Alliaud Antelo Los Gajes Del Oficio
Alliaud Antelo Los Gajes Del Oficio
Los ¡nidos
Ningún comienzo es fácil. En todas las actividades o empresas de nuestras
vidas, el principio suele entusiasmar, pero también, desconcertar. Desalentar, desa-
nimar, desahuciar, desilusionar. Si bien ocurre en todos los rubros, al tratarse de
aquellos en los que, además de la propia subjetividad, están comprometidas las
vidas y el destino de otras personas, las sensaciones des- suelen aumentar.
En esta oportunidad, nos referiremos a una actividad peculiar: el oficio de e n s e -
ñar. Pretendemos reflexionar sobre sus comienzos, tomando c o m o referencia las
cuestiones más generales relativas a sus aspectos prácticos y a s u formación. E s
indagando en la naturaleza del oficio ( c o m o e n su momento, lo hicimos desde la
profesión o desde el trabajo) d e s d e donde queremos producir ciertas reflexiones
que nos permitan avanzar para comprender la enseñanza, con la finalidad también
de dilucidar maneras y procesos de formación de quienes la ejercen: los d o c e n -
tes. Consideramos q u e este avance es crucial para el estudio y el debate acerca
de la institución escolar e n un escenario de transformaciones profundas.
Los desafíos q u e enfrenta la docencia actualmente son c o m u n e s a todos los
docentes. A u n reconociendo las particularidades vinculadas con una etapa pro-
fesional específica, e s difícil encontrar hoy educadores de cualquier nivel d e
enseñanza, d e cualquier escuela (más allá de la condición social de los a l u m -
n o s ) , con mayor o m e n o r nivel de antigüedad o experticia, q u e s e sientan y
actúen "como e n casa", frase q u e utilizó Philip Jackson ( 2 0 0 2 ) para diferenciar
los docentes novatos de s u s colegas más experimentados.
J o h a n n Sebastian B a c h , joven viajero pero ya reconocido músico, sale a la La m a n e r a d e hacer el propio trabajo, c ó m o cada uno lo hace, involucra el
caza del secreto del oficio, a r m a d o d e ojos y oídos, e s decir, a la búsqueda procedimiento, pero s e dirime básicamente e n el producto o los productos; e s
"del secreto d e los procedimientos y ritos, gestionados y custodiados por los decir, e n la obra, aquello q u e s e logró con algo q u e era de determinada m a n e -
iniciados. Estos c o m p r e n d í a n los procedimientos didácticos para iniciar gra- ra y llegó a ser distinto. Es cierto que, al tratarse d e sujetos, quienes potencial-
c a p a c e s " ( S a n t o n i Rugiu, ó p . c i t : 1 6 8 y 2 3 5 ) . Habrá q u e esperar al pleno confianza e n aquel q u e , e n principio, ocupa el lugar d e transformador.
desarrollo d e la industria para q u e el misterio s e pierda o perdure t e n u e m e n - N u e v a m e n t e , esta creencia asignada al rol docente y a la escuela moderna hoy
te e n el m i n ú s c u l o y agonizante universo del p e q u e ñ o taller fabril donde, e n no está asegurada, y hay que procurar q u e la enseñanza ocurra. Y dedicarse a
ocasiones, perviven los retaceos, las d e m o r a s o el s i m p l e rechazo a pasar las esta procuración t a m b i é n forma parte del c ó m o hacerlo.
Al tratar d e formar, educar o transformar a las personas y cuando efectiva- ción de lo hectio o producido, c o m o producto del propio trabajo, lo q u e a s e -
mente se constata que ello tía ocurrido, el secreto, el truco o la magia se poten- gura no sólo confianza y autoridad h a d a la figura d e l docente, e n e s t e c a s o ,
esa dimensión oculta del oficio d e enseñar. dadera" enseñanza. Philippe Meirieu s e formula la m i s m a pregunta, años des-
Los "secretos d e fabricación" son e s e "algo" ( e n palabras d e Meirieu) q u e pués, e n Carta a un joven profesor. Por qué enseñar hoy.
"(...) Siempre d e b e m o s preguntarnos: ¿cuáles son las circunstancias? ¿Por q u é resultados. Sin embargo, tiene que ver con la esencia del propio trabajo y, por
s e emprendieron esas acciones?" (ibíd.: 1 3 0 y 1 3 1 ) . lo tanto, con su propia identidad, hoy cuestionada, resquebrajada. Lo primero,
Para Meirieu, en cambio, enseñar es organizar la confrontación con el saber entonces, será aceptar esta premisa, luego podrá discutirse c ó m o s e miden o
y proporcionar las ayudas para hacerlo propio. constatan los resultados o los productos, o los aprendizajes. Lo cierto e s q u e
hoy, m e n o s q u e nunca, puede prescindirse de la totalidad del proceso que
En cualquier caso, el profesor debe a la vez permitir a cada alumno abor- constituye el oficio de enseñar.
\ dar un saber que lo sobrepasa y proporcionarle la ayuda necesaria para
que lo interiorice. Al mismo tiempo, debe solicitar el compromiso de la
Enseñar hoy
persona y poner a su disposición los recursos, sin los cuales no podrá obte-
ner buenos resultados en su aprendizaje (Meirieu, óp. cit.: 2 4 ) . Los planteos expuestos adquieren vitalidad cuando p e n s a m o s en los nuevos
escenarios escolares, e n todos, con las inquietudes e incertidumbres q u e gene-
En cualquier nivel, la verdadera enseñanza no consistiría, entonces, ni e n
ran a todos los docentes^ incluso a los que aún mantienen la pasión por cono-
demasiado cuidado ni e n abandono, sino que : ,, , ;
cer y el deseo, la voluntad o esperanza de enseñar.
El resquebrajamiento de los pilares q u e sostenían la institución escolar
(...) adopta a la vez el carácter inquietante del encuentro con lo descono-
moderna permite explicar gran parte de los inconvenientes q u e s e presentan
cido y el apoyo que aporta la tranquilidad necesaria. No exime al alumno
de tirarse a la piscina, de lanzarse a una aventura inédita para él, pero le actualmente a la hora de enseñar. La idealización de lo que ya no e s ( h o y son
da algunos consejos para no ahogarse, le indica algunos movimientos otros quienes asisten a las escuelas, ya s e a por su condición social, por su entor-
para avanzar y prevé el uso de una cuerda por si da un paso en falso (...). no familiar, por el acceso a las nuevas tecnologías, por su derechos adquiridos,
Siempre es el mismo oficio, un oficio que asocia, en un ijnico gesto pro- etcétera) convive m u c h a s v e c e s con la aceptación de mucho, o algo, de lo q u e
fesional, el saber y el seguimiento (ibíd.: 25 y 2 7 ) . . ya e s . Los postulados referidos a la integración, a la justicia social, a la igualdad
de oportunidades, a los derechos de los individuos están siendo aceptados e n
Además, ciertas e m o c i o n e s aparecen resaltadas por Meirieu: pasión (por el
las escuelas, al m e n o s , discursivamente. Pero igual, cuesta enseñar. Entonces,
conocimiento), d e s e o ( d e enseñar), voluntad ( d e no confinar el encuentro con
cuando no sale, s e piden recursos complementarios de variado tipo.
el saber, de transmitir), esperanza ( d e que se produzca el acto pedagógico).
Sin embargo, las clases c o m o lugares de encuentro entre docentes y alumnos
Mientras que, en la definición que adoptó Jackson, la enseñanza merecía
persisten, y desde allí, se puede aminorar la sensación crítica si se comprende (y
una interpretación e n sí m i s m a , e n este caso, s e la vincula con los resultados y
s e está preparado para ello) que, si bien la ambigüedad y la incertidumbre carac-
hasta con los b u e n o s resultados: interiorizar el saber y hacerio propio. C o n los
terizan los encuentros pedagógicos, es posible obtener precisiones y certezas deri-
productos, podríamos decir, retomando las consideraciones expuestas en el
vadas del propio oficio. Los docentes lo hacen m u c h o mejor cuando mantienen
apartado anterior. Sin embargo, los resultados/productos logrados requieren de
fuertemente el sentimiento de poseer un oficio, un conjunto de rutinas y de códi-
cierta constatación, de pruebas que así lo demuestren. H e aquí d ó n d e s e pue-
gos a partir de los cuales negocian con los demás, en el sistema y fuera d e él, sin
d e n plantear diferencias. Las pruebas estandarizadas q u e midan lo que los
sentirse cada vez más amenazados de desaparecer (Dubet, óp. c i t ) .
a l u m n o s aprendieron y sin/an para evaluar la eficacia d e las escuelas y aun de
El autor francés sostiene que quien e n s e n a actualmente tiene que hacer
los sistemas escolares es una forma, pero puede haber otras e n las q u e los pro-
m u c h o más q u e cumplir un rol asignado: " S e d e b e n encontrar equilibrios y
tagonistas s e sientan más identificados. Lo cierto e s que la enseñanza, mirada
modos de llegar a acuerdos con los otros y con uno m i s m o " Lo que s e hace
d e s d e la perspectiva del oficio, no está desligada de los resultados q u e produ-
ce. Es la m a n e r a c o m o cada uno lo hace, t a m b i é n lo que produce y t a m b i é n su
constatación; y no es sólo la constatación individual, por ser la educación de las
' Y a n o s e trata s ó l o d e lo'. p r o b l e m a s q u e t i e n e el d o c e n t e n o v a t o q u e t r a b a j a c o n p o b l a c i o n e s d e s f a v o r e c i d a s ,
personas un asunto público. Para m u c h o s docentes, pendientes del proceso o ni d e l q u e d e b e lidiar ( o n . H I I I I I ' M r n i i " , , n i d e l q u e s e e n c u e n t r a e n e s c u e l a s p o b r e s . H o y p a r a t o d o s l o s d o c e n -
t e s , e s difícil e n s e ñ a r e n I n i l . i ' , l.r, f I.i',, ,i ^ ; i a n d e s , j ó v e n e s , c h i c o s y m u y c h i c o s , m á s allá d e l s e c t o r s o c i a l d e
del procedimiento, p u e d e resultar ajeno el planteo de probar públicamente los
procedencia.
88 L o s gajes del oficio L o s g a j e s d e l o f i c i o d e e n s e ñ a r . L a i n i c i a c i ó n a la d o c e n c i a 89
requiere de negociaciones, acuerdos, justificaciones y explicaciones. No hay fór- La crisis se aminora cuando los que enseñan s e reconocen como hacedores
mulas únicas, nunca las hubo y hoy m e n o s q u e nunca. Pero hay m u c h o por de su propio trabajo, cuando pueden saber y experimentar lo que han producido.
hacer. Hay q u e probar, experimentar y hacerlo e n cada ocasión. Y esto s e hace Muchas veces los maestros, más que los profesores de la enseñanza media, expe-
o no s e hace. E s por acción o por omisión. El oficio hoy d e b e conquistarse. Esta rimentan tal sensación y en ella amparan los justificativos de satisfacción y realiza-
nueva m a n e r a de trabajar sobre los otros más tensa y más contradictoria, pro- ción personales. " E s a impresión de producción objetiva es una de las fuerzas del
ducto del agotamiento del programa institucional c o m o sistema integrado d e oficio" (ibíd.: 1 4 6 ) . Llevado al extremo, es la sensación de que se puede todo.
valores y principios centrales, hace q u e s e a normal que la socialización pierda
s u unidad y s e apunte a formar d e s d e la multiplicidad. Enseñar hoy y formarse para empezar a obrar
El trabajo sobre los otros s e concibe, bajo el declive de las instituciones, como
El interés por los estadios finales e n la formación de un docente es, en cier-
una experiencia construida por los actores. El docente construye su trabajo y en e s e
ta forma, complejo. Por un lado, el que termina tiene q u e iniciarse; en este s e n -
movimiento, s e construye también a sí mismo. Y no sólo nos referimos a los pro-
tido, el inicio e s un d e b u t La iniciación representa así un desafío, una puesta a
fesores; hoy y e n el día a día, los alumnos también tienen que hacerlo. Se trata
prueba de los gajes del oficio - e s oportuno señalar que gaje significa 'prenda'
entonces de experiencias homologas y complementarias que afectan a todos.
o 'señal de aceptar un desafío'-. Al m i s m o tiempo, el interés conlleva una pre-
Una visión interesante, ya que el malestar o la crisis suele enfocarse sólo desde el
ocupación genuina por los resultados. Iniciación y prueba. Debut y desafío.
lado de los docentes. Sin embargo, "en gran medida, los profesionales reconocen
¿Sabrá hacerlo bien? ¿Cuál es el producto de su formación? ¿Cómo s a b e m o s
exactamente las m i s m a s dificultades que sus objetos" (ibíd.: 3 9 2 - 4 1 5 ) .
que funciona y q u e está listo para enseñar? ¿Qué pruebas t e n e m o s ?
El cambio, e n las condiciones del ejercicio docente, resalta el papel q u e
La pedagogía ha formulado estas preguntas en numerosas ocasiones. Las res-
adquiere la p r u e b a . Siguiendo la distinción d e Norbert Elias entre conocimien-
puestas acumuladas a lo largo del tiempo no siempre han proporcionado certezas.
to y saber, tal c o m o lo h e m o s analizado e n un trabajo reciente (Alliaud y
Probablemente, la falta de claridad obedezca, entre otras causas, a que en la histo-
Antelo, 2 0 0 8 ) , quien s a b e e s quien ha probado, y aquí s e p o n e d e manifies-
ria de la formación de los docentes, la idea de obra ha sido puesta en tela de jui-
to el carácter experimental de toda enseñanza. D e s d e esta perspectiva, el
cio. Criticada por desatender y eclipsar el valor de los procesos que la hacen posible
docente q u e s a b e e s el que ha probado m u c h a s , distintas y divergentes for-
y la singularidad del actor que la firma, o condenada por su aparente exceso instru-
m a s , m a n e r a s o estrategias de enseñar. E s decir, si e n t e n d e m o s la enseñanza
mental y su estrecho vínculo con la distinción, no aparece con firmeza en el hori-
c o m o un oficio, enseñar e s probar y probar haciendo. Este rasgo s e potencia
zonte de los estudios recientes sobre la formación de los profesores.
con el d e s v a n e c i m i e n t o de las garantías. Hoy más q u e n u n c a hay q u e probar
Nuevamente, por obra nos referimos al producto final, a la cosa h e c h a , pro-
para saber enseñar y para llevar a cabo una tarea q u e requiere pruebas y p u e s -
ducida. Y entonces surgen de inmediato las preguntas: ¿cuál e s la obra de un
tas a prueba c o n s t a n t e m e n t e . S o n p r e c i s a m e n t e las p r u e b a s sobre el produc-
enseñante?: ¿la enseñanza?, ¿el aprendizaje? La hipótesis tentativa indica q u e
to las q u e p o d r á n otorgar certidumbre y legitimar tanto el q u e h a c e r c o m o el
s a b e m o s q u e la formación ha sido exitosa ( s u b r a y e m o s el tiempo verbal) a tra-
saber q u e s e v a produciendo, al enfrentar los desafíos a los q u e nos s o m e t e
vés de las obras. A través de ellas, valoramos a los enseñantes, su formación y
la experiencia.
sus enseñanzas. Pero podríamos preguntarlo d e otro modo: ¿qué produce un
Cuanto más s e apoyan los actores en su oficio, más serena será la experien-
enseñante cuando s u tarea e s exitosa?
cia de trabajo. Tomar c o m o apoyo el oficio significa que el trabajo pueda objeti-
S a b e m o s que, a pesar de s u evidente cercanía, la obra no e s exactamente
varse y que el profesional pueda decir esfo e s mi obra, e s el resultado de mi
el d e s e m p e ñ o , en tanto que desempeño no describe necesariamente un esta-
actividad, puedo mostrarlo y demostrario. Oficio, en este sentido, se define c o m o
dio final, una habilitación, una autorización o pase, un ahora sí, sino el cumpli-
la capacidad de producir algo, de conocerlo y de hacerlo conocer. En un m i s m o
miento de una labor, el ejercicio, la ejecución, el trabajo, la dedicación. S e p u e d e
proceso, la consolidación del oficio también protege los objetos de este tipo de
evaluar el d e s e m p e ñ o sin otorgar relevancia a la obra. Un d e s e m p e ñ o m o d e s -
trabajo sobre otros (Dubet, óp. cit.: 4 4 3 y 4 4 4 ) .
to no nos permite leer con tanta eficacia el s u c e s o de una formación, c o m o sí
90 Los g a j e s del oficio L o s g a j e s d e l o f i c i o d e e n s e ñ a r . L a i n i c i a c i ó n a la <IIK c i K M 9t
lo h a c e u n a obra fallida. Probablemente, p o d a m o s afirmar q u e la eficacia d e u n a dupla maestro-aprendiz), q u e sólo conseguían el magisterio —entendido i oino
formación s e visualiza si s u m a m o s desempeño a la obra. D e nuevo, el proce- título o g r a d o - los mejores o más afortunados (incluyendo e n la fortuna i.iin
dimiento y el producto. V e a m o s algunos ejemplos. bien el dinero de que disponía la familia del aprendiz), después de un l.iií'n liio
Es probando el pan c o m o s a b e m o s de la eficacia del trabajo sobre el trigo; cinio (aprendizaje) y repetidas eliminatorias (ibíd.: 1 3 0 ) . Amplifiquemos lo'.
e s al cruzar el puente y atravesar su consistencia c o m o advertimos el acierto e n t é r m i n o s : tirocinio, eliminatorias, lo mejor. Arduo y extenso aprendizaje, Ululo
el cálculo; e s al dar con la f ó r m u l a matemática c o m o a c c e d e m o s a un remoto, final. E s importante destacar q u e del recorrido —entre cuatro y siete ii odin
pero eficaz, pasado escolar d e tablas y regla de tres simple. Tanto c o m o s a b e - a ñ o s - , previo pago de impuestos, e m e r g e un maestro artesano m a t n c u l . i d o .
m o s q u e un mecánico e s un buen mecánico si nuestro auto, averiado, luego Pero no está todo dicho; e s u n paso más el q u e sanciona la maestría: la prcjxi
funciona; c o m o s a b e m o s que un atleta e s el mejor si cruza primero la m e t a ; ración de una obra maestra. Si el arte e s menor, la obra s e pospone, pero \,v.
c o m o s a b e m o s que Borges e s Borges cuando e s e verso nos toca físicamente, requieren pruebas de habilidades en las operaciones elementales.
c o m o la cercanía del mar. Claro que hay excepciones. Pero ¿cómo s a b e m o s si Otro tanto ocurre en lo concerniente a aquellos oficios que s e desarrollab.iii
un maestro e s u n b u e n maestro? ¿Cómo, si la s u m a y la resta fueron efectiva- fuera de los talleres ( c o m o el de los médicos, los juristas y los especialistas), p c i o
m e n t e enseñadas? ¿Sabemos e s o sólo si un n i ñ o / a l u m n o / e s t u d i a n t e e s capaz que también eran sometidos a distintos exámenes rigurosos, exposiciones perma-
Por supuesto q u e aquí la obra no e s la buena obra, sino el producto de un tro s e podía y s e puede c o m p r a r - , no s e era maestro sin e x a m e n , sin obra.
recorrido exitoso. El éxito no está atado ni al bien ni al mal. S e p u e d e cruzar la En cierto m o m e n t o , la obra e s expulsada o sometida al imperio del proceso.
m e t a e n primer lugar, construir el mejor d e los puentes, s e r parte del equipo Importa m e n o s el resultado final q u e el camino q u e conduce a él. Importa más
Ferrari, escribir los versos más precisos, y ser cruel o ruin. O s e p u e d e ser bon- el trayecto q u e la m e t a . S u m a d o a ello, s e pone e n entredicho la idea d e distin-
dadoso e incapaz de enseñar la tabla del dos. Por supuesto que, además, exis- ción. Importa más q u e todos lleguen (si e s posible, juntos) a que lo hdp,ciii unos
te lo imponderable, el azar, lo eventual, la contingencia y lo incalculable. La pocos. Es el verso conocido de León Felipe: "Voy con las riendas tensas y relie
enseñanza tiene su Titanic. Sin embargo, tampoco resultará beneficioso a b a n - nando el v u e l o porque lo q u e importa no e s llegar solo ni pronto, sino lodo',
donar la obra e n la formación d e futuros enseñantes. juntos y a t i e m p o " La distinción pasa a ocupar el terreno del mal y del d e . p i e
En un m u n d o c o m o el artesanal, generalmente idealizado, la señal inconfun- ció. La meritocracia, junto al cuadro de honor y d e las recompensas, e s IIIIOJ.HLI
dible de que las cosas marchan bien en materia de formación, e s (¿o era?) la obra. al baúl de los autoritarismos de turno.
En un m u n d o de hombres libres que practican las artes liberales, el instrumento Probablemente, si bien nadie quiere un m u n d o educativo regulado poi el
es el libro y la palabra; y el objetivo pedagógico principal e s formatear las mentes. éxito y la competencia - c u e s t a entender q u e el t é r m i n o q u e más s e u'.,i |).ii.i
Las cosas marchan bien si p u e d e n explicarse, decirse, presentarse con claridad. explicar q u é cosa e s enseñar no s e a examinado en su dimensión ganaiu.uil ,
B u e n a parte d e la historia d e la pedagogía ve repetirse, mediante distintas deno- un ser c o m p e t e n t e ( y todos, e n cierta forma, lo s o m o s ) s a b e q u e está e n carre-
minaciones, trifulcas bien conocidas: trívium y quadrívium frente a adiestramiento ra y que d e b e ganar. E s decir que formar competencias e s formar competentes
práctico. Artes liberales frente a artes mecánicas; instrucción intelectual frente a ins- y no, pseudoanarquistas soñadores q u e rechazan el duelo, la disputa, la justa
trucción profesional; la escuela de gramática frente al taller artesanal; inducción fren- varonil, el espíritu agonístico o la supervivencia d e los m á s aptos, los mejores,
te a deducción; escuela frente a lugar de trabajo; aprender haciendo frente a los más fuertes. O al m e n o s , nadie lo quiere a la luz del día.
aprender escuchando; la lección frente a la práctica; D e w e y frente a Taylor (Santoni Pero este d e s e o s e choca con todas las formas posibles e imaginables de la
Rugiu, óp. cit: 1 0 1 ) . Nos interesa detenernos brevemente en el momento en que diferencia. Richard Sennett ( 2 0 0 3 ) h a mostrado la incoherencia de superponer
unos y otros precisan la sanción, la habilitación, el pase - s i n perder de vista que, talento y distinción con desprecio, sorteando el valor radical del reconocimien-
en la actualidad, la distancia entre unos y otros se encuentra atenuada-. to. P o d e m o s decirlo así: hay en el mérito una posibilidad cierta de reconoci-
Recuerda Santoni Rugiu, a propósito d e los maestros artesanos m e d i e v a l e s miento. Recientemeiil(>, e n M I visita a la Argentina, Philippe Meirieu dio cuenta
(actores principales que, e n s u s talleres, desplegaron aquella f a m o s a y añorada de esta paradoja. E n el (.r.o depoitivo escolar ( d o n d e el desprecio e s más d e s -
L o s g a j e s d e l oficio d e e n s e ñ a r . L a i n i c i a c i ó n a la d o c e n c i a 93¡
92 L o s gajes del oficio
t e m a . La militancia de izquierda universitaria tiene s u s líderes. Los criterios con presentan una serie d e asociaciones para considerar. Más allá de la fuerza o la
los que s e los elige ( m a l q u e les p e s e a los igualitaristas) son oscuros, pero no determinación q u e p u e d e atribuírseles, establecen una relación entre el rendi-
imposibles d e reunir. En casi todos los casos, s e trata d e b u e n o s oradores, c a p a - miento educativo y las características del trabajo docente. A s u vez, este ú l t i m o
ces de movilizar a las m a s a s . U n líder s e distingue por s u prosa, s u verba, s u cla- pareciera verse favorecido si la formación inicial y los primeros d e s e m p e ñ o s
ridad. No hay líderes afásicos o tartamudos. tuvieran una fisonomía particular. Acordando con estos planteos, s o s t e n e m o s
q u e e s necesario avanzar sobre el desarrollo de una pedagogía específica, tanto
Peter Sloterdijk dice sin tapujos q u e "hay un malestar e n el poder de elec-
de la formación docente inicial c o m o de la etapa d e iniciación profesional,
ción, y pronto constituirá una opción a favor de la inocencia el hecho de q u e los
entendiendo las instancias formativas no sólo c o m o espacios pertinentes para
h o m b r e s s e rehusen explícitamente a ejercitar el poder d e selección que han
difundir los cambios educativos, sino c o m o ámbitos definidos conforme a las
alcanzado d e m o d o táctico" ( 2 0 0 3 : 7 0 ) . Fernando Savater c o m e n t a el trabajo
necesidades emergentes de los nuevos procesos de trabajo y d e las n u e v a s y
d e Sloterdijk y destaca una d e s u s provocaciones: " E s una venganza de la histo-
complejas condiciones escolares en que la enseñanza se ejerce.
ria e n nosotros, los igualitaristas, q u e t a m b i é n tengamos q u e vérnoslas con la
Específicamente, nos preocupa saber e n q u é condiciones formativas lograremos
obligación de distinguir" Savater, q u e piensa sin d e m a s i a d o temor, señala el
o nos acercaremos a la construcción de las habilidades prácticas.
quid de la cuestión. No s e puede enseñar sin valorar "pero nadie s e arriesga a
valorar d e verdad —ni siquiera, a dejar claro que existen diferentes grados e n lo A s u m i e n d o el desafío propuesto, avanzaremos e n la perspectiva de oficio
estimable y no sólo privilegios o prejuicios—; y por tanto e s improbable q u e q u e v e n i m o s trabajando. Partimos d e pensar la pedagogía d e la formación *
nadie s e c o m p r o m e t a d e m a s i a d o a educar" ( 2 0 0 2 ) . docente c o m o una preparación específica para un trabajo particular q u e distin-
gue al maestro o profesor del q u e no lo es. E n t e n d e m o s la enseñanza c o m o el
Sin valorar y sin reválidas, ¿cómo sabemos si los maestros son buenos maestros?
acto complejo de transmitir de m a n e r a intencional, metódica y sistemática frag-
La escuela no e s escuela sin obras, sin distinción y sin mérito, porque la
mentos de m u n d o a las nuevas generaciones, y consideramos q u e es posible
enseñanza m i s m a tiene lugar e n el interior d e un oficio. No hay oficio sin obra,
contribuir al diseño d e una pedagogía de este tipo colocando la enseñanza y el
sin menester y sin misterio. Probablemente, la educación m a s i v a no s e a sin exá-
oficio en el centro de la reflexión. Porque, ¿dónde, sino e n el interior m i s m o de
m e n e s , sin pruebas o sin jerarquías. Otra cuestión bien distinta e s el derrotero
la reflexión y la práctica q u e s u p o n e el ejercicio d e los oficios, e s posible apro-
q u e sitúa al éxito c o m o imperativo y meta educativa. No s e trata de arrojar al
piarse d e las claves para la formación?
m u n d o de los residuos al que no llega primero a la meta.
curriculares. Por el contrario, debería constituirse e n el eje articulador de los diver- una m a n e r a de impedir la vigencia de estereotipos y la naturalización de rutinas,
sos contenidos desarrollados durante la formación; es decir, no después, sino en m u c h a s veces, experimentadas durante la propia biografía escolar que una for-
el inicio. Algo similar plantea Flavia Terigi ( 2 0 0 4 ) al proponer considerar la ense- mación escolarizado no haría más q u e reforzar, además d e desalentar a adul-
ñanza c o m o un problema político, esto es, politizar la enseñanza y dejar de enten- tos q u e aspiran a ser docentes. La reflexión sistemática objetivada puede, e n
derla solamente como un problema didáctico o instrumental. cambio, capitalizar la experiencia y transformarla e n saber disponible y suscepti-
La búsqueda de un sentido aglutinador del proceso formativo tiene sentido ble de ser utilizado e n distintas circunstancias.
e n tanto la experiencia laboral presenta situaciones variadas y complejas, q u e no
suelen responder a parcelas del conocimiento o a técnicas en particular. A c. El oficio autoriza un aprendizaje por tanteo y experimentación
m e n u d o , los docentes recién graduados sienten que no cuentan con las herra- Si bien no trabajamos en laboratorios, la prueba, el ensayo, la experimentación
mientas necesarias para afrontar el desafío. C o m o dijimos, si bien hay una e n situaciones reales o simuladas tiene un alto componente formador en la ense-
angustia o desconcierto inicial, q u e es inevitable en cualquier c a m p o ocupacio- ñanza. Esta actividad, c o m o vimos, remite a la experimentación, e n tanto consis-
nal, r e c o n o c e m o s q u e los docentes tendrían más c h a n c e de operar sobre situa- te en probar distintas maneras de ofrecer el m u n d o y ser puesto a prueba.
ciones complejas y enseñar ( e s decir, ejercer su oficio), si gente con oficio o Los proyectos se cuidan, las acciones se planifican, se toman decisiones, pero
preocupada por él los prepara para ello. Preparar para el oficio docente e s , entre todo ello s e re-dimensiona, s e complejiza o acomoda, e n función de una situación
otras cosas, reducir la distancia entre el contenido de la transmisión y la forma determinada. A su vez, las distintas teorías y procedimientos son validados en las
d e efectivizarla. Enseñar el oficio e s practicarlo. Y practicarlo m u c h o . E n este s e n - escuelas o en las aulas. Durante todo este proceso, de tanteo y experimentación,
tido, los resultados o buenos resultados se p u e d e n relacionar con prácticas sos- s e aprende; los docentes aprenden probando, experimentando y producen distin-
tenidas y coherentes con lo q u e s e intenta transmitir. tos saberes en e s e quehacer, que no siempre logran el estatus merecido.
El aprendizaje por ensayo y error suele acontecer solitariamente en los ini-
b. La enseñanza del oficio d e b e dar la e s p a l d a a los m é t o d o s escolares cios de la profesión. Entonces la prueba ocurre en el desconcierto y con la a p e -
La afirmación puede sonar un tanto disruptiva al referirnos a la formación de lación d e lo q u e s e recuerda d e la propia experiencia escolar o, a lo s u m o ,
docentes. D e todos modos, no e s m e n o s importante, ya que escolarizar la for- pidiendo algún material al maestro generoso. La posibilidad de hacer algo pro-
mación s u e l e ser la m a n e r a predominante. Claro q u e la propuesta formativa pio, la propia obra, y la potencialidad de la prueba q u e e s e procedimiento impli-
d e b e estar orientada hacia lo q u e s u c e d e en la escuela. D e b e tomar s u s proble- ca se vería favorecida si, en los primeros años de trabajo, tuviera lugar el
m a s , basarse en situaciones reales, e n casos, etcétera. Nunca será suficiente a c o m p a ñ a m i e n t o d e docentes formadores durante todo el proceso d e produc-
señalar la poca relevancia d e propuestas q u e ignoran el nivel d e actuación d e ción, y llegar incluso hasta los resultados o a la constatación final de lo q u e s e
los docentes, ignorancia que s e hace notoria y se padece, fundamentalmente, produjo. Pero se trata de un a c o m p a ñ a m i e n t o deseado que se anula a sí m i s m o
en los c o m i e n z o s de la profesión. Pero lo q u e sí tiene q u e ser diferente e s el lentamente, e n el instante e n q u e el experimento es bien sucedido, ¿O no es
m o d o escolarizado con el q u e m u c h a s v e c e s s e forma, producto d e tradiciones un objetivo de toda formación ( y tal vez, d e todo intercambio c o n fines e d u c a -
precedentes y de formatos organizacionales presentes. tivos) dejar que el otro, al fin, s e marche? D e nuevo, señalamos la relación entre
Es preciso distinguir entre el contenido u objeto de la formación, que es la el procedimiento y los resultados c o m o partes integrantes del oficio.
escuela, de las estrategias, m é t o d o s y a m b i e n t e s escolares cuando no s e está Asimismo, e s importante favorecer la posibilidad d e experimentar m o d e l o s
educando niños, sino formando adultos que serán o son s u s docentes. La diná- de enseñanza diversificados e n las aulas con los docentes q u e s e están forman-
mica del acercamiento y distanciamiento ilustra la distinción aludida. La forma- do. Es decir, que los propios formadores propicien y pongan a prueba distintas
ción tendría q u e desarrollarse m u y cerca d e los t e m a s , los problemas y las maneras de hacerlo con aquellos que se están formando. Porque probar es
situaciones escolares, pero tendría también que poder distanciarse y propiciar ensayar; y ensayar e s , e n cierto modo, reconocer algo antes de usarlo. Sin
espacios de reflexión y prácticas alternativas, lo cual permitiría discutir, analizar y temor. Esos espacios ticiu-ii mi alto potencial formador y transformador si se
problematizar a la m i s m a escuela. No toda práctica q u e reluce e s oro. E s esta convierten en á m b i l o s d e cxpciiimentación y de puestas a prueba de experien-
96 Los gajes d e l oficio
L o s g a j e s d e l oficio d e enseñar. L a iniciación a la d o c e n c i a 97
cías pedagógicas diversas. D e lo contrario, si constituyen más de lo mismo, sólo e. Para f o r m a r d e m o d o e f i c a z , basta con que uno lleve adelante su oficio
sen/irán para confirmar y reforzar lo q u e s e experimentó d e s d e la posición d e y muestre cómo lo hace f
alumno. Entre u n a l u m n o al q u e s e h a c e probar e n gotas u n poco del oficio y Es preciso añadir e n e s e aspecto una importante salvedad para n o caer e n la
un colega experimentado c o n quien s e experimenta u n oficio, existe una distan- trampa del modelo modélico tradicional ni tampoco, e n sobredimensionar lo
cia considerable. ejemplar. El mostrar c ó m o s e hace tiene sentido s i e m p r e q u e el modelo mues-
tre o c u e n t e c ó m o lo h a hecho, s i n tratar d e imponer o imponerse c o m o la
d. Enfatizar y destinar m u c h o t i e m p o a ejercicios, consejos, manos tendi- manera acabada q u e indica e n q u é o e n q u i é n tiene q u e convertirse el q u e s e
das en ayuda, explicaciones orientadas, ¿no s o n a c a s o y, e n sentido estric- está formando o está e m p e z a n d o . El ejemplo requiere u n espectador atento,
to, enseñanzas? pero t a m b i é n una práctica difícil, c o m o e s la comparación. El ejemplo indica u n
Durante el proceso formativo y t a m b i é n e n los primeros d e s e m p e ñ o s docentes, c a m i n o para seguir, pero p u e d e e n ocasiones erguirse e n plan moralizador. S e
s e requiere práctica y ejercitación d e lo aprendido y d e lo q u e s e va aprendien- señala el sitio o e l recorrido mediante e l cual s e a c c e d e al bien, o s e señala la
do: practicar c ó m o hacerlo, c ó m o enseñar, e n diferentes situaciones e n las q u e magnitud del mal. E n cambio, e l elogio d e la muestra —tenemos m u c h o para
s e puedan idear estrategias, y reflexionar sobre lo q u e s e produce a partir d e aprender aún del m o d o e n q u e los artistas tratan la muestra, la exposición y la
ellas. En estas e s c e n a s , cobra protagonismo el consejo, la ayuda d e los que tie- obra— no está puesto e n la norma ideal d e u n oficio, sino e n la actividad d e los
nen algo para aportar basado e n lo q u e saben, e n lo q u e hicieron y e n lo q u e individuos y e n s u formación. Más ejercicio q u e sermón. E n e s t e proceso, cada
están haciendo. uno irá t o m a n d o confianza e n sí m i s m o , reconociendo la relevancia d e lo q u e
No s e trata d e dictaminar exactamente c ó m o s e d e b e hacer, ni pasar carpe- h a c e n quienes t a m b i é n s e presentan c o m o sujetos formados y e n formación,
tas para q u e otros copien, ni reducir al otro a un espectador más o m e n o s fis- antes q u e c o m o obras acabadas para copiar o imitar.
gón, sino d e poner a disposición aquello q u e s e probó ( l o q u e s e probó e s lo C o n i o h e m o s planteado, hay quienes consiguen hacerlo y hacerlo bien, y
q u e s e sabe, ¿no?). Una pregunta básica que suele rondar todo proceso forma- estos sujetos reconocidos y nombrados c o m o experimentados s u e l e n aparecer
tivo e s la siguiente: "¿Probaste?"; interrogante lanzado a rodar casi c o m o u n a c o m o portadores d e saberes específicos y secretos, por oposición a los novatos.
invitación, u n convite mejor q u e puede, a s u vez, resultar inspirador e n la pro- D e s d e s u s orígenes, la formación docente utilizó la pedagogía del modelo, pero
ducción d e la obra propia, e n u n a determinada situación. El consejo, decía basada e n la norma ideal ( d e docentes, d e clases, d e instituciones) lo cual,
Benjamín ( 1 9 9 8 ) , no es tanto la respuesta a una cuestión determinada c o m o antes q u e ayudar y habilitar para la producción d e la obra propia, m u c h a s veces,
una propuesta. Es este el sentido d e los consejos, las indicaciones prácticas, los inhibe tanto la acción c o m o la m i s m a formación.
aleccionamientos para la acción. Ayudan a q u e otros enseñen. S u e l e n estar Sería interesante contar c o n docentes experimentados q u e pudiesen m o s -
basados e n e s a s fórmulas misteriosas que, construidas y probadas e n el t i e m - trar, aconsejar y acompañar, durante todo el proceso creativo/productivo, a quie-
po, resultaron y tienen la intención d e perdurar. Porque conservan e n el p r e s e n - nes s e están formando o están e m p e z a n d o a enseñar. Aquellos no sólo p u e d e n
te algún sentido q u e promueve s u permanencia y, por lo tanto, la continuidad aportar u n a solución técnica sino que, además, p u e d e n contribuir a crear las fór-
Pero el q u e ayuda y aconseja tiene q u e estar allí, e n el m o m e n t o preciso y Los más fogueados tienen q u e estar a m a n o d e los novatos, d e aquellos q u e
oportuno, disponible y dispuesto a acompañar y a retroalimentar el proceso for- m u c h a s v e c e s p a d e c e n más crudamente e l impacto o el shock d e la práctica
mativo d e quienes lo están protagonizando, sean futuros docentes o d o c e n t e s laboral y que, c o m o vimos, tratarán d e sortearlo c o m o p u e d e n y e n soledad.
en ejercicio. E s quien está dentro y que, sin embargo, p u e d e distanciarse para Pero el a c o m p a ñ a m i e n t o tendría q u e basarse e n una relación d e igualdad que
brindar explicaciones orientadas y realizar señalamientos oportunos. N o tapa ni sólo s e vuelve desigual e n torno a la cantidad d e cosas probadas y errores
asfixia. E s el formador q u e s e ofrece c o m o guía e inspiración. Experto probador, cometidos; r e l . i c i ó n d e paricLid, d e colega a colega y entre adultos q u e siguen
aconseja, ayuda, guía, explica y t a m b i é n aporta o p o n e a disposición los s a b e - aprendiendo y ti,it,in d e < oin|>ien<ler la situación con el fin de delinear la mejor
res o trucos relacionados con la resolución d e los problemas q u e s e presentan. solución e n Icv, (oniple].!'. MIIMI I O I I C . (iiie el oficio hoy plantea. D e nuevo, hay
L o s g a j e s d e l oficio d e e n s e ñ a r . L a i n i c i a c i ó n a la d o c e n c i a 99
98 L o s gajes del oficio
que evitar caer e n la trampa escolar q u e asimila al sujeto e n formación con el terísticas de nuestro sistema de educación superior, m u c h a s v e c e s q u i e n e s for-
niño. No e s tomar del brazo al debutante, decirle "Párese acá, manténgase calla- m a n docentes no están socializados en las formas académicas q u e suponen,
do y observe", sino "¡Pruebe!, haga conmigo". además de la transmisión, la producción y transferencia de los conocimientos.
No siempre s e dispone, a la hora señalada, de los indispensables: una historia
f. Así y todo, la pedagogía del oficio es también una socialización en compe- de la cultura, una del arte y una de las ciencias. No siempre se tiene en mente
tencias, capacidades y disciplinas, que parecen importantes para enseñar la conveniencia d e disponer de una cierta idea de excelencia en el horizonte de
Dadas las características de la práctica docente, tanto los aprendizajes más forma- toda formación.
= Por e j e m p l o , Philippe P e r r e n o u d ( 2 0 0 6 ) .
' Silvina F e e n e y y D a n i e l F e l d m a n ( c o o r d s . ) ( 2 0 0 7 ) : Evaluación del Curriculum de la Formación Docente para las
Niveles Inicial y Primario y Capacidades Básicas de Docentes de Escuelas Primarias. B u e n o s A i r e s : IVlinisteno d e
Educación, G C B A , Dirección General de Educación Superior ( D G E S U P ) .
100 L o s gajes d e l oficio
CAPÍTULO 6
Últimas reflexiones
Ni la formación inicial ni los primeros a c o m p a ñ a m i e n t o s a d o c e n t e s q u e s e Enseñanzas y algo más
están incorporando a trabajar podrán aportar todas las respuestas para un
Andrea Alliaud y Estanislao Antelo
d e s e m p e ñ o eficaz. E s cierto. C o m o y a sostuvimos, el comienzo tiene s u s parti-
cularidades: genera angustias, d u d a s e incertidumbres e n todas las actividades.
P e n s a m o s q u e la f o r m a c i ó n docente inicial y el a c o m p a ñ a m i e n t o durante los
primeros d e s e m p e ñ o s p u e d e colocar a los docentes en mejores c o n d i c i o n e s '
para enseñar, si durante s u desarrollo, s e c o m b i n a la incorporación d e lo q u e
pasa e n la e s c u e l a y el trabajo para el q u e s e está formando, con la reflexión y
el estudio sobre lo q u e s e está probando. No d e manera ideal, sino e n la c o n s -
trucción q u e s e realiza día a día e n la institución escolar, c o n oficio. D e s d e esta
perspectiva, cobran sentido los rasgos atribuidos a la f o r m a c i ó n pedagógica d e
los docentes. No s e pretende que, a partir d e esta pedagogía, s e obtengan las
Más allá de la enseñanza
respuestas para todo lo q u e va a acontecer. Sí, q u e s e favorezcan procesos for- Dicen las malas lenguas educativas que tuvo q u e haber un tiempo en el que
mativos y d e a c o m p a ñ a m i e n t o q u e brinden los gajes del oficio, e s decir, pren- enseñar era cosa sencilla. Bastaba apropiarse de un saber, tener vocación y deseo
das o señales d e q u e s e está preparado para aceptar el reto d e enseñar. de repartirlo. Pero eso e s hoy pura leyenda. ¿Quién enseña bien? ¿Cómo s a b e m o s
si una enseñanza llega a destino? ¿Cómo s a b e m o s si la transmisión se produce?
¿Cuál e s la clave? Esas son las preguntas que desvelan a maestros, profesores y
pedagogos de todas las estirpes, procedencias y especialidades. r:
Disponemos de un repertorio medianamente actualizado de respuestas.
Muchas de ellas, incluso, ya no funcionan c o m o respuestas, sino c o m o condicio-
nes indispensables para que la enseñanza tenga éxito. Son los sine qua non, que
no pueden faltar, los si y sólo si de la práctica d e la enseñanza. Los agrupamos en
tres conjuntos de problemas. Vamos a describirlos y analizarlos brevemente sin
olvidar que son actuales, tan actuales c o m o otras perspectivas que ponen e n
entredicho la pertinencia y el valor de esas respuestas, supuestamente ineludibles.