0% encontró este documento útil (0 votos)
81 vistas124 páginas

Mi Nuevo Jefe Mia Ford

Cargado por

karen rivas
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
81 vistas124 páginas

Mi Nuevo Jefe Mia Ford

Cargado por

karen rivas
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 124

1º Edición Julio 2020

©Mia Ford
MI NUEVO JEFE
Título original: Boss Next Door
©2020 EDITORIAL GRUPO ROMANCE
©Editora: Teresa Cabañas
[email protected]

Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, algunos lugares y situaciones


son producto de la imaginación de la autora, y cualquier parecido con personas,
hechos o situaciones son pura coincidencia.
Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes,
queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita del copyright, la
reproducción total o parcial de esta obra por cualquier método o procedimiento,
así como su alquiler o préstamo público.
Gracias por comprar este ebook.
Índice
Capítulo 1 - Serena
Capítulo 2 - William
Capítulo 3 - Serena
Capítulo 4 - William
Capítulo 5 - Serena
Capítulo 6 - William
Capítulo 7 - Serena
Capítulo 8 - William
Capítulo 9 - Serena
Capítulo 10 - William
Capítulo 11 - Serena
Capítulo 12 - William
Capítulo 13 - Serena
Capítulo 14 - William
Capítulo 15 - Serena
Capítulo 16 - William
Capítulo 17 - Serena
Capítulo 18 - William
Capítulo 19 - Serena
Capítulo 20 - William
Si te ha gustado este libro también te gustará
Capítulo 1 - Serena

—Oh, Dios mío. —Si una cosa más se me cae de las


cajas, voy a perder la cabeza. Mudarse a un lugar nuevo es
increíblemente difícil, sobre todo cuando tienes que subir un
enorme tramo de escaleras porque el ascensor no funciona.
Pero ¿qué opción me queda? No cuento con ayuda ya que
no tengo a nadie. Tampoco podría haberme quedado en
casa, no me quedaba nada allí, así que esto es todo. —Joder.
Me inclino y recojo la lámpara, colocándola con cuidado
sobre las cajas, esperando que se equilibre durante el resto
del viaje. Si no, tendré que dejarla en las escaleras y
esperar a que nadie la robe o tropiece con ella. Por suerte,
parece que se queda donde está, dándome la oportunidad
de subir un poco más. Mientras subo, pienso en todo lo que
he dejado atrás, todo de lo que quiero escapar. Sobre todo
en mi horrible padrastro, David.
Mi madre ha estado con él desde que tengo memoria.
Nunca conocí a mi padre, así que él ha sido mi único modelo
masculino, y no uno bueno. Gracias a él, mi vida ha estado
llena de gritos, rabia y violencia. Por culpa de David y por lo
que ha hecho para separar a mi familia, nunca mantuve una
estrecha relación con mi madre, aunque me hubiera
gustado tenerla, como cualquier niña en circunstancias
normales.
También obstaculizó mis amistades. Quería contar con
gente a mi lado que me consolara, pero no podía dejar
acercarse a nadie. Erigí unos muros a mi alrededor, así que
nunca hice buenas amistades con nadie, y menos en lo que
a relaciones se refiere. Cuando otras chicas empezaban a
explorar el sexo opuesto, yo seguía siendo demasiado
cerrada. Me concentré solo en mis estudios y en la
posibilidad de escapar. Sabía que necesitaba contar con una
buena educación para seguir adelante, así que eso es lo que
he hecho. Me perdí muchas cosas, pero el sacrificio valió la
pena porque no quería quedarme con David. Alejarme lo
más posible de él siempre ha sido mi objetivo final. Por
supuesto, me encantaría que mi madre estuviera conmigo,
me encantaría alejarla de David, pero está atrapada con él,
ahora no es el momento.
Por eso estoy sola y concentrada en el futuro que me
espera. Ayudaré a mi madre cuando venga a mí, espero que
sea pronto, pero por ahora tengo que concentrarme en mí
misma. Y mi educación ha valido la pena porque,
finalmente, he conseguido el trabajo de mis sueños y estoy
deseando empezar.
—Oh, por el amor de Dios. —Pongo los ojos en blanco.
Algo más se me ha caído de la caja. Ni siquiera llego a ver lo
que es. Empiezo a estar agotada. Necesito descansar un
instante—. Bueno, eso puede quedarse ahí...
—¿Te ayudo? —De repente, me sobresalta el sonido de
una voz suave como el chocolate detrás de mí. Por
supuesto, con el susto, se me caen varias cosas más—.
¿Estás bien?
—Eh... —Intento girar para ver quién me habla, pero no
puedo en este ángulo debido a la estrechez de la escalera
—. Sí, estoy bien. Siento que se me hayan caído tantas
cosas. Me estoy mudando.
—Oh, si quieres, puedo ayudarte —se ofrece—. Tengo
algo de tiempo.
Trato de rechazar su oferta porque resulta demasiado
vergonzoso, aunque me encantaría recibir ayuda de
cualquiera en este momento. Entonces, me quita la caja,
llevándola como si no pesara nada. Y, con esos fuertes
bíceps, supongo que no es ninguna sorpresa. Es alto, de
aspecto fuerte, con pelo oscuro y penetrantes ojos azules.
Un hombre perfecto como el que jamás podría imaginar y
estoy tan perdida en mis pensamientos que no puedo decir
nada, ni siquiera darle las gracias. Me echo para atrás para
que pase y clavo la mirada en el suelo mientras el calor de
la humillación sonroja mis mejillas. Tal vez era mucho mejor
cuando lo hacía yo sola. Puede que su presencia me lo haga
más difícil...
—¿A qué número vas? —me pregunta con una sonrisa—.
Por cierto, me llamo Will.
—Al ocho dos —susurro—. Está muy arriba. Lo siento.
—¡Oh, ese apartamento está al lado del mío! —Parece
sorprendido, pero ni la mitad que yo. Ni siquiera pensé en
qué vecinos tendría, pero saber que él lo será es otra cosa
—. Eso lo hace mucho más fácil. De hecho, puedo ayudarte
con el resto si quieres.
—Genial. —De nuevo, noto cómo me ruborizo—. Yo me
llamo Serena. Muchas gracias.
Es como un caballero de brillante armadura, uno
desesperadamente guapo. El tipo de protagonista de los
cuentos de hadas que me encantaban de niña. Solía soñar
con que era la princesa a la que un malvado trol encerraba
en una alta torre y que esperaba a que mi príncipe azul
viniera a buscarme. Sin embargo, ningún príncipe me
rescató, yo misma salí de esa situación, pero ahora me
siento como la damisela en apuros a la que salva el culo el
héroe del piso de al lado...
—Así que, ¿te mudas aquí? —me pregunta Will mientras
subimos—. ¿Alguna razón en particular?
—Acabo de terminar la universidad y conseguí un trabajo
en esta zona que me emociona mucho. —No puedo evitar
que una enorme sonrisa se extienda por mi cara al pensar
en el trabajo. Estoy deseando comenzar mi nueva vida—. Y
en cuanto a este bloque de apartamentos en particular...
bueno, es asequible, ¿no? —Dejé escapar una risa—. Así
que, por eso...
Pero al mirar a este chico, me pregunto si me he
equivocado con mis palabras. Desde luego, él no parece que
tenga que elegir su casa porque el alquiler sea asequible. El
traje hecho a medida que se amolda perfectamente a su
cuerpo grita dinero por sí solo. Por lo que si él también vive
aquí, debe haber una razón para ello.
—Sí, está bien. —Asiente con la cabeza y sonríe, no se ha
ofendido por mis comentarios—. Me gusta porque queda
cerca del trabajo...
—¡Igual me pasa a mí! —interrumpo, demasiado efusiva
—. Sí, está a poca distancia, lo cual es importante.
Finalmente llegamos a mi nuevo apartamento y abro la
puerta de par en par. Intento no avergonzarme del desorden
que hay por todas partes porque él debe saber lo que
sucede cuando te mudas. Estoy segura de que no me
juzgará...
—Oh, mira... ¡me encanta ese libro! —Will agarra uno de
la parte superior de la pila de mis novelas y sonríe—. Tienes
buen gusto, Serena. También me gusta tu colección de
películas. Puede que necesite echar un vistazo a tu música.
—¿En serio? Oh, bueno, gracias. Los libros han sido mi
refugio mientras crecía.
—Y los míos. —Su sonrisa hace que mi corazón se
detenga una vez más. ¿Tiene que ser tan condenadamente
guapo? Me está dificultando la respiración. Parece ser un
poco mayor que yo, pero no me mira por encima del
hombro—. Me encanta leer...
Charlamos sobre nuestro amor por los libros durante un
rato, conectando a un nivel que no esperaba, y cuanto más
me ayuda Will, más descubrimos que compartimos aficiones
comunes. Intento no perder la cabeza porque es la primera
persona que conozco desde que empecé mi nueva vida y el
primer hombre, pero noto cómo las mariposas revolotean en
mi estómago, desconcertándome por completo.
Mi mente imagina todo tipo de locuras... cosas que no
creo que deba soñar despierta. Sus labios, sus manos, su
lengua... Dios, no estoy preparada para eso todavía.
—Apuesto a que te alegras de que el apartamento esté
algo amueblado —comenta Will mientras colocamos las
últimas cajas—. Significa que no tienes que pasar horas
preparando la cama para tener un sitio donde dormir.
—Eso es verdad. —Asiento con énfasis—. Aunque voy a
tener que pasar el resto de la semana deshaciendo las
maletas, lo cual no resulta un pensamiento muy agradable.
—Pongo las manos en jarras—. Ni siquiera sé por dónde
empezar. Desearía que todo ya estuviera hecho.
Decidí mudarme antes de empezar en el trabajo porque
sabía que este me mantendrá ocupada. Demasiado para
organizarse al mismo tiempo. Probablemente debería
empezar ahora, pero no estoy de humor. Estoy agotada y
solo quiero relajarme...
—Sabes, si soy el único vecino que conoces —comienza
Will—, entonces es mi deber invitarte a cenar esta noche.
Para acostumbrarte un poco a tu nuevo hogar. ¿No crees?
Me sonríe descaradamente, haciéndome comprender que
es más una oferta real que un deber, lo que por supuesto
hace que mi corazón se acelere aún más. Nunca he comido
con un hombre antes, nunca me han besado, y mucho
menos tenido una cita. Esto se trata más de una amistad
que de algo romántico, pero es lo más cerca que he estado
de salir con un novio y me asusta. Tanto que casi quiero
rechazar su oferta...
Pero no puedo decirle que no. No puedo rechazarlo. Se
trata de nuevas experiencias, de crecer y convertirme en la
mujer que siempre he querido ser. Salir a cenar con Will
será un gran comienzo. ¿Y qué más voy a hacer? Sentarme
aquí, sola, deseando haber aceptado su invitación.
Lamentando la idiotez de decirle que no.
—Claro. —Oh, Dios, ¿realmente acabo de decir eso?—.
Claro, suena genial.
Sus ojos se abren con sorpresa o alegría. Espero que sea
de alegría.
—Estupendo, bueno, te daré algo de tiempo por si
quieres cambiarte. Estaré al lado. Ven y llama a mi puerta
cuando estés lista para irte. —Se frota la barriga—. Estoy
listo para comer cuando tú lo estés. Me muero de hambre
después del trabajo. Ha sido un día muy largo.
Me despido de él como una idiota y en cuanto cierra la
puerta, me pongo a saltar como una loca. Esto es una
locura, ¿no? Voy a salir a cenar el primer día. Esto puede
haber sido lo mejor que he podido hacer. Ahora, por fin,
siento que puedo respirar y crecer. Sin David a mi alrededor,
puedo ser yo misma.
—¡Madre mía! —Me agarro el pecho mientras mi pulso
late desbocado—. Este podría ser el primer día del resto de
mi nueva vida.
Capítulo 2 - William

Entro en mi apartamento casi vacío, disfrutando de la


alegría de estar en casa. Una de las primeras cosas que
compré cuando mi negocio creció fue la mansión, pero está
bastante lejos de la oficina y como trabajo muchas horas, el
viaje se me hace un poco duro. Por eso alquilé este
apartamento para venir entre semana, ya que mi despacho
está a la vuelta de la esquina. De todos modos, en casa no
tengo ninguna responsabilidad, así que esto es perfecto.
Me proporciona la tan ansiada separación entre el trabajo
y los fines de semana. No es bueno mezclarlo todo. Me
ayuda a mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida
que necesito.
Pero nunca había hablado con otro de los vecinos del
edificio, solo intercambiar algunos simples saludos. No
tengo tiempo para conocerlos, además no son realmente
mis vecinos. Aunque en mi casa tampoco tengo vecinos.
Solo la tierra que me rodea por todas partes. Pero hoy... hoy
ha sido diferente.
—Serena —susurro mientras pienso en su melena
pelirroja y sus ojos color avellana. Esa pequeña belleza es
mucho más de lo que aparenta a simple vista. Puede que no
lo haya descubierto todavía, pero sé que está ahí—. ¿Qué te
hace tan especial, Serena?
Me cautivó desde el primer momento en que la vi
forcejeando con sus cosas en las escaleras. Algo en ella me
llamó la atención y no creo que fuera solo su sexi trasero.
Supe inmediatamente que quería hablar con ella, que
necesitaba ayudarla, y como parece que está sola, me
alegro de haberlo hecho. Estoy aún más contento porque
pude averiguar más cosas sobre ella y tenemos mucho en
común. Es bastante más joven que yo, debe tener unos
veintiún años porque acaba de terminar la universidad,
mientras que yo tengo veintinueve pero, de alguna manera,
nos las arreglamos para tener mucho en común. Y me
intriga de un modo que no esperaba.
Por eso la invité impulsivamente a cenar, porque quiero
saber más sobre ella. No se parece a nadie que haya
conocido antes, en el fondo hay algo muy diferente en
Serena y quiero descubrir el qué. Quiero ver si las chispas
que me ha hecho sentir son algo real. Sin embargo, debo
tener cuidado, necesito proteger mi corazón de todas las
formas posibles porque no puedo permitir que me atrapen
otra vez. No después de lo que me pasó. Esto sería incluso
peor porque Serena y yo somos vecinos. No podría evitarla,
nos encontraríamos en los pasillos todo el tiempo, sería
extremadamente complicado.
No quería pensar en Molly en un momento como este,
pero resultaba inevitable. Estaba claro que la iba a recordar
al plantearme la posibilidad de salir con otra persona
porque ella me rompió el corazón y lo hizo trizas. No tenía ni
idea en qué me estaba metiendo cuando me casé con la
mujer que creí que sería el amor de mi vida. No sabía que
solo le importaba una cosa de mí, pero lo descubrí de la
manera más desgarradora posible en nuestro primer
aniversario: se casó conmigo por mi dinero y quería el
divorcio. Nada había sido real, nunca se preocupó por mí y
lo nuestro había acabado.
Fue patético porque traté de luchar por ella. Luché y
luché a pesar de que la había perdido antes de empezar.
Tardé en dejarla ir y, tres años después de nuestro divorcio,
todavía tengo cicatrices en el corazón. Me aterra dejar
entrar a alguien en mi vida y no sé si podré recuperarme de
ello.
Pero, con Serena, quiero intentarlo. Quiero darle una
oportunidad. Solo tengo que autoprotegerme, no dejando
que sepa quién soy. Si cree que soy Will, y no William Brent,
el dueño de la Corporación Brent, entonces, si le gusto, será
por lo que soy y lo que puedo ofrecerle. Serena no parece
una cazafortunas, aunque tampoco lo parecía Molly.
—Todo irá bien —trato de convencerme a mí mismo—.
Esta vez saldrá bien. No dejes que Molly lo estropee todo.
No he tenido noticias de mi ex. Ya estaba con otro antes
de divorciarnos, no sé sigue con él todavía o si también se
quedó con el dinero de ese tío tras dejarle y darse a la
nueva vida de nuevo. Aunque tampoco tengo intención de
averiguarlo, ya no me preocupa y dondequiera que esté,
Molly no está pensando en mí, así que no debería
molestarme.
—Serena es distinta, eso está claro.
Tengo un buen presentimiento, esto va a ir bien y mi
instinto no siempre se equivoca. Estoy emocionado
deseando que Serena llame a la puerta y que veamos
dónde puede llevarnos esto. De todas formas no debería
dejarme llevar. Es solo una cena, no una propuesta de
matrimonio...

Oh, Dios mío. Mirar a Serena al otro lado de la mesa a la


luz de las velas hace que mi corazón se acelere de una
forma que no esperaba. Solo llevamos juntos un par de
horas, y ya es la mejor primera cita de mi vida. No conozco
mucho a Serena, solo desde hace unas horas, pero nos
entendemos. Se ríe de verdad de todas mis bromas,
comparte mi sentido del humor y, además, conectamos a
un nivel muy profundo. Tenemos un montón de cosas en
común y, al parecer, nos gusta lo mismo, por lo que nunca
nos quedamos sin saber qué decir.
—¿Quieres postre? —le pregunto a Serena mientras el
camarero retira los platos—. Hacen unos pasteles
estupendos...
—En realidad… —Se muerde el labio inferior al tiempo
que se ruboriza, lo que me hace preguntarme si está
pensando en algo más... sexi. Es pura seducción cuando me
mira así—. Vi una heladería cuando veníamos de camino y
me encantaría ir, si te parece bien.
Ni siquiera me decepciona que no esté pensando en el
sexo. Por supuesto, no está pensando en eso. No sé cómo
estoy tan seguro, pero es demasiado dulce e inocente para
eso. Es un encanto. Me gusta mucho más que si solo
quisiera saltarme encima porque, entonces, no sería
especial.
—Eso suena perfecto. —Llamo al camarero para que me
dé la cuenta—. Te gusta mucho el dulce, ¿eh?
—Oh, bueno… la verdad es que sí. —Su risa tiene un
bonito tono musical—. El helado puede ser para morirse.
—Si estás pensando en la misma heladería que yo,
entonces su helado es el mejor. —Pago la cuenta sin
siquiera echarle un vistazo. Noto que Serena alza las cejas,
pero creo que es porque ni siquiera le di la oportunidad de
ofrecer pagar su parte. Cuando lo pienso no creo que esté
preocupada por el dinero, ni siquiera puedo imaginarla
pensando de esa manera—. Te encantará. El sabor de su
helado de tarta de queso de fresas es el mejor. Me lo como
imaginando que estoy en las páginas del libro...
—Oh, yo sé cuál es. —Por supuesto. Vi ese libro en su
piso—. Sí, vamos y actuemos como si estuviéramos
siguiendo el libro.
Cada sonrisa, cada risa suya es increíble. Parecía tan
estresada y un triste cuando la conocí en las escaleras.
Supongo que esto debe ser un gran cambio para Serena si
es la primera vez que se muda. Me alegro de poder ayudar
a que esa transición sea un poco más fácil para ella.
Nuestro paseo a la heladería está inundado de risas y
diversión. De pronto, mis barreras se derrumban a mi
alrededor sin que yo siquiera les dé permiso para hacerlo.
Serena simplemente tiene ese increíble efecto en mí. Y
cuando llegamos al mostrador y saca la cartera para pagar
los helados, sin dejarme invitarla esta vez, me quedo
aturdido hasta la médula. Como la gente sabe que tengo
dinero, nunca me han invitado a nada. Puede que solo sea
un helado, pero significa mucho para mí.
—Necesitamos sentarnos junto a la ventana si vamos a
recrear la escena del libro. —Serena me toma del brazo y
me arrastra con ella—. No sé si puedes recordarlo todo, pero
podemos intentarlo.
Desde luego, no la recordamos cómo el autor la escribió,
pero es muy divertido intentarlo. Creo que nunca me he
reído tanto en mi vida. Incluso me duele la barriga.
Me gusta. Mi corazón late con fuerza ante ese
pensamiento. Sí, me gusta mucho.
De hecho, me gusta tanto que no quiero que la noche
termine. Mientras la acompaño por las escaleras hacia su
apartamento, me sorprende lo rápido que ha pasado la
noche. Ha sido demasiado rápido. Nada me gustaría más
que inventar una excusa para que podamos continuar un
poco más, pero seguro que si la invito al mío pensará que
estoy buscando algo más. Serena es demasiado especial
para eso, no quiero apresurar las cosas con ella. Es tan
diferente.
—Bueno, gracias por una noche divertida. —Se vuelve
para sonreírme ante la puerta de su apartamento—. La cena
fue estupenda y lo del helado muy divertido. Ha ido mucho
mejor de lo que esperaba.
—Yo también he disfrutado mucho. —De pronto, me
encuentro acercándome a ella con la fuerza de un imán.
Afortunadamente, a Serena no parece disgustarle. Ella
levanta la cabeza para mirarme—. Fue increíble.
Tomo sus mejillas entre las manos y me pierdo en sus
cálidos y reconfortantes ojos por un momento, disfrutando
de nadar en la intensidad de su mirada. Pero no pasa mucho
antes de que el imán me arrastre aún más cerca de ella. Tan
cerca que mis labios rozan los suyos y la reclamo con mi
boca. Sus labios suaves y carnosos acarician los míos y sus
brazos me rodean la cintura. Me acerca más a ella y lo hago
de buena gana.
Dios, esto se siente tan bien, y a juzgar por el gemido
inadvertido que se escapa de la garganta de Serena, ella
también lo está disfrutando.
Capítulo 3 - Serena

¿Qué estoy haciendo? Me estoy perdiendo en este beso,


Will me tiene sorprendida de la mejor manera posible.
Puede que nunca me hayan besado hasta ahora, pero he
escuchado a otras chicas hablar de buenos y malos besos, y
tengo que decir que este supera completamente mis
expectativas. Este hombre es increíble.
Debo tener cuidado. Ya lo sé. Incluso cuando me acerco a
Will y dejo que mi lengua serpentee entre sus labios,
reclamando una parte de él, sé que tengo que ser
inteligente. No debería enamorarme tan rápido de un
hombre que acabo de conocer, aunque parezca
absolutamente perfecto. No solo tiene las mismas aficiones
que yo e incluso está dispuesto a hacer el idiota conmigo,
fingiendo interpretar unas páginas de un libro que a ambos
nos encanta, sino que su corazón también late como un
loco.
«¿Podría tener tanta suerte?», me pregunto mientras sus
labios crean una tormenta en la boca de mi estómago. «¿He
conocido al hombre adecuado?»
Seguramente, no es posible, sobre todo para alguien
como yo que no ha tenido suerte en la vida... aunque, tal
vez, por eso exactamente me está pasando esto ahora. Tal
vez sea mi hora. Dios, eso sería maravilloso.
Por desgracia, ambos nos separamos y Will apoya su
frente contra la mía. En esta postura, me pierdo en su
mirada, atesorando el cálido sentimiento que ha creado
dentro de mí.
—No quiero que esta noche termine —susurro, apenas
reconociéndome. Nunca había sido tan atrevida, pero eso es
porque tampoco he tenido la oportunidad. Tal vez esta sea
realmente yo—. ¿Quieres entrar?
Asiente con la cabeza, ocultando cualquier sorpresa que
seguro que debe sentir por mi sugerencia. No sé cuánto ha
leído en mí, pero seguro que se ha dado cuenta de mi falta
de experiencia. Ese beso ha sido increíble para mí, aunque
probablemente Will ha notado que ha sido el primero que he
dado. Sin embargo, aún sabiendo eso, él todavía quiere
pasar tiempo conmigo, no lo he asustado... esto es bueno.
Además, si después se torna raro, vive en la puerta de al
lado. No hay ninguna posibilidad de que se sienta incómodo.
—Un segundo. —Abro el bolso en busca de mis llaves—.
Pero no te fijes en el desorden. No olvides que me llevaste a
cenar antes de que pudiera ordenar mis cosas. Hay cajas
por todas partes.
Se ríe a carcajadas y asiente con la cabeza.
—Está bien. Asumiré la culpa. Ese desastre es culpa mía.
Una vez que entramos en mi apartamento, la espesa
niebla de la tensión sexual es lo único que puedo percibir. Es
casi sofocante, me siento atrapada por el deseo, pero no me
parece una experiencia abrumadora. La presencia de Will
me calma y me hace sentir bien.
—¿Quieres beber algo? —murmuro—. En realidad no sé lo
que tengo...
—No, no quiero beber nada. —Sus brazos me rodean en
un instante, su toque electrizante hace estragos en mi
mente y desaparece cualquier pensamiento racional de ella.
Es como si no estuviera ninguno—. Te quiero.
Dios, esto es una locura, es demasiado, pero sin darme la
oportunidad de pensar, me doy la vuelta y lo beso una vez
más. Mi segundo beso es tan maravilloso como el primero,
los fuegos artificiales estallan como locos dentro de mí,
causando un cosquilleo en todo mi cuerpo. El impulso de
envolverme alrededor de él me cubre de la cabeza a los
pies, creando un lado primitivo y animal desconocido para
mí.
—Yo también te quiero —exclamo mientras sus labios se
mueven desde los míos hasta mi garganta. Cada parte de
mi piel hipersensible se inunda de necesidad cuando sus
labios la saludan. No está siendo lento y constante con mi
cuerpo, no me trata como si no supiera lo que estoy
haciendo, está tomando el control y dejando vía libre a su
pasión, que es exactamente lo que necesito—. Espera... —
Dios... esto se siente tan bien. ¿Qué más me va a hacer?—.
Vamos al dormitorio.
Se aparta de mí y rodeo sus dedos en los míos mientras
me lleva a mi dormitorio. Conoce la distribución porque
coincide con la suya y está encantado de tomar la
delantera. Gracias a Dios porque también lo necesito. Mi
cama es mínima, tiene un par de almohadas, una sábana
fina y una manta encima, pero a Will no le molesta. Está
enfocado solo en mí, como si sus ojos quisieran grabar cada
centímetro de mi cuerpo en su memoria. Su mirada es dulce
y embriagadora. Sería feliz si me siguiera mirando así
siempre.
Will me arrastra a sus brazos y me besa con fuerza antes
de acostarme en mi cama con su cuerpo sobre el mío. Pesa,
pero de una manera agradable, y mientras nos besamos un
poco más, paso mis manos por su amplia espalda. Sus
músculos se sienten muy bien bajo mis dedos, aunque la
tela de su camisa me molesta.
Lo empujo hacia atrás con una sonrisa juguetona en mis
labios e intento con todas mis fuerzas desnudarlo, pero
desafortunadamente estoy temblando demasiado para
lograrlo. Mis nervios, además de la intensidad de su mirada,
son demasiado para mí. Por suerte, esto no molesta a Will.
Se sienta y de una manera que parece casi un auténtico
striptease, se quita la camisa despacio, provocando que yo
jadee al verlo. Sabía que tendría un cuerpo impresionante.
Está guapísimo con ropa, pero sin ella... es
intimidantemente guapo.
—Ahora te toca a ti. —Asiente en mi dirección mientras
se baja los pantalones, quedándose en calzoncillos, una
prenda ajustada que deja muy poco a la imaginación—. Si
quieres, por supuesto. Puedo estar medio desnudo si lo
prefieres...
Mi corazón late con fuerza contra mi caja torácica,
amenazando con salir disparado. Este es Will siendo amable
conmigo, dándome una opción, una opción para salir de
esto sin ninguna incomodidad. Mis nervios quieren que
acepte antes de hacer algo de lo que me arrepentiré, pero
al mismo tiempo una parte mucho más grande de mí
necesita seguir adelante porque palpita por él. Nunca me he
sentido así y no creo que mi cuerpo me perdone si dejo
pasar esta oportunidad. Ya está gritando para
experimentarlo dentro de mí.
Nunca imaginé cómo iba a perder mi virginidad,
simplemente pensé que un día sucedería, y esto se siente
como si fuera a ser así. ¿Por qué no? Tengo un buen
presentimiento con este hombre.
Así que, con valentía, me saco el vestido por la cabeza.
Mi pulso continúa latiendo mientras mi carne desnuda se
revela, pero Will tiene esta manera de ser, este deseo
bailando feliz en su mirada, que impide el sentirme
cohibida. Le gusta el aspecto de mi cuerpo, lo que hace que
quiera mostrarle más. Así que, con mis ojos fijos en él, llevo
las manos a la espalda y me desabrocho el sujetador. Lo
dejo caer al suelo y veo como él sonríe.
—Vaya —exclama en voz baja—. Eres tan hermosa,
Serena. Espero que lo sepas.
¿Cómo podrían no afectarme estas palabras? ¿Cómo
podría evitar que mi adicción por él me inundara? Will es
perfecto, es el hombre que nunca supe que necesitaba en
mi vida, y me gusta.
Viene a por mí rápidamente, haciéndome tumbar en la
cama, y toma mi pezón izquierdo entre sus labios. Mientras
chupa y lame, haciendo que mis pechos y mi corazón se
aceleren con la necesidad, sus manos se agarran a mi culo y
juguetea con la tela de mis bragas. Puedo sentirlo, casi. Es
increíble, pero no lo suficiente, necesito más.
—Te necesito —gimoteo—. Dios, Will, te deseo tanto.
Siénteme, por favor.
Parece que no puede resistirse a esas palabras. En un
segundo, es como si mi ropa interior se hubiera derretido y
sus dedos exploran mi húmeda entrada. Arqueo la espalda,
girando mis caderas hacia él, permitiendo que mis ojos se
cierren para sentir cada parte de él mientras me da lo que
quiero.
—Oh, joder —gimo en un éxtasis agonizante—. Esto se
siente tan bien. Quiero más. Te quiero a ti.
Mete la mano en el bolsillo del pantalón y saca un
pequeño envoltorio plateado. Me apoyo en los codos para
observarlo con atención para ver lo que hace porque no
estoy segura. Pero en cuanto abre el paquete con los
dientes y saca un condón, lo entiendo. Por supuesto.
Tenemos que ser muy cuidadosos.
Se me atasca el aliento en la garganta mientras él se
baja los calzoncillos y su miembro se libera. Es enorme, más
grande de lo que esperaba. ¿Qué se supone que debo hacer
con eso? Oh, Dios, ¿qué hará conmigo? Aún así, no siento
miedo, es más bien anticipación. Mientras se enfunda,
desearía ser yo quien tocara su palpitante erección,
preparándome para lo que está por venir. Pero soy
demasiado tímida para tomar el control de esa manera.
Will se inclina hacia abajo para saludar mi cuerpo una
vez más, con sus manos en mi pelo, sus labios en los míos y
su polla burlándose de mi entrada. En ese momento la
anticipación alcanza mi punto de ebullición. Puede que esté
nerviosa, pero deseo que no se contenga por más tiempo.
Arqueo mi espalda una vez más, rogándole que se deslice
dentro de mí antes de perder la cabeza.
Afortunadamente, Will parece desearme tanto como yo a
él, así que me da lo que necesito. Con un poderoso
empujón, golpea profundamente dentro de mí y me da todo
lo que deseaba y mucho más. Dejo escapar un grito,
consumida por la pasión y el placer, que sigue llegando
cada vez que su cuerpo se encuentra con el mío.
Gimo mientras el placer se arrastra a través de mí y no
puedo contenerme mientras llego al orgasmo. Me alegro de
que mientras mi cuerpo se descontrola bajo esta intensa
dicha, mi vecino de al lado está conmigo o ahora estaría
aporreando mi puerta para quejarse por semejante
escándalo. Pero ¿quién hubiera imaginado que el sexo me
descontrolaría de una forma tan salvaje y que me
transformaría en un animal? Bueno, ahora que lo he
probado una vez, quiero hacerlo de nuevo. No quiero que
termine nunca. Perder mi virginidad con Will ha sido lo
correcto porque ha desatado un dragón del deseo que no
será domesticado.
Capítulo 4 - William

La luz atraviesa la ventana del dormitorio,


despertándome antes de estar listo para ello. Supongo que
debería saltar de la cama para ser el primero en llegar a la
oficina como siempre, pero no es frecuente que me levante
con una mujer hermosa en mis brazos, y quiero
aprovecharlo. Mis empleados se las arreglarán solos. Ahora
mismo, quiero pasar un poco más de tiempo con Serena...
Dios, se está convirtiendo rápidamente en mi nueva
obsesión. Soy adicto a ella después de una sola cita y una
noche de intensa pasión que no se parece a nada que haya
experimentado antes. Si no tengo cuidado, terminaré
perdiendo la cabeza por otra mujer. Aunque
indiscutiblemente creo que esta es la definitiva.
Me incorporo y sonrío a la bella durmiente que está a mi
lado. Tiene una dulce mirada angelical, pero aún más
cuando está durmiendo. Cada una de sus inhalaciones y
exhalaciones están inundadas de calor y bondad. No podría
estar más contento con que sea ella la persona que ha
alquilado este apartamento.
—Desayuno —susurro para mí mismo—. Voy a hacerle el
desayuno. No tiene comida en la casa.
Salgo de la cama, con cuidado de no despertarla, y
recojo mi ropa y mis llaves. Tengo mucha comida en mi
apartamento, los armarios están siempre llenos, así que
esto será un buen regalo para que ella se despierte. Quiero
tratar a Serena de una forma más dulce de lo que lo he
hecho en el pasado con otras mujeres. De una forma que no
precisa dinero, sino corazón. Siento que ella se lo merece.
Aún no sé por qué terminó aquí, pero me da la impresión de
que no ha sido un camino fácil.
Casi me río mientras hago el paseo de la vergüenza de
vuelta a mi apartamento. No es que sea realmente un
paseo, más bien unos pocos pasos, ni tampoco se trata de
vergüenza porque lo ocurrido entre nosotros no ha sido una
aventura de una noche, sino el comienzo de algo especial,
estoy seguro. Pero aún así, alejarme con sigilo, aunque sea
para prepararle el desayuno en lugar de para echar a correr,
parece tonto.
Pero mientras pongo la radio, canturreo la canción que
suena mientras cocino huevos con bacon para la primera
mujer que me ha hecho sentir algo durante mucho tiempo,
años de hecho, no me parece tonto. Simplemente soy feliz.
La esperanza florece en mi pecho y estoy seguro de que
este encuentro será algo que recordaré durante toda mi
vida. Puede que me esté dejando llevar, pero eso lo que
siento.
—Capullo sentimental. —Me rio para mí mismo—. ¿Qué
demonios te ha pasado? Estás siendo demasiado
romántico...
Una vez que la comida está lista, la sirvo en unos platos
que traeré más tarde para limpiar porque Serena ya tiene
suficiente. No quiero añadirle más trabajo extra y con ese
pensamiento en mente, vuelvo a su apartamento. Dejé la
puerta ligeramente entreabierta para poder entrar, y me
alegro cuando la encuentro asustada en la cocina.
—Oh, Dios, has traído comida. —Se ríe débilmente—.
Pensé que acababas de irte corriendo. Intentaba decidir si
era algo por lo que debía enfrentarme a ti o no. No sé cómo
debería actuar en esta situación...
—¡Bueno, siempre deberías defenderte! —le aseguro—.
No dejes que nadie te falte al respeto, pero eso no es lo que
estaba haciendo. —Levanto los platos para que vea la
comida—. Estaba cocinando para ti. Espero que te guste el
bacon.
Gime en éxtasis y se sienta en la pequeña mesa que
tiene en su apartamento. Me uno a ella y nos sentamos
juntos, comiendo como un feliz y viejo matrimonio. Bueno,
aparte de las miradas lujuriosas de vez en cuando y el
pensamiento de que cualquier cosa puede pasar en
cualquier momento. Serena parecía nerviosa anoche, pero
ahora se la ve mucho más tranquila, incluso da la sensación
de que pudiera desnudarme aquí mismo. Algo que por
supuesto le dejaría hacer encantado.
—¿No tienes que trabajar hoy? —me pregunta con una
ceja alzada—. No quiero hacerte llegar tarde. Nos quedamos
dormidos.
—Puedo entrar un poco más tarde. —Me encojo de
hombros—. Tengo un buen jefe.
—¿En serio? —Sus ojos se abren de par en par—. ¿Uno
que te deja elegir tu propio horario? Vaya, debes ser
importante para la empresa. Desde luego, no recuerdo que
me propusieran eso en ninguno de los empleos que solicité.
Necesito cambiar de tema antes de que termine diciendo
algo demasiado revelador. Ni siquiera quiero mencionar que
soy el jefe de mi compañía porque eso se acerca demasiado
a la verdad.
—Y tú, ¿cuándo empiezas a trabajar?
—Mañana. —Un escalofrío de excitación recorre su
columna—. Lo que no me da mucho tiempo para arreglar
todo esto. Estaba pensando que lo podría haber hecho
anoche, pero me distraje un poco.
Ella sonríe y no puedo resistirme a inclinarme sobre la
mesa para besarla suavemente. ¿Cómo diablos pudo pensar
que la abandonaría cuando tenemos este tipo de química?
Es tan intensa que hace que me dé vueltas la cabeza.
Tendría que estar loco para alejarme de esta mujer. Por
suerte, ni siquiera deseo intentarlo.
Por desgracia, antes de que nuestro beso se convierta en
algo más, lo cual estoy seguro que estaba a punto de
suceder, me suena el móvil. Serena se aleja de mí, y sé que
no tengo más remedio que responder. Conociendo mi
suerte, será alguien de la oficina, demostrando que no
pueden arreglárselas sin mí.
Y sí, enseguida descubro que tengo razón. Mi secretaria
personal, Caroline, me necesita porque ha habido algún tipo
de brecha en el sistema informático y le preocupa que
pueda afectar a la seguridad. Mierda. Eso no puedo
ignorarlo solo porque quiera pasar más tiempo con Serena.
—Lo siento —le digo con pesar a esta bella pelirroja—.
Necesito irme a la oficina.
—Ajá, así que tus horas no son tan flexibles después de
todo. —Se ríe—. Adelante. Vuelve más tarde, si quieres.
Estoy seguro de que debe saber con certeza que volveré
esta noche. No me canso de ella. Pero por ahora todo lo que
puedo hacer es darle un último beso con la promesa de lo
que vendrá después...

Los nervios me atraviesan mientras me detengo ante la


puerta de Serena una vez más, esperando que ella
responda. Es la única mujer que me ha hecho sentir
nervioso desde hace años, lo que seguro que es una señal
de que ya estoy muy metido. Pero todo lo que quiero hacer
es involucrarme más, averiguar más y ver en qué se puede
convertir esto...
—Hola. —Tan pronto como abre la puerta, cualquier
ansiedad se disipa. Gracias a Dios que Serena parece feliz
de verme. Todas las horas pasadas resolviendo el problema
de la oficina han sido tortuosas solo porque no podía estar
con ella. Me parecían una pérdida de tiempo—. Me alegro de
verte de nuevo, Will. ¿Cómo te fue en el trabajo?
Nada más entrar en su apartamento me doy cuenta de
que está cocinando. Huele tan bien que, de inmediato, mi
estómago gruñe de hambre. Me concentro tanto en ese
delicioso olor que tardo un momento en reparar en que hay
papeles por todas partes. Serena ha estado trabajando en
algo.
—¿Qué ha pasado aquí? —le pregunto con curiosidad—.
Has estado ocupada...
—Oh, claro. —De prisa, recoge los papeles y veo cuánto
ha organizado. Supongo que el hecho de que me llamaran
para ir al despacho le vino bien—. Sí. Verás, empiezo mi
nuevo trabajo mañana y he estado estudiando un poco.
Quiero estar preparada, saber todo lo que pueda. Sé que
aún estaré muy verde en muchas cosas, pero es un
comienzo.
—Vaya... —Estoy impresionado. Sería estupendo que
algunos de mis futuros empleados hicieran lo mismo.
Muchos están totalmente perdidos al empezar. Intenté
hablar con Recursos Humanos sobre ello, pero dijeron que la
gente tiene que solicitar tantos puestos a la vez que eso es
de esperar. Es difícil encontrar empleo. Como no sé lo que
es estar en el mercado laboral, intento entenderlo, pero ver
a Serena cambia mucho las cosas. Lo está dando todo,
asegurándose de que será la mejor empleada posible. Pero
no puedo felicitarla de la manera que me gustaría porque
todavía no le he dicho que tengo mi propia empresa. Eso es
algo que haré cuando sea el momento adecuado.
—Bueno, si estás ocupada, siempre puedo volver... —Me
ofrezco, sin querer molestarla— más tarde o mañana.
—No, quédate, por favor. —Me sonríe—. Ya he estudiado
bastante por hoy. Además, he empezado a preparar la cena
y he hecho demasiada comida para una persona sola.
Quería que volvieras. —Se encoge de hombros y se ríe—. Te
he estado esperando todo el día —reconoce honesta y
abiertamente.
—Esa es una oferta que no puedo rechazar. Pero ¿hay
algo que pueda hacer por ti mientras tanto?
—En realidad, esperaba que te encargaras de la
estantería mientras termino la cena. No he tenido tiempo en
todo el día y solo tú entenderías lo importante que es este
trabajo. No podía confiar en nadie más.
Una oleada de ternura me atraviesa. Esto es solo otro
recordatorio de nuestra intensa conexión. El hecho de que
Serena sepa que puede confiar en mí para una tarea tan
importante significa mucho, así que sé que lo haré bien. Me
pondré a ello y ordenaré los libros como si fueran míos. Sé
que de esa manera, le gustará.
—A sus órdenes, jefa. —Simulo un saludo militar—.
Grítame si hago algo mal.
Siento orgullo cuando me ocupo de ello, colocando los
libros de una manera que me hace sonreír. Puede que esté
agotado después de un duro día de trabajo, pero todavía me
siento con fuerzas de hacer esto por Serena. Las sonrisas
que ella me lanza desde la cocina también me sirven de
estímulo, llenándome de felicidad con cada segundo que
pasa.
Esto parece cosa del destino. Serena se muda al
apartamento de al lado y siento que el universo me está
enviando una señal, y es una que me niego a ignorar. Voy a
deshacerme de todas mis preocupaciones pasadas. Es hora
de superar lo de Molly para siempre. Lo que ella me hizo es
un hecho aislado. Ahora, estoy con Serena y deseo hacerla
lo más feliz posible... empezando por esta noche. Le daré
una noche apasionante que nunca olvidará.
Capítulo 5 - Serena

Podría pasar más tiempo leyendo y aprendiendo todo lo


posible acerca de mi nuevo trabajo, el cual debo comenzar
mañana por la mañana, también podría terminar de ordenar
mis cosas, pero ¿por qué querría hacer eso cuando puedo
disfrutar de otra noche increíble con este hombre? Will es
tan intoxicante, tan adictivo, que todo lo demás
simplemente carece de importancia.
—Espero que te guste la comida picante —le comento y
me dice que aún está trabajando para que mis libros
queden bien—. No se me ocurrió preguntarte antes de
empezar a cocinar, pero como a mí me gusta... bueno,
pensé que a ti también.
—Estás de suerte. —Sonríe de oreja a oreja—. Me
encanta la comida picante, así que tú y yo nos llevaremos
bien.
Lo sabía. Will y yo... tenemos algo, ¿no? Compartimos
tanto que resulta emocionante. Siendo sincera, me alegré
un poco cuando lo llamaron del trabajo porque pensé que
eso me permitiría despejar la cabeza y pensar con más
claridad en nosotros y en lo que estamos haciendo. Con él,
siento un subidón tan fuerte que me olvido de todo. Soy
muy consciente de que me he colado por Will, en que lo
nuestro comenzó como el típico cuento de hadas en el que
yo era la damisela en apuros, rescatada por el héroe, tanto
que perdí mi virginidad sin pensarlo demasiado. Por eso,
creí que ese tiempo de separación podría evitar que...
Pero no lo hizo. A lo largo del día me he ido emocionando
cada vez más, me he metido de cabeza en este cuento de
hadas y no quiero que termine nunca. Tan pronto como
llegué a esa conclusión, he estado esperando su regreso, y
ahora está aquí y todo es absolutamente perfecto. Ya estoy
esperando una de las mejores noches de mi vida y aún no
ha comenzado.
—Ven aquí un momento —grito, solo quiero que esté
cerca de mí—. Quiero que pruebes esto.
Él hace lo que le ordeno y yo le sostengo la barbilla
mientras le pongo un poco de salsa entre sus deliciosos
labios. Es extrañamente erótico. Nunca pensé que alimentar
a otra persona pudiera ser tan sexy, pero con Will, lo es.
Hay algo en él, en su aliento en mi mano y su cuerpo sexy
tan cerca del mío, que hace que mi corazón se acelere. Casi
doy el primer paso y me inclino para besarlo porque estoy
atrapada en este momento. No obstante, aún así, no soy tan
valiente todavía. Sin embargo, lo estoy logrando. Con cada
momento que estoy cerca de Will, aumenta mi confianza.
—Es delicioso —me dice con un gemido de felicidad—.
Vaya, eres la mejor chef de todos los tiempos.
—Exagerado. —Pongo los ojos en blanco de forma
dramática—. Se me da bien la cocina, eso es todo.
—¿Dónde aprendiste a cocinar? —me pregunta mientras
regresa hacia la estantería—. Debes haber aprendido en
algún sitio, ¿verdad? No parece el tipo de receta que se
aprende en el instituto.
—Yo… eh... —Dios, esto resulta muy difícil para mí—.
Aprendí en casa. Para evitar que mi madre tuviera que
hacerlo.
—¿Porque era una madre soltera muy ocupada? —
comenta.
—Sí, eso es. Tenía dos trabajos y no disponía de mucho
tiempo, así que cuando era adolescente aprendí a cocinar
para ella.
Es mejor decirle que aprendí por ese motivo, en vez de
confesarle la verdad, que lo hice porque David siempre
golpeaba a mi madre si hacía algo que no le gustaba o si
encontraba algún defecto en ello, lo cual se convirtió en un
problema más grande a medida que pasaba el tiempo.
Nunca pude hacer mucho por mi madre, pero sí podía hacer
esto. Si a David no le gustaba lo que había hecho, gritaba
mucho y tiraba cosas al suelo, pero no golpeaba a nadie y
eso era todo lo que podía esperar.
Aunque no debo contarle a Will todo eso todavía. No
cuando podría arruinar el romance de mi vida. Vine aquí por
trabajo, no por amor, pero si puedo tenerlo todo, por qué
no. Nunca me he preguntado cómo debería ser el amor en
la vida real, pero seguro que empieza así.
—Oh, qué bonito —exclama Will, sin ver la historia
subyacente de lo que acabo de decirle—. ¿Eres hija única o
también tenías hermanos de los que cuidar?
—No, solo era yo. —Gracias a Dios. No hubiera soportado
que ningún otro niño pasara por lo mismo que yo—. ¿Y tú?
—Tengo un hermano mayor. Pero ahora vive en el Reino
Unido, trabaja para una empresa en Londres. Así que no lo
veo mucho. —Deja escapar un triste suspiro—. Intentamos
hablar de vez en cuando aunque, con el tiempo, se ha
vuelto menos...
Lo observo con atención mientras piensa en su familia,
tratando de descubrir qué tipo de educación tuvo. No fue
como la mía, imagino. Está claro que es un hombre de éxito
que ha logrado las cosas por sí mismo. No habla mucho de
ello, pero lo encuentro muy impresionante. No porque tenga
dinero, ni siquiera estoy segura de eso, sino porque ha
hecho algo por sí mismo. Eso es lo que quiero, por eso mi
trabajo de mañana va a ser tan importante.
Pero no me voy a preocupar por eso ahora. No cuando
estoy teniendo esta encantadora noche con Will.
Preocuparse no cambiará el resultado de mañana de todas
formas, así que mejor me concentro en divertirme.
—La comida está lista —grito mientras la pongo en los
platos—. Yo terminaré con los libros, gracias.
—Ya he terminado.
Mientras me dirijo a la mesa del comedor, con los platos
en las manos, lo encuentro de pie junto a la estantería.
Seguro que los ha ordenado mucho mejor que yo misma.
—¿Te gusta? Si hay algo que quieras que cambie, dímelo
ahora.
—No, están perfectos. —Sonrío feliz—. Muchas gracias
por hacer esto por mí. Te lo agradezco.
Antes de sentarse frente a mí, me toma en sus brazos y
me besa con amor. Puedo sentir el amor surgiendo a través
de mí como un poderoso rayo. Puede que no conozca el
amor, y puede que sea demasiado pronto para eso, sin
embargo, puedo sentirlo en mis entrañas. De verdad. Esto
es el amor que pensé que nunca tendría la suerte de tener.
—Estoy tan contento de que te hayas mudado aquí,
Serena. Me encanta tenerte a mi lado.
Abro y cierro la boca unas cuantas veces, tratando de
encontrar las palabras adecuadas para responderle, pero no
se me ocurre ninguna. Mis sentimientos por él son tan
fuertes que ni siquiera encuentro palabras para describirlo.
Es como un abrumador tsunami que me arrastra tan fuerte
que casi me derriba. En cambio, siento lágrimas de felicidad
llenándome los ojos, por fin.
—Vamos —murmuro, tratando de ocultar lo emocionada
que estoy—. Vamos a cenar.
Will se sienta frente a mí y sus piernas se rozan con las
mías. Eso podría ser porque la mesa es tan pequeña que no
nos queda mucho espacio, pero tengo la sensación de que
es más porque él quiere sentirme tanto como yo quiero
tocarlo a él. Es extraño para mí porque es un hombre tan
extraordinariamente guapo, atractivo en todos los sentidos,
mientras que yo siempre he sido una chica sencilla que
pasa desapercibida. Al menos, eso es lo que solía ser en mi
ciudad natal, pero parece que aquí, en mi nueva vida, soy
alguien mejor, el tipo de persona que siempre he querido
ser y lo bastante buena para un hombre como Will.
—Mmm, no me importaría que cocinaras para mí siempre
—exclama Will de pura felicidad, diciéndome que piensa
igual que yo. No cree que lo nuestro sea algo a corto plazo.
Me alegro de que sea tan abierto sobre cómo se siente. No
me gustaría estar con un hombre que piensa jugar conmigo.
Soy demasiado inexperta para lidiar con algo así.
—Oh, bueno, tal vez pueda hacerlo, ¡ahora que vivo en el
piso de al lado! —Me rio—. ¿Quién sabe?
Will me desnuda con la mirada. Estoy tentada a hacerle
un striptease aquí mismo, pero me contengo. Sobre todo
porque tengo hambre y la cena está bastante buena.
Prefiero terminar de cenar antes...
Pero Will es el primero en hacerlo. Creo que ha comido
rápido porque no puede esperar a ponerme las manos
encima, y tan pronto como me toca pierdo el apetito. Solo
tengo hambre de él.
—¿Y si vamos ya a tu habitación? —me pregunta con una
descarada sonrisa —. Creo que estoy... cansado.
—Con que cansado, ¿eh? —Tomo su mano en la mía—.
Bueno, entonces será mejor que te lleve a la cama
inmediatamente.
Un escalofrío me recorre de arriba abajo cuando lo llevo
hacia el dormitorio. Mi corazón late como lo hizo anoche
cuando nos encontramos en esta situación, solo que esta
vez no siento la misma ansiedad. Tengo algo más de
experiencia, así que estoy encantada porque quiero que el
placer me envuelva, negándome a dejar mi cuerpo hasta
que esté agotado emocionalmente una vez más... pero
también hay algunas cosas que aún no he probado con Will
y que quiero hacer.
Él me besa en los labios, haciendo que mi cuerpo estalle
de placer. Me agarra el culo, aunque no puedo resistirme a
apartarme un poco para bromear con él.
—Oh, pensé que estabas cansado.
—Mmm, hay algo en ti que me despeja al momento —
gruñe como un oso—. No puedo evitarlo.
Por tanto, está tan descontrolado cuando se trata de mí
como yo de él. Lo agarro fuerte, prácticamente arañando su
piel con mis uñas mientras lo acerco a mí. Esta noche, no
hay necesidad de ser tímidos, ni de contenerse, solo tomaré
y reclamaré todo lo que quiera.
—Yo tampoco puedo evitar estar cerca de ti —murmuro
mientras echo la cabeza hacia atrás en éxtasis. El palpitar
de mi corazón se intensifica por segundos, si no me toca
pronto entonces perderé la cabeza por completo. Se acerca
a la cintura de mis bragas y me vuelvo más salvaje todavía
—. Te deseo tanto, Will.
Caemos juntos en la cama, entrelazados el uno con el
otro, conectados a todos los niveles y me llena de placer.
Este hombre... realmente me hace algo... y no quiero que se
detenga nunca.
Capítulo 6 - William

Los ansiosos dedos de Serena me desnudan y estoy


demasiado feliz como para quitarle la ropa a ella. Hay una
química sexual tan intensa entre nosotros que no podemos
contenerla más. Ha estado creciendo, incluso cuando estaba
en la oficina y ahora, por fin, puedo explorarla. Serena se
centra ahora en los juegos preliminares.
Me pierdo tanto en la embriagadora sensación de su
cuerpo junto al mío que tardo un instante en darme cuenta
de que se desliza hacia abajo, besándome por todas partes
y probándome en lugares en los que no lo había hecho
antes. Su boca es jodidamente increíble. Cada parte de mí
que roza con su lengua y sus labios se consume y apenas
puedo soportarlo. Me sujeto a su pelo, pasando los dedos
por su sedoso cabello pelirrojo mientras llega a mis
calzoncillos.
Serena se inclina hacia atrás y mira mi ropa interior con
curiosidad, casi como si no estuviera segura de qué hacer
conmigo. Y no me importa. Está tan guapa ahora mismo que
podría hacer cualquier cosa y me encantaría. Adoro que me
toque, me pruebe, me sienta en todas partes. Lo que queda
demostrado cuando roza ligeramente mi erección y mis
caderas se elevan de la cama. Me agarro con fuerza a las
sábanas de la cama para quedarme quieto.
—Dios, Serena —exclamo—. Eso es… me estás volviendo
loco.
—¿De veras? —Sus ojos se iluminan de alegría—. Vale, ¿y
qué sientes cuando hago esto?
Cuando mete las manos bajo la cintura de mis
calzoncillos y me coge la polla con las manos, me quedo
boquiabierto. Honestamente siento que es la primera vez
que me tocan. Esto es muy sexi, pero también dulce e
inocente. Es una nueva experiencia para mí y me encanta.
Espero que ella sienta lo mismo.
—Oh, joder. —Me acaricia despacio. Me acaricia de forma
delicada y lenta, como si estuviera desesperada por saber lo
que me gusta—. Joder, Serena, eso es... —Mi cabeza da
vueltas, podría empezar a ver estrellas en cualquier
momento—. Vaya.
Cierro los ojos para convertirme en un esclavo de las
sensaciones, las cuales se intensifican por diez mientras
experimento el cálido aliento de Serena acercándose a mí.
Estoy seguro de que ella me está examinando de cerca,
conociendo cada centímetro de mi erección, pero solo su
aliento ya me vuelve un completo salvaje.
Joder... Entonces Serena me quita el aire de los
pulmones. Por un segundo, siento como si nunca fuera a
volver a respirar. La sensación de sus labios besando
suavemente la punta de mi polla es demasiado para mí. No
creo que pueda soportarlo. El gruñido gutural que sale de mi
interior prueba que me ha transformado en un primitivo
cavernícola.
—¿Te gusta esto? —susurra, y la intensidad me atraviesa
—. ¿Es agradable?
—Quiero más. —No puedo contenerme—. Serena,
necesito todo de ti. No tienes ni idea.
Me besa una vez más, en la punta y luego de arriba y
abajo por mi eje, incluso presionando suavemente sus labios
sobre mis pelotas. Serena se está acercando
peligrosamente a lo que quiero de ella, pero no me lo está
dando todavía. Se está burlando de mí, enviándome al
borde del olvido, y no puedo más.
—Serena —le ruego en voz alta, demasiado alta. Seguro
que mis palabras han sonado más como una orden que otra
cosa—. Serena, te necesito. Quiero que me pruebes, me
estás volviendo loco.
—¿Ah, sí? —Me apoyo en los codos justo en el momento
en que ella separa sus labios y desliza mi polla en su boca.
Se mueve lentamente, empujándome hasta el fondo de su
garganta, y tengo que admitir que con su mirada clavada en
la mía, esto es lo más erótico que me ha pasado nunca. Es
como ver y protagonizar una película porno en directo.
—Oh, sí... —Me dejo caer sobre las sábanas, incapaz de
sostenerme mientras ella arrastra sus labios de arriba abajo,
haciendo girar su lengua a lo largo de mi pene de manera
experta—. Oh, maldita sea, sí.
Me agarra los muslos mientras sigue usando su boca
para mandarme al borde del clímax. Sus uñas arañan mi
piel, pellizcándome, pero hay algo en ello que aumenta la
sensualidad de lo que hace. La presión del placer se
intensifica y me envía al límite. Puedo sentirme
tambaleando peligrosamente hacia el orgasmo y no sé si
estoy listo para eso todavía.
—Se... Serena. —Me quedo sin aliento—. Para. Serena,
para. No puedo... no puedo...
La sujeto y la aparto de mí, aunque me siento fatal
cuando veo la sorpresa y el horror en sus ojos. La pobre
piensa que ha hecho algo mal, pero no podría estar más
equivocada. La acerco a mí y la beso con ardor, intentando
comunicarle en silencio que no lo ha hecho. Es un reto para
mí encontrar las palabras en este momento porque mi
corazón está latiendo demasiado fuerte y mi respiración es
irregular.
—Eso ha sido demasiado... —balbuceo como puedo—.
Demasiado bueno. No quiero correrme todavía. Necesito...
—La beso un par de veces más, necesitando probarla un
poco más—. He soñado con estar dentro de ti todo el día y
no quiero... ya sabes, hacerlo en tu boca todavía.
Dios, decirlo en voz alta suena horrible. Por supuesto que
quiero hacerlo, pero luego, antes tengo que asegurarme de
que Serena también disfruta. Me encantan los sonidos que
emite cuando se corre y la forma en que su expresión brilla
de felicidad, tanto como adoro perderme en ella. Así que,
mientras la beso una vez más, deslizo mis dedos entre sus
muslos aprovechando que se ha sentado a horcajadas, y
entierro mis dedos profundamente en su humedad.
—Oh, te sientes tan bien —murmuro—. Joder. Tan
apretada, tan mojada.
—Eso es lo que tú me haces. —Se aferra a mi cuello y me
habla al oído—. Eso es lo que me excita. Eso demuestra
cuánto te deseo, ¿no? Te deseo tanto que me duele.
Continúo sumergiendo mis dedos en ella mientras
masajeo su clítoris con mi pulgar, derritiéndola en mis
manos. Joder, me encanta esto. Adoro hacer de ella un
desastre excitante. Mi desastre excitante.
—Yo también te quiero —suplica mientras su cuerpo
empieza a temblar—. Te necesito tanto, Will. No me dejes
así, no te burles de mí. Necesito que… Te quiero dentro de
mí.
Ser solo Will es increíble. Me encanta. Soy un hombre
normal cuando estoy con Serena, no un rico empresario que
tiene que preocuparse si le quieren por lo que puedo ofrecer
a cambio, por mi situación financiera. A ella le gusto por ser
Will y a mí también me gusta ser esta persona. Es
emocionante librarse de mis responsabilidades.
Así que, la coloco en mi regazo y me burlo de su entrada.
Cojo un condón y espero a que me lo quite y me lo ponga
ella. La forma en que me toca ahora es como si conociera
mi cuerpo mejor que yo, lo cual es increíble. Solo han
pasado un par de días, pero estamos tan conectados que es
una locura.
De pronto, Serena se inclina sobre mí y se desliza
suavemente hacia abajo. Se mueve de una forma que le
resulta cómoda, su cuerpo se estira a mi alrededor para
acogerme, pero una vez que Serena se ha asentado,
presiona sus manos contra mi pecho y me monta,
meciéndose hacia delante y hacia atrás para asegurarse de
que acierto en todos los puntos correctos para ella.
Me encanta verla perseguir su propio orgasmo, es tan
erótico que tan pronto como sus paredes empiezan a
agarrarse a mi alrededor y ella se deja llevar por el placer,
no puedo contenerme más. Mi volcán interno ha esperado
para entrar en erupción demasiado tiempo y no puedo
contenerlo más tiempo. La dicha explota y, por fin, siento
que estoy exactamente donde necesito estar. Con Serena,
mi vida es absolutamente perfecta...

—No quiero irme —murmuro mientras beso a Serena en


la puerta—. Pero sé que necesitas dormir bien antes de que
empieces mañana a trabajar. Así que te dejaré descansar,
pero vendré a verte mañana.
—Muchas gracias —susurra contra mis labios—. Yo
también te estaré esperando...
—Y para celebrarlo, cocinaré para ti —le prometo—. No
sé cómo se me dará. Ni de lejos tan bien como a ti, es
seguro. Pero lo haré lo mejor posible.
La sostengo junto a mi pecho, mi corazón se acelera por
ella y sonrío para mí. Las cosas parecen mejorar entre
Serena y yo, no ha habido ninguna bandera roja todavía.
Creo que lo nuestro promete. Pero por mucho que me
gustaría abrazarla toda la noche, sé que necesita espacio.
Tiene que prepararse para su gran día. De todos modos, nos
irá bien. Si las cosas continúan como espero, entonces
tendré todo el tiempo del mundo para abrazarla.
—Estoy deseando que me cuentes cómo te va en el
trabajo. —Sostengo sus mejillas en mis manos—. Vas a
dejarlos con la boca abierta. Eres la persona más preparada
que conozco y tu jefe te adorará.
—Eso espero. —De repente, agacha la cabeza y siento la
tensión en sus hombros. Lamento que esté nerviosa pero
seguro que Serena se preocupa por nada. Tan pronto como
se instale, todo le irá bien—. Realmente necesito el trabajo.
Si meto la pata, no sé qué haré. No puedo volver a mi
antigua vida...
Hay algo que no me ha contado, estoy seguro de ello. Se
trata de algo que le pasó antes de mudarse aquí, pero aún
no ha hablado de eso. Supongo que pronto me enteraré,
pero ahora necesito tranquilizarla.
—Todo saldrá bien. —Beso sus labios y su frente—. Confía
en mí. Lo conseguirás. Creo en ti.
Suspira un par de veces, los nervios todavía la embargan
antes de asentir.
—Muchas gracias, Will. Has sido una ayuda maravillosa.
Buenas noches. Espero que duermas bien.
—Tú también. —Le sonrío—. Buenas noches y te prometo
que mañana compartiremos una noche fantástica.
Mi corazón básicamente sangra mientras entro en mi
apartamento, es desgarrador dejarla atrás, aunque solo una
pared nos separa.
Capítulo 7 - Serena

Oh, Dios, esto es muy elegante. Me siento un poco


incómoda en la recepción de la oficina en la que trabajaré.
Esta es la primera vez que estoy aquí ya que todas las
entrevistas se hicieron por teléfono o videollamada. Este
lugar resulta intimidante. Sé que estoy preparada para esto,
es por lo que he trabajado toda mi vida, pero no puedo
evitar ponerme nerviosa.
Es todo tan moderno y elegante, tan excitante y fresco y
todos los empleados tienen un aspecto increíble, van
impecables. No tienen ni una arruga en la ropa y el
maquillaje de las chicas es perfecto. ¿Podré encajar aquí?
¿Soy lo bastante buena para este trabajo? No lo sé. Creo
que no he encajado nunca en ningún sitio, desde luego no
en el instituto. Nunca fui lo suficientemente buena para
nadie, lo cual se reforzó cuando llegó a casa mi padrastro,
David, y empezó...
Pero no debo pensar en él ahora. David no está aquí y no
me hará sentir como una mierda. Necesito recordar que he
sido contratada por una razón y es porque el equipo de
recursos humanos vio algo en mí. Creen en mí, así que yo
también debería creer en mí misma.
Si pude llegar aquí como una tímida virgen solitaria y
conectar enseguida con un hombre como Will, ¿por qué no
podría hacer amigos también? Ahora, soy una nueva
Serena, una mejor y más fuerte que la de antes. Mucho más
segura de mí misma. El hombre que tengo en mi vida me
apoya y me hace sentir mejor. Es bueno para mí. No como
David.
Mientras espero que Alisha, la jefa de mi departamento,
venga y me enseñe la oficina, dejo que los recuerdos de mi
madre inunden mi mente. Admito que últimamente he
estado demasiado distraída para pensar en ella. No he
estado tan sola como para preocuparme por lo que estará
haciendo, pero ahora mismo, en este momento incómodo,
ella lo es todo para mí. Me aterra imaginar cómo será su
vida sin mí. A veces, sin ni siquiera pretenderlo, yo ponía
nervioso y de mal humor a David, pero otras veces también
era yo la que le plantaba cara, protegiéndola de él. Como
con lo de la cocina. Mi madre no me reprochó que me fuera,
lo entendió, pero siempre me sentiré culpable por ello.
Desearía tanto haberla traído conmigo. A ella le encantaría
esto. Incluso podría apoyarla. Haría cualquier cosa para
hacerla feliz.
«Pero ella aún no está preparada para dejar a David», me
recuerdo. «No puedo hacer nada hasta que lo esté».
Miro a mi alrededor y nadie viene a buscarme, lo cual no
es ninguna sorpresa porque he llegado muy temprano. No
podía esperar más, lo que significa que tengo algo de
tiempo y podría llamar a mi madre... nadie me está
mirando, así que no veo por qué no. Me aparto a una
esquina y la llamo con el corazón acelerado. No esperaba
que ella me llamara porque sé que David no la dejaría, pero
es triste, ¿no? Es una pena que alguien nos niegue una
relación normal de madre e hija. No podemos hablar
libremente y pasar tiempo juntas sin que él venga a
arruinarlo todo, como hace siempre.
Me pongo de pie, nerviosa, mientras espero que mi
madre responda. Me aterra saber en qué estado se
encontrará. Me asusta oírla llorar y saber que no hay nada
que pueda hacer porque estoy a punto de empezar a
trabajar...
¡Oh! Salta el buzón de voz, no contesta. David debe estar
vigilándola. Odio el control que ese gilipollas tiene sobre
ella. No está bien. Quiero que mi madre tenga una buena
vida, que encuentre a un hombre que la apoye, como yo
con Will, pero no lo entiende.
—Hola, mamá —la saludo en el buzón de voz—. Solo
quería decirte que la mudanza ha ido bien y que ya estoy
instalada. Eh, estoy a punto de empezar mi nuevo trabajo y
estoy un poco nerviosa, por eso te llamé, pero obviamente
estás ocupada... —No puedo mencionar a David porque es
probable que lo escuche—. Así que, te llamaré más tarde, o
tal vez podrías hacerlo tú cuando tengas algo más de
tiempo. Lo que prefieras. Te quiero... —Dios, una gruesa
bola de emoción se ha alojado de repente en mi garganta—.
Te echo de menos. Espero tener noticias tuyas pronto.
Ella debe extrañarme, mi madre me echa de menos y me
quiere, estoy convencida, pero no sé si será capaz de
expresarlo porque David no la deja ser ella misma. Yo quiero
cambiar eso aunque, por ahora, todo lo que puedo hacer es
esperar. Esperar hasta que mi madre se dé cuenta del
infierno en el que está metida. Tal vez si la dejase, podría
venir a visitarme. Tal vez verme salir adelante sin David la
inspiraría a hacer lo mismo. Si eso pudiera ocurrir...
—¿Serena? —me dice una amable mujer.
—Sí. —Le estrecho la mano, tratando de
autoconvencerme de que pertenezco a este sitio—. ¿Alisha?
—La misma. Encantada de conocerte, Serena. Gracias
por esperarme. Acompáñame, te mostraré tu escritorio. Así
podremos empezar tu entrenamiento para que te
acostumbres a nuestro sistema informático y a cómo
funciona todo. —Me sonríe, lo que me ayuda a relajarme—.
Sé lo intimidante que puede resultar empezar un nuevo
trabajo, así que si tienes alguna pregunta, no dudes en
consultarme. Para eso estoy aquí.
—Muchas gracias, Alisha —exclamo feliz—. Esto significa
mucho para mí. Intentaré no molestarte demasiado.
—Oh, no te preocupes. No hay problema. De todas
formas, enseguida te acostumbrarás, ya verás.
Charlamos mientras subimos al piso de arriba para,
además, conocer a mis nuevos compañeros, lo que me
permite relajarme un poco. Todavía noto mucha tensión en
los hombros, pero ahora me siento más segura. Como si
realmente pudiera hacer esto. Quién sabe, incluso podría
encontrarme en mi salsa aquí...
Al llegar a la oficina, Alisha me presenta a todos, pero
son tantas caras y nombres que no podré recordarlos en un
solo día, aunque espero que eso pase con el tiempo. Por lo
menos, sonríen y me dan la bienvenida; tal vez terminemos
siendo amigos, lo cual resultaría de lo más agradable.
«No puedo esperar a contarle a Will todo esto», pienso
con orgullo. «Le va a encantar».
Alguien me ofrece un café de la máquina de bebidas,
aunque no es buena idea, mientras Alisha pasea conmigo
para enseñarme todo. Tomo notas porque sé cómo funciona
mi mente y, tenerlo en papel, me ayudará. Podré recordarlo
mejor y consultar mis notas cuando lo necesite, pero con
cada segundo que pasa, empiezo a sentir que esto va a salir
bien.
Todas las fiestas que me perdí, la carencia de amigos, las
noches que pasé estudiando tanto… han valido la pena. No
sabía lo que iba a conseguir cuando me mudé a la ciudad,
fue una experiencia aterradora y emocionante, pero hasta
ahora ha resultado ser la mejor que podía haber tomado.
Esto es totalmente perfecto.
—Te estás adaptando mucho más rápido de lo que lo hice
yo —me dice Alisha con una sonrisa—. El jefe estará
encantado.
—¿El jefe? —De repente, me pongo nerviosa otra vez—.
¿El jefe jefe?
—Sí, el señor Brent. —Me sonríe de nuevo, intentando
que me calme, pero no sé si podré hacerlo—. Le gusta
conocer a los nuevos empleados. Hay algunos compañeros
que también empiezan hoy porque la compañía está
creciendo aún más, aunque creo que se olvidó. —Se ríe
como una niña—. Cuando se lo mencioné esta mañana, me
miró con indiferencia. De todos modos, aunque no
entrevista al personal y deja eso a los jefes de
departamento y a los de recursos humanos, que saben lo
que necesita más que él mismo, le gusta conocerlos. Sin
embargo, no sé cuándo vendrá. Cuando termine con todo lo
demás, supongo. —Debe haber puesto cara de pánico
porque enseguida me dice—: Oh, pero no te preocupes,
Serena. Le gustarás. Lo estás haciendo muy bien.
Intento recordar lo que Alisha me ha enseñado, espero
hacer mi trabajo sin tener que recurrir a su ayuda, pero es
una enorme presión. Nunca he trabajado en un sitio como
este, nunca he tenido que impresionar a un jefe y no sé
cómo hacerlo.
Joder. Estoy temblando, esto es ridículo. Probablemente
no será para tanto...
Supongo que me preocupa que cuando llegue el jefe,
pueda ver a una milla de distancia que no pertenezco a este
lugar. Verá que soy un desastre y me pondrá de patitas en
la calle, maldiciendo a su personal por contratar a alguien
que claramente no debería estar aquí. Habré perdido mi
soñado empleo, y no tendré ningún otro sitio al que ir.
Necesito el trabajo para pagar el alquiler, necesito el
apartamento para estar cerca de Will, lo tengo todo. No
quiero perderlo.
—Ya viene —grita alguien. El jefe, quiere decir—. El señor
Brent está aquí para conocer a la novata.
La novata soy yo, claro. La atención de todos está puesta
sobre mí y yo estoy temblando. Intento mantener los ojos
en la pantalla del ordenador pero, en vez de eso, dirijo mi
mirada a la puerta, esperando el momento en que aparezca
el misterioso jefe. Y de pronto lo hace, de repente la puerta
se abre y aparece. Pasa con total confianza y sonríe a todos.
Pero yo no puedo devolverle la sonrisa porque mi corazón
ha dejado de latir. Mi nueva vida se ha desmoronado de
pronto, y estoy totalmente aturdida. No sé qué decir. No
creo que pueda volver a hablar, esto es demasiado.
—Will —susurro para mí. ¿Qué significa esto? ¿Will es el
señor Brent? ¿Mi nuevo jefe?
Capítulo 8 - William

—¿Serena? —La miro fijamente en estado de shock,


preguntándome qué coño está pasando. Lo gracioso es que
he pensado tanto en ella que olvidé que hoy empezaban a
trabajar los nuevos miembros de personal, e incluso cuando
me enteré por la mañana, ni siquiera me planteé por un
segundo que pudiéramos cruzarnos en la oficina. Sabía que
Serena empezaba a trabajar, pero sería demasiada
coincidencia que estuviera aquí... y eso es exactamente lo
que ha pasado—. Eh, ¿qué estás...? —Toso con torpeza,
consciente de que todos los ojos están puestos sobre mí—.
Qué... eh...
No, no puedo discutir esto delante de todos, eso sería
poco profesional. Nunca mezclo los negocios con el placer y
nunca pensé que lo haría. Supongo que esto es lo que pasa
por tratar de mantener mi identidad en secreto. Si hubiera
sido sincero con Serena, entonces no estaríamos metidos en
este lío. Necesito encontrar una forma de solucionarlo sin
resultar tan obvio lo que estoy haciendo. Además, Alisha
tiene vista de lince y no quiero que se dé cuenta.
—¿Podrías venir conmigo por favor, Serena? Necesito
hablar contigo en mi despacho.
De pronto, toda la oficina se queda en completo silencio.
Nadie sabe cómo actuar. Bueno, puede que esto resulte más
incómodo todavía para Serena porque los empleados
querrán saber lo que está pasando, pero no podemos
mantener una conversación aquí. Ni hablar.
—Eh... sí, señor. —Se pone de pie totalmente colorada. Yo
me siento fatal, sabiendo que este es sin duda el peor
primer día de trabajo de su vida, pero no sé de qué otra
manera abordar este lío. Serena y yo hemos pasado mucho
tiempo juntos, conociéndonos románticamente, pensando
que solo somos vecinos y, ahora, descubrimos que somos
jefe y empleada. No hay nada más complicado que eso. Sin
decir una palabra más, salgo de la habitación hacia mi
despacho con los nervios a flor de piel. Ni siquiera sé lo que
voy a decirle cuando estemos solos, no sé cómo va a
reaccionar Serena conmigo, todo esto es un desastre.
—Así que es usted mi jefe —comenta Serena mientras
cierra despacio la puerta tras ella—. ¿Quién lo hubiera
pensado? No me di cuenta de que mi nuevo y temible jefe
iba a ser Will... pero entonces, no sabía que usted era el
señor William Brent. Todo esto es un poco... bueno,
inesperado. —Creo que intenta reírse—. Y extraño.
—Olvidé que habíamos contratado a más personal —le
digo con sinceridad, aunque ahora no suponga mucha
diferencia—. Ni siquiera pensé en ello. Solo... bueno, no sé
lo que pensé. —Dios, soy idiota.
—Ni siquiera sabía que eras dueño de una gran empresa.
Todo esto es muy inesperado. Lo siento, ya dije eso, ¿no?
Asiento lentamente.
—Lo lamento. Ahora me doy cuenta de lo estúpido que
fue no contártelo. —Suspiro con tristeza—. No tengo
ninguna razón real por la que no haya sido sincero y ahora
me siento como un imbécil total...
—Está bien, lo entiendo. —Intento encontrarme con sus
ojos pero apenas me mira—. Probablemente te encuentras
con un montón de gente que solo quiere conocerte porque
eres un magnate de los negocios muy rico. Si yo fuera tú,
estaría tan acostumbrada a ocultar quién soy que dejar
entrar a alguien de verdad sería mucho más difícil.
Estoy asombrado. Serena me entiende
sorprendentemente bien. Me pregunto si me oculta muchas
cosas. No obstante, no puedo preguntarle sobre eso ahora
mismo.
—Sí, es cierto —le respondo—. Pero no debí tratarte así.
No ha estado bien. Supe, desde el mismo instante en que te
conocí, que no debía esperar ese tipo de cosas de ti.
—Tranquilo. —Por primera vez desde que comenzamos
esta conversación, me sonríe. Una sonrisa genuina que le
llega a los ojos y a los labios, y lo sé porque, por fin, me
mira de frente—. Lo entiendo. Pero ahora nos encontramos
en una situación un poco difícil, ¿no? Es decir, ¿cómo va a
funcionar esto? ¿Tienes que despedirme?
No puedo creer que haya sugerido eso, como si yo fuera
tan cruel. Además, ella me confesó lo mucho que necesita
este trabajo y veo el terror en sus ojos ante tal posibilidad,
así que sé que es lo último que quiere que pase. Puede que
no mezcle los negocios y el placer porque un hombre en mi
posición nunca debería hacerlo, pero no voy a despedirla.
Tendremos que encontrar la manera de que funcione para
los dos... de alguna forma.
—Por supuesto que no —le aseguro—. Nunca haría eso.
Pero tienes razón, debemos resolver esto. No creo que sea
lo mejor que el resto de la plantilla sepa que trabajamos y
dormimos juntos. No me gustaría que la gente lo
considerara favoritismo.
De pronto, Serena se estremece.
—No, eso tampoco me gustaría a mí. No me hace
ninguna gracia presentarme ante mis compañeros como la
mujer que se acuesta con el jefe. ¡Pensarán que así es como
quiero ascender!
Rio de alivio, contento de que opinemos igual. Lo mejor
será que, al menos, mantengamos lo que ha pasado entre
nosotros en secreto... aunque también debemos pensar en
qué dirección tomará lo nuestro a partir de ahora. Será
diferente, sabiendo que soy tu jefe... tu jefe y tu vecino.
—Vale, ¿seguimos como si no nos hubiéramos conocido
hasta ahora? —le pregunto para confirmarlo.
—De acuerdo. Aunque todavía debes prepararme la cena
esta noche... —Me guiña un ojo, haciéndome reír una vez
más—. Iré a tu apartamento y podremos discutir todo lo
demás. Supongo que esto cambia un poco las cosas, ¿no? —
Se encoge de hombros en mi dirección—. Al menos,
necesitamos charlar sobre ello.
—Perfecto. —Mientras Serena se acerca a la puerta para
volver a su escritorio, me quedo sin aliento. De repente, no
sé cómo irá esa conversación y eso me asusta. No quiero
perder a Serena como empleada porque no solo necesita el
trabajo, sino que también sé cuánto esfuerzo le supuso
conseguir este puesto y estudiar para ser una mejor
empleada. No creo que pueda perderla de todas formas.
Realmente creo que ella tiene mucho que ofrecer a la
empresa y que podemos beneficiarnos de ella...
Pero dicho esto, tampoco quiero perder la relación que
hemos compartido. No me gusta su mirada confusa cuando
se aleja de mí. Tengo miedo de que se me escurra entre los
dedos como si de arena se tratase, por mucho que intente
evitarlo. Quiero alcanzarla y agarrarla, pero ya está fuera de
mi alcance, y no hay absolutamente nada que pueda hacer.
No, me digo mientras ella sale por la puerta,
despidiéndose con un «Adiós» mientras desaparece de mi
vista. De ninguna manera, no dejaré que eso suceda. No
voy a perder a Serena. Cierro los puños con determinación.
Necesito encontrar una forma de asegurarme de que siga
siendo mía para siempre...
No puedo renunciar a ella. Es la primera persona por la
que he sentido algo desde hace años, Serena me ha
devuelto a la vida. Pensé que lo había perdido todo cuando
Molly me dejó y estos últimos años solo han confirmado
que, desde entonces, no me he enamorado de nadie más,
pero la sexi pelirroja que vive en el apartamento de al lado
me ha revitalizado y no la dejaré escapar. No deberíamos
dejar que algo tan estúpido como que ella trabaje para mí
se interponga en nuestro camino. Además, el departamento
en el que trabaja se dirige por sí mismo. No paso mucho
tiempo en él porque confío en que Alisha lo tenga todo bajo
control. Ni siquiera necesitamos vernos.
Me recuesto en mi silla, tranquilo y convencido de que
esta será la última vez que Serena y yo nos veamos hoy en
la oficina. Si tuviéramos que cruzarnos alguna vez, en todo
caso, sería increíblemente fácil mantener mi vida personal y
profesional separadas. Me aseguraré de que, aunque
mezclemos negocios y placer, nadie lo descubra. Encontraré
ese equilibrio mágico y todo saldrá bien. Serena merece la
pena.

No mezcles negocios y placer. Mantén la vida personal y


privada separadas. Es lo mejor...
Por lo menos, eso se supone, pero a medida que pasan
las horas, de nuevo, me encuentro vagando sin rumbo por
el escritorio de Serena. Lo que hace que Alisha se sienta
incómoda porque está segura de que estoy tramando algo o
que la estoy supervisando. Sé que Serena es mi adicción y,
por mucho que lo intente, no puedo alejarme de ella. Me
gustaría pensar que esto es algo a lo que me acostumbraré
con el tiempo, pero no estoy seguro. Ni siquiera sé cuánto
he trabajado hoy. Casi nada. He estado demasiado distraído
para eso.
Ni siquiera recordarme, constantemente, mi plan inicial
sirve de ayuda. Esto es un puto desastre. Cada vez que me
digo a mí mismo que debo mantenerme alejado de Serena
en la oficina, la gigantesca fuerza magnética que hay entre
nosotros me atrae a ella una vez más. ¿Qué es lo que me
pasa?
—Oh, Dios. —Por fin llego a mi escritorio y me sujeto la
cabeza con las manos—. ¿Qué voy a hacer?
Una oleada de desesperanza me atraviesa, golpeándome
con fuerza en el centro. Serena se estresa cuando me ve,
probablemente porque no le gusta actuar como si no nos
conociéramos y esconder lo que compartimos. Soy un
completo inútil, pero es que no puedo evitar estar cerca de
ella. Mierda. Seguro que lo he estropeado todo. Temo que
Serena venga esta noche y me diga que no soporta estar
conmigo porque no la he dejado sola ni un instante. Y no
tendré a nadie a quien culpar de ello, excepto a mí mismo.
Compruebo la hora y veo que aún queda algo de tiempo
antes de que acabe la jornada laboral, así que me prometo
en silencio quedarme en mi mesa hasta entonces. No
cederé a la tentación, solo me concentraré en lo que tengo
que hacer. Tal vez el espacio le dé a Serena algo de tiempo
para pensar antes de que rompa conmigo. Solo necesito
esperar...
Capítulo 9 - Serena

—Dime, ¿a qué vino lo de esta mañana? —Alisha me ha


invitado a almorzar con el tono de voz más calmado posible,
pero todavía puedo leer entre líneas y sé que está
desesperada por saber lo que pasa entre Will y yo. Bueno,
no se llama Will, aunque no puedo pensar en él de otra
manera. Ahora, resulta que es el señor Brent, mi jefe.
—Ah, nada, papeleo. —Recuerdo lo que me dijo Will
antes y sigo con la misma línea—: No rellené bien un par de
formularios y quería que lo resolviera antes de empezar.
—Hmm, qué raro. —Alisha frunce el ceño—.
Normalmente no se ocupa de cosas como esa. Eso es tarea
del departamento de recursos humanos. No sé por qué se
encargó él mismo.
No tengo una respuesta para eso, así que me encojo de
hombros, esperando que Alisha lo deje pasar. Por desgracia,
está demasiado obsesionada con lo que Will está haciendo,
lo que me sugiere que su constante presencia en nuestra
oficina no es algo normal.
—Me preocupa que me esté vigilando. —Se golpea la
barbilla pensativa—. Es como si hubiera estado todo el día
vigilándome, mirando lo que busco, quitándome al nuevo
personal...
—Te aseguro que no soy ninguna espía. —Echo la cabeza
hacia atrás y me rio—. Solo una pobre chica que trata de
superar su primer día.
Espero que se lo trague. Es decir, no soy espía, claro,
pero sí escondo una relación con Will que ella desconoce y
tengo miedo de que mi mentira salga a la luz de la peor
forma. No quiero que nadie se lleve una mala impresión de
mí solo porque no soy buena guardando secretos. Debería
serlo, ya que siempre lo he hecho debido a mi situación
familiar, pero ponerme en un aprieto sobre esto, sobre algo
que me ha hecho feliz... bueno, resulta difícil.
Aunque si Will y yo vamos a seguir saliendo y trabajando
juntos, ¿no empeorará aún más? Nuestra relación crecerá y
también la mentira. No sé si seré capaz de hacerlo. Ya siento
que todos pueden ver a través de mí y saben que estoy
haciendo algo mal.
—Dudo mucho que Wi... que el señor Brent necesite
vigilarte —le aseguro a Alisha—. Puede que solo haya
trabajado para ti una tarde, pero me basta para saber que
diriges el departamento muy bien. Estoy segura de que
todos están pasando por lo mismo y más por haber muchos
empleados nuevos. La expansión debe ser estresante para
él, así que... —Dios, ¿esto funciona? No lo sé—. Sí, lo estás
haciendo muy bien.
Alisha asiente con la cabeza despacio mientras asimila
mis palabras. Seguro que se siente aliviada al aceptar que
podría ser cierto lo que digo... gracias a Dios. No quiero que
Alisha se sienta mal porque realmente no ha hecho nada
malo. Ha sido tan buena conmigo, que no sabría qué hacer
sin ella.
—Sí, tal vez. Supongo que es un gran cambio. Gracias,
Serena. Has evitado que me vuelva loca.
—Oh, me alegro. —Me ruborizo enseguida—. Me lo he
pasado muy bien aprendiendo contigo...
—Bueno, entonces también podría ser buena idea que
conozcas mejor al equipo, ¿no crees? Como pasamos
muchas horas juntos en la oficina, salimos todos los viernes
después del trabajo. Intentamos quedar todos los que
podemos y nos encantaría que vinieras. —Alisha se acerca
más como si estuviera compartiendo un secreto conmigo—.
Creo que es por eso por lo que trabajamos tan bien juntos.
Porque todos nos llevamos genial.
La emoción me embarga solo de pensar en esa
posibilidad. ¡Un grupo de amigos de verdad! ¿No sería
maravilloso? Esa es una de las cosas que todavía me faltan
en mi nueva, quizás no tan perfecta, vida y estoy deseando
experimentarla. Siempre he querido formar parte de un
círculo de amigos.
—Me encantaría. —Sonrío de oreja a oreja—. Gracias,
Alisha. Eso suena muy divertido.
—Siempre lo es. Aunque a veces la gente va demasiado
lejos. Dan a menudo bebe demasiado...
Mientras me cuenta algunas anécdotas de sus noches de
fiesta, me siento nerviosa y emocionada. Me las arreglo
para olvidar todo el lío que nos rodea a Will y a mí, e incluso
para no pensar en que mi madre no se ha molestado en
llamarme todavía. Esto me vendrá bien, lo sé. Salir con ellos
me acercará mucho más a mis compañeros y me ayudará a
descubrir mi verdadero yo. Ya me estoy convirtiendo en una
nueva Serena, aprendiendo quién soy y qué me gusta de la
vida. Un grupo de amigos será el complemento perfecto.
Sonrío a Alisha con la esperanza de que ambas seamos
el tipo de chicas que se llevan increíblemente bien e,
incluso, que termine siendo mi mejor amiga. Siempre he
tenido celos de la gente con esa clase de relación y he
deseado una. Aunque sea mi superior directo. Joder, pero
¿qué me pasa a mí con los jefes? Soy un desastre.

Voy de un lado a otro de mi apartamento,


preguntándome cuándo llegará el momento de ir al de Will.
Puedo oírle cocinando para mí, y una gran parte de mí no
puede esperar a verle una vez más sin tener que disimular
nada, en lugar del estrés que sentía en el trabajo...
Pero también estoy nerviosa. No puedo evitar enloquecer
porque tengo miedo de que esto sea el final de lo nuestro.
Necesito el trabajo, no puedo negarlo, aunque no creo que
consiga conservar ambas cosas. En teoría, es emocionante
mantener una relación con mi jefe que vive al lado, pero no
sé cómo funcionará. Cuanto más pienso en ello, menos claro
lo tengo.
—Oh, Dios, ¿qué vamos a hacer? —gimoteo desesperada
—. Esto va a ser una pesadilla.
Quiero llorar. Podría llorar y desahogarme porque parece
que todo ha sido demasiado bueno para ser verdad. Pensé
que, por fin, había tenido algo de suerte en la vida, pero el
destino ha hecho que todo sea perfecto solo para
quitármelo después. La vida me ha devuelto una de cal y
otra de arena y no me gusta nada.
Vuelvo a mi habitación por quinta vez para comprobar mi
aspecto, para asegurarme de que mi ropa está bien. Llevo
un vestido negro flojo porque tengo demasiado calor y estoy
demasiado estresada para ponerme unos pantalones y una
rebeca. Quiero recordarle que soy una buena empleada,
quiero impresionarlo con mi ética de trabajo y mi mente, en
lugar de por cualquier atractivo sexual... creo. Aunque, por
supuesto, también quiero que él se sienta atraído por mí.
Mentiría si dijera que no. No puedo evitarlo. Nunca me ha
mirado nadie de la forma en que Will me mira. Soy tan
adicta a eso...
Pero esta vez mientras miro mi reflejo, no me concentro
en mi ropa, el pelo o el maquillaje. En su lugar, me
encuentro mirando el brillo salvaje de mis ojos, la
preocupación que se esconde detrás de mi mirada.
Definitivamente siento que voy a perder algo esta noche y
necesito averiguar qué es. ¿Sigo los dictados de mi mente o
de mi corazón? Y, con sinceridad, ¿tengo siquiera alguna
opción? Si no tengo el trabajo, entonces no tengo nada.
Terminaré sin nada ni nadie. Me estremezco ante la idea de
volver a casa y enfrentarme a David de nuevo. Mi presencia,
cuando cree que se ha librado de mí, solo lo empeorará
todo. Eso no ayudará a mi madre. No puedo hacer eso.
—No esperes más —me digo a mí misma con un firme
asentimiento—. Es hora de enfrentar esto.
Cojo mis llaves y me planto ante el apartamento de al
lado, aunque todavía no estoy segura de qué hacer. Todo
cambiará, no hay forma de que después, al marcharme del
apartamento de Will, todo siga igual, pero eso no me deja
más claro cómo va a resultar. Solo espero que no sea raro.
Golpeo la puerta de Will, antes de que me dé tiempo a
autoconvencerme de no hacerlo. Se escucha música dentro,
le oigo cantar, ¿por qué no parece que Will tenga las
mismas dudas que yo? ¿No está tan preocupado por lo
nuestro como yo? O ¿tal vez no ve nada malo en que
trabajemos juntos durante el día y que durmamos juntos por
la noche?
Por otra parte, él no perderá nada aunque nos
descubran, ¿verdad? Nadie pensará mal de él porque es el
jefe. Será a mí a la que juzguen, seré yo la que perderá a los
amigos que aún no ha hecho. Peor aún, puede que me
entere de que ya ha estado con algunas de mis
compañeras. Esto podría no ser nuevo para él. Quiero decir,
comprendo que tengo menos experiencia porque es mayor
que yo y he llevado una vida casi monacal en ese aspecto,
pero no me gustaría relacionarme con chicas que se hayan
acostado con él...
—Ah, hola. —La puerta se abre y me saluda. ¿Tiene que
estar tan guapo precisamente hoy? Desde luego, así hace
que esto sea más difícil para mí—. Pasa, cielo. He cocinado
para ti desde que llegué de la oficina, así que espero que
esté bueno.
Sonrío con timidez al entrar, intentando que el pánico no
se arremoline en la boca de mi estómago y me consuma
entera.
—Gracias, seguro que estará riquísimo. Te lo agradezco.
—Supongo que no necesito preguntarte cómo te fue el
día, ¿no? —bromea—. Porque sé que lo hiciste genial. Te dije
que lo conseguirías y, luego, tuve la suerte de verlo yo
mismo.
No sé si puedo bromear con esto. Me hace sentir fatal.
Asiento con un gesto como si esto no me estuviera
destruyendo por dentro, pero estoy destrozada. Creo que sé
qué camino va a tomar esto después de todo, aunque sea el
que no quiero. Sin embargo, tengo que hacer lo correcto.
Capítulo 10 - William

Serena sigue incómoda, lo sé, pero si actúo como si todo


fuera bien, pronto se relajará. Puede que me haya
preocupado antes, aunque ya me he acostumbrado a la
idea, y sé lo que quiero y cómo conseguirlo.
—Ya está todo listo —le aseguro cuando mi broma sobre
el trabajo se cae a pedazos—. Así que, si quieres tomar
asiento...
Ella hace lo que le pido, sin apenas molestarse en mirar
alrededor para ver lo vacío que está mi piso. No me he
molestado en decorarlo ya que es solo mi casa de entre
semana, pero supongo que no importaría si ella me
preguntara sobre ello. No tengo que ocultarle que tengo
dinero o una mansión en las afueras de la ciudad porque
ella ya ha descubierto quién soy.
Odio verla tan distraída, tan preocupada. Solo espero que
un poco de vino ayude a aliviar la tensión. Traje un par de
botellas de la tienda de todos modos, por si acaso.
—Ya estoy aquí. —Le sirvo la cena y un vaso de vino—.
No debería envenenarte...
Suelta una risa estrangulada y bebe un poco. La pobre es
un manojo de nervios. Puede beber todo lo que necesite
hasta que su estrés desaparezca. Solo espero que no sea
demasiado y que eso nos impida mantener esta
conversación porque es muy necesaria. Quiero hacerle
entender que haré cualquier cosa por ella.
—¿Está bueno? —pregunto con precaución, haciendo un
gesto de dolor cuando prueba la cena—. No has vomitado
todavía. ¿Eso es una buena señal?
—Está muy rico. —Asiente y sonríe—. Gracias por
invitarme a cenar. Es un detalle encantador.
Aguardo un instante, necesitando abordar la siguiente
parte.
—Aunque no como esperábamos...
—No, en eso tienes razón. —De nuevo, Serena no es
capaz de mirarme a los ojos—. No es así como pensamos
que sería esta cena, ¿verdad? Debería contarte cómo me
había ido mi primer día, tal vez quejarme de mi jefe,
hablarte del resto del personal… Pero en vez de eso, es un
poco incómodo, ¿no? La verdad, es que no sé qué debería
decir...
—No tiene que resultar incómodo —le digo con la cabeza
inclinada hacia un lado—. No del todo. Podemos solucionarlo
para que no sea raro. Creo que ha sido inesperado, eso es
todo.
Los ojos de Serena se encuentran con los míos y veo la
duda en su mirada. Desde luego, no está tan segura como
yo. Pero lo comprendo. Es más fácil para mí porque soy el
jefe y tengo el control... aunque no pretendo que mi
posición se interponga en nuestra vida personal. Puede que
sea el jefe de la oficina, pero aquí, en nuestra vida privada,
somos iguales.
—¿Quieres resolverlo? —balbucea temerosa—. ¿De
verdad crees que podemos tenerlo todo?
—¿Y no es así? —Se me cae el tenedor y dejo de cenar
porque ella parece estar terminando conmigo. Esto no es lo
que se suponía que debía pasar. Debería estar
convenciéndola de que todo va a estar bien—. No sé tú,
pero yo nunca he sentido una conexión con nadie como la
que tengo contigo y no quiero dejarte escapar.
—Bueno... ¿tal vez debería buscar otro trabajo entonces?
—Serena no quiere eso aunque lo diga, lo cual me llena de
orgullo. Debo estar haciendo algo bien si todavía quiere
trabajar para mí. Mi compañía debe ofrecer un ambiente
cálido y acogedor, a pesar de todo—. ¿Eso lo hará más fácil?
—No quiero que trabajes en otro sitio. Me gusta tenerte
como empleada. Además, te esforzaste mucho para
conseguir el empleo, ¿no? Hiciste un estudio y todo. Creo
que te llevas bien con Alisha y con el resto del equipo. Y
necesitas el trabajo. Además, está cerca de aquí; esa
también es la razón por la que yo elegí un apartamento en
este edificio...
—Pero no tienes que mantenerme en la oficina solo para
hacerme la vida más fácil. Los jefes no hacen eso.
Me acerco más a la mesa y ella enlaza sus dedos con los
míos, dándome un segundo de esperanza.
—Bueno, no soy un jefe normal, ¿verdad? Sobre todo
cuando se trata de ti. Quiero que seas feliz. Quiero que
trabajes para mí.
Serena me mira un momento antes de suspirar y asentir
con la cabeza, antes de apartarse de mí.
—Entonces, tú y yo no podemos estar juntos, ¿verdad?
No creo que hayas pensado en lo raro que será...
—¿Por qué crees que lo nuestro no funcionará? —Me
quedo sin aliento al pensar que ella quiera dejarlo—. ¿Me
estás diciendo que no quieres estar conmigo? ¿Que no
sientes la conexión que hay entre nosotros?
—Lo siento, no digo que no —tartamudea—. No dejo de
pensar en cómo nos estallará todo en la cara. Cómo lo
perderé todo...
No lo permitiré. No voy a dejar que se aleje de mí solo
porque esté asustada. Me levanto y me acerco a ella, con el
deseo reflejado en mis ojos. Puede que no consiga hacerle
comprender con palabras cuánto la quiero, no soy tan
bueno en ese aspecto como debería, pero puedo
demostrárselo con mis acciones. Nada más importa, ni
siquiera el trabajo. Cuando compartimos una química así y
un vínculo tan fuerte, nada debería interponerse.
—¿Qué haces? —susurra, mirándome con los ojos
abiertos como platos—. ¿Me estás escuchando? No creo que
podamos tener ambas cosas. No puedo trabajar para ti y
estar contigo. Tengo que elegir.
—No, de eso nada —le respondo con un gruñido—. No
tienes que elegir nada. Puedes tenerlo todo.
Le tiendo la mano y la ayudo a ponerse de pie, Serena
acepta de buena gana, fácilmente, haciendo un poco de
ruido al soltar los cubiertos sobre la mesa. Parte de la
comida se desperdiciará y no hemos tocado el vino tanto
como pensé, pero eso no importa. Todo en lo que me puedo
centrar ahora es en demostrarle a Serena que lo nuestro va
a funcionar.
—No... no sé cómo podremos hacerlo —susurra,
temerosa—. No lo sé.
Me inclino y uno mis labios con los de ella,
demostrándoselo en lugar de decírselo. Ella se pone rígida,
su cuerpo reacciona con pánico, pero enseguida se relaja.
Ella no puede alejarse de mí, como yo no puedo de ella, y
tiene que haber una razón para ello. Seguramente Serena
puede decir que esto vale la pena, que deberíamos luchar
por esto.
—Serena —susurro contra sus labios cuando nos
separamos un poco, aunque no la dejo ir. Mantengo mis
brazos alrededor de ella, mi cuerpo conecta con el suyo, mi
frente se apoya en la suya—. Podemos hacer que funcione.
Lo que compartimos es lo suficientemente fuerte para hacer
que cualquier cosa funcione. No luches contra esto.
Esta vez, es Serena la que da el siguiente paso, al
ponerse de puntillas y rozar sus labios con los míos. No me
besa con tanto ardor y pasión como lo hago yo, pero me
encanta porque adoro su ternura.
—Estoy asustada —admite—. No tengo mucha
experiencia en este tipo de cosas.
—¿Nunca has salido con alguien del trabajo? —Me echo a
reír—. Pues debo admitir que yo tampoco. Tú serás la
primera.
Espero que eso la tranquilice, pero curiosamente lo que
consigo es que palidezca.
—No creo que lo entiendas.
—Entonces, explícamelo —le ruego. Necesito entenderlo
porque me parece que es importante—. Dímelo.
—Carezco por completo de experiencia.
Doy un paso atrás, preguntándome si este va a ser el
momento en que finalmente se abra a mí y me cuente lo
que ha estado callando. Si ella retira esta última capa,
entonces la conoceré de verdad.
—Nunca... he salido con nadie. —Ella mira al techo,
parpadeando para controlar las lágrimas. Verla así hace que
se me forme un nudo en la garganta. Me siento mal por
Serena y ni siquiera sé lo que está pasando—. Tú fuiste el
primero en todo. No solo por salir con alguien de la oficina,
sino mi primera cita, mi primer beso, mi primer amante...
La tensión se espesa a nuestro alrededor y tardo un
momento en asimilar sus palabras. Creí que tenía un poco
más de experiencia que ella, sí, pero nunca me di cuenta
de... Serena siempre ha sido tan sexy.
—¿Eras virgen? —susurro desesperado—. ¿Perdiste tu
virginidad conmigo? —Y, ella asiente despacio. Casi puedo
sentir la agonía que se desprende de ella en oleadas. No sé
si esta es su última capa, pero es una que la deja vulnerable
y expuesta. Expuesta ante mí—. ¿Y no me lo dijiste?
—¿Debería habértelo dicho? Oh, Dios, no lo pensé. Solo
me dejé llevar por el momento.
La agarro justo antes de que se desmorone por el pánico
y hago lo que puedo para tranquilizarla.
—Lo siento, no quise que sonara como si hubieras hecho
algo malo, solo estoy sorprendido, eso es todo. Que
confiaras en mí...
—Me gustaste... todavía me gustas. Por supuesto que
confié en ti. Nada me gustaría más que seguir explorando lo
que tenemos tú y yo, pero intento ser sensata. Quiero
asegurarme de que no estamos cometiendo un error.
—¿Y no sería un error preguntarse siempre qué habría
pasado si...? —La tomo entre mis brazos una vez más,
necesitando protegerla aún más ahora. Es tan pura, tan
inocente, me ha dado tanto de sí misma, y quiere darme
más pero no puede porque está muy asustada—. No quiero
perderte, Serena. Quiero estar contigo, para siempre.
Pero por la forma en que ha transcurrido esta noche, sé
que mis palabras no serán suficientes. Tengo que
demostrárselo. La beso más profundamente, entendiéndola
un poco mejor esta vez. Mientras se amolda a mí y acepta
mi beso, al menos por el momento, sé con seguridad que
me aseguraré de que esta sea la mejor noche de su vida,
como lo habría hecho si hubiera sabido que era virgen en
nuestra primera noche juntos. Dios, habría sido mucho
mejor para ella. Pero ahora puedo compensarlo. Puedo
asegurarme de que ella toque el cielo esta noche y
entonces no querrá dejarme nunca más. Encontrará una
manera de hacer que funcione conmigo sin importar lo que
pase. Solo quiero que Serena se dé cuenta de que nada más
importa que ella y yo.
—Ven conmigo —susurro—. Ven conmigo al dormitorio.
No me dejes todavía. Por favor.
Capítulo 11 - Serena

¿Qué demonios estoy haciendo? ¿Por qué permito que


Will me lleve a su dormitorio? Le he dicho que solo podemos
elegir entre trabajar juntos o seguir adelante con nuestra
relación personal. Mi postura era fuerte... al menos, eso
creía yo. Pensé que había dejado claro que renunciaba a lo
nuestro. Sin embargo, de alguna manera, le sigo a su
dormitorio y seré víctima voluntaria para lo que pase
después. Soy débil, soy patética, pero mis sentimientos por
este hombre son muy difíciles de ignorar.
Con un suave beso en mis labios, Will me acuesta de
nuevo en su cama. Me trata de un modo diferente esta vez,
me acaricia, me toca con suavidad. Creo que es porque
ahora sabe que soy nueva en esto. Ha cambiado su manera
de tratarme porque sabe que perdí la virginidad con él. No
sé cómo sentirme al respecto, pero como aún no he hecho
nada para detenerlo, solo puedo suponer que está bien... o
estoy siendo más curiosa.
Hay una mirada de amor tan intensa en sus ojos
mientras me quita la ropa, que es imposible no ser
absorbida por él ahora mismo. Apenas me doy cuenta de
que me está desnudando por completo mientras se deja la
ropa puesta. Al menos, no hasta que sus labios chocan
contra mi pecho y delicadamente se lleva mi pezón a la
boca. Su lengua se retuerce y gira en la piel desnuda
alrededor de mi pezón, haciéndome sentir más excitada y
me agarro a su pelo para sujetarme a algo. La forma en que
me lame los pezones me hace sentir tan bien, que es mucho
más de lo que esperaba. Nunca imaginé que un hombre
pudiera hacerme sentir tan bien solo centrándose en mis
pechos.
Aunque también ayuda que sus dedos rocen mis caderas,
haciéndome estremecer de anticipación. Lo que debería
estar haciendo sale volando por la ventana y me pierdo solo
con él y las sensaciones que me recorren. ¿Cómo puedo
pensar en renunciar a un hombre que me hace sentir así?
Ahora mismo, eso parece completamente imposible.
—Oh, Dios, Will —gimoteo, pensando solo en él, no en
William Brent—. Eso es maravilloso.
Sus labios recorren mi cuerpo, y es increíble. Cada roce
de su boca me enciende. Las llamas de la pasión lamen mi
piel. No obstante, no es suficiente. Quiero más. No debería
desear más, pero lo hago. Arqueo la espalda, dándole a
probar más de mi piel, e incluso mis caderas ruedan hacia
él. Dejo que Will vea lo necesitada y desesperada que estoy
por él sin que ninguna inseguridad se interponga en mi
camino.
—Quiero saborearte —murmura, justo cuando sus labios
llegan a mi ralo vello púbico—. ¿Puedo, Serena?
No estoy segura de lo que quiere decir, pero asiento y
emito un sonido que parece un ronroneo. Sé que puedo
confiar en Will, por eso le entregué mi virginidad con tanta
facilidad, y estoy encantada de experimentar todo lo que
quiere mostrarme. Supongo que cuando acepté, no
esperaba que su deliciosa y áspera lengua conectara con mi
clítoris en un instante. Sucede tan rápido y de un modo tan
inesperado, que me da vueltas la cabeza. Joder, eso es...
Los patrones que está trazando sobre mi clítoris son
felizmente intensos. El placer crea una bola de presión en
mi núcleo y me preocupa que pueda liberarse...
—Dios, esto es demasiado. —Mi cuerpo no se queda
quieto y me retuerzo como una loca—. Joder, Will.
Justo cuando estoy a punto de llegar al orgasmo, Will
abandona mi clítoris y me mete la lengua dentro, dándome
un masaje donde antes solo he sentido sus dedos y su polla.
Esto es definitivamente diferente. Una nueva sensación
para mí, pero una que estoy deseando experimentar más.
—Oh, Will... Will... —grito su nombre una y otra vez,
cerrando los ojos y abriéndolos de vez en cuando. Sigo
repitiendo su nombre porque es como una seductora
oración, arrastrándome más profundamente bajo las
poderosas aguas del placer que quieren ahogarme y
asegurarse que nunca más sea la misma persona.
Sintiendo que estoy al borde de todo, Will se agarra a mi
culo y se convierte en un loco, desesperado por sonsacarme
el orgasmo. La dicha es un magnífico ataque que me hace
perderme cada vez más. Su lengua es increíble, es una
locura, me conoce mejor que yo misma. Es una
demostración fantástica de lo que su cuerpo puede
hacerme. No quiero que esto termine nunca, quiero
permanecer en esta caliente expectativa para siempre, no
podría estar disfrutando más. Mi corazón late con fuerza y
me quedo sin aire en los pulmones. Las llamas del deseo en
mi piel se convierten en fuego salvaje y estoy
completamente fuera de control. Quiero aferrarme a Will,
aferrarme a él para siempre, no dejarlo nunca, incluso si
esto está mal... o tal vez la naturaleza tabú de lo nuestro es
lo que lo hace aún más excitante para él. Tal vez por eso el
placer es aún más abrumador que antes.
—Joder... —Este me atraviesa como un rayo, me golpea
en el centro y explota en mi corazón. Este orgasmo tiene
que ser la cosa más estimulante que me ha pasado nunca.
Ya ni siquiera soy yo misma, no estoy en este planeta. Will
me ha lanzado al espacio, viendo las estrellas, haciendo
erupción en el universo en algún lugar nuevo—. Oh Dios...
La felicidad me rodea, se desvanece en mis venas hasta
que no puedo soportarlo más. Creo que podría haber tenido
más de un orgasmo porque las olas parecen fluir una y otra
vez.
—Oh, vaya —murmuro, una vez que la nube de la dicha
posterior se apodera de mí. Will me deja ir, pero solo para
deslizarse por mi cuerpo y besarme fuerte y rápido. Ya no se
muestra tierno. Puede que lo haya intentado, pero la pasión
ha podido con él. Está tan descontrolado como yo. Puedo
sentir el grosor de su polla burlándose de mi entrada y
aunque esté emocional y físicamente agotada, todavía
siento la necesidad de tenerlo dentro de mí. Aún no estoy
satisfecha, ni siquiera después de todo esto. El dragón del
deseo ha vuelto y lo necesito—. Will, te necesito.
Gime de éxtasis. Lo necesito desnudo ahora mismo, así
que le ayudo a quitarse la ropa. Cuando está desnudo lo
abrazo, esperando que se sumerja dentro de mí, para
darme lo que necesito.
—Dios, eres tan hermosa —exclama—. No tienes ni idea
de lo emocionante que es para mí mirarte.
Entiendo lo que quiere decir porque yo nunca he visto a
nadie tan guapo como él. Literalmente me deja alucinada
porque es impresionante. Solo quiero tocarlo por todas
partes.
No pasa mucho tiempo hasta que, por fin, lo siento por
completo. Se hincha dentro de mí, tocando cada centímetro
de mi interior. El sonido de nuestros cuerpos con cada uno
de los empujes intensifica mis sentimientos. Hay pasión,
lujuria y también algo mucho más profundo. Podría ser que
me haya enamorado, no estoy segura. No debería ser así,
necesito tener cuidado, pero si está sucediendo, nada podrá
detenerlo. Dios, estoy perdiendo la cabeza por este
hombre...
Cuando alcanzo el clímax, Will está conmigo y ambos
estallamos de felicidad al mismo tiempo. Nos besamos para
tragarnos los gritos del otro, lo que solo aumenta nuestro
vínculo. Me siento aún más conectada a él, lo que es
peligroso, incluso da miedo. Me aferro a él con fuerza, trato
de sujetarlo con cada parte de mí, por si acaso algo drástico
sucede a continuación. Por mucho que mi mente se haya
desconectado, todavía tengo la sensación de que algo
sucederá pronto. No sé qué y no sé cuándo podremos
abordar esto...
La alegría posterior al orgasmo no dura mucho.
Enseguida un frío glacial me sobrepasa y no puedo
ignorarlo. La lujuria eclipsó totalmente mi mente, me
impidió pensar y actuar con sensatez.
Pero ahora... Me cubro con las mantas para ocultar mi
cuerpo mientras pienso en lo que deberíamos hacer a
continuación. No puedo perder el control constantemente
con este hombre si voy a trabajar con él. Por eso teníamos
que hablar. Por eso vine a su apartamento y no debería
haber terminado en la cama con él. Ahora, todo será mucho
más complicado.
—Eh, Will... —susurro—. Creo que todavía tenemos que
hablar de esto...
Mientras me apoyo en los codos para incorporarme un
poco, veo la decepción brillar en sus ojos. Esto no le gusta
nada. Creo que dio por hecho que el que nos acostáramos
significaba que seguiríamos juntos, pero no es así. Por eso
no deberíamos haber llegado a esto. Dios, esto es una
pesadilla.
—No creo que debamos estar juntos —le digo, evitando
su mirada—. No si trabajo para ti y necesito ese empleo. No
puedo perder mi trabajo, no tienes idea de cuánto lo
necesito. No puedo explicarlo…
Salgo de la cama y trato de cubrir mi desnudez para que
no me vea. No quiero que me mire ahora. Quiero
esconderme lo máximo posible.
—Podemos salir en secreto. —Alza una ceja—. Sin que se
entere nadie de la oficina. Seguramente, tú y yo
encontraremos la manera de que lo nuestro funcione. No
tiene que terminar ahora mismo.
Es tentador, lo reconozco, pero en lo único en lo que
puedo concentrarme es en la cantidad de formas en la que
eso podría salir mal. Considerando que Alisha y los demás
son casi mis amigos, me aterra que descubran la verdad.
Entonces, todo cambiaría, incluida mi posición en la oficina.
No creo que funcione.
—No lo sé. —Sacudo la cabeza con fuerza—. No creo que
esto pueda funcionar, Will. Deberíamos alejarnos el uno del
otro y ser solo colegas. Creo que se complicaría demasiado
si tratamos de mezclarlo todo.
No soy capaz de contener el llanto mientras corro hacia
la puerta, empeorando cuando él me llama, rogándome que
me quede, pero esto tiene que ser lo correcto. Estoy siendo
sensata, por fin. Duele, sí, aunque esta solución me parece
la única alternativa que tenemos.
Capítulo 12 - William

Odio esto. Mi corazón se hunde cuando veo a Serena


sentada en su escritorio en la oficina, concentrada en el
trabajo, tratando de ser la mejor empleada posible. Odio
verla solo en el trabajo. Desde que me abandonó el otro día,
las cosas han estado tensas entre nosotros. Ya no la veo en
los apartamentos, al estar intentando con todas sus fuerzas
evitarme. Mierda. No quiero que seamos solo colegas, pensé
que se lo había dejado bien claro, pero Serena solo piensa
en lo que podría ir mal entre nosotros y no lo que podría ir
bien. Esto es una locura.
—Es una gran trabajadora —me recuerdo a mí mismo en
voz baja—. Debería estar agradecido de que quisiera seguir
trabajando para mí...
Pero no puedo sentir eso. Estoy atrapado ya que lo
quiero todo de ella. Nunca he tenido una conexión con nadie
como la que tuve con Serena y es muy difícil de dejarla ir.
Sin ella, me siento más solo que nunca. Incluso cuando
Molly y yo terminamos y ella me abandonó, no me sentí tan
mal, lo cual es una locura porque Molly y yo compartimos
muchos años y conozco a Serena solo desde hace unos
pocos días. He perdido la cabeza. Me mata estar tan cerca
y, a la vez, tan lejos de ella. Me resulta muy doloroso no
poder abrazarla.
—Jefe, ¿en qué puedo ayudarle? —me pregunta Alisha
con los dientes apretados—. Ha venido a menudo a nuestro
departamento estos últimos días, y me pregunto por qué. Si
se trata de algo malo, preferiría tener una reunión con usted
y saberlo porque algunos de los miembros del personal
están empezando a preocuparse...
—Oh, no, lo siento. —Niego con la cabeza—. Estoy
revisando a todos en general. Con lo de la reciente
expansión, necesito estar al tanto, eso es todo. Ya sabes.
Alisha se da cuenta de que estaba mirando a Serena. Sin
quererlo, he arruinado mi relación con ella. Aparto los ojos
con rapidez y miro fijamente al suelo antes de empezar a
alejarme.
—No hay nada de qué preocuparse, Alisha —le aseguro
—. Tranquila. No te molestaré de nuevo.
Dios, me estoy convirtiendo, prácticamente, en un
acosador. Ahora, no hay nada entre Serena y yo, y si no
tengo cuidado, empezarán los rumores, tendré que echar a
Serena de la oficina y la perderé para siempre. Y, no sería
capaz de soportar eso. Incluso tenerla a distancia, donde no
puedo ni siquiera hablar con ella, es mejor que nada. Al
menos, veo que está bien.
Es viernes, lo que significa que descansaré unos días.
Estaré en mi mansión, lejos de nuestros apartamentos, lejos
de la oficina. Pasar un tiempo sin Serena es lo que necesito
ahora mismo. Espero volver con la mente clara y una nueva
actitud. Puede que incluso esté bien dejar las cosas como
están. Es una posibilidad remota, pero tiene que ser mejor
que estar cerca de ella todo el tiempo sin tenerla en mis
brazos.
Debería estar encantado, y en cierto modo, lo estoy. No
puedo soportar permanecer separado de Serena, pero
tampoco quiero distanciarme de ella. Me siento incómodo al
estar lejos de ella, no me gusta nada. Mi instinto me dice
que quedarme sería mucho más inteligente, aunque no me
aclare las ideas.
Arg, no sé cuál será la mejor opción. No consigo
decidirme. Aunque tampoco debería pensar en ello en el
trabajo. Hay otras cosas que necesitan mi atención. Mi
buzón de correo electrónico está lleno y necesito resolver
eso.

—Esto es lo mejor —me digo a mí mismo mientras hago


la maleta—. Necesito espacio. Necesito ir a la mansión. Es
mi casa. No puedo descuidarla, ¿verdad? Tengo que volver
porque... bueno, es mi lugar de descanso.
He tratado de autoconvencerme de que el equilibrio
entre el trabajo y la vida privada es importante para mí,
más urgente que nunca, pero no hay manera. Mi instinto no
para de gritarme que me quede cerca de Serena. Esto es de
locos.
—No hay nada que hacer —exclamo con un suspiro.
Normalmente hago las maletas por la mañana, pero hoy no
me he molestado siquiera—. Es hora de ponerse en marcha.
Es hora de ir a casa.
Salgo por la puerta de mi apartamento agotado. Esta
semana ha sido como una montaña rusa. Ya había pasado
por altibajos antes, pero ahora estoy en medio de uno que
quiere destruirme. La distancia emocional es exactamente
lo que necesito.
Sin embargo, el sonido de la puerta de Serena al abrirse
me detiene en seco. Tengo la sensación de que mi instinto
está a punto de demostrarme que tenía razón. Serena me
está viendo marchar y está a punto de gritarme, de rogarme
que me quede. Mi corazón salta de alegría cuando me doy
cuenta de que podríamos volver. Lo nuestro podría estar a
punto de mejorar. Si Serena y yo volvemos a nuestra
relación anterior, me aseguraré de que no se sienta
insegura jamás. Habiendo vivido sin ella, no quiero pasar
por esa experiencia otra vez...
¡Oh! Pero cuando me giro, Serena parece sorprendida de
verme. Desde luego, no parece a punto de echar a correr
para rogarme que me quede. Lleva un vestido ajustado y
brillante, uno con el que parece una princesa sexy, lo que
solo puede significar una cosa. Va a salir... con alguien. Dios,
¿va a tener una cita con otro?
Me agarro la barriga con miedo de vomitar en cualquier
momento porque eso sería demasiado para mí. Perderla por
el trabajo es una cosa, pero hacerlo porque ha conocido a
alguien es peor.
—Oh, Will. —Sus ojos casi se le salen de las órbitas
cuando me mira. De pronto, se cubre el pecho con las
manos como si se sintiera incómoda con la idea de que la
viera así vestida. Pero la he visto desnuda...—. Yo... ¿Cómo
estás?
—Bien. —Me coloco el bolso de viaje sobre el hombro—. Y
a ti, ¿cómo te va?
—Bien, también. —Se ríe y se ruboriza, lo que la hace tan
adorable que apenas puedo respirar—. Alisha y los demás
compañeros de la oficina me han invitado a que salga con
ellos. Para conocernos mejor y esas cosas...
Ah, así que no se trata de una cita. Eso es bueno. Solo va
a pasar el rato con sus amigos en un club nocturno. Sé que
Alisha y los otros lo hacen mucho, así que esto era de
esperar. Aunque tengo que admitir que no puedo imaginar a
Serena en uno de esos locales. Una chica de pueblo con
problemas familiares, como evidentemente tiene Serena, lo
más probable es que no haya ido a un pub antes. Por lo que
he oído los lunes por la mañana, Alisha y los demás pueden
ser un poco salvajes, beben demasiado y llegan a hacer
estupideces. Cosas que pueden ser demasiado para Serena.
¿Sabe en qué se está metiendo? ¿Cómo puedo ayudarla con
esto?
—Eh, bueno, sé lo difícil que es conseguir un taxi por la
noche, así que no dudes en llamarme para que te traiga a
casa. Quiero decir, vivimos en el mismo edificio, tiene
mucho sentido.
—¿No vas a irte? —Ella señala mi bolso con la cabeza—.
No estarás aquí.
Oh, por supuesto. Se supone que debo marcharme. Se
supone que me voy a casa. Es lo más inteligente, pero
parece que mi instinto va a ganar. Niego con la cabeza.
—No me voy a ir a ninguna parte.
—Oh, vale. Bueno, no quiero arruinarte la noche de todas
formas. Seguro que podré conseguir un taxi...
—Mira, solo pretendo ser amable. Lo haría por cualquiera
de mis empleados si estuviera preocupado por ellos. No
quiero ni pensar en que te quedes tirada en un lugar que
todavía no conoces. No estoy sugiriendo que Alisha y otros
te vayan a dejar sola, pero a veces cuando el alcohol entra
en escena los planes pueden cambiar. Dormiría mejor
sabiendo que estás bien.
Estoy seguro de que Serena sabe que esto es algo que
haría solo por ella. Por supuesto. Sí, ayudaría a otros de mis
empleados, me preocupo por mi personal, pero no les daría
mi número de móvil para que lo fuera a recoger después de
una noche de juerga. No obstante, tengo que hacerlo por
Serena porque me preocupo demasiado por ella.
—Vale, gracias por la oferta, de verdad, pero no te
preocupes. Sé cuidarme sola. Estaré bien.
Pero no puedo evitar notar que agarra con fuerza su
teléfono contra el pecho, cerca del corazón, como si tuviera
algo súper especial para ella. Eso me hace sonreír como no
he experimentado en mucho tiempo. Tengo la extraña
sensación de que ella y yo vamos a terminar juntos después
de todo...
—Bien, bueno, llámame si me necesitas. Y, eh… que
pases una buena noche. Estoy seguro de que lo harás. —No
le digo que desearía ir con ella aunque, de todos modos, lo
sabe—. No te preocupes por la hora, si llamas. Tendré el
móvil encendido.
Serena me mira de forma extraña mientras se aleja de
mí, casi como si estuviera intentando descifrarme. Sus ojos
me miran como si quisiera que le dijera más, pero no lo
hago. Podría, hay muchas cosas que puedo decirle, pero
está a punto de salir de fiesta con sus amigos y no quiero
que pase todo el tiempo pensando en mí.
Vuelvo a entrar en mi apartamento, contento de que me
haya facilitado la elección, ya que ahora no necesito ir a
ningún sitio. Puede que Serena no me llame, puede que no
necesite mi ayuda esta noche, pero me alegro de
ofrecérsela, estar ahí por si me necesita. Cuando
empezamos nuestra relación, lo hice ayudándola, y quizás
podamos reavivarla de la misma manera. Me encantaría que
eso sucediera.
Capítulo 13 - Serena

Dios, esto es demasiado. La música es más fuerte de lo


que esperaba, la luz estroboscópica me da dolor de cabeza,
y seguramente hay más gente en el local de la permitida.
No puedo moverme sin chocar con alguien, así que
intentarlo es hasta ridículo.
Pese a todo, procuro seguir a los de mi grupo. Alisha no
hace más que desaparecer cada cinco minutos desde que
llegamos al pub, aunque no sé adónde va ni con quién, pero
no la he visto mucho. He logrado conocer a todos los demás
esta noche y me alegro de que nos hayamos visto fuera de
la oficina, pero esto es demasiado. Ahora, ni siquiera sé
dónde está ninguno de ellos. Me siento bastante sola aquí,
en medio de este local, y no resulta divertido. Creo que será
mejor que me vaya a casa.
Tal vez fue una suerte que no hubiera ido a las fiestas del
instituto porque estoy fuera de lugar en este tipo de
ambientes. No habría encajado. Menos de lo que ya hice.
Mis compañeros de clase nunca me molestaron, solo me
ignoraron.
Soy mucho más feliz en casa, rodeada de mis adorados
libros y películas.
—Hola, Serena. —Dan aparece de repente y apoya la
mano en el hombro—. Estamos a punto de tomar algo.
Alisha está en la barra, pidiendo. Por lo visto, ha encontrado
a un grupo de amigos que nos han invitado a una fiesta.
—Oh, genial. —Dios, estaba pensando en irme pero
ahora, al parecer, me veré arrastrada a otro sitio. Otra fiesta
en la que no encajaré. Sin embargo, el miedo a quedar al
margen me obliga a dejarme llevar por Dan.
Alisha y sus amigos —a quienes, nada más ver, ya sé que
son demasiado alocados para mí, tal vez incluso más que
los de la oficina— están en la barra rodeados de más copas
de las que es humanamente posible beber. Pero se las
pasan unos a otros y están tan animados que las bebidas
desaparecen por completo. Yo tardo mucho en tomar la mía
porque quema la garganta. No sé cómo alguien puede
beber esto con semejante facilidad. Es una locura. Es
asqueroso. Y yo solo lo hago para actuar como los demás y
porque quiero encajar. Siento la necesidad de hacerlo por
todo lo que me ha pasado. Necesito estos amigos para
completar mi nueva vida.
—Voy a pedir unas copas más —grita Alisha para hacerse
oír—. ¿Otra vez lo mismo para todos?
No quiero beber nada más. Apenas puedo con esta. Así
que le digo a Dan que voy al baño un momento porque
necesito alejarme de tanto alcohol. Espero que cuando
vuelva, los demás hayan terminado ya y podamos pasar a
algo menos terrible.
Pero no consigo llegar al baño, hay demasiada gente y
un grupo de chicas, con cara de enfadadas, esperan en la
cola. Así que decido salir fuera porque el aire fresco me
sentará bien. Me ayudará a despejarme porque ahora
mismo, con lo que he bebido, me siento fatal.
—Disculpa —digo, intentando ser educada, pero no tiene
sentido porque es imposible que me oigan por el ruido—.
Disculpa. Necesito salir. ¿Puedes apartarte, por favor? Oh,
Dios mío, muévete...
Termino empujando a la gente, pero nadie se inmuta.
Supongo que este tipo de comportamientos es normal en
estos sitios, así que sigo hasta que finalmente logro salir del
local. Inspiro unas cuantas veces y enseguida siento que el
aire me refresca un poco. Todavía estoy algo mareada, el
alcohol me está afectando de una manera que no esperaba,
pero ya se me está pasando.
—Oh, eso fue tremendo —murmuro a mí misma—. No sé
si quiero volver a entrar.
—¿Eh? —Un tío a mi lado se gira para mirarme con
semblante de borracho—. ¿Has dicho algo?
—No, nada. —Mierda, estoy actuando como una loca—.
Lo siento, déjame...
Intenta agarrarme, seguir hablándome, pero no estoy de
humor. Ahora que he conseguido escapar de la cargada
atmósfera del pub, no sé si seré capaz de forzarme a entrar
de nuevo. Solo cuando me distancio un poco del ruido me
doy cuenta de que mi móvil está sonando. Lo saco del bolso
enseguida, preguntándome si será Alisha, que intenta
encontrarme, para que vaya a la fiesta de después. En ese
caso, tendré que inventar alguna excusa para no ir porque
no puedo hacerlo.
¡Oh! Es mi madre. No me ha llamado en toda la semana,
así que resulta extraño que lo haga ahora, en especial a
esta hora. De pronto, se me acelera el pulso.
—¿Sí? —Me meto un dedo en el otro oído para intentar
bloquear el jaleo que hay aquí—. ¿Mamá?
—Serena, ayúdame —grita desesperada—. Ayúdame. Es
David. Ha... ha ido demasiado lejos esta vez.
Se me congela la sangre en las venas y me noto sobria al
instante.
—Mamá, ¿qué ha pasado? ¿Qué ha hecho?
No sé qué quiere decir con «ir demasiado lejos». Le ha
hecho de todo ya, así que no sé de qué puede tratarse. Todo
tipo de imágenes dantescas inundan mi mente y hacen que
se me revuelva el estómago. Me inclino hacia adelante,
agarrándome de las rodillas, ya que apenas logro contener
el aliento.
—Necesito que me ayudes —me ruega, sin más—.
Necesito que me ayudes, Serena, estoy asustada.
Lo sé, lo noto en su voz. Está temblando de miedo.
Mierda. Desearía estar en casa con ella, para apoyarla y
ayudarla. Parece que David ha aprovechado que ya no vivo
con ellos para hacer lo que quiera con mi madre sin que
nadie le plante cara.
Me fui por razones egoístas, para alejarme de esa
situación y lo justifiqué pese a que dejé a mi madre atrás,
pero fue un error. Debería haberla protegido mejor.
—Mamá, ya voy de camino. —No sé cómo cumpliré esa
promesa, pero de alguna manera lo haré—. Espera.
Mantente a salvo, no dejes que te encuentre. Estaré ahí
contigo enseguida.
—Estoy asustada, Serena. Muy asustada. Va a...
matarme. Creo que moriré aquí.
Joder. Las lágrimas que recorren mis mejillas son
agonizantes. Si David mata a mi madre esta noche, nunca
podré perdonarme por ello. ¿Cómo me atrevo a salir con mis
amigos en otra ciudad cuando mi madre me necesita? Me
siento completamente estúpida con este corto y brillante
vestido, por haber bebido… Mierda.
—No, mamá. No digas eso. Voy para ahí. Aguanta hasta
que llegue. Por favor.
Cuelga el teléfono. Eso o David la ha encontrado y le ha
arrancado el móvil de las manos, sabiendo que ha pedido
ayuda. Puede que no se dé cuenta de que ya me ha
llamado, pero eso no importa. Solo por haberlo intentado la
golpeará aún más. Y ella me ha dicho que, esta vez, ha sido
peor que nunca y que tiene miedo de morir. Es aterrador.
Necesito llegar a casa y tengo que hacerlo ahora mismo. Lo
más rápido que pueda. Pero mientras observo a mi
alrededor, no sé cómo hacerlo. Will tenía razón cuando me
avisó que no habría taxis a estas horas de la noche.
Will. De repente recuerdo que tengo guardado su número
de móvil en la memoria del teléfono, y que se ofreció a
llevarme al apartamento. No es lo mismo eso que llevarme
a casa, pero le conozco y sé que me ayudará.
Me pongo a caminar. Necesito moverme, estoy
demasiado nerviosa como para quedarme quieta mientras
le llamo. El tono parece sonar demasiado tiempo, pero
podría ser impresión mía por culpa de la ansiedad.
—¿Sí? —Will está un tanto somnoliento al contestar, pero
también contento por tener noticias mías—. Dime, Serena.
—Te necesito. —Dios, no me di cuenta de lo histérica que
me había puesto hasta que me oigo hablar—. Will, te
necesito. Estoy en... —Miro hacia arriba para ver el nombre
del pub—. Eh, el Ruiseñor, ¿sabes dónde está? —Hace un
sonido agradable, gracias a Dios porque no tengo ni la más
remota idea de dónde coño estoy—. ¿Podrías venir a
buscarme? Por favor... No te lo pediría si no estuviera en
una situación desesperada. Yo... te necesito.
Me pongo rígida, siento que el corazón me podría
explotar mientras espero que me responda. Durante una
fracción de segundo, temo que me diga que solo estaba
siendo educado y que no va a venir. No sé qué haré
entonces. No tengo otra opción y temo que mi madre
termine muerta por mi culpa.
Debería decirle todo esto a Will, pero todavía lo estoy
procesando. No puedo formar esas palabras todavía.
—Ya voy —me confirma, sonando mucho más despierto
esta vez—. Espérame ahí. No vayas a ninguna parte.
Asegúrate de que la gente pueda verte, así que... —Traga
con fuerza, supongo que cree que el problema lo tengo yo
—. Ponte a salvo, ¿vale?
Al colgar el teléfono, me siento un poco más aliviada por
contar con él. Estoy segura de que Will me llevará a casa
para ayudar a mi madre cuando le cuente lo que ha pasado,
y estoy muy agradecida de tenerle en mi vida. Una vez más,
me encuentro capaz de confiar en mí misma con él a mi
lado.
Pero necesito que llegue pronto. La ansiedad me está
matando. Intento llamar a mi madre de nuevo, aunque salta
el buzón de voz. David debe haberle roto el teléfono. Me
planteo llamar a la policía, pero mi padrastro siempre se las
arregla para librarse de ellos y eso empeora aún más las
cosas. Tengo que ser yo quien arregle esta situación. Debo
ayudar a mi madre.
Capítulo 14 - William

No sé lo que está pasando, lo único que pude deducir de


la llamada de Serena es que se trata de algo malo, muy
malo. No esperaba que me llamara. Pensé que volvería a
casa por su cuenta para demostrarme su valía, pero algo ha
ocurrido. Las cosas han debido desmelenarse demasiado
para mi dulce e inocente Serena.
Mientras acelero el coche, probablemente sin respetar el
límite de velocidad, en mi mente surgen las más horribles
posibilidades de lo que podría estar pasando y me aterra.
He ido a esos locales y sé en qué se pueden convertir en el
transcurso de la noche, cómo son los tíos que acuden a ellos
y el tipo de cosas que pueden pasar. Mierda. No debería
haberla dejado salir...
—No podrías haberla detenido —me recuerdo a mí
mismo mientras golpeo con rabia el volante—. Ella quería
salir, quería estar con sus amigos, merece divertirse... pero
alguien la ha asustado y no sé quién, aunque desearía
matar al responsable.
—Joder, apártate —le grito al coche que tengo delante.
Serena me necesita, es lo único que me importa. Voy a
ser el héroe que ayuda a la damisela en apuros una vez
más. Solo que esta vez, no solo para subir unas cuantas
cajas por las escaleras.
—Ruiseñor. —Dios, odio este antro. ¿Por qué coño tuvo
Alisha que elegir precisamente ese local? Es conocido por
ser el tipo de pub donde la gente toma drogas además de
beber. No me imagino a ninguno de mis empleados
haciendo eso, así que no sé por qué irían a un sitio así, pero
me asusta más que Serena esté en él.
Tengo que conducir mucho más despacio por esta zona
de la ciudad porque el Ruiseñor no es el único local donde la
gente viene a tomar algo, así que no es raro que algún
borracho cruce la carretera. No quiero atropellar a ninguno
de ellos, no necesito atropellar a nadie. Solo encontrar a
Serena. Ella es la única persona que me preocupa en este
momento. Cuando la vea y sepa que está bien, respiraré
tranquilo...
Y si la encuentro y no está bien... bueno, es un tema que
trataré cuando llegue.
—Serena. —Me asomo a la ventanilla del coche y grito su
nombre—. Serena, ¿dónde estás?
—Oh, Dios mío, Will. —De repente, un vestido brillante
sale de entre las sombras y veo que está aterrada mientras
sube y ocupa el asiento del copiloto—. Muchas gracias por
venir.
—¿Qué ha pasado? —le pregunto, mientras compruebo si
está herida. No lo parece, pero eso no significa que no lo
esté—. ¿Alguien te hizo algo? Si sigue por aquí, yo...
—No. —Ella niega con la cabeza y empieza a llorar—. A
mí no me ha pasado nada. Sé que solo te ofreciste a
llevarme al apartamento, pero te necesito, Will. —Hay
auténtico pánico en su mirada—. Tengo que ir a casa, debo
ayudar a mi madre. Ella me llamó muy angustiada y temo
que le haya pasado algo malo. Yo... —Se pasa los dedos con
ansiedad por el pelo—. Te pagaré por la gasolina y por tu
tiempo. Sabes que no te lo pediría si no fuera una
emergencia. Tengo miedo por ella, mucho miedo.
Aún así, no sé qué está pasando. Pero haré lo que sea
necesario para ayudarla. Vuelvo a poner en marcha el coche
y le pregunto por la dirección para que podamos llegar lo
antes posible. Si la madre de Serena necesita ayuda y sus
problemas familiares han llegado a un punto crítico,
entonces estaré ahí para ella.
—Vale, vamos. —Conduzco, esquivando a la multitud de
gente que hay por la zona y es más fácil de lo que pensaba
—. Vamos a ayudar a tu madre. Y por favor, no te preocupes
por el dinero ni nada de eso.
Se acurruca en el asiento y llora un poco más. Me
encantaría poder abrazarla, consolarla, pero estoy
conduciendo y eso es lo que ella necesita que haga. De
todos modos, le vendrá bien desahogarse. Aunque no
conozco la historia de su familia.
—¿Hay algo de lo que necesites hablar? —le pregunto en
voz baja—. No tienes que hacerlo si no quieres porque mi
oferta sigue en pie pero...
Durante unos instantes, no me responde, solo sigue
sollozando, dejándome sin esperanza. Pero me alegro de
llevarla a donde necesita estar, eso ya es algo.
—Se trata de mi padrastro —susurra, finalmente
mientras se gira para mirarme—. Es una mala persona, Will.
Es de lo peor. No podría odiarlo más. Quiero decir, no
conozco a mi padre, se fue cuando yo era solo un bebé, así
que ni siquiera sé quién es. Nunca ha estado cerca como
para decepcionarme. David es el único que he conocido y
es... es un cerdo, Will. No puedo explicarlo. Es el peor
hombre del mundo.
Una bola de tensión se forma en mi garganta cuando
escucho sus palabras. Esta es la última capa, de la que no
estaba seguro de que fuera capaz de desprenderse. Es una
lástima que la situación sea tan horrible cuando ha decidido
hablarme de ella.
—Siempre ha maltratado psicológicamente a mi madre,
menospreciándola y haciéndola sentir como un ser inferior.
A mí también, hasta cierto punto, pero nunca he sido el
principal objetivo de su ira. En cambio, ella sí. A veces, el
abuso era físico. Él la golpeaba, pero ella no lo dejaba. Le
rogué mil veces que lo hiciera, pero no estaba preparada.
—Dios. —No sé qué decir—. Siento mucho que hayas
pasado por todo eso.
—Bueno, por eso me esforcé tanto en el instituto y en la
universidad, porque quería irme. —La miro un instante y sus
ojos anegados en lágrimas me rompen el corazón—. Me
aferré a la creencia de que si mi madre veía que me iba bien
y que podía vivir de un modo diferente, entonces querría
romper con todo. Quería servir de inspiración para ella. Pero
resulta que irme fue lo peor que pude haber hecho porque...
Inspiro y contengo la respiración. No estoy seguro de qué
camino va a tomar esto y me aterra.
—Porque ahora no sé lo que le ha hecho. Me llamó
histérica y me dijo que él le había hecho daño, y que había
sido peor esta vez, lo cual es difícil porque siempre la ha
golpeado mucho. Por lo que yo sé, nunca ha terminado en el
hospital, así que podría ser que... —Se ahoga en un sollozo
—. Cuando me dijo que tenía miedo de que la matara la
llamada se cortó. No sé lo que le hizo, Will.
Joder. Este es el tipo de cosas por las que nunca he
pasado. La violencia nunca ha formado parte de mi vida, así
que no sé qué decir. Debe ser horrible. Haber crecido en un
ambiente así debe haber sido tremendo. No es de extrañar
que Serena haya dudado respecto a lo nuestro porque solo
ha visto el lado negativo de una relación. Ahora lo entiendo
todo.
—¿Has llamado a la policía? —le pregunto
inmediatamente—. Ellos podrían ayudarla.
—No, no lo harán. David siempre se las ha arreglado para
camelárselos y no quiero arriesgarme. Además, una vez que
se va la policía, se enfada más y entonces… la matará.
Serena me llamó porque le ofrecí ayuda, porque no
conoce a nadie más y porque confía en mí. Me ha dado
tanto de sí misma, que quiero hacer lo mismo por ella.
—Vale, lo arreglaremos —le prometo—. De una forma u
otra, lo arreglaremos.
—¿Crees que podremos? Porque tengo miedo de que
lleguemos demasiado tarde.
Tengo que admitir, pero solo para mí, que eso también
me preocupa. Estoy aterrorizado por lo que Serena y yo
podamos encontrarnos. Lo que me ha contado me ha
sonado como la típica película de terror que termina con un
montón de cadáveres. Por supuesto, no se lo digo porque no
necesito empeorar la situación más de lo que ya está, pero
es lo que siento. Estoy aterrorizado. Pero, al menos, puedo
estar con Serena. Me alegro de que no esté pasando por
esto sola. Eso sería muchísimo peor. Aunque no pueda ser
de mucha ayuda, saber que estoy con ella, es mejor que
nada.
—No estás sola —le recuerdo—. Estoy aquí, contigo.
¿Vale?
Ella extiende la mano para agradecérmelo, y la noto
temblar. Está absolutamente aterrada.
—Gracias, no sabes lo que significa para mí que vengas
conmigo, que me ayudes. No debería meter a nadie en
semejante lío, desde luego no al hombre con el que he
tenido algo, y menos a mi jefe, pero te lo agradezco.
Serena se inclina y apoya su cabeza en mi hombro.
Ahora, no solo estoy conduciendo, sino que también puedo
sostenerla. Puedo sentirla y notar lo asustada que está. Solo
espero que eso le dé fuerza, que le sirva para mantener la
cabeza alta y que, de alguna manera, podamos superar esto
juntos. Sea lo que sea.
Los tipejos que abusan de las mujeres son unos
cobardes, siempre lo he pensado. Pero nunca me he
enfrentado a ninguno, así que esta será la primera vez. No
sé cómo reaccionaré, probablemente será aún peor porque
este es el hombre que ha hecho de la vida de Serena un
infierno. Cuando salí del apartamento imaginé que
terminaría partiéndole la cara a alguien esta noche, aunque
no pensé que fuera al padrastro de Serena.
Capítulo 15 - Serena

—Es aquí. —Quito la cabeza del hombro de Will tan


pronto como la zona me resulta familiar. La conozco muy
bien y no me trae buenos recuerdos. Y, esta noche,
tampoco voy a tenerlos—. Es esa casa de allí. Dios, está
todas las luces apagadas. ¿Por qué? Esto no me gusta nada.
Un nuevo miedo me supera. Tal vez mi madre se ha ido a
algún sitio con David. No me sorprendería que el muy
imbécil se la haya llevado para que no pueda encontrarla.
Siempre ha querido deshacerse de mí para que su reino de
terror continúe y empeore aún con el tiempo. Dios, si es así,
entonces no sabré qué hacer.
—Para aquí. —Me desabrocho el cinturón con rapidez—.
Espérame en el coche. Voy a entrar.
Salgo antes de que Will pueda impedírmelo. Sé cómo es.
Estoy segura de que querrá venir conmigo para salvarme
porque es un verdadero héroe. Pero lo necesito en el coche,
no quiero que vea el desastre que era mi vida. A partir de
ahora, me mirará de otra manera, y no quiero empeorarlo
más. No quiero que lo vea con sus propios ojos.
Giro el pomo de la puerta de mi antigua casa con el
corazón latiendo como loco y, para mi sorpresa y horror, se
abre con demasiada facilidad. Claro, esto no es la ciudad y
los vecinos no tienen tanta costumbre de cerrar con llave,
pero con lo que está pasando, me asusta que esto signifique
que mis temores son fundados y que no haya nadie.
—¿Mamá? —la llamo a voz en grito. No hay ningún ruido.
Nadie ha venido a empujarme por la puerta. No veo ninguna
señal de David todavía. No sé si eso es algo bueno o malo—.
Mamá, ¿estás aquí?
La casa permanece tan espantosamente silenciosa que
da escalofríos. Quiero salir corriendo y no mirar nunca atrás,
pero eso es lo que hice antes y lo pagó ella. Si no me
hubiera ido entonces mi madre no estaría metida en este
lío... Así que no voy a huir. Revisaré cada maldita habitación
de esta casa hasta estar segura de que no hay nadie antes
de pensar en cómo actuar después.
—¿Mamá? —No, no hay señales de ella en la planta de
abajo. No hay señales de nadie en realidad, pero huele a
alcohol. Alguien ha estado aquí hace poco y ese alguien es,
sin duda, David—. Mamá, ¿dónde estás?
Mis nervios empeoran cuando subo las escaleras de dos
en dos, y mi esperanza disminuye a cada minuto que pasa.
Estoy empezando a enloquecer y no me gusta nada. David
se ha superado a sí mismo esta vez...
—Oh, Dios mío, mamá... —Pero entonces la veo, aunque
eso no disipa mis temores. Está tirada en el suelo de mi
vieja habitación, en medio de un charco de sangre, sin
moverse. Puede que lo haya hecho. Puede que David la
haya matado—. Mamá, ¿qué te ha pasado? Oh, Dios... —
Corro a su lado—. Mamá, ¿qué te ha hecho?
Respira, débilmente, y tiene pulso, pero no está bien.
Tengo miedo de que la vida se le esté escapando sin
importar lo que yo pueda hacer. Tal vez sea demasiado
tarde, puede que haya sido una idiota por no llamar a la
policía, así que si mi madre muere, yo también tendré parte
de culpa. No hay duda de ello. Nunca me recuperaré de
esto, no me perdonaré jamás, puede que ni siquiera sea
capaz de vivir conmigo misma.
Cojo el móvil y llamo a emergencias, necesito una
ambulancia por lo menos. No sé si quiero que venga la
policía, me importa una mierda David, no parece estar en
casa de todos modos, pero necesitamos asistencia médica.
—Ayúdeme —le ruego a la operadora—. Envíe una
ambulancia. Mi madre... no sé qué le ha pasado. Creo que
mi padrastro le ha dado una paliza. La he encontrado en el
suelo, en un charco de sangre y tengo miedo de que muera.
Está desmayada, no habla, apenas respira...
La mujer me pide una dirección, y yo se la doy
enseguida. Noto el corazón en mi garganta y me siento
como una mierda al estar convencida de que esto es por mi
culpa. Le ruego que vengan rápido. Necesito lleguen ya.
Cuando finalizo la llamada, intento calmarme,
diciéndome que la ayuda llegará pronto, pero sigo
aterrorizada imaginándome que no aparezca nadie o que
David intervenga de alguna manera e impida que lleguen.
Siempre temí que David le hiciera daño cuando me fui, pero
nunca pensé que intentaría matar a mi madre. Nunca se me
pasó por la cabeza. ¿Cómo podría haberlo imaginado
siquiera? ¿Qué clase de cabrón le haría esto a otra persona?
Y a la que se supone que ama, además. Dios mío, qué
imbécil...
—Mamá, por favor despierta —le ruego—. Por favor,
dame una señal de que estás bien. Tengo miedo, mamá.
Estoy aterrorizada. Llegué tan pronto como pude, y necesito
saber que fue lo suficientemente rápido. Mamá, te necesito.
—Siento que me estoy derrumbando—. Oh Dios, mamá,
estoy tan asustada. No puedo vivir sin ti. No puedo dejar
que te vayas...
Pero no se mueve, no despierta. Estoy segura de que me
escucha y quiere darme una señal de que está bien, pero no
puede. Y eso es lo que me mata, el hecho de que no pueda.
Las lágrimas fluyen libres por mis mejillas y me derrumbo
sobre ella, rogándole que se quede conmigo. No puedo
perder a mi madre así, no quiero que David gane, no lo
soportaría.
De pronto, oigo un ruido. Me levanto de un salto cuando
me doy cuenta de que se ha abierto la puerta principal. Se
trata de alguien que no tiene miedo de hacer ruido, debe
ser Will. Se ha cansado de esperarme, sin saber lo que está
pasando, y ahora quiere averiguar qué ocurre. Puede que no
lo quiera aquí conmigo, puede que no necesite que vea la
triste realidad de mi vida, pero supongo que ahora
estaremos más allá de eso. Está aquí, es demasiado tarde.
—Will —grito, esperando que pueda oírme—. Will, estoy
en el piso de arriba. Mi madre y yo estamos arriba.
Me derrumbo hacia adelante llorando una vez más, la
emoción me embarga. Apenas logro mantenerme erguida
porque esto es un desastre. ¿Dónde coño está la
ambulancia? ¿Por qué no ha aparecido todavía? O tal vez lo
ha hecho, tal vez son los de la ambulancia.
—Vuelvo enseguida, mamá —susurro—. Voy a buscar
ayuda.
Por si acaso son los de la ambulancia y no pueden oírme,
corro hacia las escaleras. Me inclino sobre la barandilla, pero
no hay nadie. ¿Qué demonios está pasando?
—¿Hola? —grito—. ¿Will? ¿Enfermeros? Mi madre está
aquí arriba. Necesita ayuda urgente.
Pero nadie contesta. ¿Podría haberse abierto la puerta
sola? No sé si la cerré bien cuando entré corriendo. Tal vez
sea eso. Corro hacia la ventana más cercana para observar
la calle, por si han llegado los de la ambulancia. Sin
embargo, no hay nadie. Nada ha cambiado... aparte de que
la puerta del coche de Will está abierta de par en par. Ya no
está en el coche. Debe haber sido él el que ha entrado, pero
¿dónde coño está?
—Will, ¿dónde estás? —Me inclino y grito aún más fuerte
—. Will, estoy aquí arriba.
Oigo otra vez ese sonido aunque… No, no es la puerta
principal.
Mi corazón se salta un latido. No sé qué se supone que
he oído, pero me asusto muchísimo. No es un sonido normal
y, como esta situación ya es un puto desastre, no necesito
añadirle más. Miro hacia atrás, a mi madre, esperando que
esté bien mientras voy a comprobar qué pasa. Preciso saber
si esto se va a poner peor de lo que ya está... si es posible.
—¿Will? —Apenas puedo oír el golpeteo de mis oídos. Sé
que todavía hay golpes—. ¿Will?
Mierda. No encuentro a Will hasta que llego a la cocina y
no está solo. David sigue en la casa después de todo y tiene
una mirada de borracho. También está cubierto de sangre
que, supongo, es de mi madre.
—Pequeña zorra —exclama David, y escupe saliva con
cada palabra—. ¿Cómo te atreves a traer a este imbécil a mi
casa? ¿Quién es este cabrón? ¿Alguien con quien te has
estado acostando, putita? ¿Y qué hace aquí? ¿Quieres mi
bendición y la de tu madre para estar con este capullo? ¿Te
vas y vuelves para decirnos que te has convertido en
prostituta? Eso matará a tu madre.
En el pasado, siempre he guardado silencio cuando me
ha dicho este tipo de cosas porque no quería provocarle
más. Saber que no sería yo quien pagase las consecuencias
de mis palabras, sino que lo haría mi madre, era lo que me
obligaba a callarme. Pero esta vez, no siento el mismo terror
y no puedo explicar por qué.
Tal vez es porque Will está aquí o porque he puesto algo
de distancia con esta casa. Incluso podría ser porque ha
llevado las cosas demasiado lejos y es hora de terminar con
esto. Será un alivio, estoy segura. Ha pasado demasiado
tiempo desde la última vez que David me impidió sentirme
libre de verdad.
—Ya has tratado de matar a mi madre, gilipollas —le grito
—. No te atrevas a hablar de ella.
David se aparta de Will como si no fuera nada y empieza
a abrirse paso hacia mí. Pese a que lleva años sin ponerme
la mano encima, su mirada me dice claramente que eso
está a punto de terminar. Esta vez va a golpearme también
a mí. Ahora, seré yo su saco de boxeo.
Capítulo 16 - William

—Ni hablar. —Ese gilipollas me tomó por sorpresa al


pillarme desprevenido, pero no dejaré que toque a Serena.
Ni de coña. Puede que sea peligroso y temo atacarle porque
no sé qué hará en su estado de embriaguez, pero no voy a
permitir que ataque a Serena. Ella no se lo merece. Por lo
visto, el muy cabrón ha herido gravemente a su madre—.
Jódete, David.
Gracias a Dios que seguí a Serena hasta dentro de la
casa y esperé en la puerta principal. Sé que no quería que lo
hiciera, pero sentí en mis entrañas que era lo correcto, y
acerté. Mi intuición no me ha decepcionado todavía.
Me abalanzo sobre David, sorprendiéndole esta vez, y
antes de que logre llegar a Serena, lo tiro al suelo. Debido a
lo bebido que está, cae con facilidad y logro inmovilizarlo.
Solo cuando está en el suelo y sé que no podrá escapar,
alzo la vista para mirarla. Serena está completamente
quieta, tan asustada que no puede moverse.
—Llama a la policía —le ordeno—. Tienen que venir a
detenerlo. Este hombre es un peligro para todos. —No se
mueve. Creo que está en shock—. Vamos, Serena. Coge el
móvil.
Finalmente se libera de los grilletes mentales que la
paralizan y asiente. Sale de la habitación y sube las
escaleras, imagino que para ir con su madre, donde dejó el
teléfono.
—Es una pequeña zorra —gruñe David desde el suelo,
como si no se diera cuenta de la posición en la que se
encuentra ahora mismo. Tal vez esté demasiado borracho
para comprenderlo—. Una puta. No vivas con ella. Solo te
causará problemas. Como su madre hace conmigo. —Trata
de luchar, pero está demasiado débil y le tengo bien sujeto
—. La gente cree que yo soy el malo de la película, pero
nadie sabe lo que tengo que aguantar a diario. Es
insoportable, no hace nada bien.
—No digas eso de alguien a quien has herido. —Le clavo
la rodilla para intentar callarlo.
—Oh, esa zorra estará bien. No te preocupes por ella —
responde con desdén—. Siempre lo está.
—Eso no es una excusa para golpearla. ¿Quién demonios
te crees que eres? Eres repugnante.
Siempre pensé que los que pegan a las mujeres son unos
cobardes, y lo mantengo, pero David no finge que ha hecho
nada, como creí que haría. En su lugar, casi presume de
ello. Es como si pensara que es solo una forma más de
tratar a las mujeres y que no está haciendo nada malo. No
puedo creerlo.
—Y eso hace que esté bien, ¿verdad? No soporto
escuchar tus majaderías.
—¿Has estado casado alguna vez? Porque si no, no
quiero oír lo que tienes que decir. El matrimonio no es fácil.
Es una batalla diaria. La ira es solo parte de ella. Si no lo
entiendes, cuando te cases, lo harás.
No voy a decirle que he estado casado y que sí, fue duro
porque me casé con la persona equivocada, pero la
violencia nunca se me pasó por la cabeza. Ni siquiera
cuando mi matrimonio se hizo insoportable, nunca habría
golpeado a Molly. Pero no creo que David y yo estemos
exactamente al mismo nivel en lo que se refiere al amor. No
tiene ni idea de lo que significa esa palabra.
—Es inútil, sabes —continúa David con suficiencia—. La
policía no hará nada. Nunca lo hace. Si María no presenta
cargos, y jamás lo ha hecho, no tienen nada de qué
acusarme. Serena no lo entiende porque siempre tiene
metida la cabeza en esos malditos libros, en sus cuentos de
hadas, pero así es el amor en la vida real.
Me imagino a Serena usando sus libros como vía de
escape de la miserable existencia que siempre vivió. Yo leo
para entretenerme, para mejorar la felicidad que ya tengo,
pero para Serena la lectura fue un refugio, algo que
necesitaba para alejarse de todo esto. No puedo creer que
este fuera el capullo que entró en la vida de Serena y María
para llenar el hueco que otro idiota dejó al alejarse de su
familia, y que les haya hecho algo así. En lugar de
enriquecer sus vidas, las ha destruido.
No sé si Serena me dejará volver a su vida, pero si lo
hace, me aseguraré de que sea feliz. Le mostraré que esto
no es amor después de todo. El amor puede ser edificante.
—Venga, amigo —me dice David finalmente—. Quítate de
encima. Esto es una estupidez. Podemos resolverlo como
hombres de verdad en vez de como adolescentes que
juegan a la lucha libre. Esto es...
—Tú fuiste el que me atacó, ¿recuerdas? —le susurro a
modo de advertencia.
—Sí, porque llegué a mi casa y me encontré con un
extraño dentro. Por supuesto que ataqué primero. Eso es lo
que cualquiera habría hecho. Podrías ser un delincuente.
Casi me dan ganas de reír, pero el muy cabrón lo dice en
serio. No sé si me está tomando el pelo, usando el sarcasmo
para ello, o si se ha convencido a sí mismo de que no es un
tipejo de poca monta que no merece ni el aire que respira.
Debe ser jodidamente iluso. Podría darle una patada en la
cabeza de lo enfadado que estoy con él. Por suerte, sé que
no vale la pena. No merece ni eso.
—No, el único delincuente aquí eres tú. El que ha estado
en esta casa todo el tiempo.
La puerta se abre de pronto y la policía irrumpe en el
interior de la vivienda, seguidos por los de la ambulancia.
Han llegado mucho más rápido de lo que esperaba, pero me
alegro. Eso significa que me las he arreglado para mantener
a David en el piso de abajo todo el tiempo. Debo admitir
que estaba un poco preocupado por si encontraba la forma
de escaparse porque es manipulador y está acostumbrado a
la violencia, a diferencia de mí.
Sin embargo, ahora, puedo apartarme de él y ver cómo
se desmorona su aire de engreído cuando le esposan.
Realmente espero que, esta vez, María no lo deje salirse con
la suya. Espero que encuentre la fuerza interior necesaria
para meter a este hombre en la cárcel, el lugar al que
pertenece y desde el que no podrá volver a hacerle daño.

—Resulta que la operadora con la que hablé, avisó a la


policía para que viniera con los de la ambulancia —me dice
Serena débilmente—. No recuerdo bien lo que dije, estaba
en shock. Pero supongo que bastó para que supiera que
necesitábamos ayuda. Así que mi segunda llamada fue
innecesaria...
—Me alegro de que todo haya terminado por el momento
—exclamo—. Le conté lo ocurrido a la policía, y supongo que
tú también. —Asiente con la cabeza, cansada y abrumada
por todo este asunto—. Y los de la ambulancia estabilizaron
a tu madre para trasladarla al hospital. Eso es bueno,
¿verdad?
—Mucho. —Pero todavía puedo ver cómo las lágrimas se
acumulan en sus ojos—. Mi madre está bien por ahora.
Esperemos que sobreviva a este brutal ataque. —Serena se
gira para mirarme—. Muchas gracias por todo. Me trajiste
hasta aquí, evitaste que David me atacara y lo inmovilizaste
hasta que lo arrestaron... No puedo expresarte lo
agradecida que estoy. No lo habríamos logrado sin ti. No
quiero pensar en lo que habría pasado si…
—Eh, tranquila —respondo con calma—. Haría cualquier
cosa por ti, espero que ya lo sepas.
De repente, me sorprende con un fuerte abrazo. Hemos
compartido muchas cosas, ha surgido un vínculo aún más
profundo entre nosotros, y podría llevarnos a cualquier
parte. No ahora, por supuesto, pero tal vez en el futuro. No
quiero crearme falsas esperanzas, pero cuanto más conozco
a Serena, más me enamoro de ella y más convencido estoy
de que es la mujer de mi vida. La conozco de verdad, la veo
de una forma más cruda y honesta y adoro todo de ella. Ella
no es lo que esperaba, ni pensé que podría enamorarme de
una mujer como ella. Pero lo he hecho y sigo haciéndolo. No
sé cuál es la mejor manera de hacerle ver que lo es todo
para mí.
—Tengo que irme —me dice con tristeza—. Voy a ir en la
ambulancia con mi madre para poder vigilarla. No quiero
que esté sola. Y seguro que tienes que volver a la ciudad de
todas formas...
Asiento una vez para relajarla porque piensa que me está
molestando, pero no me iré a ningún lado. La seguiré al
hospital y veré cómo va todo, aunque no quiero asustarla.
Ya tiene bastante de lo que preocuparse, no tiene que
sentirse culpable porque he decidido quedarme. Por suerte
soy adulto y puedo cuidar de mí mismo.
—Por cierto, no te preocupes por el trabajo. —Le sonrío
con ternura—. Aquí es donde tienes que estar ahora mismo.
Se lleva la mano a la boca como si no se le hubiera
ocurrido, lo cual no es ninguna sorpresa. Yo tampoco me
acordaría de la oficina si estuviera en su lugar.
—Oh, Dios, gracias, Will.
Con una última mirada persistente, sube a la ambulancia
para estar al lado de su madre y se sienta para cogerle la
mano. Sin duda, será el mejor apoyo que María pueda
necesitar ahora mismo para salir de la situación en la que
se encuentra, ojalá sea suficiente. Espero que pueda ser la
inspiración que siempre ha querido ser y que María vea que
es posible tener otra vida sin David. Cualquier cosa tiene
que ser mejor que vivir con miedo, ¿no?
«Eso espero», me digo mientras la ambulancia se aleja
con el destino de Serena y María en sus manos, antes de
subirme al coche y seguirla. Rezo a cada deidad que pueda
escucharme para que todo salga bien porque Serena
necesita algo de suerte. Necesita que su madre se recupere.
No sé si será capaz de afrontar perderla. Temo que si eso
sucede, la destroce para siempre.
Capítulo 17 - Serena

—Oh, Dios, mamá, esto es demasiado —murmuro


mientras le tomo la mano, rezando en silencio para que se
despierte por fin. Me han asegurado que está bien, que sus
signos vitales son estables y que se recuperará, físicamente
al menos, pero aún no ha abierto los ojos y eso me está
matando—. Tienes que dejar a David. Tienes que hacerlo.
No podemos seguir así. De ninguna manera. Debes
comprenderlo.
Inclino la cabeza hacia adelante y la apoyo ligeramente
sobre su pecho. Resulta tranquilizador escuchar los latidos
de su corazón, pero aún así no es suficiente. Hasta que no
me asegure que va a dejarle, no podré relajarme. Siempre
me preocupará que esto vuelva a suceder. Es un miedo muy
real.
—Irá a la cárcel si lo denuncias esta vez, mamá. Hay
muchas pruebas en su contra. Admitió ante Will lo que había
hecho, y también se lo dijo a la policía. Además, yo estaré
de tu lado, y habrá otras personas también, estoy segura de
ello. Podemos hacerlo. Podemos deshacernos de él... pero
tienes que quererlo. No puedo hacer esto si no lo quieres.
Tienes que alejarte de él.
Cierro los ojos mientras las lágrimas comienzan a fluir
una vez más. Ya no puedo contener esta emoción. Es como
si esta situación hubiera abierto unas compuertas y ahora
no hay forma de cerrarlas. Todo lo que he soportado durante
años y años mientras me las arreglaba para sobrevivir, de
pronto, resurge con fuerza.
—Esto ha sido duro para mí, mamá. No tanto como para
ti, por supuesto. Ya lo sé. —Asiento con la cabeza antes de
volver a levantarla—. Sé que tú has luchado con esto mucho
más que yo, pero yo también lo he hecho. Ver la forma en
que David te ha tratado ha tenido un terrible impacto en mí.
Me ha quitado la confianza en mí misma, me ha hecho
tímida y retraída, me ha transformado y no en el buen
sentido. —Respiro hondo—. Quiero decir, intento salir de
debajo de la horrible sombra de David, pero cuando algo así
sucede... bueno, me hace comprender que ninguna de
nosotras será libre hasta que esté encerrado para siempre y
no pueda hacerte daño. Siempre serás como una cáscara de
tu antiguo yo, y yo nunca podré relajarme. Esta no es forma
de vivir, mamá. Si no puedes dejar a David por ti misma,
entonces ¿puedes hacerlo por mí? ¿Por favor? No me
importa lo que cueste, pero necesito que te alejes de él. No
soportaría que volvieras con él. No puedo. Por favor, mamá.
Si me derrumbo una vez más, la presión de todo esto
podrá conmigo. Por desgracia, he visto el mismo círculo
vicioso demasiadas veces como para creer que mi madre
logrará dejar a David. Siempre hace cosas terribles, y luego
se las arregla para ganar su perdón. Es horrible. Pero esta
vez, si no se va, terminará muerta. La matará, no hay duda.
No saldrá viva.
—Se... Serena... —De repente, oigo la voz de mi madre.
Suena aturdida como si todavía tuviera dolor, pero por fin
ha despertado, gracias a Dios—. Serena, estás aquí. Viniste
a buscarme.
Inmediatamente, tan pronto como veo sus ojos abiertos,
la abrazo con todo el amor que siento en mi interior.
Siempre he adorado a mi madre, incluso cuando no ha sido
fuerte, y sin David cerca puedo liberarla. Por fin puedo ser la
hija que siempre he querido ser.
—Por supuesto que sí, mamá. Tan pronto como me
llamaste, conseguí que me llevaran a verte. Fue tan
aterrador...
—Lo siento mucho. —La emoción la está afectando
también—. Siento haberte llamado, no sabía qué más hacer.
Estaba aterrada. No debería haberte metido en este lío más
de lo que ya lo he hecho. Te hice crecer en un verdadero
infierno, no debí haberte llamado.
—Mamá, ¿de qué estás hablando? —exclamo
desesperada—. Quiero que me llames. Deseo ayudarte...
pero no quiero volver a verte así nunca más. Fue terrible.
Pensé... pensé...
No puedo decirle que pensé que estaba muerta, pero
creo que lee entre líneas y, de todos modos, lo comprende.
Asiente despacio entre lágrimas cuando el impacto de mi
insinuación la golpea.
—La situación ha empeorado, Serena. Ahora es
insoportable. No puedo seguir teniéndole miedo, es
demasiado para mí. He pasado demasiado tiempo viviendo
aterrorizada y no lo soporto más. Necesito salir de allí.
—¿Hablas en serio? —Me pongo rígida, demasiado
asustada para aceptar su respuesta—. Porque no quiero que
lo digas ahora y, luego, vuelvas con él. Sería demasiado
para mí. No puedo verte con él de nuevo, no puedo.
—Lo sé, y no lo haré. No lo permitiré. No te haré pasar
por eso nunca más. —Mi madre me sonríe débilmente—. No
sé si soy lo bastante fuerte para hacerlo por mí misma, pero
por ti haré cualquier cosa, mi niña. —Odio verla así,
asfixiada. Tomo su mano en la mía—. Me siento tan mal por
todo lo que te he hecho pasar, Serena.
—Mamá, no quiero que te preocupes por el pasado ahora
—le digo con firmeza—. Si te culpas por eso, entonces te
destruirá. El pasado, pasado está; no hay nada que
podamos hacer al respecto. Pero el futuro podemos
cambiarlo. Si realmente deseas alejarte de ese hombre,
entonces todo será perdonado. —No parece convencida—.
Mamá, ven a verme cuando salgas de aquí. Ven a ver lo
bien que me va. No te preocupes más, no me ha afectado
tanto como para no madurar. Y me va bastante bien.
—¿Sí? —Se lleva la mano libre a la boca—. He estado tan
preocupada por ti. Quise llamarte tantas veces, pero no me
dejó. Aunque he estado pensando en ti todo el tiempo.
Todos los días.
—Yo también he estado pensando en ti. —Le aprieto la
mano—. Todo el tiempo. He querido que te mudaras
conmigo todos los días, y ahora... bueno, ahora, tal vez
puedas hacerlo. Si quieres... Te vendría bien un descanso.
No tiene oportunidad de responderme porque alguien
debe haber alertado a la policía de que mi madre está
despierta. Querían que realizase una declaración tan pronto
como fuera posible y, ahora, tienen una oportunidad. La
miro, preguntándome si esto es lo que quiere hacer ahora,
pero ella asiente y me indica que me vaya.
—Solo necesito pensarlo bien —me dice en voz baja—.
No necesito distracciones para poder explicarlo todo.
Tengo la sensación de que ella quiere que me vaya
porque, por fin, va a ser sincera con los agentes y no quiere
que escuche todo lo que David le ha hecho. Confío en ella,
creo que no me dará la espalda y dejará a David libre
porque se ha abierto a mí y me ha contado la verdad.
Bueno, al menos, en parte.
—Estaré afuera —le informo, de manera tranquilizadora y
un poco como una advertencia también—. Llámame cuando
hayas terminado.
Casi me mata salir de la habitación, pero lo hago porque
sé que es lo que quiere mi madre. Me detengo cerca de la
puerta para ver qué puedo oír pero, por desgracia, es
demasiado gruesa. Supongo que es para mantener la
privacidad de los pacientes, así que tendré que esperar y
rezar para que, finalmente, mi madre entre en razón.
—Hola. —Una voz suave me sobresalta. Una voz suave
como el chocolate. Me sorprende ver a Will sentado en el
pasillo, esperándome. Pensé que había vuelto a casa—.
¿Cómo está?
Su sonrisa es tan dulce, que transmite lo mucho que se
preocupa por mí. Resulta casi abrumador. Al mirarlo ahora,
no puedo evitar preguntarme por qué diablos renuncié a él.
¿Cómo pude anteponer mi carrera al amor? En especial, con
un hombre tan increíble como Will. Un hombre que me lo
ofreció todo.
—Mi madre está bien —respondo en voz baja—. Está
despierta ahora y hablando con la policía. Creo que, esta
vez, les dirá la verdad. Espero que sea suficiente para meter
a David entre rejas durante mucho tiempo.
Sus ojos se abren de par en par debido a la sorpresa.
Está conmocionado y solo lleva unas horas metido en este
lío. No ha experimentado todas las idas y venidas de mi
madre durante años. Parece que Will lo entiende mucho
mejor de lo que yo pensaba, pese a no haber pasado por
ello él mismo.
—Vaya, esas son muy buenas noticias. Espero que lo
haga porque con nuestras declaraciones y lo que la policía
vio, tenemos muchas pruebas para encerrarlo. Puede que
nunca tengas que volver a verlo.
Eso suena demasiado bueno para ser verdad. Me
encanta la idea. Quiero a David fuera de mi vida para
siempre. Lo espero con ansias. Pero todo depende de la
fuerza de mi madre.
—Solo podemos esperar. —Me siento al lado de Will
porque no sé qué más hacer—. Y, ¿por qué sigues aquí? No
necesitas quedarte. Has hecho más que suficiente por mi
familia.
—No te voy a dejar, Serena. No creo que entiendas lo
mucho que me importas. —Pasa el brazo por encima de mi
hombro. No es un gesto romántico, sino más bien dulce y
amistoso, pero mi corazón se acelera como loco—. Estaré
contigo pase lo que pase. Tal vez ya no me necesites, pero
puede que me quieras aquí.
En realidad, así es. Pero, aunque es muy amable de su
parte, también es una locura que nada de lo ocurrido le
haya asustado. Sin pensar demasiado en cómo podría
malinterpretarme porque no creo que Will esté demasiado
centrado tampoco, apoyo mi cabeza en su hombro. Siempre
está ahí para mí, ¿no? Cuando más lo necesito, Will Brent
nunca me decepciona. Tiene que significar algo, lo hace aún
más importante para mí... pero ahora no es el momento ni
el lugar para pensar en eso. Ya habrá tiempo para hacerlo.
—Gracias —susurro, sonriendo ligeramente—. Te lo
agradezco, Will. No tienes ni idea.
Capítulo 18 - William

—¿Estás seguro de que esto está bien? —me susurra


Serena por, lo que parece, centésima vez—. No quiero
hacerte pasar por todo esto. Ya has hecho tanto por
nosotras, que no queremos molestarte más, Will...
—Serena, quiero que os alojéis aquí. —Salgo del coche y
la envuelvo con mis brazos cuando ella hace lo mismo. No
sé exactamente lo que somos en este momento, pero nos
sentimos mucho más cómodos si hay un ligero contacto
físico entre nosotros—. Por cierto, esta es solo mi casa de fin
de semana. —Apunto hacia la mansión y, de repente, sus
ojos se abren de par en par—. No paso mucho tiempo aquí
porque es demasiado grande para una persona sola, así que
será agradable que haya algo de ruido.
—Vaya. —Apoya las manos en las caderas y mira el
edificio con asombro—. No puedo creer que tengas una casa
tan increíble como esta y, sin embargo, pases la mayor
parte del tiempo en el apartamento. Quiero decir, entiendo
que resulta más cómodo ir al trabajo cuando está a la vuelta
de la esquina, pero esto es increíble.
—No volveré al apartamento esta semana mientras
estéis aquí —le aseguro—. Como te dije, la distancia entre
mi casa y el trabajo siempre ha sido un inconveniente, pero
quiero estar cerca de ti y de tu madre.
Los dos miramos a Maria. Sigue en el coche, jugueteando
con su nuevo móvil, intentando acostumbrarse a él. Me
apena todo por lo que ha pasado pero, ahora, todo es nuevo
para ella y procura acostumbrarse a una vida sin el hombre
que ha estado a su lado durante años, aunque fuera una
mierda. Será diferente para ella continuar sin David. Seguro
que le costará tiempo, pero poco a poco verá que la vida es
mucho mejor sin él.
—Tal vez David ya esté en la cárcel —me confiesa Serena
—, pero mi madre todavía tiene miedo. No me lo ha dicho
directamente, pero lo sé. Se ha convertido en un desastre
por su culpa y creo que le va a llevar un tiempo reconocer
que ya no debe tener miedo. Así que, te agradezco mucho
que nos invites a venir aquí, contigo. Esta es una casa que
David no conoce, está lejos de todo a lo que está
acostumbrada mi madre, y también tiene buena seguridad.
—Oh, desde luego. —Echo la cabeza a un lado y sonrío—.
Estaréis a salvo aquí. No hay nada de qué preocuparse.
—Por eso esto es tan genial. —Serena toma mi mano en
la suya—. Y, no puedo agradecértelo suficiente.
Algo chisporrotea entre nosotros, es nuestra intensa
química de siempre, pero debo tener cuidado porque ella
fue la que cortó. Serena me dejó, debido a su situación
laboral, así que si algo va a pasar entre ambos tiene que
partir de ella. Me doy la vuelta y abro la puerta del coche
para que María se una a nosotros, así la tensión se disipa.
—¿Entramos? —pregunto sonriente—. Así, os mostraré
vuestras habitaciones y podréis conocer la casa.
—Eres muy amable —exclama María mientras la
acompaño dentro—. Gracias. Haré todo lo que pueda para
compensarte. Limpiaré y cocinaré, yo... no sé, pero te lo
agradeceré de alguna manera.
Me rio y le digo que no espero nada a cambio. Las oí
hablar en el hospital sobre lo que iban a hacer. Serena le
pidió a su madre que se mudara con ella al apartamento,
pero María se asustó porque David podría encontrarla al
saber la dirección. Además, allí no habría suficiente espacio
para las dos, por lo que se me ocurrió ofrecerles la mansión
para pasar el fin de semana. Ni siquiera tuve que pensarlo,
fue perfecto y aunque, al principio, se sorprendieron,
aceptaron.
No quiero nada de Serena y María. Solo ayudarlas todo lo
que pueda.
Ahora, mientras las acompaño dentro, me siento feliz. La
casa es más cálida con su presencia. Ni siquiera sabía que
le faltaba algo, pero ahora me doy cuenta de que este lugar
no será el mismo sin ellas. En especial, sin Serena. Supe,
desde el primer momento que la vi, que era diferente, pero
cuanto más tiempo paso con ella y en todo tipo de
situaciones, me gusta más y más.
De hecho, me estoy enamorando de ella, lo cual es
increíble, sobre todo porque Serena no me ha dado ninguna
señal de que sienta lo mismo. Pero eso no significa que
pueda evitar lo que siento.
—Esta es la sala de estar —digo mientras caminamos por
la casa—. Podéis usar lo que queráis. Los mandos de la
televisión están todos ahí, y son fáciles de manejar, así que
cuando os apetezca ver algo, hacedlo. Ah, y en la cocina,
encargaré algo de comer. Estoy seguro de que debéis tener
hambre, así que podremos comer cuando terminemos el
paseo.
Los ojos de Serena casi se le salen de las órbitas cuando
pasamos por las otras habitaciones de abajo, especialmente
cuando ve el tamaño de mi despacho y la biblioteca. No
creo que supiera lo rico que soy en realidad. Espero que
esto no cambie su forma de tratarme.
—Ahora, subamos para que pueda mostraros los
dormitorios.
María se queda en su habitación para desempaquetar
algunas de sus cosas e instalarse. Me encantaría que
Serena ocupara mi habitación, para compartir la cama una
vez más, pero, en lugar de eso, la instalo en la de al lado.
Puede que sea una tortura, pero estoy acostumbrado a vivir
a su lado. Tan cerca y, al mismo tiempo, tan lejos.
—Bien, te esperaré abajo. —Apunto hacia atrás y me
alejo de ella, pero mantengo los ojos fijos en los de Serena
todo el rato. Parece que no puedo detenerme—. Voy a pedir
la comida, ven y únete a mí cuando estés lista. Y si
necesitas algo, por favor, dímelo. Haré todo lo que pueda
por ti...
—Gracias, todo esto resulta tan encantador. Mi madre y
yo no podríamos ser más felices.
Sonrío como un tonto mientras bajo las escaleras, más
feliz de lo que he estado en mucho tiempo. Me gusta estar
cerca de Serena una vez más, me da esperanzas.
Esperanzas de que ella y yo quizás podamos volver a estar
juntos.
Mientras encargo la comida, recibo algunos mensajes de
la oficina, pidiéndome consejo sobre ciertas cosas. No he
ido a trabajar durante una temporada, y para ser sincero,
necesito volver. Confío en mis empleados, por supuesto,
pero nunca he dejado que la empresa funcione por sí sola
durante un período tan largo y me sentiría mucho mejor si
pudiera comprobarlo todo para asegurarme de que está
bien. Creo que sería una buena idea dar a María y Serena
algo de tiempo para adaptarse a esto. Podría ser un poco
raro que yo esté siempre atosigándolas.
Aunque esperaré hasta después de la comida porque
estoy hambriento tras los últimos días, así como del largo
viaje que acabo de hacer, y también porque no quiero que
parezca que las estoy invitando y, luego, abandonado.
Además, disfruto con Serena y su madre, son tan dulces y
encantadoras.
—Necesito ir a la oficina —le digo discretamente a
Serena una vez que terminamos de comer—. Pero, por
favor, quiero que tú y tu madre os sintáis como en casa.
Después de todo lo que María ha pasado...
—¿Necesitas que yo también vaya a trabajar? Ha pasado
mucho tiempo. Sé que dijiste que tenía tiempo libre, pero no
quiero descuidar el trabajo aún más. No debería hacerlo
cuando acabo de empezar.
—En realidad, estaba pensando en conseguirte un
portátil, así podrías hacerlo desde aquí. ¿Qué te parece? —
Sé que necesita trabajar y ganar dinero. Además, aunque
quiero que siga en la empresa porque es una gran
empleada, debe estar cerca de su madre. Y, si no va a la
oficina, tal vez reconsidere lo nuestro...—. De ese modo,
puedes estar cerca de tu madre.
—¿Harías eso por mí? ¿En serio? —exclama sorprendida
—. Eso sería asombroso, porque no quiero dejarla sola en
este momento. No sé si será capaz de soportarlo. Parece
encontrarse bien, pero sé que también está asustada. Me
preocupa que todo esto sea demasiado para ella si me voy...
—Exactamente. Así que, eso es lo que haremos. Me iré
ahora, pero volveré con un ordenador.
Nos sonreímos el uno al otro, casi como si
compartiéramos un pequeño secreto, y no puedo ignorar la
forma en que mi corazón se agita por esta mujer. Sí, puede
ser una locura porque no nos conocemos desde hace mucho
tiempo, pero hemos compartido lo suficiente como para
llenar un par de vidas, así que supongo que también tiene
sentido. Me he enamorado, estoy enamorado de esta mujer,
ella lo es todo para mí. La necesito de nuevo en mi vida,
para siempre.
Pero ahora no es el momento, debo ir a la oficina
mientras Serena pasa algo de tiempo con su madre. Ha
habido demasiados problemas en nuestras vidas y creo que
necesitamos que todo se asiente antes de volver a estar
juntos. Quizás suceda de forma natural con el tiempo, o
quizás no. Pero no puedo presionarla. Necesito dar un paso
atrás y permitir que las cosas surjan con calma. No hay
nada más que pueda hacer.
—Bueno, te veré más tarde. —Me despido un tanto
incómodo—. Pásalo bien, ¿vale?
—Sí, y gracias de nuevo. Esto significa un mundo para
mí. No sé dónde estaríamos sin ti. No hubiera podido
convencer a mi madre de venir aquí sin ti.
Asiento, y entiendo por qué esto lo significa todo para
ella ahora mismo. Serena se ha quitado las capas que la
recubrían y me ha dejado verla. Nunca ha tenido un apoyo
como este, ninguna de las dos lo ha tenido, y yo puedo serlo
para ambas durante todo el tiempo que necesiten.
Capítulo 19 - Serena

—¿Se ha ido Will? —me pregunta mi madre en cuanto la


puerta se cierra tras él—. Porque si lo ha hecho, me gustaría
charlar contigo. —Debo haber puesto una expresión de
horror porque se echa a reír y añade—: Lo siento, no
pretendía que sonara tan desalentador. Es solo que no he
tenido todavía la oportunidad de hablar contigo sobre esto.
Mi madre ocupa el sofá de Will y acaricia el espacio que
hay a su lado. Me siento en él provisionalmente, pero
admito que estoy nerviosa, por mucho que mi madre
intente convencerme de que no pasa nada.
—¿Qué ocurre, mamá? Tienes una expresión extraña.
—¿Qué hay entre tú y Will? Y, por favor, no me vengas
con esa tontería de que sois amigos. Ni trates de
convencerme de que «es solo mi jefe» porque no me lo
creo. Te conozco demasiado bien. Puedes pensar que
siempre he estado distraída por lo de David, y en cierto
modo tienes razón, pero también soy tu madre.
Suspiro fuerte, sabiendo que ahora tendré que ser
sincera con ella, por muy duro que sea.
—Hubo algo entre nosotros, antes de que me enterara de
que era mi jefe. Cuando creí que solo era mi vecino, lo
pasamos muy bien juntos. Pero entonces empecé en mi
nuevo trabajo, y allí estaba él...
—Vaya, eso debe haber sido incómodo. —Se ríe y creo
que acaba de imaginarse la escena. Supongo que si no
fuera tan trágico, sería divertido—. ¿Cómo lo superaste?
—Bueno, terminé lo nuestro de inmediato porque pensé
que sería una pesadilla. Y entonces...
—Fue la persona a la que llamaste para que te ayudara.
—La expresión de mi madre se suaviza. Me transporta al
momento en que me quedé ante aquel estúpido pub,
desesperada—. Y estuvo a tu lado. Todo el tiempo. No solo
te llevó, sino que se enfrentó a David, se quedó con
nosotras y, ahora, nos ha dejado quedarnos aquí.
—Haces que suene como si fuera un héroe. —Intento
reírme, para que esto sea menos tenso, pero no puedo.
—Lo es. Y también está locamente enamorado de ti. Lo
sé por cómo te mira.
Cojo aire y lo mantengo con fuerza. Puede que no fuera
Will quien lo ha dicho, pero estamos hablando de él.
—Oh, vamos, Serena. —Mi madre pone los ojos en blanco
—. Debes haberlo notado. Ese hombre te adora. Y desde el
punto de vista de alguien que tiene demasiada experiencia
con tipejos impresentables, te aseguro que es un hombre
maravilloso y que estarías loca si lo dejas escapar.
Sus palabras causan un dolor físico en mi pecho. En
realidad, me aferro a mi corazón ante la perspectiva de
perder a Will para siempre. Traté de dejarlo porque parecía
lo correcto, pero no puedo imaginarme sin él.
—Sé que es un buen hombre, mamá, eso nunca lo puse
en duda —exclamo, luchando por hablar—. Pero eso no
significa que pueda ser mío. Yo podría sentir lo mismo,
podría tener... —No puedo llamarlo amor por mucho que lo
desee— fuertes sentimientos por él también, pero es mi
jefe. Eso no ha cambiado. No puedo perder mi trabajo.
Mi madre se calla un momento antes de continuar:
—No lo entiendo. No entiendo cuál es el problema con
que sea tu jefe. ¿Por qué importa eso? Si lo vuestro es
verdadero amor, nada debería interponerse en tu camino.
No sé si mi madre es la persona más adecuada para
darme consejos amorosos, considerando todos los errores
que ha cometido en el pasado, pero soy consciente de que
solo desea lo mejor para mí. Y si cree que es Will... bueno,
probablemente tenga razón. Por muy complejo que sea.
—Aunque podría ser muy complicado, ¿no? —le pregunto
desesperada—. No dejo de pensar en todo lo que podría
salir mal y eso me aterra. No sé si podría soportarlo.
Ella me rodea con sus brazos en un gesto reconfortante.
—Las cosas pueden salir mal, eso no se puede negar. No
hay forma de predecir lo que pasará en el futuro. Pero
tampoco creo que debas vivir con miedo. Estoy segura de
que debí ser yo quien te transmitió ese miedo, cariño, pero
ahora estoy aquí. No me voy a ir a ninguna parte, Serena.
Estaré aquí para recoger los pedazos si lo vuestro va mal
porque ya es hora de que ejerza de madre para ti.
Empiezo a llorar y no sé si mis lágrimas son de felicidad o
tristeza. Estoy emocionada por tener a mi madre aquí,
conmigo, con mayor fuerza mental que nunca. No puedo
evitar pensar que esta vez lo dice en serio, ahora se
mantendrá alejada de David para siempre y estará conmigo.
Me parece que está lista, que es lo que siempre he
esperado.
—¿Te vas a quedar aquí conmigo? —susurro, esperando
que asienta, lo que afortunadamente hace—. ¿No te
acercarás a él otra vez? No podré soportarlo, mamá. Te digo
que...
—Verte comenzar de nuevo y florecer así me ha
inspirado. —No puedo creerlo, por fin me dice lo que
siempre he querido oír desde que planeé mudarme—.
Quiero un poco de la felicidad que has encontrado aquí y
vivir rodeada de malos recuerdos no será bueno para mí.
Voy a cancelar el contrato de alquiler de la casa, y
empezaré a trabajar para ahorrar algo de dinero para vivir
en algún lugar cercano.
La rodeo con mis brazos y la abrazo con alegría. Quiero a
mi madre aquí, donde siempre pueda vigilarla y apoyarla.
Estoy decidida a que esto se haga realidad.
—Eso me encantaría, mamá, será increíble. Y todo lo que
pueda hacer para ayudarte, lo haré.
Se retira para mirarme con seriedad.
—Necesito algo de tiempo para curarme primero. No
quiero presionarme demasiado rápido, demasiado pronto.
Will ha sido asombroso conmigo y quiero pagarle haciendo
algo por mí misma. Así que, por ahora, tienes que dejarme
seguir con eso mientras te las arreglas.
—No hay nada que tenga que resolver ahora mismo —
insisto—. Estoy aquí para ti.
Mi madre alza una ceja.
—Entonces, la charla que acabamos de tener sobre Will
no ha significado nada para ti. Porque hablo muy en serio.
Creo que tú y él deberíais intentarlo. Creo que lo necesitas.
Agacho la cabeza, incapaz de mirarla a los ojos porque
tengo miedo de mostrarle mis verdaderos sentimientos sin
querer.
—No sé lo que haré. Necesito pensarlo. No quiero
precipitarme y cometer un error del que me arrepentiré más
tarde porque, ahora, hay mucho en juego. Mi trabajo, tu
casa, mi corazón...
—Hazlo entonces... aunque ambas sabemos que
necesitas estar con él.
Me levanto, terminando nuestra conversación, pero sus
palabras me persiguen toda la tarde. Noto que mi madre me
mira con frecuencia, preguntándome con los ojos, lo cual no
me ayuda nada. ¿Cómo se supone que voy a llegar a algún
tipo de conclusión lógica si me mira así todo el tiempo? Es
difícil porque, además, quiero ceder a su idea, quiero
tenerlo todo, pero no sé si puedo. No sé si alguien debería
tener esa suerte. Especialmente después de todo lo que he
pasado.
Pero en el momento en que Will vuelve a su casa y sus
ojos se encuentran con los míos, me inunda la sabiduría que
mi madre me ha transmitido. Siento que el amor que he
intentado controlar me supera una vez más. Dios, Will es el
hombre perfecto, ¿no es así? Estaría completamente loca si
renunciara a él.
Mi madre se va a su habitación. Desaparece, casi como si
supiera lo que va a pasar. Will también puede sentirlo. Sus
ojos casi se le salen al acercarse aún más a mí.
—Te amo —exclamo, incapaz de detener las inesperadas
palabras que salen de mi boca—. He tratado de ignorarlo
debido a nuestra situación laboral, pero después de todo lo
que ha pasado... —Una bola de emoción me oprime la
garganta—. Y después de comportarte como un héroe todo
el tiempo... bueno, no puedo ignorarlo más.
—Yo también te amo. —Deja caer su maletín como si no
fuera nada—. Te amo y he querido que seas mía desde que
te conocí. Pero no deseaba presionarte a hacer nada que no
quisieras...
Niego con la cabeza y corro hacia él, saltando a sus
brazos para agarrarlo posesivamente y hacerlo mío. Sí, mi
madre tenía razón, esto es lo correcto, nada podría ser más
perfecto que esto. Will llegó a mi vida por una razón, el
destino me lo trajo, y no quiero darle la espalda a eso.
Me levanta y me hace girar con una sonrisa gigante en
su rostro antes de juntar sus labios con los míos y besarme
como si no hubiera un mañana. Mi corazón explota como un
volcán, la lava del amor fluye sobre mí y se aferra a cada
centímetro de mi piel, haciendo mi vida completa. No sé
cómo, pero parece que voy a intentar tenerlo todo. A mi
madre a mi lado, un empleo que me encanta —ahora
trabajando desde casa para poder cuidar de mi familia—, y
al hombre de mis sueños. Tal vez la suerte, finalmente, se
ha cruzado en mi camino y he sido lo bastante valiente para
tomarla.
No sé cómo será mi futuro con Will, no hay garantía de
que sea perfecto para siempre, pero estoy dispuesta a
arriesgar mi corazón y mi vida para intentarlo porque vale la
pena. El dolor podría ser terrible, pero las recompensas si
esto funciona, lo serán absolutamente todo.
—Te amo —le repito mientras nos separamos.
—Nunca me cansaré de oír eso. —Me besa de nuevo—. Ni
tampoco de decírtelo. Yo también te quiero, Serena.
Capítulo 20 - William

Seis meses después...


—Vaya, has conseguido que parezca un hogar. —Le
sonrío a María mientras miro el apartamento que ella ha
transformado. Sabía que sería una buena idea tenerla como
inquilina—. Cuando vivía aquí siempre me había parecido
blanco y aburrido. Pero eso era porque era un apartamento
entre semana, no mi hogar permanente.
Quise proporcionarle un buen comienzo en la vida, así
que mantuve mi apartamento incluso cuando dejé utilizarlo
durante la semana. María necesitaba un casero que la
cuidase aunque los tiempos fueran difíciles porque, aunque
ahora está trabajando, a Serena le preocupa que, en algún
momento, el pasado vuelva a atormentarla y que su madre
pueda desmoronarse. Es fuerte, y lo ha sido desde que
David fue encarcelado, pero no hay garantía de que eso
siga igual. Por eso, su alquiler es mínimo y no la echaré
pase lo que pase. Este apartamento está cerca de su trabajo
y, por supuesto, de su hija, así que es perfecto. Además,
Serena adora tener a su madre cerca. Es genial para ambas
mantener ese vínculo. Se perdieron muchos años como
madre e hija por culpa de David. Ahora, en cambio, pueden
recuperarlo.
—Es raro pensar que Serena vivió en el piso de al lado. —
María toca la pared—. Aunque no duro mucho tiempo, por
supuesto. En seguida se mudó contigo, como sabía que
haría...
—Me alegro de que se mudara aquí o nunca la habría
conocido.
—Vosotros dos estabais destinados a terminar juntos,
Will. —Me sonríe feliz—. De algún modo, os habríais
encontrado el uno al otro. El destino os habría empujado a
hacerlo.
—Bueno, hablando de eso... —Saco una cajita de mi
bolsillo y se la enseño a María—. Quería pedirte permiso
para proponerle matrimonio a tu hija. Sé que puede parecer
un poco pronto, pero ella y yo estamos enamorados...
—¡Oh, Dios mío! —Se lleva las manos a la boca en estado
de shock—. ¿De verdad? ¡Claro que sí! Ambos habéis vivido
más cosas que la mayoría de las parejas en toda su vida.
Estáis destinados a estar juntos.
Me da un fuerte abrazo. Esta mujer se ha convertido
rápidamente en un miembro más de mi familia. Me ha
encantado tenerla viviendo conmigo y verla librarse de la
sombra de David, y me complace hacerlo oficial.
—¿Vas a proponerle matrimonio esta noche? —María se
seca las lágrimas de felicidad.
—Sí. Voy a preparar una cena especial y le propondré
matrimonio con una dulce y romántica música de fondo.
Nada muy intenso porque sé que puede ser demasiado para
Serena. Algo dulce...
—Eso suena perfecto —exclama María, mientras las
lágrimas recorren sus mejillas—. Oh, me siento tan feliz por
ti. No podría estar más contenta. Has sacado a Serena de su
caparazón y la has convertido en la mejor versión de sí
misma.
—Ella también hace lo mismo por mí, créeme —le
aseguro—. Cuando estuve casado antes, Molly sacó lo peor
de mí, pensé que era feliz entonces, pero Serena me ha
mostrado cómo es la verdadera felicidad.
Decirles a Serena y a María que estuve casado, fue como
si fuera a ser una carga pesada. No había tenido la
oportunidad de hacerlo, era una capa que nunca eché atrás
porque no había llegado el momento, pero se lo tomaron
sorprendentemente bien. A Serena no le preocupa mi
pasado, solo es feliz de compartir un futuro conmigo.
—Ambos merecéis ser felices, así que me alegro por los
dos. —María me frota el brazo de forma tranquilizadora—.
La boda va a ser increíble, como lo será el resto de vuestra
vida juntos.
Tenía la sensación de que María me daría su bendición,
pero no puedo dejar de sonreír de oreja a oreja y abrazarla
una vez más. Aunque preguntarle a María es la parte fácil.
Ahora, necesito ir a casa y preguntarle a Serena si acepta
este compromiso, si quiere estar conmigo para siempre.
Desde que volvimos, no habido signos de que nuestra
pasión y química vayan a desaparecer, ni de que no nos
amemos. Aún así, podría no querer casarse conmigo...
Dios, no me dejaré llevar por el miedo. No puedo dudar
ahora porque me convencería de no hacerlo, y esto es algo
que he querido desde el momento en que vi por primera vez
a Serena subiendo las escaleras con aquella caja enorme.
Poco sabía entonces que acabaríamos juntos de verdad...

—Todo va a salir bien —me digo mientras espero


impaciente a que Serena vuelva a casa—. Llegará pronto y
todo irá bien. Todo está preparado, en su sitio, todo saldrá
bien...
La cena huele genial —he estado practicando en la
cocina para tratar de igualar los estándares de Serena y
creo que casi lo he conseguido—, las rosas son preciosas, la
iluminación suave es perfecta, la música de ambiente es
maravillosa… creo que todo está bien. Y estoy encantado
con el anillo que he elegido. Un pequeño diamante, de corte
princesa, no demasiado exagerado —no como el que le
compré a Molly, ya que ella quería uno grande, brillante y
muy caro, lo cual debería haberme advertido de que era
una cazafortunas— así que estoy listo. Ahora, solo necesito
que aparezca el amor de mi vida para completarlo todo.
—Cariño, estoy en casa. —Mi corazón empieza a latir
como loco cuando oigo a Serena—. ¿Dónde estás? Oh, ¿y
qué es lo que huele tan bien? No sabía que hoy ibas a pedir
algo para cenar.
—Qué simpática. —Me echo a reír, tratando de no
dejarme llevar por los nervios—. He cocinado yo.
Estoy seguro de que Serena está a punto de bromear con
algo, pero se queda sin palabras cuando entra en el
comedor y ve el romántico escenario en el que he estado
trabajando toda la tarde.
—¿Qué es esto?
—Serena Galloway... —Iba a esperar unos momentos
antes de hacerle la gran pregunta, pero su mirada me dice
que debo hacerla de inmediato. Últimamente, lo que más
me interesa es seguir mi intuición. Me arrodillo delante de
ella y me rio cuando abre los ojos de golpe—. Te amo. Ni
siquiera puedo encontrar las palabras para expresarte
cuánto te amo. Me consume completamente cada día y me
llena de calor cada vez que te miro. —Las lágrimas recorren
las mejillas de Serena, haciéndome muy feliz. Mi sonrisa se
extiende por mi cara mientras sigo hablando—: Eres lo
mejor que me ha pasado nunca, Serena. No puedo siquiera
imaginar cómo sería la vida sin ti. Eres hermosa, dulce, la
mejor persona que he conocido en mi vida. Te quiero desde
el fondo de mi corazón y quiero hacer lo nuestro oficial.
Quiero gritar a los cuatro vientos que soy tuyo y tú eres mía.
Quiero... —Oh, Dios, la intensidad de este momento es más
abrumadora de lo que esperaba—. Quiero pasar el resto de
mi vida haciéndote feliz, haciendo tu vida más fácil, quiero
serlo todo para ti, Serena, como tú lo eres para mí. —Inspiro
un par de veces antes de continuar, tratando de ordenar
mis ideas—. Lo que realmente quiero preguntarte, Serena
Galloway, es ¿me harás el hombre más feliz del mundo
aceptando ser mi esposa?
—¿Quieres casarte conmigo? —medio grita Serena—. ¿De
verdad quieres ser mi marido?
—Por supuesto que sí. He querido casarme contigo desde
el primer momento que te vi.
—Sí, me casaré contigo —exclama—. ¡Sí, sí, sí! Dios mío,
sí, por supuesto que quiero casarme contigo...
Deslizo el anillo en su dedo, me encanta lo
increíblemente bien que queda en su mano, y luego me
levanto para saludarla, para besar a la mujer que se ha
convertido oficialmente en mi prometida. Sus labios son tan
maravillosos contra los míos como la primera vez que
compartimos un beso. Nada ha cambiado, solo es más
profundo y mejor. Sé que eso continuará después de que
nos convirtamos en marido y mujer. Solo podemos mejorar.
Tendremos hijos, formaremos una familia propia, con
María viviendo cerca. Mi empresa seguirá creciendo con la
ayuda de mi mujer, seguirá siendo la parte integral de ella
que siempre ha sido, y nadie puede ponerlo en duda, y
seguiremos haciéndonos felices uno al otro. Nos apoyamos
mutuamente, somos un equipo, ella me llama su héroe,
pero ella es la mía también. No sería capaz de vivir sin
Serena. Somos felices el uno con el otro, y no puedo esperar
a seguir disfrutando de ello.
Amo a esta mujer con todo mi corazón, y ella a mí. ¿Qué
podría ser mejor que eso?

También podría gustarte