1 Unidad de Teologia
1 Unidad de Teologia
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OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
Al terminar esta unidad, el alumno estará en condiciones de:
Introducción
¿Qué es la teología? Es la ciencia que responde a la pregunta «¿Qué nos enseña toda la Biblia
hoy?» respecto a algún tema dado. De aquí su importancia en el estudio.
1. Primero, trata los temas bíblicos de una manera cuidadosamente organizada para
garantizar que todos los temas importantes reciben consideración cabal.
2. Se tratan los temas con mucho mayor detalle. «La Biblia dice que todo el que cree en
Jesucristo será salvo». Ese es un sumario perfectamente cierto de una doctrina bíblica
principal. Sin embargo, en este libro dedicamos varias páginas para elaborar más
precisamente 10 que quiere decir «creer en Jesucristo», 6 y doce capítulos (capítulos 32-
43) se dedicarán a explicar10 que quiere decir «ser salvo» en todas las muchas
implicaciones de esa expresión.
4. Cuarto, un buen análisis teológico debe hallar y tratar equitativamente todos los pasajes
bíblicos pertinentes a cada tema en particular
Es de extrema importancia, por consiguiente, que toda persona que empieza tal curso
resuelva firmemente en su mente abandonar como falsa cualquier idea que se halle que la
enseñanza de la Biblia claramente contradice. Pero también es muy importante que toda
persona resuelva no creer ninguna doctrina individual simplemente porque este libro de
texto o algún otro libro de texto o maestro dice que es verdad, a menos que este libro o el
instructor de un curso pueda convencer al estudiante partiendo del texto de la Biblia
misma. Es sólo la Biblia, y no «la tradición evangélica conservadora» ni ninguna otra
autoridad humana, la que debe funcionar como autoridad normativa para la definición de
lo que debemos creer
3. Segundo, estudiar teología sistemática nos ayuda a poder tomar mejores decisiones
más adelante sobre nuevas cuestiones de doctrina que
4. Tercero, estudiar teología sistemática nos ayudará a crecer como creyentes. Mientras
más sabemos de Dios, de su Palabra, de sus relaciones con el mundo y la humanidad,
más confiaremos en él, más plenamente le alabaremos, y con mayor presteza le
obedeceremos.
A. TERMINOLOGÍA DE TEOLOGIA
Nuestra palabra «teología» proviene de dos palabras griegas, theos, que significa «Dios»,
y logos, que significa «palabra» o «mensaje». Cuando hablamos de teología sistemática nos
referimos a la disposición metódica del estudio de Dios en divisiones lógicas y tópicas.
B. DEFINICIONES DE TEOLOGÍA
Su radio de cobertura es muy amplio, ya que las definiciones anteriores incluyen las siguientes
materias de estudio Si analizamos cuidadosamente las definiciones de Pope, Wakefield y Hovey,
notaremos que se consideran los siguientes temas:
(1) Dios como la fuente, el objeto de estudio y el fin de toda teología. “Esto le confiere su
unidad, dignidad y santidad. Es el A Deo, De Deo, In Deum: de Dios en su origen, concerniente
a Dios en su sustancia, y nos conduce a Dios en todos sus temas”.
(2) La religión como aquello que provee al hombre la consciencia básica, sin la cual la naturaleza
humana no podría recibir las revelaciones espirituales de la verdad divina.
(3) La revelación como la fuente de los hechos con los cuales se desarrolla la teología
sistemática.
(4) La relación de estos hechos con Jesucristo, el Verbo personal y eterno en la revelación de
Dios.
(5) El desarrollo y la sistematización de la teología en la iglesia como expresión de su vida
cristiana, bajo la supervisión y control inmediatos del Espíritu Santo.
(6) Se debe considerar a la teología cristiana en su relación con el pensamiento contemporáneo.
El Dr. Henry B. Smith en su libro “introducción a la teología cristiana “nos revela el espíritu que
debe animar al verdadero estudiante de teología:
Esto particular de todos los llamados al ministerio. Debe sentir y vivir, día tras día y
semana tras semana como si la teología fuera su propio y más preciado trabajo.
Dándole lo mejor de su tiempo, facultades y una labor paciente.
Los eruditos han dividido a la teología con el fin de facilitar el aprendizaje. Aquí mencionaremos
algunos de los términos principales.
La teología natural es útil en la medida en que Dios ha creado el mundo y el mundo aún apunta a
él como creador. Sin embargo, dado el estado caído de nuestro intelecto, no podemos interpretar
correctamente, incluso sin la revelación especial de Dios. Necesitamos la intervención
bondadosa de Dios para encontrar nuestro camino de regreso a él. Lo que necesitamos más que
nada es la fe en la biblia y en Jesucristo (2 Pedro 1:19).
a. Introducción bíblica. Esta área incluye todos los estudios preliminares que sirven como
introducción al trabajo de exégesis. Antiguamente se empleaba el término isagoge para designar
esta división, incluyendo cuatro ramas:
(1) bíblica, Esta división incluye el estudio de las secciones históricas del Antiguo y del Nuevo
Testamento, y la historia contemporánea que ayuda a comprender los relatos bíblicos
(2) eclesiástica, que estudia el desarrollo de la doctrina de la iglesia desde el tiempo de los
apóstoles hasta el presente.
4. TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
La teología sistemática organiza en orden lógico los materiales que suministran la teología
exegética y la histórica; y lo hace para promover el estudio más completo y la aplicación
práctica. Por tanto, se puede definir como “la presentación científica y unificada de la doctrina
cristiana en su relación con la fe y la moral”.
Al parecer, no existe consenso en cuanto a las divisiones de la teología sistemática, pero para
nuestro propósito trataremos el material de estudio bajo la siguiente división triple: (1)
dogmática; (2) ética y (3) apologética.
b. Ética. La ética cristiana, conocida anteriormente como filosofía moral. El término ética
procede de ------------ y tiene que ver con la casa, el asiento, la postura, el hábito o el
carácter interno del alma
5. TEOLOGÍA PRÁCTICA
La teología práctica se ocupa de la aplicación de las verdades descubiertas en las ramas del
estudio teológico antes mencionadas, y de sus valores prácticos en la renovación y santificación
de los hombres. Vinet la define como “un arte que presupone ciencia, o como una ciencia que se
transforma en arte. En esta etapa de la teología se aprecian las siguientes ramas.
(1) homilética, que trata de la composición y predicación de sermones; (2) teología pastoral, que
se ocupa de las cualidades del ministro que está a cargo de una iglesia o misión;
(3) catequesis, que tiene que ver con la instrucción de los jóvenes, ya sea en edad o en
experiencia cristiana, preparándolos para la membresía de la iglesia;
(4) liturgia, que trata de la dirección de los cultos regulares o especiales de la iglesia;
(5) evangelismo, término que se aplica a las misiones nacionales y en el extranjero, y a las
formas de trabajo local o general que tienen que ver con la diseminación directa del evangelio y
la salvación de las personas; y (6) eclesiología, conocida más comúnmente como cánones o
gobierno eclesiástico, que estudia las varias formas de organización de la iglesia, incluyendo la
ley canónica.
Las personas ingenuas y mal informadas a veces preguntan: “¿Por qué no tomamos las verdades
de la Biblia tal como Dios las ha revelado, sin tratar de sistematizarlas?” Charles Hodge
responde con un argumento en favor de la sistematización que ha llegado a ser clásico en la
teología: “Evidentemente esa es la voluntad de Dios. Él no enseña a los hombres astronomía ni
química, pero les entrega datos con los cuales se desarrollan esas ciencias. Tampoco nos enseña
teología sistemática, pero nos da en la Biblia la verdad que, propiamente entendida y organizada,
constituye la ciencia de la teología.
Uno de los frutos del estudio teológico es permitir que el estudiante localice de inmediato cada
tema. Además, existe una armonía rica y profunda entre estas verdades; y al tener cada doctrina
su lugar propio, se relaciona también con casi todas las demás; la rápida comprensión de esas
relaciones es otro fruto de la investigación dedicada y seria
Él quiere que los hombres estudien las obras divinas y descubran sus maravillosas relaciones
orgánicas y combinaciones armoniosas, también es su voluntad que estudiemos su Palabra y
aprendamos que, al igual que las estrellas, sus verdades no son asuntos aislados sino sistemas,
ciclos y epiciclos en interminable armonía y grandeza.
Primero, la constitución de la mente humana, cuya naturaleza hace que después de haber
reunido conocimiento de datos, reflexione necesariamente acerca de esas verdades y las unifique
en un sistema armonioso de conocimiento. Al poseer datos, la mente jamás queda satisfecha a
menos que éstos estén organizados de manera ordenada y coherente. Esto ocurre tanto al estudiar
la Biblia como en cualquier otro campo de investigación.
Segundo, el desarrollo del carácter cristiano. Sólo cuando se asimila por completo la verdad
puede ésta conducir al desarrollo de la vida cristiana. El testimonio invariable de la iglesia es que
los cristianos más fuertes de cada época son los que han comprendido claramente los grandes
fundamentos de la fe cristiana.
De acuerdo con A. H. Strong, el objetivo del maestro cristiano consiste en remplazar las ideas
confusas y erróneas de sus oyentes con aquellas que son correctas y vívidas.
La mejor salvaguardia contra tales mutilaciones y tergiversaciones es el estudio diligente de las
diversas doctrinas de la fe, tomando en cuenta la relación entre ellas y especialmente con el tema
central de la teología: la Persona y obra de Jesucristo (Strong, Syst. Th., 17).
METODO DE LA SINTETIZACION
Trataremos brevemente aquí de los diversos métodos de sistematización que han adoptado los
teólogos de la iglesia, como ilustraciones de sistemas desarrollados sobre una verdad central, los
cuales el autor considera lo suficientemente amplios como para mostrar el alcance total de la
doctrina cristiana.
1. El método trinitario. Al estudiar los tres credos ecuménicos indicamos que el método
trinitario de sistematización parece haber sido el más antiguo que adoptó la iglesia. Esta
forma de sistematización continúa hasta el día de hoy. Se presentaban la doctrina del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
2. El método federal. Este método fue resultado de la ciencia política del siglo XVI, en el
que el liderazgo federal llegó a ser la teoría popular. Al aplicarse a la teología, el método
comienza con la idea de dos pactos: uno de obras y otro de gracia
4. El método cristológico o cristocéntrico. Este tiene como idea central la encarnación. Para
todo estudiante de la Biblia resulta evidente que el cristianismo primitivo estuvo
estrictamente centrado en Cristo. Como lo expresa Pablo: “El vivir es Cristo y el morir,
ganancia” (Filipenses 1:21). Jesús y la resurrección constituían los temas centrales y
dominantes de la predicación y enseñanza apostólicas primitivas.
El primero, y quizá el más importante, es que nos permite conocer lo que sus autores
consideraban central en su fe. En todo sistema existe una verdad fundamental sobre la cual se
organizan todas las demás. En cualquier época, lo que los teólogos dogmáticos de la iglesia
consideran como central da lugar a que surjan los diversos tipos de teología sistemática. Sin
embargo, se debe tener cuidado al juzgar los métodos de sistematización de una época a la luz de
los que se emplearon en otra
Segundo, los diversos sistemas nos suministran conocimiento acerca de los materiales que los
escritores tenían a su disposición, de sus características mentales y los métodos empleados para
adaptar sus enseñanzas a las necesidades de la época.
Tercero, son importantes porque aportan un fundamento para el estudio de la teología histórica,
permitiendo que el teólogo siga en forma continua el desarrollo de la verdad de una época a otra.
FUENTE DE LA TEOLOGIA
La pregunta respecto a las fuentes de la teología es un tema que el teólogo enfrenta en el umbral
mismo de su ciencia. Por tanto, antes de entrar al templo de la verdad para investigar su riqueza
y magnificencia interiores, será útil considerar debidamente este tema
La Iglesia Católica Romana, antes del Concilio Vaticano de 1870, sostenía que había dos fuentes
válidas y autoritativas para el conocimiento teológico: la Biblia y la tradición. Aquí la tradición
se define como la opinión religiosa en asuntos de fe y práctica que, según creía la iglesia, el
Espíritu Santo había trasmitido desde los tiempos apostólicos a las siguientes generaciones
Sin embargo, la posición oficial de la iglesia de Roma en el Concilio Vaticano de julio de 1870,
éste adoptaría la teoría transmontana o italiana conocida como infalibilidad papal. Éste fue, en
efecto, un triunfo de la tradición sobre la suprema autoridad objetiva de la Biblia. Además,
debido al decreto del Vaticano, cambió el principio que originalmente sostenían la iglesia
oriental y la occidental en cuanto a las dos fuentes del conocimiento teológico. Ni la Palabra
escrita ni la tradición eclesiástica era ya la fuente autoritativa. Ambas ocuparon una posición
subordinada, unidas bajo la autoridad suprema de la iglesia. El papa, al hablar ex cátedra, actúa
como el portavoz de la iglesia y, por tanto, como fuente y árbitro del conocimiento religioso. La
iglesia queda ubicada así en una relación anormal con Jesucristo, su Cabeza divina, y los
decretos e interpretaciones de la iglesia invalidan la autoridad directa e inmediata de la Biblia
la iglesia evangélica protestante sucedió un proceso similar, aunque con resultados opuestos. Sin
embargo, debido a las muchas y variadas denominaciones que abarca ese término general, tuvo
efectos dañinos al conducir hacia un concepto distorsionado de la naturaleza de la Biblia, su
lugar en la iglesia y su relación correcta con Cristo, la Palabra viva. Especialmente durante el
siglo XVI y parte del XVII, la fuente dual de la teología para la iglesia evangélica protestante no
fueron la Biblia y la tradición, sino la Biblia y la iluminación espiritual de la iglesia, conocida
técnicamente como testimonium Spiritus Sancti (testimonio del Espíritu Santo).
Estos dos principios, cuando se interpretan en forma correcta, se hallan profundamente unidos en
el Cristo glorificado que envió al Espíritu Santo a la iglesia. El Espíritu, entonces, llega a ser la
fuente de inspiración de la Biblia y la Presencia iluminadora, regeneradora y santificadora,
mediante la cual los creyentes reciben la capacidad para percibir y comprender la verdad
presentada en la Palabra escrita
Sólo existe un camino seguro al considerar la fuente primaria de la teología: La Biblia debe ser
nuestra única regla de fe y práctica. No podemos imponer como artículo de fe lo que no se
encuentre en ella o lo que no se pueda probar por medio de ella. La Biblia que tenemos ahora es
una condensación de las enseñanzas de Cristo, reunidas y extendidas a su significado pleno por
medio de la inspiración del Espíritu Santo. Por tanto, ninguna fuente futura puede ser superior a
la fuente de toda verdad: el manantial abierto en Cristo mismo. Para nosotros, pues, “la Biblia
significa toda la revelación y toda la revelación significa la Biblia”.
2. FUENTES SECUNDARIAS DE LA TEOLOGÍA CRISTIANA
Aunque el protestantismo reconoce que la Biblia, bajo Cristo, es la autoridad principal y última
de la iglesia, acepta que existen fuentes secundarias y cercanas de gran valor para determinar la
dogmática cristiana. Entre las fuentes secundarias y subsidiarias se pueden mencionar:
El apóstol Pablo en la introducción de su Epístola a los Romanos nos ofrece su declaración más
clara sobre la revelación natural, definiendo también sus limitaciones: “Porque lo que de Dios se
conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó: Lo invisible de él, su eterno poder y su
deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio
de las cosas hechas. Por lo tanto, no tienen excusa, ya que, habiendo conocido a Dios, no lo
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias. Al contrario, se envanecieron en sus
razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:19-21).
La experiencia. Debemos aclarar que, al usar este término, no nos referimos simplemente a la
experiencia humana del no regenerado sino a la experiencia cristiana, en el sentido de la
impartición de vida espiritual mediante la verdad que el Espíritu Santo entrega con poder. Antes
señalamos en qué sentido la Palabra escrita es una fuente verdadera de conocimiento teológico, y
la posición subordinada que debe mantener respecto a Cristo, la Palabra personal y eterna.
Confesiones y credos. La palabra latina credo, que significa creo, denota una confesión de fe o
artículos de fe. Las confesiones pueden ser individuales o colectivas. Como formulaciones
colectivas de una fe común, constituyen testimonios públicos de cómo la iglesia comprende y
enseña las doctrinas bíblicas. A la iglesia no se le imponen los credos desde afuera, sino que
surgen de ella. Por lo general comienzan como convicciones individuales y gradualmente son
reconocidas en forma oficial.
De acuerdo con Henry B. Smith, los credos y las confesiones tienen cuatro objetivos: (1) dar
testimonio vivo de la verdad; (2) testificar contra lo erróneo; (3) proveer un vínculo de unión
entre las personas de la misma fe; y (4) proporcionar el medio para continuar la sucesión de
aquellos que están unidos por sus creencias, e instruirlos a ellos y a sus hijos.
Los tres credos ecuménicos han preservado para nosotros la esencia de la fe de la iglesia unida.
Estos son: (a) el Credo de los Apóstoles, (b) el Credo Niceno, y (c) el Credo Atanasiano.
El Credo Niceno. Hay una historia interesante en relación con este credo, adoptado en el primer
concilio ecuménico que se realizó en Nicea de Bitinia en el verano de 325 d.C. El concilio fue
convocado por el emperador Constantino, quien no era todavía cristiano bautizado, pero
esperaba con esa medida restaurar la paz en la iglesia que había sido perturbada por la
controversia arriana
Después de haber tratado acerca del material y los métodos de la teología, nuestra tarea ahora
consiste en seguir el desarrollo de la teología sistemática en la iglesia. Las discusiones
doctrinales no sólo surgen a causa de las fuentes originales y elaboradas, sino de los escritos más
simples de los Padres de la iglesia primitiva.
A. EL PERÍODO PRIMITIVO
El período primitivo se puede subdividir en: (1) Período apologético, desde la era apostólica
hasta la muerte de Orígenes (70-254).
(2) Era de la polémica, desde la muerte de Orígenes hasta Juan Damasceno (254-730).
Este periodo primitivo es notable poque seis de los siete concilios ecuménicos citados fueron
celebrados con el fin de discutir asuntos de doctrina. Entre los escritos mas importante s esta el
de Orígenes, cuya obra “Principios introductorios “fue el primer intento formal de teología
sistemática
Los Padres apostólicos fueron los de los siglos I y II, que conocieron personalmente a los
apóstoles o recibieron influencia directa de ellos, de manera que sus escritos emiten el mismo
espíritu que
muestran las últimas epístolas del Nuevo Testamento. Entre ellos mencionaremos a
Clemente de Roma (siglo I), el primer obispo de esa ciudad, cuya obra existente se
conoce como La Epístola de Clemente, un escrito elaborado y en forma de tratado como
la Epístola a los Hebreos.
Luego siguió Ignacio de Antioquía, quien nació a mediados del siglo I. Fue discípulo
inmediato del apóstol Juan, con quien fue contemporáneo por casi 20 años. Hay siete
cartas existentes, escritas —como algunas de la pluma de Pablo— mientras iba hacia
Roma donde sufrió el martirio.
El tercero en la sucesión fue Policarpo, obispo de Esmirna, que escribió su Epístola a los
Filipenses por el año 120. Fue discípulo de Ignacio y se piensa que conoció
personalmente al apóstol Juan. Dejó un gran testimonio antes de su martirio, y 30 años
después, la iglesia de Esmirna envió un relato de este a la iglesia de Filomelia, el cual se
incluye con su epístola.
Papías, obispo de Hierápolis, que quizá haya sido también discípulo de Juan, escribió
cinco libros de los que sólo se conservan fragmentos de la Explicación de los discursos
del Señor.
Ireneo, obispo de Lyon (n. entre 115-125 ó 130-142), fue discípulo de Policarpo, por lo
que se establece una relación directa desde el apóstol Juan hasta Ireneo, el último padre
apostólico.
Durante el siguiente período, llamado propiamente período apologético, los grandes nombres
entre los primeros apologistas fueron:
Justino Mártir (m. ap. en 165), que escribió la Primera y la Segunda Apología y Diálogo
con Trifón;
Clemente de Alejandría (ap. 160-220), prolífico escritor cuya obra más conocida tal vez
sea Stromata o Misceláneas, en la que trata de varios temas bíblicos y teológicos; otras
obras suyas son Protréptico, escrita con fines evangelísticos para la conversión de nuevas
personas, y Pedagogo, un manual básico para instruir a nuevos convertidos;
Tertuliano (155-222), cuyo De Testimonio Animae es sólo una de sus numerosas obras;
Cipriano (200-258), obispo africano cuya mayor contribución fueron sus enseñanzas
respecto a la iglesia.
También en este período estuvieron Orígenes (185-254), quizá el principal erudito y escritor de
ese tiempo, a cuyo Tratado de los principios se le dará después mayor atención; Arrio (m. en
336), predicador popular, influyente y erudito de gran capacidad, quien al adoptar las ideas
racionalistas de Luciano (m. en 311 en Antioquía) entró en conflicto con su obispo Alejandro,
originando así la controversia arriana; Atanasio (ap. 296-373), oponente de Arrio y conocido
como “padre de la ortodoxia” por su defensa de la deidad de Cristo; Agustín (354-430), el
nombre más importante del período, cuyos escritos son considerados autoritativos por los
católicos romanos y muchos protestantes; y finalmente, Juan Damasceno (700-760), el gran
teólogo de la iglesia orienta
Ningún sumario, por breve que sea, puede hacer justicia al período primitivo sin mencionar los
grandes concilios. Éstos aportaron a la iglesia las declaraciones doctrina les claras y concisas con
las cuales se elaboró la teología de la iglesia. “Al frente de estas controversias —dice Philip
Schaff— estuvieron maestros de la iglesia de notable talento y piedad enérgica; no meros
intelectuales sino venerables personajes dedicados a la teología, hombres íntegros, tan grandes
en la acción como en el sufrimiento.
Todos estos concilios, con excepción de uno, se realizaron durante el período polémico.
Aunque los escritores de este período realizaron considerable trabajo preliminar, tal vez
el primer intento formal en el campo de la teología sistemática haya sido la obra de
Orígenes, (Tratado de los principios) escrito cerca del año 218.
Está organizado en cuatro tomos: (1) Dios; (2) la creación y los hechos de la historia humana; (3)
la moral y los dones espirituales del hombre; y (4) la Biblia como la base del sistema cristiano.
Aunque no le da un lugar adecuado a la cristología ni a la soteriología y omite por completo la
doctrina de la iglesia. Westcott hace notar el valor de la cuarta división, en la que Orígenes
“examina el tema de la inspiración e interpretación de la Biblia con una reverencia, comprensión,
humildad y grandeza de sentimientos jamás superadas” (Smith, Dictionary of Christian
Biography, IV:121). Frente a las cuatro herejías cristológicas —arriana, apolinaria, nestoriana y
eutiquiana
El segundo intento formal para desarrollar una teología sistemática fue Enchiridion, de
Agustín (353-430), el gran dogmático y escritor polémico del siglo V, cuya influencia
aún predomina en el pensamiento teológico.
El tercero y último intento de formular una teología sistemática en este período fue la
contribución de Juan Damasceno en el oriente (ap. 700-760), que marcó el final del
período primitivo. Su obra, De Fide Orthodoxa o Sobre la fe ortodoxa, es considerada por
muchos como la primera digna de llamarse teología sistemática
B. PERÍODO MEDIEVAL
El período medieval cubre cerca de 700 años, extendiéndose desde la muerte de Juan Damasceno
hasta el principio de la Reforma (754-1517). Es preeminentemente este período ya que los
doctores o eruditos, se ocuparon en el desarrollo ordenado de sistema de pensamiento teológico,
por lo que se le conoce como la era escolástica.
Entre los grandes hombres asociados a este periodo esta Anselmo Abelardo, Pedro Lombardo y
Tomas de Aquino
2. El segundo tratado teológico importante del período escolástico fue la Suma Teológica de
Tomás de Aquino, una obra de gran valor y fuente de consulta aun en estos tiempos.
C. EL PERÍODO DE LA REFORMA
Fue un periodo de controversias y formulaciones del credo, que marco así la transición del
mundo medieval al moderno. El evento más importante de este período, y el que permitió el
desarrollo de dos tipos de teología radicalmente diferentes, fue la división de la iglesia en dos
ramas principales: el catolicismo romano y el protestantismo. Desde ese tiempo cada uno de
ellos se ha desarrollado en un gran sistema teológico. Aunque estos tienen varios elementos en
común
Pero el primer teólogo sistemático del período de la Reforma fue Melanchthon (1497-1560),
quien publicó “Loci Communes” en 1521. Hubo 80 ediciones de esta obra durante la vida del
autor y le dio su nombre a incontables obras que la sucedieron. Pero la obra primordial de
este periodo fue la de Juan Calvino titulada “institutos de la religión cristiana”
D. EL PERÍODO CONFESIONAL
Los siglos XVII y XVIII (ap. 1600-1800) representan el período confesional en el desarrollo
teológico. Durante este tiempo se organizaron en forma sistemática las declaraciones doctrinales
de los principales grupos cristianos, y fueron entregados a la iglesia como diferentes tipos de
dogmática cristiana. A los teólogos de este período con frecuencia se les clasifica como
escolásticos protestantes, puesto que siguieron esencialmente los mismos principios de
sistematización que observaron los antiguos eruditos. Dos aspectos de este tema demandan
nuestra atención: los diversos tipos de confesiones, y las diferentes formas que adoptó la teología
debido a la influencia de circunstancias externas.
1. Tipos de confesiones
Los diferentes tipos de teología se encuentran en el Nuevo Testamento mismo y marcan el inicio
de lo que aconteció en períodos posteriores de la historia de la dogmática:
Las características distintivas de estos tipos de teología se observarán mejor al estudiar los
contrastes presentados en orden cronológico en la historia de la iglesia:
La teología protestante y sus diversas variaciones. Aunque las perspectivas divergentes de las
iglesias católica romana y protestante se centran mayormente en la concepción de la iglesia
misma, de estas diferencias han resultado dos sistemas teológicos opuestos entre sí en casi todos
los puntos.
segundo, cree que la gracia se comunica mediante la verdad que se recibe por fe, en oposición a
la que se confiere sólo en los sacramentos;
tercero, exalta la predicación de la Palabra por encima del ministerio sacramental en el altar; y
cuarto, declara que la gracia se recibe directamente de Cristo por medio del Espíritu Santo, y que
esto provee membresía en la iglesia como el cuerpo espiritual de Cristo, en oposición a la
enseñanza de que la relación espiritual con Cristo debe establecerse por medio de la iglesia.
cuarto,
declara que la gracia se recibe directamente de Cristo por medio del Espíritu Santo, y que esto
provee membresía en la iglesia como el cuerpo espiritual de Cristo, en oposición a la enseñanza
de que la relación espiritual con Cristo debe establecerse por medio de la iglesia.
4. EL PERÍODO MODERNO
En este periodo sobresalen en el desarrollo del pensamiento teológico:
Los primeros escritos metodistas de carácter doctrinal fueron los Sermones de Wesley, que
juntamente con sus Notas y los Veinticinco artículos constituyen las normas doctrinales del
metodismo. Juan Fletcher, quien en cierto sentido fue el apologista del metodismo, era miembro
de la iglesia establecida y vicario de Madeley. El primer escritor metodista que formuló un
sistema completo de doctrina fue Richard Watson (1781-1823), quien publicó Theological
Institutes (Institutos teológicos) en 1823. Esta obra fue revisada por Wakefield, quien la incluyó
con material adicional en Christian Theology (Teología cristiana). William Burton Pope (1822-
1903), con su Compendio de teología cristiana publicado en tres tomos, fue el primer escritor
británico a quien se comparó favorablemente con Richard Watson.