ING.
MIGUEL ÁNGEL MEJÍA MARTÍNEZ
MODELOS EDUCATIVOS Y DIDÁCTICOS
MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA
EDUCACIÓN
Docente: DOCTOR EN EDUCACION
DAVID MACEDO CASAS
TRABAJO EVALUACIÓN
ACADÉMICO: CONTINUA:
50% 20%
Introducción.
Todos hemos͏oído hablar, o al menos conocimos alguien que es maestro o que
está aprendiendo estos conocimientos͏, cómo es ͏el ͏"enfoque de competencias". Se
presenta cómo la gran solución para que los chicos no solo presenten datos sino
también sepan utilizarlos͏en su variedad͏. Algunos incluso preguntan en clase cómo͏
estos temas nos ayudarán en el futuro. En este escrito quiero enseñar una crítica
͏positiva sobre algunos de l͏os tipos que daré͏como ejemplo abajo.
La educación hoy enfrenta grandes problemas que necesitan nuevas formas de
enseñar adaptadas a las necesidades de una sociedad global y en cambio constante.
Uno de los métodos más hablados en últimos años es el aprendizaje basado en
competencias, una idea que intenta ayudar a personas a usar saberes, destrezas y
maneras de hacer bien, en situaciones reales.
͏
Fundamentación teórica del enfoque por competencias
El enfoque por competencias tiene su base en el constructivismo, una corriente
pedagógica que subraya la importancia de que el estudiante construya su propio
conocimiento a través de experiencias significativas. Según autores como Tobón
(2006), este enfoque trasciende la transmisión de contenidos al fomentar habilidades
prácticas y pensamiento crítico.
Sin embargo, el enfoque por competencias no está exento de críticas. Algunos
estudios realizados, como los de Coll (2013), advierten que este modelo podría no tener
un fundamento solido si se implementa únicamente como una estrategia para satisfacer
demandas laborales, descuidando la formación integral del individuo. Por lo tanto, la
fundamentación teórica del enfoque por competencias debe equilibrar las necesidades
del mercado con el desarrollo personal y ético.
Ahora poniendo un ejemplo práctico imaginemos que, en lugar de solo estudiar
fórmulas matemáticas, los métodos de solución a los ecuaciones etc. los alumnos
aprenden a usarlas para resolver un problema cotidiano, como calcular un porcentaje
en una compra, calcular cuánto necesito de dinero para comprar cierta cantidad de
ganado. Eso es justo lo que propone este modelo: unir conocimiento, habilidad y actitud
para enfrentar desafíos reales. Autores como Perrenoud (2004) y Tobón (2006) lo
defienden porque, en teoría, prepara mejor a los estudiantes para el mundo real y los
problemas que se puedan presentar en un futuro.
Comparación de modelos educativos tradicional vs enfoque por competencias
El modelo educativo tradicional, está centrado en la memorización y evaluación
de contenidos teóricos, representado mediante exámenes, pruebas, y trabajos
continuos que han sido marcados durante mucho tiempo. Este sistema ha logrado
ampliar sus conocimientos, pero carece de una aplicación practica en los contextos de
la vida cotidiana. Otro de los modelos como el conductismo ejercitaba muchas
repeticiones para memorizar algún procedimiento o tarea, pero su sistema era muy
mecanizado, a diferencia del constructivismo que este su punto clave era el aprender
mientras haces, ponía al estudiante en el centro otorgando una prueba y error a los
conocimientos obtenidos, el enfoque por competencias añade algo clave: la aplicación
concreta en situaciones reales.
El problema del enfoque por competencias es que, en muchos países, este
modelo se aplica a medias. Como dice Gimeno Sacristán (2008), sin maestros bien
capacitados o recursos adecuados, se queda en un discurso bonito que no cambia
nada.
Un análisis comparativo, basado en investigaciones como las de Perrenoud
(1999), muestra que el aprendizaje basado en competencias fomenta una mayor
participación del estudiante en el proceso educativo. Por ejemplo, en un entorno
tradicional, un estudiante puede saber resolver ecuaciones matemáticas, aunque esto
sea de gran utilidad en la vida académica por otra parte no puede aplicar este mismo
conocimiento en un caso real. En contraste, el enfoque por competencias enseña no
solo las técnicas para resolver ecuaciones, sino cómo utilizarlas para solucionar
problemas en contextos específicos y algunas veces en los generales.
Pertinencia en la educación contemporánea
La pertinencia del enfoque por competencias radica en la capacidad para que se
adapte a las peticiones que requieran los estudiantes ante el mundo. Actualmente, los
empleadores valoran habilidades como la creatividad, el liderazgo, y sobre todo el
trabajo en equipo, así como el aprendizaje constante de los individuos, cualidades que
son muy valoradas para dicho modelo educativo. Además, en contextos
socioeconómicos, políticos, culturares etc. la educación basada en competencias puede
brindar oportunidades para que los estudiantes encuentren un lugar más estable y
seguro ante una sociedad que requiere cada día más personas preparadas
mentalmente y psicológicas.
La implementación de este modelo requiere una actualización en los sistemas
educativos, incluyendo la capacitación de los docente, el desarrollo de materiales
acordes a las nuevas generaciones y contenido que se abordan, además de unas
políticas educativas que respalden esta transición. Como señala el autor Díaz Barriga
(2010), el éxito del enfoque por competencias depende de la coherencia entre los
objetivos educativos, los métodos de enseñanza y la evaluación.
Países como Finlandia han demostrado que, cuando se implementa bien, este
enfoque da resultados impresionantes: alumnos más creativos y mejor preparados para
resolver problemas (OECD, 2019). Pero en América Latina, muchas escuelas lo
reducen a una lista de tareas que los profesores no saben cómo evaluar (Schmelkes,
2014).
Y hay otra crítica fuerte: ¿no estaremos convirtiendo la educación en un simple
entrenamiento para el mercado laboral? Como señala Apple (2002), si solo formamos
trabajadores eficientes, pero no personas críticas, ¿realmente estamos educando?
Conclusión
El enfoque por competencias no es malo desde cualquier punto de vista en sí,
pero depende del uso que le damos al mismo. Para que funcione, necesitamos una
oportunidad para transformar la educación contemporánea en una de una gran
innovación y de gran impacto, alineando la enseñanza con las necesidades actuales de
los maestros, estudiantes y la sociedad. Aunque existen desafíos para llevar a su
ejecución y posibles riesgos incluso para ambas partes como los docentes y alumnos,
su pertinencia radica en la capacidad de formar individuos preparados para enfrentar un
mundo en constante cambio.
Para aprovechar plenamente sus beneficios, es esencial que se aplique de
manera equilibrada, integrando teoría y práctica, en lo particular yo soy un docente que
me encanta y me apasiona demasiado la practica tal vez suene un poco mal o no se no
encuentro la palabra pero a mis alumnos siempre les comento que para mi el dar clase
es como compartir mis vivencias y la experiencia que eh obtenido a lo largo de estos
años, porque lo digo así, pues porque al explicar un tema les propongo el hacerlo más
dinámico incluso más practico porque a mi en ocasiones me aburre la teoría pero si yo
les doy ejemplos claros donde puedo aplicar estos conocimientos ellos incluso van
asimilando mejor el conocimiento en sus vidas diarias.
El mayor riesgo, quizá, es confundir pertinencia con utilitarismo. Educar por
competencias no debería significar producir mano de obra para el mercado, sino formar
ciudadanos capaces de transformar su realidad. Como señala Braslavsky (2001), una
competencia verdaderamente relevante es aquella que permite "leer el mundo" tanto
como intervenir en él. Si el modelo olvida esta dimensión ética y crítica, habrá
fracasado, por más buenos resultados que muestre en pruebas estandarizadas.
En definitiva, el enfoque por competencias no es la respuesta definitiva, pero puede ser
parte de ella si lo humanizamos. Como educadores, nuestra tarea es usarlo sin
fetichizarlo, recordando que detrás de cada "indicador de logro" hay un estudiante de
carne y hueso, con sueños, dudas y el derecho a una educación que lo prepare no solo
para trabajar, sino para vivir con plenitud y conciencia. La pertinencia del modelo, al
final, no se juzga en los documentos oficiales, sino en las aulas donde los alumnos
preguntan: "¿Y esto para qué me sirve?". Cuando la respuesta los inspira, estamos en
el camino correcto.