ASIGNATURA DE FILOSOFÍA
EDILSON ARGOTTY
TEMA: El Existencialismo
Existencialismo
El existencialismo es una corriente filosófica y literaria que estudia la condición humana a partir de los
principios de libertad y responsabilidad individual, los cuales han de ser analizados como fenómenos
independientes de justificaciones religiosas o racionales, es decir, independientes de las categorías
preconcebidas.
Posturas existencialistas:
El existencialismo ateo. Propone la inexistencia de Dios y utiliza esta afirmación como base para
fundamentar que la existencia precede a la esencia. Jean-Paul Sartre es su máximo representante.
El existencialismo cristiano. Propone que Dios existe y se apoya en las ideas postuladas por
Kierkegaard. Sus máximos representantes son Gabriel Marcel, Miguel de Unamuno y Karl Jaspers.
El existencialismo agnóstico. Propone que la existencia o no de Dios es irrelevante para el desarrollo
del existencialismo. Albert Camus es uno de sus representantes más conocidos.
Características del existencialismo:
La existencia precede a la esencia
La pregunta sobre el sentido y propósito de la existencia humana es el fundamento de la filosofía
occidental. En tal sentido está en contra de categorías trascendentales, sea la noción de Dios y el
trasmundo, la noción de Idea y su contraposición con la materia, la noción de la razón universal o la
moral como principio trascendente. Todas tienen algo en común: justificar la condición de la existencia
humana fuera y antes del sujeto, es decir, partir de que la existencia humana se debe a un esencia de la
cual derivan los principios éticos.
Para el existencialismo, la existencia humana precede a la esencia. Esto significa que la reflexión
filosófica no tendría que fundarse en la formulación de categorías abstractas y trascendentes, como
Idea, dioses, razón o moral, sino a partir de la propia condición de la existencia humana.
La vida se impone sobre la razón abstracta
El existencialismo se opone al racionalismo y al empirismo, centrados en la valoración de la razón y
del conocimiento como principio trascendente, sea que este se postule como el punto de partida de la
existencia o como su orientación vital.
El existencialismo se opone a la hegemonía de la razón como fundamento de la reflexión filosófica.
Desde la perspectiva de los existencialistas, la experiencia humana no puede estar condicionada a la
absolutización de uno de sus aspectos, ya que el pensamiento racional como principio absoluto niega la
subjetividad, las pasiones y los instintos, tan humanos como la consciencia. Esto le confiere también un
carácter antiacademicista por oposición al positivismo.
Mirada filosófica puesta en el sujeto
Al cuestionar la hegemonía del pensamiento racional, el existencialismo propone centrar la mirada
filosófica en el propio sujeto y no en categorías abstractas y supraindividuales.
De esta manera, el existencialismo retorna a la consideración del sujeto y su modo de existir frente al
universo como experiencia individual e individualizada. Le interesará, por lo tanto, reflexionar sobre el
móvil de la existencia y el modo de asimilarla.
Valora la libertad sobre la determinación exterior
A partir de esto, el existencialismo formula su principal hipótesis: si la existencia precede a la esencia,
entonces el acento de la reflexión está en el modo de la existencia y no en su fin o propósito. Por lo
tanto, el ser humano es libre e independiente de toda categoría abstracta o esencia.
La libertad debe ser ejercida por el sujeto desde una absoluta responsabilidad individual, lo cual debería
derivar en una moral que no requiera de un imaginario previo para justificarse. Se entiende así la
formulación de Jean-Paul Sartre, según la cual la libertad es responsabilidad total en soledad
absoluta, es decir: "El hombre está condenado a ser libre"
Así las cosas, la libertad en el existencialismo no debe ser confundida con un individualismo indolente.
Por el contrario, la libertad en el existencialismo implica la plena conciencia de que las decisiones y
acciones personales influyen en el entorno social, lo que nos hace corresponsables del bien y del mal
infligidos sobre los otros. Concluyen los existencialistas que la conciencia de la libertad así entendida
permite la formación de una ética que no requiere de una justificación externa para existir.
Esta pretensión de los existencialistas descansa, como es de esperarse, en la lectura crítica de las
guerras históricas, cuyos crímenes han sido justificados a partir de categorías abstractas y
suprahumanas o supraindividuales según el caso, como nación, civilización, religión, evolución, y pare
de contar.
Angustia existencial: desasosiego, desamparo y absurdo
Sin horizonte trascendente, sin justificación del orden del mundo, sin dios, sin conocimiento como
categoría universal, sin ideología del progreso como destino, el ejercicio de la libertad tal como lo
plantea Sartre y la existencia en sí misma generan desasosiego, muy a pesar de su aspiración ética que
siempre implica una valoración de las relaciones humanas y sociales.
Al cuestionar el concepto de dios, de razón o de moral como fundamento del pensamiento filosófico,
que no es otra cosa que la reflexión sobre el sentido vital, el existencialismo abre las puertas a la
discusión sobre la nada, a la sensación de abandono y a la angustia existencial, la cual no debe
confundirse nunca con el temor.
Si el temor puede definirse como el miedo a un peligro concreto, la angustia es, en cambio, el temor de
sí mismo, la inquietud ante las consecuencias de las propias acciones y decisiones, el miedo a una
existencia sin consuelo, el miedo a proferir daños irreparables pues no hay excusas, justificaciones ni
promesas. La angustia existencial es, de algún modo, lo más semejante al vértigo.