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El Gobernador Está Enfermo, Vol. 1

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El gobernador está

enfermo
Volumen 1

YANG SU

FAN TRANSLATION
Título original: 督主有病

Autora: 杨溯 (Yang Su)

Sitio y fecha de publicación: Gongzicp, 2019.

Traducción al inglés: Vivian de Exiled Rebels, editado por KarateChopMonkey

Traducción al español: plutommox

Este libro electrónico, una traducción realizada por fans, está destinado
exclusivamente para su descarga y uso personal. Por favor, abstente de volver a
subirlo a otras plataformas con el fin de preservar su integridad y evitar
cualquier inconveniente. ¡Disfruta de la lectura!
SINOPSIS

El mundo no esperaba que el Yama de una montaña de cadáveres y


líder de los holgazanes, Xiahou Lian, se viera reducido al rango más
bajo de subalterno en el Depósito Oriental. Tenía un salario mensual
de dos taels, que no alcanzaba ni para el alquiler.
Como un rebelde en el mundo de las artes marciales y el criminal más
buscado del Depósito Oriental, Xiahou Lian no esperaba que el
pequeño y delicado joven maestro que había conocido en su infancia
se convirtiera en el poderoso y arrogante gobernador del Depósito
Oriental.
En cuanto a ese gobernador, había un rayo de luz de luna blanca en su
corazón, un recuerdo de alguien que había codiciado durante mucho
tiempo pero que estaba fuera de su alcance.

«Me convertiré en un fantasma para ti, y tú te convertirás en un Buda


para mí».

Gobernador tsundere (gong) x Asesino rudo (shou)


ÍNDICE

Volumen 1: Una copa de vino en la brisa primaveral debajo de


melocotones y ciruelas ....................................................................................... 8
Capítulo 1: Nueva lluvia fresca .................................................................. 8
Capítulo 2: Explorando la biblioteca ....................................................... 18
Capítulo 3: Belleza de jade ......................................................................... 31
Capítulo 4: Río tranquilo ........................................................................... 42
Capítulo 5: Palabras de los sabios ............................................................ 54
Capítulo 6: Sonidos que dejan los gansos al pasar ............................... 69
Capítulo 7: Nieve de Jinling....................................................................... 80
Capítulo 8: Sable Bodhi............................................................................... 93
Capítulo 9: Gratitud por el favor del profesor .................................... 103
Capítulo 10: Condensación del agua otoñal ........................................ 118
Capítulo 11: Hojas de otoño crujiendo ................................................. 133
Capítulo 12: Reclamador de almas ........................................................ 151
Capítulo 13: Mediados de Julio ............................................................... 164
Capítulo 14: Brillando sobre los insomnes .......................................... 181
Capítulo 15: Puesta del sol crepuscular ............................................... 193
Capítulo 16: Llegada del viento y la lluvia ........................................... 205
Capítulo 17: Campo Asura....................................................................... 216
Capítulo 18: Olas que caen ...................................................................... 229
Capítulo 19: Controlar la vida o la muerte .......................................... 241
Capítulo 20: Palacio silencioso ............................................................... 251
Capítulo 21: Sombra titilante de la luz de las velas ........................... 264
Capítulo 22: Sombra de hojas y flores .................................................. 277
Capítulo 23: La luna brillante y la escarcha ........................................ 295
Capítulo 24: Fantasmas ocultos en la montaña ................................. 307
Capítulo 25: Cerrando el hechizo del frío de primavera .................. 321
Capítulo 26: Apreciando el crepúsculo primaveral........................... 342
Capítulo 27: Sable Ventisca ..................................................................... 354
Capítulo 28: Almacenando el viento y el trueno................................ 369
Capítulo 29: Cuántas tristezas................................................................ 386
Capítulo 30: Doble sufrimiento ............................................................. 399
Capítulo 31: Adiós ..................................................................................... 410
Capítulo 32: Hoja de los mil mecanismos............................................ 419
Capítulo 33: La lluvia llega de repente ................................................. 429
Capítulo 34: Subiendo a las nubes ......................................................... 444
Capítulo 35: Salir con un movimiento de la manga .......................... 454
Capítulo 36: Imparable ............................................................................ 465
Capítulo 37: El alma no se va .................................................................. 475
Capítulo 38: Regresando de nuevo ........................................................ 488
Capítulo 39: Plan de largo alcance ......................................................... 505
Capítulo 40: Buda de cara negra............................................................. 514
Capítulo 41: Matar sin inhibiciones ...................................................... 527
Capítulo 42: Frescura de la noche brillante......................................... 541
Capítulo 43: Punta de rama de sauce .................................................... 560
Capítulo 44: Sin plan de retorno ............................................................ 577
Capítulo 45: Regresando de noche ........................................................ 593
Capítulo 46: Gente como la hierba sin raíces ...................................... 604
Capítulo 47: Encuentro de destinos ...................................................... 621
Capítulo 48: Afecto mutuo ...................................................................... 638
Capítulo 49: Cenizas después del desastre .......................................... 654
Capítulo 50: La búsqueda de la Budeidad ............................................ 668
Capítulo 51: Lotos creciendo a un paso ................................................ 681
Capítulo 52: Lamentando la prisa del tiempo .................................... 695
Capítulo 53: Mecanismo de tracción..................................................... 710
Capítulo 54: El dolor de partir ................................................................ 727
Volumen 1: Una copa de vino en la brisa primaveral debajo de
melocotones y ciruelas

Capítulo 1: Nueva lluvia fresca

Acababa de llover y el camino empedrado estaba húmedo. El


traficante de personas obligó a los niños a acurrucarse bajo los aleros
mientras esperaban a que las sirvientas de la mansión los recogieran.
Xiahou Lian estaba entre ellos, raspando el barro de vez en cuando de
sus pies. Había algo firme en el lado de su tobillo: una daga, un regalo
del tío Duan antes de partir, para usar en defensa propia.

Él era atractivo, especialmente con esos ojos que recordaban a los de


su madre y brillaban como estrellas en la noche. En el camino, muchas
jóvenes habían intentado entablar conversación con él, pero él las
ignoró por completo.

Desde su punto de vista, él era distinto a esas chicas. Ellas tenían el


cabello largo pero poco conocimiento, y todo lo que sabían era que al
ser vendidas a la Mansión Xie podrían recibir comida y ropa. Las que
eran un poco intrigantes querrían subirse a la cama de sus amos.
Xiahou Lian era diferente. Era el asesino más joven de Garan de las
Siete Hojas1. No había venido aquí para convertirse en un sirviente,
había venido a matar.

Apoyó despreocupadamente la cabeza en su mano mientras su


mirada recorría el lugar. Era de madrugada, así que el callejón estaba
desierto y tranquilo, salvo por unos cuantos mendigos que se
acostaban en la esquina de la calle y dormitaban.

1
Garan es la abreviatura de Sangharama, lit. "jardín para monjes", que luego pasó a significar "templo budista".
Xiahou Lian pensó: «Debe haber alguien de Garan entre esos
mendigos». Después de entrar con éxito en la Mansión Xie, alguien del
exterior le lanzaría un trozo de papel, informándole el objetivo del
asesinato. Alguien podría incluso acercarse a su ventana en medio de
la noche para indicarle dónde estaba el topo de Garan.

Aunque nunca había participado en uno de los asesinatos de Garan,


los cuentos para dormir de su madre siempre habían sido así: el
asesino de Garan entraba y salía como una sombra, ocultándose y
mezclándose en el fondo, y llevando a cabo el asesinato sin ser
detectado.

Había permanecido en la montaña durante doce años practicando el


sable con su maestro. En su tiempo libre, cazaba faisanes y perseguía
liebres. Por fin había tenido la oportunidad de bajar de la montaña
para participar en un asesinato. El tío Duan había dicho que si tenía
éxito esta vez, colgaría una placa en Garan con su nombre grabado,
convirtiéndolo en un verdadero asesino. Aunque nunca había
competido con otros, su madre era la mejor asesina de Garan, y él era
hijo de su madre, por lo que inevitablemente se convertiría también
en el mejor asesino.

Mientras el traficante de personas se acercaba y contaba el número


de niños, Xiahou Lian agachaba obedientemente la cabeza y contenía
la respiración en silencio.

Todos los asesinos eran así de discretos.

Dos niñeras y algunas otras sirvientas abrieron la puerta y salieron.


El traficante esbozó una sonrisa y las saludó:

—Están todos aquí, y todos ellos son niños buenos y trabajadores.


Cada uno cuesta cinco monedas de cobre, que es el precio más barato
de la ciudad de Jinling2.

2
Antiguo nombre de Nanjing.
La niñera principal puso a los niños en fila antes de revisarlos uno
por uno. Después de confirmar que ninguno de los niños estaba herido
o le faltaban miembros, narices u ojos, la niñera negoció con el
traficante durante un rato antes de llevarlos dentro de la Mansión Xie.

El oído de Xiahou Lian era agudo, y escuchó al traficante sopesar los


taeles en su mano y murmurar para sí mismo:

—¡Qué tacaña!

Las sirvientas y las niñeras llevaban ropas raídas, y solo la ropa de la


niñera principal estaba en mejores condiciones. Usaba un brazalete de
jade en la muñeca, mientras que en el abrigo de la mujer de atrás había
incluso un parche.

—Oye, tú, el del abrigo gris, ven aquí.

Al oír esta repentina llamada, Xiahou Lian levantó la vista y vio que
la niñera principal lo estaba señalando a él.

Xiahou Lian se acercó, y la niñera lo empujó hacia la mujer con el


parche en el abrigo, diciendo:

—Este chico parece muy inteligente, puedes llevártelo para usarlo.


No digas que no trato bien al tercer joven maestro.

—Niñera Liu, por favor, deme uno más. No hace mucho, la señora
trasladó a dos chicas al mismo tiempo, por lo que solo quedamos yo y
una joven sirvienta en nuestro patio, lo que no es suficiente. —El
rostro de la mujer estaba hundido, y sus labios estaban secos,
parecidos a una nuez, como si se hubieran arrugado por estar
sumergidos en la amargura.

La niñera se burló:

—El tercer joven maestro es solo un niño, ¿cuántas personas


necesita para que le sirvan? ¿Tú crees que todos en la mansión deben
ir a servirle a tu tercer joven maestro? La Mansión Xie es muy grande
y se necesita gente en todas partes. Deberías estar feliz de que te dé a
uno de estos niños que acabo de comprar. ¿Cómo te atreves a ser tan
desagradecida y pedir más?

—No, no, por favor, cálmese, uno es suficiente. —La mujer se inclinó
apresuradamente y se disculpó antes de tomar la mano de Xiahou Lian
y alejarse.

Había muchos callos en la mano de la mujer, los cuales rozaban la


mano de Xiahou Lian y la lastimaban. Sin embargo, Xiahou Lian ya
estaba acostumbrado, ya que las manos de su madre eran aún más
ásperas por haber empuñado sables3 durante tantos años.

—En el futuro llámame tía Lan. ¿Cuál es tu nombre?

—Xiahou Lian —contestó tímidamente, para mantener su frente de


obediencia.

—¿Cuál Lian?

—El Lian en «más allá de los campos verdes ilimitados, un reflejo cae
sobre las olas brillantes»4.

La tía Lan miró sorprendida a Xiahou Lian y dijo:

—¿Incluso puedes recitar poemas?

Xiahou Lian se sobresaltó. Había olvidado que todos los niños


vendidos por los traficantes procedían de familias pobres.
Probablemente apenas sabían leer, y mucho menos recitar poemas. Se
apresuró a mentir:

—He oído a otras personas decirlo antes, así que esta es la única línea
que conozco.

3
Espadas chinas de un solo filo.
4
El Lian de su nombre “夏侯潋”es el mismo que el de “潋滟” que se refiere al brillo de la luz que se refracta en el
agua ondulante.
La tía Lan sonrió.

—Es bueno conocer poemas. A nuestro joven maestro Jinglan5 le


encanta leer, así que si puedes recitar algunos versos, tal vez le guste.
¿Sabes leer y escribir? ¿Has leído los Cien apellidos familiares o el
Clásico de los Mil Caracteres?

«Si las ilustraciones eróticas6 y los pergaminos de sable se


consideran libros, entonces...».

—He leído un poco, y puedo escribir mi nombre.

La tía Lan palmeó la mano de Xiahou Lian y sonrió cálidamente.

—Eso ya está muy bien. Yo misma solo sé leer algunos números.

En el camino, se cruzaron con muchos sirvientes y sirvientas. La tía


Lan siempre se detenía a cierta distancia y los saludaba, o los evitaba
tomando un desvío. Los sirvientes y las sirvientas no prestaban
atención a la tía Lan, y Xiahou Lian no pudo evitar simpatizar con ella.

—He oído que el maestro vuelve mañana, así que la señora está muy
contenta. Tendremos que apresurarnos a ordenar la habitación del
señor hoy. —Dos chicas hablaban, y la tía Lan se inclinó cuando se
acercaron, aunque ellas se limitaron a rozarla.

—¿Estás segura de que está feliz? Escuché que el maestro ofendió al


eunuco Wei y fue despedido del palacio. Tengamos cuidado, no sea
que algo malo suceda.

—¿Por qué el maestro iría y ofendería al eunuco Wei? Todo para


nada.

5
Nota de la traductora en inglés: “Quería señalar que el Lan de Xie Jinglan es literalmente “olas”, y el Lian de
Xiahou Lian es literalmente “resplandor”, típicamente utilizado para describir las olas ondulantes o la refracción de
la luz solar en las olas”.
6
春宫图, lit. “Imágenes del Palacio de Primavera”, libro de pinturas eróticas.
Sus voces se desvanecieron en la distancia, y Xiahou Lian siguió
caminando con la cabeza baja. Una sirvienta de cara redonda que
parecía tener unos trece o catorce años se acercó a ellos y dijo:

—¡Tía! Estoy aquí para acompañarte de vuelta. Eh, ¿cómo es que has
traído a un niño pequeño?

—Ven, Xiao Lian7, esta es Lian Xiang-jiejie8 —dijo la tía Lan.

—Lian Xiang-jiejie —saludó Xiahou Lian obedientemente.

Lian Xiang miró a Xiahou Lian y dijo infelizmente:

—¿Qué puede hacer un niño pequeño? Tendríamos que cuidar de él


de todos modos. La señora lo está llevando demasiado lejos. Todos los
días tenemos que barrer la mansión, lavar la ropa y desherbar los
jardines. ¿Cree que podemos estar en dos sitios a la vez?

La tía Lan detuvo a Lian Xiang y sacudió la cabeza.

—No importa, no digas eso, nosotros tres somos suficientes para


servir al joven maestro. Ah, ¿qué haces fuera? ¿Cómo has podido dejar
al joven maestro adentro solo?

—Está bien, el joven maestro aún está durmiendo la siesta.

La tía Lan estaba preocupada, así que los tres aceleraron el paso
mientras se apresuraban hacia el Patio Qiuwu9. A medida que se
apresuraban a través de toda la mansión, Xiahou Lian se dio cuenta de
que el paisaje circundante estaba cada vez más deteriorado. Tardaron
decenas de minutos10 en llegar a una puerta lateral del Patio Qiuwu.
Antes de entrar, los tres oyeron una conmoción en el interior, así
como un grito.

7
Lit. “pequeño Lian”. Se utiliza como una forma más informal de dirigirse a Xiahou Lian.
8
Lit. “hermana mayor”. Es una forma educada de dirigirse a una joven. No significa que sean hermanos.
9
Lit. Patio otoñal del árbol Wutong.
10
En concreto, el tiempo que tarda en arder un incienso, que ronda la media hora pero puede variar mucho. En el
futuro se utilizará "decenas de minutos" para referirse a esto.
—¡Devuélveme el libro! ¡Devuélvelo!

La tía Lan y Lian Xiang se apresuraron a entrar, y Xiahou Lian las


siguió. El solitario patio estaba desordenado, y un adolescente estaba
siendo presionado en el suelo por unos sirvientes, con la cara cubierta
de suciedad. Un niño gordo y de cara blanca estaba de pie a un lado,
con la nariz y las orejas como albóndigas brillantes y redondas. Desde
que llegó a la mansión, todos los que Xiahou Lian había visto eran
flacos, probablemente porque toda la grasa de la mansión había sido
consumida por esta persona.

Los jóvenes de Jinling tenían la costumbre de maquillarse, y el


gordito parecía tener una profunda conciencia de su propio aspecto.
Él también se había puesto colorete y polvos, aunque fue un poco
excesivo. Xiahou Lian estaba a varios pasos de él, pero el olor de los
polvos para el rostro abrumaba sus sentidos, haciéndolo marear.

—¿Qué quieres decir con que te lo devuelva? Este libro era


originalmente mío, e incluso si ya no lo necesito y lo haya tirado
afuera, sigue siendo mío. ¿Quién ha dejado que un bastardo como tú lo
recoja y lo lea? —El gordito destrozó el libro y dijo con maldad—:
¿Crees que alguien tan estúpido como tú puede leer? ¿Qué, quieres
hacer el examen imperial? ¿Quieres convertirte en funcionario? Sigue
soñando, hijo de puta, ¡solo serás mi humilde sirviente!

—¡Te voy a matar! ¡Te voy a matar! ¡No insultes a mi madre! ¡No
insultes a mi madre! —El joven luchó con todas sus fuerzas, con la cara
roja y los ojos inyectados en sangre.

Lian Xiang y la tía Lan se arrodillaron, haciendo reverencias sin


parar y gritando:

—¡Joven maestro, por favor, suelte al tercer joven maestro, por


favor, suéltelo!
—¡Salgan del camino! Sirvientes, registren todo el patio y vean si ha
escondido alguno de mis otros libros. ¡Encuentren todos y
destrúyanlos!

Los sirvientes saquearon la zona, y prácticamente todo el edificio


del patio fue puesto patas arriba. Incluso el papel higiénico11 de las
letrinas fue hecho pedazos, dejando un montón de trozos de papel en
el suelo. Apenas había libros, e incluso junto con el papel higiénico,
solo formaban una pequeña pila.

El tercer joven maestro se quedó con la mirada perdida en la pila de


papel destrozado y lentamente levantó la vista. Su mirada se centró
fríamente en el gordito.

—Un día, si llego a la cima, me aseguraré personalmente de que


mueras sin…

Antes de que pudiera terminar, un sirviente lo tiró al suelo de una


patada y se rio.

—¿De verdad crees que puedes llegar a la cima? ¡Nadie puede


cambiar tu destino de rodar por el barro!

Xiahou Lian estaba agachado cerca de la pared. Se sintió resentido,


y su mano tocó inconscientemente la daga que llevaba en el zapato. Sin
embargo, cuando volvió a pensar en ello, se detuvo. Los asesinos no
podían exponerse. Se obligó a apartar la mano y se encogió como una
codorniz.

El gordito se puso en cuclillas frente al tercer joven maestro y


recogió un trozo de papel del suelo. Agarró el rostro del tercer joven
maestro con la mano izquierda y utilizó la otra para meterle el papel
en la boca.

El tercer joven maestro seguía forcejeando, pero el sirviente lo


sujetaba con fuerza y se reía cuando lo veía toser sin control. La tía Lan

11
Hecho de paja, cañas, hierbas y otros tallos de plantas.
y Lian Xiang quisieron acercarse corriendo, pero fueron detenidas por
los otros sirvientes y solo pudieron observar con los ojos enrojecidos
cómo el tercer joven maestro estaba tendido en el suelo.

—Xie Jinglan, escucha. En su momento, la puta de tu madre se metió


en la cama de mi padre cuando estaba borracho y te tuvo. Eres un
bastardo, ¿y aun así te haces la ilusión de que puedes estudiar para ser
funcionario? Ríndete de una vez. Mi madre solo te dio el título de joven
maestro para salvarte la cara, y si no te comportas, los haré a ti y a tu
vieja sirvienta inútil fregar los baños.

El gordito le espolvoreó trozos de papel en la cabeza, cayendo en su


rostro como copos de nieve. El grupo se rio mientras se alejaba
caminando.

Con los ojos llenos de lágrimas, la tía Lan y Lian Xiang ayudaron a
Xie Jinglan a levantarse y le quitaron el polvo.

—¿Cómo pudo el primer joven maestro intimidarte así? Ya no quería


estos libros, por eso nuestro tercer joven maestro los recogió del
almacén, y sin embargo el primer joven maestro los destrozó así. —
Lian Xiang estaba indignada, pero al ver que Xie Jinglan fruncía los
labios sin decir nada, se ablandó y dijo—: Joven maestro... ¿Por qué no
dejamos de estudiar? Ah, no tenemos papel ni tinta, y ahora hasta los
libros han desaparecido. Es mejor desistir ya.

Xie Jinglan la ignoró. La tía Lan trajo una escoba, a punto de barrer
los restos de papel del suelo. Xie Jinglan se levantó y la detuvo,
diciendo:

—No los barras, júntalos y ponlos en mi habitación. Todavía puedo


pegarlos de nuevo.

—Pero están tan destrozados y varios libros están mezclados,


¿realmente puedes volver a pegarlos?

—Sí, puedo hacerlo.


—Bien, Xiao Lian, a quien he traído hoy sabe leer y escribir, así que
puede ayudarte. Xiao Lian, ¿dónde estás? Ven aquí y saluda al joven
maestro.

Cuando Xiahou Lian escuchó esto, corrió apresuradamente,


inclinándose torpemente con las manos juntas hacia Xie Jinglan. Solo
a esta distancia tan cercana, Xiahou Lian pudo ver claramente el
aspecto del joven maestro. Aunque su rostro estaba cubierto de
suciedad, no cubría la exquisitez de su entrecejo. Los ángulos de sus
ojos parecían haber sido rozados por un pincel, ya que estaban
ligeramente inclinados hacia arriba, delineando su elegancia. Sin
embargo, su rostro era pálido y enfermizo, como si no hubiera comido
lo suficiente.

Resultó que era un mariquita; no es de extrañar que no haya sido


capaz de defenderse. Todos los hombres de Garan tenían cuerpos
fuertes y músculos abultados cuando se quitaban la ropa. Durante su
estancia en la montaña, los hombres que Xiahou Lian había visto
estaban bien entrenados y curtidos por el arduo entrenamiento en
situaciones de vida o muerte. Nunca había visto a un pequeño joven
maestro tan delicado, y al instante lo miró con un poco de desprecio.

Xie Jinglan levantó la cabeza y miró a Xiahou Lian. Al ver su cabello


revuelto y las manchas grises y negras en su rostro, parecidas a las de
un mono embarrado, no pudo evitar fruncir el ceño y decir:

—¿Qué es esto? No lo quiero, llévalo de vuelta.

Xiahou Lian se quedó sin palabras.


Capítulo 2: Explorando la biblioteca

Aunque Xie Jinglan poseía el título de joven maestro pero no la


autoridad, tenía una actitud arrogante. En su opinión, el joven
maestro del patio principal sería pisoteado bajo su pie tarde o
temprano; era simplemente una cuestión de tiempo. Una vez que
fuera clasificado en la «Lista de Oro»12 y desfilara por las calles en un
caballo, esta gente de la Mansión Xie se arrodillaría frente a él,
llorando y rogando por su perdón.

Cada vez que era acosado, pensaba en el futuro y en el glorioso


escenario que lo esperaba. Mientras se tragaba sus dientes rotos
mezclados con sangre, su ira aún no se disipaba. Los dientes y la sangre
le agujereaban el corazón. No recordaba el dicho de Menecio de «Ganar
a la gente con la virtud», y solo recordaba el dicho de Sima Qian de
«Diez años no es tarde para la venganza de un caballero».

Si quería tener éxito y destacar, el único camino era a través del


examen imperial. El clan Xie era erudito y tenía generaciones de
funcionarios. Desafortunadamente, en la actual generación del
maestro de la Mansión Xie, Xie Bingfeng, el número de hombres estaba
disminuyendo. Xie Bingfeng había estado buscando fama y fortuna
durante toda su vida, sin embargo, solo estaba en el sexto rango del
Censorado. No obstante, había sido tutelado por el experto y
prestigioso Dai Shengyan13, y tenía integridad y sentido de la justicia
como funcionario. Además, era muy culto y poseía una buena
reputación.

Era una práctica muy extendida juzgar a las personas en base a su


carácter, por lo que una reputación intachable podía poner comida en

12
La lista de jinshi (personas que aprobaron el último nivel del examen imperial).
13
Lit. Palabras de los sabios.
la mesa. Xie Bingfeng no tenía ninguna habilidad práctica, pero podía
guiar a todos los estudiantes de China, y los literatos y eruditos
estaban todos orgullosos de seguir las enseñanzas del clan Xie. Dado
que había heredado la estirpe familiar, mantenía las tradiciones de sus
antepasados. El clan Xie daba gran importancia a la educación de sus
hijos y había contratado a su más prestigioso erudito para supervisar
la escuela del clan.

La señora tenía un hijo que era como una pila de lodo que no podía
pegarse a la pared14. Ella tenía miedo de que Xie Jinglan lo superara,
por lo que no dejaba que Xie Jinglan fuera a la escuela del clan a
estudiar, y mucho menos le distribuía pinceles, tinta, papeles o
piedras de tinta. Por lo tanto, Xie Jinglan solo podía recoger los viejos
libros del joven maestro Xie Jingtao del almacén y esconderse detrás
de la pared para escuchar a escondidas las lecciones del profesor de la
escuela del clan, utilizando un palo para escribir en el suelo. Con este
método errático de estudio, en realidad había aprendido la mayor
parte de los «Cuatro Libros y los Cinco Clásicos»; incluso los
estudiantes serios de la escuela no podían compararse con él.

Xie Jinglan ignoró a Xiahou Lian mientras se sentaba solo en el


escritorio, recogiendo trozos de papel higiénico del montón y
pegándolos uno por uno. Estos libros no eran del tipo virtuoso o
informativo, pero eran su escalón. Solo después de pisar estos
principios incomprensibles podría estar por encima de los demás.

Cuando Xiahou Lian vio la pila de trozos de papel, se sintió


inmediatamente abrumado. Recogió unos cuantos trozos al azar y vio
que, aunque reconocía los caracteres que había en ellos, estos no le
reconocían a él. La tía Lan había querido que él ayudara, así que solo
pudo quedarse a un lado y observar.

El sol se ocultó en el oeste, y la tenue luz de la noche se oscureció


gradualmente. No había lámparas de aceite en la habitación, solo
velas. Xie Jinglan temía que las llamas quemaran el papel, así que se
14
Significa que es una persona sin esperanza e incompetente.
negó a poner las velas sobre el escritorio. Así, seguía pegando
enérgicamente las piezas bajo la tenue luz. En la destartalada
habitación, sus dos sombras se extendían por las paredes, como dos
fantasmas descoloridos.

Xiahou Lian tomó una siesta en el escritorio, y cuando se despertó,


vio que Xie Jinglan todavía estaba pegando.

Su cuerpo era frágil, y claramente tenía doce años, la misma edad


que Xiahou Lian. Sin embargo, mientras que Xiahou Lian era fuerte y
robusto, Xie Jinglan parecía poder ser arrastrado por una ráfaga de
viento. Llevaba mucho tiempo así, y sus ojos ya se estaban nublando.
Xie Jinglan seguía frotándose los ojos, e incluso Xiahou Lian, con su
corazón de acero, se compadeció un poco por él.

Xiahou Lian era muy inquieto y enérgico, e incluso cuando se


trataba de practicar el sable, nunca lo había hecho durante más de
cuatro horas seguidas, por no hablar de estar sentado pegando libros
rasgados. Cuando había estado en la montaña, perseguía faisanes y
cazaba conejos durante siete de los diez días, mientras que los tres
restantes los dedicaba a recitar pergaminos de sable y a practicar
técnicas de sable.

Recogió un trozo de papel higiénico que Xie Jinglan había tirado al


suelo y vio que también había caracteres en él. Los caracteres no
estaban bien escritos, ya que la tinta estaba manchada y borrosa.
Parecía que el pincel que se había utilizado para escribirlos era de muy
mala calidad, con cerdas ásperas y desiguales. Miró a su alrededor y,
efectivamente, vio un pincel rechoncho, cuyas cerdas sobresalían en
diferentes direcciones y que aún estaban cubiertas de tinta.

Esta mariquita es muy capaz. Aunque Xiahou Lian era perezoso,


respetaba a la gente que estaba dispuesta a trabajar duro.

—Oiga, esto, joven maestro. —Todavía no estaba acostumbrado a


ser el sirviente de alguien, y se sintió incómodo cuando dijo «joven
maestro». Xiahou Lian se rascó la cabeza y continuó—: Ya es muy
tarde, ¿por qué no se va a dormir?

Xie Jinglan ni siquiera levantó la vista mientras decía:

—Si estás cansado, puedes dormir. Eres inútil de todos modos.

Este sabio ni siquiera había terminado sus estudios y aun así había
aprendido un montón de habilidades irritantes. Xiahou Lian tenía
buen temperamento, así que no se molestó con él.

—A este ritmo, estará pegando hasta dios sabe cuándo. Uno de estos
días, robaré un libro de la biblioteca para usted. He oído que el Salón
Xiuwen del clan Xie tiene una gran colección de libros impresos por
medio de grabados en madera. Los libros del Salón Xiuwen son los
mejores de la región de Wu, con tapas anchas y caracteres grandes, lo
que hace que su lectura sea muy fácil. Los mejores libros están justo
delante de usted, así que ¿por qué molestarse en pegar estos?

Xie Jinglan finalmente levantó la vista de la pila de papeles y dijo:

—¿Robar? ¿Cómo te ganabas la vida antes? No traigas aquí tus


trucos astutos que has aprendido en otros lugares. Si te atrapan, nos
implicarás a todos.

—De acuerdo, usted es noble y recto, con alta moral y virtud. Puede
seguir tomándose su tiempo para pegar. —Xiahou Lian se sintió
aburrido y se bajó del escritorio, a punto de irse—. Está claro que usted
es un joven maestro del clan Xie. ¿Qué problema hay con un par de
libros? Se supone que son suyos de todos modos, y sin embargo ni
siquiera se atreve a tomarlos. Está pegando papel aquí como una
tortuga que se esconde en su caparazón. Si ese gordo lo supiera, seguro
que se moriría de risa.

—Espera. —Xie Jinglan miró fijamente a Xiahou Lian con desdén.

—¿Qué?
—No importa lo bajo que yo, Xie Jinglan, caiga, nunca soportaré que
te burles de mí. —Xie Jinglan se levantó y agarró el cuello de Xiahou
Lian, diciendo con fiereza—: ¡Eres mi sirviente y no necesito que me
des lecciones!

—Dame un respiro. —Xiahou Lian empujó a Xie Jinglan—. Tu vida


no es ni siquiera tan buena como la de un sirviente, mucho menos la
de un joven maestro.

Xie Jinglan saltó de repente y golpeó el rostro de Xiahou Lian. Xie


Jinglan era tan delgado que prácticamente era solo piel y huesos.
Cuando el puño huesudo de Xie Jinglan hizo contacto, la cara de
Xiahou Lian se magulló instantáneamente y le dolió mucho. Xiahou
Lian también se molestó, y sin una segunda palabra, levantó sus
puños. El cuerpo de Xie Jinglan era frágil y no tenía mucha fuerza, por
lo que no era siquiera rival para Xiahou Lian. Apenas dos movimientos
después, fue inmovilizado por Xiahou Lian, incapaz de levantarse por
más que luchara.

—¿Te rindes? Con tu físico, ¿realmente pensaste que podrías


enfrentarme? —Xiahou Lian le palmeó el rostro y sonrió triunfante—
. Mírate, no pudiste vencer a ese gordo, ¿así que querías descargar tu
ira contra mí? Aunque ahora estoy bajo tu mando, ¡no puedes
intimidarme cuando te apetezca!

Xie Jinglan luchó durante un rato en vano, y se desplomó


completamente en el suelo. Al contemplar el techo agujereado, toda la
pena, la indignación y la vergüenza se agolparon en su corazón, y sus
ojos se llenaron de lágrimas de repente. Se cubrió apresuradamente los
ojos con las manos, apretando los dientes sin decir nada.

Durante el día, cuando Xie Jingtao lo había humillado, no había


derramado ni una sola lágrima. Sin embargo, en este momento, sus
lágrimas se desbordaron incontrolablemente como si se hubiera
abierto una presa.
—¿Por qué lloras? Ah, ¡no llores! —Xiahou Lian se bajó
frenéticamente de Xie Jinglan y lo ayudó a levantarse—. ¿No solo te he
tocado unas cuantas veces? ¡No llores!

—¡No estoy llorando! —Xie Jinglan se dio la vuelta, sin dejar que
Xiahou Lian viera el borde de sus ojos rojos.

Antes, Xiahou Lian solo sabía que le asustaban las chicas que
lloraban, pero no había pensado que tampoco podía soportar el llanto
de los chicos. Se rindió inmediatamente.

—Está bien, está bien, me disculparé contigo, ¿de acuerdo?

—¡Piérdete, no quiero verte!

—Ah, no seas así. Lo siento, me equivoqué y no debí hablar tan


groseramente en ese momento.

Xie Jinglan permaneció en silencio, y Xiahou Lian no sabía qué


hacer. Impotente, se sentó junto a Xie Jinglan durante un rato antes de
decir:

—Me voy a la cama, tú no tienes que llorar más.

Xie Jinglan apartó el rostro de él, por lo que Xiahou Lian solo pudo
levantarse e irse.

Por fin había silencio, y las velas ya se habían apagado. La pesada


oscuridad le presionaba desde todas las direcciones, y mientras Xie
Jinglan se sentaba solo en el suelo, sus lágrimas comenzaron a caer de
nuevo. Cuando sus ojos se adaptaron a la oscuridad de la habitación,
se levantó sujetando el taburete para apoyarse. Una de las patas del
taburete era más corta que las otras, por lo que se tambaleaba y era
inestable, haciendo que él casi se cayera.

Empujó la puerta y entró en el patio. El solitario patio estaba


cubierto de hojas caídas, y los lotos de las dos macetas ya se habían
marchitado hace tiempo, dejando solo los tallos blanqueados.
Doce años de amargura inundaron su corazón por completo y de
golpe. Todos los demás tenían a sus madres y solo él no. Aunque tenía
un padre, era prácticamente como si no lo tuviera. Había crecido en
este patio remoto solo, y era como una bola de arroz, capaz de ser
pellizcada y amasada por todos. Ahora, ni siquiera su sirviente lo tenía
en alta estima.

Dejó escapar una breve risa de burla, y las palabras de Xiahou Lian
resonaron en su mente: «Está claro que usted es un joven maestro del
clan Xie, ¿qué problema hay con un par de libros? Se supone que son
suyos de todos modos, y sin embargo ni siquiera se atreve a tomarlos.
Está pegando papel aquí como una tortuga que se esconde en su
caparazón. Si ese gordo lo supiera, seguro que se moriría de risa».

Xiahou Lian tenía razón; los libros debían ser suyos. Se quedó allí un
rato y, cuando el viento le secó las lágrimas de las mejillas, cerró las
manos en puños y salió por la puerta lateral.

Todo estaba silencioso y desierto. Para ahorrar dinero, la señora


había apagado incluso las linternas de los pasillos. Era el final del
invierno, y el viento frío y cortante hacía que le dolieran las mejillas.
El camino estaba muy oscuro, pero, afortunadamente, Xie Jinglan
conocía el camino a la biblioteca y utilizó su memoria para avanzar a
trompicones hacia ella.

Después de caminar durante decenas de minutos, finalmente llegó


a la biblioteca. Solo al acercarse vio que la puerta estaba cerrada con
llave. Él no tenía la llave, así que no había forma de abrirla. Dio una
vuelta alrededor de la biblioteca, pero no vio ningún hueco por el que
pudiera trepar, y las ventanas estaban todas firmemente cerradas.

Se quedó con la mirada perdida en la puerta durante un rato, y solo


cuando el viento prácticamente lo congeló, Xie Jinglan reaccionó. Se
dio la vuelta, a punto de regresar. Justo cuando giró la cabeza, vio a un
joven que salía de detrás de una columna y le sonreía alegremente.

Hizo un sonido «tch» y ladeó la cabeza.


—¿Por qué me has seguido hasta aquí? ¿Has venido a ridiculizarme?

—¿Cómo puedo atreverme?

Xiahou Lian sacó un fino cable metálico de su manga y lo introdujo


en el ojo de la cerradura. Con un «clic», la cerradura cayó, y la puerta
abrió un pequeño hueco. Xiahou Lian la abrió de un empujón y le hizo
un gesto a Xie Jinglan para que entrara. Xie Jinglan frunció los labios,
pero al final, lo siguió adentro.

—Date prisa y toma los libros que quieras —dijo Xiahou Lian
después de cerrar la puerta con suavidad.

Xie Jinglan no dijo nada mientras miraba la habitación


completamente negra, pensando: «Esta habitación es negra como el
carbón, ¿cómo se supone que voy a encontrar algo?».

Justo en ese momento, Xiahou Lian sacó un mechero15 y sopló


ligeramente sobre él. Un racimo de llamas se encendió entre sus dedos,
iluminando tenuemente sus rostros. Estaban frente a frente,
separados solo por el fuego, muy cerca el uno del otro.

Xie Jinglan lo miró. Xiahou Lian se había aseado. Su rostro estaba


limpio y su piel era un poco oscura, de un saludable color miel. Sus ojos
eran muy bonitos y brillaban como estrellas. Xie Jinglan tenía doce
años, por lo que no entendía cómo juzgar a las personas por sus
conocimientos, y solo sabía juzgar si alguien era agradable a su vista o
no. Él mismo había nacido con buena apariencia, y también tenía altos
estándares para otras personas. Después de ver a todos en la mansión,
sintió que eran repelentes, especialmente Xie Jingtao del patio
principal. No podía soportar la vista de ellos.

La apariencia de Xiahou Lian era digna de la palabra «bien», y Xie


Jinglan sentía que era bastante agradable a la vista. Sin embargo, la

15
Más información aquí.
escena de Xiahou Lian inmovilizándolo lo hizo sentir incómodo. Su
corazón se retorció por un momento, pero siguió ignorándolo.

Cuando Xiahou Lian vio su expresión fría, sintió que sería un poco
problemático.

—¿Sigue enfadado? Joven maestro, muestre un poco de amabilidad


y deje de estar enfadado conmigo, ¿lo hará? Aquí, mire, lo saludaré
para suplicar por su misericordia y que me perdone esta vez.

—No estoy enfadado contigo. Hmph, es solo que nunca he visto a un


sirviente tan presuntuoso como tú. Tienes suerte de haberme
conocido. Si fueras a servir a Xie Jingtao, ¡ya habrías muerto
ochocientas veces! —resopló Xie Jinglan. Luego, tomó el mechero y se
dio la vuelta para buscar algunos libros.

—Por supuesto. Tengo suerte de haber conocido a un maestro tan


benévolo y de buen corazón como el joven maestro Jinglan. El joven
maestro se preocupa por sus sirvientes, así que no discutirá con ellos.

Xiahou Lian era experto en alisar las plumas erizadas, y la expresión


de Xie Jinglan se suavizó mucho.

Las estanterías de la biblioteca estaban densamente repletas, y solo


había espacio suficiente entre ellas para dos personas. Los estantes
eran muy altos y parecían tocar el techo. Toda la habitación olía a
humedad, y parecía haber un frío en el aire. Xiahou Lian se sintió un
poco asustado, y pinchó la espalda de Xie Jinglan para decirle que se
diera prisa.

Xie Jinglan pasó por delante de tres estanterías y vio que los libros
estaban dispuestos en el orden de Qilüe16. Los dos buscaron durante
varios minutos17 antes de encontrar finalmente el Libro de los Ritos de
Chen Hao de la dinastía Yuan, que estaba en el decimoséptimo estante.
16
"Siete resúmenes". La bibliografía más vieja de la antigua China que registraba todos los libros almacenados en
las bibliotecas del palacio imperial.
17
Concretamente, el tiempo que se tarda en beber una taza de té, que es de unos diez minutos pero puede variar
mucho. En el futuro utilizaré "varios minutos" para referirme a esto.
Xie Jinglan solo tomó el primer volumen, con la intención de
terminarlo antes de volver a buscar el segundo.

—¿Alguien se dará cuenta de que falta un libro aquí?

—Darse cuenta, mi trasero. ¿No ves que hay polvo en los libros? Los
libros de aquí no se han sacado desde hace unos cientos de años.

—¡No uses un lenguaje obsceno! —Xie Jinglan le dio un golpe en la


frente a Xiahou Lian y sacó otro volumen—. Entonces, tomaré otro.

Xiahou Lian tomó el primero y lo abrió despreocupadamente.


Ensanchó los ojos de inmediato.

—¿Qué es? —Xie Jinglan notó que Xiahou Lian actuaba de forma
extraña y se inclinó para echar un vistazo. Se quedó atónito al
instante.

El libro estaba repleto de vívidas imágenes eróticas, con cuerpos


masculinos y femeninos entrelazados y expresiones muy reales.

—¿Qu-qué es esto? —Xie Jinglan cerró de golpe el libro, con el rostro


tan caliente como para cocer un huevo.

—¡Erótica! Si no me equivoco, este es el famoso Placer en la alcoba


Imperial del pintor de la dinastía Yuan, Zhao Xiyan. Mi madre tiene
una copia falsa, ¿podría ser esta la verdadera? —Xiahou Lian se
maravilló—. Esta pintura es rica y deslumbrante. Las personas son
exquisitas, e incluso los patrones de sus ropas y las flores y plantas
están finamente retratados. Incluso puede decirse que es la mejor de
todas las eróticas. Mira, esta se llama Flores de ciruelo rojo colgando boca
abajo, esta es la Oropéndola gorjeando en la mañana de primavera, y esta
es Aliviando el calor del verano en Jiangnan.

Mientras Xie Jinglan escuchaba a Xiahou Lian divagar, se centró en


la parte más irrelevante.

—¿Qué? ¿Acabas de decir tu madre?


Xiahou Lian se había entusiasmado momentáneamente y se le
escapó accidentalmente. Se apresuró a decir:

—¡No, no, he dicho que tu padre es todo un hipócrita, escondiendo


su erótica en la biblioteca!

El rostro de Xie Jinglan se puso aún más rojo y volvió a meter


frenéticamente la ilustración en la estantería, diciendo:

—No me llevaré este, buscaré otra cosa.

—Espera. —Xiahou Lian recuperó las ilustraciones, sus labios se


curvaron en una sonrisa traviesa—. ¡Vamos a llevarlo de vuelta para
analizarlo! ¡Leer algo así por la noche es una sensación totalmente
diferente! joven maestro Jinglan, seguro que no has experimentado
esto antes, ¿verdad? ¿No tienes curiosidad?

Xie Jinglan se negó firmemente.

—¡No!

—No pensé que fueras tan mojigato. —Xiahou Lian sonrió—. Si no


quieres leerlo está bien, pero guardar esto podría ser útil.

Xiahou Lian quería que Xie Jinglan lo llevara al estudio del gordito.
Xie Jinglan no sabía lo que tenía bajo la manga, pero no pudo
deshacerse de la persistencia de Xiahou Lian, así que solo pudo llevarlo
allí. Los dos se colaron cautelosamente en el patio principal, y Xiahou
Lian utilizó el mismo truco para abrir la cerradura del estudio y
colarse.

El corazón de Xie Jinglan estaba en su garganta, ya que era la


primera vez que hacía algo furtivo como esto, pero cuando vio la
confianza de Xiahou Lian, no quiso ser superado. Se armó de valor y
fingió que no estaba asustado en absoluto. Siguió a Xiahou Lian
mientras sus ojos recorrían la habitación, observando el mobiliario y
la decoración.
Había una placa en el centro de la sala que decía: «Casa de la Montaña
de las Hojas Barridas»18. Xie Jinglan se burló; alguien como Xie Jingtao
realmente había mancillado este elegante nombre. Sobre el escritorio,
había piedras de tinta, pinceles elegantes y papel de primera calidad de
Jingxian, Anhui. Tocó con cuidado el papel liso y suave de arroz19, y en
su corazón surgieron débiles oleadas de envidia.

Se quedó en su sitio y dudó durante un rato, preguntándose si debía


llevarse unas cuantas piezas de papel o no. De todas formas, ese tonto
inculto, Xie Jingtao, definitivamente no se daría cuenta. Después de
pensarlo un poco, descartó la idea. Xie Jingtao no lo notaría, pero sus
sirvientes puede que sí. Era mejor no crearse problemas
deliberadamente.

Xiahou Lian encontró una pila de libros en el escritorio y sacó el


Libro de los Ritos. Efectivamente, tenía la misma portada que el que se
habían llevado de la biblioteca, ambos eran tallados originales del
Salón Xiuwen del clan Xie. Xiahou Lian puso el falso Libro de los Ritos
encima y se llevó el verdadero, haciéndole un gesto a Xie Jinglan para
que se fueran.

Cuando Xie Jinglan vio esto, comprendió inmediatamente el plan de


Xiahou Lian.

Xiahou Lian meneó la cabeza, satisfecho de sí mismo, y sonrió.

—Hoy, cuando llegué a la mansión, escuché a una sirvienta decir que


el maestro vuelve mañana. El hipócrita de tu padre es el que más se
preocupa por los estudios de sus hijos. Adivina qué es lo que hará
cuando regrese.

Xie Jinglan entendió y su corazón se calentó, aunque su boca no


estaba dispuesta a expresar su gratitud.

18
También el nombre de una famosa librería de Jiangsu durante las dinastías Ming y Qing conocida como "Editorial
Saoye".
19
Un tipo de papel originado en la antigua China utilizado para escribir o pintar. El papel de arroz tiene fama de ser
suave y de textura fina.
—Es una idea insensata, y puede que ni siquiera funcione.

Xiahou Lian sonrió alegremente.

—Entonces esperemos y veamos.


Capítulo 3: Belleza de jade

Xiahou Lian no estaba acostumbrado a su nueva cama, por lo que no


pudo dormir bien. Se levantó al amanecer y abrió la puerta para ver
que la luz de la habitación de Xie Jinglan estaba encendida. Xiahou
Lian llevó una taza de té y vio que Xie Jinglan estaba sentado en su
escritorio, sosteniendo un pergamino, y que la vela de su escritorio
estaba casi quemada hasta el fondo.

«Este tipo no leyó toda la noche sin cerrar los ojos, ¿verdad?».

La suposición de Xiahou Lian era correcta; Xie Jinglan había estado


sentado allí toda la noche. A los libros que había recogido en el pasado
les faltaban páginas o esquinas, o estaban llenos de anotaciones
desordenadas y sin sentido de Xie Jingtao, así que esta era la primera
vez que conseguía un pergamino tan bueno. Había leído toda la noche,
saboreando las partes que entendía mientras memorizaba
rigurosamente las que no, terminando la mayor parte del libro.

Era como una persona pobre, hambrienta y sedienta en una llovizna


tras un largo periodo de sequía. Prácticamente quería tragarse todo el
libro.

Xiahou Lian no se atrevió a molestarlo, así que salió lentamente de


la habitación y fue a la cocina a por una bandeja. Llevó la bandeja de
un lado a otro, fingiendo ser un sirviente ocupado mientras se paseaba
por la mansión.

La primera tarea de un buen asesino era familiarizarse con el


terreno y planear el mejor asesinato y la mejor ruta de escape.

Cuando era más joven, acompañaba a su madre por la montaña y la


seguía mientras inspeccionaba sus alrededores. Aunque tenía mapas
que le habían proporcionado los espías de Garan, su madre siempre
quería recorrer personalmente las calles, las zanjas, los pozos y los
almacenes secretos.

La Mansión Xie era muy grande, por lo menos cinco veces el tamaño
de Garan. Xiahou Lian caminó durante mucho tiempo hasta llegar al
muro exterior, y al ver que no había nadie alrededor, trepó por él. Justo
cuando aterrizó, una gran mano le cubrió la boca y lo levantó. Xiahou
Lian se dio la vuelta para ver que en realidad era el tío Duan, al que no
había visto en mucho tiempo.

Xiahou Lian se emocionó, ya que el tío Duan debía haber venido a


asignarle una misión.

—Mocoso, ¿aún no te han castigado ahí dentro? Mírate, eres como


un mono, y no puedes comportarte ni siquiera cuando te has
convertido en un sirviente. —El tío Duan le dio unos cuantos bollos al
vapor para comer y él mismo se encendió un cigarrillo, abriendo la
boca para expulsar varios anillos de humo flotantes.

—Tío, date prisa y dime a quién debo asesinar. ¡Garantizo que lo haré
de forma limpia y hermosa!

—¿Crees que un debilucho como tú puede asesinar a alguien? Sería


bueno que te mantuvieras con vida. Compórtate allí y no te metas en
problemas. Tengo algo que hacer, así que tendré que ir a Zhili del
Norte. Tu madre fue a las Regiones Occidentales, y solo regresará
después de más de medio año. Quédate aquí, y si hay problemas, busca
a un anciano de la mansión que lleve leña —le exhortó el tío Duan
mientras le daba dos taeles de plata.

Xiahou Lian finalmente entendió, y dijo enojado:

—De ninguna manera, ¿no dijiste que si tenía éxito esta vez colgarías
una placa para mí? Resulta que simplemente has encontrado un lugar
para que me quede y no te estorbe.
—¿Qué quieres decir con colgar una placa? Eres como una prostituta
en un burdel, ¿crees que colgar una placa te hará mejor? Con tu
torpeza, ni siquiera te acercarás a alguien antes de que te rebanen. —
El tío Duan le pinchó la cabeza—. Mocoso, esto es por tu bien, ¿crees
que es muy fácil estar en nuestra línea de trabajo?

—Quiero ser como mi madre, ¡un poderoso asesino al que todos


temen!

El tío Duan sacudió la cabeza y miró a Xiahou Lian durante un rato


antes de suspirar. —Ya eres mayor, así que es hora de que te diga la
verdad. ¿Sabes qué está haciendo tu madre en este viaje?

—Asesinando al Chakravarti de las Regiones Occidentales. Lo sé


todo, he visto sus documentos. Es hábil en el uso de mecanismos y
veneno, poco ortodoxo, y su habilidad con el machete es elegante e
inigualable. Pero ¿y qué? Ahora que ha caído en manos de mi madre,
estará muerto como los demás.

—Entonces, ¿sabes que los dos asesinos que Garan asignó para
matarlo han caído ante él? Las Regiones Occidentales están muy lejos,
y hay tormentas de arena impredecibles. Es muy diferente a las
Llanuras Centrales. Aunque las habilidades con el sable de tu madre
son extraordinarias, solo hay una posibilidad entre diez de que
sobreviva. —El tío Duan había abandonado su comportamiento
bromista, como rara vez lo hacía. Al ver su expresión solemne, Xiahou
Lian se sintió un poco perturbado—. Esta transacción de vidas
humanas siempre ha sido un trabajo donde la cabeza de uno cuelga de
su cinturón, y muchos asesinos han intercambiado su vida por una
vida. Déjame preguntarte, ¿has visto algún asesino en Garan de más
de cuarenta años? No es porque Garan no acepte asesinos mayores, ¡es
porque la mayoría de ellos no llegan a esa edad!

—¡Ton-tonterías! Mi madre es diferente, ella alcanzó la posición de


«Garuda» a la edad de veinte años. ¿No eran el líder de la Secta Sable
Dorado y el sucesor de la Secta Sable Ventisca en el Norte los mejores
de los mejores? Sin embargo, al encontrarse con mi madre, ¡fueron
asesinados!

—Cierto, cierto, tu madre es la mejor, no voy a discutir contigo. De


todos modos, basta con que tengas clara tu propia habilidad. Con tu
técnica de sable actual, puedes cazar faisanes y conejos, y quizás
incluso enfrentarte a tigres o leopardos, pero olvídate de asesinar.
Apuesto a que si empiezas a asesinar con tu habilidad actual,
definitivamente no vivirás más allá de los veinte años. Tu madre te
confió a mí, así que si te atreves a buscar tu propia muerte y morir, ¡no
esperes que queme papel de incienso para ti!

Tras decir esto, el tío Duan se puso su sombrero de paja y recogió el


estante de mercancías que había colocado junto a la pared. En un abrir
y cerrar de ojos, se había convertido en un vendedor ambulante. Nadie
podría decir que era un asesino del mundo de las artes marciales20 que
mataba a la gente sin siquiera pestañear.

Xiahou Lian observó su espalda. Tenía los hombros anchos y una


complexión robusta, y la gruesa tela de su camisa no podía ocultar sus
abultados músculos. Cuando empuñaba un sable, era un asesino
Garan fuerte y capaz. En una ocasión, había perseguido al gran
secretario mayor de aquel entonces a lo largo de miles de kilómetros21,
y la Guardia del Uniforme Bordado había cerrado herméticamente la
posada en la que se alojaba el gran secretario, solo para que el posadero
abriera la puerta a la mañana siguiente y viera el cadáver sin cabeza
del gran secretario. Nadie sabía cómo se había colado en la posada, ni
cómo se había llevado la cabeza del gran secretario mayor.

Cada asesino tenía su propia historia, y también tenían el mismo


final: una muerte prematura y un entierro en un lugar remoto.

En ese momento, el tío Duan llevaba el estante de mercancías y


caminaba por el camino empedrado. Había un agujero en uno de los
20
Jianghu, el mundo subterráneo de las artes marciales, formado por artistas marciales, bandas, ladrones,
mendigos, prostitutas. comerciantes. etc.
21
En realidad, miles de "li". Un li equivale a unas 0,31 millas, pero lo traduciré a millas para simplificar.
zapatos de paja de sus pies, dejando al descubierto su tosco dedo gordo.
Por alguna razón, Xiahou Lian detectó en él un indicio de desolación.

Guardó los taels en el pliegue de su ropa y pateó una piedra en el


suelo. Xiahou Lian se metió las manos en las mangas y se dirigió a la
calle del Templo Longfu, en los suburbios del oeste, para comprar
pinceles, tinta, papel y piedras de tinta. Nunca había sido de los que
ahorran dinero, así que se gastó como agua la plata que el tío Duan le
había dado en ese momento, dejando solo unas pocas monedas de
cobre.

Cuando regresó, vio que había una carroza frente a la Mansión Xie y
supo que el maestro ya había regresado. Volvió al Patio Qiuwu
desandando su camino anterior y entregó los pinceles, la tinta, el
papel y las piedras de tinta a Xie Jinglan.

Xie Jinglan se quedó sin palabras por la sorpresa, y Xiahou Lian se


sintió orgulloso, esperando que le diera las gracias y se emocionara
hasta las lágrimas. Inesperadamente, Xie Jinglan le agarró la mano y
le dijo con severidad:

—¿De dónde has robado esto? ¡Tienes que deshacerte de este mal
hábito!

—¿Cómo sabes que lo he robado? —Xiahou Lian estaba a punto de


protestar, pero volvió a pensar. Comprar todo el conjunto de pinceles,
tinta, papel y piedras de tinta había sido bastante caro, así que si decía
que lo había comprado, también tendría que explicar de dónde
procedía su dinero. Así, solo pudo decir abatido—: Bien, lo he robado,
¿y qué?

—¡Tú! —Xie Jinglan estaba tan enfadado que no sabía qué decir.

Xiahou Lian puso los ojos en blanco.

—No te preocupes, nadie me vio y no te verás implicado. Solo


relájate y úsalos.
Xie Jinglan estaba aún más enojado. Después de que Xiahou Lian se
arriesgara ayer a robar libros para él, ya consideraba
involuntariamente a Xiahou Lian como uno de los suyos. Le
preocupaba que atraparan a Xiahou Lian y le rompieran la mano como
castigo, más que temer que él mismo se viera implicado. No pensó que
Xiahou Lian fuera tan audaz como para escabullirse, y solo había
pensado que lo había robado desde el interior de la mansión. La señora
era tan viciosa como una serpiente y tenía una lengua afilada, además
de ser avariciosa y tacaña. Si ella hubiera atrapado a Xiahou Lian, este
no habría podido escapar de un severo latigazo.

Xie Jinglan tenía una personalidad difícil y tendía a ser testarudo y


obstinado. Simplemente no podía decir cosas sensibleras para
expresar su preocupación por los demás, por lo que dijo con rabia:

—¡Sí, tengo miedo de que nos impliques! Ya es difícil para nosotros


progresar en esta mansión, y si causas problemas, ¡me gustaría ver
cómo lo arreglas! ¡No usaré estas cosas, y será mejor que esto no vuelva
a suceder!

Xie Jinglan recogió los pinceles, la tinta, el papel y las piedras de


tinta y los escondió bajo un armario, decidiendo dejar que acumularan
polvo allí. La amabilidad de Xiahou Lian había sido tomada por una
mala intención, y no solo se sintió apenado por sus dos taeles de plata,
sino que se sintió miserable y se fue enfadado al patio a trabajar,
ambos ignorándose mutuamente.

De repente, Lian Xiang corrió hacia el patio felizmente, exclamando:

—¡Joven maestro! ¡Joven maestro! Tengo buenas noticias que


contarle.

—¿Qué buenas noticias?

—Hace un momento, el maestro estaba en el estudio revisando los


deberes del primer joven maestro. ¿Puede adivinar lo que encontró?
Ya sabía, sin adivinarlo, que debía haber encontrado la erótica que
Xiahou Lian había puesto en su escritorio.

Lian Xiang estaba demasiado emocionada para esperar la respuesta


de Xie Jinglan, así que lo dijo primero:

—¡El maestro de hecho encontró una erótica envuelta en la cubierta


del Libro de los Ritos! El maestro estaba muy enfadado, y azotó
personalmente al primer joven maestro que se asustó hasta perder la
razón. Ni siquiera la señora pudo disuadirlo. Jajaja, ahora el primer
joven maestro no podrá molestarnos, escuché que el maestro lo azotó
durante una hora entera. Me temo que el primer joven maestro no
podrá ni siquiera salir de la cama.

—…

Xie Jinglan abrió la ventana y vio a Xiahou Lian lavando la ropa


junto al pozo. Dudó mientras se preguntaba si debía disculparse con él
o no. Justo cuando se sentía en conflicto, Xiahou Lian levantó de
repente un par de calzoncillos y giró la cabeza, mirando a Xie Jinglan
con malicia.

Xie Jinglan vio que los calzoncillos le resultaban muy familiares, y


se apresuró a darse la vuelta y abrir un cajón. Vio que los calzoncillos
que había en él ya no estaban; la tía Lan debió de habérselos llevado.

Justo en ese momento, Xiahou Lian dijo lenta e irritantemente:

—Joven maestro Jinglan, ¿mojaste los pantalones anoche?

—¡Xiahou Lian, cállate! —Xie Jinglan cerró la ventana con un


«bang».

Xie Jinglan ignoró a Xiahou Lian durante tres días enteros, aunque
Xiahou Lian no pensó demasiado en ello. Hizo su trabajo como
siempre, y entretanto robaba en un nido de pájaros que estaba al lado
del Patio Qiuwu.
Se sintió encantado; Xie Jinglan también era un hipócrita. Mira, solo
había echado unas cuantas miradas a la erótica, y sin embargo sus
pensamientos se habían despertado. Xiahou Lian ocultó este pequeño
secreto en su corazón, por lo que cada vez que Xie Jinglan pusiera mala
cara y perdiera los nervios, pensaría en esto para divertirse. Junto con
su tendencia natural a no tomarse las cosas a pecho, podía lidiar
fácilmente con el mal genio de Xie Jinglan.

En cuanto a la personalidad de Xie Jinglan, sintió que ya la conocía


claramente.

Este tipo tenía el carácter de una señorita, y cuanto más se le


consentía, más mimado se volvía.

En primer lugar, estaba exasperantemente obsesionado con la


limpieza. Su ropa debe estar limpia y sin manchas, y su vajilla debe
estar fregada hasta el punto de que uno pueda ver su reflejo en ella, y
lavarla menos de cuatro o cinco veces no aprobaría sus estándares. En
segundo lugar, cuando terminaba de comer y no tenía nada más que
hacer, le molestaba que Xiahou Lian masticara con la boca abierta, que
no se lavara las manos antes de comer y que no se enjuagara la boca
después de comer.

Xiahou Lian estaba acostumbrado a ser un vago. En el pasado,


¿cómo podría haber tantas reglas en la montaña? Además, era un
hombre, y un hombre consumado no se preocupaba por esas
nimiedades. Preocuparse por si su ropa estaba limpia o no y por si
comía con corrección o no, era muy fastidioso. No entendía los
esfuerzos de Xie Jinglan por mejorar sus modales, ni tampoco su
búsqueda de una conducta caballerosa. Solo sintió que Xie Jinglan
estaba puramente buscando problemas y, naturalmente, hacía un
gran problema de la nada.

¿Pero quién lo convirtió en un simple sirviente? Y también era el


sirviente personal de la señorita Jinglan, por lo que tenía que mimarlo
incluso cuando claramente no debía mimarlo. Xiahou Lian resumió
sus experiencias en una resolución de que cuando se casara en el
futuro, definitivamente no podría casarse con alguien como Xie
Jinglan.

En el tercer día de ignorar a Xiahou Lian, después de que Xie Jinglan


cenara, regresó a su habitación para leer como de costumbre. Cuando
abrió el pergamino, sorprendentemente había una pequeña flor
dorada en él. En contraste con las páginas amarillentas, era muy
bonita.

—¿Te gusta? —Xiahou Lian asomó su desgreñada cabeza por la


ventana.

Xie Jinglan recogió la flor y dijo con expresión de disgusto:

—Se aplastó, es muy fea.

—Aahh, pero caminé una larga distancia y pasé mucho tiempo


escogiéndola. ¡Esta flor representa mis sentimientos por ti, joven
maestro Jinglan! —dijo Xiahou Lian, actuando agraviado.

Cuando Xie Jinglan vio su exagerada apariencia, se sintió incómodo,


así que se dio la vuelta, sin mirarlo.

—Vamos a hablar de negocios. El maestro no regresó solo esta vez,


trajo a alguien más. Probablemente has oído hablar de él antes, Dai
Shengyan. Lo conoces, ¿verdad?

Xie Jinglan abrió el pergamino y respondió despreocupadamente:

—Mn, sí. Es el profesor de mi padre, y es el vigésimo octavo mejor


erudito22 de la era Qiyuan23. Fue seleccionado para ser un Shujishi24 y

22
Concretamente Zhuangyuan, el título que se otorga al que obtiene la mejor puntuación en el examen imperial.
23
La era Qiyuan se refiere al período de tiempo que comienza cuando la Casa de Aisin-Gioro comenzó a gobernar.
24
Un título otorgado a miembros selectos del rango Jinshi (personas que aprobaron los exámenes imperiales).
es un Jefe de Honglusi25. Tiene estudiantes en todo el mundo, y es
alabado como el Jefe Examinador de Hanlin26.

—Exactamente, el Jefe Honglusi es el cuarto rango, que es mucho


mejor que el hipócrita de tu padre. —Xiahou Lian saltó desde la
ventana—. Está buscando aceptar un discípulo y mañana estará en el
Pabellón Lanfang27 para probar los conocimientos de los niños del
clan Xie uno por uno. Joven maestro, esta es una buena oportunidad,
así que tenemos que pensar en una forma de colarnos.

Xie Jinglan había querido originalmente reprender a Xiahou Lian


por saltar a través de la ventana, pero cuando escuchó que Dai
Shengyan estaba buscando aceptar un discípulo, amplió sus ojos. Dai
Shengyan siempre había valorado el talento y no dudaba en dar un
paso atrás para dejar destacar a la brillante generación más joven. Si
pudiera convertirse en su estudiante, la vida de Xie Jinglan sería
mucho más fácil.

Sin embargo, estaba preocupado.

—En realidad nunca he estado en la escuela, y solo he escuchado


algunas clases antes. Ni siquiera he terminado de leer todos los libros.
¿Podré hacerlo? Además, como se ha descubierto que he estado
estudiando en secreto, seguro que la señora ya habrá hecho los
preparativos. Me temo que ni siquiera podré ver al señor Dai.

Xiahou Lian puso un brazo alrededor de los hombros de Xie Jinglan


y sonrió.

—No importa si puedes hacerlo o no, simplemente iremos y lo


intentaremos, no es que vayas a perder un trozo de carne si intentas.
En cuanto a esa señora, naturalmente tendré una forma de lidiar con
ella.

25
Encargado de asuntos exteriores y ceremonias
26
La Academia Hanlin era una institución encargada de redactar los documentos oficiales
27
Lit. El abrazo de las flores.
Cuando Xie Jinglan vio la confianza de Xiahou Lian en su plan, no
pudo evitar sentir un poco de sospecha.

—Xiahou Lian, ¿por qué... por qué te esfuerzas tanto en ayudarme?

«¡Porque soy bondadoso!», pensó inmediatamente Xiahou Lian.


Justo cuando iba a decirlo en voz alta, se giró y vio que Xie Jinglan lo
miraba con seriedad. Sus pestañas revoloteaban ligeramente como
alas, y sus mejillas eran tan blancas como la porcelana fina, con un
fino vello que crecía en ellas.

Xiahou Lian había vivido durante doce años y nunca había visto a
un joven tan apuesto. Sonrió.

—¿Quién hizo a mi joven maestro Jinglan tan guapo? No puedo


evitar sentir afecto por ti al verte, ¡hechizas a la gente con una sola
mirada! ¡Yo, Xiahou Lian, estoy dispuesto a escalar una montaña de
sables y a sumergirme en un mar de fuego por ti!

—…

Xie Jinglan se sujetó la frente; no debería haber preguntado.


Capítulo 4: Río tranquilo

Xiahou Lian se levantó temprano por la mañana y se puso la ropa, a


punto de ir a lavarse los dientes y el rostro. Acababa de dirigirse a la
puerta cuando oyó a Lian Xiang hablando con Xie Jinglan. Al principio
quiso evitarlos, pero escuchó su propio nombre, así que se detuvo y no
se alejó.

—Joven maestro, ese mocoso Xiahou Lian no es de fiar. Mira, no


trabaja todo el día y se pasea por todas partes. Olvídate de los paseos,
incluso tiene los dedos pegajosos y a menudo roba cosas. ¿Cómo
podemos permitir este tipo de persona en la mansión? ¡Y lo que dijo de
llevarte a ver al señor Dai es solo para causar problemas! Cuando el
señor Dai elija a su discípulo, el maestro y la señora estarán
definitivamente allí. Si vas, la señora definitivamente no te dejará ir.

Xie Jinglan permaneció en silencio durante un rato, sin decir nada.


Lian Xiang no se equivocaba, Xiahou Lian había sido sin duda un
ladrón que vagaba por las calles antes de llegar a la mansión. Tenía
malos hábitos despreciables, y si se tratara de cualquier otra persona,
Xie Jinglan definitivamente lo habría menospreciado y se habría
negado a ser su amigo. Sin embargo, por alguna razón, cuando esto se
aplicaba a Xiahou Lian, no se atrevía a odiarlo en absoluto.

«Probablemente sea porque Xiahou Lian tiene muy buen aspecto»,


concluyó Xie Jinglan.

Eso era cierto; cuando otras personas ponían los ojos en blanco,
masticaban ruidosamente y sacudían la pierna al estar sentadas,
resultaba muy molesto, pero Xiahou Lian era inteligente y enérgico,
no se preocupaba por asuntos triviales y tenía un espíritu
despreocupado y galante.
Él dijo con calma:

—Incluso si Xiao Lian no me lleva allí, voy a ir igualmente.

—¡Joven maestro! ¡Te van a matar por culpa de ese mocoso!

—Aunque tiene el problema de robar cosas, desde que llegó a la


mansión, todos sus robos han sido para mí. Lo disciplinaré
estrictamente en el futuro y le ordenaré que no vuelva a robar. En el
fondo, no es una mala persona, así que no hay que preocuparse —dijo
Xie Jinglan—. Tía, tú también lo crees, ¿verdad?

—Sí, Xiao Lian es todavía joven y no ha cometido ningún error


importante. Además de ayudar al joven maestro a robar libros, solo ha
robado pasteles y bocadillos de otros patios. A todos los niños les gusta
comer. Lian Xiang, ten paciencia.

Xie Jinglan y la tía Lan estaban defendiendo a Xiahou Lian, por lo


que Lian Xiang solo podía rendirse.

Después de escuchar esto, Xiahou Lian se quedó sin palabras.

Las mujeres le daban demasiada importancia a las cosas. ¿Cómo que


no trabajaba en todo el día? Cuando se paseaba, era para husmear en
busca de noticias. Si hubiera permanecido ocioso en el patio durante
todo el día, ¿cómo podría haber sabido que Dai Shengyan estaba
buscando aceptar un discípulo? Además, esos postres habían sido
colocados en una mesa del pabellón. Nadie los había tocado y nadie los
estaba vigilando, así que se había comido unos cuantos casualmente.
¿Era esto tan importante?

Esta chica, Lian Xiang, no tenía un rostro seductor, pero había


aprendido un puñado de habilidades seductoras para luchar por la
atención. Era como si temiera que Xiahou Lian la superara y se
convirtiera en el confidente más cercano de Xie Jinglan.
Normalmente, cuando preparaba la comida o lavaba los platos, se
quejaba, y si se hacía el más mínimo corte tan pequeño como la punta
de una aguja en la mano gritaba «me voy a morir, me voy a morir»,
prácticamente queriendo que todos en la mansión supieran que se
había herido mientras trabajaba.

Aunque Xiahou Lian era caballeroso y apreciaba a las mujeres bellas,


solo las mujeres hermosas eran «bellas». Tenían que parecerse al
menos a Xie Jinglan, y en su opinión, Lian Xiang era una mujer fea que
imitaba burdamente a una hermosa.

Por desgracia, la tía Lan era benigna y de trato fácil, y Xie Jinglan era
un adolescente sin experiencia en el mundo. Aunque era astuto, al fin
y al cabo era un niño y no entendía el complicado funcionamiento de
la mente de una mujer y realmente creía que Lian Xiang era muy
trabajadora y aportaba mucho.

Olvídalo, Xiahou Lian era un buen hombre, y no se molestaría con


las mujeres.

Era bueno que no se hubiera preocupado por Xie Jinglan por nada;
supo hablar por él. Xiahou Lian se sintió mucho más reconfortado.
Hizo un sonido a propósito para que la gente de afuera supiera que se
había levantado, y luego salió por la puerta.

Cuando acabaron de lavarse, se oyó un ruido de cerrar con llave en


la puerta lateral. Lian Xiang se acercó a echar un vistazo y exclamó:

—¡Joven maestro, han cerrado la puerta de nuestro patio!

Una voz llegó desde el exterior del patio.

—La señora dio órdenes de que un estimado invitado viene a la


mansión. Para evitar que ustedes, los torpes, molesten al invitado,
ninguno puede salir del patio.

Xie Jinglan estaba impasible. La expresión de la tía Lan era de


preocupación.
—¿Qué podemos hacer? Ahora que la puerta está cerrada, ¿cómo
vamos a ver al señor Dai?

Lian Xiang sugirió insistentemente:

—¿Por qué no lo olvidamos?

Xiahou Lian miró a Xie Jinglan, y ambos comprendieron lo que el


otro estaba pensando: si la puerta estaba cerrada, tendrían que trepar
por la pared.

Las cuatro personas trasladaron algunos escritorios y sillas desde el


interior de la habitación hasta un lado de la pared y los apilaron.
Xiahou Lian subió primero y Xie Jinglan lo siguió de cerca.

La tía Lan y Lian Xiang se quedaron abajo, observando a los dos con
preocupación. Lian Xiang exhortó:

—¡Joven maestro, debes tener cuidado! Xiao Lian, si la señora se


enfada, tienes que proteger al joven maestro. Si le pasa algo al joven
maestro, ¡no te lo perdonaré!

—Lo sé, definitivamente lo protegeré y no dejaré que se le caiga ni


un solo cabello —dijo Xiahou Lian con indiferencia.

Cuando Xie Jinglan estaba también en lo alto del muro, Xiahou Lian
saltó hacia abajo. Xie Jinglan estaba un poco indeciso; el muro era muy
alto, y se sentía un poco asustado, pero tampoco quería que Xiahou
Lian se diera cuenta, así que cerró los ojos y saltó hacia abajo. No
aterrizó en el suelo, sino que lo hizo en un cálido abrazo. Xie Jinglan
abrió los ojos y vio la cara de Xiahou Lian justo delante de él. Se
sobresaltó enormemente y rodó fuera de sus brazos.

—Si saltas así, seguro que te romperás las piernas. Cuando saltas
desde una pared, tienes que abrir las piernas y aterrizar con las rodillas
dobladas, como si estuvieras cagando. Si no te hubiera atrapado,
habrías quedado incapacitado antes de conseguir nada. —Xiahou Lian
instruyó seriamente.
Xie Jinglan: —...

—¡Lian-gege28! —Justo cuando los dos se estabilizaron, una niña


corrió hacia ellos, jadeando—. El lugar donde el Maestro Dai está
enseñando se cambió al Pabellón Wangqing29 en el Estanque Yanbo30.
Será dos horas más tarde, pero todo el mundo está listo ahora.

—¿Lian-gege? —Xie Jinglan miró a la chica con recelo.

Xiahou Lian sonrió y dijo tímidamente:

—Esta es la señorita Lan Xiang, que se ocupa del estudio. La conocí


hace unos días. Lan Xiang-meimei31, gracias, te llevaré a comer pastel
de osmanto otro día.

Lan Xiang sacó la lengua y dijo:

—Más vale que lo recuerdes. Me escabullí para decirte esto, así que
tendré que apresurarme a volver ahora.

Después de decir esto, se inclinó ante los dos y se alejó corriendo.

—Realmente eres increíble, solo has estado en la mansión durante


unos días, y ya has hecho a Lan Xiang tu meimei. Es un delito grave que
un hombre y una mujer tengan una relación privada. Apenas puedo
protegerme, así que cuando llegue el momento, no podré salvarte. —
Xie Jinglan resopló.

La habilidad de Xiahou Lian para atraer a las chicas era realmente


sorprendente. Justo entonces, esa chica no había mirado directamente
a Xie Jinglan ni una sola vez, sin embargo, había sido muy íntima y
entusiasta con Xiahou Lian. Xie Jinglan entrecerró los ojos hacia
Xiahou Lian y volvió a resoplar.

28
Lit. hermano mayor. Es una forma cariñosa de dirección, pero no significa que sean hermanos.
29
Lit. Contemplar la vegetación.
30
Lit. Agua brumosa.
31
Lit. hermana menor.
Xiahou Lian protestó:

—¿Relación secreta? Solo he tenido una relación secreta contigo, y


las cosas que te he dado siguen bajo tu armario, acumulando polvo.

Xie Jinglan dijo enfadado:

—¿De qué estás hablando? Los dos somos hombres, ¿cómo puede
llamarse relación secreta?

Xiahou Lian hizo una mueca.

Antes de que salieran, Xiahou Lian le había puesto su propio abrigo


a Xie Jinglan, además de darle su áspero pañuelo para la cabeza. Si uno
simplemente los miraba y no se fijaba bien, pensaría que Xie Jinglan
era un humilde sirviente. Xiahou Lian recogió dos bandejas que había
escondido antes en un arbusto, y cada uno cargó una mientras
caminaban con la cabeza gacha, llegando al borde del Estanque Yanbo
sin obstáculos.

El Pabellón Wangqing estaba construido sobre el estanque Yanbo, y


había olas brillantes y agua de estanque centelleante justo debajo de la
plataforma de observación, que no tenía barandillas. En el segundo
piso, uno podía ver a lo lejos, y era un lugar muy elegante. Después de
todo, el clan Xie era estudioso, y los pabellones estaban todos
impregnados de un aura refinada y erudita.

Todavía era temprano, así que los dos se escondieron dentro de una
rocalla y esperaron a que los niños del clan tomaran asiento. Xie
Jinglan se quitó el abrigo y el pañuelo para la cabeza de Xiahou Lian, y
Xiahou Lian lo ayudó a atarse el cabello de nuevo y a ponerse una
redecilla32 y una corona. Después de reorganizar su ropa, era un joven
hermoso.

32
En concreto, el wangjin, una redecilla tradicional que llevaban los hombres adultos en la dinastía china Ming.
Imagen de referencia.
No es de extrañar que Xiahou Lian usara «hermoso» para describir a
Xie Jinglan. Parecía casi femenino, pero también obstinado. En su
entrecejo había una arrogancia que hacía parecer que veía a todos los
demás como mero polvo.

Esta arrogancia, cuando se expresaba amablemente, se llamaba


«nobleza», y cuando no se expresaba amablemente, se llamaba
«pretenciosidad». Xiahou Lian lo interpretó a regañadientes como lo
primero.

Uno de ellos estaba sentado y el otro de pie. Xiahou Lian sacó un


postre para comer mientras Xie Jinglan sacaba un pergamino para
revisarlo. Había un ciruelo en flor invernal en lo alto de la rocalla, y las
ramas se curvaban estrechamente junto a sus cabezas, con un pétalo
de flor flotando lentamente hacia abajo.

Xiahou Lian se cruzó de brazos mientras pensaba aturdido: «Estos


días son muy tranquilos, aunque hace un poco de frío».

Hubo una conmoción en el exterior, y Xiahou Lian calculó que ya era


casi la hora, por lo que se asomó por un hueco de la montaña. Todos
los niños del clan Xie tenían ayudantes de libros33, y entraron en
pequeños grupos en el Pabellón Wangqing. Todos usaban hermosas
ropas y tenían rostros radiantes. Una bolsita perfumada colgaba en el
lado izquierdo de sus cinturones, y un colgante de jade en el derecho.
Algunos incluso llevaban flautas de jade insertadas en sus cinturones.

Esta escena no parecía como si ellos fueran a buscar un maestro. En


cambio, parecía que estaban tratando de ser seleccionados como la
esposa del emperador.

En comparación, las ropas de Xie Jinglan parecían raídas y sucias. Si


se parara entre ellos, nadie adivinaría que era un niño del clan Xie, y

33
Es más un sirviente que un ayudante de libros, pero he utilizado “ayudante de libros” (“bookboy” en inglés) para
diferenciar ambos. En este caso, se refiere a un sirviente joven, más personal, que sirve a su amo principalmente
en trabajos relacionados con sus estudios, como ordenar el estudio o moler tinta, aunque también pueden hacer
otras cosas. Suelen ser más compañeros del amo que otros sirvientes.
solo pensarían que era un sirviente humilde e indigno que ni siquiera
merecía servir durante las comidas.

Es solo que Xie Jinglan tenía un rostro extremadamente envidiable.


Xiahou Lian pensó que si él tuviera que elegir un discípulo,
definitivamente elegiría a Xie Jinglan. Por muy bonita que fuera la
ropa de alguien, ¿de qué serviría? Solo era cómodo mirar un rostro
bonito. Al ver a esas cosas feas, Xiahou Lian sintió aún más confianza
en Xie Jinglan.

Xie Jinglan no se vio afectado. A sus ojos, los niños del clan Xie eran
o bien escollos que inevitablemente patearía a un lado del camino, o
bien peldaños que le ayudarían a llegar al siguiente nivel. Y, cuanto
más se arreglara esta gente, más podría resaltar su singularidad.
Aunque no fuera el más elegante, sin duda sería el más especial.

Además, Dai Shengyan era igual que él; un hijo ilegítimo de una
familia pobre que había sido empobrecido en su infancia. La medicina
correcta debe ser prescrita para una enfermedad específica, y ser su
discípulo significaba naturalmente que tenía que ser de su agrado.
Cuando Dai Shengyan lo viera así, seguro que pensaría en sus años
pasados de estudios agotadores y se compadecería de él.

Xie Jinglan recorrió con la mirada el Pabellón Wangqing y dijo:

—No podemos entrar por la entrada principal.

De hecho, había unos cuantos sirvientes custodiando la entrada


principal, así que si se acercaban a ella, sin duda los detendrían.
Xiahou Lian miró hacia la superficie del estanque y vio una pequeña
barca junto a la orilla opuesta. Dijo con alegría:

—Vamos a remar ese bote. Ellos están en el segundo piso, así que
será fácil que el señor Dai nos vea si remamos el bote. Mientras nos vea,
la señora no podrá detenernos aunque quiera.
Justo cuando dijo esto, apareció Xie Jingtao. Después de ser azotado,
era difícil para ese gordito incluso caminar, y tenía que apoyarse en su
ayudante de libros mientras cojeaba. Toda la grasa de su cuerpo
rebotaba como un maremoto con cada uno de sus arduos pasos, y
Xiahou Lian comprendió al instante porqué se llamaba «Xie
Jingtao»34. Cuando llegó al segundo piso y se sentó en el primer asiento
de la parte delantera, fue como si este movimiento provocara que todo
el Pabellón Wangqing se derrumbara, e incluso en la lejana montaña,
Xiahou Lian podía sentir que el suelo temblaba.

El anciano llegó al último.

Lan Xiang había dicho que Dai Shengyan parecía un atizador de


fuego y que estaba tan delgado que lo único que quedaba de él era un
palillo y unos huesos viejos y duros. Definitivamente era un
funcionario recto e incorrupto, de lo contrario no se habría matado de
hambre así. Con una sola mirada, Xiahou Lian había detectado que
aquel anciano flaco entre la multitud era Dai Shengyan. Era, en efecto,
como había dicho Lan Xiang. Su escuálido cuerpo sostenía un cuello
tan flaco como un tallo de planta. Su barba había sido muy bien
cuidada y era larga y blanca, igual que en las pinturas de inmortales.

Antes de que pudiera mirar al hipócrita padre de Xie Jinglan, Xiahou


Lian dio una orden, y los dos corrieron a lo largo del borde del estanque
hacia la orilla opuesta.

Pronto, la gente se fijó en ellos dos. Al principio, se quedaron


atónitos, y cuando se frotaron los ojos y volvieron a mirar, vieron que
era el tercer joven maestro del Patio Qiuwu y se apresuraron a
perseguirlos.

—¡Todos, apúrense y detengan al tercer joven maestro!

—¡Deténganlos, rápido!

34
Jingtao significa literalmente “olas grandes y temibles”.
Mientras Xiahou Lian corría, sacó una resortera y disparó piedras
detrás de él, cada una de las cuales dio en el blanco con un ruido sordo,
y algunas personas incluso cayeron accidentalmente en el estanque.
Rápidamente agotó todas las piedras, por lo que Xiahou Lian hizo la
finta de estar disparando la resortera. Algunos cayeron en la trampa,
deteniéndose rápidamente y cubriendo sus cabezas.

El camino empedrado junto al estanque era muy estrecho, y cuando


la gente de delante se detuvo, los de detrás no pudieron frenar a
tiempo y subieron como la marea. Inmediatamente chocaron entre sí
como fichas de dominó y acabaron desparramados por el suelo.

Xie Jinglan se sintió asustado y emocionado a la vez, ya que nunca


había corrido así, ni había sido tan poco escrupuloso. Debería haber
rechazado la orden de Xiahou Lian en primer lugar, sin embargo,
cuando Xiahou Lian había gritado «corre», no sabía cómo, pero su
cuerpo había reaccionado más rápido que su mente. Como una flecha
afilada liberada de la cuerda de un arco, se había lanzado
temerariamente hacia el viento cortante.

Los dos jóvenes eran vigorosos y ágiles, y cuando atravesaron el


pequeño bosque junto al estanque, fueron como dos gráciles pájaros,
ampliando poco a poco la distancia con la gente que iba detrás de ellos.

Cuando vio que ya casi habían llegado, Xiahou Lian levantó la mano
derecha y utilizó la izquierda para presionar ligeramente un
mecanismo que tenía en la muñeca opuesta. Un rayo de luz fría salió
disparado de su manga y cortó la cuerda de remolque en el agua.

Xie Jinglan estaba a punto de sorprenderse cuando escuchó a Xiahou


Lian gritar:

—¡Salta!

Los dos saltaron juntos a la pequeña embarcación. El pequeño bote


se balanceó violentamente, y Xie Jinglan perdió el equilibrio, casi
cayendo, pero Xiahou Lian lo agarró por el cuello y tiró de él hacia
atrás.

Xiahou Lian tomó rápidamente el poste de bambú y lo lanzó al agua.


La pequeña embarcación era como una hoja que flotaba en la
superficie del agua, emitiendo ondas mientras se balanceaba y
derivaba hacia el pabellón. Los sirvientes que los perseguían solo
pudieron detenerse en la orilla, observando impotentes cómo Xiahou
Lian y Xie Jinglan se alejaban cada vez más y más, desapareciendo
gradualmente en la niebla.

Xie Jinglan resistió el impulso de apartar la manga de Xiahou Lian


para echar un vistazo y, en su lugar, se enfrentó a las sombras
proyectadas por el sol, enderezando sus ropas y situándose en el
lateral del barco con las manos unidas a la espalda. Con el gran revuelo
que habían causado, el señor Dai debió de haberse dado cuenta de su
presencia, así que tenía que mantener sus buenos modales.

La gente del Pabellón Wangqing aún no entendía lo que estaba


ocurriendo, y no podían mirar sus rostros con claridad desde la
distancia. Solo vieron a dos adolescentes perseguidos por una
multitud, que finalmente saltaron a un pequeño bote y se dirigieron
hacia el pabellón.

Estar de pie en el costado del barco en el viento frío, contemplando


las olas lejanas, tenía un toque de elegancia.

Dai Shengyan se rio y aplaudió.

—¿También es uno de los niños Xie? Interesante, interesante.


Rápido, denles la bienvenida.

Xie Bingfeng dijo avergonzado:

—Los niños del clan son jóvenes, ingenuos y actúan


desobedientemente. Espero que no se ofenda por no haberlos educado
bien.
—Eso no es así, los jóvenes deberían ser así. Estar constantemente
sentados y estudiando a puerta cerrada les hace perder su precioso
tiempo y de hermosos paisajes. No salir a pasear al exterior es poner el
carro antes que el caballo. —Dai Shengyan sonrió de tal manera que
hasta sus arrugas florecieron, revelando una boca de dientes amarillos
que estaban a punto de caerse.

La vista de Xie Jingtao era aguda, e inmediatamente reconoció que


era Xie Jinglan. Al ver que Dai Shengyan lo defendía, se sintió infeliz.
Saludó con las manos juntas35 a Dai Shengyan, diciendo:

—Señor, ha entendido mal. Los reconozco, esos dos son ignorantes


e incompetentes, y siempre están causando problemas, notorios en el
clan por ser poco filiales, especialmente ese Xie Jinglan. Hace unos
días, incluso me robó mis pertenencias, lo cual fue muy detestable,
pero debido a nuestra hermandad, nunca me he enfrentado a él.

Dai Shengyan dejó de acariciarse la barba y dijo:

—¿Oh? ¿Realmente sucedió esto?

35
Un saludo respetuoso común en la antigua China. Puede o no incluir una reverencia.
Capítulo 5: Palabras de los sabios

—¡Por supuesto que no!

Una voz clara y brillante sonó desde el exterior del pabellón, y todos
levantaron la vista para ver entrar a dos jóvenes con ropas andrajosas.
El que iba en cabeza no parecía ni demasiado humilde ni arrogante, y
tenía un comportamiento elegante. El que iba detrás parecía
inteligente y tenía unos ojos encantadores y expresivos.

Solo que sus ropas estaban realmente raídas, y los niños sentados
cuchicheaban entre sí, lanzando todos ellos miradas de desprecio en
su dirección. Xiahou Lian solo captó algunos comentarios, que eran
todos del tipo «¿De dónde vienen estos mendigos, viniendo aquí y
actuando tan salvajemente?» o «¿Son de nuestro clan Xie? ¿Por qué no
los he visto antes?» y cosas por el estilo.

Xie Jinglan miró directamente al frente mientras decía en voz alta:

—Soy Xie Jinglan. Saludos, señor Dai. Lo que mi hermano mayor


acaba de decir no es cierto, por favor reconsidere claramente.

—¿Quieres decir que te he incriminado? Xie Jinglan, claramente


robaste, y había muchos ojos mirando. ¿Por qué no los llamo aquí
como testigos? —Cuando Xie Jingtao lo oyó, golpeó la mano sobre su
escritorio y se puso de pie, con el rostro carmesí y la punta de sus orejas
rojas mientras discutía.

Xie Jinglan sonrió ligeramente y dijo amablemente:

—¿Cuándo he robado tus pertenencias? Solo recogí los libros que mi


hermano había tirado en el almacén.
—¿Cómo es que los libros no son mis pertenencias? Los libros de
nuestra familia fueron impresos en el Salón Xiuwen, y cada uno cuesta
varias monedas de cobre. Además, los había guardado en el almacén,
no los había tirado. No me los pediste y te los llevaste por tu cuenta,
¡eso es robar!

—Hermano, no te impacientes, todo esto no es más que un


malentendido. Tengo un físico pobre y la señora es benévola, así que
me dijo que no tenía que ir a la escuela. Sin embargo, he admirado las
palabras de los sabios durante mucho tiempo, pero soy pobre y no
recibo estipendios. Solo puedo ir al almacén para obtener los libros que
se tiran en el almacén. Hace tiempo que recibí el permiso del
encargado del almacén para hacerlo, así que probablemente nunca le
preguntaste al encargado sobre esto y pensaste erróneamente que
estaba robando. Hoy es el día justo para aclararlo.

Después de esta declaración, todo el mundo lo entendió claramente.

Evidentemente, la señora de esta casa estaba resentida con el hijo


ilegítimo y no lo dejaba ir a la escuela. Él no tuvo más remedio que
recoger los libros raídos de su hermano mayor, apenas pudiendo
estudiar así. Como resultado, este primer joven maestro no solo no
dejó pasar el asunto, sino que lo inculpó por robo.

Xie Jingtao estaba claramente atrapado, y abrió la boca, sin saber


cómo replicar.

Justo en ese momento, Xie Bingfeng habló:

—Tao'er36, ya que lo calumniaste sin razón, ¿no vas a disculparte?

Xie Jingtao solo pudo ceder, forzando una risa.

—Sí, sí, no pregunté bien y te hice he perjudicado.

36
El sufijo "er" es una forma informal de dirigirse a él.
Los dos tenían sonrisas forzadas y daban una apariencia cordial. Ver
esto hizo que Xiahou Lian se sintiera muy incómodo.

Xie Jinglan solo había dejado escapar a Xie Jingtao por impotencia.
No podía hacer que el gordito perdiera la cara por completo,
especialmente frente a Dai Shengyan. Después de todo, si no conseguía
convertirse en discípulo de Dai Shengyan hoy, venir aquí solo habría
servido para hacer el ridículo, y cuando llegara el momento, sería muy
fácil para ese gordito lidiar con él.

Xie Bingfeng giró la cabeza y puso una expresión amable y amistosa


mientras le decía a Xie Jinglan:

—Nunca te he visto antes, ¿estás en una línea colateral del clan Xie?
¿Quiénes son tus padres? Si tu familia tiene problemas, puedes ir a
nuestra tesorería y pedir prestado algo de dinero para
subvencionarlos. Cuando estés más sano, también podrás ir a la
escuela del clan a estudiar, y no tendrás que pagar la matrícula.

En cuanto dijo esto, el pabellón quedó tan silencioso que ni siquiera


un cuervo o un gorrión podría haber sido escuchado.

¿Qué fue esto?

¿Xie Bingfeng no reconoció a su propio hijo?

Xiahou Lian miró sorprendido al hombre de mediana edad sentado


en el lugar de honor. Llevaba el atuendo de un erudito-oficial, con un
sombrero alto y una banda de cintura ancha, y había una expresión
permanentemente solemne en su rostro. Tenía las manos apoyadas en
las rodillas mientras se sentaba con extrema corrección y sin un solo
hilo fuera de lugar. Lo único que le faltaba eran los grandes caracteres
de «caballero honesto»37 en su cabeza. Sin embargo, cuando Xiahou
Lian lo miró, pensó en esa copia de Placer en la cámara imperial. Tal vez
también escondía El secreto de la casa de jade y El juego secreto en la

37
Hoy en día, se suele utilizar irónicamente para burlarse de las personas que pretenden ser serias.
noche de primavera en algún lugar. Así, los caracteres de «caballero
honesto» se distorsionaron y cambiaron a «santurrón».

El rostro de Xie Jinglan estaba pálido, y sus puños se cerraban con


mucha fuerza en sus mangas.

Había muchos niños en el clan Xie, y Xie Jinglan permanecía en el


Patio Qiuwu todo el año, por lo que muy poca gente podía reconocerlo.
Una persona ignorante intervino, diciendo:

—Sí, nuestra familia siempre ha sido muy generosa y benévola.


Estás en una línea colateral, así que deberíamos ayudarte un poco.

Esto añadió involuntariamente escarcha a la nieve38, y Xie Jinglan


casi perdió el equilibrio. Miró a Xie Bingfeng sin comprender. Lo había
saludado innumerables veces con los numerosos niños Xie en Año
Nuevo o cuando hacían ofrendas a sus antepasados, también lo había
visto desde el final de la fila de miembros de la familia en
innumerables ocasiones cuando partía hacia la capital a caballo.

Él mismo incluso había olvidado que nunca había estado tan cerca
de este hombre, y que este no lo conocía en absoluto.

Xie Jingtao también estaba aturdido, y dijo perplejo:

—¡Qué línea colateral, padre, él es Xie Jinglan, tú tercer hijo!

Xie Bingfeng tenía la boca abierta y la lengua trabada. Miró a Xie


Jinglan durante un rato sin decir nada, controlando su porte con
dificultad para no parecer demasiado nervioso. Es solo que su
expresión contenía sorpresa, vergüenza y bochorno, pero no culpa.

Xiahou Lian se sintió resentido y angustiado, e inconscientemente


se acercó a Xie Jinglan, sosteniendo tranquilamente su fría mano.

Xie Bingfeng sonrió con rigidez.

38
Para colmo de males.
—Jaja, Jinglan ya ha crecido tanto. He estado fuera tanto tiempo que
de alguna manera olvidé cómo lucías. Jinglan, no me culparas,
¿verdad?

Xiahou Lian pensó: «No reconoce su apariencia, pero no puede haber


olvidado su nombre también, ¿verdad? ¿Podría ser que el nombre
“Jinglan" no fue elegido por él en absoluto?».

La voz de Xie Jinglan era un poco errática, y prácticamente no podía


encontrar los tonos adecuados.

—Padre ha trabajado muy duro día y noche y ha estado ocupado con


los asuntos del gobierno. Jinglan... lo entiende.

—Ustedes dos, apresúrense y tomen asiento. —Dai Shengyan se


apresuró a suavizar las cosas—. Cierto, el que está al lado, aún no has
presentado tu nombre. Justo en ese momento, te vi remando una
barca en el estanque en la distancia. Me gustaría mucho conocerte.

Xiahou Lian llevaba un rato de pie, pero solo ahora se dio cuenta de
que los que estaban sentados eran todos niños Xie, y que no había
ayudantes de libros. Saludó con las manos juntas antes de decir:

—Soy Xiahou Lian, el ayudante de libros del joven maestro Jinglan.


Ahora mismo, estaba demasiado apurado y no me di cuenta de que los
ayudantes de libros no son necesarios aquí. —Hizo una pausa y miró a
Xie Jinglan, que todavía estaba un poco agitado, impidiéndole sentirse
tranquilo—. Suelo escuchar al joven maestro cuando estudia, y
también admiro mucho los caminos de los sabios. Señor, ¿podría
permitirme quedarme a escuchar?

—Por supuesto que sí. —Dai Shengyan asintió y sonrió—. Ya que


tienes un espíritu de aprendizaje, ¿cómo podría detenerte?

Después de beber el té, fue como si la farsa de ese momento se lavara


como las hojas de té en sus estómagos, y todos se olvidaron
tácitamente de ese asunto. Dai Shengyan se acarició la punta de su
barba que se curvaba con orgullo, se aclaró la garganta y golpeó su
mazo39 como un narrador. Al instante, cada uno de los sentados
guardo silencio, y todos los ojos miraron uniformemente a esa boca
arrugada, esperando que hablara.

—Permítanme preguntarles a todos, ¿cuáles son sus propósitos para


esforzarse en estudiar los libros de los sabios?

Al oír esto, todos se miraron entre sí.

¿Cuáles eran sus propósitos?

¿No era solo para ascender en el escalafón oficial y enriquecerse? Si


no fuera por el examen imperial de la corte, ¿quién estaría sosteniendo
un viejo libro todo el día y aprendiéndolo de memoria?

Para ser un poco más noble, en resumen, era solo para «cultivar el
yo, regular la familia, gobernar el estado y llevar la justicia al
mundo»40. Para defender y estabilizar el país, para pacificar el caos y
calmar la miseria; estos amplios principios podían decirse fácilmente
si uno simplemente abría la boca, y escribirse fácilmente si
simplemente se alzaba la pluma. Esas palabras habían sido repetidas
tantas veces por los intelectuales del pasado que se habían convertido
en algo podrido y hacía tiempo que habían perdido su significado.

Sin embargo, ninguna de estas cosas eran lo que Xie Jinglan estaba
pensando.

Xie Jinglan entendía muy bien sus propios deseos.

Lo que él quería nunca había sido un mundo pacífico y una sociedad


próspera ni hacer un mundo mejor. Nunca le había importado cuántos
pasteles vendían los vendedores ambulantes en las calles, ni cuántas
personas más habían sido enterradas en fosas comunes, ni mucho
menos dónde había graves sequías o grandes inundaciones. Aunque la

39
Mazo de madera en forma de bloque utilizado en la antigua China. Imagen de referencia.
40
Esta frase es una versión abreviada de un párrafo del "Libro de los Ritos".
sangre formara ríos, mientras pudiera mantenerse estable en su casa,
¿qué tenía que ver eso con él?

¡Lo que siempre había deseado era un día en el que esa gente del clan
Xie que lo había olvidado, intimidado y resentido, finalmente llorara
de arrepentimiento bajo sus pies!

Solo tenía que usar un poco de su imaginación para que esa escena
le hiciera hervir la sangre y sentirse muy deleitado. Este deleite lo
sostenía a través del estudio minucioso, por lo que no dudaba en
quedarse despierto hasta tan tarde como para que su cabeza se
mareara y sus ojos se nublaran, con el fin de forzar las tonterías de los
sabios en su estómago.

Sin embargo, solo podía dejar que estas palabras se encontrasen en


su estómago. Primero debía fingir que era un caballero honesto que se
preocupaba por su país y su gente, y envolver cuidadosamente estos
pensamientos oscuros y despreciables bajo su exterior gentil, modesto
y cortés, sin dejar que nada de ello saliera a la luz.

Xie Jinglan, que había sido fuertemente dañado por su propio padre,
se adentró inconscientemente en el largo y torcido camino. Las
enredaderas resentidas echaron raíces y brotaron en su corazón,
enmarañándose hasta formar un nudo imposible de cortar. Todo esto
se escondía bajo su delicado y débil exterior de joven maestro, a pesar
de que la sonrisa que acostumbraba a poner no tenía ninguna
sinceridad.

Xiahou Lian le dio un golpecito en la mano. Xie Jinglan agarró la


mano de Xiahou Lian, diciendo suavemente:

—No te preocupes.

Xie Jingtao fue el primero en hablar, con una confianza


injustificada:
—Para mí, es cultivar el yo, regular la familia, gobernar el estado y
llevar la justicia al mundo, lo cual es ser un erudito-oficial.

Dai Shengyan no lo aprobó ni lo desaprobó y se limitó a sacudir su


grande pero escuálida cabeza que descansaba sobre su flaco cuello,
indicando a la siguiente persona que hablara.

El segundo joven maestro que estaba sentado detrás de Xie Jingtao,


Xie Jingtan, respondió:

—Soy de mente pequeña y no tengo grandes ambiciones. Solo deseo


tener un futuro brillante y vivir con libertad sin remordimientos.

Dai Shengyan sonrió.

—Aunque no tienes grandes ambiciones, eso sigue siendo un asunto


difícil.

Todos los sentados dijeron su parte hasta que solo quedó Xie Jinglan.
La mirada de Dai Shengyan se posó en Xie Jinglan, y asintió
ligeramente.

Xie Jinglan hizo un largo saludo con las manos entrelazadas y


respondió:

—Soy tonto, pero busco tener la conciencia tranquila y no tener


remordimientos ni guardar resentimientos.

Su expresión era indiferente, como si lo ocurrido anteriormente no


hubiera sucedido.

Dai Shengyan lo miró y suspiró. Este clan Xie empeoraba generación


tras generación. En su momento, debió haber perdido el sentido
común para aceptar a ese inútil padre como discípulo. No había sido
capaz de rechazar las repetidas invitaciones de Xie Bingfeng para ser
un visitante en la Mansión Xie, por lo que había venido solo como una
formalidad. Como era de esperar, los discípulos del clan Xie eran cada
uno menos prometedores que el anterior. Sin tener en cuenta su
fealdad, incluso la forma en que sus cerebros se habían desarrollado
era una injusticia.

Sin embargo, no había esperado que entre la sala llena de coloridos


y cacareados gallos, hubiera realmente una grulla blanca; aunque la
personalidad de esta grulla blanca era demasiado obstinada y su
espalda demasiado recta, y temía que se rompiera tarde o temprano.

Siendo viejo y estando cerca de la muerte, ¿a quién no había visto


antes Dai Shengyan? La pretensión de dignidad de este mocoso Xie
Jinglan naturalmente no tenía donde esconderse frente a él. Su puño,
sus ojos rojizos y su columna vertebral excesivamente estirada
expresaban que este adolescente estaba lejos de la calma de su exterior.

Solo hacía lo posible por mantener la poca cara que le quedaba.

Después de escuchar a todos, Dai Shengyan solo asintió hacia Xie


Jinglan. Todos sabían la respuesta, y Xiahou Lian dio un largo suspiro
de alivio; este viaje no había sido en vano.

Delante de todos, Xie Jinglan realizó la ceremonia de discipulado41.


Dai Shengyan lo ayudó a levantarse. Sus manos parecían garras de
pollo sujetando el brazo de Xie Jinglan. Era pleno invierno, por lo que
Xie Jinglan llevaba muchas capas, pero aun así sentía sus abrasadoras
manos calientes, que eran como hierros de soldadura, prácticamente
quemando a través de su abrigo.

—Jinglan, no te han otorgado un nombre de cortesía42 todavía,


¿verdad?

—Todavía no estoy en la edad43, así que no ha llegado el momento


de recibir un nombre de cortesía.

41
Normalmente implica inclinarse y arrodillarse tres veces y pedir formalmente al profesor que lo acepte a uno
como su discípulo.
42
Nombre que se otorga al llegar a la edad adulta, además del nombre de pila. Suele contener dos caracteres y, en
algunos casos, expresa la integridad moral del portador.
43
Se refiere a la edad en que se celebra la ceremonia de mayoría de edad. Suele celebrarse para los hombres a los
20 años, pero puede ser antes. Las personas reciben sus nombres de cortesía durante esta ceremonia.
—No importa. —Dai Shengyan miró a su pequeño discípulo, y sus
párpados se movieron, con la claridad brotando de sus ojos turbios—.
Has sufrido dificultades y es lamentable que tu corazón sea tan firme
como una roca. Tienes grandes ambiciones y un propósito decidido,
pero tu personalidad es demasiado obstinada y tienes un corazón
demasiado duro. En el futuro, no serás bueno, ¡serás malvado! Como
tu profesor, te daré el nombre de 'Yi'an44; ya que espero que puedas
vivir cómodamente y en paz, seguir a tu corazón, ser libre y no tener
remordimientos. Recuerda siempre que, por muy difícil que sea el
mundo, el corazón debe permanecer noble y bondadoso.

Era como si una palangana de agua fría se hubiera vertido sobre Xie
Jinglan, empapándolo de pies a cabeza y congelándolo
completamente. Los pensamientos despreciables que había intentado
ocultar en su corazón parecían haber sido leídos claramente por Dai
Shengyan.

¿Qué es tener una conciencia limpia? Que el clan Xie se incline ante
él para pagarle los años de humillación.

¿Qué es no tener remordimientos? No hay remordimientos cuando


se tiene un gran poder y se puede manejar la vida o la muerte a su
antojo.

¿Qué no es un agravio? ¡No es un agravio cuando la persona contra


la que estás resentido cae en el barro y es incapaz de salir de él!

Justo en ese momento, Dai Shengyan había visto a través de sus


palabras no pronunciadas. Xie Jinglan estaba muy avergonzado, pero
no tenía dónde esconderse, e inconscientemente quería huir. No
entendía por qué Dai Shengyan todavía quería tomarlo como
discípulo cuando era esta clase de persona.

Saludó con dificultad y dijo:

44
Significa fácil y contenido.
—Lo tendré en cuenta.

Xiahou Lian escuchaba confundido y no entendía si este anciano


delgado había elogiado o criticado a Xie Jinglan.

No importaba, no importaba, no importaba si era un elogio o una


crítica mientras Xie Jinglan fuera aceptado.

No podía entenderlo, pero vio las miradas de envidia de todos a su


alrededor. Aunque no había sido él quien buscaba un maestro, su
orgullosa colita se levantó mientras se pavoneaba detrás de Xie
Jinglan, dejando el Pabellón Wangqing con las miradas envidiosas
puestas en ellos.

Durante todo el trayecto, Xie Jinglan permaneció en silencio, con el


rostro pálido, haciendo que su aspecto enfermizo fuera aún más
evidente que antes.

La orgullosa cola de Xiahou Lian cayó de inmediato mientras


caminaba junto a él, perdido. Le gustaba la vivacidad, y una vez que el
estado de ánimo de su entorno disminuía, se sentía muy incómodo.
Xie Jinglan había sufrido primero un duro golpe de su padre y luego se
había convertido con éxito en discípulo de Dai Shengyan. Con una
pena y una alegría, no sabía si debía decir algo para consolar o felicitar.

Seguía sintiendo que no había palabras adecuadas.

De repente pensó en algo y aceleró el paso para ponerse delante de


Xie Jinglan antes de abrir los brazos y abrazarlo con fuerza. Xie Jinglan
se sobresaltó y comenzó a forcejear, diciendo con rabia:

—¡¿Qué estás haciendo?!

Xiahou Lian apretó más a Xie Jinglan. Era muy fuerte, algo que Xie
Jinglan ya había aprendido hace tiempo; efectivamente, aún no podía
liberarse.
—Mi madre decía que cuando estás triste, los abrazos te harán sentir
mejor. Joven maestro Jinglan, además de mi madre, nunca he
abrazado a nadie antes, así que considérate afortunado.

Xie Jinglan dejó de forcejear y enterró su cabeza en el hombro de


Xiahou Lian. Permaneció en silencio durante mucho tiempo. De
repente, había algo frío en su cara, y sabía a sal. Tenía miedo de que
Xiahou Lian se diera cuenta de que estaba llorando, así que dijo
fríamente a propósito:

—¡No necesito tu compasión!

Por desgracia, no había dominado del todo el arte del disimulo, y


antes de que terminara, la amargura oculta en sus palabras ya había
quedado al descubierto.

Xiahou Lian soltó a Xie Jinglan, le agarró la muñeca y empezó a


correr.

—¡Oye, qué estás haciendo! —Xie Jinglan se puso pálido de miedo.

Xiahou Lian no dijo nada mientras tiraba de él a la carrera,


derribando a innumerables sirvientes que los maldecían. El viento les
lastimaba la cara, y Xie Jinglan sintió que sus pulmones eran como
viejos fuelles de caja que los artesanos tenían que bombear con todas
sus fuerzas. El viento frío que entraba en su boca se convertía en aire
caliente que exhalaba y se disipaba en una condensación blanca, y las
lágrimas de su rostro se secaban todas con el viento.

Fue llevado a las paredes que rodean la cocina trasera. Xiahou Lian
lo hizo quedarse donde estaba mientras que él se subió a la superficie
del muro, poniendo las manos en la parte superior del mismo. Se
impulsó hacia arriba con un paso enérgico y se lanzó al patio. Xie
Jinglan seguía jadeando con fuerza; habían corrido demasiado deprisa
y sus pulmones estaban prácticamente a punto de estallar, por lo que
no había sido capaz de detener a aquel temerario bribón.
Estaba muy enfadado y miró a su alrededor para asegurarse de que
no había nadie antes de utilizar todas sus fuerzas para subirse a la
pared y asomar la cabeza con dificultad. No mirar había estado bien,
pero ahora que lo hizo, se asustó al instante. Aquel bastardo se había
colado en la cocina a través de la ventana. Había muchos sirvientes y
cocineros bullendo de un lado a otro, aunque nadie se había percatado
de este invitado no deseado. Xiahou Lian estaba encorvado y andaba
de puntillas como un gato, ocultándose tras los fogones. Se llevó una
jarra de vino antes de volver a salir por la ventana.

Cuando Xiahou Lian volvió a saltar de la pared, Xie Jinglan, cuyo


corazón había estado en su garganta, finalmente se relajó. Tiró del
cuello de Xiahou Lian con exasperación y maldijo:

—¡¿En qué rayos estabas pensando?!

—Cálmate, cálmate. —Xiahou Lian utilizó una voz tranquilizadora


para suavizar las plumas erizadas de Xie Jinglan—. Ya que el alcohol
puede ahogar todas las penas, así como celebrar las cosas felices, es
perfecto para beber en este momento. Vamos, ¡bebamos!

Xiahou Lian arrastró a Xie Jinglan a un lugar apartado, y sabiendo


que a Xie Jinglan le gustaba la limpieza, utilizó especialmente su
manga para limpiar la roca siete u ocho veces antes de dejar que se
sentara.

Xiahou Lian bebió un sorbo de vino y su sabor acre hizo que le


lloraran los ojos. Le pasó el vino a Xie Jinglan. Xie Jinglan no lo agarró;
no bebía alcohol, y mucho menos el alcohol que ya había bebido otra
persona. Xiahou Lian lo persuadió durante mucho tiempo antes de
que Xie Jinglan finalmente inclinara la cabeza hacia atrás de mala
gana y sostuviera la jarra de vino en el aire para tomar un sorbo. Se
arrepintió justo en el momento en que su lengua tocó el licor, y tosió,
sin poder recuperar el aliento.

Xiahou Lian se rio a carcajadas e hizo una pequeña pausa antes de


decir:
—Joven maestro, no te compadezco. Es solo que no puedo mirar a los
demás siendo tristes. Si tú estás triste, yo también lo estoy contigo.
Además, ¿qué hay que compadecer de ti? No es que te falte ningún
miembro, ni que te falte ropa o comida. Tienes suficiente para comer
y beber todos los días, y además puedes estudiar y presentarte al
examen imperial. Tienes un futuro prometedor, así que ¿qué hay que
compadecer?

»En este mundo, hay toneladas de gente peor que tú. En el pasado,
cuando viajaba con mi madre, ví mi cuota de gente lamentable. Hay
hombres con extrañas enfermedades que tienen abscesos por todo el
cuerpo, hay sirvientes que viven y mueren solos y que han sido
golpeados por sus amos hasta su último aliento antes de ser arrojados
a fosas comunes, hay ancianos cuyos hijos han muerto en el campo de
batalla y lo único que queda en sus casas son sus nueras y los pequeños
bebés que acunan en sus brazos. En cuanto a ti, ¿no es solo que tus
padres no te quieren? Comparado con ellos, prácticamente vives en el
paraíso.

Xie Jinglan abrió la boca, pero no dijo nada.

—Otra vez, ¿qué nombre de cortesía te dio ese viejo? ¿'Yi'an'? Creo
que llevas una vida bastante fácil y cómoda, y no tienes que hacer
trabajos manuales. Antes, cuando estaba en la montaña, no sabía de
dónde vendría la próxima comida durante las hambrunas.

Xie Jinglan parecía entender cómo eran las condiciones de miseria


que había visto Xiahou Lian.

En opinión de Xiahou Lian, no tener lo suficiente para comer, no


tener ropa que ponerse y estar al borde de la muerte era una verdadera
desgracia. Para Xiahou Lian, que era tan despreocupado, ¿cómo podría
compararse el sufrimiento físico y mental con esos? Pero de todos
modos, no podía evitar la curiosidad por saber cómo había sido la vida
pasada de Xiahou Lian, sintiendo todavía que no pudo ser tan buena.
—Acabas de decir que tu madre te llevó de viaje. ¿Podría ser tu madre
la líder de una compañía de ópera?
Capítulo 6: Sonidos que dejan los gansos al pasar

—¿Tengo pinta de cantar en una ópera? Aunque sí se un poco de


baile chamán.

Xie Jinglan recordó de repente la luz blanca que había salido


disparada de la muñeca de Xiahou Lian antes de que subieran al barco,
y le agarró la mano derecha, levantándole la manga. Xiahou Lian
estaba desprevenido y fue atrapado con las manos en la masa. Xie
Jinglan echó un vistazo más de cerca y preguntó sorprendido:

—¿Qué es esta cosa?

En su muñeca, llevaba un brazalete de hierro, y en él había una


exquisita ballesta pequeña. Xie Jinglan lo miró con sospecha y dijo:

—¿Cómo es que tienes algo así?

—Uh... —tartamudeó Xiahou Lian un poco pero no dio ninguna


explicación.

—Antes, en la biblioteca, también sacaste a relucir a tu madre, y hace


un momento dijiste que viajabas con ella. ¿Podría ser que...?

La frente de Xiahou Lian estaba cubierta de sudor y sus manos y pies


estaban húmedos mientras pensaba en cómo podría resolver esto.
Sería muy malo que Xie Jinglan descubriera que era un asesino. Una
vez revelada la identidad de un asesino, tendrían que retirarse.

Aunque todavía no habían colgado una placa para él, así que no
contaba como un verdadero asesino.

Xie Jinglan pareció darse cuenta.


—¿Tu madre también es una ladrona, y robar es el oficio de tu
familia? Entonces esto no es un hurto, es un robo.

—... Si tú lo dices… —dijo Xiahou Lian.

Xie Jinglan le bajó la manga y dijo:

—Debes tener cuidado con guardar eso, no sea que otras personas lo
vean. Siempre he sabido que los libros pueden transmitirse en una
familia y que las artes marciales pueden transmitirse en un clan, pero
no pensé que robar pudiera convertirse también en un oficio familiar.
Robar no es de caballeros, así que es bueno que te hayas ido y que en el
futuro puedas trabajar correctamente en vez de hacerlo en ese negocio
sospechoso.

Xiahou Lian aceptó de buena gana e interiormente se limpió el sudor


frío de su cabeza.

Xie Jinglan contempló las tenues y escasas nubes del horizonte. De


vez en cuando, un pájaro pasaba volando, desapareciendo sin dejar
rastro un momento después.

¿Convertirse en las nubes y en los pájaros olvidados en el cielo


podría permitirle a uno estar sin resentimiento y sin odio?

—Xiahou Lian, háblame de tus padres —dijo suavemente.

—¿Eh?

—En un principio pensé que, aunque mi madre había muerto, al


menos seguía teniendo un padre, solo que estaba muy lejos en la
capital, y por lo tanto no podía ocuparse de mí, pero que
probablemente todavía me extrañaría. No esperaba que olvidara por
completo que me tenía como hijo.

—Uhm, en realidad, yo tampoco tengo un padre. —Xiahou Lian se


rascó la cabeza—. Desde que era joven, he estado con mi madre.
Cuando vivía en la montaña, mi madre era la mejor en nuestra línea
de trabajo y a menudo realizaba transacciones afuera. Pero mientras
mi madre estuviera libre, me llevaba a cazar faisanes, a atrapar
conejos y a robar en los nidos de pájaros de la montaña. Era muy
divertido.

»Las condiciones en la montaña no eran muy buenas, especialmente


en la zona remota en la que estábamos. Había hambrunas frecuentes
y, aunque tuviéramos dinero, era difícil gastarlo. A veces, cuando se
nos acababan los alimentos, mi madre me llevaba a caminar varios
kilómetros para ir con otra familia a mendigar y molestar por comida.
A veces, mi madre era respetada y podíamos comer y, a veces, las otras
familias también se quedaban sin arroz y utilizaban una escoba para
echarnos. Sin embargo, mi madre me enseñó que la gente no debe
tener miedo de perder la cara, ya que la comida es tuya una vez que
está en tu boca.

Xie Jinglan no sabía qué tipo de expresión debía tener. Consideró


qué palabras utilizar durante un largo rato antes de comentar
lentamente:

—Tu madre es realmente... excepcional.

Parecía que no tener una madre era todavía mejor.

Xiahou Lian pensó ingenuamente que Xie Jinglan realmente la


estaba elogiando, y sonrió tímidamente.

—Aunque mi madre es bastante poco fiable a veces, haciendo los


agujeros más grandes cuando cose la ropa y prácticamente
incendiando la casa cuando cocina, es muy conocida en nuestra línea
de trabajo. —Xiahou Lian agitó con entusiasmo las manos y dijo una
mentira de forma improvisada, pero suficiente para expresar que su
madre era extremadamente genial—. No hay nada en todo este mundo
que mi madre no pueda robar, y aunque fuese la perla luminosa45 de la

45
Una perla legendaria que puede brillar en la oscuridad.
corona de oro del viejo emperador, sería como quitarle un dulce a un
bebé.

Xie Jinglan corrigió:

—El emperador no lleva una corona de oro, sino un wushamao46, y


en él no hay ninguna perla luminosa.

—A quién le importa, es todo lo mismo. —Xiahou Lian agitó su


mano con indiferencia—. En cuanto a mi padre, ah, también he pasado
mucho tiempo investigando quién es mi padre. Creo que mi padre
podría ser un héroe. Después de todo, según la personalidad de mi
madre, no se enamoraría de un erudito de rostro pálido. Tarde o
temprano, habrá un día en el que él monte en su caballo para
recogernos a mí y a mi madre, y cuando llegue ese momento,
vagaremos por el mundo y seremos felices y sin ataduras.

A veces, el desconocimiento de la verdad puede llevar a la esperanza.


En cuanto a Xie Jinglan, su madre había muerto mientras lo daba a luz
y su padre estaba claramente frente a él, por lo que no era posible que
tuviera un padre heroico o una madre que fuera una ladrona hábil.

Aunque los dos sabían muy bien que el heroico padre de Xiahou Lian
era también como una mera espuma en el agua y que pincharlo con
una aguja haría que desapareciera al instante sin dejar rastro.

—Entonces, ¿dónde está tu madre ahora y por qué te vendió a un


traficante?

—Mi madre aceptó una transacción y se fue a las Regiones


Occidentales. Antes de irse, me confió a mi tío, y mi tío pensó que yo
le estorbaba, así que me vendió. Dijo que cuando mi madre volviera,
me compraría de nuevo.

—...

46
Lit. "sombrero de gasa negra".
«¿Qué clase de familia es esta?».

Xie Jinglan sintió de repente que el hecho de que Xiahou Lian


hubiera sido capaz de crecer hasta esta edad estando aún intacto debía
ser la bendición de una vida pasada de cultivación.

—Pero mi tío dijo que en nuestro trabajo se juega con la vida, y de la


gente de la montaña en este negocio, nadie puede vivir más allá de los
cuarenta años. Esta vez, ya hemos perdido a dos séniores cuando
fueron a las Regiones Occidentales, así que no sé si mi madre podrá
regresar sana y salva.

—¿Es tan peligroso? Si es así, ¿por qué aceptó esta transacción?

Xiahou Lian no quiso dar una explicación en profundidad, así que


dijo vagamente:

—Ah, en nuestro trabajo, somos coaccionados por alguien y


hacemos cosas involuntariamente. Tenemos un jefe, y si no hacemos
lo que él dice, nos matarán.

Xie Jinglan no entendía, pero afortunadamente, no era el tipo de


persona que llega al fondo de las cosas, y cuando miró a Xiahou Lian,
supuso que se trataba de su secreto, por lo que no era conveniente para
él decir más. Solo pudo consolarle torpemente:

—No pasa nada, tu madre es muy genial, seguro que volverá sana y
salva para recogerte.

Xiahou Lian aceptó someramente.

El tío Duan había dicho que las Regiones Occidentales eran


peligrosas e imprevisibles, pero él creía obstinadamente que su madre
era invencible e inigualable. No era porque realmente creyera en el
poder de su madre, sino porque no estaba dispuesto a pensar
demasiado en ello.
Estuvieron un rato en silencio. El alcohol había mareado un poco a
Xiahou Lian, y su rostro estaba sonrojado. Se volvió para mirar a Xie
Jinglan, que fruncía ligeramente el ceño y tenía una expresión
solitaria.

Xiahou Lian se acercó y abrazó a Xie Jinglan, sonriendo.

—¿Qué, no quieres que me vaya? No te preocupes, ¡te visitaré de vez


en cuando! ¡Somos buenos hermanos!

Xie Jinglan se dio la vuelta y resopló.

—¿Quién es tu buen hermano? ¡Eres mi ayudante de libros, mi


sirviente!

Luego, bajó los ojos, y sus pestañas, que eran como lunas crecientes,
proyectaron una curva de sombras bajo ellos, ocultando la emoción en
su mirada. Hacía tiempo que había comprendido que nadie podía
acompañar a alguien para siempre. Su madre se había ido, la tía Lan
también se iría, Lian Xiang también lo haría, y Xiahou Lian,
naturalmente, no era una excepción; la única diferencia era cuándo se
marcharían.

Dado que tarde o temprano se separarían, algunos sentimientos no


deberían tomarse demasiado en serio.

Se separó con cuidado de las manos de Xiahou Lian y caminó


tranquilamente por el sendero empedrado, y sin importar lo que
Xiahou Lian gritara a su espalda, no miró hacia atrás.

Cuando Lian Xiang y la tía Lan escucharon las buenas noticias,


ambas se alegraron mucho. Lian Xiang vio que Xiahou Lian realmente
había ayudado a Xie Jinglan, así que ya no lo trató fríamente como en
el pasado. Por la noche, cuando preparó el pastel de arroz, sin
precedentes, también le dio a Xiahou Lian una porción.

Sin embargo, Xiahou Lian descubrió gradualmente que no


importaba lo que hiciera, era como si Xie Jinglan no pudiera verlo,
pues nunca mostraba la más mínima reacción. Incluso cuando Xiahou
Lian derramó accidentalmente el té junto a los pies de Xie Jinglan, este
último solo lo miró ligeramente antes de irse a otra parte a seguir
leyendo. Su boca estaba firmemente cerrada, negándose
resueltamente a hablar más de lo necesario.

Según su anterior carácter de señorita, con el que despreciaba hasta


la más mínima mancha, debería haber sido incapaz de soportarlo más
y haber montado en cólera hace mucho tiempo.

Poco a poco, la tía Lan y Lian Xiang se dieron cuenta de que algo no
cuadraba en Xie Jinglan y discutieron en secreto que el temperamento
del joven maestro se había calmado bastante; ¿alguien había
acariciado los bigotes del tigre y enfurecido al joven maestro? Las dos
reflexionaron sobre sí mismas y sintieron que podían quedar libres de
sospecha, así que arrastraron a Xiahou Lian para interrogarlo, pero el
pobre Xiahou Lian también estaba desconcertado.

Antes de que Xiahou Lian pudiera averiguar la razón, la gente de la


señora había llegado trayendo un montón de libros, pinceles, tinta,
papel y piedras de tinta, así como un juego completo de escritorio y
cajones. Cuando la niñera principal entró en el patio, exclamó:

—Ah, ¿cómo es posible que el tercer joven maestro viva tan


vergonzosamente? Ni siquiera tiene un estudio. ¿Qué hacen ustedes,
los sirvientes? ¿No saben que hay que avisar al mayordomo sobre las
goteras del tejado para que venga alguien a arreglarlo? ¡Sirvientes,
apresúrense a ordenar este lugar y a despejar el espacio para un
estudio!

Lian Xiang se mostró hosca mientras murmuraba:

—Me pregunto qué viento maligno habrá traído a esa comadreja


hasta aquí.

Esto era realmente extraño. Tanta gente había llegado al Patio


Qiuwu, del que nadie solía preocuparse, de una sola vez, y cada uno de
ellos era más ruidoso que el anterior, dando un dolor de cabeza a Xie
Jinglan. La niñera estaba o bien criticando a la tía Lan por ser torpe o
bien criticando cómo Xiahou Lian se comportaba con demasiado
sigilo. Apartó a cuatro o cinco sirvientas y sirvientes para que se
quedaran a servir a Xie Jinglan y también insistió en darle un
ayudante de libros. Xie Jinglan tuvo que negarse firmemente para que
Xiahou Lian mantuviera su trabajo, y asignó al otro muchacho a
realizar tareas en el estudio.

En realidad, Xiahou Lian esperaba ser promovido. ¿Qué tan bueno


podría ser quedarse en el estudio todo el día acurrucado y leyendo
libros de cuentos?

—Tercer joven maestro, únicamente enviar ahora los cuatro


tesoros47 del estudio y otras necesidades es inadecuado. La señora
personalmente mandó a la gente a comprarlos, y también invitó a un
artesano a venir a la mansión para fabricar los cajones y el escritorio.
Mire, es madera de peral de primera calidad. Espero que no nos culpe
—dijo la niñera mientras se acercaba a él y se inclinaba.

Xie Jinglan asintió impasible y no dijo mucho más. Señaló a Xiahou


Lian para que tomara los pinceles, la tinta, el papel y las piedras de
tinta y los llevara a la habitación, al mismo tiempo que prohibía a las
personas a parte de Xiahou Lian entrar en su dormitorio.

La expresión de la niñera cambió un poco mientras pensaba: «No


esperaba que este niño supiera ser tan autoritario a una edad tan
temprana».

Si Xiahou Lian supiera lo que la niñera estaba pensando,


definitivamente se habría reído hasta que le doliera el estómago. En
realidad, a Xie Jinglan solo le disgustaba que los extraños no
estuvieran limpios. Después de todo, la única persona que podía entrar
en su dormitorio, Xiahou Lian, tenía que bañarse tres veces al día bajo

47
Otro nombre para los pinceles, la tinta, el papel y la piedra de tinta.
su coacción, aunque los tres baños de Xiahou Lian en realidad
consistían en echarse tres cubos de agua en la cabeza.

El artesano estaba arreglando la casa, y el estruendo y los golpes


eran interminables. Xie Jinglan hizo oídos sordos y acarició con avidez
el papel con el que siempre había soñado, cuya suave textura lo
hechizaba. En el pasado, siempre había utilizado papel higiénico
grueso para practicar su caligrafía, y aunque Xiahou Lian le había dado
papel de arroz la última vez, no se había atrevido a utilizarlo. Hoy, por
fin, pudo utilizar abierta y honestamente papel de arroz de primera
calidad.

Lo miró detenidamente y vio que era igual que el papel que había en
la habitación de Xie Jingtao.

Trituró con entusiasmo la tinta, mojó un pincel en ella y comenzó a


escribir. Cuando la punta del pincel tocó ligeramente la superficie del
papel, la tinta floreció en él. Escribió unos pocos caracteres, que
apenas eran agradables a la vista. Levantó la mirada y vio que Xiahou
Lian estaba hojeando sus nuevos libros con aburrimiento, así que le
entregó el pincel, queriendo que éste escribiera algunos caracteres
para que él los viera.

Xiahou Lian no se negó e inmediatamente escribió su propio


nombre en el papel. Xie Jinglan miró y solo pudo sentir que había
manchado un trozo de papel tan bueno. Los caracteres eran muy
burdos; las ramas crecidas que se cruzaban al azar o un patrón
arbitrario formado por hormigas eran más bonitos que estos
caracteres.

—No he practicado antes, solo estoy escribiendo casualmente, y tú


estás mirando casualmente. —Xiahou Lian dejó el pincel y apoyó la
cabeza en sus manos mientras miraba la caótica escena que había
fuera de la ventana—. La señora es tan deshonrosa como tu padre,
ambos son unos santurrones. Mira, te has convertido en el discípulo
de Dai Shengyan y ella ansiosamente ha mandado muchas cosas.
Al tener los pinceles, la tinta, el papel y las piedras de tinta, el humor
de Xie Jinglan había mejorado mucho. Estaba a punto de responder a
Xiahou Lian cuando recordó que debería ignorarlo, por lo que retuvo
con firmeza lo que iba a decir. Levantó el pincel, practicando
concentradamente su caligrafía.

Xiahou Lian estaba desconcertado, y se devanaba los sesos pero no


podía entender cómo lo había ofendido. Se quedó mirando a Xie
Jinglan durante un rato y, de repente, discernió un indicio de
enajenación en su comportamiento de los últimos dos días.

Además de no hablarle, este tipo había evitado incluso estar cara a


cara con él. Está claro que vivían bajo el mismo techo y se veían todo
el tiempo, pero estos días, Xie Jinglan se había negado rotundamente
a mirarlo a los ojos. Si no fuera porque la gente de la señora había
enviado hoy los pinceles, la tinta, el papel y las piedras de tinta y
porque a Xie Jinglan le disgustaba que los extraños no estuvieran
limpios, ni siquiera habría podido entrar en su habitación.

Pero habían estado perfectamente bien, así que ¿por qué querría este
tipo alejarlo?

De repente llamaron a la puerta y Xiahou Lian abrió. La niñera Liu,


que había estado hablando antes, se paró en la puerta y le dijo a Xie
Jinglan:

—Joven maestro, la señora dijo que usted ha estado en gran forma


estos días, por lo que las reglas de la etiqueta diaria no pueden ser
abandonadas. Estos últimos años, ella se ha apiadado de usted porque
su cuerpo era frágil, así que no le ha enseñado bien las reglas. Ahora,
usted es el discípulo del señor Dai, por lo que naturalmente debe
entender la etiqueta. Por la noche, después de terminar la comida, la
señora lo invita al patio principal para aprender. Cuando esté
aprendiendo, no cometa ningún error o se convertirá en el
hazmerreír.

Xie Jinglan asintió con indiferencia.


—Entiendo.

Los dos se sumieron en un incómodo silencio, pero Xie Jinglan no le


dio importancia y escogió un libro para leer.

La permanencia en el estudio hizo que Xiahou Lian se aburriera. Ese


tonto solo sabía estudiar y practicar su caligrafía, y nunca reaccionaba
ni hablaba. A Xiahou Lian le invadió el aburrimiento y se escabulló a
la habitación para dormir la siesta, pero fue sorprendido in fraganti
por la recién llegada niñera Liu.

A la niñera Liu le disgustaba Xiahou Lian, y en una sola tarde, le


había contado maliciosamente a Xie Jinglan sobre este asunto varias
veces. A Xie Jinglan le dolía la cabeza de tanto escucharla, así que
simplemente dejó que Xiahou Lian se acostara y durmiera en el
estudio. La puerta estaba cerrada de todos modos, por lo que otras
personas no sabrían si Xiahou Lian estaba sirviendo té y agua o
durmiendo dentro.

Sin embargo, cuando Xie Jinglan lo vio durmiendo perezosamente


boca arriba, no pudo evitar preguntarse quién exactamente era el
joven maestro y quién el sirviente. Aunque se quedó sin palabras, Xie
Jinglan todavía volvió a llenar con resignación su propio té, molió su
tinta y, mientras estaba en ello, levantó la manta de Xiahou Lian que
se había deslizado hacia abajo.
Capítulo 7: Nieve de Jinling

Por la tarde, la ciudad de Jinling tuvo su primera nevada del


invierno. A su alrededor, las tejas negras estaban cubiertas de nieve
blanca, y la nieve pesaba sobre las ramas de los árboles como si estos
estuvieran llenos de flores de peral.

La señora Xiao estaba sentada en la cabecera de la mesa. Tenía un


par de intimidantes ojos de fénix48, sus labios rojos eran tan finos que
parecía que solo eran una línea, y sus diez uñas estaban pintadas como
si acabara de desenterrar el corazón de una persona. A diferencia de su
marido, la benevolencia y la rectitud no estaban escritas en su rostro,
y tenía una apariencia evidentemente dura que decía claramente a los
demás «no se puede jugar conmigo».

La señora Xiao miró hacia Xie Jinglan con condescendencia y habló


con una voz fina, con tonos que saltaban por todas partes, como si
estuviera cantando ópera:

—Xie Jinglan, muy bien, te juzgué mal, no esperaba que pudieras


llenarte de conocimientos en ese sucio Patio Qiuwu. Si tuvieras una
instrucción adecuada, ¡podrías estar entre los Tres ministros ducales49
en un futuro próximo!

—No me atrevo. Señora, gracias por su inmerecida amabilidad, pero


¿quién puede predecir con exactitud lo que ocurrirá en el futuro? —se
mofó Xie Jinglan.

Sus palabras eran muy modestas, y sin embargo no contenían


ningún rastro de modestia. Por el contrario, tenían la odiosa

48
Una forma de ojo con el rabillo interior apuntando ligeramente hacia abajo y el exterior como una "cola" que
sube hacia la sien.
49
Nombre colectivo de los tres más altos funcionarios de la antigua China.
implicación de «tarde o temprano, te haré postrarte y admitir tus
errores».

La expresión de la señora Xiao era de desprecio mientras decía:

—Y yo que pensaba que tenías algunas habilidades, pero no eres más


que un niño pequeño que ni siquiera puede ocultar sus propios
pensamientos. Confiando en un poco de ingenio trivial, ¿crees que
puedes darles la vuelta a las cosas y convertirte en un fénix? ¿De qué
sirve estar atiborrado de conocimientos? Todavía puedo hacer que lo
reprimas y que ni siquiera puedas vomitarlo.

La mirada de Xie Jinglan se congelo.

—En un principio había querido que ambos fingiéramos una actitud


maternal y una filial respectivamente. Después de todo, ese viejo Dai
tiene cierto poder y no es fácil de tratar. Sin embargo, en cuanto te veo,
pienso en esa seductora. —La señora Xiao miró fijamente a Xie Jinglan,
con una mirada escalofriante—. Te pareces demasiado a ella.

Xie Jinglan no pudo contenerse y dijo enojado:

—Es común que los hombres tengan muchas esposas y concubinas.


Estás siendo demasiado celosa.

—¿Celosa? —La sonrisa de la señora Xiao no llegó a sus ojos—. Nací


en el clan Jiangzuo50 que ha tenido generaciones tras generaciones de
funcionarios. Mi padre es el censor imperial izquierdo del Censorado.
Si ese inútil de Xie Bingfeng no me tuviera a mí, ¡ni siquiera habría
podido conseguir un puesto como funcionario de sésamo51 en el sexto
rango! Los hombres, todos usan un lenguaje florido, pero no hay una
sola cosa buena en ninguno de ustedes. Solo porque creí en el
juramento de amor eterno del bueno para nada de tu padre me casé

50
Lit. A la izquierda de un río.
51
Usado despectivamente para referirse a los rangos inferiores.
con el clan Xie, pero antes de que estuviera embarazada de diez meses,
¡se acostó con tu madre!

—Entonces eso también es culpa de mi padre, ¿por qué atacarme a


mí?

La señora Xiao bajó la mirada y se hurgó las uñas, con una sonrisa
burlona.

—¿Quién ha hecho que no pueda hacer nada para darle una lección
a Xie Bingfeng? Él y yo estamos unidos para bien o para mal. Pero en
cuanto a ti, mocoso, todavía tengo mis métodos.

La burla en su rostro se hizo aún más pronunciada, aunque no


estaba claro si estaba ridiculizando a Xie Jinglan o a ella misma.

Xie Jinglan dijo:

—Tú...

—En el pasado, fui amable y te crie y alimenté bien, ya que no eras


más que una hierba que nadie quería y que no suponía una amenaza.
Quién iba a pensar que realmente te atreverías a poner tus codiciosos
ojos en las cosas de mi hijo. Robar libros y estudiar a escondidas no fue
suficiente, sino que realmente causaste un disturbio en el Pabellón
Wangqing y le quitaste el lugar que debería haberle pertenecido a mi
hijo. Viniste y buscaste tu propia muerte, lo cual estaba fuera de mi
control.

Xiahou Lian habló, sin miedo a la muerte:

—Señora, ¿no es consciente de la estupidez de su hijo? Ese día, si el


joven maestro Jinglan no hubiera participado en la clase, me temo que
ni uno solo de los discípulos del clan Xie hubiera sido visto por el señor
Dai.

La señora Xiao entrecerró los ojos hacia Xiahou Lian y le reprendió:


—¿De dónde ha salido este bastardo que se atreve a decir tonterías
delante de mí? ¡Sirvientes, azótenlo veinte veces con el palo pesado52!

Dos niñeras se acercaron y llevaron a Xiahou Lian, una a su


izquierda y otra a su derecha, al banco. Xiahou Lian pataleaba y se
agitaba en el banco como un pez en la tabla de cortar a punto de ser
rebanado en pedazos que preferiría morir antes que rendirse. Las
manos de las dos niñeras eran como pinzas de hierro, presionando
firmemente sus hombros hacia abajo. Al final, también le sujetaron las
piernas, y Xiahou Lian, el pez agitado que preferiría morir antes que
rendirse, se convirtió en un pez muerto para ser sacrificado.

Cuando el primer golpe aterrizó, la piel y la carne de la pierna de


Xiahou Lian parecían estar a punto de separarse, y le dolía como si le
estuvieran destrozando el corazón y los pulmones.

Perdió por completo la poca contención y dignidad que había tenido


al principio, respiró profundamente, abrió la boca y empezó a llorar
histéricamente. Sacó a relucir su capacidad de gritar por sus padres
desde el útero, así como el esfuerzo que había empleado en entrenar
su voz con la aldeana para cantar canciones populares, y ese llanto
sonó como si se estuvieran sacrificando miles de cerdos al mismo
tiempo. Cuando llegó a su punto álgido, su voz finalmente se quebró,
como todos esperaban.

La señora Xiao tenía un dolor de cabeza crónico, y cuando escuchó a


Xiahou Lian hacer tanto ruido, estuvo a punto de desmayarse.

Xie Jinglan pensó que Xiahou Lian realmente no podía aguantar


más, así que se lanzó frente a Xiahou Lian, exclamando:

—¡Deja de golpear! ¡Deja de golpear! ¡No puede aguantar más!


¡Señora, aprenderé cualquier regla que quieras que aprenda! ¡Solo deja
de pegarle!

52
Un castigo común en la antigua China que es extremadamente doloroso.
La cabeza de la señora Xiao palpitaba mientras les decía a las niñeras
que se alejaran. Bebió varios sorbos de té antes de que su dolor de
cabeza mejorara un poco.

Xiahou Lian se tumbó agotado en el banco. Las nalgas no le dolían


mucho, pero la garganta le ardía incómodamente.

No podía enfrentarse directamente a ella y solo podía hacerlo


indirectamente, así que Xiahou Lian estiró el cuello y dijo:

—Señora, aunque el joven maestro Jinglan no es su hijo biológico, si


un día se clasifica en la Lista de oro y tiene un glorioso regreso a su
ciudad natal, no será el único con honor, ¡será todo el clan Xie! Al final
del día, usted sigue siendo la tía53 del joven maestro Jinglan, y si él
tiene pérdidas, usted no cargará todas ellas, pero si tiene la suerte de
obtener el primer lugar en el examen imperial, ¡definitivamente usted
se llevará toda la gloria!

—¡No eres muy viejo, pero tienes una lengua afilada! —La señora
Xiao no se conmovió en lo más mínimo, y en su rostro seguía habiendo
una mueca de desprecio inmutable—. ¡Recuerda bien esto, incluso si el
clan Xie quiere prosperar, serían mis hijos, Jingtao y Jingtan, los que
traerán la prosperidad al clan, y en definitiva no será este bastardo Xie
Jinglan!

Los ojos de Xie Jinglan se oscurecieron lentamente, y su boca se


curvó en una sonrisa amarga.

La señora Xiao volvió a hablar con afectación:

—Sin embargo, Jinglan, ahora que tu identidad es realmente fuera


de lo común, ya que eres el discípulo del viejo señor Dai, me será difícil
ponerte las cosas difíciles a voluntad. Es solo que el señor Dai es un
erudito moral, así que si no entiendes la etiqueta, ¿no hará eso que el
clan Xie pierda cara? La gente también dirá que no te he disciplinado

53
La palabra utilizada aquí se refiere a la esposa del Maestro de la casa del cual una persona es nacida.
adecuadamente como tu tía. Aprenderás a «arrodillarte» por hoy, y te
enseñaré otras cosas otro día.

La señora Xiao le dirigió una mirada significativa a las dos niñeras


que estaban a su lado, y ellas salieron y movieron a Xie Jinglan a la
fuerza al suelo nevado. Una niñera pateó la parte posterior de las
rodillas de Xie Jinglan, haciendo que éste se arrodillara con un
gruñido.

Xiahou Lian se puso pálido de miedo.

—¡¿Qué están haciendo?!

Una niñera levantó a Xiahou Lian y lo colocó junto a Xie Jinglan.


Xiahou Lian luchó vigorosamente, pero todas las niñeras de este lugar
parecían ser espantosamente fuertes, y las grandes y abrasadoras
palmas de las manos que le presionaban los hombros parecían
soportar el peso de la Montaña Tai54.

Xiahou Lian apretó los dientes; ¡esta casa estaba llena de viejas
arpías!

La voz de la niñera era ronca mientras decía:

—Arrodíllense y presten atención a tener la espalda recta y los


hombros parejos, sin encorvarse. Las manos en los lados de los
pantalones, sin ponerlas en otro sitio. —Xiahou Lian se sentó sobre sus
pantorrillas. La niñera pateó a Xiahou Lian directamente hacia la
nieve, de modo que se le llenó la boca de aguanieve—. Y mucho menos
pueden volver a sentarte. ¡Arrodíllense correctamente!

«¡Qué mierda!». Xiahou Lian estaba tan enfadado que prácticamente


estaba a punto de explotar, deseando poder saltar y luchar a muerte
con esas viejas arpías.

54
Una montaña famosa en China.
Se había librado de la paliza pero no del arrodillamiento; esa vieja
arpía había tomado la decisión de corregirlos a los dos.

La señora Xiao estaba de pie en los escalones, en lo alto y mirando


hacia abajo. Su mirada, despectiva y gélida, hacía parecer que miraba
a dos hormigas.

—Arrodíllense durante dos horas y podrán irse, pero... —dijo


despreocupadamente la señora Xiao mientras se soplaba las uñas— si
las niñeras notan que sus posturas son incorrectas, añadirán dos
horas por cada error.

La señora Xiao entró en la habitación, dejando a las dos niñeras


sentadas en el pasillo para vigilar a Xiahou Lian y a Xie Jinglan.

Xiahou Lian solo había estado arrodillado durante varios minutos,


pero sus rodillas ya estaban terriblemente irritadas y le dolía mucho
la espalda, por no mencionar que ya estaba anocheciendo. El viento
frío se hizo aún más feroz, congelando su rostro y prácticamente a
punto de hacerle perder el conocimiento. Se giró para mirar a Xie
Jinglan. Él estaba inmóvil como una figura de madera y mirando hacia
abajo. Xiahou Lian no sabía en qué estaba pensando.

Su salud era pobre, su rostro estaba tan pálido como el papel y sus
labios habían perdido su color. Xiahou Lian ya no estaba preocupado
por sí mismo, y en cambio se preocupaba por Xie Jinglan. ¿Arrodillarse
durante dos horas no era demasiado? ¿Cómo podría quedar algo de
vida en ese pequeño cuerpo suyo?

Sin embargo, aquellas dos niñeras habían encendido un fuego para


calentarse y los miraban con atención.

Xie Jinglan habló de repente; su voz era muy baja, como si estuviera
medio muerto:

—No puedo ganar contra ella. No importa lo alto que suba, ella
todavía puede aplastarme hasta la muerte.
—No pienses tan tontamente, esa vieja arpía es tan engañosa que me
enfurece —dijo Xiahou Lian—. Ah, joven maestro, ¿crees que puedo
salir corriendo a pedir ayuda? ¿Dónde vive el señor Dai? ¿Funcionaría
pedirle ayuda a tu padre?

—No puedes salir corriendo, hay dos niñeras aquí y hay cinco o seis
sirvientas en la habitación. En la entrada del patio y en el jardín trasero
también hay muchos sirvientes, y si todas ellos te traen de regreso, no
podrás ni moverte. —La mirada de Xie Jinglan era sombría y
terriblemente tenue, sin ninguna luz en ella—. Fui demasiado
ingenuo, pensé que una vez que me convirtiera en alumno del señor
Dai, estaría en una calle llana y amplia y que solo tendría que recorrer
el camino del examen imperial. Talento distinguido55, hombre
recomendado56, erudito avanzado57, paso a paso, y tarde o temprano,
les daría la vuelta a las cosas y tendría éxito.

»Pero olvidé que pertenezco al clan Xie, una renombrada familia de


literatos, sin mencionar que esta dinastía valora mucho la piedad
filial. Si la señora deja que mi reputación poco piadosa salga a la luz,
mi carrera como funcionario se estropearía. Si ella quiere arruinarme,
hay mil, diez mil maneras.

—Esa vieja arpía está tratando de asustarte, no le creas —lo consoló


Xiahou Lian con dificultad—. Mírala, no parece en absoluto la dueña
de una casa, y no tiene la menor dignidad. No sé de qué ojo estaba ciego
tu padre para haberse encaprichado de una bruja como esa.

Xie Jinglan negó débilmente con la cabeza.

—Ella es fiel a sí misma y desprecia fingir conmigo. Si me hubiera


encontrado con una señora que esconde una daga detrás de su sonrisa
y es despiadada y codiciosa, sería miserable. Me temo que ni siquiera

55
Xiucai, lit. "talento distinguido", es alguien que aprobó el examen de ingreso.
56
Juren, lit. "hombre recomendado", es un graduado cualificado que ha superado el examen provincial.
57
Jinshi, lit. "erudito avanzado", es alguien que aprobó el examen imperial.
habría tenido la oportunidad de hablar con ella antes de morir en el
Patio Qiuwu.

Esta era la primera vez que se sentía tan impotente, como si fuera un
niño ahogado que se agitaba en el agua, creando capas de salpicaduras
y, sin embargo, hundiéndose continuamente.

Esta sensación de impotencia era como una marea que lo sumergía


lentamente.

Cada vez caía más nieve, cubriendo sus cabezas y hombros. Desde la
distancia, parecía que los dos se habían puesto canosos. Todo el cuerpo
de Xie Jinglan estaba helado, y esta frialdad parecía poder penetrar en
su abrigo de algodón y calar en sus huesos. La nieve se posaba en el
cabello de sus sienes, y una capa de escarcha se había formado en sus
pestañas. Su rostro estaba pálido y, a primera vista, no se podía
distinguir entre el color de la nieve y el de sus mejillas.

Su conciencia pareció alejarse gradualmente y su visión se fue


nublando. De repente, su cuerpo se vio envuelto por un cálido abrigo
de algodón, y un par de manos ligeramente más cálidas que él se
acercaron, le quitaron la escarcha y la nieve del rostro y le sostuvieron
las manos.

Aturdido, levantó la vista, y su voz era un murmullo tan pequeño


como un mosquito:

—¿Xiahou Lian?

Xiahou Lian ya no se preocupó por la postura y abrazó con fuerza a


Xie Jinglan, frotando sus manos y su rostro.

Se había quitado el abrigo, por lo que el viento frío se le metió en el


cuello, congelándolo de tal manera que la nariz le goteaba. Los dos
parecían pájaros congelados a punto de morir en el viento, temblando
en un montoncito.
—¡Vamos a morir! ¡Vamos a morir! ¿Todavía no van a dejarnos ir? —
gritó Xiahou Lian.

Una de las niñeras parecía no poder soportarlo, así que entró en la


habitación para pedir instrucciones. Cuando volvió a salir, continuó
sin decir una palabra mientras se sentaba de nuevo junto al fuego y se
daba la vuelta, sin mirarlos.

—¡Joder! Esa vieja arpía se merece haber dado a luz a Xie Jingtao, ese
pedazo de basura sin valor. —Xiahou Lian abrazó fuertemente a Xie
Jinglan, sus frentes se apretaron y sus cálidos alientos cubrieron la
visión—. ¡Joven maestro! ¡No me asustes!

A Xie Jinglan le costó un mucho abrir los ojos. Levantó débilmente


la vista para mirarlo, sin decir nada.

Xiahou Lian dijo en voz baja junto a su oído:

—Joven maestro, ¿tienes dinero? ¡Dame dinero!

—No podrás comprarlas —murmuró Xie Jinglan.

—No, dame dinero, incluso una moneda de cobre es suficiente. —


Xiahou Lian dijo entre dientes apretados—: ¡Te ayudaré a deshacerte
de esa vieja mujer!

Las transacciones de los asesinos de Garan siempre habían


comenzado en cien taels de plata, pero él aún no contaba como un
asesino oficial, por lo que estaba bien darle a Xie Jinglan un precio más
barato.

—¿Qué tontería... qué tontería estás diciendo? —Xie Jinglan sintió


que tenía frío tanto por dentro como por fuera, y que no parecía ser
una persona sino un trozo de hielo. La voz de Xiahou Lian se hacía cada
vez más y más lejana, y casi no podía oírlo con claridad.

Ni siquiera sabía si realmente había pronunciado esas palabras en


voz alta en ese momento.
—Te olvidas de que soy un ladrón. No solo robo dinero, también
robo vidas. Toca mi zapato. —Xiahou Lian tiró de la mano de Xie
Jinglan hacia el eje de su bota. Xie Jinglan tocó un objeto firme que
incluso tenía patrones grabados en él, y los bordes eran claros. Al
instante se estremeció y se despertó de golpe.

Utilizó las pocas fuerzas que le quedaban para agarrar fuertemente


a Xiahou Lian, con su voz prácticamente saliéndole de entre los
dientes:

—Si te atreves a actuar imprudentemente, yo… yo... —Xie Jinglan


repitió «yo» varias veces, pero no se le ocurrió qué medio podía utilizar
para amenazar a Xiahou Lian, así que simplemente le mordió el
hombro.

La mordedura de Xie Jinglan fue muy firme, y Xiahou Lian hizo una
mueca de dolor. Cuando Xie Jinglan probó la sangre en su boca, lo
soltó.

La ira de Xiahou Lian finalmente estalló, y dijo furiosamente:

—¡¿Eres un perro?! No importa que tomes mi amabilidad como una


mala intención, ¡pero también quieres morder un agujero en mi
amabilidad!

—¿Cómo es que están peleando entre ellos? —sonó una voz tan fría
que provocaba temblores, y Xiahou Lian levantó la vista. La señora
Xiao los observaba con frialdad, y luego miró al cielo antes de decir—:
Me voy a ir a dormir, así que los dejaré libres hoy. Pueden irse.

Xiahou Lian suspiró aliviado.

Xie Jinglan ya estaba a punto de desmayarse. Xiahou Lian le tocó la


frente y se sobresaltó al instante. Claramente hacía mucho frío afuera,
pero su frente estaba tan caliente como el carbón.

—¡Oye! ¡Joven maestro!


Xie Jinglan se deslizó desde Xiahou Lian y se desplomó en el suelo
como si fuera barro. Estaba aturdido por la fiebre y murmuró algunas
tonterías.

Xiahou Lian no tenía otra manera, así que cargó a Xie Jinglan en su
espalda y se dirigió al Patio Qiuwu con dificultad. Había estado
arrodillado durante dos horas, por lo que sus rodillas estaban frías y
entumecidas. En los primeros pasos prácticamente se cayó, y los dos
se enterraron juntos en la nieve, sin poder levantarse durante un
tiempo.

El camino de vuelta parecía ser aún más largo que antes, tan largo
que no se podía ver el final. Xiahou Lian realmente quería ir a buscar a
Lian Xiang y a la tía Lan para que le ayudaran, pero también tenía
miedo de que cuando se apresuraran a volver, Xie Jinglan ya estuviera
congelado en hielo.

—No... No seas tan imprudente —susurró Xie Jinglan. Si su cabeza


no estuviera enterrada en el pliegue del cuello de Xiahou Lian, éste casi
no habría oído lo que había dicho.

Después de haber pasado mucho frío durante tanto tiempo, Xie


Jinglan ya no podía sentir la frialdad del viento. Solo se sentía
mareado, y cuando abrió los ojos, todo le daba vueltas. Parecía que
tenía algo atascado en la garganta, lo que le daba ganas de vomitar.

Pensó irrelevantemente: «Si vomitara sobre Xiahou Lian, ¿se


volvería loco aquí y ahora?».

—No te preocupes, no seré imprudente. —Xiahou Lian ajustó a Xie


Jinglan un poco más alto, diciendo—: Joven maestro, no duermas,
habla conmigo. No te mueras sobre mí.

Xie Jinglan estaba un poco más despierto y dijo con los ojos cerrados:

—Si muero, no perderás nada. De todos modos... De todos modos, te


vas a ir, tarde o temprano.
—Pero estaría muy triste. Yo, Xiahou Lian, no he hecho ningún
amigo antes, así que tú eres mi primer buen hermano. —Xiahou Lian
usó su cabeza para tocar la de Xie Jinglan—. ¿Por qué no... por qué no
vienes conmigo? Te llevaré a la montaña, y aunque es muy pobre en
las montañas, hay muchos animales salvajes, así que no te morirás de
hambre. A mi madre probablemente no le importará tener otro hijo.

Una sonrisa tiró de la comisura de la boca de Xie Jinglan, y se rio


débilmente, como si estuviera medio muerto.

—¿Me vas a llevar a fugarme58?

58
Se usa elope o 私奔 que significa “fugarse con un amante” o “fugarse para casarse sin el consentimiento de los
padres”.
Capítulo 8: Sable Bodhi

Al final, Xiahou Lian hizo que Xie Jinglan se acostara sobre su


espalda, y usó sus manos y piernas para arrastrarse de vuelta al Patio
Qiuwu.

La tía Lan y Lian Xiang estaban de pie en la puerta, mirando


alrededor con ansiedad. Cuando vieron a dos personas arrastrándose
en la distancia, una encima de la otra, murmuraron sobre cómo había
gente tan extraña en este mundo. Cuando volvieron a mirar con
cuidado, ¿no era el joven maestro el que estaba encima?

Las dos se apresuraron y levantaron frenéticamente a Xie Jinglan.


Lian Xiang le tocó la frente y exclamó:

—¡Está muy caliente!

La tía Lan cargó a Xie Jinglan en su espalda y corrió hacia el patio


mientras le gritaba a Lian Xiang:

—¡Deprisa, busca al médico!

Xiahou Lian se desplomó en el suelo como un pez muerto y gritó,


prácticamente con su último aliento:

—¡No te olvides de mí! Yo también tengo fiebre...

Antes de que pudiera terminar, su visión se volvió negra y se


desmayó.

Cuando se despertó de nuevo, descubrió que estaba acostado en una


leñera.

¿Cómo es que estaba aquí?


Estuvo un poco confuso, y cuando pensó en el regreso al Patio
Qiuwu, se quedó en blanco, rumiando durante mucho tiempo pero sin
poder recordar nada.

Tenía una sed terrible, y sentía como si tuviera un fragmento de


hierro alojado en la garganta, un sabor metálico y oxidado que le subía
y que quería expulsar pero no podía. Xiahou Lian se arrastró hasta la
puerta y la empujó a la fuerza, pero sonó el tintineo de una cerradura
de hierro.

La puerta estaba cerrada con llave.

¡¿Qué estaba pasando exactamente?!

En la leñera había corrientes de aire, y el frío hacía que Xiahou Lian


temblara y le castañetearan los dientes. Se había quitado el abrigo de
algodón y se lo había dado a Xie Jinglan, así que solo llevaba dos capas
de ropa sin forro. Se encogió en un ovillo como un gato y tembló
continuamente.

—¡Xiao Lian!

Xiahou Lian abrió los ojos de golpe y el rostro redondo de Lian Xiang
apareció en la pequeña ventana de la pared. Cuando Lian Xiang vio que
Xiahou Lian estaba despierto, metió tres bollos al vapor por los huecos
de la celosía de la ventana.

—¡Hermana, quiero beber agua! —Xiahou Lian levantó la cabeza y


gritó mientras se arrastraba y recogía los bollos al vapor.

Lian Xiang quería meter un frasco de agua, pero el hueco era


demasiado pequeño y el frasco demasiado grande, así que no cabía.

—Voy a verter el agua, abre la boca por debajo para atraparla.

Xiahou Lian hizo lo que le dijeron. Mientras la columna de agua


goteaba con un sonido de golpeteo, abrió la boca con fuerza y bebió dos
o tres sorbos con dificultad.
—¿Sí la bebiste? —preguntó Lian Xiang preocupada mientras
sujetaba los barrotes de la celosía de la ventana.

—Lo hice, estoy bien. —Xiahou Lian agarró un bollo al vapor y dio
un mordisco descuidado—. ¿Qué está pasando aquí exactamente? ¿Por
qué estoy aquí?

—Justo cuando tú y el joven maestro regresaron al patio, la señora


envió gente para llevarte. Dijeron que hablaste con rudeza e incluso
instigaste al joven maestro a crear problemas, por eso ella quiso
encerrarte. Lan Xiang del estudio nos dijo que estabas aquí, así que
vine en secreto. —Lian Xiang contuvo las lágrimas mientras decía—:
Mocoso, te dije hace tiempo que no causaras problemas, y mira, ¡ha
llegado el castigo! Oye, ¿ya te ha bajado la fiebre, te sientes mejor?

«Me temo que no». Xiahou Lian no necesitó tocarse el rostro para
saber que estaba rojo y hecho un desastre, sintiendo que estaba lo
suficientemente caliente como para incubar un huevo.

—Me temo que esa vieja arpía ya no me quiere vivo, no tiene forma
de tocar al joven maestro por ahora, así que me está castigando como
advertencia. Lian Xiang-jie, piensa en una forma y ve si puedes
encontrar al señor Dai, y pídele que me salve.

El señor Dai no estaba en la mansión, y el cielo estaba muy oscuro,


así que ¿dónde podía ir a buscarlo? Lian Xiang abrió la boca, pero al
final no dijo la verdad.

—Bien, espera aquí. La gente dice que los desastres viven miles de
años, así que un gran desastre como tú es mejor que aguante.

—No te preocupes, soy como una cucaracha, no moriré tan


fácilmente.

Cuando Lian Xiang se fue, Xiahou Lian no se quedó de brazos


cruzados. Terminó los bollos al vapor y sintió que había recuperado
algo de fuerza, y entonces arrastró sus miembros doloridos y débiles
para despejar parte del suelo. Recogió unos cuantos trozos de leña seca
y los amontonó, y luego frotó a mano la madera para hacer un fuego.
La piel de sus manos se abrasó antes de que saltara una pequeña
chispa, perseverando y frotando durante un largo rato antes de que la
leña finalmente prendiera.

Solo con el fuego encendido sintió que volvía a la vida, y volvió a


hacerse un ovillo.

El fuego era un poco pequeño, y su espalda todavía estaba muy fría.


Xiahou Lian estaba un poco preocupado. No moriría realmente aquí,
¿verdad?

Él era un formidable asesino de Garan de las Siete Hojas, y morir a


manos de una mujer que ni siquiera tenía la fuerza suficiente para atar
una gallina era realmente vergonzoso.

Xiahou Lian miraba las llamas de forma atontada, y parecía que


había piedras colgando de sus párpados, haciendo que se hundieran
sin control. En su aturdimiento, la puerta pareció abrirse y entró un
anciano jorobado. Alguien le abrió la boca y le vertió un brebaje
medicinal extremadamente amargo en la garganta. Xiahou Lian abrió
repentinamente los ojos y agarró la gran mano que era como una pinza
de hierro, luchando con esfuerzo.

—Esto es una medicina para tratar el frío causado por el viento, ¿por
qué estás luchando? ¿Quieres morir? —El anciano lo soltó y lo miró
malhumorado.

El cabello de las sienes del anciano era completamente blanco y


tenía una enorme nariz aguileña. Uno de sus ojos era gris y estaba
nublado, como si una membrana se hubiera pegado a él. Normalmente
bajaba la cabeza, pero en este momento, miraba directamente a
Xiahou Lian con una crueldad revelada en sus ojos. Mientras uno viera
esos ojos, nadie pensaría que se trataba de un anciano.
Algunos decían que la gente que ha matado es diferente de la gente
ordinaria.

Xiahou Lian sabía que la diferencia estaba en la mirada.

Las personas cuyas manos se habían manchado de sangre tenían


una ferocidad sangrienta indeleble en sus ojos. Habían matado antes
y conocían la fragilidad y la vulnerabilidad de la gente a punto de
morir. En sus opiniones, no había diferencia entre las personas y los
pollos, los patos, los peces o los perros, ya que al degollarlos, ellos
también se desplomaban con las dos patas en el aire.

Xiahou Lian se dio cuenta de repente.

—Resulta que eres el espía de Garan. Fui presuntuoso, espero que no


me culpes.

El anciano dejó una caja de comida y examinó a Xiahou Lian de abajo


a arriba. Cada vez que sus ojos subían un centímetro59, suspiraba.
Finalmente, su mirada se posó en el rostro de Xiahou Lian, y parecía
que estaba mirando un montón de barro que no podía pegarse a la
pared, luciendo desesperado por el sombrío futuro de Garan.

Xiahou Lian sintió como si le hubieran quitado la ropa y lo hubieran


girado de lado a lado para mirarlo. Se puso un poco incómodo, así que
se dio la vuelta y se bebió a toda prisa la medicina.

Solo cuando terminó de beber la medicina, el anciano suspiró


lentamente.

—Xiahou Lian, he oído tu nombre antes. Efectivamente, como


esperaba, te pareces mucho a la Garuda.

—Por supuesto. —Xiahou Lian sonrió.

El anciano añadió:

59
En realidad "cun", o pulgada china. Son alrededor de 1,312 pulgadas o 2,54 centímetros.
—Pero no esperaba que aprendieras impecablemente toda la
desvergüenza y picardía de la Garuda y, sin embargo, no hayas
aprendido nada de su grandeza.

Xiahou Lian: —…

—Escucha mi consejo, no estás hecho para ser un asesino en


absoluto. Los asesinos necesitan conocer su lugar y mezclarse con la
multitud antes de poder engañar a la gente. Aparte de esto, para los
asesinos es aún más importante repudiar a todos sus allegados y
matar a cualquier dios o buda que encuentren. Tú eres revoltoso y
todavía de buen corazón, y estas dos cosas no se ajustan. Ese Xie
Jinglan no es más que un pequeño joven maestro que está condenado
a morir en el fondo del patio, sin embargo estás tan encariñado, así que
¿cómo podrías matar a otros?

El viejo estaba tan agitado que la saliva salpicaba de su boca. En


pocas palabras, dijo: «Mocoso, será mejor que vuelvas a la montaña lo
antes posible y te dediques a la agricultura, no le pierdas la cara a
Garan».

—No me lo creo, y si creyeras que los asesinos tienen que repudiar a


todos sus allegados, entonces ¿por qué me salvarías? ¿Por qué el tío
Duan me cuidaría? ¡Mi sable matará a quien haya que matar, y
decapitará a quien haya que decapitar!

—No te he matado porque no eres mi presa; te cuido porque Duan


Xiaolou me lo ha confiado. Si alguien comprara tu vida, hum, ¡te
mataría igualmente! Mocoso, tienes un sable Bodhi, pero no tienes la
intención de matar. Un asesino sin intención de matar estará
condenado tarde o temprano.

Xiahou Lian enderezó su cuello y replicó:

—¿Quién dice que no la tengo? ¡Dame un sable y mataré a esa vieja


arpía! Cuando levante la mano, mi sable cortará, y te garantizo que
será muy limpio.
—Esa no es la intención de matar, esa es la intención de venganza.
Por supuesto que matar a alguien con quien estás resentido es tan fácil
como voltear la palma de tu mano, pero ¿qué pasaría si tuvieras que
matar a un completo desconocido o incluso a un ser querido? Por
ejemplo, ¿podrías endurecerte y matar a Xie Jinglan ahora mismo? —
Los ojos turbios del anciano miraron fijamente a Xiahou Lian, y su
mirada casi podría describirse como estricta—. Si la señora Xiao fuera
a Garan y comprara la vida de Xie Jinglan, puedo garantizar que tu
madre, la Garuda, lo mataría sin dudarlo.

—Pero mi madre definitivamente no me mataría a mí. —Xiahou


Lian bajó la mirada y dijo débilmente—: Nadie puede repudiar a todos
sus allegados.

El anciano se rio en tono de burla.

—Tu personalidad es bastante obstinada. Muy bien, te daré dos


opciones ahora mismo, y tú también conoces tu situación actual. La
señora Xiao ha señalado a Xie Jinglan como si fuera una espina en su
carne. Cuando ella pise, no será solo una hormiga la que muera, tú
serás el que muera junto con ella. Mientras renuncies a convertirte en
un asesino, te sacaré. Garan tiene una regla que dice que una vez que
un asesino cae en manos del enemigo, debe quitarse la vida. Si no eres
un asesino, entonces puedo salvarte.

Xiahou Lian ni siquiera pensó antes de decir:

—Entonces puedes irte, yo me quedaré aquí.

Dejando de lado el ser un asesino o no, no pudo evitar preocuparse


por ese mocoso Xie Jinglan.

A quién le importaba, incluso si este viejo no lo salvaba, el tío Duan


no se quedaría sentado sin hacer nada.
El anciano lo miró con desprecio y siguió gritando «burro
obstinado», antes de respirar un poco, aún con rabia, y sacar un rollo
de papel del pliegue de su ropa. Se lo lanzó a Xiahou Lian y le dijo:

—Te voy a dar varios minutos para que memorices este mapa, y
tienes que recordar cada palabra de lo que voy a decir a continuación.

Xiahou Lian se estremeció y se enderezó.

¿Significaba esto que quería que trabajara? ¿Se había convertido


finalmente en un asesino oficial de Garan?

Desplegó apresuradamente el rollo de papel. Resultó ser un mapa de


la Mansión Xie marcando pasillos, pabellones, senderos, e incluso las
puertas y ventanas, rocallas y árboles tenían etiquetas. En estos
últimos días, Xiahou Lian había paseado y se había familiarizado con
más de la mitad de la Mansión Xie. También tenía una ligera memoria
fotográfica, por lo que varios minutos para memorizar el mapa eran
más que suficientes.

—Si puedes salir, aprovecha la oportunidad para colarte en el


estudio de Xie Bingfeng, encuentra sus cartas y haz una lista con los
nombres de las personas con las que ha mantenido correspondencia.
Recuerda, ten cuidado en todo y no te expongas. Si hay un imprevisto,
lo primero es mantenerse a salvo y retirarse. Si no tienes éxito,
naturalmente habrá alguien que te sustituya.

—No te preocupes, esto será pan comido.

Xiahou Lian sabía que Garan siempre había tenido la regla de que si
el golpe mortal planeado no daba en el blanco, entonces tenían que
retirarse. Garan no necesitaba llegar a ningún extremo para matar a
su objetivo porque entrenar a un asesino normalmente requería de
diez a veinte años, por lo que no podían permitirse perder a uno.

Hasta ahora, Xiahou Lian no había visto a más de veinte asesinos en


la montaña.
Cuando Xiahou Lian tocó el mapa, la sospecha surgió en su mente.

—¿Para qué queremos esta lista de nombres? ¿Tendrá esto… alguna


mala repercusión en el clan Xie?

El anciano resopló, claramente exasperado por no haber estado a la


altura de sus expectativas.

—Te dije que no estabas hecho para esto, te preocupa esto y te


preocupa aquello, ¿alguna vez vas a ser un asesino? No te preocupes,
no debería ser un gran problema. Este Xie Bingfeng simplemente
ofendió a una persona del funcionariado, por lo que alguien quiere
encontrar algo que pueda usar contra él y decir que formó una
facción60 para buscar un beneficio privado.

¿Formar una facción para buscar un beneficio privado? Xiahou Lian


combinó sus escasos conocimientos y lo analizó, sintiendo que no
parecía un delito grave. En los libros de cuentos, los funcionarios que
fueron condenados a muerte o bien se habían confabulado con el
enemigo y habían cometido traición o se habían metido con las
concubinas del emperador. No había oído hablar de que mataran a uno
por haber hecho amigos.

—Esta persona es santurrona e hipócrita, así que no es una pena que


sea destituido de su cargo. —dijo Xiahou Lian, y se dio una palmadita
en el pecho—. ¡Déjamelo a mí!

El anciano recuperó el mapa y le lanzó una manta a Xiahou Lian


antes de recoger su caja, salir de la leñera y cerrar la cerradura una vez
más.

—Mocoso, ¿por qué no utilizas este tiempo libre para estudiar bien
las técnicas de sable? Por lo que veo, ni siquiera eres tan bueno como
Xie Jinglan. Él recita poemas incluso cuando va al baño.

60
Se refiere a cualquier cantidad de personas con los mismos intereses, generalmente políticos.
Xiahou Lian levantó la vista. La rendija de la puerta era muy
pequeña, y el hombre estaba de pie fuera de ella, mirándolo a través de
la rendija. Xiahou Lian solo podía ver ese ojo gris y nublado, y por
alguna razón, sintió que su mirada parecía estar viendo a una persona
muerta.

Recordó cómo el tío Duan había dicho que si tenía su placa colgada,
definitivamente no viviría más allá de los veinte años.

«Bah», pensó Xiahou Lian, poco convencido, «todos ellos tienen


ojos, pero no ven. No desprecies tanto a la gente, y como dice el refrán,
¡no intimides a los jóvenes y a los pobres!».

Xiahou Lian desdobló la manta; en ella había un pergamino de sable


Garan.

Había hojeado este pergamino de sable innumerables veces, pero


cada vez se había saltado la primera página para ir directamente a las
técnicas de sable del final. Como si hubiera sido poseído por un
fantasma, esta vez no se apresuró a ir a las técnicas del final, sino que
abrió la primera página.

Solo había una frase escrita en ella:

«Te concedo un sable Bodhi, mata para convertirte en un Buda»61.

61
Bodhi significa en sánscrito "despertar" "iluminación". Un Buda es una persona iluminada.
Capítulo 9: Gratitud por el favor del profesor

Al amanecer, cuando la intensa nieve que había caído como plumas


de ganso se detuvo, Dai Shengyan y Xie Jinglan, a quienes Xiahou Lian
había estado esperando, finalmente llegaron, e incluso Xie Bingfeng
también se presentó. Su rostro, de forma cuadrada, se veía tenso y, al
ver el pálido rostro de Xiahou Lian y cómo parecía al borde de la
muerte, mostró un atisbo de culpa. Debido a su historial como
hipócrita, no importaba cómo lo mirara Xiahou Lian, parecía que
estaba fingiendo.

Dai Shengyan tocó la frente y el cuello de Xiahou Lian y dijo:

—Tienes buena salud. Estuviste encerrado en esta leñera con


corrientes de aire y helándote durante una noche y, con todo, no tienes
fiebre. —Mientras decía esto, se quitó su propia capa y la envolvió
alrededor del cuerpo de Xiahou Lian.

La capa estaba hecha de piel de visón, y el espeso pelaje se asomó a


su cara, haciendo que el rostro de Xiahou Lian, que había estado
congelado, recuperara un poco de su temperatura.

Sus palabras insinuaban algo más, y la cara de Xie Bingfeng se puso


ligeramente roja. También se acercó y tocó la cabeza de Xiahou Lian.

—Está bien. Ah, la señora exageró, solo eres un niño, y aunque


cometiste un error, no deberías haber sido castigado tan severamente.
Ya que estás bien, date prisa y vuelve a descansar como es debido, y no
vuelvas a romper las reglas la próxima vez.

Estas palabras parecían un consuelo, pero seguían diciendo que


Xiahou Lian había roto las reglas y había cometido un error, indicando
que su castigo era merecido y que a Xiahou Lian solo se le había dejado
libre debido a un indulto.

Después de que Xie Bingfeng dijera esto, Xiahou Lian estaba tan
enfadado que casi escupió sangre. Abrió la boca y quiso replicar, pero
Xie Jinglan le sujetó la mano y discretamente negó con la cabeza.

Aunque Xie Jinglan no había sido encerrado en la leñera, su rostro


parecía mucho más pálido que el de Xiahou Lian, sin ningún color,
como si hubiera sido Xie Jinglan en lugar de Xiahou Lian quien había
estado encerrado en la leñera durante una noche.

Xiahou Lian estaba un poco preocupado.

—¿Estás bien?

—Un mero sirviente, y sin embargo se le tiene en tan alta estima. El


maestro Xie y el erudito Dai vinieron corriendo al amanecer. Tanta
gente rodeando aquí tan temprano me hizo pensar que mi leñera se
había incendiado. —Antes de que Xie Jinglan pudiera responder, sonó
una voz femenina fuerte y aguda, y todos miraron para ver a una
mujer alta con algunas sirvientas caminando hacia ellos.

La mujer tenía los ojos helados y las diez uñas pintadas: era la señora
Xiao.

—Hablando de esto, la culpable de esto fui yo, me excedí y encerré a


este niño por una noche. ¿Debo pedirle perdón cara a cara?

Xie Bingfeng parecía tener un ligero dolor de cabeza, y se obligó a


decir:

—Pasemos la página, la reprimenda y el castigo ya se han realizado,


así que dejemos que se vaya a descansar. Aunque las reglas de la
familia en mi Mansión Xie son estrictas y claras, siempre hemos sido
indulgentes con los subordinados y nunca hemos tratado con dureza
a nuestros sirvientes. Cuando dirijas la casa en el futuro, debes
recordar esto.
Estaba mejor cuando no había hablado. Tan pronto como dijo esto,
fue como si le hubieran pisado la cola a la señora Xiao, y su rostro se
ensombreció.

La señora Xiao forzó una sonrisa y dijo:

—Sí, sí, no he sabido dirigir la casa y he tratado con dureza a


nuestros sirvientes, lo que ha provocado que pierdas cara. En el futuro,
me aseguraré de seguir las tradiciones de la familia y seré indulgente
con los demás. Sin embargo, este niño Xiahou Lian tiene una lengua
ágil, lo cual me gusta. ¿Por qué no lo dejas conmigo para que me cuente
chistes y me divierta, qué te parece?

Xie Jinglan y Xiahou Lian sintieron un escalofrío al mismo tiempo,


y tácitamente retrocedieron un paso detrás de Dai Shengyan. Xiahou
Lian estaba aterrorizado mientras miraba a Xie Jinglan. Los ojos de
este último también estaban llenos de preocupación y ansiedad.

Dai Shengyan protegió disimuladamente a los dos que estaban


detrás de él y dijo lentamente:

—Por desgracia, ya he comprado a este niño y ahora es mi sirviente.

—¿Oh? ¿Realmente sucedió esto? —La señora Xiao se sorprendió.

Xie Bingfeng asintió.

—¿No dije que si al profesor le gusta este niño, puede llevárselo? Los
caballeros no necesitan hablar de dinero, dado que puede dañar una
buena armonía.

La señora Xiao se tapó la boca y sonrió.

—No esperaba que el señor Dai y yo coincidiéramos tanto. De hecho,


a mí también me gusta mucho este niño, y su escritura sigue conmigo.
Si insisto en no dejarlo ir, ¿podría ser que el señor Dai me lo quitara?

La expresión de Dai Shengyan finalmente se tornó seria.


El ambiente en la cabaña era extremadamente incómodo. Cinco
personas estaban de pie en el interior, y el espacio reducido hacía que
Xiahou Lian sintiera que se estaba asfixiando. Ya ni siquiera sentía frío
y, en cambio, sentía un poco de calor. El olor de la madera podrida se
mezclaba con el olor del perfume en polvo de la señora Xiao, lo que le
hacía aún más difícil respirar.

Dai Shengyan colocó su escuálida palma sobre la cabeza de Xiahou


Lian. Su mano era tan flaca que solo quedaban en ella huesos parecidos
a ramas de árbol. El clima era frío y el suelo estaba congelado, y solo su
palma estaba caliente.

Sin embargo, este poco de calor fue suficiente, y Xiahou Lian se


sintió inexplicablemente a gusto.

Xiahou Lian olfateó y percibió el aroma de su madre.

Dai Shengyan se acarició la barba y dijo con calma:

—Para ser sincero, he observado la creatividad, agilidad y brillantez


de este niño. Si se le enseña con cuidado, en el futuro, sus
conocimientos de literatura pueden gobernar el país, y sus habilidades
militares pueden traer la paz. Puede heredar los conocimientos de
Confucio y otros sabios y seguir los pasos de Zhuge y Zhongda. Se
convertirá en un sabio extraordinario y un modelo para miles de
generaciones. Con tanto talento, confío en que ustedes no dejarán que
esta perla acumule polvo.

¿Sabio extraordinario? ¿Modelo para miles de generaciones?

Xie Bingfeng y la señora Xiao miraron a Xiahou Lian, cuyos mocos


se habían escurrido hasta la parte superior de su boca. Xiahou Lian
aspiró profundamente, y con una inhalación, los mocos
desaparecieron, dejando un rastro brillante.

Xie Jinglan y Dai Shengyan no pudieron soportar mirar


directamente.
Xiahou Lian estaba un poco avergonzado, pero dijo
descaradamente:

—Tal vez Confucio también era una babosa62 cuando tenía doce
años.

—Cuando Confucio tenía doce años, ya conocía todos los objetos


ceremoniales y rituales —dijo Xie Jinglan en voz baja.

—¿Qué objetos? ¿Los frijoles63? ¿Son buenos para comer?

Xie Jinglan se quedó sin palabras.

Dai Shengyan había sido funcionario durante muchos años, por lo


que había aprendido perfectamente a decir una mentira descarada.
Decididamente, vio la sombra de un maestro de todos los tiempos en
el aspecto desganado de Xiahou Lian y continuó:

—Este niño tiene un talento innato. He tratado con todo tipo de


personas, así que no me equivocaría. He decidido aceptarlo como
discípulo, y si a la señora le resulta difícil desprenderse de él, no tengo
otro remedio que invitar al prefecto de la magistratura a sentarse a
charlar para tener una buena discusión con la señora.

El prefecto de Jinling, Su Zhuocheng, era uno de los tres mil


discípulos de Dai Shengyan. Era conocido por buscar siempre talentos,
así que si venía, equivalía a entregar a Xiahou Lian.

Esta vez, le tocó a la señora Xiao tener una expresión oscura. Ella
podía aprovechar su poder para intimidar a la gente, pero Dai
Shengyan también podía aprovechar su antigüedad. La ley era lo
primero y Xiahou Lian era el sirviente de la Mansión Xie, así que si la
Mansión Xie no estaba dispuesta a dejarlo ir, no había manera de que
Xiahou Lian pudiera dejar la puerta principal de la mansión. Sin
embargo, esto no podía oponerse a las normas sociales relativas a las
62
Alguien que tiene una nariz que gotea todo el tiempo.
63
El objeto ceremonial específico que mencionó Xie Jinglan es un 俎豆 (zu dou), que es un tipo de soporte de
sacrificio. 豆子 (dou zi) es frijoles.
relaciones. Además, Dai Shengyan era el jefe de todos los eruditos, así
que si la Mansión Xie no lo dejaba ir, solo ganarían la reputación de
pisotear a las personas con talento.

Sin embargo, esta «persona con talento» no podía recitar ni un solo


poema y nunca había leído un solo libro de sabios.

—Mi esposa fue grosera, espero que no le importe. La enseñanza no


conoce distinción de clases, y obtener un discípulo apreciado en la
leñera da lugar a una hermosa historia. ¿Cómo puede mi esposa
atreverse a insistir en detener esto? —Xie Bingfeng se giró para mirar
a la señora Xiao—. Señora, es temprano en la mañana y hace frío
afuera, así que será mejor que regreses a descansar pronto.

La señora Xiao resopló y dijo:

—¡Entonces, felicito al señor Dai por haber obtenido un discípulo


apreciado y espero que pueda gobernar y traer la paz al país, como dijo
el señor Dai!

Xiahou Lian era muy consciente de sí mismo y pensó: «Ya es bueno


si no estropeo el país. Si se cuenta conmigo para gobernar el país,
entonces me temo que no estará lejos de su perdición».

Dai Shengyan sonrió tranquilamente.

—Por supuesto.

Había dicho «por supuesto» y no «muchas gracias», lo que hizo que


el rostro de la señora Xiao se oscureciera aún más.

El rostro de Xie Jinglan estaba tan pálido que parecía una hoja de
papel en blanco. Xiahou Lian esperó a que la señora Xiao y Xie
Bingfeng se fueran antes de tocarle el rostro. Efectivamente, tenía
fiebre.

Su cuerpo era prácticamente más valioso que el de una joven que


nunca salía al aire libre. Xiahou Lian no tuvo ni tiempo de hacer «tsk»
y lamentarse por esto, y sin otra palabra, cargó a Xie Jinglan en su
espalda, agradeció apresuradamente a Dai Shengyan y corrió hacia el
Patio Qiuwu. Dai Shengyan fue dejado solo en la nieve y no estaba
seguro de si llorar o reír.

El Patio Qiuwu volvió a ser un hervidero de desorden y caos total.

Xie Jinglan estaba tan enfermo que no pudo salir de la cama durante
varios días. Xiahou Lian, que había estado encerrado durante una
noche, estuvo perezoso durante un tiempo, pero poco después, había
vuelto a su ser vivaz. El cuerpo de Xiahou Lian era resistente, ya que se
había sometido a un entrenamiento de artes marciales y había
practicado el sable durante años enteros, estableciendo una buena
base. Cuando tenía fiebre, solo tenía que sudar un poco antes de estar
bien, a diferencia de Xie Jinglan que parecía estar a las puertas de la
muerte, lo que hacía que la gente se asustara.

Lian Xiang estaba muy afligida y no pudo evitar murmurar:

—Este señor Dai podría haberse quedado en cualquier sitio, pero


tuvo que quedarse en la casa del funcionario Su, lo que hizo que el
joven maestro se despertara hace un momento. Todavía no se había
recuperado del todo cuando trepó por la pared para encontrarlo. ¡Es
realmente exasperante!

—Esto no se puede evitar. Afortunadamente, el joven maestro ya


está bien y solo necesita descansar un poco —la consoló la tía Lan.

—Lian Xiang-jie, ¿dijiste que fue el joven maestro quien pidió


refuerzos para mí? —Xiahou Lian apareció de la nada, sobresaltando
enormemente a Lian Xiang.

Ayer, Xiahou Lian había conseguido su propia escritura, y había


reflexionado sobre ella durante mucho tiempo. No la había tirado ni
quemado y le había preguntado a Dai Shengyan si podía darle la
escritura a Xie Jinglan. Dai Shengyan no se había comprometido y dijo
que se trataba de su propia libertad y que podía manejarla como
quisiera.

Así, Xiahou Lian había vuelto con la escritura, y cuando pasó por la
cocina, escuchó por casualidad a Lian Xiang murmurar.

Él realmente no había esperado que cuando Xie Jinglan estaba tan


enfermo y prácticamente inconsciente, todavía pudiera forzarse a sí
mismo a levantarse para pedir refuerzos para él.

Lian Xiang se cubrió el pecho y tardó en recuperarse antes de decir


con resentimiento:

—¿Qué te pasa, disfrutas asustando a la gente? Dímelo a mí, cuando


el joven maestro supo que te habían encerrado, se puso tan ansioso
como una peonza. Pregunté por ahí y me enteré de que el señor Dai
estaba en casa del funcionario Su, y el joven maestro saltó la pared
para encontrarlo. La tía Lan y yo no pudimos detenerlo. Era temprano
en la mañana, y se le llenó el estómago de viento frío. No es de extrañar
que le diera fiebre.

Xiahou Lian tomó la medicina del agarre de Lian Xiang y dijo:

—Se la llevaré.

Tan pronto como la agarró, la amargura de la sopa medicinal le llegó


a la nariz, y se estremeció por ella. Realmente era difícil para Xie
Jinglan, ya que tendría que beber una medicina tan amarga durante
varios días. Cuando Xiahou Lian se enfermaba, la verdad es que nunca
había bebido medicina. En primer lugar, su madre no estaba a menudo
en la montaña, por lo que nadie sabría cuando estaba enfermo. En
segundo lugar, su cuerpo era fuerte, y después de un tiempo
aguantando, se pondría bien.

Lian Xiang no era tan ágil como Xiahou Lian, y en un abrir y cerrar
de ojos, el cuenco de medicina estaba en las manos del otro. Ella miró
impotente cómo huía con la medicina y solo pudo dar un pisotón de
rabia.

Xiahou Lian abrió la puerta ligeramente y asomó la cabeza primero


para ver si Xie Jinglan estaba despierto o no.

Xie Jinglan estaba apoyado en la cabecera de la cama. Levantó la


vista de una pila de pergaminos y miró al sigiloso Xiahou Lian.

—Realmente eres increíble, no te olvidas de leer incluso estando tan


enfermo.

—Tú también necesitas leer. Pasado mañana, el profesor va a


empezar las clases. Dijo que la primera clase será una evaluación sobre
las filosofías de Mencio. ¿Sabes quién era Mencio?

Xiahou Lian parpadeó y buscó en su cabeza a personas con el


apellido Meng comenzando por los Tres Soberanos y los Cinco
Emperadores64. Al final, encontró uno que le pareció bastante fiable.

—¿Meng Jiao65? He oído su «en la víspera de su partida ella cose


fuertemente, por temor a su regreso retrasado»66.

Xie Jinglan tuvo que reconocerlo. Había pensado que alguien como
Xie Jingtao ya era ignorante e incompetente, pero quién iba a decir que
Xiahou Lian superaba incluso eso. Bajó la mirada para leer y lo ignoró.

Xiahou Lian acercó la sopa medicinal a la boca de Xie Jinglan. Xie


Jinglan no parpadeó mientras se la bebía toda, haciendo inútil la fruta
confitada que Xiahou Lian había preparado.

Xie Jinglan quiso levantar el pergamino para seguir leyendo, pero


Xiahou Lian presionó su mano hacia abajo y le parpadeó a Xie Jinglan.

64
Dos grupos de gobernantes o deidades mitológicas de la antigua China.
65
Poeta chino durante la dinastía Tang.
66
Un verso del famoso poema “Canción del Vagabundo”. Es un poema corto sobre el amor de una madre por su
hijo que se marcha.
—¡Espera un momento, joven maestro, mira cómo hago un truco de
magia!

—No lo haré. —Xie Jinglan se negó sin siquiera pensarlo.

—¡Ah, es muy rápido, solo tienes que echar un vistazo!

Xie Jinglan no podía hacer nada con Xiahou Lian. Suspiró y solo
pudo sentarse y observar como Xiahou Lian comenzaba su actuación.

Primero mostró su mano para indicarle a Xie Jinglan que estaba


vacía. Luego, agarró al azar el aire con sus manos y pareció arrancar
algo de la nada, sosteniéndolo en su mano y extendiéndolo bajo la
nariz de Xie Jinglan.

Xiahou Lian sonrió de forma extremadamente brillante e hizo un


mohín para indicarle a Xie Jinglan que abriera su mano. Xie Jinglan lo
miró y abrió de mala gana la mano izquierda de Xiahou Lian. Había
una bola de papel doblada en su palma que estaba arrugada, fea, y
parecía un poco como si fuera papel higiénico.

—...

«Tan asqueroso, ¿y si lo ignoro por completo?».

Xie Jinglan se estiró para tomar un pergamino.

—Oye, no me hagas quedar mal, ábrelo y míralo.

Xie Jinglan dudó un rato antes de abrir la bola de papel. Su mirada se


estancó de repente.

—¿Para qué... me das tu escritura?

—Antes de que mi madre venga a recogerme, estaré aquí como tu


ayudante de libros todo el tiempo, así que te dejaré esta escritura por
ahora. Tienes que mantenerla a salvo para mí.

—No la quiero, guárdala tú.


Xiahou Lian metió la escritura en la mano de Xie Jinglan y dijo:

—Rápido, guárdamela. Otras personas que quieren mi escritura ni


siquiera pueden tenerla.

—Tsk, lo haces sonar como si fueras muy codiciado —murmuró Xie


Jinglan.

Aunque dijo esto, todavía colocó la escritura de Xiahou Lian en una


pequeña caja, la cerró con llave y la puso en un baúl. Después de hacer
todo esto, se dio la vuelta para abrir el segundo puño de Xiahou Lian,
en el que había una moneda de cobre oxidada.

Xie Jinglan tomó la moneda de cobre y dijo:

—¿Qué es esto? A juzgar por su aspecto, parece ser de la dinastía


Tang.

—La recogí de una tumba en la montaña. Al principio recogí cuatro,


pero mi madre se llevó tres. Me dijo que la que me quedara sería una
reliquia familiar, y que podría dársela a mi esposa en el futuro.

¿Recogida de una tumba? ¡Debe estar muy sucia!

Xie Jinglan se la devolvió a Xiahou Lian como si se hubiera quemado


con agua hirviendo.

—¿Tu madre es tonta? ¿Quién querría esta cosa? Si se lo das a una


chica, puede que ya no te quiera.

Xiahou Lian empujó la moneda de cobre de nuevo en la mano de Xie


Jinglan y dijo:

—Tómala, después de que me vaya en el futuro, cuando quieras


verme, colócala en el lugar más alto de la ciudad. No importa dónde
esté, mientras esté vivo, vendré a verte.

Cuando dijo esto, Xiahou Lian parecía muy solemne. Xie Jinglan
nunca había visto a Xiahou Lian así, ya que normalmente era tan
despreocupado que ni siquiera podía caminar correctamente. En este
momento, no sonreía frívolamente ni guiñaba el ojo o hacía muecas,
algo a lo que Xie Jinglan no estaba muy acostumbrado.

La moneda de cobre que tenía en la mano seguía teniendo el calor de


Xiahou Lian. La mano de Xie Jinglan nunca podía mantenerse caliente
durante todo el año, y era aún más fría como el hielo en invierno. La
cálida moneda de cobre parecía haber sido asada por el fuego en su
palma, y la ardiente temperatura fluía a lo largo del meridiano de su
brazo hasta su pecho.

Estaba tan caliente que quemaba un poco.

Estaba un poco aturdido y tartamudeó:

—Tú... —Hizo una pausa y dijo con voz apagada—: Está bien, Xiahou
Lian. Mi madre murió, y me acostumbré a ello, mi padre no me hace
caso, y me acostumbré a ello. En el futuro, cuando ya no estés a mi
lado, también me acostumbraré. En cualquier caso, pase lo que pase,
todo irá bien cuando me acostumbre.

Acarició la moneda de cobre que tenía en la mano, pensó un poco y


añadió:

—Sin embargo, cuando sea un funcionario de alto rango en el


futuro, enviaré gente para atrapar a tu jefe. Entonces, serás libre y no
tendrás que ir a robar cosas nunca más.

—¡Está bien! ¡Entonces tendré que confiar en ti en el futuro, joven


maestro!

Al otro lado de la ventana, un par de ojos infelices observaban la


escena de la habitación. Cuando vio a los dos sentados uno al lado del
otro y leyendo un libro con las cabezas juntas, sin hablar más,
finalmente retiró su mirada furtiva. Lian Xiang encogió la cabeza
mientras se ponía en cuclillas bajo la ventana, recogió con extrema
infelicidad un poco de hierba marchita y regresó lentamente al patio
trasero.

Cuando la tía Lan la vio así, preguntó preocupada:

—¿Qué pasa?

—El joven maestro es parcial —resopló Lian Xiang.

—¿Estás diciendo que el joven maestro es parcial a favor de Xiao


Lian? —La tía Lan sonrió.

—Exacto, ese niño lleva poco tiempo aquí, pero el joven maestro se
pega a él todos los días. Hoy, ese mocoso le ha dado al joven maestro
una moneda de cobre que ha recogido de quién sabe dónde, y el joven
maestro la ha guardado como si fuera un tesoro. Hace unos días, le
regalé al joven maestro una bolsita bordada, pero no vi que la
apreciara tanto.

—No es de extrañar. —La tía Lan sirvió una taza de agua caliente y la
puso en las manos de Lian Xiang para calentarlas—. Antes de que
viniera Xiao Lian, bueno, solo sabíamos hacer que el joven maestro
evitara las cosas y se escondiera, y que no cometiera un error y se
extraviara, para que el patio principal no obtuviera algo que pudiera
usar contra él. Ah, soy vieja y poco útil, solo sé lavar la ropa, hacer la
comida y barrer el piso. El joven maestro quiere leer, pero no estoy
alfabetizada, así que no tengo forma de ayudarle.

»Pero cuando Xiao Lian llegó, no solo ayudó al joven maestro a


encontrar libros, sino que también ayudó al joven maestro a tomar al
señor Dai como su profesor, y el joven maestro finalmente tiene algo
de esperanza estos días. Xiao Lian no solo protege al joven maestro,
sino que también hace todo lo posible para realizar los deseos del joven
maestro, y aunque casi muere, sigue adelante sin tener en cuenta el
peligro personal. Lian Xiang, ¿puedes hacer eso?
—Yo... Pero... pero ese chico hizo que el joven maestro fuera
castigado.

—Ah, tanto si Xiao Lian estuviera aquí como si no, el joven maestro
habría sido castigado de todos modos. Con la personalidad del joven
maestro, es imposible que esté dispuesto a dejarse intimidar, y con el
temperamento de la señora Xiao, definitivamente no habría dejado
que el joven maestro se librara. —La tía Lan negó con la cabeza—.
Además, somos mujeres y Xiao Lian es un niño. El joven maestro ya ha
crecido tanto, y sin embargo no había hecho un amigo antes.

Lian Xiang inclinó la cabeza y dibujó círculos en el suelo con la punta


del pie. Dijo de mala gana:

—De acuerdo. Entonces no me meteré con ese niño.

—Eso está mejor. Tú eres una chica, Xiao Lian es un chico, y por
mucho que le guste al joven maestro, no puede superarte —dijo la tía
Lan, sonriendo.

Las palabras de la tía Lan eran misteriosas, y Lian Xiang las entendió
muy bien, por lo que su expresión mejoró bastante.

—Cierto, ¿por qué bordaste una bolsita para el joven maestro?

La joven Lian Xiang respondió:

—El joven maestro adquirió el hábito de coleccionar pétalos de


flores hace algún tiempo. Al principio los guardaba prensados dentro
de los libros y no los tiraba aunque estuvieran aplastados. Los convertí
en flores secas y los guardé en la bolsita para que sean más fáciles de
conservar.

—Esos pétalos de flores fueron todos recogidos por Xiao Lian. Lian
Xiang, has gastado tanto esfuerzo solo por Xiao Lian.

—...
Lian Xiang casi escupe sangre.
Capítulo 10: Condensación del agua otoñal

Al viejo Dai Shengyan parecía gustarle particularmente el Pabellón


Wangqing, tanto que incluso impartía sus clases allí. En los últimos
días no había nevado, y alrededor del pabellón habían colocado varios
braseros encendidos. Xie Jinglan estaba envuelto como una bola de
pelo, aunque ya no le molestaba el intenso frío del lago.

En pleno invierno, el paisaje del Estanque Yanbo era aún más vasto
y embriagador. El cielo y el agua parecen fusionarse en un solo color;
todo era una vasta extensión de blanco. En el centro había montañas
lejanas que semejaban una densa pincelada de tinta. Como en un
trance, todos parecían estar sentados dentro de una pintura de paisaje.

Xiahou Lian estaba allí únicamente como espectador. En cada clase,


simulaba prestar atención al colocar un libro en posición vertical
sobre el escritorio y esconder un libro de cuentos debajo de él. Cuando
le interesaba, escuchaba con atención las lecciones sobre la
benevolencia, la rectitud, los modales, la sabiduría y la confianza67, y
cuando ya no le interesaba, dormía o leía cuentos.

Dai Shengyan vio que no estaba haciendo ningún progreso y que no


había cumplido con sus expectativas, y al principio lo instó, pero luego
lo dejó en paz.

Xie Jinglan, por otro lado, escuchaba con una concentración


absoluta y total dedicación. En pocos días, sus libros estaban repletos
de densas anotaciones, y en el momento en que Xiahou Lian los
miraba, le invadía una sensación de mareo y un hormigueo en el cuero
cabelludo.

67
Las cinco virtudes constantes.
Las clases de Dai Shengyan eran muy interesantes. Solo daba clases
por la mañana, y por la tarde dejaba que Xie Jinglan leyera mientras él
mismo se sentaba en el mirador del primer piso a pescar. Si Xie Jinglan
tenía preguntas, podía ir a consultarlo. Durante las consultas, Xie
Jinglan se ponía a un lado y preguntaba humildemente, lo que a
menudo llevaba casi una hora. Xiahou Lian se quedaba al lado,
abrumado por el aburrimiento y ansiando con todo su corazón poder
volver a casa después de la escuela y divertirse atrapando gorriones.

Al ver esto, Dai Shengyan sacudió la cabeza y dijo:

—El valor de aprender es pensar. Si piensas entonces debes tener


dudas, y si tienes dudas entonces debes tener preguntas. Xiao Lian,
¿no tienes nada que quieras preguntar?

—Ni siquiera lee los libros, ¿qué puede preguntar? Probablemente


solo tenga curiosidad por saber qué método de captura de pájaros
funciona mejor —dijo Xie Jinglan.

Xiahou Lian sonrió.

—Sigue siendo el joven maestro quien mejor me entiende.

Dai Shengyan suspiró impotente y dijo:

—Niño, tienes que usar la cabeza.

Xiahou Lian también se sintió impotente, por lo que repuso:

—De acuerdo, señor, usted quiso que le preguntara esto.

—¿Oh? Entonces escuchémoslo.

Xie Jinglan lo miró de reojo; Xiahou Lian le sacó la lengua y


continuó:

—¿Puedo preguntarle si Confucio fue el confuciano con más


conocimientos?
—Naturalmente —respondió Dai Shengyan.

—Entonces, ¿el gran anciano tuvo que memorizar el Mencius y la


poesía Tang y escribir ensayos en ocho partes68?

Dai Shengyan sonrió.

—En el momento del nacimiento de Mencio, Confucio ya había


fallecido hacía cien años, así que ¿cómo podría memorizar el Mencio?
Ni hablar de la poesía Tang y de los ensayos en ocho partes. Xiao Lian,
tu pregunta es realmente un poco aleatoria.

Xiahou Lian hizo un largo «oh» y dijo:

—Incluso el confuciano con más conocimientos no necesitaba


aprender estas cosas, así que ¿por qué tenemos que aprenderlas
nosotros?

Dai Shengyan se quedó sin palabras.

—No importa, no importa, te dejaré en paz.

A partir de entonces, Xiahou Lian era libre y solo tenía que entregar
unos cuantos poemas69 cada día para aprobar. Sin embargo, estos
poemas eran realmente laboriosos. Xiahou Lian se rascaba la cabeza y
se devanaba los sesos, de vez en cuando echaba un vistazo a las
composiciones de práctica de Xie Jinglan y luego se inventaba cosas al
azar antes de poder forzar unas cuantas líneas. Estos días eran
realmente difíciles, y Xiahou Lian prácticamente sentía que su cabello
se volvería blanco en su juventud.

Sin embargo, las clases de Dai Shengyan no podían considerarse


extremadamente aburridas. Durante los descansos en medio, solía

68
Estilo de ensayo que tenía que ser dominado por los candidatos para aprobar los exámenes durante las dinastías
Ming y Qing. Recibe este nombre porque estaba dividido en ocho secciones.
69
Específicamente un tipo de poema que se utilizaba comúnmente en el examen imperial y que tenía cinco
caracteres por frase, dos frases por verso y seis u ocho versos rimados.
contarles anécdotas de sus andanzas o historias de fantasmas que
había leído en libros.

Dai Shengyan parecía delgado, frágil y honesto, un profesor


honrado estándar. Sin embargo, su gusto era muy oscuro, y nueve de
cada diez historias que contaba eran de fantasmas. Algunas eran
incluso muy extrañas, como Brazo adolorido de un rostro humano,
Mano fantasma que sale de debajo de la cama, Flores con rostros
sonrientes en la montaña, entre otras.

En realidad, Xie Jinglan pensaba que era muy aburrido cuando Dai
Shengyan desperdiciaba tiempo hablando de estas cosas, y que sería
mejor si hablara más sobre las filosofías de Mencio, pero le resultaba
incómodo intervenir. Originalmente había planeado dejar hablar a
Dai Shengyan y seguir repasando temas por su cuenta. Sin embargo,
no había esperado que, en un lapsus de concentración, su atención
fuese atraída por Dai Shengyan, y sin quererlo escuchó un sinfín de
espantosas y terribles historias de fantasmas.

Xiahou Lian era intrépidamente valiente por naturaleza, por lo que


para él, estas historias de fantasmas eran como un bocadillo después
de una comida, ya que había escuchado cosas aún más extrañas y
siniestras que estas. Sin embargo, esta era la primera vez que Xie
Jinglan las escuchaba, y le hicieron sentir un cosquilleo en el cuero
cabelludo y que se le pusiera la piel de gallina por todo el cuerpo.
Contrario a lo que se esperaba, no consiguió controlar sus oídos, y
aunque se sentía asustado, no pudo evitar escuchar con
concentración. Por la noche, daba vueltas en la cama e
involuntariamente se levantó para comprobar si le había crecido una
cara humana en el brazo o no.

Fuera de la ventana, el sonido constante de la lluvia comenzó a


escucharse, acompañado por los aullidos del viento frío, y las tejas del
techo resonaban por el golpeteo de las gotas de lluvia. Xie Jinglan no
podía conciliar el sueño, así que salió descalzo y arrastró su manta al
exterior para buscar a Xiahou Lian, solo para encontrarse con una
cama y mantas vacías.

«¿A dónde se había escapado ese mocoso en medio de la noche?

«No había sido secuestrado por un fantasma femenino, ¿verdad?»

Por supuesto, Xiahou Lian no había sido secuestrado por un


fantasma femenino. En este momento, él estaba caminando bajo el
alero, y en unos pocos pasos, se deslizó a través de la ventana hacia el
estudio de Xie Bingfeng.

El estudio de Xie Bingfeng era mucho más grande que el de Xie


Jingtao y estaba lleno de una inmensa cantidad de libros,
deslumbrantes a la vista. Xiahou Lian fue directamente al escritorio,
abrió los cajones uno por uno y sacó un montón de cartas que
encontró. Estas cartas habían sido colocadas arbitrariamente en un
cajón sin cerrar, por lo que no parecían ser confidenciales. Xiahou Lian
utilizó su memoria fotográfica para memorizar todos los nombres de
las cartas y, de paso, echó un vistazo al contenido de las mismas.

La vida de Xie Bingfeng fuera del trabajo era realmente muy


aburrida. Las cartas hablaban del guqin70, del ajedrez, de la caligrafía y
de la pintura, o de asuntos políticos de actualidad, como una grave
sequía en el este de Zhejiang, una inundación del Río Amarillo, el
asalto de los tártaros a la frontera, y así sucesivamente. Incluso
incluían algunas palabras y frases que increpaban airadamente a la
facción de los eunucos.

De repente, se escucharon pasos caóticos desde el exterior. Xiahou


Lian se horrorizó y volvió a colocar apresuradamente las cartas en el
cajón, lo cerró y se dio la vuelta para esconderse dentro de un estante.

70
Instrumento musical chino de siete cuerdas pulsadas.
La puerta se abrió y dos personas chocaron con el escritorio,
acompañadas de rápidos jadeos y de una pasión lujuriosa.

¿Quién se atrevería a pelear en el estudio de Xie Bingfeng?

—Tú, diablo, date prisa y cierra la puerta. —Entre los jadeos, sonó
una delicada voz femenina.

—Vale, vale, ahora la cierro —respondió una voz de hombre. Xiahou


Lian no se atrevió a hacer ningún ruido. Se acurrucó en el estante, sin
moverse.

Las dos personas quedaron atrapadas en un momento de pasión,


haciendo que el escritorio se agitara continuamente. Los gemidos de
la mujer eran cada vez más fuertes, y la pesada respiración del hombre
se mezclaba entre ellos.

Xiahou Lian no era un joven inocente que no entendía de asuntos


humanos, además, había hojeado en secreto varios libros
pornográficos de la colección de su madre. Aunque no había tenido
ninguna experiencia de primera mano, seguía teniendo muy claro lo
que estaba ocurriendo entre el hombre y la mujer, y su rostro se
ruborizó al instante.

Abrió ligeramente una rendija de la puerta del armario y vio dos


cuerpos íntimamente entrelazados entre sí. La mujer tenía los ojos
cerrados y su expresión parecía ser de dolor y placer a la vez. El hombre
estaba de espaldas a Xiahou Lian, y con cada empujón, el escritorio se
agitaba violentamente.

La mano de la mujer acarició la espalda del hombre y se deslizó por


su columna vertebral. De repente, esa mano aparentemente suave y
flexible pellizcó una parte de la columna del hombre y la agarró con
fuerza. El sonido de un hueso rompiéndose sonó abruptamente, e
inmediatamente después, el hombre soltó un gruñido y cayó al suelo
como un saco de arpillera.
Sus ojos estaban vidriosos, y estaba claramente muerto.

Esta fue la primera vez que Xiahou Lian veía a una persona muerta
de verdad. Descubrió que los muertos lucían realmente
espeluznantes, nada parecido a las pocas líneas en blanco y negro de
los libros de cuentos o al simple corte de sable del que hablaba su
madre. El cadáver aún emanaba calor y miraba con ojos inyectados en
sangre. Mientras Xiahou Lian contemplaba aquel rostro ceniciento,
sintió que su mano que sujetaba la puerta del armario se enfriaba
gradualmente.

Se tapó la boca y cerró la puerta del armario asustado, esperando a


que la mujer se fuera.

De repente, la delicada voz femenina volvió a sonar:

—Pequeño ladrón en el armario, sal.

¡Realmente había sido descubierto!

Xiahou Lian estaba agitado y dudaba si debería salir o no.

De repente, un sable tan fino como el ala de una cigarra atravesó la


rendija de la puerta del armario, a solo un centímetro de la cara de
Xiahou Lian. Xiahou Lian miró fijamente la hoja que brillaba como el
agua, y su corazón casi se le salió de la garganta.

—Cuando apuñale de nuevo, sacaré sangre.

Xiahou Lian se cubrió los ojos con una mano y se arrastró


resignadamente fuera del armario, diciendo:

—¡Jiejie, perdóname la vida, no he visto nada y no sé nada!

—¿Eh? Me preguntaba quién sería tan audaz para colarse en el


estudio del maestro en medio de la noche. Resulta que es el niño
Xiahou.
Xiahou Lian bajó la mano y vio a una mujer glamurosa que lo miraba
con algo parecido a una sonrisa. La mujer llevaba el atuendo de
sirvienta de la Mansión Xie, y después de la «guerra» de entonces, no
había tenido tiempo de arreglarse todavía. Sus ropas estaban medio
desabrochadas, revelando unos hombros y unos pechos redondos.

La mujer se llevó la mano a las axilas y, con un desgarro, esas dos


esferas blancas se arrancaron sin más. Volvió a levantar las manos y
se quitó una máscara de piel, revelando su hermoso y elegante rostro
original. Giró el cuello, estiró las manos y, con el sonido de los huesos
al crujir, creció al instante varios centímetros.

Ante la mirada atónita de Xiahou Lian, había pasado de ser una


mujer a ser un hombre.

—Eres... ¡Eres Qiu-dage71!

El Kinnara, Qiu Ye72, un miembro de Las Ocho Legiones de Garan73.


Xiahou Lian lo había visto a menudo en la montaña, y su carácter era
muy bueno, por lo que solía ser su primera opción y la de su madre
para conseguir una comida gratis.

Xiahou Lian recordó repentinamente algo. ¿No era ese sable de


antes el sable de Qiu Ye, Qiushui74?

No había esperado que su primer encuentro lejos de la montaña


fuera tan... difícil de explicar en una palabra.

Xiahou Lian no pudo hablar durante mucho tiempo.

71
Lit. hermano mayor. Forma cortés de dirigirse a alguien alrededor de la edad de uno.
72
Lit. Hoja de otoño.
73
Un grupo de deidades budistas. La lista de figuras dentro de esta categoría puede variar, pero las más comunes
son las siguientes: Deva, Nagi, Yaksha, Gandharva, Asura, Garuda, Kinnara y Mahoraga.
74
Lit. Agua de otoño.
—¿Parece que no conoces mi habilidad? —Qiu Ye sonrió
alegremente a Xiahou Lian—. Esta es la habilidad de encoger huesos y
disfrazar rostros que se transmite en mi familia.

—He oído hablar de ella pero no la había visto antes. Ver es


realmente... creer. —Un huevo podría caber en la boca de Xiahou Lian.

Qiu Ye ayudó amablemente a Xiahou Lian a cerrar la boca y sonrió.

—Realmente es una coincidencia que nos encontremos así. Justo


ahora, mi Qiushui casi te mata.

Xiahou Lian no emitió ningún sonido, pero pensó: «Yo estaría bien
sin este tipo de coincidencias».

Qiu Ye continuó:

—Xiao Lian, veo que tu esqueleto es delicado y extraordinario, y que


eres talentoso. ¿Qué te parece esto? Si tu madre desaparece
accidentalmente en las Regiones Occidentales, ven a buscarme y
pídeme que sea tu shifu75. Aprende estas habilidades conmigo, y en el
futuro, si quieres ligar con mujeres podrás ligar con mujeres, y si
quieres seducir a hombres podrás seducir a hombres. ¿Qué dices?

Ni hablar, no quería aprender a ser ni hombre ni mujer.

Xiahou Lian sacudió la cabeza como un tambor de cascabel.

Qiu Ye palmeó la cabeza de Xiahou Lian con decepción.

—Pequeño, no entiendes los beneficios de encoger los huesos y


disfrazar los rostros. Otros quieren aprender, pero yo ni siquiera les
enseñaría.

—Aprender las habilidades del sable es suficiente para mí. —La


imagen en la mente de Xiahou Lian de Qiu Ye como un cálido hermano
mayor había sido completamente anulada, y se sentía incómodo

75
Lit. Maestro.
incluso hablando con él—. Usando el sable en mi mano, seré
naturalmente invencible e incomparable, así que no necesitaré
molestarte. Además, mi madre definitivamente regresará a salvo.

—Ni siquiera tienes un sable decente, ¿y así vas a ser incomparable?

—Tendré uno en el futuro. —Xiahou Lian dijo débilmente—: Qiu-


dage, ¿por qué estás también aquí? ¿Alguien compró la vida de esta
persona? Me resulta muy familiar, parece ser el mayordomo de la
Mansión Xie.

—¿Has olvidado las reglas de Garan? Cada uno hace lo suyo y no


puede entorpecer a los demás. Date prisa y vete a dormir. Cuando
tenga tiempo, te buscaré para jugar.

—... Oh.

Xiahou Lian se fue, mirando hacia atrás varias veces. Realmente


quería preguntarle a Qiu Ye cómo había engañado al mayordomo para
que creyera que era una mujer.

¿No eran las anatomías de los hombres y las mujeres... diferentes?


¿Podría ser que todas las ilustraciones eróticas fueran engañosas?

Al final, Xiahou Lian no preguntó.

Qiu Ye despidió a Xiahou Lian, sacó otra máscara de piel del pliegue
de su ropa y se la puso en el rostro. Luego, le quitó la ropa a la persona
muerta y se la puso él mismo. Antes de salir, no olvidó borrar las
huellas que Xiahou Lian había dejado en el alféizar de la ventana y
limpiar la escena. Solo entonces cerró la puerta y se marchó, llevando
el cadáver a la espalda.

Si alguien pasara por allí, seguro que se asustaría de muerte, porque


la persona que llevaba a alguien en la espalda y la persona que era
llevada en realidad eran exactamente iguales.
Xiahou Lian regresó al Patio Qiuwu aturdido. Cuando abrió la
puerta, vio a Xie Jinglan sentado junto a su cama de día con una manta
encima y dormitando, incluso cabeceaba.

El corazón de Xiahou Lian casi se le sale del pecho. ¿Cuánto tiempo


había estado este mocoso sentado aquí?

Xie Jinglan se frotó los ojos y miró hacia arriba. Dijo, aturdido:

—¿A dónde has ido? ¿Cómo es que has vuelto solo ahora?

—Fui a la letrina.

Xie Jinglan lo miró con desconfianza.

—¿Tienes estreñimiento por exceso de yang76? ¿Y tanto tiempo?

—Quizás un poco... —Xiahou Lian mintió sintiéndose culpable. Lo


empujó y le dijo—: ¿Qué haces aquí sentado? Me voy a dormir.

Xie Jinglan se paró por un rato antes de decir con vacilación:

—Uhm... Hace frío fuera, ¿quieres venir conmigo a dormir en la


habitación interior?

—¿Cómo es que hace frío? Hay dos estufas de calefacción aquí. —


Xiahou Lian vio la expresión conflictiva de Xie Jinglan y de repente
comprendió—. ¿Tienes miedo de dormir solo?

—¡Piérdete, tú eres el que tiene miedo! Siempre he dormido solo.

Pero recientemente, el señor Dai contó indebidamente un montón


de historias de fantasmas…

Xiahou Lian ya sabía la respuesta en su mente, pero no la dijo en voz


alta para salvar la cara de Xie Jinglan. Recogió de buena gana su

76
Un tipo de estreñimiento en la medicina tradicional china causado por un exceso de calor interno y yang.
almohada y su manta y empujó a Xie Jinglan mientras se dirigían
hacia la habitación interior.

—Ve, ve, de hecho hace un poco de frío afuera.

Con Xiahou Lian en la habitación, Xie Jinglan se sintió al instante


mucho más tranquilo. La lluvia ya se había detenido y escuchaba la
respiración de Xiahou Lian y el ocasional sonido de movimiento
cuando se daba la vuelta.

—Joven maestro, ¿estás dormido? —preguntó Xiahou Lian,


suavemente.

—Todavía no.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Adelante.

—Si se descubriera que un funcionario ha formado una facción para


buscar beneficios privados, ¿qué tipo de castigo recibiría?

—Si hay amigos, hay facciones, y los literatos tienden a


despreciarse. O los profesores y los discípulos forman facciones, o se
dividen en amigos y enemigos según la región. La Facción Niu, la
Facción Li, la Facción Zhe y la Facción Hui, se encuentran en todas
partes. Este asunto puede ser grande o pequeño, así que depende de
con quién formen la facción y cuáles sean las ganancias privadas.

—Uh... —Xiahou Lian reflexionó durante mucho tiempo y se devanó


los sesos para formar palabras.

¿Formar la facción con quién? Definitivamente no podía decir los


nombres de Xie Bingfeng y sus dudosos amigos.

¿Buscar qué beneficio privado? No parecían tener ningún interés


egoísta, ya que no se trataba más que de probar el té, valorar las
pinturas e insultar a la facción de los eunucos.
¿Qué debería decir? Esta fue la primera vez que Xiahou Lian sintió
que la lectura era todavía un poco útil, ya que al menos podría engañar
elocuentemente a la gente.

—¿Puedes darme algunos ejemplos?

Xie Jinglan pensó un poco y dijo:

—¿Sabes de los desastres de las prohibiciones de los partisanos en la


dinastía Han...? No importa, definitivamente no lo sabes. El gran
comandante Dou Wu y los funcionarios eruditos condujeron a los
soldados al palacio, queriendo deshacerse de la facción del eunuco Cao
Jie, pero fueron capturados por Cao Jie. Todos los eruditos-
funcionarios de Li Ying enviaron cartas de alegato, pero Cao Jie los
acusó falsamente de un intento de conspiración. Li Ying, Du Mi, Fan
Pang y otros importantes eruditos de la época fueron ejecutados, y
más de setecientas personas estuvieron involucradas.

«Dios, tan aterrador».

Xiahou Lian recordó el contenido de las cartas. No mencionaban


llevar soldados al palacio para obligar al emperador a abdicar ni nada
por el estilo, así que no debería ser tan grave.

—Entonces, ¿qué pasa si están bebiendo té juntos, valorando


pinturas, reprendiendo a la facción de los eunucos y pidiendo a las
chicas que canten algunas canciones?

—Eso se llama una reunión de literatos. Incluso si se pusieran a


jugar, lo máximo que pueden decir es que los funcionarios no están
autorizados a solicitar prostitutas, por lo que solo tendrían que pagar
una multa o algo así. Sin embargo... la facción de los eunucos siempre
ha sido de mente estrecha, así que en el peor de los casos podrían ser
etiquetados como perezosos y tener mala conducta.

Xiahou Lian suspiró aliviado. Parecía que Xie Bingfeng estaba bien,
así que no había motivo de preocupación.
Xie Jinglan preguntó:

—¿Por qué preguntas esto de la nada?

—Nada más, solo estoy preguntando casualmente. ¿Y si en el futuro


obtuviera un cargo oficial y también necesitara formar una facción y
buscar apoyo? —balbuceó Xiahou Lian.

—Tch, no hay posibilidad de eso, ni siquiera podrás pasar el examen


de talento distinguido77. Sin embargo, tus miembros están bien
desarrollados78, así que tal vez puedas conseguir un trabajo en un
yamen.

Xiahou Lian no respondió y la habitación quedó repentinamente en


silencio. La luna había salido de entre las nubes y su luz iluminaba la
habitación.

—Oye, joven maestro, en el futuro, ¿te refugiarás con la facción de


los eunucos? —Xiahou Lian se giró para mirar a Xie Jinglan.

Xie Jinglan se quedó atónito y dijo:

—El profesor dijo que «no importa lo difícil que sea el mundo, el
corazón debe permanecer noble y bondadoso», así que naturalmente
no seré el lacayo de la facción de los eunucos. A lo sumo, cuando los
eunucos conviertan la capital en un caos, me enviarán a servir como
funcionario en otro lugar y a mantener la paz allí. Cuando el caos con
los eunucos disminuya, volveré a la capital y ayudaré a garantizar la
paz del país.

—¿Y si te encuentras en un dilema y no tienes elección?

77
Examen de ingreso.
78
Primera parte del dicho "miembros bien desarrollados y mente simple", que equivale en cierto modo a "todo
músculo y nada de cerebro".
—La vida y la muerte están predestinadas, así que no puedo decidir
sobre la vida o la muerte, pero al menos puedo decidir el camino que
quiero seguir.

Aún quería decir algo más, pero al girar la cabeza, descubrió que
Xiahou Lian ya no respondía y solo podía escuchar sus ronquidos.

Increíblemente, se había quedado dormido.

Xie Jinglan se dio la vuelta para contemplar el apacible rostro de


Xiahou Lian mientras dormía. La luz de la luna se filtraba a través del
papel de la ventana y acariciaba sus finas mejillas, bañándolo con una
capa de luz. Lo miró durante un buen rato antes de finalmente cerrar
los ojos y también caer en un profundo sueño.
Capítulo 11: Hojas de otoño crujiendo

Había pasado la época más fría, el clima se calentaba gradualmente


y de vez en cuando se escuchaban los trinos de los pájaros. Dai
Shengyan era muy juguetón y llevaba a Xie Jinglan y Xiahou Lian por
toda la ciudad. Un día, la clase se celebraría en Fuzimiao79, al siguiente
en la Ciudad de Piedra y al día siguiente se cambiaría al callejón Wuyi.

Desde joven, Xie Jinglan no había salido mucho; solo había ido de
excursión a las afueras durante el Qingming unas pocas veces80, y
mucho menos había soltado linternas a lo largo del río durante el
Festival de los Fantasmas. Ahora, Dai Shengyan lo había llevado a
todas partes y, en pocos días, había disfrutado de la vista de los lagos y
las montañas de Jinling. La niebla del pasado en su corazón se había
disipado al instante, y su estado de ánimo era mucho más brillante.

Con la protección de Dai Shengyan y la alegría constante de Xiahou


Lian, quien a menudo estaba a su lado, Xie Jinglan se volvió mucho
más alegre. Dai Shengyan lo notó y se sintió muy satisfecho.

Hablando de eso, Xiahou Lian realmente era contagioso. Anteayer,


Xie Jinglan descubrió de repente que cuando leía o escribía, había
comenzado a mover la pierna. Esto lo asustó bastante, y se apresuró a
corregir sus hábitos. No pudo evitar prestar atención cuando
caminaba, se sentaba o se acostaba, temiendo volverse tan
inapropiado como Xiahou Lian.

En cuanto a Xiahou Lian, lo que Dai Shengyan estaba haciendo era


justo lo que él quería. Su trasero naturalmente tenía una
animadversión hacia los taburetes y nunca podía quedarse quieto.

79
Un templo de Confucio en Nanjing.
80
Algunas costumbres del Festival de Qingming incluían ir de excursión en primavera.
Justo cuando se sentaba, o necesitaba ir al baño o beber agua, y
después, desaparecía directamente sin dejar rastro.

Incluso con su buen temperamento, Dai Shengyan no pudo


soportarlo más. Dijo con impotencia:

—Xiao Lian, tienes que salvarme la cara. Ya he presumido mucho al


respecto, y estos días, con frecuencia recibo cartas de amigos
felicitándome por conseguir un discípulo tan talentoso. También
dijeron que quieren leer tus escritos. ¿Qué sugieres que haga?

—¿Cómo puede ser que mi descuidada letra sea vista? ¿Por qué no
envía los escritos del joven maestro y simplemente dice que los escribí
yo? Algún tiempo después, puede decir que «ser brillante a temprana
edad no garantiza el éxito al crecer», y entonces escribir algo como
Arrepentimiento por Zhongyong81 para que todo el mundo lo vea, así ya
no tendré que fingir ser un niño prodigio.

Dai Shengyan no sabía si llorar o reír.

—Está bien, está bien, ya que has tenido la idea, haré como dices.

Hoy, Dai Shengyan los llevó a ambos al edificio Zhuiyue82. El edificio


Zhuiyue era muy alto, y cuando uno miraba hacia arriba y observaba
desde allí, casas y calles estaban dispersas hasta donde alcanzaba la
vista, rodeadas por las imponentes murallas de la ciudad. Más allá se
veían las montañas de color verde y negro envueltas por las nubes y la
niebla. Xie Jinglan nunca había estado en la montaña Tai, pero en este
momento, tenía la sensación de haber «subido a la montaña Tai y visto
el mundo más pequeño».

Sin embargo, el edificio Zhuiyue daba a la calle y estaba ubicado en


medio del mercado más próspero. Había un bullicio de ruidos,

81
Un ensayo escrito por Wang Anshi sobre un niño prodigio llamado Fang Zhongyong. Más tarde, sus padres
ganaron dinero presumiendo de él, por lo que no tuvo tiempo para estudiar y acabó siendo una persona ordinaria.
82
Lit. Edificio de la Persecución de la Luna.
vendedores ambulantes y sirvientes que se empujaban entre la
multitud. Xie Jinglan frunció el ceño y dijo:

—¿Cómo puedo estudiar tranquilamente con todo este ruido?

Dai Shengyan le respondió:

—Hoy estoy enseñando el «estilo nacional», así que ¿cómo podrías


conocer el estilo nacional sin hacer un viaje al mercado?

Xie Jinglan tenía una cara seria mientras pensaba: «No es solo que
este anciano quiera jugar fuera, sino que también está demasiado
avergonzado para dejar a sus discípulos atrás y no cuidar de ellos,
¿verdad?».

No estaba muy dispuesto a aceptar la teoría de Dai Shengyan. Estaba


a punto de decirle a Xiahou Lian que moliera su tinta y preparara sus
pinceles, pero cuando se dio la vuelta, el taburete ya estaba vacío.

Ah, no importa, ya no tenía esperanzas en Xiahou Lian.

Cerca del mediodía, Dai Shengyan terminó de decir lo que quería.


Los dos se sentaron un rato y bebieron una tetera de té, pero no vieron
ni rastro de Xiahou Lian. Dai Shengyan sacudió la cabeza y dijo:

—Parece que Xiao Lian ya ha perdido el interés por mis historias de


fantasmas.

Xie Jinglan se obligó a hablar a favor de Xiahou Lian.

—Es juguetón y activo por naturaleza, espero que no lo culpe.

—Jajaja, esto es natural. Es una lástima, la historia que voy a contar


hoy es cien veces más espléndida que las anteriores, así que es una
pérdida para Xiahou Lian no poder escucharla.

Xie Jinglan se interesó.

—¿Oh?
Dai Shengyan se acarició la barba, pero no tenía prisa por hablar de
su encuentro. En cambio, preguntó:

—Jinglan, ¿has oído hablar de «Garan de las Siete Hojas»?

Las hojas se habían marchitado y caído hace mucho tiempo, dejando


solo ramas desnudas alrededor. Las capas de tejas de color negro cian
resaltaban entre las ramas de los árboles y, desde lejos, parecían las
escamas del lomo de un mero. Xiahou Lian estaba acostumbrado a
caminar por lugares altos. En un momento estaba colgado de los
travesaños, balanceándose de un lado a otro, y al siguiente estaba
corriendo y saltando sobre las tejas. De vez en cuando, los transeúntes
veían la figura parecida a un mono de Xiahou Lian y querían
reprenderlo para que se bajara, pero en un abrir y cerrar de ojos,
Xiahou Lian ya había desaparecido entre los tejados y paredes.

Xiahou Lian estaba cansado de escalar, así que se subió a un viejo


árbol sófora y sacó un pastelito del pliegue de su ropa, dispuesto a
tomar un buen descanso.

Había un patio cerca de la base del árbol sófora, cuyas ramas


desnudas y densas se encontraban sobre el patio. En el patio solo había
una pequeña casa con techo de tejas. Las puertas y ventanas estaban
bien cerradas y parecía deshabitada.

Justo cuando se llenaba la boca con dos bocados, la puerta de madera


fue abierta por alguien. El recién llegado usaba una yesa83 negra y pasó
más allá de las sombras en el suelo proyectadas por las ramas del
sófora, deteniéndose en el centro del patio. Xiahou Lian solo pudo

83
Una antigua túnica china usada durante la dinastía Ming.
verle la espalda. Había un feroz pez volador84 bordado allí, con sus ojos
como campanas de bronce y sus colmillos al descubierto.

¿Un subalterno85 del Depósito Oriental? Xiahou Lian empezó a


sospechar.

La persona miró en círculo y dijo al aire:

—El eunuco ha dado órdenes de matar a Xie Bingfeng. Al ver la


cabeza, se darán trescientos taeles de oro.

Las dos palabras «Xie Bingfeng» resonaron en el oído de Xiahou Lian


como trueno, y el pastelito se atoró en su garganta. Casi tosió en voz
alta, pero se cubrió la boca con fuerza y se tragó lentamente el
pastelito.

Un borrón de túnicas negras salió de debajo del alero. Xiahou Lian


escuchó una extraña voz que era como el siseo de una serpiente
venenosa y las cuerdas de un guqin siendo rasgadas, ronca y
chirriante.

—Las reglas de Garan son hacer una buena acción primero y obtener
una buena recompensa después.

«¡Garan!». Xiahou Lian se sorprendió de repente.

—Trescientos taeles no es una cantidad pequeña, ¿cómo sabrá el


eunuco que puedes tener éxito?

—Somos espíritus malignos Asura, el cuchillo de carnicero en la


mano de Buda. Cuando un espíritu maligno reclama una vida, ¿quién
puede escapar? Si no crees en deidades y Budas, entonces
naturalmente deberías creer en espíritus y monstruos.

84
Una criatura de dos cuernos que tiene un cuerpo largo de carpa y una cabeza de dragón.
85
El Depósito Oriental era una agencia de espionaje y policía secreta de la dinastía Ming dirigida por eunucos. La
palabra concreta que se utiliza aquí, y que se ha traducido como subalterno, se refiere a un rango bajo dentro del
Depósito, y su trabajo consiste básicamente en arrestar a los criminales.
—Pagaré cien taeles como dinero por adelantado, y cuando tengan
éxito, daré otros doscientos.

—Cuando vas al templo a rezar, ¿también puedes regatear tanto?

El subordinado se burló:

—¿De verdad te crees Buda? Es una bendición que el eunuco acuda a


ustedes para hacer negocios. La Guardia del Uniforme Bordado ya les
ha echado el ojo, y si el Depósito Oriental les ayuda desde un lado, será
difícil garantizar que puedan estar tan libres como ahora.

El hombre de negro hizo un gesto tranquilizador y dijo:

—Nunca dije que yo fuera Buda. El único Buda en Garan es el abad.


Su nombre es Buda Shi Xin86, y todos somos espíritus y monstruos a
sus órdenes. —Su boca se enganchó con un atisbo de sonrisa burlona,
y continuó—: Tanto tú como yo sabemos muy bien quiénes son las
personas que la Guardia ha atrapado. Me temo que las habilidades de
su Depósito Oriental no pueden compararse con las de la Guardia.

La expresión del subalterno cambió y resopló.

—Bien, entonces llama a tu Buda para que hable conmigo.

El hombre de negro sacudió la cabeza y sonrió.

—El abad es superior, ¿cómo podría mancharse con el polvo de los


asuntos mundanos? Mi tiempo es limitado, así que contaré hasta tres.
Si la transacción no se realiza, entonces me iré.

Sin esperar a que el subordinado hablara, el hombre de negro contó


casualmente el primer número.

—Uno.

86
Lit. Matacorazones.
Las comisuras de la boca del subalterno se presionaron ligeramente
hacia abajo, y parecía enfadado.

El hombre de negro contó lentamente una segunda vez.

—Dos.

La mano del subordinado que estaba en la empuñadura de su sable


se movió ligeramente, y pareció querer hablar.

—Tres. —El hombre de negro suspiró—. Qué pena.

—Espera —dijo el subordinado—. Mañana a las tres y cuarto del


mediodía, ve a la puerta este de la ciudad. Trescientos taeles de oro
serán colocados en el ataúd que salga de la ciudad.

El hombre de negro sonrió.

—Tu deseo ha sido escuchado por Garan.

Justo cuando dijo esto, de repente sopló un fuerte viento. El pastelito


en los brazos de Xiahou Lian se voló por completo, y las migajas
flotaron hacia abajo, cayendo sobre la cabeza y el rostro del
subordinado. Xiahou Lian se puso pálido de miedo y se levantó para
trepar más alto. El subordinado gritó y lanzó una garra de hierro87
hacia Xiahou Lian.

Xiahou Lian no tuvo tiempo de esquivar y la garra de hierro le


alcanzó el hombro izquierdo. En un instante, la afilada garra rasgó su
piel y carne. La sangre brotó de inmediato, y el dolor era insoportable.
El subordinado tiró de la cuerda hacia atrás y el cuerpo de Xiahou Lian
quedó instantáneamente en el aire. Cayó al suelo como un saco de
arpillera.

87
Tipo de arma con una mano o garra de metal en el extremo de una cadena o cuerda.
Se giró para mirar al hombre de negro. Aquella persona estaba
quieta bajo el alero, y una capucha le cubría la cara, revelando solo su
pálido mentón. No parecía que fuera a hacer nada en absoluto.

El miedo le oprimía el corazón, y pelos de escarcha parecían crecer a


lo largo de su espalda. Solo había una palabra en la mente de Xiahou
Lian: «¡Corre!».

En ese momento, comprendió de repente exactamente lo que


significaba ser un asesino. No era su sable cortando al levantar una
mano, y no era cazar almas y reclamar vidas. En cambio, era como ser
perseguido por una sombra que era la muerte.

Luchó por levantarse, pero no tenía la fuerza necesaria para


liberarse de las ataduras de la garra de hierro. El subordinado sacó un
sable de primavera bordado88 y se dirigió hacia Xiahou Lian. Xiahou
Lian apretó los dientes y levantó la mano derecha, y una flecha afilada
y punzante salió volando de su manga.

De repente, una cuchilla corta tan delgada como un ala de cigarra y


que brillaba plateada como el agua, que fue liberada después, llegó
primero. Primero, cortó la flecha de la manga y luego se dirigió
directamente al pecho de Xiahou Lian.

La cuchilla corta atravesó la piel y la carne en el pecho de Xiahou


Lian, que sintió claramente la gélida temperatura de la punta del sable
mientras la sangre tibia brotaba y salía a borbotones. Sin embargo, la
cuchilla no avanzó más y en cambio se retractó en la empuñadura.

Xiahou Lian se aferró con presteza a la empuñadura en el pecho y se


desplomó en el suelo. Se mordió la lengua y escupió a la fuerza unas
cuantas bocanadas de sangre, estiró el cuello, se quedó mirando
fijamente y dejó de moverse, haciéndose el muerto de manera
perfecta.

88
El arma estándar de la Guardia del Uniforme Bordado.
—Siento que hayas tenido que ver eso, es un pequeño diablillo de
Garan. Me temo que estaba comiendo pastelitos a escondidas aquí y se
topó con nuestra transacción. —El hombre de negro sonrió
disculpándose—. Sin embargo, las reglas son las reglas, y ya me he
encargado de él. Me pregunto si estás satisfecho.

—Garan realmente tiene buena disciplina, incluso pueden matar a


su propia gente, y a un niño cuyo pelo ni siquiera ha crecido
completamente. Por supuesto que estoy satisfecho, muy satisfecho. —
El subordinado forzó una sonrisa y miró las migajas que había por el
suelo. En efecto, no había ladrones estúpidos que llevaran pastelitos
mientras estaban espiando, pero este asunto tenía mucho en juego.
Pensó por un momento y dijo—: Ya que ha ocurrido algo así, olvida
esta transacción. Mañana no necesitas esperar más.

El hombre de negro asintió.

El subordinado empujó la puerta y se marchó. Xiahou Lian esperó


un rato, y solo cuando estuvo seguro de que la persona se había ido, se
levantó.

El hombre de negro se bajó la capucha, revelando un rostro elegante


y bonito.

Qiu Ye miró a Xiahou Lian con tristeza.

—Niño desafortunado, realmente no sé qué decir.

—No lo hice a propósito… —dijo débilmente Xiahou Lian.

Qiu Ye llevó a Xiahou Lian de vuelta a la casa y le vendó la herida. Le


exhortó con cuidado:

—Tú y yo sabemos lo que sucedió aquí hoy, no permitas que una


tercera persona lo sepa. Arruinaste un asunto importante, y Garan ha
perdido trescientos taeles de oro de golpe. El abad originalmente
quería renovar el templo de la montaña para mejorar la comida y el
alojamiento para todos. Si se entera de esto, seguro que te atará y te
llevará de vuelta a la montaña para que te azoten.

Hablando de lo que acababa de ocurrir, Xiahou Lian se incorporó con


dificultad y preguntó:

—Qiu-dage, ¿vas a matar a Xie Bingfeng?

Qiu Ye miró a Xiahou Lian, y esa mirada no tenía la amabilidad que


solía tener. Implicaba una severidad inhumana, haciendo que Xiahou
Lian se tragara las palabras que le quedaban en la garganta.

—Xiao Lian, pensé que parecía que no eras serio pero que aún tenías
una escala en tu corazón. Eres duro y arrogante como tu madre, pero
aun así debes respetar las reglas de Garan. Recuerda bien esto: No
hagas preguntas, mata sin inhibiciones.

Xiahou Lian bajó la cabeza y respondió:

—... sí.

Qiu Ye continuó ayudándolo a envolver la venda. Cambió de tema y


dijo:

—Mi Qiushui también se ha transmitido en mi familia. Piénsalo, si


me pides que me convierta en tu maestro, también te pasaré a Qiushui.

Xiahou Lian: —…

—¿Garan de las Siete Hojas? ¿No es esa la facción rebelde del mundo
de las artes marciales que es buscada por el gobierno? He oído que hace
unos días, la Guardia del Uniforme Bordado capturó a unos cuantos
asesinos de Garan.

Dai Shengyan sacudió la cabeza y sonrió.


—Todos esos eran novatos irrelevantes que robaron el nombre de
Garan para causar problemas. Los asesinos de Garan están ocultos en
el mundo de las artes marciales, en los mercados e incluso en la corte
y viviendas del palacio. ¿Cómo se pueden atrapar tan fácilmente? La
Guardia simplemente quería tener un buen informe de su misión y
dejó el error sin corregir.

Xie Jinglan vio la razón en las palabras de Dai Shengyan y entendió.

—¿Alguna vez has visto a un asesino de Garan?

Dai Shengyan tenía una mirada distante en los ojos mientras miraba
los edificios apilados fuera de la ventana.

—Eso fue hace doce años.

Eso fue hace doce años, cuando Dai Shengyan había sido enviado a
servir en la prefectura de Jiangzhou. Según la costumbre, después de
tomar posesión del cargo, había que hacer una visita formal al rey
vasallo de Jiangzhou. El rey vasallo de Jiangzhou era un famoso
libertino, y en aquella época, la práctica de juzgar el carácter era aún
más extrema que en la actualidad. Los hijos filiales, los descendientes
virtuosos, los niños prodigio y las personas con talento se reunían en
todas partes, y a cada paso se hablaba de una figura sobresaliente que
había surgido de alguna aldea, distrito, valle o cualquier otro lugar.

Además, este rey vasallo se hizo célebre por su habilidad para


entregarse a la comida, la bebida y la diversión. Se destacó entre
numerosos poetas y eruditos famosos, lo cual no se consideraba algo
fácil.

Era demasiado extravagante. Su mansión era el epítome del


libertinaje, e incluso los escupideros eran bocas de bellezas89. Tanto es
así que todo el pueblo llano lo llamaba rey Alegría, y su título original
se fue olvidando.

89
Esto es literal, y esta práctica existió en realidad.
Dai Shengyan llevaba muchos años en el funcionariado, por lo que
era un anciano que había visto las turbulencias y luchas de la sociedad,
pero aun así no pudo evitar quedarse boquiabierto ante este rey
Alegría.

Sin embargo, lo que le sorprendió no fue el grado de lujo del rey


Alegría. En cambio, fue que esta persona era extremadamente gorda,
como una pequeña montaña de carne. Cuando Dai Shengyan se acercó
a proponer un brindis, mantuvo inconscientemente una distancia de
tres pasos de él. Después de todo, si su alteza perdía el equilibrio, Dai
Shengyan se convertiría en una broma, alguien que había sido
aplastado en una empanada de carne en su primer día de asumir el
cargo.

Después de tres rondas de vino, el rey Alegría habló primero.

—He oído que el funcionario Dai lleva muchos años viudo,


presumiblemente porque nunca ha encontrado una persona
satisfactoria. Aquí tengo una abundancia de mujeres hermosas,
regordetas y flacas, del tipo que quiera. Si te encaprichas de alguna,
puedes llevártela directamente. Considéralo mi más sincero respeto.

Dai Shengyan dijo:

—Aunque mi esposa falleció antes de tiempo, la extraño en todo


momento, y las cosas que dejó nunca se han ido de mi lado. Agradezco
la amabilidad de su alteza, pero aún no tengo intenciones de volver a
casarme, así que espero que su alteza me perdone.

El rey Alegría claramente no le creyó. Dijo en voz baja:

—No hay nadie más aquí, no tienes que considerarme como un


extraño. Tu esposa murió joven, solo me temo que aún no hayas
probado el verdadero sabor de las mujeres.

El rey Alegría sonrió misteriosamente, con dos montones de carne


amontonándose en sus mejillas, y sus ojos, originalmente pequeños,
se entrecerraron en dos rendijas que parecían haber sido recortadas a
punta de aguja. El corazón de Dai Shengyan dio un vuelco, y sintió que
algo malo iba a suceder.

La música comenzó a sonar rápidamente, y dos filas de bailarinas


con pipas de hierro entraron en fila. Las bailarinas solo llevaban un
hilo de gasa, y las pipas de hierro justo pasaban por delante de sus
partes íntimas, revelando ligeramente sus pechos blancos. La luz de
las velas fluía sobre sus pieles, que asemejaban el lustroso jade de grasa
de cordero90.

Las bailarinas bailaban con elegancia, y balanceándose, la música


celestial fluía como agua entre sus dedos, tan brillantes que eran
prácticamente transparentes. Estas bailarinas habían crecido en la
mansión desde la infancia, y habían sido especialmente instruidas.
Cada uno de sus fruncimientos de ceño, sonrisas y movimientos eran
los adecuados para resultar atractivos y conmovedores.

Dai Shengyan casi se saca los ojos.

Estaba cansado de todos los engaños y trampas en la corte imperial,


por lo que había solicitado ser enviado a servir fuera de la capital. Los
demás pensaron que su cerebro había sido pateado por un burro, ya
que no quería la gloria y la riqueza de la capital y había ido a Jiangzhou,
donde el bambú amargo crecía densamente. Se enorgullecía de estar
por encima de la política y los intereses mundanos y se reía de los
demás por no ser capaces de abrir los ojos al mundo real. Había
empacado sus cosas y se apresuró a ir a Jiangzhou sin detenerse, con la
intención de vivir pacíficamente una vida tranquila.

No había esperado que el rey Alegría le hiciera arrepentirse a pesar


de que ya era demasiado tarde. Preferiría volver de inmediato y
continuar discutiendo y regañándose mutuamente con esos ancianos
en la capital.

90
Es un jade blanco hetiano de muy alta calidad. Su color es parecido a la grasa del cordero.
Se cubrió los ojos y dijo con amargura:

—Su alteza no sabe que he superado los cuarenta años, por lo que mi
salud ya no es la de antes. No he podido... levantarlo desde hace mucho
tiempo.

Para proteger su buen nombre, solo podía hacer esta mala jugada y
esperar que el rey Alegría lo dejara ir.

El rey Alegría cayó en la cuenta y mostró una expresión de lamento


y arrepentimiento.

—Cómo puede ser esto, no sabía y cometí un tabú tuyo, por favor no
me culpes. Rápido, rápido, salgan todas y dejen de balancearse delante
del funcionario.

Dai Shengyan suspiró aliviado y saludó con las manos juntas,


queriendo marcharse, pero el rey Alegría volvió a hablar:

—Aunque no hay manera de conseguir el sabor de la belleza por ti


mismo, hay otras maneras.

—... Creo que prefiero no hacerlo, el autocultivo puede considerarse


una especie de pasatiempo.

El rey Alegría solo actuó como si Dai Shengyan siguiera dándose


aires y no quisiera revelar su verdadera naturaleza. Aplaudió y dijo:

—¡Traigan mi vino fragante!

Un sirviente le trajo una jarra de vino, y el rey Alegría le sirvió


personalmente una copa a Dai Shengyan. Justo cuando se sacó el tapón
de la jarra, un suave aroma impregnó su entorno. Solo con oler la
fragancia de este vino, Dai Shengyan se emborrachó.

Invadido por un repentino impulso, Dai Shengyan tomó la copa y


suspiró.

—Este es realmente un buen vino, me pregunto cuál es su nombre.


—Este vino se llama «Fragante hasta los huesos». —El rey Alegría
sonrió con orgullo—. ¿Sabes cómo he elaborado un vino tan aromático
y fino?

—¿Puedo atreverme a preguntarle a su alteza?

—Normalmente, el vino se elabora en primavera. Solo mi vino se


elabora en invierno. En invierno hace frío y el vino no tiene forma de
fermentar, así que ordeno a la gente que utilice su cuerpo para calentar
el vino. Estas candidatas deben ser elegidas especialmente, tienen que
ser bellezas despampanantes de diecisiete o dieciocho años que
sostengan la jarra de vino en sus brazos mientras se quedan dormidas.
Solo el vino elaborado así es lo suficientemente fragante y meloso. No
hay nada de malo en que lo pruebes con cuidado y veas si tiene el
aroma corporal de una mujer joven.

Al oír esto, Dai Shengyan se quedó boquiabierto y llegó a su límite.

—Su alteza ha sido muy amable, pero no soy lo suficientemente


afortunado para disfrutar de esto. Me siento mal, así que no puedo
quedarme mucho tiempo, ¡adiós!

—¡Oye! Todo va bien, ¿por qué quieres irte?

Dai Shengyan se levantó para irse. Justo cuando se levantó, le


pareció ver en su aturdimiento una figura borrosa en la cortina que
había más adelante. Fue un breve vistazo, por lo que no pudo ver
completamente a la persona, solo esa luz gélida en sus ojos que se
había clavado profundamente en el fondo de su corazón.

Se sobresaltó mucho, pero cuando volvió a fijar los ojos allí, no había
nada en absoluto.

La ruidosa voz del rey Alegría volvió a sonar:

—Funcionario Dai, todavía tengo muchos tesoros que no te he


mostrado. Es realmente aburrido disfrutar de las cosas por uno
mismo. El último prefecto, Mo Zhinian, nunca reaccionó ni habló
mucho, ¿cómo es que tampoco puedes entender mi alegría por estas
cosas?

¡¿Había más «tesoros»?!

Dai Shengyan se asustó al escuchar esto, y se apresuró a salir.

El rey Alegría jadeó mientras lo perseguía. Inesperadamente, aquel


gordito para el que era extenuante incluso sentarse era bastante
rápido mientras salía corriendo con pequeños y rápidos pasos. Dai
Shengyan se levantó la túnica y salió corriendo, temiendo que ser
alcanzado.

La noche era oscura y las luces titilaban por todas partes. Una fila de
sirvientes los perseguía, gritando sin parar:

—¡Señor, más despacio!

Al final de la fila, alguien quiso gritar junto a los demás. De repente,


le pincharon la espalda y se giró confundido. Un arco brilló ante sus
ojos, y una ráfaga de sangre se añadió instantáneamente a su
garganta. La linterna que tenía en la mano cayó al suelo con un
estruendo y la vela se apagó, encendiendo débilmente un fuego.

Las personas que estaban delante oyeron el sonido, y justo cuando


se dieron la vuelta, una imagen residual pasó rápidamente por sus
costados. En un momento, todos habían dejado de respirar. El
sirviente que estaba al frente seguía persiguiendo con perseverancia,
y lo hizo hasta quedarse sin aliento, pero no pudo alcanzarlo. Se llevó
las manos a la cintura mientras jadeaba con fuerza cuando descubrió
de repente que las personas que estaban detrás de él habían
desaparecido.

—Eh, ¿dónde están todos?

Todo estaba en silencio y completamente oscuro alrededor, y solo


había luz en su mano. Su espalda estaba contra una pared de ladrillo
helada, y de repente sintió un poco de aprensión en su corazón.
Retrocedió unos pasos. De repente, le dolió el torso y miró hacia
abajo, viendo un centímetro de una hoja afilada manchada de sangre
que sobresalía de su pecho.

Unos cientos de pasos más adelante, el rey Alegría se limpió el sudor


de la cabeza y regañó:

—¡Realmente no agradeces la amabilidad de los demás!

—¿Por qué tiene que ser su alteza tan implacable? ¿No es suficiente
con que mañana escriba mi carta de renuncia y regrese a casa a
cultivar la tierra? —dijo enojado Dai Shengyan.

—¡Tú! ¡Tú! ¡Preparé un gran banquete para ti, y sin embargo no lo


aprecias! ¿Dónde pones mi cara?

—Puede ponerla donde quiera, ¡pero no la ponga cerca de mí!

El rey Alegría estaba tan enfadado que vio negro, y se acarició el


pecho varias veces antes de calmarse.

—No importa, no importa, ingrato, no voy a discutir con tontos


como tú. —Giró la cabeza y le dijo al sirviente que los había alcanzado
por detrás—: Ven aquí, ayúdame a volver a la mansión, ah, estoy tan
agotado.

El sirviente se quedó a la sombra de la pared y no se movió durante


un rato.

El rey Alegría se enfadó y dijo:

—¿No entiendes el lenguaje humano? ¡Date prisa y ven a ayudarme!

La persona emitió una risa baja y sacó algo de su cintura. Un frío y


penetrante resplandor los deslumbró, y Dai Shengyan y el rey Alegría
levantaron inconscientemente sus manos para bloquearlo.

¿Qué era esto? Tan brillante.


¿Podría ser…?

Dai Shengyan reaccionó abruptamente. Eso era un sable, ¡esa


persona estaba sacando un sable!

No era un sirviente de la mansión, ¡era un asesino!


Capítulo 12: Reclamador de almas

—¡Su alteza, corra!

—¿Qué? —El rey Alegría seguía confundido y se tambaleó al ser


arrastrado por Dai Shengyan, casi perdiendo el equilibrio.

El asesino se acercó lentamente. El sable en su mano raspaba contra


la pared de ladrillos, haciendo que salieran chispas y produciendo un
sonido que hacía doler los dientes.

—¿Quién, quién, quién... quién eres tú? —El rey Alegría señaló al
asesino, con la voz temblorosa.

El asesino no dijo nada y simplemente se rio. La risa era muy baja,


como si estuviera haciendo su mejor esfuerzo para contenerla para
que solo saliera de su garganta. Sin embargo, el aire a su alrededor
parecía hacer eco y reírse junto con él, capa sobre capa, subiendo una
tras otra. Escucharla hizo que los cueros cabelludos de rey Alegría y
Dai Shengyan se estremecieran.

El rey Alegría comenzó a correr apresuradamente, y Dai Shengyan


lo siguió.

Los dos doblaron varias esquinas, y la risa se fue alejando


gradualmente hasta que ya no se podía escuchar. Solo entonces se
atrevieron a detenerse y apoyarse uno al lado del otro contra una
pared para recuperar el aliento.

—¿Era eso una persona o un fantasma? —El rey Alegría jadeó


mientras se apoyaba en la pared.

Dai Shengyan asomó cautelosamente la cabeza y vio que el asesino


no los había alcanzado. Las luces eran tenues y el final estaba
completamente oscuro. Era como si, en cualquier momento, el asesino
pudiera emerger de allí, sable en mano.

Retiró la cabeza y comentó:

—¿Cómo puede haber fantasmas y monstruos? Debe ser una


persona que se hace pasar por un monstruo. Mientras corríamos, no
me di cuenta de que en realidad estamos bastante lejos del palacio.
Ahora, vaya rápidamente al yamen a buscar ayuda.

—No podría estar más de acuerdo —dijo el rey Alegría mientras se


esforzaba a levantarse—, pero estoy sin fuerzas, así que déjame
descansar un rato.

El rey Alegría bajó la mirada y de repente se quedó helado.

Dai Shengyan vio que estaba aturdido y preguntó:

—¿Qué pasa?

El rey Alegría señaló con un dedo tembloroso el suelo y dijo,


prácticamente llorando:

—Mira, ¿la sombra del suelo tiene tres cabezas?

Dai Shengyan miró al suelo. Había una enorme sombra negra en el


suelo, que era la del rey Alegría, y había una sombra arrugada y flaca,
que era la suya. Entre estas dos figuras, había otra cabeza más
pequeña, como si creciera desde sus hombros.

Los dos levantaron lentamente la vista y se encontraron con un


rostro impasible.

Aquel rostro los miró y sonrió con extrema lentitud, mostrando


unos relucientes dientes blancos.

—¡¡¡AHHHHH!!!
El rey Alegría y Dai Shengyan se asustaron hasta los huesos y se
alejaron apresuradamente de debajo del árbol.

El asesino descendió ágilmente DE la pared y aterrizó con firmeza en


el suelo, alzó la cabeza y esbozó una sonrisa maliciosa.

—Garuda de Garan de las Siete Hojas, enviando a su alteza a renacer


en la Tierra de la Dicha.

Su voz era baja y profunda, indistinguible en cuanto a si era


masculina o femenina. Era como los murmullos de los fantasmas en
los páramos antiguos, áspera pero clara, pareciendo sonar desde lejos
pero también junto a sus oídos.

Todo a su alrededor estaba oscuro, y había algunas linternas


colgando esporádicamente en las paredes. El asesino llamado Garuda
se acercaba paso a paso, como un fantasma que dormitaba en la
oscuridad.

Un paso, dos pasos, tres pasos.

—¡No te acerques! ¡No te acerques! —Dai Shengyan y el rey Alegría


retrocedieron al mismo tiempo.

Garuda caminó hacia el borde de la oscuridad, y todo debajo de sus


hombros quedó expuesto a la luz de la luna. Estaba vestido de negro,
con una postura alta y recta como una grulla. En el instante en que la
oscuridad desapareció hasta el borde de sus mejillas, el destello del
sable que brillaba como el agua pasó rápidamente, y una sombra negra
pasó entre Dai Shengyan y el rey Alegría como un búho. En ese
momento, ambos parecieron escuchar el suave mumullo de las olas, y
había algo cálido y pegajoso en sus rostros.

Dai Shengyan se dio la vuelta sin comprender, y por el rabillo del ojo,
alcanzó a vislumbrar el sable largo y helado con los caracteres
«Hengbo»91 grabados en letra pequeña de sello en la hoja. Su mirada se
desplazó hacia arriba, y vio el rostro horrorizado del rey Alegría y el
rojo brillante en su cuello.

La sangre salpicó, manchando sus mejillas.

Ante ellos, Garuda seguía sonriendo malévolamente, y la comisura


de su boca estaba manchada de sangre brillante, lo que le confería una
especie de belleza cruel.

Dai Shengyan retrocedió dos pasos, presa del pánico.

Fue solo entonces que pudo ver claramente la apariencia del Garuda.
Era una mujer hermosa, aunque la punta de sus cejas era demasiado
afilada, lo que añadía un toque de aura mortal a su rostro. Su belleza
contenía la rudeza y la dureza de un leopardo, lo que le causaba terror.

En su mente, tomó una decisión casi instantánea. Dai Shengyan


contuvo la respiración, dio un paso adelante desesperadamente, sacó
la espada del costado del cadáver y la clavó hacia la Garuda.

Era una lujosa espada larga tachonada de gemas. La hoja era de un


blanco níveo y brillante, capaz de reflejar claramente la figura de una
persona, muy acorde con el estilo del rey Alegría. Sin embargo, justo
cuando Dai Shengyan la sacó supo que estaba destinado a morir,
porque la espada no tenía filo. Aunque había practicado esgrima antes
y estaba decidido a seguir aprendiendo incluso en su vejez,
manteniéndose siempre en práctica, en ese momento, por más
extraordinaria que fuera su habilidad con la espada, sabía que no le
serviría de mucho.

Pero ¿y qué?

91
Significa algo parecido a “olas transversales”, u “olas que fluyen horizontalmente”. También forma parte del
verso del poema del que Xiahou Lian dijo que procedía su nombre: "más allá de los ilimitados campos verdes, un
reflejo cae sobre las olas brillantes".
Utilizó todas sus fuerzas, avanzó con valentía y apuñaló, como si
fuera una polilla lanzándose a una llama.

Aunque la posibilidad de sobrevivir fuera mínima, ¡tenía que


intentarlo!

Mientras las joyas se desprendían, en ese instante, el destello de la


espada era como la escarcha y nieve, cortando la noche
completamente negra. La Garuda levantó una de sus largas cejas, y el
filo del sable se encontró con el borde de la espada. Ella giró la muñeca
ligeramente, y el filo que semejante al agua se deslizó pasando por la
hoja de la espada como un pez nadando, llegando a la muñeca de Dai
Shengyan y cortando una línea larga pero superficial de sangre.

A Dai Shengyan le dolió la muñeca, y la espada cayó al suelo con


estrépito.

—¿A todos los eruditos les gusta buscar la muerte? —La Garuda se
rio en tono de burla.

Dai Shengyan cerró los ojos y suspiró.

—Mi habilidad es inferior a la suya. Su excelencia puede hacer lo que


desee.

La Garuda utilizó su sable para darle una palmadita en la mejilla a


Dai Shengyan y le dijo:

—Viejo, ¿no vas a suplicar por clemencia? Puedes decir que tienes
ancianos y jóvenes, una gran familia de más de cien personas
esperando ser alimentadas por ti, y tal vez yo habría... De acuerdo, de
todos modos no te habría dejado ir.

Dai Shengyan dejó escapar una risa corta y seca, que podría
considerarse un apoyo a su broma, y luego dijo:

—Antes de morir, todavía tengo algo que quiero preguntar. ¿Por qué
su excelencia quería asesinar al señor?
La Garuda se tocó la barbilla, hizo un «mmm» y dijo:

—No es que no pueda hablar de esto. —Dio una patada al gordo


cadáver del rey Alegría—. Cuando este hijo de puta comía hasta
hartarse y no tenía nada que hacer, salía a las calles a atrapar mujeres.
Con la ciudad de Jiangzhou como centro, las chicas guapas de un radio
de unos cientos de kilómetros venían todas a este palacio. Las mujeres
se venden como esclavas y los hombres no pueden casarse con una
buena esposa. Los hombres están enfadados y las mujeres resentidas,
¿no es detestable?

Dai Shengyan suspiró.

—El mundo es injusto. Tú matas gente, lo cual también es injusto.


Aunque él era inmoderadamente extravagante y codicioso, nunca
había matado a nadie. Lo que vuestra excelencia hizo no fue actuar en
nombre de los cielos, fue usar la fuerza para violar una prohibición.

—¿Actuar en nombre de los cielos? —La Garuda se divirtió—. Vine


aquí después de recibir dinero. No estaba actuando en nombre de los
cielos, estaba actuando en nombre del dinero.

Dai Shengyan: —…

—Sin embargo, ¿es el asesinato un crimen atroz? Ya que él puede


tratar a las bellezas como juguetes, yo trato a las vidas humanas como
hormigas. ¿Qué es lo injusto? ¿No ha oído hablar de «el universo no
tiene corazón, trata todo como perros de paja»92? —Miró el cadáver del
rey Alegría, con los ojos bajos como los de una estatua en un templo.
Aunque las comisuras de su boca aún mostraban una sonrisa
siniestra, su mirada era silenciosa y despiadada.

92
Una línea del Tao Te Ching. Un perro de paja es un objeto ceremonial utilizado en la antigua China que suele
tirarse después de su uso.
Dai Shengyan comprendió de repente, y mirando su sombra, se
ajustó el sombrero y la ropa. Cerró los ojos y estiró el cuello para recibir
el golpe mortal.

—Adelante.

Su cuello estaba estirado como el de un viejo pato cuya cabeza estaba


siendo agarrada por alguien, su cuerpo era frágil y no podía sostener
su digna y majestuosa túnica con grandes mangas. Estaba solo en el
viento, sus mangas ondeando vacías, como un palo de leña vestido,
algo cómico.

La Garuda volvió a reír, y la frialdad de sus ojos de antes titiló y


desapareció sin dejar rastro.

—Ah, en realidad, no es que no podamos discutir este asunto.


Resulta que hay algo por lo que quería pedirte un favor.

—No haré nada cruel contra la razón o la naturaleza —dijo Dai


Shengyan.

—Lo sé, lo sé, esto fue lo que pasó. Yo, en un momento de locura, di
a luz accidentalmente a un bebé —dijo la Garuda.

Al decir esto, era como si dijera que había recogido accidentalmente


un perrito del borde de la carretera, y tampoco estaba muy contenta
por ello. La comisura de la boca de Dai Shengyan se crispó, pero no dijo
nada.

—No he leído ningún libro antes y no tengo tinta en el estómago. He


estado pensándolo durante varios meses, pero no he logrado
encontrar un buen nombre. Escuché que actualmente eres un erudito
con mucho conocimiento y moral, y si contamos desde el viejo
maestro Confucio, está Mencio, Zhu Xi, y luego tú. —La Garuda sacó
un papel del pliegue de su ropa y se lo entregó a Dai Shengyan—. Estos
son los ocho caracteres de la hora de nacimiento93 de mi hijo. Échales
un vistazo, calcula los ocho trigramas y el metal, la madera, el agua, el
fuego, la tierra y demás. Elige un buen nombre y te dejaré ir. Siempre
he respetado a los eruditos. ¿Ves? Esto es un buen trato.

Dai Shengyan sacudió la cabeza.

—Que conozca o no los cinco elementos y los ocho trigramas no


importa. Su excelencia es una bandida y yo un funcionario. Aunque su
excelencia me deje ir con vida, mañana tendría que colgar retratos
suyos en los muros de la ciudad. No hay nada que pueda hacer al
respecto, así que su excelencia debería apresurarse y actuar.

—Dime, ¿cómo es que eres tan terco? Ah, no importa, publícalo si


quieres. ¿Crees que los funcionarios como tú, que solo están en esto
por la comida, pueden atraparme? —La Garuda metió los ocho
caracteres de la hora de nacimiento en las manos de Dai Shengyan, y
utilizó su sable para darle un toque en el hombro—. Apúrate, tengo
prisa.

Dai Shengyan exhaló profundamente y reprimió las complicadas


emociones de su corazón que eran difíciles de describir en una palabra.

Cuando la Garuda mataba, era despiadada e indiferente, y cuando


no mataba, era descuidada. Dai Shengyan había vivido mucho tiempo,
pero nunca había visto una persona así.

Tal vez esa gente que se revolcaba en montañas de cadáveres y


mares de sangre eran todos más o menos un poco anormales…

Miró el papel amarillo que tenía en la mano y luego miró el


«Hengbo» que estaba en su hombro. Dai Shengyan pensó por un
momento y dijo:

93
Algo así como los signos del zodiaco, pero con ocho caracteres diferentes en función de la fecha y la hora de
nacimiento, que luego se utilizan para predecir el futuro de la persona.
—¿Por qué no eliges un nombre de un solo carácter, «Lian», como en
«más allá de los campos verdes ilimitados, un reflejo cae sobre las olas
brillantes»? También coincide con el nombre de tu sable.

—Un reflejo cae sobre las olas brillantes —murmuró la Garuda para
sí misma varias veces, y la comisura de su boca se enganchó en una
sonrisa satisfecha. Sus ojos mostraban una maldad inconcebible,
haciendo que esta sonrisa amable revelara un poco de vileza
intrínsecamente malévola. Dai Shengyan puso una mano sobre su
corazón palpitante y retrocedió un poco.

—No está mal, no está mal, ese será el nombre entonces, ¡gracias!

La Garuda guardó su sable y agitó la mano mientras se alejaba. Dai


Shengyan permaneció de pie donde estaba, observando cómo la
asesina desaparecía en la oscuridad.

Desde entonces, no había vuelto a ver a esa asesina. Sin embargo,


hacía tiempo que la «Garuda» se había vuelto famosa y era la criminal
más buscada por el gobierno. Sin embargo, en los últimos doce años,
nadie conocía su paradero y solo se sabía que dondequiera que fuera,
alguien sería definitivamente asesinado por el sable Hengbo.

El sable Hengbo se convirtió en la hoja más afilada de Garan de las


Siete Hojas, y cuando la gente hablaba de Garan de las Siete Hojas,
nadie desconocía a la Garuda.

Cuando Xie Jinglan escuchó esto, sintió escalofríos por todo el


cuerpo. No sé sorprendió por esta «Garuda». Fue porque Dai Shengyan
había elegido ese nombre él mismo: «Lian».

Recordó la daga y la flecha de manga de Xiahou Lian, así como la


madre de la que había hablado, que no era muy fiable pero que no tenía
parangón en su oficio. Un pensamiento aterrador surgió en su mente,
y se sorprendió tanto por su idea que sus manos y pies se helaron.
No es que no hubiera escuchado los rumores sobre los asesinos de
Garan. Después de todo, en las calles y callejones, a menudo se usaban
historias de asesinos para asustar a los niños, y él también había sido
asustado por la tía Lan así antes. Sin embargo, había pensado que estas
cosas solo existían en los rumores y habladurías de las ancianas, o en
los escenarios en los balbuceantes libretos y palabras habladas de las
óperas.

Inesperadamente, el verdadero asesino estaba a su lado.

Los asesinos y Xiahou Lian se alternaron en su mente durante


mucho tiempo, pero eran incapaces de encajar en una sola imagen.
Creía que Xiahou Lian era un mendigo que deambulaba por las calles,
un ladrón de lengua suave y un niño salvaje que corría locamente por
las montañas, pero, sin importar qué, no podía creer que Xiahou Lian
fuera un asesino que mataba sin pestañear.

Recordó la apariencia de Xiahou Lian cuando no quería hacer su


trabajo y pasaba todo el día cazando pájaros, jugando con perros y
paseando gatos. Luego recordó cómo se veía Xiahou Lian cuando
dormía, acostado perezosamente boca arriba y babeando sin parar.
Pensó con sentimientos ligeramente encontrados: «Si todos los
asesinos son tan traviesos como Xiahou Lian, entonces este Garan de
las Siete Hojas no parece ser tan aterrador».

Efectivamente, los funcionarios solo comían y no trabajaban.

Dai Shengyan no se dio cuenta del extraño comportamiento de Xie


Jinglan. Levantó la cabeza para contemplar las nubes, las montañas y
los ríos fuera de la ventana y pareció suspirar sin suspirar.

Un sirviente entró corriendo y le dijo a Xie Jinglan:

—Tercer joven maestro, Xiahou Lian estaba trepando una casa y se


cayó, tiene una astilla en el hombro. Lo llevaron a la mansión hace un
momento.
Xie Jinglan se levantó abruptamente.

—¡¿Qué has dicho?!

Se apresuró sin parar de vuelta al Patio Qiuwu, empujó la puerta de


la habitación lateral y vio a Xiahou Lian acostado en la cama,
gimiendo. Su hombro estaba envuelto en una venda tras otra. La
mitad de su cuerpo estaba envuelta en vendajes, y aún había manchas
de sangre en ellos.

Al ver que aún tenía fuerzas para gemir, se sintió mucho más
tranquilo. Se sentó junto a la cama-estufa kang94 y dijo regodeándose
un poco:

—¿Cómo es que no te caíste de cabeza? A ver si la próxima vez


todavía te atreves a trepar por las casas y saltar por las paredes.

El doctor aún no se había ido, así que Xie Jinglan volvió la cabeza y
cuestionó cuidadosamente al doctor sobre la lesión de Xiahou Lian.
Solo cuando estuvo seguro de que solo necesitaba descansar y que no
era demasiado grave, dejó que tía Lan llevara al doctor fuera de la
habitación.

—Es gracias a la amabilidad del mayordomo que invitó a un famoso


médico de la Farmacia Miaoshan. De lo contrario, con una identidad
de tu clase y el hecho de que el joven maestro no es favorecido, ¿cómo
podrías haber visto a un médico tan bueno? Te habrían vendado al
azar y ya, y cuando llegara el momento, podrías haber experimentado
un efecto persistente de esta lesión —dijo Lian Xiang desde un lado.

Xiahou Lian tenía prisa por contarle a Xie Jinglan lo que había visto
y oído, así que no había escuchado con atención a Lian Xiang. Se
esforzó para moverse un poco hacia delante y agarró la mano de Xie
Jinglan.

94
Una plataforma larga tradicional para vivir, trabajar y dormir, normalmente hecha de ladrillos.
—¿Qué haces? Cuidado con que se te abra la herida —lo reprendió
Lian Xiang.

—Joven maestro —dijo Xiahou Lian—, cuando estaba paseando


afuera, escuché a unos ladrones que han puesto sus ojos en los tesoros
de esta casa, y parece que tienen la intención de matar por dinero.
Recuérdale al maestro que vigile las puertas y ventanas.

—¿Te has caído solo para escuchar esto? —preguntó Xie Jinglan.

—Uh... más o menos.

Xie Jinglan dijo:

—Si quieren robar, que roben. El Patio Qiuwu solo tiene algunas
ollas, sartenes, papeles y libros, así que de todos modos no pueden
robarnos nada. ¿Valió la pena que te lastimarás por esto?

—Pero también escuché que tienen la idea de matar, así que me


preocupa que algo le suceda al maestro…

Xie Jinglan lo interrumpió.

—Si se muere, se muere. De todos modos, le pagan sin hacer ningún


trabajo y solo sabe escribir poemas sentimentales para ganarse una
reputación insignificante e inmerecida. Si pudiera ceder su posición a
una persona competente, eso se consideraría una buena acción.

Lian Xiang hizo un sonido de «oh» y se apresuró a cerrar bien la


puerta y las ventanas, diciendo:

—Joven maestro, no diga esas tonterías, tenga cuidado de que


alguien más escuche.

—... —Xiahou Lian no tenía nada que decir. Después de un rato,


volvió a hablar—: Si el maestro se va, te convertirías en un huérfano.

—¿No lo soy ya? —dijo Xie Jinglan con indiferencia.


—Eso parece. —Xiahou Lian dejó escapar una risa corta y seca.

Su cara estaba tan blanca como el papel. Dijo que estaba cansado y
cerró los ojos para descansar. Xie Jinglan lo miró y levantó la mano
para apartar un mechón de cabello de su mejilla.

Este tipo se había lastimado por él.

Xie Jinglan sintió un indescriptible consuelo en su corazón, e


inconscientemente suavizó su voz al decir:

—Cuida de ti mismo, Xiahou Lian, no necesitas preocuparte por mis


asuntos. Yo soy el maestro, tú eres el sirviente, solo tienes que
preocuparte de servirme bien. En cuanto al resto, estoy yo.
Capítulo 13: Mediados de Julio

Xiahou Lian empezó a vivir la vida de un joven maestro, durmiendo


tras comer y comiendo tras dormir.

Cuando cada patio cerraba sus puertas, se convertían en pequeños


mundos individuales. No solo Xiahou Lian estaba herido, sino que Xie
Jinglan lo mimaba, y nadie se atrevía a disciplinarlo, sin importar cuán
dominante fuera. Así que, durante este período de recuperación,
prácticamente se comportaba más como un joven maestro que el
propio joven maestro.

Xie Jinglan realmente no pasaba por alto el asunto de alguien que


quería dañar al clan Xie. Le indicó a Lian Xiang que informara al
mayordomo sobre el problema y le recordara que vigilara las puertas
y ventanas, luego cerró la puerta para leer. Confíaba en que el
mayordomo se ocuparía del asunto y que los niños no tendrían que
preocuparse.

Un poco menos de medio mes había pasado y su herida casi estaba


completamente cicatrizada. Xiahou Lian pasaba todo el día acostado
de lado en la cama y de vez en cuando entraba en la habitación de Xie
Jinglan para molestarlo mientras estudiaba. Después de haber
practicado mantener la calma en un entorno ruidoso y la habilidad de
permanecer firme sin importar cómo soplara el viento en el Edificio
Zhuiyue, Xie Jinglan hacía caso omiso del alboroto de Xiahou Lian.

Cuando de vez en cuando le prestaba atención, Xie Jinglan


escuchaba la vida anterior de Xiahou Lian sin mostrar sus emociones,
reemplazando los ladrones y bandidos de los que hablaba con
asesinos, lo cual se acercaba bastante a la realidad.
La vida de Xiahou Lian sonaba novedosa, pero después de un tiempo
se volvía muy aburrida.

La gente pensaba que Garan probablemente era el epítome del


libertinaje, y que los asesinos cantaban toda la noche con los brazos
alrededor de las bellezas mientras bebían vino, con largas espadas
manchadas de sangre humana sobre los parterres de flores. Sin
embargo, en realidad, vivían en una gran montaña con un nombre
muy rústico, y el jefe de Garan era un monje tan viejo que casi estaba
muerto y que cuidaba un templo muy desgastado. La Garuda, que
aterrorizaba a la gente, perseguía a su preocupante hijo por toda la
montaña, e incluso iba a las familias vecinas a pedir arroz con descaro.

Todos los asesinos ingerían un veneno llamado «Mediados de


julio»95 y se tomaban el antídoto una vez al año si no querían ser
atormentados y morir el quinceavo día del séptimo mes. Cada año,
cuando las fuertes nevadas bloqueaban los pasos de montaña, los
asesinos se reunían en un templo al borde del colapso, sosteniendo
una taza de té caliente mientras escuchaban al abad leer un texto aún
más repugnante y largo que las vendas de los pies de las ancianas.
Después, informaban cuántas cabezas habían cobrado ese año y
tomaban su antídoto para el siguiente año de un cuenco.

Cada año, los rostros que todos veían cambiaban un poco. Algunas
personas nunca regresaban a la montaña, pues sus cuerpos se pudrían
en el barro como peces salados. Nadie volvía a mencionar sus
nombres, y pronto serían reemplazados por otros asesinos. Xiahou
Lian siempre sentía que el abad recitaba el texto sagrado para realizar
el ritual de chaodu96 para ellos, aunque cada vez que lo escuchaba
hasta la mitad, se quedaba dormido.

95
Más concretamente, el día 15 del séptimo mes del calendario lunar, por lo que no es exactamente mediados de
julio, ya que la fecha varía cada año. Se ha traducido así para simplificar. También es el día en que se celebra el
Festival de los Fantasmas.
96
Es un ritual que incluye el canto de las escrituras budistas para que los antepasados o las almas muertas puedan
expiar los pecados de su vida y ser bendecidos. Suele realizarse en el Festival de los Fantasmas.
Debido a que su madre solía estar ausente con frecuencia, él pasaba
mucho tiempo saltando solo por los bosques de la montaña, como un
mono salvaje. Aunque se entretenía fabricando cosas bastante
salvajes, como bolitas de excremento de pájaros, abrojos de madera, y
demás, si por accidente golpeaba a otro asesino que vivía en la
montaña, inevitablemente sería atrapado y golpeado. La piel de
Xiahou Lian, tan gruesa como el fondo de una olla, probablemente se
había endurecido por estas experiencias.

En la montaña no había muchos asesinos que se quedaran, y el único


que permanecía todo el año era el viejo burro calvo. Sin embargo, ese
anciano nunca hablaba correctamente y solo murmuraba mientras
recitaba las escrituras. A veces, cuando había sido muy travieso, el tío
Duan lo atrapaba y lo llevaba al templo bajo la estatua para escucharlo
recitar, y era tan doloroso que preferiría morir.

A menudo, Xiahou Lian se tumbaba en el bosque y se perdía en sus


pensamientos. Había saqueado todos los nidos de pájaros en los
árboles de la montaña y había cruzado cada arroyo. Las criaturas de la
montaña tenían cierta inteligencia y sabían lo terrible que era este
mocoso. Por dondequiera que pasara, los pájaros y las bestias
prácticamente desaparecían.

Así, las capas de montañas se superponían a las de colinas, el


susurro del viento en los pinos se extendía sin fin, y las cabañas de los
asesinos quedaban vacías. Xiahou Lian se sentaba al pie de la escalera
de Garan, escuchando somnoliento cómo el viejo burro calvo
murmuraba incesantemente. Solo podía recordar una y otra vez las
historias de fantasmas que la Garuda le había contado antes,
reviviendo una y otra vez los bosques de montaña que podía imaginar
con los ojos cerrados, día tras día.

Hablando de eso, Xie Jinglan fue su primer amigo.


—En el futuro, además de seguir con su oficio y recorrer el mundo
para ganarse la vida, ¿no tienen otro camino que tomar? —preguntó
Xie Jinglan.

—Nosotros, una vez que nacemos, solo tenemos dos opciones. O


seguimos a nuestros séniors y viajamos por el mundo para ganarnos
la vida, o nos quedamos en la montaña para siempre y morimos de
viejos en el bosque —dijo Xiahou Lian mientras removía el carbón en
la vasija—. No quiero pasar toda mi vida atrapado en la montaña, así
que solo me queda aprender el oficio de los adultos.

—¿Ese viejo monje es tan formidable? ¿Puede atrapar a tantos de


ustedes?

Xiahou Lian no quiso perder el tiempo explicando el asunto de


«Mediados de julio», así que solo suspiró y dijo:

—Ni siquiera mi madre puede con él.

La luz del sol entraba por las ventanas talladas, iluminando solo la
mitad del cuerpo de Xiahou Lian, como si tuviera grabados un sinfín
de patrones, brillantes y oscuros, capa sobre capa.

La mitad de su rostro estaba oculto en la sombra y tenía los ojos


bajos. De vez en cuando, su mano derecha avivaba el carbón del
brasero.

Xie Jinglan pensó: «Resulta que incluso alguien tan simple como él
también tiene momentos de desánimo».

—En realidad, te tengo bastante envidia, joven maestro Jinglan —


dijo suavemente Xiahou Lian—. ¿No me habías preguntado por qué
quería ayudarte?

Xie Jinglan se quedó atónito.

—Estoy destinado a no tener esperanza —dijo Xiahou Lian, alzando


la vista con un brillo risueño en los ojos—, pero tú la tienes. Puedes
estudiar para convertirte en funcionario, cultivarte, gobernar a tu
familia y traer justicia al mundo. Dejarás una reputación duradera y la
gente cantará tus alabanzas generación tras generación. Qué
maravilloso.»

Él y Xie Jinglan caminaban por sendas completamente opuestas:


uno hacia ramos de flores y montones de brocados, el otro hacia la
oscuridad absoluta.

Era como si el corazón de Xie Jinglan hubiera sido pinchado con


unas cuantas agujas pequeñas, a veces doliéndole y otras no.

—Yo…

¿Él realmente quería eso?

Al principio, había estudiado porque quería que llegara un día en


que el clan Xie inclinara la cabeza, se arrodillara y lamentara que ya
fuera demasiado tarde. Después, estudió con Dai Shengyan y cambió
su idea original despreciable.

Sin embargo, de principio a fin, lo que más le preocupaba no era la


bulliciosa gente común que buscaba fortuna en las calles y callejones.

Estaban demasiado lejos y eran demasiado numerosos.

Además, su corazón era muy pequeño, el fondo de él estaba lleno de


baches, y solo tenía espacio suficiente para albergar unas pocas cosas.

—Yo te salvaré. El día en que esté a cargo de los asuntos políticos será
cuando salgas del mar de la amargura. No importa lo fuerte que sea tu
jefe, no es rival para miles de tropas.

La mano de Xiahou Lian que jugueteaba con el carbón se detuvo, y


se rascó la parte superior de la cabeza tímidamente.
—La forma en que lo dices hace que parezca que mi belleza puede
causar la caída de estados y países, y que tienen que usar el poder de
todo un país para tomar mi mano en matrimonio.

Xie Jinglan había estado un poco inquieto al principio, ya que había


tenido miedo de que Xiahou Lian se riera de la sobreestimación de su
capacidad. Después de todo, ¿cómo podría predecir con precisión el
futuro y estar seguro de que definitivamente alcanzaría la posición de
mayor rango algún día?

Incluso si estuviera seguro, ¿podría Xiahou Lian esperar hasta ese


momento?

Sin embargo, jamás imaginó que Xiahou Lian resultaría ser tan
ignorante e incompetente. Su mente era un revoltijo de talentos y
bellezas, de generales y princesas sacados de aburridos cuentos y
fragmentos de ópera. Una sola frase suya dejó a Xie Jinglan sin
palabras.

Xie Jinglan miró a Xiahou Lian.

—No luces mal, eres digno de ese título.

Los días se sucedían con rapidez y, en un abrir y cerrar de ojos, llegó


la primavera. Xiahou Lian se encontraba en una palangana, pisando la
ropa interior de Xie Jinglan. Tenía las perneras del pantalón y las
mangas remangadas, revelando unos brazos y piernas delgados.
Llevaba un buen rato lavando ropa y el sudor le empapaba el cabello,
pegándosele a las mejillas. Era un joven de doce años, de complexión
robusta y una vitalidad comparable a la luz del sol.

No se atrevió a pisar por demasiado tiempo. Después de todo, si Xie


Jinglan supiera que lavaba la ropa así, definitivamente se enfadaría
tanto que moriría y volvería a la vida. Desde que ese mocoso Xie
Jinglan «mojó» sus pantalones por la noche, no había estado dispuesto
a dar su ropa a la tía Lan y a Lian Xiang para que la lavaran. En
cualquier caso, Xiahou Lian sabía de este asunto, y él no quería lavar
su propia ropa, así que simplemente se la arrojó a Xiahou Lian.

Tras terminar de lavar la ropa, Xiahou Lian la tendió en un


tendedero, se acicaló y se dirigió a la biblioteca para recoger a Xie
Jinglan. Dai Shengyan había pasado los últimos días en el Lago
Mochou97, por lo que Xie Jinglan había estado yendo solo a la biblioteca
para leer. Esa noche se celebraba una feria del templo, y Xiahou Lian,
tras insistirle descaradamente a Xie Jinglan durante un buen rato,
logró que este aceptara escaparse con él para ver las coloridas
linternas festivas.

Xie Jinglan, con la cabeza gacha sobre la mesa cuadrada de madera


de peral, se encontraba rodeado de una pequeña montaña de libros.
Vestía un abrigo forrado del color de las raíces de loto blanco, que
contrastaba con su palidez, haciéndolo parecer aún más como un jade
blanco. Su cuerpo, un poco más delgado de lo habitual, desprendía un
aire enfermizo, como si fuera una persona hecha de papel maché que
una ráfaga de viento pudiera llevarse sin dejar rastro.

Xiahou Lian lo llamó «joven maestro», y Xie Jinglan levantó la vista,


mirándolo de soslayo. Era extraordinariamente guapo, e incluso una
mirada casual de él resultaba arrebatadora. En su mente, Xiahou Lian
sacó la lengua y cambió su forma de dirigirse a él: Señorita Jinglan.

Xiahou Lian lo ayudó a ordenar las cajas de libros y colocarlas en los


estantes, y le ayudó a ponerse el disfraz de sirviente que había traído.
Esta no era la primera vez que hacían algo así. Xiahou Lian tenía
naturalmente un aire travieso, y quienquiera que fuera contaminado
por él sería desviado, para nunca volver del camino torcido. Incluso
Lian Xiang se había dejado llevar por él para salir a escondidas de la
mansión para pasear. Sin embargo, cuando Lian Xiang había salido de
la mansión, solo había paseado en círculos por las tiendas de

97
Lit. Lago Sin tristeza.
cosméticos. Después de eso, Xiahou Lian había jurado no volver a
llevarla afuera nunca más.

—Solo podemos jugar una hora —le advirtió Xie Jinglan.

Xiahou Lian asintió sin parar.

—¡Está bien!

Recorrieron un estrecho sendero y saltaron dos muros


consecutivos, logrando finalmente salir de la mansión. Cuando
estaban a punto de abandonar el callejón, una voz áspera los detuvo en
seco:

—¡Tercer joven maestro, ¿adónde va?

Se quedaron petrificados, con los cuerpos medio congelados


mientras giraban la cabeza lentamente. Era la señora Liu, de su rostro
carnoso y mirada feroz. Sus ojos entrecerrados despedían un frío
fulminante.

—Los he atrapado. Son demasiado descarados. Si no fuera porque los


vigilo, la señora no sabría que son tan atrevidos.

Xiahou Lian se resintió interiormente por no haber tomado


precauciones contra esa espía, la niñera Liu. Xie Jinglan solía quedarse
en la biblioteca hasta muy tarde, y como estaba en un lugar apartado,
nadie la visitaba mucho. Su plan era fingir que seguían estudiando allí
mientras ellos ya habían ido a ver los faroles, pero no contaron con que
la niñera Liu los descubriría.

Xiahou Lian se adelantó y dijo:

—¡Yo fui quien incitó al joven maestro a escaparse de la mansión! Si


quieren castigar a alguien, ¡castíguenme a mí!
—¡No te corresponde hablar aquí, Xiahou Lian! —Xie Jinglan lo tomó
de la muñeca y le dijo a la niñera Liu—: No hace falta que digas nada.
La señora puede castigarme si lo desea.

La niñera Liu no dejó ir a ninguno de los dos y los escoltó a la sala


central. La luna brillaba sobre los sauces y las linternas festivas
estaban encendidas, pero su tenue luz no lograba disipar las sombras
oscuras de las vigas y los pilares. La señora Xiao y Xie Bingfeng se
hallaban sentados en la cabecera de la mesa. Las sombras ocultaban el
rostro de Xie Bingfeng, confiriéndole un aire indescifrable.

Xie Jinglan se levantó la túnica, se arrodilló y se inclinó


correctamente una vez.

—Vengo a implorar el perdón de padre.

Xie Bingfeng sintió que su hijo no había cumplido con sus


expectativas.

—Como tu padre, pensé que eras de buen carácter y que podías


estudiar tranquilamente. No esperaba que también fueras tan
travieso. Dime, ¿adónde tenías planeado divertirte?

—Inicialmente planeaba ir a la feria del templo para pasear. —Xie


Jinglan mantuvo mansamente la cabeza baja, con la gentileza, la
modestia y la cortesía escritas en su rostro—. Reconozco mi error, y le
pido a padre que me castigue severamente. No me atrevo a repetir este
error de nuevo.

Al ver que su hijo admitía su error con tanta facilidad y con una
actitud tan respetuosa, la ira de Xie Bingfeng se disipó a la mitad.

—Está bien, eres joven, un poco de juego es de esperarse. Vuelve y


concéntrate en tus estudios. Dejaré pasar esto por alto.

Justo cuando Xie Jinglan se inclinó y se preparó para irse, la señora


Xiao intervino:
—Espera, maestro. Nuestro Jinglan siempre se ha dedicado a sus
estudios. Estás fuera la mayor parte del año, así que quizás no lo sepas,
pero te puedo asegurar que este chico trabaja duro. Solo necesita
refinar sus métodos de estudio. ¿Escaparse a una feria del templo? Eso
está completamente fuera de lugar para él. Estoy segura de que
alguien lo influenció y llevó a nuestro Xie Jinglan por el mal camino.

La mirada de Xie Bingfeng se desvió hacia Xiahou Lian, y dijo con un


ligero enfado:

—Xiahou Lian, ¿qué tienes que decir?

Xiahou Lian estaba a punto de hablar, pero Xie Jinglan se apresuró a


responder primero.

—Padre, es cierto que Xiahou Lian ha mencionado la idea de ir al


templo en los últimos días, pero fui yo mismo quien decidió que quería
ir a ver. Vivo recluido en casa, así que incluso en épocas festivas, la
señora se compadece de mi débil salud y me dice que me quede
encerrado para recuperarme. Ella nunca me ha sacado antes, así que lo
he estado deseando todo este tiempo, pero me ha dado demasiada
vergüenza decirlo en voz alta. Hoy, me he equivocado
momentáneamente y llevé a Xiahou Lian conmigo para escapar. Ya he
reconocido mi error, así que si quiere castigarme, no me atrevo a
desobedecer.

Xie Bingfeng miró a la señora Xiao y dijo, tosiendo:

—Tu madre tiene buenas intenciones. Si quieres ir con ellos, solo


dilo directamente, no es como si te fuera a restringir.

La señora Xiao no esperaba que la culpa recayera sobre ella. Apretó


los dientes con rabia y miró significativamente a la niñera Liu.

La niñera Liu salió de la parte de atrás y dijo con una expresión


misteriosa:

—Maestro, todavía hay una cosa que no sabe.


Xie Bingfeng vio su actitud y no se alegró mucho.

—Si tienes algo que decir, dilo rápido, no juegues trucos y cosas por
el estilo en casa.

La niñera Liu se apresuró a hablar.

—Este Xiahou Lian no solo instigó al joven maestro a ir a la feria del


templo, sino que también instigó al joven maestro a ir al edificio
Wanxiang98 a escuchar música, y no sé cuánto dinero les dio de
propina. En un principio, el joven maestro era capaz de mantenerse
bajo control, y solo era este Xiahou Lian quien gastaba toda su paga
mensual. Sin embargo, anteayer, mientras ayudaba al joven maestro
a tender la cama, inesperadamente encontré...

—¿Qué has encontrado? —dijo Xie Bingfeng, reprimiendo su furia.

La niñera Liu fingió retroceder.

—Encontré una toalla de sudor99, y en ella estaba bordado algo como


«tu corazón», «roca» algo, ah, nunca he leído, así que no sé lo que
estaba escrito allí.

—¿Podría ser «tu corazón es tan resistente como una roca, y el mío
es tan resistente como un junco»? —La señora Xiao se cubrió los labios
escarlatas, revelando un aire de regodeo en el entrecejo—. Maestro,
mire a este Xiahou Lian, realmente es una catástrofe. Está bien si él
mismo no estudia bien, pero incluso llevó a Xie Jinglan por el mal
camino.

—¡Estás diciendo tonterías! ¿Cuándo hemos ido alguna vez a un


edificio de Wanxiang? ¡Todo es un disparate tuyo! —dijo Xiahou Lian,
enojado.

98
Lit. Edificio de la fragancia nocturna.
99
Toalla o pañuelo que se suele llevar para uso personal, como limpiarse la cara y las manos o atarse el pelo. Los
más largos pueden sujetarse a la cintura. También pueden estar decorados o bordados con palabras.
La niñera Liu continuó:

—Si el maestro no lo cree, vaya a la habitación de Xiahou Lian y


regístrela para ver si queda algo de dinero, y luego registre al joven
maestro, él lleva esa toalla de sudor todos los días.

—Padre, por favor reconsidere claramente, nunca hemos ido al


edificio Wanxiang. Mi habitación siempre ha sido limpiada solo por
Xiahou Lian, ¿cuándo he dejado que la niñera Liu la toque? Esta
sirvienta está hablando engañosamente y es muy detestable. Padre,
puede convocar a la gente del Patio Qiuwu aquí para interrogarla, y
sabrá que lo que he dicho es verdad.

Xie Jinglan se sintió ansioso y pensó que esto no era bueno. La


señora Xiao estaba apuntando a Xiahou Lian, además, el pago mensual
de Xiahou Lian había sido utilizado en su totalidad para comprar
bocadillos, así que ¿cómo podría quedar algo? Con toda probabilidad,
la niñera Liu había escondido de alguna manera esa toalla de sudor en
ellos, así que no podían dejar que los registraran.

¿Edificio Wanxiang? Había innumerables locales de ocio a orillas del


río Qinhuai de Jinling, así que ¿por qué insistían en que fuera el
edificio Wanxiang?

La señora Xiao dijo en voz alta:

—Por supuesto que hay que hacer preguntas, pero también hay que
registrar los cuerpos. ¡Sirvientes, regístrenlos por mí!

Las viejas sirvientas de al lado inmediatamente se adelantaron y


agarraron a Xie Jinglan, registrándolo de arriba abajo. Al final, una de
ellas introdujo una mano en la capa interna de su abrigo y sacó una
brillante toalla roja. Cuando los demás observaron desde afuera, solo
vieron que la habían sacado del pliegue de la ropa de Xie Jinglan y no
supieron que la toalla de sudor había estado originalmente escondida
en la capa interior del abrigo de la sirvienta.
Cuando Xie Jinglan y Xiahou Lian vieron esa toalla de sudor, sus
rostros palidecieron instantáneamente. La señora Xiao fingió estar
angustiada.

—¿Qué edad tienen ustedes dos para ya estar tan corrompidos por
un hábito tan obsceno, y llegar a este extremo? Xiahou Lian, no solo el
señor Dai reconoció tu valía y te ayudó a comprar tu libertad, sino que
el señor también te favoreció al dejarte junto al tercer joven maestro
como compañero de estudio. Pero mira lo que has hecho, ¡realmente
has llevado al joven maestro por el mal camino! ¿En qué estabas
pensando?

Xiahou Lian no pudo defenderse, solo podía estar ansioso por


dentro.

Xie Bingfeng tomó la gran toalla roja para el sudor, y su fragancia lo


abrumó, casi haciéndolo estornudar. En una de las esquinas había un
breve verso bordado, firmado con un «Liu Xiangnu». Cuando no lo
había visto, pensó que no era gran cosa, pero al verlo, se enfureció de
inmediato, tanto que le salía vapor de las orejas.

Liu Xiangnu era el nombre de soltera de Liu Ji, la placa más alta100
del edificio Wanxiang. Ella tenía una alta opinión de sí misma y no
bajaba fácilmente. Incluso a él, Xie Bingfeng, le había costado mucho
esfuerzo estudiar intensamente un sinfín de palabras frescas y
hermosas para ganarse el corazón de la belleza. La misma toalla para
el sudor también estaba en su bolsillo, y tenía bordado el mismo
nombre, aunque el verso era: «Que yo sea una estrella y tú una luna, y
que nuestra luz brille intensamente sobre el otro cada noche».

¿Así que esta Liu Ji preparó un montón de toallas de sudor como esta
y tenía una copia para cada cliente? ¿Y los poemas ni siquiera estaban
duplicados?

100
Las prostitutas de los antiguos burdeles tenían colgada una placa o cartel con su nombre. La placa más alta era
la prostituta más popular.
Xie Bingfeng no sabía si estaba enfadado con Xie Jinglan por
deambular por los burdeles a una edad tan temprana, o enfadado con
las toallas de sudor de esta Liu Ji que no tenía poemas duplicados, o
enfadado porque el padre y el hijo habían intimado accidentalmente
con la misma prostituta. Agarró una taza de té de la mesa y la lanzó
contra Xie Jinglan. El té empapó todo su cuerpo, y los fragmentos de la
taza se esparcieron por el suelo con estrépito.

La habitación estaba tan silenciosa que ni siquiera se podía escuchar


a un cuervo o un gorrión. Xie Bingfeng tiró la toalla de sudor al suelo y
rugió:

—¡Bastardo, mira lo que has hecho! ¿Por qué tienes la toalla de sudor
de Liu Ji?

Xie Jinglan había sido golpeado por la taza de té, pero actuó como si
nada hubiera pasado. Su rostro seguía frío, sin mostrar emociones.
Recogió la toalla sudada, la miró cuidadosamente y la tiró de vuelta al
suelo.

—Esta toalla de sudor no es mía.

Xiahou Lian también se acercó a echar un vistazo. Vio el «Liu


Xiangnu» en la esquina, y su expresión se complicó un poco.

La señora Xiao se ajustó el moño y se lamentó:

—Maestro, cuando los discípulos del clan Xie se reunieron en el


Estanque Yanbo, fue un espectáculo enorme, pero solo este mocoso
entró en la gracia del señor Dai. Incluso dijo que nuestro clan Xie había
producido finalmente un niño prometedor y que esperaba que trajera
gloria a nuestro clan y a nuestros antepasados. Al final, sigue siendo
joven y no pudo resistir las tentaciones de los demás. —Al decir esto,
miró a Xiahou Lian y añadió—: Este asunto no puede ser conocido por
tus amigos, o de lo contrario solo puedo imaginar cómo se morirían de
risa.
Xie Bingfeng siempre había considerado que su dignidad era más
importante que su vida, e incluso el moho de su estómago tenía que
ser ocultado con una cubierta de oro. La valía de Xie Jinglan
reconocida por Dai Shengyan le había dado originalmente una buena
reputación. Aquellos literatos le habían elogiado unánimemente,
diciendo «la manzana no cae lejos del árbol» y «el clan Xie es una
familia de eruditos», y cuanto más ponía la fachada, más le importaba.
Se había acostumbrado a los elogios, por lo que la más mínima ofensa
era aún menos tolerable.

Xie Bingfeng estalló en cólera al instante y señaló con el dedo la


nariz de Xie Jinglan mientras le regañaba:

—Has corrompido los valores de nuestro clan. Este objeto sucio se


encontró en tu ropa, ¡y aún así te atreves a objetar! ¡Si no es tuyo,
entonces es de tu buen compañero de estudio! ¡Te engendré y te crié
para que hagas algo tan obsceno?

La señora Xiao vio que Xie Jinglan se mostraba impasible y sin


afectación, y no pudo evitar sentir aborrecimiento por él. Añadió con
exageración:

—Las gallinas ponen el mismo tipo de huevos que ellas mismas. La


que ponía el huevo era mala, así que ¿este huevo puede ser bueno?

Xie Jinglan levantó la vista bruscamente y miró fijamente a la


señora Xiao.

Xie Bingfeng tosió y dijo con una expresión incómoda:

—¿Por qué sacas a su madre de la nada?

—¿Qué, no puedo hablar sobre ella? Tú fuiste quien se emborrachó


en ese momento y actuó como si estuviera poseído. No solo
engendraste a este inapropiado desgraciado, sino que también bajaste
tres rangos consecutivos, y tu gran futuro se ha ido así como así —se
burló la señora Xiao—. Tienes que pagar por tus propios males.
Xie Bingfeng dijo, impaciente:

—Te lo he dicho mil veces, no menciones a esa perra. —Justo


después de decir esto, recordó que Xie Jinglan aún estaba presente, y
no pudo evitar mirarlo. Al ver su cabeza baja y su falta de reacción,
notando cómo su mentón pálido se parecía tanto al de su madre, una
culpa que no pudo reprimir lo invadió. El cansancio en su corazón
creció como una enredadera, y cerró los ojos—. No importa, no
importa, Xie Jinglan, ve al salón ancestral, arrodíllate y reflexiona bien
sobre esto. A partir de ahora, se te prohíbe salir del patio, y además de
ir con el señor Dai a aprender, no se te permite ir a ningún otro lugar.
En cuanto a Xiahou Lian, mi Mansión Xie no puede permitirse tener
un Buda como tú. ¡Cuando regrese el señor Dai, dile que te lleve lejos!

Al final, Xiahou Lian no pudo contenerse. Dijo con rabia:

—Los muertos se han ido, y aun así siguen siendo tan amargados,
¡no son dignos de ser un clan conocido!

—¡Mocoso, no te corresponde hablar aquí! —dijo Xie Bingfeng,


enfadado.

Xiahou Lian escupió en su mente y miró a Xie Jinglan. Xiahou Lian


estaba arrodillado detrás de él, por lo que solo podía ver su espalda.

Xie Jinglan bajó la cabeza y su pálido rostro quedó oculto en las


sombras, con una expresión inescrutable.

Escuchó a los sirvientes alrededor susurrando, siseando como un


insecto arrastrando sus finas alas sobre una mesa. La vela en la mesa
estalló, y la luz y las sombras en el suelo temblaron con ella. Tras los
muros, un guardia nocturno101 golpeaba un bloque del templo102;
sonido tras sonido, parecía alcanzar el fondo de su corazón,
haciéndolo doler sutilmente.

101
La persona encargada de anunciar la hora por la noche golpeando un instrumento de percusión.
102
Instrumento de percusión de madera originario de Asia oriental.
De repente habló, y aunque su voz no era alta, todos la oyeron
claramente.

—Esa toalla de sudor no es mía.

—¿Oh? ¿Estás insinuando que es de Xiahou Lian? —Los labios rojos


de la señora Xiao se curvaron hacia arriba en una sonrisa.

Xie Jinglan levantó la vista lentamente y clavó sus sombríos y


pesados ojos en la señora Xiao. Como si estuviera en trance, la señora
Xiao pareció vislumbrar un demonio oculto en ellos.

—Si no me equivoco, el dueño debería ser su hijo, Xie Jingtao.


Capítulo 14: Brillando sobre los insomnes

Xie Bingfeng recogió rápidamente la toalla de sudor y la olió


cuidadosamente. Esa fragancia le resultaba muy familiar. Sabía que
definitivamente la había olido en algún lugar antes, pero había
pensado que era el olor de Liu Ji, así que no le había dado mucha
importancia.

La señora Xiao sonrió apaciguadoramente.

—De acuerdo, llamaré a Tao'er aquí ahora mismo. Niñera Liu, date
prisa.

—Espera, no te muevas. —Xie Bingfeng le hizo señas a su propio


asistente—. Lai Wang, ve y pide al primer joven maestro que venga
aquí.

Xie Jingtao entró con aire arrogante y se sentó a un lado en cuanto


llegó. Se hurgó los dientes mientras observaba a Xie Jinglan y Xiahou
Lian con una mirada de satisfacción. Con un tono un tanto orgulloso,
dijo:

—Madre, estaba estudiando. ¿Para qué me has llamado? Ah, Tercer


Hermano, ¿por qué estás cubierto de té? Verte en un estado tan
lamentable realmente provoca compasión.

Su presencia era la respuesta en sí misma. Incluso a cinco pasos de


distancia, se podía percibir el nauseabundo olor que emanaba de su
cuerpo, capaz de matar a un mosquito.

Como dice el refrán, «la gente fea crea problemas». Xie Jingtao,
consciente de que no era precisamente agraciado, se esforzaba al
máximo por compensarlo en otros aspectos. Pero en cuanto Xie
Bingfeng lo vio entrar así, sintió un dolor punzante que le recorrió el
corazón, el hígado, la vesícula y hasta los pulmones. Su primer
impulso fue arrojarle la taza de té encima. Sin embargo, al ver que ya
le había lanzado la suya a Xie Jinglan, tomó la taza de la señora Xiao y
la estrelló con furia contra el cuerpo de Xie Jingtao.

Xie Jingtao se sobresaltó y tembló mientras caía de rodillas junto a


Xie Jinglan. Temblaba mientras decía:

—Padre, cálmese, reconozco mi error.

—¡¿Qué error reconoces?!

—Yo... yo... —Xie Jingtao miró inconscientemente a la señora Xiao,


y esta última lo miró ferozmente—. No sé…

—¡¿Entonces por qué admites un error?! —Xie Bingfeng estaba tan


enfadado que le temblaba la barba. Encontró un plumero cerca y azotó
a Xie Jingtao con él.

Xie Jingtao se escabulló por la habitación mientras gritaba:

—¡Padre, deja de pegarme! Todos los sirvientes están mirando.

—¡Todavía sabes salvar la cara! ¡Voy a matarte a golpes, hijo poco


filial!

—¡Madre! ¡Ayuda!

Después de todo, Xie Bingfeng era viejo, y perseguirlo y correr


durante tanto tiempo era verdaderamente duro para él. Realmente no
podía correr más y tuvo que apoyarse en la mesa mientras jadeaba. Xie
Jingtao se escondió detrás de Xiahou Lian, encogiendo el cuello.
Xiahou Lian se inclinó silenciosamente hacia la dirección de Xie
Jinglan, revelando al gordo cobarde detrás de él.

Xie Bingfeng señaló la toalla de sudor.

—Hijo poco filial, ¡¿esta toalla de sudor es tuya?!


—Si digo que no, ¿lo creería?

—¡Tú! ¡Tú! Date prisa y ve al salón ancestral a arrodillarte. ¡No dejes


que te vea de nuevo!

—Sí, iré ahora mismo, no se enfade —dijo Xie Jingtao, y se levantó e


instruyó al joven sirviente que estaba a su lado—: Ah, tú, date prisa y
lleva mi pequeño sofá cama, bocadillos, ilustraciones eró... ejem,
libros y demás al salón ancestral.

—¡Bastardo! —Xie Bingfeng estaba furioso en extremo. Sin


recuperar el aliento, tosió con fuerza suficiente para sacudir los cielos.

—Hay una persona más. —Xie Jinglan, quien había permanecido en


silencio todo el tiempo, habló de repente—. Hay una persona más que
necesita ir al salón ancestral para ser castigada.

—¿Quién es? ¿Podría ser el segundo hermano? Siempre ha sido


diligente, no inferior a ti. ¡¿Cómo es que también se haya portado así
de mal?! Xie Jingtao, bastardo, ¡debes ser tú quien ha llevado a Tan'er
por el mal camino!

—¿Por qué me culpa a mí? Ese mocoso es el informante de mi madre,


yo nunca lo he influenciado —Xie Jingtao rodó los ojos.

Xie Jinglan levantó la vista y mostró una sonrisa burlona a Xie


Bingfeng.

—Realmente es la mala suerte. Estos últimos días, he ido a menudo


al Salón Xiuwen para estudiar. ¿Quién hubiera pensado que
accidentalmente encontraría los cinco libros de ilustraciones de las
mujeres del edificio Wanxiang que usted guarda en la biblioteca?
Realmente son… —Las comisuras de la boca de Xie Jinglan se
retorcieron, y su sonrisa era un poco feroz—. Hermosas y radiantes.

Xie Bingfeng se puso pálido de miedo, y pasó un largo rato antes de


que lograra articular una palabra.
—¡Cálla... cállate!

—¿Quién era la chica del espectáculo de la que hablaba hace un


momento? ¿Liu Ji? Pero no me pareció verla en esos libros de
ilustraciones, ah, ya recuerdo, faltaba una página, y parecía que
alguien la había arrancado. ¿Podría haber sido usted, padre? —dijo Xie
Jinglan—. Padre, resulta que usted también es un gran romántico,
incluso lleva una pequeña foto de Liu Ji a donde quiera que vaya.

—Cálla... ¡Cállate! —Xie Bingfeng estaba tan enfadado que vio negro.
Levantó su mano y abofeteó a Xie Jinglan en la cara.

Solo se oyó un «paf», y cinco marcas rojas se grabaron en el pálido


rostro de Xie Jinglan. Durante un tiempo, todos los presentes
guardaron silencio.

En realidad, las ilustraciones de la biblioteca podrían no haber sido


de Xie Bingfeng. Sin embargo, su reacción había sido tan grande, que
encajaba exactamente con el viejo dicho de «aquí no hay trescientos
taeles de plata»103 y todos lo entendieron claramente.

La expresión de la señora Xiao era muy fea, y señaló a Xie Bingfeng.

—Tú... ¡Tú nunca cambias! Realmente no lo sabía. Está claro que te


fuiste de casa durante muchos años, ¿cuándo te involucraste en un
lugar tan sórdido? ¿O es que ya tenías relaciones con esa zorra?

—Es un malentendido, un malentendido. —La cara de Xie Bingfeng


estaba cubierta de sudor—. Mi señora, esto es un malentendido. Eran
de uno de mis viejos amigos, y solo los dejó aquí conmigo.

—Los libros están en el tercer nivel de la primera estantería, y están


envueltos en la cubierta de los Ritos de Zhou. Señora, si no me cree,

103
Viene de la historia de un hombre que enterró 300 taeles de plata en la tierra junto a un cartel que decía "aquí
no hay trescientos taeles de plata (enterrados)" para que nadie los robara. Su vecino, Wang Er, se dio cuenta de la
mentira y desenterró el dinero, dejando el cartel "el vecino Wang Er no robó (la plata)".
puede ir a verlo usted misma, la cubierta interior fue incluso sellada
por mi padre —añadió Xie Jinglan, impasible.

El rostro de la señora Xiao palideció y miró con fiereza a Xie


Bingfeng antes de darse la vuelta e ir a la biblioteca.

Xie Jingtao tiró de la manga de Xiahou Lian y dijo en voz baja:

—¿Está el cerebro de tu joven maestro roto? Incluso se atreve a


revelar este tipo de cosas, realmente no quiere vivir.

—Tú eres el que tiene el cerebro roto —replicó Xiahou Lian en voz
baja.

—Voy al salón ancestral a recibir el castigo, espero que padre cuide


bien su salud. —Xie Jinglan hizo una reverencia y se fue, llevándose a
Xiahou Lian con él.

Xie Jingtao se quedó en blanco durante un largo rato, luego se


levantó también sus ropas y los siguió. Solo quedaba Xie Bingfeng,
parado rígidamente donde estaba, y cuando vio a todos en la
habitación con la cabeza baja, recordó que su escándalo había sido
expuesto frente a todos. Su rostro ardía como fuego, y solo pudo usar
un grito de rabia para ocultar su vergüenza.

—¡Todos ustedes, salgan!

El salón ancestral del clan Xie era muy antiguo, y las paredes
estaban moteadas de dorado y verde. Al entrar, se percibía un olor a
descomposición, que no permitía distinguir si era el olor de la madera
o el de los fantasmas que ocupaban el lugar. No había muchas velas
encendidas, y estas iluminaban tenuemente el pequeño espacio frente
al altar.
Xie Jingtao llevaba algo que parecía ser un memorial al trono104 y
encontró un lugar para sentarse solo. Echó una mirada furtiva a Xie
Jinglan, su rostro contenía resentimiento y también admiración. Era
difícil de describir en una sola palabra, e hizo que su cara carnosa se
arrugara, tan fea como un bollo de carne.

Xie Jinglan escogió el lugar más alejado de él, se levantó la túnica y


se arrodilló. Al verlo arrodillarse, Xiahou Lian naturalmente se sintió
avergonzado de sentarse, así que también se arrodilló junto a él.

Xie Jingtao abrió el memorial al trono y comenzó a murmurar


mientras lo memorizaba. Xiahou Lian estaba demasiado lejos, por lo
que no podía escuchar muy claramente y solo podía oír «coludir con
las facciones rebeldes, tener la intención de rebelarse... el segundo
crimen...» Xie Jingtao memorizó por un rato, y cuando no pudo
memorizar más, se volvió para mirar a Xie Jinglan.

—Oye, Xie Jinglan, realmente eres increíble.

Xie Jinglan permanecía impasible y no parecía tener intención de


hacerle caso.

—En realidad, ya sabía de ese asunto de padre, me he topado con él


varias veces. Si no fuera porque lo he esquivado rápidamente, casi
hubiera sido descubierto. Digamos que si no hubieras expuesto ese lío
sobre padre, no habría pasado nada, ¿por qué te tomaste la molestia?
—dijo Xie Jingtao, y luego se mordió la lengua—. Pero, antes, pensaba
que eras un marica, y solo con verte me daban ganas de pegarte. No
esperaba que fueras tan audaz.

Xie Jinglan seguía ignorándolo. A Xie Jingtao no le importó y


continuó:

104
Informe oficial al emperador de China. Cuidadosos ensayos generalmente en chino clásico, presentados por
funcionarios del gobierno, y sobre temas que van desde evaluaciones de personal hasta predicciones
meteorológicas.
—¿Qué te parece esto? La próxima vez que vaya al edificio
Wanxiang, te llevaré conmigo, jeje, y te dejaré probar ese éxtasis. Ah,
pero eres demasiado joven, no sé si serás capaz de saborear ese
placer…

Viendo que se desviaba más cuanto más hablaba, Xiahou Lian


detuvo rápidamente su tema de conversación y dijo:

—Dame un respiro, nuestro joven maestro no es como tú. Memoriza


tu memorial al trono y deja de decir tonterías.

—No saben apreciar la amabilidad —resopló Xie Jingtao, luego miró


el memorial en su mano y luego los miró a ellos, diciendo con
inseguridad—: ¿No trajeron ustedes dos este memorial para
memorizarlo? Padre va a revisar dentro de dos días.

—¿Qué es? No lo tenemos —respondió Xiahou Lian.

—El memorial al trono para destituir a Wei De. Padre no tiene nada
mejor que hacer, así que quiere que todos en la mansión lo memoricen.
Los que saben leer y escribir deben memorizarlo ellos mismos, y los
que no, deben memorizarlo con el mayordomo.

Xiahou Lian se quedó en silencio. Temía que el «todos en la


mansión» que había dicho Xie Jingtao no incluyera el Patio Qiuwu.

Xiahou Lian no podía entenderlo. Xie Jinglan era


extraordinariamente talentoso, ¿pero cómo era posible que Xie
Bingfeng actuara como si estuviera ciego y lo dejara de lado, fingiendo
que no lo veía?

La sombra de la luna se movía hacia el oeste, colgando alta sobre las


puntas de las ramas de los sauces. Las velas en el lado de Xie Jingtao se
habían apagado en algún momento, y se escuchaba su ronquido desde
la oscuridad. La noche estaba muy quieta, y había insectos escondidos
en la hierba, chirriando uno tras otro. El viento comenzó a soplar
afuera, haciendo que la puerta temblara. Parte del polvo que había
encima descendían, como si fuera nieve que no se derrite.

Justo cuando Xiahou Lian se sentía somnoliento, la puerta se abrió


silenciosamente y alguien escondido afuera hizo un sonido «psst».
Xiahou Lian se giró y vio a Lian Xiang y a la tía Lan asomar la cabeza
con expresiones exageradas mientras le dirigían una mirada
significativa a Xiahou Lian.

Xiahou Lian le dio un golpecito a Xie Jinglan, y los dos avanzaron


con cautela alrededor de Xie Jingtao y se agacharon junto a la puerta.

La tía Lan entregó una manta a Xiahou Lian y dijo con expresión
preocupada:

—Hace frío por la noche, así que temíamos que los dos se congelen.
Por ahora, arréglenselas con esta manta. Si aún sienten frío,
acérquense más y traten de calentarse mutuamente.

Los ojos agudos de Lian Xiang detectaron las marcas rojas en el


rostro de Xie Jinglan. No necesitaba adivinar qué había pasado para
saberlo, y sus ojos se llenaron instantáneamente de lágrimas.

—Tía, sigues siendo la mejor —dijo Xiahou Lian mientras colocaba


la manta sobre la espalda de Xie Jinglan.

—Nos iremos ahora, si la niñera Liu se entera, quién sabe qué tipo de
discordia sembrará —dijo la tía Lan.

—Espera. —Xie Jinglan agarró la parte delantera de la túnica de la tía


Lan y dijo—: Tía, ¿sabes por qué mi padre nos odia a mí y a mi madre?

La tía Lan estaba claramente sorprendida, y sus ojos mostraban


pánico.

—Yo…
Parecía como si no quisiera hablar del tema, y habló de manera
ambigua durante un rato sin dar explicaciones.

—Tía, quiero escuchar la verdad.

Lian Xiang dijo ansiosamente:

—Tía, solo dila.

La tía Lan suspiró, echó un vistazo a Xie Jinglan y dijo lentamente:

—En aquel entonces, tu madre era una sirvienta, eso ya lo sabes. Un


día, el señor se emborrachó y... y quiso a tu madre. Originalmente, no
era gran cosa, es algo que sucede en cualquier mansión. Pero para
sorpresa de todos, tu madre tenía un carácter terco y se tomaba las
cosas muy a pecho, así que se escapó de la mansión y lo denunció a las
autoridades.

—¿Y luego qué? —preguntó Xie Jinglan.

—Resultó que el oficial en ese momento era un burro irracional y


terco. El maestro suplicó de todas las formas posibles, pero fue inútil;
lo acusó de violar a una sirvienta y lo degradó tres rangos. Desde
entonces, el maestro odió a tu madre, y aunque ella te llevaba en su
vientre, él era indiferente hacia los dos. —La tía Lan se enjugó las
lágrimas—. Todos los hombres son así, tienen corazón de piedra, pero
eso hizo sufrir a tu madre y también te hizo sufrir a ti.

—Si ella lo denunció, debe haber estado planeando cortar lazos con
Xie Bingfeng. ¿Por qué vino a la mansión para ser una concubina? —
preguntó Xiahou Lian.

La tía Lan negó con la cabeza.

—En ese momento, ella no sabía que ya tenía al joven maestro en su


vientre, pero cuando se enteró, era demasiado tarde para dar marcha
atrás. Intenta preguntarle a una mujer que no puede realizar trabajos
manuales cómo puede criar a un hijo, y el joven maestro no podía
crecer sin un padre. Al principio se negó a regresar a la mansión, y solo
lo hizo después de que la persuadiera con insistencia.

Xiahou Lian abrió la boca y quiso decir algo, pero al ver las lágrimas
de la tía Lan, no pudo decirlo.

—El corazón del maestro fue demasiado despiadado. Ella vivía sola
en el patio todo el día. Nadie la cuidaba ni se preocupaba por ella, y solo
lo aguantó durante unos años antes de fallecer —dijo la tía Lan.

Xie Jinglan asintió y dijo:

—Ya veo, ustedes dos deberían regresar pronto.

Lian Xiang se mostraba reacia a marcharse.

—Joven maestro, cuídese —dijo mientras miraba con desaprobación


a Xiahou Lian—. Cuida al joven maestro, esta vez confío en ti.

—Lo sé —respondió sombríamente Xiahou Lian.

Cerraron la puerta con fuerza. Xie Jinglan se abrazó las rodillas y se


sentó en el suelo, con la mirada perdida en la oscuridad, y Xiahou Lian
no sabía en qué estaba pensando. Estuvo muy callado esa noche,
apenas diciendo nada. En algún momento, las velas ya se habían
apagado y la habitación estaba completamente oscura. La oscuridad,
tan densa como el hierro, se mezclaba con una tristeza inefable y
pesaba sobre sus hombros, dejándolo sin fuerzas para levantar la
cabeza.

Si la tía Lan no hubiera persuadido a su madre, quizás su madre no


hubiera muerto de pena.

Tal vez habría sido como Xiahou Lian ahora, un gamberro en las
calles. Se metería en problemas por todas partes con su compañero de
juegos, y cuando su madre tuviera tiempo libre, tomaría una vara de
bambú y lo golpearía por las calles. Su amigo gritaría: «¡Xie Jinglan,
corre! ¡Tu madre te va a atrapar!».
Sus ojos estaban terriblemente irritados, y una lágrima muy
pequeña brotó de su ojo, tembló en sus pestañas curvadas y goteó a lo
largo de su mejilla hasta su cuello. Afortunadamente, la habitación
estaba oscura, por lo que Xiahou Lian no pudo ver.

—Joven maestro.

De repente, se escuchó la voz de Xiahou Lian. Xie Jinglan se sintió un


poco nervioso mientras enterraba la cabeza entre las rodillas,
temeroso de que Xiahou Lian viera las marcas de lágrimas en su
rostro.

—En realidad, te he mentido antes —dijo Xiahou Lian en voz baja.

—¿Sobre qué me has mentido? —Xie Jinglan se esforzó por hacer que
su voz pareciera normal, pero aún se percibía un ligero tono nasal. Sin
embargo, como tenía la cabeza enterrada, su voz salió amortiguada, y
Xiahou Lian no notó el comportamiento extraño de Xie Jinglan.

—Sé quién es mi padre.

—¿Es un erudito de rostro pálido? ¿Se convirtió en un funcionario?

—No importa quién sea, de todos modos no lo conocerás —Xiahou


Lian jugó con sus dedos y dijo—: Mi madre no permitirá que lo
reconozca como mi padre.

Xie Jinglan levantó la vista y preguntó confundido:

—¿Por qué no?

—Mi madre dijo que soy un hombre de espíritu indomable, así que
no puedo encontrar a nadie más para ser mi padre, debo hacer que
otras personas me llamen padre, y es mejor si me llaman así mientras
se arrodillan.

—…
—Joven maestro, eres más capaz que yo. No solo quieres que se
arrodillen y te llamen padre, sino que también tienen que llorar
mientras te llaman padre. No abuses de los jóvenes y los pobres. Tarde
o temprano, nos vengaremos por lo ocurrido hoy y por lo de tu madre.

Xiahou Lian habló con mucha seguridad. A pesar de ser aún unos
niños pequeños con el pelo apenas crecido del todo, parecían estar
completamente seguros de su éxito. Xie Jinglan miró a Xiahou Lian en
la oscuridad, donde apenas podía verse los dedos si estiraba la mano,
y le pareció ver sus ojos brillar, como estrellas en la noche.

Sus ojos eran muy hermosos. Xiahou Lian había comentado antes
que se parecían mucho a los de su madre. Xie Jinglan recordó a la
mujer demoníaca de la que había hablado Dai Shengyan, que parecía
poder cortarlo todo usando solo un sable.

Sin razón aparente, lo creyó sin más. No sabía si confiaba en sí


mismo o en Xiahou Lian.
Capítulo 15: Puesta del sol crepuscular

Dai Shengyan en realidad no había abandonado a este pequeño


discípulo que había aceptado como el último. Al recibir el mensaje que
le entregó un sirviente, había dejado de lado al viejo amigo con quien
acababa de encontrarse y había vuelto apresuradamente preocupado.
En el camino, estaba tan ansioso que se arrancó varios pelos de la
barba.

Dai Shengyan miró al testarudo Xie Jinglan y le dijo con voz suave:

—Niño, pensé que eras una «persona sabia» que entendía la


situación y nunca te enfrentarías directamente a tu padre. Pero en fin,
solo tienes doce años y no puedes escapar de tu naturaleza juvenil.

—Si esto se puede tolerar, ¿qué no se puede? —respondió Xie Jinglan


con voz apagada.

Dai Shengyan suspiró profundamente y reflexionó durante un rato


antes de decir:

—Jinglan, ¿quieres dejar tu casa y venir con este anciano a desafiar


el viento y el rocío, haciendo de los cuatro mares nuestro hogar?

Xie Jinglan levantó la vista bruscamente, mirando con incredulidad


al anciano que tenía enfrente.

Desde hacía tiempo sabía que la personalidad de Dai Shengyan era


poco disciplinada; siempre se quedaba en un lugar por un tiempo y
luego se cansaba, así que era imposible que estuviera dispuesto a
permanecer en Jinling y pasar allí sus últimos años en comodidad. Al
principio, pensó que Dai Shengyan simplemente valoraba un poco el
talento, por lo que estuvo dispuesto a darle algunos consejos durante
su estancia en Jinling y otorgarle el buen nombre de «Último discípulo
de Dai Shengyan», mejorando así un poco su vida.

No había esperado que... Dai Shengyan estuviera realmente


dispuesto a llevarlo con él.

—¡Si no te importa, estoy dispuesto a seguir el ejemplo de Zilu y Yan


Hui105, y viajar a caballo contigo!

»Jajaja, no tengo dinero ni poder, así que está bien si no te importa


sufrir.

»Ser como una grulla salvaje o una nube flotante, oculta en las
montañas y llanuras, ¿cómo se les puede comparar con esas cosas
mundanas?

Un imperceptible temblor recorrió la punta de la barba curvada


hacia arriba de Dai Shengyan.

—Es una vergüenza —murmuró—. He abandonado las costumbres


mundanas, pero ellas aún me conocen. No puedo considerarlo como
reclusión. Es más bien disfrutar del paisaje y dejar de lado mis
obligaciones para dedicarme a otras cosas. —Dicho esto, alzó la vista y
dirigió una mirada al pequeño discípulo que permanecía sentado
erguido a su lado. Se aclaró la garganta y dijo—: Jinglan, hoy no
impartiré lecciones. Solo conversaremos.

Xie Jinglan asintió con respeto.

—Adelante, profesor.

—Me gustaría preguntar, ¿cuáles son las palabras de los sabios?

Esta pregunta dejó perplejo a Xie Jinglan.

105
Dos conocidos discípulos de Confucio.
Era una pregunta tan inmensa que prácticamente no tenía límites.
Las palabras de los sabios, los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos,
sumados eran ¿cuántas palabras? ¿Acaso quería que las recitara todas?

Xie Jinglan reflexionó un momento y dijo tentativamente:

—¿La ética de las relaciones humanas106, tal vez?

—Oh, ¿entonces las habladurías corrientes de los aldeanos no son


palabras de sabios? Sentir hambre y querer comer, sentir frío y querer
abrigarse, ¿acaso no son principios éticos de las relaciones humanas?

—Todos conocen esos principios, profesor. Los sabios no pueden


limitarse a decir cosas tan obvias —respondió Xie Jinglan.

—Cualquiera puede enunciar principios generales. En el mundo, no


hay palabras exclusivas de los sabios —dijo Dai Shengyan
afablemente—. Entonces, Jinglan, los sabios pueden hacer lo que no se
puede hacer, soportar lo que no se puede soportar y tolerar lo que no
se puede tolerar.

Las palabras de Dai Shengyan eran significativas, y con los párpados


entrecerrados, miraba fijamente a su joven discípulo, sumido en sus
pensamientos. Xie Jinglan bajó la mirada, contemplando la intricada
textura en el borde de la mesa.

—Como tu profesor, llevarte lejos es, en primer lugar, para ampliar


tus horizontes y concentrarte en tus estudios y, en segundo lugar, para
que, cuando haya pasado el tiempo, mires atrás y sepas que no hay
nada que no puedas soltar. Cuando llegues a mi edad, incluso si
quisieras aferrarte, ya no tendrás esa fuerza. El cielo es vasto y las
nubes son infinitas, ¿por qué limitarte a una pequeña casa y patio?

106
Se refiere específicamente a los Tres Vínculos Fundamentales y a las Cinco Virtudes Constantes, términos
confucianos que designan las relaciones humanas más importantes (la lealtad entre el gobernante y el súbdito, la
piedad filial entre el padre y el hijo, y la devoción femenina entre el marido y el hijo) y las virtudes sociales (la
benevolencia, la rectitud, la corrección, la sabiduría y la honradez).
Pero, después de todo, él todavía no había llegado a la edad de Dai
Shengyan.

La edad de doce años era precisamente la época más vigorosa e


impetuosa. Aunque era más sereno que la mayoría, no podía evitar las
inquietudes que bullían en su mente. La gentileza, la modestia y la
cortesía eran el refinado ropaje que se esforzaba por mantener. El
resentimiento, acumulado en pequeñas dosis, no podía ser expresado
abiertamente ni liberado, así que lo guardaba en lo más profundo de
su corazón, donde algún día se convertiría en un poderoso demonio.

Ser paciente por un momento realmente te destacaba, pero ¿y si él,


Xie Jinglan, estuviera dispuesto a convertirse en ese villano de
mentalidad estrecha?

—Me trata muy bien, y no quiero mentirle —dijo Xie Jinglan


mirando hacia abajo—. Soy bastante rencoroso y me ofendo por las
cosas más pequeñas. Si no le agrada este lado de Jinglan, entonces está
bien si no me lleva con usted.

Dai Shengyan sacudió la cabeza con resignación.

—Niño, realmente eres complicado. Si sigues así, tendré que llevarte


conmigo. Sin mi influencia, temo que estas dos palabras «Xie Jinglan»
terminen en el «Registro de Oficiales Aduladores».

—Se preocupa demasiado, no voy a destruir el país ni causar daño al


pueblo. —Xie Jinglan se rio a su pesar, saludó con las manos juntas y
agregó—: Sin embargo, ya que está dispuesto a aceptarme, gracias por
el inconveniente.

Xie Jinglan llevó la noticia de vuelta al Patio Qiuwu, donde todos


estaban radiantes de alegría. Xiahou Lian estaba apoyado en la puerta,
también sonriendo ligeramente, con destellos de luz en sus ojos. Pero
cuando Xie Jinglan lo vio, la alegría en su corazón se desvaneció al
instante al recordar que Xiahou Lian no podía acompañarlo, ya que
tenía que quedarse en Jinling y esperar a su madre.
En otras palabras, el día en que Dai Shengyan partiera en su viaje
sería el día en que tendrían que separarse.

—Joven maestro, tienes que estudiar bien. En el futuro, cuando te


conviertas en un funcionario de alto rango, no te olvides de mí,
¡contaré contigo cuando llegue el momento!

Xie Jinglan aceptó suavemente y preguntó:

—Cuando vuelvas a la montaña, ¿tendrás la oportunidad de salir de


ella?

Xiahou Lian se rascó la cabeza.

—Si llevo el manto de mi madre, entonces sin duda tengo que


abandonar la montaña.

—¿Si no te dedicas a este negocio, no tienes forma de salir?

Xiahou Lian guardó silencio durante un rato antes de hablar.

—No, me convertiría en un agricultor y me quedaría toda la vida en


la montaña, plantando arroz y flores y lo que haga falta.

Para proteger el templo de la montaña, Garan no permitía que


personas ajenas a sus asesinos entraran en la montaña. Aquellos que
accidentalmente violaban esta regla nunca salían con vida. Los demás
creían que era debido al tamaño de la montaña, y que quienes se
extraviaban eran devorados por chacales, tigres, leopardos o algo por
el estilo. Nadie sabía que los más feroces depredadores en esa montaña
eran los propios asesinos de Garan. De igual manera, aquellos que no
se convertían en asesinos del templo tampoco podían abandonar la
montaña. Los descendientes de los asesinos se veían abocados a seguir
sus pasos, o terminaban siendo prisioneros del bosque.

Xiahou Lian pronto tendría que tomar una decisión. Antes, en aras
de la libertad, su creencia en convertirse en un asesino había sido muy
firme. Pero ahora, de pronto, comprendía que el acto de matar no era
tan sencillo como había imaginado. Recordó el cadáver del
mayordomo que se había enfriado lentamente, y su hombro que había
sido atrapado por la garra con gancho, el miedo como si Iama107 lo
estuviera estrangulando. Los asesinos viajaban junto con la muerte, y
él todavía no era lo suficientemente fuerte como para no temer a la
vida o a la muerte.

—¿Dónde está la montaña? Espera por mí, te salvaré —dijo Xie


Jinglan.

Xiahou Lian sacudió la cabeza con una sonrisa amarga.

—No puedo decirlo.

Xie Jinglan dijo:

—Está bien, lo averiguaré.

—Debería continuar con el manto de mi madre — dijo Xiahou Lian


con un guiño a Xie Jinglan—. Con el tiempo, si realmente tienes la
habilidad para desafiarnos, me uniré a ti. Cuando llegue el momento,
espero que el funcionario Xie me conceda un plato de arroz para
comer. Yo, Xiahou Lian, no tengo tinta en la barriga, pero al menos
puedo defenderme en las artes marciales. Seré tu guardián de tu
puerta y protegeré tu hogar por ti.

—Muy bien. Cada mes, te daré dos taeles de plata, lo suficiente para
que comas y bebas y lo suficiente para el alojamiento, pero no lo
suficiente para una esposa.

—Jajaja, qué generoso.

Los dos jóvenes se miraron y sonrieron, con los ojos llenos de la luz
de las estrellas.

107
La deidad de la muerte y gobernante del inframundo en la religión china y el budismo. Se hace referencia a esto
muchas veces a lo largo de la novela y es más importante más adelante.
Afuera, las linternas habían sido colgadas, y Xie Jinglan y Xiahou
Lian salieron del estudio. Xiahou Lian fue a la cocina a por comida, y
Xie Jinglan corrió las cortinas y se giró, entrando en el salón principal.
La tía Lan ya había preparado la comida, y saludó a Xie Jinglan,
diciéndole que se sentara.

Xie Jinglan miró a su alrededor y vio que todos los sirvientes estaban
presentes, aunque faltaba Lian Xiang. Preguntó:

—¿Dónde está Lian Xiang?

La tía Lan dijo:

—No lo sé, no la he visto desde esta tarde. Supongo que se fue a


buscar niñas de otro patio para jugar, debería volver en un rato.

Xie Jinglan asintió y no le dio demasiada importancia.

Xiahou Lian estaba en cuclillas bajo el alero y terminó rápidamente


de meterse la comida en la boca. Dejó el cuenco y los palillos en la
cocina y acababa de levantar las cortinas cuando chocó de frente con
Lian Xiang.

—¡Xiahou Lian, ¿acaso no tienes ojos? —Lian Xiang se frotó la cabeza


con enojo.

—¿Tu cabeza está hecha de hierro? Duele mucho chocar contigo. —


Xiahou Lian hizo una mueca. Miró hacia arriba y vio la bolsa en sus
manos—. Eh, ¿no es esta la bolsa donde guardo las flores que pican108?
¿Cómo llegó a tus manos? ¡Vaya, qué bien, robándome mis cosas!

—Bah, quién te ha robado, ¡es solo tu repugnante bolsa, no es que la


quiera! —Lian Xiang puso los ojos en blanco y le lanzó la bolsa a Xiahou
Lian.

108
No es una planta real.
Xiahou Lian se quedó desconcertado y abrió la bolsa para ver que en
su interior las flores que picaban ya habían desaparecido.

Normalmente recogía flores que picaban en la mansión. La flor era


muy bonita, con los pétalos rosas y las puntas un poco moradas. Era
solo que no se podía tocar a la ligera, ya que el simple contacto podía
provocar un sarpullido rojo con una picazón insoportable. Xiahou
Lian tenía la afición de coleccionar cosas extrañas, y las flores que
pican eran una de sus preciadas adquisiciones.

Lian Xiang debió de haber tomado sus flores que pican para jugarle
una broma a alguien. Xiahou Lian decidió revisar bien su cama. Dado
que ellos dos eran naturalmente incompatibles, tal vez esa pilla quería
gastarle una broma.

Dai Shengyan había encontrado a Xie Bingfeng para discutir el


asunto de la partida de Xie Jinglan con él. Como era de esperar, Xie
Bingfeng estaba ansioso por estar lejos de Xie Jinglan, y era mejor que
no volviera nunca. Este asunto fue resuelto entre las dos partes
dispuestas así como así, y Dai Shengyan le dijo a Xie Jinglan que
partirían tan pronto como el clima se calentara. Si todo iba bien, su
próxima parada sería en el Norte109.

Además de estudiar cada mañana, Xie Jinglan pasaba tiempo en la


biblioteca. Como de costumbre, después de que Xiahou Lian
terminaba de lavar la ropa, iba a acompañar a Xie Jinglan y atenderlo.
Después del incidente anterior y considerando la próxima partida de
Xie Jinglan, Xiahou Lian ya no se escapaba y seguía obedientemente a
Xie Jinglan, sin alejarse.

Hoy, mientras recogía flores del parterre para pasar el tiempo, la tía
Lan irrumpió en la biblioteca, tropezando, y gritó:

—¡Paso algo malo! ¡Paso algo malo!

109
Específicamente al norte de la Gran Muralla China.
—¡¿Qué ha pasado?! —Xiahou Lian sostuvo a la tía Lan y preguntó.
Xie Jinglan también se acercó.

—Lian Xiang... Lian Xiang...

—¿Qué le pasa a Lian Xiang? —preguntó Xie Jinglan.

—Lian Xiang... La señora dijo que Lian Xiang la envenenó, y quiere...


quiere matarla. Joven maestro, ¡date prisa al patio principal, Lian
Xiang ya ha sido llevada allí!

Xiahou Lian y Xie Jinglan se miraron y corrieron hacia el patio


principal, esperando que las personas allí actuaran con lentitud.

El camino de repente se hizo muy, muy largo, la Mansión Xie se


volvió inusualmente grande y los pasillos serpenteaban en giros y
vueltas, como si intentaran impedirles llegar rápidamente al patio
principal. Rocas y jardines atravesaban el camino, obstruyendo el
paso, y lo que antes eran paisajes elegantes ahora parecían
desagradables.

El sol poniente brillaba en rojo mientras se colgaba en el cielo, y el


horizonte parecía haber sido quemado por el fuego, de un carmesí
impactante. Algún que otro pájaro volaba hacia las nubes iridiscentes,
pareciendo sumergirse de cabeza en los fuegos ilimitados del infierno.

Los dos jadeaban mientras corrían hacia la puerta del patio


principal. Dos sirvientes que llevaban un cadáver con la cara tapada
salieron del umbral.

Al darse la vuelta, la mano del cadáver quedó expuesta bajo la


sábana. Era una mano que había sido cuidada con esmero, blanca y con
dedos delgados como una cebolleta cortada, sin una sola cutícula
fuera de lugar. Al ver esa mano, Xiahou Lian se desmoronó, las
lágrimas brotaron de sus ojos mientras se apresuraba a acercarse,
deseando aferrar esa mano.
Lian Xiang siempre había atesorado sus manos y evitaba lavar la
ropa o los platos, dedicándose únicamente a la costura. Solía decir que
sus manos tenían que ayudar a Xie Jinglan a hacer nudos y bordar
patrones, por lo que no podían estropearse. Todas las mañanas
temprano, se las frotaba con bálsamo, y cada pocos días se cortaba las
uñas. En ese momento, esas manos tan preciadas tenían astillas
clavadas entre los dedos, producto de los golpes recibidos contra el
banco de madera.

Xiahou Lian recordó su delicadeza e insolencia, y luego recordó el


día en que ella se había escabullido al cobertizo de leña para llevarle
bollos al vapor y agua. Su sonrisa adorable aún estaba vívida en su
mente, pero en un abrir y cerrar de ojos, ella ya estaba fría.

Varios sirvientes corrieron hacia él y lo sujetaron, presionándolo


contra el suelo. Xiahou Lian luchó con todas sus fuerzas y miró
impotente mientras se llevaban a Lian Xiang.

La señora Xiao, con un velo cubriéndole el rostro y una mirada


indiferente, observaba a Xie Jinglan y Xiahou Lian desde los escalones.
El velo era de tul translúcido, y a través de él podían distinguir
débilmente unas cuantas manchas rojas en su cara.

—Esta chica me envenenó, así que le dije al mayordomo Liu que la


castigara. Xie Jinglan, ¿qué piensas hacer al respecto? —La señora Xiao
y Xie Jinglan se miraron a través de la puerta desde la distancia.

«¿El mayordomo Liu? ¿De dónde había salido el mayordomo Liu?


¿No había sido ya violado y asesinado por Qiu-dage?».

Xiahou Lian se giró confundido y miró a la persona en el patio que


debería haber estado muerta hace mucho tiempo. Tenía una sonrisa
familiar en su rostro: esa sonrisa pertenecía a Qiu Ye.

Una oleada de terror le llenó el pecho y los pelos de escarcha


parecieron crecer poco a poco a lo largo de su espalda.
A su paso, un asesino Garan solía dejar tras de sí un río de sangre.
Xiahou Lian recordó la transacción entre Qiu Ye y el subordinado del
Depósito Oriental de ese día. Qiu Ye se había hecho pasar por el
mayordomo Liu; ¿habría venido a matar a Xie Bingfeng?

—¿Cómo me atrevería a hacer algo así? Solo vinimos a despedir a


una antigua sirvienta, ¿no nos concederán ni esta pequeña
amabilidad? —Xie Jinglan apartó a los sirvientes y ayudó a Xiahou
Lian a levantarse.

—¡Quién sabe si fuiste tú quien instigó a esta chica a envenenarme!

—Oh, ¿y qué si lo hice? ¿Vas a matarme también? —dijo Xie Jinglan


fríamente.

—¡Tú!

Xie Jinglan se volteó hacia Xiahou Lian y le dijo:

—Vete primero para acompañar a la tía. Yo me encargaré de


despedir a Lian Xiang.

Había una profunda tristeza oculta en los ojos de ambos. Xiahou


Lian tomó la muñeca de Xie Jinglan.

—Joven maestro —dijo.

Xie Jinglan sacudió la cabeza y aseguró en voz baja:

—Estoy bien.

Xiahou Lian asintió y echó un vistazo a Qiu Ye, quien saludó a la


señora Xiao con las manos juntas y lo siguió a cierta distancia.

Cuando Xiahou Lian llegó al jardín, Qiu Ye ya lo había alcanzado.

—Qiu-dage, ¿por qué estás disfrazado de…?

Qiu Ye colocó su dedo índice sobre los labios de Xiahou Lian.


—Shh, no hagas preguntas.

Xiahou Lian se dio la vuelta para irse. Qiu Ye lo detuvo con


impotencia y dijo:

—Esa chica no está muerta.

Xiahou Lian hizo una pausa y dijo:

—¿Qué has dicho?

Qiu Ye le guiñó un ojo y añadió:

—Sé que es tu compañera de juegos, así que le dejé un respiro,


aunque no sé si podrá seguir caminando igual.

Xiahou Lian estaba extremadamente conmovido.

—¡Qiu-dage, gracias!

—Xiao Lian, ¿todavía deseas ser un asesino? —preguntó Qiu Ye


mientras acariciaba la cabeza de Xiahou Lian.

»En realidad, no hay nada malo en quedarse en la montaña, es solo


un poco más pequeña, pero este mundo no necesariamente deja de ser
una gran prisión.

—Qiu-dage, ¿por qué ninguno de ustedes quiere que me convierta en


un asesino? El tío Duan es así, y tú también eres así. ¿Realmente no soy
apto para ello?

—Si tú tienes que preguntarte si eres apto o no, ¿cómo voy a saberlo
yo? —Qiu Ye sonrió y empujó a Xiahou Lian, diciendo—: Bien, ve y
prepara tu equipaje, tu tío está aquí para llevarte.

Xiahou Lian se quedó boquiabierto.

—¿Qué? ¡Tan rápido!


Capítulo 16: Llegada del viento y la lluvia

Para obtener una porción de alegría, se necesitaban diez porciones


de sufrimiento a cambio. Si ya se había obtenido una porción de
alegría, entonces se necesitaba diez veces más sufrimiento como pago.

Xie Jinglan había entendido este principio hace mucho tiempo, pero
no esperaba que los cielos fueran tan severos.

Se paró en la puerta del patio y vio a Xiahou Lian cargando un


paquete de tela en la espalda, y a un hombre robusto de pie junto a él.

El hombre era imponente, con una cara ancha y piel morena. A pesar
del frío, llevaba las mangas arremangadas, revelando los músculos
firmes de sus manos. Se le notaba un poco desorientado, sin saber
dónde colocar las manos y los pies, incluso más fuera de lugar que el
Xiahou Lian que lo acompañaba. Miraba de un lado a otro hasta que
vio a Xie Jinglan. Se giró y le preguntó a la tía Lan:

—¿Quién es este?

La tía Lan seguía llorando en secreto. Cuando vio que Xie Jinglan
había regresado, se secó apresuradamente las lágrimas y se inclinó.

—Joven maestro, el padre de Xiao Lian ha venido a recogerlo.

El hombre sonrió alegremente.

—Así que este es el pequeño joven maestro.

Sacó de su bolsillo un paquete de caramelos de piñón envueltos en


papel de aceite y se lo entregó a Xie Jinglan mientras decía:

—Te he molestado durante este periodo de tiempo. Soy el padre de


Xiao Lian, y en su momento, lo vendí a la mansión porque me vi
obligado. No había cosecha en casa, y mi mujer estaba criando a otro
bebé. Afortunadamente, ahora estamos un poco mejor, así que me
apresuré a comprar su libertad. Este niño tiene buena suerte, he oído
que un funcionario ya compró su libertad, así que me lo llevaré ahora.
Joven maestro, ¿tiene alguna otra instrucción?

Era evidente que las coartadas de él y Xiahou Lian no fueron


acordadas. Sus excusas eran completamente diferentes y la expresión
de Xiahou Lian delataba cierta vergüenza. Xie Jinglan ignoró al
hombre por completo y solo le preguntó a Xiahou Lian:

—¿Te vas?

—Mn. Me voy.

El hombre, molesto, guardó de nuevo los dulces de piñones y se


cruzó de brazos, esperando a que terminaran de parlotear.

—¿Llevas todo?

—Sí.

—Si quiero escribirte, ¿a dónde debería hacerlo?

Xiahou Lian miró al tío Duan. A este le dolía un poco la cabeza y


murmuró para sí mismo: «Vaya mocoso tan exigente». Sonriendo para
apaciguarlo, dijo:

—Sería complicado, no podemos recibir cartas en nuestro escondite.

Xie Jinglan ya había adivinado que este hombre no le permitiría


seguir en contacto con Xiahou Lian, así que no puso las cosas difíciles
y se limitó a decir:

—Si quieres escribirme, envíalo a la casa del funcionario Su, él se lo


hará llegar al señor Dai.

—De acuerdo. Siempre y cuando no te disgusten mis feos caracteres.


—Ve, entonces. Cuídate mucho en el camino.

Xiahou Lian dudó un poco antes de decir:

—Uhm, Lian Xiang, ella…

—Ya he visto a su madre llevarse su cadáver con mis propios ojos,


no tienes que preocuparte.

Al final, Xiahou Lian aún no le dijo a Xie Jinglan que Lian Xiang no
estaba muerta. Después de todo, si decía que Lian Xiang estaba bien,
definitivamente implicaría a Qiu Ye. Se quedó en silencio durante un
rato antes de decir:

—Joven maestro, tú padre…

La mirada de Xiahou Lian titubeó, y Xie Jinglan supo al instante que


algo sucedía.

—Él y yo ya no tenemos nada que ver, así que no necesitas decir nada
más —dijo.

—Entiendo. —Xiahou Lian palmeó el hombro de Xie Jinglan y dijo—


: Entonces me voy.

—Nos volveremos a encontrar.

—Nos volveremos a encontrar.

La tía Lan le metió unos bollos al vapor a Xiahou Lian en las manos
y le dijo entre lágrimas:

—Xiao Lian, cuídate mucho.

—Tía, tú también tienes que cuidarte. No estés tan triste, no llores


ni te lastimes. —Xiahou Lian tomó los bollos, sostuvo la mano del tío
Duan, se dio la vuelta y se marchó.

Xie Jinglan y la tía Lan los acompañaron hasta la puerta lateral y


observaron cómo se alejaban lentamente. Los dos, uno alto y otro bajo,
uno con paso pesado y otro ligero, caminaron por el callejón. A lo lejos,
un sol carmesí se ponía, y mientras Xiahou Lian se alejaba paso a paso,
el sol poniente iluminaba su cuerpo, haciendo que su figura se volviera
borrosa, como si en el siguiente momento fuera a desaparecer en el
atardecer.

De repente, Xie Jinglan no pudo reprimir su miedo. ¿Él y Xiahou Lian


no volverían a verse nunca más?

—¡Xiahou Lian!

Xie Jinglan se acercó corriendo de repente. Xiahou Lian lo oyó y


acababa de darse la vuelta cuando fue abrazado por Xie Jinglan.

Su cuerpo tenía el olor limpio de la acacia de miel, y Xiahou Lian


aspiró.

—No olvides lo que dije en el estudio anteayer. —Escuchó a Xie


Jinglan, cuya cabeza estaba enterrada en su hombro, decir con voz
amortiguada.

—No lo olvidaré. Lo recordaré en mi corazón.

—Te encontraré.

—Hmm, lo sé.

—Está bien, ya puedes irte.

—Nos volveremos a encontrar.

—Nos volveremos a encontrar.

Esta vez, se marchó de verdad. Xie Jinglan se apoyó en la pared y


observó. Los ladrillos de piedra eran ásperos, y al tocarlos se lastimó
un poco la mano. Xiahou Lian subió a un carro de bueyes al final del
callejón y desapareció doblando la esquina.


Xiahou Lian no había abandonado Jinling. El tío Duan lo había
instalado en el Edificio Wanxiang. Salía temprano todos los días y
regresaba tarde, por lo que rara vez se veían. Xiahou Lian volvía a
llevar una vida sin ataduras. Afortunadamente, ya se había
acostumbrado y era capaz de divertirse por sí mismo.

No se había equivocado, Garan tenía puesta la mira en Xie Bingfeng.


Los asesinos entraban a la Ciudad de Jinling uno por uno. El patio
delantero del Edificio Wanxiang estaba iluminado con profusión, con
gente divirtiéndose y bebiendo, un paraíso en la Tierra. En el patio
trasero, los asesinos empapaban sus sables en licor, las inexpresivas
máscaras de porcelana blanca en sus rostros bañadas por la luz
naranja de las velas. De las Ocho Legiones de Garan, seis estaban aquí.
De las dos restantes, uno se había roto el brazo en su último asesinato
y se había quedado en la montaña para recuperarse. El otro era su
madre, que aún se encontraba en las Regiones Occidentales y de quien
no había noticias.

Xiahou Lian se sentía ligeramente intranquilo. Los asesinos de


Garan siempre habían actuado solos, como lobos solitarios en un
campo nevado. Sin embargo, en el patio trasero estaban reunidos al
menos veinte asesinos. En total, el número de asesinos de Garan no
superaría los treinta. No se atrevió a hablar fuera de lugar ni a
preguntar nada, ya que a los asesinos les importaba poco su propia
vida y eran incluso más sanguinarios que una manada de lobos. No le
tendrían más consideración solo por ser el hijo del Garuda, y si se
sometían a alguien, siempre sería porque esa persona tenía un sable
aún más afilado en la mano.

¿A quién más tenían en el punto de mira? Un asesino tenía que


matar al menos a una persona, así que tenían que matar al menos a
veinte personas. Matar a veinte personas a la vez en la Ciudad Jinling,
era una operación que Garan de las Siete Hojas nunca había hecho
antes.
¿Por qué el tío Duan lo había sacado de la Mansión Xie antes de que
su madre regresara? ¿Era solo porque iban a asesinar a Xie Bingfeng?

Xiahou Lian no podía entender y no podía hacer más que corretear


desenfrenado por el Edificio Wanxiang. En pocos días, ya se había
familiarizado por completo con la estructura interior y exterior del
edificio. Se subió a una viga trepando por un pilar, y luego se balanceó
desde la viga hasta el tercer piso. Se coló en la habitación de Liu Ji y
robó un par de pendientes de oro de su joyero.

El tío Duan sabía que no era alguien que ahorrara dinero, y


últimamente había sido muy tacaño. El poco dinero que le dio no fue
suficiente ni siquiera para rellenar los huecos entre sus dientes, y
tampoco fue suficiente para los gastos de Xiahou Lian en la compra de
bocadillos.

Sonaron pasos desde el exterior de la puerta. Xiahou Lian se guardó


los aretes en el bolsillo, se subió al alféizar de la ventana y salió al
exterior, aferrándose a la pared. Bajo sus pies estaba el Río Qinhuai,
que fluía tranquilamente.

—¿Cómo es que tienes ganas de venir hoy? Creía que te habías


olvidado de mí hace mucho tiempo. —Liu Ji se sentó frente a su
tocador y miró al hombre en el espejo.

—Últimamente he estado tan ocupado con la acusación contra el


eunuco Wei, que he estado dando vueltas como un trompo. Vine a
verte en cuanto tuve un poco de tiempo libre. —Xie Bingfeng se acercó
a Liu Ji y aspiró profundamente la fragancia de su cuerpo—. Huele tan
bien. Mi querida, ¿qué cosméticos estás usando? Huele delicioso.

—Qué cosméticos, es el aroma de mi cuerpo. —Liu Ji resopló y


continúo—: ¿Aún sigues pensando en acusarlo después de haber sido
degradado a Jinling? ¿Quieres que te degraden a un lugar perdido en
medio de la nada? No tendré tiempo para acompañarte.
—Descuida, esta vez los Seis Ministerios, los Tres Departamentos
Judiciales y los Veinticuatro Yamen están firmando una carta
conjunta, lo que definitivamente derribará a ese eunuco. El día que
caiga del poder, volveré a la capital —dijo Xie Bingfeng, sonriendo, con
orgullo incluso en el espacio entre sus ojos y cejas.

—¡¿Los Seis Ministerios y los Tres Departamentos Judiciales?! Eso


sigue siendo los Seis Ministerios y Tres Departamentos Judiciales de la
capital. ¿Qué tiene que ver eso con un funcionario ocioso que se queda
en la vieja capital como tú, uniéndose a ciegas? —discrepó Liu Ji.

—¿Qué sabes tú? Mi nombre está en la carta firmada


conjuntamente, así que cuando llegue el momento, tendré una parte
del crédito. Además, ya he hecho correr la voz para que toda la
Mansión Xie se sepa de memoria el memorial al trono, así que si
muero, todavía están las ciento ocho personas de la Mansión Xie para
llamar a la puerta del palacio imperial por mí. La gente de todas partes
alabará mis actos justos, y aunque mi rango oficial no sea tan bueno
como antes, mi reputación será mucho mejor. Entonces, ¿qué pasa si
soy un funcionario ocioso que se queda en la vieja capital?

Liu Ji resopló y dijo:

—Pescando la fama.

—¡Tú! Tú, mujer, realmente tienes el cabello largo pero poco


conocimiento. Mis hazañas vivirán para siempre, y cuando los futuros
historiadores registren la historia, seguro que escribirán una palabra
de elogio para mí. Realmente eres... —Xie Bingfeng estaba tan
enfadado que jadeaba. Cuando vio a Liu Ji sentada elegantemente y
erguida, con el rostro como porcelana fina y los ojos como lunas
crecientes, se acercó descaradamente y dijo—: No importa, no
importa, ¿por qué estoy tratando de razonar contigo? Cuando obtenga
el edicto para regresar a la capital, compraré tu libertad y te llevaré
conmigo. Cuando llegue el momento, conocerás los beneficios.

Liu Ji se alegró y dijo:


—De acuerdo, estaré esperando, será mejor que cumplas tu palabra.

—Por supuesto. —Xie Bingfeng besó a Liu Ji y dijo—: Esa vieja bruja
en casa ha estado vigilando de cerca estos últimos días, así que debería
irme. Vendré a verte la próxima vez.

—Deprisa, deprisa, cuidado con que se te incendie el trasero. —Liu Ji


agitó su abanico, ahuyentándolo.

Cuando finalmente se fue, Liu Ji tomó un pañuelo y se limpió la cara,


diciendo con resentimiento:

—Viejo, la catástrofe es inminente y aún no eres consciente de ello.


Ordenaste a toda la mansión que memorizara el memorial al trono de
corazón, así que Wei De va a exterminar a todo tu clan. Todavía te
complaces a ti mismo, teniendo grandes sueños de pasar a la historia,
¡qué ridículo!

Xiahou Lian se aferraba al borde de la ventana, y al escuchar la


conversación, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Esperó a que Liu
Ji saliera de la habitación y luego regresó con cautela.

La palabra «exterminar» pesaba sobre su corazón como una losa.


Estaba tan preocupado que incluso olvidó cómo bajar las escaleras.

¿Exterminar? ¿Cuándo iban a hacerlo? ¿Cuándo abandonaría Xie


Jinglan la Mansión Xie? ¿Habría forma de evitarlo? Xiahou Lian daba
vueltas por la habitación, presa de la ansiedad, sin saber qué hacer.

¿Cómo podría salvar a Xie Jinglan y a la tía Lan solo con su poder?
Además, estaba Lan Xiang de la sala de estudios, esa niña que hablaba
todo el día sobre Lian-gege. ¿Cómo podría sacar a todos?

Una manera, una manera, se preguntaba a sí mismo para darse prisa


y pensar en una manera.

—¡Xiao Lian! —El tío Duan golpeó suavemente la cabeza de Xiahou


Lian por detrás y le dijo—: ¿Qué estás haciendo aquí vagando? Vete
rápido a tu habitación a descansar. El patio delantero está hecho un
desastre, no te quedes aquí mucho tiempo.

Xiahou Lian levantó la mirada y vio el rostro oscuro de tío Duan. Él


dijo:

—Tío, ¿no has estado tratando de convencerme siempre de no


convertirme en un asesino?

—¿Ah, entonces ya tomaste una decisión? —El tío Duan frotó la


cabeza de Xiahou Lian—. No hay nada de malo en criar gallinas y patos
en la montaña. Nuestra montaña es tan grande que tendrás espacio
más que suficiente para despejarte toda la vida.

Hace tiempo que me cansé de jugar en ella, pensó Xiahou Lian con
desdén. Le dijo al tío Duan:

—Sobre el asesinato de esta vez, llévame contigo y déjame ver un


campo de matanza real, y entonces tomaré una decisión.

—No. —El tío Duan lo rechazó sin siquiera pensarlo.

—¡¿Por qué?!

—¿Por qué qué! Con tus brazos y piernas flacas, si te doy un sable, ni
siquiera podrías matar a un cerdo, ¿y aún así quieres matar a una
persona? Cortar flores y cortar leña es más lo tuyo. ¿Qué pasa si te pasa
algo? ¿Cómo quieres que se lo explique a tu madre?

—No voy a matar a nadie, solo voy a observar desde el lado —dijo
Xiahou Lian—. ¿No vas a exterminar todo el clan Xie esta vez? Solo voy
a mirar. Si no me dejas experimentar un verdadero campo de matanza,
¿cómo puedo tomar la mejor decisión?

El tío Duan se estremeció y rápidamente tapó la boca de Xiahou Lian.

—Pequeño bribón, ¿dónde escuchaste eso?

Xiahou Lian fue arrastrado por él a un rincón.


—No importa de dónde lo haya oído, ya lo sé de todos modos.

El tío Duan sabía que Xiahou Lian había nacido en el año del Mono.
Debió ser que algún asesino no había cuidado su boca y había dejado
escapar algo, y Xiahou Lian por casualidad se había escondido cerca.

Reflexionó un poco antes de decir:

—No es imposible.

Los ojos de Xiahou Lian se iluminaron.

—Tío, llévame allí.

El tío Duan suspiró sin poder evitarlo y dijo:

—Muy bien, escucha, ponte la ropa y la máscara. Cuando estemos


trabajando, no corras a lo loco como sueles hacer. En cuanto suene el
bloque del templo, sigue a todos y retírate.

Xiahou Lian asintió con la cabeza como si estuviera machacando


ajos.

El tío Duan sacó un sable corto de su cintura y se lo entregó a Xiahou


Lian.

Era un sable muy desgastado. La vaina de piel de tiburón estaba


cubierta de rasguños y los grabados habían acumulado manchas de
sangre de un rojo oscuro, dándole una ferocidad oculta. Xiahou Lian
desenvainó el sable, y la hoja, tan brillante como la nieve, reflejó sus
ojos y cejas.

El tío Duan dijo:

—Si tienes la habilidad, puedes matar a algunas personas para


probarlo. Después de matar a alguien, comprenderás que ser un
asesino no es tan divertido. Si quieres convertirte en el mejor asesino
de Garan, tendrás que forjarte en un sable; para forjarte en un sable, tu
corazón primero debe endurecerse como el hierro.
¿Cómo podría un corazón hecho de carne convertirse en hierro?
Xiahou Lian volvió a guardar el sable en la vaina y se obligó a sonreír.

—Entiendo. ¡Solo espera y verás!


Capítulo 17: Campo Asura

El patio era profundo, y la luz de la luna se dispersaba por todas


partes.

Bajo una luz solitaria, Xie Jinglan cerró una selección de ensayos de
ocho patas recién publicada, cerró sus ojos adoloridos y llamó:

—Xiahou Lian, sirve té.

Solo cuando lo dijo en voz alta se dio cuenta de que Xiahou Lian ya
se había marchado a casa. El viento susurraba por todo el patio, y a lo
lejos se escuchaban algunos ladridos de perro. Aunque el paisaje
seguía siendo el mismo, la ausencia del bullicio de Xiahou Lian lo hacía
sentir como si todo el patio estuviera vacío. Era evidente que solo
faltaba una persona, pero la sensación era como si la Mansión Xie ya
no estuviera llena de vida.

Xie Bingfeng ahora lo ignoraba por completo. El sarpullido de la


señora Xiao acababa de curarse, así que seguía adentro recuperándose
y no tenía tiempo para molestarlo. Por fin volvía a tener una vida
relajada, y seguía yendo a casa de Dai Shengyan todos los días para
aprender. Cuando regresaba a su propia casa, se sentaba en la
biblioteca hasta altas horas de la noche. La tía Lan era vieja, por lo que
no había forma de que se quedara con él. Tampoco estaba
acostumbrado a que le sirvieran otros, así que se quedaba solo junto a
la luz de una linterna y un pergamino, sin saber siquiera cuándo se
enfriaba el té.

Tomó el pincel, pensando en practicar su caligrafía. El pincel bajó al


papel e inconscientemente formó el carácter «Lian». Recordó la
antiestética caligrafía de Xiahou Lian y se preguntó si aquel tipo
seguiría practicando su caligrafía cuando volviera a la montaña.
Tenía mucho sueño, así que ordenó los pinceles y la tinta, apagó la
luz y salió. La noche era fresca, y los ladridos de los perros se habían
acercado un poco más, ladrando muy fuerte un par de veces y luego
dejando de hacerlo bruscamente. A Xie Jinglan le preocupaba un poco
que los perros de fuera se metieran en la mansión, así que sostuvo una
linterna mientras caminaba con cuidado por el oscuro sendero.

En un patio cercano, se escuchaba un alboroto que se asemejaba al


burbujeo del agua hirviendo. Xie Jinglan alzó la cabeza y escuchó
atentamente, captando un barullo que sonaba como una discusión
que llegaba débilmente a sus oídos. Los asuntos fuera del Patio Qiuwu
siempre habían sido ajenos a él, así que no le dio mayor importancia y
continuó avanzando. De repente, una mano surgió desde atrás y le
tapó la boca. La linterna cayó al suelo con un «crac», y fue arrastrado a
la fuerza hacia una habitación completamente oscura.

Hizo acopio de todas sus fuerzas para resistir, y la otra persona


aguantó rígidamente unos cuantos golpes, diciendo con rabia:

—¡Deja de pegar, deja de pegar! ¡Soy yo!

—¡Xiahou Lian! —Xie Jinglan detuvo sus movimientos con sorpresa


y miró a la figura que estaba cerca de él en la oscuridad—. ¿Por qué
estás aquí?

Finalmente se adaptó a la oscuridad de la habitación, y solo entonces


descubrió que Xiahou Lian llevaba una máscara blanca en el rostro y
vestía de negro, lo que perfilaba los delgados músculos de su cuerpo.
Un siniestro presentimiento surgió en el corazón de Xie Jinglan.

Xiahou Lian se quitó la ropa como si estuviera loco y dijo:

—Quítate la ropa, rápido.

—¡¿Qué estás haciendo?! ¿Exactamente qué quieres hacer? —Xie


Jinglan miró a Xiahou Lian, estupefacto—. ¡Dilo claramente!
—¡Se nos acaba el tiempo! —Al ver que no se movía, Xiahou Lian
comenzó él mismo a quitarle la ropa pero se encontró con una feroz
resistencia de su parte—. ¡Garan va a exterminar a todo tu clan, si no
te vas ahora, será demasiado tarde!

Un trueno pareció caer sobre su cabeza. Xie Jinglan agarró el cuello


de Xiahou Lian y dijo con incredulidad:

—¡¿Qué has dicho?!

Como confirmando las palabras de Xiahou Lian, se escucharon


pasos rápidos desde la puerta. Xiahou Lian cubrió la boca de Xie
Jinglan, y los dos se agacharon junto a la puerta, aterrorizados. Afuera,
alguien lloraba desesperadamente y suplicaba por clemencia. La voz
era muy familiar, parecía ser un sirviente de uno de los patios. Una luz
fría y penetrante de un sable destelló, y se escuchó un grito agudo. En
un instante, el papel pegado a la puerta quedó salpicado de gotas
negras de sangre, como un ramillete de flores de ciruelo torcidas. Las
pupilas de Xie Jinglan se contrajeron de repente.

El asesino de la puerta no detectó a las dos personas que estaban


dentro de la habitación, y salió, llevando su sable. Xie Jinglan giró la
cabeza y agarró el hombro de Xiahou Lian mientras preguntaba:

—¿No dijiste que su objetivo era Xie Bingfeng? ¿Por qué van a
exterminar a todo el clan? ¡¿Por qué?!

—Yo… —Los labios de Xiahou Lian temblaron, y se tomó un


momento antes de decir—: Tu padre, él…

—¡Espera, la tía Lan todavía está en el Patio Qiuwu, voy a salvar a la


tía! —Xie Jinglan pareció caer en la cuenta. Tropezó al levantarse del
suelo, yendo a abrir la puerta, pero Xiahou Lian lo abrazó por la
cintura.

—¡No vayas, es demasiado tarde! El Patio Qiuwu está cerca de la


pequeña puerta lateral, ¡los asesinos entraron por ahí! Si no fuera
porque la biblioteca está tan lejos, ¡no habría podido adelantarme a
ellos para venir a salvarte!

Los lejanos lamentos se hacían cada vez más claramente audibles, y


el papel de la ventana reflejaba las sombrías figuras de la gente
corriendo. Xie Jinglan empujó con rabia a Xiahou Lian y dijo:

—¡No, voy a salvarla! ¡Xiahou Lian, bastardo! ¡Suéltame!

Xiahou Lian todavía se aferró a él y no lo soltó. Xie Jinglan agarró el


cuello de Xiahou Lian y le dio un puñetazo en el rostro. Xiahou Lian
cayó hacia atrás en el suelo por el golpe, y su rostro se magulló al
instante.

Xie Jinglan se dio la vuelta y corrió. Xiahou Lian lo alcanzó por


detrás y tiró de su cuello, presionándolo contra la pared. Rugió:

—¡Xie Jinglan! ¡Cálmate! Ir sería buscar tu muerte, ¿me oyes?

—¡Suéltame! Xiahou Lian, ¡¿vas a dejarla ahí?!

Xiahou Lian lo miró con los ojos enrojecidos y dijo:

—¡¿Crees que quiero que la tía muera?! ¡Solo puedo salvarte a ti! ¡Solo
a ti! —Sus manos parecían estar incrustadas en los hombros de Xie
Jinglan—. ¡¿Sabes cuántos asesinos han venido hoy?! ¡Exactamente
veinte! La puerta principal y la puerta trasera están vigiladas por
asesinos, nadie puede escapar. El Patio Qiuwu es el más cercano a la
puerta trasera, ¡la tía Lan ya está muerta!

La mente de Xie Jinglan estaba en blanco, y todo parecía ser un


sueño. Estaba claro que seguía estudiando los libros bajo la luz de una
vela y que seguía sosteniendo una linterna, a punto de ir a dormir. ¿Por
qué había aparecido Xiahou Lian de repente? ¿Por qué habían
aparecido de repente los asesinos?

¿Podría estar soñando todavía? Xie Jinglan levantó la mirada


embarullada y estiró la mano para abrir la ventana. Quizás todo era un
sueño. Xiahou Lian le sostuvo la mano, respiró profundamente y dijo
en voz baja:

—Joven maestro, escúchame. Ponte mi ropa, ponte mi máscara y sal


de aquí. No mires atrás, no tengas miedo y sal por la puerta lateral. Si
alguien te pregunta algo, ignóralo y sal. ¿Me oyes?

La palma de Xiahou Lian estaba abrasadoramente caliente, como si


sostuviera una bola de fuego. Xie Jinglan percibió su temblor y alzó la
mirada para encontrarse con él. Vio que su frente ya estaba cubierta
de sudor, y lo que bien podrían ser lágrimas o sudor se adherían a sus
pestañas. Xiahou Lian preguntó nuevamente:

—¿Me oyes?

Xie Jinglan sacudió la cabeza con determinación y declaró:

—¡Voy a buscar al maestro y luego iré a la mansión del jefe militar


para pedirles que envíen tropas aquí!

—¡Es inútil! —replicó Xiahou Lian—. ¡Si vas a buscar al señor Dai, eso
solo le traerá un desastre! En cuanto al ejército, ¡ni siquiera podrás
pedirles ayuda!

—¡¿Por qué no?!

—¡Porque el que quiere que los maten a todos es Wei De, el eunuco
titular del sello de la Dirección de Ritos110 Wei De! —Xiahou Lian miró
fijamente a los ojos de Xie Jinglan y dijo—: ¡El jefe militar Ying Tianfu
es su hijo adoptivo, si vas a pedirle ayuda, solo te matarán para que
mantengas la boca cerrada!

110
La Dirección de Ritos, en realidad, no tiene nada que ver con los ritos; es un poderoso tribunal interno que
gestiona los asuntos de los eunucos y del palacio. Es una de las Doce Direcciones de la Dinastía Ming, y junto con
las Cuatro Oficinas y las Ocho Divisiones, constituye los Veinticuatro Yamens, o Veinticuatro Instituciones de la
Corte. El eunuco titular del sello de la Dirección de Ritos es el que tiene más poder entre las Doce Direcciones, y es
el responsable de completar la revisión final y sellar las instrucciones y órdenes del emperador.
Xie Jinglan se mordió los labios, con la mente hecha un lío. Se tapó
la cara y murmuró:

—¡¿Qué más puedo hacer, qué más?!

Los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos que leía a diario ahora no le
servían de nada, no le ayudaban en absoluto. Se jaló el cabello
dolorosamente mientras escuchaba los lamentos, los gritos de auxilio
y los llamados del exterior, todos mezclándose en un caos.

Un fuego había comenzado en algún lugar. La habitación estaba


iluminada débilmente por la luz de ese fuego distante. De repente,
alguien corrió desesperadamente mientras gritaba a todo pulmón:
«¡Ayuda! ¡Hay asesinos!». Pero su voz se extinguió rápidamente, y su
cuerpo cayó al suelo como un saco de yute. Detrás de él, se reveló un
asesino sosteniendo un sable en ambas manos. Todos los asesinos
estaban vestidos de negro, sus máscaras plateadas brillaban bajo la luz
de la luna. Sostenían largos sables manchados de sangre fresca,
acechando como búhos en la oscuridad.

—¡Apúrate y ponte mi ropa! —Xiahou Lian le entregó un sable corto


y andrajoso y sacó una bolsita del pliegue de su ropa—. Te daré este
sable para que te defiendas. Hay un par de aretes en la bolsa que se
pueden empeñar por algo de plata, así que tómalos por ahora.
Recuerda, cuando salgas, cuanto más lejos vayas mejor, y no le digas a
nadie que te llamas Xie Jinglan.

—¿A dónde puedo ir? —Xie Jinglan miró a Xiahou Lian, sus ojos
oscuros y pesados sin luz—. Dime, ¿a dónde puedo ir? —De repente, se
abalanzó sobre Xiahou Lian y lo agarró del cuello, rugiendo
enfurecido—: ¡Xiahou Lian, se te ocurrió la idea de exterminar a todo
el clan Xie cuando entraste en la Mansión Xie! ¡Lo tenían planeado
desde hace tiempo, ¿verdad?! ¿Qué hacías en la Mansión Xie? ¡Qué
madre viene a buscarte, qué ladrón, todo era mentira!

Xiahou Lian empujó a Xie Jinglan contra el suelo y dijo:


—¡Sí! ¡Te mentí! ¡No soy ningún ladrón! ¡Pero el culpable de la
exterminación de todo el clan Xie no fue otra gente, sino el propio Xie
Bingfeng! ¡Ordenó que todos en la mansión se aprendieran de
memoria el memorial al trono para acusar a Wei De, y la vergüenza de
Wei De se convirtió en ira, ¡por eso quiere la vida de todos ustedes!

Xie Jinglan miró aturdido a Xiahou Lian, con los ojos inyectados en
sangre. Súbitamente, alguien pareció acercarse lentamente a la
puerta, y los dos se sorprendieron de repente.

Un asesino utilizó su sable para empujar la puerta y entró


lentamente, merodeando con intenciones siniestras por el pequeño
cuarto sumido en una profunda oscuridad. Xiahou Lian y Xie Jinglan
se escondieron detrás de un recogedor de basura y un barril de
madera, conteniendo la respiración mientras sus dos pares de ojos
aterrorizados se asomaban por el borde. El asesino caminaba entre las
estanterías, utilizando su sable para empujar los objetos. Se acercaba
sigilosamente, como si paseara tranquilamente por un patio, sin prisa
alguna. Solo le faltaba girar tras la última estantería para encontrarse
frente a ellos.

Xiahou Lian miró a Xie Jinglan, se puso la máscara y salió


arrastrándose. Al oír un sonido, el asesino se giró de repente.

—Soy yo —dijo Xiahou Lian.

—¿Qué haces aquí, mocoso? —dijo el asesino con voz ominosa, su


expresión maliciosa.

—¿Acaso no puedo ir al baño? —respondió Xiahou Lian, fingiendo


arreglarse la ropa.

—Hmph. —El asesino se rio con desprecio—. Me temo que te cagaste


de miedo y te viniste a esconder.

Xiahou Lian giró la cabeza hacia otro lado, poniendo una apariencia
avergonzada de haber sido expuesto.
—Cobarde debilucho, escóndete bien, no te asustes y pierdas la cara
de tu madre. —El asesino utilizó su vaina para darle una palmadita al
rostro de Xiahou Lian y se marchó riendo a carcajadas.

Cuando el asesino estaba lejos, Xie Jinglan se arrastró desde atrás.

Xiahou Lian bajó la cabeza y se quitó la ropa, diciendo en voz baja:

—Date prisa y cámbiate de ropa.

—¿No dijiste que tu madre era poderosa y de las mejores, que tu


posición era muy alta y que nadie se atrevía a provocarte? —dijo Xie
Jinglan, mirando a Xiahou Lian—. ¿Por qué esa otra persona te trató
así?

Xiahou Lian se rascó la cabeza. Parecía ser cierto, le había presumido


a Xie Jinglan de algo así antes. Aunque su fanfarronería había quedado
al descubierto, no se sintió avergonzado y simplemente le arrojó la
ropa a Xie Jinglan en los brazos.

—No te preocupes tanto, joven maestro, date prisa y cámbiate —dijo


con urgencia.

—¿Y tú, qué te va a pasar? —preguntó Xie Jinglan obstinadamente—


. Si me dejas ir, ¿qué te va a pasar?

—¡Ya te dije que no te preocupes tanto! —Xiahou Lian se jalaba el


cabello con ansiedad. Agarró a Xie Jinglan, despojándolo de su ropa—.
Si te quedas aquí, seguro morirás, pero yo no moriré, jes así de simple!
¡Rápido, cambia rápidamente tu ropa por la mía, no mires atrás, no
tiembles y no hables! ¡No dejes que nadie descubra que eres Xie Jinglan!

Xie Jinglan lo miró en silencio durante mucho tiempo antes de


agachar la cabeza y cambiarse de ropa.

—Joven maestro, el mundo allá afuera no es seguro, tú... cuídate. —


Xiahou Lian apretó los hombros de Xie Jinglan y continuó—:
Recuerda, no mires atrás y no hables. —Luego, abrió la puerta y
empujó a Xie Jinglan hacia afuera, sin darle oportunidad de
reconsiderar, y cerró la puerta rápidamente.

La noche oscura pesaba sobre la ciudad. Un cuerpo ya frío yacía al


pie de la escalera, contemplando a Xie Jinglan con sus grandes ojos
vacíos, como si aún albergara restos de un odio que no se había
disipado. Las sombras de los árboles se extendían profundas, como si
en cada una de ellas se escondiera un peligro desconocido. Xie Jinglan
tocó la vaina de su espada en la cintura, y su frialdad estimuló sus
nervios. Dio un paso hacia la noche peligrosa, sin saber cuál era el
camino a seguir.

El espeluznante sendero parecía no tener fin, y para llegar a la


puerta lateral, tenía que atravesar un jardín y dos patios. Se esforzó
por tomar los caminos más desiertos e ignorar los gritos y lamentos
que resonaban cada vez más fuerte en sus oídos. Sus piernas parecían
estar llenas de plomo, y cada paso requería un esfuerzo titánico.
Finalmente llegó al jardín. Los pasillos serpenteantes estaban llenos
de giros y vueltas, como un laberinto interminable. Las linternas se
habían apagado, y hasta donde alcanzaba la vista, todo se veía como
montañas, árboles y rocas envueltos en sombras.

A la distancia del disparo de una flecha, había un pozo seco. Un


asesino bajó de un árbol y miró hacia la boca del pozo.
Inmediatamente, un grito de horror surgió del interior. El asesino
levantó su mano derecha, y tres flechas ocultas en su manga se
dispararon en la boca del pozo, y al instante no hubo más sonido. Xie
Jinglan se estremeció imperceptiblemente y se armó de valor para
seguir caminando hacia adelante con la mirada fija.

Fuera de su vista periférica, vio que el asesino se giraba y lo miraba


fijamente, con la luz de su sable plateado como el agua girando en la
punta de los dedos. Se obligó a no mirar al asesino y avanzó con
firmeza, paso a paso.

Cuando pasó por una puerta, escuchó de repente un grito familiar.


—¡Joven maestro! ¡Tercer joven maestro! ¿Dónde estás?

De repente levantó la mirada. La tía Lan se tambaleaba mientras


gateaba por los escalones, su cuerpo cubierto de sangre. Quiso correr
hacia ella, pero al ver su máscara y sus ropas negras, la tía Lan
comenzó a gritar de miedo y se dio la vuelta para huir en la dirección
opuesta. Él extendió la mano, intentando detenerla, pero en ese
momento, una flecha cargada con el ímpetu de un viento cortante
silbó cerca de su oído.

En ese instante, su mente parecía haberse atascado por algo, y sus


pensamientos y movimientos se volvieron muy, muy lentos. Observó
aturdido cómo la flecha pasaba ante sus ojos, y los patrones en ella se
volvían brillantes.

La flecha penetró en el centro de la espalda de la tía Lan con extrema


lentitud, y un círculo rojo se extendió en su espalda como pequeñas
ondas. La tía Lan gritó y cayó al suelo, sin volver a levantarse.

—¿Está limpio este lado?

—Sí, vamos al lado de Lao Duan111 para echar un vistazo.

Los asesinos pasaron corriendo junto a él, chocando con su hombro.


Xie Jinglan era como una marioneta que no podía sentir nada, y se
quedó dónde estaba, estupefacto. La sangre negra fluía bajo el cuerpo
de la tía Lan, floreciendo en círculos como marcas de tinta en el papel
de arroz. En su vista periférica, el asesino que hacía girar su hoja de
plata en la punta de los dedos apareció de nuevo. Estaba de pie bajo la
sombra del árbol y observaba a Xie Jinglan en silencio.

—Xiahou Lian —habló, su voz fluyendo como un claro manantial—


, ¿qué estás haciendo?

111
Lit. Viejo Duan. Se refiere al tío Duan.
El miedo creció como pelos de escarcha en su corazón, y su cuerpo
tembló ligera e irremediablemente.

«No mires hacia atrás. No tiembles. No tengas miedo».

Xie Jinglan apretó los puños y dio un paso pesado junto al cadáver
de la tía Lan. El fuerte olor a sangre lo invadió, haciéndolo sentir
náuseas. Con los dientes apretados, caminó frente al cuerpo de la tía
Lan. Debajo de su máscara, las lágrimas brotaron de sus ojos, cayendo
por su barbilla en el instante en que dobló la esquina.

Él estaba ahí. Él estaba ahí. Vio la puerta. Xie Jinglan contuvo el


impulso de correr y avanzó paso a paso, empujando la puerta que
estaba entreabierta. En el callejón, un asesino jugaba a la rayuela, con
su largo sable apoyado contra la pared.

Al ver a Xie Jinglan, el asesino se detuvo. Su mirada era gélida como


el hielo, y Xie Jinglan se sintió tenso mientras avanzaba hacia el otro
extremo del callejón.

Un paso, un paso, un paso más. Pronto llegaría a la esquina, pronto


estaría fuera del campo de visión de ese asesino.

—Oye, ¿a dónde vas? —preguntó de repente el asesino detrás de él.

Xie Jinglan se congeló.

—El bloque del templo no ha sonado todavía. Según las reglas, no


puedes irte.

—Oye, ¿eres mudo?

¿Cómo debería responder? No, no podía hablar, su voz delataría su


identidad. Xie Jinglan pensó desesperadamente «¿qué hago, qué
hago?», pero estaba completamente perdido.
—Deja que se vaya, es la primera vez que nos sigue, seguro está
asustado —surgió de repente otra voz. Xie Jinglan se volteó y vio al
asesino que sostenía la hoja plateada.

Bajo la luz de la luna, su mirada era tan suave como el agua.

—Tch, cobarde —se burló el asesino que había estado jugando a la


rayuela.

Xie Jinglan se agarró a la pared, dobló la esquina, caminó unos pasos


y luego echó a correr. La Mansión Xie se alejaba cada vez más, pero la
pesadilla de sangre y fuego lo perseguía como una sombra. El cadáver
ensangrentado de la tía Lan parecía estar justo frente a sus ojos, y la
imagen de su cuerpo destrozado estaba grabada en su mente, ya fuera
que mantuviera los ojos abiertos o cerrados.

Antes, había clamado y gritado desesperadamente sobre ir a salvar


a la tía Lan, pero al enfrentarse al asesino, el miedo lo había abrumado.
¡Era un cobarde, un cobarde! Tropezó con una piedra, cayendo
pesadamente al suelo y dejando su cara y manos llenas de heridas.
Yació en el suelo, golpeando con fuerza el suelo con los puños hasta
que estos se cubrieron de sangre, tiñendo el suelo sucio con manchas
carmesíes.

Le dolían las manos por los golpes, así que se sentó, recargándose
contra una pared. Las calles se encontraban desiertas, y las linternas
balanceándose bajo los aleros parecían un fuego fatuo que flotaba en
el aire.

De repente, se dio cuenta de que ya no tenía un hogar al que volver,


y mucho menos un lugar adónde ir. Nunca había salido de la Mansión
Xie, y la pequeña ciudad de Jinling era su mundo entero. ¿A dónde
debía ir ahora? ¿A quién podría recurrir para refugiarse? ¿Al señor
Dai? No, estaba demasiado cerca, y encontrarlo solo le traería
problemas. ¿Qué parientes le quedaban? Ninguno. No tenía familia
materna en la que pudiera confiar, y mucho menos sabía si tenía
parientes lejanos. Era como un polluelo que había perdido su nido,
presa del pánico y desorientado en el viento helado.

Cierto, Wei De, ese desgraciado, había sido quien instruyó a Garan
de las Siete Hojas para exterminar a todo el clan Xie. De repente, tuvo
un objetivo claro, como si hubiera agarrado un trozo de madera
muerta mientras flotaba en el mar, y una vez que lo agarró, no pudo
soltarlo. Quería venganza, y ya fuera contra Wei De o Garan de las
Siete Hojas, ¡quería que murieran sin una tumba!

Xie Jinglan se levantó del suelo y se tambaleó hacia la noche


interminable. Sabía que el pequeño joven maestro de la Mansión Xie,
Xie Jinglan, había muerto esa noche. A partir de ese día en adelante,
continuaría viviendo, como un fantasma.
Capítulo 18: Olas que caen

El patio principal estaba lleno de cadáveres y la sangre formaba


pequeños ríos que fluían lentamente hacia una zanja. Los asesinos
estaban contando cuerpos cuando un hombre alto, vestido de negro,
sujetó a Xiahou Lian por el cuello mientras se acercaba y lo arrojó sin
piedad en medio de la pila de cadáveres. Su ropa interior blanca se
cubrió instantáneamente de carmesí, y un fuerte olor a sangre le
inundó la boca y la nariz, provocándole náuseas. Xiahou Lian se
levantó del suelo y, por el rabillo del ojo, vislumbró los cadáveres de
Xie Bingfeng y la señora Xiao abrazados, con los rostros congelados en
una expresión de miedo que rayaba en lo grotesco.

Los asesinos se reunieron alrededor y miraron fijamente a Xiahou


Lian en el centro.

—Mahoraga, ¿qué ha pasado? —preguntó el tío Duan.

El Mahoraga se quitó la máscara, revelando un rostro frío y sombrío.

—Dejó ir a alguien.

El tío Duan miró a Xiahou Lian y preguntó:

—¿A quién dejó ir?

—No sé quién, le dio su ropa y su máscara a esa persona. El Kinnara


y yo pensamos que era él, así que lo dejamos marchar. —El asesino que
había estado jugando a la rayuela antes habló—. Kinnara, ¿no es así?

Qiu Ye no dijo nada, solo tocó la parte superior de la cabeza de


Xiahou Lian.

Un asesino dijo fríamente:


—¡Xiahou Lian! ¿quién te prestó las agallas? ¡Realmente te atreviste
a dejar ir una presa!

Otro asesino sonrió.

—Por supuesto que la Garuda. Este mocoso confía en que su madre


es importante, ¿qué no se atreve a hacer? La última vez, ¡hasta le
arrancó las plumas a todas mis gallinas!

Un asesino en la parte de atrás que había estado contando cuerpos


dijo:

—Ya revisé. Habían ciento ocho personas en la Mansión Xie, y no


falta ninguna.

Todos los asesinos se miraron entre sí. El Mahoraga preguntó:

—¿Has contado bien?

—Así es —respondió el asesino.

El asesino que había estado jugando a la rayuela antes dijo:

—Pero sí que vi salir a alguien con su ropa. Tío Duan, tu sable


también estaba con esa persona.

El tío Duan no tenía tiempo de lamentarse por su sable corto.

—En mi opinión, ¿por qué no hacemos la vista gorda? El número de


personas del cuaderno coincide, así que no importa. —Se giró hacia el
Mahoraga y dijo—: No tiene sentido discutir con un niño.

—¿Niño? —El Mahoraga resopló—. Yo tenía doce años cuando me


inicié en esto y empecé a matar gente. En aquel entonces, nadie me
consideraba un niño. Además, el abad siempre ha sido imparcial e
incorruptible. Si se entera, nos azotará a todos.

El tío Duan suspiró y se volvió hacia Xiahou Lian, regañándolo:


—Muchacho, dinos rápido, ¿a quién dejaste escapar exactamente?
¡Te quito la mirada por un segundo y ya me estás causando problemas!

Xiahou Lian dijo con voz ronca:

—Fue una pequeña señorita de la Mansión Xie.

El Mahoraga preguntó:

—¿Por qué el cuaderno no tiene su nombre?

Con medias verdades, Xiahou Lian explicó:

—Xie Bingfeng nunca la ha querido, y la última vez lo ofendió


verbalmente. Por eso, Xie Bingfeng no la obligó a memorizar el
memorial al trono. Es probable que su nombre tampoco esté en el
registro de la Mansión Xie.

El Mahoraga siguió preguntando:

—¿A dónde fue?

—No lo sé.

El Mahoraga desenfundó una daga y, con la punta de la hoja, alzó el


mentón de Xiahou Lian, obligándolo a mirarlo directamente a los ojos.

—No te andes con juegos, escupe lo que sabes.

Xiahou Lian se enfrentó a su espantosa mirada sin timidez.

Un destello de luz fría brilló en las yemas de los dedos de Qiu Ye, y
una hoja tan fina como el ala de una cigarra se posó sobre la muñeca
del Mahoraga. Con una sonrisa, dijo:

—Garan prohíbe la justicia propia.

El Mahoraga entornó los ojos y dijo:

—Kinnara, ¿intentas protegerlo?


Con calma, Qiu Ye presionó a Qiushui contra la muñeca del
Mahoraga, obligándolo a bajar la daga, mientras la sonrisa en la
comisura de su boca permanecía inalterada.

—Solo mantengo las normas del templo.

El Mahoraga no discutió más con Qiu Ye y guardó la daga de mala


gana.

En Garan, además del abad, los cargos de las Ocho Legiones eran los
más respetados, y entre esas legiones, aparte de la Garuda, las otras
siete eran igualmente poderosas. Qiu Ye era famoso por su sable de
punta de dedo, Qiushui, que era tan fino como un ala de cigarra y
afilado en ambos extremos. Este giraba incesantemente en sus dedos,
y nadie sabía cuántos maestros había asesinado. Pero Qiu Ye tenía una
identidad aún más temible; era el castigador de Garan y estaba a cargo
de todos los asesinos en el Salón Zhanni112 de Garan. Cualquiera que
traicionara a Garan moría bajo la hoja de Qiushui.

Sin embargo, el Mahoraga seguía siendo una de las Ocho Legiones,


por lo que Qiu Ye también debía temerle un poco.

—¿Acaso conoces las regulaciones del templo? Como castigador,


¿sabes cuál es el castigo para Xiahou Lian por dejar escapar a una
presa? —La mirada del Mahoraga se volvió siniestra mientras
enunciaba—: Muerte sin piedad.

—Aunque haya que matarlo sin piedad, hay que entregarlo al abad
para que se encargue de él, y luego yo ejecutaré el castigo —dijo Qiu Ye.

—Muy bien, ustedes dos, la máxima prioridad ahora es encontrar a


esa pequeña señorita. —El tío Duan separó a los dos que estaban listos
para pelear y le preguntó a Xiahou Lian—: ¿Cómo se llama?

Xiahou Lian dijo:

112
Lit. Salón de la Decapitación del Traidor.
—Xie Jinglan, Jing como en tranquilo y Lan como en orquídea.113

—Este mocoso está mintiendo.

Una voz ronca y vieja sonó de repente, y un anciano apoyado en un


bastón se acercó con lentitud. Xiahou Lian se giró y vio que era el
anciano que era espía y que le había dado el pergamino de sable y el
brebaje medicinal.

Se acabó, ya no podía engañar a esos tontos.

—La Mansión Xie solo tiene un Xie Jinglan, es un chico, y es el joven


maestro al que sirvió. Este chico es de corazón blando, me temo que
tiene sentimientos por ese pequeño Joven Maestro. —El anciano
golpeó con su bastón el cráneo de Xiahou Lian y negó con la cabeza—.
Ya te lo había dicho, no estás hecho para ser un asesino, mira, has
causado problemas.

«Chismoso». Xiahou Lian apretó los puños.

—Ese mocoso es taimado y mentiroso. Si no le damos un


escarmiento, no soltará prenda —gruñó un asesino en la parte de
atrás.

—Garan prohíbe la justicia propia. Si hay algo que decir, puedes


decirlo después de que regresemos al templo.

—¿Cómo podemos llamarlo justicia propia contigo como el


castigador? Si no capturamos a la presa que escapó, no podré
explicárselo al eunuco Wei, y esto arruinará la reputación de Garan.
¿Cómo podemos cargar con este pecado? Incluso si el abad estuviera
aquí, seguramente usaría la tortura para interrogar sobre el paradero
de la presa —dijo la persona con desdén—. ¿O acaso el señor Kinnara
teme que cuando regrese la Garuda y descubra que torturaste a su hijo,
te cause problemas?

113
Dice 谢静兰, que es diferente del nombre real de Xie Jinglan (谢惊澜) y es más bien un nombre femenino.
El Mahoraga también se mofó:

—No te preocupes, Kinnara, ya han pasado tres meses sin noticias


de Xiahou Pei, me temo que ya murió hace tiempo en las Regiones
Occidentales.

—¡Tonterías! —Cuando Xiahou Lian escuchó esto, rugió con ojos


rojos—. ¡Bah, ni aunque te comieran las hormigas mi madre moriría!

El tío Duan gritó severamente:

—¡Xiahou Lian! ¡Cállate!

Qiu Ye presionó la cabeza de Xiahou Lian para mantenerlo quieto y


suspiró.

—Todos han acertado solo la mitad. No solo temo a la Garuda,


también temo al abad.

El Mahoraga dijo con incertidumbre:

—¿Qué quieres decir?

Qiu Ye sonrió.

—¿Nunca se han preguntado quién es el padre de Xiahou Lian?

—Quieres decir... ¡¿Cómo es posible?!

Todos los asesinos se pusieron pálidos de miedo.

Qiu Ye soltó una risa baja y dijo con voz profunda pero clara:

—Así es, es Buda Shi Xin, nuestro abad.

El rostro de Xiahou Lian no mostró sorpresa ni alegría. Permaneció


con el ceño fruncido, como si no quisiera escuchar el nombre del abad.

Alguien preguntó:
—¿Cómo es posible? ¿Por qué el abad y la Garuda tendrían un hijo
juntos? ¿Y por qué durante todos estos años no le prestó atención a
Xiahou Lian?

El tío Duan suspiró.

—El abad no lo haría, pero la Garuda sí. Hace diez años, el abad
parecía bastante guapo…

Al decir esto, las expresiones de los asesinos se volvieron


misteriosas y complicadas. Sin duda, esto era una vergüenza y un
secreto que el abad había ocultado durante muchos años, por lo que
nadie se atrevía a decir nada.

—No creo que el abad quiera reconocer a este mocoso como su hijo
para nada —dijo el Mahoraga mientras jugueteaba con el puñal en su
mano y se burlaba—. Todos, no olviden, Xiahou Lian también tiene un
hermano gemelo. Se llama Chi Yan, y fue llevado por el abad tan
pronto como nació. He oído que en estos años, el abad lo instaló en lo
alto del Buda de Cara Negra y lo enseñó con dedicación. Ahora, ya ha
aprendido las técnicas de sable de Garan extremadamente bien. Dado
que ambos son hijos del abad, ¿por qué él no presta atención a este,
pero dedica todo su esfuerzo para enseñar al otro?

Alguien sugirió:

—¿Podría ser que el abad y la Garuda ya lo hayan discutido y


decidido que cada uno tomaría uno, y que no podrían interferir en el
camino del otro?

¿Hermano? Xiahou Lian estaba muy sorprendido. Nunca había


sabido que tenía un hermano, y alzó la mirada, deseando preguntarle
a Qiu Ye. Sin embargo, al ver su expresión grave, se tragó sus palabras.

El Mahoraga comentó:

—Si el abad ni siquiera tiene intención de querer a este niño,


supongo que ni le importará si nos deshacemos de él.
Todos los asesinos asintieron. Xiahou Pei era conocida por ser
rebelde y hacer las cosas a su manera. Los asesinos de Garan o le
guardaban rencor o simplemente no la soportaban, así que ahora que
tenían la oportunidad perfecta de castigar a su hijo, nadie quería
dejarla pasar.

Alguien preguntó de nuevo:

—Pero ¿qué pasa si Xiahou Pei regresa...?

El Mahoraga dijo fríamente:

—¿No dije antes que esa mujer ya había muerto hace tiempo en
las...?

Antes de que pudiera terminar, un largo sable atravesó la tétrica


noche, yendo directo a la cabeza del Mahoraga. Reaccionando con
rapidez, este desenfundó su propia arma afilada y la blandió para
interceptar el ataque. El largo sable giró en el aire antes de ser atrapado
por una delgada mano.

Todos se voltearon. Una figura tan esbelta como una grulla emergió
de la oscuridad, y sus mejillas tan radiantes y hermosas cual rosas se
expusieron bajo la luz de la luna. Sus labios rojos eran como fuego, y
las puntas de sus cejas, tan afiladas como sables, reflejaban
determinación. Aunque su rostro estaba claramente lleno de
intención asesina, era impresionantemente hermoso.

La comisura de su boca se curvó en una sonrisa muy provocativa.

—¿Quién dijo que morí en las Regiones Occidentales?

Los ojos de Xiahou Lian se iluminaron y dijo en voz alta:

—¡Mamá!

Todos miraron a Xiahou Pei, con expresiones de incredulidad. Había


desaparecido en las Regiones Occidentales durante tres meses y había
regresado con vida. Eso solo podía significar una cosa: el Chakravarti
había muerto a sus manos. Las miradas se dirigieron entonces al bolso
de piel de serpiente colgado junto a la cintura de Xiahou Pei. Era
redondo y abultado, y su base estaba manchada de sangre. Sin duda
alguna, contenía la cabeza del Chakravarti.

Al final, el Chakravarti, que había matado a tres asesinos de Garan


seguidos, murió a manos de Xiahou Pei. Con este nivel de habilidad
con el sable, nadie en Garan, aparte del abad, podía ser rival para ella.
Había miedo en los ojos del Mahoraga, que retrocedió tranquilamente
unos cuantos pasos.

—Ah, qué mala suerte, no me rompí ni brazos ni piernas y he


regresado sana y salva. Lamento no haber cumplido el deseito que
tanto anhelaban día y noche. —Xiahou Pei acercó a Xiahou Lian a su
lado, y una sonrisa siniestra y burlona se dibujó en la comisura de sus
labios.

Su sonrisa siempre había sido maliciosa, capaz de intimidar a


cualquiera que la viera. El Mahoraga ocultó cautelosamente su miedo
y dijo fríamente:

—Xiahou Pei, tu hijo dejó escapar secretamente a una joven de la


Mansión Xie. ¡Aunque seas la primera en la clasificación de las Ocho
Legiones, ni se te ocurra dejar esto impune!

El anciano que estaba encogido en la parte de atrás tosió.

—Es un pequeño joven maestro.

Xiahou Pei se encogió de hombros.

—¿Crees que soy una tortuga escondida en su caparazón como tú?


Oye, ese Qiu Algo Ye, ¿cuáles son las reglas de Garan otra vez?

Qiu Ye dijo:
—Según las reglas, Xiahou Lian debería ser castigado con la muerte,
pero espero que el abad le dé una salida.

Xiahou Pei miró a Xiahou Lian y le dijo:

—Hijo, dado que la dejaste ir, ya debes haberte decidido.

Xiahou Lian asintió.

—Me he decidido.

—¿Qué dices, vas a aceptar tu castigo obedientemente o vas a


arriesgar tu vida resistiendo? Si eliges la primera opción, te llevaré de
vuelta a la montaña. Si eliges la segunda, mataré a todos los presentes
y nos escaparemos lejos.

Incluso Xiahou Lian se quedó atónito ante el espíritu heroico de


Xiahou Pei. Sabía que su madre era genial, pero no esperaba que lo
fuera hasta ese punto. ¿Podía matar ella sola a veinte asesinos de
primera clase de Garan?

Cuando todos escucharon esto, estallaron de inmediato y señalaron


a Xiahou Pei, regañándola:

—¡Xiahou Pei, hablas con mucha arrogancia! ¡Ni siquiera vamos a


discutir si puedes matarnos o no, solo el Mediados de Julio en tu cuerpo
es suficiente para matarte!

Xiahou Pei sonrió.

—Vivir feliz, sea el tiempo que sea, es lo que importa. ¿Por qué
preocuparse tanto? ¿Qué dices, hijo?

Xiahou Lian dijo dubitativo:

—¿Realmente puedes vencerlos?


—Por supuesto que no, ¡pero mira qué mayor está nuestro Xiao Lian!
Hasta tienes novia, ¿cómo se llamaba? Ah, sí, Xie Jinglan. ¿Y qué tal es?
¿A quién se parece? ¿A Liu Ji, tal vez?

Toda la cara de Xiahou Lian se sonrojó por la vergüenza.

—Madre, no digas tonterías.

Después de decir esto, no pudo evitar pensar: «¿Cómo se puede


comparar a Xie Jinglan con Liu Ji y esas mujeres que solo sabían
emplastarse de colorete y polvos?».

—Jajaja, está bien, escucha. Hijo, si quieres hacer algo, hazlo, pero
debes estar preparado para enfrentar las consecuencias de tus
decisiones. En resumen, la elección es tuya, y tu madre estará
dispuesta a arriesgar su vida para acompañarte hasta el final. —
Xiahou Pei abrazó a Xiahou Lian, desapareciendo la intención asesina
de sus ojos y dejando al descubierto la brillante luz que los
caracterizaba, como estrellas en la noche.

Su inquietud inicial se desvaneció por completo, y de repente


Xiahou Lian sintió un valor inexplicable para enfrentarse a todo. Se
limpió el polvo del rostro y respiró hondo.

Todos dieron un paso atrás, mientras los sables en sus manos se


deslizaban ligeramente fuera de las vainas.

No eran nuevos en el oficio de asesinos, todos conocían bien la


naturaleza lunática de Xiahou Pei. Ella siempre había operado en
solitario, sin prestar ayuda ni rescate a otros. Los recién llegados al
gremio admiraban su valentía, asegurando que tenía la
determinación necesaria para la victoria absoluta. Sin embargo,
bastaba conocerla un poco para darse cuenta de que su determinación
no apuntaba a la victoria, sino a la muerte segura.

Mientras uno fuera un ser humano, valoraría su vida. Sin embargo,


Xiahou Pei no temía a la muerte. Para ella, las vidas ajenas eran tan
insignificantes como las de las hormigas, ¡y la suya propia era tan
liviana como una pluma! Esta actitud la convirtió en la cuchilla más
afilada de Garan.

Todos creían que si Xiahou Lian decidía arriesgar su vida y escapar


lejos, Xiahou Pei definitivamente sacaría a Hengbo, cuya fama sacudía
el mundo. Aunque no podría acabar con todos los asesinos, con su
habilidad con el sable, aseguraría que algunos no vieran el sol del
siguiente día.

«Lunática», maldijeron todos con rabia en sus mentes. «¡Esta


lunática!».

Xiahou Lian habló:

—Acepto mi castigo, Madre, llévame de vuelta a la montaña.


Capítulo 19: Controlar la vida o la muerte

Xie Jinglan ya no podía contar cuántos caminos había recorrido.

La mugre y el desaliño se adueñaban de sus ropas negras, ahora


salpicadas de polvo y manchas indefinibles. Su cabello parecía un
gallinero alborotado y hacía días que no se lavaba la cara, surcada por
vetas de mugre grisácea. La garganta la tenía tan seca que ardía, como
si tuviera clavada en su interior una lámina oxidada. Ni podía toserla
ni tragarla, y la saliva tenía un sabor metálico a sangre. Pero lo más
acuciante era el hambre. Su estómago vacío rugía con un dolor
punzante, la cabeza le daba vueltas y el mundo parecía dar tumbos a
su alrededor.

Antes de salir de Jinling, su intención era empeñar los pendientes


para costear los gastos del viaje. Sin embargo, nunca imaginó que el
tendero lo acusaría falsamente de robar los pendientes. Éste no solo se
quedó con las joyas, sino que también mandó a su sirviente a darle una
paliza. Xie Jinglang salió huyendo, aturdido, y se percató de que
además había perdido su sable corto en la tienda.

Llevaba mucho tiempo con hambre, tanta que recogía para comer la
bazofia que los cocineros sacaban de los restaurantes. Sin embargo, los
restaurantes preferían alimentar con la bazofia a los cerdos que a los
mendigos, por lo que enviaban con frecuencia a personas sosteniendo
una escoba para salir a ahuyentarlo.

Hace unos días, había visto a un niño en cuclillas frente a la puerta


de su casa, devorando un panqueque de azúcar. Tenía apenas cinco o
seis años, y mientras observaba a los transeúntes pasar por la calle,
disfrutaba de su dulce manjar. Xie Jinglan se mantenía oculto tras una
pared, observando con deseo ese panqueque de azúcar que aquel niño
sostenía con sus pequeñas manos, como si fuera el último dulce en el
mundo. Una batalla interna se libraba en su corazón: el hambre lo
instaba a arrebatar el panqueque de azúcar, mientras que la razón le
advertía que sería vergonzoso robarle a un niño.

Cuando quedaba apenas un pequeño pedazo del panqueque de


azúcar, finalmente no pudo resistirse más. Pasó rápidamente por
delante de los ojos del niño y arrebató el último trozo del panqueque
cubierto de azúcar en polvo. El niño se quedó allí, agachado, con las
manos aún en posición de sostener el panqueque. Cuando reaccionó,
Xie Jinglan ya se había ido. El niño estalló en lágrimas, entrando a
trompicones a su casa para llorar y quejarse.

Xie Jinglan se había acuclillado en un callejón no muy lejano,


tragando el bocado del panqueque de azúcar junto con sus lágrimas.
Desde entonces, había rondado las calles y los callejones y había
buscado comida en manos de niños frágiles como un perro callejero
en busca de huesos. Aunque a veces los adultos inevitablemente lo
atrapaban y le daban una paliza, apenas era capaz de llenar su
estómago.

Más tarde, no supo cuánto tiempo había estado caminando, y


mucho menos hacia dónde había caminado. Los campos estaban secos
y agrietados, como la piel seca de un anciano, y a su alrededor había
refugiados hambrientos. Algunos llevaban a sus familias, y otros
caminaban solos. Ya ni siquiera podía robar comida, pues todos
estaban en la más absoluta pobreza.

A veces, veía a niños flacos con panzas espantosamente grandes


porque habían comido tierra de Guanyin114, lo que hacía que sus
estómagos se distendieran y yacieran en el suelo con los labios pálidos,
esperando morir. Con el tiempo, dejó de ver niños y ancianos en el
camino. Xie Jinglan temía ser capturado y devorado, así que optaba

114
Un tipo de arcilla blanca que se comía en la desesperación durante tiempos de hambruna. Si se come en exceso
se produce una disfunción intestinal, obstrucción y distensión abdominal, que acaba provocando la muerte.
por senderos remotos y deshabitados. Cuando tenía hambre, se
conformaba con comer algunas hierbas para calmar su estómago.

El agua y la comida ocupaban sus pensamientos por completo.


Estaba tan absorto que no tenía espacio para odiar a Wei De o añorar
el pasado, ni para preocuparse por si Garan de las Siete Hojas lo
descubriría alguna noche, encogido en un rincón y durmiendo. Solo
pensaba en llenar su estómago, y aparte de eso, no podía concentrarse
en nada más.

Sin embargo, aún llevaba puestas las ropas negras que Xiahou Lian
le había dado, y guardaba la máscara en el pliegue de su ropa. No se
atrevía a sacarla, temeroso de que otras personas la vieran y se la
arrebataran.

Más tarde, recordó que Xiahou Lian había dicho una vez que si
colocaba la moneda de cobre en el lugar más alto de la ciudad, entonces
podría volver a verlo. Así, Xie Jinglan subió al campanario, con la
abrasadora luz del sol brillando de tal manera que no podía abrir los
ojos. Cada paso que daba era como pisar algodón, y utilizaba las manos
y los pies simultáneamente para subir. Colocó la máscara junto a la
gran campana. Las palomas que se encontraban frente a la campana
se asustaron y batieron las alas mientras se dispersaban en todas
direcciones y salían volando.

«Quizás cuando venga Xiahou Lian ya me habré muerto de


hambre», pensó aturdido Xie Jinglan mientras se apoyaba en una
pared.

El agua dulce inundó su boca y garganta, devolviéndolo


abruptamente a la plena conciencia. Tomó la cantimplora y bebió
ávidamente. Frente a él apareció un bollo al vapor, y Xie Jinglan lo
agarró al instante, devorándolo con rapidez.

—Más despacio, más despacio, no te ahogues. —El hombre sonrió


mientras le acariciaba la espalda.
Xie Jinglan levantó la vista. El hombre que tenía delante lucía como
un erudito, y sus ojos parecían poseer una sonrisa natural, tan suave
como el agua.

Se tragó el bollo al vapor que tenía en la boca y dijo con voz ronca:

—Te reconozco.

—¿Oh?

—Esa noche en la Mansión Xie, fuiste tú quien me dejó ir. —Al


recordar el campo de matanza Asura115 de esa noche, los ojos de Xie
Jinglan se pusieron un poco rojos.

—Realmente he sido descubierto por ti. —Qiu Ye se rio


ligeramente—. Aunque la forma de tu cuerpo es muy similar a la de
Xiao Lian, tu postura al caminar y tus ojos al mirar a la gente son
completamente diferentes. A menudo me disfrazo de otras personas,
y ese pequeño truco tuyo puede engañar pasablemente a esos
asesinos, pero no es suficiente para engañarme a mí.

—Aunque me dejaste ir, también eres un asesino que exterminó a mi


clan, así que no te lo agradeceré.

—No espero tu agradecimiento.

—¿Qué pasa con Xiahou Lian? ¿Por qué no vino él?

Los ojos de Qiu Ye se oscurecieron y no contestó.

—No deberías poner la máscara aquí. Si alguien de Garan la viera,


estarías muerto. Es una suerte que haya sido yo quien viniera; de lo
contrario, los esfuerzos de Xiao Lian habrían sido en vano.

115
Un Asura es una de las Ocho Legiones, y son típicamente conocidos por ser asesinos y malvados. Un campo de
Asura (matanza) es, como su nombre indica, un campo de matanza entre Asuras. También se ha extendido para
referirse a un campo de batalla trágico.
—¿Cuál es la diferencia entre morir de hambre y ser asesinado por
ustedes?

Qiu Ye puso un lingote de plata en su palma y dijo:

—Cuida bien tu vida. Xiao Lian cambió la suya propia por la tuya, así
que no debes decepcionarlo.

Xie Jinglan fue repentinamente sorprendido.

—Xiahou Lian, ¿qué... le ha pasado? ¿No dijo que no moriría?

La expresión de Qiu Ye se entristeció un poco. Dirigió su mirada


hacia el sur y dijo:

—Violó las regulaciones del Templo de Garan al ayudarte a escapar


del intento de asesinato, por lo que el abad lo castigó con ochenta y un
latigazos. Cuando salí, todavía estaba en la cama, inconsciente. No sé
cómo estará ahora. No tener noticias es lo mejor, y Xiao Lian siempre
ha sido fuerte y decidido, así que seguramente estará bien.

—¿Y la Garuda? ¿No es el hijo de la Garuda? ¿Por qué la Garuda no lo


salvó?

—Las normas del templo son muy estrictas, ni siquiera la Garuda


puede desafiarlas. —Qiu Ye miró a Xie Jinglan, y su mirada se volvió
mucho más profunda—. Seguro que Xiao Lian te trata de forma
diferente, incluso te ha dicho que la Garuda es su madre.

Xie Jinglan giró la cabeza.

—No me lo dijo, lo adiviné yo mismo.

Qiu Ye suspiró y dijo:

—Hoy es la última vez que nos vemos. No busques más a Xiao Lian.
Eres una presa registrada de Garan, así que los asesinos te rastrearán
como sabuesos. Ve a la capital; hay muchos nobles allí. Puedes pasar
hambre en cualquier lugar, menos en la capital. Incluso podrías
encontrarte con algún noble del palacio que haya instalado una carpa
de congee para distribuirlo gratis.

Xie Jinglan estaba un poco aturdido.

¿No podrá volver a ver a Xiahou Lian nunca más?

—Pequeño joven maestro, no nos encontraremos de nuevo. Te deseo


buena suerte. —Qiu Ye se subió al muro de la ciudad y le sonrió
ligeramente a Xie Jinglan. Su cuerpo cayó lentamente, con su cabello
de tinta volando al viento como la seda.

Cuando Xie Jinglan asomó la cabeza para mirar a su alrededor, Qiu


Ye ya había escapado en el viento como una hoja que cae, sin dejar
rastro.

Tras escuchar las palabras de Qiu Ye, Xie Jinglan siguió junto a la
marea de refugiados hacia la capital. Todos tenían la cara marcada por
la indiferencia y cubierta de polvo. Sus ojos y labios habían perdido el
color, como muñecos de barro y, al mismo tiempo, como cadáveres
ambulantes. Sus zapatos, raídos hasta la extenuación, dejaban al
descubierto dedos sucios del pie. Menos mal que hacía calor, así que no
pasaban frío por tener los dedos expuestos.

Después de tres días de ser rechazado en las puertas de la ciudad, Xie


Jinglan se coló en la capital durante un disturbio entre un grupo de
refugiados. La esquina de la ciudad ya estaba repleta de personas
durmiendo, con ropas harapientas y extremidades tan delgadas que
parecían palos de hueso. Soldados revisaban el montón de cuerpos,
seleccionando a los muertos y cargándolos en carros para ser llevados
a fosas comunes.

Xie Jinglan no miró más y caminó inexpresivamente hacia la


dirección del palacio imperial. El cielo se fue oscureciendo poco a poco,
y los faroles de las calles se colgaron uno a uno, iluminando todos los
caminos para que fueran tan brillantes como el día. Lujosos carruajes
decorados abarrotaban las calles y callejones, y los fuegos artificiales
florecían en el cielo, uno tras otro. El ruido ensordecedor que llegaba
desde el horizonte se fue desvaneciendo, como si fuera un sonido de
otro mundo.

Resultó ser el Festival de Medio Otoño.

En el corazón de Xie Jinglan no hubo ninguna fluctuación.


Simplemente se abrió paso entre la multitud en silencio e
indiferentemente robó la bolsita de alguien. De repente, la multitud se
separó como si fuera expulsada por algo, y todos se apartaron a los
lados. Desde la esquina de la calle, un carruaje tirado por cuatro
caballos se acercaba, sus ruedas aplanando dos surcos paralelos.
Detrás del carruaje, dos filas de subalternos del Departamento
Oriental montaban altos caballos. Vestían ropas negras y portaban
sables negros, con el bordado en sus pechos representando colmillos
al descubierto y garras enarboladas. Todos ellos permanecían
impasibles, como si fueran espíritus malignos Asura en la noche.

Alguien entre la multitud susurró:

—¡Qué imponente, el Eunuco Wei es cada vez más próspero! Un


simple eunuco ya puede ser poderoso a este grado, realmente no sé de
qué sirve estudiar seriamente en este tiempo.

—¿Quieres morir? Cuidado con que un subalterno te escuche, ¡cuida


tu vida!

—Ah, escuché que mañana por la tarde, afuera de la Puerta


Dong'an116, un eunuco del palacio saldrá a llevarse gente a trabajar al
palacio. ¿Qué tal si vamos a intentarlo? En el futuro, tal vez podamos
llegar a ser el gobernador del Depósito Oriental.

—Se trata de morir sin descendencia. Puedes ir solo, yo no me uniré


a eso.

116
Lit. Puerta de Seguridad del Este. Es la entrada este de la ciudad.
De repente, un mendigo con ropas andrajosas salió corriendo de
entre la multitud, agitando una ristra de petardos en la mano. Se
precipitó hacia el carruaje de Wei De y rugió con fuerza:

—Eunuco Wei, las seis prefecturas de Shandong tienen cadáveres de


muertos de hambre por todas partes, ¡y tú estás aquí disfrutando de
tiempos de paz!

Los petardos crepitaron, echando chispas brillantes, y la persona los


lanzó hacia el carruaje de Wei De. Justo cuando estaban a punto de
asustar a los caballos, un subordinado atrapó los petardos en el aire y
los lanzó lejos.

Enseguida, otro subordinado bajó de su caballo y agarró al mendigo.


Este luchaba vigorosamente y gritaba:

—Wei De está destruyendo el país y causando estragos entre la


gente. ¡Las seis prefecturas de Shandong están prácticamente a punto
de extinguirse! ¡Dios, abran los ojos!

El subordinado maldijo para sus adentros, le zafó el mentón al


mendigo y le retorció las manos y los pies, rompiéndolos. Solo
entonces el mendigo se desplomó en las manos del subordinado como
un saco de arpillera, limitándose a mirarlo fijamente con ojos rojos.

Una mano que llevaba unas cuentas de oración budista Canaan de se


extendió desde el interior de las cortinas del carruaje e hizo un gesto
vago.

Cuando el subordinado vio el gesto, dio un tajo horizontal con su


sable. De la garganta del mendigo brotó al instante sangre a raudales,
su cuerpo sufrió algunos espasmos y se quedó en silencio.

El mendigo fue alejado por el subordinado, y el carruaje lentamente


se fue. La muchedumbre volvió a congregarse, y comenzó de nuevo un
alboroto de voces. Los vendedores ambulantes y los sirvientes
vendían repetidamente sus cosas, y los tambores de cascabel
retumbaban sin parar.

En este mundo, una persona asesinada era como un grano de arena


arrastrado por una ola, sin dejar rastro y sin importarle a nadie.

Wei De, ¿resulta que la persona dentro de ese carruaje había sido
Wei De? Xie Jinglan miró el carruaje que desaparecía por la esquina de
la calle, y lentamente apretó los puños con fuerza.

Si un día él, Xie Jinglan, llegara a ostentar un gran poder, ¿acaso


también podría decidir sobre la vida y la muerte como lo ha hecho este
hombre, y considerar las vidas humanas como simples hierbas?
¿Podría él también, llevado por la ira de una sola persona, arrebatar la
vida a cientos de personas y exterminar un clan entero? ¡Wei De estaba
por debajo de una sola persona, pero por encima de decenas de miles!
¡Él sería superior a todos y a la vez estaría por encima de decenas de
miles de personas! De ahora en adelante, cualquiera que lo hostigara,
lo lastimara o lo traicionara, ¡moriría sin que su alma encontrara paz
y con sus huesos esparcidos por doquier! Los nobles se inclinarían ante
él, y hasta los descendientes del emperador agacharían la cabeza en
señal de respeto.

Levantó la vista, con los ojos como abismos sin fondo,


completamente oscuros, y un demonio en el fondo de su corazón abrió
lentamente la mirada.

La luna se puso y el sol salió, todas las tiendas abrieron sus puertas
y los propietarios de los puestos de fideos convirtieron la harina en
masa. Xie Jinglan hizo una marca bajo un viejo árbol sófora en un
callejón y enterró la máscara de Xiahou Lian bajo el árbol. Después de
hacerlo todo, se levantó, se ajustó la ropa mirando su sombra y salió
del callejón. Ya había una larga fila fuera de la Puerta Dong'an.

Algunos se habían castrado así mismos, y todavía había charcos de


sangre frente a sus túnicas, y sus pasos eran débiles mientras
avanzaban con la fila. Otros eran demasiado viejos y fueron
expulsados de la fila. Estos se revolcaban en el suelo, llorando y
gritando que querían entrar en el palacio como eunucos. Finalmente,
llegó el turno de Xie Jinglan. El eunuco que estaba escribiendo levantó
la vista y echó un vistazo a Xie Jinglan, antes de preguntar
despreocupadamente:

—¿Qué edad tienes?

—Doce años.

—¿De dónde eres? ¿Cómo te llamas?

—Soy de Jinling. —Xie Jinglan se quedó en silencio durante un rato,


y vio el colgante de jade que el eunuco llevaba en la cintura. Dijo—:
Shen Jue, jue como colgante de jade.

El eunuco escribió los dos caracteres, «Shen Jue», en una etiqueta de


madera y se la entregó a Xie Jinglan. Sosteniendo la etiqueta, Xie
Jinglan siguió a los otros mendigos seleccionados, avanzando hacia las
imponentes puertas del palacio. Las puertas bermellón del palacio se
abrieron con un crujido, revelando el camino imperial y las
numerosas puertas del palacio más allá. Bajo el palacio imperial, ellos
parecían una fila de hormigas avanzando lentamente, pequeñas y
frágiles en comparación.

Tras él, las puertas bermellón se cerraron con un golpe sordo. Xie
Jinglan echó un vistazo hacia atrás y el último rayo de sol antes de que
se cerraran iluminó su rostro, que no reflejaba ni tristeza ni alegría.
Capítulo 20: Palacio silencioso

El tambor vespertino sonó seis veces, y las montañas distantes se


desvanecieron en el crepúsculo. Nubes oscuras se cernían sobre el
palacio imperial, mientras la luz del día se filtraba ocasionalmente
entre los huecos de las densas nubes. Los eunucos utilizaban largas
varas para colgar linternas en ganchos de hierro bajo los aleros. Las
linternas se encendían una tras otra, balanceándose suavemente y
esparciendo un halo suave por el palacio; adornaban cada rincón,
formando un espectáculo brillante. Sin embargo, solo el Cuarto
Recinto Qianxi117 permanecía sumido en la oscuridad, y solo las
campanas de hierro de los caballos118 oscilaban solitarias bajo los
aleros desnudos. Este era el rincón más desolado de la Ciudad
Prohibida.

—Emperador... Emperador... Te extraño tanto, ¿por qué no vienes a


verme? —Una mujer vestida de rojo estaba sentada en lo alto de un
muro, agitando un pañuelo. Sus ojos eran oscuros, como un pozo
antiguo y vacío.

—Oh, consorte Gao, ¿por qué subiste otra vez? Si el supervisor te ve,
Xiao Juezi y yo seremos castigados de nuevo —dijo Si Xi119 mientras
daba vueltas ansiosamente. Luego, se metió los extremos de su falda
en su cinturón y trepó cautelosamente por la escalera junto a la
consorte Gao. Su cuerpo era un poco regordete, así desde lejos parecía
una albóndiga ensartada en un palo delgado.

A principios de año, la Consorte Gao se mudó al Cuarto Pabellón


Qianxi. Se rumoreaba que fue porque esparcía judías rojas en los

117
El cuarto de los Cinco Recintos Qianxi.
118
La curvatura de los aleros se asemeja a los cuellos y cabezas de los caballos, por lo que las campanas que
cuelgan de ellos parecen llevadas por los caballos, razón por la que se les llama caballos de hierro.
119
Lit. Cuatro Alegrías.
senderos del jardín que solía frecuentar la Noble Consorte Ma, con la
intención de hacerla tropezar y provocarle un aborto. Cuando todo
salió a la luz, la Consorte Gao no solo fue encerrada en la Corte del Clan
Imperial y torturada durante un largo periodo, sino que también se le
volaron los tornillos. Originalmente, ya vivían tres consortes nobles
desquiciadas en el Cuarto Pabellón Qianxi. Con la llegada de una más,
Si Xi, el eunuco encargado, estaba agotado de tanto ir y venir. Su
cabeza, que ya empezaba a clarear, perdió unos cuantos mechones
más de cabello por el estrés.

Justo cuando no sabía qué hacer, un pequeño eunuco que parecía


tener catorce años, y que vestía ropas negras, entró y puso una caja de
comida sobre la mesa.

—¡Baja y come!

Cuando la Consorte Gao oyó esto, se apresuró a empujar a Si Xi hacia


abajo y se levantó su propia falda mientras bajaba la escalera. Mantuvo
la cabeza baja mansamente mientras se sentaba ante la mesa,
esperando a que el pequeño eunuco le sirviera la comida.

Si Xi suspiró aliviado y dijo:

—Shen Jue, sigues siendo el más capaz.

Shen Jue colocó los cuencos y los palillos en la mesa, con los ojos
bajos y las cejas tan tranquilas como una pintura, todo ello como el
paisaje verdinegro de un cuadro. Ahora tenía catorce años, y su
estatura había aumentado rápidamente, como ramas de sauce que
brotan. Sin embargo, no fue capaz de comer bien durante todo el año,
por lo que no tenía mucho color en el rostro, lo que le daba un aire de
fragilidad enfermiza.

Si Xi desvió la mirada hacia abajo y se fijó en sus dedos esbeltos. Sus


uñas estaban impecablemente recortadas, sin un solo padrastro. El
corazón de Si Xi se agitó y su mano derecha acarició el dorso de la
mano de Shen Jue.
—Xiao Juezi —murmuró—, sobre lo que te dije el otro día, ¿qué has
pensado al respecto?

Shen Jue esbozó una sonrisa burlona y retiró su mano con calma.

—Solo he oído hablar de eunucos y doncellas de palacio que se


juntan, pero no he oído antes que dos eunucos puedan hacerlo.

—Ah, aquí es donde no entiendes —dijo Si Xi entrecerrando sus ojos


del tamaño de judías verdes, una luz lujuriosa brotaba de las
hendiduras negras de estos—. Nosotros, los eunucos, hemos sido
castrados, ¿entonces en qué nos diferenciamos de las mujeres? Los
eunucos y las doncellas del palacio pueden unirse, e inevitablemente
necesitan la ayuda de ciertas cosas para lograrlo. Eunuco con eunuco
es naturalmente lo mismo…

La apariencia de Shen Jue era muy atractiva, y él había tenido esa


idea durante mucho tiempo. Afortunadamente, Shen Jue estaba en el
desolado palacio frío120, dónde solo los cuervos volaban por el día. Si
Shen Jue estuviera trabajando frente a los nobles, temía que él, Si Xi,
no tuviera ninguna porción de esta golosina.

El problema era la resistencia inquebrantable de Shen Jue. Los


intentos de coqueteo de Si Xi se enfrentaban con total indiferencia. No
fue sino hasta que Si Xi amenazó con usar la fuerza, dejando a Shen Jue
un poco receloso y ligeramente más receptivo, que pudo siquiera
acercarse a él.

La expresión de Shen Jue era de asco mientras se burlaba:

—¿Qué, tengo que ser yo?

—Por supuesto. —Si Xi estaba acostumbrado a los comentarios


mordaces de Shen Jue, así que no le dio importancia. Sonrió con tono
apaciguador y dijo—: Mis sentimientos por ti están plasmados en los

120
El lugar donde residen las esposas o concubinas del emperador cuando han cometido crímenes o el emperador
ya no las quiere.
cielos y la tierra y atestiguados por el sol y la luna. Mira, ¿alguna vez
he sido frío contigo? ¿Acaso no estoy ya apretando mi cálido rostro
contra tu frío trasero? No te preocupes, ven conmigo. Algún día,
cuando mi padrino121 me traslade de este molesto y frío palacio a la
Dirección de Caballos Imperiales122, también te llevaré conmigo para
que no tengamos que esperar todos los días en este solitario jardín.

Hace dos días, Si Xi había desembolsado unos cuantos taels de plata


y sobornado al eunuco supervisor de la Dirección de Caballos
Imperiales, haciéndose su ahijado. Aunque aún le quedaba un largo
camino por recorrer para salir del palacio frío, ya estaba seguro de que
podría ascender rápidamente a una posición elevada. En estos días, se
había estado pavoneando como si ya fuera algo importante, con la
cabeza bien alta.

Shen Jue mezcló su comida un par de veces y dijo con calma:

—Está bien.

Al escuchar esto, Si Xi se llenó de felicidad. Una sonrisa sin alegría


asomó en la comisura de los labios de Shen Jue.

—Esta noche, iré a tu habitación a buscarte.

—Está bien, está bien, estaré esperando, estaré esperando. —Si Xi


estaba encantado más allá de la medida y extendió las manos,
deseando tomar las de Shen Jue.

Shen Jue retrocedió, justo a tiempo para esquivar las garras de Si Xi.
Con un gesto de la mano, dejó caer los palillos sobre la mesa y dijo:

—No tengo hambre, ustedes coman solos.

Si Xi quiso perseguirlo, pero la Consorte Gao de repente agarró a Si


Xi y gritó:

121
Era común que los eunucos tomaran padrinos o ahijados, ya que no podían tener hijos propios.
122
Una de las Doce Direcciones de los Veinticuatro Yamenes.
—¡Tengo hambre! ¡Tengo hambre! ¡Todavía no estoy llena!

Si Xi, frustrado, dijo:

—¡Come, come, revienta ya!

Shen Jue cerró la puerta. Su habitación estaba desolada y se había


olvidado de cerrar la ventana enrejada, por lo que varios pétalos de
flores habían caído sobre su escritorio, decorando delicadamente las
páginas abiertas de sus libros. Cerró la ventana, se acercó al lavabo y
sumergió su mano derecha, que había sido tocada momentos antes, en
el agua, limpiándola una y otra vez hasta que su piel se enrojeció. Al
recordar el rostro de Si Xi, se sintió tan asqueado que se sintió
incómodo. Shen Jue levantó la mano y volcó la palangana, luego
derribó con una patada un banco. Solo entonces su ira se disipó
ligeramente.

Había estado ocupado afuera durante todo el día, y todo su cuerpo


estaba pegajoso e incómodo. Shen Jue fue a buscar algo de agua y la
llevó a su habitación para bañarse. El agua ligeramente caliente se
derramó sobre su cuerpo, ahuyentando su fatiga. Shen Jue se lavó el
rostro y el agua resbaló por sus pestañas como gotas en el pétalo de
una flor.

En el momento en que se limpiaba el cuerpo, se oyó un estruendo en


el exterior de la ventana. Shen Jue se giró bruscamente, se puso algo de
ropa y abrió la ventana de un empujón. Vio fragmentos de macetas
esparcidos por todo el suelo.

Si Xi regresó a su habitación con el corazón palpitante. Justo en ese


momento, se le ocurrió una idea indecente y se acuclilló en secreto
bajo la ventana de Shen Jue. Se había mojado el dedo con saliva y había
abierto un agujero para espiar a Shen Jue bañándose, pero no esperaba
ver su gran secreto. Este secreto era suficiente para que Shen Jue
muriera. Había una expresión de locura en su rostro. Ahora, aunque
Shen Jue quisiera resistirse a él, no podría hacerlo.
Después de beber unos sorbos de té, Si Xi se calmó y se sentó en su
escritorio, esperando con entusiasmo a que se hiciera de noche. De
repente, Shen Jue abrió la puerta, con una expresión sombría mientras
permanecía afuera.

Si Xi sabía muy bien por qué había venido, pero aun así sonrió
hipócritamente.

—Todavía no es la hora, no esperaba que fueras tan impaciente.

Shen Jue entró lentamente. La habitación desprendía un olor


indistinto, y se tapó la nariz con asco mientras miraba los objetos del
lugar. Shen Jue solo llevaba ropa interior y un fino abrigo sobre los
hombros. Acababa de terminar de ducharse, por lo que tenía el cabello
mojado, y las gotas de agua fluían serpenteando a lo largo de sus
puntas hasta el interior de su cuello, mojando una zona. Su pálida piel
era tan suave y brillante como un jade humedecido por el agua.

Si Xi se quedó mirando fijamente el cuello blanco y puro de Shen Jue


como si hubiera perdido la cordura, con la saliva prácticamente
goteando.

Los eunucos eran criaturas muy extrañas. Claramente, esa parte de


ellos había sido cortada, sin embargo, el deseo en sus corazones no
había reducido en absoluto. Al contrario, se volvió aún más
desenfrenado que antes, y jugaban tanto con mujeres como con
hombres, y ni hablar de rechazar a los que no eran ni hombres ni
mujeres.

En el palacio, no faltaban los rumores sobre eunucos que mataban a


las doncellas con las que se habían juntado. Se decía que los cadáveres
estaban amontonados en el barro, demasiado horribles a la vista. Sin
embargo, el palacio imperial nunca había sido un lugar justo, y el
castigo dado a los altos mandos era, como mucho, unos cuantos golpes
de vara. Esta práctica se hizo cada vez más intensa, y si no fuera porque
los que vivían en el Cuarto Recinto Qianxi eran todos lunáticos, esta
gente tendría realmente la monstruosa audacia de poner sus manos
sobre una noble consorte.

Shen Jue lo miró fríamente y dijo:

—¿Lo viste?

Una luz insidiosa salió disparada de los ojos de Si Xi, y le respondió:

—¿Ver qué?

—No juegues conmigo. Si quieres algo, dilo. —Shen Jue buscó


casualmente y al azar entre las pequeñas cajas del escritorio de Si Xi,
sacando cadenas de joyas que había robado de algún patio de palacio.

—¿Sabes lo que quiero? —Si Xi puso descaradamente su rostro


frente a Shen Jue, acariciando disimuladamente su cabello—. ¿No es a
ti a quien quiero? Pienso en ti día y noche, y doy vueltas en la cama, sin
poder dormir cada noche.

Su cabello era gélido y arañaba ligeramente la palma de su mano,


como si estuviera arañando lo más profundo del corazón de Si Xi. En
su mente, ya había pensado en cien formas de amar a Shen Jue, y no
podía esperar a ver a Shen Jue suplicando piedad.

—¿Pero qué pasa si no quiero? —La mirada de Shen Jue se oscureció


lentamente.

—No tienes elección —dijo Si Xi al oído de Shen Jue—. Conozco tu


secreto. Si quieres quedarte en el palacio como una buena persona,
tienes que escucharme obedientemente. Si no, lo gritaré bien fuerte y
la cabecita de este cuello tuyo no estará a salvo.

—¿Es así? —Shen Jue volvió a reírse sin humor y sacó


tranquilamente unas tijeras de un cajón.

Abrazó a Si Xi, apuntando la punta de las tijeras a su espalda.

—Por supuesto, te amaré bien.


Si Xi pensó que Shen Jue había cedido, y se alegró enormemente
mientras devolvía el abrazo a Shen Jue. Olfateó con avidez la fragancia
del jabón de miel en su cuerpo. De repente, el centro de su espalda le
dolió gravemente y su rostro sufrió un espasmo. Miró a Shen Jue con
incredulidad. Shen Jue lo miraba con frialdad; la mirada de sus ojos no
era como si estuviera mirando a una persona, era como si estuviera
mirando un cadáver.

Si Xi se llevó las manos a la espalda y sintió que se volvían húmedas


y pegajosas. Cada vez salía más y más sangre y gritaba de dolor como
un cerdo sacrificado. Shen Jue recogió una prenda del respaldo de una
silla y se la metió en la boca a Si Xi. Si Xi agarró con fuerza las manos
de Shen Jue, tan enfadado que sus ojos parecían estar a punto de
salirse. Sus manos fueron perdiendo fuerza y se aferró débilmente a
las de Shen Jue. Finalmente, se desplomó en el suelo, y solo un par de
ojos parecidos a campanas de cobre seguían abiertos, como si quisiera
grabar el rostro de Shen Jue en su mente para poder regresar para
reclamar su vida cuando su alma volviera a medianoche.

Había dejado de respirar por completo. Shen Jue se quitó el abrigo y


lo envolvió alrededor de la herida de Si Xi, sin dejar que la sangre
siguiera brotando. Luego, cargó a Si Xi sobre su espalda y lo arrojó al
pozo seco. Nadie sabía que el pozo seco del Cuarto Recinto Qianxi
conducía a un bosque desolado fuera del palacio. Cuando Shen Jue
había estado trabajando... cuando había estado limpiando la
biblioteca, había descubierto esto en un mapa polvoriento del palacio
de la dinastía anterior.

Shen Jue regresó a su habitación y se vistió, ya que su cuerpo estaba


débil y no podía soportar el viento. Luego, tomó un manojo de cuerda,
lo bajó al pozo, descendió por la cuerda y metió el cadáver de Si Xi en
las profundidades del pozo. Si Xi era muy pesado, y Shen Jue ejerció
toda su fuerza para arrastrarlo a un lugar adecuado. Estaba demasiado
lejos del palacio, y Shen Jue tuvo que volver primero para ocuparse de
la sangre de la habitación.
Cuando volvió a subir a la boca del pozo, el cielo ya estaba oscuro. Al
mirar, vio a un joven vestido de negro acostado junto al pozo. El joven
llevaba una media máscara y sostenía un sable largo. Había una zona
húmeda en su hombro, y parecía ser sangre.

«¿Es un asesino?», pensó Shen Jue.

Acababa de matar a una persona, este asesino realmente no había


llegado en el momento adecuado. Definitivamente no podía ser
descubierto por la Guardia del Dragón Dorado123.

Shen Jue regresó a su habitación y tomó las tijeras. Las sostuvo con
ambas manos y las clavó ferozmente hacia el joven. En el instante en
que las tijeras se acercaron a la carne, el joven abrió bruscamente los
ojos, y el intento de matar en su mirada destelló. Se levantó
rápidamente y se sentó, agarrando la muñeca de Shen Jue con su mano
derecha. La fuerza del joven era muy grande, y Shen Jue sintió como si
estuviera siendo sujetado por tenazas de hierro. Inmediatamente
después, la mano izquierda del joven sacó una daga de su cintura. Se
inclinó hacia adelante y la colocó sobre el cuello de Shen Jue al tiempo
que lo presionaba contra el suelo.

En la penumbra, los dos se miraron. El joven quedó atónito y dijo:

—¿Joven maestro?

Shen Jue también quedó perplejo. Levantó la mano y retiró la


máscara de la persona frente a él. Efectivamente, reveló un rostro
familiar. Había crecido mucho, y las líneas en su rostro mostraban
determinación y firmeza. En sus mejillas, unas gotas de sangre fresca
añadían un toque de aura asesina a su semblante.

Xiahou Lian se apoyó en el pozo para subir, diciendo:

123
Guardias imperiales que protegían al emperador.
—Haz como si no me hubieras visto, me voy. Quizás nos volvamos a
encontrar.

Con esto, dio tres pasos en dirección al muro del palacio y luego cayó
al suelo con un sonoro «pam».

Shen Jue se quedó sin palabras.

Xiahou Lian estaba gravemente herido. La herida en su hombro casi


llegaba al hueso, así que era urgente tratarla. Shen Jue llevó a Xiahou
Lian a la habitación de Si Xi, le quitó la ropa ensangrentada y la arrojó
al brasero de carbón, quemándola por completo. Afortunadamente, la
habitación de Shen Jue tenía algunas hierbas medicinales, así que
tomó las que detenían el sangrado y las aplicó en la herida de Xiahou
Lian.

Xiahou Lian estaba inconsciente, con la frente empapada de sudor y


las cejas fruncidas con fuerza. Shen Jue le palpó la frente y confirmó
que tenía fiebre. Rápidamente, trajo un poco de agua fría, mojó su
paño y lo colocó sobre la frente de Xiahou Lian.

Una ráfaga de ruido llegó desde el exterior. Alguien gritó:

—¡Buscando asesinos, todos, salgan!

Shen Jue se sorprendió interiormente. Abrió una rendija en el


enrejado de la ventana y vio que afuera había una fila de guardias del
Dragón Dorado, todos ellos de aspecto fiero, con sus cota de malla y
sables de pluma de ganso124 brillando con un resplandor frío.

Si descubrían a Xiahou Lian, ambos estarían condenados a morir. En


ese momento, cuando vio la herida de Xiahou Lian, estaba demasiado
ansioso y solo se centró en ayudarlo a vendarla. Debería haber puesto
a Xiahou Lian en el pozo primero.

124
Nombre de un tipo de sable utilizado en la dinastía Ming. Su hoja es en su mayor parte recta y está ligeramente
curvada cerca de la punta, que se asemeja a la punta del ala de un pájaro.
Era demasiado tarde para lamentarse. La mente de Shen Jue dio
vueltas rápidamente mientras pensaba en cómo salir airoso de esta
situación. Con el rabillo del ojo, vio los cosméticos en el escritorio de
Si Xi. Shen Jue sacó un trozo de colorete y cubrió la cara de Xiahou Lian
con puntos rojos. Cubrió su cuerpo con una manta, comprobó
cuidadosamente que no hubiera más sangre en su propio cuerpo y
salió por la puerta.

—¿Dónde está el emperador? ¿Por qué no ha venido el emperador?


¿El emperador los ha enviado a todos aquí para llevarme de vuelta?
¡Maravilloso, voy a volver, soy una noble consorte, una noble
consorte! —gritó emocionada la consorte Gao, mientras dos guardias
del Dragón Dorado la ataban a un pilar. Las otras tres consortes no
estaban tan desquiciadas como ella, y se encogieron bajo el corredor,
asomando apenas sus ojos mientras observaban al grupo de hombres
fríos y sombríos.

—Una noble consorte fue asesinada en el banquete de la noche, y el


asesino huyó aquí. Hemos recibido órdenes de venir a buscarlo. Date
prisa y ordena a todos los del Cuarto Recinto Qianxi que vengan aquí
para ser revisados —dijo un guardia.

Los jóvenes eunucos se apresuraron uno tras otro, abrochándose los


botones mientras corrían con pasos rápidos y cortos, y se detuvieron
bajo el corredor con la cabeza y los ojos bajos.

El guardia caminó en un círculo, dando palmaditas en el hombro


derecho de cada uno. Al no notar nada extraño, se volvió hacia Shen
Jue y preguntó:

—¿Están todos aquí?

Un guardia del Dragón Dorado vino a informar:

—Señor, todavía hay alguien acostado en una habitación.


—Es el Eunuco Si Xi. Está enfermo y no puede levantarse —
respondió Shen Jue con calma.

—Hay que revisarlo aunque esté enfermo. —El guardia llamó a un


subordinado y le dijo—: Entra y echa un vistazo.

Shen Jue dijo:

—Hay manchas rojas por todo el cuerpo del Eunuco Si Xi, me temo
que es viruela, así que es mejor que no entren.

Cuando todos escucharon esto, retrocedieron unos pasos


temerosos. El rostro del guardia estaba tan frío como el agua
congelada.

—Hay órdenes superiores de revisar a todos. Si por casualidad hay


un asesino escondido aquí, ¿cómo lo explicaremos? Quien haya tenido
varicela antes, que entre conmigo para buscar.

Dos de ellos dieron un paso adelante y dijeron:

—Me contagié de viruela en mi infancia.

Shen Jue se dijo a sí mismo que esto no pintaba bien y expresó:

—¿Por qué correr este riesgo? La viruela no es cosa de broma. Acabo


de salir de allí y juro por mi vida que definitivamente no hay ningún
asesino dentro. Además, el eunuco Si Xi es el ahijado del supervisor Liu
de la Dirección de Caballos Imperiales, así que deberían tener cuidado.

En la actualidad, Wei De estaba en el poder, por lo que los eunucos


del palacio tenían un estatus elevado. Aunque ellos eran guardias del
Dragón Dorado con rangos oficiales, todavía tenían que ceder un poco
cuando se encontraban con un eunuco supervisor. Por ejemplo,
aunque Shen Jue trabajaba en el Palacio Frío, en cualquier caso era un
pequeño supervisor, y la Guardia del Dragón Dorado tampoco se
atrevía a darle órdenes con arrogancia. Las pocas personas se miraron
entre sí, y el que dirigía dijo con firmeza:
—Es mi responsabilidad, por favor no me culpes. Guardias, vengan
conmigo.

Un guardia del Dragón Dorado instó:

—Hay cosas que no sabes, los asesinos van y vienen como las
sombras, y son especialmente buenos para esconderse. A veces,
estarán justo detrás de ti y ni siquiera lo sabrás. Nuestra búsqueda es
también por la seguridad de todos.

Con esto, los tres se adelantaron, abrieron la puerta y entraron.

Shen Jue cerró los ojos y los siguió.

Xiahou Lian ya se había despertado en algún momento, y al verlos


acercarse, se esforzó por incorporarse.

—Saludos, señores.

Al notar las manchas rojas en su rostro, todos dieron discretamente


unos pasos hacia atrás.

Dos guardias del Dragón Dorado buscaron alrededor de la


habitación y negaron con la cabeza al líder del grupo. El guardia miró
a Xiahou Lian en la cama, sus pupilas moviéndose ligeramente, y dijo:

—Apuñalé en el hombro al asesino, así que me pregunto si puedes


bajar la manta y dejarme ver tu hombro.

El sudor frío seguía apareciendo en la frente de Shen Jue,


prácticamente nublando sus ojos. La única razón por la que el guardia
no se daba cuenta era porque mantenía la cabeza baja.

¿Qué debería hacer?

Si se levantaban las mantas y veían la herida de Xiahou Lian, seguro


que ambos morirían hoy.
Capítulo 21: Sombra titilante de la luz de las velas

La llama de la vela crepitaba y el fuego del carbón en el suelo


chisporroteaba. Las yemas de los dedos de Shen Jue estaban teñidas de
verde, y su mente era un revoltijo.

Mientras tanto, Xiahou Lian estaba tranquilo, y aceptó en voz baja:

—Sí, señor.

Cuatro pares de ojos se clavaron en su cuerpo. Soportando sus


miradas abrasadoras, extendió la mano y bajó la manta, dejando al
descubierto sus hombros tersos. Ni siquiera había un atisbo de
cicatriz, solo estaba un poco abultado y desnivelado. Ellos estaban
lejos y la luz de las velas era tenue, así que nadie notó la peculiaridad
en su hombro.

Las dudas del guardia se disiparon y le dijo a Shen Jue:

—Insistí en comprobarlo para buscar al asesino. Espero que no nos


culpen. Que los dos descansen bien, ahora nos vamos.

Shen Jue vio a las pocas personas que estaban fuera del palacio y dejó
escapar un largo suspiro de alivio.

Sin comprender el método que había empleado Xiahou Lian para


hacer desaparecer por completo una herida tan profunda, Shen Jue
corrió de regreso a la habitación y encontró a Xiahou Lian temblando.
Su hombro ya estaba rojo por la sangre, y de él arrancaba con lentitud
un trozo de piel, como una serpiente mudando de piel. Debajo del
desgarro, la herida se abría aún más y la sangre brotaba a borbotones,
como un manantial.
—¡¿Qué estás haciendo?! —Shen Jue palideció del susto y se acercó a
toda prisa. Solo al mirar con atención descubrió que el trozo de piel era
en realidad una piel falsa. Justo hace un rato, Xiahou Lian la había
usado para ocultar su herida a los guardias del Dragón Dorado.

—Ayúdame a arrancar la piel. —La cabeza de Xiahou Lian estaba


cubierta de sudor, y apretaba los dientes con fuerza. En este momento,
sintió que la mitad de su cuerpo iba a quedar lisiado.

Shen Jue se hizo cargo y dijo:

—Voy a arrancarla de un tirón, aguántalo.

Xiahou Lian se metió la parte delantera de su túnica en la boca, cerró


los ojos y asintió. Shen Jue le presionó la carne y, con un esfuerzo
decidido, le arrancó el trozo de piel falsa. Xiahou Lian se estremeció
violentamente, prácticamente desmayándose por el dolor.

—Consigue una aguja y cose mi herida. —Xiahou Lian se esforzó por


mantener su cuerpo erguido y dijo, con una respiración débil.

—No soy médico y nunca he cosido una herida. Tampoco tengo


cátgut125, así que si opero mal, ¡eso te matará! —dijo Shen Jue con los
dientes apretados.

—De ninguna manera, joven maestro, moriré aunque no cosas. Sólo


finge que estás bordando o cosiendo ropa, cose la herida y listo, seguro
que has cosido ropa antes.

—¡Xiahou Lian!

—Confío en ti. Cose. —Xiahou Lian lo miró, con los ojos firmes.

Xiahou Lian siempre había sido así. Su confianza surgía de forma


inexplicable, y al actuar siempre ignoraba las consecuencias, la vida o
la muerte nunca entraban en su consideración. Había sido así cuando
habían conseguido un profesor en el pabellón Wangqing, había sido
125
Hilo hecho a partir de intestinos de ovejas que se usa para suturar heridas y que es absorbido por la piel.
así cuando el clan Xie estaba siendo exterminado, y también era así
ahora.

¿Por qué podía ser tan indiferente a la vida y a la muerte? ¿Nunca


había tenido miedo?

Shen Jue lo miró, con una mirada sombría, y respondió lentamente:

—De acuerdo.

Tomó una aguja e hilo y puso la aguja de plata en la llama de la vela


para quemarla. Limpió la herida de Xiahou Lian, midió la aguja contra
la horrible fisura y dijo:

—Voy a empezar.

Xiahou Lian volvió a meterse en la boca la parte delantera de su


túnica y asintió.

Shen Jue, detrás de Xiahou Lian, alcanzó a ver las marcas de


latigazos que surcaban su espalda cuál ciempiés sobre su piel
bronceada. Era una imagen espantosa.

¿Cuándo se había convertido en un asesino? ¿Cuántas veces había


experimentado este tipo de posición fatal?

Shen Jue se recompuso y clavó la aguja de plata en la carne de Xiahou


Lian. Xiahou Lian temblaba por todas partes, y Shen Jue dijo en voz
baja:

—No te muevas.

El fuego de carbón chisporroteaba, y la habitación estaba


anormalmente cargada y caliente. Shen Jue y Xiahou Lian sudaban
como si lloviera. Los dedos de Xiahou Lian prácticamente pellizcaron
cinco hendiduras en la cama, y hacia el final del dolor, sintió que su
hombro ya había perdido la sensibilidad. El dolor disminuyó
gradualmente, y las cosas en su campo de visión parecían tener ondas
y vapor que surgían de ellas, temblorosas y borrosas. Sus cinco
sentidos estaban extremadamente embotados. Todos los sonidos eran
indistintos, los bichos batían sus alas lastimosamente fuera de
muchas puertas, y las armaduras de los guardias del Dragón Dorado
hacían un sonido metálico fuera de los muchos edificios del palacio.

De repente, sus pensamientos se fueron muy lejos, recordando hace


dos años, cuando su espalda estaba cubierta de heridas. Había
descansado en la pequeña cama de la cabaña de madera en la montaña,
escuchando el susurro del viento en los pinos que cubrían toda la
montaña. Las campanas del templo resonaban día tras día, como si
atrajeran a los espíritus lejanos. Recordó a su madre llevándolo al
templo de la montaña y a Buda Shi Xin de pie en una plataforma,
donde le había entregado un largo sable completamente negro,
«Jingtie»126.

De repente, se sintió completamente exhausto.

Shen Jue sacó la última puntada, hizo un nudo y utilizó un paño para
absorber la sangre del cuerpo de Xiahou Lian. Luego, aplicó medicina
herbal y utilizó vendajes para atarle el hombro.

Solo cuando la herida fue tratada, tuvo tiempo para secarse el sudor
de la cara.

—Ya está hecho.

Xiahou Lian ya se había desplomado, yacía en la cama jadeando


suavemente. Con una sonrisa tensa, dijo:

—Ves, joven maestro, sabía que podrías hacerlo.

—No te alegres tan pronto, si tu herida se infecta, morirás


igualmente. —Shen Jue lanzó la toalla de tela en la palangana. El agua

126
Lit. Hierro silencioso.
de la palangana ya se había vuelto de un rojo intenso, como si
estuviera llena de sangre.

Xiahou Lian jadeó un rato y se esforzó por ponerse la ropa.

—Tengo que irme. Joven maestro, gracias por salvarme la vida,


algún día te lo pagaré.

Shen Jue lo apretó contra la cama y frunció las cejas.

—¿A dónde puedes ir así? Relájate y quédate aquí por mí.

—Cuando el eunuco que vive en esta habitación regrese, ambos


quedaremos expuestos. Joven maestro, no puedo implicarte.

Shen Jue levantó una ceja.

—¿Cómo sabías que esta habitación no es la mía?

—Tu habitación no tendría este olor tan desagradable. —Xiahou


Lian sonrió.

—No te preocupes, él no volverá —dijo Shen Jue con expresión


indiferente, mientras arropaba a Xiahou Lian y añadía—: Descansa
bien, voy a buscar medicina para ti.

Xiahou Lian se dio cuenta de algo, pero no preguntó más y


simplemente dijo:

—¿Tienes un retrato suyo? Dámelo.

—¿Para qué lo quieres?

Xiahou Lian sonrió misteriosamente.

—¿Has oído hablar del Kinnara de Garan?

Shen Jue negó con la cabeza.

Xiahou Lian explicó:


—Él es mi shifu. Es un experto en la técnica del disfraz facial. Ya he
aprendido el ochenta por ciento de ella, así que si me das un retrato de
ese pequeño eunuco, puedo imitar su rostro. A menos que se acerquen
y me observen con detenimiento, definitivamente no podrán
diferenciar entre lo real y lo falso.

Garan tenía muchas técnicas secretas, y Shen Jue había oído hablar
de ellas hace mucho tiempo. Aceptó ayudarle a dibujar un retrato de Si
Xi y fue a la cocina a hervir la medicina para Xiahou Lian.

Varios minutos después, Shen Jue regresó con la medicina y observó


cómo Xiahou Lian se la bebía de un trago, como si no percibiera el
amargor. No sabía que, tras dos años de duro entrenamiento en
campos de matanza, Xiahou Lian había adquirido una gran resistencia
al dolor y las penurias. Acababan de coserle la herida sin anestesia127,
algo que hubiera hecho desmayar a cualquier persona normal.

Después de limpiar el desorden en la habitación, estaba tan cansado


que el sudor le corría por la espalda, y Shen Jue sintió que el baño que
se había dado anteriormente había sido en vano. Xiahou Lian yacía en
la cama, mirándolo en silencio. Su expresión era tranquila, más serena
y calma que antes.

Los dos se enfrentaron en silencio. Bajo los aleros, los caballos de


hierro eran sacudidos por el viento, tintineando.

Shen Jue miró la llama de la vela que danzaba y de repente preguntó:

—Xiahou Lian, ¿no tienes miedo a la muerte?

Xiahou Lian quedó en blanco por un momento antes de responder.

—Sí, tengo miedo, tengo miedo a la muerte. En cada intento de


asesinato, estoy lleno de temor, temo cometer un error y estirar la
pata.

127
Específicamente mafeisan, o polvo de cannabis para hervir. Un anestésico a base de hierbas utilizado en la
antigua China.
—Entonces, ¿por qué me salvaste en primer lugar? Las heridas en tu
espalda…

—Son sólo unos pocos latigazos, no me matará. —Xiahou Lian


sonrió con indiferencia y dijo—: ¿Entonces por qué me salvaste?
Podrías haberme dejado solo, o entregarme a la Guardia del Dragón
Dorado.

Shen Jue pensó astutamente, y naturalmente adivinó que las


heridas en la espalda de Xiahou Lian eran por su culpa. Giró la cabeza
y dijo:

—Me salvaste la vida una vez, así que naturalmente también tengo
que salvarte la vida una vez.

Xiahou Lian contempló el techo y suspiró profundamente.

—En realidad, los cielos no nos dan muchas opciones. O me


convierto en prisionero de por vida en la montaña, o me convierto en
un asesino y arriesgo mi vida. O veo cómo Garan te mata, o me azotan
un par de veces y veo si logro sobrevivir. No quiero ser prisionero y no
quiero que mueras, así que naturalmente solo puedo elegir lo segundo.
—Sonrió con astucia—. Tengo mucha suerte, he sobrevivido a todo
eso?

La vida ya era originalmente un juego con grandes apuestas, y


Xiahou Lian era un jugador arrogante. Cada vez que hacía una apuesta,
lo apostaba todo; ganar significaba sobrevivir, y perder, la muerte.

Sin embargo, Shen Jue no era tan valiente como Xiahou Lian. Había
pasado dos años en el fangoso palacio imperial, y esos dos años le
habían quitado todo su vigor y ambición. Le habían arrebatado todo
su orgullo, y ahora se sentía tan insignificante como una hormiga.
Tenía que esforzarse al máximo para obtener un mínimo de poder. Si
bien podía dar órdenes a todos los eunucos y sirvientas del Cuarto
Recinto Qianxi, ni siquiera había visto la sombra de Wei De.
Tenía muy poco, así que fue cauto. Avanzó paso a paso, sin dudar ni
siquiera en doblegar su orgullo y haciendo todo lo posible por
complacer a la gente.

—Tu suerte no será siempre tan buena —dijo Shen Jue en voz baja—
. ¿Y qué hay de tu madre, no te cuida?

Los ojos de Xiahou Lian destellaron, y sacó un atisbo de sonrisa


amarga. —Ya tengo catorce años, un verdadero hombre que puede
valerse por sí mismo, ¿cómo podría esconderme en los brazos de mi
madre y ser un bebé?

Xiahou Pei no era fiable en ninguna parte, sólo lo era para matar a la
gente. Había dado a luz a un hijo, pero era como si no lo hubiera hecho,
y dejó que Xiahou Lian creciera salvajemente como un hierbajo.
Después de aquella vez en que había regresado de las Regiones
Occidentales y salvado a Xiahou Lian, había desaparecido sin dejar
rastro. Xiahou Lian se había recuperado de su herida por sí mismo, y
habían sido otras personas las que lo habían llevado a los asesinatos.

Sería demasiado falso si dijera que no la culpaba. Xiahou Lian


respiró profundamente y se obligó a bajar la humedad de sus ojos.

Un verdadero hombre no puede lloriquear.

Shen Jue vio que estaba oscuro fuera de la ventana, así que dijo:

—Se está haciendo tarde, todavía tengo que trabajar mañana, así que
voy a volver a mi habitación primero.

—Joven maestro, ¿puedo ir a tú habitación a dormir? Aquí huele


muy mal. —Xiahou Lian agarró la esquina de la ropa de Shen Jue y dijo
con una mueca.

—No.
—Joven maestro, ya estoy así, ¿qué debo hacer en caso de que muera
debido a los vapores por la noche? O si mi herida se abre de repente y
me desangro, ¿qué debo hacer entonces?

Shen Jue se burló:

—Creo que puedes ser un azote que viva miles de años.

—¡Joven maestro, por favor, ten corazón! —Xiahou Lian se esforzó


por sentarse.

Shen Jue dijo con impotencia:

—Está bien, no te muevas, yo te ayudaré.

Shen Jue dejó que Xiahou Lian fuera a su habitación y durmiera en


la cama-estufa, y fue al baño solo para bañarse de nuevo. Xiahou Lian
se encogió entre las mantas de Shen Jue. En la punta de su nariz se
percibía el olor característico del cuerpo de Shen Jue, que olía
extremadamente bien. Justo hace un momento, aquella habitación
casi lo había hecho desfallecer por los vapores, y también había tenido
que soportar el insoportable dolor en su hombro, convirtiéndolo
prácticamente en una gran calamidad.

La habitación de Shen Jue carecía de adornos. Contaba con unos


pocos escritorios y sillas sencillos, y una solitaria cama de estante,
todo ello monótonamente austero. Xiahou Lian, en cambio, era
alguien que apreciaba la vivacidad, por lo que siempre tenía flores y
plantas en su habitación. Mirar sus colores vivos cada día también
podía alegrarle mucho el corazón. A Shen Jue no le interesaban tales
cosas; cuanto más simple y ordenado era algo, más le gustaba. Vivía
como un monje ascético, con frialdad y simplicidad.

El propio Shen Jue estaba muy satisfecho con el Cuarto Recinto


Qianxi. La mayor, y de hecho la única, ventaja de vivir allí era que no
tenía que dormir en los camastros comunes como los demás eunucos
del jardín del palacio. En este pabellón habitaba una cantidad
insignificante de eunucos, y la residencia palaciega de tres entradas y
tres salidas tenía incluso más habitaciones que personas.

Terminó de bañarse y salió con el cabello suelto. Su cabello negro


brillaba, derramándose sobre su ropa interior de color blanco puro,
como tinta sobre papel de arroz, y haciendo que sus mejillas, que eran
como porcelana fina, estuvieran aún más pálidas. Xiahou Lian se
apartó para hacerle sitio y Shen Jue se deslizó bajo las mantas,
durmiendo a su lado.

Xiahou Lian lo miró. Las largas pestañas de Shen Jue temblaron


ligeramente, como las alas de una mariposa.

—¿Qué quieres preguntar? Adelante. Prácticamente me estás


haciendo dos agujeros en el rostro con tus ojos —dijo Shen Jue en voz
baja.

Habiendo adivinado sus pensamientos, Xiahou Lian se encogió


tímidamente en las mantas y dijo en voz baja:

—Joven maestro, ¿por qué has venido al palacio?

—...

Shen Jue abrió la boca. De repente, algo vino a su mente, y sus ojos se
oscurecieron un poco.

Ya que Xiahou Lian podía disfrazarse de Si Xi, ¿por qué no podía


quedarse aquí en el palacio y seguir viviendo con la identidad de Si Xi?
De esta manera, podría alejarse de Garan de las Siete Hojas y también
podría hacerle compañía, sin separarse nunca más.

Este pensamiento crecía como una enredadera, envolviendo su


corazón y haciéndolo saltar un poco de forma salvaje. Shen Jue guardó
silencio durante un rato antes de decir:

—Vagaba por las calles, y los aretes que me regalaste me los arrebató
el tendero de una casa de empeño. El sable también cayó en la casa de
empeño, así que me quedé sin dinero. Un viejo mendigo me acogió y
me dio de comer. Entramos en la capital con los refugiados y al
principio queríamos ganarnos la vida, pero no esperaba que…

Xiahou Lian preguntó:

—¿Qué pasó?

Shen Jue continuó:

—Por plata, el mendigo me vendió al palacio. Tal vez desde el


principio tenía la idea de venderme por dinero.

Xiahou Lian abrió los ojos y dijo:

—¿Qué...?

Shen Jue lo dijo con indiferencia, como si estuviera hablando de las


experiencias de otra persona. Cuanto más tranquilo estaba, más le
dolía el corazón a Xiahou Lian.

Este niño había vivido en lo profundo de un patio durante años,


¿cómo iba a saber que los corazones de la gente eran viciosos? Le
habían dado un caramelo y había seguido a otra persona tontamente,
¿cómo iba a saber que estaban tramando algo? Había visto que ese
mendigo era viejo, así que debió pensar que esa persona tenía buen
corazón. No estaba preparado, así que ¿cómo iba a saber que los malos
también envejecían? Shi Xin, ese viejo burro calvo, era un ejemplo
vivo.

Xiahou Lian suspiró y no supo qué decir.

—No me llames más joven maestro, no soy ningún joven maestro


del clan Xie, sólo soy un eunuco mutilado. Además, mi nombre ya no
es Xie Jinglan, mi nombre es Shen Jue. —Shen Jue bajó los ojos y se
miró los dedos—. Si sigo llevando el apellido del clan Xie, creo que
algún día, cuando baje al inframundo y mis antepasados vean que soy
un eunuco, se cubrirán la cara de vergüenza.
—El clan Xie no te trató bien, ¿por qué te importan sus opiniones? —
Xiahou Lian dijo con amargura—. Siempre serás mi joven maestro, ya
sea que seas Xie Jinglan o Shen Jue.

—Oh, cierto, ¿no tienes mucha curiosidad por saber dónde está Si
Xi? —Shen Jue levantó la vista y miró a Xiahou Lian, y dijo con burla:
—Quería mancillarme, era un sapo que deseaba comer carne de cisne,
e incluso pensó que me sometería obedientemente. Lo maté, y ahora
yace en un pozo seco en el exterior.

—¡¿Qué?! —El rostro de Xiahou Lian estaba cubierto de sorpresa.

Sabía que el palacio imperial siempre había albergado a personas y


prácticas malvadas. Los encuentros homosexuales eran
innumerables, pero no había esperado que Shen Jue también se
encontrara con algo tan sucio como esto.

Sí, Shen Jue era muy guapo, ¿cómo no iba a ser codiciado por los
demás?

Mirando la fría expresión de Shen Jue bajo la tenue luz, Xiahou Lian
sintió de repente que algo era diferente en él. El vagabundeo indigente
y el palacio sucio lo habían cambiado, y la melancolía en sus ojos era
como una niebla, presionando fuertemente en el fondo de sus ojos y
persistiendo allí.

Xiahou Lian le tocó los dedos y dijo:

—Joven maestro, has sufrido mucho.

—Entonces, A-Lian128. —El color de los ojos de Shen Jue se


profundizó, y gradualmente se volvió oscuro e insondable, como un
viejo pozo sin fondo. Se inclinó junto al oído de Xiahou Lian y le dijo
suavemente—: Quédate aquí y protégeme, ¿de acuerdo?

—Yo… —Xiahou Lian vaciló.

128
Una forma cariñosa e íntima de dirigirse a Xiahou Lian.
Había una indudable determinación oculta en su voz cuando dijo:

—Te he salvado. Tu vida debería ser mía.


Capítulo 22: Sombra de hojas y flores

En la noche oscura, el Palacio Chengqian129 estaba brillantemente


iluminado.

Los gritos y gemidos de una mujer resonaron por todo el edificio de


palacio. Bajo las linternas que se balanceaban, las sirvientas de palacio
que llevaban palanganas con agua ensangrentada salieron, y otra fila
de sirvientas que llevaban palanganas doradas que habían sido
limpiadas volvió a entrar. Había una cantidad espantosamente grande
de sangre, y el color rojo brillante hacía que los ojos de la gente se
calentaran. Los médicos imperiales estaban de pie frente a la puerta,
apiñando sus cabezas y discutiendo en voz baja. Las arrugas de sus
rostros se hacían cada vez más profundas, como grietas en el tronco
de un árbol.

Dar a luz para las mujeres era como atravesar las puertas del
infierno, y claramente, el viaje de la noble consorte Ma no estaba
siendo nada sencillo.

Situ Jin permanecía inmóvil bajo el alero. La llovizna persistente


golpeaba su rostro con un repiqueteo constante, pero él apenas
pestañeó.

Este año cumplía veinte años. Su rostro era delicadamente bonito y


fríamente decidido, las puntas de sus cejas afiladas y su nariz
arqueada. Era un rostro inaccesible, y sumando el hecho de que rara
vez hablaba, la gente que no lo conocía pensaba que no era muy fácil
llevarse bien con él, pero en realidad, simplemente no era muy
hablador. Por ello, tenía muy pocos amigos. Cuando los capitanes de la
Guardia del Bosque Emplumado se citaban para beber con prostitutas
129
Lit. Palacio de la Gracia Celestial. El Palacio de Chengqian es uno de los Seis Palacios Orientales de la Ciudad
Prohibida.
y jugar a los dados, no solían llevarlo, y cuando charlaban de los
cotilleos del harén del emperador y de los edificios de la parte
delantera y trasera, no era asunto suyo. Aunque en un principio no le
interesaba, inexplicablemente sentía una pizca de soledad.

Llevaba casi tres años en la Guardia del Bosque Emplumado y sólo


hablaba con alguien que era del mismo pueblo que él, lo cual era más o
menos un fracaso. A veces, sentía que, como guardia del Bosque
Emplumado, no sólo tenía que vigilar el palacio imperial; beber,
presumir y charlar con sus colegas también eran responsabilidades
dentro de sus deberes. Aunque respondía a la hora de pasar lista y era
estricto consigo mismo, al final, seguía descuidando sus deberes.

—Ah, esta noble consorte realmente está perseguida por la mala


suerte. Escapó de la maquinación de la consorte Gao, pero no pudo
escapar del asesinato de un asesino. Era un buen banquete de
cumpleaños, pero el asesino no sólo causó una perturbación, sino que
además estaba tan asustada que dio a luz antes de tiempo —dijo en voz
baja un compañero que también era guardia del Bosque Emplumado,
con el rostro lleno de lástima.

Otra persona dijo:

—Dime, ¿exactamente quién envió a este asesino aquí?

—¿Podría ser el eunuco Wei? ¿Quién no sabe que a la noble consorte


nunca le ha gustado el eunuco y a menudo sopla el viento de la
almohada130 al lado del emperador? La última vez, cuando el río
Amarillo se desbordó, llegó a sugerir que era inútil que el eunuco
guardara su riqueza, así que por qué no confiscar la riqueza de la
familia del eunuco Wei para aliviar el desastre. He oído que el eunuco
Wei perdió los estribos en privado, y al día siguiente, presentó un
grupo de cantantes al emperador.

130
Lo que un cónyuge le dice al otro en privado (sobre todo la esposa al marido) para ejercer cierta influencia,
utilizando el afecto conyugal.
La lluvia se hizo gradualmente más intensa, y las gotas fluyeron a lo
largo de su armadura131 y dentro de sus ropas, haciendo que el color
de una zona de su túnica yesa amarilla clara se oscureciera. Situ Jin se
movió ligeramente. Él también lo sabía. Las cantantes habían venido
de Yangzhou, y tenían la delicadeza y gentileza únicas de las mujeres
de Jiangnan. Sus miradas eran tan encantadoras que parecía que el
agua estaba a punto de salir. Cuando ellas estaban bailando, él estaba
de guardia en el vestíbulo.

El acompañante sacudió la cabeza y suspiró.

—Siguen siendo los medios de la noble consorte los que son


poderosos, el eunuco Wei se devanó los sesos para obtener también el
favor del emperador, pero no pudo lograrlo. Pero la noble consorte
está dando a luz, ¿por qué no está el emperador aquí?

—Hace unos días, los tártaros invadieron la frontera y se


apoderaron de bastantes mujeres y del desierto de oro y plata, y el
emperador está en el patio delantero discutiendo con los funcionarios.
Creo que esta vez deberían enviar tropas para dar una buena lección a
los tártaros.

Un eunuco de bajo rango corrió apresuradamente bajo la lluvia y


agarró a un médico imperial, preguntando:

—¿Cómo está la noble consorte? El emperador tiene órdenes de que


si les pasa algo a ella y al principito, ¡hará que los entierren a todos
ustedes con ellos!

Los pocos médicos imperiales temblaron de miedo y se miraron


entre sí, sin atreverse a decir la verdad.

El eunuco de bajo rango gritó entrecortadamente:

—¡Digan algo, el emperador está esperando un mensaje!

131
Específicamente un tipo de armadura utilizada durante la Dinastía Ming hecha de muchas láminas de metal.
Un viejo médico imperial meditó una excusa y dijo con evasivas:

—La noble consorte siempre ha tenido una constitución fría132. «A


la sangre y el Qi le gusta el calor y tiene aversión al frío; cuando hace
frío, el Qi no puede fluir»133. Tiene energía yin en su interior, sus
manos están frías y su lengua roja, y tiene insomnio en medio de la
noche. Estábamos esperando un pulso seguro y encontramos que su
pulso era débil, así que incluso le di una receta de tonificaciones para
la sangre y el qi. Al principio, mejoró un poco, pero quién iba a decir
que hoy se asustaría así. Los males del yin entraron en su cuerpo y
movieron el qi que nutre al feto. El esfuerzo que hicimos antes fue
todo…

El eunuco de bajo rango escuchó durante mucho tiempo antes de


comprender, y dio un pisotón de ansiedad. Su atención se dirigió a las
sirvientas del palacio que llevaban agua ensangrentada hacia el
exterior. La noble consorte parecía haberse quedado sin fuerzas, y los
gemidos del interior de la habitación se habían debilitado un poco. Un
médico imperial llamó apresuradamente a unas sirvientas para que
hirvieran una sopa de ginseng. El eunuco de bajo rango dijo:

—El emperador ya tiene cuarenta años, y éste es sólo el segundo


príncipe que llega. Si le ocurre algo grave al príncipe, ¿podrán asumir
esta responsabilidad?

El niño aún no había nacido, así que ¿cómo estaba tan seguro de que
era un príncipe? Los médicos imperiales encorvaron los hombros e
hicieron una mueca, sin atreverse a responder. Era difícil para el
emperador conseguir un heredero, tenía más de cuarenta años cuando
finalmente había conseguido un hijo, el príncipe mayor. Todos en el
palacio sabían que él le daba mucha importancia al niño en el vientre
de la noble consorte, incluso había acariciado el vientre de la noble

132
Una constitución corporal en la medicina tradicional china que tiene exceso de yin, o deficiencia de yang. Los
síntomas incluyen palidez, manos y pies fríos, sensibilidad a las bajas temperaturas y al viento, etc.
133
Una cita del médico Qibo del Huangdi Neijing, un antiguo texto médico chino.
consorte hace mucho tiempo, diciendo que este era definitivamente
un pequeño príncipe.

Un médico imperial se armó de valor y dijo:

—Para proteger al pequeño príncipe, todavía hay una manera. El


niño ya está a término, así que realizar una cesárea también es un
método factible… —Sólo estaba a medio camino de hablar cuando un
viejo médico lo pellizcó, y al instante se tragó sus palabras.

Situ Jin y unos cuantos guardias del Bosque Emplumado se


encontraban cerca, y escucharon su conversación a través del
repiqueteo de la lluvia, estremeciéndose.

Unas cuantas sirvientas con sopa de ginseng cubierta con un hule


bajaron la cabeza mientras subían los escalones con pasos pequeños y
rápidos. Situ Jin les echó un vistazo y vio que había una sirvienta muy
desconocida.

Situ Jin frunció las cejas y dio un paso adelante, deteniendo a la


sirvienta. Él dijo:

—¿De qué palacio eres? ¿Cómo es que nunca te he visto antes?

La voz de la sirvienta era un murmullo tan pequeño como un


mosquito.

—Soy nueva aquí.

Unos guardias del Bosque Emplumado se acercaron y preguntaron:

—¿Qué pasa?

Situ Jin observó a la sirvienta por un rato y levantó el hule. Debajo,


sorprendentemente, yacía una daga junto al tazón de sopa. Todos
palidecieron de miedo, y en ese momento, la sirvienta se lanzó
repentinamente al ataque, arrojando la bandeja hacia Situ Jin. En el
instante en que Situ Jin giró la cabeza, pateó el abdomen de la
sirvienta. La sirvienta gruñó y dio un salto mortal en el aire como una
golondrina, perdiéndose en el viento.

—¡Asesina! ¡Hay una asesina! —gritaron los guardias del Bosque


Emplumado.

La mujer se arrodilló bajo la lluvia y las perlas y el jade de su cabeza


cayeron al suelo. Su cabello de color tinta se soltó como una cascada, y
se abrió la falda, dejando al descubierto sus esbeltas y rectas piernas.
El resplandor de los faroles fluía sobre ellas, como jades cálidos de
primera clase, su encanto fluyendo. Un sable negro y corto estaba
atado en la parte exterior de su muslo. La mujer desenfundó
lentamente el sable, y el frío resplandor atravesó los ojos de Situ Jin.

Todos los guardias del Bosque Emplumado sacaron sus sables de las
vainas y rodearon a la asesina en un círculo. La asesina permaneció
inmóvil, y el agua de la lluvia fluyó a lo largo de su cabello hasta sus
sienes y su mandíbula inferior.

—¡Ríndete, no podrás escapar! —rugió alguien.

—¿Escapar? —Se rio siniestramente, y el colorete embadurnado en


su rostro hizo que esa sonrisa fuera extremadamente extraña—.
¿Quién dice que voy a escapar? ¡La Garuda de Garan de las Siete Hojas,
enviando a la noble consorte al camino de su muerte!

Justo cuando dijo esto, innumerables sombras negras salieron de los


árboles en flor, blandiendo largos sables terriblemente blancos,
chocando con los guardias del Bosque Emplumado. La formación
circular original se dispersó al instante. El eunuco de bajo rango gritó
asustado y usó sus manos y pies juntos para arrastrarse hacia el
Palacio Chengqian.

En el centro de la multitud, la mujer parecida a una cuchilla salió


disparada como una flecha, y el brillo de su hoja era tan desolador y
frío como la luna. Situ Jin desenfundó su sable y avanzó, ayudando a
su compañero a bloquear el golpe mortal de la asesina. Los dos estaban
sable con sable, cara a cara, y Situ Jin sintió su mirada gélida y su
aliento, que era como el de una serpiente venenosa.

El sable de la mujer era extremadamente rápido; un sable tras otro,


un corte tras otro, dos cortes en forma de cruz seguidos de dos
puñaladas. Después de las puñaladas hubo un golpe crítico directo,
descendiendo como un denso aguacero en un vendaval. Situ Jin
prácticamente no podía seguir sus movimientos y caía repetidamente
en situaciones de peligro. Escuchó su propio corazón que latía como
un tambor.

¡Demasiado rápido! ¡Demasiado rápido! Los ataques tan rápidos iban


a consumir mucha de su fuerza. Situ Jin apretó tanto los dientes que
prácticamente se le iban a romper, e hizo todo lo posible por retraerse,
esperando el momento en que su fuerza se desplomara, momento en
que Situ Jin contraatacaría.

Tras unas cuantas respiraciones, sus movimientos se detuvieron.


Los ojos de Situ Jin se iluminaron; ¡había llegado la hora! Gotas de
lluvia tan grandes como frijoles de soja cayeron sobre su espada y sus
manos, heladas y frías, estimulando sus nervios. Rugió con fuerza y
atravesó las cortinas de lluvia con su sable, haciendo saltar chispas en
la hoja de la mujer. Detrás de la hoja, que era tan brillante como la
plata, había una sonrisa malvada en sus ojos.

Situ Jin se dio cuenta de algo y quiso retirar su sable y retroceder,


pero ya era demasiado tarde. Una hoja corta salió de la manga de la
mujer y le hizo un corte muy profundo en el brazo, del que brotó
sangre. Situ Jin levantó la vista y vio que por la espalda la mano
derecha de la mujer sujetaba su sable, y que con la izquierda sostenía
por delante su hoja corta con empuñadura invertida. La sonrisa de su
boca era perversa y arrogante.

Sables de doble empuñadura de Garan.


Situ Jin agarró con fuerza el sable de pluma de ganso en su mano. La
sangre fluyó a lo largo de su brazo hasta sus dedos, cayendo al suelo
gota a gota.

Nadie se percató de que una horrible sombra había surgido de entre


los árboles en flor, como un monstruo que hubiera salido del barro.
Levantó la cabeza y disparó un dardo contra el papel de la ventana. El
dardo penetró en el papel de la ventana, y la luz de las velas del edificio
del palacio se filtró por un pequeño agujero. Los gemidos de la noble
consorte cesaron bruscamente.

Del interior del edificio del palacio surgieron gritos, y las sirvientas
salieron corriendo, presas del pánico. Algunas perdieron el equilibrio
y rodaron por las escaleras.

—¡La noble consorte está muerta! ¡La noble consorte ha sido


asesinada!

Los guardias del Bosque Emplumado estaban horrorizados.

Como si hubiesen recibido una orden, todos los asesinos se retiraron


y se dirigieron en todas direcciones, escapando por encima de los
muros como si se tratase de una fuga de agua. Al mismo tiempo,
llegaron los refuerzos y dispararon flechas a los asesinos utilizando
ballestas. La ofensiva de la mujer se volvió el doble de rápida, y cada
golpe era como un rayo. El impulso de su sable era amargamente frío
e impenetrable, y Situ Jin era demasiado débil para soportarlo.

Resultó que sus fuerzas, apenas igualadas hace un momento, sólo


habían sido una falsa impresión. Él no era su rival en absolute; ella sólo
había estado llamando su atención.

Su cuerpo recibió varios golpes seguidos. La mujer no deseaba seguir


luchando y, después de abatir a las pocas personas que le bloqueaban
el paso, trepó por un árbol sófora hasta el alero del edificio del palacio.
Las flechas de las ballestas de los soldados la perseguían, pero era
como si ella tuviera ojos en la espalda. Cambiaba constantemente de
ruta y todas las flechas fallaban. En un abrir y cerrar de ojos, la mujer
desapareció sin dejar rastro.

—¡Parto por cesárea! ¡Parto por cesárea! El príncipe aún puede


salvarse! —El médico imperial que había rodado bajo el alero pareció
caer en la cuenta, y se levantó del suelo, arrastrando al viejo médico a
la habitación. Sin embargo, cuando abrió la cortina y miró, vio que
entre las cortinas rojas de la cama, en el cadáver helado de la noble
consorte, había un dardo muy fino atravesado en la parte superior de
su vientre. Con el dardo como centro, unas venas negras que parecían
reptiles cubrían la mitad de su piel.

Bajo el repiqueteo de la lluvia, Shen Jue se despertó de su sueño.


Xiahou Lian dormía muy inquieto y no paraba de removerse. Shen Jue
tenía el sueño ligero, y se había despertado muchas veces esta noche.

Shen Jue tocó el brazo de Xiahou Lian, y estaba tan caliente que
retiró la mano. Se apresuró a sentarse y llevó la mano a su frente,
sintiendo una sudoración anormal.

—¡Xiahou Lian! —Shen Jue lo sacudió ligeramente.

Xiahou Lian abrió los ojos confusos. Su respiración era débil


mientras decía:

—Muy incómodo.

Shen Jue mojó un paño en agua y cubrió la frente de Xiahou Lian con
él. —Voy a ir a la Oficina Médica Imperial a buscarte una medicina, tú
espera y no te muevas.

Xiahou Lian asintió imperceptiblemente y cerró los ojos.

Shen Jue se puso la ropa y salió corriendo. La noche era como la tinta,
y los edificios del palacio se erguían en la oscuridad, como fantasmas
en el aire. La larga calle se extendía hacia la noche oscura, y Shen Jue
oyó el zapateo de sus pasos. No sabía por qué, pero parecía que no había
nadie en los alrededores, y no vio a ningún guardia. No se sentía
relajado, por el contrario, se sentía oprimido.

Al llegar a la Oficina Médica Imperial, la puerta estaba abierta y las


hierbas medicinales estaban esparcidas en un montón. Las sirvientas
del palacio, los eunucos y los médicos imperiales no se veían por
ningún lado. Shen Jue no sabía qué había pasado; reprimió la
inquietud y la duda en su corazón mientras rebuscaba
apresuradamente en los gabinetes. Consiguió medicina para heridas
causadas por metales y paquetes de hierbas medicinales para reducir
la fiebre, y los llevó en sus brazos. Justo cuando quería salir, un
torrente de pasos rápidos sonó fuera de la puerta.

Unos cuantos asesinos vestidos de negro se acercaron corriendo.


Shen Jue se horrorizó y se dio la vuelta apresuradamente,
escondiéndose detrás de la puerta. Sus voces roncas sonaban
indistintamente.

—Jefe, ¿no vamos a buscar a ese mocoso Xiahou Lian?

—Buscar para qué, ese mocoso no encontró el mapa del palacio de la


dinastía anterior, es difícil que nos podamos retirar con seguridad.
Estamos demasiado ocupados incluso para cuidar de nosotros
mismos, ¿cómo vamos a tener tiempo para ocuparnos de él? La noble
consorte ya está muerta, nuestro deber ya ha sido cumplido, ese
mocoso Xiahou Lian puede valerse por sí mismo.

Eran asesinos de Garan. Por supuesto, Xiahou Lian no pudo


encontrar el mapa del palacio imperial de la dinastía anterior; después
de memorizar el mapa, Shen Jue lo había quemado, así que ahora, sólo
él conocía los secretos de los edificios del palacio. Tal vez este grupo de
asesinos sabía que había un pasaje secreto dentro del palacio, pero no
conocían la ubicación específica, por lo que necesitaban el mapa para
señalar la dirección.

Resultó que la función de Xiahou Lian no había sido asesinar, sino


buscar el mapa.
Cuando los asesinos se marcharon, Shen Jue salió de detrás de la
puerta y bajó la cabeza mientras salía rápidamente de la Oficina
Médica Imperial. Acababa de doblar una esquina cuando a sus espaldas
pasaron los golpes de botas de hierro acompañados de gritos de
«atrapen al asesino». Finalmente entró en el jardín trasero. Los árboles
del bosque se entrelazaban, sombríos y amenazantes, como si en cada
sombra se escondiera un peligro desconocido. Shen Jue esprintó por el
camino; sólo quería volver antes al lado de Xiahou Lian.

De repente, sonó una serie de pasos rápidos. Shen Jue se sobresaltó y


se giró para esconderse detrás de un árbol.

—¡¿Quién está ahí?! —Situ Jin gritó con severidad.

El cuerpo de Shen Jue estaba tenso y apretó fuertemente sus manos.

—¡Sal! —Situ Jin sostenía una antorcha en la mano, acercándose a


las profundidades del camino, paso a paso.

Una hoja tan grande como la boca de un cuenco le rozó el rostro.


Todo estaba en silencio, y sólo se oía el ruido de la cota de malla en los
cuerpos de los guardias del Bosque Emplumado cuando se movían.

—Situ, ¿has visto mal? —preguntó alguien en voz baja. En la noche,


los arbustos en flor estaban demasiado oscuros, y el musgo empapado
de agua del suelo estaba húmedo y resbaladizo. El corazón de los
guardias del Bosque Emplumado dio un salto feroz e incontrolable.

La antorcha ardía, llameante, y creaba un centímetro cuadrado de


luz en la oscuridad. Todos estaban de espaldas, frente a los arbustos
florecidos de ambos lados, con las manos sosteniendo sus sables
mientras avanzaban lentamente. Los asesinos eran expertos en
asesinatos ocultos, por lo que se ayudaron mutuamente a defender los
puntos ciegos detrás de ellos para que los asesinos no tuvieran
ninguna oportunidad de aprovecharse.
Esos asesinos eran demasiado formidables. Habían perdido a doce
personas en el Palacio Chengqian y ellos sólo habían matado a tres y
capturado a uno vivo, el resto huyó en la noche. Y, el asesino que había
sido capturado vivo había utilizado su sable para cortarse la garganta.
La sangre había borboteado al fluir, inundando las botas de Situ Jin.
Situ Jin había recogido el sable largo del asesino, y en él estaba grabado
en letra de sello pequeño «Tianxiabai»134.

Era ridículo, el arma de un asesino que caminaba en las sombras se


llamaba realmente «Tianxiabai».

La brillante luz del fuego se acercaba cada vez más. Shen Jue frunció
el ceño profundamente y estaba a punto de tomar la iniciativa y
mostrarse cuando, de repente, escuchó el silbido de una flecha de
ballesta. Un guardia del Bosque Emplumado gritó y cayó al suelo.
Desde un árbol a tres pasos de Shen Jue, una sombra saltó, aterrizando
justo al lado de dos guardias del Bosque Emplumado. Antes de que
estos se giraran, dos sables en dos manos les cortaron las gargantas.

En un instante, tres personas perdieron la vida.

La Garuda tiró los sables cortos que tenía en las manos y recogió del
suelo el sable de pluma de ganso. Utilizó su axila para sujetar el sable y
luego lo sacó lentamente. Las manchas de sangre de la hoja se
limpiaron, revelando una hoja tan brillante como la nieve. Seguía
vistiendo las harapientas ropas de sirvienta imperial, y su cuerpo
estaba cubierto de manchas de sangre. En la oscuridad, levantó la
vista, revelando su aspecto, que era hermoso y a la vez estaba lleno de
intención asesina.

Los dos guardias restantes del Bosque Emplumado se quedaron


atónitos y retrocedieron asustados.

134
Lit. Mundo blanco.
—Oigan, ¿han visto antes a una persona así de alta, con ropa negra,
igual que esa gente? —La Garuda midió una altura frente a su pecho, e
inclinó la cabeza mientras preguntaba.

Los guardias del Bosque Emplumado sacudieron la cabeza sin


comprender:

—Qué lástima. —La Garuda alzó la boca en una sonrisa y levantó su


sable, hendiendo hacia ellos.

Situ Jin apartó a todos y se enfrentó a la Garuda con su sable en


posición horizontal. Sin embargo, en ese instante, la Garuda se agachó
y se arrodilló. Su largo sable paso por delante de la hoja de Situ Jin, y su
cuerpo pasó por el lado del cuerpo del otro. Al mismo tiempo, una
flecha de manga salió disparada de su manga izquierda y atravesó la
garganta del guardia del Bosque Emplumado que estaba detrás de él.
Situ Jin quería darse la vuelta y salvar a sus dos compañeros, pero no
podía ir más rápido que ella. La mujer parecía un fantasma mientras
se acercaba al guardia del Bosque Emplumado, y su largo sable se
deslizó de abajo a arriba, cortando una línea roja y recta en su cuello y
mejilla.

El olor a sangre se esparció desde los arbustos en flor, mientras ella


clavaba su sable verticalmente en el cuerpo del guardia del Bosque
Emplumado. La sangre salpicó en sus mejillas, y la persona en el suelo
quedó completamente en silencio.

Situ Jin se desesperó. La brecha entre él y ella era demasiado grande,


y no tenía ninguna fuerza para defenderse. Apretó el sable en su mano,
exhaló con lentitud y observó fijamente a la mujer frente a él. Ella
estaba de pie bajo las enredaderas de flores, su persona entera oculta
en las sombras. Solo el sable de pluma de ganso era tan desolado y frío
como la escarcha, la punta de este goteaba sangre roja brillante.

—Oye, tengo prisa, no nos peleemos, ¿vale? —dijo con pereza.

Situ Jin no sabía qué truco guardaba bajo la manga.


—Es mi responsabilidad. Hoy, o mueres tú, o muero yo —replicó
fríamente.

—Qué aburrido —murmuró ella.

Antes de que terminara de murmurar, de repente Situ Jin hizo un


movimiento.

¡Su fuerza no servía de nada, así que sólo podía derrotarla usando la
sorpresa!

Prácticamente en un instante, Situ Jin dobló ligeramente las


piernas, como un arco completamente tensado, y luego soltó la cuerda
del arco. Era como una flecha afilada que no regresaría mientras era
acompañada por el impulso del viento y el trueno, lanzándose hacia el
rostro de la Garuda. Contuvo la respiración, sólo escuchaba el viento
silbando con frenesí junto a sus oídos. Vio que la mujer, que era tan
hermosa que casi resultaba afilada, levantaba la vista, y bajo su cabello
suelto, sus cejas y ojos eran tan ricos como un contorno en la tinta de
un pincel.

Clang

Giró su sable en forma de luna llena, y el arco bloqueó el golpe que


había supuesto todo el esfuerzo de Situ Jin. La Garuda no se enfrentó a
la fuerza al sable de Situ Jin. En su lugar, en el instante en que el sable
se encontró con el sable, inclinó su cuerpo y avanzó. Su largo sable se
deslizó por delante de la hoja de Situ Jin, emitiendo el sonido del metal
al rozarse. Cuando Situ Jin exhaló el aliento que había estado
conteniendo, sintió que una hoja helada cortaba su cota de malla y los
músculos entre las costillas, la sangre caliente brotaba y su armadura
quedó completamente empapada.

—Tu Sable Ventisca aún no ha sido entrenado a la perfección. Sin


habilidad, ¿cómo puedes hablar de responsabilidad? Joven, deberías
valorar más tu vida. Ah, es una pena, se ha perdido otro sucesor del
Sable Ventisca. —Ella llevaba su sable al hombro y dejaba una vista
descuidada de su espalda para Situ Jin.

Situ Jin se apoyó en su sable mientras se arrodillaba en el suelo. Se


tocó las costillas tentativamente y, efectivamente, su mano se cubrió
de una humedad caliente.

De repente, una figura salió del bosque. Era un eunuco vestido de


negro con una figura frágil. Situ Jin levantó la vista con fuerza para ver
el rostro del pequeño eunuco que estaba un poco pálido.

—No te asustes, no debería volver —dijo Situ Jin suavemente—. Eres


el eunuco Shen del Cuarto Recinto Qianxi, te reconozco, he estado de
guardia en la Cuarta Residencia antes.

El rostro de Shen Jue quedó envuelto por las sombras de las hojas
florales.

—¿Sabías que me escondía aquí?

—Te descubrí hace tiempo, sólo que no te expuse. —La atención de


Situ Jin se dirigió a los paquetes de medicinas en los brazos de Shen Jue,
y dijo—: ¿Fuiste a robar medicinas? No me extraña que hayas salido
tan tarde.

—Mi compañero de cuarto está enfermo. Con nuestra humilde


condición, no podemos buscar un médico, y la medicina se agotó, así
que sólo pude hacer esta imprudente acción.

—Debe ser tu buen hermano. —Los párpados de Situ Jin se hicieron


cada vez más pesados y su voz se agitó—. Eso es bueno. Mis hermanos
están todos muertos.

Miró el piso cubierto de cadáveres. La sangre empapaba el suelo, y la


tierra marrón oscura se había teñido de rojo oscuro. Aunque ellos no
lo considerasen su hermano, a él le parecía que las personas que
luchaban codo con codo y los compañeros que vivían y morían juntos
eran hermanos.
Las gotas de rocío de las enredaderas de flores goteaban sobre sus
mejillas, heladas y frías, como si pudieran penetrar en su corazón. La
primavera en la capital era muy fría, y pensó en confusión: «Apenas
puedo sostener ya mi sable».

La luz en los ojos de Shen Jue era tranquila y solitaria, y dijo en voz
baja:

—Mn, es la persona que mejor me trata en el mundo ahora.

—Vuelve rápido, el Cuarto Recinto Qianxi no está lejos. Evita las


sombras y camina por lugares donde haya luz. Donde hay sombras,
hay asesinos, ahí está… la Garuda.

Situ Jin finalmente no pudo aguantar más. Su mano se soltó de su


sable y cayó al suelo boca abajo. La mitad de su rostro estaba enterrado
en el suelo, y su cuerpo estaba cubierto de manchas de sangre y
suciedad.

Al oír esto, Shen Jue se sorprendió y dio un paso adelante,


preguntando:

—¿Qué has dicho, la Garuda? ¿Esa mujer de hace un momento era la


Garuda?

Situ Jin ya no pudo responder. Shen Jue frunció el ceño y guardó


silencio durante un rato antes de darse la vuelta y marcharse.

Cuando Shen Jue regresó, Xiahou Lian seguía durmiendo


aletargado. Comprobó la temperatura de la frente de Xiahou Lian y no
parecía haber aumentado. Le quitó la ropa a Xiahou Lian y le volvió a
aplicar la medicina para heridas de metal135 de la Oficina Médica
Imperial. Esta medicina era mucho mejor que la medicina a base de
hierbas que había aplicado al azar antes. Cuando el polvo fino y denso
fue espolvoreado sobre su herida roja e hinchada, Xiahou Lian sintió

135
Una medicina tradicional china a base de hierbas para las heridas externas incisas causadas por espadas u otras
armas de metal.
un frescor en la herida ardiente, y su respiración se hizo un poco más
suave.

Terminó la decocción de la medicina y se la dio a beber a Xiahou


Lian. Al cabo de dos horas, volvió a examinar su frente y ya había
dejado de arder. Shen Jue suspiró aliviado y abrió la celosía de la
ventana para mirar al exterior. La lluvia de la noche anterior había
lavado el mundo hasta dejarlo completamente nuevo. El cielo, que
abarcaba todo, brillaba con el azul de cuando el día se encuentra con la
noche, alto y vasto. Había edificios palaciegos uno tras otro, como si
fueran a seguir conectándose hasta el color matutino del horizonte.

Xiahou Lian se despertó y se sentó con los ojos desorbitados y la


cabeza llena de cabello tan desordenado como un montón de paja.

Shen Jue trajo agua para que se lavara el rostro y le entregó un


pañuelo húmedo. Xiahou Lian cerró los ojos y se limpió sin cuidado. El
carbón se había quemado, por lo que Shen Jue trajo leña para el fuego
y, con unas pinzas, las introdujo una a una en el brasero.

—Xiahou Lian —habló de repente Shen Jue—, uhm, he visto a la Ga…

—¿Qué has visto? —Xiahou Lian todavía estaba confuso, y sacudió


la cabeza vigorosamente.

Haciendo una pausa en sus movimientos para cambiar el carbón,


Shen Jue bajó los ojos.

Cuanto más pobre era alguien, después de hacerse rico, más miedo
tenía de ser pobre. Recordó su primer año cuando entró en el palacio.
En los fríos días de invierno, había barrido en soledad la interminable
nieve, y más tarde, había conseguido por fin un trabajo en el Palacio
Duanning136, pero por haber entregado una comida con un cuarto de
hora de retraso, había sido abofeteado ferozmente en el rostro por una

136
Lit. Palacio Integro de la Paz.
consorte. También estaba el Si Xi al que había matado él mismo, y la
desagradable sensación de sus manos grasientas tocando su cuerpo…

Las puertas del palacio eran tan profundas como un mar, y tanto
delante como detrás de ellas no había límites. Aunque el Cuarto
Recinto Qianxi era tranquilo, era un lugar del que no saldría en toda su
vida. Las pocas sirvientas y eunucos del palacio que tenía a su cargo se
acostaban en la cama y descansaban la mayor parte del día, esperando
sólo el día en que dieran su último aliento. Sus delgados ataúdes serían
cubiertos por una tabla, y esta vida se acabaría.

No podía quedarse sin hacer nada aquí, tenía que salir. Sin embargo,
esta Ciudad Prohibida era un lugar del que no podría escapar durante
el resto de su vida, y por fin había conseguido a alguien con quien
podía ir a la deriva en el mar. Al igual que una persona acostumbrada
a la amargura y que ha probado un poco de azúcar, ¿cómo podría
renunciar a esto?

El color de sus ojos se oscureció un poco, y al final, negó con la


cabeza.

—Nada.
Capítulo 23: La luna brillante y la escarcha

Al anochecer, Shen Jue volvió de fuera. Era la época de una ola de frío
en primavera, así que cuando entró por la puerta, trajo con él una
sensación de frialdad, y sus rasgos tenían un aspecto sombrío. Se giró
y vio que Xiahou Lian estaba acostado en la cama de lado leyendo un
manual de técnicas de sable. Cuando Xiahou Lian oyó el sonido,
levantó el rostro, y ese rostro casi asustó a Xie Jinglan.

Xiahou Lian ya había disfrazado su rostro con la apariencia de Si Xi,


y a primera vista, Shen Jue prácticamente pensó que Si Xi había
resucitado de entre los muertos. Si Xi había tenido una apariencia
severa, ojos que se estrechaban hasta convertirse en rendijas, y
pómulos ligeramente altos que sostenían una piel blanca y fría, lo que
hacía que uno se sintiera asqueado al mirarlo.

El disfraz de Xiahou Lian era extremadamente similar al original,


aunque carecía de una cualidad lujuriosa. Shen Jue le tocó el pómulo.
Era un poco suave y grasiento al tacto, y parecía ser un tipo de cera.
Shen Jue hurgó con fuerza, clavando una huella en el pómulo de
Xiahou Lian.

Xiahou Lian ladeó la cabeza y apartó la mano, diciendo con


impotencia:

—No lo presiones al azar, si se rompe tendré que volver a hacerlo.

Shen Jue acercó un taburete y se sentó junto a Xiahou Lian. Primero


examinó su herida. Se había recuperado bastante bien, y no había
inflamación ni sangrado. Parecía que Yama no había planeado recoger
a este demonio todavía.
Ajustando sus mangas, Shen Jue preguntó con aparente
despreocupación:

—Xiahou Lian, ¿trabajan todos para Wei De? ¿El jefe del que hablaste
antes era Wei De?

—¿Qué demonios? Aunque nunca antes he visto a Wei De, el abad,


oh, él es nuestro jefe, todavía tengo muy claro cómo luce. De ninguna
manera se parece a un eunuco.

—¿Oh? ¿Qué aspecto debe tener un eunuco? —Shen Jue levantó los
ojos y dijo—: ¿Te parezco un eunuco?

La mirada de Shen Jue era un poco sombría. Siempre había sido


sensible, y Xiahou Lian comprendió inmediatamente que había dicho
algo equivocado, pero tampoco estaba seguro de qué respuesta quería.

Si decía que sí, sería como clavarle un sable en el corazón, y si decía


que no, él realmente seguía siendo un eunuco.

Como Xiahou Lian estaba en conflicto, Shen Jue se sintió de repente


muy aburrido, así que volvió al grano.

—Quizás tu jefe y Wei De llegaron a algún tipo de alianza.

Xiahou Lian sacudió la cabeza.

—Trabajar para él es poco probable, ya han pasado cien años desde


que Garan creó su templo. ¿Cuántos años tiene Wei De, y cuántos más
puede durar? Hay demasiadas gratitudes y rencores, amores y odios
en el mundo, y aceptar al azar unas cuantas órdenes es suficiente para
alimentar a toda la montaña. No vale la pena que Garan escale una
montaña de sables y se sumerja en un mar de fuego por él. En cuanto
a una alianza, también es poco probable, Garan siempre ha trabajado
sólo por dinero. Además, lo más importante en nuestra línea de
trabajo es ocultar nuestros rastros. Siempre ha estado estrictamente
prohibido establecer conexiones con gente de fuera de la montaña, de
lo contrario, alguien con la mente puesta en ello puede rastrearlos
siguiendo pistas, o les pondrán trampas y los atraerán, y eso
provocaría problemas innecesarios.

Cuando Shen Jue escuchó esto, se sintió ligeramente descontento.


Según esto, ¿no era él el punto débil de Xiahou Lian? Él dijo:

—No soy tan estúpido, mientras conozcas tu lugar, no dejaré que


nadie más descubra el indicio de ninguna pista, y mucho menos que te
rastreen siguiendo pistas. —Mientras decía esto, vio que los labios de
Xiahou Lian estaban un poco secos, así que sirvió una taza de té y la
puso en las manos de Xiahou Lian. Sólo después de ponérsela, se le
ocurrió que cada vez era más fluido al hacer este trabajo de servir a
Xiahou Lian. Se apresuró a tomar la taza de té y hacer el ademán de
tomar un sorbo él mismo.

Xiahou Lian pensó que Shen Jue quería que sostuviera su té, así que
esperó obedientemente a que Shen Jue terminara de beber y mantuvo
la taza de té en sus manos. Escuchó las palabras de Shen Jue, y parecía
que todavía no pensaba en dejarlo marchar. Olvídalo, en cualquier
caso todavía tenía que quedarse aquí para recuperarse, así que se lo
diría despacio después de un tiempo.

—Hablando de eso, ¿por qué me preguntas de repente si Garan es el


lacayo de Wei De o no? ¿Podría ser que hayas oído alguna noticia sobre
Garan?

Shen Jue lo miró y dijo:

—Anoche, la noble consorte Ma fue asesinada, y su hijo aún no había


nacido. Tanto la persona como el bebé murieron en el Palacio
Chengqian, ¿no sabes de este asunto?

Xiahou Lian sacudió la cabeza como un tambor de cascabel.

Shen Jue continuó:

—La noble consorte era bastante crítica con Wei De, e instigó al
emperador, queriendo que se alejara de Wei De. Para obtener también
el favor del emperador, Wei De se esforzó mucho. No podía soportar
que la noble consorte Ma estuviera embarazada. En el palacio, tener un
hijo significa tenerlo todo, sobre todo porque el emperador apenas
tiene herederos, así que incluso Wei De estaba indefenso.

—Resulta que la «presa» era la noble consorte, un cadáver y dos


vidas, es realmente jodido. —Xiahou Lian suspiró—. No hagas
preguntas, mata sin inhibiciones. Sólo recibí la tarea de ir al Pabellón
del Libro para encontrar el mapa de la dinastía anterior del palacio
imperial, no me dijeron que alguien iba a asesinar a la noble consorte.

La expresión de Shen Jue era un poco complicada.

—Cuando fui a robar medicinas para ti, oí a unos cuantos asesinos


hablando en la Oficina Médica Imperial. Por lo que decían y hacían, no
parecían tomarse en serio tu vida o tu muerte.

Shen Jue frunció ligeramente las cejas. Aunque la tarea de Xiahou


Lian no era tan difícil como asesinar a la noble consorte, todavía tenía
que adentrarse en el palacio imperial. ¿Por qué no había tenido ningún
apoyo? ¿Acaso a ese llamado Garan le importaba realmente la vida o la
muerte de Xiahou Lian?

Xiahou Lian sonrió con amargura.

—Así es cómo es, ya estoy acostumbrado. Mis habilidades con el


sable no se han perfeccionado y a menudo estropeó los negocios, así
que también es normal que reciba los insultos de los demás. En Garan
siempre se ha utilizado sólo los sables para hablar, así que si no puedes
hacerlo mejor que los demás, entonces encógete obedientemente
como una codorniz y no asomes la cabeza. Si no fuera porque el sable
de mi madre es tan afilado, me habrían acosado hasta la muerte. —A
mitad de camino, Xiahou Lian recordó algo y su expresión cambió. Él
preguntó—: Espera, hace un momento has dicho «unos cuantos
asesinos». ¿Hubo más de un asesino que mató a la noble consorte Ma?
—No sólo uno. Cuatro asesinos murieron en el Palacio Chengqian, y
los demás escaparon. —Shen Jue recordó a la Garuda, pero aun así se
contuvo y no dijo nada. Entendía muy bien qué clase de persona era él
mismo, el egoísmo era su naturaleza. Mientras Xiahou Lian pudiera
quedarse, ocultar o engañar no era nada difícil.

Xiahou Lian estaba atónito.

Cuatro asesinos muertos, esto fue una pérdida inimaginable para


Garan. Garan trajo de todas partes a huérfanos sin padre ni madre que
no tenían un hogar al que volver. Todos los niños empezaban a
practicar la «postura del caballo»137 a los cinco años, a tocar los sables
de madera a los siete, y a usar sables de verdad a los diez. El
entrenamiento de cada asesino duraba al menos siete años, y la
esperanza de vida media de los asesinos no superaba los veintiocho.

No sólo dos tercios de estos niños eligieron quedarse en la montaña


y ser agricultores, sino que, aunque los niños compensaban la falta de
asesinos, la mayoría no vivía más allá de dos años. Los momentos más
peligrosos para un asesino eran los pocos años iniciales y finales. O
bien era porque eran demasiado jóvenes, inexpertos, y morían por
descuido, o bien porque estaban demasiado cansados, sus heridas a lo
largo de los años habían desgastado sus cuerpos, y ya no querían vivir
en absoluto.

Todos los asesinos de Garan sólo daban el golpe planeado, y si el


golpe fallaba, entonces se retiraban inmediatamente.

Además, Garan rara vez actuaba en conjunto a gran escala y sólo


enviaba espías responsables de ayudar o apoyar. Ya sea el exterminio
del clan Xie de la última vez o el asesinato del palacio imperial de esta
vez, ambos fueron una operación de asesinato masivo a gran escala
que rara vez aparecía en la historia de Garan. El abad, ese viejo burro

137
Una postura común en las artes marciales asiáticas, similar a la de montar a caballo. Se utiliza sobre todo para
practicar golpes o para fortalecer las piernas y la espalda.
calvo, no se había dejado tentar por el dinero y había perdido la
integridad en sus últimos años, vendiendo a Garan a Wei De, ¿verdad?

Los asesinos que se acercaban sin proyectar una sombra y se


marchaban sin dejar rastro podían presumir de ello y utilizarlo para
alardear ante los demás, diciendo algo así como «matar a una persona
en diez pasos y no poder ser bloqueado en mil millas. Después de
terminar el asunto, marcharse con un movimiento de mangas,
ocultando los méritos y la fama» y cosas así. Pero ser el lacayo de un
eunuco era demasiado desagradable. ¿Podía él presumir de haber
conseguido otro amo, uno que no tuviera pico138? Xiahou Lian estaba
muy sombrío.

Shen Jue lo vio bajar la cabeza y no supo en qué estaba pensando. Él


preguntó:

—¿En qué estás pensando? Escuchémoslo.

Xiahou Lian estaba a punto de responder cuando una ráfaga de


pasos sonó bajo el alféizar de la ventana. Alguien dijo:

—Eunuco Shen, hay un guardia del Bosque Emplumado afuera


solicitando que te acerques a hablar.

Xiahou Lian y Shen Jue se miraron. Xiahou Lian agarró la manga de


Shen Jue y este le apretó la mano diciendo:

—No hay que asustarse.

Había un guardia del Bosque Emplumado con ojos grandes y cejas


pobladas esperando en la puerta del palacio. Cuando vio a Shen Jue, se
inclinó y le entregó unos paquetes de medicinas, diciendo:

—Soy del mismo pueblo que Situ, esto es lo que me pidió que
entregara.

138
Eufemismo para referirse a alguien castrado.
—¿Situ? —preguntó Shen Jue confundido.

—¿No conoces al capitán Situ? —El guardia del Bosque Emplumado


se sorprendió un poco y se rascó la cabeza—. Es el que mató a unos
cuantos asesinos anoche, el capitán Situ Jin de la Guardia del Bosque
Emplumado. Para perseguir a una de las asesinas más poderosas,
incluso sufrió una herida de sable en las costillas.

Resultó ser él. El corazón de Shen Jue estaba tan tranquilo como el
agua en calma139 y no se movió mucho. En este palacio, había visto
gente de buen corazón, y también había visto gente de mal corazón.
Sin embargo, vio menos gente de buen corazón porque normalmente
no acababan bien. Shen Jue bajó los ojos y puso una consistente
apariencia de humildad mientras decía:

—Es mi culpa por ser tonto, no pude recordar por un momento que
resultaba ser el capitán Situ. El capitán Situ es amable, y me tomaré la
libertad de aceptarlo. Por favor, transmita mi gratitud de mi parte.

Shen Jue había caminado por el palacio durante dos años, y su rostro
que había tenido gentileza, modestia y cortesía en el pasado había sido
molido con otra palabra: «humildad». Apoyándose en una apariencia
tan inofensiva y con tanto tacto, cuando los demás que habían entrado
con él en el palacio preparaban y servían té y agua a los poderosos
eunucos e incluso les lavaban los pies y fregaban sus orinales, él ya se
había convertido en el pequeño supervisor del Cuarto Recinto Qianxi.

Puso suavemente una sonrisa que se sentía cercana pero también


lejana, esperando a que el guardia del Bosque Emplumado terminara
de decir algunos comentarios perfunctoriamente educados, para
poder volver y descansar.

Sin embargo, el guardia del Bosque Emplumado bajó los ojos y dijo:

139
Una bella expresión idiomática, 波澜不惊, que se refiere concretamente a cuando pasa una brisa y la superficie
del agua sigue siendo suave y tranquila. El nombre de Xie Jinglan utiliza los mismos caracteres (惊澜).
—Me temo que no podré pasarle el mensaje.

La sonrisa de Shen Jue se endureció por un momento. —¿Qué


quieres decir?

—El eunuco Wei dijo que todos los demás murieron, así que cómo es
que sólo Situ sobrevivió, y que Situ debió tener miedo de arriesgar su
vida y se encogió en la retaguardia, sin querer dar lo mejor de sí. Si no
hubiera sido también gravemente herido, me temo que incluso habría
sido golpeado por el palo. En estos momentos, los superiores han
enviado un documento oficial, y Situ fue degradado al cuartel de los
suburbios de la capital. —El guardia del Bosque Emplumado suspiró
profundamente. En un principio quiso reprender a Wei De, ese
maldito eunuco, cuando de repente recordó que Shen Jue también era
un eunuco, así que cerró la boca.

Shen Jue guardó silencio durante un rato antes de decir con calidez:

—El capitán Situ es muy hábil en las artes marciales. No te


preocupes, el cuartel de los suburbios de la capital no podrá enterrarlo.

—Es cierto, pero estos días han sido duros. Olvídalo, olvídalo,
también es culpa de Situ por ser demasiado honesto, y no sólo no suele
tener hermanos de confianza, mucho menos enviaría algunos regalos
para halagar al capaz eunuco… Eh, eunuco Shen, no me
malinterpretes, no estoy diciendo que seas incapaz. —El guardia del
Bosque Emplumado se reprendió a sí mismo por su bocaza y sonrió
apaciguadoramente.

—Te preocupas demasiado. Lo sé, el capitán Situ es una buena


persona, yo no tengo habilidades pero conozco a algunas personas, tal
vez pueda decir unas buenas palabras y permitir que el capitán Situ
consiga un mejor trabajo en el cuartel. —Era sólo levantar un dedo y
puede que ni siquiera funcione, pero Shen Jue no era tacaño a la hora
de hacer favores a la gente para su beneficio personal.
Al guardia del Uniforme Emplumado se le iluminaron los ojos y
sonrió. —Es genial, poder hacer un amigo como tú es realmente la
buena suerte de Situ. Tengo que volver al servicio, ahora me voy, ¡no
me despidan!

Shen Jue volvió a la habitación y miró a Xiahou Lian, que estaba


sentado frente a un espejo y estaba creando de nuevo ese rostro falso.
Preguntó despreocupadamente:

—Xiahou Lian, ¿crees que la gente buena será recompensada?

Xiahou Lian miró al techo y pensó un poco antes de decir:

—Sí, al menos renacerán en una buena familia en su próxima vida.

—¿Es eso cierto? —Shen Jue dejó los paquetes de medicinas en sus
manos y sonrió para sí mismo—. Pero yo soy demasiado miope, sólo
miro esta vida.

La mano izquierda de Situ Jin se cubrió la herida que tenía bajo las
costillas, y la derecha sujetó la pared mientras caminaba lentamente.

El sol se hundía en el oeste, y unas nubes furiosas llenaban el cielo,


iluminando su rostro de rojo. Su sombra en el suelo se alargaba y
estaba un poco encorvada. Los vendedores ambulantes y los sirvientes
ya habían cerrado sus puestos y empujaban carros de mano mientras
caminaban por el camino empedrado, los objetos colocados encima
hacían ruido de vez en cuando.

Había sido degradado.

Había sido degradado de capitán de la defensa derecha de la Guardia


del Bosque Emplumado a capitán del Batallón de los Cinco Cuarteles140

140
Una de las tres divisiones militares de élite de la dinastía Ming estacionadas alrededor de la capital.
en los suburbios de la capital. Su rango no había cambiado, pero había
perdido las calificaciones para estar cerca del emperador. Los demás
pensaban que no se lo merecía, pero en realidad, él no tenía muchos
sentimientos en su corazón. En aquel momento, había venido del
Norte a la capital, había obtenido un rango oficial al aprobar el examen
imperial sobre conocimientos y habilidades militares, y había sido
elegido para la Guardia del Bosque Emplumado. Originalmente había
querido hacer grandes contribuciones y realizar grandes tareas, pero
había desperdiciado tres años de tiempo en el palacio. Ahora, cuando
lo recordaba, no parecía haber tenido ningún sabor.

Siempre se había dejado llevar así por la marea. Se quedaba allí


donde lo colocaban los demás, sin luchar ni agarrar, y no deseaba
nada.

Para un hombre, esto no parecía muy bueno. Los hombres tenían


que mantener a su familia y dar honor a su nombre. Sin habilidades,
su mujer pasaría hambre, y sin un rango oficial, su familia no sería
próspera. Sin embargo, él era una excepción. Sus dos padres habían
muerto, y desde su infancia había crecido en un pequeño pueblo del
norte aislado del resto del mundo, dependiendo de la mendicidad para
comer. Aunque el pueblo era pequeño, los sableadores pasaban con
frecuencia. De ellos había aprendido sus técnicas de sable; una persona
enseñándole un movimiento, y, confusamente, había aprendido a
picar y a cortar. Más tarde, aprendió a matar.

Más tarde, los ancianos del pueblo le habían dicho: «A-Jin, has
crecido, ahora tienes que hacer carrera». Así, había llegado a la capital,
llevando a cuestas el sable que había conseguido a cambio de ayudar
al herrero en trabajos. Todavía no tenía a nadie de quien depender y se
había quedado solo. Había sido un día nevado y ventoso. A esa hora,
todas las casas del pequeño pueblo solían tener las puertas y ventanas
cerradas, pero la capital estaba muy animada. La gente se agitaba en
las calles, y él había sujetado su sable con mucho cuidado, no fuera que
la vaina pinchara a alguien.
Pero seguía estando solo, y la vivacidad y el clamor no tenían nada
que ver con él.

Estar solo era bastante agradable. Él pensaba: Con alimentarse a sí


mismo es suficiente. Alargó la mano y se tocó la herida, y un dolor agudo
le hizo detenerse en sus pasos. Cambiar el vendaje tampoco debería ser
demasiado molesto. Tomó aire y siguió caminando.

—¿Capitán Situ? —Una llamada extremadamente clara y melodiosa


sonó desde su lado derecho, como el gorjeo de una oropéndola.

El corazón de Situ Jin dio un par de saltos sin motivo, y se giró


lentamente para ver a la muchacha que llevaba una cesta de bambú a
la espalda y que estaba de pie frente a la puerta de su casa. Llevaba una
chaqueta y una falda141 de color escarcha hechas de fina tela de
algodón, y sus grandes ojos, que contrastaban el blanco y el negro, lo
miraban sin pestañear. Nunca se atrevía a mirar directamente al
rostro de una chica, así que su mirada se desplazó hacia abajo,
posándose en la mano de ella que estaba apoyada en la aldaba de la
puerta. Su muñeca expuesta era como una luna brillante, blanca y
muy bonita.

Cierto, su nombre era Mingyue142. Zhu Mingyue, tan hermosa.

Sabía que su familia había abierto una clínica médica, ya que el


doctor Zhu era muy famoso en esta zona. Era un médico muy hábil y
sus tratamientos eran excelentes, y aún más famosa era su hermosa
hija. Mucha gente pícara se hacía tres o cuatro heridas a propósito y
acudía a la clínica para aprovechar la oportunidad de ver a Mingyue.
Las casas de él y de ella se encontraban una frente a la otra, así que cada
vez que él montaba su caballo para pasar lista por la mañana, se
cruzaba con ella llevando una cesta de medicinas a la espalda para ir a
la clínica, sin embargo, nunca habían hablado mucho.

141
Concretamente el ruqun, que consiste en una chaqueta corta y una falda larga. La altura de la falda varía en
cada época.
142
Lit. Luna brillante.
Pero ¿cómo sabía ella que su apellido era Situ?

Mingyue le señaló la cintura y dijo:

—Hay sangre en la parte posterior de tu cintura. Capitán Situ, ¿estás


herido?

Situ Jin se quedó atónito y se llevó la mano a la parte posterior de su


cintura. Efectivamente, le dolía. Se sonrojó tímidamente. No sabía que
la parte posterior de su cintura también se había lesionado.

Mingyue hizo un «pft» mientras se reía, y le hizo un gesto a Situ Jin


para que se acercara, diciendo:

—Ah, tú, ¿por qué eres tan aburrido? Date prisa y entra, te vendaré.
Resulta que mi padre está en casa, él es el mejor en lesiones
traumáticas.

Situ Jin dudó y dijo:

—Puedo hacerlo yo mismo…

Mingyue fingió estar enfadada y dio un manotazo a la puerta. —


¿Puedes alcanzar la parte de atrás de tu cintura? Date prisa y entra.

No esperó a que Situ Jin hablara y ya había entrado primero. Siempre


había tenido la naturaleza de estar ansiosa por hacer las cosas. Con un
carácter tan explosivo, sumado a aparecer en público todo el día,
¿cómo iba a encontrar una buena familia? Situ Jin no pudo evitar
empezar a preocuparse por ella.

Siempre había tenido la personalidad de una vieja niñera,


preocupándose por todo.

Impotente, Situ Jin bajó la cabeza, se ajustó la yesa que había sido
rajada hasta quedar hecha jirones por la Garuda, y siguió el talón de
Mingyue hacia el interior de la casa.
Capítulo 24: Fantasmas ocultos en la montaña

A principios del tercer mes, las ramas de los árboles echaron nuevos
brotes, y poco a poco dejó de hacer tanto frío. La lluvia aumentó
gradualmente, cayendo sin cesar durante todo el día. Cuando uno
miraba al cielo, siempre estaba nublado y bajo, como si fuera a
presionar la cabeza de la gente.

El hilo del hombro de Xiahou Lian ya había sido arrancado, dejando


tras de sí una cicatriz torcida y extremadamente fea. Se extendía desde
el hombro hasta el omóplato, y tenía un aspecto impactante. Shen Jue
había dicho que iría a buscar una pomada para eliminar las cicatrices,
pero Xiahou Lian se había negado. Para los hombres, las cicatrices eran
medallas, y los cuerpos totalmente lisos eran para maricas.

Su herida se había curado, así que Shen Jue le permitía salir de vez
en cuando a pasear, y a los demás les decía que su viruela ya estaba
curada. Los viejos eunucos alababan unánimemente a Shen Jue,
diciendo que era leal a sus amigos y de buen corazón. Si se tratara de
otra persona y el eunuco con el que hacían las cosas se hubiera
contagiado de una enfermedad como la viruela, se consideraría bueno
que no se cubrieran la nariz y se mantuvieran a distancia de él. Servirle
de cerca sin descansar era prácticamente un sueño.

Cuando Xiahou Lian se estaba recuperando, Shen Jue iba a menudo


a la cocina imperial y compraba algunos de los nidos de pájaro
comestibles y sopa de fideos sobrantes de los maestros para reponer
fuerzas. El palacio estaba acostumbrado a la extravagancia y el
despilfarro, y aunque el apetito de las consortes era escaso, se les
servía todos los días una mesa llena de manjares, aunque sólo comían
unos pocos bocados de cada plato. Los eunucos de la cocina imperial
tenían un cerebro inteligente, por lo que vendían estas sobras a
eunucos y sirvientas del palacio codiciosos, y era una buena forma de
ganar dinero.

Hace unos días, la cocina imperial había cambiado de eunuco


supervisor. La comida en la caja de alimentos de Shen Jue se había
duplicado de repente, y de vez en cuando, había algunas aletas de
tiburón y demás. Shen Jue había guardado silencio y no dudó en
quedárselas.

Como de costumbre, tomó una caja de comida de la cocina imperial


y la llevó en sus manos mientras se apresuraba a volver. Los eunucos
eran sirvientes, perros criados por maestros. Cuando caminaban, no
podían levantar la cabeza y sacar pecho, tenían que mantener la
cabeza baja, y si se encontraban con nobles en el camino, debían
inclinarse y arrodillarse. Poco a poco se había acostumbrado a estas
posturas, y las hacía sin esfuerzo.

Sabía que no podía estar ansioso por todo. Si un día iba a estar por
encima de decenas de miles de personas, primero tenía que estar abajo
en el polvo.

Acababa de pasar por la calle Tian143 cuando una persona se


abalanzó de repente por detrás de él. Shen Jue sostenía una caja de
comida, por lo que le resultaba incómodo moverse, y quedó atrapado
de lleno.

—Eunuco Liu, ¿qué significa esto?

Mientras Shen Jue era presionado contra la pared del palacio,


reprimió el deseo de matar que surgía en el fondo de su corazón y
habló con frialdad.

143
Lit. Calle del Cielo.
El eunuco supervisor de la cocina imperial, Liu Deyi144, era más alto
que él por una cabeza. La tez de su rostro era oscura, y a menudo tenía
una sonrisa en los labios, pareciendo muy bien educado. Dijo sin prisa:

—Todos los días te agasajo con buena comida y platos, pero ¿todavía
no sabes lo que esto significa? ¿Puede tu pedazo de plata permitirse
unas aletas de tiburón tan buenas? —Miró a Shen Jue de arriba abajo
unas cuantas veces y suspiró, un poco compadecido—. Te he criado
durante tanto tiempo, ¿cómo es que sigues tan flaco que me duele
abrazarte?

—Ahora mismo es cuando la cocina imperial está ocupada, si no vas


a vigilarla, ¿no temes que cause un retraso? —Shen Jue bajó la cabeza
y su expresión era inescrutable. Sólo su tono era tranquilo, como si no
supiera a qué clase de asunto se enfrentaba.

Liu Deyi pensó que no lo había rechazado y se alegró en secreto. Sus


manos dieron un paso más y sujetaron los hombros de Shen Jue,
frotándolos con cuidado.

—Se obedientes y podré volver lo antes posible.

Shen Jue se mofó:

—Dos teteras rotas sin pitorro, ¿se nos considera pulidoras de


espejos o mangas cortadas145?

Liu Deyi sonrió obscenamente. Aquella tosca mano se deslizó por su


brazo y le cubrió la palma. Shen Jue miró fijamente su propia mano. Si
tuviera un sable ahora mismo, podría haberle cortado ambas manos.

—¿Qué clase de charla es esa? ¿Hay pocos absurdos en el palacio


imperial? Cuanto más alta es la posición, más absurdas son las cosas.

144
"Deyi" es lit. orgulloso de sí mismo.
145
El "pulidoras de espejo" se refiere a las lesbianas, y el "manga cortada" a los gays. Sobre “pulidoras de espejo”:
los caracteres que se usan son 磨 (moler, pulir, frotar) y 镜 (espejo). Cuando las mujeres tienen sexo usualmente
se acarician y frotan la una contra la otra, y dado que las estructuras corporales son iguales, es como si colocaran
un espejo entre ellas y lo pulieran.
El emperador comete incesto con su nuera, las nobles consortes
fornican, los príncipes se pelean internamente. ¿Y qué si los hombres
nos tocamos un poco? ¡Es un asunto trivial! Hablando de eso, los
demás no nos consideran hombres, pero debemos tener un buen
concepto de nosotros mismos. Pero, no importa, aunque me hayan
castrado, nadie me consideraría una perra, pero en cuanto a ti…

Shen Jue preguntó:

—¿Yo qué?

Liu Deyi pinchó la cara de Shen Jue y dijo:

—Mírate, eres naturalmente un seductor, muy fascinante. A mi


modo de ver, debiste haber nacido en el vientre equivocado, pero los
destinos de las perras serán los destinos de las perras, al final aún no
pudiste escapar de que te cortaran esa cosa extra.

Shen Jue sonrió siniestramente, y una sombra se extendió


gradualmente en sus ojos, haciendo que se volvieran inescrutables. Él
dijo:

—Es eso, resulta que este es mi maldito destino.

—Ah, Si Xi incluso me ha dicho que tenía esos pensamientos hacia ti


antes, y originalmente pensé que tenías una disposición feroz. En mi
caso, soy muy exigente sobre estar atraído y apegado el uno al otro. No
juego así, obligando a la gente a hacer lo que no está dispuesta a hacer,
así que no pensé en hacerte nada. No esperaba que ese Si Xi, ese perro
sarnoso, tuviera éxito. Míralos a los dos siendo tan íntimos el uno con
el otro durante todo el día. —Liu Deyi se tocó la barbilla y dijo—: Si
hubiera hecho un movimiento, ¿cómo dejaría que ese desvergonzado
se me adelantara? Si Xi no tiene futuro, ¿por qué no vienes conmigo?
Sólo tienes que asentir con la cabeza y te sacaré del Cuarto Recinto
Qianxi.
Shen Jue levantó lentamente la vista y la comisura de su boca se
enganchó en una sonrisa que implicaba crueldad. Liu Deyi lo miraba
hacia abajo. Sus pupilas estaban oscuras y llenas de bruma, y en lo más
profundo, parecía haber un demonio que energía silenciosamente. El
corazón de Liu Deyi se sintió instantáneamente un poco incómodo, y
se dijo a sí mismo, ¿Por qué la mirada de este Shen Jue es tan
espeluznante?

—Entonces sabes que, si quieres estar conmigo, tendrás que pagar


un precio —dijo Shen Jue, enunciando cada palabra, cada una de las
cuales hacía que Liu Deyi se sintiera incómodo.

Liu Deyi nació en una familia de cazadores y había crecido en los


bosques de las montañas desde su infancia. Su madre le contaba a
menudo historias sobre fantasmas de la montaña que se comían a la
gente por la noche. En el sombrío, frío y húmedo bosque, de lo que
tenían que estar en guardia los viajeros que caminaban solos no era de
las bestias que podían abalanzarse en cualquier momento, sino de los
fantasmas de la montaña que yacían latentes en la oscuridad. Detrás
de los árboles, debajo de las hojas, dentro de los montones de rocas:
mientras hubiera oscuridad, podría haber fantasmas de la montaña.

Su madre lo había asustado a menudo para que no pudiera dormir,


pero nunca había visto un fantasma de la montaña, así que poco a poco
se dio cuenta de que su madre lo había estado engañando. Pero en este
momento, le pareció ver la mirada sombría y fría de un fantasma de la
montaña, como un tigre que lanza ojos codiciosos a su presa,
rechinando los dientes y chupando sangre.

Aunque le temblaba un poco el corazón, por el bien de su cara, aún


forzó una sonrisa y preguntó:

—¿Qué precio? Oigámoslo.

Justo después de decir esto, un sordo puñetazo le golpeó el costado


del rostro, acompañado de un rugido que hizo temblar la tierra. —
¡¿Estás jodidamente ciego?! ¡Te atreves a tocar a mi hermano!
El cerebro de Liu Deyi estaba confuso por el golpe. Antes de que
reaccionara, lo agarraron por el cuello y le dieron una patada en el
abdomen. Liu Deyi se apoyó en la pared y vomitó agua clara. Xiahou
Lian añadió un gancho, tirándolo al suelo. Sus pies tampoco se
quedaron ociosos, y lo pateó como un huracán. Él gritó de dolor y pidió
clemencia.

—¡Cosa criada por una puta! ¡¿Qué clase de cerdo fangoso y perro
sarnoso se atreve a tener ideas sobre mi hermano?! ¡Si no te doy una
paliza hasta que busques tu cabeza por todas partes en el suelo,
entonces mi nombre no es Xia...! Ejem, ¡Si Xi!

Shen Jue seguía aturdido, ya que Xiahou Lian había aparecido


demasiado repentinamente. Originalmente había estado planeando
ocuparse del eunuco Liu, pero en un abrir y cerrar de ojos, Liu Deyi
había sido golpeado por Xiahou Lian de forma que había gritado por
su padre, su madre y sus antepasados, uno por uno.

—¡Si Xi! —Cuando Liu Deyi escuchó su nombre, gritó de repente—.


¡Hijo de tortuga146 que quiere todo lo bueno para sí mismo! ¡¿Sólo tú
puedes tocar, y yo no puedo usar?!

—¡Usar tu abuelo! ¡Te voy a hacer sentir muy bien ahora mismo! —
Xiahou Lian estaba tan enfadado que su visión se volvió negra.
Levantó su túnica y se sentó en la cintura de Liu Deyi, dándole golpes
en el rostro con ambas manos mientras preguntaba—: ¿Se siente bien?
¡Te estoy preguntando! ¡¿Se siente bien?!

A Liu Deyi le salieron mocos, lágrimas y saliva, y fue abofeteado de


tal manera que ni siquiera pudo escupir maldiciones. Las manos de
Xiahou Lian eran muy fuertes, y en poco tiempo, la cara de Liu Deyi
estaba hinchada como una cabeza de cerdo.

—¡No me pegues en la cara! ¡No me pegues en la cara! —


Aprovechando una apertura, Liu Deyi gritó. Sin embargo, Xiahou Lian
146
Una maldición similar a la de hijo de puta, pero el insulto es específicamente sobre haber nacido de padres
incestuosos.
se ensañó deliberadamente, y cada bofetada fue a su cara, una tras otra
sin pausa, abofeteando hasta que se mareó y vio estrellas.

Después de abofetearlo unas decenas de veces, Xiahou Lian


finalmente se detuvo. Ya le dolía la mano, y la herida del hombro había
participado en los movimientos de entonces. Le palpitaba por el dolor,
y no sabía si se había abierto o no.

Liu Deyi lloró mientras decía:

—¡Abuelo Si Xi, perdóname!

Xiahou Lian le apretó la cabeza para mirar en dirección a Shen Jue y


dijo:

—¿Y qué si me suplicas piedad? Ruega a tu padre por misericordia,


¡apúrate y llámalo padre!

Liu Deyi gritó:

—¡Padre Shen, perdóname la vida! Apresúrate y haz que se detenga,


¡voy a morir!

El rostro de Shen Jue se ensombreció.

—¿Tú eres el abuelo y yo el padre?

—¡Perdón, perdón, me he equivocado, me he equivocado! —Xiahou


Lian volvió a golpear a Liu Deyi y le dijo—: ¿Sabes hablar? ¡Llámalo
Abuelo Shen!

—¡Ah, ancestros! No me atreveré nunca más, ¡les ruego que me dejen


libre esta vez! —Liu Deyi estaba sufriendo indeciblemente, y lloraba
miserablemente, con su cabeza de cerdo embadurnada de lágrimas.

Xiahou Lian se levantó de él y se quitó el polvo del dobladillo de su


túnica. —De acuerdo, te dejaré libre esta vez. La próxima vez te mataré
directamente, hijo de puta.
Liu Deyi se levantó del suelo y avanzó unos pasos. Cuando estuvo
certero de que había mantenido una distancia segura de Xiahou Lian,
giró la cabeza hacia atrás y escupió hacia Shen Jue y Xiahou Lian,
diciendo con maldad:

—¡Pequeño bastardo, anota esto para mí, definitivamente los haré


sufrir las consecuencias! —Después de decir esto, se cubrió la cabeza y
salió corriendo.

Xiahou Lian no estuvo de acuerdo e hizo un sonido «tch».

—Cobarde.

Shen Jue sabía que en los días siguientes tendrían que comer comida
en mal estado, pero no dijo nada y llamó a Xiahou Lian, diciendo:

—Vamos, todos deben estar hambrientos.

Xiahou Lian aceptó y lo siguió. Shen Jue estaba callado y no se sabía


en qué estaba pensando. No habló en todo el camino. En estos pocos
días, el vigor de Xiahou Lian se había recuperado, por lo que
originalmente había querido ayudar a Shen Jue a compartir la carga de
los asuntos generales. Hoy había visto que Shen Jue no había
regresado a pesar de ser muy tarde, así que había salido a buscarlo. No
había esperado que ni siquiera hubiera caminado muchos pasos antes
de ver a un eunuco presionando a Shen Jue contra una pared, con las
manos tanteando. Al instante había montado en cólera y, sin siquiera
pensarlo, lanzó un puñetazo hacia el rostro de aquel maldito eunuco.

En esta dinastía prevalecía la homosexualidad masculina, y tanto el


emperador Chengzong como el emperador Muzong eran famosos
mangas cortadas. Todos los eunucos con sello de la Dirección de Ritos
de la época habían confiado en sus habilidades para adular y ganar los
favores de sus maestros para ascender a sus puestos, convirtiendo las
leyes y la disciplina de la corte imperial en un desastre. Si una viga
superior no estaba recta, las inferiores se torcían. El ambiente en el
palacio se volvió más y más podrido. Los eunucos con un poco de
poder no tenían suficientes mujeres, así que también extendían sus
sucias manos hacia los hombres. Lo mismo ocurría con los civiles, y
los animadores masculinos que tocaban el gugin y cantaban
canciones eran algo habitual, y deleitaban a los ricos y poderosos. El
burdel dirigido por Garan tampoco podía prescindir de estos
cantantes, y se decía que Qiu-shifu había debutado así.

No se podía evitar para otros, pero Shen Jue era de un clan conocido,
así que ¿cómo podía sufrir este tipo de frustración reprimida? A
Xiahou Lian le dolía el corazón, pero estaba limitado por su estúpida
boca. Pensó durante mucho tiempo pero no pudo hallar ninguna
palabra buena para consolar a Shen Jue.

Xiahou Lian aceleró el paso y tomó la caja de comida en las manos


de Shen Jue, y giró la cara hacia un lado. El sol brillaba en el rostro de
Shen Jue, recubriéndolo con una capa de oro cálido. Estaba impasible,
y su complexión era, como siempre, enfermiza y pálida. Ahora, sus
pensamientos eran cada vez más insondables, y Xiahou Lian estaba un
poco perdido.

Atravesaron la puerta del palacio, y Shen Jue dejó la caja de comida


y entró. Xiahou Lian envió la comida a las habitaciones de las locas
consortes nobles una por una. Algunas de las mujeres cantaban y otras
bordaban, y sólo la consorte Gao se agitaba al azar. Había racimos de
flores y montones de brocados pegados a su cabeza, lo que la hacía
parecer un gallo con las plumas erguidas. Los viejos eunucos habían
dicho que, recientemente, la consorte Gao estaba muy enferma y que
estaba aún más loca. Antes, se sentaba en la pared y llamaba al
emperador durante todo el día, y ahora se subía a las tejas y decía que
era una heroína inigualable. Xiahou Lian la persiguió durante un rato
antes de conseguir que comiera obedientemente. Tras terminar su
trabajo, no tuvo tiempo de comer y entró en la habitación para ver
primero a Shen Jue.

Acababa de entrar en la habitación cuando vio a Shen Jue


semidesnudo y de pie junto al estante de la palangana. Su cuerpo
estaba bien formado; su piel era blanca como el jade, sus músculos
estaban bien equilibrados y su esqueleto era esbelto, aunque parecía
ligeramente delgado y débil. No era como Xiahou Lian, cuyo cuerpo
estaba cubierto de cicatrices, como si hubiera atravesado una
montaña de sables y un mar de fuego y hubiera hecho un viaje de
regreso. Shen Jue estaba de espaldas a Xiahou Lian, por lo que este
último sólo podía ver su expresión de asco en el espejo de latón,
prácticamente apretando los dientes. Llevaba un paño húmedo en la
mano y se frotaba ferozmente los lugares de su hombro y brazo donde
Liu Deyi había tocado. Aunque su carne y la mano de Liu Deyi habían
quedado separadas por una capa de tela, Shen Jue parecía desear poder
despegarse de su piel.

—¡Deja de tallar! —dijo Xiahou Lian mientras agarraba el paño de


Shen Jue.

Shen Jue dijo enfadado:

—¿Qué estás haciendo?

—¡¿Quieres perder una capa de piel?!

—¡No es asunto tuyo! ¡Piérdete!

Al ver el rostro de Shen Jue lleno de ira, Xiahou Lian se sintió mucho
más tranquilo. Antes, cuando había tenido una expresión impasible,
Xiahou Lian se había sentido incómodo.

—No te muevas. —Xiahou Lian abrió el estante de curiosidades y


sacó un trozo de jabón. Extendió cuidadosamente la espuma sobre el
hombro y el brazo de Shen Jue, y luego utilizó las palmas de sus manos
para frotarlos suavemente. Como Xiahou Lian sostenía un sable
durante todo el año, sus palmas estaban cubiertas de callos y eran muy
ásperas, pero cuando tocaron su brazo, resultaban
sorprendentemente cómodas y adecuadas. La parte inferior de las
orejas de Shen Jue se enrojeció al instante, y murmuró—: Ya he dicho
que no es asunto tuyo.
Xiahou Lian lo miró de reojo. —Conténtate, me apresuro a servirte,
y sin embargo me pones mala cara. Normalmente, cuando me lavo, ni
siquiera soy tan diligente.

En esta vida, Xiahou Lian nunca había sido muy diligente a la hora
de bañarse. En este momento era como si limpiara la más preciada
porcelana azul y blanca, temiendo tocarla o amasarla y romperla, solo
faltándole ser encerada.

No sabía cómo había sucedido. Sólo sentía que esa persona, Shen Jue,
por naturaleza, debía ser respetada y adorada. Tenía tan buena
apariencia y estaba lleno de conocimientos de poesía, ¿quién podría
compararse con él? Debería ser un funcionario que esperara a que el
emperador apareciera en la corte por la mañana temprano y cuyo
nombre pasara a la historia, y aunque no buscara dar sombra a sus
descendientes, podría entrar en la corte imperial. Los cielos le jugaron
una mala pasada. Ahora, se había convertido en un eunuco, su fama se
había convertido en agua corriente, sus descendientes se habían
convertido en burbujas, y además era asolado por gente sucia como Si
Xi y Liu Deyi. ¿Cómo podría esto hacer que uno no se sienta adolorido
y con odio?

La voluntad de los cielos era difícil de violar. Si los cielos querían que
cayeras en el fango, aunque te crecieran alas de oro, los cielos
igualmente las fundirían.

Xiahou Lian contuvo la angustia que surgió en su corazón y mojó un


paño para limpiar la espuma del brazo de Shen Jue. La fina y densa
espuma se disolvió en el paño, revelando debajo una piel suave. El
jabón se había mezclado con perfume de osmanto, lo que hacía que su
brazo tuviera una fragancia ligeramente perceptible de osmanto, que
olía muy bien.

—¡Muy bien, está limpio!

Shen Jue giró la cabeza y dijo en voz baja:


—En mi rostro también.

Xiahou Lian aceptó y mojó el jabón, lo frotó suavemente en su cara


y luego usó las yemas de los dedos para amasar suavemente.

Una extraña sensación surgió en el corazón de Shen Jue, como si una


pluma le hiciera cosquillas en el corazón, haciéndole picar. Quería
apartar las manos de Xiahou Lian, pero también se resistía a hacerlo,
y justo cuando estaba en conflicto de ida y vuelta, Xiahou Lian ya había
terminado de ayudarlo a limpiarse. Xiahou Lian retiró sus manos, y
cuando arrojó el paño de la cara a la palangana, Shen Jue tuvo una
especie de sensación de perdida.

No es que no hubiera nadie que lo tratara bien en el palacio. Sin


embargo, había precauciones ocultas en su corazón, y había
construido muros altos. Era respetuoso y cortés con todos como si
fueran invitados, aparentemente separados por una capa. Cuando
sufría la amargura y las penurias, sólo podía tragarlas en su estómago.
Estaba acostumbrado a soportarlo, así que esto no era nada. Sin
embargo, al enfrentarse a Xiahou Lian, se relajaría de inmediato.

«Qué bonito», pensó. Él era como un perro callejero que no tenía un


hogar al que volver, y que había estado caminando por el ilimitado y
exuberante mundo, caminando hasta que su pelaje estaba sucio y sus
garras rotas, cuando de repente, había encontrado un cobertizo que
era un refugio contra el viento y la lluvia. A partir de ahora, no
importaba cuántas palizas recibiera afuera, cuántos pecados sufriera,
al menos había un lugar en el que podía descansar.

Sin embargo, parecía haber pensado demasiado fantasiosamente,


ya que este cobertizo tenía claramente un poco de corrientes de aire;
Xiahou Lian había querido en un principio volver a colocar el jabón en
el estante de curiosidades, pero agarrado torpemente, el jabón se cayó
al suelo y se manchó de polvo.

La expresión de Shen Jue estaba un poco oscura. —Sólo tengo esta


pieza.
No le gustaba el jabón del palacio, que tenía un olor extraño. Había
ahorrado el sueldo de dos meses y había pedido a alguien que trajera
este jabón de osmanto desde el exterior del palacio.

Xiahou Lian se disculpó repetidamente, limpió el jabón y lo devolvió


a su lugar original. Shen Jue miró con melancolía el jabón de osmanto
que había sufrido una calamidad y pensó: «Olvídalo, será mejor que lo
tire».

Xiahou Lian llevó la palangana al exterior para verter el agua. Justo


cuando estaba a punto de abrir la puerta, la voz de Shen Jue sonó de
repente detrás de él.

—Xiahou Lian, no necesito tu compasión.

Este mocoso, estaba decidido a salvar la cara. Xiahou Lian dijo con
impotencia:

—No te compadezco.

Shen Jue no dijo nada, así que Xiahou Lian pensó que estaba bien.
Puso la mano en la puerta y estaba a punto de abrirla de un tirón
cuando la parte delantera de su túnica fue jalada de repente desde
atrás. Xiahou Lian se dio la vuelta y vio los ojos bajos de Shen Jue. Su
cabello suelto le cubría la mitad del rostro, de modo que Xiahou Lian
sólo podía ver las comisuras de sus ojos, que estaban rojas.

—¿Qué pasa? —Xiahou Lian era el que menos soportaba el llanto de


la gente, especialmente el de Shen Jue, y entró en pánico
inmediatamente.

—No tienes permiso para irte. —Shen Jue se acercó de repente y


abrazó fuertemente a Xiahou Lian—. ¡Xiahou Lian, no permitiré que te
vayas!

La voz de Shen Jue sonó junto a su oído, y Xiahou Lian escuchó ese
temblor y miedo casi imperceptible.
Sí, había olvidado que Shen Jue siempre había tenido la personalidad
de estar decidido a salvar la cara. No importaba lo asustado que
estuviera su corazón, lo dolido que estuviera, todavía tendría que
luchar para mantener la espalda recta y para seguir manteniendo su
reputación hecha jirones. En la Mansión Xie había sido así cuando era
un pequeño joven maestro que nadie cuidaba, y en el palacio imperial
también era así siendo un sirviente que era pisoteado por mucha
gente. Siempre había tenido su propio orgullo.

Xiahou Lian permaneció en silencio durante mucho tiempo, hasta


el punto en que Shen Jue sintió que se le iba a helar la sangre.
Finalmente, Xiahou Lian suspiró profundamente, agarró la palangana
con una mano y liberó su mano derecha para acariciar la espalda de
Shen Jue. Dijo suavemente:

—De acuerdo, no me iré.


Capítulo 25: Cerrando el hechizo del frío de primavera

Al día siguiente, efectivamente, la comida estaba echada a perder. La


cara de Liu Deyi se había lastimado, así que se negó a ver a nadie.
Cuando un pequeño eunuco le entregó la caja de comida a Shen Jue,
este último le metió en silencio un puñado de pequeñas piezas de
plata. El pequeño eunuco sopesó la plata y sonrió.

—El eunuco Shen siempre ha sido una persona inteligente. —Con


esto, sacó una caja de comida más pequeña de debajo de la mesa y se la
entregó a Shen Jue, y luego apartó la mitad del dinero y se lo devolvió—
. Cuando vengas mañana, igual te lo prepararé. No necesito tu plata,
sólo te doy una porción para una persona.

Shen Jue cargó las cajas de comida y regresó. La consorte Gao estaba
en cuclillas en un taburete de jardín con la cabeza llena de plumas de
pollo de colores, con el mismo aspecto que un gallo extravagante. Shen
Jue ya se había acostumbrado, así que continuó sirviendo la comida.
La consorte Gao sujetó alegremente un par de palillos y tomó un
bocado. Justo cuando se lo llevó a la boca, lo escupió al suelo,
maldiciendo:

—¡Eres un pequeño hijo de puta! ¡¿quieres envenenarme?!

—Esto es todo lo que hay, confórmate con ello y come —dijo Shen
Jue. Recogió la pequeña caja de comida y se dio la vuelta para
marcharse.

La consorte Gao lo siguió, agitándose, y exclamó:

—¡No tienes conciencia, quieres toda la buena comida para ti! ¡No lo
consentiré, no lo consentiré!

Shen Jue la miró fríamente y dijo:


—Si te atreves a decir tonterías delante de Xiahou Lian, te arrancaré
la boca.

La consorte Gao encogió el cuello, y su cabeza llena de plumas de


pollo, que originalmente había mantenido en alto con orgullo, de
repente se apagó y cayó sobre su cabeza. Aunque la consorte Gao no se
atrevía a provocarlo, su corazón seguía sin estar convencido, y
desesperadamente hizo una mueca a espaldas de Shen Jue.

Shen Jue la ignoró y pasó directamente por el pasillo de las flores.


Ayer, cuando Xiahou Lian había estado golpeando, se había vuelto a
abrir la herida del hombro. Cuando Shen Jue había visto que la herida
rezumaba sangre, su rostro se había ensombrecido al instante, y le
había ordenado que no saliera más y que se quedara en la habitación
para recuperarse.

Después de pasar por una puerta de luna147, vio a lo lejos a Xiahou


Lian apoyado en un pilar, inclinando la cabeza y mirándolo con una
sonrisa, con sus ojos conteniendo el brillo del sol.

La sonrisa de Xiahou Lian siempre había sido rufianesca y parecía


secretamente torcida, pero tenía una fuerza seductora. Llevaba la
máscara de la fea cara de Si Xi, pero aun así no podía cubrir el aura de
picardía y romanticismo que se desprendía de sus huesos. Había
nacido como una manzana podrida, pero también tenía una dulce
sonrisa untada de miel. Si estuviera en la calle, habría innumerables
jovencitas corriendo para acercarse a él.

Shen Jue había visto su habilidad para coquetear con las chicas, y la
imagen de la chica Lan Xiang en la Mansión Xie llamándolo «Lian-
gege» con voz suave seguía vívida en su mente hasta el día de hoy.
Cuando pensó en ello, Shen Jue se enfadó al instante, y metió la caja de
comida en los brazos de Xiahou Lian, diciendo enfurruñado:

147
Una abertura circular en un muro de un jardín. Imagen de referencia. Imagen de referencia.
—Apoyado en la puerta y sonriendo a los transeúntes, si te pones
unas cuantas plumas de pollo de la noble consorte Gao en el cuerpo,
las chicas de la Real Academia148 no podrían siquiera compararse
contigo.

Xiahou Lian sonrió. —Me halagas, me halagas. En términos de


belleza, no puedo compararme contigo, joven maestro.

Mientras decía esto, abrió la caja de comida y miró dentro. En su


interior sólo había un cuenco de arroz blanco y un cuenco de panceta
de cerdo roja estofada. Esta cantidad no era solo una pequeña
diferencia con respecto a la anterior, e inmediatamente comprendió
que era Liu Deyi quien le estaba poniendo las cosas difíciles a Shen Jue.
Sin embargo, no pensó que este pequeño trozo que ni siquiera era
suficiente para llenar los huecos de los dientes había sido comprado
por Shen Jue con dinero real.

Xiahou Lian preguntó:

—¿Has comido?

—Ya he comido. Come bien, vendré a buscar la caja de comida más


tarde.

Xiahou Lian aceptó y se dio la vuelta, volviendo a entrar en la


habitación. La consorte Gao sostenía con fuerza una palangana
decorada con flor de loto y pescado y salivaba mientras miraba con
lástima a Shen Jue. Shen Jue dijo con impotencia:

—Deja de mirar, yo también estoy comiendo comida estropeada


contigo.

La consorte Gao miró con rabia y dijo:

148
La escuela oficial de música, danza y teatro en China entre la dinastía Tang y Ming.
—Pequeña zorra que trajo la vergüenza a la familia, no importa que
le sirvas a ese gigoló, pero incluso utilizas la paja para entretenerme,
¡tienes un gran valor!

La consorte Gao echó humo de rabia mientras se arrancaba las


plumas de pollo de la cabeza, las arrojó sobre Shen Jue y se dio la vuelta,
saliendo corriendo del patio.

Shen Jue: —…

Cuando la capital estaba más nublada y llovía, era comparable a


Jiangnan. La llovizna continua caía día y noche, golpeando las
baldosas del alero negro cian y repiqueteando, como si la vajilla de
alguien hubiera caído el suelo. Desde que hubo asesinos en el palacio
imperial, la patrulla nocturna de los guardias del Bosque Emplumado
se había duplicado, y cada cuarto de hora iban y venían a lo largo de la
ruta de patrulla, sin que les detuviera ni el viento ni la lluvia. Los
soportes de luz de los caminos del palacio proyectaban tenues halos, y
los guardias que patrullaban eran como fantasmas a la deriva en el
viento y la lluvia. Las láminas de cobre de sus armaduras chocaban
entre sí, emitiendo un sonido tintineante que sonaba en pequeños
trozos a través de las cortinas de niebla de la lluvia.

Liu Deyi tenía la cintura doblada mientras se escabullía desde la


puerta este del Jardín Qionglin149 hacia el jardín trasero. Las sombras
de los árboles se cernían, y el tronco retorcido de las viejas sóforas era
como los huesos marchitos de un anciano. Los colores de las hojas
florales parecían haber sido lavados por la lluvia, un gris tan pesado
como la muerte. Liu Deyi murmuró para sus adentros que nunca había
visto que el jardín trasero del palacio fuera tan siniestro durante el día
y, sin embargo, pareciera embrujado por la noche.

Pasó por debajo de un soporte de luz. El portalámparas medía la


mitad de la altura de una persona, y el hilo hilado que había sido
cepillado con aceite de tung cubría una pequeña luz, que brillaba

149
Lit. Hermoso Jardín del Bosque. Uno de los dos jardines imperiales del lado oeste de la capital.
tenuemente. Liu Deyi miró un rato a su alrededor, luego se dio la
vuelta y caminó hacia el norte. No había caminado muchos pasos
cuando una sombra roja pasó por detrás de unos árboles sófora no
muy lejanos, asustándolo de tal manera que casi cayó al suelo. Cuando
se recompuso y miró con cuidado, ya no había nada allí. Avanzó unos
pasos y se apoyó en un árbol, maullando un par de veces. Luego, bajó
la voz y llamó:

—¿Shen Jue?

Nadie respondió. Liu Deyi se despreció con rabia. Debe haber visto
mal y se estaba asustando.

Volvió a avanzar un rato. Aparecieron unos cuantos pabellones


conectados entre sí, con tejas y aleros de color negro cian que se
curvaban hacia arriba, y el puente decorado como una nube voladora
sobre las olas del agua. Liu Deyi no pudo contener la alegría y la
emoción en su corazón, y aceleró ansiosamente su paso y llegó al
puente. Dobló la cintura y miró a su alrededor a través de las cortinas
de lluvia, sólo esperando que la persona que tenía en mente apareciera
rápidamente.

Lo buscó durante mucho tiempo, pero no vino nadie. El corazón de


Liu Deyi cayó lentamente, y un fuego maligno saltó. Debía de haber
sido engañado. Ese maldito Shen Jue, no sólo lo había golpeado,
¡incluso se atrevió a engañarlo!

Aunque la lluvia no era intensa, estar de pie durante mucho tiempo


era suficiente para convertirlo en un pollo empapado. El frío
penetraba en sus ropas mojadas y los rastros de este se filtraban en su
piel. Liu Deyi se cruzó de brazos y tembló violentamente. Estaba a
punto de volver a casa cuando miró y vio de repente que había algo
colocado en la barandilla del otro extremo del puente. Era de color
amarillo sucio y parecía una bolsa de tela.

¿Podría Shen Jue haberla colocado allí para jugar a las adivinanzas
con él?
Liu Deyi volvió a exultar en su corazón y se apresuró a acercarse.
Cuando estaba a punto de alcanzar la bolsa de tela, de repente pisó algo
resbaladizo, y perdió el equilibrio al instante, chocando con la
barandilla de mármol. ¿Quién iba a imaginar que la barandilla de esta
sección ya estaba llena de grietas? Así que cuando Liu Deyi chocó con
ella, el mármol se rompió en seguida en pedazos, y él y las piedras
cayeron al Estanque Lianhua150.

Bajo un viejo árbol sófora en el otro extremo del estanque, Shen Jue
observó con indiferencia la escena del puente antes de girar y cruzar
un pequeño sendero.

La noche se hizo gradualmente más profunda, y el número de


guardias del Bosque Emplumado aumentó. Shen Jue se situó entre las
sombras conectadas de las hojas florales y contó en silencio el tiempo.
Un par de guardias del Bosque Emplumado acababan de pasar por un
pasillo envolvente151, así que Shen Jue salió de los arbustos florecidos
y subió al pasillo, caminando con pasos pequeños y apresurados. El
mapa del jardín trasero surgió en su mente, y supo que sólo tenía que
pasar por un pabellón de observación de flores para regresar al Cuarto
Recinto Qianxi.

Las linternas del sinuoso pasillo se balanceaban por el viento, las


luces parpadeaban y los caballos de hierro tintineaban, mientras que
el sonido era una larga serie de finos trozos. Shen Jue estaba a punto
de doblar una esquina cuando un par de manos lo alcanzaron por
detrás, le taparon la boca y lo arrastraron a una habitación cercana.

El corazón de Shen Jue se hundió hasta el fondo de un valle, e


inconscientemente quiso contraatacar. La persona que estaba detrás
de él resopló en voz baja:

—¡Pequeño bastardo, saliendo a tontear en mitad de la noche, has


ido a robar una chica!

150
Lit. Estanque de Loto.
151
Una forma común de la arquitectura china en la que el pasillo rodea los lados del patio.
¡Era la noble consorte Gao!

Shen Jue estaba a punto de decir algo, pero la consorte Gao volvió a
taparle la boca y extendió la mano para señalar el exterior. Los dos se
dirigieron a la puerta muy despacio y con mucha ligereza, y oyeron a
dos guardias del Bosque Emplumado pasar por fuera.

—¿Descubrirá alguien que nos aliviamos aquí?

—Descubrir, una mierda. Con esta lluvia que se lava, no quedará


ningún olor, ¿de qué te asustas?

Sus pasos se fueron alejando poco a poco. Shen Jue se asustó


interiormente. Resultó que, justo en ese momento, esas dos personas
se dirigían al baño en el otro extremo de la esquina. Si Shen Jue hubiera
doblado la esquina, podría haber chocado con ellos de frente.

Shen Jue giró la cabeza. La consorte Gao también estaba escuchando


los sonidos del exterior muy atenta. La luz era muy tenue, por lo que
Shen Jue sólo podía ver débilmente el abrigo rojo152 de la consorte Gao
que estaba bordado con ramas y flores. Su pecho estaba abultado y
parecía ser el doble de lo habitual. La consorte Gao levantó los ojos y
vio por casualidad que él le miraba fijamente al pecho. Levantó la
mano y le dio una bofetada, regañando:

—¡Sinvergüenza!

Shen Jue había recibido una inexplicable bofetada, y miró con rabia,
diciendo:

—¡¿Qué estás haciendo?!

—¡Miraste mi pecho!

—…

152
Específicamente el beizi, una prenda que se lleva en el atuendo tradicional chino y que suele ser un abrigo
exterior grande y holgado con mangas largas y sueltas.
Shen Jue se quedó sin palabras. Olvídalo, en todo caso ella lo había
salvado justo en ese momento, así que no se metería con ella.

Shen Jue respiró profundamente y preguntó con calma:

—¿Qué guardas en el pliegue de tu ropa?

La mirada de la consorte Gao brilló, y dijo tartamudeando:

—Nada, no estoy almacenando nada. ¡Sólo he engordado


últimamente!

—Mañana podrás volver a comer buena comida y buenos platos —


dijo Shen Jue pacientemente—. Si no me enseñas, ni siquiera pienses
en comer bien mañana.

—¡Hmph, no te creo! ¡Las bocas de los hombres son fantasmas


engañosos! Estás engañando a ese estúpido gigoló en tu habitación, ¿y
quieres engañarme a mí?

El estado de ánimo tranquilo de Shen Jue de ese momento se había


derrumbado de nuevo por unas palabras de la consorte Gao. Dijo con
los dientes apretados:

—¿En qué lo estoy engañando?

La consorte Gao hizo un «bah» hacia el suelo y dijo:

—¡No me mires como si fuera estúpida, mi mente está


completamente clara! ¡Lo estás engañando, haciéndolo jugar contigo,
trabajar para ti e incluso acompañarte a dormir!

La preocupación que pesaba en la mente de Shen Jue había sido


pinchada, y tenía un nudo en la garganta que le impedía decir algo. No
le había dicho a Xiahou Lian que la Garuda había venido al palacio a
buscarlo, y aún más, había utilizado el asunto de ser intimidado por
Liu Deyi para hacer que Xiahou Lian aceptara quedarse. No sabía
cuándo había empezado, pero se había acostumbrado a hacer trucos e
intrigas. Mientras pudiera hacer que Xiahou Lian se quedara, ¿qué
importaba si le ocultaba cosas y le mentía? ¿Lo sabría Xiahou Lian? Si
lo supiera, ¿lo odiaría?

Está bien, se dijo a sí mismo. Mientras no dijera nada, ¿quién iba a


saber que se había topado con la Garuda?

Sin embargo, no había esperado que el problema hermético que


había ocultado para que ni siquiera el viento pudiera filtrarse había
sido visto claramente por esta lunática. Shen Jue se mofó:

—Creo que tu mente está cada vez más confusa, debería ir mañana a
la Oficina Médica Imperial y conseguir que un médico jefe153 te eche
un buen vistazo.

Antes de que terminara de hablar… la consorte Gao no los envolvió


bien, y varios bollos de carne al vapor brillantes salieron rodando de
su ropa, dando varias vueltas en el suelo antes de detenerse.

Shen Jue: —...

La consorte Gao recogió con lágrimas en los ojos los bollos al vapor
como si sus hijos hubieran muerto. Hizo un mohín y se lamentó:

—¡Mis bollos al vapor! ¡Todo es culpa tuya! ¡Eres un mal tipo!

La lluvia había cesado en algún momento, y las nubes oscuras que


llevaban días dispersándose dejaron ver la luna, que era como un gran
plato redondo. El agua se había acumulado en el suelo y la luz de la
luna brillaba, como si se hubiera esparcido una capa de pequeñas
piezas de plata sobre ella. Los dos entraron en el umbral de la Puerta
Shunzhen154, cerraron silenciosamente la puerta del palacio y pisaron
el suelo cubierto de luz de luna parecida a la escarcha y la nieve
mientras entraban. La consorte Gao sostenía los sucios bollos al vapor
con las lágrimas en sus ojos a punto de caer.

153
Uno de los diez miembros de la Oficina Médica Imperial.
154
Lit. Puerta de la Obediencia Leal.
Shen Jue suspiró profundamente, se dirigió a la pequeña cocina,
sacó una pequeña caja de pasteles y se la entregó a la consorte Gao:

—Son mis ahorros privados, sólo tengo estos, cómelos con


moderación.

La consorte Gao se sintió abrumada por el inesperado favor y se


apresuró a poner los pasteles en el pliegue de su ropa, con los ojos
rebosantes de lágrimas mientras decía:

—¡Me equivoqué, eres una buena persona!

Shen Jue se quedó sin palabras y la ignoró, dándose la vuelta y


caminando hacia su habitación. Su cuerpo estaba un poco mojado, así
que primero se paró frente al umbral y se escurrió el agua de la
lluvia antes de empujar la puerta y entrar en la habitación. Era
demasiado tarde y le preocupaba despertar a Xiahou Lian, así que ni
siquiera se bañó. Se quitó la ropa y se tumbó en el pequeño sofá cama.
En la oscuridad, Xiahou Lian, que estaba en la cama-estufa, se revolvió
y preguntó mascullando:

—Joven maestro, ¿a dónde has ido tan tarde?

Sus manos estaban heladas, así que Shen Jue respiró aire caliente en
ellas y dijo:

—Aliviándome.

—Vaya, tanto tiempo. Joven maestro, no tendrás estreñimiento por


exceso de yang, ¿verdad? Puede que te salgan hemorroides, te
prepararé una medicina para liberar el intestino para que te la tomes
mañana… —Xiahou Lian estaba un poco más lúcido e hizo un gran
alboroto por nada.

Shen Jue levantó los párpados y miró a Xiahou Lian, ignorándolo.

—¿Cómo es que estás durmiendo en el sofá cama? —preguntó


Xiahou Lian.
Shen Jue recordó lo que la consorte Gao había dicho en el jardín
trasero, «incluso acompañarte a dormir», y su corazón dio un fuerte
salto. Esa lunática consorte Gao sólo decía tonterías. Cerrando los ojos,
Shen Jue dijo:

—Dos personas durmiendo juntas es inconveniente, así que dormiré


aquí.

Xiahou Lian estaba un poco desconcertado. Los pensamientos de


Shen Jue siempre habían sido curvos y poco directos. Los dos habían
estado durmiendo bien, y no sabía porqué le había ofendido. ¿Ahora
iban a dormir en camas separadas? Como había estado durmiendo en
el mismo lugar que Shen Jue, Xiahou Lian se había bañado
obedientemente todos los días, aseándose. ¿Acaso a Shen Jue le
disgustaba que estuviera sucio, que oliera mal o que tuviera la cara de
Si Xi y se viera feo?

No importa, admitió la derrota, podía hacer lo que quisiera. Xiahou


Lian se levantó de la cama y pisó el suelo con los pies descalzos.
Caminó hasta el lado de la cama de Shen Jue, sin siquiera llamarlo en
absoluto, y cargó directamente a Shen Jue por completo. Shen Jue se
sorprendió y arañó salvajemente en los brazos de Xiahou Lian,
gritando:

—¡¿Qué estás haciendo?!

Shen Jue vivía con penurias en el palacio, y estaba tan flaco que sólo
le quedaba un puñado de huesos, así que no había ningún peso que
levantar. Xiahou Lian lo llevó fácilmente a la estufa-cama y dijo:

—¿Cómo puede tener sentido que el joven maestro duerma en el sofá


cama y el ayudante de libros lo haga en la estufa-cama? —Después de
decir esto, volvió al sofa cama sin siquiera mirar atrás y se sumergió
en la manta.

Shen Jue guardó silencio por un momento, se cubrió con su manta y


también durmió.
A la mañana siguiente, al amanecer, los maestros seguían
durmiendo tapados, y los sirvientes ya habían empezado a moverse.
Los que colgaban las linternas colgaban las linternas, los que barrían
el suelo barrían el suelo y los que preparaban el desayuno preparaban
el desayuno. El Cuarto Recinto Qianxi estaba fuera de la civilización
del palacio, por lo que los sirvientes solían dormir hasta altas horas de
la mañana antes de levantarse. Desde que Shen Jue había llegado,
aunque no les exigía que se levantaran tan temprano como en los otros
jardines de palacio, debían al menos levantarse a tiempo para el
desayuno.

Como podían desayunar, nadie se quejaba, y sumado a que Shen Jue


siempre era estricto con los premios y castigos y trataba a los demás
con amabilidad, todos conocían la buena voluntad de Shen Jue, por lo
que no hablaban de más. Cuando Xiahou Lian había sido herido, no se
había preocupado por estas cosas y se había encerrado en la habitación
y dormía en confusión día y noche. Ahora que su herida estaba curada,
se levantó conscientemente para trabajar. Era joven y tenía fuerzas
suficientes para ocuparse con diligencia de barrer el patio y de otras
tareas.

Los eunucos que barrían con él tampoco eran muy mayores; sus
edades eran de doce o trece años, justo la época en la que estaban
animados. Cuando se vieron los unos a los otros, empezaron a
cuchichear casualmente de nuevo.

—Oye, Si Xi-ge, acabo de ir a la cocina imperial a por el desayuno.


¿Adivina con qué me encontré?

Antes de que Xiahou Lian respondiera, alguien más se apresuró a


preguntar:

—¿Qué has visto? ¿Serán las nuevas mujeres del harén del
emperador que han entrado en el palacio? He oído que son todas como
diosas que descendieron a la tierra, ¡y que al emperador le resultó
difícil elegir!
—Bah, te falta un trozo de entrepierna, ¿todavía puedes pensar en
mujeres? —Un pequeño eunuco entrecerró los ojos ante aquella
persona y continuó—: Anoche, alguien cayó al agua del Estanque
Yuqing155 y tuvo una muerte terrible. Todo su cuerpo era como una
masa fermentada, y si lo pincharas hacia abajo, dejaría una hendidura.

Alguien dijo desdeñosamente:

—¿No solo se ahogó? Desde la fundación de nuestro reino de la Gran


Qi hasta ahora, ¿cuántas personas se han ahogado en el Estanque
Yuqing? Consortes de palacio, eunucos, sirvientas, gatos y perros, ha
habido tantos como se pudiera desear, ¿cómo es esto extraño?

El pequeño eunuco dijo:

—Creo que tuvo muy mala suerte. Un guardia del Bosque


Emplumado dijo que esta persona robó tazas de oro y cuencos de plata
de la cocina imperial en medio de la noche. Supongo que pensaba
llevarlos a la Fábrica Liuli156 para venderlos. ¿Quién iba a esperar que
caminara descuidadamente, resbalara, se agrietara un trozo de la
barandilla del puente y se cayera?

—El emperador construyó una nueva Casa del Leopardo157 en el


jardín oeste, por lo que no ha venido al jardín trasero durante mucho
tiempo. Los eunucos y las sirvientas no se tomaron en serio el barrido
y la reparación de los mismos, por lo que nadie descubrió que la
barandilla se había agrietado. Afortunadamente, el que murió era un
pequeño eunuco que robaba cosas. Si fuera algún noble el que se
encontrara con esta mala suerte, ¡habría un montón de gente con mala
suerte!

Xiahou Lian interrumpió:

155
Lit. Estanque de Jade Claro.
156
Una renombrada fábrica de vidrios de colores en un distrito que ahora lleva su nombre. Fabricaba azulejos
vidriados para los palacios, templos y residencias de los funcionarios.
157
Lugares utilizados inicialmente para albergar animales exóticos como tigres y leopardos para la diversión del
emperador, y más tarde utilizados para albergar a hermosas mujeres para su disfrute personal.
—Has hablado durante mucho tiempo, pero todavía no has dicho
quién ha muerto.

El pequeño eunuco se tocó la cabeza y dijo:

—Ah, me olvidé de decirlo. Fue el eunuco Liu de la cocina imperial.

Xiahou Lian se sintió repentinamente sorprendido y se quedó en


silencio, con el corazón agitado. Anoche, Shen Jue había salido. Eso no
tenía nada que ver con esto, ¿verdad? Por más que Xiahou Lian
pensara en ello, sentía que lo más probable es que este asunto
estuviera relacionado con Shen Jue.

¿No fue Si Xi asesinado porque había acosado a Shen Jue? Shen Jue
era de mente pequeña y pertenecía a un clan conocido, y había leído
los Cuatro Libros y Cinco Clásicos y los Tres Vínculos Fundamentales
y las Cinco Virtudes Constantes desde su infancia. Incluso como
sirviente, su temperamento orgulloso y arrogante no podía
cambiarse, así que ¿cómo podía tolerar este tipo de vergüenza? No
desollar una capa de piel de ese maldito eunuco ya era ser suave.

¿Cómo podía esta persona ser tan audaz? Incluso el propio Xiahou
Lian tendría que pensar en mover su sable ante las narices del
emperador.

Xiahou Lian dejó el trabajo en sus manos y comenzó a buscar a Shen


Jue a su alrededor. Shen Jue no era una persona ociosa, tenía una cesta
llena de cosas que hacer, y no sabía dónde había ido ahora.

Vagó durante mucho tiempo y finalmente se topó con él en un


pasillo sinuoso. Shen Jue acababa de llegar del Servicio de Costura158,
y llevaba la ropa de verano de las nobles consortes. La gente del palacio
siempre trataba a la gente de forma diferente. En lugares como el
Palacio Zhongcui159 y el Palacio Yonghe160, los eunucos enviaban la

158
Uno de los veinticuatro yamenes.
159
Lit. Palacio de la pureza acumulada.
160
Lit. Palacio de la Armonía Eterna.
ropa de verano antes de tiempo. Sólo en el Cuarto Recinto de Qianxi,
este tipo de lugar que la gente no quería y los perros ignoraban, Shen
Jue tuvo que ir a insistir tres o cuatro veces para poder conseguirlas.

Shen June chocó de frente con Xiahou Lian, pero no tuvo tiempo de
saludarlo. Sin embargo, Xiahou Lian lo siguió y dijo en voz baja a su
lado:

—Liu Deyi murió, ¿sabías de este asunto?

Shen Jue lo miró y dijo:

—Sí lo sabía, ¿cuál es el problema?

Xiahou Lian miró su expresión indiferente y no pudo saber si este


asunto tenía algo que ver con él o no. Dijo vacilante:

—¿Realmente se cayó al agua por sí mismo?

—Por supuesto que no. —La respuesta de Shen Jue fue directa—. Lo
hice yo, ¿y qué? No sabía que tuvieras esta benevolencia, corriendo
aquí para denunciarme por mis crímenes...

—¡Realmente fuiste tú! —Xiahou jaló su muñeca y dijo—: ¿Quieres


morir? Este asunto fue muy arriesgado, ¿por qué no lo discutiste
conmigo?

—Puedo hacerlo yo mismo. Relájate y recupérate de tu herida, y


déjame en paz. —Shen Jue se sacudió a Xiahou Lian y se dio la vuelta,
marchándose.

Xiahou Lian lo siguió a su lado, paso a paso. Dijo con los dientes
apretados:
—¡Qué manera de hablar es esa! No me consideras tu hermano y no
quieres mi ayuda, ¿entonces para qué me haces quedar, para ser un
jarrón de flores161, para ser un mueble atractivo para que lo mires?

Cuando Shen Jue escuchó esto, se quedó atónito durante un rato. Si


eran hermanos o maestro y sirviente, el propio Shen Jue no podía
decirlo. Parecía que nunca había considerado a Xiahou Lian como su
hermano, pero tampoco lo había considerado como su sirviente. Para
él, ¿quién era exactamente esta persona, Xiahou Lian?

Shen Jue no podía entender, y estaba confundido y molesto. Temía


que siguiera preguntando, así que se apresuró a decir:

—¿Quién te ha dado la osadía? ¿Tenemos el mismo padre o la misma


madre, eres mi hermano?

Xiahou Lian se quedó atónito, y se detuvo, quedándose donde estaba


por un momento. Cierto, Shen Jue nunca había dicho que lo
considerara como su hermano, todo habían sido sentimientos
inventados por él mismo. Pensó en ello durante mucho tiempo, y
también sintió que era ridículo. Levantó la vista y vio que Shen Jue ya
se había alejado. Se apresuró a correr hacia él y le dijo:

—¡No importa si no me consideras tu hermano, pero no puedes


matar a la gente!

—¿Quién te crees que eres? ¿Tú puedes pero yo no?

Shen Jue estaba pensando tontamente cuando escuchó a Xiahou


Lian hablar de nuevo:

—¡Eres diferente! —Su voz se volvió astringente—. ¿Cómo es posible


que tus manos, que son hechas para sostener pinceles, estén
manchadas de sangre?

161
Término despectivo para referirse a las personas que tienen buena apariencia pero no son inteligentes o no
saben hacer nada.
Una frase, ordinaria y sin importancia, fue como una cuchilla
afilada, que abrió la herida del corazón de Shen Jue que tenía una
costra, haciendo que goteara sangre fresca.

«¿Manos hechas para sujetar pinceles?». Esas pocas palabras se


agitaron en los oídos de Shen Jue, y sus manos, que sostenían la ropa
de verano, se tensaron de repente, sacando profundas arrugas de las
prendas. ¿Cuánto tiempo hacía que no tocaba un pincel? Era un
eunuco, y ni siquiera tenía una distribución de pinceles y tinta. Desde
que entró en palacio, había tocado escobas, vertido orinales y lavado
ropa, pero no había sostenido un pincel.

«Qué ridículo», pensó Shen Jue. «Xiahou Lian es realmente un idiota,


¿cree que puedo volver al pasado?».

—Xiahou Lian, Xie Jinglan ya está muerto. El que está frente a ti


ahora es Shen Jue —dijo Shen Jue lentamente, con su rostro pálido e
indiferente como la escarcha del otoño—. Shen Jue es un eunuco, un
sirviente, un perro criado por maestros. ¿Qué pinceles puedo
sostener?

—¡Tú! —A Xiahou Lian le dolía el corazón y quería decir algo, pero


tampoco sabía qué decir. Tuvo un nudo en la garganta durante mucho
tiempo antes de hablar con dificultad—: Joven maestro, eres diferente
a mí. Yo soy un asesino, y las deudas de vida que tengo ahora se pueden
contar como dos o tres, así que tener unas cuantas más no importa. En
el futuro, si quieres matar a alguien, déjamelo a mí, yo te ayudaré. Te
ayudaré a matar a la gente que te intimida, ¡y te ayudaré a decapitar a
los sinvergüenzas que te insultan!

—¿Cuál es la diferencia? —Shen Jue sonrió con sorna—. ¿Acaso


sostener un pincel es diferente a sostener un sable? Eres demasiado
ingenuo, Xiahou Lian. Sostener un sable en la mano puede quitarle la
vida a alguien; sostener mucho poder puede exterminar a un clan, ¡sin
mencionar que cuando el emperador se enfada, hay millones de
cadáveres tendidos y sangre que fluye por miles de millas! ¡Los
pinceles, las tintas y los sellos del emperador son las cosas más sucias
y asquerosas de este mundo! ¿Crees que tus asesinos tienen las
mayores deudas de vida? ¡No, la persona que más debería ir al infierno
es la que está sentada en el trono del Salón Fengxian162, esa persona
que goza de la adoración de todo el pueblo!

—Lo sé, pero… —Xiahou Lian era torpe al hablar, y su mente era un
desastre. Se rascó la cabeza, sin saber qué decir.

—No quieres que siga este camino, ¿verdad? —Shen Jue preguntó
con indiferencia.

—¡Sí, eso es! —Xiahou Lian no quería preocuparse por cómo era el
emperador en absoluto. Sólo sabía que Xie Jinglan había dicho antes
que cuando la facción los eunucos estuviera allí, se retiraría a una
prefectura, y cuando el caos con los eunucos se calmara, ayudaría al
país. ¿Cómo podría Shen Jue convertirse en parte de la facción de los
eunucos de la que había criticado Xie Jinglan?

Xiahou Lian respiró profundamente y dijo:

—Joven maestro, no lo entiendes. Una vez que tus manos se han


manchado de sangre, ya no puedes mirar atrás. Matar es adictivo.
Después de matar una vez, habrá una segunda vez, y cuando haya una
segunda vez, habrá una tercera. Cada vez despreciarás más las vidas
humanas, y sentirás que no hay diferencia entre las personas y la
hierba. Si mueren, mueren, y si se van, se van. Joven maestro,
¿realmente quieres ser así?

Esperó la respuesta de Shen Jue. La expresión de Shen Jue seguía


siendo indiferente, como si se hubiera formado una capa de hielo en
ella. Giró la cabeza y miró a Xiahou Lian, preguntando lentamente:

—¿Oh? ¿Por qué no?

162
Lit. Salón del Sacrificio Ancestral.
Xiahou Lian abrió los ojos con incredulidad.

—Xiahou Lian, déjame preguntarte. —Los ojos de Shen Jue eran tan
tranquilos como el agua en calma—. ¿Por qué matas?

Xiahou Lian estaba aturdido.

—Para vivir.

—Entonces, yo también. —Una sonrisa extremadamente ligera se


levantó en las comisuras de la boca de Shen Jue, y dijo en voz baja—: Ya
estoy en este camino, y aunque esté eternamente condenado a la
muerte y pulverizado, no dudaré. Voy a vengar a la tía Lan, voy a matar
a Wei De, voy a hacerme cargo del Depósito Oriental, y voy a ser el
eunuco titular del sello de la Dirección de Ritos. Si no estás dispuesto a
verme así, entonces vete.

Después de decir esto, Shen Jue alisó las arrugas de la ropa de verano
y salió del sinuoso pasillo sin siquiera mirar atrás. La cúpula azul del
cielo era inmensa, sin medida y sin límites, y él caminaba bajo ella en
soledad con su sombra, pareciendo un poco aislado.

Xiahou Lian miró la vista de su espalda y se quedó sin palabras


durante mucho tiempo.

Después de eso, Shen Jue y Xiahou Lian no se hablaron durante


varios días. Shen Jue hacía las cosas en silencio, sin importarle lo que
Xiahou Lian pensara o viera. Xiahou Lian tampoco estaba ocioso, y no
se habían visto señales de él en estos días y no se sabía en qué estaba
ocupado. Los dos se encontraron por la noche y, como de costumbre,
apagaron las luces y durmieron, sin decir nada.

Hoy, Shen Jue estaba preparando los platos para la consorte Gao. La
cocina imperial había cambiado de supervisores, por lo que sus
comidas y bebidas habían vuelto a la normalidad, y la consorte Gao
rodaba alegremente por el suelo. En estos días, volvía a estar
obsesionada con el colorete y los polvos, y se había embadurnado la
cara en lo que parecía el trasero de un mono. El polvo blanco también
era demasiado espeso, y cuando ella hablaba, flotaba hacia abajo. Hoy
en día, el grado de su locura podría llamarse el colmo de la perfección.
Prácticamente era repudiada por la gente y odiada por los perros, e
incluso las otras dos nobles consortes locas desdeñaban relacionarse
con ella, temiendo profundamente que cayeran de su propio nivel de
locura. Sólo Shen Jue podía hablarle con calma y suavidad.

Cuando terminó de arreglar los platos, se dio la vuelta y vio a Xiahou


Lian de pie fuera del umbral, mirándolo.

—¿Qué quieres? —La voz de Shen Jue era fría.

Xiahou Lian sacó de su espalda un sable de madera de un metro y lo


sostuvo con fuerza en sus manos.

Shen Jue miró el sable con confusión y pensó irremediablemente:


«¿Será que Xiahou Lian piensa que voy a ser un azote en el futuro y que
tengo que ser estrangulado en la cuna, por lo que quiere usar este sable
para apuñalarme hasta la muerte?».

—Me temo que vas a conseguir que te maten, así que te enseñaré
algunos movimientos efectivos. Cuando llegue el momento, si
tropiezas y te mandan a la cárcel, podrás escapar usando unas
habilidades de sable inigualables. —Xiahou Lian fingió suspirar
profundamente—. Después, cuando vengas a pedirme refugio, si
tienes habilidad, me será más fácil conseguirte un trabajo.

Tras decir esto, Xiahou Lian sujetó el sable con ambas manos, trazó
un arco limpio y levantó la punta del sable hacia Shen Jue.

Shen Jue soltó una risa corta y fría.

—¿Qué, desprecias mi habilidad? —Xiahou Lian levantó una ceja.

Shen Jue traspasó el umbral y pasó junto a Xiahou Lian. Tomó


suavemente el sable de madera de sus manos y dijo:
—Esta noche, a las nueve, te veré junto al muro del palacio.
Capítulo 26: Apreciando el crepúsculo primaveral

La luz de la luna era como el agua, y el viento susurraba.

Xiahou Lian sostenía un sable y permanecía inmóvil. Las hojas que


caían se arremolinaban mientras revoloteaban ante sus ojos, y entre
el crujido de las mismas, su túnica se agitaba.

En un instante, la luz de su sable brilló repentinamente.

Xiahou Lian sacó el sable de su vaina. La luz resplandeciente del


sable era como las olas de un río bajo la luna, vastas y ondulantes,
capas y capas que se balanceaban una tras otra. Pisó la luz de la luna y
la punta de su sable trazó un arco exquisito y hermoso. Sus ojos claros
estaban fijos en un punto de la punta del sable, y los sonidos del viento
en todo el patio parecían abandonarlo y alejarse. Su destreza con el
sable era limpia y pulcra, nada descuidada, como la brisa fresca y la
luna brillante en un bosque de pinos. Cuando lanzó el sable
horizontalmente, el viento del sable recorrió todo el patio, parecido al
susurro del viento en los pinos.

Después de varios movimientos, Xiahou Lian volvió a guardar el


sable en su vaina y levantó una ceja, sonriendo a Shen Jue que estaba a
su lado.

—Lo has visto claramente, ¿verdad?

Shen Jue recordó los movimientos de Xiahou Lian de hace un


momento, sopesó el sable de madera en su mano y frunció el ceño, sin
responder.

—Nuestras técnicas de sable Garan no se parecen en nada a las de


otros, que se centran en tener un buen físico o establecer amistades a
través de la competencia. Las nuestras son habilidades letales, donde
sacar el sable implica derramar sangre. No hay ni una sola floritura
que sirva para deslumbrar, porque buscamos un enfoque cruel y
astuto. Lo importante es ser rápido, preciso y despiadado. —Xiahou
Lian apretó su sable y añadió—: No tienes que practicar para ser tan
perfecto, solo asegúrate de ocuparte de aquellos que no tienen ojos.

Shen Jue pensó durante un rato y dijo:

—Hace un momento, las habilidades con el sable que demostraste


no eran realmente lo mismo que dijiste.

—¿Qué es diferente?

Shen Jue miró a Xiahou Lian, levantó su sable de madera y se dirigió


al centro. Bajó ligeramente su cuerpo e hizo una postura inicial.
Xiahou Lian se replegó contra la pared, observándolo sin prisa. A su
lado, un pastel de osmanto le fue entregado desde algún lugar. Xiahou
Lian lo tomó inconscientemente, volvió en sí y miró a un lado con
sorpresa. Resultó que la consorte Gao estaba sentada en una roca y
comiendo con deleite.

—Oye, tú…

—¡Shh! —La consorte Gao se puso el dedo en los labios—. Mira el


sable.

Shen Jue se movió.

Era claramente un tosco sable de madera, pero parecía ser como una
hoja afilada sin bordes. El viento de su sable era incomparablemente
rápido y feroz, helado hasta los huesos, y era como si por donde pasara,
se congelara una fina capa de triste escarcha. El ímpetu del viento
crecía, y las hojas que caían llenaban el cielo y cubrían el suelo. Shen
Jue estaba a punto de dar el último tajo vertical cuando la consorte Gao
empujó de repente a Xiahou Lian, enviando a Xiahou Lian frente al
sable de Shen Jue.
Xiahou Lian estaba horrorizado. El viento del sable de Shen Jue
envolvió instantáneamente todo su cuerpo, y prácticamente podía
oler la sangre en la punta del sable.

El sable de Shen Jue se estancó claramente, y Xiahou Lian aprovechó


la oportunidad para inclinarse hacia un lado y esquivar; la espada se
acercó a la esquina de su ropa al pasar. Shen Jue miró fríamente y en
silencio a la consorte Gao. Esta última seguía aplaudiendo con sus
manos y gritando:

—¡Divertido! ¡Divertido! ¡Ustedes dos, apresúrense a luchar!

Xiahou Lian estaba a punto de reprenderla cuando la espada de Shen


Jue giró y se dirigió directamente al rostro de Xiahou Lian.

Sólo había aprendido cinco movimientos, y en este momento estaba


utilizando la tercera forma del sable de Garan: Inclinación de
Golondrina.

Este mocoso, ¿acababa de aprender el sable y quería enfrentarse a él?


Xiahou Lian se inclinó hacia atrás y esquivó la Inclinación de
Golondrina, luego hizo una voltereta hacia atrás para esquivar otro
movimiento. Shen Jue acababa de empezar con el sable, así que la
diferencia en sus habilidades era enorme. Xiahou Lian no atacaba,
simplemente se movía de un lado a otro para esquivar. Sin embargo,
lo que le sorprendió fue que Shen Jue solo estaba usando cinco
movimientos, pero lograba encadenarlos en una rutina ofensiva
completa. Después de varios minutos, aunque Xiahou Lian podía
esquivar fácilmente cada vez, el ritmo del sable de Shen Jue era
constante y sin pausa alguna.

¡Pero sólo había aprendido cinco movimientos!

Ambos estaban cansados y se apoyaron en la pared, jadeando.


Xiahou Lian sujetó el hombro de Shen Jue y suspiró.

—¡Joven maestro, eres un maldito prodigio de las artes marciales!


—Eres tú quien es demasiado estúpido.

—Hace un momento, dijiste que mis habilidades con el sable y lo que


yo decía era diferente. ¿Qué quisiste decir?

Shen Jue lo miró, y su expresión era un poco complicada mientras


decía:

—Tu sable no tiene intención de matar.

Xiahou Lian se quedó atónito y recordó las palabras de aquel viejo


espía de la Mansión Xie: «Tienes un sable Bodhi, pero no tienes la
intención de matar». En ese momento, aún no se había convencido,
pero ahora que lo recordaba, no pudo evitar admitirlo.

Odiaba matar. No era por cobardía, y tampoco porque sus


habilidades no fueran perfectas, simplemente lo odiaba. Desde que su
placa había sido colgada hasta ahora, había hecho dos viajes de
negocios en total. Era el hijo de la Garuda, así que era diferente de los
otros niños que acababan de debutar. En cada asesinato, tenía un
superior que lo dirigía, para no morir. Sin embargo, siempre había
metido la pata. O bien porque el objetivo planeado no había estado en
su sitio, o bien porque había revelado una pista durante la operación y
había sido descubierto por el otro bando. En resumen, cada vez, había
sido un superior quien lo había ayudado a quitar la cabeza humana.

El hecho de que el hijo de la Garuda era un pedazo de barro que no


podía pegarse a una pared ya se había extendido por todo Garan. A los
ojos de los demás asesinos, era cuestión de tiempo que muriera en el
campo de matanza. En el cementerio de sables en el valle detrás del
antiguo templo de Garan, una nueva lápida sería colocada muy
pronto, y en ella estaría tallado el nombre de Xiahou Lian.

Sin embargo, no podía exponer la realidad de que era un inútil


delante de Shen Jue, y aunque su reputación fuera infundada, seguía
siendo una reputación. Fingió no estar de acuerdo y dijo:
—No es como si estuviera matando ahora mismo. Sólo te estoy
entrenando, por lo que naturalmente no hay intención de matar —
dijo, y luego se jactó descaradamente—: No conoces mis habilidades,
el nombre de Sable Jingtie ya se ha extendido por todo el mundo de las
artes marciales. En unos años más, superará al Hengbo de mi madre.

Por supuesto, Shen Jue no le creyó. Xiahou Lian tenía un historial;


cuando habían estado en la Mansión Xie, se jactaba de su alto estatus.
Todos los demás se apresuraban a cargar con sus zapatos, pero el
resultado era que todavía no había sido capaz de escapar de una severa
paliza.

Pero, de buen corazón, no lo expuso y sólo dijo:

—Deja de hablar, sigue enseñando.

Xiahou Lian estaba satisfecho consigo mismo y dijo:

—Hay muchos tipos de técnicas de sable de Garan, hay sables de una


sola empuñadura, sables de doble empuñadura, sables largos, sables
cortos, sables curvos, y también se dividen en técnicas de asesinato y
técnicas de corte. Las técnicas de asesinato van por el camino de la
siniestralidad, la crueldad y el ensañamiento. Son adecuadas para el
uno contra uno, pero si el oponente es un grupo de personas, no hay
escapatoria. He oído que el antiguo abad de Garan era un maestro de
las técnicas de asesinato, y que mientras quisiera la cabeza de alguien,
nadie podría retenerlo. Pero al final, murió en una emboscada de diez
personas. Mató al líder, pero fue cortado en pulpa de carne por las
nueve personas restantes.

—¿Se pueden utilizar las técnicas de corte para el uno contra


muchos?

—Mn. —Xiahou Lian asintió—. Las técnicas de corte absorbieron


muchas técnicas de sable de los ejércitos fronterizos, así que usar esto
en el campo de batalla no es un problema. Sin embargo, los asesinos no
necesitamos ir al campo de batalla, por lo que mucha gente no aprende
este conjunto.

—¿Cuáles conoces?

La cara de Xiahou Lian estaba un poco roja por la timidez, como


pocas veces.

—Originalmente, quería aprender de mi madre. Mi madre utiliza


sables de una sola empuñadura y sables de doble empuñadura, y es
una maestra en técnicas de asesinato y técnicas de corte. Pero esto sí
que necesita talento, y yo soy un poco peor que mi madre. Casi he
terminado de aprender el sable recto de una sola empuñadura, y he
aprendido la mitad del sable de doble empuñadura. Mi instructor sólo
sabe técnicas de asesinato, así que yo también sólo sé técnicas de…

El nivel de este Xiahou Lian como maestro era algo bajo, pero no
podía hacer nada al respecto. Shen Jue dijo:

—Quiero aprender en lo que eres mejor.

Las nubes se dispersan y se acumulan, el viento llega y la lluvia se


va. Las hojas se volvieron gradualmente más densas, y el chirrido de
las cigarras llenó el pequeño patio. Cada noche, Shen Jue pisaba la luz
de la luna que era como el agua, acompañado por todo el jardín de
chirridos de cigarras mientras cortaba con su sable. Sus ojos estaban
terriblemente tranquilos. El viento le levantaba la túnica, pero no
surgían olas en sus ojos, y el sable de madera que tenía en sus manos
también estaba tan inmóvil como una montaña. Poco a poco, el viento
pareció alejarse, el sonido de las cigarras pareció detenerse y la luz de
la luna se retiró. En la silenciosa noche, sólo quedaba un simple sable
de madera.

Shen Jue escondió su sable bajo la axila y luego desenfundó el sable,


levantándolo. La punta del sable cortó oblicuamente un arco hacia
arriba.
Técnica de Sable Garan · Inclinación de Golondrina.

Ya había practicado este movimiento más de mil veces. El ángulo de


Inclinación de Golondrina era astuto y vicioso, y al ir hacia arriba
podía lacerar la garganta de un enemigo, mientras que al ir hacia abajo
podía destriparlo. Mientras fuera lo suficientemente rápido, la sangre
salpicaría en un instante.

Con un tan, el sable de madera golpeó el cuerpo de Xiahou Lian, que


soltó un breve gemido y rodó por el suelo.

Ya había sido golpeado por séptima vez esta noche.

Shen Jue era prácticamente un lunático. Desde que le había


transmitido sus técnicas de sable, practicaba durante cuatro horas
todas las noches, sin que le detuvieran ni el viento ni la lluvia y sin que
le importaran los truenos. No se podía evitar que practicara solo, pero
tenía que arrastrar a Xiahou Lian a practicar con él. Aturdido, Xiahou
Lian sintió que había vuelto a los días pasados en que lo acompañaba
a estudiar en la Mansión Xie. En la biblioteca, había una pequeña luz, y
el viento susurraba por todo el patio, Shen Jue sostenía un pergamino
y lo miraba atentamente, y él estaba somnoliento en el fondo. Es solo
que, en el pasado, había podido atrapar polillas y ciempiés y arrancar
pequeñas flores y hierba para jugar, pero ahora tenía que saltar a
derecha e izquierda para esquivar los interminables ataques de Shen
Jue.

Xiahou Lian estaba tan cansado que su cabeza estaba cubierta de


sudor, y se acostó en el suelo, sin querer levantarse.

Shen Jue le dio unas ligeras patadas y le dijo con cara seria:

—Si no te levantas, te golpearé.

—¡Dage163, no estás cansado! —Xiahou Lian estaba impresionado.

163
Lit. hermano mayor. Trato educado para un hombre de la misma edad que uno mismo.
—Lo estoy. —Shen Jue utilizó la espada de madera para pincharle el
estómago—. Pero todavía tengo que practicar. No soy como tú. Tú
tienes habilidades infantiles164 y músculos y huesos flexibles, así que
obtuviste el doble de resultados con la mitad de esfuerzo al practicar.
Mis músculos y huesos ya están rígidos, así que sólo puedo obtener la
mitad de resultados con el doble de esfuerzo.

Xiahou Lian decidió no levantarse y se quedó tieso en el suelo como


un pez muerto.

Shen Jue estaba indefenso, y estaba a punto de pensar en alguna idea


para levantar a esta persona poco fiable cuando su cabeza fue golpeada
bruscamente.

—¡Yo también quiero jugar! ¡Yo también quiero jugar! —La consorte
Gao había salido de algún lugar en algún momento, y aplaudió
mientras gritaba.

—Bien, bien, ve a practicar con ella, los lunáticos tienen más energía.
—Xiahou Lian se levantó derrotado y corrió a toda prisa en dirección
a la habitación, temiendo que Shen Jue lo alcanzara por detrás.

Shen Jue sintió que sus últimas palabras no eran sólo para regañar a
la noble consorte Gao.

Giró la cabeza para mirar a la consorte Gao. Como siempre, llevaba


la cabeza llena de plumas de pollo desordenadas, y su chaqueta y falda
estaban impresentables y sucias. Toda su persona era como un
plumero que podía moverse. Shen Jue suspiró y mostró su postura
inicial, dando un golpe horizontal con su sable de madera. Ella no tuvo
tiempo de esquivar, y la mitad de las plumas de pollo que tenía en la
cabeza se desprendieron, cayendo por todo el suelo.

164
Traducción literal de 童子功 (tongzigong), una forma de ejercicio de qigong que acentúa la flexibilidad. Debe
ser practicado regularmente antes de que el cuerpo haya madurado.
Shen Jue miró el suelo cubierto de plumas de pollo y de repente se
sintió desinteresado.

—No importa, no hay más práctica…

—¡Mocoso! ¡Te atreves a golpear mis plumas de general! ¡Verás cómo


esta gran general se ocupará de ti! —La consorte Gao lo miró con rabia
y levantó la mano, partiendo una rama de árbol. Apuntó y golpeó la
cabeza de Shen Jue.

Shen Jue se quedó confuso de inmediato al ser golpeado, pero la


rama de la consorte Gao ya había aterrizado como un huracán,
parecida a las gotas de lluvia en verano, cayendo densa y pesadamente
sobre la superficie del agua. Shen Jue levantó apresuradamente su
sable de madera para bloquear, pero en su desconcierto,
inesperadamente sólo pudo bloquear dos o tres, y los restantes
movimientos cayeron todos sobre su cuerpo, causándole un dolor
punzante.

¡¿Esta lunática cómo es que era tan rápida?!

Si se decía que Xiahou Lian era la suave brisa y la fina llovizna de un


bosque primaveral, ¡entonces la consorte Gao era el cielo
enloqueciendo y derramando sobre su cabeza una palangana de agua
utilizada para lavar los pies!

Shen Jue finalmente abandonó su dignidad y se cubrió la cabeza,


huyendo.

A la mañana siguiente, cuando Xiahou Lian se levantó, descubrió la


medicina para las heridas de metal sobre la mesa con la tapa abierta.
Shen Jue estaba tumbado en la cama-estufa, todavía profundamente
dormido, con su pálido rostro con una serenidad añadida que
normalmente nunca tenía.

Debió haber estado extremadamente agotado, de lo contrario no se


habría olvidado de poner la medicina en su lugar original. Shen Jue era
exasperantemente quisquilloso; cuando se quitaba la ropa y no la
colgaba en la percha, era reprochado por él. Xiahou Lian no sabía
cuántas veces lo había criticado internamente como «señorita Jue».

Shen Jue tenía tal temperamento. Trataba a la gente de forma


estricta y se disciplinaba así mismo aún más. Cuando se enfadaba,
prácticamente no se reconocía a sí mismo, y no se rendía hasta que se
atormentaba de forma que se desprendía una capa de piel. Xiahou Lian
no sabía cómo, con un temperamento tan libertino al que estaba
acostumbrado desde la infancia, se había llevado bien con Shen Jue, y
él mismo sentía incluso que era un milagro.

Xiahou Lian se arregló y se dirigió a la cocina imperial para traer el


desayuno de todos. Acababa de entrar en la Puerta Shunzhen cuando
vio a un viejo eunuco cuyo rostro estaba cubierto de arrugas de pie
junto al muelle de la puerta y que lo miraba con una sonrisa.

—Si Xi, ¿estás bien ahora? Parece que tu cuerpo se ha fortalecido


bastante. Tu padrino ha estado muy ocupado estos días y no ha tenido
tiempo libre. Por fin he terminado de hacer todo y he venido corriendo
a verte, ¡no te ofendas! —Se acercó con una caja de comida y dijo—:
Esto lo ha enviado tu padrino político del norte de Zhili165, una
empanada fina frita de la Casa Ganyue166, un caramelo crujiente de
sésamo y un gran pastel cuadrado167. No me gusta comer dulces, pero
tú eres un niño, así que te lo daré para satisfacer tus antojos.

Resultó ser el padrino de Si Xi. El corazón de Xiahou Lian se había


agitado un poco, ya que justo en ese momento había estado
reflexionando sobre cómo llamarlo, pero este tipo se había
identificado por casualidad, ayudándolo a no dar nada por perdido. Se
apresuró a saludar con las manos juntas y dijo suavemente:

165
Una provincia de la China Imperial en la Dinastía Ming.
166
Lit. Casa de la Persecución de la Luna.
167
Un pastel tradicional de Jiangsu que puede ser dulce o salado. Imagen de referencia.
—Gracias por su preocupación, padrino. He recorrido un círculo
alrededor del inframundo, y Yama ha dicho que aún quiere que
conserve mi vida para que pueda ser filial de mi padrino, así que me ha
devuelto. Por favor, dese prisa en entrar, se va a resfriar si se queda
parado en el viento.

El viejo eunuco se rio y agitó las manos.

—No, esta mañana temprano, los extranjeros presentaron un lujoso


caballo Ferganá168, así que tengo que volver dentro de un rato para ver
cómo esos bastardos cepillan el pelo de ese ancestro. —Haciendo una
pausa significativa, el viejo eunuco dejó caer los párpados mientras
miraba a Xiahou Lian—. El emperador ha conseguido un buen caballo
y tiene ganas de disfrutarlo, así que va a ir a visitar el coto de caza el
día quince. Sucede que mi subordinado que cuida los establos
imperiales, Cao Lang, está enfermo. Se ve un poco mal, y no podrá
mejorar fácilmente. ¿Quieres venir a hacer un turno?

Al decir esto, volvió a sonreír.

—¿No has querido siempre salir del Cuarto Recinto Qianxi? Para esta
cacería, los nobles estarán allí, así que si muestras tu rostro, podrías
conseguir un buen futuro.

Como falso eunuco, ¿para qué iba a ir Xiahou Lian a unirse? Estaba a
punto de rechazarlo cuando la voz de Shen Jue sonó desde atrás.

—Eunuco Yan, Si Xi acaba de recuperarse de una grave enfermedad


y su vigor es todavía escaso, así que si corre precipitadamente a servir,
me temo que se tropezará con los nobles. ¿Por qué no me deja hacerlo
por él? Me pregunto qué piensa.

El eunuco Yan miró a Xiahou Lian de arriba abajo unas cuantas


veces y dijo:

168
También conocido como “caballo celestial”. Según la tradición, estos caballos sudaban sangre, lo que dio lugar
al nombre de "caballo que suda sangre" (汗血宝马). Actualmente se encuentra extinto.
—Me parece que el vigor de Si Xi no es malo, e incluso parece estar
más sano.

Los ojos sugerentes de Shen Jue lo recorrieron, y Xiahou Lian


rápidamente puso una mano sobre su corazón y exclamó:

—¡Ay! Padrino, no sabe que esto se llama «falsamente fuerte».


Aunque no tengo una enfermedad grave, sufro de una dolencia menor
constante. Incluso ahora, mi corazón duele. No tengo la fortuna de ir
a atenderlos. ¿Por qué no dejamos que vaya el eunuco Shen? Él es como
un hermano para mí, así que mandarlo sería lo mismo.

El eunuco Yan suspiró y dijo:

—Muy bien, si no tienes intención de progresar, entonces no hay


nada que hacer. Shen Jue, ven aquí mañana y te llevaré a familiarizarte
con los establos imperiales.

Shen Jue respondió humildemente con un «sí». El eunuco Yan se


marchó, agitando sus mangas. Xiahou Lian observó su espalda
encorvada y dijo con sospecha:

—Él nunca aparece sin razón. No vino cuando estaba enfermo, pero
ahora que estoy bien, aquí está. Me temo que este tipo tiene malas
intenciones.

—Bueno, mientras pueda ver a Wei De en la caza, es suficiente. —


Shen Jue se sacudió el polvo inexistente de sus mangas y entró en la
habitación con determinación. Xiahou Lian se quedó horrorizado.
¡¿Este individuo que deseaba morir no estaría planeando asesinar a
Wei De durante la cacería, verdad?!
Capítulo 27: Sable Ventisca

Suburbios de la capital, ladera Shili169

En el campo de artes marciales, dos soldados estaban teniendo una


competencia. Ambos empuñaban sables de pluma de ganso, con
lomos estrechos y hojas largas. Intercambiaban varios movimientos
una y otra vez, las luces de sus sables brillaban como la nieve en
movimiento, deslumbrando a la vista. Un grupo de personas se había
reunido a su alrededor y animaban de vez en cuando.

Mientras tanto, Situ Jin limpiaba las armas en el armero y echaba un


vistazo a la situación en el campo de vez en cuando.

Al segundo día después de llegar aquí, se encontró con la severidad


de alguien que se creía superior. Los cuarteles no eran como la Guardia
del Bosque Emplumado. En la Guardia del Bosque Emplumado, todos
eran oficiales militares que habían ascendido mediante el examen
imperial sobre conocimientos y habilidades militares, o eran
discípulos seleccionados de clanes conocidos. Sin embargo, en los
cuarteles, había una mezcla: algunos soldados eran buenos, otros
malos, y muchos habían nacido como bribones y mendigos. Cuando
los nuevos reclutas ingresaban, no podían evitar ser atormentados
por los veteranos, y debían realizar tareas como servir té y agua y
vaciar orinales. O bien, se refugiaban con un superior y le seguían y
servían de cerca como un sirviente. Sabía que en su segundo año, él
mismo se convertiría en uno de los veteranos y podría intimidar a los
nuevos reclutas.

169
Lit. Ladera de las Diez Millas.
Este cuartel tenía tradiciones transmitidas por los antepasados, y
los rufianes del ejército no podían hacer otra cosa, así que se limitaron
a llevarlo a cabo a la perfección.

Situ Jin se consideraba relativamente afortunado. Como tenía un


aspecto inaccesible, los soldados lo consideraban difícil de intimidar,
así que le dieron el trabajo de limpiar las armas. A Situ Jin le gustaba
mucho este trabajo. No tenía muchos amigos, así que los sables y las
espadas eran sus compañeros más cercanos, y sentía que era más fácil
llevarse bien con los sables y las espadas que con la gente.

La gente en el campo estaba luchando de modo que era difícil de


separar. Situ Jin terminó de limpiar la última lanza y se situó en el
círculo exterior, levantando la cabeza para observar. Ahora estaba
claro que el hombre del rostro alargado tenía la ventaja. Cortó en
círculo varias veces, obligando prácticamente al otro a situarse en el
borde de la plataforma elevada. Sus movimientos de sable eran
simples y sin adornos. Para decirlo bien, iban por un camino amplio y
abierto, y para decirlo un poco peor, utilizaban pura fuerza. Un sable
de fina pluma de ganso era blandido como un gran martillo, confiando
en la fuerza bruta para aplastar la hoja del oponente. Los dos sables
emitieron unos lamentos insoportablemente largos.

Situ Jin sacudió la cabeza. Este tipo de persona no entendía de sables.

El hombre de rostro largo volvió a lanzar un tajo hacia la cabeza, y


los dedos de los pies del oponente golpearon el suelo, girando para
esquivar. El hombre de rostro largo se dio la vuelta y lanzó un corte
horizontal, con la luz de su sable tan brillante como la nieve. Situ Jin
suspiró ligeramente. —Mal.

—¿Oh? ¿Qué está mal? —Se acercó alguien cercano y preguntó.

Situ Jin dijo moderadamente:

—Usar un sable como un martillo, no entiende de sables.


Efectivamente, antes de que Situ Jin terminara de hablar, el hombre
de rostro largo gritó de dolor. Resultó que el oponente había utilizado
el dorso de su sable para golpearlo con firmeza en el tobillo. La
situación en la que originalmente tenía la ventaja se invirtió
abruptamente. El hombre perdió el equilibrio y rodó por la plataforma
elevada. Todo el mundo aplaudió y Situ Jin se dio la vuelta para
marcharse.

—Espera —habló el hombre que lo había interrogado en ese


momento—. Este camarada acaba de comentar de forma clara y lógica,
debe ser bastante experto en habilidades con el sable.

Situ Jin lentamente tuvo un poco la sensación de que algo no estaba


bien en esas palabras, y se giró, mirando al hombre con sospecha.

El hombre de rostro largo que había sido golpeado fuera de la


plataforma hace un momento caminó detrás del hombre y llamó en
voz baja:

—Hermano mayor.

El hombre sonrió un poco maliciosamente y dijo:

—Nosotros, los hermanos, empezamos a aprender el sable de


nuestro padre a partir de los cinco años, y aprendimos el más fuerte
del Norte, los Doce Sables Ventisca. Hasta ahora, nadie nunca ha dicho
que nosotros no entendamos los sables. En el caso de mi hermano no
se puede evitar. Todavía es joven, así que sus técnicas de sable no son
avanzadas. Aunque no se puede decir que mis humildes técnicas de
sable no tengan parangón, si esa Garuda de Garan de las Siete Hojas se
encontrara con mi sable, tendría que pensárselo antes. Hmph, pero no
sé sobre este camarada, ¿qué habilidades tiene?

Situ Jin: —...

Doce Sables Ventisca era la peor técnica de sable callejero del Norte.
Casi todo el mundo podía hacer algunos de sus movimientos, algo así
como «Impronta de ganso cisne en la nieve» y «Viento que vuelve y
nieve que gira», pero en realidad, nueve de diez partes de los
pergaminos de sable esparcidos por las calles eran falsos. Situ Jin
nunca había mirado esos pergaminos de sable, pues sólo había
entrenado a duras penas con los sablistas que pasaban por la pequeña
ciudad. Le habían enseñado algunos movimientos, así que había
aprendido algunos movimientos.

Ni siquiera conocía los nombres de esos movimientos. Cortaba en


estacas de madera día tras día con los ojos fijos y en blanco. Los
movimientos sin nombre ya se habían integrado en sus huesos y en su
sangre hacía mucho tiempo, y mientras tuviera la empuñadura de un
sable, sabría cómo manejarlo.

Sólo hasta que se encontró con la Garuda en el palacio imperial supo


que lo que practicaba resultaba ser Sable Ventisca. La Garuda había
asesinado antes al sucesor del Sable Ventisca, así que había visto el
verdadero Sable Ventisca. Si ella decía que lo era, entonces debía serlo.

Recordó la pequeña y empobrecida ciudad del Norte en ese


momento. En la crujiente y pesada nieve que era tan densa como una
cortina, los audaces y desenfrenados sableadores cortaban con un
golpe impresionante.

El verdadero Sable Ventisca puede cortar la nieve más pesada.

Situ Jin realmente quería decir: Si te encuentras con la Garuda, ni


siquiera tener ocho vidas sería suficiente para sobrevivir. Sin embargo,
siempre había sido amable y comedido como persona, así que se limitó
a decir:

—Sólo he dicho que tu hermano pequeño no entiende, no he dicho


que tú no entiendas.

El hombre resopló. —En ese caso, ¿por qué no hacemos una


competencia entre los dos? Te pediré consejo y veremos si realmente
entiendo los sables o no.
—¿Qué tiene que ver conmigo que entiendas o no? —Situ Jin estaba
finalmente un poco impaciente—. Todavía no he limpiado las armas
del otro lado, estoy muy ocupado.

—¡Dale un sable! —El hombre lo miró con un par de ojos tan grandes
como campanas de cobre, rugiendo imprudentemente.

Alguien lanzó un sable de pluma de ganso a Situ Jin, y este lo atrapó


con impotencia. El hombre desenfundó su sable y lo miró con
ferocidad.

A la gente aburrida siempre le gusta hacer cosas aburridas. Situ Jin


no tenía escapatoria, y calculó que podría enfrentarse a él en unos
pocos movimientos. Se aseguró de que no habría ningún retraso en la
limpieza de las armas y también desenvainó su sable. Sujetó la
empuñadura del sable con un agarre invertido, ocultando la hoja
detrás de su codo.

Al ver esto, todos se rieron. ¿Cómo podría un agarre inverso


enfrentarse al oponente?

El hombre también se rio y dijo:

—¿Quién te ha enseñado este movimiento? ¿Un carnicero de


cerdos?

Situ Jin lo miró y no dijo nada. Su mirada contenía una indiferencia


despreocupada, como si estuviera mirando polvo insignificante. Una
sola mirada hizo surgir un fuego maligno en el hombre.

El hombre rugió con fuerza, levantó su sable con ambas manos y


cargó contra Situ Jin.

Situ Jin no se movió. Mantuvo la postura de sostener su sable con


una empuñadura invertida y ni siquiera levantó la vista. El poderoso
viento del sable estaba cerca, y el sable del hombre era como un
martillo de mil libras170, acompañado por el impulso del viento y el
trueno mientras cortaba hacia su cabeza. Situ Jin se inclinó hacia un
lado y esquivó, dando un paso adelante. Los dos entraron en contacto
durante sólo un instante, y en ese mismo instante se encontraron y
volvieron a separarse, quedando espalda con espalda.

La victoria o la derrota ya estaban asignadas.

A todos les dio tiempo a ver el hachazo del hombre, que había sido
como mover y levantar una montaña, pero nadie vio pasar la larga
hoja en la mano de Situ Jin en un claro arco. Sólo el hombre fue
consciente de ello, y jadeó rápidamente, alargando la mano para
tocarse la cintura. La tela y la seda del costado de su cintura se habían
abierto con un largo desgarro, revelando la piel de bronce del interior.

Todo el mundo estaba tan silencioso que ni siquiera se oía un cuervo


o un gorrión. Situ Jin guardó impasiblemente el sable en su vaina y dijo
en voz baja:

—Me has dejado ganar.171

El rostro del hombre estuvo rojo durante un rato y luego blanco


durante otro. Había sido rematado por un movimiento y había
perdido toda su cara. A partir de ahora, no podría ni siquiera pensar en
mezclarse en el cuartel. De repente, sonó una oleada de aplausos y un
hombre con casco y armadura entró aplaudiendo y riendo a
carcajadas. —Tu edad es joven, pero tu habilidad no está mal.

Todos saludaron con las manos cruzadas. —Saludos a Lu Dusi.

Lu Dusi miró a Situ Jin y le preguntó:

—¿Cómo te llamas?

—Situ Jin.

170
En realidad es mil jin. Un jin equivale a 1,1 libras. Aproximadamente 0.5 kilogramos.
171
En realidad no lo dice en serio, es sólo una cosa humilde común que se dice después de ganar algo.
—Resulta que eres tú —dijo Lu Dusi, asintiendo—. Eres el
decimoctavo mejor erudito marcial de Xuanhe172, he oído tu nombre
antes.

Todos aspiraron una bocanada de aire frío. Sólo el hombre resopló


con desprecio. Ya que era el mejor erudito marcial, ¿por qué había
venido a este cuartel para ser un soldado? Lo criticó internamente con
alegría y, en un momento de descuido, también se regañó a sí mismo.

Lu Dusi volvió a hablar:

—He oído que te han degradado. Los jóvenes no deben desanimarse,


sus caminos aún son largos. Ser degradado por un tiempo no es un
gran problema, todavía puedes hacer contribuciones en el Quinto
Batallón del Cuartel, todos ¿no correcto?

Todos rugieron al unísono:

—¡Correcto!

—¿Acaso no es esta la oportunidad que se presenta justo ahora? Han


llegado noticias de los altos mandos de que el emperador va a cazar
ciervos en el Coto de Caza Imperial Xishan173 esta tarde. Elegiré a
alguien para cazar con los nobles. Es una buena oportunidad para
ascender, así que ¿quién quiere ofrecer sus servicios?

Todos se miraron entre sí y dieron un paso atrás.

La charla de Lu Dusi era aún más agradable que el canto. «Cazar con
los nobles» era, en realidad, esconderse en el bosque, mirar en qué
presa habían puesto sus ojos los hijos y descendientes del emperador,
y luego disparar a esa presa. Los eunucos sostenían la presa abatida y
se limitaban a decir que había sido abatida por los nobles. Si se
encontraban con un noble que tuviera un poco más de destreza en el
tiro y disparara a una presa, y esta tuviera dos flechas, el eunuco

172
Título de Song Huizong, octavo emperador de la dinastía Song del Norte.
173
Lit. Montañas occidentales.
sacaría tranquilamente una flecha, dejando sólo la otra, y todavía la
mantendría en alto.

Habría estado bien si simplemente hubiera sido esto; sólo


esconderse en el bosque y disparar a unos cuantos ciervos, nada difícil.
Sin embargo, temían que las flechas de algunos nobles ignorantes e
incompetentes volaran por todas partes como si no tuvieran ojos. El
año anterior, un soldado del Batallón de los Tres Mil174 había tenido
muy mala suerte y había sido alcanzado por una flecha de algún duque
o tío de la estirpe real, muriendo en el acto. La corte imperial había
pagado algo de plata y se había dado por terminado el asunto, pero la
pobre familia de viejos y jóvenes había estado dependiendo de su
escaso salario. Se había ido después de que dijeran que se había ido, y
la familia no tenía más esperanzas, así que los ancianos habían llevado
a los niños y se habían tirado juntos a un río.

Los ojos del hombre que había competido con Situ Jin se giraron, y
señaló a Situ Jin, diciendo:

—Tengo un candidato. El Mejor Estudiante Situ es muy hábil en las


artes marciales, y también es un maestro de primera clase en el tiro
con arco, ¿por qué no lo deja ir?

Lu Dusi sonrió.

—Estaba pensando lo mismo. —Con esto, giró la cabeza y miró a Situ


Jin—. Vuelve y prepárate, ven aquí conmigo dentro de un rato.

Situ Jin bajó la cabeza y aceptó. El hombre se puso delante de él y


sonrió.

—Tú, efectivamente, entiendes muy bien los sables, pero no sé si


entiendes las flechas, o si las flechas te entienden a ti. Jajaja.

174
Una de las tres divisiones militares de élite de la dinastía Ming estacionadas alrededor de la capital. Las otras
dos son el Batallón de los Cinco Cuarteles y el Batallón de las Máquinas Divinas.
El bosque era tan profundo como un océano, y un fuerte viento se
levantó de repente.

Las oleadas de ramas y hojas se elevaban una tras otra, y el crujido


de las hojas y el abrumador chirrido de las cigarras se agolpaban en los
oídos. La luz del día atravesaba los huecos entre las hojas y se filtraba
como virutas de oro en cascada, entre las que revoloteaba un polvo
fragmentado y brillante.

Situ Jin estaba sentado en un caballo y llevaba un arco largo a la


espalda, mirando desde la distancia a la gente y los caballos que tenía
delante. En el bosque, sin contar con él, había también varios
arqueros. Todos iban en pequeños grupos y se dispersaban por todo el
bosque, para poder dar caza en cualquier momento a las presas que los
nobles tenían en su punto de mira.

El que iba al frente era el príncipe mayor. Iba montado en un caballo


Ferganá de color granate, del que se decía que era el nuevo tributo de
los extranjeros. El príncipe mayor era extraordinariamente valiente, y
había domado este caballo justo frente al Salón Fengtian175. El
emperador Xuanhe había quedado muy satisfecho, por lo que se lo
había regalado al príncipe mayor. El que le seguía de cerca era el
eunuco titular del sello de la Dirección de Ritos, Wei De. Usaba un
sombrero tártaro en la cabeza y ropas de mangas estrechas con
patrones de nubes y peces voladores. Llevaba en la cintura un sable de
piel de tiburón lacado en rojo, y de su caballo colgaban una bolsa de
arco y un carcaj de flechas. Detrás de él le seguía una hilera de
subalternos, todos ellos con sombreros de gasa negra con trazos
dorados y camisas de cuello redondo con forma de girasol.

Wei De parecía no saber montar a caballo, ya que un pequeño


eunuco vestido de negro dirigía su caballo y caminaba lentamente.
Situ Jin miró al pequeño eunuco. Tenía la cabeza baja y todos sus

175
Lit. Salón de la Armonía Suprema. El más grande salón de la Ciudad Prohibida.
movimientos tenían un aura de respeto y sumisión. Su figura era
frágil, sus hombros y su espalda delgados, y su aspecto era un poco
familiar.

Un arquero detrás de él se lamentó en voz baja:

—Mira esa ostentación, y mira ese atuendo. Si nadie dijera nada,


¿quién sabría que el eunuco Wei es un sirviente? A mi modo de ver,
incluso cuando está frente al príncipe, no es mucho peor.

—Dímelo a mí, no es mucho decir que es medio maestro. Este tiempo


es realmente extraño, la gente con tallos176 no se puede comparar con
la gente sin tallos, ¿por qué todos mejor no nos los cortamos? —
Alguien estuvo de acuerdo.

Wei De había empezado siendo insignificante. Era un eunuco


autocastrado que no había sido elegido por la corte imperial. Al ser
enviado al exilio, se había encontrado con el carruaje del anterior
emperador. Los caballos imperiales ni siquiera habían llegado frente a
ellos cuando él se había precipitado fuera de la fila de prisioneros y se
había arrodillado en el polvo. Por más que los guardias del Uniforme
Bordado utilizaran látigos para golpearlo, no se levantó. El difunto
emperador había sentido compasión, por lo que lo había llevado a
palacio como compañero del emperador Xuanhe, que entonces
todavía era el tercer príncipe. La madre del emperador Xuanhe había
muerto cuando él había nacido, por lo que desde su infancia había sido
odiado por la gente y por los perros. Incluso cuando fue golpeado por
los otros príncipes hasta romperle la cabeza y hacerle sangrar, fue
ignorado. También era un poco estúpido, por lo que a menudo recibía
palizas del maestro imperial como disciplina, y cada vez que volvía a
su dormitorio, las palmas de sus manos tenían una zona roja.

Sólo Wei De había cuidado al máximo de él. Cuando los otros


príncipes lo golpeaban, Wei De no podía oponerse, así que lo sostenía
en sus brazos, y aunque tuviera varias huellas en la espalda por haber

176
Eufemismo similar al de “pico”, la gente con tallos significa que no han sido castrados.
sido pateado, lo apaciguaba como si no hubiera pasado nada. Cuando
le dolían tanto las palmas de las manos que no podía dormir, Wei De
utilizaba su boca para soplarlas una y otra vez. Cuando nadie jugaba
con él, Wei De era un caballo para montar y un perro para dar órdenes.

La dificultad para tener hijos era una enfermedad que había sido
transmitida por los antepasados de la familia Gao, por lo que los
antepasados Gao habían tenido grandes harenes, habían ido a todas
partes a rezar a los Budas en busca de ayuda, e incluso habían fundido
píldoras de la inmortalidad177, pero seguían siendo impotentes.
Afortunadamente, apoyándose en la poca descendencia masculina, la
Gran Qi siguió transmitiéndose bien durante más de diez
generaciones. Cuando llegó a la del emperador Xuanhe, había más
hermanos que antes: tres hijos y una hija. Sin embargo, los dos
primeros hermanos se habían enfrentado entre sí para hacerse con el
trono, y ambos bandos fueron derrotados y heridos, estiraron el
cuello, levantaron las piernas y murieron. Como un pastel de carne
caído del cielo, el trono había aterrizado sobre la cabeza del emperador
Xuanhe.

El emperador Xuanhe había estado a punto de quedar inconsciente,


pero su temperamento, que había sido reprimido por sus dos
hermanos, se había liberado. Desde que subió al trono, había
construido Casas de los Leopardos, viajado al sur178 para elegir bellezas
y repetido cosas absurdas, ignorando los asuntos políticos. Así, el
derecho a revisar las órdenes cayó en manos de Wei De.

Así, el Depósito Oriental había florecido, las prisiones prosperaron


y la fuerza e influencia de la facción de los eunucos se hizo enorme,
provocando el pánico de todos los funcionarios. El emperador sólo se
preocupaba de disfrutar de la comida, la bebida y el jolgorio, y Wei De
había ocultado la verdad al público. Incluso los altos funcionarios

177
Creado por los antiguos alquimistas con oro, plomo, mercurio, etc. Creían que tomarlo concedería la
inmortalidad.
178
Específicamente al sur del Yangtze.
tenían que saludar respetuosamente con las manos juntas cuando
veían a Wei De.

Estas palabras no podían decirse abiertamente, así que todos sólo se


atrevían a suspirar en sus corazones. Los subalternos del Depósito
Oriental aprovechaban cualquier oportunidad, e incluso las fichas de
dominó que los funcionarios dibujaban en sus casas podían llegar al
palacio, y por no hablar de esos susurros. Si Wei De supiera que la
gente estaba cotilleando sobre él a sus espaldas, sin duda se
encontrarían en serios problemas.

Situ Jin no respondió. Miró al caballo negro de Wei De y frunció


ligeramente el ceño.

No sabía si era una ilusión, pero este caballo parecía andar un poco
torcido.

Allí, el príncipe mayor había hablado hasta la saciedad, y se rio a


carcajadas unas cuantas veces. Hizo crujir la fusta, haciendo que el
caballo comenzara a galopar. Wei De hizo un gesto hacia el pequeño
eunuco, y este retrocedió y se puso a un lado. Wei De también levantó
su fusta, a punto de alcanzarlo.

Todo cambió abruptamente.

No había corrido muchos pasos cuando el caballo negro emitió de


repente un largo relincho, sus dos cascos delanteros se doblaron y
todo el caballo cayó hacia un lado. Wei De se puso pálido de miedo, su
cuerpo mantuvo un breve y precario equilibrio, pero al final no pudo
sostenerse y cayó del lomo del caballo.

Los rostros de todos estaban cubiertos de terror. Sin embargo, los


subalternos estaban demasiado lejos, y las aguas lejanas no podían
apagar los incendios cercanos. Sólo podían observar impotentes cómo
Wei De caía como un árbol y hierba marchitos.
Sólo el pequeño eunuco se dio cuenta de la situación, y salió
corriendo como una flecha liberada de la cuerda de un arco. Se
precipitó por debajo justo antes de que Wei De cayera, y actuó como
una estera de carne para él. Este año, Wei De tenía ya más de sesenta
años, y el caballo negro era un poco más alto que una persona, por lo
que si sus viejos huesos se caían así, aunque no se hiciera pedazos, le
quitaría la mitad de su vida. Pese a que el cuerpo del pequeño eunuco
era flaco y huesudo, al menos servía de cojín. Los dos cayeron al suelo
al mismo tiempo, y Wei De gritó con un «ouch». El sombrero tártaro
que llevaba en la cabeza rodó hasta el suelo, girando lentamente en
varios círculos.

En el momento en que el pequeño eunuco cayó al suelo, Situ Jin vio


claramente su rostro. Tenía las cejas y los ojos fríos, y sus labios
estaban fuertemente fruncidos; era Shen Jue, a quien había visto
antes.

Shen Jue sujetó a Wei De y su brazo se golpeó contra una roca afilada.
La sangre empezó a gotear al instante, manchando la mitad de su
manga. Le dolía muchísimo, pero se obligó a no hacer ningún ruido
mientras se incorporaba lentamente, a punto de ayudar a Wei De a
levantarse.

Frente a él, Wei De aún no se había recuperado del golpe. El cabello


de sus sienes estaba revuelto y jadeaba con fuerza mientras
examinaba el caballo negro que había caído al suelo y no podía
levantarse. Dijo con los dientes apretados:

—¡Alguien quería matarme! ¡Alguien quería matarme! —Wei De se


puso una mano sobre el corazón y recuperó el aliento con dificultad.
Señaló a Shen Jue y preguntó—: ¿Cuál… cuál es tú nombre? ¿Quién fue
el responsable de alimentar a este caballo? ¡Guardias, guardias!
¡Traigan a ese inútil de Yan Ang aquí para mí!

Shen Jue se arrodilló en el suelo e hizo una reverencia,


respondiendo:
—Soy Shen Jue, del Cuarto Recinto Qianxi. El caballo lo cuidaba
originalmente el eunuco Cao, que está a cargo de los establos de la
Dirección de Caballos Imperiales. Hace unos días, el eunuco Yan dijo
que el eunuco Cao ha estado enfermo, así que me pidió que le ayudara
a tomar su turno. Yo… yo no esperaba que el accidente de hoy
ocurriera en absoluto, ¡espero que el eunuco Wei perdone mi ofensa!

Con un montón de palabras, se había limpiado. La cabeza de Shen


Jue estaba en el suelo, ocultando las escalofriantes sombras de sus
ojos.

—¡¿Para qué te pediría Yan Ang que te entrometieras en los asuntos


de la Dirección de Caballos Imperiales?! —Wei De estaba tan enojado
que sus ojos estaban a punto de salirse—. ¡Ese maldito Yan Ang, aún
no he exhalado mi último aliento, y ya está conspirando contra mí!

Cuando el príncipe mayor oyó la actividad, hizo girar su caballo y


preguntó:

—¿Qué ha pasado?

De repente, una fría flecha fue disparada oblicuamente en el trasero


del caballo Ferganá. La sangre fluyó instantáneamente, y el caballo
Ferganá estaba dolorido, cargando abruptamente hacia Shen Jue y
Wei De. El príncipe mayor se puso pálido de miedo, y ejerció toda su
fuerza, queriendo apretar las riendas. Sin embargo, el caballo Ferganá
no escuchó sus órdenes y corrió temerariamente hacia delante. Rugió
con fuerza:

—¡Fuera del camino! ¡Rápido, fuera del camino!

Los cascos del caballo pisaron el suelo, haciendo que el polvo


salpicara y saliera volando. Los sonidos de los golpes eran como
tambores, y Shen Jue y Wei De prácticamente podían sentir el temblor
del suelo. Estaban demasiado cerca y no tuvieron tiempo de esquivar.
Las pupilas de Shen Jue se contrajeron, y Wei De estaba tan asustado
que su rostro se puso ceniciento. Observó aturdido cómo los cascos
grises del caballo se acercaban rápidamente. En un instante, el cerebro
de Wei De centelleó como un rayo y un pedernal, y sus manos
marchitas, como garras, agarraron con fuerza los brazos de Shen Jue.
En el instante en que los dos se enfrentaron, Wei De tiró de Shen Jue
frente a él.

¡En realidad quería utilizar a Shen Jue como un escudo de carne para
bloquear los cascos de los caballos! Wei De abrió los ojos, y sus pupilas
se enturbiaron como un profundo estanque, reflejando en ellos el
pálido rostro de Shen Jue. Shen Jue no tuvo tiempo de luchar, ¡y el
sonido de los cascos del caballo ya estaba cerca!
Capítulo 28: Almacenando el viento y el trueno

Una flecha emplumada, impregnada con una luz fría, apareció de


repente en el cielo, pasó por encima de la cabeza de Shen Jue y se clavó
en la cabeza del caballo de Ferganá.

El caballo relinchó y cayó de rodillas, su enorme cuerpo


deslizándose por el suelo. Rodó lentamente junto a Shen Jue y Wei De,
esparciendo polvo sobre sus cabezas y caras. El príncipe mayor gritó al
ser arrojado y golpeó el suelo con fuerza.

Shen Jue giró la cabeza. A lo lejos, un joven de rostro serio montaba


a caballo, con un arco largo aún levantado en las manos. La cabeza del
príncipe mayor se rompió y sangró por la caída, dejándolo mareado
durante mucho tiempo. El dolor en sus pantorrillas apareció después,
rápida y abrumadoramente ocupando todos sus nervios.

—¡Due… duele…!

Los subalternos entraron en pánico mientras lo rodeaban. Wei De


apartó a todos y gritó que alguien trajera a los médicos imperiales
mientras examinaba las heridas del príncipe mayor. Otros
subalternos bajaron apresuradamente a Situ Jin de su caballo y lo
empujaron frente a Wei De.

—Eunuco, esta persona... esta persona disparó al caballo para salvar


personas, pero hizo que el príncipe mayor se cayera del caballo. ¿Cómo
debemos tratar con él?

Shen Jue frunció los labios y avanzó unos pasos de rodillas. Se


inclinó y dijo:

—El capitán Situ es perdonable por salvar a la gente, por favor sea
indulgente con su castigo.
Situ Jin se arrodilló en el suelo con calma, como si el que sufriera un
gran desastre no hubiera sido él.

—¡Tonterías! — gritó Wei De con severidad y dijo—: ¿Cómo puede


compararse mi mera vida con la del príncipe? Si se cambiara por la
salud del príncipe, ¿por qué no renunciar a mi vida? Como capitán, no
distingues entre el grado de gravedad, ¡debes ser castigado! ¡Guardias,
llévenlo a las mazmorras y esperen a que el emperador se ocupe de él!

Shen Jue apretó los dientes y no dijo nada más.

Por muchas objeciones que tuviera, seguiría perdiendo debido a su


humilde posición y al poco peso de sus palabras.

Sólo era una hormiga, y salvarse a sí mismo seguía siendo un gran


esfuerzo, así que ¿cómo iba a salvar también a la persona que hizo que
el príncipe se cayera del caballo y se rompiera las piernas? A pesar de
que lo había salvado.

La silenciosa apariencia de Shen Jue se reflejaba en los ojos de Wei


De. Este joven era, por un lado, vigoroso e impetuoso, siempre
hablando de hermandad y favores que debía devolver, aunque
superaran sus capacidades, como una polilla lanzándose al fuego. Por
otro lado, retrocedía tímidamente, escondiéndose cuando surgía
algún problema, sin valentía, especialmente aterrorizado ante lo
desconocido y sucio, incapaz incluso de hablar con claridad.

Cuando este niño había visto que la persona que le había mostrado
su favor era arrestada, había tenido el valor de salir y hablar, así que
evidentemente no era desagradecido. Después de no poder hacerle
cambiar de opinión, no había insistido en ello, así que evidentemente
podía entender la situación. Un poco de interés surgió en el corazón de
Wei De, y ayudó a Shen Jue a levantarse del suelo, diciendo:

—Hace un momento, ¿cómo dijiste que te llamabas?

La oportunidad había llegado.


Shen Jue reprimió sus frenéticos latidos y dijo:

—Soy Shen Jue y trabajo en el Cuarto Recinto Qianxi.

—Shen Jue es un buen nombre, ¿quién te lo dio? — dijo Wei De


agradablemente, como rara vez lo hacía.

—Fue mi madre —mintió Shen Jue, sin cambiar su expresión—. Mi


madre ha leído algunos libros antes.

Las mujeres que habían leído libros antes eran o bien hijas cultas de
una familia que vivía en una gran residencia, o bien eran prostitutas
en burdeles. Los eunucos de palacio solían ser de origen humilde, de lo
contrario no habrían hecho ese negocio de morir sin descendencia.
Wei De comprendió un poco en su corazón y dijo:

—¿Sabes leer y escribir?

—Conozco algunos caracteres. —Shen Jue no conocía las


intenciones de Wei De, así que respondió con cautela.

—Bien, no está mal. Esto no es de tu incumbencia, vuelve y descansa.

Los subalternos levantaron una camilla y trasladaron al príncipe


mayor. Unos cuantos médicos imperiales que llegaron tarde atendían
a su alrededor, utilizando continuamente pañuelos para secar las
densas gotas de sudor que tenían en la frente. Hoy en día, ser médico
imperial era una profesión muy arriesgada, comparable a la de los
asesinos. A cada movimiento, el «¿para qué los he criado?» y el «si no
los curan, los enterrarán con ellos» les golpeaba en la cara. Por no
hablar de que este príncipe era el único hijo y heredero, quién había
sido criado con gran dificultad y con el duro trabajo de muchos años.
Si le ocurría algo, todos perderían la cabeza.

Wei De contuvo su expresión y los siguió.

Al principio, Shen Jue quería seguirlos, y las palabras que ya había


preparado subieron a su garganta. Sin embargo, fueron aplastadas por
la vergüenza que sentía en el pecho. La mente de Shen Jue estaba hecha
un lío. Apretó los puños con fuerza y abrió la boca, pero al final, no
logró articular ni una sola palabra.

Después de todo, era un joven de catorce años, y la arrogancia en sus


huesos era indeleble. Aunque se inclinara y arrodillara, su espalda
seguía firme. Sólo las personas que se arrastraban desde un montón
de barro y sentían que su vida era innatamente barata podían no tener
ninguna carga mientras actuaban servilmente y saludaban a la gente
con una cara sonriente. La habilidad de Shen Jue estaba aún lejos de
ser perfecta, y aunque había refrenado su orgullo, aún no podía poner
ese nivel de apariencia sonriente agradable.

Shen Jue regresó hoscamente al Cuarto Recinto Qianxi y vio a lo lejos


a Xiahou Lian sentado en el umbral de la Puerta Shunzhen, alzando la
cabeza y mirando. Su corazón se calentó inconscientemente, tan a
gusto como si se calentara con carbón caliente.

En la puerta de madera, uno escucha el ladrido de un perro, mientras


regresa en una noche ventosa y nevada.179 Afuera, por mucho brillo de
sables y espadas que experimentara, ¿no era solo para volver a casa y
que le tiraran de la oreja y le dijeran «¿dónde te has muerto, cómo es
que has vuelto tan tarde?»?

Cuando Xiahou Lian vio a Shen Jue, sus ojos se iluminaron y se


acercó a él apresuradamente. Al ver su manga manchada de sangre,
dijo conmocionado:

—¿No dijiste que no ibas a asesinar... a ese fulano? ¿Cómo ha


ocurrido esto?

179
De un poema de Liu Changqing. El título se traduce aproximadamente como "Alojamiento en la montaña
Furong en una noche de nieve". Aquí está la traducción aproximada hecha por Vivian de Exiled Rebels Scanlations
del poema:
En el crepúsculo, las verdes montañas se alejan;
En el frío, la cabaña de paja parece desvencijada.
En la puerta de madera, el ladrido de un perro se oye;
En la noche ventosa y nevada, alguien regresa.
Si no hubiera dicho nada, Shen Jue habría olvidado que estaba
herido. Miró despreocupadamente su herida y dijo:

—No es nada, sólo me he cortado un poco la piel. —Con esto, miró de


reojo a Xiahou Lian y dijo—: ¿Sé cómo cultivar la inmortalidad o qué?
¿Puedo arrancarle la cabeza bajo la mirada de todos?

No había hecho ninguna tontería, así que Xiahou Lian se sintió


tranquilo. Lo arrastró de vuelta a la habitación y consiguió vendas y
medicinas para las heridas causadas por el metal mientras
preguntaba:

—Entonces, ¿qué hiciste? ¿Viste a Wei De? ¿Qué aspecto tiene?

—El de una persona normal —respondió Shen Jue sin levantar la


vista.

Xiahou Lian lo miró y vio que su expresión no era muy feliz. Juzgó
en su corazón que debía ser que había visto al enemigo que había
exterminado a su clan, pero no tenía la capacidad de quitarle su mísera
vida, por lo que se sentía incómodo en su corazón. Por lo tanto, dijo
suavemente:

—Joven maestro, no te preocupes, siempre habrá una oportunidad


para matar a ese bastardo. —A mitad de camino, Xiahou Lian recordó
algo, y dijo exultante—: Cierto, realmente hay una cosa para
arrancarle la cabeza bajo la mirada de todos. ¿Has oído hablar de la
Seda del Mecanismo de Tracción180?

—No. —Shen Jue entrecerró los ojos mientras lo miraba—. Para


matar entre las multitudes, solo he oído hablar del mazo de Zhang
Liang181.

180
En inglés está como “Leading Mechanism Silk”, cuya traducción literal es “Mecanismo líder / principal de seda”.
En español, la he puesto como “Seda del Mecanismo de Tracción” (“Seda Mecánica” para simplificar).
181
Zhang Liang era un estratega militar y político que contrató a un hombre fuerte y forjó un martillo de hierro de
unas ciento sesenta libras para que matara al primer emperador Qin. Tendieron una emboscada al convoy del
emperador, y el hombre fuerte lanzó el martillo al carruaje más decorado, pero el emperador no estaba realmente
en ese carruaje.
Xiahou Lian expuso completamente su propia ignorancia e
incompetencia.

—¿Qué demonios es eso? Ah, de lo que estoy hablando es de un tipo


de arma utilizada por los asesinos de Garan hace tres generaciones.
Tiene forma de seda, pero es tan afilada que si colocas un cabello en
ella y soplas, el cabello se romperá; incluso puede cortar el oro y el jade.
Esa cosa es muy fina, así que si tu vista no es buena, no podrás verla. Si
una persona pasa por delante, no sentirá nada. Después de caminar
unos pasos, mirarán hacia abajo, y oh no, su cuerpo ha sido cortado en
dos mitades.

»Su proceso de elaboración es demasiado difícil. La Seda Mecánica se


ha transmitido durante tres generaciones, y en las tres generaciones,
sólo el Garuda podía utilizar el horno y fundir esta cosa. No sólo es
difícil de fundir, es aún más difícil de controlar. Controlar una está
bien, y también es fácil tender una red de cien sedas mecánicas de
antemano, pero si quieres hacer una matriz y transformar la
disposición de la red de seda, haciendo imposible que el enemigo
escape o se retire, es difícil. Mover una parte ligeramente afectaría a
todo el conjunto, así que si quieres aprender matrices de seda, también
tienes que aprender primero Los Nueve Capítulos sobre el Arte
Matemático y demás, y conocer los diversos cambios de la red de seda
extremadamente bien, antes de poder controlar las matrices de seda.
—Xiahou Lian se encogió de hombros—. Pero ya sabes, los portadores
de sable no tenemos tiempo libre para aprender aritmética, y ser capaz
de leer todo el Clásico de los Tres Caracteres se considera ya una buena
fortuna.

Le daba demasiada vergüenza decir que, a día de hoy, el tío Duan


incluso escribía mal su propio nombre.

—¿Cómo pudieron hacerlo entonces? —Shen Jue resopló con


desprecio—. Está claro que la moral del mundo empeora día a día, y
cada generación es peor que la anterior.
—Los Garudas de esas tres generaciones tenían todo el apellido Ban,
y se dice que son los descendientes de las técnicas del mecanismo de
Gongshu182. Tres generaciones más tarde, su clan se extinguió, por lo
que no es extraño que no pudiera transmitirse.

—¿No puedes pensar en una manera? Si puedes restaurar la Seda


Mecánica, podrías ser capaz de matar al abad y tomar el control de
Garan de Siete Hojas tú mismo. —Con esto, miró su brazo que había
sido fuertemente vendado por Xiahou Lian y dijo con impotencia—: Es
sólo una pequeña herida, ¿por qué vendarla?

—Mira tú delicada piel, ¿cómo me atrevo a ser descuidado? —Xiahou


Lian utilizó unas tijeras para cortar la venda y ató un hermoso nudo
decorativo tradicional—. ¿Qué tiene de bueno ser el abad? Tendría que
afeitarme la cabeza y no podría tomar una esposa, qué amargura. No
soy como tú, que tienes grandes ambiciones. Además, estoy contigo
ahora, y en el futuro, cuando te sientes en el puesto más alto de
gobernador del Depósito Oriental y me emparejes con una doncella de
palacio tan hermosa como un hada, me sentiré satisfecho.

Shen Jue estaba lleno de admiración. Afortunadamente, este tipo no


había nacido en una familia rica como un joven maestro, o de lo
contrario seguramente estaría comiendo, bebiendo, yendo a
prostíbulos, apostando, siendo traicionero, perezoso y astuto; un hijo
de ricos que se dedicaba a todas las maldades imaginables. Olvídalo,
en cualquier caso, Xiahou Lian se estaba quedando bien dentro del
palacio ahora, y cuando tuviera poder e influencia, Xiahou Lian podría
tener cualquier mujer que quisiera, siempre y cuando no fuera una
noble consorte o una princesa de palacio.

El propio Shen Jue ya había planeado ser un eunuco para toda la


vida, así que para él los descendientes eran como flores en un espejo o
la luna en el agua. No podía acercarse, y ni siquiera había pensado en

182
Se refiere a Lu Ban, también conocido como Gongshu Yizhi o Gongshu Ban. Fue ingeniero de estructuras,
inventor y carpintero durante la dinastía Zhou y es venerado como la deidad china de los constructores y
contratistas.
ir a buscarlos. Cuando Xiahou Lian tuviera familia, lo dejaría tener
unos cuantos hijos más, y él mismo elegiría al más inteligente de entre
ellos para que lo mantuviera en su vejez y le diera un entierro
adecuado.

Al pensarlo, Shen Jue de repente se sintió triste. Cuando Xiahou Lian


tuviera una nueva familia, ¿qué pasaría con él? ¿Qué sería de él? En la
noche de luna llena del Festival del Medio Otoño, Xiahou Lian estaría
abrazando a su esposa e hijos, adorando al conejo de la luna y
comiendo pasteles de luna. Su hogar estaría lleno de alegría, y él,
soltero, se sentiría avergonzado de unirse a ellos. Shen Jue se sentía
extremadamente rencoroso y mordaz consigo mismo, como si una
lima se le hubiera clavado en el corazón, causándole un dolor sordo.

¡¿Cómo puede ser esto?!

Shen Jue levantó la vista bruscamente y fulminó con la mirada a


Xiahou Lian, diciendo:

—¡Ya quisieras!

Esta mirada hizo que Xiahou Lian se desconcertara, y se quedó en


blanco donde estaba, sin saber qué hacer. El mal humor de Shen Jue
llegó de repente, incluso más repentino que el viento y la lluvia del
sexto mes, y ni siquiera tuvo un aviso previo. Xiahou Lian había
padecido un gran sufrimiento, pero todavía no podía distinguir un
patrón. Preguntó con ojos francos y confundidos:

—¿Qué he hecho ahora?

Shen Jue no dijo nada y se limitó a mirar a Xiahou Lian con una
amargura oculta.

—¿Exactamente qué hice? Dilo.

¿Qué podía decir? ¿Podría ser que quería que Xiahou Lian lo siguiera
y no tomara una esposa o tuviera hijos durante toda su vida? Que
Xiahou Lian aceptara quedarse en el palacio ya era un gran regalo para
él. Shen Jue giró el rostro y abrió la ventana enrejada para mirar al
exterior. El cielo ya se había oscurecido, tenue y pesado, y unas
cuantas estrellas más muertas que vivas colgaban bajo la cúpula del
cielo, como si fueran a caer en un abrir y cerrar de ojos.

Xiahou Lian perdió los nervios. ¡Si no lo iba a decir entonces que no
lo hiciera! ¿Acaso creía que estaba encantado de servirle? Guardó
silencio mientras bajaba la cabeza y ordenaba las tijeras y las vendas.
En un abrir y cerrar de ojos, vio que Shen Jue llevaba su sable de
madera y salía.

—¡Estás enfermo!183 —Xiahou Lian se acercó para arrebatarle el


sable de madera—. ¿Ya no quieres tu mano?

Shen Jue frunció el ceño. —No es que me haya lesionado ningún


tendón ni me haya roto ningún hueso. Es sólo un poco de piel rota,
¿por qué haces un escándalo?

Joder, se ha convertido en que estoy preocupado por un rábano en


escabeche que no estaba lo suficientemente salado184. Xiahou Lian
estaba tan enfadado que vio negro, pero pensándolo bien, si este
mocoso quería atormentarse, entonces que se atormente, ¿para qué
era indulgente con él todo el día? Aunque no estuviera enfermo, ¡la
indulgencia lo haría enfermar!

¡No! ¡La indulgencia ya lo había enfermado!

Su atención se dirigió a Jingtie, que estaba en la cama. Xiahou Lian


no lo detuvo deliberadamente y dijo:

—Muy bien, quieres practicar, ¿no? Hoy te dejaré tocar un sable de


verdad, a ver si puedes hacerlo.

183
Similar a "tienes un problema" o "estás loco". Aquí y en muchos otros lugares, "enfermo" significa básicamente
tener un problema, pero lo mantuve como "enfermo" para que encajara con el título de esta novela.
184
Añadir más sal al rábano encurtido hace que se pueda conservar durante más tiempo y que no se estropee tan
fácilmente. El refrán representa a una persona entrometida que hace un escándalo de las cosas pequeñas y no es
del agrado de los demás.
Los dos salieron al exterior. Los escalones del palacio estaban tan
fríos como el agua, y unas tenues luciérnagas se paseaban por las
sombras de los árboles como si fueran estrellas. El viento pasaba, y el
crujido de las hojas era como un susurro interminable. Xiahou Lian no
estaba usando su máscara, y la mitad del rostro que había revelado por
primera vez estaba cubierto por las sombras de los árboles, pero estas
no podían tapar sus ojos que estaban llenos de luz de estrellas. Shen
Jue miró durante un rato y, en silencio, apartó los ojos.

Xiahou Lian desenfundó a Jingtie y se lo entregó a Shen Jue,


diciendo:

—Usa el dorso del sable para enfrentarte a mí.

Bajo la luz de la luna, Jingtie se posó tranquilamente en las manos de


Xiahou Lian, con su hoja negra como el azabache limitando todo el
resplandor.

En el mundo de las artes marciales, los llamados sables famosos


tenían sus propias leyendas, algo así como que el fabricante del sable
se había sacrificado en el horno, utilizando su carne y su sangre para
fundir el famoso sable sin igual. Estaba destinado a beber toda la
sangre, y a que cada generación de portadores del sable no tuviera una
buena muerte. Otro ejemplo era un sable demoníaco que ya había
cortado ocho mil seiscientas setenta y seis cabezas, y desde el
momento en que cortara nueve mil novecientas noventa y nueve
cabezas, sería invencible y podría matar a cualquier Dios o Buda que
encontrara.

Pero normalmente eran inventadas por artesanos para que los


sables fueran más fáciles de vender. ¿Cómo podía haber algo tan
mágico en el mundo? Él ni siquiera sabía si Gan Jiang y Mo Ye185 eran
reales o no.

185
En la literatura del periodo de Primavera y Otoño se habla de una pareja de espadachines, de forma histórica o
mitológica. En un texto histórico, se les ordenó forjar un par de espadas para un rey en tres meses, pero el alto
Jingtie no tenía una historia. Había surgido del horno de fundición
de sables de Garan, y Xiahou Lian fue su primer maestro.

No tenía un pasado, y su futuro también era desconocido.

Shen Jue agarró la empuñadura. En ese instante, le pareció sentir los


frenéticos latidos del corazón bajo la silenciosa hoja.

Xiahou Lian dijo:

—Su sable es la sangre vital de un asesino. En mi vida, Garan sólo me


da este, así que tienes que sostener bien mi sangre vital. Me enfadaré
contigo si lo dejas caer.

Shen Jue: —…

Xiahou Lian continuó:

—Antes de empuñar un sable, debes familiarizarte con él, como si


estuvieras familiarizado con tu propio cuerpo. Mira el sable con
atención. La hoja de Jingtie no está lo suficientemente afilada, por lo
que si colocas un cabello en ella y soplas, el cabello no se rompería. Sin
embargo, puede penetrar la armadura, y es un sable para usar en el
campo de batalla.

—Un sable para usar en el campo de batalla, y sin embargo lo usas


para asesinar. ¿Por qué?

Xiahou Lian suspiró por lo bajo y dijo:

—Puede penetrar la armadura, por lo que naturalmente puede


aplastar el hueso. El abad dijo que yo no era lo suficientemente vicioso,
por lo que me convenía mejor uno más rudo. Este método de aplastar
huesos sería bueno si se tratara de aplastar la columna vertebral, ya
que el oponente se asfixiaría y moriría. Sin embargo, el cráneo es

horno no consiguió fundir el metal. En un relato, Mo Ye se sacrificó arrojándose al horno para aumentar su Qi
humano.
diferente. No morirían inmediatamente, o podrían volverse locos, ser
atormentados por su dolor de cabeza y luego morir.

»He oído que cuando los carniceros con compasión matan a un


cerdo, le dan un tazón de polvo anestésico y lo matan mientras está
inconsciente. Nosotros los asesinos no tenemos compasión. Mientras
se pueda matar, no dudamos en utilizar métodos sin escrúpulos.

Shen Jue resopló.

—¿Cómo sabes que le dio al cerdo el polvo anestésico porque tiene


compasión? Tal vez no quiere escuchar los gritos del cerdo.

Xiahou Lian se quedó atónito y sonrió con amargura.

—Lo que has dicho tiene sentido. Los gritos de los cerdos cuando los
matan son realmente desagradables.

Shen Jue sujetó el sable con las dos manos y trazó un arco rápido y
feroz.

—¡Deja de decir tonterías, empieza!

Levantó los ojos que normalmente estaban bajos. La luz de sus ojos
era clara y fría, y el viento y el trueno se almacenaban secretamente
entre sus cejas.

En ese instante, su intención asesina era como una montaña. Shen


Jue emitió un resoplido bajo, y cuando el dorso de su sable chocó con
la hoja del sable de madera, pronto se hizo una mella en el frágil sable
de madera.

La rapidez y la fiereza de Shen Jue estimularon a Xiahou Lian, y su


sangre, que había estado quieta durante mucho tiempo, se agitó como
una marea. Era como si hubiera vuelto a los años de batallas
sangrientas, y la intención asesina rugió dentro de él, como una feroz
bestia atrapada. No se enfrentó a Shen Jue con cortes y en su lugar optó
por esquivar a un lado. Incluso el dorso de Jingtie fue suficiente para
cortar el sable de madera en dos pedazos.

El sable de madera giró en su palma, y las dos armas se enredaron en


el aire. Pronto, el sable de madera quedó cubierto de heridas, lleno de
protuberancias y huecos, como los dientes torcidos de un niño que
aún no han crecido por completo. El impulso del sable de Shen Jue era
feroz, y en sus manos, Jingtie parecía un fantasma sediento de sangre
en la noche, mostrando todos sus colmillos. Sin embargo, dado que no
había aprendido a manejar el sable durante mucho tiempo y su estilo
de lucha desconsideraba su propia vida, Xiahou Lian fue capaz de
aprovechar rápidamente una brecha en sus movimientos. Su sable de
madera paró un fuerte golpe de Jingtie, y con un empuje oblicuo, tocó
el hombro de Shen Jue.

Shen Jue no se detuvo. Sus manos siguieron lanzando el sable hacia


abajo, y aterrizó en el cuello de Xiahou Lian.

—Oye, te golpeé el hombro, así que ya no puedes moverte en este


momento.

—Yo puedo. —La mirada de Shen Jue era firme.

Por supuesto que podía.

Era varonil y se mantendría firme como el hierro hasta la muerte.


Mientras siguiera respirando, podría clavar su sable en el pecho del
enemigo.

—… —Xiahou Lian suspiró—. De acuerdo.

Los días fluían como agua, escapándose silenciosamente entre los


dedos.

Xiahou Lian se puso los pantalones y de repente notó que las piernas
del pantalón eran un poco cortas. Ya no podía recordar claramente
cuántos días habían pasado desde que no había contactado con Garan.
Garan tampoco había enviado gente a buscarlo, así que suponía que
creían que había muerto en el palacio imperial. Finalmente había sido
abandonado por Garan.

Xiahou Lian pensó irrelevantemente y se preguntó qué pensaría su


madre cuando lo supiera. Aquella bribona solía hacer viajes que
duraban un año entero, y cuando Xiahou Lian tenía ocho años, ella lo
había dejado en la montaña sin importarle. En la actualidad, ella
estaba en algún rincón, comiendo, bebiendo, yendo a prostíbulos y
apostando, así que ¿cómo iba a tener tiempo para preocuparse por
Xiahou Lian?

Una melancolía inexpresable invadió su corazón. Antes, cuando


estaba en la montaña, no sentía mucho. Después de todo, todos los
niños en la montaña carecían de padres o madres, y él al menos tenía
una madre poderosa de la que podía presumir en todas partes. Pero
solo cuando bajó de la montaña se dio cuenta de que las madres de
otras personas nunca dejaban a sus hijos fuera de su vista, les cosían
ropa nueva y los alimentaban. Cuando las madres de familias pobres
trabajaban, no olvidaban llevar a su hijo a cuestas. Sólo su madre era
como si no estuviera allí.

Empujó la puerta y estaba a punto de salir cuando casi chocó con un


pequeño eunuco. Xiahou Lian lo sujetó y le dijo:

—¿Miras por dónde vas?

—¡Perdón, perdón! —El pequeño eunuco se disculpó con voz fina.

Cuando Xiahou Lian escuchó este tono de voz, se le puso la piel de


gallina por todo el cuerpo y le hizo un gesto apresurado para que se
fuera.

De repente, su atención se centró en un montón de lotos de papel


que tenía en sus brazos. Preguntó:

—¿Qué es esto?
—Linternas de loto, el Festival de los Fantasmas es dentro de unos
días. Cuando llegue el momento, el emperador nos permitirá soltar
linternas de loto en el Estanque Yuqing.

Xiahou Lian se quedó atónito y murmuró:

—¡Los días pasan tan rápido! ¿Ya es el Festival de los Fantasmas?

De repente, se oyó un clamor en la puerta del palacio y Xiahou Lian


se apresuró a acercarse. Un eunuco que llevaba una camisa de cuello
redondo con girasoles en la parte delantera y trasera entró
sosteniendo ropa y un sombrero y se detuvo en el patio. Levantó sus
delgadas cejas y barrió sus ojos alrededor, diciendo con una voz aguda:

—¿Están todos muertos? Nadie me recibió y nadie me entregó el té.


Llamen a su eunuco Shen para que salga.

Los modales de este eunuco eran muy imponentes, y asustó a todos


los pequeños eunucos hasta encoger el cuello y quedarse quietos.
Xiahou Lian estaba a punto de subir a recibirlo, pero Shen Jue ya había
salido con el té en la mano. Saludó con respeto y cautela:

—Las personas subordinadas no son sensatas y son un poco


descuidadas, por favor no los culpe.

Cuando el eunuco vio a Shen Jue, fue como si sus cejas y ojos
florecieran como flores, y sonrió al instante. Se apresuró a ordenar a
la gente que tomara la taza de té de las manos de Shen Jue y dijo:

—Bromea, soy el secretario eunuco Cao Ling de la Secretaría de


Documentos186. Por orden del eunuco Wei, le envío ropa. —Mientras
hablaba, entrecerró los ojos y miró a Shen Jue de arriba abajo. Los
eunucos doblaban la cintura y la espalda durante todo el año, por lo
que nueve de cada diez tenían problemas de joroba, y la forma de su
cuerpo era floja y desganada. Sin embargo, este Shen Jue era como el
pino y el bambú, e incluso el arco de su inclinación parecía ser el

186
Una organización de eunucos que se encarga de los edictos y trámites confidenciales del emperador.
adecuado. No es de extrañar que el eunuco Wei lo mirara con buenos
ojos.

—¿Enviar ropa?

—Todavía no lo sabe, el eunuco Qian de la Secretaría de Documentos


fue ascendido a portador del pincel187, dejando un puesto libre. Sin una
segunda palabra, el eunuco Wei fijo instantáneamente su nombre. —
Las cejas de Cao Ling se curvaron—. ¡Dentro de unos días, cuando el
eunuco esté libre, incluso quiere que usted le sirva té y le reconozca
como su padrino! En la Secretaría de Documentos a partir de ahora,
por favor, cuide de mí.

Cuando escuchó esto, fue como si a Xiahou Lian le hubiera caído un


rayo.

«¡¿Reconocerlo como su padre?! ¿Quién mierda reconocería a un


canalla castrado como su padre?».

Inconscientemente miró hacia Shen Jue, pero lo vio de pie y


tranquilo. Como siempre, su aspecto era inmóvil, y sus mejillas que
eran como la porcelana fina no tenían ni pena ni alegría.

Shen Jue se quedó mirando la ropa y el sombrero con hilos de oro


entrelazados, con una mirada tranquila y profunda. Los eunucos
secretarios de la Secretaría de Documentos eran sirvientes que servían
en presencia del emperador, por lo que, según las normas, debían
llevar sombreros de gasa negra con hilos de oro y camisas de cuello
redondo de girasol, lo mismo que este eunuco Cao. Pero a partir de
ahora, él era el ahijado de Wei De, y para decirlo sin rodeos, era el
perrito faldero criado por Wei De, disponible a su antojo, llamándole
padre de vez en cuando, festivo y animado.

No había luchado por ello; esta maldita suerte había caído sobre su
cabeza por sí sola. ¿Podría ser la voluntad del cielo?

187
Un puesto muy alto, sólo superado por el del titular del sello.
Extendió la mano y tomó la ropa y el sombrero de gasa negra con
trazos dorados, y una sonrisa sin gracia brotó lentamente del borde de
su boca.

—Naturalmente. Todavía tengo que confiar en usted para que me


guíes más. Además, ¿puedo molestarle para que envíe saludos a mi
padrino de mi parte, y para que le diga que trabaje duro en los asuntos
del gobierno y cuide su salud, para que no me preocupe?
Capítulo 29: Cuántas tristezas

Temprano en la mañana

El canto de un gallo resonó tres veces. Era el amanecer, y el cielo aún


conservaba un ligero tono azul. Mingyue ya estaba despierta, y había
preparado el botiquín y la cesta para la espalda perteneciente a su
padre. Salió por la puerta mientras calculaba mentalmente el tiempo.

Frente a la puerta opuesta, las hojas habían caído por todo el suelo,
cubriendo prácticamente los escalones que ya estaban un poco bajos.

El capitán Situ aún no había llegado a casa.

Mingyue suspiró y caminó hacia la entrada de un callejón con la


cabeza baja. Un vendedor ambulante de bollos al vapor la saludó, y ella
mostró una sonrisa, pero no dijo nada.

Justo cuando estaba a punto de doblar la esquina, el chirrido de la


apertura de una puerta sonó detrás de ella, seguido inmediatamente
por el ruido de las cadenas. Mingyue giró inadvertidamente la cabeza
para mirar y vio a Situ Jin saliendo de su puerta. No llevaba el
majestuoso uniforme oficial como en el pasado. Hoy sólo vestía ropas
de lino grueso y llevaba un fardo de tela a la espalda. Llevaba grilletes
y cadenas en los tobillos, que sonaban cuando caminaba.

Dos soldados lo siguieron por detrás. Su expresión era


inmutablemente indiferente, como si no fuera él el prisionero
escoltado.

Mingyue se puso pálida del susto.

—¡Capitán Situ! —Mingyue se levantó la falda y corrió


apresuradamente hacia él—. Tú…
—Señorita, ya no es un capitán —dijo un soldado.

La voz, que era como el gorjeo de una oropéndola, sonó detrás de sus
orejas. El cuerpo de Situ Jin se puso rígido e inconscientemente miró
su aspecto actual. Los grilletes de sus pies se clavaron en sus ojos de
modo impresionante, haciendo que surgieran algunos indicios de
disgusto en su corazón que siempre había tenido poca pena y poca ira.

Obligándose a darse la vuelta, Situ Jin llamó cortésmente:

—Señorita Zhu.

—¿Pueden ustedes, señores, hacerme un favor? Dejen que el cap... el


joven Situ y yo hablemos un poco, ¡sólo un rato! —Mingyue sacó plata
de su bolsa—. Esto es dinero para que ustedes dos compren licor.

—Ah, no hace falta, no hace falta, sólo hablen. —Los dos soldados
agitaron apresuradamente sus manos—. Originalmente, los
prisioneros exiliados pueden despedirse de sus parientes y amigos
antes de salir de la capital, pero este tipo dijo que no tenía parientes ni
amigos, así que sólo lo dejamos volver para hacer su equipaje.

Mingyue les dio las gracias y se apresuró a preguntar a Situ Jin:

—Date prisa y dime, ¿qué está pasando aquí exactamente? ¿Qué


puedo hacer para ayudar? ¿Tienes a alguien de confianza en el palacio?
¿Cómo... cómo puedo contactar con ellos? —Las lágrimas ya daban
vueltas en sus ojos, y le costó mucho esfuerzo hablar con fluidez.

Situ Jin se quedó atónito y dijo con cierta torpeza:

—No te molestes, este asunto fue originalmente culpa mía, así que
no hay margen de maniobra.

Estaban casi a punto de separarse y sólo entonces Situ Jin se atrevió


a mirarla directamente a la cara. Las comisuras de sus ojos ya estaban
enrojecidas, una fina zona que era como el colorete en el rostro de una
joven en el escenario.
—¿Real… realmente no hay ninguno? No te desanimes, y yo
tampoco me desanimaré. Todavía tengo algunos ahorros… ¡Puedo
intentarlo!

Era inteligente pero también ingenua. ¿Cómo iba a bastar su poco


dinero para llenar los huecos de los dientes de esos nobles? Además,
¿cómo podía él soportar que ella corriera por todas partes y pidiera
ayuda a la gente para él? Situ Jin sacudió la cabeza y no dijo nada más.

El corazón de Mingyue se enfrió, poco a poco.

Situ Jin, este tipo de hombre, siempre hablaba en serio. Si decía que
no había margen de maniobra, entonces no había margen de
maniobra.

Sus lágrimas finalmente estallaron. Mingyue se paró frente a Situ


Jin, llorando de tal manera que su cara estaba cubierta de lágrimas.

Situ Jin estaba perdido, ya que nunca había tenido la experiencia de


engatusar a una chica. Quiso ayudarla a secar sus lágrimas, pero lo
detuvo la cortesía de que hombres y mujeres no debían tocarse
directamente. Quiso decir «no llores», pero eso parecía inútil.

En su codo, le entregaron un pañuelo. Situ Jin miró al soldado con


gratitud y lo tomó, entregándoselo a Mingyue.

—Capitán Situ —dijo de repente Mingyue.

—¿Mn?

—Me llamo Zhu Mingyue y mi padre es Zhu Qinglan. Sé hacer labores


de aguja y también puedo distinguir las hierbas medicinales. Las
habilidades médicas de mi familia se transmiten a los hombres pero
no a las mujeres, pero yo aprendí un poco en secreto. Desde la infancia,
he visitado a los pacientes con mi padre, y estoy acostumbrada a
aparecer en público y ser ruidosa, por lo que mucha gente dice que soy
impropia. La tía Zheng, de la casa de al lado, dijo que definitivamente
no habría nadie que se atreviera a casarse con una chica como yo y que
en el futuro, seré una hija menor soltera por el resto de mi vida. Pero…

Pero a ella le gustaba mucho. Todos los días se levantaba muy, muy
temprano para vestirse y maquillarse. Se acostaba en la rendija de la
puerta para ver cuándo salía él, y en el momento en que él abría la
puerta, llevaba su cesta de medicinas a la espalda y salía del umbral,
fingiendo encontrarse con él por casualidad. Mientras hicieran
contacto visual durante un instante, su corazón palpitaría con fuerza
durante todo el día, como si ocultara un conejito que no se podía
controlar.

Más tarde, lo trasladaron a los cuarteles en la ladera de Shili, donde


comía y vivía, por lo que rara vez volvía a casa. Era como si su corazón
estuviera vacío y su mente nublada y distraída. Hacía unos días,
mientras preparaba una receta de medicina para un paciente, incluso
había puesto la incorrecta y su padre la había regañado. A veces, salía
de la ciudad para recolectar hierbas medicinales, y en esos momentos
hacía un desvío especial hacia la ladera de Shili. Desde el punto más
alto de la colina, podía ver a lo lejos el campo de artes marciales de los
cuarteles. Cada vez, se preguntaba si el hombre sosteniendo un sable o
una espada era Situ Jin.

Ahora, él se disponía a partir, y se dirigía a un lugar muy lejano de


ella. Tal vez encontraría una esposa y tendría hijos allí, y nunca más se
volverían a ver en el resto de sus vidas.

Ella lloraba con gran tristeza, y sus largas pestañas se agitaban,


dejando caer una gran lágrima con cada aleteo.

—Está mintiendo —dijo Situ Jin.

Mingyue levantó la vista con incertidumbre.

—Esa tía Zheng, está mintiendo. —Situ Jin la miró, sus ojos eran
como el viento de la tarde barriendo el hielo roto, conteniendo olas
ondulantes. —Eres muy agradable, de verdad, eres la mejor chica que
he visto nunca.

La alegría fue tiñendo su corazón, y los ojos de Mingyue se


iluminaron. ¿Significaba esto que había un lugar para ella en su
corazón?

—Capitán Situ, ¿a dónde vas? ¿Volverás?

—Voy a una ciudad en la frontera norte. No tienes que preocuparte,


el Norte es mi ciudad natal y mis técnicas de sable son pasables, así que
los tártaros no pueden vencerme. En cuanto a si puedo volver,
depende de la suerte.

Mingyue se limpió las lágrimas de sus mejillas y dijo:

—Capitán Situ, este año cumplo dieciséis años, y esperaré cinco años
por ti.

Situ Jin se quedó atónito y sus dos mejillas se enrojecieron


lentamente.

¿Qué significaba «esperar por él»? ¿Era lo que él creía que


significaba?

De repente quiso huir, y si no fuera por los dos trabajadores de


yamen que estaban detrás de él y las cadenas que todavía estaban
envueltas alrededor de sus pies, realmente quería escapar
inmediatamente.

Murmuró y dudó un rato antes de decir:

—Cinco años es demasiado tiempo, señorita Mingyue, tú…

—¿T-t-tú qué? —Mingyue sollozó y alzó el mentón—. Ustedes tienen


ese refrán de «Las palabras de un caballero ni con cuatro caballos se
pueden alcanzar»188. Lo que yo, Mingyue, digo, ni siquiera diez
caballos pueden hacer que me retracte.

Mingyue era una chica suave y delicada, con hombros que parecían
poder ser agarrados con una mano, tan frágiles como un sauce llorón
en la orilla. Sin embargo, cuando hablaba, no cedía en absoluto. La
expresión terca en su rostro daba la impresión de que ni siquiera el
cielo cayendo y la tierra abriéndose podrían cambiarla. Situ Jin suspiró
y dijo con voz ronca.

—Olvídalo, después de cinco años, si todavía no he vuelto, la


señorita Mingyue debería encontrar otro marido y dejar de echarme
de menos.

Mingyue sacudió la cabeza y dijo:

—No, si todavía no has vuelto después de cinco años, iré al Norte a


buscarte. Así que te esperaré y tú también tendrás que esperarme.

—¡Señorita!

—Este es el brazalete que me dio mi madre, aquí tienes. —Mingyue


se quitó un brazalete de la muñeca—. Es muy importante, así que
cuando llegue el momento, debes devolvérmelo.

—No.

Mingyue contuvo las lágrimas. —Sólo quiero que me debas. Si me


debes, entonces te acordarás de mí.

Situ Jin vaciló.

Un soldado junto a ellos se acercó y dijo:

—Un hombre grande siendo tontamente sentimental, una esposa


cayó del cielo y ni siquiera la quieres, realmente no sé en qué estás

188
El proverbio se origina en las Analectas de Confucio. Ahí, Confucio dice: "Un caballero no debe tomar sus
palabras a la ligera. Una vez que ha hablado, debe cumplir con su palabra”.
pensando. Seguimos teniendo prisa, así que apúrate y tómalo ya. —
Diciendo esto, agarró el brazalete de Mingyue y lo puso en manos de
Situ Jin.

El brazalete de jade estaba caliente, la temperatura del cuerpo de


Mingyue aún permanecía en él. Situ Jin sintió que le quemaba un poco
las manos, y una zona de su rostro se enrojeció al instante.

Mingyue respiró profundamente y volvió a sonreír. —Capitán Situ,


hasta luego.

La espalda de la chica se desvaneció, sus ropas de color canela se


imprimieron en la luz de las primeras horas del día, como una débil
marca de tinta.

Situ Jin dijo en silencio en su corazón: Hasta luego.

Tarde.

La madera del palacio procedía principalmente del árbol nanmu189.


Era buena, pero utilizarla en exceso le daba un aspecto lúgubre. El sol
acababa de ponerse tras las montañas, por lo que una zona de la sala
de deberes de la Dirección de Ritos ya estaba en penumbra. Las pesadas
sombras de las vigas y las columnas presionaban, haciendo que uno se
sintiera como si se asfixiara. La llama de una vela iluminaba
débilmente el rostro de Wei De, que estaba cubierto de arrugas, tan
feroz como un fantasma marchito del infierno.

Shen Jue estaba de pie a su derecha, con la cabeza inclinada y los ojos
bajos como de costumbre. Sus manos blancas como el jade sostenían
un memorial al trono, y leía lentamente:

—El emperador Gao decretó que los funcionarios del tribunal


interior no pueden intervenir en asuntos exteriores. Sólo están para
barrer las residencias de las concubinas, y que no hay amnistía para
189
El Phoebe zhennan, una gran especie de árbol originario de China que está amenazado por la pérdida de su
hábitat. En el pasado, su madera era extremadamente valiosa, por lo que sólo las familias reales podían permitirse
utilizarla.
los infractores de la ley. El emperador es sabio, pero hay
comportamientos sin escrúpulos, caóticos y corruptos, como el del
Eunuco Wei De del Depósito Oriental. Me atrevo a enumerar sus
crímenes para su majestad. Wei De es un pícaro de la ciudad,
completamente analfabeto, castrado en su edad madura, y entró
profundamente en el palacio. Al principio, parecía tener un poco de
lealtad y fe, obteniendo el favor del emperador. Más tarde, se atrevió a
ser traicionero y malvado, convirtiendo los asuntos políticos en un
caos…190

Su voz era muy agradable, lenta e incesante, y clara como un


manantial.

Sin embargo, todos estaban ya tan silenciosos como las cigarras en


tiempo de frío. El golpeteo de los puños del eunuco de bajo rango sobre
los hombros de Wei De para masajearlos se hizo cada vez más ligero, y
al final, fue prácticamente como una picadura de mosquito.

Afortunadamente, la mente de Wei De no estaba en esto, ya que si


esto fuera en el pasado, ya habría sido despedido.

—Le pido encarecidamente a su majestad que dé muerte al eunuco


Wei, acabe con el Depósito Oriental, y luego ponga en orden los
asuntos políticos y al país. Respetuosamente, Wan Xian, poniendo mi
vida en juego. —Shen Jue cerró el memorial al trono y miró hacia
abajo, quedándose quieto. Alrededor había un silencio tan grande que
no se oía ni siquiera un cuervo o un gorrión. Sólo sonaba el repiqueteo
de Wei De moviendo su cadena de cuentas, como el péndulo de un reloj
occidental. Todos lo habían escuchado durante mucho tiempo, y
sentían como si su respiración coincidiera con él.

La cadena de cuentas se rompió de repente, y las cuentas del Buda de


Canaán repiquetearon mientras rodaban por todo el suelo, cayendo

190
Se trata de un extracto del memorial de Yang Lian al trono para destituir a un eunuco, Wei Zhongxian, de finales
de la dinastía Ming, en el que lo condena por veinticuatro delitos, algunos de ellos inventados. El autor cambió los
nombres.
por todas partes sin ton ni son. Todo el mundo se horrorizó, y se
arrodilló apresuradamente e hizo una reverencia.

—¡Ese jodido «traidor y malvado», ese jodido «las concubinas sólo


conocen al eunuco Wei y no conocen a su majestad»! Este es alguien
que quiere acusarme de engañar al emperador y del crimen de
pretender rebelarse!

—Por favor, cálmese — dijo Qian Zhengde, siempre audaz, mientras


se acercaba a Wei De de rodillas para servirle más té—. El emperador
no ha prestado atención a los asuntos políticos desde hace mucho
tiempo, y de todos modos, este memorial al trono está en nuestras
manos. Lo interceptaremos y encontraremos una razón para degradar
a ese Wan Xian a algún lugar lejano. Si usted no puede tolerarlo, puede
llevar a cabo todo el asunto y matarlo de una sola vez para castigarlo
como advertencia a los demás, y que todos los funcionarios civiles y
militares vean que no es bueno de provocar a la Dirección de Ritos de
nuestro Depósito Oriental.

Wei De levantó los párpados y miró a Qian Zhengde, pero le dijo a


Shen Jue:

—Shen Jue, siempre tienes un plan calculado, ¿qué te parece?

El joven callado murmuró por un momento y dijo lentamente:

—Esta persona Wan Xian ha sido un funcionario durante más de


veinte años. Este año, en el solsticio de invierno, se retirará y volverá
a casa. Nunca ha tenido logros ni errores, y se puede decir que es
cauto... no, tímido. Esta vez, de repente, lo ha impugnado, así que creo
que puede querer hacerse un nombre.

—Mn —dijo Wei De—. Continúa.

Qian Zhengde se arrodilló airadamente y miró en silencio a Shen


Jue. Su rostro no tenía la más mínima expresión, y sus ojos miraban la
alfombra, sin moverse ni media pulgada. Estaba claro que no era más
que un pequeño eunuco de la Secretaría de Documentos, y sin
embargo era capaz de seguir y servir alrededor de Wei De, y él, que
acababa de ser ascendido a porta pincel, no se había ganado mucho
favor. Qian Zhengde rechinó secretamente sus muelas.

Shen Jue continuó respondiendo:

—En mi opinión, ¿por qué no ignora esto y deja que las cosas sigan
su propio curso? Como dice el refrán, pueden ocurrir grandes cosas si
uno se contiene. Si lo degrada o destituye, me temo que es
precisamente lo que él espera, hacerse conocido por ser justo y franco,
y más aún por incitar a la clase justa a hablar y escribir para proteger a
sus compañeros. Entonces, aunque el memorial al trono no sea visto
por el emperador, me temo que la noticia llegaría a los oídos de su
majestad, así que las pérdidas superan a las ganancias.

—Tiene sentido. Shen Jue, no has alcanzado la mayoría de edad de


los veinte años, sin embargo tienes la capacidad de previsión y
planificación cuidadosa, muy bien.

—Me halaga demasiado, padrino.

—El príncipe se cayó del caballo y se lesionó la pierna, por lo que el


emperador sigue molesto. Un buen hijo en una pieza se ha convertido
en un pollo cojo, por lo que los pensamientos del emperador son
imprevisibles. Aunque he estado cerca del emperador durante
muchos años, no puedo garantizar que el emperador no me utilice
como desahogo de su ira. Esta gente sin ojos, se apresuró una tras otra
a acusarme, ¡realmente son detestables! —Wei De estaba tan enfadado
que tosía sin parar. Se calmó con dificultad, y volvió a hablar—. Sin
embargo, tengo que darle una lección a este viejo burro. ¿No quiere
hacerse un nombre? ¡Le ayudaré a hacerlo! Hmph, si no estira bien sus
huesos y músculos, ¡pensará que el Depósito Oriental es un yamen que
sólo come y no trabaja! Xiao Yan, envía gente a los tribunales
exteriores y a los mercados y corre la voz.

Un eunuco se apresuró a decir:


—Por favor, instruya.

—Él comete incesto con su nuera y su nuera tiene una aventura. Este
drama definitivamente no decepcionará. Cuando la gente hable de
esto después de las comidas, será suficiente para convertirlo en el
hazmerreír durante algún tiempo.

Con unas pocas palabras, no sólo había convertido a Wan Xian en un


incestuoso y a su hijo en un cornudo, sino que además había abierto
una brecha entre padre e hijo. Había que decir que era muy
despiadado. Sin embargo, este era el estilo de los eunucos; no podían
ganar abiertamente, pero podían quitarle la vida a la gente en secreto.
Cosas como el estilo de un caballero y cosas como el tacto no tenían
sentido para ellos. Con tal de lograr su objetivo, podían utilizar
métodos aún más sucios.

—Buena estrategia, ahora veamos si ese viejo bastardo de Wan Xian


todavía se atreve a decir tonterías —dijo descaradamente Qian
Zhengde.

Wei De le rompió una taza de té en la cabeza y le regañó:

—¿Viejo bastardo? ¡¿A quién estás regañando?!

Este año, Wei De ya tenía más de sesenta años, y ya era la edad para
que los funcionarios ordinarios dimitieran, pero los eunucos eran
diferentes a los funcionarios de la corte. Cuando morían, tenían que
seguir siendo un fantasma en el palacio, barro bajo las murallas de la
ciudad. El propio Wei De podía regañar a los demás como burros
viejos, pero no podía escuchar a los demás decir la palabra «viejo».

La cabeza de Qian Zhengde estaba cubierta de sangre y té, y lloraba


y se lamentaba mientras se doblegaba y pedía clemencia.

El enfado de Wei De aún no se había aplacado, y se acercó a la


ventana, mirando al exterior a través de los grabados ornamentales de
rejilla rectangular. La Ciudad Prohibida era oscura y pesada, y los
aleros de arco de cubo eran exquisitos, proyectando sombras en el
suelo semejantes a las de una guerra. Respiró profundamente y dijo:

—Hagan primero lo que he indicado. No hacen nada serio en todo el


día, salvo adularme descaradamente, ¡todos son unos inútiles!

Qian Zhengde dijo repetidamente que sí, y esta vez ni siquiera se


atrevió a levantar la vista.

—Voy a dejar el palacio, Xiao Yan y Shen Jue, vengan conmigo. Los
demás, hagan lo que deban hacer. —Wei De se puso su sombrero de
gasa negra, y Shen Jue y Xiao Yan lo siguieron. Xiao Yan era del
Depósito Oriental, así que siguió a Wei De fuera del palacio. Llevaba
una linterna de palacio en la mano y estaba ligeramente detrás de Wei
De, de modo que la linterna pasó a iluminar el lugar bajo los pies de
Wei De.

Atravesaron pasillos sinuosos durante todo el camino, uno tras


otro, y con las luces lejanas, se retorcían como largas serpientes.

—¿Sigue sana la recién ascendida Dama de los Talentos191 Li? —


preguntó de repente Wei De después de recorrer tres veces la distancia
del disparo de una flecha.

El emperador tenía pocos descendientes, y el príncipe mayor que en


un principio era exitoso y feliz se había caído del caballo y se había
convertido en un lisiado de un día para otro. Al fin y al cabo, el rey de
un país era alguien que tenía decenas de miles de pares de ojos
mirándolo, no pidiendo un talento y una virtud sin igual, sino
pidiendo buena salud. Si tuviera otro hijo, el príncipe mayor
presumiblemente no podría ascender al trono.

Shen Jue entendía perfectamente por qué Wei De estaba haciendo


esa pregunta.

191
La Dama de los Talentos es un rango en el sistema del harén imperial.
—Las doncellas del palacio informaron que la Dama de los Talentos
no menstruó el mes pasado. Sin embargo, como la Dama de los
Talentos siempre ha tenido mala salud, y en el pasado ha habido casos
de alegrarse demasiado pronto, he instruido a los médicos imperiales
para que vuelvan a tomarle el pulso veinte días después. Solo después
del quincuagésimo día se puede detectar con certeza.

El rostro originalmente nublado de Wei De se relajó un poco y dijo


con una sonrisa:

—Jue'er, eres el más útil de mis ahijados y nietos, aunque también


eres el menos inteligente.

—Padrino, ¿qué quiere decir? No lo entiendo.

—Este tipo Qian Zhengde sólo sabe adularme descaradamente, y no


tiene la menor habilidad. ¿Sabes por qué lo ascendí?

Aunque lo supiera, tenía que decir que no lo sabía. Shen Jue


respondió:

—No lo sé.

—Saludar a la gente con una cara sonriente y saber hablar son las
razones por las que lo ascendí. Mírate, llevando una cara inexpresiva
todo el día. Aunque tengamos cierta autoridad, al final somos los
perros de los maestros, sirvientes para servir a la gente. Lleva una cara
sonriente y di algunas palabras bonitas, y los maestros estarán
contentos y, naturalmente, podrás ascender rápidamente a un puesto
alto.

Shen Jue apretó los puños y dijo en voz baja:

—Entiendo.

—Vuelve y practica delante de un espejo. Si no veo resultados en


unos días, no hace falta que sigas en la Secretaría de Documentos. ¿De
qué sirve tener un perro que no es simpático?
Capítulo 30: Doble sufrimiento

Cuando Shen Jue acompañó a Wei De a la Puerta Liuli192, el cielo ya


estaba completamente oscuro. Las estrellas brillaban en lo alto, y Xiao
Yan se arrodilló junto al carruaje. Wei De pisó su rodilla para subir,
arrastrando tras de sí a varios subalternos mientras se alejaba
serpenteando.

¿De qué servía ser el segundo oficial principal193 en el Depósito


Oriental? Todavía tenía que ser el escalón de Wei De.

La luz de los ojos de Shen Jue era sombría. Se ajustó la ropa y el


sombrero y siguió el camino de palacio de vuelta al patio interior.
Como había estado respondiendo en la sala de deberes, aún no había
comido. Desde que salió del Cuarto Recinto Qianxi, ya había pasado
muchos días sin ver a Xiahou Lian. Mañana era el Festival de los
Fantasmas, el día quince del séptimo mes, así que había muchos
asuntos triviales que había que hacer en el palacio. Shen Jue reflexionó
durante un rato y tomó dos raciones de comida.

Ahora, su estatus ya no era ordinario, por lo que la cocina imperial


dejaba comidas especialmente para él, y no tenía que pelearse por ellas
con los otros eunucos. Añadió una ración de albóndigas de camarones
de cristal que le gustaba comer a Xiahou Lian y se dirigió al Cuarto
Recinto Qianxi.

El palacio frío seguía desolado. Las linternas no habían sido


cambiadas en mucho tiempo, y el viejo papel kraft estaba cubierto de
polvo, lo que hacía que las luces parecieran aún más tenues y etéreas.
Las flores y plantas en los senderos no habían sido podadas en mucho

192
Lit. Puerta acristalada.
193
Hay un centenar de oficiales principales en el Depósito Oriental, y cada oficial principal tiene varios
subordinados bajo su mando.
tiempo, y todas se extendían sobre el camino, atrapando con pena las
prendas de los transeúntes. Los eunucos que alguna vez trabajaron
con él en el Cuarto Recinto Qianxi en los viejos tiempos recibieron a
Shen Jue con alegría y lo hicieron pasar.

—El eunuco Shen realmente valora las viejas amistades. Ha ido a la


Secretaría de Documentos, ¡pero sigue pensando en nuestro eunuco Si
Xi! Hoy él no se siente bien, así que se fue a dormir temprano. ¿Quiere
que lo llame?

Shen Jue inclinó ligeramente la cabeza y frunció el ceño.

—¿Se fue a la cama sin cenar?

—Así es —dijo el pequeño eunuco—. En realidad, no ha estado muy


cómodo estos últimos días, pero simplemente no le ha dado
importancia. Usted sabe que con nuestro estatus, no podemos llamar
a un médico, así que tenemos que aguantarnos solos. Sin embargo, con
usted aquí para saludarlo, ¡seguro que el eunuco Si Xi se sentirá mejor!

Shen Jue emitió un «mn», y sus pasos se aceleraron ligeramente. Ese


mocoso siempre había sido tan fuerte como un buey, e incluso se
atrevía a usar agua de pozo para lavarse el cuerpo cuando hacía frío,
así que ¿cómo había caído enfermo? No lo sabía, así que no había
traído hierbas medicinales al venir. Shen Jue frunció las cejas y pensó
en ir mañana a la Oficina Médica para conseguir un poco de
madreselva194.

Los dos caminaban por el oscuro pasillo, uno delante y otro detrás.
La tenue luz iluminaba las finas nubes de colores y las flores de río en
las rodillas de la túnica195 de Shen Jue, y cuando se movía, la falda de
brocado se levantaba en arcos que eran como nubes flotantes. Cuando
el pequeño eunuco vio esto, su rostro se llenó de envidia.

194
Concretamente la madreselva japonesa, que se utiliza en la medicina tradicional china.
195
Concretamente el xilan, un tipo de decoración para las rodillas de la ropa.
—Eunuco Shen, ahora está en la Secretaría de Documentos, por lo
que se puede decir que ha ascendido rápidamente a una alta posición.
¿Quién no sabe que la Secretaría de Documentos de nuestro tribunal
interior es la Academia Hanlin del tribunal exterior? El tribunal
exterior tiene la Gran Secretaría196 a la que no se puede acceder a
menos que se haga muy bien el examen imperial, y nosotros tenemos
a la Dirección de Ritos a la que no se puede acceder a menos que se esté
en la Secretaría de Documentos. También es el ahijado de Wei De, así
que me temo que el próximo titular del sello será…

—¡Silencio! —Shen Jue lo miró fríamente de reojo, y su rostro que


siempre había tenido dulzura, modestia y cortesía reveló un poco de la
fiereza de los días más fríos del invierno—. No puedes mantener la
boca cerrada. La próxima vez, si alguien te pilla, no me culpes por no
recordártelo.

—¡Sí, sí, tiene razón!

El pequeño eunuco se estremeció del susto y bajó apresuradamente


la cabeza.

Cuando llegaron frente a la puerta de la habitación de Xiahou Lian,


Shen Jue asintió ligeramente hacia el pequeño eunuco. Luego, se giró
y entró en la puerta, cerrando la puerta con fuerza y empujándola en
la cara del pequeño eunuco.

El pequeño eunuco se tocó la nariz, recordó la expresión de los ojos


de Shen Jue de ese momento y se marchó con un poco de miedo
persistente en su corazón.

Xiahou Lian no había encendido la luz, por lo que la habitación


estaba a oscuras. Cuando Shen Jue entró, Xiahou Lian seguía sin hacer
ruido. Se quedó de pie junto a la puerta, bastante perdido, y no sabía
cómo decir la primera frase.

196
Una institución del gobierno central durante las dinastías Ming y Qing.
Se habían despedido en malos términos.

Xiahou Lian preferiría morir antes que aceptar que Shen Jue
considerara a su enemigo como familia, y casi había agarrado a Jingtie
para pelear con él. Siempre había tenido ese temperamento fogoso e
inflexible, y cuando se enojaba, actuaba de manera imprudente.
Nunca había considerado que Shen Jue ya no era Xie Jinglan. Xie
Jinglan podía estudiar y convertirse en funcionario, ser honesto y
recto, y ejercer autocontrol, pero Shen Jue no podía.

Sin embargo, mientras Xiahou Lian estuviera dispuesto a quedarse,


Shen Jue estaba dispuesto a persuadirlo sin importar cómo perdiera
los estribos.

Shen Jue suspiró profundamente y enroscó los dedos para golpear


en la jamba.

—Xiahou Lian, he traído albóndigas de camarones de cristal.


¿Quieres comerlas?

Xiahou Lian no hizo ningún ruido.

La habitación estaba en silencio, y Shen Jue contemplaba las dos


cortinas de cama cerradas a través de la tenue oscuridad. Dentro, la
figura de Xiahou Lian parecía una pesada nube negra. Shen Jue bajó las
pestañas, tan densas como plumas, y colocó la caja de comida sobre
una pequeña mesa cuadrada. Encendió una vela corta y dijo:

—Xiahou Lian, ¿por qué no puedes entender? En el palacio, los


eunucos son, por naturaleza, siervos de sus amos, un lazo que no
puede romperse. Además de depender de las concubinas del
emperador, tener respaldo de los eunucos con autoridad es la ruta más
conveniente. Considerar a mi enemigo como familia es solo un
compromiso temporal. Cuando tenga poder, ¿por qué preocuparme
por el deshonor de hoy que es difícil de olvidar?
Dentro de las cortinas de la cama, él ni siquiera se movió. Shen Jue
se irritó poco a poco y levantó la voz:

—¡¿Xiahou Lian, me has oído?!

Avanzó dos o tres pasos y abrió las cortinas, pero vio a Xiahou Lian
acostado con los ojos cerrados. Tenía la cabeza cubierta de sudor y el
cabello pegado al rostro como si acabara de salir del agua. Shen Jue
entró en pánico al instante, y se apresuró a sacudir a Xiahou Lian,
gritando:

—¿Qué te ha pasado? ¿Por qué estás tan enfermo?

Sólo entonces Xiahou Lian se despertó lentamente, pero incluso


abrir los ojos le costó un esfuerzo. Dijo débilmente:

—¿Qué haces aquí? —Su cabeza estaba tan mareada que no podía
distinguir entre arriba y abajo o entre el norte y el sur. Le seguía
preocupando el asunto de que Shen Jue considerara a su enemigo
como pariente, y todavía murmuró—: Joven maestro, no reconozcas a
ese canalla castrado como tu padre…

Shen Jue extendió la mano y le palpó la frente, que ardía de calor.


Frunció el ceño y dijo:

—Tienes fiebre, espera aquí, iré por medicina.

Justo cuando estaba a punto de levantarse para irse, Xiahou Lian, sin
saber de dónde sacó fuerzas, le agarró la muñeca y lo atrajo de vuelta.
Apretando los dientes, dijo:

—¡No te vayas!

—¡¿Qué estás haciendo?!

—¡No vayas a ninguna parte, escúchame! —Xiahou Lian estaba


jadeando—. ¡Joven maestro, estudiar es el camino correcto!

Shen Jue se rio con rabia.


—Ahora soy un eunuco, ¿cómo voy a presentarme al examen
imperial? ¿Has visto alguna vez a un oficial erudito que sea un eunuco
sin pico?

—¡¿Pueden quitarte los pantalones para mirar?! —Con dificultad la


mente de Xiahou Lian se despejó un poco, y se esforzó por levantarse
para hablar con Shen Jue—. Si te preocupan los gastos, no te preocupes,
he ahorrado algo de plata estos dos años, y es más que suficiente para
que estudies.

Comenzó a divagar:

—He ahorrado ciento veinte taels de plata en total. Veinte taels para
construir una pequeña casa en la capital, y treinta y seis taels cada año
como máximo para las necesidades básicas. No sabes nada de lavar la
ropa ni de cocinar, así que veinte taels para comprarte una sirvienta.
Ah, parece que no hay suficiente plata…

Shen Jue: —...

—Está bien, mi madre tiene dinero, búscala y pide prestado. Eres tan
inteligente que no tendrás que hacer el examen durante toda tu vida.
Tal vez puedas entrar en la Lista de Oro en dos o tres años.

Este tonto, ni siquiera sabía que el examen imperial se abría sólo una
vez cada tres años.

—Tómate tu tiempo para sumar, yo iré a por la medicina. —Shen Jue


se levantó.

—No... ¡No te vayas! —Xiahou Lian salió de las cortinas con la mitad
de su cuerpo, pero inesperadamente, su cuerpo le dolía y estaba débil
por todas partes, y estuvo a punto de rodar fuera de la cama. Shen Jue
se sobresaltó mucho por él y se apresuró a sujetar sus brazos para
sostenerlo.

Xiahou Lian se recostó en la cama y suspiró profundamente.


—¡No estoy enfermo! Esto... Esto es veneno.

Shen Jue se sorprendió de repente.

—¿Alguien te envenenó?

—No. —Xiahou Lian se recostó y reunió fuerzas durante un rato


antes de decir—: Es Mediados de Julio. Los asesinos de Garan tienen
que tomar la medicina cada quince del séptimo mes, y me olvidé de
traer la medicina. La medicina que consigas será inútil.

—¿Por qué no lo dijiste antes? En ese caso, ¿por qué te quedas


todavía? ¿Estás buscando la muerte?

—Pensé que podría superarlo…

—¿Ha habido casos anteriores de superación?

—No.

Shen Jue estaba tan enfadado que casi escupe sangre.

—Es decir, nadie lo ha intentado antes, así que quise intentarlo yo.
—Xiahou Lian dejó escapar una risa corta y amarga—. Sin embargo,
ahora parece que es un poco difícil.

No sólo era difícil, sino extremadamente peligroso. Todo el cuerpo


de Xiahou Lian estaba débil, y era como si sus cuatro extremidades
hubieran sido rellenadas de algodón, blandas e incapaces de ejercer
fuerza. Justo entonces, había estado un poco mejor, pero ahora,
incluso sus ojos estaban empezando a debilitarse. Cuando miraba la
figura de Shen Jue, a veces estaba lejos y a veces cerca. Su mente estaba
llena de pasta y no podía usarla, lo que le hacía estar confuso.

Xiahou Lian dijo con voz astringente:

—Sírveme un vaso de agua.


Se apoyó en el poste de la cama y se sentó, y Shen Jue le puso un vaso
de agua en las manos. Cuando Shen Jue apartó las suyas, la taza cayó
al suelo y se hizo añicos.

Ni siquiera podía sostener una taza.

—Xiahou Lian… —La voz de Shen Jue se agitó—. Tú…

—No importa. —Xiahou Lian sacudió la cabeza y quiso decir algunas


palabras de consuelo. Bajó la mirada y vio que sus manos estaban
cubiertas de sangre, y su cuero cabelludo sufrió un cosquilleo
instantáneo que lo confundió de inmediato.

De forma tardía, se tocó la nariz y la boca, y se dio cuenta de que


había estado sangrando desde el principio. La sangre roja y brillante
goteaba sobre la manta, creando una escena impactante. Xiahou Lian
se recostó, temblando, con la mirada perdida en las cortinas de tela
sobre la cama. En poco tiempo, su respiración pareció desvanecerse.

Se acabó, ya estaba sangrando por las siete aberturas faciales. Esta


vez, tuvo miedo de que realmente se acabara.

Desde pequeño, había sido un demonio, sin temer nada en el cielo ni


en la tierra, e incluso se había atrevido a robar el arroz del abad. Pero
ahora, al borde de la muerte, descubrió que seguía teniendo miedo a la
muerte.

¿Cómo sería después de su muerte? No tuvo tiempo de pensar. Ante


sus ojos se agolparon muchas figuras, y la primera de ellas fue la de su
poco fiable madre. Él iba a morir en palacio, y ella presumiblemente
seguía en algún burdel, viviendo una vida de indulgencia, o tal vez
estaba en alguna secta, desenfrenada mientras perpetraba una
matanza en masa, la luz del Sable Hengbo como el agua, la presa
corriendo para escapar. Ella siempre había sido así, sin prisas y
despreocupada, haciendo lo que le daba la gana. Para ella, Xiahou Lian
no era un hijo, era una carga.
En su pecho, que siempre había sido sencillo, surgió una pizca de
tristeza, como un solitario ganso cisne caminando sobre la nieve. Sus
huesos serían enterrados en un patio desolado, sin que nadie lo
supiera. A partir de ahora, su madre, su shifu y el tío Duan nunca más
podrían encontrarlo.

Sus dedos se agarraron al vacío unas cuantas veces, y un par de


manos cálidas lo sostuvieron. Giró la cabeza hacia un lado y vio los
ojos de Shen Jue llenos de lágrimas.

—Xiahou Lian, ¿cómo te sientes? ¡No me asustes!

No se consideraba tan malo, al menos tenía un buen hermano que lo


cuidaría en sus últimos momentos y le daría un entierro adecuado.

—...

Xiahou Lian abrió la boca. La sangre salió de sus labios y Shen Jue
sacó un pañuelo para ayudarlo a limpiarla. Después de limpiarla,
volvió a fluir, pero por más que se limpiara, no podía limpiarla toda.

—Mi cuerpo se siente tan ligero, como si estuviera a punto de


convertirme en un inmortal —dijo Xiahou Lian en voz baja—. Dime,
¿crees que realmente me convertiré en un inmortal? Quizás soy la
reencarnación de un inmortal celestial y los cielos me están llamando
de vuelta.

Shen Jue apretó fuertemente las manos de Xiahou Lian, como si así
pudiera retenerlo para siempre. Enterró su rostro en las palmas de
Xiahou Lian.

—A-Lian, no mueras, ¡no te lo permitiré!

—Joven maestro, escúchame, voy a decir mis últimas palabras. —


Xiahou Lian limpió las lágrimas del rostro de Shen Jue y sonrió
débilmente.
Siempre había sido de temperamento amable y gentil. Aunque era él
quien estaba a punto de morir, se ocupaba aún de consolar a otros.

En realidad, siempre había sentido culpa hacia Shen Jue, culpa por
no haber comprendido antes la necesidad de contarle sobre el
asesinato en Garan y por no haber podido salvar a la tía Lan. Shen Jue
había sufrido mucho desde joven, y ahora estaba a punto de perderlo.
Su propia muerte no importaba, pues todos sus otros problemas
también terminarían. Estaría inconsciente de todos modos, así que no
tenía que preocuparse por nada. Sin embargo, Shen Jue aún tendría
que continuar sufriendo en el palacio.

Le había prometido a Shen Jue llevarlo a ver las linternas, quedarse


a su lado y ayudarlo a vengarse. Al final, no había logrado ninguno de
esos objetivos.

«Lo siento mucho».

—Si tienes la oportunidad de salir del palacio, viejas reglas. Ve al


lugar más alto de la ciudad, pon a Jingtie allí, y mi madre irá a buscarte.
Se llama Xiahou Pei y es muy hermosa, aunque su temperamento es
un poco extraño. No hace falta que le digas mucho, sólo que Xiao Lian
era poco filial y que no podrá mantenerla en su vejez y darle un
entierro adecuado. Dile que se cuide, que beba menos vino, que
recuerde llevar una «vaina» la próxima vez que vaya a matar y que no
se sienta siempre invencible. Escondí algo de plata bajo el tercer árbol
frente a la puerta del templo de la montaña de Garan, ciento veinte
taels. Dile que la tome y te la dé. A mi madre no le falta dinero, así que
yo te daré toda esta herencia a ti.

—¡No la quiero! —exclamó Shen Jue sacudiendo desesperadamente


la cabeza, con lágrimas cubriendo sus mejillas. De repente, se le
ocurrió algo y levantó la vista bruscamente—. Tu madre, sí, tu madre
debe tener alguna medicina que pueda salvarte. ¡Voy a buscarla!

Xiahou Lian lo sujetó como si estuviera medio muerto.


—¿Buscar qué? ¿Cómo esperas encontrarla en el palacio?

—No… —La expresión en los ojos de Shen Jue era un poco evasiva—
. La... La noche que te encontré, vi a tu madre. Te estaba buscando, e
incluso mató a unos cuantos guardias del Bosque Emplumado.

Al oír esto, Xiahou Lian se quedó atónito de inmediato.

—¿Por qué no dijiste nada? —preguntó.

—Tenía miedo de que si lo sabías, fueras a buscarla… Yo… —Shen


Jue no se atrevió a mirar a Xiahou Lian. Cerró los ojos ferozmente y se
levantó—. Voy a buscarla ahora, tal vez aún esté en el palacio imperial.
Si no la encuentro, pensaré en una forma de salir del palacio.
¡Espérame!

—¡Shen Jue!

Shen Jue ni siquiera miró hacia atrás mientras corría hacia la puerta
y la abría. Una figura alta con una pajita en la boca estaba apoyada en
el pasillo, y esta vez no llevaba la cabeza llena de plumas de pollo. Su
brillante cabello negro se dejaba caer por detrás de su cuerpo, haciendo
que su piel se viera blanca como la nieve y el color de sus labios como
la sangre. Cuando vio salir a Shen Jue, le dirigió una ligera mirada. En
la tranquila luz de la luna, esa mirada era tan calmada como el agua.

Esta no era la consorte Gao. Shen Jue retrocedió alerta.

—Yo —dijo la mujer, señalándose la nariz y levantando la boca en


una sonrisa— soy Xiahou Pei.
Capítulo 31: Adiós

Su presencia estaba impregnada de un aura asesina que no se podía


disimular, y cada vez que fruncía el ceño o sonreía, parecía que
ocultaba una intención de matar.

Asesina, esta era una verdadera asesina.

Recordando a Xiahou Lian, Shen Jue contuvo el miedo que surgía en


su corazón y dijo:

—Xiahou Lian, él…

—Lo sé, hazte a un lado. —Xiahou Pei hizo un gesto a Shen Jue para
que se apartara, rozando el hombro de Shen Jue mientras entraba por
la puerta, y caminó junto a la cabecera de Xiahou Lian.

Xiahou Lian amplió sus ojos con incredulidad en su rostro.

—¡¿Consorte Gao?!

—Maldita sea, te crié, hijo tonto, para nada. Cambié mi apariencia y


no me reconoces. —Xiahou Pel sacó una píldora de su bolsillo y dijo
enfurruñada—: Tienes dos opciones. Primera, no volver a Garan y
quédarte aquí, esperando la muerte. Segunda, tomar esta medicina y
regresar a Garan. Elige una.

Xiahou Lian reaccionó y dijo, medio muerto, con el rostro cubierto


de sangre:

—Realmente eres mi madre.

—Realmente soy tu madre. Si no lo fuera, ¿podría haber fingido ser


una lunática para quedarme contigo en el palacio imperial durante
tanto tiempo? —Xiahou Pei se arrancó la máscara y la arrojó al suelo,
revelando un rostro brillante y hermoso hasta el punto de ser afilado.
Madre e hijo se parecían mucho, y si Xiahou Lian tuviera un poco más
de intención asesina, otros podrían creer que prácticamente no había
diferencia entre ellos.

—Cómela, Xiahou Lian — habló de repente Shen Jue—. No te quedes


en el palacio imperial, no perteneces aquí.

—Así es. —Xiahou Pei sonrió—. Todavía quieres quedarte aquí y


seguir con tu comportamiento tonto, que no sirve para nada. —Volvió
la cabeza para mirar a Shen Jue—. No me mires así, mocoso. Yo
tampoco tengo otra opción. Nacimos en Garan y este es nuestro
destino. Todos tenemos que tomar Mediados de Julio, incluyéndome a
mí, y solo el abad tiene el antídoto. Sus técnicas con el sable son
extremadamente fuertes, así que estoy dispuesta a aceptar la derrota
y solo puedo obedientemente ser su lacaya.

Shen Jue retiró la mirada y miró a otra parte.

Suspirando, Xiahou Lian tomó la píldora en la mano de Xiahou Pei,


la masticó varias veces en su boca y la tragó entera.

Su cuerpo estaba todavía blando y la somnolencia le asaltaba. La


respiración de Xiahou Lian era débil mientras decía:

—Mamá, déjame dormir un rato primero, nos iremos mañana por la


mañana.

Xiahou Pei asintió casualmente, se limpió la sangre de la cara, lo


arropó con la manta y salió de entre las cortinas. Se sentó en la mesa
cuadrada para ocho personas y se sirvió una taza de té.

—En realidad, sólo tenía una opción—dijo de repente Shen Jue.

Los movimientos de Xiahou Pei al soplar el té se detuvieron y


levantó los ojos para mirar a Shen Jue.

—Si no hubiera aceptado irse contigo, me habrías matado.


Xiahou Pei soltó una breve carcajada y dijo:

—Yo no he dicho eso.

—¿Qué es exactamente Mediados de Julio?

—Es un tipo de droga adictiva de la zona de Miao197, aunque no es


tan potente como las drogas comunes. No tomarla durante diez o
quince días hará que uno prefiera morir. Mediados de Julio hace efecto
una vez al año, el quince del séptimo mes, y con tomarla basta. No
tomarla... se puede soportar, pero las consecuencias son inciertas.

—La zona de Miao… —murmuró Shen Jue para sí mismo—. ¿No hay
más detalles?

—No.

—... ¿Realmente no hay otra manera? —Shen Jue bajó la cabeza—. No


quiere volver a Garan, ya sabes, no quiere matar.

—Tú no quieres ser un eunuco. ¿Qué? ¿Puedes no ser un eunuco? —


Xiahou Pei se mostró despectiva.

—¡Tu!

—Pequeño joven maestro, eres una persona inteligente, al menos tu


mente funciona mucho mejor que la de mi tonto —dijo Xiahou Pei
mientras sostenía su taza de té, dejando que la luz blanca de la
porcelana bailara sobre sus dedos—. Las personas viven en el mundo,
y cada una tiene su propio camino. Los caminos de ustedes dos pueden
cruzarse, pero definitivamente no serán el mismo.

Sin embargo, Shen Jue sonrió.

—Sénior, no conoces la técnica de la disposición de las seis filas.198


¿Cómo puedes estar tan segura?

197
Una región del sur de China y del sudeste asiático donde vivía el pueblo Miao.
198
Un método de adivinación que evolucionó a partir de los ocho trigramas.
—No sé de adivinación, pero sé un poco de mirar la capacidad de la
gente.

—¿Oh? En su opinión, ¿quién soy yo?

—Un traicionero, insidioso, astuto, desvergonzado y deshonesto


canalla.

—Eres franca. —Por debajo de la mesa, Shen Jue apretó los puños,
pero la sonrisa en las comisuras de su boca no disminuyó en lo más
mínimo—. Sin embargo, ¿te gustaría hacer una apuesta con tu
sobrino199?

—No tengo un sobrino como tú. —Xiahou Pei habló con rudeza—.
¿Apostar qué?

—¡Apostar que puedo rescatar a Xiahou Lian de Garan, devolverle su


libertad y que en cualquier parte del mundo, nadie podrá hacerle
inclinarse, arrodillarse y acatar órdenes sumisamente nunca más!

—Interesante… —Xiahou Pel se sostuvo el rostro con la mano, sus


delgados dedos cubriendo la sonrisa en su boca, que parecía una
mezcla de burla y alegría—. Permíteme preguntarte, ¿qué poder
divino tiene mi Xiao Lian para que planees de esta manera para él? Este
mocoso, incluso su técnica de matar con un solo sable es un desastre.
Yo, Xiahou Pei, he mantenido una reputación heroica toda mi vida,
pero parece que la perderé a manos de este mocoso.

Shen Jue bajó sus densas pestañas y dijo en voz baja:

—Él me ofrece un melocotón y yo le doy un jade blanco como


muestra de amistad. Eso es todo.

—Olvidémoslo, pequeño joven maestro. Desde mi punto de vista,


sería mejor que pensaras en cómo ayudarte a ti mismo. Querer vengar
al clan Xie no es una tarea fácil.

199
Una forma humilde de referirse a uno mismo frente a alguien de una generación mayor.
—El emperador actual ronda los cincuenta años, se entrega a los
placeres carnales y a la técnica de la longevidad con la píldora de la
inmortalidad, pero su tiempo se acaba. El día en que el poder imperial
pase al próximo emperador será el día en que Wei De encuentre su
muerte. —Shen Jue alzó la mirada y la clavó directamente en Xiahou
Pei—. ¿No te atreves a aceptar esa apuesta?

El arco en los labios de Xiahou Pei se hizo cada vez más profundo.

—¿Cuánto tiempo dura el período de apuesta y qué es lo que está en


juego?

—El período de apuesta es de diez años. Tú apuestas tu confianza y


yo apuesto mi vida. Diez años después, si Xiahou Lian no ha
abandonado Garan, yo, Shen Jue, te entregaré mi vida.

Esta apuesta era realmente muy absurda, pero Xiahou Pei también
era una persona absurda. Miró fijamente a Shen Jue durante un rato
antes de dar un golpe en la mesa y decir:

—Trato hecho.

Shen Jue soltó lentamente un suspiro y dijo:

—Entonces, puedes contarme más sobre Mediados de Julio,


¿verdad?

Después de todo, ella tenía algunos años más de experiencia que


Shen Jue, por lo que él había sabido todo el tiempo que Xiahou Pei no
confiaba realmente en él y que también había ocultado esas cosas
sobre Garan.

Sólo que ahora era diferente, puesto que ya se había ganado su


confianza.

—Yo, en efecto, no sé mucho de Mediados de Julio, y ya he dicho todo


lo que podía decir.
Shen Jue frunció el ceño.

—Sénior.

—Pero —dijo Xiahou Pei y sonrió alegremente—, el posadero de la


Posada Auspiciosa de Chengnan, Ye Facal, una vieja ramera del
callejón Hualiu200, Hong Sanniang, y su ahijada, Hong Qiao-jie; un
vendedor de vino en el callejón Jiuzao201, Zhu Kai, ah, cierto, y también
un corrector de pruebas de la Oficina de Libros del Departamento de
Asuntos Internos Imperiales, Yuan Zimei; son espías de Garan. Te he
dado los nombres, así que no me importa lo que hagas después.

Shen Jue asintió.

Realmente era un buen plan. Los espías de Garan eran el nivel más
bajo de Garan de las Siete Hojas, así que no era una pena abandonarlos.
Xiahou Lian había dicho antes que los espías sabían muy poco sobre
Garan, y ni siquiera conocían dónde estaba el Templo de la Montaña
Garan. Incluso si él los atrapaba, no tendría ningún efecto sobre
Garan. Por lo tanto, sólo podía investigar el Mediados de Julio en sus
cuerpos, y además de eso, no podía hacer nada más.

De esta manera, aunque tuviera malas intenciones y quisiera dañar


a Garan e incluso a Xiahou Lian, no tenía forma de rastrearlos.

—Muchas gracias, sénior—dijo Shen Jue.

—Está bien, tengo que llevármelo —declaró Xiahou Pei, dejando su


taza de té sobre la mesa. Shen Jue se quedó perplejo.

—¿Tan rápido?

—Es fácil viajar de noche.

—¿Cómo planeas irte? —preguntó Shen Jue, levantándose.

200
Lit. Callejón del burdel.
201
Lit. Callejón de los Granos de Destilación.
—¿Cómo? Matando hasta salir de aquí.

Shen Jue se quedó sin palabras.

El temperamento temerario de la madre y del hijo era el mismo.

—Conozco un pasaje secreto. El pozo profundo fuera de la


habitación lleva directamente a Jingshan202 fuera del palacio —dijo
Shen Jue con un suspiro.

Xiahou Pei giró inesperadamente la cabeza para mirar a Shen Jue.

—Resulta que ese mapa está en tus manos.

—No es así —dijo Shen Jue—. Está en mi mente.

Xiahou Pei dio una palmadita en el hombro de Shen Jue y dijo, no sin
lástima:

—Qué bueno sería que fueras mi hijo, ¿cómo es que la brecha entre
las personas es tan grande? Muy bien, nos volveremos a ver, pequeño
joven maestro. Cuídate más en el palacio y no dejes que Xiao Lian se
preocupe.

Ella le puso descuidadamente algo de ropa a Xiahou Lian.


Probablemente debido a Mediados de Julio, Xiahou Lian
sorprendentemente no despertó después de ser zangoloteado de esa
manera.

Era un joven que aún no había alcanzado su pleno crecimiento, en


esa etapa intermedia entre la juventud y la adolescencia temprana. Su
cuerpo seguía siendo un poco delgado, lejos de ser indomable. En este
momento, el veneno restante aún no se había disipado, por lo que no
había ni rastro de sangre en su rostro, como si fuera una figura hecha
de papel arrugado. Sus párpados estaban cerrados con fuerza y un

202
Una colina artificial en el centro del Parque Jingshan, antiguamente un jardín imperial privado adosado a los
terrenos de la Ciudad Prohibida. A region in Southern China and Southeast Asia where the Miao people lived.
ligero rastro de sangre permanecía en la comisura de sus labios,
semejante a un toque de colorete que no se había desvanecido.

Shen Jue contuvo la idea de querer abrazarlo y le limpió suavemente


el rojo oscuro de la comisura de los labios.

—Nos volveremos a encontrar, Xiahou Lian.

Nosotros definitivamente nos volveremos a ver.

Xiahou Pei cargó a Xiahou Lian en su hombro y pisó el suelo que


estaba cubierto por la luz de la luna, caminando hacia el pozo seco.

Shen Jue recordó a Jingtie, que estaba dentro del estante del tesoro.
Lo sacó apresuradamente y gritó:

—¡Sénior, Jingtie!

Xiahou Pei llevaba a Xiahou Lian y caminaba hacia el pozo seco, y


agitó la mano con indiferencia.

—¡Te lo doy!

Shen Jue se quedó junto a la ventana, sosteniendo el sable negro,


mientras observaba cómo Xiahou Pei cargaba a Xiahou Lian y saltaba
al pozo. En ese instante, en el vaivén de las túnicas, desaparecieron sin
que él escuchara siquiera sus pasos. En un abrir y cerrar de ojos, se hizo
el silencio en el patio, quedando solo el canto constante de los insectos.

Tan tranquilo, tan silencioso.

Parecía haber regresado a los días anteriores a su reencuentro con


Xiahou Lian, cuando barría la nieve del palacio él solo. ¿No era el patio
que estaba cubierto por la luz de la luna igual que cuando había estado
cubierto de nieve?

Shen Jue exhaló ligeramente y le pareció ver que su aliento se


convertía en hielo, con un humo blanco que se enroscaba.
No deseaba en absoluto regresar a esos días fríos, pero al final, no
tuvo más opción que hacerlo.

Bajo la vasta luz de la luna, las hojas florales se balanceaban,


proyectando sombras danzantes. La mirada del joven vestido con
ropas livianas era serena y solitaria, con un toque de tristeza en sus
ojos, como el lamento de un cisne solitario.
Capítulo 32: Hoja de los mil mecanismos

En medio del bosque denso, el viento soplaba, agitando las olas


hasta el horizonte. Este bosque era muy antiguo; los troncos de los
árboles eran tan gruesos como barriles, y se necesitaban dos o tres
hombres grandes para abrazarlos. Las hojas se apilaban sobre las
ramas y las ramas se apilaban sobre las hojas, encajando
perfectamente, y solo de vez en cuando un rayo de sol se colaba entre
las rendijas.

Xiahou Lian saltaba por el bosque; incluso los monos no parecían ser
tan ágiles en sus movimientos como él.

Tenía bien claro en su corazón en qué rama debía aterrizar en el


próximo salto y qué rama y hoja colgante debían ser las siguientes en
las que sus manos se aferrarían. Incluso si cerrara los ojos, no caería.

Pronto, llegó a un cementerio.

El cementerio era muy grande, y había cientos de lápidas y cientos


de viejos sables. Estaban densamente apiñadas en el bosque. Algunas
daban la espalda a grandes árboles, y sus partes superiores estaban
cubiertas por excrementos de pájaros y hojas caídas; algunas lápidas
ya se habían roto en dos mitades, con frutos podridos esparcidos a su
lado; y aunque algunas estaban bien conservadas, a nadie le
importaba.

Era un cementerio de sables.

Los antiguos asesinos de Garan cuyos huesos pudieron ser


encontrados fueron enterrados aquí, y en su lápida se grabó el número
de personas que habían matado en su vida, a quién habían matado y
por quién habían matado. Sus sables se introducían en la tierra junto
a la tumba. Cuando habían estado vivos, los sables habían matado por
ellos, y cuando murieron, los sables también siguieron junto a sus
amos, expuestos al viento y al sol. La mayoría de los sables estaban ya
tan oxidados que carecían de forma, y parecía que un ligero
movimiento era suficiente para romperlos.

Cuando era más joven, temía mucho venir a este lugar. Las personas
enterradas aquí eran todas criminales y villanos aterradores, y cada
sable había probado sangre. Siempre sentía que había varios
fantasmas feroces con una fuerte intención asesina flotando por aquí,
o almas agraviadas que habían llegado de fuera para exigir justicia. En
resumen, no era un buen lugar.

Más tarde, se dio cuenta de que sólo se trataba de un cementerio en


ruinas.

La mayoría de los asesinos de Garan no tenían padres, madres, hijos


o hijas, ni siquiera tenían personas que vinieran a honrarlos y limpiar
sus tumbas. Todo el cementerio nunca había sido reparado ni barrido,
y estaba aún más descuidado que las tumbas al borde de los caminos.

Xiahou Lian bajó de un árbol e hizo tres reverencias fuera del


cementerio de sables.

—Primos y hermanos, valientes héroes y hombres de coraje,


distinguidos mayores y viejos amigos, me llamo Xiahou Lian, de la
duodécima generación de abades, Buda Shi Xin. En este momento, me
dispongo a partir hacia la Prefectura de Huizhou para llevar a cabo el
asesinato de un viejo general. No tengo un arma a mano, por lo que he
venido aquí en busca de un sable prestado. Como dice el dicho, en el
mundo de las artes marciales, los encuentros nos hacen hermanos, y
más aún siendo todos parte de Garan. Espero que todos puedan
entender mi situación y no se sientan ofendidos. Prometo cuidar bien
de su sable, lo limpiaré meticulosamente cada mañana y cada noche,
e incluso le ofreceré exquisitos manjares por la noche. ¡Mis disculpas,
mis disculpas!
Después de adorar, Xiahou Lian se levantó y dio una vuelta
alrededor del perímetro exterior del cementerio. No necesitaba mirar
en su interior, pues desconocía cuántos años tenían los sables. Si se le
rompiera mientras lucha contra el enemigo, significaría el fin
definitivo.

En la parte más exterior había una tumba nueva, y el sable junto a la


tumba tenía una sola muesca, una hoja recta, una empuñadura de
ébano y una luz reservada. El nombre del propietario de la tumba era
Tang Lan, y había muerto en el primer mes del año pasado. No había
sido asesinado, había muerto tras ser rodeado y matado por sus
enemigos. Xiahou Lian lo había visto algunas veces durante el Año
Nuevo, y su impresión de él era que había sido un hombre serio y poco
sonriente. Había corrido el rumor de que era un traidor de la secta
Tang, y que se había unido a Garan tras ser salvado por el abad.

De un vistazo, Xiahou Lian se decantó por este sable. Primero, se


inclinó tres veces frente a esta tumba y luego dijo:

—Sénior Tang Lan, seré tan audaz como para tomar prestado su
sable y usarlo. En el futuro, definitivamente barreré su tumba y le
ofreceré sacrificios. Bien, este es un paquete de papel de incienso que
he traído. No se dé un mal trato ahí abajo, compre unas cuantas
sirvientas y demás. Si quiere comer algo, aparezca en mi sueño o algo
así y haga una petición, y definitivamente lo quemaré para usted.

Después de quemar el papel de incienso, Xiahou Lian se limpió las


manos en el cuerpo y se levantó para sacar el sable. Este sable raído
tenía algo de peso, y estaba insertado bastante profundamente.
Xiahou Lian levantó cautelosamente el sable. De repente, de alguna
manera, movió accidentalmente la empuñadura. Una fría aguja, tan
fina como un pelo de buey, salió disparada del extremo de la
empuñadura, rozando la nariz de Xiahou Lian y disparándose hacia las
ramas que tenía encima.
Xiahou Lian se sobresaltó enormemente, y lo soltó
apresuradamente, cayendo frente a la tumba de Tang Lan. Los dos
caracteres «Qianji»203 en la hoja aparecieron a la vista.

—Sénior, si prefiere no prestarme su sable, lo comprendo, pero ¿es


realmente necesario intentar quitarme la vida? Sin embargo,
realmente tengo un temperamento obstinado. ¡Si no me lo da, tendré
que tomarlo de todos modos! —Xiahou Lian se levantó de un salto y se
frotó las manos, retorciendo a la fuerza la empuñadura hasta que
todas las agujas de plata de su interior salieron disparadas. Sólo
entonces sacó el sable, lo metió en la bolsa de cuero de vaca que había
traído, se lo colgó a la espalda y regresó por el mismo camino que había
venido.

La montaña era muy grande y llegaba a lo alto de la cúpula azul del


cielo. La aldea de Garan estaba al pie de la montaña. En ella vivían
agricultores y niños que aprendían el sable, y a veces, los asesinos
bajaban a la montaña y reponían allí sus provisiones. Siguiendo el
camino de la montaña Yangchang204, se llegaba a la ladera de la
montaña, que era el Templo de la Montaña Garan. Las cabañas de los
asesinos estaban dispersas alrededor del templo de la montaña.
Mirando hacia abajo desde la montaña por la noche, eran como
estrellas dispersas en el horizonte en la vasta y oscura noche, y bajo
cada lámpara, había un asesino sosteniendo un sable. Sin embargo, la
mayor parte del tiempo no había nadie en la ladera de la montaña
además del abad y Xiahou Lian. Era como si todo el templo de la
montaña hubiera sido silenciado, sin que se viera un solo fuego.
Xiahou Lian vagaba por la montaña vacía como un cuervo errante,
buscando un lugar con un amplio campo de visión para poder mirar
las estrellas en todo el cielo. Cuando se cansó de mirar, se durmió, y
cuando se despertó, era de nuevo de día.

203
Lit. Mil Mecanismos.
204
Lit. Intestinos de oveja.
Ahora, el templo de la montaña yacía tranquilo en el crepúsculo, y
sus oscuros y pesados azulejos antiguos se habían teñido con una capa
de oro. Actualmente, el templo de la montaña yacía tranquilo en el
crepúsculo, y sus oscuros y pesados tejados antiguos se habían teñido
con una capa de oro. Era la mitad del año, por lo que la mayoría de los
asesinos andaban apresurados en el exterior, y es posible que algunos
ya hubieran muerto en algún rincón. El templo de la montaña estaba
solo y rodeado de árboles centenarios, como un viejo torpe que no sabe
hablar. La mitad del edificio estaba ya en ruinas, revelando su tosco
esqueleto de ébano, y se podían ver débilmente las huellas de las
quemaduras en él.

Había sido quemado por él. Cuando era más joven, había hecho
estallar petardos, y estos habían saltado a los pajares frente al templo
de la montaña. El abad no estaba allí, ya que había bajado a la montaña
para pedir limosna. Cuando volvió, la mitad del templo ya se había
convertido en cenizas. Xiahou Lian había quedado suspendido bajo la
puerta de la montaña y arrastrado por el viento durante una noche, y
desde entonces no se había atrevido a volver a tocar los petardos.

Cazó un faisán en el camino, subió el sendero de la montaña, pasó la


puerta del templo, rodeó un tramo de arbustos espinosos y corrió
hacia su propia casa. Su hogar era una casa construida con bambú. No
tenía un lugar para entretener a los invitados, y la habitación principal
había sido separada en dos mitades: una mitad para Xiahou Pei y otra
para Xiahou Lian. La única habitación lateral se utilizaba para
amontonar artículos diversos, y la cocina estaba debajo del cobertizo.

Xiahou Pei aún no se había levantado de la cama, así que Xiahou Lian
desplumó el faisán, lo lavó bien y lo puso en la olla. Él y esa olla eran
viejos conocidos. Desde los ocho años, había dominado el arte de
pararse en el taburete y mantener un precario equilibrio, así como el
truco de sostener una cuchara grande de salteado en sus manos sin
caer de cabeza y terminar cocinado en la gran olla.
Fue criado por Xiahou Pei como si fuera un gato o un perro, y
realmente no fue fácil crecer de manera segura y sin problemas hasta
ahora. Antes de los ocho años fue su época más feliz. En aquel
entonces, Xiahou Pei se preocupaba de dejarlo solo en la montaña, por
lo que lo llevaba consigo cada vez que bajaba. Cuando Xiahou Pei salía
a asesinar, lo dejaba al cuidado del encargado de una posada o
restaurante. Después de que él se despertara de un sueño profundo,
Xiahou Pei regresaba y a menudo le traía camotes asados. Los dos, uno
grande y otro pequeño, se sentaban juntos en un umbral y
mordisqueaban los camotes. La boca de Xiahou Lian era delicada y los
camotes estaban calientes, así que a menudo tenía que soplar un rato
antes de atreverse a comer. Sin embargo, Xiahou Pei no tenía miedo de
quemarse, así que lo engañaba diciendo que le ayudaría a soplar. El
resultado era que ella abría la boca y la mitad del camote desaparecía.
Xiahou Lian lloraba muy fuerte, y Xiahou Pei se caía de la risa. Como
si estuviera realizando un truco de magia, sacaba un camote de detrás
de su espalda y se lo entregaba a Xiahou Lian.

Esa no fue la única cosa mala que Xiahou Pei había hecho antes.
Parecía divertirse asustando a Xiahou Lian. Desde pequeño, le habían
dicho que si los niños bebían té, se pondrían negros, y si bebían vino,
se volverían tontos. Si no se quitaban las burbujas de jabón del cuerpo
al bañarse, les saldrían llagas, y si se les caían los dientes y no volvían
a crecer a tiempo, todos los dientes de su boca se les caerían. Así había
crecido Xiahou Lian, lleno de miedo, e incluso a menudo tenía
pesadillas en las que todos sus dientes se le habían caído.

Todo esto eran hechos pasados. Después de cumplir ocho años,


Xiahou Pei no había vuelto a llevar a Xiahou Lian montaña abajo.

El aroma del faisán de montaña levantó a Xiahou Pei. No se había


atado el cabello, por lo que su larga y brillante cabellera negra caía
detrás de su cuerpo como si fuera tinta salpicada. Llevaba zuecos de
madera en los pies cuando se acercó a la olla, y extendió su gran mano,
arrancando un muslo.
—Tus habilidades con el sable no son buenas, pero tus habilidades
culinarias no están mal. Uno de estos días, hablaré con ese viejo para
que te deje ser cocinero en la aldea.

—¡Piérdete!

Xiahou Lian preparó dos platos más y sacó una pequeña jarra de
vino, mientras Xiahou Pei comía satisfecha. Estaba disfrutando de la
comida y la bebida, y Xiahou Lian vio que era el momento adecuado.
Dijo tentativamente:

—Madre, quiero…

Xiahou Pei no esperó a que terminara y agitó la mano.

—No, deja de querer.

—¡Ni siquiera lo he dicho todavía!

—Ya sé lo que vas a decir —dijo Xiahou Pei mientras se limpiaba los
dientes—. Quieres que tu madre te acompañe para sacar a ese joven,
¿no es así?

—Realmente eres digna de ser mi madre. Seguro que madre e hijo


somos de la misma opinión. —Xiahou Lian le sirvió vino de forma
halagadora.

—Olvídalo. Él no quiere salir en absoluto.

—Es él quien actúa momentáneamente como si estuviera poseído.


Madre, no lo sabes, él nació para estudiar. Ese Dai Shengyan, el señor
Dai, has oído hablar de él, ¿verdad? Lo elogió como un «hermoso
carácter y buen talento» y que «su escritura alcanza a Han y Liu205, y
su poesía se compara con Li y Du»206. ¿No es una pena que no estudie?
—Estas eran en realidad las palabras que Dai Shengyan había utilizado
para elogiar al gran maestro de esta dinastía, Li Dongyang, pero

205
Los famosos escritores de la antigua China, Han Yu y Liu Zongyuan.
206
Poetas famosos en la antigua China, Li Bai y Du Fu.
Xiahou Lian se las plantó a Shen Jue, esperando que Xiahou Pei
estuviera de acuerdo.

Xiahou Pei no se inmutó.

—Buscaré a Qiu-shifu para que me acompañe. —Xiahou Lian dejó


sus palillos.

—¿Crees que Qiu-laodi207 estará de acuerdo? —Xiahou Pel resopló.

Xiahou Lian guardó silencio.

—Si eres capaz, ve por ti mismo. ¿De qué sirve si encuentras a séniors
que te ayuden a allanar el camino?

A los ocho años, Xiahou Pei lo había dejado solo en la montaña. Sin
saber qué hacer, se sentó en su habitación llorando
desconsoladamente, hasta que el hambre lo dejó sin fuerzas para
emitir sonido alguno. Por suerte, se encontró con Qiu Ye cuando
regresaba a la montaña, quien lo llevó de vuelta a su propio patio para
alimentarlo con agua y comida, evitando así que muriera de hambre.

Xiahou Lian permaneció en silencio durante un rato antes de


inclinar la cabeza y decir:

—¿Qué camino me has allanado? Desde que era niño hasta ahora,
nunca te has preocupado por mí. Cuando tenía ocho años, si no fuera
por Qiu-shifu que me llevó con él, ya me habría muerto de hambre
aquí.

Xiahou Pei sudaba de vergüenza y dijo:

—A los ocho años, yo podía valerme por mí misma, así que pensé que
tú también podrías hacerlo. Antes de irme, incluso te enseñé a cocinar,
¿no lo hiciste bastante bien?

207
Forma cordial de dirigirse a un hombre más joven que uno mismo.
—Y mi hermano. —Xiahou Lian bajó la mirada y se pellizcó los
dedos—. Si el Mahoraga no lo hubiera dicho, ni siquiera habría sabido
que tengo un hermano gemelo.

Xiahou Pei no habló durante mucho tiempo y Xiahou Lian levantó


la vista y la miró. Ella sostenía la copa de vino y él no sabía en qué
estaba pensando. Xiahou Lian volvió a bajar la mirada, curvó el labio y
dijo:

—He oído que está en la cima del Buda de Cara Negra. Voy a
encontrarlo.

Había un enorme acantilado al sur de la montaña Niubizi208 que era


como si hubiera sido tallado por un hacha y un cincel. Sin embargo, no
había sido cortado en precipicios rectos, sino que revelaba débilmente
una enorme estatua de Buda con las manos cruzadas. Las rocas y el
suelo de la montaña Niubizi eran todos negros, y la estatua de Buda era
naturalmente también negra, por lo que los asesinos la llamaron Buda
de Cara Negra.

Xiahou Lian sólo había mirado aquel lugar desde la distancia. No es


que no se le ocurriera subir a jugar allí, sino que era demasiado
empinado, por lo que no podía subir en absoluto. No sabía cómo
subían su hermano y el abad ni cómo bajaban.

—Mira tu reflejo en el agua, ¿no serás capaz de verlo? —dijo Xiahou


Pei.

¡Esta bastarda ni siquiera había pensado en ir a buscar a su hermano!


Xiahou Lian golpeó la mesa y dijo:

—Madre, ¿cómo puedes ser así? ¿No tienes miedo de que se resienta
y te odie?

208
Lit. Montaña de la Nariz de Buey.
—Probablemente no —dijo Xiahou Pei—. Shi Xin ya le ha enseñado
y convertido en un tonto. Además de usar un sable, ni siquiera sabe
hablar.

Xiahou Pei giró su cuerpo hacia un lado. Todavía tenía el vino en la


mano, pero no había bebido ni un sorbo. El fino cabello le tapaba los
ojos, por lo que Xiahou Lian no podía ver su expresión y sólo podía oír
que su voz parecía haber envejecido mucho en un instante.

—¿Y qué si vas a verlo? Xiao Lian, a veces, los errores son errores.
Aunque te esfuerces y hagas todo lo posible, no hay manera de
compensarlos.

—... No he dicho que hayas cometido un error, simplemente eres un


poco desalmada. —Xiahou Lian se rascó la cabeza.

—No, darlos a luz a ustedes dos fue mi error.

Xiahou Lian estaba atónito.

—¿No dijiste que no me importabas? —Xiahou Pei se levantó y sacó


una pila de documentos de la habitación y se la echó en los brazos—.
Mocoso, te llevaré a esta transacción.

—¿Eh? ¿En serio?

—Yo vigilaré la puerta por ti, y tú entrarás solo y lucharás con ese
general. No importa si ganas o pierdes, no entraré y no miraré atrás.
Sólo haré una cosa, y es matar a los que quieran entrar.

—Entonces, ¿qué pasa si pierdo, y la persona que sale es él?

—Simple. —Xiahou Pei enganchó la comisura de sus labios, su


sonrisa helada y arrogante en el viento—. Tu madre morirá junto a ti.
Capítulo 33: La lluvia llega de repente

En los días de verano en Jiangnan, la lluvia llegaba de repente.


Cuando Xiahou Lian llegó a la prefectura de Huizhou, era justo la
temporada de lluvias intensas. Las finas y densas gotas se adherían al
camino de piedra azul, como alfileres densamente empaquetados.
Pequeñas embarcaciones con toldos negros avanzaban por el río en
medio del espeso vapor de agua. En ambas orillas, se veían tejas negras
y paredes blancas, sauces verdes y peonías rojas.

El edificio Wanchun209 se alzaba a orillas del río, y las pocas


embarcaciones de placer pintadas debajo de él le pertenecían. Podría
decirse que era el mayor burdel de la prefectura de Huizhou. Durante
el día no recibía clientes, pero la actividad no cesaba. Los sirvientes
que se turnaban para estar de guardia tenían que comprar verduras
frescas, frutas, pescado y carne, mientras que los cocineros se
afanaban en preparar platos fríos cuyos ingredientes no eran frescos.

Xiahou Lian era un sirviente que servía especialmente a la joven


llamada Yue Nu. Su trabajo no era tan pesado, así que estaba sentado
bajo la cubierta del pasillo y holgazaneando.

Actualmente, Yue Nu era la persona más deslumbrante en el edificio


Wanchun. La atención que recibía eclipsaba incluso a la de la
cortesana más popular, ya que estaba a punto de casarse con el viejo
general Lu Qingcang, quien recientemente había regresado a casa
gloriosamente. El mes pasado, Lu Qingcang había entrado al edificio
para escuchar música y, con solo un vistazo, se había fijado en Yue Nu,
quien estaba ayudando a la cortesana más popular a sostener su qin.
Fue una suerte increíble, ya que solo habían pasado unos meses desde
que Yue Nu fue vendida al edificio Wanchun. Tenía trece años y aún

209
Lit. Diez mil primaveras.
era virgen, y había estado aprendiendo a hacer las tareas del hogar.
Inesperadamente, Lu Qingcang la había elegido de solo una mirada.

Convertirse en concubina de una familia rica era algo que todas las
chicas del edificio deseaban, incluso en sus sueños. No esperaban que
Yue Nu, una niña que se dedicaba a las tareas domésticas se
encontrara con ello. Las chicas no lo mostraban abiertamente, pero en
secreto decían innumerables cosas agrias.

La niña de trece años aún no sabía mucho. Sólo sabía que debía estar
triste por haber sido vendida al burdel por sus padres, pero no sabía
que debía estar feliz por casarse con un general de sesenta años. Por lo
tanto, Xiahou Lian era el sirviente que había sido recién comprado
para ella, y debía acompañarla a la Mansión Lu. Anteayer, la familia Lu
había venido a enviar regalos de compromiso. En la luz parpadeante,
Yue Nu levantó su pequeño rostro que era tan grande como una palma
de la mano y le preguntó a Xiahou Lian en voz baja:

—Xiao Lian, ¿tienes miedo?

«¿De qué tengo miedo? La que debería tener miedo eres tú», pensó
Xiahou Llan con tristeza.

Pero estaba bien, Xiahou Lian mataría a Lu Qingcang antes de que


tocara a Yue Nu, o sería asesinado por él. En definitiva, esta noche de
bodas no tenía forma de completarse.

—Si tienes este tiempo libre para preocuparte por los demás, es
mejor que te preocupes por ti mismo. —Detrás de él, sonó una voz
familiar. Xiahou Lian levantó la vista y vio a Qiu Ye entrar lentamente.

Él era como un gusano en el estómago de Xiahou Lian. Cada vez, sólo


tenía que mirar la expresión de Xiahou Lian para saber lo que estaba
pensando.

—Qiu-shifu, ¿qué estás haciendo aquí?


—Esta vez, yo soy tu «vaina»: después de que tú y tu madre tengan
éxito, esconderé gente al final del callejón para cubrir su retirada.

¿Tener éxito? Xiahou Lian estaba un poco aturdido. Había asesinado


tres veces y había fracasado tres veces. ¿Podría tener éxito esta vez?
Mientras usaba su pie para raspar el barro en los huecos del ladrillo de
piedra, Xiahou Lian dijo:

—¿Puedes persuadir a mi madre y decirle que no lo haga? Puedo


hacerlo solo. En el peor de los casos, morirá una persona, ¿merece la
pena obligarme así? Estaría bien si tengo éxito, pero si muero allí, Lu
Qingcang saldrá de la puerta y la matará también. Toda la familia
muriendo limpiamente en la Mansión Lu, ¡¿qué es esto?!

—Las cosas que decide tu madre no pueden ser retiradas ni por diez
caballos. No puedo hacer nada al respecto. —Qiu Ye usó el extremo de
su abanico para golpear la palma de su mano y dijo, sacudiendo la
cabeza.

—Ah —suspiró Xiahou Lian. La lluvia poco a poco se calmaba, y la


Prefectura de Huizhou se desvelaba entre la niebla que se disipaba
lentamente, como si se levantara un fino velo. Aunque el clima
mejoraba y la gente debería estar contenta, Xiahou Lian sentía como
si algo oprimiera su corazón, impidiéndole relajarse.

—Shifu —dijo mientras miraba el cielo azul—, dime, ¿por qué


tenemos que hacer este trabajo? ¿Tiene algún sentido? Lu Qingcang es
viejo, pero lujurioso, y quiere casarse con una niña a su edad. Pero pasó
la mitad de su vida en el ejército, obligando a los piratas japoneses a
retirarse al sur y repeliendo a los Oirates210 hacia el norte. Sus dos
hijos, uno mayor y otro joven, murieron en el frente. Ahora,
finalmente ha vuelto a casa y cree que podrá vivir tranquilo en su
vejez. Pero ni siquiera ha podido dormir bien durante muchos días

210
El grupo más occidental de los mongoles.
antes de ser perturbado por nosotros. Si matamos a Lu Qingcang, ¿no
nos convertiremos en pecadores del Gran Qi?

Qiu Ye se sentó y sonrió.

—Nuestro Xiao Lian es una buena persona.

—Está bien, lo sé, las órdenes de Garan no deben ser violadas. Sólo
me estoy quejando.

—Originalmente, no debería decirte esto, pero mientras no se lo


digas a nadie, no hay daño —dijo Qiu Ye—. Xiao Lian ¿sabes quién
quiere matar a Liu Qingcang?

—Su enemigo. Ha luchado y matado toda su vida, así que debe tener
enemigos jurados en todas partes.

—Son los Oirats —dijo Qiu Ye—. Los Oirats tienen veintiocho tribus,
y cada tribu está ofreciendo cien reses y cien ovejas, sólo por la cabeza
de Lu Qingcang. La guerra ya ha terminado, y la corte imperial ya ha
hecho la paz con los Oirat. Lu Qingcang ha envejecido, y no volverá a
entrar en el campo de batalla, por lo que a los Oirats el hacer esto no
les traerá ningún beneficio. Sin embargo, no han olvidado a sus
guerreros que han muerto en el campo de batalla, los guerreros que
fueron enterrados por Lu Qingcang. Incluso si su monarca lo ha
olvidado, las mujeres que han perdido a sus maridos no lo olvidarán,
y los niños que han perdido a sus padres no lo olvidarán. Este odio y
resentimiento sólo puede ser eliminado por la cabeza de Lu Qingcang.
Xiao Lian, ¿crees que Lu Qingcang debe ser asesinado?

Xiahou Lian se quedó perplejo durante mucho tiempo antes de


decir:

—No podemos criar tanto ganado y ovejas en nuestra montaña.

—Además, ¿cómo pueden el bien y el mal tener un veredicto final?


La gente ha vivido durante cientos de generaciones. Lo que ayer estaba
bien, hoy está mal en un abrir y cerrar de ojos, y lo que hoy está mal,
mañana volverá a estar bien. Déjame darte otro ejemplo. El emperador
fundador venía del campo y sus padres murieron en una hambruna.
Pero él se convirtió en emperador y ahora cobra impuestos y utiliza
trabajo no remunerado igual que los demás. Los nobles son superiores,
y los vendedores ambulantes y sirvientes, con los que antes era igual,
siguen siendo tan despreciables como la tierra y el lodo. Lo que él
odiaba amargamente en el pasado se ha convertido en lo que practica,
y aquellos a quienes compadecía se han convertido en los que pisotea.
Al final, ¿qué es el bien y qué es el mal?

Xiahou Lian estaba acostumbrado a ser ignorante e incompetente, y


se sintió mareado por el hecho de que Qiu Ye le diera vueltas a su
mente de esta manera.

—¿Qué demonios es esto, no se volvió malo por sí mismo?

—Porque esto es lo que el destino ordena. —Xiahou Pei salió de


repente de detrás de ellos. Apoyó su larga pierna y se sentó junto a
Xiahou Lian, dando un mordisco a una manzana—. Por ejemplo, las
casas tienen como cimientos la tierra y la roca, como huesos el ladrillo
y la madera, y como parte superior las tejas. Como hay casas, hay tierra
y roca, y alguien está destinado a quedarse en el fondo. Del mismo
modo, puesto que hay odio, está destinado a haber Garan, y está
destinado a haber esta gente como nosotros para pagar esas deudas de
gratitud y rencor por ellos.

Xiahou Pei continuó:

—Si no quieres hacer estas transacciones de vidas humanas, por


supuesto que está bien. Mira cómo el emperador fundador no quería
ser agricultor, así que inició un levantamiento y derrocó a la dinastía
anterior. Naturalmente, tú también puedes…

Qiu Ye sonrió ligeramente y continuó por ella:

—Destruir a Garan.
—Bromean. Si destruyo a Garan, todos nosotros seremos
atormentados hasta la muerte por Mediados de Julio —dijo Xiahou
Lian.

—Tomar una decisión y asumir las consecuencias, es el precio que


debes pagar por seguir este camino. —Xiahou Pei se encogió de
hombros—. De otra forma, haz obedientemente tu trabajo.

Después de todos los problemas, todavía no tenía ninguna solución.


Xiahou Lian dijo con enfado: —Es fácil para ustedes decirlo, ¿por qué
no van ustedes mismos?

—Porque no somos buenas personas. —Xiahou Pei se rio—. Nunca


pensé que yo, que no puedo dejar de matar y cuyo nombre, la Garuda,
la gente usa para asustar a los niños por la noche, criaría a un hijo que
es una buena persona.

—Piérdete. —Xiahou Lian se levantó y se dirigió a la puerta,


ignorándolos.

Qiu Ye y Xiahou Pei seguían sentados bajo el alero, y parecía que


estaban interesados en charlar.

—¿Cómo están las heridas de tu espalda? —preguntó Qiu Ye.

La última vez, cuando Xiahou Lian dejó ir a Xie Jinglan, debería


haber recibido ochenta y un latigazos. Se desmayó en el trigésimo
latigazo, así que Xiahou Pei recibió el resto por él. Sin embargo, las
viejas heridas que había recibido del Chakravarti aún no se habían
curado, y se le sumaron nuevas heridas. Con el tiempo, esto dejó
secuelas y frecuentemente sufría dolores insoportables.

—Como siempre, está bien, no te preocupes. —Xiahou Pei cruzó las


piernas y miró las gotas de agua frente a los escalones que habían
fluido en una línea.

Al verla así, Qiu Ye suspiró profundamente y volvió a hablar.


—Lu Qingcang ha matado mucho, y sus pecados no pueden ser
deshechos. Si una persona como esta, que se ha arrastrado entre
montañas de cadáveres y mares de sangre, se convierte en la primera
gota de sangre de Xiao Lian, sin duda se convertirá en el asesino más
poderoso del mundo.

—¿Todavía te lo crees? —Xiahou Pei sonrió.

—Para refinar una hoja verdaderamente afilada, debes usar el odio,


y debes usar la sangre. —Los ojos de Qiu Ye miraron por encima, su
mirada tranquila y profunda. —Xiahou, tú lo sabes mejor que yo.

Mansión Lu.

Miles de flechas de lluvia caían en el río entre las tejas negras y las
paredes blancas, salpicando gotas hasta medio pie de altura. El mundo
entero hervía como una marea. Afuera, el viento y la lluvia eran
intensos; adentro, la noche primaveral era cálida. El llanto bajo y
apagado de Yue Nu comenzó poco a poco, y la lluvia lo hacía casi
inaudible.

En el pasillo, Xiahou Lian preguntó:

—¿Puedo hacerte una pregunta antes de morir?

—Habla.

—¿A Qiu-shifu le gustan los hombres o las mujeres? —preguntó


Xiahou Lian, sonriendo.

—Vete a la mierda. Date prisa y entra. —Xiahou Pei dio una patada a
Xiahou Lian para entrar a la cámara nupcial.

Detrás de él, un sirviente que pasaba exclamó:

—¿Quién eres tú? —Xiahou Pei sacó su sable, lo giró y selló la última
palabra en la garganta de esa persona.
Las velas rojas ardían con fuerza, y un hombre viejo pero musculoso
estaba arrodillado en la cabecera de la cama. El rostro de Yue Nu estaba
cubierto de vetas de lágrimas, y tiraba con fuerza de la manta roja para
cubrir su cuerpo blanco como el jade.

Xiahou Lian se sintió un poco avergonzado y se rascó la cabeza.

Lu Qingcang se levantó de la cama, semidesnudo. Era un hombre


corpulento, y su cuerpo estaba cubierto de cicatrices de heridas de
sable, como ciempiés que se extendían por su pecho. Comparado con
Xiahou Lian, parecía más peligroso, como un fantasma que se hubiera
arrastrado desde el inframundo.

—Ya he dicho que no quiero una chica que tenga un amante en su


corazón. Lo que quiero es una chica limpia que esté más que dispuesta
a casarse con la Mansión Lu. La dueña de ese burdel es demasiado
codiciosa con el dinero, debería haber enviado gente para investigar
adecuadamente. —Lu Qingcang entrecerró los ojos mientras miraba a
Xiahou Lian—. Te atreves a venir a mi Mansión Lu para llevártela, eres
muy atrevido.

—General, usted entiende mal. No soy su amante.

—Es mi sirviente —habló Yue Nu en voz baja, un murmullo tan


pequeño como un mosquito.

—Yo tampoco soy eso. —Xiahou Lian puso su mano izquierda sobre
la empuñadura de su sable—. Vengo de Garan de las Siete Hojas. Por
orden del abad, envío al general a renacer en la Tierra de la Dicha.

—Jajajaja, resulta que es alguien de Garan. —La voz de Lu Qingcang


fue como una gran campana—. Hace ocho años, vi los métodos del
Kinnara de Garan. Utilizó un sable de ala de cigarra para asesinar a mi
general subordinado. Era un banquete, y mi general subordinado
sostenía una copa con la cabeza baja, por lo que todos pensaron que se
había quedado dormido. Solo cuando terminó el banquete
descubrimos que el meridiano de su cuello ya se había roto, y que la
sangre había corrido por todo el suelo. Todo el mundo había estado
bebiendo demasiado alegremente, así que nadie se había dado cuenta.

—El Kinnara es mi sénior.

—Mis deudas de sangre son graves, así que no me sorprende que


Garan quiera matarme. Lo que no esperaba es que enviaran a un niño
como tú aquí. ¿Qué, a los ojos de tu Garan, ni siquiera puedo
compararme con un general subordinado?

—General, habla con demasiada vehemencia. ¡Voy a hacerle ver la


sinceridad de Garan! —Justo después de decir esto, Xiahou Lian sacó
su sable de su vaina. La luz del Sable Qianji era tan fría como la
escarcha.

Lu Qingcang pateó el estante de sables y el largo sable voló por el


aire. Se levantó de un salto y desenvainó el sable. A la luz de las velas,
las dos hojas se cruzaron y un resplandor brilló en las puntas de los
sables, tan gélido como el jade.

—Aún no estás calificado para matarme, niño. —Lu Qingcang miró


hacia la puerta y se rio a carcajadas—. Deberías hacer que entre el que
está afuera.

En un instante, sus hojas habían chocado decenas de veces. Los


ataques de Lu Qingcang eran extremadamente duros, y cada vez,
hacían que el Sable Qianji emitiera un lamento, como si fuera a
fracturarse en el siguiente segundo. Los dos chocaron con las luces de
sus sables parecidas a la nieve rodante, se separaron y volvieron a
chocar. El encuentro de los dos sables produjo un melodioso sonido
metálico similar al de una cítara. Decenas de veces después, los dos se
apartaron para hacer una breve pausa. La parte entre el pulgar y el
índice de Xiahou Lian ya estaba agrietada.

—No pareces mucho mayor que Yue Nu. ¿Acaso un adolescente se


ha convertido ya en mi enemigo?
—Catorce años es suficiente. —Xiahou Lian jadeaba con fuerza.

—¿Qué mundo es este, un niño de catorce años ya está sosteniendo


sables? ¡¿Acaso Garan de las Siete Hojas no tiene gente?!

—Persona cuyo apellido es Lu, ¿nadie te ha enseñado antes a no


hablar mientras matas? —Xiahou Lian rugió y se abalanzó con todo su
cuerpo hacia Lu Qingcang. El impulso de su sable era grácil y a la vez
punzantemente frío, como una mariposa negra que usa sus alas como
cuchillas.

No obstante, Lu Qingcang no tenía prisa por actuar. Se agachó


ligeramente y escondió su sable detrás del codo. Cuando Xiahou Lian
estaba a tres pasos de distancia, sacó su sable, y la fría y severa luz del
arco brilló frente a su pecho, como un rayo que corta el pesado y
oscuro cielo nocturno. En el instante en que las dos hojas estaban a
punto de chocar, Lu Qingcang giró repentinamente en un ángulo, y su
cuerpo siguió la dirección. Cuando las hojas se rozaron, produjeron un
sonido que hacía doler los dientes. La hoja continuó avanzando y cortó
el brazo izquierdo de Xiahou Lian. Instantáneamente, los dos se
separaron con la espalda vuelta el uno al otro. Lu Qingcang se puso de
pie, levantando su sable.

Este cambio en el impulso del sable, tan sutil que se produjo en el


lapso de un suspiro, sólo podía ser utilizado por alguien como Lu
Qingcang, que tenía tanta experiencia en el campo de batalla. Era
imposible que Xiahou Lian lo esquivara.

La sangre fluyó a lo largo de su muñeca hacia la empuñadura de su


sable, y un dolor punzante atormentó los nervios de Xiahou Lian. Oyó
a Lu Qingcang decir:

—Detente, niño. Podrías matarme diez años después.

—Viejo general, eres demasiado ingenuo. En el momento en que


entré en este lugar, ¡sólo una muerte podría acabar con esto! —Xiahou
Lian se giró y sujetó su sable mientras avanzaba. A la tenue luz de las
velas, sus ropas negras volaban como alas, y él era como una polilla
lanzándose a la llama.

¿Exactamente cuál era el punto de matar? ¿Merecía Lu Qingcang


morir o no?

No lo sabía, y no tenía la mente para pensar en ello.

¡Sólo sabía que no quería que la asesina de la puerta muriera aquí!

¡Él quería seguir viviendo!

Al otro lado de la puerta, la tormenta de lluvia era salvaje. Xiahou


Pei cortó la garganta de la vigésima persona, y la sangre brotó como
una marea, salpicando su hoja con la lluvia y bajando por el surco de
sangre. Xiahou Pei se dio la vuelta y se enfrentó a los aterrorizados
sirvientes que la rodeaban, y cortó con un golpe contundente.

Dentro de la puerta, Xiahou Lian dio un golpe, y Lu Qingcang giró


para evitarlo. La mesa se rompió al instante en pedazos, y los dátiles
rojos, las castañas y los lirios salpicaron por todas partes como una
lluvia. Esta vez, ya no utilizaron la ofensiva rápida y feroz que
permitiría una victoria decisiva de un solo golpe, y en su lugar
utilizaron golpes continuos que eran tan rápidos como los fantasmas.
Las luces de sus sables, tan finas y meticulosas como hilos tejidos,
envolvían por completos sus cuerpos, y ambos eran como bestias
luchando en una arena. En el momento en que chocaron y se
separaron, se abalanzaron con todo su cuerpo, sin jadear y sin
detenerse en absoluto. Apretaban los dientes y chupaban la sangre,
con los colmillos desnudos.

Sin embargo, Xiahou Lian ya no se enfrentaba directamente con él.


Había aprendido cómo cambiar el impulso del sable de Liu Qingcang,
así que en el momento en que sus hojas se encontraban, él invertía su
ángulo, desviando la potencia de su sable. De esta manera, todos los
golpes de Lu Qingcang en los que empleaba toda su fuerza fallaban, y
cuando no tenía tiempo para esquivar, incluso era cortado por Xiahou
Lian. Después de varios movimientos, Lu Qingcang acumuló varios
cortes pequeños en su cuerpo.

Cuando la muerte estaba tan cerca, Xiahou Lian sorprendentemente


se mantuvo calmado. Era consciente de la brecha entre él y Lu
Qingcang. Sin embargo, Lu Qingcang ya era viejo y su fuerza estaba
limitada. Si Xiahou Lian lograba mantenerlo ocupado, el momento en
que estuviera exhausto sería la oportunidad perfecta para Xiahou Lian
de alcanzar una victoria decisiva.

En los turbulentos y continuos golpes, se abalanzó hacia su


oponente una y otra vez, con el impulso de su sable sin pausa y sin
parar. De repente, Lu Qingcang se inclinó hacia un lado y esquivó
como un fantasma, ¡y el sable de Xiahou Lian realmente falló!

Una vez interrumpido el impulso de su sable, no había forma de


continuar. Cuando Xiahou Lian no tuvo tiempo de girar, la punta del
sable de Lu Qingcang apuntó hacia arriba y luego giró hacia abajo,
dejando caer un tajo semejante a mover y levantar montañas. Ese
instante se hizo de repente extremadamente largo, y Xiahou Lian miró
el tajo que era como montañas y mares mientras caía lentamente, a
punto de partirle la cabeza.

De repente comprendió; no era que Lu Qingcang no pudiera vencer


sus golpes continuos. Lu Qingcang sólo lo había atraído para que
cayera en un «impulso» del que no pudiera salir, y esperaba que los
golpes continuos se convirtieran en ciclos. En el momento en que él se
había adaptado al ritmo extremadamente rápido y no tenía forma de
cambiar de movimiento era cuando Lu Qingcang contraatacaría.

Esta era una verdadera persona del campo de matanza. Tenía


habilidades de sable extremadamente fuertes, y también tenía
estrategias extremadamente fuertes. ¡¿Pero quién dijo que se
detendría aquí?!

Un agudo rugido salió de Xiahou Lian, fuerte, continuo y


desgarrador, como una hoja afilada invisible, atravesando los nervios
de Lu Qingcang. En este momento, era un lobo solitario que había
caído en el fango, soltando un rugido desesperado, suficiente para
conmocionar al veterano. Por sólo un instante, el impulso del sable de
Lu Qingcang vaciló. Sin embargo, ese instante fue suficiente para
Xiahou Lian. Sostuvo su sable en posición horizontal y avanzó, con la
desolada y fría luz del arco frente a su pecho, bloqueando aquel golpe
que podía derribar montañas y volcar mares.

¡Lo había bloqueado!

Sin embargo, se oyó un chasquido que hizo estallar los oídos. La luz
del arco se fracturó bruscamente, y la cabeza de Xiahou Lian zumbó
mientras retrocedía inconscientemente y caía al suelo. Sentía un dolor
agudo en la parte delantera del pecho. El sable de Lu Qingcang le había
hecho un corte en el pecho y la sangre salía a borbotones.

¡Qianji se había roto!

«¡Mierda!».

Lu Qingcang aprovechó la oportunidad y se abalanzó hacia delante


con todo su cuerpo. Xiahou Lian tomó suavemente un taburete y lo
sostuvo delante de sí. Lu Qingcang se sentó encima del cuerpo de
Xiahou Lian, sujetando su sable con ambas manos y apuntando la
punta del sable hacia abajo, apuntando directamente a la cara de
Xiahou Lian. Xiahou Lian apretó los dientes y utilizó el taburete para
resistir con firmeza a Lu Qingcang. La punta de ese sable estaba a sólo
una pulgada de él.

La punta del sable temblaba, acercándose gradualmente a la frente


de Xiahou Lian. Le hizo un corte en la ceja, y la sangre comenzó a fluir
por su cuenca ocular. La punta del sable siguió bajando; tres pulgadas,
dos pulgadas. En un momento, alcanzaría el ojo derecho de Xiahou
Lian. Xiahou Lian vio las cejas pálidas de Lu Qingcang, erizadas en
todas direcciones como los bigotes de un dragón, y sus ojos, rojos
como los de un fantasma enfurecido.
La sangre salía de su pecho sin parar, restándole fuerzas. Xiahou
Lian apretó los dientes, las venas de su frente eran feroces.

De repente, Lu Qingcang se estremeció por completo, y la fuerza que


Xiahou Lian había estado resistiendo se aflojó al instante. Se apoyó
perplejo, y Lu Qingcang se desprendió de su cuerpo, dejando ver a Yue
Nu detrás de él.

Yue Nu soltó el sable corto que tenía en la mano y cayó al suelo,


retrocediendo. Sus labios temblaban mientras decía:

—No fui yo, no fui yo... No fui yo quien lo mató... No quería, pero...
pero no quiero casarme con él… —Era como si una cuerda que había
estado tensa durante demasiado tiempo se hubiera aflojado. Xiahou
Lian perdió toda su fuerza y no pudo ni siquiera ponerse en pie.

Lu Qingcang yacía en el suelo, con los ojos bien abiertos, mirando


fijamente a Yue Nu. No esperaba no morir en el campo de batalla, ni en
manos de un asesino, sino en manos de una mujer frágil. Xiahou Lian
vio cómo la fuerza en sus manos se iba desvaneciendo lentamente, y
sus ojos llenos de ira se convirtieron en pozos secos y vacíos. Se había
convertido en un cadáver inconsciente.

Xiahou Lian respiró profundamente, tomó el sable de Lu Qingcang


y empujó la puerta, saliendo.

La lluvia caía a cántaros y los cadáveres del patio se amontonaban


formando una montaña. El agua sangrienta corría por el suelo, como
si todos los habitantes de la mansión estuvieran aquí. En este
momento en la Mansión Lu, además del sonido de la lluvia y el viento,
no había nada más. La espalda de la asesina con aspecto de fantasma
estaba orientada hacia él mientras miraba el cielo del que caía la lluvia;
su espalda esbelta era como un antiguo bambú solitario.

Xiahou Lian se limpió la sangre de la cara y llamó:

—Madre, he ganado.
Estaba claro que ya había terminado, pero no sentía ni una pizca de
felicidad en su corazón. Inconscientemente respiró profundamente
otra vez, e inhaló una bocanada de olor a sangre.

—Xiao Lian, ahora eres un verdadero asesino. —La voz de la asesina


era un poco ronca—. Un verdadero hombre debe trabajar duro. No
puedo cubrirte toda la vida. Tienes que aprender a protegerte a ti
mismo, y luego proteger a la gente que quieres proteger.

—Madre…

Un largo rayo cruzó el cielo, como una feroz fisura que se hubiera
desgarrado el firmamento. El mundo se volvió blanco durante un
instante, y fue en ese instante cuando Xiahou Lian vio que había una
zona oscura en su espalda, como una marca de tinta negra azabache.

Llevaba ropa negra, así que no pudo distinguirlo claramente. ¿Era


lluvia, era sudor... o era sangre?

La respuesta no tardó en llegar. Xiahou Lian miró al suelo. Junto a


los pies de Xiahou Pei, una mancha de sangre de color rojo oscuro
serpenteaba, arrastrándose como una serpiente helada y
convergiendo con las gotas de lluvia donde se extendía en tinta roja.

Xiahou Pei temblaba como una hoja marchita en el viento frío, y su


espalda bajó lentamente.

—¡Madre!
Capítulo 34: Subiendo a las nubes

Al caer la tarde, el sol poniente se hundió tras los edificios del


palacio, y las tejas vidriadas se tiñeron con una fina capa de oro. Desde
la distancia, parecían pedazos de oro esparcidos por todas partes.

Shen Jue sostenía personalmente un tazón de sopa de ginseng


mientras se dirigía hacia el Palacio Chengqian. Ahora, el Palacio
Chengqian tenía una nueva dueña, la noble consorte Li, quien acababa
de dar a luz al segundo príncipe. Tres años atrás, la consorte que había
fallecido en el Palacio Chengqian ya se había desvanecido de la
memoria de la gente. Así era en el palacio; alguien que moría era como
una luz que se apagaba, e incluso las personas con más gracia
desaparecían como el humo y las nubes. La vida seguía como de
costumbre en el patio del palacio de los difuntos, ya que mientras el
lugar tuviera el favor y la gloria del emperador, los fantasmas no se
atreverían a intrusarse.

En el palacio profundo de capas y capas, ¿en qué patio del palacio no


había muerto gente?

Shen Jue bajó la cabeza cuando cruzó el umbral y entró en una


puerta redonda, donde la señora Li estaba sentada en el trono. Era una
mujer de aspecto insípido, y todavía llevaba un delantal azul de
cuando había sido una dama de los talentos. El emperador había visto
que era tierna y gentil, y con una noche de visita del emperador, hubo
un segundo príncipe. Aunque antes había sido gentil y dócil, su cuerpo
estaba cubierto de hermosos jades y joyas, y tenía una apariencia
dominante.

—¿Dónde está el emperador? —La señora Li se miró las uñas


pintadas y habló con un tono escalofriante.
—Su majestad enfrenta innumerables problemas todos los días y
trabaja arduamente día y noche, por lo que no ha tenido tiempo de
verla. Pero no se preocupe, no hay un momento en que su majestad no
se preocupe por usted. Mira, acaba de terminar de discutir con los
funcionarios en la corte principal y me instó a enviarle sopa de
ginseng. —Shen Jue tenía una sonrisa adecuada en su rostro, ni
demasiado exagerada ni demasiado escasa. Era como una decoración
bordada en la ropa y un patrón tallado en las vigas, indispensable y
justo a la medida—. Su majestad también me instruyó a asegurarme
de que se beba todo antes de poder irme.

La señora Li levantó la mano, y una sirvienta del palacio que estaba


a su lado se acercó a Shen Jue y sostuvo la sopa de ginseng ante la
señora Li.

La señora Li bajó la cabeza y usó una cuchara para remover los


puntos de aceite en la superficie de la sopa.

—¡Aquí hay sopa de ginseng todos los días, pero su majestad nunca
ha venido personalmente ni una vez! ¿Qué, le disgusta que haya dado
a luz a un hijo y haya engordado y vuelto fea? —Levantó los ojos y miró
a Shen Jue, y su voz de repente se hundió—. ¡¿O es porque ustedes,
bastardos, ponen seductoras ante su majestad todo el día para
halagarlo y ganar su favor?! ¡¿Creen que no sé que las cortesanas de
Yangzhou que presentó el eunuco Wei hace unos días son muy
atractivas?! Cuando su majestad va a la Casa del Leopardo, siempre las
lleva consigo. ¡Bellezas y bestias, realmente se complementan entre sí!

Shen Jue se volvió aún más dócil.

—Bromea, eso es sólo su majestad buscando frescura, y ellas son sus


pequeños juguetes temporales. ¿Cómo pueden compararse con usted?
¿Por qué prestar atención a las cantantes que ni siquiera han obtenido
un título?

—¡Si no les presto atención, me temo que dentro de unos días todos
ustedes no me prestarán atención a mí! —La señora Li apretó los
dientes con rabia y lanzó la bandeja junto con el plato de sopa a Shen
Jue. La gente de los lados gritó alarmada, pero Shen Jue no se movió. El
plato de sopa no golpeó a Shen Jue; cayó al suelo con fuerza,
rompiéndose en pedazos con un sonido crujiente parecido al de
romper el hielo. Sin embargo, la bandeja de madera golpeó el lado de la
frente de Shen Jue, y unas gotas de sangre roja brillante gotearon a lo
largo de los cordones de su sombrero de gasa negra.

Al fin y al cabo, Shen Jue era el titular del pincel de la Dirección de


Ritos y el favorito del eunuco Wei. Incluso el emperador confiaba
mucho en él, así que en la corte delantera y trasera, ¿quién no ayudaría
a Shen Jue? Sin embargo, la señora Li se había atrevido a actuar de
forma tan descarada con él, lo que hizo que todos los presentes se
asustaran.

No obstante, el arco sonriente en el lado de los labios de Shen Jue no


se había reducido en absoluto, como si esa herida no estuviera en su
frente. Se limitó a hacer una reverencia y dijo:

—Habla demasiado duro. Usted es la maestra y nosotros somos los


sirvientes, así que, ¿qué sentido tiene que no prestemos atención a
nuestra maestra? Acaba de dar a luz, por lo que su cuerpo está débil, y
no sostuvo el tazón de sopa con firmeza y lo derramó
accidentalmente. Ahora iré a la cocina imperial y traeré otro tazón
aquí.

La señora Li todavía quería tener un arrebato, pero la sirvienta que


estaba al lado le jaló de la manga en silencio.

Sólo entonces recordó que Shen Jue era alguien que andaba delante
del emperador, y ahora que su rostro estaba herido, el emperador
definitivamente preguntaría por él. Si el emperador pensaba que ella
era arrogante y dominante, temía que el favor que había ganado al dar
a luz al segundo príncipe se segara.

La señora Li se rozó la manga, tosió y dijo:


—La herida de tu rostro…

—Me herí accidentalmente al caer, no tiene que preocuparse.

—Mn, ten cuidado en tu camino. —La señora Li se aclaró la garganta


y mantuvo su apariencia abrumadoramente arrogante—. Soy una
noble consorte, y también he dado a luz al segundo príncipe. Eunuco
Shen, eres una persona inteligente, así que deberías saber que si estás
dispuesto a ser leal a mí, seguramente habrá beneficios para ti en el
futuro.

—Está bromeando. Ocupo un cargo en la Dirección de Ritos, así que


debería compartir las preocupaciones y cargas de su majestad. —Shen
Jue era muy terco, y aún mantenía la apariencia de ser tan inamovible
como una montaña.

—¡Hmph, cosa que no aprecia lo que es bueno para ti! —La señora Li
miró de reojo a Shen Jue—. ¡Vete!

Sólo cuando Shen Jue se fue, la señora Li se desplomó en el trono y


exhaló profundamente.

La sirvienta de al lado frunció las cejas.

—Noble consorte, ¿qué está haciendo? Si no fuera porque el eunuco


Shen le recordó en secreto que la sopa de ginseng no está limpia, me
temo que habría estado postrada en cama día tras día con una
enfermedad persistente. ¿Cómo podría seguir teniendo tan buena
salud?

—¿No estoy dando un espectáculo? Quién iba a pensar que he


comido muy bien en los últimos días y que mi fuerza ha subido mucho,
y de hecho le he pegado. Dime, ni siquiera sabe esquivar. ¿Puedes
culparme por esto? —La señora Li retorció el pañuelo en sus manos y
murmuró.

—Ah, ¿qué debemos hacer? Ese viejo canalla de Wei De quiere


matarla y apoderarse de su hijo. Nos envía esta sopa de ginseng día
tras día, y nosotros la dejamos caer a propósito dos o tres veces y la
derramamos en secreto dos o tres veces. El lirio del alféizar de la
ventana ya ha muerto.

Desde que la señora Li había dado a luz, la sopa de ginseng no había


dejado de llegar. Al principio, la señora Li estaba muy agradecida,
pensando que el emperador mostraba compasión y que finalmente se
había convertido en un fénix. Sin embargo, con el tiempo comenzó a
sentirse cansada y perezosa, y a marearse. Pasaba el día sentada o
acostada, y los médicos imperiales no encontraban nada anormal.
Esto continuó hasta el mes pasado, cuando la persona que entregaba
la sopa cambió a Shen Jue. Antes de irse, Shen Jue dejó caer un pañuelo
en el que estaba escrito: «La sopa de ginseng es venenosa». Solo
entonces ella y su sirvienta personal se dieron cuenta, quedando
sorprendidas y asustadas.

El príncipe mayor estaba lisiado, así que si nacía un bebé sano, sin
importar cuán joven fuera, sería un competidor poderoso. Wei De
estaba cerca del príncipe mayor y también del emperador. Todos los
asuntos, grandes y pequeños, pasaban por sus manos, por lo que
manipular la sopa de ginseng no sería difícil para él.

La señora Li no era una persona ambiciosa, pero la suerte había


jugado a su favor. El emperador solo tenía dos hijos en total, así que el
futuro emperador sería uno de los dos. Incluso si ella no quería luchar,
aun así tendría que hacerlo.

La señora Li murmuró para sí misma durante mucho tiempo antes


de levantarse y dar un golpe en la mesa.

—Ese viejo canalla de Wei De definitivamente no se detendrá hasta


que me vea tan enferma que esté a punto de morir. Entonces, haré lo
que él desea. ¡Di que estoy enferma y cierra la puerta del palacio!

Mientras tanto, Shen Jue sacó un pañuelo bordado y se cubrió un


lado de la frente solo después de salir del Palacio Chengqian. Cuando
miró hacia abajo, una zona de su cuello protector211 ya se había
manchado de rojo. El pequeño eunuco Shen Wenxing estaba
esperando en la calle Tian, y cuando vio a Shen Jue así, se sobresaltó
mucho y preguntó apresuradamente:

—Padrino, ¿qué le ha pasado?

Este era el ahijado que Shen Jue había reconocido a principios de


primavera este año. Los eunucos no tenían forma de engendrar hijos,
así que adoptar parientes era algo común. Estaban todos solos, por lo
que tener un ahijado podía animar las cosas. Llamarse cariñosamente
padrino y ahijado sonaba festivo, y cuando fueran viejos y murieran,
el ahijado les daría un entierro adecuado.

Sin embargo, lo que Shen Jue quería no era vivacidad o festividad; en


cambio, buscaba un asistente para cultivarlo. Adoptar un ahijado
significaba guiarlos y ayudarlos, y viceversa. Naturalmente se
convirtió en el confidente más leal de Shen Jue.

Shen Wenxing tenía doce años este año, y había entrado en palacio
a los ocho. Antes de entrar en el palacio, había sido un pequeño
mendigo que vagaba por las calles, estafando, engañando y
cometiendo todo tipo de delitos. Cuando ponía los ojos en blanco
mientras pensaba en una idea, su apariencia secretamente torcida era
un poco como la de Xiahou Lian. Tal vez fue también por esta razón
que Shen Jue lo reconoció como su ahijado.

—No importa, es sólo una pequeña herida.

A Shen Wenxing le dolió el corazón cuando vio esto. Su padrino


tenía una apariencia de hada, así que cómo iba a ser bueno si su cara
estaba desfigurada.

—Tengo un poco de medicina para congelar la piel allí. Se la traeré


dentro de un rato para que no le deje cicatriz.

211
Un collar protector desmontable que se cose al cuello para mantenerlo limpio.
Shen Jue sacudió la cabeza y dijo que no era necesario, y preguntó:

—¿Cómo esta eso que te ordené hacer?

—Hay algunas buenas señales. Llegaron noticias del Sur de que


encontraron a algunos ancianos locales en la zona de Miao. Dijeron
que hace cincuenta años, un grupo de personas con túnicas negras y
máscaras compraron todas las flores y semillas de azalea212, y que
incluso se llevaron a algunos boticarios. Los boticarios que se llevaron
nunca volvieron. Este asunto es muy extraño. Creo que esa gente de
túnica negra son asesinos de Garan, y lo más probable es que esos
boticarios fueran asesinados para mantener la boca cerrada —dijo
Shen Wenxing en voz baja. Luego, sacó un papel del pliegue de su ropa
y se lo entregó a Shen Jue—. Esta es la flor de azalea que dibujaron los
ancianos. Ya he dado instrucciones para que la gente la busque según
esto. La zona de Miao tiene flores y plantas exuberantes, así que debe
haber todavía algunas azaleas silvestres.

—No está mal —dijo Shen Jue, asintiendo—. Divídelos en dos


grupos. Un equipo seguirá buscando las flores de azalea, y otro
investigará qué pasaba exactamente con esas personas de túnica
negra. Si hay noticias, dímelo inmediatamente.

Shen Wenxing asintió y se inclinó, sin olvidarse de halagarlo.

—Es afortunado que usted tenga una amplia erudición y una buena
memoria. Si no hubiera descubierto en las crónicas locales de Yunnan
que la toxicidad de las flores de azalea es similar a la de las de Mediados
de Julio, seguiríamos dando vueltas.

Sin embargo, Shen Jue seguía sintiendo que no avanzaban lo


suficientemente rápido. Él podía investigar lentamente, pero ¿podría
Xiahou Lian esperar tanto tiempo? Durante estos pocos años, había
estado buscando noticias sobre Xiahou Lian todo el tiempo, pero no
había rastro alguno de una persona así en el mundo clandestino de las
212
Concretamente la rhododendron molle, también conocida como azalea china, por lo que se referirá a ellas como
azaleas. Son muy tóxicas.
artes marciales. No sabía si era porque ese mocoso aún no se había
hecho un nombre, o si ya había fallecido.

Las comisuras de la boca de Shen Jue se apretaron y no habló. Shen


Wenxing observó su expresión. Cuando no sonreía, había un aura fría
en su aspecto, como la nieve blanca sobre las ramas torcidas de las
flores de ciruelo en invierno y la luz de la luna en una montaña
brumosa y vacía.

Tras separarse de Shen Wenxing, Shen Jue regresó a su habitación y


se puso ropa limpia, y luego fue directamente a responder a Wei De.

El cielo se había oscurecido, y las luces brillantes se encendieron una


tras otra, conectándose en la distancia en una sola extensión, como la
luz del día. Shen Jue entró en la Secretaría de Documentos. Cuando los
eunucos vieron a Shen Jue, todos se levantaron para saludarlo y
dijeron respetuosamente:

—Eunuco Shen.

Shen Jue asintió ligeramente con la cabeza, lo que contó como si los
hubiera saludado, y se dio la vuelta más allá del biombo de piso.

Detrás de la cortina, Wei De estaba usando un gancho de plata para


burlarse del gorrión en una jaula de pájaros. Dijo
despreocupadamente:

—¿Has vuelto?

—Quédese tranquilo, padrino.

Wei De se giró y vio la herida en el costado de la frente de Shen Jue y


se burló:

—Es una inútil. Le han enviado sopa de ginseng diez veces y la ha


derramado nueve veces. Es malcriada y arrogante, y aunque tenga al
segundo príncipe a su lado, no hay forma de que pueda prosperar para
siempre.
Wei De puso el gancho de plata en las manos de Shen Jue. Shen Jue
lo tomó respetuosamente y siguió detrás de Wei De, caminando
lentamente.

Wei De levantó su túnica y se sentó en el trono del biombo de piso213


y retorció las cuentas de semillas Bodhi de su muñeca con las que
había jugado tanto que se habían vuelto suaves y brillantes. Dijo
significativamente:

—Cuando las mujeres tienen el favor del emperador y un hijo, creen


que lo tienen todo. Así es en teoría, pero las cosas no han llegado a
término, así que ¿quién sabe quién ganará al final? Por no hablar de
que todavía es un niño en pañales, así que ni siquiera es seguro que
crezca o no.

Al escuchar tan traicioneras palabras, Shen Jue no reaccionó en lo


más mínimo. Su expresión seguía siendo tranquila, como si lo que Wei
De había dicho fueran sólo asuntos domésticos triviales.

Wei De miró cuidadosamente a Shen Jue. Solo cuando vio que su


expresión era serena como el agua en calma, sonrió satisfecho.

—Shen'er, tu gran oportunidad ha llegado. Ese buen para nada de


Xiao Yan ocupó por la fuerza la propiedad de otra persona y fue
expuesto en un memorial al trono por esos literatos pedantes del
Censorado214, así que el emperador va a destituirlo. El puesto de
gobernador215 del Depósito Oriental no puede estar vacío, así que ya le
he pedido un favor al emperador. Ve al Depósito Oriental mañana.

Las pestañas de Shen Jue temblaron ligeramente. Inclinó la cabeza y


se arrodilló, su voz era como el golpe de los colgantes de anillos de jade.

213
Imagen de referencia.
214
Una agencia de supervisión de alto nivel en la China Imperial.
215
El cargo de gobernador es el líder del Depósito Oriental, también conocido como el oficial en jefe / chief officer
o superintendente del Depósito Oriental. Es el segundo puesto más alto de un eunuco después del eunuco titular
del sello de la Dirección de Ritos (que es el puesto de Wei De).
—Gracias, padrino. ¡No dudaré en meterme en agua hirviendo y
caminar sobre el fuego por usted!
Capítulo 35: Salir con un movimiento de la manga

Ya estaba nevando en la montaña. Xiahou Lian estaba envuelto en


un abrigo y abrazando sus rodillas mientras se sentaba bajo el alero,
mirando la nieve voladora que era como flores de pera y que llenaba
todo el patio. Normalmente, a esta hora, su madre ya estaría de vuelta.
Esa tipa no podía soportar el frío. No estaba dispuesta a apurar su viaje
en invierno y sólo quería acostarse en las sábanas de su cama todo el
día. Sin embargo, la nieve ya se hacía cada vez más pesada en la
montaña ahora, y él todavía no había visto la figura de su madre
regresando.

Debería haber llevado una vaina, ¿no? Antes de partir, todas las
hojas de la montaña eran rojas. Con una jarra de vino en una mano y
un sable a la espalda, se adentró sin titubear en el espeso bosque de
hojas rojas, como si estuviera entrando en un mar de fuego
interminable. Xiahou Lian le había gritado que se acordara de llevar
una vaina. La «vaina» era la persona que Garan enviaba para ayudar a
un asesino. Cuando el asesino tenía éxito o huía cuando fallaba, su
vaina aparecía y cubría el escape del asesino. Después de todo, los
asesinos cualificados eran demasiado raros, especialmente un sable
tan inigualable y afamado como Xiahou Pei. Si le ocurría algo a un
asesino, no era una pérdida pequeña para una organización
empobrecida como Garan. Xiahou Pei no había mirado atrás. Sólo
había agitado la mano y prometido solemnemente que esta vez sí
llevaría una vaina.

Ya habían pasado tres años desde el primer asesinato independiente


de Xiahou Lian. Fue solo entonces, tres años atrás, cuando se enteró de
que cuando dejó escapar a Shen Jue, su madre había sufrido cincuenta
y un latigazos en su lugar, y que debido a esto, le habían quedado
secuelas duraderas. Esa fue la primera vez que presenció con sus
propios ojos cómo la poderosa e inigualable Xiahou Pel caía ante él.
Solo entonces se dio cuenta de que Xiahou Pel no era invencible. Para
él, era un mito, pero también una simple mortal. En una sola noche,
pareció volverse más sensato de golpe, y comenzó a realizar
transacciones obedientemente, sin quejas.

En tres años, había roto tres sables. Los asesinos fuera de las Ocho
Legiones de Garan no tenían nombre, por lo que la gente del mundo de
las artes marciales estaba acostumbrada a llamarlos por las
inscripciones de sus sables. Sin embargo, Xiahou Lian cambiaba de
sable cada año, por lo que nadie sabía exactamente quién era ese
asesino que no tenía nombre. Por ello, algunas personas lo llamaban
en secreto el Fantasma sin Nombre.

Xiahou Lian contempló aturdido el patio vacío, y se sintió


confundido y molesto sin razón alguna. Se levantó y entró en la
habitación de Xiahou Pei, rebuscando entre sus documentos. Los
libros estaban desordenadamente apilados en la cabecera de la cama,
y la mayoría eran libros de cuentos que había recogido de alguna parte.
Xiahou Lian pasó un rato antes de encontrar el documento de su
asesinato de esta vez.

El pequeño texto estaba densamente empaquetado. Xiahou Lian


encendió una lámpara y se sentó ante el escritorio.

La persona a la que Xiahou Pei iba a matar era el líder de la Aldea de


la montaña Jingdao216 en Liuzhou, Liu Guizang. Xiahou Lian ya había
oído hablar de este nombre. Era un gran maestro de las habilidades de
sable universalmente reconocido en el mundo de las artes marciales,
y era el discípulo de un descendiente del Sable del clan Qi. Hace trece
años, había desafiado él solo a dieciséis sectas en tres montañas y
había ganado cada vez, e incluso había obligado a una secta a sellar su
montaña y dejar de recibir discípulos. Desde entonces, se había hecho
famoso y conocido por todos, y nadie se atrevía a enfrentarse a su hoja.

216
Lit. Conmoción en la Aldea de la Montaña del Sable.
Sin embargo, cuando Xiahou Lian había escuchado este nombre, esa
gente no habían alabado los grandes logros de esta persona. Después
de todo, si un rumor en las calles de los mercados no tenía una
cobertura de amor ilícito que hiciera volar la imaginación de la gente,
normalmente no podía extenderse.

Liu Gulzang pasó la mayor parte de su vida trabajando duro fuera de


casa, pero al final tropezó en su propio patio trasero. Él tenía
numerosas esposas y concubinas, incluso más que el viejo emperador,
y no eran menos destacadas. Además, trataba a las mujeres con
consideración. Dado que no podía estar en dos lugares a la vez, a
menudo invitaba a líderes de compañías de ópera a cantar en su aldea
para evitar que sus esposas y concubinas se aburrieran.

Sin embargo, un día, una concubina que no era favorecida había


escuchado el Romance de la Cámara del Oeste217 y se había fugado
decididamente con un discípulo de la aldea. Liu Guizang había
montado en cólera al instante y los había perseguido durante miles de
millas, persiguiéndolos desde Liuzhou hasta el Norte. En el último
momento, cuando estaban a punto de abandonar la frontera, había
atrapado a estas dos personas. Él había llevado al hombre a la cima de
la montaña Tai y había molido sus huesos, esparciendo el polvo, y
había hundido los huesos de la mujer en el Mar del Este, haciendo que
no pudieran verse, incluso después de la muerte.

Este asunto se extendió por las calles de los mercados durante


mucho tiempo. Algunos chasqueaban la lengua y decían que Liu
Guizang era cruel y despiadado, y otros se solidarizaban con el trágico
final del hombre y la mujer. Esto se prolongó hasta que la noble
consorte Li dio a luz en palacio al segundo príncipe, y el emperador,
exultante, proclamó una amnistía general. Toda la atención de la
gente común se había desplazado, y sólo entonces se consideró que el
asunto había terminado.

217
Una famosa obra dramática sobre una relación amorosa secreta.
Xiahou Lian sintió que Liu Guizang sólo quería salvar su cara. Esa
concubina no había sido favorecida en el patio, y sin embargo había
sido cazada despiadadamente de esta manera. En última instancia, era
porque había dado a Liu Gulzang la reputación de ser un cornudo.

No sabía cómo se comparaban las habilidades de sable del Gran


maestro de las habilidades de sable con las de Xiahou Pei. El abad había
afirmado una vez que su madre carecía de odio, impureza y apegos, y
poseía una comprensión completa de la vida y la muerte. Aunque
Xiahou Lian estaba acostumbrado a ser ignorante e incompetente, por
lo que no había entendido en absoluto lo que el abad había dicho, el
sentido detrás de sus palabras era elogiar la gran fortaleza de su
madre.

La nieve caía cada vez más rápido. El sonido del crujido era
abrumador, y Xiahou Lian pisó la parte trasera de sus zapatos
mientras abría la ventana. La cima de la montaña ya estaba blanca por
donde mirara.

Liuzhou, noche, lluvia torrencial.

En el denso bosque, las sombras de los árboles danzaban y las altas


hayas parecían fantasmas erguidos. La asesina atravesó el bosque,
jadeando, cada paso presionando una huella sangrienta sobre las
ramas podridas y las hojas marchitas.

Detrás de ella, decenas de discípulos de la aldea de la montaña la


perseguían implacablemente, con las frías luces de los sables largos en
sus manos parecidos a la nieve.

¿Dónde estaba su vaina? ¿Dónde estaba la persona que la ayudaría?

Llevaba mucho tiempo corriendo, pero la persona esperada que


debía aparecer se demoró. Por primera vez, hubo consternación en sus
ojos.
El dolor en sus hombros y espalda era como un fuego ardiente. Las
heridas en el costado de su cintura, brazo y muslo eran como agujeros
uno tras otro, y toda la poca sangre y fuerza que le quedaba salía de
ellos. Era como si los discípulos de la aldea de la montaña Jingdao
pudieran predecir las cosas. En cada uno de los caminos de su huida,
habían colocado a gente al acecho. Era imposible para ella retroceder,
e imposible para ella esquivar.

Finalmente se detuvo. Miles de flechas de lluvia caían desde la


interminable cúpula azul del cielo, y cada una de ellas apuñalaba con
fuerza sus sobrecargados hombros y espalda.

Le dolía, un dolor que estaba grabado en sus huesos e inscrito en su


corazón. Los discípulos la rodearon desde todas las direcciones, las
puntas heladas de sus sables apuntando hacia la asesina que se
encontraba en un callejón sin salida.

—¡Ya no tienes camino que recorrer, Garuda, ríndete! —Cuántos


años habían pasado; hacía ya mucho tiempo que no escuchaba tales
palabras. La última vez que las había oído había sido hace quince años,
cuando más de treinta personas habían rodeado su camino de escape.
Con su único Hengbo, había cortado las cabezas de quince personas,
atravesado los corazones de siete y cortado las manos y los pies de
ocho. Se había ido con todo el cuerpo cubierto de sangre, como un
Asura del infierno.

Alcanzando la fama a partir de la victoria de una batalla. Desde


entonces, la Garuda había sido sinónimo del escalofriante Yama, y
mientras alguien en el mundo viera a Hengbo, sabría que la muerte se
acercaba.

Se rio con maldad, la misma de siempre, salvajemente arrogante y


extremadamente desenfrenada.

—¿No hay camino que recorrer? Los caminos de la vida y de la


muerte son caminos igualmente. ¿Te tengo miedo?
El Sable Hengbo estaba horizontalmente frente a su pecho, como un
arco de luz de luna. La asesina estaba lista para actuar, y cada golpe de
su sable era seguro para cortar una cabeza.

—¡Esperen! —Una voz baja sonó de repente.

Todos los discípulos retrocedieron hacia dos lados, despejando un


estrecho camino. Bajo la intensa lluvia, un hombre alto se acercó
lentamente mientras sostenía su sable.

—Tu enemigo soy yo, Garuda. —Liu Gulzang se detuvo, situándose


a un metro218 de Xiahou Pei. Esta era la distancia más segura que
también le permitiría atacar más rápido. Sus sables tenían sólo un
metro, por lo que un sable no podía alcanzar esta distancia. Sin
embargo, no estaban lejos de estar a un metro, y sólo tenían que dar
un paso adelante. Estaban al borde de una batalla.

—Te he esperado durante mucho tiempo, y sabía que vendrías tarde


o temprano. Soy el mejor sable del mundo, así que, naturalmente, sería
asesinado por ti, la mejor asesina del mundo. —Liu Guizang era un
hombre corpulento de mediana edad. Su cabello era canoso, y las
arrugas de su rostro eran como barrancos tras barrancos. Su mirada
era sombría y a la vez aguda, y cuando miraba a los demás, siempre
hacía que lo asociaran con un águila.

—Disculpas. —Xiahou Pei levantó la boca en una sonrisa


provocativa—. La mejor asesina del mundo soy yo, y el mejor sable del
mundo también soy yo.

—Como se esperaba, eres arrogante. —Liu Guizang se rio con


extrema ligereza. Su sonrisa era muy rígida, como si estuviera tirando
a la fuerza de las comisuras de la boca hacia arriba—. Cualquier título
es otorgado por la gente común. No es importante si eres la mejor del
mundo o no, el quid es cómo lo ven esos idiotas. Tengo mucha
curiosidad por tus técnicas de sable, pero no me dejaré vencer por ti.

218
En realidad son tres pies.
Estás destinada a morir aquí. Entonces, el mundo sabrá que yo, Liu
Guizang, te maté a ti, la Garuda.

Xiahou Pei sonrió con una burla exasperante escrita en las esquinas
de sus ojos y en las puntas de sus cejas.

—Oye, cosa fea, ¿sabes por qué no hay manera de que te conviertas
en el mejor sable del mundo?

A Liu Guizang no le importó cómo lo había llamado Xiahou Pei y


preguntó:

—¿Por qué?

—Para llegar a ser el mejor sable del mundo, por supuesto que
primero tienes que convertirte en sable. Tienes muchos pensamientos
retorcidos, así que acepta tu destino y sé una persona. —Xiahou Pei se
agachó ligeramente y se abalanzó hacia delante, tan bruscamente
como un leopardo. Hengbo golpeó la hoja de Liu Gulzang, y la luz
rápida y feroz del sable salió volando.

Liu Guizang se inclinó hacia atrás y recibió otro golpe de Xiahou Pei.

—Qué asesina con una mente tan tranquila como el agua. ¿No
quieres saber por qué vas a morir aquí?

Xiahou Pei se mostró despectiva.

—No tengo tiempo para hablar de tonterías contigo, todavía tengo


un tonto en casa esperándome para comer. ¡Tengo mucha jodida prisa!

En un instante, la luz de su sable envolvió de forma abrumadora a


Liu Guizang. Era como si la pesada lluvia que llenaba el cielo temiera
el continuo impulso del sable de Xiahou Pei, capaz de derribar
montañas y volcar mares, y todo evitara esa afilada hoja. Los ojos de
Liu Guizang prácticamente no podían seguir el ritmo del sable de
Xiahou Pei, y sólo podía confiar en su agudo sentido del peligro que
había acumulado a lo largo de los años para esquivar aquellos golpes
que eran como rayos.

Esto era imposible, ¡imposible! Xiahou Pei ya estaba cubierta de


cortes y magulladuras, ¿cómo podía seguir siendo tan ágil?

En la noche oscura, los ojos de la mujer eran como las pupilas de un


demonio, y cada uno de sus movimientos e incluso su siguiente
movimiento podían ser vistos a través de ellos. Sin embargo, después
de todo, ella no era un demonio. Liu Guizang sintió con calma su
respiración y el impulso de su sable. Era una persona, así que estaría
cansada, y aún más, agotada.

Efectivamente, a Xiahou Pei le resultó finalmente difícil continuar.


El impulso de su sable se interrumpió, y apareció un error en sus
densas técnicas de sable. La ferocidad de entonces no había sido más
que el efímero florecimiento de una flor, el último resplandor del sol
poniente. Liu Gulzang aprovechó la oportunidad y envió una
puñalada de su sable hacia el corazón de Xiahou Pei.

Xiahou Pei apretó los dientes y bloqueó aquella puñalada mortal a


costa de su hombro. Luego, levantó la mano izquierda y sacó una
flecha del interior de su manga. La flecha corta atravesó la noche
oscura y atravesó el ojo derecho de Liu Guizang.

Había olvidado que era una sableadora, pero sobre todo una asesina.

Liu Guizang gritó de dolor y todos los discípulos sostuvieron su


cuerpo que estaba a punto de caer. Xiahou Pei se apoyó en el tronco de
un árbol y jadeó mientras reía.

—Esto es genial, te has convertido en una cosa fea de un solo ojo.

—¡Discípulos, maten a esta mujer! —Liu Gulzang utilizó el ojo que le


quedaba para mirar fijamente a Xiahou Pei. Rugió siniestramente—:
Decapítenla, separen sus miembros y arrojen su cadáver al mercado
para que quede expuesto al sol y al viento y se rían de él miles de
personas. ¡Que todo el mundo conozca el final de la Garuda!

Los discípulos se precipitaron hacia delante, como aves de rapiña


que se abalanzan sobre su presa. Xiahou Pei rugió con fuerza, como un
lobo solitario que vivía hacia la muerte, un Asura que vivía bañado en
sangre. Agitó su sable, cortando la oscura noche. En la oscura cúpula
del cielo, no había ni una sola estrella. Sólo estaban las innumerables
y feroces gotas de lluvia que golpeaban su rostro.

Recordó que hacía varios años, cuando estaba de pie en la cima del
Buda de Cara Negra, y un monje vestido de negro había venido detrás
de ella.

—Deberías darme también a Xiahou Lian.

—Oye, maldito burro calvo, no me digas que vas a faltar a tu palabra.

—Eres invencible porque no tienes preocupaciones. Cuando


manejas Hengbo, es como si manejaras tus propios brazos. Ahora,
Hengbo tiene un obstáculo, y se volverá más pesado. Llegará un día en
el que ya no podrás blandirlo.

La cima del Buda de la Cara Negra dominaba toda la gran montaña.


Xiahou Pei levantó los ojos, mirando a lo lejos. El susurro del viento en
los pinos surgía como las mareas del mar, que iban y venían, subiendo
una tras otra. Esforzó la vista y le pareció ver la imagen residual de un
niño sucio saltando entre los grandes árboles. En sus ojos, de repente,
aparecían las ondas de una brisa que barría las olas, y en cada marca
de ondulación se escondía una dulzura indescriptible. Era una
expresión que nunca antes había tenido.

—¿De qué tienes miedo? —Recordó haber dicho en ese momento—.


Habrá un día en que se convierta en un verdadero hombre de espíritu
indomable. Entonces, ya no necesitaré empuñar Hengbo.
La sangre y la lluvia se mezclaron al salpicar su cara, y el sonido de
la carne y los huesos desgarrándose estaba muy cerca. Vio que en los
rostros de los discípulos, algunos tenían miedo, otros ferocidad y
otros frenesí. Se enzarzaron en una feroz batalla bajo la intensa lluvia,
chocando unos con otros, sólo deteniéndose ante la muerte.

Esta era la última vez que blandía su sable. Por un instante, le


pareció ver a aquel niño que tenía estrellas en los ojos.

—Xiao Lian…

Prométeme que no tendrás miedo. A partir de ahora, estarás solo,


luchando toda la noche. Pero incluso cuando el viento y la lluvia barran el
cielo tenue y esté tan oscuro como el hierro, tus enemigos y las espinas
seguirán siendo aplastados en el barro por tus pies.

Que tu sable y tu espada sean indestructibles, que no te invadan ni el


viento ni la lluvia y que, en lo más profundo de la interminable noche
oscura, veas por fin el amanecer.

Cinco sables le cortaron el brazo izquierdo, y tres sables le golpearon


las pantorrillas. Se arrodilló en el suelo de inmediato, y a sus espaldas,
innumerables cuchillas afiladas apuñalaron su cuerpo. Cayó al suelo,
con la cabeza rota y sangrando. Hengbo aterrizó bajo los pies de los
discípulos, y fue pisado en el barro. Xiahou Pei utilizó sus últimas
fuerzas para sacar una daga de su cintura y se cortó la cara, un corte
tras otro. Los sables de su espalda dejaron de cortar, y los discípulos
pasaron a utilizar sus pies para pisotear, patear y pisar. De esta
manera, más gente podía unirse a los ataques contra la Garuda. Todos
los huesos de su cuerpo estaban ya rotos, y su destrozada mano
izquierda colgaba incontrolable de su cuerpo. Cuando los discípulos la
voltearon, ya había dejado de respirar hace mucho tiempo.

Liu Guizang ordenó que la levantaran. Dos discípulos tomaron cada


uno una mano de la Garuda y la pusieron de pie. Sin embargo, la mano
izquierda de la Garuda se rompió repentinamente, haciendo que su
cuerpo volviera a inclinarse hacia abajo. Los discípulos sostuvieron su
cintura para levantarla nuevamente.

Liu Guizang levantó a Hengbo, que estaba en el suelo, y le cortó la


cabeza a la Garuda con un solo golpe de sable.
Capítulo 36: Imparable

Xiao Lian…

Como si viniera débilmente de más allá de las montañas y los ríos


lejanos, Xiahou Lian oyó la llamada de Xiahou Pei en el aturdimiento
de su sueño. Se frotó los ojos y se levantó de la cama, abriendo la puerta
de golpe. El frío viento del exterior entró, haciéndolo temblar
violentamente.

—¿Madre? ¿Has vuelto? —gritó.

Nadie respondió.

Cuando abrió la puerta de Xiahou Pei, el interior estaba igual que


ayer, y no había rastro alguno de que alguien hubiera venido. Xiahou
Lian finalmente entró en pánico en su corazón, y se puso
apresuradamente su abrigo y corrió a la casa de Qiu Ye.

Qiu Ye estaba dando de comer a las gallinas, y unas cuantas plumas


de pollo se habían pegado a su sombrero de fieltro. Xiahou Lian gritó a
través de la valla:

—¡Shifu, mi madre aún no ha vuelto!

—Tal vez se retrasó en el camino. Xiao Lian, no te preocupes. —Qiu


Ye lo miró.

—Sé —dijo Xiahou Lian— que debe haberse retrasado en el camino.


Sólo quiero ir a recogerla. La fuerte nieve ha sellado la montaña, así
que me preocupa que mi madre no pueda reconocer el camino.

Qiu Ye dijo suavemente:


—Ve, Xiao Lian. Recuerda ir al cuenco del abad a por la medicina,
nadie puede detenerte.

Xiahou Lian asintió con fuerza, se dio la vuelta, y salió corriendo.

El templo de la montaña, que se estaba derrumbando, estaba en


ruinas y las estacas y vigas marchitas estaban desnudas y expuestas al
exterior. No podía bloquear los aullantes vientos fríos de la montaña
y sólo podía dejar que recorrieran el salón principal del templo. Un
monje vestido de negro estaba sentado con las manos y los pies
cruzados bajo los pies de la estatua de Buda de color negro oscuro, y
sus dedos llevaban un palo para golpear de vez en cuando el pez de
madera219. Xiahou Lian se puso de puntillas al acercarse por detrás del
abad, y estiró las manos para alcanzar el cuenco que había junto al
cojín redondo220, que estaba lleno de píldoras de color negro azabache.

No había ni muchas ni pocas píldoras; había las suficientes para el


número total de asesinos. Xiahou Lian tomó dos y se alejó en silencio.
Cuando salió del salón, el abad abrió los ojos como si acabara de
despertarse y pasó una página de sus escrituras.

Xiahou Lian robó el viejo caballo del tío Duan y una jarra de vino y
llevó un fardo de tela a la espalda. Atravesó el viento y la nieve sin
límites, bajando la montaña. Nadie sabía cómo había salido de la
montaña. Cuando apareció al pie de ella, toda su persona era como un
muñeco de nieve, y los aldeanos llegaron a pensar que era un inmortal
de la montaña nevada.

El viejo caballo estaba ya en su último aliento. Xiahou Lian cambió


de caballo y avanzó durante el día y la noche, dirigiéndose
directamente a Liuzhou.

219
Instrumento de percusión de madera también conocido como como mokugyo o bloque chino. Imagen de
referencia.
220
Concretamente el putuan / zafu, un cojín redondo más conocido por su uso en la meditación zazen.
Liuzhou no era muy grande, ya que tenía una distancia de
quinientos metros221 de sur a norte. Cuando Xiahou Lian llegó, era
temprano por la mañana. Desmontó de su caballo en la puerta de la
ciudad y buscó espías utilizando su mapa.

Garan había colocado cinco espías en Liuzhou. Cada espía estaba a


cargo de una guarida secreta, y los asesinos llamaban a las guaridas
secretas casas de postas, ya que eran lugares en los que los asesinos
podían alojarse. Las guaridas secretas estaban escondidas en las casas
de los espías; algunas tenían sótanos, y otras tenían habitaciones
secretas detrás de un armario. Los espías solían ser gente corriente, y
algunos incluso tenían casas que no eran más que paredes desnudas.
Sin embargo, cuando empujaban la válvula de la guarida secreta se
veía que el interior estaba cubierto con una alfombra rusa, y que las
paredes estaban incrustadas con perlas luminosas que se utilizaban
para iluminar. Incluso los orinales eran de oro, y las guaridas secretas
de la capital ofrecían a las prostitutas figuras encantadoras como
compañía.

El abad era tan tacaño que ni siquiera estaba dispuesto a reparar el


templo de la montaña, y sin embargo decoró las guaridas secretas de
forma resplandeciente. Era sólo para que los asesinos pudieran
ajustarse a su mejor forma y dar el golpe mortal planeado con su sable.

Xiahou Pei no solía alojarse en guaridas secretas. Le parecía que eran


demasiado estrechas y congestionadas, y los platos que hacían
algunas guaridas secretas no eran de su gusto. Todos los años, iba a
casa de Qiu Ye y robaba una máscara de piel, y luego se alojaba sin
escrúpulos en la mejor posada de la ciudad y acudía al mejor
restaurante para comer y beber. Cuando le apetecía, incluso se peleaba
con los borrachos, una contra muchos. Xiahou Pei era una asesina que
caminaba sola, pero le gustaba estar en lugares concurridos. Cuando
aún llevaba a Xiahou Lian montaña abajo, solía llevarlo a los templos
a escuchar óperas y a los burdeles a escuchar canciones. El pequeño

En realidad son ciento cincuenta zhang, una unidad de medida. Un zhang equivale a 3,33 metros, por lo
221

que 150 zhang equivalen a 500 metros.


Xiahou Lian había sido sostenido en los brazos de las chicas y
molestado, una por una, cuyos redondos y tiernos pechos y
penetrantes fragancias lo mareaban.

Xiahou Lian caminó desde el sur de la ciudad hasta una tienda de


cosméticos en el este de la ciudad, y luego caminó desde la tienda de
cosméticos en el este de la ciudad hasta una organización de caridad
en el oeste de la ciudad. Preguntó a todos los espías uno por uno, y
efectivamente, dijeron que no habían visto a la Garuda en absoluto.

Xiahou Lian encontró la habitación de invitados en la que se había


alojado. El gerente le dijo que ella había pagado el alquiler por tres
meses, pero que solo se había quedado la mitad de un mes. El gerente
no había guardado la habitación y se la había dado a otro huésped.

No había llevado una vaina. Xiahou Lian pateó con rabia el pie de la
pared; ahora, no tenía ni una sola pista. Ella no pidió a los altos mandos
que prepararan una vaina para ayudar a su asesinato, por lo que los
altos mandos no darían órdenes de ir a ese lugar. Además, no
permanecía en guaridas secretas, por lo que los espías de Liuzhou
naturalmente no conocerían su paradero.

Tal vez ya se había ido de la ciudad y simplemente no lo había visto.


Xiahou Lian llevaba su fardo de tela mientras caminaba por las calles.
Era cerca del mediodía, así que había mucha más gente. Los
vendedores ambulantes y los sirvientes llevaban palos al hombro y
cargas sobre ellos mientras caminaban de un lado a otro, gritando tan
fuerte que prácticamente hacían temblar los cielos. También había
algunos que empujaban carros de estiércol, colocando pilas de barriles
de estiércol junto al río. Las aberturas de los barriles de estiércol se
ponían al revés, el agua del río balbuceaba mientras entraba, y
quedaban limpios al instante. Algunos llevaban niños, otros tiraban
de sus esposas, algunos iban vestidos de oro, otros de plata, otros iban
descalzos... Se empujaban unos a otros en la multitud.
Xiahou Lian se encaminó hacia el mercado del norte. Ahí, vendían
bollos al vapor por la mañana temprano y sopa de fideos de arroz
mezclada con arroz por la tarde, además de todo tipo de artilugios. Era
la zona más concurrida de la ciudad de Liuzhou. Había una multitud
de personas en la parte delantera, y al no saber a qué estaban
señalando, Xiahou Lian se acercó y echó un vistazo. Se encontró con
un cadáver putrefacto, toda su carne en descomposición, mientras las
larvas amarillas y blancas se retorcían dentro y fuera de la carne
podrida, y las moscas zumbaban alrededor.

Xiahou Lian se alejó apresuradamente, con tantas náuseas que ya no


quería comer.

Por la tarde, Xiahou Lian se dirigió a la puerta de la Aldea de la


montaña de Jingdao y echó un vistazo. Todo era normal en la aldea de
la montaña. Dos sirvientes de aspecto feroz custodiaban la puerta, y
no se habían colgado banderas blancas, ni había señales de arreglos
funerarios. El corazón de Xiahou Lian se hundió. Preguntó por todas
partes si había habido algún acontecimiento importante
recientemente en la Aldea de la montaña de Jingdao, pero todos
guardaron silencio, como si con solo mencionar la aldea de la montaña
fuera a matarlos.

Sin duda, Xiahou Pei había perdido, pero ¿a dónde había ido? Tal vez
se había herido y no tenía forma de apresurar su viaje, por lo que solo
podía esconderse primero. Xiahou Lian se preocupó aún más.

Volvió a pasar junto a aquel cadáver. Esta vez, Xiahou Lian había
aprendido de la experiencia y se cubrió la nariz mientras lo rodeaba
con pasos rápidos.

Si había sido herida, ¿por qué no iba a ir a una guarida secreta para
recuperarse? Si no había sido herida, entonces ella se había marchado
y por casualidad no lo había visto. En este momento, tal vez ya había
llegado a Garan y estaba roncando fuertemente en casa. Xiahou Lian
fue a la casa de postas y envió una carta a la Aldea de Garan, al pie de la
montaña, preguntándoles si habían visto a Xiahou Pei regresar a la
montaña.

Cuando el sol se puso en el oeste, la lenta y pesada luz dorada brilló


sobre el camino de piedra azul, y las puntas del musgo relucieron.
Xiahou Lian llevaba un día caminando y sus pies estaban a punto de
romperse. Eligió al azar un escalón y se sentó, sacando la cantimplora
que llevaba en su fardo de tela y bebiendo un poco de agua. Se trataba
de la esquina del mercado del norte. Al anochecer, todo el mundo se
había dispersado ya, y sólo quedaba un solitario estante en los puestos.
En el suelo, había tanghulus222 que los niños habían dejado caer, y
rodaban salvajemente en el viento.

Finalmente ya no había nadie cerca del cadáver. El cadáver solitario


yacía en la calle, con la ropa hecha jirones, el cabello revuelto y la cara
sucia. Xiahou Lian sintió un poco de lástima.

Había sido decapitado, y su mano izquierda también estaba rota.


Alguien había ensartado una cuerda y colgaba del cuello vacío. La
cabeza había rodado hacia un lado. Xiahou Lian recordó que
originalmente no había estado allí, por lo que supuso que alguien la
había pateado hasta este lugar. En este momento, su rostro estaba de
cara a Xiahou Lian, y sus dos cuencas oculares vacías miraban en
dirección a él.

El atardecer dorado cubría toda la calle, bañando también el cadáver


con una fina capa de oro. Xiahou Lian lo miró en silencio. De repente,
sintió frío en el rostro y se lo tocó. Había comenzado a llorar en algún
momento.

Como si estuviera poseído por un fantasma, Xiahou Lian se levantó


y se acercó al cadáver, paso a paso. La cabeza claramente no se movía,
pero Xiahou Lian sintió que esas dos grandes y huecas cuencas de los

222
Un aperitivo tradicional que consiste en frutas cubiertas de caramelo duro en pinchos. Imagen de
referencia.
ojos lo habían estado mirando todo el tiempo, mirando su
acercamiento paso a paso, y finalmente deteniéndose a su lado.

Xiahou Lian le apartó la trenza que le cubría la cara. Aquel rostro


estaba ya desgarrado y hecho jirones, y podía decir que había sido
ferozmente cortado por un sable. ¿Quién había sentido un odio tan
profundo hacia él? Si habían tirado su cuerpo en el mercado,
probablemente era porque querían humillarlo, pero ¿por qué iban a
destruir también su aspecto?

Había innumerables heridas de sable en su cuerpo, y sus hombros y


espalda habían sido prácticamente cortados en pulpa, los huesos rotos
en pedazos. Un gordo gusano se arrastró fuera de la carne podrida
como el barro, retorciéndose en las puntas de los dedos de Xiahou
Lian.

¿Quién era exactamente?

Xiahou Lian tenía un poco de miedo, y quería levantarse y


abandonar este lugar. Sin embargo, era como si una mano le sujetara
el hombro, haciendo que no pudiera moverse.

En el siguiente instante, su mirada se posó de alguna manera en las


esquinas de los jirones de la ropa del cadáver.

Era la ropa de lino más ordinaria, hecha de material negro, y los


bordes de la ropa no estaban bien cerrados. Las puntadas estaban muy
desordenadas, y el hilo incluso se salía. Se notaba que la habilidad de
la persona que había cosido la ropa no era muy pasable.

Xiahou Lian miró las esquinas de la ropa y su mente se quedó vacía.


En ese momento, pareció perder los cinco sentidos. No podía oír
ningún sonido, ni podía ver ninguna otra cosa. Todo estaba lejos de él,
y solo podía mirar la delgada esquina de la ropa.

La había cosido él mismo.


Xiahou Pei no sabía coser, así que cuando intentaba arreglar la ropa,
después de coser los agujeros viejos, aparecían otros nuevos. Obligado
por las circunstancias, Xiahou Lian tenía que tomar la aguja y el hilo,
cortar la tela y coser la ropa. Incluso había hecho los bordados él
mismo. Esa prenda la había confeccionado el otoño pasado. Xiahou Pei
se quejaba de que su ropa estaba desgastada y, sin pudor alguno,
quería que Xiahou Lian le hiciera una nueva. Incluso llegó a decir
descaradamente que no se acostumbraba a llevar prendas hechas por
otras personas, y que solo las prendas hechas por su propio hijo le
resultaban cómodas.

Era un engaño, ¿verdad? Debía haber visto mal. ¿Cómo era posible
que la ropa que él había hecho la llevara un completo desconocido? Su
madre debía estar esperándolo en algún lugar para que él la
encontrara, ¡tenía que ser así, tenía que ser así!

Xiahou Lian se tapó la boca a la fuerza, sin dejar que los sonidos de
sus sollozos salieran de su garganta. Sin embargo, sus lágrimas
fluyeron, incapaces de detenerse, resbalando de sus pestañas y
aterrizando en sus manos, cada una como una marca ardiente.

De repente, la reconoció. Su apariencia estaba incompleta, pero sus


huesos aún conservaban la sombra de Xiahou Pei.

Se dio cuenta de que este feo cadáver pertenecía a su madre, Xiahou


Pei.

Una pena indescriptible le oprimía los hombros, como un hierro


pesado. Un dolor lúgubre vagaba por su torrente sanguíneo. Quería
enfurecerse y rugir, pero cuando abría la boca, solo salían sollozos
bajos y roncos. Sus manos temblaron al recoger el cadáver de Xiahou
Pei. Era tan ligero como una nube, y parecía que iba a hacerse añicos
con un ligero toque. De hecho, estaba destrozada, ya que no había ni
un solo hueso completo bajo su carne podrida.

Prácticamente podía imaginar cómo aquellos terribles y largos


sables se habían clavado en su cuerpo, un golpe tras otro, y cómo
habían cortado sus huesos, un trozo tras otro. Prácticamente podía ver
aquella noche de pesadilla, y cómo la cabeza de la Garuda había rodado
por su cuello.

Su mente era un caos. En un momento, veía a Xiahou Pei robandole


los boniatos asados en su infancia; en otro, su espalda oscura como el
bambú marchito en una noche lluviosa en la Mansión Lu; y luego, su
sonrisa caprichosa mientras blandía su sable. Al final, su voz y su risa
se desvanecieron en ese cadáver fangoso y podrido, y todo quedó en
silencio.

Sonaron fuertes pasos desde el final de la calle y el suelo pareció


temblar. Xiahou Lian levantó la vista. Un hombre con aspecto de
águila se acercaba corriendo en su caballo, y los discípulos se
agrupaban detrás de él como montañas y mares.

Todos llevaban Sables del clan Qi de un metro en la cintura. Sus pies


izquierdos cayeron al mismo tiempo, y sus pies derechos se
levantaron al mismo tiempo, en una formación ordenada como un
ejército.

¡Él había matado a su madre!

Xiahou Lian dejó el cadáver de Xiahou Pei, sacó su sable de la vaina


y rugió con fuerza.

En ese momento, era un lobo solitario en una posición desesperada,


un cachorro de lobo que había perdido a su pariente cercano, y enseñó
sus colmillos más afilados a su enemigo. Jadeaba con fuerza, y sus
pulmones se abrían como fuelles de caja vieja. Su hoja helada, tan
brillante como la nieve, reflejaba sus ojos inyectados en sangre.

«¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡Mátalo!».

El frenético pensamiento ardía en su mente como el fuego, y su


profunda y majestuosa ira surgió salvajemente en sus venas como una
serpiente dragón. Xiahou Lian llevaba su sable, queriendo vengarse de
aquel hombre.

Sin embargo, justo cuando iba a dar el primer paso, en el momento


en que se preparaba para correr hacia su enemigo, recibió un fuerte
golpe en la nuca. Las fuerzas de su cuerpo se vaciaron de inmediato y
en seguida cayó. Abrió los ojos, mirando fijamente a aquel hombre, su
cabello y barba canosos, y su rostro que parecía haber sido tallado por
un sable.

Sus fuerzas se esfumaron, fuera de su control. Al final, los párpados


le pesaban como mil kilos223 y cerró los ojos sin quererlo

En un instante, el mundo se volvió oscuro.

223
En realidad es el jin, que es una unidad de medida equivalente a medio kilo.
Capítulo 37: El alma no se va

Cuando Xiahou Lian se despertó, se quedó en blanco durante un


rato.

Parecía haber tenido una pesadilla muy aterradora. En el sueño, su


madre había muerto. La habían decapitado, su aspecto era
irreconocible y su cuerpo había sido arrojado en el mercado. Sólo
después de que pasara un largo rato reaccionó de forma
extremadamente lenta y dolorosa: aquello no había sido un sueño.

Ella seguía allí tirada, ¡y él iba a encontrarla!

Justo cuando abrió la puerta, el tío Duan lo empujó hacia la


habitación. Qiu Ye lo siguió y entró.

—¡¿Tío, qué estás haciendo?! Mi madre…

—¡Lo sé! —El tío Duan lo interrumpió—. Rápido, empaca tus cosas y
vuelve a Garan con nosotros en un rato.

—¡¿Qué pasa con mi madre?! ¡Voy a encontrar a mi madre! —Xiahou


Lian contuvo las lágrimas mientras gritaba.

—¡Bastardo! Ahora mismo, las calles están llenas de discípulos de


Liu Guizang. ¡Están yendo de puerta en puerta buscándote! Si sales a
buscar a la Garuda ahora, te atraparán antes de que te acerques a sus
ropas. ¿Qué clase de muerte buscas? No me des más problemas, ¡recoge
tus cosas lo antes posible y vuelve a la montaña!

Xiahou Lian permaneció en silencio, con los puños apretados y las


uñas prácticamente clavadas en su carne.
Qiu Ye suspiró, y en sus ojos había la desolación del viento seco
barriendo las hojas caídas. Se paró junto a la ventana y miró a través
de la delgada pantalla de esta a los discípulos que tenían las manos
apretadas en sus sables y que iban y venían por la calle. El cuerpo sin
vida de Xiahou Pei reposaba en el centro de la calle, con sus ojos vacíos
fijos en el cielo, que ya no lucía estrellas.

—No me voy —dijo Xiahou Lian.

—¡Xiahou Lian!

—No me voy. —Xiahou Lian levantó sus ojos rojos como la sangre—
. ¡Voy a enterrar el cuerpo de mi madre, y voy a matar a Liu Guizang!

El tío Duan se rió con rabia.

—¿Sabes quién es Liu Guizang? Ni siquiera tu madre pudo ganarle.


¿Puedes tú? ¿Qué vas a usar para matar a sus tres mil discípulos, y qué
vas a usar para resistir su Sable del clan Qi? Cuando llegue el momento,
vas a ser como tu madre, ¡muerto en la calle para que la gente se ría!
Perfecto, tú y tu madre estarán en el mercado del norte, y el otro estará
en el callejón del sur, ¡haciendo felices a todos cuando lo vean!

Qiu Ye frunció el ceño y reprendió:

—¡Duan Jiu!

—¡Pero no puedo dejar que se quede ahí, nunca! —Xiahou Lian se


secó las lágrimas. No podía apartar de su mente el aspecto podrido de
Xiahou Pei. Ella era una persona tan orgullosa, así que ¿cómo podría
soportar estar expuesta al sol y al viento y a las picaduras de insectos
y ratas? ¿Cuánto dolor sufriría?

—Xiao Lian —dijo Qiu Ye— ¿por qué crees que la apariencia de
Xiahou Pei es irreconocible?

Xiahou Lian miró a Qiu Ye con los ojos enrojecidos.


—Es porque no quería que la reconocieras, y no quería que te
vengaras. La Garuda es el mejor sable de Garan. Ella nunca ha tenido
miedo de los sables y las espadas, ni ha temido a la vida o a la muerte.
Ha actuado de forma temeraria y sin escrúpulos durante toda su vida,
haciendo lo que le da la gana, sin ataduras. Sólo tú, Xiao Lian, eres su
único grillete en este mundo.

—No quería que la reconociera, ni quería que la salvara y me


vengara. Pero ¿cómo puedo... cómo puedo…? —Xiahou Lian se
atragantó con los sollozos—. ¡¿Quieres que mire impotente cómo es
pisoteada por la gente y que sea completamente indiferente?!

—No, Xiao Lian, lo que ella quería no era que buscaras tu muerte.
Ella quería que siguieras viviendo, que hicieras lo mejor posible para
seguir viviendo.

Su pena era como el polvo, capas herméticas sobre capas que


sellaban el corazón de Xiahou Lian. ¿Qué tenía de bueno vivir y qué de
malo morir? ¿Será que para poder vivir podría dejar que el cadáver de
su madre fuera arrojado al mercado y comer y beber él mismo, y todo
sería igual que antes?

Xiahou Lian no dijo nada. Todavía agarró su sable y abrió la puerta


de un empujón, saliendo.

Abajo, había una mesa de espías y otra de asesinos. Resultó que no


sólo habían venido Qiu Ye y Duan Jiu; el resto de las Ocho Legiones de
Garan habían llegado aquí.

Justo cuando Xiahou Lian salió por la puerta, once pares de ojos lo
miraron al unísono. Todos estaban en silencio, como estatuas
inexpresivas.

Xiahou Lian apretó los labios y bajó las escaleras. De repente, una
flecha le atravesó el costado de la cintura, y la sangre brotó
instantáneamente a borbotones. Xiahou Lian miró hacia atrás, y Duan
Jiu preguntó con una furia incontrolable:
—Xiahou Lian, ¿vas a luchar contra Liu Guizang con una herida?

Xiahou Lian no habló y siguió bajando.

Otra flecha impactó en la parte posterior de su rodilla, y Xiahou Lian


se arrodilló al instante. Sujetó la empuñadura para apoyarse mientras
se levantaba, con las venas del dorso de las manos abultadas. Arrastró
la pierna herida y bajó cojeando. Todas las miradas de los asesinos lo
seguían, y nadie podía decir claramente el significado que había en
ellas. Probablemente eran ellos los que se afligían por su compañero, y
probablemente se trataba de un doloroso duelo. Duan Jiu disparó otra
flecha, y Xiahou Lian se arrodilló completamente. Cayó desde lo alto
de la escalera hasta el fondo, golpeándose la cabeza de tal manera que
se la rompió y sangró, y se le magulló la nariz y se le hinchó la cara. Ya
no podía mantenerse en pie y le temblaban las dos piernas. Sin
embargo, aún se esforzó por subir, arrastrando dos brillantes vetas de
sangre.

Iba a buscar su muerte. Todo el mundo lo sabía.

Sin embargo, para algunas cosas, aunque supieras sin duda que ibas
a morir, también era tu deber proceder sin dudarlo.

—Xiao Lian, ¿todavía no lo entiendes? —Qiu Ye, que había estado en


silencio todo el tiempo, habló de repente—. Sólo eres una hormiga.

Qiu Ye bajó de lo alto de la escalera y recogió el cuello de Xiahou Lian


con una mano. Originalmente era un hombre frágil, como un erudito
que no podía hacer trabajos manuales. Sin embargo, en este momento,
levantó a Xiahou Lian, de diecisiete años, y presionó firmemente su
cara junto a la ventana, pegándola a las celosías rectangulares y a la
pantalla blanca y cremosa de la misma, y le hizo mirar a los discípulos
que iban y venían fuera.

—Mira, el Sable del clan Qi es el mejor del mundo. Estos discípulos se


levantan todos los días a las cinco de la mañana y descansan a las
nueve. Su Técnica de Sable de Tracción Rápida puede abrir tu vientre
de un solo golpe, haciendo que tus intestinos fluyan como el agua. Su
Técnica del Sable del Cielo puede cortar tu cabeza, haciendo que tu ojo
izquierdo vea a tu ojo derecho. —El gentil hombre hablaba continua y
agradablemente, usando el tono más suave para decir las cosas más
crueles.

Xiahou Lian derramó lágrimas en silencio.

—¿Crees que morir por tu madre llenará tu piedad filial y que bajar
al inframundo será digno de tu madre? Te equivocas. Una vez que
mueras, el mundo entero sabrá que Liu Guizang mató a la Garuda y a
su hijo. Sólo entonces será digno de ser el mejor sable del mundo y
entonces comandará a los héroes, cien respondiendo a su única
llamada. Se sentará y será dueño del mundo de las artes marciales con
un placer sin igual. Y tú, tú y tu madre solo serán sus peldaños, el trazo
más grueso y colorido en su historial de méritos, dos ratas de
alcantarilla que murieron bajo el sable del líder de la Aldea de la
montaña Jingdao. —La voz de Qiu Ye resonó sin prisa en sus oídos—.
¿Estás satisfecho con esto? ¿Xiao Lian?

Xiahou Lian parecía haber perdido su alma, y dejó que Qiu Ye le


sujetara el cuello. Las lágrimas empañaban sus ojos, y todo ya no
parecía real.

Vergüenza, odio y pena se precipitaron a la izquierda y a la derecha


de su corazón, chocando de tal manera que la sangre goteaba. Sin
embargo, lo que le causaba aún más dolor era la confusión y la
impotencia. Además de esconderse como una tortuga en su
caparazón, en realidad no podía hacer nada más.

Afuera, Liu Guizang llegó, montado en su caballo. Los cascos del


caballo golpearon, dando dos vueltas alrededor del cadáver de Xiahou
Pei. La mano de Qiu Ye que sostenía a Xiahou Lian se tensó y miró
atentamente por la ventana. Los asesinos también se agolparon,
asomando cautelosamente pequeños agujeros en el papel de la
ventana y espiando la calle.
—Tu nombre es Xiahou Lian, ¿verdad? Sé que eres el hijo de la
Garuda —gritó Liu Guizang en voz alta.

Xiahou Lian se agitó de forma prácticamente imperceptible. Qiu Ye


lo sujetó, sin dejarlo moverse en lo más mínimo.

—Bueno para nada. —Liu Guizang miró el cadáver de Xiahou Pei y se


rio en tono de burla—. Tu propia madre yace aquí, y sin embargo te
escondes como una tortuga en su caparazón y no sales. ¿Qué, el hijo de
la Garuda es realmente un cobarde que ni siquiera se atreve a
enfrentarse a mí?

La noche era como la tinta, sombría, como si estuviera a punto de


gotear. Los dos lados de la calle eran residencias, y bajo la penumbra
de la noche, innumerables pares de ojos aterrados miraban a través de
los finos papeles de las ventanas, espiando a Liu Guizang, que iba
montado en un caballo alto y grande. Liu Guizang miró en círculo y
siguió sin ver la figura de la persona que quería ver.

Agitó la mano. Cuando el discípulo de la derecha recibió la orden,


hizo sonar un silbato.

En la esquina de la calle, sonaron los ladridos salvajes de unos perros


feroces. En la oscura noche, tan profunda que no podía disolverse,
aparecieron una sombra alta y dos bajas. Un discípulo guió a dos
perros lobo y se acercó. Los perros lobo olfatearon mientras
caminaban. Tenían todo el cuerpo cubierto de pelaje brillante, sus ojos
disparaban una luz verde y hambrienta, y de los huecos de sus
colmillos goteaba saliva turbia.

Xiahou Lian se estremeció.

—Chinches de alcantarilla. Seguro que reniegas de todos tus


allegados —dijo Liu Guizang—. Xiahou Lian, si dejara que los perros se
comieran a tu madre sin dejar ni una pizca, ¿seguirías sin salir?
Como si un trueno hubiera golpeado la parte superior de su cabeza,
todo el cuerpo de Xiahou Lian tembló. Al instante, la furia envolvió su
pecho y se movió, queriendo salir corriendo. Qiu Ye lo sujetó con
fuerza, y los asesinos también se agolparon. Algunos le sujetaron las
piernas, otros le presionaron las manos, y ni siquiera se olvidaron de
taparle la boca. Las venas de Xiahou Lian se abultaron, y rechinó los
dientes hasta hacerlos sonar. La furia y la humillación eran como
rayos que pasaban por el interior de su cuerpo, prácticamente a punto
de convertirlo en cenizas.

Pero no podía hacer nada. Sólo podía mirar con impotencia, y


observó a esos dos perros resoplar mientras olfateaban el cadáver de
su madre. El discípulo levantó un látigo y lo azotó ferozmente sobre
los perros lobo. Los perros lobo ladraron un par de veces con miedo, y
luego comenzaron a morder y desgarrar el cadáver destrozado de
Xiahou Pei. La carne podrida fue abierta a mordiscos, trozo a trozo, y
tragada en sus vientres, revelando pronto un esqueleto blanco.

Las lágrimas de Xiahou Lian brotaron. Los asesinos giraron la


cabeza y alguien dejó escapar un suspiro.

—Xiahou Lian, no seas más impulsivo. —El asesino que presionaba


sus manos hacia abajo habló sombríamente. Xiahou Lian lo reconoció;
era el recién nombrado Mahoraga—. ¿No entiendes por qué murió
Xiahou Pei?

Xiahou Lian estaba aturdido.

—Es por tu culpa —dijo un asesino bajo él—. En su momento, si no


hubieras dejado ir a ese joven maestro, Xiahou Pei no habría tenido
que soportar los latigazos por ti, y no habría tenido heridas sobre
heridas de modo que sus antiguas heridas crónicas no se curarían
hasta dentro de muchos años.

»Sus heridas se agravaron por la lluvia, y Liuzhou es lluvioso en


invierno. El cielo quiso llevársela y no pudimos hacer nada.
Fue por él, todo fue por él. Esta frase era como una maldición,
repitiéndose sin parar en los oídos de Xiahou Lian.

Fue él quien había sido voluntarioso e imprudente, y fue él quien


había desertado y se había rebelado, llevando a la horrible visión de
Xiahou Pei hoy. Todo fue por su culpa.

Liu Guizang esperó durante mucho tiempo, pero seguía sin ver a
nadie. Bajó de su caballo y se puso sobre la cabeza de Xiahou Pei.

—Xiahou Lian, ¿quieres que la cabeza cortada de tu madre también


sea enterrada en el vientre de los perros? Contaré hasta diez. Después
de diez, la cabeza de tu madre se convertirá en la ración de los perros.

El tío Duan dijo enfadado:

—¡Retiren a Xiao Lian, no dejen que siga mirando!

Los asesinos jalaron a Xiahou Lian a la mesa y le presionaron para


que se sentara. Xiahou Lian era como una marioneta sin vida, sentada
inexpresivamente en el taburete. Sus ojos estaban completamente
impasibles y sin luz. Estaba en silencio, como si una nube oscura
cubriera todo su cuerpo. Sin embargo, aunque guardaba silencio,
todos los asesinos podían percibir la pena asfixiante en su cuerpo.

—Diez, nueve, ocho, siete…

Xiahou Lian estaba inmóvil, y era como si no pudiera oír la cuenta


atrás de Liu Guizang, parecido a una marioneta inconsciente.

—¡Tres, dos, uno! —Liu Guizang dijo en voz alta—. ¡Xiahou Lian,
bueno para nada!

Alzó sus pies y los dos perros se lanzaron a morder y desgarrar la


carne podrida del rostro de Xiahou Pei. Pronto, ya no quedaba nada de
la mitad de su cara.

Xiahou Lian se levantó y los asesinos lo rodearon.


—Me voy a dormir. —Su voz era ronca como la arena gruesa,
astringente e inaudible.

Se dio la vuelta y subió las escaleras, con todo el cuerpo temblando.


Su pierna se había lesionado, por lo que se tambaleaba a cada paso.
Nadie subió a ayudarlo. El camino de un asesino debe ser recorrido por
el propio asesino, ya sea un matorral de espinas o el camino de un
Asura.

Detrás de él, tras la puerta de la posada, los dos perros lobo


mordisqueaban la cabeza de Xiahou Pei. Incluso sus huesos se hicieron
añicos entre los afilados dientes, y los sonidos de la deglución y el
escupitajo atravesaron la rendija de la puerta y pasaron por el alféizar
de la ventana, llegando directamente a los oídos de Xiahou Lian.

Xiahou Lian no miró atrás. Paso a paso, como un perro sin hogar, se
arrastró hasta su habitación.

La noche estaba silenciosa y quieta. Ni siquiera había ladridos de


perros, y era como si toda la ciudad estuviera muerta.

Xiahou Lian se abrazó las rodillas mientras se apoyaba en el lateral


de la cama. Sus lágrimas ya se habían secado. Era un niño y, en
principio, no debía llorar. Cuando era más joven, Xiahou Pei se
molestaba cuando lloraba, diciendo que era un marica y un llorón. A
Xiahou Lian, naturalmente, no le gustaba escuchar esas palabras, así
que cada vez que quería llorar, se contenía a la fuerza. Si no podía
contenerlo, se mordía el puño, sin hacer ruido aunque se muriera.

Ahora, a nadie le importaba ya si lloraba o no. Podía llorar desde la


noche hasta el amanecer, y nadie volvería a regañarlo por ser un
llorón, como una niña.

La puerta se abrió de repente y el tío Duan entró.

Le entregó a Xiahou Lian un sable y este último lo tomó. Resultó ser


Hengbo.
Mientras sostenía la gélida vaina en sus manos, el corazón de Xiahou
Lian recibió una feroz puñalada. No dijo nada y se limitó a abrazar a
Hengbo entre sus brazos.

—Recogí esto en el bosque de las afueras de la ciudad.


Afortunadamente, aún pude encontrar a Hengbo para que puedas
guardar un recuerdo —dijo el tío Duan—. Hablando de eso, conozco a
Xiahou desde hace veinte años. Era una sableadora innata. Cuando
otros son asesinos, tienen que sufrir un poco sin importar qué,
sometiéndose a un arduo entrenamiento, y sólo pueden hacerse
lentamente de un poco de fama. Pero perder es inevitable pase lo que
pase, y nuestros pensamientos son muy simples. Si podemos hacerlo
entonces lo hacemos, pero mantener nuestras vidas es nuestra
máxima prioridad.

»Pero tu madre era diferente. Tenía un talento natural y, desde su


debut, nunca había perdido ni había sido derrotada. En las Llanuras
Centrales, la gente la llama la Garuda, y en las Regiones Occidentales,
se la conoce como la «Avolu». «Avolu» significa el diablo.

Xiahou Lian seguía en silencio, sus ojos eran como un pozo seco. El
tío Duan no sabía si había escuchado lo que había dicho o no. Suspiró
y volvió a hablar:

—Xiao Lian, tienes que recordar que tu padre es el abad de Garan.


Hace treinta años, arrasó las Llanuras Centrales, y nadie se atrevió a
resistirse a Buda Shi Xin. Tu madre era la Garuda de Garan, el Avolu de
las Regiones Occidentales, y el arma más afilada del mundo. La sangre
de asesinos fluye en tu cuerpo, así que eres un asesino nato.

»Tu hermano, Chi Yan, heredó las habilidades de sable de Shi Xin.
Encuéntralo, Xiao Lian. Aprende de él las técnicas de sable más fuertes
del mundo.

Xiahou Lian levantó la mirada, sus ojos negros como el carbón y sin
luz reflejaron el rostro del tío Duan. Repitió con voz ronca el nombre
de su hermano que nunca había conocido.
—Chi Yan.

—Así es, vive en la cima del Buda de Cara Negra. Además del abad,
nadie conoce el camino hacia la cima del Buda de Cara Negra, así que
solo puedes confiar en ti mismo y subir. Usa cuerdas, usa dagas, no
importa lo que uses, encuéntralo. Xiao Lian, tienes que reemplazar a
tu madre y convertirte en el asesino más fuerte. Sólo cuando te
conviertas en el más fuerte serás capaz de derrotar a Liu Guizang.

—Lo entiendo.

El cuerpo del joven afligido estaba oculto en la oscuridad. El tío Duan


no podía ver sus ojos, solo podía ver sus magras manos sujetando a
Hengbo. Con ese tipo de uso de toda su fuerza, era como si sus dedos
estuvieran a punto de romperse. El tío Duan tuvo de repente la
sensación de que lo que sostenía no era un sable, sino su vida.

Los asesinos comenzaron a planear su retirada de Liuzhou.


Planeaban retirarse en grupos, y Xiahou Lian estaba en el primero.

Eligieron un día soleado. Qiu Ye, Duan Jiu y Xiahou Lian salieron de
la ciudad a caballo. El campo abierto era ilimitado, y lo que entraba por
sus ojos eran árboles marchitos y cuervos, puentes de losa y caminos
de piedra. Unas tenues nubes flotaban en el horizonte, como una
pintura a mano alzada con tinta extremadamente ligera. Los colores
debajo de ellas eran un poco más oscuros, delineando las
interminables montañas.

A una milla de la ciudad, Xiahou Lian detuvo repentinamente su


caballo.

Qiu Ye y Duan Jiu giraron la cabeza, sorprendidos, para mirarlo.

Estos pocos días, había estado en silencio durante mucho tiempo, y


prácticamente no había dicho nada. Qiu Ye había hecho que la gente
se turnara para vigilarlo, temiendo que hiciera alguna tontería. Sin
embargo, no había hecho nada en absoluto. Comía cuando era hora de
comer, dormía cuando era hora de dormir, y ni siquiera se había
acercado al umbral de la puerta principal. Todavía era un niño, y nadie
esperaba que un niño saliera rápidamente del dolor de perder a su
madre. Sin embargo, incluso había dejado de derramar lágrimas, y se
comportaba espantosamente bien.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó el tío Duan.

Xiahou Lian desmontó su caballo y no respondió. Se arrodilló


directamente junto al camino e hizo tres reverencias en dirección a
Liuzhou.

—¡El hijo no filial Xiahou Lian, despidiendo a mi madre aquí! No


puedo vivir bajo el mismo cielo que el enemigo que mató a mi madre.
¡A partir de ahora, Xiahou Lian y la Aldea de la montaña Jingdao, y Liu
Guizang, no se detendrán hasta la muerte!

Qiu Ye se acercó a su lado.

—Xiao Lian, ¿sabes que si creas un karma de muerte, serás asesinado


en retribución? Nuestras manos están cubiertas de sangre, y nuestros
crímenes son inexpiables. Lo de hoy era de esperar, así que ¿por qué te
niegas a darte cuenta de tu error? Escúchame y no te preocupes por
esto, debes vivir tu propia vida. ¿Cuándo terminará la venganza
mutua? Si matas a Liu Guizang, los descendientes y discípulos de Liu
Guizang también vendrán a matarte, así que ¿para qué molestarse?

—Shifu. —Xiahou Lian no miró hacia atrás, su figura arrodillada


parecía fría y melancólica—. En esta vida y en este mundo, yo, Xiahou
Lian, no tomaré una esposa, no engendraré hijos, no tomaré
discípulos, no haré amistades. Todas las deudas kármicas recaerán
sobre mí. Una vez que me maten, todo cesará.

En invierno, la vegetación del campo abierto se descomponía y el


viento soplaba. Las palabras de Xiahou Lian eran un juramento, y
también un castigo.
Qiu Ye vio como Xiahou Lian se levantaba y se iba de su lado.

El viento penetrante y frío le levantó sin escrúpulos el cabello, y sus


andrajosas túnicas negras se agitaron al ser arrastradas por el viento.
Este niño que había sido anárquico desde la infancia había sido
forzado a crecer por la pena y el odio, solo así. Cuando levantó los ojos,
el corazón de Qiu Ye palpitó ferozmente.

Esos ojos pertenecían a un lobo solitario herido.

Qiu Ye sabía que en el momento en que se curara, sacaría a relucir


sus afiladas garras y colmillos mientras retornaba desde lejos,
vengándose de todos los que habían pisoteado a aquella asesina.
Capítulo 38: Regresando de nuevo

En pleno invierno, caía una fuerte nevada. Era como si la Ciudad


Prohibida estuviera congelada en hielo, y el viento frío era como un
sable, que se clavaba directamente en los cuellos de las personas.

La señora Li se sentó frente a un espejo de bronce con patrones de


diamantes, examinando su propio aspecto. Cuando las mujeres daban
a luz a un niño, parecían envejecer más rápido. Sólo habían pasado
unos pocos años, pero las comisuras de sus ojos parecían arrugadas,
como pliegues en telas de seda que no se podían alisar, y resultaban
molestas de ver.

Su sirvienta personal del palacio, Zhu Xia, corrió hacia ella con pasos
cortos y le dijo en voz baja al oído:

—El oficial en jefe Shen está aquí.

Con una mirada por el rabillo del ojo, la pesada puerta se abrió en su
versión periférica, filtrando un rayo de luz del día. Un hombre alto
cubierto de viento y nieve entró, y una fila de pequeños eunucos que
sostenían bandejas de madera lo siguieron al interior.

Era el hombre más poderoso de la Ciudad Prohibida, además de Wei


De. Hacía tres años que había asumido el cargo de gobernador del
Depósito Oriental. Se paseaba por los patios del palacio acompañado
de un séquito, y el espectáculo era como las montañas y los mares.
Además, era un hombre extremadamente bello. Sus mejillas eran
como porcelana fina, y sus cejas y ojos parecían haber sido esbozados
por un pincel. Las esquinas de sus ojos y las puntas de sus cejas
siempre tenían trozos de sonrisa, aunque no llegaban al fondo de sus
ojos.
—Ve, trae al segundo príncipe aquí —instruyó la señora Li.

—Noble consorte —dijo Shen Jue, se acercó y puso familiarmente la


mano de la señora Li en su antebrazo, guiándola hacia la puerta tallada
del suelo al techo—, este es el tributo de pieles recién ofrecido, y la
emperatriz ya ha elegido. Elija una que sea de su agrado, y daré
instrucciones para hacer una bufanda. El tiempo es frío y el suelo está
helado, así que tenga cuidado con su cuerpo.

Siempre hablaba de forma tan agradable y cálida como una brisa


primaveral, y escucharlo le hacía a uno sentir calor desde el fondo de
su corazón.

La señora Li les echó un vistazo. Había pieles de zorro negro y de


comadreja de las nieves, no diferentes del año pasado. La mejor piel de
dragón de aguja de plata debió ser elegida por la emperatriz, así que
¿qué podía elegir ella? Señaló una al azar y dijo:

—Este pequeño asunto incluso tiene que molestar al oficial en jefe


para que haga un viaje especialmente, ¿qué están haciendo los
sirvientes? —Se sentó en su trono y levantó la cabeza para mirar a
Shen Jue. Encima de su collar de perlas bermellón y jade estaba su
hermosa mandíbula inferior que era como un jade blanco impecable.

Ah, realmente era terrible. Estaba claro que era un hombre, ¿para
qué tenía que ser tan guapo?

—Está bromeando. Es mi bendición hacer recados para usted. Otros


lo piden pero no lo consiguen, así que ¿cómo voy a estar cansado? —
Levantó los ojos y miró de arriba abajo la piel que la señora Li acababa
de elegir, y sonrió ligeramente—. Ha elegido la piel de comadreja de las
nieves, pero el color es demasiado claro. En mi opinión, este visón de
nube negra parece tener una atmósfera firme, que coincide con su
identidad.

Lo que él decía era siempre extremadamente razonable. En estos


últimos años, de manera deliberada o no, había señalado detalles
sobre su vestimenta, su lenguaje y su comportamiento desde la
distancia. En algún momento, ella había ganado la reputación de ser
amable, cortés, recta y virtuosa. Incluso había escuchado que los
eruditos funcionarios más críticos y exigentes la elogiaban
abundantemente.

De acuerdo con su estilo habitual, este visón de nubes negras era sin
duda el más adecuado. Sin embargo, un poco de duda surgió en ella
hoy. Miró a Shen Jue de forma lastimera, pensando: «Este tipo no cree
que esté envejeciendo y que no combino con este pelaje brillante,
¿verdad?».

La señora Li asintió, Shen Jue dio las instrucciones y una fila de


pequeños eunucos cargados de bandejas se retiró por la puerta.

Sólo cuando la puerta se cerró con fuerza se atrevió a relajarse, y


todo su cuerpo se desplomó sobre el trono como si fuera barro. Era
como si Shen Jue no viera esto, sus cejas ni siquiera se movieron.

Nadie más sabía que solo era un tigre de papel, y que los nombres de
«virtuosa consorte» y «refinada y tranquila» habían sido hechos por
Shen Jue. Su gentileza, modestia, cortesía y obediencia eran en
realidad timidez, y su suavidad y amabilidad eran solo en realidad que
sabía reírse.

—Oficial en jefe, por fin has llegado como esperaba. Ah, estás
ocupado, y tengo miedo de que el viejo canalla Wei De lo vea, así que
no me atreví a enviar gente a buscarte. Sólo podía aguantarlo y esperar
a que vinieras cuando estuvieras libre.

—No hay que preocuparse. Si hay algo que le preocupe, sólo dígalo.

—¿Sabías que el emperador vino a verme anteayer?

Las cejas de Shen Jue se curvaron en una sonrisa.

—Esto es algo bueno, pero no parece feliz y en cambio está


preocupado. ¿Cuál es la razón de esto?
—¡¿Qué tiene de bueno?! —exclamó la Sra. Li, arrojando su pañuelo
sobre la mesa con fastidio—. ¡El emperador apenas se había marchado
cuando la emperatriz llegó para invitarme a tomar el té! Ella dijo
algunas cosas burlonas que no supe cómo tomar, y mi sonrisa
complaciente casi me deja la cara rígida. Además, no sé qué le habrá
pasado por la cabeza al emperador, que decidió quedarse a dormir
aquí. La emperatriz incluso debe de pensar que utilicé algún truco para
recuperar el favor imperial, y tal vez en este momento me está
maldiciendo en algún lugar.

Shen Jue apretó las comisuras de los labios y bajó la cabeza,


sonriendo.

—Dado que vino el emperador, usted solo tiene que servirle a gusto.
Acompañar al emperador es originalmente un deber dentro de sus
responsabilidades, por lo que ni siquiera la emperatriz puede
encontrar fallos en esto. Usted tiene que recordar que ocultar las
capacidades de uno es para acumular energía y usar tácticas
indirectas, y no ser indulgente en todas partes, ya que eso hace que los
demás piensen que somos débiles y fáciles de intimidar. Sólo hay que
preocuparse de ser prudente y cortés para que no haya nada con lo que
la emperatriz pueda reñir. Que el emperador venga es algo bueno. Así,
la emperatriz sabe que el emperador aún la guarda a usted en su
corazón, por lo que no puede tocarla fácilmente.

—¿Es así? —La señora Li suspiró aliviada y dijo abatida—: Ser una
noble consorte realmente no es un trabajo para una persona. Tengo
miedo de que la emperatriz me guarde rencor de nuevo, así que he
estado llena de miedo estos días. No me atrevo a comer nada, ni a beber
nada. Incluso tengo que hacer que Zhu Xia inspeccione el incienso de
la habitación varias veces.

—Realmente es una vez mordido, dos veces tímido. —Shen Jue se rio
a su pesar—. Estoy por todas partes, así que esas cosas impuras no
pueden entrar en el Palacio Chengqian. Estos asuntos incluso la
hicieron preocupar, así que yo debería castigarme y ofrecer una
disculpa.

—Entonces tendré que confiar en usted, oficial en jefe. —La señora


Li sonrió felizmente. La niebla que había estado en su corazón durante
muchos días se dispersó, y al instante se relajó mucho. Justo después
de decir esto, Zhu Xia guio al segundo príncipe mientras entraban.

Era un niño decorado con polvo y tallado en jade. Tenía tres años y
aún tropezaba al caminar. Hacía frío en invierno, así que estaba
completamente envuelto como una bola de nieve. Entró y miró a su
alrededor.

Cuando vio a la señora Li y a Shen Jue, no llamó primero a su madre.


En su lugar, gritó alegremente «oficial en jefe Shen», y se lanzó a los
brazos de Shen Jue como un petardo.

La señora Li regañó al segundo príncipe por no entender las reglas y


alargó la mano para tirar de él. Él se quedó en los brazos de Shen Jue y
se negó a moverse, así que la señora Li sólo pudo rendirse y decir a
Shen Jue:

—Oficial en jefe, mira a este niño. Aunque ha nacido como yo, por lo
que su mente no está iluminada, todavía sabe quién lo trata bien
sinceramente. Te trata con tanta intimidad que tú relación con él es
como la de un segundo padre para él. Nosotros, madre e hijo, estamos
solos y desamparados. En este profundo palacio, el único en el que
podemos confiar eres tú, oficial en jefe, así que espero que pueda dar
muchos cuidados.

Las tenues sombras de la lámpara reflejaban los ojos bajos de Shen


Jue. La señora Li vio aparecer en las comisuras de su boca el atisbo de
una ligera sonrisa, pero esa sonrisa era demasiado superficial, con un
arco indiferente. Shen Jue abrazó cautelosamente al segundo príncipe
y sostuvo sus pequeñas manos cálidas y suaves entre las suyas que
eran como sostener una bola de algodón.
—El príncipe es noble y guapo, y su futuro es naturalmente
ilimitado. Yo no soy más que un humilde sirviente, así que ¿cómo
puedo atreverme a considerarme el segundo padre del príncipe? Por
favor, no vuelva a mencionar esto.

La señora Li dijo repetidamente que sí, y Shen Jue tomó su capa de


manos de un pequeño eunuco y se la puso, abrochando los botones
dorados. Saludó humildemente con las manos juntas a la señora Li,
luego se dio la vuelta y se adentró en el viento y la nieve que llenaban
el cielo. La señora Li lo contempló desde la distancia mientras salía por
la puerta del palacio y dejó escapar un leve suspiro.

—Noble consorte, ¿qué quiso decir exactamente? —Zhu Xia hizo un


mohín mientras preguntaba—. ¿Nuestro segundo príncipe no es lo
suficientemente bueno para él? De verdad.

—¡Los corazones de los hombres son agujas en el fondo del mar! —


dijo la señora Li débilmente—. Especialmente los hombres hermosos.

Zhu Xia chasqueó la lengua.

—Efectivamente, no hay nada que decir sobre el hermoso aspecto


del oficial en jefe Shen.

—¡Maldita niña, no te habrás encaprichado de él!, ¿verdad? —La


señora Li la miró de reojo.

Las mejillas de Zhu Xia se pusieron muy rojas y se apresuró a decir:

—¡Qué tonterías dice! Usted no tiene sentido de la vergüenza, ¡pero


yo sí!

La señora Li se rio mientras se rascaba la axila.

—¡Si te emparejo con él, formaremos una familia, así no tendremos


miedo de que no nos ayude más!
El viento y la nieve eran inmensos, y Shen Jue sostenía un
calentador de manos y se sentaba en un carruaje, cerrando los ojos
para descansar. Ahora era como si no parara ni un momento, parecido
a una peonza. Después de ocuparse de la señora Li, tenía que ocuparse
de Wei De, y después de ocuparse de Wei De, tenía que ocuparse del
emperador. Por debajo, todavía había un grupo de burócratas grandes
y pequeños haciendo cola y queriendo hablar con él, y no podía
rechazarlos a todos.

Shen Jue frunció las cejas mientras abría las cortinas, mirando la
nieve que caía y que era como plumas de ganso. La nieve cubría el
suelo, espesa y sólida, y las montañas lejanas y cercanas se habían
vuelto blancas. Shen Jue se apoyó en las cortinas que rodeaban el
carruaje y recordó antes cuando había estado en la Mansión Xie.
Xiahou Lian y él habían sido castigados con arrodillarse, y Xiahou Lian
lo había cargado en su espalda, regresando al Patio Qiuwu. Aquel día,
una gran nevada había llenado también el cielo, a la deriva por todas
partes.

Había sido invitado por el ministro principal del Tribunal de


Revisión Judicial224 a ir a su casa a comer. En la mesa del comedor, los
escupitajos salían de la boca del hombre lleno y gordo que habló
durante mucho tiempo sobre el principio del bien y el mal para el país
y la gran armonía en el mundo. También presumió de que Shen Jue era
un funcionario esencial y un pilar del país. La comida sabía a cera de
vela, y el rostro de Shen Jue era serio, sus palabras le entraban por un
oído y le salían por el otro.

El festín terminó por fin, y Shen Jue rechazó su invitación para la


cena y la siguiente reunión. Saludó a Shen Wenxing, que había estado
de pie a un lado, y salió. El ministro jefe lo siguió, haciendo una

224
Organismo del gobierno central en la antigua China, generalmente encargado de revisar los
procedimientos judiciales. Era uno de los Nueve Tribunales y trabajaba en estrecha colaboración con el
Ministerio de Justicia y el Censorado.
reverencia, y arrebató el paraguas que tenía en las manos Shen
Wenxing para sostenerlo para Shen Jue. Shen Jue dio
imperceptiblemente unos pasos hacia un lado, con la mitad de su
hombro al aire libre y la nieve cayendo sobre la mitad de su cuerpo.

Al entrar en el patio, Shen Jue estaba a punto de decirle


amablemente que no necesitaba acompañarlo más cuando una
muchacha con el cabello revuelto irrumpió de repente en la puerta
lateral que daba al patio lateral, corriendo directamente hacia la
puerta principal. Todo el mundo se sobresaltó, y unos cuantos
sirvientes que estaban en la puerta estuvieron a punto de detenerla. La
muchacha vislumbró a Shen Jue, que estaba en el patio, se detuvo y se
lanzó a sus pies.

—¡Eunuco, ayúdeme! ¡Eunuco, ayúdeme!

—¿Quién es esta? ¡Deprisa, llévatela! Nada puede perturbar el


elegante interés del oficial en jefe. —Al ver este imprevisto, el rostro
del ministro principal estaba tan frío como el agua congelada, y gritó
a diestra y siniestra.

Unos cuantos sirvientes iban a acercarse a detenerla, pero la


muchacha se apresuró a abrazar con fuerza los pies de Shen Jue y gritó:

—¡Soy Zhu Mingyue, la prometida del capitán Situ Jin, del Batallón
de los Cinco Cuarteles! A mediodía, el hijo mayor del ministro
principal del Tribunal de Revisión Judicial me forzó a venir aquí. Mi
prometido está en el cuartel de los suburbios de la capital. ¡Por favor,
ayúdeme, oficial en jefe, por favor, ayúdeme!

Shen Wenxing se asustó mucho. Shen Jue siempre había estado


obsesionado con la limpieza, y nunca dejaba que otros se acercaran a
él. Los pequeños eunucos que le atendían tenían incluso que bañarse
tres veces al día, y si sudaban incluso un poco, no se atrevían a
acercarse a Shen Jue. Esta chica había sujetado los pies de Shen Jue
desde el principio, por lo que sería extraño que Sher Jue no la cortara
en pedazos.
El hijo mayor se acercó corriendo por detrás de ellos. Cuando vio a
Mingyue sujetando a Shen Jue, se sorprendió al instante y se apresuró
a decir:

—Oficial en jefe, no escuche las tonterías de esta chica. Es la hija de


un sirviente de mi familia y una loca. Hoy no la he vigilado y lo ha
molestado sin motivo. Me la llevaré ahora mismo. ¡Sirvientes,
arrastren a esta loca lejos!

Mingyue se asustó y sacudió la cabeza.

—¡Está diciendo tonterías! ¡Está diciendo tonterías! Ha intimidado a


mi padre para que muera de una enfermedad, y mi prometido vive en
el cuartel, ¡así que me ha capturado dentro de la mansión! Oficial en
jefe, usted es una buena persona, ¡por favor ayúdeme! ¡Se lo ruego!

Esta era su única oportunidad. Por fin había salido de la leñera, y la


mansión estaba fuertemente vigilada. Vio que estaba muy cerca de la
puerta principal, así que mientras Shen Jue estuviera dispuesto a
ayudarla, podría escapar con vida.

Llena de esperanza, levantó la cabeza, pero sólo vio la fría mirada de


aquel hombre sombrío. Le dijo fríamente:

—Me has ensuciado las botas.

Como si le hubieran echado una palangana de agua fría, desde la


cabeza hasta los pies, Mingyue se quedó sin palabras. Shen Jue frunció
profundamente las cejas y subió al carruaje en la puerta. La expresión
del hijo mayor se iluminó de alegría y lanzó una mirada significativa
a los sirvientes. Dos sirvientes agarraron los pies de Mingyue y la
arrastraron hacia el patio trasero.

Mingyue gritó con fuerza mientras luchaba, con sus manos


arañando el suelo. Las uñas se le rompieron por completo, pero solo
rascó diez líneas de sangre negra y roja que se retorcían como
serpientes.

Situ Jin caminaba por la calle. Hoy era el cumpleaños de Mingyue,


así que el mes pasado ya había preparado un documento para el trono
en el que pedía un permiso para poder estar libre hoy. Había ahorrado
el sueldo de tres meses para comprar un broche de seda dorada para el
cabello en la Fábrica Liuli como regalo de compromiso. La
casamentera ya estaba preparada y pensaba proponerle matrimonio
hoy mismo.

Hace tres años, cuando nació el segundo príncipe, el emperador


había proclamado una amnistía general. Tras ser indultado, había
regresado a la corte y había sido reintegrado a su antiguo cargo. Pero
ese año había sido una pesadilla para Mingyue. Ese año, el doctor Zhu
había muerto de una enfermedad, por lo que Mingyue se había
quedado sin nadie
y vivía en la capital sola. Sobrevivía a base de salir de la ciudad,
recolectar hierbas medicinales y venderlas a las clínicas médicas que
conocía, además de realizar algunas labores de costura toscas.

Era guapa, por lo que era conocida en esa zona por ser una belleza de
la medicina herbal, y con frecuencia había gamberros y rufianes que
llamaban a su puerta en mitad de la noche. Mingyue tenía miedo, así
que todas las noches utilizaba mesas, sillas, cucharones y palanganas
para bloquear la puerta principal. Tampoco se atrevía a descuidar la
puerta de su habitación, así que utilizaba baúles para bloquearla con
firmeza. La casamentera la visitaba a menudo y la instaba a casarse.
Ella siempre utilizaba el luto por un padre para negarse, pero todos
sabían que estaba esperando a un hombre que no volvería hasta Dios
sabe cuándo.

Situ Jin aún recordaba que el día que había regresado, Mingyue
llevaba un cesto de medicinas a la espalda, apoyada en el umbral y
mirándolo desde la distancia. Él se acercó, y ella no pudo contenerse,
llorando de tal manera que las lágrimas cubrieron su rostro. Había
adelgazado mucho, y su pequeña cara, que al principio tenía el tamaño
de la palma de la mano, se había vuelto tan delgada que su barbilla era
puntiaguda, como si pudiera pinchar a alguien.

«Capitán Situ, mi padre se ha ido». Mingyue lloró mientras lo


miraba. «Ya no tengo padre, así que estaré sola en el futuro».

Situ Jin era torpe al hablar, así que dudó durante mucho tiempo
antes de consolar con cautela:

«Está bien, yo también estoy solo, así que si nos sumamos, somos
dos personas».

Ella utilizó sus dedos para secar sus lágrimas. Mientras lloraba, soltó
una breve carcajada.

En realidad, él quería decir que si ella estaba dispuesta, en el futuro


habría tres personas, cuatro personas o cinco personas.

A principios de este año, Mingyue había dejado por fin el periodo de


piedad filial225. Situ Jin se había preparado durante mucho tiempo. No
tenía parientes, así que sólo podía organizar el matrimonio, invitar a
la casamentera, calcular los ocho caracteres y calcular la fecha,
teniendo que hacerlo todo él mismo. Lo más importante era el regalo
de compromiso. Mingyue era la mejor chica que había conocido, así
que tenía que darle lo mejor que pudiera.

La luz del sol invernal era cálida, la nieve del suelo tenía una luz fría,
y un peral en flor había florecido a la entrada del callejón. Los pétalos,
de un blanco puro, bajaron volando y salieron disparados a unos
metros de distancia. Cuando aterrizaron en la nieve, no se podía
distinguir si eran flores o nieve. Situ Jin estaba muy contento, y su
rostro, que normalmente no tenía ninguna expresión, desbordaba
inusualmente de felicidad. Varias personas que pasaron junto a él no
pudieron evitar volver la cabeza y mirar de nuevo.

225
El periodo de tiempo tras la muerte de un padre en el que no se podía participar en las ceremonias y se
ofrecían sacrificios.
Después de pasar la entrada del callejón, vio a la casamentera dando
vueltas en la puerta, pareciendo ansiosa.

—¡Ah, capitán Situ, por fin estás aquí! —La casamentera levantó los
ojos y vio a Situ Jin, se acercó apresuradamente a él y le dijo con un
mohín—: La señorita Mingyue ha sido capturada por el hijo mayor del
ministro principal del Tribunal de Revisión Judicial. ¡Date prisa y
piensa en algo!

Como si un trueno hubiera golpeado la parte superior de su cabeza,


el cuero cabelludo le cosquilleó al instante, como si sus ojos estuvieran
llenos de crujidos de flores doradas cayendo. Situ Jin se agarró a la
pared para estabilizarse y preguntó:

—¿Cuándo ha ocurrido esto?

—Hoy al mediodía, ¡hace ya casi dos horas!

Situ Jin no dijo nada más. Frunció los labios y volvió a su casa,
agarrando un sable del altar.

Era el sable que había intercambiado por ser aprendiz de herrero en


el Norte. Los sables del Norte tenían particularmente una hoja delgada
y ligeramente curvada, como el arco de una luna nueva. La
casamentera lo siguió de cerca, y cuando lo vio sacar el sable, se puso
pálida del susto.

—¿Qué vas a hacer? ¿Vas a arriesgar tu vida y luchar contra él? No.
La fuerza está en el número, ¡y además serás arrestado por los
funcionarios del gobierno!

—No hay otra manera. Si no voy ahora, será demasiado tarde.

No se atrevió a decir que quizás ya era demasiado tarde.

Su rostro estaba tranquilo y cargaba el sable, lleno de intención


asesina, mientras se dirigía a la residencia del ministro principal del
Tribunal de Revisión Judicial. La casamentera suspiró desesperada y
pisó con ansiedad, mirando la espalda decidida de Situ Jin. Al final, no
lo siguió.

Shen Wenxing ayudó a Shen Jue a subir al carruaje y agitó un batidor


de cola de caballo mientras se apresuraba a regresar, gritando con voz
estridente:

—¡Espera, espera!

El ministro principal del Tribunal de Revisión Judicial se apresuró a


dar un paso al frente y dijo:

—Me pregunto qué más puedo hacer por el oficial en jefe.

—El gobernador dijo que esta mujer ensució sus botas y es muy
detestable, por lo que debe ser llevada de vuelta al Depósito Oriental.
Si no puede lavar sus botas hasta estar limpias, no se le permite salir.

—Esto… —El hijo mayor sonrió apaciguadoramente—. ¿Por qué no


le envío un par al oficial en jefe? Son artículos del Pabellón Xingyun226,
¡así que son los más cómodos!

Shen Wenxing lo miró de reojo y exhaló por la nariz, burlándose:

—¿Le falta un par de zapatos al gobernador? ¿Qué, esta mujer


ofendió al gobernador, pero todavía quieres mantenerla ilegalmente?

—¡No me atrevo, no me atrevo! —El ministro principal miró con


odio a su hijo mayor y señaló a los sirvientes regañando—: ¡Deprisa,
suéltenla!

Los sirvientes se miraron y la soltaron, asustados. Mingyue los


apartó de una patada y se escabulló detrás de Shen Wenxing. Las
manos de Mingyue, tan blancas como las cebolletas, estaban cubiertas

226
Lit. Pabellón de las Nubes Fluyentes.
de sangre, y sus ojos en forma de albaricoque tenían lágrimas, a punto
de gotear.

Efectivamente, tenía un buen aspecto. No es de extrañar que su


padrino quisiera salvarla.

En estos años, cuando Shen Jue había ganado poder, la gente de


abajo le había ofrecido muchas concubinas y prostitutas. También
había gente que enviaba prostitutos. Pero a Shen Jue no le había
gustado ni uno solo de ellos, y los había rechazado a todos. Más tarde,
todos lo entendieron. Al fin y al cabo, era un eunuco al que le faltaba
un trozo de entrepierna, así que ¿no era poner este tipo de cosas
delante de él pincharle el corazón? Por lo tanto, habían dejado de
hacerlo.

Shen Wenxing pensó en un principio que a Shen Jue no le gustaban


estas cosas, pero hoy pareció que solo era porque no había conocido a
la persona adecuada. Le sonrió apaciguadoramente y la condujo al
carruaje. Mingyue se limpió la cara mientras decía:

—Oficial en jefe, gracias por salvarme.

No hubo ningún movimiento en el interior del carruaje, y solo una


capa fue arrojada.

Shen Wenxing recogió la capa, murmurando en su corazón que el


gobernador era demasiado torpe. Había salvado a una chica, pero era
como si alguien lo hubiera obligado a hacerlo. Le entregó la capa a
Mingyue y le dijo:

—No hay ropa de mujer en el carruaje, así que la molesto en usar una
capa por ahora.

Mingyue estaba llorando.

—Gracias, oficial en jefe. Gracias, ¡realmente es una buena persona!

Shen Wenxing sonrió.


—Sólo recuérdalo en tu corazón y sirve bien al gobernador en la
mansión.

Mingyue se quedó atónita de inmediato.

—¿Qué... Qué quieres decir?

—¿Qué más puedo querer decir? ¿Cómo puede nuestro gobernador


salvar a alguien por nada?

Justo después de decir esto, un zapato fue lanzado fuera del carruaje,
golpeando a Shen Wenxing en la cabeza. Shen Wenxing levantó la
vista, asustado, y se encontró con los sombríos ojos de Shen Jue.

—Hay una boca de más en tu nombre, debería quitarla.

—¡Padrino, perdóname la vida! —Shen Wenxing se cubrió la boca.

Mingyue y Shen Wenxing caminaban junto al carruaje. En la calle


Andingmen227 iban y venían carruajes, caballos y corrientes de gente.
Mingyue se envolvió la capa con fuerza, cubriéndose firmemente. El
cabello de la sien estaba desordenado y su ropa aún estaba sucia, por
lo que le daba mucha vergüenza enfrentarse a la gente. Cuando
llegaron al Puente Haizi228, un hombre hirviente de intención asesina
caminaba hacia ellos. El corazón de Mingyue dio un salto feroz y llamó:

—¡Capitán Situ!

Situ Jin se quedó atónito y levantó la vista. La chica en la que


pensaba constantemente estaba envuelta en una capa y corría hacia él.
Detrás de ella, había un carruaje poco llamativo con cortinas blancas,
y junto a él había una persona que parecía un eunuco y cuyo rostro era
liso con cabello brillante y una apariencia sonriente natural.

227
Lit. Calle de la Puerta del Establo.
228
Lit. Puente del Lago.
—El gobernador del Depósito Oriental está dentro del carruaje. Es el
que me ha salvado —susurró Mingyue.

Situ Jin se acercó y saludó con las manos juntas.

—Oficial en jefe, muchas gracias por salvarla. Soy Situ Jin. Si hay
algo que necesite, sólo tiene que instruirme. No me negaré aunque
muera diez mil veces.

Ante sus ojos, la cortina se abrió y Situ Jin escuchó una voz
indiferente.

—Situ Jin, el decimoctavo erudito marcial de Xuanhe. He oído que


puedes tensar el arco con cualquier mano, que puedes atravesar una
hoja de sauce con una flecha a cien pasos de distancia, y que puedes
disparar cien veces y dar en el blanco cien veces. Recibiste el arco
tallado en oro del emperador y serviste en la defensa derecha de la
Guardia del Bosque Emplumado. Desgraciadamente, tres años
después, debido a que Garan de las Siete Hojas asesinó a la antigua
noble consorte, abandonaste tu puesto, fuiste degradado por mala
conducta y te fuiste al Batallón de los Cinco Cuarteles en los suburbios
de la capital. Pero como disparaste al caballo del príncipe mayor y
provocaste que éste cayera y quedara lisiado, fuiste castigado con cien
azotes y exiliado a tres mil millas de distancia. Tienes mala suerte,
pero tu suerte tampoco es mala. Estuviste exiliado durante tres años,
volviste a la corte después de la amnistía y fuiste reintegrado. Sin
embargo, en total, has sido funcionario durante seis años, pero sigues
siendo un capitán desconocido y pequeño.

Situ Jin bajó la cabeza, en silencio.

—Mira hacia arriba.

Situ Jin levantó la cabeza. Sobre el sencillo carruaje y el caballo


blanco, apareció un rostro familiar. Hace unos años, aún era un
pequeño eunuco entre la adolescencia y la juventud. Ahora, sentado
en el carruaje, era ya un joven prometedor.
—Te debo una vida —dijo Shen Jue—. A los comandantes de las
compañías del Depósito Oriental todavía les falta una persona. Si
quieres, ven al Depósito Oriental mañana por la mañana para pasar
lista.
Capítulo 39: Plan de largo alcance

Aldea de la montaña Jingdao, Pabellón del Agua Fenglai229

Liu Guizang estaba sentado con las piernas cruzadas en el suelo, con
un sable delgado y largo de hoja estrecha sobre su regazo. Las cortinas
colgaban a su alrededor, meciéndose con el viento, como una niebla
nebulosa. Fuera del pabellón del agua, los árboles verdes se alzaban en
las sombras. Las sirvientas permanecían inmóviles en la distancia,
esperando su llamada en cualquier momento.

Este era el pabellón de agua del que se enorgullecía, ya que había


supervisado personalmente su construcción. Todas las piedras de la
montaña Huang230 habían sido transportadas desde Anhui a través de
una larga distancia, y apiladas en una montaña de nieve artificial ante
sus ojos. Aquí recibía a estimados invitados de todo el mundo, y
escuchar sus voces era como escuchar la Nieve Blanca de Shi Kuang en
Primavera Temprana231.

—¡Líder de la Aldea, la Secta Marea Furiosa del Mar del Este viene a
ofrecer nuestro pergamino de sable!

—¡El Primer Sable del Cielo de las Montañas Taihang viene a ofrecer
nuestro pergamino!

—¡El Sable del Caballero del Lago Oeste viene a ofrecer nuestro
pergamino!

229
Lit. Viene el viento.
230
Lit. Montaña Amarilla, famosa cordillera de la provincia de Anhui, en el este de China.
231
Una famosa pieza de guqin que se dice que fue compuesta por Shi Kuang, un famoso maestro de música
de la antigua China.
Abrió los ojos y, como un león que contempla su territorio, sus ojos
se llenaron de satisfacción y felicidad.

—Transmitan las órdenes de preparar un festín. ¡Caballeros,


disfruten todo lo que puedan antes de regresar!

—¡Gracias, Líder de la Aldea! —Todos inclinaron la cabeza al unísono


y salieron del Pabellón del Agua Fenglai, uno tras otro.

Fuera de las cortinas, de repente sonó un claro aplauso. Liu Guizang


giró la cabeza, entrecerró los ojos y vio una figura negra sentada a su
derecha. Llevaba una capucha muy grande, que sólo dejaba ver un
poco de su barbilla, la cual tenía barba. Como su cuerpo estaba oculto
tras las pesadas cortinas, incluso su figura parpadeaba junto con el
vaivén de las cortinas.

—Felicidades al Líder de la Aldea Liu por cumplir los deseos de su


corazón. Todos los pergaminos de sable del mundo pertenecen a la
Aldea de la montaña Jingdao. Eres digno del título de ser el primero en
el mundo de las artes marciales y un gran maestro del mundo.

—Me halagas. —Liu Guizang dejó lentamente la copa de vino—.


Comparado con tu abad, todavía estoy muy lejos.

—Ha vivido recluido fuera del mundo durante mucho tiempo y ya


se ha desvanecido de la memoria de la gente. ¿Cómo puede ser
comparado contigo?

—Te equivocas —dijo Liu Guizang en voz baja—. Es precisamente


porque desapareció y pasó desapercibido. Ya nadie puede desafiarlo,
así que nadie puede superar su reputación. Hace treinta años, mató a
una persona en un paso, y mató a diez personas en diez pasos. La
sangre caía a sus pies, y era como si hubiera un loto de sangre a cada
paso. Para esa escena, aunque no estuve en el campo de matanza, ¡sólo
escuchar las narraciones de los ancianos es como verlo con mis
propios ojos!
—Todo está en el pasado.

—¡Pero él es un mito insuperable!

El hombre de negro dejó escapar una risa baja.

—Líder de la Aldea Liu, ¿Resulta que quieres la vida de nuestro abad?

—Mientras seas mi topo, ¿qué hay que temer? —Liu Guizang


sonrió—. Amigo mío, ¿no quieres convertirte en el nuevo abad?

—¡La gente es realmente codiciosa! —El hombre de negro suspiró


profundamente—. Buda Shi Xin es un hombre que está en la cima de la
montaña y recoge las estrellas, así que ¿cómo puedo yo, que soy como
una hormiga, atreverme a contender con él?

Liu Guizang se burló:

—Mil taels pudieron comprar la vida de la Garuda. Me pregunto si


tres mil taels son suficientes para la vida de Shi Xin.

—Por supuesto que no es suficiente. —El hombre de negro sonrió


misteriosamente—. Soy muy leal a él.

Fue como si Liu Gulzang hubiera escuchado un chiste, y se rio a


carcajadas.

—¡¿Leal?! ¿Quién no sabe que Garan de las Siete Hojas trabaja por
dinero? ¿Qué, crees que tres mil taels es poco? Pues cuatro mil taels.
No tienes que hacer ningún movimiento, sólo tienes que decirme
dónde está.

—Líder de Aldea Liu, conoces bien las técnicas de sable del mundo,
pero no conoce cada pequeña cosa sobre Garan. —El hombre de negro
dijo en voz baja—. Me pregunto si has oído hablar de una leyenda. Hace
muchos años, cuando las llamas de la guerra se extendían por todo el
mundo, la gente común estaba empobrecida y los sableadores
dependían de un sable para andar por todas partes. En aquella época,
había odio entre la gente común, por lo que escribían a las personas
odiadas en los ladrillos de los templos, rogando a Buda que se apiadara
de ellos y resolviera su enemistad. Para mostrar su respeto, colocaban
un poco de comida ante los pies de Buda. A veces eran unos bollos al
vapor rellenos de carne picada, y otras veces eran bollos al vapor con
migas de azúcar pegadas. Cuando los sablistas que pasaban veían el
nombre y las ofrendas, se comían la comida que había dentro y
agarraban sus sables para matar al enemigo con ese nombre. Más
tarde, este grupo de sablistas se reunió y formó Garan. Esos fueron los
primeros asesinos. Se sentaban bajo los mismos aleros y comían con
ladrones y asaltantes, y dormían en las mismas camas con prostitutas.
Mientras escuchaban las oraciones frente a Buda, caminaban en la
noche con sus sables y perseguían y mataban durante miles de millas.
Ésos eran mis antepasados, y sólo asesinaban por comida y ropa.

—Ahora, es por el dinero, y quizás también por casas y mujeres.

—Mal, mal. —El hombre de negro sacudió la cabeza—. Ahora, somos


fantasmas que caminan en la noche, reclamando vidas por sus
nombres. No lo hacemos por cualquier cosa.

—Al final, no te atreves a ser el enemigo de Shi Xin. —Liu Gulzang


miró al hombre de negro con desprecio—. Todavía puedes darme la
vida de ese Xiahou Lian, ¿verdad?

El hombre de negro seguía negando con la cabeza.

Liu Guizang estaba furioso y se levantó, sacudiendo su ropa.

—¡No es más que un inútil! Teniéndolo o no teniéndolo, ¿qué es lo


que pierdes?

—Te equivocas de nuevo. —El hombre de negro se levantó, con las


manos superpuestas frente a su abdomen, y se dirigió hacia las
profundidades del bosque—. Él es la mitad de la Garuda, y es el futuro
de Garan. Si no, ¿por qué habría venido desde tan lejos para cooperar
contigo, insecto? Una verdadera espada afilada debe ser fundida con
odio, y debe ser forjada con sangre. Ahora, tiene suficiente odio, pero
aún necesita más sangre.

—¿Qué... quieres decir? —Liu Gulzang abrió los ojos con terror.

—Tu sangre allanará su camino hacia el liderazgo de Garan —dijo el


hombre de negro—. Espero que la próxima vez que nos encontremos,
todavía estés vivo. Adiós, Líder de Aldea Liu.

Cuando las cortinas volvieron a temblar, el hombre de negro ya


había desaparecido sin dejar rastro. Se fue como había venido, sin
dejar huella, como un fantasma que aparece y desaparece en el aire. El
sudor frío de Liu Guizang goteaba y él temblaba mientras se sentaba.

¡Sólo decía cosas espantosas para asustarlo! Aquel era un bueno para
nada que no se atrevió a salir ni siquiera cuando su madre había sido
devorada poco a poco por los perros. ¿Cómo podría quitarle la vida?

Liu Guizang acarició el sable largo en la palma de su mano y se sintió


ligeramente tranquilo.

Pero al momento siguiente, recordó cuando había estado en la larga


calle del mercado del norte y había visto de lejos la mirada de aquel
muchacho, y no pudo evitar un escalofrío.

En el denso bosque, el hombre de negro avanzaba lentamente. Sus


pasos eran irracionalmente ligeros, como si estuviera pisando en el
vacío, sin hacer ningún ruido

No muy lejos, había un arroyo, y las mujeres que lavaban la ropa


tenían las mangas arremangadas y los pantalones atados mientras
golpeaban la ropa. La luz del sol era inmensa y ondulante, y brillaba
sobre sus manos y pies que eran como raíces de loto, blancas y muy
bonitas.

—Ah, lo había olvidado. —El hombre de negro murmuró para sí


mismo—. Todavía le falta una mujer. Esta mujer tiene que ser lo
suficientemente hermosa y gentil, y es mejor si puede curar su dolor
por la pérdida de su madre. Los chicos tienen que estar en la cama de
una mujer antes de poder convertirse en un verdadero hombre.

Yamen del Depósito Oriental.

Un veloz caballo corrió hacia la puerta del yamen. El subalterno del


Depósito Oriental que llevaba una armadura negra y que estaba
encima del caballo se bajó de un salto, y el veloz caballo que iba detrás
de él acabó gimoteando de cansancio mientras se desplomaba en el
suelo. El subalterno llevaba un documento con las palabras «entrega
inmediata» impresas en él. Los guardias del yamen no se atrevieron a
retrasarlo, así que abrieron la puerta y lo dejaron pasar. El subalterno
llevaba el documento en sus manos y se apresuró a recorrer todo el
camino, pasando por delante del muro de pantalla232, atravesando una
puerta de luna y dirigiéndose directamente al vestíbulo trasero.

Shen Jue estaba bebiendo té caliente. Él preguntó:

—¿Qué es?

El subalterno dobló la cintura y cruzó el umbral. Se arrodilló en el


suelo y dijo:

—Entrega urgente desde Liuzhou, trayendo noticias. La Garuda fue


asesinada en la Aldea de la montaña Jingdao, el Líder de la Aldea de la
montaña Jingdao, Liu Gulzang, expuso su cadáver en el mercado e hizo
que los perros mordieran su carne y sus huesos. Por el momento, nadie
de Garan se ha presentado.

El té caliente cayó de sus manos y se derramó en sus brazos; el té


fluyó por todo su cuerpo. Shen Wenxing hizo un «ah» y se apresuró a
tomar un pañuelo para limpiar a Shen Jue.

¿La Garuda estaba muerta? Shen Jue no se atrevía a creerlo. El


aspecto de los labios curvados y la débil sonrisa de aquella mujer

232
También conocido como muro espiritual. Se trata de una pared utilizada en la arquitectura tradicional
china para proteger las entradas de las puertas. Imagen de referencia.
demoníaca se reflejaban en su mente hasta el día de hoy, vívidos en los
ojos de su mente.

Ella estaba muerta, así que ¿qué pasa con Xiahou Lian? Shen Jue se
apresuró a preguntar:

—¿Qué noticias hay sobre Xiahou Lian?

—No ha habido rastros de él.

Shen Jue permaneció sentado aturdido durante un rato hasta que


Shen Wenxing le preguntó en voz baja:

—Padrino, ¿quiere ponerse ropa limpia?

Shen Jue miró las manchas de té en su ropa, sacudió la cabeza y


preguntó:

—¿Sabes por qué mataron a la Garuda?

El subalterno contestó:

—Según la información interna, parece que se debió a que el día del


asesinato de la Garuda hubo una fuerte lluvia en Liuzhou. Hace
muchos años, ella soportó unos azotes por su hijo, y sus viejas heridas
no se curaron durante mucho tiempo y se agravaron con la lluvia. Así,
perdió y fue asesinada por Liu Guizang.

Shen Jue se sorprendió en su corazón. ¿Qué azotes, qué viejas


heridas? ¿Podrían ser los azotes de hace cinco años cuando Xiahou
Lian lo dejó escapar sin permiso? Shen Jue no sabía cuál era el
sentimiento en su corazón. Era como un lío que no se podía desenredar
ni recoger. No había esperado que el viejo asunto que había quedado
enterrado bajo el polvo y el humo hubiera desembocado en algo así.
Sin saberlo, ¡él también había participado en la muerte de la Garuda!
Sin embargo, no habría pensado que, para salvarlo, ¡la madre de
Xiahou Lian había pagado un precio tan alto!
¿Qué haría Xiahou Lian? Si supiera que salvarlo en ese momento
tendría este tipo de consecuencias, ¿se arrepentiría y se culparía?

¿No querría… volver a verlo?

La luz y la oscuridad se entremezclaban en los ojos de Shen Jue. Sus


dedos estaban presionados sobre la mesa, apretados de tal manera que
las puntas de estos estaban pálidas.

En ese momento, el subalterno que custodiaba la puerta entró


corriendo y le entregó una pequeña caja de sándalo.

—Gobernador, hace un momento, una madre y su hijo han enviado


esta caja a la puerta. Dijeron que hace medio año, una mujer les
exhortó a enviar la caja al Depósito Oriental si no volvía a recogerla en
medio año.

Shen Jue miró la pequeña caja. No se veía ninguna expresión en su


rostro, sólo se podía ver que sus densas pestañas temblaban
ligeramente al abrir la caja. Dentro sólo había un título de propiedad.
La casa estaba en el carril Jinggong233, y era un pequeño patio detrás
del Templo Fuxiang234 y al lado del Puente Bullang235.

El nombre del dueño de la casa era Xiahou Lian.

Shen Jue acarició una parte del título de propiedad y preguntó:

—Entonces, ¿dónde están la madre y el hijo?

El subalterno llevó a la madre y al hijo al interior, y los dos se


abrazaron, retrocediendo. Había varios parches en sus abrigos de
algodón, pero estaban muy limpios. El niño se escondió detrás de su
madre, asomando una cabeza desgreñada mientras miraba a Shen Jue.

—¿Sabes quién era la mujer que te dio la caja?

233
Lit. Carril del Respeto Tranquilo.
234
Lit. Templo Auspicioso.
235
Lit. Puente del Grano de Tela.
—Es una heroína, y dijo que su apellido es Xiahou. —La madre dijo
en voz baja—. Mi Xiao Bao se cayó al agua, y fue ella quien salvó a Xiao
Bao. Eunuco, nunca hemos abierto la caja, así que no sabemos qué hay
dentro. ¿Podemos… podemos ir a casa?

Shen Wenxing dijo sorprendido:

—No sabías lo que había dentro pero lo enviaste así, ¿no temías que
pasara algo?

—También es una mujer que tiene un hijo, lo noté —dijo la madre—


. Alguien que es madre no hará cosas malas.

Shen Jue agitó la mano, dejando que Shen Wenxing les diera unos
cuantos lingotes de plata y los enviara fuera del yamen. Hizo un gesto
con la mano para que todos salieran, levantó una cortina y se dirigió a
la habitación de atrás, colocando la pequeña caja junto a Jingtie. Bajo
la tenue luz, una luz brillante fluyó sobre la pequeña caja de color
negro azabache. Shen Jue acarició la pequeña caja y suspiró
profundamente.

Para su amado hijo, los padres tendrían tales planes de largo alcance.

«Sénior, he escuchado tu deseo».


Capítulo 40: Buda de Cara Negra

El Buda de Cara Negra era en realidad un acantilado, que se elevaba


hacia las nubes, con rocas superpuestas y escarpadas. La totalidad de
las rocas de la montaña eran de color negro azabache, y estaba
invadida de maleza. Mirándolo de lejos, desde cierto ángulo, se podía
ver débilmente la forma de un gran Buda sentado con las piernas
cruzadas. Parado a sus pies, era como si uno pudiera escuchar los
cánticos budistas desde la antigüedad hasta el presente, que eran
solemnes y armoniosos, haciendo que uno tuviera el impulso de
arrodillarse e inclinarse.

En los días nevados de invierno, la pesada nieve llenaba toda la


montaña, incluido al Buda de Cara Negra. Su cuello y su cabeza se
sumergían en la cima de las nubes blancas y neblinosas, y una espesa
nieve blanca caía sobre su cuerpo como si llevara una túnica blanca
kasaya236, sagrada y solemne.

Xiahou Lian subió contra el viento frío. El equipaje que había traído
era muy escaso; se trataba sólo de unos bollos fríos y de Hengbo, así
como de unos trozos de pedernal y una cuerda. Una fina nieve se había
acumulado en sus pestañas como plumas blancas de cuervo. Xiahou
Lian había caminado tanto que no sentía los pies, y avanzaba
inexpresivamente, parecido a una marioneta que no conocía el frío ni
el calor.

Antes había ido a su casa. Aquella había sido originalmente una


desolada casa de bambú, por lo que, al faltar una persona, se convirtió
cada vez más en ruinas.

236
Las túnicas de los monjes y monjas budistas que están plenamente ordenados.
A veces, se olvidaba de que su madre ya se había ido. Por la mañana,
cuando se despertaba, tocaba habitualmente en la puerta de su
habitación, queriendo llamarla para que se levantara. Cuando
cocinaba, preparaba raciones para dos personas y colocaba dos platos.
Al principio, estaba muy acostumbrado a vivir solo en la casa de
bambú, pero ahora no sabía qué hacer.

Se sentaba bajo el alero y se quedaba con la mirada perdida durante


noches enteras. Las noches en la montaña eran tranquilas y
silenciosas, como si el mundo estuviera vacío y él fuera el único que
quedara. Se sentía como un lobo que acababa de aprender a cazar y que
por primera vez se adentraba en soledad en el escarpado bosque. Había
sido mordido y desgarrado por los enemigos, de modo que estaba
cubierto de cortes y magulladuras, y en un principio pensó que aún
podía ir a casa y ser consolado por su madre loba, pero había
descubierto que su guarida ya había desaparecido. Por muy miserables
y dolorosas que fueran sus heridas, nunca volvería a recibir el
consuelo que deseaba.

Todo el mundo le había dicho que toda la gente debía morir,


especialmente ellos, cuyos destinos pendían de las puntas de sus
sables y cuyas cabezas estaban sujetas a sus cinturones237. Había
innumerables asesinos que no habían tenido una buena muerte, y no
había ni uno solo de los cadáveres apilados bajo el cementerio de
sables que hubiera tenido una muerte natural.

Pero habían olvidado que esos asesinos no habían tenido hijos.


Vivían solos y morían solos. Aunque de repente ya no existiera esa
persona en el mundo, nadie los echaría de menos.

237
Es una metáfora de hacer algo desesperado o peligroso. Durante el periodo de los Reinos Combatientes
(475 d.C. -221 d.C.), el estado de Qin adoptó una estrategia tanto militar como agrícola: en tiempos de
guerra, todos los soldados eran soldados, pero en tiempos normales, todos se dedicaban a la agricultura.
Para motivar a los soldados se les ofrecían recompensas, y la mayor recompensa que podía recibir un
soldado-campesino era la tierra. Por ello, la política de guerra de Qin consistía en dar un acre de tierra por
cada enemigo muerto en el campo de batalla, y en tomar las cabezas de los enemigos al final de esta. Así, el
soldado Qin que mataba a un enemigo en batalla siempre cortaba la cabeza de su oponente y la ataba al
cinturón de su pantalón para poder cambiarla por tierra a su regreso.
Sin embargo, Xiahou Per había tenido hijos, y esto era una prueba de
que había vivido. En este mundo, además de Xiahou Lian, nadie estaría
triste por ella en la tranquilidad de la noche, y nadie sostendría su
sable y caminaría solo en una noche nevada. Así que sólo estaba
Xiahou Lian, y sólo él podía vengarla.

Xiahou Lian se miró las palmas de las manos y pensó en silencio: «Sí,
sólo estoy yo».

Tardó un día en subir hasta el hombro de Buda de Cara Negra. La


cortina de la noche ya había caído, así que no pensaba en seguir
subiendo. Hizo una hoguera en el agujero de la oreja del Buda de Cara
Negra y decidió arreglárselas aquí para pasar la noche.

La noche era una vasta negrura, oscura hasta el extremo donde se


vislumbraba un leve azul. La nieve blanca cubría toda la montaña y, al
mirar desde el hombro del Buda de Cara Negra, parecía niebla, como
también humo sin origen, que se filtraba en las profundidades de la
montaña. De vez en cuando, unas pocas luces se encendían
tenuemente, dispersas por todas partes alrededor de la montaña,
como luciérnagas solitarias, y como estrellas que habían caído del
cielo.

Pronto encontró la dirección de su casa de bambú. Estaba sumida en


una pesada oscuridad y un silencio sepulcral. Allí había erigido una
tumba de ropa238 para Xiahou Pei, y si su alma pudiera encontrar el
camino de vuelta, descubriría que había colocado su vino shaodaozi239
favorito delante de ella.

Xiahou Lian acarició a Hengbo en sus brazos y cerró lentamente los


ojos. De repente, se oyó el largo sonido de una flauta xun240, y Xiahou
Lian se estremeció. En un lugar como éste, en el que no había nadie a
su alrededor, escuchar de repente el sonido de un xun era realmente

238
Tumba en la que se colocan las ropas del difunto en lugar del cuerpo.
239
Lit. Sable Ardiente. También conocido como baijiu o shaojiu, es un licor incoloro que tiene un alto
contenido de alcohol.
240
Una flauta de recipiente con forma de huevo, uno de los instrumentos musicales más antiguos de China.
un poco aterrador. Salió de la cueva y levantó la cabeza, mirando hacia
arriba. En la parte superior, había una extensión negra como el carbón,
y no podía ver nada. El sonido del xun no estaba cerca de él, y se agitaba
al llegar con el sonido lúgubre del viento, como los susurros de los
fantasmas que vagaban por las llanuras en tiempos antiguos.

«¿Es él quien está tocando el xun?». Xiahou Lian se sentó junto a su


fuego y pensó sin comprender. «¿Es él? Esa persona, mi hermano de
sangre».

Era como si los sonidos de este xun tuvieran un poder desconocido,


fluyendo silenciosamente a lo largo de las rocas de la cima del Buda de
Cara Negra y extendiéndose muy, muy lejos. De repente, tuvo la
sensación de que en la vasta y fría noche, resultaba que había otra
persona igual que él que miraba a lo lejos sobre la montaña nevada y
negra. Él también era un niño solitario, y llevaba ya diecisiete años
viviendo en este pico nevado.

Nunca había conocido a Chi Yan. Aunque eran hermanos de sangre


e incluso gemelos que habían salido del vientre de su madre
prácticamente al mismo tiempo y sin ningún orden, seguían siendo
desconocidos. No sabía lo que Chi Yan solía hacer, lo que le gustaba o
lo que odiaba. Su madre había dicho que Chi Yan era un tonto. El tío
Duan había dicho que tenía un talento natural para el sable.

Pero ahora él sabía.

Chi Yan era su hermano mayor, y era la persona que contemplaba a


lo lejos la montaña nevada en la vasta y oscura noche.

Apoyó la cabeza en el largo sonido del xun mientras se dormía.


Aturdido, le pareció ver a aquel joven en el pico nevado. Tenía el
mismo rostro que él, y su mirada distante atravesaba el vasto viento y
la nieve, posándose en su cuerpo.

Al día siguiente, Xiahou Lian se envolvió con su abrigo, dejando que


la capucha le cubriera el rostro con firmeza, y comenzó a subir la
montaña de nuevo. Hoy, la nieve era mucho más ligera, por lo que la
escalada no era tan agotadora para Xiahou Lian. Después de escalar
durante una hora, Xiahou Lian finalmente llegó a la cima del Buda de
Cara Negra.

El lugar no era, en efecto, muy grande, y se podía ver el acantilado


después de caminar unos pocos pasos. En el minúsculo claro, se
habían levantado unas cuantas casitas de paja que encerraban un
solitario y pequeño patio. En el exterior había un círculo de vallas que
parecían poder caerse de un empujón, y junto al muro se habían
colocado unas cuantas macetas, aunque las flores de su interior
habían muerto por la escarcha.

Xiahou Lian gritó:

—¿Hay alguien ahí?

Nadie respondió.

¿Podría ser que no estuviera en la montaña? Imposible, incluso


había escuchado a ese mocoso tocando el xun anoche.

Xiahou Lian gritó unas cuantas veces más, pero seguía sin haber
respuesta. Xiahou Lian se limitó a saltar la valla y asomarse al papel de
la ventana para espiar. El mobiliario de la casa principal era muy
sencillo. Había una estufa-cama kang y una mesa kang cuadrada241.
En la cabecera de la cama se apilaban las ropas y los abrigos largos, que
estaban muy limpios. Unos cuantos pares de botas y zapatos de tela
estaban colocados junto a la pared, e incluso había una gran cometa
que tenía un tigre con los colmillos desnudos y las garras blandidas
colgado en la pared.

Simplemente no había ninguna persona.

241
Un tipo de mueble chino que sirve tanto de mesa baja como de cama de día.
Su madre había dicho que sólo era un tonto que practicaba el sable.
Este tonto no estaba tan asustado de los extraños que al ver a alguien
que correría, ¿verdad?

Xiahou Lian rodeó la casa varias veces, mirando a izquierda y


derecha. De repente, descubrió que había una cueva junto al
acantilado. La entrada de la cueva había sido cubierta por una hiedra
marchita, por lo que no era de extrañar que no la hubiera visto en ese
momento.

Xiahou Lian entró en la cueva y caminó varias decenas de pasos por


el sendero que tenía vueltas y revueltas, cuando de repente se volvió
espacioso y luminoso ante él. Era tan grande como un campo de
entrenamiento de artes marciales, y al otro lado, había una cama de
piedra. Encima de la cama había un hombre vestido de blanco.

La espalda del hombre de blanco estaba hacia Xiahou Lian, como si


estuviera meditando frente a la pared. Llevaba ropa muy fina, que
parecía ser un abrigo largo y delgado, lo que daba la sensación de que
él y Xiahou Lian estaban en estaciones diferentes.

—Um... Uh, ¿Chi Yan? —Xiahou Lian habló con dudas.

El hombre de blanco se giró lentamente y Xiahou Lian vio por fin su


rostro. Efectivamente, era una cara exactamente igual a la de Xiahou
Lian, y además de la cicatriz de sable extra encima del ojo de Xiahou
Lian, prácticamente era indistinguible.

Pero definitivamente no habría nadie que pudiera confundirlos


debido a esos ojos completamente diferentes.

Chi Yan se levantó y miró a Xiahou Lian. Sus pupilas eran grandes y
negras, tan claras y brillantes como la obsidiana lisa, como si pudieran
reflejar la luz del día que cambiaba constantemente y las sombras de
las nubes.

—¿Quién? —preguntó.
—Mi nombre es Xiahou Lian. —Xiahou Lian tartamudeó un poco por
el nerviosismo—. Uhm, no sé si el abad te lo ha dicho antes, pero tienes
un…

Antes de que pudiera terminar de hablar, las pupilas de Xiahou Lian


se encogieron de repente, ¡y sus ojos reflejaron una hoja fría que se
acercaba rápidamente!

«¡Qué demonios!».

Xiahou Lian esquivó frenéticamente, evitando por poco la afilada


hoja que pasó rozando su cara y que se clavó en la pared de piedra. Sin
embargo, la muñeca de Chi Yan giró, ¡y su siguiente movimiento cortó
instantáneamente el aire!

Irrazonablemente rápido. La mente de Xiahou Lian sólo tenía estas


palabras.

Chi Yan era como un fantasma misterioso e imprevisible, y el sable


largo en su mano parecía ser una parte de su cuerpo. Xiahou Lian ni
siquiera veía cómo hacía los movimientos, sólo podía confiar
silenciosamente en sus instintos para esquivar. Ya tenía varios cortes
de diferente profundidad, y si no hubiera llevado ropas gruesas, ¡la
sangre ya habría salpicado de inmediato!

—Los que han llegado a la cima sin las órdenes del abad, matar. —
Chi Yan estaba impasible.

—¡Soy tu hermano menor! —gritó Xiahou Lian.

A Chi Yan no le importó en absoluto, se limitó a hacer movimientos


sin parar. Xiahou Lian se calmó rápidamente y desenvainó a Hengbo,
atrapando a duras penas el golpe de Chi Yan que cayó sobre su cabeza.
Utilizó su mano izquierda para quitarse la capucha de la cara y le rugió:

—¡Mira claramente, soy tu hermano menor!


Chi Yan estaba claramente aturdido, y miró sin comprender el
rostro de Xiahou Lian. Xiahou Lian miró con rabia su propio abrigo
que había sido cortado por Chi Yan hasta quedar hecho jirones. El
algodón se filtraba por los cortes, fluyendo mientras caminaba,
haciéndole hacer una mueca de angustia. Sólo había traído este abrigo,
así que ¿cómo iba a protegerse del frío después de que todo el algodón
se cayera?

—¿Hermano menor? —Había confusión en los ojos de Chi Yan.

Parecía que el abad, ese viejo burro calvo, no se lo había mencionado


antes a Chi Yan. Xiahou Lian suspiró.

Justo cuando estaba reflexionando sobre cómo explicárselo


claramente a Chi Yan, éste levantó un dedo y pinchó la cara de Xiahou
Lian. Preguntó:

—¿Es el hermano menor alguien que se parece a mí? ¿Eres otro yo?

Xiahou Lian abrió los ojos.

«Este realmente... es un maldito tonto».

A Xiahou Lian le costó mucho esfuerzo aclararle a Chi Yan que él no


era otro Chi Yan. Chi Yan hizo un «oh» y bajó la cabeza. En sus ojos,
Xiahou Lian vio una imperceptible decepción.

Chi Yan era una persona muy especial. Ya tenía diecisiete años y la
misma altura que Xiahou Lian, pero seguía siendo como un niño
grande. Desde su infancia, se había criado en la cima del Buda de Cara
Negra y rara vez bajaba de la montaña. Cuando bajaba a la montaña,
era básicamente para matar a alguien, por lo que no tenía ningún
sentido de las costumbres de la gente. Ni siquiera conocía el concepto
de «hermano menor».

Xiahou Lian se comunicó con él, y primero tuvo que explicarle lo que
era un «hermano mayor» y lo que era un «hermano menor» antes de
que pudiera entenderlo.
Xiahou Lian se quedó en la cima del Buda de Cara Negra. Despejó la
cocina y, por la noche, encendió la estufa para calentarse y durmió
junto a ella para no pasar frío. Chi Yan tenía muy pocas palabras, y
prácticamente no hablaba. La mayor parte del tiempo, todos los días,
se quedaba con la mirada perdida, y nadie sabía lo que pensaba en su
cabeza. Lo que más le gustaba era sentarse en la rama de un viejo árbol
junto al borde del acantilado y mirar a lo lejos, y a veces tocaba el xun
que Xiahou Lian había escuchado la última vez. Xiahou Lian le había
preguntado si quería bajar a echar un vistazo, pero Chi Yan había
negado con la cabeza y había dicho que el mundo no era tan hermoso
como en la montaña.

A veces, Xiahou Lian sentía que Chi Yan era un lobo solitario que
miraba al cielo. Cuando contemplaba la montaña, la expresión de sus
ojos era siempre solitaria y vacía.

Pero sus habilidades con el sable eran realmente muy buenas. Su


sable se llamaba «Shana»242, y la velocidad de sus movimientos era la
misma que el nombre de su sable.

Cuando se luchaba contra Chi Yan, el resultado se determinaba en


un instante, porque el sable de nadie podía ser más rápido que el suyo.

Chi Yan era muy abierto a la persuasión, y haría cualquier cosa que
se le pidiera. Xiahou Lian quería que le enseñara habilidades con el
sable, y él aceptó sin dudarlo. Los dos se situaron en el claro del
interior de la cueva, y había una exuberante maleza por todas partes.
Sujetaban sus sables y se colocaban uno frente al otro.

Xiahou Lian gritó con fuerza y desenfundó a Hengbo, que parecía un


agua espumosa. Chi Yan se quedó dónde estaba y lo miró en silencio.
Cuando se acercó, su mano izquierda se movió y dio un paso adelante.
Xiahou Lian no vio cómo había sacado su sable, ni cómo lo había

242
Lit. Instante.
guardado. Sólo sintió una frialdad al lado de su cintura, y bajó la
cabeza para mirar. La sangre cubría su cintura.

«Este maldito…».

—¡Chi Yan, estás enfermo! ¡Has atacado de verdad! —Xiahou Lian se


derrumbó mientras se cubría la cintura, y buscó el botiquín para
envolverse con vendas. Afortunadamente, hacía frío en el pico
nevado, por lo que la sangre no fluyó rápidamente.

—¿No más práctica? —Chi Yan lo miró confundido.

Xiahou Lian levantó la vista y vio su mirada confusa. Preguntó:

—No querías matarme hace un momento, ¿verdad?

Chi Yan se sentó en el suelo.

—¿Qué más?

Xiahou Lian comprendió de repente algo, y preguntó con dificultad:

—Antes, ¿cómo practicabas con otras personas?

—El abad buscaba gente para luchar conmigo. La primera vez,


encontró a Achaco, del Sable Curvo de las Regiones Occidentales. Su
sable era muy hermoso, tenía incrustaciones de oro y brillaba bajo la
luz de la luna. —Chi Yan mostró una expresión de recordar—. Pero no
era lo suficientemente rápido, así que lo maté en un solo movimiento.
La segunda vez fueron las Águilas Dobles de las tierras nevadas, eran
un matrimonio, usé tres movimientos para matar al hombre, y la
mujer se quitó la vida. La tercera vez fue un japonés. Su sable era muy
largo, casi dos metros243, y esa vez, usé seis movimientos. La cuarta
vez, el abad encontró a diez personas para luchar conmigo, pero no
informaron sus nombres. Parecían venir de diferentes lugares, y sus

243
En realidad son seis pies, aproximadamente 1.80 metros.
técnicas de sable también eran muy diferentes. Esa vez fue muy duro,
y utilicé veinte movimientos para matarlos.

Xiahou Lian estaba algo triste. Se dio cuenta de que quizás Chi Yan
era sólo un sable forjado por el abad. Este sable no tenía pensamientos,
y por lo tanto era ignorante e intrépido. Quienquiera que el abad
quisiera matar, él podría hacerlo.

No entendía por qué el abad era tan cruel. Tal vez las personas de
este mundo eran todas así. Cuando tenían poder y fuerza, todos los
seres vivos eran hormigas. La pena y la alegría dependían de él, el amor
y el odio dependían de él, y la vida y la muerte dependían de él. Y qué
importaba que fuera su propio hijo, él no era diferente de las demás
hormigas e insectos. Cuando Liu Guizang había pisoteado a su madre,
¿había pensado también así; la asesina más fuerte del mundo había
muerto bajo su sable, y sus perros habían roído sus huesos y comido
su carne? En su corazón, ¿se había sentido extremadamente
satisfecho, como si estuviera sentado en lo alto de las nubes?

Qué ridículo. Una persona tenía que utilizar la sangre borboteante y


los huesos blancos y puros como peldaños para llegar a la cima y
contemplar el mundo.

Xiahou Lian apretó los puños con fuerza, y una ferocidad le subió a
la cabeza.

—Ya que ellos pueden, ¿por qué yo no? ¡¿Por qué la vida y la muerte
no pueden ser determinadas solo por mi pensamiento, y hacer lo que
deseo y desembocarme voluntariamente?! Si este sable bebe toda la
sangre y crea un karma de matanza, ¿qué más da?

Una palangana de agua fría se vertió sobre su cabeza, empapando


completamente a Xiahou Lian de la cabeza a los pies. Xiahou Lian
rugió enfadado:

—¡¿Qué estás haciendo?!


—Te comportas como si estuvieras poseído. —Chi Yan bajó
lentamente la palangana de agua.

Xiahou Lian se secó el agua de la cara y giró la cabeza

—Este mundo está lleno de desgracias, y no todo puede ser como


uno desea —dijo Chi Yan.

Xiahou Lian se sorprendió un poco de que ese tonto de Chi Yan


pudiera decir tal cosa. Giró la cabeza para mirar a Chi Yan. La
expresión de Chi Yan era indiferente como siempre, y sus pupilas que
eran como obsidianas estaban tan tranquilas como el agua.

Xiahou Lian se dio cuenta de repente de que tal vez Chi Yan no era
completamente ignorante. Tal vez lo sabía todo, pero las penas, las
alegrías, el dolor y la ira de este mundo no podían entrar en sus ojos.

Chi Yan hizo una pausa y continuó:

—Tu madre murió, pero ¿no puedes reconocer a otra?

Todas las palabras de Xiahou Lian se atascaron en su estómago


después de esta frase. Miró la apariencia de Chi Yan de «¿dije algo
malo?» y dijo débilmente:

—No importa, ¿para qué me molesto contigo? —Le dio una


palmadita a este tipo cuyo cerebro carecía de una fibra—. La próxima
vez, te traeré un ejemplar de Normas para ser un buen alumno y niño244,
La ciruela en el jarrón de oro245 y demás. Míralas bien y no hagas el
ridículo todos los días. Después, cuando bajes de la montaña, ¿qué
harías si te engañaran?

Chi Yan asintió obedientemente.

244
Libro que enfatiza los requisitos básicos para ser una buena persona y las pautas para vivir en armonía
con los demás.
245
Una novela costumbrista con representación explícita de la sexualidad.
Capítulo 41: Matar sin inhibiciones

—¡Otra vez!

»¡Esta vez no contó, otra vez!

»¡Ejem! ¡Joder, no te creas que no te puedo ganar!

Hengbo salió volando por nonagésima octava vez. Xiahou Lian se


arrodilló en el suelo, con las manos temblando. La sangre goteaba
entre el pulgar y el índice y exudaba de otras heridas agrietadas en sus
palmas, cayendo sobre la nieve como brillantes flores de ciruelo.

En diecisiete años, esta era la primera vez que practicaba el sable


hasta que la parte entre el pulgar y el índice se había partido, pero aun
así no era rival para ni siquiera uno de los movimientos de Chi Yan.

Chi Yan sacó vendas de la habitación y las envolvió en círculos


alrededor de las manos de Xiahou Lian. La sangre no tardó en teñir las
blancas tiras de tela, mezclando manchas que parecían tinta roja.
Xiahou Lian apretó los puños y un dolor cálido le quemó las palmas de
las manos, cada dedo clamaba agotado.

—Chi Yan, ¿hay vino?

Chi Yan negó con la cabeza.

Este mocoso vivía como un inmortal, ya que no bebía vino ni comía


carne. Xiahou Lian estaba prácticamente a punto de sospechar que no
defecaba.

Xiahou Lian volvió a suspirar y se sentó hombro con hombro con


Chi Yan bajo el amplio alero, contemplando a lo lejos las lejanas
montañas y el sol poniente.
—¿Soy muy inútil? Hice lo que pude, pero sólo pude hacerlo hasta
aquí. —Xiahou Lian se miró las palmas de las manos.

—No eres inútil, sólo eres un poco estúpido.

Xiahou Lian giró la cabeza para mirar a Chi Yan, y Chi Yan también
lo miró. Las pupilas de Chi Yan eran muy grandes, negras como el
azabache y brillantes, y reflejaban claramente el rostro de Xiahou
Lian.

Este tipo no se estaba burlando de él, lo estaba consolando


sinceramente.

Xiahou Lian se quedó un poco sin palabras. Suspiró y dijo:

—¿Cuándo seré capaz de matar a Liu Guizang así?

—¿Es muy formidable?

—Es un gran maestro, y algunos dicen que enfrentarse a su sable es


como ser alcanzado por un rayo. No puedes esquivar y no puedes
escapar, sólo puedes dejar que te parta por la mitad.

Chi Yan permaneció en silencio durante un rato, y parecía estar


pensando seriamente.

—Quizás puedas competir con él en quién vive más.

—…

—O quizás puedas encontrar otra manera.

Xiahou Lian levantó los ojos y preguntó:

—¿Qué otra manera?

Chi Yan negó con la cabeza y dijo:

—No lo sé. Conocí a alguien antes. La primera vez que lo vi, estaba
haciendo figuritas de masa y su negocio iba muy lento. Me dijo que era
el séptimo día que montaba su puesto y que yo era el primero que
compraba sus figuras de masa. Más tarde, cuando volví a ir, ya había
cambiado de trabajo y mucha gente lo elogiaba. Dijo que ganaba
mucho dinero con su nuevo trabajo.

—¿A qué trabajo se cambió?

—Transporte de estiércol.

—... —Xiahou Lian se cubrió el rostro—. Chi Yan, si no fueras mi


hermano, ya te habría golpeado ahora.

Chi Yan, en blanco, sacó su sable.

—¿Quieres luchar?

Xiahou Lian seguía practicando con él día tras día. A Chi Yan no le
importaba tomarse la molestia de practicar con él, pero Xiahou Lian
siempre era derrotado al primer movimiento. Esto era como un bucle
interminable. Su sable salía volando, recogía su sable, volvía a salir
volando, lo volvía a recoger... Chi Yan era como una barrera natural
que nunca podía atravesar. Sujetaba su sable y se mantenía en la nieve,
repeliendo con indiferencia a Xiahou Lian, que deseaba derribarlo.

Practicaron hasta el comienzo de la primavera, y Xiahou Lian bajó a


la montaña, trayendo de vuelta ropa de primavera y algunos libros.

Puso los libros sobre la mesa kang. En la parte superior estaba


Normas para ser un buen alumno e hijo, y en la inferior El placer en la
alcoba imperial. Xiahou Lian practicaba el sable afuera, y Chi Yan se
sentaba en la habitación, leyendo los libros. Los dos estaban separados
por una ventana, por lo que podían verse mutuamente si levantaban
la vista.

Cuando el sol se puso en el oeste y Xiahou Lian se detuvo, Chi Yan ya


estaba sentado bajo el alero. Xiahou Lian se sentó a su lado y bebió un
poco de agua, preguntando despreocupadamente:
—¿Qué tal, has entendido algo importante? Lo he preparado para ti.
Primero, Normas para ser un buen alumno e hijo para enseñarte a ser un
niño correcto. Luego, las Analectas para enseñarte a ser una persona.
Después, La ciruela en el jarrón de oro y El placer en la alcoba imperial
para enseñarte a ser un hombre digno.

Chi Yan no mostraba ninguna expresión, por lo que Xiahou Lian no


estaba seguro de qué estaba pensando exactamente. Tal vez su
corazón se había acelerado, pero su rostro permanecía imperturbable.

—¿Has mirado El placer en la alcoba imperial? Ese te enseña a cómo


trabajar con tu esposa, así que tienes que mirarlo bien. Lo encontré en
casa de mi madre. Ella lo tenía como relleno para las patas de la cama,
así que me costó mucho encontrarlo. —Xiahou Lian dormía en el suelo
con la cabeza entre los brazos—. No puedo dejar descendencia, así que
tú al menos tienes que engendrar algunos bebés para nuestra familia
y continuar la línea familiar.

—¿Esposa? —Chi Yan frunció el ceño.

No es de extrañar que este mocoso no haya tenido ninguna reacción,


ni siquiera sabía lo que era una esposa. Xiahou Lian se sentó de repente
y le dolía la cabeza mientras miraba a Chi Yan.

Aunque Chi Yan tenía habilidades de sable extremadamente fuertes,


sobre ser una persona, todavía tenía que aprender de Xiahou Lian.

Xiahou Lian sintió que la tarea que tenía sobre sus hombros era muy
importante. Escogió cuidadosamente sus palabras y dijo:

—Una esposa es la persona que te acompañará durante el resto de tu


vida, te atenderá para comer y dormir y te dará bebés pequeños.
¿Entiendes? Como hombres, tenemos que proteger bien a nuestra
esposa y a nuestros hijos, y aunque arriesguemos nuestras vidas, no
podemos dejar que los intimiden.

—Entonces, ¿qué clase de persona puede ser una esposa?


—¿Alguien que te guste? —Xiahou Lian lo pensó y dijo—: ¡Pero
también tiene que ser un poco virtuosa, y tienen que saber al menos
cocinar y hacer labores de aguja!

Bajo la luz dorada del sol, Chi Yan giró la cabeza y preguntó:

—Me gustas, ¿puedes ser mi esposa? Sabes cocinar y también puedes


hacer labores de aguja, así que es muy adecuado.

Xiahou Lian se quedó atónito. Chi Yan lo miró en silencio, con sus
pupilas negras como un espejo antiguo.

La tristeza surgió en el corazón de Xiahou Lian. Se acabó, no había


forma de salvar el cerebro de este mocoso.

Suspirando repetidamente, Xiahou Lian puso un brazo alrededor de


los hombros de Chi Yan. Este parecía un tanto frágil, pero debajo de su
camisa había músculos delgados, llenos de fuerza. El momento de su
explosión sería suficiente para vencer a dioses y budas. El asesino
extremadamente fuerte se comportó bien mientras se sentaba y
escuchaba tranquilamente a Xiahou Lian hablar.

—Chi Yan, recuerda bien esto, tu esposa debe cumplir las siguientes
condiciones. Primero, que sea una persona; segundo, que sea una
mujer, tercero, que sea más joven que tú. Bien, no importa si es dos o
tres años mayor que tú. No voy a hablar de ser inteligente y sensata y
de cuidar la casa. Cuando llegue el momento, lo descubrirás.
¿Entiendes?

Chi Yan se quedó en blanco durante un rato antes de reaccionar y


darse cuenta de que Xiahou Lian lo había rechazado. Asintió con la
cabeza, un poco decepcionado, y parecía muy reacio.
El progreso de Xiahou Lian era muy lento, o incluso no había ningún
progreso. Bajo las manos de Chi Yan, había luchado
desesperadamente, pero sólo había logrado un movimiento. Esa vez
había sido porque Xiahou Lian había hecho bolas de arroz glutinoso, y
Chi Yan estaba lleno y tenía prisa por ir al baño.

Xiahou Lian estaba completamente perdido. Tal vez no estaba hecho


para practicar el sable en absoluto.

Todos los días, además de sentarse bajo el alero y mirar fijamente,


Chi Yan se sentaba junto al acantilado y miraba fijamente. No
practicaba el sable en absoluto, pero como siempre, podía derribar a
Xiahou Lian con un solo movimiento. Todo recaía en el talento;
cuando Xiahou Pei los había dado a luz, le había dado su talento a Chi
Yan y le había dado la indulgencia de comer, beber y divertirse y
bromear a Xiahou Lian. Además de jugar en los columpios y atrapar
ranas en el bosque, Xiahou Lian no sabía hacer nada.

Empezó a volverse muy irritable, y el cadáver podrido de Xiahou Pei


y su carne podrida siendo masticada por los perros daban vueltas en
sus sueños cada noche. Pero seguía estancado, y en sus manos, era
como si Hengbo estuviera oxidado. Cuando lo blandía en sus manos,
era tan lento como un arma ordinaria que había sido quemada en el
horno. A veces, incluso podía oír cómo Hengbo se reía de él, luchando
por librarse de sus garras.

Cuando miraba a Chi Yan ocioso y sentado junto al acantilado,


tocando el xun, no podía evitar pensar, «si tan sólo hubiera sido Chi
Yan quien se criara al lado de nuestra madre». Mientras Chi Yan
quisiera matar a Liu Guizang, ese Liu Guizang definitivamente no
viviría más allá de mañana.

Pero Xiahou Pei había criado a Xiahou Lian, y él era un inútil bueno
para nada.
El viento de la montaña agitó el cabello de Xiahou Lian. Xiahou Lian
cargó con Hengbo y se sentó en el tejado de una cabaña de paja. El sol
poniente era como la sangre, de un rojo fulgurante.

—Xiao Lian. —La voz de Chi Yan sonó desde detrás de él.

Xiahou Lian respondió en voz baja y no miró hacia atrás.

—Puedo atrapar discípulos de la Aldea de la Montaña Jingdao para


que pruebes tu sable —dijo de repente Chi Yan.

Xiahou Lian se sorprendió bruscamente y levantó la vista. Chi Yan


no tenía ninguna expresión, como si hubiera dicho algo que no podía
ser más ordinario.

El corazón de Xiahou Lian latió violentamente, y recordó que así


había practicado Chi Yan. Chi Yan podía, así que quizás él también
podía.

Pero…

Se mordió el labio y vaciló.

Una paloma revoloteó hacia ellos y se posó sobre la cabeza de Chi


Yan. Chi Yan la agarró y sacó una nota de las garras de la paloma.

—¿Qué es eso? —preguntó Xiahou Lian.

—Una carta del abad —dijo Chi Yan—. Dice que Liu Guizang compró
la vida del gran maestro de la Secta del Norte, y pregunta si aceptaré
esta transacción o no.

—¡¿Qué?! —Xiahou Lian se levantó bruscamente—. ¿Está loco? Liu


Guizang acaba de matar a mi madre, ¡¿y todavía va a ayudarle a matar
a alguien?!

Chi Yan lo miró sin comprender.


Los dos estaban en silencio. El aire parecía estancado, y ni siquiera
el viento se movía. Xiahou Lian comprendió de repente. ¡Esto era
Garan de las Siete Hojas! Mientras les dieran dinero, ¿qué transacción
no harían?

Liu Guizang había asesinado a la Garuda, pero sólo se podía culpar a


la Garuda por ir más allá de sus capacidades, así que nadie acusaría a
Liu Guizang. Los asesinos eran polillas en la oscuridad, avanzando uno
tras otro y lanzándose hacia la débil luz de las velas. No podían
controlar su propia vida ni su propio cuerpo. ¿A quién le iba a importar
lo que pensara una polilla fea? Una asesina llena de crímenes
inexpiables había sido enterrada en el vientre de perros, y no
quedaban huesos. A Liu Guizang no le dolía, a la gente del mundo no le
dolía y a Garan no le dolía. Al único que le dolía era a Xiahou Lian.

De principio a fin, sólo había sido a él.

—¿Vas a ir? —Xiahou Lian preguntó roncamente a Chi Yan.

—No, irá otra persona.

Xiahou Lian reprimió el fuego agitado de su corazón y se sentó. El


cielo se oscureció gradualmente y su corazón pareció hundirse en un
abismo.

—Hace un momento, dijiste que me ayudarías a atrapar gente de la


Aldea de la Montaña Jingdao para probar mi sable. ¿Es eso cierto?

—Mn.

—Entonces ayúdame a atraparlos. —Xiahou Lian escuchó su propia


voz lenta y clara—. Cuantos más, mejor.

Los dos bajaron a hurtadillas de la montaña y se apresuraron a llegar


a Liuzhou. Xiahou Lian intentó ir a las fosas comunes para encontrar
los huesos restantes de Xiahou Pei, pero no encontró nada. La
organización benéfica de Liuzhou había ordenado muy bien las fosas
comunes, de modo que todos los esqueletos sin nombre estaban
envueltos en una estera de paja y depositados tranquilamente en la
tierra. A ninguno le faltaban brazos o piernas.

Incluso estos muertos sin nombre tenían cadáveres intactos, pero a


Xiahou Pei, que una vez había dominado el mundo de las artes
marciales, no le quedaban huesos.

Probablemente sus huesos habían sido triturados y el polvo


esparcido. Xiahou Lian pensó entumecido: «¿Cómo podía Liu Guizang,
ese hombre que busca agravios por los asuntos más insignificantes,
quedarse con los huesos de Xiahou Pei que habían quedado de los
mordiscos de los perros?».

Alquilaron un patio en las afueras de la ciudad. Un grupo de


traficantes de personas solía vivir allí, así que para evitar que los niños
se escabulleran, habían construido especialmente muros altos y cada
puerta tenía tres cerraduras. Chi Yan comenzó a ayudar a Xiahou Lian
a atrapar a la gente. Xiahou Lian estaba empezando, así que Chi Yan
sólo capturó a cinco discípulos y los metió en una jaula de hierro.

—¿Cómo son sus habilidades con el sable? —preguntó Xiahou Lian.

—Muy débiles.

—Entonces deja salir a tres personas primero.

Chi Yan asintió y abrió la puerta de hierro, sacando a tres personas


y dándoles un sable a cada una.

Los muslos de los discípulos temblaron de miedo. Recordaron que


habían estado bebiendo té en la ciudad sin problemas cuando Chi Yan
había aparecido detrás de ellos como un fantasma, los había noqueado
y los había traído aquí sin que nadie lo supiera.

De estos dos hombres, que tenían exactamente el mismo aspecto,


uno tenía una expresión sombría y una cicatriz de sable poco profunda
sobre el ojo, lo que añadía un aura de ferocidad a su rostro. El otro
estaba impasible, su rostro era indiferente y tranquilo. Cuando él los
miraba, era como una estatua de Buda en un templo que no tenía ni
pena ni alegría.

Dos lunáticos, ¡sin duda querían que se mataran entre ellos!

—La Garuda... Tú eres la Garuda… —Alguien ensanchó los ojos y


señaló a Xiahou Lian con un dedo tembloroso.

Los dos hermanos se parecían mucho a Xiahou Pei. Los ojos de


Xiahou Lian eran despiadados, particularmente parecidos a los de
Xiahou Pei. Xiahou Lian ignoró a esa persona y sacó a Hengbo de su
vaina, queriendo que se levantaran y lucharan contra él. Ya había
pensado en ello, y mediante el intercambio de golpes con ellos,
recordaría las técnicas de Sable del Clan Qi. Entonces, podría estudiar
los movimientos para contrarrestar el Sable del Clan Qi, así que de esta
manera, obtendría el doble de resultados con la mitad de esfuerzo.

Cuando la persona vio a Hengbo, dijo aterrada:

—¡El fantasma de la Garuda ha vuelto! Tú eres... ¡Tú eres la Garuda!


Lo siento. No lo hice a propósito, ¡todo fue instigado por el líder de la
aldea! Esos dos, te cortaron varias veces. Ese con un lunar en la cara
incluso dijo que si no te hubieran cortado la cabeza, lo habrías hecho
sentir bien…

El movimiento de Xiahou Lian mientras sacaba su sable se detuvo.

—¡Qué tonterías estás diciendo! —El discípulo con un lunar en la


cara dijo en voz alta—: ¡Tú también la cortaste! Incluso usaste tus pies
para patearla, ¡y el hueso de la pierna de la Garuda fue roto por ti! ¡Y tú!
—señaló al otro discípulo—. ¡Tú eres el que hizo una sugerencia al líder
de la aldea y le dijo que podía usar perros lobo para atraer a su hijo!

—¡Deja de hablar, no quiero morir! El líder de la aldea dijo que quien


cortara a la Garuda una vez, obtendría un lingote de plata. Yo... Yo
corté trece veces, pero ella es una asesina, y los asesinos merecen algo
peor que la muerte, ¡¿cierto?!
Era como si una cuerda se hubiera roto en su cabeza, y el corazón de
Xiahou Lian palpitaba ferozmente.

De repente se sintió muy ridículo. Ya que sus manos se habían


cubierto de sangre hace tiempo, ¡¿por qué no añadir más?!

Sin mencionar que todas estas personas merecían morir.

Xiahou Lian levantó la vista, y había una oscura crueldad en sus


ojos.

—¡Levántense y peleen conmigo!

—Tú... ¿No quieres que nos matemos entre nosotros? —preguntó


inexpresivamente el discípulo con un lunar en la cara.

—¿Matarse entre sí? —Xiahou Lian sonrió con indiferencia—. Eso es


dejarte ir demasiado a la ligera. ¡Levántense y peleen conmigo!

—¿Quieres que tres de nosotros luchemos contra ti solo? —Los tres


se miraron y estallaron en risas—. Eres un bastardo que no conoce sus
propias habilidades. Hermanos, ¡maten a esta tipa que hace trucos!
Pudimos matarte una vez, ¡y podemos matarte una segunda vez!

Los tres corrieron al unísono. Xiahou Lian se lamió los dientes y


agarró con fuerza a Hengbo.

El aire se volvió de repente espeso, y todos los sonidos se volvieron


muy lentos. Oyó el ruido metálico de las espadas que sacaban de sus
vainas, oyó el sonido de sus cinturones al viento y escuchó las gruesas
suelas de sus botas negras de montar que pisoteaban el suelo. El de
más a la izquierda era el que corría más rápido, y su afilada espada ya
podía tocarle el cabello. El de más a la derecha era el más lento. Esa
persona estaba esperando, aguardando el momento en que Xiahou
Lian fuera atacado por los dos lados para enviar el golpe fatal.

En un instante, Xiahou Lian tomó una decisión. Hengbo esquivó la


hoja afilada que se acercaba y se levantó, cortando un rastro de sangre
que era tan fino como la seda y tan profundo que podía entrar en el
hueso de la cara del que venía.

Sable de Garan: Inclinación de Golondrina.

Entonces, giró rápidamente hacia la derecha, y el impulso de su


sable cambió instantáneamente de dirección de arriba a abajo,
trazando un arco que era como la luna llena y cortando ferozmente el
hombro de la segunda persona. Su brazo fue amputado y la sangre
brotó. Xiahou Lian cruzó el manantial de sangre y dio un paso
adelante. La punta de Hengbo tomó una ruta sinuosa y se clavó en el
abdomen de la tercera persona. Xiahou Lian retorció la hoja, agitando
Hengbo en el abdomen, y la sangre salió a lo largo de su
acanaladura246. La persona se aferró a Hengbo con fuerza y se arrodilló
en el suelo.

Algo era diferente. Cuando su mano sostuvo a Hengbo, eran como


dos piezas de hierro que se habían soldado.

Los sonidos de la sangre y la carne separándose y los huesos


rompiéndose hicieron que su sangre hirviera en su interior. Xiahou
Lian miró el círculo de sangre que se expandía bajo sus pies y, de
repente, recobró el sentido, mirando a su alrededor sin comprender.

Las tres personas estaban tiradas en el suelo, muertas. Las dos


personas restantes en la jaula de hierro miraron a Xiahou Lian con
miedo, como si estuvieran mirando a un monstruo sediento de sangre.

Chi Yan volvió a abrir la puerta, recogió los sables del charco de
sangre y se los lanzó.

—Continúa.

246
En inglés se le conoce como “Fuller” o “Blood Groove” y en chino es igual “血槽”. En español el nombre
correcto es “abatanador” pero en realidad se le conoce como “acanaladura”. Imagen de referencia.
Alguien sostenía su sable y gritaba mientras avanzaba. Xiahou Lian
no tuvo tiempo de pensar, así que blandió su sable con rapidez. La
sangre le salpicó el rostro y cerró los ojos inconscientemente.

La última persona sollozaba mientras se arrodillaba, rogando a


Xiahou Lian que le perdonara la vida.

—Soy nuevo, entré en la secta apenas el mes pasado. El invierno era


duro y no había comida en casa, así que mis padres se vieron obligados
a enviarme a la Aldea de la Montaña Jingdao. Todo el mundo sabe que
es muy miserable practicar el sable en la Aldea de la Montaña Jingdao,
¡y mis padres sólo me enviaron porque no tenían otra forma! ¡Qué
Garuda, ni siquiera lo sé! Te lo ruego, ¡déjame ir!

El sable de Xiahou Lian se detuvo. Sin embargo, justo en ese


instante, una luz extremadamente brillante pasó frente a los ojos de
Xiahou Lian. El instinto de asesino le dijo que esa era la luz reflejada de
un sable. Efectivamente, un sable corto que era como una hoja de
sauce se deslizó desde la manga de la persona hasta su palma, y
directamente lo apuñaló hacia el corazón de Xiahou Lian.

Las pupilas de Xiahou Lian se encogieron.

Su mano derecha fue sostenida por alguien. Hengbo derribó la hoja


corta y cortó la garganta de la persona, como si rompiera una frágil
rama de sauce. Su cabeza cayó al suelo, sacando sangre similar a la
tinta salpicada.

Xiahou Lian giró la cabeza y vio que Chi Yan estaba de pie a su lado,
con su mano derecha sosteniendo la suya.

—No te detengas, Xiao Lian. Si te detienes, los espíritus malignos


subirán de debajo de la tierra y te agarrarán por los tobillos. —Chi Yan
bajó los ojos y miró a la persona, la mirada indiferente en sus ojos
como la de una escalofriante estatua de piedra en un alto pedestal—.
Así que, no te detengas.
Capítulo 42: Frescura de la noche brillante

Había cadáveres esparcidos por el suelo, cuencos de porcelana azul


y blanca destrozados por todo el piso, y las moscas zumbaban
mientras volaban. Shen Wenxing lo soportó durante un rato, pero al
final no pudo evitarlo y corrió al patio a vomitar. Junto al mostrador
angular había una maceta con flores de rododendro, de un rojo
brillante, que habían florecido como el fuego. La tierra también era
roja, ya que había sido salpicada por la sangre cuando el viejo tendero
había sido cortado.

En total, había siete muertos. La persona a la que el asesino


realmente había querido matar era el eunuco Wang, y éste estaba
muerto en el centro del salón principal. Sus ojos miraban fijamente las
vigas del techo, y se notaba que ni siquiera había tenido tiempo de
correr antes de que le cortaran la garganta de un solo golpe. Dos
personas habían caído bajo la mesa. Eran los sirvientes del Eunuco
Wang, uno a la izquierda y otro a la derecha, y ambos se miraban
desconcertados. El asesino había utilizado los sables de doble
empuñadura de Garan y les había cortado el cuello al mismo tiempo.
Las tres personas restantes eran camareros, y habían muerto en el
umbral de la puerta, uno frente a otro. El centro de sus espaldas había
sido cortado, y ese golpe fatal había sido extremadamente rápido y
feroz, prácticamente cortándolos en dos mitades. El asesino debió
temer que avisaran a alguien, así que había acabado con ellos sin
problemas.

Situ Jin frunció las cejas y miró los cadáveres mientras decía:

—Los métodos de este asesino son extremadamente despiadados.


Todos fueron asesinados de un solo golpe mortal, nada descuidado.
Los sirvientes descubrieron que el Eunuco Wang provocó y atrapó a
varias personas del mundo de las artes marciales el mes pasado y
golpeó a unos cuantos hasta matarlos en la prisión. Me temo que la
gente del mundo de las artes marciales buscaba venganza y aportó
para comprar un asesino de Garan para vengarse.

Shen Wenxing regresó sólo cuando terminó de vomitar toda el agua


ácida de su estómago y continuó:

—Se lo merece. El año anterior, este eunuco Wang heredó a un hijo


de sus parientes y estaba muy preocupado, ya que era un famoso niño
mimado que acudía a lugares de ocio. Las prostitutas del Río Qinhuai
se pueden apilar en altas pirámides, y él estaba muy endeudado. El
dinero y los recursos que el eunuco Wang había ahorrado durante más
de diez años se habían agotado, y no tenía otra manera, así que se le
había ocurrido esta idea de ayudar a la gente en el mundo de las artes
marciales. No esperaba perder su vida; realmente no valía la pena.

Shen Jue lo miró y vio que había vómito en el bordado de las rodillas
de la túnica de Shen Wenxing. Usó su abanico para cubrirse la nariz
con asco y dijo:

—Vete a un lado y aléjate de mí.

Shen Wenxing sabía que a su gobernador le gustaba la limpieza y


despreciaba las cosas sucias, así que se apartó con tacto.

En la cocina se oyeron fuertes maldiciones y el sonido de cuencos y


platos rotos, crujientes como el hielo al romperse.

Shen Jue miró hacia allí. Unos cuantos subordinados arrastraron a


un hombre con el cabello revuelto y la cara sucia y se acercaron,
empujándolo delante de Shen Jue.

—Gobernador, hemos encontrado un superviviente.

El hombre parecía un poco loco. Salivaba en las comisuras de la boca


y no paraba de decir:
—¡Viene el fantasma! Viene el fantasma! —Abrió los ojos y vio por
casualidad los pitones bordados con los colmillos desnudos y las
garras blandidas de Shen Jue y al instante se volvió loco, y sus pies
pataleaban mientras se arrastraba hacia atrás. Se abrazó a un pilar y
gritó—: ¡No me mates! ¡No me mates!

—Estaba escondido en las vigas de la cocina. Cuando el asesino


mató, era de noche, así que estaba oscuro en las vigas y él pudo escapar
—dijo un subalterno—. Por desgracia, se volvió loco.

Shen Jue lanzó una mirada significativa y un subalterno se acercó de


inmediato. Sacó una botella de rapé de ágata tallada y la acercó al
borde de la nariz del hombre. Era algo que había sido pasado por los
rusos que podía hacer que la gente entrara en razón. Efectivamente, el
hombre lo olió y su cordura se aclaró un poco. Miró sin comprender a
Shen Jue.

—Te pregunto, ¿qué viste? —preguntó Shen Jue.

El hombre seguía con la mente en blanco.

Shen Wenxing lo abofeteó.

—El gobernador te está preguntando algo, ¿qué viste? ¿Viste el


aspecto de ese asesino?

La cara del hombre estaba girada hacia un lado por la bofetada,


mirando directamente hacia el jardín en el centro del patio. Era un
pequeño patio de Jiangnan y no era muy grande, y en el centro, una
maceta de porcelana azul zafiro sostenía un nardo. Unas cuantas gotas
de sangre habían salpicado los pétalos blancos y lisos, lo que le daba
un aspecto un poco raro. Cuando el hombre vio el nardo, se estremeció
y tartamudeó:

—Vino de ahí... de ahí…

—¿De dónde? ¿De dónde? —Shen Wenxing siguió la mirada del


hombre y miró hacia allí.
El hombre tembló al levantarse y, de repente, sacó el sable de pluma
de ganso que llevaba en la cintura un subalterno. Todos se
sobresaltaron y sacaron sus sables de las vainas, rodeando al hombre.

—Se quedó ahí, justo así. Mira, justo así. —El hombre tomó un palo
del suelo y se puso de pie con la cintura ligeramente doblada. Cruzó las
manos y trazó un extraño arco. De repente, levantó el rostro,
mostrando una feroz sonrisa bajo su desordenado cabello—. El
Fantasma Sin Nombre de Garan de las Siete Hojas, enviando al Eunuco
Wang a renacer en la Tierra de la Dicha.

En ese momento, a Shen Jue le pareció ver a ese asesino pisando el


suelo cubierto de luz de luna que era como escarcha plateada. Sus
manos sostenían un largo sable que brillaba con una luz fluida, y
caminaba hacia él lentamente.

En el silencio, habló, y su voz coincidió con la de aquel loco, baja y


ronca.

—¿Viste claramente el sable que estaba usando? —Shen Jue agitó la


mano, indicando a los subalternos que no debían ponerse nerviosos.

—Lo hice... Lo vi muy claramente. ¡Hengbo, era Hengbo! —Las


manos del hombre se soltaron, y el sable y el palo repiquetearon al caer
al suelo. Él mismo también se arrodilló—. ¡Fantasma, él era un
fantasma!

El rostro de Shen Jue, que estaba tan tranquilo como el agua en


calma, finalmente se resquebrajó, y debajo de las solapas de sus
mangas, donde los demás no podían ver, sus puños se cerraron
lentamente.

Bajo la luz de la luna, le pareció ver que el rostro del asesino se iba
aclarando poco a poco. Era el aspecto maduro y de veintiún años de
Xiahou Lian, en el que la ingenuidad y el infantilismo se habían
desvanecido, pero que revelaba una sonrisa peligrosa y feroz que él
desconocía.
Siete años, ya habían estado separados durante siete años.

Shen Jue frunció las cejas y permaneció en silencio durante mucho


tiempo, sin decir nada.

—¿Hengbo? —Shen Wenxing armó un gran alboroto por nada—.


¿No es Hengbo de la Garuda? ¿Cómo es que este fastidioso Fantasma
Sin Nombre lo ha recogido?

—¿Tiene el Depósito Oriental un archivo del Fantasma sin Nombre?


—Shen Jue preguntó a Situ Jin.

Situ Jin respondió:

—Sí. Entre los asesinos que han saltado a la fama en los últimos
años, el expediente de esta persona es el más grueso. En él, Gao Dahu,
de Suzhou, que fue decapitado, también fue asesinado por él. Esta
persona es feroz y viciosa y va incluso más allá que la Garuda. Parece
que también conoce la técnica de disfrazar la cara. La Guardia del
Uniforme Bordado investigó durante mucho tiempo, pero hasta la
fecha no tienen ninguna pista.

—Cuando volvamos a la capital, sácalo, quiero verlo —ordenó Shen


Jue. Se dio la vuelta y bajó los escalones, y Situ Jin y Shen Wenxing lo
siguieron poderosamente. La persona en el poder del Depósito
Oriental tenía, naturalmente, una presencia que podía derribar
montañas y volcar mares. Había un círculo de gente común
observando la agitación que rodeaba la posada. Los ojos de Shen Jue ni
siquiera parpadearon mientras se subía al hombro de Shen Wenxing y
entraba en el carruaje. Antes de que se hubiera sentado, una carta y un
nudo de hilo de oro le fueron entregados a través del hueco de la
cortina.

Un subalterno de fuera dijo:


—La noble consorte envía unas palabras y quiere que el gobernador
le dedique un momento y eche un vistazo. El nudo247 fue hecho por
Zhu Xia, que está al lado de la noble consorte. Dice que la última vez
que el gobernador fue a desearles buena salud, vio que no había
ningún nudo colgado en el abanico del gobernador. Pensó que los
sirvientes eran descuidados, así que hizo uno ella misma y espera que
al gobernador no le disguste.

Shen Jue se burló y lanzó el nudo por el marco deslizable de la


ventana. El nudo flotó ligeramente y, bajo la luz del sol, era como una
mariposa con las alas rotas. Se posó justo al lado de la rueda de un
carruaje, y cuando éste se puso en marcha, la rueda aplastó el nudo,
imprimiendo un profundo surco.

Tras cambiarse a ropas ligeras, Shen Jue dio la vuelta y se dirigió al


río Qinhuai, montando en un pequeño bote y subiendo a la casa
flotante248.

Al anochecer, las nubes rojas se reflejaban en el agua entre la luz


brillante de las olas que oscilaban, como la seda cortada por unas
tijeras y también como el colorete residual en las mejillas de una
mujer. La cortina de la noche aún no se había agitado, pero las chicas
ya habían salido. Agitaban mangas de colores en los botes, su dulce y
encantadora fragancia se extendía tenuemente, sostenida por las olas
del río y ondulando en el centro de las olas. Algunas chicas sostenían
un huqing249 y cantaban canciones populares de Wu. Oír sus cálidas y
suaves voces y la sinuosa melodía embriagaba a uno, como si no
pudiera encontrar el norte.

En las orillas del río Qinhuai, miles de puertas se abrían hacia el río,
y algunas casas fluviales tenían escalones cincelados que llevaban
directamente al agua. Las mujeres se ponían en cuclillas en los

247
Nudos complicados que se utilizan para atar cinturones de tela o toallas para el sudor y también como
adorno para el cabello, el abanico o la cortina.
248
Imagen de referencia.
249
Familia de instrumentos de cuerda con arco que consta de una caja de resonancia en la parte inferior con
un mástil que sobresale hacia arriba y que suele tener dos cuerdas.
escalones mientras lavaban la ropa, y era como si ésta se cubriera de
nubes rojas. Los vendedores ambulantes iban y venían en pequeñas
barcas, como una pequeña hoja a la deriva en el agua. Llevaban botes
llenos de cosas y gritaban de vez en cuando, extendiéndose muy, muy
lejos a lo largo del agua del río.

En total, ésta era la primera vez que Shen Jue venía al río Qinhual.
Cuando aún estaba estudiando, Dai Shengyan lo había llevado a
Fuzimiao y le había dado una conferencia sobre el Clásico de la Poesía
en el edificio Zhuiyue. El edificio Zhuiyue era alto, así que cuando uno
esforzaba los ojos para mirar a lo lejos, podía ver el balbuceo del agua
del río. El río estaba lleno de fuegos artificiales, y Dai Shengyan nunca
le había dejado acercarse. Todavía recordaba los bollos de huevas de
cangrejo del edificio Zhuiyue. Al morderlo se llenaba la boca de jugo,
revelando el brillante relleno amarillo.

—Este lugar es realmente un tesoro, es mucho más elegante que los


Ocho Grandes Callejones de nuestra capital. He oído que la mayoría de
las prostitutas de aquí eran rameras de Yangzhou250, y que desde la
infancia comenzaron a aprender a tocar instrumentos musicales y a
cantar, así como de poemas y canciones. Todas ellas saben incluso
componer poemas e idear letras, no mucho peores que las de los
mejores eruditos. —Shen Wenxing sonrió y giró la cabeza para mirar
a Situ Jin, que no tenía ninguna expresión—. Capitán Situ, has estado
trabajando duro para vigilarnos todo el camino. ¿Por qué no descansa
aquí esta noche, no sería un desperdicio si no prueba algo fresco?

Situ Jin bajó los ojos para mirarlo y desvió la mirada, que seguía
contemplando las relucientes olas del río y lo ignoraba.

250
El término que aquí se usa es “caballo delgado de Yangzhou”, que eran jóvenes entrenadas por
traficantes y luego vendidas a altos dignatarios como concubinas, la mayoría de las cuales procedían de
familias pobres o fueron objeto de trata de personas. Se les llamaba así porque eran delgadas y esbeltas, ya
que la delgadez se consideraba hermosa en aquella época.
Cuando el jefe de los sirvientes del burdel vio a Shen Jue, sus cejas se
curvaron mientras se acercaba a él. Le entregó un cuadernillo con un
borde de laca dorada y el repertorio escrito en texto diminuto.

—Muchacho, ¿qué canciones te gusta escuchar? Nuestras chicas


pueden cantar de todo, e incluso puedes escuchar Dieciocho
Toques251.

Shen Jue lo ignoró, Shen Wenxing tomó el folleto pero no lo miró y


sólo dijo:

—Venimos del Norte, así que nuestros gustos son difíciles de


satisfacer y sólo escuchamos Ópera Kunqu252. Me pregunto si hay
alguna chica que sepa cantarla.

El jefe de los sirvientes del burdel esbozó una sonrisa y estaba a


punto de responder cuando, de repente, se dio cuenta de que su tono
tenía giros y vueltas, y que parecía ser del palacio. Entrecerró los ojos
y los miró de arriba a abajo antes de que su corazón palpitara y doblara
apresuradamente la cintura.

—Señores, por favor, vengan conmigo.

La noche se había oscurecido y se habían colgado luces en las casas


del río en las dos orillas. Las luces se conectaban en un grupo brillante,
que parecía dar al río Qinhuai dos deslumbrantes bordes dorados. Los
sirvientes que llevaban palos de bambú con cargas colgaban linternas
de gasa roja en los aleros de las casas flotantes, de un rojo sombrío.
Hombres y mujeres se daban de comer vino bajo las sombras de las
linternas, y la fragancia del vino se mezclaba con las suaves y dulces
sonrisas, como un sueño que no era real.

El jefe de los sirvientes del burdel los llevó a un palco en el segundo


piso, junto al agua. Ni siquiera usó una toalla para limpiar, y se fue por
su cuenta. Este palco estaba en la parte más delantera de la casa

251
Una canción folclórica tradicional china que es coqueta y erótica.
252
Es una de las formas más antiguas de la ópera china y es conocida por ser muy elegante.
flotante, y tres de sus lados eran ventanas. A través de las ventanas,
podían ver el agua del río que reflejaba la galaxia que llenaba el cielo.
En el centro, había un conjunto de mesa y sillas de madera de peral
amarillo, y había unos cuantos taburetes cuadrados con
incrustaciones de perlas lacadas en oro, que eran para que se sentaran
las prostitutas que cantaban. Incluso había una pintura falsa colgada
con bastante elegancia en la pared. Shen Wenxing sacó él mismo un
pañuelo y limpió el polvo de la mesa y las sillas antes de que Shen Jue
tomara asiento.

Un poco después de sentarse, Shen Jue asintió hacia Shen Wenxing.


Shen Wenxing se acercó a la pared y descolgó la pintura, y un pequeño
cuadrado tan ancho como la palma de la mano quedó al descubierto en
la pared. Tiró del cuadrado para abrirlo y se filtró un poco de la luz del
palco vecino. Shen Wenxing golpeó la pared muy rítmicamente con
tres golpes, una pausa y luego un golpe. La otra parte respondió con
cuatro golpes sucesivos. Shen Wenxing asintió a Shen Jue y se hizo a
un lado.

—Yo, Gao Nian, saludo al gobernador. —Desde el otro lado del muro,
sonó la voz de un hombre de mediana edad—. Ya me he ganado la
confianza de Garan y he tomado el control de la guarida secreta de
Fuzimiao.

Shen Jue dio un sorbo a su té y dijo:

—Muy bien. Mi duro trabajo para cultivarte no ha sido en vano.


Mientras trabajes bien para mí, tu esposa, tu hijo y tu madre
naturalmente no serán tratados mal.

—¡Gracias, Gobernador! —Gao Nian hizo dos reverencias en el suelo,


antes de levantarse de nuevo—. Me pregunto qué preguntas tiene para
mí, ya que me ha convocado hoy.

Shen Jue acarició la taza de porcelana blanca como el jade en sus


manos y preguntó:
—¿Cuánto sabes del Fantasma sin Nombre?

Gao Nian reflexionó durante mucho tiempo y dijo:

—Hace poco más de un año que entré a Garan. Garan tiene reglas: no
hacer preguntas, matar sin inhibiciones. Los espías suelen ser
herméticos, y sólo de vez en cuando revelan algo. Sólo oigo algunos
rumores, pero me temo que no se pueden tomar en serio.

—Escuchémoslos.

—El nombre real de esta persona es Xiahou Lian, y es el hijo de la


anterior Garuda, Xiahou Pei. Ha ganado fama solo en los últimos años
y podría considerarse como una joven promesa, pero su reputación en
Garan no es muy buena. Es como su madre,nunca se comunica con
nuestros espías y trabaja solo. He oído decir que incluso excavó
personalmente varias guaridas secretas.

—¿Oh? ¿Sabes dónde están sus guaridas secretas?

—No lo sé —dijo Gao Nian—. Sólo Tang Shiqi y Shu Qing saben
dónde están sus guaridas secretas.

—¿Quiénes son ellos?

—Usted ha estado mucho tiempo en la capital y en lo más profundo


del palacio, así que es comprensible que no haya oído los rumores que
circulan en los mercados. Ahora, en burdeles, casas de té y tabernas,
hay un verso muy popular: «Una flecha como el reflejo253 de un ganso
cisne sobresaltado, una flauta voladora en la Ciudad de la Primavera y
los llantos de cientos de fantasmas. El agua brumosa y las olas
transversales254 inquietas no pueden cruzarse, las almas olvidadas
que han sido agraviadas llenan los ríos con blasfemia». Este poema
habla de las armas de los tres. Zhaoying es el mecanismo de ballesta de
Tang Shiqi. Tang Shiqi era discípulo de la secta Tang, pero hace tres

253
Traducción de Zhaoying, el nombre del arma de Tang Shiqi.
254
Traducción de Hengbo.
años, cuando dejó la ciudad para viajar, fue capturado por Liu Guizang.
Xiahou Lian lo salvó, y desde entonces, han sido inseparables. Hace
dos años, Xiahou Lian se disfrazó como Tang Shiqi, se infiltró en la
secta Tang y quemó su biblioteca. Luego, usando un ala mecánica,
lograron escapar. Ahora, los dos están en la lista de objetivos a
eliminar de la secta Tang.

—Ya he informado de este asunto al gobernador —dijo Situ Jin—.


Envié gente a la Secta Tang para preguntar, y el Señor del Castillo Tang
dijo que el Fantasma sin Nombre había aprendido en secreto las
setenta y dos técnicas de mecanismo de la Secta Tang, había robado
sus alas mecánicas Apsara255 y había escapado por un estrecho lugar
entre dos montañas. El día en que el Fantasma sin Nombre escapó,
había colocado de antemano una red ineludible en el estrecho lugar
entre los dos acantilados. Los discípulos de la Secta Tang que iban
detrás de él y que usaban alas de mecanismo y le perseguían quedaron
atrapados en la red, y observaron impotentes cómo el Fantasma sin
Nombre volaba hasta el Río Jialing y escapaba en un barco.

—Más tarde, se infiltró en cada una de las principales sectas y robó


técnicas de sable de cientos de clanes. Ahora, incluso el Sable
Encadenado de las Siete Estrellas, allá en la remota montaña Tian, ha
caído en sus malévolas manos —dijo Gao Nian.

Lo hacía por venganza. Robó habilidades de mecanismo porque las


habilidades de sable no le servían de nada y sería difícil derrotar a Liu
Guizang con ellas. Practicó las habilidades de sable de cientos de clanes
para poder encontrar un movimiento único que contrarrestara el
Sable del Clan Qi. Shen Jue se golpeó la rodilla, y los hilos de bordado
de oro que tenía en las rótulas le rasparon las manos con fuerza,
haciéndole daño.

—¿Cuál es la segunda arma? —preguntó Shen Jue.

255
Apsara es un tipo de espíritu femenino de las nubes y las aguas en la cultura hindú y budista.
—Sable Dizhong256, una rama de primavera, es el arma de Shu Qing.
Él es joven, inexperto e inmaduro, y se rumorea que es el compañero
aprendiz de Xiahou Lian. El año pasado, Xiahou Lian llevó a Shu Qing
para hacer transacciones de vidas. Se rumorea que ese chico es cobarde
y débil, y no está hecho para ser un asesino. En cuanto a esta tercera
arma, es naturalmente Hengbo.

—Xiahou Lian tampoco está hecho para ser un asesino, pero aun así
se ha convertido en un asesino que aterroriza a la gente —dijo Shen Jue
fríamente—. Te dije que prestaras atención a la ubicación del Templo
de la Montaña Garan. ¿Ha habido perspectivas?

Gao Nian suspiró.

—He recibido una gran confianza de su parte, pero hasta el día de


hoy, todavía no ha habido ninguna pista. Las reglas de Garan son
estrictas, y a los infractores de las reglas no se les proporcionará más
el Mediados de Julio, por lo que todo el mundo cumple con su deber y
no se atreve a ir más allá del límite. Sin embargo, ¿conoce la Ciudad
Subterránea de Garan?

Shen Jue levantó la vista.

—¿Ciudad Subterránea?

—La Ciudad Subterránea no es una ciudad, pero es relativa a una


ciudad al aire libre. Donde hay blanco hay negro, y donde hay luz hay
oscuridad. La corte imperial tiene estaciones de correos y Garan tiene
casas de mensajería. Las calles y los mercados tienen casas de té, y
Garan también. Incluso tienen burdeles, casas de cambio y tabernas,
no falta de nada. Ladrones, asaltantes, fugitivos, prostitutas y
asesinos pueden alojarse, detenerse brevemente, comer y beber en
estos lugares. Lo que puede hacer la gente común, también lo pueden
hacer ellos.

256
Lit. Sable dentro de la flauta.
—Una corte imperial en la oscuridad —dijo Situ Jin en voz baja.

Shen Jue se mofó:

—Entonces, ¿el abad de Garan es el rey en la oscuridad?

—No del todo —dijo Gao Nian—. La Ciudad Subterránea no es


operada por Garan. Garan envía a una persona para que permanezca
en cada estación que es responsable de recibir a los asesinos que van y
vienen. La Ciudad Subterránea es compartida por toda la gente de la
sociedad clandestina. Los ladrones proporcionan comida a los
asaltantes, y las prostitutas calientan la cama a los asesinos. Allí vive
la gente que no puede ver la luz.

—Nosotros, los que caminamos bajo el sol, originalmente pensamos


que esas cosas asquerosas giran en las alcantarillas. No esperaba que
una ciudad decente pudiera construirse en recovecos y grietas. —Shen
Wenxing chasqueó la lengua.

Shen Jue entornó los ojos.

—¿A quién llamas cosas asquerosas?

Shen Wenxing vio que la expresión de Shen Jue no era muy buena, y
no sabía qué nervios había tocado en él. Se arrodilló apresuradamente
y se golpeó la boca.

—¡Hablo demasiado, merezco ser golpeado, merezco ser golpeado!

La luna salió, blanca y sombría, como el pecho blanco de un pájaro,


acurrucada en lo alto de los aleros de las casas. Una pequeña
embarcación remaba con sus remos mientras atracaba lentamente.
En él se sentaba una cantante que tocaba la pipa y cantaba en voz alta
canciones populares de Wu, una melodía dulce y melosa. Un barco de
placer pintado257 y la pequeña embarcación iban una al lado del otro
mientras atravesaban capas y capas de reflejos verdes de ramas de

257
Imagen de referencia.
álamo, atracando en tres altas alcantarillas consecutivas. La voz
cantante iba acompañada del murmullo del agua del río, dulce y
embriagador, como el vino mezclado con miel.

Shen Jue tuvo una sensación irreal. Todo lo que vio fue cantos y
bailes para celebrar la paz, pero en las sombras de este buen día y del
hermoso paisaje, a espaldas de la Gran Qi, se escondía una enorme
ciudad. Xiahou Lian caminaba por allí, apareciendo en las calles en la
noche oscura, cazando almas y reclamando vidas.

—Gao Nian, lo has hecho muy bien. Tu mujer, tu hijo y tu madre


recibirán los cuidados que les corresponden. Tu hijo ya va a la escuela
y escribe poemas bastante bien. Wenxing, enséñale.

Shen Wenxing respondió con un sí y sacó del pliegue de su ropa un


montón de grueso papel de arroz, entregándoselo a Gao Nian a través
del pequeño cuadrado. Gao Nian lo leyó mientras se enjugaba las
lágrimas y dijo:

—Es una suerte que este niño sea prometedor, a diferencia de su


padre, que no tiene habilidades. Gobernador, muchas gracias por
cultivarme. Con su cuidado, me siento tranquilo.

Shen Jue estaba a punto de asentir cuando el sonido del instrumento


de la pequeña embarcación se estancó de repente, arrancando un grito
desgarrador.

Al mismo tiempo, una flecha corta, de color negro azabache, salió


disparada de repente desde el otro lado del cuadrado, emitiendo un
silbido parecido al de un búho. El silbido era estridente y agudo, como
si pudiera apuñalar la mente de uno. Shen Jue lo esquivó rápidamente.
La flecha pasó rozando el cabello de Shen Jue y apagó la llama de la vela
del candelabro que tenía detrás.

En un instante, el palco se quedó a oscuras.

—¡Alerta! —rugió Situ Jin.


La pared fue atravesada por tres largos sables al mismo tiempo. La
pared divisoria entre los dos palcos era una tabla de madera que tenía
el grosor de la mitad de la palma de la mano. Después de que los
asesinos la acuchillaran, utilizaron sus hombros para golpear la tabla
de madera, pisando el serrín que volaba mientras entraban en el palco
de Shen Jue. En la pesada noche, sólo la luz blanca de la luna penetraba
en la pantalla de la ventana, brillando con una ligera luz. En la luz
terriblemente blanca, los asesinos con cuerpos encorvados y que
entraban a toda prisa eran como demonios y monstruos.

En el agua del río, los sonidos de la pipa se volvieron repentinamente


urgentes. Shen Jue no se movió, y sostuvo la taza de porcelana entre
sus manos mientras escuchaba en silencio. Podía imaginar las yemas
de los dedos de la prostituta, que eran blancas como cebollas, pulsando
rápidamente las cuerdas, como si perturbaran un estanque de olas del
río. Los sonidos del instrumento eran tan nítidos y sonoros como las
perlas y los jades que caen al suelo.

El fuerte rugido de Situ Jin resonó en toda la casa flotante. Los


clientes que habían estado ebrios se levantaron de repente, apartaron
a las mujeres que llevaban en brazos y sacaron los afilados sables de
pluma de ganso que llevaban ocultos bajo sus túnicas. Al mismo
tiempo, lanzaron ganchos de agarre, se engancharon a la barandilla
inclinada del segundo piso y volaron por los aires. Sus largas túnicas
se extendieron y la gente vio las túnicas de yesa bajo sus ropajes.

Los subalternos del Depósito Oriental rompieron las ventanas de


dos lados, y las celosías de las ventanas y la puerta se hicieron pedazos.
Los asesinos se dieron la vuelta rápidamente y sus largos sables de un
metro de longitud, penetrantes y fríos, chocaron con los sables de
pluma de ganso lacados en oro. Las luces de los sables salpicaron,
como si fueran chorros de agua clara y fría.

Los sonidos desordenados de los pasos, los sonidos del encuentro de


las armas, los sonidos del desgarro de la sangre y la carne, y los sonidos
de una mujer cayendo al agua se mezclaron. En la oscuridad, bajo la
fría y blanca luz de la luna, todos se movían, excepto Shen Jue.
Contempló la galaxia sin límites bajo las olas del río y de repente
recordó los ojos de Xiahou Lian. De repente sintió que su corazón
estaba muy vacío, tan vacío que se sintió un poco triste.

De repente comprendió por qué le había costado a Xiahou Lian


aceptar que él considerara a su enemigo como pariente en su
momento y por qué se había empecinado en que se presentara de
nuevo al examen imperial. Es solo que el destino jugaba con la gente.
Nadie podía escapar o evitarlo; ese maldito destino.

El sonido del instrumento volvió a cambiar. La velocidad de los


dedos que pulsaban las cuerdas se hizo cada vez más rápida, y a Shen
Jue le pareció oír a miles de tropas cruzando el largo río.

Bajo la superficie del agua, saltaron muchos asesinos vestidos de


negro. Todos ellos llevaban máscaras de porcelana blanca. Sólo había
dos agujeros oscuros para los ojos en las pálidas máscaras, y no había
narices ni bocas, como fantasmas sin rostro. Sin embargo, justo
cuando estaban a punto de subir al barco, apareció de repente una fila
de subalternos. Resultó que ya se habían escondido bajo el costado del
barco, esperando a que los asesinos subieran a él. Los subalternos
lanzaron hojas afiladas al mismo tiempo, y salpicaron chorros de
sangre. Los asesinos vestidos de negro no tuvieron tiempo, así que
cuando subieron al barco, sus abdómenes ya habían sido cortados, y
cayeron al río Qinhuai, uno tras otro. La sangre de color rojo oscuro se
mezcló con el denso caudal negro, arrastrándolo en una línea que se
balanceaba como la faja roja de una cantante.

—¡Enciende la lámpara! —Situ Jin gritó con severidad.

La llama de la vela se reavivó y la caja se iluminó de nuevo.

Shen Jue finalmente vio claramente la situación en la habitación. La


hoja de la ventana estaba hecha jirones, y los subalternos sostenían
sus sables, inmóviles. Los tres asesinos habían sido abatidos, y uno de
ellos tenía el brazo roto. Gao Nian estaba tumbado en el suelo de la caja
vecina, y tenía una daga de asesino clavada en el pecho, la sangre
saliendo a borbotones por la acanaladura.

Shen Jue ordenó fríamente:

—¡Atrapen a esa mujer de la pipa, ella es la vaina!

Los subalternos eran como mareas negras, ya que salieron


rápidamente del palco y saltaron al agua. Al ver esto, la mujer del
pequeño bote tiró la pipa y también se lanzó al agua para escapar. Pero
al final, no fue tan rápida como los subalternos, y la sangre de color
rojo oscuro no tardó en salir a la superficie del agua.

Gao Nian murmuraba para sí mismo en el suelo. Su rostro estaba ya


ceniciento, y sus manos arañaban salvajemente el suelo.

En realidad, Gao Nian ya se había expuesto accidentalmente hace


mucho tiempo, y Garan le había prometido una gran suma de dinero
para que atrajera a Shen Jue. Pero cómo iban a saber estos fugitivos sin
hogar que había cosas más importantes que la vida en este mundo. Y
esas cosas estaban en manos de Shen Jue.

Situ Jin le tomó la mano y le preguntó en voz baja:

—¿Qué más tienes que contarnos?

—... Cumplí con mi deber... Mi esposa y mi hijo... madre…

—Sí, el gobernador cuidará de ellos. —Situ Jin le dirigió una mirada


firme y persistente. Gao Nian asintió—. Xiahou Lian... Xiahou Lian
también tiene una sirvienta, su nombre es Zhaoye258... Ella es muy...
muy fuerte, y es inseparable de Xiahou Lian.... Dile al gobernador que...
tenga cuidado.

Shen Jue se sorprendió de repente y no pudo evitar preguntar en voz


alta:

258
Lit. Noche brillante.
—¿Qué sirvienta?

Sin embargo, Gao Nian ya se estaba muriendo. Abrió la boca unas


cuantas veces, y sus ojos perdieron por completo su espíritu, como un
pozo seco. Su cabeza se inclinó y murió.

Shen Jue agarró el cuello de un asesino y preguntó fríamente:

—¿Qué sirvienta? Explícamelo claramente, si no, te haré morir.

Era un hombre de rostro cincelado y ojos hundidos. La luz de sus


ojos era gélida, como la mirada disparada oscuramente por una
serpiente venenosa. No contestó a Shen Jue y se limitó a decir en voz
baja:

—Gobernador del Depósito Oriental, tu nombre ya ha sido escrito en


la lista de asesinatos de Garan. Garan se acuerda de ti.

Una sonrisa helada surgió en las comisuras de los labios de Shen Jue.
Shen Wenxing estaba cerca, y cuando vio la gélida sonrisa de Shen Jue,
no pudo evitar estremecerse.

A Shen Jue no le gustaba sonreír. Cuando sonreía a alguien, era


porque estaba en guardia en su corazón, o esa persona se enfrentaría a
un desastre inminente.

—¿No quieres hablar? —Shen Jue se levantó. Su rostro estaba


cubierto por la sombra de la lámpara, mitad brillante y mitad oscuro,
que tenía un brillo gélido—. ¿No le falta gente a Fang Cunzhen? Le di
flores de azalea, pero hace poco me pidió sujetos de prueba que
tuvieran la medicina de Mediados de Julio. Antes, capturamos a unos
cuantos espías de Garan y los enviamos, pero he oído que todos fueron
torturados hasta la muerte…

—Dígamelo a mí. En realidad, no pueden considerarse muertos, sólo


sangran por las siete aberturas faciales y han perdido los cinco
sentidos —continuó Shen Wenxing por él.
—Bien, entonces envíen a estos juntos.

—¿Qué hay de esos asesinos de afuera?

—Sólo estos tres son asesinos de Garan, los otros son todos espías.
Usando tres sables para matarme, deben tener un buen concepto de
mí. —Shen Jue sonrió fríamente.

Los asesinos fueron arrastrados, y la habitación quedó en silencio de


inmediato. Shen Jue no se movió, así que nadie se atrevió a salir.

Estaba solo a la sombra de la lámpara y nadie sabía en qué estaba


pensando. Los ojos de Shen Wenxing giraron en círculos y dirigió una
mirada significativa a Situ Jin. Situ Jin lo ignoró.

—Situ —habló de repente Shen Jue—, si Mingyue cambia y se


convierte en alguien que ya no conoces en absoluto, ¿qué harías?

—No lo haría —respondió Situ Jin.

—Sólo estoy haciendo una hipótesis —dijo Shen Jue con


impaciencia—. ¿Y si cambia?

—Quiero decir —los ojos de Situ Jin eran firmes mientras hablaba—
que Mingyue es mi esposa. No importa en qué se convierta, siempre la
reconoceré.
Capítulo 43: Punta de rama de sauce

El fuego del carbón chisporroteaba mientras ardía. Una jarra estaba


colocada encima de la estufa-kang, calentando el vino caliente de su
interior. Unos cuantos hombres con el cabello revuelto y el rostro
sucio se sentaban alrededor del borde de la estufa, bebiendo vino
mientras comían carne. Todos eran artistas marciales259, y se habían
detenido en una posada con techo de paja en una montaña para
descansar. El viejo tendero era honesto y les había dado una jarra de
vino para calentarse. Aunque el vino que se había elaborado en el
duodécimo mes estaba turbio y sabía tan débil como el agua, seguía
siendo mejor que nada.

—Hermano, la secuela de La lista de los fantasmas260 de Garan ha


salido, ¿ya la has leído? —dijo un hombre.

—Por supuesto que sí. Esta vez, no sólo han añadido al Fantasma sin
Nombre que ha saltado a la fama recientemente, sino que también han
enumerado veintisiete de los afamados sables de Garan, y el primero
es el Qiushui de Kinnara —dijo otro hombre más gordo.

—Si me preguntas, Shana261 debería ser el primero —dijo la primera


persona—. El mes pasado, arrasó la vieja guarida de los viejos
demonios en la Montaña Hei262, matando a una persona en un paso y
formando ríos de sangre en diez pasos. He oído que la sangre fluyó
hasta abajo junto con el agua del río negro en la Montaña Hei. Cuando

259
Específicamente la gente que deambula por el mundo de las artes marciales, lo que incluye a artistas
marciales, bandas, ladrones, mendigos, comerciantes, etc.
260
No son fantasmas literales, sólo una forma de referirse a los asesinos de Garan
261
El sable de Chi Yan. Lit. Instante.
262
Lit. Montaña Negra.
la gente al pie de la montaña lavó sus ropas y se las llevó para mirarlas,
¡todas se habían teñido de maldito rojo!

—Entonces, ¿por qué no dices Hengbo? Ya sea la Garuda de antes o


el Fantasma sin Nombre de ahora, Hengbo ha sido el asesino de
primera clase de Garan. ¿No llegó ayer la noticia de que el Fantasma
sin Nombre mató a otro demonio sin suerte?

—¿Qué puede hacer el Fantasma sin Nombre? Si no tuviera a


Zhaoye263 a su lado, ¿podría seguir siendo tan grande? —El hombre se
hurgó los dientes con desdén y, mientras hablaba, mostró una
expresión misteriosa—. He oído que esta Zhaoye es una belleza rara.
Tengo un hermano que tuvo la suerte de vislumbrarla. ¡Aahh, esa
belleza era prácticamente como un inmortal que desciende a la tierra!

—Realmente no sé por qué Zhaoye sigue al Fantasma sin Nombre. La


última vez, alguien dijo que Zhaoye era originalmente la prometida de
Tang Shiqi y que fue arrebatada por el Fantasma sin Nombre, y que
incluso coaccionó a Tang Shiqi para que fuera su lacayo.

El hombre chasqueó la lengua:

—Dímelo a mí. Si yo fuera Tang Shiqi, habría agarrado mi sable y


habría matado al Fantasma sin Nombre. ¡¿Quién mierdas se atrevería
a cagarse en mi cuello?!

En un rincón, había un hombre envuelto en una manta, que


originalmente estaba encogido en el suelo y dormido, pero fue
despertado por los artistas marciales que estaban bebiendo vino. Los
artistas marciales hablaban alegremente, compitiendo entre sí para
declarar que si tenían la suerte de tener una noche de gracia con
Zhaoye, aunque fueran despedazados por un golpe del Fantasma sin
Nombre, seguirían estando dispuestos.

El hombre dijo en voz baja:

263
Lit. Noche brillante.
—En realidad, Zhaoye no es una belleza.

Su voz no era fuerte, pero todos lo oyeron y giraron la cabeza al


unísono para mirarlo. Algunos artistas marciales sostuvieron sus
copas de vino y se sentaron casualmente a su lado.

—¿Qué, la has visto antes?

El hombre asintió.

—¡Imposible! Mi hermano no me mentiría. Dijo que las cejas, los ojos


y la pequeña boca de cereza de Zhaoye son como los de un espíritu de
zorro, ¡y que verla puede hacer que la gente pierda su alma! —El artista
marcial de antes estiró el cuello y gritó con fuerza.

—Pero... —El hombre empezó a tiritar y dijo con voz temblorosa—:


¡Pero Zhaoye no tiene cejas, ni ojos, ni mucho menos boca!

Justo después de decir esto, la destartalada puerta de la posada de


paja fue empujada repentinamente y con fuerza por algo. Una luz
blanca y deslumbrante brilló en el interior, y todo el mundo fue
iluminado de manera que no podía abrir los ojos.

Una muchacha delgada estaba de pie a contraluz. No se le veía el


rostro y sólo se podía ver su grácil figura. Sus manos colgaban a los
lados, con amplias mangas que cubrían sus brazos.

La voz ronca de un hombre sonó detrás de ella:

—El Fantasma sin Nombre de Garan de las Siete Hojas, enviando a


Su Excelencia a renacer en la Tierra de la Dicha.

La chica se movió de repente, con los brazos cruzados sobre el pecho.


Todo el mundo vio que esos brazos no eran brazos, sino que eran unos
escalofriantes sables largos que fluían con una luz fría y penetrante.
Al momento siguiente, vieron el rostro de la chica. No tenía cejas, ni
ojos, ni mucho menos boca. Era una simple máscara de porcelana, y
sólo tenía dos agujeros oscuros para los ojos.
La luz de un arco destelló y la chica entró volando. El hombre que
antes estaba envuelto en una manta gritó:

—¡Zhaoye!

Todos se quedaron atónitos, recogieron apresuradamente sus


sables y se escondieron en los rincones de la posada con techo de paja.
El viejo tendero protegió a su mujer y se escondió en el mostrador
acodado, temblando como una codorniz.

El hombre se apresuró a esquivar y sacó un largo sable del pliegue de


su ropa, girando y cortando el hombro de Zhaoye. Zhaoye ni siquiera
esquivó y se enderezó, recibiendo el golpe fatal.

Clang

La sangre que esperaba no salpicó, sólo se oyó el crujido del hierro al


chocar. El sable largo golpeó el hombro de Zhaoye, ¡y en realidad se
hizo un corte en el sable! Las pupilas del hombre se encogieron de
repente.

Zhaoye no tenía expresión. Las cuencas de sus ojos negros como el


carbón miraban al hombre, y una luz oscura fluía por su rostro blanco
como la porcelana. Levantó la mano derecha, y todos vieron cómo la
hoja de un metro de largo que estaba en la posición de su brazo cortaba
ferozmente. El hombre se inclinó hacia un lado y esquivó, pero llegó
demasiado tarde. Uno de sus brazos fue amputado, y la sangre brotó
como un manantial.

—¡Ah! —El hombre rodó por el suelo con dolor. Su mano derecha
cayó al suelo con estrépito y se movió un par de veces.

Zhaoye no se movió más. Se quedó en silencio donde estaba, con la


cabeza baja.

Un hombre alto entró en la posada de paja. Tenía la piel de bronce y


una fina cicatriz de sable sobre el ojo derecho. Era un hombre duro e
intrépido como un lobo solitario, y había una fiereza y una frialdad en
sus ojos que no se podían borrar.

Los artistas marciales contuvieron la respiración. Un atrevido


asomó un poco la cabeza y miró en secreto.

El Fantasma sin Nombre.

—Me lo has puesto fácil para encontrarte, Joven Caballero Gao. —


Xiahou Lian agarró una silla plegable y se sentó, cruzando las piernas
y sujetándose la barbilla mientras miraba al hombre tembloroso en el
suelo—. Realmente sabes cómo jodidas escapar. Corriste desde
Hangzhou hasta una remota zona montañosa, haciéndome perseguir
detrás de tu trasero. Casi se me rompen las piernas de tanto correr.

—¡Déjame ir! ¡Señor, déjame ir! —El hombre agarró las botas de
Xiahou Lian, imprimiendo cinco huellas dactilares de color rojo
sangre—. ¡Te lo ruego! Tengo dinero, tengo mucho dinero, te lo daré
todo. ¡Déjame ir!

Xiahou Lian se rio vilmente.

—Puedes darme dinero y decirme que mate a la persona que compró


tu vida. Pero tu cabeza ya ha sido comprada, así que no hay razón para
que la conserves.

—¡Está bien! De acuerdo. —El hombre luchó por sentarse—. ¡Te daré
dinero, y tú me ayudas, ayúdame a matar a la persona que compró mi
vida!

El hombre metió la mano izquierda en el pliegue de su ropa. Una fría


luz de metal pasó de repente por delante de los ojos de Xiahou Lian,
cortando hacia sus párpados como un afilado sable. Xiahou Lian se
horrorizó y retrocedió inmediatamente. Una corta flecha negra pasó
rozando su brazo y atravesó el poste de la puerta detrás de él. Xiahou
Lian miró la flecha y giró la cabeza, con un destello de crueldad en sus
ojos.
El hombre se levantó, cubriendo su brazo cortado, y tropezó al salir
corriendo. Xiahou Lian no tardó en alcanzarlo. Lo agarró por el cuello
y le apretó el rostro contra el fuego de carbón de la estufa. La posada
de paja se llenó de los gritos estridentes del hombre, y el olor a carne
asada impregnó al instante toda la posada. Los artistas marciales se
escondieron en los rincones, temblando.

Xiahou Lian liberó su mano derecha y abrió la palma hacia la


dirección de Zhaoye, luego apretó ferozmente el puño.

Los artistas marciales con ojos agudos vieron, bajo la luz del sol, los
finos hilos de seda que estaban envueltos alrededor de los dedos de
Xiahou Lian, y que estaban conectados a las extremidades de Zhaoye.
Los hilos de seda eran tan finos que eran prácticamente invisibles. Se
ocultaban en el aire, y sólo revelaban una titilante luz plateada cuando
la luz del sol, de vez en cuando, los iluminaba directamente.

Todos comprendieron de repente que la llamada «Zhaoye» no era


una persona en absoluto, sino la marioneta mecánica de Xiahou Lian.

Los hilos de seda se agitaron en el aire, como una mariposa batiendo


sus alas. Zhaoye levantó su brazo de sable y dio un tajo. La cabeza del
hombre se separó limpiamente de su cuerpo. Había un corte limpio en
su cuello, como si fueran estacas de madera que hubieran sido
aserradas por una sierra.

Xiahou Lian metió la cabeza en una bolsa de piel de serpiente y la


colgó del cuello de Zhaoye.

—¡Has cometido un pecado! —El viejo tendero salió arrastrándose


de debajo del mostrador y miró el cadáver sin cabeza del hombre,
llorando—. ¡Has cometido un pecado! ¡Cuándo terminará la venganza
mutua! Joven, ¿por qué le quitas la vida a la gente y matas a inocentes
indiscriminadamente?
Los pasos de Xiahou Lian que salían del umbral de la puerta se
detuvieron, y giró ligeramente la cabeza, con una mirada gélida sobre
el viejo tendero.

—Viejo, realmente sabes cómo decir críticas irresponsables. —


Xiahou Lian apretó los dientes y dijo con maldad—: Si tu esposa fuera
asesinada y tu hija violada, a ver si todavía puedes decir las palabras
«cuándo terminará la venganza mutua».

El viejo tendero se quedó en blanco y regañó a Xiahou Lian con


exasperación con cosas como «que mueras sin descendencia», «que
sufras la muerte por mil cortes» y demás. Xiahou Lian hizo oídos
sordos, subió a Zhaoye a su caballo y se marchó rápidamente.

Los picos de las montañas se elevaban y caían, y las nubes del


atardecer cubrían el cielo, como si toda la cúpula de éste estuviera
ardiendo. El fuego del cielo se extendía por todo el mundo, y brillantes
flores de rododendro habían florecido en una colina no muy lejana,
ardiendo de forma abrumadora por toda la montaña. Mientras Xiahou
Lian montaba su caballo a través de las montañas, parecía que estaba
corriendo en un mar de fuego sin límites desde la distancia.

Xiahou Lian tenía ya veintiún años, y era igual que los demás
asesinos de Garan. Había entrenado arduamente en montañas de
sables y mares de fuego, hasta llegar al actual Fantasma sin Nombre.
Chi Yan había tenido razón, en efecto, no estaba hecho para practicar
el sable. Había practicado en una villa de Liuzhou durante casi un año
y había matado a decenas de discípulos de la Aldea de la Montaña
Jingdao. Liu Guizang lo buscaba por todas partes, y el nombre de
Xiahou Lian podía hacer que los niños de la ciudad de Liuzhou dejaran
de llorar por la noche. Pero todavía no había hecho ningún progreso
significativo. Bajo las manos de Chi Yan, sólo podía conseguir pasar de
siete movimientos como máximo.

Sin embargo, la reputación de Liu Guizang era cada vez más


próspera. Había comprado asesinos de Garan para que asesinaran al
gran maestro de la Secta del Norte por él. Después, la Aldea de la
Montaña Jingdao había dominado, como si fuera la primera en el
mundo de las artes marciales y superior a otros artistas marciales.
Comenzó a reclutar ampliamente discípulos, estableciendo ramas
laterales en todas partes. Se encargó de la llamada justicia, y cuando
varios clanes y sectas tenían rencillas, todos acudían a la Aldea de la
Montaña Jingdao para mediar. Además, atrapaba a los criminales
clandestinos del mundo de las artes marciales en todas partes, los
escoltaba al Cadalso de Castigo del Mal e invitaba a todas las alianzas a
observar su decapitación.

Todo esto se había establecido sobre la base de que había matado a


la Garuda cuatro años atrás.

Sin embargo, Xiahou Lian seguía siendo una plaga en las sombras
que no podía ver la luz, y sólo podía utilizar una mirada sombría y fría
para observar al superior Liu Guizang.

Xiahou Lian sólo podía elegir otro camino.

Recordó el Qianji de Tang Lan. Tang Lan había nacido en la Secta


Tang, y en lo que realmente había sido bueno no era en las habilidades
de sable, sino en las habilidades de mecanismo. Había desenterrado la
tumba de Tang Lan y había encontrado sus notas sobre mecanismos,
el Pergamino de las Obras de la Naturaleza, en su ataúd. Las habilidades
de mecanismo de la Secta Tang habían sido registradas en él, e incluso
estaba la Seda de Mecanismo Líder de Garan, perdida hace tiempo.

Resultó que Tang Lan había desertado de la Secta Tang a Garan sólo
porque había querido restaurar la Seda Mecánica. Por desgracia, no lo
había conseguido. Aunque, vivir en Garan le había proporcionado un
gran beneficio, ya que había encontrado el método de fundición de la
Seda Mecánica, había rebuscado en pergaminos de matrices para miles
de sedas y cientos de redes, e incluso había registrado la técnica de
dirigir marionetas de seda. Sin embargo, no había encontrado lo más
esencial: el material de fundición de la Seda Mecánica. Sólo había
dibujado un mapa de la textura del mineral, pero no había dejado el
nombre del mismo. Sin el material, no había Seda Mecánica, así que
todo era en vano.

Para practicar las habilidades del mecanismo, Xiahou Lian había


salvado a Tang Shiqi, que había estado a punto de ser escoltado al
Cadalso Castigador del Mal. Ello se debía a que había estado
dependiendo de varias mujeres al mismo tiempo y había sido
atrapado. Entre ellas, tres mujeres habían dicho que estaban
embarazadas de su hijo, pero él lo había negado rotundamente.
Xiahou Lian se había disfrazado con la apariencia de Tang Shigi y
había ido a la Secta Tang, copiando los atlas de mecanismos de la Secta
Tang. Tang Shiqi y Shu Qing se habían coordinado con él desde fuera,
y habían sacado de la Secta Tang los libros y registros antiguos, poco a
poco. Aunque al final habían sido descubiertos, sus esfuerzos
afortunadamente no habían sido en vano, ya que habían encontrado
materiales de fundición para reemplazar el mineral original.

Sin embargo, la Seda Mecánica de Xiahou Lian era muy inferior a la


Seda Mecánica registrada. La Seda Mecánica real podía cortar oro y
romper hierro, pero la Seda Mecánica de Xiahou Lian sólo podía cortar
tofu. Sin embargo, aunque no podía matar, podía completar la técnica
de la marioneta de seda del mecanismo de tracción y controlar la
marioneta para matar.

Así, Xiahou Lian y Tang Shiqi habían trabajado juntos para forjar
esta arma asesina sin parangón: Zhaoye.

Habían pasado cuatro años, y Xiahou Lian ya no podía aguantar por


más tiempo. Pensó: «Tal vez sea el momento de ir a Liuzhou».

Poco a poco fueron aumentando los pueblos, por lo que Xiahou Lian
le puso una capucha a Zhaoye.

El sol acababa de ponerse tras las montañas cuando Xiahou Lian


llegó al Edificio Wanxiang de Jinling. Un sirviente reconoció el caballo
de Xiahou Lian y se apresuró a ayudar a Xiahou Lian a bajar a Zhaoye.
—¡Lian-ge'er, has vuelto! ¿A dónde enviaste la recompensa esta vez?
¿La guardaste en un banco, o la enviaste de vuelta a Garan?

—Lo guardé en un banco. —Xiahou Lian le lanzó la fusta.

—De acuerdo. —El sirviente inclinó la cintura y sonrió—. Ge'er,


¿cuánto tiempo te vas a quedar esta vez? Esta noche es muy animada,
ya que una chica llamada Liu Shao'er264 va a venderse. Fue entrenada
personalmente por la Madre Xiangnu. Sabe tocar varios instrumentos
musicales y cantar, y domina todos los poemas y canciones. ¿Te
gustaría casarte con ella? Si quieres, sólo tienes que decirlo, y su madre
no se atreverá a descuidarte.

—No. —Xiahou Lian lo rechazó sin siquiera pensarlo. Se dio la


vuelta, levantó las cortinas y entró en el edificio. La grasienta y dulce
fragancia del colorete y los polvos llegaba de forma abrumadora.
Había una linterna octogonal rojo brillante cada cinco pasos, y el fino
brillo rojo de los rostros y la piel de las chicas les daba un encanto
embriagador. Por todas partes se escuchaban las risas de hombres y
mujeres, y en el salón principal se sentaban unos encima de otros y
brindaban, con los labios y los dientes entrelazados.

Una chica reconoció a Xiahou Lian y se acercó con una dulce sonrisa.
Xiahou Lian frunció las cejas y se apartó, haciéndose a un lado. Cuando
frunció el ceño, se percibió un aura de soledad. Al verlo, la chica sintió
miedo y no se atrevió a inclinarse de nuevo hacia él.

—¿De verdad no quieres? He visto a esta chica antes. Tiene muy


buena apariencia, e incluso la Madre Xiangnu no puede compararse
con ella cuando era joven. Eres mayor, así que deberías ser atendido y
amado tiernamente por una mujer. Es mejor que estar solo, ¿no? No te
preocupes, cuando no estés aquí, nadie se atreverá a tocarla, y sólo te
servirá a ti. Si te aburres alguna vez, también puedes comprar otra.

Xiahou Lian dijo con impaciencia:

264
Lit. Punta de rama de sauce.
—Ya he dicho que no. ¿Dónde están mi hermano y los demás?

El sirviente tartamudeó:

—Están en el segundo piso. También han venido a ver el debut de la


señorita Liu Shao esta noche.

—Muy bien, sal de aquí. —Xiahou Lian se dio la vuelta y caminó


hacia el patio trasero. Pasó a través de las cortinas de gasa roja que
colgaban sobre todo el edificio y los hombres y mujeres que iban en
parejas, evitó a las mujeres que querían acercarse a él, sorteó el agua
del estanque y los muros de pantalla, y luego pasó por el pasillo. Llegó
al patio trasero, encontró su propia habitación, entró y cerró la puerta.

El dolor en la cintura y el abdomen le asaltó de forma abrumadora,


como si se tratara de un fuego ardiente. Era la herida que se había
hecho accidentalmente cuando estaba asesinando a la persona de
apellido Gao en Hangzhou. No había tenido tiempo de tratarla
adecuadamente antes de tener que perseguirlo. Xiahou Lian se quitó
la ropa, revelando los músculos de su cuerpo que parecían haber sido
tallados con un hacha, un cincel y un sable. Grandes y pequeñas
cicatrices los cubrían; heridas de espada, de sable, de palo y de flecha
se veían por todas partes, y prácticamente no había ni un centímetro
de piel sana.

Había una tenue línea roja en su cintura, como tinta manchada en


papel de arroz. Xiahou Lian apretó los dientes y se arrancó la piel falsa.
El dolor del desgarro de la cicatriz casi le hizo perder el conocimiento.

En aquel momento, el tiempo había sido demasiado ajustado, así


que se había puesto piel falsa y se había marchado, sólo queriendo
detener la hemorragia, pero ahora, sufría. Se aplicó la medicina y se
envolvió en vendas; su cabeza ya estaba cubierta de sudor. Se limpió el
cuerpo aleatoriamente, se puso ropa y empujó la puerta para abrirla.
La luna estaba en medio del cielo. Xiahou Lian llevó una jarra de vino
y se acercó al río para que el viento frío le soplara. La barandilla
inclinada era tan exquisita como una pintura, y los sonidos del guqin
provenían de una pequeña embarcación en medio del río.

—Oye, jefe, ¿por qué estás aquí bebiendo solo? Una prostituta
debuta en tu edificio, ¿no vas a echar un vistazo? —Tang Shiqi sonrió
mientras se acercaba.

Tang Shiqi era un hombre de cara redonda, y parecía tener diecisiete


o dieciocho años, pero en realidad tenía más o menos la misma edad
que Xiahou Lian. Su aspecto era simpático y su boca dulce, por lo que
a todas las chicas y mujeres les gustaba jugar con él. Este mocoso tenía
pocas habilidades, y se había escapado de la Secta Tang, gastando
todos sus gastos de viaje y dependiendo de las mujeres para vivir. Una
vez, había ido demasiado lejos y no había mantenido el control, por lo
que había caído de cabeza en las manos de Liu Guizang.
Afortunadamente, Xiahou Lian había pasado por allí en ese momento,
y había conservado su vida. A partir de entonces, renunció a ello y se
reformó, mezclándose únicamente con locales de ocio.

—Echar un vistazo, mi trasero. Aburrido. —Xiahou Lian tomó un


sorbo de vino. La brisa de la tarde era fría, enfriándolo por completo.

—Dime, ustedes dos hermanos están decididos a vivir como un


monje. Olvídate de tu hermano, ese tonto, pero tú no te masturbas con
Zhaoye todas las noches, ¿verdad?

Xiahou Lian lo miró de reojo y giró los ojos para mirar el agua negra
del río.

A lo lejos, se produjo de repente una conmoción en un barco de


placer pintado, y Xiahou Lian miró hacia allí. Vio a más de diez espías
de Garan salir del río, abalanzándose hacia el barco como fantasmas
acuáticos. Sin embargo, todo cambió bruscamente. Aún más hombres
se levantaron de debajo de la borda, acuchillando con sus sables y
devolviendo a los espías bajo el agua.
—¿A quién está asesinando Garan? —preguntó Xiahou Lian.

Tang Shiqi se encogió de hombros.

—No hagas preguntas, mata sin inhibiciones. Eres un asesino de


Garan y ni siquiera lo sabes, y yo mucho menos.

Xiahou Lian miró un par de veces más, pero estaba demasiado lejos
y no podía ver con claridad. Sólo pudo ver que todo el barco de placer
pintado empezaba a hervir.

No sabía si estaban asesinando a alguien del mundo de las artes


marciales o a alguien de la corte imperial.

Xiahou Lian no pudo evitar pensar en Shen Jue. Ese mocoso era
mucho más prometedor que él. Ahora ya era el gobernador del
Depósito Oriental, el indiscutible y más grande de los eunucos. Sólo
estaba esperando un día para arrastrar a Wei De, y entonces él mismo
se sentaría en ese asiento superior.

Si tuviera la inteligencia de Shen Jue o la habilidad con el sable de Chi


Yan, no habría sido incapaz de matar a Liu Guizang incluso ahora.

Al final, no era más que un inútil bueno para nada.

—Tang Shiqi, planeo asesinar a Liu Guizang el próximo mes —dijo


de repente Xiahou Lian.

Tang Shiqi se quedó atónito.

Xiahou Lian palmeó el hombro de Tang Shiqi.

—Cuando llegue el momento, serás mi vaina.

—¿No vas a esperar a restaurar la Seda Mecánica antes de ir?

—No, con tener a Zhaoye es suficiente.

—Si mueres ahí, no te salvaré.


—Si no me salvas, está bien. —Xiahou Lian levantó la cortina y
entró.

Tang Shiqi miró a su espalda. Aquel asesino que se había hecho


famoso por ser feroz y despiadado estaba claramente caminando en el
lugar iluminado donde se gastaba mucho dinero, y sin embargo
parecía tan fuera de lugar, luciendo un poco desolado y solitario.

En una habitación privada del segundo piso, un joven de aspecto


erudito se sujetaba a la barandilla y miraba hacia abajo. Llevaba una
chaqueta abotonada de seda de bambú y una flauta de plata en la
cintura. Cuando el joven vio a Xiahou Lian, gritó:

—¡Shige!265.

Xiahou Lian asintió como respuesta.

Chi Yan estaba sentado en un taburete y sostenía un rompecabezas


kongming266 en sus manos, jugueteando con él. Este tipo nunca se
cansaba de jugar con los juguetes de los niños. En el Buda de Cara
Negra, había acumulado varias cometas grandes, y cuando bajaba de
la montaña, si no tenía una cuna de gato267 en la mano, era un
rompecabezas de nueve anillos enlazados. Cuando los tenía en sus
manos, podía jugar durante todo un día.

Shu Qing era el último discípulo de Qiu-shifu, y en el futuro,


heredaría el apellido Qiu y cambiaría su nombre a Qiu Qing. Qiu Ye
había querido originalmente que Xiahou Lian cambiara su apellido,
pero Xiahou Lian se negó rotundamente, así que sólo podía aceptar a
otro discípulo. Después de todo, la línea de la familia Qiu tenía que
continuar. El temperamento de Shu Qing era gentil, muy similar al de
Qiu Ye. A primera vista, no parecía un asesino que cometiera
innumerables asesinatos, sino un erudito que se esforzaba por
estudiar. Tang Shiqi siempre le llamaba Erudito, y él podía permitirse

265
Lit. hermano mayor o compañero discípulo mayor.
266
Rompecabezas ensamblados con bloques de madera o bambú de diversas formas. Imagen de referencia.
267
Imagen de referencia.
este título, ya que siempre estaba copiando el Clásico de la poesía a
mano y leyéndolo diligentemente. La tinta escondida en su estómago
era mucho más que la de Xiahou Lian y los demás.

La emoción llenó la cara de Shu Qing.

—Shige, mira, ¿no es hermosa la señorita Liu Shao?

Xiahou Lian miró casualmente. Una chica que llevaba una chaqueta
y una falda blancas como la luna estaba sentada en el centro del salón
principal.

Tenía las cejas y los ojos bajos, y su aspecto era amable y tranquilo.
Todos los hombres del edificio Wanxiang estaban excitados, y los que
silbaban, silbaban, y los que lanzaban fajas rojas, lanzaban fajas rojas.
Sólo Xiahou Lian y Chi Yan se mostraron indiferentes.

—¡Wow, realmente es jodidamente atractiva! —Tang Shiqi estiró el


cuello y miró hacia abajo.

—Ignorante. —Xiahou Lian se mostró desdeñoso.

Sólo con esta apariencia, no podía ni siquiera compararse con uno


de los dedos de Shen Jue.

—Hace un momento, quería que la gente escribiera un poema en


caligrafía en una nota, y el final de cada línea tiene que rimar con un
sonido de «o» largo268. Sólo dejará que la gente se case con ella si lo
escribe bien —dijo Shu Qing.

—¿Escribiste uno? —preguntó Xiahou Lian.

Shu Qing asintió enérgicamente.

Un niño que no había visto mujeres antes. Xiahou Lian le dio una
palmadita en el hombro, lo que podría considerarse un estímulo.

268
Un tipo de formato para poemas.
Debajo de ellos, la mujer comenzó a leer las palabras. La mente de
Xiahou Lian no estaba presente, por lo que sólo escuchó un «cuándo
cesará la lluvia brumosa en Jiangdong; colinas verdes fuera de la valla,
cabezas blancas bajo los aleros»269 tan agrio que le puso la piel de
gallina por todo el cuerpo. La madama sostenía una nota en sus
manos, sonriendo de tal manera que su rostro estaba cubierto de
arrugas. Miró hacia la habitación privada en dirección a Xiahou Lian.
Tang Shiqi agitaba a Shu Qing con entusiasmo, y Shu Qing se sujetaba
el corazón, con el rostro cubierto de nerviosismo. La madama tosió y
gritó con una voz aguda:

—¡Felicidades, Xiahou Lian, Maestro Xiahou! Has obtenido su


corazón, ¡así que estarás en la cámara nupcial esta noche!

Xiahou Lian casi se cae de cabeza de su silla.

Shu Qing dijo en voz baja:

—Shige, firmé con tu nombre.

—¡¿Estás enfermo?! —Xiahou Lian lo miró con rabia.

—¿Te está chuleando y no estás contento? ¡Recogió a una chica para


nada! —Tang Shiqi se rio con fuerza.

Shu Qing estaba un poco ansioso, y murmuró:

—Mi nombre es demasiado femenino.

—¿Y el nombre del jefe no es femenino? Lian270, labios rojos


brillantes y una lengua fragante, ¡ah!

—¡Vete a la mierda! —Xiahou Lian lanzó una taza de té a Tang Shiqi.

Tang Shiqi ladeó la cabeza y la esquivó. Le preguntó a Shu Qing:

269
En chino, el último carácter de cada línea, 休 (xiu) y 头(tou), se pronuncia con un sonido "o" largo, que se
ajusta al formato del poema.
270
Lian describe el aspecto del agua resplandeciente y ondulante, por lo tanto brillante.
—¿Por qué no usaste mi nombre?

Xiahou Lian se burló:

—Tu nombre suena a vagabundo asaltado.

Shu Qing asintió en silencio.

Tang Vagabundo: —...


Capítulo 44: Sin plan de retorno

Por supuesto Xiahou Lian no podía casarse con Liu Shao'er.

Pagó plata para comprar un banquete y se encargó de la dote.


Compró completamente todo, como baúles, joyas, ropa y demás.
Luego, tiró descuidadamente los trajes de boda sobre Shu Qing, lo
sujetó por la oreja y lo metió en la cámara nupcial.

Al ver esto, la madama se enfadó y regañó a Xiahou Lian:

—Ge'er, ¿qué estás haciendo? Escribiste palabras para coquetear con


una chica, ¿pero terminas arrastrando al azar a alguien para que te
reemplace?

—Mira con claridad, joder, ¿parezco alguien que pueda escribir algo
tan agrio? —Xiahou Lian la miró de reojo y le dijo—: No me digas
tonterías. Quien lo escribió va a la cámara nupcial, esta es su propia
regla. ¿Quieres golpearte en la cara?

—Esto... Esto… —La madama pisó con fuerza el pie con ansiedad—.
¡Realmente no sabes apreciar la amabilidad! Liu Shao'er es pura y una
chica muy buena, ¡pero la estás entregando así! No sabes que fue traída
desde Yangzhou por la Madre Xiangnu, que dedicó mucho tiempo a
elegirla. Desde su cabello hasta las uñas de los pies, no hay ni una sola
cosa mala.

La madama jaló a Xiahou Lian y bajó la voz:

—La chica aún no sabe de nuestro Garan. Los séniors de arriba te


aprecian, así que han elegido una chica para ti. Ustedes dos pueden ser
un matrimonio normal y corriente y vivir felizmente juntos. ¡Todavía
no conoces los beneficios! La chica estará contigo y se criará en el
Edificio Wanxiang. Cuando estén cansados, podrás descansar aquí,
igual que los maridos y esposas de fuera. ¿No es esto bueno?

No es de extrañar que todos se apresuraran a chulear por él. No sabía


qué vejestorio de Garan se preocupaba por sus asuntos.

Xiahou Lian puso los ojos en blanco.

—No, no tengo tiempo libre para jugar a la casita contigo.

En el interior, Shu Qing revoloteó junto a la puerta y ejerció de


guardián del umbral271 durante un rato. Se le ocurrió que él mismo
debía entrar. Bajó la mirada y se ajustó su traje de novio arrugado por
los tirones de Xiahou Lian, y entró lentamente.

Liu Shao'er estaba sentada en una cama con marco tallado272. Sus
manos estaban primorosamente colocadas sobre sus rodillas, éstas
estaban fuertemente apretadas, y un velo de novia rojo cubría su
rostro. Shu Qing se quedó mirando la puerta tallada del suelo al techo,
y se quedó un poco perdido.

En realidad tenía motivos egoístas.

Él ya sabía que esta chica había sido elegida para su compañero


discípulo mayor por los mayores de Garan. El padre de su compañero
discípulo mayor era el abad; este era el secreto público de Garan.
Aunque no solía ver que el padre y el hijo tuvieran ningún contacto,
después de todo era su carne y su sangre, así que ¿cómo podría
realmente dejarlo solo?

El mes pasado, había visto a Liu Shao'er siendo llevada al interior por
la Madre Xiangnu. La madre Xiangnu había visto su aspecto algo en
trance y estaba preocupada, así que le había revelado este asunto,
queriendo que abandonara esta idea. Pero al final, esta idea no se había
abandonado. Era como un brote que había sido arrastrado a la tierra

271
Guardianes divinos de puertas y portones en las religiones populares chinas. Imagen de referencia.
272
Imagen de referencia.
por el viento, que se iba extendiendo lentamente, cada vez más, y que
finalmente ocupaba todo su corazón.

Liu Shao'er era la chica más guapa que había visto nunca. Todavía
recordaba aquel día en que volvía de Fuzimiao después de comprar la
gran cometa a la que Chi Yan había echado el ojo, cuando había visto
de lejos a aquella chica con un abrigo azul. Tenía la cabeza agachada
mientras escuchaba la lección de la Madre Xiangnu, y su rostro,
ligeramente inclinado, era como una lustrosa porcelana blanca.

Ahora, a todos los asesinos les gustaba hacer esto. Criaban a una
mujer en el burdel de Garan o en una casa en alguna parte, y cuando
no estaban haciendo transacciones y no volvían a Garan, descansaban
allí. Cuando estaban medio dormidos y medio despiertos, era como si
realmente se hubieran convertido en personas comunes y corrientes
entre todos los seres vivos, viviendo la vida de trabajar al amanecer y
descansar al atardecer.

Mientras lo registraran obedientemente con Garan y no se alejaran


de la vista de sus espías, Garan lo permitía.

Pero ¿cómo podría alguien como su compañero discípulo mayor


entender cómo apreciar a las mujeres? Las manos de Xiahou Lian sólo
sabían sostener sables, controlar la Seda Mecánica y forjar marionetas
mecánicas como Zhaoye. ¿Cómo iba a saber dibujar cejas delicadas y
labios con colorete para las mujeres?

Liu Shao'er no estaría contento con él. Shu Qing se dijo a sí mismo:
«A shige no le importa de todos modos, así que está bien».

Shu Qing respiró profundamente, levantó la cortina de ágata


perlada y se sentó junto a Liu Shao'er. Le levantó el velo de novia con
suavidad. La cabeza de Liu Shao'er estaba ligeramente bajada, y el lado
de su rostro era el mismo que cuando él lo había visto por primera vez,
como un delicado y débil capullo de flor.
Cuando Liu Shao'er levantó la vista y vio a Shu Qing, había sorpresa
en sus ojos.

—¿Cómo es que eres tú?

Shu Qing se frotó las rodillas con vergüenza.

—Uh, uhm, Xiahou…

—¿No me quiere?

Shu Qing se apresuró a decir:

—¡No, no! Uh, es... Uhm, yo…

—¿Ese poema, «cuándo cesará la lluvia neblinosa en Jiangdong;


colinas verdes fuera de la valla, cabezas blancas bajo el alero», fue
escrito por ti?

Shu Qing asintió con el rostro enrojecido.

Liu Shao'er sonrió. Cuando curvó sus cejas, se parecía mucho a la


luna creciente en la punta de una rama de sauce.

—Justo sabía que era imposible que lo hubiera escrito esa persona
llamada Xiahou. ¿Cómo puede esa persona inculta escribir un poema
tan exquisito?

—Él es un poco rudo, pero hay refinamiento en su rudeza. —Había


un hilo suelto en el bordado de su rodilla, así que Shu Qing tiró del hilo
mientras decía en voz baja—: Su cocina es deliciosa, y yo no sé cómo.

—Tú, persona, eres claramente el novio, y sin embargo sólo ayudas


a hablar por un extraño—. Liu Shao'er sacó la lengua—. Sabes, Madre
originalmente quería que me casara con él, pero de alguna manera, el
que entró fuiste tú.

Shu Qing estaba tan avergonzado que no podía hablar, y pasó mucho
tiempo antes de que dijera:
—Él... No quiere casarse. Tiene otras cosas que hacer.

—¡Afortunadamente eres tú! —Liu Shao'er parecía muy feliz—. La


última vez, Madre me lo señaló en secreto y me dijo que parecía guapo
y que su salud también era buena, así que seguro que no me
maltrataría en el futuro. Pero mira su aspecto, tan fiero, ¿cómo puede
parecer una buena persona? Antes, cuando estaba en Yangzhou, una
hermana fue comprada por un artista marcial, y ¿adivina qué?

Shu Qing la miró con incertidumbre.

—Unos días más tarde, esa hermana volvió corriendo con el cabello
revuelto, llorando y suplicando a la nodriza que la acogiera y no la
hiciera volver. Se quitó la ropa y le enseñó a todo el mundo. Ella estaba
negra y azul, y prácticamente no había un solo trozo de carne en buen
estado. Resultó que aquel artista marcial era un borracho que pegaba
a las mujeres cuando se emborrachaba.

—... Xiahou Lian no es así. ¡Él nunca golpea a las mujeres al azar! —
defendió Shu Qing.

—La gente no puede saber por las apariencias —dijo Liu Shao'er—.
Al final, se llevaron a la hermana. No había otra opción, ese hombre
pagó dinero, así que la hermana era suya. En ese momento, pensé que
no debía casarme con un artista marcial. Luchan y matan, qué
aterrador. Lo mejor es casarse con un erudito como tú, qué bonito. En
el futuro, tal vez pases el examen imperial, y yo seré la esposa de un
hombre recomendado273.

—... —Shu Qing se quedó boquiabierto, ya que no había esperado que


Liu Shao'er tuviera esos pensamientos—. Pero yo…

—Madre me dijo que me veía hermosa, así que definitivamente


podría retener a Xiahou Lian. Ella pensó completamente mal. ¿Cómo
puede esa clase de hombre quedarse en la cama de una mujer? Lo que
puede retenerlo son sólo los sables y la sangre. Nosotras, las mujeres
273
Traducción de juren, que es alguien que aprueba el examen provincial.
en medio del viento y el polvo274, para decirlo bien, somos chicas
pacíficas y hermosas en Qinhuai. Para decirlo un poco peor, somos
prostitutas. A sus ojos, sólo somos polvo y barro en el suelo, ¿no? —Liu
Shao'er le miró fijamente, y la luz de sus ojos era como el murmullo de
las olas del río bajo la brumosa lluvia de primavera—. Esposo, no me
tratarás así, ¿verdad?

Shu Qing miró esos ojos y todo su corazón pareció ser absorbido por
ellos. Respiró rápidamente, y su mente era una extensión en blanco.

Ella no sabía... que él también era un asesino y también un artista


marcial.

¿Iba a decirlo? Shu Qing tiró del hilo de bordar de su rodilla.

¿Decir o no decir? Shu Qing sintió que le dolía mucho la cabeza.


Volvió a mirar a Liu Shao'er. Ella lo miraba, llena de esperanza, y sus
ojos rebosaban de agua de manantial ondulante.

Al final, se escuchó así mismo decir:

—No te preocupes, no lo haré.

Su voz era débil, pero lo suficientemente clara.

Afuera, la madama informó preocupada de este asunto a Liu


Xiangnu. La mano de Liu Xiangnu tembló, y su delineador de cejas de
concha se torció, sacando una larga línea de tinta. Llamando a la
madame para que saliera, Liu Xiangnu caminó fuera de la habitación
y llamó a otra puerta. Un hombre de negro estaba sentado en la
oscuridad, en silencio.

Liu Xiangnu bajó la cabeza y dijo:

—¿Lo sabes?

274
Una expresión idiomática que se refiere a las prostitutas.
—Olvídalo, no tiene destino con el amor. Déjalo ser.

—Ese Shu Qing… —Liu Xiangnu dijo en voz baja—: Liu Shao'er no
cumple con la ley. ¿Por qué has elegido a una chica así para Lian ge'er?

—Al principio quería que entendiera que el amor es como las flores
en un espejo, la luna en el agua. Un golpe lo hará desaparecer como el
humo y las nubes, y sólo los sables y las espadas en las manos son
verdaderamente confiables. Sin embargo, como ya lo ha entendido,
entonces olvídalo. —El hombre de negro suspiró—. En cuanto a ese
niño Shu Qing, es hora de que crezca. Qiu Ye es descuidado, así que yo
me encargaré de él.

Al día siguiente, Xiahou Lian se levantó temprano por la mañana. Se


acercó al río y miró hacia arriba. Las ventanas estaban una al lado de
la otra, con celosías cuadradas y mosquiteras parecidas a la piel de
tofu, como recortes de papel en obras de teatro de sombras. La
habitación de Shu Qing seguía a oscuras. Se había divertido la noche
anterior, por lo que temía no poder levantarse hasta la madrugada de
hoy.

Con las manos unidas a la espalda, caminó durante un rato. A


primera hora de la mañana, el Río Qinhuai estaba desierto y tranquilo.
El humo de los fuegos artificiales se había disipado, como si lo
hubieran lavado, y lo que le entró por los ojos fueron unas limpias
baldosas negras cian y unas paredes blancas. Una figura familiar
estaba en cuclillas bajo la barandilla inclinada junto al agua. A su lado
había dos grandes palanganas de madera y resoplaba mientras lavaba
la ropa. Xiahou Lian se acercó y echó un vistazo; era Chi Yan. Dentro
de las palanganas, todo era ropa de mujer: abrigos de color amarillo
claro, pantalones de seda de color rojo brillante e incluso ropa interior.

Xiahou Lian: —...

Chi Yan era tonto y hacía todo lo que se le pedía. A las mujeres del
edificio les gustaba burlarse de él, por lo que a menudo le encargaban
trabajos pesados, como si usar la ropa que él lavaba pudiera
convertirlas en hadas. Chi Yan accedía a trabajar, así que las mujeres
le daban pañuelos y bufandas de seda, y algunas incluso le metían
caramelos en la boca. Cada vez que Xiahou Lian volvía, siempre podía
ver un pañuelo de mujer sujeto al cuello de Chi Yan mientras éste
sostenía una gran palangana de madera para ir al río a lavar la ropa.

Así era él. Lavaba la ropa si alguien quería que lavara la ropa, y
también mataba si alguien quería que matara.

Un cadáver vestido de negro iba a la deriva en el río. Su rostro estaba


ya hinchado por estar empapado, por lo que no pudo ver su aspecto.
Sólo entonces Xiahou Lian descubrió que había varios barcos en el río
pescando cadáveres. La casa flotante en la que había habido una pelea
la noche anterior estaba atracada en una orilla lejana, esperando a ser
reparada por los artesanos.

No sabía a quién habían asesinado anoche, pero parecía que habían


perdido.

Chi Yan vadeó el agua y bajó, tirando del cadáver hacia arriba.
Después de estar empapado de agua, el cadáver era inusualmente
pesado, por lo que Xiahou Lian le echó una mano, agarrando los
hombros del cadáver y levantándolo hasta la orilla junto con Chi Yan.

—Es un espía de Garan, lo he visto antes —dijo Chi Yan—. Hace unos
días, compré bollos de huevas de cangrejo en su puesto.

Chi Yan sacó una bolsita rosa de su cinturón y sacó de ella un


caramelo de piñón, colocándolo en la palma de la mano del espía.

De un vistazo pudo comprobar que se lo había dado una mujer del


edificio.

—¿Quieres uno? —preguntó Chi Yan.

Xiahou Lian negó con la cabeza.

—Cómetelo tú mismo.
Chi Yan guardó la bolsita y siguió lavando la ropa.

Xiahou Lian vio cómo sacaban otro cadáver del centro del río y le
dijo a Chi Yan:

—No les digas que ha muerto gente en el río.

Chi Yan levantó la mirada sin comprender.

—No decir está bien —dijo Xiahou Lian.

Chi Yan hizo un «oh» y se dedicó a escurrir el agua de la ropa y a


ponerla en la palangana de madera seca.

—He oído que el viejo te ha llamado para que vuelvas a la montaña.

Chi Yan asintió.

—El abad quiere que vaya a asesinar a un líder de los Oirates. —No
había ninguna expresión en su rostro, como si la distancia y la
cercanía no supusieran ninguna diferencia para él.

—Chi Yan —dijo Xiahou Lian —¿no tienes nada que quieras hacer?

Chi Yan se quedó atónito antes de decir:

—Sí, tengo. —Bajó los ojos, y sus largas pestañas eran como alas de
mariposa, revoloteando ligeramente—. Lo que Xiao Lian y el abad
quieren hacer es lo que yo quiero hacer.

Ahora era el turno de Xiahou Lian de quedarse atónito.

—¿Qué pasa contigo? Estoy hablando de ti mismo.

—Tenemos la misma cara, la misma sangre y el mismo corazón. Tú


eres el otro yo en este mundo. —Chi Yan dijo suavemente—. Así que lo
que tú quieras hacer es lo que yo quiero hacer, y esto es lo que quiero.

—Entonces, ¿qué pasa con el abad?


—El abad me trata muy bien. Es como un maestro y como un padre.
—Chi Yan habló con mucha naturalidad, pero Xiahou Lian se enfadó
un poco. Ese anciano claramente sólo consideraba a Chi Yan como un
sable, pero Chi Yan era ignorante.

Xiahou Lian reprimió su furia y dijo:

—¿Cómo te ha tratado bien?

Chi Yan giró la cabeza, contemplando las baldosas negras cian y las
paredes blancas de las casas del río, así como los barcos con toldos
oscuros en el río.

—Xiao Lian, tú odias mucho a Garan y odias matar, pero yo no los


odio. En realidad, no hay mucha diferencia entre la cima de la
montaña y la parte inferior de la misma. Cada persona sólo tiene unas
pocas cosas: un paquete de caramelos de piñón, unas cuantas bolsas
de plata, y quizás incluso tienen un patio. Cada persona tiene muy
poco. Pero cada persona quiere llevarse las cosas de los demás. Los que
hacen transacciones quieren el dinero de los demás, los funcionarios
quieren los derechos de los demás, y nosotros queremos la vida de los
demás. Todo el mundo es igual, así que ¿por qué odiarlo?

—Esto es diferente…

—Liu Guizang quería la vida del Garuda, y tú quieres la vida de Liu


Guizang. No es diferente. —Chi Yan tomó las manos de Xiahou Lian—
. Pero el abad me enseñó a practicar el sable y me dio cometas, por eso
me gusta. Tú eres Xiao Lian, y la primera vez que te vi, supe que eras
otro yo, lo opuesto a mí.

»Me gustas, Xiao Lian.

Los ojos de Chi Yan eran grandes y negros. Xiahou Lian vio en ellos
la luz del día errante y las sombras de las nubes, al igual que a él mismo.

La amargura surgió en su boca, como comer una nuez astringente.


Bajó la mirada y sostuvo las manos de Chi Yan.
—Ya veo, tú también me gustas, Chi Yan.

—¡Ah, maldita sea, el profundo vínculo de la hermandad, estoy a


punto de llorar! —La voz furtiva de Tang Shiqi sonó desde detrás de él.
Xiahou Lian rompió la rama de un árbol y lo golpeó con un revés.

Tang Shiqi se rio mientras saltaba a un lado. Shu Qing corrió desde
el otro lado, su rostro se iluminó de alegría.

—¿Oh? ¿Realmente estás dispuesta a salir de la cama? —Tang Shiqi


sujetó los hombros de Shu Qing—. Erudito, ¿cómo se sintió la primera
noche? ¿Te dejaste llevar por el placer?

La cara de Shu Qing se puso roja a una velocidad visible a simple


vista.

—Vete a la mierda. —Xiahou Lian tiró de Shu Qing y sacó un montón


de certificados de plata del pliegue de su ropa, poniéndolos en las
manos de Shu Qing—. Shifu no está, así que tu shige será tu sénior. Es
absurdo que un hombre no tenga dinero y recursos, así que guarda
estos certificados de plata. La madama dijo que esa chica no conoce
nuestro origen, así que cuéntale despacio. No digas que eres de Garan,
sólo di que eres un asesino. Si todavía está dispuesta a estar contigo,
llévala de vuelta a Garan para que tenga una buena vida. Cuando llegue
el momento, llevaré a gente para que les construyan una casa junto a
la de shifu, para que les resulte cómodo vivir como marido y mujer.

Shu Qing tomó los certificados de plata, y el borde de sus ojos se puso
rojo.

—Tampoco es fácil para ella, así que trátala bien, ¿entiendes? —


Xiahou Lian le dio una palmadita en el hombro—. Si ella no quiere
estar contigo, entonces olvídalo. Dale estos billetes de plata y no la
molestes ciegamente.

Shu Qing asintió débilmente.


—Ah, jefe, si me caso, ¿también recibo esta cantidad de billetes de
plata? —Tang Shiqi babeó mientras miraba los certificados de plata en
las manos de Shu Qing.

—Recibirás una bofetada —dijo Xiahou Lian, y se alejó unos pasos


con las manos unidas a la espalda—. Muy bien, me voy con Shiqi. Tú
quédate aquí y no causes problemas.

—¡Shige, yo también quiero ir a Liuzhou! —Shu Qing tiró de él—. Liu


Shao'er era originalmente tu esposa. La robe, así que tengo que pedirte
disculpas.

Xiahou Lian se quedó sin palabras y dijo:

—¿Qué demonios? Pide disculpas y quédate aquí, o vuelve a Garan.

—No, tengo que ir contigo. No me dejas estar en el campo de


matanza contigo, pero puedo ayudarte junto a Shiqi-ge. —Shu Qing
giró la cabeza y preguntó a Chi Yan—: Chi Yan-ge, ¿no vas a ir?

Chi Yan negó con la cabeza.

—Voy a volver a Garan.

Originalmente, las probabilidades de ganar serían mucho más altas


si Chi Yan fuera con ellos, pero Shu Qing sabía que Xiahou Lian debía
matar a Liu Guizang él mismo. Por lo tanto, no dijo nada y sólo estiró
el cuello, diciendo que él debía ser la vaina de Xiahou Lian.

Shu Qing siempre estaba enredado con Xiahou Lian, y seguía a


Xiahou Lian dondequiera que fuera. Xiahou Lian no podía hacer nada
contra su enredo, así que dejó de insistir y aceptó. Antes de marcharse,
se despidieron en la Puerta de Tongji, y Shu Qing molestó
desmesuradamente a Liu Shao'er y tuvo la sensación de despedirse
fuera de un largo pasillo275.

275
Se refiere a una canción titulada "Farewell Song" de Li Shutong.
Era el comienzo de la primavera, y los sauces habían brotado a lo
largo de las orillas del foso de la ciudad, extendiéndose hasta
profundidades que no podían verse, como cortinas de color verde
esmeralda. Los vendedores ambulantes y los sirvientes llevaban cosas
en las manos y sobre los hombros mientras caminaban, y algún
funcionario entraba de vez en cuando en la ciudad en un carruaje con
cortinas de color cian.

Xiahou Lian y Tang Shiqi estaban en cuclillas en la orilla, esperando


que Shu Qing se despidiera.

—Dime, en serio, ¿cómo es que nadie viene a despedirse de nosotros


dos? —Tang Shiqi sostenía un abanico salpicado de oro en la mano,
abanicándose desesperadamente—. Ni siquiera piensan, tal vez
después de que te vayas esta vez no vuelvas.

Xiahou Lian lo ignoró y miró los reflejos de él y de sí mismo en el río.


En ellos, uno tenía las cejas y los ojos caídos, y el otro estaba impasible,
como dos perros sin hogar.

—En cualquier caso, también se me conoce con el nombre de «Shen


Jue de Bashu»276, así que ¿cómo es posible que nadie me esté
despidiendo? —se quejó Tang Shiqi.

—¿Shen Jue de Bashu? ¿Qué demonios? —preguntó Xiahou Lian.

—¿No lo sabes? He oído que el gobernador del Depósito Oriental es


tan hermoso como un hada, y algunos dicen que se basó en su buena
apariencia para ser promovido por Wei De y obtener el favor del
emperador. Ah, sin embargo, al final, sigue siendo bueno para
encantar a sus maestros y halagar a la gente descaradamente, si no,
¿cómo podría tener un futuro tan bueno? —Tang Shiqi meneó la
cabeza, satisfecho de sí mismo—. Tenemos la misma edad, pero yo,

276
Bashu es otro nombre de Sichuan, una provincia del suroeste de China.
Tang Shiqi, ni siquiera puedo compararme con un castrado277, ¡estoy
realmente enfadado!

—¡Castrado tu abuelo, eres una escoria de la Secta Tang, así que


cállate! —Xiahou Lian presionó su cabeza—. ¡Incluso quieres
compararte con Shen Jue con tu apariencia cobarde!

—Hablando de Shen Jue, debes tener un poco de cuidado. —Tang


Shiqi lanzó una piedra al agua, y la piedra atravesó la superficie de
ésta, causando ondas—. He oído que tus espías que estaban en la
capital fueron todos limpiados por él y arrestados en el Depósito
Oriental, y no salió ni uno. En los últimos días, también ha estado
buscando asesinos de Garan por todas partes. ¿No cayó un
desafortunado en su trampa hace unos días?

Lo que dijo Tang Shiqi era cierto. Recientemente, Garan había


sufrido un gran desastre, ya que los subordinados del Depósito
Oriental estaban cazando espías y asesinos por todas partes. Cuando
los atrapaban, los enviaban a la prisión del Depósito Oriental. Había
escuchado que cuando la gente entraba allí, salía muerta, pero los de
Garan ni siquiera salían muertos. Sin embargo, tampoco se podía
hacer nada al respecto. Garan era una facción rebelde en el mundo de
las artes marciales y también había matado a bastantes personas del
Depósito Oriental, así que si el Depósito Oriental no los atrapaba, ¿a
quién podrían atrapar?

Xiahou Lian suspiró. Habían pasado tantos años, y no sabía si Shen


Jue todavía lo recordaba, o si, en caso de ser atrapado por casualidad,
podría rogarle a Shen Jue para que lo dejara ir.

Justo en ese momento, dos carruajes de prisión traquetearon al salir


de la puerta de la ciudad. Estaban llenos de prisioneros con ropas
harapientas, todos ellos sólo piel y huesos y con un aspecto abatido.

277
Término despectivo para eunuco.
Sin embargo, las personas que escoltaban los carruajes de la prisión no
eran soldados, sino discípulos de la Aldea de la Montaña Jingdao.

Xiahou Lian se levantó y su mirada se volvió fría, poco a poco.

Tang Shiqi se estremeció. Él era alguien que había estado en esos


carruajes de prisión antes. A la gente de la Aldea de la Montaña Jingdao
le gustaba burlarse de los prisioneros, así que en las zonas salvajes,
cuando no había nadie cerca, incluso ataban a los prisioneros detrás
de los caballos y los arrastraban mientras corrían.

—Jefe, cálmate, no seas impulsivo. —Tang Shiqi agarró la manga de


Xiahou Lian—. Dime, estos funcionarios del gobierno ni siquiera
manejan a Liu Guizang y lo dejan llevar a cabo castigos ilegales.

—Tiene gente en el gobierno, y las personas que atrapa son todas


personas como nosotros que no están en el registro de hogares y
tienen numerosos antecedentes penales. Los funcionarios del
gobierno incluso le dan las gracias.

Cada vez había más gente común que se agolpaba a los lados, y
algunos criticaban a sus espaldas.

—¿Te has enterado? Ese Líder de la Aldea Liu de la Aldea de la


Montaña Jingdao fue convertido en un cornudo de nuevo! —dijo
alguien en voz baja.

—¡Lo sé! Su primera esposa, con la que se casó formal y legalmente,


en realidad cometió adulterio con un guardaespaldas. Sus tres hijos
legítimos ni siquiera son sus hijos biológicos —respondió alguien—.
He oído que la mujer fue castigada con heces de cuco278, los hijos
fueron perseguidos y asesinados. Originalmente, esto fue ocultado y
encubierto para que nadie lo supiera, pero de alguna manera, se

Un castigo infligido en la antigüedad a las personas que cometían adulterio. Consistía en matar al
278

adúltero introduciéndolo en una jaula de bambú para cerdos, junto con una gran piedra, y arrojarlo a un río.
extendió, ¡y ahora se ha extendido por todo el mundo de las artes
marciales!

—No puede escapar a este título de cornudo. Creo que su nombre no


fue bien dado, ¡por qué tendrían un carácter «gui»279!

Tang Shiqi se acercó para informarse, y volvió con una sonrisa.

—Qué cornudo, ¿cómo puede seguir encargándose de la justicia en


el mundo de las artes marciales con esta reputación? Es probable que
hable en la cima, ¡pero la gente de abajo bromea diciendo que es un
cornudo! A mi modo de ver, lo adecuado sería que encogiera el cuello
para comportarse.

Xiahou Lian no dijo nada. Sólo se miró las palmas de las manos, en
las que estaba envuelta la delgada Seda del Mecanismo de Tracción.

Liu Guizang.

Recitó este nombre en silencio y apretó los dientes.

279
归 (gui), el carácter del nombre de Liu Guizang, se pronuncia igual que 龟 (gui) como en tortuga 乌龟
(wugui). Una "tortuga de cabeza verde" significa lo mismo que "llevar un sombrero verde", que significa ser
un cornudo.
Capítulo 45: Regresando de noche

Xiahou Lian decidió asesinar solo.

Esta decisión contó con la oposición unánime de Tang Shiqi y Shu


Qing. Tang Shiqi insistió en que Xiahou Lian buscara ayuda de los
espías de Garan y contratara al menos a algunas personas para cubrir
el asesinato. Shu Qing lo secundó.

Liu Guizang tenía tres mil discípulos, así que una bocanada de saliva
de cada uno era suficiente para ahogar a Xiahou Lian. Aunque los
asesinos se colaban en la oscuridad, no eran inmortales ni monstruos
después de todo. Tenían técnicas para ocultarse y esconderse sin dejar
rastro, pero no había garantía de que no revelaran una pista y fueran
descubiertos por alguien.

Tang Shiqi lo persuadió seriamente durante mucho tiempo, pero


Xiahou Lian tenía una apariencia de «deja que tu saliva vuele, yo me
mantendré firme». Tang Shiqi no tenía escapatoria y dijo:

—¡Jefe, aunque no puedas pagar mi sueldo, no vale la pena escapar


de esta manera! Dime, ¿¡has jugado con las mujeres y apostado el
dinero para estar tan endeudado que quieres huir!

—¡A la mierda tu jugar! ¿Crees que soy igual que tú? —Xiahou Lian
se quedó sin palabras.

—Entonces, ¿por qué no buscas espías? Con la cobertura de los


espías, te ayudarán a entretener a los lacayos de Liu Guizang, ¿no sería
conveniente? —preguntó Shu Qing.

Xiahou Lian se quedó en silencio durante un rato antes de decir:


—Cuando mi madre acababa de morir, ese viejo burro calvo recogió
el dinero de Liu Guizang y envió asesinos para ayudarle a asesinar al
gran maestro de la Secta Norte. Buscar la ayuda de los espías es lo
mismo que buscar la ayuda de ese burro calvo.

Shu Qing se quedó atónito y abrió la boca para decir:

—Pero... —Sin embargo, dijo «pero» durante mucho tiempo sin


poder decir una razón.

—Puedo matar a Liu Guizang por mí mismo. Tengo a Zhaoye y


Hengbo, son suficientes. —La mirada de Xiahou Lian era sombría,
ocultando una firmeza incuestionable.

Shu Qing aún quería persuadirlo, pero Tang Shiqi le dio una
palmadita en el hombro, indicándole que no dijera nada. Giró la cabeza
y preguntó a Xiahou Lian:

—¿Cuál es tu plan?

Xiahou Lian extendió un mapa de la ciudad de Liuzhou en una mesa


cuadrada para ocho personas. En el lado izquierdo del mapa, había una
línea roja que se extendía a lo largo del mercado norte hacia la calle
Dongchengmen280, hasta las afueras de la ciudad. El mapa era de
fieltro blanco, por lo que la tinta roja y negra se impregnaba
profundamente en él. A primera vista, la línea roja era como una
herida profunda, goteando sangre.

Xiahou Lian tocó al puesto de la calle Dongchengmen y dijo:

—El primer y el decimoquinto día de cada mes, Liu Guizang siempre


inspecciona las tiendas de su ciudad. Tiene veintitrés tiendas,
incluyendo tres restaurantes, cinco tiendas de cosméticos, diez
tiendas de hierbas medicinales y cinco clínicas médicas. Suele
empezar a inspeccionar a la una de la tarde y recorre la ciudad de oeste

280
Lit. Calle de la puerta este de la ciudad. Presumiblemente la calle que conduce a la puerta este de la
ciudad.
a este. Cuando revisa una tienda, tarda entre varios minutos y decenas
de minutos. A las siete de la tarde, come en el Edificio Dexian281, en el
este de la ciudad, y cuando son casi las nueve de la noche, sale de la
Calle Dongchengmen y regresa a la aldea.

—Este cornudo en realidad es jodidamente rico. —Tang Shiqi hizo


una mueca y preguntó—: ¿Cuántas personas suele traer?

—Menos de diez —dijo Xiahou Lian—. A veces, incluso sólo lleva dos
sirvientes. La Aldea de la Montaña Jingdao tiene demasiada gente, así
que hay muchas variables de asesinato en la aldea. El Sable del Clan Qi
es una técnica de sable militar que tiene la particularidad de luchar de
forma coordinada y cuidarse mutuamente. No es difícil enfrentarse a
una persona, pero no es fácil enfrentarse a un grupo de personas. En la
aldea de la montaña, es muy fácil que te ataquen por delante y por
detrás utilizando tácticas de multitud, así que no es fácil escapar. Por
lo tanto, es mejor asesinar fuera. Zhaoye es invulnerable, y luchar uno
contra diez sigue siendo una apuesta muy segura.

—¿Puede esto realmente funcionar? —Shu Qing estaba muy


perturbado.

Conocía el temperamento de su compañero discípulo mayor.

Esta persona, Xiahou Lian, siempre hacía las cosas sin pensar en las
consecuencias. Había dicho que quería aprender en secreto las
técnicas de sable de cientos de clanes y había ido solo y sin mediar
palabra. Luego, había traído de vuelta decenas de pergaminos de sable
y un cuerpo lleno de heridas. Había dicho que quería construir una
marioneta de mecanismo de máquina de matar sin parangón y había
atrapado a Tang Shiqi, sin comer ni beber y con la cabeza enterrada en
la habitación. Cuando Zhaoye había tomado forma, ya tenía el cabello
revuelto, la cara sucia y la barbilla sin afeitar, como si fuera un
vagabundo que llevaba veinte años vagando por las calles.

281
Lit. Convertirse en inmortal.
Si era así para aprender de sables y forjar a Zhaoye, Shu Qing creía
firmemente que Xiahou Lian arriesgaría su propia vida para matar a
Liu Guizang.

—Si no tengo éxito de un solo golpe, me retiraré. Ya he comprado


una tienda que da a la Calle Dongchengmen, así que pueden
esconderse allí y ayudarme. —Xiahou Lian lo consoló—. No te
preocupes. Si Liu Guizang no muere, ¿cómo dejaría que me pasara
algo? Siempre tengo que seguir vivo para enfrentarme a él.

«Solo tengo miedo de que tú y él perezcan juntos». Shu Qing hizo un


mohín y no se atrevió a decirlo en voz alta. Cuando Xiahou Lian se fue,
Shu Qing tiró de la manga de Tang Shiqi y le preguntó:

—Shiqi-ge, ¿de verdad vas a dejar que mi shige asesine a Liu Guizang
así como así?

Tang Shiqi golpeó la cabeza de Shu Qing y le dijo:

—Tonto, ¿vas a hacer lo que él te diga? Contrataremos en secreto a


diez o veinte hermanos para él y nos esconderemos en la tienda. Si
realmente le ocurre algo a ese Xiahou Asno Terco, ¿no tendremos que
salir corriendo a salvarlo?

Xiahou Lian ya lo había arreglado todo. Había sustituido el brazo de


sable de Zhaoye por uno nuevo, y cada ladrillo y cada trozo de tierra de
la Ciudad Liuzhou habían sido pisados una vez por él. Habían planeado
tres rutas de escape e imaginado contramedidas para decenas de
situaciones de emergencia para asegurarse de que este asesinato fuera
infalible.

Lo siguiente que tenían que hacer era esperar. Esperarían a las nueve
de la noche del primer día del mes siguiente, cuando el carruaje de Liu
Guizang entrara en la Calle Dongchengmen: su predestinado campo
de matanza que había sido meticulosamente arreglado por Xiahou
Lian.
La noche era como la tinta, y Xiahou Lian estaba sentado en la azotea
al viento, con una jarra de vino junto a su mano. Había alquilado este
patio cuando estaba atrapando discípulos del Clan Liu para practicar
su sable en ese momento, y más tarde, simplemente lo había
comprado y lo había convertido en su guarida secreta. Mirando desde
donde estaba Xiahou Lian, se podían ver muchas marionetas
humanoides de pie en el patio, con sus pieles de hierro centelleando
bajo la luz de la luna. Eran los cuerpos anteriores de Zhaoye. Shu Qing
les había puesto ropa con mucho cuidado, por lo que desde la distancia
parecían un grupo de cadáveres rígidos.

El pasillo estaba lleno de flechas de ballesta y moldes de sable


desechados. A veces, incluso se podía ver la cubierta azul hecha jirones
de un pergamino del mecanismo de la Secta Tang. Las rocallas del
patio habían sido utilizadas por Xiahou Lian para probar su precisión,
por lo que las flechas de ballesta habían hecho agujeros en ellas, como
si tuvieran lepra. En la escena de devastación, un lirio se alzaba en la
esquina del patio, como si fuera un ejército rebelde abriéndose paso.
Sus regordetas flores blancas se agazapaban por todas las ramas, y si
uno no se fijaba bien, pensaría que eran palomas blancas que se
posaban en el árbol.

Tang Shigi salió del sinuoso pasillo y Xiahou Lian lo llamó,


preguntando:

—¿Dónde está el Erudito?

—Está escribiendo una carta a su esposa. Es jodidamente sensiblera.


He echado un vistazo a algunas líneas, es una poesía agria. —Tang
Shiqi subió desde abajo y se sentó junto a Xiahou Lian—. El Erudito es
todavía demasiado tierno. Las mujeres, con tal de que un hombre pase
unas cuantas noches de amor con ella y luego le envíen algunas
horquillas, broches para el cabello, pulseras y demás, ¡se
comprometerá firmemente a estar contigo!
Xiahou Lian no dijo nada, ya que no entendía de estos líos. Había
jurado que no se casaría con una esposa ni tendría hijos, así que los
sentimientos y el amor no tenían nada que ver con él.

Sin embargo, sabía cómo ridiculizar a Tang Shiqi, así que dijo:

—Y entonces eres denunciado por ella a la Aldea de la Montaña


Jingdao y te atraparán para llevarte al Cadalso del Castigo del Mal, a
punto de morir.

—¡Eso se llama odio causado por el amor, vale! —Tang Shiqi miró
airadamente de reojo a Xiahou Lian. Bajo la luz de la luna, las delgadas
mejillas de Xiahou Lian parecían un poco pálidas, y las cejas volaban
oblicuamente como tinta espesa. Ahora, toda su persona estaba
relajada, y tenía un aura un poco desolada.

Tang Shiqi aún recordaba el aspecto de Xiahou Lian cuando lo había


salvado. En aquel momento, había estado encerrado en un carruaje de
prisión, y prácticamente todo el dinero que llevaba encima había sido
saqueado por aquellos discípulos de la Aldea de la Montaña Jingdao.
Había utilizado su último billete de plata que tenía escondido en la
suela de su zapato para cambiarlo por un muslo de pollo y se había
quedado completamente pobre. Justo cuando estaba a punto de
comerse su muslo de pollo con desesperación, Xiahou Lian había
salido de la oscuridad, paseándose entre los discípulos como un
fantasma, y en un abrir y cerrar de ojos, las gargantas de los cuatro
discípulos que lo escoltaban habían sido cortadas. En ese momento,
todavía había temido a Xiahou Lian, y ni siquiera se había dado cuenta
de que el muslo de pollo había caído a sus pies. Sólo cuando Xiahou
Lian se marchó, comprendió que ese tipo sólo había venido a matar a
los discípulos del Clan Liu. Más tarde, se había mezclado con Xiahou
Lian, ayudándole a ir a la Secta Tang para robar pergaminos de
mecanismo y ayudándole a forjar a Zhaoye. Xiahou Lian era realmente
un buen jefe. Nunca se retrasaba en el pago de los salarios y los emitía
a tiempo, e incluso incluían un gran sobre rojo en la Fiesta de la
Primavera y otros festivales. Cuando dormía en el burdel de Garan, a
menudo ni siquiera necesitaba gastar dinero.

—Oye, jefe, me entristecerá si estiras la pata —dijo Tang Shiqi.

Xiahou Lian giró la cabeza para mirarlo. Este hombre de cara


redonda no estaba sonriendo como siempre. Xiahou Lian sonrió y dijo:

—Shiqi, las vidas humanas no se conservan para atender las


necesidades básicas. Siempre habrá una persona que te haga arriesgar
tu vida para protegerla. Aunque muera, tendrás que arriesgar tu vida
para vengarla.

—Tengo una, jefe. —Tang Shigi bajó la mirada—. ¿Aún recuerdas a


ese Tang Lan, cuya tumba desenterraste? Es mi sexto tío, y me crio
desde la infancia. No tengo padre ni madre, así que las habilidades de
mecanismo y el tiro con arco de ballesta me las enseñó él
personalmente. Dejé la Secta Tang para encontrarlo, pero él murió, y
ni siquiera sé quién es el enemigo. El mecanismo de mi ballesta perdió
su precisión, así que sólo puede quedar vacía en mis manos.

—... —Xiahou Lian se quedó atónito y dijo—: Disculpas, eh, no te


preocupes, lo enterré de nuevo, y yo quemo papel de incienso para él
todos los años.

—Está bien, ya sabes que la gente con crímenes inexpiables como


nosotros no cree en dioses ni en Buda. —Tang Shiqi levantó las
comisuras de su boca y sonrió—. Jefe, ¿crees que soy muy cobarde? Mi
sexto tío, que me trató tan bien, murió, y sin embargo sigo visitando
burdeles, bebiendo vino y durmiendo a gusto. Siempre te he admirado
mucho, jefe. Eres el hombre más varonil que he visto. Haces lo que
dices y no eres nada vago, matando a cualquier dios o buda que
encuentres.

—Yo también quiero ser así de imprudente. Pero tampoco puedo


dejar de pensar que, por fin, he venido a este mundo a echar un vistazo,
y si no vivo bien, me arrepentiré de haber trabajado tanto para salir del
vientre de mi madre en su momento. En esta vida, no tengo ningún
otro deseo. Sólo quiero morir en el lecho de una mujer, ya que ese es el
mejor final de un hombre. Jefe, ¿crees que mi sexto tío me culpará?

—No lo hará. Él no querrá que te vengues —dijo Xiahou Lian.

—Sí, jefe. —Tang Shiqi levantó los ojos y miró a Xiahou Lian—. ¿Has
pensado alguna vez que la Garuda no quiere realmente que te
vengues?

Xiahou Lian se rio. Había ido en un círculo tan grande, sólo para
convencerlo.

—Lo sé, siempre he sabido que mi madre no quiere que me vengue.


—Xiahou Lian sostuvo el vino y contempló la pesada noche. La luna ya
había sido cubierta por las nubes, y había un denso bosque fuera de la
casa que era como fantasmas de pie—. Pero para algunas cosas, no
puedes dejar de hacerlas porque no quieres. Cada vez que sostengo a
Hengbo, y cada vez que me meto en la cama y cierro los ojos para
dormir, el pasado me atrapa como un fantasma.

Tang Shiqi no dijo nada y los dos contemplaron juntos la noche. Las
estrellas eran densas, como si estuvieran tambaleando.

—Cuando mi madre acababa de irse, no podía dormir durante


noches enteras. Todos los días pensaba en cómo matarlo. —Xiahou
Lian tomó un sorbo de vino y dijo de repente—: La diferencia entre él
y yo es demasiado grande. Es un gran maestro de las habilidades de
sable y tiene tres mil discípulos. No tengo miedo de matarlo y que me
persigan y maten como venganza, sólo tengo miedo de no poder ni
siquiera entrar en el umbral de su puerta. Estoy triste hasta la muerte
y me esforcé por practicar el sable. Pero no tengo talento, y la gente de
Garan se ríe de mí, diciendo que soy un inútil.

—De qué demonios estás hablando, jefe, si tú eres un inútil entonces


¡qué soy yo!
—No importa, no me importa lo que digan de mí. Sabía que tarde o
temprano, habría un día en el que iría a buscar a Liu Guizang —dijo
Xiahou Lian suavemente—. Pero lo más triste no es que te reprendan
por ser un inútil y un cobarde. Por el contrario, es cuando comprendes
en tu corazón que aunque el tiempo fluyera hacia atrás y volvieras al
día en que tu madre murió en la calle, todavía no habrías podido salir
y no habrías podido pasar por esa puerta y matar a Liu Guizang.

Xiahou Lian miró a Tang Shiqi y enunció cada palabra mientras


decía:

—Así que admito cualquier cosa con la que me reprendan, porque


soy un bueno para nada.

Tang Shiqi miró a Xiahou Lian sin comprender. Vio la profunda


pena en los ojos de Xiahou Lian que era como un pesado hierro negro
y como una densa bruma. De repente comprendió que nadie podía
detener a Xiahou Lian. Este asesino podría destruir los cielos y la tierra
por esa mujer que había muerto trágicamente en la calle, e incluso
destruirse a sí mismo.

—Jefe… —Tang Shiqi todavía quería decir algo.

—Shiqi, en el futuro, no vuelvas a tontear así. —Xiahou Lian lo


interrumpió—. No eres de Garan, así que no puedes quedarte siempre
en el Edificio Wanxiang. Busca adecuadamente un trabajo y cásate con
una buena esposa. El mejor final de un hombre no es morir en el lecho
de una mujer al azar, sino en un buen ataúd construido con diez taels
de plata, enterrado junto a tu esposa. Mira qué feliz es el Erudito por
haberse casado con una esposa.

—Entonces, ¿qué hay de ti, jefe? ¿Dónde está tu final?

—En cuanto a mí… —Xiahou Lian se levantó, saltó sobre un gran


árbol junto al tejado y se deslizó por el tronco. Quedó de espaldas a
Tang Shiqi mientras agitaba la mano y se adentraba, paso a paso, en
las sombras de las profundidades del sinuoso corredor—. Mi fin está
en la oscuridad.

Las nubes oscuras presionaban sobre la ciudad, como tinta espesa


extendida al azar por un pincel sobre papel de arroz. Se agrupaban
encima de las cabezas de la gente, como si uno pudiera alcanzarlas si
estiraba la mano, haciendo que los corazones de la gente fueran
sombríos e incómodos.

Liu Guizang levantó la cortina del carruaje y echó un par de miradas


al exterior. Temerosos de que fuera a llover, los peatones de las calles
se apresuraban a salir, volviendo a sus casas con pasos rápidos, por
miedo a quedar empapados como un pollo ahogado en un rato. Pronto
no hubo mucha gente en las calles, y sólo había algunos vendedores
esporádicos que seguían recogiendo sus puestos. Las ruedas de los
carruajes presionaban sobre el suelo, emitiendo sonidos
estruendosos. Si uno no escuchara con atención, pensaría que estaba
tronando.

Liu Guizang hizo que la gente acelerara el carruaje y se sentó en su


interior, cerrando los ojos para descansar.

El carruaje traqueteó durante un rato. De repente se detuvo, y Liu


Guizang oyó a un discípulo exclamar:

—¡Líder de la Aldea!

Liu Guizang frunció el ceño, abrió la cortina y gritó:

—¡¿Por qué haces tanto escándalo?! —Después de decir esto, él


mismo también se quedó atónito.

Justo delante de ellos, no muy lejos, una chica vestida de negro


montaba a caballo. Bajo su larga cabellera negra había una cara blanca
y sencilla, en la que sólo había dos agujeros oscuros para los ojos. De su
cuerpo y del lomo del caballo colgaban cabezas humanas chorreando
sangre. Debajo de sus cuellos rotos, el cabello largo y desordenado,
lleno de nudos, estaba atado, como si arrastraran garabatos y largos
trazos.

Acompañando a la chica que avanzaba en el caballo, las cabezas


chocaban entre sí, emitiendo sonidos sordos, como un tambor de
brujas que venía de antes de los tiempos antiguos, atrayendo a las
almas errantes de los páramos.

Los discípulos retrocedieron asustados. Alguien reconoció las


cabezas del caballo como discípulos de la Aldea de la Montaña Jingdao.

La chica estaba inexpresiva. No dijo nada y se limitó a montar el


caballo en silencio.

—¡Líder de la Aldea! —Un discípulo exclamó—. ¡Es Zhaoye, Zhaoye!

Liu Guizang levantó la mano, indicándole que se callara.

El caballo se detuvo, y una voz ronca de hombre llegó desde el fondo


de la calle, como el suave susurro de un fantasma solitario.

—Xiahou Lian de Garan de las Siete Hojas, enviando al Líder de la


Aldea Liu a renacer en la Tierra de la Dicha.
Capítulo 46: Gente como la hierba sin raíces

—Xiahou Lian de Garan de las Siete Hojas, enviando al Líder de la


Aldea Liu a renacer en la Tierra de la Dicha.

Justo después de decir esto, la chica se elevó como una golondrina, y


cuando sus anchas mangas se levantaron, la desolada y fría luz de su
sable pasó por los ojos del discípulo. La muchacha aterrizó con firmeza
en el suelo, y su brazo de sable cortó rápidamente la garganta de dos
discípulos. En un instante, la sangre brotó como un manantial,
pareciendo una hermosa flor que florece en la oscuridad.

En la noche oscura como el carbón, la voz del hombre ronco hacía


una cuenta atrás.

—Ocho.

Los ocho discípulos restantes se precipitaron hacia delante, sacando


los sables militares del Clan Qi que llevaban en la cintura, y que salían
como la luz del agua. Tres de ellos lanzaron sus sables en el hombro de
Zhaoye al mismo tiempo, y el crujiente sonido del hierro golpeando
entre sí sonó, como las cuerdas pulsadas de una pipa. Todos se
quedaron atónitos, y en el siguiente instante, el brazo del sable de
Zhaoye los alcanzó. Entre las salpicaduras de sangre, los brazos de las
tres personas fueron amputados al unísono.

La voz del hombre siguió contando.

—Cinco.

—¡Líder de la Aldea! No... ¡No es una persona! —Los cinco discípulos


retrocedieron al unísono, con los rostros llenos de miedo.
—Marioneta mecánica. —Liu Guizang salió del carruaje y se colocó
en el reposabrazos de la parte delantera del mismo, con el ojo que le
quedaba entrecerrándolo ligeramente—. No tengan miedo, soldados,
¡córtenle las articulaciones y rómpanle los brazos!

—¡Si!

Tres discípulos se adelantaron, de frente, y dos discípulos atacaron


los dos flancos de Zhaoye, uno por la izquierda y otro por la derecha.
Zhaoye se agachó ligeramente, como un arco totalmente tensado.
Cerca, muy cerca, los tres de enfrente estaban ya a sólo cinco pasos.
Zhaoye empezó a moverse de repente, disparando en la noche como
una flecha imparable y abalanzándose directamente sobre los rostros
de los enemigos. Sin embargo, en el instante en que levantaron sus
sables, Zhaoye dobló repentinamente las rodillas y se agachó, como si
estuviera adorando de rodillas, y pasó por entre dos personas,
logrando esquivar al mismo tiempo las rápidas y feroces luces de los
sables sobre su cabeza.

El tiempo pareció estancarse en ese momento. Liu Guizang vio que


la parte superior e inferior de los cuerpos de las dos personas que
Zhaoye había pasado a los lados se separaban lentamente. Sus piernas
aún se mantenían erguidas, pero la parte superior de sus cuerpos ya se
deslizaba lentamente hacia abajo, cayendo al suelo como sacos de
arpillera.

En la oscuridad, el hombre dejó escapar una risa baja.

—Tres.

Un terrible escalofrío creció como pelos de escarcha en el fondo de


su corazón, y Liu Guizang se dio cuenta de repente de que el niño
afligido e indignado de hace cuatro años se había convertido ya en un
fantasma siniestro y sediento de sangre. Estaba acechando en algún
lugar de esta oscuridad, rechinando los dientes y chupando sangre.
Alguien cortó hacia la articulación de Zhaoye. Sin embargo, el brazo
curvo de Zhaoye sujetó el sable militar de esa persona, y su otro brazo
de sable le apuñaló el estómago. En un instante, se retiró y volvió a
apuñalar varias veces, y el enorme impulso lo obligó a retroceder sin
parar mientras su estómago era prácticamente pulverizado en barro.
Zhaoye se adelantó con sus pasos en retirada y luego soltó su brazo de
sable, dándose la vuelta y blandiendo el sable. El discípulo que había
estado detrás de ella, preparándose para un ataque furtivo, se dividió
en dos.

—Uno.

El último hombre temblaba mientras agarraba con fuerza el largo


sable en sus manos, como un pájaro congelado que se estremece por el
viento helado. Con los dientes apretados, miraba fijamente la
exquisita espalda de Zhaoye. Ella giró la cabeza y pareció echarle un
vistazo. Aunque solo tenía agujeros negros en lugar de ojos, él sintió la
fría luz en su mirada, tan gélida como la escarcha y la nieve del
invierno.

Zhaoye no caminó hacia él y, en cambio, se dirigió hacia Liu Guizang


en el carruaje. Él suspiró aliviado. Sin embargo, al momento siguiente,
Zhaoye levantó su brazo izquierdo y una flecha corta de color negro
azabache salió disparada del agujero de su manga. Sintió un dolor
sordo en el entrecejo, y por el puente de la nariz le corrió sangre
ardiente. Soltó el sable y cayó al suelo.

—Vaya marioneta mecánica. —Liu Guizang aplaudió y alabó—.


Desde que me retiré a vivir en reclusión en la Secta Tang hace
dieciocho años, cerrando mi puerta y rechazando a los invitados, no
había visto una marioneta tan exquisita en mucho tiempo.

Zhaoye no dijo nada. Con la cabeza inclinada, permaneció en


silencio entre la montaña de cadáveres. En el aire, las nubes oscuras se
acumulaban y un viento feroz soplaba, aullando mientras agitaba sus
túnicas. Unas gotas de sangre rojo oscuro habían salpicado su simple
máscara de porcelana, como magníficas ciruelas rojas sobre papel de
arroz blanco.

—Hijo de la Garuda, te has escondido como una tortuga durante


cuatro años, así que al principio pensé que no te atreverías a
desafiarme de nuevo. Resulta que para enfrentarte a mí, has refinado
un arma asesina de este nivel. —Liu Guizang se bajó del carruaje.
Sostenía en la mano un sable de un metro de largo con una hoja
estrecha. Era diferente de los sables militares del Clan Qi de sus
discípulos. La hoja de su sable se curvaba ligeramente, como una fina
luna creciente…

Era un sable japonés.

Las comisuras de los labios de Liu Guizang se curvaron ligeramente


en un arco burlón.

—Pero ¿sabes por qué la Secta Tang se retiró de las montañas y las
llanuras?

Colocó la mano derecha en la empuñadura negra del sable y levantó


los ojos, con una fiereza similar a la de un tigre y un lobo.

—¡Porque, al final, la hechicería de los mecanismos no puede


derrotar la forma correcta de las habilidades del sable!

Zhaoye pisó brusca y violentamente el suelo, corriendo hacia Liu


Guizang. El sonido del acero golpeando el suelo era como el de los
pesados tambores militares. Cuando su falda se levantó, Liu Guizang
vio las piernas rectas de Zhaoye que fluían con una luz oscura. Estaba
claramente en silencio, pero en ese instante, a Liu Guizang le pareció
oír el estridente rugido de la chica marioneta.

En el momento en que los dos se encontraron, las luces de sus sables


salpicaron instantáneamente como la nieve. El sable japonés fue
sacado de su vaina, cortando un arco que era como una luna creciente.
Los dos estaban de espaldas el uno al otro. Con un chasquido, el
brazo de sable de Zhaoye se partió en dos mitades.

Al final de la Calle Dongchengmen, en el interior de una tienda que


daba a la calle, Tang Shiqi y Shu Qing estaban en cuclillas frente al
papel pegado de las celosías de la ventana. Detrás de ellos se
apretujaban diez espías de Garan. Cuando todos vieron cómo se
cortaba el brazo de sable de Zhaoye, se quedaron sorprendidos.

—El golpe planeado falló. Shige debería retirarse —dijo Shu Qing en
voz baja.

—¿Crees que ese burro calvo se retirará? —Tang Shiqi curvó el labio
y dijo—: Está bien, escucha mis instrucciones dentro de un rato. Si la
situación es desfavorable, contaré hasta tres, y saldremos corriendo a
salvarlo.

Todos los espías asintieron.

El viento y las nubes se agitaron de forma oscura. A lo lejos se oían


ruidos de truenos, como si un carruaje galopara en el horizonte. Liu
Guizang sujetó su sable y miró a su alrededor. Zhaoye ya se había
convertido en una marioneta que no se movía. Al mirarla de cerca,
unos finos hilos de seda habían caído por toda su cabeza y hombros,
como flores de escarcha transparentes. Centelleaban y reflejaban una
tenue luz fría.

Liu Guizang rugió:

—Xiahou Lian, ¿te has escapado? ¡¿Qué, vas a esconderte como una
tortuga otra vez?!

No vio que una sombra oscura se descolgaba lenta y


silenciosamente del arco memorial282 por encima de su cabeza, como
una araña colgada de hilos de seda. Liu Guizang siguió mirando a su
alrededor. No había nadie en los dos extremos de la larga calle. Sólo

282
Imagen de referencia.
estaban los cadáveres tumbados en el suelo y la marioneta
inconsciente, un silencio de muerte.

De repente, algo brilló en sus ojos, y el instinto de lucha de muchos


años permitió a Liu Guizang reaccionar rápidamente. Desenvainó su
sable y dio un tajo hacia la parte superior de su cabeza. Dos luces de
sable chocaron al instante, con chispas que destellaron bruscamente.
Bajó del aire como un búho sombrío, y Liu Guizang vio una cara que
era exactamente igual a la del Garuda.

El corazón de Liu Guizang dio un brusco salto. En ese momento,


prácticamente se equivocó al pensar que aquella mujer demoníaca de
entonces había cobrado vida.

—Xiahou Lian, ¿no tienes miedo de dar la cara? —se mofó Liu
Guizang.

—¡Es porque el que te mata soy yo, Xiahou Lian, no un asesino de


Garan! —Xiahou Lian soltó un golpe, y los dos sables emitieron un
lamento bajo sobrecargado. Ambos retrocedieron al mismo tiempo.

Los relámpagos brillaron y los truenos retumbaron, y llovió con


fuerza. Las flechas de la lluvia se agolparon en la tierra negra como el
carbón, y el agua no tardó en desbordarse, sin llegar a la suela de los
zapatos. El agua de la lluvia empapó los cadáveres, y la sangre gorgoteó
mientras fluía hacia una zanja. La mano izquierda de Xiahou Lian sacó
de su cintura una hoja corta de medio metro y la sostuvo sobre su
pecho con un agarre invertido. Su mano derecha sostenía a Hengbo, y
se agachó ligeramente. Las gotas de lluvia caían sobre la hoja corta, y
cada gota de agua reflejaba el frío rostro de Xiahou Lian.

Liu Guizang volvió a guardar su sable en la vaina. Sujetó la vaina con


la mano izquierda y la escondió detrás de sí, con la mano derecha
puesta en la empuñadura del sable. Quería utilizar la técnica de
desenvainado rápido del sable japonés. El ángulo extremo y el rápido
impulso al desenvainar el sable serían suficientes para cortar a Xiahou
Lian en dos mitades.
La lluvia llegaba como un diluvio, como si el cielo estuviera a punto
de caer. Miles de cortinas de lluvia se interpusieron entre los dos.

¡En un instante, los dos terminaron de respirar al mismo tiempo,


empezaron a moverse al mismo tiempo y empezaron a correr hacia el
otro al mismo tiempo! El agua de lluvia y la sangre salpicaron bajo sus
pies, y los dos se encontraron un respiro después. Liu Guizang
desenvainó rápidamente su sable, como si un rayo cruzara el
horizonte en ese instante. Sin embargo, en ese momento, Xiahou Lian
se agachó bruscamente, exactamente igual que lo había hecho antes
Zhaoye. El sable que sostenía con una empuñadura invertida en su
mano izquierda cortó hacia la pantorrilla de Liu Guizang, pero éste se
levantó de un salto. El impulso de su sable se invirtió
inconcebiblemente, cortando hacia la espalda de Xiahou Lian.

La salpicadura de sangre que había esperado no se produjo. La frágil


tela se partió, y la punta del sable atravesó la cota de malla, haciendo
saltar una serie de chispas. Xiahou Lian dio un giro brusco y los dos
sables se encontraron en el aire. Las luces del sable fueron
instantáneamente como nieve rodante, extendiéndose densamente
como una enorme red, envolviendo a los dos dentro de ella. El impulso
del sable de Xiahou Lian se hizo cada vez más rápido, como un
huracán. Antes de que su mano izquierda cayera, ¡llegó su mano
derecha! Liu Guizang jadeaba rápidamente, descubriendo
increíblemente que prácticamente no podía seguir el ritmo del
frenético impulso del sable de Xiahou Lian.

Por fin, Xiahou Lian se levantó, con su túnica revoloteando como las
elegantes alas de una mariposa. Abandonó el sable en su mano
izquierda, presionando toda su fuerza en su mano derecha. La punta
de su sable pasó por un arco desolado y frío que era como la luna llena,
lanzando un corte que parecía derrumbar montañas, mares y nubes.

Sable Garan · Corte de Luna


Liu Guizang recibió este golpe con firmeza, y los temblores se
desbordaron más allá de su hoja, extendiéndose desde las palmas de
sus manos hasta sus extremidades y huesos, como una serpiente de
hielo que recorriera todo su cuerpo. La parte entre el pulgar y el índice
le dolía mucho. Liu Guizang miró hacia abajo y vio que esa parte se
había partido.

¿Cómo es posible? Liu Guizang miró a Xiahou Lian con incredulidad


y dijo con voz ronca:

—¡¿Cómo es posible?! ¡¿Cómo puedes vencerme?!

El asesino exhalaba alientos helados, como el siseo de una serpiente.


Una sonrisa feroz y despiadada colgaba de su rostro, y una crueldad
sanguinaria llenaba sus ojos.

—¡Porque he estudiado a fondo durante cuatro años! —Xiahou Lian


blandió su sable en otro tajo, y Liu Guizang se tambaleó hacia atrás—.
Busqué entre las técnicas de sable de cientos de clanes y finalmente
entendí tu Sable del Clan Qi. Y este golpe fatal, ¡joder! —Xiahou Lian
rugió—. ¡Lo he practicado veintinueve mil doscientas veces!

¡Veintinueve mil doscientas veces! ¿Cómo no iba a ganar? Conocía


cómo contrarrestar cada técnica de Sable del Clan Qi. Esquivar a la
izquierda para la Técnica del Sable al Cielo, saltar para la Habilidad de
Amputación, bloquear horizontalmente para el Levantamiento
Izquierdo... Y en cuanto al Corte de Luna, ¡lo había practicado veinte
veces cada día durante cuatro años enteros!

En un instante, a Liu Guizang le pareció ver que las pupilas de


Xiahou Lian coincidían con esas pupilas demoníacas en su impresión.
De repente tuvo un extraño pensamiento, que Xiahou Lian era la
Garuda. ¡Había salido de su tumba para vengarse de él! En un instante,
vio que dos asesinos extremadamente fuertes enganchaban sus bocas
en un indicio de sonrisa maligna al mismo tiempo y luego decían en
voz baja:
—¡Liu Guizang, vete al infierno!

—¡Shiqi-ge, va a ganar shige! —Shu Qing miró a la calle y dijo


emocionado.

Tang Shiqi frunció el ceño.

—Ya han pasado varios minutos. Si no se da prisa, vendrán los


soldados. ¡Tu shige sigue enredado por ahí! No, escucha mis órdenes.
¡Contaré hasta tres y saldremos corriendo a ayudarle!

Todos los espías sujetaron las empuñaduras de sus sables y se


reunieron en la puerta.

Tang Shiqi se quedó mirando la pesada cortina de la noche. Las dos


personas de la calle seguían chocando y separándose, y los impulsos
de sus sables tejían un campo circular, como si ni siquiera la lluvia
pudiera entrar.

Dijo en voz baja:

—Uno.

En el cielo nocturno se acumulaban los relámpagos, y la luz brillaba


de vez en cuando entre las nubes oscuras, como si un dragón
atravesara las nubes.

—Dos. —Inmediatamente después de decir esto, un rayo parecido a


un ciempiés rasgó el cielo nocturno, como si una gran brecha se
hubiera abierto en el aire. La luz del cielo atravesó la cortina de la
noche, y el mundo fue blanco por un instante.

«Tres» estaba a punto de salir de su boca, pero Tang Shiqi se mordió


la lengua y se tragó a la fuerza toda la palabra hacia su estómago.

Hizo un gesto a Shu Qing para que se apartara y se acercó al papel de


la ventana, mirando la calle sin pestañear. Los relámpagos volvieron
a surcar el cielo nocturno, y esta vez, Tang Shiqi lo vio con claridad. A
ambos lados de la calle, había una hilera de sombras de cabezas sobre
las sombras de los aleros, reunidas como las glicinas de un árbol.

Shu Qing le preguntó a Tang Shiqi confundido:

—¿Qué pasa? ¿Por qué no estás contando?

Tang Shiqi murmuró:

—Se acabó, esto es una trampa. —Agarró el cuello de Shu Qing, y Shu
Qing vio el miedo que latía en sus ojos como la llama de una vela—.
¡Esto es una maldita trampa!

Llovía a cántaros y la noche era tan oscura como una enorme prisión
de hierro.

En la espesa lluvia de niebla, Shen Jue se tambaleaba mientras


corría. Parecía haber perdido la orientación y no podía encontrar el
camino de vuelta a casa. Aturdido, vio que había una sombra alta y
oscura delante, que sostenía un sable y se mantenía en silencio.

Shen Jue se acercó alternando pasos pesados y ligeros. La niebla se


disipó gradualmente, y vio una figura sin cabeza erguida ante sus ojos.
Avanzó ansioso e inseguro, pero de repente pisó una roca bajo su pie.
Miró hacia abajo, y vio la cabeza de Xiahou Lian tendida junto a su pie.

Shen Jue se despertó bruscamente y alargó la mano para sentir que


todo su cuerpo estaba ya cubierto de sudor frío.

Levantó la cortina de gasa. La habitación era una extensión


completamente negra, y con la poca luz que penetraba a través del
papel de la ventana, pudo ver unos cuantos escritorios pintados de
negro, mesas y sillas de madera nanmu que habían sido pulidas por el
flujo de agua. Había un ramo de flores desconocidas insertado dentro
de una botella cuadrada de cloisonné283 de unos sesenta centímetros
de altura. Ya estaba marchito, los pétalos estaban amarillos y
arrugados, y unas cuantas flores habían caído incluso sobre la
alfombra. Fuera de las celosías de la ventana, la lluvia caía y el viento
soplaba, y las tejas del tejado repiqueteaban por los golpes. Shen Jue
abrió el pestillo y empujó la ventana para ver que el jardín estaba
cubierto de flores y barro.

Shen Jue llamó a un sirviente, encendió una linterna y montó en un


carruaje para ir a una villa del oeste de la capital. No llamó a Situ Jin ni
a Shen Wenxing, y sólo llevó a unos cuantos subalternos de la Mansión
Shen que estaban en el turno de noche y se marchó. Fang Cunzhen
estaba durmiendo profundamente cuando oyó llegar a Shen Jue. Se
vistió apresuradamente y se abrochó el cinturón, poniéndose las botas
mientras corría hacia el salón principal.

—Es plena noche, ¿qué hace usted aquí, gobernador? Si tiene alguna
instrucción, debería haber llamado a un sirviente para que viniera y
me avisara, y yo puedo ir personalmente a su puerta a informar. —
Fang Cunzhen sonrió apaciguadoramente mientras servía el té.

Sin embargo, Shen Jue no lo aceptó y sólo preguntó con cara fría:

—¿Cómo va la producción de la medicina?

—Anteayer probé un nuevo medicamento en dos sujetos de prueba.


Todavía están en coma en este momento. —Fang Cunzhen dijo con
dudas.

Shen Jue sonrió sombría y fríamente.

—¿Así que eso significa que no hay ningún progreso?

283
Cloisinné o esmalte alveolado es una antigua técnica para decoración de objetos metálicos. Llegó a
china en el siglo XIV, presumiblemente desde oriente, y se popularizó durante la dinastía Ming,
particularmente durante el gobierno del emperador Jingtai. En gran parte del cloisonné chino el azul es el
color predominante, y la denominación china de la técnica es 景泰蓝 (jingtailan; "objetos Jingtai azules"),
que se refiere a este hecho, y al emperador Jingtai. Imagen de referencia.
—Este.... no es el caso. Si los dos pueden despertar, entonces… —
Fang Cunzhen se frotó las manos, exprimiendo a la fuerza una sonrisa.

Shen Jue se dio la vuelta y entró en el patio trasero, mirando a través


de la rejilla de la ventana de la habitación lateral para ver a los sujetos
de prueba que había dentro, y un fuerte olor a medicina dentro de la
habitación salió por los agujeros de la rejilla de la ventana. Los sujetos
de prueba estaban tumbados rígidamente en las camas, como
marionetas de madera. Shen Jue se rio con rabia y le dijo a Fang
Cunzhen:

—Debería darte de comer Mediados de Julio. Ahora mismo estamos


en el quinto mes, así que todavía queda algo de tiempo hasta mediados
de julio, suficiente para que le dediques mucho cuidado al desarrollo
del antídoto. ¡Con tu propia vida, deberías ser más cuidadoso!

—¡Gobernador, perdóneme la vida! ¡Gobernador, perdóneme la vida!


—Fang Cunzhen se arrodilló en el suelo y se inclinó violentamente,
llorando amargamente—. ¡He estado haciendo esfuerzos minuciosos
todo el tiempo! La nueva medicina esta vez definitivamente tendrá
resultados, ¡le ruego que me dé más tiempo! ¡Gobernador, perdóneme
la vida!

Shen Jue no contestó, se limitó a mirar fríamente las gotas de lluvia


frente a los escalones. Los sonidos de la lluvia, el viento y las súplicas
de piedad de Fang Cunzhen parecían estar en otro mundo. Shen Jue
frunció los labios, y la figura sin cabeza volvió a surgir claramente en
su mente.

Su corazón ardía de agitación, y si tuviera un sable en la mano,


probablemente habría descuartizado a Fang Cunzhen.

—¡Gobernador! —Un subalterno entró corriendo bajo la lluvia y le


entregó un informe secreto que estaba envuelto en una bolsa de papel
aceitado—. ¡Informe urgente de Liuzhou!


La sangre goteaba de las manos de Liu Guizang y Xiahou Lian volvió
a dar un tajo. Liu Guizang fue finalmente incapaz de sostenerse, y cayó
bajo la lluvia. Su barba estaba manchada de barro y sangre, y su único
ojo miraba fijamente a Xiahou Lian.

El agua de lluvia fluyó a lo largo del cabello de la sien de Xiahou Lian,


perfilando su sombría silueta. Entre las cortinas de lluvia, el asesino
vestido de negro levantó a Hengbo con ambas manos, y el agua de
lluvia bajó a borbotones por la punta del sable.

—¡Vete al infierno, viejo bastardo…! ¡Uh!

Fue como si una serpiente le hubiera mordido en el centro de la


espalda, y sintió un dolor agudo y repentino. Hengbo se detuvo en
seco, y en ese instante Liu Guizang aprovechó la oportunidad,
balanceando su sable para apartar a Hengbo. Hengbo se soltó de sus
manos y giró antes de caer sobre una pila de mercancías de un
vendedor al lado de la calle. Enseguida, sintió otro dolor, esta vez en la
pantorrilla. Xiahou Lian miró hacia abajo y vio una flecha negra
clavada en su pierna.

No miró hacia atrás, se limitó a recoger rápidamente un Sable


Militar del Clan Qi del suelo, girando y cortando de nuevo hacia Liu
Guizang. Tres flechas volaron oblicuamente y atravesaron la mano
derecha de Xiahou Lian, y una de las flechas le atravesó el brazo. El
dolor se extendió por todo su cuerpo como un reguero de pólvora, y la
sangre pegajosa fluyó por los huecos de entre sus dedos.

Xiahou Lian cayó al suelo. Miró hacia atrás y vio a los discípulos del
Clan Liu densamente apiñados en los tejados quienes lo miraban
impasibles.

¡Trampa, esto era una trampa!

Al final de la calle, Shu Qing utilizó todas sus fuerzas para sacudir a
Tang Shiqi.
—¡Deprisa! ¡Apresúrate y salva a mi shige!

Tang Shiqi rugió enfadado:

—¡Cállate! ¿Quieres que busquemos la muerte juntos?

—¡Tang Shiqi!

—¡¿Crees que no quiero salvarlo?! ¡Mira por ti mismo cuántos


discípulos del Clan Liu hay y cuánta gente tenemos! —Tang Shiqi clavó
sus dedos en la celosía de la ventana, las yemas se volvieron pálidas—
. Resígnate a tu destino. ¿Acaso las reglas de tu Garan no son así, no
salvar a los que están seguros de morir? Depende de la suerte del jefe.
—Cerró los ojos y dejó de mirar.

—Eres realmente muy fuerte, Xiahou Lian. —Liu Guizang se paró


frente a Xiahou Lian y sonrió mientras decía—: En el momento en que
tu madre murió, también hubo una lluvia tan fuerte.

Xiahou Lian se levantó con dificultad del suelo y volvió a recoger el


sable, rugiendo con rabia mientras daba un tajo a Liu Guizang. Otra
flecha se clavó en su pantorrilla, y se tambaleó al caer en el barro, con
gotas de barro salpicando sus mejillas.

—He esperado cuatro años por ti. —Liu Guizang continuó—. ¿Crees
que este campo de matanza de la Calle Dongchengmen fue elegido por
ti? Te equivocas, Xiahou Lian, ¡he preparado esto meticulosamente
para ti! ¡El primero y el quince de cada mes, paso por aquí, y el primero
y el quince de cada mes, escondo a mis discípulos en los tejados,
esperando este día! Y, efectivamente, has estado a la altura de mis
expectativas, ¡y por fin has llegado!

El dolor ardía como un fuego furioso, y Xiahou Lian prácticamente


se ahogaba en el insoportable y punzante dolor. Apretó los dientes
mientras se levantaba una y otra vez, y caía al suelo una y otra vez.

¿Cómo ha sucedido esto? ¿Cómo ha sucedido esto? Arrastró su sable


y fue paso a paso hacia Liu Guizang. Sus pulmones se tensaron como
un viejo fuelle de caja, y jadeó como un viejo buey. ¡Iba a matarlo!
¡Tenía que matarlo!

Pero, no había manera. Cada vez que Xiahou Lian se levantaba, era
violentamente golpeado. Su cabeza se abría en el suelo, y la sangre
goteaba. El dolor de las heridas de su cuerpo clamaba en el dolor, una
tras otra. Era como un pez en una tabla de cortar que se agitaba
impotente.

Otra flecha voló y pasó rozando su mejilla. Liu Guizang levantó su


vaina que estaba en el suelo y golpeó ferozmente el abdomen de
Xiahou Lian. Xiahou Lian se cubrió la boca y cayó de espaldas al suelo,
mientras la sangre se filtraba por entre los huecos de sus dedos.

—Pero no puedo matarte ahora, todavía eres útil. —Liu Guizang


recogió la flecha que acababa de disparar—. Te llevaré al Cadalso del
Castigo del Mal para que todo el mundo sepa que atrapé al hijo de la
Garuda. Mi prestigio volverá a resonar en el mundo de las artes
marciales, y ese sucio escándalo quedará limpio. Xiahou Lian, tu
madre me ayudó a ocupar el primer puesto en el mundo de las artes
marciales, y tú me ayudarás a consolidar mi superioridad entre los
círculos de las artes marciales. Realmente estoy extremadamente
agradecido con ustedes, madre e hijo, ¡jajaja!

¡Cállate, cállate! ¡Iba a matarlo, a matarlo! Este pensamiento era


como una marca, ardiendo en la mente de Xiahou Lian. Xiahou Lian lo
miró fijamente; sus ojos tenían una crueldad como la de un lobo.

—Cornudo Liu, queriendo lavar tu reputación de cornudo, ¡deja de


soñar! —dijo Xiahou Lian con maldad.

La expresión de Liu Guizang cambió drásticamente. Dobló la rodilla


y se arrodilló sobre el brazo de Xiahou Lian, apuñalando la flecha en la
palma izquierda de Xiahou Lian, clavando su palma en el suelo. Todo
el cuerpo de Xiahou Lian sufrió un espasmo y sus rasgos faciales
prácticamente se contorsionaron por el dolor, pero no emitió ningún
sonido. Liu Guizang no había esperado que pudiera no gemir por sufrir
una herida tan fuerte. La sangre salía sinuosamente de su boca;
resultaba que se estaba mordiendo la lengua.

—Bueno para nada, Xiahou Lian, ¿crees que matándome podrías


demostrar que no eres un bueno para nada? —Liu Guizang se levantó
y se mofó—: Ves, no pudiste matarme hace cuatro años y sigues sin
poder hacerlo ahora. —Giró la cabeza y miró a Zhaoye, que estaba
junto al carruaje—. Vaya marioneta mecánica. ¡Bueno para nada, sólo
sabes esconderte detrás de las mujeres!

—¡Cállate! —Xiahou Lian apretó los dientes con fuerza y levantó la


mano derecha, sacando la flecha de su mano izquierda. El insoportable
dolor prácticamente lo hizo desmayarse, pero no se cayó y, en cambio,
se esforzó por levantarse, recogiendo su sable. Sujetó el sable con
ambas manos y lo apretó lentamente. El dolor en la palma de su mano
se intensificó al instante, quemando sus nervios como un fuego que
llenaba el cielo.

Arrastró los pies hacia delante y Liu Guizang se apoyó en su sable


mientras lo miraba. Sus piernas temblaban como hojas marchitas al
viento, como si pudieran fracturarse en el próximo momento. Sin
embargo, al final, no se cayó y en su lugar tenía los ojos carmesíes
mientras caminaba paso a paso delante de Liu Guizang.

Rugió con fuerza, como el aullido furioso de un lobo solitario, agudo


y furioso. En ese momento, a Liu Guizang le pareció ver un malvado
espíritu de Asura; había venido del infierno y estaba bañado en sangre,
con llamas de venganza envolviéndolo. El sable militar recorrió una
línea de giros y vueltas. Era un arco impresionante, y en la punta del
sable se aglutinaba un poco de luz fría, como si fuera una luciérnaga
en la noche.

Entonces, se detuvo bruscamente.

La luciérnaga se apagó y el sable largo se desplomó al caer al suelo.


La vaina de Liu Guizang golpeó ferozmente el costado de la cabeza de
Xiahou Lian, y el mundo giró ante sus ojos. El suelo se precipitó hacia
su cara, y sus mejillas se sumergieron en agua de lluvia helada. Era
como si el mundo hubiera enmudecido, dejando sólo un agudo y largo
lamento en sus oídos. Miró por encima de su línea de visión y vio por
casualidad a Hengbo, que estaba atascado en el montón de mercancías
de un vendedor ambulante, y la hoja que brillaba como el agua
reflejaba su rostro roto y sangrante.

En su aturdimiento, le pareció escuchar esa llamada familiar.

Xiao Lian...
Capítulo 47: Encuentro de destinos

Ploc… ploc…

El techo de la celda estaba roto, y el agua residual de las tejas del


alero fluía por los huecos y goteaba sobre el suelo, empapando una
zona del terreno. En lo alto de la pared, había una ventana con barrotes
de hierro, cada uno tan grueso como la muñeca de Xiahou Lian. Una
luz tenue se filtraba desde allí, lo suficiente para que Xiahou Lian
pudiera extender la mano y aún ver sus dedos. Todas las paredes eran
de piedra, y en una esquina se encontraba una puerta baja. Las paredes
eran muy gruesas y, aparte de los sonidos del viento que entraba por
el tragaluz, no se oía nada, como si él fuera el único en toda la prisión.
A veces le parecía oír débilmente el ruido de las cadenas que se
arrastraban por el suelo desde otras celdas, pero pronto desaparecían
de nuevo, como si fueran ilusiones.

La noche era ya profunda, y la oscuridad envolvía todo su cuerpo.


Sólo un poco de luz penetraba por el tragaluz. Se acurrucó bajo ese haz
de luz, mirando el polvo que revoloteaba en la luz y que era como un
sinnúmero de bichos girando sin sentido.

No podía recordar la hora. Parecía que habían pasado cinco días,


pero también parecía que habían pasado siete. Cuando se despertó, las
heridas de su cuerpo ya habían sido vendadas. Estaban muy
descuidadas, y estaba claro que la persona que las había vendado sólo
quería que no se desangrara. El lado de la cabeza le dolía mucho, así
que se lo tocó tentativamente. En realidad, no necesitaba mirar para
saber que su nariz debía estar magullada y su cara hinchada ahora,
demasiado horrible para mirar.

Pensó que nunca tendría la oportunidad de vengarse, ya que Liu


Guizang debía estar preparando una asamblea de decapitación. Había
podido vivir hasta ahora porque los lejanos círculos de artes marciales
justas necesitaban tiempo para acudir a Liuzhou. Al final, el sable que
había practicado durante cuatro años y la técnica de la marioneta de
seda de tracción que había estudiado intensamente durante cuatro
años no habían podido derrotar a Liu Guizang. Incluso se había visto
reducido a ser el escalón de Liu Guizang, ayudándolo a ascender de
nuevo al trono más alto del mundo de las artes marciales.

Una broma, él realmente era una broma.

El sonido de los petardos sonó de repente en el exterior, y los fuegos


artificiales estallaron en el horizonte como un trueno. Xiahou Lian
levantó la cabeza y vio los coloridos fuegos artificiales que se elevaban
en la cortina ligeramente púrpura de la noche en esa dirección. Casi
había olvidado que hoy era el Festival de los Fantasmas.

Pensó en su madre. Una vez, en el Festival de los Fantasmas, Xiahou


Pei lo había llevado a subir a la alta torre del Templo del Gran Bao en
Suzhou. Aquella torre tenía nueve pisos, y desde el más alto se podía
contemplar toda la Ciudad de Suzhou. Mirando desde la cima, había
filas y filas de azulejos negros como el cian y paredes blancas, como
pequeños tableros de ajedrez, y la gente y los carruajes eran como
hormigas mientras caminaban alrededor. Las luces brillantes se
conectaban en una extensión, y toda la noche estrellada de la ciudad
parecía arder. Había gritado y clamado alegremente, aferrándose a la
barandilla y diciendo que quería volar. Xiahou Pei lo había levantado.
Esa mujer era terriblemente fuerte, y había levantado sin esfuerzo a
Xiahou Lian, de cinco años, con una sola mano y lo había suspendido
fuera de la barandilla. Xiahou Lian se había asustado demasiado y se
había puesto a llorar a gritos. Xiahou Pei se apresuró a traerlo de vuelta
y le dijo con un dolor de cabeza:

—¿No quieres volar? Te he dejado volar, ¿por qué lloras?

Xiahou Pei era así; además de matar a la gente y provocar incendios,


no era fiable para hacer otra cosa. Xiahou Lian había vivido hasta
ahora, pero nunca había visto una madre como ella. Sin embargo, era
esta madre la que lo había dejado sentarse sobre sus hombros en un
mar de gente para ver a las jóvenes cantar ópera en el escenario, la que
lo había sostenido en el interior de barcos con toldos oscuros para
escuchar a los monjes tocar las campanas en el templo de Hanshan284,
y la que lo había llevado a las ferias del templo, desde el principio hasta
que el último vendedor ambulante recogía su puesto.

Antes, alguien le había dicho que había muchas puertas en el


mundo, y que detrás de cada puerta había una habitación y una
familia en cada habitación. En aquel momento, todavía era joven y no
era sensato. Vio que otras personas tenían ambos padres, y algunas
incluso tenían más de una madre, pero sólo él tenía una que era mejor
que nada. Perdió los nervios por esto ante Xiahou Pei y corrió por toda
la Aldea de Garan, casa por casa, preguntando quién era su padre y
dónde vivía. Nadie lo sabía, o nadie se atrevía a decirlo. No había
recibido respuesta, y más tarde había zanjado el asunto dejándolo sin
resolver. Sólo ahora comprendió que en esta habitación, de hecho, sólo
estaban él y su madre, y que era un hogar.

Pero era demasiado tarde, su hogar ya había desaparecido.

Una fuerte acidez le subió a la nariz, y las lágrimas se desbordaron


en sus ojos. Se cubrió los ojos y las lágrimas fluyeron entre los huecos
de sus dedos. Había jurado que no volvería a llorar. Tenía veintiún
años, así que originalmente no debería haber llorado de nuevo, pero
cada vez que recordaba el pasado, no podía contenerlo por más que lo
intentara.

Alguien estaba abriendo la cerradura de la puerta baja, y pudo oír el


sonido de la llave que se introducía en el ojo de la cerradura.

Sabía que estaba a punto de ser colocado en el Cadalso del Castigo del
Mal, y que Liu Guizang le cortaría la cabeza delante de todo el mundo.
Su sangre salpicaría el andamio, mezclándose con la gran cantidad de

284
Lit. Templo de la Montaña Fría. Un templo budista en Suzhou.
sangre que se había empapado bajo el suelo. Iba a morir, y su fantasma
entraría en el inframundo. Se preguntó aturdido: ¿Volveré a ver a mi
madre?

De repente comprendió porqué la gente creía en algo como el


inframundo. Resultó que todos los deseos sobre la reencarnación y el
infierno convergían con el ardiente deseo de reunirse con los seres
queridos después de la muerte.

Casa de mensajería del suroeste de Garan.

En la sala de estar, el ambiente era ruidoso y turbio, atestado de


gente sentada. Algunos eran comerciantes que contrabandeaban sal
hacia el suroeste, otros eran criminales buscados por el gobierno, y
también había prostitutas que, al no poder seguir operando en las
Llanuras Centrales, habían cambiado su clientela al suroeste. Las
moscas volaban al azar en el aire, se paseaban vacilantes por las mesas
cubiertas de manchas de aceite de vez en cuando y metían sus sucias
patas en la carne de los platos, aunque pronto eran ahuyentadas. En la
mayoría de las manos que las ahuyentaban, la parte entre el pulgar y
el índice y las palmas estaban cubiertas de callos, eran manos que
sostenían un sable todo el año.

—¡Todos! —Un hombre de cara redonda saltó de repente sobre una


gran mesa en el centro de la sala de estar y rugió con toda su voz—:
¡Todos, callados! Soy Tang Shiqi. Todos, por favor, escúchenme un
poco.

Nadie le prestó atención. Los que comían comían, y los que


charlaban charlaban.

Tang Shiqi pisó fuerte.

—¡A quien me escuche hablar, le daré un tael de plata!


La casa de mensajería se calmó de inmediato, y todos lo miraron con
interés.

Tang Shiqi agitó la mano, y Shu Qing y los trabajadores de la casa de


mensajería trajeron una gran caja, empezando a repartir dinero de
mesa en mesa. Cuando Tang Shiqi vio esto, su corazón palpitó de
dolor, pero no podía preocuparse por ello.

Olvídalo, era la plata de Xiahou Lian de todos modos, ¡así que por qué
estaba angustiado!

—¿Saben todos lo de la decapitación en el Cadalso del Castigo del Mal


dentro de dos días? —Tang Shiqi miró a su alrededor y gritó con
fuerza.

—¡Claro que lo sabemos! —respondió alguien—. Se ha difundido por


todo el mundo de las artes marciales. Ese viejo cornudo de Liu Guizang
colocó avisos por todas partes diciendo que había capturado al hijo de
la Garuda, el Fantasma sin Nombre, ¡y que lo decapitaría dentro de dos
días en el Cadalso del Castigo del Mal en las afueras de Liuzhou!

—Ya que todo el mundo lo sabe, ¡¿cómo puedes seguir bebiendo vino
y comiendo carne a gusto aquí?! —Tang Shiqi hizo una apariencia de
justa indignación.

—¿Qué tiene que ver con nosotros la decapitación del Fantasma sin
Nombre? El propio Garan no lo salvará, ¿acaso cuentan con nosotros?
—Alguien se rio en tono de burla—. Ah, los asesinos de Garan son
realmente lamentables. He oído que Garan tiene reglas, no salvar a los
que están seguros de morir, no salvar a los que han sido capturados, y
no salvar a los traidores. ¡El Fantasma sin Nombre sólo puede esperar
obedientemente la muerte!

—¡Están todos confundidos! —Tang Shiqi dio un pisotón, le dolía el


corazón y la cabeza, y su saliva volaba mientras hablaba—. Desde el
establecimiento del Cadalso del Castigo del Mal, ¡¿cuántas de nuestras
personas magnánimas del submundo han sido decapitadas?! El mes
pasado fue decapitado el Viejo Monstruo Cavador de Corazones Yang,
que era uno de los mejores artistas marciales de nuestro submundo.
Desde su debut, ha desenterrado ciento veintiocho corazones
humanos, ¡y hacía que los rostros de los justos cambiaran al oírle! El
mes pasado, el Segundo Maestro de Sable de Mano Izquierda Liu fue
decapitado. Una vez desafió con una sola mano a setenta y dos
personas justas; le cortaron la mano derecha, así que practicó el sable
con la mano izquierda y aun así llegó a ser próspero. ¡Qué héroe! Por
no hablar del Hijo Mayor Gao, el Sable en el Viento y el Huésped de la
Montaña Solitaria. Todos ellos eran héroes de primera clase, ¡pero
murieron en el Cadalso del Castigo del Mal!

Todos guardaron silencio al oír esto. Tang Shiqi bebió un poco de


agua y continuó:

—¿No saben todos qué idea se le está ocurriendo a Liu Guizang en su


corazón? Nos matará a los maestros del submundo uno por uno,
unificará y comandará con justicia el mundo de las artes marciales, ¡y
podrá cazarnos a todos sin piedad! Cuando llegue el momento, ¿creen
que todavía podrán sentarte aquí a beber vino y comer carne a gusto,
jugando con las mujeres y escuchando canciones?

Hubo un silencio mientras todos se miraban entre sí. Alguien


murmuró:

—Pero el Fantasma Sin Nombre ha matado a más… —Antes de que


pudiera terminar de hablar, alguien rápidamente le tapó la boca y lo
arrastró silenciosamente hacia abajo.

Tang Shiqi se golpeó el pecho y dijo con dolor e indignación:

—¡Todos, desde el establecimiento del Cadalso del Castigo del Mal,


nosotros, los del submundo, somos incluso inferiores a una rata que
cruza la calle! Permítanme preguntar, ¿cuántas cosas malas nos ha
hecho ese viejo cornudo Liu Guizang? ¿Y todos van a cerrar los ojos y
fingir que no las ven? Lao Li, dilo, ¿qué te ha hecho Liu Guizang? —
Señaló con el dedo. Llamó a un hombre de cara ancha, que se levantó
frenéticamente.

—Liu... Liu Guizang, él... —El hombre tartamudeó y miró


amargamente a Tang Shiqi.

Tang Shiqi lo fulminó con la mirada y se puso en cuclillas a su lado,


advirtiéndole en voz baja: —¡Hijo de puta, te llevaste tres taeles de mi
plata, así que si no dices una mierda, te haré pagarme con trescientos
taeles!

El hombre se estremeció y soltó:

—¡Liu Guizang violó a mi madre!

Todo el mundo estaba sorprendido, y Tang Shiqi también estaba


estupefacto. Hubo mucha discusión en todas partes, y alguien
preguntó:

—¿Puedo preguntar cuántos años tiene tu madre?

Los labios del hombre temblaron y tartamudeó durante mucho


tiempo, pero no respondió.

Sin embargo, de repente oyeron un rugido furioso. Shu Qing levantó


una tetera y la lanzó al suelo, donde se rompió en pedazos. Rugió con
los ojos carmesí:

—¡Este bastardo de Liu Guizang no deja ir ni a una anciana!

Tang Shiqi reaccionó y también gritó:

—¡Esa bestia!

—Sí, ese bastardo incluso atrapó a mi hermano pequeño hace unos


días. Mi hermano pequeño sólo tiene dieciséis años, y sólo robó unas
horquillas de pluma de martín pescador285 de una joyería, ¡pero fue

285
Específicamente tian-tsui, un estilo de arte chino con plumas de martín pescador. Imagen de referencia.
golpeado hasta la muerte en el acto por la gente de la Aldea de la
Montaña Jingdao! —gritó alguien.

—¡Y mi hermano! —dijo Alguien—. Mi padre fue golpeado hasta la


muerte por gente de una aldea vecina, así que mi hermano fue a
vengarse, pero fue capturado por la gente de la Aldea de la Montaña
Jingdao. Hicieron que gente que fuera a la aldea vecina, y metieron a
mi hermano en una prisión privada y aún no lo han dejado salir.
Nuestra familia vende sal de contrabando, así que no podemos ir al
gobierno a pedir justicia. ¡¿Qué puedo hacer?!

Todos se contagiaron y siguieron maldiciendo «¡Bastardo Liu


Guizang!» «¡Bestia Liu Guizang!». Las maldiciones se unieron
gradualmente y se elevaron una tras otra como una marea, y los ojos
de todos se pusieron rojos.

Tang Shiqi no perdió tiempo en sacar su sable de la vaina y elevarlo


por encima de su cabeza, proclamando a voz en cuello:

—¡Entonces, aprovechemos la ejecución del Fantasma Sin Nombre


en dos días, acabemos con Liu Guizang y salvemos al Fantasma sin
Nombre! ¡Elevemos el poderío de nuestro submundo y levantemos el
prestigio de nuestro submundo!

—¡Matar a Liu Guizang y salvar al Fantasma sin Nombre!

—¡Elevar el poderío de nuestro submundo y levantar el prestigio de


nuestro submundo!

La sangre hervía en la casa de mensajería de Garan.


Contrabandistas, asesinos, ladrones, estafadores e incluso prostitutas
se pusieron en pie, sacando sus sables y levantándolos por encima de
sus cabezas. Las hojas eran como copos de nieve al reflejar la luz del
sol, y el grito de guerra al unísono era ensordecedor. Tang Shiqi miró
emocionado a Shu Qing, y los ojos de éste brillaron entre la multitud
mientras asentía a Tang Shiqi.
Pronto llegaron los dos días, y Xiahou Lian se encontraba en un
carruaje sin camisa. Liu Guizang había ordenado que lo hicieran
desfilar entre el público y luego lo llevaran al Cadalso del Castigo del
Mal en las afueras. Los dos lados de las calles estaban densamente
poblados y rodeados de gente. La gente había llevado a sus familias, y
tres generaciones salieron a ver el desfile de Xiahou Lian. La multitud
era como montañas y mares, llenando las calles, y las ventanas del
segundo piso de las tiendas de ambos lados también estaban abiertas,
con capas y capas de cabezas de personas asomando desde dentro. El
carruaje descubierto se puso en marcha, y Xiahou Lian se recostó en la
barandilla, mirando a través de los huecos de su cabello despeinado las
mejillas desconocidas junto al carruaje. Algunas de las expresiones de
sus ojos eran de curiosidad, otras de excitación y otras de miedo. Otras
más eran de desprecio, desdén y odio.

Xiahou Lian miró alrededor de la multitud y no pudo evitar


preguntarse si Tang Shiqi y Shu Qing estarían en ella. Sabía que él ya
había sido abandonado por Garan; había caído en manos del enemigo,
así que nadie de Garan vendría a salvarlo. Chi Yan se había ido a los
Oirates, Qiu-shifu estaba lejos, en el norte, y el tío Duan estaba en las
Regiones Occidentales. Tal vez el abad recibiría la noticia, pero
definitivamente no enviaría gente. Incluso si Shu Qing y Tang Shiqi
quisieran venir, serían detenidos.

Pero no sintió pena en su corazón, ya que Garan no era su hogar. Su


hogar ya había desaparecido. No pertenecía a Garan, y siempre había
estado solo.

Había estado solo para vengarse, y moriría solo.

Su carruaje de prisión pasó a través de la enorme multitud de


personas, dirigiéndose directamente a las afueras de Liuzhou. Las
gradas y el campo de ejecución ya se habían instalado en las afueras.
Discípulos de varias sectas se agolpaban fuera de la valla, y había
cientos de personas. Esta decapitación se consideraba un evento de las
artes marciales, y para poder acomodar a más gente, Liu Guizang
había trasladado especialmente el Cadalso del Castigo del Mal a las
afueras. Liu Guizang estaba de pie en la plataforma alta, y cinco jefes
de varias sectas se sentaron junto a él, mirando juntos a Xiahou Lian.

Xiahou Lian fue empujado por dos discípulos al cadalso de la


decapitación. Levantó los ojos, mirando fríamente a Liu Guizang en la
plataforma alta.

Liu Guizang frunció el ceño y se burló con desdén.

Los hombros de Xiahou Lian estaban presionados. Los discípulos


querían que se arrodillara, pero Xiahou Lian se mantuvo firmemente
en pie, sin arrodillarse. La parte posterior de su rodilla fue pateada, y
Xiahou Lian finalmente no pudo aguantar y se arrodilló, pero aun así
usó toda su fuerza para levantar la cabeza, mirando fríamente a Liu
Guizang.

—En efecto, es un asesino. Mira sus ojos, se parece mucho a un lobo


solitario arrogante e inflexible, vicioso y sanguinario —elogió el líder
de la Secta Marea Furiosa del Mar del Este.

Liu Guizang frunció las cejas y dijo:

—Es igual que su madre, asqueroso.

El Cadalso del Castigo del Mal hervía como el mar. Todos los rostros
de los discípulos rebosaban de alegría, y Xiahou Lian oyó que alguien
gritaba en voz alta que era un «villano», y que otro gritaba que,
después de cortarle la cabeza, la utilizarían como balón para patear.

Xiahou Lian estaba impasible, pues ya no tenía miedo a la muerte


desde hace mucho tiempo. Para los que se dedicaban a hacer
transacciones de vidas humanas, cuanto más miedo a la muerte
tenían, más fácil era morir. Pensó que era realmente un villano; sus
manos estaban cubiertas de sangre y sus crímenes eran inexpiables.
Qiu-shifu había dicho: «Si creas un karma de muerte, serás asesinado
en retribución». Esta era la retribución que se merecía, y lo había
comprendido hace mucho tiempo, por lo que no temía a la muerte.

Sólo odiaba su propia incompetencia. ¿Por qué era tan inútil? Si


tuviera el ingenio de Shen Jue o la destreza con el sable de Chi Yan,
¡cómo iba a estar Liu Guizang ahí de pie y orgulloso! El esqueleto hecho
jirones de su madre volvió a surgir en su mente y apretó los dientes en
dolor.

Eran las doce y cuarto del mediodía y el sol colgaba en lo alto del
cielo, y la cálida luz de éste brillaba de tal manera que la gente no podía
abrir los ojos. El sable colgaba sobre la cabeza de Xiahou Lian. Xiahou
Lian miró su propia sombra y apretó los puños con fuerza.

Iba a morir, iba a morir. Su venganza nunca se llevaría a cabo, y él


perecería solo y humillado. La cabeza de Xiahou Lian latía con dolor
intermitente, mientras las llamas de la furia devoraban su corazón,
abrasando sus nervios. ¡Si tan solo le dieran un sable! Xiahou Lian
miró con odio a Liu Guizang en la plataforma alta. ¡Definitivamente
podría matar a ese bastardo!

De repente, una afilada flecha salió volando oblicuamente con un


agudo silbido, atravesando el entrecejo del discípulo que sostenía el
sable, como si llevara viento y trueno, y su grito no tuvo tiempo ni de
salir de su boca. Xiahou Lian oyó un golpe detrás de él cuando el
discípulo cayó a sus espaldas. Se quedó atónito y giró la cabeza para
mirar. En la ladera de una colina, Tang Shiqi llevaba a Hengbo a la
espalda y sostenía un sable largo en cada mano, dirigiendo a un grupo
de personas que bajaban corriendo junto a Shu Qing.

—¡Jefe!

—¡Shige!
Rugieron al mismo tiempo, abriéndose paso entre la multitud de las
personas justas. Los discípulos de varias sectas se precipitaron
rápidamente en un desorden, y todos se dieron la vuelta, sacando sus
sables. Incluso más discípulos se arremolinaron, cortando el camino
entre Tang Shiqi y Xiahou Lian.

—¡Líder de la Aldea Liu! —El líder de la Secta del Sable del Caballero
se levantó.

Liu Guizang levantó la mano y negó con la cabeza.

—Sólo son un grupo desordenado. ¡Veamos cómo los soldados de la


Aldea de la Montaña Jingdao se ocupan de ellos!

Éxtasis pasó por el corazón de Xiahou Lian. Un discípulo se apresuró


a presionarlo, pero él mordió la mano del discípulo, arrastrándolo al
suelo. Bloqueó su garganta con sus piernas y, con un fuerte giro, se
produjo un crujido, y el cuello del discípulo cayó débilmente. Xiahou
Lian se dio la vuelta y rugió hacia Tang Shiqi y Shu Qing.

—¡Shiqi! ¡Shidi!286

Tang Shigi blandió los sables dobles como una bestia feroz,
lanzándose de cabeza hacia la multitud. Shu Qing lo seguía de cerca, y
entre los dos, uno abría paso y otro se ponía en la retaguardia, espalda
con espalda mientras cortaban ampliamente en círculos. Los sables de
doble empuñadura de Tang Shiqi brillaban continuamente en la carne
y la sangre, arrancando sangre ardiente y trozos de carne destrozados.
Desde lejos, parecían un vórtice en movimiento, y todos los discípulos
justos que se acercaban a ellos eran pulverizados.

Había sido cobarde durante toda su vida, dependiendo de las


mujeres para comer y sin atreverse a vengar a su sexto tío. Esta era la
primera vez que hacía algo tan grande. Iba a salvar a Xiahou Lian, ¡a
ese tonto que podía destruirse a sí mismo para vengar a su madre!

286
Lit. Compañero discípulo menor. Se refiere a Shu Qing.
—¡Jefe! ¡Eres increíble! ¡No mueras delante de un inútil como yo! —
Tang Shiqi rugió con fuerza. Sacó a Hengbo de su espalda y se esforzó
por lanzarlo hacia Xiahou Lian.

Xiahou Lian saltó en el aire y atrapó a Hengbo, sumergiéndose en la


densa multitud como un búho y uniéndose a Tang Shiqi. Los tres
estaban espalda con espalda mientras se enfrentaban a la multitud.
Las comisuras de la boca de Xiahou Lian se engancharon en un arco
feroz.

—¡Gracias, hermano!

—¡Recuerda darme más dinero! —Tang Shiqi se rio.

La multitud se levantó, una tras otra, y los tres cortaron


continuamente. Los miembros cercenados volaban en el aire, y la
sangre salpicaba como una lluvia. El torrente sanguíneo de Xiahou
Lian se hinchó, y su pecho se agitó ferozmente, cada respiración
proporcionando una gran cantidad de aire. Oyó los sonidos de la
carne, la sangre y los huesos desgarrándose, los gritos de los discípulos
justos y el aullido del viento en sus oídos.

La Inclinación de Golondrina seguido por Corte de Luna, después de


Corte de Luna fueron los cortes circulares con un solo sable, y después
de los cortes circulares fue un corte horizontal. Nadie podía resistir la
ofensiva de Xiahou Lian, y pronto abrió un camino sangriento que era
como una cicatriz que goteaba sangre, extendiéndose a través de la
multitud.

Los diversos líderes de las sectas observaron tranquilamente desde


la plataforma elevada, y el líder de la Secta Marea Furiosa del Mar del
Este se revolvió la barba mientras suspiraba.

—¡Qué aterradora habilidad con el sable! Aunque fuera yo, me temo


que tampoco tendría forma de resistir un sable tan feroz.

El líder de la Secta del Sable del Caballero dijo en voz baja:


—Ese es Hengbo. En las manos de la Garuda, bebió toda la sangre, ya
ha aprendido a beber sangre por sí mismo.

Liu Guizang se burló.

—¿Y qué? No importa lo fuerte que sea alguien, no puede resistir a


miles de tropas.

¡Xiahou Lian y los demás seguían luchando!

Cada vez había más enemigos, pero cada vez había menos gente del
submundo. Lao Li, que había dicho antes que su madre había sido
violada por Liu Guizang, gritó y se sumergió en la multitud. Su cuerpo
fue pronto pisado por innumerables pies, y sus sesos se
desprendieron. Tang Shiqi le miró la cabeza aplastada y apretó los
dientes para seguir matando. Sin embargo, cuanto más usaba su
fuerza, más pequeña se volvía, y pronto prácticamente no pudo seguir
el ritmo de Xiahou Lian. Shu Qing también jadeaba, y no se quedó atrás
sólo porque Tang Shigi tiraba de él.

—¡Jefe! ¡No tenemos más gente!

Xiahou Lian abrazó con fuerza a Hengbo. Los tres y los restantes
hermanos del submundo estaban fuertemente rodeados por los
discípulos justos, y ya no había camino que seguir.

—¡Jefe, de verdad que no pensé que fuera a morir junto a ti! —Tang
Shiqi tiró el sable en su mano izquierda y pasó a sostener un sable en
ambas manos, sonriendo agotado. Su rostro estaba cubierto de sangre,
y prácticamente no se podía ver su simpática cara redonda original—.
¡Todavía quería morir en el maldito lecho de una mujer hermosa!

—¡Shiqi! —Xiahou Lian rugió—. ¡No te rindas! ¡Has venido a


salvarme, así que definitivamente te enviaré fuera! ¡Y tú, Shu Qing,
levántate!

Shu Qing sostuvo su sable.


—¡Shige! ¡Si puedes salir, recuerda ayudarme a cuidar de Liu Shao'er!
Y shifu, ¡te lo encomiendo todo a ti!

—¡Vete a la mierda, ocúpate tú mismo de tu gente! —rugió Xiahou


Lian, como un lobo en posición desesperada, blandiendo a Hengbo y
cortando de nuevo el paso a la multitud que se acercaba a toda prisa.

Todo su cuerpo estaba bañado en sangre y sus ojos eran de color


carmesí, tan viciosos como los de un fantasma. Los discípulos
apuntaron las puntas de sus sables hacia Xiahou Lian, pero en realidad
no se atrevieron a dar un paso adelante.

Liu Guizang rugió desde la plataforma alta:

—¡Carguen por mí! ¡Mátenlo!

Los discípulos se miraron, se armaron de valor y volvieron a


levantar sus sables.

Pero en ese momento, un estruendo de cascos de caballo sonó desde


lejos, como si se tratara de profundos y majestuosos tambores
militares golpeados con todas las fuerzas. Los cinco líderes de la secta
se levantaron y miraron sin comprender la distancia.

Era una larga fila de tropas. Todos iban vestidos de negro, llevaban
máscaras blancas y sostenían largos sables en las manos, y salían al
galope del denso bosque como si fueran mareas negras. Los ojos de sus
caballos estaban cubiertos, y sus cascos de hierro salpicaban de polvo
al pisar el suelo. Eran diferentes del grupo desordenado que había
liderado Tang Shiqi; estaban bien entrenados y las filas estaban en
formación ordenada, cortando directamente el campo de batalla
como una flecha negra. Por donde pasaban, los sables largos se
manchaban de sangre y la gente se hundía en los cascos de los caballos,
aplastada en el barro.

—Asesinos de Garan... ¡Tantos, tantos asesinos de Garan! —


murmuró el líder de la Secta del Primer Sable del Cielo.
—Tienen trescientas personas —dijo aterrado el líder de la Secta del
Sable del Caballero.

—¡No! ¡Tienen quinientas personas! —dijo el líder de la secta del


Primer Sable del Cielo.

Algunos decían que un asesino de Garan era un ejército. Entonces,


¡quinientos asesinos de Garan no eran diferentes de miles de tropas!

Vieron cómo los discípulos justos eran rápidamente derribados por


los asesinos de Garan como un amasijo de limo. Los cuellos de
innumerables personas fueron rotos por los sables y la sangre salpicó
como un manantial. Quinientos asesinos de Garan eran como
espíritus Asura malignos que surgían de la nada, segando vidas en el
campo de matanza.

La capa de la persona que los guiaba estaba cubierta de polvo, y


montó el caballo encontrando poca resistencia, corriendo
directamente hacia Xiahou Lian.

Extendió su pálida mano derecha hacia Xiahou Lian. La mano tenía


articulaciones definidas y uñas delicadas y redondas, y los espacios
entre sus dedos estaban limpios.

—Xiahou Lian, ¿no quieres vengarte? ¡Te llevaré!

Montó en el caballo a contraluz, por lo que Xiahou Lian sólo pudo ver
su silueta delgada y alta. De repente tuvo una extraña sensación en su
corazón. Era una confianza infundada, como si ya se hubieran
conocido en una vida pasada y en este mismo momento fuera su
reencuentro a través del tiempo y el espacio después de haber estado
separados durante mucho tiempo. Xiahou Lian puso la mano en su
palma. Su mano estaba un poco helada, pero tenía una calidez
inexplicable.

Xiahou Lian fue subido al caballo por él, y su mano izquierda


sostenía su cintura.
—Siéntate bien —dijo en voz baja—. ¡Vamos a… vengarnos!
Capítulo 48: Afecto mutuo

En el lado sur de la ladera, un hombre vestido de negro observaba


con atención el campo de matanza que se extendía más abajo. Los
asesinos vestidos de negro avanzaban como una marea imparable,
barriendo rápidamente todo a su paso. Los discípulos justos eran
aplastados y devorados sin piedad, cayendo como hileras de tallos de
arroz. Emitió un ligero sonido de sorpresa y le indicó al espía detrás de
él que bajara la ballesta que sostenía en sus manos. La mira de la
ballesta estaba apuntando a Liu Guizang en la plataforma alta.

—Resulta que este mocoso Xiao Lian tiene refuerzos. —El hombre de
negro se rio. Una capucha cubría su rostro, revelando únicamente un
fino bigote sobre sus labios que se agitaban ligeramente con su risa—.
Nosotros, los vejestorios, deberíamos retirarnos. Este campo de
batalla pertenece a esos jóvenes.

Tang Shiqi quedó boquiabierto al ver a esos asesinos de Garan que


descendían del cielo.

—Maldición, tener un padre es diferente. Mira, ¡debe haber


convocado a todos los espías del sudoeste de Garan a Liuzhou! —le
murmuró a Shu Qing.

—No... ¡No, no lo ha hecho! —Shu Qing miró fijamente a un asesino


que se agachó y levantó su sable, cortando a dos discípulos justos con
un solo movimiento—. ¡No son de Garan, no están usando las técnicas
de sable de Garan!

Tang Shigi se quedó atónito y preguntó:

—Si no son de Garan, entonces.... ¿quiénes son?


La marea furiosa vestida de negro se abrió un camino, sumergiendo
a los discípulos justos como si destruyeran ramas secas y maleza.
Llevando a Xiahou Lian, el asesino corrió sin titubear hacia la
plataforma elevada.

Los líderes de todas las sectas se miraron entre sí, sintiendo un


temor palpable en el fondo de sus corazones. Pero estaban en la
plataforma elevada, con el campo de batalla extendiéndose ante ellos,
dónde carne y sangre volaban en todas direcciones, mientras que
detrás se alzaba una alta montaña. ¡Sin opción de retirarse, solo les
quedaba enfrentarse a ellos directamente!

Cuando estaban cerca de la plataforma alta, el asesino detuvo el


caballo y dijo:

—¡Ve!

Desmontó del caballo y sacó un sable largo de hoja estrecha del


costado del caballo. La hoja, brillante como la plata, reflejaba la luz del
sol y salía de la vaina como el mercurio. Era un sable que había sido
forjado con una artesanía extremadamente exquisita, pero los
patrones de la empuñadura y la vaina habían sido pulidos a propósito
para que no se pudiera identificar su procedencia. Xiahou Lian
comprendió inmediatamente que esta persona estaba ocultando su
propia identidad.

Pero no tuvo tiempo de pensar. También desmontó el caballo, sujetó


a Hengbo entre los codos y luego lo sacó con fiereza. Las manchas de
sangre se limpiaron, revelando la reluciente hoja de Hengbo. Los dos
sostenían sus sables uno al lado del otro como espíritus malignos que
se habían arrastrado desde el abismo del infierno, caminando hacia la
plataforma alta con una intención asesina hirviente.

Dos personas desmontaron sus caballos y bajaron la cabeza,


arrodillándose ante la alta plataforma para servirles de escalera. Los
pasos de Xiahou Lian y de la otra persona se hicieron cada vez más
rápidos, convirtiéndose en una carrera al final. Su respiración se
ajustó instantáneamente a la mejor forma, y entonces se subieron con
todas sus fuerzas a los hombros de los asesinos, ¡saltando a la alta
plataforma!

—Liu Guizang es mío. ¡No interfieras! —gritó Xiahou Lian.

—¡Lo sé! —El asesino bloqueó un tajo que venía del líder de la secta
del Primer Sable del Cielo y lo apartó de una patada feroz.

Xiahou Lian blandió a Hengbo. Hengbo aulló mientras creaba un


viento, y mordió la espada de Liu Guizang como si abriera los
colmillos. Los dos estaban sable con sable, cara a cara, y podían oír la
respiración del otro.

—¡Persona de apellido Liu, hoy es la fecha de su muerte!

—¡Xiahou Lian, bueno para nada! ¡No puedes matarme! —rugió Liu
Guizang. Su barba canosa era frenética y caótica, como un león
furioso. Sus sables chocaban continuamente, se separaban y volvían a
chocar. Chispas deslumbrantes volaron por todos lados, y las partes
entre sus pulgares y dedos índices se dividieron después de algunas
colisiones.

Mientras la batalla de Xiahou Lian y Liu Guizang estaba en pleno


apogeo, los otros líderes de la secta se habían unido para asediar al
asesino como si estuvieran en comunicación tácita. Sin embargo,
descubrieron que las técnicas de sable de este asesino eran como un
fantasma y en realidad eran aún más difíciles de manejar que las de
Xiahou Lian. El impulso de su sable cambiaba y era impredecible. No
había forma de seguirle el ritmo y mucho menos de predecirlo.
Cuando el líder de la secta del Sable del Caballero levantó su sable,
queriendo romper su golpe frontal, ese sable se movió alrededor del
suyo como una serpiente venenosa y le mordió el brazo.

¡Aterrador, aterrador! Los corazones de los líderes de la secta se


enfriaron, y cuando sus sables chocaron, uno de ellos hizo contacto sin
querer con el ojo del asesino. Al instante fue como si un trozo de hielo
estuviera dentro de su corazón. Eran ojos como los de un fantasma de
montaña, congelados con una triste escarcha que eternamente no se
derretía. Si se decía que Xiahou Lian era una llama fuerte, ¡entonces
este era un hielo solitario y frío!

Pero, al fin y al cabo, ¡tenían cinco personas! Intercambiaron


miradas significativas y cambiaron rápidamente de posición,
lanzando una interminable ofensiva de golpes circulares. Se trataba de
una formación de sable. Había una persona en cada dirección del
asesino, así que aunque tuviera tres cabezas y seis brazos, ¡no había
forma de que pudiera cuidar todos sus puntos débiles! Pronto, la
ofensiva del asesino se ralentizó, y un dolor agudo y escaldado surgió
de su espalda. El asesino se tambaleó un par de veces y dio una rápida
voltereta para esquivar un fatal golpe vertical.

Al ver la situación, Xiahou Lian renunció inmediatamente a


enredarse con Liu Guizang y se giró rápidamente para ayudarle.

Los dos estaban hombro con hombro, muy juntos. Xiahou Lian
preguntó:

—Hermano, estás bien, ¿verdad?

—Una herida menor. —El asesino apretó los dientes.

—Oye, hermano, ¿todavía no me has dicho exactamente quién eres?

—¿Yo? —El asesino miró profundamente a Xiahou Lian y dejó


escapar una risa baja, blandiendo su sable y amputando un brazo del
líder de la secta—. ¡Xiahou Lian, soy tu salvador!

Xiahou Lian se quedó atónito, y una respuesta surgió vívidamente


en su corazón.

¿Pero cómo era posible? Ya habían estado separados durante siete


años enteros, y el tiempo de siete años era suficiente para que todo
fuera irreconocible. Aunque quisiera venir a salvarlo, estaba muy lejos
en la capital. ¿Cómo podría haber venido de la capital a Liuzhou, que
estaba a miles de millas, en unos pocos días?

Mientras blandía su sable, pensó en aquel joven que estaba tan triste
como un ganso cisne solitario.

De alguna manera, la alta figura del asesino gradualmente se fundió


con la espalda de aquel joven. Compartían el mismo aislamiento, la
misma tenacidad y la misma indomabilidad. Aunque nunca había
luchado hombro con hombro con este asesino, parecía como si se
conocieran íntimamente, coordinándose a la perfección. Cuando él
bloqueó un sable de trueno del líder de la secta Marea Furiosa, una
cuchilla detrás de él se hundió de inmediato en el abdomen del líder. Y
cuando el asesino resistió un corte de nubes giratorias del Sable del
Caballero, él giró su sable hacia delante y cortó la cabeza del Sable del
Caballero.

Xiahou Lian frunció los labios con fuerza. Ese extraño sentimiento
surgió una vez más, fluyendo silenciosamente en su corazón.

¿Pero cómo era eso posible? ¡En solo unos pocos días Shen Jue no
tenía forma de venir aquí de todos modos! Xiahou Lian sacudió la
cabeza enérgicamente y dejó de pensar en ello, dedicándose a luchar
de nuevo.

Poco después, todos los líderes de la secta cayeron al suelo, uno tras
otro, dejando sólo a Liu Guizang con un sable y de pie.

La expresión de Liu Guizang era solemne mientras miraba con


incredulidad el suelo cubierto de sangre. Estos líderes de la secta
habían muerto, así que el camino justo estaba a punto de terminar.

El asesino guardó su sable y aguardó en silencio a un lado. Xiahou


Lian le hizo un gesto de asentimiento y tomó su sable, avanzando
hacia Liu Guizang. No notó las manos ligeramente temblorosas a los
lados del cuerpo del asesino. En realidad, ya estaba al final de su
cuerda, y una profunda fatiga se apoderaba de su cuerpo entero, así
que aunque quisiera ayudar a Xiahou Lian a acabar con Liu Guizang,
su fuerza no estaría a la altura de sus ambiciones.

—Oye, Cornudo Liu, tu muerte es inminente, ¿qué más quieres


decir? —Xiahou Lian utilizó su manga para limpiar a Hengbo. La hoja
reflejó la luz del sol y brilló en el suelo, balanceándose.

—Xiahou Lian, ¿quieres oírme pedir clemencia? —Liu Guizang


sonrió fríamente, con un brillo feroz como el de un tigre y un leopardo
escondidos en sus ojos—. Sigue soñando. Soy el sucesor del Sable
Militar del Clan Qi, ¡así que cómo voy a pedir clemencia a un villano
como tú! —Se dio la vuelta y contempló el campo de matanza bajo la
plataforma elevada. Los discípulos justos estaban muertos y heridos,
prácticamente aniquilados por completo. Asesinos vestidos de negro
cabalgaban a caballo, merodeando por el campo de matanza, y en sus
ojos surgió una tristeza desoladora.

»¿Venganza? Xiahou Lian, siempre has dicho que querías vengarte


de mí, pero ¿sabías que mi shifu, el tercer sucesor de la generación del
Sable del Clan Qi, murió a manos de tu madre? ¡Matarla también fue
una forma de vengar la muerte de mi shifu! Ese día también había un
sol radiante como este. Mi shifu ya era anciano, y su esposa se arrodilló
en el suelo rogándole a la Garuda que le perdonara la vida. Pero tu
madre no tuvo piedad alguna. Su sable cayó al levantar la mano, y puso
la cabeza de mi maestro en una bolsa. Los asesinos como tú tienen
deudas de sangre atroces, y sus cuerpos deberían ser separados de sus
cabezas, ¡muriendo sin tumba!

Xiahou Lian guardó silencio por un momento y, de repente, soltó


una breve risa.

—Nuestras deudas de sangre son atroces, pero ¿crees que estás


limpio? Persona cuyo apellido es Liu, ¿no sabes cuánta sangre tienes
en tus manos? Si creas un karma de asesinato, serás asesinado en
retribución. Aquellos que empuñan sables serán muertos por sables.
Tu shifu tuvo su retribución, mi madre la suya, tú ya tuviste la tuya, y
yo también tendré la mía. Las opciones que este mundo deja a la gente
son escasas. Desde el momento en que tu shifu levantó un sable y mató
a la primera persona, hemos estado en una lucha sin fin.

Liu Guizang se quedó atónito por un momento, pero luego también


soltó una risa.

—Mi mayor deseo en la vida era que el Sable del Clan Qi se alzara con
orgullo en el mundo de las artes marciales, pasándose de generación
en generación sin cesar. Pero ahora parece que eso no será posible.
Bueno, no importa si las armas infames no son heredadas. ¡Ven,
Xiahou Lian! ¡Esta batalla es solo entre tú y yo!

En las manos de Xiahou Lian, Hengbo se agitó bruscamente, y la


espada reflejó la luz del sol, brillando intensamente. ¡Una feroz
intención asesina aulló y se acercó con el viento! Xiahou Lian corrió
bruscamente hacia Liu Guizang, y el suelo de la alta plataforma tembló
violentamente bajo sus pies. Las mangas de sus ropas blancas de
presidiario ondearon al viento como alas de polilla, ¡y Hengbo llegó de
frente!

Liu Guizang sostuvo su sable y miró directamente a la luz del sable


de Hengbo que era como la luna en el agua. Su rostro se tensó hasta
convertirse en una escultura de hielo, y su aliento surgió en su pecho
como un trueno. Sin embargo, de repente soltó el sable japonés que
tenía en la mano y éste cayó al suelo con un estruendo. Cerró los ojos
y se encontró con la inigualable punta afilada de Hengbo. La punta del
sable le atravesó el pecho, brotó sangre ardiente y él se desplomó como
una montaña.

Xiahou Lian estaba aturdido, todavía sosteniendo a Hengbo. El


pecho de Liu Guizang se agitó violentamente y estiró la mano,
sujetando con fuerza el hombro de Xiahou Lian.

—Xiahou Lian, ¿crees que... matarme se considera una venganza...?


—Liu Guizang se rio fríamente—. ¡Estás equivocado... equivocado! ¡Tu
enemigo está en Garan!
—¡¿Qué quieres decir?! —Como si un trueno hubiera golpeado la
parte superior de su frente, Xiahou Lian se quedó atónito en el acto.

—¡Tu retribución llegará pronto! —Liu Guizang levantó su cuello,


escupió su último bocado de sangre y su mano cayó del hombro de
Xiahou Lian. Se quedó completamente en silencio.

—¡¿Qué quieres decir?! ¡Dilo claramente! ¡Dímelo claramente! —


Xiahou Lian sacudió el cadáver de Liu Guizang que poco a poco se iba
volviendo gélido. Los ojos sin vida de Liu Guizang estaban muy
abiertos, como si estuviera ridiculizando la ignorancia de Xiahou Lian.

«¿En Garan? ¿Qué quería decir Liu Guizang?» Xiahou Lian tenía un
fuerte dolor de cabeza.

—¿Eres tonto? —El asesino habló desde detrás de él—. Garan tiene
un topo, y me temo que su respaldo no es pequeño.

—¡Lo sé! —Xiahou Lian miró hacia atrás. El asesino estaba sentado
en una silla y descansando, con su sable colocado sobre sus rodillas.

—Yo solo…

—¿No te atreves a creerlo? —El asesino se rio—. ¿Qué es lo que no


hay que creer? El mundo bulle cuando viene el beneficio, y el mundo
bulle cuando se va el beneficio. Si es rentable, traicionar a los amigos y
parientes no es un asunto difícil, y mucho menos a los colegas…

—Entonces, ¿qué beneficio obtienes al salvarme? —Xiahou Lian lo


miró con suspicacia—. Hermano, ¿quién eres exactamente?

El asesino cerró la boca.

Un asesino de abajo se precipitó a la plataforma y gritó:

—¡Jefe, vienen soldados!

—Jefe, los soldados se acercan, ¿has terminado ya? Retirémonos


rápidamente. —Tang Shiqi también rugió hacia ellos. El asesino saltó
de la plataforma, montó en su caballo e hizo un gesto. Unos cuantos
asesinos bajaron de sus propios caballos y montaron los de sus
colegas.

—Les dejaré estos caballos a todos ustedes. —El asesino sujetó las
riendas—. Xiahou Lian, cuida bien de tu vida.

—¡Oye, todavía no me has dicho quién eres! —Xiahou Lian le gritó.

El asesino lo ignoró y se alejó de la gente, dejando sólo a la vista su


espalda.

Xiahou Lian gritó con fuerza:

—¡Joven maestro! ¡Joven maestro! ¡Que se joda tú tío287, eres tú!

El asesino no miró hacia atrás, y las tropas entraron en el denso


bosque de forma ordenada. En un instante, sólo quedó el suelo
cubierto de cadáveres y el lúgubre susurro del viento en el campo.

Xiahou Lian saltó de la alta plataforma y agarró el cuello de Shu


Qing, preguntando:

—¿Cuánto tiempo estuve encerrado?

—Exactamente diecisiete días. —Shu Qing luchó por salir de sus


manos—. Shige, ¿quiénes eran exactamente esas personas? ¿Tus
amigos? ¿Por qué se disfrazaron de nuestra gente?

—¿No has oído que el jefe acaba de llamar a esa persona joven
maestro. —El rostro de Tang Shiqi se llenó de picardía—. Jefe, dinos
honestamente, ¿dependes de un poderoso joven maestro? Realmente
no está mal, ¡eres más prometedor que yo!

Xiahou Lian estaba confundido y molesto. Resulta que había estado


encerrado durante diecisiete días, pero desde la capital hasta Liuzhou
había más de tres mil kilómetros, y además tenían que atravesar dos

287
Un insulto común.
grandes montañas, por lo que diecisiete días no eran suficientes en
absoluto. Por no hablar de que las técnicas de sable de esa persona
habían sido como un fantasma, y él nunca las había oído ni visto antes.
Si era el joven maestro, entonces debería haber estado usando el sable
Garan que le había enseñado.

«¡¿Exactamente quién demonios era ese?! Y ese cornudo de Liu


Guizang que no hablaba claro, ¡que se joda!». Xiahou Lian se subió a un
caballo, ignoró el parloteo de Tang Shiqi y Shu Qing por detrás de él, y
eligió al azar un camino, corriendo hacia adelante.

Detrás de él, en lo profundo del denso bosque, el asesino cabalgaba


en su caballo y observaba de lejos su espalda. Luego, se quitó la sencilla
máscara de porcelana, mostrando unas mejillas pálidas. Shen Jue dejó
escapar unos cuantos toses, y bajo sus ojos se reflejaba un tono azul
oscuro de agotamiento difícil de ocultar.

Los soldados de caballería del Depósito Oriental288 se quitaron sus


ropas negras, revelando túnicas de yesa tejidas con hilo de oro
bordado.

—Gobernador, está usted herido —le recordó un soldado de


caballería.

Justo después de decir esto, la figura de Shen Jue se estremeció, y de


repente cayó de cabeza de su caballo. Los soldados de caballería se
sorprendieron y gritaron «gobernador» mientras se apresuraban a
desmontar sus caballos y sostenían al inconsciente Shen Jue.

288
Concretamente aquellos de la Guardia del Uniforme Bordado que se encargan de arrestar a la gente.
Situ Jin entró en el patio trasero del yamen del Depósito Oriental de
Liuzhou. El eunuco a cargo289 de Liuzhou, Yu Xianru, ya estaba
esperando bajo el alero y caminaba de un lado a otro con las manos
entrelazadas a la espalda, y su rostro estaba muy ansioso. Cuando
levantó los ojos y vio a Situ Jin, fue como si hubiera visto a su propia
madre, y se acercó a él con un rostro lleno de alegría.

—¡Ah, Comandante de Batallón Situ, por fin estás aquí! —Yu Xianru
siguió cada uno de sus pasos mientras seguía a Situ Jin—. Ah, hablando
de este gobernador, ni siquiera saludó y de repente apareció con un
«puf». Ni siquiera tuvo tiempo de tomar un sorbo de té antes de
ordenar a quinientos subalternos, ir a toda prisa a las afueras y matar
a Liu Guizang. ¡Me ha asustado! ¡Ah, dime! ¿E… exactamente qué está
pasando?

Situ Jin lo miró con frialdad.

Cuando Yu Xianru vio la expresión en los ojos de Situ Jin, su corazón


se aceleró y se agitó al instante. Tartamudeó mientras preguntaba:

—Comandante de Batallón Situ... el gobernador hizo un viaje


urgente por la noche y se apresuró a llegar a Liuzhou sin parar, y he
oído que sólo durmió cuatro horas cada día en el camino. ¿Podría ser...
podría ser que estuviera siguiendo órdenes de ese superior?

Situ Jin se detuvo y preguntó sin responder:

—Si no lo fuera, ¿qué crees?

Yu Xianru se había mezclado con el Depósito Oriental durante


muchos años, por lo que naturalmente conocía las actividades turbias
en él. Se asustó al instante y dijo apresuradamente: —¡Estaba
confundido! ¡Estaba confundido! —La puerta del yamen hizo ruido de
repente, y un grupo de subalternos que llevaban caja tras caja

289
Zhangban (掌班), cargo en el Depósito Oriental que depende del comandante del batallón (qianhu, 千户) y
del comandante de la compañía (baihu, 百户), que dependen del gobernador (duzhu, 督主).
entraron, colocándolas en el patio del Depósito Oriental. La mente de
Yu Xianru estaba en blanco, y señaló aquellas cajas, preguntando a
Situ Jin—: ¿Qué... qué es esto?

—Fueron tomados de la casa de Liu Guizang. —Situ Jin entró en el


patio y levantó una tapa, y en su interior había Sables Militares del
Clan Qi pulcramente apilados—. Hace medio mes, llegó una nota al
yamen de la capital diciendo que Liu Guizang tenía intención de
rebelarse. La asamblea para la decapitación del Fantasma sin Nombre
en Liuzhou era falsa, pero la reunión de Liu Guizang con sus cómplices
para rebelarse era real. El gobernador tomó una pronta decisión y
recorrió miles de kilómetros para estrangular este complot en su cuna.

—Entonces... entonces debió entregar el mensaje a los guardias de


Liuzhou y hacer que los soldados lo arrestaran. ¿Cómo... cómo es
que…? —Toda la vida de Yu Xianru había sido tranquila, y nunca se
había encontrado con un asunto tan grande como éste. Se limpió el
sudor de la cara—. Y Liu Guizang está en el círculo de las artes
marciales y abrió escuelas de artes marciales, así que tener algunos
sables, lanzas y garrotes en su casa también es razonable…

Situ Jin levantó la tapa de la última caja, revelando los brillantes


cañones de mano290 que había dentro.

—¿Tener cañones de mano también es razonable? —Tomó uno de


los cañones de mano y lo sopesó en su mano—. Cañón de Máquina
Divina de Cinco Truenos291. La corte imperial ordena que está
prohibido que la gente posea armas de fuego en privado. Este traidor
cometió este crimen a sabiendas, ¿cuál es la razón?

Al ver el cañón de mano, Yu Xianru se quedó completamente


boquiabierto y se apresuró a decir:

290
Los cañones de mano son las primeras armas de fuego.
291
五雷神机铳, un tipo de cañón de mano de finales de la dinastía Ming que tenía cinco cañones.
—Comandante Situ, yo... ¡no sabía nada de esto! ¡Ese traidor
realmente poseía armas de fuego en privado! Es realmente culpable y
merece morir diez mil veces. Afortunadamente, el gobernador llegó a
tiempo, de lo contrario, ¡nuestro Liuzhou estaría sumido en la miseria
y el sufrimiento!

—En cuanto al motivo por el que el gobernador vino aquí en lugar de


enviar una denuncia oficial a Liuzhou —dijo Situ Jin con
indiferencia—, ¿cuánta plata has recolectando de Liu Guizang? En ese
momento, si hubieran sido los guardias de Liuzhou en lugar del
gobernador los que se hubieran llevado los libros de cuentas de Liu
Guizang, me temo que te sería difícil evadir la culpa. El gobernador se
disfrazó de un asesino de Garan y ocultó su identidad porque no quería
que el asunto de la traición de Liu Guizang causara un gran escándalo,
se difundiera y sacudiera los corazones de la gente sin razón.

Como si un trueno hubiera estallado en la mente de Yu Xianru, sus


piernas temblaron de miedo, casi a punto de arrodillarse. Se quedó
brevemente aturdido y luego se dio cuenta de que el gobernador había
salvado su mísera vida. Sus ojos se enrojecieron al instante y se
arrodilló en el suelo con un golpe, adorando una y otra vez.

—¡Gracias al gobernador por salvarme la vida! ¡Gracias al


gobernador por salvarme la vida!

Al ver su aspecto, Situ Jin sacudió la cabeza, lo ignoró y se dirigió a


la habitación lateral del fondo. Atravesó el vestíbulo y luego caminó
por un pasillo sinuoso durante una distancia del tiro de una flecha.
Cubierta por el bosque, se asomó la puerta pintada de rojo de la
habitación.

—Gobernador, los asuntos han sido resueltos según sus


instrucciones. —Situ Jin bajó la cabeza y se quedó junto a la puerta—.
Todo el mundo en el Depósito Oriental cree en el asunto de la rebelión
de Liu Guizang.
—Muy bien, pasa. —Una voz astringente y ronca llegó desde el
interior de la habitación.

Situ Jin entró por la puerta. Aquella persona reposaba medio


tumbada en un diván arhat292, su larga cabellera caía como tinta en el
interior de la cortina, decorada con los Ocho Inmortales293. Vestía
solamente prendas interiores blancas, con el cuello desabrochado,
dejando entrever ligeramente las vendas que cubrían su cuerpo. Sin
dirigir la mirada a Situ Jin, abrió la ventana y se quedó mirando las
flores de cleome fuera. Esas flores habían florecido en racimos, como
el humo y la neblina, como un sueño.

—¿Qué palabras te dijo Wei De que trajeras? —Shen Jue dijo con
indiferencia.

—El gobernador abandonó su puesto y se fue sin despedirse, por lo


que el Eunuco Wei está furioso. —Situ Jin bajó los ojos y dijo—: Él dijo
que está agobiado por una enfermedad crónica, que no le quedará
mucho tiempo, y que debes volver a palacio. O si no…

—¿O si no? —La mirada de Shen Jue se extendió, tan desolada como
la escarcha y la nieve.

—O si no, vuelve al frío palacio, barre los patios y no vuelvas a entrar


en la Dirección de Ritos por el resto de tu vida.

—Ya veo. —Shen Jue se sentó—. En ese caso, partamos mañana.

—Sí. —Situ Jin inclinó la cabeza pero no se fue, así que Shen Jue lo
miró—. Gobernador, si se me permite el atrevimiento. Este viaje no era
para matar a Liu Guizang, sino para salvar al Fantasma sin Nombre.
Ese Fantasma Sin Nombre era el Eunuco Si Xi en su momento,
¿verdad?

—Situ Jin, hablas demasiado.

292
Un tipo de sofá cama tradicional. Imagen de referencia.
293
Un grupo de inmortales legendarios en la mitología china.
—La noche en que la antigua noble consorte fue asesinada, usted
una vez arriesgó su vida y se coló en la Oficina Médica Imperial para
robar medicinas para su compañero de habitación enfermo. Más
tarde, me enteré de que su compañero de habitación, el Eunuco Si Xi,
escapó del palacio y no ha sido encontrado hasta ahora. Él no era Si Xi,
sino un asesino herido.

—Situ Jin, no sabía que fueras tan entrometido. —La mirada que le
lanzó Shen Jue no tenía temperatura.

Situ Jin dijo en voz baja:

—En su momento, dijo que era la persona que mejor lo trataba en el


mundo. Por él, no dudó en arriesgar su propia vida una y otra vez,
dejando de lado la vida y la muerte. En ese caso, ¿por qué no aprovechó
directamente esta oportunidad para llevárselo? Un lugar como Garan
es un pozo de fuego.

—Has pasado mucho tiempo con una mujer, ¿también te has vuelto
más hablador? —Shen Jue dijo con impaciencia—. ¡Vete!

Situ Jin saludó con las manos juntas y dijo:

—Ya he enviado en secreto a gente para que los saque a salvo de la


ciudad, así que no tiene que preocuparse. Me disculpo ahora, y espero
que se cuide, Gobernador. —Situ Jin retrocedió unos pasos y se dio la
vuelta, saliendo por la puerta.

Shen Jue permaneció en silencio y no emitió ningún sonido. Sólo


cuando Situ Jin se alejó, se levantó y contempló las flores cleoma que
había fuera de la ventana, tan hermosas como los fuegos artificiales.

—Todavía no es el momento. El antídoto para Mediados de Julio no


ha sido desarrollado, y Wei De no ha muerto. Apenas puedo
protegerme yo, así que ¿cómo... cómo puedo protegerlo a él?

Recordó el cálido cuerpo de Xiahou Lian que había estado apretado


detrás de él aquel día en el caballo. En siete años, esa había sido la
primera vez que los dos habían estado tan cerca. Prácticamente se
habían dedicado el uno al otro y tenían el mismo corazón y la misma
mente. Una leve sonrisa surgió en sus labios, y Shen Jue alargó la mano
para pinchar un delicado pétalo que se había extendido hasta la
ventana. Dijo con voz ronca:

—A-Lian, espera por mí.


Capítulo 49: Cenizas después del desastre

Ministerio de Ritos, sala interior de deberes.

Con un «paf», una palma de la mano abofeteó ferozmente su mejilla,


y una huella roja se añadió instantáneamente a su cara como si fuera
maquillaje residual. Era como si Shen Jue no pudiera sentir el dolor.
Sin quejarse, solo dijo «Padrino, por favor, cálmese», mientras se
arrodillaba apresuradamente en el suelo. Su frente tocaba el piso, y un
frescor helado emanaba de los azulejos decorados como hielo
agrietado, extendiéndose hasta sus huesos y extremidades.

—¡Shen Jue, tienes mucho valor! —Wei De caminaba de un lado a


otro, tan enfadado que toda su cara estaba enrojecida—. ¡Tus alas
están endurecidas y ya no puedo controlarte! ¡Ni siquiera te tomaste
la molestia de comunicarte y te fuiste de la capital en secreto, te
llevaste a tus subalternos y mataste a Liu Guizang! Aunque ese
individuo llamado Liu fuera un rebelde en el mundo de las artes
marciales, recibía muchos regalos de él cada año, así que le prometí
que el Depósito Oriental no interferiría en los asuntos del mundo de
las artes marciales. Pero tú, ¡tan pronto como me doy la vuelta, me
golpeas en la cara!

—¡Padrino, por favor, escuche mi explicación! —Shen Jue avanzó


unos pasos de rodillas y se inclinó mientras hablaba—. ¡Hace un mes,
el Depósito Oriental recibió un informe secreto de Liuzhou que
advertía que Liu Guizang estaba planeando convocar a todos los
círculos de artes marciales con la intención de rebelarse! ¡No me atreví
a perder ni un momento y realicé un viaje urgente durante la noche
para arrestarlo!

Wei De se rio repetidamente con frialdad, y su rostro marchito se


arrugó, capa sobre capa, como la corteza de un árbol viejo.
—¿Qué, se supone que debo agradecerte? ¿También se supone que
debo ayudarte a pedir méritos y recompensas a su majestad? ¡Shen Jue,
bastardo! —Cuanto más hablaba Wei De, más enojado se ponía. Dio un
paso adelante y utilizó toda su fuerza para propinarle una patada a
Shen Jue. Este cayó al suelo, y el sombrero de gasa negra con hilos
dorados que llevaba en la cabeza rodó por el suelo. Shen Jue lo recogió
y se lo puso, luego volvió a arrodillarse en su lugar original de manera
dócil.

—¡Qué rebelión, qué cañones de mano, no creas que no conozco esas


intromisiones tuyas! —Wei De se bebió varias tazas de té seguidas y
señaló a Shen Jue, mientras lo regañaba—. ¿Fuiste tú quien filtró el
escándalo del adulterio de la esposa principal de Liu Guizang hace
unos días? ¿Exactamente qué rencor personal tienes contra él? Bueno,
eso podría haber estado bien, desahogar tu ira no sería gran cosa.
Pensé que eras alguien astuto, que no dejarías que un asunto personal
perturbara tu juicio. ¡Pero mira ahora, el respetable gobernador del
Depósito Oriental de repente se fue a Liuzhou sin que nadie se enterara
y mató a Liu Guizang! ¡Si este asunto se divulga en la corte y lo saben
esos pedantes literatos, qué quieres que haga yo!

—Padrino, Liu Guizang ofrece un tributo cada año, y si una persona


que se lo propone quiere investigar, ¡seguro que lo sabrá! Es realmente
inapropiado que usted proteja a un rebelde del mundo de las artes
marciales. El mes pasado, los espías del Depósito Oriental informaron
que habían descubierto a los sirvientes del censor en jefe izquierdo
Meng Jian en Liuzhou, y me temo que estaban investigando este
asunto. Aunque me vengué por un rencor personal, ¡también antepuse
su seguridad!

»Piense que Liu Guizang invitó a los círculos de artes marciales de


todo el mundo a la asamblea de decapitación, así que ¿qué clase de
críticas subliminales habrían escrito esos grandes maestros de las
protestas? Incluso si Liu Guizang no tenía pensamientos de rebelión,
si llegaba a oídos de su majestad, definitivamente no podría escapar al
nombre de traición contra el mundo de las artes marciales. Además,
me preocupaba que la noticia fuera errónea, así que me disfrace a
propósito de asesino de Garan, y nadie sabe que fue hecho por el
Depósito Oriental. Actué de forma imprudente y debería ser castigado.
Por favor, cálmese, padrino.

Shen Jue volvió a hacer una reverencia, y el lado de su frente bajo la


redecilla se magulló, revelando pronto un poco de rojo e imprimiendo
una mancha de sangre del tamaño de la punta de una aguja en las
baldosas del suelo.

—¡No creo que tengas el más mínimo arrepentimiento! —Wei De


seguía impasible. Se sentó en un trono de trazos negros y dorados,
bajando los ojos para mirar a Shen Jue en el suelo. Aunque Shen Jue
estaba arrodillado, su espalda seguía perfectamente recta, como un
bambú solitario en el viento que sopla. Wei De frunció el ceño
imperceptiblemente y dijo con pereza—: Niño, siempre has tenido
grandes ideas y ya no puedo controlarte. Olvídalo, soy viejo, así que no
tengo tanto tiempo para discutir con ustedes, monos. Shen Jue, recoge
tus cosas y vuelve al Palacio Frío.

Shen Jue no se movió, como si se hubiera quedado fijo donde estaba.


Sólo después de un largo rato, se levantó y saludó adecuadamente a
Wei De.

—Soy incompetente. Aunque he estado a su lado estos últimos años,


no he podido compartir sus preocupaciones y cargas. En el futuro, no
podré atenderlo, padrino, así que espero que se cuide y que su salud no
se vea arrastrada por los asuntos de la corte imperial. Meng Jian es
demasiado ambicioso, así que espero que tenga cuidado. Que esté
seguro y sano, padrino. ¡Yo... me retiro!

La mano de Wei De que sostenía una taza de té tembló, y un poco de


espuma de té salpicó, mojando los pitones bordados en la rodilla de su
túnica. Se quedó sentado y no se movió. Cuando vio que Shen Jue
bajaba ligeramente la cabeza, con el rostro apenado, y retrocedía sobre
sus rodillas, a punto de levantarse e irse, inconscientemente alargó la
mano y gritó:

—¡Espera!

Shen Jue se sorprendió y detuvo sus movimientos.

En ese momento, una ráfaga de pasos sonó por debajo de las celosías
de la ventana, y un pequeño eunuco dijo desde afuera:

—Eunuco Wei, su majestad le pide que venga.

Wei De se quedó atónito. Se levantó apresuradamente y se acercó a


la ventana, preguntando:

—¿Sabes por qué me convoca su majestad?

—No lo sé. —El pequeño eunuco dudó un rato y dijo—: Pero la


expresión de su majestad no parece muy buena.

Wei De miró a Shen Jue y dijo dudoso:

—¿Va a preguntar por el asunto de que mataste a Liu Guizang?

Shen Jue negó con la cabeza.

—Actualmente, nadie sabe que lo hice. Sin embargo… —Shen Jue se


sacó de la manga un memorial al trono y se lo dio a Wei De—. De
camino, lea este memorial al trono con atención. Quizás pueda
convertir el peligro en seguridad.

Wei De tomó el memorial al trono con desconfianza e


incertidumbre. Miró a Shen Jue durante un largo rato antes de
sacudirse las mangas y salir por las puertas.

No vio que en las sombras, la tristeza del rostro de Shen Jue se había
desprendido, poco a poco, como la pintura dorada moteada de un
incensario de cobre. Al final, su rostro volvió a ser indiferente, sin
pena y sin alegría.
Wei De se inclinó al entrar en el Salón Zhaoren294. El Salón Zhaoren
era el lugar donde el emperador leía los libros y escribía las
instrucciones de los memoriales al trono. A lo largo de la pared, había
una fila de estanterías tan altas como una persona, densamente
repletas de libros con tapas azules y negras. El emperador no era un
buen lector, por lo que en los libros había varias obras eróticas que los
forasteros no conocían. Había un escritorio plano de palisandro con
algunos memoriales al trono y documentos apilados sobre él. Cuando
el emperador arrojaba uno casualmente, alguien lo ordenaba de
inmediato.

El emperador estaba sentado en una silla con respaldo, y su


expresión era bastante desagradable. El pequeño eunuco que estaba a
su lado le guiñó un ojo para hacerle una señal a Wei De, y éste se sintió
un poco incómodo mientras temblaba y se inclinaba. Normalmente,
el emperador lo ayudaba a levantarse, pero hoy, sin precedentes, no
hizo ningún ruido y lo dejó terminar el conjunto de protocolos de
adoración antes de lanzar un memorial al trono a los pies de Wei De.

—Léelo tú mismo.

Wei De recogió el memorial al trono. Cuanto más leía, más se


asustaba, y un sudor frío corría por su espalda. Antes de terminar de
leer el memorial, Wei De ya había llorado y se había arrojado al suelo.
Se arrastró hasta los pies del emperador y le dijo:

—¡Su majestad, juzguelo claramente! No tengo nada que ver con ese
molesto Liu Guizang, ¡ese Meng Jian me está atacando sin
fundamento! Qué tributos anuales, qué regalos de boda, ¡son cosas
inventadas! He servido a su majestad durante toda mi vida, ¿no sabe
qué clase de persona soy? Tengo un valor tan pequeño como la punta

294
Lit. Salón de la Benevolencia Manifestada.
de una aguja, ¡así que cómo podría atreverme a enredarme con esa
gente del mundo de las artes marciales que lucha y mata!

—La familia de Meng Aiqing ha sido leal durante generaciones, así


que ¿por qué te inculparían por el crimen de confabular con una
facción rebelde del mundo de las artes marciales sin ninguna razón?
Sus sirvientes vieron personalmente a tu subordinado Qian Zhengde
y a esa persona cuyo nombre es Liu... Liu Algo comiendo, bebiendo y
festejando juntos. —El emperador estaba tan enfadado que
prácticamente no podía hablar—. ¡Viejo Compañero295, estás
confundido! —El emperador señaló los memoriales sobre el escritorio
y dijo—: ¡Mira, todos estos son memoriales que te denuncian y
exponen! El viceministro del Tribunal de Revisión Judicial Zuo
Lanjiang, el Canciller de la Academia Hanlin He Siming, el Ministro de
Justicia Ye Zhi, ¡e incluso Dai Shengyan, el señor Dai, que se retiró
debido a la vejez y regresó a su casa! Dai Shengyan ha sido honesto y
recto toda su vida, y dijo que tú estás relacionado con el exterminio del
Clan Xie hace nueve años... Por supuesto que sé que no cometerías un
desastre tan terrible, ¡pero aun así tengo que dar una explicación!

Wei De se estremeció y tembló mientras sacaba un memorial de su


manga.

—¡Su majestad, su majestad, por favor lea este memorial antes de


emitir un juicio!

El emperador tomó el memorial y lo leyó rápidamente.

Wei De estaba a un lado, secándose el sudor de la frente mientras


decía:

—¡No tengo absolutamente nada que ver con ese Liu Guizang! Si está
relacionado, son los espías del Depósito Oriental quienes informaron
que descubrieron el contacto frecuente de Liu Guizang con los
bárbaros del sur desde el mes pasado y que parecía tener

295
Forma en la que el emperador se dirige ña un eunuco con el que se ha criado y al que es cercano.
pensamientos retorcidos. No quería tratar injustamente a una buena
persona, así que sólo podía investigarlo cuidadosamente primero.
Pero hace un mes, el Depósito Oriental recibió repentinamente un
informe secreto de que Liu Guizang emitió una orden en el mundo de
las artes marciales, reuniendo a gente de todos los rincones del mundo
de las artes marciales en Liuzhou. Más espías dijeron que los bárbaros
del sur también se disfrazaron de personas de los círculos de las artes
marciales para acudir a la asamblea. Temí que estuvieran reuniendo a
una multitud para la rebelión, así que envié a ese hijo poco filial, Shen
Jue, para que hiciera un viaje urgente por la noche a Liuzhou ¡y
ejecutara a Liu Guizang en el lugar!

Al oír esto, el emperador se puso furioso.

—¡Este villano del mundo de las artes marciales, realmente se


atrevió a confabular con los bárbaros del sur!

—Su majestad no sabe que la madre de ese Liu Guizang es una


bárbara del sur. —Wei De se secó sus viejas lágrimas y continuó—: Este
asunto de la rebelión es de gran preocupación, ¡así que prefiero matar
a diez mil por error que dejar a mil libres! Aunque no había pruebas
concluyentes en ese momento, sólo podía ordenar a Shen Jue que
tomara medidas decisivas para resolver el desordenado problema. Ese
Liu Guizang reunió a los círculos de las artes marciales bajo el pretexto
de ejecutar al asesino de Garan, el Fantasma sin Nombre, así que
ordené en secreto a Shen Jue que se disfrazara de asesino de Garan. En
apariencia, salvó al Fantasma sin Nombre, pero en realidad estaba
secretamente ejecutando a Liu Guizang. Afortunadamente, Shen Jue
estuvo a la altura de las expectativas y mató a ese canalla en su caballo.
Más tarde, ¡el Depósito Oriental encontró más de trescientos cañones
de mano en la aldea de montaña del Clan Liu! Su majestad, ¡nuestro
Batallón de Máquinas Divinas del Gran Qi no tiene más de quinientos
cañones de mano!

El emperador estaba tan enfadado que le temblaban las manos y los


pies, y daba vueltas al memorial al trono, leyéndolo unas cuantas
veces. Giró la cabeza y vio que Wei De seguía arrodillado a su lado y
enjugándose las lágrimas. Se apresuró a sostenerlo y le dijo:

—¡Viejo compañero, te culpé erróneamente! Parece que ese Qian


Zhengde vivía de ti mientras ayudaba a otros en secreto. ¡Te ha
implicado, Viejo Compañero!

Wei De asintió repetidamente.

—Su majestad, no se preocupe, ¡volveré y definitivamente me


encargaré de esa escoria adecuadamente!

—Hay castigos, y también debe haber recompensas. —El emperador


golpeó la mesa—. Shen Jue hizo una acción meritoria esta vez, así que
debería ser bien recompensado. Sucede que mi Consorte Li tiene a su
lado a alguien llamada Zhu Xia. Su apariencia parece buena, y mi
consorte me ha dicho varias veces que debería emparejarla con una
persona deseable. Este niño Shen Jue ha crecido, y aunque ha sido
cortado, debería tener a su lado a alguien que lo ame y lo cuide con
ternura. ¡Los emparejaré como pareja! Se la daré a Shen Jue, y así, Zhu
Xia también podrá servir al lado de mi consorte, satisfaciendo a ambas
partes.

La sombra del sol se inclinaba hacia el oeste, y la luz dorada del sol
brillaba, arrastrando la sombra que Shen Jue proyectaba en el suelo
hasta formar una línea solitaria, larga y delgada. Cuando Wei De había
salido, se había olvidado de cerrar la puerta, por lo que los pequeños
eunucos y las pequeñas sirvientas del palacio que llevaban bandejas
pasaban de vez en cuando por la puerta de la sala de deberes. Cuando
vislumbraron a Shen Jue arrodillado en el suelo, hubo muchas
discusiones.
Shen Jue tenía la cabeza baja y las manos apoyadas en las rodillas,
inmóviles como una talla de piedra. Entendía el parloteo de los
eunucos y las sirvientas del palacio, pero su corazón ya se había
entumecido, así que por muy crueles que fueran los chismes, no
podían sacar sangre fresca. Sólo sintió un poco de frío. Estaba claro
que ya era el sexto mes, así que los principales palacios de la Ciudad
Prohibida habían preparado cubitos de hielo, y el emperador comía
todos los días algo de fruta helada para aliviar el calor del verano. Era
el gobernador del Depósito Oriental, así que tenía las
correspondientes distribuciones. Pero seguía sintiendo frío, y el
viento gélido le llegaba directamente al corazón.

Recordó muchos años atrás, cuando todavía era Xie Jinglan.


Acababa de adorar a su maestro y acababa de saber que resultaba que
su supuesto padre ni siquiera sabía cómo lucía. Para consolarlo,
Xiahou Lian lo había abrazado en el jardín y le había dicho: «Cuando
estés triste, los abrazos te harán sentir mejor».

Cerró los ojos y se esforzó por recordar aquel abrazo y la voz de


Xiahou Lian. Poco a poco, le pareció sentir realmente que Xiahou Lian
lo abrazaba con fuerza. Sus manos estaban presionadas detrás de sus
hombros, y un calor que era como un fuego de carbón en invierno salía
de sus palmas.

Valía la pena, todo valía la pena, mientras Xiahou Lian estuviera


bien, valía la pena. Curvó ligeramente las comisuras de la boca hacia
arriba y una lágrima recorrió su mejilla, cayendo sobre la baldosa del
suelo y rompiéndose en miles de gotas.

Sonaron pasos rápidos y Shen Jue reconoció que eran los de Wei De.
Se limpió las manchas de lágrimas de su rostro y volvió a poner una
expresión de tristeza en sus ojos.

El dobladillo de una falda de túnica bordada de pitón pasó rozando


el brazo de Shen Jue. Cuando Wei De vio que Shen Jue seguía
arrodillado allí, hizo un «ah» y lo ayudó a levantarse.
—Niño, ¿por qué eres tan honesto y serio? No te he dicho que te
levantes, pero ¿no sabes que debes levantarte y descansar? —Wei De
lo miró con reproche y lo llevó hacia la habitación exterior para que se
sentara.

—He cometido un error, así que debería arrodillarme para aprender


—dijo Shen Jue, con la cabeza baja

—¡Qué error! —Wei De sacudió la cabeza y suspiró—. ¡Todo se debió


a que fui mezquino y perdí la conciencia, y realmente pensé en
ganancias tan pequeñas e incluso te culpé injustamente! Es una suerte
que hayas matado a ese sinvergüenza, ¡si no también me habrían
arrastrado bajo el agua!

—Fui yo quien se excedió y actuó sin autorización. No me atreveré a


hacerlo nunca más en el futuro. Por favor, perdóneme, padrino —dijo
Shen Jue, a punto de arrodillarse de nuevo. Wei De le sujetó los brazos
y lo apretó contra la silla.

—Jue'er, ¿sabes por qué me fijé en ti a la primera y te saqué del


Palacio Frío? —Wei De se levantó. El cielo se oscureció gradualmente
y las luces volvieron a encenderse. Wei De miró a través de la suave
pantalla de la ventana, que era como las alas de una cigarra y el humo
ligero, a las luces nebulosas del exterior, como si contemplara
acontecimientos irreales pasados.

—¿Es porque lo salvé de los cascos del caballo aquel día? —respondió
Shen Jue.

—No es por haberme salvado la vida, sino porque me vi reflejado en


ti —dijo Wei De mientras acariciaba las cuentas de turmalina en sus
manos—. Antes de que su majestad ascendiera al trono, solo era un
príncipe despreciado por la gente y odiado hasta por los perros, y yo,
un simple eunuco insignificante. Era como la hierba en el camino, algo
que cualquiera podía pisotear. Pero yo era desafiante. Me esforcé al
máximo para servir a su majestad, anhelando el día en que yo pudiera
salir de las dificultades. Y mira, los cielos tuvieron misericordia: su
majestad ascendió al trono, y yo también me convertí en una figura
indiscutible en la Ciudad Prohibida. Jue'er, aquel día en el coto de caza,
¡lo que vi en tus ojos fue mi actitud desafiante de aquel entonces!

—Incluso si tengo ambiciones elevadas, sin su cultivación, ¿cómo


podría haber un Shen Jue hoy?

Wei De tomó la taza de té, le dio unas palmaditas en el hombro a


Shen Jue y dijo en voz baja:

—Trabaja duro, niño. Tú no eres como Qian Zhengde y los demás


montones de barro que no pueden pegarse a la pared. Ellos están
firmemente convencidos de que no son más que sirvientes. Si tienen
tan poca autoestima, ¿cómo esperan lograr algo? Pero tú, tú eres
diferente. Puede que yo esté viejo y cansado, así que me retiraré tarde
o temprano. Pero todo esto —dijo Wei De, miró alrededor de la
Dirección de Ritos y le sonrió a Shen Jue— será tuyo en el futuro.

«Sí, todo será mío». Bajo sus mangas de brocado, los dedos de Shen
Jue estaban pálidos por la tensión.

Shen Jue tenía la cabeza agachada, por lo que Wei De no pudo ver la
mueca de desprecio en sus labios ni la bruma que surgía en sus ojos.
Sólo oyó su voz, suave y tranquila como siempre, decir:

—Padrino, que viva cien años. Mientras pueda estar a su lado y ser
un pequeño eunuco mensajero, estaré satisfecho.

Antes de que se cerraran las puertas del palacio, Shen Jue salió de él.
Fang Cunzhen ya había estado esperando a Shen Jue durante mucho
tiempo, y cuando vio a Shen Jue volver corriendo, cansado del viaje,
curvó las cejas y lo saludó. Su vista era demasiado buena, y
accidentalmente vislumbró la marca roja en la mejilla de Shen Jue. Su
corazón dio un fuerte salto y bajó apresuradamente la cabeza, su
cuerpo se inclinó aún más mientras fingía no haberlo visto.
Shen Wenxing trajo una toalla y un peine, su expresión era triste
mientras los mojaba en agua caliente y los presionaba suavemente
sobre la marca roja de la cara de Shen Jue. No sabía cuántas veces había
reprendido a ese viejo bastardo de Wei De en su corazón.

—¿Cómo está la medicina? —Shen Jue se lavó las manos mientras


preguntaba.

Fang Cunzhen sonrió felizmente y presentó una pequeña caja de


sándalo rojo.

Shen Jue recogió la caja y la abrió. En su interior había una pequeña


píldora, e incluso un papel de arroz con la receta transcrita.

—Gobernador, esta es una muestra y una receta del antídoto para


Mediados de Julio. —Fang Cunzhen asintió y se inclinó—. Ya lo he
probado en los sujetos de prueba. Ahora están todos vigorosos y
animados, ¡y pueden comer cuatro platos de arroz a la vez!

—¿Estás seguro? —preguntó Shen Jue.

—¡Claro que sí! ¿Cómo voy a atreverme a mentirle? —Fang Cunzhen


juró por los cielos y la tierra, y al final, volvió a sonreír alegremente y
dijo—: Esta medicina aún no tiene un nombre resonante, así que por
favor, dele un nombre, Gobernador.

Shen Jue miró la píldora de la caja y permaneció en silencio durante


mucho tiempo. La píldora negra que tenía el tamaño de un segmento
de pulgar brillaba como un jade, parecido a una obsidiana limpia de
polvo. Al final, Shen Jue dijo en voz baja:

—Se llamará «Dicha».

—¡Buen nombre! ¡Buen nombre! —Fang Cunzhen elogió


repetidamente.
—Pero —Shen Jue cerró la caja de madera y dijo con un poco de dolor
de cabeza— la existencia de Dicha no debe ser conocida por Wei De.
Tienes tanta gente en tu aldea, ¿cómo puede ser esto bueno?

Los ojos de Fang Cunzhen miraron a ambos lados y se acercó unos


pasos, diciendo:

—Las bocas de los muertos son las más fiables. Gobernador, ¿por qué
no actuar y quemarlos a todos?

—Buena idea —dijo Shen Jue con indiferencia.

Fang Cunzhen sintió que había proporcionado un buen plan a Shen


Jue, y asintió repetidamente.

—Entonces, ¿qué hay de ti? —La fluida mirada de Shen Jue se giró y
se posó en el cuerpo de Fang Cunzher, gélida y despiadada.

Fang Cunzhen se quedó atónito, y los pelos de la escarcha crecieron


densamente en su espalda. Se quedó boquiabierto y balbuceó:

—Gobe... Gobernador, ¿qué quiere decir?

—Fang Cunzhen, ¿crees que soy un tonto? —Shen Jue se rio en tono
de burla—. Ya te has puesto en contacto con los compradores y estás
preparado para hacer la entrega mañana. Por desgracia, ahora están
todos muertos.

Una humareda negra se elevó repentinamente desde el oeste, y


alguien fuera del patio gritó:

—Hay un incendio en el oeste de la ciudad.

Allí estaba la villa de los sujetos de prueba. Shen Jue se sombreó los
ojos con la mano y miró al horizonte, diciendo:

—Tu idea es muy buena, y ya la he puesto en práctica. Tienes mucha


razón, las bocas de los muertos son las más fiables. Así que tú también
puedes morir.
Un subalterno apareció detrás de Fang Cunzhen sin que éste se diera
cuenta y le tapó la boca. Una luz fría brilló en su cuello, y el cuerpo de
Fang Cunzhen se debilitó rápidamente. Shen Jue miró hacia abajo y su
mirada se posó en la pequeña caja. Extendió la mano y delineó
cuidadosamente el patrón en ella, deteniéndose con profundo afecto
en cada centímetro.

—Transmite mis órdenes. A partir de ahora, persigan al Fantasma


sin Nombre de Garan de las Siete Hojas. Recuerda, no le hagan ningún
daño.

Shen Wenxing dijo vacilante:

—Entonces el eunuco Wei…

—Esconde esto de él con firmeza —dijo Shen Jue sombríamente—.


Que nuestros ayudantes de confianza atrapen a Xiahou Lian, el resto
del Depósito Oriental no puede interferir. En cuanto a los demás
asesinos de Garan, mátenlos o captúrenlos y no dejen ni uno solo. Sólo
así podremos confundir al público y no dejar que Wei De sospeche.

—Temo que el joven Xiahou malinterprete sus intenciones.

—No lo hará. —Shen Jue acarició la caja cuadrada de sándalo—. Su


madre le dirá que tiene una oportunidad de sobrevivir, y que está aquí
conmigo.
Capítulo 50: La búsqueda de la Budeidad

La luna brillaba mientras se alzaba sobre las copas de los árboles, tan
blanca que tenía un leve tono azulado, como un plato de porcelana
boca abajo. De vez en cuando, se veían nubes oscuras y sombrías, como
el esmalte descascarado en la porcelana que no ha sido horneada.

Liu Shao'er yacía sola en una cama de marco tallado. Las cortinas de
mosquitero colgaban, y la luz de la luna penetraba por la ventana con
celosía medio abierta, iluminando directamente su cuerpo. De vez en
cuando, movía un abanico circular296, mientras sus ojos
contemplaban a los talentosos eruditos y hermosas damas vestidas de
rojo y verde que estaban dibujados en la parte superior. De repente, se
sintió confundida y molesta sin razón aparente. Arrojó el abanico y, el
extremo del mismo golpeó el suelo, rodando hasta debajo del soporte
del incensario lacado negro y desapareciendo sin dejar rastro.

Abrió un baúl, en cuyo interior había ropa y faldas que había


comprado en los últimos días. Una chaqueta sin mangas297 roja y
dorada, una falda298 tejida con oro y seda, y un abrigo tejido con un
color rosa pálido y bordado con oro; cada uno era más bonito que el
anterior. Sacó cada uno de ellos y los sostuvo frente a sí misma,
caminando de un lado a otro frente al espejo. Sólo cuando pensó para
sí misma que ni siquiera las princesas reales podían compararse con
su hermoso aspecto, se fue a dormir satisfecha.

Justo cuando dormía profundamente, un par de manos heladas se


introdujeron en sus sábanas. Liu Shao'er se revolvió y se despertó,

296
Imagen de referencia.
297
Concretamente el bijia, una forma típica de ropa de mujer en la dinastía Ming. Imagen de referencia.
298
En realidad se llama mamianqun. Imagen de referencia.
muy asustada. Se cubrió apresuradamente con la manta y se
incorporó, gritando en voz alta:

—¡Hay un ladrón! ¡Hay un violador!

—¡Liu Shao'er, Liu Shao'er! ¡Soy yo! —La persona que llegó le tapó la
boca, deteniendo su aguda voz. Sólo cuando Liu Shao'er miró más de
cerca descubrió que era Shu Qing.

Se había vuelto mucho más demacrado, tenía la barbilla sin afeitar


y el rostro cubierto por la fatiga del viaje. Liu Shao'er se cubrió el
corazón y calmó su respiración durante un rato antes de decir:

—¡¿Quieres morir? ¡Asustándome así! —Al decir esto, sus ojos se


llenaron de rojo—. Diablo, te vas durante varios meses. Al principio
aún enviabas cartas, pero luego no había noticias. Incluso te consideré
igual que otros hombres, ¡abandonándome!

Shu Qing sonrió apaciguadoramente y dijo:

—¡Pero yo enviaba dinero todos los meses! Después estuve ocupado


y no pude encontrar tiempo para escribir cartas.

Liu Shao'er levantó la cabeza, mostrando su barbilla blanca como la


porcelana y diciendo con odio:

—¡No tendré miedo si me abandonas! De todos modos, todavía


tengo una cara agradable, así que no me moriría de hambre.

—¿De qué estás hablando? —Shu Qing se puso ansioso y elevó la voz
involuntariamente. Sus ojos se posaron en los de Liu Shao'er,
enrojecidos como si sus bordes y las puntas de sus cejas estuvieran
manchadas con maquillaje rojo. Su corazón se ablandó de nuevo y dijo
en voz baja—: Liu Shao'er, confía en mí, no te abandonaré ni dejaré de
preocuparme por ti. Incluso si llegara a morir, te dejaría suficiente
dinero para que no tengas que preocuparte por la comida o la ropa el
resto de tu vida.
La luna se desplazó un poco hacia el este, y las celosías de las
ventanas separaron la luz de la luna en cuadrículas, como fragmentos
de porcelana blanca destrozados por todo el suelo. Liu Shao'er ayudó a
Shu Qing a quitarse la ropa, colocando sus prendas y su sombrero en
la percha de madera de palisandro. Sus zapatos estaban
impresentablemente sucios, así que los puso junto a la puerta para que
las sirvientas vinieran mañana y los llevaran a lavar.

Los dos se acostaron juntos, abrazándose. Liu Shao'er se acurrucó en


los brazos de Shu Qing y le dijo:

—Querido, el examen imperial de otoño está muy cerca, así que no


hagas el tonto con ese Xiahou Lian estos días. Estudiar a gusto es lo
adecuado.

Shu Qing inmediatamente comenzó a tartamudear mientras decía:

—Yo… yo…

—Aunque tu hermano mayor jurado nos ayudó con mucho dinero,


al final, no es una persona decente. Hoy en día, todavía esperas que te
proporcione los gastos de viaje, así que es difícil cortar el contacto con
él por el momento. En el futuro, cuando apruebes el examen de la
administración pública provincial y te conviertas en un hombre
recomendado, ya no podrás tontear con él.

El corazón de Shu Qing prácticamente se retorció en un giro de masa


frita. Quería hacer lo que había dicho Xiahou Lian y decirle a Liu
Shao'er que era un asesino y un fugitivo, pero no podía abrir la boca de
ninguna manera. Habló ambiguamente durante mucho tiempo antes
de decir abatido:

—Liu Shao'er, no voy a presentarme al examen imperial, así que no


pienses en ello.

—¡Qué! ¡Ese Xiahou Lian ya no está dispuesto a suministrarte! —Liu


Shao'er se sentó bruscamente.
Shu Qing se levantó y dijo con la cabeza baja:

—No estoy hecho para estudiar, así que déjalo. Hacer transacciones
con mi shige es muy bueno. Eso es todo, deja de hablar de ello. —
Después de decir esto, se volvió a dormir y le dio la espalda. Por mucho
que Liu Shao'er lo golpeara, no emitió ningún sonido.

Liu Shao'er se sentó en la cama con la mirada perdida, y observó sus


pálidas manos y pies que se aireaban bajo la luz de la luna. Era como si
la luz de la luna estuviera mezclada con hielo, frío cuando brillaba
sobre sus manos y pies, y éstos se volvían cada vez más blancos,
pareciendo realmente transparentes.

Liu Shao'er había visto a mucha gente como Shu Qing y Xiahou Lian,
mezclándose en el mundo de las artes marciales y haciendo algún
trabajo al servicio de los ricos. Algunos tuvieron suerte y pudieron
ganar mucho dinero, pero otros más zozobraron a mitad de camino y
no pudieron salir a flote durante el resto de su vida. Además, Shu Qing
seguía a otros para hacer transacciones, ¡y qué precario era vivir
dependiendo de otro!

Aquella persona que se llamaba Xiahou Lian parecía tener un poco


de cerebro, y había una dureza en sus ojos; podía ganar dinero. ¿Cuál
de las ropas de su baúl y las joyas de su tocador no habían sido
compradas por Shu Qing con el dinero de Xiahou Lian? Pero otros eran
otros, y si un tonto como Shu Qing no podía presentarse al examen
imperial, entonces no podía hacer nada.

Ya lo había sondeado antes. Shu Qing era un hombre sin apoyo, no


tenía padre, ni madre, ni dinero ni recursos. Antes, se había mezclado
en el mundo de las artes marciales con su maestro, y ahora se
mezclaba en el mundo de las artes marciales con Xiahou Lian. ¿Cómo
podría tener un buen futuro?

Liu Shao'er bajó las cortinas de la cama, y al instante se hizo una


oscuridad total. La luz de la luna vagaba por el exterior, sin poder
entrar más. Se acostó. Shu Qing estaba muy cansado y ya se había
quedado dormido. Escuchó la fuerte respiración del hombre y cerró
lentamente los ojos.

Al día siguiente, Shu Qing partió con Xiahou Lian. Liu Shao'er estaba
de pie en el alto edificio y observaba en silencio cómo los dos se
sentaban en un barco de carga y se alejaban lentamente. El que llevaba
ropa de lino negra era Xiahou Lian, y estaba en cuclillas sobre una
bolsa de sal, hablando de algo con la gente del carguero. El que llevaba
una camisa de erudito blanca como la luna con el cuello cruzado era
Shu Qing, que seguía saludándola. Liu Shao'er se dio la vuelta con
indiferencia y se fue con su sirvienta.

Xiahou Lian se apresuró a regresar a Garan. Además de adorar a


Xiahou Pei y celebrar el Año Nuevo, Xiahou Lian básicamente no
regresaba a Garan. La aldea Garan, al pie de la montaña, era pequeña y
solitaria como siempre. Las casas de paja se apretujaban unas contra
otras, y los jóvenes adolescentes se encontraban en los claros entre
ellas, practicando con los sables. Cuando vieron a Xiahou Lian y a Shu
Qing pasar con sus caballos, detuvieron sus sables y miraron. La
mirada en sus ojos era sombría, con una energía gélida, como hierro
oxidado que llevaba mucho tiempo enterrado en una tumba.

Xiahou Lian comprendía que sus miradas estaban fijas en el sable


que pendía del costado del caballo. Con un sable, podrían colgar su
placa y abandonar la montaña. Sin embargo, ignoraban que la
mayoría de las personas nunca regresaban.

Xiahou Lian fue primero a la cima del Buda de Cara Negra para
visitar a Chi Yan. Este último había regresado de los Oirates hacía unos
días, e incluso se había puesto un arete vidriado con incrustaciones de
oro que llevaban los Oirates. Se decía que habían sido arrancados de
las orejas de las cabezas humanas, y eran muy caros en la zona de los
Oirates, por lo que sólo la gente con estatus podía llevarlos.
—No querrás que me haga un agujero en la oreja y me lo ponga,
¿verdad? —Xiahou Lian sostuvo el arete y lo hizo girar bajo el sol. El
esmalte liso y brillante reflejaba una luz colorida bajo la luz del sol.

Chi Yan se levantó el cabello; había un arete exactamente igual en su


oreja derecha. El esmalte de color claro era extremadamente similar al
de sus ojos, claros e impecables, reflejando la luz del día que cambiaba
constantemente, las sombras de las nubes y todo el mundo brillante y
hermoso. Sólo entonces Xiahou Lian descubrió que Chi Yan
únicamente le había dado un arete.

—Qué afeminado —dijo Xiahou Lian al mirarle la oreja—. ¿Para qué


llevas esto sin razón? Es tan femenino.

—Los hombres de Oirates también los llevan —dijo Chi Yan—. El


mismo arete y el mismo tú y yo, es perfecto.

—Somos gente de la Gran Qi, no de Oirates. —Las comisuras de la


boca de Xiahou Lian se tensaron, y volvió a meter el arete en la bolsa,
diciendo—: No me lo pondré aunque me mates a golpes.

Chi Yan parecía un poco abatido, pero no dijo nada y se limitó a girar
los ojos para mirar el sol poniente. En las profundidades de las
montañas, el sol ya se había puesto a medias, como un delgado y
andrajoso recorte de papel rojo pegado en el horizonte. El viento de la
montaña pasaba con un susurro que refrescaba sus rostros. Los dos
estaban sentados en la cima de la montaña y parecían estar rodeados
de nubes iridiscentes. A su alrededor, las cimas de las montañas eran
como la tinta, y entre ellas flotaban nubes como plumas y niebla,
fluyendo lentamente.

—Chi Yan, ¿sabes dónde está el almacén de documentos de Garan?


—Xiahou Lian preguntó de repente.

La razón por la que había regresado era por el almacén de


documentos. Las reglas de Garan eran estrictas, por lo que los
asesinatos de los asesinos se registraban en documentos, incluyendo
la vida de las presas, sus gustos, la propiedad de la familia, la hora del
asesinato, la ubicación, el tiempo, así como las personas seleccionadas
para ser las vainas. Todo quedaba registrado y archivado en el almacén
de documentos.

Su madre le había prometido una vez que le pediría a Garan una


vaina, pero en el momento en que había ido a Liuzhou a buscar a
Xiahou Pei, nadie había sabido que la persona que estaba muerta en el
mercado del norte era Xiahou Pei. En aquel momento, había pensado
que Xiahou Pei lo había engañado, pero ahora parecía que era muy
probable que Xiahou Pei únicamente hubiera pedido una sola vaina. Y
era muy probable que esa vaina no hubiera ido a apoyar a Xiahou Pei
en absoluto y hubiera utilizado algún método para quedar exento de
rendir cuentas ante Garan.

Así que mientras supiera cómo encontrar los documentos de


Xiahou Pei, podría encontrar esa vaina y saber exactamente quién
había dañado a su madre. Chi Yan no habló durante mucho tiempo.
Sólo cuando el sol casi se había puesto, bajó los ojos y preguntó:

—¿Son tan importantes las personas que ya están muertas? ¿Son


más importantes que las personas vivas?

Xiahou Lian se quedó atónito y preguntó:

—¿Qué quieres decir? —Giró la cabeza para mirar a Chi Yan. Los ojos
de Chi Yan estaban bajos, y las sombras de sus pestañas caían sobre sus
ojos, mostrando una profundidad que normalmente no tenía.

Chi Yan no dijo nada más. Sólo condujo a Xiahou Lian a la cueva y
apartó las lianas de la pared. Una cueva oscura de la mitad de la altura
de una persona apareció como la boca sin fondo de una bestia salvaje,
esperando beber sangre y comer gente.

—El Buda de Cara Negra está hueco, el almacén de documentos está


en el estómago del Buda de Cara Negra —dijo Chi Yan.
—¡Resulta que el abad sube desde aquí! —dijo Xiahou Lian—. ¿Por
qué no lo dijiste antes? Me hiciste subir la montaña durante mucho
tiempo cada vez.

—Originalmente no puedes entrar —murmuró Chi Yan—. Pero… —


Levantó sus ojos y miró a Xiahou Lian, sus grandes y negras pupilas
tranquilas y calmadas—. Mientras sea tu deseo, te ayudaré a realizarlo.

—… —Xiahou Lian no supo qué decir, así que le dio las gracias
secamente e inclinó el cuerpo para entrar.

Chi Yan lo detuvo de repente y le preguntó:

—Xiao Lian, ¿quieres ser el abad?

Xiahou Lian miró hacia atrás y dijo confundido:

—¿Para qué querría eso? No quiero estar calvo, golpeando peces de


madera y cantando escrituras todo el día.

Chi Yan no dijo nada más. Bajó las enredaderas y la cueva se volvió
negra al instante. Xiahou Lian sacó un palo de llama, la sopló y el fuego
saltó abruptamente. Xiahou Lian se quedó parado en su sitio durante
un rato, pensando en lo que Chi Yan había dicho en ese momento. Se
sintió un poco infeliz en su corazón. Chi Yan era alguien que no tenía
deseos, por lo que consideraba sus deseos como propios. Pero de esta
manera, parecía deberle algo a Chi Yan, y el arete en su bolsa de repente
se volvió pesado. De pronto, se dio cuenta de que nunca había
considerado traerle algo a Chi Yan.

Ah, no importa. Xiahou Lian dejó de pensar tanto y se concentró en


bajar los escalones. No sabía cuántos escalones había bajado, al menos
un centenar, cuando de repente se hizo espacioso y luminoso ante él.
Originalmente había sido un gran claro, y en él se había colocado una
hilera de grandes mesas, con botellas y tarros cubriéndolas. Xiahou
Lian caminó unos pasos y, de repente, hubo una pequeña piedra
redonda bajo su pie. La recogió y echó un vistazo; resultó ser una
pequeña píldora.

Abajo, bajo los muros de piedra que rodeaban la zona, se colocaron


varios maceteros con flores y plantas. En el centro, sólo había una flor
roja del tamaño de la palma de la mano, sin hojas. Los delgados pétalos
se enroscaban hacia el centro como colmillos manchados de sangre, y
parecían tener una rareza indescriptible.

«Este lugar no es donde el abad fabrica la droga adictiva, ¿verdad?».


Xiahou Lian lo miró de arriba abajo mientras pensaba. Tuvo el
impulso de quemar este lugar, para que el abad no siguiera
atormentando a la gente. Sin embargo, lo pensó y desechó la idea, ya
que después de todo había venido a revisar los documentos, así que era
mejor que no creara problemas deliberadamente.

Un débil gemido llegó de repente desde delante de él. Xiahou Lian se


apresuró a apagar el palo de llama y tanteó en la oscuridad para
avanzar. Los gemidos se hacían cada vez más cercanos y la luz de las
velas parpadeaba en la cueva de delante, así que Xiahou Lian dobló la
cintura y se acercó. Vio la hilera de camas junto a la pared de piedra.
Eran poco más de diez, y estaban llenas de gente acostada en ellas. Sus
rostros estaban pálidos y sus bocas entreabiertas. Algunos incluso
podían emitir un pequeño gemido, y otros ya estaban en silencio. Por
lo que parecía, no les quedaba mucho tiempo y en su mayoría ya
estaban muertos.

Xiahou Lian se acercó y vio algunas caras conocidas. Uno de ellos era
un asesino que había desertado el año pasado, fue capturado por Qiu
Ye y luego desapareció sin dejar rastro. Xiahou Lian había pensado que
ya había sido decapitado; no esperaba que estuviera aquí.

Xiahou Lian no se demoró más y siguió bajando. Efectivamente, el


siguiente piso era el almacén de documentos. Las estanterías más altas
que las personas estaban densamente apiñadas en el suelo, y el espacio
entre ellas sólo permitía el paso de una persona. Abrió los ojos y buscó
entre los archivos que estaban cubiertos de polvo, encontrando
finalmente el archivo de «Garuda» en una estantería del centro. En su
interior estaban todos los materiales sobre los Garudas del pasado.
Llegó hasta el final y, como se esperaba, vio un retrato de Xiahou Pei.

No sabía quién había dibujado este retrato, pero aparte del rostro, no
había prácticamente nada que se pareciera a Xiahou Pei. La mujer
dibujada tenía rasgos inteligentes y una sonrisa dulce y tenue, como
una chica de harén ignorante de los asuntos mundanos. ¿En qué se
parecía a la Garuda que cometió innumerables asesinatos? Pero
Xiahou Lian acarició el pequeño retrato y sus ojos se enrojecieron. Se
secó a la fuerza las lágrimas y siguió hojeando el expediente.

El archivo registraba todos los asesinatos por los que había pasado
Xiahou Pei, desde los doce años hasta los treinta y cinco. Xiahou Lian
pasó directamente al reverso, queriendo ver la última batalla de
Xiahou Pei, pero descubrió que ese lado ya había sido arrancado por
alguien, dejando sólo un poco de la raíz de la página sujeta en la
costura del libro, como una fila de dientes amarillentos.

En realidad, Xiahou Lian ya lo había predicho, sólo que no estaba


resignado, aferrándose a un poco de esperanza. Ahora, esta esperanza
era como la arena entre los dedos, que se escapa con el viento de una
sola vez. Xiahou Lian se quedó en blanco durante un rato antes de
pasar unas cuantas páginas hacia delante.

Vigésimo octavo año de la era Qianyuan, verano, cuarto mes,


vigésimo cuarto día299, Qingzhou, fuerte lluvia. La Garuda decapitó a
Ye Xiu del Sindicato de Transporte de Granos en la Calle Chengnan300.

299
Este día del mes fue inventado por la traductora en inglés, Vivian. El autor utilizó el sistema del ciclo
sexagenario para escribirlo, y sólo es posible calcular la fecha real utilizando el año, pero no está claro qué
año es exactamente el vigésimo octavo de la era Qianyuan.
300
Lit. Calle de la Ciudad del Sur.
Vigésimo séptimo año de la era Qianyuan, otoño, séptimo mes,
decimocuarto día, Acantilado Baichi301, lluvia. La Garuda decapitó a
He Kun, patriarca del clan He en el arco memorial del Clan He.

Vigésimo séptimo año de la era Qianyuan, verano, sexto mes,


undécimo día, Ciudad Taozhu, lluvia intensa. La Garuda persiguió a
Mu Qing, segundo al mando del Sable del Caballero, rodeado de diez
personas y los mató a todos.

Xiahou Lian pasó unas cuantas páginas seguidas. A partir del año
veintiséis de la era Qianyuan, lluvia intensa, lluvia intensa, lluvia,
lluvia intensa... ¡Todo era lluvia! ¡Resulta que esa persona ya había
querido que su madre muriera hace tiempo! Qingzhou estaba cerca del
océano, así que el cuarto mes era el más lluvioso. El Acantilado Baichi
estaba cerca del océano, por lo que había repetidas tormentas de lluvia
en las estaciones de verano y otoño. La Ciudad Taozhu era igual. Esa
persona había hecho que su madre fuera a asesinatos a propósito
durante las estaciones de lluvia, ¡porque querían agravar sus heridas!

¿Exactamente quién era el que tenía el poder de distribuir las


transacciones de las Ocho Legiones de Garan? ¿Quién era…?

Xiahou Lian tenía un dolor de cabeza palpitante. Sabía la respuesta,


y aquella silueta negra como el carbón surgió en su mente, cada vez
más clara, más clara.

Pero ¿por qué iba a hacer esto? Xiahou Pei era el mejor sable de
Garan, y nunca había traicionado a Garan. ¿Por qué? Volvió a mirar el
lado donde estaba dibujado el pequeño retrato. Había una línea de
tinta tenue en la parte inferior de la página; era el nombre del
dibujante y era prácticamente invisible.

301
Lit. Acantilado de Cien Pies.
En él estaba escrito: Shi Xin.

Las manos de Xiahou Lian temblaban y la carpeta parecía pesar


como miles de kilos, lo que prácticamente le impedía sostenerla. De
repente le tocaron el hombro y Xiahou Lian se sobresaltó
bruscamente.

—Soy yo. —Qiu Ye se giró y salió de detrás de él—. Sabía que vendrías
aquí.

—Shifu. —Los ojos de Xiahou Lian estaban rojos.

Qiu Ye volvió a poner el archivo en la estantería y dijo en voz baja:

—Vamos, lo hablaremos fuera.

Justo después de decir esto, sonaron pasos desde el piso de arriba,


sobresaltando a los dos. Xiahou Lian sopló rápidamente el palo de
llama y se escondió en las profundidades de las estanterías con Qiu Ye.

El sonido de los pasos se fue acercando poco a poco, y un hombre con


una vela en la mano apareció al frente de ellos. Xiahou Lian inclinó su
cuerpo y miró el rostro de la persona desde el hueco que había en la
parte superior de los archivos. El rostro de la persona estaba
bloqueado por las estanterías, así que en la bola de luz, Xiahou Lian
sólo pudo ver una solitaria y larga sombra arrastrada por la pared, que
se agitaba una y otra vez. Xiahou Lian sintió que sus ojos estaban un
poco borrosos. Mientras miraba, le parecía ver que toda la cueva
palpitaba con esa sombra fantasma parpadeante, una y otra vez,
llenándola.

El hombre no dijo nada. Permaneció en silencio y se situó donde


Xiahou Lian acababa de estar. Puso la mano en la carpeta de la Garuda
y se detuvo durante un largo rato.

Finalmente, sacó el archivo de Garuda y pasó a la página donde


estaba el retrato de Xiahou Pei. Lo arrancó con precaución, poco a
poco, y lo puso sobre la llama de la vela. Las llamas lamieron el
pequeño retrato, y el corazón de Xiahou Lian se estremeció al ver que
la brillante cara sonriente de Xiahou Pei se convertía en cenizas en el
fuego, se dispersaba en el aire y desaparecía sin dejar rastro.
Capítulo 51: Lotos creciendo a un paso

La llama de la vela chisporroteó mientras saltaba. La sombra de la


pared se movió, y una sombra oscura se separó repentinamente de
ella, poniéndose cara a cara con la sombra de Shi Xin. Xiahou Lian se
sobresaltó, y sólo cuando enfocó sus ojos y miró se dio cuenta de que
alguien había estado de pie detrás de Shi Xin todo el tiempo. Las
sombras se habían superpuesto, pero ahora se había alejado, por lo que
había dos sombras.

Xiahou Lian se puso de puntillas unos pasos hacia la derecha y, a


través de los huecos de la estantería, vio que la persona llevaba una
capa negra, con todo el rostro oculto en la oscuridad.

—Ah, ¿por qué te molestas con esto otra vez? —dijo el hombre
mientras tomaba el archivo en las manos de Shi Xin—. En aquel
entonces, dibujaste esta cosa durante tres días y tres noches, y cuando
Xiahou la vio, se rio de ti durante otros tres días y tres noches. Después
de que parara de reír, corrió hacia mí y me preguntó, diciendo que
estaba claro que ella era exactamente igual que la persona del retrato,
así que cómo es que le parecía que era diferente cuando se miraba en
el espejo. ¿Cómo iba a saber esa tonta que solo sabe matar gente e
incendiar que el único otro tonto en todo Garan piensa que es una
mujer?

La voz del hombre era un poco ronca y parecía estar enfermo, ya que
tenía un sonido nasal grueso.

Pero Xiahou Lian aún podía decir que esa voz pertenecía al tío Duan.
El tío Duan que le traía dagas de fuera para que jugara con ellas y libros
de cuentos para que los leyera.
Las yemas de sus dedos se volvieron fríos y su corazón se hundió
poco a poco. De repente, ya no se atrevía a seguir escuchando, pero
debía hacerlo. No importaba lo que dijeran, debía seguir escuchando.

—Son cosas del pasado, no hay necesidad de volver a mencionarlas.


—El hombre silencioso finalmente habló. Xiahou Lian lo vio
levantarse lentamente, y su kasaya negra pasó por encima de la
estantería como oscuras alas de mariposa.

—¿Te arrepientes, Shi Xin? —preguntó el tío Duan en voz baja—. En


realidad, no hay nada de qué arrepentirse. Xiao Lian aún no sabe de
este asunto, y Chi Yan no siente nada por Xiahou Pei. Ellos son tus
hijos. Si algún día Xiao Lian se entera, simplemente echame la culpa a
mi. Después de todo, la vaina de Xiahou era yo, y también fui yo quien
vio sin hacer nada cómo moría en manos de Liu Guizang.

—Te equivocas. —La voz de Shi Xin era indiferente y fría—. ¿Dónde
tenemos el derecho a arrepentirnos? Estamos en el camino de los
Asuras y pisamos las puntas de los sables, manchados de sangre a cada
paso. Tal vez todavía hay un rayo de esperanza hacia adelante, y
siempre siento que será el final después de dar algunos pasos más,
pero una vez que mire hacia atrás, significa que tendría que saborear
el dolor del pasado de nuevo.

El tío Duan suspiró suavemente y preguntó:

—¿De verdad no lo vas a reconocer?

—Soy un pecador, Duan Jiu —dijo Shi Xin mientras contemplaba la


llama de la vela en sus manos—. Si no hubiera sido tan codicioso y me
hubiera dejado llevar por un amor juvenil en ese momento y hubiera
retrocedido, las Ocho Legiones no habrían quedado sepultadas bajo el
hielo y la nieve. Nuestro maestro y nuestros hermanos no habrían
terminado siendo almas desoladas en el Norte, incapaces de regresar
a Garan ni a su tierra natal. Un hijo piadoso está obligado a saldar las
deudas de su padre, y dado que ya no tengo oportunidad, dejaré que mi
hijo vaya a ese campo de batalla, mate a ese enemigo predestinado y
traiga de vuelta a los ancestros de Garan.

»Pero ya que voy a enviar a mi hijo a una trampa mortal, ¿cómo


puedo atreverme a exigirle que me llame padre? Además, el líder de
Garan debe ser cuidadoso para no ser obstaculizado y solo puede
seguir adelante. Esta es mi lección, y también su futuro.

—¿Cuándo piensas contarle este secreto?

—Sólo el abad puede conocer todos los secretos. Todavía no es lo


suficientemente fuerte, pero cuando lo sea para ser el líder de Garan,
los secretos de Garan se le abrirán.

El tío Duan guardó silencio durante un rato y dijo:

—Shi Xin, ¿no fue agradable fue para todos nosotros en aquel
momento? Nos sentábamos frente a la puerta de la montaña y te
escuchábamos tocar el xun. Xiahou sentía sueño al escucharlo, y los
otros asesinos salían furiosos de sus mantas para alejarnos. ¿Por qué
crees que ahora es así?

—Es por mi culpa, todo es por mi culpa.

—No, Shi Xin. —El tío Duan sonrió amargamente—. Todo es cosa del
destino. Si no hubieras podido vencer a Xiahou, Xiahou no te habría
desafiado cada día, y tú no te habrías enamorado de ella. Si no
hubiéramos sido mendigos que vagaban por las calles, no nos habrían
traído a Garan y vivido así. Todo es cosa del destino.

—Resulta que tú también crees en el destino, Duan Jiu —dijo Shi Xin
mientras ponía su mano en el hombro del tío Duan.

—Siempre he creído en él, sólo que no lo sabías. —El tío Duan tomó
la mano de Shi Xin—. Se dice que la gente que mata demasiado se
reencarnará en una bestia en su próxima vida. Shi Xin, ambos somos
viejos, y nos convertiremos en bestias pronto. La herida de mi cuerpo
no se cura. Antes, me dolía una vez cada diez días o medio mes, y ahora
se exacerba cada dos o tres días. Qiu Ye también se está muriendo.
Utilizó un ungüento milagroso en las llagas que le salieron al ser
picado en la zona Miao el año pasado, pero tampoco mejora. Viejo
amigo, debes apresurarte y dejar que Xiao Lian suceda a la Garuda, le
irá bien.

Xiahou Lian se sobresaltó bruscamente y giró la cabeza para mirar a


Qiu Ye.

La luz era demasiado tenue, por lo que no se había dado cuenta de


que Qiu Ye tenía un aspecto muy demacrado. Si la luz de las velas los
iluminara, vería que no había ni un rastro de sangre en su rostro, como
si fuera pasta de papel, con sus labios apagados como una flor
marchita.

Qiu Ye le dirigió una mirada tranquilizadora y le sujetó la mano,


indicándole que siguiera escuchando.

A Xiahou Lian le dolía ligeramente la nariz, y en silencio gesticuló


con la boca «shifu».

Shi Xin y Duan Jiu hablaron un rato más antes de alejarse. La cueva
volvió a la oscuridad absoluta, y los sonidos de los pasos de Shi Xin y
Duan Jiu se fueron alejando poco a poco, llegando muy amortiguados
por las paredes de piedra y el suelo. Al final, desaparecieron y se hizo
un silencio sepulcral.

Para Xiahou Lian, el abad era una sombra negra como el carbón, la
débil escritura en una pila de papeles viejos, obsoleta y vaga. Siempre
estaba sentado en el Salón Principal del templo budista, y o bien
golpeaba aquel pez de madera al que le faltaba una esquina, o bien
hojeaba escrituras andrajosas y recitaba en un murmullo. Se sentaría
tranquilamente en el templo de la montaña como una aburrida y
antigua estatua de Buda, y Xiahou Lian correría desenfrenadamente
fuera del templo.
En su infancia, cuando su madre no estaba, iba descalzo por la
montaña, subiendo y bajando y tocando a derecha e izquierda. El
musgo acariciaba suavemente bajo sus pies, y aunque las piedras
cortaran las plantas de sus pies, él seguía corriendo como siempre.
Recogía juncos y glorias de la mañana, los ponía en el altar, sacaba un
pequeño tambor de un montón de bártulos, utilizaba un palillo para
golpearlo con golpecitos, e imitaba al abad balbuceando mientras
recitaba las escrituras. A veces, no había arroz en casa, así que rodeaba
tranquilamente el Salón Principal del templo en el que meditaba el
abad, pisaba con crujidos el suelo cubierto de hojas caídas y se dirigía
a la sala monástica del patio trasero para robar arroz. Recordó el fino
alambre de hierro que había escondido bajo el árbol de las begonias.
Giraría la cerradura dos veces hacia la derecha, luego usaría su mano
para darle una palmadita, y se abriría con un estruendo. Corría tras el
sol poniente, recogía piedras y golpeaba a los cuervos, e incluso a veces
golpeaba la cabeza calva del abad. Había crecido ahuyentando a las
gallinas y a los patos, repudiado por la gente y odiado por los perros.
Cuando todos los asesinos oían los ruidos de pasos que pasaban frente
a sus puertas, sabían que era el pequeño bastardo de la familia Xiahou
haciendo travesuras de nuevo.

El abad nunca lo regañó. Cuando él robaba arroz y aceite, e incluso


cuando más tarde robó las hierbas de raíz de apio del altar, el abad
hacía como si no lo viera. Simplemente volteaba un lado de una
escritura y continuaba recitando. Después, de alguna manera
descubrió que el abad era su padre biológico, así que corrió al templo
de la montaña, y el abad seguía siendo esa sombra oscura de espaldas
a él. Había pateado todos los cubos de agua en el patio, y el agua
gorgoteaba mientras fluía pasando por el musgo y por los escalones de
piedra, reflejando la firme espalda del abad y el rostro lloroso de
Xiahou Lian.

Durante años, el abad siempre había sido así. Antes, era alto, pero
con el tiempo se había vuelto delgado y encorvado, aunque seguía
siendo tan oscuro y solitario como siempre. Xiahou Lian no sabía
realmente qué tipo de persona era el abad. Nunca hablaba mucho,
nunca hacía mucho, y nunca mostraba interés por Xiahou Lian. Ahora
sabía que el abad no era el Buda del que una vez habló Qiu Ye, ni el viejo
calvo del que hablaba Xiahou Pei. En cambio, era el más feroz demonio
de Garan, su fantasma más malvado y siniestro.

En lo alto del Buda de Cara Negra, Chi Yan estaba tocando el xun. Los
sonidos del xun se mezclaban con el viento que flotaba en el valle. No
dejaba rastro cuando llegaba, y tampoco dejaba rastro cuando se iba.

—Chi Yan —lo llamó Xiahou Lian.

Chi Yan giró la cabeza y lo miró en silencio.

—Me encontré con el abad y el tío Duan allá abajo —dijo Xiahou Lian.

—Mn.

—Ya lo sabías, ¿cierto? —La voz de Xiahou Lian era inusualmente


tranquila—. En el momento en que atrapaste a los discípulos del clan
Liu para que practicara con mi sable, el abad te había instruido para
que lo hicieras, ¿verdad?

Chi Yan asintió.

Nunca mentía, así que cuando otros le preguntaban algo, él


respondía, sin decir ni una palabra falsa. Sin motivo aparente, Xiahou
Lian de repente lo odió un poco por ser así. De pronto, deseaba que
pudiera decir una mentira, cualquier cosa estaría bien.

Con tal de no dejar que Xiahou Lian supiera que él también tenía
parte en la muerte de Xiahou Pei.

—¿Ya sabías la verdad sobre la muerte de mi madre?

—La sabía.

Xiahou Lian solo lo miró, luego se dio la vuelta para marcharse, y


caminó unos pasos antes de detenerse de nuevo.
—Si el abad te dijera que fueras a matarme, ¿lo harías? —preguntó.

El viento de la montaña alborotó el cabello de Chi Yan y sus mangas


blancas se agitaron. Estaba sentado junto al acantilado, y detrás de él
estaba la ilimitada noche estrellada. Miró la espalda de Xiahou Lian, y
había una soledad desoladora en el fondo de sus ojos.

Él dijo:

—Lo haría.

—Bien, eso está muy bien —respondió Xiahou Lian—. Yo también te


mataría, así que tú y yo no necesitamos mostrar piedad.

Xiahou Lian y Qiu Ye bajaron juntos la montaña. El viento seguía


soplando, llenando sus mangas de frescor. Chi Yan sostuvo el xun y
levantó la cabeza para mirar la brillante galaxia en el cielo.

—Pero yo perdería contra ti, Xiao Lian —dijo en voz baja, pero nadie
lo escuchó.

..…

Xiahou Lian regresó a su casa de bambú. Llevaba mucho tiempo sin


volver, y la maleza llenaba el pequeño patio.

Bichos desconocidos chirriaban indistintamente, y los saltamontes


incluso saltaban sobre sus pies. Muchas hojas caídas habían aterrizado
en la estufa bajo el cobertizo, y también había algunas en la olla.
Cuando Xiahou Lian pasó por allí, un conejo gris salió de debajo de la
estufa. Xiahou Lian sacó un banco, buscó una prenda vieja para
limpiarlo y dejó que Qiu Ye se sentara. Volvió a su habitación, tomó
dos jarras de vino blanco de flor de pera y las puso delante de Qiu Ye
antes de dudar.

—Shifu, ¿todavía puedes beber vino?


—¿Por qué no? —Qiu Ye sonrió, mordió el tapón y abrió su boca,
vertiéndolo.

Xiahou Lian tragó un bocado de vino. El vino especiado se deslizó


por su cavidad torácica como un sable que pasa rodando, y el calor de
todo su cuerpo aumentó. Xiahou Lian soltó lentamente un suspiro. La
noche era de un azul lúgubre, y la niebla se había levantado en las
montañas, haciendo que todo fuera nebuloso. Los racimos de plantas
de verbena y hortensias eran como una pintura sobre papel de arroz
que se hubiera sumergido en agua, rojo y púrpura mezclados en una
extensión.

—Shifu, tú también lo sabías, ¿verdad? —Xiahou Lian preguntó de


repente.

—Sí, lo sabía.

—Mi madre también lo sabía. A partir del vigésimo sexto año de la


era Qianyuan, todas sus transacciones fueron en épocas de lluvia, así
que no es posible que no lo supiera.

—Mn, ella también sabía.

Xiahou Lian sonrió, pero al final, no tenía el sabor de una sonrisa.

—Sólo a mí me mantuvieron en la oscuridad.

—No culpes a tu madre. —Qiu Ye suspiró—. Incluso si no hubiera


habido arreglos deliberados por parte de Shi Xin, tu madre no podría
haber durado mucho tiempo. No sólo los sables y las espadas pueden
hacer que un asesino llegue al final, sino también las heridas y las
enfermedades. El cuerpo de tu madre estaba gravemente dañado
desde hace mucho. Hace tiempo que ella sabía que tarde o temprano
se iría, pero tú conoces a tu madre. No tenía muchos conocimientos y
era torpe al hablar, así que no supo cómo despedirse de ti... y por eso se
fue tan repentinamente.
—¿Qué ha pasado con tus llagas, todavía se pueden curar? —
preguntó Xiahou Lian.

Qiu Ye sonrió y sacudió la cabeza, diciendo:

—Xiao Lian, ¿no quieres saber otras cosas?

Xiahou Lian guardó silencio durante un rato y preguntó:

—En ese momento, ¿qué les pasó a todos?

Qiu Ye bajó la cabeza y su mirada se volvió muy distante, como si


hubiera caído en un recuerdo de hace mucho tiempo. Dijo:

—No sé mucho, ya que acababa de entrar en Garan en ese momento.


Medio año antes de que yo entrara en Garan, se produjo un desorden
interno muy grave. Hubo muchas bajas y murieron asesinos. El
antiguo abad seleccionó a niños de la aldea de Garan para cubrir las
vacantes y, al mismo tiempo, seleccionó a fugitivos de fuera que eran
buenos en artes marciales para que entraran en Garan. A los forasteros
como yo, nos apartaron mucho al principio. El temperamento de tu
madre era arrogante, por lo que siempre fue impopular. Las personas
con afecciones similares tienen simpatía mutua, así que ella y yo nos
hicimos confidentes.

—En aquella época, las Ocho Legiones de Garan eran muy diferentes
a las de ahora, todos eran maestros que el antiguo abad cultivaba
personalmente. Shi Xin era el Garuda en ese momento.

Xiahou Lian se quedó atónito y dijo:

—¿Era la vigésimo séptima generación de Garuda?

—Así es —dijo Qiu Ye—. Aunque tu madre era considerada la mejor


sable del mundo, Shi Xin era el que realmente no tenía parangón en
aquella época. Mataba a una persona en un paso y formaba ríos de
sangre en diez pasos; los lotos de sangre crecían a cada uno de sus
pasos. Su sable se llama Bushenglian302. Hace veintiún años, tu madre
estaba embarazada de ti y de tu hermano. El antiguo abad emitió
repentinamente una orden de Garan y reunió a las Ocho Legiones de
Garan para ir juntos al Norte. Se fueron durante más de tres meses, y
nadie sabe lo que pasó en el Norte.

»El día en que naciste, era de noche. La comadrona de la aldea de


Garan los envolvió a ti y a Chi Yan, y Shi Xin regresó de repente. Todo
su cuerpo estaba cubierto de sangre, y la comadrona casi se murió del
susto. Él no dijo nada, tomó a un niño y se fue. Tú madre se obligó a
levantarse de la cama y le preguntó que qué hacía. Dijo que iba a
llevarse un niño, y que quería acabar con los sentimientos entre él y tu
madre.

—¡Vaya hombre es! —Xiahou Lian se burló—. Abusando de una


mujer que acaba de dar a luz, ¡¿por qué no murió en el Norte y no
volvió?!

—En realidad, no era mucho mejor que tu madre en ese momento.


El temperamento de Shi Xin era originalmente muy bueno, de lo
contrario no podría haber estado junto a tu madre. Pero ese día,
insistió en llevarse a un niño. Tu madre dijo, el niño no puede irse, ven
aquí primero y haz cien reverencias para mí. Él dijo, ¿puedo usar cien
reverencias para intercambiar por un niño? Tu madre dijo, lo
hablaremos después de que te inclines.

—¿Se inclinó?

—Se inclinó, cien veces completas. Tú madre tampoco esperaba que


realmente pudiera terminar de inclinarse. Pero aun así no aceptó que
se llevara al niño, así que los dos empezaron a pelear. Las fuerzas de
ambos estaban agotadas, pero el temperamento de ambos era
obstinado. Al final, prácticamente intercambiaron golpes entre ellos

302
Lit. Lotos creciendo a un paso.
sin ningún movimiento. Tú madre no lo logró y se rindió primero. Shi
Xin dijo «me llevo al niño, a partir de ahora, no puedes verlo».

—El que se llevó fue Chi Yan —murmuró Xiahou Lian.

—Así es. Tu madre perdió, y mantuvo la promesa. En diecisiete años,


nunca fue a ver a Chi Yan. Nadie, excepto Shi Xin y su amigo íntimo
Duan Jiu, sabe con certeza qué ocurrió en aquel trágico intento de
asesinato hace veintiún años. Después de eso, Shi Xin sucedió al abad
de Garan, se seleccionaron nuevas Ocho Legiones y Garan volvió a
funcionar.

—Ahora parece que se arrepintió. El antiguo abad y las otras siete


legiones fueron todos asesinados, así que él asumió la culpa y pensó en
esta forma de expiar sus pecados… ¡Qué absurdo, ridículo! —Xiahou
Lian enterró su rostro en sus manos y continuó—: Shifu, dime, ¿no
habría no querido matar a mi madre si me hubiera hecho más fuerte
antes?

—Xiao Lian, esto no es culpa tuya. En realidad, el elegido al principio


debería haber sido Chi Yan, pero por alguna razón, volvió a cambiar de
opinión. Tal vez fue porque Chi Yan no tiene corazón. No importa lo
fuerte que sea alguien sin corazón, no puede convertirse en el jefe de
Garan que lidera a todos los asesinos. —Qiu Ye giró la cabeza y miró a
Xiahou Lian. Bajo la luz de la luna, sus pupilas estaban tranquilas como
el agua—. Xiao Lian, ¿vas a vengarte?

—Por supuesto, debo matarlo. En cuanto a ese líder de Garan, quien


quiera serlo puede serlo. —Xiahou Lian se levantó, y había una
crueldad siniestra en sus ojos—. ¡Qué Shi Xin, que pague sus deudas en
el infierno!

Qiu Ye dijo de repente:

—Xiao Lian, ¿has encontrado la última carta de tu madre?

Xiahou Lian se quedó atónito y dijo:


—No. Ella dejaba sus cosas por ahí, y yo la busqué durante mucho
tiempo pero no pude encontrarla. Tal vez ya la hayan mordido los
ratones.

Qiu Ye acarició los patrones estriados de la jarra de vino y dijo


lentamente:

—Tu madre te dejó algunas cosas afuera… —De repente se detuvo y


volvió a hablar después de un rato—. Xiao Lian, ¿quieres dejar Garan?

—¿Qué quieres decir? Mi madre…

—Xiao Lian, cuando todavía estaba viva, me dijo que quería que
rompieras el ciclo. —Qiu Ye caminó ante la tumba de ropa de Xiahou
Pei y vertió todo el vino ante su tumba—. Tu madre era muy diferente
a nosotros, no porque sus habilidades con el sable fueran
extraordinarias, sino porque era una asesina nata. Antes, todos los
asesinos de Garan eran mendigos sin hogar, sólo tu madre encontró a
Garan por sí misma. Ella dijo que se apoderó de su propio destino, y
que esperaba que tú también puedas hacerlo. Y tú no perteneces a
Garan.

—¿Ella quería que huyera? ¿No quería que me vengara, quería que
huyera? —Xiahou Lian miró la lápida. En ella había palabras que él
mismo había grabado: «La tumba de Xiahou Pei». Su madre no contaba
como si hubiera estado casada, así que no tenía nombre de casada.
Cuando lo pensó, era cierto. Su madre había sido audaz y arbitraria
durante toda su vida, así que ¿cómo podía estar subordinada al
apellido de su marido después de la muerte? En la lápida sólo estaban
escritos los tres caracteres «Xiahou Pei», que eran totalmente
suficientes.

—No. —Qiu Ye levantó la mirada, con el brillo de los sables y las


espadas en sus ojos—. Si quieres apoderarte de tu destino, hay más de
una forma de hacerlo. ¡Xiao Lian, puedes destruir a Garan!
—¿Cómo es eso posible? Si se destruye Garan, ¿qué hay de Mediados
de Julio? ¡Todos ustedes morirían! —dijo Xiahou Lian conmocionado.

—No es «todos ustedes», es «nosotros» —replicó Qiu Ye en voz


baja—. Xiao Lian, ¿sabes qué clase de lugar es Garan? Cada año, la aldea
de Garan recibe cincuenta niños de fuera. La mayoría de ellos son
chicos con manos y pies fuertes y sin padres, y tratan a Garan como su
hogar. Todos los años, la aldea de Garan también envía a veinte niños
al templo de la montaña, y el abad les da sables y cuelga sus placas.
Tres días después, la mitad de las placas son retiradas. Esa mitad de los
niños había muerto en el campo de matanza. Cada año, mueren al
menos siete asesinos experimentados y hábiles, y entre ellos,
probablemente sólo los huesos de tres asesinos pueden ser
transportados al cementerio de sables. Año tras año, los huesos bajo el
cementerio de sables se apilan ya como una montaña. Ayer, había una
tumba más allí, y vi cómo la levantaban. Xiao Lian, ¿no debería ser
destruido este tipo de lugar?

—¡Pero!

—Hace un momento, debes haber visto la cueva de la medicina en el


Buda de Cara Negra. Los demás sólo saben que yo atrapo a los asesinos
que han desertado y los entrego al abad para que los decapite. Se
equivocan. El abad los envía al Buda de la Cara Negra y los utiliza como
sujetos de prueba para probar medicina. No sé qué está desarrollando
el abad. Tal vez sea Mediados de Agosto o Mediados de Septiembre,
pero sí sé que es un pecador. En este Garan, todos son un pecador. Las
manos de ninguno no están cubiertas de sangre, los crímenes de
ninguno no son monstruosos, ¡y ninguno no debería morir!
Incluyendo a Chi Yan, incluyéndome a mí, e incluyéndote a ti.

—Shifu, tú y Chi Yan son diferentes, y Shu Qing, él…

—No somos diferentes. Todos somos pecadores, ¿no lo admites? —


Qiu Ye soltó una risa baja—. Xiao Lian, tu madre quería que rompieras
el ciclo y tomaras las riendas de tu propio destino. El abad quiere que
sucedas al líder de Garan y mates a ese enemigo que está lejos en el
Norte. Y yo quiero que... ¡destruyas Garan!

Silencio, un silencio como el de la muerte.

La niebla se hacía cada vez más densa, y era como si Xiahou Lian
estuviera rodeado por ella. El aire que lo rodeaba se volvió viscoso al
verse envuelto por la niebla que venía de todas las direcciones,
asfixiándolo. Su corazón se volvió muy complicado. Pensó en la
mirada tranquila de Chi Yan, y también recordó a Shi Xin sosteniendo
una vela. Al final, vio el esqueleto de Xiahou Pei tumbado en el suelo,
mirando la alta y lejana cúpula del cielo.

Xiahou Lian bajó la cabeza y se miró la palma de la mano, en la que


estaba la cicatriz de la flecha que había dejado Liu Guizang.

—¿Qué tengo que hacer?

Qiu Ye rio ligeramente. Su sonrisa era suave como siempre, como


una brisa cálida que pasa bajo las flores de primavera.

De repente dejó de sonreír, y su expresión era tan solemne como la


de los Dioses y Budas en el salón principal de un templo.

—Mata a Shi Xin, y quema la cueva de la medicina. ¡Mediados de Julio


nos matará a todos!
Capítulo 52: Lamentando la prisa del tiempo

Shu Qing fue a escuchar las instrucciones de Qiu Ye y luego se unió


a Xiahou Lian para prepararse y dirigirse a Suzhou. Shu Qing había
recibido su primera transacción del año, y Qiu Ye le indicó que esta vez
debía hacer el trabajo por sí mismo. Xiahou Lian solo lo asistiría desde
el costado. A partir de ahora, no podía depender más de su shige y debía
realizar las transacciones solo.

Se sintió agitado mientras pasaban junto a las flores y rozaban los


sauces en el camino. El sendero se extendía por el bosque, y la luz que
se filtraba entre las hojas brillaba sobre sus manos que sostenían las
riendas, como si una bola de fuego ardiera en sus dorsos. Las cigarras
chirriaban una tras otra en el bosque, y el viento susurraba a su oído.
A veces, pequeños insectos voladores negros chocaban con él,
asustándolo y haciéndolo encoger la cabeza. Al ponerse el sol en el
oeste, tuvieron que dormir al aire libre en las afueras de la ciudad. Hizo
una fogata, asó un conejo, y su shige cerró los ojos para descansar
frente a él. Miró la redonda luna en el horizonte y pensó en Liu Shao'er.

Llegaron a la casa de mensajería de Suzhou. Durante todo el


trayecto, vieron pequeños ríos paralelos a las calles, edificios con
pabellones y pabellones de agua con azulejos y puertas pintadas de
rojo, tiendas abarrotadas de gente, y carteles de tiendas con palabras
negras sobre fondos rojos, en los que se escribían «fideos blancos»,
«todo tipo de recipientes para beber», «joyas manufacturadas de oro y
plata», «peines con agujas de acero para trabajadoras», y otras cosas...
Por todas partes había vida. En las calles, personas sin camisa hacían
acrobacias, artesanos con zapatos de tela y ropa de lino realizaban
espectáculos de marionetas, y algunas cantantes actuaban en los
cruces de las calles, sus voces se podían escuchar a media calle de
distancia.
El diablo desafortunado esta vez no era alguien del mundo de las
artes marciales. Era un comerciante de sal que vivía en el carril
Renfeng303; al cruzar el puente Hudun304 y avanzar unos diez pasos
estaba su casa. Tenía el jardín más grande, en el que se había excavado
un gran estanque que conducía al canal del exterior. Sobre él se habían
construido pasillos de agua, un pabellón de agua en el centro, rocallas
apiladas y flores de loto plantadas en parches por todos los lados.

Su empleadora fue su primera esposa. Él llevaba toda la vida en el


negocio, toda la vida transportando sal y toda la vida liándose con
mujeres libertinas. Se rumoreaba que una vez había sido impropio con
una concubina de alto rango de otro comerciante de sal. Algunas
personas habían visto a los dos enrollándose en el Salón Junpu, ya que
en aquel momento los dos comerciantes de sal habían sido invitados
por el prefecto de la prefectura de Suzhou para ir a una ópera.

Ya era viejo y sus pensamientos impropios no habían cambiado,


pero su mente se había vuelto mucho más confusa. Se había casado
con siete u ocho concubinas en el pasado, y nunca cedía en cuanto al
dinero, dando a todos los hijos de sus concubinas sólo lo que debían
recibir. Ahora, se había llevado a una prostituta de Nanjing y había
puesto cinco o seis tiendas a su nombre de una sola vez. Su primera
esposa se había mordido el labio, se puso ansiosa y simplemente
utilizó una tienda para comprar un asesino que enviara al viejo a
renacer en la Tierra de la Dicha un poco antes.

Xiahou Lian y Shu Qing saltaron el muro y entraron en el jardín. La


noche era oscura y la luna brillaba en lo alto del cielo; la luz de la luna
era como agua brumosa, melancólica. Los árboles en flor que cubrían
el suelo estaban empapados de la luz de la luna, disolviéndose en una
sola extensión. Los lotos del estanque habían florecido en su justa
medida, y eran de color rojo oscuro en la noche, teniendo un aspecto
diferente. El anciano y su nueva señora se encontraban en el Pabellón

303
Lit. Carril de la Benevolencia.
304
Lit. Puente del Tigre en cuclillas.
del Agua de Shengyun305, en el centro del estanque. El agua del
estanque estaba en todos lados, aislando una pequeña tierra de belleza
idílica. El pasillo de agua con azulejos negros cian y paredes blancas
era sinuoso y daba varias vueltas, conectando el pabellón de agua con
la tierra.

Los amos y los sirvientes estaban dormidos, por lo que era como si
el jardín estuviera apagado, sólo con el susurro de las hojas y los
chirridos de los insectos en las sombras. Pero al escuchar con atención,
también se podía oír que había una dulce risa de mujer en el pabellón
del agua, que sonaba junto al viento que cabalgaba en las ondas. Shu
Qing y Xiahou Lian se colaron en la oscuridad, doblando la cintura y
tocando el brocado con patrones de tortuga y la puerta pintada de rojo.
En el marco de la ventana se había pegado una suave pantalla
ahumada. Xiahou Lian perforó una capa del mosquitero, de modo que
pudieron ver a dos personas indistintas sentadas una encima de la
otra.

Xiahou Lian dirigió a Shu Qing una mirada significativa, y éste negó
enérgicamente con la cabeza. Xiahou Lian hizo el gesto de un tajo.
Llevaba una máscara, por lo que Shu Qing no podía ver su expresión y
sólo podía ver la crueldad que sólo tienen los asesinos. Había
escuchado a Qiu Ye decir eso antes, su compañero discípulo mayor era
igual que él, no se atrevía a hacer transacciones por sí mismo. Durante
dos años, seguía detrás de otros asesinos como decoración, e incluso
el nombre de Xiahou Bueno Para Nada se había extendido por Garan
durante un tiempo. Pero ahora, Xiahou Lian era despiadado cuando
actuaba, y cuando Hengbo era desenfundado, tenía que ver sangre y
tenía que degollar. ¿En qué se parecía a Xiahou Bueno Para Nada?

Se estremeció, respiró profundamente varias veces y se armó de


valor, empujando un poco la puerta y entrando con la cintura doblada.
Xiahou Lian lo siguió. Caminaban como fantasmas, sin hacer ruido.

305
Lit. Nubes crecientes.
El anciano había comido y bebido hasta la saciedad, así que presionó
a la mujer boca abajo sobre la mesa, sacó una pequeña caja cuadrada
de su manga y sacó una píldora de su interior, tragándosela. La mujer
estaba de espaldas a ellos, y Shu Qing vio cómo el viejo la presionaba
hacia abajo, con su estómago hinchado, que apretaba la espalda lisa y
desnuda hasta dejarla sin forma, como una masa que hubiera sido
amasada.

Xiahou Lian se pasó el dedo por el cuello y señaló al anciano.

Shu Qing apretó un mecanismo de resorte, el sable Dizhong salió


silenciosamente de su vaina de flauta, y caminó tranquilamente
detrás del anciano. Los cabellos de las dos personas sobre la mesa se
entrelazaron, sus cuerpos se agitaron ferozmente, y los gritos agudos
y suaves de la mujer llenaron los oídos de Shu Qing. Este grito le
resultó un poco familiar, y Shu Qing dudó de repente, con su sable
levantado en el aire, sin caer durante mucho tiempo.

Xiahou Lian sacudió la cabeza a su espalda y sacó a Hengbo,


planeando ayudarlo. Shu Qing negó con la cabeza y dejó de pensar
alocadamente. Bajó el sable de forma extremadamente despiadada, y
éste rebanó con un arco feroz, cortando la cabeza del anciano. La
cabeza cayó de la mesa de vino y la sangre salpicó todo el cuerpo de la
mujer.

En un principio, Liu Shao'er estaba gritando con una voz aguda. La


fuerza del anciano era muy inferior a la de Shu Qing, y lo que tenía ahí
abajo tampoco era como para mirarlo. Pero aun así había gritado
desesperadamente, y además tuvo que hacerlo en voz alta y con un
sonido agradable. Afortunadamente, había aprendido la Ópera Kunqu
y tenía un tono rotundo y potente, lo que hizo que el anciano estuviera
encantado.

Justo cuando gritaba, su cuello fue rociado de repente con un líquido


caliente y pegajoso, y sospechó que el viejo inútil había vomitado.
Abrió los ojos para mirar, pero solo se vio cubierta de sangre. El viejo
seguía tendido sobre su cuerpo, y ella giró la cabeza aterrorizada. Vio
el cuello que había perdido su cabeza, el corte prolijo y la sangre que
brotaba como un manantial.

—Aaahhh… —Liu Shao'er quiso apartar el cadáver sin cabeza del


anciano, pero éste la había sujetado con mucha fuerza, así que no pudo
quitárselo por más que lo intentó. Se dio la vuelta, y el cuello que
rociaba sangre se precipitó directamente a sus brazos.

—¡Liu Shao'er! —Una voz familiar sonó en sus oídos. Liu Shao'er se
estremeció y levantó los ojos para ver a Shu Qing llevando un sable
manchado de sangre en una mano y sosteniendo una máscara de
porcelana lisa en la otra, mirándola perplejo.

Otro hombre vestido de negro estaba de pie fuera de las cortinas de


cuentas, y ella reconoció de un vistazo que era Xiahou Lian. Lo
comprendió de inmediato.

—¡Los dos son asesinos! ¡Los dos son asesinos! —Liu Shao'er quiso
apartar la mano del anciano, pero perdió el equilibrio y cayó al suelo
junto con él. —¡Sirvientes! ¡Sirvientes! ¡Lo han matado! ¡Lo han
matado!

—¡Liu Shao'er, deja de gritar, yo te llevaré! —Shu Qing se deshizo de


su máscara y se acercó para ayudarla a levantarse.

Liu Shao'er retrocedió aterrorizada, haciendo retroceder también al


cadáver y arrastrando una larga línea de sangre por el suelo. Gritó con
todas sus fuerzas:

—¡Atrás! ¡Asesinos! ¡Asesinos! ¡Ayuda, ayuda!

—¡Dejala en paz, vámonos! —Una ráfaga de pasos sonó fuera, así


como la luz de las antorchas. Xiahou Lian se acercó a tirar de Shu Qing.

—¡Liu Shao'er! —Shu Qing seguía mirando a Liu Shao'er mientras


Xiahou Lian tiraba de él y corría.
La mujer desnuda que estaba enredada con el cadáver en el suelo se
alejaba cada vez más de él. La noche era desmesuradamente oscura, y
el viento se metía en sus mangas como una paloma, agitando sus alas
bajo sus ropas. La hierba de las barbas de cabra306 junto a las rocallas
estaba tan afilada como los sables afilados, clavándose en todas las
direcciones. Las glicinas se enredaban en los árboles como serpientes
cansadas, colgando de las ramas.

Xiahou Lian tiró de él durante todo el camino y no lo soltó. Su vaina


los recibió y los espías cubrieron su retirada.

Entraron en un sinuoso carril, volviendo a la casa de mensajería por


la puerta trasera. Shu Qing se acuclilló en una esquina, enterró la
cabeza y guardó silencio. La cálida brisa de la noche de verano soplaba
a ráfagas, y la luz de la luna era vasta y ondulante como el agua. Sólo
sintió que hacía frío, un frío glacial.

Xiahou Lian envió una carta preguntando al edificio Wanxiang qué


había pasado exactamente, y Liu Xiangnu envió una carta diciendo
que hacía un mes, el comerciante de sal había ido al edificio Wanxiang
a ver una obra de teatro y le había echado el ojo a Liu Shao'er de un
vistazo. Liu Shao'er quería ir y nadie pudo impedírselo, así que
pensaban esperar a que Shu Qing volviera para contarle, pero no
habían esperado que Shu Qing se encontrara con ella en Suzhou.

Tang Shiqi se acercó para expresar su simpatía, pero sólo pudo


criticarla cuando todo ya se había terminado, diciendo que había visto
hace tiempo que Liu Shao'er no era respetuosa con la ley y que había
que casarse con una chica de una familia pura. Xiahou Lian lo alejó y
dejó a Shu Qing a solas.

Shu Qing se sentó en el patio y se quedó con la mirada perdida día


tras día, y observó las capas y capas de marcos de las ventanas
cuadradas del segundo piso. Se abrían uno tras otro como páginas
densamente empaquetadas, abriéndose y cerrándose con el viento.

306
Traducción literal de carex callitrichos.
Recordó que, cuando estaba en el edificio Wanxiang, Liu Shao'er solía
peinarse con seriedad detrás de uno de esos marcos de ventana y
atarse el cabello en un moño con caída de caballo307. Cuando bajaba los
ojos, era suave como un río de primavera en una noche de luna.
Todavía recordaba sus brazos redondos, sus muñecas tiernas como
raíces de loto expuestas bajo sus mangas blancas como la luna con
brazaletes verde esmeralda oscuros colgando, y la tenue fragancia de
la begonia que flotaba cuando ella lo ayudaba a acomodar el cabello de
sus sienes.

—Shige, si fueras tú, ¿qué harías? —Shu Qing le preguntó a Xiahou


Lian una noche.

Xiahou Lian estaba desconcertado. Ni siquiera había pensado en el


matrimonio antes, así que ¿cómo podía pensar en ser convertido en
un cornudo?

—¿Por qué me hizo esto? —Shu Qing dijo con dolor—. Ya he decidido
todo. He decidido cuántos hijos tener, qué nombres ponerles, y he
decidido que cuando seamos viejos, podremos vivir en la aldea de
Garan y ser enterrados en el cementerio de sables cuando muramos.
Pero no esperaba que ella me traicionara.

Los labios de Xiahou Lian se movieron. Quería decir que no había


asesinos que pudieran llegar a ser viejos y vivir hasta la muerte. Pero
no dijo nada, ya que tener esperanza era siempre mejor que no tenerla
y tener deseos era siempre mejor que no tenerlos, y no quería
exponerlo.

Shu Qing se secó los ojos y sus manos se cubrieron de lágrimas.

Después de quedarse con la mirada perdida durante tres o cuatro


días, Tang Shiqi se acercó corriendo. Shu Qing no quería hablar con él,
así que se levantó y se dispuso a marcharse.

307
Un estilo antiguo de moño en el que el moño cuelga de un lado de la cabeza.
—¡Liu Shao'er fue puesta en prisión! —gritó Tang Shiqi.

Shu Qing se detuvo en sus pasos.

Xiahou Lian se dio la vuelta y salió de detrás del muro de pantalla,


preguntando:

—¿Qué ha pasado? No hagas un escándalo innecesario durante todo


el día, dilo claramente.

Tang Shiqi jadeó mientras decía:

—La esposa de ese anciano es un personaje cruel. Sobornó al


magistrado del condado para que condenara a Liu Shao'er por
asesinato a cambio de dinero, y la encerraron en la cárcel. Sin
embargo, no hay suficientes pruebas, así que no hay sentencia, sólo
está encerrada allí. Pero haciendo esto, esas tiendas que Liu Shao'er
consiguió serán devueltas a la esposa.

Xiahou Lian y Tang Shiqi miraron juntos a Shu Qing, esperando a


que tomara una decisión.

Shu Qing se sujetó la cabeza y se sentó en un pequeño taburete, sin


hablar.

—Si me preguntas, déjala jodidamente en paz. ¡Que le den una buena


lección y a ver si todavía se atreve a hacer cornudos a los hombres! —
dijo Tang Shiqi.

—¡Cállate! —rugió Shu Qing, con los ojos rojos, y Tang Shiqi dejó de
hablar. Shu Qing le dijo a Xiahou Lian—: Shige, ¿puedes ayudarme una
vez más? Voy a salvarla.

Xiahou Lian llevó a Hengbo en su cintura y dijo:

—Vamos. —Levantó la barbilla hacia Tang Shiqi—. Ven tú también


con nosotros y ayúdanos a vigilar.
Tang Shiqi utilizó la Flecha de Jinghong308 para encargarse de los dos
trabajadores de yamen que custodiaban la entrada. Xiahou Lian y Shu
Qing entraron directamente sin resistencia, derribando a los
trabajadores de yamen durante todo el camino. Estos trabajadores de
yamen normalmente sólo sabían apostar y beber, por lo que sus
habilidades eran terribles. Cuando se encontraban con alguien como
Xiahou Lian, que había vadeado montañas de sables y mares de
sangre, sólo les quedaba la parte de admitir la derrota.

La prisión sólo tenía un pasillo que llegaba hasta el final, y éste era
de un negro sombrío y frío. Los dos lados estaban separados en celdas
sobre celdas, y cada una estaba cubierta de paja como las camas de los
criminales. El suelo estaba lleno de lúgubres y fríos ladrillos de piedra,
y las paredes estaban cubiertas de suciedad, algunas con aspecto de
manchas de sangre. En las grietas crecía un musgo resbaladizo, y
pequeños bichos desconocidos arrastraban rastros húmedos mientras
trepaban de un lado a otro.

Liu Shao'er cantaba en su celda, balbuceando notas y tonos altos y


bajos. Su garganta estaba ronca de tanto cantar, como si le hubiesen
frotado un puñado de arena dentro de la garganta, moliendo el sabor
de la pena. Shu Qing no se atrevió a seguir caminando, pues temía
verla. Se detuvo en la esquina y derramó lágrimas en silencio.

Xiahou Lian esperó a un lado, pero esperó demasiado y no vio


moverse a Shu Qing. Liu Shao'er ya había dejado de cantar y de su celda
salían crujidos. Xiahou Lian pateó la barandilla de madera con
irritación y se jaló el cabello.

—¿Para qué estás perdiendo el tiempo como una mujer? ¡Si no vas a
ir entonces lo haré yo!

308
Lit. Ganso cisne asustado.
Shu Qing levantó la cabeza como si hubiera despertado de un sueño.
Se dirigió a la celda de Liu Shao'er y utilizó la llave que había
encontrado en un trabajador del yamen para abrir la puerta.

Liu Shao'er tenía el cabello revuelto y el rostro sucio mientras estaba


sentada en el suelo. Llevaba ropas sucias de prisión y una manta le
cubría las rodillas. En pocos días, había pasado de ser una famosa
prostituta de Jinling, radiante y deslumbrante, a ser una prisionera en
su último aliento. Cuando vio a Shu Qing, no estaba alegre. Sus ojos
miraban fijamente a Shu Qing de abajo a arriba, y las comisuras de sus
labios se engancharon hacia arriba. Sus labios se convirtieron en una
fina línea curvada, con un poco de rojo pálido.

Cuando Shu Qing vio su sonrisa, de repente sintió como si le


hubieran echado una palangana de agua fría en la cabeza, el frío
empezaba en su corazón y llegaba hasta las puntas de los dedos.

Ella ya no parecía una persona, era como un fantasma.

—¡Has venido, querido Shu! —Ella sonrió, las comisuras de su boca


sonrieron y revelaron unos dientes blancos y escalofriantes.

—Te llevaré fuera, date prisa y levántate —dijo Shu Qing,


frunciendo el ceño.

—¿Irme? ¿Cómo voy a irme? —Liu Shao'er se rio y levantó la manta


que tenía en el regazo. Sólo entonces Shu Qing descubrió que no
llevaba pantalones. Sus hermosas piernas estaban cubiertas de
heridas, y mirando más hacia arriba, estaba sucio entre sus muslos.

Xiahou Lian, que estaba de pie a un lado, desvió la mirada y frunció


las cejas con fuerza

—Liu Shao'er…

—Los ojos de Shu Qing estaban rojos.


—¡¿Por qué has venido?! —Liu Shao'er se agarró a la pared y se
levantó, con todo su cuerpo temblando—. ¡¿Por qué has venido?!
Originalmente... Originalmente, ya tenía esas tiendas, y todas con
muy buenas ubicaciones. Una librería, dos bodegas y una pastelería.
Qué bien, cuando ese viejo dejara de respirar, me hubiera ido a vivir
sola. ¡Tendría plata, así que podría hacer cualquier cosa! ¡Pero viniste,
viniste! ¡¿Para qué viniste?! ¡¿Cuántas mujeres en el mundo no quieren
a los pobres y aman a los ricos, por qué tuviste que destruirme?!

—No sabía… —Shu Qing extendió su mano.

Liu Shao'er lo evitó y gritó:

—¡Ahora estás satisfecho! ¡Me han encerrado en la cárcel y esas


bestias me han intimidado uno por uno! Anoche, ¿cuántos se
acostaron conmigo? Déjame contar... Ah, son demasiados para contar.
¿Por qué fui tan estúpida? ¡Asesino, fugitivo! ¡También eres una bestia,
querías convertirme en lo mismo que tú, incapaz de ver la luz e incapaz
de ver a la gente!

Xiahou Lian y Shu Qing se sorprendieron por completo.

—¡Noquéala y llévatela! —Xiahou Lian le rugió a Shu Qing.

Liu Shao'er vio a Xiahou Lian y lo señaló.

—¡Y tú, bestia! Ya veo, ustedes dos están confabulados con el edificio
Wanxiang, ¡están todos confabulados! ¡Madre Liu quería entregarme
a ti y que tuviera hijos para ti, asesino! ¡También eres una bestia, los
dos son unas bestias!

Liu Shao'er saltó de repente y se abalanzó hacia Xiahou Lian. Xiahou


Lian retrocedió rápidamente y puso su mano derecha en la
empuñadura de Hengbo. Shu Qing gritó:

—¡No!
El salto de Liu Shao'er falló, y pasó rozando la parte delantera de la
túnica de Xiahou Lian, golpeando la pared. Shu Qing oyó un sonido
sordo y Liu Shao'er se deslizó por la pared. Se tumbó rígidamente boca
abajo, y de su cuerpo salió sangre de color rojo oscuro como si fuera
una serpiente. Primero, fue una, luego dos, y después muchas
convergieron en un montón. Al final, se convirtieron en un círculo
que se extendió lentamente.

Xiahou Lian se quedó en Suzhou con Shu Qing durante un mes y


organizó los asuntos funerarios de Liu Shao'er. Shu Qing la enterró
detrás del Templo Hanshan y contribuyó con una lápida
conmemorativa del renacimiento, deseando que pudiera renacer a
una buena familia en su próxima vida.

Shu Qing cantó las escrituras para los difuntos junto con los monjes
del Salón Principal, y Xiahou Lian y Tang Shiqi se acuclillaron junto al
agua que manaba del alero, apoyando la cabeza en las manos mientras
esperaban. Los caballos de hierro de la esquina del alero tintineaban, y
sus narices se llenaban del penetrante olor del incienso, por lo que
Tang Shiqi no dejaba de estornudar. Los sonidos de los monjes
cantando escrituras parecían venir de un lugar muy profundo y muy
lejano, continuos e interminables, tan lentos y pesados como las
campanas y los tambores.

—Oye, Shiqi, ¿crees que realmente hay dicha en este mundo? —


preguntó Xiahou Lian.

—No la hay en este mundo, pero sí fuera de él —respondió Tang


Shiqi, sonriendo.

Xiahou Lian miró al cielo durante un rato y volvió a hablar:

—Si muero, recuerda quemar un poco de papel de incienso para mí.

—Por supuesto. —Tang Shiqi palmeó el hombro de Xiahou Lian—.


¡Quemaré una gran casa con tres entradas y tres salidas, cuatro
concubinas de pasta de papel y siete u ocho sirvientes para asegurar tu
satisfacción!

Un sirviente de la casa de mensajería se apresuró a subir desde abajo


de la escalera. Xiahou Lian se levantó y le hizo una señal.

El sirviente jadeó mientras corría y le dijo a Xiahou Lian:

—Maestro Xiahou, dese prisa y lleve al maestro Shu de vuelta a la


montaña. Han llegado noticias del templo de la montaña, ¡la salud del
maestro Qiu no está bien!

Las hojas de los viejos árboles de sófora giraban al caer sobre los
hombros de Xiahou Lian, y la luz tenue se filtraba a través de sus
densas, esparciendo trozos de luz sobre él. Las rosas multiflora
marchitas trepaban por la valla de bambú, y los pétalos eran de color
negro grisáceo y duros como trozos de papel. La sombría brisa otoñal
llenaba todo el patio, y los polluelos de Qiu Ye estaban sentados en el
nido con las alas cubiertas, piando suavemente.

Qiu Ye era el hombre más hermoso de Garan. Tenía ojos afectuosos


y labios sonrosados, y siempre hablaba con suavidad, como las ondas
otoñales del lago Dongting. No importaba lo enfadado que estuviera,
no era más que la ondulación de unas cuantas olas. Desde la infancia,
a Xiahou Lian le había gustado correr con él. Xiahou Lian lo seguía
cuando iba a la aldea de Garan a comprar arroz y aceite, Xiahou Lian lo
seguía cuando iba al bosque a cortar bambú, y Xiahou Lian también lo
seguía cuando jugaba con sus polluelos.

Pero las hojas tenían que caer al final, y Xiahou Lian no tenía forma
de seguir detrás de él nunca más, llamándolo «dage≥ y llamándolo
«shifu».

Shu Qing se limpió los ojos mientras salía de la habitación.


—Shige, shifu te dice que entres.

Xiahou Lian se levantó y empujó la vieja puerta de madera que


crujía. Qiu Ye estaba acostado en una estufa-cama, con una manta de
seda floral envolviendo su delgado cuerpo. Una de sus manos
descansaba en el borde de la estufa-cama; los pequeños huesos del
borde de su muñeca prácticamente reventaban su fina piel.

Extendió la mano hacia Xiahou Lian y las comisuras de sus labios se


curvaron en una leve sonrisa.

—Es hora de decir adiós, Xiao Lian. —Qiu Ye suspiró ligeramente.

—Te acompañaré —dijo Xiahou Lian en voz baja.

Qiu Ye sacó una pequeña caja de la cabecera de la cama y la puso en


las palmas de Xiahou Lian.

—Dentro están mis doce sables de ala de cigarra Qiushui. Cuatro son
para ti, y ocho son para tu shidi. —Qiu Ye abrió la caja. Deslumbrantes
sables Qiushui estaban apilados dentro, y cada uno tenía la longitud
de un dedo; era tan delgados como las alas de una cigarra, y tenía
tenues patrones de agua y nubes fluyendo en su hoja. Xiahou Lian
tomó un sable y, de repente, sintió que la textura del mismo le
resultaba muy familiar.

—Shifu, ¿de qué están hechos los sables de ala de cigarra?

—Hierro meteórico de la montaña Tian. La primera generación del


jefe del clan Qiu lo recogió de la montaña Tian. —dijo Qiu Ye—. Hay
que conservarlos bien, y aunque no tienen que heredarse a las
generaciones futuras, no puedes desecharlos como zapatos viejos.

Xiahou Lian cerró la caja y asintió solemnemente.


—Hay una cosa más. —Qiu Ye lo miró profundamente—. Tengo un
shixiong309, su nombre es Qiu Shan310, y vive recluido al pie de la
montaña Qixia311. Conoce la verdadera técnica de disfraz de cara de
este mundo: cortar huesos y carne, cambiar de cabeza y reemplazar el
rostro. Si llega el día en que puedas salir de Garan, no está de más
buscarlo.

—Sí, lo entiendo —dijo Xiahou Lian.

Qiu Ye tenía una sonrisa clara y superficial mientras asentía y


cerraba los ojos. Fuera de la ventana, el viento comenzó gradualmente.
Xiahou Lian miró a través de las celosías con forma de «I» mayúscula
hacia las profundas hojas de la sófora que había fuera, las ramas que
temblaban y el sol rojo oscuro que colgaba. A lo lejos, las campanas del
templo de la montaña sonaban, siguiendo un ritmo lento, una y otra
vez.

Xiahou Lian puso la mano de Qiu Ye entre las mantas y dijo


suavemente:

—Shifu, adiós.

309
Lit. Compañero discípulo.
310
Lit. Montaña de otoño.
311
Una montaña en la parte noreste de Nanjing.
Capítulo 53: Mecanismo de tracción

Los árboles estaban marchitos, y al mirar hacia arriba, las delgadas


ramas se estiraban, imprimiéndose en el cielo azul y blanco como
grietas que se extienden en la porcelana azul y blanca. Los escalones
de piedra de la puerta de la montaña se habían limpiado, y la nieve se
amontonaba densamente a ambos lados como pequeñas colinas.

Tang Shiqi se sentó con las piernas cruzadas en el cojín redondo del
salón principal del templo, frotándose las manos enrojecidas por el
frío. Mirando desde la puerta, la montaña era una vasta y sombría
extensión de blanco, y se podía ver vagamente un poco de los tejados
de paja marchitos y amarillos de las cabañas de los asesinos que
estaban al descubierto. Largos escalones de piedra azul se extendían
hacia abajo, desapareciendo en la neblina y la nieve.

Los asesinos envueltos en capas y con las cabezas y los rostros


cubiertos entraron uno tras otro, tomaron una píldora del cuenco
negro lacado del altar y luego se dirigieron a la estufa de carbón para
calentarse. Tang Shiqi oyó a alguien maldecir en voz baja:

—¡Cómo es que aún no se ha reparado, qué sitio tan destartalado!

Tang Shiqi miró el tejado con un gran agujero; el viento y la nieve


entraban desde allí, aterrizando en las cabezas azabaches de los
asesinos.

Garan de las Siete Hojas era un lugar extraño. Al llegar, Tang Shiqi
había sentido frío, incluso sus huesos temblaban. Las estatuas de Buda
que se veneraban aquí eran todas negras, y los rostros originales,
suaves y benévolos, parecían inexplicablemente feroces bajo la
pintura negra. Las estatuas de Buda eran muy antiguas y la pintura de
la mayoría de ellas se estaba descascarando. Los rostros moteados de
Buda colgaban ligeramente, con los ojos semicerrados, y sus miradas
indiferentes observaban a los asesinos sentados abajo. Tang Shiqi
sintió que su cuello estaba frío, como si alguien se lo hubiera cortado.

El abad se sentó bajo el Buda Dipankara, abrió una vieja escritura y


comenzó a cantar. Todos agacharon la cabeza y alguien que estaba
apoyado en una viga se quedó dormido. La voz del abad era plana,
como los tonos de una persona muerta. Desde el otro lado del salón
principal se escuchaban ronquidos, primero largos y luego cortos.
Tenían una regularidad extrema, altos y bajos, como si estuvieran
tocando un erhu312, y junto con los sonidos del canto monótono del
abad, resultaba extrañamente agradable.

Tang Shiqi tenía ganas de reír, y se aburrió durante un rato antes de


empezar a mirar a su alrededor. Vio a Chi Yan sentado a los pies del
Bodhisattva Manjushri. Quiso charlar con él, pero recordó que él
mismo se había disfrazado de Xiahou Lian y que no podía meterse en
problemas, así que se contuvo después de pensarlo.

Xiahou Lian había ido a la montaña Tian. Después de que él y Shu


Qing asistieran al funeral de Qiu Ye, Shu Qing había ido a las Regiones
Occidentales, y Xiahou Lian había encontrado a Tang Shiqi, llevando
los Sables Ala de Cigarra. Le había mostrado el patrón de agua y nubes
que fluye en él y lo había comparado con las notas de Tang Lan;
efectivamente, eran extremadamente similares. Le había dado a Tang
Shiqi una máscara de piel, le había enseñado a Tang Shiqi la imitación
vocal, le había dicho a Tang Shiqi que se disfrazara de él y se quedara
en Garan, y luego él había subido a la montaña Tian. Había guardado
la píldora que había traído inicialmente para su madre en su
momento. Su madre había muerto en Liuzhou y no se la había comido,
así que pasó a darle un año para buscar hierro meteórico.

Durante este período, Tang Shiqi podía controlar los depósitos de


plata de Xiahou Lian a voluntad. Xiahou Lian era extremadamente
rico, ya que había ganado mucho dinero haciendo transacciones estos
312
Un instrumento de cuerda frotada con dos cuerdas y que se toca con arco. Pertenece a la familia de los huqin.
años. No hacía mucho y no apostaba, ni visitaba a las prostitutas, ni
apoyaba a los artistas. A lo sumo, bebía algo de vino y conseguía
algunos sables para jugar, por lo que había ahorrado una gran suma de
plata.

Tang Shiqi estaba encantado, y comía, bebía y se divertía en todas


partes con el rostro de Xiahou Lian. Gastó unos cientos de taels de
plata para apoyar a una famosa artista en Jinling. Cada vez que ella
subía al escenario, él se aseguraba de enviarle innumerables fajas
rojas, horquillas de oro y broches de jade para el cabello. Se casó con
dos prostitutas menores de edad en Hangzhou y descansó y se
recuperó en el burdel de Yanchun durante dos días. El Depósito
Oriental había olfateado su olor y lo había perseguido, pero él había
dado decenas de taels de plata a cada persona, había dejado su anillo
de oro con una cinta de seda y el colgante de abanico de Jade, se había
palmeado el trasero y se había marchado. Se enteró de que, hasta la
fecha, una chica aún no se había vuelto a casar por su culpa. Cuando
las mujeres hermosas de Qinhuai debutaban, él definitivamente tenía
que espolvorear láminas de oro en los barcos de placer pintados.
Cuando las rameras de Yangzhou se casaban, él definitivamente
enviaba gente para mandar diez millas de vestidos rojos.

Así, además de este título de Fantasma sin Nombre que hacía que la
gente se aterrorizara, tenía otro apodo: «Holgazán de Suzhou». Las
prostitutas de todas partes se enorgullecían de que Xiahou Lian fuera
personalmente a sus cortinas. El Depósito Oriental lo buscaba por
todas partes en los burdeles, y las prostitutas competían para decir que
Xiahou Lian estaba en sus habitaciones. El Depósito Oriental corría de
un lado a otro, pero no podían ver ni la sombra de Xiahou Lian. Tang
Shiqi se escondía a un lado y se reía alegremente.

Pero Tang Shiqi también estaba muy molesto. Xiahou Lian tenía
enemigos por todas partes, y el más grande era el Depósito Oriental.
No sabía qué nervios del Depósito Oriental había tocado Xiahou Lian,
pero las calles estaban llenas de sus retratos y avisos hoy en día. Todos
los días, los subalternos del Depósito Oriental, con las manos en sus
sables, recorrían las calles para ver si los transeúntes eran Xiahou
Lian, uno por uno. Xiahou Lian había huido a la montaña Tian, y en
ese rincón ni siquiera había gente, y mucho menos el Depósito
Oriental. Pero Tang Shiqi tenía que esconderse del Depósito Oriental y
también ocultar la verdad a Garan, así que era realmente agotador
mental y físicamente.

Por lo general, apenas pisaba con su pie delantero y abrazaba la


cintura de la chica cuando un subalterno se acercaba ruidosamente a
su talón. Sólo podía besar los labios de la chica como una libélula que
roza la superficie del agua y saltar del alféizar ante la mirada reticente
de la muchacha, corriendo mientras prometía volver la próxima vez a
verla.

Los ronquidos del asesino cambiaron de tono, y ahora eran tres


sonidos largos y uno corto. El abad dejó de recitar las escrituras entre
los ronquidos y miró ligeramente. Alguien utilizó su codo para dar un
empujón al asesino dormido, y éste abrió los ojos de forma brumosa.
El abad dejó la escritura y se levantó. Tang Shiqi miró hacia allí. En el
tablero de madera del oeste, una treintena de placas de madera de
sándalo colgaban ordenadamente. En cada placa había un nombre
escrito, aunque no eran nombres de personas, sino de sables. Las
placas de la parte superior eran de las Ocho Legiones de Garan, y sólo
sus placas tenían los títulos de las Ocho Legiones escritos en tinta.
Estaba vacío debajo de «Garuda».

Tang Shiqi vio a «Hengbo» colgado en el fondo, en una posición poco


visible. El abad se acercó, descolgó algunas de las placas, sacó unas
cuantas otras del pliegue de su ropa y las colgó. Sacó «Hengbo» y la
puso debajo de «Garuda».

—Xiahou Lian —dijo el abad.

Tang Shiqi se sorprendió bruscamente y los asesinos giraron la


cabeza para mirarlo. Había unas cuantas decenas de miradas, y todas
eran desconocidas e indiferentes. Tang Shiqi sintió que era como una
persona viva que se había inmiscuido en un grupo de fantasmas.

—¡Aquí! —Tang Shiqi se armó de valor para responder.

El abad se acercó, le puso la mano sobre la cabeza y le dijo:

—A partir de ahora, eres la vigésimo novena generación de Garuda.

La cabeza de Tang Shiqi estaba agachada, y su corazón latía como un


tambor siendo golpeado. Era como si cinco hierros crudos, fríos y
duros, estuvieran aprisionados en su cabeza, y no sabía si era porque
hacía demasiado frío y el templo estaba demasiado dañado, pero el
aire frío entraba en su cabeza de forma escalofriante. La flaca mano
que tenía en la cabeza no tenía nada de calor, pero sí el lúgubre y gélido
olor de una persona muerta.

¿Qué debe hacer ahora? ¿Derramar lágrimas amargas, doblegarse y


expresar su gratitud? Secretamente odiaba a Xiahou Lian por no
explicar las cosas claramente. ¿Qué hacían los asesinos al ser
nombrados con un título?

Sin esperar a que terminara de estar en conflicto, el abad ya había


retirado su mano. Levantó su mano, y dos asesinos movieron un
brasero al centro. El abad se sentó con las piernas cruzadas ante el
brasero y puso una a una en el fuego las placas de madera que había
descolgado del tablero.

—Los asesinos no tenemos nombre ni apellido, ni rey ni padre, ni


hogar ni país. Sostenemos el sable Bodhi, la hoja de la vida y la muerte.
Matamos inocentes, pecadores, plebeyos, generales y ministros. La
oscuridad es nuestro hermano, la larga noche es nuestro pariente.
Somos las sombras en la luz, los fantasmas en la noche, las polillas en
el fuego. Cometemos pecados, matamos gratitudes y rencores.
Entramos en la puerta de la liberación y obtenemos la inmortalidad.
Que ustedes y las almas de nuestros antepasados renazcan en la Tierra
de la Dicha y vuelvan a la eternidad.
Los asesinos miraron las placas de madera que se carbonizaron en el
brasero y repitieron en voz baja:

—Renazcan en la Tierra de la Dicha y vuelvan a la eternidad. —Las


voces de todos eran como pesadas campanas, que reverberaban de un
lado a otro en los oídos de Tang Shiq y lo sacudían vertiginosamente.
Siguió aturdido a la multitud que salía por la puerta. Sombras grises
atravesaron su visión, eran asesinos que miraban fijamente hacia
delante mientras pasaban junto a él.

Recordó las palabras del abad de ese momento y sintió como si su


corazón estuviera cubierto de hielo. No pudo evitar girar la cabeza
hacia atrás, y vio a Chi Yan de pie bajo el alero. Estaba mirando
tranquilamente a Tang Shiqi, con una mirada clara y tenue, como el
susurro de la nieve invernal. Tang Shiqi se despejó y temió que se diera
cuenta de que era un farsante. Fue como si aceitara las plantas de sus
pies mientras se escabullía sin mirar atrás.

La casa de Xiahou Lian estaba hecha jirones como si fueran ruinas


de hace unos cientos de años. Tang Shiqi se quejó de Xiahou Lian
mientras entraba. Pensó durante un rato y sintió que este lugar era
bastante adecuado para Xiahou Lian. ¿Acaso los fantasmas que se
habían arrastrado desde el infierno no se quedaban en las ruinas sin
vida? Afortunadamente, Xiahou Lian le había dicho que había unas
cuantas jarras de vino blanco de flor de pera enterradas en el fondo de
su habitación. Resopló mientras sacaba el vino y bebió, poniéndose
completamente borracho.

El tío Duan pasaba por delante de la casa de Xiahou Lian, se paró


frente a la valla y vio a Tang Shiqi tendido en el suelo nevado. Empujó
la valla mientras preguntaba preocupado:

—Xiao Lian, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás tirado en el suelo? Hace frío
fuera, date prisa y vuelve a descansar.

Tang Shiqi entrecerró los ojos y vio al hombre corpulento con la cara
ancha frente a él.
—¿De dónde salió este tipo con la cara de panqueque? ¡Lárgate!
¡Estás interfiriendo con mi momento de beber!

El tío Duan se enfadó muchísimo y le regañó:

—¡Maldito mocoso! —Al ver su aspecto mareado por la borrachera,


sacudió la cabeza y dijo—: Me he enterado de tus asuntos del exterior.
Nuestro Garan siempre ha tenido la particularidad de pasar
desapercibido. Eres tan conocido que, tarde o temprano, ¡habrá un día
en que te metas en grandes problemas! ¿Qué, has vengado a tu madre
y no tienes otras cosas apropiadas que hacer?

—¡Hacer! —Tang Shiqi se rió y dijo—: Por supuesto que tengo cosas
apropiadas que hacer. ¡Las chicas del río Qinhuai y del carril Hualiu
hacen cola para esperar que se los haga!

—¡Tú! ¡Tú! —El tío Duan estaba tan enfadado que su cara estaba
completamente roja, y se fue con un movimiento de sus mangas.

Tang Shiqi se acostó un rato, sintió frío y volvió a entrar.

Por la noche, la luna estaba detrás de miles de montañas, blanca y


deslumbrante al colgar en la desolada cortina de la noche. Entre las
oscuras subidas y bajadas de los picos de las montañas, las cabañas de
los asesinos se iluminaban, como luciérnagas que volaban solas y que
serían tragadas por la oscuridad si se descuidaban. El abad encendió
una vieja lámpara de aceite en la sala monástica, y una llama solitaria
tembló en el borde del portalámparas, brillando de tal manera que las
sombras se agitaron en las paredes.

En todo el recorrido del tío Duan, las flores del sendero se habían
marchitado, dejando atrás las ramas marchitas que se entrecruzaban
bajo la nieve y que yacían en el suelo. Mientras el tío Duan caminaba,
sus tobillos se raspaban dolorosamente durante todo el trayecto.
Entró en la puerta y se sentó, mirándose los pies bajo la luz y
quejándose:
—Shi Xin, ¿cuándo vas a reparar este templo ruinoso?

Shi Xin suspiró y dijo:

—El año que viene, será hasta el año que viene.

—También dijiste eso el año pasado.

—No hay dinero, Duan Jiu. —Shi Xin tocó la mecha de la lámpara.

Duan Jiu curvó el labio. Sabía a dónde habían ido a parar las
recompensas de Garan, así que no dijo nada más.

Chi Yan se apoyó en la ventana enrejada y miró sin comprender el


revoloteo de los copos de nieve fuera del mosquitero.

—No creo que ese mocoso Xiao Lian pueda hacerlo más —dijo el tío
Duan.

Los movimientos de Shi Xin de agitar el rapé de la mecha se


detuvieron.

—¿Has oído hablar de sus asuntos absurdos? —El tío Duan suspiró—
. Desde que vengó a su madre, ha estado holgazaneando. Se pasa el día
visitando burdeles y prostitutas, nada apropiado. ¿Cómo puede
suceder tú posición así? Shi Xin, el sable que has forjado es inútil.

—Los he oído. —Shi Xin frunció las cejas y dijo—: Originalmente no


le interesaban las mujeres. Yue Nu, a quien la hice servirle, y Liu
Shao'er de hace unos días no pudieron tentarlo.

—He oído que hay alguien llamado Tang Shiqi a su lado. Es un


verdadero libertino, y me temo que ese hijo de puta llevó a Xiao Lian
por el mal camino.

—Quizás podamos matar a Tang Shiqi —dijo Shi Xin. Se acomodó las
mangas, se sentó en un cojín redondo y miró a Chi Yan—. Chi Yan, ¿qué
dices?
Chi Yan apartó la mirada de la nieve y se enderezó, colocando las
manos sobre las rodillas. Levantó la mirada, fijando la luz silenciosa y
desolada de sus ojos en aquel punto de luz.

—Xiahou Lian ya ha tomado un mal rumbo y alberga intenciones


malévolas. Está más allá de toda redención.

—Por lo tanto, tú eres el único que puede ir al Norte, Chi Yan —dijo
Shi Xin—. No tengo un plan perfecto. Nuestros antepasados murieron
bajo el hielo y la nieve, y después de eso, esa gente aprendió bien, así
que sólo el abad de Garan puede verlos. Pero tú no tienes corazón, así
que no puedes obtener su aprobación.

Chi Yan bajó la cabeza y atrapó un copo de nieve que entraba por una
rendija del mosquitero. La nieve se derritió en cuanto cayó en su
palma. Él dijo:

—Habrá una manera. Dijiste que hay cosas de las que eres
plenamente consciente que son montañas de sables y mares de fuego,
pero aun así tienes que avanzar.

—Tienes razón —dijo Shi Xin—. Además de mí, ¿quién más recuerda
el asunto de hace veintiún años? Sólo yo recuerdo cómo les cortaron
la cabeza, cómo su sangre se fundió en la nieve. Sólo yo recuerdo
quiénes eran, sus apariencias, sus voces. Entonces, ¡sólo yo puedo
vengarlos! Ve, niño, yo trazaré un plan para que llegues sano y salvo al
Norte y te reúnas con esa gente. En cuanto al resto, sólo puedo
dejártelo a ti.

Tang Shiqi tenía calor en todo el cuerpo y le dolía mucho la cabeza.


Se levantó de la estufa-cama y se sirvió un poco de agua para beber. En
el exterior, se oyeron pasos que crujían y alguien entró con viento y
nieve. Tang Shiqi entrecerró los ojos para mirar. Una luz brumosa
penetró a través de la mosquitera de la ventana, iluminando al que
entraba. Tang Shiqi reconoció con dificultad la silueta de la persona:
era Chi Yan.
Chi Yan se sentó en la cama-estufa y le entregó una carta.

—Esta es mi última carta, por favor dásela a Xiao Lian.

A Tang Shiqi le dolía la cabeza demasiado, y puso la carta en la


cabecera de la cama.

—¡De qué demonios estás hablando, yo soy Xiao Lian!

—No eres Xiao Lian, me doy cuenta —dijo Chi Yan—. Me voy al
Norte, y puede que no regrese. El tío Duan dijo que los asesinos tienen
la costumbre de dejar una última carta para dar instrucciones de qué
hacer después de su muerte y repartir su herencia. Yo no tengo
ninguna herencia, sólo tengo algunas cosas que decirle a Xiao Lian.

—Ah, si tienes cosas que decir entonces díselas directamente, ¿por


qué escribirías una última…? —La cabeza de Tang Shiqi estaba
mareada, y las palabras de Chi Yan parecían llegar a sus oídos a través
de una capa, estruendosas y poco claras.

Chi Yan no dijo nada. Cualquiera podía ver la tristeza en sus ojos,
pero la habitación estaba a oscuras, así que Tang Shiqi no era capaz.

Chi Yan guardó silencio durante un rato y dijo:

—Antes no me gustaba bajar de la montaña porque sentía que las


luces debajo de la montaña, las flores debajo de la montaña y el ruido
de esa gente no tenían nada que ver conmigo. Sentía que yo era como
una ráfaga de viento, que no dejaba rastro en ningún lugar al que iba,
y que desaparecería con un soplo. Pero Xiao Lian vino, y sólo entonces
supe que hay una persona en este mundo que es exactamente igual a
mí. Somos hermanos cuya sangre es más espesa que el agua, y él es mi
conexión con este mundo. —Miró a Tang Shiqi—. Estoy acostumbrado
a estar solo, así que no sé cómo hablar. ¿Puedes entender?

Tang Shiqi asintió con la cabeza, confundido.


—He oído que después de cruzar el Puente de la Irreparabilidad313,
mientras no bebas la sopa de Meng Po314, no olvidarás los
acontecimientos del pasado. Haré lo posible por no beber la sopa de
Meng Po. ¿Puedes preguntarle a Xiao Lian por mí, si vengo a buscarlo
en mi próxima vida, seguirá dispuesto a ser mi hermano pequeño?

Tang Shiqi se levantó bruscamente y dijo:

—¡Ah, entiendo, entiendo! Tengo la cabeza mareada y quiero


vomitar, ¡así que puedes darte prisa y terminar de hablar!

Chi Yan se sobresaltó. Se levantó y estuvo aturdido durante un rato


antes de decir:

—Disculpas, me iré.

Tang Shiqi volvió a acostarse y Chi Yan permaneció un rato en la


oscuridad antes de marcharse en silencio.

Al día siguiente, Tang Shiqi se despertó y aún le dolía un poco la


cabeza. Abrió la ventana de un empujón. En el exterior caía una gran
cantidad de nieve sobre las montañas y las llanuras, que se extendía
por todas partes. Volvió a mirar la habitación vacía. Anoche, Chi Yan
parecía haber venido, pero no podía recordar muy bien y seguía
sintiendo que había estado soñando. ¿Por qué vendría Chi Yan en la
noche? Se golpeó la cabeza y sintió que estaba aturdido por el sueño.
No vio que, debajo de la almohada, la esquina de la carta sobresalía.

Pasó el invierno, y Tang Shiqi finalmente dejó Garan, volviendo al


lugar de relajación con las mujeres debajo de la montaña. Cuando vio
el burdel de Yanchun, prácticamente se le llenaron los ojos de
lágrimas, incluso más que si hubiera vuelto a casa. Olió la familiar
fragancia de colorete y polvo, tan dulce que resultaba enfermiza.

313
La entrada y la salida del inframundo en el taoísmo y las creencias populares chinas. Los fantasmas
deben pasar por este puente antes de reencarnarse.
314
Meng Po es la diosa del olvido en la mitología china. Sirve una sopa que borra los recuerdos de las
personas que cruzan el Puente de la Irreparabilidad para que puedan reencarnarse en la siguiente vida sin
las cargas de la anterior.
Había linternas octogonales de color rojo brillante colgadas en fila, y
las muchachas bajo el alero agitaban fajas brillantes, con una fina capa
de rojo que brillaba en sus rostros por las linternas. En el patio, la gente
era ruidosa, y los sonidos de las risas de las mujeres eran penetrantes
y agudos. Un invitado estaba borracho, no podía caminar con firmeza
y se cayó al estanque, provocando carcajadas.

—¡Ese maldito eunuco Wei De y su ahijado Shen Jue son realmente


despreciables!

Tang Shiqi se abrazaba a la esbelta cintura de una chica y se daban


vino mutuamente mientras algunas personas charlaban en una mesa
opuesta.

—Maestro Xiahou, ¿por qué has venido apenas? —La chica se


acurrucó en sus brazos y se quejó en voz baja.

—Lo siento, mi querida bebé, me vi envuelto en una mierda y estaba


demasiado ocupado para atender otras cosas.

La mesa de enfrente conversaban alegremente.

—¡Dímelo a mí! ¿Conoces el caso de hace diez años cuando el clan Xie
fue completamente exterminado?

—¡Por supuesto que lo conozco! Maestro Xie, Xie Bingfeng, un pilar


de la clase justa, ¡la viga principal de esta dinastía! Fue visto por Wei
De como una espina en su carne, así que ese viejo Wei De compró
asesinos y exterminó a todo su clan. Pobre anciano Dai, a una edad tan
avanzada, corrió durante años a buscar a su discípulo ¡y finalmente
encontró pruebas que identificaban a Wei De como el culpable entre
bastidores!

—Maestro Xiahou, ¿cuánto tiempo se va a quedar esta vez? —La


chica se abrazó al pecho de Tang Shiqi y se lo tocó ligeramente.

—No lo sé, ¡depende de cuándo llegue el Depósito Oriental! —Tang


Shiqi se rio con fuerza.
Las dos personas brindaron entre sí y continuaron llenas de justa
indignación.

—Es una pena que el emperador sea absurdo e insista en escudar al


eunuco Wei. El anciano Dai hizo sonar el tambor Dengwen315 durante
un día, ¡pero el emperador fingió no oírlo!

—He oído que el eunuco Wei incluso le dijo al eunuco Shen que
enviara gente para golpear al señor Dai. Afortunadamente, una
persona justa pasaba por allí, ¡y el señor Dai sobrevivió por poco!

—¡No te preocupes, el señor Dai dijo que si le pasa algo, es porque el


eunuco Wei usó métodos viciosos! ¡Ahora, el eunuco Wei no se atreve
a hacer una mierda, y envió especialmente a sus subalternos para
proteger al anciano Dai! Tiene miedo de que el viejo sea demasiado
viejo, así que si le duele la cabeza y tiene fiebre y no sobrevive, ¡se le
echará la culpa al eunuco Wei!

—¡Ustedes dos están charlando tan alegremente! —En ese


momento, un hombre de cara oscura se acercó y miró con frialdad a
las dos personas.

Las dos personas habían bebido demasiado, así que se levantaron y


lo empujaron.

—¿Qué pasa? ¿Qué pasa contigo? ¿Te estamos molestando?

—Discutiendo imprudentemente los asuntos nacionales, ¡será


mejor que vayan al Depósito Oriental y tengan una larga charla! —El
hombre de rostro oscuro agitó la mano, y varios subalternos del
Depósito Oriental, vestidos con túnicas yesa negras, surgieron de
repente de todos los alrededores.

En el exterior del tribunal colgaba un tambor que la gente podía golpear si quería entablar una demanda
315

por casos injustos o urgentes.


Las dos personas se pusieron pálidas del susto, finalmente se
despejaron y pidieron clemencia aterrorizados. Al ver esto, Tang Shiqi
retrocedió lentamente, y estuvo a punto de retirarse hacia la puerta.

El hombre de la cara oscura se giró y sus ojos entrevieron de repente


a Tang Shiqi. Miró abruptamente y rugió:

—¡Xiahou Lian! ¡Atrápenlo!

Tang Shiqi se lamentó interiormente y se arrepintió de haber


codiciado el rostro de Xiahou Lian, que se veía demasiado guapo, y de
no haber arrancado la máscara de piel. Salió corriendo. En la calle,
alguien paseaba su caballo, así que él agarró las riendas, montó en el
caballo y corrió hacia el Pico Yuelun316. Los subalternos lo
persiguieron de cerca, con sus túnicas agitándose, como un grupo de
feroces águilas negras.

Durante todo el camino, todos los peatones gritaban y los


esquivaban. El viento cortaba sus oídos como un sable, y Tang Shiqi
oía el aullido del viento y los cascos de los caballos detrás de él que eran
parecidos a un trueno. Sacó la ballesta Jinghong y disparó hacia atrás.
Unos cuantos subalternos fueron alcanzados y cayeron de sus
caballos, pero otros subalternos ocuparon sus vacantes. Tang Shiqi
maldijo fieramente.

No había camino adelante, así que Tang Shiqi detuvo su caballo al


borde del acantilado. Al ver que no tenía escapatoria, el hombre de
rostro oscuro estuvo a punto de alegrarse. Sin embargo, vio a Tang
Shiqi desmontar y correr hacia el acantilado, como si fuera a saltar.
Intentó detenerlo, pero Tang Shiqi corría demasiado rápido y no pudo
alcanzarlo. Tang Shiqi se lanzó al aire como un pájaro, y el viento infló
su ropa, haciéndolas ondear. Todos quedaron atónitos, pensando que
caería, pero vieron que desplegaba dos varillas de hierro de un metro
detrás de su espalda, unidas por un hule negro. Desde la distancia,
parecían las alas de un murciélago. Tang Shiqi dejó de caer y se deslizó

316
Lit. Pico de la Luna Llena.
con el viento hacia el río Qiantang que tenía debajo. La gente en la
Pagoda Liuhe317 lo vio y vitoreó.

El hombre de cara oscura rugió:

—¡Traigan flechas!

—¡Señor, el gobernador tiene órdenes de atraparlo vivo!

—¡Atraparlo muerto siempre es mejor que no atraparlo! —El


hombre de cara oscura sacó su arco y apuntó a Tang Shiqi. El arco
estaba completamente tensado como una luna llena. Respiró
profundamente, apuntando con la punta de la flecha a la sombra
oscura de Tang Shiqi que se hacía cada vez más pequeña. Con un
estruendo, la cuerda tembló abruptamente; la flecha llevó el impulso
del viento y el trueno mientras se precipitaba hacia Tang Shiqi en el
aire.

—¿Le has dado? —Un subalterno se sombreó los ojos y se puso de


puntillas para mirar.

La oscura sombra en el aire se agitó, pero no cayó, sino que se dejó


llevar por el viento, deslizándose hacia el denso bosque de la orilla
opuesta.

El hombro de Tang Shiqi había sido golpeado por la flecha, y si esa


flecha hubiera estado sólo un poco más abajo, habría atravesado su ala
mecánica y atravesado su corazón. Soportó el dolor y se dirigió a
trompicones hacia la guarida secreta de Xiahou Lian, y desde
entonces, permaneció dentro. Garan envió noticias diciendo que
alguien había puesto a Jingtie en el campanario de la capital, pero él no
sabía en absoluto lo que era Jingtie, así que lo dejó de lado y lo ignoró,
olvidándolo inmediatamente.

Se fue la primavera y llegó el verano. La hiedra marchita volvió a la


vida y era de un verde brillante mientras se arrastraba por toda la

317
Lit. Pagoda de las Seis Armonías. Una pagoda de varios pisos en el sur de Hangzhou, frente a río Qiantang.
cabaña. Del entramado de uvas colgaban enredaderas, los lotos del
estanque de agua eran blancos y tiernos, y las pequeñas hojas de loto
eran redondas, como círculos y círculos de ondas en la superficie del
agua. Tang Shiqi estaba acostado en una silla reclinable y tomando el
sol. Recientemente, habían sucedido muchas cosas. Shu Qing había
desertado en las Regiones Occidentales, por lo que el recién nombrado
Kinnara había dirigido un grupo de espías para perseguirlo. Chi Yan
había desaparecido, y se decía que se había encontrado con una
ventisca en alguna montaña del Norte, por lo que nadie sabía si estaba
vivo o muerto.

El Depósito Oriental seguía persiguiendo a Xiahou Lian, aunque no


se volvió a ver a ese soldado de caballería de cara oscura. Investigaron
por todas partes y destruyeron varios burdeles y casas de mensajería
de Garan, y los asesinos y espías fueron enviados a la capital. Esto hizo
que la gente entrara en pánico, así que cuando no tenían
transacciones, todos se encogían en sus casas y no se atrevían a salir.
Una gran parte del hampa se vio arrastrada a ello; los subalternos
acudían de vez en cuando a las casas de apuestas, a los restaurantes y
a los burdeles de todas partes para interrogarlos. Comprobaban uno a
uno los registros de los hogares y los permisos de viaje, y si alguien no
los tenía, era enviado a prisión. Todo el mundo guardaba silencio
como las cigarras cuando hace frío, y varios establecimientos
cerraron.

Poco a poco empezó a hacer más frío, y los lotos del estanque se
secaron, dejando algunos tallos marchitos y amarillos. Un día, llovió
ligeramente, y las cortinas de lluvia se tornaron brumosas como finas
agujas tan delgadas como pelos de buey, cayendo sobre el suelo con
sonidos crujientes. Tang Shiqi apoyó la cabeza en su mano mientras se
sentaba en el umbral de la puerta. Un hombre que llevaba un
impermeable de paja y un sombrero de bambú apareció de repente
entre las cortinas de lluvia, con la empuñadura negra de su sable
parcialmente oculta y parcialmente visible bajo el impermeable.

Tang Shiqi se levantó y gritó:


—¡Jefe!

Xiahou Lian pasó por debajo del amplio alero y se quitó el sombrero
y el impermeable. Se apartó el cabello negro que tenía pegado a la cara
y se sacudió la lluvia en el cuerpo.

—Tráeme un plato de sopa caliente.

—¡Bien! —Tang Shiqi llevó la sopa y le preguntó emocionado—: ¿Qué


tal, has conseguido hierro meteórico?

Xiahou Lian entró y se quitó la ropa, revelando los firmes músculos


de color miel y las cicatrices entrecruzadas y feroces de su cuerpo. Un
bucle tras otro de hilo de seda plateado se enrollaba alrededor de su
cuerpo, como la fina y densa seda de las pupas de los gusanos de seda.
Se quitó los hilos de seda del cuerpo y los puso sobre la mesa cuadrada
para ocho personas. Se colocó un par de guantes de plata y enroscó un
hilo. El hilo era extremadamente fino, como una luz tenue. Bajo la luz
del día que entraba por la puerta, brillaba ligeramente. Xiahou Lian
estiró el hilo con firmeza, y una mosca dio vueltas mientras volaba. No
vio la Seda del Mecanismo de Tracción entre los dedos de Xiahou Lian,
y se precipitó hacia delante. En el momento en que pasó entre los
dedos de Xiahou Lian, se cortó limpiamente en dos mitades y cayó
sobre la mesa. Tang Shiqi se quedó atónito.

—Después de descansar unos días, voy a volver a Garan —dijo


Xiahou Lian— para matar a Shi Xin.
Capítulo 54: El dolor de partir

Xiahou Lian estaba sirviendo agua para beber en la cocina, y Tang


Shiqi se apoyaba en el marco de la puerta. Los insectos habían hecho
varios agujeros en la madera, y Tang Shiqi rascaba esos pequeños
agujeros mientras hablaba.

—Jefe, Chi Yan desapareció en el Norte.

Xiahou Lian estaba de espaldas a él. No dijo nada, pero sus


movimientos se detuvieron. Todo estaba en silencio, excepto por el
zumbido de pequeños insectos voladores. La noche era
completamente negra, con algunas estrellas brillando débilmente, y el
aire olía a tierra, flores y plantas.

Tang Shiqi se sintió inquieto, así que cambió de tema y dijo:

—Ah, por cierto, jefe, no salgas estos días bajo ninguna


circunstancia. Tu Garan ha tenido muy mala suerte últimamente, y
muchas personas han sido atrapadas en este período. Algunos dicen
que Shen Jue atrapa tan rápido y con tanta precisión porque tiene
espías en Garan. Tú también estás en la lista; ¿has visto tus retratos en
las paredes de la ciudad? Hace unos meses, me descuidé un momento
y fui descubierto por el Depósito Oriental. Incluso me alcanzó una
flecha y casi estiro la pata, pero por suerte, logré escapar por poco. —
Tang Shiqi se abrió el cuello de la camisa, queriendo que Xiahou Lian
viera su herida de flecha—. Eres bastante importante; el Depósito
Oriental está cazando a los asesinos de Garan, ¡y estás en la cima de su
lista de órdenes de arresto!

Xiahou Lian giró la cabeza para mirar la herida de Tang Shiqi. La


herida ya tenía costras, pero aún podía ver el peligro de cuando había
sido alcanzado por la flecha. Ya conocía el asunto de que el Depósito
Oriental lo intentaba atrapar, no estaba ciego. Durante todo el camino
desde la montaña Tian hasta las Llanuras Centrales, se publicaron
órdenes de arresto en ciudades grandes y pequeñas a lo largo del
camino. También había órdenes de arresto de otros asesinos, y todos
los miembros de las Ocho Legiones de Garan estaban en la lista. Los
verdaderos rostros de los otros asesinos nunca habían sido expuestos,
por lo que sólo había retratos de él, y también eran los suyos los más
llamativos.

Había ido a la montaña Tian sin avisar a Garan, por lo que no se


había alojado en las casas de mensajería de Garan durante el camino.

Esto también fue una suerte, ya que cuando estaba cruzando un río,
pasó por delante de una casa de mensajería y vio a los subalternos del
Depósito Oriental rodeando la casa y sacando a las personas que
estaban dentro una por una, presionándolas bajo el sol. Cada vez más
gente se reunía para observar, pero los subalternos formaban una
barricada humana y no les permitían acercarse. Los subalternos
pellizcaron las caras de todos los que estaban en el suelo,
probablemente para comprobar si había máscaras de piel. El eunuco a
cargo principal merodeó en círculo y dijo:

—¡El gobernador tiene órdenes de no dejar ni un solo rebelde de


Garan!

Arrastraron a los espías de Garan y a los implicados del submundo


hacia la orilla del río, y los arrojaron al agua, uno por uno. Las olas eran
turbulentas, y las personas entraban como bolas de masa. De vez en
cuando salía una cabeza negra, pero pronto eran tragadas por las
aguas del río.

El eunuco a cargo pasó por delante de él con un caballo, y preguntó:

—Señor, ¿puedo preguntar si también fue el oficial en jefe quien dio


órdenes de cazar al Fantasma sin Nombre?
El eunuco a cargo lo miró de reojo y le lanzó una orden de arresto a
la cara.

—El gobernador escribió personalmente las instrucciones en el


edicto, ¿sería falso?

Se quitó la orden de arresto de la cara. En el retrato que había sido


delineado con pincel de tinta, la palabra «matar» había sido escrita en
tinta roja como si hubiera sido untada con sangre, viciosa y feroz. En
este momento, miró la cicatriz en el cuerpo de Tang Shiqi y finalmente
lo creyó. Resultó que no dejar un solo rebelde de Garan también lo
incluía a él.

¿Quería Shen Jue encontrarlo? No era que no hubiera pensado en


esta posibilidad. Pero tampoco era que Shen Jue no supiera que moriría
sin Mediados de Julio, por lo que no podía abandonar Garan. El tiempo
era largo, y los corazones eran mutables. El tío Duan que lo había visto
crecer podía matar a su madre, y su antiguo y viejo amigo también
podía convertirse en su enemigo.

Se dio la vuelta en silencio y puso el cazo de agua sobre la mesa.


Movió la mano y, sin querer, derribó el cuenco de la bandeja, que se
hizo añicos al caer al suelo. Se puso en cuclillas y recogió los
fragmentos de porcelana destrozados, colocándolos de nuevo en la
bandeja. Los fragmentos de porcelana estaban afilados y le hicieron
un corte en la mano. Fue como si no lo sintiera y siguió recogiéndolos.

Tang Shigi se acercó apresuradamente para detenerlo, pero lo oyó


decir con voz ronca:

—Hay algo que no sabes. Shen Jue y yo fuimos hermanos que han
compartido la vida y la muerte.

Tang Shiqi se quedó primero atónito, y luego dio un feroz golpe en


la mesa, diciendo:
—¡Hablando de este Shen Jue! Aunque él es un lacayo de la corte
imperial y tú eres un rebelde del mundo de las artes marciales, al
menos pasaron por la vida y la muerte juntos, así que ¿cómo puede
tratarte así? ¡Ah, realmente te has encontrado con una mala persona!
No seas así, jefe, ¡no nos asociemos con ese eunuco malvado que
halaga a sus amos para buscar gloria! ¡Quizás en la próxima vida nos
otorguen un título heroico por resistir a los poderosos eunucos!

Xiahou Lian seguía sin decir nada. Tomó vendas y se sentó en el


umbral para envolver su mano con ellas. Tang Shiqi no se atrevió a
hablar. Era como si hubiera un gran peso oprimiendo a Xiahou Lian, y
cuando se sentaba bajo la cúpula del cielo, toda la cortina de la noche
parecía estar presionando sobre sus hombros. El viento soplaba en
ráfagas, las hojas crujían y las sombras de todo el mundo se
balanceaban salvajemente. Tang Shiqi jaló una planta de plátano junto
a sus piernas, arrancó las hojas y las hizo pedazos.

—El Depósito Oriental y Garan han sido irreconciliables durante


mucho tiempo. Durante muchos años, Garan ha matado a mucha
gente del Depósito Oriental, y el Depósito Oriental también ha matado
a mucha gente de Garan. Yo soy el asesino más conocido de Garan, y él
es el gobernador del Depósito Oriental, así que no es extraño que
quiera matarme. —Xiahou Lian bajó la mirada y continuó—: Antes,
shifu dijo que aún tenía posibilidades de sobrevivir. —Sonrió—. ¿Qué
posibilidad de sobrevivir? Los asesinos nunca han tenido una
oportunidad.

Tang Shiqi no sabía cómo consolarlo, así que tartamudeó:

—¡Ah, jefe, no pienses así!

Xiahou Lian continuó:

—Cuando vuelva a Garan esta vez, puede que no salga nunca. Mis
guaridas secretas en Liuzhou, Suzhou y Hangzhou y mi plata en las
tiendas de intercambio son todas tuyas. Saca la plata lo antes posible,
de lo contrario no podrás conseguirla cuando mate a Shi Xin.
—Oye, jefe, qué embarazoso es esto…

—Si tienes tiempo, cuando Garan se disuelva, ve a la montaña y mira


si puedes encontrar mi cadáver. Corta mi cabeza y dásela al Depósito
Oriental —dijo Xiahou Lian lentamente. Cuando dijo esto, su tono era
plano y tranquilo y su expresión no tenía ningún cambio, como si
estuviera discutiendo cómo cortar un pollo.

—¡Jefe, estás loco! —gritó Tang Shiqi.

Xiahou Lian apretó la mano izquierda. Las vendas no estaban bien


colocadas, así que al cerrar el puño sentía un muy leve dolor. Su
corazón sufría y dolía un poco, pero después de tanto tormento
parecía haberse entumecido, y ese dolor no lograba extenderse por
completo. Parecía como si alguien torciera fuertemente un pequeño
rincón con la punta de los dedos; aunque era solo una pequeña área, el
dolor se sentía muy real.

—Cuando Shen Jue acababa de entrar en el palacio, quería de todo


corazón salvarlo y sacarlo de allí para que pudiera seguir estudiando,
presentarse al examen imperial y ser un poderoso funcionario de la
corte imperial. Cuando conocí a Chi Yan, también quise bajarlo de la
cima del Buda de Cara Negra para que comprendiera los sentimientos
humanos y conociera los caminos del mundo, y no se convirtiera en
un sable. Pero ahora, sé que no puedo hacer una mierda.

Xiahou Lian sonrió. Su sonrisa era muy débil, como un tenue rastro
de un viento apenado que roza las ramas marchitas.

—La persona con la que tiene que lidiar Shen Jue es muy poderosa y
es demasiado difícil, así que no puedo ayudarlo mucho, pero ayudar
un poco es un poco.

—Jefe, ni siquiera sé cómo regañarte. Entiendo lo del dinero y las


posesiones mundanas, pero ¿por qué tengo que enviar incluso tu
cabeza? ¿No prefieres un cadáver intacto? —Tang Shiqi suspiró.
—Poco importa para la gente con grandes pecados. —Xiahou Lian se
apoyó en sus rodillas y se levantó, le dio la espalda y lo despidió con un
gesto de la mano—. Voy a dormir.

Tang Shiqi abrió la boca y quiso decir algo más, pero al final no dijo
nada.

La gente como ellos, que no se preocupaba por su vida como si


hubiera un hoy pero no un mañana, en realidad en su mayoría no
creían en dioses o Budas. Pero después de caminar en la oscuridad
durante mucho tiempo, no podían evitar tener un poco de miedo.
Algunos ensartaban Bodhis de luna y estrellas318 y los usaban, y
algunas otros iban a los templos y donaban algo de plata, al menos
rezando para no tener que ir al infierno y ser castigados con la
extracción de los ojos y el corte de la nariz.

Alguien que mata a su padre habrá cometido uno de los cinco


pecados cardinales319 y caería en el infierno ininterrumpido320. Tang
Shiqi sabía que no era que Xiahou Lian no creyera o no tuviera miedo;
simplemente creía firmemente que su destino era que sus huesos
fueran depositados en el desierto y su alma persiguiera la hierba sin
raíces.

Había renunciado a esta vida, y había renunciado a su próxima vida.

El templo de la montaña se había vuelto aún más ruinoso. Las tejas


estaban medio levantadas y las vigas carcomidas estaban desnudas y
expuestas, como los huesos de un cadáver podrido. La pared era

318
Artículo religioso que suele llevarse en la muñeca. Está formado por semillas que, al ser pulidas y
convertidas en cuentas, tienen un agujero en el centro que parece la luna y puntos negros alrededor que
parecen estrellas.
319
Conocido en el budismo como anantarika-karma. Consisten en asesinar al propio padre, a la madre,
matar a un Arhat (un ser plenamente iluminado), derramar la sangre de un Buda y crear una herejía dentro de
una comunidad budista.
320
En el budismo, el infierno ininterrumpido es el nivel más bajo y, por lo tanto, con el mayor sufrimiento del
reino de los Narakas.
originalmente amarilla, y la palabra Buda estaba escrita en tinta roja
en ella. Ahora, la pintura se estaba cayendo, y estaba moteada como la
cara de una anciana cubierta de espeso colorete y polvo. Sobre ella
había también muchas huellas negras, grandes y pequeñas, altas y
bajas, y la mitad de ellas eran obras maestras de Xiahou Lian en su
infancia. Una hilera de maleza había crecido a lo largo del muro, y un
poco de flores silvestres rojas y amarillas las adornaban.

Bajo el amplio alero, había una mesa baja pintada de rojo y dos
taburetes pequeños. Gran parte de la pintura de la mesa se había caído,
y una de sus patas era un poco más corta, por lo que se habían colocado
unos ladrillos debajo, apenas manteniendo el equilibrio sin temblar.
Sobre la mesa había una pequeña tetera de arcilla morada321 y dos
cuencos de porcelana azul y blanca con huecos. Esas eran las cosas más
valiosas del abad, y Xiahou Lian rara vez lo veía sacarlas para usarlas.
Las personas acostumbradas a ser pobres eran así; cuando tenían
cosas buenas, las escondían y ocultaban como tesoros, por miedo a que
si desaparecían, entonces serían aún más pobres.

Shi Xin seguía vistiendo su túnica kasaya negra, y estaba sentado en


un pequeño taburete con las manos en las mangas, con aspecto de
haber estado esperando durante mucho tiempo. Xiahou Lian se sentó
frente a él. El abad sostenía la tetera y vertía el té en el cuenco de
Xiahou Lian; la espuma subía y bajaba en el agua hirviendo.

—¿Sabes por qué estoy aquí? ¿Me estabas esperando? —Xiahou Lian
preguntó en voz baja.

—Bebe té. —Shi Xin no respondió y se limitó a recoger una pipa de


cobre que había en el suelo. La pipa también era muy antigua, pero se
notaba que se había conservado muy bien, y su cánula, que era incluso
un poco más larga que un brazo, seguía lustrosa y brillante. Llenó la
cazoleta de la pipa con hojas de tabaco, golpeó con los labios la boquilla
y escupió un hilo de vaho blanco.

321
Una tetera de arcilla Yixing.
Xiahou Lian se sorprendió un poco, ya que nunca había sabido que
el abad fumara.

Xiahou Lian bebió una taza de té. No entendía de degustar té, así que
lo tomaba como si fuera agua. El líquido amargo bajó por su tórax
hasta su pecho, y su corazón entero latía en el agua hirviente del té.
Había empezado a llover, una lluvia fina semejante a agujas delgadas
como pelos de buey. En otoño, en la montaña siempre llovía así. Era la
primera vez que él y el abad se sentaban frente a frente, bebiendo té y
fumando la pipa. El aroma del humo era agradablemente dulce y no
sofocante. Al ver esa escena, cualquiera pensaría que eran un padre y
su hijo con una relación profunda y afectuosa, no enemigos cuyo odio
era tan profundo como el mar.

Miró al hombre que tenía enfrente. Shi Xin tenía unos rasgos
profundos, y cuando bajaba la mirada, los contornos de sus cejas
proyectaban sombras sobre sus ojos. Su barba estaba completamente
blanca y sus arrugas eran muy profundas, fruto de largos años de
reflexión. A pesar de todo, su corazón se encontraba
sorprendentemente tranquilo, como si simplemente hubiera venido
hoy a tomar té con Shi Xin y charlar sobre cosas triviales, como el
clima en la montaña o si había llovido.

—Al que elegiste inicialmente soy yo, así que ¿por qué hiciste que
Chi Yan fuera?

Shi Xin miró a la brumosa llovizna que llenaba la montaña y dijo:

—Tienes que recordar que otra persona llevará por ti las cargas que
tú bajes. Antes, fue tu madre. Dejaste ir a un joven maestro del clan
Xie, así que ella cargó con los latigazos por ti. Ahora, es tu hermano.
No quieres ir al Norte, así que él se apresuró a ir al campo de matanza
por ti. Ese niño tonto, para cumplir tu deseo, no dudó en mentirme. —
Shi Xin escupió un anillo de humo, sin saber si era alivio o decepción
en su discurso—. Realmente sabe cómo mentir.
Su corazón dolía entumecido al recordar aquel día en que Chi Yan le
había preguntado si quería ser el abad y al recordar a Chi Yan sentado
en la cima del Buda de Cara Negra, tocando el xun. Recordó la
expresión triste de los ojos de Chi Yan y cómo el viento se había metido
en las mangas de la túnica de aquel asesino solitario, como una pálida
polilla.

¿Cómo no lo había visto? Chi Yan, ese tipo al que le faltaba una fibra
en el cerebro, se había despedido de él.

—¿Cómo sabías que voy a matarte? —preguntó Xiahou Lian con voz
ronca.

—Todavía eres demasiado joven y haces las cosas sin cuidado, tienes
que acordarte de cambiar esto en el futuro. Los archivos en el almacén
de documentos no han sido hojeados durante mucho tiempo por lo
que están cubiertos de polvo, sin embargo, sólo el archivo de Garuda
estaba limpio. Además de ti, nadie iría a hojear el archivo de Garuda —
dijo Shi Xin—. Te comprendo, Xiao Lian, sabía que seguramente
vendrías a buscarme. En cuanto a Chi Yan, él quería ir, así que lo dejé
ir.

—Ya veo. —Xiahou Lian bajó la cabeza y sonrió—. Desde el momento


en que vi el expediente, sabías que ciertamente te iba a matar, así que
me has estado esperando todo el tiempo. Viejo burro calvo, eres
demasiado engreído. Tal vez antes no podía vencerte, pero ahora,
quién gana y quién pierde es una incógnita.

—No deseo que mueras a mis manos. Después de todo, eres mi hijo
—suspiró Shi Xin—. Solo espero que te vuelvas fuerte y hagas lo
necesario. Garan guarda muchos secretos, Xiao Lian. Si hoy me matas,
demostrarás que ya eres lo suficientemente fuerte, y los secretos de
Garan se revelarán ante ti.

La furia surgió en su pecho, y Xiahou Lian reprimió el resentimiento


en su corazón mientras decía:
—¿Secretos? ¿No es eso sólo tu enemigo en el Norte? Esa es tu deuda,
¡no tiene nada que ver conmigo! Fue tu cobardía la que dañó a tus
antepasados, así que ¿por qué haces que Chi Yan y yo paguemos la
deuda por ti? ¿Porque somos tus hijos? ¡Ridículo! Viejo burro calvo, yo,
Xiahou Lian, no tengo padre, sólo tengo madre. Su nombre es Xiahou
Pei, y es la maestra de Hengbo, el mejor sable del mundo. Xiahou Lian,
¡mi apellido es Xiahou!

Xiahou Lian se levantó y Hengbo salió rápidamente de su vaina


negra como el mercurio. Levantó el sable, y la brumosa llovizna del
exterior del alero se posó sobre la hoja, fina y densa, con manchas de
luz resplandeciente.

—No tiene sentido decir esas cosas. Todos tenemos nuestras deudas,
¡y hoy vengo a cobrar la tuya! ¡Saca tu Bushenglian, Shi Xin!

—No es necesario. Soy viejo, y los viejos deben beber té y fumar. Sólo
usaré esta pipa, ella y yo somos viejos amigos. Deja que vea hasta qué
punto han llegado tus habilidades con el sable.

Shi Xin levantó de repente los ojos y los músculos de su frente se


abultaron. Golpeó bruscamente la mesa baja. Su fuerza era demasiado
grande, por lo que la mesa baja se rompió al instante en pedazos. Entre
los trozos de madera que salieron despedidos, la tetera de arcilla
púrpura y dos tazas pequeñas volaron por los aires. Xiahou Lian dio un
golpe solitario y feroz, y la hoja entró en el vientre de la tetera y en el
cuerpo de las tazas al mismo tiempo. El juego de té se cortó
limpiamente en dos trozos, y la afilada punta del sable pasó por
delante de Shi Xin.

Shi Xin retrocedió rápidamente y se puso de pie bajo la lluvia. Su


kasaya negra estaba humedecida por el viento, que envolvía su
delgado cuerpo, como un solitario bambú marchito. Suspiró,
aparentemente sintiendo pena por su preciosa tetera de arcilla
púrpura.
Xiahou Lian se adentró en la lluvia, agarrando a Hengbo con ambas
manos, mientras sus ropas de lino negro se agitaban al caminar.

Ajustó lentamente su respiración, exhalando en un paso e


inhalando en otro. Sus pasos se volvieron cada vez más rápidos, y su
respiración también se aceleró con ellos. Entre el ruido de la lluvia,
podía oír su propio jadeo. Cuando llegó al quinto paso, había ajustado
su respiración al estado más perfecto. En un instante, se puso en
movimiento. Se precipitó entre las sombrías cortinas de lluvia y se
abalanzó hacia el monje vestido de negro, con sus dos mangas
estiradas y revoloteando hacia atrás, como temblorosas mariposas
negras y oscuras bajo la lluvia.

Clang, el sonido claro y nítido del metal chocando entre sí. Shi Xin
sólo había levantado la vieja y destartalada pipa de cobre, y sin
embargo realmente había detenido el despiadado golpe de Hengbo.
Shi Xin sacudió ligeramente la cabeza, y al mismo tiempo que la pipa
presionaba la hoja de Hengbo, ésta se deslizó por la muñeca derecha de
Xiahou Lian y golpeó el punto de acupuntura de su hombro. Se sintió
como si una abeja venenosa hubiera picado su hombro, y un dolor
entumecedor se extendió desde ese punto hasta todo su brazo; ¡apenas
podía sostener a Hengbo!

Hizo todo lo posible por agarrar a Hengbo, pero no tuvo tiempo de


realizar el siguiente golpe. Shi Xin sujetó la pipa con un agarre
invertido y le golpeó la cara con un impacto. El cielo y la tierra giraron
y cayó al suelo, saboreando el sabor de la sangre y la suciedad.

Gotas heladas de lluvia le golpeaban la cara, y su cuerpo estaba frío


desde dentro hacia fuera.

¡En realidad no había pasado de un movimiento bajo las manos de


Shi Xin! ¡Pero él sólo estaba usando una pipa de mala calidad!

Shi Xin seguía de pie donde estaba y miraba a Xiahou Lian con
lástima.
—Xiao Lian, ves, esta es la diferencia. Has olvidado que las
habilidades de sable de Chi Yan fueron enseñadas por mí. Olvidaste
que incluso tu madre no pudo ganar contra mi Bushenglian. Aunque
mi mano derecha está herida, es más que suficiente para enfrentarme
a ti. ¡Porque tus habilidades con el sable son realmente muy pobres!

—¡Cállate! —Xiahou Lian se levantó y se limpió la sangre y el agua


del rostro.

Volvió a cargar, y el agua de la lluvia salpicó bajo sus pies, con


manchas de barro que humedecieron sus zapatos y calcetines. Con una
crueldad feroz reflejada en sus ojos, confiando únicamente en su
tenacidad para luchar y enfrentar la muerte, se abalanzó sobre Shi Xin.

Hengbo giraba incesantemente en sus manos, y la luz del sable


prácticamente envolvía sus cuerpos por completo. Sonidos metálicos
se escuchaban continuamente, como cuerdas vigorosas siendo
pulsadas sin parar. No sólo había dos poderosas fuerzas chocando
ferozmente, ¡todos los golpes de Xiahou Lian fueron bloqueados por
Shi Xin! La lluvia que atestaba el cielo acompañaba la caída de las hojas
que lo llenaban, y ellos se enfrentaban ferozmente entre las
numerosas hojas y la lluvia. Xiahou Lian utilizó golpes rápidos y
continuos para lanzar tajos a Shi Xin, y este último retrocedía
mientras esquivaba. Pronto formaron un círculo completo alrededor
del patio. ¡Pero Xiahou Lian ni siquiera había tocado la esquina de la
ropa de Shi Xin!

Reaccionó y se dio cuenta de que este tipo de golpes rápidos y


continuos ya estaba utilizando prácticamente todas sus fuerzas, sin
embargo, Shi Xin estaba sin prisa como si estuviera paseando en un
patio tranquilo.

Al principio del segundo círculo, cuando una hoja marchita y


amarilla que caía se interpuso entre los dos, la cuchilla de Xiahou Lian
la cortó. Al mismo tiempo, el sonido del viento cortante vino hacia él,
y vio la cazoleta de la pipa pasar por el hueco entre las dos mitades de
la hoja. Sin embargo, su cabeza recibió un fuerte golpe, como si una
gran campana fuera golpeada en su mente.

Su vista se nubló y su cabeza se mareó. Las campanas sonaban


continuamente en sus oídos, pesadas y lentas, y sintió que los latidos
de su corazón también parecían ralentizarse. Se arrodilló en el suelo y
cayó hacia delante, con las gélidas hojas caídas pegadas a sus mejillas.
Frío, un frío que cala los huesos.

—Tus habilidades con el sable siempre han sido muy malas. —Shi
Xin suspiró—. Xiahou Pei te consintió demasiado. A la edad en que los
demás practicaban el sable, tú trepabas a los árboles, desenterrabas
nidos de pájaros y quemabas mi templo de la montaña. Me devané los
sesos e incluso maté a Xiahou Pei porque quería que te hicieras más
fuerte. En efecto, te hiciste más fuerte, pero aún está lejos de ser
suficiente.

Xiahou Lian tosió una bocanada de sangre, se apoyó en el suelo y


volvió a levantarse. Tenía la frente sangrando y la tierra gris oscura
pegada al rostro, como un perro sin hogar con la cabeza sucia y la cara
polvorienta.

—¡Vete a la mierda! —Escupió una bocanada de flema de sangre y


rugió—: ¡Otra vez!

¡La tercera carga! Xiahou Lian se abalanzó hacia Shi Xin con todo su
cuerpo, y sus dos figuras se quedaron pegadas. Eran del mismo color
negro y de la misma delgadez, como dos marcas de tinta mezcladas.
Xiahou Lian hizo todo lo posible por blandir su sable: Inclinación de
Golondrina, Corte de Luna y Paso de Serpiente. La penetrante luz fría
de su sable envolvía todo su cuerpo, tejiendo una densa red. Sin
embargo, fue como si la cazoleta de Shi Xin descendiera del cielo.
Apareció de repente de forma oblicua como un fantasma, golpeando
violentamente los puntos de acupuntura de Xiahou Lian. Primero
fueron los muslos y las rodillas, y luego el pecho, las articulaciones de
los codos, las muñecas, la espalda y todo su cuerpo, sin omitir nada.
¡Dolía! Era como si las piedras le oprimieran el pecho, sofocante e
incómodo. Xiahou Lian escupió una bocanada de sangre y rugió
mientras daba un tajo vertical. La cazoleta de la pipa de Shi Xin pasó
por delante de la hoja de Hengbo, emitiendo un sonido que hacía doler
los dientes, y luego golpeó el brazo de Xiahou Lian.

Hengbo se le escapó de las manos y Xiahou Lian cayó al suelo,


jadeando rápidamente.

—No puedes vencerme, ¿aún quieres continuar? —Shi Xin inclinó la


cabeza para mirarlo.

Xiahou Lian no tenía fuerzas para hablar, e hizo un esfuerzo por


estirar los dedos, tratando de alcanzar la empuñadura del Hengbo. Ya
no estaba claro si era barro o sangre lo que tenía en las manos,
pegajosas y grasientas. Se apoyó en el suelo y luchó por levantarse, y el
dolor se extendió por sus dos piernas. Lo reprimió y ni siquiera gimió.
No pudo levantarse la primera vez, así que intentó una segunda vez.
En su tercer intento, finalmente lo logró, apoyándose en Hengbo.

—¡Otra vez! —rugió Xiahou Lian con fuerza.

Así, cargó una y otra vez, y fue derribado una y otra vez. Era como
un niño obstinado, un ternero testarudo; no sabía adaptarse, rendirse
ni ceder. Lo golpeaban, pero mordía de vuelta incluso usando solo sus
dientes. Fue derribado al suelo por vigésima sexta vez, y por vigésima
sexta vez comió un bocado de hojas caídas sucias, un sabor salado y
picante le llenaba la boca. Los puntos de acupuntura en sus manos y
pies habían sido golpeados por la pipa de Shi Xin, dejándolo débil y
entumecido, como si incontables pequeños insectos estuvieran
excavando en su torrente sanguíneo.

«¡Levántate, levántate!». Apretó los dientes, con lágrimas en los


ojos, y se levantó por vigésima sexta vez, arrastrando a Hengbo
mientras avanzaba a trompicones hacia Shi Xin.

¡Sable Garan • Corte de Luna!


La luz de su sable era tan turbulenta como una marea, surgiendo
como si pudiera derribar montañas y volcar mares. La expresión de
Shi Xin no cambió, y sólo hasta que el impulso de aquel sable tan
pesado como una montaña y tan solitario como la luna estuvo cerca
de sus ojos, sacó la pipa, golpeando el codo de Xiahou Lian. Hengbo
cayó al suelo con estrépito. Shi Xin blandió su puño, y Xiahou Lian
recibió un puñetazo en la cara. La sangre de su nariz salpicó, y todo su
cuerpo se inclinó hacia atrás, cayendo bajo la lluvia.

El dolor era como si todo su cuerpo se hubiera roto, y parecía que


mientras se diera la vuelta, sus huesos crujirían.

—Eres demasiado débil, Xiahou Lian. —Había una profunda


decepción en los ojos de Shi Xin—. Al principio pensé que eras la
esperanza de Garan, pero no esperaba que sólo fueras un niño frágil.
Ríndete. Olvídalo, te he sobreestimado.

Xiahou Lian resopló mientras jadeaba con fuerza. Tenía el ojo


derecho hinchado, la mitad de las mejillas llenas de sangre y toda la
cara azul y negra, como una cabeza de cerdo. Se tambaleó mientras se
levantaba y, con esfuerzo, alzó la cabeza, mirando a Shi Xin con
maldad.

—Viejo burro calvo, la verdad es que mis habilidades con el sable no


son tan buenas. Quizás cuando mi madre nos dio a luz a mí y a Chi Yan,
le dio todo su talento con el sable a Chi Yan, y a mí solo me dejó sus
habilidades para dedicarme a comer, beber y divertirme. —Xiahou
Lian se limpió la sangre de la comisura de los labios mientras
hablaba—. Pero, dicen que los cielos siempre dejan una puerta abierta.
Así que, abre bien esos viejos y miopes ojos que tienes y mira con
claridad, ¿qué ves aquí?

Xiahou Lian levantó su mano derecha. En algún momento, se había


puesto un guante de plata en la mano, que brillaba bajo la lluvia.

Las pupilas de Shi Xin se contrajeron ligeramente.


Tras la flexión y el estiramiento de los dedos de Xiahou Lian, las
hojas caídas que cubrían el piso se levantaron, y una red surgió del
suelo. Se desplegó silenciosamente alrededor de Shi Xin como una
enorme tela de araña. La red prácticamente no podía verse con
claridad a simple vista, y si no fuera por las finas gotas de lluvia que
colgaban, fluyendo a lo largo de la red de seda, Shi Xin casi podría
haber pensado que el aire estaba vacío. Innumerables hojas secas
giraban y daban vueltas al caer, pero se cortaban por la mitad en el aire
sin previo aviso. Se rompían en dos trozos, o en tres, o incluso en más.

—Seda del Mecanismo de Tracción. —Shi Xin suspiró—. Realmente


has restaurado la Seda del Mecanismo de Tracción perdida hace
tiempo. —Resultó que Xiahou Lian había estado corriendo por todo el
patio para organizar esta red ineludible. Delante y detrás de él estaba
esta gran red enorme, y Shi Xin ya no tenía forma de retirarse.

Xiahou Lian lo miró y dijo en voz baja:

—Shi Xin, ¿tienes algo más que quieras decir?

Shi Xin utilizó su dedo para tocar un hilo de seda, y una fina herida
se añadió al instante en su dedo, una mancha roja y brillante de sangre
filtrándose desde su interior. Una sonrisa se enganchó en sus labios, y
contempló la distante cúpula azul del cielo, suspirando.

—Finalmente he forjado este afamado sable sin parangón.

Miró a Xiahou Lian, y en su mirada había una desolación que Xiahou


Lian no podía entender.

—Xiao Lian, te he abierto la puerta. Tendrás que seguir el camino


por ti mismo. Nosotros… no nos encontraremos de nuevo.

Xiahou Lian se quedó atónito y sus dedos se congelaron. En ese


momento, no tenía forma de actuar. Pero pensó en su madre y pensó
en Chi Yan, y el odio en su corazón surgió de nuevo. Rechinó los
dientes y apretó bruscamente todos sus dedos.
Los hilos de seda se tensaron, y un sinfín de éstos se movieron con
extrema rapidez. La gran red que llenaba el cielo se contrajo hacia su
centro, y las gotas de lluvia fluyeron rápidamente sobre la fina seda
transparente. Shi Xin vio que innumerables rayos de luz destellaban
bruscamente ante sus ojos, y había dolores sordos por todo su cuerpo.
Algo penetró en su cabeza, y su visión giró vertiginosamente. Se vio a
sí mismo alejarse cada vez más de su cuerpo, y aquel cuerpo vestido
con la kasaya negra también se rompía en pedazos, haciéndose añicos
en innumerables cubos. La sangre salpicaba como bloques de
construcción que se derrumban, estrellándose contra el suelo.

Al final, vio a lo lejos al chico vestido de lino negro que lo miraba


inexpresivamente, con lágrimas resbalando por las comisuras de los
ojos. En ese instante, le pareció ver muchos años atrás, cuando un niño
con los mismos ojos había hecho sonar unas sandalias de paja
desgastadas y corría hacia la puerta del templo por primera vez. Sólo
había sido un poco más alto que el umbral, y se chupó el dedo mientras
lo miraba fijamente.

Dudando un poco, bajó el azúcar de malta del altar y preguntó:


«¿Quieres comer?»

Había un claro anhelo en los ojos del niño, pero aun así hizo lo
posible por mostrar una expresión de orgullo. «¡No quiero!»

Un plaf resonó en sus oídos, y supo que su cabeza había caído al


suelo. El joven a lo lejos seguía derramando lágrimas en silencio. Abrió
la boca y quiso decir: «No llores, Xiao Lian. Los chicos que han crecido
no pueden llorar».

Pero al final, no lo dijo en voz alta, ya que no tenía garganta y no


tenía forma de emitir un sonido. Así, todo se alejó de él,
sumergiéndose en una oscuridad silenciosa como si se hundiera en el
agua.

Su vida finalmente había terminado.


Xiahou Lian se sentó en el umbral y miró fijamente los largos
escalones.

Había matado a quienes debía matar, y había tomado la venganza


que debía tomar, así que su trabajo ya había terminado. El bosque era
denso, y las glorias de la mañana habían subido a los escalones,
floreciendo magníficamente. Su mano tocó un líquido pegajoso, y sólo
cuando miró hacia abajo se dio cuenta de que seguía sangrando. Se
cubrió la herida, agarró a Hengbo y se dirigió al Buda de Cara Negra
para prenderle fuego. Luego, regresó con pasos ligeros y pesados
alternativamente, arrastrándose hasta su casa de bambú.

Detrás de él, un hombre con una capa negra salió de la oscuridad.


Duan Jiu miró su espalda que se alejaba gradualmente y giró la cabeza
hacia atrás, mirando la Seda del Mecanismo de Tracción que cubría
densamente el patio como una telaraña.

—Qué arma asesina tan impresionante. —Duan Jiu rio ligeramente,


se dio la vuelta y se adentró en la oscuridad.

La casa de bambú se alzaba solitaria en el bosque, oculta y apartada


por los bambúes que había por todas partes, y alrededor de ella habían
florecido pequeñas flores silvestres desconocidas. Abrió la puerta de
un empujón y se dirigió a su habitación. Todo estaba en silencio, y
cuando pisó el suelo, éste crujió.

Estaba cansado y deseaba descansar adecuadamente. No se vendó la


herida. La sangre le quitaría la vida, pues su trabajo ya había
terminado.

Se sentó en la cama-estufa, y la esquina de una carta asomó por


debajo de su almohada. Confundido, frunció el ceño, sacó la carta y la
abrió.

«Comienzo. Me voy al Norte, no estoy seguro de mi fecha de regreso.


Cuando vivía en Jinling, compré bollos de huevas de cangrejo a crédito con
tres monedas de plata a la abuelita de Fuzimiao, así que espero que lo
pagues por mí. Un mapache habita bajo un agujero en la puerta oeste del
edificio Wanxiang. Le prometí pasteles y comida, pero no se los di, así que
espero que se los des por mí.

El Norte está lejos, pero no hay que preocuparse. No tengo miedo de las
dificultades de la vida y la muerte, sólo temo que mi hermano pequeño se
preocupe. He vivido en la montaña durante mucho tiempo, y no he visto
completamente el mundo. He oído que la escarcha otoñal de Fengqiao, las
campanas vespertinas del templo de Hanshan y las canciones populares de
Wujiang son conocidas en todo el mundo. Me alegran mucho, y a menudo
espero ir junto a ti, hombro con hombro, pero aún no he tenido tiempo. Tú
y yo tenemos los mismos sonidos y la misma apariencia, y espero tomar
prestados tus pies y tus ojos para viajar y ver el mundo, para no tener
remordimientos.

Que tengas paz y alegría, y que estés libre de preocupaciones a lo largo de


los años.

Tu hermano mayor, Chi Yan».

La letra de Chi Yan era muy delicada y bonita, al igual que su


persona, tranquila y limpia. Xiahou Lian acarició su escritura, y sus
lágrimas cayeron gota a gota manchando la tinta. Xiahou Lian tosió
unas cuantas bocanadas de sangre y guardó la carta en el pliegue de su
ropa. Cargó a Hengbo, salió por la puerta y se dirigió a trompicones
hacia el cementerio de sables. Sangró durante todo el camino, dejando
una huella de sangre a cada paso. A veces, sostenía un bambú para
descansar, imprimiendo una huella ensangrentada en él. Caminó
varios metros, sus piernas se debilitaron y cayó al suelo. Rodó por la
colina, rodando hasta llegar al fondo.

No pensaba marcharse. Se tumbó en el bosque de bambú y


contempló el cielo. Acababa de llover, la brisa era ligera y las nubes
eran tenues. La luz del sol se filtraba por los huecos de las hojas de
bambú y dejaba caer manchas de luz, que se balanceaban junto a él.
Levantó la cabeza y tocó la brillante luz del sol.
En su vida, su madre había muerto y su maestro también. Su
antiguo amigo de la infancia lo veía como su enemigo. Desconocía el
paradero de su hermano mayor y de su compañero discípulo menor.
Sus seres queridos se habían ido hace tiempo, sus viejos amigos
estaban lejos. Sólo la luz del día, las sombras de las nubes y el mar de
bambú que soplaba lo enviaban al final de su último viaje. No estaba
mal; después de todo, sus manos estaban cubiertas de sangre y sus
crímenes eran inexpiables, sus pecados imperdonables.

Si creas un karma de asesinato, serás asesinado en retribución.

Su retribución había llegado, justo a tiempo.

FIN DEL VOLUMEN 1

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