente nos redimió y nos restauró.
Este segundo punto—restauración—es uno que merece más atención de la que usualmente le damos.
La redención no viene a nosotros con otro juego de planos para nuestra vida. La salvación de Dios
no quita el trabajo; nos restaura a nosotros al trabajo.
Recreados a la imagen de Dios, ahora estamos preparados para trabajar para Dios de nuevo en
formas importantes. Como dice Efesios 2: 10: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas." Salvos por
la muerte de Cristo y su resurrección, ya no estamos esclavizados a la pereza que asume que todo
trabajo es vanidad, ni estamos encarcelados Por nuestro orgullo, jactándonos de poder vencer con
nuestras propias fuerzas. Al contrario, trabajamos con gratitud humilde y confianza firme en Dios
quien nos llama a "crecer en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no
es en vano" (1 Cor. 15:58).
"En el Señor" -estas son las palabras que deben gobernar nuestras labores. El Nuevo Testamento
repetidamente insiste en que toda nuestra motivación y la dirección de todos nuestros esfuerzos
deben ser hacia Dios. El pasaje que lo dice más claro es el siguiente:
"Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren
agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de
corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa
de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" (Colosenses 3:22-24)
No hay nada que libera más, anima más o que sea más glorioso que saber que trabajamos para el
Señor. ¿Te sientes paralizado por el temor a los hombres? ¿Te sientes tentado a rendirte porque tu
trabajo te parece sin sentido, sin fruto, insoportable o no apreciado? ¡Mira hacia el cielo! Tú laboras
coram Deo, es decir, delante del rostro de Dios. Debemos darle gracias a Dios por el
redescubrimiento de estas realidades en la Reforma Protestante del siglo 16. La verdadera “ética
protestante del trabajo” se apoyaba en un firme conocimiento de nuestra vocación o llamado. Los
reformadores enfatizaban que cada creyente tenia una vocación asignada por el Señor. Este énfasis
fue transformador, porque lo que más nos puede hacer sentir dignidad para nuestros trabajos
fatigosos es el saber que Dios mismo nos ha asignado nuestro trabajo, el que sea.
En La Institución de la Religión Cristiana, Juan Calvino escribe, "El llamado de Dios es el comienzo
y fundamento para toda buena obra." Calvillo luego explica lo que esto significa en medio de las
aflicciones:
"Cada uno dentro de su modo de vivir, soportara las incomodidades, las angustias, los pesares, si
comprende que nadie lleva más carga que la que Dios pone sobre sus espaldas. De ahí brotara un
maravilloso consuelo: que no hay obra alguna tan humilde y tan baja, que no resplandezca ante Dios,
y sea muy preciosa en su presencia, con tal que con ella sirvamos a nuestra vocación" (III:X:6).
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acciones y palabras que se pueden observar. El hombre exterior consiste en el ser físico
que padece descomposición (2Co 4:16), y lleva a cabo los deseos de su hombre interior a
través de sus “miembros” (Ro 6:13), “boca” (Lc 6:45), “pies” (Pr 1:16), o “manos” (Pr
12:14).
Si bien la Biblia reconoce la distinción entre el hombre interior y el hombre exterior, ella
enfatiza la unidad de la persona. Dios se relaciona con el hombre como una totalidad, no
sólo “espiritualmente”. Interesantemente, los meros textos que se citan en defensa de la
tricotomía (Heb 4:12 y 1Ts 5:23) enfatizan la obra comprensiva de Dios en el hombre
entero. Primera de Tesalonicenses enfatiza la obra santificadora y completa de Dios en la
persona entera. Hebreos 4:12 enfatiza que la Palabra de Dios penetra el hombre entero.
El uso frecuente del término “corazón” en la Biblia para expresar las diversas actividades
del hombre interior sugiere la renuencia de la Escritura misma a hacer distinciones
innecesarias. La teología de la Escritura enfatiza la unidad esencial del hombre. Es esta
unidad del hombre que hace la hipocresía detestable a Dios.
…………………….
Un ejemplo: Happiness is a Choice (La felicidad es una decisión) por Minirth y Meier
Las implicaciones de la tricotomía se entienden mejor por medio de estudiar un ejemplo.
Happiness is a Choice (La felicidad es una decisión, “FED”) es uno de los libros más
populares acerca de la depresión dentro de la cultura cristiana….También es un libro
organizado sobre un compromiso a la tricotomía. Creo que su popularidad tiene mucho
que ver con este compromiso. …Su enfoque es atractivo para muchos cristianos que creen
que todos aspectos de un problema complicado son considerados [los autores son ambos
pastores y psiquiatras]….Minirth y Meier conocen el cuerpo, conocen el alma, y conocen el
espíritu.
…
De las tres perspectivas representadas en FED, la “psicológica” (“el alma”) domina.
Perspicacia acerca de los procesos del pensamiento y las emociones sirve como el punto
de integración para observaciones hechas dentro de las otras dos perspectivas (espíritu y
cuerpo)… [Por ejemplo:]
Guardar rencor: FED declara que “el hecho irresponsable de guardar rencor es lo que
provoca la mayoría de las depresiones” (p. 46). Mi propia experiencia con personas
deprimidas también muestra que el enojo y el rencor frecuentemente juegan un papel
mayor en la depresión. Pero los autores de FED no hacen seguimiento a esta observación
con un entendimiento de cómo el enojo pecaminoso revela un corazón que
desesperadamente necesita el arrepentimiento y la fe. En lugar, hacen una búsqueda para
perspicacia acerca de las supuestas raíces en desarrollar una pauta de no lidiar con el
enojo. De vez en cuando mencionan el pecado en hablar de guardar rencor, pero estas
frases breves se pierden en páginas y páginas de “perspicacia psicológica”. Su mensaje
implícito es que el pecado es un factor en guardar rencor, pero la clave para superar tal
conducta pecaminosa es la “perspicacia psicológica”.
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La Psicologización de la Iglesia
William MacDonald
Extracto del artículo en Apuntes Pastorales, Vol. XVIII, Número 1, Oct-Dic 2000, pp. 76-77
Uno de los fenómenos de la era en que vivimos es la manera en que la iglesia ha sido
infiltrada por la psicología secular. En contradicción a 2 Timoteo 3: 16, 17, la Biblia ya no
es considerada como suficiente base para el aconsejamiento. Necesitamos psicoterapia.
Ya no se confía en el Espíritu Santo para que produzca los cambios necesarios en la vida
de los creyentes. Ni en la competencia para orientar de personas sabias comas los
ancianos y las ancianas en las iglesias. Tienen que enviar a su gente a un terapeuta
profesional. Esto a pesar del hecho de que Dios nos ha dado en la Palabra y mediante el
Espíritu todo lo necesario para la vida y la piedad (2 P 1:3).
Durante generaciones, los cristianos llevaron sus problemas al Señor en oración. Ahora
han de llevarlos a un psiquiatra o a un psicólogo. A los jóvenes ya no se les apremia a que
prediquen la
Palabra. Ahora el lema es «Practicad la orientación psicológica». La orientación
profesional ha llegado a ser una vaca sagrada hasta tal punto que alguien saldrá
inevitablemente a su defensa. ¿Qué es lo que está tan mal con ella? Daré a continuación
once puntos por los que está mal.
1. La atención de la persona es dirigida al Yo en lugar de a Cristo. Este es un fallo fatal. No
hay victoria en el Yo. El autoexamen no es una cura. Los buenos marinos no echan el
ancla dentro de1 barco. Necesitamos a Alguien mayor que nosotros mismos, y este
Alguien es Cristo. Más tarde más temprano debemos darnos cuenta de que nuestra
ocupación con Cristo es el camino a la victoria en la vida cristiana (2Co 3:18).
Ibsen, el dramatista noruego, cuenta acerca de una visita que hizo Peter Gynt a un hospital
psiquiátrico. Toda la gente parecía normal. Nadie parecía loco. Hablaban muy
razonablemente acerca de sus planes. Cuando Peter le mencionó esto a un medico, este
le dijo: “Están locos. He de admitir que hablan de manera muy racional, pero todo es
acerca de ellos mismos. Están, de
hecho, muy inteligentemente absorbidos en su Yo. Es el Yo mañana, mediodía y noche.
No podemos apartarnos del Yo aquí. Lo arrastramos con nosotros, incluso en nuestros
sueños. Ah, sí, joven, hablamos de manera racional, pero estamos bien locos.”
2. La psicología moderna se basa en sabiduría humana, no divina. Es la opinión de los
hombres en lugar de la autorizada Palabra de Dios. La variedad de opiniones humanas se
ve en el hecho de que hay más de 250 sistemas de psicoterapia y más de 10.000 técnicas
(incluyendo una para ayudar a tus animales domésticos) y cada una de ellas pretende la a
superioridad sobre las demás.
Dice Don Hillis: "Esta tendencia conlleva al menos un elemento de peligro: el razonamiento
humano toma el puesto de la Palabra de Dios para la resolución de los problemas
emocionales y espirituales. Las respuestas racionales...que no estén basadas en principios
espirituales pueden dar un alivio temporal, pero a su vez pueden resultar desilusionantes y
perjudiciales.”
3. Muchos, y probablemente la mayoría de los problemas por los que la gente busca
consejo tienen su causa en el pecado: matrimonios rotos, familias rotas, conflictos
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Crítica de
“Filoprimatosis: La codicia por el primer lugar,” por Pablo Sheetz
(Apuntes Pastorales, Vol. XIV, No. 3, Abril-Junio, 1997, pp. 48-52)
Natalie Carley, Seminario San Pablo, Mérida, Yucatán, revisado Dic., 2001
El autor, nuestro hermano, está confundido dentro de sus propias perspectivas. El título del artículo
fue escogido porque el sufijo en “filoprimatosis” indica una enfermedad, “la anormalidad de querer
siempre ocupar el primer lugar,” dice. Pero el subtítulo aclara, “La codicia por el primer lugar,” y
sabemos que la codicia es pecado. Aquí hay inconsistencia: la codicia es pecado. La enfermedad no
es pecado, pero puede resultar del pecado. ¿Cuál perspectiva es la correcta?
Análisis
El problema básico de la antropología del autor es que no entiende la depravación total del
hombre. De hecho, dice precisamente el opuesto: “La víctima de esta enfermedad no es una
persona mala, sino una persona con base inadecuada en las cosas que aseguran la estabilidad
emocional” (p. 52).
El autor es proponente de la “cultura de víctimas” cual es un gran problema en los EEUU. John
MacArthur, Jr. ha descrito la creencia de la “secta de la autoestima” que “... ya no hay gente mala
—solamente tenemos personas que piensan mal de sí mismo” (Una Nueva Mirada a la Consejería
Bíblica). Y como Ed Welch señala, esta perspectiva representa la persona como un ser pasivo, un
vaso vacío que se tiene que llenar. Pero personas que se ven así jamás se sienten “llenos.” El vaso
tiene fugas. (Welch, Ed, “Who Are We? Needs, longings and the image of God in man,” Journal
of Biblical Counseling 13.1 Fall 1994, pp. 25-38).
La doctrina del hombre tiene implicaciones para la doctrina de Cristo. Si creemos que el problema
más profundo del hombre es no tener sentimientos de ser amado y competente, y creemos que
Cristo vino para solucionar nuestro problema más básico, entonces se deduce que Cristo vino para
hacernos sentirnos amados y con significado. Esta perspectiva relega a Cristo al papel del
satisfacedor de mis “necesidades percibidas,” y esto es una tergiversación del evangelio de gracia
para pecadores que no la merecen.
Hablando del término "anormalidad", todo pecado es anormal en el sentido de la palabra que
utiliza "normal" para como debemos ser, por naturaleza creada. Cristo es nuestra "norma" o
modelo, el único hombre perfecto. Pero en un mundo caído, si “normal” refiere a la naturaleza tal
y como es ahora, es decir, a la conducta más común, entonces en este sentido el pecado no es
“anormal." En este sentido, el pecado es “normal”: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos
de la gloria de Dios,” Rom. 3:23. Pero vemos que cuando alguien comete un pecado horrible,
asumen que debiera tener alguna “anormalidad,” y la buscan con diligencia con investigaciones de
su trasfondo y le administran varias “pruebas o exámenes psicológicos.” El mero hecho de que
incluso los Cristianos buscan alguna “enfermedad” para "explicar" un pecado horrible demuestra
que la Iglesia ha perdido su entendimiento de qué es el pecado. Ha empezado a pensar mejor del
hombre caído, con el resultado que la expiación del pecado por medio de la muerte de un sustituto
divino no sea necesario para tal raza buena.
Un error de exégesis es que el autor no apoyó su interpretación por medio de estudiar la palabra
por “estar enfermo” (noseo) en su contexto.
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Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo
y la doctrina que se conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe y delira acerca de
cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas
sospechas, discusiones necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la
verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia. Apártate de los tales. (1Tim. 6:3-5,
Reina-Valera (1995))
[Críticas del texto notarán que la última frase no aparece en los mejores manuscritos (y, por ende,
no aparece en la Nueva Versión Internacional), sin embargo, mucho hermanos de habla español lo
leerán, y ella indica como el texto fue interpretado por lectores de la antigüedad.]
En este pasaje, Pablo está advirtiendo a Timoteo de las personas que enseñan doctrinas falsas.
Pablo no habla acerca de esos hombres como enfermos, pues en tal caso necesitarían ser sanados.
Al contrario, efectivamente los acusa por medio de incluirlos en el grupo de “hombres corruptos de
entendimiento y privados de la verdad,” quienes “toman la piedad como fuente de ganancia.”
El verbo noseo, es traducido “delira acerca de” en la Reina-Valera 1960 y 1995. Pero este sentido
es meramente metafórico—es el mismo sentido en que las palabras de Cristo son “sanas” en
versículo 3. (La Nueva Versión Internacional dice “padece del afán enfermizo de...”)
Otros datos bíblicos confirman una interpretación figurativa. El autor menciona las instrucciones
de Pedro a los pastores de la grey de Dios a “no como teniendo señorío sobre los que están a
vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1Ped. 5:3). Si teniendo señorío sobre otros
(una característica clave del “filoprimatoso”) fuera enfermedad, Pedro habría sugerido oración por
tales hermanos, pero en lugar, los amonesta, y (igual que Pablo en 1 Tim. 6) incluye una
advertencia de no actuar “por ganancia deshonesta” (v. 2).
El caso de Diótrefes en 3Juan es parecido. Juan escribió, “Yo he escrito a la iglesia, pero
Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo
voy, recordaré las obras que hace profiriendo palabras malignas contra nosotros; y no contento con
estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe y los expulsa de
la iglesia”(vv. 9-10, énfasis mío). Es el déspota religioso clásico, obviamente un varón en una
posición de poder (¿un pastor?) dado que pudo excomulgar a personas y ejercitar tanta influencia
sobre otros hasta prevenir que ellos demuestren hospitalidad a cierta persona. El epíteto dado a
Diótrefes es filoproteuon, palabra griega que quiere decir “alguien que ama ser el primero” (filo=
amor, proto= primero). Una palabra nueva por esta pauta de pecado no es necesaria porque aquí la
Palabra de Dios nos da un término. Se nota que la conducta de Diótrefes es descrita claramente
como pecaminosa y reprochable, y Juan implica que tratará con Diótrefes y quizá lo disciplinará
cuando Juan visite. No sugiere que los otros ancianos pongan manos sobre Diótrefes y oren por su
curación. Tampoco ofrece unos de los remedios que el autor Sheetz sugiere para aumentar sus
sentimientos de aceptación.
Además, Jesús duramente amonestaba a la gente quizá más “filoprimatosa” en la Biblia: los
Fariseos. No los “sanó” de “filoprimatosis,” sino que los llamó a arrepentirse o les advirtió del
juicio venidero.
“Enfermedad” es usada como metáfora por mala condición espiritual (es decir, vivir en pecado sin
arrepentirse) en otros textos bíblicos. Por ejemplo, en Mat. 9:12 Jesús dice, “Los sanos no tienen
necesitad de médico sino los enfermos.”
De hecho, el léxico contradice la afirmación de Sheetz acerca del uso de la palabra noseo. Él
escribe que “significa estar enfermo” y “literalmente quiere decir: ‘estar enfermo acerca de
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echarlos fuera de la iglesia! (1Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9). Jesús explicó que la ética del reino de Dios
es el opuesto a la del mundo: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas,
y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero entre vosotros no será así, sino que el que
quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre
vosotros será vuestro; como el Hijo del Hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y
para dar su vida en rescate por todos” (Mat. 20: 25b-28). Como mencioné, Pedro reitera esta
admonición a no enseñorear de los que están encomendados a ti (1Ped. 5:3). El término “pastor”
refleja la idea que el líder ideal es el Buen Pastor que da su vida por las ovejas. Pastores quienes se
preocupan por alimentarse a sí mismo en lugar del rebaño no son consentidos, en un intento a
“levantar su autoestima.” Al contrario, son acusados severamente (Ezeq. 34:1-10). Su corazón es
expuesto en sus hechos: están sirviendo a sí mismo y no a Dios. Estas son unas de las Escrituras
que pueden ser usadas para confrontar al Diótrefes en la iglesia. El Espíritu Santo puede aplicar la
Palabra a su corazón para ponerle bajo convicción de su pecado.
Tal convicción de pecado acarrea al arrepentimiento genuino y el descubierto del principio de Mat.
10:39: El que halla su vida la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
No hay esperanza verdadera—ni vida—en ningún otro lugar.
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Sed Santos
(Capítulo 8, abreviado, de La santidad de Dios, por R.C. Sproul (Miami: Editorial Unilit, 1991)
Los cristianos en la iglesia primitiva eran llamados santos. Desde aquel tiempo la palabra
santo ha sufrido fuertes cambios en nuestro vocabulario. Ahora la
palabra santo conjura imágenes de una persona superjusta, una persona de piedad
extraordinaria y de poder espiritual. La Iglesia Católica Romana la ha transformado en un
titulo para aquellos que han sido canonizados dentro de una lista especial de héroes y de
heroínas espirituales.
La Biblia usa la palabra santo para el creyente común. En el Nuevo Testamento todo el
pueblo de Dios posee el titulo de santo. La palabra significa simplemente "uno que es
santo". Los cristianos del Nuevo Testamento eran los santos. Parece extraño que el
término se usara para creyentes que estaban luchando contra toda clase de pecado.
Cuando leemos las epístolas de Pablo, nos asombra el hecho de que se dirige a la gente
como santos y luego a continuación los reprende por su conducta tonta y pecaminosa.
Los santos de la Escritura eran llamados santos no porque ya fueran puros, sino porque
eran personas apartadas y llamadas a la pureza. La palabra santo tiene el mismo
significado cuando se aplica a hombres y cuando se aplica a Dios. Recordamos que
cuando la palabra santo se usa para describir a Dios, primero llama la atención a ese
sentido en el cual el es diferente o separado de nosotros, y segundo llama la atención a su
absoluta pureza. Pero no somos Dios; no somos transcendentes; ciertamente no somos
puros. ¿Cómo, entonces, puede la Biblia llamarnos "santos"?
Para responder a esa pregunta debemos mirar atrás al Antiguo Testamento. Cuando Dios
sacó a Israel de la esclavitud en Egipto y los hizo una nación especial, los aparto. Los
llama su pueblo escogido y les dio una comisión especial. Les dijo: "Sed santos, como yo
soy Santo".
Este llamado especial a Israel realmente no era nuevo. No comenzó con Moisés o aun con
el padre Abraham. El llamado a la santidad fue dado primero a Adán y a Eva. Esta fue la
tarea original de la raza humana. Fuimos creados a la imagen de Dios. Ser la imagen de
Dios significaba, entre otras cosas, que fuimos hechos para reflejar como en un espejo el
carácter de Dios. Fuimos creados para hacer brillar ante el mundo la santidad de Dios.
Este era el fin principal del hombre, la razón misma para su existencia.
Un gran problema que tuve en mi juventud fue que no entendía muy bien la diferencia
entre felicidad y placer. …He cometido muchos pecados en mi vida. Ni uno solo de mis
pecados jamás me ha hecho feliz. Ninguno ha agregado jamás ni un solo gramo de
felicidad a mi vida. Por el contrario, el pecado ha agregado abundancia de infelicidad a mi
vida.
Mis pecados no me han traído felicidad. Pero mis pecados me han traído placer. Me gusta
el placer. Aun me siento muy atraído hacia el placer. EI placer puede ser muy divertido. Y
no todos los placeres son pecados. Se encuentra mucho placer dentro de la rectitud. Pero
la diferencia aun está allí. El pecado puede ser placentero, pero nunca trae felicidad.
Ahora bien, si yo entiendo todo esto, ¿por qué me sentiría alguna vez tentado a pecar?
Parece necio que cualquiera que conoce la diferencia entre felicidad y placer continúe
cambiando felicidad por placer. Parece totalmente estúpido que una persona haga algo
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que sabe que le va a robar su felicidad. No obstante lo hacemos. El misterio del pecado es
no solo que es malvado y destructivo sino que es tan absolutamente estúpido.
Nuestro problema es que hemos sido llamados a ser santos, y no somos santos. No
obstante, la pregunta se levanta otra vez, ¿si no somos santos por qué la Biblia nos llama
"santos"? La Biblia nos llama "los santos" por dos razones: primero somos santos porque
hemos sido consagrados a Dios. Hemos sido apartados. Hemos sido llamados a una vida
que es "diferente". La vida cristiana es una vida de desconformidad. La idea de
desconformidad está expresada en Romanos:
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por media de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta" (Romanos 12:1-2).
En el Antiguo Testamento, la adoración se centraba alrededor del altar con las
presentaciones de sacrificios ofrecidos a Dios. En su mayor parte, estos sacrificios de
animales y de granos diversos eran ofrendas por el pecado. Los sacrificios de animales en
sí mismos no tenían poder para expiar los pecados. Eran símbolos que apuntaban hacia
adelante, al único gran sacrificio que se haría en la cruz. Después que el Cordero perfecto
fue muerto, los sacrificios en el altar cesaron. La iglesia cristiana ya no incluye sacrificios
de animales porque no necesita de tales sacrificios. Ofrecerlos ahora sería insultar la
perfección del sacrificio de Cristo.
Porque los días de los sacrificios de animales terminaron, muchos suponen que todos los
sacrificios ofrecidos a Dios son aborrecibles para el. Eso simplemente no es verdad. Aquí
el apóstol Pablo llama a una nueva clase de sacrificio, un sacrificio vivo de nuestros
cuerpos. Debemos dar no nuestros granos o nuestros animales, sino que debemos darnos
a nosotros a Dios. Este nuevo sacrificio no es un acto de expiación; tampoco es una
ofrenda por el pecado. El sacrificio de nuestros cuerpos a Dios es una ofrenda de
agradecimiento. Sigue a la expresión de Pablo así que.
Cuando vemos la expresión así que en el texto de la Escritura, inmediatamente somos
alertados de que viene una conclusión. La expresión así que une lo que ha sido dicho
previamente con la conclusión a la que se está por arribar. En Romanos 12, "así que"
vuelve atrás a todo lo que el apóstol ha expresado en los capítulos previos, que describen
la obra salvadora de Cristo a nuestro favor. Nos lleva hacia la única conclusión apropiada
que podemos sacar de su obra. A la luz de la justificación por gracia que Cristo ha logrado
para nosotros, la única conclusión razonable a la que podemos llegar es que deberíamos
presentamos a nosotros mismos totalmente a Dios como sacrificios vivos, que caminan,
que respiran.
¿Cómo es el sacrificio vivo? Primero, Pablo lo describe en términos de desconformidad.
"No os conforméis a este siglo". Aquí está el punto donde muchos cristianos se han
extraviado. Es claro que debemos ser desconformes. Pero es difícil entender precisamente
que clase de desconformidad se demanda. La desconformidad es un asunto que se presta
a confusión y puede ser fácilmente reducido a la superficialidad.
Es una tragedia que el tema de la desconformidad haya sido tratado por los cristianos a un
nivel poco profundo. La forma simplista de ser desconforme es ver lo que está de moda en
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nuestra cultura y luego hacer exactamente lo contrario. Si está en boga el cabello corto, los
desconformes usan cabello largo. Si es popular ir al cine, entonces los cristianos evitan las
películas como algo "mundano". El caso extremo se puede ver en las sectas que se niegan
a usar botones o a usar la electricidad porque tales casas también son mundanas.
Un estilo superficial de desconformidad es la clásica trampa farisaica. EI reino de Dios no
tiene nada que ver con botones, películas o baile. La preocupación de Dios no está
focalizada sobre lo que comemos o lo que bebemos. EI llamado a la desconformidad es un
llamado a un nivel más profundo de justicia, que va más allá de lo externo. Cuando la
piedad se define exclusivamente en términos de lo externo, se ha perdido todo el propósito
de la enseñanza del apóstol. De alguna manera hemos fracasado en escuchar las
palabras de Jesús de que no es lo que entra a la boca del hombre lo que contamina al
hombre, sino lo que sale de su boca. Todavía queremos hacer del reino un asunto de
comida y bebida.
¿Por qué tales distorsiones son tan excesivas en círculos cristianos? La única respuesta
que puedo dar es el pecado. Nuestras marcas de piedad pueden en realidad ser
evidencias de impiedad. Cuando agrandamos las menudencias e inflamos las cosas sin
importancia fuera de proporción, imitamos a los fariseos. Cuando hacemos del baile y del
cine la prueba de espiritualidad, somos culpables de sustituir con una moralidad barata la
genuina. Hacemos estas cosas para oscurecer los temas más profundos de la justicia.
Cualquiera puede evitar el baile o el ir al cine. Estas casas no requieren gran esfuerzo de
valor moral. Lo que es difícil es controlar la lengua, actuar con integridad, manifestar el
fruto del Espíritu.
Nunca en mi vida he oído un sermón sobre la codicia. He oído suficientes sermones sobre
los males del whisky, pero ninguno sobre los males de la codicia. Extraño. Tengan por
seguro que la Biblia declara que la ebriedad es pecado, pero nunca estuvo entre los diez
capitales. ¡La prohibición de la codicia es uno de los diez mandamientos! Un verdadero
desconforme es una persona que deja de codiciar; deja de chismorrear; deja de calumniar;
deja de odiar y de sentir amargura; comienza practicar el fruto del Espíritu.
Jesús reprendió a los fariseos por su preocupación por cosas externas:
"iAy de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo
y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe Esto
era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. iGuías ciegos, que coláis el mosquito,
y tragáis el camello!" (Mateo 23: 23-24).
Jesús reprendió a los escribas y los fariseos por descuidar asuntos de peso y
sobreenfatizar asuntos menores. Vio el tema no como una cuestión de optar por esto o lo
otro, sino de ambas cosas. Los diezmos debían ser pagados, pero no como un sustituto de
prestar gran cuidado a cuestiones de la justicia, la misericordia y la fidelidad. Los fariseos
se ocuparon de los asuntos visibles, externos y superficiales de la piedad, pero
descuidaron las cosas espirituales que son más altas.
Cualquiera puede ser un desconforme por el hecho de serlo. Otra vez quiero enfatizar que
esta es una piedad barata. A lo que en última instancia somos llamados es algo más que
desconformidad; somos llamados a transformación. Notamos que las palabras conformar y
transformar ambas contienen la misma palabra, forma, como raíz. La única diferencia entre
las dos palabras se encuentra en los prefijos. Debido al prefijo con, la palabra conformar
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significa estar "con las estructuras o con las formas". En nuestra cultura un conformista es
alguien que está "con ella". Si la meta del cristiano es estar "fuera de ella", entonces me
temo que hemos tenido un éxito pleno.
El prefijo trans significa "a través" o "más alIá". Cuando somos llamados a ser
transformados, significa que debemos elevarnos por encima de las formas y de las
estructuras de este mundo. No debemos seguir la guía del mundo, sino que debemos
atravesarlo y elevarnos por encima de el hacia un llamado y estilo más altos. Este es un
llamado a una excelencia trascendente, no un llamado a un desaliñado a mantenernos
fuera del mundo. El cristiano que se da a sí mismo como un sacrificio vivo y ofrenda su
adoración de esta manera, es una persona con un alto nivel de disciplina. No se satisface
con formas superficiales de justicia. EI "santo" es llamado a una búsqueda rigurosa del
Reino de Dios. Es llamado a la profundidad en su comprensión espiritual.
EI método clave que Pablo subraya como el medio para una vida transformada es a través
de la "renovación del entendimiento". Esto significa nada más y nada menos que
educación. Educación seria. Educación en profundidad. Educación disciplinada en las
cosas de Dios. Esto demanda un dominio de la Palabra de Dios. Necesitamos ser
personas cuyas vidas han cambiado porque nuestros entendimientos hayan cambiado.
La verdadera transformación viene al ganar una nueva comprensión de Dios, del hombre y
del mundo. Lo que perseguimos en última instancia es conformarnos a la imagen de
Cristo. Debemos ser como Jesús, aunque no en el sentido de que alguna vez obtengamos
la deidad. No somos hombres-dioses. Pero nuestra humanidad debe retratar y reflejar la
humanidad perfecta de Jesús. ¡Una orden elevada!
Para conformarnos a Jesús primero tenemos que comenzar por pensar como Jesús.
Necesitamos la "mente de Cristo". Necesitamos valorar las cosas que el valora y
despreciar las que el desprecia. Necesitamos tener las mismas prioridades que él tiene.
Necesitamos considerar importantes las cosas que él considera importantes.
Eso no puede ocurrir sin un dominio de su Palabra. La llave del crecimiento espiritual es la
educación cristiana en profundidad, que requiere de un serio nivel de sacrificio.
Ese es el llamado a la excelencia que hemos recibido. No debemos ser como el resto del
mundo, contentos con vivir nuestras vidas con una comprensión superficial de Dios.
Debemos crecer insatisfechos con la leche espiritual y hambrientos de carne espiritual.
Ser santo significa estar separado. También significa más que eso. EI santo debe ser uno
que está en un proceso de santificación vital. Debemos ser purificados diariamente en una
búsqueda creciente de la santidad. Si somos justificados, también debemos ser
santificados.
Mi frase latina para este libro está tomada prestada de Martín Lutero. Es una frase que
Lutero usaba para llamar la atención sobre la situación del pecador justificado. Simul justus
et peccator.
¡Qué frase fantástica! Es una de mis favoritas de todos los tiempos. Ahora todo lo que
tenemos que hacer es imaginarnos lo que significa. Miremos la palabra por palabra: Simul
—esta es la palabra latina de la que nuestra palabra castellana simultáneo deriva.
Significa: "al mismo tiempo". Justus—esta es fácil. Es la palabra latina de la que viene el
término justo, como en justicia. Et …et es el termino latino para la conjunción "y". La
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palabra peccator es probablemente la más familiar para nosotros. Es la palabra latina para
pecador. Entonces las ponemos todas juntas y veamos que obtenemos: simul justus et
peccator—"al mismo tiempo justo y pecador". Eso es lo que un santo es, una persona que
es al mismo tiempo justa y pecadora.
Que un santo es sin embargo un pecador, es obvio. ¿Cómo puede entonces ser justo? El
santo es justo porque ha sido justificado. No es justo en y de sí mismo. Es hecho justo a la
vista de Dios por la justicia de Cristo. Esto es lo que significa la justificación por la fe.
Cuando ponemos nuestra confianza personal para nuestra salvación en Cristo y sólo en él,
entonces Dios transfiere a nuestra cuenta toda la justicia de Jesús. Su justicia llega a ser
nuestra cuando creemos en él. Es una transacción legal. La transferencia de la justicia es
como una transacción contable en la que no se intercambia ninguna propiedad tangible. Es
decir que Dios pone la justicia de Jesús en mi cuenta mientras yo sigo siendo pecador.
Esto suena como un fraude, como si Dios jugara juegos judiciales. Nos cuenta como justos
aun cuando en y de nosotros mismos no somos justos. ¡Pero este es el evangelio! Estas
son las buenas nuevas, que podemos llevar una cuenta de justicia perfecta delante del
trono del juicio de un Dios justa y santo. Es la justicia de Cristo la que llega a ser nuestra
por fe. No es un fraude ni mucho menos un juego. La transacción es real. La declaración
de Dios es seria. La justicia de Cristo es realmente colocada en nuestra cuenta. Dios nos
ve como justos porque hemos sido cubiertos y vestidos de la justicia de Jesús. No es
simplemente que Jesús paga nuestras deudas en nuestro lugar por su muerte. Su vida es
tan importante para nosotros como su muerte. No solo que nuestros pecados, nuestras
deudas, y nuestra falta de meritos son llevados por Cristo, sino que su obediencia, sus
cualidades y sus méritos nos son dados. Esa es la única manera en que una persona
injusta puede alguna vez pararse en la presencia de un Dios justo y santo.
Este concepto de una transferencia de justicia está cargado de peligro. Se confunde con
facilidad y se abusa gravemente de él. Algunas personas suponen que si alguien cree en
Cristo, nunca tiene que preocuparse por cambiar su vida. La justificación por la fe puede
ser vista como una Iicencia para pecar. Si tenemos la justicia de Cristo, ¿por qué
deberíamos preocuparnos por cambiar nuestros caminos pecaminosos? Ya que nuestras
buenas obras no nos pueden llevar al cielo, ¿por qué tendríamos que preocuparnos por
ellas en absoluto? Tales preguntas nunca deben pasar por los labios de una persona
verdaderamente justificada.
Cuando Lutero declaró audazmente la doctrina bíblica de la justificación sólo por la fe, dijo:
"La justificación es solo por la fe, pero no por una fe que está sola". Santiago ya lo había
dicho antes de una manera diferente. Dijo que "la fe sin obras es muerta". La fe verdadera,
o la fe salvadora es lo que Lutero llama una fides viva (iuy! lo hice otra vez), una "fe viva".
Es una fe que inmediatamente produce los frutos del arrepentimiento y la justicia. Si un
hombre dice que tiene fe, pero no tiene obras, es clara evidencia de que la fe no es
genuina. La fe verdadera siempre produce una concordancia con Cristo. Si una persona
experimenta la justificación, entonces a continuación viene seguramente la santificación.
Pero si no hay santificación, esto significa que jamás hubo justificación.
En el instante en que creemos, somos inmediatamente justificados. Dios no espera
nuestras buenas obras antes de declararnos justos. Todavía somos pecadores, cuando
viene la declaración.
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¿Cuánto tiempo pasa antes que el pecador comience a purificarse? La respuesta es nada.
No hay ningún lapso de tiempo entre nuestra justificación y el comienzo de nuestra
santificación. Pero hay un gran lapso de tiempo entre nuestra justificación y el
completamiento de nuestra santificación.
Lutero usa una analogía simple para explicarlo. Describía la condición de un paciente con
una enfermedad mortal. El doctor indicó que tenia la medicina que seguramente lo
curaría. En el instante en que la medicina fue administrada, el medico declaró que el
paciente estaba bien. En aquel momento, el paciente todavía estaba enfermo, pero tan
pronto como la medicina atravesó sus labios y entro en su cuerpo, el paciente empezó a
ponerse bien. Así es con nuestra justificación. Tan pronto como creemos verdaderamente,
en aquel mismo instante comenzamos a mejorarnos; el proceso de llegar a ser puros y
santos está en camino y su completamiento futuro es cierto.
Ser espiritual tiene un solo propósito real. Es un medio para un fin, no un fin en sí mismo.
La meta de todo ejercicio espiritual debe ser la meta de la justicia. Dios nos llama a ser
santos. Cristo establece la prioridad de la vida cristiana: "Mas buscad primeramente el
reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". La meta es la justicia.
¿Cómo podemos saber si nos estamos moviendo hacia adelante en nuestra búsqueda de
la justicia? ¿Cómo podemos saber si estamos haciendo un progreso real en nuestro
llamado a ser santos? La Biblia arroja luz sobre estas preguntas. El hombre justo se
conoce por sus frutos. Es una persona que llega a ser santa por el poder santificador del
Espíritu Santo que obra en él y sobre él. El Espíritu Santo sabe lo que es la santidad. Se
llama Espíritu Santo no solo porque es santo en sí mismo, sino porque está trabajando
para producir santidad en nosotros.
Los frutos de la justicia son aquellos que son ejercitados en nosotros por el Espíritu Santo.
Si queremos ser santos, si tenemos un hambre real de justicia, entonces debemos enfocar
nuestra atención en el fruto del Espíritu Santo.
El fruto del Espíritu Santo es presentado a nosotros en contraste rígido con el fruto de
nuestra naturaleza pecaminosa:
"Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que
practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gálatas 5:19-21).
En este pasaje Pablo hace eco a la advertencia de Jesús acerca de la pérdida del Reino
de Dios. La gente cuyas vidas se caracterizan por los estilos mencionados arriba no
heredará el Reino de Dios. Esto no quiere decir que cualquier pecado que cometamos
significara perder el derecho al cielo. Pablo está hablando de un estilo de vida que se
caracteriza habitual y uniformemente por los vicios mencionados. Notamos que se habla
tanto de pecados externos como de internos. Se incluyen tanto los pecados del cuerpo
como los del corazón.
Los pecados registrados pueden ser escritos como pecados burdos y atroces. El Nuevo
Testamento reconoce grados de pecados. Algunos pecados son peores que otros. Este
punto importante es frecuentemente pasado por alto por los cristianos. Los protestantes
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ayudarnos a practicar el fruto del Espíritu, pero somos llamados a esforzamos con todo
nuestro ser para dar este fruto.
En esta lista del fruto del Espíritu, el apóstol nos da una receta para nuestra santificación.
A todos nos gusta aprender cosas en diez lecciones fáciles. No hay nada fácil en llegar a
ser santo. No obstante, la Biblia si nos hace fácil saber como es la santidad. El fruto del
espíritu, allí es donde nuestra mira debe estar. Pablo nos lo simplifica. Agrega las
siguientes palabras a su lista de virtudes que abarca el fruto del Espíritu:
"Contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne
con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el
Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros,
envidiándonos unos a otros" (Gálatas 5:22b-26).
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Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se
sometan nuevamente al yugo de esclavitud. Gá 5:1
Se habla de la brecha entre lo que sabemos como cristianos, y cómo vivimos la vida diaria.
Al observarnos, no siempre parece que vivamos como si realmente creyéramos lo que
decimos que creemos. En un sentido, toda la vida cristiana es un proceso de cerrar esta
brecha, de vivir más de acuerdo con lo que creemos, o creer más consistentemente lo que
profesamos. En términos teológicos podemos decir que el desafío de la santificación es el
de vivir de acuerdo con la identidad nueva recibida por la justificación. Hace unas décadas,
Jack Miller señaló que en lugar de vivir de acuerdo con la realidad de nuestra justificación
en Cristo, tendemos a regresar a la manera anterior de vivir “bajo la ley” (salvación por
obras) como se describe en Gálatas. Vivimos como personas que han olvidado de la
gracia, que todavía tienen que justificarse a sí mismas, como si fueran “huérfanos
espirituales.” Para ayudarnos a vivir como libres y justificados, Miller enfatizó nuestra
adopción como hijos de Dios, con todos los privilegios que se atañan a este nuevo estatus.
Sus enseñanzas se conocen como el curso de discipulado intensivo “Sonship”15 que se
enseña y se distribuye por la organización que él fundó, World Harvest Mission.16
Se pregunta, “¿Qué hay tan diferente en Sonship?” y sus autores contestan directamente
“Teológicamente, nada.” Su chiste es en hacer las conexiones explícitas entre la fe y la
vida real. Socava y pone al descubierto las creencias profundas acerca de Dios y nosotros
para aplicar el evangelio a ellas. Se trabaja con los detalles concretos de tu propia vida y
tus relaciones. Resulta ser un estudio transformador para muchos creyentes.
Según un poniente del tema,17 una manera muy práctica de saber si tú estás viviendo
“por obras” o “por gracia” es respondiendo a las preguntas: ¿Te glorías en el evangelio
cada día? ¿Dónde está tu fe hoy? ¿Estás confiando activamente sólo en Cristo como
tu esperanza para la vida y como la fuente de la bendición de Dios? Si no estás
confiando en la gracia de Jesucristo, estás confiando en otra cosa. Puedo decir que
sólo confío en Cristo, pero ¿Me estoy mintiendo a mi mismo? Sonship es diseñado para
profundizar este asunto.
El curso es exigente, profundo y largo (dura un año) y por ende no puedo incluir todo aquí.
Sin embargo, ofrezco traducciones de (1) los cuatro puntos principales del curso, tomado
de su introducción, y (2) las descripciones de personas que viven como “huérfanos”
contrastadas con descripciones de creyentes que están viviendo como verdaderos hijos de
Dios.
15
Se refiere a las características de la relación de ser hijo, específicamente con respecto a su padre. La palabra en inglés
es poco común especialmente fuera de círculos cristianos, y me parece que no existe una buena traducción de este
concepto.
16
http://www.whm.org/sonship.shtml.
17
John Julián en una conferencia impartida en el Seminario teológico Presbiteriano San Pablo, el 17 agosto, 2004.
18
http://www.whm.org/pdf/Sonship%20Intro.pdf
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Tiende a ser negativo. Generalmente está No es ciego a lo malo pero elige enfocarse en
insatisfecho. lo bueno y lo admirable.
Chismea (habla sobre los pecados de otros). Perdón hacia otros como un estilo de vida que
Juzga a aquellos que le han hecho mal, o hace avanzar el reino de Dios en los corazones
que no viven de acuerdo a sus expectativas. de otros. Puede confesar sus pecados y
Tiene que criticar las cosas para sentirse debilidades. Se da cuenta de que a menudo está
bien. en lo incorrecto. Desea crecer.
Tiende a comparase con otros lo que lo Su confianza está en la justicia de Cristo y
lleva al orgullo o a la depresión. no de la suya.
Se siente sin poder para mortificar su Su confianza en Cristo crece al igual que sus
naturaleza pecaminosa. No tiene victoria victorias contra su naturaleza pecaminosa.
sobre sus pecados predilectos y ha perdido Se ve a sí mismo como un gran pecador.
el sentido de ser un gran pecador.
Cubre o niega el pecado porque cree que Muestra honestidad y libre arrepentimiento
“estar todavía tratando con el pecado” es al tratar con su pecado, lo que resulta en el
inaceptable. Teme que el pecado es más conocimiento del perdón de Dios, lo que a su
poderoso que la capacidad del evangelio para vez le lleva a ver derrotado el pecado.
darle libertad.
Ora muy poco. La oración es su último La oración es su primer recurso y una parte
recurso. Hay veces que ora en público pero vital de cada día, no solo para algunos
casi nunca en privado. momentos en el día sino que le gusta hablar
con su Padre.
Las promesas bíblicas de poder y gozo se Las promesas bíblicas de poder y gozo
burlan de el. empiezan a describir su vida.
Preocupado por engrandecer su record de La justicia de Cristo es su record y allí se
logros para que la gente lo note y para encuentra completo. Jesús se convierte más y
defenderse. más en el tema de sus conversaciones. Se goza
en las debilidades, en afrentas, en
necesidades, en persecuciones; porque sabe
que “cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
Busca su satisfacción en posiciones de Cristo es su alimento y bebida. Dios
prestigio o posesiones. Otras cosas fuera de verdaderamente satisface su alma. Cristo es su
Cristo lo hacen sentir que es digno y que más alto deseo en esta vida.
vale la pena.
Le falta pasión para compartir el evangelio Quiere que los perdidos conozcan a Jesús de la
ya que su vida cristiana no está caracterizada manera en la que él conoce a Cristo. Comparte
por buenas nuevas. Tiende a ser motivado el evangelio aunque no tenga ninguna
por obligación o deber, no por amor. obligación de hacerlo.
El siguiente cuadro muestra la perspectiva del “huérfano” versus la del hijo (y personas
entre los dos extremos) en varias categorías:
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