En síntesis, ha señalado la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, que
para que proceda el amparo constitucional contra actos jurisdiccionales deben concurrir
las circunstancias siguientes: “… (i) que el juez que emanó el acto presuntamente lesivo
haya incurrido en una grave usurpación de funciones o abuso de poder (incompetencia
sustancial); aunado a ello, (ii) que tal proceder ocasione la violación de un derecho
constitucional (acto inconstitucional), lo que implica que no es recurrible por amparo
aquella decisión que simplemente desfavorece a un determinado sujeto procesal; y,
finalmente, como requisito adicional (iii) que se hayan agotado todos los mecanismos
procesales existentes, o que los mismos resulten inidóneos para restituir o salvaguardar
el derecho lesionado o amenazado”. (Jurisprudencia Venezolana Ramírez & Garay. T.
CLXXVII (177) Caso: E. Y. Castillo en amparo, ponencia Magistrado JOSÉ MANUEL
DELGADO OCANDO, sentencia de fecha 13 de junio de 2001, p. 400)
Tal criterio ha sido reiterado por la Sala en mención, en innumerables decisiones. Así,
en sentencia de fecha 08 de mayo de 2008, con ponencia del Magistrado ARCADIO
DELGADO ROSALES, señaló:
“… con relación a la citada frase “actuando fuera de su competencia”, esta Sala ha
sostenido que, a los efectos de la norma in commento, la misma no debe entenderse en
el sentido procesal estricto, sino esencialmente en el sentido del actuar con “abuso de
poder” –incompetencia sustancial-, y, en segundo lugar, respecto de la idea de lesión
constitucional, la cual está inmersa en la propia naturaleza de la acción de amparo, este
órgano jurisdiccional ha señalado inveteradamente que “la acción de amparo
constitucional está concebida como una protección de derechos y garantías
constitucionales stricto sensu; de allí que lo realmente determinante para resolver
acerca de la pretendida violación, es que exista una violación de rango constitucional y
no legal, ya que si así fuere el amparo perdería todo sentido y alcance y se convertiría
en un mecanismo ordinario de control de la legalidad” (Decisión N° 492 del 31 de mayo
de 2000).
Por ende, para declarar la procedencia del amparo contra actos jurisdiccionales deben
concurrir las siguientes circunstancias: a) que el juez de quien emanó el acto
supuestamente lesivo incurra en usurpación de funciones o abuso de poder, y b) que tal
acto ocasione la violación de un derecho constitucional, lo cual implica que no es
recurrible en amparo aquella decisión que simplemente desfavorece a un determinado
sujeto procesal.
Con el establecimiento de tales extremos de procedencia, cuya ausencia en el caso
concreto acarrea el rechazo ex ante de la demanda de amparo en virtud del
acatamiento de los principios de economía y celeridad procesal, se pretende,
fundamentalmente, evitar la interposición de solicitudes de amparo incoadas con el
propósito de que simplemente se reabra un asunto que ha sido resuelto judicialmente
dentro del ámbito de competencia del juez respectivo. (subrayado de Tribunal)
(http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Mayo/742-080508-08-0359.htm)
Como se observa, mediante el establecimiento de los mencionados extremos de
procedencia: “… se ha pretendido evitar que sean interpuestas acciones amparo para
intentar reabrir un asunto ya resuelto judicialmente, en perjuicio de la inmutabilidad de
la decisión definitivamente firme; y, por otra parte, repeler los intentos de que la vía del
amparo se convierta en sustituta de los demás mecanismos procesales (ordinarios y
extraordinarios), otorgados por el sistema judicial para la resolución de los conflictos
intersubjetivos de intereses suscitados entre los entes que conforman la sociedad…”
(Henríquez La Roche, R. (2002). Amparo Constitucional, Sentencia Nro. 1.019/00, del
11 de agosto de 2000. Caso: Nardo Antonio Zamora, pp. 396-397)
En este sentido, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en la referida
sentencia de fecha 11 de agosto de 2000, estableció, que el incumplimiento de estos
especiales presupuestos de procedencia, “… acarrea la desestimación de la pretensión,
incluso in limine litis, pues resulta inoficioso y contrario a los principios de celeridad y
economía procesal, sustanciar un procedimiento cuyo único resultado final es la
declaratoria sin lugar…” (op. cit. p. 396)
Del análisis de las copias certificadas del expediente judicial instruido por el órgano
jurisdiccional que presuntamente cometió el agravio constitucional denunciado, consta
la resolución judicial señalada como lesiva de los derechos y garantías constitucionales
del pretensor de tutela, pero a su vez, se observa el ejercicio tempestivo que contra la
misma ejerciera el quejoso y la negativa del órgano jurisdiccional de oír tal recurso.
Ahora bien, no se evidencia de las actas procesales producidas con la solicitud de
amparo constitucional, que el quejoso hubiere intentado contra la resolución judicial que
declaró inadmisible el recurso de apelación contra la sentencia definitiva, el recurso de
hecho por ante el Tribunal de Alzada correspondiente.
En efecto, de conformidad con el artículo 305 del Código de Procedimiento Civil:
Negada la apelación, o admitida en un solo efecto, la parte podrá recurrir de hecho,
dentro de cinco días, más el término de la distancia, al Tribunal de alzada, solicitando
que se ordene oír la apelación o que se la admita en ambos efectos y acompañará
copia de las actas del expediente que crea conducentes y de las que indique el juez si
éste lo dispone así. También se acompañará copia de los documentos o actas que
indique la parte contraria, costeándolos ella misma. El auto que niegue la apelación o la
admita en un solo efecto, fijará el término de la distancia, si fuere procedente, a los
efectos del recurso de hecho.
Como se observa, de la interpretación de la norma transcrita, la parte a quien se le
niegue la apelación –como es el caso- o se le admita en un solo efecto, tiene la
posibilidad de recurrir de hecho, es decir, tiene un recurso judicial preexistente que le
permitirá, de ser declarado con lugar, obtener respuesta a su pretensión.
Acerca de este recurso, la Sala de Casación Civil de la extinta Corte Suprema de
Justicia, en una vieja sentencia de fecha 15 de diciembre de 1988, con ponencia del
Magistrado LUÍS DARÍO VELANDIA (caso: Elena Molero de Padrón), expresó:
El recurso de hecho es pues, indudablemente, el medio establecido por el legislador
para que no se haga nugatorio el recurso de apelación, pues de no existir el primero, la
admisibilidad del segundo dependería exclusivamente de la decisión del juez que dictó
la sentencia o resolución (…). El recurso de hecho es el complemento, la garantía del
derecho de apelación, siendo dicho recurso, cuando no se admite, el que sella en las
instancias la negativa de apelación a la apelación oída a medias…; en una palabra, el
recurso de hecho es la alzada en la incidencia sobre negativa de apelación (Baudín, P.
2004. Código de Procedimiento Civil, p. 446)
En el presente caso, como se dijo, de la revisión de las actas producidas junto con el
escrito de amparo constitucional, no se evidencia que el solicitante de la tutela
constitucional, haya agotado el ejercicio del recurso de hecho que constituye el recurso
judicial preexistente para que se oiga la apelación, cuya admisibilidad fue negada.
Tal recurso debe judicial preexistente debe ser agotado para acudir al amparo
constitucional contra resolución judicial. Así, lo estableció la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia de fecha 13 de diciembre de 2005, con
ponencia del Magistrado MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN (caso: María Felicia
Jorge Jiménez) al dejar sentado:
Al respecto la Sala observa, que se evidencia de las actas del presente expediente, que
luego de producirse la decisión accionada antes mencionada, la accionante interpuso el
26 de mayo de 2005 la acción de amparo constitucional contra dichos fallos, es decir,
dos (2) meses y cuatro (4) días después de que se produjo el auto dictado el 22 de
marzo de 2005, que negó expresamente el recurso de apelación ejercido, el 17 de
febrero de 2005, contra la sentencia dictada el 1 de diciembre de 2004.
Por tanto, se aprecia claramente que la hoy accionante, dejó transcurrir el lapso
correspondiente para la interposición del recurso de hecho, y en su defecto, ejerció la
acción de amparo constitucional, fuera del lapso que concede la ley para recurrir de
hecho contra el referido auto que dictó el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, el 22
de marzo de 2005.
En tal sentido, es oportuno referir que el 5 de junio de 2001 (caso: José Ángel Guía y
Otros), esta Sala estableció:
“...ante la interposición de una acción de amparo constitucional, los tribunales deberán
revisar si fue agotada la vía ordinaria o fueron ejercidos los recursos, que de no constar
tales circunstancias, la consecuencia será la inadmisión de la acción sin entrar a
analizar la idoneidad del medio procedente, pues el carácter tuitivo que la Constitución
atribuye a las vías procesales ordinarias les impone el deber de conservar o restablecer
el goce de los derechos fundamentales, por lo que bastaría con señalar que la vía
existe y que su agotamiento previo es un presupuesto procesal a la admisibilidad de la
acción de amparo.”
Ahora bien, esta Sala considera que en el caso de autos, al no utilizar la accionante el
recurso judicial preexistente, cuando tuvo la posibilidad de hacerlo, y a través del cual
podía satisfacer su pretensión, en forma breve, sumaria y eficaz, como puede
obtenerse con la acción de amparo, pues, no puede ahora pretender la accionante,
reparar por vía de amparo constitucional, la falta del ejercicio oportuno del recurso de
hecho previsto en el artículo 305 del Código de Procedimiento Civil, …” (subrayado del
Tribunal) (http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/diciembre/4599-131205-05-
2103%20.htm)