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Teoría y Técnica de Psicoterapias

Clínica psp
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Capítulo 1: Introducción: El campo de las psicoterapias y algunas de sus

direcciones de desarrollo

El campo de las psicoterapias es de una complejidad creciente, presentando


desafíos en niveles epistemológicos, teóricos, técnicos, docentes y de investigación.
El avance científico en este ámbito es lento, lo cual es preocupante dada la
importancia de las intervenciones terapéuticas en la vida de los individuos y grupos.
Se identifican tres prioridades fundamentales para el desarrollo científico de las
psicoterapias:
1. Afianzar la descripción y explicación de sus técnicas.
2. Trabajar sobre pilares teóricos que sustenten y enriquezcan la práctica técnica.
3. Realizar un cuestionamiento ideológico de las teorías y técnicas para
relacionarlas con el contexto social más amplio.
Se propone una teoría de las técnicas que no se limite a la mera utilidad o a la
obtención de "resultados" aislados, sino que considere un amplio marco social,
teórico e ideológico. Un salto teórico importante se logra al describir las
intervenciones del terapeuta con un lenguaje no comprometido con las
superestructuras teóricas de cada escuela.
El documento delinea ocho direcciones clave para una actitud científico-técnica
comprometida con el desarrollo de las psicoterapias:
1. Entender el campo como un estado experimental pleno, abierto a innovaciones
y dispersión creadora, donde las nuevas técnicas obligan a replantear los soportes
teóricos.
2. Identificar la construcción de teoría como una urgencia, aventurando
conceptos e hipótesis que permitan cuestionar métodos y abrir nuevas rutas
conceptuales, ya que las investigaciones existentes son limitadas.
3. Partir de la necesidad de inscribir toda teoría psicológica y psicopatológica en el
marco de una concepción antropológica totalizadora del hombre, que considere
los dinamismos grupales, campos prospectivos e ideologías en relación con las
condiciones socioeconómicas y políticas.
4. Profundizar la descripción de los hechos que emergen en la experiencia
psicoterapéutica, transformando lo que ha sido "arte intuitivo individual" en saber
transmisible.
5. Conceder importancia a la experiencia de vivir y estudiar más de una técnica
de psicoterapia en la formación del terapeuta, para una comprensión plena de sus
sentidos y alcances, evitando la restricción mental de una sola escuela.
6. Reconocer la consolidada conceptualización de las psicoterapias
individuales (herederas del psicoanálisis), pero también el acelerado desarrollo de
técnicas grupales impulsado por la demanda masiva. Muchos conceptos
individuales se aplican a contextos grupales, y las aperturas grupales pueden
cuestionar profundamente los enfoques individuales.
7. Enfrentar la problemática del lenguaje, buscando recuperar las condiciones
para que la palabra alcance su máxima plenitud, integrando el cuerpo y la acción en
la experiencia terapéutica. Nuevas experiencias grupales y psicodramáticas
cuestionan la inmovilidad, subrayando la necesidad de actuar para
sentir-pensar-verbalizar con nueva intensidad.
8. Realizar una revisión epistemológica y filosófica constante de las
psicoterapias, cuestionando las premisas de salud y enfermedad, e indagando el
inconsciente de la clase y capa social del terapeuta. Esto implica una crítica
ideológica sobre cómo las técnicas y teorías se construyen en estratos sociales
aislados y se aplican sin regionalización. Esto podría llevar a cambios parciales o
totales en las técnicas de psicoterapia conocidas.

El futuro de las psicoterapias consiste en negarse dialécticamente como terapias


para volcar sus adquisiciones en los campos de la prevención y la educación. El
trabajo es inherentemente interdisciplinario, influenciado por epistemologías de la
complejidad y nuevos desafíos del capitalismo global, que obligan a comprender la
constitución de la subjetividad en las sociedades actuales.

Capítulo 2: Psicoterapia dinámica breve. Aportes para una teoría de la técnica

Este capítulo aborda la necesidad de una conceptualización más robusta para las
terapéuticas breves, que han surgido en gran medida de la demanda masiva en
instituciones psiquiátricas. Se argumenta que, aunque empíricas, estas terapias
pueden encontrar una racionalidad que las legitime, asentando su base en el
psicoanálisis y otras disciplinas, pero desarrollando un esquema referencial
propio.

Se proponen conceptos básicos para este esquema referencial de las


psicoterapias breves:

• Modelo etiológico: Se orienta a la comprensión psicodinámica de los


determinantes actuales de la enfermedad o crisis, jerarquizando el papel de las
condiciones de vida del paciente (vínculos interpersonales, vivienda, trabajo, cultura,
ideologías) y no solo la neurosis infantil. Esto contrasta con el psicoanálisis estricto
al ocuparse del "afuera" del tratamiento. Se reconoce una constelación de
factores múltiples que configuran la "enfermedad".

• Modelo de salud y adaptación: Se reconoce que el paciente conserva


comportamientos realistas adaptativos junto con fenómenos patológicos. La
psicoterapia breve busca el fortalecimiento de las "áreas del yo libres de
conflicto". Esto implica una flexibilidad en la organización de los recursos del
terapeuta, en contraste con un encuadre estricto.

• Modelos motivacionales y cognitivos: La personalidad se ve con una dualidad


funcional (motivaciones infantiles y adultas), requiriendo una gama amplia de
recursos para abordar diversos niveles motivacionales. Se busca fortalecer la
capacidad de adaptación realista y discriminación del paciente, ampliando su
autoconocimiento.

En instituciones, la terapéutica breve implica un programa unitario de


tratamiento coordinado por un equipo asistencial, que integra psicoterapia
individual/grupal, terapia ocupacional, acción familiar y actividades comunitarias.

El diseño técnico específico de la psicoterapia dinámica breve incluye:

• Un papel esencialmente activo del terapeuta: Explora, interroga, introduce


iniciativas para la confrontación, y promueve el diálogo, diferenciándose del rol más
pasivo del analista.
• Planificación estratégica deliberada: El terapeuta evalúa la situación total del
paciente para elaborar un plan de abordaje individualizado, estableciendo metas
limitadas y una estrategia general.
• Focalización del esfuerzo terapéutico: Se mantiene un "foco" (una interpretación
central), llevando al paciente hacia él mediante interpretaciones parciales y atención
selectiva, lo que implica omisiones deliberadas de material irrelevante. La eficacia
de la terapia breve reside en esta focalización.
• Flexibilidad: Se aplica en la individualización del tratamiento ("pacientes
diferentes requieren tratamientos diferentes") y en la remodelación periódica de la
estrategia.

Las intervenciones del terapeuta son variadas, incluyendo pedidos y emisión de


información, operaciones de encuadre, esclarecimiento, señalamientos,
confrontaciones e interpretaciones. Las formulaciones psicodinámicas globales
(interpretaciones panorámicas o sintéticas) son prioritarias. Las interpretaciones
transferenciales no son sistemáticas como en el psicoanálisis; se limitan en el
encuadre breve y multifactorial, siendo eficaces cuando se conectan
inmediatamente con la problemática nuclear actual del paciente. La psicoterapia
breve se orienta a la conducta del paciente en el "afuera" de la sesión, buscando
fortalecer su capacidad de discriminación en la realidad actual. Se busca la
clarificación y elaboración de perspectivas personales y proyectos de futuro.

La evaluación de resultados de las psicoterapias breves presenta dificultades


metodológicas. A pesar del escepticismo sobre la profundidad de los cambios,
muchos autores reportan mejorías estables que van más allá de la mera supresión
sintomática, incluyendo modificaciones en el manejo de defensas, ajuste
interpersonal, autoestima y autoconciencia. Los cambios no se detienen con el alta.
Los mecanismos de acción terapéutica incluyen la "experiencia emocional
correctiva", el aprendizaje del autoexamen, el fortalecimiento de la comprensión y
discriminación, la creación de "núcleos iniciales de insight", y la influencia de
cambios positivos en la vida diaria y la constelación familiar. Estos mecanismos
actúan en el fortalecimiento de funciones yoicas, buscando cambios
"reconstructivos".

Entre las limitaciones, se menciona que no siempre se logran cambios en la


estructura nuclear de la personalidad en plazos limitados, y que un énfasis excesivo
en lo racional o interpretaciones prematuras pueden ser contraproducentes. El
riesgo de la sugestión que impulse la "fuga a la salud" o el "acting-out" subraya la
necesidad de terapeutas con formación dinámica y experiencia. Las indicaciones
para la terapia breve incluyen cuadros agudos, situaciones de crisis,
descompensaciones, y trastornos reactivos leves o moderados. Se beneficia a
pacientes que previamente tenían un nivel de adaptación aceptable. Puede ser útil
como tratamiento preparatorio pre-analítico para pacientes borderline y psicóticos.
Para algunos pacientes, puede ser el tratamiento de elección incluso al margen de
razones socioeconómicas. Se concluye que es una orientación técnica específica
que debe investigarse en su particular estructura dinámica.

Capítulo 3: Delimitación técnica de psicoterapias

Este capítulo aborda la falta de una conceptualización clara de las técnicas en


las instituciones asistenciales, donde se combinan instrumentos de diversas
estrategias (apoyo, esclarecimiento, transferencial) de forma indiscriminada. Se
propone un método para identificar los instrumentos esenciales de cada
estrategia, creando un marco de referencia para su discusión y asociación.

El autor sostiene que las técnicas psicoterapéuticas tradicionales responden a un


principio de coherencia interna, derivado del acuerdo entre objetivos, estrategia
de cambio y recursos técnicos. La estrategia define las actitudes del terapeuta,
las intervenciones y el universo de discurso.

Se examinan tres tipos de psicoterapia por su prevalencia:

• Psicoterapia de apoyo:

◦ Objetivos: Atenuar o suprimir la ansiedad y otros síntomas para favorecer un


retorno a la homeostasis previa.

◦ Estrategia: Establecer un vínculo terapéutico reasegurador, protector y


orientador, que psicodinámicamente favorece la proyección del objeto "bueno" en
el terapeuta. La influencia correctora del vínculo real con el terapeuta es clave.

◦ Actitudes/intervenciones del terapeuta: Actitud activa y de diálogo, evitando


silencios y distancia afectiva. La relación es complementaria (paciente
subordinado, terapeuta superior). Las intervenciones son sugestivas-directivas, y
las interpretaciones sobre motivaciones son opcionales. Las interpretaciones
transferenciales pueden ser incongruentes o perjudiciales en este contexto,
interfiriendo con la transferencia idealizadora o reintroduciendo el objeto
perseguidor. La continuidad del vínculo es esencial.

• Psicoterapia de esclarecimiento:

◦ Objetivos: Además del alivio sintomático, desarrollar en el paciente una actitud


de autoobservación y una comprensión de sus dificultades a nivel de
motivaciones y conflictos.

◦ Estrategia: Establecer una relación de indagación centrada en esclarecer las


conexiones significativas entre la biografía, la transferencia de vínculos conflictivos a
las relaciones actuales y los síntomas. Busca proporcionar una imagen global
centrada en focos de descompensación, estimulando el aprendizaje en la
autocomprensión.

◦ Relación terapéutica: Es de apoyo, pero con menor disociación entre objetos


buenos y perseguidores, permitiendo considerar aspectos idealizados y hostiles de
la transferencia. Requiere un contexto de discriminación, no de ambigüedad. El
terapeuta es un docente experto, con una conducta cálida, espontánea y activa,
ofreciendo explicaciones "pedagógicas". La relación es complementaria con
aspectos simétricos, requiriendo participación activa del paciente. Los silencios
deben ser breves y manejados por el terapeuta.

La transferencia idealizadora es tácitamente aceptada, mientras que la


hostilidad transferencial se explica inmediatamente para mantener el clima de
aprendizaje. A diferencia del psicoanálisis, las interpretaciones transferenciales aquí
tienen una función de diluir obstáculos y enriquecer la comprensión de las
relaciones interpersonales, no de centrarse en la transferencia misma. Las
separaciones se enfocan prospectivamente.

• Psicoanálisis e interpretación transferencial:

◦ Estrategia: Se orienta al desarrollo y análisis sistemático de la regresión


transferencial, favoreciendo la proyección de objetos buenos y perseguidores en el
analista.

◦ Situación terapéutica: Largo plazo indefinido, uso del diván, manejo particular
de los silencios, ambigüedad temporal y espacial.

◦ Instrumento esencial: La interpretación transferencial, que aborda lo que


está ocurriendo "en este momento" en la relación. Se permite y sugiere la regresión
y el aflojamiento defensivo.
◦ Contraste con otras psicoterapias: En las psicoterapias institucionales
(breves o de plazo limitado), no hay ambigüedad espacial y temporal, el terapeuta
tiene una definición personal más clara, y el encuadre de tiempo limitado contradice
la inducción de una neurosis transferencial intensa.

Se subraya que el terapeuta debe comprender los fenómenos de transferencia y


contratransferencia en cualquier psicoterapia con fines diagnósticos y pronósticos.
Sin embargo, la interpretación transferencial es un recurso táctico, no el eje
estratégico, en otras psicoterapias, sirviendo para ilustrar o neutralizar obstáculos.
El requisito de coherencia interna es fundamental: la inclusión de instrumentos o
actitudes ajenas a la estrategia básica de una técnica puede generar confusión y
resultados perjudiciales.

Finalmente, se señala que las divisiones estrictas entre psicoanálisis y psicoterapias


psicoanalíticas se han relativizado, reconociendo la eficacia de diversas
modalidades y la importancia de conceptos como empatía, vínculo y apego.

Capítulo 4: La primera entrevista

El capítulo enfatiza el papel crucial de la primera entrevista en el proceso


psicoterapéutico, ya que influye decisivamente en la continuidad o abandono del
tratamiento y su eficacia. Se critica que esta entrevista a menudo se confunde con la
historia clínica tradicional o el estilo inicial psicoanalítico, omitiendo lo que el
paciente necesita saber del terapeuta para iniciar la psicoterapia.

La primera entrevista debe cumplir no solo funciones diagnósticas y de fijación de


contrato, sino también un rol terapéutico que vaya más allá del efecto placebo
inicial. Se propone un estilo de entrevista estructurado y definido que busca una
alianza sólida desde el comienzo, reduciendo las deserciones.

Las tareas sucesivas de una primera entrevista eficaz son:

1. Diagnóstico aproximativo inicial (clínico y psicodinámico, motivación y


aptitudes del paciente, condiciones de vida). La búsqueda de datos es selectiva,
orientada a construir un modelo comprensivo preliminar, condensado en una
interpretación panorámica inicial.

2. Clarificación inicial por parte del terapeuta de la problemática y la orientación


terapéutica, en una reciprocidad de información.

3. Elaboración conjunta y reajustes de las expectativas del paciente y la


perspectiva del terapeuta, a través de un diálogo abierto para despejar confusiones
y desacuerdos. Esto es crucial para la consolidación de la alianza terapéutica. La
apertura del terapeuta a las objeciones del paciente refuerza la motivación y
cumple una función de apoyo.

4. Acuerdos generales sobre el sentido y objetivos de la relación terapéutica, y


específicos sobre las condiciones de funcionamiento (contrato). Se sugiere una
preparación mínima del paciente sobre el funcionamiento de la relación y los roles,
lo cual ha demostrado mejorar los resultados.

El papel de la interpretación en la primera entrevista es delicado debido al riesgo


de invasión o descalificación del paciente. Sin embargo, es fundamental para el
diagnóstico (visión panorámica de la conflictiva central) y para neutralizar
ansiedades ligadas a fantasías transferenciales que podrían precipitar el abandono.
El objetivo principal es instalar el vínculo y esclarecer su sentido y alcances.

Capítulo 5: Los ejes del proceso terapéutico

Este capítulo busca identificar los fenómenos pilares que organizan el proceso de
cambio en psicoterapia, más allá de la simple constatación de múltiples mecanismos
de acción. Se propone una definición que subraya tres ejes principales:

1. Activación de las funciones yoicas del paciente.

2. Elaboración focalizada de la problemática inserta en una situación vital


específica.

3. La relación de trabajo personificada con el terapeuta, incluyendo la correlativa


activación de las funciones yoicas de este último.

Estos tres pilares constituyen un "trípode de sustentación" del proceso, actuando


como tensiones activadoras recíprocas: un yo activado es necesario para focalizar
la tarea, el trabajo en un foco refuerza el yo, y la relación de trabajo solicita y modela
las capacidades yoicas.

La evaluación de la marcha del proceso implica corroborar la eficacia con que se


asientan estos ejes y su desarrollo. Si no se cuenta con un potencial yoico activable,
un foco delimitado o una relación de trabajo funcional, la psicoterapia de
esclarecimiento podría ser ineficaz, sugiriendo otros recursos técnicos. Se plantea
que no existen diferencias cualitativas fundamentales entre psicoterapias de
distinta duración (breve, moderada, prolongada) si no surgen complicaciones
transferenciales excesivas, ya que la estructura básica montada es esencialmente la
misma, y el foco puede ir ampliándose o sucediéndose. La identificación de estos
ejes permite una evaluación clínica más rigurosa y la operacionalización de
variables para la investigación.
Este marco organizador de influencias permite englobar una vasta familia de
recursos técnicos en el campo de las psicoterapias, donde el movimiento de los ejes
se pivota en la activación yoica en las psicoterapias de esclarecimiento, o en la
situación focal para otras intervenciones.

Capítulo 6: El concepto de foco

El concepto de "foco" en psicoterapia es central, aunque su estatus teórico es


impreciso. Se emplea con criterios diversos (sintomáticos, interaccionales,
caracterológicos, de la díada paciente-terapeuta o técnicos), que se yuxtaponen sin
establecer ligazones. El autor propone un modelo teórico de foco que busca
unificar estos referentes, constituyendo una estructura que organiza un campo
diagnóstico y terapéutico común.

El origen del concepto de foco es eminentemente empírico: el trabajo


psicoterapéutico tiende a la delimitación de un punto nodal de la problemática del
paciente. La "focalización" es una concentración selectiva del terapeuta que induce
la del paciente. Los pacientes tienden naturalmente a la focalización, lo cual
depende de la fortaleza de sus funciones yoicas adaptativas. Dinámicamente, la
focalización está guiada por la dominancia de una motivación para resolver
problemas prioritarios, y el trabajo sobre el motivo de consulta refuerza la alianza
terapéutica. Operacionalmente, la focalización conduce a asociaciones
intencionalmente guiadas, a diferencia de la asociación libre del psicoanálisis.

La estructura del foco se comprende como una organización compleja de


determinaciones condensadas en una situación específica. Sus componentes son:

• Un eje central: generalmente el motivo de consulta (síntomas, crisis, fracasos


adaptativos) y el conflicto nuclear subyacente.
• La situación grupal específica en la que se inserta el eje.
• Aspectos caracterológicos del paciente (dinamismos intrapersonales, defensas,
etapas no resueltas del desarrollo) activados por la situación.
• Aspectos histórico-genéticos individuales y grupales reactivados.
• El momento evolutivo individual y grupal, con sus tareas y la prospectiva global
de la etapa.
• Determinaciones del contexto social más amplio (condiciones económicas,
laborales, culturales, ideológicas) que intervienen en la situación.

La noción totalizadora de "situación" integra perspectivas dialécticas,


materialistas y existenciales, abarcando aportes psicodinámicos, comunicacionales
y psicosociales. El diafragmado operacional del foco implica concentrarse en
ciertos componentes de la situación, regulado por factores del paciente/grupo
familiar y del terapeuta/institución. El trabajo con el foco sigue una secuencia donde
el terapeuta guía la exploración del material, alternando entre el detalle y la
totalidad.

La evolución del foco en la psicoterapia breve suele girar sobre una única
situación focal, con el avance consistiendo en el enriquecimiento de su modelo
estructural. En psicoterapias más prolongadas, pueden desplegarse sucesiones de
focos, cada uno caracterizando una etapa del proceso. Las implicaciones teóricas
y técnicas del modelo de foco centrado en la situación incluyen:

1. Comprender que la acción terapéutica se ejerce sobre una estructura compleja,


donde no hay relaciones lineales entre influencias y efectos.

2. Justificar la pluralidad de recursos técnicos que convergen sobre la situación.

3. La necesidad de una planificación estratégica para abordar la situación,


seleccionando vías y secuencias.

4. La integración de enfoques psicológicos y psicopatológicos en una concepción


totalizadora de la experiencia humana.

El concepto de foco ha sido desarrollado por varios autores, como Ricardo Bernardi,
quien lo vincula con los "puntos de urgencia" y "puntos de inflexión" en el
psicoanálisis, y Thoma y Kachele, que lo ven como un punto nodal temático
producido en la interacción terapéutica. Se enfatiza que el foco debe ser
conceptualizado de manera que el paciente también pueda vivenciarlo como
una actividad común con el terapeuta.

¿Cuáles son los aportes principales de los capítulos leídos desde el autor?

A partir de los capítulos 1, 2, 3, 4, 5 y 6 del documento, los principales aportes del


autor se centran en la necesidad de una conceptualización rigurosa y
multidimensional de las psicoterapias, buscando superar un enfoque meramente
empírico y asentar su práctica en bases teóricas sólidas y una constante revisión
crítica.

Aquí se desglosan los aportes principales por capítulo:

Capítulo 1: Introducción: El campo de las psicoterapias y algunas de sus


direcciones de desarrollo

El autor destaca que el campo de las psicoterapias es cada vez más complejo y su
avance científico es lento, lo cual es preocupante dada su importancia en la vida de
los individuos. Propone tres prioridades fundamentales para su desarrollo
científico:

1. Afianzar la descripción y explicación de las técnicas.

2. Trabajar sobre pilares teóricos que sustenten y enriquezcan la práctica.

3. Realizar un cuestionamiento ideológico de las teorías y técnicas,


relacionándolas con el contexto social más amplio.

Un aporte clave es la propuesta de una teoría de las técnicas que no se limite a


la utilidad o "resultados" aislados, sino que considere un amplio marco social,
teórico e ideológico. Se busca describir las intervenciones del terapeuta con un
lenguaje no comprometido con las superestructuras teóricas de cada escuela
para alcanzar un nivel más alto de teoría.

El autor delinea ocho direcciones clave para un enfoque científico-técnico:

• Entender el campo como un estado experimental pleno, abierto a innovaciones


que reconfiguran el campo y obligan a replantear los soportes teóricos.

• Identificar la construcción de teoría como una urgencia, aventurando conceptos


e hipótesis que permitan cuestionar métodos y abrir nuevas rutas conceptuales, ya
que las investigaciones existentes son limitadas.

• Inscribir toda teoría psicológica y psicopatológica en una concepción


antropológica totalizadora del hombre, considerando dinamismos grupales,
campos prospectivos e ideologías en relación con condiciones socioeconómicas y
políticas.

• Profundizar la descripción de los hechos que emergen en la experiencia


psicoterapéutica, transformando el "arte intuitivo individual" en saber transmisible.

• Conceder importancia a la experiencia de vivir y estudiar más de una técnica


de psicoterapia para el terapeuta, para una comprensión plena de sus sentidos y
alcances, evitando la restricción mental de una sola escuela.

• Reconocer la conceptualización de psicoterapias individuales y el acelerado


desarrollo de técnicas grupales, señalando que las aperturas grupales pueden
cuestionar profundamente los enfoques individuales.

• Enfrentar la problemática del lenguaje, buscando recuperar las condiciones para


que la palabra alcance su máxima plenitud, integrando el cuerpo y la acción. Se
subraya la necesidad de actuar para sentir-pensar-verbalizar con nueva
intensidad.

• Realizar una revisión epistemológica y filosófica constante de las


psicoterapias, cuestionando las premisas de salud y enfermedad, e indagando el
inconsciente de la clase y capa social del terapeuta. Esto implica una crítica
ideológica que podría llevar a cambios parciales o totales en las técnicas
conocidas.

El autor concluye que el futuro de las psicoterapias reside en negarse


dialécticamente como terapias para volcar sus adquisiciones en los campos de la
prevención y la educación, en un trabajo inherentemente interdisciplinario
influenciado por epistemologías de la complejidad.

Capítulo 2: Psicoterapia dinámica breve. Aportes para una teoría de la técnica

El autor subraya la necesidad de una conceptualización más robusta para las


terapias breves, que han surgido de la demanda masiva en instituciones. Propone
que estas terapias, aunque empíricas, pueden encontrar una racionalidad que las
legitime, asentando su base en el psicoanálisis y otras disciplinas, pero
desarrollando un esquema referencial propio.

Se destacan los conceptos básicos para este esquema referencial de las


psicoterapias breves:

• Modelo etiológico: Orientado a la comprensión psicodinámica de los


determinantes actuales de la enfermedad o crisis, jerarquizando el papel de las
condiciones de vida del paciente (vínculos, vivienda, trabajo, cultura, ideologías),
lo cual contrasta con el psicoanálisis estricto al ocuparse del "afuera" del
tratamiento.

• Modelo de salud y adaptación: Reconoce que el paciente conserva


comportamientos realistas adaptativos. La psicoterapia breve busca el
fortalecimiento de las "áreas del yo libres de conflicto", implicando una
flexibilidad en la organización de los recursos del terapeuta.

• Modelos motivacionales y cognitivos: La personalidad se ve con una dualidad


funcional (motivaciones infantiles y adultas), requiriendo una amplia gama de
recursos para abordar diversos niveles motivacionales. Se busca fortalecer la
capacidad de adaptación realista y discriminación del paciente, ampliando su
autoconocimiento.

El diseño técnico específico de la psicoterapia dinámica breve incluye:


• Un papel esencialmente activo del terapeuta: Explora, interroga, introduce
iniciativas para la confrontación y promueve el diálogo.

• Planificación estratégica deliberada: El terapeuta evalúa la situación total del


paciente para elaborar un plan de abordaje individualizado, estableciendo metas
limitadas.

• Focalización del esfuerzo terapéutico: Se mantiene un "foco" (una interpretación


central), llevando al paciente hacia él mediante interpretaciones parciales y atención
selectiva, lo que implica omisiones deliberadas de material irrelevante. La eficacia
de la terapia breve reside en esta focalización.

• Flexibilidad: No solo en la individualización del tratamiento ("pacientes diferentes


requieren tratamientos diferentes"), sino también en la remodelación periódica de la
estrategia y las tácticas en función de la evolución.

El autor enfatiza que la psicoterapia breve es una orientación técnica específica,


que opera en condiciones originales con un complejo set de variables propias, y no
puede abordarse por simple extrapolación de datos de otras técnicas.

Capítulo 3: Delimitación técnica de psicoterapias

El autor aborda la falta de una conceptualización clara de las técnicas


psicoterapéuticas utilizadas en instituciones, que a menudo combinan
instrumentos de diversas estrategias de modo indiscriminado. Propone un método
para delimitar las técnicas basado en la coherencia entre objetivos, estrategia e
instrumentos particulares.

Se examinan tres tipos de psicoterapia, destacando su coherencia interna:

• Psicoterapia de apoyo:

◦ Objetivos: Atenuación o supresión de ansiedad y otros síntomas para favorecer


un retorno a la homeostasis previa a la crisis.
◦ Estrategia: Establecer un vínculo terapéutico reasegurador, protector y
orientador. La eficacia depende de la influencia correctora del vínculo real con el
terapeuta.
◦ Intervenciones: El terapeuta es activo, evita silencios, y asume una posición
superior con intervenciones sugestivo-directivas. El universo de discurso se limita a
síntomas y conductas manifiestas. Se advierte sobre las incongruencias de incluir
interpretaciones transferenciales intensas, ya que pueden interferir con la relación
reaseguradora.
• Psicoterapia de esclarecimiento:

◦ Objetivos: Incluye los de apoyo, pero añade el desarrollo en el paciente de una


actitud de auto-observación y una comprensión de sus dificultades a nivel de
motivaciones y conflictos.

◦ Estrategia: Establecer una relación de indagación centrada en esclarecer las


conexiones significativas entre la biografía, la transferencia de vínculos conflictivos y
los síntomas. Busca proporcionar una imagen global de interrelaciones, enfocada en
la situación de crisis.

◦ Intervenciones: El terapeuta actúa acentuando su rol real de docente experto,


con una conducta discreta y cálida, activa en proveer explicaciones. La relación es
complementaria con aspectos simétricos, donde el paciente también es activo. Las
interpretaciones transferenciales tienen una función de diluir obstáculos y enriquecer
la comprensión de la problemática actual y pasada, no de centrarse en la
transferencia misma.

• Psicoanálisis e interpretación transferencial:

◦ Estrategia: Orientada al desarrollo y análisis sistemático de la regresión


transferencial, atacando la disociación entre objetos buenos y persecutorios.

◦ Encuadre: Largo plazo indefinido, uso del diván, manejo particular de los
silencios, lo que introduce ambigüedad temporal y espacial.

◦ Intervención esencial: La interpretación transferencial, centrada en lo que


ocurre en el momento presente de la sesión. La regresión y el aflojamiento
defensivo son necesarios y promovidos.

El autor enfatiza que, aunque en cualquier psicoterapia el terapeuta debe


comprender la transferencia y contratransferencia, la interpretación transferencial
en otras psicoterapias es solo un recurso táctico, no el eje de la estrategia, y su
uso debe ser coherente con el encuadre y los objetivos específicos.

Capítulo 4: La primera entrevista

El autor resalta el papel crucial de la primera entrevista para la continuidad y


eficacia del tratamiento. Crítica que a menudo se confunde con la historia clínica
tradicional o la primera entrevista psicoanalítica, lo que lleva a omitir información
que el paciente necesita saber del terapeuta al inicio.

El autor propone que la primera entrevista, para ser eficaz, debe cumplir varias
tareas en fases sucesivas:
1. Diagnóstico aproximativo inicial: Clínico, psicodinámico, de la motivación y
aptitudes del paciente para la psicoterapia, y de sus condiciones de vida. Se
destaca la necesidad de una búsqueda selectiva y la actividad orientadora del
terapeuta.

2. Clarificación inicial del terapeuta: Ofrecer al paciente una imagen global y


precisa del diagnóstico y pronóstico, sugiriendo el tipo de tratamiento, duración y
objetivos.

3. Confrontación y reajuste de expectativas: Establecer un diálogo abierto para


identificar y enfrentar discrepancias entre las expectativas del paciente y la
perspectiva del terapeuta, lo cual es crucial para consolidar la alianza terapéutica. El
terapeuta debe ser sincero y abierto a las objeciones del paciente, respetando sus
partes adultas.

4. Proposición de un contrato terapéutico y anticipaciones sobre la tarea:


Especificar horarios, honorarios y duración, y ofrecer una preparación mínima al
paciente sobre el funcionamiento de la relación terapéutica y los roles respectivos.

El autor subraya que la interpretación en la primera entrevista es fundamental,


especialmente para ofrecer una visión panorámica del sentido de la enfermedad y
para neutralizar ansiedades ligadas a fantasías transferenciales intensas que
podrían precipitar el abandono.

Capítulo 5: Los ejes del proceso terapéutico

El autor propone ir más allá del mero reconocimiento de que múltiples mecanismos
de cambio actúan en psicoterapia, buscando localizar "ejes" o "fenómenos
pilares" que organicen y desarrollen estas influencias.

Define los tres ejes del proceso terapéutico:

1. Activación de las funciones yoicas: Del paciente, para elaborar la


problemática.

2. Elaboración de modo focalizado la problemática inserta en una específica


situación vital.

3. Relación de trabajo personificada con el terapeuta, con la correlativa


activación de las funciones yoicas de este último.

Estos ejes constituyen un "trípode de sustentación del proceso", actuando como


tensiones activadoras recíprocas: el yo activado facilita la focalización, el trabajo en
el foco refuerza al yo, y la relación de trabajo solicita y guía las capacidades yoicas.
El autor argumenta que si esta caracterización es correcta, no se establecen
diferencias cualitativas de base entre psicoterapias breves, moderadas o
prolongadas, siempre que no haya interferencias transferenciales excesivas, ya
que la estructura básica montada es esencialmente la misma. Esto permite englobar
una vasta familia de recursos técnicos en el campo más amplio de las psicoterapias.

Capítulo 6: El concepto de foco

El autor profundiza en el concepto de foco, señalando su origen eminentemente


empírico y su estatus teórico impreciso, con criterios que coexisten sin ligazones
(sintomáticos, interaccionales, caracterológicos, de la diada paciente-terapeuta o
técnicos). El autor propone un modelo teórico de foco que unifique y organice
estos criterios.

Los aportes principales sobre el foco son:

• Su naturaleza empírica: El trabajo psicoterapéutico siempre se orienta hacia la


delimitación de un eje o punto nodal de la problemática del paciente, y los
pacientes tienden naturalmente a la focalización.

• La estructura del foco: El foco tiene un eje central, que con mayor frecuencia es
el motivo de consulta (síntomas, crisis, fracasos adaptativos). Íntimamente ligado a
este, se localiza un conflicto nuclear exacerbado.

• La situación grupal: El foco se inserta en una específica situación grupal


(familiar, laboral), que agrava o modifica la problemática.

• Determinaciones múltiples: La situación condensa un conjunto de


determinaciones, incluyendo aspectos caracterológicos (dinamismos
intrapersonales, defensas, etapas no resueltas del desarrollo), histórico-genéticos
(relaciones simbióticas, figuras de identificación), el momento evolutivo individual
y grupal (tareas propias de la etapa), y determinantes del contexto social más
amplio (económicos, laborales, culturales, ideológicos).

• Concepción totalizadora de la situación: El autor propone el concepto de


"situación" como un modelo adecuado para una totalización concreta, singular y
en movimiento del individuo o grupo, donde convergen perspectivas dialécticas,
materialistas y existenciales. Esto permite una comprensión holística donde los
aportes psicoanalíticos son parte de un marco más amplio.

• Diafragmado operacional del foco: En el proceso terapéutico, la tarea no abarca


la totalidad de los componentes de la situación, sino que se concentra
selectivamente en algunos de ellos. La amplitud y profundidad de esta exploración
dependen de factores reguladores (condiciones de vida del paciente, recursos del
terapeuta y la institución).

• Secuencia de trabajo: El trabajo con el foco sigue una secuencia donde el


paciente aporta material disperso, el terapeuta interviene para focalizarlo hacia el
eje de la situación-foco, el paciente produce asociaciones guiadas, y el terapeuta
ahonda en elementos parciales o articulaciones del conjunto en un movimiento
analítico-sintético.

• Evolución del foco: A lo largo del proceso, el foco puede modificarse. En terapias
breves, el proceso puede girar sobre una situación focal única, mientras que en
terapias prolongadas puede haber una sucesión de focos, cada uno
caracterizando una etapa.

• Implicaciones teóricas y técnicas: El modelo estructural del foco permite


comprender que diferentes tipos de estímulos y recursos técnicos pueden tener
eficacia al actuar sobre la estructura de la situación, lo que fundamenta el empleo
de una pluralidad de recursos técnicos y la necesidad de una planificación
estratégica.

En resumen, el autor aboga por un enfoque de las psicoterapias que sea


científicamente riguroso, teóricamente fundamentado en una visión
antropológica integral del ser humano en situación, técnicamente flexible y
adaptable a las necesidades concretas del paciente y el contexto, y
constantemente sometido a revisión crítica, priorizando la comprensión y el
cambio a través de una focalización activa y una relación terapéutica significativa.

Realiza una breve conclusión y reflexión personal de los capítulos leídos


hasta aquí, siempre desde la clínica psicopedagógica

Desde una perspectiva clínica psicopedagógica, los capítulos leídos hasta ahora
ofrecen una visión rica y aplicable a nuestra práctica, destacando varios puntos
clave:

En primer lugar, la lectura refuerza la idea de que el campo de las psicoterapias, y


por extensión el psicopedagógico, es un campo en constante evolución, con una
complejidad creciente que desafía nuestros enfoques epistemológicos,
teóricos y técnicos. Se enfatiza la necesidad urgente de construir teoría para
afinar la descripción y explicación de las técnicas, así como para sustentar y
enriquecer la práctica profesional. Esta reflexión es vital para la psicopedagogía,
que busca constantemente validar y profundizar sus intervenciones en el ámbito del
aprendizaje y el desarrollo.
Una de las ideas centrales es la importancia de una concepción totalizadora del
ser humano. Esto implica entender al individuo no solo desde sus dinámicas
internas, sino también en relación con su contexto social más amplio, incluyendo
factores familiares, laborales, culturales, socioeconómicos y políticos. Para la clínica
psicopedagógica, esto significa que las dificultades de aprendizaje o desarrollo de
un niño o joven no pueden abordarse de forma aislada, sino que deben
comprenderse en la interconexión dialéctica entre lo interno y lo externo, y en
su "situación" global.

La flexibilidad y la iniciativa del terapeuta son destacadas como elementos


distintivos y esenciales. Desde una mirada psicopedagógica, esto se traduce en la
capacidad de adaptar nuestra intervención a las necesidades específicas de cada
aprendiente y su entorno, más allá de recetas preestablecidas. La fuente subraya
que un terapeuta activo, que explora, interroga y orienta, es fundamental para el
proceso.

Un aspecto crucial para la psicopedagogía es el énfasis en las funciones yoicas.


El texto postula que el éxito de la psicoterapia depende en gran medida del
fortalecimiento de estas funciones, como la percepción, atención, memoria,
pensamiento, planificación y ejecución. Desde nuestra práctica, estas son
precisamente las funciones cognitivas y adaptativas que buscamos potenciar en los
procesos de aprendizaje. Se valora que el terapeuta actúe como un modelo yoico
de identificación y que se establezca una complementariedad entre las
funciones yoicas del paciente y las del terapeuta. Esto resalta la importancia de
nuestra intervención para "prestar" funciones cuando el otro las tiene debilitadas,
impulsando su desarrollo.

La relación de trabajo se presenta como un pilar fundamental, caracterizada por la


empatía, calidez, espontaneidad y una marcada actitud docente. Esta es una
base esencial para la clínica psicopedagógica, donde el vínculo con el aprendiente,
su familia y los docentes es clave para generar confianza, motivación y un ambiente
propicio para el aprendizaje y el cambio. La "experiencia emocional correctiva" que
ofrece este vínculo es un motor de transformación.

Finalmente, la amplia gama de intervenciones verbales del terapeuta, que van


desde interrogar y proporcionar información hasta confirmar, rectificar, clarificar,
recapitular, señalar, sugerir y dirigir, es directamente aplicable. El texto argumenta
que estas intervenciones no tienen una jerarquía estricta, sino que su utilidad
depende del momento y las necesidades del proceso. Esto libera a la
psicopedagogía de la restricción de centrarse únicamente en la interpretación
profunda, permitiendo un uso más flexible de estrategias que incluyen la
psicoeducación, la orientación y la estimulación de la acción. La inclusión de
la acción más allá de lo verbal, como una experiencia terapéutica en sí misma,
también abre un camino fértil para las intervenciones psicopedagógicas que a
menudo involucran la puesta en práctica de nuevas estrategias de aprendizaje o
comportamiento.

En resumen, la lectura subraya la necesidad de una clínica psicopedagógica


activa, flexible, contextualizada y fundamentada en una sólida relación
terapéutica, que no tema utilizar una diversidad de recursos para potenciar las
capacidades adaptativas y de aprendizaje del individuo. Reconoce que el cambio
puede ocurrir a través de múltiples vías, a menudo en "ciclos de crecimiento
autónomo en espiral", y que nuestra labor es la de facilitar y guiar esos procesos.

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